Los Protomártires Independentistas De 1809 En Bolivia
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Los protomártires independentistas de 1809 en Bolivia Marco Antonio Peñaloza Bretel Historiador boliviano. Magíster en Historia con Mención en Historia Andina por la FLACSO Sede Ecuador. Escribiendo historia desde La Paz en el año 2009 scribir sobre los movimientos re- manifestar en qué lugar —social, político, cul- volucionarios de 1809, en el año tural, ideológico— nos situamos para escribir del Bicentenario que se conme- sobre la historia. Para decirlo en pocas pala- mora en Sucre (La Plata), La Paz bras, hacemos un acto de fe para advertir que Ey Quito, es un deber de los historiadores del estas líneas son responsabilidad de un histo- siglo XXI. Publicar estas líneas, un privilegio riador latinoamericano, boliviano y paceño, de que agradezco profundamente a la Canci- raigambre urbana, formado en la emblemática llería del Ecuador y su ilustre Asociación Universidad Mayor de San Andrés, militante de Funcionarios del Ministerio de Relacio- de los cambios destinados a universalizar los nes Exteriores, Comercio e Integración del derechos humanos y la democracia participa- Ecuador, AFESE. tiva, y de la «extirpación de idolatrías» como la inequidad y la injusticia sociales, que preten- Justamente en Quito-Ecuador tuvimos la dieron perpetuar los sectores privilegiados de oportunidad de leer y analizar durante los es- nuestras sociedades. tudios de maestría la famosa obra de Michel de Certeau, La escritura de la historia (1978), En lo que atañe al abordaje historiográfico de que nos impone la necesidad, y el deber, de los movimientos independentistas de 1809, Retrato del Mariscal Antonio José de Sucre, por Joaquín Pinto. AHBCE nos proyectamos doscientos años después de su dominio sobre los territorios invadi- hacia la descolonización como la asignatura dos en las primeras décadas del siglo XVI. Si pendiente no asumida por quienes detenta- bien el despotismo ilustrado impuesto por ron el poder político durante el siglo XIX, en los monarcas españoles de origen francés alianza con el colonialismo económico britá- abarcó todo el siglo XVIII, con medidas cen- nico, y por sus sucesores del siglo XX, alinea- tralizadoras como la creación del Virreinato dos con el colonialismo económico y militar de la Nueva Granada, al principio (1717), y estadounidense. Finalmente, señalar que esta la del Virreinato del Río de La Plata, inician- reflexión se centrará en la Revolución del 16 do el último cuarto de siglo (1776), la ma- de julio de 1809, sin perder de vista las refe- yor presión tributaria sobre sus colonizados rencias comparativas con los procesos de las fue ejercida durante el reinado de Carlos III entonces capitales audienciales de Charcas y (1759-1788) y con mayor intensidad durante Quito. la década 1776-1786. A menos de un lustro de la independencia norteamericana, cuando no existía una CNN para brindar «información Coca y tributo al instante», y casi una década antes de la revo- como detonantes de la(s) rebelión(es) lución francesa, las reacciones anticoloniales tuvieron sus primeras grandes insurreccio- Al referirse al proceso independentista latino- nes con los levantamientos encabezados por americano1, son pocos los autores que omiten Afese 142 Tupac Amaru en el Perú el año 1780, Tupac la mención a la Independencia de Estados 2 Katari en Charcas (hoy Bolivia) el año 1781 Unidos de América (1776) y la Revolución y los Comuneros en Nueva Granada (hoy Co- Francesa (1789), como factores influyentes lombia), también en 1781. en el fenómeno libertario de las entonces co- lonias españolas. Sin desconocer la posible Estos movimientos insurreccionales, donde repercusión de estos hechos en la América de los matices entre lo moderado y lo radical fines del sigloXVIII y principios del XIX, sobre fueron habituales, tuvieron en las imposicio- todo en círculos intelectuales y académicos, nes tributarias un común denominador que donde también hubo receptividad hacia co- se prolongó hasta inicios del siglo XIX y cuya rrientes como la Ilustración y la masonería, incidencia, en 1809, hizo explosión tanto en la realidad es mucho más elocuente cuando la Audiencia de Charcas como en la de Qui- retrocedemos al último cuarto de la centuria to. En lo que hoy es Bolivia, la creación del dieciochesca, donde el factor definitivo fue, Virreinato del Río de La Plata (1776) fue un más bien, la presión que las políticas fiscales factor decisivo de la presión económica a la devenidas de las Reformas Borbónicas ejer- que fue sometida la jurisdicción charquina, cieron sobre los «vasallos» del Rey: criollos, que ese año dejó de pertenecer al Virreinato mestizos, indios, afroamericanos y, en mu- del Perú, soportando la subida de la alcabala chos casos, españoles de economía modesta. (impuesto al comercio de artículos) del 2% al 6%. Tres años después, en 1779, se comien- No estaría fuera de la realidad achacar a la di- za a pagar