Monografía Histórica

PONTIFICIA COMISIÓN PARA AMÉRICA LATINA 50 AÑOS 1958 – 2008

Pbro. Dr. Carlos Alberto Pérez Méndez 2 3

SIGLAS Y ABREVIACIONES

Arch.PCAL Archivo de la CAL

CAL Comisión para América Latina

CELAM Consejo Episcopal Latino-Americano

Cfr. Confronta p. Página f. Folio 4 5

INTRODUCCIÓN

Al cumplir 50 años de existencia la Pontificia Comisión para América Latina, creada por el papa Pío XII el 21 de abril de 1958, he considerado oportuno hacer un esfuerzo de investigación y análisis de la documentación que reposa en los archivos de esta Comisión, con el fin de dejar para la posteridad una memoria histórica de lo que fueron los antecedentes de la CAL, su nacimiento, sus progresivas etapas, las personas que más han intervenido a lo largo de su historia y las tareas que ha cumplido durante estos diez lustros. La CAL representa sin duda alguna la expresión de aprecio, de acompañamiento pastoral y de solícita preocupación que ha tenido la Santa Sede hacia América Latina, a la cual, ya desde hace mucho tiempo, ha considerado como el Continente de la esperanza. En efecto, ningún otro Continente cuenta con una especial comisión pontificia que siga y acompañe las respectivas conferencias episcopales y los organismos eclesiales que operan a nivel continental. Este afectuoso interés se había visto ya en el año 1899, cuando el papa León XIII convocó a todos los Obispos de América Latina del 28 de mayo al 9 de julio para celebrar en Roma el Concilio Plenario Latinoamericano, primero en su género en la historia moderna. Al cumplirse los 50 años de dicho Concilio Plenario, ante la situación de debilidad que vivía el catolicismo en ese Continente y ante los nuevos desafíos que debía enfrentar la acción pastoral de la Iglesia, el papa Pío XII quiso animar tanto a la Secretaría de Estado, como a los diferentes Dicasterios de la Curia Romana, para que buscaran el modo más oportuno para apoyar los esfuerzos que hacía el episcopado para poner remedio a esa situación. La primera Conferencia General del Episcopado Latino- americano, realizada en Río de Janeiro del 25 de julio al 4 de agosto de 1955, constituyó también otro gran acontecimiento eclesial que vino luego a convertirse en un magnífico instrumento de comunión y colaboración episcopal a lo largo de todo el Continente. La experiencia vivida en Río de Janeiro (Brasil), que tuvo como fruto la creación del Consejo Episcopal Latinoamericano –CELAM-, como respuesta del Santo Padre a la petición que le hicieron los Obispos al concluir dicha Conferencia General, se ha repetido en otras cuatro 6 ocasiones con el fin de responder a exigencias pastorales de mucha importancia. La Conferencia realizada en Medellín (Colombia) en 1968 quiso dar unas pautas para poner en marcha los resultados del Concilio Vaticano II; luego en 1979 la Conferencia efectuada en Puebla (México) dedicó su estudio y sus lineamientos a indicar cómo aplicar la Exhortación Apostólica «Evangelii nuntiandi» del papa Pablo VI; en 1992 la Conferencia que tuvo lugar en Santo Domingo (República Dominicana) quiso unirse a la celebración de los quinientos años de llegada del Evangelio al Continente americano y, al mismo tiempo, tratar de responder a llamada que hacía el Santo Padre Juan Pablo II para iniciar un proceso de nueva evangelización. Finalmente, la Conferencia que inauguró el papa Benedicto XVI en mayo de 2007 en Aparecida (Brasil), quiso recoger los frutos de las anteriores conferencia generales y señalar con precisión la importancia de formar discípulos misioneros que, a partir de un encuentro personal con Cristo, irradiaran el mundo con el mensaje y el testimonio de la Buena Nueva. La Pontificia Comisión para América Latina ha estado activamente involucrada en la preparación y ejecución de dichas Conferencia Generales, como también en el acompañamiento y seguimiento de las distintas actividades que ha organizado el CELAM durante todo este período. Se trata de una presencia muchas veces silenciosa y discreta, pero que ha tenido una gran importancia para ayudar a mantener los vínculos de comunión eclesial y de fraternidad episcopal entre los episcopados de América Latina y El Caribe. Entre las muchas actividades que ha realizado la CAL se destaca particularmente su interés por acompañar la formación sacerdotal y por seguir de cerca lo relativo a la mejor distribución del clero. Asimismo la CAL ha estado siempre muy atenta para distribuir anualmente unos fondos que le llegan de las PP.OO.MM, con el fin de apoyar a las Conferencia Episcopales en sus actividades pastorales, como también a muchas obras de Iglesia necesitadas de un apoyo económico para salir adelante. En este sentido ha tenido también una relación cercana con los organismos episcopales de ayuda para América Latina, tanto de Europa, como de Estados Unidos. A lo largo de estos cincuenta años de historia la CAL ha vivido cuatro períodos, de los cuales sólo uno de ellos, el segundo –que va del 20 de septiembre de 1967 hasta el 9 de julio de 1969-, ha sido un órgano autónomo de la Santa Sede. Los otros tres han estado 7

íntimamente ligados a lo que hoy se conoce como Congregación para los Obispos, aunque en un primer momento su sede estuviera en la Sagrada Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, de la cual era Secretario Mons. Antonio Samoré. Gracias a su Santidad Juan Pablo II, al emanar el Motu Proprio Decessoris nostri el 18 de junio de 1988, diez días antes de firmar la Constitución Apostólica Pastor bonus, con la cual reorganizaba la Curia Romana, esta Comisión Pontificia tiene su actual conformación, cuya tarea prioritaria es la de examinar de manera unitaria las cuestiones doctrinales y pastorales que conciernen a la vida y desarrollo de la Iglesia en América Latina, además de asistir y ayudar a los Dicasterios de la Curia Romana más interesados en la búsqueda de solución a los problemas peculiares. Asimismo acompaña y sigue con interés las actividades del CELAM y de otros organismos eclesiales de América Latina. Con el fin de recoger de manera ordenada y cuidadosa toda esta historia y poner de relieve la valiosa colaboración de tantas personas que han hecho realidad las esperanzas que han puesto los Romanos Pontífices, desde Pío XII hasta Benedicto XVI, en la labor que debía desarrollar esta Pontificia Comisión, el presbítero CARLOS ALBERTO PÉREZ MÉNDEZ, sacerdote colombiano de la Arquidiócesis de Villavicencio, doctor en Historia de la Iglesia, por encargo nuestro dedicó varios meses de su estadía en Roma a buscar atentamente en los archivos de la CAL y de otras instituciones eclesiásticas, con el fin de poner por escrito el resultado de su juiciosa investigación. Expreso mi gratitud a don Carlos Alberto Pérez Méndez por el magnífico documento que pone a disposición de esta Pontificia Comisión y que constituye una inestimable y provechosa herramienta para el conocimiento de lo que es y ha sido la CAL a lo largo de sus primeros 50 años de existencia. + Octavio Ruiz Arenas Vicepresidente 8 9

PRIMERA PARTE

SITUACIÓN SOCIO-RELIGIOSA DE AMÉRICA LATINA DURANTE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX 10 11

La Pontificia Comisión para América Latina debe su existencia a la solicitud de la Santa Sede por la Iglesia en Latinoamérica, ella es la respuesta del Papa a una realidad evidente de la Iglesia en ese Continente. Es por esto por lo que se inicia esta monografía histórica de la Pontificia Comisión para América Latina dando una mirada a los aspectos sociales y religiosos de Latinoamérica durante la primera mitad del siglo XX. Se trata de una lectura pastoral de la situación socio-religiosa de América Latina hecha a través de la mirada que la Santa Sede dirigió hacia el Continente a mediados del siglo XX. Sin pretender desconocer los aspectos positivos de la sociedad y del catolicismo latinoamericano se enfatizan sus puntos débiles, que constituyeron motivo de preocupación y de atención pastoral por parte de la Santa Sede. No se puede y no se pretende, ciertamente, desconocer los progresos y los felices resultados que los esfuerzos de renovación de la vida católica habían ido alcanzando en los últimos años, particularmente en algunas naciones; tampoco se desconoce el esfuerzo de los Obispos de cada uno de los países que, gracias especialmente a las reuniones periódicas de las Conferencias Episcopales nacionales que se fueron constituyendo en casi todas las naciones, iban teniendo ocasión frecuente de examinar juntos los comunes problemas y los medios más idóneos para resolverlos. Es en esta óptica que en esta primera parte se hace la presentación de la situación social, cultural, política y religiosa de América Latina durante la primera mitad del siglo XX. Esta panorámica de la situación del Continente, nos permitirá encuadrar históricamente la particular solicitud pastoral de la Santa Sede hacia la Iglesia en Latinoamérica que originó el gran movimiento de solidaridad eclesial en favor de América Latina que exigió la constitución de una especial Pontificia Comisión para América Latina. 12

Capítulo I

América Latina un Continente en continua evolución

La característica fundamental de América Latina durante la primera mitad del siglo XX es la continua y rápida evolución que experimentó en todos sus aspectos. La sociedad latinoamericana vivió un período de profunda transformación social que inevitablemente tuvo sus repercusiones en la vida religiosa y en la actividad pastoral de la Iglesia. Esta evolución la podemos individuar en los siguientes aspectos: evolución demográfica, rápido aumento de la población; evolución técnica, paso acelerado de una sociedad agrícola a una sociedad industrializada; evolución social, como consecuencia de la evolución técnica; y, por último, una evolución religiosa que se manifestó en la rápida ruptura de la unidad católica, el Continente en su totalidad católico empezó a experimentar la presencia del protestantismo y el resurgimiento de las prácticas pseudoreligiosas antiguas como el espiritismo y la superstición.

1. Evolución demográfica1

En América Latina se evidenció durante los primeros 50 años del siglo XX una verdadera revolución demográfica. Al concluir el siglo XIX la población latinoamericana superaba los 60 millones, en 1920 se contaba con 93 millones 600 mil habitantes y en 1952 eran ya 172 millones. Esto no solo debido al aumento progresivo del número de los nacimientos, sino también a la disminución de la mortalidad infantil por las mejores condiciones de vida y al “aluvión migratorio”. La emigración europea hacia América Latina vivió dos momentos particularmente fuertes: el primero desde mediados del siglo XIX hasta comienzos de la primera guerra mundial y el segundo después de la segunda guerra mundial. Al terminar el siglo XIX se asistió al “aluvión migratorio”, caracterizado por una seria reanudación de la inmigración española y portuguesa y por la llegada en masa de alemanes y sobretodo de

1 Cfr. Arch. PCAL, IA, America Latina, Situazione generale, A- Socio-Religiosa. 13 italianos. Este flujo migratorio fue motivado por la aplicación de políticas favorables a la inmigración europea (con el intento de ocupar las regiones de frontera y de crear núcleos de civilización campesina). Esta inmigración, de tipo familiar, fue dirigida hacia las "colonias agrícolas" (que se revelaron un fracaso). A lado de ésta, hubo otra exclusivamente masculina (coolies en Perú, México y Cuba y desde los Estados italianos) para los trabajos en las plantaciones y en la construcción de carreteras y ferrocarriles. En 1870 empezó la gran inmigración que perdurará hasta la primera guerra mundial. Se calcula en 14 millones el número de los emigrantes que en ese período llegaron a América Latina. El segundo momento se vivió después de la segunda guerra mundial. La situación de pobreza en la que vino a encontrarse la mayoría de países europeos y la situación política provocó un segundo éxodo masivo de europeos, de los cuales un buen número llegó a establecerse en la parte sur del continente americano: , Uruguay, Chile y una parte del Brasil meridional, fundamentalmente. Esta masiva llegada de europeos se convirtió en elemento importante en la transformación demográfica de América Latina, con sus evidentes consecuencias a todos los niveles. La Iglesia, que ya a comienzos del siglo había experimentado la dificultad que significaba atender sesenta millones de habitantes esparcidos en un espacio de más de 21 millones de kilómetros cuadrados, advirtió entonces la dificultad para acompañar pastoralmente 172 millones, unos aglomerados en las grandes metrópolis otros dispersos en el extenso territorio de las diversas naciones.

2. Evolución técnica

América Latina, con una población casi completamente agrícola hasta bien entrada la década del 50, comenzó a experimentar una rápida y grandiosa trasformación técnica y económica. Esta transformación traía ciertamente graves consecuencias en el campo social y religioso. 14

3. Evolución social2

Para 1955 se constataba que existían en América Latina las causas y síntomas de una decisiva y desestabilizante evolución social. Estas se podían sintetizar en: a) condiciones lamentables e inhumanas de los trabajadores a causa de la explotación que de ellos hacían los capitalistas (plantaciones en Guatemala, industria del azúcar en Cuba y Haití, minas en Bolivia, fábricas en Sao Paolo). b) Aglomerados de población en las grandes ciudades (para 1955 más de 17 millones de personas vivían en las ciudades con más de un millón de habitantes). c) nacimiento de la clase obrera, que para 1955 aún no estaba organizada ni consciente de su fuerza, pero en camino hacia una decidida y concreta formación. En la mayor parte de los países de América Latina las organizaciones obreras comenzaban a estar fuertemente influenciadas por el marxismo.

4. Evolución religiosa

Para 1955 ya se podía advertir que las condiciones inhumanas de los trabajadores serían, como lo había sido en Europa, uno de los elementos principales de la descristianización de las masas. Esto porque las concentraciones urbanas producen en todas partes una crisis religiosa, mucho más en América Latina, donde el número de las parroquias no podía en lo más mínimo seguir el crecimiento de la población; pues, era ya fácil encontrar parroquias con 20.000, 30.000 y aun con 50.000 habitantes privadas de una adecuada asistencia religiosa. Mientras en las zonas rurales en la mayor parte de los casos la práctica religiosa era asegurada por la tradición, las masas que

2 Cfr. Arch. PCAL, IA, America Latina, Situazione generale, C- Situazione sociale- economica: problemi ed iniziative del mondo rurale; urbanesimo; documentazione sullo sviluppo economico in A.L; Arch. PCAL, IA, America Latina, Situazione generale, C- Sociale-economica: D.E.S.A.L. (Centro para el desarrollo económico y social de A.L.). EDUARDO CÁRDENAS, La vida católica en América Latina. Visión panorámica de la realidad social. En: JEDIN, Manual de Historia de la Iglesia, X/1,413-464. 15 llegaban a la ciudad abandonaban casi inmediatamente las prácticas religiosas y perdían muy rápido la fe. La falta de principios religiosos, de asistencia espiritual y de núcleos familiares sólidamente fundados facilitaba después la propaganda sectaria, marxista y atea entre las masas.

Capítulo II

Situación religiosa3

1. Actividad de las sectas protestantes4

El proselitismo protestante en América Latina se intensificó significativamente en la primera mitad del siglo XX. Se habla incluso de la “hora del protestantismo”, fue tal el progreso de la campaña protestante que para los protestantes América Latina se concibió como la “tierra prometida” y a la mirada del Episcopado latinoamericano y de la Santa Sede apareció como una verdadera “invasión protestante”, ante la cual era necesario reaccionar para defender la fe y reconquistar las posiciones perdidas.5

1.1 El informe de Ligutti y Morino6

Un informe de los sacerdotes Ligutti y Morino presentado a la Congregación de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios en noviembre de 1955 revela la seriedad de la presencia protestante en América

3 Cfr. Arch. PCAL, IA, America Latina, Situazione generale, A- Socio-religiosa. Problemi pastorali; EDUARDO CÁRDENAS, La vida católica en América Latina. Un continente que se transforma. En: JEDIN, Manual de Historia de la Iglesia, X/1, 706-797. 4 Cfr. Scritti di P. Prudencio Damboriena sj. En: Arch. PCAL, IA. America Latina. Movimenti non cattolici, Protestantismo, P. Prudencio Damboriena sj. 5 EDUARDO CÁRDENAS, La Iglesia en Colombia. En: JEDIN, Manual de Historia de la Iglesia, X/2, 1123. 6 Mons. Ligutti, Director ejecutivo de la National Catholic Rural Life, preparó en novimebre de 1955, en colaboración con Mons. Morino, Oficial de la S. Congregación del Concilio, una relación sobre la situación religiosa de América Latina. Cfr. Arch. PCAL, IA, America Latina, Commissione Pontificia, Situazione religiosa (statistiche, documenti, rilievi, problemi). En esta misma posición se encuentran los estudios de ABBÉ FR. HOUTART, Etude Socio-Religieuse de l’Amerique Latine. But et organisation de l’etude quelques resultats provisoires, Pâques 1960; y de CELSO COSTANTINI, Il dramma delle missioni nell’America Latina. Estratto del fascicolo VI (1958) della Rivista “Vita e Pensiero”. 16

Latina y cuánto ésta alertara a la Iglesia Católica, que se veía en desventaja para hacer frente a una acción que se presentaba orgánica, fuerte y exitosa: El doctor Leonard, profesor protestante de la universidad de y de Río de Janeiro,afirma que después de la reforma jamás se han presentado posibilidades tan grandes para el protestantismo como actualmente en América Latina. Casi todas las sectas protestantes tienen un plan general para la propaganda y para el proselitismo, sobretodo para la estabilización concreta y definitiva de la secta en la mayor parte posible de las zonas neurálgicas. Se puede afirmar, aunque si por el momento no se puede todavía probar, que las sectas protestantes tienen también un plan general común para la invasión del continente sur-americano. Parece que este plan haya sido concordado y tenga su centro en Ginebra, y sea dirigido especialmente por calvinistas. Ha sido enviado a América Latina el hombre más capaz y más decidido, en Río de Janeiro tienen empleada una de las señoras más importantes de la Acción Católica. Responden al plan y al fin la instalación de potentes estaciones de radio, como la de Quito de la que se sirven las varias sectas y que puede ser escuchada incluso en los lugares más remotos; la apertura de escuelas, especialmente para la enseñanza, con el pretexto de enseñar el inglés o la agricultura, pero en realidad para la preparación de pastores y misioneros locales; la preparación, preferiblemente en lugares desconocidos, de elementos especializados, que se definen “New tribes” y son empleados en los puntos más importantes como “storm-trupes” para abrir camino y preparar el terreno a la acción de los pastores. Es necesario tener presente la importante construcción de iglesias y capillas protestantes por todas partes, pero especialmente donde surge un nuevo pueblo o una nueva ciudad (en Brasil en las nuevas plantaciones de café se tienen inmediatamente nuevas iglesias protestantes, pero no católicas – en un centro del alto Paraná existen 15 iglesias protestantes y una pequeña iglesia católica), la fundación de universidades protestantes públicas, la actividad protestante practicada por todos los protestantes (todo mormón es un misionero). Colabora en la propaganda protestante un número significativo de técnicos (la Compañía de los Grandes Maquinistas de Peoria dá gran parte de sus ganancias para el trabajo misionero en América Latina). Sobretodo los protestantes se sirven de una inteligente, decidida y eficaz organización. Los pastores y los misioneros protestantes, aunque si no son profundos en doctrina, son muy preparados por los sistemas modernos de apostolado, por la organización y muy decididos en su acción. Son además numerosos; 17

próximamente su número, de cuanto se dice de Ginebra, será potenciado muchísimo – más o menos tres mil serán lanzados al asalto de Chile- solamente los misioneros protestantes norte americanos son casi 8 000.7 1.2. La ponencia de Monseñor Rossi en 1958

