LA BIBLIOTECA N° 1 | Verano 2004 / 2005

ÍNDICE

Editorial 3 • Este nuevo número de la revista La Biblioteca: a la búsqueda y creación de lectores. Por Elvio Vitali y Horacio González 5 • La Biblioteca, el nombre. Por Horacio González, Horacio Nieva y Sebastián Scolnik

I El drama del archivo 10 • Presencias, ausencias y políticas. Por Nicolás Casullo 20 • Ni Caverna ni Laberinto: Biblioteca. Por Eduardo Grüner 28 • ¿El drenaje patrimonial como destino? Bibliotecas, hemerotecas y archivos argentinos, un caso de subdesarrollo cultural. Por Horacio Tarcus 38 • Lo que callan los archivos. Por Sebastián Scolnik 46 • El archivo del mal. Por Daniel Alvaro 50 • La bibliografía nacional : una deuda pendiente. Por Susana Romanos de Tiratel 64 • El archivo como teoría de la cultura. Por Horacio González

II Rostros y figuras de la investigación en la Argentina 86 • Una aporía del patriotismo filológico: el argentinismo extranjero. Por Gerardo Oviedo 96 • Pedro de Angelis: memoria histórica y nación. Por Guillermo David 106 • Contribución de Pedro de Angelis para los estudios de los países rioplatenses. Por Mario Tesler 116 • Para un retrato de Julio Irazusta. Por Fernando J. Devoto 124 • El narrador y el archivista. Por Daniel Sorín 134 • Groussac, la República de los filósofos y la Biblioteca de la Nación. Por Patrice Vermeren 142 • José María Ramos Mejía. El aval de las fuentes que abren horizontes renovadores. Por Hebe Clementi 150 • Ernesto Quesada: archivar e historiar (la patria). Por Oscar Terán 156 • Presencia de los Quesada en la Biblioteca Pública de . Por María Etchepareborda 164 • Ángel Rosenblat. Una reivindicación filológica de América. Por José Luis Moure 174 • Acerca de la memoria como una obra en curso: Noé Jitrik y la Historia Crítica de la Literatura Argentina. Por Roberto Ferro 182 • David Viñas: la materia del ensayo. Por María Pia López 192 • Beatriz Sarlo, arqueóloga. Por Darío Capelli 202 • Pensar a Halperín. Por Alejandro Moreira 220 • ¿Los muchachos de antes no usaban gomina? Por María Angélica (Kato) Molinari

III Arquitectura y memoria 228 • La ciudad de los libros. Por Jorge Ramos 234 • La política del espacio. Por Raúl Souto 242 • CIUDADMEMORIA. Monumento, lugar y situación urbana. Por Pablo Sztulwark

IV Anaqueles recobrados 252 • Un proyecto de ley olvidado: por la defensa del patrimonio nacional. Por Roberto Baschetti 260 • Visibilidad de las recomendaciones internacionales sobre Depósito Legal de publicaciones en las legislaciones nacionales. Por Claudia Bazán 272 • Yánover, un hombre de armas. Por Esteban Dubarry

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LA BIBLIOTECA Editorial N° 1 | Verano 2004 / 2005

Este nuevo número de la revista La Biblioteca: a la búsqueda y creación de lectores

Esta nueva edición de la Revista La Biblioteca persiste en el empleo de un nombre. Es su nombre, feliz redundancia, el mismo que en su tiempo usara Paul Groussac. Debe considerarse ahora como un estímulo o un envío que le reclamamos al pasado. La Biblioteca, pues, para que con su nombre antiguo y reincidido sirva para evocar un tiempo que –aún con sus cenizas siquiera tibias– puede brindarnos una inspiración más plena. Esa plenitud no dejaremos de reconocerla, aunque ahora debamos confrontarla con reclamos urgentes para reponer entre nosotros una nación y una sociedad democrática, creativa, justiciera. Por eso es preciso una nueva lucidez para evitar que las culturas autó- nomas sean desbaratadas en estos tiempos difíciles, donde la civilización se convulsiona y demasiadas veces –encubierta– se comporta como barbarie. Este momento nuevo de la Biblioteca Nacional se presenta recordando que las bibliotecas son anteriores al ciclo de la nación (las bibliotecas, apropiada y justamente dicho, son babélicas) pero las bibliotecas modernas son bibliotecas nacionales, pertenecen a los ciclos nacionales aún no cerrados, pues si lo fueran, es posible que gocemos mucho menos de las supuestas ventajas de una universalización compulsiva, que de lo que todavía esperamos en materia de justicia distributiva y democracia cultural en naciones problemáticas pero vivientes, aunque sometidas a diversos quebrantos, como la nuestra. Cuando la Biblioteca Nacional (no con éste nombre) fuera creada en 1810, en los fundamentos de esa creación se hacen dramáticas afirmaciones respecto al destino de las bibliotecas en medio de los procesos históricos tumultuosos. El mencionado Paul Groussac, durante varias décadas asombroso director de esta Biblioteca, supo destacar la firmeza de la idea de Biblioteca, en medio de la penuria de conflictos y beligerancias incesantes. Nunca se agotan, para las Bibliotecas Nacionales, los temblores de la historia. Porque han nacido precisamente de ellos, con ellos. Esta Revista, nueva y antigua a la vez, viene a recordar esos temblores, los juzga, los analiza, los busca en los depósitos donde se guardan libros y papeles e invita a considerar cómo los han evaluado varias generaciones de investigadores de la historia y de la cultura. Con el propósito, precisamente, de definir el sentido de esos conflictos y cadencias de la cultura argentina. Es que tal entidad cultural –cultura argentina– existe en cuanto existe la pregunta que la indaga. Por eso, La Biblioteca dedica este número a estudiar a los que estudiaron, a interpretar a los que interpretaron esas luces y sombras de la vida intelectual de nuestro país. Muchos de los autores de sus artículos, dedicados en este número a estu- diar la obra de sus predecesores, son a la vez notables investigadores del pasado nacional. Vivimos tiempos en que el libro permanece, no sólo como resistente sino como forma viva nece- saria, luego que insólitas elucubraciones imaginaran que podían dar fin a su milenario periplo en la historia de la humanidad. Desde luego, a su alrededor ha crecido una cultura técnica e informática y una economía visual de poderosos signos abstractos, computacionales, sostenida con pasmosas fuerzas de mercado, que no sólo no lo han abatido, sino que ahora comprenden que los mejores frutos de las revoluciones tecnológicas nada son sin la interpretación e investigación de los tesoros de pasta papel acopiados por las bibliotecas. Se los investiga porque permanecen, permanecen porque se los investiga. El libro pasado es el mismo libro que nos espera, el libro futuro. Nada serían las grandes innova- ciones tecnológicas si desapareciera de la visibilidad pública la memoria real de los símbolos y luchas de la humanidad, que mejor que ninguna otra creación humana son representadas por la cultura de los libros, que definen al sujeto histórico como una conciencia expresiva hecha de continuos actos

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de lectura y reconocimiento de textos. Esa es la esencia insumisa de lo que los hombres crean como fortuna de las civilizaciones y también como lenguaje particular, personal. En el extremo de las cosas, aún los hombres sin libros tienen la misma consistencia problemática que los libros. Porque una civilización existe aún en su peligro, y a veces mucho más en su amenaza de pérdida, en sus abundantes reveses y adversidades. Esta Biblioteca Nacional, que se mantiene viva en un país que ha sido castigado por políticas económicas insensibles, está tratando de asociar varios procedi- mientos para acrecentar sus vínculos con la sociedad. Primero, hacer un inventario culturalmente significativo de sus bienes y tesoros, que nos permita saber cuáles son nuestras existencias y realidades. Luego extender los procesos técnicos modernos para convertirla en una biblioteca intervinculada al mundo bibliográfico mundial, como debe ser, pero con resguardo de aquellos riesgos bien conocidos de la globalización inducida y asimétrica. Simultáneamente, ponerla como centro de un gran ensayo de lectura e interpretación de las corrientes de ideas contemporáneas, tanto en la filosofía y en el arte, como en la literatura y las ciencias. La Biblioteca Nacional es un complejo órgano laboral con saberes y disposiciones profesionales o vocacionales que sostienen una división del trabajo muy compleja. No sólo se trata de que una justicia en la retribución de los esfuerzos del trabajo impere en ella, sino de que al mismo tiempo se recree la idea misma, el concepto mismo de lector. Y el archivo –tema crucial de este número de la revista– como cosa viva, casi como persona dramática a ser solicitada intempestivamente. Cada actividad de la Biblioteca –la consulta diaria, la investigación específica, las acciones culturales, ésta Revista– tiene en su centro al lector. No sólo lo convocan o lo asisten. También se proponen crearlo y recrearlo. Concebimos la Biblioteca Nacional como gabinete intelectual y de investigación, como lectura popular y como lectura avanzada o erudita, y sus lecturas son tanto necesidades culturales preexistentes como convocadas por la misma biblioteca, llamando la atención sobre temas y autores, incidiendo en el destino de la lectura colectiva. Sea como fábrica cultural o como órgano laboral emancipado, nuestra utopía bibliotecaria tiene el mismo destino del libro, el resguardo y promoción de la memoria lectora de la humanidad y la simbólica voz colectiva de una nación. El lector de La Biblioteca juzgará este nuevo número por su contenido, pero algo debe sospechar de las dificultades con las que se hizo; y sin duda tampoco dejará de apreciar que junto a conocidos ensayistas e investigadores de la vida cultural argentina, escriben en sus páginas muchos empleados de la Biblioteca Nacional, en un vínculo implícito que para nosotros representa a la biblioteca entre los habitantes de la Ciudad, y simultáneamente a la misma ciudad –curiosa, investigadora– en el interior de la Biblioteca.

Elvio Vitali Director de la Biblioteca Nacional

Horacio González Subdirector de la Biblioteca Nacional

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La Biblioteca, el nombre

El nombre, La Biblioteca, es recurrente y a la vez esporádico. Alcanza con sus puntuaciones salteadas un lapso mayor que un siglo. Ahora La Biblioteca vuelve a editarse. En la línea que, dentro de sus singularidades, trazaron Groussac y Borges. Será, pretende serlo, una revista signada por el debate cultural y el lenguaje con sellos personales. No hay en esta nueva edición el peso de ninguna personalidad literaria fundadora. Esta aclaración no desconoce el vasto espectro intelectual de las anteriores, condicionadas por los momentos históricos en los cuales se editaron. En esta oportunidad, La Biblioteca aspira a transformarse en una revista de reflexión crítica y en ese énfasis situar sus temas: los de una teoría de la biblioteca, moderna, crítica, emancipada. En este empeño queremos rememorar las hojas pasadas, antecesoras de las nuestras. La Generación del 80 fijó culturalmente una época que suscita reservas insanables y olvidos imposibles. Paul Groussac fue un hombre de la época y del sistema, pero calificó a ambas con su profunda pertenencia y a la vez con su distancia exquisita, casi imperceptible. Ostentaba una intransigencia de historiógrafo, que era acentuada por el positivismo laico del entorno al cual sus capacidades y convicciones lo llevaron naturalmente, con una plenitud que sería predestinación si no viniese de un hombre casi autodidacta. En 1896 comenzó a editar La Biblioteca. Revista mensual dirigida por P. Groussac. Era una revista personalista, pero la generación del 80 era una pléyade de nombres detrás de una idea, porque no se impone un proyecto de nación desde el anonimato. Elevado sobre un pontificado cultural, que según Jorge B. Rivera ejercía con atinada arbitra- riedad, criticaba lúcida y ácidamente todo intento de construcción de relato histórico-literario en el cual no hallara base rigurosa o encontrara excentricidades que por poco que fuera, juzgase atentatorias a su utopía rigorista, aunque en el fondo irónica y nostálgica. Sus críticas apenas le permitían disfrazar su subjetividad, matizada con el naturalismo de Taine o con la ética spinoziana. Borges intentaría un juicio sobre Groussac con pequeños distanciamientos, que a fuer de implacables, no dejaban de ser un fuerte reconocimiento.1 En el editorial del N°1 de la revista La Biblioteca, Groussac escribía: La ligereza , la inconsistencia, el medio saber superficial y parasitario son los peores enemigos del intelecto argentino y por eso he querido levantar en el primer número de La Biblioteca la bandera del estudio meditado y de la critica imparcial, sin hipocresías ni melindres. A pesar del indeble eclecticismo groussaquiano, en la revista escribieron los prohombres del 80, junto con Rubén Darío y con un joven socialista llamado Leopoldo Lugones que, por entonces, combatía un orden social incipiente plagado de conductismo. La revista tuvo 24 números entre 1896 y 1898, dejó de aparecer por iniciativa del propio Groussac, al ser apercibido por Luis Beláustegui, ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública en la polémica que, a través de La Biblioteca, Groussac sostenía con Norberto Piñero, con relación al Plan de Operaciones de Moreno. Probablemente la pasión de Groussac había desplazado la crítica literaria hacia la injuria personal. ¡Pero aún hoy nos importa ese Plan de Operaciones y los dilemas sobre su autoría, prueba esencial del historiador frente al fantasma de su verdad! Groussac fue director de la Biblioteca Nacional, desde 1885 hasta su muerte en 1929. Su gestión como director aún es reconocida, su labor de editor, si bien destacada, genera disensos por las antipa- tías individuales que supo granjearse o por sus adhesiones literarias que, de alguna forma, lo condicio- naron, por afinidades personales e ideológicas. Ingenieros comenzó atacándolo y al cabo, formularía un reconocimiento.

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Amigo de tres presidentes, Avellaneda, Pellegrini y Roque Sáenz Peña, Groussac fue un inte- lectual del Estado. Eso u otro título puede conferírsele. Y así un gesto de aprehensión puede asaltar las prácticas del intelectual contemporáneo, nunca tan pleno en su contacto con las instituciones del orden si quiere alcanzar autonomía reflexiva. Entretanto, Groussac se internaba en las capas de la épica estatal argentina sin atenuantes, pero a cada golpe de su polemismo incesante dejaba asomar una tenue capa libertaria en su ironía transparente –casi un Alphonse Daudet– que hoy escasea paradóji- camente en cualquier estilo cultural que se precie. Quizás llevó mejor que Borges esa relación entre Estado y autonomía polémica, pues éste asumió como director de la Biblioteca Nacional en el marco de un proyecto que se quiso refun- dador –la palabra “reconstrucción nacional” había sido pronunciada por la revista Sur, modelo no tan secreto de La Biblioteca borgeana– justamente en 1955. Pero en Borges, con la perspectiva del tiempo, vemos que dirigir la Biblioteca fue un “acto de fe”: dejar sus bibliotecas ficcionales para internarse en los laberintos burocráticos de un organismo estatal y reeditar la revista que, según escribió Borges en el editorial del número 1 de La Biblioteca: ...aspira a no ser indigna de quien la fundó, Paul Groussac, y de los tiempos arduos y vale- rosos en que ahora le toca vivir. Toda revista, como todo libro, es un diálogo; la suerte del que ahora iniciamos también depende del lector, ese interlocutor silencioso.2 Como es otro acto de fe, asimismo en tiempo arduo y sin duda reinterpretante de aquel que Borges vio como valeroso, reincidir con la revista La Biblioteca, con un cierto sincretismo entre éste y Groussac, en momentos cuya dificultad ningún empeño sensato puede disimular, significa inspirarse en la tradición, pero nunca quedar condicionado por ella. Es más: ésta nueva versión de La Biblioteca no puede entenderse si en el fondo no consideramos una actitud de reflexión sobre los legados borgeanos, su retórica profunda, su trayecto aún interrogable, su lengua que nos circunda y apremia, sin que ninguna escritura que aprecie su propia fuerza novedosa, deba dejarse agobiar por sus movimientos monumentales.

Horacio González, Horacio Nieva, Sebastián Scolnik

NOTAS

1. Borges, Jorge Luis, “Groussac”, Nosotros. Revista mensual de Letras, Arte, Historia, Filosofía y Ciencias Sociales, Buenos Aires, julio de 1929, Año XII, N° 242, pp. 79-80 2. Revista La Biblioteca, N° 1, primer trimestre 1957, 2° época, tomo IX. p.5

BIBLIOGRAFÍA

Tesler, Mario, Revistas de la Biblioteca Nacional, Buenos Aires, Academia Nacional de Periodismo, 2004.

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La presencia del archivo, sus huellas y fantasmas, lo que dice y lo que calla, genera una persistente inquietud. Pensar el archivo, con todos sus matices y misterios, es pensar la historia, la nación, las distintas dimensiones de la cultura, pero también nuestra incierta experiencia contem- El drama poránea. ¿Es capaz el archivo de proveernos sentidos para nuestra experiencia colectiva? Títulodel archivo Sección ¿Qué es lo que el archivo nos dice y qué no nos puede decir? Todas estas preguntas también están atravesadas por una interrogación sobre los modos en los que se visita al archivo, sus ambivalencias y sus incertidumbres. Nicolás Casullo sugiere la fragilidad de la documentación y del universo bibliotecario en la Argentina contemporánea considerados a partir de la doble condición de una biblioteca: institución y recinto íntimo y privado a la vez. La dispersión de la cultura en sus múltiples dimen- siones –sociales, urbanísticas, deportivas e intelectuales– aparece como un hondo problema frente a la omnipresencia de la imagen televisiva que se coloca como incesante punto de origen borrando los rastros culturales de la nación. Problema que interpela la tarea documental imponiendo la necesidad de repensar la condición de otras expresiones de la memoria como rememoración de las prácticas sociales. Eduardo Grüner presenta la Biblioteca como un juego de preguntas sin respuestas, un laberinto infinito cuyo recorrido no nos acerca a ningún punto de arribo. Una Biblioteca que se debate entre su espíritu conservacionista, objetivador de los libros en tanto experiencia humana hurtada a sus hacedores, y una Biblioteca viviente, creativa en la que los órdenes de las clasificaciones ceden paso a nuevas intensidades de lecturas y debates deshaciendo su estratificación específicamente bibliotecaria. Horacio Tarcus plantea el drenaje patrimonial como un horizonte ineludible de los archivos argentinos en su situación de subdesa- rrollo cultural. La oposición entre el coleccionismo privado y una, hasta ahora insuficiente, política pública patrimonial se presentan como los destinos posibles de nuestros documentos, en este caso, apos- tando a la recreación de las instituciones públicas capaces de sobre- ponerse a la pérdida incesante de nuestra memoria documental. Sebastián Scolnik parte de los usos de la historia y la memoria propuestos por dos visiones diferentes. Michael Foucault y Walter Benjamin son los nombres a los que apela para interrogar la noción de archivo y memoria. Sin embargo, una inquietud surge inusitada. ¿Qué sucede en épocas donde la dispersión no sólo es del archivo, sino que es también social? ¿Qué ocurre cuando lo común ya no es estatalmente garantizado, y en qué situación queda una Biblioteca Nacional en dicho contexto? Preguntas que convocan a repensar el universo bibliotecológico. Daniel Alvaro invita a revisar la concepción del Archivo que la filosofía francesa esboza a través de la figura de Jacques Derrida. Archivo que se presenta atravesando una ambigüedad fundamental en tanto Ley y promesa de futuro a la vez. Susana Romanos de Tiratel aborda a través de su experiencia bibliotecaria las enormes dificultades de una tarea eternamente inconclusa, la elaboración de una Bibliografía Nacional Argentina capaz de dar cuenta de toda la producción documental (pasada y presente) que permita el acceso universal a los fondos bibliográficos del país. Romanos atraviesa las distintas estaciones de la historia de una empresa hasta ahora frustrada. Horacio González propone considerar el archivo como un dramático intento por evitar la pérdida de las fugaces experiencias precedentes y como actividad fundante de las ciencias del hombre que intentan recrear la memoria colectiva. Vocación archivística que se enfrenta a la aparición de fuertes dilemas a ser recorridos, los aparatos de registro, los modos de acceso y circulación de los documentos, su vitalidad y el desafío de estar a la altura de una interpretación capaz de componerse con ella. Preguntarse por el diálogo con esos documentos del pasado en todas las formas diversas en que aparecen, aferrar su significado latente en tanto volúmenes de texto que yacen inertes a la espera de ser redes- cubiertos es preguntarse también por el sujeto de conocimiento. Fuertes presencias en la historia han configurado marcados estilos de elabo- ración documental. Ramos Mejía, Groussac, Irazusta, Ingenieros, Lugones, Mitre y Vicente Fidel López son nombres que han intentado resolver, a su modo, los problemas del archivo en tanto potencialidades que se derraman sobre el presente a condición de que este sea capaz de habitarlo en aquello que traen de apertura. 10

Presencias, ausencias y políticas Por Nicolás Casullo

La Biblioteca –doble condición de institu- ción pública y morada íntima y privada– no es pensable sin partir de la situación de precariedad documental que habitamos. Señal de alerta que nos advierte sobre los peligros de desintegracion de la memoria comunitaria, en sus tramas cultu- rales, sus identidades y sus proyectos colectivos. Difícil desafío al universo bibliotecador que debe pensar a partir de la dipersión de los sucesos culturales, considerados en sus múltiples expre- siones. Se trata de un pensamiento de la política, de lo social, lo artístico, lo deportivo y de nuestra configuración urbana. Estratégica tarea –la del archivo– que debe enfren- tarse a la imagen televisiva que busca erigirse como comienzo absoluto e incesante, borrando los rastros culturales de un pasado común. Tema de fuertes indagaciones políticas que plantean la tensión entre la memoria en tanto existencia física (documental) y la memoria como acto encarnado en prácticas sociales sin soporte preexistente, capaz de indagar otros elementos de la cultura popular que no se manifiestan en los clásicos modos de la documentación tradicional. La combinación de estas modalidaes, y su inte- gración en un nuevo proyecto, nos hablan de no restringir la labor a funciones catalogadoras y ordenancistas, sino de un reconocimiento de los hilos delgados que nos unen al pasado. Una polí- tica nacional en estado fantasmagórico LA BIBLIOTECA El drama del archivo N° 1 | Verano 2004 / 2005

I. de volúmenes, a mostradores y tareas encadenadas para un buen servicio. Un libro se archiva por sí solo, me Pero a la vez, desde los relatos y confe- decía un amigo hace un tiempo al siones más antiguas esparcidas desde hablar en términos generales sobre la una premodernidad hasta el presente, fragilidad o las falencias estructurales la biblioteca es también el teatro de que en nuestra cultura tenía todo la pura intimidad, a veces la habita- aquello que remitiese a documen- ción casi incompartida, una sobre- tación, texto, imagen, arquitecturas pared silenciosa al alcance absoluto conservadas de tiempos pretéritos, de una única mano, lo confidencial, entendiendo esa presencia como valor lo que carece de testigos, lo que se fue de convivir con ella: vencer olvidos haciendo porque precisamente el libro sobre lo que importa. se archiva solo, es biblioteca. Sin duda el libro de muchas maneras, Por eso, aunque sea en una mínima luego de ser leído, gozado o estudiado, expresión de nuestro ánimo, siempre tiene como destino fijo inmediato el nos hace parpa- resto del dibujo que lo completa en dear y fijar la vista La Argentina contemporánea tanto figura reconocible: el estante de con un plus de expone diariamente, y en alguna biblioteca. Ese sitio de su reposo atención, cuando diversas dimensiones de la vida o espera, ese acto que lo deposita en encontramos y las tareas colectivas, la preca- un pasado presente, en algún “anaquel fugazmente y casi riedad de ese universo biblio- código” comunitario o privado donde de manera surrea- tecador donde una memoria se reunirá si es novela, con otras, si es lista un libro exige quedar expuesta, docu- ensayo con sus hermanos de género, demasiado fuera mentada, cuidada, hospe- si remite a un tiempo de ideas, a un de su archivo, dada éticamente por la propia resquicio apretado con los de su época, “de lugar”, como actualidad de las ideas. si es por autor con las obras anteriores si experimen- del mismo demiurgo. tásemos una correspondencia impre- El libro, entre sus esencialidades rela- vista que redefine violando el lugar de cionantes, es un orden que lo atesora las cosas en el mundo: un libro sobre desde la librería. Es también su lugar. la arena de una playa en el verano, o La biblioteca, por lo tanto, es confir- en la mesada de una cocina, o en el matoria de esa existencialidad singular asiento libre al lado de una muchacha de páginas que rompen su propia mirando por la ventanilla del ómnibus: frontera, su aislamiento editor, para en soledad y desprotegido de los dos precipitar ese lugar, ya sea como extremos en los cuales debe acampar, escena política, o en ocasiones, lite- las manos o el estante. raria que remite a lo institucional, al La Argentina contemporánea expone mito de su colección, a los recintos diariamente, y en diversas dimen- prohibidos de conventos medievales, siones de la vida y las tareas colec- al sueño ilustrado de formación tivas, la precariedad de ese universo pública, a las gestiones ministeriales bibliotecador donde una memoria para un atesoramiento prudente, a exige quedar expuesta, documentada, identidad cultural expuesta, al corazón cuidada, hospedada éticamente por la de lo universitario, a una inscripción propia actualidad de las ideas. Hasta el pública, al debate, a miles o millones libro, “que se archiva solo”, que nace

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biblioteca en librerías, en la casa, en el descuidados, o sólo pueden conse- cubículo investigativo, en la gran sala guirse en universidades o centros de lectura, sufre, sin embargo, avatares, de documentación del extranjero peligros, y también miserias de esa inca- (Estados Unidos e Inglaterra). pacidad, impo- Pero no sólo en el rubro política se tiene La avanzada Argentina que tencia o política muy escasa documentación fílmica, atraviesa el siglo XX, como no de desintegración televisiva y radial de los gobiernos de se cansan de decir voces del de las memo- Aramburu, Frondizi, Guido, Illia, liberalismo histórico, fue desde rias comunita- Onganía, etc, sino que tampoco en el el principio de la centuria una rias. Un quiebre deporte se conservó lo acontecido. En el nación modernizada, provista del diálogo con fútbol, juego que arrebata nuestra iden- de medios, de ego suficiente lo que fue. Una tidad desde hace un siglo, no existen y con índices “envidiables” indisposición casi testimonios, ni textos de imágenes de sus sectores pudientes. No de la conciencia de los años 40, 50, 60 y 70, ni siquiera obstante esas calificaciones intelectual con de triunfos y galardones nacionales o con que los tiempos oligár- el tiempo enten- latinoamericanos logrados, y mucho quicos se miran a sí mismos, en dido como el menos en otros deportes. Si se quisiese cuanto al desarrollo burgués sentido cele- armar una excelente obra fílmica cultural y “europeo” del país, brante o infausto sobre un boxeador como Gatica, un este proceso no implicó que se de lo nacional: automovilista como Juan Gálvez, un expandiese y encontrase plena el comprobarnos futbolista como Ángel Labruna y sus o mediana realización el testi- más de una vez 20 años jugando en primera división, moniar, guardar y preservar, desprovistos de o sobre la historia de legendarios suda- en términos político-cultu- gotas biográficas mericanos, primeras copas América, rales diversos, la vida de esa en la pátina de lo mundiales hasta 1966, sólo se encuen- próspera nación y la fragua de acontecimientos. tran pocas y pobres imágenes una y sus habitantes. otra vez traqueteadas, o en su defecto nada. Un ejemplo preciso, contrario II. y extranjero al respecto, es la mítica pelea en Estados Unidos, entre Luis Ya se constituyó en un tópico de Ángel Firpo, El Toro de las Pampas permanente conversación en ciertas y el boxeador norteamericano Jack faenas, la ausencia de material en Dempsey, que muchas veces se pasa imágenes archivadas para aquellos que como match de box completo y exce- quieren trabajar la historia de los años lentemente filmado en su totalidad, 30, 40, 50, 60 y 70 del siglo XX, la de pero como documentación estadouni- los que se proponen recuperar edades dense de época. A la par de esto, hoy dictatoriales, voces actuantes, tareas no habría posibilidad de contar ínte- informativas y periodísticas ejer- gramente la historia de los campeones cidas en ese entonces, los procederes mundiales de box argentinos y sus militares, la guerra de las Malvinas. actuaciones ocurridas 30 o 40 años más Los viejos noticieros cinematográ- tarde de aquel evento, desde nuestros ficos escasean como corpus de datos, propios raleados y escuálidos archivos. están en estado de colapso, no se La avanzada Argentina que atraviesa guardaron, permanecen enigmática- el siglo XX, como no se cansan de mente enclaustrados, técnicamente decir voces del liberalismo histórico,

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fue desde el principio de la centuria asiduamente en el Archivo Nacional una nación modernizada, provista de testimonios de este tipo y comprobar, medios, de ego suficiente y con índices sobre todo, sus inexistencias.) “envidiables” de sus sectores pudientes. Hoy que la televisión global nos No obstante esas calificaciones con que conecta con programaciones documen- los tiempos oligárquicos se miran a sí tales sobre historias de países, también mismos, en cuanto al desarrollo burgués sobre aquella primera mitad del XX, cultural y “europeo” del país, este nos sorprende y permite medir nuestro proceso no implicó que se expandiese y agujero negro en este plano, en ciertos encontrase plena o mediana realización canales biografiantes supuestamente el testimoniar, guardar y preservar, en de intención “universal”, pero que en términos político-culturales diversos, la realidad exponen el cuantioso material vida de esa próspera nación y la fragua audiovisual organizado, seleccionado de sus habitantes. y cuidado sobre las raíces, tradiciones ¿Dónde están los grandes y extensos y huellas que se almacenaron, por documentales editados de los festejos ejemplo, en Estados Unidos. Hasta el del Centenario, en la celebrante metró- punto de poder exponer como docencia polis de Buenos Aires y sus cosas, su masiva “las historias” de casi todo: gente a la vista? ¿Dónde las imágenes presidentes, hechos, cosas, productos, fílmicas o fotográficas de las casas de la deportistas, artistas, crónicas arquitec- vieja ciudad independentista retratadas tónicas, creadores, vidas cotidianas, y visitadas antes de sus demoliciones, edades de las armas, del periodismo dónde el tiempo de la construcción, la y medios gráficos, inventos, técnicas, emergencia y el porqué de los nuevos épocas, convenciones, congresos, expo- estilos arquitectónicos? ¿Dónde la siciones, debates legislativos, vida rural, documentación de la música y el arte crisis del 29, mise- popular, sus barrios y costumbres? rias sociales, cere- Las dictaduras, en sus finales, Y antes de estas preguntas, algo que monias, accionar optaron por el desvaneci- también remite a archivo: ¿dónde del Ku Klux miento de pruebas y anales. una política de preservación de al Klan, tribunales Y la sociedad, por cierto, menos 100 casonas del tiempo de la anticomunistas, no quedó exculpada en este aldea y sus héroes? Sería entonces un manifestaciones sentido: siempre se acomoda, dato de origen de nuestra moderni- obreras, etc, etc. se sitúa, se acostumbra, se zación, que luego se continuó con Sería imposible, resigna o se alivia por ese vivir otras atmósferas, gobiernos y culturas a esta altura en una pérdida ininterrumpida políticas, en lo que hace a no acoger de principios de memoria, de extravío de las documentaciones de una sociedad del XXI, que en archiveros imaginarios sobre para reencontrarse en el curso del la Argentina se la identidad que se porta. tiempo de manera imprescindible con programase un paisajes, rostros, figuras, perfiles, acon- canal similar sobre historia nacional tecimientos, calles, escenas, discursos, desde esa misma perspectiva e inten- intervenciones, inventos, aportes de un ciones porque las arcas están vacías, pasado propio. (Cuando trabajé muy o con material definitivamente próximo al doctor Jorge Taiana en el dañado, enredados en cárceles estatales Ministerio de Educación en 1973-74, burocráticas, desaparecidos o escon- tuve oportunidad de visitar y solicitar didos expresamente.

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III. ficada de “historia preferentemente no contable”. Por ende, historia falsa Si nos deslizamos hacia el territorio reacia al fotograma. O algo así como de la prensa gráfica, Argentina contó, la no historia, por ende de imagen desde finales del siglo XIX, con una imposible. Como si esos fondos industria cultural de semanarios y desasosegantes en los cuales penetró lo revistas de primer orden, caudal del argentino, gestase periódicamente, de cual se ha perdido mucho, deshila- ahí en más, edades políticas de la pura chado el resto sobreviviente, saqueado ilegitimidad para cualquier lenguaje colecciones, para, lamentablemente, testigo: golpes impresentables, antece- tapiar un fresco histórico que jamás dentes políticos vergonzosos, compli- llegó a tener ninguna relación biográ- cidades políticas que los propios fica genuina y conciente con el argen- poderes de turno, en sucesivas reti- tino a través de escuelas, materias, radas, se encargan de desvanecer como “currícula” y bibliotecas públicas tanto su última tarea: sustraer esos símiles en educación primaria, secundaria y antedatados del actual disco duro. terciaria. Lo que gestó, por lo tanto, al Escena de escamoteo que se hizo literal menos desde hace más de medio siglo, en la última década democrática con generaciones de estudiantes con edades la desaparición de las computadoras de “formación informe” de lo que es de los ministerios que se abandonan. culturalmente el país, que ignoran Esto también es el clima archívico, tal historia de gramáticas comuni- cultura que nos hace y que envuelve cacionales, tal posesión de pasados toda discusión sobre archivos y biblio- con sus santos y tecología. Una suerte de acentuada El corazón de las llamadas señas culturales. quema documental sin, al parecer, jóvenes generaciones nacio- Una memoria incendios a la vista. Las democracias nales de los 60 y 70 hizo eje en barrida hoy por derrocadas no ameritaron constancias el revisionismo histórico como la actual pantalla posteriores desde la lógica de un orden forma de discutirle al dominio luminosa con castrense. Las dictaduras, en sus finales, y a “la dependencia” la idea sus programa- optaron por el desvanecimiento de de nación, desde un ejercicio ciones, siempre pruebas y anales. Y la sociedad, por querellante sustentador: el partiendo de un cierto, no quedó exculpada en este combate entre memoria oficial vacuo grado cero. sentido: siempre se acomoda, se sitúa, y memoria vencida. Sin duda este se acostumbra, se resigna o se alivia cariz de borra- por ese vivir en una pérdida ininte- miento de lo actuado, la fuga de los rrumpida de memoria, de extravío de orígenes grandes o chicos que nos archiveros imaginarios sobre la iden- hacen, de pretéritos que se esfuman tidad que se porta. Estantes societales y no dejan casi huellas, se acentúa en donde desaparecen, de una u otra a partir de 1955 en adelante, en forma, no sólo las cosas que pasaron, donde el fin por manos militares de la cara de un ministro o una sesión un orden constitucional se convirtió legislativa en donde se votó “tal ley” en esa ocasión en algo inédito: en infame, sino también el rostro de ella una larga violentación política para misma como muchedumbre balcani- mantener una democracia proscripta zada pero absuelta por falta de alusión y abrir lo que sería una cultura ampli- y pruebas.

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No se puede plantear que es ley indiferencia por el patrimonio de las cultural “objetiva y universal”, que obras magnas y cultas en papel impreso. los registros que portó lo moderno en No es un diálogo o debate libresco con cuanto a sus pretéritos infaustos irre- los muertos ilustres del pensamiento mediablemente desaparecen como lo único que suele chirriar en forma documentación de lo trágicamente desagradable por sucedido. Para testificarlo están los malas administra- Como trasfondo de ese teatro miles y miles de metros de celuloide ciones y políticas de nuestra historia, surge, en excelente estado que hoy cuentan bibliotecológicas entonces, una cuestión abar- la historia del tétrico nazismo, desde que tendrían, en cativa en donde la biblioteca sus minúsculos inicios hasta su bélico cambio, que alen- borgeana dejaría de ser una final, o los datos que hacen lo mismo tarlo o fecundarlo. utopía distante en los siglos o con el fascismo. Aquí se abre un inte- La pregunta por el espacio geográfico ficcional, rrogante, entonces, sobre lo nuestro la biblioteca y sus para convertirse en un examen y sobre nuestras políticas de preser- enfermedades, político cultural reiterado con vación de las memorias en todas que en este último respecto a secretos difíciles de sus dimensiones, y que remite a ese período asumió transitar. fondo siempre clave con que una fuerte divulgación sociedad golpeada, traumada, se hace crítica, pero que, en realidad, forma cargo, mal o bien, de manera clara o parte de los “fallidos” de nuestra forma- a regañadientes, de sus edades. De su ción desde hace muchas décadas, tensa vivirse a sí misma, nada menos. Inte- el conflicto de toda nuestra historia, rrogante que pareciera atravesar toda lleva la pregunta a una complejidad la historia moderna nacional con en donde la salida no es un argumento relación a ese permanente saber que facilista y terminante. no quedaron casi escenas de nosotros mismos, salvo ciertos videos de los últimos 20 años. Que se evaporaron IV. dramas, posiciones, compromisos, infamias, hechos, goles, trompadas, Porque, en oposición a este estado de orquestas de tango, reportajes a viejas las cosas donde el recuento audiovi- estrellas, entrevistas a estadistas: que sual y gráfico de la patria nunca acom- no quedó nada de nada de enver- paña con la naturalidad, frecuencia, gadura depositado en el estante hábito y la frescura con que debió de “la biblioteca”. hacerlo (sino que por el contrario nos La ausencia de una preservación de ubica constantemente en orfandad), el distintas escrituras, imágenes fílmicas, debate sobre nuestras “pruebas de una televisivas, gráficas, testimonios del herencia”, el rastreo de una identidad pasado, que, de muchas maneras, invo- a descifrar finalmente en el pretérito, lucra también como cultura los avatares el conflicto sobre las políticas de la de nuestras bibliotecas con sus libros, memoria, persistió vigorosamente explica, entonces, en gran y decisiva como signo y a la vez errancia asumida parte ese mal síntoma que compete a entre nosotros, tanto a nivel político la fallida historia contemporánea de como social e intelectual. La memoria estas últimas. No es sólo una patología fue siempre una tematización de alto aislada de desinterés, postergación, de voltaje político.

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El corazón de las llamadas jóvenes lengua propicia? Una, muchas memo- generaciones nacionales de los 60 y 70 rias: algo que finalmente nos adviene hizo eje en el revisionismo histórico como una amoratada metafísica de la como forma de discutirle al dominio memoria. O más precisamente, ¿de y a “la dependencia” la idea de nación, qué fueron memoria esas memorias? desde un ejer- Es en esa penumbrosa escenografía El visitante habita una biblio- cicio querellante con sus respuestas esquivas donde “las teca cuando hace uso de ella, de sustentador: el bibliotecas” se citan con sus propios sus textos, sonidos, arquitec- combate entre oráculos originarios, y el archivar es turas, códigos, ilustraciones, memoria oficial un verbo que pareciera cumplirse en esperas, silencios, ilumina- y memoria las afueras del fondo conceptual de ciones. Pero en ese mismo vencida. A su vez, la propia palabra que lo designa. O itinerario se debe incorporar la democracia que adentro de ella misma –palabra una escena más dificultosa de reconquistada a y fondo– ese verbo vacila aún más representar: aquella donde la fines del 83 abrió en reconocerse como tal. Tanto la biblioteca lo habita. un amplio curso historia liberal-católico-militar dueña y contorneó la del país, como la historia popular, herida del exterminio y la muerte supusieron siempre desde hace cien desde el encuadre de la memoria ética años, una crónica de reparaciones doliente e insoslayable. En realidad, destituyentes que curiosamente el país retomó de manera áspera, en remite a la memoria y al olvido en un ambas ocasiones históricas, los rasgos mismo gesto: hago memoria para no de la propia fundación moderna de darte lugar en ella. Para no reconocer su figura, que, entre otras cosas, en el precisamente la memoria. La utopía, campo de las representaciones defi- entonces, desde Caseros, y mucho nitorias fue, desde el último tercio más en el siglo XX, fue siempre del XIX, también una batalla entre refundar una memoria. Como partir historiadores, ensayistas, creadores y de una biblioteca vacía que antes de la negadores de una memoria para cons- gesta, al parecer, estuvo llena. Lo que tituir el país. presupuso al mismo tiempo la inuti- Como trasfondo de ese teatro de lidad, o la paz de los cementerios, nuestra historia, surge, entonces, una de los archivos heredados. Lo que cuestión abarcativa en donde la biblio- implicó la tragicidad de una memoria teca borgeana dejaría de ser una utopía detenida siempre en su desasosiego, distante en los siglos o el espacio en su reiteración, en la agobiadora geográfico ficcional, para conver- enunciación de un juez que la dicta- tirse en un examen político cultural mina pero que no llega a la cita. reiterado con respecto a secretos difí- El país tuvo, en el epicentro de sus ciles de transitar. ¿Sobre qué rela- dramas, una disputa de genealogías ción con los transcursos de tiempos ideológicas que labraron historias y palabras, se asienta la escucha del concretas y, por lo tanto, necesarias pasado? Memorias y políticas. ¿Cuál de rememorar y testificar en cada es la memoria que instituyó el ideario caso. El hispanismo integrista, el liberal educativo, carnalizada en y librecambio inglés, el modernismo desde el conflicto histórico? ¿Y cuál político y cultural parisino y también fue la del inmigrante en multitud, sin el germanismo militar, resultaron

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memorias –archivos descuajados por la sociedad: legales e ilegales, oficiales usos temerarios– que obligaron en e irruptores, cuidados o abandonados. cada disparidad sobre los significados Como un anagrama entre politizar el de lo nacional en el Plata, a lo que archivo o archivar la política. postulara en el origen la diosa griega La propia crisis económica y social Mnemosine: “contar todo siempre del presente nos retorna a esa sobre- desde el principio”. En este sentido dimensión de la memoria de la injus- una religiosidad nuestra, laica, para la ticia contra el actual arrasamiento explicación de la Argentina moderna. ideológico neoliberal. Confirmando La política conllevó un debate o en nuestra historia que las recurrentes directamente la confrontación entre reparaciones remitieron siempre a archivos invisibles en los subsuelos de textualidades políticas desalojadas

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pero refugiadas “en alguna parte”, ideológico, que se inscribe en otras conservadas en ideas, discursividades, zonas neurálgicas de lo cultural? bibliotecas secretas o calladas aguar- Si uno asiste al último film de dando su reencuentro con el poder. Leonardo Favio, Perón, sinfonía de El yrigoyenismo en su sueño repa- un sentimiento, se topa con una obra rador archiva una gesta conservadora desde la producción-rastreo de la que se conservará en otros sótanos imagen documentaria y de archivo, para reaparecer más tarde en el 30. por demás infrecuente en nuestro El peronismo tuvo capacidad popular cine. Donde la elección del realizador para archivar un tipo añejo de país, por ese pasado inédito asienta una que luego retorna y destina al movi- estética de la cámara ajena, testigo, miento popular a convertirse en pura noticiosa y arqueológica, expro- memoria conservada que resiste. Para piada: es decir, deslizándose ahora las actuales luchas de los desocupados, desde una antigua a otra renovante lo que signa la política de los piquetes dimensión de lo político cultural. es una memoria activa del trabajo, un Pero notamos que la imagen alma- archivo desbordado. cenada no puede desprenderse de aquello que el cineasta desde su mirar propone como el fondo sagrado de V. lo político popular. Documentos que resemantizan las historias, por La “bibliotecación” de las circunstan- ejemplo la memorable secuencia de cias es una de las formas de abordar Evita devocional frente a la Virgen de las dificultades y potencialidades de la Macarena, en fusión con su despe- nuestras problemáticas sobre conser- dida de los trabajadores españoles. vación, cuidado y preservación de un ¿Cómo distinguir un “soporte” archi- patrimonio cultural, en tanto cúmulo vístico de un encadenamiento mítico- creativo de vidas y muertes: de lo que identitario, del relato de la tragedia pertenece. En todo caso, la mirada nacional, y de esa eucaristía de Eva de este artículo, y sus arbitrariedades, Perón resignificando su propia figura? apuntarían a un debate que redefina ¿Qué es conservación cultural de la en qué consiste tanto la materialidad memoria a partir de una documen- como el trabajo en esta dimensión. tación? ¿Cómo, entonces, realizar un ¿Es un tema solamente de soportes archivo, pensar bibliotecas? anacrónicos o adecuados para un En sentido inverso, en muchos docu- cuerpo de información dada en tanto mentales de los últimos años sobre dos dimensiones comprensivas autó- la violencia armada de los 70, la nomas a vincular? ¿Es una cuestión propuesta fílmica es que la obra sea excluyentemente política que opera presidida por el relato del testigo en la siempre por encima de las conside- actualidad, sin casi aportes de archivos raciones de tipo estructural, técnico, consecuentes sobre aquella época. específico? ¿La ordenación de la Una estética que muestra la palabra memoria es un hecho fundamental- en su nuda narración representativa, y mente físico, de existencias documen- a la vez una cultura histórica que ha tales situadas, de servicios cumplidos, hecho desaparecer toda imagen de los o es una experiencia en acto, político, espejos de la historia. Esta también es

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una propuesta de arte, y no una “falla” ciones. Pero en ese mismo itinerario de medios, de la memoria en la Argen- se debe incorporar una escena más tina. Su despojo. Ambas circuns- dificultosa de representar: aquella tancias estéticas hablan de nosotros, donde la biblioteca lo habita. Donde documentados/indocumentados. De hospedamos a la biblioteca. Donde el nosotros, historificados/deshistorifi- archivo es una historia, nuestra, de la cados, habitados/deshabitados por las historia del archivo. Donde la organi- bibliotecas. El dilema entonces no es zación de una memoria proviene de las sólo ordenar corpus inertes de hojas, presencias y las ausencias, de las tradi- clasificar libros eficazmente compu- ciones cuando nos escrutan. De las tarizados, sino reconocer las tramas formas que le demos a ese contratapiz de las herencias a partir del haz de de los patrimonios, de las cuencas de sentidos que atraviesan nuestras rela- ideas literarias, ensayísticas, políticas y ciones con los pasados. científicas. La biblioteca sigue siendo, El visitante habita una biblioteca como nunca dejó de serlo, una polí- cuando hace uso de ella, de sus textos, tica genuinamente nacional en estado sonidos, arquitecturas, códigos, ilus- fantasmático, es decir, verdadero, traciones, esperas, silencios, ilumina- acosador, inmerso en nuestras crisis.

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Ni Caverna ni Laberinto: Biblioteca Por Eduardo Grüner

Laberinto infinito sin punto de arribo. Múltiples preguntas que carecen de respuestas. Presencia de metáforas que reclaman un tratamiento delicado. La Biblioteca como institución corre el riesgo de cerrarse a los peligros que la acechan y quedar a su resguardo. La Biblioteca fue una idea pensada como prolongación de la propiedad privada, bajo la figura patrimonial, restringiendo el hacer bibliotecario a la función de custodio que confisca la experiencia humana presente –veladamente– en todo libro sometido a las formas objetualizadas. Libro como proceso, o libro como proceso productivo, inacabado. Oposición histó- rica que se ve trastocada por la emergencia de la sociedad global tecnologizada cuyo bombardeo sistemático revitaliza el rol de custodio frente al desborde informativo y virtual que produce la pérdida de las expe- riencias de las generaciones anteriores. Tendencia, que de confirmarse, nos hablaría de una derrota. Una Biblioteca danzante, giratoria, al estilo de una gran feria por donde circulen los saberes, es tan sólo una hipótesis, que nos permite vislumbrar un horizonte capaz de restituir la vitalidad de los libros y enfrentar la catástrofe actual. LA BIBLIOTECA El drama del archivo N° 1 | Verano 2004 / 2005

Si se le pidiera, no digamos a lo preguntas que de antemano se sabe que suele llamarse un intelectual, que no tendrán (que no pueden sino simplemente a un argentino/a tener) respuesta, pero donde el medianamente culto/a y lector/a de placer está en, simplemente, parti- los suplementos culturales, alguna cipar del juego. asociación literario-filosófica con la palabra “biblioteca”, es altamente probable que una de las primeras I. que emergería es con La Biblioteca de Babel de Borges. Y, por supuesto, Por supuesto: no es cuestión, tampoco, la imagen tópica para esa biblioteca de descuidar la dimensión peligrosa sería la del Laberinto. Se trata de de la iconografía, el Minotauro una iconografía tan establecida (en acechando en el centro del Laberinto, el sentido de lo que podría pensarse por así decir (y en la recta, extensión sin como un establishment iconográfico) centro, ¿diremos que el monstruo está que sería difícil imaginarse una figura en todos y cada uno de sus puntos?). diferente, para no decir opuesta: La continuación de la metáfora, pues, ¿cuál sería, en efecto, esa oposición, nos llevaría a una nueva iconografía: cuando el propio Borges ha sugerido la del laberinto bibliotecario como que el peor de los laberintos –porque una serie infinita de bifurcaciones es estrictamente imposible pensar que impiden el acceso al monstruoso una salida para él– es la línea recta? centro del Saber: a un vacío de sentido, La combinación entre el laberinto al agujero negro de una nadificación lingüístico de Babel y la unicidad, la del conocimiento; la Biblioteca es pureza lineal de la recta (traduciendo: aquí proliferante y manierista, silva de esa lengua divina y originaria a la significantes que que, según Walter Benjamín, aspira –parafraseando Es sintomático, en efecto, que en última instancia toda traducción, a Nietzsche– tan a menudo, en la historia de desde el inicio entonces postulada se erige como la cultura, la iconografía del como tarea imposible), sólo podía ser “barrera que laberinto aparezca asociada una ocurrencia borgeana: se trata, en defiende de un a la de la caverna. Los filó- efecto, de dejarnos sin salida, pero no Horror funda- logos han rastreado incluso, al borde de la desesperación, sino en mental”. Y el en el origen de la palabra, una el equilibrio inestable de la ironía. recorrido laberín- combinación entre ambas: Y está bien que así sea, y que tico es entonces labirion y labrinda son quede claro: demasiado fácil- un ritual iniciá- términos que reenvían a la mente se piensa en la biblioteca tico de esos que minería, al angustiante (y tan borgeana como en un solemne y los antropólogos frecuentemente laberíntico) oscuro recinto del saber donde el llaman apotro- descenso a, como se dice, “las destino inexorable del ser humano peicos: cere- entrañas de la tierra” es perderse, o bien morir aplastado monia en la que por el peso de la letra. Demasiado se invocan y se convocan los fantasmas poco, al contrario, se piensa en la más inquietantes justamente para biblioteca como en un lugar para el mantenerlos a raya; en la que la lectura juego, incluído ese juego de aporías potencialmente infinita (¿no se dice que plantea permanentemente acaso que cuanto más se lee menos

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se sabe, puesto que la incorporación para operar ese retorno a la Indi- de conocimiento multiplica geomé- ferencia de un no saber que los tricamente la percepción de la propia purificaría de la culpabilidad de las ignorancia?) abre nuevas ventanas a la palabras entremezcladas, del pecado Nada, al mismo tiempo que impide babélico. Ese, y sólo ese, es el verda- caer inadvertidamente en la oscuridad dero Sabio: el que luego de fatigar del pozo. (insistámonos borgeanos) todos El laberinto, como lo ha mostrado los laberintos de todas las biblio- Ernesto De Martino, deviene aquí tecas posibles, accede a la oscuridad en el obstáculo que separa el mundo central del Templo. de los vivos del de los muertos, de Es fácil ver que esta iconografía es esa Alteridad radical constituida por simétricamente inversa a la de la aquel vacío de sentido en su centro, canónica alegoría de la Caverna de el límite interno que garantiza la no Platón (ya anticipada, sin embargo, contaminación entre las dos esferas, desde extremos opuestos del arco pero que simultáneamente hace que presocrático, por Heráclito y una se remita a la otra. El aspecto Parménides), en la que el Sabio lúdico del recorrido, entonces, y como es el capaz de ascender trabajosa- suele suceder, es la “inversión en lo mente desde las sombras a la Luz. contrario” de la más profunda seriedad. La Biblioteca como recinto del Es sintomático, Saber es aquí el espacio amplio y En la Biblioteca o en el Museo, en efecto, que luminoso, bañado por el Sol de la en los modos bajo los cuales tan a menudo, purísima Idea: al revés de aqué- solemos pensar esas “institu- en la historia llas otras iconografías, ahora es la ciones” (la Caverna y el Labe- de la cultura, Caverna la que es ella misma un rinto, para reducirlos a esos la icono- laberinto de sombras atravesando polos hermanados), el peligro grafía del labe- el cual se llega no a un Centro sino mayor es el efecto ilusorio que rinto aparezca al espacio “claro y distinto” de la aquella estabilidad provoca: el asociada a la Verdad. Sería inútil insistir sobre de estar a resguardo de todo de la caverna. el (sospechoso) poder de semejante peligro. Los filólogosmetáfora y su exitosa historia en la han rastreado cultura occidental, hasta el punto de incluso, en el origen de la palabra, que toda una época pudo ser cali- una combinación entre ambas: ficada –con el excesivo optimismo labirion y labrinda son términos de una voluntariosa inteligencia– que reenvían a la minería, al angus- de Siglo de las Luces. Que todo un tiante (y tan frecuentemente labe- siglo pueda ser así pensado como el ríntico) descenso a, como se dice, recinto de una inmensa Biblioteca, “las entrañas de la tierra”, esa suerte profusamente iluminada y con sus de regressum ad uterum que pocos enciclopédicos saberes al alcance de pueden proponerse impunemente. cualquier “ciudadano universal” no Sólo unos poquísimos elegidos (el es poca declaración sobre la auto- shaman de la tribu, digamos) son confianza de una era en haber final- realmente capaces de hacer ese viaje mente despejado hasta la última de iniciático hasta sus últimas conse- las sombras de la Caverna: chapeaux. cuencias: de atravesar el laberinto Pero, lamentablemente, las cosas no

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son tan simples: la luz excesiva, es Curador? esos designadores de oficio sabido, produce ceguera, y ya apren- parecen a veces escasos para dar una dimos, por Adorno y Horkheimer idea cabal de la enormidad de la tarea entre otros, los riesgos de trans- de Cura –si se nos perdona el abuso formar nuestros saberes luminosos heideggeriano– que esos funcionarios en los mitos más oscuros, más enfrentan). incontrolables. En un artículo En un artículo pasmoso, John pasmoso, John Berger habla de la función Berger habla de histórica del Museo (y lo que II. la función histó- dice, salvo detalles menores, rica del Museo (y es perfectamente extensible La Biblioteca requiere pues, cautela lo que dice, salvo a la Biblioteca). Sus princi- en su uso. Como el Museo, esconde detalles menores, pales diatribas recaen sobre el en sus laberintos demasiadas metá- es perfectamente Curador, al que trata como un foras sobre las cuales resbalar hacia la extensible a la sujeto condescendiente, snob, Nada –que es la última de las metá- Biblioteca).1 perezoso: está dulcemente foras–. “Esconde” no es, en verdad, la Sus princi- prisionero de la fantasía –más expresión más feliz. Habría que decir, pales diatribas bien un fantasma, cuando se más bien: disimula su movimiento, recaen sobre el quiere darle densidad psicoa- fingiendo una quietud casi mineral Curador, al que nalítica– de que se le ha pedido que descansa en las estanterías –en la trata como un que acepte como una grave Biblioteca– o que cuelga de las paredes sujeto condes- responsabilidad cívica el pres- –en el Museo–. Como si esa preten- cendiente, snob, tigio de tener la “propiedad” dida estabilidad pudiera sustraer las perezoso: está putativa de los objetos (libros, lecturas, las miradas, a la máquina dulcemente obras de arte) contenidos en el picadora de carne de la Historia: prisionero de la edificio que custodia. al tiempo-ahora –la noción es, por fantasía –más supuesto, también de Benjamin– de bien un fantasma, cuando se quiere un “instante de peligro” en el que darle densidad psicoanalítica– de que la lectura actual de cualquier clásico se le ha pedido que acepte como una polvoriento hace ruinas de su sentido grave responsabilidad cívica el pres- originario para producir lo nuevo tigio de tener la “propiedad” putativa –que es exactamente lo opuesto de de los objetos (libros, obras de arte) la novedad–. En la Biblioteca o en el contenidos en el edificio que custodia. Museo, en los modos bajo los cuales Porque, en efecto, esos objetos –al solemos pensar esas “instituciones” menos en la Modernidad– son conce- (la Caverna y el Laberinto, para redu- bidos ante todo como (así se dice) cirlos a esos polos hermanados), el un “patrimonio”; vale decir: una peligro mayor es el efecto ilusorio propiedad . Desde luego: el Bibliote- que aquella estabilidad provoca: el de cario o el Curador “ideal-típico” tiene estar a resguardo de todo peligro. la íntima convicción de que es prefe- De allí, quizá, la responsabilidad rible que esos objetos sean propiedad enorme –tan poco frecuentemente del Estado, de la Comuna, del Barrio tenida en cuenta– del Custodio del (y por su intermedio, del “público”) Laberinto, del Guardián de la Caverna que de los sujetos privados. Pero aun (¿los llamaremos el Bibliotecario, el así, subsisten como propiedad.

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Por lo tanto, alguien debe ocupar los Objetos del Saber bastara (aunque el lugar de “propietario”, digamos, esto ya no lo diga Berger, al menos honorario. No es común, en este no de esta manera) para orientar a los espacio de reconocimientos imagi- sujetos en el Laberinto, para alum- narios, que el Custodio-propietario brar las tinieblas de la Caverna. Era recuerde que los libros o las obras un momento de todavía incipiente de arte, antes de ser una propiedad formación de un “público” para la (pública o privada) son la expresión Biblioteca o el Museo: no extraña, de una experiencia humana, de una entonces –aunque sí debería extrañar praxis muchas veces llevada al borde la tozuda supervivencia de esta idea–, mismo de lo que tolera el uso norma- que ese público fuera, casi necesaria- lizado, “institucional”, de las pala- mente, representado como una masa bras o de las imágenes. Lo cual es, pasiva a la que había que hacerle finalmente, bastante lógico: nadie disponibles esos objetos encarna- podría ser Custodio de la Expe- dores de la Sabiduría, el Gusto, el riencia; eso es algo que cada quien Valor Espiritual. Lo cual supone, –cada lector, cada contemplador de claro, que se trata de bienes escasos, una obra de arte– tiene que volver poseídos sólo por unos pocos privi- a hacer por sí mismo, sin vigilancias legiados, o ahora por el Estado que externas, sin recorridos preestable- hace “bienestar” cultural con sus cidos. El Custodio sólo puede serlo súbditos. Esta lógica, es fácil verlo, de objetos acabados, cerrados a todo reproduce “microfísicamente” la re-comienzo (su propia raison d’être diferencia “macro” entre propietarios está inscripta en el “fetichismo de la y no propietarios, entre “pudientes” mercancía”, aunque esta sea no-tran- e impotentes; tal vez sea por eso sable). El Custodio conserva lo que que el que acude a la Biblioteca o ya está allí; y al Museo (o, tanto da, a los recitales Esto significa que en el Museo si “adquiere” ofertados por algún Municipio) tan o la Biblioteca de la praxis algo nuevo –un a menudo esté en la posición del (el Museo o la Biblioteca que incunable, una desposeído cultural que recibe una intentara romper la lógica de lo edición princeps, benévola caridad. práctico-inerte, para ponerlo un simple ejem- Para permanecer benjaminianos: a la manera sartreana) los plar de una estamos hablando, desde ya, del objetos deberían ser expuestos, revista literaria aura del objeto; de ese atributo que puestos a disposición, usados, del pasado– lo lo hace infinitamente inalcanzable en el contexto de una intersec- hace impensa- aun dentro de la más estrecha inti- ción de procesos... damente bajo la midad con él –no en vano Benjamin misma moda- compara esta posición a la del lidad: la del producto terminado, y no enamoramiento–. El Bibliotecario la del proceso de producción. y el Curador son los custodios del Esta actitud, al decir de Berger, no es Ser del aura; los que cuidan que que sea inútil, ni perversa: es sencilla- esa posición no sea jamás alterada mente anacrónica. Proviene del Siglo por los avatares, las contingencias, de las Luces, de aquella optimista los imponderables, los vértigos de concepción del conocimiento que la experiencia de la lectura o de la confiaba en que la mera existencia de mirada (la Caverna y el Laberinto

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se revelan aquí como los desvíos la otrora rica –aunque deshis- de ese aura en cuyo centro está torizada y estática– experiencia la Nada). Su misión trascen- “burguesa” de la contemplación. dental es la de conservar lo que Si ello fuera así, el Bibliotecario y el Lukács hubiera llamado la actitud Curador ya no serían solamente los “contemplativa”, “estática” frente a guardianes del aura, sino también, la obra. O lo que Marcuse hubiera y por las mismas razones, los sacer- llamado la “cultura afirmativa”. O dotes del templo erigido en respeto lo que Adorno hubiera llamado el de las cosas de este mundo, de las “pensamiento identitario”. Etcé- materias que, para bien o para mal, tera. Podríamos hacer multipli- hayamos sabido conseguir. Desde carse ad nauseam las citas; pero ya, si fuera así, ello sería al mismo ninguna acumulación de comillas tiempo el testimonio de una enorme nos salvaría de vernos enfrentados derrota. O, en el mejor de los casos, a un delicado dilema, casi impo- de la obcecación defensiva de aquel sible de resolver en las condiciones Caballero de El Séptimo Sello de actuales. Y es que la civilización Bergman, que, ante la imposibilidad (occidental) actual, con su desli- de seguir resistiendo el llamado de zamiento rizomático –cuando no la Muerte, decía: “Está bien, voy; bombardeante– de mercantilizadas pero bajo protesta”. y globalizadas novedades virtuales, quizá esté produciendo la paradoja de que pronto la verdadera actitud III. “revolucionaria”, al menos en el campo relativamente autónomo de Aunque fuera a modo de delirio la cultura, sea precisamente la del utópico –¿qué hipótesis, incluso de conservador que procura resguardar las más rigurosas, no lo fue en algún

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momento?–: ¿tenemos alguna alter- épocas, los estilos, las sociedades, nativa? El propio Berger conjetura, incluso las subjetividades). para el Museo (o para la Biblioteca), Semejante construcción, incluso en la necesidad de un impulso imagina- la Argentina, solamente en Buenos tivo que vaya en sentido contrario del Aires, movilizaría una gigantesca, estatismo aurático: hay que concebir densa trama de recursos intelec- esos objetos como emancipados de tuales. Requeriría, por ejemplo, la mística (mejor: del fetichismo) el trabajo de una legión de inves- que está adherida a ellos en tanto tigadores de por lo menos cinco o artículos de propiedad. Entonces seis de las actuales Facultades de la sería posible verlos como expresiones UBA (Filosofía y Letras, Ciencias del proceso de su propia elabora- Sociales, Psicología, Arquitectura, ción de una experiencia (digamos: Ingeniería, Ciencias Económicas). como Works-in-progress) antes que Varias generaciones de subsidios como productos. Verlos, en fin, como Ubacyt, Conicet o lo que fuesen acción antes que como realización. aplicadas a: 1) reconstruir la historia Esto significa que en el Museo o la (social, económica, cultural, polí- Biblioteca de la praxis (el Museo o tica) de cada libro, de la época que la Biblioteca que intentara romper lo produjo y de las épocas en que la lógica de lo práctico-inerte, para fue leído, discutido, criticado, teori- ponerlo a la manera sartreana) los zado; 2) llevar a cabo la etnografía, objetos deberían ser expuestos, la sociodinámica, la psicografía y puestos a disposición, usados, si fuera posible el psicoanálisis de en el contexto de una intersec- todos los lectores del libro, de sus ción de procesos: el proceso rituales, de sus actitudes, de sus técnico-intelectual histórico de su respuestas, de sus obsesiones; 3) con producción, el proceso biográfico- estos insumos de información, psicológico de su autor, el proceso reconstruir por entero el edificio retórico y estilístico de sus efectos de la Biblioteca: imaginar y diseñar de escritura y de lectura, el proceso nuevos recintos, espacios de circu- de su diálogo con otros libros lación permanente de los lectores semejantes, el proceso de perma- y de los libros, pasadizos secretos nente renovación de sus lecturas, para ciertas lecturas, esquinas de el proceso de los debates que una encuentros inesperados con el libro lectura actual pudiera generar, y que no se buscaba, entradas sorpre- así sucesivamente. Idealmente, sivas a mesas de debate a las que no cada libro que se leyera en una se esperaba ir (y salidas discretas de Biblioteca debería estar “proce- aquéllas a las que sí se ha asistido). sado” por el movimiento de todos En suma: una Biblioteca giratoria, esos contextos (sería el equivalente semoviente, en permanente trans- del Museo-Máquina de Frank formación, sin Centro, excéntrica; Lloyd Wright, donde cada cuadro y donde, claro está, fuera el Lector es contemplado simultáneamente –no el Bibliotecario– el que supiera contra el telón de fondo de todos dónde está su libro. los demás, desplazando continua- Esto ya no sería Caverna ni Laberinto: mente el foco de atención entre las a lo sumo, Rompecabezas; donde

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el espacio vacío no espanta, sino de época del libro que está leyendo. que intriga: convoca a imaginarle Lo que importaría sería otra cosa: un sentido, a producir significa- el libro ya no sería monumento ción. Y sería ekklesia, ágora, asam- ilustrado, propiedad exquisita, blea, fiesta: una romería, incluso sublimación hueca, emblema de una kermesse, de lectores entrando riqueza, símbolo de distinción, y saliendo por puertas y pasillos autoconciencia iluminada, humilla- como en un vaudeville de Feydeau. ción esotérica, limosna de saberes. Biblioalbergue transitorio, sin Sería, sencillamente, praxis social, turnos fijos. El que quisiera ponerse experiencia vital. Cuanto más solemne y marmóreo, tendría efímera, mejor: para hacer lugar a derecho a hacerlo, tanto como el la siguiente. que quisiera disfrazarse con el traje

NO­TAS

1. Ber­ger, John: “The His­to­ri­cal Func­tion of the Mu­seum”, en Se­lec­ted Es­says, New York, Vin­ta­ge Books, 2003.

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¿El drenaje patrimonial como destino? Bibliotecas, hemerotecas y archivos argentinos, un caso de subdesarrollo cultural Por Horacio Tarcus (*)

Es difícil evitar vincular la falta de una conciencia archivística a nivel estatal con una premeditada o inconciente intención de producir un desgaste en el patrimonio histórico por los ánimos refundadores, que afectaron a diferentes etapas con la inten- ción de reconstruir lo acontecido. Porque siempre en el archivo hay documentos que refutan lo establecido desde el presente. A las concepciones conspirativas, tan funcio- nales a los mitos y, también, a las realidades históricas, debería sumarse, al momento de buscar un factor causa, una suerte de desidia cívica, e, inclusive, una conflictiva relación con el pasado, emergente de actualidades distantes de la nación imaginada. Coleccio- nistas privados e investigadores, preservaron (escondieron) documentos, o inclusive los “exiliaron” (Pedro de Angelis, Ernesto Quesada) y hasta hoy el coleccionismo privado intenta “compensar” las carencias del estado en el cuidado de los registros de la memoria. El recorrido de los archivos –priva- tizados, mercantilizados, fugados, confis- cados, dispersos o abandonados– estudiado por el historiador Horacio Tarcus. LA BIBLIOTECA El drama del archivo N° 1 | Verano 2004 / 2005

El subdesarrollo argentino no se limita Bibliotecas y archivos como al terreno económico: en el plano “propiedad familiar” de la preservación de nuestro patri- monio cultural somos también un país Sin duda, las grandes bibliotecas perfectamente subdesarrollado. John privadas jugaron un rol importante, Holloway ha insistido con razón en si no decisivo, en la historia cultural que en un mundo globalizado, ya no de nuestro país. Tal es su peso, que importa tanto para la prosperidad de hasta podría trazarse una historia de un país cuánto produce cada economía la cultura argentina, al menos de la nacional, sino cuanto capital produ- cultura de élite, haciendo la historia cido globalmente es capaz de atraer y de las grandes bibliotecas personales, retener cada Estado en su territorio. desde la de Juan Baltasar Maziel hasta De la misma manera, en el terreno del la de Federico Vogelius. patrimonio cultural, no importa tanto En la época de la Colonia, el rigorismo el capital simbólico que hemos sido inquisitorial, la ausencia de imprentas capaces de producir nacionalmente: y las trabas comerciales hicieron que, lo decisivo es nuestra capacidad de en ausencia de bibliotecas públicas, se valorizarlo como tal y, por ende, de constituyeran a fines del siglo XVIII generar las condiciones para preser- grandes bibliotecas privadas, como varlo y socializarlo.1 la del Obispo Los avatares de nuestro patrimonio Manuel Azamor Cuando no existen políticas bibliográfico, hemerográfico y archi- y Ramírez o la públicas activas para preservar vístico son una prueba flagrante de de Juan Baltasar dicho patrimonio, este puede esta afirmación. Es algo sabido que el Maziel.2 Iniciado tomar tres caminos posibles: estado de nuestras bibliotecas, heme- el proceso de la permanece en manos privadas, rotecas y archivos públicos es calami- independencia, o es adquirido por coleccio- toso, resultado de un proceso donde a pesar de los nistas privados, o bien es se han combinado de la peor manera esfuerzos por vendido a archivos, centros o factores tan diversos como la ausencia nutrir a la joven universidades del exterior. de políticas bibliotecológicas y archi- nación de biblio- vísticas, magros presupuestos para tecas públicas, siguieron jugando un la cultura, negligencia burocrática, rol clave las bibliotecas privadas. Baste discontinuidad institucional, dicta- recordar, en la década de 1830, la duras militares que practicaron verda- biblioteca personal de Marcos Sastre, deros “autos de fe” con la literatura que que pone a disposición de los estu- consideraron “subversiva”, corrupción diosos como Gabinete de Lectura, sistémica, “internas” salvajes dentro de anexo a su famosa Librería Argen- las instituciones, etc. tina de la calle Reconquista, donde Cuando no existen políticas públicas se nutren de literatura romántica y activas para preservar dicho patri- utopística los jóvenes de la Generación monio, este puede tomar tres del 373; o la biblioteca del sanjuanino caminos posibles: permanece en Manuel Quiroga Rosas, que Sarmiento manos privadas, o es adquirido por dejara instalada en la memoria de los coleccionistas privados, o bien es argentinos como una fuente preciosa vendido a archivos, centros o univer- de conocimientos renovadores.4 Tras la sidades del exterior. batalla de Caseros llegan al país muchos

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emigrados extranjeros portando sus Montevideo). La de los Quesada fue bibliotecas, mientras los hombres de la base sobre la que se organizó la la élite constituyen grandes bibliotecas Biblioteca del Instituto Iberoameri- privadas, “en defecto de las públicas, cano de Berlín, mientras que la biblio- a la sazón pobres y mal organizadas”. teca americanista del General Justo fue “Raro fenómeno –sigue Buonocore–, adquirida por la Biblioteca Nacional que ha sido señalado, en diversas de Lima. Recientemente se dispersó oportunidades por ilustres estudiosos la biblioteca filosófica y el archivo de visitantes de otros países de Europa y Carlos Astrada, a través de su venta América”.5 En efecto, las bibliotecas fraccionada a libreros de viejo... privadas y las colecciones de archivos En 1917 se abría un número de la que llamaban la atención de los visi- Revista de Filosofía con esta reflexión: tantes extranjeros pertenecían a figuras “La historia cultural y política de de la élite como Vicente F. López, nuestro país duerme en archivos Bartolomé Mitre, Ángel J. Carranza, familiares... La poca preocupación Andrés Lamas, Vicente G. Quesada ambiente y el celo de los poseedores de (cuya biblioteca fue luego completada los archivos hacen que informaciones por su hijo Ernesto), Miguel Navarro interesantísimas, que podrían prestar Viola, Manuel R. Trelles, Enrique eficaz ayuda a historiadores y soció- Peña, Estanislao S. Zevallos o Francisco logos, se esterilicen restando fuentes P. Moreno. Las generaciones siguientes preciosas a la investigación científica. no fueron ajenas a esta tradición, como Nuestra historia... no puede, pues, lo demuestran las grandes bibliotecas ser escrita”. Lamentablemente, casi reunidas por un José Ingenieros, un noventa años después, gran parte del Agustín P. Justo, un Carlos Astrada o patrimonio histórico subsiste bajo la un José Aricó. forma de patrimonio familiar. Aceptamos que, a falta de grandes Sin embargo, hoy la responsabilidad bibliotecas públicas, las bibliotecas es otra: entonces, en 1917, el hincapié privadas jugaron un rol importante estaba puesto en la falta de moderni- en la cultura del país. Lo penoso es zación y de conciencia pública de las que su destino final no fue siempre familias de la élite. La revista de José su institucionalización pública, como Ingenieros, en su afán modernizador y es el caso del Museo Mitre en Buenos profesionalista, venía a recordar que la Aires o la Biblioteca Aricó anexa a la época de Don Vicente Fidel López, en Biblioteca Central de la Universidad que el actor histórico y el historiador de Córdoba. Bibliotecas extraordina- se confundían, en que el archivo histó- rias, que reunían libros antiguos de rico y el archivo familiar eran uno enorme valor, colecciones de revistas solo, y en que la historia oficial se prac- muy escasas, grabados, litografías, ticaba como la historia de las grandes mapas, documentos y manuscritos familias patricias, había quedado muy –como la de Andrés Lamas, la de atrás. Esas familias debían aceptar el Zevallos, la del Perito Moreno y la de relevo, tanto de su lugar de custodios Vogelius– se pulverizaron en subastas del patrimonio así como del oficio de públicas (salvo la de Lamas, cuya historiadores, por parte de los archivos dispersión se evitó porque la compró y bibliotecas públicos y de los soció- en remate la Biblioteca Nacional de logos e historiadores profesionales.

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Si bien crecieron desde entonces a lo que atesoran. Hay, desde luego, un largo del siglo XX los campos profesio- tesón bibliófilo propio del coleccio- nales de la sociología y de la historia, nista en muchos de los primeros –tal el proceso de cesión del patrimonio el caso de Mitre, de Navarro Viola o familiar al espacio público fue muy de los Quesada–, así como la mayor débil. Muchos archivos de personali- eficacia en la búsqueda de la serie dades de la cultura y la política argen- completa exige a los segundos adquirir tina siguen celosamente resguardados un conocimiento exhaustivo. Pero por sus descendientes como propiedad el coleccionista suele ser una figura familiar: no hay espíritu de legado, más oscura, menos visible, poseedor pues los herederos no tienen confianza de una cultura más parcial, fragmen- en la capacidad de las instituciones taria e instrumental: generalmente públicas para resguardarlo y dispo- son hombres que se ganan la vida nerlo a la consulta. El sentimiento en otros quehaceres –empresarios, de los donantes es, cuando se trata profesionales liberales–, en los que el de los grandes archivos y bibliotecas coleccionismo funciona más al modo públicas, que el patrimonio va a desa- de un hobby que de una necesidad parecer entre los engranajes de una intelectual. Mientras para los investi- insondable estructura burocrática; o gadores la gran biblioteca es en defi- bien, cuando se trata de institutos de nitiva una suerte de taller que encierra una escala menor, que va a ser apode- sus herramientas rado por la facción que lo controla. de trabajo, para En el mercado de los libros, Esto es: las grandes instituciones no los coleccionistas las revistas y los papeles argen- ofrecen garantías de preservación; las sus series debida- tinos, dado que las biblio- pequeñas, de acceso público. mente ordenadas tecas y archivos públicos están y clasificadasausentes, la principal demanda pueden adquirir, proviene, o bien de los colec- El patrimonio cultural en el límite, un cionistas privados, o bien de y el coleccionismo carácter lúdico, las universidades y centros del decorativo o de exterior del país. En el mercado de los libros, las revistas prestigio social. y los papeles argentinos, dado que De modo que si el acceso del inves- las bibliotecas y archivos públicos tigador a las grandes bibliotecas y están ausentes, la principal demanda archivos familiares no suele ser sencillo, proviene, o bien de los coleccionistas mucho más restringido y condicio- privados, o bien de las universidades y nado aún suele serlo en el caso del centros del exterior del país. coleccionista, que guarda celosamente Detengámonos un momento en el su tesoro bajo siete llaves...6 coleccionismo privado. A diferencia de Los defensores del libremercado de los políticos o intelectuales de la élite, bienes culturales presumen que el que forman grandes bibliotecas porque coleccionismo ha sido un factor de los libros son imprescindibles para el enriquecimiento del patrimonio ejercicio de su profesión, los coleccio- nacional. Esgrimen en su favor que nistas están animados por una pasión muchos coleccionistas privados, bibliófila, siendo rara vez lectores siste- actuando como “investigadores” a máticos o estudiosos de las colecciones veces sobre la base de su intuición y

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experiencia, recuperaron y organi- del sector público, acudan necesaria- zaron durante siglos un patrimonio mente al privado. Ni tampoco está hasta entonces disperso, que final- en los coleccionistas ni en las insti- mente terminaron cediendo a insti- tuciones del exterior, pues ninguna tuciones públicas. Pero como se ha ley restringe la compra y la venta, e señalado a propósito del caso del incluso la salida al exterior del país, patrimonio de México (sobre todo de documentos de valor histórico. El pero no exclusivamente al arqueoló- problema está en la falta de un marco gico), “muchos formaron y forman legal regulatorio, y sobre todo en la sus colecciones con juicios subjetivos, ausencia de políticas públicas acerca con piezas compradas según sus predi- del patrimonio bibliotecológico, lecciones estéticas, o por su rareza y hemerográfico y archivístico. exotismo. También se conocen casos cuyo objetivo central ha sido ganar prestigio social; algunos más, por su Drenaje patrimonial hacia los afán casi enfermizo de atesorar, pero centros del (primer) mundo sobre todo por la esperanza de encon- trar en el futuro mejores postores, es En el caso de la venta a los coleccio- decir para especular”. Para esta autora nistas, el patrimonio queda vedado a el coleccionismo tuvo valor en el la consulta pública; en el caso de la siglo XIX y principios del XX, pero en venta a centros y universidades del los albores del siglo XXI su existencia exterior del país, sólo es accesible a los no se justifica.7 argentinos en condiciones de viajar y En la Argentina de las últimas décadas, estudiar en el extranjero. si llega a manos de un librero una Respecto al drenaje patrimonial hacia carta de Mariano Moreno o de José el extranjero, no sólo se van dólares de San Martín, o “cerebros”, sino también libros, El universitario estadouni- un documento revistas, cartas, manuscritos... Así dense, europeo, mexicano o de puño y como los investigadores egipcios se brasileño tiene a su alcance letra de Juan ven obligados a estudiar la cultura extraordinarias bibliotecas D. Perón, de de su país en los museos de Londres y archivos, pudiendo consa- Ernesto Guevara y de París, los investigadores de la grarles todo su tiempo y o de Jorge Luis historia y el pensamiento argentinos sus energías; el investigador Borges, difícil- sólo pueden consultar invalorables argentino que se propone mente acuda fuentes de nuestra cultura acudiendo trabajar con este tipo de patri- a ofrecerlo en a ciudades como Amsterdam o Turín, monio sabe que el 50% de sus venta a la Biblio- Berlín o California. Por ejemplo, la energías estarán destinadas a la teca Nacional hemeroteca y el archivo que sobre búsqueda de sus fuentes... o al Archivo anarquismo y movimiento obrero General de la argentinos dispone el Instituto de Nación: se dirigirá a centros y univer- Investigación Social de Amsterdam, sidades del extranjero, o a los colec- son más completos que la suma de cionistas locales. Pero el problema todos los existentes en la Argentina. de la enajenación de nuestro patri- Allí se conservaron durante más de un monio no radica en los libreros, pues siglo, sobreviviendo incluso a la inva- es inevitable que a falta de demanda sión nazi; aquí estos testimonios de

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nuestra memoria obrera apenas sobre- como el coleccionista es un investi- viven penosamente, en colecciones no gador principiante, insensiblemente siempre completas, en algunas biblio- el investigador argentino deviene un tecas anarquistas. coleccionista amateur. Incluso ha Hay bibliotecas y archivos enteros que, llegado a suceder que los investiga- por distintas vías y variados motivos, dores rivalicen, no por el rigor o la fueron saliendo del país. Ya señalamos originalidad de sus interpretaciones, que la biblioteca de los Quesada está en sino por la posesión de sus “propias” el Instituto Iberoamericano de Berlín y fuentes. Su mayor orgullo es estampar, la de Agustín P. Justo en la Biblioteca a pie de página, esta manifestación Nacional de Lima. Además, la primi- de nuestro subdesarrollo cultural: genia biblioteca, hemeroteca y archivo “Original en el archivo del autor”. del Partido Comunista Argentino fue No podemos ignorar que, desde la embarcada rumbo a Moscú en 1930, antigüedad, la historia de las grandes pocos días después del golpe militar bibliotecas (así como la de los grandes de setiembre; el archivo del filósofo museos) está directamente vinculada a Rodolfo Mondolfo, que sus descen- los proyectos de expansión imperial. dientes donaron a la Asociación Dante Todos los conquistadores tomaron para Alighieri, partió sin embargo hace sí o enviaron a sus soberanos botines de algunos años a Italia; la biblioteca y guerra o presentes de tierras exóticas que el archivo del historiador Luis Sommi probaban sus hazañas, sus conquistas y fue trasladada tras su muerte a algún sus descubrimientos. El inglés Thomas lugar de la extinta URSS; archivos de Richards, en The Imperial Archive, un figuras de la cultura argentina como estudio clásico de los estudios poscolo- Victoria Ocampo, María Rosa Oliver niales, analiza los y, más recientemente, Macedonio modos de apro- Entiendo que el problema es Fernández, pueden consultarse, debi- piación y sistema- más profundo que el mera- damente ordenados y catalogados, en tización de lo que mente presupuestario: es, las bibliotecas latinoamericanas de llama el “archivo insisto, un problema de subde- los Estados Unidos... Los ejemplos imperial” britá- sarrollo cultural. Sin embargo, podrían multiplicarse. nico. Este no entiendo que todavía es posible El universitario estadounidense, sería tanto una debatir públicamente y poner europeo, mexicano o brasileño tiene biblioteca ni un en práctica algunas políticas a su alcance extraordinarias biblio- museo, advierte, bibliotecológicas y archivís- tecas y archivos, pudiendo consa- sino “una fantasía ticas antes de aceptar resigna- grarles todo su tiempo y sus energías; de conocimiento damente la descapitalización el investigador argentino que se catalogado y patrimonial como destino. propone trabajar con este tipo de reunido al servicio patrimonio sabe que el 50% de del Estado y del Imperio”. Cuando los sus energías estarán destinadas a la poderes públicos británicos hablan de búsqueda de sus fuentes, debiendo “material catalogado” se refieren, de peregrinar por múltiples bibliotecas un siglo a esta parte, a “conocimientos públicas, archivos privados y librerías ubicados bajo la jurisdicción especial de viejo. A menudo debe comprar sus del Estado”.8 Su función de “reser- fuentes, convirtiéndose sin quererlo vorio del conocimiento universal” fue en un atesorador privado. Y así relevada luego por los Estados Unidos,

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preservarlo, causa de tranquilidad. El problema radica aquí, en nuestro país: en la ausencia de instituciones públicas intere- sadas en preservar efectivamente este patrimonio más allá de enfáticas enunciaciones; y en la falta de una cultura cívica que las acompañe. En ese sentido, no deja de tener razón Nicolás Helft, uno de los mayores coleccionistas de primeras ediciones y manuscritos de Jorge Luis Borges, que desde la Guerra Fría, y sobre cuando señalaba provocativamente todo desde la Revolución Cubana, poco tiempo atrás: “Carece de sentido ha construido una verdadera maqui- batallar por la permanencia en el país naria de búsqueda, rastreo, compra y de papeles valiosos cuando no existen preservación de bibliografía latinoame- políticas, recursos económicos, técnicos ricana. Cualquier bibliotecario argen- ni humanos para la preservación y difu- tino (o latinoamericano) sabe, por sión”. En cambio, las universidades y ejemplo, que si precisa información centros del primer mundo “tienen la sobre una publicación de su país, sea tecnología para resguardarlos y difun- antigua o la novedad más flamante, dirlos. Estoy de acuerdo con que nues- debe comenzar por ingresar al catá- tros papeles queden en la Argentina, pero logo de la página web de la Hispanic ¿de qué me sirve el original si por dejarlo Division de la de los aquí lo someto al deterioro ambiental, la Estados Unidos. burocracia y hasta el peligro de robo?”.9 Sin embargo, no podríamos reaccionar ante este drenaje con un nacionalismo cultural, por otro lado hipócrita, cuando Por una política bibliotecológica no generamos en el propio país las condi- y archivística ciones para preservarlo y socializarlo. El interés de estos países por nuestra El cuadro, en suma, es devastador: producción cultural no puede dejar el drenaje parece inevitable si nues- de ser para nosotros, en cierto sentido, tras bibliotecas y archivos públicos motivo de orgullo; y su capacidad de no disponen de presupuestos para

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compras que les permitan competir con a instituciones públicas (tal el caso los precios que ofertan coleccionistas de la Biblioteca Nacional) deberían privados o universidades del exterior. transparentarse a través de contratos Incluso, con respecto al patrimonio claros, por medio de los cuales la que disponen, ni poseen tecnología institución que recibe se compro- adecuada para resguardarlo del uso, metería a informar inmediatamente el deterioro ambiental o el paso del de la donación (por ejemplo a través tiempo, ni personal idóneo para cata- de su página web, de boletines elec- logarlo según normas bibliotecológicas trónicos), y a restaurar, ordenar, internacionales, ni siquiera condiciones catalogar y poner dicho material a de seguridad para evitar los robos... disposición de los usuarios en un Por eso, como señalé al comienzo, tiempo determinado. Pero como entiendo que el problema es más restablecer el espíritu de legado puede profundo que el meramente presu- llevar un largo tiempo, mientras tanto puestario: es, insisto, un problema de es necesario avanzar en los programas subdesarrollo cultural. Sin embargo, públicos de registro de cartas y docu- entiendo que todavía es posible mentos de valor histórico en manos debatir públicamente y poner en prác- privadas, estrategia que, además de tica algunas políticas bibliotecológicas permitir visualizar el patrimonio exis- y archivísticas antes de aceptar resigna- tente, tiende a involucrar a los posee- damente la descapitalización patrimo- dores de documentos de este tipo en nial como destino. proyectos de duplicación (vía micro- En primer lugar, necesitamos otro filmación y digitalización) para que al compromiso de los poderes públicos menos las copias queden depositadas con la cultura, no sólo un mayor en instituciones públicas.11 presupuesto para el área, sino también En tercer lugar, además de la obvia campañas públicas que ayuden a necesidad de afianzar los vínculos con aumentar la conciencia social sobre el Latinoamérica en pos de una polí- significado del patrimonio (edilicio y tica regional de preservación y socia- arqueológico, pero también fotográ- lización del patrimonio cultural, es fico, bibliográfico, archivístico, etc.). posible establecer vínculos productivos Además, es imprescindible una ley entre las bibliotecas y archivos locales de patrimonio cultural que regule la con los grandes centros y bibliotecas compra venta, sobre todo de manus- de Estados Unidos y Europa. Existen critos. La iniciativa privada puede algunos antecedentes de proyectos jugar su papel en la preservación conjuntos de microfilmación o digita- cultural, pero siempre dentro de un lización, a través de los cuales las insti- marco legal claro.10 tuciones locales aportan el material En segundo lugar, y en relación documental mientras que las institu- al patrimonio existente en manos ciones del exterior financian los costos privadas, a falta de presupuestos para del trabajo y de los insumos. De las dos grandes compras, las bibliotecas y copias resultantes, una se deposita en la archivos públicos podrían darse polí- biblioteca del exterior que financió el ticas para restablecer la confianza proyecto, mientras que otra queda en de los particulares en el legado y la la biblioteca local. Un acuerdo de este donación. Para ello, las donaciones tipo permite mantener el patrimonio

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original en el país, disponer de una además, para mayor transparencia, copia para su consulta pública (con lo esos catálogos deberán estar digita- que se preserva el original) y socializar, lizados y accesibles, desde la página mediante una segunda copia, ese patri- web, a cualquier usuario. Lejos están monio nacional en el exterior.12 hoy nuestras bibliotecas públicas de En cuarto lugar, una política patri- ofrecer estos servicios, pero deberían monial puede contribuir a poner las estar entre sus metas inmediatas.14 nuevas tecnologías al servicio de una Los recursos alternativos podrían ser mejor preservación y socialización. muchos, pero sólo una conciencia y Por ejemplo, las ediciones digitales una voluntad colectivas que asuman, de piezas antiguas o agotadas, que con espíritu benjaminiano, aquello de reproducen el original con absoluta que “el patrimonio está en peligro”, fidelidad, pueden multiplicarse fácil- podrán generar un nuevo pacto entre mente y ser leídas desde cualquier donantes y donatarios, coleccionistas computadora personal, contribu- e investigadores, instituciones locales yendo a un mayor acceso público y del extranjero, con el objetivo de así como a una desfetichización de frenar la enajenación y la privatización los originales. Asimismo, la coordi- de nuestro patrimonio bibliográfico y nación internacional de un formato archivístico. de catalogación único a escala plane- taria13 está permitiendo un flujo permanente de intercambio interna- (*) Horacio Tarcus es doctor en historia cional de información bibliográfica, por la UNLP y profesor/investigador de hemerográfica y archivística, al cual la UBA. Es autor de El marxismo olvidado no podemos permanecer ajenos. Las en la Argentina (1996), de Mariátegui bibliotecas, para tener una existencia en la Argentina (2002) y codirector de viva, y por lo tanto credibilidad la revista El Rodaballo. Es uno de los pública, deben disponer de catá- fundadores del CeDInCI (Centro de logos de acceso público. Cualquier Documentación e Investigación de la opacidad respecto de su patrimonio Cultura de Izquierdas en la Argentina) en relación al usuario, es necesaria- e integrante del Comité Asesor de la mente motivo de sospecha. Ahora, Dirección de la Biblioteca Nacional.

