El Infierno En La Pintura Mural Agustina Del Siglo Xvi Actopan Y Xoxoteco En
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1 EL INFIERNO EN LA PINTURA MURAL AGUSTINA DEL SIGLO XVI ACTOPAN Y XOXOTECO EN EL ESTADO DE HIDALGO Arturo Vergara Hernández UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE HIDALGO ____________________________________________________________ Patrimonio Cultural Hidalguense 2 UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE HIDALGO INSTITUTO DE ARTES (2) 3 UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE HIDALGO Luis Gil Borja Rector Humberto A. Veras Godoy Secretario General Marco Antonio Alfaro Morales Coordinador de la División de Extensión Enrique Rivas Paniagua Director de Ediciones y Publicaciones Abel L. Roque López Subdirector de Ediciones y Publicaciones El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología otorgó apoyo para la realización de este trabajo. Primera edición, 2008 © UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE HIDALGO Abasolo 600, Centro, Pachuca, Hidalgo, México, CP 42000 Correo electrónico: [email protected] Prohibida la reproducción parcial o total de esta obra sin el consentimiento escrito de la UAEH. ISBN 970-769-057-7 4 INTRODUCCIÓN De tiempos inmemoriales que se ha inventado el infierno para asustar a los pobres con sus castigos eternos y el pobre que es inocente con su inocencia….creyendo. Violeta Parra Antecedentes Entre 1990 y 1993 participé en un proyecto de investigación del Instituto Hidalguense de la Cultura, cuyos resultados se publicaron como Catálogo del patrimonio cultural del estado de Hidalgo.1 Los involucrados nos dimos a la tarea de recorrer toda la entidad a fin de recabar información de primera mano para conformar dicha obra. En esta primera oportunidad de conocer en su totalidad mi estado natal, y con formación en Antropología Social, me dediqué al estudio del fenómeno artesanal, pero también colaboré en el registro y catalogación de monumentos, tanto prehispánicos como coloniales. Muchos temas llamaron mi atención, aunque me impresionaron en particular las pinturas del infierno en Actopan y Xoxoteco, que habían sido descubiertas en los años setenta del siglo veinte, tras centurias de estar ocultas bajo capas de cal. Por eso las escogí como tema de tesis de maestría en Historia, siendo ése el origen del presente texto. Ambas manifestaciones plásticas, emparentadas tanto por el contenido como por la técnica (que incluye la policromía y la ausencia de contornos delineados), son ejemplos únicos de pintura mural novohispana con una fuerte carga escatológica. La primera vez que las vi me impactaron y también me produjeron cierta indignación, pues se utilizó como una forma de coacción mental contra la población indígena de aquella época. Sabía que era un recurso que la Iglesia romana había usado durante siglos, sobre todo en la Edad Media, pero el hecho de encontrarlo tan cerca me inquietaba. Imaginé el pavor del espectador indígena que se veía ahí retratado, como pecador o recibiendo terribles castigos infernales. Rechacé por ingenua la explicación “oficial” de las pinturas, en el sentido de que son simples formas auxiliares de evangelización. No niego que hayan cumplido esta función, pero fueron utilizadas también con otras intenciones. Una de las imágenes de Xoxoteco, donde aparece un encomendero golpeando a un indio converso, junto a otra en la que un demonio se lleva a un 1 Arturo Vergara et al., Catálogo del patrimonio cultural del estado de Hidalgo, regiones 1 a 7, en 8 tomos. Pachuca, Gobierno del Estado de Hidalgo, Instituto Hidalguense de la Cultura, 1991-1999. 5 indígena renuente a la conversión,2 es una prueba de que los frailes no sólo estaban ganando almas, sino colaborando también al sometimiento del indígena al poder español, para el cual la religión era “razón de Estado”. Al revisar lo que se había escrito al respecto, encontré un vacío explicativo. Lo que está pintado no son simples escenas “costumbristas”, y el encomendero golpeador no era solamente la demostración del pecado de la ira. Además había muchas lagunas sobre el tema, debido principalmente a que no existía un estudio del contexto social, cultural, geográfico y político en el que se realizaron los murales. Parto de la idea de que la obra de arte no es sólo fruto de la imaginación del artista, sino que es hija de su tiempo y obedece al contexto cultural en donde surge. Coincido con la opinión de que “la creación artística es, por supuesto, un hecho individual, pero la circunstancia de su producción, el ambiente que estimula la vocación y acoge la obra, está socialmente condicionado y en él se resumen y ponen de manifiesto las esencias espirituales de un pueblo o de una fase de la cultura”.3 Me preguntaba, entre otras cosas, ¿A qué problemática responden estas pinturas? ¿Qué fue lo que llevó a los agustinos a realizarlas? ¿Qué mensajes tratan de trasmitir? ¿Por qué son tan parecidas? ¿En qué son diferentes? ¿Fueron los mismos pintores para ambos sitios? ¿Cuándo se pintaron y cuál se realizó primero?4 ¿Por qué no existen otros ejemplos similares en el resto del país y del continente?5 ¿Por qué sólo existen en regiones otomíes? ¿Se usaron modelos iconográficos? Tres son los principales trabajos que han incursionado en el tema. Los estudios de Benito Artigas y Elena Estrada de Gerlero son diametralmente opuestos. El de Víctor Ballesteros es un buen análisis iconográfico, pero casi no toma en cuenta el contexto. Había que investigar más para avanzar en las respuestas buscadas. Me propuse contribuir a ello, analizando no sólo el discurso intrínseco de los murales y la ideología religiosa que a través de ellos se manifiesta, sino las condiciones objetivas 2 Que yo intitulé “El maltrato necesario” y “La libertad pagana como camino del infierno”, son explicadas con detalle en el capítulo 6. 