Complutuin, 6, 1995: 209-233

EL ÁREA SUPERFICIAL DE LOS OPPIDA EN LA “CÉLTICA”

Martin Almagro-Gorbea, Antonio E Dávila*

RESUWEN.- El análisis del tamaño de unos ¡00 oppida de superficie conocida de la Hispania Céltica propor- ciona datos de indudable interés para conocer su estructura urbanística, socio-política y territoriaL El tama- ño medio es de unas 20 Ha aunque sólo 4 superan las 50 Ha; 14 ocupan de SO a 25 Ha; más deI SO%, entre 2Sy 10 Ha; 24, de lOa SHaymuypocos oppida ocupan menos deS Ha. El análisis de los tamaños permite señalar cuatro zonas, relacionadas con las distintas áreas elno- culturales: 19 el bordemeridional y oriental de la Ateseta, con poblaciones de tipo ibérico, Oretanos y Olca- des; 29 las llanuras sedimentadas ocupadas por Carpetanos y l’acceos cuyos grandes oppida alcanzan hasta

100 Ha; 39 la Hispania húmeda, de Galaicos, , Cántabros, , etc. • con oppida tardíos y de es- caso tamaño; 49 las áreas marginales de zonas montañosas que no alcanzaron una estructura urbana en la Antigtaedad.

,Ansnucr-An ana¿vsis ofnearly 100 oppida w’iIlr known area in Celtic” Iberia has provided sorne verv in- leresting resulis about ¡ts urban setilemen; and socio-political structure. Tire aver-age area is about 20 Ha. but only 4 are biggerthan SOFIa; 14 are between 50 and 25 Ha; more tIzan 509/o, benveen 25and JO Ha; 24,from JO ro 5 Ifa and only afew are less tIran 5 Ha. This analysis allows to distingnish four cultural areas, related witlr different ethnics groups: 1, tIre sou- thern and eastern border of the Meseta occupied by “Iberian “peoples, as Oretaul and ; 2, tIre Meseta plains where the oppida of tire Carpetaul mrd Vaccel were as large as 100 Ha; 3. northern Hispania, where Ii- ved Galaici, Astures, , Vascones, etc., whose oppida were smaller and ofa later age; 4, the mountain areas, as tIre Pyrenees. etc., which liad no oppida structure in Antiquity.

P,a..¡n4s CL4E: Oppidurn, Urbanismo protohistórico, Celtas, Pueblos prerromanos, Peninsula Ibérica.

Kxr Wonns: Oppidum, ¡ron Age urbanism, , pre-roman peoples. Iberian Península.

1. INTRODUCCIÓN prerromanas de toda la Península Ibérica, debe tenerse en cuenta que, como recientcs estudios están Hace algunos años, abordamos por primera documentando, pocos elementos son más reveladores vez un análisis preliminar del área superficial de las que el hábitat a la hora de definir las caracteristicas poblaciones ibéricas (Almagro-Gorbea 1988). Este etno-culturales de las diversas regiones peninsulares, tema, a pesar de su indudable interés y aun teniendo su estructura interna. su evolución y sus relaciones en cuenta sus lógicas limitaciones, nunca ha sido externas, en especial en lo que se refiere a influjos re- abordado en las regiones que corresponden a todo el cihidos y prestados (Almagro-Gorbea 1994). Por ello, interior de la Península Ibérica y a sus regiones occi- este elemento resulta fundamental a la hora de anali- dentales y septentrionales, que sc pueden incluir en zar la estructura social y política de las diversas áreas la denominada Hispania “Celtica” o indoeuropea etno-culturales y las profundas diferencias que ofre- (Untermann 1965). cen estas regiones del Centro, Occidente y Norte pe- Además del interés que ofrece este análisis, ninsulares, no sólo respecto a las áreas mediterrá- por pennitir comparar los tamaños de las poblaciones neas, sino también entre si.

Departamento de Prehistoria. Facultad de Geografia e Historia. UniversidadComplutense. E-28040 Madrid. 210 MARTÍN ALMAGRO-GORBEA Y ANTONIO F. DÁVILA

Aunque el área superficial sólo es un rasgo los más fiables, la superficie calculada debe conside- hasta cierto punto secundario, su interés no deja de rarsc sólo como una aproximación en la que se accp- ser relevante, pues puede ser medida ~ analizada con ta un posible error en torno a un 10%, pues sin tra- objetividad y relativa facilidad. Esta característica bajos de excavación o, al menos, de exploración sis- contrasta con la ausencia de análisis de este tipo en temática, es muy dificil precisar el tamaño basándose la Arqueología de la Península Ibérica hasta fechas sólo en los datos que ofrece la topografia aparente. muy recientes. Por ello. cl tema nunca ha sido abor- Por otra parte, es de señalar que se carece de datos dado en obras de síntesis, en parte por la dificultad válidos para algunos yacimientos a veces importantes de recopilar datos muy dispersos y en parte porque e incluso para áreas etno-culturales que cuentan con no ofrecen los estudios de yacimientos una documen- buenas monografias de conjunto, pero que no anali- tación suficientemente válida para este tipo de análi- zan este tipo de datos, seguramente por no haberse sis. Sólo recientemente, el creciente interés por la considerado de suficiente interés. Su ausencia en el Arqueología Territorial ha suscitado mayor preocu- listado que aquí se ofrece puede ser un estímulo para pación por estos temas, ya reflejados en algunas sín- que sean recogidos y valorados en futuros trabajos. tesis locales que comienzan a valorar este aspecto De todos modos, la información analizada (Burillo 1980; Esparza 1987; Valiente 1987; Collado debe considerarse con cierta prudencia, por ser una 1990; Romero 1991; Berrocal 1992; Romero el mucstra parcial y sesgada, en el sentido de que se ba- aL 1993; etc.). Igualmente, la creciente utilización de sa más sobre los datos disponibles, cuya cantidad y la fotografia aérea y de cartograifta arqueológica apli- calidad varia mucho de unas áreas a otras, que sobre cada al estudio dc yacimientos se ha dejado sentir en una selección objetiva basada sobre datos suficientes estos últimos años, aunque aún aparecen publicacio- y de calidad debidamente contrastada. Además, es nes sin el imprescindible mapa a una escala conve- muy importante tener en cuenta que en este trabajo niente o sin la correspondiente y explícita indica- no se pretende ofrecer una recopilación exhaustiva de ción gráfica. Pero paulatinamente, el limitado corpus todas las poblaciones prerromanas, entre las que des- de datos actualmente existente se ve incrementado tacan los muy numerosos y variados castros (Alma- día a día, lo que va a repercutir, en un próximo futu- gro-Gorbea 1994), ya que ello seria imposible pues ro, en la mejor calidad de la visión de conjunto, a la su número supera varios millares. Por lo tanto, en que este trabajo pretende contribuir como una prime- principio solamente se han tenido en cuenta las po- ra aportación que llame la atención sobre el alto inte- blaciones conocidas de extensión aproximadamente rés de este aspecto de la urbanística prerromana de la superior a 5 Ha. Península Ibérica. También se han recogido en la lista adjunta Para su realización, siempre que ha sido po- algunos castros de superficie menor de 5 Ha como re- sible, se ha recurrido al más reciente estudio mono- ferencia, así como alguna ciudad romana cuando no gráfico sobre el yacimiento en cuestión que indique se conocen poblaciones indígenas. Ambos casos se expresamente el dato de su superficie. así como a sín- indican con un asterisco () pues no se han ~alorado tesis de conjunto existentes sobre algunas zonas que para cl estudio de conjunto. analizan este tema explícitamente. En caso de que no En consecuencia, se han tenido en cuenta se indique el tamaño, si existe cartografia suficiente- sólo poblaciones que pudieran ser teóricamente con- mente válida por su calidad y por ofrecer la escala sideradas como oppida, entendiendo por tales las que gráfica, lo que muchas veces tampoco ocurre, la su- ocupaban la cúspide del ranking de importancia y perficie se ha calculado basándose en la figura o lá- controlaban sus respectivos territorios, articulados y mina correspondiente. Por ello mismo, algunos da- jerarquizados (Almagro-Gorbea [994), lo que no tos, que alcanzan en total un 15%, aunque en alguna siempre se refleja de forma directa en su tamaño. área etno-eultural supongan más del 50%, deben pues cn ello intervienen otros factores, como el tipo considerarse como meramente indicativos, bien por de urbanismo y el grado de dispersión de la pobla- corresponder a poblaciones va romanas o por no ción. Este hecho explica las profundas diferencias existir posibilidad de contrastar objctivamentc la ca- existentes entre unas áreas etno-culturalcs y otras y, lidad de la información, que debe considerarse. en al mismo tiempo, pone de manifiesto el significado consecuencia, como una mera estimación. En estos del área superficial de las poblaciones, aunque en casos sc indica entre corchetes, [], bien el tamaño, si principio pueda considerarse como un parámetro se- la superficie es incierta, o bien el nombre, si el tama- cundario desde un punto dc vista estrictamente urba- ño conocido es ya de la población romana. nistíco (f¡g. 1). Pero en la mayoría de los datos, incluso en EL ÁREA SUPERFICIAL DF LOS OPPIDA EN LA HISPANIA “CÉLTICA” 211

Fig. 1.- Oppida de superficie conocida ea la Hispania “céltica”: 1, Myrtilis; 2, Onleiro Circo; 3, Mirobriga; 4, Salacia; 5, Azougada; 6, Ncrtobri- ga: 7, Hon,achuelos; 8. Metellinuin; 9. Alcazaba de Badajoz; 10, Segovia, P; 11, Vajamonte; 12, Tamusia: 13, Sansucña; 14 La Muralla; 15 Zanianil; 16 Conimbriga; 17, Sisapo; 18, Lacurris; ¡9, Oretun,; 20, Cerro de las Cabezas: 21, Cabeza del Buey; 22, AJn,edina; 23, Meca; 24, Los Villares, y; 25, Contrebia Carbica; 26, Cerro del Gollino; 27. Consabura; 28, Toletum: 29, Conipluluin; 30, Santorcaz: 31, Dehesa de la Oliva; 32, ; 33, Valeria; 34, Castellar de Frías; 35, Ercavica; 36, Luzón; 37, La Caridad; 38, Poyo del Cid; 39. Contrebia Belaisca; 40, Secaisa; 41, Bilbilis; .42. Arcobriga; 43, Occilis; 44. Termes; 45, Alto del Cuervo; 46. Uxama Argaela; 47, Nun,antía; 48, Los Villares, SO; 49, Contrebia Leucade; 50, Villavieja de Muflo; 51, Segovia, SG; 52, Cauca; 53, Cuchar; 54. Rauda; 55, Las Quintanas. Padilla; 56, Soto de Mediajíla; 57. Septimanca; 58, La Pefla; 59, Las Quintanas, Valona; 60, An~allobriga; 61, Intercatia; 62, Pallantia; 63, Vin,inalium; 64, Cuen- ca de Campos; 65, Melgar de Ahajo; 66, Albocela; 67, Bletisama; 68, Salmanlica; 69, Mesas dc Miranda; 70, Sanchorrcja; 71, Las Cogotas; 72 Ulaca; 73, Arroyo Manzanas; 74, El Raso; 75, Hoya; 76, Labradas; 77, Lancia; 78, Noega; 79, Baguate; 80, Coeliobriga; 81, Lansbrica; 82, Santa Tecla; 83, Briteiros; 84, Sanfina; 85, Monte Mozinho; 86, Vellica; 87, Monte Bernonio; 88, tuliobriga; 89, Marueleza; 90, Belcia; 91, Castro Paulejas; 92, Carasta; 93, Santusle; 94, Santa Coloniba; 95, La Hoya; 96, Calagurris; 97, Ponipaclo; 98, Osca. 212 MARTIN ALMAGRO-OORBEA Y ANTONIO F. DÁVILA