NOTAS

1. Quiero dejar constancia de mi agradecimiento a Laura Ehrlich por sus comentarios a este texto. 2. El propio Obispo poseía en su biblioteca muchos de los libros prohibidos del Index... V. Domingo Buonocore, Libreros, editores e impresores de Buenos Aires, Buenos Aires, Bowker, 1974, p. 1 y ss. 3. Weinberg, Félix, El Salón Literario, Buenos Aires, Solar/Hachette, 1976, p. 40 y ss.

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4. En 1838 fue a San Juan mi malogrado amigo Manuel Quiroga Rosas, con su espíritu mal preparado aún, lleno de fe y de entusiasmo en las nuevas ideas que se agitaban en el mundo literario en Francia y poseedor de una escogida biblioteca de autores modernos. Villemain y Schlegel en literatura; Jouffroi, Lerminnier, Guizot, Cousin en filosofía e historia; Tocqueville, Pedro Leroux, en democracia; la Revista Enciclopédica, como síntesis de todas las doctrinas; Carlos Didier y otros cien nombres hasta entonces ignorados para mi, alimentaron por largo tiempo mi sed de cono- cimientos. Durante dos años consecutivos prestaron estos libros materia de apasionada discusión por las noches de una tertulia, en la que los doctores Cortínez, Aberastaín, Quiroga Rosas, Rodríguez y yo discutíamos las nuevas doctrinas, las resistíamos, las acatábamos, concluyendo al fin por quedar más o menos conquistados por ellas. D. F. Sarmiento, Recuerdos de Provincia (1850); Buenos Aires, EUDEBA, 1960, pp. 186-187. 5. Buonocore, op. cit., p. 166. 6. En la Argentina, en las páginas de agradecimientos a quienes permitieron el acceso a fuentes con que suelen abrirse los libros de investigadores, la satisfacción por haber llevado a término la obra así como las normas usuales de la cortesía, hacen que se suela omitir el arduo trabajo de pesquisa tras el poseedor privado de los documentos, así como la serie de pruebas sucesivas con que los coleccionistas pueden someter al investigador antes de abrirle sus tesoros. Las pruebas suelen reducirse si se trata de un investigador del primer mundo. 7. Cubillo Moreno, Gilda, “El coleccionismo y la compra-venta de bienes culturales en México”, en Memoria Nº128, México D.F., octubre de 1999. 8. Richards, Thomas, The Imperial Archive: Knowledge and Fantasy of Empire, London, Verso, 1993, cit. en Josefina Ludmer, El cuerpo del delito. Un manual, Buenos Aires, Perfil, 1999, pp. 216-223. 9. Pérez, Ana Laura, “El mercado de los originales”, en Cultura y Nación. Clarín, 20/7/2002, p. 3. 10. Una Ley Marco de Patrimonio Cultural (Ley N° 1.227) fue promulgada por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en diciembre de 2003. 11. Hace unos cinco años se puso en marcha el proyecto “Censo Guía de Archivos Iberoamericanos” promo- vido por el Centro de Información Documental de Archivos de la Subdirección General de los Archivos Esta- tales del Ministerio de Educación y Cultura de España y que tiene como objetivo elaborar una base de datos con los principales archivos de Iberoamérica. Asimismo, en diciembre de 1999 se sancionó la Ley Nacional de Régimen del Registro del Patrimonio Cultural (Ley n° 25.197) que establece la centralización del ordena- miento de datos de los bienes culturales de la Nación y designa a la Secretaría de Cultura de la Nación como autoridad de aplicación de dicha ley. 12. Un ejemplo de cooperación (no colonizada) son los dos proyectos de microfilmación (2001 y 2004) realizados por el CeDInCI con el apoyo de la Universidad de Harvard, el LAMP (Latin American Microfilm Proyect), el Instituto Iberoamericano de Berlín y la BDIC de Nanterre (Bibliothèque de Documentation Internationale Contemporaine). 13. Me refiero al formato conocido por la sigla MARC (Machine Readable Cataloging, esto es: “registro legible por máquina”). 14. Sin ir más lejos, la Biblioteca Nacional editó sus últimos catálogos, informando a los usuarios de sus riquezas bibliográficas, hemerográficas, de sus colecciones de mapas, etc., en la década de 1940...

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Lo que callan los archivos Por Sebastián Scolnik

Si el archivo fue pensado como la elabo- ración de enunciados inherentes a un determinado diagrama de poder –vía foucaultiana–, o como la producción de una temporalidad lineal del orden, naturaliza- dora de un presente que se despliega sobre los cuerpos de las generaciones oprimidas –vía benjaminiana–, las prácticas de contra- memoria eran aquellas capaces de elevarse sobre la circularidad de ese poder y descubrir lo callado, “rescatando a los muertos de sus opresores”. Estas hipótesis trabajaron sobre un fondo común garantizado por el estado. Si la preocupación del archivista era evitar la dispersión de los documentos, nuestra preo- cupación actual es la dispersión social. ¿Qué tipo de interrogación sobre el sentido de nuestra existencia como Biblioteca es nece- sario formular? La recreación de un sentido a nuestras labores cotidianas implica la puesta en suspenso de los saberes disponibles y una nueva articulación con aquellas experiencias que buscan rehacer la vida colectiva. LA BIBLIOTECA El drama del archivo N° 1 | Verano 2004 / 2005

I. lizado sobre esta cuestión. Si para los primeros la historia procede por una La mirada vuelta sobre las páginas sucesión lineal de acontecimientos del pasado ha sido un tema de polé- con arreglo a una finalidad teleoló- micas recurrentes entre quienes gica trascendente, los genealogistas se proclaman las continuidades histó- concentrarán en ricas como punto de producción de detectar aque- El archivo aparece en Foucault, sentido respecto a las circunstancias llos puntos de ya no como la concentración presentes y los que pregonan la sobe- discontinuidades física de la materialidad docu- ranía de ese presente, para quienes que señalan la mental que ha producido una el predominio de lo histórico ejerce emergencia de un época, sino como el conjunto una tiranía que sujeta las prácticas acontecimiento de palabras y cosas que, en su actuales. En este sentido, Nietzsche singular y las paralelismo, toda formación no reparó en cuidados cuando condiciones que histórica dice y muestra de sí. sostuvo que los excesos de la memoria lo hacen posible. suelen ocasionar un halo melancó- La historia no encuentra –según esta lico que atenta directamente contra perspectiva– su productividad en el las potencialidades productivas de desarrollo de una secuencia homo- la vida. No muy distinta –aunque génea y positiva de sucesos, sino en reconociendo la preexistencia de un proceso de rupturas y emergencias la anterioridad temporal– era la en el que ya no es posible hablar de intuición de Bergson, para quién la un punto de origen, una procedencia clave radicaba en encontrar formas o una tradición primera de la que se de orientar la mirada en ese pasado sigue el presente, sino de un combate –elaboradas según las percepciones entre fuerzas, de la constitución actuales– como un modo de evitar del suceso por elementos dispares, la falta de atención a la vida. Sin un azarosos y contingentes que deshacen acercamiento “adecuado” al pasado, la inscripción de la vida actual en una el recuerdo se vuelve una estruc- filiación identitaria. tura confiscatoria de la experiencia Quizá haya sido Michel Foucault presente, atrapándolo en una quién con más persistencia continuó imagen anacrónica o extemporánea. la senda del Nietzche, el genealogista. Hasta el propio Marx advirtió sobre Para el francés el trabajo de la nueva el peligro de las presencia de un historia ya no consistiría en seguir pasado que, vestido con ropajes los desarrollos lineales que elaboran nuevos, viene a conjurar aquello un gran relato, sino en escuchar la que de apertura potencial traen las historia detectando los accidentes relaciones sociales singulares de del Afuera que no se expresan en los cada momento histórico. grandes ciclos de la “vieja” historio- grafía. La historia, entendida así, ya no nos proporcionaría una identidad II. que nos indicaría lo que somos, sino aquello en lo que diferimos. Para Es evidente que la historia tiene una ello, el historiador deberá servirse presencia inquietante en el pensamiento. de una serie de procedimientos que Historicistas y genealogistas han riva- trabajen sobre la descomposición

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del “continuum” histórico a través cambiado de posición respecto del de operaciones de desgajamientos documento: se atribuye como tarea que distingan las diferentes capas primordial, no el interpretarlo, ni sedimentarias de la historia estable- tampoco determinar si es veraz y cuál ciendo nuevos modos de clasifica- sea su valor expresivo, sino traba- ción y análisis. Se trata de detectar jarlo desde el interior y elaborarlo... la incidencia que las interrupciones El documento no es, pues, para la provocan en el devenir histórico y historia esa materia inerte a través que se hallan por debajo del Gran de la cual se trata de reconstruir lo Relato de la Historia, a los efectos que los hombres han hecho o dicho, de detectar umbrales que señalen lo que ha pasado y de lo cual sólo aquellos puntos de irreversibilidad resta el surco: trata de definir en el que producen la diferencia. Ni largas propio tejido documental unidades, periodizaciones ni estructuras está- conjuntos, series, relaciones.1 ticas y progresivas: No hay inercia del pasado que venga a completar el La metamorfosis de la disciplina presente pero tampoco hay contradic- histórica que propone Foucault no ción entre estructura y devenir. Aquí es menor. El pasaje de la memo- parece encontrar el punto de partida rización y exégesis de la masa de el nuevo historiador, figura que se documentos disponible, al trabajo replantea la relación con los docu- al interior del tejido documental mentos. Al respecto Foucault señala: implica un replanteo de fondo en los estudios de la historia. Una No hay equívoco: es de todo punto historia que tiende hacia la arqueo- evidente que desde que existe una logía, y que descompone las grandes disciplina como la historia se han series teleológicas a fin de establecer utilizado documentos, se les ha inte- series de repetición y diferencia. Se rrogado, interrogándose también trata de pensar el Otro en el tiempo sobre ellos; se les ha pedido no sólo de nuestro propio pensamiento. Cada lo que querían decir, sino si decían escala tiende a producir su propia bien la verdad, y con qué título historicidad revelándose contra la podían pretenderlo; si eran sinceros posibilidad de determinar una ley o falsificadores, bien informados o única para la historia. Foucault ignorantes, auténticos o alterados. habla, en suma, del corrimiento de Pero cada una de estas preguntas una historia global que construye y toda esa gran inquietud crítica un único relato de la civilización apuntaban a un mismo fin: recons- trazando relaciones homogéneas en truir, a partir de lo que dicen esos torno a un núcleo central –unidad documentos –y a veces a medias proporcionada por el Sujeto de la palabras– el pasado del que emanan historia– a una historia general que y que ahora ha quedado desvanecido despliega la dispersión sin reco- detrás de ellos; el documento seguía nocer un centro único liberándose, tratándose como un lenguaje de en última instancia, de toda filosofía una voz reducida ahora al silencio: de la historia.2 su frágil rastro, pero afortunada- El arqueólogo trabaja fundamental- mente descifrable… la historia ha mente descomponiendo las formas

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del saber, indisolublemente ligadas al conjunto de palabras y cosas que, archivo. Pero el archivo –entendido en su paralelismo, toda formación en esta perspectiva– no es lo que suele histórica dice y muestra de sí. Ella comprenderse por él. No se trata ni del compone una rareza que el arqueó- patrimonio documental, ni de la insti- logo debe detectar y percibir en su tución que lo resguarda: singularidad, al tiempo de establecer las series de regularidad propias de la Por este término, no entiendo la función enunciativa. suma de todos los textos que una La ley de todo lo que puede ser dicho, cultura ha guardado en su poder presupone una relación entre el como documentos de su propio campo del saber y un determinado pasado, o como testimonio de su tipo de diagrama de poder produ- identidad mantenida; no entiendo cido por un juego de relaciones de tampoco por él las instituciones fuerzas. El poder ya no opera en esta que, en una sociedad determinada, concepción en forma negativa, por permiten registrar y conservar los represión o por simple ideología, discursos cuya memoria se quiere sino suscitando un determinado tipo guardar y cuya libre disposición se de verdad positiva formulada en el quiere mantener... El archivo es en enunciado y que se supone capaz primer lugar la ley de lo que puede de producir los cuerpos sujetados. ser dicho, el sistema que rige la apari- Lo visible y lo enunciable, mues- ción de los enunciados como aconte- tran y dicen cimientos singulares. Pero el archivo al tiempo que La modernidad se caracte- es también lo que hace que todas esas excluyen lo Otro rizó por la concentración del cosas dichas no se amontonen en una como poten- archivo en un centro archivís- multitud amorfa... El archivo no cias virtuales tico oficial –estatal– donde se es lo que salvaguarda, a pesar de su no efectuadas. construye la memoria oficial huida inmediata, el acontecimiento La presencia de de una nación, sus raíces y su del enunciado y conserva, para las un campo de identidad, siendo el drama del memorias futuras, su estado civil de invisibilidad de archivista evitar la dispersión evadido; es lo que en la raíz misma lo visible y de de los documentos, resguar- del enunciado –acontecimiento y en lo callado de darlos tanto de la diáspora el cuerpo en que se da, define desde aquello que es como del inexorable paso del el comienzo el sistema de su enun- dicho confieren tiempo, verificar su autenti- ciabilidad. El archivo no es tampoco al pensamiento cidad y garantizar su difusión. lo que recoge el polvo de los enun- –como expe- ciados que han vuelto a ser inertes riencia– la posibilidad de construir y permite el milagro eventual de su un pliegue sobre la superficie en que resurrección; es lo que define el modo se inscriben los enunciados y las visi- de actualidad del enunciado– cosa; bilidades que posibilita la invención es el sistema de su funcionamiento.3 de otros modos de ser, a condición a ir de las palabras a los enunciados, y El archivo aparece en Foucault, ya de las sombras de las cosas a la visi- no como la concentración física de bilidad de lo excluído. Será la tarea la materialidad documental que ha del nuevo archivista4 la de escuchar producido una época, sino como el lo que calla el archivo.

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III. ya como nostalgia que determina a la contemplación, sino como una Walter Benjamin no pensaba la radical apertura del tiempo capaz historia del mismo modo. De hecho, de poner a salvo a nuestros muertos para el pensador alemán, esta no del enemigo, cuyo dominio sobre puede conocerse como verdade- los vencidos, supone que no existe un ramente ha sido, sino como la documento de cultura que no sea a su aparición de una imagen. La reme- vez un documento de barbarie. moración aquí no tiene pretensiones de objetividad, sino de una evocación imperfecta, selectiva y arbitraria, IV. que recuerda al Si la Biblioteca Nacional mismo tiempo Jaques Derrida desarrolló una idea de fue pensada al interior de que olvida. El archivo que permite pensarlo en su un modo de lo social, hoy es presente soli- ambivalencia: comienzo y Ley, insti- necesario repensarla cuando cita esa imagen tuyente y conservador. El archivo, el suelo sobre el que se asen- en aquellos una vez constituido como tal, le taba se ha modificado. instantes de recuerda a la sociedad lo que esta peligro en que debe recordar, para lo que se instru- la secuencia lineal y homogénea de menta un dispositivo institucional la historia se deshace por la apari- que posibilita el acto de conservación, ción violenta de aquella injusticia repetición y memorización, y que irredenta sobre la que se asienta el va desde su reagrupamiento físico, presente naturalizado. Son momentos proporcionándole una territorialidad de zozobra en que la temporalidad en la que se reúnen los documentos, se trastoca en lo que tiene de repeti- hasta procedimientos de clasificación ción de cada instante como idéntico y ordenamiento. Todo poder político al que le sigue. Es Aquello que no necesita del control del archivo, tanto fue cerrado y que reaparece por el en su espacialidad física, como en la llamado de una lucha emancipatoria autoridad respecto a la ley a recordar. que se reencuentra con su pasado La democratización del archivo – convocándolo y reconociéndose en según Derrida– depende del grado él. Sólo así, como redención, esa de participación social en su cons- imagen –singular e irreductible– que titución, en su accesibilidad y en su pasa fugazmente como un relámpago interpretación.6 centelleante, puede ser aferrada: La modernidad se caracterizó por la concentración del archivo en un Nada de lo que alguna vez acon- centro archivístico oficial –estatal– teció puede darse por perdido para donde se construye la memoria oficial la historia. Solo para la huma- de una nación, sus raíces y su iden- nidad redimida puede volverse tidad, siendo el drama del archivista citable su pasado.5 evitar la dispersión de los docu- mentos, resguardarlos tanto de la La mirada ya no será hacia atrás, diáspora como del inexorable paso sino al tiempo-ahora, a lo que hay del tiempo, verificar su autenticidad de pasado en el presente, pero no y garantizar su difusión.

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Dada la memoria oficial, las macionales, visibles en el proceso corrientes críticas trabajaban en de globalización en curso, provo- referencia a ella oponiéndole una caron un fenómeno de dispersión visión alternativa, revisionista. En de los sentidos de la vida social y este punto, y cada uno a su modo, por supuesto de las instituciones. La coinciden Foucault y Benjamin. Si precariedad de las vidas, la falta de para el primero, la labor del genealo- horizontes estables y la ineficacia de gista consistía en hacer de la historia los modos de pensar(nos) tradicio- una contra-memoria y desplegar nales imponen asumir el problema en ella una forma totalmente dife- radicalmente. rente del tiempo; para el segundo, el historiador –en este caso como experiencia cultural y política de la V. clase social de los oprimidos–, tiene como su tarea pasarle a la historia ¿Qué es lo que debe hacer una el cepillo a contrapelo.8 Memoria y Biblioteca Nacional como la nuestra contra-memoria como dos polos en este contexto? Mucho se ha enfrentados en relación a un único hablado de sus crisis. Problemas y mismo centro estatal-disciplinario, presupuestarios, organizacionales, productor de un cuerpo social cuya de burocracia, etc. No es que estos figura subjetiva era el ciudadano. problemas no sean ciertos –al menos Pero ¿qué sucede cuando el riesgo ya en parte– sino que a veces resultan no es la dispersión del archivo sino un impedimento para poder pensar la dispersión-disolución de lo social? su sentido social en épocas de frag- ¿Qué ocurre cuando lo común no es mentación social. Si la Biblioteca evidente ni está estatalmente garan- Nacional fue pensada al interior de tizado? No seríamos muy originales un modo de lo social, hoy es nece- si reconociéramos que las funciones sario repensarla cuando el suelo estatales-disciplinarias han sido alte- sobre el que se asentaba se ha modi- radas radicalmente en las últimas ficado. No se trata de echar por la décadas. Nuevos modos de produc- borda toda la experiencia histórica, ción de subjetividades se despliegan. la producción teórica y documental, El mercado –como dispositivo sino poner entre paréntesis, las social– ha relevado al estado en sus representaciones heredadas respecto clásicas funciones de formación de al sentido de una institución como ciudadanía, redefiniéndose la idea de la nuestra, para poder pensarla en lo público. La pérdida de las capa- su novedad. Tarea que requiere cidades soberanas por parte de los de colectivos pensantes capaces de estados nacionales y sus redes insti- asumir semejante incertidumbre y tucionales, lejos de haber creado una releer esos saberes –teóricos y biblio- apertura a nuevas formas de libertad, tecológicos– desde la perspectiva han consolidado formas de control actual, para lo que es necesario que más brutales que las que proponían la Biblioteca se ponga como recurso las sociedades de reclusión.9 para el pensamiento y las nuevas La aceleración de los flujos econó- experiencias que buscan refundar lo micos y sociales, y agreguemos infor- común cuando ha estallado.

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NOTAS

1. Foucault, Michel, La Arqueología del Saber, Buenos Aires, Ed. Siglo XXI, 2004, pp. 9-10. 2. Ibid, pp. 10-15. 3. Ibid, pp. 219-220. 4. Deleuze, Gilles, Foucault, Buenos Aires, Ed. Paidós, 1987, pp. 27-48. 5. Benjamin, Walter, La dialéctica en suspenso. Fragmentos sobre la historia, Santiago de Chile, Ed. Arcis-Lom, 1997, p. 49. 6. Derrida, Jaques, Mal de Archivo. Una impresión freudiana, Madrid, Ed. Trotta, 1997, p. 12. 7. Foucault, Michel, Nietzsche, la Genealogía, la Historia, compilado en Microfísica del poder, Madrid, Ed. La Piqueta, 1992, p. 26. 8. Benjamin, Walter, ibid, p. 53. 9. Deleuze, Gilles, Conversaciones, Valencia, Ed. Pre-Textos, 1996, pp. 277-286.

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El archivo del mal Por Daniel Alvaro

Un conjunto de impresiones inscriptas en un formato y que carece de un nombre capaz de definirlo. El archivo, de naturaleza ambigua, comienzo y futuro abierto a la vez –nos dice Derrida– es la posibilidad de repetir aquello que olvida la memoria, y que, a través de su reunión en un corpus ateso- rado y espacialmente dispuesto, conjura la amenaza al soberano. La pregunta del archivo, potencialidad de afirmar un devenir indeterminado, es la pregunta por la política, por sus modos de socialización e integración de la vida colectiva. LA BIBLIOTECA El drama del archivo N° 1 | Verano 2004 / 2005

Ninguna seguridad, disponibilidad, o La palabra archivo, según Jacques garantía, para un concepto del archivo. Derrida, nombra de una vez el “Archivo” es sólo una impresión, o bien comienzo y el mandato. En efecto, dos un conjunto de impresiones que carece órdenes o dos principios, habitan el de concepto. Contrariamente a lo que corazón mismo del nombre arkhé. Por podría pensarse, no es esta impresión un un lado, un “orden secuencial”, esto es, concepto inadecuado o incompleto, ni un orden del comienzo (físico, onto- siquiera se trata de un defecto teórico o lógico, histórico), del principio, o del de una falla conceptual de las disciplinas origen. Por otro lado, un “orden del asociadas a la historia del archivo. Se mandato”, orden social de la ley rela- trata, quizá, de la posibilidad misma del cionado con el ejercicio de la autoridad. concepto. De un concepto del archivo El sentido de la palabra “archivo”, del por venir. Se trata, más allá de todo griego arkheîon, hace referencia en concepto, de pensar el archivo como una primer lugar, a una casa, un domicilio, la experiencia singular de la promesa. residencia de quienes ejercían el mando Una de las tesis que auspiciaba la y representaban la ley. Los arcontes eran conferencia pronunciada por Jacques quienes guardaban, cuidaban y alojaban Derrida en junio de 1994, publicada en sus casas los documentos oficiales, y posteriormente bajo el título Mal de al mismo tiempo, quienes ostentaban archivo. Una impresión freudiana, inten- el poder de interpretar los documentos taba ligar, precisamente, el concepto de portadores de la ley. Ciertamente, los archivo y archivación a la cuestión del archivos han de tener un lugar que les porvenir y al enigmático llamado de lo sea propio, deben ser consagrados por mesiánico sin mesianismo. un espacio de residencia privilegiado, y Del modo más natural, se suele rela- a su vez han de contar con la estabilidad cionar el archivo con el tiempo pasado, de un soporte el saber y la memoria. Pero no se trata de inscripción. Del modo más natural, se aquí del pasado, sino del porvenir, dado Ahora bien, suele relacionar el archivo con que el archivo “es la cuestión misma el poder o la el tiempo pasado, el saber y la de una respuesta, de una promesa y de función arcón- memoria. Pero no se trata aquí una responsabilidad para mañana”. Es tica, no simple- del pasado, sino del porvenir, en el porvenir de un tiempo inapro- mente agrupa en dado que el archivo “es la cues- piable, tal vez próximo, pero esencial- un lugar, para tión misma de una respuesta, mente imprevisible, donde el concepto luego identificar y de una promesa y de una de archivo habrá querido decir algo para clasificar. Pues no responsabilidad para mañana”. nosotros. De ello se sigue la tesis que basta con que el afirma una radical disimetría del archivo archivo resida en algún sitio, sobre un con la arqueología; de un archivo, pues, lugar de impresión. Hay también un en permanente tensión con el origen. poder de consignación, que consiste en La demostración de está hipótesis, reunir bajo un mismo sistema la arti- comienza por obligarnos a distinguir el culación ideal de todos sus elementos. archivo de aquello a lo que siempre se lo Sobre la amenaza de una diferencia ha asociado, en particular, la búsqueda irreductible, el efecto arcóntico de la segura de un “comienzo absoluto”, los consignación tiende a sellar las partes dispositivos arqueológicos, el recuerdo y unas con otras. Amenaza, tal vez, de lo la experiencia de la memoria. secreto como aquello no archivable.

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El proyecto psicoanalítico que encarna con la simple borradura del recuerdo Freud, al pensar el cruce del lugar y y la memoria, aquello que los griegos de la ley, el cruce de la topología y de la llamaban mnéme o anámnesis; sino que nomología como condición indispen- además destruye el propio archivo, el sable del archivo, al pensar un archivo suplemento, el soporte exterior, preci- psíquico propia- samente aquello que como hypómnema ...el archivo, aun sin saber mente dicho que no se deja confundir con la memoria. Y con certeza aquello que esta no se reduciría en esto porque el archivo, aún sin saber con palabra nombra, encuentra su principio al acto certeza aquello que esta palabra nombra, lugar en la ausencia original consciente de la encuentra su lugar en la ausencia original de la memoria que se apresta a rememoración, de la memoria que se apresta a conservar. conservar. plantea preguntas No hay, digámoslo ya, archivo sin afuera. esenciales sobre la No hay archivo sin un suplemento exte- relación del archivo con la técnica, sobre la rior que garantice la posibilidad de la lógica patriarcal del principio archivador, repetición, de la reproducción, o de una sobre la economía psíquica y su relación cierta mnemotecnia. Según Freud, la con los registros. El psicoanálisis freu- lógica repetitiva de toda archivación es diano trabaja efectivamente una nueva consustancial al movimiento destructivo teoría del archivo. No en vano su discurso al cual se expone. Por esto, el concepto privilegia las figuras de la imprenta y de la de archivo en Freud, mas también su impronta, de la censura y de la represión, discurso general sobre el archivo, dirá de la memoria y de la huella. Derrida, es sin duda alguna contradic- En 1930 con la publicación de El malestar torio. Contradicción que lejos de ser en la cultura, Freud retoma todos estos negativa, ha de ser afirmada, confir- temas –temas que ya había trabajado mada, como la condición de posibilidad en Más allá del principio del placer–, para un concepto del archivo. He aquí, pero esta vez desde una perspectiva entonces, que el archivo no puede más que se podría llamar culturalista. Freud que presentarse en su inminente reti- se entrega en este texto, al desarrollo e rada: en aquello mismo que hace posible interpretación de lo que Derrida llama la archivación, se cumple la exigencia “una tesis irresistible” o “la posibilidad de su olvido, la sustracción violenta del de una perversidad radical”, a saber, la archivo. A esto se llama el mal de archivo. llamada pulsión de muerte, de agresión Mal de archivo al que irresistible- o de destrucción. Sin otro fin aparente mente nos debemos. El “mal de”, que destruir las huellas de su propio afirma Derrida, bien puede significar paso, la pulsión de muerte permite en otra cosa que el simple padecimiento cada instante aquello que amenaza con de un mal, puede significar también destruir. La pulsión de muerte –así el incontenible deseo por encontrar mismo, una pulsión de pérdida– trabaja lo ya siempre sustraído a cualquier pues sin descanso, en la borradura de búsqueda. Dicho de otra manera, no su archivo. Por esta justa razón, se dice podría haber jamás algo así como un que es “anarcóntica”, “anarchivística”, deseo irreprimible hacia el archivo, sin o también, “archivolítica”. Ahora bien, estar atravesado de parte a parte por el para llegar a comprender el alcance llamado “mal de” archivo. destructivo de esta pulsión, habrá que Nada de lo que atañe al archivo es recordar aún que ésta no se conforma extraño al psicoanálisis. Más aún, la

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deconstrucción en curso de la historia y en la legislación de los derechos de del “archivo”, depende hoy más que impresión y de publicación. Porque el nunca del porvenir teórico, institu- archivo siempre ha sido la puesta en cional y científico del proyecto psicoa- obra institucional de la soberanía de un nalítico. Más acá o más allá de Freud, Estado, o sea, el efecto de un principio con él y sin él, la deconstrucción del de consignación, no es posible tratar la principio arcóntico, consistiría en cuestión del archivo sin reconocer el cuestionar la modalidad temporal del fundamento (arkhé) del discurso polí- pasado y del presente a la cual queda tico que lo sustenta, sin tener en cuenta sometido el tratamiento del archivo, el derecho y la ley que de él dependen. para oponerle un pensamiento de la En resumen, la puesta en marcha del historicidad abierto al acontecimiento archivo se lleva a cabo en un movi- venidero, es decir, un pensamiento miento necesariamente indecidible: afirmativo de la promesa mesiánica y el carácter impensado de este mal del porvenir que la requiere. que arrastra todo archivo, que todo Hacer o dejar venir el archivo, tal es la lo puede excepto el secreto, exige la cuestión de un pensamiento mesiá- difícil tarea de pensar el trabajo impos- nico previo a todo mesianismo. Hacer tergable de una espera privada de hori- o dejar la venida de un acontecimiento zonte, esperanza mesiánica que orienta incalculable, imprevisible en su llegada, la experiencia radicalmente hetero- es la condición –quizá la única– del génea de afirmar el porvenir ético, archivo por venir y, por lo tanto, de la jurídico y político para un nuevo historia. Expuesto como está, el archivo concepto del archivo. produce; por esta razón es que no puede hablarse de un archivo “sin resto”. Acaso la exigencia, la más seria responsabilidad del archivo, consista en cuestionar lo que vendrá, aquello que aún resta por venir, y de lo que nada puede decirse ya que permanece indeterminado, es decir, solamente determinado por su condi- ción de ser/estar abierto al porvenir. El archivo como experiencia de la promesa, incluso como la formalidad estructural de un mesianismo sin reli- gión, es la cuestión decisiva de una política del archivo. En efecto, no hay archivo, sea éste real o virtual –oposi- ción tradicional que domina estos conceptos–, sin control del poder polí- tico. No cabe duda que la puesta en orden del archivo, habrá sido siempre una cuestión determinante al interior de las relaciones entre lo público y lo privado, en el establecimiento de crite- rios sobre el acceso a la información, Jacques Derrida

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La bibliografía nacional argentina: una deuda pendiente Por Susana Romanos de Tiratel (*)

El siguiente artículo, es parte de la ponencia presentada por la investiga- dora bibliotecológica Susana Romanos de Tiratel en el Congreso Mundial sobre Bibliotecas e Información. 70ª Congreso General y Consejo de la IFLA que bajo el título “Bibliotecas: Instrumentos para la Educación y el Desarrollo” se realizó en agosto de este año, en la Biblioteca Nacional de la República Argentina. Romanos de Tiratel brinda un cuadro de situación de la inexistente bibliografía nacional argentina, oficial y en curso, con un breve contexto teórico; analiza la norma- tiva legal vigente; y presenta los productos bibliográficos nacionales que se compilaron en el pasado y menciona al único suce- dáneo en vigencia; además informa sobre dos interesantes proyectos frustrados, a estos se deben agregar cuatro propuestas formuladas entre 1985 y 1986. La investi- gadora también incursiona en la revisión de la situación de las bibliotecas deposita- rias ; como conclusión reflota las ideas que se han ido delineando y propone un inicio de solución. LA BIBLIOTECA El drama del archivo N° 1 | Verano 2004 / 2005

La bibliografía nacional argentina en proyectos frustrados pero sostenidos curso de publicación es, tal como lo por ideas muy claras respecto del indica el título de la ponencia, una propósito, la importancia, la norma- deuda pendiente. Quizás lo que debe- lización y la necesidad de oficializar la ríamos preguntarnos es ¿por qué se compilación de lo que se editaba en contrajo?, ¿qué condiciones de realiza- la Argentina, a estos hay que sumar ción no se efectivizaron e impidieron cuatro propuestas que se sucedieron llegar al siglo XXI sin que se vislumbre entre los años 1985 y 1986; más siquiera un intento de solución?, ¿qué adelante, se analiza la situación de las posiciones han sustentado los actores bibliotecas depositarias argentinas, involucrados o interesados en el tema?, con el único objetivo de presentar sus ¿hubo intentos de compilación? si los obligaciones y potencialidades. hubo, ¿por qué se frustraron?, ¿hay sucedáneos? si los hay, ¿cuáles son sus ventajas y desventajas? Conceptos básicos Tal como se puede ver, contestar a todas estas preguntas con profun- Se puede definir a la bibliografía didad y certeza no es una cuestión nacional, oficial y en curso, como un sencilla, ni siquiera posible en el repertorio que lista exhaustivamente tiempo acotado de una presenta- las citas completas y de autoridad de ción en un congreso. Sin embargo, las ediciones se tratará de proporcionar un cuadro nacionales de un Se puede definir a la biblio- de situación lo más aproximado a la país, en sus dife- grafía nacional, oficial y en realidad. Para ello se dará, en primera rentes formatos y curso, como un repertorio instancia, un breve contexto teórico soportes, y que se que lista exhaustivamente las para establecer qué se entiende hoy publica con una citas completas y de autoridad por bibliografía nacional, oficial y en frecuencia regular de las ediciones nacionales curso, como encuadre para el poste- dentro de los de un país, en sus diferentes rior desarrollo y las conclusiones de la plazos más breves formatos y soportes, y que se ponencia; se pasará luego a analizar la posibles. Por cita publica con una frecuencia normativa legal vigente con el propó- de autoridad “se regular dentro de los plazos sito de ver cuál es el marco regu- entiende aquella más breves posibles. lador actual, señalando sus resquicios redactada por y debilidades; a continuación se un organismo responsable que, en el delineará un cuadro que enumera, caso de las bibliografías nacionales, describe y evalúa los productos es la agencia bibliográfica nacional” bibliográficos nacionales, generales (Cordón García, 1997: 31). y en curso que se compilaron en el En los considerandos previos a las pasado y se menciona al único suce- recomendaciones finales de la Confe- dáneo actualmente en vigencia; en rencia Internacional sobre Servicios general, el bosquejo anterior puede Bibliográficos Nacionales, realizada llevar a pensar, equivocadamente, en Copenhague entre el 25 y 27 de que no hubo reflexiones o propuestas noviembre de 1998, se ratifica el para solucionar la cuestión biblio- concepto de Control Bibliográfico gráfica nacional, sin embargo, exis- Universal (CBU) como un programa tieron en el país por lo menos dos a largo plazo tendiente a desarrollar un

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sistema mundial para el control e inter- Respecto de los materiales que se deben cambio de información bibliográfica; incluir en las bibliografías nacionales se destaca la necesidad de consolidar es mejor transcribir lo que expresan al el control bibliográfico nacional como respecto las recomendaciones 4 y 5: uno de los requisitos previos para el CBU; se reconoce la importancia de 4. Las bibliografías nacionales la bibliografía nacional como el mejor deberán incluir las publicaciones instrumento para asegurar el registro nacionales en curso y si es posible completo del patrimonio de la edición ofrecer una cobertura retrospectiva. nacional y para conseguir un control Cuando sea necesario se establecerán bibliográfico eficaz; se afirma que, si criterios de selección que se difun- bien las biblio- dirán por la agencia bibliográfica Los especialistas reconocen tecas y las agen- nacional; que la bibliografía nacional, cias bibliográficas 5. La bibliografía nacional deberá oficial y en curso, cumple las nacionales deben incluir los registros de los documentos siguientes funciones: es vitrina trabajar coope- en todas las lenguas y/o escrituras en y memoria patrimonial porque rativamente con que se producen las publicaciones refleja la producción editorial otros organismos, dentro del país; y siempre que sea y, por lo tanto, forma parte de la coordinación y posible, estos registros deberán ir en la identidad cultural de un país; la aplicación de las lenguas y/o escrituras de la versión informa sobre la edición en las normas es de original de la publicación; (Confe- curso; es reservorio bibliográ- exclusiva respon- rencia Internacional sobre Servicios fico; es un producto destinado al sabilidad de la Bibliográficos Nacionales, 1998). mercado externo, una vidriera agencia biblio- oficial de la edición; sumi- gráfica nacional; Los especialistas reconocen que la nistra todas las informaciones se reafirma el bibliografía nacional, oficial y en curso, necesarias para la selección valor del depósito cumple las siguientes funciones: es y la adquisición, la identifi- legal como medio vitrina y memoria patrimonial porque cación y la referencia, y sirve para asegurar refleja la producción editorial y, por como modelo de catalogación. la conservación lo tanto, forma parte de la identidad del patrimonio cultural de un país; informa sobre la cultural e intelectual y la diversidad edición en curso; es reservorio biblio- lingüística de la nación, de modo gráfico; es un producto destinado al tal que sean accesibles a los usua- mercado externo, una vidriera oficial rios actuales y futuros (Conferencia de la edición (Beaudiquez, 2001: 2-4); Internacional sobre Servicios Biblio- suministra todas las informaciones gráficos Nacionales, 1998). necesarias para la selección y la adqui- Sobre estas bases la Conferencia hace sición, la identificación y la referencia, 23 recomendaciones respecto del y sirve como modelo de catalogación depósito legal, de la cobertura de las (Cordón García, 1997: 31). bibliografías nacionales, de su presen- El hecho de que haya países que no tación y periodicidad, de las normas compilan su bibliografía nacional, internacionales utilizadas y de las acti- oficial y en curso, no implica que se vidades a realizar por IFLA. Volve- niegue la vigencia de los grandes prin- remos sobre este último punto en las cipios definidos por la IFLA: Control conclusiones. bibliográfico universal y Acceso

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universal a la información sino que 64, agrega que todas las reparticiones esta falta puede deberse, básicamente, oficiales y las instituciones, asociaciones a dos problemas: carencias presu- o personas que por cualquier concepto puestarias que impiden su realización reciban subsidios del Tesoro de la (compilación y publicación) o estruc- Nación, están obligados a entregar a la turales: escasa producción editorial, Biblioteca del Congreso Nacional, sin dispersión de la edición nacional o perjuicio de lo dispuesto en el artículo fallas en el cumplimiento del depósito 57, el ejemplar correspondiente de las legal (Beaudiquez, 2001: 1-2). publicaciones que efectúen, en la forma y dentro de los plazos determinados en dicho artículo. Esta última disposición El depósito legal en la Argentina intenta salvaguardar, explícitamente, a las publica- Desde 1933, el depósito legal está ciones oficialesAntes de entrar específica- contemplado en la ley 11.723 (Régimen (Argentina. Leyes, mente en tema, es útil diferen- legal de la propiedad intelectual), regla- etc., 1933). ciar dos esferas dentro de las mentada por el decreto 41.233/34 y La observación compilaciones bibliográficas modificada parcialmente a posteriori que podemos nacionales. Una es la general a lo largo de los años. En su artículo 1 hacer respecto que abarcaría todas las materias esta ley define las entidades pasibles de de la legislación tratadas dentro de los formatos ser registradas y en el 57 establece para citada es que, macrobibliográficos: libros, las obras impresas quién está obligado estrictamente publicaciones periódicas, actas a depositarlas: los editores; dónde: en hablando, no de congresos, tesis, páginas el Registro Nacional de la Propiedad existe una ley de Web, etc., sin excluir ningún Intelectual hoy Dirección Nacional depósito legal per soporte (papel, electrónico, de Derecho de Autor; cantidad de se, desvinculada microfilm, etc.); en esta clasi- ejemplares: tres; plazos del depósito: de los derechos ficación entra la bibliografía tres meses a contar desde su aparición individuales de nacional de un país. La otra (Argentina. Leyes, etc. 1933). El decreto los creadores es la esfera especializada que reglamentario de esta ley, en su artículo sobre sus obras incluiría sólo una o un grupo 17, indica el destino de los impresos: y, por lo tanto, acotado de materias, tratadas, Biblioteca Nacional, Biblioteca del centrada en obje- preferentemente, dentro de los Honorable Congreso de la Nación y tivos distintos formatos microbibliográficos, Dirección Nacional de Derecho de tales como la sin excluir tampoco ningún Autor; este último con fines de caución recolección y soporte: capítulos de libros, para garantizar el derecho adquirido conservación artículos de periódicas, ponen- por los autores, por lo tanto, en el artí- de la edición cias en congresos. culo 59 de la ley, se le obliga a publicar nacional y la la nómina de las obras presentadas a posterior creación de los registros inscripción en el Boletín Oficial (Argen- bibliográficos oficiales derivados de tina. Leyes, etc., 1934). Años más tarde, la misma. Se puede objetar que la mediante el decreto 3.079/57 se destina reglamentación de la ley 11.723, al otro ejemplar al Archivo General de la establecer el destino de los ejemplares Nación (Argentina. Leyes, etc., 1957). depositados reconoce implícitamente Finalmente, un artículo poco analizado dichos objetivos, pero en realidad no lo de la ley de propiedad intelectual, el hace y, al existir más de una institución

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depositaria, no queda fehaciente- pueden coincidir en algún punto mente establecido cuál se hará cargo pero, en general, difieren en ambos de la compilación de la bibliografía casos. Hecha esta distinción, se podrá nacional ni cómo deberá hacerse, no entender y justificar la exclusión, a se crea tampoco una agencia bibliográ- pesar de su importancia, de reperto- fica nacional ni tampoco se fija su sede rios especializados nacionales en esta en alguna de las unidades depositarias. sección del trabajo. Por su parte, las bibliografías nacionales retrospectivas constituyen otra ausencia compren- Cuadro de la bibliografía nacional sible, dado que el tratamiento de las en curso mismas merecería un artículo aparte.1 El primer intento de compilación de Antes de entrar específicamente en una bibliografía nacional, general y tema, es útil diferenciar dos esferas en curso data del siglo XIX; nos refe- dentro de las compilaciones bibliográ- rimos al Anuario bibliográfico de la ficas nacionales. Una es la general que República Argentina: críticas, noti- abarcaría todas las materias tratadas cias, catálogos. Este repertorio creado, dentro de los formatos macrobiblio- sostenido y dirigido hasta la fecha de gráficos: libros, publicaciones perió- su muerte (1885) por Alberto Navarro dicas, actas de Viola y, desde el año siguiente hasta En 1981 se promulga la ley congresos, tesis, su cierre por su hermano Enrique, 22.399 que, en su artículo 1, páginas Web, incluye asientos analítico-críticos obliga a todo libro editado en etc., sin excluir ordenados siguiendo una clasificación la Argentina a llevar impreso ningún soporte propia. “El propósito primordial de el número del Sistema Inter- (papel, electró- los autores fue el de reunir ordenada- nacional Normalizado para nico, micro- mente los elementos necesarios para la Libros (ISBN - International film, etc.); en elaboración de la bibliografía argen- Standard Book Number) y, esta clasificación tina en curso. Ello serviría, en primer en el artículo 3, designa a la entra la biblio- lugar, para dar a conocer la produc- (entonces) Secretaría de Cultura grafía nacional ción nacional en nuestro país y en el del Ministerio de Cultura y de un país. La extranjero; y, en segundo término, Educación como la encargada otra es la esfera para elaborar estudios comparativos y de otorgar dicho número... especializada que estadísticos –durante largos períodos– incluiría sólo de dicha producción... una o un grupo acotado de materias, El Anuario incluye libros, folletos, tesis tratadas, preferentemente, dentro de de Derecho y Medicina, publicaciones los formatos microbibliográficos, sin oficiales, patentes y publicaciones excluir tampoco ningún soporte: capí- periódicas editados en la Argentina” tulos de libros, artículos de periódicas, (Romanos de Tiratel, 1986). Nos encon- ponencias en congresos, etc. (Romanos tramos frente a un típico exponente de de Tiratel, 2000); aquí podría mencio- la bibliografía artesanal del siglo XIX, un narse, por ejemplo, la Bibliografía intento muy valioso pero aislado y sin argentina de Artes y Letras. Ahora continuidad, iniciado y sostenido por bien, los propósitos, las funciones, los particulares, admirable pero fugaz.2 públicos a los que se dirigen y las agen- Habrá que llegar a 1937 para que cias compiladoras de estas dos esferas se publique el Boletín bibliográfico

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argentino cuyo editor inicial es la obra tiene muchos defectos técnicos, Comisión Nacional de Cooperación dado que no sigue norma alguna para Intelectual a la que sigue, en 1947, describir los ítem ni para clasificarlos. la Junta Nacional de Intelectuales. Dichas deficiencias se originan, bási- En 1950 cambia de título y nueva- camente, en que el personal encargado mente de editor: Boletín bibliográ- de planificar y compilar el repertorio fico nacional y Dirección General de estaba guiado por propósitos jurídicos Cultura del Ministerio de Educación antes que bibliográficos. Sin embargo, para, finalmente, recaer a partir de a pesar de sus muchas deficiencias 1955 en la Biblioteca Nacional. Con técnicas, es la única fuente disponible una frecuencia variable: semestral y para el período3. anual, publica 33 fascículos en 23 En 1981 se promulga la ley 22.399 años. Ordena los registros siguiendo que, en su artículo 1, obliga a todo una clasificación propia, desde 1951 libro editado en la Argentina a llevar lo hace por CDU. Las críticas a este impreso el número del Sistema Interna- repertorio han sido demoledoras: cional Normalizado para Libros (ISBN “La catalogación es muy pobre, y - International Standard Book Number) las normas para determinación de y, en el artículo 3, designa a la Secretaría autor carecen de validez universal... de Cultura del Ministerio de Cultura y a menudo los asientos están incom- Educación como la encargada de otorgar pletos [y tienen] numerosos errores... dicho número (Argentina. Leyes, etc., No es una bibliografía exhaustiva... 1981). En la resolución 407/81 se la Carece de valor bibliográfico...” designa “Agencia Internacional ISBN” (Sabor, 1978: 206-207). Esta obra se u oficina nacional de grupo en todo el inicia como una empresa semioficial país; entre sus atribuciones nos inte- para entrar luego en la órbita estatal resa destacar la que fija la elaboración y terminar en la Biblioteca Nacional del catálogo ISBN con la inclusión de que, probablemente, no haya podido la producción bibliográfica argentina, continuar y mejorar el intento por clasificada por títulos, autores, mate- carencias presupuestarias. rias y editores; para ello, indica que Otra compilación que se debe se considera libro a toda publicación mencionar es el Boletín bibliográfico impresa unitaria de frecuencia no diaria de obras inscriptas, elaborado por la y sin regularidad periódica4 (Argentina. Dirección Nacional de Derecho de Presidencia de la Nación. Ministerio Autor (creada por Decreto 800/71 en de Cultura y Educación, 1981). El 25 reemplazo del Registro Nacional de la de junio de 1981, la Secretaría celebra Propiedad Intelectual). De frecuencia un convenio con la Cámara Argentina trimestral, ordena las entradas siguiendo del Libro (CAL), mediante el cual, una clasificación propia y registra la desde esa fecha, la entidad que reúne producción bibliográfica nacional y defiende los intereses de algunos que se haya inscripto en la Dirección: editores5 se hace cargo de administrar libros, folletos, publicaciones perió- el ISBN en el país (Goldstein, 1993: dicas, obras dramáticas, composi- 75-77). A raíz de esta actividad, desde ciones musicales, dramático musicales, 1982 la CAL registra y publica, primero libretos y programas (cine, televi- en soporte papel y luego en CD-ROM, sión, radio), planos, mapas, etc. Esta acumulados que identifican los libros

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de edición argentina que hayan trami- publican en nuestro país deberíamos tado el ISBN. Dado que se trata de recurrir a la Bibliografía nacional de una bibliografía comercial no está obli- publicaciones periódicas argentinas gada a proporcionar registros oficiales registradas con ISSN. Se trata de la ni todos los elementos exigidos en el primera versión electrónica editada por nivel más alto de descripción. De todos el Centro Nacional Argentino de ISSN modos, en un nivel básico, las entradas del Centro Argentino de Información son completas, permite la recuperación Científica y Técnica (CAICYT) que por título, editor, fecha, código inter- registra 7.264 títulos asignados desde nacional de materias y con texto libre 1974 hasta la fecha con información de en cualquier campo. En el último año periódicas editadas desde 1858. Incluye y lo que va de este la CAL ha inten- el registro bibliográfico completo, tado brindar la información desde su nombre y dirección del editor, temática página Web con poca fortuna, de todos y características; agrega, para las revistas modos sigue trabajando en el tema6 y científicas, repertorios que las indexan y lo más probable es que pueda resolver si tienen sistema de arbitraje. pronto los problemas técnicos. Si la malla de la red del depósito legal deja pasar muchas obras sin identificar, a la Proyectos frustrados y propuestas del ISBN le ocurre otro tanto. A esto se debe agregar que no registra todos los El cuadro que se acaba de pintar pare- formatos en cualquier soporte; su fuerte ciera mostrar varios problemas, entre son los libros impresos. Por ejemplo, si los que se destacan, por un lado, quisiéramos conocer las seriadas que se una factura en muchos casos descui-

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dada, una discontinuidad alarmante y las directivas y clasificación del Insti- una falta de claridad en los objetivos tuto Internacional de Bibliografía oficiales y, por el otro, una ausencia de Bruselas y las propone para “la llamativa de ideas respecto de lo que solución del problema bibliográfico se suele denominar la cuestión biblio- nacional”. Finalmente, considera que gráfica nacional. Sin embargo, no sería la realización de su proyecto escapa justo pasar por alto a ciertas personas de la esfera privada y debe contar que reflexionaron sobre lo que era y lo con el apoyo estatal (Birabén, 1908). que había, y sobre lo que debería ser Resumiendo: necesidad de identificar y haber en la Argentina. La historia y dar a conocer una producción inte- es larga y rica en matices, nombrar y lectual en aumento, internacionalismo resumir el pensamiento de todos alar- y panamerica- garía innecesariamente esta ponencia, nismo, adopción ...es importante comprender por eso, sólo se mencionará a aquellos de normas de que la bibliografía nacional ha que hicieron una formulación teórica descripción involucionado del mismo modo directa en relación con la bibliografía bibliográfica yque, en muchos aspectos, lo ha nacional en curso de publicación de clasificación hecho la Argentina; por eso, la o lideraron empresas condenadas que posibiliten motivación que existió o dejó de al fracaso por la imposibilidad de la cooperación existir detrás de su compilación publicar los repertorios. entre los dife- tuvo una enorme influencia En el siglo XX existieron dos proyectos rentes países, y sobre su contenido, su accesibi- valiosos pero frustrados por diferentes reconocimiento lidad y su existencia misma. causas. Veremos en primer lugar el de que este tipo de un hombre que en nuestro país de proyecto sólo tendrá una concre- adscribe a las ideas más modernas de ción adecuada con la intervención su tiempo, Federico Birabén (1867- oficial son las características salientes 1929). Este ingeniero y bibliotecario del pensamiento de Birabén7 que, presenta en Santiago de Chile, a fines entre marzo de 1909 y mayo de 1910, de 1908, una comunicación al IV logra la creación de tres oficinas biblio- Congreso Científico Latinoamericano gráficas: en Chile, en la Argentina y en y 1° Pan Americano donde propone Perú. En nuestro país se desvirtúan la creación de la Oficina Bibliográ- las ideas de Birabén que buscaba una fica Nacional como un centro “desti- dependencia universitaria, más preci- nado a dar satisfacción a exigencias ya samente de la Universidad de Buenos premiosas de nuestro adelanto intelec- Aires, porque el decreto del Poder tual...” a lo que agrega “La triple consi- Ejecutivo del 10 de noviembre de deración de tratarse de un congreso a 1909, crea la Oficina dependiente de la vez científico, internacional y ameri- la Comisión Protectora de Bibliotecas cano me ha parecido suficiente motivo Populares. Bajo esta subordinación el para someterle una cuestión que afecta proyecto de Birabén fracasa (Romanos en alto grado al conocimiento cientí- de Tiratel, 1996: 62). Frente a esta fico, que es de alcance internacional, experiencia negativa, otro ingeniero y en fin, que envuelve un verda- cordobés, Raúl Cisneros Malbrán que, dero desideratum de progreso para a fines de la década de 1920, intentaba la mayor parte, quizás, de los países crear una Oficina Bibliográfica en la americanos”. Se declara seguidor de Universidad Nacional de Córdoba

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(UNC), convence a las autoridades consiguió. Con el paso del tiempo las universitarias para que la entidad que fichas se dispersan y la compilación propone funcione como una parte desaparece sin dejar rastros (Romanos más del Rectorado. De este modo, de Tiratel, 1996). La idea de un orga- en los considerandos de la Resolu- nismo bibliográfico independiente ción de creación (1928) se destaca de la Biblioteca Nacional aparece en lo pernicioso que es para cualquier una serie de trabajos publicados en la central bibliográfica depender de una década de 1980.8 En esta línea Amelia biblioteca, aunque esta subordinación Aguado de Costa propone la constitu- parezca, a primera vista, la más natural, ción de una Comisión para la Biblio- porque las tareas de ambas difieren y grafía Nacional Argentina integrada el resultado que se obtiene es la absor- por una serie de organismos vincu- ción de una por la otra (Romanos de lados al libro: las cuatro entidades Tiratel, 1996: 63). depositarias (Biblioteca Nacional, La Oficina Bibliográfica de Córdoba Biblioteca del Congreso de la Nación, fue dirigida por Raúl Cisneros Archivo General de la Nación y Malbrán con la infatigable colabora- Dirección Nacional de Derechos de ción de Fernanda Foucaud; ambos Autor), la Dirección del Libro y las trabajaron durante diez y seis años, cámaras del libro. Entre sus objetivos adhiriendo a las normativas del Insti- está la publicación de una “Biblio- tuto Internacional de Bruselas y persi- grafía Nacional Argentina periódica” guiendo un doble (Aguado de Costa, 1985: 6). De igual El presupuesto de un país no objetivo: la cons- modo, Elsa Galeotti plantea la crea- es otra cosa que la declaración titución de un ción de un Instituto Bibliográfico concreta de sus prioridades repertorio biblio- Nacional encargado de la realización políticas y mientras éstas no gráfico universal de la bibliografía nacional argentina cambien será prácticamente y la compilación (retrospectiva, actual y corriente, y imposible resolver la cuestión de la biblio- prospectiva) y de la coordinación de bibliográfica nacional. grafía nacional toda la actividad bibliográfica del país que, en 1939, (Galeotti, 1985: 45-46). según informa Cisneros, reúne 42.000 Un año después Josefa E. Sabor se asientos bibliográficos clasificados por pregunta: ¿qué probabilidades tiene autor y, decimalmente, por materia. la Biblioteca Nacional de asumir la Cinco años después Fernanda Foucaud responsabilidad de compilar y editar aclara que el Repertorio bibliográfico la bibliografía general en curso de la argentino se elabora en dos series: la República Argentina?... creemos que retrospectiva que contiene las obras muy pocas, por no decir ninguna” aparecidas hasta el 31 de diciembre (Sabor, 1986: 6); a partir de este aserto, de 1939, y la corriente que incluye presenta los lineamientos de un Insti- las publicadas desde el 1° de enero tuto Bibliográfico Nacional (Sabor, de 1940 en adelante. A pesar de que 1986: 7-10). Por su parte, Hebe el director y fundador de la Oficina Pauliello de Chocholous como conclu- Bibliográfica echó mano a todos los sión de un meduloso trabajo hace suya recursos inimaginables para que las la propuesta de Sabor (Pauliello de autoridades de la Universidad publi- Chocholous, 1986: 27-28). Las cuatro caran el repertorio nacional, nunca lo bibliotecarias mencionadas coinciden,

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además, en la necesidad de adoptar uno de sus objetivos “custodiar, acre- normas internacionales –Sabor (1986: centar, preservar, conservar, registrar 10) menciona específicamente las de y difundir la memoria impresa de la descripción bibliográfica de la IFLA– cultura, con prioridad en lo que hace y se insiste en la incorporación e inte- a la herencia cultural del país, reco- gración a una corriente más amplia gida sobre cualquier soporte perma- que contribuya al control universal de nente de información” (Argentina. lo que se publica en el mundo. Leyes, etc., 1996). Difundir significa extender, esparcir, propagar física- mente (Real Academia Española, Las bibliotecas depositarias 1992), por lo tanto, implica publicar y distribuir lo registrado dando prefe- Cabe preguntarse ¿de dónde surge esa rencia a las manifestaciones culturales insistencia a referirse, en forma casi argentinas; acotamos que esto sólo excluyente, a la Biblioteca Nacional podría concretarse si los catálogos de la como la principal responsable de Biblioteca disponibles en línea a través la compilación de la bibliografía de Internet abarcaran la producción nacional, oficial y en curso? En primer argentina retrospectiva y no sólo desde lugar a la “Resolución del Minis- 1994, y permitieran una búsqueda por terio de Educación (Exp. 56.705/55) país editor, cosa que en la actualidad que encomienda a la Biblioteca no hacen, o si se editara la bibliografía Nacional la compilación y edición del Boletín bibliográfico nacional (vide supra). Posteriormente, cuando por Decreto-Ley 727/71 del mismo Ministerio, se da a la Biblioteca Nacional una nueva estructura, se le encomienda, ante la pobreza del Boletín, la publicación de una Bibliografía nacional en curso... [esta última] nunca fue publicada [aunque] la Biblioteca Nacional preparó para su edición el volumen correspondiente a 1971, que permanece inédito. Además, el departamento técnico... destina una ficha duplicada de cada monografía que cataloga a formar un fichero que pueda servir en el futuro para la redac- ción de la mencionada Bibliografía...” (Sabor, 1986: 3, 5). Más cercano en el tiempo, el decreto 1.386/96 que aprueba el funcionamiento de la Biblioteca Nacional como organismo descentralizado y autárquico, en juris- dicción de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación, fija como

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nacional periódicamente. Finalmente, editadas. No sólo sirve como recorda- la resolución 86/2003 de la Direc- torio histórico, sino que cuando se ción de la Biblioteca Nacional cuando distribuye a otros países es como una define su estructura organizativa ‘ventana’ por donde se ve ese país (Bell, en el Anexo II, bajo Departamento 1988: 29, cit. por Madsen, 1999). Procesos Técnicos Acciones, indica: Utilizando el símil citado, la ventana “Organizar y coordinar las activi- de la producción nacional (no sólo dades relativas a la producción de la de libros y periódicas sino de docu- Bibliografía Nacional” (Argentina. mentos electrónicos, registros de video Presidencia de la Nación. Secretaría y sonoros, microformas, tesis, graba- de Cultura, 2003). Como se puede ciones musicales, documentos oficiales, apreciar, esta serie de indicios apunta folletos, etc.) está semiabierta y el espejo insistentemente hacia una única direc- tan empañado que sólo puede devolver ción, sin embargo, si dejamos de lado una imagen muy distorsionada. a la Dirección Nacional de Derecho Llegados a este punto es impor- de Autor por ser una entidad jurídica, tante comprender que la bibliografía restan aún otras dos bibliotecas: la del nacional ha involucionado del mismo Congreso y la del Archivo General de modo que, en muchos aspectos, lo ha la Nación. Respecto de la primera, tal hecho la Argentina; por eso, la motiva- como ya se mencionó antes, el artículo ción que existió o dejó de existir detrás 64 de la ley 11.723 la designa deposi- de su compilación tuvo una enorme taria preferencial de las publicaciones influencia sobre su contenido, su acce- oficiales cuando indica que además sibilidad y su existencia misma. del depósito usual, esta entidad debe La única ventana que puede abrirse recibir cualquier publicación editada a hoy para reflejar una muy limitada costas del Tesoro Nacional (Argentina. parte de nuestra producción edito- Leyes, etc., 1933). En relación con la rial es comercial y, como tal, persigue segunda, es conveniente mencionar propósitos de difusión para la venta, que cumple con muchas dificultades por lo tanto, no registra obras agotadas sus funciones de archivo nacional, ni aquellas que se comercialicen fuera por lo tanto, es difícil incorporarla a del circuito tradicional de distribui- un plan general que coordine las acti- dores y librerías. vidades de las bibliotecas depositarias Es muy penoso para una bibliote- en lo referente a la compilación de caria con vocación bibliográfica llegar la bibliografía nacional. Quedarían a esta instancia. Los puntos que se pues, a mi juicio en un nivel parejo, han venido desarrollando: marco la Biblioteca Nacional, en la que legal con sus vacíos e indefiniciones, suelen converger todas las miradas y la intentos deficientes de control biblio- Biblioteca del Congreso como candi- gráfico de la producción nacional, datas firmes a integrar dicho plan. buenos proyectos y trabajos frus- A modo de conclusión Tal como dice trados por falta de apoyo institucional, una respetada especialista, Una biblio- propuestas de crear un nuevo orga- grafía nacional es el espejo en el que se nismo bibliográfico separado de la refleja la cultura, el carácter y los inte- Biblioteca Nacional sólo demuestran reses del momento en el país, lo hace la falta de planificación, el desperdicio mediante una lista de las publicaciones de recursos humanos y materiales, la

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pésima distribución del presupuesto y diente del Consejo de Investigaciones la falta de voluntad política para reme- Científicas y Técnicas (CONICET), diar una situación a la que nos resis- organismo oficial que otorga el ISSN. timos a calificar como se merece. Los directivos y el personal que inter- Se podrá aducir que la Argentina, en los vengan y se involucren en el proyecto últimos años, ha aumentado dramáti- tendrán que superar todos los imposi- camente sus tasas de exclusión social, bles incorporados a la historia profe- sin embargo, el problema de la biblio- sional; reconocer que la exhaustividad grafía nacional es de larga data. Las puede ser una meta a alcanzar pero, de causas presupuestarias a las que alude ningún modo, un logro inicial; recoger Beaudiquez (2001) impidieron, y lo y utilizar con sentido común la expe- siguen haciendo, su concreción y soste- riencia acumulada en todo el mundo; nimiento en el tiempo, pero el presu- aceptar sin vacilación el formato y las puesto de un país no es otra cosa que la normativas internacionales recomen- declaración concreta de sus prioridades dados para la confección del repertorio políticas y mientras éstas no cambien nacional; entender que la edición elec- será prácticamente imposible resolver trónica es una solución muy atractiva la cuestión bibliográfica nacional. para la publicación (Knutsen, 2003); Sin embargo, una propuesta muy saber pedir ayuda y aceptarla con simple surge de todo lo que se ha humildad y buena disposición. venido exponiendo: en primer lugar, En este sentido y aprovechando la habrá que gestionar apoyo estatal ocasión propicia que genera esta específico, traducido en la incorpora- nueva reunión de la IFLA en Buenos ción de nuevos recursos materiales y Aires, rescatamos la recomendación humanos o en la reasignación y reor- 19 de la Conferencia Internacional ganización de los existentes para que sobre Servicios Bibliográficos Nacio- la elaboración de un plan a corto, nales (1998) que dice: “Cuando sea mediano y largo plazo pueda realizarse necesario, la IFLA ayudará a las agen- y sus recomendaciones cumplirse. En cias bibliográficas nacionales a desa- segundo lugar, hay que reconocer la rrollar sus actividades bibliográficas, existencia de tres actores que deben por ejemplo: estableciendo proyectos coordinarse y trabajar conjuntamente piloto y aportando directrices para en la distribución de la compilación desarrollar y elaborar las bibliografías de la bibliografía nacional en curso: nacionales y organizando con este fin la Biblioteca Nacional para todas las seminarios y talleres a nivel nacional, entidades portadoras de informa- regional o internacional”. Ignoramos ción que se registren en la Dirección cuántos otros países en el mundo están Nacional de Derecho de Autor9, exclu- en la misma situación de la Argen- yendo publicaciones oficiales (editadas tina, creemos que son pocos, por eso, a expensas del Estado) y periódicas. si nosotros hacemos nuestra parte De la compilación de las nombradas podremos aguardar con esperanza ese en primer lugar se hará cargo la Biblio- apoyo que se nos ofrece. teca del Congreso y de las seriadas, tal El título de esta ponencia se refiere a como ya lo viene haciendo, el Centro una deuda pendiente, una que no se Argentino de Información Científica ha saldado aún. Entre tantas deudas y Tecnológica (CAICYT), depen- internas y externas que ha contraído

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nuestro país quizás ésta no sea ni la producción intelectual, cimientos más importante ni la más urgente, irreemplazables para la construcción sin embargo, es válido que los de la identidad cultural. bibliotecarios argentinos luchemos con fuerza y decisión por un derecho reconocido en cualquier sociedad (*) Instituto de Investigaciones Biblio- humana: la identificación, el registro, tecológicas Facultad de Filosofía y la conservación y el acceso a toda su Letras, Universidad de Buenos Aires

NOTAS

1. Para el tema de la bibliografía nacional argentina retrospectiva es útil leer: Sabor, Josefa E., Manual de fuentes de información, Buenos Aires, Marymar, 1976, pp. 194-210 y, más recientemente, Zabala, Horacio, Resumen histórico de la bibliografía argentina [Archivo electrónico], 2000. En Jornadas Nacionales de Bibliografía (5as. : 2000 : Mar del Plata). [Actas]. Mar del Plata: Asociación de Bibliotecarios, Documentalistas, Archiveros y Museólogos; Departamento de Documentación y Biblioteca Central de la Universidad Nacional de Mar del Plata. 1 CD-ROM. 2. Para obtener otro punto de vista sobre este repertorio se puede consultar: Sagastizábal, Leandro de, Diseñar una nación: un estudio sobre la edición en la Argentina del siglo XIX, Buenos Aires: Grupo Editorial Norma, 2002. 3. Exceptuando a Polibiblon: bibliografía acumulativa argentina e hispanoamericana. N° 1 (1947), N° 7 (1947). Buenos Aires, [s. n.], 1947; y a Biblos, órgano oficial de la Cámara Argentina del Libro. Buenos Aires: Cámara Argentina del Libro, 1941-1966. 4. La ley en cuestión toma la definición dada en la N° 20.380/73 que fuera posteriormente derogada y reem- plazada por la 25.446/2001, de fomento al libro y la lectura, y que no proporciona ninguna definición de lo que, legalmente, se considera un libro. 5. Otra entidad similar es la Cámara Argentina de Publicaciones. 6. Cámara Argentina del Libro: http://www.editores.com (Consultado: 27/4/04) 7. Para ampliar puede consultarse: Menéndez Navarro, Alfredo, Guillermo Olagüe de Ros y Mikel Astrain Gallart. “Ciencia, positivismo e identidad nacional en el Cono Sur: la participación argentina en los proyectos documentales contemporáneos (1895-1928)”, en Hispania: revista española de historia, N°62 (1): 221-258. 2002. 8. Veinte años antes, Coutoure de Troismonts, luego de estudiar el panorama de la bibliografía nacional en curso, tanto general como retrospectiva, propone la creación de un ente que coordine el esfuerzo conjunto de todos los organismos implicados; para ampliar véase Coutoure de Troismonts, Roberto. Estado actual de la bibliografía nacional argentina. Buenos Aires: Fundación Interamericana de B. Franklin. 1965. 9. Para una lista completa de las obras que registra la Dirección Nacional de Derecho de Autor, consultar http://www.jus.gov.ar/minjus/ssjyal/Autor/default.htm Referencias bibliográficas Aguado de Costa, Amelia. 1985. “Bibliografía Nacional Argentina, necesidad impostergable”, en Jornadas Nacionales de Bibliografía (1as. : 1985 : Mar del Plata). [Actas]. Mar del Plata: Universidad Nacional de Mar del Plata, Biblioteca Central, pp. 3-7.

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Anuario bibliográfico de la República Argentina: críticas, noticias, catálogos. Año I, 1879-año IX, 1887. Buenos Aires: Impr. del Mercurio, Impr. Biedma, 1880-1888. 9 v. Argentina. Leyes, etc. 1934. Decreto 41.233. Disponible en www.infoleg.gov.ar [Consultado 19/3/04] Argentina. Leyes, etc. 1957. Decreto 3.079. Disponible en www.infoleg.gov.ar [Consultado 15/3/04] Argentina. Leyes, etc. 1971. Decreto 800. Disponible en www.jusautor.com.ar/registros.htm [Consultado 19/3/04] Argentina. Leyes, etc. 1996. Decreto 1.386. Disponible en www.infoleg.gov.ar [Consultado 15/3/04] Argentina. Leyes, etc. 1933. Ley 11.723. Disponible en www.infoleg.gov.ar [Consultado 19/3/04] Argentina. Leyes, etc. 1981. Ley 22.399. Disponible en www.filo.uba.ar/contenidos/carreras/edicion/cont/Derechos/isbn.html [Consul- tado 22/3/04] Argentina. Presidencia de la Nación. Ministerio de Cultura y Educación. 1981. Resolución 407. Disponible en www.filo.uba.ar/contenidos/carreras/edicion/cont/Derechos/isbn.html [Consultado 22/3/04] Argentina. Presidencia de la Nación. Secretaría de Cultura. 2003. Resolución 86. Disponible en www.infoleg.gov.ar [Consultado 19/3/04] Beaudiquez, Marcelle. 2001. Usages et utilité des bibliographies nationales: quelles perspectives?, en IFLA Council and General Conference (67th : 2001 : Boston). Disponible en www.ifla.org/IV/ifla67/papers/114-119f.pdf [Consulta: 24/4/04] Bell, Barbara. 1988.Progress, problems and prospects in current national bibliographies: implementation for ICNB recommendations, en National Bibliogra- phies Seminar (1987 : Brighton). Proceedings ed. by Winston D. Roberts. London: IFLA Universal Biblio- graphic Control and International Marc Programme, 1998. pp. 29-37. Bibliografía argentina de Artes y Letras. N°1 (ene.-mar. 1959)-52 (jul.-dic. 1971). Buenos Aires: Fondo Nacional de las Artes, 1959-1974. Frecuencia varía: trimestral y semestral. Bibliografía nacional de publicaciones periódicas argentinas registradas con ISSN: BINPAR. [Archivo electrónico]. Buenos Aires: CAICYT. Disponible en www.caicyt.gov.ar [Consultado 26/4/04] Biblioteca Nacional (Argentina). Dirección. Resolución 86/2003. Disponible en www.infoleg.gov.ar [Consultado 19/3/04] Birabén, Federico. 1908. La proyectada Oficina Bibliográfica Nacional [Manuscrito]. Comunicación presentada al IV Congreso Científico Latinoamericano (1° Panamericano). Sesión de Santiago de Chile, dic. 25. Boletín bibliográfico argentino. N°1 (ene.-jun. 1937)-no. 26 (ene.-dic. 1949). Buenos Aires: Comisión Nacional de Cooperación Intelectual, 1937-1950. 26 v. Frecuencia varía: semestral y anual. Conti- nuado por: Boletín bibliográfico nacional. N°27 (1950-1951) N°33 (1955-1956). Buenos Aires: Ministerio de Educación, Dirección General de Cultura, 1952-1963. N° 32 y 33, con información 1953-1956, Buenos Aires: Biblioteca Nacional. Frecuencia varía. Continúa a: Boletín bibliográfico argentino. Boletín bibliográfico de obras inscriptas. N°1 (ene.-abr. 1973) N°42 (jul.-set. 1983). Buenos Aires: Dirección Nacional de Derechos de Autor, 1973-1983. 42 v. Trimestral. Conferencia Internacional sobre Servicios Bibliográficos Nacionales. (1998 : Copenhague). Recomendaciones finales. Disponible en http://www.ifla.org/VI/3/icnbs/fina-s.htm [Consulta: 24/4/04] Cordón García, José Antonio. 1997. El registro de la memoria: las bibliografías nacionales y el depósito legal. 1ª ed. Gijón: Trea. Galeotti de Fernández, Elsa. 1985. Acotaciones sobre la bibliografía nacional argentina. En Jornadas Nacionales de Bibliografía (1as. : 1985 : Mar del Plata). [Actas]. Mar del Plata: Universidad Nacional de Mar del Plata, Biblioteca Central, p. 41-47. Goldstein, Mabel R. 1993. Respuestas jurídicas para la empresa editorial. Buenos Aires: Sielp. Knutsen, Unni. 2003. Electronic national bibliogra- phies: state of the art review. En IFLA Council and General Conference (69th : 2003 : Berlín) Disponible en www.ifla.org/IV/ifla69/papers/109e-Knutsen.pdf [Consultado 8/3/04] Libros argentinos: producción regis- trada en 1982-2003 [Archivo de computadora]. 1a. ed. Buenos Aires: Cámara Argentina del Libro, 2003. 1 CD-ROM. Entre 1997 y 2000, la CAL publicó varios discos compactos de frecuencia variable (trimestral y cuatrimestral) acumulando cada vez los registros desde 1982. Madsen, Mona. 1999. ICNBS 1998. Nuevas recomendaciones para la bibliografía nacional. En IFLA Council and General Conference (65th : 1999 : Bangkok). Disponible en www.ifla.org/IV/ifla65/papers/015-123s.htm [Consulta: 24/4/04] Pauliello de Chocholous, Hebe. Un país sin bibliografía nacional. Buenos Aires: Asociación de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina, 1986. 35 p. Trabajo presentado a la Reunión Nacional de Bibliotecarios (12ª : 1986 : San Juan). Real Academia Española. 1992. Diccionario de la lengua española. 21a. ed. Madrid: Espasa Calpe. Romanos de Tiratel, Susana. 1986. “El anuario bibliográfico de la República Argentina: análisis de un reper- torio excepcional”, Mar del Plata: Universidad Nacional, 19 p. Trabajo presentado a las Jornadas Nacionales de Bibliografía (2as. : 1986 : Mar del Plata). Romanos de Tiratel, Susana. 1996. “La Oficina Bibliográfica de la Universidad Nacional de Córdoba”, en Boletín [de la] Sociedad de Estudios Bibliográficos Argentinos. (2): 61-68. Romanos de Tiratel, Susana. 2000. Guía de fuentes de información especializadas: Humanidades y Ciencias Sociales. 2a. ed. Buenos Aires: GREBYD, 281 p. Sabor, Josefa E. 1976. Manual de fuentes de información. Buenos Aires: Marymar. Sabor, Josefa Emilia. 1986. “El inquietante futuro de la bibliografía argentina”, Mar del Plata: Universidad Nacional de Mar del Plata, Biblioteca Central, Centro de Investigaciones Bibliográficas, 1986. 12 p. Trabajo presentado a las Jornadas Nacionales de Bibliografía (2as. : 1986 : Mar del Plata).

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El archivo como teoría de la cultura Por Horacio González

La persistente inquietud que provocan los archivos nos interpela respecto a las razones más profundas que nos ligan a ellos, aun cuando no sepamos de qué está hecha esa pasión que nos invita a recorrerlos. Si no nos pueden proporcionar un reflejo idéntico de un mundo pretérito, los archivos se nos presentan como objetos sobrevivientes de aquella experiencia humana que los produjo, confiscados en su ser situado, y que se despliega sobre nuestros días como una enigmática reververancia capaz de hablar a través de nuestras inter- pretaciones actuales. Dos caminos para pensar el ateso- ramiento de los documentos. En tanto un tributo oficial que rinde su homenaje a un remoto pasado acontecido –lo que acentúa el rasgo conservador del hacer archivís- tico– o en tanto apertura para una teoría de la cultura que repara en un especial cuidado por las condiciones de producción de los textos resguardados. Este dilema requiere de una revisión de los nombres de “nuestra” historia que han instituido modos singu- lares del tratamiento documental. De la capacidad de restituir aquel “presente vivo” del que nos hablan los archivos, depende nuestra posibi- lildad de pensarnos en la diferencia respecto a aquel pasado que solicita no ser olvidado. Problema que nos conduce a preguntarnos por el sujeto de conocimiento y por sus capacidades de efec- tuar una indagación que esté a la altura del desafío que nos formula el archivo. Las filosofías del archivo son amenazadas por una inci- piente y desboradante “ideología de la información” que resuelve los dramas históricos, clausurando sus potencia- lidades, a través de su reducción a mera “información objetivada” que virtualiza –sirviéndose de un nuevo lenguaje tecnológico– el drama experiencial actual. LA BIBLIOTECA El drama del archivo N° 1 | Verano 2004 / 2005

I. sí el indicio sacrificial de todo acto de cultura. Estamos tratando en ellas ¿Por qué tenemos tanto amor a nuestros no con la serie de objetos, enlazados a archivos?, dice Claude Lévi-Strauss. la vida real que los produjo, sino con Leemos esta pregunta en El pensa- los objetos supervivientes de la serie miento salvaje, uno de sus magníficos que componían. Como precio de esa libros. Hace cuatro décadas que se supervivencia, tenemos objetos que al han escrito esas páginas y la propia ser atesorados por la excepcionalidad respuesta del antropólogo resume la de su sobrevida, reclaman una mirada actualidad de un problema: especial como testigos del modo en que las culturas consumaron el tiempo. Los acontecimientos a los que se De esta forma, los objetos archivados, refieren los archivos son atesti- catalogados por bibliotecas o acopiados guados independientemente, y de mil por museos, son retirados de su vida maneras: viven en nuestro presente real como sacrificio necesario para su y en nuestros libros; en sí mismos preservación. Realizan entonces una están desprovistos de un sentido que vida irreal, necesaria para el movimiento cobran, por entero, en virtud de sus de la cultura. Esa irrealidad del archivo repercusiones históricas y gracias a los resguarda de alguna manera la realidad comentarios que los explican vincu- de la vida colectiva. La interpretación lándolos con otros acontecimientos.1 de archivo, a la vez, nos propone otros problemas. En primer lugar, una cues- Pero si en un extremo utópico, los tión vinculada al “vitalismo” adherido archivos son innecesarios para el a los documentos. Por supuesto, de pensamiento histórico o los juegos de cada pieza inerte la memoria, en su propia existencia a ser interrogada, De este modo, los objetos física son indispensables para otorgar no hay porque archivados, catalogados por una renuente verosimilitud al propio deducir una vida. bibliotecas o acopiados por pasado que fluye. Esta verosimilitud Pero, distantes o museos, son retirados de su nunca puede entregarse por completo, imperiosos, en los vida real como sacrificio nece- como desearían los archivistas que documentos de sario para su preservación. buscan en el archivo un símil completo archivo subyace Realizan entonces una vida del mundo. Pero la mera existencia del una voz que sin irreal, necesaria para el movi- archivo permite resguardar los acon- duda debe haberle miento de la cultura. Esa irrea- tecimientos con el apoyo de una refe- pertenecido en lidad del archivo resguarda de rencia palpable. Existen en él vestigios momentos en que alguna manera la realidad de “encarnados”, retazos sobrevivientes ese documento la vida colectiva. que podrían simbolizar el conjunto de estaba vivo. Es los hechos alguna vez ocurridos. decir, no apresado por las instituciones Es cierto que en los museos, archivos que cuidan del tiempo y ensueñan o bibliotecas nunca puede haber un (como las bibliotecas y archivos) evitar estanco de objetos y piezas sensibles que se desmantelen o dispersen los que por sí solas puedan significar la objetos. Si la forma de vida que subyacía totalidad de los objetos del mundo a a cada objeto capturado por los archivos ser preservados. La mera existencia de (o bibliotecas) puede ser evocada, no es estas instituciones ya supone de por difícil encontrar allí el motivo último

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de un desconsuelo por la tragedia de a procedimientos de borrado que le las culturas. Y a la vez el camino de la dan una instantaneidad que desafía a investigación archivera que da lugar a la propia filosofía del archivismo. las ciencias del hombre, sobre todo las Surge de inmediato el problema de los vinculadas con la memoria colectiva. aparatos de registro, que concientes de Cuando decimos que hay una voz su misión, intervienen precisamente sepultada en los documentos, puede como mediadores de la letra o la voz. consistir en una Esa mediación no sólo incluye un uso Sin embargo, el archivismo (o explícita primera retórico (como esquema que ordena el memorialismo documentalista persona que flujo de sentido), sino que a veces es de las culturas) puede hacer despeja su inti- ese uso el que organiza todo el material sus opciones. En algún caso, midad en un sensible, dándole el significado del que por una consecuencia ligada escrito o, por el carecerían. Sin embargo, el archivismo al coleccionismo de los restos contrario, en un (o memorialismo documentalista de de la cultura, bajo el implí- rumor acallado, las culturas) puede hacer sus opciones. cito de que las ruinas preser- una mudez que En algún caso, por una consecuencia vadas museísticamente son reclama intér- ligada al coleccionismo de los restos un tributo oficial al pasado. pretes, que puede de la cultura, bajo el implícito de que En otros casos, por desarro- haber tenido las ruinas preservadas museísticamente llar alrededor de esos restos varias interpre- son un tributo oficial al pasado. En salvados de la natural devas- taciones y llega otros casos, por desarrollar alrededor tación de la historia humana, a nosotros con de esos restos salvados de la natural una crucial teoría de la cultura. esas alteraciones, devastación de la historia humana, esos balbuceos, una crucial teoría de la cultura. la indescifrable resistencia a perder su Es evidente que en el primer caso impenetrable singularidad. estamos ante una situación absoluta Documento doméstico en el primer de preservacionismo y en el segundo, caso, documento público, administra- ante un preservacionismo situado, es tivo en el segundo. Aquí se nos presenta decir, una preservación que a su vez el problema esencial de la cultura: el es portadora de una fórmula escép- tema de la palabra heredada, la cono- tica sobre el andar de las culturas cida cuestión del legado cultural, y las instituciones. Éste es el que siempre ensombrecido por un cúmulo preferimos. El poderoso recurso al de agregados y napas enrarecidas que archivismo –que en los despliegues pueden encarcelar su sentido original, filosóficos de Derrida aparece como la si fuera fácil determinarlo. Puede ser la idea del origen de un poder oscuro, y carta íntima, el libro incunable, el acta también como el destino futuro de las de una reunión, el pamphlet revolu- culturas, forma inversa pero comple- cionario, el memorándum reservado, mentaria del acontecimiento–, nos la minuta oficinesca o todo aquel recuerda permanentemente que el registro en donde la palabra que se ha puesto de las culturas es el lamento dicho queda registrada por un tercero (disimulado en protección) sobre imbuído de la noción del valor colec- las lógicas de su pérdida. Pero puede tivo, comunitario o político que posee. significar también el trato imaginativo O ahora, las cartas electrónicas que el con las ruinas del pasado para tomar lenguaje diario llama mails, sometidas sus aspectos vivos a la manera de una

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reposición del sentido oculto de las Aun leído de una manera despreocu- contiendas culturales.2 pada, Michelet indica las razones de Es que hay en esos documentos un método de suscitación que supone arcaicos, sean runas, tablillas cunei- una posibilidad de revivir el pasado formes, cartas de navegación utópicas por la imaginación historiadora. Del o epistolarios remotos, un conjunto mismo modo, es posible mentar que de voces irreales, atrapadas por la José María Ramos Mejía, al igual que cerámica, el papel o dejadas por un Jules Michelet, imagina que pueden incierto punzón (después diremos levantarse como desafiantes espantajos algo sobre la idea de “soporte”), que los personajes que se mencionan en los acaso se puedan redimir. Puede decirse papeles de los archivos que revisa. Es interpretar, si es que no gusta redimir, más, sin esa suscitación de vida, cree pero en toda interpretación hay algo que el documento no valdría. Deten- de rescate in extremis. Desde luego, gámonos un poco en este ejemplo. pueden haber hablado los documentos Ramos Mejía es un autor de inusitada a través de transcripciones o descifra- relevancia para este debate. Su modo mientos que descansan en la certeza de historiar se liga decididamente a traductora que albergan los oficios de una problematización dramatúrgica aquellos que bajo el llamado de cual- del trabajo documental. quier ciencia o curiosidad, quieren Atento lector de la polémica entre imaginarse en un diálogo sensible con Bartolomé Mitre y Vicente Fidel los acontecimientos del pasado. Pero López3, Ramos Mejía podrá llevar es sabido que el pasado es sinónimo de a una gradación, si se quiere más incerteza, y en una insólita violenta- elevada, el recurso a una interpretación ción debida a la soberanía de la actua- vitalista del documento histórico. Para lidad –del tiránico presente que busca López, en una anticipación asombrosa su infinitud–, puede llegar a pensarse del pensamiento de Lévi-Strauss4, que nunca ha ocurrido. nuestros archivos no contienen verda- deros secretos, ni encierran la solución de ningún problema histórico o social por II. resolver; contienen, cuando más, ínfimos o curiosos detalles sobre incidentes perso- Es que el pasado no lo será de cual- nales que en nada pueden cambiar la quier forma (yace en sus encierros noción viva y general que todos tenemos documentales, pero al liberarse por de nuestra reciente historia y de nuestra la interpretación ya es otro) ni podrán tradición de ayer.5 ser definidos trivialmente los ámbitos Ramos Mejía, discípulo de López y de de los imprescindibles conceptos de Sarmiento (difícil e interesante caso interpretación. Hay documentos, es de discipulado cuya tensión podría ser claro. Como todo, son signos mudos si insoportable), escribe en la introduc- son despojados de su cortejo de inter- ción y prólogo de Rosas y su tiempo, pretaciones. Pero al decir interpreta- uno de sus libros más extraordinarios, ción, súbitamente se ven envueltos los un completo panorama de la histo- documentos –con su fría mudez– en riografía argentina del siglo XIX. Las el horizonte inagotable de la imagina- posiciones en torno a la figura de Rosas ción histórica. hacían propicio tal ejercicio. Asume

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ahí el método de la “resurrección su visión del mundo, resulta libertaria dramática” de las figuras ocultas que en su uso de los recursos documen- subyacen en grises documentos, con tales y archivísticos. una advertencia formidable al gran Es que Ramos Mejía significa un pecu- archivista Adolfo Saldías, cuyo linaje liar desafío para la ética historiográfica mitrista no le había impedido refutar y documentalista argentina. Que es un las truculencias dichas sobre Rosas, personaje controvertido, lo sabemos. lo que lograba con el auxilio de un Que la controversia que debemos enorme acopio establecer con él está situada en las Del modo de usar el archivo documental en previsibles cuerdas de su tentación por parte de Ramos Mejía su poder, en gran discriminativa y su empleo dudoso de surge entonces un vitalismo parte cedido por los conceptos de locura, raza y simu- simbolista del documento. Su Manuelita Rosas. lación, no es difícil demostrarlo ni escritura misma, diríamos que ¡Saldías tenía los es aconsejable abandonar un apresto proviene del modo artístico en documentos del crítico hacia su figura contenciosa. que consulta el archivo. propio Rosas, Pero no es posible encontrar en esos que según es parámetros el fin de la reflexión sobre fama, éste mandaba custodiar por las el “caso Ramos Mejía”. Porque su noches por un peón inglés! escasa disposición democrática en El “Rosas” de Ramos Mejía, que cuestiones políticas, conviven con una durante mucho tiempo fue repudiado democracia radical en cuanto al uso de por los “revisionistas” del nacio- los recursos y métodos investigativos. nalismo rosista, tiene una enverga- Además, bajo el rostro de un elitismo dura notable, fruto de una escritura de dandy, se halla una gran libertad y historiográfica de esbelta resolución, desenfado en el pensamiento, como lo de un pensamiento barroco extraña- muestra su aguafuerte sobre Yrigoyen, mente conviviente con una estetiza- al que ve como un esteta morfinómano ción biologista de los actos políticos en su afanes de conspirador político. y de una teatralización de la historia Al aceptar la consigna de López y no la que se sobrepone sobre el acervo de Mitre, Ramos Mejía abre el cofre de documental. No mantiene simpatía las voces plurales de la historia y pone el hacia el personaje –como de alguna ideal estricto de las fuentes históricas en manera tiene el mejor documen- un campo de inagotable polifonisno. El tado Saldías–, pero construye una desafío que a la investigación histórica visión de Rosas que él mismo llama significa su figura recién ahora puede “shakespeareana”, la que opone a la comprenderse. Desde luego, estamos módica reivindicación “burguesa” ante un personaje cuyas convicciones que surgiría de un personaje apenas políticas lo encuentran decididamente reivindicado como “buen adminis- en las filas del más nítido conserva- trador”, tal como surgiría de las bases tismo. Bajo el influjo de Le Bon, teme documentales en poder de los cautos a las masas inmigratorias; bajo el influjo simpatizantes de Rosas. El archivo, de las doctrinas biologicistas del post- en esta acepción, sería un instituto darwinismo, mantiene fórmulas como burgués. Al contrario, la literatura la de la locura hereditaria; bajo el historiográfica a la Macaulay, a la influjo del libro de Edouard Drumond, Vicente Fidel López, aristocrática en coquetea con impulsos antisemitas.

