Narcocultura De Norte a Sur Una Mirada Cultural Al Fenómeno Del Narco
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Narcocultura de norte a sur Una mirada cultural al fenómeno del narco Narcocultura de norte a sur Una mirada cultural al fenómeno del narco Ainhoa Vásquez Mejías (editora) Título: Narcocultura de norte a sur. Una mirada cultural al fenómeno del narco Primera edición, 2017 Ilustración de portada: José Bustamante Diseño: Pablo Díaz Universidad Nacional Autónoma de México Ciudad Universitaria, Del. Coyoacán C.P. 04510, Ciudad de México Centro de Investigaciones sobre América del Norte Torre II de Humanidades, pisos 1, 7, 9 y 10 Ciudad Universitaria, 04510, Ciudad de México Tels.: (55) 5623 0000 al 09 http://www.cisan.unam.mx Correo: [email protected] Universidad Autónoma de Chihuahua C. Escorza 900, Col. Centro 31000 Chihuahua Tel.: (614) 4391500 http://www.uach.mx Correo: [email protected] Edición: Literatura y Alternativas en Servicios Editoriales S.C. Av. Melchor Ocampo 379 Col. Romero de Terreros, Coyoacán, México, Ciudad de México, CP. 04310 Correo: [email protected] Tel. (55) 53361436 Queda prohibida la reproducción parcial o total de esta obra, independientemente del medio, sin el permiso por escrito de los titulares de los derechos. ISBN: 978-607-8529-12-4 Impreso en México | Printed in Mexico ÍNDICE Una breve introducción Ainhoa Vásquez Mejías ............................................... vii Prólogo Nattie Golubov .......................................................... xi ¿Atípicas narrativas o expresiones inherentes al espíritu de los tiempos? (Postales para un reacercamiento autocrítico a la narconarrativa) Arturo E. García Niño ................................................ 17 El boom de la narconarrativa y Contrabando de Víctor Hugo Rascón Banda como la obra maestra del género Diana Palaversich ...................................................... 47 Entre la música y Hollywood. Estéticas encontradas en la narconarra- tiva mexicana Felipe Oliver .............................................................. 63 La mirada desde el centro: el letrado y la nación en El testigo de Juan Villoro Alberto Fonseca .......................................................... 81 Literatura, infancia y narcotráfico: leer como el axolotl Ramón Gerónimo Olvera ............................................ 101 Crueldad y masculinidad en las narrativas del narcotráfico en México Héctor Domínguez Ruvalcaba ..................................... 115 Literatura y narcotráfico: distintas geografías, diversas legitimaciones Cecilia M. T. López Badano ........................................ 133 Juvenicidio, sistema neoliberal y narco: ¿una generación “culpable” de su muerte? Las crónicas de Javier Valdez Cárdenas y Diego Enrique Osorno Elena Ritondale .......................................................... 153 Memoria y nuda vida: aspectos para una interpretación del espacio y del desplazamiento en Las tierras arrasadas de Emiliano Monge Christian Sperling ...................................................... 175 Los narcos también lloran: narcoseries y melodrama Ainhoa Vásquez Mejías ............................................... 201 vii UNA BREVE INTRODUCCIÓN El 9 de noviembre del 2016, en el Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la unam –lugar donde realicé mi posdoctorado– tuvimos un gran encuentro entre especialistas que trabajamos desde hace años, eso que se ha denominado narcocultura. A este primer Co- loquio lo bautizamos como “Narcocultura de norte a sur”, con el fin de describir un fenómeno cultural que ha inundado desde el norte al sur de México, pero también ha extendido su influencia a otras partes del mundo. Ese de norte a sur se transformó también en un “de este a oes- te”, porque la conversación congregó a académicos de nacionalidades diversas y múltiples geografías investigativas. A Ciudad de México llegaron profesores de distintas partes de la República: Felipe Oliver de Guanajuato, Arturo García Niño de Vera- cruz, Ramón Gerónimo Olvera de Chihuahua, Cecilia López Badano desde Argentina hasta Querétaro y desde Querétaro hasta acá. Otros llegaron desde más lejos, como Héctor Domínguez Ruvalcaba que vino desde Estados Unidos, al igual que el colombiano Alberto Fonseca. Ele- na Ritondale llegó desde España y Diana Palaversich desde Australia. Christian Sperling llegó desde la uam Azcapotzalco y yo, que viajando desde Chile he encontrado mi campo de investigación en estas tierras mexicanas. La manifiesta intención era llegar a ciertos acuerdos. ¿Qué es esto que se dice es narcocultura? ¿Podemos hablar de narcoliteratura? ¿Y si lo unificamos todo y nos referimos a una literatura de la violencia? En este mismo libro podemos ver que ese objetivo no ha sido cumplido hasta ahora y que todavía no podemos ni siquiera definir