El Antiguo Testamento Doctrina Del Evangelio
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El Antiguo Testamento Doctrina del Evangelio: Manual para el maestro Publicado por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días Salt Lake City, Utah, E.U.A. Comentarios y sugerencias Agradeceremos sus comentarios y sugerencias con respecto a este manual. Sírvase enviarlos a: Curriculum Planning 50 East North Temple Street, Floor 24 Salt Lake City, UT 84150-3200 E.U.A. E-mail: [email protected] Tenga a bien anotar su nombre, dirección, barrio y estaca. Asegúrese de mencionar el título del manual y luego hacer sus comentarios sobre los puntos fuertes del manual y sus sugerencias de las partes que podrían mejorarse. Cubierta: Ana presenta su hijo Samuel a Elí, por Robert T. Barrett. © 1996, 2001 por Intellectual Reserve, Inc. Todos los derechos reservados. Impreso en los Estados Unidos de América Aprobación del inglés: 1/01 Aprobación de la traducción: 1/01 Traducción de Old Testament: Gospel Doctrine Teacher’s Manual Spanish Índice Número y título de la lección Página Ayudas para el maestro V 1 “Ésta es mi obra y mi gloria” (Moisés 1) 1 2 “Fuiste escogido antes de nacer” (Abraham 3; Moisés 4:1–4) 6 3 La Creación (Moisés 1:27–42; 2–3) 10 4 “A causa de mi transgresión se han abierto mis ojos” 13 (Moisés 4; 5:1–15; 6:48–62) 5 “Si haces lo bueno, serás aceptado” (Moisés 5–7) 19 6 “Noé... preparó el arca en que su casa se salvase” 26 (Moisés 8:19–30; Génesis 6–9; 11:1–9) 7 El convenio abrahámico 31 (Abraham 1:1–4; 2:1–11; Génesis 12:1–8; 17:1–9) 8 Cómo vivir con rectitud en un mundo inicuo 36 (Génesis 13–14; 18–19) 9 “Dios se proveerá de cordero” 40 (Abraham 1; Génesis 15–17; 21–22) 10 Las bendiciones de la primogenitura; el matrimonio dentro 44 del convenio (Génesis 24–29) 11 “¿Cómo, pues, haría yo este grande mal...?” 51 (Génesis 34; 37–39) 12 “Fructificar en la tierra de mi aflicción” (Génesis 40–45) 56 13 La esclavitud, la Pascua y el éxodo (Éxodo 1–3; 5–6; 11–14) 61 14 “Seréis mi especial tesoro” (Éxodo 15–20; 32–34) 67 15 “Acud[e] a Dios para que vivas” (Números 11–14; 21:1–9) 74 16 “No puedo traspasar la palabra de Jehová” 80 (Números 22–24; 31:1–16) 17 “Cuídate de no olvidarte” (Deuteronomio 6; 8; 11; 32) 85 18 “Esfuérzate y sé valiente” (Josué 1–6; 23–24) 90 19 El reino de los jueces (Jueces 2; 4; 6–7; 13–16) 96 20 “Toda la gente... sabe que eres mujer virtuosa” 102 (Rut; 1 Samuel 1) 21 Dios honrará a quienes le honren (1 Samuel 2–3; 8) 107 22 “Jehová mira el corazón” (1 Samuel 9–11; 13; 15–17) 113 III 23 “Esté Jehová entre nosotros dos para siempre” 120 (1 Samuel 18–20; 23–24) 24 “Crea en mí... un corazón limpio” 125 (2 Samuel 11–12; Salmos 51) 25 “Todo lo que respire alabe [al Señor]” (Salmos) 132 26 El rey Salomón: un hombre sabio e insensato a la vez 138 (1 Reyes 3; 5–11) 27 La influencia de los líderes inicuos y de los íntegros 144 (1 Reyes 12–14; 2 Crónicas 17; 20) 28 “Y tras el fuego un silbo apacible y delicado” (1 Reyes 17–19) 150 29 “Alzó... el manto de Elías” (2 Reyes 2; 5–6) 156 30 Vengan “a la casa de Jehová” (2 Crónicas 29–30; 32; 34) 161 31 “Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría” 168 (Proverbios y Eclesiastés) 32 “Yo sé que mi Redentor vive” (Job 1–2; 13; 19; 27; 42) 175 33 El dar a conocer el Evangelio al mundo 180 (Jonás 1–4; Miqueas 2; 4–7) 34 “Te desposaré conmigo en justicia” (Oseas 1–3; 11; 13–14) 185 35 Dios revela Sus secretos a Sus Profetas (Amós 3; 7–9; Joel 2–3) 189 36 La gloria de Sión será una defensa (Isaías 1–6) 195 37 “Has hecho maravillas” (Isaías 22; 24–26; 28–30) 200 38 “Fuera de mí no hay quien salve” (Isaías 40–49) 204 39 “¡Cuán hermosos son sobre los montes!” (Isaías 50–53) 209 40 “Ensancha el sitio de tu tienda” (Isaías 54–56; 63–65) 212 41 “Te he puesto en este día... como columna de hierro” 217 (Jeremías 1–2; 15; 20; 26; 36–38) 42 “La escribiré en su corazón” (Jeremías 16; 23; 29; 31) 222 43 Los pastores de Israel (Ezequiel 18; 34; 37) 226 44 “Vivirá todo lo que entrare en este río” (Ezequiel 43–44; 47) 233 45 “Si perezco, que perezca” (Daniel 1; 3; 6; Ester 3–5; 7–8) 237 46 “Un reino que no será jamás destruido” (Daniel 2) 243 47 “Levantémonos y edifiquemos” 248 (Esdras 1–8; Nehemías 1–2; 4; 6; 8) 48 “El día de Jehová, grande y terrible” 254 (Zacarías 10–14; Malaquías) IV Ayudas para el maestro