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Nosferatu. Revista de cine (Donostia Kultura)

Título:

Autor/es: Rubén Lardín

Citar como: Rubén Lardín (2002). DUCCIO TESSARI. Nosferatu. Revista de cine. (41).

Documento descargado de: http://hdl.handle.net/10251/41307

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Entidades colaboradoras:

Unu 11istola para Ringo

• • a aportación de Duccio Tessari al westem euro­ peo tiene varios frentes ucc1o essar1 de importancia. Además de haber fi rmado alguno de los títulos con más éxito dentro y fuera de su país, es conocida su ]ugw~ a vaqueros colaboración en el guión de Por un puñado de dólares/ Per un pugno di dollari (, 1964), la película que desencade­ nó el fe nómeno, pero el apunte /Juccio 'liwsrmJ\ l.'uro¡){Jko "t':.lt'l'llari ep:/11 :.ion l'kWlJl'llflk más interesante de su localización !!.:a rm111 :.i:.ko a lrkrr /¡' /)(1 1 /m úw !1:t•li iuf-!.n arlit•m :l t'/1 rlu . Rere entre los hacedores del eurowes­ < ' ( tem se encuentra en su autocon­ herrio ldmrc•n bwTuw 1 no fu':. kw 1¡u JW 1 nrmk os/ u fu 11 HIÚ•t wl ukou ciencia, al respecto ele esas apor­ Ó111 :./1/PII jiftJII't'luko /I(J/fll /¡miJo f-!.·l'iu'rt ~!..'OI'I'II !.!..Ú/niu idatzi i:.m1o:. • l l \,. taciones, ele artesano, de relector. !!-WÚ. t•.mtnnko Per fl/1 pup.:uo di dollari (.'';t't(!./o f.t•mfe. 1%-f). En su lucidez como manipulador de un juguete ajeno. "El Oeste p.:t•rtoflori hum llllll::.rt/11 :./WIIjilmrl. E.unmT ~ ItTilill'i t'gtil ::. ion siempre había sirio para nosotros l'kot¡Jt'nik intl'n'spJII'IÚ'IIfl, l iw ¡Ji. .,· tola fJl'l' Hingo l'lu JI n•/orno 1111 sue1/o de i1¡(ancin" ( 1). di flillf!.'O rlt/Jttkrw rlugu. hij/llllelru!lwn· oktoreji>tii.IWt izonduko Giulionn (/rmmo i:.ruuk pmlag()fu:sto. Duccio (Amedeo) Tessari nació en Génova el 1 1 de octubre de 1926. Sus ai1os como aficionado los dedicó a fa scinarse con el cine de John Ford, Howard Hawks, Henry Hathaway y otros clásicos, Rubén Jardín aunque luego declararía que éstos

······Ii·I NOSFE RAT U4 1-42 no influyeron en absoluto en su Leone dirigió su mayor parte. bo; Akira Kurosawa, 1961 ), la pe­ trabajo como director. Sí lo hicie­ También habían escrito juntos el lícula cuenta la hi storia de un ron De Sica y Visconti , a quienes guión ele El coloso d e Rodas/Il hombre anón imo, un forastero, reconocía como sus principales co losso di Rodi (Sergio Leone, que sirve como mercenario a dos maestros y como las sensibil ida­ 196 1) , uno de los mayores éxitos fam ilias enfi·entaclas. Di luidas sus des a las que se sentía más cerca­ del peplum, así que cuando el ro­ aportaciones en la noche de los no. En los primeros años cincuen­ mano se dispuso a rodar la que tiempos y en la apabullante perso­ ta se ocupó como cmneraman y sería piedra fundacional del wes­ nalidad cinematográ fi ca de Leone, director de documentales en su tem ital iano, parecía razonable podríamos intuir a Tessari en mu­ ciudad nata l. Poco sabemos de contar con Tessari para la redac­ chos elementos de la película, esa etapa, hasta que, tras licen­ ción del libreto. A ell os se suma­ tanto en la ironía que recorre el ciarse en Quími cas, se traslada a ría Fernando Di Leo, desde en­ metraje, como en el hecho del an­ Roma con la intención de profe­ tonces gui onista pluriempleado y tihéroe cansado o en los apuntes sionalizar del todo su pasión por pronto realizador con especial in­ de dua li dad . "Nosotros no éramos el cine. All í se embarca en títulos terés en lo policiaco. americanos, para nosotros no de los llamados ele "de espada y existía esa distinción entre el bien sandalia", los famosos peplwns, La génesis ele Por un puiíado de y el mal, entre lo blanco y lo ne­ cintas de ambientación histórico­ dólares es bien conocida. Con as­ gro" (3). Cotejando declaraciones mitológica que vivían su etapa de cendencia en Cosecha roja, la no­ de los imp li cados, puede darse mayor gloria. Tessari participa en vela ele Dashi ell Hammett, y consi­ por definitivo que la labor de Tes­ los guiones (y muchas veces asis­ derada con justicia un remake -pla­ sari (que e n cierto momento te al director o coord ina la segun­ gio (2)- de Mercenario (Yojim- abandonaría la escritura por razo- da unidad) ele películas como Pezzo, capopezzo e capitano/ Kononenser cnad e (Wolfgang f'l Staudte, 1958), La rebelión de GIULI ANO GEMMA los gladiadores/La rivolta dei g ladiatori (Yittorio Cottafavi, FERNANDO SANCH O 1958), Cartago en llamas ( Car­ tagine in flamme; Canni ne Gallo­ ne, 1959), Messalina, venere imperatrice (Yittorio Cottafavi, 1959), E reo le al e entro della te­ rra (Mari o Bava, 1961) o Puños de hierro (l'vfa ciste coutro il vampiro; Giacomo Gentilomo, 1961). Se convierte así en uno de los escritores más prolíficos de este subgénero del cine ele aven­ turas, y en 196 1 pasa a la direc­ ción con pleno conocimiento del peplum, renovándolo en la aplica­ ción de cierto tono paródi co y lo­ grando ya un clásico con su pri­ mera película: Los tita nes (Arri­ vauo i titaui), protagonizada por el que ya será inseparable de la fi lmografía del director, Giu liano Gemma.

