Las Traducciones De Las Poéticas Clásicas Al Castellano En Los Siglos De Oro (1568-1698)
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TESIS DOCTORAL Título Las traducciones de las poéticas clásicas al castellano en los Siglos de Oro (1568-1698) Autor/es José Luis Pérez Pastor Director/es Jorge Fernández López Facultad Facultad de Letras y de la Educación Titulación Departamento Filologías Hispánica y Clásica Curso Académico Las traducciones de las poéticas clásicas al castellano en los Siglos de Oro (1568-1698), tesis doctoral de José Luis Pérez Pastor, dirigida por Jorge Fernández López (publicada por la Universidad de La Rioja), se difunde bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported. Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden solicitarse a los titulares del copyright. © El autor © Universidad de La Rioja, Servicio de Publicaciones, 2018 publicaciones.unirioja.es E-mail: [email protected] José Luis Pérez Pastor LAS TRADUCCIONES DE LAS POÉTICAS CLÁSICAS AL CASTELLANO EN LOS SIGLOS DE ORO (1568-1698) Tesis doctoral dirigida por Jorge Fernández López Universidad de La Rioja 2010 PORTADA: composición a partir de la cubierta del tomo segundo de la edición de las Obras completas de Aristóteles preparada por Giulio Pace, publicada en Lión, en casa de Guillaume Laymarie, en 1597. ÍNDICE Pág. 1. INTRODUCCIÓN 1.1 Presentación ........................................................... 7 1.2 La transmisión y recepción de las poéticas clásicas ............................ 13 1.2.1 La Poética como herencia de los clásicos........................... 13 1.2.2 La transmisión de las poéticas clásicas ............................. 25 1.2.2.1 La transmisión de la Poética de Aristóteles .................. 25 1.2.2.2 La transmisión de la Epistula ad Pisones de Horacio........... 31 1.2.2.3 El intento de comprensión las poéticas: reordenación y aplicación recíproca de las poéticas clásicas .............. 36 1.3 Las traducciones de las poéticas clásicas en la España de los Siglos de Oro........ 43 1.4 Criterios de edición..................................................... 55 1.4.1 El asunto de la modernización....................................55 1.4.2 Criterios generales de nuestra edición.............................. 59 1.4.3 Criterios de edición para la traducción de Vicente Mariner............. 61 2. LAS TRADUCCIONES DE LA POÉTICA DE ARISTÓTELES 2.1 El caso de Pablo Mártir Rizo (1623) ....................................... 65 2.2 Alonso Ordóñez das Seijas y Tobar (1626) ................................. 167 2.3 Vicente Mariner de Alagón (1630) ........................................ 233 3. LAS TRADUCCIONES DE LA EPISTULA AD PISONES DE HORACIO 3.1 Vicente Espinel (1591) ................................................. 317 3.2 Luis Zapata (1592) .................................................... 361 3.3 Juan Villén de Biedma (1599) ............................................ 415 3.4 Tomás Tamayo de Vargas (c. 1616) ....................................... 463 3.5 Francisco Cascales (1617) ............................................... 507 3.6 Juan de Robles (c.1631) ................................................. 529 3.7 José Morell (1683) ..................................................... 551 3.8 ¿Francisco Sampere? (s. XVII)........................................... 597 3.9 Fernando de Vallejo (Pseudo Joaquín de Villaseñor) (s. XVII) ................. 629 3.10 Fragmentos menores.................................................. 671 3.10.1 Juan de Mal Lara (1568) ....................................... 673 3.10.2 Lupercio Leonardo de Argensola (c. 1606) ........................ 679 3.10.3 Francisco Pacheco (1649) ..................................... 687 3.10.4 Antonio Ortiz Melgarejo (1649) ................................ 693 3.10.5 Antonio de Solís y Rivadeneira (1692) ........................... 697 3.10.6 Antonio Pérez Ramírez (1698) ................................. 703 3.10.7 De un «incierto autor» (s. XVII) ................................ 707 4. RECAPITULACIÓN Y CONCLUSIONES ..................................... 711 BIBLIOGRAFÍA .............................................................. 743 APÉNDICE: LÁMINAS DE DOCUMENTOS ................................... 771 AGRADECIMIENTOS ........................................................ 