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La poesía testimonial de Celso

José Ignacio ÁLVAREZ FERNÁNDEZ Emmanuel College [email protected] «Estos días azules y este sol de la infancia». Antonio Machado Celso Amieva, seudónimo del escritor y poeta asturiano José María Álvarez Posada, na- ció en en 1911. Trabajó, como su padre, de maestro de escuela en , y pu- blicó sus primeros poemas en el periódico de Panes El Eco de los Valles, firmando como Lino Serdal, primero de los muchos seudónimos que utilizará en su vida literaria. Otros ver- sos suyos aparecerán en los semanarios llaniscos El de Asturias y El Pueblo, y en las páginas de El Noroeste de Gijón, Región de , Mundo Gráfico de Madrid y Bohemia de La Habana. Por esta misma época aparecen en el periódico Avance de Oviedo algunos de sus artículos bajo el seudónimo de Fideal y, en el diario madrileño Luz, un cuento que firma como Elías Pombo. Colabora también en Paso a la Juventud, Anuario de Letras, Va n - guardia Cubana y Carteles, la revista cubana que dirigía el escritor Jorge Mañach. Con el advenimiento de la República se involucra en la lucha política. La guerra le sorprende en la capital, lucha en la defensa de Madrid y escribe poemas de circunstan- cias en las publicaciones de campaña. Obligado a huir, tras la derrota pasa a Francia en 1939 como exilado político e inmediatamente es internado, como cientos de miles de españoles, en Argelès-sur-Mer, campo de concentración situado en la costa del Rosellón. Después es trasladado al campo de Bacarès, en la misma provincia y también al lado del mar, y más tarde a Bram. En total, casi cuatro años encerrado en las playas francesas del Mediterráneo. La producción de Celso Amieva se podría dividir en dos etapas poéticas muy diferen- ciadas aunque ambas son similares en lo que respecta a su fuerza y repercusión. La primera etapa correspondería a una poesía caracterizada por el registro modernista o neomoder- nista dejado en su poesía por las lecturas de Amado Nervo, Santos Chocano o el mismo Rubén Darío, además de por los españoles de la escuela de Salvador Rueda, Francisco Vi- llaespesa o Emilio Carrere. En la segunda etapa primará una poesía testimonial y de com- promiso político. A estos dos vectores habría que añadir una etapa final de poesía simbó- lica caracterizada por un vanguardismo rezagado. Si la etapa modernista o neomodernista se puede datar cronológicamente de 1920 a 1935, la segunda etapa, la de la poesía testi- monial y política, comprendería aproximadamente de 1936 a 19451. Al primero de estos dos estadios estéticos corresponderían Los poemas de Llanes y Más poemas de Llanes, libros de versos que Amieva había ido pergeñando al ritmo de sus expe- riencias vitales, y que verán finalmente la luz en 1955 y en 1976. En ellos, el registro po- ético modernista, sus metros, rítmos y material léxico se readecuan para cantar a la tierra asturiana, sus pueblos, costumbres y gentes. Según le describe Alfonso Camín, en el pró- logo a Los poemas de Llanes, Celso Amieva [e]s un poeta en voz alta y en voz honda. Poeta en voz llana y abierta, como galopa el potro, sale la piedra de la honda y vuelve el águila al viento. [Poeta al que] le son familiares los valles y los pi-

1 Álvaro RUIZDELAPEÑA, “Un recorrido por la poesía de Celso Amieva”, en Introducción a la literatura asturiana, Ovie- do, Biblioteca Popular Aturiana, 1981, pp. 40-48: p. 41.  José Ignacio ÁLVAREZ FERNÁNDEZ

