Amor, Locura Y Femineidad. La Erotomanía, El Delirio De Ser Amadas: ¿Una Locura Femenina?
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Tesis. Universidad Nacional de Rosario, Rosario, Argentina. Amor, locura y femineidad. La erotomanía, el delirio de ser amadas: ¿una locura femenina?. Colovini, María Teresita. Cita: Colovini, María Teresita (2004). Amor, locura y femineidad. La erotomanía, el delirio de ser amadas: ¿una locura femenina? (Tesis). Universidad Nacional de Rosario, Rosario, Argentina. Dirección estable: https://www.aacademica.org/marite.colovini/2 Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons. Para ver una copia de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/deed.es. Acta Académica es un proyecto académico sin fines de lucro enmarcado en la iniciativa de acceso abierto. Acta Académica fue creado para facilitar a investigadores de todo el mundo el compartir su producción académica. Para crear un perfil gratuitamente o acceder a otros trabajos visite: http://www.aacademica.org. Universidad Nacional de Rosario Facultad de Psicología Departamento de Clínica Amor, Locura y femineidad La erotomanía: el delirio de ser amadas. ¿Una locura femenina? Doctoranda: María Teresita Colovini Directora de Tesis: Dra. Pura Cancina 24 de junio de 2004 A mi padre, in memoriam, con amor. A mi madre, que sigue enamorada del amor. A mis tres hermanos, por aquellos tiempos compartidos. A Franco y Alejandro, por la pasión de vivir. Y al hombre con quien descubrí un nuevo amor. 1 Índice General Agradecimientos p. 3. I. Introducción p. 6. II. Propuesta metodológico-epistemológica p. 16. III. El amor en psicoanálisis p. 38. IV. Excursus I. El caso Sabina Spielrein p. 80. V. La erotomanía en la clínica psiquiátrica p. 104. VI.Clerambault y la erotomanía p. 117. VII. Las pasiones p. 139. VIII. La mujer, la femineidad, lo femenino p.172. IX. El debate feminismo-psicoanálisis p. 215. X. La declaración de sexo p. 243. XI. Excursus II. La erotomanía en Marguerite/ p. 263. Aimée XII. Las estructuras clínicas p. 279. XIII. La erotomanía una vez más p. 309. XIV. Recursos femeninos p. 330. XV. Excursus III. Mujeres de pasiones elementales p. 358. XVI. Conclusiones p. 375. Referencias bibliográficas p. 388. 2 Agradecimientos Quiero agradecer a Tita Florio, por un pasaje. A Pura Cancina por su enseñanza. A Beatriz Arce, por la fraternidad y el entusiasmo compartido. A Maque Dellariva por el diálogo sobre diosas y mujeres. A mis amigos, especialmente a Alicia Álvarez, Norma Barbagelata, Analía Battista, Beto Manino y Celia Rocca, por sus lecturas críticas y la compañía siempre alentadora. A Patricia Fochi y Margarita Scotta, con quienes trabajamos desde hace tres años en el Taller de lectura de textos freudianos sobre femineidad, por el trabajo colectivo y la producción singular. A los integrantes del Espacio de Interlocución sobre Amor, locura y femnineidad: Marcos Esnal, Karina Latorre, Mariche Manfredi y Gustavo Trabajo, por sostener el interés y la transferencia de trabajo. A los Miembros, Asociados y Participantes de la Escuela de Psicoanálisis Sigmund Freud, Rosario, con quienes pude hacer comunidad de experiencia, especialmente a Fernando Mazuelli. A mi Profesor de Psiquiatría, Dr Ouviñas, un verdadero psiquiatra clínico. A mis alumnos, por sus preguntas. A mis analizantes, por la sorpresa. 3 A Gabriela Brochier, por el placer de aprender otra lengua. A Julieta Lopergolo, que realizó el trabajo de puesta en forma y corrección de estilo, por su alegre disposición, su prudencia y su sensatez. 4 ellas escriben cartas de amor escriben hasta que se apague la luz hasta que se apague la llamita. escriben en los baños de las oficinas escondidas de los maestros y de las ratas. para echar en el fondo de los baúles cositas muertas las letras pegadas al papel la sofisticación de las palabras que quisieron hacer alguna travesía nunca exacta. ellas escriben cartas de amor con preámbulos papelitos puestos una y otra vez de manera diferente. lanzados desde el globo de la astucia desde el hospital desde el castillo donde aparecen los sueños que no pudieron asirse. con tanto temor como bajar de un pedestal húmedo sonámbulas ellas escriben sin otra técnica que un corazón ligeramente corrompido con las feroces garras de los años por la tinta azul petrificada en las noches de espera ellas escriben para convencer a alguien para convencer a una sola persona que tal vez no ha venido o se ha perdido definitivamente entre la multitud. Reina María Rodríguez La Habana, Cuba, 1952. 