Monseñor , Obispo de Barra Do Pirai y Presidente de la Comisión Episcopal de Fe y Moral de la Conferencia Nacional de los Obispos del Brasil, en la tercera reunión del CELAM (Roma, 10- 16 de Noviembre de 1959) intervino con una ponencia sobre la acción del protestantismo en América. De esta ponencia tomamos los datos siguientes, que ofrecen una visión panorámica de la gravedad del problema en sus líneas fundamentales.8 1.2.1 Infiltración protestante en América Latina:9 a) notable +++: en Brasil, Chile, Bolivia, Cuba, Guatemala, Haití, Puerto Rico; b) Grande ++: en Argentina, Costa Rica, Honduras, México, Panamá, Perú; c) Regular +: Colombia, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, Paraguay, República Dominicana, Uruguay y . 1.2.2 Población protestante en América Latina: País Influjo Habitantes Protestantes Notas características 1. Argentina + 18.080. 000 434.000 Centro de expansión cultural protestante para América Hispana (Edit, y Sem) 2. Bolivia +++ 3.019.031 60.000 60% indios; Instituto Americano de la Paz 3. Brasil +++ 55.000.000 2.000.000 Esperanza del protestantismo mundial 4. Chile +++ 5.710.000 300.000 País abierto al protestantismo (Canutos) 5. Colombia + 11.700.000 50.000 “Persecución religiosa” 6. Costa Rica ++ 900.000 40.000 7. Cuba +++ 5.927.000 400.000 Puerta de entrada para el hemisferio sur 8. Ecuador + 3.085.871 30.000 “Convento de América

7 LIGUTTI – MORINO, Rilievi – suggerimenti – progetti sulla situazione religiosa nell’America Latina, Roma, Novembre 1955. En: Arch. P. CAL, IA, America Latina, Situazione generale, A- Situazione religiosa. 8 AGNELO ROSSI, La defensa de la fe en América Latina frente a la invasión protestante, Roma 1959. Ponencia de Mons. Agnelo Rossi en la tercera Reunión del CELAM, 10-16 de Noviembre de 1958. En: Arch. P. CAL, IA, America Latina, Movimenti non cattolici, Protestantesimo. 9 Cfr. Arch. PCAL. IA. America Latina, Movimenti non cattolici, Protestantismo: in genere; nei singoli paesi. 18

Latina” (Voz de los Andes) 9. El Salvador + 1.980.000 20.000 10. Guatemala +++ 3.387.000 60.000 11. Haití +++ 3.000.000 50.000 República desligada a la América Latina (West Indies Missions) 12. Honduras ++ 1.201.310 50.000 13. México +++ 27.762.421 500.000 “Buena vecindad” 14. Nicaragua + 1.684.000 30.000 15. Panamá ++ 807.000 50.000 16. Paraguay + 1.450.000 40.000 “Mesopotamia de A. L (Col. Americ. Intern). 17. Perú ++ 8.850.000 100.000 “La más fanática de A. L.” (Institutos Lingüísticos) 18. Puerto +++ 2.125.000 400.000 Víctima del yanquismo Rico 19. República + 2.280.000 10.000 Dominicana 20. Uruguay + 2.260.000 40.000 La más liberal de A. L. Cuartel General de Asociaciones cristianas de jóvenes. 21. Venezuela + 4.985.716 100.000 “El Dorado” Colegio Americano de Caracas.

En 1953 para una población total de 154.342.000 habitantes, 137.139.216 eran católicos (89%) y protestantes 4.870.447 (3%) y de otras religiones el restante 8%; los sacerdotes católicos eran 26.112 y 13.246 los pastores protestantes; a cada sacerdote católico correspondía en media 5.159 fieles, mientras que a cada pastor protestante correspondían 368 creyentes. 1.2.3 El Congreso de Madras Después del Congreso de Madras (, octubre de 1938) se verificó una auténtica invasión protestante en América Latina, que se intensificó en los años sucesivos cuando el territorio pasó a ser campo de primera importancia para la Agencia Misionera Protestante. Para 1959 se podía hablar de una verdadera euforia por el constante crecimiento del protestantismo, el entusiasmo se manifestaba en el aumento de los recursos destinados para la campaña protestante (para el desarrollo de la instrucción teológica en América Latina, Asia y África el Consejo Internacional de las Misiones destinó en 1959 la suma de 4 millones de dólares), y en el constante aumento de 19 personal. América Latina se convirtió para el protestantismo en la Tierra de promisión, pues mientras decaía en Europa y Estados Unidos y debía abandonar sus posesiones en Asia y África, encontró en América Latina la ocasión de un nuevo florecimiento. Esto explica la fuerza con la que se presentó la campaña protestante hacia la mitad del siglo XX. 1.2.4 Justificaciones protestantes para la evangelización de América Latina El protestantismo justificaba la urgencia de su campaña en los siguientes puntos: - América Latina es la región más necesitada del mundo, porque está aferrada a peligrosas supersticiones (mariolatría, cultos de los santos, etc.) - Escasez de clero (había en América Latina 100.000 poblaciones sin sacerdotes) - Profunda ignorancia religiosa y avidez por las verdades cristianas en el pueblo - En cuatro siglos de posesión pacífica, la Iglesia Católica no fue capaz de evangelizar la América Latina. Por tanto son necesarios los misioneros protestantes. 1.2.5 Estrategia de la campaña protestante - Énfasis en la formación de pastores nacionales (de 70 a 80% de los ministros), destinando el Consejo Internacional de Misiones grandes sumas para multiplicar los Seminarios y Escuelas Teológicas - Movimientos de unión de confederación nacional de fuerzas protestantes en manos de dirigentes nacionales (al menos aparentemente para evitar ser tachados de yanquismo) - Panamericanismo sui generis, del protestantismo latinoamericano: fuerte apego a las Iglesias madres y a la cultura de los Estados Unidos. - Estrechos vínculos de cooperación latinoamericana a través de varias organizaciones como OCLA (Comité de Cooperación Latinoamericana, fundado en 1916), ULAJE (Unión Latinoamericana de Juventud Evangélica, órgano oficial 20

Vida), LEAL (Literatura evangélica para la América Latina), CCP (Cadena Cultural Panamericana, Costa Rica), MEC (Movimiento Estudiantil Cristiano de América Latina, órgano oficial Testimonium, bilingüe), Asociación Latinoamericana de Estudios de Teología, Consejo Hispano-luso-brasilero de “Caning House” de Londres, Centro de Aproximación Cultural para toda la América Latina - Modernos métodos de apostolado. La fuerza de la presencia protestante se hacía sentir también en el método de evangelización y en el uso que hacía de la tecnología para evangelizar: - Aviones, lanchas, jeeps, aparatos de proyección, grabación y amplificación de sonido para las misiones - Centro Audio-Visual Evangélico (discos, films, grabaciones radiofónicas, cine, radio, televisión) - Cursos bíblicos por correspondencia - Reuniones de “sociabilidad” - Desarrollo de la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA) y Asociación Cristiana Femenina (YWCA) y de Casas de Estudiantes (formación de dirigentes para toda la América Latina en Montevideo) - Propaganda bíblica: en julio de 1958 quedó formado el primer grupo de pastores especialistas en el “colportaje” (venta de libros religiosos), promoción de campañas y uso de las Sagradas Escrituras para ayuda directa a las Iglesias (formación dada en México para toda América Latina) - Conquista de tribus indígenas (que constituían la quinta parte de la población de la América Latina) - Institutos de Lingüística (Perú, Bolivia, Venezuela, Ecuador, México, Colombia y Brasil) - Colonización de Le Tourneau10 (Perú y Brasil)

10 Robert Le Tourneau, evangelista norteamericano que en la década de los cincuenta del siglo XX penetró la selva amazónica de Perú y Brasil, evangelizando y fundado el Instituto Lingüístico de Verano junto con Guillermo Townsend. En la región Huanáco de la República del Perú existe aún hoy el Distrito de Tournavista. Cfr. STOLL, Pescadores de hombres o fundadores de imperio? El Instituto Lingüístico de Verano en América Latina, Quito 1985. 21

- Sociedad Misionera de “Nuevas Tribus” La Iglesia católica en América Latina no podía no sentir el constante aumento numérico del protestantismo y su creciente influjo en la sociedad latinoamericana. El protestantismo, junto con el laicismo, el liberalismo, la masonería y el comunismo, constituyó una fuerza anticatólica que tendía a ocupar los puestos estratégicos de la sociedad en los medios políticos, educacionales y culturales. Eran conocidos los colegios protestantes de enseñanza secundaria de buena fama y de gran proyección cultural y social.

2. La reaparición del culto pagano y del espiritismo

El nuevo surgimiento del culto pagano era un hecho muy difundido entre la población negra (para 1955 más de 160.000.000) de Haití, Colombia, Brasil y Cuba. En Haití 80% de los bautizados en la Iglesia católica se dedicaban en diversos modos al culto Vaudou. El espiritismo cumplía progresos enormes sobretodo en Brasil e invadía ya algunas partes de Argentina. Se dividía en espiritismo popular que derivaba especialmente de los cultos negros y en espiritismo cultural, que penetraba principalmente en ciertos estratos de la clase alta. Solo en Río de Janeiro se hacia salir a casi 800 el número de los templos espiritistas oficialmente registrados. Todo esto se debía principalmente a la falta casi completa de instrucción religiosa y al sincretismo religioso.

3. El influjo de la Masonería11

El documento No. 31 presentando durante la Conferencia de Río de Janeiro presentaba los siguientes datos sobre la presencia de la masonería en América Latina: Según una Estadística de primeros de siglo (año 1910), que tomo del bien informado Dictionnaire Apologetique de la Foi Catholique de D’Alés, t. II, 121-122, el gran total de masones latinoamericanos era de 45.600. Según la otra, del año 1932, que publicaba en su obra “La dictature des puissances occultes”, pag. 15, León de Poncins, la cifra anterior ascendió a 85.000.

11 Cfr. Arch. PCAL, IA, America Latina, Movimenti non cattolici, Massoneria. 22

En Latinoamérica, como se ve, el número de los masones se duplica, en el espacio de menos de un cuarto de siglo. Si se ha caminado lo mismo o en forma parecida, dentro de este otro cuarto de siglo, ya ha rebasado de los CIENTO VEINTE MIL, el número de los cuales, en nuestros predios, tratan de que, por un lado, permanezcan intactas las ganancias realizadas aquí por el laicismo -tan vastas y tan hondas como todos sabemos-,y, por el otro, de que merme la capacidad de nuestra resistencia contra el virus del naturalismo religioso.12 La masonería se había manifestado profundamente anticatólica en América Latina. A principios del siglo XX la masonería estaba organizada en Argentina, Brasil, Chile, Cuba, Colombia, Santo Domingo, Guatemala, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela; y contaba en el mundo latino de Europa y Latinoamérica con 2500 logias y unos 120.000 miembros. No se puede desconocer la acción de la masonería, que es siempre muy potente, especialmente en la esfera dirigente en toda América Latina y que para mitad del siglo XX, para debilitar la influencia de la Iglesia católica, favorecía el protestantismo y la indiferencia religiosa.

Capítulo III

La fuerte penetración del Comunismo

Aun cuando se podía constatar que las grandes masas, especialmente rurales, no habían sido todavía gravemente influenciadas por la ideología comunista a causa especialmente del analfabetismo, de las dificultades de comunicación y de la apatía de las masas indígenas, si aparecía evidente que el comunismo penetraba a través de dos canales principalmente: las universidades y las nacientes organizaciones obreras13.

12 EDUARDO MARTÍNEZ Y DAMAU, Informe sobre la masonería. Información estadística. Rápida propagación. Organización interamericana de la masonería y sus principales objetivos. Observaciones y conclusiones. Documento 32 de la Conferencia de Río de Janeiro. En. Arch. PCAL, IA, Conferencia del Episcopado latinoamericano, Atti. 13 Algunas fechas importantes en el estudio del comunismo en América Latina: 1922, la Internacional Comunista (Komintern) ha incluido a América Latina en su programa revolucionario; 1925, un Secretariado especial latino-americano es creado en Moscú para estudiar las condiciones políticas, económicas y sociales de esta parte del mundo; 1928, la “tesis de Bakou” adoptada en el 6º Congreso de la III Internacional comunista, define la estrategia comunista en los 23

En las universidades las organizaciones estudiantiles marxistas eran las más activas, aunque si no eran las más potentes. Los jóvenes estudiantes, mucho más conscientes que la masa del pueblo, veían en el comunismo la solución a los problemas económicos y sociales. Los sindicatos y los diferentes movimientos cooperativistas, aunque cubiertos con la etiqueta gubernamental, estaban en la mayoría de los casos en mano a elementos marxistas. En Argentina era evidente que los puestos claves del movimiento obrero estaban ocupados por los comunistas e igual comenzaba a ser la situación en Brasil. El comunismo encontró tres elementos potencialmente revolucionarios en América Latina: el nuevo proletariado sin raigambre, sin propiedad y sin dirección que nada tenía que perder ni defender; los intelectuales, los estudiantes y los profesionales (periodistas, escritores, artistas), que formaban un grupo inquieto; y los campesinos sin tierra, elemento muy prometedor y dinámico, según la teoría y la experiencia de Mao Tse-tung.14

1. Panorámica del Comunismo para 195915

Una rápida mirada a la situación de los países latinoamericanos para 1959, nos da una idea de la penetración del comunismo y del peligro que en él veía la Iglesia.16

países subdesarrollados; 1929, el primer congreso sindical latino-americano reunido en Montevideo pone las bases de la acción comunista en América Latina; 1953, Dionisio Engina Rodríguez, secretario general del partido comunista mexicano, de regreso de Moscú trae las ordenes para comenzar “la operación América Latina” ; 1959, una mesa redonda ha reunido al Festival de la Juventud en Viena, los delegados comunistas de los países de América Latina para coordinar y mejorar los planes de acción. La acción comunista se ha dividido después de la ruptura Moscú-Belgrado y con el surgimiento de la República Popular de China. El comunismo ruso se afianza en México y Montevideo; el comunismo yugoslavo establece su centro en de Chile; el comunismo chino en La Habana, en Montevideo, en México, donde se beneficia de la embajada soviética para difundir su ideología. Cfr. Le Comunisme en Amérique Latine. Vue d’ensemble. En: Arch. PCAL, IA. America Latina, Situazione generale, B-Politica II. Partiti politici 2. Comunismo (prima parte). 14 EDUARDO CÁRDENAS, La vida católica en América Latina. La Iglesia en los diversos países de América Latina. En: JEDIN, Manual de Historia de la Iglesia, X/2, 893-1346. 15 Cfr. Arch. PCAL, America Latina, Situazione generale, B- Politica, II. Partiti politici 2. Comunismo (prima parte); Arch. PCAL, IA, America Latina, Situazione generale, B-Politica II. Partiti politici 2. Comunismo (seconda parte). 16 Seguimos aquí el documento: Rassegna stampa internazionale. No. LXXIII, del 31 de Octubre de 1959. En: Arch. PCAL, IA, Anerica Latina, Movimenti non cattolici, (parte prima). 24

1.1 Argentina

El partido comunista, que había sostenido en las elecciones presidenciales de 1958 a Frondizi, había ido día a día quitándose la máscara de la pretendida lealtad e iba descubriendo su verdadero rostro a través de paros, exigencias extremistas en la reforma agraria, hasta la abierta pretensión de formación de un gobierno de coalición con mayor representación de la base. Los comunistas, además de actuar sobre los peronistas a través del movimiento sindical, pretendían abrirse camino entre la clase intelectual mediante la invasión cultural soviética. Un notable éxito obtuvieron en las elecciones administrativas de julio de 1959 en la provincia de Santa Fe, donde sacaron 24.000 votos contra los 4.000 del año precedente, obligando al partido de Frondizi a pasar del primer al tercer puesto. Para 1959 la fuerza del partido comunista argentino oscilaba entre 50 y 80 mil unidades.

1.2 Bolivia

El partido comunista boliviano, era el más reciente de América Latina, solamente con el congreso de la primavera 1959 –llamado precisamente de “consolidación”- había logrado sanar las diversas fracturas internas (troskistas y revolucionarios del P.I.R) bajo el programa común de “comprometer con todos los medios al pueblo en la lucha contra el imperialismo”. Por cuanto numéricamente reducido (6.000 inscritos) el partido tenía el reconocimiento oficial y ejercía una fuerte influencia en la orientación de la vida política, especialmente en el sector de las relaciones internacionales. El acercamiento a Rusia era una meta ya en parte lograda si se considera el resultado positivo del crédito ruso para la industria petrolera del país (crédito que no fue posible obtener de los Estados Unidos) y la aprobación del Parlamento para establecer relaciones diplomáticas con la URSS, Yugoslavia, Hungría, y Checoslovaquia.

1.3 Brasil

El partido comunista, puesto al margen de la ley desde 1947, luchaba por obtener nuevamente el reconocimiento legal. Mientras tanto actuaba con el Partido de los Trabajadores (P.T.B), bajo cuya 25 cobertura logró llevar al Parlamento seis de sus representantes. El órgano oficial era el periódico Vos Obrera, apoyado por otras 52 publicaciones filocomunistas. La fuerza del partido era para 1959, de 60.000 a 100.000 miembros.

1.4 Chile

El partido comunista había obtenido nuevamente en 1958 su personalidad jurídica, después de 10 años de supresión. El partido representaba una fuerza política considerable por el funcionamiento de sus cuadros, por la fuerte acogida que tenía entre los intelectuales y por el apoyo fiel de muchas publicaciones y organizaciones. Los miembros del partido eran más o menos 40 000.

1.5 Colombia

El partido comunista obtuvo su reconocimiento legal con la reforma constitucional de 1957 y desde entonces luchaba por la afirmación de sus objetivos: la conquista de las clases trabajadoras y de la elite intelectual.

1.6 Costa Rica

El partido comunista, mimetizado bajo la denominación de “Partido Popular de Vanguardia”, incluso después de la condena de 1948, continuaba ganando terreno y se iba afirmando como uno de los partidos comunistas más organizados de América Latina. Se distinguía por la extrema ductilidad con la que sabía adecuarse a la realidad concreta. Sus reservas las constituían las “juntas progresistas”, que representaban las comunidades locales, con sus aspiraciones y necesidades. Las “juntas progresistas” organizaban las demostraciones de masa que no raramente condicionaban la política del país.