2. OPPIDJ4 DE LA HISPANIA <1,5* El Cerrón, Illescas TO Valiente 1990: 327 “CÉLTICA” <1’ ¡-lorcajada de la ‘Jorre CII Valiente 1987: 255 <1’ ritulcia M Valiente 1987: 396 Ha Población Referencia <05* Valdenoehes GU Valiente 1987: 280 0,05’ Salto del Cura, Alcalá de Valiente 1987: 333 Henares M A) Turdulos, célticos y lusitanos 0.04* Castillejo de Tonsellosa GU Valiente 1987: 269 14’ [EboralP Alarcáo 1993: 217 0,04* Fuente el Saz del Jararna NI Valiente 1987: 343 13 Metellinum, Medellín BA Alniagro-Gorbea 1994 12 ZaniarrilCC Martin 1994: 274 D) Celtíberos II La Muralla CC Martin 1994: 250 [60]’ ISegontía Lancal. Langa de Fatás el al. 1993:208 L~l Conimbrlga P Alarcáo 1993: 211 Duero SO [9J” [Caurium,Corial CC Blázquez 1965: 13 >32’ Numantia SO Jimeno el al. 1990:19 8 Outeiro Circo P Berrocal 1992: 218 132]’ Rodriguez Almeida 7,5 Vaian,onte P lAvuIaJ Av Berrocal 1992: 218 1981: £3 7 NertobrlgaBA Berrocal 1992: 218 [301 Usama Argaela’. Burgo de Fatás el al. 1993: 250 6,7 Tamusla, Villasviejas CC Hernández el aL 1989: Osma SO 157 2110 [BlIbilisí Z Beltrán 1987: 19 6 Myrtilis, Mértola P Berrocal 1992: 218 21 Tennes SO Taracena 1954: 238 6 Sansueña, CC Martin 1994: 273 1201” SegovIa SG Zamora 1976:1. 5,2 Alcazaba de Badajoz BA Berrocal 1992: 218 20’~ Ocílla SO Taracena 1926: f 1 5 SegovIa P Berrocal 1992: 218 1181 Alio del Cuervo (Clunia Palol 1978: £ p. 12 5 Homachuelos HA Rodríguez Días 1991: prerromana) 299 >15 Secalsa Z Schulten 1933: 374 4,5 Azougada P Berrocal 1992: 218 13,5 Contrebia Leucade LO Hernández Vera 1982: 3,2’ Capote BA Berrocal 1992: 218 119 2,7’ Cantan,ento HA Berrocal 1992: 218 12,5 La Caridad TE Vicente el al. 1991 GarvaoP Berrocal 1992: 218 2,5’ 12 Contrebia Belaisca Z Hurillo 1976:9 2 Salacia, Akacerdo Sal P Berrocal 1992:218 12 VihlaviejadeMuño. BU PalAs el aL 1993: 246 22 Mirobriga. Santiago de Ca 9eni P Berrocal 1992:218 10.5 Segobriga CH Almagro-Gorbea y Lo- 2’ Safara P Berrocal 1992: 218 nno 1989: 177 1,9’ La Martela HA Berrocal 1992: 218 10 Poyo del Cid TE Burillo 1980: 156 1’ Castañuelo HA Berrocal 1992: 218 9-5 Ercavica CH Valiente 1987: 242 0,12’ PedraoP Berrocal 1992: 218 8” Valeila CH Sánchez Laflente 1985: fI 7,7514 ArcobrlgaZ B) Meseta meridional: oretanos, olcades, etc. Beltrán 1987:1.49 Collado 1990: 18 [<33?]’ Lacurrls, Marcos CR de Juan el aL 1994:156 7,4 Castellar de Frías TE 6 los Villares, Ventosa de la Romero 1991:447 [16.5] Oretum?, Orejo CR Nieto el aL 1980: £2 Sierra SO 15 AlmedinaCR Vélez y Pérez Avilés 5 LuzónGU A. Lomo coni peas. 1987: 175 2,25’ Pico de la Muela. valera de Valiente 1987: 258 15 MecaV Broncano 1986:19 14 Cerro de las Cabezas CR Ahajo CU Pérez Avilés y Vélez 4.” Castillejo del Romeral CH 1994:136 Valiente 1987: 497 41 * >10 Los Villares, Caudete de las Mata 1991:7 Reillo CH Valiente 1987: 497 1,3’ Fuentes V Castilfilo de la Sierra SO Romero ¡991: 198 1’ Harchín del Hoyo CH Valiente 1987: 214 lO Sisapo, Bienvenida CR Fernández Ochoa y <1’ Naharros CH Valiente ¡987: 257 Zarzalejos 1992:26 0,9’ Cubo de la Sierra SO Romero 1991:198 6 Cabeza del Buey CR Pérez Avilés y Vélez 1994:138 0,85’ Los Castillejos de Gallinero SO Romero 1991:198 07’ Valdeavellano de Tera SO Romero 1991:198 0,2’ Cerro de las Nieves CR Fernándezetok 1994: 0.68* El Royo SO 114 Romero 1991:198 0.58’ Hinojosa de la Sierra SO Romero 1991:198 0,5 5’ Castillejo, Ventosa de la Sierra SO Romero 1991:198 C) Carpetanos 0,54’ Alto de la Cruz, Gallinero SO Romero 1991:198 68 Complutum, 5. Juan del Viso M Alniagro-Gorhea 0,5’ Bonilla CtA Valiente 1987: 222 1994: fil 0,5’ Yesares, Valera de Abajo CtA Valiente 1987: 296 45 Contrehla Carbfra, Gras el aL 1984: 50 0,4’ Villar del Horno CH Valiente 1987: 284 Villasviejas CU 0,3’ Taniñe SO Romero 1991:198 [401’ Ioletum, Toledo TO Plácido el aL 1992: £2 0 3’ Castilviejo de Guijosa OH Valiente 1987: 62 [301’ Consahura, Consuegra TO Giles 1971: pl. 1 0,2 1* Langosto SO Romero 1991:198 26,5’ Dehesa de la Oliva Cuadrado 1991: fI 0,0 13’ La Coronilla OH Valiente ¡987:67 >15 Cerro del Gollino TO Santos el aL1990: 319. 14 SantorcazM Cerdelio el aL 1992: E) Vacceos 133 110” Pallantla, Palenzuela PA Castro 1973: 448 6’ Ecce Horno M Almagro-Gorbea y 55 La Peña, Tordesillas VA San Miguel 1993:34 Fernández-Galiano 1980 49 Intercatia, Montealegre de San Miguel 1993: 34 5’ Muela de Taracena GU Valiente 1987: 383 Campos VA 3.4’ Yeles TO Valiente 1987: 399 40 Las Quintanas, Padilla VA Olmo y San Miguel 35* Castejón,ArniuñadeTajuñaGb Valiente ¡987: 267 1993: £5 1-3’ Zaorejas. Cifuentes GU Valiente 1987: 79 34 Melgar de Ahajo VA San Miguel ¡993:34 EL ÁREA SUPERFICIAL DE LOS OPPIDA ENLA 1-IISPANIA “CÉLTICA” 213