Tessari había coincidido con Ser­ gio Leone en títulos como Rómu­ lo y Remo (Romolo e Remo; Ser­ gio Corbucci, 196 1) , que ambos escribi eron, o en Lo s últimos LORELLA DE LU CA · NIEVES NAVARR O ANTONIO CASAS días de Pompeya/Gli ultimi ,.,...... ·. JORG E MARliN giorni di Pompei (Mario Bon­ DUCCIO TESSARI nard, 1959), de la que parece ser '. '

NOSFERATU 4 1 -42 167 ' ' Una pistola para Ringo

Gemma encarna a un fanfarrón con chaleco y corbata ele lazo, un sabelotodo y un dechado ele civil i­ zación práctica. Su personaje no va armado, bebe leche para vivi r más tiempo y es apodado "Cara de Ángel". Los tópicos son vira­ dos hasta una imagen simpática del héroe, un pistolero ele ci ne fa­ mi liar para el que, sin embargo, dicen, tampoco ex iste valor algu­ no más allá del interés propio: ni honor, ni lealtad, ni justicia. Men­ tira: la empresa de Ringo se salda­ rá a favor del orden establecido, lo que hace de él un papanatas mediocre y poco fi able en su re­ beldía. Ni siquiera es nobleza. Con perspecti va, el único spag­ hetti que nos ha de interesar, el influyen te, es el que en su época se criticaba como gratuito, insano y grosero. El resto fue pura mo­ rralla. Hoy, en plena dictadura éti­ ca de fa lsa izquierda, lo zafio y lo bruto son valores a recuperar como resistencia. Y la pri mera aventura ele Ringo era blanca y nes desconocidas) se limitó al tra­ henes. Fuentes y los suyos han desagradable en su amabilidad. tamiento y luego a la caracteriza­ saqueado el banco del pueblo y ción de personajes y psicologías. Ri ngo tendrá que in troducirse en Una pistola para Ringo es un Como fuera, su nombre quedó el grupo con malas artes para ma­ westem de cartón-piedra. Aunque para los cinéfilos (aunque en reali­ nejarlo desde dentro. suene redundante hablando del dad nunca fue acredita do) como su bgénero, hay que decir que los uno de los pad res del spaghetti­ Decía Tessari que la principal di­ personajes son maniq ueos como westem. A partir de ahí, la inspira­ ferencia entre él y Leone era que nunca, la muerte se banali za de ción deri vada sería tón ica y pro­ Leone se creía lo que hacía. manera inconsciente y escandalo­ secución natural del subgénero. El "Cuando él hace un western cree sa ("No llores 1111nca por un caso es que el prim er western en las pasiones que atormentan a muerto, no sirve de nada") y las como director de Tessari, al año sus personajes, se sumerge en 1111a pretendidas sentencias son insus­ siguiente ( 4), tendría más de un realidad america11a, mie11tras que tanciales y gratui tas. Se llega a pu nto en común con Por un pu­ yo siempre me sie11to un director decir que Dios creó a los hom­ ñado de dólares. de raíces culturales proflmdamen­ bres iguales y un colt los volvió te europeas" (5). di stintos, o que, de ir armado, a Escrita por el mi smo Tessari, Al­ Cristo no lo habrían matado. Los fonso Balcáza r y, de nuevo, Fer­ Acaso por esas razones, la ideolo­ acontecimientos se desarrol lan nando Di Leo (éste sin ac reditar), gía y las formas de Una pistola an tes de Navidad, augurando la Una pistola para llingo/U na pis­ para Ringo son mucho más co­ violencia inmediata y previendo la tola pe¡· Ringo ( 1965), copro­ bardes que las de Leone. Como el paz y el silencio final de las pisto­ ducción ita lo-espailola, se centra hombre sin nombre de Por un las. Todo es facilón, todo suena a en la aventura de Ri ngo (cuyo puñado de dólares, Ringo, al ha­ algo y ni siquiera se apela a lo nombre estaba tomado del pistole­ cer creer a Fuentes que está de su emocional para lograr un produc­ ro real Johnny Ringo), quien, tras lado, juega a dos ba ndas, pero, a to consistente. Sólo cierto sentido ser deten ido por disparar a unos diferencia de Clint Eastwoocl, que del humor, rústico y penoso, se fo raj idos, hace un trato con el se ganaba al espectador medi ante encarga de dar entidad a un per­ sherijf de Quemado para disgre­ el carisma del desarraigado (alter­ sonaje insoportable que tiene el gar a la banda de Fuentes (Fer­ nando el underplaying con la dudoso honor de titular su pelícu­ nando Sancho) y li berar a sus re- mu eca cataplásmi ca), Giu liano la. Y es en realidad Morricone,