1.7 Cuba

El partido comunista, suprimido por Batista en 1955, había obtenido el reconocimiento legal inmediatamente después de haber llegado al poder Fidel Castro. Reconocimiento obligado por el apoyo prestado por los partidarios comunistas a la revolución, pero controlado, porque Castro desconfiaba de la lealtad comunista. Lo demostraba la rivalidad 26 que desde el inicio de la “era Castro” se generó entre los sindicatos comunistas y el “frente humanitario del trabajo”, inspirado por el nuevo dictador. Los comunistas disponían de cuadros bien organizados, de jefes internacionalmente famosos, entre los cuales el repatriado Lázaro Peña, ex vicepresidente de los sindicatos mundiales comunistas. Además de las publicaciones locales (Noticias de Hoy), muchas otras provenientes del exterior invadían el país. Los inscritos al partido oscilaban entre los 8.000 y 10.000.

1.8 Ecuador

Insuficiente para afirmar una propia autonomía (2.000 miembros), el partido comunista promovía con los socialistas la formación de una “coalición anticonservadora”, en vista de las elecciones parlamentarias de 1960. Su influencia fuertemente contrastada por los estudiantes y por los sindicatos sufrió una ulterior reducción con la expulsión de los miembros de la comunidad checoslovaca.

1.9 El Salvador

El partido comunista, considerado ilegal desde 1950, no había dado más signos de vida.

1.10 Guatemala

El partido comunista guatemalteco estaba obligado a una lucha clandestina, incapaz todavía de contrastar la represión del gobierno, por la falta de cuadros y por la escasez de inscritos, cerca de 1.500.

1.11 Haití

Después de la supresión de 1949, el partido no había retomado su actividad. Para 1959 podía contar sólo con cerca de 100 simpatizantes.

1.12 Honduras

El partido comunista hondureño, suprimido en 1945, limitaba entonces su actividad a agitaciones, especialmente entre los trabajadores de las plantaciones de las sociedades americanas. Los resultados, para 1959, no iban más allá de declaraciones declamatorias. La “Lucha de Liberación Nacional” estaba aún lejos de 27 las metas propuestas en el congreso clandestino del partido del 1958. Débil en fuerza numérica (500 miembros), el movimiento lograba, sin embargo, influenciar las clases intelectuales.

1.13 México

El partido comunista mexicano, uno de los primeros en América Latina, fundado en 1919, no tenía para 1959 un considerable influjo político. Gozaba de plena libertad, pero no podía constituirse como un partido representativo porque no alcanzaba los 75.000 inscritos pedidos por la Constitución para presentarse a las elecciones y debía, por tanto, unirse siempre con el partido popular. Sus simpatizantes, entre 7.000 y 10.000, se encontraban en los sindicatos. El partido comunista aprovechaba en su favor el malestar que había contra los Estados Unidos y la presencia de las embajadas de los países del otro lado de la cortina de hierro. Junto con la famosa y difundida Voz de México, se contaban más o menos 50 publicaciones filocomunistas.

1.14 Nicaragua

El partido estaba oficialmente condenado desde 1945 y sus jefes estaban todavía en el exilio. Su consistencia era, por esto mismo, insignificante.

1.15 Panamá

El partido era poco activo por la condena de 1953, y por las disposiciones que alejaban a los comunistas de la enseñanza estatal y de los trabajos sobre la línea del canal.

1.16 Paraguay

El partido comunista declarado ilegal en 1936, no había logrado reorganizar sus cuadros ni a través de asociaciones criptocomunistas, ni a través de los sindicatos que eran controlados por un comité ejecutivo no comunista. La zona de mayor influjo era el sur del país, especialmente entre los emigrados de origen eslava que residían allí. De todos modos los inscritos al partido no superaban las 500 unidades. 28

1.17 Perú

A pesar de la condena de 1948 y la sucesiva ley para la protección de la democracia, el partido comunista tenía todavía influencia sobre la clase intelectual y sobre los sindicatos. Sus miembros eran alrededor de 10.000.

1.18 República Dominicana

Declarado ilegal en 1947, el partido comunista no había vuelto a recuperar un significado político.

1.19 Uruguay

El partido comunista ejercía legalmente su actividad, orientada hacia dos objetivos: la constitución de la unidad de la clase obrera (mediante la fusión de todos los sindicatos en un órgano central controlado por los comunistas) y la constitución de un “frente unitario” (mediante la fusión de los socialistas y de los comunistas). El partido contaba 5.000 inscritos y había logrado mandar al parlamento dos de sus representantes. Su dinamismo se demostraba en las numerosas organizaciones de inspiración comunista y de la extraordinaria difusión de la prensa propagandística. El secretario del partido era R. Arizmendi, uno de los más fuertes ideólogos marxistas del continente americano.

1.20 Venezuela

El partido había recuperado, con la caída del régimen de Marcos Pérez Jiménez, su reconocimiento legal. Apenas recuperada la libertad, los comunistas venezolanos se habían propuesto recuperar las posiciones perdidas y reorganizar las estructuras del partido. Para 1959 controlaban ya los sindicatos y, a través del “frente patriótico”, proseguían la “defensa de las conquistas de la revolución”. Después de la derrota de su candidato a las elecciones presidenciales, Larrazábal, habían decidido apoyar, por razones tácticas, al presidente Betancourt, apoyándole su programa: reforma social, apertura de las relaciones diplomáticas con todos los países y suspensión de nuevas concesiones petrolíferas. La intención era, de todos modos, clara (como en todos los otros casos casi análogos en el continente): “colaborar para conquistar”. 29

2. La estrategia de la expansión comunista

El comunismo explotaba en América Latina la miseria social, el nacimiento de los nacionalismos, la crisis económica y la hostilidad a los Estados Unidos (los Yankees). Y podía contar para su expansión con:

2.1 La propaganda marxista

La propaganda marxista se apoyaba en los 20 partidos comunistas prohibidos o tolerados, que en total agrupaban cerca de 350.000 simpatizantes, y en las organizaciones de masa (Consejo de la paz, Juventud democrática, Mujeres democráticas) y particularmente sobre los estudiantes en los cuales alimentaba el fervor nacionalista y la hostilidad hacia los Estados Unidos.

2.2 La Oficina regional de la F.S.M (Federación Sindical Mundial)

Instalada en México, a través de ella el comunismo penetraba en todos los sindicatos latino-americanos (C.T.A.L.) que cubrían la totalidad de América Latina.

2.3 La prensa

Cerca de 150 periódicos comunistas o progresistas europeos y más de 250 publicaciones locales circulaban por toda América Latina. La embajada soviética en hacía imprimir más de 1.500.000 libros y revistas por año, la de Montevideo recibía cuatro tulas (tonnes) de correo diplomático cada mes.

2.4 Radio Praga

Esta estación radial difundía abundantemente su propaganda en español y portugués. La China había doblado en un año el tiempo de sus emisiones en lengua española y portuguesa con destinación a América Latina. Moscú emitía con destinación a los indígenas de los andes.

2.5 Centros Culturales

Centros Culturales de amistad con los países soviéticos, la China Popular y Yugoslavia, que surgían cada mes en América Latina. 30

Los centros culturales soviéticos de ésta región dependían todos de la “Asociación soviética para la Amistad y las Relaciones Culturales con los Países de América Latina”, fundada en Moscú en junio de 1958. Los centros culturales chinos eran coordinados por el “Instituto Chino para el estudio de cuestiones sud-americanas” creado en Pekín en febrero de 1959. A través de viajes, manifestaciones literarias, culturales y deportivas estos centros habían suscitado una corriente de ideas entre América Latina y el mundo comunista y facilitado considerablemente la penetración del marxismo.17

2.6 La Universidad de la Amistad

El mundo universitario constituyó un objeto de primera importancia para el proselitismo comunista. El 24 de febrero de 1960 se anunció la fundación de la “Universidad de la Amistad” en Moscú, para “hacer frente a las necesidades de Asia, África y América Latina”. De 40.000 peticiones llegadas en 1963 para obtener un puesto en esta fundación, la mitad provenía de América Latina, de las que fueron aceptadas dos mil. Mientras los comunistas han podido, es decir, donde no hay regímenes militares, o donde no han existido, los partidos comunistas han creado organismos aglutinantes del mundo estudiantil o se han infiltrado en ellos. Mencionamos, a modo de ejemplo, la Confederación de Educadores Americanos (CEA) con profesorados de unos ocho países.

Capítulo IV

Los puntos débiles del catolicismo latinoamericano

Para proveer a la situación social y religiosa de América Latina se imponía absolutamente una adecuada y organizada asistencia religiosa. Pero ésta, en las condiciones en las que se encontraba

17 Cfr. Le Communisme en Amérique Latina. Vue d’ensemble. En: Arch. PCAL, IA, America Latina, B-Situazione Generale,II, partiti politici 2. Comunismo. (prima parte). 31

América Latina a mediados del siglo XX , era del todo imposible por la falta de clero, de vocaciones, de laicado católico y de organización.

1. Escasez de clero18

En 1955, para atender los 160.000.000 de habitantes de Sur América se necesitaban mínimo 160.000 sacerdotes. Esta cifra permitía un promedio de 1.000 habitantes por sacerdote, lo que era apenas indispensable si te tiene presente la general ignorancia religiosa y las miserables condiciones espirituales y morales del momento. Además, considerando la evolución demográfica, técnica económica, social ya mencionada, América Latina debería disponer, dentro de los siguientes 15 años de almenos 200.000 sacerdotes. Mas la realidad era que para 1955 América Latina disponía de más o menos 30.000 sacerdotes, gran parte de los cuales no estaban comprometidos completamente en el ministerio pastoral parroquial; por ejemplo, en Brasil cerca de la mitad de los 7.000 sacerdotes estaba empeñada en las actividades escolares. Era evidente la falta de sacerdotes, nacionales y extranjeros, seculares y regulares; no había sacerdotes para los seminarios ni para la Acción Católica, tampoco para la atención pastoral en las ciudades y tanto menos para las áreas rurales. Esto traía como consecuencia la falta de instrucción religiosa y de formación cristiana. La administración de los sacramentos era insuficiente y generalmente imposible. A pesar de los generosos esfuerzos apostólicos de los Obispos latinoamericanos, se constataba que era absurdo esperar que América Latina tuviera un rápido y numeroso incremento del clero que la pusiera en condiciones de responder a las fuertes y agobiantes necesidades espirituales de la población. La Iglesia en América Latina, por sí sola, no podía en poco tiempo responder a los retos que se le presentaban. Era un círculo vicioso que continuaba: no había vocaciones porque no había sacerdotes que las suscitaran y las asistieran, y no había sacerdotes porque no había

18 GONZÁLEZ OROPESA, La Iglesia en Venezuela. Estadísticas de clero. En: JEDIN, Manual de Historia de la Iglesia, X/2, 1146-1147. 32 vocaciones. Sólo con la ayuda del exterior podía ser interrumpido este círculo.

2. Falta de vocaciones

Las vocaciones provenían generalmente de la clase media, de las familias numerosas del campo, de los miembros de comunidades parroquiales y de familias con residencia estable en la misma parroquia. Pero gran parte de la población en el campo vivía en una situación económica demasiado miserable y socialmente muy baja; la clase media, que se conservaba cristiana, no estaba suficientemente formada para dar hijos a la Iglesia; la vida parroquial tampoco estaba suficientemente desarrollada por la inmensa extensión de las parroquias en el campo y por la falta de clero residente establemente en las iglesias parroquiales en las ciudades. Las vocaciones difícilmente podían venir de los colegios católicos, si exceptuamos raras vocaciones religiosas privilegiadas. Esto porque los estudiantes de dichos colegios provenían de las clases elevadas (familias poco numerosas), de las clases acomodadas económicamente (familias sin tradición religiosa) y, además, porque el ambiente moral y religioso de los colegios no favorecía una consistente campaña vocacional.

3. Insuficiente preparación del laicado católico

Una buena parte del clero parecía no ser consciente de la evolución enorme que experimentaba el continente. Ante los desafíos de diversa naturaleza que se presentaban a la tarea evangelizadora de la Iglesia, muchos sacerdotes no comprendían que la posibilidad de una presencia cristiana era posible sólo gracias a una profunda y compleja formación de los laicos, no sólo en lo espiritual sino también en los asuntos del orden temporal. No se veía en la mayoría del clero la preocupación por formar laicos socialmente activos. Pocos obispos y sacerdotes comprendieron que si los laicos cristianos no tomaban en mano los problemas de la evolución económica, social, cultural y política, con certeza todos 33 estos sectores de la vida se organizarían no sólo por fuera de la Iglesia, sino incluso contra la Iglesia. Una organización católica militante de laicos faltaba casi totalmente y donde estaba más o menos establecida no había dado los resultados que se podía lógicamente esperar. Los pocos esfuerzos en este sentido habían creado aquí y allá laicos comprometidos, que habían sabido asumir incluso grandes responsabilidades, pero en general no se había logrado penetrar las estructuras de la sociedad, especialmente en el campo obrero.

4. Falta de una adecuada coordinación y organización pastoral

El mundo católico latinoamericano adolecía profundamente de incapacidad para tomar decisiones de importancia que le permitieran incidir realmente en la vida de los pueblos. Se constataba, igualmente, que hacia falta una organización a todos los niveles para garantizar una mayor y más provechosa utilización de las fuerzas evangelizadoras. En la mayoría de los casos se tendía sólo a enunciaciones de principios, repeticiones de cosas de tipo general ya establecidas, decisiones vagas e inoperantes, propuestas generales destinadas a permanecer sin aplicación. Pero decisiones reales faltaban. Era claro que sin un conocimiento profundo de la situación real, sin un estudio de las necesidades y posibilidades de cada zona, sin planes bien determinados y concretos no sería posible ni siquiera iniciar la solución real y segura del grave, complejo y urgente problema religioso de América Latina. 34 35

SEGUNDA PARTE

LA SOLICITUD DE LA SANTA SEDE POR LA IGLESIA EN AMÉRICA LATINA 36 37

Desde el momento mismo en el que comenzaron a surgir las naciones latinoamericanas, a comienzos del siglo XIX, la Santa Sede manifestó una profunda solicitud pastoral por la Iglesia del Continente. Los Pontífices Pío VII, León XII, Pío VIII, Gregorio XVI y Pío IX dejaron una profunda huella en la vida del catolicismo latinoamericano a través de su acción en favor de los fieles católicos del Nuevo Mundo; acción que se concretizó en la provisión de sedes episcopales vacantes, creación de nuevas jurisdicciones eclesiásticas, establecimiento de relaciones diplomáticas con las naciones latinoamericanas y el consiguiente envío de Representantes Pontificios, a lo que se debe añadir la constante atención por la suerte de la Iglesia ante la inestabilidad política de las nuevas naciones.19 Ya en el ocaso del siglo XIX resplandece la figura del Papa León XIII, que convocó a todos los Obispos de América Latina para celebrar el Concilio Plenario Latinoamericano, primero en su género en la historia moderna de la Iglesia. 20 Con la celebración de este Concilio, León XIII dio a la Iglesia de todo el Continente un fuerte impulso en el camino de la comunión y del diálogo para solucionar problemas comunes. En 1899, por primera vez, los Obispos de toda América Latina se reunieron para reflexionar sobre la realidad de la Iglesia en el Continente y para proponer líneas de acción que les permitieran superar los problemas que la acción pastoral estaba encontrando. El Concilio Plenario Latinoamericano, no suscitó inmediatamente la idea de una organización del Episcopado a nivel continental, pero sí provocó en los Obispos de una misma nación el deseo de reunirse para discutir problemas comunes, dando así origen a las Conferencias Episcopales Nacionales que durante el siglo XX se fueron constituyendo. La experiencia positiva del Concilio Plenario Latinoamericano y la influencia del Colegio Pío Latinoamericano fueron suscitando en los

19 LETURIA DE P. – BATLLORI M., La primera misión pontificia a Hispanoamérica (1823- 1825). Relación oficial de Monseñor Giovanni Muzzi, Ciudad del Vaticano 1963; LETURIA DE P., Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica, I-III, Roma-Caracas 1959; LÓPEZ. A., Gregorio XVI y la reorganización de la Iglesia en Hispanoamérica. El paso del régimen de patronato a la misión como responsabilidad directa de la Santa Sede, Roma 2004; PÉREZ CARLOS, El magisterio pontificio y del episcopado colombiano frente a la cambiante legislación política en materia religiosa en Colombia de 1824 a 1853, tesis inédita, Pontificia Universidad Gregoriana, Roma 2006. 20 PONTIFICIA COMISIÓN PARA AMÉRICA LATINA, Los últimos cien años de la evangelización en América Latina. Centenario del Concilio Plenario de América Latina, Simposio Histórico. Actas, Ciudad del Vaticano 1999. 38

Obispos de América Latina, durante la primera mitad del siglo XX, el deseo de encontrarse nuevamente para reflexionar sobre la acción pastoral de la Iglesia ante los desafíos que la nueva época presentaba. Algunos Obispos de América Latina e incluso Representantes Pontificios hicieron saber a la Santa Sede sus deseos por celebrar otra reunión en la línea del Concilio Plenario de 1899. Esta necesidad manifestada por los Obispos encontró una positiva acogida en los ambientes de la Curia Romana, donde se experimentaba una creciente preocupación por la suerte del catolicismo en América Latina. Las Representaciones Pontificias en el Continente hacían llegar informes que llenaban de amargura a los Pontífices Pío X, Benedicto XV, Pío XI y Pío XII, que si bien estaban absorbidos por las tragedias de la sociedad y de la Iglesia en Europa no descuidaron esta parte de su rebaño que poco a poco iba representando casi la mitad de los católicos del mundo. La Santa Sede reconocía el vivo sentimiento cristiano del pueblo latinoamericano, la adhesión profunda de esos pueblos a la fe heredada de sus padres, la ferviente devoción a la Virgen y a los Santos, el respeto profundo a la Iglesia que consideraban casi parte de su misma nacionalidad; reconocía, igualmente, los esfuerzos de los Pastores por mantener viva y acrecentar la fe de sus rebaños, el esfuerzo heróico de Obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y catequistas por anunciar el Evangelio en el extenso territorio de América Latina, donde las distancias eran enormes, los caminos inexistentes y numerosos los riesgos. Sin embargo, sufría porque notaba que la adhesión a la fe era superficial, basada más sobre motivos sentimentales que sobre sólidas e iluminadas convicciones, lo que tría como consecuencia que esa adhesión se demostrara poco eficaz en el plano de la práctica religiosa y de la vida individual, familiar y pública. Constaba, igualmente, como en un Continente católico y que se sentía orgulloso de serlo, la ignorancia religiosa era profunda y difundida en todos los niveles de la sociedad, poca la práctica religiosa y superficial el influjo de la Iglesia en los sectores que dominaban la vida política, social y cultural de las naciones latinoamericanas.21

21 Esta visión se expresa claramente en dos cartas de Mons. Domenico Tardini, Pro- Secretario de Estado para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, al Cardenal Secretario de la S. Congregación Consistorial. La primera del 10 de novembre de 1954, en la que comunica la institución de la Comisión Central para la preparación de la Conferencia de Río de Janeiro, la otra 39

