Memorias del último de los primeros soldados de la independencia. Pedro José Sotelo

En agosto de 1874, en Dolores, el señor Pedro Sotelo –quien había nacido en ese lugar 84 años antes– rindió testimonio ante el alcalde local de su participación en la guerra de Independencia. Su relato biográfi co se detiene sobre todo en los siete años que convivió con Miguel Hidalgo y Costilla. Describe entre otros asuntos: el comportamien- to del caudillo en los años previos al levantamiento armado, la noche larga del 15 de septiembre de 1810, las batallas en la alhóndiga de Granaditas, el cerro de Las Cruces y Aculco; así como el itinerario seguido por los insurgentes durante la primera etapa del movimiento. Al fi nal, enlista nombres de alfareros, sederos, coheteros y vecinos de Dolores, héroes hasta entonces anónimos que respondieron al grito por la libertad y la independencia del país. El declarante quedó huérfano de padre a los 12 años de edad; su hermano, Pedro Salomé huyó después de matar a un hombre en una riña. Preocupada por su educa- ción, su madre lo encargó al cuidado del cura Hidalgo, con quien aprendió, a partir de 1803, los ofi cios de alfarero y pintor artesanal. Además de casa, sustento y sueldo por sus servicios como ofi cial en la alfarería, el cura aceptó mediar para que el joven So- telo se casara –con una huérfana protegida en la casa de Mariano Abasolo– y costeó los gastos de la boda ocurrida en 1809. En ese mismo año, como a otros artesanos, Hidalgo le confi ó la idea de tomar las armas y liberar al país de la opresión tiránica de los gachupines “no disfrutamos los frutos de nuestro suelo porque ellos son los dueños de todo”. El cura le pidió mantener en secreto lo conversado y continuó al frente de sus manufacturas de sedería y alfarería, sin descuidar la adhesión de nuevos integrantes de la causa ni el encargo para carpinteros, herreros y talabarteros de fabricar subrepti- ciamente lanzas, machetes y hondas. La fecha 29 de septiembre de 1810, programada para dar la voz de independencia y libertad, se adelantó el día 15, cuando a las 10 de la noche “el señor Allende y los que le acompañaban, con semblante serio y grande agitación comunicaron al señor cura que el negocio estaba para fracasar”. Tras la determinación de no perder tiempo,

130 Hidalgo convocó a serenos, alfareros, sederos y vecinos para distribuirles las armas fabricadas. los organizó en forma de tropa y en pequeñas compañías comisionadas para prender a los españoles principales de Dolores, incluidos el padre sacristán Francisco Bustamante, Toribio Cacielles, José Buenaventura y Gil Revole- ño, entre otros. Sotelo fue comisionado para resolver los negocios pendientes con la alfarería y sedería de Hidalgo, luego debía incorporarse a la comitiva que partió a San Miguel el Grande. El declarante alcanzó a los insurgentes en de donde refi ere la toma de la alhóndiga a la que llama castillo de Granaditas y siguió con ellos hacia , luego de pasar entre otros puntos por Irapuato, Valle de Santiago, Sal- vatierra, Acámbaro, Zinapécuaro, Indaparareo, Villa de Charo y Zapote. En la hacienda La Quemada, Hidalgo recibió respuesta a la carta que le envió al conde del Jaral a quien comunicaba su decisión de atacar a Calleja. El conde simuló adherirse a la causa independentista, pero se unió a las tropas realistas y las apoyó fi nancieramente. Sotelo acotó en su testimonio: “Este señor [el conde del Jaral] fue el primero que traicionó a nuestra nación en el principio de la revolución”. Para seguir a los españoles que iban rumbo a México, los insurgentes salieron de Morelia y pasaron por Toluca y Santiago Tianguistenco. Gracias a la captura de una ex- pedición enemiga, pudieron saber que los realistas ya los esperaban en el cerro de Las Cruces. El combate en este sitio duró una jornada, “se logró el triunfo por nuestra parte a costa de mucha sangre […] Corrió el enemigo como a las cinco de la tarde, dejando en el campo las dos piezas que traía, las armas de los muertos que fueron muchos, un carro de parque y un corto número de prisioneros que se agarraron en el alcance”. La comitiva insurgente se enfi ló después a Cuajimalpa con la intención de ir ha- cia Querétaro; pasó por Lerma y San Francisco Ixtlahuán. En Arroyozarco aguardaba Calleja. Entre los montes de Aculco se libró una batalla de la que salieron triunfantes los realistas; parte del ejército insurgente se desbandó. Sotelo regresó a Dolores y en- contró los destrozos causados previamente por la tropa de Calleja en la casa y talleres artesanales de la familia Hidalgo, visitó a las hermanas del cura, quienes se habían refugiado en el rancho de las Piedras. Aunque su deseo era regresar con Hidalgo, Sotelo no lo hizo “por lo agotado de recursos, los caminos invadidos por las fuerzas

131 españolas y la larga distancia que había que atravesar para llegar a donde estaba ese señor”. Como sus compañeros artesanos que aún estaban vivos, el declarante fue perseguido y peregrinó de un lugar a otro, hasta la consumación independentista; sin embargo reclamó “volvimos a nuestras casas, sin que nadie hiciera mención de los que cooperamos a la grande obra de nuestra Independencia, sin título ni premio”. Estas memorias de Pedro José Sotelo se publicaron por primera vez en 1878 den- tro de la Colección de documentos para la historia de la guerra de independencia de México de 1808 a 1821, de Juan E. Dávalos. Las presentamos aquí debido a su valor en el contexto de las conmemoraciones Hacia el Bicentenario de la Independencia. Con el propósito de facilitar su lectura, en la versión que sigue a continuación se actualizó la ortografía (el editor).

AGN, Juan E. Hernández y Dávalos, Colección de documentos para la historia de la guerra de indepen- dencia de México de 1808 a 1821, México, José María Sandoval, impresor, 1878, vol 2, documento núm. 173, pp. 320-330.

