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Dirección, redacción y administración Calle 11 # 160 e/KyL-Vedado La Habana (Cuba) tel.: (537) 832 75 81-3 - fax: (537) 832 22 33 e-mail: [email protected] [email protected] Directora general Irma Armas Fonseca Editorial 65 Directores culturales Dario Mogno, Manuel Pérez Alfaro HISTORIA Redacción Gladys Armas Sánchez Armando Bartra Fermín Romero Alfau Debut, beneficio y despedida Diseño de una narrativa tumultuaria (1). Tony Gómez Piel de papel. Los pepines Ilustración de cubierta en la educación sentimental Viñeta de 1914 de del mexicano 67 Santiago R. De La Vega AUTORES La Revista latinoamericana de estudios sobre la historieta es el órgano oficial del Observato- rio permanente sobre la historieta latinoa- Manuel Barrero mericana. Su periodicidad es trimestral: sale el Jodorowsky: 15 de marzo, el 15 de junio, el 15 de septiembre el chileno ecléctico (1) 91 y el 15 de diciembre de cada año. El precio de cada ejemplar es de 10 $MN en Cuba, de 3 US$ en los demás países. La suscripción anual indi- Caridad Blanco de la Cruz vidual cuesta 40 $MN para el envío en Cuba, 12 Salomón, un mutante perturbador 108 US$ para el envío a los demás países. La sus- cripción anual para las instituciones cuesta 20 MEMORIAS US$ sea en Cuba sea en los demás países. ©2001-2004 Revista latinoamericana de estu- dios sobre la historieta / Observatorio permanen- Carlos M. Federici te sobre la historieta latinoamericana. Desventuras en el Páramo. Una visión personal(ista) © Las ilustraciones que aparecen en este número 119 son propiedad de sus autores. del cómic en el Uruguay Fotomecánica e impresión: Departamento técni- ENTREVISTA co de la Editorial Pablo de la Torriente. ISSN: 1683-254X Manuel Pérez Alfaro La historieta y el cine de animación. Entrevista a Juan Padrón 131 Con la aparición en tiempo de este segundo número, se cum- ple uno de los objetivos propuestos: que la revista saliese en el plazo fijado, no sólo por el respeto que nos merecen los autores y lectores, sino también por un elemental principio de constan- cia y sistematicidad. Se apreciará que aún no ha sido constituido el comité cien- tífico anunciado en el primer número. En realidad no quisimos correr el riesgo de involucrar a un grupo de personalidades en un proyecto que se iniciaba, teniendo en cuenta las insatisfac- ciones de todo tipo que inevitablemente sobrevendrían. De ahí que nos pareciera entonces más respetuoso mantener nuestra única responsabilidad en los primeros pasos y poster- gar la aparición de ese comité hasta que la revista adquiriera la fuerza suficiente para sentirse a salvo de tales problemas. A decir verdad, ya estamos orgullosos de haber conseguido con este número mejores resultados. Un primer hecho se refiere a la calidad de las colaboraciones, y otro a la amplitud del área geográfica de donde provienen y que tratan los artículos. Constituir una red estable de relaciones profesionales es una de las bases del éxito del proyecto. Aun la relativa homogeneidad de la realidad cultural y social de los vol. 1, no. 2 65 países de América Latina, consideramos sin embargo que esta es una tarea difícil y que nos va a llevar tiempo. Pese a los problemas relativos a la identificación y a los estu- dios hechos en los diferentes países, advertimos dramática- mente la carencia de información sobre algunas realidades nacionales, como son los casos de Belice, Bolivia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Guyana Francesa, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Paraguay, República Domini- cana..., de los que por este medio estamos recabando coopera- ción a fin de saber qué está ocurriendo en esos países. Quizás muchos de ellos no tengan una producción historietística au- tóctona, pero ávidos lectores seguramente tienen, y poder acer- carnos así a su perfil cultural, sociológico, económico, entre otros. El enfrentamiento con la realidad nos impone, en ese propó- sito, una reflexión crítica sobre aquellos criterios de "rigurosa metodología científica" que nos propusimos. Insistimos que nuestro principal objetivo es dar a conocer ensayos del nivel de documentación y agudeza crítica que caracterizan, por ejem- plo, el texto de Armando Bartra sobre la historieta mexicana, cuya primera parte publicamos en este número. Esto no quiere decir que, en el caso de realidades menos conocidas y donde aún no ha madurado una tradición de estudio de la historieta, no resulte conveniente abrir de igual modo nuestras páginas a aquellos trabajos aunque sólo sean parciales o incompletos, pues pueden constituir los indispensables ladrillos para una futura edificación de obras más maduras, completas y comple- jas. De esto y de todo lo demás estamos convencidos, sabiendo de antemano de que sólo de la mutua comparación podrán ma- nar las soluciones que nos ayuden en la consolidación del pro- yecto. Reiteramos por último nuestra satisfacción y agradecimiento al hacernos llegar sus opiniones, críticas y sugerencias en aras siempre de mejorar la revista. 66 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA HISTORIA

Debut, beneficio y despedida de una narrativa tumultuaria 1 Piel de papel Los pepines en la educación sentimental del mexicano

Armando Bartra Investigador, Ciudad de México, México

Resumen Armando Bartra dirige en estas primeras 13 páginas un recorrido a vuelo de pájaro (una mirada precisa, concisa, sin ninguneos ni olvidos) de medio siglo de narrativa gráfica popular mexicana. Desde 1900 y hasta 1950, los primeros años de la historieta mexicana son historiografiados a través de sus más relevantes exponentes, así como sopesados frente al desarrollo de la historieta norteame- ricana de esos tiempos. Las décadas de los 40's y 50's merecen especial atención, dividiendo el autor su análisis panorámico en el corpus historietístico de humor y el cómic "serio".

Abstract In the first thirteen pages of a longer essay, Armando Bartra directs a bird's eye view (a precise, concise, all-encompassing view) of half a century of Mexican popular graphic narrative. From the ni- neteen hundreds until 1950 the author presents an historiography of the first years of mexican comics, carefully exploring its most important exponents, as well as compared with the development of the North American comic book of that age. The decades of the 40's and 50's deserve special attention: Bartra divides his panoramical analysis between the humorous comic book corpus and the serious co- mic book one.

En mi mundo imaginario influyeron ante todo Antesala las figuras de El Correo de los Niños [...] Vivía con esta revistilla [...] Me pasaba las horas reco- rriendo las imágenes de cada serie de un número La historieta mexicana es un arte de a otro, me contaba mentalmente las historias in- muchedumbres uncido al curso de la terpretando las escenas de diversas maneras, fa- imprenta y en particular de las técnicas bricaba variantes, fundía cada episodio en una para multicopiar imágenes. No incluye historia más vasta, descubría, aislaba y relacio- naba ciertas constantes en cada serie, contami- iconos como los códices, que la prefi- naba una serie con otra, imaginaba nuevas series guran por el lenguaje, pero no por el sis- en las que los personajes secundarios se conver- tema de reproducción y tampoco por tían en protagonistas [...] Esta costumbre retra- los destinatarios. só sin duda mi capacidad para concentrarme en la palabra escrita [...] pero la lectura de las figu- Nuestros monitos se originan en las ras [...] fue para mi una escuela de fabulación, de publicaciones periódicas ilustradas, pro- estilización, de composición de la imagen [...]. liferantes en la segunda mitad del siglo (ITALO CALVINO: XIX gracias a la litografía, y su historia «Seis propuestas para el próximo milenio») abarca algo más de ciento cincuenta vol. 1, no. 2 67 Armando Bartra Que la gestación de la historieta mo- derna resulte principalmente de su éxito como mercancía, no le resta trascen- dencia cultural, y el cómic del siglo XX se identifica con las convenciones que adoptaron y promovieron comercialmen- te los editores estadounidenses. Así, la historieta decimonónica europea, que a través de autores como el suizo Rudolp- he Töpffer, el alemán Wilhelm Bush y el francés Cristophe, ya había creado un lenguaje icónico original, aparece co- mo balbuciente precursora del verdade- ro cómic. Paradojas de un orden mer- cantil donde solvencia económica es solvencia cultural, y quien puede impo- ner comercialmente un modelo comu- Figura 1: Catecismo náhuatl del siglo XVI. nicativo puede igualmente acuñar la Precursor sui generis del lenguaje gráfico-na- definición del género y atribuirse su rrativo. Versión paleográfica de Miguel León fundación. Portilla. Por la indiscutible creatividad de sus autores, pero también por la perspicacia años. Dentro de este lapso se distinguen empresarial de sus editores, el cómic dos períodos separados por el estableci- moderno se identifica con el modelo miento y difusión del cómic moderno yanqui, ubicándose su fundación en la de corte estadounidense. última década del siglo XIX. Y como la Hito fundante convencional, la apari- historieta mexicana está acotada por las ción en 1896 de «The Yellow Kid» de influencias extranjeras, y en el presente Richard Felton Outcault, más que cons- siglo por las estadounidenses, su histo- tituir una mutación mayor en el lengua- ria no escapa a esta convención: nuestro je icónico señala el arranque de una re- cómic moderno es un fenómeno cultu- volución en la industria de la cultura. ral del siglo XX, proveniente de la in- En realidad la historieta entendida co- fluencia, penetración y ulterior nacio- mo narración con múltiples viñetas, don- nalización de las daylies y los sundays. de con frecuencia se integran texto e Sin embargo, ya en el XIX se practi- imagen, nació y se multiplicó mucho caba profusamente en México la narra- antes de la última década del siglo XIX. ción con viñetas secuenciadas; una his- Pero cuando las grandes cadenas perio- torieta muda o montada en didascalias, dísticas estadounidenses la adoptan, in- que a la luz del paradigma que surgirá novaciones como color, diálogo en glo- con el cambio de siglo aparece como bos, onomatopeyas dibujadas, líneas de una suerte de protocómic litográfico, fuerza, personajes fijos y formatos es- quedando sus autores en condición de tándares, devienen elementos definito- meros adelantados de la historieta ve- rios de lo que hoy llamamos cómic. nidera. 68 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Piel de papel Podemos, entonces, dividir la histo- cona, ministro juarista de Relaciones ria de los monitos mexicanos en dos Exteriores y famoso por haber reco- grandes períodos: uno que corresponde nocido la deuda inglesa. Más tarde, en a la historieta decimonónica apegada a El padre Cobos, Alamilla y Casarín, la tradición europea, y otro que com- quien ahora firma Lira, publican histo- prende el desarrollo del cómic moderno rietas contra el presidente Díaz, como de influencia estadounidense. El prime- «Un día de despacho», y una biografía ro va de mediados del siglo XIX hasta la chusca de Manuel González. Rudolph revolución de 1910, y el segundo abar- Müller, quien también usa el sobrenom- ca de 1919, año en que se publica nues- bre de Cárdenas, dibuja en «La Linter- tro primer suplemento dominical con na», y con Juan Gaitán, en El Quixote, historietas locales, hasta la actualidad. semanario dedicado al escarnio de Por- El presente ensayo se ocupa de los firio Díaz, «El Caballero de la Noria». cómics mexicanos de la primera mitad Uno de los más prolíficos litógrafos, y del siglo XX, pero haremos una breve maestro en la narración historietada, es mención a los que aparecieron en el an- José María Villasana, quien debuta en terior. La Orquesta, anima casi solo El Ahui- zote, dibuja para La Época Ilustrada y Precursores: 1850-1900 edita México Gráfico, transitando del antilerdismo furibundo de su primera Las historias dibujadas se imprimen época a la sátira social y el humor blan- en México desde hace centuria y media, co de sus años porfiristas. Discípulos y durante el siglo XIX están en gran me- aventajados de Santiago Hernández son dida al servicio de la sátira política. Por Daniel Cabrera y Jesús Martínez Ca- esos años el recurso narrativo de las vi- rrión, que desde El Hijo del Ahuizote, ñetas secuenciadas es parte del arsenal El Colmillo Público y El Ahuizote Ja- de los litógrafos de la prensa periódica cobino, transforman al presidente Díaz y, al igual que las caricaturas, las histo- de «La Matona» en «Don Perfidio» y rietas son rijosas. «Don Perpetuo». Carrión es autor tam- La historieta y la caricatura política bién de numerosas historietas donde se decimonónicas nacen y embarnecen autocaricaturiza, como «Marranón Te- dentro de un periodismo militante y lepático». José Guadalupe Posada em- programático; una prensa al servicio de plea el lenguaje del cómic en sus traba- ideas y proyectos de nación donde no jos litográficos más convencionales, cabe la neutralidad y ocupa muy breve como «Vida Nueva», sátira de los la- espacio el puro divertimento. Desde gartijos publicada en La Patria Ilustra- La Orquesta, Constantino Escalante, da. Todos ellos, y otros más, practican Alejandro Casarín, Jesús T. Alamilla y una historieta belicosa, que combate a Santiago Hernández se ensañan con conservadores e imperialistas, ridiculi- Benito Juárez y su gabinete, en litogra- za a los mandamases Antonio López de fías de una sola viñeta y también en se- Santa Anna, Maximiliano, Benito Juá- cuencias narrativas. Para El Coyote, rez, Sebastián Lerdo de Tejada y a sus Noé realiza una saga historietada prota- gabinetes, y más tarde se ensaña con gonizada por Manuel María de Zama- Porfirio Díaz y ministros que lo acom- vol. 1, no. 2 69 Armando Bartra son breves, pues alternan con el cartón político, hay algunas series extensas con personajes ficticios pero estables, como «Aventuras de un tourista» prota- gonizada por Perfecto Malaestrella y realizada por Martínez Carrión para El Colmillo Público entre diciembre de 1903 y abril de 1904. A fines del siglo XIX la voluntad de orden del porfiriato se impone sobre la anarquía decimonónica, y el consenso en torno al progreso sustituye los acres debates sobre la nación y enconadas lu- chas partidistas de las décadas anterio- res. Y si el apotegma de gobierno es po- ca política y mucha administración, su correlato periodístico podría ser poco editorialismo y harta diversión. Sucede a los diarios y revistas com- prometidos y beligerantes una prensa reporteril y noticiosa, un periodismo li- Figura 2:EnEl Ahuizote, Villasana se revela gero que suple el escándalo político con como un maestro en la conjunción narrativa de texto e imagen. En esta plancha, las didasca- la nota roja. Así, al arrancar el siglo XX lias seudo apologéticas son el hilo conductor y los tradicionales diarios militantes son las viñetas su contrapunto satírico. apabullados por un impetuoso cotidia- no que se pretende objetivo y neutral, pañan. A veces la sátira no es expresa- aunque en realidad es porfirista y subsi- mente política sino social, pero el cos- diado. El Imparcial, de Rafael Reyes tumbrismo crítico es igualmente de Spíndola, lleva en su nombre el progra- combate. ma: alejarse de los sectarismos ideoló- Los padres fundadores de la caricatu- gicos y apostar por un periodismo leve ra política y la historieta satírica se en- y antisolemne, que informe en vez de conan con imperialistas y conservado- proponer. El Imparcial se vuelve pron- res, pero también zarandean a los pa- to un cotidiano de tiraje masivo, tan po- dres fundadores de la nación. Escalan- pular como exitosamente comercial. te, Casarín y Alamilla, por ejemplo, po- Esta nueva prensa cotidiana, de la nen a Juárez como lazo de cochino, no que forman parte otros diarios como por ultramontanos, sino porque la cari- El Mundo, también de Spíndola, y Gil catura es la sarna del poder. Y así, a filo Blas, de Francisco Montes de Oca, y a de sátira, le confeccionan al Beneméri- la que se suman decenas de revistas co- to un monumento de papel menos ma- mo El Mundo Ilustrado, México Gráfi- niqueo y más enaltecedor que los de co, Frivolidades, El Cómico, Argos, mármol. Cosmos, La Risa, Sucesos Ilustrados y Aunque en esta época las historietas México Galante, entre otros, requiere 70 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Piel de papel

Figura 3: Posada, aunque sólo dibujó unas cuantas historietas, es el creador de un inolvidable per- sonaje de comic: el ingenuo «Don Chepito», protagonista de una larga serie de relatos satíricos, quien, en el ejemplo, recibe justo castigo «Por amar a una mujer casada». una nueva gráfica periodística y una mente Orozco, en El Mundo Ilustrado, nueva historieta a la que algunos llaman practican la historieta light. sicológica. Demanda renovadas ilustra- Con el estallido de la revolución y la ciones capaces de competir con la foto- caída del gobierno porfiriano, las clases grafía, recientemente incorporada a la dominantes y su prensa, que en tiempos prensa gracias al fotograbado; un dibu- de paz y orden se pretendían alejados de jo artístico, decorativo o de humor, pero las pasiones partidistas y sectarias, se despolitizado; un cómic de evasión y politizan aceleradamente. Su toma de divertimento. posición es conservadora primero, reac- Así, el encono satírico y la caricatura cionaria después y al final de plano res- rasposa de la gráfica decimonónica van tauradora, pero siempre de derecha. dejando su lugar a las gracejadas,; blan- Los apóstoles de la prensa comercial cas o sicalípticas, pero políticamente liviana y escapista se tornan fervientes neutras. impulsores del periodismo político ul- En la primera década del siglo XX di- tramontano, y los dibujantes de viñetas bujantes como Carlos Alcalde, Eugenio decorativas, chistes blancos e historie- Olvera, Rafael Lillo, Santiago R. de la tas intrascendentes, devienen feroces Vega, Ernesto García Cabral y hasta Ju- caricaturistas políticos al servicio de la lio Ruelas, en El Cómico, y José Cle- contrarrevolución. vol. 1, no. 2 71 Armando Bartra Frivolidades, La Risa y otras publi- de y Olvera dibujan para el suplemento caciones ligeras mudan en pasquines dominical de El Imparcial. Así, Pan- antimaderistas, y surgen nuevos sema- chito el corto deviene nuestro «Yellow narios de derecha militante como Mul- Kid» autóctono. ticolor, Ojo Parado y La Porra, entre muchos otros. Aparece, incluso, un Adelantados: 1900-1920 nuevo Ahuizote, pero ahora reacciona- rio y publicado por Reyes Spíndola, Los pioneros y adelantados de la his- dueño de El Imparcial y gran tlatoani torieta mexicana difundieron la mayor del periodismo en el viejo régimen. parte de su obra en revistas políticas, Lillo, Cabral, de la Vega, Olvera, humorísticas o familiares, y en una de Alcalde, Clemente Islas Allende, Ate- estas publicaciones apareció la primera nedoro Pérez y Soto y, una vez más, el serie que emplea de modo consistente joven Orozco, se incorporan a esta los recursos del cómic moderno. ofensiva conservadora, poniendo al ser- La historieta se llama alternadamen- vicio de la reacción su enorme talento y te «Las aventuras de Adonis» y« Las sus renovados recursos gráficos e histo- desventuras de Adonis», y a partir del 5 rietiles, madurados en tres lustros de de julio de 1908 se publica semanal- humor intrascendente. mente en la tercera de forros de El Mun- A veces sus historietas son de varias do Ilustrado. La inclusión de una histo- entregas y con personajes fijos, como la rieta mexicana de personajes fijos es que entre 1909 y 1910 protagoniza «Si- iniciativa de Luis Lara Pardo, que aca- sebuto», emblema del semanario Suce- baba de sustituir a Luis G. Urbina en la sos Ilustrados, que dibuja Pérez y Soto dirección de la revista. El autor es Ra- con los seudónimos Sisebuto y Medici- fael Lillo, dibujante de origen español na Verde. Pero por lo general los cari- que había estudiado en la Academia de caturistas retratan personajes reales. San Carlos, y quien desde 1904 colabo- Francisco I. Madero y su hermano raba en el semanario realizando grecas, Gustavo, el siniestro Ojo Parado; el viñetas y eficaces ilustraciones que re- chacal Emiliano Zapata y su carnal Eu- miten al trabajo de Charles Dana Gib- femio; el infidente Pascual Orozco; el son. Desde 1907, Lillo empieza a com- centauro norteño Francisco Villa y binar su gráfica naturalista con carica- otros prohombres de la revolución, se turas y chistes de buena factura, con los constituyen en socorridos protagonistas que se entrena para realizar la primera de una historieta que combina los recur- historieta moderna, es decir, con glo- sos de la caricatura política decimonó- bos, líneas de fuerza y onomatopeyas nica con el trazo art nouveau yellen- dibujadas. guaje del cómic moderno. El tema de «Las aventuras de Ado- En la nueva gráfica narrativa termi- nis» son las malandanzas de un perro y doriana hay globos, líneas de fuerza y su dueño, y el estilo, el humor y el bull- onomatopeyas dibujadas. En 1911 un dog malencarado, recuerdan a «Little personaje chaparrito y cabezón, infini- Jimmy» de J. Swinerton y a «Buster tamente ridículo y atrabiliario, protago- Brown» de R. Outcault, con sus respec- niza muchas de las historias que Alcal- tivos canes: Beans y Tige. 72 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Piel de papel

Figura 4: La primera entrega de «Las aventuras de Adonis» serie precursora dibujada por Lillo se publica en El Mundo Ilustrado, en julio de 1908.

La serie de Lillo carece de color local, gráficos, diseños para cajetillas y anun- en cambio la historieta de M. Torres pu- cios, pero desde 1903 inicia una serie blicada en 1912 en Cosmos Magazine y de historietas propagandísticas de los titulada «Macaco y Chamuco, aventu- cigarrillos de su patrocinador, que man- ras de dos insoportables gemelos», sin tendrá por más de treinta y cinco años dejar de homenajear a las múltiples se- con una periodicidad habitualmente ries de protagonismo infantil, de «Max semanal. En cientos de planchas rectan- und Moritz» de Bush hasta «Katzen- gulares con seis o nueve viñetas cada jammer Kids» de Rudolph Dirks, pre- una, el dibujante plasma la vida cotidia- senta personajes que desde el nombre na de la capital durante las tres décadas se reconocen mexicanos. más ajetreadas del siglo XX. Sin parti- Pero el gran cronista historietil de los dismos ni encono, recrea usos y cos- usos y costumbres de por acá, en el tumbres locales en una galería que no arranque del siglo, es el chilango Juan desmerece junto a la de otro gran tala- Bautista Urrutia, quien en 1899 co- chero de la imagen, José Guadalupe Po- mienza a trabajar como litógrafo en sada. El lenguaje narrativo de Urrutia la imprenta de la fábrica de cigarri- es decimonónico y sus historietas ca- llos El Buen Tono, y durante casi cua- balgan apoyaturas, y carecen de globos, renta años se mantiene fiel a una labor líneas de fuerza y onomatopeyas dibu- no por publicitaria menos creativa. Pri- jadas, pero su valor no radica en estar a mero, Urrutia realiza carteles cromolito- la moda, sino en la agudeza de sus tipos vol. 1, no. 2 73 Armando Bartra Fundadores: 1920-1935

Urrutia, Lillo y Torres son precurso- res, pero no es sino hasta la segunda dé- cada de este siglo que los diarios mexi- canos comienzan a publicar sistemáti- camente tiras cómicas y suplementos dominicales con sección de monitos. Al principio se trata de cómics extranjeros, pero al amainar la revolución algunos cotidianos van sustituyendo los servi- cios de las agencias internacionales por trabajos de autores locales. Nace así la historieta mexicana moderna, siguien- do un itinerario muy semejante al que recorriera el cómic estadounidense un cuarto de siglo antes. Durante la década del veinte y el arranque del treinta, el nuevo lenguaje arraiga y se naturaliza. Aparecen enton- Figura 5:Enlosrectángulos de Urrutia se ha- ces las primeras series duraderas y con ce publicidad por reducción al absurdo y el evidente exceso apologético suprime los efec- personajes definidos y estables que co- tos alienantes de la mercadotecnia. bran extraordinaria popularidad. En es- te lapso se foguea la generación inicial populares, la sensibilidad para captar de moneros mexicanos: dibujantes que el lado chusco de los acontecimientos ya no coquetean con el nuevo lenguaje, cotidianos más tremendos y la capaci- sino que lo practican de manera asidua dad para dislocar el orden lógico de las y profesional. cosas con tal de pregonar las virtudes de Desde 1918 el diario El Universal los cigarros Chorritos. publica una tira llamada «Cuento diario En 1922, cuando ya se han aclimata- para niños», y al año siguiente El De- do ampliamente entre nosotros las con- mócrata presenta la serie «Vida y mila- venciones del cómic moderno y los pe- gros de Lorín, el perico detective», rea- riódicos comienzan a publicar domini- lizada por los menores Alfonso Velas- cales a todo color con historietas mexi- co, que no persevera en el oficio, y Ce- canas, Urrutia crea a un personaje re- sar Berra, quien se mantiene en la pro- choncho y fumador, y a partir de 1923 fesión y en la del cuarenta crea la ima- las «Aventuras maravillosas de Rani- gen de «Chema y Juana», emblemas del lla» aparecen no sólo en los periódicos, Cancionero Picot. Pero es en El Heral- sino también en ediciones autónomas; do donde despega realmente la nueva cuadernillos que se adelantan más de narrativa dibujada. En 1919 el caricatu- una década a la generalización del co- rista y periodista Santiago M. de la Ve- mic book como vehículo predilecto de ga publica en ese cotidiano la tira «Pelí- las historietas. culas», titulada luego «Historieta para 74 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Piel de papel

Figura 6: La pareja cómica, socorrido recurso humorístico de la carpa, el cine y la historieta, está constituida aquí por un andaluz y un yanqui inspirados en «Mutt y Jeff». Sin embargo lo más me- morable de la tira son los comentarios y gags paralelos del perro Bernabé. niños», y en el semanario El Heraldo del homenaje a McManus. La dupla Ilustrado, Andrés Audiffred debuta co- Zendejas-Pruneda crea también un es- mo historietista con la serie «Lipe el tilo historietil muy de por acá, consis- chino». Sin embargo, el gran aconteci- tente en combinar personajes de fiso- miento monero es la aparición el 1 de nomía, habla e idiosincrasia autócto- enero de 1921 de «Don Catarino y su nos, con aventuras desorbitadas en los apreciable familia», serie dominical a habituales paisajes exóticos del cómic todo color escrita por el periodista y au- internacional. Así, acorde con los tor de revistas teatrales Carlos Fernán- tiempos de reafirmación nacionalista y dez Benedicto –quien firma sus guiones apertura cultural al exterior, el para- de historieta como Hipólito Zendejas– digmático charro mexicano deviene y dibujada por Salvador Pruneda, hijo y cosmopolita. hermano de litógrafos y caricaturistas «Mutt and Jeff», de Bud Fisher, tie- políticos. «Catarino Rápido» es el pri- nen sus sosias locales en «Chon y mero de la interminable galería de cha- Smith», serie de Zendejas y Álvaro rros mexicanos de papel, y para dise- Pruneda –hermano de Salvador–, publi- ñarlo Fernández Benedicto exhuma y cada en 1921 también en El Heraldo,y cambia de apellido a «Don Catarino que sucede a la efímera «Smith, Cante- Culantro», personaje de artículos satíri- ro y Bernabé». cos publicados en La Risa en la segunda En busca de una constelación prototí- década del siglo; acompañan al charrito pica, Benedicto, quien era español, en- su esposa Ligia y sus hijos Tanasia y saya primero con la terna de yanqui, pe- Ulogio. rro y andaluz; pero descubre la combi- Tanto es el éxito de la historieta que nación canónica cuando asocia la picar- para 1922, además de la versión domi- día campirana de Chon con la ingenui- nical, aparece todos los días una serie dad anglosajona de Smith. de artículos ilustrados titulada «Las Clausurado El Heraldo en 1923, memorias de Don Catarino», de los «Don Catarino y su apreciable familia» mismos autores. pasa, en 1926, a El Demócrata, después «Don Catarino» es un «Bringing up a El Nacional y en la década del cin- Father» de petate, pero sin menoscabo cuenta se publica en fascículos. vol. 1, no. 2 75 Armando Bartra

Figura 7: En la tira de Jesús Acosta, el típico pelado de carpa se consagra como personaje de historieta.

