“No Temas” Murmuré “Nuestro Destino Es Estar Juntos” Me Sentí Repentinamente Sobrepasada Por La Verdad De Mis Propias Palabras
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Amanecer “No temas” murmuré “Nuestro destino es estar juntos” Me sentí repentinamente sobrepasada por la verdad de mis propias palabras. Este momento era tan perfecto, tan correcto. No había forma de dudarlo. Sus brazos me envolvieron, Estrechándome contra él… Sentía como si cada terminación nerviosa de mi cuerpo fuera una corriente eléctrica. “Por siempre” acepto. La niñez no es del nacimiento a cierta edad y hasta cierta edad. El niño crece, y se guarda las cosas infantiles. La niñez es el reino donde nadie muere. Edna St. Vincent Millay Libro 1: Bella Prefacio HABIA TENIDO MÁS QUE MI CUOTA CORRESPONDIENTE DE EXPERIENCIAS cercanas a la muerte. No era algo a lo que realmente te acostumbras. Parecía curiosamente inevitable, sin embargo, enfrentar la muerte otra vez. Como si realmente estuviera marcada para el desastre. Había escapado repetidas veces, pero esta seguía volviendo a mí. No obstante, esta vez era tan diferente a las demás. Puedes correr de alguien que temes, puedes tratar de luchar contra alguien que odias. Todas mis reacciones habían sido dirigidas hacia aquel tipo de asesinos – los monstruos, los enemigos. Siendo la persona que estuviese matándote, alguien quien amaras, no tendrías opción que seguir. ¿Cómo podrías correr, cómo podrías luchar, cuando al hacerlo lastimarías a tu amado? Si tu vida fuera todo lo que tuvieras que darle a tu amado, ¿cómo podrías negársela? ¿Si fuera alguien a quien realmente amaras? 1 1. Comprometida Nadie te esta mirando, me prometí a mi misma. Nadie te esta mirando. Nadie te esta mirando. Pero, porque no podía mentirme convincentemente ni siquiera a mi misma, tuve que echar un vistazo. Como estaba sentada esperando por las tres luces del tráfico en el pueblo que se volvieran verdes, mire a escondidas a la derecha -en su minivan, La Señora Weber dio vuelta completo su torso en mi dirección. Sus ojos perforaron los míos y me estremecí, preguntándome por qué no bajaba su mirada o se veía avergonzada. Todavía se consideraba rudo mirar fijamente a la gente, ¿no era así?, ¿ya no se aplicaba más eso a mí? Entonces recordé que estas ventanas estaban recubiertas de un color tan oscuro que probablemente ella no tenia idea si incluso yo estaba aquí, quedando claro eso alcance su mirada. Intente encontrar algún alivio en el hecho de que no tenía la vista fija en mí realmente, sólo en el auto. Mi auto. Suspiré. Eche un vistazo a la izquierda y gemí. Dos peatones estaban tiesos en la acera, perdiendo su oportunidad de cruzar mientras miraban fijamente. Detrás de ellos, el Señor Marshall estaba embobado a través de la vidriera de su pequeña tienda de recuerdos. Al menos no tenía la nariz pegada contra el vidrio. Todavía. La luz se volvió verde y en mi apuro por escapar pisotee sobre el pedal del gas sin pensarlo - la forma normal en la que hubiera golpeado a mi viejo monovolumen Chevy para que se moviera. "¡Argh!" grite sofocada mientras buscaba a tientas el freno. Tranquilizándome, simplemente golpe de forma ligera el pedal. De todas formas el auto se tambaleo hasta detenerse absolutamente. No aguante mirar alrededor a la reacción. Si había habido alguna duda de quién estaba manejando este auto antes, se había ido ahora. Con la punta de mi zapato, suavemente presione el pedal del gas hacia bajo un milímetro y medio, y el auto se movió hacia adelante otra vez. Conseguí alcanzar mi meta, la gasolinera. Si no hubiera estado funcionando ---No hubiera llegado al pueblo del todo. Iba sin muchas cosas estos días, como Pop-Tarts (galletitas dulces) y cordones de zapatos. Para evitar gastar tiempo en público. Moviéndome como si fuera en una carrera, tuve la ventanilla abierta, la tapa del depósito de gasolina abajo, la tarjeta escaneada y el inyector en el tanque dentro en segundos. Por supuesto, no había nada que pudiera hacer para que los números en el marcador aceleraran el paso. Ellos hacían tic-tac perezosamente, casi como si lo hicieran sólo para enojarme. No estaba soleado - un típico día lluvioso en Forks, Washington - pero aún sentía como si un foco me apuntara, atrayendo la atención al delicado anillo en mi mano izquierda. En momentos como este, percibiendo los ojos en mi espalda, se sentía como si el anillo se estuviera moviendo rítmicamente como un aviso de neón: Mírame, Mírame. Era ridículo estar tan acomplejada y sabía eso. Además de mi papá y mamá, ¿realmente importaba lo que la gente estuviera diciendo sobre mi compromiso?, ¿acerca de mi nuevo auto?, ¿acerca de mi misteriosa aceptación en el Ivy League Collegue? ¿Acerca de la brillante tarjeta de crédito negra que centelleaba en mi bolsillo de atrás ahora mismo? "Sí, a quién le importa lo que piensen" Murmuré