Memoria Acerca De La Influencia Que Tuvo El Descubrimiento Del Nuevo
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MEMORIA acerca de LA INFLUENCIA QVB TUVO HL DESCUBRIMIÍNTO del NUEVO CONTINENTE DE AMÉRICA EN LA PROSPERIDAD POLÍTICA Y MERCANTIL DE ESPAÑA Y EN SU DECADENCIA ECONÓMICA escrita por D. RAMÓN ALBO Y CALVARÍA ABOGADO DEL ILUSTRE COLIGIÓ DE BARCELONA B INDIVIDUO RESIDENTE DE LA ACADEMIA DE JURISPRUDENCIA Y LEGISLACIÓN BARCELONA ESTABLECIMIENTO TIPOGRÁFICO LA HORMIGA Di OPO HAMHI.A DE SANTA MÓNICA NÚMERO %.Ú I.S83 A MIS QUERIDOS SEÑORES PADRE POLÍTICO T TÍO D. FRANCISCO Y D. JUAN MARTI Y FÁBREGAS NIDO á su muy distinguida familia por los estrechos Ja^os de la afinidad y del cariño, que son los que más apretada mente ligan acá en la tierra, tuve oca sión de conocer y apreciar las altas dotes con que Dios favoreció á su nunca bien llora do señor hermano D. José (Q. E. P. D.), verdadero genio creador y timonero de esa casa, y al no menos aprcciable D. José Oriol, á quien la muerte arreba tó aún en flor, robándonos á todos un dechado de elevación y criterio, acicate de la agudeza de su pri mer hermano, el cual con su superioridad, claro talento y grandeva de alma acometió las más colosa- — 6 — Jes empresasy aumentó considerablemente su buena fortuna y hi^o siempre grata su compañía, jovial y amenísimo su trato, dulce recreo de sus amigos y allegados, hasta en los postreros años de su vida, en que tantos sufrimientos devoraba. Continuadores Vds. de las obras del di junto D. José, me han hecho participe de sus glorias y pe sares, obligándome'en todo para todo á corresponder á tal finesa con el más sincero reconocimiento, en prueba del cual les dedico esta MEMORIA , pobre, sí, en méritos como cosa mía, pero rica en voluntad, firme é inquebrantable, como la fijeza de principios que en mi siempre habrán notado. Un solo y fer viente anhelo he tenido en mi vida: la constitución de una familia sinceramente católica,. apostólica, romana, en la teoría y en la práctica, sin aditamen tos, tergiversaciones ni distingos, á cuyo fin he in culcado yo personalmente á mis hijos la doctrina cristiana, que aprendí en el regado de mis cariñosos padres (Q. E. P. D.), ¡santa costumbre que fué el más noble timbre de gloria que distinguió su anti quísimo abolengo! á la memoria de los cuales quiero también consignar aquí un recuerdo y una plegaria: Si he logrado ó no mi objetoy Dios lo sabe^y por los frutos se conoce el árbol, dijo Jesucristo: Vds. más — 7 — que nadie habrán podido apreciar si los hijos, nietos y sobrinos, respectivamente honran sus canas ó han humillado alguna ve% su respetada frente. Por mi parte puedo asegurar que mi conciencia está tran quila, y mis aspiraciones hasta el presente satisfe chas. Con todo el ardor y vivera de mi alma sólo deseo que en adelante sepamos corresponder y apro vechamos del tiempo, facultades, dones y beneficios con que nos veamos favorecidos por la divina Provi dencia, siempre á mayor honra y gloria de Dios nuestro Sefiory de su saniisima Madre la Virgen sin mancilla, libres de todo compromiso sectario, ajenos á las pasiones y luchas estériles y ponzoñosas de partido y exclusivamente aferrados á los prin cipios de nuestra sacrosanta Religión. Si esta mi norma de vida á Vds. les place y reciben propicios mi humilde trabajo, quedará sobradamente re compensado su siempre atento y afectísimo hijo, sobrino y S. S. Q.. S. M. B. Ramón Albo Fiesta de Nuestra Señora de los Dolores, patro- 11a de mi carísima esposa, 18S8. DOS PALABRAS AL PÚBLICO HISPANO-CATÓLICO ANZADA á los vientos de la publicidad la idea de celebrar el Centenario del descubrimiento de América, uno de los acontecimientos que más han ad mirado los siglos, preciso es encauzar las corrientes para legar entre todos algo de provecho á la posteridad, lijando bien el punto de partida y el fin principal que nos hemos de proponer. Nuestro glorioso pasado, que permitió á España llevar sobre las olas del Océano aquellas famosísimas carabelas, lejos de haberse extinguido, demuestra revivir en el presente siglo con las verdaderas e.pope- — lu yas que hemos visto sostener en la titánica lucha de la verdad con el error: y la comunicación de impre siones que han establecido recientes viajes de espa ñoles por las ricas é inmensas regiones de la Améri ca que fué española, es de trascendental importan cia y digna de llamar la atención de todo filósofo escrutador de los sucesos humanos, nunca en balde permitidos por la'divina Providencia. Este hecho y sus cronistas han puesto por relevante manera de manifiesto que se conservan ardientes todavía, de bajo de las cenizas de las modernas vicisitudes, los carbones de entrañable y filial afecto, que encen dieron en los pechos de nuestros hermanos de Amé rica los grandes beneficios religioso-político-sociales recibidos de la antigua