VERSIÓN ACTUALIZADA

M E M O R I A S del último de los primeros Mi hermano, por una cuestión de que soldados de la independencia Pedro José tuvo con un individuo, a quien en la riña Sotelo dedicadas al C. Lic. Sebastián Ler- le dio un golpe de piedra en la cara, del do de Tejada, Presidente Constitucional cual cayó en tierra sin sentido, corrió has- de los Estados Unidos Mexicanos, por ta salirse de esta población por temor del el Ayuntamiento y Jefe Político de esta castigo que le esperaba si le aprehen- Ciudad. dían, porque don Manuel Salas que era . Año de 1874. Juez de acordada en este tiempo, era muy cruel en sus operaciones, y tomó el En el año de 1802 falleció mi padre José rumbo de México en donde le agarraron Feliciano Sotelo, y quedamos huérfanos, de leva y le hicieron soldado del regimien- mi hermano Pedro Salomé Sotelo, con el to de la Corona. único amparo de mi madre. Quedé yo solo con mi madre, y miran-

132 do esta señora que no era capaz de dar- lo cual tenia un lugar en un costado de la me una educación cual convenía según alfarería hacia el Poniente, en cuyo punto mi sexo, y que era preciso que un hombre tenía una silla, y allí leía silenciosamente dirigiese mi conducta por buen sendero, sin que nadie se atreviera a interrumpirlo. inculcándome las mejores máximas de No corrió mucho tiempo de mi apren- moralidad para vivir con mis semejantes dizaje sin que el señor cura, después de en lo sucesivo, se revolvió a ponerme a pagar a todos los ofi ciales el día sábado, las órdenes y disposición del señor cura del dinero que sobraba empezó a darme don Miguel Hidalgo y Costilla, quien tuvo un peso o cuatro reales con el carácter de la dignación de admitirme en su casa, gratifi cación, y al darme este dinero me arregladas que fueron las condiciones decía “para su madre” pues por lo que to- que por ambos fueron propuestas. Esto caba a mi persona estaba bien servido de fue en el año de 1803, para el que tenía alimento y ropa en el curato. Así continué yo trece años de edad. hasta el año de 1807 en que dio orden el El señor cura me recibió afectuosa- señor cura al maestro Germán González, mente, y me manifestó desde luego un que era el que estaba encargado de llevar estilo afable, y me doctrinaba con mucha las listas o apuntes de los precios de toda dulzura, dándome buenos consejos y en- clase de pinturas, para que me pagara señándome a vivir bajo el temor de Dios. igual a todos los ofi ciales. Esto resultó del Me dediqué al arte de la alfarería, y manejo de mi conducta, tanto en la ofi ci- viendo el señor cura mi aplicación me na como en la casa del señor cura; pues puso bajo la dirección del maestro de yo veía que me tenía afecto con espe- pintura don José Ignacio N. para que me cialidad como el más joven de todos los enseñara el ofi cio. ofi ciales, y yo por mi parte procuraba no Tenía por costumbre el señor cura dar disgustarlo, y atraerme su cariño más y misa en el Llanito diariamente, y al volver más, haciendo cuantos servicios estaban visitaba sus dos ofi cinas, primero la sede- a mi alcance. ría y luego la alfarería, que era donde por Corrió el tiempo hasta el año de lo regular se detenía más tiempo, tanto en 1809, en cuyo intervalo gozamos de una ver sus operarios como en estudiar, para vida angelical y tranquila al lado del se-

133 ñor cura, paseándonos en su compañía; estado, lo que puse en conocimiento del porque como la mayor parte de todos los señor cura; este señor accedió a mi inten- alfareros eran músicos, cuando a este se- to y se encargó de ir a pedir a mi esposa ñor le ocurría hacer un baile, un paseo de al señor don Mariano Abasolo, porque allí campo, o cualquier diversión o pasatiem- estaba como hija de la casa, pues era po honesto, no hacía más que llamar a huérfana de padres: resolvieron que sí, sus músicos, e inmediatamente se hacía y se verifi có mi matrimonio, cuyos gas- lo que él disponía, y quedaba servido y tos fueron hechos por el señor cura; y no agradecido de todos. supe qué cantidad sería, porque el señor En la casa del señor cura asistía un cura nunca me manifestó ninguna cuenta, señor que se llamaba don Santos Villa, ni me exigió pago. que era el director de la música, por lo A poco tiempo de casado en el mis- cual y por el parentesco que tenía con la mo año de 1809 un día me llamó el señor familia Hidalgo, lo apreciaba mucho el se- cura reservadamente, ya yo había visto ñor cura. Este señor don Santos era de que lo mismo había hecho con los demás genio jovial y de una educación muy fi na: ofi ciales, llamándolos aparte y hablando con todos los alfareros tenía mucha amis- en voz baja y con seriedad, nosotros lo tad, por cuyo motivo por su conducto, de atribuíamos a reprehensión o regaño, y tarde en tarde sabíamos lo que el señor más cuando estos señores no decían ab- cura decía respecto del estado en que ca- solutamente nada de lo que les decía: un minaban los negocios políticos de aquella día como dije antes, me llamó y me dijo: época, que sabía por las gacetas o pe- “hombre, si yo te comunicara un negocio riódicos. Yo por lo regular no entraba en muy importante y al mismo tiempo de mu- conversación, porque mi edad no me lo cho secreto, ¿me descubrirías?” y yo le permitía; pero notaba que algunas veces contesté, no; señor; “pues bien, me dijo, el señor cura, en su lugar de estudio, se guarda el secreto y oye: No conviene que, quedaba meditabundo y como formando siendo mejicanos, dueños de un país tan allá con en su mente algún proyecto. hermoso y rico, continuemos por más Con motivo de mis adelantos en la tiempo bajo el gobierno de los gachupines, pintura, me consideré capaz para tomar éstos nos extorsionan, nos tienen bajo un

