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Bol. Mus. Nac. Hist. Nat. 34: 111 - 119 1975

Ocupación inca de Atacama y Coquimbo

J o rge I r ib a r r e n C h a r l ín *

INCA VIRACOCHA VISITA SU IMPERIO...

"H echa la visi'ca de Cuntisuyu entró en las provincias de Collasuyu, las cu a­ les anduvo una por una, visitando los pueblos más principales... Visitó aque­ lla costa de la mar hasta Tarapacá”. Libro V, Cap. XXV, Inca Garcilaso de la Vega, p. 278.

“Pues como el Rey Inca Yupanqui se viesse amado y obedecido, tan poderoso de gente y hazienda, acordó emprender una gran empresa, que fué la conquista del reino de Chili. Para lo cual, habiéndolo consultado con los de su Consejo, mando prevenir las cosas necessarias. Y dexando en su corte los ministros acostumbrados para el govierno y administración de justicia fué hasta Atacama, que hazia Chili es la ultima provincia que ha vía poblada y sujeta a su Imperio”. .. Libro VII, Cap. XVIII, p. 128.

La expansión del Collasuyo hacia el sur de namiento en el siglo XVI1 nos permiten dedu- Toconao, donde estaban sus términos, signi- cir que en fechas anteriores debieron de estar ficó prolongar una ruta que siguiera la meseta provistas de leña, agua y alimentos en canti- altiplánica, donde se podían encontrar los necesaria, existiendo cuidadores de ellos, elementos vitales sustanciales: agua y com- que bebían atenerse a un funcionamiento y bustible. Aquellas fuerzas adelantadas del inca aplicación reglamentada. preparan el trazo, abren pozos y abrevaderos . tl’azado P°r los incas en esta re- , ’ . , , , gion de desiertos y alturas no está en conso- y construyen refugios que son elementales nancia c(m otrog ^ ^ recintos pircados. Estos aposentos rústicos viaIes fUeron de un considerable desarrollo son los tambos o tambarías que todavía pueden y m0vieron a algunos comentaristas a com- reconocerse en ese prolongado camino. Dis- pararlos elogiosamente con las vías romanas, posiciones hispánicas que regulan su funcio- 1 Tasa y ordenanzas sobre los tributos de indios he­ chas por el gobernador Martin Rulz de Gamboa, • Conservador del Museo Arqueológico de La Serena. 7 de mayo de 1580. Colección de Documentos Iné- Caailla 117. La Serena. Chile. ditos para la Historia de Chile, José Toritoio Medina- 112 BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