La conciencia de la situación de debilidad del catolicismo en el Continente unida a los desafíos antiguos y nuevos con los que se enfrentaba la acción pastoral de la Iglesia, hicieron que en la Curia Romana fuera madurando la idea de dar vida a un movimiento organizado que asumiera la defensa del catolicismo latinoamericano y la animación de la conquista del terreno perdido por la Iglesia en las diversas esferas de la sociedad latinoamericana. Es bajo esta doble dimensión que se vivió la acción de la Santa Sede en relación con la Iglesia en América Latina a mediados del siglo XX: defensa y conquista. Es justamente al interior de este movimiento de defensa y conquista que fue erigida la Pontificia Comisión para América Latina. La Santa Sede, sin querer desconocer los esfuerzos que estaban realizando los Obispos latinoamericanos, cuya actividad pastoral y heroísmo siempre reconoció, evidenció los puntos débiles del catolicismo latinoamericano y desde allí inició su actividad de renovación, restauración y revitalización de la Iglesia en el Continente. En el análisis de la situación general de la Iglesia latinoamericana, el problema que fue detectado y reconocido como el principal problema de la Iglesia en el Continente fue el de la escasez de clero. Éste fue definido desde el comienzo como la causa y consecuencia de la situación en la que se encontraba la Iglesia en América Latina, como la “plaga” que golpeaba todas las naciones latinoamericanas, aunque si en intensidad diversa de un país a otro. La intensa actividad del protestantismo y de otros movimientos anticatólicos a los cuales se iba añadiendo, en manera aguerrida y organizada, el esfuerzo de penetración y de conquista del comunismo ateo, hacía aún más dramática la situación de la Iglesia en Latinoamérica, lo que unido a las noticias que Obispos, Representantes Pontificios y otras personalidades hacían llegar a la Santa Sede, afligía y preocupaba profundamente al Santo Padre. Esta aflicción y preocupación se hizo más evidente durante el Pontificado de Pío XII. Singulares pruebas de su atención hacia la Iglesia en América Latina son: la Carta Apostólica Ad Ecclesiam Christi, con ocasión de la Primera Conferencia General del

del 22 de abril de 1958 con la que comunica la constitución de la Comisión Pontificia para América Latina. Cfr. Arch. PCAL, Costituzione della Pontificia Commissione per l’America Latina. 40

Episcopado Latinoamericano, en 1955; La misma Primera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y el CELAM, en 1955; El discurso a los participantes en el II Congreso Mundial del Apostolado de los laicos en París, el 5 de octubre de 1957; y la erección de la Pontificia Comisión para América Latina, en 1958. En el discurso pronunciado en París en octubre de 1957 Pío XII hizo una presentación de la situación de la Iglesia en América Latina, indicando los problemas apremiantes causados por el aumento acelerado de la población, la escasez de sacerdotes y, sobre todo, la presencia de “cuatro peligros mortales” que amenazaban la Iglesia en ese Continente: la invasión de las sectas protestantes, la secularización de la vida, el marxismo y el espiritismo. Esto hacía urgente un compromiso de toda la Iglesia con los Pastores y los fieles católicos de América Latina. Pío XII, consciente de la situación de la Iglesia latinoamericana, daba constantemente disposiciones, animaba e incitaba a la Secretaría de Estado y a los Dicasterios de la Curia Romana para que estudiaran y actuaran en todos los modos posibles y oportunos, estimulando y apoyando el celo de los Representantes Pontificios y del Episcopado para poner remedio a aquella situación penosa y llena de peligros para el futuro espiritual de una porción significativa del mundo católico. Esta paterna solicitud pastoral de Pío XII por la Iglesia en América Latina tuvo como corona la celebración de la Primera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Río de Janeiro en 1955, la creación del CELAM, siempre en 1955, como resultado de las deliberaciones durante la Conferencia y, finalmente, la institución de la Pontificia Comisión para América Latina en 1958. 41

Capítulo V

La Primera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano: Río de Janeiro, 1955

1. Precedentes

La situación en la que se encontraba la Iglesia en América Latina amenazada por la penetración del comunismo, la presencia siempre más fuerte del protestantismo, el creciente aumento demográfico, la escasez de clero y la conciencia de la incapacidad de poder responder aisladamente a estos desafíos fueron creando las condiciones para pensar en una nueva reunión del Episcopado latinoamericano a semejanza del Concilio Plenario Latinoamericano de 1899, del que tantos Obispos exaltaban su importancia en la vida católica del continente. De una parte, los Obispos latinoamericanos hicieron llegar repetidas veces a la Santa Sede la solicitud de una reunión del Episcopado latinoamericano, particularmente después de la segunda Guerra Mundial; de otra, hacia 1945 el Papa Pío XII planteó, a través de una consulta dirigida por la Secretaría de Estado a los obispos de América Latina, la posibilidad de realizar un segundo Concilio Plenario Latinoamericano.22 Esta consulta denota el gran interés con el que la Santa Sede veía a América Latina y el gran aprecio y valoración que se hacía del Concilio Plenario Latinoamericano celebrado en Roma en 1899. La respuesta del Episcopado de América Latina fue positiva y la idea fue madurando en la mente del Papa hasta convertirse en la feliz iniciativa de convocar la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. El 19 de noviembre de 1953, mientras monseñor Antonio Samoré, Secretario de la Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, presentaba a Pío XII un despacho del Apostólico en Colombia, Mons. , sobre el avance del

22 RODRÍGUEZ MADARIAGA Óscar, El XL Aniversario de la I Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Río de Janeiro del 25 de julio al 4 de agosto, 1955. En: PONTIFICIA COMISIÓN PARA AMÉRICA LATINA, Evangelizadores: Obispos, sacerdotes y diáconos, religiosos y religiosas, laicos, Ciudad del Vaticano 1996, 160. 42 protestantismo, el Prelado renovó al Papa la conveniencia de reunir el Episcopado de toda la América Latina para estudiar juntos los principales problemas que afectaban a la Iglesia en esas regiones y encontrar los medios más oportunos para solucionarlos. El Papa acogió la iniciativa y sugirió algunos puntos que a su parecer debían ser tratados por el Episcopado latinoamericano: el protestantismo, reclutamiento y formación del clero, el comunismo. En sesión de la Congregación de Asuntos Eclesiásticos Extraordinario Mons. Samoré presentó los resultados de su audiencia con Pío XII: En la audiencia de hoy, refiriendo al Santo Padre sobre el protestantismo en Colombia (rapp. N. di S.E. Mons. Bertoli) y sobre el protestantismo en Brasil (rapp. N. 1235 di S. E. Mons. Chiarlo), y sobre la oportunidad que el “problema protestante” sea uno de los argumentos de la proyectada Conferencia Plenaria del Episcopado de América Latina, Su Santidad se ha dignado aprobar en líneas generales la idea que se estudie un temario para dicha Conferencia; que entre los puntos de la agenda se pongan: el protestantismo, reclutamiento y formación del clero y el comunismo. Que las Conferencias Nacionales del próximo año sean invitadas a hacer objeto de estudio dichos temas y otros que fuesen considerados oportunos para el estudio en Conferencia Plenaria.23 Con estas indicaciones se puso en movimiento la primera parte de las actividades que llevarían a la celebración de la reunión. De una parte la Congregación de los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios comenzó a delinear un temario que pudiera ser propuesto al estudio del Episcopado latinoamericano y que correspondiera a las reales necesidades de la Iglesia en esas regiones. Así, a los temas indicados por Pío XII fueron propuestos también los temas relacionados con la cooperación de sacerdotes y religiosos extranjeros, problemas sociales y propaganda anti-católica. Con todo esto y como fruto de una primera reflexión la Congregación de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, trazó un primer esquema que contenía los siguientes puntos: 1. Presencia de la Iglesia en la sociedad contemporánea 2. Problemas sociales de actualidad, 3. vocaciones eclesiásticas y religiosas 4. eventuales partidos de inspiración cristiana 5. Impresión de una biblia en edición económica,

23 Nota de Mons. Samoré del 19 de noviembre de 1953. En: Arch. PCAL, I, Conferenza Generale dell’Episcopato Latinoamericano, Rio de Janeiro, 23 Luglio-4 agosto 1955, Commissione Centrale e Nazionali, Vol. 1, 4. 43

6. Alguna gran radio católica 7. Revistas comunes para varias naciones 8. Protestantismo – espiritismo – comunismo 9. Programas de Acción Católica, puntos de común interés 10. Lengua española en la administración de los sacramentos.24 Como se puede notar los temas propuestos por el Papa y por la Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, reflejan los puntos más problemáticos de la situación de la Iglesia en Latinoamérica. Ya en las primeras reuniones fue eliminado el punto 4 del proyecto y fue tomando más fuerza el punto referente a la fuerte invasión protestante y a la escasez de clero. Igualmente la Congregación de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios puso atención en cumplir la segunda parte de la orden pontificia: “Que las conferencias nacionales del próximo año sean invitadas a hacer objeto de estudio dichos temas y otros que fuesen considerados oportunos para el estudio en Conferencia Plenaria”. Así mediante una constante comunicación se invitó a los episcopados de las naciones latinoamericanas para que dedicaran las reuniones de 1954 para estudiar el temario propuesto y para que entrando en comunicación con la Santa Sede propusieran los temas que a su parecer deberían ser estudiados en la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano.

2. Conformación de la Comisión Central

El 10 noviembre de 1954, mediante nota de Mons. Domenico Tardini, Pro-Secretario de Estado para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, se comunicó al Cardenal , Secretario de la S. Congregación Consistorial, la decisión pontificia de constituir una Comisión Central, encargada de la preparación de la Conferencia. Escribe Mons. Tardini: El Santo Padre, acogiendo con gusto la propuesta que le ha sido respetuosamente presentada, se ha dignado autorizar que la Jerarquía latino-americana sea invitada a una Conferencia –naturalmente de carácter

24 Temi per un eventuale incontro a Rio de Janeiro. En: Arch. PCAL, IA, Conferenza Generale dell’Episcopato Latinoamericano, Rio de Janeiro, 23 Luglio-4 agosto, Commissione Centrale e Nazionali, Vol. 1, 6. 44

no conciliar- a celebrarse en Río de Janeiro (o en una localidad cercana) en los días siguientes al mencionado Congreso Eucarístico Internacional. Como Vuestra Eminencia se dará cuenta, el tiempo que queda a disposición para el no simple trabajo de preparación de tal Conferencia - elemento tan importante para el feliz exito- es relativamente limitado. Por esto el Augusto Pontífice ha dispuesto que la concreta preparación de la Conferencia misma sea confiada a una reducida Comisión compuesta por el Excmo. Asesor de la S. Congregación Consistorial, que será el Presidente, y por los Exc.mos Secretarios de las Sagradas Congregaciones del Concilio, de Propaganda Fide, para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios y de los Seminarios y de las Universidades.25 Apenas instituida, la Comisión Central se puso a la obra preparando una comunicación para los Representantes Pontificios en América Latina. Pues, ellos y por su medio el Episcopado debían ser los primeros en ser informados de la futura reunión, de sus fines, de los argumentos que se tratarían en ella y que serían objeto de previo estudio por parte de todos los Ordinarios del Continente. El proyecto de la mencionada comunicación fue presentada por Mons. Domenico Tardini al Cardenal Piazza, para que con su alta experiencia la revisara y con su autoridad la firmara.26 La firma del Eminentísimo Cardenal Piazza le aseguraría autoridad y animaría aún más a los Representante Pontificios y a los Obispos latinoamericanos para empeñarse con celo en la preparación de la Conferencia. En la comunicación, que lleva la fecha del 15 de noviembre, la Comisión Central solicitó a los Representantes Pontificios en América Latina que con toda la atención que el caso merecía comunicaran a los Obispos de los respectivos países las disposiciones siguientes: 1. La Jerarquía católica de América Latina está invitada a una Conferencia general, de carácter no conciliar, a celebrarse en los días inmediatamente siguientes al Congreso Eucarístico Internacional de Río de Janeiro, en esa misma ciudad o en otra vecina localidad de determinarse.

25 Lettera di Mons. Domenico Tardini, Pro-Segretario di Stato degli Affari Ecclesiastici Straordinari, al Cardinale Adeodato Giovanni Piazza, Segretario della S. C. Concistoriale. Vaticano, 10 Novembre 1954. En: Arch. PCAL, I, Conferenza Generale dell’Episcopato Latino- Americano. Río de Janeiro 23 Luglio-4 Agosto, Commissione Centrale e Nazionale, vol. I, f. 94- 102. 26 Lettera di Mons. Domenico Tardini, Pro-Segretario di Stato degli Affari Ecclesiastici Straordinari, al Cardinale Adeodato Giovanni Piazza, Segretario de la Sacra Congregazione Concistoriale. Roma, 12 Novembre 1954. En: Arch. PCAL, I, Conferenza Generale dell’Episcopato Latinoamericano. Río de Janeiro 23 Luglio-4 agosto, Commissione Centrale e Nazionali, Vol. I, 93. 45

2. Tomarán parte a la Conferencia, además de los Em.mos. Cardenales de América Latina, los representantes del Episcopado de cada uno de los países, oficialmente designados para tal fin en la proporción de uno por cada Provincia eclesiástica. Por cuanto tiene que ver con los Ordinarios inmediatamente sujetos a la Santa Sede y a los Prelados de Misión, será establecido, de acuerdo con las Representaciones Pontificias interesadas, un criterio que se inspire analógicamente al fijado para las Provincias eclesiásticas. Los otros Exc.mos. Arzobispos y Obispos, Prelados nullius, Vicarios, Prefectos y Administradores Apostólicos de América Latina presentes en Río de Janeiro podrán participar sea a la sesión inaugural, sea a la de clausura de la Conferencia. 3. Oportunas normas serán dadas a su tiempo en mérito a la duración y al desarrollo de la reunión. Se prevé que no durará menos de una semana, de modo que se permita un profundo estudio del temario. 4. Finalidad de la Conferencia será estudiar, en forma concreta y con miras a soluciones prácticas, los puntos más fundamentales y urgentes del problema religioso en América Latina, bajo el doble aspecto de la defensa y de la conquista apostólica. 5. Las conclusiones de la reunión podrán consistir en propuestas, sugerencias, recomendaciones, como también en acuerdos relativos a programas de llevar al conocimiento de la Jerarquía de cada uno de los países. Es sumamente deseable que se pueda llegar también a alguna forma de concreta colaboración entre las diversas naciones (por ejemplo en el campo de la radio, de la prensa católica y similares). 6. Los argumentos de estudio de la Conferencia se encuentran enumerados en el anexo temario. Argumento central es el problema del clero, cuya gravedad y urgencia son unanimemente reconocidas y subrayadas, porque de su solución depende la de los otros problemas religiosos y morales de América Latina. Se impone como una inaplazable necesidad que sea examinado con todo empeño y cuidado, a la luz de las experiencias y de los intentos cumplidos en cada una de las naciones y de los resultados conseguidos, cuales puedan ser los medios más idóneos y eficaces para acelerar el proceso de mejoramiento, providencialmente en acto en este sector, y para remediar en tanto a la escasez de sacerdotes y a sus consecuencias. 7. Serán responsables de la preparación de la Conferencia: a) Una Comisión Central presidida por el Excmo. Mons. Asesor de la S. C. Consistorial y de la cual hacen parte los Exc.mos Secretarios de los Sagrados Dicasterios Romanos más directamente interesados. 46

La Comisión Central mantendrá los contactos con las Representaciones Pontificias y las Comisiones Nacionales, promoverá la recolección de datos y los estudios previos, proveerá a la designación de los Relatores por diversos argumentos y se ocupará de cuanto concierne a la organización de la Conferencia. b) Las Comisiones Nacionales, encargadas de la preparación de la Conferencia en cada uno de los países y presidida por el Prelado al cual compete la Presidencia de la Conferencia Episcopal de la nación. Nada impide que las tareas de la Comisión Nacional sean realizadas por la Comisión de los Metropolitanos (o análogo organismo), donde existe, con la eventual participación de algún otro Prelado, a juicio de la misma Comisión y de la Representación Pontificia. Donde no existe la Comisión de los Metropolitanos (u otro organismo análogo) o donde dicha Comisión estime preferible la constitución de una Comisión “ad hoc”, esta será conformada por el Presidente de las Conferencias Episcopales y de uno o más Prelados, de nombrarse de acuerdo con la Representación Pontificia, de la Comisión de los Metropolitanos o, si ésta no existe, del Presidente de las Conferencias Episcopales. Particulares instrucciones serán dadas para las regiones que, como Puerto Rico, Jamaica y las Antillas menores, se encuentran en particular situación. 8. Como la Conferencia de Río de Janeiro deberá reflejar en el mejor modo posible el pensamiento, las aspiraciones y los deseos del entero Episcopado latinoamericano, cada uno de los Prelados deseará hacer objeto de su más atenta consideración el temario de la Conferencia y la documentación que podrá hacérseles llegar, de modo que puedan poner al servicio de la Conferencia las propias observaciones y propuestas. 9. Antes de la Conferencia General el temario deberá ser examinado y discutido en una Conferencia del Episcopado de cada una de las naciones (o, donde ésto no fuera posible, de las diversas Provincias Eclesiásticas). En dichas Conferencias serán también designados los Prelados que deberán tomar parte como Delegados a la reunión de Río de Janeiro, para llevar el pensamiento y las propuestas comunes.27 La Comisión Central puso igualmente en conocimiento de los Apostólicos el temario que se proyectaba desarrollar en la mencionada reunión del Episcopado de América Latina.