cachos, los bosques y los cantiles, el ruiseñor del álamo en flecha, la alondra del trigal y el mirlo de las veredas. La esquila del rebaño, el aullido del lobo y la planta agrimensora del oso2 Composiciones como ”Más que roble rosa”, “Las costas de Tor”, “Pimiango”, “Playa de Xiglu”, “Si has de ir a Covadonga” o “Marineros de Niembro” son emblemáticas de este tipo de poesía que podríamos llamar de «las emigraciones terruñeras», por utilizar de nuevo palabras de Camín3. Por ejemplo, en “¿Existe todavía?” la voz poética, embargada por la nostalgia, evoca desde la lejanía del exilio los paisajes llaniscos que aún conserva ví- vidamente en su retina y que no han podido borrar el exilio y la distancia: ¿Existe todavía mi sacra mar de Tor con sus bárbaras olas, con su espuma bravía, con su galerna ciega y con la algarabía de sus gaviotas sobre las playas de mi amor? ¿existe todavía…?4 Es este, a su manera, otro tipo de poesía testimonial ya que, aunque no pretende hacer ningún alegato político, no deja de ser cierto que es una poesía marcada por el profundo im- pacto emocional causado por la forzada pérdida de los parajes de su infancia y juventud, a los que canta con emoción y cariño. Dentro de esa temática se enmarcan también las tradi- ciones y festejos que caracterizan la cultura asturiana, y que Amieva incorpora de manera emotiva en su poesía en pública confesión de asturianía. Así, encontramos en el libro mu- chos poemas dedicados al queso , a la gaita, al horreo y otros con los que el poeta evoca desde la distancia su cultura autóctona. En “Soneto a la sidra” Amieva celebra, usando expresiones en bable5, la bebida más representativa del alma astur: Sidra, bendita seas, ora en chorros aurinos de las botellas saltes a vasos cristalinos, ora a tarreñes rudas de metales cetrinos, ora a los frescos labios de Nidia purpurinos. Bendita sea tu espuma, cual mexar de angelinos de dulce y rumorosa; benditos gorgorinos que de la voz de Nidia humedecéis los trinos benditas las manzanas y sus jugos divinos. Bendita sea la sidra, pues que a la gaita dota de vibraciones celtas y da al cantor la nota. Bendito el ijujú que a su conjunto brota. Bendito viaje, neña, el que a la astur bebida tu cuerpo todo sed a mi salud convida; bendito su trayecto, su entrada y su salida6 Pero la guerra debilitará esa vena poética para dar mayor preponderancia a la poesía po- lítica y testimonial, una poesía con la que Amieva trata de dejar constancia de unos hechos que le marcaron profundamente, tanto por su valor ejemplarizante como por su dramatismo humano. Libros como La almohada de arena (México, 1960) y Poeta en la arena (México, 1964), a los que habría que añadir Asturianos en el destierro (1977), forman un tríptico fun-