respirando bajo. "Uhm, ¿señorita?" la voz de un hombre llamo. Me di vuelta, y entonces desee no haberlo hecho. Dos hombres estaban parados al lado de un lujoso todo terreno con flamantes kayaks atados en la parte superior. Ninguno de ellos estaba mirándome, ambos miraban el auto. 2 Personalmente, no lo entendía. Apenas estaba orgullosa de poder distinguir los símbolos de Toyota, Ford y Chevy. Este auto era negro brillante, elegante, y bonito, pero seguía siendo sólo un auto para mí. "Lamento molestarla, pero ¿podría decirme qué tipo de auto esta manejando?" preguntó el alto. " Uhm, un Mercedes, ¿si?" "Sí," dijo el hombre cortésmente mientras su amigo de más baja estatura entorno sus ojos a mi respuesta. "Lo sé. Pero me estaba preguntando... ¿esta manejando un Mercedes Guardian?" el hombre dijo el nombre con reverencia. Tuve la sensación de que este tipo se llevaría bien con Edward, mi... mi prometido (no había realmente vuelta que darle a esa verdad con la boda sólo a unos días) "Se supone que no están disponibles en Europa todavía" el hombre continúo "y mucho menos aquí." Mientras sus ojos examinaban los contornos de mi auto -no se veía muy diferente de otros Mercedes para mi, pero ¿qué sabia yo? - Contemplaba brevemente mis problemas con palabras como prometido, boda, esposo, etc. Tan solo no podía ponerlas juntas en mi cabeza. Por una parte, había sido criada para que se me pusieran los pelos de punta al simple pensamiento de esponjosos vestidos blancos y ramilletes. Pero más que eso, tan sólo no podía conciliar un formal, respetable, aburrido concepto como esposo con mi concepto de Edward. Era como moldear a un arcángel como un contador público. No podía visualizarlo en ningún rol banal. Como siempre, tan pronto comencé a pensar en Edward fui atrapada por un excitante revuelo de fantasías. El extraño tuvo que aclarar su garganta para tener mi atención: todavía estaba esperando por una respuesta acerca de la compañía que hizo el auto y el modelo. "No lo sé" le dije honestamente. "¿No le importa si me tomo una foto con él?" Me tomo un segundo procesar eso. "¿En serio?, ¿quiere tomarse una foto con el auto?" "Claro--nadie va a creerme si no tengo una prueba". "Uhm. Okay. Bien." Puse de lado rápidamente el inyector y me arrastre lentamente en el asiento delantero para esconderme mientras el entusiasta extrajo de su bolso una gran cámara que se veía profesional. Él y su amigo hicieron turnos posando por el capo, y entonces fueron a tomar fotos a la parte trasera. "Extraño mi monovolumen" me queje. Muy, muy conveniente -demasiado conveniente- que mi monovolumen haya dado su último respiro sólo semanas después de que Edward y yo hayamos acordado nuestro anómalo compromiso, un detalle el cual era que él tenia permitido reemplazar mi monovolumen cuando este pasara a mejor vida. Edward juro que eso sólo era esperable, mi monovolumen había vivido bastante y entonces había expirado por causas naturales. Según él. Y, por supuesto, yo no tenia forma de verificar su historia o tratar por mi misma de revivir mi monovolumen. Mi mecánico favorito--- detuve ese frío pensamiento, negándome a terminarlo. En lugar de eso, escuche la voz del hombre afuera, atenuada por las paredes del auto. 3 "... en el video online venían con un lanzador de fuego. Ni siquiera arrugo la pintura." Por supuesto que no. Puedes pasar un tanque sobre este nene. No hay mucho mercado para uno aquí. diseñado para diplomáticos del Medio Oriente, traficantes de armas, y los lideres que manejan drogas, en su mayoría." "¿Crees que ella es algo?" preguntó el de baja estatura en voz más suave. Agache mi cabeza. "Huh," dijo el alto, "Quizás. No puedo imaginar para qué necesitas vidrios a prueba de misiles y dos toneladas de armadura por aquí. Debe ser conducido en alguna parte más peligrosa." Armadura. Dos toneladas de armadura. ¿Y vidrios a prueba de misiles? Genial. ¿Qué había pasado con el buen pasado de moda antibalas? Bueno, al menos esto hacia algún sentido --si tenias un retorcido sentido del humor. No era como si no hubiera esperado que Edward se aprovechara de nuestro trato, para cargarlo de su lado de modo que él pudiera dar más que recibir. Estuve de acuerdo en que podía reemplazar mi monovolumen cuando necesitara ser reemplazado, no esperando que ese momento llegara tan luego, por supuesto. Cuando fui forzada a admitir que mi monovolumen se había convertido en no más que un tributo de naturaleza muerta a los clásicos Chevys en mí acera. Sabía que su idea del reemplazo iba probablemente a desconcertarme. Hacerme foco de miradas y cuchicheos. Había estado de acuerdo en esa parte. Pero ni siquiera en mis más oscuros pensamientos había previsto que él me daría dos autos. El auto "anterior". Me dijo que era un auto prestado y que lo devolvería después de la boda. Todo esto no tenía absolutamente ningún sentido para mí.