26,3” Las Quintanas, Valoría VA San Miguel 1993:34 4.4’ Viladonga LU Arias ¡985:9 125,51”’ [Oeelodur¡,Zamoral ZA Gutiérrez González 4’ Souteliño, Carballiflo López Cuevillas ¡953: ¡990:16. 103 ¡5’, Cauca, Los Azafranales VA Blanco García 1988: 2,8’ Trelle López Cuevillas 1953: 22 103 15 Vlmlnatium, Castro Muza PA Balmaseda 1984: 92 2,26’ Barolta CO Calo ¡993:85 14 Amallobrlga, Tiedra VA San Miguel 1993:34 2 Codiobrlga (Castromao, Romero Masiá 1976:18 13,5 Rauda, Roa VA Sacristán 1986: 21 Celanova) Ok 11,7 Soto de Medinilla VA San Miguel 1993: 34 2’ Trofla López Cuevillas 1953: >10 CuencadeCampos,VA San Miguel 1993: 34 ¡03 7.1 Septlnmnca, Siniancas VA San Miguel ¡993:34 1,8’ Sabroso P Cardozo 1976:1.33 7 Cuéllar SG Banio 1993:176 >1,5’ Senhora da Guia PORT da Silva 1986:1. 14 6’ Pago de Gorríta VA San Miguel 1993:34 ¡ , 1’ Torroso, Mo, PO delaPefla 1992:15 5/lo. Medina de Rioseco VA San Miguel 1993: 34 0,04’ Seixas Calo 1993: 85 5,7’ Teso del Cementerio, Cuenca de San Miguel 1993: 34 Campos VA 1) Cántabros 5,2’ Pago de Grimata VA San Miguel 1993: 34 [201 Monte Bemorio PA San Valero 1966: 11 1 4,3’ Cuestacastro VA San Miguel 1993: 34 <1 Veilica, Monte Cildá PA García Guinea el al 4’ Aguilar de Campos VA San Miguel 1993:34 1966: mapa 1 3,6’ Teso Mimbre, Villagarcía de San Miguel 1993: 34 7,5” [Italiobrigal,Reinosa 5 Solana 1981: 205 Campos VA 3,6’ CerroS. Andrés, Medina de San Miguel 1993:34 Rioseco VA K) Vascones, etc. 18,5 Santuste, Trevifio FilloyyGil 1984:12 3,2’ Zorita VA San Miguel 1993:34 17 CarastaVl Filloy ¡990:7 1,3’ Castillo, Tordebumos VA San Miguel 1993:34 ¡151” [Oses,Huescal HU Aguarod y Mostalac 1980: £181 F) 14,5 Santa Colomba, Trevilio FilloyyGil 1984:12 >60 Ulaca AV Alvarez Sanchis ¡993: II [Relela?],Iruñal VI Nieto 1958:1.6 274 1101 Calagunis, Calahorra LO Gómez Pantoja ¡976: 37,5” Mesas de Miranda AV González-Tablas el al. £2 1986:115 10’ [Mha],Albeiunnendi VI Fatásetaí 1993:42 27,520 Sanchorreja AV GonzálezTab¡as el al lo Castro Paulejas FilloyyGi¡ 1984:12 1986: 115 8 Marueleza nl L. Valdés, com. pera. 44* 20 Alboecla? El Alba, Villalazán ZA Fatás el aL 1993: 42 San Fonnerio, Treviflo Fi¡¡oyy Gil 1984:12 20 EIRasoAV Fernández 1986: 35 404 La Hoya VI Llanos 1983. 20” Solmantica, SA Martín Val¡s el al ¡3,21” Pomnpaelo prerromana NA Mezquíriz 1978: £11 1991:155 3,5* Kosnioaga 131 L. Valdés, cono. pera. 20 Arroyo Manzanas TO Valiente ¡987:325 [¡4/16]’[Capara] Blázquez ¡965:13 ¡4,5 Las Cogotas AV González-Tablas el al ¡986:115 3. DISCUSIÓN DE LOS DATOS 1101 Bletisama, Ledesma SA Beneteral 1991: ¡II 5,2*22 Las Merchanas, Lumbrales SA Maluquer 1956: £10 El primer hecho que destaca del análisis de 4,3*” Yecla de Yeltes SA Martín Valls 1982:111 la lista adjunta es la escasa información que ofrece, G) Astures apenas suficiente para este tipo de estudios, ya que l40l’~ [LandalLE Jordá 1962:7 además faltan en algunas áreas casi por completo los 23 Labradas, Arrabalde ZA Esparza 1987: 202 datos, lo que unido a la inexistencia de trabajos pre- ¡12105 Noega?, Campa Torres, Gijón O MayayCuesta 1993: vios que sirvan como punto de referencia, hace que 41 >6 BoyaZA Esparza ¡987:41 cualquier conclusión de síntesis se deba considerar 3,5’ Fresno de la Carballeda ZA Esparza 1987:150 con prudencia. >3’ La Altnena,Cubo de Benavente ZAEsparza 1987: 57 0,3’ Los Corralones, Espadaliedo ZA Esparza 1987: 11 33 Por tanto, dicho listado debe considerarse hasta cierto punto provisional, pues deberá ser com- H) Galaicos pletado cuanto antes en un futuro próximo, tarea pa- 132,61’ [Tongobtiga?], Freixo, Mareo IPPC 1987 ra la que es imprescindible una amplia colaboración de Canaveses PORT <2106 Santa Tecla PO López Cuevillas 1953: entre todos los arqueólogos. Este mismo hecho expli- ¡03 ca las oscilaciones, yacios y saltos bruscos que pre- 20,527 Briteiros PORT Cardozo ¡976:1.6 senta el rainldng de poblaciones, especialmente en al- <20” Monte Mozinho POR1’ Calo 1993:85 15,4 Sanflns PORT da Silva 1993: ¡0 gunos grupos, hecho que debe interpretarse, en con- <¡5” Bagunte López Cuevillas 1953: secuencia, no como reflejo de la estructura de la po- ¡03 blación sino de la pobreza de la muestra. 8,8” Lanshdca, San Cibrán de LAs GR Rodríguez Cao el al Además, algunos de los datos recogidos no 1993:19 6’ Samocdo López Cuevillas 1953: siempre pueden considerarse del todo válidos para un 103 análisis de los oppida prerromanos, en especial aque- 214 MARTIN ALMAGRO-GORBEA Y ANTONIO E. DÁVILA

Fig. 2. Oppida de superficie conocida direrenciados según la cronología de su aparición: 1, anteriores al siglo IV nC.; 2, tines del III y II nC.; 3, durante ¡a Romanización. líos que corresponden a ciudades romanas de origen han sido totalmente excluidas. indígena, como, por ejemplo, el caso dc Bilbilis, etc. También es muy complejo el problema que Lo mismo cabe decir dc Ebora, Caurium, Capara. supone la gran diferencia cronológica existente entre etc., que se incluyen a modo de referencia, suponien- unas poblaciones ; otras. En especial, debe tenerse do que en estos casos el tamaño inicial de las ciuda- en cuenta que la aparición de poblaciones que ar- des romanas puede ser indicativo del grado dc desa- qucológicamente se pueden considerar como oppida, rrollo urbano y dc concentración del hábitat en las esto es, de tipo urbano, ofrece un amplio abanico cro- poblaciones indígenas preexistentes. Igualmente, se nológico entre unas áreas culturales y otras dentro de han incluido otros casos también discutibles, como estas regiones del Centro y Occidente de la Península las ciudades con estructura de oppidum de la Celtibe- Ibérica (fig. 2). Aunque este hecho tan significativo ria y de alguna otra área, como Toletum, así como no se puede precisar en cada caso, sí es preciso tener ciudades indígenas de las que apenas se conoce su fa- en cuenta que en Extremadura se incluyen núcleos se prenomana, como Lancia. Calagurris, Pompae- orientalizantes. como Medellín (Almagro-Gorbea y lo, etc., ya que corresponden a un momento avanzado Martín 1994). fechable al menos desde el siglo VII a. de la evolución urbanística de dichas áreas que coin- C. Ya más tardíos parecen ser los oppida del borde cide plenamente con la romanización. Sin embargo, sur de la Meseta del área dc los Oretanos, aunquc su fundaciones plenamente romanas, como Graceurris, estructuración no parece anterior al siglo VI a.C. En Bracara Augusta, Lucus o Asturica Augusta, etc. el este de la Meseta el poblado de Los Villares, en EL ÁREA SUPERFICIAL DE LOS OPJ”IDA EN LA HISPANIA “CÉLTICA” 215

Caudete de las Fuentes, puede considerarse iniciado de las fortificaciones o el área realmente habitada, en el siglo VII a.C. (Mata 1991: 188 s.), pero no pa- que puede ser en algunos casos mucho menor. Como rece seguro que en esa fecha tuviera ya estructura y ejemplos característicos en este sentido deben consi- función de oppidutn. Lo mismo cabe suponer para derarse algunos oppida dc las áreas centrales y sep- otros oppida de origen antiguo de la Meseta Norte, tentrionales de la Península Ibérica, como Complu- como algunos vettones. en concreto los de El Serme- tum, probablemente Contrebia Carbica o la misma co o Sanchorreja (González Tablas el al. 1986: nota Numantia. aunque en los tres casos falta informa- 4) y numerosos casos vacceos cuyo origen parece ción fiable sobre su estructura urbana. Pero este he- arrancar de la Cultura de Soto de Medinilla (Romero cho cabe suponerlo también para otros muchos oppi- el al. 1993), aunque evidentemente sin ofrecer toda- da vacceos y vettones, cuyo gran tamaño va asociado vía en esa fase carácter de oppidu¡n. a una baja densidad de viviendas, en general aisladas Sin embargo, cl análisis de la cronología de entre sí, por lo que su número debió ser proporcIo- estas poblaciones es de gran interés, pues ayuda a re- nalmente reducido, como se evidencia a simple vista conocer tres grandes zonas. Una Zona 1’ comprende- en llaca (observación personal). En ocasiones, como ria las regiones periféricas de la Meseta Meridional, ocurre en Las Cogotas (Ruiz Zapatero y Alvarez dcl Sur de y de Extremadura, más algún po- 1995), las viviendas parecen concentrarse en un re- sible caso en torno a la Vía de la Plata en la Meseta cinto superior o central, quedando los recintos exte- Norte. Esta Zona l~, más próxima al mundo turdeta- nores poco poblados, presumiblemente como áreas no e ibérico, se caracteriza por la aparición de oppida artesanales o albacaras. Este hecho también es evi- desde antes del siglo IV a.C. La Zona 2’ la forman dente en la Asturica y en las grandes cibdades o ci- las áreas centrales de las llanuras sedimentarias, ocu- tanias de la Gallaecia, como Briteiros o Sanfins, que padas especialmente por Carpetanos y Vacceos. así cabe equiparar por su tamaño y función a auténticos como las áreas próximas a llanuras o grandes vías dc oppida con recintos externos escasamente poblados. comunicación de los Celtiberos y Vettones; esta Zona Por ello, desde este punto de vista, también 2’ se caracteriza por la aparición de numerosos oppi- se puede señalar tres zonas, en gran medida relacio- da, de estructura urbana mucho menos densa, en un nables con las indicadas anteriormente según crite- periodo que oscila. por lo general, entre la presencia rios cronológicos. La Zona 1’. integrada por las áreas de los Bárquidas y el final de la conquista romana, meridionales que bordean la Meseta Sur, ofrece un esto es, entre el último tercio del siglo III y del II a.C. urbanismo concentrado y denso, relacionado con las La Zona 3a la integran las regiones más occidentales plantas irregulares “aglutinantes” de tipo turdetano. y septentrionales, donde sólo aparecen grandes nú- Igualmente, cabe incluir la evolución de los “pobla- cleos bajo el dominio de Roma, por lo que la apari- dos cerrados” de casas con medianiles comunes del ción en ellas de grandes poblaciones de tipo oppida Valle del Ebro y las regiones orientales, urbanismo se ha interpretado repetidas veces como indicio de originario de ¡a Cultura del Bronce Ibérico. La Zona romanización; sin embargo, su aparición más bien 2’ se caracteriza por grandes poblados pero cuya su- parece ser la consecuencia de la progresión creciente perficie amurallada, muy mal conocida, parece in- de las formas urbanas desde las regiones más evolu- cluir espacios libres y casas dispersas, lo que supone cionadas del Mediteráneo hacia las más apartadas del una densidad mucho menor con respecto a la zona Occidente y Norte de la Península Ibérica. Finalmen- anterior. Finalmente, una Zona 35 comprendería las te, conviene tener presente que en las áreas más ais- regiones nordoceidentales y septentrionales en las ladas de la Cordillera Cantábrica. Pirineos, Pais Vas- que la casa redonda aislada supone un aprovecha- co septentrional y de otras zonas igualmente aisladas, miento aun menor de la superficie urbanizable en el como algunas áreas de las Serranías Ibéricas, desde interior del oppidum. Soria a las de Albarracín o Cuenca o en algunas En todo caso, resulta interesante advertir áreas montañosas interiores de Galicia y de partes que las poblaciones mayores aparecen siempre en las del Sistema Central, etc., no se llegó a alcanzar cl llanuras sedimentarias y junto a vías importantes de desarrollo de un hábitat de tipo oppidu,n en la Anti- comunicación en proximidad de territorios de relati- gúedad. pues en algunos casos como en la Cordillera va potencialidad agrícola, lo que contrasta con las re- Cantábrica y los Pirineos, ni siquiera aparecen pobla- giones predominantemente ganaderas, caracteristicas ciones equivalentes en fechas tan avanzadas como la de áreas montañosas, donde perduraron los castros y Edad Media. donde, o no existen oppida, o éstos son de pequeño Otro problema evidente, en parte relaciona- tamaño, por lo general. menores de 10 Ha. como do con el anterior, se plantea por la diversidad de cri- ocurre en la Serranía de Soria, en la de Albarracín, terio que supone valorar el área comprendida dentro en los montes de Zamora, en las regiones ganaderas 216 MARTIN ALMAGRO-GORBEA Y ANTONIO F. DÁVILA