2 Alfonso CAMÍN, “Roca y velamen”, prólogo al libro de Celso Amieva, Los poemas de Llanes, Llanes, El Oriente de Asturias, 1995, p. 17. 3 CAMÍN, “Roca y velamen” cit., p. 14. 4 Amieva, Los poemas cit., p. 282. 5 El Bable es la lengua autóctona de Asturias. 6 Amieva, Los poemas cit., p. 159. La poesía testimonial de Celso Amieva  damental para conocer las penalidades vividas por los republicanos españoles en los cam- pos de concentración franceses. Con Versos del maquis (1960), testimonio de la experiencia del poeta en la resistencia francesa, y El paraíso incendiado (1967), escrito durante los años de la guerra española, se completa el periodo de poesía testimonial. En El paraíso incendiado Amieva nos ofrece un testimonio poético de primera mano so- bre sus experiencias en los frentes de la Sierra del Guadarrama y de Madrid. La atmósfera del libro, conformado por 33 poemas, está ya muy lejos de los temas descriptivos y paisajís- ticos asturianos y del oropel modernista que caracterizaban su poesía de filiación rubeniana. Ahora, lo que prima es una poesía de compromiso político en la que las playas, las espumas y los seres mitológicos han sido sustituidos por la guerra, la desesperanza y la muerte. Como certeramente destaca Ruiz de la Peña, durante esta etapa las formas poéticas se vuelven sim- ples, desaparecen los alejandrinos, y prácticamente los sonetos, que son sustituidos por el arte menor, el verso libre y las cuartetas, pero sobre todo por la canción romanceada que es la estrofa más definitoria de esta poesía de guerra. Encontramos así poemas como “Madrid”, de claros ecos albertinos, en el que se celebra la gesta de la defensa de la capital, o el “Paraíso incendiado”, poema de reminiscencias bí- blicas en el que la voz poética plantea la guerra española como una batalla entre los ángeles del bien, identificados con los guerrilleros que defendieron su Asturias republicana, y las fuer- zas del mal, asociados con los insurrectos, y también con las potencias europeas que permi- tieron la destrucción del Edén republicano. Encontramos también poemas dedicados a los compañeros caídos, como “Pasión y pérdida de Rogelio Cuesta”, o a la muerte de algún ser querido, como “Inmortal”, epitafio que el poeta escribe al tener noticas de la muerte de su hermana durante un bombardeo de los aviones franquistas en Gijón”: No quiero verte muerta, caída en un andén descuartizada espantable, atroz y yerta irremisiblemente desangrada. No quiero ver tus ojos que abiertos al horror sin fin me miran; tus agujeros rojos, tus vísceras que aún laten y suspiran7 Como certeramente señala Ruiz de la Peña, hay poca poesía amorosa en este libro, y las escasas muestras que aparecen están dolorosamente marcadas por la sombra de la tragedia. Sirvan como ejemplo los versos de “A falta de amor”: A falta de amor guerra A falta de tu pelo la zarza que me oculta A falta de tus ojos, los pares de bengalas que enciende el enemigo A falta de tu boca, la tierra que he besado durante el bombardeo A falta de tus pechos, un frío par de bombas en mis manos crispadas. Frente de Madrid, diciembre de 19368 Una característica que ya se empieza a detectar en la poesía de este libro es el uso de personajes procedentes de la literatura española, que la voz poética utiliza para enfatizar y

7 Celso Amieva, El paraíso incendiado. España 1936-1939, México, Ecuador Oª O’ O”, 1967, s.p. 8 Amieva, El paraíso cit., s.p.  José Ignacio ÁLVAREZ FERNÁNDEZ hacer más efectivo el mensaje poético-político que se busca en esta etapa de lucha bélica. Así, en “Cementerio de San Isidro” Amieva se sirve de las figuras de Don Gonzalo y Don Juan, personajes de la obra dramática de Tirso de Molina El burlador de Sevilla para encar- nar con ellos el viejo espíritu de discordia y desunión que ha caracterizado a los españo- les, y que se trasunta ahora en guerra civil. El poeta reescribe el enfrentamiento entre Don Gonzalo y Don Juan en el cementerio para interpolar sus experiencias vividas en las trin- cheras del frente de Madrid: Convidados de piedra, convidados de hueso, de la tierra que saltan, que nos llueven del cielo y en tormentas de fango y en ciclones de estiércol. Ataúdes y cruces, panteones y muertos. Es el Apocalipsis. Estalla el cementerio. Cadáveres y vivos van cambiando de puestos: aquellos exhumados y sepultados éstos. Don Gonzalo y Don Juan se increpan, bajo el trueno. Trinchera o fosa abierta es mi refugio. Espero que de la tierra brote, que descienda del cielo la momia resurrecta que me traiga el relevo. Madrid, noviembre 19369 En “Coloquio de la Plaza España” aparece por primera vez la figura de Don Quijote, per- sonaje que va a ocupar un lugar preminente en la poesía que Amieva escribirá durante sus años de cautiverio en los campos de concentración franceses. La voz poética, inspirada por la universal obra de Cervantes, reescribe así la lucha de los republicanos españoles y la ins- cribe dentro de un nuevo mito, el representado por la figura de Don Qujote. A pesar de las adversidades y los desengaños, los milicianos españoles, como el Caballero de la Triste Fi- gura, se revelan y luchan contra sus agresores, ofreciendo así un ejemplo de heroica resistencia: El 7 de noviembre. Madrid. Plaza de España. Sobre su pedestal se afirma Don Quijote y Sancho Panza de cara a la Casa de Campo y a los fascistas que por ella avanzan. El Caballero blande su lanza. ¡Atrás, atrás los malandrines! ¡Atrás fementida canalla!