134 yugo que no es posible soportar su peso al señor cura, sentía en mi corazón una por más tiempo; nos tratan como si fuéra- emoción de júbilo que me animaba y tar- mos sus esclavos, no somos dueños aún de se me hacía dar mi respuesta al señor de hablar con libertad; no disfrutamos de cura. Me dijo luego, “pues guarde usted los frutos de nuestro suelo, porque ellos el secreto, no se lo comunique a nadie, ni son los dueños de todo; pagamos tributo a sus compañeros aunque le pregunté...” por vivir en lo que es de nosotros, y por Después de un rato de silencio, me dijo: que ustedes los casados vivan con sus “no hay mas remedio, es preciso resol- esposas, por último, estamos bajo la más vernos a verifi car nuestra empresa, vaya tiránica opresión. ¿No te parece que esto usted y silencio.” es una injusticia?” Sí, señor, le contesté. En la pieza de la esquina de la al- “Pues bien, se trata de quitarnos este farería que está al Oriente, calle de la yugo haciéndonos independientes, quita- Represa, se encontraban tres artesanos mos al virrey, le negamos la obediencia talabarteros, hermanos los tres, y se al rey de España, y seremos libres; pero llamaban, José Pulido, Teodosio Puli- para esto es necesario que nos unamos do y su hermano menor: el primero era todos y nos prestemos con toda voluntad, conocido por Chepe Pulido. Ninguno de hemos de tomar las armas para correr a los alfareros sabíamos con qué objeto se los gachupines y no consentir en nuestro encontraban en aquella pieza: igual caso reino a ningún extranjero. ¿Qué dices, sucedía con tres herreros que se llama- tomas las armas y me acompañas para ban Nicolás Licea, Ignacio su hermano verifi car esta empresa? ¿Das la vida si y Pedro Barron: estos iban de noche al fuera necesario por libertar a tu patria? Tú curato y se esperaban en el zaguán hasta estás joven eres a casado, luego tendrás que el señor cura quedaba enteramente hijos, y no te parece que ellos gocen de la solo, entonces entraban y hablaban con libertad que tú les des, haciéndoles inde- este señor, les daba dinero, les intimaba pendientes, y que gocen con satisfacción silencio y se retiraban sin hablar ni una de los frutos de su madre patria?” Y yo sola palabra. le conteste, sí, señor, y confi eso inge- Asimismo veíamos que don Juan nuamente que al oír hablar de tal negocio Quintana, artesano de carpintería, labra-

135 ba unos palillos como reja de ventana, ticularmente de noche, por lo que enten- redondos y como de cinco cuartas de díamos que trataban del mismo negocio largos, de madera de encino que traían que nos había comunicado el señor cura. los leñeros que acarreaban la leña para Un día llegaron estos señores al Cu- la alfarería. Preguntábamos a dicho Quin- rato, y le dijeron al señor cura, que venían tana para qué eran aquellos palitos, y nos a esperar aquí a los emisarios que debían contestaba, quién sabe para qué querrá llegar de San Diego, como en efecto lle- el señor cura estos palitos, ideas que no garon estos señores, cuyos nombres no le faltan al señor cura, con esta respues- supe: eran cuatro, de carácter serio pero ta acallaba nuestra curiosidad, y no nos agradables. Hablaron con el señor cura a daba lugar a trascender más. puerta cerrada, y fue tal el gusto que les Cuando el señor cura me descubrió causó el buen resultados de su comisión el secreto, como he dicho antes, hasta que dispusieron una corrida de toros, la entonces comencé a entender que los ta- que se verifi có en la plaza de gallos, que labarteros, herreros y carpinteros estaban estaba entonces frente a la casa del se- al tanto del negocio: no me equivoqué; ñor cura, que ahora es huerta de la casa pues como luego se vio que los herreros de don Manuel Hernandez, habiéndose hacían las armas, lanzas, machetes, etc. traído los toros de la hacienda de Rincón. Y los talabarteros hacían las cubiertas En esta corrida toreó don Ignacio Allende, de aquellos, y fabrican hondas, y el car- y luchó con un toro, con cuya acción dejó pintero labraba los palos de las lanzas. admirados a los espectadores y lo aplau- Todo esto caminaba bajo un sigilo rigu- dieron con victorees y palmoteos. roso, porque aunque ya todos sabíamos Corría el tiempo y las cosas seguían el proyecto del señor cura, ninguno nos avanzando bajo secreto. atrevíamos a descubrir el secreto. El señor cura, empeñoso como siem- El señor don Ignacio Allende y don pre en sus fábricas de seda y loza, ocu- Juan Aldama, originarios de San Miguel pando gente para el corte de la hoja de el Grande, con mucha frecuencia visita- moral para el alimento de los gusanos ban al señor cura, y observábamos que de seda y en la alfarería haciendo expe- tenían sus conferencias reservadas, par- rimentos con composiciones de metales

136 para hacer colores y vidrios, y discurrien- dijo al mozo: “Llámame a los serenos.” do nuevas fi guras en las piezas de barro, Estos eran dos únicamente: se llamaban tanto de rueda como de molde. José el Rayeño y Vicente Lobo. Vinieron Esta constante ocupación del señor en el acto, y el señor cura les comunicó cura no daba lugar a que se trascendiese el negocio, ellos se sometieron a sus ór- el proyecto que tenía formado. denes y se resolvieron a hacer cuanto les Nosotros con impaciencia deseábamos dispusiera. Les ordenó que fueran inme- que llegara el día grande en que debíamos diatamente a llamar a los ofi ciales alfare- dar la voz de independencia y libertad. ros, y sederos, y mientras estos venían, Llegó por fi n el deseado día; y aunque decía el señor cura a don Ignacio Allende: no fue el que se había elegido, el día 29 “No hay que pensar, ahora mismo damos de septiembre el nombrado para la gran la voz de libertad.” Llegaron algunos al- empresa, pero el día 15 de dicho es a las fareros y sederos, y cuando estuvieron diez de la noche, llegó el señor Allende reunidos como quince o diez y seis hom- y algunos compañeros, los cuales no pu- bres, alfareros, sederos serenos, algunos dieron hablar con el señor cura porque del pueblo que pertenecían a la casa del tenía visitas y en la esquina de los Olivos señor cura, pero que al rumor de la nove- esperaron que se desocupara. No tardó dad se habían levantado de sus camas, en quedar solo el señor cura, inmediata- y otros que los mismos artesanos habían mente se presentaron y el señor Allende convidado al pasar por sus casas, ento- y los que le acompañaban con semblante nes dio orden el señor cura a los alfareros serio y grande agitación comunicaron al para que fueran a la alfarería y trajeran señor cura que el negocio estaba para las armas que allí estaban ocultas, que fracasar, y en un momento perderse todo eran machetes, lanzas y hondas. Todo lo que tenían intentado. “¿Usted dirá qué esto era hecho en un momento, porque hacemos?” dijeron y el señor cura respon- el señor cura era muy activo en todos sus dió: “En el acto se hace todo, no hay que negocios; y como los ofi ciales conocían perder tiempo; en el acto mismo verán us- bien su carácter, corrían apresurados a tedes romper y rodar por el suelo el yugo cumplir sus órdenes. Cuando ya estuvie- opresor.” Salió violentamente a la calle y ron allí las armas, las repartió el señor