líneas co- munes para hablar de narcoliteratura, qué incluimos y qué dejamos fuera en un corpus tan extenso. Claramente, tampoco hemos logrado ponernos de acuerdo sobre si llamar a esto narconarrativas, narcofic- viii ciones, narcoliteratura, literatura de la violencia, literatura del norte o literatura del crimen organizado, y quién sabe si en los próximos años surgirán nuevas terminologías clasificatorias que dificulten aún más la posibilidad de consenso. Optamos, entonces, por comprender la noción de narcocultura como un todo extenso que abarca muchos productos culturales: li- teratura, música, arte, cine, arquitectura y televisión. Y coincidimos en un punto importante: este un tema que nos interesa y aunque no tengamos respuestas sólidas queremos seguir buscando. Este li- bro es el resultado de eso, de divagaciones de y entre académicos de varias nacionalidades que encontramos en un fenómeno cultural que nace en México (y Colombia) –pero se ramifica constantemente ha- cia otras latitudes– una razón para escribir e investigar, pero también para abarcar y aproximarnos a la realidad de otros países, como lo hace Cecilia López Badano con el caso argentino, como lo aventura Arturo García Niño al remitir a un asunto transnacional, Elena Ri- tondale al confrontar sucesos similares en Italia y México o lo que intento referir yo misma al trabajar con géneros televisivos que se están produciendo en Estados Unidos por mexicanos, colombianos y, recientemente, por chilenos. Diferentes latitudes geográficas pero también diferentes registros interdisciplinarios: la música y el cine se convierten en formatos inelu- dibles al hablar de narcocultura, las series de televisión se están apo- derando de la atención de un segmento importante de la población y están suscitando múltiples respuestas a favor y en contra en un debate coyuntural acerca de la nocividad o inocencia de estas producciones. La literatura también se ramifica hacia novelas-corridos, hacia novelas cinematográficas, hacia novelas teatrales, hacia novelas policiales, hacia el formato testimonial e, incluso, novelas de temática de crimen orga- nizado que también forman parte de esta narcocultura de múltiples aristas. Fronteras geográficas, disciplinas, miradas y tonos diversos que dan cuenta de una realidad cultural compleja y quizás inasible. Pero en eso estamos: buscando respuestas, escribiendo, pensando, conversando y viviendo. ix Agradezco a todos quienes componen este libro que es más un ejercicio de reflexión que un texto acabado. A estos académicos que me retan constantemente cuando pienso haber encontrado soluciones pero que, en cada conversación o lectura, me entregan nuevos enig- mas. También agradezco a todos los que ese día nos acompañaron en el Coloquio, a pesar de haber sido un día después de las elecciones en Estados Unidos y de la lluvia intensa que cayó en la ciudad. Agradez- co a los profesores, estudiantes y periodistas que fueron a plantearnos oposiciones, a cuestionarnos y compartirnos sus inquietudes respecto a la narcocultura. Agradezco a Leticia Núñez Hernández por el registro fotográfico; a Janisse Oviedo que procuró que todos los elementos téc- nicos funcionaran a la perfección; a Brenda Lameda-Díaz que coordinó todos los preparativos para el Coloquio; a Elizabeth Gutiérrez y a Silvia Núñez por prestarme el espacio e incentivarme con este proyecto. A mis amigos Diego Bugeda, Mariana Aparicio, Susana Vargas y Eugenio Santangelo por su incondicionalidad y apoyo. Agradezco especialmente a Nattie Golubov por acompañarme y guiarme durante los dos años que duró mi estancia posdoctoral en el cisan y, por supuesto, a todo el cisan que fue mi casa y un refugio para la investigación, la escritura y unas cuantas locuras. Ainhoa Vásquez Mejías xi PRÓLOGO Entre la lectura de este libro y la escritura de este texto han ocurrido muchas cosas en México. Estamos a escasos días del tercer aniversario del caso Ayotzinapa que conmemora la desaparición forzada de los 43 estudiantes aún no esclarecida satisfactoriamente por el Estado mexica- no que, por el contrario, se ha esforzado en olvidarlo, aunque la fecha está siempre presente, conjurada por cada asesinato, feminicidio, cuer- po desmembrado y campo de cadáveres que aparece en los medios de manera cotidiana y fugaz. Ejemplos no faltan. Hace algunos días, en Puebla, desapareció Mara Fernanda Castilla Miranda, joven de dieci- nueve años de edad que tomó un servicio de taxis mediante aplicación electrónica para volver a casa, pero jamás llegó. Su cuerpo fue hallado envuelto en una sábana, había sido violada y asesinada por el conduc- tor, quien pese a contar con antecedentes criminales fue contratado sin mayores reparos por la empresa Cabify; se trata del feminicidio 83 en Puebla este año. Uno más: circuló por las redes sociales la foto de tres adolescentes asesinados