Entre los límites de la actual provincia de los que pueden encontrarse ejemplos en los , cruzando Atacama hasta el valle hallazgos de la mina de Las Turquesas, algunos de Copiapó, donde se pierde su huella, la vía trazos bordados provenientes de una sepul­ imperial es sólo un modesto trazado rectilí­ tura aislada cerca del mineral de El Salvador neo hoyado de 60 cm. de ancho. Ocupado por y en las ofrendas del cerro Las Tórtolas. (Ver varios siglos hasta avanzado el siglo XVIII, apéndices). se conserva bien visible en una larga trayec­ En la consideración de que deba suponerse toria, rectilíneo en los sectores llanos y en un algún desarrollo del arte textil en el pueblo zigzag no violento al cruzar las profundas diaguita, tenemos algunas comprobaciones de quebradas El Juncal y El Carrizo. elementos indirectos como los vestigios de lanas, la presencia de torteros, esa parte Los investigadores del trazo trasandino, que constitutiva de los husos para hilar, algunos vendría a ser la vía paralela hasta Men¿bza, implementos del telar y el testimonio de las mencionan algunas obras de arte en aquella figuras pintadas en algunos vasos cerámicos. vialidad. Si esta aseveración está fundamen­ En una pieza alfarera aparecen figuras huma­ tada en comprobaciones fidedignas y no se nas con una túnica que llega a media pierna trata del posible error de considerar vías de con una decoración cuadriculada de blanco y uso colonial posterior, tendría que aceptarse negro; tenemos otro plato con figuras ó f t que hubo un criterio de asignar a esos caminos personajes que llevan de amarra a cuadrú­ una preponderante importancia, en lo que pedos domesticados, seguramente llamas; gravitaría el raciocinio de las ventajas eco­ también usan túnicas semejantes, aunque lógicas en favor de una de ellas. unicolores rojas. Estos antecedentes que se La presencia inca tuvo que conllevar una informan en condiciones tan precarias no profunda transformación en los pueblos abo­ pueden compararse con aquellos otros a los rígenes que encontraron a su paso. En la región que se ha hecho referencia anteriormente. comprendida por las dos provincias de Ata- La alfarería, por su abundancia, el notable cama y Coquimbo, desde hacía siete siglos se desarrollo y la acabada factura que había había asentado en los valles irrigados y sobre alcanzado en los diversos períodos de la las caletas del litoral un pueblo de economía cronología del pueblo diaguita, es la artesanía agrícola-ganadera prevaleciente, pescadora y más importante y aquella que permite esta­ recolectadora por antigua tradición. Disemi­ blecer las eventuales influencias en el contacto nados por esos lugares donde hubiera agua de con los incas. ríos o vertientes, parece que no adquirieron Las formas alfareras son ampliamente cono­ una organización jerárquica definida; aislados cidas en esta Cultura Diaguita. Según un orden o reunidos en poblados con muy contados habi­ de frecuencia estadístico (condición numérica tantes, no lograron establecer gobiernos ni que resulta del análisis comparativo entre las centralizar poderes. Los incas tenían una colecciones del Museo de La Serena y los poderosa institución dual de gobierno con una objetes usuales), tienen enorme preponde­ jerarquía escalonada de clases y ayllus, cuer­ rancia la olla y el jarro zapato o ceramio po militar y sacerdocio. Todo ese poder heteromorfo; en aquellos finamente decorados resultaría avasallador comparado con el sis­ del ritual funerario, el mayor número está tema de convivencia de los pueblos autóctonos, representado por los platos y con menor de tan menor desarrollo. alcance por los denominados jarros patos y- Los aspec tos artesanales, que son los únicos urnas. vestigios que se conservan del pueblo de cultu­ En el período inca no se alteran las normas ra diaguita, en la nomenclatura más amplia­ generales de las piezas alfareras domésticas mente conocida, tienen que haber sido o usuarias. En aquellas finamente pintadas, alterados, y en ellos la evolución debe resultar que forman parte de las ofrendas, se conser­ más evidente. van las formas generales con cambios En el aspecto textil, las muestras conser­ fundamentales en las estructuras de su orna­ vadas son escasas, las condiciones climáticas mentación. Introducidas por los invasores, no permiten una preservación; pese a la gran aparecen aquellas formas generalizadas en el cantidad de evidencias con que se hace pre­ Cuzco; el aríbalo, la olla con ped.estal y asa sente este pueblo —que ha sido estudiado en 40 levantada, el plato playo con figurillas o for­ años de investigación arqueológica—, no se mas esquemáticas en vez de asas y c/úros vasos cuenta sino con fragmentos diaguitas insigni­ menores de formas típicas. ficantes. En tanto existen en mayor cantidad De estas observaciones llegamos a una de ejemplares tejidos de influencia inca, de conclusión general; que si las formas no J. IRIBARREn Ch. / Ocupación inca de Atacama y... 113

cambian fundamentalmente y si se enriquecen, concepción singular. Los ejemplares dobles es en la ornamentación donde es posible idénticos son de absoluta excepción. FRAN­ establecer variaciones expresivas. CISCO L. CORNELY los ha señalado en condi­ Entre los nuevos motivos ornamentales ción exclusiva en aquellas ofrendas funera­ Incorporados se incluyen franjas de trián­ rias de una misma sepultura. En ratificación gulos contrapuestos en series repetidas, los a ese concepto definitorio le creación en el motivos denominados por comparación, fron­ trabajo alfarero de un período determinado, das de halechos y en especial los campos podemos agregar: a pesar de que los motivos cuadriculados y trazos cruzados formando decorativos no alcanzan a diez en sus esque­ losanges. El color que en las piezas alfareras mas diferenciados, en las muestras de los diag'uitas era predominantemente tricolor: ro­ museos casi no existen piezas propiamente jo, blanco y negro, en algunos ejemplos más duplicadas. Una alteración en los trazos, un sujetos a la ornamentación original del Cuzco cambio en la posición de los esquemas estilísti­ se enriquece con posibles oirás tonalidades. cos están siempre señalando las particulari­ La pasta alfarera adquiere también caracteres dades de esa independencia creadora. En Ja de textura y coloración diferentes, apareciendo factura de la cerámica inca existe un profun­ una alfarería de tonalidad amarilla (beige- do y evidente contraste. Aquel freno del desa­ rosa), el color negro brillante y una alfarería rrollo ornamental hasta la desaparición de to­ pintada color concho de vino, entre las más da minuciosidad en la ejecución de los moti­ relevantes. Estas características las hemos re­ vos decorativos, aquel ahorro de los esfuerzos conocido en una reciente exploración a otro que debía demandar una labor tan acabada, tramo del Camino del Inca que antes no fue tienen que encontrar una explicación Que no Investigado. sea la de una simple desviación de trabajo. Hemos explicado que en aquellas piezas al­ Habíamos señalado insistentemente que en fareras diag'uitas que son tradicionales y se las piezas jarros patos y urnas es donde me­ siguen produciendo en el período de acultu- jor se observa la variación de esos esquemas ración inca es donde se opera una transfor­ estilísticos. Los jarros patos, nombre tradicio­ mación más profunda, destacándose que es nal que se conserva por costumbre, aunque una característica habitual en los jarros pa­ resulta impropio, considerando q