27 Lettera del Cardinale Adeodato Giovanni Piazza, Segretario della S. C. Concistoriale, ai Rappresentanti Pontifici nell’America Latina. Roma, 15 Novembre 1954. En: Arch. PCAL, I, Conferenza Generale dell’Episcopato Latinoamericano. Río de Janeiro, 23 Luglio-4 Agosto, Commissione Centrale e Nazionali, Vol. 1, 94-102. 47

Parte I (Introductoria) Examen conclusivo de los datos recogidos sobre la situación religioso - moral de América Latina. a) Situación general (con particular referencia a la familia, a la juventud, a las elites intelectuales, obreras y campesinas, a la situación religioso-moral de los “indios”) b) Situación social c) Consistencia y actividad de los movimientos anticatólicos (Protestantismo. Espiritismo y otras formas de superstición. Masonería. Laicismo). El comunismo. d) Situación de las fuerzas católicas (clero, religiosos, religiosas, auxiliares del clero, especialmente Acción Católica. Actividades catequísticas y similares. Prensa y radio católicas. Escuelas católicas. Movimientos y actividades culturales en el campo social) Parte II. Estudio de los remedios y de las iniciativas. A. Clero secular y religioso 1. Clero nacional a) Medios para favorecer el aumento de las vocaciones sacerdotales b) Adecuación de la formación del clero y de la preparación espiritual, moral, cultural y apostólica de los candidatos al sacerdocio. c) Medios para tutelar y aumentar el espíritu eclesiástico y la buena conducta sacerdotal, especialmente en el clero joven. Experiencias de vida común del clero secular. 2. Clero no nacional: estudio de las posibilidades y de los medios para una eficaz y organizada ayuda de sacerdotes (como también de religiosos no sacerdotes y de religiosas) del exterior. Problemas de su armónica y eficiente inserción para una eficaz colaboración. 3. Estudio de los medios prácticos para una más eficaz organización de la cura de almas con el fin de potenciar en el mejor modo posible las fuerzas del clero (experiencias de centros misioneros, misiones volantes, etc). 4. Coordinación y colaboración del clero secular y religioso para una más eficaz inserción de las religiosas en las obras diocesanas. B. Auxiliares del clero. 1. Apostolado de los laicos (y en particular la Acción Católica). 2. Catequistas y maestros de religión. 3. Colaboradores seglares más directos en la acción del clero (experiencias de Operarios diocesanos o parecidos). C. Medios para la formación de la conciencia cristiana. 48

1. Predicación 2. Catecismo y enseñanza religiosa en las escuelas. 3. Prensa católica (estudio incluso de la posibilidad de una colaboración interamericana o entre grupos de naciones; por ejemplo para la publicación de la Biblia, del Evangelio u otros libros de formación religiosa para contrarrestar las Biblias y otras publicaciones protestantes, de alguna grande revista católica o de formación eclesiástica...) 4. Radio católica (estudio, sobre todo en este campo, de las posibilidades de colaboración interamericana). 5. Escuelas católicas. D. Posibilidades de contactos y de colaboración entre la Jerarquía y los organismos católicos de los distintos países de América Latina. E. Problemas particulares. 1. Defensa contra el protestantismo (y otros movimientos anticatólicos, en particular la masonería). 2. Defensa contra la penetración comunista. 3. Organización y actividades católicas en el terreno social. 4. Defensa y formación cristiana de la juventud. 5. Los “indios” 6. Asistencia religiosa a los inmigrantes y refugiados, con particular atención a la aplicación uniforme de las normas de la Exsul Familia. Asistencia religiosa a las gentes del mar.28 Desde su constitución la Comisión Central se convirtió en el destino donde confluyeron todas las relaciones de las Nunciaturas en América Latina y los trabajos de las Comisiones nacionales con el fin de lograr el más completo panorama de cada país en los diversos aspectos. La misma Comisión Central siguió todo lo concerniente a la organización y desarrollo de la Conferencia. Pío XII dispuso que la Conferencia se celebrara en Río de Janeiro una vez concluido el Congreso Eucarístico Internacional, que sirvió como motivación para la convocación de la Conferencia. Por disposición pontificia la Conferencia de Río de Janeiro fue presidida por el Cardenal Giovanni Adeodato Piazza, con la colaboración de cuatro secretarios: Mons. Helder Câmara (Brasil), el Arzobispo de

28 Lettera del Cardinale Adeodato Giovanni Piazza, Segretario della S. C. Concistoriale, ai Rappresentanti Pontifici nell’America Latina. Roma, 15 novembre 1954. En: Arch. PCAL, I, Conferenza Generale dell’Episcopato Latinoamericano. Rio de Janeiro, 23 Luglio-4 agosto 1955, Commissione Centrale e Nazionali, Vol. 1, 94-102. 49

Concepción (Chile), el Arzobispo de Puebla (México) y el Arzobispo coadjutor de Santo Domingo. Se dispuso también que fueran invitados observadores del Episcopado de los Estados Unidos, Canadá, España, Filipinas y .

3. La Carta Apostólica Ad Ecclesiam Christi de S. S. Pío XII con motivo de la Conferencia

Pío XII escribió al Cardenal Piazza la Carta Apostólica Ad Ecclesiam Christi, el 29 de junio de 1955.29 En ella el Papa expone toda la preocupación de la Santa Sede por la Iglesia en América Latina, que constituye “más de la cuarta parte del orbe católico: magnífica falange de hijos de la Iglesia, escuadrón compacto de generosa fidelidad a las tradiciones católicas de sus padres”30. En esta Carta Apostólica el Papa analizó los principales problemas de la Iglesia en América Latina, dio sus indicaciones pastorales y exhortó al Episcopado para que asumiera con realismo y con esperanza la tarea de renovar la vida católica en el Continente. Presentamos aquí una lectura de la Ad Ecclesiam Christi, indicando los puntos fundamentales:

3.1 La escasez de clero

Como ya lo había hecho la Comisión Central ahora el Papa vuelve a subrayar el problema fundamental de la Iglesia en América Latina: No debemos, sin embargo ocultarte, Venerable Hermano Nuestro, que a esta Nuestra consideración va unida incesante una angustiosa congoja, al no ver todavía resueltos los graves y siempre crecientes problemas de la Iglesia en América Latina; sobre todo, aquel que con angustia y voces de alarma ha sido justamente denunciado como el más grave y peligroso, y que aún no ha recibido cumplida solución: la insuficiencia de clero. Consecuencia es de unas causas ya bastante conocidas para que sea necesario recordarlas minuciosamente. Por ello, ya en el siglo pasado y aun ahora todavía, por desgracia, no obstante los esfuerzos generosos realizados para poner remedio, la vida católica en ese continente ofrece deficiencias cada día más gravemente peligrosas, a pesar de estar, sin duda

29 Carta Apostólica Ad Ecclesiam Christi de S.S. Pío XII, 29 de junio de 1955. En: AAS, XXXXVII (1955), 539-544. Original manuscrito en: Arch. PCAL, I, America Latina. Conferenza Generale dell’Episcopato. Documentazione. Las citas que haremos de este documento son tomadas de la traducción al español hecha por la Asociación “Vida y Espiritualidad”, Lima 1991. 30 PÍO XII, Ad Ecclesiam Christi, n. 1. 50

alguna, profundamente arraigada en los espíritus y manifestarse, a veces exteriormente con hechos admirables, entre los que no ha faltado ni aun el martirio, corona de héroes. En efecto, donde falta el sacerdote, o éste no es vaso de honor, santificado y útil para el Señor, dispuesto para toda obra buena, se sigue, necesariamente, el oscurecimiento de la luz de la verdad religiosa, pierden vigor las leyes y preceptos de vida que la religión impone, languidece cada vez más la vida de la gracia, se corrompen fácilmente en relajación e incuria las costumbres del pueblo y se debilita, tanto en la vida pública como en la privada, aquella saludable firmeza de propósitos que tan sólo puede manifestarse cuando cada cual se atiene, en todas las circunstancias, a las normas del Evangelio. Esta insuficiencia de clero secular y regular, que se nota hoy más aguda y más grave en relación con los tiempos pasados, por la crecida mole actual de los problemas apostólicos de la Iglesia, impide o, al menos, retarda para los pueblos de América Latina, por Nos tan queridos, la consecución, en el plano religioso, de aquellos progresos que tan felizmente se realizan en no pocos otros campos.31 Concluyendo la reflexión sobre este punto, Pío XII manifiesta su confianza en los resultados que en este campo alcanzará la Conferencia. Escribe Pío XII: Tenemos por muy cierto que, penetrando en el programa propuesto a la Conferencia, los celosos y dignísimos Prelados llegarán a tomar las mejores determinaciones para que, entre los hijos de sus patrias, lleguen a suscitarse, fomentarse y protegerse en la forma más conveniente y eficaz, vocaciones cada vez más numerosas, así para el sacerdocio como para el estado religioso; para que también los ministros de Dios y de la Iglesia, se formen, mediante la debida preparación, para ser santos y dispuestos a todo bien; para que el espíritu eclesiástico de los llamados a ello se conserve indemne, como su sagrado ministerio, en medio de tantos peligros y tentaciones; y, lo que aún es más, para que, creciendo siempre e intensificándose su consagración a la piedad y al cumplimiento de sus deberes cotidianos, su vida sacerdotal esté íntegramente libre de vaciedades y llena de plenitud.32

31 PÍO XII, Ad Ecclesiam Christi, n. 2. 32 PÍO XII, Ad Ecclesiam Christi, n. 4. 51

3.2 Colaboración de eclesiásticos procedentes de otros países

La escasez de clero y de vocaciones hacía fácilmente prever que una solución a este problema, en corto tiempo, no podía venir de la misma América Latina; era necesario abrirse a la ayuda de sacerdotes no nacionales para satisfacer, al menos en parte y con la mayor brevedad posible, esta deficiencia; por tanto, Pío XII recomienda al Cardenal Piazza: Mas, porque puede bien preverse que durante bastante tiempo los llamados por divina vocación al ministerio apostólico no sean suficientes para atender a las necesidades des las respectivas naciones, en santa porfía ha de cuidarse de que, en la mejor forma posible, estén al servicio de la Iglesia en América Latina sacerdotes que ahí llegaren procedentes de otras naciones. Y no se les considere como extraños, puesto que todo sacerdote católico tiene, como patria suya, aquella tierra donde, siendo fiel a su trabajo y apostolado, trabaja por los comienzos o por la floración del Reino de Dios.33

3.3 Los Auxiliares del clero

Este punto lo considera Pío XII de gran utilidad, pues la falta de sacerdotes ciertamente hacía urgente la obra de los laicos en la propagación y defensa de la fe. Entre los auxiliares del clero el Papa enumera los religiosos no sacerdotes y las religiosas, los cooperadores más allegados y valiosos en la labor apostólica y los laicos cristianos. Al hablar de los auxiliares del clero en relación con el problema de la escasez de ministros ordenados, Pío XII dice: “Pensamos que, realmente, mientras perdure el deficiente número de sacerdotes, entre aquellos es donde la Jerarquía eclesiástica encontrará los auxiliares que necesitare, de modo providencial, para mantener y aumentar la labor de los sacerdotes”.34

3.4 Necesidad de una cordial y ordenada colaboración

Ante la urgencia de la situación, aparecía evidente la necesidad de unir fuerzas para poder más fácilmente dar solución a los comunes problemas; además, escribe el Papa, “así organizadas y ordenadas las fuerzas católicas, podrán con mayor vigor mantenerse en lucha tan

33 PÍO XII, Ad Ecclesiam Christi, n. 5. 34 PÍO XII, Ad Ecclesiam Christi, n. 6. 52 ardua como meritoria, para defender y ensanchar más cada día el Reino de Dios”.35

3.5 Las asechanzas de los astutos enemigos

De este modo se refiere Pío XII a los problemas que entonces amenazaban la vida católica en América Latina, entre los que enumera: las insidias de la masonería, las doctrinas y propaganda de los protestantes, las diversas formas de laicismo, superstición y espiritismo y “las perversas doctrinas, tan propagadas entre todos, que, so pretexto de la justicia social y de mejorar a las clases más humildes, se empeñan por desarraigar de las almas el tesoro tan inestimable de la religión”.36

3.6 Atención en el campo social

La fuerte denuncia que Pío XII hacía del comunismo y las noticias que se tenían de su penetración en la sociedad de América Latina, exigía una particular atención por parte del Papa y del Episcopado latinoamericano hacia los problemas sociales. Es por esto por lo que, después de considerar la situación de los emigrantes, el Papa pide que la Conferencia considere con la mayor atención la parte que la Iglesia debe desempeñar en el campo social: Queremos, además, llamar la atención de todos sobre cuánto convenga que la Iglesia desarrolle sus deberes maternales, con su clara doctrina y con incesante y previsora actuación, en el campo social; cuestión que, si ciertamente merece la mayor consideración por parte de todos los pueblos, por peculiares razones debe preocupar a la solicitud pastoral de la sagrada Jerarquía en las naciones de América Latina, pues se trata de materia íntimamente relacionada con el estado y mejora de la vida religiosa.37 3.7 Llamado a la colaboración

Concluye Pío XII su Carta Apostólica haciendo un llamado a todos los católicos para que, según las posibilidades, den una más amplia y cordial colaboración para la renovación cristiana de América Latina. Queremos, por fin, que todos consideren atentamente las amplias posibilidades y grandes ventajas que se deberán a una decidida

35 PÍO XII, Ad Ecclesiam Christi, n. 6. 36 PÍO XII, Ad Ecclesiam Christi, n. 7. 37 PÍO XII, Ad Ecclesiam Christi, n. 8. 53 colaboración, a la que invitamos no sólo a los Prelados y pueblos de América Latina, sino también a todos los demás pueblos que, cada uno a su manera, pueden aportar sus recursos y auxilios. Y tenemos firme esperanza de que los medios ahora empleados se tornarán inmensamente multiplicados en lo futuro.38 Terminamos esta presentación de la Carta Apostólica Ad Ecclesiam Christi con dos pasajes que demuestran la confianza y la esperanza de Pío XII en el porvenir de la Iglesia en América Latina, a pesar de la dificultad del momento: No compartimos el presentimiento del triste porvenir que algunos auguran a la luz de estas circunstancias; sino que, por el contrario, abrigamos la gozosa esperanza de que la América Latina se dispondrá en breve, con vigoroso empeño, a cumplir la misión que la Divina Providencia parece haber confiado a ese inmenso continente, que se enorgullece de su fe católica, de tomar parte preferente en la nobilísima tarea de comunicar también, en el futuro, a los demás pueblos los preciosos dones de paz y salvación.39 [...] Llegará un día en que América Latina podrá restituir a toda la Iglesia de Cristo lo que haya recibido; cuando, como se espera, pueda felizmente contar con las amplias y poderosas energías, que parecen estar aguardando la mano sacerdotal para consagrarse con entusiasmo activo al honor y culto de Dios y al fomento del Reino de Cristo.40

4. Desarrollo de la Conferencia

La Conferencia tuvo sus reuniones en el Colegio del Sagrado Corazón de Río de Janeiro, participaron 96 Ordinarios, de los cuales 6 Cardenales, representantes de toda la jerarquía católica del Continente, 5 Prelados provenientes de Estados Unidos, Canadá, Portugal, España y Filipinas, en cualidad de Observadores, 6 Nuncios Apostólicos, 5 sacerdotes como ponentes y Mons. Pietro Pavan, Consultor de la S. Congregación Consistorial que acompañaba al Cardenal Piazza y los

38 PÍO XII, Ad Ecclesiam Christi, n. 8. 39 PÍO XII, Ad Ecclesiam Christi, n.3 40 PÍO XII, Ad Ecclesiam Christi, n. 8. Creo que la profecía de Pío XII se está cumpliendo justamente ahora cuando tantos sacerdotes latinoamericanos están prestando sus servicios pastorales en países como Estados Unidos, Canadá, España, Francia, Italia. El esfuerzo y la generosidad que estos países hicieron efectiva con América Latina en la hora crucial de mediados de siglo XX se está viendo “devuelta considerablemente multiplicada” desde los últimos años del siglo XX y continúa en estos primeros años del siglo XXI. 54

Mons. Antonio Samoré y , por parte de la S. C. de los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios. La Conferencia se desarrolló en sesiones plenarias y en reuniones de comisión. Las sesiones plenarias tuvieron lugar todas las mañanas a partir de las nueve, algunas veces fue necesario continuar en la tarde. Cada comisión se reunió todas las tardes, aun en los días en que fue necesario tener sesiones plenarias en horas de la tarde. La Conferencia tuvo las siguientes comisiones: comisión general (y colaboración interamericana), comisión primera (clero, con tres subcomisiones : a) clero nacional; b) clero no nacional; c) religiosos y religiosas), comisión segunda (auxiliares del clero), comisión tercera (organización y medios de apostolado, con una subcomisión: prensa y radio), comisión cuarta (protestantismo y otros movimientos anticatólicos), comisión quinta (actividades sociales católicas), comisión sexta (misiones, indios, gente de color), comisión séptima (emigración y gente de mar). Funciones específicas de las comisiones y subcomisiones fue la de preparar las discusiones de los respectivos asuntos tratados en la sesión plenaria, recoger el resultado de las discusiones, votos, propuestas, pedidos y sugerencias; compulsar la documentación y redactar las conclusiones para someterlas a la plenaria de la Conferencia, previo examen de la comisión general. Las relaciones y las comunicaciones tenidas en el curso de la Conferencia superaron las cincuenta; tema central fue la escasez de clero en América Latina en relación a la consistencia y a la evolución demográfica, a la geografía y a las particulares necesidades del Continente y el estudio de los medios para hacer frente a esta urgente necesidad. La Conferencia fue inaugurada el 25 de julio de 1955 con la solemne función religiosa en la Iglesia de la Candelaria, a las cuatro de la tarde; allí mismo se dio lectura a la Carta Apostólica Ad Ecclesiam Christi y con la bendición eucarística se concluyó la sesión inaugural. Todas las demás sesiones se realizaron en el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús, en la vía Pinheiro Machado, 22. La Conferencia tuvo una duración de 10 días en los cuales se desarrolló toda la temática prevista así: 26 de julio: exposición de la situación religiosa en América Latina; 27 de julio: clero nacional; 28 de julio: clero no nacional; 29 de julio: coordinación y colaboración del clero nacional y 55 no nacional, Colaboración de los Religiosos y las Religiosas, Auxiliares; 30 de julio: organización de la cura de almas; 31 de julio: movimientos anticatólicos; 1º de agosto: problemas sociales y actividades sociales de la Iglesia. Comunismo; 2 de agosto: problemas particulares (en este punto se trataron los temas: juventud, escuelas católicas, misiones, indios, gente de color, migración, refugiados y gente del mar; 3 de agosto: contactos y colaboración interamericana; 4 de agosto: discusión de las conclusiones. Al final de sus sesiones la Conferencia aprobó el texto de una “Declaración” dirigida al clero y a los fieles de América Latina y diversas “Resoluciones” para ser puestas en conocimiento de todo el Episcopado latinoamericano. Entre las resoluciones votadas en la Conferencia reviste particular importancia la que tiene que ver con la constitución de un “Consejo Episcopal Latinoamericano”, con el fin, principalmente, de seguir los problemas de común interés para el Continente y de dar coordinación e impulso a las actividades católicas en América Latina.41

5. El documento final

Las Conclusiones de la Conferencia constituyen un documento compuesto de un preámbulo, 11 títulos y un apéndice. Los temas tratados durante los diez días que duró la Conferencia constituyen los 11 títulos del documento final: Vocaciones y formación del clero secular; Clero no nacional; Religiosos y religiosas; Auxiliares del clero; Organización de la cura de almas; Medios especiales de propaganda; Protestantismo y movimientos anticatólicos: preservación y defensa de la fe; Problemas sociales; Misiones, indios y gente de color; Inmigración y gente de mar; Consejo Episcopal Latino- americano. Tema central fue la escasez de clero y la necesidad de responder a este grave problema. Pero además del grave problema vocacional, los obispos latinoamericanos reflexionaron también sobre otros argumentos de gran importancia para vigorizar el catolicismo en América Latina y colocar a la Iglesia en condiciones de responder a

41 Conferenza Generale dell’Episcopato Latinoamericano. Relazione preparata per essere pubblicata sul volume Attivitá della Santa Sede nel 1955. En: Arch. PCAL, America Latina, Conferenza Generale dell’Episcopato. Atti, Atti compiuti dopo. 56 los nuevos desafíos ante lo cuales se enfrentaba, vista la transformación social, cultural, política y religiosa que experimentaba el Continente. Estrechamente unido con el problema de la escasez de clero estaba el problema de la Instrucción Religiosa, la enseñanza de la doctrina social de la Iglesia y la atención pastoral de los indígenas. Para los Obispos reunidos en la Conferencia era evidente que la escasez de clero llevaba como consecuencia la insuficiente instrucción religiosa de los fieles, lo que los hacía presa fácil de la campaña protestante. Además, ante la transformación social, cultural y política la enseñanza de la doctrina social de la Iglesia resultaba urgente, para iluminar y educar la acción de los fieles en las diversas esferas de la sociedad. Por último, ante el proselitismo de las sectas entre los pobres y los indígenas, aparecía prioritario dedicar mayor atención a la evangelización de la población indígena.42

6. La Conferencia de Río de Janeiro y la solución del problema de la escasez de clero

La Declaración de los Cardenales, Arzobispos, Obispos y demás Prelados representantes de la Jerarquía de América Latina reunidos en la Conferencia Episcopal de Río de Janeiro, firmada el 4 de agosto de 1955, en la clausura de la reunión, expresa claramente que éste ha sido el tema central de todas las discusiones: “La Conferencia ha tenido como objeto central de su labor el problema fundamental que aflige a nuestras naciones, a saber: la escasez de sacerdotes”. Para solucionar este doloroso problema la Conferencia propuso dos soluciones, una a largo plazo que debería permitir a Latinoamérica darse sus propios pastores; otra inmediata, que exigía la cooperación de toda la Iglesia.

