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, "una pluma en el aire"

Texto: Aida R. Agraso.

Caja San Fernando las presentaba, a ella y a su hermana Pilar, como "monstruos sagrados de la danza española, creadoras indiscutibles de un estilo que ha quedado impreso para siempre en la manera de interpretar los bailes de nuestra tierra". Miguel Espín, en su publicación para el Festival de Córdoba, la califica como "figura polifacética de nuestra escena: bailarina de danza española, bailaora de , intérprete de canciones de nuestro más puro folklore, escenógrafa, coreógrafa, artista de gran inteligencia y sutil sensibilidad, y tal vez la persona que sentó las bases del ballet español tal como lo conocemos hoy en día. Artista precoz, supo rodearse de lo más granado y brillante de esa época dorada de la cultura española anterior a la guerra civil". Estas palabras se refieren a Encarnación López, La Argentinita, que hace 75 años fallecía en Nueva York. Repasamos, por tal motivo, su vida y su trayectoria.

Hija de españoles, nació en en los finales del siglo XIX. Según Álvarez Caballero en 1897, según otras fuentes en 1895, aunque otras apuntan a 1898. El nacimiento en tan lejana tierra se produjo porque su padre, Félix López, natural de Santibáñez (Segovia), se estableció para hacer florecer su comercio de tejidos. Tendría seis o siete años, afirma Álvarez Caballero, cuando su familia se vio sacudida por la muerte temprana de dos hermanos de La Argentinita, víctimas de la escarlatina. "Don Félix se quedó abrumado por la pena, aborreció la ciudad, dejó el negocio a unos sobrinos y regresó a España", explican Romualdo Molina y Miguel Espín en la publicación de Caja San Fernando1, que continúa afirmando: "Así esculpe el destino la vida de las personas, porque sin ese triste regreso La Argentinita que fue no hubiera sido; tampoco Pilar López:

Mi padre era un gran flamenco, le gustaba muchísimo... aficionado, no sabía mover un pie por supuesto; tocaba un poquito la guitarra, en casa, rasguearla... Le gustaba el cante, mucho. En ese momento, principios de siglo, había los dos espectáculos que eran característicos, que eran el Género Chico y el Café Cantante, donde estaban los grandes cantaores y las grandes bailaoras. Entonces mi padre llevaba a la niña. Mi hermana se fue aficionando... Esto, aparte de que

1 Molina, Romualdo, y Espín, Miguel. Bailar, siempre bailar. Texto incluido en el catálogo de la exposición sobre La Argentinita y Pilar López, celebrada del 16 al 30 de septiembre en la sala Chicarreros de Sevilla, dentro de la Bienal de Arte Flamenco de ese año y con patrocinio de la Obra Cultural de la Caja San Fernando y del Área de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla.

ella había nacido para bailar. Llegaba a casa y remedaba lo que había visto la noche anterior. Mi padre tocaba un poco un tanguillo, ella bailaba, y la gente amiga de la casa: ¡Pero Encarnita!... ¡Hay que llevarla a una academia, porque esta niña tiene unas condiciones fenomenales! Tanto, tanto, tanto, tanto le dijeron a mi padre que ya empezó, a la par que iba al colegio, a ir a las academias... aprendió mucho en ellas y también en los cafés... Como era muy buen aficionado mi padre, la llevaba a la chiquilla y salía una bailaora y mi padre le hacía una especie de diagnóstico: -"Encarnita, fíjate en esa bailaora nada más en los brazos". Salía otra: -"Encarnita, fíjate en ese respinguillo que hace cuando termina"... Otra: "Fíjate cómo mueve los pies". Encarna como profesional, con 12 años ya competía con y con Pastora, que eran mayores que ella. Y cuando ya empezó a bailar mi padre le dijo estas palabras: "Encarnita, ahora has ido tú a todas las academias, ahora olvídate de las academias".