El presidente Gordon B. Hinckley dijo: “…espero que [la lectura de las Escrituras] se convierta en algo mucho más agradable de lo que es, y no sólo un deber, o sea, en un verdadero amor por la palabra de Dios. Les prometo que, a medida que las lean, su mente y su espíritu se iluminarán” (“La luz interior”, Liahona, julio de 1995, pág. 114). El ser maestro de Doctrina del Evangelio le da la oportunidad de ayudar a los miembros de la clase a aprender a apreciar el Antiguo Testamento y a encontrar la iluminación que el presidente Hinckley prometió. Al enseñar, usted seguirá el ejemplo del Salvador, que amaba las Escrituras y las utilizaba para enseñar a Sus discípulos. Casi inmediatamente después de Su resurrección, Jesús utilizó las Escrituras para enseñar grandes verdades a dos de Sus discípulos. Uno de ellos, llamado Cleofas, y su compañero caminaban por la ruta que llevaba a Emaús mientras hablaban sobre las noticias que recientemente habían oído de que el cuerpo de Jesús no estaba más en el sepulcro. En el camino, se les unió Jesús, pero ellos no lo reconocieron. Cuando Él les preguntó de qué hablaban y por qué estaban tristes, le comentaron sobre la Crucifixión y la Resurrección. Cuando Jesús oyó eso, les declaró “en todas las Escrituras lo que de él decían” (Lucas 24:27). Cleofas y su compañero le pidieron al Salvador que se quedara con ellos y, cuando se sentaron a comer, se dieron cuenta de que era el Señor resucitado. Al desaparecer Él de la vista de Sus discípulos, se dijeron el uno al otro: “¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?” (Lucas 24:32). Las Escrituras que hicieron arder el corazón de los discípulos eran de los libros de Moisés y de los Profetas, lo que conocemos en la actualidad como el Antiguo Testamento. Al enseñar esas mismas verdades sagradas, el Espíritu Santo testificará sobre su veracidad a la clase, tal como lo hizo a Cleofas y a su compañero. El estudio del Antiguo Testamento fortalecerá el testimonio de los miembros de la clase acerca del Salvador y la determinación de éstos de vivir Su Evangelio. Además, al guiarlos el Espíritu en su estudio, ellos, como Job, podrán testificar: “Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo…” (Job 19:25). El enseñar por medio del Espíritu Al prepararse para enseñar la clase de Doctrina del Evangelio, es importante que busque la inspiración y la guía del Espíritu del Señor. “Y se os dará el Espíritu por la oración de fe”, dijo el Señor, “y si no recibís el Espíritu, no enseñaréis” (D. y C. 42:14). Recuerde que el Espíritu Santo es el maestro dentro del salón de clase. La forma de buscar el Espíritu es por medio de la oración, el ayuno, el estudio diario de las Escrituras y la obediencia a los mandamientos. Mientras se prepare V para dar la lección, ore para que el Espíritu le ayude a comprender las Escrituras y las necesidades de los miembros de la clase. El Espíritu puede ayudarle también a planear formas significativas de analizar los pasajes de las Escrituras y de aplicarlos al presente (1 Nefi 19:23). Con la colaboración del Espíritu, se convertirá en un instrumento eficaz en las manos del Señor para enseñar Su palabra a Sus hijos. A continuación, se dan algunas sugerencias de lo que puede hacer para que el Espíritu reine en su clase: 1. Antes y después de impartir la lección, pida a los miembros de la clase que ofrezcan una oración. Durante la lección, ofrezca mentalmente una oración para que el Espíritu le guíe, llegue al corazón de los miembros de la clase y les testifique e inspire. 2. Utilice las Escrituras (véase más adelante “Cómo concentrarse en las Escrituras”). 3. Exprese su testimonio siempre que el Espíritu se lo indique y no solamente al final de la lección. Testifique sobre el Salvador; y con frecuencia, pida a los miembros de la clase que ellos también den su testimonio. 4. Utilice himnos, canciones de la Primaria y otra música sacra con el fin de preparar a los miembros de la clase para sentir el Espíritu. 5. Exprese el afecto que siente por los miembros de la clase y por las demás personas, así como también el amor que tiene hacia nuestro Padre Celestial y hacia Jesucristo. 6. Hable a los miembros de la clase sobre sus conocimientos, sus sentimientos y las experiencias que haya tenido relacionadas con los principios de la lección e invítelos a hacer lo mismo.