Redalyc.THOMAS VAN DER HAMMEN UNA VIDA EN DEFENSA DE LA NATURALEZA
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Nómadas (Col) ISSN: 0121-7550 [email protected] Universidad Central Colombia Estévez, Tomás THOMAS VAN DER HAMMEN UNA VIDA EN DEFENSA DE LA NATURALEZA Nómadas (Col), núm. 17, 2002, pp. 147-164 Universidad Central Bogotá, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105117951012 Cómo citar el artículo Número completo Sistema de Información Científica Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto THOMAS VAN DER HAMMEN UNA VIDA EN DEFENSA DE LA NATURALEZA Tomás Estévez* * Biólogo, educador, trabaja en educación ambiental, en áreas silvestres protegidas y humedales. El autor fue miembro del equipo de investigación del DIUC. Es periodista, bajista de la agrupación de jazz y blues Isidore Ducasse y escritor de sobre con temas de educación ambiental. Autor de los libros Volcanes de Colombia y Hacia una cultura del bosque. NÓMADAS 147 Thomas van der Hammen camina por su bos- nuestros recursos. La mayoría se refieren a Colombia, que en la Sabana, sembrado a tan solo diez minutos su patria de adopción, que gracias a su monumental de Bogotá, con la fe y la perseverancia de quien cono- trabajo es una de las más documentadas en cuanto al ce millones de años de la evolución de nuestra flora, conocimiento del paisaje y flora del pasado, el deve- mientras nos va mostrando nuevos arbolillos que aso- nir del clima, los avatares de sus primeros habitantes y man a la sucesión vegetal, pinos romerones vigorosos, sus adaptaciones, información toda ella vital para nues- gaques y tunos sembrados por aves, encenillos que ya tra viabilidad como nación (y por qué no, como espe- anuncian un bosque maduro. Poco a poco entre las cie) si queremos de una vez tomar un curso de conversaciones y las consultas bibliográficas vamos desarrollo sostenible y prometedor, en lugar de seguir descubriendo la intensidad y profundidad de la obra rodando cuesta abajo en el deterioro de la base misma de una vida, que apenas alcanzaba uno a intuir por de la supervivencia. trabajos famosos como la reconstrucción del clima y la vegetación del pasado de la Sabana de Bogotá, el hallazgo de un hito para el conocimiento de nuestras De los países bajos al altiplano raíces en el hombre del Tequendama, realizado con cundiboyacense Gonzalo Correal, o el impulso que se dio en el cono- cimiento de nuestra diversidad con los transectos Cuando Thomas van der Hammen llegó desde su tropoandinos, estudios detallados y multidisciplinarios Holanda natal a Colombia en 1951, ya tenía decidido de nuestras cordilleras. su camino por las ciencias de la Tierra, tal como él lo define compartiendo su pasión entre la biología y la Su obra cuenta con más de trescientos títulos de geología. Atraído por esa legendaria exuberancia con- trabajos científicos en diferentes partes del mundo, que centrada con sinigual desproporción en los Andes y la cubren temas desde la geología hasta la biodiversidad Amazonia, se encontró de lleno con la megadiversidad y el clima, y desde la reflexión sobre la evolución de de Colombia varias décadas antes de que el concepto la vida hasta la discusión política sobre la gestión de fuera acuñado. n e m m a H r e d n a V 148 NÓMADAS Thomas van der Hammen adoptó como segunda oriente unas pocas decenas de metros, donde hubiera patria el que pudo ser el país más rico en especies co- encontrado suelo firme de colinas, sino que en todo nocidas y desconocidas, pero también uno de los que su eje longitudinal cortó en dos el humedal. Se ha menos se preocupaba por mirar hacia su verdadero enterrado varias veces el volumen de la misma auto- patrimonio vital. pista en roca gravilla y asfalto entre los suelos blandos de humedal, pagando con sobrecostos el craso error. Una breve descripción del paisaje sabanero de los El mismo humedal donde Manuel Ancízar1 , en su pe- cincuenta que acogió al joven científico, sirve para regrinación describiera un páramo azonal2 con imaginar por qué esta primera experiencia definiría su frailejones, en aquellos pantanos hoy convertidos en rumbo por el redescubrimiento de nuestro patrimo- cementerios, clubes o colegios. Y en el cerro cercano nio natural. se refugiaron osos de anteojos, el último de los cuales fue reportado en el bosque de La Aurora en 1967. Para aquella década, Bogotá llegaba apenas hasta Hacia el suroccidente la prodigiosa Laguna de la el Parque del Lago Gaitán por el norte, y los esfuerzos Herrera, inmortalizada en un cuadro de Gonzalo Ariza3 del Estado y los particulares no lograban todavía aca- de la misma época, daba cobijo a las inmensas banda- bar los espléndidos humedales que rodeaban la capi- das de patos