Antigüedades Peruanas
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(2)ZC.795 ; 'V) ... I ^ O VI \ , ' Vf ^ Í 0m- '5^ ^ . .V: . ¿ ^A- v; S fc/4;^ '• -' 'V. .Tíí íf- ‘ r*>Kíí , *'iii-riT^ ftmwTf fi-- : t- 'r^ ... : ' ^iir.r .. % ' ..'Wl^^".'íi/,.!l'¿ ' ;' 1JÉÍÍÍ7Í'‘'7-«I«M '”1 ' ‘1 M, Aia^-r -> r. ’• " ,, jS?i:fS(.& ' ' SH7'í>:!f ‘i* v"3í [• pV'v'ry^V'-^v--- ' w ^5* í**^ X. AA • -. 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Soberanía Nacional, nos asiste la conlianza de que merecerá benévola acojida. » Acceptad, Señor, el pequeño tributo de nuestros desvelos y las consideraciones de I Vuestros atentos y obsecuentes servidores I 3ílnrinnn dFíninrk h lUurrii. Dr. :iunn Difgn h Isrliníii. i a historia de las naciones, ó de los siglos en que vivieron, no solo interesa por saber á qué grado de poder y cultura llegaron estas y de qué medios se valieron los que las regían para subyugar- las, ó engrandecerlas; sino también, para instruirnos de sus progresos en el comercio, artes y ciencias, palancas poderosas y tínicas que cultivan el entendimiento, desarrollan las riquezas naturales, allanan los obstáculos y preparan á los pueblos para el goze de una libertad racional. El código que gobernaba la antigua Nación Peruana, dictado por su primer fundador Manco -Capac y ampliado por sus sucesores, íjó las bases de la felicidad ptíblica de que disfrutaron durante algunos siglos sus descendientes; mas no las de la libertad política que mueve, inspira grandes ideas, propaga las luces, y ensancha la esfera de nuestros conocimientos. ; IV Su gobierno teocrático cuidaba de que no desmayase el culto á la Di- vinidad que adoraban y de que se extendiese por todas partes, medio que elegieron, como otros monarcas del viejo mundo, como el mas adecuado para afianzar su poder que la moral no se relajase tolerando el desorden ; que la agricultura la industila adelantasen que las obras públicas se y ; construyesen, conservándose las que existían; por último, que nadie pudi- ese estar sin ocupación y sin ser útil al Estado y á sus semejantes. Reyes y Pontífices á la vez, mandaban en nombre del Sol con absoluta indepcden- cia mas no por esto se sobrepusieron á las leyes de justicia humanidad. ; y Estudiar, pues, instituciones tan benéficas sobre los mismos luga- res; examinar sus monumentos arqueológicos; poseer un conocimiento exacto de su idioma, religión, leyes, ciencias y costumbres, como de todo aquello que tiene relación con el Imperio Andino, fue el plan que nos propusimos al volver á pisar el suelo de los Incas. Muchos fueron los obstáculos que se oponían para realizarlo; P las disenciones políticas que se sucedieron unas á otras, teniendo al pais en continua alarma: 2° los diversos climas, malos c intransi- tables caminos de la costa y cordilleras; peligros que vencer al visitar sitios abandonados, espesos y tupidos bosques, en que la naturaleza con pródiga mano ostenta su profusión y poder fertilizador, presen- tando árboles que parecen servir de puntales al techo celeste: 3° la falta absoluta de un itinerario, ó guias instruidos que nos indicasen las localidades las antigüedades dignas de observarse pero nada pudo y ; arredrarnos para insistir en nuestro intento, y presentar al público una obra sobre las Antigüedades Peruanas. En 1841 dijimos hablando de este asunto: „Ojalá algún dia pueda tener la satisfacción de pai'ticipar á mis compatriotas que se halla V completa y publicada esta colección, que á mi entender es de alguna m importancia” ’'). Vaticinio que se ha realizado á los diez anos, con inmenso trabajo y grandes sacrificios pecuniarios. Durante algunos años estudiamos los monumentos antiguos, reco- giendo con indecible anhelo cuantas curiosidades del tiempo de los Incas pudimos conseguir, mandando dibujar y pintar todas las que existían en poder de Peruanos y estranjeros. Concluido trabajo tan penoso, impetramos de los Gobiernos Peruanos auxilios para publi- carlo, no pudiendo por sí solos llevar al cabo empresa tan costosa. La suma que se nos concedió fue tan pequeña que no alcanzó para sacar las copias de algunas láminas, y por consiguiente quedó enca- jonado el manuscrito hasta el año de 1850. Decididos á hacer cualquier sacrificio por no privar al Perú y demas naciones de esta colección, que da una idea exacta del poder de sus monarcas é industria de sus súbditos, escribimos á D. Fran- cisco de Rivero, Encargado de Negocios de la República Peruana, cerca de su Majestad Británica, para que se publicase de acuerdo el Dr. J. D. de Tschudi. con ¡ Cuantos fueron estos sacrificios pecuniarios, lo juzgará fácilmente el lector que recorra el hermoso átlas que acompaña al texto, y por lo ocurrido después de haberse presupues- tado los gastos! Comenzado el trabajo de las láminas por uno de los mas distin- guidos artistas de Viena, se nos informó, que no podía seguirse con la impresión, á causa de haber subido el precio del papel y la mano de obra, debido á los acontecimientos políticos de los años pasados. Antigüedades peruanas; parte por M. E. de Rivero. Lima, 1841. 