3 Nodarse, J. J., Elementos de Sociología, Compañía General de Ediciones, México, 1963, p. 209. 4 Benito Artigas, promotor de la restauración de los murales serranos, publicó el trabajo La piel de la arquitectura, los murales de Santa María Xoxoteco, México, UNAM, 1988. En él data los murales, a partir del vestuario de los personajes, entre 1540 y 1556. Por otro lado, Elena Estrada de Gerlero en "Los temas escatológicos en la pintura mural novohispana del siglo XVI", en Traza y baza (Cuadernos hispánicos de simbología, arte y literatura, núm. 7), a partir de cuestiones técnicas como la perspectiva, los ubica entre 1570 y 1590. 5 Ello no significa que no existan elementos escatológicos en pintura y escultura en iglesias coloniales en México. Sí existen, pero en forma aislada y reducida, en capillas posas, tímpanos y hornacinas de claustros y crujías, siendo los más conocidos los de San Miguel Calpan, y en los conventos agustinos de Cuitzeo, Acolman, Ixmiquilpan y Actopan. No existen en capillas abiertas, salvo los casos que estudiamos, siendo éstas lugares destinados exprofeso a la población indígena. 6 de la sociedad y el gran conflicto que existió en el momento de su realización. Este trabajo busca responder a las anteriores preguntas, aunque no a todas. Por ejemplo, creo que primero se pintó Xoxoteco a mediados del siglo XVI; pero mientras no se encuentre un contrato de obra o algo semejante, no puede darse por seguro que así haya sido. Mi propuesta es abordar el problema desde el punto de vista de la Historia Social, más que desde la Historia del Arte. Pretendo contribuir a la comprensión de esta interesante temática ampliando el campo de investigación al contexto histórico y geográfico en que se dio el fenómeno, considerando a todos los actores sociales involucrados, como el clero regular y secular, la población indígena (otomí, chichimeca y náhuatl) y la población española (encomenderos, comerciantes, mineros y representantes de la Corona), entre otros. Hipótesis La elaboración de los programas escatológicos de Actopan y Xoxoteco pudo haber respondido a una o varias de las siguientes causas: a. Se sabe que los temas escatológicos fueron muy comunes en Europa en los siglos XIV, XV y XVI, sobre todo en periodos de grandes epidemias. Del mismo modo, un marco de aguda crisis social en el Nuevo Mundo pudo haber sido el detonante de este recurso. Entre las causas que pudieron haber motivado dicha crisis está desmedida explotación de la mano de obra indígena y la resistencia al proceso de conquista y evangelización, todo ello agudizado por las mortandades, epidemias, hambrunas y otras calamidades que acompañaron a la destrucción del mundo prehispánico. b. Las circunstancias adversas en que se dio la misión agustina hidalguense inclinaron a los frailes a hacer más drástico el proceso evangelizador: se trataba de una región fragosa y montañosa, con una mayoría otomí, en la que habitaban grupos humanos dispersos, rudos y más reacios a la conversión que los que encontraron las órdenes mendicantes en los valles centrales de México, Tlaxcala y Michoacán. Esto se debe a que cuando los agustinos llegaron en 1533, las mejores zonas de evangelización habían sido ocupadas ya por franciscanos y dominicos. Xoxoteco se encuentra en el antiguo señorío de Metztitlán, que junto con Tutotepec y Huayacocotla, habían resistido a la hegemonía mexica. Es probable que estos estados independientes hayan ejercido una resistencia semejante al proceso colonizador español. 7 c. La cercanía de la frontera mesoamericana. Los agustinos enfrentaron dificultades adicionales en la misión otomí debido a que la zona era frontera de chichimecas, grupos que en diferentes grados de intensidad rechazaron el avance español en sus zonas de caza-recolección, cuestión que derivó en la llamada “guerra chichimeca”, la cual, en sus momentos más álgidos se constituyó en una verdadera guerra de exterminio. Muchos chichimecas sobrevivientes siguieron evadiendo la evangelizadora agustina, franciscana y dominica durante el resto del periodo virreinal. Además de la resistencia armada, grupos chichimecas trataron de influir en sus vecinos otomíes y tarascos para rechazar el avance español. Los murales pudieron haber funcionado como una estrategia de dominio ideológico dirigido a indios otomíes conversos para asegurar su adhesión al cristianismo. d. La lucha de los agustinos contra las supervivencias idolátricas.