8.— Museo... 114 BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

con la tricromía prevaleciente poseían un no­ Aplicando estos conceptos, diremos que en table y acucioso perfeccionamiento. Durante el tiempos de los incas la producción en canti­ período de aculturación existe un gran predo­ dad viene a concluir en un producto funcional, minio en los motivos decorativos del color elaborado en serie y sin esos atributos de per­ negro sobre el campo blanco, siendo este úl­ feccionamiento y maestría que les eran tra­ timo el dominante, pues abarca los máximos dicionales 3. espacios. El rojo, en cambio, tiene una ten­ LA EXPLOTACION MINERA dencia a ser minoritario. Los motivos en el esquema estilístico resultan ser de una extre­ El trabajo sobre metales lo conocemos en ma simplicidad de ejecución; por lo general, el área como una labor de antiguo desarrollo. corresponden a campos de rombos en cuyo es­ El pueblo de la cultura de El Molle, anterior pacio interno diversos trazos se cruzan en án­ en varios siglos al de la Cultura Diaguita, co­ gulos diferentes configurando formas cuadri­ nocía el cobre, la plata y el oro, y las artes me­ culadas o de rombos repetidos. Estas mismas talúrgicas comprendían toda esa elaboración ornamentaciones no resultan cuidadosamente del batido en forja, laminado, el repujado y realizadas, siendo muy notorio que falta aque­ posiblemente el trefilado. Parece que los dia- lla maestría en la obra artesanal propia de la guitas tenían conocimientos análogos suficien­ tradición alfarera díaguita. tes; con el período de ocupación inca, se hace Pudiera entenderse que, desde esa época y presente un trabajo de mayor intensidad en la con el desarrollo de la influencia que significa explotación minera. Se han publicado aque­ la aculturación inca, se pierde en gran parte llos trabajos con una población numerosa en la jerarquía, aquel alto nivel alcanzado por la Hoya de Caldera. Posteriormente se han re­ maestría artística. Por otra parte, la ejecu­ conocido en los alrededores de Cachiyuyo, en ción de motivos decorativos queda reducida a el sitio Los Infieles, trabajos que siguen a expresiones muy elementales y de gran sim­ tajo abierto las vetas con metal; otro tanto plicidad. Las formas mismas de las piezas ocurrió con faenas del mismo sistema de ex­ cerámicas en las que antes se observaba una plotación y posiblemente tambi.én en socavo­ intencionada particularidad expresiva, ahora nes en las minas del cerro Colorado, del mis­ desaparecidas, van acentuando una determi­ mo sector de Cachiyuyo, en la provincia de nada regularidad de factura, lo que resiente Atacama. En ambas circunstancias se re­ aquellos aspectos tan notables de variabilidad cogieron las herramientas utilizadas, que y ejecución singular que les eran tan carac­ terísticos. consistían en grandes cuñas de piedra, algu­ nas con señales de haber sido enmangadas. De esta observación sobre los cambios en los estilos en la artesanía alfarera durante el El proceso metalúrgico por seguir es el co­ múnmente conocido; la molienda en los ma- período inca, en trabajos anteriores, hemos rayes de un tipo que todavía está en uso en­ deducido la profundidad de penetración de una organización grandemente evolucionada tre los pequeños mineros, la fundición en sobre un pueblo autóctono con un desarrollo guairas cuya existencia la describimos en al­ económico-social no evolucionado. En esa opor­ gunos sitios del valle de Copiapó; luego el tunidad hemos argumentado que las obligacio­ proceso de vaciado en crisoles alfareros trípo­ nes de cancelar tributos, exigidas por los incas des y con un vertedero, de los que se encuen­ como parte de su prevaleciente organización tran ejemplares en el fundo Coquimbo y en socio-económica (para el caso, vale citar a Peñuelas, inmediato a La Serena, y finalmente GARCILASO y otros cronistas que se refieren moldes del tipo que encontró GONZALO AM- al asunto señalando que todos los pueblos del PUERO en las excavaciones del fundo Co­ imperio tenían esa obligación), se repartían quimbo. según fueran sus trabajos y ocupaciones. En Todo este proceso significaba el emipleo de esa consideración los artesanos (alfareros, todo el desarrolllo metalúrgico conocido por textiles, etc.) tendrían que aportar algún tipo los diaguitas, y al que debe agregarse como y cantidad, y esta asignación de tributos aporte de los incas: la fundición a la cera obligaría a una producción numérica exigible 2. perdida, la soldadura y el empleo de aleacio-