de Extremadura, etc. Este mismo hecho explica la mente, en las regiones septentrionales y en especial significativa diferencia de densidades en lo que se re- del Noroeste, que integran la Zona 3’, hay que resal- fiere al número y tamaño de las poblaciones entre tar el predominio de pequeños castros hasta la roma- unas regiones y otras, como se evidencia si se compa- nización, pues muy pocos de ellos, todos de fecha ra las llanuras sedimentarias ocupadas por Vacceos o tardía, llegan a tener estructura de auténticos oppida, Carpetanos con las regiones montañosas citadas de por lo que recuerdan en estos aspectos, lo mismo que Astures, Celtíberos o Lusitanos, de medíoambiente y en la fonna predominantemente circular de sus vi- estructura socio-económica básicamente ganadera. viendas y en su distribución aislada, los hillforís de Este hecho debe tenerse muy en cuenta a la las regiones atlánticas (Cunliffe 1974; Forde-Johnson hora de comparar el tamaño de las poblaciones de 1976; Harding 1976; Raftery 1994: 38 s.; etc), con unas áreas etnoculturales con otras, como resulta evi- las que ofrecen mayores afinidades, lo que deja supo- dente si se confronta el denso entramado de casas ner indudables concomitancias culturales, medioam- que ofrecen los oppida oretanos como el de Alarcos o bientales y, seguramente, étnicas. el Cerro de las Cabezas o, aparentemente, del borde Esta triple zonificación, o cuádruple si se Sudeste de la Meseta, como Los Villares o Meca, con añaden las áreas no urbanas de las zonas montaño- los grandes oppida de otras áreas de la Meseta, cuya sas, es consecuencia del proceso de formación de las estructura resulta más próxima a los oppida de Cen- estructuras de hábitat y de la organización del territo- troeuropa, como Complutum o Ulaca, pues la densi- rio a lo largo del 1 milenio a.C. (Almagro-Gorbea dad de viviendas y, en consecuencia, de planificación 1994), que da lugar a la diferenciación de dichas zo- urbana y de número de habitantes debe considerarse nas dentro del proceso general de desarrollo cultural muy diferente. Por ello mismo, el gran tamaño que y etnogénesis ocurrido en ese crucial periodo (Alma- parecen ofrecer oppida como Complutum o Palhm- gro-Gorbea y Ruiz Zapatero 1992). Este hecho expli- tia, que parecen ser las poblaciones conocidas de ma- ca y debió contribuir de forma definitiva a conformar yor superficie de ¡a Península Ibérica en época pre- la personalidad étnica tan diferenciada que ofrecen rromana y que ciertamente son mayores que las más unas áreas etnoculturales respecto a otras de la Pe- importantes ciudades ibéricas, no puede ser compara- ninsula Ibérica. Además, y no es un detalle que deba do con ellas, dada la diversidad de estructura urba- pasarse por alto, la estructura del hábitat conformada nística entre uno y otro tipo de población. en ese proceso puede compararse y debe verse refleja- También plantea una interesante cuestión la da actualmente todavía en formas de la arquitecturay filiación y paralelos del tipo de urbanismo de las di- versas áreas etnoculturales (Almagro-Gorbea 1994), PLINIO PTOLOMEO tema que no concierne directamente a este trabajo, CIT CON % CIT CON % pero que debe tenerse en cuenta por lo dicho al com- parar los tamaños de las poblaciones de las distintas Betuna Celtica 8 ¡ ¡2,5 zonas entre sí y, en especial, con otras zonas extrape- Beturia Túrdula 6 2 33 ninsulares. La Zona 1’ ofrece un urbanismo de indu- Lusitanos 5 1 20 30 3 10 dable origen y estructura mediterránea, aunque pare- Oretanos 14 2 14 ce más “oriental” en las áreas de los Oretanos y, pre- Carpetanos ¡8 2 ¡1 sumiblemente, de algunas partes de Extremadura, Convento cartaginense 10(20) 5 50 abiertas al influjo tartesio-turdetano, cuyo eco aún Convento caesaragiistano 16(25) 6 37,5 parece conservarse en el urbanismo de algunos pue- Celtiberos ¡8 6 33 blos manchegos, mientras que en las regiones más Pelendones 1 ¡ 100 3 0 0 orientales de la Meseta, más abiertas al mundo ibéri- co, parece predominar el urbanismo derivado del Arevacos 6 4 67 ¡0 4 40 “poblado cerrado”, que se ha conservado hasta la ac- Vacceos 4 3 75 20 6 30 tualidad en algunos pueblos de las Serranías Ibéricas Vettones II 2 18 (Almagro Gorbea 1994). Los oppida de la Zona 2’, Cántabros ¡ 1 ¡00 8 2 25 por el contrario, en especial los de las llanuras sedi- Túmiogos,etc. 4 0 0 26 0 0 mentarias, ofrecen fortificaciones con agger y va- Vascones ¡5 3 20 ilum, quizás incluso en algún caso de tipo de murus Gallaecia, astures gallicus, con construcciones aisladas en su interior, lo que recuerda, en todo caso, las fortificaciones de Total 6t 24 39 ¡73 30 17 los grandes oppida centroeuropeos (Collis 1984; Au- Tabla ¡ .- Número y % de oppida de superficie conocida identifica- douze y Buchsenschutz 1989: 105 5.; etc.). Final- dos entre las poblaciones citadas por Plinio y Ptolomeo. EL ÁREA SUPERFICIAL DE LOS OPPIDA EN lA HISPANIA “CÉLTICA” 217

Fig. 3.- Situación de las poblaciones de superficie conocida citadas por Plinio o Ptolomeo (1); id. no registradas en las fluentes (2). del urbanismo popular en la mayoría de las regiones la Geographlas Hvphéges¡s de Claudio Ptolomeo de la Península Ibérica. Esta conclusión resulta de (Tabla 1 y fig. 3). enorme importancia por su significado, ya que ayuda Esta comparación no se puede aplicar a ¡o- a conocer el origen de un elemento cultural tan esen- das las áreas, pues en algunas, como Asturia y Ca- cial como el hábitat y el urbanismo de buena parte de llaecia, no se citan ciudades prerromanas sino popu- la Península, como consecuencia de haberse mante- Ii, mientras que en otras se enumeran siguiendo con- nido y, por ello mismo, de derivar directamente de ventos o divisiones que rebasan el área “indoeuro- sus precedentes prerromanos gracias a procesos de pea” de la Meseta y en las que no siempre es posible larga duración que han transmitido dicho urbanismo, diferenciar las poblaciones “célticas” de las que no lo ciertamente junto a otros diversos e importantes ele- son, como ocurre en Extremadura o el Valle del mentos culturales, prácticamente hasta nuestros dias. Ebro. Además, conviene tener presente que no se in- Para controlar la validez de la muestra y co- cluyen en este estudio las poblaciones célticas de la nocer la importancia real e histórica de las poblacio- Céltica Bética, como Acinippo, Arunda, Arueci, etc nes en ella incluidas es interesante comparar el nú- (Plinio N.H. 111,4,13; Ptol. 11,4,11) por corresponder mero de oppida de superficie conocida, aunque lo a poblaciones de claro origen tartesio-turdetano y, sean con imprecisiones y dudas, con el nñmero de por un problema similar, tampoco se ha tenido en poblaciones enumeradas en cada área etnocultural cuenta la ciudad de Celti (Plinio, N.H. 111,4,11). por las referencias geográficas de la Antiguedad, en De las 8 poblaciones de la Beturia Céltica especial en la Naturalis Historia de Plinio el Viejo y que recoge Plinio (N.H. 111,3,14), sólo se conoce el 218 MARTIN ALMAGRO-GORBEA Y ANTONIO F. DÁVILA tamaño de Nertobriga y de las 6 dc la Beturia Túr- 50). solamente se conoce la superf¡cie de Vellica. a dula (Plinio MII. 111,3,14), el de Mirobriga y Sisa- la que cabe añadir la de Iuliob¡iga. va fundación ro- po, aunque esta población se haya considerado entre mana. las Oretanas. No parece oportuno comparar las poblacio- De las 16 poblaciones citadas por dicho au- nes de Galaicos y Astures citadas por dicho autor en tor en cl convento caesaraugustano (N.H. 111,4,24) cl Noroeste (Ptolomeo 11,6,21-48), con las de tamaño que corresponden al área de este estudio, se conoce el conocido de dichas áreas, pues la mayoria de ellas tamaño de sólo un 37.5%: Bilbilis romana, con du- son desconocidas y además casi todas son ya de épo- das Calagurris, Complutum, Arcobriga y Ercavi- ca romana. Tampoco es conocido el tamaño dc nIn- ca, y, en cierto modo, Pompaelo, ya que se descono- guna de las 5 poblaciones atribuidas a los Turmogos. ce los de Turiasso, Cascantum, Graccurris, Bur- ni de las 7 de los , de las 3 de los Pelendo- sao, Nertobriga, etc. A su vez, en el convento de nes y 3 de los (Ptolomeo, 11,6,51-54). Tam- Cartago Non la proporción es del 50%, ya que de poco se conoce la única ciudad de los Lobetanos 10 poblaciones citadas, se conoce el área de Valeria, (Ptolomeo, 11,6,59), ni las 3 de los Caristios, o las 7 Consabura, Oretum, Segobriga y To¡etum, pero se de los Várdulos (Ptolomeo, 11,664-65). desconocen Libisosa, Alaba, Laminium, Mentesa, De 18 ciudades de los Celtíberos (Ptolomeo, etc. Igualmente, de las poblaciones conocidas del 11.6.57). solamente se conoce el tamaño de la Bilbilis convento cluniense (A/JI? 111.4.26). sc conoce la su- romana. Arcobriga, Ercavica, Segobriga, muy in- perficie aproximada de Numantia, la única atribuida ciertamente de Consabura, incluida por lógica entre a los Pelendones; la de Intercatia. Palantia y Cau- los Carpetanos. y Valeria, lo que supone apenas un ca, entre los Vacceos, aunque se desconoce la dc La- 30%; de las 18 de los Carpetanos (Ptolomeo. 11,6,56). cobriga. lo que supone un 75%: dc las 6 de los Are- sólo 2. Complutum y Toletum. son de superficie co- vacos. se conoce muy mal el tamaño de Uxama, Se- nocida y de 14 poblaciones citadas entre los Oretanos govia y Clunia prenomana y mejor el de Termes, (Ptolomeo. 11,6,58), sólo es posible identificar a Si- mientras que se desconoce el de Segontia y Nova ssapo y Oretum como de superficie conocida. Final- Augusta (Plinio N.H. 111.4,27), lo que supone un mente. de las 15 de los Vascones (Ptolomeo 11,6,66), 66%. Igualmente se conoce la única de los Cánta- sólo con gran imprecisión cabe incluir 3, Pompaelo, bros, luliobriga, pero no se conoce el tamaño de nin- Osca y Calagurris. guna de las 2 poblaciones de los Turmogos ni de las En resumen, excluyendo la zona Noroeste 2 de los Autrigones. Finalmente, por dar una idea del por el motivo señalado, se conoce el tamaño dc 24 conocimiento de las poblaciones de la , cabe poblaciones de unas 60 indicadas por Plinio en estas señalar que de las 5 citadas (Plinio IV,35, 113) sin regiones, lo que equivale casi al 40% aproximado dc contar las poblaciones romanas y los populi (Plinio las mismas, y el de 30 de las 170 indicadas por Ptolo- IV,35, 117-8), sólo se conoce con dudas el tamaño dc meo, lo que supone un 17% de las de este autor. Sin Conimbriga, lo que supone un 20% deI total. embargo, a pesar de lo limitado que puede parecer Ptolomeo tampoco distingue qué ciudades esta muestra en número y, sobre todo en calidad, cl son célticas y cuales no entre Túrdulos y Turdetanos resultado puede considerarse válido, en el sentido de (11.4,9-10), por loque los Célticos de la Bética se han que es suf¡ciente para dar una idea general. va que excluido de la lista como va se ha señalado. En la supone entre un 15 y un 40% de las poblaciones de Lusitania, de las 30 poblaciones prerromanas citadas nombre transmitido por dichos autores, que lógica- (Ptolomeo, 11,5,6), sin contar Sealabis, Norba Cae- mente cabe considerar como las más importantes, a sarea y Augusta Emerita por ser flmdaciones roma- las que se debe añadir el de otras menores y algunas nas, sólo se conoce el tamaño prerromano dc Mete- importantes desaparecidas antes de dichos autores, IIinum; de Ebora sólo se conoce su recinto romano, como Contrebia Carbica, por ejemplo, lo que com- como es el caso de Cauria, por lo que no se han teni- pleta la visión de conjunto. do en cuenta. De las II poblaciones de los Vettones Aunque los datos no sean siempre del lodo (Ptolomeo. 11,5,7), sólo se conoce aproximadamente fiables, lo que resta calidad al resultado, sin embargo el tamaño de Salmantica y de Capara romana, Dc hay que resaltar que si se conoce el tamaño de varias las 20 de los Vacecés (Ptolomeo, 11,6,49), sc conoce de las principales poblaciones de las áreas etno-cul- la superficie de Intercatia, Viminatium, Rauda. Pa- turales más representativas, lo que es muy importan- ¡¡antia, Occlodur¡ y Cauca y de las 10 de los Aréva- te para su interpretación cultural e histórica, así co- cos (Ptolomeo, 11,6, 55), sólo son de tamaño conoci- mo para comparar estas poblaciones con las de otras do Termes, Uxama Argaela, Numantia y Segovia, áreas peninsulares y europeas. Basta para compren- mientras que de las 8 citadas de los Cántabros (11,6, der este hecho con citar algunos ejemplos de las pdn- EL AREA SUPERFICIAL DE LOS OPPIDA EN LA HIsPANIA “CÉLTICA” 219