·····¡r¡·Il·I NOSFERAT U4 1 -42 como en tantos westerns, quien que sirvió para que Tessari de­ mado Ringo-, ele regreso a Mim­ dota de cierta fu erza al ritmo co­ mostrase por qué está considera­ bres, su pueblo natal, después de rrecto e incluso esmerado pero do uno de los directores de wes­ la Guerra Civil. A la vuelta se en­ poco interesante de Tessari. Fra­ tems de sintaxis más correcta a cuentra con que los bandidos seas musicales apuntalan escenas este lado del Atlántico, el guión, Paco (George Martín) y Esteban de tránsito, y melodías de épica firmado por él mismo junto a Di Fuentes (Fernando Sancho) han radical (triste o alegre) adri zan ca­ Leo (sobre argumento del primero tomado el lugar, reivindicándolo balgadas planas y alguna defun­ y de Balcázar), contiene una can­ como zona mexicana. El sherifl ción. Sin embargo, y he aquí la tidad apreciable de valores y deta­ está sometido, y la antigua novia paradoja, es esa dejadez general, lles, tanto humanos como cinema­ de Ringo (, esposa esa apropiación de los códigos tográficos, y un empaque de obra real ele Tessari) deberá casarse norteamericanos desde el descui­ que la hace, además del mejor con uno de los mexicanos, que do de la seri e B, ese desinterés westem de su autor, un tíhilo im­ también son responsables ele la por ideolog ías baratas como las prescindible en cualquier antolo­ muerte del padre el e Ringo. El que defini eron a Leone, esa entre­ gía del género en su vertiente eu­ protagonista oculta su auténtica ga al entretenimiento sin panfletos ropea. personalidad en el pueblo, en don­ ni es ti 1i smos, lo que se conjura ele se le da por muerto. Por mo­ como lenguaje y hace de Una pis­ Aquí (que en mentos parece un depresivo en­ tola para Ringo la más "madura" vista del éxito decide abandonar tregado al alcohol y a la apatía, de las tempranas piezas de l su anteri or seudónimo ele Mont­ pero en su calma se fragua un subgénero, cerrando un primer gomery Wood) es el capitán ele la estallido final que pondrá las co­ círculo que se aproxima, casi con Unión Montgomery Brown -lla- sas en su sitio. sustrato paródico, a iconos del auténtico westem americano, a la vez que asume, con sólo un año de perspectiva, lo que ya es reno­ vación de una mitología a la vez que fenómeno de masas. Efecti­ vamente, la película arrasó en las taquillas de ltalia (en parte impul­ sada por el tema principal, Angel Face, de Mauricio Graf, situado rápid amente en las listas de éxi­ tos). En el resto de E uropa fun­ cionó estupendamente y fue un acontecimiento en Estados Uni­ dos, donde hasta 1967 no llegaría la trilogía de los dólares. Los nor­ teamericanos no tenían más re­ medio que ceder a la evidencia y estrenar en su país ese cine que parecía parodiarles y que, preci­ samente por eso, les resultaba al­ tamente disfrutable. Tessari ya se había coronado, con una película mediocre, como uno de los pa­ dres del spaghetti-westem.