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Nada de esto ha de ser alivianado o repite; pero quiere la desgracia que disimulado. Pero es preciso ver que ocurra a muchos confundir esa ciencia su estilo barroco y su espíritu cómico- con la documentación vacía de crítica, decadentista, en cada caso lo lleva a ese arte evocador con la fraseología curiosas derivaciones. suntuosa, esa filosofía con generali- Es evidente que su confusa aceptación zaciones vagas y arbitrarias que poco del concepto leboniano de multitud, ganan con apellidarse síntesis. lo lleva a rozar aspectos de liberta- rismo pulsional en la comprensión de Eso dice: se entiende pues que la la acción política; que su esteticismo apelación al documento, a la evoca- biologista lo lleva a considerar la inmi- ción artística y a la filosofía moral gración como fuente de un nuevo ciclo proponga una articulación difi- vital y que su culto simbolista hacia los cultosa, pero sin la cual no habría signos esotéricos de la ciudad, lo lleva escritura histórica. Aquí no se halla a intuir una hermenéutica de la locura Groussac lejos de Vicente Fidel y una necesaria extrañeza en la alte- López y de Ramos Mejía, aunque a ridad humana, al punto de colocarlo este último le propina un fraterno mucho más allá de la psiquiatrización castigo en el prólogo a la Historia de política o del racismo. la locura universal por la impropiedad Del modo de usar el archivo por parte científica de sus argumentos. de Ramos Mejía surge entonces un De todas maneras, su espíritu científico vitalismo simbolista del documento. lo acercaría más a Mitre –por más que Su escritura misma, diríamos que disputa bravamente con él respecto a proviene del modo artístico en que los hechos que se sucedieron la defensa consulta el archivo. No es propiamente de Buenos Aires contra los ingleses en un ensayista –como podría considerár- 1807– y aunque critica a López por selo bajo otras cuerdas interpretativas– impreciso –”cultivaba la inexactitud sino más bien un archivista barroco como un don literario”6–, sin decirlo, que termina siendo absorbido por una espera de la crónica histórica la misma noción de documento, en la cual el vivacidad literaria que le infundía el historiador debe comportarse como hijo del autor del himno. Pero lo que un escenógrafo. agrava todo, es que debe discutir con todos esos escritores argentinos sobre lo que considera la sinrazón del fusila- III. miento de Liniers, lo que hace de este libro tan sutil y a la vez contundente, En una primera apreciación, no tan una suerte de Operación Masacre distinto es el caso de Paul Groussac. conservadora. Cuando se lanza a escribir su Santiago Las fuentes documentales utilizadas de Liniers –obra histórica, no superior, en el Liniers groussaquiano fueron pero más amigable con el lector que su consultadas en el Archivo de la Nación Mendoza y Garay–, debe aclarar el propio y en la colección de manuscritos de la concepto de documento que invocará. Biblioteca Nacional, que serían publi- cados en los Anales, revista que le sucede La historia es ciencia, es arte, es a La Biblioteca. Pero en la posterior filosofía: todo el mundo lo sabe y polémica con Mitre, Groussac –que

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no vacila en citar a Tácito o Platón en no llamar la atención esta extra- su libro–, se atiene escrupulosamente viada humorada, pero varias décadas al Proceso que en Londres se le sigue después ya no le servirían a Jauretche, al fracasado general Whitelocke. La que toma no pocos motivos y chasca- polémica Mitre-Groussac es menos rrillos de Ramón Doll, pero ya llama a relevante que la polémica Mitre-López, lo suyo filosofía de estaño, ajeno a toda porque lo que aparentemente está en insinuación persecutoria por involun- juego es apenas la posibilidad de un taria que fuera. descripcionismo más preciso de las Pero todas estas formas ensayísticas batallas de 1807 dentro del perímetro y caracterologías imaginativas del de la ciudad de Buenos Aires, pero más drama cultural, son el verdadero rastro allá del acuerdo de ambos con la histoire viviente al que debemos contraponer bataille, se percibe la lucha por el control el debate sobre el archivismo nacional, de la esfera historiadora del Estado. esto es, el debate sobre el peso exis- Ramón Doll, que desarrolló un tipo tencial de la documentación efectiva- de crítica cultural de connotaciones mente interrogada para formular una agrias pero de una sorprendente teoría de la cultura contemporánea. agudeza, cierto que ensombrecida por una agresiva intemperancia contra la tradición progresista ilustrada, plantea IV. muy bien el problema de Groussac. Pero las intuiciones felices de Doll, Es que el archivo propone en primer agobiadas por su rencor por las retó- lugar el dilema de enfrentar cada una ricas literarias más encumbradas de la de las páginas marchitas, en el trance época, no lo llevan a extraer conclu- de un presente vivo en el cual podrían siones justas. Es cierto que Groussac engarzarse. Esta posibilidad es la posi- podría ser considerado el escritor que bilidad de recreación del archivo en basado en su amplia autonomía ante términos de una dádiva que el presente el medio cultural oficial –en el que le ofrece al pasado y el pasado, a su vez, actuaba realmente–, rompía con una concede realizar. Apelándose entonces tradición declamatoria, recubierta de a las cautas ficciones del histo- inanes afectaciones. riador, ese teatro de la palabra podría Pero Doll podía conceder lo primero descender trabajosamente a recu- sin aceptar que Groussac hubiese perar la experiencia vivida que alguna fundado un estilo brillante y a la vez vez lo sostuviera. Y más que soste- vernáculo, pues lo ve con las mismas nerlo, ser lo que propiamente deno- vetas insustanciales y cosmopolitas minamos presente, experiencia real, que afectarían al que, sin duda muy acontecimiento colectivo que pudo lejanamente, podía ser considerado su haberse presenciado y estimulado en sucesor, el mismísimo Borges. Es que sus protagonistas. Y luego, referencia la forma imperativa y abrumada que persistente a la cual habrían de volver Doll propone para su ética de lectura, los protagonistas cada vez que las que sin embargo mantiene una circunstancias posteriores obligaran a gracia cachadora muy reconocible, hacer los cálculos de potenciales actos es llamada por él policía intelectual. no ocurridos y de palpables responsa- Para el lector de los años 30, podía bilidades imprevistas de acuerdo a la

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dirección de ninguna manera vatici- ción de esos dominios condicionantes, nada que tomaron los hechos. ni fines sin contingencias. Como estas En su Crítica de la razón dialéctica dice estipulaciones tienen rango metodo- Sartre: lógico, permiten delinear el aconte- cimiento sin idealismos arquetípicos Se considerará que la Historia ya que sometan la singularidad de los vivida muestra resistencia al esque- hechos. Así, los sans-culottes de 1793 matismo a priori; se comprenderá que no pueden ser asimilados o reducidos aunque esta Historia esté ya hecha y a la condición abstracta de proletarios sea anecdóticamente conocida, tiene modernos en ciernes. Sartre combate que ser para nosotros el objeto de una los fenómenos expresivos de lo social experiencia completa…7 convertidos en “esencias eternas”, lo que décadas después prosperaría en Es decir, se debe comprender que el los estudios culturales de finales del ejercicio de la reflexión histórica debe siglo XX impulsando un ataque al restituir el presente vivo de la situa- pensamiento ontológico e histórico. ción. El archivo debe abrirse pese Todos los grupos sociales –los a sus propias resistencias. Pero ese sans-culottes, nuevamente– no podían presente vivo es una forma del ocurrir dejar de ser grupos heterogéneos. temporal; ya no es presente sino bajo Podían definirse como grupos despo- la forma de una invocación recons- jados de condiciones de subsistencia, tructiva que sólo puede sucederse pero a su vez debían encontrar los desde otro presente de naturaleza dife- instrumentos necesarios para su rente al anterior. ¿Alcanza con la reco- acción, y éstos mendación sartreana de la necesidad son artificiosEn el archivo yace lo que parece de afirmar la especificidad del acon- mentales (no lo ya sabido pero clama por una tecimiento histórico? Sartre subraya dice así Sartre) interrogación presente que le acontecimiento. Nunca se terminará que permitían demuestre lo que cada docu- de reconocer acabadamente hasta qué forjar conceptos mento desea: no ser portador punto los pensamientos de la teoría operantes en el de conocimientos ya cance- política contemporánea que hoy se terreno político. lados. aferran a esa palabra nacen de una Estos conceptos intuición propia de la razón dialéctica, son radicalmente ambiguos. Si por de la cual el “acontecimiento” buscaría un lado los sans-culottes esperan de la finalmente distanciarse y manifestar su Monarquía garantías a la propiedad, propio canto absolutista a la diference. por otro lado, no pueden dejar de Pero la experiencia completa de una amenazarla exigiendo reparos para especificidad no es otra cosa que el el hambre. El pueblo no podía dejar intento de “restituirle sus funciones de empujar la revolución pero “su múltiples” a los hechos que acontecen miseria tenía incidencias contra- en la plena libertad de sus determi- rrevolucionarias”. ¿Y la revolución? naciones. Esa libertad, en tanto, se No dejaba de serlo por el hecho hace necesario reconocerla en el seno de preparar las futuras relaciones de las fuerzas que ella misma alberga burguesas. La burguesía, por su parte, y cuyo mero desarrollo permite saber debía combatir por la revolución pero que no habría libertad sin la proyec- esperar que todo acabara de una buena

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vez. Por su lado, los combatientes, los ranza de llevar el sentido de los hechos enragés, poseían el atributo más enér- a un aparejamiento definitivo entre gico de defensa de la revolución pero las finalidades de cada personaje y los por eso mismo sumergían el país en intereses de conocimiento que real- una situación de debilidad frente a la mente agotan la significación de cada invasión extranjera. ente social. En suma, se configuraba “un combate Tanto Sartre como Marx evalúan las en medio de las tinieblas”. Los grupos acciones cuya raíz está en la imagi- sociales y políticos que participan de nación metafórica de los hombres, al la revolución se ven inmersos en situa- revestir sus actos reales de apariencias ciones ambiguas, en medio de acciones de conocimiento que vendrían a susti- revolucionarias que invocan recuerdos tuir lo que no logran examinar con su del pasado, o acciones conservadoras conciencia autónoma. Sartre, con el que escapan de sus propósitos origi- ejemplo de los amagues del boxeador, nales. Por lo tanto –dice Sartre– hay indica algo semejante. No dejan de ser que “reconocer la originalidad irreduc- acciones reales aquellas sólo destinadas tible de los grupos social-políticos así a mover categorías de la imaginación formados y de definirlos en su comple- de los otros. Son falsas en sus fórmulas jidad a través de su desarrollo incom- de eficacia verdadera. Todo esto en pleto y de su objetivación desviada”. virtud de recrear para el conocimiento Sartre está pensando en El 18 la singularidad de las manifestaciones Brumario de Marx, que le sirve para de sentido político. inspirar en él la idea de que los fines Ahora bien, esa singularidad está de la acción surgen de un conjunto compuesta de lo que cada agente complejo y variado de intenciones. político no sabe de sí mismo. En el Incluso, la ilusión ideológica es una archivo yace lo que parece ya sabido parte del campo de los fines. En el pero clama por una interrogación famoso escrito de Marx, lo que está presente que le demuestre lo que cada en juego son las condiciones de la documento desea: no ser portador de acción y las formas anacrónicas que la conocimientos ya cancelados. Cada asedian, desfigurando sus raíces inma- documento sabe de su ausencia de nentes en la singularidad del presente. saber pasado, pues en ello, es un Esa desfiguración, en Marx, da lugar a presente que dejó perder su contem- una crónica tejida en ironías y en un poraneidad. Perdió la alteridad de los tono farsesco que debe llevar a fundar sucesivos presentes que sobrevendrán. la crítica histórica. Los documentos aprisionados en el La adulteración, el disimulo y el archivo no son una mera condensación sainete en la escena histórica motivan de lo que luego se despliega forjando la denuncia de una leyenda del poder, una totalidad provisoria automática, denuncia que para ser efectiva tiene sino un manojo de libertades poten- que ser narrada como lo haría un ciales en medio de unas alternativas autor teatral con recursos de sátiras y que se presentan con iguales opor- graciosos escarnios. El dislocamiento tunidades de realizarse. El archivo de la verdad es tomado por el escritor precisa tanto de una custodia como crítico como motivo de sus afanes de de una disgregación en las preguntas develamiento. Y lo hace con la espe- del presente. Lo singular de cada hoja

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de archivo cuando era parte de los días presente histórico. El único archivo vivos de su tiempo adjunto, es lo futuro necesario es aquí el de la memoria de que no será conocido. Lo presente las fuerzas de producción, de la razón puede ser conocido pero mantiene una crítica y de la materialidad de la expe- carga de negaciones sobre sí mismo riencia viva de los hombres. ¿Pero esta que le impiden realizarse como mero negación del archivo de mitos escritos presente. Todo presente llora invisi- no condiciona pobremente el pensa- blemente frente al archivo teórico de miento histórico como multiplicidad la cultura. Y no porque los pliegos y de presentes pasados? folios antepasados pueden perderse, El 18 Brumario es la crítica a los falsos sino porque aún atesorados, podemos presentes que conciben los actos esta- no poseer la clase de lo que haya que tales como pasos de comedia, masca- averiguar en ellos. radas con grandes disfraces y gestos En El 18 Brumario de Marx se que sirven para encubrir realidades presentan casi del mismo modo las miserables. En un juego de sustitu- cosas. Marx postula que si pudiese ciones, las acciones políticas se revisten haber un momento en que las acciones aquí de simbologías del pasado para de los hombres se ofreciesen en total fortificar las pasiones del ama colec- transparencia ante su propia mirada tiva. Pero a esta mascarada Marx la realizadora, ése momento no podría ser entiende como fruto de ilusiones ningún momento presente. Siempre fantasmales que reemplazan el drama se cuenta con un conocimiento inade- de la dialéctica por una conciencia cuado o incompleto de lo que se hace. temerosa y repetitiva. Lo que lleva Los intereses últimos de la realidad al espejismo del éxtasis, al dominio son usurpados por sus mediaciones de los mantos sagrados, al imperio imaginarias. Por eso, era menester en de la falsedad. Para describirla, sin primer lugar describir qué ocurría en embargo, había que comprenderla. El ese plano imaginario. Parece tener archivo de Marx parece estar menos vida propia, es la conclusión de Marx. en el British Museum –y vaya si ahí La imaginación usurpa las notas inma- consultaba y fabricaba infinitos borra- nentes del reino de la realidad. dores– que en la memoria transpa- Ese presente imaginario, sin archivo rentada de la humanidad dispuesta a metodológico pero engrillado en un recobrar todo su anterior transcurso pasado legendario, será entonces una alienado en la repentina iluminación imaginación que se declara a sí misma de un presente sin máscaras. como coadyuvante de la historia en El famoso aserto indicando que los tanto obra ficcional, teatral o poética. hombres hacen la historia pero no Expresa una teatralidad obtusa y rece- en condiciones conocidas por ellos, losa que apenas tiene una virtud susti- establece una trágica fisura entre las tuta respecto a lo que la acción humana acciones y la posibilidad de conocerlas. debería asumir como su potencialidad Se presenta ahí un desajuste concep- singular. El mundo real comienza a tual que pone en marcha el pensa- operar así en términos de sustitución y miento y la misma existencia social. disimulo. Marx quiere develar de esos Sin embargo, la mera formulación encubrimientos –y rescatar– los núcleos del problema nos invita a considerar vivos de la acción autogenerado en cada que lo acontecido en la historia tiene

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una dimensión visible, rememorable y su mismo ejemplo de la revolución efectiva. En esa rara ductilidad obje- francesa, en El pensamiento salvaje, tiva, más allá de que la conciencia de Lévi-Strauss concibe que Sartre no los hombres sea ociosa para incorporar escapa a las fórmulas del pensamiento el conjunto real de las condiciones, hay mítico, aunque sin la ventaja de situarse una facticidad primera que implica con comodidad expresiva dentro de él. ese inicial escalón del hacer histórico. Las experiencias vividas no son el foco Frente a ella el archivo histórico nunca primero de la comprensión histórica, es nada en el presente: condición para excepto si los esquemas de interpre- convertirse en la sombra de la historia tación mítica así lo disponen. De lo luego, cuando se lo mire como un arca contrario, sucumbiríamos en un tras- testimonial, que asusta si sus pruebas cendentalismo historicista. Es sabido se pierden y secretamente nos condena la manera adversa en que Lévi-Strauss si no lo consultamos para sacarlo del se ha expedido contra esta perspectiva, olvido. Sin embargo, de esa renuencia a nuestro ver con notoria injusticia, esencial está hecho el presente. no fuese que en esa arbitraria refuta- Pero todo presente, digamos mejor, ción ha dejado el rastro de su propio está en posición de negatividad pensamiento mítico, abrumado de respecto a esa certeza objetiva. Sartre una pesarosa originalidad. ve la propia práctica humana polí- ¿Por qué imaginar que no hay realidad tica como necesariamente ligada a la en este juego de totalizaciones ines- libertad de elección y por lo tanto a tables con las que Sartre interpreta la producción de incerteza y penum- la Revolución Francesa? Lévi-Strauss bras de lo actual. Hay intencionalidad cuestiona el modo en que actúa la tota- porque hay incógnitas en el corazón lización, como a priori trascendental, del presente. De modo que la frase que habría que canjear por un a priori marxista debe ser entendida de una sin sujeto trascendental (como se ha forma más circunspecta. ¿No impor- dicho). Pero que esta totalización sea taría que los hombres actúen en condi- un recorte entre tantos otros no afecta ciones veritativas explícitas cuánto la historicidad humana, en tanto se más se involucra en sus prácticas la piense que los actos realizados bajo este idea de la penumbra constitutiva de título, son homólogos a la conciencia los hechos? Hay hechos porque existe relacional que permite todo presente ese magma pendiente de aplicación histórico. El propio Lévi-Strauss, que que propiamente los sostiene. Y esa considera los acontecimientos como pendencia es la que permite dilucidar deslindados de la estructura en el caso la misma idea de que hay hechos. Hay del totemismo (en una formidable anti- hechos pero no archivos del presente. cipación a las filosofías de los años 80), Eso es la televisión. Hay archivos no tiene otra posibilidad que oponer porque hay pérdidas del presente, que las series totémicas como superiores a son pérdidas anticipadas que compro- la historia moderna autogenerada, ésta bará el pasado. sin respaldo de clasificaciones tomadas A partir de estas comprobaciones, del mundo animal o vegetal. no se entienden los alcances encres- Es que “una historia verdaderamente pados de la crítica que en su momento total se neutralizaría a sí misma”. dirigió Lévi-Strauss a Sartre. Tomando Esta declaración Lévi-Straussiana es

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decisiva. Obliga al perspectivismo, a la especialmente, pues involucra el modo elección de grupos y situaciones espe- fugaz de todo tiempo presente. cíficas o analíticas, como si tratara de En el tiempo presente yace lo histórico una clasificación totémica, pero sin el –sin duda– pero el presente siempre está auténtico respaldo que ésta ofrecería. en estado real de inexistencia. Por eso, Es la prueba de porqué amamos a nues- es tan dificultoso definir lo presente. El tros archivos. Mostrando en éste y en estructuralismo pensó la cruz del tiempo casi todos los casos la compatibilidad en términos de diacronía y sincronía, de su pensamiento con el de Borges, emanado de un esquema trascendental Lévi-Strauss no puede trascender ajeno a los núcleos prácticos vividos. las oposiciones simétricas, a las que Sabía que el verdadero problema era sustenta a partir de la tensión con la llegar a ellos. Sin embargo, cuando lo forma del mito. En Borges no es nada vivido aparece, diferente, excepto que el nexo entre se diluye en ¿El archivo es la forma “merce- partes de la estructura se verifica por la cuadros que inter- naria” de la historia tormen- vía del destino y la muerte, cuando la pretan la acción tosa? ¿Se puede ser archivista totalidad se hace presente en su mera humana presa a bajo cualquier condición y simetría absurda. De ahí que la tota- un diagrama de régimen político? ¿El archi- lidad sea un imposible teórico, pues no oposiciones, sime- vista público o particular debe habría canon de interpretación, con trías, oxímoron, ponerse por encima de las todo lo acontecido pululando sin ton quiasmas, meto- conmociones sociales o de los ni son en torno a su propia incapa- nimias, etc., esto partidismos de época? Si estas cidad de diferenciación. es, una retórica preguntas fueran respondidas Sin embargo, Sartre no debería caer en nominalista que con una afirmación eufórica, es las mallas de esta enconada crítica. El Lévi-Strauss probable que el Archivo fuera proyecto de Lévi-Strauss de reintegrar presentó con una el ojo superior e indulgente de la cultura en la naturaleza –esbozado asombrosa maes- la historia acomplejada de los con atrevida ductilidad– desprecia a tría –lo que nunca hombres, sarcófago pertinaz la historia en nombre de la etnología. se acentuará de las intenciones rotas, y juez Pone a la historia en estado de archivo lo suficiente–perdonavidas y postrero de los trascendental. A poco que conside- aunque con una proyectos fracasados. remos que la lengua de la historia y del brutal destitución historiador no tiene porque operar en del sentido de lo histórico, como expe- la dimensión ética de las reducciones riencia y como crónica irrevocable de Lévi-Straussianas y que aceptemos las prácticas colectivas. una idea del mito más grata que la del Quizás en situaciones de fuerte histo- autor de El pensamiento salvaje (aunque rización, la etnología estructural y su no menos contradictoria que la que él pensamiento salvaje podrían ser un formula), la historia se nos aparecerá auxiliar agudo e irremplazable para como un terreno animado de formas descubrir las composiciones, exac- morales e intelectuales en la que el tamente al revés de cómo lo presu- historiador o el pensamiento histó- pone Lévi-Strauss. Ciertamente, rico debe escoger inevitablemente un anticipándose dos décadas al tono punto de vista. En todo caso, la noción que luego adquirirá la filosofía acon- fenomenológica de experiencia vivida tecimiental, juzga los archivos como merece un tratamiento que nos interesa un sistema clasificatorio que recrea

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quiméricamente la contingencia, hace mentos que atestiguan en su letra o de la historia un mero rito y genera en su simbología, la efectuación de una ilusión, acaso necesaria, de pura hechos en los que quedó adherida la historicidad. Pero resulta sorpren- voz o los enunciados proferidos, en dente que Lévi-Strauss le atribuya a una dimensión física de la que ahora los documentos la mera cualidad de no somos, fatalmente, contemporá- ofrecer apenas un “sabor diacrónico”. neos. Aceptemos que la contempo- Es cierto que sin los documentos el raneidad de lo pretérito-ocurrido, es pasado existe, de suyo. Imaginamos, mediatizada y menoscabada. Es lógico en tanto, un partido Lévi-Straussiano que sea así; pero en nuestro caso nos que sólo desea enfrentarse a una forma preguntamos por el método que nos tajante de la vivencia, a una radica- lleve a recobrarla en la pregunta y el lidad primera donde sólo existiría la conocimiento. Recobrarla no en la forma pura de la vida sin documenta- semejanza efectiva de lo vivido sino en ción intermediante. las maniobras reflexivas posibles que Ya Derrida, en su momento, señaló con puedan llevar a reconstituir una escena exhaustiva precisión el inconveniente reflexionante y un pensar. de enaltecer la materia primigenia de El debate entre Lévi-Strauss y Sartre la phoné sobre la mediación escritural no puede quedar asemejado sin más o documental, cualquiera que ésta sea. al debate entre Mitre y Vicente Fidel Es sabido que por la misma razón, López, pero remotamente algo los éste autor defiende el archivo como mantiene en un tenue y común hilo una forma de la memoria vinculada a evocativo. Qué es un archivo, cómo la autoridad ancestral como querella hacerlo hablar, cómo habla la historia esencial de las sociedades, fundadora en él, cómo pierde sus tesoros no sólo del pensamiento sobre la escritura si alguien los incauta o los dispersa, como cimiento de la noción de tiempo también si no los sabemos interrogar. social. Y también de la propia idea de ¿No son esos los temas de estas polé- memoria y de futuro. Nótese el interés micas y acaso de todo debate? que tiene este viejo debate, pues no es posible descartar el modo en que Lévi-Strauss busca la pócima esencial V. de lo vivido como materialidad final del sentido. Pero esta vivencialidad reside Un caso muy especial de archivismo en formas mentales, rubros del pensar iluminista, periodismo político asala- que en paralelismo con el fabricar riado, utopismo del explorador cien- armarios de Heidegger, se resuelve en tífico, filosofía del coleccionista y Lévi-Strauss en fabricaciones concretas erudito preceptor de vástagos de corte, como la alfarería, en la que cohabita es el del polígrafo napolitano Pedro de el pensamiento operante, y eso es Angelis. Imposible escribir la historia realmente pensamiento y realidad del del memorialismo archivero de la pensamiento. Pero no es esto a donde Agentina sin a la vez rememorarlo. apuntamos nosotros. Esta vida oscura y extraordinaria –y Buscamos la experiencia vivida a en ella los asuntos referidos a la isla partir de una idea de pérdida que tiene utópica de Pepys, una suerte de réplica que ver con la existencia de docu- brumosa de las Malvinas, no son los

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menos importantes–, es una de las Extrañísima descripción de la relación claves para preguntarnos hoy sobre la entre un gobernante y su polígrafo, ética archivadora. entre un intelectual lector de Vico ¿El archivo es la forma “mercenaria” (De Angelis lo es en grado eximio, lo de la historia tormentosa? ¿Se puede trae como novedad al Río de la Plata ser archivista bajo cualquier condi- y lo apoya a Michelet para su traduc- ción y régimen político? ¿El archivista ción francesa, la que cita Alberdi en el público o particular debe ponerse por Fragmento preli- encima de las conmociones sociales o minar al estudio La Argentina ha surgido como de los partidismos de época? Si estas del derecho) y el país independiente no de preguntas fueran respondidas con una uso de las biblio- un Archivo sino junto a una afirmación eufórica, es probable que el tecas y archivos Biblioteca, su actual Biblioteca Archivo fuera el ojo superior e indul- públicos, de uno Nacional. “Junto” y no “de” gente de la historia acomplejada de de los cuales, el una Biblioteca. Aunque ésta los hombres, sarcófago pertinaz de las de Buenos Aires, no es simple derivación de los intenciones rotas, y juez perdonavidas De Angelis sería actos políticos de Mayo de y postrero de los proyectos fracasados. subdirector. Pero 1810. Una Biblioteca como la Pero ¿Cómo no desconfiar del archi- la trayectoria del que mentamos, no sólo signi- vismo? ¿Cómo no desconfiar de Pedro napolitano, peda- fica la actividad específica que de Angelis, archivista misterioso de gogo de corte- ellas cumplen alrededor de la la historia nacional? En el definitivo sanías diversas, cultura del libro, sino también libro que Josefa Sabor le dedica a significa entreel recuerdo de los ciclos histó- De Angelis –revisando exhaustiva- nosotros una ricos del país y también de sus mente todas sus intervenciones perio- extraordinaria proyectos de emancipación. dísticas, archivísticas y bibliográficas–, oportunidad de encontramos el siguiente párrafo: reflexionar sobre el documento y su historicidad, sobre el documento y Rosas, cuyas relaciones intelectuales su extenuación, dispersión u olvido. con De Angelis se caracterizaron Pedro de Angelis obtuvo a lo largo de por una ambivalencia que va desde su carrera en Buenos Aires la posesión la mayor desconsideración hasta el inusitada de colecciones documentales elogio, no dejó de poner siempre de que raramente un solo hombre puede manifiesto una pertinaz descon- custodiar. En vida, De Angelis fue fianza cuando se trató de confiarle acusado de incautarse indebidamente materiales, muy notoria cuando de documentos, y la rara cualidad estaban en juego obras depositadas del coleccionista imperioso que no en la Biblioteca Pública. El mismo excluye el oscuro honor del cleptó- Rosas había prohibido en forma mano, seguramente pudo haber sobre- terminante el préstamo a domi- volado de manera injusta su pasmosa cilio de libros de la Biblioteca, y figura, suavemente mercenaria y fervo- se conservan cartas de De Angelis rosa en su misión de devoto coleccio- –unas dirigidas a los encargados de nista. Para la novela argentina, como la Biblioteca, otras al propio Rosas– lo demuestra Respiración artificial, no en las que aquél solicita que se le ha pasado desapercibido.9 permita retirar en préstamo algunas Numismático experimentado y dedi- piezas importantes.8 cado prologuista del vasto material

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que había acopiado, no sólo los docu- mismo con sus papeles y cartapa- mentos jesuíticos sino los escritos de cios, investigado desde sus mismas los viajeros americanos del siglo XVIII, entrañas. Pero su espíritu irónico, su De Angelis pudo ser sospechado fácil- cercanía amistosa a tres presidentes de mente de caco de bibliotecas –incluso la Argentina clásica, patricia e ilustrada por el propio Rosas–, como si fuera un –Avellaneda, Pellegrini y Sáenz Peña, personaje del libro de Miles Harvey, quizás los hombres más sensibles del La isla de los mapas perdidos.10 Los viejo orden– permiten considerarlo un delitos cartográficos que se presentan raro caso de funcionario papelero con y comentan en este sugestivo libro tanto autonomismo frente al poder nos ayudan a comprender la dialéctica como el que usufructuaban los jóvenes oscura de los archivos: el coleccionista Ingenieros y Lugones –que comienzan hace las veces de Estado acopiador y criticándolo– y los grupos anarquistas, guardián, simultáneamente con el con los que establecen mutua indife- papel de ladrón fervoroso y maniático. rencia. La intervención de Groussac Las colecciones relevantes de De en debates esenciales, como el de la Angelis fueron vendidas por él mismo autenticidad del Plan de Operaciones a Brasil, país entonces gobernado de Mariano Moreno –en un gran por los Braganza, Imperio en el que episodio de lucha filológica, archi- deseaba prestar servicios diplomáticos vística y bibliotecaria–, representa en e intelectuales, quizás porque le recor- gran medida lo que queremos decir daría más el ambiente del Reino de cuando hablamos del archivo como las Dos Sicilias, donde había sido el síntoma de una teoría de la cultura. preceptor del hijo de Murat. La disper- Por supuesto que debemos incluir sión de los archivos es el sino fatal de aquí a Ernesto Quesada, que tenía todo acopio de los legados antiguos. además una propensión reseñística En la ética del archivista existen dos propia de un meticuloso coleccionista, gradaciones trágicas: el trabajo asala- como lo demuestra su comentario11 y riado en cualquier régimen social que posterior libro sobre La decadencia de sea, y la dispersión del tesoro. Los dos Occidente de Oswald Spengler y que son males inconsolables y difíciles aunaba cierta concepción prusiana de de conjurar. Nada se sabe del oficio la ciencia histórica con el fervor del tenaz y oscuro del archivista si no se documentalista profesional, desde- consideran estas dos calamidades que ñoso de las vetas utopísticas de las parecen contradictorias entre sí, como ciencias de la época, como se revela lo son la permanencia incondicional y en la condena que Quesada (tanto la dispersión súbita, pero ambas trazan como Groussac) lanzan contra Lucien el destino del archivo, su fenomeno- Abeille luego de la publicación del logía, su ética y su filosofía irrisoria. atrevido, sin duda errado, pero imagi- El italiano De Angelis es el eslabón más nativo ensayo titulado El idioma relevante del ideal archivero del estado nacional de los argentinos, en 1900. argentino como forma de un compro- De una manera u otra, la genealogía miso cultural, quizás de una teoría archivera argentina no es la fuerza del de la cultura. El francés Groussac le documentalismo enfrentada al ensayo sigue en el tiempo y en importancia. caracterológico, sino que hay que verla Paul Groussac es el Estado argentino como su cuerda interna, su refutación

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nunca consumada y su contradictor sobre los tiempos del relato que hace necesario como compañero ineluc- Émile Benveniste, que la larga duración table de travesía. Del archivo como se escribe en presente y en cambio se pasión incontenida y de su vástago elige el tiempo futuro de la segunda ilegítimo, el ensayismo social-literario, persona para las acciones que anteceden surge el balbuceo indetenible de la a un presente imaginado. Esta solu- teoría de la cultura argentina, hasta ción crea un relato histórico novedoso, hoy. Quizás el remate de este edificio donde termina predominando la lógica inconcluso pueda percibirse cuando de un presente imaginario, hipotética- alguien intente conjugar ambos planos mente configurado por el historiador en un único relato histórico. Pero aquí según la máxima de Benveniste en rela- será el juego del historiador el que ción al hecho de que el discurso postula reuniría todas las dimensiones, y segu- a partir de su mismo interior la tempo- ramente el método investigativo de la ralidad a la que se refiere. Si hay un historia rechace tal desafío.12 yo y un tiempo verbal que se expresa, no surge sino de un tiempo presente del cual el discurso siempre da cuenta VI. –porque enteramente está en presente, siempre– y porque ese presente expre- En Los nombres de la historia13, Jacques sivo puede jugar en las diversas tempo- Rancière se acerca a un problema ralidades pasadas o futuras en las que tal como el que concebimos. Allí elige situar un acontecimiento. reflexiona sobre el estilo narrativo de Esos tempos del relato del historiador Fernand Braudel y su libro clásico, El pueden tener la doble conciencia de mediterráneo y el mundo mediterráneo ser emitidos desde un presente sui- en la época de Felipe II. Se trata de referencial (como dice Benveniste14), examinar la decisión del historiador y poder explorar las capas de tiempo de ubicar al final de su libro un hecho que se recrean desde un presente que fue tan conmocionante para sus discursivo cada vez más complejo, en contemporáneos: la propia muerte la medida en que debe convivir con de Felipe II. Entendiendo que no era un simultáneo presente del pasado y posible darle a ese episodio una rele- presente del futuro. Munido de estas vancia que lo articulase al desarrollo posibilidades, disponer al final de la propiamente dicho de la “civilización obra el relato de la muerte del Rey no material”, con sus largos procesos podría significar otra cosa de que éste temporales realizados al margen de las ya no es necesario en la economía de presencias reales, la figura de Felipe II los procesos colectivos, pero al mismo aparece al final de libro como un rey tiempo debe ser sometido a la lección apático, poderoso en su momento final de un interrogatorio donde el pero visto con el ojo del historiador de historiador de la “cultura material” la duración prolongada. concede dialogar con esa sombra y Apenas un simple efecto textual que el libra un combate crucial en torno a los historiador puede visitar metafórica- nombres que deben permanecer en el mente en su despacho real. Rancière orden de las explicaciones. observa con buen criterio, y un opor- He aquí el historiador con sus uten- tuno apoyo en las sutiles meditaciones silios explicativos, la superficie del

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tiempo sin confines, tiempo quizás cualquiera que perdura mudo en un inmóvil que baña a los objetos y se archivo se elabora el sentido de la confunde con ellos en ampliadas pregunta por la historia. dimensiones que superan las vidas En segundo lugar, el juego entre lo particulares. Pero los nombres singu- que puede recuperarse de lo perdido lares de las vidas concretas irradian su y lo que fatalmente se ha perdido herético aullido para no ser dados de de lo recuperado, es una parte inha- baja –del modo que fuese– gracias a llable pero intuible de la realidad. El una hipótesis narrativa que revele las archivo es lo más mimético que pueda “encrucijadas imprevistas”, no rara- imaginarse con esa realidad. No es mente ligadas a la aventura irreduc- conservación sino que es conservación tible de los hombres que dialogan con dialéctica de lo perdido. Es la realidad su muerte y sus acciones olvidadizas. de lo que se perderá –del futuro sin Lo que nosotros buscamos, podemos pasado– en estado de archivamiento ponerlo en las cercanías de lo que siempre potencial. Este es el archivo Rancière expone como un relato en su pasaje a la realidad. Podemos que tanto persigue la sombra de su evitar llamar mito a estos planos que propia literatura como la aureola se buscan y rechazan, pero nunca fugaz del tiempo. El tiempo que le la realidad viene a nosotros en su ha pertenecido y ha quedado sin pureza imaginaria, como alcaloide sin rostros ni cuento. Pero lógicamente mancha, como tiempo inmanente que lo decimos con otro lenguaje y bajo el se deshace de lo que no es suyo. Eso no signo de otra problemática. El archi- sucede así. Es realidad porque ocurre vismo argentino y sus teorías de la alguna vez en la integridad incorrup- historia es lo que nos interesa ahora. tible de su alma interna, y porque y también un método –llamémoslo los archivos, bibliotecas y filmes los así– por el cual los documentos esperan. La realidad siempre ocurre impregnados de voces disipadas dos veces. Hay un secretario de actas por el tiempo, pueden reverse en en el destino ulterior de los hechos. términos de una reconstrucción de Pero son desafiados por los propios su cercanía interpretativa y vital. archivos en los que habitan. Intuimos que las discusiones sobre el La Argentina ha surgido como país archivo nacional argentino y su corte independiente no de un Archivo de sombras bibliotecarias, nos llevan sino junto a una Biblioteca, su actual al mismo problema. Biblioteca Nacional. “Junto” y no En primer lugar, comprobamos el “de” una Biblioteca. Aunque ésta hecho de que la materialidad del no es simple derivación de los actos archivo mantiene el drama que debe políticos de Mayo de 1810. Una ser respetado por el historiador, Biblioteca como la que mentamos, no pero someterlo a la imaginación del sólo significa la actividad específica que no-archivo. Es decir, a la imaginación ella cumplen alrededor de la cultura del tiempo, donde muchos presentes del libro, sino también el recuerdo de conviven en un caos que los docu- los ciclos históricos del país y también mentos no ordenan, sino que son de sus proyectos de emancipación. arrebatados por él. Del nombre de En verdad, nace junto al acto eman- una vida singular a la de un objeto cipador, siempre. La Biblioteca es

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archivo imaginario, museo imaginario, preservar por otras técnicas a su vez más allá de sus existencias visibles, de más sofisticadas. su naturaleza libresca y papelera. Hay pues un debate en términos del Las nuevas culturas de la información drama que se juega entre el archivismo no han cambiado esta realidad, aunque y las técnicas informatizadas para insisten en modificarla implícitamente preservarlo. La pertinencia y sutileza con conceptos como “soporte infor- de esta discusión nos indica que las mático”. Al adoptarse esa idea, fruto culturas se ven, como siempre, asis- de una revolución técnica evidente, tidas por una tensión fundadora. Es queda el mundo cultural some- la que percibimos entre las técnicas tido enteramente a un adminículo modernas de almacenamiento o de supuesta naturaleza neutral, y se preservación de artefactos del pasado reduce la totalidad del juego cultural y la subsistencia de sus objetos más histórico con el concepto de “conte- arcaicos, que han resistido el paso del nidos”. Desde el punto de vista de las tiempo y se presentan ante nosotros teorías de la cultura y sus viejos archi- como testimonio y tesoro de las anti- vismos –que intentamos revisar en guas realizaciones de los hombres. Este este artículo– significa una vuelta a las simple hecho alcanza para percibir los más elementales fórmulas del conoci- archivos, museos y bibliotecas de un miento, a la mera división entre forma modo más sensible y humanístico que y contenido, que las culturas filosóficas lo que permite suponer las ideas en más elaboradas habían problemati- torno a las técnicas contemporáneas zado y superado. de preservación. No las despreciamos, En tercer lugar, el complementario sino que las adoptamos. No somos concepto de “sociedad del conoci- “apocalípticos”, como suelen acusar miento”, salido de Silicon Valley y los papas de la informatización del localizaciones abstractas semejantes, mundo real-histórico. significa una desnutrida interpretación Pero no hay adopción de tecnologías de lo que son y de lo que compone a e instrumentos técnicos (que siempre las sociedades históricas. Se limita son formas de la razón, aunque la teoría el conocimiento con el pretexto de y el lenguaje del “soporte” no permita que “todos accedan”, pues el mundo entreverlo fácilmente) sin que el juego cultural queda escindido en expertos incesante de la cultura se comprenda en soportes y expertos en contenidos, como una recurrente pérdida y una con lo que el modo de pasar a limpio continua batalla por la recuperación todos los siglos de producción humana de lo perdido. Este es el compromiso anteriores, registra más posibilidades de la memoria. El libro en sí mismo de pérdidas conceptuales de experien- es un formidable proyecto de preserva- cias y textos, que lo que ocurriría si un ción de la memoria. Y como sabemos, archivo o una biblioteca antigua fuera toda preservación origina técnicas saqueada por un ejército invasor, por –producto del ingenio humano–, que más que simultáneamente se desa- asimismo han de ser preservadas. Que rrollan técnicas de preservación que el preservador deba ser preservado, emanan de las mismas concepciones lección de la filosofía a las tecnolo- del “soporte”. Que a la vez tiene gías informáticas, demuestra una su traviesa historicidad, y hay que vez más que en la tensión que existe

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entre objetos de la memoria humana el celo y la protección más adecuadas. y las tecnologías contemporáneas, Todo ello es, sin duda, la fuente de un debemos encontrar la verdadera raíz humanismo renovado. La historia del de un compromiso con la civilización archivismo argentino o en la Argentina, e incluso con el llamado permanente con sus destellos en dirección hacia una a que cesen las conflagraciones que teoría de la cultura siempre en estado destruyen vidas y devoran los patri- de debate, sólo lo confirman. monios civilizatorios. Los fallos y fallas Este número de La Biblioteca, que de teorías tecnocráticas, como la que recoge una memoria realmente exis- trasunta la hipótesis de una “sociedad tente en la Biblioteca Nacional, quiere de conocimiento”, no deben llevarnos trazar el arco de ese problema, desde a convertirnos en funcionarios de una los primeros archivistas hasta los humanidad virtual. actuales investigadores de la cultura: Debemos cuidar que las revoluciones los que saben que todo investigador tecnológicas que se disponen a crear será a su vez no sólo un visitante del las instancias para hacerse cargo de archivo, sino una de sus partes cons- la memoria colectiva, no asfixien los titutivas gracias a su mera presencia, objetos vivos, que son los testimonios trayendo en él, el polvillo volátil supervivientes que atraviesan el tiempo del presente. Con este número de con su muda interrogación. Debemos La Biblioteca, recordando a antiguos seguir mirando esos objetos antiguos y archivistas y modernos investigadores dejar que los libros más arcaicos, que argentinos –como Julio Irazusta o testimonian buena parte de los últimos Ángel Rosenblat– esperamos cumplir siglos de la historia moderna, sigan con la tarea que ésta época y la conviviendo con nuestro presente, bajo Biblioteca Nacional requieren.

NOTAS

1. Lévi-Strauss, Claude, El pensamiento salvaje, México FCE, 1964. 2. No quiero privarme aquí de ejemplificar con un extraño escrito de Rodolfo Fogwill,Runa , que intenta descifrar el mecanismo por el cual sería posible imaginar en forma viva y presencial el juego de una cultura extinguida. Ese desciframiento es una literatura imposible que sin embargo puede ser escrita. 3. Esta polémica se puede seguir con provecho en el vivo resumen que hace de ella Ricardo Rojas, en su Historia de la literatura argentina. Puede consultársela en el tomo XIV, titulado Los modernos. (Librería La Facultad, Buenos Aires, 1924). Rojas toma partido por Mitre, imaginando que el “método científico” del que López dudaba, terminaría refugiándose finalmente en la novela histórica, más cercano a Walter Scott o a Salambó de Flaubert, que a Taine.

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4. No decimos esto recurriendo a un estilo comparatista ufano o desafiante a costa de desconocer las diferencias de intención o de ambientación histórica. Precisamente por no desconocerlas, llama la atención el partido tomado por López, en un verdadero acceso “totémico” a la historia nacional, considerada como una expansión de las genealogías familiares. Si se hace la difícil prueba de pasar por alto la opción política de López, que surge del mundo cultural de la élite porteña de la época, con sus vastos e injustificables prejuicios sobre el artiguismo, es posible ver en su método de “resurrección dramática” de una temporalidad perdida, buena parte de las ocupaciones del historiador contemporáneo en su drama frente al archivo. El archivo no sería una prueba cien- tífica de las ocurrencias históricas sino una prueba existencial, la “verdad encarnada” de la historia, en la que un sólo documento sobreviviente, puede hacer las veces de todos los documentos que alguna vez hayan existido. 5. Madero, Roberto, El origen de la historia: sobre el debate entre Vicente Fidel López y Bartolomé Mitre, Buenos Aires, FCE, 2001. 6. Groussac, Paul, Santiago de Liniers, Buenos Aires, Editorial Estrada, s/f. 7. Sartre, Jean Paul, Crítica de la razón dialéctica, Buenos Aires, Losada, 1963. 8. Sabor, Josefina, Pedro de Angelis y los orígenes de la bibliografía argentina, Buenos Aires, Solar, 1995. 9. Efectivamente, puede decirse que en Respiración artificial, de Ricardo Piglia, publicada a comienzos de loss años ´80, la figura de Pedro de Angelis y también la de Paul Groussac, sirven como modelo del intelectual espectral, extraviado entre sus papeles perdidos. Esos intelectuales –evocados entre sombras– contribuyen a definir el enrarecimiento del aire de un país como la propia forma de ser, exquisita y trágica, de ese país. La visión ajena y a la vez asimilada, es la fuerza contradictoria de la mirada que Piglia hace respirar artificialmente para componer la tragedia argentina. Recientemente, se ha publicado la novela de Carlos Catuongo, Angelis, una reconstrucción preciocista y sutil sobre Pedro de Angelis, proyectado sobre la experiencia del intelectual del siglo XIX, entre vislumbres de bibliotecas, añoranzas de utopías y político de conspiraciones literarias. Todo ello enhebrado en las tinieblas de una investigación histórica que enjuicia al propio tiempo histórico. (Editorial Paradiso, 2003). 10. Harvey, Miles, La isla de los mapas perdidos, Barcelona, Editorial Debate, 2001. 11. El episodio de esta larga reseña de un libro publicado en tres volúmenes es satirizado por José Ingenieros en un artículo firmado con el pseudónimo de Barreda Lynch en la Revista de Filosofía. Quesada luego da un curso sobre Spengler –con el que tenía relación personal– y lo publica en el libro La sociología relativista spengleriana. En los recuerdos de Quesada sobre Ingenieros a propósito de la muerte de éste, se revelan interesantes contra- puntos sobre el modo de trabajo intelectual de ambos. Ingenieros decía que el método del apunte constante de Quesada (el apunte personal es el reverso y a la vez el complemento del Archivo) era un “tonel de Danaides”. (Cf. el número extraordinario de la revista Nosotros dedicado a José Ingenieros, Tomo LI, 1925) 12. Quizás podamos interpretar de esta manera el intento de Tulio Halperín Donghi, mediador a la distancia entre Mitre y López. 13. Rancière, Jaques, Los nombres de la historia, Buenos Aires, Nueva Visión, 1994. 14. Cf. Èmile Benveniste, Problemas de lingüística general, México, Siglo XXI editores, 1985.

83 Cuando se funden la historia y el lenguaje se constituye una iden- tidad. “Todo lenguaje es un alfa- beto de símbolos cuyo ejercicio remite a un pasado que los interlo- cutores comparten” sentencia Borges en El Aleph. Rostros y figuras de la investigación en la Argentina intenta mostrar diversos ejemplos de cómo se dio la fusión entre historia, lenguaje y modelos de investigación Rostros y cultural. Inevitablemente, debe representar así una muestra itine- rante por los perfiles de personajes figuras de la que construyeron la historiografía (ese tribunal de instrucción en donde se evalúan las pruebas para el juicio investigación de la historia), que estudiaron el lenguaje de los argentinos y trazaron horizontes cambiantes respecto a enTítulo la Argentina Sección la evasiva pregunta sarmientina, “quienes somos cuando argentinos nos llamamos”. Gerardo Oviedo, en su artículo titu- lado Una Aporía del Patriotismo Filológico: El Argentinismo extran- jero, esgrime un concepto que puede ser, o no, un oxímoron: el argentinismo extran- jero y analiza el rol de dos personajes clave en la creación del pasado nacional: Esteban Echeverrría y Pedro de Angelis, ambos fuerte, inexorablemente influídos por corrientes europeas. El romanticismo o “un aire de familia viqueano”, los confunden en la densidad analítica-temporal en la que se interna Oviedo. Mucho se ha escrito acerca de la inexistencia de una gran civilización precolombina en las desamparadas tierras rioplatenses, falencia que permite explicar, desde un reduccionismo inquietante, la vocación europeísta de los constructores de la nacio- nalidad y también la ausencia de un Garcilaso. Es que la cultura tiene que ver, entre tantos factores incidentales, con un sentimiento de pertenencia, sentimiento que inspiró a los futuros peruanos o mejicanos y que en el Río de la Plata estaba denigrado por la ocupación variable de un lugar afín a la superviviencia. Nativos y desierto marcharon siempre juntos dispuestos a abjurarse mutuamente. Quizás, en virtud de ello se desconozcan los legados colectivos para encontrar otro elemento fusionante en la lealtad a un jefe político (¿El Rosas o el Quiroga de Sarmiento?). Sarmiento mismo, entre otros autores, reconoce en Rosas el agluti- nante que la patria, difusa y vocacional, no genera. Una idea en esa dirección surge en la obra de Halperín Donghi que Alejandro Moreira contribuye a descifrar muy adecuadamente en este número. La idea de patria emergió mitificada a partir de una lengua transplantada, con aportes indígenas que fueron rechazados por la ilustración vernácula y por ideas esencialmente francesas, impulsadas por la Generación del 37. Oviedo postula, remitiéndose a autores como Lucien Abeille y Martínez Estrada, que no sólo el autonomismo idiomático, sino el patriotismo serán desenmascarados por las semió- ticas contemporáneas como ilusiones gramaticales. En otros artículos, Guillermo David y Mario Tesler encuentran respuestas, en oscuros anaqueles, sobre Pedro de Angelis, el gran demiurgo de la historiografía rioplatense, rastreador incansable, archivista obsesivo; su pasado rosista lo privó de un “ranking” más relevante en el panteón republicano. Para vindicar a De Angelis es necesario “salvarlo de sí mismo” escribe David con relación a las “orteguianas circunstancias” que moldearon las mutables adhesiones políticas del intelectual napolitano. Por su parte, el pensador francés Patrice Vermeren semblantea las afinidades ideólogicas, las tendencias literarias y los desvelos archivísticos de su compatriota Paul Groussac. En José María Ramos Mejía, la investigadora Hebe Clementi vislumbra a un “buceador de verdades”. Clementi transmite la sensación de que el científico Ramos Mejía, al momento de escribir Rosas y su tiempo, se refugia en las fuentes históricas como un modo de inmunizarse contra el subjetivismo, los odios y los miedos que se incuban en su pasado familiar de exiliado antirosista, Paul Groussac, que en 1895, prologa La locura en la historia, y como a todo buen historiógrafo las concesiones le son ajenas, le advierte a Ramos Mejía: “Verdad y belleza son los blancos lejanos de nuestros tiros sucesivos; no hay habilidad tan impecable que los acierte una vez” , refiriéndose tanto a la estética plena y vigorosa de su estilo como a la endeble y frag- mentaria rigurosidad de sus fuentes, en las cuales, a diferencia de Groussac, Hebe Clementi reconoce “horizontes renovadores”. Una simpatía por la cultura alemana, quizá inducida, nunca perdonada, un rosismo revisado desde la aristocracia y la preocupación por el nacionalismo idio- mático, emergen como el núcleo de la nota de Oscar Terán, sobre Ernesto Quesada. María Etchepareborda recorre la trayectoria familiar de Vicente y Ernesto Quesada en la Biblioteca Pública de Buenos Aires, haciendo escalas en su gestión y en sus memorias. Retratado por Fernando Devoto, el pensador nacionalista Julio Irazusta, parece una figura que mereció mejores lecturas, por su trabajo de historiador “a la fuerza” y por su destino creciente de solitario meláncolico de una Nación imaginada y postergada. La relación de Mariano Rosas con el Restaurador y con un progresista Lucio Mansilla es recreada desde la ficción por Daniel Sorín, recreación que incluye la propuesta de imponer el nombre del archivista Mariano Rosas para una sala de la Biblioteca Nacional. En el artículo del filólogo José Luis Moure, a propósito de Angel Rosemblat, se destaca que por urdimbre del azar, Rosemblat adoptó a la Argentina, superando las circunstancias geográficas que establecieron su nacimiento en Polonia, lo que acabaría dándole a sus estudios de filología el cariz que le sirve para destacar la poderosa y multicultural identidad del castellano de Hispanomérica. Esta iden- tidad, según establece Rosemblat registra las tensiones –anacrónicas vistas desde este tiempo– entre el lenguaje vernáculo y la voluntad cosmopolita de la ilustración criolla. Igual que en Quesada o en Martínez Estrada, la antítesis tradición-progreso dejó una marca ígnea. Yerra y yerro en el pensamiento nacional. A propósito de señas indelebles, María Pía López investiga las que surgen de la estética textual de David Viñas, convergente con su particular y criteriosa lectura de los archivos. A su vez, Roberto Ferro compone un retrato de la obra de Noé Jitrik en el que sobresale la Historia Crítica de la Literatura Argentina, estudio colectivo que al mismo tiempo que proyecta una magna visión de todo el desa- rrollo de la literatura argentina, se convierte en un plural repertorio de estilos de crítica y reflexión teórica. A los “yacimientos arqueológicos” que se evidencian en los escritos de Beatriz Sarlo dedica Darío Capelli unas agudas observaciones, y finalmente María Angélica “Kato” Molinari que, como muchos de los autores de esta sección, trabaja hace muchos años en esta Biblioteca Nacional, escritora cordobesa doblemente orgu- llosa de sus orígenes y de su universidad, traza una miscelánea de un escritor poco frecuentado: el autodenominado Vizconde de Lascano Tegui. 86

Una aporía del patriotismo filológico: el argentinismo extranjero Por Gerardo Oviedo

Debería ser una ironía argentina (justa- mente por ser “argentina” no lo es): un francés Lucien Abeille propuso la existencia de un idioma nacional, hipótesis, que fue derrumbada bajo el peso de enfáticas argu- mentaciones de los argentinos Quesada y Borges, temerosos de las degradaciones retroactivas, implícitas en todo afán eman- cipatorio, profetas denunciadores de un desvio idiomático, del sacrificio iniciático del castellano en el altar de la patria grama- tical para ser inhumado en las pantanosas regiones de los sectarismos dialectales. Confluyendo con el pensamiento de Echeverría y su romanticismo francés, disin- tiendo al momento de otorgarle a Abeille los méritos de una polémica movilizadora, Borges y Quesada con gradaciones diversas, generadas en el talento pasional de uno y en el conocimiento, un tanto aséptico del otro, postularon una patria vocacional y senti- mental de universalidad lingúistica. LA BIBLIOTECA Rostros y figuras de la investigación en la Argentina N° 1 | Verano 2004 / 2005

Algunos viejos libros perdidos en la cultural “patriótico”: la emancipación vastedad de ciertas bibliotecas públicas del idioma argentino y la formación creyeron poder convocar para sí la de un archivo americano. exhortativa voz de la filosofía román- Si son solícitos de un mismo sistema tica de la historia, sobre la que deposi- de interpretación del mundo, que a taron la desmesura de su íntima, acaso más de “filosofía de la historia” y de inconfesable, esperanza: perdurar en “romanticismo” cabría subtender en las los lectores tras anunciar una huma- grandes placas discursivas que claman nidad redimida. Se equivocaron fatal- por el nombre –ya no tan afrentoso– mente en ambos puntos. Si aquella de humanismo y tradición tuviera todavía algo con que de tradición retó- Tal vez por eso algunos histori- hacerse oír, vale decir, si su reverbero rica, un libro raro cistas románticos del siglo XIX trasvasara su requisada malla semió- que gira en torno argentino, por caso Esteban tica para desprender algún destello de al perno de un Echeverría y Pedro de Angelis, sentido que todavía no fuera del todo cambio de siglo, se plieguen hoy entre sí, no confesado como pura efectuación de podría compren- tanto por el demasiado visible significantes encadenados, el rezumar derse acaso como aire de familia viqueano que esas palabras tal vez nos permitiría un atavismo no encubría del todo sus dife- asomarnos a un desgarrón vital que anómalo de rencias polemistas frente al asume el nombre de un conjunto de aquel programa Restaurador, cuanto por la ideas sobre la experiencia del tiempo cultural del matriz intelectual mayor que moderno: el historicismo romántico. humanismo los comprendía y acordelaba Entonces ciertos libros hablarían historicista en torno a un mismo hilo de su condición de perdurabilidad romántico bajo conductor programático, que en los términos propios no ya de las la forma del sólo desde el historicismo se nomenclaturas bajo las que son invo- patriotismo idio- podía tomar por traza politi- cados por las analíticas hermenéuticas, mático. Nos refe- cista de un proyecto cultural sino por los signos insepultos que rimos a Idioma “patriótico”: la emanci- dejan a la estela de su desmemoria: nacional de los pación del idioma argen- el polvillo de los anaqueles donde no argentinos, del tino y la formación de un son solicitados por decenios, o sólo profesor francés archivo americano. interrumpidos de su sueño impiadoso Lucien Abeille, por estudiosos obsedidos de archivo. publicado en París en 1900, en cuya Tal vez por eso algunos historicistas desorbitada filología nacionalista se románticos del siglo XIX argentino, imputaba a la lengua hablada dentro por caso Esteban Echeverría y Pedro de las fronteras de la República, una de Angelis, se plieguen hoy entre sí, no síntesis mimética del alma lingüística tanto por el demasiado visible aire de occidental inscripta dentro de una familia viqueano que no encubría del morfología semántica diferenciada del todo sus diferencias polemistas frente español. La representación simbólica al Restaurador, cuanto por la matriz del mundo que entrañan los solecismos intelectual mayor que los comprendía y el léxico argentinos, posee una auto- y acordelaba en torno a un mismo nomía espiritual y expresa una caracte- hilo conductor programático, que sólo rología anímica propia, nacional, que desde el historicismo se podía tomar aspira a empinarse en la literatura y por traza politicista de un proyecto la filosofía, nos aseguraba el profesor

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francés. Como ya Paul Groussac con tica, patente en “la anarquía que reina Echeverría1, Ernesto Quesada y más en todos los corazones e inteligencias; tarde Jorge Luis Borges harán recaer la falta de creencias comunes, capaces el peso de sus cultas críticas a tamaña de formar, robustecer e infundir irresis- presunción emancipatoria proveniente tible prepotencia al espíritu público”. de un erudito europeo que ahondaba Esta diseminación y confrontación de una de las brechas cuasi-populistas de los contenidos de sentido conduce al la Generación del 37, y que anticipaba desmembramiento del cuerpo social, los trazos más revulsivos del autono- privado de todo fundamento espiri- mismo criollista de Lugones. Eso no tual civilmente vinculante, que religue podía quedar así. Pero si a la sombra de a sus miembros bajo una semántica estos lejanos debates, en donde ciertas unívoca de comprensión del mundo, paradojas de la cultura y del tiempo y la transmita en el tiempo colec- traen la ironía amarga que dejan las tivamente vivido. La comunicación imaginaciones intelectuales libera- simbólica preestructura la vida de la doras, puede extraerse una lección, polis, porque es el medio de socia- esta no vendría de una resolución bilidad fundamental que unifica la lógica ni sintáctica, sino, con suerte, totalidad social en su continuidad de los indicios de apertura histórica histórica interna como tradición que no residan legada, anterior al poder estatalmente De este romanticismo político sólo en la amarga instituyente. Leemos en la undécima Echeverría ya se había empa- revelación que palabra simbólica, “confraternidad pado en su viaje francés, para nos queda al de principios”, que esa “facultad de luego argentinizarlo en oposi- recobrarnos del comunicación perpetua entre hombre ción al racionalismo ilumi- sortilegio de una y hombre, entre generación y gene- nista, también afrancesado. antigua promesa, ración; esa encarnación continua del Para lo cual debía disputarle que entretanto espíritu de una generación en otra, es su concepto de lo moderno. era nuestro lo que constituye la vida y la esencia único tesoro. de las sociedades.” Si semejante lazo Sabemos que el socialismo echeve- comunicativo social e histórico es el rriano destinaba a la emancipación que resume la categoría de “principio cultural la formación misma de la fraterno”, es porque viene a conformar nación. El sujeto realizador de ese “un criterium común de certidumbre proyecto, es un problema distinto. El que sirva de fundamento a la labor de elitismo vanguardista queda impuesto todas las inteligencias y a la reorgani- en el Dogma2 bajo la tesis de que la zación de la patria y de la sociedad.” razón colectiva es soberana, pero no la De Leroux toma Echeverría la idea voluntad colectiva. De aquí la nece- de la comunión-comunicación, quien sidad de ilustrar la razón del pueblo y conceptúa la solidaridad humana del legislador sobre las cuestiones polí- como una identificación y unión trini- ticas, “antes de entrar a constituir la tariamente procedente de la recipro- nación.” Es la disociación semántica y cidad participativa de cada individuo la vacilación del significado, es decir la con la comunidad y con el cosmos radical carencia de un pacto simbólico divino. La vulneración de este origen fundante lo que está en la raíz de la sagrado deviene en las formas de opre- inconstitución de la comunidad polí- sión y violencia que degradan a los

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pueblos. Así la propiedad, la familia y ciante de lo promisorio, que Echeverría la patria se han convertido en instru- descifra como clave romántica de la mentos de despotismo en vez de vivencia del tiempo moderno, se vuelve bienes comunitariamente asequibles sobre lo estético para alojar allí una que reporten el goce amoroso, la inte- inflexión politicista. Entonces la literatura gridad moral y la equidad distributiva. asume el status Su principio histórico-emancipatorio de una práctica La convicción medular que es la reapropiación laica del evangelio cultural emanci- vertebra el planteo de Abeille cristiano igualitarista que predica la patoria. Ya que es que si el idioma expresa solidaridad fraterna secularizada. Cabe la literatura debe la caracterología anímica de a los grandes programas culturales llegar a ser una un pueblo, en ello estriba propiciar esta redención secular del “potencia social”. su condición soberana. El pueblo soberano. Debe volverse idioma es propiamente el De este romanticismo político condición cultural plebiscito de todos los días, Echeverría ya se había empapado en de una nación porque la nacionalidad es su viaje francés, para luego argenti- liberada, porque el ante todo un psiquismo nizarlo en oposición al racionalismo “espíritu del siglo lingüístico colectivo. iluminista, también afrancesado. Para lleva hoy a todas lo cual debía disputarle su concepto de las naciones a emanciparse, a gozar la lo moderno. Según el poeta, román- independencia, no sólo política sino filo- tico y clásico se oponen entre sí como sófica y literaria”, afirmaba Echeverría. civilización antigua y moderna. La Pero este patriotismo lingüístico de mitología y el paganismo que nutren Echeverría cargaba con una doble deuda la esencia clasicista son confrontados extranjera: su viaje formativo francés y por la gesta cristiana y el misterio de la su posterior conspiración anti rosista y vida. El romanticismo es la búsqueda pro francesa junto a sus condiscípulos del sentido de la tierra y del alma, el del Salón de Marcos Sastre.4 Aunque retorno a lo olvidado y la prospección semejante contrariedad tenía reservada al futuro. En esto estriba ya una vena una capa aún más enervada por la para- patriótica. Dice Echeverría, deslizando doja.5 Aquella por la cual ese espíritu un sesgo biográfico: programático será proseguido por un filólogo extranjero. En fin, el genio clásico se goza en la La convicción medular que vertebra el contemplación de la materia y de planteo de Abeille es que si el idioma lo presente; el romántico, reflexivo expresa la caracterología anímica de y melancólico, se mece entre la un pueblo, en ello estriba su condi- memoria de lo pasado y los presen- ción soberana. El idioma es propia- timientos del porvenir; va melancó- mente el plebiscito de todos los días, lico en busca, como el peregrino, de porque la nacionalidad es ante todo una tierra desconocida, de su país un psiquismo lingüístico colectivo. natal, del cual, según su creencia, fué Leemos en el capítulo primero del proscripto y a él peregrinando por la libro6, que versa sobre la relación entre tierra llegará un día.3 lengua y raza, lo siguiente:

Esta futurización utópica de un pasado Una nación, ha escrito Renán, es reencontrado en tanto espacio anun- un alma. La manifestación de la

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actividad de esta alma se traduce por literatos y pensadores. “El sustantivo la lengua. Si el estilo es el hombre, nación y su derivado nacional se usan así también la lengua de un pueblo con mucha frecuencia en la República es este mismo pueblo. Y en efecto, Argentina”, observa Abeille. Y luego se los hechos demuestran que la espe- extiende en la siguiente consideración: cialidad de las lenguas se halla en relación con la especialidad de impre- El sentimiento de esta nacionalidad sión, de tendencia y de carácter que toma cada día mayor consistencia distingue los pueblos entre sí y forma en el espíritu y en el corazón de los su genio propio. De donde resulta, ciudadanos que anhelan formar una que la especialidad de las lenguas es gran nación por su agricultura, su el resultado de la acción del genio del comercio, su industria, sus artes, sus pueblo sobre la lengua. ciencias, su lengua llamada idioma nacional. Semejante denominación En la idea de patria resuena el griego prueba que los argentinos aceptan que nombra la propiedad y el latín que y favorecen la evolución del idioma nombra la herencia paterna. Abeille español transplantado en este país, subraya que además la patria es el suelo evolución que concluirá por la donde acontece la historia y la vida: lo constitución de una lengua propia, que convoca la guerra y asimismo la nacional, o sea el idioma argentino. política. Puesto que si la patria es la lengua, la “política sabe perfectamente En efecto Abeille confiaba a la evolu- que unos de los medios más adecuados ción del idioma nacional la formación para granjearse los pueblos vencidos de una identidad política y cultural consiste en imponerles su idioma”. soberana. Pero sus objetores argen- Entonces Abeille sentencia: “Una tinos más sólidos verían precisamente nación que carece en esa dimensión algo bien distinto: de idioma propio un equívoco y además una corrupción. Despojado del furor erudito es una nación Con el pretexto de una harto erudita de Quesada, aunque no incompleta.” reseña crítica del libro de Arturo renuente a afilar todavía más La nacionalidad Costa Álvarez, Nuestra lengua (1922), su anticriollismo, Borges del idioma reside Ernesto Quesada ponía al día la “cues- declara que el vocativo en su expresi- tión bibliográfica” del debate en torno “idioma argentino” consti- vidad patriótica al idioma argentino, que incluía sus tuye, aparte de una “travesura sensible, previa propios aportes de 1900 y 1902, El sintáctica”, una aproximación a sus contenidos problema del idioma nacional y El forzada de términos que perte- de representa- criollismo, respectivamente, con la necen a órdenes distintos, y ción intelectual, inmodesta certeza de constituir un una “casualidad verbal” que puesto que sus antes y un después en el estado de la ha consagrado ilícitamente el vocablos vibran controversia, que vendría a zanjar su uso corriente. desde las fibras propio estudio La evolución del idioma más íntimas de nacional.7 No nos parece que Quesada los hablantes. Entonces el patriotismo haya incidido en una desmesura, a debe buscarse más en las dicciones juzgar por los argumentos que sinte- populares coloquiales que en los tiza magistralmente y la retahíla de tímidos amagues conceptuales de sus citas que sin embargo nunca pierden

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su intención de ofrecer una sinopsis bles estilizaciones literarias. Tampoco panorámica. Ya en la primera página Quesada evita destacar que Álvarez Quesada menciona, a veintidós años indaga la evolución de la lengua caste- de distancia, “el hoy olvidado libro de llana en Argentina arrancando desde Abeille”, del que el estudio de Costa la prédica romántica de Echeverría, al

Portada del Idioma nacional de los argentinos.

Álvarez da cuenta. Pero Quesada, a importar entre nosotros el movimiento diferencia del francés argentinista, parisiense del año 30”; observación se atiene a la tesis de la unidad de la elocuente por sí misma, dado que no lengua española por oposición al “sepa- restaña el hecho de ver en el nacionali- ratismo dialectal”, postulando –en la zador Echeverría sólo un “importador”. precoz línea esbozada por Florencio Si la lengua de los argentinos porta Balcarce8– que su originalidad iden- consigo una misión redentora, no titaria radica más bien en sus posi- es ésta ni la que surge de los “giros

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arrabaleros”, ni la que aspira a confi- terrestre, con una tradición literaria gurar una independencia idiomática: que es orgullo y patrimonio de todos sólo debemos ambicionar la preser- vación y purificación de un castellano en tanto “es la lengua usada por los que, en todo caso, ha de ser salvado buenos escritores, en el libro o el perio- de la “tendencia criolla”, sostiene un dismo, lo que caracteriza el lenguaje Ernesto Quesada por entonces director nacional”. El idioma nacional es el de de la Academia los grandes escritores, por lo tanto el Borges se desplaza así del argentina depen- joven Borges se creerá autorizado a dar polo del signo hacia el polo diente de la el último golpe de gracia al criollismo del significado, donde halla la Real Academia populista, elevando el patriotismo a representación del mundo y Española. En gran literatura universal y radicali- por tanto la fisonomía colec- efecto, Quesada zando en un secreto aspecto la postura tiva del decir. Empero el joven no eludía sus unificacionista de Quesada. Borges remeda en un punto responsabili- Al titular su breve ensayo de 1928, a Abeille, yendo más allá de dades, cuando El idioma de los argentinos9, el joven Groussac y aún de Quesada: repasa que “el Borges sintetizaba tres cuartos de siglo con un retorno al patriotismo gran peligro que de polémicas, tomando partido desde el del lenguaje. corrió nuestro comienzo: precisamente en la supresión idioma nacional del vocablo “nacional”. Despojado del hace próximamente medio siglo fue el furor erudito de Quesada, aunque no de ser suplantado por un simple caló renuente a afilar todavía más su anti- popular e inferior”. Mas el balance que criollismo, Borges declara que el voca- se impone es que: tivo “idioma argentino” constituye, aparte de una “travesura sintáctica”, Hoy, al finalizar el primer cuarto una aproximación forzada de términos de siglo de la centuria presente, que pertenecen a órdenes distintos, y puede decirse que lo que entonces era una “casualidad verbal” que ha consa- ‘problema’ ha dejado ahora de serlo, grado ilícitamente el uso corriente. El disipándose cualquier peligro de debate en torno al idioma se ha estan- tendencia deliberadamente corrup- cado en un falso dilema: la lengua tora del idioma y aunando, todos, argentina no es arrabalera ni casticista. esfuerzos en mantener incólume Mas Borges se entretiene en demoler el la pureza de la lengua, sin menos- primer argumento, que consagra como cabo de su derecho de crecimiento nativo y propio al “sedicente idioma y de reforma y de incorporación de popular”. Borges rechaza esta impos- términos nuevos o de índole regional, tura e inscribe el linaje de su recusa- ya que todo idioma es un organismo ción: “Desertar porque sí de la casi vivo, que crece y se desarrolla y universalidad del idioma, para escon- se transforma. derse en un dialecto chúcaro y rece- loso –jerga aclimatada en la infamia, Es preciso reconocer entonces que: jerigonza carcelaria y conventillera que nos convertiría en hipócritas al revés, nuestro idioma nacional es la propia en hipócritas de la malvivencia y de la lengua castellana, hablada por el ruindad– es proyecto de malhumorados mayor número de seres en el globo y rezongones. Ese programa de trágica

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pequeñez fue declinado ya por de tinidad debería ser mucho más que Vedia, por Miguel Cané, por Quesada, una supresión o que un espectáculo. por Costa Álvarez, por Groussac.” Debería ser una vocación. Abeille padece la tragedia de la insigni- ficancia, al grado que Borges desdeña Dicha vocación no es ajena al toda mención a su célebre libro. Es lenguaje. Más aún, se despliega en su cierto sin embargo que Borges toma sustancia viviente. Nada más Borges distancia de una tributación española la restringe de la filología a manifes- a la que Quesada quedaba demasiado taciones más modestas pero privativas: atenido, también por evidentes razones la poesía, el humorismo. El idioma institucionales. El lenguaje académico argentino está antes en lo que nos hispánico propende a la multiplicación emociona y nos hace reír, que en un de los signos y al rigorismo gramatical repertorio de palabras que en España en desmedro de la simplificación léxica no se entienden, porque “el no escrito del lenguaje viviente, que profiere no idioma argentino sigue diciéndonos, el sólo palabras elementales sino imágenes de nuestra pasión, el de nuestra casa, compuestas. De ahí la devoción acade- el de la confianza, el de la conversada mista por el acopio de voces muertas, y amistad.” El joven Borges permuta el su afán prescriptivo. Borges se desplaza patriotismo gramatical y lexicográfico así del polo del signo hacia el polo del por un patriotismo sentimental que significado, donde halla la represen- además no reniega de sus prolonga- tación del mundo y por tanto la fiso- ciones literarias, y aún, metafísicas. Y nomía colectiva del decir. Empero el sigue diciendo: joven Borges remeda en un punto a Abeille, yendo más allá de Groussac Sabemos que el lenguaje es como la y aún de Quesada: con un retorno al luna y tiene su hemisferio de sombra. patriotismo del lenguaje. Demasiado bien lo sabemos, pero El joven Borges no eludía pronunciarse quisiéramos volverlo tan límpido en los siguientes términos respecto al como ese porvenir que es la posesión patriotismo: mejor de la patria.

Ser argentino en los días peleados La patria es el habla cotidiana y de nuestro origen fue seguramente asimismo lo venidero y lo venturoso, una felicidad: fue una misión. Fue estimaba Borges, hasta concluir: una necesidad de hacer patria, fue un riesgo hermoso, que compor- La esperanza es amiga nuestra y esa taba, por ser riesgo, un orgullo. plena entonación argentina del caste- Ahora es ocupación descansadísima llano es una de las confirmaciones de la de argentino. Nadie trasueña que nos habla. Escriba cada uno su que tengamos algo que hacer. Pasar intimidad y ya la tendremos. Digan desapercibidos, hacernos perdonar el pecho y la imaginación lo que en esa guarangada del tango, descreer ellos hay, que no otra astucia filoló- de todos los fervores a lo francés y no gica se precisa. entusiasmarse, es opinión de muchos. Hacerse el mazorquero o el quichua, ¿Tanto se apartaba esta postura del es carnaval de otros. Pero la argen- filólogo extranjero Abeille, patriota

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importado, como nos lo recordaba patriotismo será desenmascarado por Quesada? Barruntamos en Borges las semióticas contemporáneas como una astucia: tomar la intención ilusiones gramaticales y además como nacional de Abeille pero desenten- una sospechosa ontologización de los diéndose de su filología nativista. signos, a cierta aventura del pensar se He ahí entonces la razón del título le anoticiará no ya sólo de una falsa de su ensayo, que cita a Abeille por apariencia, sino también de una fatí- omisión. Lo cual implica una crítica dica desventura. Entonces vocablos velada a Quesada, cuyo patriotismo como “nacional” y “argentino”, pero es irreprochable, pero acaso excesi- también “historia” y “lectura”, valgan vamente privado de énfasis. Mas el menos que arenilla en la ventisca: las joven Borges no desprecia semejantes paginas se descorren pero sus letras acentos. Ahora bien, permítasenos permanecen inertes ante las pupilas deslizar una inquietud que de ningún fatigadas que rebuscan con alborozo modo esconde un ardid: si ya no sólo los indicios de lo recobrado. Y los ojos el autonomismo idiomático, sino el arderán en vano.

NOTAS

1. Nos referimos al célebre y agudo “Esteban Echeverría. La Asociación de Mayo y el Dogma Socialista”, en Crítica Literaria, Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1980. 2. Cf. Echeverría Esteban, Dogma Socialista. Precedido de una ojeada retrospectiva sobre el movimiento intelectual en el Plata desde el año 1837. Plan económico. Filosofía social. Buenos Aires Ed. La Cultura Argentina, 1915. 3. Cf. Echeverría Esteban, Clasicismo y Romanticismo. Los consuelos, Buenos Aires, Ed. Sophos, 1944. 4. Cf. Viñas David, Literatura argentina y realidad política. De Sarmiento a Cortazar. Buenos Aires, Ediciones Siglo Veinte, Buenos Aires, 1974. De la conjura como impronta política generacional y epocal de la Generación del 37, ha tomado nota deta- lladamente Horacio González en su último libro. Véase: Filosofía de la conspiración. Marxistas, peronistas y carbonarios, Buenos Aires, Ed. Colihue, 2004, Cap. 6.

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5. Recordamos que para Ezequiel Martínez Estrada, es Sarmiento el creador de un “idioma nacional”, y por tanto el realizador auténtico del ideal programático de la generación del 37 de crear una literatura nacional acorde con el espíritu lingüístico del pueblo, míticamente instituído. Porque en el principio fue el mito, es decir el patriotismo heroico. En el comienzo, vale decir, entre 1810 y 1852, “la patria”, asevera Martínez Estrada en La literatura y la formación de una conciencia nacional: “no es la tierra ni el habitante sino un mito poético, es decir, una utopía”. El himno nacional promueve un delirio básico, que presupone un falso mito de origen: somos una gran nación. Ésa era la denuncia de Radiografía de la Pampa, lo que explica la técnica clínica de la revelación amarga de una mentira alucinada cristalizada como identidad colectiva. Su tesis sobre la literatura nacional se pretende equidistante aunque algo elevada respecto a las precedentes de Joaquín V. González, Lugones y Rojas. Dice allí Martínez Estrada: El patriotismo de los poetas y estadistas, guerreros y misioneros de la revolución de 1810, invístese con las galas del nacionalismo, y desde entonces son términos anfibológicos. La definición de lo argentino o de lo nacional que dan Joaquín V. González (lo tradicional filogenético) Leopoldo Lugones (lo gentilicio épico-lírico) y Ricardo Rojas (lo heroico-histórico que se elabora en 1810 y 1816), exige capítulo aparte. Aunque no lo trate en este trabajo, debo advertir que sin fijar el sentido semántico de esos términos, no podrá entenderse la relación entre lo inmigratorio (que reemplaza a lo mestizo) y lo nativo, en lo social y en lo político. Para la tesis de este trabajo debo crear una definición ad hoc: nacional es lo que refleja la literatura culta, de cenáculo; patriótico es lo que expresa la literatura popular, campesina (los Viajeros y los gauchescos) repelida de las antologías y crestomatías. No era otra la premisa que atravesaba Muerte y transfiguración de Martín Fierro. Martínez Estrada azuza esta insidiosa paradoja: la literatura patriótica es nacional pero no argentina. Es que el sentimiento patriótico de los orígenes es equívoco: lo que se cantó como oda a la independencia popular republicana no se dirigió al pueblo, y cuando éste la cantó apeló a la sensibilidad heredada de lo colonial hispano-americano. De esta dualidad aporética constitutiva es que resultan dos formas patrióticas distantes y contrapuestas: la de lo argentino-europeo-elitista y la de lo argentino-americano-popular. Ese desgarramiento y disociación irreconciliables de la idea nacional argentina jamás pudo dar término a las divisiones internas desde Rivadavia y Dorrego. Es que “patria” y “nación” son “cuños retóricos”. Aquí Martínez Estrada se retrotrae a la culpa original –es decir jacobina– que divide a los intelectuales de las multitudes para confrontar el cuño retórico fundamental de la literatura patriótica. La época del Salón Literario de Marcos Sastre señala “la primera y última vez que se intenta aquí conscientemente y con un designio, conectar la literatura, las ciencias y las artes con la nación y el pueblo.” Y añade: Los promotores: Marcos Sastre, Vicente López y Planes, Echeverría, Gutiérrez, Alberdi y numerosos adhe- rentes socios, entre ellos Pedro de Angelis, relator de Rosas, formulan un programa de gobierno democrático, un plan de educación y de cultura laica e internacional, y una doctrina de la nacionalidad inspirada en los socialistas franceses. Ese proyecto: Perfecciona y da forma a esa filosofía social compartida por los miembros conspicuos de la sociedad porteña, porque además de devocionario de una fe ecuménica devino el plano arquitectónico según el cual los cons- tructores de la nación, en gran parte ellos mismos, intentaron crear una vida intelectual propia. Cf. Martínez Estrada, Ezequiel “La literatura y la formación de una conciencia nacional”, en Para una revisión de las letras argentinas. Prolegómenos. Buenos Aires, Editorial Losada, 1967. 6. Cf. Abeille Luciano, Idioma nacional de los Argentinos. París, Libraire Èmile Bouillon, Paris, 1900. Este texto suele referirse, acaso por hábito, como “El idioma nacional de los argentinos”. Mas en la edición francesa que consultamos en cierta biblioteca pública universitaria –cuya posesión queda vedada al perímetro de su sala–, al igual que en la de 1901, figura el título con la supresión del artículo, así como la castellanización del nombre Luciene y el uso de la mayúscula en el gentilicio “argentinos”, tal como aquí citamos. 7. Cf. Quesada Ernesto, La evolución del idioma nacional, Buenos Aires, Imprenta Mercatali, Buenos Aires, 1922. Una muestra de las abrumadoras objeciones eruditas de Quesada, es cuando reprocha a Costa Álvarez incurrir en graves omisiones bibliográficas, acusándolo de haberse limitado a abordar tan sólo 36 títulos en su tratamiento de la materia, mientras que él, en su biblioteca de 60.000 volúmenes, ha podido reunir 183 libros y folletos apenas en una primera revisión, dedicando a tales referencias unas siete carillas del cuerpo central del libro, y sólo en carácter de resumen. 8. Véase su famosa carta de octubre de 1837 a Félix Frías, recogida en Félix Weimberg, El Salón Literario de 1837. M. Sastre, J. B. Alberdi, J. M. Gutiérrez, E. Echeverría, Buenos Aires, Librería Hachette,1958. 9. Cf. Borges, Jorge Luis. El idioma de los argentinos, Buenos Aires, M. Gleizer, 1928. Esta edición comprende otras reflexiones lingüísticas del joven escritor en los años veinte, tales como su análisis del tango.

