HOMENAJE A JORGE RUFFINELLI

WILFRIDO H. CORRAL El crítico mayor*

onocí a Jorge Ruffinelli durante mi posgrado. Había ido a Xalapa para conseguir el volumen Monterroso que él Chabía armado con colaboradores como (de quien es el heredero verdadero). Le pedí que me sugiriera dónde hospedarme, e inmediatamente me dijo que con su fa- milia. Llevamos más de cuarenta años como amigos fraternos, colegas, colaboradores y aliados en lo que se puede hacer por nuestra cultura, en un país cuyas instituciones académicas la de- finen como solo un latinoamericano colonizado la entiende. No siempre de acuerdo respecto a las causas de los problemas de nuestros países, coincidimos en lo que se refiere a la soberanía de nuestras ideas y pueblos. Desde siempre, lo que más define a Jorge es su calor humano, agudeza intelectual, picardía y gran generosidad. Luego me visitó en Nueva York, para documentarse más sobre John Reed

y otros escritores estadunidenses en México. En la Universidad 107-108 pp. enero-marzo/2020 298 No. de Columbia revisamos los inmensos archivos que mantenía su otrora mítica Revista Hispánica Moderna. Nunca dejó de man- darme libros, ensayos, recortes, notas críticas o reseñas acerca de cualquier tema que me ocupaba o nos interesaba. Junto con * Agradecemos a Wilfrido H. Corral Américas de las Casa idear, proponer y coordinar este dosier su prolificidad, sigue ayudando a colegas de otras generaciones,

para Casa de las Américas. (N. de la R.) algunos invitados a este dosier. Revista

107 En un momento me notificó que con mi maes- Como personajes de Bolaño o Kerouac, tra y directora de tesis en Columbia, Ana María hicimos un viaje a Wáshington, para pasar Barrenechea, decidieron «adoptarme». Heredaba unos días con Rama y Marta Traba, comienzo así la ética de una generación crítica insuperable, de otras relaciones e inflexiones críticas. Ha de continua gran influencia, de cuya modestia y habido otros viajes reales e intelectuales, y sabiduría siempre se aprende, aunque cambien con la generosidad que mencioné Jorge me los métodos. Si Anita renovó la filología concen- ha presentado o recomendado a críticos que trándose en la narrativa contemporánea, Jorge ha serían definitorios para mi vida profesional. hecho más que nadie por calibrar el estado del Mi esposa Adrienne y yo trabajamos casi una arte de la interpretación, en números de Texto década con él y su compañera Cristina en Crítico y Nuevo Texto Crítico sobre la crítica, Stanford, y podemos atestiguar, como otros autores como Fernández Retamar, obras, mo- colaboradores de este merecido homenaje por vimientos, generaciones o problemas literarios; su jubilación, que Jorge ha estado presente en y en este siglo por el cine. Sabe más que nadie cada instancia importante de la literatura y sobre Onetti porque vivió para entenderlo, como el cine latinoamericanos: es quizás el crítico a Rulfo, y es uno de los pocos críticos a quien se mayor que nos queda, y vale emular su gene- asocia inmediatamente con un autor. rosidad y honestidad. c

GONZALO AGUILAR Mi amigo cinéfilo

edicar un libro es retribuir un afecto que previsible («A Tuchi, mi padre, que me llevó a nos dio la vida e inscribir en la página un ver la de Buster Keaton»). La otra dedicatoria Dmisterio (el verbo dicare, de donde viene (el libro tenía dos) no tanto: «A Jorge Ruffinelli,

No. 298 enero-marzo/2020 pp. 108-109 pp. enero-marzo/2020 298 No. la palabra, significa «consagrar» y «destinar cinéfilo y amigo». algo con justicia»). ¿Qué es lo que hace que el Cuando definí a Jorge evité hacer mención a resultado de un trabajo que puede llevar años su trayectoria académica. Los lectores sabemos anteponga esa preposición tan mágica («a») y un de sus trabajos y en algún momento de nues- nombre, ese nombre? ¿Qué historia hay detrás tras investigaciones seguramente acudimos a Casa de las Américas de las Casa de cada dedicatoria? La invocación a mi padre alguno de sus textos. Recuerdo, por ejemplo,

Revista en mi libro sobre el «nuevo cine argentino» era lo importante que fue para mí poder contar

108 con una edición de Los de abajo como la que que se había propuesto vacilaba entre Borges y había hecho Jorge para la colección Archivos, Google y tenía sentido en un terreno en el que o la ayuda salvadora que tuvieron varios de los los archivos habían sido descuidados, muchas números de Nuevo Texto Crítico (además del películas olvidadas y varias obras maestras ig- placer de descubrir en sus páginas escritores o noradas. Jorge seguramente experimentaba un directores de cine de los que apenas habíamos gran placer en la empresa que se había propues- oído hablar). Preferí no hacer mención de una to pero no lo hacía solamente para alimentar su trayectoria que era conocida por todos y todas narcisismo o su vanidad: trabajaba con la idea los/las que pertenecemos al campo académico de constituir una base para que otros sacaran de los estudios latinoamericanos. «Cinéfilo» provecho. Ese sentido tienen también sus li- me pareció una buena definición: hablaba de bros más didácticos (sobre el cine uruguayo una pasión compartida y del impacto que había o América Latina en 130 documentales) o las sido conocer el método de trabajo de Jorge. La películas que iba comprando para la biblioteca palabra «cinéfilo» se agregaba a aquello que se de Stanford (algunas rarísimas que solo se pre- sabía: profesor, crítico, intelectual, investigador. servan allí). La pasión del cinéfilo, en Jorge, no Pero Jorge no era un cinéfilo clásico de esos que era mezquina sino generosa. En la dedicatoria, consumen películas indiscriminadamente. quise retribuir esa generosidad. Tampoco le cabía la redefinición del término La otra palabra era «amigo». Disfruté mucho que había hecho Serge Daney («cinefils», esto de la compañía de Jorge y Cristina en Stanford, es, hijos del cine) porque Jorge era claramente pero hubo algo mucho más importante: en un mo- un hijo de la literatura, de la magnífica cultura mento muy difícil de mi vida profesional, Jorge intelectual uruguaya de mediados del siglo xx tuvo un gesto que no voy a olvidar. Descubrí que que había hecho un culto del libro. En algún su generosidad de cinéfilo era también la de Jorge momento (desconozco los detalles), Jorge se como persona. Pude compartir muchas tardes con pasó de bando y comenzó a dedicarse al estudio él, hablar de Carlos Hugo Christensen, el cine del cine cuando en el campo académico latino- uruguayo, las películas piqueteras, Buñuel y las americano eran muy pocos los que lo hacían. glorias del cine mexicano (solo no nos poníamos Jorge era un cinéfilo muy metódico: veía dos o de acuerdo cuando el tema era si Carlos Gardel tres películas por día y escribía una ficha con era o no uruguayo). Por eso en la dedicatoria de la intención de componer –¡él solo!– una En- mi libro junté, cuando inscribí el nombre de Jorge, ciclopedia del cine latinoamericano. La tarea dos palabras: cinéfilo y amigo. c

109 LEONOR ARFUCH Espacio biográfico y amistad

onocí a Jorge en Chile, en un brindis para mundial, para llegar finalmente a California, celebrar un libro mío, El espacio biográfi- como profesor de Iberian and Latin American Cco, en el cual estaba particularmente inte- Cultures en la Universidad de Stanford, donde resado. Recuerdo la sonrisa con que me recibió, desarrolló una infatigable tarea pedagógica, que fue desde ese día el gesto que acompaña crítica y de gestión cultural. Allí nos encontra- nuestra larga, profunda y cariñosa amistad. Me mos varias veces, reiterando generosamente la habló entonces del documental subjetivo, un oxí- invitación inicial, y en cada visita reanudamos moron que se había transformado en un género el diálogo sobre obras, autores y momentos del acuciante e innovador y me invitó a un evento acontecer, de los que siempre estaba update. Así en Stanford, que reuniría a varios cineastas, para llegó también el tema de la frontera –o mejor, del hacer el análisis crítico desde mi perspectiva, arte en la frontera, en la emblemática Tijuana- que consideraba afín. Así sucedió en 2009, y San Diego–, que pudimos abordar y discutir en tanto el personaje como la obra y el lugar se un inolvidable encuentro con sus estudiantes. desplegaron ante mis ojos en toda su potencia. De su profusa obra, y de su trayectoria, que Una obra multifacética, que traza una parábola reúne admirablemente diversidad temática y sin fin, a través de países, regiones, géneros, hondura conceptual, apertura al debate y com- teorías, atenta a los destellos de la palabra y de promiso ético, quiero destacar en particular la imagen –feliz alianza entre el cine y la litera- Nuevo Texto Crítico, la revista que dirigió y que tura–, que supo anclar en las problemáticas de reunió, durante décadas, a las voces más relevan- su tiempo: memorias traumáticas, dictaduras, tes del pensamiento latinoamericano en sus más desplazamientos, exilios, migraciones, historias diversas facetas, en un agudo vaivén dialógico de de vida, afecciones de la identidad. Como si de análisis, conversaciones y debates. Un verdadero algún modo acompañara sus propios tránsitos, de acervo crítico, atento a una política de lenguas,

No. 298 enero-marzo/2020 p. 110 p. enero-marzo/2020 298 No. su natal –y su compromiso militante– a donde campea, como en su presencia, ese perfil la vecindad de la Argentina y sus cursos de Letras singular de su «espacio biográfico», esa sintonía con Noé Jitrik, y luego México, en la Veracru- de saber, humor, chispa, ironía, anecdotario, zana, dirigiendo un Centro que se transformó en calidez y confidencia que deja una impronta atracción para grandes nombres de la literatura entrañable en la relación de amistad. c Casa de las Américas de las Casa Revista

