Memorias De Pablo Morillo
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MEMORIAS DE PABLO MORILLO PROLOGO El General Pablo Morillo, soldado español que lucho en el ejército de Fernando VII, en la guerra de independencia de España contra los ejércitos de Napoleón, llego a Venezuela en los primeros días del mes de Marzo de 1815. Allí inició su campaña pacificadora, y según sus proclamas y comunicaciones a los habitantes de Caracas y de la Isla de la Margarita, traía órdenes del Rey, de ser condescendiente con la rebelión de los americanos, según lo expresa sus memorias. Tal parece que los rebeldes venezolanos aceptaron sus llamados de paz, y se entregaron al General Morillo, en un pacto de reconciliación. Esto permitió al General dejar a Venezuela y dirigirse a la Nueva Granada por el puerto de Cartagena de indias a donde llegó en los primeros días de julio de 1815. La expedición del General Morillo estaba compuesta de 15000 hombres, y 36 barcos cargados de municiones de boca y guerra, un ejército, fogueado en la victoriosa guerra española, una armada invencible. Desde sus fragatas, inicia una serie de llamadas a la paz a los habitantes de Cartagena y Santafé, a los venezolanos, a los franceses que se habían unido al ejército republicano de la Nueva Granada, a los habitantes de Ocaña y los Llanos, y a los venezolanos que estaban con Bolívar. Como sus llamados no son escuchados, inicia el 20 de Julio un sitio a Cartagena, el cual dura 144 días. Cartagena cae en poder de Morillo, la cual da lástima según el general por el sacrificio de esos “miserables seguidores, de los bandidos que siguen en rebeldía contra el amado Rey de España”. Por la conquista de Cartagena, el Rey, Fernando VII, confirió a Pablo Morillo, el nobiliario título de “Conde de Cartagena” Morillo llega a Santafé en noviembre de 1815. En sus memorias no existe ninguna referencia de su permanencia en la capital del Reyno, ya que los memorialistas solo cuentan sus triunfos pero no los caminos para llegar a ellos. Al contrario de los habitantes de Cartagena, los habitantes de Santafé, prepararon una recepción a Morillo, en la cual gastaron 2000 pesos de la época. Morillo les llegó en la noche y a propósito, y el dinero invertido en los preparativos lo perdieron los ilusos habitantes de Santafé, según lo narra José María Caballero, en su diario, próximo a publicarse en la presente colección. No hay ninguna referencia al periódico que editó Morillo en Santafé, el cual aparecía tres veces por semana. Tampoco habla Morillo del régimen de terror que instauró en Santafé, cuando fueron llevados al cadalso, entre otros, los ciudadanos, Camilo Torres, Francisco José de Caldas, Joaquín Camacho, José Gregorio Gutiérrez, Liborio Mejía, Miguel Pombo, Jorge Tadeo Lozano, Crisanto Valenzuela, José María Cabal, José María Dávila, Próspero Carbonel, Policarpa Salavarrieta, Alejo Sabaraín, y Antonio Baraya. Realizada la pacificación en Santafé, Morillo regresa a Venezuela, donde estaba el centro de la guerra. Su narración describe las calamidades de los movimientos de un ejército nada acostumbrado a los rigores del clima del trópico. Morillo tiene un revés en la Isla Margarita la cual es tomada por Arismendi, mientras Morillo esta en la Nueva Granada. Su fuerza naval invade la isla, pero la fuerza terrestre fracasa a causa de la guerra de guerrillas de los isleños, quienes obligan a Morillo a regresar a los campos de batalla en el centro de Venezuela. Los analistas históricos afirman que la reconquista de Margarita fue un error militar de Morillo, pero el lo expresa como una equivocación. La exposición que realiza Morillo en sus memorias sobre las guerras de Venezuela en 1818 a 1820 es amplia y minuciosa como corresponde a un militar. Deja de la lado muchos detalles a describir la derrota propinada por los republicanos, a su ejercito, en Calabozo, y es más explicito a la victoria de la Puerta sobre nuestro ejército. Morillo es herido en la batalla de la Puerta o del Semén, y por esa causa, Fernando VII, le dio el título de “Marqués de la Puerta”. El ejército de Morillo se repartía en el centro de Venezuela, Barcelona, la frontera entre la Nueva Granada, con Quito y Caracas. Mientras Bolívar, que había tomado Angostura inicia con su fabuloso equipo de trabajo, la fundación de la República. Mientras Morillo atacaba a Páez en las llanuras venezolanas, en Angostura se trabajaba en el nacimiento de un mundo. Primero se funda el Consejo de Estado, organismo que debía reemplazar al gobernante en caso en que muriera en la guerra; se funda el periódico, “Correo delOrinoco”, el cual se edita los sábados, cuando no se enferma el impresor, y se reparte por el Orinoco a las Antillas, y de allí al resto del mundo. El Correo gano las batallas contra el imperio español en el plano internacional. La Corte Suprema de Justicia es la siguiente institución