Los Cuadernos de Música

cique local, la segunda, una oscura mujer con SAN GARDEL, quien el gran señor no estaba casado. No es del caso dilucidar quién de estos infor­ COMEDIANTE Y mantes tiene razón, pues las pistas llegan a un punto de conjetura en que faltan las pruebas con­ MARTIR cluyentes, además de que la minucia en la investi­ Bias Matamoro gación resulta fatigosa. Para entrar en pormeno­_ res los curiosos pueden consultar la bibliografía pertinente, que comprende los libros del citado os santos no tienen biografía. Tanto es Silva Cabrera, las memorias de José Razzano es­ así que, de vez en cuando, la Santa Ma­ critas por Francisco García Jiménez, la biografía dre Iglesia hace una depuración del de Armando de Fino y la firmada por «Isabel Ma­ L santoral y elimina unas cuantas devo­ ría del Campo», nombre también supuesto. ciones, basada en el hecho de que algunos canoni­ La polémica sobre el nacimiento de Gardel ha zados no han existido nunca. Recuerdo, entre es­ dado lugar a divertidas digresiones entre urugua­ tas purgas, una que practicó Paulo VI y que invo­ yos y argentinos, pues es sabido q�e, por :azones lucraba a Santa Lucía, protectora de los enfermos de mercado, habitualmente los artistas onentales de los ojos, porque de niño me habitué a su es­ han resultado absorbidos por y, por tampa terrorífica de muchacha que lleva sus glo­ así decirlo, terminaron «argentinizados». La bos oculares en una bandeja. Esta estampa era misma designación de Banda Oriental no es acep­ frecuente en los servicios de oftalmología de los tada con gusto por muchos uruguayos, que se hospitales donde acudíamos los miopes y nos ser­ consideran algo más que la orilla Este del Río de vía, seguramente, de patético consuelo. El men­ la Plata. saje de la santa hoy desaparecida era algo así He oído a ciertos amigos uruguayos quejarse de como: «Yo las pasé peor que tú». las teorías que hacen de Gardel un francés y nos El caso de San empieza por unas atribuyen a los argentinos tal maniobra ya que, no oscuridades biográficas que lo asimilan a la santi­ pudiendo hacerlo argentino, lo hacemos francés dad desde pequeño. Si bien no es prudente cues­ para sustraérselo al . También he oído a tionar en Toulouse el evento de que Gardel na­ confidentes argentinos quejarse amargamente de ciera en esta ciudad, cabe recordar que los histo­ que varias de las glorias nacionales eran, en ver­ riadores no están contestes ni en el sitio ni en la dad, uruguayas, como el caso de nuestro gran fecha, lo cual crea problemas bastante amplios en dramaturgo Florencio Sánchez y el tango «La cuanto a la identidad jurídica de nuestro perso­ Cumparsita», suerte de auténtico himno nacional naje. argentino, debido a un músico uruguayo, Gerard? La filiación francesa de Gardel se basa en un Mattos Rodríguez y lanzado a la gloria de cafeti­ testamento ológrafo exhumado, como es obvio, nes y bailongos por la orquesta de otro uruguayo, después de su muerte, y en el cual se dice nativo . Por no irnos a otro campo, de Toulouse, donde vino al mundo el 11 de di­ donde recogeríamos nombres fronterizos como ciembre de 1890, llamarse Charles Romuald Gar­ Horacio Quiroga y Juan Carlos Onetti, por ejem­ des y ser hijo natural de la famosa doña Berta. Es plo. cierto que en los archivos tolosanos consta el na­ En pocas palabras: la francesidad de Gardel se­ cimiento de un niño en tales condiciones, pero ría una patraña para evitar la repetida quienes cuestionan esta identidad francesa de vergüenza nacional de que grandes nombres del Gardel sostienen que tal niño es otra persona, dis­ santoral laico de la Banda Occidental fueran, en tinta de nuestro cantor. rigor, de la Banda Oriental. El periodista Manuel Sofovich recuerda haber Ahora bien: dejando de lado esta querella mter­ asistido en 1932 al cumpleaños número 49 de Gar­ nacional, lo significativo es que el propio Gardel del, que entonces aparece naciendo en 1883. se haya prestado, por sus características persona­ Durante su vida, Gardel circuló con documen­ les, a que se tejieran