El realizador volvería a la carga a fi nales del mismo año con E l re­ GIULIANO GEIVINIA · FERNANDO SANCHO torno d e Ringo/11 ritorno di LORELl!X DE LUCA · ANTONIO CASAS Ringo (1966), que en realidad no Nlt1rS NAV4RPO tiene nada que ver con la anteri or más que en su reparto, equipo de l IOl(.10H OUCC IO TESSARI ''""' '"''110 O. TESSARI V F. DI LEO producción y en un tíh1lo convo­ ···"ll"''' EN NIO MORRICONE cador del anteri or éxito. Pero la secuela es mucho más interesante que su antecesora. Además de

NOSFERATU 4 1 -42 Un tren 11aru Durango Tessari ya ha adquirid o toda la madurez cinematog ráfica de la que será capaz. E l retorno d e Ringo vuelve a repetir el éxito de su predecesora, pero el director decide abandonar al personaje y divagar, con resul tados desigua­ les, por géneros diversos: la ac­ ción ris ible -Kiss Kiss- Bang Bang (1 966)-, la fantasía -Per amo re... per magia ( 1967)-, la comedia latina - Mejor v iud a que ... (Meglio vedova, 1968)- o e l thriller sórdido - 1 bastardi ( 1968)-. Por entonces ya hace tiempo que la crítica se refiere al spaghelli como subgénero abe­ rrante para públicos analfabetos: "El fenómeno más impresionante de pobreza cultural, artesanal y mental, está representado por el western all ' ita liana. ( .. .) Los wes­ terns llegados después de las pri­ meras tentativas de Leone y Tes­ sari son, sencillamente, 1111a mier­ Si de Una pistola para Ringo ros spaghell is de sustrato fantas­ da" (7). Tessari volverá al géne­ siempre se ha hablado como de magórico, mucho antes de la de­ ro, pero sus contribuciones des­ una versión libre de la Odisea, cadencia del subgénero. En el pués del díptico de Ringo ya se­ ahora sería el mi smo Tessari pueblo de Mimbres el aire está rán prescindibles y básicamente quien reconocería El retorno d e contaminado por volutas; la para­ referenciales. Tras colaborar en el Ringo como una revisión volunta­ fernali a católica campa a lo largo guión de Un tren para Dtu·ango/ ria del epíl ogo de la obra de Ho­ de la historia con intenciones per­ Un treno per Durango (Mario mero. Ulises volviendo a casa con turbadoras, y se introduce un per­ Caiano, 1967), a finales de la dé­ Penélope tras la guerra troyana. sonaj e espléndido e inolvidable, el cada lleva a la pantalla un guión Una lectura del mito reformulada inventor doméstico y florista Mio­ escrito en colaboración con Ennio a través de otra mitología, la del sotis (6) (el gran Murriz Branda­ Flaiano y Giorgio Salvion i, y en­ westem. Tessari no abandona su riz, "Pajarito"), que acogerá a Rin­ clavado del todo en la comedia. estil o artesano, deudor de los go en su casa llena de ingenios Fechada el mismo año en que g randes americanos, y aunque mientras el resto del pueblo nin­ George Roy Hill presenta Dos nunca será tan extremo en sus gunea al recién llegado. Como en hombres y un d estino (Butch formas como Leone, ofrece igual­ la primera películ a del personaje, Cassidy and the Sundance Kid; mente, med iando armas propias, Ringo establece el orden en el lu­ 1969), Vivos o preferiblemente una traslación mediterránea de l gar, pero esta vez sus mafías se­ muertos/Viví o preferibilmente género. Ringo es otro de esos fo­ rán expeditivas, orgullosas y por mor ti ( 1969) cuenta la historia de rasteros anónimos, la gente no le causas personales (el hecho de dos hombres incompatibles (Giu­ reconoce tras su regreso del fren­ que para la batall a fi nal recupere liano Gemma y el campeón pugi­ te: "Es lo que le pasa a quien no su uniforme militar es una forma lístico N ino Benvenuti), condena­ es nadie: se parece siempre a al­ obvia de iconogra fi ar al héroe; no dos a convivir durante varios me­ guien y nadie se parece a él". Y creo que quepa hacer lectura polí­ ses en cumplimiento de la última las leyes básicas del Oeste, como tica). Ringo es, ahora sí, uno de voluntad del padre de ambos para el no disparar a un hombre desar­ esos hombres vali entes que defi­ poder acceder así a su herencia. mado, se qui ebran sin miramien­ nieron el westem hi spano-itali ano Ambientada en los últimos años tos. El ritmo interno de las esce­ con conciencia viril, prefigurando del Oeste americano, con la llega­ nas, muchas veces empeñadas en toda una tradición de cine fascista da del automóvil y las cámaras lo atmosfé ri co, casi fl emáti cas en norteamericano que se di !ataría fotográfi cas, en la acción se desa­ ocasiones, logra un tempo global hasta finales de los ochenta y que rrolla el secuestro bobo de la hij a denso, de muerte presente, ha­ hoy, con perspecti va irónica, nos de un banquero (Sydne ), y ciendo de éste uno de los prime- resulta irresistible. todas las situaciones se supeditan