6.1 Solución a largo plazo

La Conferencia estimó que la necesidad más apremiante de América Latina era el trabajo ardiente, incansable y organizado en favor de las

42 Cfr. Declaración de los Cardenales, Arzobispos, Obispos y demás Prelados Representantes de la Jerarquía de América Latina reunidos en la Conferencia Episcopal de Río deJaneiro. Río de Janeiro, 4 de agosto de 1955. En: Consejo Episcopal Latinoamericano, Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, I Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Río de Janeiro, Declaración y Conclusiones, 7-13. Las citas de la Conferencia de Río de Janeiro que aquí haremos siguen ésta edición. 57 vocaciones sacerdotales y religiosas y, por tanto, hizo un fervoroso llamado a todos, sacerdotes, religiosos y fieles, para que colaboraran generosamente en una activa y perseverante campaña vocacional. Para responder a esta dificultad a largo plazo, la Conferencia comprometió a toda la Iglesia del Continente, Pastores y files, en la realización de una adecuada campaña en favor de las vocaciones sacerdotales y religiosas; recomendó también el buen ambiente en los seminarios, el envío a Roma de los mejores seminaristas para perfeccionar sus estudios y la adecuada formación espiritual, cultural y humana de los candidatos al sacerdocio; en cuanto a los sacerdotes ya en ejercicio de su ministerio la Conferencia recomendó la conservación y perfección de su formación ascética, doctrinal y humana y a los Obispos aconsejó ayudarles a resolver los problemas económicos que podían ser causa de distracción en el recto ejercicio de su ministerio.

6.2 Solución inmediata

Los Obispos latinoamericanos reunidos en Río de Janerio fueron conscientes que la verdadera solución del grave problema de la escasez de clero estaba en el aumento de las vocaciones nativas. Sin embargo, consideraron insustituible la cooperación de numerosos sacerdotes, seculares y religiosos, de otras naciones de modo que fuera posible responder inmediatamente a las graves exigencias pastorales de América Latina. La Conferencia, ante la urgente necesidad del aumento del clero en la presente situación de América Latina: recurre filialmente a la Santa Sede para que, una vez más, interponga su valimiento ante los Exc.mos Ordinarios de las naciones con clero más abundante, para que faciliten la venida de muchos sacerdotes a América Latina; suplica respetuosamente a la Sede Apostólica que adopte los medios que crea más convenientes, para asegurar de modo constante, durante el tiempo necesario, el providencial envío de clero; La Conferencia asimismo acuerda dirigirse respetuosamente a los Superiores Mayores de las Ordenes y Congregaciones Religiosas y a los de las Sociedades de vida en común y de los Institutos Seculares, para que contribuyan a aliviar esta necesidad de clero, atendiendo, siempre que les 58

sea posible, las peticiones que les hagan los Exc.mos Prelados Diocesanos de América Latina, y envíen en consecuencia sacerdotes a estas Diócesis.43 Siempre como consecuencia del problema de la escasez de clero, la Conferencia agradeció el apostolado de los laicos, reconociendo la importante colaboración que están llamados a prestar en la misión de la Iglesia: Colaboración apostólica que se hace sentir con mayor urgencia en las regiones de América Latina, por la escasez de sacerdotes, el elevado número de fieles a ellos encomendados, la gran extensión de las demarcaciones parroquiales, y, por último, la dificultad de penetrar en ciertos ambientes.44 Igualmente en esta acción de los laicos, que ayudaban eficazmente a reparar los daños que hacía la falta de sacerdotes, se colocaba la Acción Católica. Ésta, escribe Pío XII, “como colaboración de los seglares en el apostolado jerárquico, constituye un medio eficacísimo para la recristianización del pueblo”, por lo que su cuidado debía constituir uno de los deberes principales del ministerio pastoral.45

7. La Conferencia de Río de Janiero y la Responsabilidad del cristiano en la vida cívico-política

Este punto que, por la fuerza de la penetración comunista, constituía un argumento de atención doctrinal especial para la Iglesia, fue abordado por la Conferencia, como lo pedía ya Pío XII en la Carta Apostólica Ad Ecclesiam Christi. La Conferencia recomienda fundamentalmente la exposición de la doctrina social de la Iglesia. En el capítulo III se lee: La Conferencia:

43 Documento de Río de Janeiro (DR), 30-31. 44 DR, 42. Este título IV. Auxiliares del clero, Capítulo I. Apostolado de los laicos, es de una riqueza de contenidos que mantiene su actualidad no obstante los 53 años pasados y la serie de documentos publicados sobre el apostolado de los laicos. He aquí algunos puntos de permanente importancia: n. 43: “[...] el apostolado aun siendo misión propia del sacerdote, no es exclusiva de él, sino que también compete a ellos, por su mismo carácter de cristianos [...] Por lo tanto es necesario que tales principios sean oportunamente enseñados e inculcados desde el Seminario a los futuros sacerdotes”; n. 45: “[...] El apostolados de los laicos no debe reducirse únicamente a colaborar con el sacerdote en el campo limitado de los actos de piedad, sino que, además de un esfuerzo contínuo por conservar y defender íntegramente la fe católica, debe ser un apostolado misionero de conquista para la dilatación del reino de Cristo [...]”. 45 DR, 47. 59

Recomienda de una manera peculiar a los miembros de organizaciones de Acción Católica que estudien y difundan los principios cristianos y las orientaciones pontificias sobre los problemas sociales, económicos y políticos, con el fin de ayudar eficazmente a formar la conciencia del pueblo en estos aspectos tan importantes de la doctrina de la Iglesia; Hace votos a fin de que la Acción Católica sepa descubrir y suscitar entre sus militantes, verdaderas vocaciones a las actividades sociales y cívicas, y estimularlas a una óptima capacitación, no sólo científica y técnica sino también práctica, para dichas tareas tan importantes para el bien común. Exhorta muy encarecidamente a que la Acción Católica promueva asociaciones y obras para la solución de los problemas sociales que hoy día más apremian en los Países Latino-americanos.46

Capítulo VI

El Consejo Episcopal Latino-Americano. CELAM

1. Precedentes

La necesidad de una coordinación de las fuerzas católicas de América Latina no era nueva. Si en la historia de la Iglesia universal no es fácil encontrar concilios particulares que hayan reunido el episcopado de varias naciones, algunos ejemplos se registran en cambio, en el territorio de América Latina con los concilios de Lima del siglo XVI, que si eran de por sí provinciales se extendieron a casi todo el continente; en el siglo XIX, principalmente durante los pontificados Pío IX y de León XIII, se vivió un especial período de encuentros conciliares47 en el territorio de América Latina, que prepararon el camino hacia el Concilio Plenario Latinoamericano,

46 DR, 51. 47 Durante los pontificados de Pío IX y León XIII se celebraron: I Concilio de Puerto España (Trinidad) en 1854; I Concilio Provincial de Quito en 1863; I Concilio Provincial de Nueva Granada (Bogotá) en 1868; II Concilio Provincial de Quito en 1869; III Concilio Provincial de Quito en 1873; II Concilio Provincial de Nueva Granada (Bogotá) en 1874; IV Concilio Provincial de Quito en 1885; III Concilio de Charcas o de La Plata en 1889-1890; I Concilio Provincial de Antequera-Oaxaca (México) en 1892-1893; V Concilio Provincial de México en 1896; I Concilio Provincial de Durango (México) en 1896; I Concilio Provincial de Guadalajara (México) en 1896-1897; I Concilio de Michoacán (México) en 1897. Cfr. Saranyana Josep-Ignasi, Cien años de teología en América Latina (1899-2001), Colección Quinta Conferencia. Historia, Bogotá 2005, 20, cita 1. 60 celebrado en Roma en 1899. El Concilio Plenario Latinoamericano dio una primera respuesta a la necesidad fuertemente sentida por los Prelados de América Latina y por la Santa Sede de buscar en común soluciones a los problemas comunes de la Iglesia en el Continente. Esta necesidad se fue haciendo más sentida con el paso del tiempo. Ya en los esquemas con los cuales trabajó la Comisión Central que preparó la Conferencia de Río de Janeiro, aparece la idea de un organismo de contacto y de colaboración entre la Jerarquía y los organismos católicos de los varios países de América Latina. El mismo Papa Pío XII, en su Carta Apostólica Ad Ecclesiam Christi, subrayaba la necesidad de una mejor coordinación de las fuerzas apostólicas del continente para poder dar una mejor solución a los problemas de la Iglesia en América Latina. “Es necesario, escribe Pío XII, ponerse a trabajar inmediatamente con decisión, generosidad y valentía; es menester no malgastar valiosas energías, sino multiplicarlas con una apropiada coordinación”.48 Varias veces se lee en ese documento la exhortación del Papa para aprovechar en el mejor modo posible las fuerzas que ya actuaban en el inmenso campo de América Latina. “Tenemos también la seguridad, continúa Pío XII, de que contribuirá muchísimo a la eficacia de la labor apostólica en la América Latina el que todas las fuerzas se unan en cordial y ordenada colaboración”, “así organizadas y ordenadas las fuerzas católicas se mantendrán más fuertes en la lucha por la defensa y por la más amplia difusión y arraigo del reino de Dios, en contienda difícil pero sumamente meritoria”.49 Entre las resoluciones aprobadas por la Conferencia de Río de Janeiro revistió particular importancia la relativa a la creación de un organismo que representara el conjunto de las Conferencias Episcopales de América Latina, precisamente con el fin de observar los problemas de interés común para todo el Continente y dar coordinación, impulso y apoyo a las actividades católicas.50

48 PÍO XII, Ad Ecclesiam Christi, n. 3. 49 PÍO XII, Ad Ecclesiam Christi, n. 6. 50 Cfr. Carta del Em.mo Cardenal Piazza al Emmo. Cardenal Camara con motivo de la primera reunión del CELAM en Bogotá. Roma, octubre 27 de 1956. En: CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, Boletín Informativo, número 1-2 (Enero-Febrero 1957), 5-7. 61

2. El proyecto de la Conferencia de Río de Janiero

La Conferencia General, a conclusión de sus trabajos, presentó a la Santa Sede el siguiente proyecto en relación con la creación de un Consejo Episcopal Latinoamericano: La Conferencia General del Episcopado Latinoamericano por unanimidad ha aprobado pedir y atentamente pide a la Santa Sede Apostólica, la creación de un Consejo Episcopal Latino-Americano sobre las siguientes bases: El Consejo Episcopal Latinoamericano estará compuesto por los Representantes de las Conferencias Episcopales Nacionales de la América Latina, en proporción de un Representante por cada Conferencia Episcopal, designado por la misma. Serán funciones del Consejo: estudiar los asuntos que interesan a la Iglesia en la América Latina; coordinar las actividades; promover y ayudar las Obras Católicas; preparar nuevas Conferencias del Episcopado Latino-americano, cuando fueren convocadas por la Santa Sede. Las reuniones del Consejo serán cada año. El lugar de las reuniones será normalmente la ciudad donde tenga su sede el Secretariado General; pero el Consejo podrá fijar ocasionalmente otro lugar; La Presidencia del Consejo estará integrada por un Presidente y dos Vice- Presidentes, elegidos por el propio Consejo, y durarán en su cargo dos años. Dependerá del Consejo Episcopal, y más directamente de su Presidencia, un Secretario General, que tendrá además los siguientes subsecretariados: I. Preservación y propagación de la Fe católica, con cuatro secciones: Defensa de la Fe, Predicación, Catecismo, Enseñanza religiosa, Misiones e Indios Prensa, radio, cine y televisión. II. Clero e Institutos Religiosos. Vocaciones. III. Educación y Juventud. IV. Apostolado de los laicos 62

V. Acción social El Secretariado General se ocupará también de las relaciones con la Jerarquía y los organismos católicos de Estados Unidos, Canadá, España y Portugal. El Secretariado General residirá en la ciudad que designe la Santa Sede Apostólica. Los Subsecretariados residirán, en línea general, en la misma sede del Secretariado General; sin embargo, a juicio del Consejo, podrán tener su sede en otras ciudades. Financiamiento: se hará conforme a una contribución proporcional de cada Nación Latino-americana, según normas que serán estudiadas y fijadas oportunamente. Transitorio: En lo tocante a la sede del Secretariado General, esta Conferencia ha tomado cuidadosa nota de las cuatro ciudades que fueron propuestas, en voto consultivo, dejando la resolución final a la Santa Sede, a saber: Río de Janeiro, Bogotá, Lima y Santiago de Chile, con la indicación de que cada uno de los Em.mos y Exc.mos Señores Delegados expresara libremente su opinión. Hecha la votación secreta, se encontró el siguiente resultado: 32 votos por la ciudad de Roma, 30 por Bogotá, 16 por Río de Janeiro, 6 por Lima, 2 por Santiago de Chile.51

3. La aprobación pontificia52

Con fecha 24 de septiembre de 1955 el Cardenal Adeodato Giovanni Piazza, Presidente de la Conferencia, dio instrucciones a los Representantes Pontificios para que llevaran a conocimiento de todos los Exc.mos Prelados de América Latina lo siguiente: Habiendo cumplido el deber de someter a la Augusta consideración del Santo Padre la petición hecha por la Conferencia General para la creación de un Consejo Episcopal Latino-americano y el correspondiente proyecto,

51 PRIMERA CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINO-AMERICANO, Conclusiones pro manuscripto, Tipografía Políglota Vaticana, 1956, título XI, 82-83. 52 Cfr. Arch. PCAL, I, America Latina, Commissione Pontificia, Consiglio Episcopale latino-americano C.E.L.A.M. – Costituzione. 63

me es grato poder comunicar ahora a V.E. cuanto le expongo a continuación: 1) Su Santidad se ha dignado acoger con benevolencia la petición formulada por la Conferencia General, para formar un Consejo Episcopal Latino-americano. 2) Igualmente, el Augusto Pontífice ha accedido a aprobar, en sus líneas generales, los puntos contenidos en el proyecto de la Conferencia. Oportunamente se darán a conocer al Episcopado Latino-americano los Estatutos y el Reglamento del nuevo organismo y del Secretariado que de éste depende. 3) Por lo que se refiere a la determinación de la sede del Secretariado General, el Augusto Pontífice ha agradecido vivamente los sentimientos de profunda devoción y adhesión filial hacia el Vicario de Cristo que han movido a tantos miembros de la Conferencia a escoger la Ciudad Eterna, capital del mundo católico. Con todo, Su Santidad no cree que el Secretariado General pueda tener residencia conveniente fuera de la América Latina, teniendo en cuenta las funciones mismas que está llamado a desempeñar. Así pues, con el propósito de conocer con la mayor precisión cuál es el parecer del Episcopado Latino-americano acerca de una cuestión que tanto le interesa, cada una de las Representaciones Pontificias han de pedir a todos los Excelentísimos Ordinarios de los lugares de la respectiva jurisdicción (comprendidos también, por tanto, aquellos que no participaron personalmente en la Conferencia General de Río de Janeiro) que indiquen con premurosa diligencia, cuál de las ciudades del continente Latino-americano consideran como la más apta para sede del mencionado Secretariado General. Me complace añadir que el Santo Padre consiente gustoso que el Consejo Episcopal y su Secretariado General tengan un Procurador en Roma ante las Congregaciones y Oficios de la Santa Sede.53 Proyectado desde un principio como instrumento de estudio, de coordinación y de ayuda en los problemas, las actividades y las obras católicas del Continente, el CELAM se ofrece como un “órgano de contacto y de colaboración de las Conferencias Episcopales de América Latina con las funciones específicas de: estudiar los problemas de interés común para la Iglesia en América Latina, con vista a buscarles la solución adecuada; procurar una oportuna

53 PRIMERA CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINO-AMERICANO, Conclusiones pro manuscripto, Tipografía Políglota Vaticana, 1965, título XI, 83-84. Cfr. Proyecto de un organismo de colaboración y coordinación latinoamericano; texto aprobado. Consejo Episcopal Latinoamericano. En: Arch. PCAL, I, America Latina. Conferenza Generale dell’Episcopato. Documentazione. 64 coordinación de las actividades católicas en el Continente, con el fin de asegurar su mayor eficacia; promover y sostener las iniciativas y obras que directa o indirectamente presenten un interés común; ocuparse de la preparación de Conferencias del Episcopado Latinoamericano, cuando la Santa Sede decida convocarlas y también de los demás problemas que ésta le confíe. De este modo el CELAM venía a satisfacer los deseos del Papa y a colmar el anhelo profundamente sentido por la Jerarquía latinoamericana de lograr una orgánica y fructuosa unión de esfuerzos y de propósitos para incrementar las actividades católicas en los diversos campos del apostolado en toda América Latina.

