<<

Por: Marino Muñoz Lagos

En 1934 se iniciaron las conversacio- veinte afios de edad, lo que les restaba grarían su trabajo que de por si resul- de ellos como alcanzó nes entre los poetas y autoridad ante la experiencia y genio de taba dificil y riesgoso. el Premio Nobel de 1970. Penándole a con el propósito de SUS virtuales elegidos. Empero, la idea Entre los dos -Anguita y Teitelboim- sus páginas, Gabriela Mistral lo obtuvo publicar una antología poética. Ambos estaba lanzada y sólo faltaba reunir 10s deberían concitar diez nombres de los antes, en 1945. Sin embargo, Volodia posibles ant6logos no contaban aún con . nombres y escoger 10s poemas que inte- poetas que unificaran sus opiniones. Teitelboim se reconcili6 con ella, y ape- El problema lo suscitaba GabrieIa Mis- lando a su clara disposición, encontró tral, quien no contaba con la anuencia tranquilidad en sus reflexiones. Nadie de ambos autores. Por fin, resolvieron mejor que sus autores estaban al tanto dejarla fuera de la antologia, aunque de sus juveniles gestos de rebeldia. cayeran las amenazas de los críticos De nuevo con nosotros este libro de y escritores que ya conocían de sobra cabecera en las lecturas de un ayer no el primer libro de la Mistral, titulado muy cercano y que hoy se nos aproxima "Desolación", que no fue suficiente para con la triunfal alegría de sus cantos, en el ánimo aprobatorio de los jóvenes cuyas páginas figuran lo más escogido bardos. de nombres y estrofas. En 1935 vio la luz pública la esperada antología, que editaba Zig-Zag, empresa gráfica conseguida gracias a los buenos oficios de , uno de los elegidos regalones del publicitado libro. A sesenta años de su aparición inicial, hoy se instala en las librerías una segunda edición de "Antologia de poesía chilena nueva" (LOM Ediciones, de , 2001), de los poetas Eduardo Anguita y Volodia Teitelboim, incluidos ambos en el discutido volu- men. La citada antología agrupa los nom- bres de Vicente Huidobro (1893), Angel Cruchaga Santa María (18931, (18941, (1900), Rosamel del Valle (1900), Pablo Neruda (1904), Humberto Díaz Casanueva (1906), Ornar Cáceres (19061, Eduardo Anguita (1914) y Volodia Teitelboim (1916), quie- nes atravesaron el siglo veinte en aras de un libro cuya vigencia es indiscutible en la historia del verso nacional. La gran mayoría de estos poetas ha obtenido con el paso del tiempo el Premio Nacional de Literatura, y uno