3 En otra revisión —después de bastantes años— que 2 Sobre los tributos en la organización Inca Louis hemos hecho en una antigua publicación de John H. Baudin, en su obra “El Imperio Socialista de Rowe, “Inca Culture at the Time oí the Spanish los Incas”, 1940, señala que se refieren a esa regu­ Conquest", tuvimos la sorpresa de encontrar un pá­ lación, planteando la Hipótesis de que ésta no co- rrafo en el que el investigador especialista «Sala lrespondía a un cabal concepto de enriquecimien­ que en la artesanía alfarera inca existe una domi­ to de la economía del régimen, sino que tenía el nante tendencia a la uniformidad. Una aseveración principal objetivo de mantener permanentemente ocupados a los habitantes. en la que se coincidía plenamente y en la que antes no habíamos reparado. J. IRIBARREN CH. / Ocupación inca de Atacama y. 115 nes con otros metales hasta obtener el bron­ paran los clanes. Esta sugerencia del gran ce. De toda esta gama de desarrollo metalúr­ investigador de esa cultura no parece tener gico se han publicado contribuciones en La un mayor rigor en las pruebas, considerando Serena. que los trabajos arqueológicos de esa época Estos desarrollos en las explotaciones agrí­ no se ciñeron a un esquema metódico sufi­ colas y mineras significaron una activación ciente4. comercial de trueques que en parte debe de Las construcciones rituales de los incas en haberse realizado mediante el transporte de algunas cimas de montañas, los sacrificios llamas cargadas. De esos atalajes de carga, humanos y las ofrendas depositadas repre­ recientemente se han publicado algunos an­ sentan una concepción religiosa que no pode­ tecedentes al hacerse referencia a una mina mos establecer si es más evolucionada y per­ de turquesas en El Salvador. El hallazgo de feccionada, dado el desconocimiento de los pescado seco en el acopio de alimentos que rituales característicos en los grupos indíge­ existía al interior del socavón de esa mina nas anteriores; pero al menos resultan más de El Salvador exigió estudiar algunos cami­ exteriorizantes y ejemplares. nos de transcurso intermedio hacia la costa. La consolidación de ese poder y la trans­ Recientemente investigamos en un tramo formación aperada por esta organización evo­ del Camino del Inca comprendido entre Inca lucionada se hace más evidente con la gene­ de Oro y Copiapó. Esa huella caminera po­ ralización en el empleo de la lengua quechua. dría salir al litoral por la Quebrada de Fla­ En 80 años de dominio ésta prevalece sobre menco, una vía natural hacia el mar al sur la lengua autóctona, que declina hasta su to­ de Chañaral. Sea que no se hizo un recono­ tal desaparición. La invasión hispánica em­ cimiento suficientemente acucioso o no tuvi­ plea lenguaraces traídos del Perú que usan mos fortuna, el hecho definitivo es que no como propia esa lengua general; algunos mi­ la hallamos. sioneros5 predican en quechua en la primera En fecha muy reciente, el ingeniero HANS evangelización de esta área. Esta generaliza­ BERGHOLZ con su hijo Walther realizaron ción de una lengua y declinación de la ante­ investigaciones en la costa, en las inmedia­ rior también pueden observarse en los topóni­ ciones de la Caleta Obispo, situada muy cer­ mos, en los que son predominantes las raíces cana a la playa de Flamenco. Siguiendo al quechuas al norte del Limarí, y hasta el interior, encontraron algunas tamberías y una Choapa participan, produciéndose un dese­ sepultura inca con piezas cerámicas entre las quilibrio con ventajas para la etimología de que se incluye un aríbalo y otros objetos tales origen araucano 6. como cinceles, pinzas depilatorias, punzón, La preservación del régimen institucional cuchillos y láminas de cobre. En hueso, lernas, obligó a los incas a establecer aquellos ba­ espátulas con figuras adheridas y torteras de luartes de defensas, los pucaraes. Como ante­ diversos tipos. En tejidos, trozo de posibles cedente sobre estos sistemas defensivos, cita­ géneros que recubrían parte de los instrumen­ mos a CORNELY, quien indicó la existencia de tos metálicos. En piedra, puntas, puntas cu­ una fortaleza en el Valle de Elqui, atribuyén­ chillos, puntas de proyectil y cuchillos. dola al pueblo de la Cultura de El Molle. Esta Estos hallazgos demostraron esos tráficos defensa no parece tener aquellas característi- con la costa que se andaban buscando. Del concepto religioso indígena anterior a 4 A ese respecto, podría citarse John H. Rowe, “Inca Culture at the Time of the Spanish Conquest”, los incas son muy elementales los anteceden­ quien dice al respecto de los ayllus que, para cla­ sificarlos en grupo totémico, tendría necesariamente tes que puedan tener algún asidero. La creen­ que demostrarse que el ayllu tuvo nombres de cia en una vida ulterior que se manifiesta en animal o vegetal o que los miembros de! ayllu tuvieron nombres de animal; que ellos creyeron en los díaguitas como parte de los ritos funera­ su descendencia y que tuvieron una actitud cere­ rios y en especial en sus ofrendas, es una monial hacia esas especies, tales como no comer d® esa carne y algunos ritos en que el animal se uti­ condición generalizada en gran parte en los lizara como símbolo del ayllu. pueblos indígenas, y, por lo tanto, no puede 5 “Viéndose ya el P. Baltasar Pdñas en Coquimbo considerarse como una condición excepcional (Febrero de 1593) ... todo el tiempo que allí se de­ y relevante. FRANCISCO L. CORNELY men­ tuvieron los PP. lo ocuparon en hacer misión. .. a los indios se les hicieron doctrinas con procesiones ciona los hallazgos de jarros patos y otras ñor las calles, y se les predicó y confesó en la len­ gua del Cuzco, que hasta allí la introdujeron los piezas especiales en las tumbas del cementerio reyes Incas y persevera hasta ahora”. Historia de la del Olivar, inmediato a La Serena, aduciendo Compañía de Jesús en Chile, P. Olivares. la hipótesis de que su utilización está relacio­ 6 J Iribarren, 1957. Relaciones entre las Culturas nada con posibles símbolos totémicos que se­ Díaguitas de Argentina y Chile. 116 BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

