<<

10304565 10/04/2004 09:26 a.m. Page 6

6B |EL SIGLO DE DURANGO | SÁBADO 10 DE ABRIL DE 2004 | CULTURALES Mundialmente famosos Los tres tenores causan expectación en cualquier lugar que se presenten

“¿Quién dice que las intrigas y los idilios más desbordantes y dramáticos tienen lugar sólo en los escenarios de la ópera? ¿Qué ha hecho Plácido Domingo para ganar su fama interna- cional de Don Juan? puede parecer un gigante genial, pero sufre terribles miedos y viaja acompañado de un cargamen- to de talismanes que alivian su temor parali- zante. A los cuarenta años, José Carreras con- trajo leucemia, una enfermedad habitualmen- te mortal. Su milagrosa recuperación y el cambio profundo de su vida amorosa están im- pregnados de un tono dramático. Durante años, Domingo y Pavarotti han de- sarrollado una feroz rivalidad profesional en la que cada uno quería aparecer como la superes- trella número uno del mundo. La historia perso- José Carreras. Luciano Pavarotti. Plácido Domingo. nal de estos tres artistas trasciende incluso la de los exuberantes personajes de la ópera. De- trás de estos tres hombres se oculta una histo- ria de grandes placeres, gastos generosos, es- plendor y atractivo sexual, eso lo declara, Mar- cia Lewis, autora del libro “Los tres tenores”. Lo cierto es que estos tres cantantes de ópera siempre ocupan las notas de ocho colum- nas en todos los medios de comunicación. Pava- rotti, Domingo y Carreras son un agasajo en el escenario; los tres brillan por luz propia. Lo cual agrada a todo el que ve sus actuaciones.

LUCIANO PAVAROTI El Luciano Pavarotti pese a nacer en Modena y realizar todos sus estudios musi- cales en Italia, donde ganó un importante concurso en 1961, su debut operístico se produjo en Dublín, encarnando al duque de Mantua de Rigoletto, donde llamó la aten- ción del director australiano Richard Bon- ynge y de su célebre mujer, la soprano Joan Sutherland, quienes le contrataron para una larga gira que supuso el despegue in- ternacional del tenor. Su actuación escénica es también muy buena, sobre todo en los papeles cómicos, en los que resulta especialmente convincente. A medida que ha ido madurando, ha amplia- do su repertorio y a los grandes papeles pa- ra tenor lírico agregó otros más dramáticos como el Radamés de Aída o el príncipe Ca- laf de Turandot. En primera línea de la fama en los últimos veinte años, las impresionan- tes ventas de su discografía le ha converti- do en el tenor más popular de la segunda mitad de este siglo. Últimamente no se ha prodigado mucho en actuaciones, haciendo surgir la duda entre sus incondicionales de si sus facultades ya no son las idóneas.

PLÁCIDO DOMINGO Hijo de los conocidos cantantes de Plá- cido Domingo y Pepita Embil, por razones pro- fesionales sus padres radicaron en México, don- de el tenor pasó su infancia y adolescencia y ad- quirió una formación musical muy completa, ya que no sólo aprendió canto sino dirección or- questal con Igor Markevitch en el Conservato- rio Nacional Mexicano. Con una compañía operística de esa na- cionalidad recorrió los Estados Unidos y luego pasó una temporada como cantante estable de la ópera de Tel Aviv (1962-1965). El 1 de enero de 1966 debutó en el Liceo de con “La mulata de Córdoba”, del compositor mexicano José Pablo Moncayo, y a partir de ahí sus estrenos se contaron por éxitos, tanto en la Metropólitan Ópera House en 1968 como al año siguiente en la Scala de Milán y en el festival de Verona, período que culminó con la triunfal acogida que tuvo su incorporación del papel de Ca- varadossi, de Tosca, en el Covent Garden de Londres, en 1971.

JOSÉ CARRERAS José Carreras nació el 5 de diciembre de 1946 en Barcelona. A los seis años ingresó en el conservatorio del Liceo de Barcelona, em- pezando desde muy pequeño a cantar pape- les secundarios, cantó como niño soprano en “El retablo de Maese Pedro”, de Manuel Fa- lla, dirigido por Iturbi. Debutó en el año 1960 con el “Nabuco”, de Verdi. En 1971 gana el primer premio en el Concurso Internacional de Canto Verdi, y ese mismo año debuta con Montserrat Caballé en Londres. A partir de entonces su carrera ha sido un éxito. Actuó en el Carnegie Hall de Nueva York, en el Co- vent Garden de Londres, en la Scala de Mi- lán, con “Tosca” y “Un ballo in maschera”. En 1976, Von Karajan, le llamó para grabar el “Don Carlo” de Verdi en los festivales de Salzburgo. Con él grabó también el “Ré- quiem” de Verdi. Grabó con Bernstein la úl- tima versión de su obra “West side story”. Su carrera sufrió al declarársele una leu- cemia, que le tuvo a las puertas de la muerte, pero dos años después pudo reanudar sus ac- tuaciones. En 1992 fue director musical de los Juegos Olímpicos de Barcelona.

Domingo, Carreras y Pavarotti son los tres tenores más sonados actualmente.