110 MARCELO BÁEZ MEZA Los hijos de Jorge Ruffinelli

nnumerables son los aportes de Jorge Ruffine- cine es un placer. Generalmente surge del placer lli a los estudios del cine latinoamericano: el anterior de la percepción (vista y oído) y de otro Ihaber sido jurado de festivales internacionales simultáneo: la imaginación». Con esto cumple como el de Málaga, La Habana y San Sebastián, la máxima ley de un crítico de cine, que es la el haber dirigido el documental A Short Story de convertirse en un puente entre el lector y el sobre Augusto Monterroso, o ser el autor de la filme, comunicando en todo momento el goce «Enciclopedia de cine latinoamericano» (su gran visto y oído, siempre en un tono didáctico, nunca proyecto inédito con más de dos mil entradas). soporífero. Estos son mínimos ejemplos de sus contribucio- Cada microensayo frisa las dos carillas (con nes al pensamiento crítico sobre el séptimo arte. fotograma incluido) y está encabezado por una Queda como tarea pendiente el editar el centenar ficha técnica. Se empieza con un filme de 1925 y de entrevistas en video a escritores y directores se concluye con uno de 2009. El libro se percibe que reposan en su valioso archivo. inacabado (no incompleto) pues no pretende sino Su obra fundamental es América Latina en 130 bosquejar la imagen de un continente que «es un películas (2010), que contribuye a borrajear la proyecto vanguardista sin concluir» (cita de su imagen de un continente, y sobre todo, la imagen maestro Rama). «Es un proyecto que nunca se de un prosista que sabe perfectamente cómo concluirá», añade Ruffinelli. Quizá por ello este acercarse al fenómeno cinematográfico. No exis- libro tiene la magia de lo inacabado, aunque cada te la intención del arqueólogo o del historiador, reseña es completamente redonda en sí misma. no cae en los pantanos de explicar escenas desde Solo se cuenta lo esencial de lo que sucede en la la técnica o la lógica de la industria. Estamos más pantalla, apenas enseñando la punta del iceberg bien frente a un titán que sostiene un atlas (el de la trama. El crítico funciona más como un autor usa la metáfora del mapa), o una especie de proveedor de contextos, entregando datos de

manual que no necesariamente contiene lo mejor experto con una sencillez casi diletante, ubicando 111-112 pp. enero-marzo/2020 298 No. de cada nación, pero sí lo más representativo. al lector a la misma altura del autor. La introducción revela una especie de arte He titulado este homenaje parafraseando el poética sobre lo que es la crítica de cine: «Es título de «Los hijos de Pedro Páramo», publicado ensayo, a su manera», pero también es placer, por Ruffinelli en su Texto Crítico (No. 1, 1975, Casa de las Américas de las Casa pues se nota en cada texto la fruición del escritor- pp. 89-106). Todos aquellos que ejercen la crítica de

espectador: «Escribir sobre cine o en torno al cine tienen una deuda con el pensador uruguayo. Revista

111 A partir de él la reseña como género desplazó todo tipo de latitudes y registros. Sus textos el formato de la sinopsis industrial, el sociolo- sobre cine no son solo la imagen de la América gismo vacuo y apostó por un tejido crítico que Latina, sino también la de él y, obviamente, la abarcó década a década, siempre englobando de nosotros. c

IGNACIO BAJTER Correspondencias

ada vez que hablo con Ruffinelli le pre- ron abriéndoles camino a otros. Habrá ejem- gunto por la historia de su tío anarquista, plos innumerables. A mí me toca la parte que Cel poeta-obrero que viajó de Montevideo a conozco: rearmando la correspondencia de Barcelona para unirse a los republicanos durante Felisberto Hernández, un día comprobé que la Guerra Civil. Supongo que cuando él mismo fue Ruffinelli quien inició esa historia. Hizo rompió el cascarón y escribió poemas, lo hizo por el primer movimiento, el más importante de seguir al tío aquel. Ruffinelli nunca dijo nada de todos. Cuando se lo dije no recordaba detalles. la vida de poeta que coincide con el comienzo Aquella había sido una aventura entre tantas. de su trabajo como crítico y editor. Por su buena relación con la escritora Paulina Lo sé por él: en 1966 publica un artículo sobre Medeiros a partir de la amistad en común con Tierras de la memoria, de Felisberto Hernández, Enrique Fierro e Ida Vitale, había accedido a y luego un ensayo sobre la poesía de Pavese. las cartas de Felisberto a Paulina y publicó Estas muestras sirven para que Ángel Rama y algunas en , en 1973, cuando dirigía Carlos Quijano lo recluten como colaborador las páginas literarias del semanario. Ruffinelli de Marcha. A esa altura (veintidós años) ya hizo esto en un momento en que todo lo que tenía fama de lector. El profesor Juan Fló salió estratégicamente propuso como «epistolario a buscarlo porque quería conocer en persona a intelectual y amoroso» no formaba parte de la

No. 298 enero-marzo/2020 pp. 112-113 pp. enero-marzo/2020 298 No. quien había pedido, antes que él mismo, todos literatura, sino de los documentos auxiliares para los libros de estética marxista de la biblioteca de excitar la curiosidad morbosa. No sé qué habría Humanidades. Algo había leído pues a partir sido de estas cartas –y de lo que de inmediato de Plejánov y Lukács empezó una conversación se creó alrededor de Felisberto– sin la voracidad con Fló que, en el recuerdo, dura hasta ahora. y la agudeza de Ruffinelli en su papel de editor. Casa de las Américas de las Casa A medida que su entrañable picaresca creaba La historia del libro quedó tapada por las cir-

Revista amistad, Ruffinelli hacía trabajos que acaba- cunstancias: se imprimió en 1974, poco después

112 de que la policía desocupara la imprenta de anonimato. La figura funciona con él: nunca ha Marcha, cuando Ruffinelli estaba en México y sido de los intelectuales que plantan un árbol para empezaba a olvidar, para no hundirse, lo que ha- descansar bajo su sombra, y menos de aquellos bía dejado en Montevideo. Felisberto Hernández que pretenden apropiarse del terruño: más bien y yo, de Paulina Medeiros, fue desde entonces un todo lo contrario, y esta es otra marca profunda, libro de otros, para Ruffinelli otro trabajo en el quizá, del tío que tuvo como ejemplo. c

EDUARDO BECERRA Admiración, afecto, gratitud...

s imposible valorar con brevedad la magni- él, y sus ediciones de Tiempo de abrazar y tud de la obra crítica de Jorge Ruffinelli y de cuentos de 1933 a 1950 (1974) y de Réquiem Esu intervención en el campo de la literatura por Faulkner y otros artículos (1976), fueron y el cine de la América Latina. Como profesor clave para el desarrollo de ese primer trabajo. A universitario en Uruguay, Argentina, México y los partir de ese temprano descubrimiento, pude se- Estados Unidos, y en su papel en publicaciones de guir disfrutando de sus lecturas de autores como referencia como Marcha, en Montevideo, y Nuevo Juan Rulfo, José Revueltas y un largo etcétera. Texto Crítico, en la Universidad de Stanford, nos Junto a todo ello, está muy presente en mi encontramos ante una de las figuras fundamentales recuerdo la alegría de unos cuantos encuentros de una generación de críticos –entre los que se que llenaron de afecto lo que antes había sido contaron Ángel Rama, Jean Franco o Noé Jitrik, una relación intelectual a distancia basada en la entre otros muchos– que acompañó y dio aún ma- admiración. En 1997 en Alicante, con motivo de yor impulso a ese momento estelar de la literatura la concesión del doctorado honoris causa a Mario latinoamericana del medio siglo: una generación Benedetti; en 2009 en Madrid, en el marco del que supo apreciar de inmediato la magnitud de homenaje a Onetti por su centenario que tuve el

ese fenómeno y trasladó al ámbito académico el honor de coordinar, y finalmente en 2014, en la 113-114 pp. enero-marzo/2020 298 No. impacto y la importancia de aquella irrupción. Universidad de Stanford, donde gracias a su gene- En mi caso, su obra crítica me acompañó roso apoyo pude disfrutar de una estancia de tres desde mis inicios como investigador. Comen- meses. Allí pude comprobar la labor que Ruffinelli cé mi carrera estudiando la narrativa de Juan seguía ejerciendo en la difusión de la literatura y el Casa de las Américas de las Casa Carlos Onetti, y obras como Onetti (1973), cine latinoamericanos, siempre atento, en eso no

volumen de estudios críticos coordinado por había cambiado nada, a las propuestas más inno- Revista

113 vadoras en ambos campos y a las que continuaba sensación, oyéndole hablar de cine y literatura, de empeñado en darles la repercusión que merecían. que los había leído todos y las había visto todas... Recuerdo su casa inundada de libros y películas, la y más de una vez. Gracias por todo, Jorge. c

FERNANDO BLANCO ¿Por qué leer a Ruffinelli?

arafraseo el título del volumen 22 de reconstruía una anécdota, investigaba los secre- Nuevo Texto Crítico (2009) que Jorge tos o revelaba dimensiones del acto creativo Porganizara un tiempo después de nuestra ocultas para el ojo mecanizado frente al cual él coincidencia en La Habana para la Semana de oponía una cierta fabulación. Un discurrir del Autor, dedicada por la Casa de las Américas pensamiento cinemático liberado de las impo- a Pedro Lemebel en 2006. En él Jorge, con su siciones formales de la burocracia intelectual. habitual generosidad intelectual, nos invitaba Abierto siempre a la formación de públicos a reflexionar sobre la trascendencia de la obra lectores, Nuevo Texto Crítico contribuyó bajo la de Pedro. Un gesto franco que se agradecía en peculiar guía de Jorge a fortalecer la producción medio de una academia doblegada a las mani- artística e intelectual latinoamericana. Podríamos pulaciones de la jerigonza, del paper apurado hablar casi de una pedagogía curatorial en cada por la conferencia y la exigencia mercantil uno de los números, pensados por Jorge como de su publicación. Jorge fue, de esta manera, actos estéticos. La lectura y la escritura con- construyendo su obra a contrapelo de las modas jugados en la perfomance de la lectoría cuya críticas, de las agendas, apostando por la vincu- curiosidad era satisfecha por números que evi- lación humanista, interesado en la palabra del taban la compartimentación disciplinar para, en otro. Esta habilidad humana, la de conversar, cambio, exponer una rigurosa selección de lo que

No. 298 enero-marzo/2020 pp. 114-115 pp. enero-marzo/2020 298 No. hablar, entretejió sus libros, las amistades que podríamos llamar un «campo de curiosidades», surgieron de ellos, el pensamiento compartido relacionado con cada tema o autor, siguiendo la en el arte del diálogo. Pero no solo está hecho idea de campo cultural de Bordieu. Esta práctica de palabras este archivo intelectual, sino tam- estaba también presente en su propia escritura. bién de imágenes. El fotograma al servicio del Con celo de relojero, Jorge identificaba lugares, Casa de las Américas de las Casa pensamiento y la investigación. Recoger ese acontecimientos, protagonistas, funciones,