cas exigibles a un emplazamiento bélico. Si de segura procedencia inca. Varios andinistas; bien es cierto está ubicada sobre una montaña LUIS KRAHL y BION GONZALEZ y los Inves- con un accidentado camino de acceso, no se tigadores RENE NAVILLE y MARIA MELLAN observa en la descripción de CORNELY ningún DE PALAVECINO se han referido “in exten­ sistema defensivo en etapas ni construcciones so” a unos primeros hallazgos. GONZALO logísticas adecuadas. Los argumentos de ubica­ AMPUERO y MARIO FANTIN, del Club Andi­ ción resultan también escasamente significa­ no Mercedario de San Juan, han descrito, en tivos si se observa la amplitud del valle en esa apretada síntesis, la sucesión de exploraciones área y, por otra parte, si se toman en cuenta efectuadas en esa cumbre. los lugares ocupacionales indígenas que resul­ De los resultados de la primera investiga­ tan singularmente más importantes en la ción a la cumbre del cerro Tórtolas, tomamos margen norte del valle, en un sentido absolu­ las referencias anotadas por la distinguida tamente opuesto a la ubicación y emplaza­ investigadora argentina y experta en textiles miento de la fortaleza. Considerando la des­ señora MILLAN DE PALAVECINO. Según esa cripción, diremes que una planicie circular autora, el material colectado, el cual se con­ con un ligero pircado ubicado en esa altura serva en el Museo Nacional de Historia Natu­ no resultaría eficazmente estratégica; en ral de , sintetizando consistiría en: cambio, se evidenciarían las condiciones nega­ una figurilla tallada en valva de -molusco tivas de recursos para mantener con éxito el Spondylus, que estaba envuelta por una manta asedio. “en técnica de poncho o “warp face” con los Los 'diaguitas, según parece, no conocieron bordes terminados a corto espacio con aguja esos recursos de defensa militar. Es coetánea en un sistema de festón; una 'túnica o uncu a la ocupación inca la construcción de esos que tiene la particularidad de estar trabajada pucaraes en el valle de Copiapó. En Punta por escaques de dos colores, conseguidos por Brava, uno de ellos está estratégicamente ubi­ tramas cortas o kelin; una bolsa para coca cado sobre la cima de un cerro que angosta con trama de poncho y algunos cordeles. el valle. Sus contornos son de ascensos muy El tocado, formado por un “manojo de plu­ dificultosos, salvo por una huella en zigzag mas reunido por los cañones, se afirma en la protegida por numerosas pircas con contor­ nuca y se despliega hacia la parte superior” nos y a diversos niveles que permitían una de­ fensa iprogresiva. Otro pucará al interior del En la segunda investigación arqueológica, río Pulido, que está citado en la Crónica del en la que participan aquellos investigadores y Reyno de Chile de GERONIMO DE BIBAR, po­ otros más de la misma institución deportiva, se siblemente tenga una estructura con análogos obtiene el hallazgo de dos figuritas femeninas: caracteres defensivos. una de plata hueca, obtenida en técnica de la cera perdida y soldadura, respectivamente, A este pueblo diaguita-inca establecido en y otra figura recortada de una valva del mo­ los valles transversales de Atacama y Coquim­ lusco Spondylus. Estas figuritas, como las de­ bo, con sus respectivos gobiernos, explotacio­ más ofrendas, fueron obsequiadas al Museo nes agrícola-ganaderas y mineras, sus artesa­ Arqueológico de La Serena. nías y todo el desarrollo cultural y económico, es al que encuentran y subyugan los adelan­ Entre los objetos gbnera’cs Recolectados, tados militares de Diego de Almagro y, más se puede catalogar una serie de implement08 adelante, los capitanes conquistadores de Pe­ de madera de variado uso, en el que se inclu­ dro de . yen palitos para hacer fuego. También una bolsa de tejido vegetal muy finamente elabo­ APENDICE 1 rada