•••••f.i¡•I NOSFERATU41-42 al supuesto efecto cómico y al re­ nombre de esos hombres, y Lo­ leyendas hispanas, el realizador focil e en tópicos fáciles y grue­ soja está preso en Yuma. Czar, en rueda con soltura un guión ajeno sos. Vivos o preferiblemente colaboración con una periodista (Giorgio Arlorio) que mezcla la muertos es algo así como una irlandesa (Lynn Redgrave), libera aventura de capa y espada con el miseria cinematográfica que no a Losoja. Tras acceder al oro, westem de ambientación mexicana alcanza cotas ni de vodevil. éste les es arrebatado por los sol­ (aunque rodado en Espai1a). Alain dados del general Vargas, por lo Delon, que ya había trabajado con Tras tantear de nuevo el thriller que no verán otra solución que Tessari dos años antes en Tony duro con Asesin a da ayer (La aliarse con los revolucionarios Arzenta (1973), encarna al Zorro morte risa/e a ieri sera, 1970) y para recuperarlo. Viva la muer­ y produce la películ a para -a decir probar suerte en la moda del gia­ te.. tuya! nos remite, como road­ de Carlos Aguilar (8)- complacer llo fi rmando Una mariposa con movie de sexos, a Dos mulas y a su hijo, gran admirador del per­ las a las ensangr entadas (Una una mujer (Two mules for sister sonaje. El Zorro ( 1975) no deja fmfalla con le ali insanguinate, Sara; Don Siegel, 1970), y tam­ de ser una nueva historia para to­ 197 1), el realizador aporta otro bién recuerda a El bueno, el feo dos los públicos en la línea habi­ western, Viva la muerte ... y el malo (1/ buono, il bruto, il tual del personaje o de otros ¡tuya!/Viva la muerte ... tua! cattivo; 1966), de Sergio Leone, y como El Tulipán Negro/La tuli­ ( 197 1), esta vez en triple copro­ a Los compañerosNamos a ma­ pe noire (Christian-Jaque, 1964), ducción España-Italia-Alemania, tar, compañeros ( 1970), que al que también diese vida el actor con guión de tirma multitudinaria presentase el año francés. Persecuciones a caballo, (el propio Tessar i más Dino anterior, tanto en la presencia de emboscadas, pasadizos secretos, Maiuri, Massimo De Rita, Marce­ Wallach y Nero, protagonistas de el pueblo oprimido, clasismos llo Coscia, Juan de Orduña y aquéllas, como en la politización burlados, humor blanco, roman­ Günther Eber), sobre una novela, argumental con la revolución ce, acrobacias y los inevitables The kil/er j/'0111 Yuma, del fecun­ mexicana por escenario. La pelícu• duelos a espada. Amén de un par do y especializado Lewis B. Pat­ la, pese a su funcionalidad, no deja de canciones apoteósicas, Zorro ten. Un moribundo hace saber a de ser una derivación menor -y de­ is back y To you, mi chica, com­ Czar (Franco Nero) de la existen­ liberada- de los éxitos de turno. puestas por Duncan Smith y los cia de un tesoro escondido, el hermanos De Angelis e interpreta­ mapa completo de cuya localiza­ En 1975, con el género práctica­ das por Oli ver Onions (sic). La ción está tatuado en la espalda de mente mue1io, Tessari lo tienta de películ a cuenta con medios, está dos hombres. Sólo el mexicano nuevo de forma tangencial. Am­ bien resuelta y denocha una salu­ Losoja (Eli Wall ach) conoce el parado en una de las más famosas dable frivolidad, pero ti ene poco

Viva la muerte ... ituya!