137 cura por su propia mano a los que esta- 15 de septiembre de 1810: amaneció el ban presentes las que pedían, diciéndo- día 16, día domingo, memorable y glorio- les: “Sí, hijos míos, las que gusten, para so para nuestra posteridad. que nos ayudemos a defender y libertar a Como fue día de concurrencia por el nuestra patria de estos tiranos.” comercio, se nos reunieron muchos indi- Mandó llamar al presbítero don Igna- viduos de la jurisdicción y vecinos de la cio Valleza, en el acto vino este señor y población. En la mañana de ese día se le lo nombro Jefe de una comisión para que mandó un recado al señor don Mariano aprehendiera al Padre Bustamente, que Abasolo, invitándolo para la empresa, e era español y sacristán mayor de esta inmediatamente resolvió sin vacilar que parroquia: fue el primer paso que se dio; estaba anuente y a las órdenes del se- en seguida arengó el señor cura en po- ñor cura, que con mucho gusto tomaba cas palabras por la ventana de su asis- las armas para acompañarlo, y a pocos tencia a los que se habían reunido, ani- momentos se presentó. mándolos para comenzar vigorosamente Don Juan Lecanda, español, admi- la empresa de nuestra Independencia, y nistrador de la Hacienda de Rincón (de levantando la voz con mucho valor, dijo: Abasolo) ignorando lo que pasaba en la “Viva nuestra señora de Guadalupe, viva población, vino a misa, pero entrando a la la Independencia.” Y acompañado del se- casa del señor Abasolo, le dijeron que lo ñor Allende y los demás, salimos a hacer habían hecho con los españoles, e inme- la aprehensión de los gachupines, para diatamente se volvió a salir sin apearse cuyo efecto se nombraron comisiones del caballo y se fue para Guanajuato. que sorprendieran en sus casas a cada El señor cura con mucha actividad no uno de ellos. Pusimos en libertad la pri- cesaba de disponer y ordenar la gente sión que había en la cárcel, y ésta se unió que se había reunido, y mirando que ya con nosotros para ayudarnos a poner se contaba con un numero considerable presos a los españoles. Fue aquello una de gente adicta, resolvió organizarla en vocería terrible, victoreando al señor cura forma de tropa y encomendó esta comi- y gritando, mueran los gachupines. sión a don Ignacio Allende; porque este En esto nos ocupamos la noche del señor era instruido y práctico en la dis-

138 ciplina militar, y porque conocía a varios tregara el dinero de las ofi cinas referidas, señores que podían servir de ofi ciales se resistió resueltamente, por lo que se para la organización de la tropa, aunque incomodaron con él, el señor cura y don improvisamente. Para este efecto fueron Ignacio Allende, tuvieron una cuestión nombrados los señores Rivascacho, don muy acalorada, resultando de ella que Miguel, y su hermano don Cresencio, despojaran del empleo a dicho Rincón y Dionicio Rodríguez, Julián Zamudio, el lo desterraran en el acto. sargento Moctezuma (alias el gato) don Sustituyó a este señor en el cargo de José Aguirre profesor de medicina, José autoridad civil el señor don Ramón Mon- Antonio Zapata y Nicolás Licea etc., etc. temayor, y en lo eclesiástico fue nombra- Se armaron estas compañías con el do cura encargado por el señor Hidalgo, resto de armas que habían quedado en la el presbítero don José María González. alfarería y a los indígenas se les habilitó Arreglado este paso dio orden el señor de hondas y algunas lanzas. Las armas cura para la marcha de la fuerza para San que se les recogieron a los españoles Miguel, llevando al mismo tiempo a los también se repartieron, y cuando ya no españoles que teníamos presos en la cár- hubo armas dio la orden el señor cura que cel, los cuales fueron: don Toribio Cacie- con palos o con lo que tuvieran en sus lles, el padre sacristán llamado Francisco casas se armaran, lo que se verifi có en Bustamante, don José Buenaventura, Gil el acto. Revoleño, don Francisco Santelices, que Cuando ya estuvieron ordenadas las se aprendió el día 16 por la mañana, por- compañías del mejor modo que se pudo, que la noche anterior se escondió y no se les dio sueldo sin tasación ni distin- lo consiguieron, don Alejandro Malanco, ción, a como les tocaba por sureste. Este don Manuel Deleza, otros y don José An- dinero se tomó de los fondos de la Adua- tonio Larrinúan: este señor al presentarse na, Estanco, Administración de correos y la comisión para hacerlo preso la noche parte de los caudales que tenían los ga- del 15 hizo resistencia, y uno de los co- chupines atesorados. misionados, Casiano Exiga, que tenía un Don Nicolás Rincón que era el subde- agravio con dicho Larrinúa, por negocios legado en ese tiempo, al exigirle que en- de comercio, le dio un golpe en la cabeza

139 con un machete y lo hirió, por cuyo mo- nos fuimos para Guanajuato que era don- tivo no caminó en la prisión, se le con- de estaba la fuerza. Nos presentamos cedió que se quedara curando, pero en con el señor cura, dando cuenta de nues- calidad de preso, bajo la responsabilidad tra comisión, y nos ordenó este señor que del señor Montemayor; a don Luis Marín, nos pusiéramos a las órdenes del señor español por su ancianidad y por el carác- don Mariano Hidalgo, hermano del señor ter que tenia sumamente pacífi co y que cura y nos dijo: “no se separen, todos con nadie se metía, se le concedió que se anden reunidos los que son de mi casa, quedara en su casa en plena libertad. alfareros y sederos, ya tiene orden Ma- De estos españoles y otros que ya no riano para que se empleen ustedes” Nos me acuerdo de sus nombres, fue el cuer- presentamos con el señor don Mariano, y po de prisioneros que caminaron para éste señor nos dijo: el señor cura me ha San Miguel el Grande, cuya salida fue dicho que todos ustedes me han de ayu- entre doce y una de la tarde, porque para dar a cuidar del tesoro y equipajes de los todo se daban los señores mucha prisa. señores generales; porque lo demás del Al disponer el señor cura su marcha ejército no le inspiran confi anza para este para San Miguel, nombró una comisión encargo. Cuando llegamos a Guanajuato para el arreglo de la alfarería y sedería ya había sucedido la guerra del Castillo cuya comisión recayó en don Francisco de Granaditas, nosotros no nos hallamos Barreto, Manuel Morales y yo, con orden en ella por el motivo que he dicho antes, que, arreglado que fuera todo, y recogido de la comisión que nos dio el señor cura el dinero que debían algunos marchantes para el arreglo de la alfarería. de loza que habían fi ado y estaban para Al emprender mi marcha para Gua- llegar de viaje, entrando el dinero a Vicen- najuato dejé abandonados a mi querida tita, hermana del señor cura, y arregladas madre, a mi cara esposa y a mi hijo tier- las herramientas y útiles de la alfarería, necito fruto primogénito de mi matrimo- encerrando toda en las piezas más segu- nio, sin más auxilio ni recurso que la Pro- ras, nos fuéramos a alcanzarlo donde es- videncia Divina, impulsado por el deseo tuviera. Con la mayor efi cacia y prontitud que tuve siempre, de ayudar en cuanto desempeñamos nuestra comisión y luego fuera posible por mi parte a hacer la In-