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Pedro de Angelis: memoria histórica y nación Por Guillermo David

Sin soslayarlas, ni atenuarlas, Guillermo David intenta rescatar a Pedro de Angelis de sus contradicciones reincidentes. La figura del históriografo se corporiza densamente maculada en arrumbados documentos que dan fe de un vasto realismo, lindante con el oportunismo, que ahogó sus adolescentes ideales libertarios en las oscuras aguas de las ambivalencias humanas. De Angelis fue un exiliado por convicción, un refugiado por conveniencia y un archivista por compulsión, que supo frecuentar con solvencia tanto las bibliotecas, con inquisición de historiógrafo académico, como los despachos, con especu- lación de hagiógrafo político. De Angelis representó el archivo del poder y el poder del archivo, quizá por ello, Sarmiento –una bella pluma más propensa a la denostación que al elogio– sostuvo que “le debe la República lo bastante para perdonarle sus flaquezas”. LA BIBLIOTECA Rostros y figuras de la investigación en la Argentina N° 1 | Verano 2004 / 2005

Era éste un hombre alto, vistoso, de tez en el sentido nomológico, al arkhé del blanca, casi sonrosada, de muscula- mandato. [...] Los arcontes son ante todo tura un tanto adiposa, de gran nariz sus guardianes. [...] No sólo aseguran guarnecida de tumefacciones (...); de la seguridad física del depósito y del ojos chiquititos y hundidos, como los del soporte sino que también se les concede cerdo; de boca grande y gruesos labios, el derecho y la competencia hermenéu- que acusaban la lascivia, templada ticos. Tienen el poder de interpretar los por una frente y una conformación archivos. Confiados en depósito a tales craneana en la que la frenología habría arcontes, estos documentos dicen en encontrado, localizadas y desenvueltas efecto la ley: recuerdan la ley y llaman plenamente, las facultades intelectuales a cumplir la ley. [...] Todo archivo, más nobles y la idealidad; aseado hasta es a la vez instituyente y conservador. la pulcritud, vestía siempre con correc- Revolucionario y tradicional. ción, usando la gran corbata blanca de entonces (...) ; miraba a su interlo- Jacques Derrida. Mal de archivo. cutor oblicuamente, de arriba abajo, porque su talla era miguelangelesca y se movía con solemnidad, envolviendo Fue en Nápoles, precisamente, en toda su persona una sonrisa que no el Nápoles de Tasso, de Vico y de era ni irónica ni burlesca, sino desde- Croce, quien mentando esta genea- ñosa y escéptica (...). Tomaba rapé, y logía llamaría a su ciudad “un paraíso estoy viendo sus gordas manos blancas habitado por diablos”, que el filó- con petequias, guarnecidas de uñas sofo Jacques Derrida desgranó hace macizas, plebeyas, y el pañuelo de la una década una India para sonarse, que manejaba con larga reflexiónComo sucede con tantos cierta coquetería varonil”. [...] “Era sobre las aporías personajes de nuestra historia, don Pedro, efectivamente, el hombre que propone el a De Angelis es preciso de las salidas más inesperadas, de las mal de archivo. salvarlo de sí mismo para que respuestas más oportunas, y, en medio Nápoles, patria su legado relumbre con viva- de su mansedumbre y de lo inocuo de su de nuestro archi- cidad amigable. Pero para ello naturaleza, capaz de los sarcasmos más vista-arconte, de hay que interrogar sus zonas desagradables, no tanto por el prurito de nuestro guardián oscuras, sus ambigüedades y decir gracias, o bons mots, cuanto por la primero, institu- flaquezas a la luz de los méritos devoción de su espíritu de partido. yente del nomos más ostensibles de su labor y originario de en contrapeso con los riesgos Lucio V. Mansilla. El señor don Pedro. nuestra Historia, que asumió a cada paso. Entre - Nos. Causeries de los jueves. había sido el lugar de surgimiento de un nuevo concepto de lo histórico, propiamente moderno, En cierto modo el vocablo remite, íntimamente ligado a nuestro destino razones tenemos para creerlo, al arkhé como nación. Pues allí, a la vera del en el sentido físico, histórico u onto- Vesubio, surgía la viquiana Ciencia lógico, es decir, a lo originario, a lo Nueva que propuso la ficcionalidad primero, a lo principal, a lo primitivo, instituyente del mundo humano; o sea, al comienzo. Pero aún más, y ciencia que hace del poeta el dador antes aún, «archivo» remite al arkhé de la existencia y del hermeneuta el

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interrogador de sus claves. Y allí, años la Confederación en la Banda Oriental después, nacía y se formaba Pietro de cuando la análoga ocupación fran- Angelis, digno introductor en París cesa, a la que opuso su recientemente y en Buenos Aires de las visiones de adquirido nacionalismo rosista. He Giambattista Vico. allí, pues, su primer, discutible viraje. Como sucede con tantos personajes Devenido ayo de los hijos de Joaquín de nuestra historia, a De Angelis es Murat, Bibliotecario y Profesor de la preciso salvarlo de sí mismo para que Real Escuela Politécnica y Militar, el su legado relumbre con vivacidad ex-artillero que redactara manuales amigable. Pero para ello hay que inte- sobre su arma pasaría a rozarse con rrogar sus zonas la monarquía modernizadora cuyos De Angelis es, claramente, oscuras, sus secretos vergonzantes no tardaría en un constructor de hege- ambigüedades y vender a la prensa cuando el cuñado monía, una figura fundadora flaquezas a la luz de Napoleón cayera en desgracia. De del nuevo orden surgido de los méritos la frecuentación de aquellos círculos de Mayo, al que imagina más ostensibles áulicos le restarán los refinados guiado por principios de de su labor y en modales aristocráticos que tanto agra- libertad republicana. Pero contrapeso con daran a Mansilla, una esposa rusa de las volátiles condiciones los riesgos que cultura francesa cuya belleza sería un históricas vapulearán sus asumió a cada ingrediente no menor en su carrera convicciones instándolo a paso. Sus peripe- indiana, y una afición por los docu- desarrollar un fuerte real- cias biográficas mentos históricos que acumularía ismo en el que su ya probada son conocidas; con pasión de coleccionista y que, a la versatilidad no siempre muchas veces, de postre, labraría su fama. reconocerá el límite del mero Weiss a Sabor, En Francia, adonde, hacia 1825, se oportunismo. han sido narradas retirara debido a “sus generosas ideas”, en el esmero por tendría lugar la puesta a prueba de sus limar, justificar o lamentar sus contra- aptitudes en el marco ofrecido por los dicciones, no siempre conjugadas con círculos intelectuales más conspicuos. tino de modo que resultasen tolerables. Se convertirá, en principio, en escriba Baste enumerar algunos momentos de a destajo. Dos centenares de biografías su trajinada existencia para dar cuenta redactadas para una enciclopedia, entre de la complejidad del hombre. las que cuentan las de Tasso y Spinoza; Hijo de la burguesía acomodada y en la adquisición del oficio de tipógrafo e ascenso de la Italia en ciernes –por imprentero, la colaboración en la Revue entonces, poco más que un concepto Europeene, y su amistad con figuras geográfico–, el ardiente carbonario como el general Lafayette y Madame de juvenil que celebrara la caída del rey Staël, con Destutt de Tracy y el joven Borbón bajo la embestida de los ejér- Jules Michelet a quien iniciaría en citos napoleónicos devendría en breve Vico (“me sentí como un nuevo Dante un entusiasta sustentador de la progre- guiado por Virgilio hacia el averno de la sista monarquía francesa de Joaquín historia”, habría proclamado el insigne Murat, para lo cual hubo de hacer una futuro historiador de la revolución nada fácil abstracción de su republica- francesa), le granjearían un sitio desde nismo napolitano.1 Posición ésta que el cual erigir una reputación y acaso le sería recordada por los exilados de cimentar una carrera. En cambio, todo

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aquello le valdrá una recomenda- ción para formar parte del elenco del presidente de una república joven llamada Argentina –Bernardino Rivadavia–, a la sazón de gira de reclutamiento por la vieja Europa. Su arribo a la que sería su patria adoptiva lo impulsará no sólo a la crea- ción de órganos de comunicación del Estado (se hará cargo de la imprenta y de la prensa oficial) sino que incluso le induciría a la tarea pedagó- gica de instituir colegios y editar manuales de ense- de La Gaceta Mercantil, sostuvo sin Pedro de Angelis. ñanza: De Angelis es, claramente, un descanso ante el despotismo rosista constructor de hegemonía, una figura –continuación a sus ojos del período fundadora del nuevo orden surgido épico fundacional de las naciones de Mayo, al que imagina guiado por modernas que para Vico era una cruel principios de libertad republicana. etapa necesaria en su organización–, Pero las volátiles condiciones histó- operaría un menoscabo en su apre- ricas vapulearán sus convicciones ciación y ensombrecerá el encomio de instándolo a desarrollar un fuerte su labor historiográfica; con mucho, realismo en el que su ya probada versa- lo más meritorio de su impronta en tilidad no siempre reconocerá el límite nuestro país. “Rosas tomó alquilada la del mero oportunismo. La flagrante erudita pluma De Angelis, un italiano, contradicción entre sus textos del para cubrir la desnudez de su literatura período rivadaviano sostenedores de de apodos, epítetos, sobrenombres y un credo democrático-liberal mode- aclamaciones” escribirá Sarmiento. rado, y las posiciones de cerrada Y es que, efectivamente, la figura inte- defensa de los poderes fácticos más lectual que compone De Angelis se indefendibles que, desde las páginas reviste de patetismo en su apelación

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al poder, al que reconoce como fuente De Angelis convida a ver en su imagen y garantía de legitimidad de un estilo de publicista de Rosas más allá de de enunciación que, en sus melindres, su propias palabras, y emite señales pretende eludir sus furores. “Contem- inequívocas a la posteridad lectora para porizar con el poder es reconocer un atemperar los juicios levigados sobre amo” –se excusa– “y si tal hubiera su figura. Rescatar su más permeable sido nuestro filosofía política de entre la maraña de Mas hay también en sus posi- designio, no sucesos y zonas grises en que se halla ciones un doble juego, una teníamos nece- inmersa es el propósito de estas notas. suerte de duelo implícito, en sidad de atravesar Recuerda el filósofo cordobés Diego donde la desconfianza nunca los mares, para Tatián que Spinoza había dado en la zanjada del dictador, que buscar amos en adulación la clave de la servidumbre todo lo someterá a revisión un país donde la voluntaria, nudo secreto de toda opre- personal –y es sabido que autoridad, móvil sión. Allí está el primer esbozo biográ- corregía cada texto salido de la por su naturaleza, fico de Rosas, debido a De Angelis, pluma de De Angelis hasta en se hace respetar para probarlo. Al elogio final –”hemos los menores detalles, e incluso hoy en el hombre tenido que hacer un esfuerzo por no decidía sobre cuestiones de que hubiéramos caer en la exageración que naturalmente diagramación, tipo de letras, querido derribar inspira la contemplación de virtudes etc. de La Gaceta Mercantil– ayer” escribía, tan eminentes”– le antecede la adver- obligaba al escriba a una durante los años tencia justificatoria del biógrafo: “Por estrategia sutil de seduc- de Rivadavia, grande que sea el peligro que asume ción, en la que el fingimiento esgrimiendo un escritor al bosquejar la vida de un de una admiración no era una involuntaria hombre sentado en la primera silla del inusual, y al uso de florilegios profecía auto- Estado, no hemos trepidado en arros- lingüísticos para poder eludir cumplida. El trarlo, considerando esta tarea como los filtros de la censura. drama, íntimo un servicio hecho a la causa pública”. y público –el de Mas hay también en sus posiciones una conciencia escindida por el apego un doble juego, una suerte de duelo a principios de convivencia demo- implícito, en donde la desconfianza crática mal avenidos con las prácticas nunca zanjada del dictador, que todo someras del poder total en un régimen lo someterá a revisión personal –y es leviatánico al que sirve–, que afronta el sabido que corregía cada texto salido moderno intelectual orgánico estatal, de la pluma de De Angelis hasta en se hará más ríspido en la medida en los menores detalles, e incluso decidía que lo asemeja en demasía –una sobre cuestiones de diagramación, tipo demasía no reconocible fácilmente en de letras, etc. de La Gaceta Mercantil– su época– a sus más conspicuos contra- obligaba al escriba a una estrategia dictores; sus antiguos correligionarios sutil de seducción, en la que el fingi- ahora exiliados en Montevideo, los miento de una admiración no era corifeos de la llamada Generación del inusual, y al uso de florilegios lingüís- ’37, que tendrían mejor suerte en lo ticos para poder eludir los filtros de la que respecta a su valoración póstuma. censura. En nuestra época, en lo que Como en los escribas cautivos del es algo más que un cruel sarcasmo, Paraguay de José Gaspar Francia cuya Borges apuntaría el paradójico bene- peripecia ficcionalizara Roa Bastos, ficio para la literatura proporcionado

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por los totalitarismos en la medida unitarios por su búsqueda de apoyo en que propician el uso de la elipsis; en potencias extranjeras para el logro Sarmiento, refiriéndose al amanuense de la libertad. Por lo demás, la ácida de Rosas dirá que “... al leer el Archivo polémica sostenida con Echeverría Americano nadie creerá que es expre- muestra dos inteligencias, entre las más sión de la opinión privada del señor formidables existentes por entonces De Angelis...”. Por lo cual, asegura en en el Río de la Plata, que con gran el mismo momento en que lo excusa, bochorno se disminuyen a sí mismas “hizo más mal y prolongó por más al descender al fango del improperio tiempo la agonía del país [...] porque el y la injuria. “Sofista audaz y char- saber no es despreciable”. A su vez, De latán necio” que “vendió su pluma y Giambattista Vico, Angelis ironizará de continuo en sus filósofo de fuerte su conciencia al Restaurador”, dirá de influencia en cartas sobre la consideración pública él el autor del Dogma socialista, quien Pedro de Angelis. de su condi- ción presunta: “yo, ladrón, bandido, mise- rable, mazor- quero”, escribe, no sin mechar desencantados párrafos sobre “esta nación tan desgraciada” en los que declara su deseo, nunca cumplido, de retorno a Europa. Si a veces equi- vocaba el modo de tener razón (como cuando, con Robespierre, recusaba la Constitución –”apenas y sólo un librito”–; lo cual no fue óbice para apresurarse a proponer una Constitución a los vencedores de Caseros), otras no incluso llegaría a afirmar que Rosas se estaba errado en sus razones para el había dejado embaucar por ese “napo- acierto. Tal fue el caso de su ataque, litano de lengua impía”, endilgándole en lo que podría considerarse una la paternidad intelectual de los males posición antimperialista, a los salvajes del país. De Angelis, en su respuesta a

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lo que llamó el “parto de un cerebro La nominación por parte de los trastornado”, se esforzará en limar la poetas teólogos, sostenía Vico, originalidad del pensamiento echeve- funda el espacio sagrado: se trata de rriano, atribuyéndole deudas intelec- la geografía poética, “el otro ojo de tuales, si excesivas la sabiduría poética”. A los dioses De Angelis, plenamente conci- no menos siguen los héroes, cuya acción histó- ente de ello, llevará a cabo eminentes, con rica reviste fuerza de ley instituyente, una política de la memoria sus fuentes de necesariamente violenta. Finalmente muy precisa, que redituará en inspiración adviene la era de los hombres, regida ocasiones concretas en bene- europea (Saint- por las constituciones y la razón. Los ficio de su patria adoptiva: la Simon, Fourier, jeroglíficos de la teología mística dan cuestión Malvinas y los liti- Enfantin, etc.). paso a la lengua de las armas que gios de límites con Chile, así Había dado en arrojan la jurisprudencia heroica, y como los problemas de sober- la tecla; seña- luego devienen conversación civil. Tal anía sobre la navegabilidad de lando el dilema su teleología mítica. El orden de los los ríos interiores, que haría del pensamiento Estados nace allí: “Así elaboraron las extensiva al Brasil, se diri- argentino en naciones la lengua poética, compuesta mirán desde entonces sobre la ciernes que aún de caracteres divinos y heroicos, poste- base de su concienzudo trabajo no alcanzaba a riormente expresados con lenguas de historiógrafo. Nótese, por formular del todo vulgares y, finalmente, escritos con lo demás, que la deliberada su ansia sobe- caracteres también vulgares”, colige la naturaleza secundaria de su rana, este extran- Scienza Nuova. La Poiesis viquiana, en voz en relación a la predomi- jero acusaba de un imprevisto maridaje entre Nomos, nancia que adjudica al docu- extranjerizante logos y arkhé, convoca a la fundación mento, construye el espacio a uno de los poética del Estado, a la movilización de acogimiento público del adalides de la de sus fuerzas, al establecimiento de sentido a construir sobre sus conformación su espacio material articulado en una trazas. Sus textos, fuentes de la identidad política y una geografía poéticas asen- insustituibles del quehacer nacional. Pues tadas en el lenguaje. Suscitar las fuerzas historiográfico de lasnuestro histo- orgánicas de la nación en ciernes desde siguientes centurias, reclaman riógrafo, que el lugar de origen, el documento, la siempre un Estado que los en su fervoroso inscripción, la huella nuda de la expe- encarne, son textos que historicismo riencia histórica, es la tarea que preside buscan –que construyen– un radicalizaba la los desvelos del historiador, al que sujeto histórico. peculiaridad de confiere el rol decisivo. De Angelis, cada nación, plenamente conciente de ello, llevará a sostenía que “es imposible fundar cabo una política de la memoria muy una sociedad sobre un modelo dado”. precisa, que redituará en ocasiones “Basta echar una mirada a la infinita concretas en beneficio de su patria variedad de elementos que entran en adoptiva: la cuestión Malvinas y los la composición del orden público para litigios de límites con Chile, así como convencerse de que tan difícil es que los problemas de soberanía sobre la dos naciones se hallen en posición navegabilidad de los ríos interiores, exactamente igual, como que las letras que haría extensiva al Brasil, se diri- del alfabeto arrojadas sobre una mesa mirán desde entonces sobre la base formen la Eneida de Virgilio”. de su concienzudo trabajo de histo-

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riógrafo. Nótese, por lo demás, que límites, sus virtualidades y peligros. la deliberada naturaleza secundaria de Es por ello que concederá a la excep- su voz en relación a la predominancia cionalidad histórica el carácter de que adjudica al documento, construye evento, en el cual la soberanía admite el espacio de acogimiento público del otro tipo de construcciones. “Su auto- sentido a construir sobre sus trazas. ridad no emana de ningún poder”; así Sus textos, fuentes insustituibles describirá el por qué de la eficacia en La Gaceta Mercantil, medio gráfico en el del quehacer historiográfico de las el ejercicio del poder fáctico llevado a que escribió siguientes centurias, reclaman siempre cabo por Rosas. “El poder que reviste, Pedro de Angelis. un Estado que los encarne, son textos que buscan –que construyen– un sujeto histórico. De allí que sus aristas libertarias convivan mala- mente con la atadura al destino que depara a la palabra su ligazón con los poderes instituidos. Como observa Derrida, “Todo archivo es a la vez instituyente y conservador, revolucionario y tradicional”; el dilema de De Angelis no esca- pará a esta aporía. Pero cabe acotar que hay en él un pensamiento emancipador que será la arga- masa de sus desvelos. “La delegación aunque ilimitado por la voluntad de que hace el pueblo de su soberanía es sus conciudadanos, nada ha perdido temporaria y condicional; no es ilimi- de su calidad, y no debe olvidarse de su tada y absoluta como un gobierno origen: este poder es popular y respon- despótico”, había escrito, dando sable, y más temprano o más tarde cuenta del problema mayor de la debe volver a entrar en sus límites”. política, el de la representación, sus Tal el anuncio del acotamiento –un

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puro desideratum– que ha de cernir el sendos diccionarios: así, recopilará Estado sobre sus detentadores. vocabularios guaraní, toba, tamanaca, Pero asimismo, las instancias propias de quechua, pampa, aymara, mapipure, un orden moderno asentado en lo que etc. Su visión integracionista, incluida llamó la moderación política, requieren en su proyecto de Constitución deses- de una faz pública que instala a la timado por los congresales del 53 a lengua comunicacional –el “estilo de favor del menos inclusivo de Alberdi, las discusiones políticas”– en el centro muestra a las claras una concepción de de todo igualitarismo posible: “Los respeto de las naciones originarias en el hombres sólo se entienden comunicán- mismo movimiento en que da cuenta dose ideas”, postuló. Para el ilustrado del dilema central de la construcción De Angelis la libertad de imprenta, que de la nación: “... no concibiendo el “perfecciona la razón humana”, “dice Estado cómo se llevarían a efecto dos al tirano: cesa de oprimir, y al hipó- operaciones tan incompatibles, a saber: crita: no pretendas avasallarnos con ocupar los terrenos de los indios y soli- tu perfidia”. “La imprenta, precioso citar su alianza”. Así había descripto, instrumento de actividad mental y para justificar la política rosista en rela- reforma política” [...] “no es solamente ción al indio, el drama del encuentro el órgano de la opinión pública; ella civilizatorio que sería resuelto, décadas la protege, la defiende, le suministra después, del peor de los modos. “La armas”. En la organización de la cultura, intolerancia es el único argumento de De Angelis, que fue la voz de una dicta- los que no tienen razón”, dictaminará, dura, concede a la comunicación el profético, De Angelis. lugar privilegiado de institución de la Su pasión privada de coleccionista libertad política: “Más poderosa que la que lo llevó a amarrocar un formi- autoridad más absoluta, más activo que dable archivo, el más completo de el conquistador más ambicioso, y tan su época, en el pasaje a la dimensión irresistible como la coacción, ataca de pública que produjo como editor y frente y derrota los abusos, somete a su publicista hizo de su actuación como crisol todas las reputaciones, desengaña historiógrafo la más firme certificación a las masas, hace temblar a los usurpa- de la potencia que revisten los textos dores, y da vigor, unión, y voluntad a cuando son revividos adecuadamente. los muchos contra los pocos que los Este argentino por adopción, que con humillan y oprimen”, escribe. otros ilustres europeos aquerenciados En ese ámbito de lenguaje la historia –de Groussac a Gombrowicz, pasando hace su ingreso; los pueblos, de los que por Hudson, Lallemant, Jacques o los emana todo poder legítimo, fundan Daireaux– realizara inmensos aportes en sus creaciones la posibilidad de a la construcción de la nación, ha de construcción de un espacio comu- merecer, más allá de su bemoles, el nitario nuevo. El habla y el mito son honroso título de paisano inevitable. sus herramientas. Por eso resulta alec- Como tantas veces, fue Sarmiento, cionadora esa imagen que lo pinta poco dado al elogio, quien llamó de conversando en el patio de su casa una vez y para siempre a su Colec- con lenguaraces indios que contrataba ción de Obras y Documentos rela- como peones, a los que tomaba como tivos a la Historia Antigua y Moderna informantes para la composición de de las Provincias del Río de la Plata

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“El monumento nacional más glorioso que pueda honrar a un Estado ameri- cano”, y sostuvo que a De Angelis “le debe la República lo bastante para perdonarle sus flaquezas”. Como tantas otras veces, hacemos nuestras sus palabras.

NOTAS

1. Por otra parte, décadas después, a la caída de Rosas, aceptaría ser, y no sin ver lesionado su proclamado liberalismo y asumida criolledad, Cónsul en el Río de la Plata de una casi virtual corona borbónica restituida al mismo Reino de las dos Sicilias, con la que tramaría una falsa utopía utilitaria de ribetes sanchopancezcos. Me refiero al reclamo personal de hipotéticas regalías a devengar por la corona sobre las futuras colonias de la inexistente isla Pepys, de su pura invención.

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Contribución de Pedro de Angelis para los estudios de los países rioplatenses Por Mario Tesler (*)

La vida y obra de Pedro de Angelis, excedió el alcance de los trabajos de sus cuatro bibliógrafos. Una personalidad con fuertes inquietudes en el campo intelectual y sensible a las influencias del poder político, supo merecer reconocimientos por su labor de historió- grafo particular, que combinaba su labor de exhumación de documentos con una persis- tente inquietud geográfica en la delimita- ción territorial de una patria en ciernes, y el gusto por la arqueología y la paleontología. Una colección –posiblemente la más completa de la época– que luego fue disper- sada en varias partes del Brasil. Archivista meticuloso, acopiador minucioso y escritor, De Angelis se convirtió en inevitable, tanto para las políticas estatales, como para los debates de aquel tiempo. Mario Tesler, nos muestra con puntillosa erudición, el reco- rrido de esta particular biografía, haciendo hincapié en sus publicaciones. LA BIBLIOTECA Rostros y figuras de la investigación en la Argentina N° 1 | Verano 2004 / 2005

En Buenos Aires fue periodista, en la Revista de Buenos Aires. Tres años escritor y editor, educador, bibliógrafo después, lo reedita aumentado en el e historiador, traductor, numismático volumen titulado Efemeridografía argi- y coleccionista, además de interesarse rometropolitana; y en obras posteriores por la arqueología y la paleontología. del autor, aparecen datos complemen- Por todo cuanto aportó a estas disci- tarios sobre obras de De Angelis. plinas, con la perspectiva del tiempo se En 1930, en un suplemento de la le está perdonando haber trabajado al Literatura Argentina, Enrique Arana servicio incondicional de todos aque- (h) publica su trabajo bibliográfico llos que se sucedieron en el gobierno, titulado Pedro de Angelis, 1784-1859; aunque con ello contradijese hoy lo su labor lite- afirmado ayer. Si no tuvo demasiados raria, histórica En Buenos Aires fue peri- pruritos, en cambio mostró capa- y periodística. odista, escritor y editor, cidad y perseverancia. Todo lo que En 1933, ese educador, bibliógrafo e hizo, algunas veces fue por pasión, en mismo trabajo, historiador, traductor, otras obligado por la necesidad, y no con algunos agre- numismático y coleccionista, faltaron las que fueron simplemente gados, aparece además de interesarse por por conveniencia. Su única causa fue nuevamente, la arqueología y la paleon- la producción intelectual, y a fuer en el Boletín de tología. Por todo cuanto de ser justos se debe convenir que lo la Biblioteca de aportó a estas disciplinas, logró, y que en esto su esfuerzo casi la Facultad de con la perspectiva del tiempo no tuvo límites. Vino solicitado a la Derecho y Cien- se le está perdonando haber edad de 42 años, y hasta su muerte, a cias Sociales de trabajado al servicio incondi- los 77, Pedro de Angelis hizo carrera la Universidad cional de todos aquellos que en la vida cultural y política cispla- de Buenos Aires. se sucedieron en el gobierno, tina. De la sociedad rioplatense, en Continuando aunque con ello contradijese donde predominaba una xenofobia cronológica- hoy lo afirmado ayer. Si no arraigada, recibió criticas que fueron mente, Rodolfo tuvo demasiados pruritos, en desde agravios lacerantes hasta reco- Trostiné es el cambio mostró capacidad y nocimientos laudatorios. A pesar de tercero en contri- perseverancia. Todo lo que cuanto se ha estudiado su conducta buir a la biblio- hizo, algunas veces fue por y su obra, quienes las toman como grafía de De pasión, en otras obligado por tema aún encuentran algo novedoso Angelis cuando la necesidad, y no faltaron las para aportar. en 1945 la incor- que fueron simplemente por Cuatro bibliógrafos no pudieron pora a su Pedro conveniencia. ofrecer un estudio exhaustivo de su de Angelis en obra editada e inédita, ni tampoco la cultura rioplatense. Y por último lograron hacerlo los interesados en lo Josefa Emilia Sabor en su ensayo bio- referido solamente a aspectos parciales bibliográfico sobre Pedro de Angelis y de su producción. Por eso todos los orígenes de la bibliografía argen- presentan sus trabajos aclarando que tina, dado a conocer en 1995, aclara llegan hasta donde pudieron saber. no haber aspirado a que fuera una El primero fue Antonio Zinny, quien bibliografía exhaustiva. No obstante lo en 1886 lo incluyó en su Bibliografía advertido por la Sabor, su trabajo ha periodística de Buenos Aires hasta la sido justipreciado en 1996 como el caída del gobierno de Rosas, publicada mejor de todos por Jorge Bohdziewicz,

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al incluirlo en Bibliografía de bibliogra- Pedro fue oficial graduado de artillería fías individuales, y Horacio Zabala en en la Real Escuela Politécnica Militar; Bibliografía de bibliografías argentinas, además en su formación general y publicado en el 2000, lo destaca por conocimientos de la historia incidió sus detalles y erudición. Andrés de Angelis, su hermano mayor, Contribuyó a la imposibilidad de contar por quien siempre manifestó admira- con un registro bibliográfico total de lo ción. Andrés también se ocupó de producido por Pedro de Angelis, el que posicionarlo social y laboralmente. aún permanezcan inéditos muchos de Además de su carrera militar, en la sus trabajos, la dificultad que presenta que ascendió varios grados hasta llegar localizar buena parte de sus artículos a oficial de 1ª clase en el Comando periodísticos, también la existencia de Supremo, entre 1811 y 1819 se piezas anónimas y de otras con algún desempeñó en otras actividades. En la nombre de pluma adoptado para la corte del rey Joaquín Napoleón I es circunstancia. De algunas de las obras nombrado en 1811 como maestro de que se le atribuyeron, pudo demos- italiano y geografía de sus hijas e hijos; trarse que no le pertenecían y varias poco tiempo después se lo encuentra otras aún están en estudio. en la Real Escuela Politécnica dictando Sin embargo, los bibliógrafos citados cátedra de historia, geografía y matemá- y otros historiadores dieron a conocer ticas, sumando en 1812 las funciones trabajos monográficos y biográficos de bibliotecario. Cuando en 1815 cae acabados, que el rey Joaquín Napoleón I y retorna al Pedro de Angelis nació en el coadyuvaron a trono Fernando de Borbón, en lo inme- seno de una familia burguesa tener una imagen diato no se sabe cuáles son sus activi- napolitana el 20 de junio plena de su obra dades, pero en abril de 1817 aparece de 1784. Los De Angelis, para analizarla como corrector oficial de 1ª clase en la adscriptos al pensamiento desde la arista que flamante Imprenta del Estado Mayor liberal, eran republicanos que se escoja. del Ejército, en 1818 se lo traslada al militaban en círculos carbon- Pedro de Angelis Comando General de Sicilia, pasando arios y sociedades masónicas. nació en el seno en 1819 como adscripto a la Secretaría No obstante esto, tanto Pedro de una familia de la Suprema Corte Militar. como su hermano Andrés, supi- burguesa napo- De Angelis abandonó Nápoles en eron adaptarse y disimular sus litana el 20 de 1819 para nunca más volver a su convicciones cuando la ocasión junio de 1784. patria, pero continuará prestándole lo requería adhiriendo a todos Los De Angelis, sus servicios. Primero va a Ginebra y los cambios políticos que se adscriptos al en 1820 ya está en París donde iniciará fueron dando en su patria. pensamiento su breve paso por la actividad diplo- liberal, eran mática hasta 1821. En adelante vivirá republicanos que militaban en círculos de su trabajo como escritor, inicial- carbonarios y sociedades masónicas. mente al servicio del diplomático No obstante esto, tanto Pedro como su ruso Grigori Vladimirovich Orloff, hermano Andrés, supieron adaptarse y del cual usufructuó muy bien. Alma disimular sus convicciones cuando la Novella Marani en su Cinco amigos ocasión lo requería adhiriendo a todos de Rivadavia, publicado en 1987 por los cambios políticos que se fueron el Centro de Estudios Italianos de la dando en su patria. Facultad de Humanidades y Ciencias

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de la Educación de la Universidad de De cuanto en adelante produjo La Plata, cita un documento diplomá- De Angelis como autor, periodista, tico, del Archivio di Stato di Napoli, compilador, o editor, se exceptúan donde dice que De Angelis era íntimo para esta oportunidad aquellos trabajos del Conde Orloff... Pero esta relación, biográficos, traducciones, de circuns- inicialmente social y luego también tancia o de mera alabanza; solamente se laboral que –al parecer– devino en ponderará someramente algunos de sus íntima, Orloff la dio por concluida aportes documentales y aquellos que al enterarse que De Angelis inició el cobraron valor como tal. romance con quien sería su esposa. Rivadavia recibió de inmediato a De Después De Angelis trabajó para Angelis y a José Joaquín de Mora encar- los editores de dos revistas y de tres gándoles trabajar en dos publicaciones enormes diccionarios biográficos de periódicas. La primera dificultad que importancia, aunque en esta etapa ya debió sortear De Angelis fue el idioma. sus ingresos fueron magros. Entre los borradores, conservados en Por el año 1825, las autoridades de su el Archivo General de la Nación, hay patria lo incluyeron entre aquellos a los varios de sus primeros textos perio- cuales se les prohibía regresar. La docu- dísticos y están todos en francés, los mentación examinada sobre su vida que eran traducidos por el periodista privada indica que entonces De Angelis español José Joaquín de Mora, también ya se habría casado con Melanie Dayet. contratado en el Viejo Mundo. Los Este matrimonio se mantuvo en lozanía, servicios de Mora duraron alrededor de sin grises, hasta la muerte de él, lo que un año. De Angelis no tardó en poseer es de señalar. Melanie fue el amparo y el idioma castellano y el habla local. sostén de este monógamo impenitente De esa época quedan los periódicos con sólida formación cultural, probado La Crónica Política y Literaria de Buenos en distintas ocupaciones laborales, a Aires y El Conciliador. quien todavía le restaba sortear las vici- Inicialmente, La Crónica Política y situdes de un muy largo período de Literaria de Buenos Aires apareció tres vida y el desarraigo en un medio que veces por semana y a partir del número no le era familiar. 49 continuó con entregas diarias, a Se conjetura que en 1825 De Angelis excepción de los días festivos. Alcanzó conoció a Bernardino Rivadavia, un total de 120 entregas. No obstante cuando este se encontraba en Europa. que el prospecto anunció una entrega Ya en la presidencia, Rivadavia nece- trimestral, de El Conciliador sólo sitó de una prensa oficial y adicta que apareció un número, con 83 páginas. defendiera sus obras y combatiera las No está fehacientemente probado ideas federales; instruido sobre el tema, que De Angelis colaborara inicial- Filiberto Héctor de Varaigne, agente mente en El Constitucional, perió- para promover la inmigración y amigo dico también rivadaviano de carácter personal de Rivadavia, fue quien le comercial y político. propuso a De Angelis trabajar como Afirman algunos historiadores que el periodista en nuestro país. Con Melanie gobernador Manuel Dorrego lo invitó llegó a Montevideo a fines de 1826 y de a seguir como director de La Crónica. ahí pasaron ellos y el matrimonio Mora De Angelis que inicialmente vino a Buenos Aires el 29 de enero de 1827. a Buenos Aires probablemente

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predispuesto contra el nuevo Gober- El Monitor, presentado como diario nador por informaciones del agente político y literario, publicó 247 números Varaigne, enemigo encarnizado de y un suplemento. Fue designado diario Dorrego, no aceptó, esperanzado ministerial, en él se transcribieron –dice la Sabor– en que los unitarios documentos oficiales, partes de la retornarían al poder. expedición al desierto de Rosas, docu- Con el gobierno de Juan José Viamonte mentos sobre instrucción pública, artí- efectuó un acuerdo para lanzar a culos sobre literatura europea, historia El Lucero. En él aparece De Angelis universal. Con los mejores artículos como su redactor principal, además Zinny también efectuó una enumera- de ser el propietario. De este diario se ción que incluyó en su Efemeridografía editaron 1.121 números. Fue un diario, argirometropolitana. como lo especificó su denominación, Aunque figura Luis Pérez como redactor de carácter político, literario y mercantil. de Los Muchachos es muy probable que Su existencia, un total de cuatro años, De Angelis haya sido colaborador; por transcurrió al servicio de los goberna- lo menos así se denuncia en El Látigo dores Viamonte, Rosas y Juan Ramón Republicano, otro medio periodístico Balcarce. Fue un diario informativo, coetáneo. De Los Muchachos se publicó político, polémico, con rectificaciones tan sólo un número. de carácter histórico, informaciones Como otros, El Restaurador de las oficiales, crítica literaria, cotizaciones de Leyes también fue diario político, monedas extranjeras, informes meteo- literario y mercantil. Aparecieron 87 rológicos, más otros rubros. Antonio números. Fue una publicación de Zinny en 1869 publicó un listado exaltación federal, muy combativa. que confeccionó con los principales Manuel Irigoyen lo fundó y después artículos publicados en este diario. de publicados los primeros números En 1829 inicia otra etapa no ininte- se retiró de la dirección, pero, junto rrumpida como periodista político con Nicolás Mariño y Lucio Mansilla, partidista, pero a veces haciendo sola- continuó como colaborador. La mente de cronista, al servicio de Juan conducción de hecho estuvo a cargo Manuel de Rosas, ya consolidado en el de De Angelis; aunque no figura como poder, la que se prolongará hasta 1840; director, tanto El Aguila Federal como en esta aparece ora como responsable de El Defensor de los Derechos del Pueblo la publicación ora como colaborador. lo señalan como tal. A esta etapa corresponden, además El diario comercial, político y literario de El Lucero, Le Flaneur, El Monitor, denominado La Gaceta Mercantil, Los Muchachos, El Restaurador de las fundado e inicialmente dirigido Leyes y La Gaceta Mercantil. por Esteban Hallet, contó –entre De Le Flaneur, ambigu politique et otros– con De Angelis como redactor litteraire fue el editor. Totalmente durante un tiempo, en 1829 su rol escrito en francés, de este semanario asciende a una suerte de redactor prin- se editaron doce números. En él se cipal en lo que a política y literatura se encuentra de todo, desde informa- refería. Pero esto se interrumpió antes ciones nacionales a noticias de otros que De Angelis editara El Lucero, países, desde trozos literarios hasta en setiembre de 1829, limitándose cuasi chimentos. a partir de entonces a entregar de

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tanto en tanto alguna colaboración. ejercía el poder; se lo reeditó en 1877, La Gaceta Mercantil es una fuente cuando el autor ya había fallecido, generosa de documentación e infor- junto con otras obras y documentos mación sobre el acontecer general, por parte del Ministerio de Relaciones entre 1823 y 1852, los veintiocho Exteriores. Posteriormente, en 1881, años y cuatro meses que se editó. se lo tradujo al francés. También se le atribuye a De Angelis, casi con seguridad, la paternidad del Espíritu de los mejores diarios que se publican en Europa y América editado en 1840. Después de un interregno de tres años se lo vuelve a ver en 1843, esta vez al frente del Archivo Americano y Espíritu de la Prensa del Mundo que duró, junto con La Gaceta Mercantil, hasta la caída de Rosas. Fue el brazo ejecutor de los 61 números, editados entre los años 1843 y 1851, presentando el texto en castellano con traducción al inglés y francés. En sus páginas tuvieron cabida artículos, documentos oficiales, noticias nacionales y del exterior, además de textos volcados al caste- llano. Fue la mejor publicación de la que dispuso Rosas para hacer conocer su obra de gobierno ante los Estados Unidos de Norte América y Europa. Gracias a Ignacio Weiss, la reedición del texto en castellano, efectuado entre 1946 y 1947, trae para el mejor apro- vechamiento un índice temático. Por encargo de Rosas en 1846 –aunque éste después no la utilizó–, De Angelis confeccionó la Memoria histórica sobre los derechos de soberanía y dominio La documentación aportada en este La Colección de Pedro de Angelis se de la Confederación Argentina a la trabajo va desde 1681 hasta 1835, con inicia con este retrato. parte austral del continente americano, una bibliografía al final sobre el tema. comprendida entre las costas del Océano Domingo Faustino Sarmiento, en Atlántico y la gran Cordillera de los Campaña en el Ejército Grande editado en Andes, desde la boca del Río de la Plata noviembre de 1852, vio en esta memoria hasta el Cabo de Hornos, inclusa la Isla una diatriba contra Chile, calificándola de los Estados, la Tierra del Fuego y el como más agresiva que la de Dalmacio estrecho de Magallanes en toda su exten- Vélez Sarsfield, a quien Rosas también sión. De Angelis recién publicó este había encomendado la misma tarea. En trabajo en 1852, cuando Rosas ya no cambio el propio Vélez Sarsfield juzgo a

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esta memoria como una obra acabada, Dos piezas con características de pues los documentos que su autor había bibliografía, de valor limitado pero reunido demuestran hasta la evidencia que en cambio revisten interés por las los indudables derechos de la República á informaciones aportadas, son Noticias todas las tierras que se estienden hasta el de los trabajos emprendidos y ejecu- Cabo de Hornos. tados, bajo la dirección y los auspicios No menos importantes son sus trabajos del Gobierno de Buenos, en la Región bibliográficos publicados y los inéditos, Patagónica, Estrecho de Magallanes, tarea que logró utilizando en ella la saga- Tierra del Fuego y de los Estados, publi- cidad propia de ávido acopiador. Estos cada en 1852, y su complemento, aún trabajos, documentos secundarios, hoy inédito, al cual tituló Bibliografía de la siguen prestando utilidad como instru- Región Patagónica. Esta última y otra mento de referencia orientador para que dejó inédita tienen su origen en determinar qué documentos iniciales dos trabajos menores: Obras impresas y primarios consultar. No se equivocó sobre la costa Patagónica y Bibliografía De Angelis cuando incluyó en los de la región patagónica. trabajos bibliográficos tanto las piezas Explicación de un monetario del Río de editadas como los originales manus- la Plata es el trabajo inicial en nuestro critos, o copias de estos. Aquí puso de medio sobre bibliografía numismática, manifiesto su desempeño como biblió- como lo reconoce Jorge N. Ferrari en grafo, con lo que realza mucho más su la Bibliografía argentina de numismá- condición de investigador y coleccio- tica y medallística, publicada por la nista. Las objeciones técnicas que se le Academia Nacional de la Historia. suelen espetar huelen a argumentación Aquí De Angelis enumera las monedas leguleya. La calidad de la técnica biblio- y medallas de su colección. Este folleto gráfica debe –esto lo dice la Sabor– ser permite seguir el rastro y establecer analizada a la luz de la época y de las el origen de algunas de las primeras facilidades que ofrecían las bibliotecas del piezas del período independiente y de las Buenos Aires de entonces. últimas del período hispánico. Tres años La Bibliografía del Chaco con la cual después, en 1843, y ante los cargos de acompaña el Diario de la expedición los opositores políticos, sobre el modo reduccional del año 1780 realizada por de obtener las piezas de su colección, Francisco Gavino Arias, dijo De Angelis De Angelis publicó Explicación de un que fue extractada de la Bibliografía monetario, con el cual legó porme- General del Río de la Plata. Dividida nores para saber el origen y las distintas en tres partes, a saber obras impresas, manos por las cuales pasaron. trabajos gráficos, y obras inéditas; También aportó varios volúmenes estas últimas en mayor número están de recopilación de leyes y decretos subdivididas en gramáticas y vocabula- promulgados en Buenos Aires, desde rios, documentos históricos, informes, el 25 de mayo de 1810 hasta el representaciones y cartas, diarios y 14 de octubre de 1858. Esta recopila- proyectos. Todas las piezas están orde- ción trae un índice general de materias nadas cronológicamente, forma de en el tercero. De Angelis reconoce la presentación preferentemente escogida paternidad de esta obra en el catálogo por el autor también para otros trabajos de venta de su biblioteca, aunque por de esta naturaleza. entonces recién se habían publicado

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los tres primeros volúmenes. Queda en general, cartografía, obras sobre en duda su participación en el resto las gobernaciones y los virreinatos, de de la obra. los jesuitas y sus misiones, derecho, Colección de obras impresas y manus- economía, bellas artes, letras, causas critas que tratan principalmente del legales, publicaciones periódicas, reales Río de la Plata, formada por Pedro de órdenes, oficios, bandos, manuscritos Angelis, publicado en 1853 con una de obras, documentos autógrafos y del extensión de 232 páginas, es el catá- quehacer misional. Este trabajo consta logo de venta de su propia colección, de más de tres mil asientos. de temática americana, y se lo estima A la guía anterior De Angelis sumó como la principal guía bibliográfica el Apéndice al catálogo de la biblio- que produjo. Contiene libros raros, teca de..., que data de 1854. En rela- mapas, planos y documentos origi- ción con la Colección... enumeró nales en su poder. La colección fue casi pocas obras pero raras de lingüística totalmente adquirida por el Imperio aborigen americana, también algunos del Brasil y dividida para ser conser- incunables misioneros. vados los documentos sobre límites en La Colección de obras y documentos rela- el Ministerio de Relaciones Exteriores, tivos a la Historia Antigua y Moderna de los duplicados en el Instituto Histórico las Provincias del Río de la Plata aunque e Geográphico Brasileiro y la mayor aparece como publicada entre 1836 y cantidad de piezas, un total de 4.076, 1837, en realidad ocurrió entre 1835 y por la Biblioteca Nacional de Río de 1839. De Angelis intentó continuarla Janeiro. En el decurso del siglo XX, pero su proyecto quedó nonato. En el Archivo General de la Nación, la tres oportunidades se encaró su reedi- Biblioteca Nacional y el Colegio del ción, la primera fue en 1900 y quedó Salvador obtuvieron copias de la docu- trunca, en 1910 se encaró la segunda, mentación adquirida por el Brasil. y la tercera en 1969. En cuanto al Instituto de Investiga- Consta de 7 volúmenes y en ellos ciones Históricas, de la Facultad de aparecieron 70 trabajos, de los que 57 Filosofía y Letras de la Universidad de entonces se publicaban por primera Buenos Aires, obtuvo –mediante una vez. Cada uno de estos con paginación labor dirigida por Ricardo Rodríguez independiente. En total suman 4.560 Molas– copia de todos los documentos páginas. Salieron originariamente a la que guardaba la Biblioteca Nacional de venta en fascículos. La colección esta Río de Janeiro, un total de 50 rollos dedicada a Rosas a quien llamó uno para 500 exposiciones cada uno, es de los genios tutelares, confesando ser decir 25.000 fotogramas. su más obsecuente y obediente servidor. Para algunos fue la mejor colección Están integrados por textos manus- de su época, otros opinan que fue la critos unos y ya editados los otros, segunda en importancia, después de más documentos conexos; además De la de Saturnino Segurola. Estaba inte- Angelis aportó sus estudios a manera grada por ejemplares, cuando no únicos de proemio, discursos preliminares, y de singular rareza, por piezas inéditas introducciones, noticias biográficas, y de distintas materias, preferentemente advertencias para acompañar a cada coleccionó los testimonios de descu- una de las piezas. Estas piezas están refe- bridores, conquistadores y viajeros ridas a la Argentina, Paraguay, Brasil

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y la Banda Oriental, a las Misiones Historia, antigua y moderna de las Jesuíticas y a la Patagonia y son histo- Provincias del Río de la Plata. El rias, descripciones, derroteros, diarios Editor puede, en mi sentir, hacer de viajes, memorias, informes de y a una publicación importantísima los virreyes, descripciones geográficas, porque tiene abundantes materiales, tratados, correspondencias, actas capi- de los que algunos debe a mi necia tulares, y documentos de todos los condescendencia y a mi fácil credu- ramos de la administración pública. lidad. Quiero, pues, que tenga V. Se dice que esta colección tiene errores. La bondad de suscribirme con mi Que a veces el editor no respetó los nombre a esa publicación... textos originales. Que introdujo variantes, que algunas traducciones Con la labor de Augusto Belin presentan fallas, que hay textos ampu- Sarmiento, datada en 1903, se dispone tados. Todo eso es cierto y también de una herramienta de consulta obli- más, pero con todo De Angelis trans- gada, para conocer de cuáles personas formó los conocimientos históricos y de qué temas se ocupó Domingo en su momento e introdujo cambios Faustino Sarmiento en su dilatada importantes. El análisis bibliográfico de y polifacética actuación. Gracias a esta obra lo brindó Teodoro Becú, con este aporte analítico, reimpreso en el la asistencia de Diego Luis Molinari, y 2000 por José Luis Trenti Rocamora, desde 1941 se cuenta con este trabajo se sabe que Sarmiento en veinti- que publicó el ya mencionado Instituto siete oportunidades se refirió a Pedro de Investigaciones Históricas. de Angelis. Como es de suponer, este Entre los opositores al gobierno de temido polemista enrolado en la más Rosas en el exilio esta colección fue radicalizada oposición a Juan Manuel mal recibida y peor tratada. Esto, que de Rosas, casi siempre se ocupó de él por razones circunstanciales se justi- para vituperarlo por sus hechos y sus fica, tiene su costado de curiosidad, la dichos. Pero en la parte final de su ocasión sirvió para tener que admitir – réplica a Juan Bautista Alberdi por pero a regañadientes– sus condiciones las Cartas quillotanas, me refiero a intelectuales y poner en tela de juicio Las ciento y una, fechada en mayo de su honorabilidad, al decir de él que se 1853, dice: apropiaba en forma indebida de piezas ajenas. Publicado por la Biblioteca del Yo me he servido de Arenales, Sola, Congreso de la Nación, en el epis- Angelis, Wappaüs para la ilustra- tolario perteneciente a Juan María ción de las cuestiones de los ríos, y á Gutiérrez hay una carta de Florencio Angelis, á quien tanto desestimo bajo Varela, remitida desde Montevideo el otros aspectos, le he rendido mi público 31 de octubre de 1833, donde le dice: tributo de gracias por haber empren- dido la publicación de los documentos Ese de Angelis, dotado de tanta capa- argentinos, sin acordarme que medió cidad cuanta es la perversidad de en ello interés de editor. su carácter, ha hecho llegar a mis manos no sé por mano de quién el Es claro que Sarmiento no pudiendo Prospecto de la Colección de obras con su genio, al final le restó tirán- y documentos inéditos relativos a la dole un cascote, como si el ser editor

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pudiera invalidar un aporte de esta pronunció un discurso, lo recuerda naturaleza. Pero –eso sí– puede Juan Angel Fariní en la Cronología corroborarse que no fue en Las ciento de Mitre 1821-1906, promoviendo y una cuando por primera vez reco- al Instituto Histórico Geográfico del noció el valor de los documentos que Río de la Plata. El 6 de mayo de 1856 De Angelis editaba, sino antes, desde se aprueban las bases orgánicas que él Chile en 1850 en su Argirópolis. redactara y su reglamento. Integrarían José A. Oria en 1925 logró identificar a este instituto hombres de todas las Bartolomé Mitre, tras el inicialónimo disciplinas, pero se estableció que sola- B. usado en El Tirteo de Montevideo mente serían miembros natos los que para también firmar, el 19 de julio inicialmente hubieran suscripto esas de 1841, el brulote poético A Pedro bases. Con tal motivo Mitre, acompa- de Angelis, donde le llama ponzoña, ñado de otros varones, se presentó en traidor, Judas, lame pies, prostituido, la quinta de De Angelis para solicitarle rufián, apóstata, hipócrita, fanfa- la firma de ese documento. De Angelis rrón, y lacayo. Pero con los años se no sólo aceptó, sino que además estableció entre ambos una relación concurrió a algunas de las sesiones. cordial, sin que por ello pueda supo- nerse que necesariamente volvieron sobre lo andado, al menos de parte de (*) Biblioteca Nacional - Archivo Insti- Mitre. Además de expresar su recono- tucional Histórico. cimiento en diversas ocasiones por la Tiene publicados decenas de libros calidad de los estudios de De Angelis, y folletos, entre ellos Cronicón de en la historia de la historiografía dos álbunes encontrados en el Tesoro argentina Bartolomé Mitre aparece de la Biblioteca Nacional y Revistas protagonizando un proceder que enal- de la Biblioteca Nacional argentina teció a ambos. En cuartos aledaños 1879-2001, el primero editado por La a la Biblioteca Pública de Buenos Peña del Libro y el otro por la Academia Aires, el 3 de setiembre de 1854 Mitre Nacional de Periodismo.

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Para un retrato de Julio Irazusta Por Fernando J. Devoto (*)

Una contenida pasión por la (historia) Argentina, aparejada por un difuso talento para la literatura ficcional, pero con una notable tendencia hacia la crítica, lecturas amplísimas, tan amplias como cuestionadas (Maurrás) y la necesidad inmensa de visitar bibliotecas para mitigar una soledad tan expansiva en la vida como en la muerte, transfiguraron a Julio Irazusta en un histo- riador revisionista, siempre alejado de toda forma de acción o provocación, siempre distante de la construcción de estructuras político-ideológicas. Su generación fue conciente de una superio- ridad póstuma que resignó proyectos en las bifurcaciones de los caminos históricos. Su diversa cultura, su autoprotectora melan- colía son, eternamente, de nuestro espacio y de otro tiempo. LA BIBLIOTECA Rostros y figuras de la investigación en la Argentina N° 1 | Verano 2004 / 2005

Julio Irazusta tituló a un ensayo auto- nacionales y nacionales, les brindó una biográfico, que era parte de un esfuerzo renta que les permitió nuevos viajes a más vasto que no llegó a concretar: Europa, en los años 20, y un apacible y “Memorias (Historia de un historiador no rumboso pasar en la ciudad-puerto. a la fuerza)”: En el subtítulo entre parén- Le permitió, también, proveerse de tesis quizás pueda rastrearse alguna de una muy buena biblioteca. Cuando los las claves de su labor intelectual. Cono- fondos comenzaron a ser insuficientes, cido, sobre todo, por su trabajo como ya que era difícil que los ingresos que historiador y como fundador del revi- obtenía de su labor periodística o de sionismo histórico (si hemos de datar escritor sirviesen como remedo, la venta al mismo desde el libro que publicó en sucesiva de pedazos del campo (al final 1934 con su hermano Rodolfo sobre de sus días Irazusta prácticamente poseía La Argentina y el imperialismo britá- sólo el casco de la estancia) le permitió nico) bastante hubo de no buscado, en continuar con su sencillo tren de vida, esa, su actividad principal. Una lectura sin grandes sobresaltos. rápida llevaría a asentir con la lógica del La autonomía económica le posibilitó itinerario de sí mismo que propuso al a Irazusta, ante todo, independencia y asumir como miembro de número de esta una actitud de distanciamiento de la Academia Nacional de la Historia en las cosas concretas que podían obtenerse 1971: se trató del paso “de la literatura vía un título profesional (no culminó a la historia a través de la política”. Las sus estudios de derecho) o vía los cargos cosas fueron, quizás, más complejas. públicos, electivos o administrativos, a Perteneciente a una familia de medianos los que podía accederse a través de las terratenientes de Gualeguaychú, tuvo conexiones políticas. A ella puede atri- a lo largo de su vida la posibilidad de buirse, al menos en parte, el periplo vivir sin necesidad de buscar un empleo de un intelectual que no ocupó cargos y un salario, aunque la situación fami- en el estado argentino a lo largo de los liar no era de extraordinaria riqueza. ochenta años de su existencia, salvo dos Por ejemplo, a la muerte de su padre, la fugaces empleos como docente, en sus liquidación de la herencia le permitió, años mozos y en su vejez. con los cinco mil pesos que recibió, Como en sus años juveniles se había encarar un viaje a Europa (un pasaje sentido atraído por la bohemia de la en vapor en segunda, valía entonces Buenos Aires de fines de la década unos quinientos pesos) y poco más. de 1910 y principios de la siguiente, Será en cambio la muerte de su abuela, hubiera sido posible que su vida trans- que había sobrevivido a sus dos proge- curriese en el medio de ella en alguna nitores, la que le permitiría un pasar forma de otium cum dignitate (o sine). más holgado a partir de las cuatro mil Sin embargo, y pese a la ausencia en su hectáreas de la herencia del campo “Las vida de rutinas externas quiso volunta- Casuarinas”, cerca de Gualeguaychú. riamente imponerse algunas. Aunque Los hermanos Irazusta no parecen haber frecuentaba la bohemia, al llegar la sido un modelo de empresarios agrícolas, medianoche, alegando los problemas de aunque más no fuese porque pasaban salud que lo aquejaban de joven, solía largas temporadas en Buenos Aires. Sin retirarse de los cenáculos literarios que embargo, la explotación del campo con visitaba en distintos cafés de Buenos las alzas y bajas de las coyunturas inter- Aires. Le gustaba alzarse temprano

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para leer un libro durante la mañana. los cursos que se dictaban en las Un bohemio sin bohemia. Sobre todo Facultades de Derecho y de Filosofía un metódico trabajador, como antes y Letras de la Universidad de Buenos que él lo había sido Lugones (aunque Aires. Leía un poco de todo, historia, no tuviese las necesidades de supervi- literatura, filosofía y en varios idiomas vencia de éste) y antes todavía Emilio (inglés, italiano, francés) a los que había Zola. Quizás ello era el resultado de su accedido con los conocimientos adqui- temperamento, ridos en el colegio secundario, y con la La mayor afición de esos años quizás de la nece- ayuda del diccionario. juveniles parece haber sido sidad de justificar Los itinerarios europeos no parecen leer. Como la situación no ante la sociedad, haber cambiado los hábitos del joven era seguramente tan holgada con el trabajo Irazusta. París no le gustó, salvo la para adquirir todos los libros intelectual, una prensa política, ya que no se corres- que deseaba, constituyó parte existencia que el pondía al que había construido por de ese anónimo –y a menudo destino le había medio de la lectura en sus viajes olvidado– universo de lectores dado holgada, imaginarios. Incluso le pareció, en que concurren a la Biblioteca quizás el haber muchas cosas, inferior a Buenos Aires. Nacional sólo para frecuentar hecho suyo el Su imagen de Londres fue bastante un libro sin propósitos ulteri- consejo que le dio mejor, ya que de algún modo le recor- ores. Todas las tardes, después en Londres Pear- daba a Buenos Aires, con sus espa- de almorzar, las pasaba en la sall Smith, acerca cios verdes y sus suburbios extensos calle México, en el confort- de los deberes de casas bajas. En donde se encontró able ambiente de su sala de que compelían al más a gusto fue en la serenidad bucó- lectores. Su permanencia en escritor que no lica de Oxford, que a su vez le traía la Biblioteca era lo suficiente- necesita vivir de reminiscencias de su Gualeguaychú mente prolongada como para la pluma. natal. La rutina que practicó allí no era permitirle leer cada día un La mayor afición además tan diferente de la que había cuarto o medio libro. Lecturas de esos años juve- desarrollado en la Argentina: encuen- desordenadas, como corre- niles parece haber tros sociales-académicos en la casa en sponde al autodidacta... sido leer. Como la donde se alojaba como pensionista o situación no era en otras, algunos cursos para mejorar seguramente tan holgada para adquirir sus estudios clásicos y frecuentación de todos los libros que deseaba, constituyó las muchas bibliotecas allí existentes. parte de ese anónimo –y a menudo También se sintió a gusto en Italia, olvidado– universo de lectores que en especial en el centro-norte y, al concurren a la Biblioteca Nacional sólo retratar fugazmente sus viajes en ella, para frecuentar un libro sin propósitos sus memorias transmiten una inusual ulteriores. Todas las tardes, después de serena alegría. Como en otros de sus almorzar, las pasaba en la calle México, momentos que parecen haber sido en el confortable ambiente de su sala de felices es llevado a establecer curiosas lectores. Su permanencia en la Biblioteca asociaciones con su país natal. En éste era lo suficientemente prolongada como caso, la primavera romana le recor- para permitirle leer cada día un cuarto daba el clima del litoral pampeano. o medio libro. Lecturas desordenadas, Siempre, en el fondo, la Argentina. como corresponde al autodidacta que Carente de imaginación literaria y de era, aunque frecuentase paralelamente la osadía estética de las vanguardias de

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los 20, sus pasos parecían orientarlo conservadora, y en especial durante los hacia la crítica literaria para la cual lo años de la guerra. Sin embargo, aunque ayudaban su estilo contenido, pero tantas iniciativas sugieren un interés no no exento de elegancia, su método de irrelevante hacia la política argentina, trabajo concienzudo, su cultura erudita la misma estuvo siempre mediada por y el consejo de amigos y maestros que una posición de veían para él un porvenir allí. Una distanciamiento. La tentación del nacional- parte de sus retratos de obras y autores Desconfiaba de ismo de cooptar a cualquier publicadas en muchas partes, de involucrarse en gobierno le impedía seguir el Martín Fierro a La Nación, de El Hogar primer plano, único camino para él posible: a Sur, las reunió en un libro, Actores como si la actitud constituir un partido político. y Espectadores, que obtuvo el Premio del intelec- La llegada del peronismo al Municipal de Literatura en 1937. tual debiese ser poder, que le provocó una La política argentina e internacional, guardar prudentes repulsión aún mayor, no hizo acerca de la cual había comenzado a distancias. Como sino agravar las cosas, alejando escribir ya en la segunda mitad de la una vez me señaló, todavía más a Irazusta de la década del 20, en especial desde la apari- en la altura de sus política concreta. ción del semanario La Nueva República años, los intelec- Ciertamente, esa distancia no en 1927, ocupaba, en cambio, un tuales no debían dejaba de reflejar no sólo una segundo plano en su producción. dar cheques en creciente añoranza de tiempos Nunca podremos saber cuánto efec- blanco. Su amigo idos sino también una creci- tivamente le interesó, más allá de lo Raúl Scalabrini ente dificultad de compren- que hoy llamaríamos la teoría polí- Ortiz había dado, sión de la política nacional e tica y más bien parece haber ido hacia según él, dos internacional a las que trataba ella a la rastra de su hermano mayor, (Perón y Fron- de seguir pensando desde las Rodolfo. Al menos, para un intelectual dizi) y el segundo categorías del siglo XIX. vinculado con un grupo de ambiciosos lo había llevado aspirantes a políticos, es, cuanto menos a la tumba. Por otra parte, esa política sorprendente, que cuatro meses antes real concreta de la Argentina post 1930 del golpe militar que preanunciaban no dejaba de parecerle crecientemente –y con la conspiración plenamente en desagradable. La exasperación de sus marcha–, en mayo de 1930, haya deci- tonos y la violencia que cada vez más dido embarcarse de nuevo para Europa la acompañaba, le parecían deplorables. desde donde recibiría las noticias de la No dejaba de ver en ello una incorpora- revolución de Uriburu. ción de métodos que ya había visto (y Los años sucesivos al fracaso de la revolu- criticado), en el accionar del fascismo ción de 1930 serán los que concentrarán italiano, pero también en los Camelots lo principal de la actividad política de du Roi de la Acción Francesa, durante Irazusta, desde un retorno a la militancia su viaje a Europa de 1923. Para agra- en el radicalismo entrerriano hasta la varlo, en la primera línea de esas nuevas fundación, de nuevo junto a su hermano, y violentas formas de acción política en de un pequeño Partido Libertador de la Argentina, estaban aquellos que eran escasísima cosecha en las cruciales elec- o debían ser sus compañeros de ruta: los ciones de 1946. No dejó tampoco de nacionalistas. Así, por ejemplo, expre- intervenir en ella desde artículos en la saría públicamente su disgusto desde La prensa periódica, durante la larga década Voz del Plata, que había fundado con su

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hermano Rodolfo durante la segunda dificultad de comprensión de la política guerra mundial, ante el comporta- nacional e internacional a las que trataba miento de un desorbitado Jordán Bruno de seguir pensando desde las categorías Genta, interventor en la Universidad del del siglo XIX. Es decir desde las mino- Litoral designado por la revolución de rías que regían sus destinos y diseñaban 1943. El gobierno militar, al que tantos sus estrategias. Dos de los fenómenos de sus conmilitones se habían sumado, nuevos, el estado-nación y la sociedad de respondió suspendiendo por dos masas, le eran absolutamente extraños, números la publicación del periódico. y ello da un aire de ingenuidad a su Como escribió en sus memorias, en lectura de la política contemporánea. lo que era casi un exabrupto, había Como puede observarse en sus trabajos sido sobre todo la guerra europea la sobre Rosas, miraba a la política desde que había extra- la racionalidad discursiva y no desde las Así el estudio del pasado puede viado los espíritus dimensiones mitológicas y rituales –que ser visto en Irazusta como un rompiendo aquél en cambio habían interesado tanto a refugio en un lugar congenial: espíritu de “convi- José María Ramos Mejía– que serían un el mundo de las bibliotecas y vencia civilizada” componente esencial de la misma en el los libros. Es posible, como que reinaba en siglo XX. Por otra parte, en una caracte- él mismo afirmó, que llegase el mundo inte- rística no sólo de él sino de la mayor parte a él desde la desilusión que lectual argentino de los intelectuales del nacionalismo le produjo la revolución del y del cual las argentino, aunque fuesen abogados 30 con su aire de restaura- tertulias que solía como Carlos Ibarguren o Ramón Doll ción conservadora, su descu- frecuentar en la (y aquí el contraste con los autoritarios brimiento de Uriburu como un casa de Victoria brasileños es muy revelador), miraba la nuevo Lavalle (una “espada sin Ocampo eran política mucho más desde el prisma de cabeza”) o su tardía compro- un admirable una formación literaria que desde cual- bación de que el denostado ejemplo. La guerra quier otro lado. Así, Irazusta aunque se yrigoyenismo había hecho más europea (que hay ufanase de ser un realista y un crítico en defensa de lo que llamaba que datar desde el de los políticos abstractos e ideológicos los intereses nacionales que inicio de la guerra (como buen lector de Edmund Burke) sus sucesores. civil española) era sustancialmente un intelectual que había llevado, se negaba a reorientar sus ideas en el según Irazusta, a que el nacionalismo contraste con una realidad que se distan- degenerase en una “internacional ideo- ciaba de sus designios. lógica” maniobrada por el régimen. La Desde luego Irazusta no era un hombre tentación del nacionalismo de cooptar de acción (era demasiado tímido para a cualquier gobierno le impedía seguir ello) como tampoco lo había sido su el único camino para él posible: consti- admirado Charles Maurras. Empero, tuir un partido político. La llegada del para ser un hombre de pluma, sus tonos peronismo al poder, que le provocó eran demasiado mesurados para ser efec- una repulsión aún mayor, no hizo sino tivos, incluso en las batallas retóricas agravar las cosas, alejando todavía más a de su tiempo. Nunca hubiera podido Irazusta de la política concreta. escribir como aquél lo hiciese en 1925, Ciertamente, esa distancia no dejaba de que Ce serait sans haine et sans crainte que reflejar no sólo una creciente añoranza de je donnerais l’ordre de repandre votre sang tiempos idos sino también una creciente de chien, con referencia al ministro del

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interior del gabinete Herriot, Abraham Su tema y su personaje los encontró Schrameck. No llegaba ni siquiera pronto: Juan Manuel de Rosas. Ya en a las mucho menos tremebundas 1935 le había dedicado un largo ensayo (y casi nunca ad hominem) invectivas que publicó la Editorial Tor. Para la de Leopoldo Lugones al que admiraba y confección del mismo, Adolfo Saldías y solía visitar en su despacho de la Biblio- su Historia de la Confederación Argentina teca del Maestro, donde este conser- habían sido su guía primera y le habían vaba una pistola que nunca utilizaría. provisto el material inicial con el cual Lugones, otro violento de pluma con empezó a construir esas meticulosas enormes límites para la acción directa, carpetas organizadas cronológicamente en especial si lo comparamos con el donde encolaba todo lo que iba leyendo. espejo dannunziano. Cuando detrás de un proyecto editorial Así el estudio del pasado puede ser lo visitamos en el verano de 1975, con mi visto en Irazusta como un refugio en maestra Haydée Gorostégui de Torres, un lugar congenial: el mundo de las que lo conocía por las colaboraciones que bibliotecas y los libros. Es posible, le había pedido para su Polémica. Historia como él mismo afirmó, que llegase a Argentina Integral, no dejó de sorpren- él desde la desilusión que le produjo dernos que en las la revolución del 30 con su aire de mismas estaba, restauración conservadora, su descu- incluso desgua- brimiento de Uriburu como un nuevo zada y pegada, la Lavalle (una “espada sin cabeza”) o invalorable serie su tardía comprobación de que el completa del denostado yrigoyenismo había hecho Archivo Americano más en defensa de lo que llamaba los publicado por intereses nacionales que sus sucesores. Pedro de Angelis. Con todo, si le interesaba la historia, La acumulación era porque aunque mirase la política de materiales lo desde una distancia que hacía a la vez impulsó más allá inefectiva y poco atractiva su acción en y se propuso el ella, no dejaba de ser ahora la de un ambicioso obje- hombre preocupado por la Argentina tivo de organizar de sus tiempos. Es decir un ciudadano una vida política comprometido, tal cual era, en su de Rosas a través imaginación, aquel Maurras a quién de sus docu- llamó hiperbólicamente “el primer mentos. Era la ciudadano de nuestro tiempo”. Sin segunda mitad de embargo, es plausible que cualesquiera los años 30, uno hayan sido los móviles iniciales, la de los momentos historia sería ante todo ese lugar, sino difíciles para los confortable al menos reparador, que Irazusta, obligados a levantar su departa- no encontraba en la crecientemente mento en Buenos Aires y residir por más inhospitalaria argentina, ni tampoco tiempo en “Las Casuarinas”. en el ámbito familiar del cual, más allá Sus esfuerzos llevaron a la aparición, de la parquedad con que se refería a él, en 1941, del primer tomo de la Vida pocas gratificaciones había obtenido. política de Juan Manuel de Rosas a través

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de su correspondencia. Todo él está cons- impulsarlo a seguir el criterio de aque- tituido por materiales secundarios y llos en cuanto a conocer todos los docu- fuentes editas. El prudente ostracismo al mentos posibles para fundar el juicio que se sometió con el advenimiento del histórico. Era quizás lo mismo que le peronismo (no era ya el caso de gritar llevaba a criticar en privado a otros revi- sin consecuencias “Viva la República y sionistas notorios que, según él, estaban abajo el mal gobierno” como había hecho apegados al relativismo y a la instrumen- con su hermano y con Mario Lassaga al talización política de la historia. Creía paso del presidente Yrigoyen y su gabi- honestamente en la verdad histórica nete, en ocasión del tedeum del 9 de y no en la historia magistra vitae. Sin julio de 1929) le dejó algo menos de una embargo, es difícil no ver en su obra, que década con todo el no trata de escamotear ninguna “prueba” tiempo disponible. ni recortar las fuentes para acomodarlas Decidió emplearlo a su tesis, como una vindicación de en la historia para Rosas. Es decir, como la continuación profundizar sus de la operación propuesta ya por Saldías estudios sobre en la década de 1880. Es esa defensa de Rosas. Por suge- Rosas, apelando a los documentos o a las rencia de su editor comparaciones históricas, el propósito Carballeira, para que recorre toda la monumental Vida tratar de estar política de Juan Manuel de Rosas. a tono con los Esa dualidad entre conocimiento de tiempos histo- la verdad y defensa de los intereses de riográficos, a la una parte (fuese una tradición política vez que y, quizás o la “nación”) al servicio de los cuales sobre todo, para está aquella, no era desde luego sólo organizar una vez de él. La misma historia erudita había más metódica- nacido ya, desde la Revue Historique sino mente su tiempo antes, con la creencia ilusoria de que no libre que era existía incompatibilidad alguna entre los mucho, comenzó deberes de la ciencia y los deberes de la a frecuentar diariamente durante diez patria. De este modo, la operación docu- años en especial el Archivo General de mental de Irazusta no lo lleva a alterar la Nación, pero también la Biblioteca sustancialmente la imagen tan positiva Nacional. En cualquier caso, volvía a la de Rosas que había formulado en la Biblioteca no ahora en tanto que lector edición precedente y aún en el libro de desinteresado sino como un investigador 1935. Más bien reforzaba la argumenta- que buscaba, en especial en la sala reservada ción y las formas de legitimación externa de “Manuscritos”, las piezas que comple- de la misma. Al proceder de este modo, taran su edificio. El resultado fue que de utilizando el archivo como verificador los dos tomos originales la obra pasaría de hipótesis previas, tampoco estaba a diez en la edición definitiva de 1970. sólo. De haberlo sabido, se hubiera Aunque sin seguir las reglas de los sentido gratificado de conocer que no eruditos en la transcripción de los docu- era un modo disímil el que empleaba su mentos, popularizadas entre nosotros admirado Benedetto Croce quien, como por Emilio Ravignani, algo parecía estudios recientes han mostrado, sobre

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la base de los registros de consultas en descollaban tanto los historiadores latinos el Archivo de Nápoles, sólo buscaba allí (Tito Livio, ante todo) como los pensa- materiales sectorialmente para verificar dores europeos de los siglos XVIII ó XIX puntos menores de la argumentación o (del Doctor Johnson al abate Galiani o a para avalar sus certidumbres previas. Carlyle). Clásicos que aparecían para él, En cambio, lo que fue cambiando en la de algún modo, como parte de su mismo presentación que Irazusta hacía del perso- tiempo intelectual, como lo habían sido naje Rosas, fueron ciertos rasgos que pare- para los intelectuales del siglo precedente. cían buscar impedir que su figura pudiese Añoranzas, como las que también conser- ser asociada con el líder político que tanto vaba hacia aquellos hombres públicos de denostaba. Para ello le quitaba todo ribete la generación de su padre, equivocados tal remanente de populista, reforzando en vez, pero para él tan superiores a los que su presentación el papel de hombre de vendrían luego. orden, como exhibe la importancia que La soledad era Aunque sin seguir las reglas atribuía a la carta a Vicente González, así su destino de los eruditos en la tran- el “carancho de Monte” como clave de creciente, inde- scripción de los documentos, la concepción de Rosas del problema pendientemente popularizadas entre nosotros del poder. Desde luego, también contri- del relativo éxito por Emilio Ravignani, algo buía a ello el conservadurismo político de su obra histo- parecía impulsarlo a seguir el de Irazusta que, aunque nunca lo había riográfica, máscriterio de aquellos en cuanto abandonado, se hacía cada vez más mani- aludida que efec- a conocer todos los docu- fiesto con su admiración por aquella tivamente leída. mentos posibles para fundar el Inglaterra de la forma de gobierno mixto, Soledad apenas juicio histórico. Era quizás lo por detrás de la cual reposaban los ecos alterada por las mismo que le llevaba a criticar de una larga translación que la cultura apacibles sesiones en privado a otros revisionistas europea había hecho del modelo romano, de la Academia notorios que, según él, estaban tal cual había sido afortunadamente cons- Nacional de la apegados al relativismo y a la truido por Polibio. Historia, por los instrumentalización política Es difícil saber si una tarea, la historia, a encuentros con de la historia. Creía honesta- la que dedicó tanto tiempo de su vida, su amigo Ernesto mente en la verdad histórica fue mucho más que un refugio y pudo Palacio –con el y no en la historia magistra darle no sólo una gratificación cotidiana que seguía discu- vitae. Sin embargo, es difícil no sino una razón mayor para su transcu- tiendo a propósito ver en su obra, que no trata de rrir en el atribulado siglo XX. El Irazusta del peronismo– o escamotear ninguna “prueba” cercano a los ochenta años con su senci- con los acólitos ni recortar las fuentes para llez sin afectación, sus encantadores nacionalistas de acomodarlas a su tesis, como modales ya antiguos, su conversación generaciones más una vindicación de Rosas. amena, carente de narcisismo y plena de jóvenes con los una amplia cultura acumulada, lo presen- que, sin embargo, parecía tener tan taban, en la tormentosa Argentina de los poco que ver. Por debajo de todo ello años setenta, como una persona de otro podía entreverse, al pasar, un dejo de tiempo. Ello se revelaba también en los estoica y contenida melancolía. mismos rótulos “unitario”,”federal” o “patriota” que solía utilizar para tipi- ficar a sus contemporáneos o en sus citas (*) Instituto Ravignani, Universidad de abundantes de los clásicos, entre los que Buenos Aires.

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El narrador y el archivista Por Daniel Sorín (*)

El joven Panguitruz, llamado Mariano por quienes pretenden refundar una identidad a partir del lenguaje, de noble origen ranquel, aprende a controlar sus impulsos guerreros en la generosa cautividad que le brinda el Restau- rador y cambia la lanza por el lazo, piensa que no son menos bárbaros estos cristianos de liturgia vacua, la técnica del degüello de reses no reconoce, en ellos, diferencias al ser aplicada a cabezas mejor dotadas. Su inteligencia, su dispo- sición a albergar saberes extraños y la introver- sión, distintiva de su gente, impulsan su mirada ávida hacia unos símbolos atávicos, sagrados, marcados con sangre negra sobre la palidez de unos frágiles trozos de piel apilados, descubre que muy pocos pueden entender esos símbolos que significan un fractura dimensional en la cotidianeidad intrascendente de sus captores. Años después el cacique Panguitruz, buscando precisiones en la incerteza de la vida ranquelina, comienza a acumular documentos, como vitua- llas para atravesar el desierto del futuro. Por azares, que no figuran en los archivos, el introspectivo ranquel conoce a ese dandy loco de Mansilla que luce su inmutable prestancia caballeresca en medio del mundo aborígen. Se reconoce a sí mismo en el pasado, a un noble desterrado, y termina de entender a su destino: en Mansilla, en los archivos, Panguitruz, Mariano Rosas, ve que se acerca –como una inalterable tragedia cósmica– la extinción de su estirpe. LA BIBLIOTECA Rostros y figuras de la investigación en la Argentina N° 1 | Verano 2004 / 2005

Hay veces en que los hombres calabozos y presos. En realidad no comunes en circunstancias excepcio- había visto nunca aquellas celdas nales hacen cosas extraordinarias. Por húmedas de sus historias, lo que poco lo menos esa es la visión que de Oscar importaba a su fértil imaginación: Schindler ha tenido . por las noches, mientras cantaban los El justo Schindler no era Leonardo, grillos, le contaba a Lucio, inclinando Copérnico, Erastótenes, Freud ni su enorme corpachón hacia él, con Marx, genios que, cuando las aguas ojos desorbitados y el aire pegajoso del de la historia no bajaban tormentosas, suspenso, sobre muertos y fantasmas. intuyeron (o tradujeron) lo subte- –¿No oyes, niño, esos gritos? Son las rráneo, haciéndolo visible y provo- almas de los que están en los cala- cando rupturas tan escandalosas como bozos, bajo tierra– le decía. inevitables. Ni el narrador ni el archi- El narrador, que después en su vida vista de esta historia fueron genios dio tantas muestras de valor, temerario pero, tampoco, hombres comunes. como supo ser durante la Guerra del Sí les tocó una época turbulenta, sí Paraguay, fue la consecuencia ines- compartieron un vórtice histórico, y perada del terror infantil. Se desper- un tiempo de quiebre. taba de noche, a altas horas, gritando Nieto de un prudente comerciante, desesperado y don León Ortiz de Rozas, que había bañado en trans- El narrador, que después en casado con una mujer de voluntad piración. Porque su vida dio tantas muestras de indomable, doña Agustina López cuando el miedo valor, temerario como supo Osornio, hijo de un general con buen gobierna una ser durante la Guerra del Para- sable y hábil cintura para la política, y sociedad nadie guay, fue la consecuencia ines- de la mujer más bella del Buenos Aires está a salvo, el perada del terror infantil. Se de su época, Agustina Rozas; Lucio terror que había despertaba de noche, a altas Victorio Mansilla, aquí denominado el impuesto su tío horas, gritando desesperado narrador, heredó los expuestos dones llegó, incluso, a y bañado en transpiración. salvo, claro, la paciente prudencia de su las casas de los de Porque cuando el miedo gobi- abuelo materno. Fue, además, sobrino su propia estirpe. erna una sociedad nadie está del Restaurador de las Leyes, a quien Durante la a salvo, el terror que había supo bien mear su cama durmiendo adolescencia impuesto su tío llegó, incluso, entre él y su tía Encarnación. pareció curar su a las casas de los de su propia Tuvo dos hermanos: Lucio Norberto, miedo transfor- estirpe. muerto de propia mano por un amor mándolo en otra no correspondido, y Eduarda, una cosa. Se hizo enamoradizo y extrema- mujer excepcional, novelista, autora damente influenciable por las turgen- de Pablo o la vida en las pampas, en cias femeninas. Conmovido por los un tiempo que no demandaba de atributos de una encantadora joven, la mujer alturas intelectuales. De una jovencita de dieciséis años recién niño Lucio vivió en una casa que llegada a Buenos Aires desde Francia, había sido en tiempos coloniales una modista de sombreros para más datos, oscura cárcel. El tío Tomás, un negro se enamoró a su manera: perdida- liberto que trabajaba en la casa de mente. Esa joven lo sedujo con sus los Mansilla, bonachón y de mirada labios finos y rojizos, con sus carnes pícara, sabía cientos de historias de adolescentes y duras, su piel blanca y

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sus pequeños pechos ocultos detrás de –Mi amigo, cuando uno es sobrino una blusa blanca. Pero también lo hizo de Juan Manuel de Rosas, no lee el con su mal español de cadencia gala y Contrato Social si se ha de quedar en el uso, aquí y allá, de palabras francesas el país, o se va de él si quiere leerlo mal mezcladas en la conversación. con provecho. Seguramente todo esto le otorgaba ese aire de mujercita desprotegida, El narrador ha sugerido que, siendo solitaria y cándida, que entusiasmó la peligrosas ciertas lecturas durante el libido urgente del joven Lucio. Fue gobierno de su tío, su padre consideró la primera vez que ese niño, tantas necesario sacarlo del país con la excusa veces protegido de un viaje comercial al Oriente. Pero Durante la guerra, Mans- por su madre tal cosa, de dudosa autenticidad, fue illa conoció a Dominguito de los horrores dicha después de Caseros. Sarmiento y fue, justamente, nocturnos, Por los motivos que fueran, Lucio quien anotició a su padre, el sintió la impe- emprendió un largo viaje, que al fin duro militante del progreso, riosa necesidad resultaría iniciático. El mundo, descu- de su muerte injusta. A partir de abrigar a una brió, era mucho más que la vida chata de de allí Mansilla trabajó para mujer. Lo sedu- ganaderos hacendosos y comerciantes la candidatura del autor de jeron, también, adocenados. Conoció Londres y París y Facundo quien, como sabemos, sus modales deli- a las damas de ambas metrópolis. Pero fue presidente incluso antes de cados y europeos también conoció Benarés, Constanti- desembarcar en Buenos Aires. que le daban el nopla, las Pirámides de Egipto, Lahore Cuenta la historia que una aire reposado y y Delhi. Para una mente crédula, noche Mansilla fue a la casa fino que a Lucio que cree con puntualidad lo que su del sanjuanino con una lista lo hizo temblar. tiempo le dicta, que no se pregunta de ministeriables, él incluido, Ese contraste el porqué y asume como propia la claro. Pero don Domingo ni vital entre la común respuesta, el viaje no hubiese siquiera le abrió la puerta, languidez de la pasado de ser una rutina turística; pero le tiró una soga para que pequeña y las la mente de Lucio, con su rara inclina- enganchase la nota que traía y pampas bárbaras, ción al desprejuicio, estalló al conocer después se rió de él diciéndole duras y mascu- el mundo y sus hombres. Esas culturas que dos locos eran demasiado linas, le resultaba diferentes le revelaron diferencias pero en el gobierno. tremendamente también similitudes, algo encontró en excitante. Londres, algo encontró también en La historia, viaje clandestino a Egipto, que ya había conocido en las Montevideo y calabozo incluidos, pampas argentinas. devino larga estadía en los campos fami- El 3 de febrero de 1852, en Caseros, el liares y en el saladero que su padre tenía drama de la historia dobló la esquina. en Ramallo. Muy pronto Lucio perdió El general Mansilla había trabajado total interés en el degüello de reses, labor con Rosas y, aunque no fue acusado que la época consideraba formadora de de ningún crimen, y hasta había sido la personalidad del varón, y se entregó a siempre señalado como un tibio por la lectura. Cierto día, mientras leía boca los rosistas extremos, creyó oportuno abajo en su cama, apareció el general y, ausentarse y se dirigió a París con al observar la lectura que entretenía a su sus hijos. Además, le encantaban los hijo, le dijo: salones y las fiestas.

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Cuando regresó, Lucio trató de traía y después se rió de él diciéndole limpiar el honor familiar retando que dos locos eran demasiado en el al senador Mármol en presencia de gobierno. En eso tenía algo de razón medio Buenos Aires: “...declaro que Sarmiento, Lucio no tenía todos los el senador Mármol es un vil calum- chips puestos donde se debe. Pero el niador”, dijo y le arrojó el guante. El presidente hizo más que eso: lo envió duelo no se concretó pero sus huesos a la frontera a combatir a los indios. fueron a dar a la cárcel de la que saldría O sea lejos, muy lejos de donde se expatriado. En la Confederación tomaban las decisiones. Argentina iniciaría Mansilla su labor Lucio fue, con periodística, detrás de esa actividad, su ego herido y Lucio fue, con su ego herido agazapado, se encontraba el narrador, una bronca de y una bronca de todos los aún desconocido e inédito. todos los diablos. diablos. Para colmo de males Tiempo después serviría en la Guerra Para colmo de sus viejos enemigos en el del Paraguay. Durante la contienda males sus viejos ejército, habida cuenta de su el periodista no se privó de atacar enemigos en el precaria situación, quisieron a sus superiores, una y otra vez, con ejército, habida cobrarse antiguos desplantes. un sarcasmo y una pluma envidiables cuenta de su Se le acusó de haber fusilado (ambos). Permítaseme una digresión: precaria situa- durante la guerra a un desertor eran tiempos en que los adeptos al ción, quisieron sin juicio previo, lo que era progreso luchaban por dejar fuera cobrarse anti- tan cierto como común: las de combate al país profundo y atra- guos desplantes. formalidades no abundan sado; en esas circunstancias el ejército Se le acusó de cuando silban las balas. sanmartiniano, napoleónico, donde haber fusilado Acorralado por sus enemigos, la autoridad provenía del liderazgo, durante la guerra Lucio Victorio Mansilla se estaba mudamente transformando a un desertor sin decidió huir hacia adelante. en un ejército prusiano, con su divi- juicio previo, lo Pensó e hizo una excursión sión prolija del trabajo y en el que la que era tan cierto a las tierras de los indios autoridad se originaba en la jerarquía. como común: las ranqueles, para formalizar un Pronto el primero desaparecería, y con formalidades no nuevo tratado de paz. él los militares de pluma desordenada. abundan cuando Durante la guerra, Mansilla conoció silban las balas. a Dominguito Sarmiento y fue, justa- Acorralado por sus enemigos, Lucio mente, quien anotició a su padre, Victorio Mansilla decidió huir el duro militante del progreso, de hacia adelante. su muerte injusta. A partir de allí Pensó e hizo una excursión a las tierras Mansilla trabajó para la candidatura de los indios ranqueles, para forma- del autor de Facundo quien, como lizar un nuevo tratado de paz. sabemos, fue presidente incluso antes Antes de morir atravesado por una de desembarcar en Buenos Aires. lanza, con la boca llena de saliva y Cuenta la historia que una noche sangre, Santiago Llanquelén vio cómo Mansilla fue a la casa del sanjuanino la tierra se enrojecía y el cielo se teñía con una lista de ministeriables, él con el humo gris del incendio. Pudo, incluido, claro. Pero don Domingo ni también, escuchar claramente los siquiera le abrió la puerta, le tiró una alaridos enfurecidos de los atacantes, soga para que enganchase la nota que que en enloquecido trance no hacían

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más que matar, hundir puñales, cortar después Painé Gnerr no se hubiese cuellos y avivar el fuego. A Santiago transformado en cacique general. De Llanquelén le concedieron el ácido manera que sin saberlo el gobernador privilegio de observar, amarrado al de Buenos Aires, don Juan Manuel tronco de un árbol, como desaparecía de Rosas, tenía cautivo en una de sus de la faz de la tierra toda huella de estancias al hijo menor del cacique su descendencia. Para el atardecer no general de las tribus ranquelinas. Un quedaría vivo ni uno solo de su estirpe año tardaría en darse cuenta. renegada. Este suceso ocurrió hacia el El silencio es una condición natural de otoño del año 1838 y los sanguina- los indios cuando están en presencia rios asesinos fueron conducidos por del huinca. El silencio y la mirada el mismísimo cacique Painé Gnerr. El de soslayo, nunca de frente. El sabio fuego se reflejaba en sus ojos cuando, I Ching explica que la curiosidad, que antes de rematar a Llanquelén, le en el señor es un rasgo de vulgaridad, preguntó qué había hecho con su se transforma en el alma vulgar en una hijo. ¿Dónde expresión de inteligencia. De igual De vuelta de su entrevista está Panguitruz?, manera, la mirada ladina, que en el con Mariano Rosas, portador indagó con una hombre de poder evidencia una oscura de un nuevo tratado de paz, mirada ya del desviación de la conducta, es, en el Mansilla fue expulsado del todo enajenada. desposeído, en el débil, una necesidad ejército. Sus enemigos habían No tuvo éxito. El para sobrevivir, una estrategia ante el vencido y él, sin plata y sumer- renegado murió poderoso. Panguitruz y sus compa- gido en el odio, resolvió sin revelar la ñeros obedecieron con la mirada en el hacer su segunda excursión, suerte de su hijo piso lo que les ordenaron los blancos. la más brillante, la que aquí menor. Hombre de intuiciones más que intentamos revalorar. Escribe Si bien el rapto de impulsos, algo debía sospechar como folletín: Una excursión del niño fue lo el gobernador: los ranqueles tenían a los indios ranqueles, donde que precipitó especial interés en recuperar a cierto le dice a los ciudadanos de la la matanza, la indiecito. ¿Pero dónde se encontraría? polvorienta Buenos Aires, y verdad es que la ¿En cuál de sus estancias estaría labo- a su propia clase (por la que tribu de Llan- rando? Don Juan Manuel de Rosas se siente traicionado), que la quelén había no daba puntada sin hilo: se encariñó Civilización no es tan civili- traicionado a con Panguitruz. Le enseñó las tareas zada ni la Barbarie tan bárbara. toda la indiada del campo y, como acto de amor de Replantea, resignifica, laacordando su un hombre temeroso de Dios, lo hizo ecuación sarmientiniana. propia paz con bautizar en su fe cristiana entregán- los huincas, paz dole su apellido. Panguitruz sería, en que incluía delatar y, más aún, matar adelante, Mariano Rosas. o hacer presos a los de su misma raza. Pero el líder indiscutido de la Santa Para ese entonces el hijo de Painé Federación no era hombre de amores Gnerr, Panguitruz, ya había sido pródigos. No se lidera la resistencia a despachado junto con otros indios a las marinas imperiales con amor. No una estancia, a disposición del gober- se es jefe del combate fronteras adentro nador de Buenos Aires. Esta historia con amor. No se degüellan salvajes no hubiese tenido importancia más unitarios, no se restablece el orden, no que para esas almas interesadas si días se defiende a la Patria, no se retiene el

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poder con amor. Don Juan Manuel patrullas de que venían de mercar honra- lo hizo bautizar y después calló: la damente. Arribaron por fin a Mamil especulación es en el poderoso, como Mapu de mañana muy temprano, el el silencio cabizbajo en el débil, una frío les calaba los huesos. Las tolderías muestra de fina inteligencia. Ambos aún dormían. Informado de inme- eran, Mariano y Juan Manuel, almas diato, Painé Gnerr salió a recibirlo, lo definidas por la mente, a su manera abrazó, lo acarició, lo hundió dentro artistas o guerreros, porque el arte y la de su pecho. Lo miró a los ojos para guerra son dos territorios del cálculo y descubrir que aquel muchachito que la especulación. supo conocer, y que crió observándolo Mariano Rosas aprendió a bolear y a día a día desde su distante silencio ya no pialar, adquirió el conocimiento de existía, que había trocado en hombre. cómo se arreglaba y componía un Sabría después que Panguitruz ya nunca buen parejero y la manera en que se volvería, que en su lugar estaba Mariano cuidaba el ganado. Puso empeño, Rosas, que traía a las tolderías no sólo sabía que esas destrezas le serían de lo que el blanco quiso enseñarle sino, utilidad. Tenía el aspecto de un joven además, lo que su alma sagaz y prudente fuerte pero manso, callado e inteli- fue capaz de arrancarle. gente. Recibió y cumplió las tareas que Poco después de su llegada Mariano le dieron; durante tres años forjó una Rosas recibió una carta y un presente. nueva mirada con la laboriosidad de En el sobre decía “don Juan de Rosas”. un artesano, reemplazó la oblicuidad Adentro podía leerse: astuta y torva por una mirada lánguida de párpados bajos. Puso en este cambio Mi querido ahijado: no crea usted que toda la fuerza de su voluntad y el estoy enojado por su partida, aunque ingenio solapado de su mente astuta. debió habérmelo prevenido, para Tres años le costó trasvasar su espí- evitarme el disgusto de no saber qué ritu de un molde a otro, permutar se había hecho de usted... Nada más su rostro, convertir a Panguitruz en natural que quiera ver a sus padres, Mariano Rosas. sin embargo nunca me lo manifestó. Hasta que confiaron en él. Yo le habría ayudado en el viaje Creían –los huincas– que era indio haciéndolo acompañar... Dígale a bueno, que era de confiar. Por eso no Painé que tengo mucho cariño por pudieron dar fe a sus ojos cuando no él, que le deseo todo el bien, lo mismo encontraron las ropas de Mariano y sus que a sus capitanejos e indiadas... amigos, ni sus pocas pertenencias, ni los Reciba este pequeño obsequio que es mejores caballos de la estancia. Habían cuanto por ahora le puedo mandar. huido. Desertaron, internándose en el Venga a mí siempre que esté pobre. desierto, para volver a las tolderías, al No olvide mis consejos porque son los fragor recordado de sus indiadas. de un padrino cariñoso, y que Dios le Fue un largo y peligroso camino el que dé mucha salud y larga vida. Su afec- desandaron, esquivando partidas, sin tísimo. Juan de Rosas. poder entrar en ninguna estancia para indagar la ruta correcta que los llevase Al final había una posdata:Cuando a casa. Dos veces fueron sorprendidos se desocupe, véngase a visitarme con y dos veces pudieron convencer a las algunos amigos.