pico de oro4 . Nadie observó su paulatina tal hacia el margen occidental. Quizás todavía el desaparición, y al finalizar la década ya estaban extin- Humedal Juan Amarillo se llamaba Lago Tibabuyes, tas. En los mercados domingueros no faltaban los hue- con su espejo de agua rebosante de vitalidad y de aves vos de pato y el pescado capitán o los cangrejos para acuáticas. el caldo, que se ofrecían vivos entre baldes. Hacia finales de la misma década el Humedal de Todavía faltaban algunos lustros para que el ICA Torca comenzaba su lenta agonía con el reciente tra- patentara variedades genéticas de papa resistentes al zado de la Autopista del Norte, que por el troquel páramo y la Caja Agraria financiara planes de expan- euclidiano de la línea recta no fue curvada hacia el sión de la frontera agrícola hacia los páramos, esos Laguna de Fúquene en 1959; desde entonces ha perdido la mitad de su “espejo de agua” NÓMADAS 149 n e m m a H r e d n a V Tatamá, un paisaje prístino, motivó a Thomas y al grupo de Ecoandes a la creación de un nuevo Parque Nacional Natural, quizás una de las áreas de mayor biodiversidad en la Cordillera Occidental. prodigios de la biodiversidad y el agua pura, para en- conservar lo que queda, sin negar el desarrollo. Buscar tonces íntegros casi en un 90% con respecto a su esta- caminos propios que consulten la “estructura ecológica do original. “La maleza de Suba” entre esta población principal”, concepto sobre el cual ha estado trabajando y lo que es hoy el aeropuerto de Guaymaral, era una últimamente Thomas van der Hammen, como instru- formación boscosa representativa de lo que fue la ve- mento de los planes de ordenamiento territorial. Este getación de la parte plana de la Sabana. Según el pro- concepto es una idea poderosa como herramienta de fesor Van der Hammen, allí se deben haber refugiado planeación, que ha dejado plasmada en el Atlas de la las últimas manadas de venado cola blanca endémico región CAR, de reciente publicación. Ahora el profesor de la Cordillera Oriental5 , a finales del siglo XIX y Van der Hammen lo desarrolla en el ámbito nacional comienzos del XX, el mismo que reportara Humboldt en la búsqueda de la conectividad de los pocos rinco- en el mencionado bosque. nes que todavía pueden ofrecer parte de la antigua bio- diversidad. Es una mirada que no excluye al ser humano Estos prodigios se han venido menguando a pasmo- en una visión integral de la conservación. so ritmo mientras científicos incansables, herederos del entusiasmo de la Expedición Botánica, realizan el in- Regresemos a la década de la llegada de Thomas dispensable inventario de nuestra diversidad; indagan, van der Hammen para establecer algunos contrastes y establecen parámetros de comparación, postulan teo- sorpresas en lo que fue su primer encuentro con el rías biogeográficas para tratar de explicar por qué la trópico. La palinología, ciencia que estudia la compo- naturaleza privilegió tanto a un país como Colombia, a sición florística del pasado por medio del registro del la vez que tratan de generar conciencia sobre nuestros polen fósil, establecería el justo nexo entre la biología recursos, orientación sobre la manera de conservarlos y y la geología con que soñaba van der Hammen desde advertencias sobre las consecuencias de modelos de su temprana vocación en la escuela, cuando las dos desarrollo que no consultan la naturaleza. Se trata de ciencias reclamaban por igual su curiosidad. 150 NÓMADAS n ó e L a i c i r t a P : o t o F El estanque, entre el bosque y la huerta, requirió de geomembrana para mantener el agua, debido a que hemos bajado decenas de metros el nivel freático de la Sabana, que se está secando por la extracción del agua fósil. Al llegar a la Sabana se encuentra con un altipla- Laureano Gómez. Cuentan que las semillas fueron lan- no a 2.650 m de altitud, cosa excepcional en uno de zadas desde avionetas. De nombre Penisetum clandes- los países de relieve más complejo y variado. A dife- tinum y originario del África, marcaría dos épocas en rencia de las colinas holandesas rodeadas de llanura, la historia de los suelos sabaneros. En África, apenas esta altillanura con su verdor y riqueza en recursos sobrevive en competencia con otras hierbas agresivas hídricos era un pedacito de Holanda, enmarcado por y difícilmente lo reconocería quien ha luchado contra los dos brazos en que se bifurca la Cordillera Oriental. su tenacidad. Aquí se encontró a sus anchas, sin com- Un escenario prodigioso que deslumbró por igual al petidores y con los mejores suelos del mundo, formó hombre del Tequendama, a los primeros pobladores colchones tan densos que impidieron la regeneración de hace doce mil años y a conquistadores y científicos.