9 Amieva, El paraíso cit., s.p. La poesía testimonial de Celso Amieva 

¡No pasaréis, follones¡ ¡No pasarán los vendepatrias¡ ¡Ni italianos, ni moros, ni tudescos, ni españoles de sangre bastardeada! ¡Acorredme, valientes milicianos, os llama Don Quijote de la Mancha¡ […] En la noche de otoño, el pueblo lucha. Mas ya con la victoria viene el alba. Sangran los malandrines, no pasan los follones, el fascismo no pasa10 La voz poética se sirve así de Don Quijote, como antes hiciera de otras figuras de la literatura española, para inscribir la gesta de los republicanos españoles dentro de una larga tradición de lucha en favor de la libertad y la justicia, y en contra de los casticismos es- pañoles. En Poeta en la arena, texto compuesto de prosa y poesía en el que se ofrece un desgarrador testimonio sobre la vida en el campo francés de Argelès-sur-Mer, se retoma de nuevo la ico- nografía quijotesca. Al estudiar la poesía de Amieva perteneciente a este periodo, la estudiosa Francie Cate-Arries señala que los internados españoles en los campos franceses de concentra- ción se sentían herederos de una tradición cultural y que, por tanto, conservar vivos tanto los ideales como el legado histórico-cultural de la Republica desterrada fue siem- pre un compromiso irrenunciable para ellos ya que era una manera de conservar intacta la identidad colectiva más allá de las fronteras de la nación11. La obra de Cervantes y su personaje Don Quijote se transmuta así en mucha de la poesía exílica en símbolo de ese esfuerzo titánico de la España peregrina por preservar su identidad en los campos de concentración, ámbito en el que la identidad tanto individual como colectiva estaba amenazada. Así, nada más empezar el libro Poeta en la arena encontramos la “Epístola a Miguel de Cer- vantes…”, composición en la que se establece un paralelismo tanto fónico como histórico entre el cautiverio de Cervantes en Argel y el de Amieva, impostado ahora bajo el nombre de Braulio Ríos, soldado español cautivo en la playa de Argelès: A Miguel de Cervantes que, soldado Español, en el África cautivo, sufre cuanto se sufre en tal estado, yo, que también en cautiverio vivo, yo, soldado español fuera de España, esta española epístola le escribo… Desde este sin piedad limbo de arenisco surcar veré con rumbo a puertos varios los bajeles que os tornen al aprisco. A Argel irán los padres mercedarios

10 Amieva, El paraíso cit., s.p. 11 Agradezco a Francie CATIE-ARRIES su amabilidad por dejarme consultar su comunicación “Sueño y pesadilla sobre La almohada de arena de Celso Amieva”, leída en el Colloque International ‘70 años después’. La littérature espagnole et les camps français d’internement (1939-1945), celebrado en la Universidad de París Ouest Nanterre La Défense, París, del 12 al 14 de febrero del 2009. Véase también su excelente trabajo Spanish Culture behind Barbed Wire. Memory and Representation of the French Concentration Camps, 1939-1945, Lewisburg, Pennsylvania, Bucknell University Press, 2004. La editorial Anth- ropos está trabajando en la traducción al español del libro, que esperamos aparezca en poco tiempo.  José Ignacio ÁLVAREZ FERNÁNDEZ