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El regalo que el metódico Restau- torpeza del ignorante, apuntó hacia rador de las Leyes le había mandado a unos envases sin saber que contenían Mariano Rosas consistía en doscientas pólvora. La explosión se escuchó a yeguas, cincuenta vacas y diez toros millas de distancia, él y sus veintitrés de un pelo, dos tropillas de overos acompañantes murieron en el acto. negros con madrinas oscuras, un apero Reunidos nuevamente los caciques completo con eligieron a Mariano Rosas como Mansilla cometió un delito muchas prendas cacique general. Esto sucedió alre- que los hombres del progreso de plata, algunas dedor del 20 de enero de 1858. El consideraron imperdonable: arrobas de yerba cacicazgo de Mariano Rosas debió su dar entidad al indio, otor- y azúcar, tabaco y nacimiento tanto a la seca que desgastó garle condición humana. Se papel para armar a las tropas del general Emilio Mitre, estaba tramando la Conquista cigarrillos, ropa como a la crédula ignorancia de su del desierto (desierto nada fina, un magní- hermano mayor. deshabitado, es debido fico uniforme de Entre ese acontecimiento desgraciado apuntar) que debía concluir coronel y, por y el momento en el que Mariano con el casi completo aniquila- supuesto, muchas Rosas vio entrar en su toldo al coronel miento de los pueblos origi- divisas coloradas, Lucio Victorio Mansilla pasaron narios. Y todo genocidio debe símbolo omni- muchas cosas. Pasaron, por ejemplo, ser ciego al otro, porque no presente de la las batallas de Cepeda y de Pavón, las es el odio sino la negación de Santa Federa- victorias y la derrota final de Urquiza la condición humana, lo que ción. La indiada y la Confederación Argentina a hace posible el exterminio. contempló manos de Buenos Aires. Pasaron una enmudecida el sucesión ininterrumpida de expedi- magnífico regalo. Para aquellos indios ciones militares contra los ranqueles, el presente equivalía a una fortuna. los inviernos fríos, la escasez de Mariano Rosas asumió la conducción alimentos, la guerra contra el Para- de las indiadas mucho después. Antes, guay, el ascenso a la presidencia de hacia los primeros días del seco enero Sarmiento, el nacimiento de los críos, de 1858, el general Emilio Mitre los tratados de paz siempre incum- realizó una apocalíptica expedición en plidos, centenares de malones, miles territorio indio, pero tanto la formi- de cautivos y la angustia, esa opresión dable sequía reinante cuanto el desco- continua en el alma de ver acercarse, nocimiento geográfico del desierto inexorable, el final. lo condujo al desastre. Sus tropas De vuelta de su entrevista con estaban cansadas y sedientas, sus Mariano Rosas, portador de un nuevo monturas aplastadas y baja la moral tratado de paz, Mansilla fue expul- cuando fueron observados por una sado del ejército. Sus enemigos habían patrulla ranquel. En su precipitada vencido y él, sin plata y sumergido huida el general dejó en el desierto en el odio, resolvió hacer su segunda que le fuera tan hostil seis piezas de excursión, la más brillante, la que aquí artillería y decenas de fusiles y cajones intentamos revalorar. Escribe como con municiones. Cuenta la historia folletín: Una excursión a los indios que Guayquiner, hermano mayor ranqueles, donde le dice a los ciuda- de Mariano Rosas, quiso probar un danos de la polvorienta Buenos Aires, revólver y, con la ingenuidad y la y a su propia clase (por la que se siente

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traicionado), que la Civilización no Allí descubriremos un diálogo que es tan civilizada ni la Barbarie tan encierra la visión del cacique y también bárbara. Replantea, resignifica, la la del narrador: ecuación sarmientiniana. No apuntaremos aquí los cuan- –Hermano, los cristianos han hecho tiosos asuntos, temas y materias en hasta ahora lo que han podido, y los que el narrador observa inteli- harán en adelante cuanto puedan gencia y cultura, valor y sutileza, en por los indios– dice Mansilla que le la sociedad ranquel. Quedará para el dijo a Mariano Rosas. lector de estas líneas desempolvar, si –Hermano, cuando los cristianos su curiosidad así se lo reclama, una han podido nos han muerto. Y si obra magnífica, y buscar en ella el mañana pueden matarnos a todos, mundo del desierto y las opiniones nos matarán. Nos han enseñado a de su autor. Vaya como ejemplo usar ponchos finos, a tomar mate, a las que vierte sobre el matrimonio fumar, a comer azúcar, a beber vino, indio, al cual no duda en alabar. En a usar bota fuerte. Pero no nos han esas páginas encontraremos al indio enseñado ni a trabajar ni nos han peleador, consumido por el alcohol, hecho conocer a su Dios. Y entonces pero también al platero genial y al hermano ¿qué servicios les debemos?– estadista prudente.

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Una excursión a los indios ranqueles es otra historia. Con la prudencia que una obra sociológica extraordinaria me caracteriza lanzo aquí la hipó- y un producto literario fundacional, tesis de que el archivo de Mariano un edificio construido a partir de la Rosas era, además de extraordinaria- valentía y el desprejuicio. mente ordenado como nos informa Es absolutamente notable que se Mansilla, muy completo. Digo, con considere al Facundo de Sarmiento y la misma racionalidad oportuna con no a la Excursión de Mansilla, como la que se han llenado las plazas de obra liminar de la literatura argen- la Patria con monumentos a Julio tina. Es notable y, bien pensado, Argentino Roca, con la misma lógica revelador. coherencia mediante la que admi- Mansilla cometió un delito que los timos asesinar al salvaje en nombre hombres del progreso consideraron del progreso, con ese mismo apego a imperdonable: dar entidad al indio, la verdad, sostengo: Mariano Rosas otorgarle condición humana. Se fue el más grande archivista de su estaba tramando la Conquista del época y la Biblioteca Nacional bien desierto (desierto nada deshabitado, haría en llamar a una de sus salas con es debido apuntar) que debía concluir su nombre. con el casi completo aniquilamiento El lector pensará que esto no es más de los pueblos originarios. Y todo que una deducción tramposa desti- genocidio debe ser ciego al otro, nada a acusar, a través del absurdo, porque no es el odio sino la negación a la fatua banalidad de los hombres de la condición humana, lo que hace del progreso. posible el exterminio.1 Pues tiene y no tiene razón. Ahora bien. El narrador contó en su Sea como fuere es hora de redefinir narración que Mariano Rosas tenía el progreso, cuestión ésta de abso- un archivo, un ordenado archivo. luta actualidad. ¿Puede el progreso Reparemos un poco en esto. Los incluir la desaparición de pueblos y indios no tenían lengua escrita... pero de sus culturas? Para los positivistas Mariano Rosas, tenía un archivo con sin duda que sí, porque el progreso es recortes de los diarios blancos... él y el verdadero dios. No por nada desde posiblemente otros ranqueles, sabían otra visión (aparente) de la historia, leer y escribir el español. Juan B. Justo saludaría años después Los arquitectos del Granero del las tropelías estadounidenses en el Mundo no lo han creído, para ellos Caribe, defendería al “imperialismo habrá sido una fantasía de Mansilla, protector” que, llevando progreso y si lo creyeron no pasó de ser apenas (capitalismo) suministraría clase una miscelánea, un dato olvidable, lo obrera y con ella el germen del socia- que hoy diríamos una nota de color. lismo (el progreso, nuevamente). Nadie, jamás, lo ha estudiado. Y, La iglesia de estos vicarios del nuevo por supuesto, ese archivo no ha dios –dios que mora bancos y no capi- llegado a nosotros porque nada llas– terminó cometiendo (como los o poco quedó después de Roca. protestantes sajones) peores crímenes Como dice Mignogna a “la historia que la Cruz que blandieron los la escriben los que ganan”. Según conquistadores españoles. Al fin de el poeta esto confirma que hay cuentas éstos amaron a algunas indias

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e hicieron con su simiente, e incluso a veces con su amor, al criollaje y con él una síntesis posible.

(*) Escritor. Error de cálculo, Buenos Aires, EMECE, 1998. El dandy argentino, Buenos Aires, Norma, 2000. Palabras escandalosas, Sudamericana, 2003. Palacios. Un caballero socialista, Sudamericana, 2004.

NOTA

1. Y poco importa (aunque esto es maravillosamente literario) que el sobrino de Rosas no haya sido un Moreno y haya hecho lo que hizo no por militante sino por despecho personal: Una excursión a los indios ranqueles es la obra literaria más importante de su época, aunque la historia diga otra cosa.

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Groussac, la República de los filósofos y la Biblioteca de la Nación Por Patrice Vermeren (*)

El pensador francés Patrice Vermeren redes- cubre en la personalidad de Paul Groussac, una moral republicana, no exenta de una cierta tendencia aristocrática-filosófica. Tempranas lecturas de Spinoza, Schopen- hauer, Taine y Renán, moldearon y forta- lecieron un espíritu siempre preocupado por la cuestión de la ética bibliotecaria, en nuestro país encontró el objeto y la causa para sus desvelos. ¿Qué debe ser una biblio- teca nacional? ¿Cuál es el sujeto lector? La doble condición de “pública” y “nacional” obliga a la biblioteca a estar abierta a todos y constituirse en la autoridad que super- visa, a la vez que preserva, la producción nacional de libros, sostenía el intelectual francés, director de la Biblioteca Nacional, como nos recuerda Patrice Vermeren. LA BIBLIOTECA Rostros y figuras de la investigación en la Argentina N° 1 | Verano 2004 / 2005

¿Qué es un filósofo para Groussac? de ingreso en la Escuela Normal La crónica necrológica que dedicó a Superior. Es el paradigma exacto de Auguste L. Burdeau en Le Courrier lo que Albert Thibaudet denomina Français del jueves 13 de diciembre en La Republique des Professeurs en la de 1894, comienza con las siguientes época de los becarios que sucede a la palabras: “Una nueva desdicha abate de los herederos1. Entre ellos cita a a la democracia francesa”, evocando la Lagneau, hijo de campesinos, Darlu, muerte, a los cuarenta y tres años del hijo de un profesor de college y a eminente profesor de filosofía, traductor Jaurés, cuyo padre vivía en un pueblito de Spencer y de El mundo como voluntad de los alrededores de Castres. y representación de Schopenhauer, muy pronto diputado y ministro de la Tercera República. Conmemora su desaparición como la de:

Un gran corazón, de un espíritu eminente, de un republicano sin miedo y sin reproche, uno de esos ciudadanos en los que Francia podía fundar sus esperanzas más legítimas.

Un hombre al que Groussac describe –basado en el retrato que todos sus contemporáneos han hecho de él– como alguien que no pertenecía como Carnot, Casimir-Périer, o Cavoúgnac, a la aristocracia republi- cana sino que era un hijo del pueblo. Nacido en Lyon el 10 de setiembre de 1851, Burdeau era el sexto hijo de un empleado administrativo de la Escuela de Veterinaria, que murió Al evocar esta nueva generación de joven como él. Sola, la madre crió a profesores de filosofía, Andre Canivez sus seis hijos y trabajó como costurera escribe esto, que también podría ser jornalizada. Su último hijo, Auguste, un retrato de Groussac: debió comenzar a trabajar a los diez años como tejedor de seda pero por la Todos esos hombres saben y aún noche iba al colegio luego del trabajo. cultivan cuan dura fue la vida de A los dieciséis años ganó una beca de sus padres y no reniegan de ella, internado. Después obtiene el premio pero saben diferenciar entre los que de filosofía en el concurso general de trabajan y se elevan y los que vegetan. los departamentos, lo cual le permitió En ellos se siente al mismo tiempo el ingresar en el prestigioso Liceo Louis amor al pueblo, que se manifiesta por le Grand de París. Más adelante un fuerte compromiso con la demo- recibió el premio de honor en filosofía cracia y una actitud austera con en el concurso general y del concurso los que no supieron hacer el mismo

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esfuerzo de sus padres y el de ellos mismos. Experimentan por toda obra de existencia la misma descon- fianza que, paradójicamente, coin- cide con la opinión de la burguesía afianzada. Ellos son de la clase ascendente y, en su vida, severa hasta la austeridad, se sienten los proto- tipos de una suerte de religión de los tiempos nuevos, mezcla de protestan- tismo liberal, de moralismo kantiano y de fervor democrático. Ya no dicen, como el joven Renán, que la carrera de profesor se asemeja tanto a la del clero que querían abandonar. Pero, soy yo quien retoma las responsabi- lidades de la elite y también el pres- tigio que supo tener parte del clero. Esos jóvenes profesores son también provincianos… 2.

Burdeau es un patriota. Cuando se declara la guerra en contra de Alemania, él se enrola como soldado, lo hieren y cae prisionero. Tres veces intenta escapar, al fin lo logra y recibe la Cruz de la Legión de Honor. Retorna de inmediato a sus estudios en la Escuela Normal, donde tiene compañeros como a Jules Lemaitre y Georges Duruy. Obtiene el primer lugar en el Concurso de Agregación en filosofía y pasa cinco años como profesor en Saint Etienne. Luego lo nombran en Nancy donde crea la Correspondance Universitaire, boletín destinado a guiar las vocaciones en el Consejo Superior de Instruc- Paul Groussac en la ción Publica. En 1880 hace lo “versión avícola” del humorista José María Cao para Caras y Caretas. mismo en París, en el Liceo Louis le

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Grand. Distinguido por su republi- a todos los hombres es estar tentado canismo militante lo nombran jefe a sojuzgarlos “para su bien”. Por de gabinete del nuevo ministro de último, hay un desconocimiento total educación pública, Paul Bert. Poste- de los derechos del individuo, de todo riormente, después de un retorno de lo que la vida contiene de variado, de tres años a su cátedra, lo eligen dipu- poco análogo, de espontáneo en mil tado por el Ródano, en una cámara direcciones diversas5. en la que se hizo notar por su capa- cidad para cubrir todo el campo de Un kantismo que al mismo tiempo, competencias requeridas por la acti- pero por otras razones, resulta un vidad parlamentaria, se convirtió más motivo de crítica tarde en ministro de marina, antes de por parte de Se ha demostrado que las asumir la presidencia de la Cámara de otro de los anti- bibliotecas públicas nacen Diputados. Sin embargo, la dedicación guos alumnos de cuando las clases medias, que a estas actividades, nunca le hizo aban- Burdeau, quien no tienen acceso a las colec- donar sus traducciones de Spencer y concurría al Liceo ciones de libros privados por de Schopenhauer. Burdeau inspiró, Louis le Grand falta de medios presionan para en la literatura, la figura del profesor en 1884 y que tener libre acceso a las obras de filosofía Adrien Sixte, héroe de la también adscribía que necesitan. novela de Paul Bourget Le disciple 3. a la derecha ya Burdeau también aparece en la obra que junto con Charles Maurras será el de su alumno Maurice Barrés quien, fundador de L’Action Française. Se trata pese al retrato crítico que traza de de Léon Daudet, quien expreso: él en Les deracinés, tras los trazos de Bouteiller, refiere que el profesor Lo más fuerte es que esta impregna- maravilló a toda la clase de filosofía ción, esta penetración del kantismo del Liceo de Nancy durante los se haya hecho en nombre del patrio- cuatro meses que enseñó allí, desde tismo bien entendido. Más no hacía setiembre de 1879 hasta enero de falta, ante todo, conocer a fondo a 18804. Barrés, al contrario de su nuestros vencedores y someternos a ex maestro, se comprometerá políti- una disciplina mental en la que se camente y le reprochará su kantismo. hallaba, según Burdeau y los otros, el secreto de sus recientes victorias 6. Burdeau basaba toda su enseñanza en el principio kantiano. Y lo formu- Léon Daudet fustiga también la laba así: Actuar siempre de manera fractura de su espíritu por la locura tal que nuestra acción pudiera servir germánica de su profesor de filosofía, de regla a todo hombre ubicado en la y concluye así: “El kantismo es un misma situación que nosotros. Hay veneno para la inteligencia francesa. en ese principio un elemento de estoi- La entumece y la paraliza”. cismo. Hay también un elemento de En cuanto a la otra referencia gran orgullo, puesto que eso equivale alemana de Burdeau, Schopenhauer, a decir que se puede conocer la regla ella infesta su curso con el pesimismo aplicable a todos los hombres. Existe más negro que el profesor no vacila un germen de intolerancia fanática, en infligir a sus alumnos con su porque concebir una regla común propia traducción de El mundo como

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voluntad y representación, obra de este En 1894 añade: misántropo, siempre lindante con la parálisis general. Me asombró su método tan fuerte Es importante saber que Groussac en como original. Esos candidatos a la esa época se relacionó con Alphonse Escuela Normal se trataban como Daudet, padre de Léon Daudet, por hombres, como jóvenes amigos, y haber publicado el 28 de febrero su autoridad era absoluta aunque de 1883 un resumen de su libro siempre sonriente. Recuerdo que a L’Evangeliste en El Diario de Buenos un joven príncipe Bibesco, muy inte- Aires. Además, ofreció las columnas ligente, Burdeau lo reprendió agria- del diario al escritor francés, mientras mente porque no había leído un que Daudet le abrió las páginas del artículo reciente de Fouillée publi- Figaro y del Journal de Débats en Paris. cado en la Revue des Deux Mondes. Por otra parte, por la correspondencia Pero yo debo contenerme y dejar para de Groussac, se sabe que conoció muy otra vez estos detalles personales. bien a Barrés. Un Burdeau era entonces un hombre La biblioteca pública, como el Groussac que muy joven, de aspecto y manera de museo, sobrevive a sus funda- también conoció andar. De altura mediana, delgado dores y lleva, por lo menos personalmente al y pálido, muy miope, de fisionomía en principio, una existencia filosofo Burdeau, fina y agradable. Se parecía un poco apacible. El carácter público en 1883, en el a Bizet, aunque menos fuerte. Su supone también que esta Liceo Louis le dicción era maravillosamente clara biblioteca se encuentre abierta Grand y que se y fluida. Y aunque conocía su valor, a todo el mundo o por lo menos enorgullecía por con su bondad risueña y franca, virtualmente abierta a todos. haberlo desta- atraía enseguida la simpatía. Me Sobre todo si es nacional. cado frente al recordaba a Daudet, al que quería público argen- mucho y cuyo hijo Léon era entonces tino, entre todos los representantes de uno de los mejores alumnos del Louis la joven universidad. Un Groussac que le Grand. Yo lo había examinado y en 1894 recuerda que, en una carta cuando le hablé a Burdeau de la inte- publicada por El Diario de Buenos ligencia del muchacho sus palabras Aires del 17 de agosto de 1883, en fueron “¡Yo creo que tiene mucho la que describía el “espíritu nuevo” que esperar!” Y sentí, con su parecer, universitario en Francia respecto de la altura que un artista original y los argentinos, escribió: creador como Daudet ocupa en el mundo intelectual, por encima de los He hablado mucho de educación profesores y de los eruditos. con el filósofo Burdeau, traductor de Spencer, que es profesor de filo- Lo que también sedujo a Groussac es, sofía en el Liceo Louis le Grand. sin duda, la capacidad de este filósofo Es uno de los representantes más para propulsarse hacia el terreno de la eminentes de la nueva generación... actualidad y hacerse político dejando la Nuestra última conversación tuvo cátedra y el gabinete de trabajo, como lugar en su clase, después de una muchos otros en la época en que los lección de filosofía a la que asistí Thiers y los Gambetta pidieron a varios con placer y provecho. catedráticos de filosofía (discípulos o

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ex discípulos de Victor Cousin, como amado maestro de su juventud, la Barthelemy Saint-Hilaire, Jules Simon vida de Taine es de una belleza moral o Charles Waddington, o lectores absolutamente adecuada a su genio. de Schopenhauer, como Challemel La divisa de Spinoza será la suya: Lacour, o el mismo Burdeau) que se Vivir para pensar. Una declaración conviertan en los voceros, los minis- publicada en 1895 y que se hace eco tros y los diputados de una nación de otros homenajes a Taine9. como Francia, que, en esa época, No se deja de repetir, escribe Groussac, se transformó en la república de los que Taine es con Renán, y por diversas profesores de filosofía7. cualidades, el más grande escritor de Ahora bien, quizá no hay nada tan nuestra era. lejos de esta imagen de filósofo que Spinoza y Schopenhauer en el panteón puso sus cualidades al servicio de de los filósofos, Taine y Renán los más la república nacional en Francia en grandes escritores del tiempo presente. busca de sus mitos fundadores, que la Más allá de esto, ¿cuál sería la biblioteca de un escritor argentino que se hizo ideal de Paul Groussac? Él lo indica en periodista –Sarmiento– para defender un cuestionario que confeccionó para la civilización en la invención de la dirigirlo públicamente a sus lectores República Argentina, y terminó como del Courrier Français, del 20 y 21 de presidente de la República, también es mayo de 1895: 1) La Biblia, Job, El el caso de Avellaneda, el de Pellegrini eclesiastés, Los evangelios. 2) Homero, o el de Sáenz Peña, a quienes Groussac La odisea. 3) Virgilio, Las géorgicas, La conoció cuando enseñaba en el eneida. 4) Tácito, Anales. 5) Cervantes, Colegio Nacional de Buenos Aires. Don Quijote. 6) Shakeaspeare, Julio Un Groussac que, ya volveremos al César, La tempestad, Como gustéis, etc, tema, es un incondicional del Partido etc... 7) Racine, Fedra, Atalía, etc... y por lo tanto de la República, radical. 8) Spinoza, la Etica. 9) Goethe, Fausto. El otro filósofo de referencia de 10) Heine, Libro de los elementos, Groussac es Spinoza. Por ende, cita Intermezzo. 11) Schopenhauer, El la Ética de Spinoza como epígrafe de mundo como voluntad y representación. El alma cautiva. Pero evoca, sobre 12) Renán, Estudios religiosos. 13) Taine, todo a propósito del Spinoza francés lo Literatura inglesa III. 14) Flaubert, La siguiente: “La devoción, dice Spinoza, tentación de San Antonio. 15) Antología es el amor de lo que se admira”. Ese de poetas, por hacer, que incluiría a es el sentimiento que algunos experi- Hugo, su Leyenda. Lamartine, Leopardi, mentan por Taine8. Leconte de L’isle, L’illusion sûpreme, En todo caso convengamos que es Sully-Prudhomme, Heredia. un lugar común desde por lo menos En esta lista, ¿es preciso ver el equi- el artículo Spinoza del Dictionnaire valente de la taxonomía extraída de Bayle y repetido durante todo de cierta enciclopedia china citada el siglo XIX, sostener que la vida por Borges y retomada por Michel virtuosa de Spinoza contradice la Foucault para plantear la cuestión de opinión según la cual él sería un la imposibilidad de pensar en eso?10 ¿O monstruo moral. Groussac proyecta bien puede verse en esa yuxtaposición esta idea sobre su reencarnación fran- la coherencia de un espacio común de cesa y escribe: como la de Spinoza, los nombres y las obras?

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En primer lugar, ¿qué es una biblio- en cuanto a la producción nacional teca? Aquí es necesario distinguir desde de libros. Por eso es necesario hacer el principio entre la biblioteca pública que el Congreso apruebe una ley que y la privada. En el artículo mencio- obligue a los editores a entregar un nado se trata, por supuesto, de saber ejemplar de todo lo que se publica en lo que un individuo singular preser- el país, algo en lo que se empeñó en varía para sus lecturas o sus relecturas forma Groussac. personales. Y por otra parte, Groussac se entrega a consideraciones dema- siado rocambolescas, pasando por (*) Profesor de la Universidad de París VIII la experiencia de las otras encuestas periodísticas de esa clase efectuadas en el mundo tomando en consideración la especificidad del supuesto sujeto lector del Río de la Plata. Pero en toda la vida de Groussac, la cuestión será, más que la de la Biblioteca Pública, la de la Biblioteca Nacional de la nación argentina. Esto parece interesarle muy temprano. El escribe artículos sobre el tema, en Le Courrier Français, después en La Biblioteca e, incluso, un libro. O más bien es siempre el mismo texto que él rescribe. Se ha demostrado que las bibliotecas públicas nacen cuando las clases medias, que no tienen acceso a las colecciones de libros privados por falta de medios presionan para tener libre acceso a las obras que necesitan11. Como para los museos, su primer rasgo característico, según Pomian, es la permanencia, contrariamente a la colección particular que, en casi todos los casos, se dispersa después de la muerte del que la formó y que sufre los vaivenes de las fluctuaciones de fortuna de aquél. La biblioteca pública, como el museo, sobrevive a sus fundadores y lleva, por lo menos en principio, una existencia apacible. El carácter público supone también que esta biblioteca se encuentre abierta a todo el mundo o por lo menos virtual- mente abierta a todos. Sobre todo si es nacional. Y en ese caso se agrega una preocupación por lo exhaustivo

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NOTAS

1. Thibaudet, Albert, La République des professeurs, París, Grasset, 1927. 2. Canivez, Andre, “Jules Lagneau: professeur et philosophe”. Essai sur la condition du professeur de philosophie jusqu’à la fin du XIX siècle. Universidad de Estrasburgo. Les Belles Lettres, París, 1965, tomo 1, p. 265 3. Bourget, Paul, Le disciple, Paris, Lemerre, 1889. Véase Stephane Douailler, artículo “Le disciple” de la Encyclopedie Philosophique Universelle, Paris, PUF, tomo III, 1993. Y Patrice Vermeren “Le Spinoza du jardin des plantes”, en Spinoza et la politique, dirigido por Humberto Giannini, Pierre Francois Moreau, Patrice Vermeren, Paris, L’Harmattan, 1997. Véase también, en la misma colección La filiation du repentir, de Horacio González, por la conferencia dictada por Borges respecto de Spinoza. 4. Véase Maurice Barrés, Mes cahiers, Paris, Plon, tomo IX, p. 197. Véase el análisis de Georges Navet en Le philosophe comme fiction, Paris, L. Harmattan, 2000, pp. 120 sq. 5. Véase, además, Maurice Barrés, Mes cahiers, op. cit. Tomo XIII, p. 60, citado por Rene Pierre Colin, “Schopenhauer en ”. Un mythe naturaliste, Lyon, Presses Universitaires de Lyon, 1979, p. 134 6. Daudet, Léon, Fantômes et vivants, París, Nouvelle Librairie Nationale, pp. 136 a 137, op. cit. p.133. 7. Al respecto, véase Pierre Macherey, en el prólogo a Jules Barni La morale dans la democratie, París, Kime, 1992, p. 21. 8. Véase Paul Groussac “Hyppolite Taine”, Le Courrier Français, 10 de febrero de 1895. 9. Comenzando por Emile Faguet, “Hyppolite Taine” en La Revue Bleue., 11 de marzo de 1893. Véase Victor Giraud, Essai sur Taine, son oeuvre et son influence, Friburgo / París, Librairie de l’Université / Hachette, 1901, p. 14. 10. Foucault, Michel, Les mots et les choses, Paris, Gallimard, 1966, p. 7. 11. Pomian, Krzysztof, Entre l’ invisible et le visible, la collection, Libre n°3, París, Payot, 1978.

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José María Ramos Mejía. El aval de las fuentes que abren horizontes renovadores Por Hebe Clementi (*)

Ilustre exponente del positivismo laico, humanista perfectible, científico recono- cido, José María Ramos Mejía estudió la sociedad argentina con el afán siempre latente de formular diagnósticos prospec- tivos, de encontrar marcas semiólógicas en los archivos que transformaba en historias clínicas a las que adjuntaba prescripciones propias de su estirpe académico e ideológico. Las disidencias entre el cientificismo y la vocación de curador del cuerpo social, convergían dramáticamente en su persona- lidad. Fue admirado por José Ingenieros, su alumno más notable, y anatematizado por el revisionismo en sus componentes ensa- yístico-frenológicos de su obra, inherentes a su condicionantes históricos. Hebe Clementi, escapa de los apasiona- mientos y vislumbra un horizonte reno- vador en su fuerte inquietud historiográfica. LA BIBLIOTECA Rostros y figuras de la investigación en la Argentina N° 1 | Verano 2004 / 2005

El lapso de vida de José María Ramos ción de los estudios universitarios de Mejía (1849-1914) le permite atra- los hijos. La Revolución del Sur, poco vesar una mitad del siglo XIX tremen- después, les ofrece ocasión de regreso, damente fértil en ideas renovadoras pero el infortunio del encuentro de del quehacer humano (historia) y del Chascomús los obliga a regresar al quehacer científico (si cabe disociar exilio. José María y sus hermanos, uno del otro). El caso es que las leal- Francisco y Ezequiel, atraviesan esas tades y los valores que hasta allí acre- mismas circunstancias, como también ditaban una hegemonía expresa, van las que provoca la gestión del General pasando a un plano algo dubitativo, Lavalle, que desde Corrientes orga- y abriéndose a la perspectiva que las niza una rebelión y debe huir hacia el ciencias de la matemática y de la natu- norte, adonde lo acompaña Matías, raleza fueran encaradas por teorías de el padre, quien habrá de llevar los plena evidencia lógica. Huelga agregar restos de Lavalle hasta la Quebrada de que el código religioso es el que pasa Humahuaca al resguardo de eventuales a un segundo plano y en todo caso a tropelías postreras. La lucha que sobre- un plano beligerante y combativo, que viene contra Hilario Lagos, y luego también tiene una incidencia fuerte en con los porteños el área gobernada por cánones polí- contra Urquiza, José María ya escribía artículos ticos del Vaticano. en Cepeda y en periodísticos que firmaba como En este extremo de la América en Pavón, vuelve “Licenciado Cabra”, para el donde los argentinos asientan su terri- a marcar las diario de los Paz, y algunos torio nacional, en el que recién en trayectorias de para El Nacional. esa segunda mitad del siglo alcanzan la familia, al Se doctora en 1879, aunque una cierta unidad que designan menos hasta la ha comenzado ya a escribir en Organización Nacional, auspiciada batalla final “La 1870, y en 1873 ha fundado por la batalla de Caseros en la que final- Verde”, que será el Círculo Médico Argentino, mente acaba la larga dominación de la última, junto creando los Anales que todavía Juan Manuel de Rosas que, partiendo a Mitre. Cuando siguen en plena circulación. del ámbito originario –la provincia de muere su padre, Buenos Aires–, ha irradiado su poder José María cuenta con 36 años, y su manteniendo las riendas sobre el resto hermano Francisco con 34, y ambos de territorio en donde cuenta con la terminaron sus carreras universitarias a adhesión de buena parte de los sectores destiempo. Las alternativas de 1874 los de mando de cada provincia, aunque verán en la cárcel al padre y al hijo... todavía en precaria institucionalidad. cuando José María ya escribía artículos Es hijo de Matías Ramos Mejía y de periodísticos que firmaba como doña Francisca Madero, ambos perte- “Licenciado Cabra”, para el diario de necientes a la elite terrateniente de la los Paz, y algunos para El Nacional. provincia de Buenos Aires, del más alto Se doctora en 1879, aunque ha comen- nivel, que deriva de contar con enorme zado ya a escribir en 1870, y en 1873 ha extensión de tierras bonaerenses. Un fundado el Círculo Médico Argentino, marcado antagonismo con el gober- creando los Anales que todavía siguen nador Juan Manuel de Rosas, fuerza a en plena circulación. Cuando comienza toda la familia al exilio sin alternativa, su tarea médica, y frente a la situación en 1831, lo cual provoca la posterga- sanitaria del país y la ciudad central,

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crea la Asistencia Pública, de la que es parte, las organizaciones de protesta primer director, decisión que pronto obrera incentivadas por la llegada acompañará con otras instituciones multitudinaria de inmigrantes de que cumplen esa misma disponibilidad procedencia mayoritariamente espa- para atención del público en general, ñola e italiana sobre todo, muchas como hospitales de sangre, vacuna- veces empujados a emigrar para evitar ciones diversas, etc. persecuciones en Europa. Entre 1888 y 1892 se hace cargo Frente a lo que se denomina La cues- de una Diputación Nacional, pero tión social, la reflexión sobre cambios sigue atentamente su profesionalidad notorios en la sociedad, inclina a en enfermedades nerviosas. Crea la Ramos Mejía a revisar nuestra historia Cátedra de Enfermedades Nerviosas, para sacar conclusiones como las de y en 1893, el Departamento Nacional Las Multitudes Argentinas, quizá su de Higiene, del que se encarga de su libro más original y mejor escrito, en organización, concorde con otras donde el trayecto de la historia crono- medidas oportunas que atañen al lógica es diversificado en el mejor estilo funcionamiento hospitalario. de un sociólogo psico-social, que redi- Entre 1908 y 1913 preside el Consejo seña nuestro transcurrir en función Nacional de Educación, en tanto de algunos hechos notables en donde produce incansablemente trabajos, la convocatoria de la sociedad en su fruto de sus indagaciones sobre la conjunto fue tan evidente que empujó locura, y variaciones en frenología y el desarrollo y la buena fortuna de las en psiquiatría. rebeliones. Las invasiones inglesas, la Su Neurosis de Hombres Célebres en Reconquista, el Mayo del Cabildo, la la Historia Argentina (1876-1882), gesta de los caudillos correntinos, el evidencia su tránsito de la frenología apoyo masivo del bajo pueblo a Rosas, a la psiquiatría, como también su Urquiza en Caseros, son magistral- Estudios de Patología Nerviosa y Mental mente revisados, puestos en acción, (1893) son seguidos por La Locura en y presentados en relación al lugar y la la Historia (1895). gente, con invariable sentido antropo- Las situaciones que atraviesa la lógico o social. opinión pública y la estructura de Rosas y su tiempo, su último trabajo, en poder, en relación con la famosa 1907, precedido por Los Simuladores de querella con la Iglesia, que sumaba Talento en las Luchas por la Personalidad rechazos por las medidas del gobierno y la Vida (una rápida visión de neurosis desde la Ley 1420, hacia las escuelas evidentes), que escribe en 1904, merece y los Consejos de Educación, frente a una cuidadosa relectura. las escuelas de instituciones religiosas, Ramos Mejía era un lector ávido y, de lo que se tienen fuentes de sector seguramente, habrá leído al Saldías oficial y del eclesiástico. que reivindicaba a Rosas, al que El clima social perturbado por coli- seguirán otros no pocos hombres de la siones de diverso cuño y el accionar de política, revalidando también a Rosas. presiones políticas diversas (en 1892 se La originalidad peculiar de Ramos organiza el Partido Radical y en 1896 Mejía radica en el hecho de que el Socialista, amén de “revoluciones” recurre como fuente adecuada sobre en 1890, 1903 y 1905) y, por otra el relevamiento de la personalidad

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de Rosas –en procura de informa- originan conductas enfermas, neuró- ciones prudentes y no sectarias– a los ticas, vesánicas, así como posibles hombres de pueblo que de una manera neurosis que terminan siendo graves u otra tuvieron contacto más o menos si degeneran en estados de histeria, o directo con Rosas, ya sea en la confor- melancolía, o en la tan temida locura mación de brigadas o en la gestión de en cualquiera de sus grados. determinados logros indicados por el La detenida descripción que hace Restaurador de la Leyes, o bien partí- Ramos Mejía de la locura que algunas cipes en rodeos o en las campañas del dinastías españolas sufrieron, y las desierto, y que por tanto conservan marcas que impone a quienes siguen recuerdos de aquellas patriadas, o bien cánones religiosos –ya sea cató- memorias de haber participado en licos o judíos– como enfermedades fiestas campestres en las que Rosas solía psíquicas que describe con notable dar cuenta de sus habilidades como cali- elocuencia, o bien deformaciones ficado jinete. El panorama que muestra físicas que guardan relación con defi- es y fue inusitado, y prueba en cual- ciencias de organización mental, que quier caso la honradez de un buceador recuerdan a Lombroso. Al parecer de verdades, y la elocuencia de un Taine y Lombroso son sus lecturas grande de nuestra expresión vernácula; reafirmadoras de las opiniones que le aparte de optar por la oralidad como merece la marcha de nuestra sociedad fuente más confiable que muchos y sus líderes, aunque no invalidan la escritos en determinadas cuestiones, originalidad del planteo ni el plus de tanto más sobre Rosas estigmatizado comprensión hacia nuestras propias por los “cultos” unitarios... situaciones conflictivas, que quizá En cuanto a La Locura en la Historia, por primera vez son vistas como que lleva un notable prólogo nada “fenómenos”. menos que de Paul Groussac (Talleres También José Ingenieros, por los Gráficos J. Rosso), recorre una serie de avances que para esos primeros años vesanías, neurosis, taras hereditarias, del siglo XX supondrá el acceso a la teorías de la degeneración hereditaria, obra de William James y sus Principios hipótesis que descarta una por una de Psicología o el propio Henri atendiendo a fundamentos, de lo cual Bergson como queda evidenciado en Groussac –con mirada y cincel insos- el Congreso de Roma, en 1905, al layables– da testimonio elocuente y que asiste Bergson, James y el joven constante, que por supuesto es otro Ingenieros, son partícipes activos de de los atributos que es justo atribuirle esos tiempos que para la medicina y la como crítico inteligente y de saber psiquiatría, son de acelerado cambio. universal. El es quien proclama la La opción reparadora del arduo y valía intelectual de José María Ramos preciso trabajo que ha emprendido Mejía y quien valora su energía de Ramos Mejía en su libro, se puede estudioso que lo honra en el panorama valorar mejor desde el detallado índice de la naciente literatura científica de la que aparece en su primera edición, América del Sur. En todo momento que vale leerlo con detenimiento si se expresa una crítica punzante hacia la reflexiona que atraviesa toda la historia doctrina religiosa del catolicismo, en europea y española en especial, y que el que detecta procedimientos que cada acápite está ejemplificado con

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creces en sus páginas, con citas abun- foras, cuando advierte qué momentos dantes que prueban el esfuerzo siste- históricos delatan esas multitudes que mático y erudito que emprende, amén perfilan en su accionar multitudinario de la literatura supletoria. Es todo un un sentimiento de argentinidad, empe- emprendimiento, que cubre cuanta zando por la Reconquista durante la bibliografía y estudios sobre el tema primera invasión inglesa, y siguiendo se conocen hasta allí. Y precisamente por el Cabildo de Mayo, o el apoyo creemos que esta evaluación pondera y a las huestes del Litoral, cada vez con da el nivel del trabajo, que le permite un campo de acción diferente, pero afrontar las críticas que seguramente también con una connotación de perte- caerán sobre las nencia que permite y consiente consi- conclusiones. derarlas “argentinas” de pura cepa. Quizás nos podemos atrever Lo veremos a afirmar que ha habido un El libro sobre Rosas y su tiempo, por ocuparse con otra parte, sorprende y descoloca al cambio drástico en la config- idéntico fervor uración que Ramos Mejía se autor en relación con su vida ante- e implacable rior. Porque, quizá, incentivado por hiciera sobre la vida social búsqueda, en otro argentina. Si en Las multi- el resurgimiento del interés hacía libro suyo que nuestra historia a partir de la recon- tudes argentinas fascinan publica en 1899, sus imágenes y sus metá- sideración de Rosas aunque también, Las multitudes y quizá con menor lógica por su foras, cuando advierte qué argentinas, que en momentos históricos delatan gestión desde el Consejo Nacional de cierto modo es Educación donde su cargo lo impulsó esas multitudes que perfilan en una contradicción su accionar multitudinario un a tomar una serie de medidas funda- flagrante de estas mentales y coordinadas entre sí, que sentimiento de argentinidad, patologías que empezando por la Reconquista aseguraron la vigencia creativa de esa ha venido anali- institución, que él por su parte, impul- durante la primera invasión zando en función inglesa, y siguiendo por el saría con toda energía. No sólo gestio- del origen de la nando la construcción de más escuelas Cabildo de Mayo, o el apoyo locura. También a las huestes del Litoral, cada (15 nuevos edificios en capital, 34 en Rosas y su Tiempo, provincias y 25 en territorios), sino vez con un campo de acción que publica en diferente, pero también con también encomendando a Leopoldo 1907, sigue este Lugones escribir una biografía sobre una connotación de perte- orden de ideas, nencia que permite y consiente Sarmiento y a Juan P. Ramos, colabo- impensable hasta rador suyo en el Consejo, una Historia considerarlas “argentinas” de allí también en de la Educación Pública; pura cepa. también un Ramos Mejía creando escuelas públicas al aire libre, que había vivido en el Parque Lezama y en el Parque cebado en el odio a Rosas que impreg- Olivera, predios que los propietarios nara su vida familiar desde chico y han cedido con destino a niños débiles durante más de treinta años. (también en Tandil) y reglamentando Quizás nos podemos atrever a afirmar la gestión de asilos y hospitales, allí que ha habido un cambio drástico en en donde hubiera asistencia médica a la configuración que Ramos Mejía inválidos y huérfanos. se hiciera sobre la vida social argen- Debe dejar de ser un acto de caridad tina. Si en Las multitudes argentinas dependiente de buenos sentimientos fascinan sus imágenes y sus metá- de gente altruista de buena posición

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para convertirse en función del Estado, tesis de doctorado precisamente sobre y los gastos que dichos servicios los contenidos y proyección de la demandaren, no deben ser cubiertos Revista de Filosofía de José Ingenieros, en otra forma que la que rige para borrando con sus evidencias las acusa- sostén de los demás resortes adminis- ciones sectarias que se hacían a su trativos ejército, policía, aduanas, etc.. director, probando que incluye allí También en el sentido de la tan colaboraciones de grandes figuras del mentada argentinización prescribe pensamiento filosófico y científico de los modos de festejar las efemérides fines de siglo que agigantan el papel patrias, sus cánticos, festejos, y cere- que jugó José Ingenieros en la difu- monias, pautados de manera más sión del pensamiento científico y en la elocuente y disciplinada. inserción institucional debida. Esta entrega, precisamente antagónica Y Vicente Fidel López, que tuvo con lo que sectores ligados a la política siempre especial simpatía por Ramos religiosa en las escuelas han ido mani- Mejía, expresa acerca del libro Neurosis festando, le ganará no pocos ataques, de los hombres célebres en la historia expresos y encubiertos, de modo que argentina, que su espiritualidad es termina renunciando a su cargo, y inherente: poco después muere. José Ingenieros, que lo ha seguido de cerca, que ha ... los que en nombre de la teología publicado en 1903 su tesis de docto- declaman contra la doctrina de las rado sobre la locura, y en 1904 gana evoluciones, como si al acusarla la cátedra de Lógica y Psicología en la de materialismo hubiese concre- Facultad de Filosofía y Letras, en 1905 tado sobre ella todas las circunstan- concurre a Roma, donde un congreso cias de lo criminal y de lo abyecto, le permite conocer a William James no se han fijado siguiera en que la y a Henri Bergson, amén de los nada palabra materia significa mater- doctrinarios positivistas italianos, nidad, porque viene de MATER; y y que este joven de 37 años, quizá que todos sus ataques recaen sobre italiano de origen, dará frutos valiosos este sublime sentido con que la Natu- con su reflexión y estudio siguiendo raleza se ha revelado a los hombres, la ruta de Ramos Mejía. Su Revista de en esa palabra, desde los primeros Filosofía tuvo alcance internacional, orígenes del lenguaje humano. y a pesar de haber sido estigmatizada por los enemigos ideológicos, sigue Tantas voluntades y saberes, estaban sorprendiendo por sus contenidos de apostando al futuro de una sociedad avanzada y sus inquietudes abarca- bien constituida, asegurándole los doras. Para Hugo Vezzetti, José María parámetros de su formación, y admi- Ramos Mejía es el primer psicopató- tiendo la seguridad de que podían logo argentino que reúne esa intención alcanzar la excelencia en materia de de “objetivación” de la locura con el desarrollo mental y compromiso con el imperativo de construir el andamiaje quehacer nacional, a partir del análisis, teórico para analizar y gobernar la la compulsa y el estudio comparativo sociedad (en El positivismo argentino, de procedimientos y logros. comp. Hugo Biagini, pp. 362/373). Quizá estas reflexiones que siguen Por lo demás Biagini ha escrito su son, en cierto modo, paralelas y por

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tanto “independientes” del abordaje a Rosas fuera de su casona, junto a la de este trabajo, que privilegia la visión gente que cuida de su establecimiento, de “documentalista” empeñado en o de sus cabalgaduras, o de sus expe- reunir datos que le consintieran arribar diciones, ganada por la familiaridad a conclusiones seguras, visión hasta que comunica en esas situaciones el aquí seguida compulsivamente por caudillo distante, y que abonan luego José María Ramos Mejía, pero como la adhesión que marca su persistencia quiera que sea, no queremos eludir su en el poder. Son modos de ver los mención. Las multitudes argentinas hechos que nos marcan, determinados es mucho más que un ensayo, es una o formulados por el mismo pueblo, que nueva manera de vernos como pueblo sin representantes que sean sus voceros, en construcción, al que le impactan produce reacciones volcánicas insospe- los sucesos que marcan su devenir, y chadas, reformuladoras de un destino. reacciona de maneras muy propias y Punto de vista que –podríamos efectivas, que se propagan como llamas afirmar– es el de nuestro autor, que al viento, y consolidan una protesta, declinando su vigor físico, rescata esa una voluntad, un destino. Y ésto sin fuerza de la voluntad comunitaria que fechas ni documentación específica, define el destino de los pueblos. sino con la pulsión de la hora, la adhe- sión a la protesta, la solidaridad en la lucha. Algo de esto mismo tienen las (*) Investigación bibliográfica realizada respuestas de la gente de pueblo cuando por la Bibliotecaria Susana Gudalewicz testimonia aspectos de un pasado junto de la Biblioteca Nacional.

BIBLIOGRAFÍA

• Homenaje al Dr. José María Ramos Mejía, Buenos Aires, Ed. J. Peuser, 1940. Incluye trabajos presentados por las más altas instituciones con motivo del homenaje a José María Ramos Mejía, en el XXV Aniversario de su muerte, del Dr. Pedro M. Ledesma, Presidente del Consejo Nacional de Educación; Dr. José Arce (decano de la Facultad de Medicina); Dr. Francisco de Veyga, miembro de la Academia Nacional de Medicina; Dr. Jacobo Spangenberg, Presidente del Departamento Nacional de Higiene; Dr. Arq. Martín S. Noel, miembro de la Academia Nacional de la Historia; Dr. Enrique Mouche, en representación de la Facultad de Filosofía y Letras; Dr. Ricardo Negri, Círculo Médico Argentino y Centro de Estudiantes de Medicina. • Homenaje de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, a cargo del Dip. Arq. Martín S. Noel, y el Dip. Dr. Víctor J. Guillot. • Homenaje de la Honorable Concejo Deliberante y de la Municipalidad de Buenos Aires, a cargo del Dr. Carlos F. Rophille, concejal; Dr. Raúl Denis, Director Interino de la Asistencia Pública. • Homenaje del Consejo Nacional de Educación, a cargo de Pedro M. Ledesma, presidente del Consejo Nacional de Eduación y Dr. Jacinto Y. Prieto; Sr. Luís Quartino, Vic. de la Cooperadora Escolar José María Ramos Mejía. • Tres valiosas opiniones sobre “Las neurosis de los hombres célebres en la historia argentina”, Dr. Vicente F. López; Juicio crítico del General Mitre sobre la primera parte del libro y Juicios críticos de Don Domingo Faustino Sarmiento sobre el libro (primera y segunda parte). • Floria, Carlos, El clima ideológico de la querella escolar, en idem. • Montserrat, Marcelo, “La mentalidad evolucionista. Una ideología de progreso”, en La Argentina del ochenta al centenario, Ed. Sudamericana. • Picotti, Dina, “La cuestión religiosa”, en El Movimiento positivista argentino, comp. Hugo Biagini, Buenos Aires, Editorial.de Belgrano, 1985, pp. 223-240. • Ramos Mejía, José María, La Locura en la Historia, Bs. As., Introducción de Paul Groussac, Felix Lajouane editor, 1985. p. 690. • Ramos Mejía, José María, Rosas y su tiempo, Buenos Aires La Cultura Argentina, 1952, 3 tomos.

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• Ramos Mejía, José María, Las Multitudes Argentinas, Buenos Aires, ed. de Belgrano, Estudio de Psicología Colectiva. 1977. • Ramos Mejía, José María, Rosas y su tiempo, Buenos Aires, La Cultura Argentina, 1952, 3 tomos. • Ramos Mejía, José María, La Locura en la Historia, con Introducción de Paul Groussac, Buenos Aires, Félix Lajouane editor, 1985. pp. 690. • Rovaletti, Lucrecia, “Panorama psicológico”, en El Movimiento positivista argentino, comp. Hugo Biagini, Buenos Aires, ed. de Belgrano, 1985. • Terán, Oscar, Vida intelectual, en el Buenos Aires fin de siglo (1880-1920), “Derivas de la ‘cultura científica’”, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2000. • Vezzetti, Hugo, “El discurso psiquiátrico”, en El movimiento positivista argentino, comp. Hugo Biagini, Buenos Aires, Editorial de Belgrano, Bs. As., 1985. • La locura en la Argentina, Paidós, Bs. As., 1985.

Obras de José María Ramos Mejía en la Biblioteca Nacional (*) • Ramos Mejía, José María, Rosas y su tiempo, Buenos Aires, 1907, 2 vol. • Ramos Mejía, José María, Rosas y su tiempo, (Prólogo de David Peña) 3ª.ed. ilustrada, 1927. 3 vol. • Ramos Mejía, José María, Rosas y su tiempo, (Prólogo. de A Dellepiane) Buenos Aires, Jackson, 1944. • Ramos Mejía, José María, A martillo limpio: estampas y siluetas repujadas, Buenos Aires, Cía. Impresora Argentina, 1959. • Ramos Mejía, José María, A martillo limpio, Buenos Aires, 1952. 3 volúmenes. • Ramos Mejía, José María, A martillo limpio, Yrigoyen Vivo, Buenos Aires, 1952, p. 7 • Ramos Mejía, José María; Ingenieros, José, El amor y la incapacidad civil, De la Semana Médica, 1909. • Ramos Mejía, José María, “Apuntes clínicos sobre el traumatismo cerebral”. Tesis (Colección Candioti Medicina.) Buenos Aires, Biedma, 1879, tomo 26. • Ramos Mejía, José María, Contestación a las observaciones de los contadores fiscales sobre el ejercicio económico de 1911. Buenos Aires, Consejo Nacional de Educación, 1912. • Ramos Mejía, José María, Estudios clínicos sobre las enfermedades nerviosas y mentales, Buenos Aires, 1893. • Ramos Mejía, José María. Las neurosis de los hombres célebres de la historia argentina, Buenos Aires, Biedma, 1878-1882. 2 vol. • Ramos Mejía, José María, Las neurosis, Buenos Aires, Biedma, 1915. • Ramos Mejía, José María, Discurso de inauguración del Museo Histórico Escolar (Escuela Sarmiento) Discursos, Bs. As. 1910. • Ramos Mejía, José María. La locura en la historia. Contribución al estudio psicopatológico del fanatismo religiosos y sus persecuciones. (Introducción de Paul Groussac), Buenos Aires, Editorial Cientifica y Literaria Argentina, 1927. • Ramos Mejía, José María. “Las multitudes argentinas: estudio de psicología colectiva para servir de introduc- ción al libro Rozas y su tiempo”, Buenos. Aires,1899. • Ramos Mejía, José María. Las multitudes argentinas. Estudio preliminar de José María Bolaños, Buenos Aires, Kraft, 1952. • Ramos Mejía, José María, La neurosis, 2da. reedición, 1927. • Ramos Mejía, José María, La neurosis. 2da. reedición, 1932. • Ramos Mejía, José María, Rosas y el Dr. Francia. Estudios psiquiátricos. La neurosis De Rosas. La melancolía del Dr. Francia. • Ramos Mejía, José María, Los simuladores de talento en las luchas por la personalidad y la vida, Bs. As., 1904 • Ramos Mejía, José María, Los simuladores de talento. Bs. As.: Tor, 1955

Obras sobre José María Ramos Mejía • En afectuosa memoria al Dr.Jose María Ramos Mejía, Bs.As. 24 de dic. 1852 - 19 de junio 1914 (folleto). • Veyga, Francisco de, Vida y trabajos del Dr. José María Ramos Mejía. • Mitre, Bartolomé, Estudios históricos y literarios (Apéndice). Ingenieros, José, Personalidad intelectual del maestro. • Farini, Juan A., Dr. Juan María Ramos Mejía por Juan Farini (Bibliografia de los miembros de número de la Academia Nacional de la Historia, IX). • Dellepiane, Antonio, “José María Ramos Mejía: (1852-1914.)”, Buenos. Aires, Coni, 1914 (folleto). • Mouchet, Enrique, “El instinto y la razón en el ser humano”. (Anales del Instituto de Psicología). • Lynch Ricardo. “Informe presentado por el Dr. R. Lynch al Dr. Jose M. Ramos Mejía, Presidente del Consejo Nacional de Educación”. • Loudet, Osvaldo, Política del espíritu. Maestros y Discípulos, Buenos Aires, El Ateneo, 1948. • Loudet, Osvaldo, La obra intelectual del Dr. J.M. Ramos Mejía. El psiquiatra y el historiador. Buenos Aires, 1935.

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Ernesto Quesada: archivar e historiar (la patria) Por Oscar Terán (*)

Asumiendo los riesgos ínsitos que acechan al investigador de un período de fractura en nuestro país, Ernesto Quesada intentó revertir con su escepticismo investigativo la demonización liberal del período rosista. Munido de una archivística que subvertía el borrador de la historia oficial y de un romanticismo nacionalista que revela sus vertientes gemánicas, a diferencia del romanticismo literario echeverriano, de alcurnia francesa, Quesada debío abrevar en el rosismo, además, por su búsqueda de situaciones determinantes que fortale- cieran un nacionalismo neonato, debilitado por odios intestinos, indigente de prolon- gados pasados que, míticamente, contribu- yeran para instalar las tradiciones. Contra su vocación y formación, recurrió al ícono del gaucho como un recurso indeseable en su idea, a veces, filológicamente errónea, siempre, contextualmente necesaria, de encontrar un lenguaje diferenciador en un inconsciente colectivo inconsistente. El investigador filosófico Oscar Terán aportó un trabajo, que representa una vindicación de Quesada como protagonista definitivo de la simbiosis nación-cultura en la Argentina, el presente artículo es parte de ese estudio. LA BIBLIOTECA Rostros y figuras de la investigación en la Argentina N° 1 | Verano 2004 / 2005

La vida y obra de Ernesto Quesada aquella trayectoria y, con ello, la huella (1858-1934) siguen esperando el estudio profunda que en su vida tuvieron los que su trayectoria intelectual merece. documentos y los archivos. Y es que, Paradójicamente, el opacamiento de consciente de que su país ha ingresado su figura casi seguramente tiene que en una etapa de cambios fundamentales, ver con aquello que lo conformó en su también lo es de que esa modernidad temprana juventud y que le permitió impulsada desde el Estado y la sociedad ocupar un espacio diferenciado en la implica sumarse a la tarea que caracteriza constelación liberal argentina del giro a buena parte de su generación: reco- del siglo XIX al XX. Ese rasgo provenía pilar documentos, construir archivos, de su formación germánica, adqui- edificar el panteón nacional, componer rida en estrecha ligazón con la carrera mapas del territorio material y simbólico diplomática e intelectual de su padre, de la Argentina, pero asimismo recibir Vicente Gregorio Quesada. Precisa- en esta porción del mundo los instru- mente, durante su estadía alemana mentos intelectuales más avanzados que realiza una parte fundamental de su permitan comprender las transforma- educación formal, y a su retorno en los ciones en curso. primeros años de la década del 80, se Por lo demás, componer archivos gradúa de abogado, mientras participa históricos en esa nación nueva era de la Nueva Revista de Buenos Aires muchas veces recoger recuerdos y (1881-1885) y mantiene fluidas rela- memorias de los propios miembros de ciones con el poder roquista. Un punto un linaje, según ese movimiento que relevante de su intensa actividad inte- en algunos como Sarmiento llegó a lectual lo anota cuando a principios de identificar la historia del país con su siglo es designado profesor titular de la propio recorrido biográfico. Una gene- cátedra de Sociología en la Facultad de ración después, para Ernesto Quesada Filosofía y Letras porteña. eso implicó heredar el archivo de su Con una obra numerosa y respetada, suegro, el general rosista Pacheco, a sus primeras desavenencias con su partir del cual elaborará buena parte propio grupo surgirán a partir de sus de su libro de 1898 que tituló La época simpatías con Alemania en la primera de Rosas: su verdadero carácter histórico. guerra mundial. Esta curva vital siguió He aquí cierto desfasaje, cierto desvío, de tal modo un destino muy argentino, que marcará siempre un lugar relativa- ya que quien comienza formando parte mente excéntrico respecto de carreras del centro del poder de la alberdiana más previsibles de otros miembros de “República posible”, terminará sus días la clase dirigente. Después de todo, autoexiliado en Suiza en su finca a la su padre había formado parte de la que ha bautizado como “Villa Olvido”. gestión de Urquiza, y ahora es él mismo Donará por fin su inmensa biblioteca quien en su estudio sobre Rosas –por al Estado alemán, sobre cuyas bases cierto que no en soledad– ofrecerá una se constituye el Iberoamerikanisches visión más matizada del Restaurador Institut de Berlín, en cuyos reservorios de las Leyes; visión que lo despegaba ha sido custodiada hasta el presente. de la imagen del déspota de las pampas Precisamente, en este espacio me inte- para definirlo como alguien que tiene resa remarcar el inmenso capital biblio- derecho a incorporarse al legado legí- tecológico que acumuló al compás de timo de una nación en construcción.

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En 1897 en un artículo sobre el Museo patricio, “aristocrático por esencia”, Histórico Nacional en gestación, “empingorotado en la tradición” e Ernesto Quesada había indicado que inflexible en su doctrinarismo, mien- ya no era posible “juzgar ese período tras el federalismo era “una aspiración cubriendo un bando con el denso velo de inconsciente de las poblaciones del la palabra ‘tiranía’ y envolviendo al otro interior” (Juan B. Justo, Aníbal Ponce, en la aureola celeste de la ‘libertad’”. Y entre otros, repetirán casi textual- al abordar justamente su estudio sobre mente esta definición). Se justifican Rosas, propone por eso –prosigue Quesada– los levan- Componer archivos históricos una lectura tamientos de Quiroga, López y Rosas en esa nación nueva era muchas que respete la ante “la pretensión de una oligarquía veces recoger recuerdos y objetividad (ha que, convencida de su impopularidad, memorias de los propios miem- trabajado con quería regenerar la nación a la fuerza”. bros de un linaje, según ese “veinte mil piezas Obtenido de este modo el control del movimiento que en algunos inéditas”; entre poder, Rosas logró así consumar esa como Sarmiento llegó a iden- ellas, los archivos evolución que dio “tan admirables resul- tificar la historia del país con del general tados” sobre la base de un orden autori- su propio recorrido biográfico. Pacheco, de tario y el apoyo de las clases populares. Una generación después, para Lavalle, de Lama- De modo que su larga dominación salvó Ernesto Quesada eso implicó drid), y de ese la nacionalidad argentina, y, con una heredar el archivo de su suegro, modo intensifica política “más amplia y más argentina el general rosista Pacheco, a la ruptura con la que la de Rivadavia”, proyectó una partir del cual elaborará buena tradición satani- patria grande y fuerte. En particular, la parte de su libro de 1898 que zadora del fenó- diplomacia de Rosas es considerada un tituló La época de Rosas: su meno rosista, para capítulo brillante de la historia patria, verdadero carácter histórico. concluir que “la y en defensa de la soberanía nacional [...]ofrecerá una visión más leyenda unitaria llegó a desafiar a Francia e Inglaterra, matizada del Restaurador sobre Rosas es hasta librar el combate de la Vuelta de de las Leyes; visión que lo un simple espe- Obligado, que Quesada no vacila en cali- despegaba de la imagen del jismo”. Brinda ficar de “homérico”. En suma que, como déspota de las pampas, para así, en La época sabemos desde hace tal vez no demasiado definirlo como alguien que de Rosas, una tiempo, no hubo que esperar entre noso- tiene derecho a incorporarse al visión crítica de tros al revisionismo de la década de 1930 legado legítimo de una nación la versión histo- para la elaboración de una historiografía en construcción. riográfica oficial, alternativa a la llamada “oficial”: ella que incluso luego estaba naciendo en el interior mismo de del derrocamiento del presunto tirano la república aristocrática... habría llegado al ocultamiento de la Además, esa visión del pasado cons- verdadera historia mediante la quema truía un suelo de experiencia que de documentos: “¡Nuestros padres –en términos de Koselleck– permitía –exclama– han contemplado la huma- definir un horizonte de expectativas, reda de esa justicia histórica!”. ya que la figura de Rosas (tal como Este juicio disonante respecto del también lo será para José María Ramos mitrismo lo iba a ser igualmente con Mejía) condensaba esa virtud del buen relación a la entera tradición unitaria, gobierno consistente en obtener el favor a su entender un movimiento urbano, de las masas manteniendo con ellas una

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justa distancia de subalternización. Sólo de las últimas décadas del siglo XIX, que ahora el orden deseado no requiere junto con la construcción del “habi- la pacificación del criollo mundo rural, tante-productor” y del “ciudadano”, sino la construcción de una amalgama fortalece la búsqueda de una identidad patriótica necesaria para dotar de homo- que refiere a la cultura y proyecta el geneidad a esa sociedad aluvional perci- diseño de un sujeto nacional. Se iniciaba bida como “excesivamente heterogénea”. así la marcha hacia un nacionalismo De tal modo, la obsesiva “cuestión culturalista confrontado con el naciona- nacional” fue tematizada por Quesada a lismo político o constitucionalista. través del problema del idioma nacional, Estas confrontaciones encontraron un y lo hizo instalándose en la larga estela terreno privilegiado en la cuestión del de una tradición romántica que remitía idioma nacional, organizada en torno del a Herder y que había identificado lengua libro de Lucien Abeille Idioma nacional con nacionalidad. Resultaba consonante de los argentinos, donde, opuesto a las así con el emprendimiento que, a partir academias, el escritor francés proclamaba

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que una lengua es “la expresión del alma catalán y vascuence, pasando por todos de una comunidad”, “el resultado de las los idiomas conocidos. Pero junto con acciones individuales y colectivas que este registro de la pluralidad, la mirada constituyen la vida en común de una de Quesada se torna aún más sensible a nación, y no el fruto de los gramáticos”. los fenómenos de hibridación lingüís- Precisamente, la solución propuesta por tica que observa. Y revela a pares como Quesada se opone a esta versión espon- Cané lo que hay “detrás de las rejas” taneísta y aun populista, y se formula de sus propias casas llenas de infinitos libros franceses: “En Buenos Aires –escribe– los hijos de otras naciones hablan un español sui generis...”. La pluralidad es un dato del proceso argentino que un moderno como Quesada está dispuesto a pagar como tributo al progreso. Pero un miembro de la élite criolla como Quesada no está dispuesto a que esta mezcla degenere en esa hibridación fértil hasta la teratología del “cocoliche”, y por eso considera imprescindible definir qué elementos dentro de esa mixtura deben resultar esenciales e inamovibles. En El criollismo en la literatura argentina (1902) sostendrá entonces que en un país multilingüístico la auténtica lengua nacional no puede ser el lenguaje vulgar de las clases popu- lares, sino la noble usada por escritores y gente culta. Como tantos otros, al pensar la lengua Quesada piensa la sociedad; porque no es que deba eliminarse el uso del lenguaje vulgar, sino que puede permitirse siempre y cuando se mantenga clara la jerarquía y no se considere que las construcciones “bajas” puedan expresar una literatura nacional. En cambio, dirá Quesada, el lenguaje que debe unificar mediante un trabajo minucioso donde el idioma es el lenguaje culto, para que, despliega sus destrezas intelectuales, “por sobre nuestro cosmopolitismo, se comenzando por dar cuenta de la inusi- mantenga incólume la tradición nacional, tada pluralidad de lenguas existentes el alma de los que nos dieron patria, el en el Buenos Aires finisecular. Incluso sello genuinamente argentino, la pureza aquí cada agrupación tiene su diario, y gallardía de nuestra lengua”. El sello, impreso en su idioma de origen, siendo el alma, la tradición, esto es, la pureza esta ciudad cosmopolita la que tiene la enfrentando a la hibridación. prensa más variada, desde periódicos Y sin embargo, he aquí que esa lengua en turco y hebreo hasta en gallego, postulada como punto duro y puro de la

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nacionalidad no es autóctona sino here- esta muerte es en rigor una ascesis que dada del imperio colonizador. Entonces lo purifica de cuanto en la vida material es cuando de hecho se plantea la lo tornaba imperfecto. Puede entonces pregunta recurrente de toda cultura deri- Quesada celebrar esta cita: “El gaucho vativa: ¿cómo hacer de una lengua here- ha muerto –decía un crítico extranjero–, dada una lengua propia? Para salir de este la civilización le ha matado dulcemente, atolladero el razonamiento de Quesada sin convulsiones”. Y ahora que, para bien requiere un mediador, y ésa es la función de la civilización y la cultura argentina, argumentativa y simbólica que cumplirá ha desaparecido, la figura del gaucho. Los gauchos se comprende ...la obsesiva “cuestión argentinos, en definitiva, no son sino “los que “la muerte, al nacional” fue tematizada por andaluces de los siglos XVI y XVII trans- depurarlo de las Quesada a través del prob- plantados a la pampa”. Empero, en ese impurezas de la lema del idioma nacional, y lo trasplante el tipo original sufrirá modifi- realidad, le abre hizo instalándose en la larga caciones sustantivas impresas nada más las puertas de la estela de una tradición román- y nada menos que por la pampa, por leyenda. La muerte tica que remitía a Herder y la pampa en tanto sinécdoque ya asen- es la gran poetiza- que había identificado lengua tada de la Argentina toda. Territorio dora; la muerte, con nacionalidad. Resultaba dotado de caracteres genesíacos, en ella que sedimenta la consonante así con el empren- un andaluz deviene un gaucho: “La vida tradición, único dimiento que, a partir de las aislada en las soledades de las llanuras sin verdadero fondo últimas décadas del siglo XIX, fin les dio su razón y linaje: tornáronse de toda poesía; junto con la construcción melancólicos y resignados, modificando sólo es poético del “habitante-productor” y su carácter, que ganó en seriedad lo que lo que, habiendo del “ciudadano”, fortalece la perdió en brillantez. Y así, el descen- vivido, reposa en búsqueda de una identidad que diente de andaluz, a la larga, se convirtió la eternidad.” refiere a la cultura y proyecta el en el gaucho argentino”. ¿Resta decir diseño de un sujeto nacional. El gaucho, precisamente, ha cumplido que ese modelo relevantes funciones para la construcción así fabricado es de la nacionalidad, hasta erigirse en un tan eterno como inalcanzable por cimiento sólido para la misma. Se dice esas masas inmigratorias, por más que todo proceso fundador requiere de que bailen el pericón, se disfracen de un outsider, esto es, de un forastero o de gauchos en los carnavales porteños o un autoexiliado, de alguien que –como bauticen a sus peñas con el nombre de en los relatos de Herodoto sobre Solón, Martín Fierro?... como en la vida real de Alberdi, como en la ficción del western– viene de afuera como un viento claro y, cumplida su labor originaria, es expulsado o simplemente se NOTA: Para la elaboración de este retira en soledad. Análogamente, reali- artículo he utilizado algunas ideas zadas esas labores nacionales, el gaucho se presentadas en algunos pasajes de mi alejó hacia el Sur (donde seguirá buscán- libro Vida cultural en el Buenos Aires dolo Borges), corrido por la civilización fin-de-siglo (1880-1910), Buenos Aires, y los extranjeros que presionaron sobre Fondo de Cultura Económica, 2000. su hábitat natural, hasta ingresar en un irremisible proceso de extinción. Pero (*) UBA - UNQ - CONICET

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Presencia de los Quesada en la Biblioteca Pública de Buenos Aires Por María Etchepareborda (*)

En un conceptuoso artículo que revela el respeto que le inspiran los personajes, María Etchepareborda, reconstruye el itinerario de la vida pública de Vicente y Ernesto Quesada. La fructífera labor del padre en la Biblioteca Pública de Buenos Aires, el valioso aporte del hijo a la histo- riografía nacional –escasamente reco- nocido– y su intento de restauración de la figura de Rosas, elaborado desde las fuentes. Su arraigada tendencia de cons- trucción de un modo aglutinante de sentir la nación, su preocupación por un idioma nacional despojado de indeseables crio- llismos, y la incompresión, destinaron a Ernesto Quesada a un exilio premeditado por las circunstancias, en una nación que era asimilable a la patria, a esa noción de patria que surge en el tiempo de la infancia. LA BIBLIOTECA Rostros y figuras de la investigación en la Argentina N° 1 | Verano 2004 / 2005

Para quienes se interesen en la historia a esa provincia. En 1855 fue elegido de la Biblioteca Nacional, resaltan diputado en el Congreso de Paraná con perfiles propios las personalidades por la provincia de Corrientes. de Vicente G. Quesada y Ernesto Victorica, Monguillot y Quesada Quesada cuyos aportes a la historia fueron compañeros en Paraná. del pensamiento argentino fueron de “Aunque eran doctores ninguno en esa significativa originalidad. Necesario época se había recibido de abogado”. es trazar una breve silueta de estas dos Retornó Quesada a su ciudad natal personalidades. y se graduó de abogado ese mismo Vicente G. Quesada nació en Buenos año. Volvió a Paraná, sede de la Aires el 5 de abril de 1830. Cursó sus Capital de la Confederación, para estudios preliminares e ingresó en la desempeñarse como diputado por Universidad. Se graduó de doctor Corrientes. Al año siguiente (1856) en jurisprudencia en 1849. Vivió su redactó su primer libro, La provincia infancia y juventud bajo el gobierno de de Corrientes. Rosas. Al comentar hechos aberrantes En sus memorias La muerte de José Mármol en producidos por la mazorca expresaba rememoró aque- 1871, dejó vacante la direc- lo siguiente: ...De modo que los que de llos tiempos y ción de la Biblioteca Pública niños hemos asistido a estas escenas no trazó los perfiles de Buenos Aires. Se nombró podemos sino odiar la dictadura1. A pesar de Urquiza y a Vicente G. Quesada para de ello consideraba que su generación los hombres ocupar ese cargo el 23 de no fue doblegada por el autoritarismo, de la ciudad septiembre de 1871. Por su por el contrario, ella poseía una fuerza de Paraná. La actuación intelectual y política interior capaz de vencer los mayores batalla de Pavón destacada se lo consideró el obstáculos. De ahí la relevancia de interrumpió hombre adecuado para ocupar muchos de sus representantes. la vida institu- la dirección de la Biblioteca En 1852 comenzó su vida pública cional del país más antigua de Buenos Aires. como “oficial primero en el Ministerio y afectó la acti- El acierto de tal designación se de Relaciones Exteriores”2. Posterior- vidad pública de manifestó desde el comienzo mente fue secretario del gobernador Quesada quien de su nombramiento y los Vicente Fidel López con quien asistió durante los logros a lo largo de su labor a la reunión de mandatarios convo- años siguientes, transformaron a la Biblioteca cada por Urquiza en San Nicolás. Ese se dedicó a en una de las Instituciones más mismo año formó parte de la Lega- sus estudios prestigiosas de América. ción argentina dirigida por el coronel históricos y a Dr. Juan Elías. Misión que no se actividades periodísticas. Junto a concretó; permaneció en Tucumán Miguel Navarro Viola fundaron hasta la guerra civil desatada entre esta La Revista de Buenos Aires en 1863. provincia y Santiago del Estero. Apro- Gutiérrez, Guido y Spano, Quesada, vechó para realizar un viaje por las Carranza y Zinny colaboraron en la provincias del norte. Su observación primera publicación y basta recorrer atenta y minuciosa a través de ellas fue los índices de sus 24 volúmenes para relatada en forma amena y erudita en apreciar la labor con que cada cual sus Memorias. contribuyó a mantenerla3. Para colaborar con el gobernador de Meses más tarde lo eligieron para inte- Corrientes, doctor Pujol, se marchó grar la Convención Reformadora de

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la Constitución provincial. Al mismo afluencia de lectores, cuadros estadís- tiempo colaboraba con otros perió- ticos mensuales. dicos y revistas. La sala de libros americanos fue una En 1870 el presidente Sarmiento lo de las principales preocupaciones a lo nombró junto con el doctor Sixto largo de su dirección. Reunió estos Villegas para realizar un proyecto de temas en una sala exclusiva con colec- reformas al Código de Comercio. ciones muy valiosas. La muerte de José Mármol en 1871, Según Quesada era necesario rela- dejó vacante la dirección de la cionarse con naciones vecinas y Biblioteca Pública de Buenos Aires. americanas para lo cual consideró el Se nombró a Vicente G. Quesada para intercambio de publicaciones entre ocupar ese cargo el 23 de septiembre las naciones del continente que luego de 1871. Por su actuación intelectual extendió a las principales institu- y política destacada se lo consideró el ciones europeas. hombre adecuado para ocupar la direc- La colección de autógrafos se formó ción de la Biblioteca más antigua de gracias al decreto del 6 de octubre de Buenos Aires. El acierto de tal desig- 1821. Al no encontrar vestigios de nación se manifestó desde el comienzo dicha colección, propuso al ministro de su nombramiento y los logros a lo volver a interesarse por este tema tan largo de su labor transformaron a la importante y aprovechar la existencia Biblioteca en una de las Instituciones de los parientes de personalidades más prestigiosas de América. Una de fallecidas para el envío de documentos las tareas fue confeccionar y publicar, manuscritos con actuación en el país por primera vez, las memorias del y/o relevancia intelectual. A los efectos Establecimiento con los anexos que de poder organizarla, requirió que se avalaban cada uno de sus actos. La adjuntara al documento la fecha de memoria fue elevada al ministro de nacimiento, servicios prestados al país Gobierno de la provincia de Buenos y fecha de fallecimiento. Aires, Antonio Malaver. Para solucionar el problema de las Comenzaba el informe con la creación encuadernaciones fundó un taller de de la dirección de la Biblioteca Pública encuadernación en la Institución con de Buenos Aires por decreto del 7 de empleados a sueldo. Desde esa fecha septiembre de 1821 con un director y la Biblioteca contó con un lugar de dos ayudantes. preservación y encuadernación. El decreto de 13 de noviembre de La primera memoria, correspondiente 1821 art.2 “ordenaba que se practique a los tres primeros meses de la gestión un inventario general cada vez que se de Quesada contiene en germen los cambie o renuncie un director tal que temas prioritarios que serían desarro- sería de descargo del saliente y como llados en los años siguientes durante cargo del entrante”4. Al no haber su infatigable gestión como director sido cumplimentado no encontró los de la Biblioteca. medios para verificar la existencia de la A la memoria perteneciente al año antigua colección de libros. Tuvo que 1872 la dividió en 9 puntos: recurrir a fuentes periodísticas. Fueron utilizados por primera vez 1) Mejoras en el establecimiento. en la Institución, para graficar la 2) Adquisición y donación de libros:

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utilizó 63.221 pesos en compra de extender las instrucciones para la adqui- libros. sición de manuscritos. El art. 6 imponía 3) Relaciones con bibliotecas ameri- el deber de comunicar detalladamente canas y europeas. al gobierno el resultado de su cometido. 4) Colección de autógrafos: por La comisión se expidió en un intenso resolución del 24 de febrero de informe el 12 de abril de 1873. El 2 de 1872 se renovó el interés por esta julio de ese año el Poder ejecutivo dictó colección. Adjuntó el detalle de la resolución; como compensación los documentos donados con el recibiría 5.000 pesos moneda corriente nombre del donante (20 en total). mensuales por el término de 6 meses. 5) Taller de encuadernación: lo Designó, además, la suma de 30.000 ubicaron en el Establecimiento pesos moneda corriente para gastos en por medio de un contrato entre copia de documentos. el director Quesada y el encua- Quesada consideró que no podía aceptar dernador. ya que le era imposible por el escaso 6) Inventario de libros: adjuntó tiempo puesto que ese plan requería cuadros con el número de volú- varias personas y mucho más tiempo. menes de cada sala y su estado. Ante la benevolencia del ministro 7) Catalogación y clasificación de Alcorta “no se arredre y haga lo que libros: propuso el sistema de Brunet sea posible”5, aceptó la comisión limi- para la clasificación de libros. tando los documentos a la parte histó- 8) Estadística: implementó la elabora- rica y a la hidrografía. ción de cuadros mensuales sobre la Llegó a Madrid donde debía seleccionar asistencia de lectores. los documentos. Realizó estudios en la 9) Situación de la Biblioteca: informó Dirección de Hidrografía, la Biblioteca al ministro que las obras que había de la Real Academia de Historia, la proyectado desde que asumió Biblioteca Nacional y en Sevilla, en el como director fueron realizadas Archivo de Indias. Compró la colec- y así cambió el aspecto ruinoso ción de mapas, cartas y documentos. en que recibió la Institución. Se Mediante los documentos coloniales podía, en ese momento visitar pudo establecer los verdaderos límites la Biblioteca Pública de Buenos con Chile. El resultado fue óptimo, Aires sin que fuera un descrédito elaborado en un extenso libro publi- para la provincia. cado en 1875 La Patagonia y las tierras australes del continente americano, en el Por decreto del 18 de febrero de 1873 que, Quesada relató su viaje y analizó se le confió la comisión de estudiar las cada una de las copias de los docu- principales bibliotecas de Europa y la mentos traídos desde España. Probó adquisición en España de copias de documentalmente los límites naturales documentos manuscritos que solucio- entre la Argentina y Chile. naran el problema de los límites que En 1873 Vicente G. Quesada junto tenía el gobierno de nuestro país con el con su hijo Ernesto visitó a Juan de Chile. El art. 4 nombraba una comi- Manuel de Rosas en su chacra de sión formada por Bartolomé Mitre, Southampton, entrevista que será deta- Vicente Fidel López, Andrés Lamas y llada 25 años más tarde por Ernesto en Juan María Gutiérrez, quienes debían un libro significativo y original.

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El doctor Quesada, en diciembre mentaron el patrimonio bibliográfico de 1874, después de 19 meses de de la Biblioteca mediante donaciones ausencia retomó la dirección de la de colecciones extranjeras, algunas de Biblioteca Pública de Buenos Aires. ellas de raro valor documental. Las memorias de la Biblioteca de los En 1875 consiguió autorización para años 1874 y 1875 señalaron una acti- que la Biblioteca de Buenos Aires vidad incesante, su gran preocupación concurriera a la Exposición Universal de Filadelfia (1876), con una colección de 173 volúmenes y 59 publicaciones que mereció el elogio internacional. A principios de 1877, Vicente G. Quesada fue nombrado Ministro de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y las reformas proyectadas para la Biblioteca como director pudo continuarlas desde el nuevo cargo. Así describió Groussac la tarea desa- rrollada por Quesada:

Esta obra relativamente considerable representó una transformación del establecimiento y su incorporación, puede decirse, en el número de las bibliotecas modernas verdadera- mente dignas de este nombre6.

Luego concluyó respecto de la actua- ción de Quesada que: “señala en los anales de la Biblioteca un puesto de honor a su laboriosa e ilustrada administración”7. En 1881 Vicente y Ernesto Quesada fundaron La nueva revista de Buenos Aires, prestigioso órgano de cultura del que publicaron 13 tomos. Numerosas obras históricas aportaron a la cultura histórica argentina, entre las cuales cabe señalar sus estudios sobre El virreinato y dedicación a la patria, su afán por del Río de la Plata 1776-1810, Capitu- demostrar a los países americanos y laciones para el descubrimiento del Río europeos el nivel intelectual biblio- de la Plata y Chile, Los antiguos límites gráfico y hemerográfico argentino por de la provincia del Río de la Plata. medio del intercambio de colecciones En 1883 fue designado por el General nacionales de gran nivel intelectual a Roca como enviado extraordinario y través de relaciones de canje con otras ministro plenipotenciario en Brasil. instituciones extranjeras, que incre- Dos años más tarde fue trasladado a

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Estados Unidos. Dos libros publicó las misiones jesuíticas y la filosofía como resultado de estos destinos: Mis kantiana hasta el pensamiento socio- memorias diplomáticas y Recuerdos de lógico contemporáneo, todos ellos con mi vida diplomática. aportes eruditos y singulares. Ocupó más tarde puestos diplomá- En 1873, como ya se mencionó, visitó ticos en México, la Santa Sede, España con su padre a Rosas. En el epílogo a y el gobierno alemán. su libro más conocido y menos estu- En 1907, a los 77 años de edad publicó diado, La época de Rosas, describió Memorias de un viejo bajo el seudó- en detalle esta entrevista. Vicente nimo de Víctor Gálvez, describiendo Quesada nunca fue partidario de Rosas la vida argentina durante la segunda y sus convicciones no variaron con el mitad del siglo XIX. correr del tiempo. Así lo demostró el Murió un 19 de septiembre de 1913 con 23 de abril de 1877 en el decreto por él el respeto y la consideración de su país. promulgado en el que reiteró que por Ernesto Quesada, hijo de don Vicente ley, Rosas fue declarado “reo de lesa Quesada y doña Elvira Medina, hija del patria” y se prohibió “toda demostra- destacado jurisconsulto Ángel Medina ción pública a favor de la memoria del fue uno de los pensadores más originales tirano Rosas cualquiera sea su forma”8. de la Argentina. Jurista, diplomático, En este libro, La época de Rosas, explicó profesor e historiador. Nació el 1 de el criterio histórico que había utilizado. junio de 1858 en Buenos Aires. Cursó De manera que por tradición de familia estudios en Alemania y fue uno de los y por comunión espiritual, el autor más grandes conocedores de la cultura estaba condenado a juzgar la época de alemana en la Argentina y en América. Rosas con un criterio absolutamente Fue el primer traductor de Oswald opuesto al presente libro: si a pesar de Spengler en lengua española. Al regresar todos los pesares, su leal convicción a Buenos Aires del viaje con su padre, histórica lo ha hecho sostener el criterio ingresó en la Biblioteca Pública de expuesto, no necesita insistir en que Buenos Aires, se graduó en Derecho y debe ser muy honda dicha convicción a los 20 años publicó su primer libro para haberse podido sobreponer al La sociedad romana en el primer siglo de atavismo de familia y a la influencia nuestra era: estudio crítico sobre Persio y paterna casi todopoderosa9. Juvenal en 1878. Su erudición abarcó los Después de exponer su metodología más diversos campos del conocimiento. histórica, describió la forma en que Dictó cátedras en la Universidad de la Rosas vivía solitario en su chacra Plata y Buenos Aires, en Derecho y inglesa. Así escribió: Sociología con un criterio renovador y creativo. Basadas en el archivo del Los recibió en una pieza con estantes General Pacheco, abuelo de su primera atiborrados de papeles donde solía mujer, publicó una serie de estudios trabajar después de recorrer la sobre las guerras civiles argentinas. chacra a caballo. La conversación fue Resulta imposible detallar su obra animada e interesantísima 10. intelectual que durante 50 años de producción creativa abarcó los más Al final del encuentro Rosas, se refirió diversos temas: desde la enseñanza a su largo gobierno y a su pensamiento de la historia, la obra de Spengler, político, señaló:

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Busqué yo solo el ideal del gobierno La preparación intelectual de Ernesto paternal en la época de transición Quesada se reflejó en las memorias de en que me tocó gobernar.... He la Biblioteca Pública pertenecientes despreciado siempre a los tiranuelos a los años 1876 a 1878, quien junto inferiores y a los caudillos de barrio, a Nicolás Massa, fueron designados escondidos en la sombra: he admirado directores interinos de la institución siempre a los dictadores autócratas mientras Vicente Quesada se desem- que han sido los primeros servidores peñaba como Ministro de Gobierno de de sus pueblos. Ése es mi gran título: la Provincia: Memoria anual sobre las he querido siempre servir al país y si publicaciones periódicas de la Biblio- he acertado o errado la posteridad lo teca, Organización del departamento dirá, pero ése fue mi propósito y mía, de periódicos. Sistema de clasifica- en absoluto la responsabilidad por los ción para ordenamiento hemerográ- medios empleados para realizarlos 11. fico. Organización de la Colección de cartas geográficas. Participación de la En todas las páginas de La Época de Biblioteca en la Exposición Universal Rosas de París en 1878 con 227 obras en 660 volúmenes, fueron algunos de sus Se encuentran sugerencias larga- aportes a la Institución. mente meditadas, puntos de vista El 7 de febrero de 1934 a los 75 años originales que invitan a la reflexión, de edad murió en Suiza. un estilo ameno y de fácil lectura pero Vicente y Ernesto Quesada con sus estas cualidades no harían del libro notables contribuciones intelectuales lo que es si no fuese porque simboliza honraron a la vida cultural argentina. un criterio renovador en la historio- grafía argentina. Quesada trató con acertado éxito penetrar en el sentido (*) Profesora en Filosofía egresada de de la época como señaló Ranke, de la Universidad Católica Argentina. describir los estados sociales colectivos Bibliotecaria egresada de la Escuela de como escribió Lamprecht y esencial- Bibliotecarios de la Biblioteca Nacional. mente comprender en el sentido de Dilthey 12. El estudio de la época de Rosas es interesante por cuanto sigue paso a paso la evolución social y política de nuestro país, se le ve salir de la anar- quía y del caos 13.

La biblioteca de los Quesada con más de 80.000 volúmenes que Ernesto quiso donar al gobierno argentino, debido a la negligencia de éste, tuvo como destino final la Universidad de Berlín sobre la base de la cual se fundó el IberoAmerikansiche Institut, institu- ción aún hoy de renombre universal.

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NOTAS

1. Quesada, Vicente G., Memorias de un viejo. Estudio preliminar y arreglo/ por Isidoro J. Ruiz Moreno. Buenos Aires, Ciudad Argentina, 1998 p. 108. 2. Quesada, Vicente G., Memorias, p. 300. 3. Quesada, Vicente G., Memorias, p. 358. 4. Biblioteca Pública de Buenos Aires, Memorias de la Biblioteca Pública de Buenos Aires: 1871-1876, Buenos Aires: Biblioteca Pública de Buenos Aires, 1877 p. 4. 5. Quesada, Vicente G., La Patagonia y las tierras australes del Continente americano, Buenos Aires, Imp y Lib. De Mayo, 1875, p. 110. 6. Groussac, Paul, Historia de la Biblioteca Nacional, Buenos Aires, Biblioteca Nacional, 1967 p. 63. 7. Groussac, Paul, Historia de la Biblioteca Nacional, Buenos Aires, Biblioteca Nacional, 1967 p. 64. 8. Quesada, Ernesto, La época de Rosas, Buenos Aires, Jacobo Peuser, 1923 p. 229. 9. Quesada, Ernesto, La época de Rosas, p. 230. 10. Quesada, Ernesto, La época de Rosas, p. 230. 11. Quesada, Ernesto, La época de Rosas, p. 232. 12. Peco, José Luis, “Ernesto Quesada, un historiador olvidado” en Ideas e imágenes, supl. Cult. de La Nueva Provincia N° 397, Bahía Blanca, 10/03/1988, pp. 1-3. 13. Binayan, Narciso, “Estudio preliminar” en Quesada, Ernesto, La época de Rosas, p. 81.