y católica España, la cual, como pelícano verdadero, los alimentó por espacio de tres siglos con la mejor y más pura sangre de sus venas, aun á costa de quedar ella, como aman- tísima madre de sus más jóvenes hijos, desangrada y enflaquecida. Esto me obliga á publicar la si guiente Memoria, en la que sin pretender, ni mu cho menos, haber realizado una obra perfecta y acabada, se estudian, sin añejas preocupaciones, ni planes preconcebidos, acudiendo á las más puras fuentes de la historia, que son los documentos con temporáneos y oficiales, y se juzgan á la luz de los verdaderos adelantos que en multitud de cosas del orden natural, ya que no del sobrenatural, ha he- — I! — cho la ciencia positiva y calculadora de nuestros tiempos, las ventajas y desventajas que trajo á la •madre patria en el concepto político, comercial y económico el providencial acontecimiento, nunca bastantemente estudiado y ponderado, del descu brimiento, conquista, colonización y cristiana civi lización del Nuevo Mundo, que á España y á Eu ropa regaló Colón, persuadido de haber hallado al fin, que era lo que él se proponía, un nuevo derro tero para las Indias Orientales, y al cual, por los fantásticos relatos que publicó de su magnificencia, riqueza y hermosura, dio nombre, que aún conserva, más dichoso en esto que su descubridor, el aventu rero italiano Américo Vespucio. Los viajes, á que antes me he referido, han des pertado poderosas corrientes de simpatía entre los hispano-católicos de allende y de aquende los ma res; y nada más grato para su corazón católico y español pudiera desear el humilde autor de estas páginas como que ellas contribuyeran, en la corta medida de su escaso mérito científico, histórico, cri tico y literario, á convertir aquellas corrientes de mutua y pacífica inteligencia entre los miembros todos de la raza hispano-latina de ambos mundos, que han conservado integras y puras las católicas tradiciones de España, en fuerza irresistible que con perfecta unidad de pensamiento y acción, á ejemplo de nuestros comunes é ilustres progenitores, nos lie- — I» — vara á trabajar desinteresadamente en todas partes, en el antiguo y en el nuevo mundo, por el pronto y feliz restablecimiento en las leyes y en las costum bres del reinado social de nuestro Señor Jesucristo; que es, después de todo y dígase lo que se diga, el que, una vez conseguido por los adunados es fuerzos de todos y solos los católicos verdaderos, en España y en América y en el mundo todo entero nos ha de dar, aun en el aspecto político, mercan til y económico, ó sea en el aspecto de la felicidad terrena, todo lo demás que á los que buscan pri mero el reino de Dios en sus almas, en sus familias y en la sociedad de que forman parte, les ha pro metido el divino Redentor por añadidura. «Quarite ergo prhnum regnum Del et justitiam ejus, et luvc omnia adjicientur vobis.» (Matth. vi, 33). MEMORIA ACERCA DE LA INFLUENCIA QJUE'TUVO EL. DESCUBRIMIENTO DEL NUEVO CONTINENTE DE AMÉRICA EN LA PROSPERIDAD POLÍTICA Y .MERCANTIL DE ESPAÑA Y SU DECADENCIA ECONÓMICA. SEÑORES: A acción de Dios en el mundo, manifestada por el lógico des envolvimiento y filosófica ex plicación de las causas y efectos de los sucesos humanos, para nadie es más evidente que para el que toma á su cargo el estudio detenido y pro fundo de la influencia que ha ejercido un aconte cimiento, á todas luces extraordinario, sobre la — M — prosperidad ó decadencia de la nación que, para llevarlo á cabo, ha servido de instrumento volun tario y libre á la Providencia divina. Así me ha sucedido á mí, que, irresistiblemente atraído por la trascendente importancia del Cente nario que próximamente se va á celebrar, tema ex celente de estudio para los verdaderos católicos de España, únicos que son capaces de apreciar con justo criterio sus legítimas grandezas, así como de deplorar, no con lágrimas estériles, sino movidos del ardiente y purísimo deseo de remediarlos, sus errores y extravíos, no he podido menos que con templar asombrado los altísimos designios de Dios sobre nuestra patria querida; cuya historia, refi riéndonos á los principios de la edad moderna, en que tuvo lugar el extraordinario acontecimiento que va á ocuparnos, pudiera muy bien intitularse: Gesta Dei per hispanos; con tan poderosos moti vos, por lo menos, como los que tuvieron los Papas para titular Gesta Dei per francos la historia de Francia y del mundo en buena parte de la Edad Media. — 1} —. Corría el año de 1492 cuando se verificó este asombroso descubrimiento. Atrás quedaba, como un perenne recuerdo, aquella época por demás guerrera y de sumo fervor religioso; fecunda en hechos, grande en acontecimientos; época á la som bra de la cual las armas se ennoblecieron y se ele varon suntuosos monumentos al Altísimo, se esta bleció sólidamente la armonía entre el sacerdocio y el imperio,