Revista fragmento visual desde el que su intuición crítica tiempos de modo de reponer el sistema de

114 percepciones de quiénes eran protagonistas y Jorge trabajó en su obra, representan parte del creadores de sus obras. Patricio Guzmán, Valeria archivo cultural de Chile que Ruffinelli recogió Sarmiento, Cristián Sánchez, Pedro Lemebel, con lucidez en sus escritos. Leerlo es entender por nombrar algunos de los creadores a los que el placer intelectual de la simpleza. c

PABLO BRESCIA Cinco tesis sobre JR

Me sorprende no tener más que un inquieto. Esta naturaleza se nota sobremanera par de libros de Jorge Ruffinelli en en el prefacio al número de Nuevo Texto Crí- 1-mi biblioteca (La escritura invisible, tico que mencioné, donde ausculta la nueva de 1986, y el número coordinado por él que le narrativa y se pregunta sobre estos escritores. dedicara a la narrativa del nuevo milenio en «¿Quiénes son? ¿Qué prefieren, qué detestan? Nuevo Texto Crítico en el 2008). Igual, leí un ¿Cómo escriben? ¿Qué imaginan?». Jorge, el montón de sus cosas, artículos, prólogos, etcé- preguntón. tera. Parte de la ilustre promoción de estudiosos 3- Por más de cuarenta años, JR ha escrito que tuviera como antecesores a Emir Rodríguez sobre grandes: Onetti, Rulfo, García Márquez, Monegal y Ángel Rama, y que luego continuara Vargas Llosa, Guillén. Lecturas iluminadoras, con él y profesores y críticos como Fernando ejemplares. En el siglo xxi dio un viraje del cual Aínsa, Ida Vitale y Enrique Fierro, JR pertenece no muchos críticos logran salir airosos: cambió el a la estirpe de aquellos que leen la literatura enfoque y se dedicó al cine latinoamericano. Un como una intervención crítica sobre la sociedad, amigo me dijo con una sonrisa: «ya casi no lee, sobre la cultura y sobre la vida, pero siempre se la pasa en la cama viendo películas». De allí, privilegiando el decir de la literatura. Son, ante de esa experiencia de ver y pensar, salieron sus todo, lectores. Jorge, el lector uruguayo. últimos libros. Jorge, el cinéfilo.

2- JR dirigió el suplemento literario de Mar- 4- No conozco personalmente a JR, sino, como 115-116 pp. enero-marzo/2020 298 No. cha en Uruguay, fue profesor de la Universidad muchos, por correo. Pero me basta conocerlo Veracruzana en Xalapa, México, donde dirigió como el gran crítico que es. Fue generoso con- la revista académica Texto Crítico; después se migo; me ayudó en mi carrera. Me invitó a que mudó a los Estados Unidos y refundó la revista escribiera en un texto de homenaje a Onetti para como Nuevo Texto Crítico y fue profesor de Nuevo Texto Crítico; siempre fue amable y directo. Américas de las Casa

Stanford también. Así es Ruffinelli, inquisitivo, Hay que reconocer su gran honestidad intelectual. Revista

115 5- A JR le dicen afectuosamente el Petiso. a ese libro que está en mis estantes, «leer es una Pero es un grande de las letras. Porque se toma manera de escribir». Ruffinelli ha leído y ha en serio la literatura y, como dice en el prefacio escrito mucho. Y eso vale. c

CARLOS BURGOS JARA Ruffinelli, lector de Palacio

Jorge Ruffinelli le debemos, en Ecuador, dor ajeno a la tradición ecuatoriana que se leía en una buena parte de la recuperación conti- la América Latina por esos años, una literatura A nental de la obra de Pablo Palacio. Palacio que parecía dominada bajo lo que Ruffinelli fue de los mejores narradores experimentales en llamaba el «impulso torrencial del indigenismo la América Latina durante la primera mitad del y el realismo social a lo Icaza». siglo xx, un escritor que se encontraba olvidado Los personajes de Palacio eran, como los o semiolvidado y que Ruffinelli se esforzó por del canónico Jorge Icaza, marginales. Pero no recuperar y hacer circular a partir de los años necesariamente víctimas de capataces opresores setenta. En uno de sus artículos, publicado en y esclavistas, sino más bien locos, pederastas, Marcha en 1973, afirmaba: «Las facultades li- antropófagos. Palacio no se preocupaba tanto terarias de Palacio están fuera de cuestión. Vida en denunciar la realidad como en deformarla. del ahorcado, por ejemplo, da pruebas de ese Sus novelas y relatos son artefactos difíciles de talento a cada instante». definir, con tramas muy tenues o inexistentes Marcha, como se sabe, fue una revista central que normalmente no giran alrededor de temas en el campo cultural latinoamericano de la épo- sino de obsesiones recurrentes: la muerte, la ca. No era muy común que le dedicara artículos desconexión del mundo, la descolocación social. a escritores ecuatorianos. A principios de los Ruffinelli supo rastrear a los primeros críticos setenta, Ecuador era un país completamente importantes de Palacio: Benjamín Carrión, Luis Al-

No. 298 enero-marzo/2020 pp. 116-118 pp. enero-marzo/2020 298 No. aislado del panorama literario regional. El escri- berto Sánchez, Alberto Zum Felde. Muchos de ellos, tor ecuatoriano parecía haber sufrido un doble no obstante, veían a Palacio como una novedad, una desplazamiento. No solo se sentía desplazado excepción, un caso aparte. Y de esa forma intenta- del canon europeo: la noción misma de «litera- ban abordar su obra: aproximarse a sus libros para tura latinoamericana» le resultaba una categoría estudiarlos como productos al margen del sistema Casa de las Américas de las Casa incómoda que parecía no contemplarlo. Palacio cultural. Ruffinelli, desde un principio, se opuso

Revista representaba, en este contexto, un tipo de narra- a estudiar a Palacio desde aquella perspectiva. El

116 centro de su crítica se movía más bien alrededor de leerlo. La deformidad estructural, en su caso, la siguiente pregunta: «¿Es posible, hoy, buscarle no era solo un artificio literario: empataba con un nuevo giro a este problema y reinsertar la lite- la misma deformidad social que Palacio quería ratura de Palacio en la polémica estético-política subrayar en sus libros. de la América Latina?». El atrevimiento de su narrativa mezcla la lu- La pregunta es importante. Poco servía al cidez social con la insolencia y una permanente estudio de Palacio el ubicarlo como una rareza. inclinación por jugar con el lector. Palacio se Había que acercar su literatura al sistema y burla, como afirma Ruffinelli, «de la literatura estudiarla como un dispositivo que podía ser (y de su correspondiente visión del mundo) que utilizado, incluso en mayor medida que otros pretende tomar venganza a través de la palabra». autores más visibles de aquella época, para La literatura busca aproximarse a las cosas, adentrarse en la reflexión y la comprensión de tratar de esclarecerlas incluso, pero siempre a ese mismo sistema. En efecto, ¿qué se escondía través del engaño. El crítico uruguayo concluye detrás de la propuesta de Palacio? ¿Había alguna que Palacio nunca oculta este doble gesto de su relación entre la originalidad de la estructura de su discurso literario y nos lo presenta como la cara narrativa y la particular estructura de la sociedad y cruz de una misma moneda. ecuatoriana de finales de los veinte y principios Lamentablemente, la lectura de Ruffinelli no de los treinta del siglo xx? tuvo mayor continuidad en los estudios pos- Joaquín Gallegos Lara, en uno de los más teriores de la obra de Palacio. En el Ecuador, conocidos ataques a la obra de Palacio, lo llamó concretamente, las aproximaciones a sus textos individualista y egoísta. Es decir, un escritor sin estuvieron frecuentemente marcadas por el mis- ninguna preocupación por la situación de un mo fantasma de fondo: el realismo social. La país que parecía caerse a pedazos. Ruffinelli se crítica ecuatoriana ha perdido demasiado tiempo propuso demostrar justamente lo opuesto: el «pu- en aquella polémica absurda. Esto es: acercarse a rismo» de Palacio es muy discutible y no hay un Palacio no para estudiarlo, sino como un (pre)texto solo elemento de su obra que no pueda servir para utilizado esencialmente para rechazar o defender pensar el problemático sistema social y cultural del el realismo social. En ambos casos, diría, con una Ecuador. Aquellos elementos, además, no estaban vehemencia cegadora. Puede decirse incluso que asociados necesariamente a la trama o al contenido ese ha sido uno de los grandes problemas de la de las historias que cuenta, sino conectados con el crítica literaria ecuatoriana durante el siglo xx: aspecto formal de sus cuentos y novelas. enfocarse en exceso en aquel debate menor. Palacio combina perspectivas y distintos ni- Ruffinelli lo menciona, por supuesto, pero deja veles de realidad, el tono es agresivo, sus per- claro que el estudio de Palacio, incluso si va sonajes son desechos sociales. La suya es una a hacerse una crítica de tipo social, debe con- literatura que suele arrastrar sus rarezas hacia centrarse más en la forma de su obra que en las el centro del campo cultural para demostrar no polémicas que aquella obra suscita o en los temas solo que son productos de ese mismo campo, sino que trata. Y aquí tal vez se encuentra el centro que son también elementos privilegiados para de lo que quiero decir con respecto al trabajo de

117 Jorge Ruffinelli: en sus mejores libros, que son Ruffinelli, como todo buen crítico, propuso muchos y abordan un panorama muy variado siempre estudiar el caso concreto de cada autor, de autores (de Palacio a Felisberto Hernández, las particularidades específicas de su obra, y a de Onetti a Rulfo), Ruffinelli nunca renunció a partir de allí observar las diferentes tensiones y un tipo de análisis que privilegiaba la dialécti- desajustes que aquella obra guarda con su mundo ca entre forma literaria y proceso social. En la social y cultural. Es decir, Ruffinelli ha hecho América Latina, aquella manera de desarrollar exactamente lo opuesto a lo que gran parte de el trabajo crítico ha tenido felices resultados la crítica literaria latinoamericana lleva hacien- en autores como Antonio Candido, Roberto do desde hace ya varios años: estar atada a las Schwarz, Ángel Rama. diferentes variantes de la corrección política. En el caso de Palacio, específicamente, Ruffi- La corrección política se mueve siempre de la nelli termina sugiriendo una cuestión esencial: misma forma: utiliza la literatura para ilustrar la novedad formal de Palacio no se da a pesar teorías y reivindicaciones políticas. Es la crítica de haber escrito dentro de una sociedad proble- que prescinde del texto y agrupa autores, sin mática y de una cultura literaria marginal, sino mediar mayores matices, según las preferen- precisamente debido a ello. Las peculiaridades cias políticas o teóricas del crítico. Releer a de su obra están conectadas justamente con el Ruffinelli hoy es volver a uno de los momentos lugar y el momento en el que fue escrita. Es una más productivos y felices de la crítica literaria postura parecida a la que años después asumiría latinoamericana, un momento que parece irse Schwarz en su hasta ahora insuperable estudio perdiendo de manera progresiva y lamentable, sobre la obra de Machado de Assis. pero que nos urge recuperar lo antes posible. c

ROSALBA CAMPRA Desplazamientos: lecturas entre Europa y América No. 298 enero-marzo/2020 pp. 118-119 pp. enero-marzo/2020 298 No.

razar nuevas cartografías? En otros Tiempos en que el mundo descubría la pro- tiempos, para situar a los autores ductividad editorial de lo «real maravilloso» Casa de las Américas de las Casa ¿T latinoamericanos, disponíamos de y de las dictaduras sangrientas que reclamaban Revista esquemas inmediatos de reconocimiento. denuncia.

