Los Signos Del Zodiaco Y El Amor
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Manuki 1 Los signos del Zodiaco y el amor ...por qué se escribió Como descubriréis en este libro, los signos solares con los que tenemos potencial para una fácil compatibilidad, simpatía y comprensión son mucho más numerosos que aquellos con los que es posible que descubramos una cierta dosis de tensión, antipatía o falta de comunicación... y en la armonía de nuestro sistema solar hay más oportunidades para el amor y la compasión que para el odio y el recelo. Sin embargo, hombres y mujeres inquietos de todos los órdenes de la vida, desde geólogos y ecólogos hasta profetas y astrólogos, pronostican tenazmente la posibilidad de que se aproximen cataclismos, tanto de factura humana como naturales, que traerán consigo el peligro de la aniquilación antes de que haya transcurrido la próxima década crítica en este planeta menguante, que pierde tan rápidamente su luminosidad. Nos lo han advertido, pero son pocos los que han respondido. Es evidente que se necesita un milagro para que la Tierra vuelva a prosperar. Si aprendemos a utilizar la sabiduría de los planetas, la clave de la Verdad Universal de nuestros Co-Creadores, cada uno de nosotros podrá crear un fragmento del mensaje que abarca todo el espectro del arco iris, a saber, Paz sobre la Tierra a los hombres... y mujeres... de buena voluntad, mensaje que entonaron los cuerpos celestes sobre Belén hace dos mil años para inaugurar la era de Piscis del dulce Nazareno, que sólo nos pidió que nos «amáramos los unos a los otros», y que nos prometió que lo que él hacía, nosotros también podríamos hacerlo. No es demasiado tarde, pues el jubiloso mensaje de las huestes angélicas (aún no identificadas) sigue haciendo reverberar su clarinada... inaugurando ahora la era de Acuario... anunciando la esperanza para aquellos que observan los cielos y están atentos a la música. Creo que para un milagro tan necesario, que quizá se aproxima antes de lo previsto, no podría existir un preludio más formidable que el de emplear el arte de los sabios de antaño con el fin de allanar el terreno para su retorno con una nueva Búsqueda Estelar del amor... del amor del hombre por la mujer... y de ambos juntos por todas las plantas y criaturas vivientes. Porque sólo el amor tiene la facultad de traer la paz a los terráqueos de buena voluntad en la hora crepuscular de la historia. En el Año de Nuestro Señor 1978 Manuki 2 A todos mis lectores Los signos del Zodiaco y el amor contiene una serie de conceptos polémicos de naturaleza moral, filosófica e intelectual, en las áreas de la ciencia y la religión. A algunos de vosotros, estos conceptos os parecerán estimulantes, a otros os parecerán extraños y sorprendentes, y a otros más os podrían producir una profunda ofuscación. Aquí los presento como veraces, y así los interpretaréis muchos de vosotros... en tanto que es posible que otros les den una interpretación distinta. He compartido con vosotros mis descubrimientos personales respecto de la verdad porque creo que cualquier tipo de investigación implica el deber de intercambiar con los demás lo que se ha elucidado, para apresurar la génesis de la armonía en la Tierra, la paz definitiva. Sin embargo, no os pido —ni tampoco espero— que interpretéis mis conceptos como vuestra verdad, a menos que concuerden con vuestro esclarecimiento personal y vuestras convicciones particulares. La verdad parcial —la simiente de la sabiduría— se encuentra en muchos lugares. La verdad parcial se puede hallar en el instinto primordial... en el derecho terrenal, en la costumbre social, en la investigación científica, en la filosofía y en la doctrina religiosa. Las semillas de la sabiduría están implantadas en todo lo que se ha escrito a lo largo del tiempo... especialmente en el arte, en la música y en la poesía... y, sobre todo, en la Naturaleza. Pero la auténtica Verdad sólo se puede encontrar en un lugar, en la comunión de cada hombre y de cada mujer con una Fuente eterna de Conocimiento oculto que lleva dentro, y que cada individuo debe buscar y hallar por sí mismo. Podemos mostrar la senda a los demás, pero cada uno debe marchar solo por esta senda: hasta que cada «extraviado» haya realizado el viaje íntegro y hasta que todos hayamos alcanzado finalmente la Luz de la Sabiduría cabalmente formada que está en el final del Camino... de donde partimos en un Tiempo ha mucho olvidado. Manuki 3 Prefacio Como la sombra de Peter Pan, la curiosidad acerca de la compatibilidad astral sigue al astrólogo «por el segundo lugar de la derecha y sin parar hasta la mañana». Es inevitable que en cada reunión alguien le formule una pregunta de esta índole: «¿Cómo se lleva Sagitario con Piscis?». Típicamente, en los programas de radio y televisión, y