Desde 1927 El Universal recoge la mático que «Don Catarino». Al año si- estafeta de El Heraldo. Ese año Jesús guiente Audiffred y Zendejas publican Acosta publica ahí la tira «Chupamir- en el suplemento dominical la serie «El to», con gags protagonizados por un señor Pestaña», que incorpora protago- peladito caracterizado al modo como lo nistas urbanos y clasemedieros sin de- hacía la revista teatral. Se inicia así la masiado color local. simbiosis entre carpas e historietas en Ese mismo año Tilghmann, con tex- torno al personaje del desarrapado ur- tos de M. A. Montalvo, realiza la serie bano: apenas publicada la tira de Acos- «Nagulás y Laburio», animada por si- ta el cómico carpero José Muñoz se rio-libaneses de los que comercian por apropia del nombre, dos o tres años des- el rumbo de La Merced. También en pués el debutante Mario Moreno se 1928, pero en las páginas de El Uni- adueña de la indumentaria y en la dáca- versal Gráfico, Juan Arthenack se da del treinta, tras el éxito del prover- ocupa de las aventuras de un fifí ena- bial mimo, Acosta comienza a dibujar moradizo, como los que ya comenza- un «Chupamirto» idéntico a «Cantin- ban a resultar anticuados, en la tira fladas». «Adelaido el conquistador». En 1934 No hay, pues, derechos de preceden- aparece la última serie importante naci- cia. Pero en lo que a historietas se re- da en las páginas de El Universal: «Se- fiere cabe recordar que desde 1926 el gundo Primero, Rey de Moscabia», di- pintor y muralista Fernando Leal había bujada por Carlos Neve y escrita por publicado en el suplemento dominical Zendejas. La combinación de payos del de El País, la serie «El malora Chaca- Bajío y exóticos cortesanos de un reino motas», protagonizada por «Chema», imaginario, y el notable dibujo art nou- un pícaro de banqueta con bigotes de veau desparpajado de Neve, hacen de aguacero, derrengado Tardán de más ella una serie memorable. que medio uso y faja de mecapalero, En este intenso y creativo período, la que se anticipa un año al peladito de historieta mexicana asume los formatos Acosta. estandarizados por el cómic anglosa- En 1927, y también en El Universal, jón, como las tiras o daylies, las plan- debuta como monero el espléndido ca- chas o sundays; y los géneros: family ricaturista de estilo art decó Hugo strip, kid strip, animal strip, encuentran Tilghmann, quien apoyado en guiones sus correspondientes nacionales. de Acosta, realiza «Mamerto y sus co- Los protagonistas fundadores del có- nocencias»; las aventuras de un charro mic son charros y campesinos,mo- vacilador que viste los colores de la viéndose en el ámbito rural o trasterra- bandera nacional y es aún más emble- dos a la ciudad, así como léperos, em- 76 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Piel de papel

Figura 8: «Mamerto», la burla a la incipiente y bizarra idiosincrasia nacional. pleadillos y petimetres de banqueta, va cuenta las características formales y personajes que dan cuenta de un Méxi- las posibilidades temáticas de la histo- co que se concibe a sí mismo en transi- rieta nacional. ción de lo rural a lo urbano, y donde la pobrería se ha hecho visible y hasta res- Canónicos: 1935-1950 petable gracias al proverbial millón de muertos. Pero hay también un amplio Aunque años antes la cigarrera El repertorio de minorías nacionales, co- Buen Tono había publicado en cuader- mo el chino Lipe, el sirio-libanés Nagu- nillos las «Aventuras maravillosas de lás, el andaluz Cantero, el estadouni- Ranilla», de Urrutia, y poco después dense Smith y la afroamericana Kismo- Arthenack lanzaba al mercado Adelai- loncita, de «El señor Pestaña», eviden- do, una pequeña revista de historietas cia de que en la inmediata posrevolu- protagonizada, entre otros, por el peti- ción los mexicanos mestizos, claseme- metre conquistador que da título a la dieros y lectores de periódicos gustan publicación, el primer comic book pro- de concebirse como parte de una socie- piamente dicho se llama Paquín, y apa- dad multiétnica, al modo de Estados rece en 1934 patrocinado por el publi- Unidos, pero son incapaces de encarar cista y editor de origen español Fran- nuestra pluralidad profunda materiali- cisco Sayrols. zada en numerosos pueblos autóctonos. En adelante las revistas de historietas En los monitos hay orientales, africa- con trabajos de autores mexicanos se nos, europeos y estadounidenses acli- multiplican, y a Paquín se suman, Pe- matados en México; no hay mayas, pín, Paquito y Pinocho, del coronel Jo- nahuas, zapotecos ni purhepechas dis- sé García Valseca y su Editorial Pana- cernibles como tales. Los indios de por mericana; Chamaco, de Ignacio Herre- acá no comenzarán a asomarse por las rías, fundador de Novedades Editores; viñetas sino hasta bien entrada la dáca- Palomilla, publicada por el guberna- da del sesenta. mental Departamento Autónomo de Durante década y media, los diarios Prensa y Publicidad (DAPP) y dirigida y suplementos dominicales serán el es- por la Secretaría de Educación Publica pacio privilegiado de las historietas. (SEP); Chapulín, también de la SEP; Hasta que, a mediados del decenio del Piocha, con apoyo de la paraestatal treinta, la aparición de las primeras re- Productora e Industrializadora de Papel vistas especializadas modifique sustan- (PIPSA); La Cruzada, editada por La cialmente el espectro de lectores, y al Buena Prensa y respaldada por la Unión cambiar de soporte revolucione de nue- Nacional de Padres de Familia; Juan vol. 1, no. 2 77 Armando Bartra competencia por el mercado que los obliga a plagiar sin medida ni vergüen- za y a competir por los historietistas prometedores recurriendo si hace falta al secuestro y la tortura; pero también estimulan la inventiva de su establo, de modo que Pepín y Chamaco, adalides de Panamericana y Novedades respec- tivamente, se convierten en laboratorio de experimentación monera. Los demás editores marchan en el pelotón, pero aun así tienen rasgos dis- tintivos. Los cómics patrocinados por el Estado son tan nacionalistas y revo- lucionarios como se podía esperar de los gobiernos de Lázaro Cárdenas y Avila Camacho. Pero su trazo no es acartonado ni institucional, pues Palo- milla cuenta con el oficio de Salvador Pruneda, y en Piocha colaboran dibu- Figura 9: En 1937 a «Paquín» le nace un her- jantes talentosos y actualizados como mano menor en formato de un cuarto de ta- Andrés Audiffred, Gabriel Vargas, bloide. Guerrero Edwards, Alfredo Valdés y Ángel Zamarripa (Facha), entre otros. Dieguito, publicada por miembros de la Chapulín, producida por la SEP en Asociación Nacional de Prensa y Edito- 1942 con fuerte participación de trans- riales Católicas, así como las más co- terrados españoles como Antonio Ro- merciales Aladino, Periquillo, Peque- bles, Julio Prieto y Salvador Bartolozzi, ñín, Chiquitín y más tarde Cartones y es paradigma de los tiempos de fusión Figuras. que corren, pues en sus páginas coexis- En estos tiempos fundacionales to- ten el «Mickey Mouse» de Walt Dis- dos los editores de revistas de historieta ney, con el «Pinocho» español creado remedan a los extranjeros y en particu- por Bartolozzi y la serie «Trini Tron y lar a los estadounidenses. Sin embargo Balta», realizada por el muralista y gra- hay algunas señas de identidad: Say- bador José Chávez Morado en un estilo rols, pese a ser precursor en la promo- suelto y poderoso que remite a las cari- ción de autores mexicanos, termina por caturas de Orozco. especializarse en los servicios, que pre- El mismo Chávez Morado, junto con dominan en Paquín y sobre todo en Co- Leopoldo Méndez y Alfredo Salce, del lorín, donde sólo aparecen series de im- Taller de la Gráfica Popular, creado en portación, y sus publicaciones son más 1938 a partir de la desaparición de la modosas y conservadoras que las de sus Liga de Escritores y Artistas Revolu- competidores. En cambio García Val- cionarios, si no publican una revista de seca y Herrerías emprenden una feroz monitos sí realizan numerosas historie- 78 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Piel de papel

Figura 10: En esta historieta de Salvador Pruneda, publicada en los años cuarenta en El Nacional, la influencia de Walt Disney es evidente. Sin embargo el tratamiento humorístico y el lenguaje, na- cionalizan el modelo. tas propagandísticas que difunden en sioneras y las paraestatales son didácti- forma de carteles. cas, paidófilas y además de cómics con- La Cruzada, de 1939, y Juan Diegui- tienen numerosos textos, los pepines to, de 1947, son medios católicos con comerciales sólo incluyen monitos, y una misión más catequista que comer- sin mayor afán regenerador se dirigen cial. En la primera se reproducen histo- cada vez más a un público adulto. El rietas de la España franquista, tan ultra- modelo más exitoso es sin duda el de la montanas como estilísticamente anacró- industria, y serán sus revistas las que se nicas, pero es signo de apertura el que apropien del mercado y colonicen el publiquen también aventuras dibujadas imaginario nacional. por un tal Brick Foster, cuyo seudóni- Por obra de estas publicaciones, mu- mo homenajea a la serie «Brick Brad- chas de las cuales llegan a ser cotidianas ford» (William Ritt y Clarence Gray) y y alcanzan tirajes vertiginosos, a princi- al dibujante Harold Foster. En la segun- pios de la década del cuarenta tiene lugar da aparece entre otras la emblemática un acontecimiento cultural inédito: por «El vidente del Tepeyac», dibujada por primera vez en nuestra historia, decenas Fesa. de miles primero, cientos de miles des- Al influjo del comic book estadouni- pués y finalmente millones de mexica- dense, en los últimos treinta y los cua- nos, se asoman simultáneamente a las renta se generaliza el uso del lenguaje mismas tramas, compartiendo alboroza- de las historietas, y no hay revista de dos y en tumultuoso afán, las apasionan- monitos que no remede de algún modo tes narraciones que todas las mañanas a Foster, Raymond, Caniff o Disney. aparecen en los cuadernillos popular- Pero mientras que las publicaciones mi- mente llamados pepines. vol. 1, no. 2 79 Armando Bartra Sueños de papel bién se ocultaban ahí los satanizados Nunca antes tantos mexicanos com- pepines. Y fue gracias a ellos que partieron en sincronía los mismos de- aprendimos a disfrutar de la lectura. leites culturales. Nunca antes tantos Las revistas de historietas eran el ar- compatriotas disfrutaron al unísono tilugio de evasión más accesible y bara- idénticas aventuras y desventuras de to. Los pepines nos acompañaban en ficción. Nunca antes tantos de noso- casas, oficinas, escuelas, parques o tros reímos y lloramos, virtualmente a tranvías; podíamos llevarlos de la mesa coro, por las mismas gracias y desgra- a la cama o sentarnos con ellos en la ta- cias. Y es que nunca antes tantos mexi- za del baño; y cabían en la mochila es- canos supieron leer. Y tampoco hubo, colar, la bolsa del mandado o el bolsillo en tiempos anteriores, narradores ca- trasero del overol. Eran una droga legal paces de contar historias para públicos que ofrecía viajes sin riesgo; un dispo- en verdad multitudinarios, ni editores sitivo de tinta y papel para ponerse en dispuestos a jugársela con los mexica- trance por cinco centavos. Abismado, nos rasos. con la vista clavada en signos misterio- Estamos hablando –según el número sos, el lector de historietas se reía solo o de lecturas que se le atribuya a cada se acongojaba sin motivo aparente: so- uno– de entre cinco y diez millones de ñaba sueños de papel. Y los mexicanos lectores de revistas de muñequitos, mu- de los decenios del treinta y los cuaren- chas de ellas de aparición cotidiana y ta aprendimos a leer para no quedarnos cada una con grandes tirajes, que en fuera de la diversión. ocasiones rebasan el medio millón de El verdadero crecimiento cultural no ejemplares. Esto significa legiones de consiste en dejar atrás el consumo his- personajes, animando cientos de sagas torietil, sino en conservar la frescura paralelas, impresas con océanos de tin- con que leemos monitos frente a narra- ta sobre montañas de papel. tivas mayores o cuando menos de más Y es que no hay disfrute más auténti- alto grado de dificultad. Pero casi todos co que leer historietas. A diferencia de los mexicanos alfabetizados en la pos- la literatura, la pintura y en general el revolución se quedaron a las puertas y arte con mayúscula, los monitos no encontraron en los pepines la única na- realzan el sobaco ni adornan muros o rrativa disponible. Consumir historietas bibliotecas, no tienen prestigio acadé- devino entonces la fruición rutinaria de mico ni confieren lustre cultural. Con tramas previsibles e imágenes reitera- demasiada frecuencia libros y museos das. Y la frescura se transformó en iner- se visitan por razones ajenas al puro cia. El gozo intimista de la lectura, re- disfrute, en cambio la fruición monera cién descubierto por las alborozadas es libre, gozosa, desinteresada. Paradó- mayorías, se tornó monótono, circular, jicamente lo alienante no es leer histo- alienado. rietas, sino consumir libros importantes con la pretensión de cultivarse. Pero, «Malgré tout», por fortuna, en los pupitres de las dáca- o los privilegios de la precariedad das del cuarenta y cincuenta no sólo ha- El ripio, la imperfección y la inge- bía verdes clásicos de la literatura, tam- nuidad näive son signos de identidad de 80 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Piel de papel la cultura industrial popular mexicana, y los pepines en particular están marca- dos desde sus orígenes por la precarie- dad y la improvisación. Sacar fuerzas de flaqueza y hacer vir- tud de la carencia son obligadas estrate- gias de las naciones orilleras y demora- das. Aquí todo se hace al cuarto para las doce, sobre las rodillas, tocando de oí- do. Pero no importa, porque entre noso- tros la improvisación es mérito. Nos ufanamos de las innovaciones societa- rias del Plan de Ayala y de la magna carta de 1917, pero sobre todo de que Emiliano Zapata fuera analfabeto y la mayoría de los constituyentes neófita en leyes; una buena escultura simbolis- ta, el «Malgré tout» de Jesús F. Contre- ras, resulta más entrañable porque la hi- zo un manco; en 1931 el maestro de in- geniería Francisco Javier Stavoli reali- Figura 11: Esrellitas, dibujada por Zea Salas. zó las primeras transmisiones televisi- vas experimentales en México con equipo traído de Estados Unidos, pero El original estilo del grabador Gabriel quién conoce a Stavoli, en cambio su Vicente Gahona (Picheta) proviene en discípulo Guillermo González Camare- parte de que, a falta de boj en su natal na, pese a que comenzó a experimentar Yucatán, trabajaba sobre la dura made- tres años después, es el proverbial pa- ra del zapote; y la contundencia del últi- dre de la televisión mexicana, quizás mo Posada algo tiene que ver con la por que nunca pasó de segundo de inge- búsqueda de atajos técnicos, impuesta niería y sobre todo por que armó su pri- por las premuras laborales de Vanegas mera cámara con pedacería comprada Arroyo. en los deshuesaderos de Tepito y La La- Después de una revolución que pro- gunilla; nos fascina la «Joven yucateca mueve a los improvisados con iniciati- con un leve defecto físico», a la que el va y en un medio plebeyo y permisivo falso näive Abel Quezada pintó dos como la historieta, es natural que se pies izquierdos; y por sobre todas las multipliquen las hazañas de la ignoran- cosas nos llena de orgullo que Agustín cia. El monero Joaquín Cervantes Bas- Lara no supiera escribir música, y nos soco confiesa que la imaginativa y bi- entusiasma hasta las lágrimas que José zarra fauna antropomorfa de la serie Alfredo Jiménez compusiera silbando. «Wama el hijo de la luna» nace de su Pero el culto a la ignorancia no es só- falta de documentación zoológica; y lo consuelo de improvisados; sucede aun en nuestros días a los del oficio les que a veces la precariedad es creativa. parece meritorio que el joven y brillante vol. 1, no. 2 81 Armando Bartra perverso polimorfo de ochenta kilos que se refocila en los fluidos corpora- les; mientras que la relación entre Ho- mero Melaza y los niños Caín y Luzbel en la serie «Papito Frito» resulta una versión hard core del sadomasoquismo ligth de «Katzenjammer Kids» (Ru- dolph Dirks). Sexista y reaccionaria, pero también desorbitada y visceral, la emblemática narrativa de Araiza y sus seguidores re- mite a los regocijados excesos de la fiesta popular medieval que, según Baj- tin, están detrás de Gargantúa y Panta- gruel. En el abigarrado panorama de los pe- pines se distinguen a simple vista dos ti- pos de historieta: la de trazo caricatu- Figura 11: La historieta más longeva de la in- resco y la de dibujo naturalista. Dife- dustria historietística mexicana que aparece rencia estilística que traducida en géne- hasta la fecha quincenalmente en los puestos ros narrativos corresponde al humor y de periódicos. al melodrama respectivamente. monero, Pepeto, entinte con bolígrafo y consiga sus negros mediante betún para Pepines vaciladores zapatos. La comedia es vocación originaria de Con pocos recursos y sin el peso de la historieta. Primero fueron los gags y la academia ni el lastre de la tradición, chistes secuenciados y más tarde las la imaginería monera mexicana es cul- narraciones humorísticas de largo alien- turalmente irresponsable. Pero también to; pero por décadas los monitos fueron es ligera, desparpajada, libérrima. Fren- risueños. Así fue en los años fundado- te a la mesurada armonía de la historieta res de los suplementos dominicales, y europea y hasta del cómic norteameri- así empezó la era de los pepines. cano, nuestros monitos resultan excesi- En 1934 Salvador Patiño, que firma- vos, delirantes; producto de una creati- ba Conejo, traslada su «Simplón Coli- vidad desmecatada donde las conven- lla» de las páginas del semanario fami- ciones del super-yo cultural, que encor- liar de Francisco Sayrols, Sucesos para setan a los primermundistas, dejan paso todos, a la revista de monitos Paquín, a los desfajados impulsos del incon- del mismo editor; mientras que Alfonso ciente tumultuario. Tirado, quien en Sucesos realizaba la Rafael Araiza es la encarnación de la primera serie de dibujo realista del có- incontinencia monera, del desenfreno mic mexicano titulada «Las calles de creativo. Sus mujeres son tan excesivas México», tiene que incursionar en el como venus prehistóricas; el Ingenuo humor con «Mr. Mc Ana» para poder Ricardín es un niñato ravelesiano, un publicar en Paquín. También Rafael 82 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Piel de papel

Figura 12: Butze es uno de los pocos maestros nacionales en el difícil arte de narrar en tiras se- cuenciadas. Araiza comienza a difundir, a través del ger la vecindad como escenario, el pro- cómic de Sayrols, «A batacazo limpio», tagonismo, además de colectivo, devie- una comedia de box inspirada en el ne mujeril. Porque la Borola no es un «Popeye» de Segar, que luego traslada- personaje que encuentre su circunstan- rá a la revista Mujeres y Deportes ya cia en el Callejón del Cuajo, ella es la Chamaco, del competidor Herrerías. condensación de su circunstancia, la Para José García Valseca, editor de síntesis del viejerío, la encarnación de Paquito, Pepín y Pinocho, trabaja Ga- la vecindad. Ella es, como bien se decía briel Vargas, monero precoz que en antes, el alma del barrio. Igual que los 1933 había debutado en las historietas caciques Acémilo Chaparreras, Jua- con tiras cómicas publicadas en Jueves nón Teporochas, Briagoberto Meme- de Excélsior, para hacer después có- las y El Güen Caperuzo son la coagula- mics de dibujo naturalista como «Sher- ción de sus respectivos pueblos y pres- lock Holmes», «Vida de Cristo», «Frank tan rostro, fama y apellido a «La Lobe- piernas muertas» y «El Caballero Ro- ra», «San Cirindango de las Iguanas», jo». Su primera serie de humor es «Vi- «La Coyotera» y «El valle de los Escor- rola y Piolita», que aparece en Jueves piones». de Excélsior; línea sonriente que pro- «La familia Burrón» no es una histo- longará en las publicaciones de Valseca rieta de aventuras, pues los personajes con títulos memorables como «Los Su- cuentan más que sus peripecias; tampo- perlocos», protagonizada por el trepa- co es costumbrista, ya que se aparta de dor Jilemón Metralla y Bomba, y la que los estereotipos; y menos aun picares- será la serie más longeva, influyente y ca, dado que rehuye el moralismo rega- reconocida de la historieta mexicana, ñón. Se trata, más bien, de una narrativa «La familia Burrón». de caracteres y situaciones, que al am- Lejos de las family strip que presen- bientarse en la penuria crónica y optar tan a la familia nuclear como microcos- por la rebelión, deviene alegoría invo- mos autosuficiente, la de los Burrón es luntaria del sempiterno drama popular. una saga gregaria que incorpora por Homenaje y canonización del habla igual a familiares directos, parientes le- chilanga del medio siglo, el lenguaje janos, amigos y vecinos, en un protago- verbal de la serie tiene la cadencia y nismo multitudinario de raíz latina muy musicalidad de la expresión oral, entre distante del individualismo anglosajón otras cosas porque don Gabriel crea sus de «Bringing up Father» (Mc Manus) o guiones de viva voz. de «Blondie» (Chic Young). Y al esco- Si el humorista mayor de García Val- vol. 1, no. 2 83 Armando Bartra cursor de la burla al superhéroe falócra- ta; línea paródica cultivada también por Abel Quezada en el homenaje chusco al cine norteamericano del oeste que es «Máximo Tops» y más tarde en la tira «Rayo Veloz». Las aventuras en clave Figura 13: En «Rolando el Rabioso» el humor humorística, que en el género de la a costa del valor caballeresco y del amor corte- ciencia-ficción representa «Los Super- sano trasciende su referenica a los cantares de gesta, para devenir parodia de la naturaleza sabios», de Butze, y en tesitura deporti- humana. va «A batacazo limpio», de Araiza. Y finalmente la crónica chocarrera de seca es Vargas, Herrerías tiene varias costumbres, cultivada por Bismark estrellas de primera magnitud. En Cha- Mier, quien en «Padrinos y Vampire- maco el monero de vocación realista sos» deja constancia verbal e indumen- Zea Salas dibuja de mala gana «Micho taria del pachuquismo, y por Gabriel y Orejitas», historieta de humor. En Vargas que con «Los Superlocos» em- cambio Germán Butze está a sus anchas prende un exhaustivo recorrido por los en las series de aventuras humorísticas usos mexicanos posrevolucionarios que «Los Supersabios» y «Pepe el inquie- culminará en la saga de los «Burrón». to»; igual que Gaspar Bolaños, con su Al principio, el carácter risueño de la «Rolando Rabioso»; Bismarck Mier historieta era una deferencia a la su- con «Padrinos y Vampiresos»; Rafael puesta condición infantil de sus lecto- Araiza con «A batacazo limpio» y Abel res. Pero, paradójicamente, los clásicos Quezada con «Máximo Tops» y «La del humorismo monero mexicano son Mula Maicera». para adolescentes y adultos. Y es que De estas series la más duradera e in- pronto se descubre que el cómic no es fluyente es «Los Supersabios», un rela- más infantil que cualquier otro lengua- to de ciencia ficción protagonizado por je, y que si los suplementos dominica- un niño obeso y dos científicos juveni- les eran leídos por toda la familia, los les. Pero la serie de Butze es caladora pepines, teniendo seguidores de la pri- porque tras la narrativa de evasión hay mera edad, son predominantemente un venenoso retrato de familia con consumidos por los mayores. Hallazgo opresivo paisaje social. Sin las escapa- que también explica la creciente incor- das rocambolescas con Paco y Pepe, la poración a los pepines de historietas de vida de Panza Piñón con su madre y su trazo naturalista e intención melodra- abuelo sería un infierno insoportable. mática destinadas principalmente a jó- En la década del treinta los pepines venes y adultos. congregan a los moneros que definirán los afluentes canónicos del humor his- Monitos en serio torietil mexicano. El pastiche de géne- La historieta seria, como la llaman ros clásicos, encarnado en el «Rolando sus autores, arranca entre nosotros con Rabioso» de Bolaños, sátira tanto de las las narraciones de sucedidos coloniales novelas de caballerías como de «El Prín- que Alfonso Tirado titula «Las calles de cipe Valiente» de Harold Foster, y pre- México» y publica en Sucesos para to- 84 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Piel de papel dos desde 1934. El mismo autor inau- gura el cómic realista en los pepines, con «El hombre invisible», que empie- za en Paquín en 1935 y luego pasa a Paquito; serie a la que siguen «El fle- chador del cielo», que sienta las bases del neoaztequismo monero; una larga fila de westerns, como «El charro mis- terioso», «El alacrán» y «Rosita Alvi- rez»; un cómic gótico, «El vampiro te- nebroso», e innumerables melodramas románticos. Compañero de Tirado en Sucesos pa- ra todos, Ignacio Sierra publica en esta revista «Episodios de la vida de Villa», donde adapta diversas anécdotas de la vida del revolucionario tomadas de los relatos de Elías Torres, con lo que fun- da la historieta biográfica mexicana, y una serie de ciencia ficción titulada «Satania». En los pepines, Sierra debu- Figura 14: El Bajío sustituye al oeste nortea- ta con uno de nuestros primeros héroes mericano y los cowboys devienen charros, con máscara, capa y mallas; se trata de gracias a Mariño Ruiz. «Drake», que en 1937 aparece en Pa- quín y luego pasa a Chamaco. la escuela mexicana de cromos calen- Ramón Valdiosera también se inau- dáricos. Deudoras del western nortea- gura como monero en el comic book de mericano, de nuestros folletines deci- Sayrols, con historietas como «El dia- monónicos de protagonismo rural y del mante negro de Chu Man Fu», «Clark» anecdotario de una revolución aun en- y «O´Hara», que rinden culto a Milton trañable, nuestras historietas campira- Caniff. A estas siguen, entre otras, nas arrancan con «Los charros del Ba- «Alex King», «El ladrón de Bagdad» y jío», a la que siguen «El Charro Ne- «Oreja y rabo», series en las que Val- gro», «Juan Charrasqueado» y una lar- diosera se asocia con dibujantes como ga lista de valentones de a caballo, di- Francisco Galindo, Rafael Viadana y bujados por Mariño. Narayanath Salazar. El éxito de nuestra narrativa montada «Don Catarino», «Mamerto» y «Se- vernácula, que se extiende de los moni- gundo Primero», pilares de los monitos tos al cine y las radionovelas, no impide dominicales, eran charros burlescos; que Zea Salas realice westerns conven- pero el introductor de los payos realis- cionales, como «Águila Roja», carentes tas en nuestra historieta es Adolfo Ma- por completo de mexicanismos. Tam- riño Ruiz, un dibujante bien entrenado bién son cosmopolitas las adaptaciones por La Enseñanza Objetiva, academia y a la historieta de clásicos del continuará editorial que con Galas de México creó como «Los Pardaillán» y «El Capitán vol. 1, no. 2 85 Armando Bartra

Figura 15: La primera versión de Memín, el heróico infante de color (en un país prácticamente sin población negra) dibujada por Alberto Cabrera.

