HISTORIA, VIAJES, CIENCIAS, ARTES, LITERATURA

CONSTANTINOPLA,

EDMUNDO DE AMICIS.

(CONTINUACIÓN).

SANTA SOFÍA. Y ahora, si le es lícito á un humilde escritor de viajes invocar el auxilio de una musa, yo lo invoco juntas las manos, porque la mente mia se confunde «en presen­ cia del sujeto nobilísimo,» y los grandes lineamientos de la basílica bizantina se bambolean ante mis ojos cual imág-en que se reproduce en el cristal de agua inquieta y movediza. Inspíreme, pues, la musa; que santa Sofía me ilumine, y que el emperador Justiniano me perdone. Una hermosa mañana del mes de octubre, acompaña­ dos por un cavas turco del consulado italiano, y por un dragomán ó intérprete griego, nos dirigimos por fin á Visitar el «paraíso terrestre, el segundo firmamento, el carro de los querubines, el trono de la gloria de Dios, la maravilla de la tierra, el mayor templo del mundo después de San Pedro.» El último de cuyos calificativos, "-sépanlo mis amigos de Burgos, de Colonia, de Milán y ^e Florencia,—no es mío, ni siquiera me atreveré á pro­ barlo; sino que lo he citado con los demás, porque es una de las muchas expresiones consagradas por el entu­ siasmo de los griegos, que nuestro intérprete iba repi­ tiéndonos en el camino. Y ahora debo advertir que no al acaso, sino con propósito deliberado habíamos tomado por acompañantes un anciano cavas turco y un viejo dragomán griego, en la esperanza, que vimos realizada, Turca en la calle. T. V. (PniMERA SERIE). — T, I. (SEGUNDA SÉniE). — (!9. 546 EL MUNDO ILUSTRADO.

de que en sus descripciones y en sus respectivas leyen­ de los muros, comunican al conjunto una vaga aparieri-,. das , veríamos chocarse las dos relig^iones; las dos histo­ cia de pagoda. ;En sus cuatro ángulos se levantan cuatro 1 rias; -entramhos pueblos; y que si el uno nos ensalzaba torrecillas redondas, con enrejadas ventanillas, ó mejor ? la iglesia, nos magnificaría el otro la mezquita,, de ma­ cuatro kiosquillos de forma por demás gentil, á lo/ nera que lográramos contemplar Santa Sofía, tal cual cuales corresponden en la parte superior del techo, otras debe ser contemplada, es decir, con un ojo de cristiano tantas esbeltas cupulillas, cada una de las cuales remata- y un ojo de musulmán. en una graciosa aguja, que forman corona á otra cúpu­ Mi espectacion era grande; mi curiosidad vivísima; y la de mayores dimensiones colocada en el centro. En sin embargo en tanto recorría el camino, iba pensando, cada uno de los cuatro muros ábrense dos elegantes como pienso aun, que no existe monumento alguno por hornacinas, intermediadas por un arco agudo, debajo más famoso que sea, y por más que tenga su fama legíti­ del cual una canilla da paso al agua que cae rumorosa mamente adquirida, cuya vista produzca en el ánimo una en una menuda concha. En torno del edificio^ como mo­ conmoción tan dulce é íntimamente placentera, como la tivo de ornamentación, corre una leyenda concebida en que se experimenta cuando se dirige el viajero á visitarlo. los siguientes términos:—«Esta fuente te revela suíedad Si tuviese que revivir una sola hora de todos los grandes en los siguientes versos del sultán Ahmed: vuelve la dias en que he visto alguna cosa notable, elegiría la que llave de esta fuente pura y cristalina, é invoca el nombre trascuTrió entre el instante en que dije:—Vamos—y el de Dios: bebe su agua fresca y trasparente, y ruega por momento en que llegaron á mi oido estas palabras: el sultán.» —Hemos llegado.—Sí, estas son las horas más bellas de El lindísimo edificio está todo construido de mármol los viajes. Al paso que se camina parece que se ensancha blanco, que apenas se aparece debajo de los infinitos el corazón para dar cabida al sentimiento de admiración adornos que cubren los muros, consistentes en arena­ y sorpresa que debe experimentarse al cabo de breves mo- ciones, hornacinas, columnillas, estrellas, polígonos,' nientos: retráense á la memoria los deseos de la primera cintas, bordados, labrados en mármol; adornos de oro juventud, que parecían sueños irrealizables: vese en sobre fondo azul; franjas caladas ciñendo las cúpulas; lontananza un anciano profesor de geografía, que des­ labores de taracea debajo de los techos; mosaicos de cien pués de haber señalado en el mapa de Europa el lugar colores; arabescos de mil formas que parece se empeñen donde se encuentra Constantinopla, traza eñ el espacio, en fijar nuestra mirada, y acaban realmente por irritar con una toma de rapé entre los dedos, los líneamíentos el sentido de la admiración. No hay un solo palmo que de la majestuosa basílica: se distingue la sala, el gabí- nó esté esculpido, miniado, adornado prolijamente. Es netíllo en que llegado el próximo invierno, se hará la un prodigio de gracia, de riqueza y de paciencia digno descripción del monumento, en medio de un círculo de de ponerse debajode una campana de cristal: algo que rostros maravillados é inmóviles: se oye resonar aquel no parece hecho simplemente para los ojos, sino también nombre de Santa Sofía en la cabeza, en el corazón, en los para otros sentidos; que deba tener un sabor, y se desee oidos, como el nombre de un ser viviente que os aguar­ chupar un gajo; un cofrecillo que se quisiera abrir, para da y os llama para revelaros un secreto importantísimo: verlo que encierra: si una diosa en miniatura, ó una vense aparecer arcos inmensos y pilastras prodigiosas perla enorme, ó una sortija hechizada. de edificios grandísimos que se pierden en el espacio; El tiempo ha empañado los dorados, confundido los y cuando se llega á pocos pasos de distancia en el lugar colores y ennegrecido los mármoles. ¿Qué seria, pues, que marca el término del camino, se experimenta un esta lindísima joya, cuando fué descubierta la vez pri­ placer indefinible en detenerse para contemplar un gui­ mera, nueva toda y deslumbrante, á los ojos del Salomón jarro, para seguir con la vista una lagartija que se del Bosforo, cumplen ahora ciento sesenta años? Pero esconde, para referir una anecdotilla, para ganar tiempo, ennegrecida y vieja como está, tiene aun la primacía . para retardar en suma la llegada de aquel instante por sobre todas las pequeñas maravillas de Constantinopla; el cual se ha suspirado durante veinte años consecutivos, siendo además un monumento tan completamente turco, y cuyo recuerdo se conservará en tanto dure la existen­ que visto una vez se fija para siempre más en la memo­ cia. De suerte que si se prescinde de las impresiones ria, en medio de aquel indeterminado grupo de imágenes que le preceden y de aquellas que le siguen, es muy que revolotean confundidas por la mente, cada vez que poco lo que resta de los tan ponderados placeres de la suena en el oido el nombre de Stambul, y forman como admiración. En rigor puede decirse que, por punto gene­ el fondo del cuadro oriental, sobre el cual moveráse ral, no son más que pura ilusión, de la cual surge una perpetuamente nuestro pensamiento. especie de desengaño, del cual nosotros, obstinados por Desde la fuente se distingue la mezquita de Santa naturaleza, hacemos brotar nuevas ilusiones. Sofía, que cierra íino de los lados de la plaza. La mezquita de Santa Sofía se levanta delante de la Su aspecto exteriornada ofrece de particular! Lo único entrada principal del antiguo Serrallo. que llama la atención son loS cuatro elevadisimos almi­ Sin embargo, lo primero que llama la atención al nares blancos, que sobre pedestales tamaños como casas, poner la planta en la plaza que se extiende delante del se elevan en los cuatro ángulos del edificio. La famosí­ Serrallo, no es la mezquita, sino la fuente famosa del sima cúpula semeja pequeña, pareciendo imposible que sultán Ahmed IIL sea aquella misma cúpula que se distingue redondeán­ Es indudablemente uno de los monumentos más ricos y dose en el espacio sobre el azul del firmamento, como la originales del arte turco. |Iás que un monumento es un cabeza de un gigante, desde Pera, desde el Bosforo, dije de mármol, que en un momento de amorosa locura desde el mar de Mármara y desde las colinas del Asia. colocó sobre la frente de su amada Stambul un sultán Consiste en una cúpula achatada, que flanquean otras enamorado. Creo que sólo una mujer es capaz de descri­ dos medias cúpulas, cubiertas de planchas de plomo, birlo cual se merece. La pluína de que dispongo no tiene coronada de aberturas, que se apoya sobre cuatro ro­ la finura y delicadeza necesarias para reproducir su lindí­ bustos paredones pintados á anchas fajas, blancas y sima imagen. Nadie dijeíá á-primera vista que es aque­ rosadas, sostenidos á su vez por medio de poderosos con­ llo una fuente. Afecta la forma de un templete cua­ trafuertes, en derredor de los cuales existen numerosos drado, que cubre y remata chinesca techumbre, cuyas edificios de reducidas dimensiones y mezquino aspecto, ondulaúas vertientes, extendiéndose más allá de la línea —baños, escuelas, mausoleos, hospicios, cocinas para EL MUNDO ILUSTRADO. 547 los pobres,—que ocultan la antigua forma arquitectónica El antiguo atrio ha desaparecido; el baptisterio se de la basílica. halla convertido en mausoleo de Mustafá y de Ibrahim I; Nada más se ve, pues, á primera vista, que una mole casi todos los demás pequeños edificios anexos á la inmensa, irregular, de color indeflnible, desnuda como iglesia griega, ó están destruidos, ú ocultos debajo de una fortaleza, no tan g-rande, en apariencia, que per­ nuevas construcciones, ó de tal manera trasformados, mita suponer á quien lo ignore, que en su interior se que es absolutamente imposible reconocerlos. La iglesia encierran los inmensos vanos de las naves de Santa se encuentra por todas partes tan estrechada, oprimida y Sofía. De la antigua basílica nada más se descubre en oculta por la mezquita, que no se descubre de ella más rigor que la cúpula, que ha perdido por su parte el que la cabeza, en derredor de la cual se elevan sin em­ argentado brillo que, al decir de los griegos, se descu­ bargo, cual vigilantes centinelas, los cuatro gigantescos bría desde las eminencias del Olimpo. Todo lo demás es alminares debidos á la munificencia imperial. En el lado musulmán. Uno de los alminares fué erigido por Maho- de Oriente existe una puerta que ñanquean seis colum­ meto el Conquistador; otro por Selim II, los dos restantes nas de pórfido y de mármol; en el de Mediodía otra por el tercero de los Amurates. Al mismo emperador se puerta que da ingreso á un patio rodeado de edificios deben los robustos contrafuertes construidos en el siglo bajos y desiguales, en medio delcual murmura una décimo sexto, con el objeto de amparar los muros que fuente destinada á las abluciones, cubierta por un tem­ amenazaban derrumbarse á consecuencia de un terremo­ plete con arcos que apean en ocho columnillas. Exterior- to que les hizo perder su aplomo, y la desmesurada media mente no se distinguirla Santa Sofía de las demás luna de bronce, puesta como remate de la cúpula, cuyo grandes mezquitas de Constantinopla, sino por ser dorado costó la suma enorme de cincuenta mil ducados. menos blanca y menos ligera, y menos aun se le ocur-

Santa Sofia. riria á nadie que fuese aquel «el mayor templo del merables y rasgadas ventanas, se precipita un torrente mundo después de San Pedro.» de luz; un no sé que de teatral y magnífico, mejor que A lo largo de una callejuela que ñanquea el lado sep­ desagrado; una ostentación de grandeza y de fuerza, tentrional del edificio, nos condujeron nuestros guias á un aire de elegancia mundana, una confusión de clá­ una puerta cuya hoja de bronce giró lentamente sobre sico, de bárbaro, de caprichoso, de presuntuoso, de sus goznes, y penetramos en el vestíbulo. magnífico; una armonía grandísima, en la cual, con las Este, que consiste en una vasta y elevadísima sala notas dominantes y formidables de las gigantescas revestida de mármoles, sobre los cuales brillan, todavía pilastras y de los arcos ciclópeos, que traen á la memo­ aquí y acullá- breves fragmentos de los antiguos mosai­ ria las atrevidas catedrales del Norte, se mezclan y con­ cos, da ingreso á la nave del lado oriental por medio de funden gentiles y arrobadoras cantinelas orientales, nueve aberturas, y por el lado opuesto, por medio de otras deleitosas músicas de los festines de Justiniano y Hera- cinco puertas, daba paso á otro vestíbulo que comunica­ clio, ecos vagos de cantos paganos, voces enronquecidas ba á su vez con el atrio por medio de otras trece puertas. de un pueblo afeminado y laso, y lejanos gritos de ván­ En cuanto hubimos cruzado el umbral, exhibimos dalos, de avaros y de godos; una sublime majestad nuestro firman de entrada á un saci-istan con turbante, haraposa, una desnudez horripilante, una paz profunda; nos descalzamos las babuchas, y á una seña de los guias, una idea de la basílica de San Pedro jalbegada y empe­ nos aproximamos palpitantes á la puerta central del lado queñecida, y de la basílica de San Marcos engrandecida de Oriente, que nos esperaba abierta de par en par. y desierta; una mescolanza nunca vista de templo, de En cuanto hubimos puesto el pié en la nave nos que­ iglesia y de mezquita, de detalles severos y de adornos damos ambos como clavados en aquel sitio. pueriles, de cosas antiguas y de cosas nuevas, y colores La primera impresión es realmente grande y nueva. incompatibles y accesorios extravagantes y jamás ima­ Abárcase de una sola mirada un espacio enorme, un ginados; un espectáculo, en suma, que produce un sen­ atrevido conjunto arquitectónico de medias cúpulas que timiento de estupor y de tristeza al par, y durante largo parece se sostienen en el aire, desmesuradas pilastras, espacio reduce el ánimo á la incertidumbre y cual si arcos gigantescos, columnas colosales, g-alerías inmen­ buscara una palabra que manifieste y esconda el propio sas, tribunas y pórticos, sobre lo cual, al través de innu­ pensamiento. ' • 548 EL MUNDO ILUSTRADO.