118 El latinoamericanismo exotista terminó por Latina: l’identità e la maschera (Roma, 1982), provocar una saturación; en los países víctimas revelaba cómo el tema era en Latinoamérica de golpes militares, el retorno a la democracia materia de muchas discusiones, mientras lo transformó la denuncia en indagación de los mismo no sucedía en las latitudes europeas. En efectos devastadores del pasado. Pero si bien el prólogo para la edición de 2013, la realidad ciertos estereotipos conservan su elocuencia, me obligó a una variación del enfoque: la inevi- la falta de mapas y etiquetas lleva a lectores y tabilidad de respuesta a las migraciones actuales críticos a extraviarse en territorios inciertos. Se crea, para Italia como para la Europa entera, el reactivan entonces las estrategias verbales con desafío de espejarse en una identidad mestiza. que Colón comparaba los frutos de la Tierra En estos años presuntamente des- y post- Nueva con los de su mundo para hacerlos com- todo, empresas como la llevada a cabo por Jorge prensibles: para Italia, en los años setenta del Ruffinelli tanto en su obra de investigador como siglo xx Lezama Lima es il Proust dei Tropici; en los senderos abiertos por Nuevo Texto Crítico hoy, Vallejo es il Leopardi delle Ande... ¿Esque- son una respuesta a esas «distracciones». Los mas que proporcionan una identificación? ¿O un instrumentos para la discusión sobre la iden- enmascaramiento? La denominación geográfica tidad han encontrado formulaciones de nueva tampoco es inocente: en los medios italianos, amplitud y complejidad en el espacio explorado cuando se hace referencia a la mexicana Frida y ofrecido por Ruffinelli –y pienso, por ejemplo, Kahlo, la especificación más frecuente es la de en el ineludible número 9/10 (1992) de Nuevo pintora «sudamericana». ¿Error de información, Texto Crítico, «Por una redefinición de la ima- o indicio del menosprecio hacia una Latinoamé- gen de América Latina en vísperas de 1992». rica «Sur del mundo»? Una imagen en desplazamiento una vez más. Otro riesgo: refugiarse en la comodidad de Por variadas razones, el buscar morada en un nomenclaturas vistosas (y preferiblemente espacio ajeno es hoy la situación vital de los herméticas) que eximan de una reflexión sin habitantes del planeta. En esa errancia, la escri- preconceptos. Ciertos críticos consideran que tura es uno de los espacios donde echa raíces la ocuparse de la identidad latinoamericana es un identidad. Quien escribe, confía en la palabra, ejercicio meramente arqueológico. ¿Estamos y en la atención de su destinatario: un yo en seguros? En la primera edición de mi America incesante renovación. c

119 LUCIANO CASTILLO Jorge Ruffinelli: entre la literatura y el cine

u ficha en el Diccionario de Cine Ibe- Nuevo Texto Crítico. Conversamos con este roamericano define a este hombre nacido integrante en dos oportunidades del jurado del Sen Montevideo en 1943 como crítico e in- Premio Casa de las Américas, que consagrara un vestigador de cine y de literatura. Tras ejercer la documental a Augusto Monterroso y ha publicado docencia en la Universidad de Buenos Aires, y de más de quinientos ensayos en disímiles revistas. dirigir entre 1974 y 1986 el Centro de Investiga- ciones Lingüístico-Literarias de la Universidad Teniendo en cuenta tu interés en la literatura Veracruzana, fue profesor en la Universidad de latinoamericana, ¿cómo derivó este hacia el cine Stanford (California), donde devino incansable de nuestro Continente? promotor de la cultura latinoamericana y, en Trabajando sobre literatura advertí que algu- especial, del cine generado al Sur del río Bravo. nas novelas y cuentos habían sido adaptados al Su amplia bibliografía, que supera la veintena de lenguaje del cine, y examinar las relaciones entre títulos, presta atención a José Revueltas, Bruno el texto literario y el cinematográfico me resul- Traven, Juan Rulfo, Mariano Azuela, John Reed taba apasionante. También advertí la escasez de y Nicolás Guillén, pero también a cineastas estudios al respecto y tuve el deseo de aportar como Cristián Sánchez, Patricio Guzmán, Víctor un esfuerzo. Mis áreas de interés derivaron, sin Gaviria y Fernando Pérez. olvidar nunca la literatura, y se ampliaron. Tan descomunal es la cifra de fichas de pelí- culas de la América Latina que ha redactado, ¿Cómo se te ocurrió realizar esa suerte de como enorme la cantidad de entrevistas que libro-making of sobre la filmación en Veracruz atesora con los más descollantes realizadores. de La viuda de Montiel por el cineasta chileno

No. 298 enero-marzo/2020 pp. 120-122 pp. enero-marzo/2020 298 No. Cada festival de cine para él significa la posibi- Miguel Littin? lidad de registrar el testimonio de los creadores La película tenía varios productores, entre asistentes, como también las visitas realizadas ellos la Universidad Veracruzana, en la que yo a Stanford por Julio García Espinosa, Eliseo trabajaba. Le pedí al rector que me financiara Subiela o Fernando Birri, entre otros, invitados hotel y alimentos para convivir durante algunas Casa de las Américas de las Casa especialmente por él a su acogedor espacio en semanas con el equipo de filmación en Tlacotal-

Revista esa notoria universidad, donde dirigió la revista pan, Veracruz. Creo que fue sugerencia del rector

120 que yo usara el tiempo escribiendo una crónica películas, cuatrocientas veinte reseñas y ochenta de la filmación. El pequeño libro, La viuda de fotogramas. Montiel, con fotos del argentino Julio Jaimes, Aquel «proyecto enorme» de dar cuenta del fue impreso y encuadernado en tres días, y se cine latinoamericano, al que te refieres, fue repartió como «programa» de mano en el doble encontrando lugar en estos libros. Ahora, entre estreno de la película en la ciudad de México otras ideas o proyectos, quisiera hacer un libro y en Xalapa. Los mil ejemplares desaparecieron sobre fútbol y cine, solo que no restringido a en dos instantes. Veinticinco años después, un la América Latina; fútbol y cine en el mundo. estudiante que aún conservaba un ejemplar, me Y estoy terminando un libro sobre el cine de lo obsequió, y yo se lo envié a Littin porque él Fernando Solanas. Y quisiera rescribir mi libro no lo tenía. Hoy es imposible conseguirlo. He sobre el cine de Fernando Pérez (Sueños de pensado en reditarlo. realidad). El destino del proyecto no es «final», sino continuado. ¿Cuál ha sido el destino final del proyecto enorme que acometiste con las fichas de cine ¿De qué modo la obra de Fernando Pérez sus- latinoamericano? citó tu interés para dedicarle una monografía? Hay proyectos que no tienen destino final Una noche, en la Escuela Internacional de salvo la desaparición de quien proyecta. En mi Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, caso, a lo largo de los años vi y escribí sobre Fernando nos invitó a Benito Zambrano y a miles de películas, sin publicar esos textos. Lo mí a una función privada de su nueva película: sigo haciendo. Unos años atrás, Ascanio Cava- Madagascar. Me fascinó. Unos pocos años más llo, renombrado crítico y periodista chileno, me tarde vi Suite Habana, que considero una obra comentó que le habían ofrecido dirigir en Uqbar mayor del cine, y eso me decidió a visitar toda la Editores una colección de libros sobre cine, obra de Pérez y escribir un libro. Ahora lo estoy muy cuidados en lo formal y los contenidos, y rescribiendo, para ofrecerlo a una editorial de que aceptaría si el primero fuese uno mío sobre España, tal vez Cátedra. Patricio Guzmán. Así se hizo. Salió otro, colec- tivo y bajo mi cuidado, sobre Cristián Sánchez, ¿Esa cifra desmedida de reseñas de cine cu- y reuní ciento treinta ensayos sobre películas de bano, además de las entrevistas a importantes ficción latinoamericanas (América Latina en 130 cineastas, algunos ya desaparecidos, piensas películas); después se publicó América Latina en reunirlas en un libro en fecha próxima? 130 documentales, y más recientemente Locas Lo de «fecha próxima» me inquieta. Son dos o mujeres. 130 directoras en América Latina. En tres mil páginas ya escritas a las que tendré que años más recientes me tomé el tiempo de escri- darles forma para que sea un libro grande pero bir Para verte mejor. El nuevo cine uruguayo no excesivo. Como me ha sucedido a veces, creo y todo lo anterior, para la editorial Trilce, de tener el título: «El cine cubano y sus creadores. Montevideo. Tiene seiscientas cincuenta páginas Una visión personal». En eso estoy. Estará listo e incluye referencias a novecientas ochenta y tres «en fecha próxima»...