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Ángel Rosenblat. Una reivindicación filológica de América Por José Luis Moure (*)

El filólogo José Luis Moure nos aproxima a la trayectoria de su colega Ángel Rosen- blat, un polaco circunstancial, un argen- tino vocacional, estudioso profundo de las raigambres lingüísticas americanas, de sus nutrientes, de sus mixturas socioló- gicas y de sus confrontaciones culturales. Rosenblat, defraudado por el olvido de su compatriotas, reconocido tardía y parcial- mente, encontró en Venezuela la conten- ción intelectual para su prolíficos estudios y para la formulación de una hipótesis acerca del léxico, la gramática y la fonética de las lenguas aborígenes. Su vocación america- nista no le impidió rescatar el origen de la lengua castellana en América, revisando la “versión cultural” de la leyenda negra de la conquista, la que aludía a la postergación sociocultural de quienes lideraron la aven- tura americana. LA BIBLIOTECA Rostros y figuras de la investigación en la Argentina N° 1 | Verano 2004 / 2005

La simple realidad, la suma de tarse, nacionalizarse (1950) y fundar el circunstancias que tejen el azar o el Instituto “Andrés Bello”. Su itinerario cumplimiento de alguna causalidad americano incluiría todavía una estadía imprecisable determinaron que Ángel en la Universidad de Harvard como Rosenblat (1902-1984) no pudiese ser profesor invitado y un efímero regreso sino americano. Con ello queremos de tres meses a la Argentina (agosto- decir un hombre forzado a superar noviembre de 1962), instado (“presio- el condicionamiento geográfico de nado –un poco violentamente–”, su nacimiento, de sus plurales almae confesó) a hacerse cargo como director matres y de su nacionalidad y ciuda- invitado del Instituto de Filología, cuyo danía, esas adscripciones más o menos prestigio había contribuido a cimentar, voluntarias a un suelo y a una historia, y al que ya no volvería1. que suelen ser una imposición del No es descaminado pensar entonces territorio mental y sentimental en que que durante cuarenta y cinco años se desenvuelven nuestros días. Rosenblat fue un argentino ubicuo, al Unas apretadas precisiones biográficas que las inestables circunstancias polí- abonarán nuestro aserto. Ángel Rosen- ticas de nuestro blat nació en Wengrow (Polonia), su país no le fueron No es descaminado pensar, infancia transcurrió en Neuquén, se propicias. Como entonces, que durante cuarenta licenció en Letras en la Universidad anticipamos en y cinco años Rosenblat fue de Buenos Aires y trabajó precursora- el comienzo de un argentino ubicuo, al que mente en el joven Instituto de Filología esta nota, debió, las inestables circunstancias bajo la dirección de Amado Alonso. en cambio, acaso políticas de nuestro país no le Prosiguió sus estudios en el Semi- sin deliberación, fueron propicias. Como antic- nario Románico de la Universidad de ser un ameri- ipamos en el comienzo de esta Berlín, y más tarde, en el Centro de cano integral. nota, debió, en cambio, acaso Estudios Históricos de Madrid, diri- Su atalaya fue la sin deliberación, ser un ameri- gido por Ramón Menéndez Pidal, lengua, el caste- cano integral. Su atalaya fue y en los Institutos de Fonética y de llano aprendido la lengua, el castellano apren- Etnología de París. Fue profesor en la en la tierra nueva. dido en la tierra nueva. Universidad de Quito y, de regreso a Y a su través, en la Argentina, después de nueve años de el desarrollo de su asedio científico, ausencia, volvió a colaborar en la etapa se adentró en la historia lingüística final de la gestión de Amado Alonso al de América, en la continuidad tran- frente del Instituto de Filología, antes satlántica de la tradición idiomática de que una ofensiva política provocara y literaria española, en las consecuen- el desmembramiento y diáspora de cias del mestizaje en la lengua y en la quienes habían logrado conformar el cultura americanas, en la comprensión momento más brillante de la disciplina y fundamentación de sus variedades en nuestro medio. El viaje de Rosen- dialectales y en los conflictos inelu- blat a Venezuela en 1947, convocado dibles entre el purismo, la norma por Mariano Picón Salas, y su desem- y las realizaciones concretas de los peño inicial en el Instituto Pedagógico hablantes de nuestros dilatados terri- Nacional y en la Escuela de Letras, torios. Naturalmente, no pudo ser inauguraron su hogar definitivo en ese ajena a esos intereses su participación país, donde finalmente habría de asen- en la labor y en el espíritu común del

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Instituto de Filología de Buenos Aires, Quijano por la ficción de caballerías, nacido en 1923 por inspiración de y no menos incapaces –o deseosos– de Ricardo Rojas, quien había procla- aceptar un claro contraste entre realidad mado la necesidad de una “filología y fantasía5. Y la gran empresa editorial americana”, sentimiento compar- de Rosenblat, los cinco volúmenes de la tido y liderado por el español Amado edición de la obra del Inca Garcilaso, se Alonso, y de manera particular por inscribe ya claramente en ese proyecto Pedro Henríquez Ureña, un domini- americano haciendo asequible una cano, reivindicador de la autoctonía y historia del Incario escrita en un caste- originalidad de los rasgos lingüísticos llano de altísima calidad por un mestizo de América2. de condición doblemente nobiliaria6. Los exilios suelen pagarse a precio alto. En la misma línea deben situarse sus La obra de Ángel Rosenblat parece no ediciones de la obra histórica de Pedro haber merecido todavía el recono- Sarmiento de Gamboa7. cimiento institucional de la Argen- No cabe duda de que la perspectiva tina. Tampoco el académico, si se americana se impuso a Rosenblat desde exceptúa su demorado nombramiento su trabajo más temprano, la traducción como miembro correspondiente de la y anotación, publicada en 1930 en Academia Argentina de Letras, cuando colaboración con su maestro Amado ya era septuagenario. Venezuela fue Alonso, de la parte dedicada a la fonética más claramente generosa y conse- de los Estudios sobre el español de Nuevo cuente con el filólogo3. México de Aurelio Espinosa, cuyo La obra escrita de Rosenblat es copiosa original inglés databa de 19098, y que y de espectro amplio; en un párrafo complementaría quince años después anterior hemos con la anotación, ya enteramente a su Rosenblat pudo afirmar, en el señalado con cargo, del volumen consagrado a la párrafo inicial de uno de sus trazo grueso sus morfología9. Las observaciones dialec- artículos más notables: principales orien- tales de Espinosa, que atendían a una El proceso de hispanización o taciones. Quien región circunscripta de América septen- castellanización de América, recorra su biblio- trional, recibieron, en la anotación de que se inicia el 12 de octubre grafía advertirá, Alonso y de Rosenblat, al integrarlas de 1492, no ha terminado sin embargo, que mediante la comparación y la historia después de casi quinientos una clara temá- con las restantes modalidades continen- años. Sin embargo, la influ- tica americana tales, la consideración de fenómenos de encia de los indigenismos en la vertebra, y de estirpe americana de dimensión más el español, aún considerando ellas querríamos vasta. El resultado fue “una concepción su considerable número, no dar privilegiada global del español de Hispanoamérica guarda relación con la impor- cuenta en estas matizado de divergencias conside- tancia de la lengua de Castilla líneas. Ya su radas, la gran mayoría, dentro del como vehículo de penetración edición moderni- ámbito geográfico de las naciones”10. lingüística. zada del Amadís Muy temprano es también su trabajo de Gaula4 debe de carácter histórico-etnográfico sobre verse como una nueva puesta en dispo- dos pueblos indígenas de Venezuela en nibilidad de un texto que los coloniza- vías de extinción, que remató en una dores españoles habían traído consigo, hipótesis de léxico, gramática y fonética no menos ensoñados que don Alonso de sus lenguas11.

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Este avance en la visión de la historia liano, contribuyó poderosamente a del castellano en América, fundada en aliviar los variados estigmas que sobre- el acopio metódico de todos los mate- llevaban las variedades dialectales de riales aprovechables –no sólo fuentes la Tierra Nueva, esto es su condición literarias sino testimonios de misio- de apéndice menor y depreciado de la neros y viajeros, así como documen- variedad peninsular, su supuesta defor- tación de archivo y transcripción de mación por obra de la interferencia de registros orales–, fruto evidente del las lenguas aborígenes y su también magisterio filológico menéndezpida- supuesta naturaleza insanablemente

Agradecemos al Instituto de Filología y Literaturas Hispánicas “Dr. Amado Alonso” el habernos facilitado la fotografía de Ángel Rosenblat que ilustra este trabajo.

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vulgar, gestada por contingentes delin- del castellano obligatorio– determi- cuenciales de conquistadores analfa- naron una coexistencia inestable pero betos. Rosenblat colaborará en forma secular. Rosenblat pudo afirmar, en el decisiva en la neutralización científica párrafo inicial de uno de sus artículos de esos deméritos, con los que la tradi- más notables: ción colonial había logrado modelar un imaginario bien asentado. El proceso de hispanización o caste- Su trabajo sobre la población indí- llanización de América, que se gena americana, reformulado después inicia el 12 de octubre de 1492, de diez años de su primera redacción, no ha terminado después de casi procuró proveer quinientos años. Sin embargo, la Desde esa concepción debe datos numéricos influencia de los indigenismos en el entenderse también su rechazo firmes sobre español, aún considerando su consi- de la llamada teoría andalucista la dimensión derable número, no guarda relación del español de América, uno de cuantitativa de con la importancia de la lengua de los capítulos más controver- las poblaciones Castilla como vehículo de penetra- tidos de su historia lingüística, aborígenes, más ción lingüística13. según la cual la base de su moderada que las modalidad dialectal, coinci- hiperbólicas esti- El otro muy difundido preconcepto de dente en muchos de sus rasgos maciones de los un español americano condenable por característicos con la variedad cronistas, a partir sus orígenes como esencialmente vulgar andaluza occidental de España, de los cuales encontró en Rosenblat un impug- hubo de ser consecuencia de pudo proponer nador intransigente. El análisis dete- la mayoritaria presencia de que el encuentro nido de la estructura social española hablantes de ese origen entre e influencia de y de la composición sociocultural de los grupos iniciales de conquis- las lenguas autóc- los conquistadores y pasajeros a Indias tadores. La voluntad de eximir tonas con el caste- lo autorizó a formular una hipótesis los dialectos de América de llano no permite provocativa: no sólo no podía acep- cualquier sujeción causal o un tratamiento tarse la idea de una población inmi- genética a una variedad penin- homogéneo ni grante mayormente compuesta por sular, llevó por un lado a afirmaciones fugitivos y por una soldadesca plebeya relativizar el número de anda- generales12. La y zafia, que habría impuesto sus peores luces colonizadores, y por ininterrumpida rasgos a las manifestaciones culturales otro a proponer desarrollos confrontación y lingüísticas americanas, sino que se lingüísticos paralelos (code- entablada entre imponía admitir en aquellos contin- pendientes) a uno y otro lado la lengua de los gentes una cuantitativamente notable del Atlántico, que pudiesen dar conquistadores y presencia de representantes de la baja cuenta de los rasgos comunes las de los indios, nobleza (segundones) y de clérigos, como resultado de una evolu- tan diversas proporcionalmente mayor que en la ción convergente. entre sí, con Península, dotados de buena instruc- sus correlatos ción, determinantes de una nivela- sociales de convivencia y mestizaje, y ción cualitativa “hacia arriba” y de las cambiantes políticas lingüísticas de una hidalguización general de la vida que se sirvieron para la catequización – colectiva en el Nuevo Continente14. El enseñanza del latín, aprendizaje de las sentimiento de nobleza que abrigaban lenguas indígenas e imposición final los conquistadores explicaría, por

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ejemplo, su adopción de las formas de quienes integraron la generación del expresivas de la aristocracia, entre ellas Centenario17. Desde esa concepción el paulatino rechazo, desde mediados debe entenderse también su rechazo del siglo XVI, del tratamiento de la llamada teoría andalucista del voseante, y la generalización del don, español de América, uno de los capí- que era privilegio concedido por el Rey tulos más controvertidos de su historia (con ironía se pregunta el autor “¿No lingüística, según la cual la base de su será prolongación también de aquella modalidad dialectal, coincidente en época la actual afición hispanoameri- muchos de sus rasgos característicos cana a los tratamientos –tanto doctor, con la variedad andaluza occidental de profesor, licenciado, bachiller, maestro, España, hubo de ser consecuencia de la ingeniero, caballero, etc.–, en contraste mayoritaria presencia de hablantes de con la relativa llaneza del tratamiento ese origen entre los grupos iniciales de peninsular?”15). La reflexión con que conquistadores. La voluntad de eximir se cierra este trabajo central de Rosen- los dialectos de blat puede ser adecuada síntesis de su América de cual- El conjunto de sus artículos pensamiento reivindicador sobre la quier sujeción sobre el nombre de la Argen- génesis del español americano: causal o genética tina, originalmente publicados a una variedad en el diario La Nación en 1940 Así, en el estudio de nuestro español peninsular, llevó y convertidos en libro nueve de América, no vemos el reflejo del por un lado a años más tarde24 es, como la hampa española del siglo XVI –las relativizar el mayor parte de su obra, el resul- hablas de germanía existentes hoy número de anda- tado de un severo y minucioso en varias de nuestras capitales son luces coloniza- rastreo de fuentes cronísticas, de formación tardía– y muy escasa dores, y por otro literarias, cartográficas, peri- manifestación del habla campesina a proponer desa- odísticas y documentales. y del argot de los oficios. La base del rrollos lingüís- español americano es el castellano ticos paralelos (codependientes) a uno hablado por los sectores medios y y otro lado del Atlántico, que pudiesen altos de la vida española, como se ve dar cuenta de los rasgos comunes como en el estudio de los tratamientos, en resultado de una evolución conver- el léxico común y en el estilo general gente. El mismo Amado Alonso, de la lengua. Claro que después del español, se dejó seducir por el espíritu siglo XVI acudieron, a un continente de la cruzada, si bien sus entusiasmos ya casi domesticado, sectores más iniciales tuvieron que ceder frente a las bajos de la población, sobre todo con nuevas evidencias documentales, de las el movimiento inmigratorio de los que Henríquez Ureña había carecido, y siglos XIX y XX. Pero se incorporaron que años más tarde se verían robuste- –siempre con algunas aportaciones– cidas por las aportaciones demográficas a una sociedad hispanoamericana de Peter Boyd-Bowman y las filológicas ya constituida en su base lingüística, de Rafael Lapesa y Diego Catalán18. desde el siglo XVI 16. A pesar de estas autorizadas opiniones, la de Rosenblat, discretamente vertida Hemos hecho mención del espíritu en un congreso en 1968, resultó autoctonista americano que tiñó el más afín a la de sus compañeros del pensamiento de Henríquez Ureña y Instituto de Filología y al espíritu

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americanista que grupalmente los o la clase universitaria, la del ensayo animaba. Reivindicó la controvertida o el libro científico, la de la literatura, oposición entre la modalidad de las la de la poesía, y aun la de la prensa”), “tierras bajas” o costeras (con mayor superadora de la diversidad centrífuga presencia de rasgos peninsulares meri- del habla campesina y popular, y del dionales, robustecidos por la llegada habla familiar de los distintos sectores bianual de la flota sevillana) frente a sociales. Y a esa unidad del habla culta las “altas” o del interior (más influidas de Hispanoamérica debe corresponder por las normas virreinales de referente (en una concepción que Rosenblat cortesano), hipótesis que se permitió reconoce humboldtiana) una unidad de ilustrar con esta boutade didáctica: mundo interior, “una profunda comu- nidad espiritual”21. Yo las distingo, de manera cari- Su consideración entusiasta de lo caturesca, por el régimen alimen- americano no excluye, sin embargo, la ticio: las tierras altas se comen las pesadumbre de saberse integrante de vocales, las tierras bajas se comen una cultura de asimétrica recepción. las consonantes 19. Así, su valoración de la extraordinaria modernidad del pensamiento grama- Y sostuvo, en pensamiento próximo al de tical de Andrés Bello, le servirá a un sus maestros Menéndez Pidal y Alonso, tiempo para denunciar la postergación que el español de lo hispanoamericano: si el movi- La afirmación insólita de una de América no miento gramatical europeo ha perma- poética latinización (el adjetivo es sino el español necido insensible a las enseñanzas de argentino, derivado del latín común de España, avanzada del filólogo venezolano, ARGENTUM ‘plata’) para integrado por el designar un río –el estuario del habla de todas las [...] es sin duda por nuestro aisla- Plata– y afianzarse, tres siglos regiones penin- miento hispanoamericano, por el después, como nombre del sulares, aunque escaso peso que tenemos en la vida del país y de sus hombres, quiere desarrollado en mundo –salvo con nuestras pobres ser para Rosenblat no menos la el Nuevo Conti- materias primas–, por el poco pres- respuesta lingüística a la nece- nente con carac- tigio y proyección de la obra cultural sidad de nominar una entidad terísticas propias de Hispanoamérica 22. más vasta que la circunscripta comparables a a una ciudad y a un accidente las de cualquiera Podría pensarse que la clara perspec- fluvial (rioplatense) que la de las comarcas tiva americanista que fundió la vida manifestación alentadora del españolas20. Una y la obra de Rosenblat, y que hemos triunfo de la poesía sobre la vez más, firme querido privilegiar en estas líneas, prosa “en aquella hora en que creencia en la sobrepasa el sentido de los trabajos que la misma construcción del unidad del español el filólogo consagró específicamente a país parecía una arriesgada –de origen y de la Argentina, el país que no supo rete- empresa poética”. desarrollo– y en nerlo. Nos atrevemos, no obstante, la personalidad de a enhebrarlos también en aquella las variedades de América, una tensión durable orientación de su pensamiento. que Rosenblat cree resguardada en un Forzados a elegir, haremos somera refe- compartido nivel culto de la lengua rencia a dos de ellos, cuya lectura es (la lengua común “de la conferencia deuda de nuestras escuelas y colegios23.

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El conjunto de sus artículos sobre el descripción global del habla bonae- nombre de la Argentina, originalmente rense de comienzos del siglo XIX27, publicados en el diario La Nación en dan pie para que nuestro filólogo 1940 y convertidos en libro nueve revele una firme adscripción ideoló- años más tarde24 es, como la mayor gica y declare la supervivencia defini- parte de su obra, el resultado de un tiva de la corriente cosmopolita “en lo severo y minucioso rastreo de fuentes que tiene de más vivo y permanente cronísticas, literarias, cartográficas, la cultura argentina –piénsese en Jorge periodísticas y documentales. Pero es Luis Borges y Eduardo Mallea–, que se bastante más que eso. La afirmación destaca en toda Hispanoamérica preci- insólita de una poética latinización (el samente por su carácter europeizante” adjetivo argentino, derivado del latín (p. 124), en nítido contraste con el ARGENTUM ‘plata’) para designar fracaso de la gauchesca para erigirse un río –el estuario del Plata– y afian- en génesis de una auténtica literatura zarse, tres siglos después, como nombre argentina con perspectivas de futuro: del país y de sus hombres, quiere ser para Rosenblat no menos la respuesta ¿Cómo se va a creer que el Martín lingüística a la necesidad de nominar Fierro es una especie de epopeya una entidad más vasta que la circuns- nacional de la Argentina parango- cripta a una ciudad y a un accidente nable con el Poema de Mio Cid o con fluvial (rioplatense) que la manifesta- la Chanson de Roland! El Martín ción alentadora del triunfo de la poesía Fierro, fruto tardío del movimiento sobre la prosa, “en aquella hora en que romántico que se inicia con Echeve- la misma construcción del país parecía rría y su generación, representa un una arriesgada empresa poética”25. retorno a las fuentes hispánicas de la Idéntico rigor y erudición atraviesan vida argentina. Es más bien la elegía las páginas de “Las generaciones argen- del gaucho, su canto de cisne. Por los tinas del siglo XIX ante el problema de mismos años, Rafael Obligado, en la lengua”, un recorrido minucioso e su Santos Vega, canta la derrota y iluminador de los conflictos identita- muerte del payador. Está surgiendo, rios nacidos con la emancipación, que con tropiezos, caídas y aun injus- debieron convivir con el dilema de ticias, una nueva Argentina, más considerar románticamente la lengua acorde con los ideales de los hombres heredada de la metrópolis como un de 1810 y de 1837 28. instrumento de construcción nacional, pero también como un insustituible Creemos que en esta visión, expuesta medio de unidad de una América en a tres lustros de distancia de su aleja- dolorosa gestación26. La formación, miento de la Argentina, que conlleva continuidad y tensión de los grupos el resabio de la denunciada antítesis antihispánicos y cosmopolitas, de los entre campo y ciudad (“Toda la vida casticistas y nativistas en la cultura política y cultural de Hispanoamérica, argentina, que Rosenblat ilustra con todo su doloroso drama histórico, innumerables observaciones que hoy reposa en ese dualismo entre el inte- reclamaría la sociolingüística, y el rior y la ciudad”29), se alcanza a divisar detenido análisis de rasgos dialectales, la permanente opción de Rosenblat que hacen de este trabajo la primera por aquellas posturas reivindicadoras

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de la unidad esencial de la cultura de nuestra lengua, de su inserción en una tradición renuente a particularismos unidireccionales, provincianos y dife- renciadores, que si son inevitables y necesarios en el habla, deben ser despe- jados de la norma culta, cuya salva- guarda es clave histórica y garantía de supervivencia.

(*) Facultad de Filosofía y Letras (UBA) CONICET Academia Argentina de Letras

NOTAS

1. Las lagunas de nuestra información sobre la vida y obra de Ángel Rosenblat fueron generosamente salvadas por María Josefina Tejera mediante la oportuna remisión de su edición de Rosenblat, Ángel, El español de América. Selección, prólogo, cronología y bibliografía [de] ..., Caracas, Biblioteca Ayacucho, 2002. Vaya nuestro sentido agradecimiento a la académica venezolana, discípula del filólogo y cultora de su memoria y legado científico. 2. Cf. Guitarte, Guillermo, “Cuervo, Henríquez Ureña y la polémica sobre el andalucismo de América”, en Thesaurus, XIV, 1959, pp. 20-81. 3. Cf. Boletín de lingüística, N° 12-13 [Homenaje a Ángel Rosenblat], Caracas, enero-diciembre 1997 (Publicaciones de la Escuela de Antropología, Facultad de Ciencias Económicas y Sociales y el Instituto de Filología “Andrés Bello”, Facultad de Humanidades y Educación, Universidad Central de Venezuela]. Con motivo de haber cumplido cincuenta años, el Instituto de Filología Andrés Bello creó en 1987 la Cátedra Libre “Ángel Rosenblat”, en homenaje a su fundador y director. Es venezolana la Biblioteca Ángel Rosenblat, que en 1987 inició la edición de los once volúmenes de la obra completa del filólogo (editorial Monte Ávila). Al recorrer las páginas de la bibliografía sobre Rosenblat elaborada por María Josefina Tejera, sorprende dolorosa- mente comprobar que apenas los nombres de cuatro argentinos la integran (Cf. “Obras sobre Ángel Rosenblat”, en Rosenblat, A., El español de América, pp. 531-536). 4. Amadís de Gaula. Novela de caballería, refundida y modernizada por Ángel Rosenblat, Buenos Aires, Losada, 1940. Vd. Tejera, María Josefina, “Bibliografía”, p. 27. 5. Cf. Leonard, Irving, Los libros del conquistador, México, FCE, 1953, pp. 142-143 y passim. 6. Garcilaso de la Vega, Inca, Comentario Reales de los Incas. Estudio al cuidado de Ángel Rosenblat. Prólogo de Ricardo Rojas. Buenos Aires, Emecé 1943, 2 vols. Del mismo autor, Historia general del Perú (Segunda parte de los Comentarios Reales de los Incas). Edición al cuidado de Ángel Rosenblat, Buenos Aires, Emecé, 1944, 3 vols. 7. Sarmiento de Gamboa, Pedro, Historia de los Incas. Edición y nota preliminar de Ángel Rosenblat, Buenos Aires, Emecé, 1947; Viajes al Estrecho de Magallanes. Edición y notas al cuidado de Àngel Rosenblat. Prólogo de Armando Braun Menéndez. Buenos Aires, Emecé, 1950, 2 vols. 8. Espinosa, Aurelio M, Estudios sobre el español de Nuevo México. Parte I. Fonética. Traducción y reelaboración con notas por Amado Alonso y Ángel Rosenblat. Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, Instituto de Filología, 1930. Este volumen inicia la serie de los ocho que, aparecidos entre ese año y 1949, integrarán la Biblioteca de Dialectología Hispanoamericana, el corpus de producción dialec- tológica más importante publicada en nuestro medio, y que habrá de interrumpirse definitivamente con la disolución del grupo nucleado por Amado Alonso. 9. Espinosa, Aurelio M., Estudios sobre el español de Nuevo México. Parte II: Morfología. Traducción, reelabo- ración y notas de Ángel Rosenblat. Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Instituto de Filología, 1946 (Biblioteca de Dialectología Hispanoamericana, 2). 10. Tejera, María Josefina, Prólogo a Rosenblat, Ángel, El español de América, p. XXXIV.

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11. “Los otomacos y los taparitas de los Llanos de Venezuela”, contribución al XXVI Congreso Internacional de Americanistas de Sevilla de 1935. 12. Rosenblat, Ángel, La población indígena de América desde 1492 hasta la actualidad, Buenos Aires, Institución Cultural Española, 1945. Versión ampliada de ésta es La población indígena y el mestizaje en América, Buenos Aires, Nova, 1954, 2 vols. 13. “La hispanización de América. El castellano y las lenguas indígenas desde 1492”, ponencia presentada al Congreso sobre Presente y futuro de la lengua española, Asamblea de Filología del Primer Congreso de Instituciones Hispánicas, Madrid, junio de 1963. Reed. en Rosenblat, Ángel, El Español de América, pp. 78-117. 14. Rosenblat, Ángel, “Bases del español en América: nivel social y cultural de los conquistadores y pobla- dores”, en Actas de la primera reunión latinoamericana de Lingüística y Filología, Viña del Mar (Chile), enero de 1964. Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1973. Reprod. en Boletín de Filología, Facultad de Filosofía y Educación, Universidad Nacional de Chile, XVI, 1964, pp. 171-230, y en en Rosenblat, Ángel, El español de América, pp. 7-77; cf. Rosenblat, Ángel, “Nivel social y cultural de los conquistadores y pobladores del siglo XVI”, en Estudios sobre el español de América, Caracas, Monte Ávila, 1984 (Biblioteca Ángel Rosenblat, III), pp. 5-69. 15. El español de América, p. 55. 16. Ibid., p. 64. 17. V.s., n. 2. 18. Una exposición minuciosa de esta cuestión, que ha permanecido largamente en el centro de la reflexión dialectológica sobre el origen de las variedades americanas del español, es la que ofrece el mismo Rosenblat en “El debatido andalucismo del español de América”, ponencia leída en el Simposio de México del PILEI (Programa Interamericano de Lingüística y Enseñanza de Idiomas), en enero de 1968, ed. en El español de América, pp. 139-185. Para referencias bibliográficas sobre el tema, v. Solé, Carlos A., Bibliografía sobre el español de América (1920-1986), Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1990, pp. 90-100. 19. “El castellano de España y el castellano de América: unidad y diferenciación”, en El español de América, p. 324. 20. Ángel Rosenblat, “El debatido andalucismo”. Cf. Alonso, Amado, “La base lingüística del español americano”, en Estudios lingüísticos. Temas hispanoamericanos, Madrid, Gredos, 1961, pp. 7-60 (1ra. ed. 1953). 21. “El castellano de España”, pp. 330-331. 22. “Andrés Bello a los cien años de su muerte”, en El español de América, p. 355. 23. Cf. Rosenblat, Ángel, Estudios dedicados a la Argentina, Caracas, Monte Ávila, 1984 (Biblioteca Ángel Rosenblat, IV). 24. Rosenblat, Ángel, Argentina. Historia de un nombre, Buenos Aires, Nova, 1949; fue reeditado con el título El nombre de la Argentina, Buenos Aires, Eudeba, 1964. 25. Ibid., pp. 35 y 64. 26. En Revista de la Universidad de Buenos Aires, Año V, N° 4 (1960), pp. 539-584; reed. en Rosenblat, Ángel, Estudios dedicados a la Argentina, pp. 83-125, que es la que seguimos. 27. Fontanella de Weinberg, Beatriz, “Prólogo”, en Rosenblat, Ángel, Estudios dedicados a la Argentina, p. X. 28. “Las generaciones argentinas”, p. 125. 29. Rosenblat, Ángel, “Lengua y cultura de Hispanoamérica: tendencias actuales”, en El español de América, p. 306.

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Acerca de la memoria como una obra en curso: Noé Jitrik y la Historia Crítica de la Literatura Argentina Por Roberto Ferro (*)

El estilo escritural de Noé Jitrik se frag- menta por la enorme carga de diferentes aportes teóricos que soporta, se despliega hacia zonas en las cuales asir el sentido implica darle una concepción instrumental a la literatura, idea que Jitrik rechaza. Barthes, Foucault y Derrida dejan su sello en los trabajos de Jitrik y la propensión a las multiples lecturas asalta al lector en cada párrafo, a veces la posmodernidad se instala ampliamente en sus textos, otras los escri- tores clásicos dejan de serlo por un análisis que disuelve toda linealidad, todo fin, toda afinidad temporal, en donde la herméutica está, continuamente, renaciendo. LA BIBLIOTECA Rostros y figuras de la investigación en la Argentina N° 1 | Verano 2004 / 2005

En el conjunto de los textos publicados ples resonancias. Formó parte de la por Noé Jitrik, la residencia inestable revista Contorno, una publicación de de su escritura, se intersectan hoy el los primeros años de la década del pasado y el futuro de tal forma que, cincuenta, fundada por un conjunto en ese punto del tiempo, la distinción de jóvenes universitarios con el propó- entre pasado y futuro se vuelve incon- sito de revisar la literatura argentina, sistente; el pasado se presenta accesible modificando las genealogías estable- en la multiplicidad de variantes que cidas y trastornando el canon vigente. sus publicaciones proponen, el futuro En los años sesenta el devenir socio- parece tentarnos con la inminencia histórico en la Argentina fue marcado que precede a cada nuevo itinerario de por un notable cambio en la intensidad lectura. Acaso ese entrecruzamiento de las prácticas tenaz e inestable, siempre abierto a la políticas, tanto Los distintos estratos de la reformulación, sea una vía privilegiada en el estilo de los escritura de Noé Jitrik son que permita reflexionar en torno de diferentes actores configuraciones multilineales su concepción de la memoria como que habían radi- sin contornos definitivos, un espacio abierto a la inquisición calizado sus posi- modos de sedimentación y incesante, tal como se despliega en su ciones como en de fractura siempre en dese- proyecto en curso de la Historia crítica la formación de quilibrio; las diversas formas de la literatura argentina. nuevos puntos genéricas que ha abordado Los distintos estratos de la escritura de de referencia para –artículos, ensayos, poemas, Noé Jitrik son configuraciones multi- las propuestas cuentos, novelas, crónicas lineales sin contornos definitivos, de cambio, que periodísticas– exhiben la modos de sedimentación y de fractura muchos imagi- imposibilidad de pensar sus siempre en desequilibrio; las diversas nábamos como textos como un proceso sepa- formas genéricas que ha abordado inminentes e irre- rado de la lectura. Jitrik no –artículos, ensayos, poemas, cuentos, versibles. En un solamente escribió, también novelas, crónicas periodísticas– espacio intelec- fue construyendo en su textu- exhiben la imposibilidad de pensar sus tual que debatía alidad un dispositivo abierto textos como un proceso separado de la las estrategias de lectura que desbarata todo lectura. Jitrik no solamente escribió, de intervención intento de hacer identificable también fue construyendo en su privilegiando la sus trabajos como formando textualidad un dispositivo abierto de idea del compro- parte de una unidad cerrada. lectura que desbarata todo intento de miso sartreano y hacer identificable sus trabajos como la vía sociológica de interpretación del formando parte de una unidad cerrada. texto literario, Noé Jitrik, asume una En la urdimbre de su escritura siempre postura bien definida, apartándose de se alude a un más allá de la letra las líneas hegemónicas, cuestiona los impresa, un exceso que hace que cada determinismos que reducían la litera- fragmento sea parte de una red tendida tura a una funcionalidad instrumental. hacia la ausencia de otros textos, como Sus artículos proponían lecturas que si cada trazo se diese a leer escindido, se desviaban tanto de la paráfrasis como si fuese un reverso incesante de sí del comentario, que limitaban el mismo y de una totalidad sin fin. sentido a un elenco de variantes de Noé Jitrik, es un nombre en el que lugares comunes, como de la indaga- confluyen varias trayectorias y múlti- ción de un orden anterior en el que,

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supuestamente, se fundaba la significa- con la aparición de nuevos clásicos ción. La valoración de la inmanencia del contemporáneos y, básicamente, se texto literario y la búsqueda de la auto- generó la exigencia de examinar las nomía del discurso crítico centraban estrategias de lectura; por otra, el su reflexión en torno de los procedi- estructuralismo había provocado una mientos, los diversos modos de acción ruptura profunda en la concepción textual, que consideraba el compo- de la actividad crítica, que se consti- nente distintivo de la interpretación. Su tuyó desde entonces en un discurso búsqueda apun- atravesado por la convergencia inter- La propuesta consistía en leer taba a superar las disciplinaria. Para todos aquellos que desde una mirada diferente que remisiones refe- estaban ávidos de tomar contacto trastornaba toda voluntad de renciales meca- con la novedad, Noé Jitrik que había concebir el texto literario como nicistas para dar vivido en Francia entre 1967 y 1970, un recipiente portador de un cuenta de otro encarnaba la posibilidad de conocer mensaje cifrado, que el crítico tipo de relaciones los dispositivos que Barthes, Derrida, debe revelar, sino, antes bien, entre la litera- Foucault, entre otros, estaban produ- como un espacio de produc- tura y el mundo, ciendo contemporáneamente. La ción de sentido sin clausura. en las que la experiencia fue decisiva e ilumina- Esta ilación no pretende multiplicidad dora porque ese contacto estuvo atra- restringir el pensamiento de los registros vesado por una biblioteca en la que de Noé Jitrik a una serie no se redujera a Macedonio Fernández, Juan L. Ortiz, de etapas, someterlo a una una linealidad Roberto Arlt, Jorge Luis Borges, cárcel unidireccional, es un unívoca. movilizaban una indagación inter- proyecto condenado a falsear Esta perspectiva pretativa alejada de toda tentación de su concepción crítica; la idea no puede escin- trasplante sistemático. de evolución resulta insufi- dirse de su escri- A su regreso de Europa, la Universidad ciente porque no puede dar tura literaria. Su era un territorio ocupado por los cuenta de los movimientos obra poética y representantes más reaccionarios de sísmicos que caracterizan su narrativa, exhibía la cultura argentina, cuyo mayor pensamiento, esas sacudidas una impronta déficit no era tan sólo ideológico, sino no implican un avance lineal que se profundi- también eran portadores de una medio- ni menos aún la confirmación zará con el correr cridad endémica con la que habían sedante de un todo que ya de los años, la liquidado una década de esplendor estaba en el principio. noción de escri- del pensamiento universitario. En una tura que se dise- primera etapa, Noé Jitrik se incorporó mina en sus textos se asienta en un a la actividad docente siguiendo una gesto que abarca todas las manifesta- tradición bastante peculiar en Buenos ciones en las que se despliega. Aires, que consistía en la proliferación En esos años, dos factores diversos de grupos de investigación privados, y correlativos motivan un notable una especie de universidad alternativa cambio en el interés y la atención en la que circulaban los saberes prohi- acerca de la crítica y la teoría literaria, bidos por la dictadura militar lide- por una parte, durante el llamado rada por Onganía. A partir de 1973, “boom de la literatura latinoameri- con el retorno de la democracia, se cana”, se produjo una violenta expan- hace cargo de la cátedra de Literatura sión del universo de los lectores, junto Latinoamericana en la Facultad de

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Filosofía y Letras de la Universidad como un espacio de producción de de Buenos Aires. Las actividades de sentido sin clausura. la cátedra abarcaron un poco más de Esta ilación no pretende restringir un año; ese lapso fue suficiente para el pensamiento de Noé Jitrik a una promover una experiencia funda- serie de etapas, someterlo a una cárcel mental que marcó decisivamente a un unidireccional, es un proyecto conde- considerable número de estudiantes; nado a falsear su concepción crítica; la casi treinta años después muchos de idea de evolución resulta insuficiente los que participaron en los cursos aún porque no puede dar cuenta de los conservan la edición mimeografiada movimientos sísmicos que caracte- de aquellas clases como testimonio rizan su pensamiento, esas sacudidas de un hito decisivo de nuestra forma- no implican un avance lineal ni menos ción, y como una fuente de consulta aún la confirmación sedante de un todo permanente. La propuesta consistía en que ya estaba en el principio. El ciclo leer desde una mirada diferente que de reaparición-repetición-incesancia, trastornaba toda voluntad de concebir sobre el que se teoriza, no sólo tiene el texto literario como un recipiente que ver con la configuración del texto portador de un mensaje cifrado, que sino también con un más allá del el crítico debe revelar, sino, antes bien, texto y, por lo tanto, es un punto en

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el que el proceso y la trascendencia se reducirla a un ordenamiento concep- fusionan, de tal modo que, por una tual culmina en la dicotomía empobre- parte, se intersectan el adentro y el cedora de una imposición dogmática o afuera de la semiosis y, por otra, la de un fracaso irremediable. temporalidad no queda sometida al Desde su concepción, lo que carac- avance causal propio de la noción teriza al sentido, por lo tanto, es su vulgar de tiempo. La incesancia dise- inagotabilidad, de lo que se puede minada en los textos de Jitrik es una inferir que toda pretensión de nombrar dimensión indecidible que se tiende definitivamente el sentido mediante la entre la mano que traza la escritura y lectura de un texto, incluso de aque- el ojo voraz del lector que persevera en llos textos que tratan de convalidar tal la construcción del sentido. pretensión, es vana. Para Noé Jitrik la La interpretación es un proceso sin lectura, al igual que la escritura, puesta fin, esa deriva perpetua es la manifes- en la inagotabilidad, puede reco- tación desaforada menzar y siempre, por ello mismo, es A partir de 1997 comienza de la incapacidad insatisfactoria, está siempre a punto de a trabajar en un proyecto de de cualquier asir algo que no deja de evadirse. historia de la literatura argen- discurso para A mediados de 1974, Noé Jitrik, seña- tina que le propone la edito- condensar lado como enemigo por las bandas rial Emecé. Desde el principio completamente, fascistas de la Alianza Anticomunista Jitrik piensa en una obra por medio de Argentina, que eran un ensayo anti- dirigida a un público lector la paráfrasis o cipado de los grupos de tareas de la amplio, pero no difuso. Un el comentario, dictadura militar, se exilia en México. universo constituido bási- el sentido de Continúa allí su labor de docente e camente por profesores y un texto. Esa investigador en el Colegio de México, estudiantes universitarios y imposibilidad en la UNAM y, ocasionalmente, en de enseñanza media, pero es producto de la Universidad Autónoma de Puebla. también por un espectro muy la diferencia Una mirada atenta sobre el conjunto amplio de lectores interesados que se abre de de sus trabajos de esos años exhibe al en la reflexión acerca de la manera irreduc- menos dos rasgos distintivos; por una literatura argentina, a los que tible entre litera- parte, la profundización del trabajo se les dirija un discurso que sea lidad y sentido. crítico sobre las textualidades litera- capaz de construir una lectura Ningún texto es rias, es correlativa con una expansión crítica que reniegue de las portador de una de su interés por la producción discur- limitaciones de la divulgación, u otra verdad, siva desde un enfoque semiótico y, asumiendo el compromiso sino que, primor- por otra, su escritura se desliza hacia la del rigor alejado de toda jerga dialmente, es una narrativa novelística, que en la actua- críptica propia de cenáculos puesta en escena lidad continúa en pleno desarrollo. cerrados. de los sentidos, En 1987, inicia su retorno a la todo texto es una Argentina, haciéndose cargo de la esceno-grafía; y en el caso de aque- misma cátedra; como marca indeleble llos textos que hacemos pertenecer al de su modo de concebir la tarea inte- espacio de la literatura lo propio de lectual, reúne un equipo de profesores la significación es su inagotabilidad, para encarar la empresa, proponiendo que se exhibe aún más cada vez que el una íntima vinculación entre la voluntarismo de algunos discursos por conciencia crítica y una ética de circula-

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ción del saber que tiene como objetivo dores y estudiosos de la literatura argen- la libre disposición de sus resultados. tina con los que ya tiene un diálogo Su tarea en el ámbito institucional intenso para que dirijan cada uno de de la Universidad de Buenos Aires es los doce volúmenes que abarcan el plan de una fecundidad extraordinaria, ha general de la obra; como es una cons- contribuido decisivamente al desa- tante en su trabajo intelectual, piensa la rrollo de las diferentes carreras de tarea en términos de equipo. posgrado del área de Letras y como director del Instituto de Literatura Hispanoamericana ha sido el eje sobre el que un notable grupo de investi- gadores ha ampliado sus actividades formulando proyectos libres de toda imposición emanada de las exigen- cias propias de otros ámbitos acadé- micos o, simplemente, de las efímeras promesas de la moda. Su programa se funda en la convicción de que el trabajo intelectual genuino se sostiene en la tenacidad con que es capaz de resistir los avatares de la deformación producida por la urgencia, que tantas veces asedia a los investigadores, de ordenar la búsqueda de acuerdo con dictados de legitimación que, en defi- nitiva, obligan a desviar y confundir los objetivos de la investigación. A partir de 1997 comienza a trabajar en un proyecto de historia de la lite- ratura argentina que le propone la editorial Emecé. Desde el principio Jitrik piensa en una obra dirigida a un público lector amplio, pero no difuso. Un universo constituido básicamente por profesores y estudiantes univer- sitarios y de enseñanza media, pero también por un espectro muy amplio de lectores interesados en la reflexión La idea que los reúne implica concebir acerca de la literatura argentina, a los la historia como un vasto relato antes que se les dirija un discurso que sea que selecta construcción de un archivo capaz de construir una lectura crítica en el que se registren datos regidos que reniegue de las limitaciones de la por la constatación. Una historia de divulgación, asumiendo el compro- la literatura argentina concebida como miso del rigor alejado de toda jerga un relato en el que se van articu- críptica propia de cenáculos cerrados. lando los momentos de inflexión rele- Jitrik convoca a un grupo de investiga- vantes, sean más o menos conocidos o

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secretos, valorándolos como instancias que la construcción del relato supone de acumulación concentradas sobre un modo de comprensión de las trans- sí mismas y a la vez en expansión, formaciones de lo narrado. produciendo transformaciones y reso- El plan general de la Historia crítica de nancias. Cada una de esas instancias la literatura argentina es el siguiente: aparece como una etapa del relato “Una patria literaria”, dirigido por general y, a su vez, esas etapas son rela- Cristina Iglesia; “La lucha de los tadas a través de las voces múltiples de lenguajes”, por Julio Schvartzman; los colaboradores de cada volumen. De “El brote de los géneros”, por Susana lo que se trata es de narrar la historia Zanetti, “Sarmiento”, por Ricardo de la literatura. Piglia; “La crisis de las formas”, La trama de ese relato no se apoya en por Alfredo Rubbione; “El imperio causalidades ni depende de crono- realista”, por María Teresa Gramuglio; logías cerradas sino, antes bien, se “Rupturas”, por Celina Manzini; despliega en el tejido multidireccional “Macedonio”, por Roberto Ferro; “El de esos momentos de inflexión. Por oficio se afirma”, por Sylvia Saítta; “La lo tanto, la concepción que impulsa irrupción de la crítica”, por Susana el proyecto implica pensar el proceso Cella; “La narración gana la partida”, literario argentino en su devenir histó- por Elsa Drucaroff y “Una literatura rico, es decir más allá de cualquier en aflicción”, por Jorge Monteleone. exclusivismo discursivo. La dimensión Ya han aparecido los volúmenes diri- cronológica se aparta de la linealidad gidos por Cella, Drucaroff, Gramuglio, con sus condicionantes genealógicos Schvartzman y Saítta, reuniendo y sus filiaciones a priori, el tiempo trabajos de más de cien colaboradores, aparece como constelación en la que lo que asegura una mirada múltiple y van entrelazando los trazos disconti- polifónica sobre la literatura argentina. nuos y las constantes que se reconocen La dirección de Noé Jitrik de la en la reiteración de sus modulaciones. Historia crítica de la literatura La constelación temporal tiene la argentina hace posible un vasto campo forma de una figura compleja que de reflexión sobre la memoria como sólo se puede abordar renegando de una obra en curso, plural y conflic- puntos de mira unívocos. El proyecto tiva. La memoria como un espacio implica que junto con la narración de de tensiones inconclusas y por ello la memoria de la literatura argentina abierta al pensamiento crítico. –que no renuncia a la esencial histori- cidad del quehacer humano– se privi- legie el pensamiento crítico, puesto (*) Escritor y crítico literario

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David Viñas: la materia del ensayo Por María Pia López

No siempre la convivencia del escritor con el investigador es serena, es más, casi nunca. La dramaticidad que postula el texto, la hesitación cancelada y sobre todo los modos de lectura son factores irrecon- ciliables, si ambas entidades, la del escritor y la del investigador, disputan la misma condición de ser. El archivista exhumador del pasado, descalificado por Nietzsche (de tenaz disposición hacia las referencias punitivas), persiste en su labor de subvirtir la historia, sacudiendo el polvo de los amarillentos papeles que aún iluminan. El escritor seduce, implora, grita en silencio desde el texto que tergiversa el tiempo. María Pia López, interroga a David Viñas en sus anaqueles, identifica los tonos de su obra, su dramaticidad, su catársis de escritor; su rigurosidad, su decepción y su contención de archivista. LA BIBLIOTECA Rostros y figuras de la investigación en la Argentina N° 1 | Verano 2004 / 2005

Oficios terrestres Pero nuestro tema aquí no es el filósofo francés, sino un investigador argen- Suele situarse una tensión entre la tino: David Viñas. Singular escritor tendencia a vivir, escribir, pensar, en que ha forjado un modo de leer la tiempo presente, y la vocación archi- literatura argentina, y una lengua para vística. Una tensión entre impulsos narrar esas lecturas. La factura retó- contrapuestos: los que conducen a rica de la mayoría de sus escritos, ese incursionar en las tramas del pasado, conjunto de señas personales con los en las huellas muchas veces borrosas, que va salpicando cada texto, deja para buscar un sentido que en el tras de sí –no veladas, pero sí en un presente se escurre; y los que urgen segundo plano– el vivir en la contemporaneidad. las excursiones A veces, los archivos son revis- Nietzsche había enfatizado el gesto documentales. itados con alegría. Y esa alegría despectivo contra quienes, apegados Los documentos, permanece, más o menos a viejos papeles, tendían a sepultar la los papeles de visible, en los rincones de la existencia en prudentes lecturas. archivo, las anti- obra a la que han alimentado. Quizás de allí provenga cierto tono de guas escrituras, Es una felicidad extraña, inspi- despecho que a veces reciben las inves- aparecen de un rada en la aventura de una tigaciones de archivo. Cierto desdén, modo extraño búsqueda cuyos resultados al menos. Como oficio menor, o como en esos libros. no pueden anticiparse, o que momento menor del trabajo mayor de Resaltados y surge de la fortuna misma de una escritura o una teoría. La espe- pospuestos a la que un papel haya sido conser- cialización impiadosa y la renuencia vez. Resaltados, vado. Esa alegría se trasunta frecuente a vincular esas visitas docu- enmarcados en por cierto modo en que un mentales a la creación de lenguajes e la luminosidad autor puede leer y sobre- ideas, no han hecho demasiado para del epígrafe o escribir textos que provienen resguardar al trabajo en archivos de la del umbral. Pero de otra autoría. Es decir, por gris apatía que se le atribuye. pospuestos desde el engarce que se logra entre A veces, los archivos son revisitados con la perspectiva del viejas y nuevas escrituras. Algo alegría. Y esa alegría permanece, más o texto –ya porque así puede percibirse en ciertas menos visible, en los rincones de la obra fueron colocados páginas de Foucault, quien a la que han alimentado. Es una felicidad como anticipo, logra hacer de los archivos extraña, inspirada en la aventura de una ya porque son nuevas esfinges, en cuyo búsqueda cuyos resultados no pueden empujados como corazón estarían los secretos anticiparse, o que surge de la fortuna anexos–: la escri- de una materia atravesada por misma de que un papel haya sido conser- tura se construye los modos del poder. vado. Esa alegría se trasunta por cierto corriéndolos, modo en que un autor puede leer y sobre- sacándolos de foco, esquivándolos. escribir textos que provienen de otra No parece que esta cuestión se resuelva autoría. Es decir, por el engarce que se con una dicotomía de oficios: el logra entre viejas y nuevas escrituras. Algo del investigador y el del escritor. El así puede percibirse en ciertas páginas primero con su tendencia a la cita, a la de Foucault, quien logra hacer de los demostración de lo hallado, al apego a archivos nuevas esfinges, en cuyo corazón la verdad que poseen unos documentos estarían los secretos de una materia atra- antiguos, y el segundo, con su adhesión vesada por los modos del poder. a la palabra como materia de creación,

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que no acepta los límites evidentes de historia literaria, pueda pensarse bajo la certeza documental. Y tampoco se esos fuertes impulsos teóricos y polí- resolvería bien el “caso Viñas” supo- ticos. El dilema de las clases, de sus niendo una feliz consonancia entre prácticas y de sus conciencias autorre- esos oficios, una flexivas u opacas, atraviesa los análisis La escritura no describe, complicidad de Viñas. Un análisis marxista, sin dramatiza. El autor de entre la inves- duda, y en los dos sentidos en que el Una excursión a los indios tigación certera marxismo ha sido el nombre de las ranqueles es leído y festejado y la seducción búsquedas durante el siglo XX: como como hacedor de un ser mate- poética. Algo teoría que rastrea las determinaciones rial de la palabra. Un gestor compuso este estructurales de la vida social, y como de escenas, narradas con la ensayista, desde llamado persistente a la acción trans- velocidad de la vida moderna. en los años formadora. Un análisis, una lectura, Mansilla, persistente inqui- sesenta, cuando entonces, que al tiempo que desme- etud en Viñas, es un escritor publicó Litera- nuza los hilos que unen los textos a la que asalta las palabras como si tura argentina y trama de la sociedad, se inspira en la estas tuvieran cuerpo: “dado realidad política, voluntad de incitar a la acción. que si en algo se manifiesta la que se ha conver- A ese marxismo por supuesto que se privilegiada ironía de Mansilla tido en una lo puede vincular tanto con las críticas es en su capacidad de pronun- marca peculiar. forjadas desde Lukács hacia la cosifi- ciar una palabra de frente y Una composi- cación, como con la potente emer- en reflexionar sobre ella, de ción entre un arte gencia de la filosofía existencialista. inmediato, por la espalda.” La de escribir y un Esos rastros están en los libros de un palabra es material, por eso la modo de inves- autor que no suele citar sus afluentes escritura es dramática. Para el tigar, que puede teóricos, que esquiva los nombres audaz sobrino de Rosas y para ser infiel a lo que portadores de un prestigio conceptual. el autor de Prontuario. está codificado en Y así como se puede suponer tras tales uno y otro. Los omisiones una renuencia a hacerle rasgos fundamentales de esa composi- fácil el camino al lector –y al crítico ción merecen ser indagados. y al exégeta– hacia ciertas obras inspi- radoras, se puede sospechar también un ocultamiento deliberado de las La escritura dramatizada marcas que identifican la escritura académica. Por eso, si hemos traído Método y estilo, suele ser el principio. aquí la interpretación de Valverde, es No son, en este caso, separables. Salvo para eludir el camino de la pregunta en tanto el uno refiere a la producción por los orígenes del método de lectura de la investigación y el segundo, al de Viñas, para situarnos ante el estilo método de exposición. Estela Valverde o el modo expositivo de sus textos. ha explicado bajo qué categorías Con una presunción: la de que es en teóricas se pueden comprender las el estilo donde este escritor produce su investigaciones de Viñas, situándolas desvío más original y donde construye en la tradición de Lucien Goldmann y un método propio para leer la litera- del marxismo sartreano.1 tura y la política argentinas. Es posible que el modo de lectura que De hecho, lejos de proponer un ha desplegado en sus obras de crítica e sistema conceptual constituido por

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definiciones provenientes de las La escritura no describe, dramatiza. ciencias del lenguaje o de las teorías El autor de Una excursión a los indios críticas, lo que el ensayista propone ranqueles es leído y festejado como es un conjunto de palabras sonoras, hacedor de un ser material de la únicas, a las que se desplaza de su palabra. Un gestor de escenas, narradas significado original para encargarles con la velocidad de la vida moderna. que abriguen una idea o una opera- Mansilla, persistente inquietud en ción. Viñas ve la literatura a través Viñas, es un escritor que asalta las de series, los discursos desperdigarse palabras como si estas tuvieran cuerpo: en flecos, los tópicos reunirse en esas “dado que si en algo se manifiesta la constelaciones que llama manchas privilegiada ironía de Mansilla es en su temáticas, las aparentes realidades capacidad de pronunciar una palabra develarse en su revés de trama. Puede de frente y en reflexionar sobre ella, de percibirse, en estas breves menciones, inmediato, por la espalda.” La palabra que el lenguaje de Viñas tiende a es material, por eso la escritura es pensar a las palabras como sujetas dramática. Para el audaz sobrino de a fuerzas de reunión y de desunión. Rosas y para el autor de Prontuario. Impulsadas al eslabonamiento, al Viñas dispone palabras en un cierto parentesco o a la distancia.2 escenario y las convoca a actuar. Basta

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apenas hojear índices. Los modos un personaje en un relato. El título en que titula y subtitula. “Rosas, se convierte en anuncio de un drama romanticismo y literatura nacional”, que se va a desarrollar. Las palabras “Infancia, rincones y mirada”, “El se sitúan espacialmente: antes o escritor vacilante: Arlt, Boedo y después de una coma, antes o después Discépolo”, “Paternalismo, hetero- del doble retén. Es esa espacialidad, doxia y tradición”3; “México o Ricardo señalizada por los breves signos, la Flores Magón como precursor, extre- que construye el sentido. Si las pala- mista y fracasado”, “Cuba: independen- bras ocupan el espacio, es porque tismo, guerra y anarquismo español”, son materia, cuerpos. A los que se “Del Perú de González Prada hacia puede mirar de frente o rodear por Mariátegui y el aprismo”4; “Populismos, la espalda. No es menos frecuente la autoritarismos y otros recauchutajes”, operación de enlazar el espacio textual “Revolución mexicana y vanguardismos con los desplazamientos en la historia, ideológicos”5; “Bioy Casares, su cuñada materializada en frases que van de y Nueva York”, “Martínez Estrada, del un cierto lugar hacia otro o a otro. New Deal al Che Guevara”, “Oler, De Sarmiento a Dios. “Del New Deal morder, tarascón y comer”.6 al Che Guevara”. Los títulos operan por condensación, La dramatización es, entonces, un modo generando indicios o señales respecto de la escritura y un modo de concebir la de lo que enlazan. En esa conden- historia. Porque son los hombres, como sación tanto los artículos como las las palabras, los que se reúnen y desunen, preposiciones, son desplazados como son sujetos a fuerzas de articulación y de superfluos. Se sustituyen por signos disonancias, se enlazan a los consensos de puntuación. Las comas encadenan, mayoritarios o se distancian como hete- hacen a la serie, muestran que cada rodoxos –se colocan de un lado u otro término se sostiene en la tensión y en de las fronteras–, se desplazan de un la complicidad con los otros. Apren- lugar hacia otro. dizaje de lo telegráfico, o proposición de una escritura que también intenta situarse sobre la velocidad tecnoló- Insistencias gica que le es contemporánea. Los dos puntos abren una cierta sinonimia La escritura de Viñas es, para usar o señalan un conjunto posible. “El un adjetivo suyo, enfática. Dramá- escritor vacilante” de un lado, y los tica, opera acentuando, remarcando. nombres de “Arlt, Boedo, Discépolo” Sus líneas mayores son persistentes, por otro. Son lados de esa frontera atraviesan sus distintos libros. En ese puntuada que marca una entera opera- sentido, es posible ver el conjunto de su ción retórica. Comas y dos puntos. obra crítica como un haz de insisten- Los títulos se componen también con cias sobre temas, problemas y modos la presencia recurrente de nombres de pensarlos. A un lector atento no propios. Ciudades, países, escritores, se le escapa cuánto de su obra supone grupos ideológicos, abundan en ellos. un giro sobre sí misma. Sin tomar en Y de ese modo muestran una notable cuenta la narrativa y el teatro, es posible individualización. Como los nombres reconocer dos tipos de libros. Unos, de un actor en una marquesina o el de los de crítica literaria e ideológica, que

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se inician a partir de la publicación libros siguientes. Esas preocupaciones del ya mencionado Literatura argen- se pueden cifrar en la pregunta por la tina y realidad política, en 1964, y forja de una conciencia, por los proce- llegan hasta el análisis de los viajeros dimientos de identificación y por los argentinos a USA que editó a fines de lenguajes que se da un sector social los noventa. Otros, los que presentan, para dar cuenta de su situación. reúnen, compilan documentos, como Las solapas, prólogos y declaraciones Anarquistas en América Latina o del autor de Las malas costumbres no Contrapunto político en América Latina. dejan dudas: las obras críticas no se Uno es remiso a la clasificación: Indios, piensan por ejército y fronteras. separado sino “De Lugones a Walsh” –el No parece casual que sean los libros integrando un segundo tomo de la última sobre temas argentinos aquellos en que proyecto mayor, edición de Literatura argentina la escritura de Viñas toma el centro que incluye y realidad política– se cierra del libro, y pone bajo su registro los libros a realizar y con una cita de Borges: “Somos escritos analizados; y que aquellos en otros ya editados. el río y somos el hombre que se los que el tema se expande hacia el Esos planes van mira en el río”. Es, por cierto, continente, recurran a la compilación variando en una convocatoria a consid- de textos ajenos. Como si configu- algunos títulos, erar la obra que ella cierra a raran un péndulo que se acerca y se pero mantienen la vez como una crítica sobre aleja, tanto en lo que hace al territorio una lógica de literatura y como literatura; como a la palabra que da cuenta de periodización de y a considerarla, también, ese territorio. Y si esto no es casual, las ideas argen- como interrogación sobre un tampoco lo sería el vaivén de Indios, tinas. Capas de conjunto de textos, autores ejército y fronteras entre una escritura documentos que y posiciones públicas que no personal –es un libro muy escrito por deben ser inte- cesan de incluir, a cada página, su autor– y los textos que anticipa, rrogados por su la interrogación sobre su solicita, desmenuza. No sería azaroso sentido político propio autor. Es decir, como en tanto trata sobre lo propio –lo y comunitario. un modo de la reflexión sobre argentino– y sobre lo ajeno –aquello Quizás todo qué tipos de compromisos y que fue excluido, tanto material como plan de obra coerciones asume el escritor simbólicamente– en la definición de lo lleve inscripto como dados por el contexto nacional: lo indio. en sí la marca social. En ese sentido, la insis- En lo que hace al primer conjunto, de su fracaso, ya tencia y la mutación serían los que incluye las formulaciones críticas que toda obra se modos en que Viñas va dando más conocidas de Viñas, es claro que va corriendo y cuenta de su situación concreta: se va constituyendo por ampliación y transformando un proyecto político-teórico desplazamientos. El núcleo de la obra en el tiempo y persistente y recursos, tácticas ya estaba forjado en las intervenciones una investiga- o ejercicios que varían. en Contorno y en su tesis universi- ción puede dar taria.7 Al menos, estaba planteado en por tierra con las buenas presunciones aquel momento un cierto proyecto de su hacedor. Un plan de obra sería intelectual –un modo de concebir la más que un programa futuro, una voz del crítico como responsabilidad suerte de interpelación al lector a pública–, y un conjunto de preocupa- imaginar un contexto deseado para la ciones que no cesan de aparecer en los obra presente. ¿O el lector del primer

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tomo de El capital no imagina las ella cierra a la vez como una crítica líneas con las cuales se llegaría, luego sobre literatura y como literatura; y a de arduos volúmenes nunca escritos, considerarla, también, como interro- al análisis del mercado mundial? Los gación sobre un conjunto de textos, planes que Viñas fue desperdigando autores y posiciones públicas que no en los bordes de sus textos, además de cesan de incluir, a cada página, la inte- ser necesariamente inconclusos, van rrogación sobre su propio autor. Es sufriendo mutaciones. decir, como un modo de la reflexión Hay por lo menos dos tipos de autor sobre qué tipos de compromisos y coer- –toda tipología es arbitraria, ya se sabe, ciones asume el escritor como dados pero ésta tiene el mérito de ser escueta y por el contexto social. En ese sentido, general–. Uno, que busca en cada obra la insistencia y la mutación serían los una cierta liberación. Una vez desovi- modos en que Viñas va dando cuenta llado un tema, se produce una suerte de su situación concreta: un proyecto de exorcismo, y el autor es emanci- político-teórico persistente y recursos, pado de su atadura anterior. Puede, así, tácticas o ejercicios que varían. pasar a otro tema, buscar la novedad o la resistencia. Otro tipo de autor sería el que, como Viñas, insiste. El que Documentos busca, una y otra vez, el buen modo de asediar el secreto de un texto. De Los libros sobre América Latina, decía, hecho, su persistente encadenamiento a reproducen una serie de escritos. Uno Mansilla, después de haber producido de ellos –México y Cortés 10– desplaza las más agudas interpretaciones de la los textos, al modo clásico, hacia el crítica argentina sobre el causer, es una final bajo el título de “Documentos evidencia de esta perseverancia. y polémicas”. Contrapunto político en Una perseverancia hecha de constantes América Latina articula las presen- con variaciones.8 Los capítulos migran taciones elaboradas como minia- de un libro a otro, en algunos casos turas condensadas y los documentos una nueva edición suprime partes aludidos. El trabajo es de una notoria enteras del texto original, y agrega precisión estilística. Un párrafo o dos nuevas intervenciones. En cada anticipan y rodean un texto. Luego el retorno el libro puede ser convertido, documento se acerca como demos- adecuado a un contexto o incorpo- tración a veces, y otras como posible rando algo desconocido al momento desvío. Funciona menos como visión de su producción primera.9 Se diluye panorámica que como collage confor- la idea de obra separada y sería nece- mado por los retazos de las múltiples sario un ejercicio filológico para dar lenguas ideológicas del continente. cuenta del sentido que producen esos En Anarquistas en América Latina11 el desplazamientos. procedimiento pierde rigidez. Se rehace De Lugones a Walsh –el segundo tomo la forma de la exposición en función de la última edición de Literatura...– de los documentos que se van a repro- se cierra con una cita de Borges: ducir. Los epígrafes se multiplican: “Somos el río y somos el hombre que anticipan los escritos de Viñas pero se mira en el río”. Es, por cierto, una también aquellos que son recopilados. convocatoria a considerar la obra que Las comillas permiten la cita breve, la

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idea puesta en su mayor condensación. Citas y documentos funcionan como El autor deviene un lector sometido estrategia de interpelación. Esto es, a la tentación que provocan las voces no nos colocan ante una dispersión que va recopilando en esas pequeñas que evite la identificación del lector frases y termina salpicando el libro con con alguna posición, sino que la ellas. La bibliografía, organizada por coralidad de los documentos soli- países, en algunos casos –Uruguay, cita una fuerte alianza con la inter- Perú– también es anticipada por las pretación propuesta por el libro. frases entrecomilladas. La forma es a Es una convocatoria sobre la actua- tal punto desarmada que la bibliografía lidad y no una narración de lo suce- correspondiente a Chile es anticipada dido. Una escritura política que se por un comentario sobre los intelec- despliega bajo modos interpelativos: tuales a considerar en este país. “nos obliga a reflexionar sobre la El juego –contrapunto– entre escri- idea misma de estilo como forma en tura de autor/voces citadas como que las cosas dicen lo que son, y nos epígrafes/escritos recopilados como convida a percibir de qué modo un documentos, se expande en Indios, texto aprisionado en las rutinas de ejército y frontera.12 Se busca la verdad las demostraciones, vuelve a soltar de la clase dominante argentina su voz ante nosotros”.13 –la verdad de su constitución como clase– en la literatura de frontera. En ese territorio indefinido –en busca Modos de la crítica de definición– y en la situación de guerra, es donde se producen, por la La composición que hace Viñas entre misma crispación que ambas condi- modos de la investigación y de la ciones suponen, las intervenciones escritura es puesta bajo el signo de la más reveladoras. Las voces se agolpan intervención política. Sus condiciones para dar cuenta de aquello que sucedió polémicas, sus resoluciones abruptas durante el siglo XIX. Sin embargo, –que, en muchos momentos, tienden es claro que son convocadas para a borrar dimensiones relevantes del sugerir, a veces de modo explícito, las objeto literario con el que trata–, su continuidades con los modos en que inclusión de los documentos como en el presente operan los discursos afluentes para un movimiento inter- excluyentes o paternalistas. La tesis pelativo, provienen de esa interroga- del libro sería que, si bien una nación ción fundamental por el modo en que siempre se constituye señalando una los sujetos se hacen conscientes de su frontera que separa de otros, en el ser político o por los recursos con los caso argentino esa frontera se forma, cuales enmascaran o eluden ese ser. permanentemente, al interior, como En una crítica que no soslaya la denos- frontera de clase y racial. Persisten, tación personal, Julio Schvartzman entonces, en la historia posterior a la plantea que Viñas reduce a matices las modernización roquista, la frontera, diferencias realmente existentes entre el “ejército” –entendido como modo los textos o entre los escritores, y que armado y discursivo del Estado– y lo esa reducción supone un maltrato o indio –lo que es acusado como infe- un desdén hacia las cualidades propias rior y sujeto a sanción. de la literatura.14 Está señalando una

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cuestión central de toda crítica, la que creaciones. La crítica como ensayo hace a su capacidad de asomarse a la duplica y acompaña a la literatura.15 singularidad de su objeto o si tiende La crítica como ensayo es, entonces, sus redes para sumirlo en un territorio creación de lenguajes, de estilos, de de valoraciones que le es previo. ideas. El límite entre el juicio y la La noción de matices es parte de esta creación es más frágil de lo que nos cuestión, porque al mismo tiempo gustaría creer como críticos. El riesgo que da cuenta de ciertos pliegues de que la crítica se niegue a tratar sobre la superficie de un campo, los los modos en que un escrito resulta inscribe dentro de esa superficie. De emancipado de sus supuestos, no lo contrario, serían diferencias y no cesa de acechar. Contra ese riesgo se matices. En el ejercicio crítico de Viñas sostienen las lenguas personales, las no es habitual la búsqueda de diferen- que se sustraen de los modos de vali- cias, sino que lee a partir de la afirma- dación dominante. La crítica de Viñas ción de un campo común, estructural, –férreamente situada en un estilo en el que existen los matices. Es personal y en un desprendimiento posible que la propia potencia del de las demostraciones16– es, por estas modo de lectura que constituye desde razones, obra de creación. Un ensayo sus ensayos críticos funcione como en el que los antiguos documentos obstáculo para percibir o detenerse pueden revelar su secreta alegría. en la diferencia que hace de los textos singularidades irreductibles. No es, sin embargo, una supresión de la literatura en nombre de la crítica, o un desconocimiento de la materia- lidad de la escritura colocándola bajo un código formalizado. Porque la literatura es repuesta en la crítica de Viñas, no sólo como objeto sino como textura propia de la crítica misma. El ser desdoblado del río y del hombre que mira el río, es la metáfora del ser desdoblado de la literatura y de la autoconciencia crítica –el ensayo– de la literatura. No hay crítica sin valoración, en todo caso lo que diferencia a unos modos de la crítica y otros es de dónde provienen esos valores y si son utilizados como mecanismos de sanción y de juicio, o si son puestos en juego a efectos de la creación. La crítica que no se limita a ser mero ejercicio de juicio –la que culmina en los ademanes numéricos o examinatorios–, es la que se pretende una creación más alrededor de otras

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NOTAS

1. Valverde, Estela, David Viñas: En busca de una síntesis de la Historia argentina, Buenos Aires, Plus Ultra, 1989. 2. En este sentido es muy discutible la operación que lleva a cabo Marcela Croce, sustentada en la idea de que el camino transitado por Viñas es el que va del ensayo a la crítica. Y como la crítica es el punto de llegada, Croce toma las palabras que el ensayista había recreado, y las traduce a un lenguaje académico. Por ejemplo, flecos se convierte en “metáfora de los elementos resistentes que a lo sumo pueden aspirar a la sobrevivencia, no a la relevancia, en el marco provisto por la generación.” (“Constantes ideológicas con variaciones retóricas. Versiones y reediciones de la crítica de David Viñas”, en de Nicolás Rosa ed., Políticas de la crítica. Historia de la crítica literaria en la Argentina, Buenos Aires, Biblos, 1999). 3. Los títulos mencionados están en el índice de De Sarmiento a Cortázar, Buenos Aires, Siglo Veinte, 1974. 4. Estos pertenecen a Anarquistas en América Latina, Buenos Aires, Paradiso, 2004. 5. En Contrapunto político en América Latina, México, Siglo XX, I cap., 1982. 6. Son algunos de los títulos de los capítulos de De Sarmiento a Dios. Viajeros argentinos a USA, Buenos Aires, Sudamericana, 1998. 7. “En 1964 Viñas publica su primer libro de crítica literaria, Literatura argentina y realidad política, versión revisada de la mencionada tesina –Introducción a la oligarquía– que escribiera en los años 1955-1958. Literatura argentina y realidad política es un extenso ensayo de 361 páginas, recopilación de artículos publicados en las revistas Contorno (Buenos Aires), La Gaceta (Tucumán), Revista de la Universidad de México y Discusión (México), que integrados coherentemente con otros artículos inéditos, trazan la trayectoria literaria argentina.” Valverde, Estela, op. cit. 8. “Constantes con variaciones” es el título de la primer parte de Literatura argentina y política. De los jacobinos porteños a la bohemia anarquista, Sudamericana, Buenos Aires, 1995. Pese a que ha sido usado varias veces en los análisis sobre Viñas, vuelvo a esa imagen para pensar en la peculiar tensión entre cambio y permanencia que caracteriza a sus libros de crítica, la tensión entre la mutación del propio texto y la insistencia sobre ciertos temas, giros, análisis. 9. Los epígrafes que abren De Sarmiento a Cortázar (Buenos Aires, Siglo XX, 1974) son de Serge Doubrovsky y de Christine Glucksman; el que abre De los jacobinos porteños a la bohemia anarquista (en el que se reproducen varios capítulos de aquel) es de Terry Eagleton. 10. Viñas, David, Historia de América Latina. México y Cortés, Madrid, Editorial Hernando. 1978. 11. Viñas David, Anarquistas en América Latina, Buenos Aires, Paradiso, 2004 (primera edición Kartun, México, 1983). 12. Viñas David, Indios, ejército y frontera, Buenos Aires, Santiago Arcos editor, 2003. (primera edición Siglo XXI editores, México, 1982). 13. González, Horacio, “Prólogo” a Indios, ejército y frontera. 14. El escrito de Julio Schvartzman (“David Viñas: La crítica como epopeya”, en Cella, Susana, La irrupción de la crítica, Emecé, Buenos Aires, 1999) es un análisis detallado de la obra crítica de Viñas, que se postula casi como el intento totalizador opuesto al de Valverde. El análisis es traicionado por la invectiva, y Schvartzman no elude ejercitar sobre su objeto ninguna de las reducciones y desdenes de los que lo acusa. Lo menos aceptable es, sin embargo, el tono de venganza personal que recorre el escrito. 15. Alberto Giordano considera que el ensayo es “el único modo de dialogar con la literatura” por esta duplicación que hace de la literatura en el momento de interrogarla. De su libro Modos del ensayo. Jorge Luis Borges - Oscar Masotta (Rosario, Beatriz Viterbo, 1991) tomamos esta idea. 16. En De Sarmiento a Dios aparecen capítulos narrados en tono explícitamente ficcional. Es decir, que suspenden toda prueba de veracidad, o todo ajuste de la escritura a supuestos teóricos o a apoyaturas documentales.

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Beatriz Sarlo, arqueóloga Por Dario Capelli

Nucleando su estudio en las notas al pie de dos libros de Beatriz Sarlo, Una modernidad periférica y El imperio de los sentimientos, Darío Capelli pasa por un tamiz las piezas “arqueológicas” desenterradas por Beatriz Sarlo para sus estudios, las vuelve a interrogar las clasifica, las cataloga, las transmuta, y el análisis se transforma en la fuente y la fuente en el análisis. Conocedor de la obra sarleana, Capelli, reconoce las diferentes capas geológicas de los hallazgos e identifica a los pretéritos lectores de los documentos: “El trabajo del crítico está en interpretar las interpretaciones de esos lectores que a su vez son creados por las estrategias de generosa apertura en sus indeterminaciones del propio texto; texto que, de cualquier forma, no se ‘concretiza’ sino recién cuando el lector –portador de códigos culturales– lo ase y en el acto mismo de leerlo asigna algún sentido a esa cadena más o menos desorganizada de signos negros estampados en el papel” escribe Capelli. Buscar las fuentes es como profanar mauso- leos, crimen y castigo del investigador obse- sionado por las memorias del subsuelo. LA BIBLIOTECA Rostros y figuras de la investigación en la Argentina N° 1 | Verano 2004 / 2005

1. el síntoma de la cultura cosas anteriores pero también de las del porvenir; cosas que no son igno- De entre los, para Zeus imperdona- radas en un caso ni novedades profe- bles, dones que el Prometeo esquileo tizadas en otro, sino que son parte de hubo dado a los mortales, acaso el una tradición que deberá continuar y más conmovedor sea el de habernos permanecer predecible. enseñado la unión de unas letras con Esto así, decíamos, hasta el Prometeo otras: la escritura, los grámmata, encadenado de Esquilo. Ahora es la “artificio que es padre de las Musas escritura la que conserva la memoria de y hace que todo pueda recordarse”. almacenamiento. La descripción de los grámmata es un Ya no Zeus ni La “interna legalidad” de la haz de sentidos sugeridos: Prometeo Mnemosine; los polis está dada, como en el arte, cae en hybris afrentosa a Zeus cuando grámmata, las por su “ley de formación”, su los define como “artificio que es padre inscripciones, “ley de desarrollo”; es decir de las Musas”. las letras escritas por su vinculación con lo que En el estilo formulario de los poemas parieron a las no es, dejó de o pudo ser. Pero homéricos, de cuya génesis oral ya no musas y no en las a diferencia de la obra de arte, se duda, la invocación a la musa no elevaciones del la polis, aunque quisiere, no permite ambigüedades ni polisemias: Olimpo sino por podrá ahogar nunca del todo el en el proemio de Odisea, el poeta se obra del trabajo eco de sus orígenes porque, por acredita al auditorio dirigiéndose direc- humano. Otra gracia de la maldita herencia tamente, antes que a nadie, a la musa, vez: “artificiode Prometeo, el pasado estará no como fuente de inspiración tanto que es padre de siempre ante nuestros ojos como en su auxilio porque es ella la las Musas y hace como pasado, corporizado en guardiana de la memoria social del que todo pueda la forma visible de los archivos héroe. El poeta épico se dispone a cantar recordarse”. Con y de la historia escrita. lo que ya es conocido por su auditorio la escritura, la pero, justamente, su búsqueda no memoria se vuelve abiertamente reco- radica en iluminar hechos ignorados nocible como “memoria”, precisamente del pasado. La solicitud del poeta a la porque las letras en cuanto artefactos musa y el auxilio que la diosa le presta han objetivado la memoria haciéndola van organizando una voz que canta, visible. (Havelock, 1996) en una métrica cuasi-hipnótica y de Pero si en la sociedad escrituraria la fácil memorización, sublimes sucesos memoria se ha vuelto visible, ipso facto, para –como dice Borges en El hacedor– la verdad tornose oscura y yace disi- “dejar resonando cóncavamente en la mulada bajo la superficie del mundo memoria humana” aunque no sea más fenoménico que no es –sin embargo– que una parte de las peripecias ya cono- menos verdadero. Hablamos de la cidas de Ulises. verdad dual de la tragedia, poesía Las traducciones del hexámetro de imposible de imaginar sin la inven- invocación a la musa podrán diferir ción de la escritura. Dual no tan sólo en algo unas de otras pero no yerran por estar hecha de corteza y meollo; en el epíteto vocativo de la diosa: más bien dual, exponencialmente “¡Oh diosa, hija de Zeus!”. dual, porque –y así lo asume el saber Entonces, Zeus es el padre de las trágico– todo lo que es también puede musas y son ellas centinelas de las ser verdad porque ha llegado a ser. El

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uso del adverbio señala el problema mas no nos sirven si lo que se intenta de la proposición: el “también” indica pensar críticamente es el estado actual que lo que no es es asimismo verdad, de una cultura que deja registro escrito tan verdad como que presentimos su de lo que ya no es. acechar agazapado a la espera de su Los poetas trágicos, no como Homero ascenso a nivel de mundo. Lo que no que, al cantar las hazañas de un mundo es, entonces, que pasado, mítico y heroico, expresaba Los dos libros comparten el es también lo que al tiempo los valores de una tradi- interés por una época de la dejó de ser y lo ción tan actual al aedo y su auditorio, cultura nacional: la de la expe- que pudo ser y no poniendo, de esta manera, al presente riencia de la modernidad. Sin fue. El inverso de en contacto con el pasado pero para embargo, las líneas y aparatos esta axiomática abolir la barrera que los separa; los conceptuales que organizan del saber trágico poetas trágicos –decía– clavan el los libros responden en cada es el platonismo cuchillo en la tierra y abren así la caso a los debates intelec- y sus variantes grieta que por momentos se ensancha, tuales del momento en que posteriores que, por momentos se angosta, pero que ya cada uno fue escrito. como antojados, no volverá a hacer posible la unidad En El imperio, Sarlo analiza las proponen que lo en eterno presente del ser actual de narraciones de entrega semanal que es, ha llegado la polis con el pasado mundo de los que tuvieron su apogeo de a ser únicamente mitos. El puente que ahora liga a un circulación y consumo en los por ser verdad. mundo con el otro se llama “crítica” sectores medios y populares Retomo. El ser de y más de un ingeniero orgánico de entre los años 1917 y 1925. algo es, veníamos los fascismos culturales ha intentado diciendo, su dinamitarlo. devenir, que no puede no ponerse en La “interna legalidad” de la polis está relación con lo que no es, lo que dejó dada, como en el arte, por su “ley de de ser y lo que pudo ser y no fue. formación”, su “ley de desarrollo”; es Theodor Adorno, en Teoría Estética, decir por su vinculación con lo que no llama a esto –siempre refiriéndose al es, dejó de o pudo ser. Pero a diferencia arte– “ley de desarrollo”, “ley de forma- de la obra de arte, la polis, aunque ción”, “interna evolución técnica” y quisiere, no podrá ahogar nunca del finalmente “interna legalidad” de la todo el eco de sus orígenes porque, obra de arte. En el caso de la estética por gracia de la maldita herencia de adorniana, la verdad de la obra de arte Prometeo, el pasado estará siempre se relaciona con todo aquello, negán- ante nuestros ojos como pasado, dolo, acallando los ecos de su origen. corporizado en la forma visible de los Considerando, entonces, que las archivos y de la historia escrita. obras de arte llegan a ser tales cuando Los αρχαι del arte son aniquilados por aniquilan retrospectivamente lo que la obra. fueron, su fundamento, Adorno Los αρχαι de la cultura son inevitables resuelve que la reflexión dedicada a a excepción, claro, que los archivos los αρχαι [arché] estéticos se pierde en (palabra que deriva de la griega) se una enorme vaguedad. acaloren al punto de alcanzar los Pero los considerandos y el resuelve 451 grados Fahrenheit. de Adorno podrán sancionar ley Ahí están los archivos: en custodia del conforme a las exigencias de su estética pasado que ahora se nos ofrece como

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objeto de examen crítico. Los archivos los sectores medios y populares entre son la garantía de la “interna legalidad” los años 1917 y 1925. Tratado como de la polis pero, agrego, son a la vez su literatura, aunque reconociendo la propio síntoma: la revisión crítica de indispensabilidad del enfoque histó- lo que la ciudad ya no es o pudo haber rico-social, el conjunto de las ficciones sido nos deja en el equilibrio siempre semanales, desdeñosamente juzgadas tambaleante de la cuerda floja, inútil- por la vanguardia literaria, su contem- mente esperanzados al borde de un poránea, fue –para Sarlo– no “el soporte abismo al que irremediablemente de las ensoñaciones románticas de sus nos desbarrancaremos si se pretende, lectores” (es decir, no un mero espejo aunque suene a paradoja, un trabajoso del imaginario de una determinada destino emancipatorio. franja de población en determinada Beatriz Sarlo trabaja en este sentido y época) sino la respuesta ficcional a las ha dedicado su obra a una interpreta- necesidades de un público al que, por ción renovadora de la cultura argentina. otra parte, estas narraciones contribu- yeron a formar. Pero las herramientas de la crítica no pueden usarse del 2. los usos del archivo en la obra de mismo modo con las literaturas que se Beatriz Sarlo ajustan al canon del gusto actual que con las ficciones pretéritas que han Decimos la obra de Beatriz Sarlo pero sido expulsadas del universo estético y se hará aquí referencia sólo a dos libros condenadas al infierno de la mala lite- de su producción completa: El imperio ratura; tal el caso, esto último, de las de los sentimientos, publicado en 1985 novelas semanales. y Una modernidad periférica: Buenos Por eso, Sarlo se pregunta en la Aires 1920 y 1930, de 1988. Introducción si acaso es posible Ni reseña ni crítica haremos hoy de pensar en presente a esas narraciones ellos; nos interesa, sí, hacer foco en lo del pasado. Esta pregunta y la rápida que en los libros hay de búsqueda de aparición en escena de las referencias archivo, de rigurosa exigencia como a Hans Robert Jauss y Wolfang Iser, arqueóloga de la cultura que revisando entre otras ineludibles en los libros de el pasado nos dice de lo presente. la autora como Barthes y Williams, y Haremos, pues, un recorrido más por el uso de refinadas categorías como sus pies de página que por el cuerpo “horizonte de expectativas del lector” de los textos. o “concretización de la obra en el acto Los dos libros comparten el interés de lectura”, nos ubican en el umbral por una época de la cultura nacional: teórico del que Sarlo parte para su la de la experiencia de la modernidad. análisis de los folletines de la década Sin embargo, las líneas y aparatos del 20 y en el tipo de crítica literaria a conceptuales que organizan los libros la que está adscribiendo en la hora de responden en cada caso a los debates su investigación. Son las estéticas de la intelectuales del momento en que cada recepción y en especial los trabajos de uno fue escrito. la escuela de Constanza de mediados de En El imperio, Sarlo analiza las narra- los 70 lo que Sarlo está leyendo en los ciones de entrega semanal que tuvieron primeros 80. Comprometida con este su apogeo de circulación y consumo en modo de la hermenéutica y cargado

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su portafolio de investigadora con una ¿Cuáles son esos códigos culturales? enciclopedia tal, Sarlo sale a campo a ¿De qué manera, entonces, se rela- hurgar en bibliotecas y archivos. cionan las indeterminaciones de Las narraciones semanales, “esos textos un texto con el “horizonte” de su de la felicidad” (“subliteratura” según lectores? ¿Cómo conocer, en todo el juicio apodíctico de la vanguardista caso, el horizonte de la época en que Martín Fierro) son situados dentro las narraciones semanales tuvieron de su “horizonte” histórico, dentro su pico de recepción? Por lo menos, del contexto de significados cultu- no sólo haciendo una crítica inma- rales en el cual nente de los textos. Palpar aque- Una vez consultados biblio- se produjeron. llos ejemplares, dijimos; pasar sus tecas, archivos y ficheros; una Tan impor- páginas delicadamente, detenerse en vez hallados los ejemplares y tantes como los los destacados publicitarios. ¿A qué tenidos entre manos; una vez propios textos público se dirigen esos avisos? La revisados avisos publicitarios, para un análisis tapa de La Novela Semanal. ¿Cuál es críticas de la época hechas de este tipo, que el precio de tapa? ¿Qué otras publi- desde diarios y revistas liter- reconstruye el caciones semanales circulaban en el arias cultas; en suma, una vez momento que momento de mayor éxito de, por reconstruido el panorama hace posible, más ejemplo, La Novela del Día? Nada de cultural que fue contexto para que la produc- esto puede conocerse a través del solo la recepción de las novelas ción, la recepción contenido de los textos. Se necesita de entrega semanal, entonces de las obras, son el ejemplar en cuerpo presente. Aun sí Sarlo hipotetiza: aquellas los datos vecinos si la Internet hubiese sido lo que narraciones periódicas dise- a la narración en es hoy, de poco le habría servido a ñaron “un horizonte ideal sí. Hay que ver Sarlo para la investigación que llevó alejado de las dificultades, la obra, palparla, a cabo en El Imperio. Le quedaba los obstáculos, el tedio o los sentir al tacto el recorrer “ficheros, librerías de viejo y problemas cotidianos de la soporte material repertorios de coleccionistas”. sociedad plebeya”. de los textos. Y más que librerías de viejo hay una Por cierto, la biblioteca que se cita en más de una narración sigue siendo el dato más oportunidad. En notas al pie, Sarlo da valioso pero sola es un esqueleto al detalles del archivo de publicaciones que le falta la carne que le meten periódicas existente en la biblioteca sus lectores históricos. El trabajo del del doctor Sergio Provenzano, “la más crítico está en interpretar las inter- completa” que ha consultado: pretaciones de esos lectores que a su vez son creados por las estrategias de 30 números de El Cuento Ilustrado, generosa apertura en sus indetermi- 49 de La Novela Argentina, 73 naciones del propio texto; texto que, de La Novela Juvenil, 331 de La de cualquier forma, no se “concre- Novela del Día, 70 de la Novela tiza” sino recién cuando el lector Femenina, 85 de la Novela –portador de códigos culturales– Nacional, 50 de la Novela para lo ase y en el acto mismo de leerlo Todos, 55 de la Novela Porteña, asigna algún sentido a esa cadena 262 de La Novela Semanal, 55 de más o menos desorganizada de signos La Novela Universitaria... negros estampados en el papel. (v. El Imperio de los sentimientos, p. 44, n° 33)

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Sarlo habló también de “repertorios quizás, por el erotismo en y la erótica de coleccionistas”. Pues, los hay. Un de los folletines sentimentales, vuelve ejemplo es la caja de recortes de diarios a ponerse en sintonía con Iser para y revistas que había pertenecido a uno quien la obra literaria interroga y de los escritores de La Novela Semanal: transforma los criterios implícitos Pedro Sonderéguer. Esa selección de con que es abordada por el lector, recortes que Sonderéguer archivó y “desconfirmando” la rutina de su guardo, y que “por diversas circuns- hábito de percepción y transgrediendo tancias” llegó hasta manos de la inves- las formas normativas para ponerlo, tigadora, “exhiben las huellas” del al lector, en conocimiento de nuevos proyecto de consagración como autor códigos de de otro tipo de literaturas que muchos comprensión. Y Y ya que estamos de nuevo en de los escritores de folletines tenían. es que para Sarlo, Una modernidad: la oportun- Sarlo dijo “ficheros” y vaya si hay uno: aún cuando en idad, aunque más no sea, de el de la Biblioteca Nacional. Consul- las literaturas de rozar el tema de la prensa y la tado con minuciosidad, se extraen consumo de las literatura ácratas, otra vez, es de allí datos que confirman la hipó- primeras décadas pasada por alto. El momento tesis del affaire Sonderéguer. Otros del siglo XX justo de hacerlo podría haber nombres y apellidos de escritores haya demasiada sido el capítulo dedicado a la periódicos aparecen en el fichero no facilidad esti- revolución como fundamento ligados tan sólo a los “textos de la feli- lística y reitera- de la escritura. cidad” y las narraciones sentimentales. ción tópica; aún Están ahí, en el fichero, como autores así, miles de personas se transfor- de ensayos sobre temas argentinos y maron en lo que nunca habían sido: reformas agrarias, de libros de lectura lectores. La “irrealidad” sencilla de para la escuela primaria, de poemas los folletines abría el acceso a otras de contenido épico nacional, etc. “irrealidades”. Los sectores populares (v. EI Imperio, p. 75, n° 17) convertidos en público literario nuevo Una vez consultados bibliotecas, no quedarían fijados en el imperio archivos y ficheros; una vez hallados de los sentimientos sino que, gracias los ejemplares y tenidos entre manos; a él, comenzarían a compartir ese una vez revisados avisos publicita- imperio con otros. Las novelas senti- rios, críticas de la época hechas desde mentales, cuyo ejemplo más exitoso diarios y revistas literarias cultas; en fue La Novela Semanal que en 1922 suma, una vez reconstruido el pano- alcanza una tirada de 400.000 ejem- rama cultural que fue contexto para plares, fueron, en palabras de Sarlo, la recepción de las novelas de entrega “un agradable desvío o una sencilla semanal, entonces sí Sarlo hipotetiza: estación para las iniciaciones” del aquellas narraciones periódicas dise- campo popular en el hábito de leer. ñaron “un horizonte ideal alejado El imperio nos deja a sus lectores, o de las dificultades, los obstáculos, el a mí me deja, con ganas de hacerle tedio o los problemas cotidianos de la alguna pregunta a su autora. La cues- sociedad plebeya”. tión no es tan importante y prefiero Esta es la última conclusión del libro postergarla hasta después del rápido que, así, después de un paseo de la sobrevuelo por el otro libro que nos interpretación, más barthesiano, proponemos comentar.