140 dependencia de mi cara patria, y cumplir hombre de bien se llamaba Martín Larrea, la promesa que solemnemente hice al se- era muy buen tirador y se hizo de nombre ñor cura, de dar la vida si fuere necesario por su valor y buena puntería: todos sus para llevar a efecto la libertad de todo paisanos lo sentimos mucho. Se venció el nuestro país. Confi eso que no era otro el castillo a fuerza de hondazos y balazos interés que yo tenia. con las pocas armas de fuego que se ha- Cuando llegamos a Guanajuato en- bían reunido, y unos cañones de artillería contramos al señor cura y a todos los de madera que se improvisaron forrados señores generales en el Cuartel de San de cuero crudió y reforzados con cinchos Pedro; porque ni los españoles ni los crio- de fi erro. llos vecinos de aquella ciudad dieron alo- En el cuartel de San Pedro se hizo un jamiento particular a estos señores. acopio de capellinas o piezas de bronce El sábado de la semana en que lle- que se recogieron de la Hacienda de pla- gamos a Guanajuato, se mandó una ta de los españoles para hacer piezas de comisión para Dolores para que apre- artillería, lo que se puso en obra inmedia- hendieran a don Manuel Salas Juez de tamente. Acordada que era aún, y a don Félix Alon- Estando en el arreglo muchos nego- zo con su dependiente, porque ambos cios que había que arreglar en Guanajua- eran españoles, pues la noche del 15 no to, una noche le dieron noticia al señor se aprehendieron porque andaban por cura que el General Calleja, amenazaba tierra dentro. Salas hizo resistencia y en entrar a Guanajuato por el Mineral de Va- ella murió: lo mismo sucedió a Alonzo y lenciana (aunque esto fue pretexto para a su dependiente ambos murieron en la que saliera el ejército de la ciudad como resistencia que hicieron el domingo por después supimos) inmediatamente se la mañana. El cadáver de Salas lo pusie- puso en movimiento el ejército y como la ron en una mula y así lo condujeron para noche estaba oscura, dio orden el señor Guanajuato, los otros cadáveres los deja- cura que se iluminara la ciudad, para que ron en Dolores. la tropa saliera cómodamente y se evita- En la guerra del castillo de Granaditas ran los desórdenes que con la oscuridad murió un hijo de Dolores Hidalgo, era muy pudieran cometer los soldados. Dispuso

141 el señor cura que saliera una parte de la en La Quemada como a la media noche tropa por Valenciana y otra por Mellado: llegó el correo del Jaral con la contesta- caminamos lo más de la noche, camino ción del conde, en la cual le manifestaba para Dolores, llegamos a esta población al señor cura su adhesión, y le ofreció que en la mañana, y en ella pasamos el día corría de su cuenta el persuadir a Calleja y la noche y al siguiente día salimos para que no interrumpiera un negocio tan inte- San Felipe. resante y justo como era el que se había Cuando el señor cura salió de Dolo- emprendido. res para Guanajuato el día 16 de septiem- Todo esto lo ofreció con la mayor for- bre, hizo su expedición por San Miguel, malidad posible, pero aparente; porque Chamaquero, Celeya, etc., y de todos tan luego como llegó Calleja al Jaral se estos puntos que fue tocando se le re- unió el conde con él, lo protegió con dine- unía mucha gente, la cual estaba armada ro para los gastos de la guerra, lo animó con corta diferencia lo mismo que la de para que siguiera al señor cura, y se fue Dolores, por cuyo motivo se resolvió el en su compañía. Este señor fue el primero señor cura salir al encuentro de Calleja que traicionó a nuestra nación en el prin- y atacarlo. El día que salimos de Dolores cipio de la revolución. Confi ado el señor para San Felipe, llegamos a la Hacienda cura en la promesa del conde, al siguiente de la Quemada. Desde Dolores mandó un día mandó que contramarcháramos para correo el señor cura con un pliego para el Guanajuato, ejecutando la disposición que Conde del Jaral, invitándolo y comunicán- le indicó el conde, diciéndole que se retira- dole la resolución que tenia de atacar a ra sin cuidado, que por aquel punto corría Calleja donde lo encontrara. El señor cura de su cuenta la empresa, y que contara en confi anza de que eran íntimos amigos con él como fi el amigo. De esta manera adelantó la comunicación a este señor, logró el conde que nos retiráramos para y por tal motivo se confi ó de tener buen Guanajuato para dejar libre el camino y resultado, esperando del conde su adhe- pasara Calleja. Al contramarchar para sión a la empresa; pero fue lo contrario Guanajuato mandó el señor cura que se como después diré. dividiera la fuerza y una mitad se fuera por La noche que estábamos durmiendo Calvillo y la otra se volviera a Dolores.