4. Primera reunión

Una vez que el Episcopado latinoamericano tuvo conocimiento de la disposición pontificia, la sede del CELAM y de su Secretariado General fue establecida en la ciudad de Bogotá, Colombia. Allí, en mayo de 1956, Mons. Julián Mendoza, Secretario de la Conferencia Episcopal Colombiana, elegido por el Papa como encargado del Secretariado General del CELAM, comenzó a preparar la primera reunión del Consejo Episcopal Latinoamericano, programada para el mes de noviembre siguiente en la capital colombiana. Notificados desde el 24 de julio, los delegados del Episcopado latinoamericano, uno por cada una de las Conferencias Episcopales nacionales y regionales de América Latina, se reunieron la mañana del 5 de noviembre de 1956 en el Colegio Alvernia de las religiosas franciscanas de Maria Inmaculada, para iniciar las sesiones de trabajo que concluyeron la tarde del 14 del mismo mes, en total ocho sesiones generales y numerosas reuniones de comisiones. La primera reunión del CELAM fue presidida por el Cardenal Santiago de Barros Câmara, Arzobispo de Río de Janeiro54 y contó con la presencia de 18 Prelados

54 Participaron a la primera reunión del CELAM: Cardenal Santiago de Barros Camara, arzobispo de Río de Janeiro; Mons. Roberto Tavella, arzobispo de Salta (Argentina); Mons. Patricio F. Finbarro Ryan, arzobispo de Port-of-Spain (Antille Inglese); Mons. Anibal Mena Porta, arzobispo de Asunción; Mons. Enrrique Pérez Serantes, arzobispo de Santiago de Cuba; Mons. Rubén Odio Herrera, arzobispo de San José de Costa Rica (por la Conferencia Episcopal de Centro América y Panamá); Mons. Cesar A. Mosquera, arzobispo de Guayaquil; Mons. Miguel Darío Miranda y Gómez, arzobispo de México; Mons. Octavio Beras, arzobispo de Ciudad trujillo (República Dominicana); Mons. Manuel Larraín Errázuriz, obispo de Talca (Chile); Mons. Santiago P. Davis, obispo de San Juan (Puerto Rico); Mons. Juan Gay, obispo de 65 representantes de las Conferencias Episcopales de América Latina y del Nuncio Apostólico en Colombia, Mons. Paolo Bertoli, especialmente encargado por el Cardenal Adeodato Giovanni Piazza para que siguiera en su nombre, con particular atención los trabajos del Consejo.55 El CELAM en su primera reunión abordó un extenso temario que incluyó: estudio de los Estatutos y del Reglamento del CELAM, presupuesto de gastos y entradas en 1956 y 1957, proyecto de un Boletín Informativo, relaciones del Secretariado General con el Episcopado de los países latinoamericanos, defensa de la fe, cine, radio y televisión, prensa, enseñanza religiosa, inmigración, predicación, catecismo, liturgia, seminarios conciliares, vocaciones sacerdotales y religiosas, sociología religiosa, clero nacional, clero no nacional, cura de almas, misiones, asistencia moral y religiosa a los estudiantes latinoamericanos en el extranjero, apostolado universitario, educación católica, apostolado seglar, reglamento del Secretariado, asistencia social, acción social-JOC y otros asuntos varios. Antes de concluir la primera reunión, el 13 de noviembre de 1956, bajo la presidencia del Nuncio Apostólico en Colombia y siguiendo las normas dadas por los Estatutos y por el Reglamento, se procedió a la elección del Presidente y de los dos Vice-Presidentes del Consejo Episcopal para el período 1957-1958. Por mayoría casi absoluta de votos fueron elegidos Presidente el Cardenal Jaime de Barros Câmara, Arzobispo de Río de Janerio, que había presidido la reunión en cuanto era el primero en precedencia entre los participantes; primer Vice- Presidente Mons. Miguel Darío Miranda, Arzobispo Primado de

Basse Terre (Antillas Francesas); Mons. Federico Pérez Silva, obispo de Piura (Perú); Mons. Tulio Botero Salazar, obispo de Zipaquirá (Colombia); Mons. Luis Baccino, obispo de San José de Mayo (Uruguay); Mons. Remigio Agustín, obispo auxiliar de Puerto Pírncipe (Haiti); Mons. Armando Gutiérrez Granier, obispo auxiliar de La Paz (Bolivia); Mons. Críspulo Benítez Fontúrvel, obispo de Barquisimeto (Venezuela); sustituto del arzobispo de Caracas. A la primera reunión tomó parte también el cardenal Crisanto Luque, Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia. Durante tres días (5-7 de Noviembre), trabajaron cuatro comisiones que, debiendo discutir argumentos de carácter general, fueron compuestas teniendo simplemente atendiendo al orden alfabético de los países de origen; el cuarto día fue dedicado al estudio de las funciones que se deberían asignar a los subsecretarios, fueron nombradas nueve comisiones con el criterio de la particular competencia de cada obispo. Cfr. CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, Boletín Informativo, número 1-2 (Enero-Febrero 1957), 8-9. 55 Carta del Emmo. Cardenal Piazza al Emmo Cardenal Camara con motivo de la primera reunión del CELAM. Roma, octubre 27 de 1956. En: CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, Boletín Informativo, número 1-2 (Enero-Febrero 1957), 7. 66

México; segundo Vice-Presidente Mons. Manuel Larraín, Obispo de Talca, Chile.

5. El Secretariado General del Consejo Episcopal Latinoamericano

Para que el Consejo Episcopal Latinoamericano pudiera hacer eficaces, metódicos y duraderos sus trabajos de coordinación se resolvió crear un Secretariado General que fuera su órgano permanente y que tuviera como finalidad llevar a la práctica las conclusiones y resoluciones tomadas en las reuniones del Consejo y coordinar la actividad de los Secretariados Nacionales que se habían fundado y que se fundarían en adelante en todos los países por disposición de las respectivas Conferencias Episcopales. El Secretariado General fijó su sede en Bogotá, por disposición de la Santa Sede previa consulta a todo el Episcopado del Continente. Primer Secretario General del CELAM fue designado Mons. Julián Mendoza, sacerdote de la diócesis de Cali, Colombia. Para el desarrollo de sus actividades ordinarias, el Secretariado General se organizó en Sub-Secretariados presididos por sacerdotes latinoamericanos bajo la responsabilidad directa del Secretario General. Los Sub-Secretariados en los que quedó conformado el Secretariado General al momento de su constitución fueron: 1) Preservación y propagación de la fe católica (defensa de la fe – predicación, catequesis, instrucción religiosa, liturgia- misión e indígenas, emigrantes- prensa, radio, cine, televisión); 2) Clero e Institutos Religiosos (clero nacional. Institutos religiosos. Clero no nacional. Vocaciones sacerdotales y religiosas. Seminarios. Cura de almas. 3) Educación y juventud (Educación católica. Apostolado universitario. Federación de exalumnos. Federación de padres de familia. Federación de maestros católicos. Asistencia moral y religiosa a los estudiantes latinoamericanos en el extranjero. Escultismo. 4) Apostolado de los laicos (Acción católica. Apostolado de los laicos. Organizaciones internacionales católicas y no católicas. Acción cultural popular. 5) Acción social y asistencia.56

56 Cfr. El Secretariado General del CELAM. En: CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, Boletín Informativo, número 1-2 (Enero-Febrero 1957), 1314. 67

6. El CELAM y la coordinación de las fuerzas católicas de América Latina

El parágrafo segundo del artículo dos del capítulo primero de los Estatutos del CELAM le imponían como una de sus funciones el “procurar una oportuna coordinación de las actividades católicas en el Continente, con el fin de asegurar su mayor eficacia”. En este campo al CELAM se le imponía la necesidad de una coordinación de las formas de cooperación latinoamericana ya existentes, para invitarlas a unir las fuerzas para desarrollar programas comunes. Así, pues, desde su creación el CELAM siguió con atención, animó y coordinó, a través del Secretariado General y de los cinco subsecretariados, las actividades de las varias organizaciones católicas de carácter latinoamericano o interamericano ya existentes.57 En el campo educativo existía ya la Confederación Interamericana de Educación Católica (CIEC), que agrupaba todas las respectivas federaciones nacionales; la Unión Interamericana de Padres de Familia (UNIP). Otro organismo importante era el Secretariado Interamericano de Acción Católica (SIAC), constituido el 10 de diciembre de 1945 después de la primera Semana Interamericana de Acción Social celebrada en Santiago de Chile, donde fijo su sede. En 1955 con ocasión del Congreso Eucarístico Internacional de Río de Janeiro, se acordó ampliarle su estructura, recurriendo a la obra de un miembro del Comité de los Congresos Internacionales para el Apostolado de los Laicos, con el fin de constituir un centro de documentación y de información, dirigido a intensificar los contactos entre las organizaciones internacionales europeas y americanas de apostolado. Desde julio de 1956 comenzó a publicar un Boletín, como instrumento de contacto y de comunicación. Existía igualmente, la Confederación Interamericana de Acción Social Católica (CIASC), que trabajaba por el bienestar social y económico de los pueblos en armonía con los principios cristianos, ayudando los organismo adherentes a conseguir sus fines, estimulando una acción común, procediendo al intercambio de ideas y de información, dando sugerencias sobre el desarrollo y la aplicación de la doctrina social de la Iglesia.

57 Sobre los movimientos católicos existentes y operantes en América Latina ver: Arch. PCAL, IA, America Latina, Movimenti Cattolici. 68

7. El CELAM y la coordinación de las fuerzas católicas externas

En el campo de la coordinación de las fuerzas apostólicas y de la ayuda económica externa, al CELAM se imponía la coordinación con los diversos Episcopados de Europa y Norte América y con las Organizaciones Internacionales Católicas. Los Estatutos del CELAM confiaban al Secretariado General la tarea de mantener la comunicación y la coordinación con los Episcopados de España, Portugal, Estados Unidos y Canadá, asi como con las organizaciones católicas internacionales de ayuda a la Iglesia en América Latina.58

7.1 Con los Episcopados de Estados Unidos, Canadá, España y Portugal

El artículo 14 establece que “el Secretariado General procurará coordinar con los organismos católicos de otras naciones, especialmente de España, Portugal, Estados Unidos y Canadá y con las organizaciones católicas internacionales”, las ayudas necesarias para la renovación católica del Continente. Esto porque ya desde antes de la primera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, América Latina venía recibiendo ayuda en personal y en medios económicos de parte de estos países. Para 1956 los sacerdotes españoles que habían pasado a América Latina provenientes de la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispano-Americana eran 188, otros en número menor habían llegado y seguían llegando de Canadá y de los Estados Unidos. A parte de las cuatro naciones mencionadas en el artículo 14 de los estatutos del CELAM, también otros países daban ya su ayuda en favor de la Iglesia en América Latina, baste como ejemplo el Seminario instituido bajo el patronato de la Universidad Católica de Lovaina, que a finales de 1956, después de tres años de actividad, contaba ya 48 alumnos y había enviado 11 sacerdotes a América Latina.

7.2 Con las organizaciones católicas internacionales

Hasta 1956 se veía cómo América Latina no había aprovechado todo el apoyo que las organizaciones católicas internacionales podían

58 Cfr. Art. 14,1 de los Estatutos redactados durante la primera reunión del CELAM en 1956 y aprobados por la Santa Sede en 1957. En: CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, Boletín Informativo, número 11-12 (marzo-abril 1958), Estatutos y Reglamento del Consejo Episcopal Latinoamericano. 69 ofrecer en el sector de apostolado específico de cada una de ellas. Por tanto, el CELAM advirtiendo ésto se propuso contactar dichas organizaciones y coordinar un mejor uso de todos los medios de apostolado que ellas podían ofrecer. Entró así en contacto con el Comité permanente de los Congresos Internacionales para el Apostolado de los Laicos y con todos los movimientos y organizaciones católicas para apoyarlos en los congresos, reuniones y demás actividades de carácter continental que organizaran. La primera reunión del CELAM encargó a la mesa directiva y al Secretariado General las siguientes actividades prácticas: a) Mayor colaboración con la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispano-Americana (O.C.S.H.A.), con sede en Madrid, con el Collegium pro America –Latina de Lovaina y con las iniciativas canadienses para el envío de sacerdotes. b) Mayor colaboración en la obra de defensa de la fe, a la que fue dedicada la revista Miles Christi, órgano del “Comité Latinoamericano pro defensa de la Fe”, constituido en la Conferencia de Río de Janeiro. c) Mayor colaboración en el campo catequístico, en unión con la “Confraternidad de la Doctrina Cristiana” de los Estados Unidos. d) Mayor interés para el envío de religiosos norteamericanos a Colegios Latinoamericanos y para la asistencia religiosa, moral y social de los estudiantes latinoamericanos en el exterior, particularmente en los Estados Unidos. La puesta en práctica de lo establecido por los Estatutos en cuanto a la coordinación de las fuerzas católicas al interno y al externo de América Latina, así como la ejecución de las conclusiones de la primera reunión pusieron al CELAM en un estado de actividad permanente que poco a poco fue demostrando su utilidad, su importancia y su necesidad. El CELAM se vio así inmerso en una vastísima actividad en favor de la renovación de la Iglesia latinoamericana, que implicó inmediatamente a toda la Iglesia. La Santa Sede que la había encendido continuó sosteniéndola con todos los medios a su disposición. Basta ver la constante preocupación por la Iglesia en América Latina que se descubre en los discursos de Pío XII, antes y después de la constitución del CELAM, preocupación e interés que el mismo pontífice concretizó con la constitución de la 70

Pontificia Comisión para América Latina, como organismo de la Curia Romana para seguir, acompañar y animar la obra de renovación de la Iglesia en Latinoamérica acompañando y sosteniendo la actividad del CELAM.

Capítulo VII

La Pontifícia Comisión para América Latina

1. La necesidad de un Organismo permanente para América Latina

La celebración de la Conferencia de Río de Janeiro y la creación del CELAM dieron vida a una actividad en favor de la Iglesia en Latinoamérica que exigió cada vez más la participación de la Santa Sede. De regreso de Río de Janeiro la Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios se tuvo que ocupar en los asuntos relativos al estudio y aprobación de las conclusiones de la Conferencia y, principalmente, en el estudio de la propuesta que los Obispos latinoamericanos hicieron a la Santa Sede de crear un Consejo Episcopal Latinoamericano. En el desarrollo de estas tareas la Congregación, a cuya cabeza estaba Mons. Antonio Samoré, se vio en la necesidad de consultar continuamente los Dicasterios que resultaron interesados en los diversos temas en razón de su propia competencia. Una vez aprobada la constitución del CELAM se fue haciendo siempre más evidente la utilidad de una comisión que coordinara la obra de los diversos Dicasterios, los cuales, en virtud de su autoridad, del conocimiento de los problemas y de la experiencia, podían apoyar mejor la actividad de este nuevo organismo. De este modo se llegó de hecho a la convocación de la Comisión Central que había trabajado en la preparación de la Conferencia de Río de Janeiro, que continuó funcionando en Roma como órgano de asistencia para la puesta en marcha de las deliberaciones de la Conferencia y como apoyo a las iniciativas del CELAM. Mons. Samoré ya desde 1953 venía madurando la idea de una Comisión especial para América Latina. El 12 de mayo de 1953 escribió un memorandum para Mons. Domenico Tardini en la que 71 presenta a la consideración del Pro-Secretario de Estado para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios los dos siguientes puntos: 1. El Eminentísimo Cardenal Pizzardo, al enviar las instrucciones para el Nuncio en Argentina, escribía: “[a propósito del grave problema de la escasez del clero] La Sagrada Congregación para los Seminarios [...] opina que el Secretario de la Sagrada Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios sea el alma de una Comisión de estudio, nombrada por el Santo Padre. 2. Se desearía saber si la idea debe ser tomada en consideración.59 En ese momento Mons. Tardini respondió claramente que no era necesaria una Comisión. Con su propia mano escribió en la nota de Mons. Samoré “Interesemonos nosotros del grave problema. Cuando sea necesario, nos pondremos de acuerdo con las otras Congregaciones”. El 12 de mayo de 1956, Mons. Agostino Casaroli, minutante de la Sagrada Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, preparó un memorandum sobre la “conveniencia de una Comisión mixta para América Latina”, que fue estudiado por Mons. Samoré y Mons.Tardini.60 El 23 de mayo del mismo año, Mons. Samoré escribió al Cardenal Piazza adjuntándole el memorandum de Mons. Casaroli sobre la oportunidad de constituir una Comisión mixta con representantes autorizados de las Congregaciones más interesadas en los problemas de América Latina. El 24 de mayo el Cardenal Piazza respondió diciendo que por ahora parecía suficiente una oficina especial para América Latina en la sede de la Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios. El 14 de junio Mons. Casaroli y Mons. Samoré elaboraron un proyecto de estatuto para la Comisión Mixta para América Latina. El 22 de junio del mismo año, Mons. Samoré escribió nuevamente al Cardenal Piazza citando la carta del 24 de mayo sobre el argumento de la especial Comisión para América Latina. Sin embargo, por entonces no se concretizó nada, los miembros de la Comisión Central siguieron reuniéndose cuando se consideraba necesario y Mons. Samoré llevó adelante el grueso del trabajo desde su puesto de Secretario de la

59 Appunto di S.E .Mons. Samoré (12/V/1953) con nota di S.E.M. Tardini. En: Arch.PCAL, Pontificia Commissione per l'America Latina (C.A.L), Erezione e attività 1958, vol. 53, f. 3. 60 Cfr. Due appunti circa la convenienza de una “Commissione mista per l'America Latina” (12.5.56) (Mons. Casaroli) e appunto per S.E. Mons. Tardini. En: Arch .PCAL, Pontificia Commissione per l'America Latina (C.A.L.), Erezione e attività 1958, vol. 53, f. 4-5. 72

Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios.61 En 1958, después de tres años de la Conferencia, el trabajo era tanto y de tan vital importancia que se hizo evidente la necesidad de constituir un organismo permanente para que siguiera la actividad del CELAM y coordinara la obra de colaboración de los Episcopados de Europa y Norteamérica con la Iglesia en Latinoamérica. El 29 de marzo de 1958 se envió, a quienes habían hecho parte de la Comisión Central, la siguiente comunicación: Monseñor Antonio Samoré Saluda a S.E.R. Mons. y se honra comunicarle que el Em.mo Señor Cardenal , Secretario de la S. C. Consistorial, lo invita a participar el martes 1o de abril p.v. a las 17 horas, en las oficinas de la mencionada Congregación, a una reunión a la que han sido invitados , además del Excelentísimo Asesor de ese Sagrado Dicasterio, los Excelentísimos Secretarios de las Sagradas Congregaciones del Concilio, de los Religiosos, de Propaganda Fide, de los Seminarios y de los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios y el Reverendísimo Padre Comisario de la Suprema Sagrada Congregación del Santo Oficio. Vaticano, 29 de marzo de 1958.62

1.1. La reunión del 1º de abril de 1958

En la reunión citada para el 1º de abril de 1958 surgió la idea de proponer al Papa la creación de una Comisión para América Latina. En esa ocasión, mientras se estudiaba la problemática latinoamericana, las iniciativas en acto para hacerle frente y las dificultades que se presentaban en su ejecución, se pensó en presentar a Pío XII la idea de constituir una Comisión de carácter permanente con la tarea explícita de seguir la obra de renovación de la Iglesia en América Latina. La ocasión inmediata la ofreció la exposición de Mons. Samoré sobre la escasez del clero en América Latina, pues discutiendo este tema fue que se propuso la idea de crear un organismo que coordinara todos los esfuerzos para responder a este problema.63

61 Cfr. Arch. PCAL, America Latina, Commissione Centrale. Consiglio Episcopale Latinoamericano CELAM Costituzione. 62 Biglietto di Mons. Antonio Samoré. 29 Marzo di 1958. En: Arch. PCAL, Pontificia Commissione per l'America Latina (CAL) Erezione e attività 1958, vol. 53, 6. 63 Verbale dell’adunanza per l’America Latina, 1º Aprile 1958. En: Arch. PCAL, IA, vol. 33, Adunanze I/X. 73