El edificio se levanta sobre un rectáng-ulo casi equilá­ lícito expresarnos de este modo, como la osamenta de tero, en medio del cual se eleva la cúpula principal, toda la basílica. En los dos arcos que se presentan en­ npeando sobre cuatro arcos inmensos que estriban en frente del que entra, apóyanse dos grandes semi-cúpulas cuatro elevadísimas pilastras que vienen á ser, si es menores que aquella, que forman como cuatro templetes

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Fuente del sultán Almieil. redondos en el interior del templo principal. Entre los rente, de modo que ofrecen todas juntas un efecto de dos templetes 'de la parte opuesta á la entrada se abre maravillosa lig-ereza, pareciendo realmente, como dice el ábside, cubierto también por una bóveda en forma de un poeta g-rieg-o, suspendidas del cielo por medio de pechina. De manera que en junto hay siete medias cú­ siete hilos invisibles. Dichas cúpulas se hallan todas pulas que ciñen la cúpula principal: dos debajo de ésta, iluminadas por medio de grandes ventanales arqueados y cinco debajo de las seg-undas, sin punto de apoyo apa­ y simétricos. Entre las cuatro enormes pilastras, que EL MUNDO ILUSTRADO. 549 forman un cuadro en el centro de la basílica, á derecha nave, y á una altura inmensa sostienen dos vastas gale­ é izquierda del que entra, se levantan ocho maravillosas rías, que presentan á su vez otros dos órdenes de colum­ columnas de jaspe verde, sobre las cuales apean gra­ nas y de arcos esculpidos. Una tercera galería, que se ciosos arcos con ornamentación de follaje, que forman comunica con las dos primeras, corre á lo largo de todo un pórtico eleg-antísimo á cada uno de los lados de la el lado de la entrada, y se abre sobre la nave por medio

Intfirior de Santn Sofía.

de tros grandes arcos sostenidos por columnas pareadas. nicho que indica la dirección de la Meca,—se ha abierto Otras galerías más pequeñas sostenidas por columnas en una de las pilastras del ábside. A la derecha del de pórfido, enlazan los cuatro templetes existentes en el mismo, pero á mayor altura, se ve suspendida una de extremo de la nave, y sostienen otras columnas sobre las cuatro alfombras sobre las cuales hacia Mahoma sus las cuales se apoyan las tribunas. Tal es la basílica. plegarias: en el ángulo del ábside más próximo al Mirab, En cuanto á la mezquita, se halla como esparcida en en la parte superior de una escalerilla muy pina, flan­ su seno, y apegada á sus muros. El Mirab,—es decir, el queada de bal austral'as esculpidas con delicadeza ver- 55Ó EL MUNDO ILUSTRADO.

daderamente magistral, debajo de una caprichosa cu­ Santa Sofía debían violentarse para dirigir al Oriente bierta cónica, y en medio de dos estandartes triunfales sus miradas, en lugar de convertirlas á aquel' «cielo de de Mahometo II, se disting-ue la cátedra, desde la cual el piedra.» Y en efecto: la cúpula cubre casi lamitad de la Eatib, con una cimitarra desenvainada en la mano, para nave, de manera que domina y alumbra todo ei edifieioj índi(íár que Santa Sofía es náezquita Conquistada, da descubriéndose lo menos un segmento de ella,-sefi el lectura del Coran. Delante del pulpito se halla la tribuna que se quiera el lugar en que iino se encuentre, y al del sultán, cubierta por medio de una celosía dorada. cabo se concluye siempre por hallarse debajo de la Otros pulpitos ó; catafalcos, rodeados de balaustradas y misma y por girar la vista por centésima vez en derredor sostenidos por' cólumnillas de mármol y arcos con ara­ de ella y por abrigar nuevamente el mismo pensamiento bescos, se ven aquí y allí á lo larg-o del muro, ó adelan­ con un estremecimiento agudísimo que tiene algo de tándose hacia el centro de la nave. A derecha é izquierda sensación de deseo. de la entrada existen dos enormes urnas de alabastro, Vistas la nave y la cúpula sólo se ha empezado á ver descubiertas entre las ruinas de Pérgamo, y hechas Santa Sofía. Para el que tenga, por ejemplo, una sombra trasportar á Gonstantinopla por Amurates III. De las siquiera de curiosidad histórica, el solo examen délas pilastras, auna altura inmensa, penden desmesurados columnas le ofrece campo vasto de estudio y observa­ discos verdes, con sentencias del Coran escritas en ción, por lo mismo que en la basílicff se encuentran los caracteres de oro.-Debajo de ellos y empotrados en el despojos de todos los templos del mundo. Las columnas muro, vense grandes tarjetones de pórfido, que llevan de jaspe verde que sostienen las dos grandes galerías, escritos íos' nombres de Alá y de Mahoma y los de los fueron regaladas á Justiniano por los magistrados de cuatro primeros califas. En los ángulos formados por Éfeso, y pertenecían al templo de Diana,-^ entregado á los cuatro arcos que sostienen la cúpula, vense todavía las llamas por Eróstrato. Las ocho columnas de pórfido las alas gigantescas de los cuatro querubines de mosaico, que pareadas se levantan entre las pilastras, formaron cuyo rostro ha sido cubierto con un inmenso rosetón parte del templó del Sol erigido por Aurelíano en Balbek. dorado. De las bóvedas de las cúpulas penden innume­ Las hay del templo de Júpiter de Cizico; del de Helios rables cordones de seda, que miden casi toda la altura de Palmíra; de los de Tébas, Atenas, Roma, la Troada, de la baá^üiea, y sirven para mantener suspendidos las Cicladas, Alejandría, ofreciendo todas ellas una huevos de avestruz,: lámparas de bronce prolijamente variedad magnífica de riqueza y de colores.. Entre las cinceladas,, y globos de cristal. Vense aquí y allá atriles columnas, balaustradas, pedestales y losas que restan de madera de acanta con embutidos de nácar y cobre, del antiguo revestimiento de los muros, se enreuentran que sostienen manuscritos del Coran. El pavimento há­ mármoles de todas las canteras' (Jel Archipiélago, del llase cubierto de alfombras y esteras. Las paredes des­ Asía Menor, del África y de las Galias. El mármol del nudas, blanqueadas, aolarillentas, sombrías, conservan Bosforo, blanco, salpicado de negro, forma contraste con todavía etí. algún espacie fragmento^! descoloridos de el céltico negro manchado de blanco; el mármol verde antiguos mosaicG.s, El aspecto general es triste. de Laconia se reflejaen el azul de la Libia;' el pórfido La maravilla más estupenda de la mezquita consiste moteado de Egipto, el granito estrellado de Tesalia, el en la cúpula principal.. Contemplándola desde el centro cario del monte Jassi, rayado de blanco y rojo, el caristio de la naveyüG parece sino, que se está viendo, como dice pálido, manchado de hierro, mezclan sus colores á la madama Stáel, refiíriéndose á la de San Pedro,- un abismo púrpura del mármol frigio, al rosa del mármol de Syna- inmenso suspendido sobre nuestra cabeza. Es elevadísi- da, al oro del de Mauritania, al blanco de nieve del ma: mide úüiEt.eifcunferéncia enorme, siendo su profun­ de Paros.' A esta variedad de colores debe añadirse la didad un áéxÉO' solamente de su diámetro, circunstancia variedad indescriptible de formas que se ve en los frisos, que influyfr éu que parezca mucho mayor. Al nivel de su én los cornisamentos, en los rosetones, en l

á las cuales se sube por medio de una escalera en espi­ del arte, dice el señor don Pedro Antonio de Alarcoñ, y ral, ligerísimamente inclinada:, ó mejor por un camino la misma imaginación no puede soñar un monumento en suave pendiente, ya que no hay peldaños, y cómoda­ tan rico, tan primoroso, tan acabado, tan bello. Acaso, mente podria subir un hombre á caballo. en cuanto á belleza, y considerando esta maravilla: en Traducido del italiano por conjunto, la superan otras obras de arquitectura, por CAYETANO VIDAL DE VALENCIANO ejemplo, nuestras catedrales de Sevilla, de Burgos y de (Continuará). Toledo. Quizás y sin quizás, aquellos templos hablan más alto á la imaginación, despiertan más nobles y reli­ giosos sentimientos, elevan más el ánimo, son más solemnes, y por decirlo así, más ideales. Pero la cartuja de Pavía no debe considerarse bajo este punto d'C vista: VIAJE PINTORESCO DE LOS ALPES AL EÍNA, en ella no hay-que atender al espíritu, sino á la forma: POR su ideal no es la religión; su ideal es el arte. Dicho se está, por consiguiente, que su estilo es del Renaci­ C. STIELER, E. PAULUS Y W. KAOEN. miento. Su conjunto maravilla, pero no impone; admira, pero no persuade; recrea, pero no enamora. Examinada LIBRO PRIMERO. detenidamente, ya es otra cosa. Como obra de transición (pues está muy lejos de ser puramente clásica ó pagana); DE LOS ALPES AL A R N O. como término medio entre el gótico y el gréco-romano; como hija del siglo xiv; como plateresca, en fin (que este es CA.PÍTULO V. su verdadero carácter), la cartuja de Pavía refleja todavía en sus detalles el espíritu místico de los siglos medios. LA LLANURA DEL P 0. Los bajo-relieves, las esculturas y los mosaicos que la VI. revisten, reúnen muchas veces el primor artístico y el sentimiento cristiano. El aspecto general de la fachada, ALKEDEDORES DE MILÁN.—PAVÍA. de las naves y hasta el de las capillas, ofrece todavía, A corta distancia de Milán hay varios sitios notables, gracias á la multitud y finura de sus adornos, algo de entre los cuales merecen especial mención las cartujas aquella sutileza, de aquella vaguedad, de aquel espiri- de Chiaravalle, de Garig-nano, la célebre de Pavía, y el tualismo que excluyen completamente las líneas hori­ curioso edificio llamado Simonetta. zontales, los arcos perfectos, las recias columnas yel La cartuja de Chiaravalle fué fundada por san Bernardí): triangular frontispicio que hay encima de la puerta. La en 1135, y es un edificio de bella arquitectura con un riqueza, en fin, la gracia, la asombrosa inventiva de campanile de treinta y nueve metros de elevación, tantos y tan renovados accidentes como decoran todás'y esbelto y elegante. Las pinturas al fresco del interior cada una de las partes del edificio, hacen á este templo se encuentran bastante deterioradas; en el antiguo digno de su fama, y concluyen por acallar las severas huertecülo, áonáe. antes recibieron sepultura muchas exigencias de la más rigorosa crítica.» familias milanesas, están enterrados Martin y Pagano , Desde el momento que el viajero ha puesto los pies Della-Torre, aunque sus mausoleos fueron trasladados en el gran patio de esta cartuja, cree estar ala puerta de á otro sitio por orden del conde Turn y Taxis, descen­ un.palacio morada de alguna princesa venida del remote diente de una de las ramas.de los célebres Torriani. Oriente para aclimatarse en Italia. jCuál seria la sor­ En esta cartuja recibió sepultura una tal Gug-líelmina presa de san Bruno si pudiese resucitar y ver trasfor- que, proclamada santa en vida , el año 1200 fué desen­ mado en inmenso joyero uno de iog retiros donde los terrada y se quemaron sus restos por haberse sabido hombres habían de renunciar á las pompas mundanales! que era una hereje'. Los más preciosos mármoles, las más maravillosas escul­ La Simonetía es un grande y curioso caserón en el turas, las más delicadas cinceladuras, el oro, el bronce, cual el eco de una ventana repite cincuenta veces con­ el marfil, el pórfido, el ébano, el mosaico, la pintura, secutivas el. disparo de una pistola, y una treintena de todo ha sido puesto-á contribución para convertir enjoya veces la voz humana ó los golpes dados con las manos- de inmenso precio la cartuja de Pavía, para procurar un Maravillado un inglés de aquel fenómeno, quiso repro-- asilo que inspirara, no aborrecimiento á la vida, antes ducirlo en su patria, y después de gastarse en eilsáyos bien el deseo de conservarla llevando una existencia siba­ gran parte de su patrimonio, se dio la muerte viendo rítica y saboreando, coíi las dulzuras de la tranquilidad que luchaba contra un imposible. Es fama que 61 edi­ y el reposo, los delicados placeres del arte. No hay üüa ficio pertenecía á cierta condess, Simonetía, la cual hacia sola.pulgada de lAs paredes del edificio que no esté la­ desaparecer por escotillón á cuantos la acompañaban en brada como la mpútura de lina gema: que la mirada sus orgías. remonte verticaimente ó se pasee eii sentido horíSontal, La cartuja de Garignano fué fundada por Juan Visconti recorre riquisiinas.zoaés dé escultura ó de mosaico, su­ en 1349, siendo un monumento arquitectónico bastante perpuestas ó yuxtapuestas. Él basamento'está adornado, notable atribuido á G. Alessi. La iglesia está cubierta cerca del suelo, de cuadraturas y de médalíones; más en, sil mayor parte de pinturas al fresco de Crespi, repre- arriba de tablas esculpidas y de nichos con figuras, •séñtáñúb la vida y milagros de san Bruno, las cuales divididos por medio de pilastras de exquisita labor:'el cuentan entre las mejores de este artista. Esta cartuja pórtico con doble columna, ostenta una, bóveda -cilin­ fué visitada varias veces por Petrarca, y en un pueblo drica cuyo intradós fué pintado por el Perugino. Adere- inmediato nació el célebre astrónomo Oriani, profesor cha é izquierda ábrense grandes ventanas con dos vanos deBrera. y cruceros cincelados en forma de espléndidos candela­ La famosa cartuja de Pavía, situada á corta distancia bros. Todo el primer piso és un bordado de ornamentos y de la ciudad de este nombre y en la carretera que está decorado con innumerables figuras: las que'Se hallan conduce á Milán, pasa por ser el monasterio más sun­ distribuidas en los compartimientos del pórtico bajo el tuoso que existe en Europa. vestíbulo de la iglesia, forman cuadros de mármol cuy» «La cartuja de Pavía es indudablemente un prodigio espesor disminuye gradualmente y se aplanan sobfe t£n 552 EL MUNDO ILUSTRADO. fondo de arquitectura ó de paisaje, trayendo k la memoria flanqueadas por una hilera de capillas laterales. Templo las famosas puertas de Ghiberti conservadas en el bau­ solemne y rico, pero iluminado de suerte que las rique­ tisterio de Florencia. Aquí como allí, las disposiciones zas que atesora adquieren cierto aire de placidez. Los son variadas, los movimientos rebosan naturalidad, y altares de mármol blanco tienen por marco delicadas las colg-aduras y los trajes ofrecen la más estricta pro­ esculturas, hojas, ñores, aves, mariposas, abundando piedad. Vense lueg-o asuntos episódicos, encuadrados en las materias preciosas tales como el onyx, el verde una parra trepadora cuyos pámpanos se entrecruzan antiguo, el lapis-lázuli, el jaspe, las más raras luma- formando espi­ quelas. Tres ral , y constitu­ ^;j^^ generaciones yendo , si así "^" de artistas pro­ vale expresar­ digaron allí su se, las viñetas talento y deja­ de este mag-ni- ron un pedazo fico libro. En­ de su existen­ cima del pór­ cia. Cada capi­ tico corre una lla es un teso­ galería abierta ro: en ellas se con arcadas en ven cuadros del forma de arco Perugino, del de bóveda , y arquitecto Bor- sobre ella una gognone, y de serie de ven­ un pintor poco tanas simula­ conocido, Ma- das, decoradas cr.'nod'Alba, es­ con mármol de pecie de Man- color y con un tegna piamon- gran rosetón. tés. Necesita- Otra galería de ríase emplear forma ática, algunos dias termina con para examinar una línea hori­ detenidamente zontal este bri­ los tesoros ar­ llante frontis. tísticos que en­ ¿Quién es el cierra el gran autor de tan mon umento célebre facha­ nombrado car­ da? General­ tuja de Pavía. mente se atri­ El mausoleo de buye á Ambro- Juan Galeazzo gio da Fossano, Yiíconti es por llamado elBor- sí solo una obra gognone, que maestra de es­ también mane­ cultura que, jó el pincel y delineada en el que en la car­ siglo XV por tuja de Pavía Galeas Pelle- hizo en primer grini, no fué término arqui­ labrada hasta el tectura pinto­ siglo siguien­ resca, ¿y los te (1); asimis­ escultores de mo son obras los altosybajo- maestras la -relieves, quié­ preciosísima nes son ? Lla­ Madona de Lui- mábanse Ama­ ni que decora deo de Pavía, el lava-manos Brioschi, Man- de los cartujos, tegazza, Marco y la sacristía, Agrate, Cristo- Monje sacando agua del pozo, en la cartuja de Pavía que contiene foro Solari, Andrea Fusina, Angelo Marini, siciliano, excelentes pinturas de Andrea Solari, de Benedetto Mon- y Agostino Busti, apellidado el Bmibaja. (1) Ninguno tagna y de Borgognone. de estos nombres ha de olvidarse; el último llevábalo Valdría la pena de ingresar en la orden de los cartujos un artista superior. Y prosigue el encanto al pene­ sólo para poder habitar una de las veinte y cuatro casi- trar en la iglesia. A una fachada donde el Renaci­ miento desplegó fastuosamente todo el lujo de sus (1) Juan Galeazzo Visconti ilispuso en su testamento que su corazón fuese trasladado á Vienne, en el Delfinado; que sus entrañas se sepultasen caprichos, sucede una fábrica gótica con tres naves, en la catedral de Santiago de Galicia, y que sushuesosfucsen conservados en la iglesia ile la Cartuja, en el lugardonde se levanta su mausoleo. Aliora bien: mientras (-ste se construía, los religiosos deposiinron en atra parte (1) Uno (le estos bajo-relieves representa el acto ele poner Juan Galeazzo los restos de su protector, mas \\é aquí que una vez terminado el monu­ Visconti, fundador de la Cartuja, la primera piedra; otro la consagración mento nailio pudo acordarse del sitio en que habían enterrado provisio­ (le la nueva iglesia por un cardenal español, obispo de Murviedro. nalmente á Visconti.' La suntuosa urna está, por consiguiente, vacía. EL MUNDO ILUSTRADO. 553