que contiene hojas de coca. Los tejidos que cubrían las figurillas, tra­ HALLAZGOS EN EL CERRO LAS TORTOLAS tándose de piezas de reducido tamaño, tienen condición de miniaturas adecuadas a las cir­ El cerro, que tiene 6.332 m. y es una de las cunstancias de cada figura (lo que podríamos cumbres principales en la Cordillera de los llamar el ajuar); consisten en una pieza cua­ Andes, ha sido ascendido en diversas oportu­ dranglar y otra rectangular. Estos paños pre­ nidades. Algunos de los excursionistas que sentan 3 ó 4 franjas de variados colores: gris, llegaron a la cima hicieron trabajos arqueo­ negro, blanco y marrón, tonos naturales exis­ lógicos exploratorios, verificando la existencia tentes en la lana de los auquénidos. En los de una plataforma de piedra en el sistema de paños de igual dimensión de 14 cm. por lado pircados, en la que se encontraron elementos los bordes presentan festones de condición li- J. IRIBARREN CH. / Ocupación inca de Atacama y. UT mitada, llevando el propio color de cada fran­ El adorno completo de 1G cm. de longitud, ja. En aquellas mantas rectangulares de 13 cm. que corresponde al que lleva la figura realiza­ por 8 cm. los márgenes llevan un trabajo de da en concha marina, está recubierto íntegra­ aguja en forma de festón con hilos en diversu mente por plumas blancas. En tanto que el combinación de colores: amarillo, rojo y verde. adorno de 9 cm. de largo, correspondiente a la figurilla de plata, lleva una cubierta sobre­ FAJAS puesta de plumas rojas, salvo un pequeño bor­ de en plumas amarillas. Dentro del atuendo, figuran sendas fajas. En la correspondiente a la figurilla de concha APENDICE 2 ésta tiene una dimensión de 15 cm. de largo por 1 cm. de ancho, y aparece tejida en un co­ TRAMO DEL CAMINO DEL INCA lor unido marrón que lleva una franja central en la que se alternan rectángulos c’è fondo RUTA MINAS GALLEGUILLOS y EL MORADO blanco y dibujo negro. En cada uno de estos rectángulos, en doble faz y en color contrario, Una expedición arqueológica que se realizó por consiguiente, van apareciendo un circulo en abril de 1973, con el objeto de revisar un con punto central, dos pequeñas figuras cua­ tramo del Camino del Inca, que permanecía driláteras con dos puntos y rectángulos divi­ aún sin investigar, contó con el apoyo de la Ad­ didos en cuatro segmentos. Las fajas termi­ ministración de la Empresa Minera de El Sal­ nan en sus extremos por cordones trenzados vador y la colaboración de los funcionarios de color blanco y marrón oscuro o negro. del Departamento de Extensión Cultural Sres. La segunda faja, que tiene un fondo de co­ FRANCISCO ORDUÑA y JAIME VEGA, y el lor granate, mide 12 cm. y 1,8 cm. de ancho. La funcionario del Museo CARLOS LATORRE franja centrai decorada 'tiene el fondo amari­ SILVA. llo y los motivos son azules oscuros. Estos tie­ El sector recorrido se estableció a partir nen la forma de escalones que forman orlas en desde el cruce del Camino -del Inca con la ru­ ángulos rectos y figuras piramidales. Esta faja ta a las Mina's Galleguillos, y El Morado ha­ termina en los extremos por cordones tren­ cia el sur, aproximadamente en un total de 10 zados de colores granate y azul. Km., por un sector de muy difícil acceso, por la abundancia de piedras y multiplicidad de LACILLOS quebradillos que allí existen. A partir del lugar en que la carretera cruza Están conformados por tejidos tubulares de al sendero, y a la distancia de 1 Km., se en­ color marrón, ornamentados con dibujos do­ cuentran los primeros tambillos (construccio­ bles de esquejes blancos. En sus extremos ter­ nes circulares o cuadranglares de piedras se­ minan en cordones enlazados en lana de color cas ordenadas en el sistema de pircas). beige y granate, a los que van atados recortes de Spondylus. TAMBO I

