Az Mapu Y Agencia. El Sujeto Huilliche Frente a La Dislocación De La Sociedad Indígena En La Provincia De Valdivia (Chile), 1900-1950
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CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS SUPERIORES EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL AZ MAPU Y AGENCIA. EL SUJETO HUILLICHE FRENTE A LA DISLOCACIÓN DE LA SOCIEDAD INDÍGENA EN LA PROVINCIA DE VALDIVIA (CHILE), 1900-1950. T E S I S QUE PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR EN CIENCIAS SOCIALES con especialidad en Antropología Social P R E S E N T A Mtro. LOHENGRIN CLAUDIO PALMA MANCILLA DIRECTOR DE TESIS Dr. GUILLERMO DE LA PEÑA TOPETE Guadalajara, Jalisco, agosto de 2019. ii RECONOCIMIENTOS. Esta tesis ha sido un arduo y potente tránsito hacia enriquecedoras profundidades y armisticios iterativos con la propia conciencia histórica. Tal como lo hicieron los cientos de hombres y mujeres huilliche representados por significativos sujetos que dejaron huellas de su historicidad en los documentos que emanan de juzgados, misiones, periódicos u oficinas públicas. Aquellas imágenes vivaces del paso de los sujetos huilliche por los espacios de interfaz interétnicos, paradójicamente se desprenden del añejo expediente de un siglo, reviviendo el echar a andar la yunta, el caballo o la carreta hasta Pitrufquén, Panguipulli, La Unión, San José de la Mariquina, Temuco o Valdivia para defenderse, negociar o resistir los agravios que los afectaron constantemente. Para los sujetos huilliche del Futahuillimapu va mi saludo y agradecimiento por el inteligente y visionario kimün de sus ascendientes, que lograron con newen mantener latiendo el az mapu y fortalecer la capacidad de agencia que florece tenaz y perenne en los valores inmanentes del chegey. Creo que el compromiso floreció del nütram, por lo cual debo agradecer a los mapuche y huilliche que conversaron conmigo e hicieron posible que me interesara por asomarme a conocer, desde la investigación social, las matrices culturales de la sociedad mapuche. Dada la importancia fundamental que han tenido para la investigación, debo agradecer a instituciones que han apoyado mi trabajo durante estos años del doctorado. En primer término, al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) de México y al Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), por permitirme desarrollar este trabajo a tiempo completo y realizar estancias de investigación en los archivos chilenos. Sobre todo, reconozco al Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), sede Occidente, por el extraordinario alero que significó pertenecer a su comunidad en estos años de inmenso aprendizaje. Asimismo, quiero agradecer el valioso y contundente apoyo recibido de María Eugenia Queupumil, Gabriel Sandoval y Celso Collipal, funcionarios mapuche del Archivo de la CONADI en Temuco. Especialmente quiero agradecer a la Señora María Eugenia, con quién nos conocemos hace años y tenemos muchas coincidencias además de nuestro interés por los archivos. Durante mi estancia realizamos un productivo viaje hasta Villarrica, a conocer el iii archivo del Vicariato Apostólico de la Araucanía, y es un grato recuerdo la conversación que sostuvimos en aquella oportunidad. También estoy muy agradecido de los funcionarios del Archivo Regional de la Araucanía: Juan César Astudillo, Rómulo Salas Paillalef y Roberto Melín Quidel, a quienes conocí a fines de 1997 en mi primera visita al archivo durante mis estudios de licenciatura. Aunque creo que no podré mencionar a todos quienes han colaborado y apoyado de distintas maneras y en diferentes tiempos conmigo, tengo palabras especiales para todos y todas quienes trabajan en el CIESAS Occidente. Especialmente, dejo agradecimientos por su trabajo profesional que se transforma en fundamental y por el apoyo personal, en forma especial a Cuqui y Elodia, Rosy y Jaime. A Luz, Gerardo y Dámaso, con una sonrisa todos los días. A mis compañeros y compañeras del doctorado, a Beatriz, Everardo, Sandra, Cristina y, especialmente a Gerardo, con quién he logrado superar las simples conexiones académicas e ir más allá, hacia una amistad perdurable. En Chile y México existen amigos conocidos en la historiografía y que siempre han estado presentes: afectuosamente agradezco especialmente a Mathías Órdenes (Universidad Católica de Temuco) en el Gulumapu, a Marcelo Mardones, Waldo Vila y Simón Castillo de Metrópolis en Santiago, a Nicolás Arata de CLACSO en la Universidad de Buenos Aires, al profesor Alonso Torres de la Universidad Michoacana en Morelia y, también, a Fabio Moraga (Universidad Nacional Autónoma de México) y Víctor Muñoz (Universidad Cardenal Silva Henríquez), quienes son dos referentes cercanos para valorar a quienes completamos nuestra formación académica en México. También desde un camino de nütram, al cual se le añade la importantísima lectura de sus textos, debo reconocer el constante apoyo y compañerismo, compromiso y amistad del historiador mapuche Sergio Caniuqueo. En una llamada por teléfono le pregunté acerca del az mapu y me dio la referencia de su artículo sobre la matriz cultural mapuche que ha sido clave en esta investigación. Con Sergio coincidimos y compartimos desde temprano en las arenas