H

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T. V. (PRl\lEhA SÉniE). —T. 1. (SEGUNDA SÉIIIE).—'/O. 564 EL MUNDO ILUSTRADO.

tas ó celdas alineadas alrededor del claustro llamado de nes una paga. Salieron de Lodi doce mil alemanes, seis la Fuente, que constan de cuatro aposentos y de un mil españoles, tres mil italianos, alguna artillería y jardincillo. Los planos del gran parque del convento pertrechos, doscientos caballos ligeros y ochocientos fueron tan bien concebidos, que el jardinero de En­ hombres de armas. Hicieron un amago sobre Milán, rique VIII de Inglaterra eligiólos por modelo al trazar mas viendo que el francés no se daba por entendido, los celebrados jardines de Hampton-Court. Cada una de encamináronse á Pavía á marchas cortas (1). De paso. las cien arcadas de este claustro está decorada sobre su Pescara, á la cabeza de mil españoles, tomó por asalto imposta, en sus arquivoltas y sus tímpanos de deliciosos el castillo de Santángel. Dia tres de febrero tomaron bajo-relieves en barro cocido, obra de artistas excelentes posición á una legua del campo francés, mientras los pero desconocidos (I). de Pavía echaban á vuelo las campanas, é iluminaban La historia y la tradición están acordes en atribuir la la ciudad entera, hasta las murallas. Aconsejábanle al fundación de este magnífico edificio á Juan Galeazzo rey Francisco que abandonara el sitio, evitando un Visconti, conde de Virtu, habiéndose puesto la primera encuentro decisivo, pues la prudencia más bien que la piedra el dia 8 de setiembre de 1396, en presencia de toda bravura debía valerle contra los imperiales; mas él, la corte y vecindario de Milán y de una legación comi­ lleno de audacia y bizarría, dijo que no le cumplía como sionada por el Sumo Pontífice, compuesta de priores y rey alejarse de Pavía sin rendirla. Puso en buen orden visitadores de las principales cartujas de Italia. Dícese su campo, y se mantuvo firme. Pescara le daba de noche que el duque ordenó la construcción de la cartuja para continuas y falsas alarmas, hasta que avergonzado el que en el otro mundo le fuesen perdonadas sus culpas, francés de darse por sentido, no hizo caso de aquellas que no eran pocas, asegurando otros que lo hizo inci­ nocturnas morisquetas; y entonces Pescara trocó la tado por su buena esposa Catalina. Dos años después burla en veras, y una noche dio tal acometida, que los cartujos tomaron posesión del nuevo monasterio, pasó á cuchillo á dos mil enemigos, clavó algunos cuyo primer prior fué Bartolomé de Rávena. El duque cañones, derrumbó otros en el foso, y se volvió cargado asignó á la fundación una gran cantidad, asignación de despojos. Aquejábales á los imperiales la necesidad, confirmada en su testamento, otorgado en Melegnano el de manera, que por falta de víveres desertaban algunos 21 de agosto de 1402, pocos dias antes de su muerte. soldados, y los demás á duras penas eran contenidos; y, Cerca de esta cartuja cayó prisionero de los españoles, reunidos los jefes,, también á propuesta de Pescara, en 24 de febrero de 1525, Francisco I de Francia. decidieron acometer á los franceses, dia veinte y cuatro de febrero. Trasladáronse todos los bagajes al castillo Hé aquí cómo refiere un historiador este señaladísimo de Santángel; dispúsose que los soldados se pusiesen acontecimiento: por encima camisas y bandas rojas, ó á lo menos papel «Decidido Francisco á no alejarse de Pavía sin ren­ blanco, Jr'4ióse aviso á Leiva, defensor de Pavía. Por la dirla, asediábala cada dia con más ínipetu. Leiva resis­ noche algunas compañías abrieron brecha en el parque tía denodado siempre. Una parte de las tropas que llamado de los Cartujos, por donde se creía más seguro mandaba este español ilustre eran alemanas, y le signi­ el francés, y mientras la retaguardia imperial ponía ficaron que si no las pagaba le abandonarían^ Avisa fuego en las tiendas para dar á entender al enemigo Leiva á Launoy, y éste le envía oro por medio de dos una retirada, iaViang-uardia penetraba en el campo de soldados que se flnjen vivanderos y cruzan por entre los Francisco,,y abria'pSgo para todo el ejército. Pescara batallones franceses. Sólo los alemanes tomaron su pag-a; iba á la cárbezá de la línea con seis mil infantes españo­ los españoles dijeron que hasta haberla ganado del les; seguía Jorge de Austria con doce mil alemanes, y francés no la querían. "Cuando Leiva tuvo oro, le faltó en pos de él marchaban tres mil italianos. Launoy se pólvora, y avisó otra vez á Launoy, quien se la mandó colocó en el ala derecha al frente de trescientas lanzas; por medio del capitán Haro, que vistió una partida de Borbon y el marqués del Basto se situaron en la izquierda su caballería á la francesa, y cada caballo llevaba un capi-taneando otras tantas; y Alarcon á retaguardia con saquillo de pólvora; y maniobrando entre los franceses doscientas, protegiendo la artillería. Una vez metidos como sí perteneciese á su ejército, corrióse hasta Pavía. en el parque entraron á degüello en una casa que los Y mientras Leiva era socorrido, veia el francés diezma­ franceses defendieron, Formáronse éstos en batalla, y das sus filas. Seis mil suizos abandonaron el campo de el primero que acometió á les imperiales fué Alenzon, los sitiadores para volverse á su patria, que los llamaba cuñado del monarca francés, á la cabeza de cinco mil á su defensa. Ya los diez mil hombres destacados contra suizos y de quinientas lanzas, que dieron sobre los tres Ñapóles hacían falta en los reales de Francisco. Había mil italianos y los desordenaron tomándoles algunos éste tenido noticia de una ventaja conseguida en Saona cañones. Acudieron los alemanes, y cargando á los por dos mil franceses, que prendieron á Hugo de Mon­ suizos y á Alenzon los pusieron en derrota. La artillería eada y á una partida ^ue había "desembarcado pertene­ francesa, bien dispuesta y dirigida, contuvo á su vez á ciente á su escuadra; más luego.se supo qiie los vence­ los alemanés, sobre quienes cargaron con denuedo dores habían al poco tiempo sido arrollados, y sus refuerzos enemigos; mas los imperiales habían ya sabo­ prisioneros recobrados. Todo siniestros presagios para reado el triunfo, y todo lo rompieron. Sin embargo, aquel monarca aguerrido, estaba indecisa la batalla, fluctuando las masas de »Habia vuelto Borbon al campo de los imperiales con guerra, que unas veces cedían y otras volvían á la un refuerzo de diez mil infantes y mil caballos; y deli- ' carga, en el punto en donde peleaba el rey Francisco berando lofe caudillos acerca del partido que tomarían, con sus tropas escogidas. En vano Borbon, Launoy y levantóse ÍPescará y dijo con brío, que á su entender Alarcon, reunidas sus lanzas, cayeron sobre la caballería debían dair batalla al rey de Francia; y oyéndole le francesa, pues ésta era superior, y los rechazó con furia, aplaudió y abrazóle Borbon con entusiasmo. Reunió y hasta resonaron los gritos de victoria en favor de Pescara á los españoles, y no tuvo necesidad de enca­ Francisco. Acude pescara, arenga á los españoles dicién- recerles mucho la conveniencia de acometer al francés doles que el francés no quiere darles cuartel, mezcla para salir de apuros, pues en cuanto abrió los labios, entre los caballos imperiales algunas compañías de no sólo esforzaron su designio, sino que jefes y soldados arcabuceros mandadas por Pedro Fernandez de Quesada, á una le prestaron dinero para que se diese á los alema-

(1) Carlos Blanc, Excursión á ltalia.en bueca de los precursores. (1) MUan dista de Pavía treinta y seis kilómetros. EL MUNDO ILUSTRADO. 555 dispone otra carga, y haciendo la arcabucería un g-rande españoles y sus aliados, cayendo prisionero en la re­ estrag-o en los franceses, quedan arrollados con muerte friega el rey de Francia, según acabamos de ver. Luego de su jefe Bonivet. Sucedió en esta carga que al marqués siguió la suerte de Milán. Pavía fué llamada también de San Ángel le cortaron las riendas del caballo, que no Ciudad de las cien torres, porque las tenia, de las cuales se las puso de cadenilla, y no sintiendo aquel el freno apenas quedan vestigios en la actualidad. En el siglo fué á embestir contra el mismo rey Francisco, quien de decimocuarto se albergaban en su seno más de 80,000 una lanzada derribó á San Ángel. Y en el mismo punto habitantes. En un extremo de la población álzase un Leiva hizo una impetuosa salida que aumentó la cons­ castillo, erigido en 1360 por los Visconti y que ahora ternación de los sitiadores y los puso entre dos fuegos. sirve de cuartel. La universidad de Pavía aun es flore- Pescara acometió por fin con la infantería española á la cientQ, si bien llegó á contar diez mil alumnos. guardia misma del monarca francés, y la desordenó y Desde el corso Cawur, que,principia cerca de la esta­ puso en fuga. Francisco, reducida su escolta á algunos ción del ferro-carril, penetrando en la ciudad por la caballos, trata de salvarse por el puente del Tesino; un puerta Borgorato, pásase á la plaza Grande, rodeada de arcabucero le mata el caballo, y el rey cae en tierra; antiguos pórticos y en la que se alza el palacio del Co- Juan de ürbieta (no un tal Pomperan, como errónea­ mnné. La primera calle á la izquierda conduce á la Cate­ mente se ha dicho), hombre de armas natural de Her- dral, edificio en forma de cruz griega, erigido en 1488 nani, le presenta la punta del estoque y le dice que se por los Sforza sobre el área de una antigua basílica rinda; declárale el rey quien es y se entrega prisionero. longobarda, de la que todavía se conservan algunos Volvían algunos para libertarle, y ürbieta se lanza á la bajo-relieves y mosaicos que datan del sigjo sétimo. Los defensa de su alférez que en aquel momento peligraba; planos de este templo fueron hechos ,^or los paduanos o.tros soldados rodean al monarca; el catalán Juan de Cristoforo Rocchi y Antonio Amadeá, y muerto Rocchi Aldana le quita,la espada y el puñal; Diego de Ávila la terminó la fábrica Dolcebuono. G: P. Foccacci hizo el manopla, y Juan de Pita el collar de San Miguel. La modelo de madera, el cual aun se conserva sobre la escena que se siguió fué para enternecer al monarca. sacristía del sufragio. El interior de la catedral de Pavía Acudieron Launoy, Pescara, Alarcón y Basto, y luego es sencillo al par que grandioso. En la capilla tercera de desvisto el rey se le inclinaron como si fuese su propio la derecha vese el Arca de San Agustin, una de las obras príncipe, y le pidieron que les diese h besar la real más bellas de la escultura gótica, que data del año 1362 mano; mas él se la ponia á todos en el hombro, en y está adornada con unas trescientas figuras. No Sésabe ademan de ir á abrazarlos. Borbon se arrodilló también con certeza quienes sean los autores de esta grandiosa pidiéndole la mano„ y conmovido le dijo que á creerle obra, que algunos atribuyen á Balduccio de Pisa, üaión- antes, no se viera en aqugl lance, á lo que le respondió tras que Vasari dice que pertenece á Aguólo y áAgos- Francisco que en la mala fortuna sólo á la resig-nacion tlno de Siena; empero la versión más acreditada-es se arcudia, y no á memorias muertas, aquella que supone autor del mausoleo á'-Bonino-de »Esta fué la famosa batalla de Pavía, en la que diez Campiglione, el mismo que hizo las estatuas dé lá,s céle­ mil franceses perecieron, y los demás cayeron prisione­ bres tumbas de los Della Scala en Verona. Este mausoleo ros. De los imperiales sólo murieron ochocientos, y casi tiene cuatro metros de alto; sobre el sarcófago hayía ninguno,de los que quedaron con vida dejó de enrique­ estatua yacente de san Agustín, rodeada de án^elesq^ue cerse, que tanto botin produjo está jornada. Toda la sostienen el sudario. El cuadro de Faruffini que se;ve en nobleza de Francia se portó como debia, menos el duque el altar de la Inmaculada, fué llevado en 1867 á la Expo­ de Alenzon que huyó espantado, y que por una nueva sición de Paris, y obtuvo medalla de oro. ,.,-.. debilidad de corazón murió de vergiienza de haber La totre cuadrada fué reedificada en 1583 y embelle­ huido. El ejército francés, que antes constaba de unos cida en su parte superior, según los dibujos de Pelle- cuarenta mil hombres, tuvo de menos en esta batalla grino Tibaldi. los diez mil destacados contra Ñapóles, los seis mil de­ La iglesia de Santa María del Carmini data del año jados de guarnición en Milán, y los seis mil suizos que 1373, y contiene bajo-relieves de Marchesi. Junto al coro habían vuelto á sus cantones. «Todo se ha perdido menos de este templo hay el palacio Malaspina, fabricado ex­ el honor,» escribió Francisco á su madre. De pronto se presamente por el marqués Luis Malaspina, en 1838, hospedó al rey en xin convento cercano (la famosa Car­ para establecer en él la escuela de bellas artes. En la tuja), y luego fué trasladado á Pizzighettone, confiando fachada de este palacio son muy notables los bajo-relieves á Alarcón su persona. Todo en efecto se había perdido y las efigies de Miguel Ángel, de Rafael y de Marco para el francés. Los diez mil hombres que iban camino Antonio, obra de Gaetano Monti, de Rávena. En el patio de Ñapóles fueron derrotados; los seis mil de Milán hay los bustos de Petrarca, que residió en Pavía, y de huyeron por los Alpes, y los vencedores se derramaron Boezio, injustamente decapitado por orden de Teodoríco. por Italia, poniendo á contribución á los príncipes des­ El interior contiene varios 'objetos preciosos. afectos.» ' ' El corso Viitore Bmamtele atraviesa toda la ciudad La ciudad de Paria, que encierra 29,000 almas, llama-, desde la puerta Milano á la puerta Ticinese, y por la base antiguamente Ticimm, por estar situada ala orilla derecha lleva al puente cubierto, que corre sobre el Tesino izquierda del Tesino. .Destruida por. los hunos, más tarde y tiene siete arcos desiguales y una capilla' en el centro, Teodoríco el Grande: la fortificó, y los longobardos se siendo su longitud 216-5iel¿06, su*^látitud'5metros, y esta:blecieron en elia llamándola Pútpw, del nombre de estando sostenido poí cien pilares de granito. Mandó la tribu papiria./En 774 cayó en manos de Carloinagno; erigir este puente Juan Visconti en 1351. Desde él se en 924 fué (íitiada y conquistada por los húngaijps, y el disfruta de una buena perspectiva, no siendo el espec­ año 10Ó4 un incendio la redujo á cenizas. ^A fines del táculo menos bello las aguas del Tesino surcadas por siglo decimotercero y principios del decimocuarto Pavía infinitas barcas y vaporcitos. era una ciudad muy ñoreciente: en 1316 fué tomada por La iglesia, áe San Miguel data, del siglo duodécimo y los Visconti y dio origen á las discordias intestinasentre contiene muchos objetos antiguos. En este templo fueron güelfos, á las órdenes de Beccaria,ygíbelinos, al mando coronados: el rey Berengario del Friul (año 888); Beren- de Langosco. Asediada por Francisco I, que la asaltó gario de Ivrea (950); Arduino, marqués de Ivrea (1002). inútilmente trece veces consecutivas, fué librada por los La iglesia de San Miguel quedó completamente termi- 556 EL MUNDO ILUSTRADO.