Encarnación tomó clases de escuela bolera en la academia de Julia Castelao, en la calle Aduana, 15, en la misma donde estudiaría Pilar años más tarde. La formación adquirida la hizo debutar con 12 años. Reproducimos unas declaraciones de Pilar López, incluidas en el libro de Ángel Álvarez Caballero dedicado a esta artista:

"Con 12 años, y siendo una niña, usaba los trajecitos rellenos de algodón (mi madre los guardaba y yo los he visto). Y como ella era muy delgada y entonces se llevaban las mujeres con caderas y bastante busto, pues ella, si, además de ser una niña era muy delgadita, tenía que rellenarse el vestido para parecer mayor... Que ella empezó a bailar de hombre. Tenía unos pantaloncitos y bailaba de hombre, que, por lo que a mí me contaron, eso era una brutalidad porque entonces se trabajaba mucho por las ferias de las poblaciones donde había teatrillos... Que mi hermana me ha contado que ella llegó a hacer entonces hasta 14 funciones diarias, a dos bailes cada una, ¡una niña! ¡¡Para destrozarla!! Mi padre vio que eso no podía ser y entonces, para mitigar esa fatiga, empezó mi hermana a intercalar el cante. Y es que entonces -y también ahora, y hablo en líneas generales- casi se puede decir que se paga más el cante que el baile".

Por esa razón La Argentinita empezó a alternar la canción con los bailes. En 1914 ya había triunfado, pero llegó su plenitud en 1915, con sus actuaciones en Romea dos inviernos seguidos. "En aquella época -dijo Edgar Neville en un artículo para Dígame- las varietés pugnaban por salir de unos tablados sin prestigio. La Fornarina, que murió aquel verano, había conseguido algo. La Argentina, en temporadas que pasaba en España, también; pero la batalla no se venció hasta que no intervino La Argentinita".

Al llegar malos tiempos económicos a las variedades españolas, coincidiendo con el auge del cine mudo, Encarnación López empezó a imaginar un proyecto dramatúrgico novedoso. "Tres -dicen Miguel Espín y Romualdo Molina- fueron los padres de esta criatura: un dramaturgo poeta, con inicios de músico, aficiones de pintor y ribetes de folklorista; un torero dramaturgo (Sinrazón, Zayas, drama y comedia estrenados en 1928) culto y sensible; y la más flexible, imaginativa y competente artista de variedades". Federico García Lorca, Ignacio Sánchez Mejías y Encarnación La Argentinita.

Pero antes, según refiere Espín en la publicación realizada con motivo del XIV Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, "Encarna viajó a América, recorriendo con sus actuaciones todos los países importantes del continente; concretamente en 1920 baila en Buenos Aires. de regreso a España actúa triunfalmente en el Price y en el Teatro Maravillas. En 1924 interviene en La Latina y Romea (...). Tras un cierto tiempo de retirada, vuelve a la actividad. En 1929 actúa tanto en el Teatro Alhambra de París como en el Scala de Berlín".

Volviendo a la relación artística entre Lorca, Sánchez Mejías y La Argentinita, Ángel Álvarez Caballero refiere que "el idilio de Encarnación López con Ignacio Sánchez Mejías, torero intelectual muy relacionado con los escritores de la Generación del 27, convirtió a la ya ilustre bailarina y tonadillera en musa de la misma. Frecuentó la amistad y la compañía de los más brillantes poetas de su tiempo, como García Lorca y Alberti. Parece que hubo anteriormente un conato de romance entre ella y otro torero de tronío, Joselito, que truncó la tragedia de Talavera de la Reina el 16 de mayo de 19202. La muerte del torero causó profunda impresión a La Argentinita, y atravesó un estado de depresión y abatimiento. Siguió trabajando y en México, en el curso de una gira que la llevó allí, encontró a Sánchez Mejías, a quien seguramente había conocido años antes. Se inició entonces entre ambos una historia de amor destinada a perdurar".