tan variadas conjeturas en tos en que constaba su nacionalidad uruguaya y se torno a su origen. daba como fechade nacimiento el 11 de diciembre Aquí deja de intervenir la disputa jurídica y do­ de 1887, en la ciudad de Tacuarembó. cumental, para dejar paso al folletín. Una de las El periodista oriental Erasmo Silva Cabrera, hagiografías gardelianas dice que el niño era hijo que se firmaba con el seudónimo de «Avlis», llevó de un noble francés y de una oscura planchadora a cabo una rocambolesca pesquisa cuyos resulta­ que emigró de estas tierras del Garona a Montevi­ dos son los siguientes: Gardel era nativo de Ta­ deo y luego, a Buenos Aires. El niño es educado cuarembó, donde había nacido el 21 de noviem­ de incógnito en un colegio aristocrático_ cuya pen­_ bre de 1881 y sus padres fueron Carlos Escayola y sión pagan, co.mo corresponde a este tipo de his­ Manuela Bentos de Mora, el primero de ellos, ca- torias, unas manos anónimas. Este capítulo del fo­ lletín es rosa con matices dorados. Carlos Gardel durante la filmación de «El tango en Nueva York», en 1935. Gardel tenía 44 años. Moriría ese año. Pero hay también la variante negra, el folletín

31 Los Cuadernos de Música

con historias de pobres, humillados y ofendidos lujo, las mujeres de rumbo y la famainternacional. pobres de las grandes ciudades decimonónicas. Y Es este Gardel quien no quiere hablar de sus orí­ en esta negrura, la infancia de Gardel es la de un genes, que hasta se niega a ser retratado con la vagabundo que anda por la calle, viviendo de lo sufrida viejita que la santificación del cantor ele­ que sustrae a los demás e integrándose con la vará a las alturas de la más sublime resignación. zona tenebrosa de la capital, lo que entonces se Si bien se mira, este esquema familiar coincide llamaban «los bajos fondos». con el que muestra la mayoría de los tangos con Sea cual fuere la biografía que preferimos, lo letra. La familia del tango parece ilustrar el adagio cierto es que Gardel siempre tuvo buenas relacio­ italiano que dice: Madre sempre certa, padre non nes con ciertos niveles de la mala vida, lo cual no si sa. Tratándose de sabiduría popular italiana, demuestra que proviniera de ambientes margina­ como es natural, la pertinencia con Buenos Aires les, sino que también puede ser atribuido a sus ac­ está plenamente acreditada. tuaciones como cantor en los comités electorales ¿Es casual que este personaje en el que se iden­ del Partido Conservador argentino, donde no era tifica una cantidad respetable de la población rio­ difícil encontrar a gentes vinculadas al malevaje, platense ostente un modelo de relaciones hijo-ma­ guardaespaldas que eran profesionales del cuchi­ dre coincidentes con la familia descrita en la pe­ llo, pistoleros y tratantes de blancas. La política queña sociología del tango? criolla de la época tenía estas peculiaridades. No hay casualidad ninguna, como tampoco es Luego, como sabemos, fuemoralizada por las dic­ azaroso que el tango construya tal esquema fami­ taduras militares. liar. El programa del tango, que identifica a su Se ha sostenido que Gardel fue procesado y madre y la convierte en portadora de valores posi­ condenado por delitos juveniles, hasta se dice, y tivos, a la vez que la opone a las mujeres del cen­ lo ha dicho concretamente el periodista uruguayo tro, que son las portadoras de valores negativos, Tabaré di Paula, que pasó un tiempo en la cárcel no identifica a su padre sino muy excepcional­ de Tierra del Fuego, en el confín austral de la Ar­ mente. Es muy infrecuente, en las letras de tango, gentina. De estos sucesos no existen pruebas do­ la imagen de la familia integrada, es decir de la cumentales, pero también hay que tener en cuenta pareja parental o, simplemente, la figura del padre que los archivos judiciales incineran, al menos en como personalmente existente. El hombre del la Argentina, sus fondos, una vez transcurridos tango es hijo de su madre e hijo de nadie, de un ciertos años y no mediando reclamos de historia­ padre que está borrado por la memoria