EL ORÁCULO DE LAS NIÑAS.

(Véase la jiáginn 5~G¡. CUENTOS DE PERRAULT. —LA CKNICIENTA: La Cenicienta no acertaba á explicarse qué tenia que ver aquella calabaza con lo de ir al baile. 558 EL MUNDO ILÜSTEADO. nada en 1876 y adquirió el título de basílica real. ba cinco kilómetros de la ciudad actual, asentada en la La Universidad es un grandioso edificio circundado de margen del Adda. Después que los milaneses la hubieron arcadas, monumentos y bustos de los profesores y alum­ destruido casi por completo (1111 á 1158), Federico Bar- nos célebres que la misma ha tenido. Su fundación'data baroja hízola reedificar á orillas del Adda, protegiéndola del año 1361, pero desde el siglo x Pavía contaba el castillo Monteguzzano. Fiel á los gibelinos, Lodi con una escuela de derecho. Muchos italianos ilustres estuvo casi siempre en guerra con los milaneses, hasta enseñaron en este instituto, de los que citaremos á que en 1416 Felipe María Visconti se apoderó de ella por Alejandro Volta; y asimismo asegúrase que entre los asalto y anexóla á Milán. La iglesia de la Incoronata, alumnos figuró Cristóbal Colon, al que vá á erigirse un fabricada en forma octógona por Bramante en 1476, monumento. La fábrica tiene unas trescientas columnas, ostenta frescos y lienzos de Calixto Piazza, que nació en llegándose á los pisos,superiores poruña soberbia esca­ Lodi en 1527. En el Díicmo vense algunos frescos de lera. En el primer patio hay la estatua de Volta, obra Guillermo y Albertino de Lodi y un bajo-relieve que de Tantardini, y á la derecha la del matemático Antonio representa la Cena y lleva esta inscripción: CoetusApos- Gordoni; en el segundo vense algunos vestigios de anti­ tolomm a Laude Pompeia dinita ad hanc notan iranslat. guas tumbas ó mausoleos. El aula fué erigida en 1845 y 1163. El mercado de Lodi es importante por el tráfico de costó cerca de doscientas mil pesetas. En el teatro físico queso que en él se hace. figuran las estatuas de Galileo y de Cavalieri, y el busto Traducido y adicionado por de Volta. La biblioteca encierra unos 200,000 volúmenes, {Continuará). MARIANO BLANCH. abundando en ella las obras de medicina y de física. Detrás de la Universidad hay el Hospital general, y en la calle de Canepanova levántase la iglesia del mismo nombre , que aunque escasa en dimensiones es célebre VALLE TRANQUILO. por haber sido edificada según los planos de Bramante. A la izquierda del vestíbulo vese el retrato del papa Juan XIV (Pietro Canepanova), obra de Pini, de Piacenza. DESVENTURAS DE UNA COLONIA DE INSECTOS, A corta distancia hay el antiquísimo templo de San POR EL Francisco, y el Colegio GAisleri, fundado por el papa PÍO V, miembro de la familia Ghisleri. En la plaza álzase DR. ERNESTO CANDÉZE. una colosal estatua de bronce que representa á este sumo pontífice. A cuarenta y siete kilómetros de Pavía, sobre la línea (CON TIN DACIÓN). férrea que de esta ciudad vá á Brescia pasando por Cre- C A PTT U UO XVI I. móna, está asentada Codogno, pequeña ciudad con 10,000 habitantes, que hace un gran tráfico en quesos, de los En el que se sale de dudas. cuales se exportan anualmente por valor de dos millones Hacia una hora que habia oscurecido cuando los dos de pesetas. Aquí se cruza el ferrocarril de Milán á Pia­ amigos llegaron á orillas del lago. Viendo un añoso cenza. A doce kilómetros, sobre la misma línea y á roble casi agostado en el límite del monte tallar, se orillas del Adda, levántase Piaighettom, donde los cre- acercaron á él y le inspeccionaron, deseosos de conver­ moneses fabricaron un castillo que servia de puesto tirle en morada durante la noche, si era hueco. avanzado contra Milán, habiendo sido convertido en El árbol les sirvió á maravilla. fortalezjf por los "últimos Visconti y encerrado en él Fran­ —¡Ojo alerta! profirió Lamia al oído de su compañero; cisco I de Francia después de la batalla de Pavía, según lo que debemos hacer en primer lugar es ver si el sitio hemos visto. está desocupado. Podría pesarnos de haber penetradoen Siguiendo la.línea que de Milán conduce á Piacenza, este árbol sin tomar antes las debidas pi'eéaüciones. apenas se deja atrás lá capital de la Lombardía a,travié- Esperadme aquí mientras yo exploro el terreno. sase una rica llanura cubierta de arrozales, de campos Lamia se separó del hidrófilo y metióse silenciosa­ cultivados y de bellísimos prados que sustentan unas mente por el hueco del árbol, habiendo tardado algunos 80,000 vacas, con cuya leche se fabrica el célebre queso minutos en reaparecer. parmesano: las ciudades que especialmente se ocupan —Creo que está desierto el interior, dijo el Capricornio de esta fabricación son Lodi, Bérgamo, Pavía, Cremona, una vez reunido con su amigo: allí reina el más profundo Brescia y Parma. Cada queso pesa de treinta á cuarenta silencio, pero la oscuridad es tan grande que nada he kilogramos y su éolor amarillo se obtiene por medio logrado ver. Lo que puedo asegurar es que el sitio no del azafrán. Para esta industria se importan anualmente huele á rosas. de Suiza doce mil vacas. . —Poco importa esto con tal de que no corramos ningún A diez y ocho kilómetros de Milán y orillas del Lambro peligro: lo esencial es poder descansar con tranquilidad. \eykü.\as& Melegnano, la &n%\g\x&Marignano. El proverbio El olor que sintieron nuestros, insectos al penetrar eíi italiano a Melegnano non c'é perdono, deriva de que Ga- el roble, era efectivamente muy desagradable; pero no leazzo Visconti obligó á los delegados del papa á comerse pudieron darse cuenta de lo que lo producía. Filo y la bula que le condenaba al destierro. El dia 14 de setiem­ Lamia avanzaron á tientas en busca de la pared fron-r bre de 1515 Franciscol, rey de Francia, auxiliado por tera á la abertura; una vez conseguido su objeto, se los venecianos, derrotó en Melegnano á los suizos, afilia^ agazaparon pegados el uno al otro en una de las nume­ do^ al bando de los milaneses; y en el mismo sitio el 7 rosas anfractuosidades que ofrecía el interior del tronco. dé" junio "de 1859 Baraguay d*HiIliers con el ejército No habían trascurrido cinco minutos cuando un animal francés obligaba, después de una lucha desesperada, al hizo irrupción en el árbol: nuestros conocidos oyeron general austríaco Benedek á abandonar sus posiciones y ruido de mandíbulas, ruido que bien á las claras indi­ á retigirse. caba la operación á que se entregaba el huésped impor­ i^f ciadad con 24,000 habitantes, dista quince kiló­ tuno. metros de Melegnano. La Zaus Pompeü de los romanos, —¿Quién será nuestro vecino? dijo Lamia por lo bajo ó sea la.antigua Lodi situada á orillas del Lambro, dista­ á Filo. EL MUNDO ILUSTRADO. 559 —Creo que es una nutria, contestó el interpelado en —¿Qué sig-nifica esto? preg'untó Filo á su amig-o seña­ el mismo tono; conozco á esos animales. lando dos puntos luminosos que se destacaban encima —¿Una nutria? de sus cabezas. —Sí. es indudable que nos hemos metido en su ma- — ¡Misericordia! exclamó Lamia con voz apag-ada; son drig-uera. Ahora me explico porqué este sitio huele los ojos de un buho. tan mal. — ¡Un buho! repitió Filo temblando como un azogado; —Efectivamente, profirió Lamia, huele á pescado cor­ ¡que Dios nos ampare! ¿Por ventura nos ha visto? rompido. ¿Estamos seguros, amigo? —Lo ig-noro; de todos modos vale más no moverse. —Creo que nada tenemos que temer. La nutria sólo —Si nos ha descubierto estamos perdidos, murmuró piensa en atracarse. Después se quedará dormida, y al Filo. despuntar el dia abandonará este árbol para recrearse —No es probable; sin embargo, lo que ahora con­ en las ag*uas del lag-o. Podemos descansar tranquila­ viene es hacerse el muerto. mente, os lo aseg'uro. Los dos insectos se echaron, manteniéndose en la in­ Todo aconteció seg-un habla previsto Filo, trascur­ movilidad más completa. Así trascurrió una hora, al cabo de la cual el hidrófilo rompió el silencio. — ¡Lamia! murmuró. Éste le miró como interrogándole. —¿Estamos condenados á permanecer eternamente en esta postura? —Así nos mantendremos todo el tiempo que sea nece­ sario, contestó Lamia con voz apenas perceptible. —¿Y pensáis que hay todavía para rato? —Lo ignoro. Pero callaos. Trascurrió otra hora sin que nuestros insectos despe­ garan la boca. Por último, el Capricornio hizo una seña á su anligo. —Ha llegado el momento de eclipsarnos, dijo por lo bajo á Filo. Ya no veo las luces que tanto nos asustan, lo cual quiere decir que nuestro enemigo ha cerrado los ojos. Sin duda duerme; deslicémonos sigilosamente hacia afuera. Al par que hablaba Lamia alargó una pata, luego otra, adelantando hacia la abertura, seguido de Filo. De vez en cuando los fugitivos volvían la vista atrás, prontos á hacerse el muerto si despertaba el ave nocturna. Afortunadamente para ellos los ojos permanecieron apa­ gados, logrando ganar el campo sin ser molestados. — ¡Hurra! gritó Filo cuando estuvieron en salvo. —Venid por este íado, dijo Lamia encaminándose á una corpulenta raíz de árbol, debajo de la cual veíase una cavidad alfombrada de mu.sgo; aquí nos será fácil, sin temor de vernos molestados, deliberar tocante á lo que hemos de hacer.