121 Como uno de los más rigurosos especialistas de Teresa), la época de redefinir el lenguaje y el en el cine latinoamericano, ¿cómo valoras el contexto social (Reina y Rey, Suite Habana), y se cine cubano en casi dos décadas del siglo xxi? siente inquieto como si se supiera en un período Creo que este cine cubano sabe que ha dejado de transición hacia un futuro que nadie puede atrás la infancia (Historias de la Revolución, El adivinar cómo será, pero que el cine ayudará a joven rebelde), el período de madurez artística construir, volviendo, una vez más, a ser pionero (Memorias del subdesarrollo, Lucía, Retrato y experimental. c

YANARA GUAYASAMÍN Para Jorge, desde el Ecuador

esde un Ecuador en llamas (2019), sacu- tema. Tema candente en un mundo bajo amenaza dido por un grito indígena milenario, ese de crisis climática y donde los seres que hoy calla- Dque reúne gran parte de América, pienso en mos a la fuerza, los nativos de nuestra tierra, son Jorge Ruffinelli y ese encuentro de cineastas lati- los mayores guardianes. Tema que hoy más que noamericanos trabajando en temas indígenas que nunca necesita presencia a través de los artistas de él realizó hace muchos años (2008), en Stanford. la comunicación que somos los cineastas. Encuentro, rico en diversidad y en prácticas No puedo más que estar agradecida por la ex- cinematográficas, que nos permitió visualizar las periencia vivida en ese encuentro, y agradecida diferentes voces que en su momento se levan- pues de las palabras siempre sabias de Jorge en taban desde nuestro arte, el cine. Sin distinción sus textos, magnífico ejemplo de su sensibilidad, del género con que se expresaban (antecedente su tenacidad en el trabajo emprendido y su calidez. de lo que es hoy el cine híbrido, que quisiera yo Agradecerle también junto con el trabajo se defina más por su relación con la realidad que que ha realizado sacando a la luz obras a veces con el género al que pertenece), voces que desde escondidas, el acercamiento que hizo esos días No. 298 enero-marzo/2020 p. 122 p. enero-marzo/2020 298 No. ese tiempo ya se reunían a este grito que hoy los a cineastas que con su visión, desde ya hacía indígenas de mi país ponen en la tierra. posible sentir que el cine que hacemos es la gota No sé si fue su calidad humana, su erudición o de agua que aportamos para mejor comprender una sensibilidad visionaria que le hizo ya en ese el mundo en que vivimos. Casa de las Américas de las Casa momento proponer una reunión al respecto de este Gracias, Jorge, por todo eso. c Revista

122 MARIO HANDLER Con Jorge Ruffinelli

adie más se ha dedicado constantemente Continente, siempre rastreando producciones a nuestro cine latinoamericano que Jorge que casi nadie había llegado a conocer. NRuffinelli, quien supo estudiar ese objeto Inmensa colección en su casa, todo adecuado con método que él atribuía a su maestro Ángel para objetivar y trasmitir. ¿Quizá desde el polo Rama, pero que yo entiendo muy mejorado y Sur hasta el Norte? ¿Un Alejandro de Humboldt, menos subjetivo. pero hoy y ahora? Ya sé que es exagerada com- Hay que pensar en cómo hacía para ver (to- paración, pero... dos los días y quizá en cada hora), filmes y más En mi corto tiempo, por suerte, estaba Augus- filmes, algunos solo encontrados por él, pero to Monterroso, el príncipe de la brevedad, que siempre encuadrados en una descripción y un debería siempre existir en un mundo excesiva- análisis; y que se sospecha que lo hacía hasta con mente frondoso. Esa brevedad, sin embargo, Jor- placer, más que por deber de erudito máximo. ge supo dejarla impresa en volúmenes textuales Tres semanas en Stanford, precisamente invi- imprescindibles. Y la trasmisión de su liderazgo tado por él a través del convenio Simón Bolívar, a muchas otras dignas personas que también nos fueron tarea placentera para mí, encuentros ins- querían y nos daban existencia, digamos sobre piradores con sus alumnos, con producción de todo Julianne Burton y demás. buenos textos –incluida obra mía–, el encuentro Cada año, Jorge volvía a Uruguay, sobre con la eficiencia y el pragmatismo de esa muy todo para encontrarse con su desparejo parejo prestigiosa universidad… y el disfrute de su intelectual Ronald Melzer, y ampliarse mutua- compañía y sus colaboradores. mente en pensamientos, sin dejar de lado sus Curioso su poder ejercer una jefatura de conflictos de pensamiento con este segundo departamento de Literatura, junto a su aspecto personaje, por suerte algo atrabiliario en otros productivo creativo, algo lejano para nuestros dogmas, pero ambos produciendo dialécticos atributos universitarios uruguayos. Y el continuo encuentros verbales. No. 298 enero-marzo/2020 p. 123 p. enero-marzo/2020 298 No. aprovechamiento de sus largos viajes de estudio Verlos en acción, juntos, era espectáculo de y producción, siempre conociendo de primera amistades y conocimientos, de lo cual estoy muy mano a todos los que hacían cine de nuestro agradecido. c Casa de las Américas de las Casa Revista

123 PAZ HARO Mi colega y amigo Jorge Ruffinelli

uiero unirme con sincera admiración por y los premios. Es decir, difícilmente podían sus Jorge Rufinelli a este homenaje que le alumnos encontrar información más completa y Qrinde Casa de las Américas ya que, como comentarios más relevantes. colega en el departamento de Español y Portu- Aparte de cineastas conocidos, Jorge invitó a gués de la Universidad de Stanford, tuve el placer escritores latinoamericanos de prestigio y varias de conocerlo y compartir muchas experiencias generaciones, como el chileno Pebro Lemebel profesionales durante un cuarto de siglo. o el colombiano Juan Gabriel Vásquez, a dar Durante sus tres décadas de gestión en Stan- conferencias, cursillos sobre sus obras; o a ser ford, Jorge ofreció cursos sobre directores de Escritores en Residencia, como en el caso del cine latinoamericanos de varias nacionalidades guatemalteco Augusto Monterroso. Así atrajo a y generaciones, como Eliseo Subiela, Arturo muchos estudiantes de diversas especialidades Ripstein y Juan Carlos Rulfo. Algunos de ellos que disfrutaron de la interpretación de obras que fueron invitados por él a dar cursos y talleres nunca hubieran leído, y da la oportunidad de sobre su quehacer. Esto fue muy interesante para conocer personalmente a autores laureados. sus estudiantes de posgrado e incluso para mí Jorge siempre ha sido un profesor dedicado a misma, pues Eliseo Subiela me permitió ama- sus estudiantes, con los que mantenía una relación blemente que asistiera a sus clases como oyente. cercana, amistosa. Muchos fueron los doctoran- Las clases de Jorge eran particularmente atrac- dos que eligieron escribir sus disertaciones bajo tivas puesto que no solo se podían ver filmes que su dirección, estímulo y consejos. Por otro lado, no se habían estrenado en los Estados Unidos, sino es un crítico literario prolijo y reconocido críti- que eran difíciles de encontrar en las principales co cinematográfico. Sus enciclopedias de cine bibliotecas universitarias, o incluso en las libre- latinoamericano son una fuente de información rías mejor surtidas. No había otro lugar donde se importantísima para conocer el tema, histórica ubicara un mayor número de casettes VHS que en y estéticamente. Como director de la excelente No. 298 enero-marzo/2020 pp. 124-125 pp. enero-marzo/2020 298 No. su oficina o hasta en su misma residencia. Nuevo Texto Crítico, renovada cuando se trasladó Además, como acudía a un sinnúmero de de México a Stanford, en varias ocasiones dedicó festivales internacionales de cine, en muchos dosieres o números a cineastas y escritores. casos como jurado, conocía siempre detalles de Personalmente deseo expresarle mi agradeci- Casa de las Américas de las Casa la vida de los cineastas, contaba anécdotas de miento por la ayuda desinteresada que me brindó sus encuentros, daba opiniones sobre los filmes siempre que la necesité para preparar cursos y Revista

124 cuadernos de lectura sobre cine del Cono Sur, institucional, y otros leales colegas y amigos cuando fui invitada a impartir clases en el pro- de esa época en Stanford pueden ser testigos de grama de Stanford en Santiago de Chile o en la su calidad profesional. Puedo recordar que en Universidad de Guanajuato. No solamente fue cierta ocasión se le ofreció mi oficina (que por generoso al compartir sus conocimientos, sino su gran tamaño albergaría su colección de VHS que fue uno de los mejores colegas en mi vida más fácilmente) y rechazó la oferta en consi- profesional, ya que siempre me trató con respeto deración al trastorno que esto me ocasionaría. y delicadeza, de igual a igual. Siempre recordaré nuestras charlas distendidas, Nunca distinguió entre latinoamericanistas sus simpáticas anécdotas, su buen humor y su y peninsularistas, como suele ser la costumbre amistad noble y sincera. c

HÉCTOR HOYOS Lecciones para el futuro

n los diez años que compartí cátedra en sus anchas Luis Ospina y Tomás Gutiérrez Alea, Stanford con el profesor Jorge Ruffinelli, Gabo y Fidel, Marta Traba y Ángel Rama. Aquí Efui testigo de su infinito conocimiento mismo, a dos puertas de distancia. sobre cine latinoamericano y de su relación Hace un tiempo presentábamos a Gabriel vivencial con la literatura. Para Jorge el cam- Gatti, sociólogo uruguayo e investigador sobre po literario estaba conformado por relaciones el tema de la desaparición forzada en el mundo, de amistad y solidaridad. Si había algún tema, el último profesor visitante invitado por Jorge. por vago que fuera, en el que sus interlocutores Quiso la suerte que Gabriel pospusiera su estadía, tuvieran interés, Jorge sabría con toda preci- de modo que en el ínterin desde que aceptó la sión cuál sería la película más indicada para invitación, sobrevino pues la jubilación de Jor-

recomendarles. Entrar a su oficina, con su ge, quien ya no llegó a presentarlo. La charla de 125-126 pp. enero-marzo/2020 298 No. archivero metálico y sus varias computadoras Gabriel fue un sentido homenaje. Vale la pena de distintas generaciones, las dobles filas de traerla a cuento, porque versaba sobre la dise- libros en los anaqueles, era como si California y minación de la categoría jurídica del «desapa- los Estados Unidos se suspendieran, y en cambio recido», concebida en el Cono Sur en dolorosas Casa de las Américas de las Casa se fuera configurando un entramado de relacio- circunstancias, y hoy un instrumento legal que

nes, una suerte de Aleph, y fueran paseándose a influye sobre innumerables contextos. Como se Revista

