El Centro Ampliado De Santiago En La Novela Chilena Del Siglo XX
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El centro ampliado de Santiago en la novela chilena del siglo XX Hacia una Antropología de la novela Memoria para optar al Título de Antropólogo Social Resumen: en la perspectiva de que no se necesita citar o hacer conversar a antropólogos explícitamente para realizar una tesis de antropología, y de que en la misma línea se puede desarrollar un pensamiento antropológico propio, esta memoria –que intenta un acercamiento poco recurrente en la disciplina a cierto tipo de autores, los novelistas- consiste en una aproximación experimental y un recorrido por un muestrario de 19 novelas chilenas escritas a lo largo del siglo XX en las que aparece de una u otra forma manifestado Santiago. Se intenta hacer una síntesis de cada una de ellas de modo que se observe cómo aparece Santiago, específicamente lo que dimos en llamar centro ampliado de Santiago. Ya sea una calle, una persona en esa calle, un atardecer en esa calle, una conversación en esa calle, una situación en esa calle, lo que sea en esa calle… todo ello es, figurativamente, Santiago. Los autores de las novelas son nuestros informantes, y a la información agregamos un hilo conductor interpretativo en cada una de las novelas, cosa de irlas comprendiendo a cabalidad, con un énfasis de mirada en la ciudad. Cómo aparece la ciudad, cómo sale. Con esto, se busca establecer una relación entre antropología y novela, hacer una antropología de la novela, y por qué no, novelizar un poco la antropología. Palabras clave: Santiago, centro ampliado, novela, ciudad Camilo Razeto Profesor guía: Daniel Quiroz Profesora tutora: Francisca Márquez Santiago, Abril 2015 1 Índice Introducción………………………………..p. 4 Desarrollo Juana Lucero – Augusto D’halmar - 1902……………………………………..p. 14 Palpitaciones de vida – Fernando Santiván - 1909………………………………p. 18 El crisol – Fernando Santiván - 1913………………………………………………..p. 23 Un perdido – Eduardo Barrios - 1918………………………………………………p. 27 El roto – Joaquín Edwards Bello - 1920………………………………………………p. 31 El socio – Jenaro Prieto – 1928..………………………………………………………p. 35 La chica del crillón – Joaquín Edwards Bello - 1935………………………………….p. 37 La sangre y la esperanza – Nicomedes Guzmán - 1943………………………………p. 41 Mañana los guerreros – Fernando Alegría - 1964…………………………………...p. 46 La derrota – María Elena Gertner - 1965………………………………………………p. 51 Patas de perro – Carlos Droguett - 1965……………………………………………..p. 56 Novela de navidad – Enrique Lafourcade - 1965……………………………………p. 61 Frecuencia modulada – Enrique Lafourcade – 1968………………………………….p. 65 En el fondo – Enrique Lafourcade – 1973……………………………………………..p. 68 2 Santiago cero – Carlos Franz - 1988…………………………………………………p. 73 La secreta guerra santa de Santiago de Chile – Marco Antonio de la parra – 1989…..p. 77 Mala onda – Alberto Fuguet - 1991…………………………………………………p. 82 Oír su voz – Arturo Fontaine Talavera – 1992……………………………………….p. 86 La patrulla de Stalingrado – Radomiro Spotorno - 1994…………………………….p. 90 Conclusiones………………………………………….p. 96 Bibliografía……………………………………………….p. 104 Índice nexos….........................................................................p. 106 Anexos…………………………………………………………..p. 110 3 Introducción Lo hecho se puede resumir en esta frase: “Me leí estos libros, con énfasis en la ciudad, y miren lo que encontré”. Esta memoria es un recorrido por un muestrario. Un muestrario que consiste en 19 novelas, ordenadas respecto a su primer año de publicación. Cada novela revisada es una pieza única. Tal y como un paseo por el bosque, o mejor un paseo por el museo, se pretende hacer un recorrido por un muestrario, o si se quiere, la lectura de esta tesis corresponde a un recorrido por un muestrario, de manera que uno se detiene frente a una especie de árbol en particular, o a una obra de arte en especial, y de ella se refieren sus particularidades, armando un relato con ella y con lo que puede haber de interesante en ella. Así con las novelas. Se extrae lo relevante de ellas, en torno a un énfasis central que es la aparición de Santiago en cada novela. Por lo tanto, se hablará –cada capítulo se centra en cada novela- de cómo aparece Santiago en cada novela. Ese es el tema central. Qué es Santiago. Dónde se da Santiago. Y sobre todo cómo se manifiesta Santiago en la novela del siglo XX. Eso en términos laxos, pues es una tesis exploratoria, en un terreno creemos nuevo. Y no en todas las novelas existentes: se seleccionaron 19. ¿Cuál fue el criterio? Que hablaran del centro de Santiago, que el centro urbano de Santiago allí apareciera. ¿Cómo se delimitó esto? En un libro de Carlos Franz se escogen 20 novelas para hablar del centro. Nosotros nos basamos en él y seleccionamos 15 de esas 20 novelas. Desechamos 5 porque aparecía muy poco en ellas o porque no las pudimos encontrar. Para complementar, elegimos 4 más en base a nuestra propia búsqueda, incluyendo recomendaciones de académicos y amistades sapientes. El índice se puede observar como tabla donde salen todas las novelas escogidas, con sus autores y años de publicación. Elegimos dejar afuera un montón de otras novelas, porque no tenían puesto su