Comisión Permanente De Liturgia Y Música, Subcomité De Revisión Del Libro De Oración Común
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COMISIÓN PERMANENTE DE LITURGIA Y MÚSICA, SUBCOMITÉ DE REVISIÓN DEL LIBRO DE ORACIÓN COMÚN Miembros Rdo. Devon Anderson, Presidente Minnesota, VI 2018 Thomas Alexander Arkansas, VII 2018 Rvdmo. Thomas E. Breidenthal Ohio Sur, V 2018 Martha Burford Virginia, III 2018 Muy Rdo. Samuel G. Candler Atlanta, IV 2018 Drew Nathaniel Keane Georgia, IV 2018 Rvdmo. Dorsey McConnell Pittsburgh, III 2018 Nancy Bryan, Enlace con Church Publishing 2018 Rdo. Justin P. Chapman, Otro Minnesota, VI 2018 Mandato La [resolución] 2015-A169 de la 78ª. Convención General de la Iglesia Episcopal dice: Se resuelve, con el acuerdo de la Cámara de Diputados, que la 78ª. Convención General encargue a la Comisión Permanente de Liturgia y Música (SCLM por su sigla en inglés) que prepare un plan para la completa revisión del actual Libro de Oración Común y presente ese plan a 79ª. Convención General; y además Se resuelve, que dicho plan de revisión utilice las riquezas de la diversidad litúrgica, cultural, racial, generacional, lingüística , sexual y étnica de nuestra Iglesia a fin de compartir un culto común; y además Se resuelve, que el plan de revisión tome en consideración el uso de las actuales tecnologías que brindan acceso a una amplia gama de materiales litúrgicos; y además Se resuelve, que la Convención General solicité al Comité Permanente Conjunto de Programa, Presupuesto y Finanzas que considere una asignación presupuestaria de $30.000 para la aplicación de esta resolución. Resumen de las actividades INTRODUCCIÓN La Resolución A169 de la 78ª. Convención General de la Iglesia Episcopal encargó a la Comisión Permanente de Liturgia y Música (SCLM) “que preparara un plan para la revisión del actual Libro de Oración Común y lo presentara a la 79ª. Convención General”. La SCLM comenzó su labor en el otoño de 2015. No pasó mucho tiempo antes de que la complejidad, los riesgos y potencialmente la gran promesa de la revisión para la Iglesia resultaran claros para nosotros. Durante casi un año la SCLM debatió, investigó y consideró los diversos aspectos de la revisión del Libro de Oración. Luego de mucho pensar, llegamos a la conclusión de que la SCLM debería ofrecerle a la Convención General varios modos de proceder. Primero, haríamos nuestro mayor esfuerzo por responder al encargo de la Convención General de un plan exhaustivo para la revisión. Ese plan reflejaría, en la medida de nuestras posibilidades, una cuidadosa indagación, un análisis de presupuesto, asesoramiento y orientación de parte de las provincias anglicanas que han emprendido recientemente la revisión del Libro de Oración, y consideraciones teológicas planteadas por el mundo académico. Si la Convención General no se sentía “a la altura de la tarea” [para emprender] una revisión completa de todo el libro de oración o, si no podían encontrarse los medios para financiar el proyecto completamente, la SCLM quería aprovechar la oportunidad y ofrecer otras vías hacia la profundización de nuestro compromiso con el Libro de Oración Común de 1979. Como dijo uno de los miembros, “puede muy bien ser posible que no hayamos ni siquiera comenzado a explotar las profundidades de lo que nuestro actual Libro de Oración tiene que ofrecernos y [ofrecerle] a nuestra Iglesia. Durante el trienio, la SCLM identificó cuatro distintas opciones para seguir adelante: (1) iniciar el proceso de la revisión completa del Libro de Oración en la 79ª. Convención General; 2) dedicar el próximo trienio (2019-21) a reunir y analizar datos de manera que la 80ª. Convención General pudiera tomar una decisión documentada en 2021 respecto a la revisión del Libro de Oración; (3) dejar el LOC de 1979 tal como está por el momento, mientras se crean y se autorizan ritos alternativos y se esclarece el estatus canónico de los ritos alternativos ya existente; y (4) presentar a la próxima Convención General las herramientas para alentar y coordinar una profundización de toda la Iglesia de nuestro compromiso con el Libro de Oración Común de 1979. Estas posibles opciones se publicaron en el blog de la SCLM, inspirando vehementes comentarios y debate a través de la Iglesia. Según seguimos reuniéndonos por teleconferencias y en unas cuantas extensas reuniones presenciales, combinamos cuatro opciones en dos: una combinación de la (1) y la (2), y una combinación de la (3) y la (4). Esencialmente, la primera opción (1 +2) concibe una decisión de la próxima Convención General de entrar inmediatamente en el proceso de revisión, del cual la primera etapa consiste en el acopio de datos, materiales e ideas, y luego la creación de la estructura para comenzar la redacción inmediatamente después de la Convención General de 20121. La segunda opción (3 +4) contempla un ritmo más lento, si bien permanece abierta a la revisión del Libro de Oración en el futuro. La segunda opción