Pontificia Universidad Catolica Del Perú
Total Page:16
File Type:pdf, Size:1020Kb
1 PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DEL PERÚ Escuela de Graduados Una memoria del teatro (1964-2004) Luis Peirano Falconi Tesis presentada para optar el grado de Doctor en Humanidades Lima, marzo 2006. 2 “Quien ha visto la Esperanza, no la olvida. La busca bajo todos los cielos y entre todos los hombres. Y sueña que un día va a encontrarla de nuevo, no sabe dónde, acaso entre los suyos. En cada hombre late la posibilidad de ser o, más exactamente, de volver a ser, otro hombre”. Octavio Paz El laberinto de la soledad “Scratch an actor and underneath you´ll find another actor” Lawrence Olivier On acting “Tres áreas de la cultura humana –la ciencia, el arte, la vida– cobran unidad sólo en una personalidad que las hace participar en su unidad”. Mijail Bajtín Estética de la creación verbal 3 ÍNDICE GENERAL Una memoria del teatro (1964-2004) Introducción. 5 Capítulo 1 Idea e imagen del teatro a mediados del Siglo XX 12 Capítulo 2 Para empezar a entender el teatro en el Perú 24 Capítulo 3 Por qué y cómo se llega al teatro. 32 Capítulo 4 Por una historia del teatro en el Perú 42 Capítulo 5 Pensar el teatro 52 Capítulo 6 El teatro y la universidad 62 Capítulo 7 Cómo era el teatro que yo vi 75 Capítulo 8 El cambio acelerado: los años 70 empiezan el 68 89 Capítulo 9 Sobre el uso “instrumental” del teatro 95 Capítulo 10 El nuevo teatro universitario 109 4 Capítulo 11 Las CC.SS., la política y el uso de la analogía teatral 119 Capítulo 12 La nueva sociología y el teatro 135 Capítulo 13 Repensar el teatro y la nueva sociedad 141 Capítulo 14 Regreso, crisis y fin de un proyecto político 159 Capítulo 15 ENSAYO, democracia y violencia 186 Capítulo 16 Las formas de la violencia y la búsqueda interior 206 Capítulo 17 Fin de siglo y regreso a la universidad 215 Capítulo 18 El teatro como forma de conocimiento y comunicación 228 Capítulo 19 Palabra y performance 238 Capítulo 20 Cómo se explica el teatro: a manera de balance 248 ANEXOS Memoria del Teatro: presentación 268 Relación de programas. 271 Bibliografía 300 5 Introducción Hay preguntas que acompañan a lo largo de la vida y permiten todo tipo de referencias a momentos y a espacios diferentes en la historia. Me refiero, en este caso, a interrogantes sobre el sentido y las formas del teatro en la vida social: ¿Qué es el teatro? ¿Para qué sirve? ¿Quiénes lo hacen? ¿Qué significa actuar? He conocido, e intentado elaborar por mi cuenta, muchas respuestas a estas preguntas, pero solamente me han satisfecho y sido útiles por un tiempo, luego del cual he sentido una necesidad mayor de volverlas a plantear, para buscar nuevas respuestas, acumulando pensamiento propio y ajeno. Este proceso recurrente no oculta cierta ansiedad sobre el sentido de tal preocupación y el uso de las respuestas, porque frecuentemente todo ser humano se interpela a sí mismo sobre cómo actuar, cómo responder a las exigencias del entorno, cómo decir la verdad o cómo mentir, cómo quedar bien frente a quien nos observa, cómo ser fiel a uno mismo y a lo que se espera de uno; y porque, de manera contraria a lo que se cree, no hay claridad absoluta sobre el significado de la actuación y, como consecuencia, del papel que cumple el teatro en la vida de los individuos en la vida social. Pero hay más: ¿Qué significa actuar y qué significa hacer teatro en el Perú? Preguntas complementarias y tanto más difíciles que las primeras. Referirse a una realidad específica –tan compleja y difícil como querida– en la que uno intenta, a su vez, un trabajo creativo en relación directa con el contexto específico que le toca vivir, supone una preocupación todavía mayor de la que queremos dar cuenta. Tal vez sea necesario aclarar que las preguntas están planteadas en su dimensión más compleja, porque sin lugar a dudas hay quienes con todo derecho no tendrán ningún problema en responder a las mismas con el candor, la entrega y la pasión del aficionado –del “amador” – o con el pragmatismo terminante de aquel a quien le basta el diccionario. Pretendo desglosar estas preguntas y bosquejar algunas respuestas a través de un itinerario por el teatro peruano del que fui testigo y 6 protagonista los últimos cuarenta años. De esta manera, intento describir y explicar qué significa hacer teatro en el Perú desde mi condición personal y, por esto, me permito un acento testimonial y, en ocasiones, autobiográfico. Las limitaciones de esta propuesta son evidentes por el lugar desde el cual está hecha, que es Lima, la capital macrocefálica del Perú, que concentra muy buena parte de los recursos y de alguna manera monopoliza en apariencia la teatralidad. A partir de mi propia condición de migrante provinciano, sin embargo, no puedo dejar de señalar que, si bien la mayor parte de lo que aquí se registra está efectivamente centrado en Lima, no tiene el afán de