Sangre», que dibuja Melesio Esquivel, Taxco, es un chupasangre feíto pero y «El Halcón del Caribe», del monero y querendón que no tiene antecedentes; prolífico pintor taurino Francisco Flo- el «Wama», de Bassoco, es un Tarzán res. Y junto a los vaqueros y los espa- tan carita como coscolino, y la selva dachines no podían faltar héroes selvá- que cobija sus múltiples volados y ca- ticos de blanca piel como «Wama, el sas chicas está poblada de especies su- hijo de la luna», de Joaquín Cervantes rrealistas aun más bizarras que las de Bassoco; detectives internacionales co- Hogarth. mo Alan Baker, protagonista de la se- Abrirse al ancho mundo del cómic y rie «Corazón del norte» de Eduardo copiar con desenfado a los clásicos, le Martínez Carpinteiro y paladines in- hace bien a una historieta comercial tergalácticos como «Escarlata» de Da- que, a diferencia del nacionalismo re- niel López. volucionario que patrocina el estado y Los homenajes a «Terry y los pira- frecuentan las artes cultas, no va en tas», de Milton Caniff; «Flash Gor- busca de la identidad, sino del lector. don,» de Alex Raymond; «Tarzán», de Y, paradójicamente, el que a la larga Harold Foster y después Burne Ho- define la identidad es este mismo lec- garth; «El Fantasma», de Lee Falk y tor; un público consumidor, masivo Ray Moore, entre otros grandes de la pero demandante, que expresa sus fi- historieta mundial, no le restan origi- lias y fobias no sólo con su poder de nalidad a nuestra historieta. Sin empe- compra, sino también enviando resmas ñarse en escarbar sus raíces, los mone- de cartas críticas o laudatorias pero ros mexicanos las encuentran involun- siempre propositivas, a sus moneros tariamente en el estilo, el tono o el tra- predilectos. tamiento. «El vampiro tenebroso», de De esta retroalimentación, que en los Tirado, no sólo se oculta entre los or- cuarenta y cincuenta es muy intensa, namentos barrocos de Santa Prisca, en proviene la consolidación de algunos 86 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Piel de papel géneros que definen el perfil de nuestra historieta en el medio siglo. El protagonismo infantil, barriobaje- ro y melodramático, está influido por el cine y la historieta norteamericanos; pero gracias a «Ladronzuela» y «Almas de niño,» series de la guionista Yolanda Vargas Dulché, «Estrellitas» y «Memín Pinguín» se incorporan a la picaresca nacional al lado de «El Periquillo» de Fernández de Lizardi. En la misma lí- nea, pero con menos permanencia, es- tán los toreros niños «Joaquinillo», de Francisco Casillas y «Gitanillo», de Francisco Flores, y «La Pandilla», de José G. Cruz. Tan idiosincráticas como el melodra- ma infantil son las aventuras deporti- vas, sobre todo las disciplinas más Figura 16: El melodrama: vehículo para la arraigadas en el gusto nacional, como el educación sentimental del mexicano. fútbol, el box y los toros. Cervantes Bassoco es quien más ha cultivado este detectives, deportistas o tarzanes mexi- género, a través de «Pies Planos», su se- canos, carentes de un corazón apasio- rie de box, y de «El Pirata Negro», su nado. El amor puede ser de madre, de historieta de fútbol. También Francisco hijo, de hermano o de amante, pero Flores frecuenta los deportes con la pu- siempre es sufridor. Se trata, además, gilística «A fuerza de puños», y con de un melodrama moralista, donde la «Gitanillo» y «Cúchares», entre otras maldad acecha pero la virtud se impo- dedicadas a la tauromaquia. Valdiosera ne. Aunque, en verdad, lo de menos es se sube al cuadrilátero con «Alex la lección maniquea, la historia archisa- King», y se lanza al ruedo con «Oreja y bida y el final previsible; lo que importa Rabo», y así muchos otros. es la retórica de la pasión, la intensidad Pero el género que nace en los pepi- de los sentimientos, los inescrutables nes y pronto los copa, empapándolos en meandros del destino. Y es que el melo- lágrimas, es el melodrama amoroso. drama a la mexicana es, ante todo, un Melodramas son, en rigor, todas las melodrama truculento. aventuras improbables, más la variante Los culebrones llorosos no tienen que predomina en nuestra narrativa in- protagonistas fijos, y sus autores bus- dustrial-popular, conformada por histo- can hacerse reconocibles poniéndoles rietas, películas, radionovelas y teleno- nombre genérico a series de historias velas, es la que se ocupa de las pasiones independientes. Así, Carlos del Paso y románticas. Tal es la fuerza del melo Antonio Gutiérrez realizan decenas de drama amoroso, que se cuela en los de- episodios de «Don Proverbio»; los rela- más géneros y es difícil encontrar charros, tos de Guillermo Marín llevan el título vol. 1, no. 2 87 Armando Bartra de «Cumbres de ensueño» y Elia de acompañamiento instrumental que en- Erzell, Yolanda Vargas, Guillermo de salza los recitados del viejo melodrama la Parra y Laura Bolaños escriben múl- de Gluck reaparezca en sus variantes tiples capítulos de «Rutas de emoción», modernas del cine, el radioteatro y la te- que firma Rosario Sansores e ilustra Jo- lenovela. Porque es proverbial: las des- sé Cárdenas. pedidas sin música de fondo son tan de- La pretensión naturalista de los me- sabridas como una recitación sin ade- lodramas pasionales se asocia con el di- manes. bujo verista, cuya cumbre es la técnica Privada de galas musicales, atracti- del mediotono, creada por Antonio Gu- vo escenográfico y carisma actoral, la tiérrez. Trabajado a lápiz y difuminado, narrativa melodramática sobre papel el dibujo de Gutiérrez –llamado tam- desconfía sin embargo del solo poder bién café con leche, pues casi siempre del verbo y se hace acompañar de pro- se imprimía con tinta sepia– busca se- fusas imágenes impresas. Así, los folle- mejarse a la fotografía, que por los mis- tines decimonónicos incluyen copiosas mos años comenzaba a utilizarse en las cuanto bizarras ilustraciones, y en el si- historietas. La paradoja es que, mien- glo XX el melodrama encuentra en la tras el medio tono persevera en el natu- historieta el lenguaje icónico idóneo ralismo, los cómics fotográficos mexi- para enervar la intriga y exacerbar el canos devienen delirantes fotomontajes patetismo de los textos. expresionistas. Melodramas sin música, pero con hartos dibujos, las historietas pasiona- Del melodrama al pictodrama les y aventureras del XX bien podrían La historieta humorística deriva del llamarse pictodramas. Y el gran pa- chiste gráfico, abreva en la pantomima triarca del pictodrama mexicano es José yelsketch teatrales y marcha junto a los G. Cruz, quien es también fundador de gags del cine cómico mudo. En cambio su variante porteña y arrabalera, cómics el cómic de aventuras, extrovertidas o que añoran al bandoneón y se titulan románticas, entronca con el folletín y la «Tango», «Tenebral», «Encrucijada», novela rosa, transcurre junto a la litera- «Revancha», «Remolino» o «Percal». tura de los pulps y tiene en el melodra- Con engolados prolegómenos, adje- ma su querencia más profunda. tivación suntuosa, obsesivos signos de Hoy llamamos melodrama a las his- admiración y profusión de mayúsculas torias truculentas, enrevesadas y pasio- en grandes caracteres, los grandilo- nales, aunque no tengan música, como cuentes melodramas de Cruz son un si el acompañamiento instrumental fue- monumento al más delirante kitsch mo- ra accesorio al género, pero en un prin- nero. Pero Cruz es también creador y cipio la orquesta era indispensable para pródigo ejecutante del fotomontaje na- realzar el drama. Y es que a la narrativa rrativo; una técnica que combina foto- patética le preocupa menos alcanzar en grafías tomadas exprofeso o prexisten- verdad la excelsitud que proclamarla tes con materiales gráficos de distinto con vehemencia, y nada mejor que un origen, todos ensamblados y retocados coro de violines para vendernos la in- con pincel. Esta variante de la historieta minencia de lo sublime. De ahí que el dibujada y de la fotonovela, que fue 88 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Piel de papel cultivada igualmente por Miguel Glo- la paz», todos conocíamos la propicia- ria, Benjamín López y Manuel del Va- toria frase con que empezaba sus rela- lle, entre otros, le confiere al cómic me- tos radiofónicos el Monje Loco: «Nadie xicano del medio siglo un perfil icónico sabe... nadie supo... nadie sabrá la ver- singular. dad en el horrible caso de...». Gracias a las historietas humorísticas El éxito y longevidad del anfitrión de o serias de los pepines los mexicanos la carcajada cavernosa, cuyas parodias del común adquirimos identidad; un se mantienen en los medios a sesenta imaginario compartido, pero también años pasados de su debut, se explican generalizados usos y costumbres de an- porque un pueblo de tradición católica dar por casa, muletillas que otorgan ca- como el mexicano asocia más con el dencia verbal, fórmulas filosas para in- espanto colonial a un monje encapu- sultar y floridas para seducir, frases me- chado que a los anglosajones «Vault morables para bien morir. Keeper» (EC Comics) o «Uncle Creepy» (Warren). Pero también porque con el Sitio mediático personaje creado por el guionista Car- Antes del tumulto monero de las dé- los Riveroll del Prado, el dibujante cadas cuarenta y cincuenta, para que Juan Reyes Beiker y el actor Salvador compartiéramos la atroz tragedia de Carrasco, entre otros, se llevó al extre- «La Llorona», fue necesario que por mo en los primeros cuarenta la entonces varias centurias legiones de abuelas incipiente estrategia de asedio mediáti- contaran la historia a otros tantos ate- co: radioteatro en la XEW, historieta en rrados nietos; para que nos aprendiéra- Chamaco, película dirigida por Alejan- mos las aventuras de Heraclio Bernal o dro Galindo, swing de Ernesto Riestra, de «El hijo desobediente» hizo falta que presentaciones teatrales de Carrasco y sus corridos se cantaran millones de ve- hasta un «Monje Loco» apócrifo y ja- ces en innumerables palenques, canti- rioso que protagonizaba películas por- nas y parrandas. En cambio, en el mun- nográficas. do de los medios masivos unas cuantas Y es que la industria cultural no con- horas bastan para que millones de me- cibe los diferentes medios como opcio- xicanos lectores de Pepín se enteren de nes libertarias sino como cerco al con- las últimas transas de «Jilemón Metra- sumidor. Los variados sistemas de co- lla y Bomba», o para que otros tantos municación masiva se transforman, así, seguidores de Chamaco se acongojen en un monótono continuo multimediá- con las más recientes peripecias de tico; pasarela recorrida por un corto re- «Estrellitas», la flor del arrabal. pertorio de iconos de primera división, En el medio siglo los mexicanos nos que en el tránsito de uno a otro soporte hicimos mexicanos porque empezamos cambian de formato y textura, nunca de a compartir las emociones instantáneas concepto. En vez de piezas individuales que nos proporcionaba la industria cul- y autosuficientes –en vez de obras de tural. Porque, además del grito del Pa- arte– la mayor parte de los productos dre de la Patria: «¡Vamos a coger ga- generados por tal estrategia son varia- chupines!», o del apotegma del indio ciones sobre unos cuantos temas y pro- Juárez: «El respeto al derecho ajeno es tagonistas canónicos; ecos de ecos que vol. 1, no. 2 89 Armando Bartra atrapan por saturación y con frecuencia medios de gentío como teatros, maro- resultan vacuos fuera del laberinto de mas, circos, marionetas y hojas volan- los espejos. tes, se habían confeccionado protago- Pero en su momento y circunstancia, nistas ubicuos y vitales, aunque ficti- esta multiplicidad de versiones especu- cios o recreados, como el «Negrito poe- lares es capaz de construir poderosos ta» y el «Vale Coyote». Pero los medios protagonistas metamediáticos; referen- masivos del siglo pasado multiplicaron tes supuestamente originales, que en las ausentes presencias y con ellas las verdad son hologramas sin consistencia, experiencias vicarias a disposición de pero terminan por resultar más reales los mexicanos rasos. que cualquiera de sus imágenes deriva- Parte indisociable de un continuo das. «El Monje Loco» o «El Charro Ne- transmediático formado por el cine, la gro» (creado por Mariño en las viñetas y radio, la música grabada y en menor por Raúl de Anda en el cine), devienen medida la menguante revista teatral, la alucinaciones consensadas, presencias historieta del medio siglo no puede di- compartidas no por virtuales menos en- lucidarse sin ubicarla en su circunstan- trañables. Y de la misma manera las es- cia, sin rastrear influencias, prestamos trellas de carne y hueso se transmutan en y traslapes de otros medios. Y sin esta sus personajes. Así, María Félix se muda reconstrucción no hay nada que hacer; en «La Doña» gracias, entre otras cosas, con suerte podremos hojear algunos a la versión cinematográfica que de la ejemplares amarillentos, pero a distan- novela «Doña Bárbara» de Rómulo Ga- cia la verdadera experiencia de leer pe- llegos hace Fernando de Fuentes en pines es irrepetible. Lástima. 1943, pero también a que ese mismo año Paquito, Pepín, Chamaco, conexos Melesio Esquivel la transforma en histo- y similares, eran historietas muy a la rieta, para Chamaco,yPinocho publica mexicana. Su formato extremoso: 28 un fotomontaje anónimo basado en imá- por 43 centímetros, los grandes, y 12 genes de la película; por su parte «Can- por 15, los chicos; su impresión en una tinfladas» es la suma del «Chupamirto» sola tinta, con frecuencia sepia o verde; monero, de sus presentaciones teatrales su proclividad al mediotono y al colla- y de películas memorables como «El ge; su frenético ritmo: algunos apare- gendarme desconocido» (Miguel M. cían todos los días y dos veces los do- Delgado, 1941), al punto que Mario Mo- mingos; su carácter misceláneo y final- reno debe conformarse con ser la menos mente su creciente orientación al públi- afortunada de sus caracterizaciones. co adulto, hacían de las historietas loca- De esta manera los fantasmas con- les de las décadas del treinta y cuarenta densados en la penumbra del cine, la un producto peculiar que se apartaba de doméstica intimidad de la radio y las es- los estándares del cómic internacional. trujadas páginas de un pepín, se incor- En la segunda mitad del siglo esta ex- poran, no sólo al imaginario colectivo, centricidad remite y las historietas loca- también a la cotidianidad compartida les se asimilan paulatinamente al mode- de todos los mexicanos. lo convencional del cómic norteameri- El fenómeno no es nuevo. Desde la cano, sin por ello perder identidad. Pero colonia y hasta el siglo XX, con rústicos ese es otro cuento. 90 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA AUTORES Jodorowsky el chileno ecléctico 1

Manuel Barrero Estudioso de la historieta, Sevilla, España

Resumen El chileno es un creador de múltiples facetas. Interesado por el arte en to- das sus formas, comenzó su carrera como actor y autor teatral en Chile, París y México, y ha probado suerte en la historieta, la literatura y el cine; sin dejar nunca de lado la magia y el esoterismo, que también practica. En las siguientes líneas le conoceremos mejor como persona y como cineasta, de- jando el repaso a su historieta para una siguiente entrega.

Abstract Chilean Alejandro Jodorowsky is a multifaceted creator. Interested in all art forms, he started in Chile, Paris and Mexico on a actor and theatre author career and he had significant experiences even in comics, literature and movies, without neglecting magic and exoterism which he also practices. In the following pages we will know him more as person and film maker, leaving for a second installment the consideration of his comics.