El árbol que durante la noche había servido de refugio riendo la noche sin el menor contratiempo, Aj)énas al­ á los dos coleópteros y en cuya base acababan de insta­ boreó desperezóse la nutria y abandonó su madriguera, larse, elevábase sobre un pequeño relieve del suelo, á la sin curarse de nuestros insectos, á quienes tampoco misma orilla del lago, del que le separaba un angosto inquietara si los hubiese visto, pues mientras no están seto formando escarpa y cubierto de una capa de mu.sgo acosados por el hambre los animales de su especie des­ corto y tupido. deñan tan mezquina caza. La extensa sábana de agua que tenían delante ofrecía Paulatinamente la luz diurna se fué infiltrando por la todos los caracteres de una inundación reciente. Carecía abertura del árbol, g-racias á lo cual nuestros dos insec­ de ribazo natural, y sus irregulares márgenes invadían tos pudieron examinará sus anchas el sitio donde hablan la maleza y las matas sumergidas en mayor ó menor es­ pasado la noche. Era una vasta excavación cuyo suelo, cala. Acá y acullá aparecían en la superficie las copas compuesto de un humus pulverulento, estaba sembrado aun lozanas de algunos arbustos más altos, cuya masa de espinas de pescado, de toda suerte- de residuos, de principal estaba sumergida. fiemo de animales y de pedazos de madera putrefactos, Una vegetación exuberante cubría las márgenes, y en agujereados por obra de un sinnúmero de larvas muy ella se albergaba una numerorísima colonia, á juzgar por diminutas. Lamia, que durante su infancia habla llevado los zumbidos que asordaban el espacio. El ruido produ­ idéntica existencia, explicó á su amigo lo que aquello cido por un sinnúmero de animalitos voladores hacia significaba. Las paredes, harto desiguales, ofrecían coro con el penetrante vocerío de los criquetos, de las numerosos ejemplos de la misma labor, pues estaban langostas y de los grillos. cubiertas de protuberancias y de huecos perdidos en ¿A qué causa debía atribuirse esta superabundancia medio de la oscuridad más profunda, ya que ni un rayo de seres animados en aquella espesura que, al parecer de luz penetraba por arriba de tan ag-reste mansión. en nada se diferenciaba de la generalidad de los bosques, 560 EL MUNDO ILUSTRADO. tan poco poblados por lo común? La veg-etacion ni era por las mirtilas que en aquel sitio abundaban en gran más lozana ni más variada que en otras partes; al con­ manera. Lamia se encontró en un pequeño claro del trario, faltaban las plantas ribereñas, tan ricas en espe­ bosque donde medraba una vegetación más variada, cies, tan pródigas en flores y tan buscadas por los insec­ gracias al calor solar que vivificaba las plantas. Algu­ tos, pues las ag-uas del lago hablan invadido el dominio nos pedruscos tapizados de musgo, junto á los cuales de las modestas mirtilas, de los secos brezos y de los florecían á maravilla digitales, centaureas, betonias, estériles heléchos. •.,;>;'.;•.^ :• • germandrinas y corazoncillos, prestaban á aquel sitio En uno de los anterio­ un aspecto agreste que res capítulos hemos dicho regocijaba el ánimo. Nu­ que la mayoría de los merosas mariposas revo­ moradores de la parte in­ loteaban de flor en flor; ferior del lag-o, aquellos enjambres de avispas, de que podían volar, aban­ abejarrones, de abejas y donando una comarca cien clases de moscas desolada por el desvío de zumbaban al pasar con la corriente, se hai)ian rapidez; al par que media establecido en masa ar­ docena de criquetos, dis­ riba de la valla. Los an­ frutando del benéfico ca­ tiguos ribereños de esta lor solar, se entretenían sección del Gileppe y los en ejecutar las mejores recien llegados viéronse piezas de su repertorio. á su vez rechazados hacia Lamia suspendió su las alturas por la lenta y paseo para disfrutar de progresiva ascensión de aquel concierto. Entre los las aguas, y sus innume­ oyentes que, formando rables legiones habían in­ grupos bastante numero­ vadido una tras otra los sos permanecían callados territorios de las tribus superiores. Al contingente traído ó retozaban, según su ligmor, había un respetable saltón, por esta doble emigración debía atribuirse la extraordi­ cuyo rostro afable agradó al viajero.—Hé aquí, dijo La­ naria anuencia de las colonias que habitaban las már­ mia para su coleto, un digno hijo de la tierra, que tal vez genes del lago, en el momento en que Filo y Lamia lle­ podrá darme los informes que me convienen.—Esto pen­ garon allí. sado fuese derecho al sitio donde estaba parado el saltón, Los recursos en víveres con que contaba la comarca y después de los saludos de costumbre y de platicar un no estaban en relación con esta grande acumulación de rato de cosas insignificantes, tales como la temperatura seres en una zona relativamente pequefia, y linica- y el mérito de los artistas que les habían atraído allí, de mente las tribus carniceras y carnívoras nadaban en la los cuales era constante oyente el saltón. Lamia abordó abundancia y se alegraban de los cambios que la obra de los hombres introdujera en esta porción del valle Tranquilo. En cuanto á las diversas moscas y mariposas que necesitaban irremisiblemente del néctar de las flores para vivir, empezaban á experimentar los efectos de la carestía, estando cercano el día en que sus cohortes emprenderían el vuelo en dirección á otras tierras que les ofreciesen los recursos de que allí carecían.

. Filo y Lamia se hablan instalado, como ya hemos dicho, en una pequeña excavación natural, cuya entrada miraba al lago. Después de descansar algunas horas para reponerse de las emociones de la víspera, ocupá­ ronse en lo que debían hacer á fin de conseguir los in­ formes que necesitaban. — Tratad de saber lo que nos conviene por boca de los habitantes de esta comarca, dijo Filo á su amigo. No faltarán aquí testigos de los primeros trabajos de los hombres, que estén al corriente de sus proyectos y de los motivos que les han impulsado á detener el curso de las aguas. Por lo que á mí toca, voy á recorrer el lago para adquirir informes. Si os parece bien á la calda de sin más preámbulos el asunto que particularmente le la tarde nos reuniremos. interesaba. Aceptada la proposición por Lamia, el hidrófilo se —Vos, que sois de este país, dijo al diluíante, os ha­ encaminó á orillas del lago, y zambullóse en él. bréis fijado en los cambios que ha experimentado el Por su parte el Capricornio, habiéndose fijado en los valle. ¿Por ventura habéis visto formarse el lago que objetos que le rodeaban para poder encontrar á la vuelta tenemos delante? su nueva habitación, metióse en lo más intrincado del —Efectivamente, contestó el saltón; recuerdo que monte tallar. hubo un tiempo en que el sitio que ahora ocupa el lago Después de andar durante algunos minutos guarecido estaba en seco. En el fondo del valle se deslizaba un rio. ce

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T. V, (pniMEiíA sÉniE). -T. I. (SEGUNDA SÉKIE).--;!. 562 EL MUNDO ILUSTRADO.

—Tenéis razón. —Cierto dia (á la sazón yo era joven) aparecieron al­ gunos hombres y empezaron á amontonar piedras para detener el curso de la corriente. Las aguas fueron ascen­ Lamia pasó el dia con sus parientes, entretenido en diendo paulatinamente; los hombres prosiguieron la relatar los infortunios de sus conciudadanos desde el: obra empezada, mientras el agua iba subiendo y su­ momento en que habían dejado de correr las aguas biendo. Yo vivia con mi familia á orillas del torrente, del Gíleppe, no olvidándose de dar cuenta del .^^n pero la inundación nos ha hecho retroceder hasta aquí. meedtiff verificado y en el que quedó resuelto el envío de —¿Y sabéis por qué ha,n llevado á cabo los hombres una comisión exploradora, al par que describió las peri­ una obra tan inmensa? • pecias del viaje de ésta, el descubrimiento de la muralla -=-Lo ignoro. y la catástrofe de que habían sido víctimas pocos dias- —¿Guales pueden ser sus designios? Indudablemente hacia. Es.te relato interesó á los cerambizos, y prolon^ que este muro tiene su razón de ser. góse tanto que, cuando el Capricornio se despidió de —Es verdad. Además de construir el muro, han em­ ellos para encaminarse á su morada, las sombras, del pleado mucho tiempo en perforar la montaña, luchando crepúsculo vespertino empezaban 4 envolver el nStÍKn'te con no pocos obstáculos. tallar. —]Ah! ¿qué queréis decir con esto? La noche había cerrado completamente al llegar —Han perforado la montaña á corta^ distancia de aquí Lamia á la orilla del lago; pero como el astro nocturno para dar nueva salida á las aguas del rio. brillaba con gran esplendidez, sin trabajo encontró el —¿Estáis seguro de ello? • • roble á cuyo pié moraba. —Os digo lo que me han contado, ya que yo no he Filo, que le estaba aguardando, empezaba á preocu­ visto practicar la operación. parse de su tardanza. El hidrófilo, por su parte, había —¿Podríais indicarme el punto donde ha sido hora­ pasado el dia explorando las profundidades del lago. dada esa montaña? Lo que más le. habia llamado la atención en su viaje, —Debe ser cerca del álamo cuya copa se divisa desde fué el silencio que reinaba en aquellas aguas. aquí. —¿Me creeréis cuando os diga, querido Lamia, que Los informes que Lamia acababa de obtener tenían durante las ocho ó diez horas trascurridas en explorar suma importancia para él. En seguida manifestó á su el lago en todas direcciones, apenas si he visto una interlocutor los motivos que.,le impulsaban á adquirir veintena de seres animados? Acá y acullá algunas detalles exactos sobre el canal, y el saltón invitóle á truchas, algunas notonectas, dos ó tres.larvas de libélula, emprender una excursión al sitio indicado. otros tantos girinos, una rana y nada más. Parece men­ —Largo es el viaje que os propongo, añadió, pero á tirá que no haya encontrado un solo individuo de mi mitad camino encontrareis un añoso roble, que desde familia. aquí se divisa, en el cual vive una familia de ceram- — En verdad que sí, pero reflexionándolo bien, la cosa bízos... se explica fácilmente. Siendo este lago de formación —Mis primos, profirió Lamia sin dejar terminar la reciente, sus habitantes ocupaban antes un reducido frase al saltón. espacio, y como ahora se encuentran desparramados en —¡Ah! Está bien, dirigios á ellos: hace tiempo que tan vasta extensión, parece que las aguas están desier­ habitan la comarca y podrán informaros mejor que yo tas. Probablemente trascurrirá mucho tiempo antes de sobre lo que os interesa saber. que la población aumente de un modo aprcciable. —Al momento voy á ponerme en marcha, dijo el —El caso es, dijo Filo, que no he adquirido la menor Capricornio. noticia sobre lo que tanto nos importa saber. Y dando las gracias al saltón por los útiles informes —En cambio yo me he procurado todos los informes que le había procurado, después de despedirse de él deseables. dirigió sus pasos hacia el árbol indicado, donde llegó -r}Será posible! en menos de una hora. —Como lo oís. Nuestros compatriotas no deben pensar No le había engañado el saltón al-decirle que en él más en las aguas del Gíleppe; hé aquí la verdad.. encontraría una familia de cerambizos. Estos Capricor­ Y el Capricornio relató á su amigo cuanto había hecho nios, parientes lejanos de Lamia, vivían allí desde y sabido durante el día. tiempo inmemorial, trasmitiéndose 1.a vivienda de padres Nuestros insectos siguieron platicando un buen rato," á hijos. Acogieron cordialmente á su primo y le dieron y luego, rendidos por él cansancio, se acostaron. los más minuciosos detalles respecto ala existencia y dirección del canal destinado, á verter en un vallé inme­ diato las aguas sobrantes del Gileppe* Según los informes obtenidos por J^-amia, era indu­ Al amanecer Pilo fué despertado por un ruido de pasos dable que los habitantes del valle inferior debían deses­ que se oía á la entrada de su nuevo domicilio. perar de ver correr nuesvamente: por su territorio las —¿Quién vá? preguntó. aguas del río en cuestión; así pues, sólo les tjjiedaba el —¿No es aquí que vive un Capricornio forastero, recurso de emigrar en ma^a, á no ser que quisiesen llegado ayer á este país? perecer todos de.sed. — Sí, contestó^Ejlo, ¿qué queréis de él? Lamia supo además por boca de lOs cerambizos que — Tengo que comunicarle cierto asunto, dijo el recien aquella obra gigantesca había sido emprendida en llegado penetrando en el hogar de nuestros conocidos, interés de una población importante, situada algunas y á vos también, añadió al divisar á Filo, pues supongo iligUM más abajo, en el gran valle del Vesdre, del que que sois el amigo de quien me habló. Sí, he de partici­ era tributario el río Gíleppe; que los habitantes de paros un asunto urgente y de la mayor gravedad para dicha población quejábanse desde tiempo atrás de las entrambos. genialidades de su rio, el cual unas veces llevaba dema­ Traducido del francés por siada agua y otras poca, según las estaciones, y que por MARUNO BLANCH. medio de la valla confiaban regularizar su curso. (Continuará),

i'f EL MUNDO ILUSTRADO. 563 las demás criaturas, se encuentra cohibido, con la pala­ REVISTA CIENTÍFICA. bra cortada, si por acaso acierta á pasar un ave que vá re­ montándose con majestuoso vuelo. ¡Qué espectáculo tan interesante el de las g-olondrinas ag-rupándose para Pájaros arli/iciaks. Volar, lié aquí el bello ideal de la^ cruzar el mar buscando más acomodado clima! Volar humanidad. El orador más elocuente hablando en una quiere el amante, para gozar de la vista del objeto amado; plaza pública de la supremacía del hombre sobre todas volar ambiciona el sabio para escudriñar lo que se rea-

Aparato-pájaro del profesor Baranowski.

liza en los lejanos planetas, y parece como que la ardiente etapas tierra y agua, crece el natural deseo/de que sed de infinito que experimentamos, se calmarla, si también en las altas reg-iones teng-an útil cabida': el pudiésemos disponer de alíg-eras alas. problema de la naveg-acion aérea, abandonado durante ¡Qué mucho, pues, que haya sido preocupación de alg-un tiempo, vuelve á estar sodre el tapete, y pug-na por todos tiempos el vuelo artificial! En nue.stra anterior dejarlo y remontarse; quiere pasar de dibujo á realidad. revista hemos sentado que es el aire el tercer elemento Govi, el ilustre profesor italiano que ha sabido vencer donde se desarrollan los inventos de trasporte; dedúcese la modestia de Pacinoti, y colocarle en el debido lug-ar que lleg-ados éstos casi á la perfección en sus primeras entre los progenitores de la máquina dinamo-eléctrica, MIDIENDO SUS FUERZAS. — CIADRO LE C. L. MULLER.

