Triple Impacto Verde-Amarillo
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Image not found or type unknown www.juventudrebelde.cu Image not found or type unknown Telenovela Terra Nostra, de Benedito Ruy Barbosa. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 05:37 pm Triple impacto verde-amarillo Tres telenovelas brasileñas transmite por estos días la Televisión Cubana: Insensato corazón, Terra Nostra y Río del destino Publicado: Domingo 21 julio 2013 | 12:18:33 am. Publicado por: Joel del Río En la tira cotidiana de la Televisión Cubana se dibujan tres bandas verde-amarillas, trazadas gracias a la decisión de nuestros programadores de emitir, simultáneamente, las telenovelas brasileñas Insensato corazón (CV), Terra Nostra (CV y TR) y Río del destino (Canal Habana). Al ritmo carioca, paulista o gaucho, atrapados entre el pretérito idealizado y un presente desnaturalizado por el edulcorante, transcurren días y noches de millares de cubanos empujados por el suspense de saber qué pasa al final con el villano, con quién termina el romance apasionadamente itálico, y cómo se resuelve el triángulo entre el héroe, la niña rica y la india brujera. Es probable que los programadores hayan decidido juntar las tres en pantalla, debido a la enorme popularidad de que gozan en Cuba, sin descontar argumentos relacionados con el muy alto poder comunicacional de esta tríada. Se trata de eficaces productos audiovisuales, mediadores entre el público y ciertas idealizaciones sobre la realidad contemporánea e histórica. El televidente necesita verse representado y, al mismo tiempo, contemplar un espectáculo lo suficientemente atractivo como para hacerle creer que el mundo es así de hermoso y armónico. Es decir, que gracias a la extrema profesionalidad y agudeza de sus guionistas (y productores) las tres telenovelas en cuestión alternan las relucientes virtudes y simplificaciones sombrías que constituyen la esencia del dramatizado televisivo más popular en Iberoamérica. A diferencia del cine, la figura dominante de la telenovela es el guionista, quien le confiere a las alargadísimas historias sus ideas y sentido del mundo, siempre respetando las leyes que pasan por el final feliz, la conquista del amor, la transgresión de las barreras sociales, y el triunfo de los buenos-pobres que se las arreglan para devenir buenos-ricos, con la consiguiente derrota de algunos malos-pobres, que a lo mejor hasta llegan a ser malos-ricos, pero por lo regular terminan siendo castigados con la muerte, la cárcel, la enfermedad o la soledad. No las estoy contando. No he visto el final de ninguna de las tres. Me remito a la estructura narrativa de cientos de productos similares y anteriores. Antes de entregarnos el romance accidentado de Pedro y Marina, o más bien el relato sobre el ascenso y la caída de Leo, que es Insensato corazón (2011), el escritor Gilberto Braga le dio forma y contenido a algunas de las telenovelas más populares del mundo: La esclava Isaura (1976), Dancin’ Days (1978), Vale todo (1988) y Paraíso tropical (2007). En todas se adivina el sello de autor que tanto atrae también a los aficionados de Insensato corazón: ritmo incesante de la acción en una trama que se teje y desteje prácticamente todas las semanas, la incorporación al melodrama de las realidades políticas y sociales de Brasil: corrupción, desigualdad sexual, abuso de poder, racismo y, por supuesto, siempre, las enormes diferencias entre ricos y pobres. Gilberto intenta refrescar los arquetipos denunciando las enormes barreras que separan a las clases sociales, aunque los pobres terminen casándose con los ricos. En Insensato corazón casi todas las parejas se integran a partir de la transgresión de barreras clasistas, raciales o de prejuicio. Además, la narrativa de Braga utiliza situaciones criminales o delincuenciales para regalar personajes viles llenos de matices, carismáticos y con un costado de carencias y pasiones, que favorece cierto grado de identificación. Así, Norma (Gloria Pires), Leo (Gabriel Braga Nunes), Wanda (Natália do Valle) y Natalie Lamour (Deborah Secco) se roban el show histriónico, a pesar de la competencia que significan la belleza deslumbrante de Marina (Paola Oliveira) y la excelencia perpetua de Antonio Fagundes, a quien le toca interpretar otra vez a un padre lacerado. Braga concibe sus complicadas y corales historias para retratar el cotidiano de la clase media alta. No obstante, algunas de sus telenovelas abogan por una liberalidad emancipadora que se distancia de las mojigaterías pequeño burguesas, y ha causado polémica por las escenas de desnudo, de sexo, o por la constante atención a los personajes homosexuales, que él muestra tan asertivos e integrados como sus pariguales heterosexuales. Braga suele repetir en los elencos a un grupo de intérpretes-fetiche entre los cuales se cuentan Fagundes y Pires, y con frecuencia recurre a determinados tics narrativos como ciertos asesinatos misteriosos, el escalador sin escrúpulos, y el romance entre personas de edades muy diferentes. Más directamente inclinado al melodrama de sesgo historicista parece Benedito Ruy Barbosa, autor de Terra Nostra, y