"Los mozos de Monleón, Anda jaleo, Las tres hojas, Romance de don Boyso, Los reyes de la baraja, La tarara, El zorongo, Petenera del Café de Chinitas... Federico recogía, adaptaba, elaboraba, recreaba o creaba música y letra, diseñaba vestuarios. Encarna cantaba y bailaba. Ignacio escenografiaba, orientaba, corregía", dicen Espín y Molina.

2 La tarde del 16 de mayo de 1920, Joselito no debería haber toreado en Talavera de la Reina. Fue incluido a última hora en un mano a mano con su cuñado, Ignacio Sánchez Mejías. El quinto toro, Bailador, lo embistió, causándole una cornada en el vientre que le produjo la muerte. En 1933 el baile flamenco gana una nueva batalla teatral, "de la que fue alma e instrumento Encarnación López 'La Argentinita'", afirma Álvarez Caballero. Ella y Sánchez Mejías deciden montar la Compañía de Bailes Españoles, "cuyo primer espectáculo presentaron en el Teatro Español de , después de una representación previa en Cádiz. El programa comprendía, entre otras obras, una nueva versión de El amor brujo, Las calles de Cádiz y Nochebuena en Jerez". Estaba respaldada por la orquesta Bética de Cámara, recién creada por en Sevilla, que reunía a 40 profesores y que dirigía Ernesto Halffter, el discípulo del músico gaditano para Juan José Téllez, el espectáculo Las calles de Cádiz supone la cumbre de su triunfo personal. Incorpora por primera vez en él a su hermana Pilar. "Fue importante en esta ocasión -dice Álvarez Caballero- la colaboración de Federico García Lorca, que ya en 1931 había grabado con la bailarina una serie de canciones del acervo popular, recogidas y armonizadas por él; Federico tocaba el piano y Encarnación las cantaba, no con muy brillante voz pero sí con gusto exquisito. Sánchez Mejías, quien ya había estrenado alguna obra teatral de la que fue autor -Sinrazón, Zaya- firmaba el texto de Las calles de Cádiz bajo el seudónimo de Jiménez Chávarri, "y participó activamente en toda la preparación del espectáculo", continúa Álvarez Caballero. Y, en especial, "en la búsqueda y contratación de los artistas, para lo cual hizo varios viajes a Cádiz y Jerez, consiguiendo el concurso de gentes como , la Malena, Fernanda Antúnez, Rafael Ortega, Antonio Triana, una jovencísima Adela la Chaqueta, el guitarrista Manolo de Huelva, el Niño Gloria, Espeleta y otros". La Argentinita le habría acompañado en alguno de esos viajes, contratando a artistas como Manolita Maora o Ignacio Espeleta, quien ya se encontraba en la última etapa de su vida, pero también a veinteañeros como Pablo Jiménez -Pablito de Cádiz, 1909-2004-, o su hermano Juan – Gineto-, mucho menor.

Afirma de nuevo Álvarez Caballero que "todas las coreografías fueron de La Argentinita, mientras Ontañón realizó los bocetos de los decorados excepto el de El amor brujo que fue obra de Fontanals. El espectáculo en su conjunto fue un enorme éxito, celebrado unánimemente por la crítica y el público. Fue la primera vez que Pilar López bailó junto a su hermana, haciendo el personaje de Lucía en El amor brujo. Pero lo que causó sensación fue la segunda parte, con Las calles de Cádiz y la estampa de los de Jerez".