5 I- Introducción El amor, la locura y lo femenino se intersectan. Las razones de tal intersección y los enigmas que cada término de la tríada comporta, constituyen una zona de interés que tiene en su horizonte mi práctica como analista. Debido a la insistencia en el encuentro con las diferentes modalidades que toma dicha intersección y también a la multiplicación de su efecto enigmático, he decidido de internarme en la investigación de estos temas. Insistencia propia de lo real que, estando siempre en el mismo lugar, no deja de pulsar para encontrar una forma de ser inscripto. La escucha de dos mujeres que partían de la convicción de ser amadas operó como el modo de ponerle palabras a la pregunta: ¿qué hace que una mujer delire con ser amada? A su vez, esta pregunta se fue desgranando en otras: ¿qué es el amor para una mujer?, ¿hay una necesidad específica de amor en las mujeres?, ¿por qué la angustia de castración toma, en la mujer, la forma de angustia ante la pérdida del objeto de amor? Podría decir que a partir de estas preguntas inicié un recorrido de la teoría psicoanalítica desde una perspectiva, un sesgo, particular de lectura: la femineidad. Si bien el encuentro de Freud con el enigma de lo femenino fue lo que lo llevó a inventar el psicoanálisis, sólo teorizará al respecto tardíamente. Advertir la diferencia respecto al tránsito por el Edipo en varones y niñas, lo conduce a situar las vías de acceso a la femineidad según las decisiones tomadas por la niña con respecto a la diferencia sexual anatómica o a la relación entre el falo y el pene. Prefiguración de una toma de posición, declaración de sexo, según el modo en que el sujeto se sitúe con respecto al falo y al modo de gozar. 6 Para Freud, las vías de acceso a la femineidad no llevan más que a la madre o a la histeria: recursos femeninos de resolución de la envidia del pene. ¿Qué ocurre con la mujer? La persistencia del lazo preedípico con la madre y su importancia, fue ocupando el lugar que, en la escena teórica, jugaba el amor al padre del Edipo; para ser éste, finalmente, sólo un relevo del primer amor. Persistencia de un amor que lo lleva a Freud a decir que el Edipo femenino no declina, salvo cuando se abandona por cansancio y frustración de la demanda de hijo/falo. Complicación de la interiorización de la instancia legal llamada Superyó /Ideal del Yo y dependencia de una encarnación del representante de la ley, sustituto paterno. Es precisamente en este punto que Freud plantea la diferencia de la angustia en la mujer, señalando que no se trata de angustia de castración, como en el varón, sino de angustia por la pérdida del amor, cuestión que instala la pregunta respecto de si se trata de pérdida del objeto de amor, o pérdida del amor del otro. Freud es categórico al afirmar que la libido es siempre masculina y situar una polaridad entre actividad y pasividad que se confundirá a veces con la oposición femenino-masculino, punto que puede ponerse en correlación con la afirmación freudiana sobre la falta de inscripción inconsciente de lo femenino. Esta falta compartida con la carencia de representación de la muerte propia, puede situarse entonces como una falta en lo inconsciente freudiano, un verdadero agujero, y recuerda la confesión a Marie Bonaparte sobre la ignorancia freudiana acerca del “querer de una mujer”. Finalmente, Freud encuentra el tope en los análisis que conduce en el mismo punto: el rechazo de la femineidad (envidia del pene en las mujeres, repulsa de lo femenino en el varón). 7 Es importante señalar que además de la teorización sobre la femineidad, se pueden encontrar distintas figuras de la mujer ( la compañera, la seductora y la destructora) así como también cierta “tipología” femenina, en la que se destacan las “mujeres de pasiones elementales”, aquellas que presentan la pregunta sobre la compatibilidad con la neurosis de una tan “indomable necesidad de amor”. Sin duda, en la obra freudiana existe una cercanía decisiva entre el amor y la mujer, que alcanza su máxima expresión cuando Freud teoriza sobre el amor de transferencia apoyándose en la respuesta del analista a la demanda de amor de una mujer. El tema de la femineidad fue y sigue siendo objeto de polémica en el psicoanálisis, y aún en ámbitos más vastos del pensamiento, estructurando un eje que puede nombrarse como el combate alrededor de la función del falo. Acusaciones de falocentrismo teórico, misoginia epistemológica y dominación masculina de la teorización sobre la mujer, pueden situarse como algunos de los términos del debate. En el momento actual: acusaciones de esencialismo, realismo de los universales, episteme de lo Mismo, lógica atributiva, binaria y jerárquica, desconocimiento de lo social y de las determinaciones histórico sociales del deseo. Los términos del debate están planteados en el terreno de la política. Prueba de verdad de que lo verdaderamente político comienza con el sexo. Lo femenino, entonces, puede pensarse como el síntoma de la tensión política por excelencia. 8 Lacan, a partir de su ternario de lo simbólico, lo imaginario y lo real, puede avanzar en la formalización necesaria para pensar la sexuación en términos diferentes a los de la lógica atributiva. En una operación sobre el universal, produce la escritura de su límite a partir de los matemas de la sexuación.