negar la enorme creatividad y la riquísima producción cultural del país en su totalidad. Buscar y definir el esfuerzo creativo requiere también encontrarle el sentido en una realidad compleja y cambiante como la nuestra. La creación artística en el teatro es una manera de responder a la permanente crisis que ha vivido nuestro país y en este sentido nuestra respuesta personal se inserta en una dinámica mucho mayor que es la de nuestra cultura compleja y segmentada. La crisis de una sociedad se hace evidente en la incapacidad de representarse como tal. En este sentido buscamos también indagar: ¿Qué significa actuar en peruano? ¿Qué significado tiene el teatro en el Perú? Sería imposible, a su vez, limitarse a la realidad nuestra del Perú y, por esto, hay algunas pequeñas incursiones latinoamericanas, europeas y norteamericanas. La cultura peruana ha sido permeable a todo tipo de influencias y, por esto, nos interesa hacer al menos referencias al conocimiento “más allá del mar”, que es el otro lado del mundo y del cual tenemos poquísimo contagio, para usar un término caro a quienes se interesan por el teatro de Asia, de África, de la India. Existe muy poco pensamiento sobre el sentido, las posibilidades y limitaciones de la producción teatral en el Perú. A la constatación del interés de muchos de sus protagonistas se le contrapone la total ausencia de recursos para este efecto. Al interior de las universidades se han hecho algunos estudios pero, en la mayor parte de los casos, cuando ya el tema ha pasado a ser motivo de preocupación histórica. Más recientemente se ha empezado a producir tesis de post-grado sobre algunos aspectos de la creación teatral, especialmente en la antropología, la sociología y la psicología. Nos anima contribuir al 7 desarrollo de esta importante línea de estudio en la seguridad que permitirá un trabajo transdisciplinario sumamente rico que se nutra no solamente de diferentes perspectivas académicas, sino también –y muy especialmente– promueva una muy productiva relación con quienes trabajan profesionalmente en el campo creativo. Todos sabemos, aunque cada uno a su manera, por principio natural de la especie humana, qué es “actuar”, en el sentido de funcionar socialmente, de llevar a cabo una conducta, seamos o no conscientes de ello, como también sabemos que, en ocasiones especiales, el ser humano actúa para representarse, confrontarse socialmente, conseguir algo, para festejar, rendir culto, entretenerse, celebrar, para crear situaciones que lo estimulen y provoquen socialmente. Parte de este conocimiento se centra en lo que de manera genérica se conoce como teatro. Basta entrar un poco en este mundo para darse cuenta de que las posibilidades de hacer y entender lo que conocemos como actuación y como teatro es algo bastante complejo. Por esta razón, se ha intentado ampliar este concepto a lo largo de la historia del arte y el desarrollo de las ciencias sociales, especialmente con el concepto performance, aunque sin conseguir eliminar la angustia que produce la amplísima infinitud y variedad de la actuación humana. La motivación para agudizar mi interés por esta reflexión abierta sobre la teatralidad ha sido muy diversa, pero debo reconocer que la chispa surgió de una discusión, tan acalorada como productiva, sobre la condición de actor de quien se dedica a la política. Como el tema ha sido tratado muchas veces públicamente, aunque fuese de manera un tanto ligera, puedo dar los detalles. Se trataba de la fascinación de algunos amigos intelectuales, a principios de 1985, con la personalidad del extraordinario candidato presidencial y luego presidente del Perú. “¡Qué gran actor que es!”, decían estos amigos, científicos sociales, a propósito de la incuestionable capacidad expresiva del joven político. Y, claro, en varios sentidos tenían razón. La habilidad para expresarse, para convencer, para manejar audiencias, tiene cierto vínculo con lo que conocemos como teatro. Pero, ¿cuál es la diferencia entre el ciudadano que desempeña 8 correctamente su papel de candidato político y quien asume la condición de actor? Por su parte, la vieja analogía del gran teatro del mundo nos permite referirnos a cuán convincentemente, bien o mal, uno representa su papel, cualquiera que éste fuese. Además, como la discusión, en el caso que menciono, se daba entre sociólogos, politólogos y antropólogos, podía también referirse al candidato como actor social. Debemos aceptar que hay un uso común del término actor como aquél que tiene un desempeño convincente sobre su propio papel, de quien aparenta bien, sin suscitar recelos ni dudas sobre lo que dice, aunque pueda ser que no sepa bien ni sienta mucho lo que dice. La más importante de todas las acepciones tiene que ver con la capacidad real de aquél a quien se denomina actor para convertirse en el personaje que los demás –quienes lo ven y escuchan– necesitan creer que existe.