Pilar López recordaba muy bien el entusiasmo del público, la presencia diaria del duque de Alba en la sala y recalca que su hermana se adelantó en 40 años al teatro de su tiempo. Manuel Herrera cita una declaración suya: “Las calles de Cádiz fue, sobre todo, un éxito de dirección porque figúrate tú lo que era conjuntar a aquella gente en aquellos tiempos (...) Un señor que vendía camarones y que se daba dos desplantes... Ignacio Espeleta que hacía unos tangos de Cádiz ‘pa comérselo’. Con un niño que bailaba con cuatro o cinco años. Y tú figúrate, aquello era esperpéntico -casi de Walt Disney- porque Ignacio era gordo y con dos metros de alto, y el niño era un renacuajo y que no bailaba más que cuando le cantaba Ignacio. ¡Era asombroso! ¡Como si un elefante le cantara a una hormiguita...! Aquello era surrealista. Parecía que lo iba a aplastar”.

"El niño, naturalmente, era Juan El Gineto, padre del cantaor Juanito Villar. Por su parte, Ignacio Espeleta (Cádiz-1871-1938), trabajaba en el Matadero como los Mellizo pero era un icono de la gracia gaditana que luego han mantenido artistas como Pericón de Cádiz, El Cojo Peroche, Beni o nuestro Chano Lobato", afirma Juan José Téllez.

Las críticas hubieron de reconocer lo insólito del espectáculo y su importancia de cara al futuro. Reproduce Ángel Álvarez Caballero la publicada en El Heraldo de Madrid (16/10/1933): "Lo verdaderamente notable fue la segunda parte del programa. Por muy despegado que se esté del arte jondo (...), y por muy desvinculado que uno se crea de la gitanería andante, se siente ante estos cantes y baile un estremecimiento que viene no sabemos de qué entresijos del alma".

Pero todo cambio con la muerte de Ignacio Sánchez Mejías, mortalmente cogido en el ruedo de Manzanares el 11 de agosto de 19343. La Argentinita, inconsolable, buscó refugio en el trabajo. Se fue a Buenos Aires para bailar en el teatro Colón, y desde allí emprendió una larga gira americana.

Volvió a España en julio de 1936, en vísperas de la Guerra Civil. Al estallar la contienda tanto ella como su hermana Pilar participaron en los espectáculos en beneficio de los heridos o damnificados. La Argentinita, al ver escasear el trabajo, decidió que llegaba el momento de partir de nuevo a otras tierras. Era 1938. No regresaría a España.

La Guerra. Pilar y Encarna parten a Marruecos, por Orán. Luego a París, Londres, más tarde Bélgica, Holanda... El empresario Salomon Hurok las vio allí y las contrató para América. Primero estuvieron en Buenos Aires y desde 1938, definitivamente, en los Estados Unidos, donde compaginaban las giras por todo el territorio con dos temporadas anuales en el Metropolitan House de Nueva York. En el cartel, el Ballet Theatre y el espectáculo de La Argentinita, que ocupaba toda la segunda parte: Bolero de Ravel, Fantasía Goyesca de Granados, El Café de Chinitas4, entre otros. Cuenta Pilar López, según Espín, Molina y Álvarez Caballero, que "fue una época muy bonita para el baile. Allí coincidimos Rosario y Antonio, Carmen Amaya, que vino desde Buenos Aires, mi hermana y yo. Rosario y Antonio eran muy jovencitos; fueron a bailar sus bailes en un show, tuvieron un éxito fenomenal y allí adquirieron un nombre. Mi hermana se enloqueció con estos

3 Al parecer sustituía a Domingo Ortega. 4 Ángel Álvarez Caballero apunta en El baile flamenco que fue "presentado en el Metropolitan de Nueva York en 1943, reproducción idealizada del famoso café cantante malagueño, con versos de García Lorca y decorados de Salvador Dalí. El nuevo espectáculo fue patrocinado por el marqués de Cuevas, que admiraba grandemente a La Argentinita y quiso hacerle un regalo, un retrato de ella que le pintaría Dalí, a lo que encarna replicó que prefería que el pintor le hiciera un decorado". niños. Trabajaron también en el Rainbow Room e hicieron alguna película con un éxito muy bueno. Carmen también estaba en un night-club con un éxito bárbaro. O sea, cada uno estábamos ubicados en un sitio. Mi hermana Argentinita y yo, con José Greco, Manolo Vargas, e Inés Gómez Carrillo actuábamos en el Carnegie Hall en concierto, y en otoño y primavera cinco semanas con orquesta en el Metropolitan Opera House, donde actuaba también el Ballet Theatre".