«La destrucción es alimento para mí» en el mundo de uno de los creadores (JODOROWSKY) más controvertidos de las últimas déca- das, para lo cual es conveniente bucear Actor, novelista, escenógrafo, músi- en su vida, en sus actividades y en sus co, historietista, cineasta, poeta... Ma- creaciones de toda índole, para concluir go, adivinador, gurú, filósofo, brujo... con el repaso pormenorizado a sus có- Arúspice, visionario, iconoclasta, ex- mics. céntrico, esquizofrénico, provocador... Genio. Su vida: atribulada La figura de Alejandro Jodorowsky resulta, cuando se trata de profundizar Descendiente de inmigrantes deseo- en el contenido de su obra, si no fasci- sos de alejarse de Ukrania (padre ruso y nante, desde luego sí atractiva, por madre argentina, a su vez hija de rusos), cuanto diversificada es su personal ac- nace el 7 de febrero de 1929 en Iquique, tividad en el mundo de las artes, con es- un árido pueblecito de dos mil almas pecial énfasis en teatro, cine e historie- maldecido por la pobreza, los seísmos y ta. Este artículo pretende introducirnos la aridez sito en la zona de Tocopilla, en vol. 1, no. 2 91 Manuel Barrero el norte de Chile, cerca de la frontera bebían la leche de la madre». 3 Sí, pare- con Bolivia. De niño es hiperactivo, ce delirante. El también llamado Jodo tristón y autosuficiente. Es triste porque tiene por costumbre irse por las ramas su padre le niega los juguetes, y vive es- en sus intervenciones públicas... tresado y angustiado porque su entorno Sus padres trasladan a Santiago de era una realidad convulsa, tanto en sen- Chile su humilde negocio de venta de tido sísmico como por la precariedad calcetines en 1938 y allí da comienzo su material que le rodeaba; él mismo ha tortuosa adolescencia. El barrio elegido declarado: «la angustia habitaba en el para instalarse resulta ser un foco de corazón de toda aquella locura». 1 Dice violencia, miseria y muerte (la de los haber aprendido a leer con apenas cinco navajeados en las calles, la de los borra- años de edad, utilizando como maestros chos que desafían renqueantes a que el los cómics de «Pulgarcito», «Mandra- tren se aparte... sin éxito, claro). Este ke», «Flash Gordon», «El Rey de la Po- ambiente angustioso y el caso omiso licía Montada» y «El Príncipe Valien- que le profesan sus progenitores le hun- te». 2 Unas lecturas que sin duda satisfi- de en la introspección y el aislamiento cieron un intenso deseo de evasión de la en su domicilio con la única compañía realidad porque su infancia fue espeluz- de Verne, Dumas, Salgari, Curwood, nante: «Cuando los marineros arriba- Dostoiewsky, Kafka, Poe, Karl May, ban a puerto había prostitutas por todos Paul Feval... y sin otros amigos que es- lados. Viví una infancia muy sexual; tos hasta los dieciocho años. Jodo ha comenzamos a masturbarnos a los cua- confesado que sufría acoso por parte de tro o cinco años, todos [los niños] jun- otros muchachos cuando era un chaval tos, y con siete o nueve años ya se iban debido a que su pene tenía forma de de putas. Un día, un amigo de ocho champiñón, 4 lo cual acaso fuera pro- años trajo un cubo con un miembro ducto de la circuncisión a que son so- masculino dentro. Él era amigo de la hi- metidos por costumbre los hijos de ju- ja de una de las prostitutas, quienes ha- díos, algo que él no ha querido jamás bían matado a un marinero y le habían corroborar y que, presumiblemente, cortado el sexo, y él vino a enseñárnos- considera una tara. A esa anomalía físi- lo. Era muy extraño. Fuimos al cemen- ca había que sumarle una terrible obesi- terio y cavamos una pequeña tumba pa- dad que le aquejó durante su adolescen- ra enterrarlo. También, un día, encon- cia: pesaba 120 kg cuando contaba die- tramos una gran piedra, una piedra ciséis años, y no hubo manera de elimi- enorme, flotando en el mar [Cuando lo nar peso con la gimnasia, teniendo que contamos] nadie nos creyó. Yo fui per- esperar a un cambio en el ritmo metabó- seguido por una abeja, una abeja dora- lico para adelgazar. 5 da. Durante tres años, la abeja me si- Es la misantropía que desarrolla en- guió todos los días». Redondea el relato tonces, en general, y la aversión desple- de su infancia diciendo que sus vecini- gada hacia su inmediato y estrecho en- tos «solían violar gatos y, a veces, pe- torno, en particular, lo que le induce a rras. Yo jamás pude hacerlo. También volcarse en la búsqueda de (o evasión bebían leche de perra; mis amigos ma- hacia) un «significado» de las cosas, a taban a los perritos y luego seis de ellos la busca de la existencia en sí. De ahí su 92 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Jodorowsky: el chileno ecléctico interés por el yoga y las técnicas de re- lajación, así como la inmersión en el budismo zen, la práctica del karate y el cursado de estudios universitarios de si- cología y filosofía durante dos años, aunque también estudia por su cuenta medicina y matemáticas. Poco dura en los círculos académicos, pues no se aplica, prefiere haraganear o ir al cine o leer poemas, hasta que decide orientar su vida por los arriesgados derroteros del arte atraído por la magia del teatro, concretamente por los espectáculos de marionetas. Ya desde los quince años Alejandro Jodorowsky en la elaboración grá- anidaba en él el deseo de ser actor, mos- fica de una famosa fotografía. trando tanto entusiasmo por ello que sus pocos amigos de infancia le llama- ban pequeño Rimbaud; pero es entre de Etienne Decroux, quien fuera el 1949 y 1952 que su flirteo con el esce- maestro de Jean-Louis Barrault y de nario se convierte en pasión. Primero Marcel Marceau. Con este último le po- actúa de payaso y oficia como domador ne en contacto y trabaja para él durante de elefantes en el circo, luego pasa a ha- los siguientes seis años de su vida (es- cer mimo y teatro..., hasta formar su cribe dos obras de mimo para Marceau: propia compañía de marionetas, el Tea- «Le mangeur de coeurs» y la famosa tro Experimental. Esto último tiene lu- «La cage»), e incluso tiene Jodorowsky gar a poco de cumplir veintitrés años de por esta época la oportunidad de dirigir edad, en 1951, usando los escenarios de un musical para Maurice Chevalier, el la Universidad de Santiago y con una de resumen de su carrera estrenado en compañía formada por conocidos suyos el teatro L’Alhambra. El siguiente paso que alcanza el medio centenar de inte- en su trayectoria artística consiste en di- grantes entre los que se cuentan los jó- rigir durante un año el Trois Baudets venes intelectuales chilenos coetáneos Theatre. Luego, se enrola en una gira Donoso, Parra, Lihn, Edwards... Jodo mundial de la compañía de Marceau y, descuella sobre todos, por innovación y cuando paran en México, el gobierno le por atrevimiento. propone un puesto como director de En 1953 emigra a París. Parece que teatro, afincándose entonces allí. Desde marcha en calidad de exilado porque no 1960, incansable, dirige un centenar de volverá a pisar el suelo de su patria na- obras teatrales de vanguardia en menos tal hasta abril de 1991, aunque ha decla- de una década. Adapta a Strindberg, rado en una ocasión que su ida obedeció Beckett, Ionesco, todos con gran éxito, a que nadie en Chile podía enseñarle ta- consiguiendo actores de alcurnia para rot ni alquimia .6 En la capital de Fran- sus adaptaciones, que fueron sonadas cia se relaciona con músicos, actores, por su atrevimiento (redujo a dos los 50 poetas y escritores. Se alista al servicio personajes de una obra de Strindberg y vol. 1, no. 2 93 Manuel Barrero rescribió por completo una obra de frente a las cámaras de televisión), co- Leonora Carrington, por ejemplo). funda la revista surrealista S.N.O.B. Pero el punto álgido de su carrera lo junto a un grupo de escritores mexica- alcanza a su vuelta momentánea a Pa- nos, representa a Nietzsche con actores rís, en 1962, cuando se reúne con Ro- desnudos sobre el escenario (con él me- land Topor y Fernando Arrabal para ditando en cueros)... Y alcanza el clí- fundar el Movimiento Pánico, basado max de este período cuando castra ani- en la filosofía de ruptura de límites re- males sobre las tablas (simbólicamente, presentada en el dios Pan (que era múl- a su padre, dice), y cuando pega latiga- tiple, a la vez verdugo y víctima), y con zos y zurra a las chicas en sus 27 Efíme- la intención de estudiar las teorías del ras Pánicas. Lo colma con la vigésimo poeta y actor Antonin Artaud, cuya séptima, un happening monumental y obra «El teatro y su doble» fue la Biblia demencial llevado a cabo en el Centro de Jodorowsky como autor teatral, se- Cultural Americano en 1965, y germen gún ha admitido. A partir de aquí, Jodo de la posterior desintegración del Gru- comienza a portarse mal. De todo hace po Pánico (que tendrá lugar en 1974), y con todo escandaliza. Organiza algo ante el peligro de que el supuesto movi- que él llama sicodramas, una suerte de miento sufriera la institucionalización happenings agrupados bajo el título de que pretendía Arrabal. Pánic Ephemeras (Efímeras Pánicas), Durante todo ese tiempo también con los que pretende provocar una fuer- aprovecha Alejandro para dirigir su pri- te reacción por parte del espectador, pa- mera película y comienza su carrera co- ra lo que hace gala de abscesos de sa- mo escritor, pues inicia entonces las fá- dismo y de un descoque absoluto, lo bulas noveladas «Las arañas sin memo- cual supuestamente liberaría al público ria» y «El paraíso de los loros». Pasa un de sus obsesiones eróticas, exorcizán- año en Estados Unidos y otro en Fran- doles a través del terror y del humor a cia a finales de la década del sesenta, partes iguales. Aquellos espectáculos, hasta 1967, cuando vuelve a México performances con las que Jodo quiere para quedarse allí otros cinco años du- plasmar una expresión múltiple del arte rante los que forma la Sociedad Cine- en donde se conjugasen las sustancias matográfica Producciones Pánico, con primigenias de la poesía, el teatro, la vistas a filmar «» (el rodaje danza, la imagen plástica... y todo ello tiene lugar en Francia, sin embargo). en íntima relación con el terror, el hu- Poco más de dos años después, dirige morismo y la espontaneidad, alcanzan «». En 1973 «La montaña sa- hasta cuatro horas de duración y son de- grada», y comienza los preparativos para sarrollados a manera de rituales, con la adaptación a la gran pantalla de «Du- Alejandro oficiando de maestro de ce- ne», un proyecto faraónico que se vino remonias y situando sobre el escenario abajo pero que le reportará la amistad animales, exuberantes mujeres y ena- con Moebius en 1975. Es por entonces nos castrados. Además de eso, toca en también que Jodo pergeña sus primeros el grupo pop Las Damas Chinas (a gol- guiones de historieta en México. pe de filete crudo sobre el teclado, que En 1977 prepara la que sería su últi- en una ocasión destruyó a hachazos ma película por una temporada, 94 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Jodorowsky: el chileno ecléctico «Tusk», estrenada en 1979. Dedica la seo Nacional de Bellas Artes de Chile siguiente década a escribir cómics, aun- por sus estudios vinculados con el in- que no se olvida del cine, pues intenta consciente humano), y publicando una rodar la película «El rey del mundo», y nueva hornada de libros: el inspirado en elabora un proyecto de adaptar a la el tarot «L’arbre du dieu pendu» gran pantalla «El Incal», hasta que en (1996), la novela alquímica «El niño 1989 estrena «». Al año si- del jueves negro» (Siruela), la delirante guiente rueda «El ladrón del arco iris», «Albina y los hombres perro» (en la ya afincado en París, ciudad donde editorial Dolmen), «Psicomagia II» combina sus sesiones de sicomagia,7 (Siruela)... Entre sus últimos proyectos con las labores de conferenciante gurú se cuentan la literatura, con una nueva en el Cabaret Mystique de París, e im- novela en la que lleva trabajando seis partiendo semanalmente sus sanamien- años y continúa con sus guiones de his- tos en el también parisino café Stellaire torieta y para cine. Asimismo, tiene in- mediante el uso del tarot. Sus libros han tención de volver al teatro, pues anun- sido muy populares entre los amantes ció para enero de 2001 el estreno en Ita- del esoterismo, y los editados en Méxi- lia de la obra «Ópera pánica». 9 co, «Historias Pánicas», «Juegos páni- Hoy, anciano pero incombustible, cos», «Teatro pánico» o «Filosofía pá- asiste pletórico de vivacidad a toda con- nica», están casi todos descatalogados, vención a la que es invitado, incluso a aunque hoy se puede encontrar todavía las cinematográficas, si bien rehúye el el estudio sobre su obra «Antología pá- visionado de sus películas porque no nica», con prólogo y notas excelentes soporta contemplar actuando a alguno de Daniel González Dueñas. 8 de sus cinco hijos (cada uno de madre Mitificado por la promiscua y ade- diferente, por añadidura). Con todo, ha lantada a su tiempo «El Topo» y por sus reconocido que es muy feliz viendo los gestas cósmico-místicas en viñetas, Jo- cortometrajes rodados por su hijo de dorowsky menudea por los festivales veinte años Adam. de cine y cómic mientras imparte cur- sos sobre tarot y sicogenealogía durante Él: sincrético la dácada del noventa. En el último lus- tro del siglo XX su popularidad ha ad- La obra de Jodorowsky, ambigua y quirido nuevos bríos, disfrutando de críptica en un principio, se revela inteli- éxito sus guiones de cómics (en Espa- gible pese a sus estrambotismos, sus ña, Norma reditó «El Incal», obra que delirios abracadabrantes y la indignante ha vendido más de un millón de ejem- faramalla de chalán que acostumbra a plares por todo el mundo), cosechando utilizar en las entrevistas. El análisis de sus películas nuevas legiones de fans sus aportaciones a la narrativa, al cine y (como ha quedado demostrado con la a la historieta destapan una serie de ob- retrospectiva de su filmografía en el sesiones tras toda esa pantalla de con- Festival de Cine Underground celebra- ceptos cósmicos, mesianismo y contra- do en Chicago en agosto de 2000), im- dioses fáciles de comprender si, como partiendo cursos y seminarios sobre si- él teoriza, se profundiza en su genealo- comagia (ha sido aplaudido en el Mu- gía, en su pasado. Procediendo así, se vol. 1, no. 2 95 Manuel Barrero entrevé también un hábito utilitario, in- Como quiera que se halla en pose- teresado en la fama, entendiéndola co- sión de una fuerte personalidad, la de mo trampolín hacia la inmortalidad. un ególatra profundo y un misántropo Las presumibles taras físicas que le convencido, termina por surgir el ge- aquejaron en su infancia, unidas a las nio. Un genio que se manifiesta en múl- truculencias cotidianas de su barrio in- tiples facetas, ecléctico, dando la ima- fecto, sumado todo ello a un más que gen de un «buscador», un teósofo que posible complejo de Edipo (esto no pa- utiliza el arte para conjugar los caminos sa de ser una conjetura), hacen del Jo- que le conduzcan a sí mismo, a su esen- dorowsky adolescente un ser que asu- cia en conjunción con el universo. Re- me su debilidad, su mortalidad, y se re- fuerza su lucha por ese objetivo con las fugia en sí mismo. No obstante, dotado teorías en boga y abraza el surrealismo de gran inteligencia y con la mente pla- considerándolo como «el último gran gada de fantasías y de proyectos, deci- movimiento que ha surgido en Euro- de recorrer un proceso iniciático, de pa», 10 si bien hay quienes ven su obra aprendizaje y perfeccionamiento físico fraudulenta y arrogante y más dadaísta mediante las artes marciales, y también que surrealista en realidad, prosaica y espiritual para superar el miedo a la ligada, fílmicamente, a la exploitation.11 muerte. Y el del espíritu lo hace a todos Jodorowsky lo mezcla todo; igual- los niveles. Obsesionado por la búsque- mente se sumerge en la arqueometría da de su propia identidad, partiendo de del tarot, que en la cábala y otras cien- su origen judío que nunca abandona, se cias esotéricas y ocultas hasta crear las rodea de mentores que le inicien en suyas propias: la psicomagia, la sicoge- otras disciplinas. nealogía, los masajes iniciáticos... Sus En el budismo zen acude al monje teorías personales no han de estudiarse Yotakata y en el tibetano a Thursday por tanto bajo un solo prisma y sí como L., en la medicina mágica de los gita- un crisol de temas con los que teje la ur- nos es instruido por Paul Derlon y, en dimbre de su obra. los alucinógenos, por Oscar Ichazo. El más importante de esos temas es el Luego se sumerge en la cábala devo- del proceso iniciático. Puesto de mani- rando los libros de Gurdjieff y se em- fiesto como actitud ante la vida, como papa con las «Nuevas religiones de la búsqueda del origen genealógico (el re- era de acuario», como la de Carlos gressus ad uterum, en suma), termina Castaneda, a quien profesaba gran ad- en el retorno ritual, en la metamorfosis, miración a comienzo de la dácada del el renacer que deviene inmortalidad al setenta. Todo ello en una apretada amal- liberar por fin el espíritu como se esti- gama de teorías siempre alejadas de lo pula en el ciclo kármico panindio. To- instituido a las cuales se une un cierto dos los personajes del chileno pasan por nihilismo producto de su amor por Sar- determinadas pruebas que ponen de ma- tre y, en menor medida, comulgando nifiesto su temperancia, ayudados las más con el positivismo lógico de Witt- de las veces por algún tipo de poción, genstein. Freud y Jung, por este orden, normalmente orientados por un mentor, también pueden encontrarse en su me- por lo común conscientes de sus caren- silla de noche. cias, y siempre pasando por el horror 96 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Jodorowsky: el chileno ecléctico del sacrificio y de la mutilación. Así, la castración y de «matar al padre» sea hasta llegar al dominio de sus cuerpos constante, quizás por razones persona- astrales, residuo de su felicidad fetal, y les, quizás como repulsa de la represión hasta el encuentro con el huevo regene- sexual judeo cristiana en general [...] se rador y la conciencia de su dualidad, su admiten apuestas. De otro lado, en el li- androginia, ecuación perfecta de la esen- bro que preparó para ser editado en 1994, cia humana según Jodo (el sexo, habi- «Las mil caras del hombre invisible», tual invitado en sus obras, no suele re- una suerte de reunión de cuentos-sen- sultar vejatorio, sino que se aglutina en tencia al estilo Khalil Gibran, se observa el amor, entendido como amor cósmi- un claro panteísmo. co, más divino que físico). Y esos per- Bajo el punto de vista del autor chile- sonajes que crea son invariablemente no todo se concreta en lo espiritual, ha- Mesías, los anunciantes del fin del mun- ciendo de ello una enmienda a la totali- do y de la restauración del paraíso, el de dad, lo político está en lo religioso, lo los judeocristianos, ya que sus mundos divino en lo humano, la mierda en la be- vienen a confluir todos en una ilusión lleza o, parafraseando a otro de sus filó- escatológica de la que nos liberará un sofos favoritos, Nicholas DeCusa, «to- presagiado, en definitiva, con la imagen do está en todo». Por eso su visión tras- de Dios invariablemente como telón de cendental y unificadora del universo no fondo. impide que sus obras estén ribeteadas Jodorowsky intenta que su enviado por el humor, pues también ha declara- particular se libere del lastre religioso, do que «lo cómico está escrito en el in- al menos del tradicional, puesto que el consciente o incluso en el supra-incons- autor es un místico que aspira a encon- ciente».13 Un humor irreverente, pro- trar a Dios en sí mismo y, por ende, re- ducto de la necesidad de buscar una ló- niega de las religiones: «el más grave gica malsana al mundo o, mejor, una peligro que corre ahora la humanidad no-lógica en la que la realidad se desdi- [...] Los símbolos religiosos los veo de- buja y en la que la violencia más brutal molidos y hay que reconstruirlos de otro y la locura son habituales (dejó esto ma- modo». 12 De hecho, según cuenta en su nifiesto en su libro de 1997 «La sabidu- novela autogenealógica «Donde mejor ría de los chistes»). Por descontado, su canta un pájaro» (Seix Barral), su abue- humor es cáustico; no en vano cosechó la renegó de Dios al morir su hijo como en 1985 el premio Humor Negro con su consecuencia del peso de 37 tratados obra «El paraíso de los loros». del Talmud que le impidieron salvarse El esoterismo y la cábala también de una inundación. Pero el Antiguo Tes- son constantes en su obra. Habiendo tamento está presente en la obra del chi- bebido de las filosofías orientales y de leno; sus personajes están bruñidos si- las corrientes esotéricas extendidas por guiendo el modelo bíblico, se conducen Europa, siempre conduce sus historias por una ruta salpicada de penas, mie- a través de un número mágico, habi- dos, intrigas, venganzas, sentimientos tualmente el siete (lo extiende a nueve de culpa y arrepentimiento para, al en- en el filme «La montaña sagrada», en contrarse consigo mismos, revolverse representación del sistema solar; luego contra su creador. De ahí que el tema de a doce, para el zodiaco), denomina sa- vol. 1, no. 2 97 Manuel Barrero muráis a sus colaboradores y, cuando das en su Chile natal), lo cual no deja de conferencia, dice hacerlo guiado por ser una repulsa del materialismo dialéc- una entidad interior llamada El Chino. tico y, a la larga, y como reacción edípi- Los que le conocen bien, como Moe- ca última, del marxismo paterno y del bius, o como Sergio Aragonés, no du- marxismo filosófico. dan en definirlo como un hombre con Jodorowsky, como creador, es un hu- una personalidad muy acusada, con manista que renuncia a lo material y esencia, espiritualidad y mucho conoci- que se enfrenta con la risa al caos de la miento. Y puede que así sea; mas, el existencia, ridiculizando así la socie- mundo de hoy, sumido en la molicie dad. Por no amoldarse, se convierte en consumista y en el pragmatismo neo- un provocador, en un esquizofrénico capitalista, hijo bastardo del neolibera- endemoniadamente burlesco. Del Gru- lismo, le convierte en un tipo subversi- po Pánico no ha dudado en decir que vo, un intelectual hiperactivo contra el fue creado para burlarse del aburguesa- arte, un paria despreciado por una so- miento que estaban experimentando ciedad que ya no confía en la necesi- Bretón y los surrealistas franceses a fi- dad de buscar en el intelecto la ilumi- nales de la década del cincuenta: «todo nación, en el corazón la gracia, en el fue una gran fiesta... Nunca existió nin- sexo el orgasmo cósmico y en el cuer- guna doctrina, ninguna afinidad entre po el estado de trance..., y menos a tra- nosotros [...] había que crear un nombre vés de los cómics. Sus temas y su mo- y hacer pasar a la Historia algo inexis- do de abordarlos acercan su obra a los tente, para demostrar que la historia es esquemas del underground, y de hecho falsa».14 También ha dejado caer la afir- él considera que el arte para la élite ya mación de que la editorial Les Huma- acabó y que se accede al verdadero arte noïdes Associés nació de un discurso a través del arte popular, aunque inte- que él pronunció. De igual manera, pre- lectualizándolo. tende convencernos de que la película Si ponemos los pies un poco más en «Action Jackson» y la paraliteratura de , el análisis de la obra de Jodo- Silver Kane y Marcial Lafuente Estefa- rowsky también atañe a figuras más cer- nía son de enorme calidad; desea adoc- canas y materiales. El componente freu- trinarnos con su predilección por el cine diano de sus creaciones es claro, y tam- de Hong Kong y por los filmes de Argen- bién sobrevuela por sobre toda su obra to y Lucio Fulci frente a producciones la referencia a la cotidianidad desde el como «The Cage», y aconseja que los análisis de sus contenidos míticos a la libros han de comprarse al tacto. Para manera de Jung. Y su actitud de «judío colmo de lo extravagante ha declarado errante», como se le ha calificado avis- alegremente que tiene ciento cincuenta padamente, acaso se amolde más a la de años de edad y cosas como: «contemplo un judío que reniega de sus orígenes, la civilización desde la perspectiva de que rechaza la figura del padre (en su un marciano, y a los humanos como pe- novela «El niño del jueves negro» retra- queñas obras de arte». 15 La página elec- ta a su padre como materialista, comu- trónica en internet en la que su trayecto- nista y ateo), y que odia la segregación ria tiene mayor presencia no podía de- clasista (las clases estaban muy marca- nominarse de otro modo que hotweird, 98 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Jodorowsky: el chileno ecléctico y su tarjeta de presentación reza anti- Raúl Ruiz, en el director de cine chileno poeta y mago o bien guía de sombras, más famoso. El rescate de sus cintas, di- maestro dormido y otras frases del esti- seminadas por el mundo durante años, lo. En Père Lachaise, París, plantó en ha sido arduo y, por fortuna, los nuevos 1965 una lápida sobre una falsa tumba soportes las han hecho accesibles en el en la que se lee su nombre y el epitafio último lustro. Su cine resulta muy per- QUOI? sonal, excesivo, por lo brutal, lo explí- Para terminar este recorrido por su cito y lo desenfrenado, pero adelantado laberíntica personalidad, reproduzco a su tiempo, por lo imaginativo, por lo unas declaraciones sobre él efectuadas arriesgado; es, en definitiva, visionario, por Arrabal recientemente: «Uno de como el del olvidado Mójica Marins. mis amigos, fundador del Movimiento Desde luego Jodorowsky se ha ganado Pánico, Jodorowsky, me dijo un día: a pulso su malditismo. Como prueba “Nosotros no conocemos el amor homo- este breve recorrido por su filmogra- sexual, probémoslo”. Le dije: “Comien- fía, tachonada de obsesiones mesiá- za tú. [risas] Y él llamó a un actor y se nicas, donde priman las referencias a hizo sodomizar por él. No le gustó”». 16 la Biblia, a la culpa, a la muerteyala Estamos antes un buscador. En efec- locura. to, estamos ante un gurú aparentemente A su primera película, «Las cabezas no codicioso que jamás cayó en el de- intercambiadas» (1967), él se refiere leznable sectarismo, ante un hombre como «media película»,18 dado que la que cree que la humanidad finalmente copia original fue robada a poco de su «se irá haciendo espiritual, porque si no estreno. Se trataba de una adaptación de se autodestruye [y para ello] no son ne- la novela de Thomas Mann «The Trans- cesarios gurús, ni guías, pero sí instruc- posed Heads» rodada en París, interpre- tores que hayan llegado a altos niveles tada por el matrimonio Ruth Michelly y de conciencia». 