historiográficas, especialmente en el Archivo Regional de la Araucanía, donde trabajamos por primera vez en 1998, escudriñando en las páginas bien cuidadas de los volúmenes de la Intendencia de Cautín y los Juzgados de Temuco. Agradezco el enorme aporte realizado a esta investigación por Gabriel Sandoval. El trabajo que presento se encuentra marcado por nuestra cotidiana convivencia durante la estancia iv de investigación de casi seis meses que realicé en Temuco durante 2016. Oriundo de Truf-Truf, Gabriel pertenece a un linaje importante por aquellos “espacios territoriales”, como él dice. Su pensamiento más profundo lo mantiene anclado en el az mapu y, a la vez, se mueve con destrezas en un espacio de interfaz winka que no logra hegemonizar totalmente el contexto de su propia historicidad mapuche. Según se lee en mi breve diario de campo: “Desayunos con mate y pan con paté, los almuerzos en el archivo comiendo pollo asado con el trapi (ají o chile) que llevé desde México, las botellas de vino tinto a la salida del trabajo en el archivo y la inolvidable ida a Padre Las Casas, en las cercanías de Temuco, donde conocí a sus primos bajo el murmullo constante del mapudungun”, son momentos álgidos de nuestros quehaceres culturales. Igual de relevantes son todas las veces, cientos mientras yo estuve en el archivo, en que Gabriel colaboró con los peñi y lamgñen para acceder a la documentación, en búsqueda agenciativa de beneficios o, lo que es más importante, recuperación de tierras. Considero muy valorable la forma en que nos relacionamos con Gabriel y espero continuar con el nütram por medio del cual fui aprendiendo un poco de la lengua del az mapu, el verdadero corazón que ha permitido la resistencia del sujeto mapuche. A mi tutor, el profesor Guillermo de la Peña, quien confió en mí y en el proyecto de investigación sobre los mecanismos de negociación de la sociedad mapuche reduccional e hizo posible mi paso por el CIESAS. Su aporte ha sido fundamental e incalculablemente generoso. Agradezco su compromiso, la transmisión siempre efectiva e interesante de sus valiosos conocimientos sobre las sociedades dominadas, campesinas, subalternas o indígenas en conexión con el sistema capitalista, los estados nacionales y su aparato institucional. Sin mencionarlo expresamente, esta tesis se sitúa en esos ámbitos, paradójicamente centrada en re-comprender y re-conocer, desde la hermenéutica que permite abandonar los esencialismos, la condición histórico-cultural de los sujetos indígenas, sus dinámicas conflictivas, heterogéneas y, sobre todo, sus capacidades agenciativas que logran transformar en quehaceres y experiencias de acción en resistencia o negociación. Mi gratitud hacia el profesor De la Peña, quienes lo conocemos sabemos de su enorme generosidad no solo intelectual sino también fraternalmente humana. A mis lectores y profesores, con quienes estoy agradecido por la observación permanente que mostraron hacia el trabajo que desarrollaba durante la investigación, cada uno en instancias significativas y necesarias. Especialmente a los profesores Andrés Fábregas y Eduardo Zárate, que han leído manuscritos preliminares y realizado comentarios pertinentes y generosos, incluyendo críticas valiosas y un aporte que colabora más allá de lo académico. Este trabajo debe v mucho a Álvaro Bello, de la Universidad de La Frontera en Temuco, mi paisano en esta tesis, a quién conozco desde la época de estudiante en la licenciatura de la Universidad de Chile. Una tarde de 2015, en la escalera de la Biblioteca Nacional que da a la Alameda en Santiago, conversamos acerca de la posibilidad de que colaborara en este proyecto acompañando como lector: su paciencia y trabajo en apoyo de la investigación ha sido contundente, fructífero y valioso. A la profesora Julia Preciado, actualmente directora regional del CIESAS Occidente, por su apoyo y revisión de uno de los avances presentados durante el desarrollo del programa. A mis profesores del CIESAS: Magdalena Villarreal, Santiago Bastos, Jorge Alonso, Teresa Fernández, Alejandra Navarro, Pablo Mateos y Mercedes González de la Rocha. Destaco y reconozco a profesores y académicos por sus trabajos en torno a temas de mi interés, admiración y amistad: Rolf Foerster, Jorge Vergara y André Menard, Fernando Pairicán y Claudio Alvarado, Jorge Pinto y Leonardo León, en Chile; a Gerardo Sánchez, Juan Carlos Cortés, Concepción Gavira, Isabel Torres y Francisco García en Michoacán. En el plano más personal, reconozco a Delia, a Julio y su familia, a Sihara y su familia, al Claudio y Agustín porque somos hermanos, a Marcelo y Constanza mis amigos de Rosario. Por supuesto a mi entrañable amigo Edgars Martínez, actualmente trabajando en Lafquenmapu, por la convicción en la antropología que siempre demuestra y contagia, además de las expresiones de ánimo y el newen en la distancia para seguir escribiendo en momentos de cansancio. Finalmente, un reconocimiento total y cariñoso a quienes nunca te dejarán solo, a quienes son mi cultura y mi historia, mi matriz cultural, la familia Palma Mancilla: Gabriela, Loengrin, Rosita, Gabriel, Javiera, Darío y René. Barrio de Santa Tere, Guadalajara, Jalisco, México, verano de 2019. vi RESUMEN. TÍTULO DE LA TESIS: AZ MAPU Y AGENCIA.