tintineando el oro del rescate, mas no a Argelès bajeles libertarios…12 Aunque la epístola está presidida por un rotundo “yo” individualista (y como tal bur- gués, de creer a John Beverley13) conviene recordar que ese “yo” testimonial funciona como un “shifter”, es decir, es un “yo” que deviene en un “nosotros” colectivo. Esta- mos así ante la odisea de todo un pueblo y no ante las desgracias e infortunios de un in- dividuo aislado. El campo de Argelès aparece retratado en este libro como un infierno, un lugar de me- moria y trauma, en la medida en que está asociado con todas las desventuras y congojas que tuvo que soportar ‘el ejército de los vencidos’, como sarcásticamente se referían a los republicanos españoles los gendarmes franceses: Virtualmente a la intemperie, piojosos, hambrientos, azotados por una infinita tramontana resuel- ta en tolvanera, enfermos de colitis y sin atención médica, a los internados les preocupaba, sobre todo, la separación en que vivían respecto a sus deudos, cuyo paradero ignoraban en la mayoría de los casos. […] Mi familia, en Argelès, se componía de más de cien mil compatriotas tan infortunados como yo. En una somera chavola vivíamos -si aquello era vivir- seis amigos: un marinero, tres ferrovia- rios, el hi de uno de éstos, y yo. Todos éramos asturianos. Uno de los ferroviarios aún vestía el uni- forme de capitán de ingenieros14 Paradójicamente, el campo de Argelès se configura también como un no-lugar ya que es un espacio desprovisto de cualquier carga histórica y de identidad y, por tanto, carente de cualquier tipo de personalidad. Es un espacio que no ayuda a construir identidad, de ahí la necesidad apremiante por transmutar y convertir ese «ground zero of foreign soil», como cer- teramente lo describe Cate-Arries, en un lugar que sirva para vivir, lo que supone resigni- ficar el espacio para que pueda ser capaz de generar ‘identidad’. La almohada de arena, ade- más de ser un documento de primera mano sobre la vida en los campos franceses de concentración, es un testimonio del poder transformador del lenguaje y de su capacidad para construir potentes lugares fundacionales. La arena amenazante del campo de Argelès acaba siendo re-construida en un repositorio de la identidad exílica. El campo se convierte así en un lugar en el que poder continuar la tarea educadora iniciada por la República e in- terrumpida violentamente por la guerra y la derrota. No es de extrañar, por tanto, que uno de los temas más importantes en los versos que conforman La almohada sea el relacionado con la educación y la cultura. Para sobrevivir era necesario preservar la identidad, y para con- servar las señas de identidad era necesario establecer una continuidad cultural que había sido rota por la conflagración bélica y el exilio. Para los exilados esa continuidad estaba identifi- cada con el desarrollo educativo y cultural que se había iniciado en la España republicana y que ahora, por las desgraciadas circunstancias históricas, debía continuarse lejos de la patria. Así, el 1 de julio de 1939 aparece en el campo de Argelès el primer número del boletín de los profesionales de la enseñanza en el que la educación y la cultura se perfilan como los dos objetivos fundamentales para la comunidad desterrada: Aquella fe que alumbraba nuestro trabajo en España, aquella voluntad inflexible que era en noso- tros reflejo de los anhelos culturales de nuestro pueblo, no nos han abandonado. Queremos conti- nuar la tarea que iniciamos en nuestra, cada vez más, querida Patria. Queremos seguir el camino

12 Celso Amieva, Poeta en la arena, México, Ecuador Oª O’ O”, s/p. 13 Ver, entre otros, de este autor, Testimonio: On the Politics of Truth, Minneapolis, University of Minnesota Press, 2004. 14 Amieva, Poeta cit., s.p. La poesía testimonial de Celso Amieva 