de quien dores o instituciones oficiales acerca de la impor­ evoca o que no ha existido nunca. tancia de ciertos papeles. A ello hay que agregar Estos extremos hacen del sujeto del tango una el hecho de que Gardel, como frecuentador de especie de hijo bastardo, que un padre pasajero o ambientes en que se tocaban el hampa y la polí­ irregular engendró en una madre que se ve en la tica, estaba vinculado con elementos de la policía, situación de portadora de todos los valores pater­ que le proporcionaron, a veces, documentos de nos, o sea: vincular al hijo con el mundo de la ley. identidad digamos conjeturales y es posible que le Esta vinculación suele ser débil y de ahí que el hayan borrado prontuarios policíacos y expedien­ hijo del tango sea un muchacho calaverón y ta­ tes de la justicia penal. rambana, fácil presa de los placeres efímeros, víc­ Sería prolijo examinar la lista de amigos de tima de las malas mujeres, carne de cabaret y ob­ Gardel relacionados con el mundo del pistolerismo jeto de los males físicos y anímicos que se conta­ rioplatense, en que se mezclan las maffias de se­ gian con la noche del centro y sus luces malas. cuestradores con el bandidaje político, tan en boga Ahora mismo sólo recuerdo un tango con una en la década del treinta, que conoce las dictaduras pareja parental bien constituida, que cantaba Gar­ semifascistas del general Uriburu en la Argentina del y se llama Dulce hogar, pues La casita de mis y de Gabriel Terra en el Uruguay. viejos, aunque alude a ambos padres, sólo muestra No es contradictoria esta frecuentación con a la madre, que espera el retorno de la oveja des­ vínculos entre nuestro cantor y los círculos de la carriada en compañía del criado y es mejor no buena sociedad y del poder, pues los tres niveles averiguar qué relaciones tenía la buena señora con tienen puntos de contacto naturales. Gardel animó el viejo y fiel fervidor. fiestas del gratin de Buenos Aires cuando yo era Si se sitúa la eclosión de la poesía del tango en­ famoso y el tango no era mal visto en los mejores tre fines de la década del diez y comienzos de la salonés, pero antes, muchos de los grandes seño­ década del cuarenta, se advierte que responde a res que se hubieran negado a recibirlo en sus ca­ un fenómeno social bastante complejo y definito­ sas, lo escucharon en las campañas electorales rio de la historia argentina: la segunda generación suburbanas. de hijos de inmigrantes que va construyendo una Este personaje que, indudablemente, tenía un cultura propia con la cual intenta identificarse so­ pasado que ocultar, fuera rosa o negro, abre el es­ cialmente y arraigar en un país poblado, a veces, pacio de la leyenda al aparecer, en sus años de por una mayoría de extranjeros. esplendor, con los oropeles de la vida burguesa, el Esta población se ve a sí misma, a través de las vestido elegante, los hoteles y trasatlánticos de letras de tango, como identificada con el mundo

32 Los Cuadernos de Msica

materno, desvinculada del mundo paterno y nece­ miento en la sociedad argentina, debido a la débil sitada de ocultar sus orígenes, hecho que en el estructura de clases, a su origen reciente, al tras­ tango suele ser motivo de crítica y burla, dirigidas vase social que impone la emigración, el trasiego a los personajes tilingos que se disfrazan de niños de las aldeas pobres europeas a la gran ciudad su­ bien, cuando son criaturas del arrabal. damericana. El afán por llegar alto y rápido la La ausencia del padre en la familia del tango se apariencia de un estamento que no se posee, �on puede relacionar con la búsqueda de una figura otros índices de desclasamiento que inciden nota­ paterna que esté por encima de la familia y la blemente en la formación de la ideología domi­ construcción de lideratos políticos basados en la nante y que aparecen con reiteración en los pro­ asimilación del conductor con el padre, llámese ductos culturales masivos. éste Hipólito Yrigoyen o Juan Perón. Son padres Para no escapar de nuestro tema, el tango can­ que hacen la ley y no