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Si en El imperio, Sarlo se propuso, según torbellino, la de descubrir que el dice, hacer algo distinto a lo que estaba mundo y uno mismo están en un “acostumbrada”, es decir “a organizar proceso de desintegración perpetua, la literatura desde las rupturas, desde el desorden y angustia, ambigüedad y cambio (esto es: contradicción”; y más adelante agrega, La revolución rusa pudo haber desde la moder- podría decirse que el presupuesto [de sido saludada por todo el nización y las Berman] es que una historia se cuenta arco de las ideologías rebeldes vanguardias)”, en con tramas contrapuestas de escena- pero ya al cabo de un año los Una modernidad rios, sujetos, discursos y prácticas. Pero, periódicos anarquistas empez- periférica vuelve además y fundamentalmente, que hay aban a dar cuenta, según su a su, por corto una historia para ser contada. De allí óptica, de que la promesa sovié- lapso congelada, la heterogeneidad de enfoques... tica estaba siendo desviada costumbre. Así y traicionada por el poder pues, Una moder- Heterogeneidad de enfoques será, bolchevique; opiniones que se nidad periférica entonces, el método de Una moder- radicalizaron desde 1921 a raíz es un libro sobre nidad periférica. No basta con de los hechos de Cronstadt. los cambios, la conocer lo que Borges, Girondo, Arlt, Y la guerra civil española. Ahí modernización y Güiraldes, Ocampo, Lange o González están los Carteles de Rodolfo las vanguardias Tuñón han escrito con intención de González Pacheco desde aunque, desde literatura. Hay que superponer esos Valencia, Madrid, La Mancha ya, no se trata textos con declaraciones públicas, [...] de historia de la posiciones tomadas frente a aconte- Beatriz Sarlo es, seguramente, literatura taxo- cimientos como la revolución rusa, la arqueóloga más reconocida, nómica que dé la reforma universitaria o la guerra por su obra y trayectoria, de cuenta ordenada civil española, manifiestos firmados, nuestra cultura. Además de los de continuidades empleos que tuvieron los escritores y dos libros que hoy comentamos y rupturas. en qué medios si es que fueron también está La imaginación técnica, sus A ver. En Una cronistas, fascinaciones ocultas o cono- artículos en Punto de Vista y el modernidad, cidas, conductas privadas o secretas resto de su producción crítica. la escuela de revelaciones en cartas personales entre Pero se nos permite llamar la Constanza ha unos y otros autores. atención sobre estas últimas dejado de ser El libro es un “libro de mezcla” (por el ausencias. Sobre todo porque una referencia método) pero su tema, también es de los textos anarquistas no han teórica fuerte y, “mezcla”: las vanguardias surgidas del tenido la fortuna de ser expul- a cambio, una modernismo y una imaginación literaria sados del universo estético de las primeras que al mismo tiempo que reconoce su como las narraciones semanales que aparecen origen se libera de él y aspira a redefinir sino que se los pretendió acallar ya a segundo o el espacio de la literatura argentina. Una a fuego y plomo. tercer renglón es de las arenas donde tal aspiración jugó el best-seller de disputas decisivas fue el conjunto de los `80 Todo lo sólido se desvanece en las revistas literarias. Sarlo las revisa a el aire del bronxeño Marshall Berman. casi todas: Martín Fierro, Proa, Prisma, Citado por Sarlo lo leemos: Contra, Sur, los suplementos y secciones culturales de La Nación, El Mundo y Ser moderno es ante todo una expe- Crítica y las publicaciones de El Inca y riencia, la de “la vida como un Editorial Claridad.

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Ahora, para llegar con el análisis al narios que utiliza Beatriz Sarlo para nudo de la modernidad como expe- superponerlo al específico de la ficción. riencia ambigua y contradictoria, De tal manera opera el archivo y su es necesario el método de los enfo- uso en este libro de Beatriz Sarlo. ques heterogéneos y la superposi- El capítulo 5, La revolución como ción de escenarios. Por eso, no basta fundamento, dedicado a la vanguardia con leer, por ejemplo, el poema 8 de de izquierda con parágrafos que se Espantapájaros y conformarnos con la detienen en el impacto que tuvieron idea de que Oliverio Girondo pretende en el campo intelectual los aconte- librarse, en el espacio de la ficción, de cimientos de la revolución rusa y la la coacción de un yo como identidad, guerra española, nos deja la sensación propietario de un pasado, inscripto en de que algo falta. Esta sensación abona una tradición. Su esteticismo sensible la pregunta que hubiéramos querido e independiente de la moral, su lírica hacerle a Beatriz Sarlo cuando termi- esperanzadamente desacralizadora del namos de leer El imperio. cuerpo que ya no es una integridad No posterguemos más este asunto orgánica sino un escenario de vicisi- porque sólo se posterga lo importante tudes, los senos fosforescentes de las y la pregunta que quiero hacer es lo de chicas de Flores, en fin su celebración menos. Al grano ¿Por qué tan pocas optimista de lo moderno, harían de referencias a la literatura anarquista? Girondo un escritor único en su género Solo dos, en El imperio y ninguna en y separado del resto de los poetas Una modernidad. Es cierto: no es el coetáneos. Sin embargo, Girondo fue tema. En una nota de la página 60 de el embajador para América Latina del El imperio se alude a las narraciones proyecto Proa y uno de los hacedores anarquistas como pertenecientes a de esa revista, concebida como “frente “un registro completamente distinto” único” de jóvenes intelectuales. A al de las ficciones semanales. No se pesar de su poesía antirracional y entiende si la distinción del registro amoral, Girondo es, junto a otros, refiere al tipo de lector de unas y factótum de una publicación que se otras narraciones pero si así lo fuera caracterizó por ser explicativa y razo- habría que definir mejor, entonces, la nadora. Y no tan sólo: también nos dimensión “sectores populares”. No hace saber Sarlo que pudo corroborar, deberían caer fuera de esta dimensión, gracias a una carta de Evar Méndez del por caso, los trabajadores que leían el 25 de noviembre de 1926 hallada en suplemento ilustrado de La protesta el archivo del bibliófilo Washington dirigido por Ghiraldo (quien, además Pereyra, algo que era sabido: Girondo de ser leído, era proclamado “obrero ayudó a financiar otras revistas como intelectual y emancipado” en el Martín Fierro, que se destacó por el Tercer congreso de la FORA adonde intento de hallar y difundir una nueva había concurrido como representante identidad que, desde la vanguardia, de los estibadores del puerto de Villa anclara en el criollismo urbano. Los Constitución), ni las franjas de la epistolarios hallados en el archivo de población que llenaban teatros para Washington Pereyra (v. p.24 n°18, p.63 ver las obras de Florencio Sánchez n°63, p.145 n°41 y p.146 n°43 de Una modernidad o de Rodolfo González Pacheco. periférica), constituyen uno de los esce- Al respecto pueden consultarse los

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catálogos y archivos de la biblio- Dicho sea de paso, los responsables teca de Argentores. Revistas como del catálogo de los archivos de la FLA. Bambalinas y La escena están allí indican que el trabajo realizado debe catalogadas y pueden verse los datos parte de su buena factura a la consulta que acompañan a la publicación de del archivo de Washington Pereyra, el las obras teatrales (fecha de estreno, mismo que consultó Sarlo buscando teatro, compañía, cantidad de tramas que confrontar y escenarios público, etc.). que superponer en su análisis de la Repito: ya sé que no es el tema de experiencia de la modernidad en la Beatriz Sarlo pero, aunque no lo sea Buenos Aires de los 20. directamente, es difícil soslayarlo; Y ya que estamos de nuevo en Una sobre todo, porque de ese parti- modernidad: la oportunidad, aunque cular tema –la literatura libertaria– más no sea, de rozar el tema de la prensa contamos con abundancia en archivos y la literatura ácratas otra vez es pasada que quizás no hayan sido revisados. Si por alto. El momento justo de hacerlo bien recientemente catalogado por la podría haber sido el capítulo dedicado editorial Reconstruir, los archivos de la a la revolución como fundamento de Federación Libertaria Argentina y de la la escritura. La revolución rusa pudo Biblioteca Popular José Ingenieros son, haber sido saludada por todo el arco creo, de consulta ineludible para toda de las ideologías rebeldes pero ya al investigación sobre las tres primeras cabo de un año los periódicos anar- décadas del siglo pasado. Suponiendo quistas empezaban a dar cuenta, según todavía que esos archivos estuviesen su óptica, de que la promesa soviética en estado de total caos o cerrados o estaba siendo desviada y traicionada escondidos en el momento de la inves- por el poder bolchevique; opiniones tigación para El imperio (1983), los que se radicalizaron desde 1921 a raíz fondos de la Biblioteca Nacional en de los hechos de Cronstadt. Buenos Aires han hecho posible, según Y la guerra civil española. Ahí están los nos cuentan sus autores Jean Andreu, Carteles de Rodolfo González Pacheco Maurice Fraysse y Eva Golluscio de desde Valencia, Madrid, La Mancha y Montoya, recolectar suficiente infor- Aragón. Editorial Americalee los reco- mación para el armado de un corpus piló en 2 volúmenes en 1956. de literaturas anarquistas publicado en Beatriz Sarlo es, seguramente, la 1990 por Editorial Corregidor con el arqueóloga más reconocida, por su título de Anarkos. obra y trayectoria, de nuestra cultura. La recepción de algún tipo de litera- Además de los dos libros que hoy tura por parte de los sectores popu- comentamos está La imaginación lares, suponemos, no debe reducirse técnica, sus artículos en Punto de Vista al consumo de novelas sentimentales. y el resto de su producción crítica. Reconocemos los 400.000 ejemplares Pero se nos permite llamar la atención de La Novela Sentimental pero cuesta sobre estas últimas ausencias. Sobre no tener en cuenta que La protesta todo porque los textos anarquistas no llegó a tener una tirada de 20.000 han tenido la fortuna de ser expul- ejemplares diarios con ediciones matu- sados del universo estético como las tina y vespertina, hecho inédito en la narraciones semanales sino que se los prensa anarquista del mundo entero. pretendió acallar a fuego y plomo.

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Lo dijimos al principio: los αρχαι de una cultura son inevitables; los que Sarlo desempolvó revisando archivos y aun estos αρχαι que, portando una paradoja en el nombre, parecen ser el mayor síntoma de la cultura, su funda- mento y su negación pero en todo caso la condición de posibilidad para el edificio de una cultura autodetermi- nada: los an-αρχαι.

BIBLIOGRAFÍA

• Sarlo, Beatriz; El imperio de los sentimientos, Buenos Aires, Catálogos editora, 1985. • Sarlo, Beatriz, Una modernidad periférica. Buenos Aires 1920 y 1930, Ediciones Nueva Visión,1988 • Eagleton, Terry, Una introducción a la teoría literaria, Madrid, FCE.,1988. • Havelock, Eric, La musa aprende a escribir, Barcelona, Paidos, 1996 • Segal, Charles, La musique du Sphinx, París, Ed. La Découverte, 1987 (fragmento traducido por la profesora María Eugenia Crogliano) • Catálogo de publicaciones políticas, sociales y culturales anarquistas (1890-1945), Federación Libertaria Argentina, Biblioteca-Archivo de Estudios Libertarios (FLA-BAEL), Ed. Reconstruir, 2002. • Andreu, Jean, Fraysse Maurice y Golluscio de Montoya, Eva, Anarkos. Literaturas libertarias de América del Sur. 1900; Buenos Aires, Ed. Corregidor, 1990 • González Pacheco, Rodolfo, Carteles, Buenos Aires, Editorial Americalee,1956

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Pensar a Halperín Por Alejandro Moreira (*)

Tulio Halperín Donghi territorializa, es decir diseña la base geografica, del sentido de la historia social desde la ironía poética y la tragedia. Situado en una gran excen- tricidad interpretativa, se transforma en el más grande historiador argentino para los académicos, a favor y en contra, de su estilo exasperante para el lector –nos dice Moreira– y de sus métodos más clásicos que innovadores de investigación. La singularidad de Halperín, en la cual no es posible ignorar elementos existencia- listas, identifica unívocamente a su obra y se refleja, entre otros provocativos abor- dajes, en su análisis del peronismo como una contingencia alejada absolutamente de la voluntad de su hacedor, o en su mirada desprovista de matices historicistas; como lo destaca Moreira: “Tal mirada marca también la valoración que Halperín nos ofrece sobre la utilidad del conocimiento histórico. De su lectura no puede inferirse que la historia no enseñe nada sino, más precisamente, que aunque lo hiciese las posibilidades que esa enseñanza posee para incidir en el curso del mundo son mínimas, o nulas”. LA BIBLIOTECA Rostros y figuras de la investigación en la Argentina N° 1 | Verano 2004 / 2005

I –desiertos y agonías– se inscribían en un universo en donde Halperín Tulio Halperín Donghi es unánime- parecía acomodarse sin dificultades mente considerado el más importante con argumentaciones inspiradas larga- historiador argentino contempo- mente en autores como Zizek, Badiou ráneo. En sus escritos se encuentran o Negri: un modo de recepción que las mejores y las más bellas páginas difícilmente pueda asimilarse con de historia que se hayan escrito en la que le tributan las cofradías que este país. Bajo su figura se reorga- venimos de mencionar. nizó el campo historiográfico a partir Ahora bien, cuando decimos que el de 1984, su producción ha marcado campo historiográfico se redefine a muchos y muy diversos estudios (casi partir de Halperín, no aludimos sólo a se diría que demasiados), y como se ha la provisión de temas de estudio e inves- observado en muchas oportunidades, tigación, ni tampoco a la consolidación su influencia excede en mucho los de una tradición de discurso inspirada marcos de la disciplina histórica. por esa obra; mucho más profunda- En suma, Halperín es venerado por mente Halperín es nuestro gran histo- sus pares, quienes encabezan las insti- riador porque ha diseñado el mapa tuciones públicas y también privadas contra el cual todo aquel que intente, del sector, goza de la admiración por fuera o por dentro de la profesión, de la elite intelectual contempo- adentrarse en ese territorio deberá ránea, aquella que, en sus orígenes, necesariamente toparse. Ejemplar, en se nucleó en torno a publicaciones este caso, es el lugar de Revolución y como Punto de Vista, y también, no Guerra en la disciplina. Este libro habla temamos decirlo, concita nuestro del derrotero de una elite “creada, respeto y sobre todo nuestro interés destruida y vuelta a crear por la guerra por muchas razones, algunas de las y la revolución”, elite , observemos, cuales intentaremos esbozar en las que en principio se correspondería páginas que siguen. Por obvia, la con un grupo social delimitado pero magnitud del fenómeno no deja de ser que por momentos parece una mera sorprendente: las recientes Jornadas hipótesis del autor, a la manera de un de Pensamiento Argentino volvieron presupuesto del pensamiento que sin a mostrar hasta qué punto esta obra embargo permite el desenvolvimiento sigue siendo ineludible cuando se trata de una argumentación excepcional, de abordar el principio, el origen, del la construcción de uno de los grandes Estado argentino –pienso, por caso, monumentos historiográficos del siglo en la vigencia de Tradición política e pasado. Lo que nos importa remarcar ideología revolucionaria de mayo, a más es que Revolución y Guerra es el rostro de cuarenta años de su publicación–, mismo de nuestro siglo XIX, en otras pero también, de manera menos palabras, cumple un rol análogo a aquel previsible, cuando se trata de pensar que Rancière, pensando en el caso el fin del Estado nacional (y el de la francés, atribuye al influjo de la obra historia que le es consubstancial), y en de Michelet: ofrece una base geográfica éste último caso hemos tenido opor- para la nueva historia, base que debe tunidad de asistir a debates en los que entenderse como la territorialización las referencias expresas y las alusiones de un sentido, un espacio simbólico

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a partir del cual será posible, para los el nombre de “un conjunto ines- futuros historiadores, enfrentar ese table de prácticas” que signarían la período, y que sólo habrá de romperse situación contemporánea del campo cuando otra obra de la misma magnitud intelectual. A partir de allí se traza el venga a reemplazarla. derrotero de toda una generación, Es evidente que el conjunto de desde la vanguardia revolucionara de aspectos que hemos bosquejado habi- los 70 a la extinción de la figura del litan las perspectivas y los registros intelectual y la consecuente profesio- políticos, ideológicos e historiográficos nalización de las ciencias sociales: un más diversos para ejercicio que permite circunscribir El estilo define la singula- explicar la de manera implacable el modelo del ridad de Halperín: el estilo es, excepcionalidad intelectual progresista imperante en entonces, la tensión que resulta de Halperín. el mundo académico (y digamos de de la combinación entre, por Patriarca paso, su ineluctable agotamiento). Si un lado, la generalidad de viviente, figura la referencia a Halperín puede en ese códigos (históricos, filosóficos, consular y voz contexto parecer casi arbitraria y, en literarios, ideológicos) que son oficial de la histo- muchos sentidos discutible, el análisis la condición de posibilidad del riografía social, verdaderamente deslumbrante que acto de escribir una historia, y, lo llama Daniel Lewckowicz realiza en torno a lo que por otro lado, la singularidad Campione1 en llamaremos la apatía irónica y sus muy que atañe a la aparición de ese un juicio que, precisos efectos políticos e historiográ- acto, combinación que debe sin ser falso, ficos, toca de lleno la obra del histo- entenderse como una decisión desatiende una riador y constituye, quizás, una de las del lenguaje en su conjunto. cantidad dema- pocas críticas de envergadura que se le En algún sentido, esta defi- siado grande de haya realizado. nición puede asociarse con el problemas (resul- Sin desconocer la importancia de ese concepto de “calidad literaria” tado irremediable tipo de cuestiones y lecturas, nuestro que Hayden White ha acuñado de un modo de interés se dirigirá hacia otro tipo de en El contenido de la forma interpretación problema, el que por ubicarse en el para explicar el atractivo que que recuerda centro de la escena quizás tendamos aún hoy ejercen los grandes en su estrechez a olvidar: la excepcionalidad de clásicos de la narrativa histó- los análisis que Halperín, aquello que marca la dife- rica-calidad que no debe iden- Josep Fontana rencia con sus pares, se afinca muy tificarse con el estilo verbal o la realizara sobre evidentemente en el valor historiográ- elocuencia retórica, “como si la escuela de fico específico de su obra. pudiese disociarse el estilo del Annales), y que, En el horizonte de la reflexión significado, o la forma retórica lejos de aclarar, que Jacques Rancière ensayara en del contenido semántico”. más bien tiende Los nombres de la historia, la hipó- a obscurecer la tesis que guía nuestra indagación es específica posición de Halperín al que la poética que subyace en el nivel interior de la corporación de historia- profundo del trabajo historiográfico dores. Desde otra perspectiva, Ignacio se expresa en un estilo determinado. Lewckowicz2, advirtiendo la transfor- En nuestro caso, el estilo define la mación que ha hecho de nuestro autor singularidad de Halperín: el estilo es, una referencia colectiva obligada, ha entonces, la tensión que resulta de la propuesto pensar a Halperín como combinación entre, por un lado, la

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generalidad de códigos (históricos, filo- académica de cualquier trabajo que se sóficos, literarios, ideológicos) que son precie3, no ha sido sino muy acotada- la condición de posibilidad del acto de mente estudiada. Cierto es que los dos escribir una historia, y, por otro lado, trabajos más conocidos en torno a la la singularidad que atañe a la apari- historiografía de Halperín son de una ción de ese acto, combinación que calidad notable: debe entenderse como una decisión La historia Cotejando dos textos de su del lenguaje en su conjunto. En algún desquiciada, autoría de distintas épocas sentido, esta definición puede asociarse Tulio Halperín (Halperín) dirá: con el concepto de “calidad literaria” Donghi y el fin Este ensayo se distancia que Hayden White ha acuñado en de la problemá- además de los anteriores El contenido de la forma para explicar tica racionalista porque –si se me permite el atractivo que aún hoy ejercen los de la historia, usar un giro de moda en años grandes clásicos de la narrativa histó- del Grupo pasados, que confío que no se rica, calidad que no debe identificarse Oxímoron habrá borrado del todo de la con el estilo verbal o la elocuencia –texto en tornadiza memoria porteña– retórica, “como si pudiese disociarse el muchos sentidos ha sido escrito ya desde un estilo del significado, o la forma retó- pionero, y que, lugar diferente. rica del contenido semántico”. en su despliegue4 Obviamente, en nuestra pers- excede en mucho pectiva el conjunto de esos el tema que lo señalamientos no resiente II convoca–, y la en absoluto la valoración de compilación su obra, por el contrario, en En principio corresponderá, a modo de Roy Hora y la medida en que pone en de un estado de la cuestión, precisar Javier Trímboli, evidencia una excentricidad ciertos rasgos del posicionamiento de Discutir Halperín paradójica respecto del mundo Halperín. Hemos señalado ya, exten- la que, a su turno, académico, vuelve su estudio samente, la adhesión que su obra tiene la virtud de todavía más interesante. Lo concita en los grupos y en los campos combinar textos que es seguro es que los análisis más diversos. Sin embargo, tal recono- muy distintos convencionales que imperan en cimiento no debe hacer olvidar ciertas pero todos de una el ámbito universitario difícil- aristas que, de algún modo, matizan notable factura, mente pueden ofrecer instru- ese cuadro. En primer lugar, habrá como si la mento alguno para indagarla. que recordar que Halperín ejerce una misma ausencia En efecto, no es ni en la elección influencia universal pero no ha gene- de una tradi- del objeto, ni en los “marcos rado, estrictamente hablando, una ción posibilitara teóricos-metodológicos” utili- escuela. Como se sabe, quien ocupa el la formulación zados por el autor, donde se pedestal más alto está previsiblemente de argumentos encontrará la clave que singu- rodeado de discípulos que habitual- de llamativa lariza y explica la historio- mente, luego de la muerte del maestro, riqueza, lejos de grafía de Halperín. Para ello se convierten en sus “viudas”, pero las contraseñas, será necesario volver la mirada no es este el caso: Halperín no tiene las jergas y las hacia otro lado. discípulos, como si su misma singu- consignas que laridad lo impidiese. Su obra, que ya saturan otros campos de la crítica. abarca más de medio siglo, y cuya En cuanto a la práctica historiográfica referencia o cita es casi una obligación y a la obra de Halperín se impone una

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delimitación que ayudará a precisar la palabra “discurso”. Y cuando se algunas de nuestras premisas. Cuando avenga a hacerlo tomará todos los los historiadores de todas las latitudes reparos: así, cotejando dos textos de su se han preocupado a lo largo de los años autoría de distintas épocas dirá: por introducir en la disciplina, modelos, métodos y aun lenguajes de otros Este ensayo se distancia además de los campos del saber, anteriores porque –si se me permite En primer lugar, se ha señalado Halperín se ha usar un giro de moda en años que en el modo narrativo la mantenido más pasados, que confío que no se habrá imagen del proceso examinado bien indemne borrado del todo de la tornadiza se apoya en juicios implícitos a tal gesto, en memoria porteña– ha sido escrito ya que se validan en la misma verdad nunca ha desde un lugar diferente. trama narrativa. Sin dudas, dejado de ser un tal carácter –que en ocasiones historiador tradi- Obviamente, en nuestra perspectiva se enuncia como reparo epis- cional, anclado en el conjunto de esos señalamientos no temológico hacia el género modelos historio- resiente en absoluto la valoración de su en cuestión– es atribuible a gráficos clásicos, obra, por el contrario, en la medida en la historiografía de Halperín. fácilmente indi- que pone en evidencia una excentri- De allí el fenómeno de una vidualizables. cidad paradójica respecto del mundo reflexión que se adivina ardua Desde cierta pers- académico, vuelve su estudio todavía pero que no se hace explícita pectiva podría, más interesante. Lo que es seguro es sino que permanece subsu- incluso, afirmarse que los análisis convencionales que mida en el relato –paradigmá- que muchas de imperan en el ámbito universitario difí- tico– es el caso de Una nación sus obras –las cilmente pueden ofrecer instrumento para el desierto argentino. que versan en alguno para indagarla. En efecto, no Un segundo rasgo, verdadera- particular sobre es ni en la elección del objeto, ni en mente central, es la ironía de historia de las los “marcos teóricos-metodológicos” Halperín. La utilización recu- ideas, pero no utilizados por el autor, donde se encon- rrente de ese procedimiento sólo ellas– nos trará la clave que singulariza y explica otorga a sus textos un tono remiten a una la historiografía de Halperín. Para ello único –en ocasiones la realidad forma de interpre- será necesario volver la mirada hacia se vuelve francamente una tación bastante otro lado. sátira– con las consiguientes desacreditada Si, por otro lado, desplazándonos a dificultades en la lectura. hoy –después de otro orden de problemas, observamos Foucault– como los modelos dominantes en las grandes es la denominada “historia genética” en escuelas históricas del siglo XX, donde el acento se coloca en el trazado debemos concluir que la adscripción de “influencias”. de Halperín resulta más ambigua de He aquí un sesgo arcaico que se lo que hubiera podido pensarse. Por percibe también en el lenguaje del un lado, es evidente que esta obra se autor, lenguaje que excluye expresa- produce y se inspira de lleno en el hori- mente cualesquiera de los conceptos zonte de la escuela de Annales, y bastará de moda que atraviesan o hayan atra- recordar que Braudel concedió “hiper- vesado el mundo académico, Halperín bólicamente” a Halperín el honor de ha logrado lo que es casi una hazaña: ser el único que había comprendido escribir miles de páginas sin mencionar algo del propósito de El Mediterráneo

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y el mundo del Mediterráneo en la época la biografía interesa en tanto que es de Felipe II.5 en una vida en donde se condensan y Pero si, desde otra posición, seguimos expresan las múltiples tensiones que las grandes premisas que (si hemos constituyen el entramado mismo de de creer a los manuales) guiaron la realidad. Esa vida puede ser más o a Annales y más tarde a la Nueva menos ejemplar, puede revelar o no historia en el esfuerzo de hacer de una actitud colectiva, pero en cual- la historia una verdadera ciencia quier caso sólo en ella, en esa singu- social –larga duración, eclipse del laridad, puede capturarse el curso de relato, “desacontecimientación” y, la historia. en términos generales, neutralización de la dimensión temporal entendida tanto como principio de inteligibi- lidad y como condición de cientifi- cidad– su inclusión en tal paradigma sería cuanto menos problemática: las influencias son una evidencia de sentido común, pero la práctica de Halperín expresa, más, bien un movi- miento diferente, sino contrario. Es por esa razón que el contraste entre la práctica de Halperín y las recomen- daciones que Foucault formulaba en su Debate con los historiadores, de 1978, resulta un tanto curiosa: Allí Foucault propone como categoría la “aconteci- mientación” y complementariamente la “desmultiplicación causal”, y, ante ello no podemos menos que observar que ese ejercicio es precisamente el que Halperín ha practicado con maes- tría a lo largo de toda su trayectoria, (como por otra parte lo han hecho casi todos los grandes historiadores del siglo), de donde es lícito preguntarse si ese debate habla de la perspicacia del pensador o sencillamente pone en evidencia la desafortunada situa- ción del grueso de los historiadores franceses para la época. Ocurre que Hay una manera de resolver el tema en Halperín, ese acento en la desmul- provisoriamente, considerando la obra tiplicación causal se realiza amparán- como un caso de historia narrativa, de dose en las figuras más clásicas –de allí acuerdo a la definición propuesta por también, una vez más– su arcaísmo. El Lawrence Stone6: “Creemos legítima lugar que ocupa en su obra el relato considerarla de ese modo puesto que biográfico es, en ese sentido, ejemplar: en todos los casos el modo narrativo

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impera por sobre el analítico”7. En ese sino que permanece subsumida en el contexto será necesario determinar los relato –paradigmático– es el caso de rasgos que singularizan la narrativa de Una nación para el desierto argentino. Halperín, lo que nos permitirá deli- Un segundo rasgo, verdaderamente near ciertos temas que son centrales central, es la ironía de Halperín. La para nuestro argumento. utilización recurrente de ese proce- En primer lugar, se ha señalado que dimiento otorga a sus textos un tono en el modo narrativo la imagen del único –en ocasiones la realidad se proceso examinado se apoya en juicios vuelve francamente una sátira– con implícitos que se validan en la misma las consiguientes dificultades en la lectura8. La crítica en Halperín es irónica, pero en nuestro caso la ironía no es sólo un arma retórica, ella es mucho más profundamente uno de los elementos constitutivos de lo que podríamos llamar la visión o la filosofía de la historia que subyace en la obra. En efecto, ese sesgo se hace manifiesto en los casos en que el autor aborda relatos biográficos de letrados e inte- lectuales, lo cual no es sorprendente si recordamos la definición que Halperín ha dado de éstos9, pero lo cierto es que tal carácter connota buena parte de su producción, se lo experimenta en la caracterización de la suerte corrida por una escuela historiográfica como el revisionismo, o también, para tomar un ejemplo al azar, en las peripecias seguidas por la economía de la Cuba socialista, y los ejemplos podrían multiplicarse ilimitadamente. De allí ese aire de trágico escepticismo y aun de melancolía que se trasunta en la mayoría de sus historias y que, como venimos de indicar, alcanza su expresión más acabada cuando se despliega a partir de una historia de vida de un intelectual, porque allí a la presencia del Destino y trama narrativa. Sin dudas, tal carácter el conflicto irresoluble se agrega el aban- –que en ocasiones se enuncia como dono metafísico que completa el cuadro. reparo epistemológico hacia el género Este es el estilo de Halperín: en cuestión– es atribuible a la histo- riografía de Halperín. De allí el fenó- No sólo, entonces, se combate en meno de una reflexión que se adivina Echeverría el pensamiento y la ardua pero que no se hace explícita acción, hay algo también más hondo

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que ellos, algo que hace que ambos géneo de problemas. De momento nos sean vistos como formas de compor- interesa citar las consideraciones de tarse, como actitudes que se juzgan algunos autores que aunque escuetas en cuanto puros gestos, desprovistos permiten vislumbrar un campo de de toda finalidad y de todo propó- análisis próspero, y que constituyen sito, gestos más o menos adecuados otras tantas fuentes de inspiración de a ese revolucionario en literatura y nuestra empresa. política que se desearía ser. Es esa En La ética Picaresca, Horacio González, imagen ideal lo que es preciso salvar ha sugerido que en la obra de Halperín por encima de todo. Está ahí, en esa se hace manifiesta seca deliberación, en esa resistencia a una particular Si pensamos en los diversos todo generoso abandono lo que quien tensión entre trabajos en los que Halperín quiera hacerlo puede llamar la culpa dos dimensiones abordó el fenómeno peronista, de Echeverría. Quizás sea más justo heterogéneas: se diría que en su perspectiva decir que ese era su límite, un límite historia social, éste movimiento se explica más que lo encerraba inexorablemente en por un lado, como producto de un concurso ese árido mundo de esquemas ideoló- e interpretación de factores conjugados en una gicos. Porque Echeverría no podrá ya trágica, por otro. determinada coyuntura histó- huir de esa estructura por la cual se Tensión que en rica, a mediados del siglo XX siente sin embargo oprimido. Ni, a último término se –entre “la interminable crisis pesar de esa opresión, se lo propondrá resuelve mediante política” y “la tormenta del jamás seriamente. Este universo sin la disolución de mundo”–, que como resultado aire será para siempre el suyo y el la última en la de la voluntad de sus hacedores. llamado a la realidad que es el rasgo primera, es decir, más constante del pensador a la vez del saber trágico en la historia. que del poeta habrá de señalar la Por su parte, Hilda Sábato y Maria relación tensa y ambigua –esperanza Teresa Gramuglio, han formulado y desesperación– que lo liga con ese lo que, en nuestro conocimiento, es mundo que se ha construido, pues es a la primera alusión a la ironía enten- veces trasunto de opresión y angustia dida, en este caso, como la poética que nacen de esas criaturas descar- que estructura la historiografía de nadas, a veces afirmación insolente Halperín10, caracterización recogida de que esas imágenes sin vida son más más tarde por Carlos Altamirano. reales que la realidad misma. Por último, podemos mencionar la complejidad de la escritura de Tal mirada marca también la valora- Halperín, una escritura cuya sintaxis ción que Halperín nos ofrece sobre la parece diseñada para aturdir al lector utilidad del conocimiento histórico. y en donde se despliegan mecanismos De su lectura no puede inferirse que clásicos del discurso de la historia la historia no enseñe nada sino, más pero llevados a su máxima tensión: precisamente, que aunque lo hiciese las la combinación del estilo indirecto posibilidades que esa enseñanza posee con la mímesis, el desplazamiento del para incidir en el curso del mundo son sujeto de la acción hacia entidades mínimas, o nulas. abstractas que devienen actantes y en Dentro de ese nudo temático podrían ocasiones monopolizan por completo integrarse un orden vasto y hetero- la trama –mecanismo, por lo demás,

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central para bosquejar un designio III que excede el saber y la voluntad de los actores, es decir para la instau- En este apartado, intentaremos ración de la interpretación trágica, bosquejar algunos rasgos básicos etc. Mecanismos todos que marcan de la práctica de Halperín a través el escepticismo de Halperín: entre del examen de algunos momentos los propósitos y las acciones de los de su reflexión sobre el peronismo, hombres y el reflexión que, si bien es fragmentaria, En el cierre de un libro muy curso del mundo ha ocupado un lugar importante en reciente –La Argentina y la existe un abismo sus preocupaciones a lo largo de un tormenta del mundo–, nos insondable e extenso período. recordará que en la etapa en irremediable, Si pensamos en los diversos trabajos en que se trazaron las grandes los hombres, en los que Halperín abordó el fenómeno líneas de la política económica verdad, nunca peronista, se diría que en su perspectiva y social que iba a implantar el llegan a conocer éste movimiento se explica más como peronismo: sus circunstan- producto de un concurso de factores La Argentina siguió más de cias, pero es más conjugados en una determinada cerca que nunca en su historia que dudoso que coyuntura histórica, a mediados del previa el ejemplo de Europa. el historiador siglo XX –entre “la interminable crisis Lo hizo precisamente cuando llegue en efecto a política” y “la tormenta del mundo”–, la Gran Bretaña vencedora y aprehenderlas. que como resultado de la voluntad de las naciones liberadas encar- He aquí deli- sus hacedores. En este caso se verifica naban su reconstrucción de neados algunos también la disociación entre la inten- posguerra: la nacionalización rasgos inelu- ción del actor y el curso del mundo: el del Banco Central siguió en un dibles que peronismo no es exactamente aquello pocos meses a la del Banco de caracterizan que Perón se propuso o imaginó, Inglaterra, la de los depósitos la historiográ- aunque en rigor nunca sepamos cuáles bancarios fue sólo un tímido fica de nuestro fueron sus últimas intenciones. Pero sucedáneo de la de los mayores historiador. esa primera aproximación que remite bancos privados que Francia Como indicá- a una contingencia, a la especificidad acababa de implantar, y la ramos creemos de esa experiencia leída en general nacionalización de los ferro- que la noción bajo parámetros histórico sociales, se carriles británicos en la de estilo histo- complementa con otra de signo muy Argentina fue, por su parte, un riográfico quediferente en donde se busca asumirla eco de la que ya había tenido hemos bosque- mediante su inscripción en la tradi- lugar en el Reino Unido. jado más arriba ción política del país, y aquí de lo que permite pensar se trata, como observa Luis Alejandro en la práctica de Halperín, en aquello Rossi11, es de “encontrar una clave que que lo singulariza. Analizar el estilo permita comprender los elementos implica integrar el examen de la permanentes de la política argentina” dimensión propiamente escritural, su desde el siglo XIX hasta el presente. nivel “figurativo” y su nivel “literal”. Lo que importa observar, es que El lenguaje, entonces, no tiene nada esta tradición, tal como la presenta de decorativo, ni de azaroso, sino que Halperín, no se asienta en instancias es central para la interpretación de la materiales ni tampoco en la “larga obra histórica. duración braudeliana”, sino en una

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peculiar estilización de la historia. Esa reciente –La Argentina y la tormenta tradición, acierta entonces Rossi: del mundo–, nos recordará que en la etapa en que se trazaron las grandes Parece convertirse en un marco de líneas de la política económica y social sentido que atraviesa las configura- que iba a implantar el peronismo: ciones ideológicas que va tomando el liberalismo argentino a lo largo del La Argentina siguió más de cerca que tiempo, es decir, parece tomar rasgos nunca en su historia previa el ejemplo peligrosamente ontológicos en tanto de Europa. son capaces de atravesar encrucijadas Lo hizo Tal función crítica debe sociales que sus protagonistas experi- precisamente entenderse como una inter- mentan como cierres de períodos... cuando la pelación que depende pero Gran Bretaña al mismo tiempo define el El peronismo debe entenderse, vencedora y signo de la ironía, entendida entonces, en ese cruce, entre contin- las naciones en un sentido amplio, como gencia y una tradición que lo tras- liberadas la poética que estructura la ciende y que otorga inteligibilidad al encarnaban su obra. Importa observar que si entero proceso. En suma, un sentido reconstrucción a esa articulación se le quita que el menor debutante en las cien- de posguerra: la función crítica, la interpe- cias de la sospecha podrá desbaratar la naciona- lación irónica puede adquirir de un golpe –problema que en verdad lización del los sentidos más diversos: de no nos enfrenta específicamente con Banco Central arma de la crítica a madre de Halperín sino más precisamente con siguió en un todos los consensos, y algo de el discurso de la historia y en parti- pocos meses a eso hay en el último Halperín. cular de toda historia nacional en la del Banco de donde, por definición, lo que importa Inglaterra, la de los depósitos banca- es precisamente el sentido. rios fue sólo un tímido sucedáneo de Empero, no es nuestra intención la de los mayores bancos privados que internarnos en éste tema, arduo Francia acababa de implantar, y la entre todos12, sino más precavida- nacionalización de los ferrocarriles mente mencionar, de modo breve, británicos en la Argentina fue, por algunos efectos que se desprenden de su parte, un eco de la que ya había los dos momentos que hemos rese- tenido lugar en el Reino Unido. ñado más arriba y que remiten a lo que, siguiendo vagamente a Michel Ahora bien, lo que creemos impor- de Certeau, llamaremos la función tante poner de relieve es que también crítica de la práctica historiográfica la segunda aproximación, aquella que de Halperín. busca las claves del fenómeno en las La primera aproximación –el pero- permanencias, y que versa sobre esen- nismo como contingencia– habilita cias y teleologías no deja de tener al ejercicio de disolución del sentido efectos muy concretos en el plano de común y de las mitologías historiográ- la crítica cuando se la contrasta con ficas y políticas, tarea en la que, como las visiones, figuras y debates que sabemos, Halperín se ha empecinado dieron inteligibilidad a las grandes a lo largo de toda su trayectoria. tradiciones historiográficas e ideoló- Todavía, en el cierre de un libro muy gicas del siglo XX.

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Evoquemos en este contexto una hipó- gesto, en suma, que no está sujeto tesis, tan breve como célebre, mencio- a argumentación y en ese sentido nada en Una nación para el desierto recuerda la función que cumple la argentino que alude a la tradición polí- anécdota emblemática en Halperín, tica argentina, hablamos de aquella anécdota condensadora de muchos que advierte la deuda que tantos sentidos, que justamente porque los movimientos tienen con el Partido condensa a todos en un pase de magia, de la Libertad y su pretensión de no tiene necesidad de desarrollar representar a la ninguno, o a aquellas comparaciones Si por momentos el proceso sociedad entera, como la que asocia el asesinato de subsume a lo singular (y de ese a todas las aspira- Elena Holmberg, durante la última modo el gesto parece ajustarse ciones legítimas. dictadura militar, con el asesinato de a las normas), en otras circuns- Concepción que Camila O’Gorman durante el régimen tancias es la historia de vida la gravitará por rosista para medir el impacto que uno que impregna el relato histó- mucho tiempo y otro crimen pudieron tener sobre rico, lo que equivale a decir aun entre aque- la opinión pública porteña, a más que en la tortuosa relación llos que la de un siglo de distancia. Correspon- que se establece entre el héroe ignoran y cuyos dería, también en este caso, pregun- y su mundo, éste no funciona ecos Halperín tarse si estamos frente a un rasgo como principio último de encontrará distintivo de Halperín o si quizás inteligibilidad. He aquí los en Hipólito todos estos gestos que con frecuencia rasgos básicos de la tensión Yrigoyen y, evocan procedimientos metafóricos, que, en este caso, se da entre todavía, en “las y específicamente a la catacresis, no biografía, tragedia e historia autodefiniciones son quizás constitutivos del discurso en Halperín. que para el pero- histórico. En cualquier caso, no hay nismo propuso duda de que Halperín no se escapa su inventor y jefe”. En un párrafo, de la crítica “anti-esencialista”: así, Halperín traza entonces una línea por ejemplo, es la volubilidad de las que ofrece una clave para entender un clases medias “urbanas” las que, en su rasgo decisivo de la política argentina; opinión, explican en buena medida el línea –hemos de creer– que atrave- golpe de estado de 1930, la deriva del saría la entera historia nacional permi- frondicismo y también, mucho más tiendo esa extraña secuencia en donde cercanamente, los acontecimientos de el General Mitre se encuentra, tan diciembre de 2001. luego, con el General Perón. Halperín En resumen, nos interesa poner de formula una hipótesis revulsiva, que relieve dos procedimientos de signo trastoca todos los cánones, pero sin muy diverso en cuya conjunción se modificar el marco en los que éstos se lee la historia, en este caso el pero- asentaban. En otras palabras, tal hipó- nismo, que se asume en principio tesis sólo es posible en el contexto de como contingencia, en otras palabras una lectura de la tradición de rasgos como una acontecimiento sin nece- “peligrosamente ontológicos”. Sólo sidad a priori, pero que, sin embargo, que ella se dice escuetamente, como sólo alcanza inteligibilidad al interior un comentario marginal, apelando a de un sentido, un proceso que lo tras- la vaguedad de un “eco”; en última ciende. En cualquier caso, la desacrali- instancia es una mera hipótesis, un zación está en el centro de la escena: el

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peronismo no produce nada, en todo Y sobre la interpretación en cuestión caso es producido por la coyuntura agrega: y por la historia. Simultáneamente, ambos procedimientos ponen de En un momento cuando la mayoría relieve los diversos caminos a través de de las corrientes historiográficas los cuales se realiza la función crítica se retiran con premura de toda de esta operación, y sus efectos polí- interpretación que pueda parecer ticos sobre una formación cultural. culpable de alguna connivencia con Tal función crítica debe entenderse el marxismo herido de muerte, (ésta) como una interpelación que depende resulta combativa y refrescante pero al mismo tiempo define el signo de la ironía, entendida en un sentido En un registro muy diferente, que amplio, como la poética que estruc- atiende al terror militar –”el desquite tura la obra. Importa observar que si póstumo del cuerpo de oficiales a esa articulación se le quita la función y el escarmiento inolvidable que crítica, la interpelación irónica puede impondría a la sociedad”– Horacio adquirir los sentidos más diversos: de González14 ha propuesto una mirada arma de la crítica a madre de todos de ese mismo trabajo, pero en este los consensos, y algo de eso hay en el caso anclada último Halperín. en la tensión En esa articulación tan Sin apartarnos del estudio sobre el entre las catego- compleja, en ese equilibrio peronismo, intentaremos ahora poner rías del mora- inestable y ambiguo se lee el de relieve otros mecanismos y procedi- lista –el exceso, estilo de Halperín, una escri- mientos, también muy evidentes en la el escarmiento, tura por momentos exaspe- obra del historiador. la reparación– rante que no es una forma para Veamos en este caso dos lecturas de La y las catego- contenidos que subyacen, sino larga agonía de la Argentina peronista. rías propias del el sentido mismo producido La primera pertenece a Jorge Myers13: historiador, para por la operación historiográ- pensar las trans- fica. En líneas generales, ese Para Halperín, si he entendido mutaciones de la estilo transmite una mirada correctamente su muy complejo conciencia colec- muy específica en donde el argumento, el régimen peronista de tiva vinculadas relato histórico se ve, las más 1946-55 instauró un proceso revolu- a aquella expe- de las veces, surcado por cate- cionario en el orden social argentino, riencia. gorías inspiradas en la tragedia. cuyas plenas consecuencias sólo se Semejante dispa- irían develando con el transcurso de ridad de perspectivas de análisis podría los años, pero esa revolución habría hacer pensar que refieren a textos sido una revolución fallida, en tanto diferentes. Sin embargo es la conjun- dio nacimiento a una sociedad cuyas ción de ambas la que hace que esa características distintivas entraban Larga agonía no sea meramente la del en colisión con la estructura econó- Estado de Bienestar sino precisamente mica de la misma. Dicho en otras de la Argentina peronista. De lo que palabras, la experiencia peronista se trata entonces es, por un lado, de había engendrado efectivamente una una incompatibilidad entre el nuevo revolución, pero era ésa una revolu- modelo de sociedad y las posibilidades ción insostenible. reales de la economía para mantenerlo

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–interpretación primaria del discurso informarán mutuamente y, al fin de histórico que no depara mayores cuentas, la inteligibilidad última del sorpresas, casi una antigüedad como relato no se encontrará en ninguna de bien repara Myers– y por otro, se ellas sino en todas, o mejor dicho en trata de la mirada del historiador en un golpe –el golpe de escritura que las lucha con la del moralista, conflicto dice y las suelda: allí se encuentra un que no encontra- indicio de la experiencia estética tan El estilo es en definitiva una remos en ningún particular que nos deja la lectura de singularidad respecto de un manual de la Halperín, allí se lee el tiempo histó- género. Ocurre que en nuestro disciplina. rico y el Destino. Por otra parte, esa caso se trata de un género Ésta última no ambigüedad habilita un gesto tan que no posee una definición es privativa de distintivo de Halperín como es el de concreta. Intentar esa empresa este texto, el esfumarse en el texto aboliendo toda supone ingresar en un terreno mismo Myers ha mediación: nunca sabemos exacta- escabroso que habla de una señalado que La mente quién habla, si el historiador, disciplina constituida por Argentina en el sus personajes, o la historia misma. reglas que en algunos casos callejón se explica Estrategia de mimetización de donde pueden ser formalizadas pero a través de “dos resulta sin embargo una mirada olím- en otros no. Cualquiera sea el conceptos arti- pica, siempre a distancia, siempre en caso, si es verdad que la natu- culadores del fuga, en la que el juicio del histo- raleza de un saber sólo puede universo valo- riador sobre su objeto puede opacarse conocerse a partir del examen rativo de todo indefinidamente– es eso, así creo, lo de la práctica que instaura, el el ensayo: la que perturba a Horacio González estudio de la historiografía abdicación y en el caso de La larga agonía, o en de Halperín podría ser de la traición”. todo caso lo que personalmente me utilidad para adentrarnos De modo que perturba en ciertos trabajos del autor: en el análisis de aquellos podemos decir ese simulacro de la mirada agnós- procedimientos que definen que en Halperín tica: la del hombre que observa con a la historia como género de la entera crisis mesurada resignación el acontecer discurso específico, si es que argentina del del mundo y deja al lector el juicio ello es, en efecto, posible. siglo XX se final sobre la historia que se cuenta, a tramita a través sabiendas de que el mundo es indes- de la abdicación, la traición, el cifrable y que ese juicio es imposible. exceso, el escarmiento y la repara- Pero también debemos observar que, ción. Lo que interesa es observar de en otros casos, ese juicio puede ofre- qué modo ese mirada se compone cerse sin mediaciones e incluso con con la historia. Y aquí hay que decir ferocidad (es lo que Myers señala que Halperín juega con todas las cuando hablando de La Argentina en instancias de manera inigualable, el callejón recuerda que “la culpa de el trasvase de tales categorías en las Frondizi, su déchéance moral y polí- propiamente históricas no significa en tica, era también la de toda la sociedad modo alguno su anulación, Halperín argentina en su conjunto, y la de su las expondrá y las hurtará alternati- sector social más representativo –la vamente, sin que ninguna termine clase media– en particular”.)15 por imponerse de manera definitiva; Si dirigimos nuestra atención a unas y otras parcelas de sentido se los trabajos destinados a letrados e

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intelectuales advertiremos un gesto el curso del mundo y disuelve los análogo: en principio el historiador resabios del relato trágico. Pero no confunde su voz con la de su perso- siempre es así: en El letrado colonial naje. A esa primera duplicación se como inventor de mitos revoluciona- sucede otra: la que remite a la racio- rios: Fray Servando Teresa de Mier a nalidad de la historia, de modo que través de sus escritos autobiográficos, lo que se constata es una colisión –aquel fraile que inspirara El mundo entre la historia de vida y la lógica del alucinante de Reinaldo Arenas– proceso en la que esa vida transcurre. Halperín franquea el límite: su visión El historiador, siguiendo las reglas de ese letrado a la vez “atípico” y que definen a la disciplina, buscará “ejemplar” se acerca más a la tragedia la confluencia entre ambas dimen- que a la historia, nos encontramos, siones, pero el resultado es muchas en suma, con un escrito fuera de los veces una neutralización recíproca. cánones de la disciplina, pero que en Si por momentos el proceso subsume su excepcionalidad pone en evidencia a lo singular (y de ese modo el gesto un rasgo típico que subyace implícito parece ajustarse a las normas), en en la mirada de Halperín: el verdadero otras circunstancias es la historia de sujeto de la ironía no es el personaje vida la que impregna el relato histó- sino el Destino mismo. rico, lo que equivale a decir que en la tortuosa relación que se establece entre el héroe y su mundo, éste no IV funciona como principio último de inteligibilidad. He aquí los rasgos He aquí, en fin, algunos elementos básicos de la tensión que, en este desordenados que indican las influen- caso, se da entre biografía, tragedia cias, las inspiraciones y los rasgos e historia en Halperín, tensión cuya decisivos de la obra de Halperín: clave de lectura, al menos en el caso historia económica-social, Annales, de los intelectuales, debe mucho Contorno, relatos de vida (e incluso a aquel pasaje con que J. P. Sartre de sus aspectos más privados), claves concluye su Baudelaire: de lectura, anécdotas emblemáticas, paradojas, categorías de la tragedia, Et telle es sans doute sa singu- y a todo ello puede agregarse, la cita larité, cette ‘différence’ qu’il a del autor olvidado, la referencia al cherché jusqu’à sa mort [...] et archivo más insondable (o la ausencia les circonstances quasi abstraites de toda referencia), la crítica sin de l’experiencie lui ont permis de concesiones de todas las certezas, el temoigner avec un éclat inégalable comentario malicioso, la sospecha de cette verité: le choix libre que de todas las novedades: en suma un l’homme fait de soi-même s’identifie haz abigarrado de indicios históricos absolument avec ce qu’on appele acompañados por una erudición que sa destinée. no deja de asombrarnos, (pero que en otras épocas muchos compar- Sin duda, en un marco general, la tían). Ocurre que el conjunto de historia en última instancia impone esos elementos no es nada sin un su lógica: integra la biografía en tono que los contenga y condense.

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En esa articulación tan compleja, en Por último, suponemos que el ese equilibrio inestable y ambiguo esquema que hemos esbozado en las se lee el estilo de Halperín, una páginas anteriores permite imaginar escritura por momentos exasperante una vía productiva para reflexionar que no es una forma para contenidos sobre la singularidad del autor, aquello que subyacen, sino el sentido mismo que marca la diferencia con sus pares, producido por la operación historio- y que como indicábamos, pone de gráfica. En líneas generales, ese estilo manifiesto el valor estrictamente histo- transmite una mirada muy espe- riográfico de su obra. cífica en donde el relato histórico Ahora bien, es evidente que toda se ve, las más de las veces, surcado nuestra argumentación se asienta en por categorías inspiradas en la un presupuesto: el estilo es en defini- tragedia. Se trata, debemos advertir, tiva una singularidad respecto de un de dos momentos indisociables, si género. Ocurre que en nuestro caso la historia termina imponiendo su se trata de un género que no posee lógica en el plano de los enunciados, una definición concreta. Intentar es en el plano de las figuras donde esa empresa supone ingresar en un anida la riqueza de esta obra. Tal es, terreno escabroso que habla de una por lo demás, la marca de Halperín, disciplina constituida por reglas que lo que lo hace un clásico: el análisis en algunos casos pueden ser forma- de una singularidad toca en su reco- lizadas pero en otros no. Cualquiera rrido un motivo, un argumento, una sea el caso, si es verdad que la natura- imagen universal; sólo que ese pasaje leza de un saber sólo puede conocerse no pertenece al orden de la argumen- a partir del examen de la práctica que tación sino al de la persuasión: no se instaura, el estudio de la historiografía dice, se induce mediante específicos de Halperín podría ser de utilidad mecanismos retóricos. para adentrarnos en el análisis de Es ese movimiento el que la historia aquellos procedimientos que definen como disciplina científica no puede, a la historia como género de discurso por un lado, dejar de advertir, al específico –si es que ello es, en tiempo que muestra tantas dificul- efecto, posible–. A modo de ejemplo, tades por aprehender: Revolución y podemos entonces centrar nuestra Guerra se llama en inglés: Politics, atención en ese rasgo tan peculiar del Economics and Society in Revolutionary estilo de Halperín, el barroquismo de Period, traducción que resume todo su prosa, un lenguaje, se ha dicho ya, el problema que plantea la historio- que incorpora a su sintaxis la misma grafía de Halperín, un misterio que complejidad de las situaciones que sin duda remite a los procedimientos relata y que por lo demás revela un literarios que constituyen a la disci- arte que nuestro historiador ejerce con plina y a sus dilemas. maestría, el ensamble entre narración de acontecimientos y descripción de A su amigo E. Manet que le decía estructuras. Pero, en otro registro, que él también tenía ideas para podemos también, amparándonos en hacer versos, Mallarmé le retrucaba Paul Ricoeur, pensar que ese barro- que no es con ideas cómo se escriben quismo es el medio a través del cual poemas, sino con palabras.16 la narración no sólo da cuenta de

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una historia sino que pone en escena el tiempo, o los tiempos, en los que esa historia se realiza –una elabora- ción poética, en fin, que persigue y representa la experiencia de la tempo- ralidad. Si esta hipótesis es buena, el estilo de Halperín no interesaría ya como singularidad sino como indicio de aquello que por esencia define a la historia.

(*) Universidad Nacional de Rosario

NOTAS

1. Daniel Campione, Argentina, la escritura de su historia, Buenos Aires, Centro Cultural de la Cooperación, 2002. El esfuerzo por situar el estado de la cuestión de la historiografía contemporánea en la Argentina de Campione, es realmente ponderable, lamentablemente una visión demasiado ideologizada que desatiende una cantidad de evidencias (que por lo demás pueden leerse en la profusa información que brinda el mismo texto) hace que el esfuerzo se resuelva en consignas sin fundamento y en ocasiones en juicios y definiciones completamente equivocados. No se trata de que no compartamos la opinión del autor sobre el grupo hegemónico de los intelectuales e historiadores argentinos, cuyas prácticas en la política universitaria durante la era de Menem, lejos de significar una alternativa al orden vigente constituyeron de hecho su mejor complemento. Sólo que el argumento de Campione abreva en casi todos los lugares comunes de la izquierda universitaria, en sus versiones tradicionales, una izquierda que en su agotamiento (pero también en sus buenas intenciones y en su mala fe) no ha podido presentar la más mínima alternativa política a ese orden que se desea reemplazar, por la sencilla razón de que sus prácticas, a su turno, lo reproducen. En suma, la posición de Campione es el mejor reaseguro para que la elite intelectual sobreviva indefinidamente. 2. Ignacio Lewckowicz, “Una mirada sin embargo sombría”, en Roy Hora y Javier Trímboli (compiladores), Discutir Halperín, Ed. El cielo por asalto, Buenos Aires, 1997. 3. Ya no nos sorprende –casi nos parece normal– que Julián Gallego, en lo que seguramente es el mejor libro de historia que se haya publicado recientemente en la Argentina, elija precisamente comentar un pasaje de Halperín –que indica de qué modo el consenso ideológico de nuestro presente incide sobre la investigación del pasado– para iniciar su indagación sobre un tema sin embargo tan lejano como es la invención de la política en la Grecia clásica. Gallego, Julián, La democracia en tiempos de tragedia. Asamblea ateniense y subjetividad política, Universidad de Buenos Aires y Miño y Dávila editores, Buenos Aires, 2003.

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4. En una ocasión en la que, junto con Alejandro Eujanian, tuve oportunidad de consultarlo sobre el análisis, por momentos deslumbrante, que el Grupo Oximoron llevó a cabo en torno a Una nación para el desierto argentino, –análisis que en última instancia ubica a ese trabajo como una suerte de ruptura epistemológica al interior de la disciplina–, Halperín, advertido del ambiguo tratamiento al que su figura es sometida, respondió simétricamente: Leí parte del libro y la verdad es que mucho no me interesó; creo que esa gente debería tener cosas más importantes de qué ocuparse. Con respecto a ese libro, puedo contestar recordando un pasaje de Corneille: el rey Mitríades hace a una mujer una proposición de las que se llaman deshonestas y entonces ella contesta que no merece ese exceso de honor ni esa indignidad. Realmente yo debería sentirme muy halagado cuando la gente de Oxímoron dice que terminé con la disciplina histórica, pero creo que con esta disciplina no termina nadie, en el fondo la tesis de Oxímoron es una evaluación innecesariamente dramática de lo que le ocurre a la historia. Alejandro Moreira y Alejandro Eujanian, “El presente no inspira para indagar el pasado” –entrevista a Tulio Halperín Donghi– en el periódico El Ciudadano & La región (colección Grandes Líneas, dirigida por Martín Prieto), Rosario, 25 de mayo de 1999. 5. Tomamos la referencia de Fernando Devoto, Estudios Sociales, Revista Universitaria Semestral, año X, Nº 18, Santa Fe, Argentina, 1º semestre de 2000, pp. 123-135. 6. La narrativa se entiende como la organización de un cierto material según una frecuencia orde- nada cronológicamente y como la disposición del contenido dentro de un relato único y coherente... La narrativa difiere de la historia estructural de dos maneras: su ordenación es descriptiva antes que analítica y concede prioridad al hombre por sobre sus circunstancias. Por lo tanto, se ocupa de lo particular y específico más que de lo colectivo y estadístico. Lawrence Stone, “El resurgimiento de la narrativa: reflexiones acerca de una nueva y vieja historia”, en El pasado y el presente, México, FCE, 1986. 7. Incluso un trabajo como Guerra y finanzas en los orígenes del Estado Argentino (1791-1850), dedicado a estu- diar la dimensión fiscal de la transformación política del período, es un texto de historia narrativa. 8. El enigma al que el lector atribulado se enfrenta a menudo refiere al alcance irónico: ¿consiste éste alcance en dar a entender lo contrario de lo que se dice o en disimular lo que se dice dando a entender, muy ostensi- blemente, lo contrario? Debo a Nora Avaro este comentario que, estimo, remite a un curso dictado por Juan Rito en la Universidad Nacional de Rosario. 9. En lo que posiblemente sea la única ocasión en que Halperín se dignó a exponer las premisas que guían su trabajo, Halperín ofreció la siguiente imagen del intelectual y de su relación con la sociedad: El intelectual parece entonces como el soberano de un reino que no es este mundo [...] es esa postulación de un orden jerárquico paralelo al político social, la que caracteriza entonces al intelectual en su relación con éste último. Esa postulación esconde a menudo otra aún más extrema: para el intelectual, la jerarquía que él domina como tal tiene primacía sobre el político-social: en efecto, ésta deriva su legitimidad de la conclusión que el intelectual parece ofrecer para sostenerla, y la invocación de una autoridad distinta y más alta que la de la sociedad se da tanto en Joseph de Maistre como en Rousseau. En ese sentido puede decirse que la función del intelectual es siempre crítica. Halperín, “Intelectuales, sociedad y vida pública en Hispanoamérica a través de la literatura autobiográfica”, en Revista Mexicana de Sociología, N°44, enero-marzo de 1992. 10. Es interesante citar el párrafo en cuestión. Dicen las autoras: Si es verdad que en el nivel profundo del trabajo histórico subyace una poética, la de Halperín debe mucho a la ironía, y en esto se aproxima a Borges, cuya provocativa posdata de 1974 de ‘Recuerdos de Provincia’ de Sarmiento tal vez aprobaría. Allí decía Borges: ‘Sarmiento sigue formulando la elección de los argentinos. Si en lugar de canonizar al Martín Fierro hubiéramos canonizado al Facundo, otra sería nuestra historia y mejor. Maria Teresa Gramuglio e Hilda Sabato, “De la biografía como forma de historia”, en Punto de Vista, año IX, Nº 26, abril de 1986. 11. Luis Alejandro Rossi, “Las interpretaciones del peronismo en la obra de Tulio Halperín Donghi” en Roy Hora y Javier Trímboli, Discutir Halperín, Ed. El cielo por asalto, Buenos Aires, 1997. 12. Quien se disponga a enfrentar tal dilema deberá también contemplar el muy preciso efecto político que ha asumido en nuestro presente la cantinela que advierta sobre los riesgos de las teleologías y los esencialismos a la hora de leer el pasado argentino. En efecto tales prevenciones han funcionado a menudo como coartada para no predicar, no apostar absolutamente nada 13. Jorge Myers, “Tulio Halperín Donghi y la historia de la Argentina contemporánea”, en Roy Hora y Javier Trímboli (compiladores), Discutir Halperín. 14. Horacio González, “Culpa y escarmiento. Cómo habla la historia en el terror”, en Roy Hora y Javier Trímboli, Discutir Halperín.

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15. Al respecto, quizás no esté de más evocar libremente la diferencia que el mismo Myers situó entre La Argentina en el callejón y La larga agonía de la Argentina peronista: el primero es un ensayo que se ubica en el interior del proceso que aspira a explicar –como el Facundo, reafirma Myers–, el segundo, en cambio, es una mirada desde el exterior, “es tan sólo una historia”, nos dice sugestivamente Myers; en suma el primero es un ejercicio del pensamiento, el segundo un ejercicio del conocimiento. Quizás, desde esta perspectiva, La larga agonía de la Argentina peronista, no sea sólo el final de una sociedad, sino también del pensamiento que la acompañó. 16. Debo este comentario a Lorenzo Menoud, de la Universidad de Ginebra.

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¿Los muchachos de antes no usaban gomina? Por María Angélica (Kato) Molinari (*)

Con el comentario de una obra olvidada, Un muchacho de San Telmo, María Angélica “Kato” Molinari, relata las andanzas de su autor el Vizconde de Lascano Tegui, un cronista barrial con inquietudes líricas. Su temática costumbrista era variada, esa variedad que tiene que ver con la dispersión, con una incierta despreocupación, con una observación que genera un suceso a partir de cualquier intrascendencia. De humor irónico, aunque momentáneo, como dice Kato. Vizconde autoungido, ostentaba un controvertido talento literario. Bon vivant practicante, de origen proletario, hubiese sido un condenado al trabajo cotidiano, pero en los tribunales callejeros de San Telmo, Emilio Lascano Tegui, fue absuelto apelando a la astucia propia de la porteñidad histórica. Si bien su sabiduría era extensa, su adquisición, tenía mayor relación con el rítmico transitar por los adoquines, que con los armoniosos silencios de las bibliotecas. LA BIBLIOTECA Rostros y figuras de la investigación en la Argentina N° 1 | Verano 2004 / 2005

Muchacho de San Telmo Nada de ensañamientos. El autor Autor: señala, describe lo que le gusta y no Vizconde de Lascano Tegui, 1887-1966 le gusta también. Aunque en suma, Edición consultada: ya lo sabremos más adelante, lo que al Ed. Guillermo Kraft Ltda, Bs As, 124 vizconde le gusta es la vida. p. con ilustraciones de Alejandro Sirio. Algunos dicen que nació en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, pero en este poemario Apuesto a que Borges, a quien no se (su sexto libro) Sería bueno que los amantes le escapaba mosca que vuela aunque sostiene que nació de la literatura, los soció- sí animales de mayor porte y peligro- en el barrio de logos, los antropólogos, los sidad, no debe haber dejado de percibir San Telmo, calle historiadores de la ciencia este continuum poético e incisivo. Estados Unidos y en fin, todos los seres que Por otra parte, unos cuantos estudiosos 313. Su madre conservan intactas su capa- o aficionados a la literatura equipararon era una maestra cidad de asombro, su curio- al vizconde con el Hombre de la Vaca. pobre, la Rita, sidad, leyeran este libro. Libro Escribo ferroviariamente porque el que daba clases que parece descuidado y anár- hombre tiraba de una vaca a lo largo de en una escuela de quico (un manojo de poemas la calle Florida y luego la embarcaba en las inmediaciones, apuntalado por una métrica el ferrocarril Mitre, con destino a su casa. establecimiento al que oscila entre las ocho y diez Periférico, el hombre resultaba pintoresco que asistían niños sílabas pero que conforma un a los escritores del Grupo de Florida. En también pobres. texto). Un solo texto poblado cuanto al seudo vizconde, como corres- Los burlones de por un humor irónico aunque ponde al título de nobleza que usurpó, siempre gritaban momentáneo. Nada de ensa- no hizo nada en su vida, no trabajó (ay, que Rita, la ñamientos. El autor señala, Hegel, quién es el amo, quién el esclavo). maestra, enseñaba describe lo que le gusta y no Durante años fue conservador de la casa en una escuela de le gusta también. Aunque en del general San Martín, quien alcanzó linyeras. En otro suma, ya lo sabremos más a disfrutarla durante dos años apenas. pasaje de este adelante, lo que al vizconde le Vivía en Paris pero para sustraerse de la texto entrelazado gusta es la vida. Revolución del 48 eligió esta casa. Como (preferiré deno- escribí arriba, la muerte lo alcanzó allí. minarlo entretexto) el vizconde se refiere Lascano Tegui, en cambio, gozó de la así a un muchachito del vecindario: canonjía durante muchos años. Como todo hijodalgo que se precie Méndez, un chico bonito que lleva practicó aquel ocio creador pregonado en el jopo un peine (p.3). por Platón (?) y la escritura lo salvó del tedium vitae. Ni más ni menos. Sería El lector ve a Méndez con su adita- bueno que los amantes de la literatura, mento. En la misma página el autor los sociólogos, los antropólogos, los confiesa que espía, detrás de las historiadores de la ciencia y en fin, persianas, a sus vecinas de la calle todos los seres que conservan intactas Estados Unidos: su capacidad de asombro, su curio- sidad, leyeran este libro. Libro que De las tres Margarita es la más linda parece descuidado y anárquico (un y usa lentes. Mira con la boca abierta manojo de poemas apuntalado por y es gangosa. Sol e Irene son bellas y una métrica que oscila entre las ocho flacas como palos. No se quieren. y diez sílabas pero que conforma un Tienen las voces quebradas y el rosi- texto). Un solo texto poblado por un cler de la fiebre pone en sus mejillas humor irónico aunque momentáneo. flácidas dos redondeles de herpes.

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En la página 4 el autor alude a misas aquellos que la vieron danzar (p.19). herejes celebradas en el barrio. No se nece- Dicho sea de paso, no era precisamente sita perspicacia para pensar en Carriego. un voyeur pero sí era lo que las señoras Mientras tanto nos entera de noticias de antes hubieran tildado de meterete: mínimas aunque significativas. En el sigloXIX y principios del XX los Yo he visto nacer el foot-ball a la vera ciegos vendían fósforos (oxímoron) y de San Telmo, y los ingleses honrados no las ballenitas que se popularizaron llamaron fiel1 al terreno que les después (p.15). devolvió la gloria de verse niños y eternos como que son los parientes de los discóbolos griegos.

Me resulta imposible no evocar a mi amado Oliverio Girondo cuando leo: “Con un reloj de oro-fix que hace tic-tac en los senos”. Y también a Baldomero Fernández Moreno, por su poética ciudadana itinerante de hombre que reparaba en todo y que no se dejaba apresar por la métrica así nomás. El vizconde se ocupa de la prostitución en el barrio, de las colectividades y sus costumbres. Recrea a los vascos que en el almacén juegan al mus y al truco (pp.45, 46). En la página 47 reproduce una partida de truco (!). Pero al vizconde le tira el circo (p.49), cosa que no le impide soñar por la noche con gitanos que lo raptan y lo descoyuntan (p.50). En cuanto al sexo, elige transcribir el sueño recurrente de su compañero: “Nos tocó siempre andar juntos en chismes, bromas y enredos” (p.49). “El compañero sueña con amazonas de caderas abultadas y dos carozos por senos” (p.50). Las páginas 53, 54 y 55 están pobladas por el recuerdo agradecido del médico Golfa- Este muchacho mordaz pero tierno rini, quien lo asistió durante cuarenta días y sensible entiende de arquitectura, consecutivos para salvarlo del tifus. pintura, da cuenta de las costumbres, En este bric-a-brac o caleidoscopio las vestimentas, las bebidas (tendría que entra y sale de todo. En las páginas 56 escribir brebajes). En algún momento y 57 el vizconde se encarga de describir el atisbo de queja: Vivo en una época parcialmente, claro, la urbanización de cursi y la culpa es de Espronceda (p.16). la ciudad de Buenos Aires. Y a medida Saltarín, el autor parece omnisciente que mira, con gracia y picardía despliega ya que tres páginas después habla del alabanzas al mate (pp.63, 64 y 65). derrumbe de la piedra movediza de Abandono el teclado, me asomo a la Tandil, todo un acontecimiento que ventana. Me descubro preguntán- conmovió a muchos, en especial a dome cómo, de dónde el muchacho

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de San Telmo está al tanto de todas Avanza el muchacho hacia el centro y las enfermedades y de la terminología se planta frente a la fachada del diario médica de la época. El escorbuto, la La Prensa, sito en la calle Moreno (segu- tuberculosis, la sífilis, otras venéreas, la ramente leía los telegramas expuestos sinovia, el herpes (¿cuál, el A o el B?). en las pizarras). En Perú y Venezuela Más allá, (lejos de detectó el Montepío y más allá la oscura Me resulta imposible no evocar mí la intención Casa de la Moneda. El chiquilín que a mi amado Oliverio Girondo de desmerecer la aprendió a leer en el libro La Anagnosia cuando leo: “Con un reloj de originalidad de termina su cinético poema con palabras oro-fix que hace tic-tac en los esta obra) pienso criollas sin saber, quizá, que era dueño senos”. Y también a Baldo- en Zola y su de una estética propia, algo que no mero Fernández Moreno, por valiosa repercu- muchos escritores logran. su poética ciudadana itine- sión rioplatense. rante de hombre que reparaba Cambacéres, Echo la tranca a este libro en todo y que no se dejaba Ugarte, del Valle Que da al jardín apresar por la métrica así Iberlucea… De mi infancia. nomás. El vizconde se ocupa En su recorrida Con oros, copas y bastos, de la prostitución en el barrio, el vizconde no se Acabo de irme a Barajas. de las colectividades y sus priva de aludir al costumbres. compadrito ítalo- argentino (a los hijos de españoles los nombra neoargen- tinos), cuando fija sus ojos en los caballos, que forman La Cuarta. Y descubre que el cuarteador, de buenazo nomás, practica abortos porque no puede ver mujeres desdichadas (p.68).

No sé leer, no sé hacer números, pero en mi alma Hay una fiesta. ………………………………… –De las aulas de mi madre sólo ha salido un poeta.

Misterioso, el autor se refiere al “condes- table de las letras argentinas”. Cuesta saber si nombra a José Hernández, a Vicente López y Planes o a Guido y Spano, de los que en el fondo se mofa (pp.71-76). Con economía de recursos, el vizconde recrea los soldados, todos con distintos y raídos uniformes pero portadores de un Remington pesadísimo y bayoneta en el cinto (p.84). Y, qué maravilla. En la p. 85 el autor describe sumariamente a la Biblioteca Pública, que, como es sabido, empezó a funcionar en una o dos piezas inte- (*) Licenciada en Letras por la riores en Moreno y Perú. Universidad Nacional de Córdoba.

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Nota bene: La autora de esta crítica procuró imitar las fracturas aparentes que exhibe el entretexto del vizconde. De ahí que, puesto que Lascano Tegui saltaba de un tema a otro sin preocuparse por la ilación, resolví hacer lo mismo. De lo contrario habría escrito una monografía o un remedo de tesina. Me sentiré complacida si el lector capta el paralelismo.

NOTA

1. Por field, campo de juego

225 Arquitectura Títuloy memoria Sección

Si se confirmase la hipótesis que sugiere David Viñas, según la cual el pensamiento de la ciudad es un pensamiento de la política, las configuraciones urbanas nos hablarían de una economía del espacio, de un conjunto de relaciones que se trazan en él, centros y periferias, lugares vinculados a las redes de flujos –ahora diríamos globalizados– y otros marginales respecto a esas dinámicas, de velo- cidades diferenciadas. La ciudad como expresión de los modos de ser actuales, pero también genealogía de nuevos modos por venir. La ciudad es, al mismo tiempo, una arquitectura de la memoria, con sus visibilidades y sus napas invisibilizadas bajo las narrativas oficiales. Memoria de luchas, proyectos colectivos y genocidios que reaparecen incesantemente impidiendo que la fastuosidad de ciertos estilos urbanos clausuren los traumas sociales. ¿Qué significa el edificio de la Biblioteca Nacional en ese contexto? ¿Qué misterios oculta en sus infinitos recovecos? ¿Qué idea cultural subyace en su estética brutal? Con la asignación del lugar destinado al actual edificio de nuestra biblioteca nacional, se intentó, paradójicamente, disolver un pasado otrora incómodo; y cuando se quiere destruir una época no se hace más que reafirmarla, como escribe Gerard Wajczman, nos recuerda Pablo Sztulwark en su artículo Ciudadmemoria: “Haber tenido lugar es tener un lugar”. Una verdadera política de la memoria urbana esbozada a partir de las formas de habitar los sitios convirtiéndolos en lugares acechantes, capaces de fugar de la indiferencia cotidiana que recorre una ciudad en sus temporalidades normalizadas. Brutalismo culto define Raúl Souto, en su artículo Biblioteca y Estado al estilo arquitectónico de nuestra Biblioteca Nacional; y no es una incoherencia semántica, si el estilo brutalista muestra sin revoques ni eufemismos, las bibliotecas, son brutales. En otro sentido un anarquista (y los libros también tienen algo de ello) podría preguntarse lo mismo de los estados nacionales, si la respuesta tiene un lugar, es también en las bibliotecas. Así es nuestra biblioteca, ese arból simbólico con la savia de los libros en sus raíces, en las entrañas de los depósitos; que sube por el tronco y llega al follaje en las salas de lectura. Como rememora Jorge Ramos, hace menos de medio siglo un fantasma refundador pretendió levantar el templo del olvido derribando el pasado, pero los libros, siempre los libros, instalaron una ciudad –viviente como un árbol– de la memoria. 228

La ciudad de los libros Por Jorge Ramos (*)

Si la bibliotecas están íntimamente ligadas con la memoria y ella con los lugares, nuestra biblioteca está ubicada en el espacio correcto, en los subsuelos viven (no yacen) los libros, un salón de lectura que los arquitectos denominan semienterrado que no tiene nada de tanatologico, porque el edificio parece siempre surgente, cubierto con esa geodé- sica pátina “gris Buenos Aires”. Despreocupado por atraer desde los convencionalismos estéticos, ostenta una impresionista y seductora fealdad, desprovista de curvas que otorgen armonía. Un diseño de impronta ecléctica, en el sentido de caótica, propia de la Argentina, algunos pisos están enterrados, otros sostenidos por fuertes columnas de hormigon y otros, simplemente, cuelgan de tensores, diferentes estructuras de soporte que remiten, en cierta forma, a una metáfora, de nues- tras etapas históricas. LA BIBLIOTECA Arquitectura y memoria N° 1 | Verano 2004 / 2005

Borrar la memoria remueve memorias de sangre, de crimen y de opresión y barbarie. Hace algo más de 30 años el impre- sionante edificio de la Biblioteca Despejado el terreno, en 1900 dio Nacional comenzaba a levantarse comienzo una operación de ocupa- sobre las huellas de la demolida ción simbólica con la inauguración Residencia Presidencial, que hasta del Sarmiento de Rodin (una magní- 1955 ocupara el predio limitado fica obra escultórica implantada sobre por Austria, Agüero y Avenida del los cimientos federales) y el rediseño Libertador. Se intentaba así, una vez de los jardines –ahora a la francesa– a más, borrar la memoria colectiva y cargo del paisajista Charles Thays. a renglón seguido escribir una frase monumental de nuevo signo. Buenos Aires ya conocía estas conductas. Este episodio nos trae a la memoria la noche del verano de 1899, cuando un influyente rematador de hacienda deve- nido Intendente Municipal, don Adolfo Bullrich, hiciera volar con dinamita la residencia Palermo de San Benito, popu- larmente conocida como Caserón de Rosas, en la intersección de las actuales avenidas Sarmiento y del Libertador, a pasos de la nueva Biblioteca. Para su desaparición, se adujeron razones de orden ideológico y de estética edilicia. Tomando partido por la conveniencia de la demolición, el diario La Prensa la consideraba un “acto educativo del Medio siglo más tarde, con argumentos sentimiento cívico” y aplaudía la deci- similares, se borraba de la faz de la ciudad sión del Intendente de elegir como fecha el casco de la ex-quinta Unzué, que la noche del 2 de febrero: luego había sido destinada a Residencia Presidencial. Esta vez le tocaba el turno ...de modo que el sol de Caseros no a un símbolo de la cultura europeísta, alumbre más ese vestigio de una un palacete ecléctico de inspiración época luctuosa, y que fue la morada anglo-franco-italiana, diseñado alre- del tirano. dedor de 1890 y rodeado por un jardín, obra del mismísimo Charles En cuanto a edilicia, el mismo diario Thays. El malestar oficial residía ahora, –en coincidencia con diversas opiniones ya no en la “vulgaridad americana” de del campo intelectual– planteaba que: la arquitectura del Caserón de Rosas sino en la memoria de los últimos habi- ninguna razón había para empeñarse tantes ilustres (uno “prófugo” y otra en mantener en pie una construcción recientemente fallecida allí mismo): el vulgar, destituída de todo carácter Tte. Gral. Juan Domingo Perón y su arquitectónico (...) cuya vista sólo esposa María Eva Duarte.

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Las cuentas claras trámite del concurso, la construcción se inició recién en 1971; diez años En el caso de la Residencia, si por un después sólo se había concretado la lado el odio y la insensatez arrasaban con tercera parte; el 10 de abril de 1992 el patrimonio histórico, por otro lado se se inauguró protocolarmente y el acertaba con la recuperación del paisaje, 21 de septiembre de 1993 finalizó la la apertura del predio al uso público y el mudanza del acervo desde el antiguo destino cultural del nuevo edificio. edificio de la calle México, recibiendo El albardón, tan negado en el borde entonces al primer lector. urbano, sólo se disfrutaba esporádi- camente en contados sitios, como el Parque Lezama, la Plaza San Martín, La obra el área de Plaza Francia, el Parque Las Heras y las barrancas de Belgrano. Los autores hallaron una solución Fue decisión de la Comisión desig- original y de alto impacto en el espacio nada por el Ministerio de Educación y urbano, diferenciándose de otros Justicia, en 1958, partidos arquitectónicos contemporá- Los autores hallaron una estudiar el empla- neos que optaron por otorgar prota- solución original y de alto zamiento de la gonismo al siempre inmenso volumen impacto en el espacio urbano, nueva Biblioteca del depósito de libros. En la biblioteca diferenciándose de otros Nacional, elegir el de la Ciudad Universitaria de México, partidos arquitectónicos terreno y llamar de 1952, Juan O’Gorman levantó un contemporáneos que optaron a concurso de colosal mural prismático alusivo a las por otorgar protagonismo al proyectos, esta- historias nacional y universal, custo- siempre inmenso volumen del bleciendo en las diadas en sus entrañas. Del mismo año depósito de libros. bases la compa- es la Biblioteca Central de la Ciudad tibilización de la Universitaria de Caracas, en la que nueva construcción con el uso público Carlos Raúl Villanueva adoptó un de la barranca parquizada. lenguaje neutro y estructural para su Dicho concurso se efectuó en octubre imponente contenedor. Más reciente- de 1962. El jurado adjudicó el Primer mente, en 1997, Dominique Perrault Premio al equipo integrado por los nos asombró con su Biblioteca Nacional arquitectos Clorindo Testa, Alicia de Francia, cuyos depósitos son cuatro Cazzaniga de Bullrich y Francisco torres de cristal dispuestas a la manera Bullrich, elogiando la integración al de desmesurados libros abiertos. sitio, la claridad expresiva, estructural A diferencia de los casos citados, en y funcional, así como el aprovecha- nuestra biblioteca, Testa y los esposos miento de las visuales hacia la costa Bullrich (ahora Bullrich construc- y el río desde las salas de lectura, las tores) excavaron un hueco ente- terrazas y la plaza seca de acceso. rrando los depósitos, y a expensas de Tal como ocurriera con otros nota- preservar el terreno en barranca para el bles edificios públicos de Buenos goce colectivo, rediseñaron el parque Aires (Catedral, Correo Central, acoplándolo a nuevas terrazas y a una Banco Nación), las obras demoraron plaza cubierta, sobrevolada ésta por décadas. Pasaron 31 años desde el una torre de hormigón (que no de proyecto hasta la habilitación. Tras el marfil) rematada en una sala-mirador

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para los lectores, con vistas hacia el moldura severa y lúdica a la vez, para- lejano horizonte del Río de la Plata. dojalmente pesada y aérea, como las De esta forma, sótano y salas flotantes máquinas sucesoras de los aeróstatos. ensayan un juego estratigráfico entre la Sin duda, nos encontramos ante un memoria y la lectura de la memoria. ícono urbano del saber, un monumento Ahora, el volumen a horcajadas sobre inquietante de gran potencia expre- la loma ya no alude literalmente a los sionista, el que más de una vez fuera libros abiertos, como en las torres de asociado a la corriente neobrutalista de Perrault, sino más bien a la caja (theké) los años ‘60. Sin embargo, deberíamos de la bibliotheké griega; o más precisa- reconsiderarlo como una obra en clave mente a dos cajas: la caja hundida y la testiana (si nos atenemos al rol influ- caja eminente. yente de la estética de Testa en el equipo Con una sabia sensibilidad ambiental, de diseño), que se aleja críticamente del esa caja eminente, ese cuadrúpedo puro funcionalismo para poner en acto erguido, se alza por sobre la arboleda una poética parlante de cierto nudismo existente, como un periscopio oteando dramático, con una osatura modelada el río, a la vez que dialoga con nueva casi artesanalmente; una obra de dimen- lengua, a prudente distancia, con la sión metropolitana moderna y arcaica a masa de edificios vecinos, generando la vez, con esa ambigüedad radical tan una particular situación urbana. propia de lo americano. Refiriéndose a sus últimas obras, que Y forzando los valores, diríamos que más orillan entre lo maravilloso y lo osado, que parlante, desde el pié de la lomada alguien dijo que Clorindo es el que mejor la biblioteca se nos muestra con una agujerea una pared; quizás también poética aullante, dejando asomar desde sea el que mejor hace una moldura en sus fauces la gran lengua-auditorio. clave contemporánea. Ahora bien, en la Arriesgando metáforas, quizás se trate Biblioteca Nacional ¿no estamos ante del grito de los ranqueles del excursio- una gran moldura? Pues sí; una gran nista Mansilla, o del moreno desgra-

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ciado por el gaucho Fierro, o el coro de Después de tantos años sigue siendo una todas las voces de la raza cósmica. obra válida, aunque más tarde se la ¿No podríamos suponer, acaso, que prefiera distinta. De la misma forma en entre las estante- que un cuadro no vuelve a ser trabajado ¿No podríamos suponer, acaso, rías subterráneas, una vez que lo dimos por terminado, que entre las estanterías subte- en ese pozo letrado el edificio de la Biblioteca se seguirá rráneas, en ese pozo letrado de la Argentina haciendo de acuerdo con el proyecto. de la Argentina profunda, en profunda, en torno al caparazón del glipto- torno al capa- Suponemos que, a la luz de la obra donte hallado en la excavación razón del glipto- reciente, hoy hubiera diseñado un de los cimientos, aún se agitan donte hallado en objeto diverso, alejado tanto del en querellas interminables la excavación de monumentalismo como de ese tono los fantasmas de los antiguos los cimientos, aún “gris Buenos Aires”. moradores de la quinta: Evita, se agitan en quere- Unzué y Cornelio Saavedra? llas interminables Si hasta creemos haber escu- los fantasmas Inconclusiones chado, alguna vez, sus murmu- de los antiguos llos e insultos, que elevándose moradores de Aunque habilitado en 1993, el edificio por las patas del cuadrúpedo la quinta: Evita, permanece inconcluso, sin el ala de su retumbaban en sordina, allí Unzué y Cornelio sombrero: los sutiles e indispensables para- arriba, en el salón de lectura. Saavedra? Si hasta soles que harían flotar la mole pétrea sobre creemos haber el parque. Mientras tanto, hoy remata en escuchado, alguna un neutro gavetón vidriado. Al respecto, vez, sus murmu- Testa sostiene que el sistema de parasoles llos e insultos, que –suprimido por razones económicas– elevándose por las patas del cuadrú- nunca fue un agregado, sino que pedo retumbaban formaba parte de la concepción global del en sordina, allí edificio, y tampoco era una cosa gratuita arriba, en el salón desde el punto de vista funcional. de lectura. Pero más allá Con este destino de catedral intermi- de las inevita- nable, mientras lleguen los parasoles, bles sugerencias, quizás el gran armadillo siga escarbando al recordemos lo compás de los escribidores, para extender que nos dijera por el subsuelo de la pampa urbanizada Clorindo Testa: la madriguera de las letras de la memoria. “lo que quise Cerrando estas reflexiones, apos- decir es lo que tamos a que la Biblioteca, a manos de dicen las obras algún nuevo “iluminado”, no corra la que hice”. suerte del pampeano Caserón ni de la Empecinada- opulenta quinta Unzué. Sepámosla mente, los autores cuidar como patrimonio del futuro. sostuvieron el diseño original a lo largo de tres décadas. Al respecto Testa afirmaba: (*) Arquitecto/UBA

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La política del espacio Por Raúl Souto (*)

La Biblioteca trasmite una discursividad volumétrica basada en perfiles rústicos, de modernidad tardía por sus formas, por su simbología, abierta a diversas posiciones interpretativas, un dibujo de borrosa convencionalidad estética compensada con una estructura-granífica dinámica que, inmune a toda indiferencia, reclama la atención del espectador/oyente, porque la biblioteca habla, no sólo desde los libros: “La dicción de una forma y su sustentabi- lidad técnica son adecuadas para la produc- ción de un texto necesario”, afirma Raúl Souto. Un texto arquitectónico múltiple en el cual los planos de la coincidencia y la uniformidad no se intersectan, ni perte- necen a su geometría, que remite, siempre, a formas vivientes. LA BIBLIOTECA Arquitectura y memoria N° 1 | Verano 2004 / 2005

Biblioteca y Estado obra del arquitecto Vittorio Meano, socio de Tamburini y sucesor, tras su Para el nuevo edificio de la Biblioteca muerte, del proyecto y la construcción Nacional ...el proyectista ha consultado del Teatro Colón. todo lo más moderno en esta clase de Este intento no pasa de su enuncia- establecimientos, imprimiendo también ción periodística y poco tiempo más al monumento un carácter de estilo tarde, en diciembre de 1900, se asigna griego que responda al concepto de estas a la Biblioteca Nacional, por decreto construcciones, severas al mismo tiempo del presidente Roca, el edificio de la que monumentales.1 calle México n° 564 recientemente La crónica, desde ya, no alude al terminado y que fuera concebido por edificio actual de la Biblioteca, como el arquitecto Morra para sede de la lo denuncia la referencia estilística. Lotería Nacional. Aparece en El Sud Americano (perió- Hoy que estrenamos, lectores y empleados, dico quincenal ilustrado) el 20 de un verdadero palacio, puedo afirmar septiembre de 18892. El monumento, a los que con justicia se quejaban, que según relata la crónica, se empla- el trabajador más asiduo de la antigua zaría sobre la Avenida de Mayo en la biblioteca era también el peor acomo- esquina frente a la Plaza Lorea; fue dado en su despacho claustral, horno en proyectado por el ingeniero-arquitecto verano si en invierno ventisquero, pero Tamburini, quien en ese mismo año malsano en toda estación. Y con todo, no gana el concurso para el Teatro Colón. he podido abandonarla sin una impre- En ese momento y desde su creación, sión de tristeza, aquella celda obscura, la Biblioteca Nacional (Biblioteca donde entré jóven y de donde salgo viejo, Pública hasta 1884) ocupa una antigua dejándola como impregnada de mi espí- casa del siglo XVII en “La Manzana ritu: allí he vivido, estudiado, escrito lo de las Luces”, en la calle Moreno, poco que de mí quedará...4, decía Paul entre Perú y Bolívar, y la iniciativa Groussac al tomar posesión, meses del entonces ministro de Instrucción después, de la nueva sede. En el detalle Pública, Dr. Posse, fue dotar a la icónico del ornamento de este nuevo Biblioteca de una sede adecuada y edificio pueden hallarse los vestigios específica. El proyectista “ha consul- del uso original para el que fuera tado todo lo más moderno”, para diseñado. En cambio, la versatilidad ensamblar en una misma fábrica la neoclásica del orden que compone eficiencia de la función y la eficacia la fachada invisibiliza el designio de la metáfora; la dimensión métrica converso que tuvo la obra; lotería y del espacio útil del archivo y la lectura, biblioteca disimulan, así, sus prác- con la dimensión alegórica del monu- ticas diversas, detrás del academicismo mento; es por eso que ...la elevación impostado del discurso Nacional. de la cúpula donde estará la estatua en Un informe de la Biblioteca, cuarenta bronce representando el Progreso, con años más tarde, bajo la dirección del un gran foco eléctrico, tendrá cincuenta Dr. Martinez Zuviría hace referencia metros de altura.3 La elevada cúpula a los inconvenientes que genera el asentada sobre un tambor cuadrado desajuste de una edilicia inapropiada anticipa en seis años la volumetría para el uso que le fue asignado: “mala neoclásica del edificio del Congreso, distribución, salones excesivamente

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grandes o estrechos, de excesiva altura, calles Agüero, Av. Libertador General que dificultan el trabajo y encarecen la San Martín y Austria...6 calefacción; incomodidad de los altí- El predio es el que ocupara la Quinta simos depósitos que obligan a cons- Unzué, ex Residencia Presidencial, truir estanterías demasiado elevadas y demolida inmediatamente después a usar escaleras enormes y pesadas, con del golpe de Estado del general el consiguiente recargo de trabajo para Lonardi, y que por tal motivo se el personal que entrega libros y realiza encuentra libre de edificación [lo cual] la limpieza. Es notoria también la falta posibilita encarar su aprovechamiento de locales adecuados para el trabajo de sin afectar servicios existentes 7. los empleados y la falta de aire y luz En un contexto político de turbu- de los locales del subsuelo. Debemos lencias golpistas, en donde la gestión agregar la circunstancia de que está pesidencial del Dr. Frondizi resignaba totalmente colmada la capacidad de definitivamente los principios doctri- sus depósitos con el medio millón de narios desarrollistas de su campaña libros que en la actualidad posee”.5 electoral, se adopta la decisión polí- Este informe coincide con un antepro- tica de impulsar la construcción de un yecto preparado en el año 1943 por el edificio para la Biblioteca Nacional, arquitecto doctor Arturo Ochoa. En acorde con la magnitud simbólica junio de ese año, acompañando la de la institución. Esta iniciativa se gestión de facto del Gral. Pedro Pablo delinea como un gesto ampuloso por Ramírez, el Dr. Gustavo Martínez reafirmar, en medio de la desilusión Zuviría, se hace cargo del Ministerio que implicaba el rumbo económico de Justicia e Instrucción Pública, en adoptado, la preocupación por el donde Ochoa es asesor. En este ante- desarrollo nacional, al menos, en el proyecto se incluye el nuevo edificio reducto “impoluto” de la cultura. para la Biblioteca Nacional en un ...construir una biblioteca es un buen conjunto arquitectónico-cultural inte- punto de partida para rehabilitar a grado por la Facultad de Derecho y un país, cuya declinación no es sola- Ciencias Sociales, en ese momento en mente material 8, decía el Ministro construcción, la Facultad de Filosofía de Educación Mac’ Kay, en ocasión y Letras, la Escuela de Bellas Artes y del acto de celebración del sesquicen- el Conservatorio Nacional de Música tenario de la Biblioteca Nacional, y y Arte Escénico. Pero otra vez, el comprometía la palabra del Gobierno en proyecto del edificio adecuado y la ejecución de esta obra que, por dismi- propio se deshilachará en el ajetreo del nuida que esté nuestra economía, no debe hacer político. ser postergada 9. Posiblemente, como Recién en el año 1960, año del sesquicen- funcionario comprometido en una tenario de la creación de la “Biblioteca gestión de gobierno que inauguraba el Pública” por la Junta Gubernativa de vínculo con los organismos acreedores las Provincias del Río de la Plata, el internacionales hipotecando el futuro Poder Ejecutivo, por decreto n° 6.123 de la economía, el Ministro aclaraba del 31 de Mayo destina a la construcción que la construcción de la Biblioteca tiene del edificio de la Biblioteca Nacional, el que ser una respuesta a quienes duden de solar de propiedad del Estado Nacional nuestra preocupación por el futuro espiri- ubicado en la Capital Federal sobre las tual de los argentinos.10

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Cinco meses más tarde, a través del los nuestros.12 El extenso lapso de aper- Decreto n° 3.661/61, el Poder Ejecutivo tura, alienta la participación de estu- autoriza al Ministerio de Educación y dios de infraestructura modesta. Justicia a llamar a concurso de antepro- De los veintiocho trabajos presentados, yectos para la construcción del edificio el jurado adjudica el primer premio a de la Biblioteca Nacional. la propuesta de los arquitectos Fran- En septiembre de 1960, en una cisco Bullrich, Alicia Cazzaniga y charla por LRA Radio Nacional, Clorindo Testa. el arquitecto Adolfo Storni, por entonces Director General de Arqui- tectura y Trabajos Públicos, y futuro Brutalismo culto asesor del concurso de anteproyectos, adelantaba a los oyentes los linea- En todo objeto arquitectónico mientos que encauzarían la labor de subyace una tensión perenne entre los concursantes. ...hemos de encarar persistencia y novedad. A veces esta el “edificio propio”, aquel elemento si tensión se expresa con intenciona- no esencial, pero sí necesario que alma- lidad elocuente; en otros casos pare- cenará, resguardará y hará fructificar ciera prevalecer la lógica hegemónica su patrimonio del saber, del sentir y del de sólo una de estas dos polaridades. imaginar... Se hace especial hincapié A veces lo que persiste, o lo nuevo, en las virtudes del emplazamiento, es la materia, la técnica, la forma; a único en la ciudad de Buenos Aires veces es la sintaxis, la idea, el método. por el marco y características del lugar Esta tensión está vigente, perdura, elegido [...] Desde su arbolada barranca desde el inicio ideativo del proyecto [...] se domina el Paseo de la Recoleta, arquitectónico hasta la instancia los estanques y jardines vecinos y por última que habilita la demolición de el abra milagrosa de nuestra ciudad de sus ruinas. medianeras enmarcada por el Museo La estética brutalista exacerba esta de Bellas Artes y las Casas de Palermo tensión. Su sino de modernidad tardía Chico se divisan las entrecruzadas escinde al objeto arquitectónico en tramas de las vías férreas, el puerto, soporte y mensaje, anticipando la el río...[...] En ese ámbito junto a la discursividad posmoderna. La cita ciudad, sobre los caminos del cotidiano conocida es, por lo común, la materia; ir y venir, abierta la vista al mas allá el hormigón armado, su eficacia de otras tierras y otros mundos, asen- estructural, su maleabilidad de molde. tará su fábrica el nuevo edificio; su Lo conocido es también su lógica arquitectura deberá hacerlo útil a proyectual; no se aparta del cánon de todos y ambientarlo como un sereno la modernidad arquitectónica, de su retiro recoleto.11 fervor racional, de su vocación eficien- El concurso de anteproyectos perma- tista. De este modo, la razón funcional necerá abierto durante más de nueve del soporte y la alusión simbólica del meses, pudiendo participar los arqui- mensaje se densifican, también, en la tectos con título expedido o revalidado disputa insuperable de lo aceptado y por Universidad Nacional, y profesio- lo nuevo. La novedad que propone nales universitarios de otros paises que la estética brutalista es fundamental- lo hicieran asociándose o en equipo con mente retórica, enunciativa.