Ng. 4.. SitLtación de las poblaciones de superficie conocida dit~renciadas por &upos etno-cultura¡es: 1, Túrdulos, Célticos y Lusitanos; 2, Oreta- nos y Olcades; 3, Carpetanos; 4, Celtiberos; 5, Vacceos; 6, Vettones; 7, Astures; 8, Galaicos; 9, Cántabros; 10, Vascones, etc... cipales áreas etno-culturales. Mctellinum debió ser gobriga, caput Celt¡beriae y Clunia, Celtibcriae por su tamaflo y posición estratégica el principal cen- finis (Plinio 111,4,25-26). Secaisa o Segeda, capital tro urbano del Suroeste peninsular, lo que explica su de los Pelos, jugó un papel esencial en el inicio de importancia en la conquista romana y como cabeza las Guerras Celtibéricas (Apiano (ter. 44). Bilbilis y de un amplio territorio hasta ser posteriormente su- Segobriga fueron el eje de la estrategia en la Celtibe- plantada por Augusta Emerita (Almagro-Gorbea y ria durante las Guerras Sertorianas (Estrabón 3,4,13) Martín 1994). Igualmente en la se conoce y en especial se conoce además de Líxama y Termes el tamaño de Contrebia Carbica, ciudad epónima de el tamaño de Nuniantia, capital de los Arévacos, fa- los Carpetanos, cuya importancia se refleja al inicio mosa por representar la máxima resistencia a Roma de la conquista y en la Guerra de Sertorio (Liv. 33; (Sehulten 1914-31). id. frag. 91) o Complutum, tal como confirma su De los Vacceos (Wattenberg 1959: 3147) se enorme extensión, mientras que Toletuni, aunque conoce el destacado tamaño de Pallantia, que debió denominada parva urhs, fue tal vez el principal cen- de ser quizás el principal oppidurn de la región tro de este área desde las campañas de Fulvio en el (Apiano It. 55, 80, 83, 88, 112), así como el de algu- 192 a.C. (Livio 35,22,5), siendo sede de un rex (Li- nas de las principales poblaciones que participaron vio 35. 7,6) y considerada como (capid) Carpetaniac en las guerras con Roma, como Intercatia (Apiano por Plinio (111,4,25). Aún mejor se conocen alguna Ib. 53-4) o Cauca (Apiano Ib. 50-52). Igualmente. de las principales ciudades de la Celtiberia, como Se- de los Vettones se conoce el tamaño de Ulaca, que 220 MARTÍN ALMAGRO-GORBEA Y ANTONIO F. DÁVILA

>50 50/25 25/10 <10 <5 TOTAL Media + MAX LUSITANOS 3 10 3 16 6,9 3 13 ORETANOS 1? 4 1 6 15,7 8,5 33? OLCADES 2 2 12,5 2,5 15 CARPETANOS 1 4 2 7 34 ¡7,5 68 CELTÍBEROS 2 ¡2 6 20 14,4 7,5 32 VACCEOS 2 4 6 2 14 29,1 27 ¡10 VErI’ONES 1 2 6 9 25,5 14 >60 GALAICOS 5 1 1 7 14,6 7 21 ASTURES 1? 2 1 4 20,2 13 40? CÁNTABROS 1 2 3 12,5 5 20 VASCONES, etc. 7 1 2 lO 11,1 5 18,5 TOTAL 4 14 50 24 6 98 18 8 110

labIa 2. Tanasño de los oppida en las diversas áreas etno-cu¡turales de la Hispania “cé¡ttca.

destaca sobre el de otitis poblaciones como Salmanti- MEDIA DESV. MAX. cay Bletisama. Respecto a las poblaciones del Norte, tam- MAGNA GRECIA 207.6 ¡67 500 bién se conoce el tamaño de alguna de las más signi- LACIO ARCAICO 78,7 líO 426 ficativas, por ejemplo, entre los Cántabros, Iuliobri- CARPETANOS 34,1 17.5 68 ga (Solana 1981)0 Vellica. Monte Cildá, o, entre los Astures. Lancia. que tan importante papel jugó en LEMOVICES 32.2 91 360 las guerras de Augusto (Dión Casio 53,25,2; Floro VACCEOS 29.1 27 110 2,33,57; Oros. 6,21,10). Por lo mismo, aunque muy VETTONES 25,5 14 >60 mal, se conoce el tamaño de Calagurris y Pompaelo ORETANOS 20,7 12 44 entre los Vascones y cl de Osca, capital de Sertorio I3ELLOVACOS 19,2 ¡5 47 (Plut. Sen. 14), entre las poblaciones pirenaicas. El análisis de cada área etno-cultural resulta BI’I’URIGES ¡6,2 17 70 de indudable interés y proporciona una imprescindi- TURDETANOS ¡5,6 12 47 ble visión de conjunto (Tabla 2 y fig. 4). En la com- CELTIBEROS 14,4 7,5 32 pleja área del Suroeste, en ¡a que se ha incluido bue- na parte de la Lusitania romana, cabe señalar el pe- OLCADES 12,5 2,5 15 queño tamaño de las 16 poblaciones conocidas. Des- EDETANOS 9,8 3 15? taca como la mayor población conocida Metellinum. BASTETANOS 9,2 3 13 en la rica Vega del Guadiana. aunque no supera las IBEROS ROSELLON 8,5 5 18 13 Ha; por el contrario, poblaciones bien conocidas CONTESTANOS 6,7 2 9,8 como Salacia y Mirobriga sólo tienen 2 Ha, tamaño que resulta sorprendente para un oppidum. Así se ex- IBEROS NORDESTE 6,8 3 ¡2 plica que el tamaño medio sea sólo de 6.9+3 Ha, con LUSITANOS 6,9 3 13 un claro predominio dc poblaciones entre las 5 y las GALAICOS 14,6 7 21 10 Ha. En la zona ibérica de la Meseta Sur, que ASTURES 20,2 ¡3 40? aquí se recoge por su relación con el mundo céltico, CÁNTABROS 12,5 5 20 las poblaciones son mayores, con una media de 15+7 VASCONES, etc. 11,1 5 18,5 para las oretanas, cifra que parece ser la más fre- cuente entre las 6 poblaciones de superficie conocida, labIa 3.- Análisis comparativo del tamalio de los oppido hispanos aunque tal vez alguna, como Alareos. alcanzara las con el de otras poblaciones de Europa occidental. 30 Ha. A su vez, las poblaciones del reborde oriental. EL ÁREA SUPERFICIAL DE LOS OPPIDA EN LA HISPANIA “CÉLTICA” 221