125 sabe, la trayectoria intelectual de Jorge también Hay ochenta y tres registros en la biblioteca de estuvo marcada por ese momento originario, la universidad en donde figura Jorge, sea como traumático aún, cuyas consecuencias siente el autor, entrevistador o entrevistado, miembro mundo entero. Jorge hizo parte de esa globa- de comité de tesis. También están algunos de lización forzada (¿cuál no lo es?) y, cuando no los programas de estudio de sus cursos. Es un reflexionó explícitamente sobre ella, sí la reflejó acervo indispensable, rico en antes y después, durante varias décadas de quehacer académico. en lecciones para el futuro. c

BÁRBARA JACOBS Tres recuerdos de Jorge Ruffinelli

uando salió al exilio a mediados de la déca- lloviendo y en el que no dejó de llover hasta da de 1970, una de las primeras personas a entrada la noche. De modo que, amontonados, Clas que Jorge Ruffinelli buscó en la Ciudad comimos incómodos en donde encontráramos de México fue a Augusto Monterroso, de quien lugar, incluso debajo de la escalera. fui esposa y de quien enviudé. De modo que Aparte de esta ocasión, de las otras circunstan- conozco a Ruffinelli desde entonces, y registro cias en que recuerdo de forma particular a Ruffi- aquí que siempre que entré en relación con él nelli, destacaría la vez que, en 1985, nos invitó a fue a partir de la amistad y frecuentación que Monterroso y a mí a la Universidad Veracruzana, estableció y conservó con Monterroso, hasta que en Jalapa, donde él era profesor y desde donde Monterroso murió. fundó la revista Texto Crítico. La invitación con- Ruffinelli asistió a la recepción que mis padres sistió en dos presentaciones. La de Augusto, de nos dieron cuando Monterroso y yo nos casamos, la compilación crítica Monterroso, que Ruffinelli en 1976. Lo recuerdo al lado de Juan Rulfo, en coordinó. Mientras que, en mi caso, se presentó el momento en que socarronamente Rulfo tanteó Escrito en el tiempo, con la particularidad de que No. 298 enero-marzo/2020 pp. 126-127 pp. enero-marzo/2020 298 No. a Monterroso: «Así que a tu boda iban a llegar la fecha de la presentación de este libro –que con- apenas unas pocas personas, ¿no?». No sé si los siste en cartas al director de la revista Time– fue dos llegaron juntos, pero los vi comer juntos, el 12 de noviembre, día en el cual, en México, en un rincón de la sala algo tupida de amigos y tradicionalmente se celebra el Día del Cartero. Casa de las Américas de las Casa familia. La comida iba a tener lugar en el jardín, Quizá la oportunidad más curiosa de mis

Revista pero a pesar de la fecha fue un día que amaneció encuentros con Ruffinelli tuvo lugar en la Uni-

126 versidad de Stanford, en 1993, a donde el crítico Ruffinelli que, en bicicleta, llegaba a la Univer- uruguayo y Will Corral invitaron a Monterroso a sidad. Mientras ellos dos conversaban, le pedí la dar un seminario sobre el cuento. Una mañana en bicicleta. La monté y me fui a dar la última vuelta que acompañé a Monterroso, nos encontramos a que habría de dar en bicicleta, la más feliz. c

NORMA KLAHN El lugar de Ruffinelli

esde mis años del posgrado Jorge Rufi- En Xalapa, fundó y dirigió Texto Crítico, revista nelli fue lectura obligatoria. Eran fines de fundamental que alentaba el diálogo continental Dlos sesenta, y en la Maestría en Estudios sobre aquella nueva literatura que ahora gozaba Hispánicos de Queens College en Nueva York, de traducciones y reconocimiento internacional. el profesor Ángel Flores nos exponía a las recien- Fue un período creativo y fértil que impulsó tes novelas de García Márquez, Cortázar, Vargas una crítica literaria semejante, y que nos animó Llosa, Fuentes, sin obviar a Borges, Carpentier, a los recién graduados a participar activamente Asturias, iniciadores de los rumbos innovadores en la tarea iniciada. Ya como profesora de la de la novelística latinoamericana. Llegué a Stony Universidad de Columbia, fue Ruffinelli quien Brook University (N.Y.) atraída por el nuevo pro- publicó mi primer artículo, en Texto Crítico (vol. grama doctoral en Letras Hispanoamericanas en 13, 1979). Para mí, representó una apertura deci- un momento de crisis y turbulencias, de forzosos siva. Sentí que empezaba a formar parte de una exilios, aunque también de resistencias y posi- generación viva, de esas vanguardias críticas que bilidades en las que, en solidaridad, se abrió un habían sido, no mucho antes, mi objeto de estu- espacio verdaderamente internacional, crucial en dio. Ese artículo, para mi sorpresa, ocasionó un la construcción de un diseminado canon literario. espacio polémico de diálogo crítico en México y

Así, fueron importantes las antologías de Flores, en la academia estadunidense, pues mi análisis de 127-128 pp. enero-marzo/2020 298 No. los ensayos de Ángel Rama, los compendios Juan Pérez Jolote, de Ricardo Pozas, leído como críticos de Helmy Giacoman, la compilación de ficción (estetización narrativa), cuestionaba el ensayos de Jorge Lafforgue, y para nuestro caso la objetivismo etnográfico. intensa labor de Ruffinelli que, exiliado a México En 1980 tuve la oportunidad de conocer a en 1974, continuaba la tarea que había iniciado Jorge personalmente y de ser invitada a par- Américas de las Casa

como crítico literario en Marcha, del Uruguay. ticipar en el gran e inolvidable «Homenaje a Revista

127 Onetti» donde él convocó a más de cincuenta través de los años. En Jorge, desde que lo conozco, escritores, narradores, ensayistas, poetas y crí- vi a un crítico que no ostentaba su erudición, cuya ticos literarios y culturales en la Universidad generosidad se extendía de escritores famosos a Veracruzana (ver Texto Crítico, vol. 18-19). Fue estudiantes principiantes, y cuyo sentido de humor un honor, en efecto, formar parte de un grupo era y sigue siendo fundamental para los caminos intergeneracional con el que interactué y con el que hay que andar en este «mundo ancho y ajeno». que mantendría un diálogo. Los encuentros con Hasta el día de hoy, sus mudanzas y lugares de la obra y la persona de Ruffinelli continuarían trabajo académico no han alterado sus hábitos de en Nueva York, más tarde en Madison, Wis- lectura, la pasión por su trabajo crítico, su preo- consin, donde organizó una conferencia sobre cupación por el destino de la América Latina y el Carlos Fuentes; y luego en los noventa –con poder de la literatura de intervenir críticamente. él en Stanford, y yo en Santa Cruz– enriqueci- Creo que sigue vigente la frase que expresó en la mos aún más nuestra colaboración académica. introducción a Crítica en Marcha (1974), cuando Producto de ello fueron artículos publicados dijo que sus ensayos compilados correspondían en Nuevo Texto Crítico 29/32 (2002-3), fruto a una época, «a un tiempo de posibilidades, de de una conferencia de 2001 que organizamos crisis, y de esperanza». Hoy, como entonces, sigue en Santa Cruz en torno a diásporas, exilios y respondiendo al presente a través de su crítica migraciones del mundo hispano. literaria y fílmica, siempre actualizada, al tanto Aparte de mi relación académica con Ruffine- de las nuevas corrientes literarias y los autores/as lli, agradezco la amistad que fuimos forjando a que emergen. c

POLA OLOIXARAC Nadie como Jorge

No. 298 enero-marzo/2020 pp. 128-129 pp. enero-marzo/2020 298 No. adie como Jorge Ruffinelli leyó y exploró palabras, que luego devinieron imágenes. Lo la complejidad de las formas culturales de que comenzó en literatura viró en pasión por el Nla América Latina. Su mirada erudita y cine. Aunque su mundo era la zona humana de humanista combina el legado de lo más exqui- las ciencias, pienso en Jorge y lo imagino parte sito de la tradición marxista con una voracidad de la estirpe de los naturalistas del siglo xix, Casa de las Américas de las Casa imparable, siempre despierta e inquieta, que lo con una visión enciclopédica que maneja sus

Revista llevó a procurar todos los reinos vivos de las especímenes con delicadeza extrema, como si

128 tuviera entre manos raras mariposas. Coleccio- que nos sumerjamos en la cultura y los bosques naba sus directores y directoras, etiquetaba sus y desiertos cognitivos que separan a las personas encuentros con autores que registraba celosa- de un mismo país. En lo personal, llevo en mi mente, atrapando las palabras y los gestos en su corazón el placer de haberlo conocido y disfru- propio cine mental. Su obra inmensa nos deja tado de su brillantez, su vivacidad y su ternura la sensación de la cultura latinoamericana como entrañable, su espíritu de dicha, siempre alerta a una cadena montañosa espléndida, poblada de los detalles donde habitan las novelas auténticas picos de gran arte y simas de oscuridad, que él –las que todavía no se escribieron, las que andan atravesaba como gigante. agazapadas–, y de haber sido «coleccionada» Las investigaciones de Jorge abrieron un por Jorge durante nuestros almuerzos regados camino que nunca desestimó lo popular ni se por Arnold Palmers en el Faculty Club de la dejó llevar por los falsos espejos de la academia. Universidad de Stanford. Su periplo intelectual, Humanista hasta la médula, su generosidad es que comienza en el Río de la Plata junto a Ángel legendaria: creía en las obras, en los destinos Rama, es el testimonio de una América Latina que estas crean como líneas de Nazca para la de promesa revolucionaria eterna, que vive por llegada del futuro, es decir del pasado travestido siempre en las letras de Jorge y en el destino que de ovni, objeto volador no identificado a menos él forjó para nuestros libros y películas. c

