Artículos / Primer Trimestre / 2011
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Artículos / Primer Trimestre / 2011 Asignatura: Medios de comunicación 4º Año Profesor: Federico Lisica 1º Trimestre 2011 INDUSTRIA CULTURAL Las vaquitas de la cultura Las industrias culturales crecen a ritmo sostenido en el Producto Bruto Interno: ya representan el 3,5 por ciento del total, más que actividades tradicionales como la minería y la pesca Viernes 04 de febrero de 2011 LA NACION En un principio, el concepto de "industria cultural", enunciado en la década del 40 por el filósofo alemán Theodor Adorno, tenía una connotación peyorativa. Para éste y otros teóricos de la Escuela de Fráncfort, el término encerraba en sí mismo una contradicción, ya que aludía a la reproducción en serie de un hecho u objeto que es en sí mismo único, como un concierto de música o una pintura al óleo. No obstante, a partir de la década del 80, comenzó a otorgarse particular importancia a este sector, que incluye desde la producción de libros, películas y CD de música hasta los espectáculos en vivo y las obras de arte; y a tratar de medir su impacto en las exportaciones, la economía y el empleo. Actualmente, casi todos los países tienen, dentro de los organismos públicos de fomento a la cultura, un área de promoción de las industrias culturales. Algunos las consideran dentro del conjunto de las "industrias creativas" e incluyen el diseño, el desarrollo de software ,videojuegos y servicios conexos. Sin embargo, la cuenta satélite del PBI cultural argentino se circunscribe a los rubros audiovisual, editorial, musical, espectáculos y obras de arte. En la Argentina, las industrias culturales representaron en 2009 -último dato disponible- el 3,5% del Producto Bruto Interno (PBI), es decir, unos 13.532 millones de pesos, según los cálculos del Sinca (Sistema de Información Cultural de la Argentina), de la Secretaría de Cultura de la Nación. Esta cifra, que supera la de actividades extractivas como la minería y la pesca, y alcanza la mitad de la de la industria de la construcción, viene en ascenso desde 2004, año en que comenzó a medirse la cuenta satélite de cultura dentro del PBI argentino, y crece a tasas superiores a las del conjunto de la economía nacional. La participación de la cultura en el PBI nacional es alta si se la compara con otros países de América latina como Brasil (1,5%), Colombia y Chile (alrededor del 2%), y similar a la de algunos países europeos (España, 2,8%). En 2009, el crecimiento de la economía argentina fue menor al 1% (0,8 según el Indec). Sin embargo, mientras otras actividades caían, las culturales crecieron un 8%. El fenómeno se explica por "cierta inercia positiva que viene de cuatro años de crecimiento consecutivo a tasas de dos dígitos", explica Natalia Calcagno, socióloga especialista en Metodología de la Investigación y coordinadora del Sinca. Por otra parte, "si bien los consumos culturales son elásticos al ingreso, y cuando la economía cae son los primeros en ajustarse, no desaparecen del todo". Cuando se reduce su poder adquisitivo, la gente compra menos diarios, libros y entradas al cine o al teatro. Pero no deja de leer y a lo mejor cambia los espectáculos pagos por otros gratuitos. "Esto lo vimos muy claro durante la crisis de 2001 y 2002", dice Calcagno. "En este sentido, el año 2009 nos sirvió como variable de control, para saber si las actividades culturales crecían empujadas por la economía, o si en realidad está pasando algo con la cultura que la está llevando a una especie de boom ", señala la socióloga. Calcagno está convencida de que las cifras de la cultura del año 2010 (que se conocerán a mediados de este año, cuando se desglosen los datos del PBI) continuarán con esta tendencia positiva. "Algunos datos preliminares, como las ventas de libros, entradas de cine y asistencia a espectáculos musicales así lo sugieren." Sobredosis de tevé De todas las industrias culturales, la que presenta mayor dinamismo es la producción audiovisual. "La televisión, y sobre todo la exportación de formatos de programas, ha registrado un crecimiento asombroso durante los últimos años, desplazando la venta de ?enlatados' y actividades tradicionales como la exportación de libros", señala Calcagno. Este rubro, que incluye la venta de derechos para producir localmente el formato (idea, guión y servicios de adaptación), explica en parte el superávit en la exportación de servicios culturales. Según un informe de la BBC de diciembre de 2009, la Argentina es el cuarto exportador mundial de contenidos televisivos, sólo superado por Gran Bretaña, Estados Unidos y Holanda. Los exitosos Pells , Casi ángeles y Rebelde Way (todos de Cris Morena Group) encabezan la lista de "los más vendidos" a mercados tan disímiles como España, Italia, Rusia, Turquía, México y Estados Unidos. El auge de la industria