783 — 3 — 1. INTRODUCCIÓN 1.1 PRESENTACIÓN1 «Nosotros somos los griegos», dice el poeta Percy Bysshe Shelley en las conocidas palabras que anteceden a su poema dramático Hellas.2 Shelley efectúa tal afirmación imbuido del entusiasmo romántico que inspiró a su generación, sin duda, pero también con la razón de quien, viendo el nacimiento de la Europa contemporánea, reconoce en la cultura que le rodea la innegable huella de los clásicos. Efectivamente, si fue Homero quien —según Platón3— educó a Grecia entera con sus obras y después fue esa misma Graecia capta4 la que cautivó y cultivó el espíritu romano, fueron los clásicos grecolatinos, a través de los sucesivos renacimientos medievales y —sobre todo— a partir del denominado Renacimiento por antonomasia, los que sentaron las bases culturales de Occidente a ambos lados del océano. Como ya señaló Gilbert Highet en su conocida obra,5 esta influencia de los antiguos no se redujo a proporcionar a las artes una serie de motivos temáticos y un repertorio de técnicas y 1 Esta tesis doctoral se inició gracias a una beca de Formación del Profesorado Universitario (FPU/AP2000-3683) concedida por el entonces Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. 2 Cfr. P. B. SHELLEY, Shelley’s Poetry and Prose, eds. D. H. Reiman et al., Londres, W. W. Norton & Company, 1977, p. 409. La cita original completa es: «We are all Greeks —our laws, our literature, our religion, our arts have their root in Greece». 3 Cfr. PLATÓN, República, 606e. 4 La expresión proviene de Horacio, que en su Epistula ad Augustum (Ep. 2, 1, 156-157) desarrolla así la idea de la aculturación romana de la herencia griega: Graecia capta ferum victorem cepit et artes / intulit agreste Latio. Cfr. HORACIO, Epistles II and Epistle to the Pisones ‘Ars Poetica’, ed. N. Rudd, Cambridge, Cambridge University Press, 1989, p. 48; para las citas del texto de Horacio seguimos, de aquí en adelante, esta edición excepto en los casos en los que se indique explícitamente. 5 Cfr. G. HIGHET, La tradición clásica: influencias griegas y romanas en la literatura occidental, México, Fondo de Cultura Económica, 1978, 2 vols. La primera edición de esta obra data de 1949 y, pese a encontrarse un tanto desfasada (como puede verse, por ejemplo, en su esquemática visión de los períodos históricos y en la demonización que hace de la Edad Media como «era de tinieblas»), sigue siendo una referencia de obligada consulta, aparte de un buen punto de introducción a esta parcela de la literatura comparada. Para el estado más actualizado de estos estudios, cfr. C. W. KALLENDORF (ed.), A companion to the classical tradition, Oxford, Blackwell, 2007; y L HARDWICK y C. STRAY (eds.), A companion to classical receptions, Oxford, Blackwell, 2008; sin olvidar el síntético capítulo de V. CRISTÓBAL LÓPEZ, «Sobre el concepto de tradición clásica», en J. SIGNES CODOÑER y B. ANTÓN MARTÍNEZ et al. (eds.), Antiquae lectiones. El legado clásico desde la Antigüedad hasta la Revolución Francesa, Madrid, Cátedra, 2005, pp. 29-34. — 7 — formas eficaces, sino que su calado fue importante hasta el punto de proveer a los incipientes estados de un valioso y común patrimonio artístico, filosófico, político en el que encontrar una identidad por encima de las diferencias nacionales: [...] la Literatura, la mitología y el pensamiento clásicos contribuyeron a realizar la unidad intelectual de Europa y de las dos Américas. A lo largo de los siglos XVII y XVIII los clásicos proporcionaron un reino común de imaginación y discusión en el cual podían encontrarse, como iguales, espíritus separados por la lengua, la distancia y el credo.6 Es el mismo Highet quien, centrando su atención en el terreno de lo lingüístico y sus manifestaciones literarias, nos recuerda que las vías de recepción del legado clásico son principalmente tres: la imitación, la emulación y la traducción.7 La imitación trataría de reproducir de la manera más acertada posible en la época de recepción los materiales clásicos que se sienten como prestigiosos, sin dejar de ser consciente de su papel subsidiario con respecto al modelo; mientras que el objetivo de la emulación —con una actitud distinta hacia las fuentes— sería el de elaborar un producto literario propio que, sin renunciar a la herencia clásica de cuyos temas y formas tiene libremente la opción de disponer, pueda rivalizar en calidad con lo antiguo e incluso superarlo. En cualquiera de los dos casos, el producto resultante sería el de una obra nueva, con un mayor o menor grado de originalidad y aceptación. Por su parte, lo que pretende una traducción —en principio— es poner a disposición de quienes se acerquen a ella un reflejo lo más fiel posible del texto origen en la lengua de destino, que debe recoger dentro de sus modalidades expresivas (que en ocasiones tendrá incluso que forzar) las particularidades de un texto redactado en otra lengua.8 Es esta última faceta de penetración e influencia de la tradición clásica la que colocamos en el punto central de nuestro trabajo. Aunque Highet señala que la traducción es uno de los canales más naturales y frecuentes de introducción e influencia de la cultura clásica, ésta es una vía que dista mucho de ser directa e infalible, por motivos obvios: a la distancia que separa un idioma de otro, en el caso de la tradición clásica se suma