Meca y Los Villares, son algo menores, en tomo a pequeñas ciudades de la Celtiberia. Finalmente, exis- 12,5±2,5Ha. Aunque este tamaño no sea muy gran- ten algunos oppida de menor tamaño, que apenas su- de, debe destacarse su urbanismo de tipo mediterrá- peran las 5 Ha, característicos especialmente de los neo de alta densidad, lo que supone una relativa im- territorios ganaderos de las zonas serranas, en los portancia demográfica. Además, el tamaño de las que parecen desempeñar el papel de “lugarcentral” a oretanas coincide perfectamente con el de muchas pesar de su escaso tamaño. poblaciones turdetanas conocidas, así como las del Muy interesante es el tamaño de los oppida reborde oriental de la Meseta lo hacen con las de la vacceos. de los que 14 casos de superficie conocida zona ibérica valenciana (vid. mfra y Tabla 3). ofrecen una elevada media de 29+27 Ha, con una Las 7 poblaciones carpetanas, por el contra- amplia desviación estándard. Este tamaño es grande rio, resultan de tamaño sorprendentemente grande en en relación con el de otras áreas hispanas, pues sólo relación con el de otras áreas, aunque se desconoce se puede comparar con las carpetanas, con las que su estructura interna. Destaca Comp¡utum, oppidum coincide al corresponder a grandes poblados de lla- que pudo superar las lOO Ha y que, en todo caso, pa- nura, aunque no es seguro que la estructura interior rece alcanzar casi 70, por lo que puede representar de los mismos fuera semejante, ya que en la Carpeta- un caso típico de creación de un centro etno-político nia parece lógico pensar en un urbanismo desarrolla- para controlar el estratégico cruce de vías del Hena- do de tipo ibérico. Por el contrario, estos oppida yac- res inferior, seguramente en relación con la aparición ceos recuerdan a los de Centroeuropa, no sólo por su de Roma. Igualmente es importante el tamaño de tamaño (Audouze y Búehsenschútz 1989: 308), sino Contrebia Carbica y Toletum, que oscila entre 40 y por la distribución dispersa de las viviendas (Alma- 50 Ha, confirmando la gran extensión de los centros gro-Gorbea 1994). En este grupo destaca Pallantia, mayores, mientras que los oppida menores varian en cuyo tamaño y aislamiento en la lista sólo es compa- tomo a las 15 Ha. Por ello, la media de los oppida rable en la Hispania prerromana al de Complutum, carpetanos es muyelevada, de 34±18Ha, y su amplia pues ambos superan las 100 Ha. Por ello, cabe consi- desviación estándar sólo refleja la existencia de po- derarla la más importante de las ciudades vacceas, lo blaciones menores que deben ser mucho más nurne- que explica su destacado papel, tal vez por ejercer un rosas que las hasta ahora documentadas. Este tamaño cierto predominio como lugar de refttgio o centro et- se corresponde perfectamente en la Península Ibérica no-político, al igual que Numantia entre los Aréva- con el de las poblaciones vacceas que ocupan las lla- cos. De las restantes poblaciones, existen 5 casos en nuras de la Meseta Norte, siendo ambas comparables tomo a las 40 Ha, lo que conf¡rma el gran tamaño de a los tamaños habituales de los oppida centroeuro- los oppida vacceos. y 6 más ofrecen entre 15 y lO peos (Audouze y Búchsenschútz 1989: 308), hecho Ha. Los opp¡da importantes inferiores a este tamaño hasta ahora desconocido. son ya más escasos, como Septimanca o Cuéllar, que Más complejo es el panorama que ofrece el cabria considerar ya como meras ciudades de escaso tamaño de las 20 poblaciones celtibéricas cuya super- territorio, por lo que serían casi equivalentes a gran- ficie se ha documentado. Su media es de 14,4±7,5 des castros, aunque su tamaño es semejante al de las Ha, lo que se aproxima a la de las poblaciones ibéri- pequeñas ciudadesde la Celtiberia. cas, con las que cabría además relacionarlas por su La Vettonia ofrece también poblaciones de urbanismo denso con calles bien trazadas. Es intere- gran tamaño, con una media de 25,5±14para los 8 sante que, al parecer, las poblaciones de la Celtiberia casos analizados, lo que hasta cierto punto puede pa- no superaban las 30 Ha, hecho que las diferencia de recer sorprendente pues corresponde a un área emi- los grandes oppida vacceos y carpetanos. Las princi- nentemente ganadera. Como entre Vacceos y Carpe- pales, entre las que se incluyen algunas tan famosas tanos, uno de sus oppida, en este caso Ulaca, no como Numantia, Uxama, Termes o Bilbilis, oscilan identificada en las fuentes clásicas, destaca de todos entre 30-20 Ha. Este intervalo comprende 7 poblacio- los demás, a los que prácticamente dobla en tamaño nes, casi la mitad de las de superficie conocida, lo con sus más dc 60 Ha. Pero la superficie dc la mayo- que evidencia que se trata de un tamaño stándar in- ría oscila entre las 30-20 Ha, que debe considerarse terpretable como de capital de territorio o ciudad-es- el característico de sus grandes centros, como Sal- tado importante. También son frecuentes, pues se do- mantica, Salamanca, y que, aunque inferior a los cumentan 5 casos, las que tienen entre 15 y 10 Ha, grandes oppida vacceos, es muy considerable en His- como Segeda, Contrebia Belaisca y Contrebia pania. Ya por debajo parece apreciarse otro grupo Leucade o Segobriga, aunque el tamaño de esta últi- menor, comprendido entre las 15-10 Ha, como RIeti- ma también se puede relacionar con el de Arcobriga, sama, Ledesma, de rango claramente inferior al an- Ercavica y Valeria. que deben considerarse como tenor pero en todo caso destacado sobre los pequeños 222 MARTÍN ALMAGRO-GORBEA Y ANIONIO E. DÁVILA castros. Pero es imprescindible valorar en estos oppí- cho no refleja la estructura real del hábitat, salvo el da vettones la existencia de grandes recintos exterio- dato que sí es significativo de que ninguna población res, al parecer de muy baja densidad de población, lo ni siquiera las que cabe considerar como “centrales” que hace que su gran tamaño no refleje una fuerza (da Silva 1986: 26, f. 2). como Monte Mozinho, San- demográfica igualmente significativa. ta Tecla. Briteiros o Sanfins. superara las 20 Ha, A Las restantes áreas del Noroeste y Norte de ello se añade su baja densidad interna y. lo que aún la Peninsula Ibérica presentan una problemática dis- es más significativo, que estos “oppida” surgen va to- tinta, que ya corresponde a la Zona 3a señalada. La dos bajo dominio romano. Además. todos ellos se si- documentación es menor, pero seguramente este he- túan en la zona meridional dcl Convento Bracarau- cho debe considerarse reflejo, al menos parcial, del gustano y no lejos de las zonas marítimas, como San- menor número real de oppida, lo que a su vez refleja ta Tecla en la desembocadura dcl Miño. Más al norte el inferior grado de desarrollo urbano de estas áreas, o al interior, los grandes castros de tipo oppidurn aún que coinciden en gran medida con la llamada “Espa- son menores, pues los documentados, siempre en el ña húmeda” cuya estructura del territorio y del hábi- Sur de Galicia como el de San Cibrán de Las, ~o cas- tat, mucho menos concentrado, es claramente distin- tro galego de mais grande manitude conocida” (Ló- ta a la de las llanuras centrales y las áreas mediterrá- pez Cuevillas 1925), no alcanza las lO Ha. Por ello, neas. no es de extrañar que aparezcan oppida de muy esca- Entre los escasos centros conocidos de los so tamaño, como el dc Coeliobriga, que parece co- Astures destaca Lancia, con 40 Ha. Aunque este dato rresponder al castro de Castromao. que ocupa poco se deba considerar con gran prudencia ya que su ta- más de 2 Ha (Romero Masiá 1976: 18), por lo que maño real se conoce muy mal, podría aceptarse dado apenas puede diferenciarse de un simple castro. su destacado papel durante la Guerra de los Astures De Cantabria existe escasa documentación, con Roma, por lo que pudiera representar un “lugar pero es evidente su relación con Asturia. tanto por el central” de creación política, equivalente a lo que pa- tamaño como por la clara diferenciación entre una rece representar Comp¡utum entre los Carpetanos, zona cismontana y otra transmontana. La primera Pallantia entre los Vacceos o Ulaca entre los Vello- ofrece oppida de cierta importancia, aunque nunca nes como centros etno-políticos; de todos modos, su superiores a 20 1-la, como Monte Bernorio. A ella tamaño claramente inferior a dichos oppida debe pertenecen los 3 oppida documentados, cuya media considerarse en todo caso como un dato muy signifi- es de 12,5±5Ha, mientras que poblaciones de este ti- cativo. La media del tamaño de los 4 oppída astures po faltan por completo en la zona trasmontana antes que han podido ser analizados con cierta seguridad de la fundación de Flai’iobriga. lo que evidencia la es de 20+ 13 Ha, cifra también inferior a la de Vac- continuidad de la población dispersa en pequeños ecos y Vettones. pueblos limítrofes de la Meseta, pero castros hasta avanzada época romana. esta diferencia debe considerarse en realidad mucho Finalmente, en esta visión de cotíjunto tam- mayor, pues entre los Astures conviene diferenciar bién ha parecido oportuno incluir la zona de Vasco- una zona cismontana mesetefla. próxima a los Vac- nes y otros pueblos relacionados que ocupaban las ecos, con oppida como Lancia o el de Labradas, en regiones del Pais Vasco, Navarra y Rioja. Este área Arrabalde. mientras que las zonas montañosas occi- por sus características cino-culturales no puede con- dentales y, en especial, la Asturia Transmontana, siderarse “celta”, pero. como se ha indicado a propó- prácticamente carecen de oppida, siendo el castro el sito de las poblaciones ibéricas del borde de la Mese- tipo de hábitat general hasta plena romanización, lo ta Sur, su urbanismo, muy mal conocido al menos en que explica que sean excepcionales las poblaciones lo que se refiere al tamaño de sus poblaciones, está de más de 5 Ha, pues incluso un caso destacado como intimamente relacionado con el dc la Hispania “Cél- Campa Torres, en Gijón, cuya superficie topográfica tica” y contribuye a lograr una mejor visión de con- se ha calculado en unas 12 Ha, parece que sólo ten- junto. dría habitadas 2 o 3. lo que conifinna la falta de habi- En esta región también existen marcadas di- tat concentrado antes de la llegada de Roma. ferencias. Las poblaciones dcl Valle del Ebro no se Un hecho parecido se puede apreciar en el diferencian de las celtibéricas ni por su tamaño ni, área del Noroeste, que corresponde a la Gallaecia. probablemente, por su estructura, aunque el único ca- Los 7 casos considerados como oppida por su tamaño so aducible es el de Calagurrk. Calahorra, cuyas 10 destacan sobre varios miles de pequeños castros que Ha no dejan de ser un cálculo teórico y Lo mismo ca- en su mayoría no alcanzan 1 Ha. La media que ofre- be indicar para la zona del pre-Pirineo central, segu- cen dichos grandes castros de tipo oppida seria de ramente muy iberizada, en la que las 15 Ha de la Os- 14,6±7,pero como ocurre entre los Astures, este he- ca romana, la actual Huesca. deben cotísiderarse sólo EL ÁREA SUPERFICIAL DE LOS OPPJDA EN LA HISPANIA “CÉLTICA” 223

