Unión Europea-Marruecos: ¿Una Vecindad Privilegiada?
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UNIÓN EUROPEA-MARRUECOS: ¿UNA VECINDAD PRIVILEGIADA? ANTONIO REMIRO BROTÓNS (DIR.) CARMEN MARTÍNEZ CAPDEVILA (COORD.) PAZ ANDRÉS SÁENZ DE SANTA MARÍA CARLOS ECHEVERRÍA JESÚS GONZALO ESCRIBANO FRANCÉS MIGUEL HERNANDO DE LARRAMENDI BERNABÉ LÓPEZ GARCÍA ROSA RIQUELME CORTADO ALEJANDRO DEL VALLE GÁLVEZ MADRID, MARZO 2012 Fuente fotografía portada: http://foro.tiempo.com/tormenta-tropical-01m- iexcliexclmedicane-en-el-mediterraneo-occidental-t135611.132.html La reunión en la cumbre celebrada el 8 de marzo de 2010 entre la Unión Europea (UE) y Marruecos en el marco del Estatuto Avanzado otorgado por la Unión al reino magrebí escenificó en Granada lo retórico de dicho estatuto desde el punto de vista europeo y la instrumentalización que Marruecos hace de él para atribuirse una imagen de alumno preferido entre los países asociados a la UE. El contexto en el que se celebró, apenas comenzado el semestre de presidencia europea por parte de España, posiblemente el socio más conflictivo de la Unión, pero al mismo tiempo el más contemporizador con las debilidades de los gobiernos del país magrebí, la cercanía en el tiempo de un episodio humano y político como el protagonizado por la activista saharaui de los derechos humanos Aminetu Haidar, que cuestionó el sentido del propio Estatuto Avanzado, dejando al descubierto las torpezas de Marruecos en la gestión de un expediente sensible como es el del Sáhara, privaron a la cumbre de mayor relevancia, en parte por la ausencia del monarca marroquí, en parte también por las reservas expresadas por el presidente de la Comisión Europea al señalar las insuficiencias de Marruecos en materia de derechos humanos. Ello no impidió que el Primer Ministro marroquí, Abbas El Fassi, presentara la cumbre como un éxito y aún como un aval para reafirmar la línea política seguida. Casi dos años más tarde, sin embargo, al votar el Parlamento Europeo una resolución en contra de la prórroga de un año del acuerdo pesquero, Marruecos reacciona rasgándose las vestiduras y planteando la “oportunidad de una reevaluación global de su partenariado con la UE”. Sorprendía el interés manifestado por Marruecos en contar con un Estatuto Avanzado en su relación con la UE al tiempo que se aferraba en mantener intocables las bases políticas sobre las que se construyó el Estado marroquí tras la independencia. Se trataba de una contradicción difícilmente salvable porque, de un lado, escasas eran en 2010 las fuerzas políticas y económicas lo bastante fuertes del lado marroquí para promover un cambio que removiera dichas bases y, de otro, no se advertía de parte europea una voluntad cierta para alterarlas por miedo a desestabilizar una relación, la euromarroquí, sustentada sobre la subordinación de unas elites neocolonizadas. 1 Sin embargo, entre marzo de 2010 y diciembre de 2011 han tenido lugar acontecimientos inesperados que han conducido a cambios en la estructura institucional del Reino de Marruecos que tendrán indudable repercusión en sus relaciones con la UE. La llamada “primavera árabe” ha servido de catalizador externo para estimular una reforma que hubiera tardado en llegar al ritmo de la evolución interna marroquí. No hay que menospreciar el papel que la “calle” marroquí, encarnada en el movimiento del “20 de febrero”, desempeñó en este proceso, pero tampoco hay que exagerar la naturaleza y alcance de sus resultados tras la aprobación en referendum de una nueva constitución en julio de 2011. Para converger con un proyecto europeo, para poder hacer realidad el Estatuto Avanzado, Marruecos deberá romper el círculo vicioso de su complejo de insularidad, deberá salir de la defensa a ultranza de una especificidad, de unos particularismos, que obstaculizan su progreso y no son sino una coartada detrás de la que se esconden los que defienden sus privilegios, como decía Abdallah Laroui en su libro Marruecos y Hassan II. Testimonios. Pero esa ruptura encuentra, como acabamos de decir, fuertes resistencias dentro del país y aún en el exterior. Es evidente que España tiene un especial interés en la intensificación de las relaciones entre la UE y Marruecos. La apertura del mercado marroquí a los productos, servicios y capitales procedentes de la UE generan en nuestro país unas expectativas similares a las que podían tener Alemania o Austria cuando apoyaron la ampliación al Este de la UE. Las exportaciones se han multiplicadoi espectacularmente en el curso de pocos años. A nadie se le escapa, además, que dentro de la UE España es el país más interesado en tener un vecino próspero y seguro en su frontera sur y el más beneficiado de que el buen clima de relaciones entre la UE y Marruecos se traduzca an acuerdos que satisfagan intereses españoles. En este sentido, no puede sorprender que nuestro país fuera el que acogió con un mayor entusiasmo la solicitud por Marruecos de un Estatuto Avanzado y quien, junto con Francia y Portugal, lo promocionó entre el resto de los socios. En ese momento concurría una razón añadida, como era el deseo de recomponer las relaciones hispano-marroquíes, muy maltrechas durante el