(Véase la página iñó). 505 EL MUNBO ILUSTRADO. ha presentado á la Academia de Ciencias de Paris una plificándose, pues por ahora poco de aéreo tiene; es sin nota, probando con datos fidedignos, que Leonardo de embargo de notar en él, y lo demuestran las figuras 1, Vinci habia encontrado el propulsor de hélice y hecho 2, 3, 4 y 5, la facilidad en plegarse á las exigencias de aplicación de él en la locomoción aérea; construyendo las diversas situaciones en que puede hallarse, así como al efecto pequeños modelos en papel, que delg-adas lá­ la tendencia á reproducir la Naturaleza, poseedora de minas de acero, de antemano retorcidas, ponian en distintos secretos. " actividad al desarrollarse. El anterior ó sea el de Cairol, movia las alas por medio No cansarenios al lectoi* con la variable y no siempre de la fuerza muscular humana, inútil empeño; el que feliz historia dé la navegación aérea; sólo le llamaremos acabamos de mencionar intenta el mismo fin, y conseguir la atención acerca de una nueva fase que ha tomado y además el meneo de la cola y los cambios de posición en que puede contribuir en gran manera á su esperado la vela, merced á una pequeña máquina motora interior­ buen éxito, mayormente si se logra que entre en la com­ mente situada. Que los caballos rayan dentro, como cuen­ binación la electricidad: consiste, en lo que forma la tan que dijo aquel gallego, esto es lo que conviene en pri­ base de muchos modernos inventos, en imitar la Natu­ mer lugar; pero que además sean caballos de poco peso, raleza. que no coman carbón, cebada ú otro alimento, ó por mejor Cairol Castagnac, deseoso de lanzarse á los aires con decir, que lo hayan comido antes, ya que lo primero es me­ mejor fortuna que otros y aún que él mismo, pues en cánicamente imposible; todo ello podrá lograrse con la uno de sus públicos ensayos llevó una regular costalada, aplicación de la electricidad. El que haya visto el globo ha estudiado detenidamente la conformación y aptitu­ Tissandier en la última Exposición de Paris, comprende^ des de las aves, fijándose en las,que con facilidad mayor rá fácilmente que la forma de-huevo ó de timón no es la tienden el vuelo y en las que se ciernen por más largo más adecuada para hender los aires, y que si el proble­ tiempo, y, resultado de las experiencias, ha ideado ves­ ma de la navegación aérea consta, como el de la acuáti­ tirse un corsé ligero, pues pesa sólo tres kilos, al cual ca, de dos partes, primera, sostenerse, segunda, caminar, ha adherido unas alas que mueve con los brazos; sírvele para aquella no basta el simple remedo de los elementos de timón una cola, y cátate el hombre disfrazado de de las aves, pues su potencia intrínseca no está dada por, pájaro y recorriendo, en teoría se entiende, los espacios las alas. No tomemos el artificio de aplicación de la interplanetarios. Esto, como se comprende, no es prác­ fuerza, por la fuerza misma; tanto valdría creer que para tico, y es de temer que el dia que intente pasarlo de la hacer dar vuelta á un, rodezno ó á una turbina no se figura á la realidad lleve una segunda y más solemne necesita agua, ni que caiga ^de lo alto, sino que basta costalada. ¿Cómo contrarestar la pesadumbre humana? ladear las paletas ó alabes en que terminan los radios em­ ¿cómo continuar por largo ti^eriipó el trabajo de agitar potrados en un cubo horizontal: para la segunda puede los btazos, aleando, sin rendirse al cansancio, aun admi­ prestar gran apoyo, y hasta contribuir al buen éxito, el tiendo que la rapidez de movimientos lograse vencer la camino emprendido de imitar la Naturaleza, fijándose y natural tendencia á la caida? adoptando la forma mis á propósito para vencer, las Pero si decimos que el invento no es práctico, no nos resistencias, aunque aparezcan tan sutiles como las que reimos en manera alguna del inventor; el estudio con­ la atmósfera ofrece. cienzudo que ha hecho de las diversas aptitudes de las Por lo demás, es indispensable que pronto viajemos en aves con relación al vuelo es interesantísimo, y si juz­ globo: ¡cuántos y cuántos inventos en los que no se gamos que esto por sí solo no puede resolver la impor­ soñaba siquiera hemos visto aparecer, crecer, perfeccio­ tante y buscada solución, podrá servir de auxiliar narse, dejando atrás el de laínavegacion aérea, que no poderoso el dia en que por medio de acumuladores Faure sabe soltar los pañales, ni mucho menos.hacer pinitos! ó Planté, ó por otro sistema hoy desconocido, sepamos Para demostrarla afición decidida, á pesar de la escasa ya sostenernos en el aire, y falte sólo dar forma al seguridad en la cosa, á los viajes en globo, diremos, aparato á fin de que.presente las menores resistencias tbníáudolo de la estadística hecha por M. Rouland, que posibles al hender la atmósfera. Adeinás, ya que no en Francia se realizaron en 1876 setenta y nueva ascen­ digamos de todos, porque seria mucho decir,- pero sí en siones,- ochenta y una en 1877, una más en 1878, noventa casi todos los inventos, por disparatados que parezcan, y cinco en 1879, ciento diez y siete en 1880 y ciento hay el gérméü,'ía levadura dé una idea realizable y veinte y cinco en 1881. Sabido es también que Flamma- útil. Quizá á los ttábajos de Cairol Castagnac sea debido rion quiso hacer en globo su viaje de boda, que describió el aparato del profesor ruso S. Baranowski, que en estas luego con galanas y pintorescas imágenes, y reciente páginas reproducimos, y que no puede denominarse ya es la fatídica ascensión y pérdida de Mr. Powell, la cual hombre-pájaro, sino aparato-pájaro, y eü el que se ha ha recordado la sensible y rara de M. ürban acaecida en adicionado la vela, tomando tetmbien de los barcos lo Barcelona. que puede prestar utilidad, y lógrítí el'fin apetecido. Ante todo, asombra y pone en guardia su excesiva complicación: véanse en el grabado los pájaros que en torno y dispersamente se agitan, quizá áorprendidos á La nave de la iglesia: no hablamosen sentido figurado, la vista del inesperado y acéfalo hu^$ped, y no hay aludiendo como hasta aquí se ha hecho á la Iglesia en modo de confundir la sencillez nativa lie aquéllos con general, sino en sentido recto, en razón k la ocurrencia la impedimenta de éste; bien es verdad qué los frutos de que han tenido los norte-americanos de construir un la imaginación preséntanse al principio ínuy complica­ buque-iglesia. Botado al ggua no há mucho tiempo, dos, y sólo á fuerza de trabajo se logra la eliminación tiene en vez de quilla el casco plano, mide 23'7 metros de lo supérfluo y la perfección de lo riecesario. Convénci- de latitud ó eslora y 7 de manga; la,.altura de la nave dísimo de ello, así decia á un amigo suyo, él más mordaz de la iglesia notante «s de 5*2 y termina en bóveda con de los escritores franceses del pasado siglo: «dispen­ sus ventanillas; en el centro del buque hay un pulpito sadme que sea tan larga esta carta, pero no h« tenido rodeado de sillas. No dejará de ser imponente y producir tiempo de escri^rla más co^.» saludables efectos oír ciertos sermones con acordes de De esperaras que tan camplicado aparato, ya que eu la&olas y con el natural y siempre amedrentador movi­ él se ha querida copiar la sencillez del ave, vaya sim­ miento oscilante del barco en dia de borrasca. EL MUNDO ILUSTUAÜO. 567

Vieillard, á Julio Garnier y á J. Patouillet. Según las investigaciones lingüísticas de Federico Mueller, son por el idioma papuas, pero mezclados étnicamente con Ruedas de serrín: ya no se trata de ejes y ruedas de elementos polinesios; y Julio Garnier, conocedor emi­ cartón ó de papel prensado; ya ha venido á sustituirlas nente de la isla, se esfuerza en probar que esta influen­ otra materia más'suelta y de menor utilidad aparente: cia existe también en el idioma, y la corrobora el color en las serrerías del Oeste de los aludidos Estados ameri­ más claro dé la piel de muchos, mientras que el del canos, se ha hecho uso del serrín para formar ruedas de resto es de un matiz chocolate ó cobrizo oscuro, que wag'ones: constan de un cubo en él centro de un cincho pasa á negro de oUin, con pelo rizado, pero no lanudo, de hierro, estando lleno de serrín comprimido el espa­ labios gruesos, boca grande, ojos vivos y mirada expre­ cio entre amhos objetos: levantada la rueda sobre el siva. Una nariz ancha y plana es el mayor orgullo de suelo y cargando sobre él cubo un peso de veinte y dos estos salvajes, y resultado probablemente en gran parte toneladas, no se ha desprendido ni se han señalado rajas de los medios artificiales que, según Montrouzier, ni desuniones en la nueva materia, ó en la nueva forma. emplean y que consisten en aplastar la raíz de la nariz Es indudable que esta clase de accesorios de los carrua­ en los recien nacidos; pero el médico de marina doctor jes no pesa tanto como los de fundición de hierro; quizá Bourgarel ha visto también narices del tipo aguileno, también contribuyan á facilitar la naveg-acion aérea, ya que es el propio de los papuas. Los arcos zigomáticos que lo que se requiere para los mecanismos es mate­ son salientes, los incisivos prognatos, la frente alta, riales que teniendo poca densidad surtan iguales efectos angosta y convexa; el cráneo, empero, del cual el doctor que los que hoy tenemos costumbre de emplear en tierra, Bertillon ha hecho un estudio especial, presenta dos y que parecen irremplazables, probablemente porque particularidades muy singulares, á primera vista incom­ nadie se ha tomado la molestia de ensayar otros. patibles; es decir que es angosto y muy alto, al^paso que la cara es muy aplanada, sobre todo en la parte MELCHOR DE PALAU. 10 de febrero de 1882. media, lo que hizo creer al principio en una deformación artificial, hasta que Bertillon demostró lo contrario y llamó la atención sobre el sorprendente desarrollo de la mandíbula en estos isleños, probando que era propor­ cional al de los músculos temporales. Esto le condujo á HISTORIA NATURAL DEL HOMBRE, atribuirlo con mucha verosimilitud, á la robusta y larga masticación de estos salvajes, que impide el desarrollo en sentido lateral de la masa cerebral y la obliga á extenderse hacia arriba y en sentido longitudinal, resul­ D. JUAN MONTSERRAT Y ARCHS. tando así la forma aplanada y angosta del cráneo. Luego saca Bertillon esta otra conclusión, tan poco halagüeña para los defensores del sistema de alimentación exclu­ (CONTINUACIÓN). sivamente vegetal, llamados vegetarianos, que es esta alimentación la que hace á los neo-caledonios cuando ISLAS DE LA LEALTAD Y NUEVA CALEDONIA. menos acrocéfalos ya que no cosa peor, puesto que el desgaste de sus dientes y el aplanamiento de los cóndi­ Las islas de la Lealtad, próximas á las Nuevas Hébridas los son pruebas evidentes de que el trabajo de mastica­ y pertenecientes á Francia, contienen de 10 á 15 milpa- ción de las sustancias vegetales es tan duro como pro­ púas negros, al parecer con mucha mezcla de sangre poli­ longado. En vista de esto puede preguntarse: ¿estos nesia, si bien en todo lo demás, en civilización, porte y continuos esfuerzos durante toda la época de desarrollo costumbres son enteramente iguales á los habitantes de del cuerpo y la consiguiente trasformaeion del cráneo la Nueva Caledonia, con los cuales mantienen relacio­ pueden influir en la intensidad intelectual? A esto se nes désde muchísimo tiempo, sin haber sido devorados contesta con el hecho puesto fuera de toda duda por por ellos, porque son buenos marinos y mercaderes en observaciones concienzudas y. exactas, que efectiva­ extremo ladinos. Casi todos hablan el inglés; muchos mente se nota en los jóvenes salvajes como en los monos, hasta se enganchan como marineros en los buques bri­ una especje de retroceso intelectual á medida que unos tánicos y se les puede considerar como bastante cristia­ y otros se aproximan á la pubertad ; al paso que existe nizados. Fueron convertidos por misioneros protestantep, una analogía evidente entre los cambios anatómicos del que desde el establecimiento permanente de una misión cráneo antropomorfo y los del neo-caledonio. evangélica en 1864, extendieron el cristianismo entre los indígenas con felicísimo éxito. Cuando después los Patouillet asegura que estos salvajes exhalan, cuando . franceses tomaron posesión de estas islas, establecieron hacen un ejercicio violento, un olor que se parece al de una misión católica, y desde entonces no han cesado los grandes animales feroces, y contra el cual nada ambas confesiones cristianas de dar á los indígenas el puede la limpieza más exquisita. poco edificante espectáculo de la hostilidad más violenta, Eespecto al aspecto exterior difieren las opiniones: y aun en 1874 se oyeron las más amargas quejas por para algunos son los neo-caledonios los hombres más parte de los misioneros protestantes de la opresión que feos de todo el Pacífico, y según el capitán Tardy de sufrían de sus contrarios. Montravel no pueden llamarse precisamente feos, pre- ' La isla grande de Nueta Caledonia fué ocupada tam­ sentando algunos, particularmente en la costa oriental, bién por los franceses. Está menos poblada que el grupo donde probablemente han tenido lugar cruzamientos j ,46-la.Lealtad, y sus habitantes se designan frecuente con la raza polinesia, hasta rasgos regulares:.. Las; ; aunque erróneamente con el nombre polinesio de cana- mujeres, que envejecen pronto, se vuelven también ca^, que quiere decir Jíqmibres. Los datos más aprecia- feísiínas. Estas son más pequeñas que los hombres, Mes sobre los indígenas de la Nueva Caledonia, que cuya estatura es poco más ó menos como la de los euro­ también constituyen la población de la cercana isla de peos. Se observa una disminución rápida en la pobla­ los Pinos, son debidos al misionero, padre Montrouzier, ción indígena, debida, además de la escasa fecundidad liombre de toda confianza, como también al doctor de las mujeres, á otras causas varias; pero con todo, CUENTOS DE PERRAÜLT. — LA CENICIENTA: Poniendo el gen til-hombre la chinela en su piececito vio que le estaba pintada. EL MUNDO ILUSTRADO. 569