en las entrevistas periodísticas, el profesional de la astrología tropieza invariablemente con: «Mi marido es Leo y yo soy Acuario. ¿Por eso reñimos tanto?», o: «¿Con qué signo le conviene casarse a un Géminis?». Todos desean conocer las reglas básicas del juego de la combinación y el apareamiento de los signos solares. Incluso me he encontrado inerme en el sillón del dentista, en plena extracción de una muela, mientras el profesional me decía: «No se trata de que yo crea en la astrología, ¿pero qué posibilidades tengo con una mujer Capricornio?». Ahora bien, aquellos de vosotros que fuisteis jóvenes (y que, según espero, lo seguís siendo), sabéis lo que Campanilla de Bronce le advirtió a Peter Pan: «Cada vez que un niño dice que no cree en las hadas, un hada cae muerta en alguna parte». Asimismo, cada vez que alguien comenta que no cree en las estrellas, una relación humana cae muerta en alguna parte, pues le falta la comprensión que podría haber extraído del cono- cimiento básico de la astrología... y esto no es una fantasía. Es un hecho. El arte y ciencia más antiguo del mundo no tiene nada de misterioso, a menos que optéis por considerar «misteriosos» los milagros de amor y tolerancia que emanan de su empleo. Dejando de lado la semántica, da resultados, cualquiera que sea el calificativo que le apliquéis. En cuanto a esos conocidos personajes del País de Nunca Jamás, Peter Pan y Wendy, si bien he utilizado algunos de sus comentarios, a lo largo de este libro, para simbolizar, en diversas circunstancias, ciertas características de los doce signos astrológicos, el Sol natal personal de Peter Pan se hallaba en el elemento Aire mutable de Géminis cuando él fue creado. ¡Oh, sí! Peter era un signo solar Géminis... a pesar de que utilizo citas específicas suyas para simbolizar otros signos del libro. Era un signo solar Géminis que deseaba no crecer nunca, que buscaba algo que nunca podía terminar de hallar, que estaba eternamente destinado a sentirse seguro sólo de su propia sombra y nunca de otro ser humano... hasta que, confiemos en ello, aprendiera por fin la lección del amor mediante el esclarecimiento eventual. Wendy era evidentemente una Cáncer: maternal, posesiva, afable e imaginativa, y ensayaba sus alas en un vuelo de fantasía bajo la Luna llena, como a menudo lo hacen las doncellas lunares. Como veis, no estaban asociados por una sólida armonía de signos solares, de manera que reñían de cuando en cuando, y cada uno de ellos oía una melodía distinta. Wendy terminó en el último capítulo como terminan casi todos los Cáncer: a salvo y segura. Aunque su corazón anhelara ansiosamente volver a volar, optó por el hogar, el matrimonio y los hijos, como sueños finales, en tanto que Peter, como casi todos los Géminis, continuaba su búsqueda eterna de un arco iris más refulgente, allá lejos... aún obsesionado por dos deseos gemelos: el de sentar la cabeza junto a Wendy, y el no menos vehemente de seguir siendo libre... y fiel a sí mismo. Pero cuando Wendy nació, la Luna seguramente estaba en Acuario, en aspecto trígono (armonioso) con el Sol Géminis de Peter, y ésta fue la razón por la cual, al principio, voló con él... y prometió volver a limpiarle la casa todas las primaveras. Vale la pena invertir tiempo y esfuerzos en comparar dos horóscopos en busca de compatibilidad, porque cuando encontráis una relación en trígono, en sextil o en conjunción entre los respectivos signos solar y lunar (los signos transitados por el Sol y la Luna a la hora de ambos nacimientos), más un intercambio positivo de los signos situados en los ascendentes con las luminarias, el amor asume una dimensión más profunda. Todo amor es capaz de trasmutar los deseos en realidad, pero el amor entre dos seres cuyas auras personales se han amalgamado armónicamente, de esta manera, genera las vibraciones a las que se refieren los poetas, y puede manifestar Manukiuna magia maravillosa. Entre los millones de parejas de la Tierra que procuran alcanzar (o han alcanzado) juntas una dicha y una 4 realización satisfactorias, y entre aquellas que aún se debaten en medio de una difícil prueba sexual kármica, transitan aquellas otras, muy raras, que reciben la designación esotérica de «compañeros del alma» o «almas gemelas». A veces ocurre que un hombre y una mujer se encuentran, y reconocen instantáneamente a la otra mitad de su propio ser tras los ojos del otro. Los ojos han sido correctamente designados con el nombre de «ventanas del alma». Incluso sus voces les resultan recíprocamente conocidas, como un acorde musical recordado. Éstos son dos seres que captan enseguida el hecho inalterable de que han sido, son y deberán ser siempre uno, aunque hayan luchado contra su hado durante siglos y se hayan esforzado en vano por evadirse de su destino común.