también de Pantanal (1990), El rey del ganado (1996), Esperança (2002), Cabocla (2004) y Niña Moza (2006). Barbosa elige un período posterior a la colonia y anterior a la Segunda Guerra Mundial, para ambientar las invariantes del folletín: la pasión que vence todas las pruebas y sobrevuela todos los obstáculos; amores casi imposibles por diferencias de casta, cultura y edad; triángulos complicados entre parientes o criados, la inocencia femenina amenazada; la muerte, el duelo y la resurrección; el valor de la familia y del matrimonio; la maternidad en todas sus posibilidades de martirologio, los hijos extraviados y reencontrados... Realizada entre 1999 y 2000, Terra Nostra forma parte de la tendencia televisiva internacional a buscar legitimidad por medio del diálogo con la historia nacional, el cine, la literatura y ciertas manifestaciones muy visibles de la idiosincrasia. En este sentido, es heredera de La esclava Isaura, y de una larga serie de títulos como Terras do sem fim, adaptada a partir de Jorge Amado; Dona Beija, cuya trama se inspiraba en un personaje histórico, que vivió y murió en el siglo XIX; Xica da Silva, inspirada en la biografía de una esclava liberta que vivió a mediados del siglo XVIII, y La fuerza del deseo, que se enmarca en el segundo reinado de Pedro II, cuando Brasil aún dependía de la metrópolis portuguesa y se produce un auge del café. La importancia de este cultivo en la historia y la cultura nacionales es uno de los principales temas de Terra Nostra, en la cual se aborda el Brasil rural y terrateniente, el Brasil primigenio, y se reconstruye —al igual que en sus antecesoras mencionadas— la memoria colectiva a partir de ilustrativos fragmentos de archivo documental. Con una producción fuera de serie, visible sobre todo en la ambientación, escenografía y vestuario, Terra nostra se centra en un escenario temporal localizado entre el final del siglo XIX y el inicio del XX, en torno a las haciendas cafetaleras del interior de São Paulo y la migración de italianos para sustituir a los esclavos como fuerza de trabajo. A partir de estos temas, se las arregla para referir diversos sucesos históricos y políticos desde una visión que permite atisbar la complejidad del Brasil pretérito, contemporáneo y futuro. Y todo ello ocurre mientras Mateo y Giuliana, o Marco Antonio y Rosana, o Mateo y Rosana, o Giuliana y Marco Antonio se unen, se separan, y se unen otra vez. A pesar de que Terra Nostra constituyó el mayor éxito de Globo TV Internacional en el exterior, pues fue vendida a 84 países, actúa en su contra el aburrido ritornelo de atracción y abandono entre las dos parejas protagonistas, como si el guionista estuviera dudando, a la altura del capítulo 150 (de 221 que tiene la versión original) si la protagonista debía elegir al galán desarrapado, explosivo, irresponsable y celoso, o al compuesto, gentil, caballeroso y delicado. Aparte del exceso de reiteración y circunloquio en su segunda mitad, Terra Nostra exhibe una banda sonora de lujo, integrada por preciosas canciones italianas y varias destacadas actuaciones. La inexpresividad de Thiago Lacerda (Mateo) vuelve a quedarse por debajo de los requerimientos de su personaje, mientras Ana Paula Arósio (Giuliana) cumple con la agenda interpretativa de la heroína melodramática y opera a la perfección el apoyo coprotagónico de Antonio Fagundes (Gumercindo), Ângela Vieira (Janete) y Raul Cortez (Francesco). Si bien Insensato corazón y Terra Nostra representan espejos colocados delante del presente y del pasado, Río del destino (de seguro luego se verá en todo el país) también constituye un sólido aporte audiovisual a la urdimbre de la narrativa nacional en tanto se desarrolla en un presente macondiano, multiétnico y condicionado por un pasado de dictadura, guerrilla, teología de la liberación y terratenientes manipuladores de la justicia y el derecho. El guionista Walther Negrao (autor también de Malu Mulher, Carga Pesada, Direito de Amar, Siete mujeres y Desejo Proibido) explota el contraste entre modernidad y arcaísmo, a través del recorrido del héroe protagónico. Solano (interpretado por Murilo Rosa) se parece al Santos Luzardo de Doña Bárbara, en tanto representa el progreso que se enfrenta a la barbarie, y además tiene mucho en común con esa estirpe condenada a cien años de soledad en la célebre novela colombiana. Como típico héroe telenovelero, sus aspiraciones de igualdad y justicia se aposentan en el imaginario nacional y representan todas las angustias, traumas, miserias y aspiraciones del brasileño «común». De manera que en Río del destino desembocan las aguas melodramáticas anegadas de héroes quijotescos, secretos de nacimiento y linaje, ideales grandiosos y emancipadores, vinculados con temas más folclóricos y oxigenados como el pasado indígena, la brujería, los circos itinerantes, las adivinadoras y cartománticas, los árabes trashumantes y los curas liberales. Este ajiaco, medio fantasioso y medio realista, cocinado en el fuego de lo primitivo y lo rústico, cuenta entre sus principales sellos las constantes alusiones al pasado dictatorial y militarista, además de los detalles de farsa y sátira.