17 Él mismo adopta ese Saul Gilbert, filmada en color en 16 mm papel. Es labor nuestra creerle un loco o y con música del grupo electrónico un verdadero genio con brotes de ex- Kosma. No es una película en el sentido centricidad. Aún así, si no queremos estricto del término; la narración se arti- comprometernos con su doctrina, nos cula a modo de fábula muda y la histo- queda el goce estético de su obra. ria es interpretada utilizando el mimo, aunque consta de una breve introduc- Su cine: maldito ción escrita por Cocteau. La obra no pa- só desapercibida, ya que cosechó el se- Y tanto. Todos sus proyectos, o han gundo premio en el Festival de Cine terminado perdidos o censurados o re- Amateur de París y el primero en la tenidos por las distribuidoras o con muy misma categoría en Roma; pero tras la mala prensa, hasta que unos pocos estu- muerte de Gilbert, por cáncer, su esposa diosos reivindicaron su figura a finales Ruth se marchó a Alemania con la úni- de la década del ochenta equiparándolo ca copia de la filmación, y para su reali- con el buen hacer de Jean Cocteau y zador ha sido imposible recuperarla. Ken Russel. Con el paso del tiempo Jo- Su siguiente trabajo, filmado a lo lar- dorowsky se ha convertido, junto con go de varios fines de semana en 35 mm, vol. 1, no. 2 99 Manuel Barrero «Fando y Lis» (1968), se sostiene sobre da por la propia distribuidora, Cannon un texto de Arrabal que ya había esceni- Films, que cortó todas las escenas de ficado sobre las tablas el chileno y que fuerte contenido. Pese a todo, recaudó pretende simbolizar la peregrinación a 400 000 dólares, y con eso pudo hacer una tierra de promisión, pues allí parece frente a su siguiente proyecto cinema- conducir el vagabundeo de los dos tara- tográfico (de hecho, el escándalo ayu- dos protagonistas, el impotente y vio- dó). De «Fando y Lis» hubo un intento lento Fando y la paralítica Lis. Rodada de estreno en España en 1980, junto con sin guión previo con estructura de la cinta de Arrabal «Viva la muerte». road-movie, Fando y Lis encuentran en Dada por perdida durante treinta años, su camino hacia la tierra prometida de por fin pudo localizarse una copia, y Tar, «donde la infelicidad no existe», a hoy es posible adquirir la versión en gente extrañísima; charlan, se hacen la DVD, de Ars Magna, la cual adjunta puñeta entre ellos dos, discuten sobre también el documental de 1995 «Cons- banalidades, luchan..., hasta que Fando tellation Jodorowsky», que trata de la acaba matando a Lis. Prosigue él su ca- vida y el arte de este hombre a través de mino con el peso del cadáver de ella y las entrevistas practicadas a él mismo y con el peso, aún mayor, de la culpa, de a sus amigos Giraud, Arrabal, Marceau, tal guisa que acepta la tortura que luego el músico Peter Gabriel y el maestro de le aplican unas mujeres en bikini y artes marciales Jean-Pierre Vignau. Tam- atiende impasible al ritual en el que bién existe versión en VHS, editada en unas vampiras beben sangre (verdade- estados Unidos. ra, según Jodorowsky), mientras ofre- Su producción más emblemática y cen la vagina del cadáver de Lis a unos primera en color, «El Topo» (1970), fue cerdos (verdaderos, también). Esta pro- dirigida en México con un costo de mi- vocadora cinta fue presentada en el Fes- llón y medio de dólares aportado por tival Internacional de Cinematografía Allen Klein (aunque su administrador de Acapulco con cierto éxito entre los fue un tal Roberto Viskin), en plena pocos que aplaudieron la llegada de un época del LSD y con los asesinatos de nuevo maestro del surrealismo, pero las Charles Manson aún frescos en la men- acusaciones de corrosivo y corrupto te de todos. Se trata de una amalgama que el resto emitieron hacia el director de western y pasión cristiana protagoni- suscitaron tal alboroto que el realizador zada por un vengador de oscuro desig- tuvo que huir por temor al linchamien- nio. Ese vaquero vindicador forma par- to, y el certamen fue clausurado 19. te de un ejercicio simbolista donde cabe Luego, «Fando y Lis» llegaría a ser una mezcolanza de filosofías zen, tao, comparada por ciertos intelectuales con sufí y de tarot, junto con mucha inspira- el «Satyricón» de Federico Fellini (qui- ción tomada de la filmografía Luis Bu- zás por la escena de los huevos, si bien ñuel. El pistolero, apodado Topo, in- la película del chileno aventajaba en corporado por Jodorowsky, instruye a tres años a la del italiano), pero eso no su hijo sobre el sacrificio ritual y le ex- facilitó su estreno en México, país don- plica que ha de destruir la figura del pa- de le quisieron prohibirle su filmación, dre si quiere madurar, golpeándole para y en Estados Unidos se estrenó censura- remarcar sus palabras (es como el tradi- 100 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Jodorowsky: el chileno ecléctico cional castigo patriarcal, el que aplica nalmente convenció a un hippy allega- sobre este hijo en la ficción, interpreta- do a la productora de las películas de do por Brontis, hijo real), atraviesa un John Lennon y Yoko Ono y alcanzó a pueblo masacrado por cuatro villanos y convertirse en película de culto. Fue jura dar muerte a los responsables como proyectada todas las medianoches de un resentido samurai. Lo hace, castra al los viernes en el Elgin Theatre desde di- líder de los malos, pero él debe refu- ciembre de 1970 hasta junio de 1971, y giarse con una comunidad de mons- gracias al «boca a oreja» logró tanto truosidades a quienes decide tutelar y prestigio como entonces gozaban las sacar de su encierro subterráneo. Es obras «Lord of the Rings», «El lobo es- ayudado por su hijo, ahora un sacerdote tepario» o «Las enseñanzas de don que reniega de él como padre, pero que Juan», libros consultados por los inte- colabora en la construcción del túnel lectuales de la contracultura de enton- conducente a la libertad. Cuando salen, ces. Incluso Dennis Hopper ha asegura- los freaks son masacrados debido a su do que estudiaba «El Topo» cuando fealdad (en una nueva alusión a los dis- preparaba «Easy Rider», y que llegó a turbios de 1968 en Ciudad de México), ofrecerse al chileno –junto con Peter tras lo cual Topo se autoinmola. Fonda– para trabajar en su siguiente fil- «El Topo» es una extraordinaria y re- me. La autoridades mexicanas rehusa- pulsiva mezcla de Leone, Peckimpah y ron patrocinar la película en el Festival Browning en la que asistimos a la trans- de Cannes de 1971. En España no sería formación de un pistolero en una suerte estrenada hasta enero de 1980, en la pri- de bonzo (se suicida ritualmente pren- mera Muestra Internacional del Cine diendo fuego a su cuerpo). El director Imaginario y de Ciencia Ficción de la ha comentado que la dirigió bajo tran- Villa de Madrid, junto con «La man- ce, sin fundidos, sin efectos, siguiendo sión de la locura» y «Alucarda», ambas el guión de modo consecutivo con el del mexicano Juan López Moctezuma, objetivo claro de «ser el Cecil B. de Mi- también integrante del Grupo Pánico. lle del underground [...] Espero que al- El comité organizador concedió allí a gún día vengan Confucio, Mahoma, Jodorowsky una mención especial por Buda y Cristo a verme para sentarnos a su labor artística y por su apoyo al cer- la mesa, tomar el té y comer unos brow- tamen, pero no premió su cinta, de pase nies».20 Desde luego, el rodaje fue una único en el festival al apoderarse el dis- locura: durante los nueve meses que du- tribuidor de los rollos para su visionado ró, los técnicos no paraban de hacer co- en circuitos comerciales. Hoy es fácil- la para cobrar, tanto como escaseaba el mente localizable su versión en VHS, capital; el tal Viskin marchó un día al editada por el sello británico Chain Pro- barrio chino más cercano y se trajo con- duction (sólo en sistema PAL), ya sin sigo 20 prostitutas y, otro día, 200 con- los cortes que la BBC hizo sobre la cin- dones (para los efectos con sangre, toda ta en su último pase por televisión. una plétora). Por causa de su factura es- También está disponible en formato cabrosa, el realizador en un principio laserdisc. no logró distribuirla fuera de México, «La montaña sagrada» («The Holy lo cual era su principal objetivo, pero fi- Mountain», Estados Unidos/México, vol. 1, no. 2 101 Manuel Barrero 1973) es un filme de tipo documental plantas sicotrópicas, un enano, un mi- rodado con dinero, según él, de John llonario y la llené de sangre de principio Lennon (el productor, Klein, discutió a fin... se revela la verdad cuando los con el director y se desentendió del pro- personajes toman conciencia de que es- yecto por considerarlo orgiástico). Se tán en una película».21 «La montaña sa- trata de un experimento fílmico, un do- grada» se mantuvo dieciséis meses en cumental ficticio, que narra la búsque- cartel en Nueva York, y en su pase en da de la sabiduría residente en la amal- Cannes en 1973 causó gran conmoción gama de filosofías y de la iluminación a y repugnancia. Muy difícil de encontrar través del contacto con los hongos alu- durante años, salvo por las versiones ja- cinógenos administrados por el gurú ponesas editadas por Nikkatsu, hoy por boliviano Oscar Ichazo. Antes de co- fin existe copia en VHS de esta pelícu- menzar el rodaje, Jodorowsky y su es- la, la publicada por el sello inglés Vi- posa Valerie experimentaron una sema- sual Entertainment. na apenas sin dormir bajo la supervi- Con esta cinta termina lo que para el sión de Ichazo y de un maestro japonés realizador era cine hasta ese momento, del zen, cuyo sistema de meditación a lo que había considerado como un mezclaba diversas técnicas con ejerci- poema, un recorrido de visión completa cios de yoga. Luego, junto a todo el inexpresable e imposible donde él lo or- equipo de filmación e intérpretes, ingi- questaba todo: dirigía, interpretaba, di- rieron LSD mientras Ichazo y sus ayu- señaba los trajes y los decorados, com- dantes les practicaban masajes mongo- ponía parte de la música... Jodo quiso les. La película consta de tres partes. En edificar con su cine una fortaleza sobre la primera, una especie de análogo de la fe en el espíritu humano, sobre el Cristo vive en el México contemporá- amor como única salida de salvación y neo experiencias que atañen a la Améri- sobre la búsqueda de la identidad a tra- ca de los siglos XV-XVI, en una metáfora vés del sacrificio. Y no pudo. A partir crítica en torno al brutal colonialismo de entonces buscó una creación de tipo español. La segunda parte es una sátira colectivo más estructurada que intenta del poder, del sistema, que se hace al materializar en su siguiente empresa. tiempo que son presentados los prota- Meditó sobre la posibilidad de realizar gonistas de la cinta. Y en la última ve- los filmes «El Sr. Sangre y la Srta. Hue- mos cómo un grupo de potentados son sos» y le pusieron sobre la mesa 300 preparados y conducidos por El Alqui- 000 dólares para rodar «La historia de mista (Jodo lo interpreta) hacia una O», pero el proyecto que reclamaría su montaña en la que habitan unos hom- atención fue «», por el que luchó bres sabios e inmortales a quienes pre- desde 1974 a 1977 sin éxito, quedándo- tenden arrebatar su cualidad de eternos. se en fase de preproducción; pero inclu- No consiguen su objetivo, y el camino so así es de gran importancia para el gé- hacia la absurda reflexión final está ja- nero y para comprender la posterior de- lonado por violencia, mutilaciones y dicación del cineasta a la historieta. sangre. De esta película ha comentado La novela homónima de Frank Her- su realizador que pretendía hacer «cine bert, multipremiada (Nébula de 1965 y sagrado. Conseguí elefantes, tigres, Hugo de 1966, al alimón con «And Call 102 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Jodorowsky: el chileno ecléctico Me Conrad» de Roger Zelazny), se ha- acude a O’Bannon, entonces joven pro- bía intentado llevar a la pantalla grande mesa aplaudida por los efectos especia- ya en 1972. La empresa APJAC Pro- les de «Dark Star». Encarga a Vignau ductions, presidida por Arthur P. Ja- que prepare a su hijo Brontis durante cobs (productor de la serie cinemato- dos años en la lucha a cuchillo, tiro con gráfica El Planeta de los Simios), había arco y karate para interpretar conse- comprado los derechos, había contrata- cuentemente el papel de Leto Atreides. do a Herbert como director técnico y te- También emplea a una hechicera cono- nía planeado el rodaje en Turquía. Pero cedora de las setas mágicas, Pachita, y a Jacobs murió repentinamente y, con él, un sudamericano experto en la guerrilla el proyecto. A poco, guiado por un sue- para coreografiar los enfrentamientos ño al parecer, el director chileno con- de Paul y los fremen contra la armada tacta con Michel Seydoux, el ricachón imperial. Para la música se pensó en el distribuidor de su anterior largometraje, grupo Magma, y la casa discográfica para hacerse con los derechos, lo cual Virgin llegó a ofrecerles a Gong, a Mi- consigue con relativa facilidad por ra- ke Olfield y a Tangerine Dream, pero zón de que a los estudios de Hollywood Jodorowsky quiso a Pink Floyd. se les antojaba difícil el trasvase a la Contrata a Dalí por cien mil dólares pantalla de la obra literaria. Jodo- por hora de rodaje (era tan caro que le rowsky tarda ocho meses en dejar listo pidió permiso para sacarle un molde en el guión y, a partir de ahí, planea un poliestireno e intercalar las tomas rea- proceso de trabajo que avanza sobre la les con las de la estatua de plástico), y premisa de ir salvando grados de supe- luego le despide debido a «sus observa- ración y contratando samuráis en nú- ciones a favor del franquismo».22 Man- mero de siete, a saber: Seydoux, Gi- tiene al autor del libro a su lado con la raud, Chris Foss, H.R. Giger, Dan idea de utilizarlo como escritor de los O´Bannon, David Gilmour (de Pink diálogos definitivos, y se abstiene de Floyd) y Salvador Dalí. guardar fidelidad a la novela original, El chocante proyecto se convierte en alejándose del espíritu ecologista que obsesión. Planea un rodaje a lo De Mi- guiaba a Herbert al escribir su obra (ac- lle en Europa, México y el desierto ar- tivista desde 1952 y tema central de sus gelino de Tassili. Ordena llevar a cabo primeros relatos). A Jodo le atrae, por el un examen sicoanalítico y otro marxista contrario, el planteamiento de la reli- de la novela. También la hace analizar gión mesiánica que alcanza poder pleno por un alquimista, y contrata al experto en medio de una sociedad feudal, así en ciencia ficción francés Michael De- como el detalle herbertiano de la «pres- muth para que le asesore. Al efecto, ciencia», ese acopio de pequeñas per- Foss le hace seiscientos dibujos; Moe- cepciones inconscientes que permiten bius, tres mil, todo el story-board; Gi- intuir el futuro. Aún así, es de la opi- ger, una docena de diseños para los har- nión de que Herbert es el mero transmi- konnen y su planeta. Por considerarlo sor de una mitología que borra al artista petulante, vanidoso y caro, Jodo expul- que la recibió y difundió, para luego, sa del proyecto al primer especialista en adoptando la teoría de Jung de que los FX contratado, Douglas Trumbull, y arquetipos no pertenecen al hombre co- vol. 1, no. 2 103 Manuel Barrero mo individuo, pasar a formar parte del del mismo elenco de «siete caballeros» inconsciente colectivo. Por ello, el chi- que Jodo había reclutado: Moebius, leno transforma la novela a su gusto, la Foss, Giger y O’Bannon. recrea. Para él lo importante será mos- Desaforado debido al fracaso, Jodo- trar el proceso de iluminación del héroe rowsky se volcó en otra filmación, la de hasta que se convierte en Mesías del «Tusk» (1979), cuyo protagonista es un planeta. Así las cosas, planea que el elefante dado que se basaba en la narra- duque Leto sea castrado en el transcur- ción infantil «Poo Lorn L’éléphant» de so de una corrida de toros y que Jessica Reginald Campbell. Trata de una niña, sea inseminada por una gota de sangre, Elisa, y un pequeño elefante, el Tusk convirtiéndose así en la madre «vir- del título, que nacen a la vez, y sus vi- gen» del Mesías. Y prevé hacer del das se interconectan a lo largo de los emperador de la galaxia un loco que años, sobre todo desde que Elisa descu- vive en un palacio de oro en simbiosis bre que mantiene un enlace síquico con con un robot idéntico a él. Crea, en fin, el proboscidio, lo cual permite a Tusk un universo retrotraído hasta la reli- salvarla cuando es secuestrada. Jodo- gión pero dominado por «las leyes de rowsky desliza en la trama cierta crítica la antilógica». 23 hacia el colonialismo francés, retrata a Una vez decidido que comenzarían a otro padre tiránico (el de la niña), pero rodar en marzo de 1976 para poder es- el producto final resulta ininteligible, trenar la película en otoño del mismo predecible y aburrido, encarecido por el año, al realizador se le hinchó el presu- mantenimiento de los animales y por el puesto desde seis hasta diez millones de costoso rodaje en la India. La produc- dólares, y la productora se negó a distri- ción corría a cargo de Eric Rochart, buirlo, pese a que su director consintie- quien terminó por desentenderse de la ra en eliminar las escenas de sexo explí- película, que en París duró una semana cito. Él mantiene todavía la acusación en cartel (en España se estrenó en mar- de que el proyecto fue saboteado por zo de 1981, junto con la trascendental Hollywood, por ser más francés que «Le Planète Sauvage» de Topor). Frus- americano y porque su mensaje no era trado como consecuencia del resultado, lo suficientemente sencillo para el pú- Jodorowsky determinó alejarse del sép- blico. Desde entonces, Jodorowsky no timo arte durante una década. «Tusk» se cansa de llamar gángster a Dino de es difícil de visionar hoy porque la cinta Laurentiis, y más porque considera que ha sido imposible de localizar incluso el grueso story-board de Dune circuló para su director. por los despachos de Hollywood duran- Su vuelta a las salas se produjo con te un tiempo tras cancelarse el proyec- «Santa sangre» («Sangue santo», 1989). to, y no cree arriesgado suponer que pu- Con cartel dibujado por Moebius, como do haber sido el catalizador de posterio- la anterior, y producción mexicano-ita- res superproducciones de ciencia fic- liana de Claudio Argento, obtuvo el ción alejadas de la frialdad de «2001: A gran premio de la Crítica y el premio a Space Oddity», como «Star Wars» o la Mejor Película del Festival de como el celebrado «Alien» de Ridley IMAGFIC y el primer premio del Festi- Scott, producción que contó con parte val de Festivales de Moscú. En la pelí- 104 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Jodorowsky: el chileno ecléctico cula, basada en una historia real, el di- charcos de sangre. Denostado de nuevo rector aprovecha para exorcizarse de su artífice, la cinta duró poco en cartel, los demonios que le atenazan desde su dos semanas en Francia, y más o menos infancia, trasladando la acción a un Mé- lo mismo en España, donde se estrenó xico decadente y abstruso en el que si- en 1991. túa como actores a gente de la calle y a Su siguiente largometraje, «El la- tres de sus hijos, Adan, Teo y Axel. To- drón del arco iris» (Rainbow Thief, do ello en un largometraje que, partien- 1990), fue dirigido bajo serias imposi- do de reminiscencias fellinianas (el cir- ciones de la productora británica, co- co, la iglesia y la desazón), y lanzando mo la falta de violencia o los intérpre- guiños a Browning y a Buñuel, ahonda tes: Christopher Lee, Omar Sharif y en el drama espiritual de un hombre Peter O’Toole. Pese a todo, de nuevo que, después de presenciar cómo su toca censura porque Jodorowsky no brutal padre corta de cuajo los brazos a dudó en introducir nudismo en esta ab- su madre, inicia una búsqueda de su surda historia rodada por encargo so- cordura, del amor y también de su pro- bre dos tipos que viven con su perro en pia identidad. Aunque, cuando controla las cloacas, cuyo rodaje en Polonia y el su mente también aflora el deseo de Reino Unido duró dos años, y que estu- venganza... vo marcado por la polémica (el realiza- El sello jodorowskiano se manifiesta dor llegó a abofetear al productor eje- al completo en esta confrontación de cutivo en público). Fue presentada en Freud con Fellini, una historia en imá- Venecia en 1990 y no se estrenaría en genes cargada de simbolismo (el águi- París hasta diciembre de 1993. Existe la, mejor representación del espíritu en versión británica en VHS. libertad de la magia prehispánica que la Aparte de los consabidos proyectos Fénix mítica que han citado otros críti- de llevar a la pantalla los tres primeros cos, por mucho que el protagonista de álbumes de la saga de «El Incal» con la película se llame así) y con un espec- respaldo de dinero canadiense, también tacular cromatismo narrativo, sito en un anunció el chileno en su día 24 la inten- mundo suburbial, violento y desasose- ción de adaptar, desde septiembre de gante. En esta historia se pasa por la lo- 1994, entre México y Cinecittà, la his- cura, el sexo, la mutilación (de la ma- torieta «Viaje a Tulum», obra de Fellini dre, de la virgen en la iglesia), por la y Milo Manara (en la que él sale dibuja- emasculación y los sacrificios rituales, do), como otra película de búsqueda, en sin olvidar el humor (los fieles maria- este caso de Carlos Castaneda, y en chis, el entierro del elefante), todo en cumplimiento de la última voluntad del una obra que se centra en la imposible afamado director italiano. Este proyec- relación simbiótica del protagonista to no ha prosperado por falta de finan- con su madre, la cual mantiene su espí- ciación. ritu preso. En 1996 manifestó seguir decidido a La libertad se logra al rencontrar el rodar una secuela de «El Topo», titula- amor de la infancia, la pureza y, final- da «The Sons of El Topo», con produc- mente, tras la metamorfosis, el alma, ción de Charles Lippincott (primero, aunque el camino se halle salpicado con luego señalaría como productor a Alfon- vol. 1, no. 2 105 Manuel Barrero so Arau, quien fuera actor secundario Creo conveniente citar aquí los para- en «El Topo», curiosamente), reinci- lelismos que presenta con «El Incal» la diendo en el tema de los hijos que se producción francesa de 1996 «El quinto enfrentan al padre. No ha podido ha- elemento», escrita y dirigida por Jean cerlo debido a que su antiguo produc- Luc Besson. Quizás sea algo arriesgado tor, Klein, no ha querido cederle los denunciar el plagio que parecen ser los derechos de la producción primera, lo personajes Zorg (de un Metabarón de- cual le impide utilizar título, persona- sasistido de omnipotencia), Korben (de jes o referencias. Jodorowsky ha co- un John Difool devenido «action-he- mentado públicamente, en marzo de ro»), y otros secundarios, pero existe 1998, que Klein le odia desde que el demasiada similitud entre los mangalo- chileno le reprochara su gula y de ahí res y los borgs de «El Incal», y el New- su negativa. 25 York del siglo XXIII de la película es ca- La reacción de Jodorowsky ha si- si un calco de los escenarios de Moe- do transformar el proyecto inicial apro- bius para «The Long Tomorrow» y los vechándose de la confianza deposita- de la mentada saga (la niebla del sub- da en él por los productores cana- suelo, los múltiples niveles, las fuerzas dienses y convertirlo en «Abelcain», del orden...), aspecto este reforzado por una nueva versión de la secuela cuyo la aportación del propio Moebius y J.C. protagonista es El Toro. A Jodo nadie Mézières al filme. No obstante, que le gana canibalizando, como se puede conste que Besson ha declarado «a los comprobar... dieciséis años [...] lo inventé todo, com- Otra de sus ideas para el cine ha sido pletamente todo»,26 y no ha citado fuen- la reciente propuesta a los estudios Uni- te ni inspiración de tipo alguno para es- versal de título «», adapta- te guión cinematográfico. ción de la saga en viñetas «La casta de El cine de Jorodowsky fue en su mo- los metabarones», bajo su dirección y mento acogido con extrañeza y repulsa con guión conjunto de Jodorowsky y por las morigeradas huestes de bien- del realizador Arau, subiéndose al carro pensantes (el New Yorker adjetivó sus de la moda surgida en la segunda mitad filmes como circos de horror y «La de la década del noventa de los filmes montaña sagrada» fue reprobada dura- de ciencia ficción con mucho aparato mente en el The New York Times del 13 infográfico para los FX. Para terminar de enero de 1974, en el artículo «They con su filmografía hay que comentar Kill Animals and Call it Art»). Pero ha que no está definido todavía el rumo- sido mitificado, aplaudido y admirado reado proyecto que se traían entre ma- con el paso de los años (en 2000, el New nos Jodo y el pintas de Marilyn Man- York Post calificaba «El Topo» como son. Ambos provocadores pretendían «filme glorioso, entretenido, impactan- trabajar en la película «Holly Wood», te, brillante...»). de la cual Jodo se ha desentendido Mas, si echamos a un lado las loas (Manson seguía afirmando aún en octu- por su desparpajo, por su atrevimiento bre de 2000 que seguía en pie, se supo- y por su intensidad, lo cierto es que en ne que es otra de tantas mentirijillas de sus películas se narra siempre la misma Manson). procesión iniciática, cuyos integrantes 106 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Jodorowsky: el chileno ecléctico no logran su propósito (le ocurre a «El 11. Tesis defendida en http://www.spiderstrata- gem.co.uk/eltopo.htm y otras extensiones Topo», o a los buscadores de «La mon- del sitio. taña sagrada»), con finales horribles 12. F. Javier Hernández. «Moebius en Córdo- (como en «Fando y Lis» o «Santa San- ba», entrevista, Voz en Off, 1, Fanedición del gre»), con los personajes atrapados en Colectivo Tebeonautas, Córdoba, abril de 1993. círculos eternos... hasta el punto de sig- 13. Alejandro Jodorowsky. «La cassette de Jo- nificar mero vehículo para mostrar el dorowsky», en: «El garaje hermético», Euro- esoterismo como otra forma de imagi- comic, Col. Negra, 16, Madrid, 1983. nación y clamar por la instauración del 14. José A. Mayo. «Alejandro Jodorowsky. Escándalo público número uno», Primera viaje místico de carácter colectivo. Y Línea, 6, Ediciones Z. Barcelona, octubre de nada más. 1985. Dejemos esa discusión en manos de 15. «Comic» (Sección), Popular 1, Rock ‘n’ Roll los fervientes del cine sicotrónico. Magazine, julio de 1994. 16. Entrevista de Jesús Quintero a Fernando Arra- bal en el programa televisivo de Canal Sur El Notas Vagamundo, 18 de diciembre de 2000. 1. Alejandro Jodorowsky. «Psicomagia: poe- 17. Salvador Hernáez, : «Alejandro Jodorowsky. sía en nuestros actos», declaraciones publi Soñador de universos, hacedor de leyendas», cadas en la página electrónica http://poieti- entrevista, Año Cero, 48, América Ibérica cas.8m.com/Psicomagia.htm. Ed. Madrid, julio de 1994. 2. Jelo Stik. «El comic es la literatura del fu- 18. Barets: «El rodaje de Dune», entrevista, Nue- turo», entrevista, Trauko, 36, Trauko Co- va Dimensión, 78, Ediciones Dronte, Barce- mics Ltda., Santiago de Chile, mayo de lona, junio de 1976. 1991. 19. Poco antes se había producido un enfrenta- 3. Rick Kleiner; Jules Siegel y Richard Ballard. miento entre estudiantes y las fuerzas poli- «Alejandro Jodorowsky», entrevista, Pent- ciales en Ciudad de México, con gran house, número de junio de 1973. También, mortandad como resultado. La masa especta- en francés, integrada en el texto de Assayas, dora que estaba de parte del gobierno se en- Olivier: «Le Topo sur Jodo», Metal Hurlant contraba demasiado sensible ante la clara Spécial Bizarre, 49 bis, Humanoïdes Asso- denuncia de la barbarie que Jodorowsky des- ciés, París, 1980. lizó en su cinta. 4. «Alejandro Jodorowsky», Op. cit. 20. Laura Masnatta. «Cult. Cultura. Cultivador», 5. Declaraciones a Claudine Clément para el Trauko, 36, Trauko Comics Ltda., Santiago diario Libération, 6 de junio de 1998. de Chile, mayo de 1991. 6. Sergio Marras. Sin título, entrevista, Bandi- 21. Karin Kutscher. «Jodorowsky y el cine», do, 20, Santiago de Chile, 1990. Trauko, 36, Trauko Comics Ltda., Santiago 7. Los actos sicomágicos prescritos por Jodo- de Chile, mayo de 1991. rowsky sirven para «sanar bloqueos materia- 22. Peter H.R Baumann. «Dune. Harkonen», en les-corporales, sexuales, emocionales e «Giger’s Necronomicon», Editión Crocodi- intelectuales que nos impiden realizar nuestra le, Switzerland, 1984. finalidad en la vida», según puede leerse en su 23. Alejandro Jodorowsky. «Dune. La película libro «La Psicomagia» (1998). que nunca podrás ver», Metal Hurlant, 33, 8. «Antología pánica», Editorial Joaquín Mor- Eurocomic, Madrid, 1985. También, en in- tiz, Ciudad de México, 1996. glés y sin extractar, en http://www.bu- 9. Loreto Novoa. «Jodorowsky a mil revolucio- bis.com/muaddib/sf/dune/dunejost.htm nes», entrevista publicada en agosto de 2000 24. Declaraciones al diario El País, 17 de mayo en la web chilena http://www.mujeramu- de 1994. jer.cl/2000/01/08/a_jodorowsky.htm 25. Carta hecha pública en www.hotweird.com/jo- 10. Manuel Romo. «Alejandro Jodorowsky o el dorowsky malditismo por bandera», Flash-back,1,A. 26. Nigel Floyd. «Ya ha sido encontrado», en- Busquets y E. Tomás Editores, Valencia, trevista, SFX, 8, Zinco Editorial, Barcelona, otoño de 1992. julio de 1997. vol. 1, no. 2 107 AUTORES Salomón, un mutante perturbador