nacional de contenidos televisivos tiene mucho que ver con la estructura de pequeñas productoras independientes creadas en los años 90 para tercerizar una tarea que hasta entonces correspondía a las emisoras de aire. "Lo que empezó como un parche para cuidar la caja de los canales y precarizar el empleo se convirtió en una oportunidad de crecimiento para la industria, que multiplicó fuentes de trabajo, mejoró su calidad y ganó mercados internacionales", apunta Claudio Martínez, fundador y director de El Oso Producciones ( Científicos Industria Argentina ) y ex director periodístico de América TV. Con programas innovadores, de alta calidad y a un costo relativamente menor, las productoras comenzaron a ganar espacio y dejaron de ser artesanales para convertirse en pymes. Algunas dejaron de ser independientes y en los primeros años de esta década fueron compradas por los canales. Otras dejaron de ser argentinas para ser parte de conglomerados internacionales. En este proceso, el país pasó de importar latas y cintas a exportar contenidos. Luz, cámara... ¡pochoclo! Durante 2010 la venta de 38 millones de entradas de cine en todo el país generó ingresos por unos 680 millones, de pesos según datos de la consultora Ultracine. Esto representó un aumento del 13,8% en relación con 2009 (un año de considerable caída por la epidemia de gripe A durante junio-julio). El mejor año de la década fue el 2004, cuando se vendieron casi 43 millones de entradas. Lejos, sin embargo, de los números de la década del 80, cuando asistían al cine unos 61,5 millones de espectadores anuales, en las 996 salas que había en el país. A principios de los años 90, la cantidad de salas se había reducido a 340 y los espectadores, a 15 millones, según consta en el libro Valor y símbolo: dos siglos de industrias culturales en la Argentina , editado por la Secretaría de Cultura de la Nación. Sin embargo, a partir del nuevo siglo, el modelo de negocios asociado con los multicines en shoppings y centros comerciales reanimó la apertura de salas que, aunque de menor capacidad, llegan a más de mil en la actualidad. Un derrotero similar siguió la producción de películas nacionales en los últimos 20 años. De sólo ocho películas nacionales estrenadas en 1994, al año siguiente, como consecuencia de la entrada en vigencia de la ley nacional del cine, se pasó a rodar en el país 24 películas. En 2009 se produjeron en el país 45 largometrajes. Ése fue el año en que El secreto de sus ojos (ganadora del Oscar en 2010) rompió la taquilla y el cine nacional alcanzó su mayor cuota de mercado, con 5,3 millones de espectadores (uno de cada seis). La ciudad de Buenos Aires y la provincia de San Luis, al promover el cine como industria (y no como servicio), concentran la mayoría de las actividades de producción y rodaje de films nacionales. En 2010, en tanto, se estrenaron 95 películas argentinas, 80 de las cuales no llevaron más de 10 mil espectadores. Sólo uno de cada 11 asistentes al cine optó por una película nacional. No obstante, fue un año de gran crecimiento en la facturación de las salas debido, por un lado, al aumento del precio de las entradas y, por el otro, a la explosión del cine 3D, que captó a un 18% de los espectadores y generó el 26% de la recaudación. El año pasado cerró con 112 salas habilitadas para proyectar películas tridimensionales y para fines de 2011 se espera superar las 200. La apertura de cada una requiere una inversión de unos 240.000 dólares, con lo que este año, las cadenas invertirán 22 millones de dólares para montar nuevas salas o transformar las convencionales en 3D. Música digital La industria discográfica está atravesando una fuerte crisis global por obra de la digitalización y la Argentina no escapa a este fenómeno. En la última década, el negocio de la música se dio vuelta. Antes los artistas hacían shows para promocionar sus discos y ahora hacen discos para promocionar sus shows. En este escenario, las discográficas independientes (de origen nacional) tienen más posibilidades de supervivencia al centrarse en la búsqueda y promoción de nuevos artistas (no tan afectados por la piratería) e integrar las nuevas tecnologías como herramientas de difusión y comercialización. Durante 2009 se vendieron en el país unos 13,5 millones de unidades (principalmente CD), dos millones menos que en 2008. La venta on-line (legal) representó un 7% de esa cifra (internacionalmente se sitúa entre el 15 y el 40%), según datos de la Cámara de Productores de la Industria Fonográfica (Capif). Según el Laboratorio de Industrias Culturales de la Secretaría de Cultura, de las 129 discográficas existentes en el país, 107 funcionan en la ciudad de Buenos Aires. Unas 70 de ellas son independientes y representan un 23% del mercado. La piratería se lleva más del 60% de la venta de CD y el 99% de las descargas vía Internet, según Capif.