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X. V. (FUIMERA SERIE). —T. I. (SEGUNDA SERIE). — 7¿. 570 EL MUNDO ILUSTRADO. evalúa Patouillet la población, en el dia, á unas 70,000 de estas fiestas, en las cuales vio una vez á un anciano almas. Cook describió á estos salvajes como de índole de blanco cabello que se. entretenía en sacar con un amable y benigna, pero á pesar de no haber cam­ palo puntiagudo los sesos de un cráneo humano. Asan,' biado en nada sus costumbres desde entonces, con­ dice, á las personas en papillota, es decir, envueltas en vienen todos los exploradores franceses modernos en lo hojas de banano, entre piedras candentes. Los caciques contrario. Léques, que vivió quince años entre ellos, se quedan con las mejores tajadas y reparten lo demás dice que son de carácter serio, veraces, que rien pocas según el rango de los comensales y el afecto que les veces, son sobrios, no roban y se comportan con decoro. dispensan, pero las mujeres no reciben nada, lo que no Su valor y arrojo son conocidos lo mismo que su hospi­ quita que se vea alguna que otra que á escondidas roe talidad , y respecto á su intelig-encia son aun más favo­ también un hueso. En la misma región meridional rables los juicios. existe todavía la antropofagia, que únicamente ha des­ Con mucha razón observa un autor francés, que si aparecido en las tribus que están en continua é íntima los hombres de la Nueva Caledonia anduviesen completa­ relación con los franceses; y á pesar de esto dice Léques mente desnudos, seria un gran paso en la vía del decoro que nunca ha visto pueblo más pacífico que los neo- personal, ya que ahora es peor, pues lo que en todas caledonios; mas el doctor Rochas los describe como partes se oculta lo adornan ellos con una hoja ó pedazo valientes, arrojados y apasionados por la guerra con el de tejido que llaman mne 6 nny, lo cual hace fijar más único objeto de lograr cadáveres para celebrar fiestas de en ello la atención. canibalismo. Afrontan varonilmente la muerte, pero La circuncisión se practica allí con mucha solemnidad, todas sus guerras se reducen á artimañas, sorpresas y como en las islas convecinas. aun á la traición más vil; rara vez se embisten dos Como todos los papuas tienen los. neo-caledonios una bandos contrarios en campo abierto y batalla formal: cabellera abundantísima, casi podría decirse colosal, apenas cae uno de los guerreros cuando ya corren unos que arreglan de muchas maneras, empolvándola ya con y otros para apoderarse del cadáver, y cuando ha caído el tercero ó cuarto, se hace general la desbandada, no cal ya con tierra roja, cuando no la cortan del todo de miedo ni terror, sino á fin de poner en lugar seguro para librarse de la excesiva población que anima aquella los cadáveres para el festín. En sus combates contra los selva de pelos y no les deja reposar. También dejan franceses, arrójanse con incomprensible rapidez .en libre juego á su fantasía en el cultivo y arreglo de la tierra cuando ven que disparan \ y luego que han oído barba. Muy en boga está, en particular entre las mujeres, pasar las balas levántanse y hacen á sus enemigos los el pintarse sobre el cuerpo figuras permanentes. Las mismos gestos provocativos que usan en semejantes mujeres se presentan con más decoro que los hombres, ;Ocasiones todos los soldados, civilizados ó no. Para el pues llevan una faja 6 zona con fleco, ancha de 18 á 22 combate á distancia sírvense de una honda hecha de centímetros y muy larga, para dar muchas vueltas á la fibra de coco, con la cual arrojan proyectiles ovalados y cintura; algunas llevan además un mandilito detrás. puntiagudos hasta á 200 metros, y el haber descubierto Las solteras llevan un cinturon mucho más estrecho que la ventaja de esta forma de proyectiles hace mucho en las islas de la Lealtad, lo que parece una mofa si se honor á su sagacidad. Otra arma para el mismo objeto considera su objeto. Las orejas las llevan agujereadas, es una azagaya delgada no envenenada, de madera dura y cuando muere un cacique acostumbran sus mujeres, y puntiaguda por ambos extremos, que arrojan con además de otras manifestaciones de dolor, rajarse este acierto á cuarenta y cincuenta pasos por medio de un agujero del todo, .partiendo en dos mitades ó colgajos el lazo que tienen cogido con el dedo índice. El arma pulpejo. Agregúese á esto que llevan el pelo cortado, ó nacional para cuerpo á cuerpo era antes una todo Ip más crecidos algunos mechones, que empolvan maza bruñida de serpentina, que hoy, suplantada por como las damas del siglo pasado, y calcúlese la impresión el hacha europea, en cuyo manejo han adquirido que causan al europeo cuando las observa como mirán­ aquellos indígenas una terrible destreza, sólo sirve de dose tan satisfechas en un espejo ó en la superficie reflec­ prenda de adorno á los caciques ricos. tante del agua, cuando no poseen este objeto de tocador de quincalla aleinana, pues no otro destino tienen las JUAN MONTSERRAT y ABCHS. cavidades llenas de "agua, que practicadas en troncos de (Continuará), cocotero se encuentran alrededor de sus aldeas, y que los primeros exploradores tomaron por pequeños depó­ sitos de agua. Los neo-caledonios tienen una vanidad sin límites. Así se creen dioses de poder y de abundancia cuando tienen una buena provisión de ñames, porque CUENTOS DE PiRRiULT. sus raíces son su principal alimento, y los cerdos y aves de corral que crian los destinan casi exclusivamente para adquirir artículos europeos; por manera que no es la falta de carne y el hambre que "les hacen antropófagos LA CENICIENTA Ó LA CfflNlLlTA DE CRISTAL. y aficionados á los banquetes en donde se regalan los comensales con carne humana, sino únicamente la gula, Un gentil-hombre viudo casó con una viuda, la mujer atendido que estos festines tienen cabalmente lugar en más orguUosa y encopetada; que jamás se haya visto. La la fiesta de las bananas, que es la de la cosecha, cuando viuda tenia dos hijas, de las cuales podía decirse «de tal sus provisiones son más abundantes. Dicen que desde palo tal astilla.» El viudo >tenia por su parte una niña algún tiempo ha reemplazado la carne de cerdo á la dulce y bondadosa, vivo retrato dé su madre, que había humana, como plato exquisito, y que muchos prisione­ sido un ángel, ros se litiran de aer comidos rescatándose con un cerdo, y A los pocos días de celebrado el matrimonio empezó B. Baluusft llega luusta á asegurar que él canibaliso^í ha la madrastra asacar las uñas. Dábanle grimalas exce­ desapterecído ya completamente de la isla; pero ?sto no lentes prendas de la hijastra, puestas más de relieve por es m&B (^tte mus alabanza intencionada que queda com-' los repugrnantes defectos de las dos hijas. pletaifteüté refbtads con las horripilantes descripciones La pobre niña tuvo que eargar con los más penosos y del concienzudo Julio Garnier, quien presenció muchas viles quehaceres de la casa: ella era quien fr^aba los EL MUNDO ILUSTRADO. 571

platos y las escaleras, quien barría y limpiaba las habi­ Su madrina vació la calabaza sin dejar más que la cor­ taciones de la señora y de las señoras hijas. Tenia que teza, y al tocarla con su varilla, quedó convertida en dormir en la guardilla en un jerg-on de paja, al paso una magnífica carroza dorada. Fuese en seguida á ver que las habitaciones de las hermanas estaban muy bien la ratonera, y encontró dentro seis ratoncíllos vivos. alfombradas, con sus camas de última moda y con sus Dijo entonces á la Cenicienta que levantase un poco la magníficos espejos de cuerpo entero. trampa, y á medida que los ratoncíllos querían esca­ Todo lo soportaba con paciencia la infeliz criatura sin parse los tocaba con la varilla, y quedaban trasfor-mados atreverse á decir una palabra á su padre, que la habria en briosos caballos. Y como quien no dice nada, hete regañado, porque era un pobre calzonazos. Luego de aquí ya un magnífico tiro entero de tordillos rucios de concluida su tarea, metíase en un rincón del hogar, color de ratoncillo. sentándose encima la ceniza, y por esto la llamaban Pensando de qué podría hacerse un cochero, dijo la Culo de ceniza. Pero la hermana menor, que no era tan Cenicienta: desbocada como la otra, la llamaba Cenicienta. Sin em­ —Voy á ver sí en la ratonera hay algún ratón, y hare­ bargo, la Cenicienta, con sus pobres vestidos y todo, era mos de él un cochero. mil veces más hermosa que sus hermanas, tan compues­ —Tienes razón, dijo la madrina; anda corriendo. tas y emperejiladas. La Cenicienta volvió con la ratonera, dentro de la cual Cierto dia el hijo del rey dio un baile, y convidó á habia tres grandes ratones. El hada eligió uno de los toda la gente de pelusa. Nuestras dos señoritas recibie­ tres por razón de su respetable barba, y tocándolo con la ron su esquela de convite, pues eran de las que más varilla, le trasformó en un cochero mofletudo con unos papeleaban en aquel país. Cátelas usted muy contentas bigotes de marca mayor. Luego dijo á la Cenicienta: y muy atareadas en escoger los trajes y prendidos que —Vete al jardín y detrás de la regadera encontrarás mejor pudieran adornarlas. Nuevos apuros para la Ceni- seis lagartos: tráelos. . tíenta; porque ella era la que tenia que planchar la No bien los hubo traído, los trasformó la madrina en ropa de sus hermanas, y la que tenia que alechugar sus seis lacayos, que con sus galoneadas libreas se encara­ mangas. Dia y noche no sabían hablar de otra cosa más maron á la trasera del coche, é iban tan seguros y reve­ que de sus trajes de baile.—«Yo, decía la hermana rendos como sí en su vida no hubiesen hecho otra cosa. mayor, me pondré mi vestido de terciopelo encarnado, y El hada dijo entonces á la Cenicienta: mi aderezo de Inglaterra.»—«Yo, contestaba la menor, —¡Vaya! ya tienes con que irte al baile. ¿Estás con­ no tengo más que las sayas de siempre, pero en cambio tenta? me pondré-mi manto.de flores de oro, y mi diadema de —Sí; pero ¿cómo he de ir al baile con estos asquero­ brillantes. ¿Es moco de pavo?» sos vestidos? Pidiéronse á la peinadora de más fama dos tocados de Su madrina la tocó con la varilla, y de súbito quedó moda, y se colnpraron también dos lindísimos lunares á convertido su vestido en un traje de oro y plata todo la maestra más entendida en el ramo. No dejaron las cuajado de pedrería; y luego le dio un par de chinelas hermanas de consultar á la Cenicienta, cuyo buen gusto de cristal, la cosa más linda que jamás se haya visto. nadie podía negarle. La Cenicienta les dijo su parecer, y ^ De tal suerte engalanada, subió á la carroza; pero su se ofreció á peinarlas. No se hicieron de rogar. Mientras madrina le encargó muchísimo que por ningún estilo las estaba peinando, le decían: permaneciese en el baile más allá de la media noche, —Cenicienta, ¿te gustar|a ir al baile? pues de lo contrario su carroza volvería á ser calabaza, —¡Se burlan ustedes, señoritas! No se hizo la miel los caballos ratones, los lacayos lagartos, y sus viejos para la boca del asno. vestidos recobrarían su primitiva forma. Prometió que —No te falta razón: figúrate lo que se reiría todo el sin falta saldría del baile antes de medía noche, y se fué mundo al ver en el baile á una Culicenicienta. tan contenta que no sabía lo que le pasaba. A ser oXm \&Cenicienta,, las habría dejado puestas El hijo del rey, como le anunciasen que acababa de unas fachas; mas era tan bondadosa, que las peinó á las llegar una gran princesa á quien nadie conocía, salió á mil maravillas. recibirla, dióle la mano para bajar del carruaje, y la Casi dos días estuvieron sin catar ün bocado; ¡tan ^ acompañó al salón, donde estaban los convidados. -locas estaban de alegría! Más de doce cordones con her- Reinó al momento un silencio profundo; paróse la /tetes hicieron pedamos á fuerza de atacar la, cotilla, para danza, y callaron los víolínes. ¡Tan grande era la aten- adelgazar la cintura; y no se quitaban un ínstaüte del cipn con que todo el mundo contemplaba la sin par be­ espejo. lleza de la hermosa desconocida! No se oía más que un "Llegó por último el venturoso día; fueron al baile, y sordo murmullo de admiración: «¡Es encantadora! ¡es Jila Cenidentn se le iban los pjps tras ellas, . hechicera! ¡es lindísima!» (Véase el grabado de la pá­ '\ , Cuando ya las perdió de vista se echó á llorar. Su gina 561). -piadrina, viendo que lloraba á lágrima viva, le preguntó %: Él rey mismo, á pesar de su edad provecta, no cesaba \(lüé tenia, de mirarla, y decía por lo bajo á la reina que no se acor­ '''••^Yo quiero... yo quiero... • ' daba de haber visto en mucho tiempo una joven tan %- Tan de veras llóra.ba, que no pudo acabar la frase. amable y tan preciosa. "Su madrina, que era hada, le dijo: Todas las damas estaban examinando atentamente su ' —¿Quisieras ir al baile, no es verdad? tocado y su traje, para ponerse al dia siguiente otro ~-Sí, por cierto, contestó la Cenicienta suspirando. parecido, dado que tuviesen la suerte de encontrar telas —Corriente, replicó la madrina. ¿Serás buena? Yo tan ricas y manos tan hábiles como se requerían. El hijo -haré que vayas al baile. del rey la colocó en el lugar preferente, y en seguida la En seguida se la llevó á su aposento, y le dijo: sacó á bailar. Bailó con una gracia tan extremada, que —Vete al jardín y tráeme una calabaza. fué creciendo dq punto la general admiración. Sirvióse l'^jCenicienta fué corriendo á coger la más hermosa luego una cena magnífica, pero el joven príncipe no cató que pudo encontrar y la llevó á su madrina, sin que un bocado, ¡Tan embebido estaba contemplando á la acertasp íi explicarse qué tenia que ver aquella calabaza hermosa desconocida! Ella fué á sentarse al lado de sus con lo de ir al baile. (Véase el grabado de la página 557). hermanas y les hizo mil cumplimientos; ofrecióles parte c\-. iSIEMPRE TE AMARÉ! ^,„.^'^'^'^ DE HKiiiucuTo SCHMALZ la" >'i8). (Véase 574 EL MUNDO ILUSTRADO. de las naranjas y limones que el hijo del rey le habia que daría la mano de esposo á la dama á cuyo pié se dado; lo cual no dejó de cauKsarles sorpresa, porque no ajustase perfectamente la chínela. Probáronsela las la conocían. En aquella sazón dieron las doce menos princesas, luego las duquesas, y todas las damas de la cuarto, y la Cenicienta al momento saludó á todos y des­ corte; pero en vano. Lleváronla á las dos hermanas, que apareció. No bien llegó á casa, sin perder tiempo fué á hicieron todo lo posible para meter el pié; pero por más ver á su madrina, y después de darle las gracias mani­ que sudaron no pudieron salir con la suya. La Cenicienta, festóle vivísimos deseos de volver al baile al dia siguien­ que las estaba mirando y habia reconocido la chinela, te, porque el hijo del rey se lo habia encarecidamente dijo riendo: suplicado. En el entretanto que á su madrina estaba con­ —Vamos á ver sí me viene bien. tando lo ocurrido en el baile, llamaron á la puerta las Sus hermanas soltaron la carcajada é hicieron mofa dos hermanas, y la Cenicienta fué á abrir. de ella; pero el gentil-hombre encargado de la prueba — ¡Cuánto habéis tardado! les dijo bostezando, restre­ de la chinela, mirando muy atentamente á \& Cenicienta gándose los ojos y desperezándose como si acabara de y no pareciéndole costal de paja la niña, dijo que lo que despertarse. No obstante, desde que no se habían visto, pedia era justo, y que el rey había dado orden de probar malditas las ganas de dormir que habia tenido. la chinela á todas las muchachas. —Si hubieses venido al baile, le dijo una de las her­ Hizo sentar á la Cmdejite, y poniendo la chinela en manas, yo te aseguro que no te habrías fastidiado: ha su lindo piececito, vio que le estaba pintada. (Véase el estado en él la más hermosa princesa que vio nacer el grabado de la página 568). Grande fué la sorpresa de las sol; nos ha hecho muchísimos cumplimientos, y nos ha dos hermanas; mas creció dé punto cuando notaron:qüe dado naranjas y limones. la Cenicienta sacaba del bolsillo la otra chínela, y que La Cenicienta no cabía de gozo: preguntóles cómo se bonitamente se la calzaba. llamaba la princesa; á lo que contestaron que nadie la En esto que llega la madrina, y dando un golpe de conocía, que el hijo del rey lo sentía en el alma, y que varilla en los vestidos de la Cenicienta, los trasforma en daría la vida por saber su nombre. Sonrióse la Cenicierir- un traje que por lo rico y magnífico á todos los anterio­ ta, y les dijo: res hacia ventaja. — ¡Tan hermosa es! ¡ Ay Dios! ¡qué dichosas son uste­ Entonces las dos hermanas reconocieron en la Ceni- des! ¿Cómo haría yo para .verla? Señorita, présteme cienta á la hermosa dama que habían visto en él baile, y usted el vestido amarillo que lleva usted todas los días. se echaron á sus plantas, pidiéndole mil perdones por él —Por supuesto, dijo la señorita, ¡Vaya! ¡Bueno fuera mal trato de que la habían hecho víctima. La Cenicienta que yo prestase ahora mi vestido á una ruin Oulicehi- levantólas del suelo, y echándoles los brazos al cuello, cíenta como esa! ¡Tendría que ver! Sería preciso haber les dijo que de todo corazón las perdonaba y lea supli­ perdido la chabeta. caba que siempre la amasen. Bien sabida se tenia la Cenicienta semejante contesta­ Engalanada como estaba, fué conducida al palacio del ción, y no le pesó por cierto, porque muy apurada se joven príncipe, que la encontró más hermosa que nunca, habría visto, sí á su hermana se le hubiese antojado y que dentro muy pocos días se casó con ella. La Ceni­ prestarle el vestido. cienta, que todo lo que tenía de hermosa tenía de buena, Al día siguiente las dos hermanas fueron al baile, y se llevó á sus hermanas al palacio y las casó el mismo la Cenicienta también, pero mucho más elegante y rica­ día con dos elevados personajes de la corte. mente ataviada que la vez primera. El hijo del rey no se apartó un solo instante de su lado, ni se cansaba de echarle piropos. No debía de tomarlo tan á mal la seño­ MORALEJA. rita, cuando se le pasó por alto lo que tanto le-habia encargado la señora madrina. Oyó tocar la prinaera cam­ De lii belleza el singulur tesoro panada de las doce, cuando se figuraba que no eran si­ Sien )us mujeres con razón se,admira, Más dulce afecto ar coEüZOn inspira quiera las once. Levantóse de pronto y se escapó más Í)e gentil gracia el celestial decoro. ligera que una corza. Fuese tras ella el príupipe, mas no Este fué el.talismán, el raro encanto pudo alcanzarla. Pero se le habia caido á la fugitiva una Que á Cenicienta su madrina diera, de las chinelas de cristal, que el principe tuvo buen cui­ Para que un trono merecer pudiera dado de recoger. (Siempre anda el cuento, la moral al canto). La gracia es la diadema másprecioda La Cenicienta llegó á su casa echando los bofes, sin Que las badas ¡oh hermosas! daros pueden, carroza, sin lacayos, y con sus astrosos vestidos: de toda Con que lus almas más rendidas queden: su magnificencia no le quedó nada, más queuna de sus Mucho con ella sois; sin ella, nada. chinelas de cristal, hermana de la que.se le hábífi/caido-. Preguntóse á los centinelas de la puerta del paiaeío si acaso habían visto salir á una princesa, y contestaron que no habían visto salir á nadie, sino á una joven muy I Cuánto pueden el talento. mal vestida, y que más trazas tenia de palurda que de La discreción, la cordura, señora. Virtud, valor, hermosura. Alto y claÍQ nacimientóí * Cuando las dos hermanas volvieron del bailé, pregun­ Mas .e8ta«, ^ &un ptrás ciento, tóles la Ceaiaeíite si se habían divertido inucho, y si Virtudes del cielo dinas, también habia estado la hermosa princesa. Contestáronle No le valjénni dos chinas que sí; pero que á las doce se había escapado, y que al Al que tiene acó en el suelo huir se le cayó una de sus pequeñas chinelas, lo más Que andar siempre al redopelo, Sin padrinos ni mndrinns. lindo del mundo; que el hijo del rey habia recogido la chinela, no haciendo otra cosa que mirarla durante el Traducido del francés por resto del baile, y que sin duda estaba muy enamorado JoSÉ GíiLL Y VKUÍ. de la dama á quien tan estimada prenda pertenecía. Verdad debió ser lo que dijeron; porque á los pocos días el hijo del rey mandó' pregonar .á son de clarines EL MUNDO ILUSTRADO. 51b