Caridad Blanco de la Cruz Especialista del Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, La Habana, Cuba

Resumen «Salomón» está considerado por los creadores gráficos del país como el personaje que innovó el lenguaje humorístico y de la historieta cubana por toda su carga filosófica, existencial y humanista. Santiago Armada (Chago: 1937-1995), su creador, es también considerado un artista que desdeñó las clasificaciones y motivaciones epidérmicas en el género. La relación obra-autor es analizada en este breve ensayo.

Abstract «Salomón» is considered into the graphics creators as a character that has innovated the humor language and the comics in Cuba in reason of his philosophical, existencial and humanist charge. Santiago Armada (Chago: 1937-1995), his creator is considered, also, an artist that scorns all cla- sifications and epidermics motives in genre. The relation between opera-autor is analized in this brief essay.

El artista cubano, Santiago Armada figura), reflejó la vida de los guerrille- Chago (Palma Soriano, 1937-La Haba- ros, las tribulaciones de la vida en cam- na, 1995), había creado en 1958, mien- paña, las contingencias políticas del mo- tras se desarrollaban en la Sierra Maes- mento. El humor fue un recurso para tra las acciones guerrilleras contra la ti- burlarse de las dificultades que enfrenta- ranía batistiana, un personaje que, a di- ban a diario, y sobre todo otro vehículo ferencia de la mayoría de los que sobre- de expresión del ideario del Movimiento salieron durante la primera mitad del si- 26 de Julio y de su estrategia de lucha, glo XX en Cuba, no era sólo relator o co- constituyendo la historieta en su conjun- mentarista de los acontecimientos so- to un particular anecdotario, cuyos origi- ciopolíticos de la isla, sino un comba- nales (dibujados a lápiz) circularon de tiente activo en las acciones a las con- mano en mano entre los miembros de las vocaban las circunstancias. tropas que compartieron tan singulares Había sido nombrado por su autor, acontecimientos con Chago. «Julito 26», y en su sencillez (ojos gran- «Julito 26» fue realizado para el suple- des, boina negra, una barba conformada mento (mimeografiado) del periódico El por cuatro o cinco líneas y una delgada Cubano Libre publicado en la Sierra 108 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Salomón, un mutante perturbador Maestra, y publicado a partir del 5 de sep- Durante mucho tiempo «Salomón» tiembre de 1958 y luego de 1959 conti- ha sido esa parte fundamental de la obra nuó apareciendo –por breve tiempo– en de Chago exigiendo un detenido estu- las páginas del diario Revolución. Julito dio; un enigma para la mayoría; un mito ha resultado ser el más reconocido de los al que el tiempo había velado sus múlti- ideados por este creador, e incluso, mu- ples rostros y su real dimensión artísti- chos todavía hoy reducen su vasta obra al ca, aquella que tempranamente com- sentido de aquel épico protagonista. prendieron artistas como Raúl Martínez Sin embargo, algunos de los aportes de y Antonia Eiriz, dejando personal testi- Chago a la cultura visual cubana se nos monio de su lamentable desaparición presentarían a través de Salomón, contro- de la prensa periódica.1 vertido personaje –insólito y perturbado– «Salomón» fue una historieta surgi- el cual puede ser considerado un ente de da en los primeros años luego del triun- la década del sesenta y es, referencia obli- fo de la revolución, en un período de gada cuando se valora la obra toda del ar- gran efervescencia social, política y tista. En su devenir, gravita la carga diná- cultural, y está indisolublemente entre- mica, compleja y contradictoria de aque- lazada con los propios avatares de la vi- llos años iniciales. Siguiendo sus «pasos» da del artista y de su época. Es una de puede distinguirse en buena medida la teo- las series más provocadora, experimen- ría acerca del humor que el autor sustentó tal –incluso irreverente– que se ha reali- denominándola concepto-línea-cualitati- zado dentro de la historieta cubana. To- vo-rector del humorismo cubano que ha- davía está por calcularse el número de cía catarsis en su llamado Humor Gnosis. obras marcadas con ese título, y por Lo anterior quedó expresado, en este ca- descifrar, muchos detalles de su deve- so, conceptual y formalmente, en el con- nir gráfico. No existe una recopilación junto de situaciones de un personaje (ni completa sobre el mismo.2 Están ase- héroe, ni antihéroe) que fue marcando quibles sólo aquellas tiras que atesoran –casi en solitario– la ruta de un humor de las bibliotecas junto a la colección del nuevo tipo, otro; demoledor de la banali- periódico donde fue publicado casi por dad, de lo epidérmico; un humor que bus- tres años (los primeros). Afortunada- caba en lo profundo, y es expresión de mente, en algunas de sus exposiciones genuina vanguardia. individuales el artista lo (re)colocaba «Salomón» es una figura paradigmá- inédito en las paredes de las galerías, tica del humor gráfico cubano y de la sacándolo de su encierro. historieta, con toda su carga filosófica, Los orígenes de «Salomón» se entre- existencial, pero sobre todo humanista, mezclan con las colaboraciones de su un personaje que bregó a contracorrien- autor con El Pitirre, suplemento humo- tes convirtiéndose en un imprescindible rístico del periódico La Calle, fundado para las artes visuales, siendo por de- en 1960 bajo la dirección de Rafael For- más, el único de la historieta cubana nés. En aquella publicación un grupo de que rebasó los habituales estereotipos –por entonces– jóvenes artistas, se re- impuestos por la herencia del cómic plantearon, cada uno desde sus propias norteamericano y los concernientes a perspectivas, el modo de hacer humor. nuestra propia tradición en tal sentido. La renovación que se produjo partió de vol. 1, no. 2 109 Caridad Blanco

Figura 2: «Salomón», 1964. Tinta/cartulina (30,5 x 39 cm). la ruptura con las convenciones forma- Amiga la Muerte», «El Eterno Hombre» les y conceptuales de la tradición hu- y «El Ser y la Nada», las cuales guardan morística cubana, alcanzando la imagen relación con los primeros momentos de un protagonismo no usual para aquellos Salomón, anticipando algunos de los ve- años en nuestro contexto. 3 ricuetos por donde transitaría el personaje En aquel ambiente creativo, el silen- poco tiempo después. cioso Chago, con un enorme apetito cul- El mutante «Salomón» apareció por tural, adquirió de manera autodidacta un primera vez en septiembre de 1961 (jun- saber en torno a las corrientes internacio- to al «Sabino» de Rafael Fornés) en un nales de vanguardia, no sólo en el dibujo suplemento semanal rotograbado del dia- de humor, sino también en cuanto a filo- rio Revolución. Desaparece de la prensa sofía y arte en general. Todo esto tuvo periódica en 1963 como consecuencia una repercusión en su obra. Se ampliaron de las diversas incomprensiones que en sus temáticas, su línea se volvió cada vez torno a su significado se produjeron.4 más depurada y personal y sus técnicas Las tiras iniciales fueron resueltas con más libres, dispuestas a resolver los retos gran sencillez gráfica, dibujadas hori- que él mismo se impuso. En El Pitirre zontalmente, utilizando según fuera con- habían nacido, entre dibujos de sátira po- veniente, desde una hasta cinco viñetas. lítica y humor general, sus series: «Mi El artista jugó con la tipografía, descom- 110 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Salomón, un mutante perturbador poniendo el nombre de su protagonista amplios sentidos. Por otra parte, se re- hasta convertirlo en un ordenamiento si- velaron el sexo, las excrecencias y eflu- lábico, con la pretensión de desvirtuar vios, como actos nombrables de la vida. paulatinamente el título original, hasta Eyaculaciones y pedos fueron para él su total disolución. La apariencia física acciones naturales de lo humano despo- de Salomón, mientras tanto, era muy jadas de esa marca vergonzosa que las sencilla, de casi insignificante trazo. silenciaba, cuyo asentamiento está en la «Salomón» expuso en sus comienzos, realidad, y particularmente en lo coti- algunas inquietudes de Chago cercanas diano. Lo escatológico se expone sin ta- a lo poético, dentro de un humor que pujos. Hace referencia a la mierda, de desde el absurdo, comenzaba a activar forma elíptica o metafórica, o explícita resortes filosóficos que con posteriori- (la Kaka), y ella es, junto al eructo, ob- dad profundizó. El personaje dialogaba jeto de análisis para el personaje. con la naturaleza, luego, en solitario, se Salomón aulló ante la luna, pensó, me- preguntaba a sí mismo y era aplastado ditó, pretendió hablar con otros, y descu- por sus propias preguntas, dando paso a brió que a veces el diálogo es imposible. cierto elementos simbólicos: el sol, la lu- Se debatió entonces entre dos nuevos na, la luz, la muerte, la duda y la sombra universos. Uno, simbólico, lírico, abierto, del protagonista como contrapartida pa- cosmológico, y otro, en el que se encierra ra un diálogo, en el que mucho había de en cajones construidos por él mismo y la sabiduría y el refranero popular cuba- allí pare a fuerza de imaginación e inteli- no. Se establecieron, en esos mismos gencia, su propio mundo, un tanto oníri- inicios, los puntales de lo que sería una co, con su correspondiente mitología: de sus constantes, la metamorfosis. centauros, sirenas o ninfas –según el ca- Más tarde Chago abandonó la tira so–, los cuales hacen pensar en reflexio- por un ordenamiento de viñetas adecua- nes de carácter antropológico. do a sus necesidades expresivas, ocu- Después del año 1963 el personaje pando desde 1962 y hasta 1963 media sobrevivió en papel o cartulinas inédi- página del suplemento. «Salomón» in- tas, como el resto de su obra, hecha so- tentó establecer comunicación con su bre estos humildes soportes. Se convir- réplica dibujada; mientras cuestiona, tió «Salomón» en obra única. Difícil divaga y después, ya en solitario, se ex- deslindarlo, aún en su autonomía, del presó a través de la conjunción de soni- resto de la producción simbólica de dos de aparente procedencia animal y Chago y de las conceptualizaciones que frases populares. A primera vista pu- hizo sobre su obra en sentido general, y dieron parecer estos parlamentos con- en particular, sobre el destino del hu- fusos o disparatados, no obstante, los mor, al cual se debía llegar, según sus distingo como parte de la búsqueda em- propias definiciones, por medio del co- prendida por el autor, ocupada en de- nocimiento,5 un humor que destilaba sentrañar las esencias del ser y de la vi- sensibilidad pero también inteligencia. da; de lo humano y su identidad, del lu- Ese «Salomón» (sin posibilidades de gar que ocupamos en el universo (o en reproducción), mostrado a los amigos y la historia) concediendo importancia a conservado en carpetas durante años, po- la hibridez y al mestizaje en sus más tenció los más diversos experimentos. vol. 1, no. 2 111 Caridad Blanco

Figura 3: «Salomón», 1963. Tinta/papel vegetal (23 x 24 cm).

Combinaciones de tinta china con violeta geométricas fueron el trasfondo elegido genciana, azul de metileno o rojo aseptil para insertar al personaje y sus obsesio- (al echar mano al botiquín doméstico), la nes. Globos semejando labios llegaron a interacción de otras técnicas como el contener en su interior las ideas expresa- guache, la acuarela, la tempera (aguadas das por Salomón que caminaba, multi- y salpicaduras), del collage y el aerógra- plicado sobre los carnosos contornos. fo, incluyendo el reciclaje de pruebas que Los espacios nítidos de una historieta se realizó para lograr estampaciones con ba- desarticularon y perdieron sus arcaicas ses invertidas de imprenta convertidas en convenciones. Las acciones se transpo- escenarios de situaciones. laron a estructuras suspendidas y que- El personaje deambuló entre cajones bradas, mientras el diseño conduce la semejantes a laberintos (interrelacionán- lectura. El color ganó en presencia, los dose y confundiéndose con su serie «El fondos dejaron de ser blancos o negros, Cajón»), en medio del sarcasmo y la iro- para un actor que levitaba casi en el es- nía. Los parlamentos llegaron a apro- pacio-tiempo de sus nuevos habitáculos piarse del cuadro, y el protagonista fue convertido, poco a poco, en una masa sustituido por el globo que contenía su amorfa, grotesca que se iba deshacien- locución. La oscuridad muchas veces se do. En ese traspaso de fronteras, conven- adueñó de las viñetas, interrumpida sólo ciones y límites, llegó incluso a introdu- por frases cortas, dichas desde afuera de cirse en otras series del autor como fue el la escena, o por pequeñísimos dialogan- caso de «La Chanson du Condón»,6 tes. Desechó las estructuras clásicas y mientras que su sentido conceptual al- por un breve tiempo las abstracciones canza también a otras comprometidas 112 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Salomón, un mutante perturbador

Figura 4: «Salomón: El pompis», 1973. Tinta/cartulina (32 x 50 cm). plásticamente con la abstracción, como co-filosófica y también de carácter sico- «Lo Amorfo y Descorazonador». lógico. Valiéndose de sus posibilidades En septiembre de 1975 realizó Chago, gráficas, nos habló en su particular len- en la Sala de Exposiciones del periódico guaje acerca del amor, la existencia, la Granma, su primera muestra personal, muerte, la moral, la ética, el poder y «Humor Gnosis, Ninguno, Otro», justo otros temas en los que Salomón intervi- en una década que la premura de algu- no, mucho antes de que se pusieran en nos críticos definió como oscura o gris boga, por lo explícitos, asuntos como el para el arte cubano, abusando del como- sexo y lo escatológico. Desde una postu- dín instrumental y operativo que ha sido ra de radical anticolonialista (de espíritu periodizarlo por decenios, y de las abso- martiano) –apuntada con anterioridad lutizaciones, obviando –por ejemplo–, por Antonio Eligio, Tonel–, Chago cen- «detalles» tan significativos como este. tró y descentró sus reflexiones en torno Esa exhibición constituye la más exten- al hombre, la historia, el cosmos; dislocó sa realiza por el artista, con casi cien los límites de lo «elevado» y lo «bajo», obras, de las cuales la mayoría corres- renegó de esquematismos y dogmas. pondían al «Salomón» realizado entre Cada una de las obras de la serie los años 1963 y 1975. Tras ella , el rastro «Salomón» funcionan como viñetas de la tira, ya autónoma, se difumina. que integran una sola historia y al mis- Chago y su personaje forman un due- mo tiempo, historias múltiples, según to muy particular, en el que, el segundo, por donde se mueva la dirección de la pudiera ser valorado como su mejor au- mirada del lector y hacia qué aspecto de torretrato, en una perspectiva históri- la realidad quiera deslizar su propia de- vol. 1, no. 2 113 Caridad Blanco codificación. Valiosos se vuelven en en su dialéctica, en la transfiguración esos territorios de la polisemia, la ges- constante de sus escenarios y de su pro- tualidad y también otros recursos habi- pia apariencia. Cambió su rostro; el pe- tuales en el hacer de Chago, como in- lo fue remplazado por un gorro de tres mersión, desborde, disolución de lími- puntas, mientras su hogar gráfico –más tes, entremezcla, rasgos que conciernen allá de viñetas, cubos, laberintos, glo- por demás a todo su discurso artístico. bos y ambigüedades espaciales– perdió Con «Salomón» se produjo una aper- los límites y contornos reconocibles; en tura estética para la historieta y el hu- tanto el cuerpo se mantuvo estático, o mor. El artista derribó las clasificacio- se expandían su nariz o su trasero, se nes y motivaciones epidérmicas, las convertía en centauro, se estiraba cami- distancias culturales y nos mostró se- nando –multiplicado–, por los contor- rios y rigurosos argumentos que valida- nos de sus propias locuciones o llegaba ron a estas manifestaciones artísticas, a ser esa masa amorfa, grotesca y ex- tantas veces menospreciadas. presionista, identificable por tres atri- En su personaje, se distingue el peso butos que habían llegado a ser definito- que la idea (los conceptos) tiene en el rios (plumilla, fusil y pene), al sustituir discurso de Chago, lo que refuerza el lo que una vez fuera su gorro de bufón. criterio que lo señala como antecedente Desnudo siempre, se le colocó fuera del del conceptualismo en nuestro caso. tiempo, acentuando su carácter efíme- Existe además en él una conexión con ro, transitorio y también eterno como el arte abstracto, un sesgo minimal en muchas de las problemáticas que han algunas obras, un uso de materiales de acosado y acosan a la humanidad. origen natural (tierra, arena) y una pos- De Salomón, Chago había dicho: tura que marca su diferencia con el pop «Es tesis, antítesis y síntesis. Un hom- norteamericano, particularmente con la bre determinado, un individuo y, a la manipulación de Linchtenstein, porque vez todos los hombres, la colectividad. Chago trabajó y vindicó la historieta Con él he querido crear un personaje desde el interior de ella misma –partici- tan vasto, complejo y contradictorio co- pando– e inmerso en el sistema de me- mo el hombre mismo [...] es fundamen- dios de difusión masiva que luego la hi- talmente una historieta de situación. cieron enclaustrarse (bloqueados ante Evita y huye del patrón sicológico a la perturbadora propuesta) y convertir- priori [...] es también, fundamental- se en obra única. mente, la búsqueda del espacio-tiempo Me atrevo a conjeturar que Chago, y del lenguaje propio, idóneo, de la his- nos tendió una trampa con «Salomón» torieta como arte [...] afirmación mayor al diseminarlo en todo lo que hizo para- del medio artístico que es».7 lelamente, y aún después, así como en Numerosas razones existen para de- otros protagonistas: condones, vaginas tenerse en toda la extensión de la obra y penes, dado que su inmanencia, difícil de este autor, cuyo punto de partida es- de negar, se descubre tras desbrozar la tuvo instalado en los territorios reserva- apariencia de obras, que ontológica y dos al humor. Él fue un derribador de esencialmente lo contienen. fronteras y de esos artistas que llegan A «Salomón» es preciso reconocerlo demasiado pronto. Pionero en la repre- 114 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Salomón, un mutante perturbador

Figura 5: De la serie «Domina el diálogo: Todo demuestra», 1969. Tinta/cartulina (27,2 x 33 cm). sentación descarnada, directa y pluri- palabra, brotando en ese umbral de lo significativa de asuntos problémicos alegórico que lo hizo multidireccional y como el sexo y lo escatológico, también polisémico, en su angustia o su lirismo, en la postura crítica y desacralizadora mucho antes de que se colocaran en la de su hacer, con predominio de lo con- palestra crítica las referencias al neo- ceptual. Supo como conducir a la histo- barroco, sus pliegues y la catarsis de la rieta por lugares no transitados con an- posmodernidad. terioridad. Hizo un uso creativo de la Dentro de las exposiciones que for viñeta y de otras convenciones del gé- maron parte del II Salón de Arte Cubano nero como el balón o globo, e instru- Contemporáneo, celebrado en La Habana, mentó una dialéctica para su personaje entre noviembre de 1998 y enero de que se construye y deconstruye al mis- 1999, estaba una que le rendía homenaje mo tiempo, caracterizándolo por sus a este artista, en el evento nacional más esencias y no por su apariencia. Nos dio importante de las artes plásticas que se además, el único personaje de la histo- realiza en Cuba. La muestra «Chago-Sa- rieta cubana que rebasa los estereoti- lomón»: el inquietante umbral de lo sim- pos, desde su visualidad, el silencio o la bólico, en la Galería Habana, volvió a vol. 1, no. 2 115 Caridad Blanco

Figura 6: «Salomón» publicado en el suplemento rotograbado del periódico Revolución el1de abril de 1963. colocar en el circuito de exhibiciones a tenso. Un personaje –como su autor– este importante artista, tras casi trece imprescindible al arte cubano, revela- años de ausencia. En las paredes de la dor de una exploración en torno a la galería fueron vistas 84 piezas, que en materia humana al espíritu, y al cual se apretada síntesis resumían su labor des- puede acceder por diversas vías. Consi- de 1963 hasta 1991, incluyendo 20 del guió ganarse su propio estado de inde- controvertido «Salomón». pendencia (cierta autonomía), pese a lo ¿Cuál es el sentido de este mítico cual se entrecruzó con toda la obra que personaje? Me atrevo a aventurar una Santiago Armada (Chago) realizó per- de las tantas respuestas posibles a esta sistentemente hasta su muerte, con sin- interrogante. «Salomón» es un ensayo 8 gular compromiso ético, no obstante sobre la historieta como arte y expre- haber sido uno de los artistas menos sión conceptual y filosófica de su autor. comprendidos de estos tiempos. Creo, como Samuel Feijoó, que es un Las acciones de Santiago Armada, pensador, pero también un viajero, un Chago se desarrollaron simultánea- indagador, construido por alguien que mente en diversos frentes: humor, his- creyó en la fertilidad de la duda, de las torietas, dibujo, pintura, diseño. Incur- preguntas sin respuestas, en la relativi- sionó además en la realización de obje- dad de las cosas, en su transitoriedad y tos y ensamblajes , cultivando también en el valor de arribar, ya no a la risa , si- el ensayo y la poesía. Fue una de las fi- no a la sonrisa –si esta fuera posible– a guras prominentes de la avanzada en la través del conocimiento intenso y ex- plástica cubana de la década del sesen- 116 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Salomón, un mutante perturbador ta, que aún teniendo sus enclaves den- apuesta por un humor de calibre heurís- tro del humor gráfico, alcanzó una di- tico, de augural naturaleza. mensión como hecho artístico que tras- cendió los horizontes de una visión res- Notas tringida del arte, y su herencia se ha ma- 1. Antonia Eiriz realizó «Réquiem por Salo- món» en 1964, y en 1965 el ensamblaje en nifestado en más de un artista, en más metal y tela, que llevaría por título el nombre de una postura; dentro de ese complejo del referido personaje chaguiano (reciente- fenómeno de la cultura visual, definido mente presentado en la exposición La Gente por algunos como renacimiento cubano en Casa, como parte de la colección contem- poránea del Museo Nacional de Bellas Artes o nuevo arte cubano, que ha ocupado el inaugurada durante la VII Bienal de La Ha- espacio de casi la totalidad de los dos bana, en noviembre del 2000). La primera de últimos decenios. estas obras formó parte en 1964 de la exposi- La muestra exhibida con el título ción personal de Antonia Pintura/Ensambla- jes, en la galería Habana. Raúl Martínez lo «Sa-lo-món», en el Centro de Desarrollo hizo a través de Homenaje a Salomón, 1964, de las Artes Visuales en febrero del año colocando al personaje en condición seme- 2000 como parte de la II Bienal Interna- jante a la del resto de las figuras a la que su cional del Dedeté, integrada por 80 muestra Homenajes tributó reconocimiento en la propia galería Habana, donde sólo cua- obras de ese mutante perturbador, devol- tro meses antes Antonia había expuesto. En vió no tan sólo los imprecisos perfiles la papelería de Chago, el propio artista hace que la mala memoria casi había sepulta- referencia además a la obra de Guido Llináz, do, sino además quiso recuperar los es- Espacio por Salomón. 2. Las únicas recopilaciones hasta el presente, pacios por él abiertos, desde los sucesos sobre Salomón, se encuentran: una, ilustran- y tópicos más insospechados, desdivini- do el texto «Chago el gráfico» escrito por Sa- zando la noción «elevada» de arte. muel Feijóo para la revista Signos, no. 21 de El legado de Chago permanece in- 1978, editada por la Biblioteca Martí de San- ta Clara. Allí, junto a referencias a particula- tacto, inquietantemente contemporáneo res momentos de la producción artística de dentro de esa sustancia que es el aconte- Chago, están 33 ejemplos de la serie y su cer, sometido por él a un profundo des- evolución, específicamente de lo realizado montaje analítico, entregándonos sus por él entre 1961 y 1963. La otra, correspon- de a las 17 tiras incluidas por Chago en su li- reflexiones tras urgar en complejas re- bro «El humor otro», Ediciones R, La Habana, laciones: arte-vida, arte-filosofía, ar- Cuba, 1963. En ambos casos, todas ellas ha- te-sociedad. En «El suplicio de los bían sido publicadas con anterioridad en el tiempos», Stefanía Moca advierte: «Si periódico Revolución. 3. Involucrados con esta renovación en el hu- no le abrimos paso a la risa, no escu- mor estuvieron artistas de experiencia como charemos el planteamiento mordaz Rafael Fornés (al frente de El Pitirre), Sergio que rueda desde las calles hasta la sabi- Ruiz y otros más noveles: René de la Nuez, da contienda de nuestras ideas con la José Luis Posada, José Gómez Fresquet (Fré- 9 mez) y Eduardo Muñoz Bachs, junto a Cha- realidad». Esta referencia tal vez per- go. Este grupo con posterioridad tuvo un mita entender mejor los propósitos, la desempeño muy significativo, tomando en honradez y la ética asumida por Chago cuenta que algunas de estas individualidades (consigo mismo y con su obra), y si al- han tenido una presencia puntual en diferen- tes expresiones de las artes plásticas en Cuba. guien intenta emprender el viaje al uni- Para El Pitirre dibujaron también Fresquito verso que nos ha dejado, podrá discer- Fresquet, Guerrero, Carlos Pérez Vidal, D. nir desde el principio su conmovedora Villegas y Lazo. vol. 1, no. 2 117 Caridad Blanco 4. Igual suerte corrió el personaje «Sabino», Referencias realizado por Rafael Fornés, que compartía Armada, Santiago (Chago): El humor otro, con el espacio con el de Chago. La entrevista «La prólogo de Lisandro Otero, Ediciones R, La dimensión más profunda de la caricatura: Habana, Cuba,1963. conversación con Rafael Fornés», realizada Blanco, Caridad: «Culpable de honradez», Revo- por Danny Montes de Oca y Cristina Padura, lución y Cultura, 4, La Habana, Cuba, ju- pudiera ser esclarecedora de algunos puntos lio-agosto 1995; pp. 57-58. de contacto existentes entre las historietas de –––: «Para no dejar morir al topo», La Gaceta de estos dos artistas. Fue impresa en el catálogo Cuba, 3, La Habana, Cuba, mayo-junio, 1996; de la exposición «De José Dolores a Sabi- pp. 56-57. no», retrospectiva de Rafael Fornés, realiza- –––: «Historia de cajones», catálogo, II Sa- da en la Galería-Taller René Portocarrero en lón de Arte Cubano Contemporáneo, Cen- junio de 1996 en La Habana. tro de Desarrollo de las Artes Visuales, La 5. Existen tres etapas en la conceptualización Habana, Cuba, noviembre 1998; pp. del humor, delimitadas por Chago en su obra. 134-142. Una primera de 1961 a 1963 denominada Feijóo, Samuel: «Chago el gráfico», Signos, 21, Humor Otro. La segunda, de 1963 al 64 defi- Biblioteca Martí, Villa Clara, Cuba, 1978; pp. nida como Humor Ninguno y, la tercera, que 528-601. se extiende desde 1965 a toda su producción Fernández, Antonio E. (Tonel): «Tonel sobre simbólica, hasta 1995, año de su fallecimien- Chago», catálogo, «Humor: Chago y Tonel», to, Humor Gnosis. Galería de Arte del Cerro, La Habana, Cuba, 6. Chago gustaba trabajar por series, alternán- noviembre 1982; s/p. dolas con «Salomón», sus dibujos, pinturas, –––: «Ráfagas de Chago», catálogo, «Ráfagas de objetos y ensamblajes de diverso tipo. De Garabatos de Pequeño Formato o Serie de los este modo reincidía en temas y formas, bus- Anhelos y Esperanzas sin Piedad», Galería del cando nuevas perspectivas, asociaciones o Humor Juan David, La Habana, Cuba, agosto matices diferenciadores. Esta característica 1986, s/p. de su trabajo se puede apreciar desde inicios –––: «Alternative Humour and Comic Strips: No- de la d{ecada del sesenta y en las siguientes. tes on the Cuban Case», catálogo, «The Muchas de ellas fueron trabajadas simultá- Unknown Face of Cuban Art», Northern Cen- neamente, como ocurrió con las tres (histo- tre for Contemporary Art (NCCA), Gran Bre- rietas) realizadas para El Pitirre, luego de taña, septiembre 1992, s/p. comenzar a realizar para el periódico Revolu- –––: «Brillo de Chago: Salomón compartido», ción, en 1961, la serie de «Salomón». Entre Arte Cubano, 1, La Habana, Cuba, 1998; pp. sus más significativas series (dibujos y pintu- 13-19. ras de corte expresionista) de las décadas del Hernández, Orlando: «Chago: la portañuela sesenta y setenta están: «Penes y Chochope- abierta de la libertad», catálogo, «Eyacula- nas»; «Lo Amorfo y Descorazonador»; ciones con Antecedentes Penales», Galería «Diarreas, Esputos y Eyaculaciones Prema- Espacio Aglutinador, La Habana, Cuba, ene- turas»; «Linternagos»; «Desaforados, Con- ro 1995, s/p. formes»; «Calibán y Prole»; «Camaleones y López Oliva, Manuel: «Dibujos con humor y sin Otras Hierbas», entre otras. él», catálogo, «Humor Gnosis Ninguno, Otro», 7. Citado por Samuel Feijoó en «Chago el grá- Sala de exposiciones del periódico Granma,La fico», Signos, Biblioteca Martí, Santa Clara, Habana, Cuba, septiembre 1975, s/p. Cuba, number 21, 1978, pp 536-537. Mosquera, Gerardo: «Chago: existir en el cos- 8. Entendido el ensayo desde una postura simi- mos», catálogo, «Nace el Topo», Galería lar a las asumidas por este género en la lite- Espacio Aglutinador, La Habana, Cuba, ratura. Expresión de elementos puntuales, abril 1995, s/p. exposición abierta, indagadora, más que con- Robert, Braulio: «Humorismo y Revolución», clusiva. El Pitirre, 31 de enero de 1960, pp. 13-14. 9. En Stefanía Moca: «El suplicio de los tiem- Suárez, Ezequiel: «Levántate Lázaro, no jo- pos», Colección de ensayos «Los malos sal- das Chago», catálogo, «Levántate Cha- vajes», Editorial Ex Libris, Caracas, go, no jodas Lázaro», Galería Espacio Venezuela, 1999, p. 51; capítulo: «El servi- Aglutinador, La Habana, Cuba, febrero cio de la risa». 1996; s/p. 118 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA MEMORIAS Desventuras en el Páramo Una visión personal(ista) del cómic en el Uruguay

Carlos M. Federici Narrador con incursiones en la historieta, Montevideo, Uruguay

Resumen Una visión subjetiva del panorama del cómic en Uruguay, a través de las experiencias de un escri- tor, que incursionó en el género en forma esporádica y no demasiado copiosa. Su producción ha con- citado críticas diversas, pero se le ha reconocido unánimemente al autor como pionero dentro del medio local, en el que la precariedad del mercado obra como limitante para el desarrollo profesional de la especialidad. C. M. Federici es autor de seis novelas, un par de colecciones de relatos de ciencia ficción y ficción detectivesca, a más de diversos cuentos, artículos y trabajos periodísticos; se le tra- dujo a varias lenguas.