GRANDES ADORNOS DE DIADEMAS En ese lugar hay tres de esas construcciones DE PLUMAS con un diámetro de 2 m. cada una.

TAMBOS GRUPO II Corresponden a adornos cefálicos de plumas que se continúan por la espalda de los porta­ Un circulo de parecido diámetro se lo en­ dores que las llevan. Tienen esa disposición cuentra a 50 m. de distancia, y a 15 m. de circular y exipandida que sobresale como un éste un grupo de diversos compartimientos tocado y luego cae sobre la espalda. Las plu­ cuadrangulares de: 3, 2, 3.50 y 2.50 m. cada mas atadas por los cañones van insertas en uno. A una distancia semejante, un circulo una condición imbricada en un tejido en tec­ de 2 m. (A), adosado a otro rectangular de nica de “warp face”. La forma dorsal es rectan­ 4 m. (B). Una tercera construcción de 5 m. gular, en tanto que la cefálica es de medio de longitud y 2 m. de ancho está ubicada a círculo bastante expandido. Este medio círcu­ 4 m. de distancia (C ); un pircado circular lo es doble y forma una bolsa abierta que de 3.50 m. (D), a 18 m., y dos pequeños de permite introducir holgadamente las cabe­ 1.50 m. de diámetro quedan a su vez a 25 m. zas de las figuritas. 118 BOLETIN DEL MUSEO NACIONAL DE HISTORIA NATURAL

(E). Siempre hacia el sur, a 15 m., dos cerca­ metría regional y las posibilidades de una dos de 2 m. (F). A 5 m., un círculo con perí­ carpeta más fecunda en el desarrollo herbáceo metro de 2 m. (G), y distante a 6 m. un y arbustivo en esos llanos, lo que permitiría cuadrilátero de 3 y 2 m. (H). una mayor sustentación y frecuencia de cuadrúpedos de la fauna natural y una man­ TAMBOS GRUPO III tención más adecuada para los auquénidos domésticos. 500 m. al sur se obseivan cinco construccio­ nes aisladas; una es rectangular de 2 x 3 m., TAMBO EN PUNTA DEL VIENTO 4 m. circulares y 2 m. de diámetro. Estas que­ dan entre 9 y 4 m. distantes entre sí y a 10 Se encuentra este complejo habitacional en ó 15 m. del Camino del Inca hacia el este. el sector más bajo de una hondonada de la sie­ Las construcciones en este grupo, por rra que corta al llano de este a oeste. Esta cir­ excepción, aparecen 0.20 m. en un nivel más cunstancia topográfica permite que el camino profundo que el terreno natural. que ha ido ascendiendo paulatinamente desde el punto inicial en el cruce, prosiga en un TAMBOS GRUPO IV descenso no abrupto en otra planicie. Esta continuidad de habitaciones ubicadas A 1.200 m. del grupo II (A, B, C. D, E), en en el tambo tiene una extensión de 17 m. y la confluencia de varias quebradillas, que 4 m. en su ancho en el sector más amplio. De están ahora totalmente secas y suelen llevar sur a norte, se observan estos cuartos empe­ esporádicamente algún caudal originado por zando por un círculo de 1 m. de diámetro. las lluvias ocasionales, se encuentran en este Luego todos los que siguen de forma rectangu­ lugar dos tambos cuadrilongos muy pequeños lar, tienen de 2 a 2.50 m. de ancho, y las de 1.50 m., uno de forma oval con un diámetro divisiones verticales que los separan se produ­ mayor de 7 m., uno circular y otros tres agru­ cen a los 3, 4, 1.20 y 7.50 m. Como continuación pados de un diámetro de 1 m. de aquellos recintos, hacia el este, hay un A 200 m., aislado, aparece un tambo rectan­ cuadrilátero de 4 m. de ancho y 7 m. de gular de 2 y 1 m., respectivamente, dividido longitud. en el centro por una de esas murallas de En las inmediaciones hay dos corrales sepa­ piedras. rados de 7 y 6 m. y 5 y 3 m. respectivamente.