WILFREDO PENCO Ruffinelli en la academia*

n un proceso renovador y de redefinición ha ido incorporando, en los últimos tiempos, estratégica al servicio de los cometidos a destacadas figuras uruguayas del quehacer Epara cuyo cumplimiento fue creada hace literario y lingüístico que residen fuera de sus sesenta años, la Academia Nacional de Letras fronteras, donde han desarrollado gran parte de

sus trayectorias y se han proyectado con notorie- 129-131 pp. enero-marzo/2020 298 No. * Jorge Ruffinelli fue elegido miembro correspondiente de la dad e incidencia en el ámbito académico, sobre Academia Nacional de Letras del Uruguay el 3 de noviem- todo en el marco de universidades europeas y bre de 1995. Su recepción como académico se desarrolló norteamericanas. en un acto público que tuvo lugar ocho años después Entre esos uruguayos relevantes, que conce- en la sede de la Academia y estuvo a cargo de Wilfredo Américas de las Casa Penco, cuyo discurso alusivo se publica en estas páginas den al país, por reflejo de su origen y su perfil cul-

por primera vez. tural, el prestigio de que gozan en el extranjero, Revista

129 el nombre de Jorge Ruffinelli figura en primera las más inmediatas circunstancias, a través de línea, al formar parte, por los méritos de su pro- un diestro y riguroso lenguaje periodístico, ducción literaria y su labor docente, de la mejor de brillos y relieves polémicos, está recogido, tradición crítica latinoamericana. Radicado tres en lo fundamental, en Palabras en orden (repor- decenios atrás, primero forzosamente, más tarde tajes, 1974, con redición en 1985) y Crítica en por deliberada opción, de manera fugaz en Ar- Marcha (1979). gentina y por largos períodos en México y los Por haber sido miembro del jurado, junto Estados Unidos, ha regresado una y otra vez a a y a la actual académica Uruguay en busca de los paisajes, de los amigos, Mercedes Rein, del concurso de narrativa que de- de las identidades que no lo abandonan. Crítico terminó la clausura del semanario, la prisión del y ensayista literario, nacido en Montevideo el autor del cuento premiado, la de sus compañeros mismo año en que se fundó esta Academia, de tribunal y su propio exilio, Ruffinelli no pudo cursó estudios en la Facultad de Humanidades regresar al país durante los años de dictadura y se especializó en la literatura del Continente. en las décadas de 1970 y 1980. Profesor en la Como asesor de la editorial Arca, en la segun- Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires da mitad de la década de 1960 y en los primeros y, más tarde, director del Centro de Investiga- años de la siguiente, participó, entre otros pro- ciones Lingüístico-Literarias de la Universidad yectos de entidad, en la edición de las Obras Veracruzana, de México, integró el Consejo inéditas y desconocidas de Horacio Quiroga, de editorial de la revista La Palabra y el Hombre y la ya legendaria Enciclopedia Uruguaya (en la dirigió Texto Crítico, una de las publicaciones que fue autor, junto a Eduardo Galeano y Silvia académicas de literatura más importantes del Rodríguez Villamil, del capítulo «El mensaje de Continente. Con atención a los procesos litera- los jóvenes») y de recopilaciones críticas sobre rios, sociales e ideológicos, proyectó sobre ellos Juan Carlos Onetti y . una visión coherente y articuladora. Director de la sección literaria de Marcha en- De su fecundo período en México se destacan, tre 1968 y 1974, sucedió en esa responsabilidad entre otros títulos, José Revueltas: ficción, polí- a Ángel Rama, cuya influencia en la concepción tica y verdad (1977), El otro México. México en de los primeros trabajos de Ruffinelli fue ejerci- la obra de B. Traven, D.H. Lawrence y Malcolm da bajo el magisterio que el autor de La ciudad Lowry (1978), El lugar de Rulfo (1980), Las letrada impuso en el emergente contexto gene- infamias de la inteligencia burguesa (1981), racional. Sin embargo, la herencia recibida no Literatura e ideología: el primer Mariano Azue- impidió desarrollos propios y, como ha señalado la (1896-1918) (1982, premio José Revueltas), Pablo Rocca en su investigación sobre Marcha, John Reed en México: Villa y la revolución la gestión de Ruffinelli al frente de las páginas mexicana (1983), Poesía y descolonización. La literarias del semanario significó una línea de poesía de Nicolás Guillén (1985) y La escritura continuidad pero también de ruptura. Lo más invisible (1986). valioso de esta etapa, en la que el crítico afinó Al mismo período corresponden sus esclare- y puso en evidencia sus dotes para el anclaje en cedores trabajos sobre el guatemalteco Augusto

130 Monterroso. Tuvo a su cargo, además, la prepara- de estudio. En medio de esa pulcra austeridad ción de numerosos prólogos y ediciones críticas había algo, sin embargo, que no pasaba, no y tradujo del inglés los Cuentos de soldados y podía pasar inadvertido: una clásica fotografía civiles, de Ambrose Bierce, y La verdadera his- en blanco y negro enmarcada y colgada sobre toria de Billy the Kid, de Pat Garret. Residente una clara y limpia pared, desde la que Carlos en los Estados Unidos, desde hace años ejerce Gardel nos saludaba con su legendaria sonrisa la docencia en la Universidad de Stanford (Ca- como haciéndonos notar los vínculos entre letra, lifornia) y dirige Nuevo Texto Crítico, revista música y cine, y recordándonos, además, que allí que retoma las líneas académicas establecidas vivía un rioplatense, o, tal vez, con más polémica en Xalapa, desde una concepción amplia y ac- complicidad, que esa era la casa. tualizada de la crítica como un «espacio en que En esta otra casa, en el sur, que fue, que sigue dialogan las obras y los discursos heterogéneos» siendo la casa de Julio Herrera y Reissig (com- –según él mismo ha señalado–, «un espacio de placiente con las clepsidras y los cromos exóti- teoría interdisciplinaria, múltiple, que ha dejado cos pero también con otros motivos que solía atrás las alianzas simples de sociedad y obra, acompañar con su guitarra), en esta ceremonia o de lengua y obra». Autor de una anunciada, que no quiere ser más solemne que lo que las esperada y todavía inédita enciclopedia del circunstancias imponen, la imagen de Carlos cine latinoamericano que ha ido creciendo en Gardel, preservada allá en el norte, en Palo términos gigantescos, en este colosal trabajo ha Alto, regresa hoy por sus fueros de la mano concentrado sus esfuerzos y desvelos durante el del profesor Ruffinelli. Junto a él vuelven tam- último decenio. bién otros recuerdos entrañables de momentos Cuando en 1990 visité Stanford, y tuve la compartidos y de amigos comunes –como el dicha de rencontrar a Ruffinelli y compartir con inolvidable Alberto Oreggioni y su editorial él esas jornadas, en su casa de Palo Alto pude Arca–, vinculados para siempre a la cultura comprobar con asombro que los libros –a los uruguaya y latinoamericana. que había imaginado acaparando, sin resquicios, Al recibir, ahora, de manera formal, a Jorge paredes y rincones, de acuerdo con la voraz vo- Ruffinelli como miembro correspondiente de cación lectora del anfitrión– apenas constituían la Academia Nacional de Letras del Uruguay, un conjunto sin relieve cuantitativo. Aunque la lo hago con el reconocimiento, la simpatía y la memoria tiene sus trampas, creo o quiero recor- admiración a que son acreedoras su obra litera- dar que los ambientes, despojados, denunciaban ria y su tarea docente. Lo hago también con la una cierta preferencia minimalista, explicada confianza y la expectativa en el valioso aporte seguramente por el comienzo de sustitución, intelectual que todos aspiramos realice a esta en el dueño de casa, del discurso literario por Academia con su inquieta, persuasiva y lúcida el cinematográfico como objeto predominante personalidad. c

131 JUAN CARLOS RULFO Carta a Jorge Ruffinelli

uerido Jorge: Más tarde vi entre los libros de la casa aquel Recuerdo que desde que yo tenía cinco título que se nombra El lugar de Rulfo, y por Qaños, tu nombre siempre estuvo pre- esos días comenzó a sonarme el otro nombre sente en casa. Jorge Ruffinelli me sonaba a también muy sonoro con el que tiempo después pariente porque tiene algo que ver con la sono- descubriría que es imposible desligarte: Juan ridad de mi apellido paterno: Rulfo. Es algo que Carlos Onetti. nunca te dije pero en aquellos años de los que Uruguay, América del Sur, los viajes de mi te hablo llegué a pensar que tenías algo que ver padre a las ferias de libro, el principio de los en el árbol genealógico de mis antepasados en tiempos violentos en aquellas tierras, los exilios, alguna región apartada del mundo. Y me sonaba la desbandada que hizo que de alguna manera te más armonioso por la terminación aguda de la quedaras en tierras mexicanas y que más tarde palabra: Ruffi-nelli. Era como decir Rulfitos en tuviéramos la oportunidad de conocernos gracias italiano o en alguna lengua inventada. El italiano a tu manía de investigador del cine latinoameri- me gusta porque tiene una sonoridad juguetona; cano. Cambiaste tu biblioteca, que seguramente escuchar a los italianos hablar me transportaba a fue extensa, por montañas de videos de todas una pastelería de palabras. Pero también me po- las películas. Y con el tiempo lograste ser un día asustar porque cuando discuten parece que cinéfilo profundo y envidiable. Ahí te conocí. buscan destrozar las cosas con sus gritos. Rulfo Desde entonces tengo que decir públicamente me suena a una evolución producto de algún que no existe amigo de mi padre con el que yo pariente que un día amaneció muy serio y quiso haya tenido lazo tan fraterno como contigo. Me darle formalidad a su familia, y desde entonces ofreciste directamente tu amistad en Guadala- decidió tumbarle las terminaciones juguetonas del jara, en aquellos festivales de cine, por 1995. Nelli, entre otras cosas, para dejarlo simplemente Fuiste de los primeros críticos con los que inter-

No. 298 enero-marzo/2020 pp. 132-133 pp. enero-marzo/2020 298 No. como Rulfo. Asunto que realmente extraño porque cambié ideas sobre lo que estaba haciendo. De me identifico plenamente con la posibilidad de pronto me encontraba en tu casa, en Stanford, ser más suelto y libre, como lo que me inspira tu admirando una cantidad extraordinaria de videos nombre. En fin, te decía que siempre pensé que de todas las películas de cine latinoamericano éramos parientes y que tenías que ver con algún que podían existir; versiones extrañas de algún Casa de las Américas de las Casa lazo en el que mis orígenes estaban ligados a los cineasta mexicano o brasileño desconocido para

Revista de algún país lejano al que tú pertenecías. mi escasa cultura cinematográfica, pero del que

