«Fuenteovejuna» De Lope De Vega Y El Maquiavelismo
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CRITICÓN, 45, 1989, pp. 131-153. FUENTEOVEJUNA DE LOPE DE VEGA Y EL MAQUIAVELISMO por Bernai HERRERA MONTERO (Universidad de Harvard) NOTA ACLARATORIA El presente trabajo se propone una meta muy concreta : indagar y explicar las relaciones que pudieran presentarse entre el pensamiento político de Maquiavelo contenido en El Príncipe y el de Lope de Vega en Fuenteovejuna. El circunscribirme a dichas obras, si bien es cierto que implica ciertas limitaciones, también representa una ventaja apreciable : la posibilidad de desarrollar el tema con algún detalle. Por lo demás, no creo equivocarme al asumir que ambas son plenamente representativas de sus autores. La constante referencia y cita de críticos de la comedia lopesca en algunas partes del trabajo no responde al afán de fingir una erudición que no poseo : dada la novedad de la aproximación propuesta, creo necesario hacer ver que ella no deriva de una simple ignorancia de la crítica más al uso. Para mayor facilidad del lector, cito a Lope por la numeración de los versos de su obra, y a Maquiavelo por el número del capítulo que contiene la afirmación, poniendo los números correspondientes inmediatamente después de la cita. La traducción de las citas cuyo original no está en español es de quien esto escribe. En el caso de Maquiavelo he seguido el original italiano, confrontando siempre mi traducción con la inglesa de George Bull. Puede verse la ficha bibliográfica de las ediciones manejadas en la Bibliografía final. 132 B ERNAL HERRERA MONTERO Criticón, 45,1989 Maquiavelo y el maquiavelismo en España Es bien sabido que Maquiavelo es uno de los más importantes tratadistas políticos, y sin duda el más influyente de su época. Autores como Hobbes lo que hacen, en alguna medida, es desarrollar, afinar y perfeccionar sus intuiciones fundamentales. Sin embargo, su difusión en Europa estuvo lejos de ser uniforme, y si bien es cierto que El Príncipe provocó una condena generalizada a nivel oficial, probablemente fue en España donde ésta se presentó más agudamente. La influencia de Maquiavelo en España es, en sí misma, problemática. Ya en 1536 aparece un libro titulado De re militari, de Diego de Salazar, que no es más que una traducción incompleta y parafraseada de El arte de la guerra de Maquiavelo, cuya influencia es explícitamente aceptada por el autor. A esto le seguirán dos ediciones (1552 y 1555) de los Discursos sobre la primera década de Tito Livio, en traducción de Juan Lorenzo Otevanti. Llama la atención en esta traducción, dedicada al entonces príncipe Felipe II, que Carlos V, al darle el privilegio de impresión, afirme haber leído y disfrutado mucho tales Discursos, por lo que se alegra de que se le dedique la traducción a su hijo1. O sea que en esta época se consideraba aceptable, y hasta provechosa, la lectura del florentino. Esto va a cambiar radicalmente a partir de 1559, fecha en que sus obras serán condenadas por la Inquisición, apareciendo en el índice del inquisidor Valdés2. La primera consecuencia es que, no habiéndose hecho previamente ninguna edición de El Príncipe en España, tal tarea será pospuesta, increíblemente, hasta el siglo XIX3. No implica lo anterior, sin embargo, que el libro no fuera conocido allí. Maravall menciona dos traducciones manuscritas de la época que se conservan en la Biblioteca Nacional de Madrid, y afirma : "En los antimaquiavelistas declarados o en escritores políticos de influencia maquiavelista más o menos amplia y directa, se encuentran traducidos fragmentos de El Príncipe o resúmenes de ciertos pasajes"4, lo que prueba que, pese a la prohibición oficial, y al igual que ocurrió con otros libros y autores prohibidos, se tenía conocimiento, al menos entre ciertos grupos, de la polémica obra. Tampoco se debe olvidar la relación que hubo entre los movimientos intelectuales españoles e italianos en los siglos XVI y XVII, relación que no hizo más que intensificarse con la presencia militar española en Italia. Con todo, el hecho es que el acceso a la obra era restringido, y si los interesados en difundir el pensamiento maquiavélico no hubieran encontrado un medio de subsanar la prohibición, siquiera a medias, aquél no hubiera tenido la repercusión que tuvo. El medio fue el tacitismo. Este movimiento, que no ha sido estudiado sino hasta muy recientemente, constituyó una de las principales y más interesantes corrientes del pensamiento político de la época, no sólo en España, que fue donde tuvo más éxito, sino en buena parte de Europa. El rasgo común de todos sus adhérentes es el examen y utilización de las ideas de Tácito, el historiador romano, ya fuera por el valor que se les daba en sí mismas, ya por la posibilidad de camuflar el maquiavelismo bajo su manto. Tanto Maravall5 como Tierno Galván5 han hecho ver la gran complejidad del tacitismo, así como las muy diversas intenciones de sus exponentes. Lo que empezó siendo el 'descubrimiento' 1 J. A.Maravall. Maquiavelo y el maquiavelismo, pp. 188-90. 