ASTURIAS SIGLO XXI

PRAVIA La vega industriosa

FERMÍN RODRÍGUEZ RAFAEL MENÉNDEZ

Pravia es un concejo moderno, de economía diversificada, con un notable sector industrial y un gran potencial de crecimiento. Un territorio que apuesta por su futuro al margen de pesimismos y con la mirada puesta en su integración metropolitana.

El concejo de Pravia es territorio de paisaje amable y carácter urbano. El que le da el disponer de una villa activa, industriosa, protagonista en las distintas etapas de la industrialización asturiana y que ha sabido mantener su vitalidad hasta el presente. Ha superado los 5.000 habitantes, situándose entre las villas asturianas de primer nivel, como núcleo urbano de referencia al oeste del Área Metropolitana y sobre el ámbito comarcal del Bajo Nalón. El concejo se ha estancado en los 9.200 habitantes, sobre los que la capital sigue ejerciendo una atracción continuada. El encuentro de dos valles, Nalón y Narcea, le otorga una localización estratégica, que alcanza hasta las proximidades de la costa, sobre la rasa y la ría del Nalón. Pravia se sitúa como uno de los sucesivos enclaves urbanos que jalonan el valle del gran río Astur, el Nalón, ejerciendo su centralidad sobre el ámbito del valle bajo, la ría y sus concejos ribereños. El concejo cuenta, además, con un poblamiento rural diverso y complejo, 15 parroquias y 70 pueblos y aldeas. La población ha tendido a concentrarse históricamente sobre las vegas del Nalón y su unión con el Narcea, posición estratégica desde la antigüedad, que ha dejado un notable patrimonio cultural. En este espacio, en las proximidades de la villa, se localizan los pueblos de mayor dimensión, como Agones (607 habitantes) Peñaullán (522) y Los Cabos (355). Se asoma el concejo también a la rasa costera donde se sitúa y sus 350 habitantes, pueblo de espectacular arquitectura indiana. Casi todos estos núcleos de población mantienen su población en la última década. Unos cuantos pueblos más superan los 100 habitantes; son los de Santianes, Bances, Cañedo, Forcinas y Prahúa. Fuera de este territorio central y, sobre todo, en el más arrugado territorio situado al suroeste del concejo, las aldeas no alcanzan los 100 habitantes. Destacan las de , Loro, La Castañal, Palación, Godina, Villafría, Villarigán, , Quintana, Sandamías, , Repollés, Luerces y Beifar El reparto de la producción y del empleo por sectores nos descubren un concejo moderno, de economía diversificada y fuerte potencial de crecimiento. 3.000 empleos se distribuyen entre el dominante sector terciario (1.600) la industria (767) la construcción (324) y la ganadería (279). Si desarrollo y diversidad van unidos, Pravia es un concejo desarrollado. De economía pujante, con una tasa de actividad similar a la media asturiana y un saldo migratorio positivo, que implica una presencia creciente de población inmigrante. Y como suele suceder en estos concejos industriosos, lo envuelve un halo de discreción y de buen hacer, sin estridencias innecesarias. La ganadería lechera es el sector que más ha sufrido en los últimos años. En una década se ha pasado de 431 a menos de 300 explotaciones y la cabaña ganadera de 4.200 a 2.700. Los titulares de cuota láctea han caído desde 277 a sólo 42 y de 9.500

Tm de producción a menos de 4.000. Ha habido, como en otras partes de la región, una reorientación de explotaciones hacia el sector cárnico. La industria muestra una notable presencia en el concejo que, a la vista de la ocupación del polígono de Salcedo, necesita habilitar más suelo empresarial con urgencia. Es una buena señal. Los sectores maderero, alimentario, de los plásticos y otros varios dan una gran diversidad a la industria local, arraigada en una dilatada tradición y que continúa marcando, hoy, muy positivamente este territorio. Y aporta, además, un numeroso contingente de empleos. Del tirón residencial de la villa, como centro urbano de referencia comarcal, potenciado además por la proximidad a la costa y por el encanto paisajístico que le confiere su situación sobre las vegas del recuperado Nalón, se obtiene una presencia muy estimable de la construcción como actividad complementaria, de impacto muy positivo sobre el empleo local. No hace falta insistir en las posibilidades de crecimiento de la función residencial de la villa y de los principales núcleos de población del concejo, en el proceso abierto de integración metropolitana, hasta la fecha obstaculizado por las malas comunicaciones. El predominio de las actividades terciarias está en consonancia con la dimensión urbana de la villa y su oferta de servicios, así como un destacado aumento de la actividad turística, que se apoya en un más que notable y diverso patrimonio etnográfico, arqueológico, histórico, arquitectónico y paisajístico. Más de 40 establecimientos hoteleros, de tipología urbana y rural, que aportan unas 500 plazas de alojamiento y la existencia de empresas de actividades turísticas dan fe de este impulso de los últimos quince años. En definitiva, Pravia es un territorio complejo, diverso en paisajes y patrimonio. Diverso también en actividades y posibilidades de futuro. Con iniciativas y tesón para ganar el futuro. Y, sobre todo, con posibilidades para crecer, lo que ahora no está haciendo si nos referimos a sus indicadores demográficos, por el tirón hacia bajo de la natalidad, también aquí inferior a la mortalidad, aun contando con un saldo migratorio positivo. ¿Qué necesita para crecer? Probablemente creer y apostar con más decisión en sus potenciales y en su forma de entender la vida. ¿Hacia dónde apunta el futuro de Pravia? A insistir en lo que ya hace y en los variados recursos que posee. A continuar la senda de la diversificación económica y la apuesta industrial. Al aprovechamiento del patrimonio para fundamentar un mayor aumento de las actividades turísticas. Al desarrollo urbano de una villa de empaque e historia milenaria, que crezca sobre la base de la calidad residencial, capaz de atraer población de áreas urbanas menos atractivas. En definitiva, a mantener el pulso y la vitalidad y la notable capacidad de iniciativa demostrada durante décadas.