La Argentinita bailó por última vez el 23 de abril de 1945 en Filadelfia, interpretando el Capricho español. Se sometió a una operación para extirpar un tumor interno, que en principio se desarrolló sin complicaciones, pero en pleno proceso de recuperación sufrió una trombosis pulmonar y cerebral, que determinó su fallecimiento el 24 de septiembre. Esta muerte produjo una gran conmoción.

Dicen Miguel Espín y Romualdo Molina: "Su hermana Pilar siente la urgencia de regresar a España para traer los restos y enterrarla en su patria. En el trance la acompaña un buen amigo, el bailaor flamenco norteamericano José Greco, discípulo de La Argentinita y su pareja de baile. Este vendió su automóvil y algunas alhajas de su propiedad para realizar el triste viaje. En España la acogida es impresionante, el entierro multitudinario. A favor del fervor popular para con aquella ilustre exiliada, el Ministro de Educación Nacional le impone post mortem la Encomienda de Alfonso X El Sabio".

El poeta Manuel Machado escribió una bella imagen que reproduce Ángel Álvarez Caballero: "Era como una pluma en el aire... fue precioso que la vida lastrara su corazón con el peso del gran amor, y su cuerpo delicioso conociera el valor estatutario de la línea y el secreto del abandono femenino y del hondo dolor humano para que... la hiciera reposar en el suelo y la convirtiera en la intérprete de los cantares hondos y las danzas flamencas, y le diera una voz cordial, aterciopelada y penetrante, sin estridencias, y una maravillosa expresión dramática en el baile y en la copla".

Para Miguel Espín, "La Argentinita, por sí sola, reescribió todo un género que hundía sus raíces en el mundo del café cantante, en el de las varietés al más puro estilo español y, más tarde, en su gran aportación al ballet español. Las músicas utilizadas eran de compositores como Falla, Granados, Bretón, Albéniz, Pittaluga, y los sones más puros de nuestro flamenco y del folklore. Los decorados podían ser a veces de un Dalí; los títulos de los cuadros escénicos eran tan castizos como Café de Chinitas, Sevillanas del siglo XVIII, Romance pascual de los Pelegrinitos, Madrid 1890, o tan trascendentes como Capricho español de Korsakov, y El amor brujo de Falla.... Y Las calles de Cádiz".

Concluimos con el texto que Pilar López Júlvez dedica a su hermana en la publicación del XIV Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, bajo el título "Recordando a mi hermana Encarnación": "Mujer cultísima, muy amiga de Ortega y Gasset, Salvador de Madariaga, doctor Marañón, toda la Generación del 27. García Lorca y ella eran compadres y se tenían un cariño entrañable; Llanto por Ignacio Sánchez Mejías Lorca se lo dedicó a mi hermana.

Su baile era alado como una paloma volando por el escenario, daba la sensación de que era muy fácil, quiero recordar una anécdota en Nueva York, en el montaje de El amor brujo tuvo que contratar a varias bailarinas, todas muy estimables, y en el primer ensayo a la media hora tuvieron que descansar y le dijeron ¡qué extraño, viéndola bailar pensábamos que era mucho más fácil su coreografía, no podíamos imaginar tanta dificultad! Este es el arte, la difícil facilidad.

Su carrera artística ha sido una de las más interesantes de una artista; como se dice en términos flamencos "tocó todos los palos", o sea, empezó con sus 12 añitos bailando vestida de hombre por farruca y zapateado, al poco tiempo intercala el cuplé con el baile, bailando músicas de Falla, Albéniz, Granados, etc. Es la gran época del varieté.