Abstract A personal vision of the avatar of comic-making in Uruguay, through the experiences of a storyte- ller who worked in the medium with scarcity, and rather unassiduously. While his production has got mixed reviews, the author has been unanimoulsly accepted as a pioneer in his local place, where pro- fessional development of the field is severely limited by a meager market. C. M. Federici wrote six no- vels, some collections of his and detective stories, plus a body of short stories, articles and interviews. His texts have been translated to various languages.

A modo de introducción Previa la aclaración de que en nues- tro medio no ha existido jamás un es- El presente texto fue originalmente re- tudio de jerarquía académica sobre el dactado en 1990. Se publicó en 1997, en desarrollo y características de un có- un fascículo distribuido por el diario La mic vernáculo (supuesto que tal exista República, que, bajo el título de «Noveno en realidad), tomo de ese trabajo algu- Arte», pretendía ofrecer un perfil del ava- nos datos que refieren a diferentes tar historietístico en Uruguay, desde sus momentos de la historieta en nuestras orígenes (?) hasta el año de aparición del latitudes. citado cuaderno. Su gestor, Gustavo Cor- Se hace mención, como inicio, de di- tazzo, realizó una actualización superfi- versas revistas de carácter satírico (La cial de mi artículo, para reubicarlo a fines Alborada, Caras y Caretas, El Negro Ti- de la última década del pasado siglo. El moteo), publicadas entre 1842 y 1898. período temporal cubierto (1968-1997) Allí se reproducían caricaturas de noto- constaba en el subtítulo. rios personajes de la política o la socie- vol. 1, no. 2 119 Carlos M. Federici pués que comenzaron a aparecer sus tra- bajos en la revista Mundo Uruguayo,en la cual permaneció afincado durante dé- cadas. Luego de una dilatada trayectoria en órganos de prensa locales y extranje- ros, falleció en 1997 con su prestigio de pionero aún vigente. Figura 1: «Don Tranquilo y Familia», de Fola Junto a él, Julio Emilio Suárez Se- (Geoffrey Foladori), se publicó durante años draschi (Jess), nacido en 1909 en el de- en la revista Mundo Uruguayo, sin mayores variaciones de un estilo que, pese a su simpli- partamento de Salto, puede, en justicia, cidad casi naif, suscitó una considerable acep- considerarse el «otro padre» de nuestra tación de parte del público. El ejemplo es de historieta, aunque, como se anotara, la 1964. carencia de una investigación seria y sistemática del tema abre paso a mu- dad, volcándose, paulatinamente, a la ex- chas interrogantes en cuanto a obras posición secuencial de las sátiras, aunque precedentes del género, que bien pu- todavía sin llegar cabalmente a lo histo- dieran permanecer olvidadas. En 1933 rietístico. Suárez comenzó a producir lo que ha- Ya en los primeros años del siglo XX, bría de convertirse en hito y referente los periódicos montevideanos comenza- de toda la labor historietística nacional: ban a incluir, esporádicamente, las pri- «Peloduro», que subtitulaba «Del Cam- meras historietas de origen norteameri- pito a la Olimpíada», en palmaria alu- cano, como «Katzenjammer Kids» («El sión al «deporte nacional, pasión de Capitán y sus Sobrinos»), que recibió multitudes», que sustentaría la médula aquí tan buena acogida como en su país de su temática. La maestría del dibujo, de origen. Entre 1926 y 1927 uno de los cuya jerarquía iría afianzándose al rit- plásticos uruguayos más prestigiosos, mo del avance profesional del autor, Rafael Barradas, publicaba historietas unida al gracejo de los diálogos y a la mudas dirigidas a públicos infantiles en incomparable pintura de los personajes, la revista De Oro. Sus trabajos merecie- netamente «uruguayos», conformaban, ron el calificativo de verdaderas joyas, sin duda, una verdadera obra maestra por la calidad del trazo del artista y su en su especie. imaginativa narración gráfica. Corresponde agregar aquí a Emilio Durante la década del treinta, Eduar- Cortinas (1916-1955), nativo del depar- do Geoffrey Foladori (que usó siempre tamento de San José, uno de esos talen- el nom de plume Fola), creó el personaje tos sumergidos en ese inexplicable «ol- «Don Tranquilo y Familia», tenido, en vido colectivo» que ha opacado sin justi- forma virtualmente unánime, como uno cia la gloria de tantos cultores de este gé- de los primeros exponentes a nivel local nero. Muy joven aún se trasladó a Mon- de una neta exposición de los recursos tevideo; en poco tiempo sus aptitudes le básicos de la «narración secuencial en granjearon un sitial preferente entre los imágenes». Este artista, nacido en 1908 profesionales de la época. En la década en Inglaterra, arribó a nuestra tierra a los del cuarenta dio otro salto, esta vez a la once años de edad, y fue muy poco des- vecina orilla, donde, en 1945, ayudó a 120 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Desventuras en el Páramo

Figura2: Aunque el personaje titular de la clásica tira de Jess (Julio Suárez) era «Peloduro», futbo- lista «estrella» de humilde origen, los lectores se sintieron más identificados con la patente huma- nidad de «El Pulga», un vendedor de diarios callejero, que participaba de todas las angustias de la clase depauperada de la época. fundar la legendaria Patoruzito, una re- El texto original vista que concentró los más destacados valores argentinos en su plantel. Corti- Fasano 1 hizo un gesto de complacen- nas realizó allí sus dos obras fundamen- cia. Yo me esforzaba por aparentar tales: «A la conquista de Jastinapur» tranquilidad, aunque el sudor me es- –una fantasía miliunanochesca, con re- curría por la espalda. miniscencias de Foster y del Raymond «¡Me gusta la idea!» dijo él, final- de «Flash Gordon»– y «Vito Nervio», mente. «Un detective negro en Nueva aventuras de un peculiar «detective crio- York, asistido por dos ayudantes blan- llo». Vuelto a su patria, años más tarde, cos...». Inconsciente de mi ansiedad, por haberse granjeado la animadversión manoseaba mis preciados originales al del régimen peronista, tuvo tiempo aún hablar. «¿Es todo creación suya?». de producir algunas obras de aliento, an- «Exactamente», carraspeé. «Argumen- tes de su prematuro fallecimiento. to y dibujos, todo original, y no creo que Fuera de estos pilares de la narrativa haya antecedente de un personaje así gráfica, es de pensar que existieron va- en...». rios exponentes, en diverso grado de No lo había, en efecto. Años más tar- calidad y/o profesionalismo, que calla- de, consultando la Enciclopedia del Có- da e infatigablemente vertieron lo me- mic, de Maurice Horn, comprobé que jor de sus facultades en la labor perio- era muy posible que me hubiese antici- dística de referencia. Sin embargo, al pado por cosa de unos cinco o seis meses no estimarme con las credenciales im- a «la primera historieta integrada del có- prescindibles para abordar tal trabajo mic americano» («Dateline: Danger», de inmersión en el complejo y poco dibujada por Aldon Mc Williams), des- documentado campo, dejo en este pun- de luego que sin sospecharlo en el mo- to la introducción (que otros, más ca- mento de su plasmación. paces o más autorizados, eventualmen- Estábamos en 1968 y Montevideo, te se encargarán de completar) y entro Uruguay, historietísticamente hablando, de lleno al núcleo de mi artículo, enfo- era un páramo. En los periódicos apare- cado sobre tópicos más cercanos a mi cían restos decadentes de pasadas glo- experiencia. rias: «Rip Kirby», «Ben Bolt» y «El Prín- vol. 1, no. 2 121 Carlos M. Federici Pero entonces el emprendedor Fasano lanzó su primera –sonada– propuesta pe- riodística con un nuevo formato: el ta- bloide en colores. Llevó su audacia al ex- tremo de pretender dar lugar preferente a tiras de historietas de producción nacio- nal. Pero se vivían tiempos difíciles en lo político, y las baterías de Fasano apunta- ban primordialmente a esa dirección. Tal afán crítico habría de costarles Figura 3: «A la conquista de Jastinapur», de caro tanto a él como a mi malhadado Emilio Cortinas, publicada en la legendaria re- debut: el dichoso periódico fue clausu- vista argentina Patoruzito, que dirigió Dante Quinterno, fue considerada por muchos como rado por decreto antes de que mi detec- la obra maestra de la historietísca rioplatense tive negro alcanzase la tierna edad de en la década del ’40. veinticinco días... Desde luego que ni pensaba en pronósticos tan funestos du- cipe Valiente» se habían convertido en rante nuestra auspiciosa entrevista: con sus propios espectros, con Raymond pre- un poco más de veintiséis años, algunos maturamente fallecido, Cullen Murphy precedentes en la narrativa (publicaba más y más desinteresado y Foster ya muy en Mundo Uruguayo 4 desde 1961) y un en la tercera edad. inmoderado gusto por el cómic de corte Por su parte, las revistas mexicanas americano, no vacilé en comprometer- de cómics sólo traían anémicas versio- me a entregar cinco tiras semanales, ol- nes de sus entrañables títulos de otrora. vidándome de mencionar que sólo ha- Aunque no era suya la culpa, sino de los bía terminado aquellas muestras –cua- efectos deletéreos causados por el Co- tro tiras en total, ya un poco amarillen- mic Code (una suerte de Código Hays tas– que me sirvieran de presentación. sui generis) en los originales de Estados Cuando por fin apareció la primera Unidos. publicación de «Barry Coal», me sentí No mejoraba el panorama en lo ver- complacido: la competencia no era de náculo: José Rivera 2 se sumía en un re- temer. Las historietas que completaban tiro voluntario, luego que los originales la página eran todas humorísticas, de lí- de su obra maestra, «Ismael» (1960), le nea sencilla. En verdad el medio no se fueran aviesamente sustraídos, mientras encontraba propicio para la vocación de Julio Suárez, desaparecido en 1965, era historietista «serio». más recordado por sus incursiones en el Años atrás, en 1959, se había produ- periodismo satírico que por sus «queri- cido un intento de editar revistas nacio- das criaturas de papel». nales de historietas. Lo hizo cierta agen- Las nuevas generaciones ni siquiera cia de publicidad, aprovechando una co- habían oído mencionar a «El Pulga», nexión con un sindicato yanqui, lo cual «Peloduro» o «La Porota». Los punta- le aseguraba una provisión (posiblemen- les, en esa época, eran los eternos Fola te pirateada) de las historietas clásicas: y Umpiérrez 3, en actividad «desde «Rip Kirby», «Mundos Gemelos», «As siempre». Solar», «Judd Saxon» y otras, cuando 122 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Desventuras en el Páramo todas conservaban aún gran parte de su tradicional calidad. Como complemento, un puñado de dibujantes nacionales hacía sus prime- ras armas en lo que sin duda era (igual que en mi caso) el género de sus amo- res. Ahí figuraban trabajos de Douglas Figura 4: «Barry Coal», las aventuras de un Cairolis, discípulo incondicional del me- detective negro, asistido por un par de ayudan- jor Raymond, Celmar Poumé,5 que reve- tes caucásicos, fue mi primera incursión en el renciaba a Fred Harman, Oscar Abín,6 género de la tira de diario, y apareció en Extra, uno de los pioneros en el formato tabloide na- mucho más conocido en tiempos más cional (1968). recientes por su poderoso sentido de lo cómico, y sobre todo, el ya citado Rive- Caplin y H.G.Oesterheld,7 de reciente ra, aunque de él sólo se reditaba su pri- consumo, y prolijamente trasvasados. mera historieta, «Patricio York», el grin- La ilusión duró poco, empero. Ya in- go de las cuchillas, originalmente pu- gresaba como dibujante de la Oficina blicada en el matutino El Día. de Prensa de la Intendencia de Monte- La aventura finalizó en desastre, con video (artista y todo, tenía que comer el agravante de una defraudación de los igual que el resto de los mortales); en- exiguos fondos de la flamante empresa cajoné por un tiempo originales e ilu- editorial, perpetrada por uno de sus «so- siones, y no fue hasta 1972 que lo inten- cios fundadores». té de nuevo. Ni siquiera se me dio tiempo a gestio- Entre tanto, nuevas figuras iban abrién- nar mi solicitud de ingreso al plantel de dose paso en el páramo. dibujantes, pese a que ya entonces tenía El Día brindó las páginas de su su- esbozado mi «Barry Coal», profanamen- plemento infantil a dos de los creadores te concebido en los márgenes de mis cua- que mayor repercusión habrían de tener dernos de Preparatorios de Derecho. en nuestro panorama. Williams Gezzio, La debacle, sin embargo, pertenecía nativo de Nueva Palmira, departamento al pasado, me dije en 1968. Ahora co- de Canelones, tomó por asalto a Monte- rrían otros tiempos, confiaba más en mi video, sin otras armas que su diploma capacidad y, con el añadido del concur- de la famosa Escuela Panamericana de so de «Descubra al Criminal», organi- Arte (con sede en la vecina orilla), y zado a mis (enfáticas) instancias en tor- una irrefrenable vocación, avalada por no a la aventura inicial de «Barry su raro sentido de la profesionalidad. Coal», la cosa no podía fracasar. Recibí Muy pronto se hizo conocer como uno incluso alguna opinión halagadora de los más versátiles cultores del me- («ritmo americano, eficaz recreación de dio, tan hábil con la ilustración de épo- los maestros de la historieta»), que mi ca como con la historieta de dibujos in- inexperiencia, más que mi inmodestia, fantiles. También producía chistes ilus- deglutió encantada. trados, figuritas para álbumes, cubier- Me sentía digno sucesor de mis ído- tas de libros y cortos de animación; to- los de la Golden Age, fresca en mi toda- do ello a un nivel bastante más elevado vía la herencia de Stan Drake, Elliot de lo que era común por estos lares. vol. 1, no. 2 123 Carlos M. Federici rancias películas de monstruos. Ambi- ciosa, además, llevaba textos escritos en inglés, pues era mi cándida ilusión colocarla en Nueva York. Por esa épo- ca, como anotara más arriba, la produc- ción yanqui había mermado sensible- mente, merced a un cúmulo de causas que se extendían desde la invasión au- diovisual hasta los resabios de la mora- lina maccartista que, a mediados de la década del cincuenta, asestara un golpe Figura 5: José Rivera se granjeó el respeto y la admiración de público y colegas con su his- casi mortal al género. Yo pretendía torieta «Ismael», que salía en el rotativo El aprovecharme de las «aguas revueltas», Día a fines de los '50s. El refinado arte que ca- pero evidentemente no eché la red en racterizaba sus cuadritos lo colocó a la cabeza forma correcta. Lo único que logré fue de la producción local durante un extendido lapso. una publicación en un magazine semi- profesional. Pero el monstruo no había muerto: En el otro extremo, y con cierta timi- igual que su famoso paronímico, «Din- dez, el juvenil Eduardo Barreto ubicaba kenstein» retornaría. En 1973 lo publi- sus primeros trabajos junto a los de có una revista argentina, Noches de Ho- Gezzio. Pronto consiguió superar las rror, aunque sólo me enteré por casuali- vacilaciones del comienzo para iniciar dad. Más adelante se incluyó entre una una brillante –y meteórica– carrera in- selección de mis relatos de ciencia fic- ternacional. Años más tarde irrumpiría ción que el editor belga Bernard Goor- con buen éxito en las publicaciones de den, un enamorado de Latinoamérica y la Editorial Columba, de la ciudad de de su narrativa, compiló en un número Buenos Aires. Después, su período en especial de su magazine Idées... et Au- Estados Unidos: las más famosas em- tres, con circulación europea. ¡La cria- presas del cómic del mercado america- tura hablaba en francés!... No terminó no, Marvel y D.C., le abrieron sus puer- ahí su carrera: tuvo otras apariciones, tas por turno. Hoy día, aunque tardía- dos de ellas en suelo oriental. 8 Al fin y mente promovido a nivel local, es figu- al cabo no le fue del todo mal, aunque ra prominente en su medio de adopción debo confesar que en uno de los casos profesional. Sin embargo, reside en el obró un cierto porcentaje de parciali- terruño, reclamado por la nostalgia, se- dad. La revista Más Allá de la Media- gún alguna vez ha confesado. noche, que albergó al ente infernal en Pero retomemos el hilo: decía que 1985, tenía como director a quien sus- volví a intentarlo. Aprovechando una cribe... En fin: también somos humanos licencia anual, preparé una historieta los autores. del género con el que me sentía más Pero en la década del setenta mi de- identificado: «Dinkenstein» pretendía sengaño por las historietas aumentaba; condensar todo el bagaje acumulado en se habían operado cambios profundos devorar revistas de horror clásicas y en las preferencias de los públicos, y yo 124 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Desventuras en el Páramo no veía forma de que el cómic resurgie- ra de su letargo. Europa había intentado el aliño erótico: «Barbarella», de prin- cipios de la década del sesenta, fue el disparador. En Estados Unidos una sen- sibilidad diferente no permitió sino has- ta muchos años después la adopción de esos moldes. Entre tanto, añejos perso- najes, como Supermán o Batmán, se obstinaban en confirmar su inmortali- dad, y sólo las firmas editoriales más Figura 6: Los temas gauchescos abarcaron solventes sobrevivieron al caos. sólo una de las muchas facetas en que se prodi- Montevideo, 1980. Emergíamos pe- gó el profesionalismo de Williams Ge(nina)zzio, nosamente de un desdichado proceso un dibujante de amplia versatilidad y notable competencia en distintas especialidades. La dictatorial; y en esa época nacieron las imagen pertenece a «Santos Cruz», una de sus revistas de humor que lanzarían las pri- tiras «nativistas», que obtuvo muy buena re- meras protestas bajo la forma de sátiras percusión (1978). ilustradas comenzando con El Dedo, que dirigía Antonio Dabezies, uno de entera satisfacción (y sin sentirme asal- los más dinámicos e inteligentes perio- tado por sentimientos autodestructivos), distas que hemos producido. En esas una serie de páginas de cómic. páginas, una generación de historietis- Pero el célebre «bichito» tiene el agui- tas instauraría su manera de decir en la jón agudo: no podía desprenderme del narrativa gráfica. Tabaré Gómez, Pan- todo de mi afición por los cuadritos. De cho Graells, Álvaro Alcuri, Fermín manera que en 1980 –mientras los hu- Hountou, Tunda, Cibils, entre varios moristas discurseaban a su modo– lan- más; todos magníficos en su género; to- cé mi propio mensaje, esta vez dirigido dos, también, convincentes en sus res- a públicos juveniles. Yo sentía que te- pectivos estilos. La mayoría sigue vi- nía algo distinto que ofrecerles, a fin de gente en diferentes publicaciones, pero llenar el vacío que en mi opinión dejaran ninguno abordó la temática de aventu- las publicaciones extintas o corrompi- ras, o de suspenso, o de fantasía cientí- das. Fue el nacimiento de «Jet Gálvez», fica. Eso habría de llegar más adelante. una historieta destinada a sobrevivir a Entre tanto, yo hacía otra incursión. las anteriores, aunque tampoco por de- Había estado dedicándome con prefe- masiado tiempo. Seguíamos habitando rencia a la narrativa, y mis relatos poli- un páramo, y en tal ambiente las flores cíacos y de ciencia ficción se vieron pri- duran poco. vilegiados con la aceptación de públicos «Barry Coal» había supuesto la extranjeros. Exóticamente, llegué a ver- transposición al medio de una serie de me traducido al finlandés e incluso al ja- estereotipos exitosamente utilizados ponés. Por otra parte, me costaba menos por la historieta norteamericana. «Din- trabajo pergeñar (con un mínimo de de- kestein», más adelante, pretendió re- coro) un cuento de ciencia ficción o una crear los lineamientos clásicos del gé- novela de crímenes, que terminar, a mi nero de horror –desvitalizado primero vol. 1, no. 2 125 Carlos M. Federici cencia, perseveraron en la senda del arte secuencial y hoy han llegado a ocupar destacados sitiales entre la nueva horna- da de hacedores de «muñequitos con al- ma». Eso es, justamente, lo que más me ha gratificado. Puedo finalizar esta reseña con una Figura 7: Eduardo Barreto, ya consagrado en el exigente mercado internacional por sus tra- nota de optimismo: hoy día el páramo bajos para D.C. Comics, Dark Horse, y otros parece estar convirtiéndose en un ver- célebres sellos estadounidenses, no tuvo repa- gel, quién sabe por qué misteriosa al- ros en colaborar con un modesto emprendi- quimia del devenir histórico. Menudean miento nacional: «Disparo Virtual» apareció en el número 6 de Balazo, una de las escasas los historietistas uruguayos y su obra es revistas que, en su medio, ha sobrevivido al notable. tercer número. Por mi parte, finalizado el ciclo de «Jet Gálvez», y no encontrando terreno por el Comic Code, desnaturalizado des- propicio para otras aventuras, me hice pués por una generación de creadores discretamente a un lado. En 1982 vendí prematuramente acidulada–, en benefi- Barry Coal a una editorial mexicana, cio de toda una pléyade de nuevos lec- pero ya como novela escrita, sin dibu- tores que no habían tenido el privilegio jos. La orilla roja, otra de mis novelas, de conocer el trabajo de los inmensos había revivido, en 1976, la modalidad Bob Powell, Will Eisner, Graham Ingells, de folletín ilustrado, largo tiempo au- o el mismo Alberto Breccia 9 en su épo- sente de los diarios; siguió, en 1986, ca de «Vito Nervio». Umbral de las tinieblas, un compendio Ahora «Jet Gálvez» se empeñaba en de todos los deliciosos escalofríos que ser –al menos en la optimista concep- me habían obsequiado las películas de ción del autor–, al par que inofensivo di- Lugosi, Karloff, Lee y Price, ilustrado vertimento, compartido alegremente por con reminiscencias de los pulps de la creador y público, una suerte de fervien- década del cuarenta. te homenaje a otros modos de pensar y Escribí relatos de ciencia ficción y de de sentir, penosamente sepultados bajo misterio para revistas extranjeras, y se la carga de dos accidentados decenios. me invitó a representar al Uruguay en Insté a mis jóvenes lectores a integrarse diversas antologías internacionales. No al espíritu de mi propuesta y –¡casi un tenía mucho tiempo para el cómic, pero milagro en el páramo nacional!–, se me en manera alguna me aparté por com- respondió. Guardo gratísimas memorias pleto de su influencia. de aquellos chicos que disfrutaron con- En 1982, 1985 y 1986 expuse mis ori- migo de las aventuras interplanetarias de ginales en muestras individuales. Siem- mi pelirrojo héroe, solicitándome inclu- pre había sido de la opinión de que la so, a mi sugerencia, determinados cua- historieta no pertenece al quietismo de dritos con escenas específicas, que debí las galerías, sino más bien a la dinámica esforzarme por hacer coincidir con el de las prensas. No es, a mi entender, un desarrollo de la trama. Algunos de aque- apéndice de la plástica que se apoya en llos muchachos, supe con gran compla- textos escritos; constituye, por el contra- 126 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Desventuras en el Páramo rio, un derivado de la narrativa que usa el dibujo como lenguaje específico para re- latar historias. Sin embargo, opino que resulta saludable, en ocasiones, que el público tenga oportunidad de compene- trarse con el fervor y la pasión –por no hablar del fatigoso trabajo–, que respira la obra de los historietistas. Los origina- les, con su formato mayor que el impre- so (en la mayor parte de los casos), per- miten apreciar debidamente las afanosas enmiendas, la morosidad de los detalles de segundo plano, el amor con que el pincel o la pluma circundan y definen las figuras soñadas. Desde que a principios de la presente década 10 el precoz Roberto Poy, toda- vía adolescente, comenzara a destacar- se como impulsor de nuevas tendencias en el (debatible) cómic vernáculo, los adeptos a su movimiento proliferaron Figura 8: «Dinkenstein», suerte de compen- de modo espectacular. Surgió la revista dio de varios tópicos del género de horror, iba Vagón, que nucleó a los más notorios, destinada a los EEUU, pero no llegó tan lejos, como Daniel y Pablo Turcatti, Horacio al menos en un principio. En 1973 la publicó Casinelli y Daniel González, entre otros, la revista Noches de Horror, de Buenos Aires. Sin embargo, como buen monstruo, el prota- todos muy jóvenes y muy entusiastas. gonista habría de retornar, de acuerdo a lo que Podía, pues, abrigarse esperanzas de un prometía el último cuadro del primer episodio. futuro promisor, pese a la «crisis perpe- tua» en que, desde su nacimiento en En el extremo opuesto se mueve el 1896, viene debatiéndose el «noveno historietista Enrique Ardito, huésped arte». Sin embargo, fuerza es admitirlo, «mayoritario» de la página de cómics ese cúmulo de ardor por parte de los jó- del matutino que –cíclicamente– edita venes creadores corre riesgo de naufra- el mismo Fasano que encabeza estas lí- gar en aguas cenagosas, de no obtener- neas. Con sus tiras («Viviana y Yaman- se una adecuada respuesta del público dú», «Los recién cansados» y «Monte- lector. Porque la historieta es, a mi mo- video cambalache»), este autor propone desto entender, un medio dialogal, que una narración fluida y accesible, en re- requiere, para subsistir, la reciprocidad latos policíacos o de aventuras, no del destinatario. En tal sentido se me exentos de un humor muy a la urugua- antoja peligrosa cierta tendencia gene- ya, donde los tics nacionales aparecen ral de estos autores hacia concepciones notablemente reflejados. Aunque des- marcadamente elitistas en los guiones y provisto de las excelencias de dibujo hacia criterios curiosamente repulsivos con que engalanan su producción algu- en lo visual. nos de los «vanguardistas», quizás su vol. 1, no. 2 127 Carlos M. Federici jantes del medio, capitaneados por el enérgico Williams Gezzio, y hasta el momento –en la forma accidentada que impone el medio– ha alcanzado su nove- no número. Otros exponentes de la in- quietud local –propiciada por ciertas con- diciones favorables, como las tecnolo- gías informáticas y la instalación en pla- za de comercios especializados en el gé- nero «cómic»– fueron: «El Ángel Ne- gro» (mayo 1998), superhéroes «a la uru- guaya» (con las consecuentes limitacio- nes y carencias); «Eikon 1-AJFA» (se- tiembre 1998), de impecable factura ar- tesanal, presenta a «una psicótica que sa- le por las noches a hacer justicia por ma- no propia»; «The AftermatH» (noviem- bre 1998), totalmente fotocopiada, una obra juvenil y entusiasta, pero a años luz del profesionalismo; «This Kette» (no- viembre 1998), en formato disquete, de- Figura 9: En 1980 conseguí interesar a la re- dicada al cómic, las ilustraciones y los vista Patatín y Patatán, una publicación desti- nada al público juvenil, en mi personaje «Jet videojuegos; «Las Fantásticas Aventuras Gálvez»; terminó resultando mi propuesta más de Pescadex» (diciembre 1998), aventu- durable. ras de «un pez filósofo que fuma bajo el agua , se plantea problemas de concien- estilo esté destinado a calar mejor en el cia y hasta lee el Taox te-ching»; intere- sentimiento popular. El tiempo, como sante enfoque humorístico, con compe- siempre, dictará el veredicto final. tente dibujo; «Héroes del Asfalto» (julio 1999), gran acción en un Montevideo Posfacio del futuro, acosado por constantes luchas Una «explosión de publicaciones» entre narcos; semiprofesional; «¡Guacho! Historietas Tontas» (julio 1999), estilo Estimo justo no cerrar este trabajo sin underground tardío, experimental y des- referirme, aunque más no sea en forma prejuiciada, transgresora hasta lo insul- somera, a las publicaciones dedicadas al tante, de vida efímera por su propia na- cómic que fueron surgiendo en Monte- turaleza; «Felino» (agosto 1999), ser an- video, casi en eclosión súbita, en los últi- tropomorfo, aunque de rasgos gatunos, se mos tres años de la pasada centuria. Mi enfrenta a «monstruos extraterrestres que fuente es el excelente artículo de Pablo amenazan con devastar la Tierra»; de Dobrinin, aparecido en Balazo número comienzos artesanales, se profesiona- 7, precisamente una de las revistas inser- lizará algo en números posteriores; tas en este fenómeno, lanzada en julio de «Alma Zen» (octubre 1999), publica- 1999 a iniciativa de unos cuantos dibu- ción colectiva entre maestros y alumnos 128 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA Desventuras en el Páramo de un taller de caricaturas e historietas; «Prophecy» (noviembre 1999), semipro- fesional, con alusiones a temas de sata- nismo y ciencias ocultas; «Montevideo, Ciudad Gris» (diciembre 1999), trata una historia que «gira en torno de una investi- gación policíaca motivada por la desapa- rición de dos pacientes del Hospital de Clínicas de Montevideo»; concebida para completarse en seis entregas. Es obvio que se está muy por debajo de una jerarquía netamente «profesio- nal y exportable»; pero este 4 de una ideal escala de 1 al 10, resulta preferible al 0 que normara los años precedentes. Al filo del milenio, en octubre de Figura 10: «Dogo Corbacho» (2001), de Ro- 2000, se hizo un intento distinto: apoya- lando Salvatore, resultó una grata sorpresa pa- dos por una fundación, que solventó el ra un medio bastante sofocado por restriccio- grueso de los costos, cinco de los más nes económicas y deserción reiterada de pro- sólidos profesionales del grafismo na- fesionales de la especialidad, que no hallaban práctico dedicar sus energías a una actividad cional adaptaron a la historieta –cada tan poco rentable. cual con su enfoque personal– las obras de otros tantos prestigiosos escritores, tizando» el resultado y distanciándolo formándose las duplas: Eduardo Barreto del gusto popular). / Mario Benedetti; Daniel González / Casi al cierre de la corrección y pues- Eduardo Acevedo Díaz; Fermín Hontou ta al día de este texto, se produce la apa- (Ombú) / Juan Carlos Onetti; Luis Prada rición de otra revista, Dogo Corbacho, (Tunda) / Enrique Estrázulas; Renzo aventuras de un exboxeador convertido Vayra / Horacio Quiroga. Más allá de en cronista policíaco (abril 2001). La los criterios que se puedan sustentar en responsabilidad y el mérito de esta cuanto a una historieta tradicionalmente creación corresponde a Rolando Salva- accesible, y por ende construida con los tore, un dibujante surgido en la década medios más económicos, contra este li- del ochenta, que ha desarrollado una es- bro, «[email protected]», de tapas duras y timable trayectoria, pautada por su con- elevado precio de venta, hay que reco- centración al trabajo y su rigor profe- nocer que estamos, al menos, ante un sional, cualidades que colocan a esta producto de impecable factura. (Sin em- publicación suya bastante por encima bargo, a mi juicio, el excesivo respeto de las anteriormente consignadas, de- que suscita la jerarquía de los autores es- jando aparte el libro comentado en el cogidos, pudo haber costreñido un tanto párrafo precedente, que es preciso ubi- la libertad a la hora de adaptarlos al me- car en una categoría diferente. dio secuencial. Por otro lado –con la ex- Al parecer, este apéndice –de forma cepción de Barreto–, en el aspecto gráfi- similar al artículo principal– puede re- co se optó por «innovar» a ultranza, «eli- matarse con una nota de optimismo. vol. 1, no. 2 129 Carlos M. Federici Notas los escasos terrenos abiertos a la creatividad de gran parte de los narradores y dibujantes 1. Federico Fasano Mertens, periodista argenti- uruguayos, sin excluir a quien suscribe. no radicado en nuestro país desde principios 5. Celmar Poumé (1924-1983), prolífico dibu- de la década del sesenta (con intervalo de jante que firmara cientos de ilustraciones y exilio político interpuesto), fue obviamente tiras en numerosos órganos de prensa locales una figura polémica y «transgresora», al me- y extranjeros, fue, además, impulsor de la nos para nuestros parámetros. Iniciador de la Primera Muestra de la Historieta Uruguaya versión vernácula del tabloide (no sólo en (1972), donde muchos de los hasta entonces cuanto a formato, sino también por su conte- ignorados profesionales del cómic uruguayo nido amarillista), protagonizó varias situa- tuvieron oportunidad de dar a conocer sus tra- ciones memorables, entre ellas el curioso caso bajos originales a un público desprevenido. de compartir máquinas y local –en horarios 6. Oscar Abín (Canelones, 1925 - Montevideo, alternos– con otro rotativo del mismo forma- 1996), versátil cultor de la sátira y la nota jo- to, pero de tendencia radicalmente opuesta, cunda, supo sacar provecho del suceso políti- intercambiándose toda suerte de denuncias y co, deportivo o cultural que fuera causa de sarcásticas referencias entre ambos periódi- noticia, para transformarlo en disfrutable vi- cos en forma sostenida, hasta la clausura del ñeta humorística, celebrada por más de una suyo, mencionada más arriba. Años más tar- generación de lectores. Fue también destaca- de, el infatigable periodista volvería al ruedo do autor de historietas. con La República, un diario incluso más «re- 7. Declarado oficialmente «desaparecido» en vulsivo» que el anterior. 1977, durante el llamado período de la «guerra 2. José Rivera (Montevideo, 1930) goza del re- sucia», Héctor Germán Oesterheld (Buenos conocimiento unánime, en especial de parte Aires, 1919), es casi unánimemente considera- de sus colegas uruguayos, de ser el más com- do el más grande guionista y autor de historie- pleto y cabal de los cultores de la historieta tas que diera la fértil vena argentina, aparte de nacional, al menos hasta la década del seten- llevar la distinción de haber iniciado la ciencia ta. Aunque su labor profesional en el género ficción nativa. Aunque no llegó a ello a través distó de ser copiosa (apenas dos tiras «realis- de la novela, sino por medio de «El Eternauta», tas» de larga extensión, aparecidas en el rota- historieta de cult para los lectores de ambos tivo El Día, de Montevideo, y varias historietas márgenes del Plata, en la que el escritor descri- en suplementos infantiles), su adaptación de bía –sustentado en los espléndidos dibujos de Ismael, la obra de Eduardo Acevedo Díaz, Francisco Solano López– una invasión extrate- logró conjugar en la mejor forma lo nativista rrestre ocurrida en reconocibles sectores de la con la influencia de los experimentados artis- metrópolis bonaerense. tas de los Estados Unidos, para redondear un 8. Entiéndase: «suelo uruguayo». producto muy competitivo con los modelos 9. El renombrado Alberto Breccia (1919-1993) foráneos, en un medio prácticamente virgen había nacido en Montevideo, por lo cual po- de tales emprendimientos. cos resisten la tentación de prestigiar «nuestra» 3. Ángel Umpiérrez (Montevideo, 1920) ha historieta nacional incluyéndolo en la nómina, protagonizado la proeza de vivir de su traba- sin reparar demasiado en el hecho de que, jo de historietista y hacedor de chistes duran- emigrado a Buenos Aires a los tres años de te más de medio siglo (en medio de este edad, desarrolló toda su carrera en la gran urbe páramo a que hace referencia el presente tex- argentina, en donde residió permanentemente, to). Autodidacta, tuvo la fortuna de vincular- con excepción de un período europeo que se a agencias internacionales a través de su ocurrió en su madurez. «Vito Nervio», un colega y amigo Foladori (Fola), hasta llegar a pintoresco detective porteño, cuyas aventu- ver su producción reproducida en periódicos ras, publicadas en la revista Patoruzito,co- de buen número de países latinoamericanos. menzara a dibujar otro gran artista uruguayo, 4. Revista clave en el periodismo de este país, Emilio Cortinas, fue «adoptado» por Breccia iniciada a comienzos de siglo y clausurada, al producirse el alejamiento de aquel. Muchos en tiempos mucho menos auspiciosos para nostálgicos prefieren esa etapa de la obra de las publicaciones de su tipo, a fines de la dé- Breccia a otros hitos más difundidos, como cada del sesenta. A lo largo de su dilatada y «Mort Cinder» o «Los Mitos de Cthulhu». no demasiado pareja trayectoria, fue uno de 10. Se hace referencia a la década del noventa. 130 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA ENTREVISTA La historieta y el cine de animación