superiormente; el sobrecejo blanquizco; las partes infe­ riores del ave son blancas, con rayas pardas trasversales; APUROS DE UN PIRATA. en el adulto es con manchitas oblongas en los azores tiernos; en la cola se ven cinco fajas también pardas EL AZOR COMÚN (FALCO PALUMIÍARIÜS, DE LINNEÓ). pero más oscuras. Dijimos que sólo la necesidad hace decidir al Azor á atacar á los mamífero?, y aun así ó deben ser muy jóve­ nes y deben presentar condiciones que favorezcan la audacia del acometedor. Tal es el ejemplo reproducido (Véase el grabado de la página i569;. en el grabado y en el que aparece acometiendo á un gato joven que estaba solazándose en las inmediaciones de La Naturaleza es siempre previsora en la conservación una casa de campo, no lejos de la madre que le había de sus hijos tanto racionales como irracionales, no sólo dado la vida y amamantado, y que hubiese perecido infa­ conflándoios á las fuerzas físicas individuales, sino á los liblemente sin el pronto auxilio de aquella, que logró seres á quienes inmediatamente son deudores de su exis­ arrancarle de las garras del hambriento volátil. tencia y que en el lenguaje común llamamos amor: esto A los lamentos del gatito acudió la madre á tiempo lo vemos demostrado en casi todos los seres animados para salvar á su hijo. Si poderosa era el hambre del cuya potencia, esfuerzo ó astucia pueda alcanzar aquel Azor ño menos poderoso era el amor maternal de la log-ro. Y como esta conservación no sólo depende de la gata. El testigo ocular permitió que uno y otro desple­ existencia con respecto á los demás seres del mundo garan sus fuerzas con igual ardor: toda intervención era animado, sino también respecto de sí misma, de ahí que peligrosa, y si bien corrió la sangre, el amor ir.aternal muchas veces aparece lo que el hombre llama justicia salió triunfante. Habiendo hecho presa el Azor dejt cuello donde no hay ni puede haber siquiera sombra de este del joven felino, habría acabado por hundir §ü afilado sentimiento sólo propio de los seres superiores. ¡ Cuántas pico en él, sin la oposición de la gata q(ue, cocida igual­ veces el padre se sacrifica por el hijo y renuncia á su mente del cuello del Azor, impedia que aquel adelan­ existencia sin más satisfacción que la que da el cumpli­ tara y habría acabado con su víctima. Todavía más: irri­ miento de un deber incomprensible, pero sentido sin el tado por el escozor que le producían las heridas causadas atractivo del placer y como si el juicio lo presidiera! por las afiladas uñas de su enemigo, hizo un esfuerzo ¡ Cuántas otras el más débil, el de menos potencia y re­ extraordinario para desprenderse de él, y merced á un cursos desafia al poderoso necesitado y libra admirable ba­ aletazo que arrojó al gato á cierta distancia, pudo enca­ talla con él, siendo así que todas las eventualidades están ramarse á un árbol inmediato desde donde tomó el en contra suya! ¡Cuántas veces el amor del débil sale ven­ vuelo, y si bien sin la presa codiciada, logró librarse de cedor de la arrogancia del fuerte, llevados uno y otro por un acometedor tan resuelto como inesperado. la conservación no ya del individuó sino de la raza que Hé aquí la Naturaleza, como dijimos antes, luchando debe contribuir á perpetuarlo! ¡Admirable armonía contra su propia existencia en favor de la ajena; apelando que vemos reproducirse repetidas veces y que llena de á la muerte para librar de ella á la que así terminaría la sorpresa, cuando no de admiración, al hombre pensador, serie de seres que en unión con sus iguales están destina­ teniendo frecuentemente por teatro los sitios más solita­ dos á perpetuar la raza; hé aquí el amor ajeno salvando la rios y por únicos espectadores los mismos actores de tan vida y el amor propio ó de conservación individual, pro­ sublime escena! curando el mismo fin recurriendo á idénticos medios ;hé Como ejemplo citaremos el sangriento drama que pre­ aquí por fin el empleo de la vida para salvar la propia y senció un naturalista digno de toda fe entre un indivi­ ajena contribuyendo en ambos casos á la armonía que duo hambriento del género Azor común (Falco paliimba- preside á todo lo creado, hallando en sus propias fuerzas rius, Lin.), un Felis caPws (hembra) y un hijo de ésta el cumplimiento de la ley regeneradora que tiende á la que contaba pocos meses. La escena, representada en el salvación de todo lo creado en beneficio mutuo y recí­ grabado de la página 569, tuvo lugar en el centro de proco de todo lo existente, demostrando de un modo Germania, donde el Azor es común en los collados po­ tan irrefutable como inconcuso, que constantemente la blados de bosques, albergándose en los árboles más muerte es la vida y la vida es la muerte.—S. altos, y tiene el tamaño del gerifalte; pero no es tan animoso. Abalánzase el Azor á la presa siempre oblicuamente; á veces la persigue al vuelo, aunque de ordinario la acecha posado en un árbol y á la ocasión oportuna se MI0IENDO SUS FUERZAS. arroja á ella tanto con el salto como con el vuelo. Su alimento se compone, por lo regular, de palomas, ardi­ CUADRO DE C. L. MULLER. llas, lebratillos y ratones campesinos; raras veces se atreve á atacar mamíferos mayores como la necesidad no le obli(i|ue á ello. No obstante que es cazador muy diestro y astuto, con jVéaae el grabado de \m páginas 564 y S65). facilidad-, le éógen; para ello se coloca una paloma blanca entre cüütro redes de nueve á diez pies de alto, Estamos en la granja. En el oscuro portalón se hallan y el azor se precipita á. ella, siendo lo más singular que amontonadas las provisiones qué acaban de traerse de nunca trata de literapae hasta haber devorado la presa; la huerta. El nabo goído y suculento al lado de la Antiguamente los adiestraban los halconeros lo mismo cebolla de larga cabellera, y la calabaza junto á la col que al halcón. LlamáronJes aves de puño, porque sin de tiernas hojas, forniarí un grupo digno de la fantasía necesidad de adieetfarlá» á ello volvían al puño.. El de álgun conejo ' soñador ó de un buey grave y ma­ macho en su mayor crecimiento tiene de diez y seis á cilento. veinte pulgadas y la hembra unos dos pies, es decir un A la otra parte la rústica silla úe paja sostiene los ves- tercio más de longitud; el plumaje es pardo ó castaño tiditos de la heroína, que de pié al centro, ejecuta un 576 EL MUNDO ILUSTRADO. acto de grandísima importancia. De negros cabellos y sirvió de pauta fundamental á los conventos que se de ojos grandes, mostrando debajo de su camisa corta establecieron después; pero para mayor abundancia unas piernas rechonchitas que se apoyan con fuerza en escribió también otra sobre: Los siete pecados mortales de el suelo para ayudar al g-randioso esfuerzo que efectúa, los monjes y monjasymedios espirituales para combatirlos, vedla estrechar con sus bracitos desnudos una col, una entre los cuales, no hay que decirlo, ocupa el picaro inmensa col, qiie le oprime el pecho, como el g-lobo amor un puesto principal. oprimía las espaldas de Atlas en la mitolog-ía g-rieg-a. ¿Y hemos de admirarnos que nuestras niñas cuenten ¡Qué espontaneidad y qué dulce bienestar resplandece con afán las vigas de su cuarto ó los hierros del balcón en todos estos detalles en que interviene uno de estos diciendo: soltera, casada, viuda, monja, para levantar áng'eles de la tierra que se llaman niños! En esta niña un poco el velo de su porvenir amoroso? Gracias que que busca las lecciones de la experiencia, midiendo hasta no lo hagan las viejas, que todo podría ser. donde llegan sus fuerzas, hay más filosofía de lo que á En Alemania sirve para este oráculo la margarita, que primera vista parece. La experiencia es nuestra maes­ van deshojando las muchachas y demás personas aficio­ tra en la vida: ¡cuántas veces olvidando sus lecciones nadas , diciendo: Me ama, de corazón, con dolor, un poco, el hombre, cree cargar con una sencilla col, y después ni pizca, y la expresión que coincide con el último se encuentra que ha echado sobre sus hombros un peéo pétalo es la voz del oráculo; pero no la del destino si no que no puede sostener! No sucederá esto á la niña del corresponde á los deseos de la consultadora. cuadro de Müller si se acuerda en su juventud de las Bien merece este lindo cuadro figurar sobre el tocador experiencias de su niñez.—J. M. F. de nuestras lectoras; y aunque no fuese sino como recuerdo, también en la mesa de los que pasaron hace tiempo tan agitado pero dulce piélago.—R.

¡SIEMPRE TE AMARÉ! TUS OJOS. (1' CUADRO DE HERBERTO SCHMALZ.

Azules son como el alba los ojos que te dio el cielo, (Véase el grabado de las páginas 572 y 573). tan azules que parece que se está mirando en ellos. Es preciso fijarse con algún detenimiento en la sen­ Que son tuyos dije antes, tida composición de Herberto Schmalz para apreciar en y ahora digo que son nuestros; todo su valor la delicada poesía que encierra. tú los llevas en la cara y yo en el alma los tengo. La fig-ura de unajóven próxima á morir destaca blanca Son mios, no me lo niegues, y pálida sobre el fondo oscuro de los tapices: su diestra y tuyos, no te lo niego, se apoya en la cabeza de su amante y sus ojos tratan de que si tú con ellos miras, trasmitir el último destello de la pasión. ¡Qué expre­ yo sólo por ellos veo. sión más tierna la que se retrata en el virginal sem­ Que son más mios que tuyos, con firme razón sostengo, blante de .la enferma! ¡ qué actitud más solícita la del porque quitarme tus ojos joven que, la mandolina, eleva su mirada es más que dejarme ciego. hacia aquel ser ideal que le jura amor eterno!... La luna Son de color de esperanza, penetrando por la inmediata ventana ilumina débilmente y eso no tiene remedio: el espacio y la brisa conduce eu sus tenues alas, los per­ miran y dicen «espera,» me miraron y yo espero. fumes de los campos. El astro dé la noche presta con ¡Que mintieron!... Imposible. su pálido fulgor nuevo atractivo á ese poema dulce y 1 Que me engañan I No lo creo. triste á la par. Una sencilla flor colocada en la falda de Las bocas son las que engañan, la moribunda es el símbolo de la esperanza que en nunca los ojos mintieron. A tus miradas asoman breves horas brilla y se desvanece!...—F. B. al verme tus pensamientos, que tus ojos con los mios no quieren tener secretos. Si dices que no me quieres, , desde ahora mismo lo niego, porque tan hermosos ojos EL ORÁCULO DE LAS NIÑAS. no queden por embusteros. En este conflicto estamos, no hay quien sentencie este pleito; si tu boca me condena tus ojos dicen: «absuelto.» (Véase el grabado de la página 556). No los bajes si pretendes sentenciarme, porque apelo. Contra el amor no hay fuerza que valga, y si no ahí ¿Á quién? dirás.—Á tus ojos. están los innumerables santos varones que para huir de ¿Cuándo?—Cuañdo^estén abiertos. Mas si quieres condenarme, él se retiraron á las más escabrosas soledades, y apenas á una pena me someto. ' • ' estaban instalados en su mísera ermita vieron que este ¿Á cuál?—Á pasar la vida... enemigo implacable de sus ascéticos propósitos,había ¿Cómo?—.Mirándome en ellos. llegado con ellos. San Casiano fué al Egipto para estu­ José SsLOAS. diar la organización de los conventos y la vida, de los erinitafios, y de vuelta á Marsella escribió en el año 415 dé ntiestra era su obra Z« institución cenoMtica, obra que (1) Inédita,

Reservados todos los derechos de propiedad artística y literaria. — Queda hecho el depós^ito que marca )a ley.