Señor Director de "Los Mundiales de Fútbol" don Julio García Castillo. Sedmay Ediciones S.A. C/ López de Hoyos, 36. Madrid-2. ESPAÑA.

Señor Director: el 20 de junio ppdo. le escribí formulando algu­ nas observaciones sobre el Fascículo I de esa colección. Habien­ do visto hasta el No. 8, me permito enviarle algunas nuevas ob­ servaciones sobre informaciones que se refieren al fútbol uru­ guayo. Quiero destacarle que estas observaciones no implican crítica 7w a ese importante trabajo, pues conozco por experiencia simi­ lar las dificultades que existen para no caer en errores de in­ formación o simplemente tipográficas en una materia tán amplia. Mi propósito es sólo de colaboración y aspira a que no vuelvan a repetirse esos mismos errores en publicaciones*que ustedes o personas vinculadas a ustedes puedan emprender en el futuro. Con estas aclaraciones, paso a señalar; No. 2. Pag. 24, Ira. columna: Se insiste en que Cea es galle­ go. ¿Tienen ustedes documentación al respecto? No. 3* Pág. 47. B’oto. El equipo fotografiado no es el que jugó la final, sino el que jugó con España. Pág. 48, Ira. col.: derrotó en los cuartos de fi­ nales por 4 a 2 a Inglaterra, no a 3rasil. Pág. 50, 3ra. col.: En el partido Uruguay-Hungría no hu­ bo agresiones y violencias. Fue en Brasil-IIungría. No. 4. Pág. 79, Ira. col.; (foto) hizo el gol del triunfo en la final del 50, pero no era el capitán del equipo uruguayo. El capitán era . No. 5. Pág. 87, Ira. col.; Se insiste en que Cea es gallego. 3ra. col.: Los goleadores uruguayos en el 50 fueron; Mi­ gue« 5, Ghiggia 4, Schiaffino 3, 0. Varela, E. Vidal y J. Pérez, 1. Pág. 95, Ira. col.; En lugar de Schiaffino, debe citarse a^Míguez (Uruguay) 5 goles. Pag. 98, 2a. col.: en el partido Uruguay-Hungría faltó el capitán de Hungría Fuskas, pero también el capitán de Urugyguay, Obdulio Varela, y los titulares Abbadie y Mi­ gues. No. 7. Pág. 139, 3ra. col,: faltan resultados en el Grupo I. No. 8. Pág. 146, 2a. y 3a. col.: el jugador allí llamado Naez- zali y Nazzali (dos veces) se llamaba Mazali. í Saludo a usted muy atentamente. Río Negro 1394, Ap. 1202. , Uruguay. (áaaX ilM m ~ Montev­ideo, 14/VIII/978.

Estimado AVLIS; en ai reciente carta del 9 del corriente, cité equivocadamente «Estudiante” en lugar de «Soledad”, en la nómina de composiciones que canta Gar- del y que puse cono ejemplo de un determinado tipo de tango. Le ruego qua disculpe el error y me corrija el texto. Atentamente,

”Un amigo del tango” Señor Director de "Los Mundiales de Fútbol" don Julio García Castillo. Sedmay Ediciones S.A. C/LÓpez de Hoyos, 36. Madrid-2. ESPAÑA.

Señor Director: ha comenzado a venderse en esta capital, la co­ lección de fascículos "Los Mundiales de Bútbol", publicación sin fecha, que figura bajo su dirección. Deseo felicitarles, en primer término, por haber emprendido una labor de esa importancia, que estoy seguro habrá obtenido buen éxito en ese país, por su amena redacción y la buena cali­ dad de sus reproducciones fotográficas. lío ed&y en condiciones de analizar todas las informaciones que se ofrecen en el Fascículo I, que es el único que ha lle­ gado hasta el momento, pero sí las que se refieren al Uruguay. fi cée tespecto, y con ánimo constructivo, deseo formular las siguientes observaciones. 1. El equipo uru uayo que figura en la contratapa como Cam­ peón de 1930, no es el que jugo la final con Argentina. En el que ustedes publican aparece el jugador Anselmo como centro de­ lantero, mientras que en la citada final ese puesto lo ocupó el célebre "manco" Castro. El equipo publicado puede ser el que jugó días antes con Rumania o con Yugoslavia, ya que en ambos partidos presentó la misma alineación. 2. La figura de la pág. 17 no es Héctor Scarone, sino Guiller­ mo Stàbile, centro delantero argentino y luego entrenador de las selecciones de su país. Héctor Scarone fue considerado en su mo­ mento como el mejor jugador del mundo, pero no fue entrenador de notoriedad ni dirigió al Real de Madrid. Entrenador de noto­ riedad fue (y es) su sobrino Roberto Scarone, pero tampoco diri­ gió al Real de Madrid. 3. SI jugador Pedro Cea Urriza (pág. 19) nació en Montevideo el lo. de setiembre de 1900. lío era pues "gallego", como allí se dice. Por otra parte, se le decía popularmente "el vasco", por su madre, vasca de nacimiento. y Quedando a sus gratas órdenes para cualquier aclaración sobre estos u otros aspectos del fútbol uruguayo, le saludo con ¡aiax mi mayor consideración.