NOSFERATU 4 1 -42~~~~····· interés, más allá de lo anecdótico, cine del Oeste que aquí tratamos, 3. Ibídem. en una historiografía purista del se empet'i ó siempre en lo que pa­ westem (incluso del westem bas­ rece demérito pero es lucidez: 4. Antes participaría en otro guión de género: Siete pistolas para los tardo que nos ocupa). "No había una intención clara o 1\IcG rcgor/Sette pistole per i 1\la­ precisa. ( .. .) La desmitificación cGrcgor (Franco Giraldi, 1965), resc­ El último acercamiento de Tessa­ es una actitud pummente ila/ia- ilada en el capítulo dedicado a Franco ri al género, recuperando a un ta­ 110, más allá de los westems. No Giraldi, unas páginas más adelante. lludito Giuliano Gemma como ca­ era nuestm intención; pam liOSO­ beza de reparto, no es siquiera Iros era normal escribir historias 5. Citado en Bruschini, Antonio; Tentori, Antonio: IVestem a/l'italiana. The specia­ una regresión. Tex e il signore del Oeste de la manera en que lo lists. Glittering lmages. Italia, 1998. degli abissi (1985) trasladó a la hicimos" (1 0). pantalla las aventuras de Tex 6. La miosotis, también llamada "no­ Willer, el popular ranger creado meolvides", es una planta que produce en forma de cómic por el guio­ NOTAS unas Oores que se consideran un símbo• nista Gian Luigi Bonelli y el dibu­ lo amoroso y de ti del idad. jante Aurelio Galleppini a finales J. En el fanzine lf'estems ... a/l 'italicma! Duccio Tessari, memorial issue; entre­ 7. Fofi, G.: "Eclipse du cinéma italien", de los años 40. Tessari mezcló vista a cargo de Lorenzo De Luca rea li­ en Positif, no 87. Septiembre de 1967. aquí el westem tradicional con zada en 1986. Edición de Tom Betts. elementos estrictamente fantásti­ La misma entrev ista apareció original­ 8. Según recoge en su Guía del vídeo­ cos. Tex y los suyos se topan mente en el fanzine Far Horizons, y lo cine. Editorial Cátedra, co lección Signo con varios cadáveres de asesina­ haría más tarde en el libro de De Luca, e Imagen. Séptima edición, ampliada . Madrid, 2000. dos que parecen haber sido mo­ Lorenzo: C 'era 11110 volta ilwestem ita­ liano. lstituto Bibliografico Napoleone. mificados. El rastro les ll evará Roma, 1987. 9. La película es de producción neta ita­ hasta Sierra Encantada, donde liana, pero en parte está rodada en Es­ descubrirán una trama de supers­ 2. El propio Di Leo lo confesaba recien­ pm'ia y cuenta con papeles para Aldo ticiones y sacrificios llevada a temente en el artículo "Due o tre cose Sambrell y José Luis de Vilallonga. cabo por el llamado Señor de los che so di me", en Noctumo Book, n° 2; 10. De Luca, Lorenzo; op. cit. nota l. Abismos. El argumento podría Italia. interesar, si no a los aficionados al western, a l menos sí a los adeptos al fwnetti li gero. Pero, a pesar de que Tessari mantiene el tipo por intuición, y aunque la producción de la RAI (9) no im­ plicaba, a priori, un tratamiento telefílmico, los peores vicios ca­ tódicos se concitaron en es te broche triste para una trayectoria en el Oeste: diálogos obvios, per­ sonajes bidimensionales, crepús­ culos "marlboro", superficialidad de campo, fotog rafía neutral, única lectura y, en definitiva, es­ tupidez de concepto. Al no lograr el éxito esperado con la película, que tenía vocación de capítulo piloto, la RA1 canceló el proyecto de teleserie que pensaba dedicar al personaje.

Duccio Tessari falleció el 6 de septiembre de 1994, tras una últi­ ma etapa que le sumió, casi por completo, en esa pequeñez televi­ siva que convoca, hoy ya por de­ finición, el idioti smo supremo y la negación artísti ca. En sus re­ flexiones, cuando se refería al Tex e il signore degli abissi

•••¡fi. NOSFERATU 41-42