énfasis en el centro de Santiago o porque aparecía muy 4 poco en ellas. Esto es: nuestro criterio fue que, además de hablar del centro de Santiago, en ellas apareciera de modo bastante perceptible una nutrida visión de ciudad. No nos servía sólo que en tal novela apareciera la calle Estado y luego la trama siguiera como si nada. Necesitábamos que la ciudad fuera un poco protagonista en cada novela, que hubiera una perspectiva de ciudad en ellas, y esto lo encontramos en las 15 novelas escogidas del repertorio de Franz, sumado a las 4 más que encontramos nosotros. Ciudad-protagonista, nuestro criterio. Obviamente que esto se fue definiendo además con la lectura. Y decíamos que en ellas tenía que aparecer especialmente el centro, y esto fue así. Pero no sólo eso. La lectura de estas 19 novelas nos obligó a ampliar el radio de registro. Porque en ningún caso aparecía solamente el centro. Si no queríamos correr el riesgo de destruir cada novela seleccionando sólo aquello referente al centro de Santiago, teníamos que ampliar nuestro registro incorporando lugares importantes –que fue nuestra opción por un asunto de integridad narrativa, que ya sobre la marcha nos comenzó a interesar. Fue así como pudimos establecer un centro ampliado en base a los lugares que aparecieran en las novelas escogidas. Si el centro urbano forma un triángulo rectángulo en la intersección de la Panamericana con la Alameda, cuya “hipotenusa” virtual fuera el río Mapocho, el centro ampliado significó un círculo –virtual también- que incluyera ese triángulo que es el centro y también –en cuyos bordes estuvieran- el Cementerio general, el Cerro Blanco, La Quinta Normal, Estación Central, El parque O`Higgins, la calle Matta, parte de la comuna de Providencia, el cerro San Cristóbal y el barrio Bellavista. Y todo lo que estuviera entre estos y el centro histórico. Un centro ampliado. Ahora bien, como insinuamos, no quisimos ceñirnos exclusivamente a una mirada de los lugares, pues la lectura de las novelas nos enseñó que Santiago no es tan sólo un lugar. Y además muchas veces se habla de un Santiago genérico, que no tiene que ver 5 necesariamente con un lugar en especial. Pudo haber sido un Santiago en otra parte, una ciudad en el aire. Una perspectiva de ciudad tradicional puede verse afectada. Como dijimos, dejamos fuera algunas novelas. De la lista de Franz, éstas fueron: El museo de cera de Jorge Edwards, de 1981; La revuelta de Sonia Montecino, de 1988; Estrella distante de Roberto Bolaños, de 1996; Cita capital de Guadalupe Santa Cruz, de 1992 y La voz del torrente de Joaquín Díaz Garcés, de 1921. Las tres primeras porque aparecía poco y nada de Santiago, las dos últimas porque simplemente no pudimos dar con ellas, no las ubicamos. De las recomendadas, dejamos fuera Palomita Blanca de Enrique Lafourcade, de 1971; Solo un día del tiempo de Braulio Arenas, de 1984; La ciudad anterior de Gonzalo Contreras, de 1991. También porque aparecía poco de Santiago. Además nos leímos Martin Rivas de Alberto Blest Gana, de 1862, para tener un antecedente y una idea de los orígenes de la novela sobre Santiago en Chile. También nos leímos Tengo miedo torero de Pedro Lemebel, del año 2001, pero no alcanzamos a incluirla, por tiempo y espacio. Tanto para Chicago chico de Armando Mendez Carrasco, de 1962, como para El río de Alfredo Gómez Morel, de 1962, no nos alcanzó el tiempo de lectura. Lo mismo nos pasó con José Donoso. En cuanto a poesía, leímos los poemarios La Ciudad de Gonzalo Millán, de 1970, y El paseo Ahumada de Enrique Lihn, de 1983. Nos hubiese gustado incluirlos, pero no nos dio el tiempo, ni el espacio, ni el foco. De todas maneras, conviene decir acá que ninguno de los textos revisados carece de prosa poética. A modo de introducción y acompañamiento al tema que abarcamos, y para que se tenga una idea de lo que también rondaba por la cabeza del tesista, bebimos también de otras fuentes. Nos leímos Geografías de Benedetti, Istambul (ciudad y recuerdos) de Orhan Pamuk, Los dublineses de James Joyce y Las ciudades Invisibles de Italo Calvino. Estos libros referentes al 6 tema ciudad y literatura. Además, nos leímos La vida instrucciones de uso de Georges Perec, libro que –y esto sería poco decir- nos sirvió para ordenarnos. También, de corte más teórico, en referencia a la imaginación, Pensar la imaginación de Cornelius Castoriadis. Y es que en un principio queríamos realizar esta tesis en términos de imaginario, de imaginario literario urbano. Pero decidimos alejarnos de esta discusión en favor del contenido de las novelas. Sin embargo, nos sirvió mucho pasar por ella, en términos de apertura y disposición mentales. Y bueno, muchas otras cosas fueron las que cambiamos de proyecto de memoria a memoria en sí. Hagamos una somera y superficial recapitulación, sobre todo de lo rescatado, sin dejar de enfatizar que el producto de la memoria, esta tesis, es un recorrido por un muestrario y pone casi exclusivo ahínco en el contenido de las novelas, en lo que de ellas se extrajo para armar un multi-relato nuestro coherente, en referencia al centro ampliado de Santiago: En cuanto a antecedentes, valoramos tres fuentes fundamentales.