2 Véase J. L. Abellán, Historia crítica, t. 3. 3 J. A. Maravall, art. cit., p. 190. 4 Ibid., p. 190. 5 J. A. Maravall, La corriente doctrinal, pp. 645-667. 6 E. Tierno Galván, El tacitismo en el siglo de oro español. FUENTEOVEJUNA Y EL MAQUIAVELISMO 13 3 del valor de Tácito por parte de un Juan Luis Vives, quien recomienda su lectura, pasó a ser posteriormente un disfraz para exponer el pensamiento maquiavélico (razón por la cual tacitismo y maquiavelismo son condenados conjuntamente por el principal pensador antimaquiavélico de la época : el padre Rivadeneyra), para acabar convirtiéndose en un movimiento con vida propia e incluso, paradójicamente, en el único capaz de combatir en su propio terreno al florentino. Lo que permite todo esto es la visión 'naturalista' que de la política tiene Tácito. El historiador romano había visto en la historia un campo de experimentación y comprobación de la política, sobre la cual se podía razonar de manera autónoma y crítica. Así, sin llegar necesariamente a las mismas conclusiones que Maquiavelo, tenía de la política una perspectiva bastante cercana, que permitía utilizarlo tanto para disfrazar como para atacar al florentino, esgrimiendo en su contra conclusiones opuestas obtenidas, sin embargo, con métodos a grandes rasgos similares. Queda mucho por estudiar acerca del tacitismo, siendo aquí lo importante subrayar que el pensamiento de Maquiavelo se difundió en España, fundamentalmente, de dos maneras : por circulación de textos publicados en otros países y mediante el tacitismo en su faceta de camuflaje de dicho pensamiento. Tampoco debe olvidarse la influencia de aquellos que, habiendo leído a Maquiavelo en otras partes, difundían después sus ideas en España. Sea como sea, la sola existencia en ella de un movimiento antimaquiavelista, iniciado en su forma sistemática y explícita por Rivadeneyra en su libro Tratado de la religión y virtudes del príncipe cristiano (1595), da clara constancia del auge del maquiavelismo español. Más aún, se da un fenómeno interesante y, de alguna manera, recurrente en la historia : dado que para atacar el 'impío' concepto de "Razón de Estado" maquiavélico hubo que contraponerle una "Razón de Estado" 'verdadera' y 'cristiana', este concepto central del florentino acaba imponiéndose aún en sus adversarios. Se puede afirmar que todo el pensamiento político de la época, incluyendo el de los antimaquiavelistas, responde en algún grado a las tesis de Maquiavelo, lo que ha sido sostenido explícitamente por Maravall. A nivel teórico la prohibición impidió la formación de un maquiavelismo doctrinal consciente y abierto. Las consecuencias a nivel práctico serán más graves : se intentará elaborar un maquiavelismo sin Maquiavelo (y se puede comparar esto, por ejemplo, con el 'erasmismo sin Erasmo' que según Bataillon se da en España en esta misma época), lo cual será uno de los factores que incidan en la famosa decadencia española. A esto se refiere Tierno Galván cuando afirma : "El fondo de esta cuestión es trágico, si la tragedia es la lucha contra un destino inexorable. El destino europeo estaba vinculado a la posición maquiavélica, y España, parte de Europa, se obstinó en ignorarlo"7. Interpretaciones de Fuenteovejuna Gerald Brenan ha observado lo mal que viaja la literatura española, afirmando que la gran excepción a esto es Don Quijote*. Considero que se puede afirmar que, aunque en menor escala, Fuenteovejuna constituye otra excepción, para convencerse de lo cual basta la lectura del interesante recuento de adaptaciones que ha suscitado dado por Teresa Kirschner9. Encontramos respecto a la obra gran cantidad de interpretaciones críticas, que la han calificado 7 Ibid., p. 60. 8 Gerald Brenan, Historia de la literatura española. Barcelona, Crítica, 1958, p. 200. 9 Véase T. Kirschner, El protagonista colectivo, cap. I. 134 BERNAL HERRERA MONTERO Criticón, 45,1989 de revolucionaria, reaccionaria, apolítica, moral, etc. Dado que aquí defenderé una interpretación en algún sentido novedosa, expondré de manera resumida los principales puntos de vista que se han defendido, de manera que el lector pueda dar su propio veredicto. Pueden dividirse las interpretaciones en dos grandes grupos : morales y políticas, en base al énfasis dado en ellas. Empiezo por las morales. Probablemente la única que niega toda intencionalidad política a la obra es la de Casalduero10, para quien el eje fundamental es el triángulo amoroso Frondoso-Laurencia-Comendador. (Sigo aquí, como en algunos otros puntos de este recuento, el capítulo II de la obra de Kirschner). Tal visión me parece indefendible, ya que la total despolitización deja sin sentido partes centrales de la obra, como lo referente a la Guerra Civil, el carácter colectivo del levantamiento, etc. Mucho más interesante y razonable es la interpretación de Parker : el honor es el tema principal de la obra, con los campesinos vindicando su derecho a poseerlo, contra la desdeñosa negativa del Comendador a reconocer sus apelaciones a una dignidad moral que limita y constriñe sus derechos sociales como aristócrata y soberano político.