que, cual caballero andante en pos de la cultura, emprendimos tiempo ha […] ¡Seguir trabajando! ¡Luchar sin descanso en pro de la cultura! He ahí nuestro imperioso deber15 De nuevo la obra cervantina de Don Quijote viene aquí como anillo al dedo para re- presentar ese esfuerzo quijotesco por conservar intacta la identidad asociada íntimamente con la tarea cultural iniciada por la República. Pero a la figura imaginada de Don Quijote hay que añadir ahora la de otras personalidades señeras de la cultura con las que se pre- tende simbolizar la España republicana. En La almohada hay refencias intertextuales a Fe- derico García Lorca, Antonio Machado y León Felipe, y la cosmología poética del poeta granadino, como ha demostrado con evidente brillantez el estudio de Cate-Arries, pro- porciona todo el andamiaje intertextual fundamental para entender el “Romance de la Guardia Móvil francesa”, en el que se recrea intertextualmente el “Romance de la Guar- dia Civil Española”. En el poema Amieva «superimpone el universo del campo de con- centración con el mundo mítico de la Andalucía lorquiana, para dejar grabado un nuevo capítulo de opresión y violencia contra una nueva comunidad marginalizada»16: Federico García Lorca que estás ya bajo la tierra, ministro de Faraón, Gran Mago de las Estrellas, Rey David de los Gitanos por lo salmista y profeta: tu voz me llega a través de mi almohada de arena y me grita hasta ponerme enfermo de la cabeza. Tú la viste, tú la viste, la Guardia Móvil francesa. No fue la Guardia Civil española lo que vieras. Tú en oráculos egipcios dijiste cosas herméticas; antes, muchas lunas antes de tu muerte las dijeras. Y yo voy desentrañando la voz de tu adormidera que me canta, arena arriba, hasta llegar a mi oreja. Tu Ciudad de los Gitanos ya siento bien hoy lo que era (Que te busquen en mi frente, juego de luna y de arena): ¡ay, playa la de Argelès dentro de tu calavera!17 Las limitaciones de espacio no nos permiten extendernos más en el tema, solo diremos, para concluir, que la razón que nos ha llevado a presentar este trabajo ha sido la de dar a conocer la poesía de Celso Amieva. A nuestro parecer, si no toda, al menos una buena parte

15 CATE-ARRIES, “Sueño y pesadilla” cit., p. 3. 16 CATE-ARRIES, “Sueño y pesadilla” cit., p. 4. 17 Celso Amieva, La almohada de arena, México, Ecuador Oº O’ O”, 1960, s.p.  José Ignacio ÁLVAREZ FERNÁNDEZ de la obra poética del vate asturiano merece ser incorporada a los estudios de la poesía de posguerra, si realmente queremos tener un conocimiento cabal de ese período.

Resumen: El presente estudio se centra en la poesía que Celso Amieva produce durante la guerra civil y posteriomente du- rante su estancia en los campos de concentración franceses y en el exilio. El trabajo explora los diferentes motivos que pueblan su poesía, entre los que cabe destacar el tema asturiano, fundamental en toda su obra. No obstante, el trabajo se centra funda- mentalmente en su poesía testimonial y política. El trabajo se detiene así en algunas figuras de la literatura española que el autor utiliza para hacer más efectivo su mensaje político, algo que el autor pretende lograr propiciando en el lector la identificación de la causa republicana con los nobles ideales de personajes ilustres de nuestra literatura como, por ejemplo, don Quijote. Palabras clave: poesía testimonial, Asturias, Don Quijote, Argelès-sur-Mer, iconografía. Abstract: The present study focuses on Celso Amieva’s poetry written during the Spanish Civil War and his years in the French concentration camps. It explores some of the topics that characterizes Amieva’s compositions, such as Asturias land- scape, customs and traditions. The work pays special attention to Amieva’s testimonial and political poetry. It also consid- ers some famous Spanish literary figures appearing in Amieva’s poems, such as Don Quixote, who are used by the author to make his political message more clear and effective so that readers can easily identify the voice of these noble figures with the cause of Republican . Keywords: testimonial poetry, Asturias, Don Quixote, Argelés-sur-Mer, iconography.