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Habla a través de la aparatosidad se disimulan desencuentros, para robusta del sistema estructural, de adecuar las superficies al tacto y a la las voluptuosidades de la forma, del vista de los cuerpos. desocultamiento de los dispositivos En el edificio de la Biblioteca esto no viscerales del organismo arquitec- ocurre. No es su intención hacernos tónico, de la aspereza sin piel de la amable el paisaje. No pretende persua- materia. Pero, aún así, su discursividad dirnos de nada. Las prácticas que de gramática morfológica, deriva en le incumben reclaman superficies, una operación más fisicoculturista que luminosidades, vinculaciones, soli- cosmética. No enmascara la forma, deces que la fábrica acusa en formas y la trabaja en función de su potencia- dimensiones múltiples; sin preocupa- lidad utilitaria. La forma no sigue la ción aparente por la proporción y el función, la exacerba. La operación ritmo. Digo en apariencia, porque al comunicativa no debilita ni entorpece arquitecto no se le escapan las despro- la función habitable; es más, muchas porciones ni las arritmias de su ante- veces el mensaje expresa con ostenta- proyecto original y las corrige para ción el virtuosismo funcional. el proyecto definitivo, sin traicionar En el edificio de la Biblioteca la los rasgos rectores de su propuesta. geometría de su forma se aprieta, se Luego, los ajustes presupuestarios densifica, se expande hacia arriba y harán lo suyo. Cuentan los arqui- emerge, como una nave sin proa, en tectos14 que en el año 1982, una el borde de la ciudad, del país, en el comisión “interarmas” constituida en declive suave de la barranca, en algún el Comando en Jefe del Ejército con tiempo límite último de la Pampa. la misión de reducir costos, decide ...es un trabajo que evidencia gran calidad eliminar los parasoles. La decisión de diseño en un edificio que se destacará se toma en medio de la licitación sin por su perfecta adecuación al lugar y al prever que la modificación produciría medio técnico cultural de nuestro país13, una variante significativa en el cálculo decía la crítica del jurado. Como del sistema del aire acondicionado. antecedente destacado de los autores, Hoy los parasoles siguen sin estar y el figura la participación de Testa junto subdimensionamiento del sistema de a Sánchez Elía y Peralta Ramos en el aire acondicionado se suple con films proyecto para la sede central del Banco de refracción solar, con un deteriorado de Londres y América del Sud. En la dispositivo externo de micro-cortinas propuesta para la Biblioteca, se advierte y con la tolerancia al calor. la persistencia de modos compositivos, Pero los parasoles no son tanto un tales como la valoración expresiva del problema de acondicionamiento dispositivo estructural y el manejo exal- térmico como lo son de composición tado de la forma. formal. Si bién a juicio el jurado, la En otros edificios, en la mayoría, la propuesta conformaba un conjunto materia en bruto, la que aparece con algo mecanizado por excesiva racionali- el desmolde de encofrados, la que zación y separación de sus elementos15, en prefigura el volúmen y la escala de la la maqueta del anteproyecto se puede fábrica, se oculta; bajo el espesor de apreciar, una resolución compositiva revoques, revestimientos y pinturas, de mayor síntesis que la actual. Luego se enrasan salientes, se liman rebarbas, a medida que el proyecto avanza en su

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definición constructiva y en el dimen- bajo tierra. La memoria subterránea sionamiento preciso de los espacios y sale a la luz con la evocación lectora. las instalaciones, la forma se consuma El bibliotecario, desdoblado en las en resoluciones plásticas de locua- funciones de la institución moderna, cidad brutalista. El edificio agudiza administra los espacios del archivo y la su fisonomía de artefacto. Se robus- lectura, situándose entre medio. tecen sus apoyos, se sustituye la piel La omnipresencia del hormigón vidriada de los niveles tercero y cuarto armado le confiere al conjunto una por aventanamientos que se abren en cáscara de connotaciones paquidér- la superficie de hormigón plegada, micas. Las cuatro patas que sostienen se desocultan los volúmenes dispares el cuerpo principal acentúan esta de ventilaciones, salas de máquinas y lectura. Igual que la visión forzada tanques. Las partes reafirman su iden- de un gliptodonte de cemento que tidad autónoma por sobre la síntesis celebra el misterioso hallazgo de los morfológica del todo. restos de un gliptodonte americano en Pero el tratamiento plástico que arti- la paleontología casual de los trabajos cula el conjunto recurre, soslayando de cimentación. la polifonía de la forma, a la cualidad Tanto, la metáfora espacial de una sensible de la materia y a la sintaxis liturgia pagana de acceso a las escri- ideativa del proyecto. turas, como la alusión zoomórfica de La lógica del proyecto es tan elemental la volumetría cuadrúpeda y marsu- como impecable. Las bases del pial del edificio, son también en este concurso solicitaban la salvaguarda caso, procedimientos de dotación de del espacio verde, de la barranca y de sentido de unidad al conjunto. los valores botánicos existentes16 que el En algún momento, una lógica de emplazamiento ofrecía. Por lo tanto, producción discursiva instala sus pará- el nuevo edificio se implanta en el metros de validación en el contexto mismo sitio que ocupara la demolida donde opera. Subrepticiamente o con Residencia Presidencial. Prolonga en ostentación; a través de alguno de los su planimetría la ortogonalidad de la estamentos que conforman el espacio grilla urbana y evita la desforestación de la cultura, o masivamente. Algunas que cualquier otro emplazamiento consolidan instancias secuenciales en hubiera requerido; se eleva la masa la construcción de la historicidad de edilicia sobre cuatro apoyos para no esos contextos y otras quedarán defi- interferir la perspectiva paisajística nitivamente al margen, como ensayos de la barranca. Respeta las caracterís- fallidos que no lograron desviar sobre ticas existentes del terreno y del entorno, su cauce el eje evolutivo de su especie. logrando un impecable emplazamiento Sólo las primeras participan en la rede- del edificio que se ubica en el espacio finición de las subjetividades. sin ocupar el terreno, con una ajustada La arquitectura racionalista es un valoración de los accesos.17 ejemplo destacado. En su tiempo, el La ceremonia pública de la lectura se objeto aparece extrapolando una esté- consuma en la altura que concede la tica ajena, subversiva, incómoda, pero luz y las visuales al acto del rito y a que anticipa las condiciones espa- sus pausas. El archivo, necesitado de ciales que irán imponiendo los nuevos espacio y a resguardo del sol, se coloca modos de producción.

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La aparición de experimentaciones sividad contundente de esta estética estéticas en lugares de geografía más encuentra, en los emprendimientos epicéntrica que la nuestra, producen de la administración privada y de los novedades de fulgores prometedores. organismos institucionales, un campo La difusión de estos acontecimientos empírico fecundo de realización. culturales se debe tanto a la capacidad Algunas veces, la coincidencia entre de eyección mediática de formas, una gramática morfológica apare- tecnologías y personajes que detentan cida y la programación funcional estos sitios, como a la demanda de de una necesidad local, es feliz. La onda sísmica que generan las geogra- dicción de una forma y su sustenta- fías periféricas. De más está decir bilidad técnica son adecuadas para la que, a diferencia de los fenómenos producción de un texto necesario. El telúricos, el grado de repercusión del edificio de la Biblioteca es quizá un acontecimiento no es proporcional caso de estos. a la distancia que se esté del mismo, Quienes conocen la propuesta merece- medida en kilómetros. dora del segundo premio del Concurso La producción de estéticas en nuestro de Anteproyectos, seguramente contexto, de país, región, cultura, estarán de acuerdo sobre el desencaje es notablemente menos dadora de contemporaneidad que nos estaría que receptora. ofertando, de haberse construido, su En el año 1943, el anteproyecto de morfología circense. Arturo Ochoa para el edificio de la Un valor meritorio de la arquitectura Biblioteca imaginaba aún, un pórtico del edificio actual de la Biblioteca, de entrada resuelto según los clásicos es su bajo grado de obsolescencia cinco intercolumnios de los templos formal. Cuarenta años después de su griegos y romanos18. Sólo cuatro años proyectación, diez de su puesta en más tarde, la revista La Arquitectura de uso, luce como un edificio moderno, Hoy publica una nota sobre la “Unidad actual. Independientemente del enve- de Habitación” de Marsella, que, jecimiento natural de la materia, la junto con el “Palacio de las Asambleas forma envejece según ciclos culturales; y el Secretariado” de Chandigahr, algunas, afortunadamente, con menos ambas obras de Le Corbusier, serán vértigo que otras. los dos referentes emblemáticos sobre los que se construye la estética bruta- lista vernácula. En los ’50, la expre- (*) Arquitecto/UBA

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NOTAS

1. Extractado del discurso pronunciado el día 12 de Octubre de 1962 por el arq. Adolfo Enrique Storni, asesor del concurso, en oportunidad de inaugurarse la exposición pública de los trabajos en el hall del edificio de la Biblioteca Nacional de la calle México. Publicado en la revista de la Sociedad Central de Arquitectos n° 48, 1963. 2. Ibídem. 3. Ibídem. 4. BASES Y PROGRAMA DEL CONCURSO DE ANTEPROYECTOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL EDIFICIO DE LA BIBLIOTECA NACIONAL. Anexos: Extractado del discurso pronunciado por el señor Ministro de Educación, doctor Luis R. Mac’ Kay, en el acto celebratorio del sesquicentenario de la Biblioteca Nacional. 5. Extractado del discurso pronunciado el día 12 de Octubre de 1962 por el arq. Adolfo Enrique Storni. (ver Nota 1) 6. Decreto N° 6.123 / 1960 7. Decreto N° 6.123 / 1960, Considerandos. 8. BASES Y PROGRAMA... (ver Nota 4) 9. BASES Y PROGRAMA... (ver Nota 4) 10. BASES Y PROGRAMA... (ver Nota 4) 11. BASES Y PROGRAMA DEL CONCURSO DE ANTEPROYECTOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL EDIFICIO DE LA BIBLIOTECA NACIONAL. Anexos: Extractado de la charla pronunciada por el señor Director General de Arquitectura y Trabajos Públicos, Arquitecto Adolfo Enrique Storni, por LRA Radio Nacional. 12. Extractado del discurso pronunciado el día 12 de Octubre de 1962 por el arq. Adolfo Enrique Storni. (ver Nota 1) 13. Crítica del jurado integrado por la arq. Odilia Suarez, por los participantes; el arq. Achaval Rodriguez por la Minicipalidad de Buenos Aires; los arqs. Arístides Cottini, Alejandro Billoch Newbery y Eduardo Martín, por la Federación Argentina de Sociedades de Arquitectos y el arq. Horacio Pando, por el Ministerio de Educación. Publicada en la revista de la Sociedad Central de Arquitectos n° 48, 1963. 14. Comentado por el arquitecto Francisco Bullrich en una entrevista publicada en la revista de la Sociedad Central de Arquitectos N° 160, Octubre de 1992, p. 74. 15. Crítica del jurado (ver Nota 7) 16. BASES Y PROGRAMA DEL CONCURSO DE ANTEPROYECTOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL EDIFICIO DE LA BIBLIOTECA NACIONAL. Item 2, “Objeto del Concurso”. 17. Critica del jurado (ver Nota 7) 18. Extractado del discurso pronunciado el día 12 de Octubre de 1962 por el arq. Adolfo Enrique Storni. (ver Nota 1)

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CIUDADMEMORIA Monumento, lugar y situación urbana Por Pablo Sztulwark (*)

Los modos de habitar la ciudad varían según las prácticas sociales que hacen de ella un lugar. Aquello que nos puede resultar indi- ferente en nuestro transitar desimplicado, puede devenir un sitio singular, recono- cible, a partir de las marcas que deja una memoria viva, irreductible a las formas de los monumentos oficiales. Un puente, un museo habitado por ausencias, o un monu- mento reapropiado por una lucha sin fin que intenta darle sentidos diferentes, pueden ser ejemplos –nos dice Pablo Sztulwark– de otros circuitos de lo público que consti- tuyen un archivo a cielo abierto. LA BIBLIOTECA Arquitectura y memoria N° 1 | Verano 2004 / 2005

“Haber tenido lugar es tener un lugar” lamiento no pueden con ella. Si se Gerard Wajczman quiere, la memoria espontánea, viva, indeterminada, adquiere y construye sus propias formas. Sobre estas otras Según Robert Musil, no hay nada en el formas, trataré de pensar a partir de mundo tan invisible como los monu- distintas situaciones. mentos. Es cierto que se trata de una Ahora bien, detengámonos en la provocación, también es cierto que ciudad, nuestro sitio de implicación. esa provocación es verdadera. Pero, Si la memoria es monumental, la además, se trata de una observación memoria de la ciudad está concen- crítica a un modo histórico de cons- trada y reducida a unos objetos. En truir memoria. Según ese modo, la consecuencia, la memoria urbana memoria se objetiva en diversos dispo- existe solamente donde fue preestable- sitivos: el monumento es una forma; cida por el urbanista, el funcionario, el museo, el archivo, el documento la institución. Si la memoria no está histórico, son otras tantas formas de concentrada en un objeto sino que está la misma objetivación. Así entendida, hecha de marcas y afectaciones varias la memoria es la representación del (deliberadas o no; programadas o no; pasado concentrada en un objeto. contradictorias o no), la memoria Ahora bien, la concentración de la urbana es la ciudad misma. En defi- memoria en un objeto organiza una nitiva, las marcas delegación: los archivos son los respon- que hacemos y Ahora bien, la concentración sables de la memoria, la memoria hacen ciudad. de la memoria en un objeto es patrimonio institucional. De esta Concebida organiza una delegación: los manera, la memoria –dice el histo- más allá de archivos son los responsables riador Pierre Norá– pierde toda espon- los objetos, la de la memoria, la memoria es taneidad. Gestionada la delegación, el memoria urbana patrimonio institucional. De archivo, el monumento, el museo, el no es una obje- esta manera, la memoria –dice festival, el aniversario, etc., devienen tivación institu- el historiador Pierre Norá– responsables excluyentes y exclusivos cional sino una pierde toda espontaneidad. del gobierno de la memoria. marcación colec- Gestionada la delegación, el Visto de otra manera, la memoria no es tiva; no es una archivo, el monumento, el ni representación del pasado ni objeti- construcción museo, el festival, el aniver- vación de lo sucedido ni construcción terminada sino sario, etc., devienen responsa- acabada. Según esta otra mirada, sobre una configura- bles excluyentes y exclusivos la que intentaré transitar, la memoria es ción en construc- del gobierno de la memoria. un conjunto de fuerzas heterogéneas, ción que emerge y hasta contradictorias, que afectan, aquí y allá. Así concebida, la ciudad alteran, suplementan un objeto o un tiene otra manera de ser vivida. espacio y lo transforman en lugar. Si la ciudad es el lugar de la memoria Ahora bien, si la memoria es inde- y la memoria no es reducida a monu- terminación viva, no hay dispositivos mento, es necesario indagar: ¿Qué institucionales que pueden natura- quiere decir esto? ¿Qué implica esto? lizarla ni soportes establecidos que ¿Adónde nos conduce esta formu- puedan congelarla. O al menos, las lación?. Para aclarar esta cuestión, operaciones de naturalización y conge- partiré de otro sitio.

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En la ciudad contemporánea, afectada estos parados, aquellos sentados, esos por el flujo de capitales, imágenes, otros recostados... La escena final- personas, información, no hay lugares mente se arma apelando a la memoria. habitables generadores de sentido. La memoria de Simónides reconstruye Hasta que los hay. Cuando los hay lo sucedido pero lo hace, no hay duda, –como resultado de una intervención– a partir de unas huellas. Las ruinas lo adviene el lugar, adviene la huella orientan, lo guían, le permiten memo- material que soporta los sentidos. El rizar. Hay lugar y ese lugar es condi- lugar, en otras palabras, es el sitio en ción de la memoria. Todo en mil donde el acontecimiento adviene y pedazos pero, sin embargo, en su lugar. configura, marca, afecta. La memoria El lugar es el sitio en donde algo tiene requiere de un lugar en donde acon- lugar, es el sitio del advenimiento, es el tecer porque la memoria es un diálogo terreno en donde el acontecimiento es complejo e indeterminado entre posible. Sin un lugar, nada tiene lugar. espacio y tiempo. El lugar es el sitio donde la memoria se Antes de detenerme en las situaciones, expresa, existe, adviene. La memoria me detendré en una bella noción de urbana, como la memoria de Simó- lugar. Durante una noche perdida en nides, construye sus lugares para poder un lugar perdido de la remota Grecia, advenir porque haber tenido lugar es un hombre se está por enfrentar con una tener un lugar. experiencia y no lo sabe. El hombre es Antes de avanzar en esta dirección, Simónides de Ceos. Simónides es parte me demoraré en una variedad de de una cena: hay amigos, hay buen vino situaciones en las que, de diverso y mejor compañía. Está en la villa de uno modo, adviene la ciudad como lugar de sus colegas. En medio de la noche e de la memoria. Como iremos viendo, intempestivamente, se le aparecen dos no se trata de espacios institucional- seres extraños y lo invitan a abandonar mente definidos de una vez y para el banquete. El hombre de Ceos no se siempre, sino de lugares en construc- pregunta por qué y lo hace. Una vez ción permanente. fuera, se produce un terremoto que Comenzaré por un lugar de nuestra termina con la vida de sus compañeros. ciudad. Estamos en el Puente Simónides es el único sobreviviente. Pueyrredón, aunque resta precisar Finalizado el sismo, el sobreviviente cuándo. Estamos en el Puente tiene una tarea: el reconocimiento. Pueyrredón después del asesinato Recorre el lugar y encuentra unos de Kostecki y Santillán a manos de cuerpos desfigurados. Ni parecen la policía. Después del asesinato, el humanos. No es posible reconocer los puente no es el mismo; después del cuerpos sin vida de los amigos, pero asesinato, transitar este puente no Simónides practica esa noche una puede ser lo mismo. El puente es otro de sus virtudes de poeta: recuerda, y sus visitantes también. hace memoria. Uno a uno descubre El puente, este puente, tiene memoria. los cuerpos de sus compatriotas. En O si se quiere, es memoria. Tiene verdad, no los reconoce. No es posible, una memoria ancestral. Es memoria de ningún modo. Entonces, hace de la Argentina postindustrial, de la memoria: recuerda en donde estaba Argentina piquetera. cada uno, qué sitio ocupaba cada uno: Su materialidad precisa, sólida e inmu-

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table, sin embargo, no soporta lo que Berlín. Es un proyecto inquietante, ha sucedido: el sentido ha cambiado. hay que pensar. Una primera pregunta Después del asesinato, el Puente interpela al arquitecto: qué tengo que Pueyrredón tiene otras memorias, mostrar. Buena pregunta, muy buena nuevos sentidos. El asesinato de los mili- pregunta. Libeskind ensaya una tantes piqueteros introduce una nueva respuesta: tengo que mostrar lo que afectación: el puente como lugar es afec- no está. Buena respuesta, muy buena tado y marcado por el acontecimiento. respuesta. Increíblemente certera. Ahora bien, esta afectación no resulta Ahora, esta respuesta enfrenta al arqui- de una intervención deliberada sino tecto con un verdadero problema: del efecto no calculado de un aconteci- cómo se muestra lo que no hay; cómo se miento. Cruzar el Puente Pueyrredón, muestra la ausencia. después del asesinato, implica una La investigación de esta posibilidad interpelación ineludible: mataron a marca al Museo Judío de Berlín. La Kostecki y a Santillán. Una marca que investigación de esta posibilidad cons- es memoria, una marca memorable. truye un museo que hace eje, por Partamos de una distinción que decirlo de algún modo, en el armado trabajamos con el querido Ignacio de espacios que evoquen ausencia. Lewkowicz en Arquitectura plus de Precisaré algo de esto. No importan sentido. Allí distinguíamos entre aquí las formas del museo, el diseño, el ciudad de los flujos y situaciones proyecto; no importa que la planta sea urbanas. No era una mera distinción una suerte de estrella de David decons- teórica, era una distinción que nos truida. No importa todo esto porque permitió pensar la existencia de situa- la experiencia de transitar el museo se ciones urbanas en la ciudad de los flujos. juega en otro terreno subjetivo. También, siguiendo esa misma distin- Este museo no es un museo al que ción, la ciudad implica un sentido estemos acostumbrados. No es un preestablecido mientras que las situa- museo institucional que expone, más ciones urbanas organizan un sentido, o menos cuidadosamente, materiales una espacialidad, un plus a pesar del de archivo. No es un museo del estado flujo y más allá de lo preestablecido. nación. Tampoco es un museo histó- Algo de este orden acontece con el rico que nos dice críticamente qué Puente Pueyrredón. O más precisa- pasó. Lo novedoso de este museo mente, en el Puente Pueyrredón. reside en el tipo de experiencia que le El puente es una marca en la ciudad ofrece al visitante, siempre y cuando que dice y nos dice. ¿Qué dice el el visitante se deje habitar por esa puente? No lo sé pero no hay duda ausencia. Pero éste es otro asunto. que dice. Y lo dice cada vez que es La operatoria del Museo Judío de transitado, ocupado, habitado, convo- Berlín no consiste en la exposición cado. Si no lo creen, prueben. de objetos, fotos, archivos, etc., sobre Una situación de otro orden se plantea la historia del pueblo judío, sobre las en Berlín. Daniel Libeskind tiene que persecuciones y los campos de concen- diseñar un museo. No es cualquier tración. De hecho, fueron agregados. museo. Tal vez, ningún museo sea Y si bien hay un espacio especialmente cualquier museo, pero éste tampoco saturado de este tipo de información, la lo es. Se trata del Museo Judío de operatoria del museo es distinta. No es

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sencillo describirla, pero intentémoslo. Me gustaría presentar un tercer Al entrar al museo debemos elegir ejemplo. Estamos en Austria en 1988. entre distintas salas, salas en donde no Hans Haacke reconstruye el monu- se expone nada. mento que los nazis instalan en la Entramos primero a una sala vacía, fría, ciudad de Graz en 1938. Esta recons- con luz tenue y de fuente imperceptible, trucción resulta muy interesante por de muchísima altura y con una enorme una variedad de razones. puerta que, al cerrarse, produce un ruido Primero, la reconstrucción que hace escalofriante que nos remite a la emoción Haacke conserva las formas del monu- de la ausencia, de mento nazi. Entre ellas, una insignia Es tiempo de indagar estas lo que terrible- que dice: “y después de todo la derrota otras formas de la memoria: mente ya no está. es vuestra”. Esta insignia es a propósito más allá del archivo, del monu- Una situación del fallido golpe de Viena de 1934. Pero mento, de la plaza oficial; es espacial que nos el texto no termina aquí. Haacke agrega: tiempo de pensar la memoria atraviesa el cuerpo, los derrotados de Estiria: 300 gitanos como eso que está actuando que prepara asesinados, 2500 judíos asesinados, 8000 todo el tiempo, como eso que nuestra sensibi- prisioneros políticos asesinados o muertos está produciendo y produ- lidad para percibir en cautiverio, 9000 civiles asesinados en ciéndonos. Más allá de lo que lo que vivía la guerra, 12000 desaparecidos, 27900 monumental, hay situa- ya no está. Un soldados asesinados. ciones urbanas que producen espacio que, a su Segundo, el monumento restaurado memoria, que hacen memoria. vez, no es nada y por Haacke es atacado por una bomba La tarea es entrenar a nuestro que sin embargo se neonazi. Ante esto, la ciudad decide cuerpo en el ejercicio de esta termina de cons- conservarlo en el nuevo estado. sensibilidad. truir con nuestra Vayamos por partes. Me detendré presencia. primero en la intervención de Haacke. Otro espacio alude a los que no están Para Haacke, los monumentos porque se fueron: ¿Cómo se fueron? públicos no son objetos acabados sino ¿Cómo llegaron adonde llegaron? configuraciones en construcción. Los Sería largo describir cada lugar pero si monumentos son, a cada momento, es muy importante explicar el dispo- superficies de inscripción social. Por sitivo arquitectónico que nos presenta eso mismo, las intervenciones del la ausencia. artista son en los monumentos exis- Pero esta ausencia no resulta de la tentes. Como podemos imaginar, la apelación a objetos ligados a los intervención de Haacke no consiste ausentes sino de la instalación de en unos estudios de diseño de tal o situaciones de ausencia. Se habita cual objeto sino en indagaciones de la ausencia y no los objetos de los producciones simbólicas sobre y en los ausentes; se produce memoria a monumentos. partir de la producción de situaciones Tal vez porque Haacke entiende que de ausencia. La construcción de la los monumentos públicos son lugares memoria, entonces, no resulta de las en donde se tramita simbólicamente, operaciones archivísticas o del buen en donde se produce sentido, en donde conocimiento de los hechos sino de la se procesa colectivamente lo pasado; el producción, en diversas situaciones, ataque al monumento restaurado parece de ausencia, ausencia, más ausencia. una irónica confirmación de lo pensado.

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Aunque para los autores del hecho fue La intervención está hecha. O por un ataque, para Haacke es una interven- lo menos, en proceso. Después del ción más en ese terreno de inscripción. accidente, un conjunto de acciones Si bien no tenemos mayor información convierten esa plaza sin marca ni sobre la discusión en la ciudad a propó- afectación en un lugar poblado de sito de la restauración o no del monu- memoria. Es cierto que no se trata de mento atacado; aun si la ciudad hubiese una intervención deliberada, calcu- decidido restaurar el monumento lada, codificada. Por el contrario, se atacado, esto también hubiera sido una trata de un conjunto heterogéneo operación más en el campo del sentido. de acciones que marcan, afectan, La suplementación de sentido orga- construyen espacialidad. En defini- niza la dinámica de la memoria. Antes tiva, la construcción de sentido no y después de la restauración que realiza resulta de una intervención institu- Haacke, una serie de sentidos afectan cionalizada –esa sería la lógica de la el monumento; el mismo artista intro- plaza oficial, la lógica que arma un duce otros tantos. El monumento no sentido preestablecido y cerrado– importa aquí como expresión de una sino de una variedad de acciones, sin visión sino como sitio de inscripción plan entre sí, que construyen lugar. social, de producción de sentido, de La plaza ya no es una plaza más de construcción simbólica en acción. París, tampoco es solamente una Un último ejemplo para no abundar. plaza oficial que presenta la libertad Estamos en París; estamos en una y la amistad como valores univer- plaza de París llamada Plaza del sales; la plaza es una construcción Alma, según la designación oficial. En colectiva que vuelve habitable lo esta plaza, hay una base de mármol inhabitable, es un espacio que hace –larga, dorada, estilizada– que repre- lugar. Lo que, dadas las circunstan- senta la llama de la libertad. Según la cias, no es poca cosa. placa ubicada en la plaza, esa base es Luego del recorrido por estas situa- una réplica de la llama que sostiene ciones urbanas, nos enfrentamos la estatua de la libertad en Nueva nuevamente con el problema de York. Al parecer, la llama representa la memoria en la ciudad. Al pie de la libertad y la amistad como valores estas situaciones, la memoria no es universales. Hasta aquí, nada memo- una producción institucional que se rable; apenas una plaza menor para el define de una vez y para siempre; en el recorrido turístico promedio. marco de estas situaciones, la memoria Pero las condiciones se alteran y es una variedad compleja, hetero- alteran el sentido de la plaza. La Plaza génea y permanente de acciones que del Alma esta construida sobre un componen un sentido que, inevitable- túnel y en ese túnel se mata Lady Di. mente, es en construcción. Por otro lado, Antes del accidente, la plaza carece de el recorrido por estas situaciones nos sentido para sus visitantes; después dice además que la ciudad es el sitio en del accidente, la plaza se convierte en donde acontecen infinitas situaciones la plaza de Lady Di. En poco tiempo, urbanas. En este artículo nos detu- se cubre de graffitis, dibujos, collages, vimos en algunas pero, no hay dudas, muñecos, postales, cartas... en honor que la vida de cada uno de nosotros de la princesa trágicamente muerta1. está afectada por una serie infinita de

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situaciones urbanas que componen vez, una vez más... pero todo a la nuestra memoria, situaciones que vez. En esta situación, la memoria es marcan y nos marcan, incluso entre- inscripción social. tejiendo el plano de lo público y lo La Plaza del Alma (o la Plaza de Lady privado, ¿Qué sería sino la ciudad? Di) también nos invita a revisar los Pero volvamos a los ejemplos. Sin ir mecanismos productores de memoria. muy lejos, el Puente Pueyrredón nos Si la plaza institucional no generaba ofrece una vía de indagación de la afectación alguna, la Plaza –luego de memoria y nos aleja, una vez más, del la muerte de la princesa– abre otro esquema institucional de lo memo- juego de espacios. Como se ve, no se rable. El Puente es memoria pero no trata de una intervención orientada es memoria representacional. Más a la producción de un espacio habi- bien, es una interpelación inevitable table sino de unas acciones absoluta- que nos recuerda lo que aconteció. mente contingentes que, a pesar de El puente se hace lugar cuando nos su contingencia, dan lugar al lugar. susurra que algo ha tenido lugar. La contingencia da lugar al aconteci- Nada más alejado del monumento miento y, lo inhabitable, resulta habi- conmemorativo, nada más alejado tado. En esta situación, la memoria del registro objetivo de los hechos. En es una construcción de sentido en la esta situación, la memoria es interpe- contingencia. lación por el acontecimiento. ¿Qué nos dicen estas situaciones? Si cruzar el Puente Pueyrredón no ¿Qué nos dicen estas situaciones que es una experiencia menor, habitar relanzan el problema de la memoria? el Museo Judío de Berlín, tampoco. Nos dicen muchas cosas pero, sobre Adviene la experiencia memo- todo, redefinen el problema. Ante la rable. En el museo, la memoria no pregunta por la ciudad como lugar de resulta de la remisión a unos objetos la memoria, nos invitan a indagar las cargados de representación sino situaciones urbanas como generadoras de la instalación de situaciones de de memoria. Como nos dice Borges: ausencia. Nuevamente el archivo “los ojos ven, lo que están acostum- queda desplazado y la memoria toma brados a ver”. Justamente por eso, es otros caminos. En esta situación, la tiempo de indagar estas otras formas memoria es experimentación de la de la memoria: más allá del archivo, ausencia (y no recordatorio). del monumento, de la plaza oficial; Ahora bien, el asunto no termina es tiempo de pensar la memoria aquí. El recorrido por las situaciones como eso que está actuando todo el produce otro esquema. Si transitamos tiempo, como eso que está produ- la experiencia que nos ofrece Haacke, ciendo y produciéndonos. Más allá el esquema institucional de adminis- de lo monumental, hay situaciones tración de la memoria es nuevamente urbanas que producen memoria, que puesto en cuestión. Antes que nada, hacen memoria. La tarea es entrenar a la memoria es el sitio de inscripción nuestro cuerpo en el ejercicio de esta social. Pero si algo nos dice la expe- sensibilidad. riencia en torno de Haacke es que esa inscripción es permanente. Al modo del palimpsesto, una vez, otra (*) Arquitecto/UBA

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NOTA

1. Mientras releo el apartado sobre la Plaza del Alma y la muerte de Lady Di, recuerdo las intervenciones que se produjeron frente a la clínica en la que estuvo internado Maradona este año. En pocas horas, el frente de la clínica se cubrió de fotos, cartas, graffitis... Se armó un lugar habitable donde esperar el desenlace; se armo un lugar donde rezar, conversar, recordar.

Bibliografía

• González, Valeria, La verdad inutil. Cordoba. Museo Caraffa. • Lewkowicz, Ignacio y Sztulwark, Pablo, Arquitectura plus de sentido. Buenos Aires, Editorial Altamira 2003. • Wajczman, Gerard, El objeto del siglo. Buenos Aires, Amorrortu, 2001. • Nora, Pierre, Entre la memoria y la historia, Les lieux de memoire, Representations 26. University of California, 1989. • Bates, Donald, “Entre lineas, una conversacion con Daniel Libeskind”. Revista El Croquis. Madrid,1996. • Spieker Sven: Archivos vivos. Memoria pública, injertos, contextos en www.proyectovenus.org/ramona/ home/anunciantes/interferencia/spieker.html

249 Anaqueles Títulorecobrados Sección

La reaparición de textos que se creían olvidados o perdidos para el presente, es uno de los objetivos de este espacio de la revista La Biblioteca. Recobrar los anaqueles es una forma de construir una hilación con un pasado al que habitualmente se lo da por cancelado, o bien por idealizado. Ni nostalgia, ni desprecio por las experiencias y los trazos textuales pretéritos son el punto de partida que anima la tarea del “rescate”, labor que merece problematizarse tanto en los modos de poner en circulación esas tramas culturales desvanecidas, como también en sus potencialidades contemporáneas. La intuición que formulara en los años 20 el peruano José Carlos Mariátegui: “ni calco ni copia, creación heroica” sobrevuela estas páginas. Quisiéramos poder compartir esa intuición, capaz de resituarse en el pasado desde las exigencias actuales, publicando esos textos, ofreciéndoles una nueva oportunidad para conmo- vernos en lo que aún conservan de radical amenaza al pensamiento dado. Un número dedicado al archivo, cancerbero y prisio- nero de la memoria, no podía soslayar la recordación del proyecto presentado por tres diputados peronistas para preservar el patrimonio nacional, proyecto que se inscribió en un momento socio-histórico en el cual se propugnaba defender una independiente concepción de lo nacional, frente a las dos grandes polarizaciones culturales que se disputaban el dominio del pensamiento en la política exterior mundial. Roberto Baschetti, sociólogo, estudioso del peronismo y tenaz archivista, investigó los pormenores de la presen- tación del proyecto, en cuyos considerandos se afir- maba que: “Nuestros museos son pobres, y en algunos aspectos misérrimos. Lo mismo puede decirse de nues- tras bibliotecas y nuestros archivos. Es necesario comple- tarlos. Ignoramos las piezas de valor fundamental que se encuentran en manos de particulares y cuyo destino último será el de enriquecer las colecciones públicas”. Un problema recurrente en nuestro país, la dispersión, el olvido o la ignorancia frente a aquello de sabiduría que aún guardan los archivos. 252

Un proyecto de ley olvidado: por la defensa del patrimonio nacional Por Roberto Baschetti (*)

El resguardo estatal del patrimonio cultural fue contemplado en un proyecto de ley presentado en 1948 por los legisladores Ernesto Palacio, Joaquín Díaz de Vivar y John William Cooke. El soció- logo Roberto Baschetti, de la Biblioteca Nacional, rescata este instrumento jurídico, cuyo espíritu según sus propulsores era: “poner el patrimonio al alcance del pueblo, para contribuir al perfec- cionamiento y la elevación de nuestro espíritu colectivo”. Muchas cosas han cambiado desde entonces, sin embargo lo que se rescata aquí no es sólo un proyecto de ley, sino sobre todo, el ánimo democrático con el que fue promovido. LA BIBLIOTECA Anaqueles recobrados N° 1 | Verano 2004 / 2005

Lo que está sucediendo establecer políticas activas tendientes a evitar la dispersión de aquello consi- Desde el 24 de febrero de 1946 se derado de significado relevante para la producen cambios resonantes en la vida nación, encuentra expresada aquí un pública, política y social de la Argentina. momento de lúcida preocupación. El acceso del peronismo a la presidencia, A continuación doy a conocer las imponiéndose en las elecciones sobre la inquietudes que llevaron a esos dipu- coalición de fuerzas políticas y sociales tados a presentar el proyecto, el arti- tradicionales agrupadas en la llamada culado del proyecto en sí, y una breve “Unión Democrática”, marcará el inicio reseña biobibliográfica de los tres legis- de una época en la que se trastocarán ladores que han participado del mismo. profundamente los estilos y discursos Una atenta mirada sobre este ante- políticos, tramándose una dinámica cedente puede brindar nuevas pistas vertiginosa alrededor de la consagración frente a un problema no resuelto, aún de nuevos derechos sociales. en nuestros días. La visibilización de todo aquello que era negado en décadas ante- riores, imponía un dilema político Consideraciones sobre el Proyecto –en ocasiones ambivalente– entre Presentado los esfuerzos instituyentes de nuevas formas de justicia distributiva y social, El proyecto de ley que someto a la consi- y su consolidación institucional. deración de la Honorable Cámara Del juego entre estas fuerzas, emergió responde a una necesidad impuesta por una nueva concepción de lo público nuestra evolución social y por las condi- organizada alrededor del Estado, y que ciones especiales que atraviesa el mundo. abarcaba desde la representación polí- No representa una novedad en la legis- tica y sindical de nuevas fuerzas sociales, lación universal. Todos los grandes hasta la recuperación de recursos consi- países, los países rectores de la civiliza- derados estratégicos para el desenvolvi- ción, disponen desde hace tiempo de miento de la economía y la sociedad. leyes análogas tendientes a defender su El patrimonio cultural no era ajeno a patrimonio espiritual, y en ellas me he estas modificaciones operadas de una fundado para construir este proyecto. nueva realidad social. Un hecho legis- Entre los países americanos, el más dili- lativo, largamente inadvertido para los gente en la defensa de sus bienes cultu- investigadores del período, daba cuenta rales ha sido Brasil, que aplica desde hace de la necesidad de adoptar medidas años una ley muy eficaz y que se halla tendientes a relevar y proteger aquel empeñado en enriquecer sus colecciones acervo cultural considerado patrimonio y sus museos. La Argentina se encuentra colectivo. Se trataba de un proyecto de retrasada en esta tarea y es urgente que ley presentado a mediados de 1948 por nos aboquemos al problema que este tres legisladores de extracción peronista proyecto encara, cuyo único antecedente que buscaba implementar un censo argentino es la ley 12.665 creando la como primer paso para la protección Comisión de Monumentos Históricos, y el resguardo de las producciones en útil pero incompleta. el campo artístico, científico, histórico La falta de una legislación en esta materia y cultural del país. La necesidad de ha sido causa de que nuestro país se

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descapitalizara espiritualmente, debido dispone. No se me ocultan los aspectos a la pérdida de innumerables piezas de restricción al dominio privado que el de nuestro arte tradicional, vendidas articulado involucra. Pero –aparte de que al extranjero. Tallas de la imaginería ello responde a las tendencias actuales de jesuítica o del arte del altiplano, tan la legislación– es evidente que en ninguna características de una época de nuestra otra materia se justifican tan cabalmente, evolución cultural, de inestimable valor ya que se trata de bienes del espíritu que, algunas; piezas de platería o de ebanis- por esencia, deben alcanzar a todos. tería colonial; ejemplares únicos de obras No es necesario abundar en razonamientos argentinas; documentos imprescindibles para justificar la necesidad y la urgencia para el conocimiento de nuestra historia, de la sanción que pido a la Honorable que es decir de nuestra alma, fueron a Cámara. Bástame decir, para terminar, parar a colecciones europeas y norteame- que la situación actual del mundo la hace ricanas y se encuentran en los archivos y altamente oportuna por la liquidación bibliotecas de Washington o de Berlín, forzosa de numerosas colecciones europeas, cedidos a vil precio por sus ingenuos cuyas muestras, algunas valiosísimas, se poseedores a turistas inteligentes y apro- encuentran en el mercado a precios muy vechados. La ley 12.665 puso, en parte, inferiores al que tendrían en circunstancias coto a ese escándalo. Pero gran parte de normales. La Argentina no debe desper- nuestro patrimonio cultural se encuentra diciar las facilidades que se ofrecen para todavía indefenso y sujeto a las alterna- enriquecer a poco costo los bienes culturales tivas del libre tráfico internacional. que, puestos al alcance del pueblo, contri- El presente proyecto de ley pretende llenar buirán al perfeccionamiento y la elevación esa laguna en nuestra legislación. Aunque de nuestro espíritu colectivo. fundado en antecedentes europeos, se ha adaptado a nuestra realidad nacional. Ernesto Palacio Las leyes italiana y francesa, que inspi- John William Cooke raron la mayor parte de su articulado Joaquín Díaz de Vivar (la francesa es el antecedente inmediato de nuestra ley 12.665), como adecuados a países de cuantioso patrimonio cultural; El Proyecto de Ley tienen, como la ley 12.665, un carácter predominantemente defensivo. Este HACIA LA PROTECCION DEL proyecto es predominantemente adquisi- PATRIMONIO ARTISTICO, tivo, pues nuestro problema es el de acre- HISTORICO Y CIENTIFICO centar nuestro mejoramiento. Nuestros DEL PAIS museos son pobres, y en algunos aspectos misérrimos. Lo mismo puede decirse de Artículo 1°. Están sujetas a las dispo- nuestras bibliotecas y nuestros archivos. siciones de esta ley las cosas muebles e Es necesario completarlos. Ignoramos inmuebles que tengan interés histórico, las piezas de valor fundamental que se arqueológico, paleontológico o artístico. encuentran en manos de particulares y Entre las cosas muebles están cuyo destino último será el de enriquecer comprendidos los códices, los manuscritos las colecciones públicas. A este conoci- antiguos, los incunables, los libros raros de miento tiende el censo del patrimonio edición argentina, los grabados y estampas artístico y cultural que este proyecto y los objetos de interés numismático.

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Artículo 2°. Las cosas indicadas en el poder de entidades privadas o de parti- artículo 1° serán inalienables cuando culares, a título de propiedad o de mera pertenezcan al Estado. posesión, forman parte del patrimonio Serán inalienables también las cultural y artístico de la Nación y están cosas que pertenezcan a las provincias, a bajo la protección del Estado. Se consi- las comunas, a los institutos públicos y deran de utilidad pública cuando su eclesiásticos y a organismos administra- pérdida puede ocasionar grave daño a tivos autárquicos. Pero el Poder Ejecutivo la cultura. En todos los casos, la deter- podrá autorizar la venta de tales cosas al minación del interés cultural de las cosas Estado o a cualquiera de las entidades corresponderá a la Secretaría de Educa- arriba mencionadas, siempre que no se ción, previo dictamen de sus organismos derive de ello daño para su conservación especializados. La resolución se comuni- ni para su goce público. cará a los propietarios o poseedores para sus efectos legales. Artículo 3°. Los gobiernos provinciales y municipales, las autoridades eclesiásticas Artículo 5°. La Secretaría de Educación y, en general, todos los administradores tendrá la facultad, a requerimiento de las entidades numeradas en el artículo de los propietarios o poseedores, o de anterior presentarán a la Secretaría de las reparticiones enumeradas en el Educación, dentro del plazo y en la forma artículo tercero, de proveer en cualquier que establecerá el reglamento respectivo, momento a la integridad y seguridad una lista detallada de las cosas compren- de las cosas a que se refiere el artículo didas en el artículo 1° que pertenezcan anterior, para impedir su pérdida o a las provincias, las comunas o las insti- deterioro, o de proceder a su expropia- tuciones o entidades que administren. ción, si fuera necesario. A tales efectos La Secretaría de Educación iniciará con y por los medios que se establecerán en tales datos el fichero-censo del patrimonio el reglamento respectivo, ordenará los cultural y artístico de la Nación. trabajos de restauración o recibirá las Para la confección de dicho cosas en depósito en sus museos, biblio- fichero se clasificarán las cosas por mate- tecas o archivos, bajo la responsabilidad rias. Un duplicado de las fichas se enviará, del Estado y sin cargo alguno para sus según corresponda, a la Comisión de propietarios o poseedores. Monumentos Históricos, a la Biblioteca Nacional, al Museo Nacional de Bellas Artículo 6°. Las personas o entidades Artes, al Archivo General de la Nación privadas que tengan en su poder obras o al Museo de Ciencias Naturales. Estas de arte, libros, medallas, etc. que instituciones tendrán a su cargo la confec- “prima facie” puedan encuadrarse en ción del censo en las materias de su espe- el artículo 1°, deberán denunciarlos a cialidad, así como la misión de asesorar a la Secretaría de Educación dentro del la Secretaría de Educación con respecto a plazo y en la forma que establecerá el las adquisiciones que se juzguen necesarias reglamento respectivo, para acogerse a para acrecentar el patrimonio cultural y los beneficios de esta ley. La Secretaría artístico del Estado. de Educación, previo dictamen de los organismos correspondientes sobre Artículo 4°. Las cosas comprendidas en el interés cultural que ofrezcan las el artículo 1°, aunque se encuentren en cosas, procederá a censarlas, en caso

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afirmativo, en la forma establecida en b) Cuando a juicio de los orga- el artículo 3°, con determinación de los nismos asesores, enumerados en nombres de sus propietarios y el lugar el artículo 3°, se trate de piezas donde se encuentran depositadas. indispensables para completar las Por su parte, la Secretaría colecciones del Estado. de Educación deberá agotar todos los medios de información a su alcance Este derecho de expropiación podrá para determinar los bienes culturales hacerse efectivo también por los gobiernos existentes en colecciones particulares, provinciales y municipales, mediante los aunque no medie denuncia por parte de organismos que tengan por finalidad la sus propietarios. Cuando corresponda, conservación de la cultura y el beneficio comunicará de oficio a éstos que dichos espiritual del pueblo. bienes están comprendidos en las disposi- ciones de esta ley. Artículo 9°. Las cosas comprendidas en el artículo 1° podrán entrar al país libres Artículo 7°. Los propietarios de cosas de todo derecho de importación. reconocidas como de interés cultural o Está prohibida la exportación artístico por los medios determinados en de toda cosa cuya pérdida pueda signi- esta ley y que hubieran sido notificados ficar un grave daño para la historia, de dicha resolución, no podrán enaje- la arqueología o el arte, o de las que narlas sin previo aviso a la Secretaría de podrían considerarse de utilidad pública Educación. En caso de venta, no podrán en los términos del artículo 4°. efectuar la tradición de la cosa durante el El propietario de las cosas término de dos meses, dentro de cuyo plazo comprendidas en el artículo 1° que el gobierno tendrá el derecho a adquirirla pretenda exportarlas deberá obtener al mismo precio establecido en el contrato un certificado otorgado por la Subse- respectivo. Este plazo podrá prorrogarse cretaría de Cultura, en la que conste por otros dos meses, si el gobierno por que dichas cosas no están comprendidas la oferta simultánea de varias cosas, no en la prohibición del párrafo anterior. dispone de las sumas necesarias. Durante El incumplimiento de esta disposición, estos plazos el contrato permanecerá así como toda tentativa de burlarla, sometido a la condición resolutoria del harán incurrir al autor o autores del ejercicio del derecho de prelación por hecho en las penalidades aplicables al parte del Estado. contrabando. Este artículo rige igualmente para los casos de subasta pública, en que Artículo 10°. Independientemente de lo la obligación de la denuncia se extiende que establezcan las leyes aduaneras, la a los rematadores. exportación de las cosas comprendidas en el artículo 1° está sujeta a una tasa Artículo 8°. Las cosas reconocidas como del 25%, aplicable sobre el valor de la de utilidad pública por el artículo 4° cosa, según la declaración del exportador podrán ser expropiadas: comprobada por la estimación efectuada a) Cuando haya peligro de deteriora- por las autoridades aduaneras. Cual- ción o pérdida y el propietario no quier cosa propuesta para la exportación provea los medios necesarios para puede ser adquirida por el gobierno al su conservación; precio denunciado.

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Quedan excluidas de esta dispo- las disposiciones de esta ley serán nulas sición las obras de artistas argentinos de pleno derecho. vivos, vendidas o destinadas a la exhibi- ción o venta en el extranjero. Artículo 14°. La omisión de la denuncia y la violación de las demás disposiciones Artículo 11°. Las disposiciones rela- de los artículos 7° y 9° serán castigadas tivas a la exportación no se aplicarán con multas de $ 500 a $10.000 moneda a las cosas importadas de países extran- nacional. jeros, según certificación auténtica y con propósitos de exposición o venta, o ambas Artículo 15°. Cuando por causa de la finalidades, en la República. Se consi- violación se pierda la cosa, se deteriore o deran en esta situación, salvo los derechos salga de los límites del territorio nacional, adquiridos antes de la promulgación de el transgresor deberá pagar una indem- la presente ley, cuando la reexportación nización equivalente al valor de la cosa se efectúe antes de transcurridos cinco perdida o a la disminución de su valor, años desde la importación. Este plazo sin perjuicio de las acciones penales en los podrá prorrogarse de cinco en cinco años casos de destrucción intencional. a pedido de los interesados. En todos los casos, los impor- Artículo 16°. Comuníquese al Poder tadores deberán comunicar una lista de Ejecutivo. las cosas que traen para su venta a la Secretaría de Educación, a fin de que el Ernesto Palacio Estado pueda adquirirlas, si lo considera John William Cooke oportuno, así como efectuar la denuncia Joaquín Díaz de Vivar de las operaciones pendientes, a los efectos del derecho de prelación establecido en el artículo 7° y del censo ordenado por el artículo 4°. Los Autores del Proyecto Artículo 12°. Se destinará la suma de cinco millones de pesos moneda nacional ($ 5.000.000) anuales para el cumpli- miento de la presente ley. Este fondo se Ernesto Palacio (1900-1979) acrecerá con la venta de publicaciones oficiales en materia cultural, fotografías Nació en San Martín, provincia de y otras reproducciones de objetos artís- Buenos Aires. ticos, con el producto de las tasas estable- Abogado. Recibido en la Facultad cidas en el artículo 10° y el de las penas de Derecho y Ciencias Sociales de la pecunarias de los artículos 14° y 15°. Universidad de Buenos Aires en 1926. Todo ello formará una cuenta especial Profesor de Enseñanza Secundaria. denominada “Fomento del Patrimonio De Historia Antigua y de Historia Cultural y Artístico de la Nación” a la Argentina en la “Escuela Comercial orden de la Secretaría de Educación. de Mujeres” (1931-1938); De Geografía en el “Colegio Nacional Artículo 13°. Las operaciones de Justo José de Urquiza” hasta 1942; de compraventa que se efectuaran contra Historia Argentina y de Historia de

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la Edad Media, Moderna y Contem- Congreso fue Presidente de la Comisión poránea en el “Colegio Nacional de Asuntos Constitucionales de la Bernardino Rivadavia” (1931-55). Cámara de Diputados, de la Comisión En la función estatal fue Ministro de Redactora del Código Aeronáutico y Gobierno e Instrucción Pública en también de la Comisión de Protección la provincia de San Juan (1930-31), de los Derechos Intelectuales. Diputado Nacional por la Capital En el ámbito universitario fue Federal (1946-1952) y Presidente profesor titular de Economía Política de la Comisión Nacional de Cultura en la Facultad de Derecho y Ciencias (1946-47). Sociales de la Universidad de Buenos Fue Periodista. Miembro de la Aires (1946-1955). Comisión Directiva de la revista del Sus conocimientos de Historia, Instituto de Estudios Históricos “Juan Economía y Filosofía le permitieron Manuel de Rosas” y Director de dicha disertaciones ante diferentes públicos publicación hasta 1940 y también sobre temas tan diversos como: “Intro- co-director con Rodolfo Irazusta de ducción al arte cretense-micénico”; La Nueva República (1929-31). Prestó “La ley de casación”; “Reforma Colaboraciones en el diario La Nación de la constitución” y “Represión y en las revistas El Hogar, Caras y de monopolios”. Caretas y Criterio. Desde 1954 fue vicepresidente del Escritor reconocido y de prolífica obra, Instituto de Investigaciones Históricas publicó: “La inspiración y la gracia” “Juan Manuel de Rosas”. (1928); Catilina: una revolución contra A nivel partidario fue interventor la plutocracia en Roma (1935); El espí- del Partido Peronista de Capital ritu y la letra (1936) obra con la que Federal entre el 11 de agosto y el ganó el Premio Municipal de Litera- 16 de septiembre de 1955. Caído tura en prosa; La historia falsificada el gobierno se suma a la resistencia, (1939); Teoría del Estado (1940) e desde el Comando Superior Peronista. Historia de la Argentina 1515-1835, Perón desde el exilio –noviembre cuya primera edición data de 1954 y 1956– por primera y única vez en su para enero de 1999 ya estaba por la vida política, designa en su persona, a 17° edición. También tradujo obras de un sucesor para el caso en que un aten- Dante Alighieri, Bossuet, J. Maritain y tado termine con su vida. V. Wolff. Fue fundador, director y periodista de la revista De Frente (marzo 1954- enero 1956), hasta su clausura por la John William Cooke (1919-1968) autodenominada Revolución Liberta- dora. Colaboró en diversos diarios y Nació en La Plata y se recibió de revistas: Línea Dura, Hechos e Ideas, abogado en la Universidad de esa Santo y Seña, Palabra Obrera, Norte, misma ciudad en 1943. Palabra Argentina y Soberanía. Se desempeña en Defensa Nacional Algunos de sus trabajos intelectuales del Ministerio de Relaciones más destacados fueron: “La lucha por Exteriores (1945). la liberación nacional. El retorno de Es elegido Diputado Nacional con Perón” (1959); “Aportes a la crítica del tan sólo 25 años (1946-1952). En el reformismo en la Argentina” (1961);

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“El retorno” (1964), en base a una Joaquín Díaz de Vivar (1907-2002) conferencia pronunciada en la C.G.T. cordobesa; “Peronismo e integración” Jurisconsulto y político nacido en (1964); “Situación nacional y acción Corrientes. revolucionaria de las masas” (1965), una Profesor Adjunto de Derecho conferencia organizada por la F.U.A. de Político en la Facultad de Derecho y Córdoba sobre el tema “Universidad y Ciencias Sociales de la Universidad país”; “Bases para una política cultural de Buenos Aires. revolucionaria” (1965); “El peronismo Diputado provincial (1946-1948) y el golpe de Estado. Informe a las y Diputado nacional (1948-1952). bases del Movimiento” (1966); “La Convencional Constituyente en 1949. revolución y el peronismo. Informe Autor de dos libros: Ideas para interno a la militancia de A.R.P.” una biología de la democracia (1968); “Apuntes para la militancia” (1937) y Orígenes de la argenti- (1972). Debe mencionarse así mismo, nidad. Sus corrientes históricas, un por su importancia, los dos tomos de la ensayo leído en la Real Academia Correspondencia Perón-Cooke editados de Historia y Jurisprudencia de en 1972. Madrid en 1947.

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Visibilidad de las recomendaciones internacionales sobre Depósito Legal de publicaciones en las legislaciones nacionales Por Claudia Bazán (*)

Entre las múltiples dimensiones que una Biblioteca nos ofrece, una de las más importantes está dada por aquellos aspectos bibliotecológicos que ofrecen la posibilidad técnica del acopio y atesora- miento de los documentos. De la combi- nación de esta labor fundamental, y la práctica de investigación e interrogación de aquellos textos, surge lo que habitual- mente se conoce como biblioteca, práctica milenaria que aún en nuestros días deviene recurso imprescindible para la recreación de formas culturales colectivas. Claudia Bazán nos ofrece la posibilidad de conocer la situación del depósito legal de nuestro país –marco legal indispensable para la adquisición de material editado– a partir de un estudio comparativo entre dife- rentes países y sus heterogéneos modos de funcionamiento. LA BIBLIOTECA Anaqueles recobrados N° 1 | Verano 2004 / 2005

1. Introducción y de alcance sobre las publicaciones que las leyes deberían considerar para En 1974 Unesco e IFLA emprendieron ser efectivas. Su observancia fue predi- la tarea de guiar los esfuerzos de los países cada tanto a las naciones carentes por adherirse al programa de Control de legislación, como a aquellas que Bibliográfico Nacional (CBN), con fueran a modernizar los textos de sus miras a lograr las máximas aspiraciones normas vigentes. del Control Bibliográfico Universal (CBU). Estos programas fueron el marco para la emisión de recomenda- 2. Material y métodos ciones generales sobre los componentes de los sistemas nacionales, a saber, la ley Con el objetivo de conocer las carac- de depósito legal, la agencia bibliográ- terísticas generales de las leyes nacio- fica nacional y la bibliografía nacional. nales de depósito legal, así como su Los tres elementos funcionan de una grado de adecuación a las recomenda- manera dialéctica. ciones internacionales y la semejanza El modo recomendado como efec- entre ellas, la investigación se condujo tivo para reunir los ejemplares de por las siguientes etapas: las publicaciones nacionales en una a) Selección de una muestra de entidad responsable de su cuidado es leyes de depósito legal. Los textos una legislación de depósito legal con seleccionados corresponden a los determinadas características, todas de siguientes países: importante gravitación para la confi- guración y preservación de la colec- 1. ARGENTINA ción nacional y la cobertura de la Ley 11723 (1933); Dec. 41233 (1934); bibliografía nacional. Dec.3079 (1957). Las primeras recomendaciones 2. BENIN emanaron del Congreso Internacional Ordinance 75-79 (1975). de Bibliografías Nacionales de 1977 3. BRASIL (ICNB 1977) y dieron origen a las Dec. 1825 (1907) e Instruçoes de 19 de sugerencias propuestas por Jean Lunn dezembro de 1930. en su Recomendaciones para legisla- 4. CANADÁ ción de depósito legal de 1981 (Lunn National Library Act (1985) and National 1988). En 1996, CDNL (Conference Library Book Deposit Regulations (1995). of Directors of National Libraries) 5. COLOMBIA produjo la primera actaulización del Dec 460 (1995) y Dec. 2937 (1948). trabajo anterior, The Legal Deposit of Electronic Publications (LDEP 1996). 6. CUBA Un par de años después sucedió el Dec 265 (1999). Congreso Internacional de Bibliogra- 7. DINAMARCA fías y Servicios Bibliográficos Nacio- Act 423 On Copyright Deposit of Published nales (ICNBS 1998) luego del cual Works (1997). Jules Larivière elaboró y publicó su 8. ESPAÑA Guidelines for Legal Deposit Legislation Dec. 642/70 y Órdenes Ministeriales 30 de (Larivière, 2000). Estas guías seña- Octubre de 1971 y 20 de Febrero de 1973. laron aspectos de forma, de contenido

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9. FINLANDIA c) Evaluación de las leyes mediante Law 420 (1980). la aplicación del cuestionario a

10. FRANCIA fin de registrar las modalidades Loi 92546 (1992) ; Dec 93-1429 (1993). de las variables presentes en los textos. Asignación de un puntaje 11. JAPÓN a las leyes de acuerdo con el National Diet Library Law (No. 5, 1948) y número de aspectos positivos modificatorias hasta el año 2002. encontrados. Jerarquización y 12. MÉXICO clasificación de países conforme a Dec del 23/7/1991. los porcentajes de adecuación de 13. NORUEGA sus leyes a las recomendaciones Act 32 (1989) y Royal decree 25/5/1990. internacionales (Tabla A). 14. NUEVA ZELANDA d) Estudio de la presencia de las National Library Act 1965, Section 30 A, características coincidentes con amended 1994. las recomendaciones internacio- 15. PANAMÁ nales dentro de los textos de las Ley 47 (1946), art. 92, modificado por Ley leyes. Clasificación de las pautas 34 (1995); Ley 11 (1978), art. 8. en grupos de alta, mediana y bajo 16. PERÚ nivel de presencia (Tabla B). Ley 26905 (1997) y Dec. Supremo No e) Aplicación de técnicas de análisis 01798 ED (Reglamento). multivariado de datos (análisis de

17. componentes múltiples y clasifi- Dec- Lei 74 (1982), Dec-Lei 362 (1986); cación automática) para producir Despacho 54 (1982). representaciones en dos dimen-

18. REINO UNIDO siones. Identificación de grupos Legal Deposit Act (2003). de países que muestran en sus respectivas legislaciones caracte- 19. SUDÁFRICA rísticas que los hacen semejantes Legal Deposit of Publications Act (1997). y un similar nivel de cumpli- 20. VENEZUELA miento de las recomendaciones. Ley de Depósito Legal en el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional (1993) y Reglamento Dec. 1975 (1997). 3. Resultados y discusión

b) Definición de 19 variables cate- La tabla A muestra la clasificación de góricas activas y de 2 suplemen- los países en tres grupos, de acuerdo tarias y sus modalidades. Las con la respuesta de las leyes a las reco- variables fueron clasificadas en mendaciones internacionales de modo 3 tipologías: 1) Fuerza y forma general, sin considerar las tipologías. de la legislación (5 variables); El 20% de las leyes analizadas son alta- 2) Elementos del depósito legal mente adecuadas; integran esta cate- (10 variables); y 3) Cobertura goría los países Noruega, Sudáfrica, de las publicaciones (4 varia- Perú y Venezuela, con un promedio bles). Diseño de un cuestionario de adecuación del 83%. El 55% de para ser aplicado a cada texto. los casos posee legislación mediana- (Apéndice 1). mente adecuada; se trata de naciones

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como Portugal, Reino Unido, Cuba, El porcentaje de las guías menos obser- Finlandia, Francia, Colombia, Brasil, vadas también es del 36,8%, (7 de las Dinamarca, Canadá, Benín y Nueva 19 estudiadas). Zelanda, cuyo grado de respuesta Los gráficos 1 a 4 representan la distri- promedio alcanza el 58%. El último bución de los individuos y sus caracterís- grupo de países posee leyes que califi- ticas en el espacio. En los primeros tres caron como escasamente adecuadas, se se identifican grupos de países unidos compone de Japón, España, México, por la similaridad de sus leyes en relación Argentina y Panamá, representa el con las características de cada tipología; 25% de la muestra y el promedio de también se observan los aspectos que adecuación es del orden del 42%. comparten. En el cuarto las naciones se aglutinan por la semejanza de su legisla- Tabla A. Jerarquización de las leyes de depósito legal conforme con la calificación alcanzada en ción en términos de todas las variables su evaluación individual. Clasificación según la analizadas. Sobre esos conjuntos fueron v20-Adecuación. proyectadas las variables suplementarias V20-Adecuación y V21-Año de la ley; % de V20 País f % éstas no determinaron agrupamientos. adec. Adec. Al leer las representaciones de las tres 1 Noruega 85.8 Alta tipologías debe considerarse que la distri- 2 Sudáfrica 85.8 Alta bución de la v20-Adecuación se corres- 3 Perú 85.2 Alta ponde con la nota alcanzada por la ley en 4 Venezuela 77.1 Alta 4 20 la evaluación individual de la totalidad 5 Portugal 65 Mediana de las variables. En general esta variable 6 Reino Unido 62.9 Mediana 7 Cuba 62.5 Mediana distribuye sus modalidades a lo largo del 8 Finlandia 62.5 Mediana eje horizontal –la cualidad disminuye a 9 Francia 60.4 Mediana medida que asciende en coordenadas– 10 Colombia 58.3 Mediana ubicando la categoría intermedia cerca 11 Brasil 55.4 Mediana del centro del sistema, por encima, y 12 Dinamarca 55 Mediana oponiendo los extremos en la segunda 13 Canadá 53.3 Mediana o tercera dimensión. Su lectura ayuda a 14 Benín 52.5 Mediana identificar zonas de adecuación: princi- 15 Nueva Zelanda 50.8 Mediana 11 55 palmente escasa en el primer cuadrante, 16 Japón 49.2 Escasa mediana en el segundo y cuarto, y alta 17 España 46.7 Escasa en el tercero. Por otra parte debe tenerse 18 México 46.6 Escasa en cuenta que las cualidades más posi- 19 Argentina 36.3 Escasa tivas se sitúan con una tendencia siste- 20 Panamá 31.3 Escasa 5 25 mática hacia la izquierda. Esto se verifica Total 20 100 incluso en la distribución de los indivi- duos ya que en las distintas agrupaciones En la Tabla B se jerarquizaron las los países con mejor calificación en la características coincidentes con las evaluación individual están dispuestos, recomendaciones internacionales en general, hacia la izquierda. sobre depósito legal. De la combinación de todas las varia- Las directrices sobre depósito legal de bles (gráfico 4) surgen 5 agrupamientos mediana presencia en las leyes son 7 de países por la similaridad de sus (36,8%). legislaciones.

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Tabla B. Clasificación de las 19 modalidades que representan recomendaciones internacionales sobre depósito legal, según su presencia en las leyes de 20 países.

RECOMENDACIONES Punt. Observación f % V9.Plazo de hasta cuatro meses para depositar 19 Alta v11.El depósito principal es un ente bibliográfico 18 Alta v13.Registro de información bibliográfica 16 Alta v14.El depositario tiene atribuciones 15 Alta v10.Varias entidades depositarias (cooperación) 15 Alta 5 26.3 v16.Concepto publicación amplio 13 Mediana v17.Otros criterios de inclusión 13 Mediana v18.Listado o criterios de exclusión 13 Mediana V1.Especificidad 11 Mediana V2.Flexibilidad 11 Mediana v5.Estr V4.Estructura claramente comprensible 11 Mediana V6.Menciona al menos dos objetivos 10 Mediana 7 36.8 V19.Presenta categorizaciones 8 Escasa v15.Autorización para copias ejemplares 6 Escasa V3.Definición de términos específicos 6 Escasa V5.Mecanismos de cumplimiento con compensaciones 6 Escasa V7. Sujeto obligado definido ampliamente 5 Escasa v12.Existencia de dos colecciones 3 Escasa V8.La forma del depósito incluye el acceso remoto 2 Escasa 7 36.8 Total 19 100

Grupo 1: Perú, Noruega, Sudáfrica Grupo 4: Japón, México y España (15% de la muestra). Son leyes (15% de la muestra) poseen de alta adecuación; en promedio leyes que no responden a un alto alcanzan un 84,7%. porcentaje de las sugerencias sobre depósito legal; el promedio de Grupo 2: Cuba, Francia, adecuación es de 47,5%. Venezuela, Reino Unido, Brasil, Finlandia (30% de la muestra). Grupo 5: Panamá, Argentina y Países poseedores de legislación Dinamarca (representan el 15% cuya adecuación a las recomen- de la muestra). Se integran con daciones podría calificarse fluc- leyes que reflejan un promedio de tuante entre alta y mediana, con adecuación de 40,8%. un promedio de respuesta positiva del 63,46%. Una comparación general de los grupos surgentes tanto del Gráfico 4 como de Grupo 3: Portugal, Colombia, la Tabla A, nos indica que el gran grupo Canadá, Benín y Nueva Zelanda de mediana adecuación compuesto por (25% de la muestra). La legislación 11 individuos se proyecta gráficamente de estos países expresa un grado en dos subgrupos, uno de alta-mediana de adecuación que oscila entre y otro de mediana-escasa adecuación, mediana y escasa; el grupo alcanza los cuales se integran con el 30 y el 25% un promedio de 55,98%. de la muestra, respectivamente.

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La similaridad de los individuos en lares incluidos en la segmentación de cuanto a las variables de las tipolo- las variables. Por citar un ejemplo de gías permitió conocer en qué aspectos cada tipología se destacan las leyes de las leyes de depósito legal aumentan Perú, altamente adecuada en términos o disminuyen su calidad como generales pero no tan buena en cuanto instrumentos efectivos del Control a la fuerza y forma y deficiente en la Bibliográfico Universal. Varias leyes, aplicación de las sugerencias sobre cuya consideración global era alta, cobertura de las publicaciones, mediana o baja, cambian de estatus al contrariamente a lo que sucede con ser sondeadas en los aspectos particu- Dinamarca que se muestra fuerte en

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ese aspecto; se subraya también la ficada como de mediana adecuación, legislación de Benín que pertenece al pero su calificación aumenta en la grupo de grado medio de adecuación primera tipología. en términos generales aunque tiene una de las calificaciones más bajas dentro del rango, posiblemente debido 4. Conclusiones a sus puntos débiles en cuanto a los elementos del depósito legal, en cuya La conclusión que puede ser esbozada tipología calificó como escasamente a partir del estudio es que las reco- adecuada. La ley de Portugal fue cali- mendaciones sobre depósito legal han

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sido medianamente adoptadas por los y preservación de los ejemplares; en países. No todos los países aplican en consecuencia, también explicaría su legislación de depósito legal la tota- el origen de los huecos o blancos lidad de las recomendaciones emitidas que pudieran existir en las colec- desde 1977 a la fecha. ciones nacionales. El modo efectivo Casi el 100% de la muestra posee de depósito legal de los documentos leyes de depósito legal que, en general, electrónicos on-line es un tema que contienen las recomendaciones de mantiene preocupada a la comunidad alta observación; éstas corresponden bibliotecaria internacional; esto se exclusivamente a la segunda tipología evidencia en la profusión de estu- de variables, referidas a los elementos dios al respecto, a pesar de lo cual la del depósito legal, y representan el adecuación de las leyes en este sentido 26,3% de la totalidad de las sugeren- se encuentra retrasada. cias consideradas en el estudio. Entre Es importante señalar que la legisla- un 80 y 85% de la muestra –países ción de Panamá y Argentina aparece que poseen leyes de mediana y escasa como escasamente adecuada en todos adecuación– cumple, en general, con los análisis, con un puntaje relativo las recomendaciones de alta y mediana inferior al 40%. Ambas naciones observación –que representan un 63% se encuentran aún despojadas de la de las directrices anotadas–, pertene- bibliografía nacional, lo cual podría cientes principalmente a la primera y demostrar la estrecha relación entre tercera tipología de variables (Fuerza estos dos componentes del CBN. y forma de la legislación y Cobertura Nuestro estudio acerca de la adecua- de las publicaciones). Pero solamente ción de las leyes de depósito legal a entre un 15 y un 20% de la muestra, las recomendaciones internacionales porcentaje compuesto por países de originadas en 1977, y evolucionadas alta adecuación, aplica, además de las hasta nuestros días, encontró las recomendaciones anteriores, también respuestas a las preguntas formu- las pautas señaladas como de escasa ladas en la introducción dentro de los observancia –36,8% del total–, la textos de las leyes. Muy poco pueden mayoría de ellas perteneciente a la expresar estas unidades de análisis segunda tipología (Elementos del sobre su puesta en práctica; toda depósito legal). interpretación de los textos llevada Las recomendaciones de escasa a cabo en su aplicación, quedó fuera observación son importantes porque del análisis. Sus resultados conducen a refieren a la claridad del texto para suponer cierta lentitud por parte de los mencionar la cobertura, para definir países en el proceso de formalizar los términos que permitan que sea criterios sugeridos. comprendida y aplicada correcta- mente y para lograr la preservación de todos los tipos de publicaciones. (*) Universidad Nacional de Mar del Su escasa aplicación conduce a inferir Plata. República Argentina. un panorama legislativo internacional cbazá[email protected] caracterizado por cierta debilidad para cubrir formalmente el amplio espectro de publicaciones y asegurar la reunión

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BIBLIOGRAFÍA

• Lunn, Jean (1988). Recomendaciones para legislación de depósito legal. – Madrid : Ministerio de Cultura, Dirección general del libro y bibliotecas, 1988. – 31 p. – (Informes, normas y recomendaciones) ; 2). Estudio realizado para el PGI y UNISIST (Unesco). Traducción de Alicia Girón. • ICNB (1977). Congrés International sur les Bibliographies Nationales [Unesco/PGI/FIAB]. (I : París : 1977). Rapport final. – Paris : Unesco, [1978]. – (PGI/77/UBC 3). • ICNBS (1998). “The Final Recommendations of the International Conference on National Bibliographic Services”. – En: International Conference on Bibliography and National Services (Copenhaguen : 1998). www.ifla.org/VI/3/icnbs/fina.htm. (consulta del 23/1/2000). • Lariviére, Jules (2000). Guidelines for legal deposit legislation. – París : Unesco, 2000. – En: www.ifla.org/VII/s1/gnl/legaldep1.htm (consulta del 18/11/2000). • LDEP (1996). The Legal Deposit of Electronic Publications. – París, UNESCO, 1996. – 42 p. – (Cll- 96/WS/10). – Prepared by a CDNL working group chaired by Brian Lang.

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Anexo 1. Cuestionario para aplicar a las leyes.

a) PRIMERA TIPOLOGÍA: FUERZA Y FORMA DE LA LEGISLACIÓN Puntos

V1) Especificidad de la ley. 1) Es una ley específica 1 2) Es parte de otra ley 0 Información complementaria: • Es parte de la ley de biblioteca nacional • Es parte de la ley de derecho de autor • Declara que el depósito de copias no tiene relación con la protección del derecho de autor • El incumplimiento del depósito de ejemplares afecta el derecho de autor

V2) Flexibilidad de la legislación ante los cambios. 1) Se compone de un cuerpo principal con reglamentos donde hay especificaciones (flexible) 1 2) Se compone de un cuerpo principal sin reglamentos (menos flexible) 0

V3) Definición de términos específicos. 1) Define algunos términos importantes en el articulado. 1 2) No define términos 0

V4) Estructura de la ley. 1) Clara 1 2) Medianamente clara 0,5 3) Confusa 0

V5) Mecanismos que faciliten el cumplimiento de la ley. ¿La ley incluye alguno de los siguientes? • Compensaciones (rebaja de impuestos, gratuidad del registro, envío sin cargo, reintegro del valor de los ejemplares, registro de productores) • Controles (asignación del número de depósito legal, declaraciones juradas de los productores, inspecciones) • Sanciones (multas). 1) Compensaciones, controles y sanciones 1 2) Controles y sanciones 0,5

b) SEGUNDA TIPOLOGÍA: ELEMENTOS DEL DEPÓSITO LEGAL Puntos

V6) Objetivos. Menciona alguno de los siguientes objetivos: • Constituir y acrecentar la colección de publicaciones nacionales • Favorecer la elaboración de la bibliografía nacional (Repertorio) • Preservar los ejemplares para las generaciones futuras y garantizar el acceso con fines de investigación. 1) Alude a los tres 1 2) Alude solamente a dos 0.66 3) Alude solamente a uno 0,33 4) No alude a ninguno 0

V7) Definición de los sujetos obligados (productores de publicaciones). 1) Los define ampliamente, como para abarcar a todos los posibles productores (ampliamente) 1 2) No los define, sólo enumera algunos (restringidamente) 0

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V8) Forma de efectuar el depósito. 1) Entrega de copias y acceso del depositario al material on-line. 1 2) Solamente a través de la entrega de copias. 0,5 Información complementaria: • ¿Cuántos pide? Solicita distinta cantidad de copias para material impreso que para no impreso o especial.

V9) Plazos para efectuar el depósito a partir de la fecha de publicación. 1) Hasta 4 meses 0 2) Más de 4 meses 0 3) No especifica 0

V10) Entidad depositaria. 1) Identifica una sola entidad depositaria (responsable de la recepción y cuidado de copias). 0,5 2) Identifica varias entidades depositarias (bibliográficas y especializadas) 1 3) No menciona entidades depositarias 0

V11) La entidad depositaria principal es: 1) La Biblioteca Nacional o un organismo bibliográfico similar 1 2) Un ente no bibliográfico 0

V12) Destino de las copias. 1) Menciona la existencia de dos colecciones (consulta y preservación). 1 2) No indica existencia de dos colecciones. 0

v13) Registro de información bibliográfica. ¿El depósito se acompaña de un formulario, o el depositario extiende un recibo al depositante donde figuran los datos principales de la publicación? 1) Sí 1 2) No 0

v14) Atribuciones del ente depositario. ¿La entidad depositaria tiene autoridad para establecer mecanismos de fiscalización y de sanción que faciliten el cumplimiento de la ley? 1) Sí posee 1 2) No posee 0

v15) ¿La entidad depositaria está autorizada para hacer copias de los ejemplares, con fines de seguridad y preservación (a pesar de lo dispuesto por las leyes de copyright)? 1) Sí 1 2) No 0

c) TERCERA TIPOLOGIA: COBERTURA DE LAS PUBLICACIONES

V16) Concepto de Publicación 1) Define correctamente el término Publicación (por comprensión) 1 2) Define Publicación por extensión en forma amplia 0,50 3) Define Publicación por extensión en forma reducida 0,25 4) No define Publicación 0

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v17) ¿Menciona otros criterios de inclusión, además del de territorialidad? 1) Sí 1 2) No 0 Información complementaria sobre los criterios de inclusión mencionados: • Territorialidad (afecta publicaciones que fueron producidas en el país). Se contempla por defecto. • Publicaciones extranjeras producidas por editor residente en el país; • Publicaciones extranjeras de autor nacional; • Importadas: publicaciones extranjeras que ingresan al país para la venta • Neutralidad con respecto al contenido de las publicaciones a fin de evitar la censura (moral, política, religiosa, etc). • Variaciones de contenido (ediciones abreviadas, corregidas o aumentadas) • Variaciones de lengua (traducciones) • Variaciones de formato (presentación en otro soporte, braille) • Otros. ¿Cuáles? v18) ¿Contiene un listado de exclusiones o menciona los criterios de exclusión? 1) Sí 1 2) No 0 Información complementaria sobre los criterios de exclusión mencionados: • Declaración a favor de la censura. • Variaciones de formato (presentación en otro soporte) • Otros. ¿Cuáles?

V19) Categorías dentro de las cuales aparecen nombradas las publicaciones. 1) Categorías de Lunn 1 2) Categorías de Larivière 1 3) Otra categorización 0,5 4) Enumeración sin categorías 0 5) Omite listado 0

SUMATORIA DEL PUNTAJE ALCANZADO POR LA LEGISLACIÓN: d) VARIABLES SUPLEMENTARIAS

V20) Adecuación de las leyes a los recomendaciones internacionales. 1) Alta adecuación 2) Mediana adecuación 3) Escasa adecuación

V21) Año de la ley (existencia y revisión del texto): 1) Anterior a 1977 (no influenciadas por las recomendaciones) 2) Aprobada entre 1977 y 1998 (posiblemente influenciadas por ICNB 1977 y estudios posteriores hasta 1998) 3) Aprobada después de 1998 (posiblemente influenciadas por del ICNBS 1998 y estudios posteriores).

OBSERVACIONES:

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Yánover, un hombre de armas Por Esteban Dubarry

Admito (conjugar el verbo confesar es dema- y no carente de poesía, José María Ramos siado revulsivo) que nunca conocí a Héctor Mejía, en La locura en la historia. Yánover Yánover. Pero toda lamentación es inútil afecta lo noble, lo querido y lo misterioso. y, quizá, hipócrita. Yánover es una imagen Seguramente Ramos Mejía le habría diag- que me trasfieren quienes lo anhelan, por nosticado locura al paciente Yánover... y su devoción por los libros, porque vivía viceversa. En ambos, sería un elogio recí- “por” ellos y no “de” ellos. Yánover, en proco. ¿Hay que estar loco para saber qué el presente invasivo, es su lírica de la cual es la locura? ¿Quiénes son locos?, ¿los que estuve distanciado para eludir a la nostalgia, quieren curarse? ¿O los que quieren vivir en a todo lo inmutable que supone lo trascen- la locura? ¿No es pasible de ser sospechado dente. Es un poeta inexorable, no con la de locura el joven lector y poeta Yánover, intención de atenuar la eficiencia biblio- que vino desde la bucólica Alta Gracia para gráfica, la aridez de la topografía bibliote- ser distraído cancerbero de una librería en la caria, la memoria compulsiva de librero y alienante Buenos Aires? Loco él y el librero la angustia terminal de un ser que vende –que causalmente se llamaba “Locos”–1 al libros como una forma de muerte, sino por consignar a un joven semental a cuidar un aquello que algunos mortales llaman genes harén. En ese lugar “sentí el flechazo; sí, ese y otros, menos mortales, alma. era mi lugar bajo el sol; allí se unió el amado Antólogo, librero, funcionario en tiempos con la amada”.2 Ese joven nunca abjuró de contraculturales, tenía amigos y enemigos la posibilidad de seducir y de ser seducido. inevitables. A pesar de su impronta, tal vez Desafió a Borges, que en El Hacedor impone: por ella, transitaba espacios discordantes; “No hay cosa en el mundo que el tiempo tenía su librería en un lugar tan poco no borre o la memoria no altere”. Todo austero como Recoleta, con un nombre poema recuerda a Yánover. En la acepción tan escasamente progresista como Norte. etimológica de “recordar”, que sostiene que No en Puán, próximo a Filosofía y Letras. la memoria fluye desde el corazón. Su negocio (nunca tan mal aplicado el La poesía es la conciencia tranquilizante término) confronta con la nulidad poética de la muerte y la negación movilizadora de una Facultad de Ingeniería diseñada del olvido. Yánover inspira el deseo de desde un sueño infinito de catedral gótica, dejarnos alcanzar por la poesía, para que de realidad interrumpida; y los godos no nos olviden, para escribir 3: tenían vocación por la aspereza de la épica, no por las reminiscencias de la lírica, [...] aunque la épica no pertenecía a la alte- Pero el amor fue un llanto ridad de Yánover, era su esencia, porque Unas ganas tremendas de morirse a su en un poeta los condicionantes ambien- arribo tales son estímulos crecientes y agonales: Tan sólo eso y se ha ido Esa es la tarea del hombre: pelear contra Tan sólo eso fue el mar; la nada que lo asedia, que lo acosa, un dolor menos que entender lo mata, lo desgarra... Para esa pelea entre tantos dolores que jamás entendimos. nuestra arma es el libro, la Biblioteca.

Su figura de trazos quijotescos, excedía la NOTAS apariencia física y era asimilable a un modo de andar por la vida. “La locura afecta 1. Yánover Héctor: Memorias de un librero. Buenos Aires, Anaya & Mario Muchnik, 1994, p. 31. lo que el hombre tiene de más noble, de 2. Idem, p. 29. más querido y al mismo tiempo de más 3. Fragmento del poema: “Siempre creí que un día cuando misterioso”, postula desde un positivismo el amor llegara”, Héctor Yánover. Antología poética. taxativo –casi una tautología, que es válida– Buenos Aires. Fondo Nacional de la Artes. 1996. p.47

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