142 Como veíamos muchos señores parti- de guerra en aquella ciudad. culares de Guanajuato con el señor cura, Ya respuestas las autoridades, mon- al pasar por el puerto del Gallinero dije- tado y uniformado el escuadrón, repuesto ron al señor cura que allí estaba bueno el parque gastado en el Castillo de Gran- abrir unos barrenos en las peñas y que ditas, y recogido el dinero de todas las ofi - cargados éstos con pólvora buena, los cinas reales, y de los capitales españoles, harían disparar por medio de mechas emprendíamos la marcha para Morelia, y ocultas, para que en caso que Calleja no en todos los puntos que íbamos tocando condecendiera con el conde y pasara por éramos recibidos con mucho entusiasmo, el puerto, disparando los barrenos le ma- y de cada uno se reunía mucha gente taría mucha gente. con nosotros, para ayudar a defender la Se puso en obra esta disposición, y justa causa de nuestra Independencia. se nombró una comisión para que cuidara Pasamos por Irapuato, valle de Santia- y quemara dichos barrenos, cuyos aguje- go, Salvatierra, Acámbaro, Sinapécuaro, ros hasta hoy existen. Indaparapeo y Villa de Charo. Con la gen- Llegamos a Dolores, y al siguiente día te que de todos estos puntos se iba re- salimos para Guanajuato en donde por uniendo se hizo un ejército formidable, y espacio de cuatro o cinco días se ocu- se aumentó considerablemente el tesoro, paron los señores generales de reponer parque, armas, etc. Y no había necesidad las autoridades, y recoger los caballos en la tropa, todos se les daba sueldo no que en las haciendas de plata tenían los sólo para un día, sino para tres o cuatro, españoles, con los cuales y las monturas a razón de a cuatro reales los infantes, y que estaban en el Cuartel de San Pedro peso los de caballería. de la caballería del regimiento del prínci- Al llegar a la garita de Zapote, en- pe, se equipó una caballería para avan- contramos la preparación que tenían los zar para Morelia; pues a nuestro regreso españoles para esperarnos. de La Quemada encontramos un correo Entramos por fi n a Morelia sin resis- de Guanajuato con la noticia de que los tencia ni oposición, fuimos recibidos con Españoles se estaban afortinando y ha- el mismo entusiasmo que en los demás ciendo preparaciones, para esperarnos puntos, saliendo a recibirnos hasta las

143 mujeres uniendo sus víctores con los del ca sin ninguna novedad, y por los puntos pueblo que era mucho. Allí hallamos cua- que íbamos tocando fuimos recibidos per- tro piezas de artillería de medio calibre, fectamente bien, poniéndose todos a las bien montadas y equipadas. órdenes y disposición del señor cura, y Estas piezas las hicieron los españo- reuniéndose de todos ellos mucha gente les con la campana de un esquilón que voluntaria. En Toluca estuvimos dos días, había en la catedral, y yo vi la madera y el tercero continuamos nuestra marcha, de la cabeza de dicho esquilón, era muy hicimos jornada hasta Santiago Tianguis- grande. Descansamos tres o cuatro días tenco, en donde encontramos un extran- en esta ciudad, y en este tiempo se ocu- jero inglés, se presentó este con el señor paron los señores de poner nuevas autori- cura y le confesó ingenuamente, que el dades: luego salimos para Toluca volvien- estaba allí con el objeto de hacer cañones do por el mismo camino que llevábamos de artillería por orden de unos españoles para Morelia hasta tomar el camino para que se habían retirado para México: que aquella ciudad; el objeto era seguir a los él sabía hacer los cañones y sabía el españoles que habían tomado este rum- manejo de ellos y que se ofrecía a sus bo para México, con los cuales se fue el órdenes para este desempeño: el señor señor obispo y el Colegio apostólico. cura aceptó el ofrecimiento y lo nombró En San Felipe de Obraje nos alcanza- ingeniero mayor de artilleros bajo el jura- ron las piezas de artillería que se hicieron mento que hizo de ser fi el a la causa de la en Guanajuato, éstas iban montadas en Independencia. ruedas de las de los españoles, y los con- Salimos de este punto al siguiente ductores de dichas piezas dieron la noti- día, no habíamos tenido noticia de las cia al señor cura que ya Calleja había pa- fuerzas españolas, hasta ese día que sado por Dolores y que en su compañía como a las ocho de la mañana volvieron iba el Conde del Jaral con nosotros. Se nuestros exploradores, con la novedad de habilitaron de artilleros las piezas, con los que se habían encontrado con una avan- hombres que les parecieron a los genera- zada enemiga, que se habían tiroteado les más a propósito para esta maniobra. y que el grueso de aquella fuerza nos Continuamos nuestra marcha hasta Tolu- esperaba de guerra en el puerto de las

144 Cruces. Esta noticia se probó ser cierta bos costados infantería y caballería. Se por dos heridos y un prisionero que traían rompió el combate que fue muy reñido, nuestros exploradores: el prisionero infor- duró lo más del día; se logró el triunfo por mó al señor cura de la disposición de su nuestra parte a costa de mucha sangre, General Trujillo; el número de fuerza que principalmente de nuestros indígenas que tenía, las piezas de artillería que no eras murieron muchos por su poca inteligen- más que dos, y sobre todo que nuestra cia; pues todos se agrupaban y en ellos fuerza era mil veces mucho mayor que la hacían las balas enemigas unos destro- del enemigo. Enterado el señor cura de zos terribles. Corrió el enemigo como a todo, indultó al prisionero y éste se unió las cinco de la tarde, dejando en el campo con nosotros En el acto se mandó hacer las dos piezas que traía, las armas de los alto, y se reunieron todos los que tenían muertos que fueron muchos, un carro de armas de fuego y juntos con la artillería se parque y un corto número de prisioneros dispuso que caminaran a la vanguardia, que se agarraron en el alcance. y a la retaguardia los de honda y arma Al concluir la guerra se dio orden, blanca, caminando atrás el cargamento para que el ejército continuara su marcha resguardado con bastante gente. Como a hasta llegar a la Hacienda o Venta de la diez de la mañana se descubrió al ene- Cuajimalpa a donde llegamos como a las migo que había tomado ya colocación en ocho de la noche. la cima de la sierra en donde estaba una Antes de llegar se dispararon tres ti- fábrica de aguardiente. Mientras llegamos ros de cañón para ver si el enemigo es- a aquel punto fuimos molestados por las taba en dicho punto: cerciorados de que guerrillas que nos hacían fuego por entre no había nada llegamos y se dispuso que la arboleda; pero la rechazábamos con la artillería se pusiera en orden de bata- nuestras armas, señalándose en esto con lla por el rumbo de México. Concluyó de más particularidad la gente guanajuaten- llegar el ejército como a las dos de la ma- se. Caminamos hasta llegar al frente del ñana. enemigo; se dispuso la gente para la ba- Luego que amaneció el día siguiente, talla, dividiéndose en tres porciones, en se dispuso una comisión, compuesta de el centro la artillería e infantería, y en am- los señores que le parecieron más aptos