Hay un período más tarde, que le encanta hacer imitaciones de sus compañeras, tales como Pastora Imperio, Raquel Meller, Carmen Flores, etc.

El gran director y empresario del Teatro Eslava de Madrid Gregorio Martínez Sierra la contrata para hacer Rosaura la viuda astuta comedia musical, más tarde sustituye a la gran actriz Catalina Bárcena en una comedia de Carlos Arniches Las grandes fortunas, todo esto sin dejar de hacer tres recitales por semana con sus bailes y sus canciones.

A continuación hace su primer viaje a Buenos Aires, durando esta turné más de un año, recorriendo Sur y Centroamérica.

Siguen sus recitales por toda Europa y Estados Unidos.

Sus contactos con Federico García Lorca, son el estreno de los Romances recogidos por este y estrenados por ella en el Teatro Español de Madrid. Y llegamos a un momento muy importante en su trayectoria artística, y para el baile flamenco. Argentinita con su sabiduría y madurez crea la primera Compañía de Bailes Españoles en 1933, donde se baila en la primera parte El amor brujo de Manuel de Falla con la Orquesta Bética de Cámara fundada por Manuel de Falla y dirigida por Ernesto Halffter, a continuación se interpretan varios bailes de las regiones de España, y llegamos a la última parte del espectáculo.

Argentinita apasionada del arte flamenco, quiso llevar este arte donde tenía que estar, el Teatro Español de Madrid. Este arte llevaba años en total decadencia puesto que los cafés cantantes más importantes habían desaparecido, y los grandes artistas de este arte, tenían que vivir de las fiestas particulares y de los buenos aficionados.

Argentinita quiso reivindicar a estos excepcionales artistas y llevarlos a un gran teatro de Madrid, al Teatro Español, el elenco de esta Compañía era Juana La Macarrona, La Malena -grandes bailaoras gitanas-, Manolo Huelva guitarrista, Niño Gloria cantaor, Rafael Ortega bailaor, Miguel Albaicín y un plantel de bailaoras y bailaores geniales.

Argentinita creó dos Ballets para estos artistas y para ella, las calles de Cádiz y Nochebuena en Jerez.

Indudablemente en este momento la coreografía, la escenografía, la luminotecnia y la magistral dirección de Argentinita, tomaron una dimensión hasta entonces desconocida y que está vigente.

¡Gracias Argentinita!".

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:

Álvarez Caballero, Ángel. El baile flamenco. Alianza Editorial, 1998.

Álvarez Caballero, Ángel. Pilar López: una vida para el baile. XXXVII Festival Nacional del Cante de las Minas, Concejalía de Cultura, Ayuntamiento de La Unión (Murcia), 1997.

Herrera Rodas, Manuel. Con la vieja escuela. Pilar López. Revista Sevilla Flamenca, núm. 57. Septiembre-Octubre, 1988.

Molina, Romualdo, y Espín, Miguel. Bailar, siempre bailar. Texto incluido en el catálogo de la exposición sobre La Argentinita y Pilar López, celebrada del 16 al 30 de septiembre en la sala Chicarreros de Sevilla, dentro de la Bienal de Arte Flamenco de ese año y con patrocinio de la Obra Cultural de la Caja San Fernando y del Área de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla. Navarro García, José Luis. El ballet flamenco. Consejería de Cultura, 2003.

Téllez Rubio, Juan José. 'Las calles de Cádiz'. El origen de una leyenda. En La nueva Alboreá, número 3, julio-septiembre de 2007.

Homenaje a La Argentinita. Dentro de la publicación realizada con motivo del XIV Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, 6 a 13 de mayo de 1995. Por orden de publicación:

López Júlvez, Pilar. Recordando a mi hermana Encarnación.

Espín, Miguel. La Argentinita: vida y obra.

Aguilar, Inmaculada. La Argentinita: musa del baile.

Gómez, Agustín. El premio Encarnación López 'La Argentinita'.