MATERIALES ARQUEOLOGICOS MATERIALES SUPERFICIALES

SUPERFICIALES En los contornos se encontraron, superficial« mente, algunos fragmentos de un tipo similar En estos diversos grupos de habitaciones se al material rústico descubierto en las ha encontrado una pequeña cantidad de frag­ inmediaciones de los tambos encontrados a la mentos alfareros que se detallan a continua­ vera del camino, y escasos fragmentos pintados ción. Por la cantidad, se deduce que se trata del tipo diaguita en el período de aculturación de la fragmentación accidental de algunos inca. También es importante ei hallazgo de ceramios en cantidad bastante limitada. dos implementos ruedos que, por sus formas Otros materiales no fueron encontrados y características, son similares a otros que asociados al trazado del Camino del Inca, y fueron encontrados en yacimientos mineros en lugares aledaños, si los hubo, es posible del periodo inca y han sido descritos para las que hayan sido recolectados en fecha histórica minas de cerro Colorado en Cachiyuyo, pro­ por los usuarios de este camino. vincia de Atacama y Hoya de Caldera, pro­ La condición rudimentaria de estas habita­ vincia de Coquimbo. Hay que destacar que, ciones y la dificultad de proveer de agua y en las inmediaciones del tambo, existe una leña, que parece haber sido una situación eco­ mina de cobre con abundantes guías de carbo­ lógica prevaleciente por más de 400 años, no nato de cobre y otras sustancias que se nos permite considerar estos tambos sino como conocen como malaquita y turquesas. lugares habitacionales de tránsito. Natural­ Junto con estos materiales arqueológicos, na­ mente, en una tesis contraria, habría que turalmente, se encontraron todos los residuos considerar como argumentos favorables a una de basura de una ocupación humana coetánea. hipótesis diferente, algún cambio en la pluvio­ Por un lado, la trashumancia de ocupación J. IRIBARREN CH. / Ocupación inca de Atacama y. 119 del camino; y más que eso, seguramente los ciativa principal es llevar la cara interna, en trabajos mineras hasta época reciente han estos ceramios, cubierta con un depósito negro alterado en forma profunda la conformación uniforme. de este complejo habitacional. De las formas, poco es dable decir: el tiesto o varios de ellos llevaban un asa corta en MATERIALES ARQUEOLOGICOS forma de cinta. SUPERFICIALES RECOGIDOS Tipo 3. Está relacionado con los dos ante­ riores, en cuanto a pasta, con el carácter EN LOS TAMBOS diferenciador de que es probable que el co­ cimiento se haya logrado en un horno fuligi­ ALFARERIA noso, reductor, puesto que el depósito del negro de humo afecta a las dos caras del ceramio y 1) Tipo Beige/rosa (Clasificación 2.5 YR 6-6;T. el núcleo negro es de mayor y considerable Trozo de un posible ceramio único. Super­ consistencia. ficie engobada con un baño en un color, ya indicado, ligeramente más pronunciado que Tipo 4. Pintado en color concho de vino la pasta natural del tiesto. Este engobe se (Clasificación: 7.5 R, 5-6). Cocimiento oxidan­ ha distribuido en forma irregular; hay sec­ te, en color uniforme beige/rosa (superficie tores en que aparece más engrosado, con la sin pintura). La superficie aparece finamente consiguiente mayor intensidad colorimétrica. bruñida. La pasta uniformemente cocida y sin Aparecen bien marcados los trazos de pincel, núcleo. Desgrasante: arena fina cuárcica con cuyo valor estimativo es de 1 cm. de ancho. grit muy fino imperceptible al ojo desnudo. Cocimiento oxidante sin núcleo. Pasta con Forma: Cántaro globular, asiento plano muchas fallas en la unidad, quedando algunos circular, cuello tan breve que es casi inexis­ vacíos con las probabilidades que se señalan en tente, y los bordes aparecen notoriamente los textos de especialidad. En el antiplástico evertidos, asas cintilliformes de sección rec­ se comprende una arcilla escasamente homo­ tangular. génea y un pedregullo de tamaño mediano La pintura es brochada, el pigmento no ha a grande, originario de rocas calcáreas y cuar­ sido distribuido uniformemente ni en suficien­ zo (1 a 2 mm. de tamaño). Espesor medio: te cantidad y espesor. El color, cuya clasifica­ 4 mm. ción dimos anteriormente, es de tono aproxi­ Formas: Cántaro globular de cuello corto, mado granate. Grosor: 10 mm. en la base y bordes evertidos y de superficie semiplana. 4 mm. en el cuello. Posiblemente con asas. Nota General: Es muy posible que los tipos 2) Tipo Corriente Rojo. Sin engobe, color 1, 2, 3 y 4 hayan sido formulados sobre frag­ rojo natural. Superficie alisada con abundan­ mentos en cada caso a una o dos piezas en tes pecas brillantes (óxido ferroso), cocimiento particular. oxidante incompleto con núcleo importante. Pasta homogénea constituida de un antiplás­ Tipo 5. Pintado Negro/granate. Las carac­ tico de arena cuárcica y un pedregullo que terísticas generales de estos fragmentos son incluye grano de cristal de roca de mediano análogas a las del tipo 4. La decoración en color negro constituye la condición diferen­ grosor, 1 mm. Espesor: 4 a & mm. No es posible establecer formas por la cial; corresponde a motivos lineales paralelos y en diagonal; trazos que forman ángulos escasez y el tamaño rudimentario del mate­ agudos. rial: 12 fragmentos. Alfarería Rojo Pintada. Sobre un fragmen­ Subtipo 2 A. Está constituido por un mate­ to no puede reconstruirse un tipo; por lo tan­ rial análogo en la pasta y técnica; es ligera­ to, sólo cumplimos con mencionarlo. mente más grueso. Su característica diferen- Alfarería Beige Clara Pintada. Algunos frag­ mentos de asas de un aríbalo con una pasta que lleva ese enlucido, sobre el que se traza­ 7 Patatéd Ceramlc» of the Western Motmd at A » tovi. Papera o í th e Peabody Muaeum, Ni 38, Harvard ron algunas decoraciones lineales en negro. ünlverslty, Cambridge, Masa. U.8.A.