Julio Bayce. Río Negro 1394, Ap. 1202 Montevideo. Uruguay. Señor Director de "Los Mundiales de Fútbol" don Julio García Castillo. Sedmay Ediciones S.A» C/LÓpez de Hoyos, 36. Madrid-6. ESPAÑA.

Señor Director: ante todo, mi sentido pésame por la muerte del "Divino" Zamora, arquero excepcional que siempre ha gozado de ad­ miración y estima en nuestros círculos deportivos. A esta altura, no sé bien si son útiles o molestas las observa­ ciones que he formulado en mis cartas del 20 de junio y del 15 de agosto recientes, sobre algunos datos referentes al fútbol u- ruguayo aparecidos en esa publicación. Insistiré una vea más. Y empiezo por un error mío. En mi carta del 20 de junio, numeral 2, afirmé que Héctor Scarone no fue D.T. del Real de Madrid. Algunos días después me sorprendí cuando Die­ go Lucero, seudónimo del prestigioso periodista uruguayo Luis A. Sciutto, le atribuye tal calidad en su biografía "Héctor Scarone, el gejor del mundo", aparecida en el suplemento deportivo de "El Diario" de Montevideo, de 2 de agosto ppdo. Consulté entonces u- na publicación específica sobre el Real de Madrid (Ramón Melcón, Madrid, 1972, G. del Toro, editor), que coincide con el dato de ustedes yel de Lucero. Lamento pues haber confiado en mi memoria (cosa que no debe hacerse) y haberme equivoaádo. Y en parte me disculpo por la misma razón que di en mi carta citada, en el sen­ tido de que Héctor Scarone "no fue entrenador de notoriedad", lo que me biso caer en esa omisión. Quisiera también hacer algunas reflexiones acerca del trabajo del mismo Ramón Melcón en el No. 9 de esa colección, sobre figu­ ras legendarias y selecciones "ideales" del fútbol entre 1920 y 1954. Trabajo atractivo pero ingrato, desde luego, donde no se pueden^aplicar criterios rígidos, pretendidamente "objetivos" o "científicos", pero sí deben respetarse algunas normas lógicas e- 1emente les. En dicho período se disputaron 7 competencias de nivel mundial: 3 olímpicas (1920, 24 y 28) y 4 mundiales (1930, 34, 38 y 50). El del 54 fue incluido en la selección de "ídolos contemporáneos" (No. 2). De esos 7 torneos, Uruguay intervino en 4 y ganó los $: 1924, 28, 30 y 50. Fue durante eses lapso, sin lugar a dudas, el fútbol más laureado, la mayor potencia futbolística del mundo. £ Sin embargo, en el seleccionado formado por "los mejores de los mejores" (pag. 173, 3ra. columna), no se incluye a ningún juga­ dor uruguayo. Hay, en cambio, 3 españoles, 3 argentinos, 2 fran­ cesas, 1 brasileño, 1 inglés y 1 italiano, proporción que no apa­ rece respaldada por la significación de sus"respectivos países en el panorama internacional de la época. A mi entender, la elección del "seleccionador" ha sido distorsio­ nada por un explicable localismo y una inexplicable subestimación del fútbol uruguayo» Ya se sabe que cualquier selección que se pro­ ponga puede ser objetada» También la que formara yo, si me la pi­ dieran, desde luego. Pero me parece que la composición de un selec­ cionado "óptimo” debe reflejar de algún modo, aunque no sea estric­ tamente proporcional, la jerarquía deportiva de los distintos paí­ ses. Y que para juzgar esa jerarquía, la clasificación en los tor-~ neos mundiales es el índice más representativo (aunque no el únicoi Y en ese orden de ideas, pienso que para esa selección hay dos ju­ gadores uruguayos insoslayables: el "Mariscal" José líasazzi, capi­ tán de los campeones del 24, 28 y 30; y Héctor Scarone, "el mejor del mundo". Podría citar otros grandes para integrar esa selección, como , goleador de Colombes; Obdulio Varela, capitán de Maracaná; Alcides E, Ghiggia, definidor de la final; Juan A. Schiaffino, cerebro de ese equipo y luego ídolo en Italia, por ejem pío. Tal vez piensen ustedes que ahora me atacó a mí el "localismo". Aunque aun así, la participación de Uruguay en ese comba nado "ideal sería inferior a sus triunfos en el periodo (6 en 11, en lugar de 4 en 7). Pero mi intención no apunta"a fijar una proporción mate­ mática de impensable rigidez, sino a reivindicar una pauta para el juicio. Saludo al Señor Director con mi mayor consideración.

Julio Bayee. Río Hegro 1394, Ap. 1202. Montevideo. Uruguay•