132 seguramente conoces no solo por el título, sino nos meses fuera de México, sino por conocerte por cada escena y cada pequeño instante. más en familia y por regalarnos tiempo y amor. Tiempo después me ofreciste junto con mi Gracias, Jorge, pariente, amigo y profesor. familia esa oportunidad de vivir muy cerca de Gracias por darme la oportunidad de aprender ti, en California. Aquello se convirtió en una de de ti y por tener la paciencia ante las vueltas que las experiencias más profundas que mis hijos y da la vida. Eso tampoco te lo dije. Ya lo estoy mi esposa hayan tenido, no solo por vivir algu- haciendo. c

SAÚL SOSNOWSKI De frente y de perfil

odo empezó el 2 de enero de 1972 con hecho llegar el nombre de Hugo Verani; desde una carta enviada desde Buenos Aires a la Xalapa el de varios autores mexicanos y, entre T Editorial Arca. En ella le contaba al señor ellos, la dirección de «uno de los orientadores Jorge Ruffinelli que había decidido lanzarHis - en bibliografía literaria, muy leído por todos»: pamérica y que David Viñas me había sugerido José Emilio Pacheco (esa es otra historia, apenas que lo invitara a colaborar. Traspapelada, me una de nuestras compartidas biografías, junto a respondió el 3 de noviembre desde su departa- otras relacionadas con Xalapa y College Park). mento en Bulevar Artigas 530, prometiendo un Reviso la correspondencia: curiosa, chismosa a trabajo sobre Felisberto. A partir de entonces, y veces, formal otras tantas; alguna postal, páginas durante un par de décadas, nuestro contacto se manuscritas, intercambio de datos sobre nuestras tornó cada vez más fluido, más entrañable. Un revistas, anuncios personales, colaboraciones… ensayo sobre el haitiano Jacques Stephen Alexis De su autoría aparecieron en Hispamérica ensa- aparecería en el número 6 en la sección «Los yos sobre José Agustín y Gustavo Sainz, una en- marginados». Su respuesta a algunas observacio- trevista a Salvador Elizondo, notas sobre Mempo

nes que le había hecho al texto me llegó desde Giardinelli y Antonio Skármeta, una revisión de 133-134 pp. enero-marzo/2020 298 No. la Universidad Veracruzana. Era 1974 y su país lo que había pasado con los estudios literarios ya no era el mismo. durante la dictadura uruguaya. En 1975 apareció el primer número de Texto Siendo limitado el espacio asignado para Crítico y a la ya fortalecida amistad y cercanía hablar de quien desde los setenta ha ejercido Casa de las Américas de las Casa se sumó el diseño de nuevos puentes entre nues- un lugar prominente en el estudio de las letras tros colaboradores. Desde Montevideo me había latinoamericanas, y de una carrera que desde Revista

133 mediados de los ochenta se extendió a Stanford teniéndose del espacio en el cual se producían y a Nuevo Texto Crítico, me limito a mencionar los textos, sumamos nuestras publicaciones a dos instancias: la primera es el homenaje a Juan Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, Carlos Onetti en junio de 1980, que contó con la dirigida desde Lima por Antonio Cornejo Polar, participación de un «elenco estelar» (valgan es- y a Escritura, dirigida por Ángel Rama desde tas palabras para quien luego se dedicara al cine), Caracas, para crear el «Centro Internacional de que Ruffinelli organizó junto al «Primer congre- Revistas de Crítica Literaria Latinoamericana». so sobre revistas de crítica literaria». La segunda Eran los primeros años de la década del ochenta, está relacionada precisamente con las revistas. como siempre, la historia se imponía a lo que Frente al embate de publicaciones académicas los textos decían y dicen. Jorge Ruffinelli sigue que privilegiaban aproximaciones formales abs- siendo parte de esta, nuestra historia. c

CASIMIRO TORREIRO GÓMEZ Tantas veces Jorge

ontevideo, comienzos de los setenta. dotado de un juicio certero, de esos que solo dan El letraherido que ya era por entonces los años y las muchas lecturas. Lejos estábamos Mquien esto firma tenía, como gran parte de sospechar que en realidad Jorge solo tenía de su generación, y por lo menos otras dos que veintipocos años, y que con solo veintiúno (pero la precedían, una cita semanal con una de esas eso lo supimos mucho después) había sustitui- instituciones que, andando el tiempo, y cuando do al gran Ángel Rama como responsable de ya había dejado de existir, tanto habríamos las páginas literarias del semanario. Insisto en de añorar: el inolvidable semanario Marcha, esto: para nosotros, Ruffinelli era, debía ser, un verdadera escuela de pensamiento para todos veterano profesor de Humanidades, alguien que

No. 298 enero-marzo/2020 pp. 134-136 pp. enero-marzo/2020 298 No. nosotros. Allí, nos familiarizamos con una firma lo había leído todo, lo había discutido todo en que aparecía tras reseñas de libros extranjeros de alguna de esas tertulias culturales que, todavía los que lo desconocíamos todo, o de atinadas en- entonces, y por desgracia por poco tiempo más, trevistas con otros escritores que comenzábamos se reunían en viejos y entrañables bares monte- entonces a descubrir. Era algo extraño, porque videanos abiertos a todas horas, y nos ofrecía Casa de las Américas de las Casa quien estaba detrás de esos textos, Jorge Ruffi- cada semana su callado pero feliz, reconfortante

Revista nelli, aparecía ante nuestros ojos como alguien magisterio.

134 Perdí de vista no solo a Jorge, sino también resto de su carrera hasta su reciente jubilación, a mi país, mi ciudad y mi gente cuando, como las derivas de los estudios latinoamericanistas se tantos otros, me tuve que ir de Uruguay en 1973, estaban dirigiendo hacia ese cine del que nuestro debido a mi militancia política. Y hasta España hombre siempre había sido adepto confeso. De solo llegaron ecos de que el profesor Ruffinelli esos esfuerzos nacería no solo una carrera docen- había logrado «zafar» y vivía en México, por te prestigiosa, sino también una de sus criaturas fortuna lejos de las garras de unos militares más queridas, la revista Nuevo Texto Crítico, que que habían dictado contra él gruesa condena da cumplida cuenta de esta bifronte actividad, que lo llevó largos años al exilio; una orden de letra impresa e imagen en movimiento, que ya detención por haber formado parte, junto a Juan no abandonó Ruffinelli desde entonces. Carlos Onetti y a Mercedes Rein, del jurado que El tercer Jorge comienza para mí un día de osó premiar un cuento de Nelson Marra que los septiembre, en una ciudad que a ambos nos uniformados consideraron «injurioso» para las fascina: San Sebastián. Allí, a la entrada de un Fuerzas Armadas. Y nos alegramos, claro, por- restaurante de la Parte Vieja, mi tan añorado que, a diferencia del autor del cuento y de los dos colega Alberto Elena me presentó no solo a Jor- otros jurados, no tuvo que pisar la cárcel: México ge, sino también a Cristina, su esposa, notable y la Universidad Veracruzana lo hospedaron y poeta y mejor compañera, momento previo a una hasta logró allí la nacionalidad mexicana. Por de esas mesas bien servidas que serían, desde entonces, todavía era alguien a quien seguía vin- entonces, una marca de nuestros encuentros. culando con la literatura, puesto que lideraba el Y vinieron años de confesiones transoceánicas Centro de Investigaciones Lingüístico-Literarias (bendito internet, claro), encuentros en España y de la universidad, cargo en el que habría de estar en Montevideo, festivales de cine que frecuenta- hasta 1986. mos juntos. Ni Jorge era tan viejo como yo sos- El segundo Jorge fue el de la metamorfosis: pechaba, ni yo era ya tan joven, qué le vamos a sin abandonar nunca esa literatura latinoameri- hacer (se llama vivir). Y este Jorge, coleccionista cana a la que dedicó tantos esfuerzos, trabajos y casi compulsivo (seguramente será la suya la libros que seguramente otros glosarán en estas mayor filmoteca privada de cine latinoamericano mismas páginas, Ruffinelli comenzó a unir su jamás reunida por persona alguna, y en cualquier nombre a sus primeros textos sobre cine, aún parte del mundo), sería desde entonces no solo fronterizos (siempre fronterizos) con lo litera- el suministrador de DVDs de viejas películas rio (sus trabajos sobre el misterioso B. Traven inencontrables, sino el más atinado interlocutor y sobre el gran guionista José Revueltas). Era en todo lo referente a la historia de las cinemato- sorprendente, pero yo lo habría de conocer solo grafías nacionales de nuestro Continente. Él, que más tarde (eran tiempos anteriores a internet, por no se tiene por historiador cinematográfico, y sin supuesto): como otros profesores que ejercían embargo... en universidades estadunidenses, y él lo hacía El cuarto Jorge es, en fin, el que tal vez me nada menos que en una de las más importantes, interesa más glosar aquí. No a quien firmó mo- la de Stanford, en la que habría de discurrir el nografías fundamentales sobre Víctor Gaviria,

135 Patricio Guzmán, Cristián Sánchez o Carlos que jamás se complace de sí misma, sino que es Gardel (que también), sino al autor de un libro por solo el instrumento para ir siempre un punto más el cual, incluso si jamás hubiera escrito ninguna lejos, en busca del dato no ya útil y relevante, otra cosa, ya merecería pasar a los anales de la sino virtualmente olvidado o desconocido. Por el historiografía cinematográfica latinoamericana. otro, una prosa límpida, de la que está expulsada Me refiero a su fundamental inventarioPara verte toda pedantería, en pos de una comprensión del mejor. El nuevo cine uruguayo y todo lo anterior, texto que un lector atento agradece como agua de que Trilce publicó, con enorme repercusión, mayo. Y por otro, en fin, una perspicacia para leer hace ahora cuatro años. Sin duda alguna, la con- los filmes desde un ángulo a menudo impensado, tribución más importante jamás realizada sobre en busca de esas luminosas comparaciones que nuestro cine, el libro de Jorge es un resumen de la nos permiten reconocer la marca del mejor de personalidad del profesor dedicado a dar a cono- los talentos: el de quien tiene literalmente en la cer, incluso a públicos no especialmente cinéfilos, cabeza todo el cine del mundo y sabe, por fortuna aspectos que le importan de esa gran parcela de la para todos, explicarlo como nadie. Por muchos cultura que es el cine. Por un lado, una erudición años, amigo querido... c

136