por la comercialización de la coca, nastía de los Borbones el haber dado inicio, cuyo consumo tradicional masivo hizo que el absolutismo mediante, al languidecimiento impacto recayera tanto en los comerciantes como en los consumidores. Todo esto, añadi- «hombres de prestigio») reunieron 20.000 do a la crisis minera que desde el siglo XVIII hombres que se fueron incorporando en una generaba una creciente cartera de deudores gran marcha hacia Santa Fé (actual Santa Fé de la Real Hacienda. de Bogotá)5. Al final, todos estos movimien- tos, fueron duramente reprimidos, con el des- La coca fue precisamente uno de los grandes cuartizamiento de sus líderes, como muestra motivos del levantamiento de Tupac Amaru de las consecuencias a que se podía llegar por en el Perú, quien, si bien abogó por reivindi- cuestionar el poder real español. caciones que involucraban desde la retoma del poder inca hasta la libertad de los esclavos de Las políticas fiscales, que en gran medida origen africano, lo que le tocaba a sus intere- servían para sostener las guerras de España ses directos era la aplicación de impuestos so- contra las otras potencias coloniales de Eu- bre la producción de coca, siendo uno de los ropa, fueron intensificadas, y es así como se productores más importantes de la región de llegó al siglo XIX, donde, en el caso de la In- Carabaya, en el actual departamento de Puno. tendencia de La Paz, la coca vuelve a tener Coincidiendo en esta lucha, que fue también un rol central. La dinastía borbona tomó una condena al tributo indígena y al trabajo conciencia en torno al hecho de que desde forzado en la mita minera de Potosí y otros el siglo XVII se habían formado élites locales centros de producción argentífera, Tupac Ka- que, como tales, pretendían acrecentar su tari, en Charcas, siendo un «indio del común», poder económico, paralelamente al político, 143 Afese tenía como actividad principal el comercio de en cuya burocracia se vio un desplazamiento la coca y llegó a reunir un «ejército» de más de paulatino de funcionarios peninsulares que 20.000 indígenas en el primer cerco a La Paz, se veían presionados por el afán de los crio- que durante 109 días arrinconó a los 20.000 llos para ocupar gran parte de los puestos habitantes criollos, mestizos, y también indí- administrativos. Muy cerca de Chuquiago genas, de la urbe colonial3. No obstante la in- Marka6, la zona subtropical de Los Yungas cidencia de otras medidas como el reparto for- era el epicentro de la producción cocalera zoso de mercancías a los indios, para expandir que abastecía los mercados de un amplio te- el comercio a costa de la economía de quienes rritorio que abarcaba todo el occidente de lo no necesitaban de los productos que se les que hoy es Bolivia y las actuales provincias obligaba a adquirir a altos precios, lo cierto del sur peruano y el norte argentino. es que la política fiscal del régimen Borbón siempre estuvo presente, al igual que en otras A inicios del siglo XIX, parecía que ya era tar- realidades como la de los «comuneros»4 en el de para la Corona española en lo que respecta Virreinato de la Nueva Granada, sumándose a su pretensión de suprimir la autoridad de a otras imposiciones económicas como el es- poderes regionales y recuperarla en manos de tablecimiento del monopolio del aguardiente pocos funcionarios españoles meritocrática- de caña en 1736 o el del tabaco a mediados mente elegidos, de acuerdo a los postulados del siglo XVIII. Entre 1776 y 1780, la alcaba- de las reformas borbónicas. A las guerras eu- la se duplicó, hasta que en la ciudad de Soco- ropeas en las que España se veía enfrascada, rro, los llamados comuneros (comerciantes, se sumaban las guerras comerciales que po- carniceros, pequeños agricultores y algunos tencias como la inglesa le imponían a través del contrabando, que venía promoviendo en los condujeron a formar parte de protestas concomitancia con las élites locales, viabiliza- y levantamientos contra el poder colonial y, doras de la apertura de mercados y la obten- lo más crucial, las circunstancias que los lle- ción de materias primas para la Corona britá- varon al extremo de acarrear con las «últimas nica, lo que se tradujo en el potenciamiento consecuencias», que fueron nada menos que económico de criollos y mestizos, prestos a entregar la vida por una causa que creyeron reclamar también el poder político. justa. En La Paz, la dirección del movimiento revo- Aunque en los tres movimientos se manifes- lucionario de 16 de julio de 1809 recaería en tó, pública y documentalmente, la fidelidad al criollos y mestizos que se caracterizaron por cautivo rey Fernando VII, en todos ellos hubo su condición socioeconómica acomodada, la determinación de asumir el gobierno, de sus conocimientos sobre todo en materia de protestar contra las presiones fiscales de la leyes y por ser poseedores de haciendas cocal- Corona y de acabar con los abusos de sus auto- eras, aspecto en el que nos detendremos más ridades.