Fig. 5.- Situación de las poblaciones de superficie conocida con tamaños diferenciados en gnipos arbitrarios: 1, más de 50 Ha.; 2, entre 25 y 50 Ha.;3,de 10a25 Ha.;4,entresy lOHa.;5,tnenosdc5 Ha. como orientativas. Sin embargo, a medida que se ale- res y Cántabros seria aun mayor. jan del Valle del Ebro, el tamaño decrece rápidamen- Como recapitulación de los aspectos señala- te: la Pompaelo romana, actual Pamplona, tendría dos, cabe resaltar, en primer lugar, que se ha podido según unos cálculos unas 9 Ha, aunque la superficie documentar, no sin dificultades, el tamaño de prácti- supuesta para la población prerromana apenas reba- camente 100 poblaciones prerromanas de la Hispania saría las 3 Ha (Mezquíriz 1978: 28 y f. 11), lo que “Céltica”. Conforme se evidencia en un cuadro de evidencia un escaso desarrollo urbano. En conse- conjunto (Tabla 2), de estas poblaciones sólo 4 supe- cuencia, parece lógica la ausencia de oppida al apro- ran las 50 Ha, 14 oscilan entre SOy 25 Ha, 50, entre ximarse a las zonas montañosas del Pirineo e incluso 25 y 10 Ha y 24, entre 10 y 5, mientras que sólo po- de la vertiente cantábrica del País Vasco, hecho que drían considerarse como oppida (Almagro-Gorbea tambien ocurre entre cántabros y astures, pues las es- 1994) muy escasos núcleos de menos de 5 Ha (fig. 5). casas poblaciones conocidas que cabría interpretar En su conjunto, todas estas poblaciones como oppida, como Marueleza en Vizcaya, ni siquie- ofrecen un tamaño medio de unas I8~~ a 20 Ha y, en ra se aproximan a las 10 Ha. Por ello, la media de las consecuencia, parece evidente que el tamaño habitual poblaciones conocidas es muy baja. dc sólo 11±5Ha, de los oppida de la Península Ibérica oscilaba, con aunque ello es consecuencia de la inclusión de pobla- bastante seguridad, entre las 10 y las 25 Ha, ya que a ciones como La Hoya que sólo con dificultad pueden él corresponde prácticamente la mitad de las pobla- ser consideradas como oppida, ya que en otro caso su ciones de tipo oppidum de superficie conocida. El si- semejanza con las poblaciones cismontanas de Astu- guiente tamaño en frecuencia es el de 10 a 5 Ha; este 224 MARTÍN ALMAGRO-GORBEA Y ANTONIO F. DÁVILA

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Lacio arcaico —1--- Magna Grecia -E Ciuda. romanas hisp.

Hg. 6.- Gráfico semi¡ogaritnxico del tamaño de las principaies ciudades del Lacio arcaico. Magna Grecia y ciudades hispano-romanas. tamaño en realidad debe ser aun más frecuente, lo quizás Complutum. parece que pudieran haber supe- que conf¡rma la escasa superf¡cie y escasa potencia rado ligeramente las 100 Ha. Este tamaño máximo, demográfica de las poblaciones prerromanas de estas en consecuencia, cabria interpretarlo como corres- áreas de la Península Ibérica, aunque lo que no es se- pondiente a capitales etno-políticas, dada la apari- guro es que todos ellos tuvieran función de oppida y ción de un sólo caso por etnia. Además, resulta inte- no fueran sólo grandes castros. resante que la media del tamaño de los oppida hispa- En todo caso, la importancia de los peque- nos puede compararse perfectamente al de otras áreas ñosoppida se confirma por cuanto sólo se han inven- célticas (Audouze y Búchsenschtitz 1989: 308; RaIs- tariado 14 de 25 a 50 Ha, todos ellos interpretables ton 1992: 156), pero no existe ninguno que se pueda como ciudades de cierta relevancia y además todos comparar al de los enormes oppida centrocuropeos localizados en la Meseta, especialmente en relación que alcanzan varios cientos de hectáreas (Audouze y con las grandes llanuras sedimentarias, pues 4 co- Btichsenschútz 1989: 308). Por otra parte, los oppida rresponden a los Carpetanos, 4 a los Vacceos, 2 a los célticos más extensos superan a las mayores ciudades Celtiberos y 2 a los Vellones. Por el contrario, no pa- ibéricas, como Carmo, Castulo o Hasta Regia, que rece que existieran poblaciones prerromanas de más oscilan entre 40-50 Ha (Almagro-Gorbea 1988: 24 de 25 Ha ni en el Suroeste ni entre los pueblos ibéri- s.), aunque este hecho no guarde relación directa con cos de la Meseta, a pesar del mayor desarrollo urbano su importancia demográfica, dada la diferente estruc- de éstos, como ciertamente no parecen existir en todo tura urbanística de unos y otros. el Norte de Hispania, donde prácticamente no se re- Asimismo interesa, en esta breve recapitula- gistran poblaciones de 20 o más Ha, lo que se explica ción final, analizar la media y el tamaño máximo de por complejos motivos urbanísticos en una y otra zo- los oppida conocidos de la Hispania “Céltica” junto a na, aunque de tipo muy diverso

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Bi tungas —1--- LemoY ces —~

Fig. 7.- Gráfico seínilogaritmico del tamaño de los flrinctpa¡es oppida galos de Biturigos, Leaxovices y Beltovacos.

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Turdetanos 4 Bastetanos —E— Contestanos

*4 Edetanos —O— Nordeste —~— Rosellon

Fig. 8.- Gráftco semi¡ogaritn,ico del tamaño de los principales oppida ibéricos de superficie conocida. 226 MARTÍN ALMAGRO-GORBEA Y ANTOMO F. DÁVILA

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— Túrd., Cél t. y L.usE. Oretanos Oloades,

-~-- Carpetanos -+4— Ceiíberos

Fig. 9A. Grático sesnilogaritaxico del tat,,aflu de los principales oppido de la Hispania Céltica. Oppido de ‘lúrdulos. Célticos y Lusitanos, Oretanos y Olcades, Carpetanosy Celtiberos.

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Vacceos —1— Vettones 5 Astures >4- Galaicos —a— Cantabros —V— Vascones

Fig. 9B.- Gráfico semilogaritn,ico del tama6o de los principales oppida de ¡a Hispania Céltica. 9ppido de Vacceos Vettones, Astures, Galai cos, Cántabros y Vascones, EL ÁREA SUPERFICIAl. DE LOS OPPIDA EN LA HISPANIA “CÉLTICA” 227 muestra de las colonias griegas de Occidente (Ampo- m.=18) resultan próximas entre sí, confirmando el lo 1980: 168, n. 42) y otra de las principales ciudades semejante desarrollo urbano de todas estas áreas de del Lacio arcaico (Alniagro-Gorbea 1988: 30), así la Península Ibérica, las más alejadas del mundo ur- como con las poblaciones de tres áreas étnícas del bano (fig. 9). centro de las Galias (Ralston 1992: f 64), lo que per- mite comprender mejor sus caracteristicas. La media y el tamaño máximo de las ciuda- 4. RESUMEN des de la Magna Grecia (X= 207+167; t.m.= 500) y del Lacio arcaico (X= 78,7±110;t.m. 426) resultan Como resultado del análisis de la superficie muy superiores a las de cualquier área peninsular de los ca. 100 oppida analizados, cabe señalar las (fig. 6), incluidas las colonias púnicas (Almagro- marcadas diferencias etno-culturales en lo que res- Gorbea 1988: 30, f.4), hecho acentuado si se atiende pecta al tamaño y, lógicamente, a la estructura del a su urbanismo. hábitat en la llamada Hispania “Céltica”, que corres- Por el contrario, la comparación con los op- ponde, aproximadamente, a los territorios del centro, pida galos (fig. 7), de Lemovices (X=32±91;t.m. Norte y occidente de la península Ibérica (figs. 10 y 360), Bellovacos (X= 19±15;t.m.= 47) y Biturigos 11). (X=16+17; t.m.70) (Ralston 1992: 158, f. 64), no En ella cabe señalar 4 zonas principales. La ofrece diferencias significativas en relación con los zona 1a es el borde meridional y oriental de la Mese- de Carpetanos (X=34Azí7; t.m.=68), Vacceos (X=29± ta, que comprende las regiones de Oretanos y Olca- 27; t.m.110), Vettones (X25,5+14; t.m. >60) e, des y en la que cabe incluir la Celtiberia; su desarro- incluso, de los Oretanos (X20,7±12;t.m.47), in- lío urbano es comparable al de las regiones medite- cluyendo las poblaciones de Andalucía si se valora, rráneas de Hispania tanto en tamaño como en estmc- como es lógico, Castulo y los grandes centros del tura urbanística, siendo de cronología antigua, ante- Guadalquivir. Además, salvando el tamaño máximo rior al siglo IV a.C., al menos entre Oretanos y Olca- del gran oppidum lemovice de Saint-Denis-des-Murs, des y posterior entre los celtíberos. La zona 2a com- con 360 Ha, el tamaño medio de los oppida carpeta- prende las llanuras sedimentarias de la Meseta ocu- nos resulta el mayor de todos, mientras que los oppi- padas básicamente por Carpetanos, Vacceos y Vetto- da vacceos y vettones son mayores que los bellovacos nes, cuyas poblaciones se pueden comparar a las cel- y biturigos (tabla 3 y fig. 9). tas centroeuropeas por el predominio de oppida de El tamaño de las poblaciones ibéricas turde- grandes dimensiones pero de escasa planificación in- tanas (X 15+12; t.m. 44), a su vez, puede compa- terna, que parecen surgir ante la presión de púnicos y rarse al de los oppida ibéricos de la Meseta, de Ore- romanos a partir de fines del siglo III a.C. La zona 3a tanos (X=15±8;t.m.=30?) y Olcades? (X=12,5±2,5; comprende la España Húmeda, en la que cabe incluir t.m.=15), así como a los celtiberos (X=14,4±7,5;t. Galaicos, Astures, Cántabros, Vascones, etc., cuyo m.=32), ya que todos ellos parecen oscilar entre 15 y desarrollo urbano es mucho menor, próximo a las re- 12 Ha, tamaño superior al de los restantes poblados giones atlánticas del Occidente de Europa y más tar- ibéricos, de Bastetanos (X= 9+3; t.m. 13), Contesta- dío, por ser contemporáneo a la romanízacion. Aun nos (X=6,7+2; t.m.=l0) y del Nordeste (X=6,3+3; t. se podría tener en cuenta una 4a zona en la que cabe m.=l0), que además decrece de Sur a Norte (Alma- incluir regiones marginales caracterizadas por la au- gro-Gorbea 1988: 31, f 1-4 y 6-7) con la excepción sencia de oppida que corresponden a áreas montaño- de los Edetanos (X=lOzJz3; t.m.=15) y de las poblacio- sas aisladas de Galicia, Cordillera Cantábrica, Piri- nes ibéricas ultrapirenaicas (X=8,5±5;t.m.18) (fig. neos y áreas nucleares de los sistemas Ibérico y Cen- 8 y 9). Aparte quedan los oppida occidentales, de la tral. Lusitania, que ofrecen un indice sorprendentemente Aun teniendo en cuenta la calidad de la bajo (X=6,9+3; t.m.13), sólo explicable por su pe- muestra, dada la limitación de oppida de superficie queño tamaño unido a un urbanismo bastante con- conocida, tambien cabe señalar que apenas hay oppi- centrado. da de más de 100 Ha. y confirmar que no existe nin- Finalmente, el peculiar urbanismo con gran- guno con la enorme extensión de los varios cientos des espacios libres dcl Noroeste y Norte de la Penín- de hectáreas que se documentan en Centroeuropa. sula no permite comparar sus tamaños con las pobla- Predominan los oppida de 10 a 25 Ha, aunque los ciones de la Meseta y, aún menos, con las ibéricas, hay menores, de hasta 5 a 10 Ha, pero ya son excep- pero las medias y tamaños máximos de Galaicos (X= cionales los núcleos con esta función de menos de 5 14±7;t.m.21), Astures (X=20+13; t.m.40?), Cán- Ha. tabros (X12,5±5; t.m.20) y Vascones (X=íí±5;t. En conclusión, el análisis del tamaño de las 228 MARTIN ALMAGRO-GORBEA Y ANTONiO E. DÁVWA

TÚRDIILOS, CÉLTICOS Y LUSITANOS

ORETANOS Y OLCADES

O SOOm.