segundo Gobierno de José María Aznar y que vivieron momentos tales como la llamada a consultas a su Embajador en Madrid por parte de Marruecos (octubre de 2001) y los incidentes en la isla de Perejil (julio de 2002). Pero la instauración de una zona de libre de cambio presenta también sus peligros para nuestro país, sobre todo en el sector de los productos agrícolas. El retraso en la negociación 2 del acuerdo comercial relativo a los productos agrícolas y agrícolas transformados tiene mucho que ver con la (o)posición de España. A esto mismo obedece la cautelosa afirmación presente en el Documento conjunto sobre el Estatuto Avanzado, de que « las nuevas negociaciones tendrán en cuenta la sensibilidad de ciertos sectores”. El libre acceso de los productos agrícolas marroquíes (especialmente del tomate) al mercado de la UE produce verdadero temor en el sector hortofrutícola español, pues su producción similar en términos de productos cultivados y de sus características, es en términos de precio de venta, más barata y, por tanto, más competitiva.En este sentido, no puede sorprender que, finalizadas las negociaciones de un acuerdo relativo al comercio de productos agrícolas, agrícolas transformados y pesqueros en 2009, España anunciara que durante el semestre en el que nuestro país ocuparía la presidencia de la UE (primer semestre de 2010) no se procedería a su conclusión. Por otra parte, las cuestiones territoriales y el Sáhara sobrevuelan incesantemente la relación bilateral, pudiendo en cualquier momento provocar una crisis, con efectos contaminantes para la relación UE-Marruecos. No hace mucho tiempo Marruecos prefería renunciar a percibir ciento noventa millones de euros de cooperación transfronteriza de la UE a colaborar con Ceuta y Melilla. Asimismo, la huelga de hambre de la saharui Aminetu Haidar, a finales de 2009, supuso una crisis de las relaciones bilaterales, en vísperas de la reunión del primer Consejo de Asociación posterior al Documento conjunto sobre el Estatuto Avanzado. La falta de toda alusión al Sáhara en este Documento movió al Frente Polisario y a varias organizaciones prosaharauis a reclamar la exclusión expresa de este territorio en todas las negociaciones o documentos relacionados con el Estatuto Avanzado. Los parlamentarios formulaban preguntas y la Administración echaba balones fuera. « Sin libertad ni derechos humanos, no al Estatuto Avanzado con Marruecos”, era el lema exhibido por grupos prosaharauis en Granada, durante la I Cumbre UE-Marruecos. Hay que llamar la atención, por último sobre el creciente nivel de complejidad y confusión que produce la recurrente refundación de marcos, normativos o volitivos, para encuadrar las relaciones con Marruecos y, en general, con los países del mediterráneo Sur. El Estatuto Avanzado es, apenas, una criatura en ciernes que, partiendo de los primeros acuerdos bilaterales de asociación y cooperación, se ha venido incubando en los últimos años, primero en el marco de la Asociación Euromediterránea surgida con el llamado Proceso de 3 Barcelona, en 1995, luego con la extensión al Sur de la Política Europea de Vecindad concebida en principio para los países del Este de Europa en 2003 y 2004, finalmente con la boutade de Sarkozy sobre una Unión para el Mediterráneo en 2008. Todas estas iniciativas solapadas, en un breve período de tiempo y, en algún caso, poco meditadas, producen a veces la impresión de que la UE no sabe realmente qué hacer, que carece de un objetivo estratégico definido servido por los medios requeridos para lograrlo y simplemente hace juegos semánticos. Esta obra, dirigida y revisada por mí y coordinada por la Profª Carmen Martínez Capdevila, es fruto de un proyecto auspiciado y patrocinado generosa y eficazmente por la delegación española de la Academia Europea de Ciencias y Artes (AECYA). Aunque los participantes asumen una autoría colectiva, debe mencionarse la especial responsabilidad asumida porc ada uno de ellos en los diferentes capítulos que componen la obra. Así el Capítulo I, sobre el ejercicio del poder en Marruecos, ha sido redactado principalmente por Bernabé López; el Capítulo II, sobre la política exterior marroquí, por Miguel Hernando de Larramendi; el Capítulo III, donde se trata de establecer el marco global de las relaciones UE- Marruecos, se ha debido a Paz Andrés; en el Capítulo IV se hace por Carmen Martínez Capdevila el arqueo de las relaciones bilaterales UE-Marruecos con el horizontes del Estatuto Avanzado que ahora se proclama; del Capítulo V sobre la economía de Marruecos, su estructura y el impacto de la relación con la UE, ha sido de la incumbencia de Gonzalo Escribano; de las cuestiones de seguridad y defensa ha cuidado Carlos Echeverría en el Capítulo VI; en el Capítulo VII Alejandro del Valle se ha ocupado de algunas de las cuestiones territoriales que en el norte de África comprometen las relaciones hispano- marroquíes; el Capítulo VIII ha arrostrado el conflicto del Sáhara Occidental en sus diferentes vertientes gracias a Rosa Riquelme; ella misma, con algunas aportaciones de Paz Andrés, ha elaborado el último Capítulo (IX) que, en relación con este conflicto se interesa por el papel de la UE.