145 al señor cura, entre ellos el señor don por aquel camino. Hicimos jornada hasta Mariano Abasolo, el presbítero don Ma- la ciudad de Lerma, día de Todos Santos, rino Valleza y otros que no conocí por no y al día siguiente la hicimos hasta San ser de Dolores. Esta comisión salió para Francisco Ixtlahuán: al siguiente día no México con el título de embajadores en alcanzamos a llegar a ninguna población uno de los mejores carruajes, en el cual o rancho por lo que nos quedamos en se puso una bandera blanca, habiendo campo razo. sido custodiada por la fuerza de cincuen- La disposición de los señores genera- ta hombres. les era caer a Arroyozarco, lo que se ve- Allí se pasó revista general de armas rifi có, por que el día que nos movimos de y gente, y se mandó una fuerza que fue- aquel punto despoblado, como a las dos ra a levantar el campo de la guerra, cuya de la tarde volvieron nuestros explorado- operación no se hizo antes porque ya era res con la noticia de que Calleja estaba muy tarde. en Arroyozarco con una fuerza muy gran- Volvió la comisión de embajadores en de. Hizo alto el ejército, y el señor cura la tarde y dijeron a los generales, que ha- preguntó ¿qué población había inmediata bían sido desairados y que los esperaban por aquel rumbo? Y le dijeron que San de guerra, para lo cual tenían muchas Gerónimo Aculco, pueblo pequeño que preparaciones. Se dispuso que avanzára- estaba a nuestra izquierda, y que está mos sobre México, y al siguiente día se situado en medio de dos lomas, bastante alistó la tropa para la marcha; pero como grandes, y nos dirigimos para aquel pue- a las once de ese día hubo contraorden, blo a donde llegamos puesto el sol. y volvimos a contramarchar por el mismo Al día siguiente se volvió a pasar re- camino que habíamos traído, volviendo a vista, y se dio la orden de que alistára- pasar por el puerto del las Cruces hasta mos las armas y se resolvió esperar allí a tomar camino para Querétaro. Este retro- Calleja por estar propio el punto para dar ceso resultó del cálculo que hicieron los la carga, y tener el auxilio del Pueblo. En generales, de que aquella ciudad debía este mismo día como a la una de la tarde, estar débil de fuerza, y que seria fácil to- estaban comiendo los generales cuando mar aquella plaza y continuar para Méjico llegó la avanzada que andaba por el rum-

146 bo del Norte, y dio aviso que el enemigo ros y piezas de artillería, a la retaguardia se aproximaba sobre nosotros. Se dio or- la caballería, y a la espalda de estos de den de que saliera la fuerza a encontrar a infantería de arma blanca, y los indígenas Calleja y atacarlo. de honda y garrote, colocados estos a una Volvió a salir la avanzada para obser- distancia que no les ofendieran las balas var de nuevo al enemigo, volvió la avan- enemigas, lo cual no se consiguió; porque zada y dijo que la primera avanzada había como todos teníamos mucho entusiasmo tenido noticia por dicho de unos caminan- en tomar parte en el combate y triunfar tes, que por allí andaba una avanzada del del enemigo, cuando éste se presentó enemigo, la misma que nosotros vimos, comenzó en nuestra gente indígena un y que dijo a los habitantes de aquellos desorden indecible. puntos, que la fuerza se movía otro día El tesoro cargamento de pólvora y sobre nosotros. Con esta noticia se volvió equipajes de los generales, se dispuso nuestra tropa para el pueblo y convinie- que lo situáramos al pie de una loma que ron en dar la batalla otro día para cuyo estaba un poco retirada de la guerra, y fi n eligieron la loma que está al Norte del se le puso una fuerza respetable para su pueblo de Aculco dejándole al enemigo la resguardado. que está al Sur de dicho pueblo. Al día siguiente como a las ocho de Se dio orden de que limpiáramos la mañana se presentó el enemigo divi- nuestro puesto, de las piedras que esta- dida su fuerza en tres trozos; cubriendo ban e impedían el movimiento de nues- uno el centro y los otros dos los costa- tras piezas. Esta maniobra fue concluida dos. Fueron avanzando con mucho orden en un momento, porque como había mu- hasta ponerse a tiro de cañón: tomada su cha gente y ésta se prestaba con mucho resolución en el punto, formaron en bata- gusto pronto se hacía lo que se mandaba. lla y rompieron el fuego inmediatamente Concluida esta operación se dio orden de con sus piezas y fue contestado por las que el ejército subiera a tomar colocación nuestras. en la cima de la loma, y se dispuso el plan Impulsado yo por el deseo que siem- de guerra del modo siguiente: formaron pre tuve de ayudar a mis compatriota a en batalla al frente del enemigo los fusile- hacer la Independencia de mi amada pa-

147 tria, y fi ado en la buena calidad de mi ca- de las balas enemigas en nuestra gen- ballo, me desmembré de los que estaban te, que no se pensó más que en la fuga, con el cargamento, con otros compañe- comenzó a correr la gente por el rumbo ros míos alfareros, tan luego como apa- del Poniente, para ocultarse en una sierra reció el enemigo y nos incorporamos con pequeña que a este rumbo teníamos: se la fuerza batiente, allí vi a nuestro inglés desampararon las piezas y se abandonó el ingeniero que no omitía sacrifi cio en el campo de batalla, porque el enemigo nos desempeño de su empleo, corriendo para venía fl aqueando por ambos costados. cada cañón y dirigiendo las punterías que Triunfó Calleja, y se hizo dueño de ar- hacían bastante estrago en el enemigo; mas, dinero, parque y todo cuanto era de pero como los artilleros de Calleja tenían nuestro ejército. más instrucción, ellos mismos dirigían Yo iba muy inmediato al señor cura, sus tiros con más certeza y nos hacían pero al llegar a la sierra como no llevába- grandes destrozos, y como en aquel pun- mos camino alguno, tomamos cada uno to no había objeto ninguno donde esca- un punto más cómodo que nos pareció parse de las balas, se veía claramente como para subir dicha sierra, y esto dio su operación. Esto dio motivo a que se motivo para que nos perdiéramos de vis- descompusiera nuestra tropa, y fue aquel ta, y nos separamos dispersos por distin- un desorden tan grande que no pudieron tos puntos. contenerlo ni los generales ni los ofi ciales. Yo con el susto de la guerra, el mal El enemigo que observaba tal desorden día que pasé y lo estropeado del camino cerraba el fuego con más actividad, y sus me enfermé como de resfrió, llegando a tiros hacían más operación sin errar uno tal grado el mal que se convirtió en una solo por los grupos que en nuestra gente fi ebre furiosa que me tuvo postrado en se hacían. Nuestro ingeniero se empe- la cama un mes en el pueblo de Acám- ñaba sobremanera en cargar las piezas baro. Allí fui asistido con mucha efi cacia con violencia; pero no era posible que lo por disposición del señor don Antonio La- hiciera como el enemigo por estar las de rrondo que era el señor que representaba éste mejor servidas. allí la autoridad, puesto por el señor cura Fue tal el terror que causó el estrago cuando pasamos para Morelia.