CARPETANOS CELTÍBEROS

‘e

Fig. 10. Superficie de ¡os principales oppida de extensión conocida de ¡os Túrdulos. Célticos y Lusitanos, Olcades y Oretanos, Carpetanos y Ceitiberos: 1. Medellín; 2. Zamarril; 3. La Muralla; 4. Conínibriga; 5. Nertóbriga; 6. Meca; 7, Los Villares; 8. Sisapo; 9. Dehesa de ¡a Oliva; 10. Contrebia Cárbica; 11. Termes; 12. Numancia; 13. Contrebia Leucade; 14. Bilbilis; 15. Segóbriga; 16. Valeria; ¡7. Uxaina Argaela; ¡8. ¡a Caridad. EL ÁREA SUPERFICIAL DE LOS OPPIDA EN LA HISPANIA “CÉLTICA” 229

VACCEOS

1

o 50Dm.

VE¶ITONES

4

o

Fig. ¡ 1.- Superficie de los principales oppida de extensión conocida dejos Vacceos, Veltones y pueblos del Norte: 1. Pallantia; 2. Las Quintanas de Valona; 3. Las Quintanas de Padilla; 4. Ulaca; 5. Mesa de Miranda; 6. El Raso; 7. Salmántica; 8. Las Cogotas; 9. Sanchorreja; ¡O. Bniteiros; II. Sanfina; 12. Lansbriea; ¡3. Noega 7; 14. Monte Bernotio; 15. DuPla. 230 MARTIN ALMAGRO-GOREFA Y ANTONIO F. DA VILA

poblaciones del Centro, Occidente y Norte de la Fe- mación esencial para ulteriores estudios de Arqucolo- ninsula Ibérica consideradas como oppida. a pesar de gía. Historia y Geografia antiguas. así como de urba- las limitaciones que ofrece, proporciona una infor- nística. demografiav sociología.

NOTAS Según Solana (1981: 205), su superficie seria sólo de 3 Ha. por razones topográficas, un recistto menor, qtíe se cerraria hacia la 2 Según Biers (1988: 24), el asentamiento pretromano ocupa sólo alttíra de la pueda de 8. Pedro, to que supondria unas 10 Ha. ¡1 8 lía y la Miróbriga romana 2,8 Ha. “ Al t,úeleo de Los Azafranales habría que añadir otro núcleo en La ‘La ciudad tuedieval ofrece 33 Ha. Cuesta del Mercado’ que ocupa una meseta de 37,6 Ha, de los que La plataforma de la muela del páramo mide 68 Ha, otras 32 lía la 3.3 Ha estaban habitados y separados por un foso attn visible (Blanco zona hasta la U muralla?; más 14 Ha entre la 1’ y la 2’ muralla?; y Garcia 1988: 22). ¡ Ha más et,trc la 2 y la Y? muralla? En total. la superficie com Según el plano publicado, su superficie parece ser de ca. 30 Ha, prendida dentro de la fortificación más externa, la 3’, seria de ca. ¡25 ntttfl Ha. 1ue la acrópolis ocupa sólo ca. t9 Ha (íd.: t ¡5). ‘La superficie del n~eandro encajado en el rio es de ca. 95 Ha, pero “Según el plano publicado, su superficie seda de ca. ¡2 Ha. de las los hallazgos prerromanos sólo aparecen en la zona superior, en un que sólo 2/3 serian habitadas, dada la irregttlaridad del terret,o, espacio de unas 40 ¡la. El castro del Cerro de San Vicente ocupa 1,64 Ha, el oppidu.n del Valiente (¡987: 420), caleula para laConsahura prerroníana entre leso de las catedrales, ca. 20 Ha. siendo aún mayor pero impreciso el 5 v8 Ha. tamaño de laciudadromanaQ\lartin Valls e! aL 1991:149 y 155). “ La superficie que indica Maluquer (1956: 74; id. 1968: ¡02) es de ‘Valiente (1987: 229) indica que mide 500 por ¡000 m. y da una ex tensión de más de ¡0 Ha (íd. 496). 53 lía 74a, pero debe tratarse de un error pues del plano que él publi- Esta cifra corresponde a la ciudad de trazado hipodámico. a la que ca sólo se deducen unas 5,2 Ha. habria que añadir el terreno comprendido dentro de ¡os terraplenes de- “ La superficie que indica Maluquer (1956: 122) es de 49 Ha 80 a. pero debe Iratarse de tín error pues de ¡a figura que él publica y de la fensivos que ya identificó Sehulten (1931, plano 2v 3), y que eneje eran una superficie de algo más de 32 Ha. Pero incluso si se incluye de Martín Valls (¡982: f t) sólo se deducen unas 4,4 Ha. una extensión algo mayor hasta ¡a ermita de Los Mártires y ci Duero, La superficie del altozano donde se asienta la Lancia romana a la extensión total no parece poder alcanzar las 40 Ha. Este tamaño barca unos 500 su. de ancho por 800 m. de largo”, pero ‘casi nada Sa betuos... de un núcleo de población prerromano” (Jordá 1962: 7). contrasta con la superficie de otros oppída importantes de la Meseta. como Pallantía, tilaca, Complutum o Contrebia Carbíca. que os 23 Se discute si se identifica con el oppidum dc Noega; la superficie cilan o sobrepasan las 50 Ha, por lo que ¡os 24 estadios de perímetro de la península encerrada por el foso y ¡a muralla es de unas 12 Ha, indicados por Apiano (The,. 90), que supondrían scgún ‘¡‘aracena aunqste se ha considerado que tendría “un espacio dc uso doméstico (1954: 233 s.) unas 150 Ha, debe considerarse una noticia evidente- estimado et, ton,o a 2 Ha’ (Fernásidez-Miratida 1992: 26). mente exagerada, como evidencia su comparación con los no más de Según López Cuevillas (1953: t03), este castro mide 700 x 300 tu., lo que supot~dria una superficie máxima de 21 Ha, aunque la su- 20 estadios que indica Polibio (¡0,10,1) para Cartago No’t y que encerrarían ut~as 80 Ha (Almagro-Gorbea t988: 24). perficie del poblado en el plano publicado por Mergelina (¡945: f 1) ‘Aunque se señalan 70 Ha para la ciudad romana, nones topográti- se aproxitun a tinas 10 1-la. Superficie comprendida dentro de la 3’ muralla. Sin embargo, la su- cas inclinan a considerar que el oppidant prerromano ocuparia tít, perficie de 250 x ¡50 m., Ltnas 3,75 Ha. que indican López Cuevillas emplazamiento similar al recinto bajoimperial. que abarca tunas 25 a 30 1-la (García Merino 1989: f.8). (¡953: 103). Romero Xtasiá (¡976) y Tranoy (1981: 83). debe co- rresponder sólo a la paule central del poblado. Aunque según Martín Bueno (¡975: 204) la extensión de Bílbilis ~ Según lópez Cuetillas (1953: ¡03). Monte Mozinho mide 740 x seria de unas 30 Ha, Nf. Beltrán (¡987: 19) indica tinas 21 Ha, lo que 380111.. lo que supondría un máximo de 28 Ha. parece niás exacto. La superficie total de la muela en que se asienta ¡a ciudad es de a López Ctuevillas (¡953: 103) indica unas dimensiones de 540 x unas 70 Ha, pero las cerámicas celtibéricas aparecen sólo en la pasle 280 nl. más oriental en una superficie de unas 20 Ha. “ San Cibrás das Las, con 391 x 280 m.. seria “o castro galego de ‘Según la planta de Taracena publicada a escala por Pfanner (1990: mais grande manitude conocida” (López Cuevillas 1925). Según parece deducirse del mapa publicado. sin escala gráfica visi- f. 24) la plataforma amurallada del oppiduns sería de ca. 17,5 lía. ble, la superficie amurallada pudo ser dc unas 4 Ha. pero la planta publicada por Mi. Horobio cf o)? (1989: 101) ofrece 32 Sin embargo, Teja e Iglesias-Gil (1992: 315) señalan “qsse debía sólo 8,3 Ha. Según Valiente (¡987: 272) la superficie de Malcría sería dc 4 a 9 tener una superficie no inferior a 20 hectáreas’. Ha. 1.42 superficie de la ciudad medieval seria de unas 17 Ha, utielítras La población romana extendida extramuros alcanza unas ¡4 Ha que la iberoromana ha sido calculada en unas tS Ha, aunque no existan datos suficientetuente válidos. (Beltrán ¡987: t9, ¡.49). “Castro (1973: 448) atribuye a esta ciudad más de 100 Ha. pues in ‘~ l.a fase última, corespondiente a influencia celtibérica. Según el plano de la Pompaclo prerromana publicado por Maqui- dica que dentro del recinto amurallado 70 Ha aparecen pobladas y riz (1978: f t 1), su superficie aproximada seria de utlas 3.2 lía. otras 40 Fía despobladas. t,,iet,tras r¡ue la romana tendría entre 6 y 9 Ha (íd. t978: 28). “Del Oln,o y San Miguel 1993: 519. indican 228.544 ni’. Se trata de la superficie calculada para el printer recinto an,tírallado Es la tuedia de las 11 medias calculadas, pues no parece oportitno medieval de la muela en que se asienta ¡a ciudad. Pero cabe suponer, caletítar la media de los tamaños de ¡os oppido ya qtle el núnwro de éstos var,a muc¡3o de unas áreas a otras. EL ÁREA SUPERFICIAL DE LOS OPPIDA EN LA HISPANIA “CÉLTICA” 231

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