padres que la representan, tado, los estudiosos han señalado con insistencia de ahí un componente fuertemente autoritario en que la sociedad descrita en estos poemas responde ellos, elemento que intenta compensar la falta de a un modelo competitivo individualista, con mar­ otros elementos de comunidad y asociación en el cos de asociación muy restringidos, como son la seno de una masa inmigratoria de proveniencias familia, el barrio o la vivienda colectiva (conventi­ muy alejadas y heterogéneas. llo), pero nunca la clase social a la que pertenece El líder como elemento aglutinante exterior su­ realmente el sujeto. ple a la débil imagen paterna como elemento aglu­ El hombre de tango suele ser un muchacho po­ tinante interior y el tipo de conducción bonapar­ bre tentado por las seducciones del rufianismo. La tista ejercido por estos dirigentes confirma su mo­ mujer, una muchacha igualmente pobre y reque­ delo de identificación paterna. Son dirigentes que rida por los despeñaderos del cabaret. En ambos reciben una aprobación plebiscitaria pero que no extremos, hay, de nuevo, un elemento de descla­ están sometidos a una disciplina de programa. samiento muy claro. Adquieren un crédito masivo pero no deben expli­ En resumen: la santidad laica de Gardel está caciones ideológicas. Son la pura potencia que se justificada en una sociedad como la argentina de atribuye, de nuevo, al padre desde la perspectiva su tiempo, pues Gardel encarna los ideales triun­ del hijo, el poder que es capaz de la total respon­ fantes de desclasamiento y ascenso social de vas­ sabilidad. Un misterioso vínculo cordial une al lí­ tas capas de dicha sociedad, que, en algún mo­ der con su pueblo, vínculo que no pasa por expli­ mento u otro, pasan por el amplio y borroso caciones, pues llega a ser totalmente silencioso, campo de las clases medias. En las orillas de su como en el caso de Yrigoyen que, como es bien persona están las dos pendientes que llevan del sabido, jamás echaba discursos a sus partidarios. medio pelo hacia arriba, hacia la alta burguesía, y Como se ve, la modesta mitología del tango can­ del medio pelo hacia abajo, los abismos de la mar­ tado y la santidad suburbana de Gardel permiten ginalidad. Gardel parece haber pasado por los in­ llegar bastante lejos en el diseño de la mentalidad fiernos y llegado al cielo y, para completar su ha­ dominante en la sociedad argentina de la primera giografía, tenemos el evento de su muerte sacrifi­ mitad de este siglo. Y permite, además, investigar cial en un accidente de aviación. o tender líneas de investigación acerca de un Una milonga desafortunada canta: cierto perdurable gardelismo, en el sentido de vi­ Quisiera volver a verte gencia de personajes populares que, a la manera Carlitos Gardel añoso, de Gardel, cultivan el misterio en torno a sus orí­ con el cabello canoso, genes. Líderes políticos como Perón, Evita e Yri­ pero tenerte, tenerte. goyen, personajes de la cultura de masas como No. Carlitos Gardel no podía ser añoso, su des­ Irineo Leguisamo, el jockey de quien se dice que tino no era el asilo para los artistas de variedades es hijo del propio Gardel, o el cantor pop Palito ancianos y fuera de circulación. Su destino era el Ortega, siempre han propuesto o dejado imaginar cierta enigmática oscuridad en cuanto a su cuna y heroísmo del declassé, que muere en sus principios. Irigoyen es, en la leyenda más plena gloria durante una gira triunfal, atrevida, hijo natural de Juan Manuel de Rosas, acaso ajustando el nudo de su impecable e que lo habría engendrado día antes de marcharse corbata de seda. de Buenos Aires. De Evita sabemos que era hija natural de un cacique conservador bonaerense. Perón, en otra leyenda, aparece también como hijo bastardo de un gran señor de las pampas y una mujer de pueblo. ¿ Qué hace que en la sociedad argentina tengan especial predicamento estos personajes que se desvinculan de su génesis, es de�ir de su lugar en la sociedad, para inventarse otra' identidad social? Hay, tal vez, un fuerte componente de desclasa-

33