8*^. VI que produjeron una reacción notable en todos los Estados europeos. Se hicieron nuevos desembolsos para su continuación. En todos tiempos los Gobiernos que han mirado por el progreso de la ilustración con el loable objeto de instruir las masas, y de tener datos exactos sobre la historia, comercio, artes é industria, protejieron empresas que tienden á este fin. La mayor parte de los Gobiernos que han regido la Repüblica Peruana, teniendo en su seno hombres distinguidos, han estado animados de estos mismos sentimientos y deseos, tanto mas, cuanto velan que la Repüblica de Chile mandó publicar por el infatigable Mr. Gay su historia natural y política, y que Rolivia favoreció en cuanto pudo los trabajos interesantes del naturalista d’Or- bigny; pero esos sentimientos y esos deseos de nuestros Gobiernos, han sido desgraciadamente estériles á causa de la anarquía que ha dominado el pais por tantos años. Sin embargo se ha dado ya prin- cipio, para llenar en parte el vacío. El Dr. J. D. de Tschudi, miembro de varias Academias de ciencias, é ilustrado viagero europeo, dió á luz en 1846 y 48 sus investigaciones sobre la Fauna Peruana, obra en folio de setecientas páginas, y de setenta y dos láminas iluminadas, la cual trata de los cuadrúpedos, aves, reptiles y peces del Perú, y otros trabajos de historia natural (antigüedades, filología y medicina), siendo muy apreciables las de las razas primitivas de la América Meridional. Prescott con su acostumbrada maestría nos ha dado una historia de la conquista con documentos y pormenores interesantes. Nos es grato recordar el interes que han mostrado los SS, Don Manuel Ferreyros y Don Francisco de Rivero para la publicación de esta obra; la generosidad con que los Señores Weddel, Rugendas y VII Pentlandt nos han franqueado algunos croquis y dibujos, y el empeño del Dr. Tschudi en la coordinación del texto que se le dirigió del Perú, agregando las observaciones sobre los cráneos peruanos, lengua quichua, religión etc., que podian sugerirle su saber, su vasta ins- trucción y las copiosas obras y manuscritos de la Biblioteca Imperial de Viena que ha tenido á su disposición; elementos de que carecemos en el Perú. No era solo nuestro objeto dar una descripción de las ruinas de edificios suntuosos, tristes reliquias de la grandeza y poder del imperio de los Incas, de sus Ídolos y artefactos encontrados en las huacas y túmulos; sino el cuadro de una nación sumamente interesante por su historia trágica. La descripción de las instituciones políticas, del sistema religioso, de sus ceremonias, de las ciencias y artes cultivadas por los Peruanos, ofrecerán á los investigadores un apoyo para sus trabajos, desvane- ciendo errores que se hallan á cada paso en los escritos de autores antiguos y modernos, quienes nos los transmiten de relaciones verbales de individuos que se consideran instruidos. No pertenecemos al número de aquellos ciegos admiradores de la cultura de la Nación Peruana, que han exagerado las instituciones polí- ticas de los Incas y de los progresos que en las ciencias y artes hicieron sus súbditos; pero tampoco somos partidarios de aquellos his- toriadores que niegan el desarrollo de facultades en los primitivos habi- tantes del Perú, considerando tan solo las relaciones de los antiguos cronistas españoles como meras fábulas. La comparación concienzuda de estas relaciones con los restos de la antigüedad peruana, y las consecuencias que se sacan, forman la VIH base de este trabajo. Bien conocemos que no ofrecemos al público una obra que deje exhausta la rica materia que hemos tratado. La dificultad de las investigaciones, la de carecer de traducciones verda- deras de los quippos en que estaban consignados tos hechos notables de su historia y los datos de su Estadística, en fin los cuantiosos gastos que requieren obras de esta clase, solo se pueden vencer por el con- curso de los sabios y por los poderosos subsidios de los Gobiernos.