que se funda en Angostura. Con la Llegada de la Legión extranjera y la experiencia de sus soldados, los que se quedan en Angostura, se crea formalmente el ejército de Venezuela, se citan los delegados de Quito, de la Nueva Granada, de Venezuela, y el 15 de febrero de 1819 se instala El Congreso de Angostura, se elige presidente a Bolívar, y queda formalmente formada la República. Bolívar y su ejército, parten a los Llanos, escalan los Andes triunfan en Boyacá, regresa a Angostura. El 17 de diciembre del mismo año, en Angostura se emite la ley fundamental de la República de Colombia, compuesta de Venezuela, Cundinamarca y Quito. La primera constitución de la República de Colombia. El aspecto más interesante de las Memorias del general Pablo Morillo, Marqués de la Puerta y Conde de Cartagena, están expuestas por José Domingo Díaz, en un impecable resumen sobre el tratado de la regularización de la guerra y el armisticio que firmaron el Representante de Fernando VII, don Pablo Morillo, y Francisco José de Sucre, en representación de la República de Colombia, uno de los tratados en que se reconoce implícitamente a los rebeldes como representantes de un país, por parte del imperio español. Así mismo acompaña a las memorias del General, una descripción del General Miguel de la Torre, quien reemplazó a Morillo como comandante de la armada española. En ella el general de la Torre, cita la correspondencia cruzada con Simón Bolívar, relacionada con las violaciones del Armisticio y la regularización de la guerra. El libro que publicamos, es la visión española sobre la reconquista del territorio de la Nueva Granada y Venezuela; un ejemplo del desarrollo de la política, en un proceso de guerra a muerte, en donde las partes, tienen la capacidad de encontrarse, dialogar, de tomar decisiones, convenientes para un desarrollo más humano de una guerra sin cuartel, de los ejércitos de Colombia y de España. Gerardo Rivas Moreno NOTICIA PRELIMINAR. UN LIBRO EXTRAÑO Don Pablo Morillo pasa a la historia de la Nueva Granada con un cortejo fúnebre de víctimas inocentes sacrificadas a su furor implacable. La plaza mayor y la Huerta de Jaime se cubren de crespones fúnebres mientras las campanas del contorno destilan, en la liturgia vespertina, sus lentos sones por que en la jornada de la pacificación han entregado sus vidas de patriotas sinceros. La imagen que de aquel guerrero ha quedado entre nuestra gente una imagen que representa la crueldad, el odio obstinado, la muerte. Los historiadores de todos los matices, a través de los años, han reteñido la estampa del soldado español con los negros carbones de la diatriba. Si se mira un poco el personaje en su cuadro histórico se encuentra qué es el único sobre cuyamemoria pesa la abominación de los colombianos. Arturo Gómez Jaramillo, estudioso y pesquisidor, descubrió en manos anónimas un libraco en francés, con el título “Memorias de Don Pablo Morillo”. Adquirió aquello que se le ofrecía y con su competencia magistral y se dedicó a traducirlo con paciencia y perseverancia. Al término de su bendicta faena sometió su trabajo al equipo de publicaciones del Senado de la República que a su turno lo ha convertido en la positiva realidad de este libro, ofreciéndole a la historia nacional un nuevo testimonio de la lucha emancipadora El de este libro es un caso curioso. Debió ser conocido en épocas distantes muy probablemente por historiadores y memorialistas interesadas en temas, porque el testimonio de primera mano era invaluable, Pero al parecer no lo fue. Entre los libros de historia de la independencia publicados en este siglo, quienes hemos trasegado por ellos no hemos encontrado niuna cita ni un recuerdo, para la obra de Morillo. Sin embargo fue editado, de haber estado en librerías de Francia y España* y algún curioso debió hojearlo con interés, dada la calidad del autor. Pero el anillo del silencio estrechó sus pesados eslabones sobre sus pobres páginas amarillas hasta el día en que, sólo Dios sabe por, qué caminos ignorados llegó a las manos de Gómez Jaramillo, quien lo redimió de su orfandad curiosa. Y aquí está. Estas páginas de Morillo no son propiamente unas ‘”memorias” si por así se entienden el detalle de una vida con sus intimidades y peripecias, con acciones y decisiones, contadas en forma ordenada y sistemática. Aquí y algo más y algo menos que eso. Algunas veces el narrador reacciona, expone sus puntos de vista con pasión atemperada por sus títulos, o simplemente divaga ante la crueldad de la guerra que le ha correspondido afrontar. Después de su regreso al solar nativo, cuando las guerras napoleónicas habían terminado, las autoridades españolas le asignaron el encargo de viajar a América para tratar de imponer la paz en estas colonias indómitas, que con una serie de rebeliones habían expulsado a las autoridades metropolitanas de su territorio.