Charla con Juan Padrón

Manuel Pérez Alfaro

Resumen Juan Padrón Blanco es el autor más popular en Cuba en el campo del cine de animación y la histo- rieta, con una temprana carrera en ambos que alcanzó su clímax con el personaje Elpidio Valdés. Actualmente reúne una considerable filmografía, entre ellos, varios largometrajes, además de sus nu- merosos aportes al humorismo gráfico.

Abstract Juan Padrón Blanco is the most popular author in Cuba in the animation and comics fields with a long career which achieved the climax with his character Elpidio Valdés. Presently his filmography is considerable including several feature films in addition to many graphic humor contributions.

Siempre que se hable del cine de ani- aportes en la expresión, desde el humor mación en Cuba –y me atrevería a decir blanco al negro, con series como «Vam- que en toda la zona caribeña y latinoa- piros» o «Verdugos» y divertidísimas mericana– tendrá que hacerse referen- como «Tapok», un cavernícola que pa- cia a la labor artística de Juan Padrón rece recordarnos siempre que la huma- Blanco, que dio a conocer con fuerte nidad no se ha civilizado tanto como es- impacto las características de la anima- perábamos o creíamos. ción cubana de la que él mismo formó Pero no permitamos que nuestro en- parte, a la vez que desarrollaba una in- trevistado se agote de esperar o se nos tensa actividad gráfica que precedió su pierda entre las manos, pues conozco formación. Creó el personaje más po- la poca afición del artista a ser interro- pular de la historieta cubana en los últi- gado, y obligarle a hablar de sus méri- mos cuarenta años: «Elpidio Valdés», tos. Pero, usted siempre podrá tener un soldado y luego oficial de las fuerzas más detalles técnico-profesionales le- mambisas que lucharon por la indepen- yendo la ficha de trabajo al final de es- dencia del país a finales del siglo XIX, ta entrevista. y que se convirtió en la estrella del pri- Comencemos. mer largometraje cubano de dibujos animados. Padrón también se ha desta- ¿Te iniciaste como humorista o co- cado en el humorismo gráfico por sus mo historietista? vol. 1, no. 2 131 Manuel Pérez Alfaro Creo que como historietista. En la re- acetatos; en las Fuerzas Armadas Revo- vista Mella me pidieron que continuara lucionarias fui camarógrafo de las me- una página llamada «El Hueco», que sas de animación de los Estudios Fílmi- llevaba una historieta con el tema «¿A cos… Creo que aprendí de todo antes usted nunca le ha pasado esto?» y cua- de dirigir. tro chistes. Así me entrené, con gran an- gustia emocional, para los chistes de un Para reafirmar: acumulaste prime- cuadro, pues tenía que entregar (o mo- ro una formación técnica del medio rir) una página a la semana… y tenía antes de hacer tus primeras películas. dieciséis añitos. Me estremezco al re- ¿Consideras que tu formación o desa- cordar aquello: corriendo por la calle rrollo como historietista contribuyó a Belascoaín para entregar al último mo- tu realización como director de pelícu- mento, bajo la mirada furiosa de los co- las de animación? loristas, que tenían que quedarse un par Eso; pero lo que me permitió poder de horas más en la revista… por mi cul- dirigir fue la cantidad de historietas que pa. Fue horrible, pero aprendí a lo bes- hice para Ediciones en Colores y el se- tia, y eso me ayudó a ir adquiriendo manario Pionero, porque lo principal es confianza en mi mismo. Los coloristas aprender a contar bien una historia, sea los encuentro por ahí y todavía me mi- en cuadros o en animación. Lo que más ran de lado. se parece al cine es la historieta; prácti- camente te enfrentas a los mismos pro- A pesar de tu trabajo como humo- blemas artísticos: ¿qué encuadre?, ¿qué rista (cartonista) yo noto que desde el diálogo?, ¿qué ruidos?, ¿cómo caracte- principio de tus publicaciones hay una rizo a los personajes?, ¿qué edito?, etc. tendencia a la secuencia narrativa. ¿Me equivoco? En la historia del cine de animación Siempre he tratado de contar histo- hay una conexión constante con la rias. Incluso en los chistes de un cuadro, historieta. Últimamente hay un croso- la acción iba a ocurrir o ya había ocurri- ver con el cine en vivo, pero en sus ini- do; o el diálogo es la respuesta a una cios la mayor fuente de personajes pregunta… cosas así. Luego hice chis- surgió del cómic. Esto se repite en tu tes en secuencia o con diálogos largos caso. Primero la historieta y después el en varios cuadros. cine animado de «Elpidio Valdés». Creo fue el camino lógico. Casi to- Cuéntanos cómo te relacionas con dos los directores de animación hacen el mundo del cine animado y asumes historietas; los jóvenes animadores me la dirección de tus películas. muestran historietas que hacen en su Cuando la revista Mella, allá por tiempo libre, es algo natural. 1963, yo trabajaba de animador asisten- te en los estudios de la televisión. Había Sin embargo, no fue un juego al aprendido los rudimentos en Anima- seguro. Las películas de Elpidio Val- ción Especial del Instituto del Arte e dés ampliaron el espectro de popula- Industria Cinematográficos (ICAIC), ridad del personaje que nació en la donde empecé calcando y coloreando historietas. 132 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA La historieta y el cine de animación

Elpidio Valdés en un dibujo inédito de 1992 (detalle).

Los cortos animados acabaron los re- gometraje, de su propio personajes y dondearlo, nacieron nuevos persona- que es, además el primer largometra- jes… el sonido le dio una nueva dimen- je del cine animado cubano. ¿Qué ex- sión. Los jóvenes se saben de memoria periencias te aportó?, ¿Cómo lo ma- las voces y los diálogos de las películas duraste? y, por supuesto, se hizo más popular, Visto en la distancia, es de una inge- incluso con el público adulto. nuidad asombrosa, pues pensábamos que un largometraje era un corto… más Padrón, tú eres el primer artista de largo. A pesar de todo, quedó con digni- la historieta que hace su propio lar- dad, y es una muestra del nivel que te- vol. 1, no. 2 133 Manuel Pérez Alfaro níamos todos. Para ser un guión instin- «Filminutos» y luego los «Quinosco- tivo, no está del todo mal. Aprendí so- pios»? bre todo a trabajar más la puesta en es- Pues, él y Alicia, su esposa, vinie- cena y a usar mejor las posibilidades del ron al Festival de Cine Latinoameri- sonido. En comparación con las pelícu- cano de 1984 y me tocó atenderlos. las que hicimos después, esta parece si- Hicimos una amistad muy entrañable lente, sin efectos buenos. Era un dispa- en poco tiempo. Quino vio algunos de rate dibujar a los personajes en todas y mis cortos y Alicia le dijo que por qué cada una de las escenas ¡de nuevo! … no probaba a adaptar sus páginas a di- pero no sabíamos hacerlo de otra mane- bujo animado conmigo. Lo habían in- ra, ni teníamos los equipos de hoy. tentado con un estudio japonés y lue- go con unos italianos. Yo había crea- A pesar del reconocimiento público do los Filminutos en el 1979 con chis- y profesional no repetiste inmediata- tes míos y de Manuel… pero animar mente la fórmula. ¿ Por qué? –y sobre todo interpretar a Quino, aga- Porque quedé agotado y quería co- rrar su tempo– era un reto. Me propuse rregir los errores. Los demás largos fue- no hacer ningún papelazo y estudié al ron mejorando porque aprendíamos a maestro a fondo. Hicimos un corto de planificar mejor antes de animar. Lo siete chistes, que les gustó mucho, y a más importante es el guión y la puesta partir de entonces nos reuníamos aquí en escena, trabajar y trabajar lo más po- o en Milán para preparar más. «Ma- sible hasta que ya no dé más. Y apren- falda», 108 chistes de un minuto, fue díamos haciendo películas. todavía más difícil porque Quino no Como no disponía de ayudantes, me quería diálogos, y es muy riguroso en pasaba hasta diez meses –incluso sába- cuanto al color, las expresiones, los dos y domingos con un termo de café– fondos… absolutamente todo. Creo dibujando la puesta en escena. Por las que aprendí muchísimo con él, pues noches seguía en mi casa. En aquel en- es genial en la puesta en escena. No tonces había seis animadores, que des- dibuja nada que no esté en función de palillaban lo que yo dibujaba y siempre lo que quiere trasmitir. Así que si hay estaba evitando que se detuviera el tra- un coloso, es él. bajo. Un disparate que se hace cuando uno es más entusiasta que profesio- Yo estaba pensando en un hecho nal… y tiene la energía, claro En el últi- curioso. No es común que un artista de mo largo ya he contado con cinco ayu- la historieta, por muy popular que sea dantes para la puesta en escena. Como su personaje, haga la versión cinema- un vampiro les saqué la energía a esos tográfica en animación. Al menos yo jóvenes que, para mi alegría –y rabia–, no tengo noticias de que esto sea muy hicieron varios aportes mejores que los correlativo. Sin embargo, en el caso de míos. Cuba ocurre. ¿Tuviste algo que ver en esto? ¿Cómo se unen esos dos colosos del Yo conozco otros casos de historie- humorismo y la historieta, Joaquín tistas que hicieron sus personajes en Lavado (Quino) y Juan Padrón, los animación: Lillo y «Matojo» 1, Cecilio 134 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA La historieta y el cine de animación

Juan Padrón Blanco

Juan Padrón, Matanzas, 1947, Cuba. Inicia su carrera artística a los dieciséis años como animador cinematográfico y publica sus primeros trabajos como humorista. En 1970 aparece por primera vez en las páginas del semanario Pionero su personaje Elpidio Valdés que se convierte en el más popular de la historieta y el dibujo animado cubano. De sus aportes al hu- morismo gráfico y a la historieta pueden destacarse otras muchas obras que expresan desde el humor negro como «Vampiros» o «Verdugos» hasta las divertidísimas «Abecilandia», «Co- mejenes», «Cerbatanas» y «Piojos». Como guionista y director de películas de animación ha realizado más de cincuenta y siete cortos y cinco largometrajes, entre ellos «Vampiros en La Habana», «Elpidio Valdés», «Elpidio Valdés contra dólar y cañón» y «Elpidio Valdés contra el Águila y el León». En colaboración con el dibujante y humorista argentino Quino, desarrolló los cortos ani- mados «Quinoscopios» y «Mafalda» para la televisión. Trabajó en «Cine Clips-Juan Pa- drón», una serie de chistes animados para el Canal Plus, de España. Sus trabajos han sido pu- blicados en Chile, Perú, Colombia, Venezuela, México, España, Italia, Checoeslovaquia y la ex Unión Soviética. Graduado en Licenciatura de Historia del Arte en la Universidad de La Habana, es además profesor adjunto del Instituto Superior de Arte, y ha ofrecido conferencias de postgrado en muchas instituciones de Cuba, Brasil y España. Su arte ha sido reconocido con premios y condecoraciones nacionales, de ellos 14 corres- ponden a obras con el personaje de Elpidio Valdés y en los más de treinta premios internacionales en Festivales de Animación en Euro- pa y América Latina, 8 de ellos fueron también con el persona- je de su creación.

Avilés y «Cecilín y Coti» 2, Ernesto Pa- No lo sé: los «Filminutos» los hice drón con «Yeyin» 3. para atraer a los humoristas, pero siem- Directores de animación como Gas- pre ando buscando historietistas que par González, Luis Castillo, Modesto quieran hacer sus guiones en anima- García 4, el gran Tulio Raggi 5 y otros, ción. hacen historietas. Se han desarrollado Es lo natural en nuestro país: en paralelamente en los dos medios que, otros, se nutren de otros medios, pues se como te comenté, se parecen mucho. ha desarrollado más la narración para radio y televisión, o el cuento corto; hay ¿Cuál fue el primero en el cine? más guionistas. En Cuba, más dibujan- ¿«Elpidio Valdés»? tes que guionistas. vol. 1, no. 2 135 Manuel Pérez Alfaro Tú sigues ligado al mundo de la his- Manuel Marín, Carlos González, Irela torieta y del cine a la vez. ¿Cuál fue el Bravo…Perugorría y Luis Alberto. reto del video-clip? Había hecho el guión dibujado para ¿Tienes calculado para cuándo el un clip mexicano mezclado con anima- público podrá disfrutarla? ción, pero no me gustó lo que salió. En La estamos haciendo digitalmente, «Píntate los labios…» hice el guión, cosa que no dominamos totalmente to- los diseños y los fondos. El reto era davía, así que puedo calcular para fin de crearle una historia a María, que no la año, pero la vida te da sorpresas. Hasta cuenta la canción. El guión era de hie- ahora todo va en plan: es decir, un poco rro, y por este se filmó la imagen en vi- atrasado. vo. Un realizador español, Armando Pereda, me ayudó en la mezcla de la Y la historieta… ¿continuará? imagen de Eliades Ochoa con los ani- Claro que sí, aunque últimamente no mados. Creo que quedó muy bien. Es tengo mucho tiempo. He dado a los mu- divertido variar de trabajo. Hace unas chachos jóvenes algún que otro guión. semanas, entre mi hijo Ian –que filmó Prometí a la revista Zunzún que le haría la imagen en vivo– y yo, preparamos más páginas… pero ya hice el papelazo uno con Pedrito Calvo sobre una can- de no cumplir. Uno se hace viejo…¡Ah, ción de «Vampiros en La Habana 2». los tiempos de los disparates! Esperamos terminarlo para que salga antes de la película. Notas 1. Manuel Lamar (Lillo), con su personaje «Vampiros en La Habana» viene «Matojo» era muy popular entre los niños de por una, llamémosla, segunda parte. los primeros años escolares a los cuales re- presentaba el personaje. Aparecía en las pá- ¿Puedes adelantar algo a los lectores ginas del semanario humorístico Palante. cómo va, cuál es la trama, algunas no- 2. Cecilio Avilés combinó a su personaje ado- vedades? lescente con una cotorra parlanchina y fan- La cosa va de qué paso con el vampi- farrona que le acompañaba en toda clase de aventuras publicadas en el semanario Pio- sol –una fórmula que permite a los nero. vampiros disfrutar del sol– diez años 3. Ernesto Padrón creó para la revista Zunzún el después: los nazis lo necesitan para ga- personaje femenino «Yeyin», que representa nar la guerra. Han descubierto que el a una pionera exploradora adolescente en un futuro lejano, y cuyas aventuras transcurren vampisol, si lo dan a los no vampiros, entre planetas y seres fantasiosos. se vuelven bichos de combate. Pepín, el 4. Gaspar González llevó a la historieta en dis- hijo de Pepe crea el vampiyaba, una tintas publicaciones, como Cómicos y El fórmula más potente. Un kommando Muñe a su personaje «Chuncha», la clásica abuelita pícara y parlanchina; Luis Castillo nazi viene a La Habana a robarla y a se- –que se inició fundamentalmente como his- cuestrar a Pepín. Pepe, que odia todo torietista– se mantiene incursionando con di- ese lío de los vampiros, debe convertir- versas historias («Chico Taíno», «Guaso y se en un supervampiro para rescatar a Carburo», etc.) entre las publicaciones y el cine de animación. su hijo. En fin, aventura, sexo, violen- 5. Tulio Raggi incursiona más esporádicamente cia y lenguaje de adultos. Conté con las en la historieta, como también lo hace Mo- voces de los geniales Frank González, desto García. 136 REVISTA LATINOAMERICANA DE ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIETA l International Journal of Comic Art Ellena un vacío en el conocimiento de la cultura del comics. Aparece dos veces al año como una publicación consa- grada a los aspectos históricos, prácticos y teóricos de la caricatura y los comics. Con el objetivo de publicar materiales ilustrati- vos el Journal aborda todo lo relacionado con el arte de los comics en el mundo, cari- caturas, libros de comics, tiras, humor y caricaturas políticas, así como ilustracio- nes humorísticas.

Su edición incluye unas 300-350 páginas, con un promedio de 18 artículos y más de cien ilustraciones. Unos treinta países de todos los continentes han estado repre- sentados en sus artículos.

Adicionalmente International Journal of Comic Art refleja editoriales, libros y ca- tálogos de exposiciones, ensayos biblio- gráficos, columnas de opinión, un portafo- lio de caricaturas de todo el mundo y en- trevistas.

Suscripciones: $40.00 USD para instituciones $30.00 USD para suscripciones individuales Haga su cheque pagadero a: John A.Lent 669 Ferne Blvd. Drexel Hill. PA 19026

Disponibles algunas ediciones anteriores. http://home.earthlink.net/~comicsresearch/ijoca/