148 Cuando ya estuve aliviado me resolví mientas quebrados y muchos quemados, venir a mi tierra a ver a mi familia, con todo convertido en destrozo y lo mismo mucho sentimiento por haberme separa- estaba la sedería. do del señor cura y demás compañeros. En el obrador de rueda, en la alfare- Puse en obra mi resolución, le di las gra- ría, encontré buenos, entre la quebrazón cias al señor Larrondo, me despedí de él de herramientas que hicieron los solda- sumamente agradecido y me regaló dos dos de Calleja dos moldes de madera de presos para mi camino. mesquite que servían para hacer platones Llegué a mi casa, tomé razón de ella, de barro, uno redondo y el otro ovalado. pregunté por las señoras Hidalgo, herma- Estos moldes fueron discurridos por el nas del señor cura y me dijeron que al señor cura, por cuyo motivo los recogí y entrar la tropa de Calleja se habían salido los he conservado con especial cuidado y de dolores, que no sabían para donde se curiosidad hasta ahora que los he puesto habían ido, y que la casa del señor cura a disposición de don Angel Larrea como fue Cuartel, lo mismo que la alfarería y procurador del Ayuntamiento, para que sedería de la fuerza de Calleja. unan a la parte de muebles que existen Fui a visitar los tres puntos, y en el hoy en la pieza que sirvió de asistencia a curato encontré todo en desorden, las nuestro libertador el inmortal don Miguel puertas abiertas sin llaves, los muebles Hidalgo y Costilla. hechos pedazos y sucios; las piezas Seguí mis indagaciones para saber también sucias, no pude menos sino de- de las señoras Hidalgo, y por una criada rramar lágrimas de sentimiento al ver el de la casa supe que estaban en el rancho mal tratamiento de la habitación y casa de las Piedras de esta jurisdicción, que de nuestro señor cura: se me aglomera- temiendo algunas vejaciones por la tropa ban muchos recuerdos y en particular el de Calleja, se habían ido para aquel pun- 15 y 16 de septiembre, que nos reunimos to. Me resolví ir a hacerles una visita, las en tan respetable casa para dar la voz de encontré en dicho punto y me estuve con independencia y libertad. ellas hasta que el señor don José María Lo mismo me sucedió al entrar en la Hidalgo, mandó por ellas para que se fue- alfarería: encontré todos los útiles y herra- ran para la hacienda de Corralejo, lo que

149 se verifi có pronto, acompañándolas yo señor general y jefe de esta ciudad don hasta pasar de Dolores. Ignacio O. Echeverría. Aunque mis deseos eran grandes LISTA nominal de los individuos que para ir a alcanzar al señor cura, no me fué se reunieron la noche del 15 de septiem- posible por lo agotado de recursos, los bre de 1810 para dar el grito de Indepen- caminos invadidos por las fuerzas espa- dencia, en la respetable casa del INMOR- ñolas, y la larga distancia que había que TAL HIDALGO. atravesar para llegar a donde estaba este Alfareros, sederos y vecinos conoci- señor, y además lo extenuado que quedé dos de este lugar. por mi enfermedad, todas estas circuns- tancias me impidieron mis deseos. ALFAREROS A poco tiempo empecé a padecer Pedro José Sotelo. una persecución atroz, lo mismo que mis Francisco Barreto. compañeros alfareros, a quienes fueron Juan de Anaya. aprehendiendo paulatinamente, porque Ignacio Sotelo. como sabían que éramos de la familia Isidoro Cerna. artesana del señor cura, nos veían con José María Perales. un odio terrible y nos perseguían con Atilano Guerra. tenacidad, por este motivo anduvimos Manuel Morales. fugitivos, errantes, sin hogar ni domicilio José María Pichín. hasta el año de 1822 que se juró la Inde- Jesús Galván. pendencia y que ya quedó todo en paz, volvimos a nuestras casas, sin que nadie SEDEROS hiciera mención de los que cooperamos a D. Antonio Hurtado de Mendoza. la grande obra de nuestra Independencia, Pantaleón de Anaya. sin título ni premio. Brígido González. Esta es mi cronológica narración, Vicente Castañón. hecha en el último periodo de mi vida a los ochenta y cuatro años de edad, con la VECINOS CONOCIDOS que creo llenar y cumplir los deseos del D. Juan Quintana.

150 Francisco Moctezuma. actuando con testigos de asistencia por Nicolás Avilez. no haber escribano ʊ certifi co: que el C. Miguel Avilez. Pedro José Sotelo, conserje de la casa Julián Gámez. del Generalísimo don Miguel Hidalgo, ha Tiburcio Gámez. ratifi cado por ante mí el contenido íntegro Antonio Gámez. del presente cuadernillo previa lectura que se le dio, y el cual se compone de 19 Todos estos señores fueron los prime- fojas útiles. En cuya comprobación, y a ros cooperadores para la empresa desde su pedimento, extiendo y fi rmo esta certi- la noche del 15 de septiembre, habiendo fi cación en la ciudad de Dolores Hidalgo seguido al señor cura como ya he dicho. a primero de agosto de mil ochocientos Los Gámez eran coheteros y le rega- setenta y cuatro. Doy fe.-Antonio García.- laron al señor cura una poca de pólvora A.-Salomé García.-A.-Jesús Arredondo.- para las armas de fuego, y él agradeció Al margen.-Un sello.-Juzgado 1° Popular mucho el regalo. de Hidalgo. El suscrito Alcalde primero popular a, vol. 719, exp. s/n, f. 292 Operaciones de Guerr , AGN Uniformes de artilleros realistas.

* Con el propósito de facilitar su lectura, en esta versión se actualizó la ortografía.

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