invita a toda la Iglesia a ampliar su familiaridad con el Libro de Oración de 1979 y con la historia subyacente, y brinda tiempo para reflexionar como cuerpo en la significación de la oración comunitaria en nuestra tradición. Estas son las dos opciones que la SCLM le está presentando a la 79ª. Convención General, y que culminan en dos resoluciones. La SCLM le pide a la Convención que escoja una opción y asigne plena financiación a esa opción. La extensa sección de materiales de referencia tiene por objeto apoyar y equipar a la Convención General para que discierna sobre nuestro colectivo camino a seguir, considere todos los ángulos posibles a fin de decidir lo que es mejor para nuestra Iglesia y a lo que Dios nos llama en este momento. Nuestro informe se propone hacer avanzar a nuestra Iglesia hacia la unidad mediante un proceso de discernimiento colectivo en lugar de causar disensiones intentando imponer la piedad personal y las preferencias litúrgicas individuales por encima de las de los demás. ¿Por qué dos opciones? Creemos que cada opción posee puntos fuertes y debilidades. Luego de devota deliberación en nuestra última reunión de septiembre de 2017, convinimos en que cada opción merece la atención de la Convención General. La Primera Opción supone una acción decisiva hacia el objetivo de lograr un nuevo Libro de Oración Común dentro de nueve años. Como Iglesia participamos activamente en el llamado de nuestro Obispo Primado a reivindicar nuestro lugar en el Movimiento de Jesús. Nos dirigimos hacia el exterior, a nuestros barrios, explorando nuevos modos y maneras antiguas de ser la Iglesia, y repensando nuestras estructuras. Este bien puede ser el tiempo en que nos preparamos para el cambio. Es importante que seamos conscientes respecto a la dirección del cambio. Aquí es donde entra la segunda opción. Cuanto más pensemos en la primera opción, tanto más nos centramos en la necesidad esencial de la Iglesia de hacer balance de su devoción y su compromiso con la oración comunitaria, no sólo teniendo clara conciencia de por qué tenemos un Libro de Oración Común en primer lugar, sino para abrazar una vida común que celebra nuestra unidad en la diferencia. Reconocemos que podemos necesitar desacelerar. La segunda opción le da a la Iglesia el tiempo para hacer esto, y para hacerlo bien. Hay también otra razón para desacelerar que es incluso más apremiante. En general se reconoce que las actuales versiones del Libro de Oración en español y francés son inadecuadas, y existe una urgente necesidad de que el Libro de Oración se traduzca al creole haitiano y a muchas otras lenguas, particularmente entre las [llamadas] primeras naciones. Durante mucho tiempo hemos debatido y discutido esta urgente necesidad de traducciones adecuadas que sirvan a las necesidades de las comunidades culturales a través de nuestra Iglesia. Una traducción completa del Libro de Oración Común de 1979, basándose en criterios aprobados por la 78ª. Convención General y llevados a cabo “desde la base” se incluye en la segunda opción como uno de los medios más importantes y significativos de que la Iglesia pueda profundizar su compromiso con el Libro de Oración Común de 1979. Además, la SCLM ve estas necesarias traducciones como un asunto de justicia. En Convertirse en la Amada Comunidad: El compromiso a largo plazo de la Iglesia Episcopal con la restauración, la reconciliación y la justicia raciales, se nos recuerda que “soñamos con comunidades donde todas las personas puedan experimentar la dignidad y la vida abundante, y verse a sí mismas y a las demás como amados hijos de Dios. Aspiramos a comunidades que laboren de tal manera que la prosperidad de todas las personas (y de toda la creación) se vea como la esperanza de cada una”. Un medio concreto de invertir “en la prosperidad de cada persona” es ofrecer la belleza poética y la profundidad del Libro de oración Común en los idiomas en los cuales se ora. La desventaja de la segunda opción es que tomará más tiempo llegar a esa revisión. Algunos pueden temer que de escoger la Convención General esta opción, la revisión nunca tendrá lugar y que el Libro de Oración será reemplazado por una proliferación de ritos alternativos. Este no es un gran riesgo. Las opciones primera y segunda no son mutuamente excluyentes. Ambas son dinámicas y aventuradas, y cada una de ellas nos llama como Iglesia a una apertura genuina a la instancia del Espíritu Santo. Sin embargo, las dos opciones sí reflejan diferencias en sincronización y énfasis que la Convención General deberá sopesar, sea cual fuere su decisión respecto a la revisión del Libro de Oración. En todo caso, cualquier opción exigirá escuchar muchas propuestas fiables y seguras con vistas al aprendizaje y al análisis ponderado. A lo largo de nuestro quehacer hasta ahora, la SCLM ha explorado varias metodologías, materiales y métodos destinadas a informar de la búsqueda o exploración de nuestra Iglesia de una revisión del Libro de Oración.