Durante esa reunión Mons. Antonio Samoré hizo una exposición de los problemas de la Iglesia en América Latina en la que al tocar el tema de la escasez de clero recalcó que el clero en América Latina había venido disminuyendo, por diversas causas desde la época de la independencia hasta 1930, fecha que él mismo indicaba como aproximativa. Desde entonces comenzó un paulatino aumento, cuyas causas podían atribuirse a las iniciativas de la Santa Sede, a un más vivo sentido de responsabilidad y a una mayor conciencia de la situación por parte de los Ordinarios locales; esto había favorecido un aumento efectivo de vocaciones y un real aumento del número de los sacerdotes. Pero si aumentaban los sacerdotes, era también cierto que se experimentaba en América Latina un notable aumento demográfico, lo que hacía que en la mayor parte de los países latinoamericanos el creciente número de sacerdotes fuese aún insuficiente. Para solucionar, al menos en parte, éste difícil problema, Mons. Samoré recordó el trabajo que ya algunos estaban realizando. Pues, es verdad que para superar el problema de la escasez de clero en América latina se estaba ya trabajando, incluso desde antes de la Conferencia de Río de Janeiro. Efectivamente, al trabajo que los Ordinarios latinoamericanos venían realizando se añadían los esfuerzos que, con el apoyo y por impulso de la Santa Sede, estaban cumpliendo los Episcopados, el Clero y los Religiosos de Europa y de América del Norte. Ya desde hacía algunos años estaban trabajando en este sentido: la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispano-Americana. (O.C.S.H.A.), el Colegio para América Latina de Lovaina y el Episcopado canadiense, entre otros. Sin embargo, la obra de ayuda a la Iglesia en América Latina encontraba dificultades para su plena realización. En su relación Mons. Samoré exponía las dificultades que una obra de tal importancia encontraba. Entre estas enumeraba principalmente: - De parte de los gobiernos civiles, que o no ven con agrado la entrada de extranjeros o son contrarios a determinadas nacionalidades (por ejemplo la española). Para entrar en México son particularmente difíciles las prácticas cuando se trata de no americanos. - De parte de los mismos Episcopados. Por ejemplo el episcopado argentino y el episcopado mexicano no se han mostrado nunca entusiastas por el clero extranjero, almenos y sobretodo si numeroso. 74

Es conocido el caso de Guatemala donde la oposición civil y “eclesiástica” se han unido: el Nuncio Mons. Verolino ha logrado si duplicar el numero de los sacerdotes, pero... ha debido salir él. La entrada de numeroso clero extranjero puede alarmar; crea problemas de colocación, de adaptación, de asimilación, etc. Es necesario ciertamente, hacer de todo por aumentar el ritmo de los envíos; pero es también necesario tener presente las condiciones en las cuales estos envíos se efectuarán y crear, en el episcopado latinoamericano, una atmósfera cordial de acogida y de asistencia.64 1.2 El Cardenal Marcello Mimmi y la idea de la Pontificia Comisión para América Latina

Es justamente comentando ésta última parte de la exposición de Mons. Samoré que el Cardenal Mimmi, subrayando la oportunidad de intensificar la acción de la Santa Sede para aumentar el clero en América Latina, pensó que convendría dar vida a un organismo en Roma que siguiera y coordinara los esfuerzos y las iniciativas ya en acto, que promoviera otros, que recogiera las peticiones del Episcopado latinoamericano y que provocara el ofrecimiento de parte de los Superiores Mayores de las Ordenes y Congregaciones Religiosas. La idea expuesta por el Card. Mimmi fue bien acogida por todos los presentes, quienes tuvieron a bien aclarar que el proyectado nuevo “organismo romano no sólo no se oponga al CELAM, sino que más bien lo pueda valorizar y apoyar”. Mons. Ferretto anotaba que existían en la Curia Romana Comisiones para asuntos y prácticas de importancia mucho menor a la de América Latina, pensaba por tanto que se podría pedir al Papa que se dignara nombrar una Comisión para América Latina, presidida por un Cardenal. Si el Papa estaba de acuerdo, podría ser incluso una comisión cardenalicia. Los Asesores y Secretarios de las Congregaciones romanas interesadas serían llamados a asistir la Comisión. Dicha Comisión, siendo de creación pontificia y en algún modo órgano de la Santa Sede, tendría autoridad para tratar con los Superiores Mayores y con los Obispos, estaría en directo contacto con el CELAM e informaría

64 Verbale dell’adunanza per l’America Latina. 1° aprile 1958. En: Arch. PCAL, IA, vol. 33, Adunanze I/X. 75 regularmente los Dicasterios de la Curia Romana sobre los principales problemas de la Iglesia en Latinoamérica. La idea así como fue planeada durante la reunión del 1º de abril de 1958, fue acogida por el Cardenal Marcello Mimmi, quien encargó a Mons. Antonio Samoré de redactar el acta de la reunión y de someterla después a la visión del Santo Padre.

2. La decisión pontificia

Mons. Antonio Samoré entregó el acta de la reunión del 1º de abril a Mons. Domenico Tardini, Pro-Secretario de Estado para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, que lo presentó al Santo Padre el 19 de abril de 1958. Pío XII devolvió el acta directamente a Mons. Antonio Samoré en la audiencia del 21 de abril, en la que le comunicó, además, su aprobación al proyecto de constitución de una Comisión para América Latina. Sobre el acta de la mencionada reunión del 1º de abril, Mons. Antonio Samoré escribió: La presente acta, el 19.IV.1958 ha sido, por S. E. Mons. Pro-Secretario de Estado para los AA.EE.SS., entregada al Santo Padre, el Cual - al devolverla al suscrito en la audiencia de hoy- 21 de abril de 1958- se ha dignado aprobar la constitución de la Comisión para América Latina.65 El 22 de abril, Mons. Domenico Tardini escribió al Cardenal Adeodato Giovanni Piazza, Secretario de la Sagrada Congregación Consistorial, comunicándole la decisión pontificia: Si en los últimos tiempos se han podido ver algunas mejorías en el número -y en la preparación cultural y espiritual- de los Sacerdotes y de los Religiosos de América Latina, sea por el incremento dado a la Obra de las Vocaciones, a los Seminarios y a los Institutos de formación de Ordenes y Congregaciones religiosas, sea por el aporte más generoso de clero de Europa y de América del Norte, esas, sin embargo, han resultado desiguales al notable y siempre creciente aumento de la población y al agravarse de los problemas y de los esfuerzos adversarios en aquellas Naciones. Por tanto, el Santo Padre, profundamente angustiado por tal estado de cosas y por el serio peligro que ésto representa para el futuro religioso de tan considerable parte del mundo católico, ha considerado la necesidad de hacer que de parte de la S. Sede y de cada uno de los Dicasterios interesados a la problemática, sea hoy intensificada y aún más

65 Verbale dell’adunanza per l’America Latina, 1º de abril de 1958. En: Arch. PCAL, IA, vol. 33, Adunanze I/X. 76

estrechamente coordinada la obra desarrollada en favor de la Iglesia en América Latina, particularmente en cuanto hace relación con el aumento del clero y de sus auxiliares y con la mejor organización de las fuerzas y de las actividades apostólicas. Con tal fin Su Santidad se ha dignado constituir una especial Comisión Pontificia para América Latina, que será presidida por el Em.mo Señor Cardenal Secretario de la S. C. Consistorial y de la que harán parte, en representación de los correspondientes Sagrados Dicasterios, los Exc.mos Asesor de la mencionada S. C. Consistorial y Secretarios de las SS. CC. del Concilio, de los Religiosos, de “¨Propaganda Fide”, de los AA.EE.SS. y de los Seminarios, como también el Padre Comisario de la Suprema Sagrada Congregación del Santo Oficio. En el caso en el que sean tomados en examen problemas que son de competencia de otro Sagrado Dicasterio será llamado a participar en los trabajos de la Comisión el respectivo Excmo. Asesor o Secretario; como también, para lo relacionado con la colaboración de los Religiosos, el Rev.mo Presidente del Comité Central de los Superiores Mayores. La Secretaría de la Comisión será confiada al Excmo. Asesor de la Sagrada Congregación Consistorial y al Excmo. Secretario de la Sagrada Congregación de los AA.EE.SS.66

3. Instalación y primera reunión de la Pontificia Comisión para América Latina

Convocada por el Cardenal Mimmi, Secretario de la S. Congregación Consistorial, tuvo lugar la primera reunión de la CAL,67 a las 5 de la tarde del 2 de mayo de 1958. Sus primeros miembros fueron: SER. Mons. Pietro Sigismondi, Secretario de la S.C. de Propaganda Fide; SER. Mons. Antonio Samoré, Secretario de la S.C. de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios. SER. Mons. , Secretario de la S.C. de los Seminarios SER. , Asesor de la S.C. Consistorial;

66 Lettera di Mons. Domenico Tardini, Pro-Secretario di Stato per gli Affari Straordinari, al Cardinale Marcello Mimmi, Segretario de la S. C. Concistoriale. Vaticano, 22 de abril de 1958. En: Arch. PCAL, Costituzione della Pontificia Commissione per l’America Latina. 67 Para referirnos a la Pontificia Comisión para América Latina usaremos la ya conocida sigla CAL con la cual desde su creación la Comisión ha sido identificada, si bien ésta no denota el carácter Pontificio que la Comisión ha tenido desde su erección, como resulta de la carta de Mons. Domenico Tardini al Cardenal Marcello Mimmi del 22 de abril de 1958 y que hemos citado en la nota precedente. 77

SER. Francesco Roberti, Secretario de la S.C. del Concilio; R.P. Arcadio Larraona, Secretario de la S.C. de los Religiosos; R.P. Paolo Philippe, Commisario de la S.C. del Santo Oficio68 El Cardenal Marcello Mimmi declaró instalada la Pontificia Comisión para América Latina y dio la Palabra a Mons. Samoré, que abrió la discusión proponiendo un proyecto de reglamento para el nuevo organismo. El proyecto discutido por los miembros de la CAL quedó aprobado en el modo siguiente: La Pontificia Comisión para América Latina: Estudia de manera unitaria los problemas fundamentales de la vida católica, de la defensa de la fe y del incremento de la religión en América Latina, favoreciendo la mayor cooperación de los Sacros Dicasterios de la Curia Romana interesados en su solución. En apoyo a la obra que desarrollan los competentes S. Dicasterios, se interesa en particular en lo que se refiere a: - las vocaciones eclesiásticas - las vocaciones a los estados de perfección y al progreso de estos y de sus obras - al envío y formación del clero no nacional en los Países latinoamericanos y a las Organizaciones o Instituciones a esto destinadas. - la organización de la cura de almas - la asistencia a los indígenas y a la gente de color - el apostolado de los laicos - el apostolado a través de los medios de Prensa, de Radio y otras formas similares - la acción social - los movimientos anticatólicos y las sectas protestantes Promueve y estimula iniciativas para la solución de dichos problemas; en relación a los cuales la Comisión será grata a los competentes S. Dicasterios si desearan hacerle conocer, de tanto en tanto, elementos de juicio e informaciones que posean, con el fin de proceder a su solución con la mayor objetividad posible. Sigue y sostiene las actividades del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y de su Secretariado. Tiene relaciones con tales organismos y se

68 Verbale della prima adunanza, 2 maggio 1958. En: Arch. PCAL, IA, vol. 33, Adunanze I/X. 78

ocupa de cuanto tiene que ver con su funcionamiento e iniciativas. En particular se interesa de la preparación de las reuniones del CELAM y del examen de las respectivas conclusiones y resoluciones, de acuerdo con los S. Dicasterios Romanos en la parte de la respectiva competencia. Esta atenta a recoger documentos y publicaciones útiles para el conocimiento y el estudio de los diversos aspectos del problema religioso en América Latina. Tal material estará a disposición de los S. Dicasterios. La Comisión se reúne de norma cada mes. Antes de las reuniones a cada uno de los miembros de la Comisión será enviada, junto con la convocatoria, copia del orden del día para que se someta a la consideración del respectivo Em.mo Cardenal Prepósito para las instrucciones que él, eventualmente, entendiese dar. De las reuniones será redactado un verbal, que será llevado solícitamente a conocimiento del Santo Padre. Copia del Verbal con las augustas disposiciones de Su Santidad será luego dado a los miembros de la Comisión, para que puedan ponerlo en conocimiento del respectivo Em.mo Card. Prepósito.69

La Pontificia Comisión para América Latina venía así a ser el órgano de la Santa Sede para el desarrollo y el mejor empleo de las fuerzas con las que la Iglesia podía contar en el ámbito de América Latina y para coordinar la ayuda que, en una fase provisoria pero inevitable, el catolicismo latinoamericano debía pedir a los otros continentes. Por tanto la CAL de una parte ayudaba al CELAM en el desarrollo de sus funciones como órgano de contacto y de colaboración entre los Episcopados latinoamericanos; de otra se dirigía a los Episcopados de los otros continentes y a las familias religiosas para señalar las necesidades de la Iglesia en el Continente y las formas para afrontarlas de modo más provechoso, pidiendo la colaboración que cada uno estaba en capacidad de ofrecer. La Pontificia Comisión para América Latina se presentaba como un centro coordinador y propulsor de un movimiento, en el que se encontraban todas las fuerzas de las cuales se podía esperar el reverdecer del catolicismo en América Latina: en primer lugar el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).

69 Verbale della prima adunanza, 2 maggio 1958. En: Arch. PCAL, IA, vol.33, Adunanze I/X. 79

TERCERA PARTE

LOS PRIMEROS AÑOS DE LA CAL DE 1958 A 1967 80 81

Esta tercera parte comprende el período que va desde la primera reunión de la CAL (2 de mayo de 1958) hasta el nombramiento del Cardenal Samoré como Presidente de la CAL (20 de septiembre de 1967). Es un período profundamente marcado por la actividad de Mons. Antonio Samoré, que hizo de la Pontificia Comisión un órgano dinámico y central en la coordinación de todos los esfuerzos en favor de la Iglesia en América Latina. A Mons. Samoré, desde 1953, como Secretario de la Sagrada Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, se le reconoció en los ambientes de la Curia Romana su apostólica preocupación por la suerte de la Iglesia en América Latina. Desde entonces su nombre aparece unido a las iniciativas de la Santa Sede tendientes a la realización de una reunión general de los Obispos de Latinoamérica para tratar los graves problemas que amenazaban la vida de la Iglesia en ese Continente. Cuando la idea se concretizó en la celebración de la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Río de Janeiro y Pío XII constituyó la Comisión Central preparatoria, el joven Secretario de la Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios fue contado entre sus miembros. Así, Mons. Antonio Samoré, desde la Comisión Central, desempeñó un papel importante en la preparación de la primera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano; seguidamente acompañó en Brasil al Cardenal Adeodato Giovanni Piazza, enviado por Pío XII a presidir la mencionada Conferencia. De regreso a Roma y desde su cargo de Secretario de la Sagrada Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios continuó prestando atento cuidado a los problemas de la Iglesia en América Latina y por su interés e iniciativa la Comisión Central preparatoria continuó reuniéndose esporádicamente, aun después de la celebración de la Primera Conferencia. En una de esas reuniones surgió la idea de hacer de la Comisión Central una Comisión permanente destinada a seguir y a animar la vida de la Iglesia en el Continente Latinoamericano. Se instituyó entonces la Pontificia Comisión para América Latina, de la que Mons. Samoré hizo parte desde sus orígenes, siendo sucesivamente Secretario (1958 – 1961), Vice-Presidente (1961 – 1967). Mons. Samoré durante este período se consagró a hacer de la CAL el motor de la renovación católica de América Latina, un Continente del que conocía la fuerza de su fe y la densidad de sus problemas. 82

Como reconoce él mismo, su experiencia como Nuncio Apostólico en Colombia (1950-1953, tenía 44 años), lo hizo enamorar de América Latina, pues veía en ella la “esperanza de la Iglesia”. Un tercio de los católicos del mundo vivía allí, por tanto, era preciso dedicar todos los esfuerzos para revitalizar el catolicismo en esas extensas regiones; pues una tal cantidad de católicos, bien formados en su fe, prometía un feliz porvenir a la Iglesia, pero también perderlos significaría un grave dolor para ella y una gravísima responsabilidad ante Dios y ante la historia. Durante este período la Pontificia Comisión para América Latina tuvo como Presidentes los Eminentísimos Cardenales: Marcello Mimmi de 1958 a 1961 y Carlo Confalonieri de 1961 a 1967.

Capítulo VIII

La actividad de la Pontificia Comisión para América Latina

La finalidad y la composición de la Pontificia Comisión para América Latina la presentaron desde sus orígenes como el órgano de la Santa Sede para el desarrollo y el mejor empleo de las energías con las cuales contaba y cuenta la Iglesia en América Latina y para coordinar la ayuda que el catolicismo latinoamericano debía y debe pedir a los otros continentes. La CAL de una parte debía ayudar al CELAM en el desarrollo de sus funciones como órgano de contacto y de colaboración entre los Episcopados latinoamericanos, y, de otra parte, debía dirigirse a los Episcopados de los otros países y a las familias religiosas para presentarles las necesidades de la Iglesia en América Latina, su gravedad y urgencia y señalar las formas para solucionarlas más eficazmente, pidiendo la contribución que cada uno estuviera en la capacidad de ofrecer. Así, pues, la CAL se presentó desde su creación como el centro coordinador y propulsor de un movimiento en el que se encontraban todas las fuerzas de las cuales era posible esperar el reverdecer del catolicismo en América Latina. Como órgano de la Curia Romana, la CAL se dedicó a promover un movimiento de solidaridad de Europa y 83 de América del Norte en favor de la Iglesia en América Latina. Monseñor Samoré escribe en 1968: Es un signo manifiesto de la asistencia de Dios a su Iglesia que la solicitud de quien se movía a recoger una colaboración para la renovación de un sector tan amplio e importante del catolicismo se encontrara con la maravillosa prontitud y la generosidad de otros en ofrecerla y, de parte de quienes habían iniciado a darla, en aumentarla.70 Prueba de esta generosidad y solidaridad del catolicismo europeo y norteamericano son las iniciativas y organismos que fueron surgiendo bajo la activa sugerencia de la CAL y por la paterna y apremiante solicitud de los Pontífices. En el período que va de 1958 a 1967 surgió un número considerable de organismos de ayuda en favor de la Iglesia en América Latina, que en su mayoría todavía hoy continúan sosteniendo la Iglesia en ese Continente. Para encuadrar mejor la actividad de la CAL en este campo, presentaremos primero las iniciativas que en favor de América Latina existían antes de la constitución de la Pontificia Comisión para América Latina y luego todos los esfuerzos cumplidos por la CAL en favor de la Iglesia en América Latina y los organismos de ayuda que de esos resultaron.

1. Esfuerzos cumplidos antes de la creación de la CAL71

Ante la gravedad y urgencia del peligro que amenazaba a la Iglesia en América Latina, tal que a enfrentarlo no bastaba ya sólo la ayuda del clero religioso, los Episcopados de varios países habían ya tomado esta iniciativa: la organización, en favor de América Latina, de un reclutamiento de vocaciones a nivel regional, nacional e internacional y, contemporáneamente, el envío, a tiempo limitado, de sacerdotes diocesanos.

70 PONTIFICIA COMISSIONE PER L’AMERICA LATINA., Organizzazione e norme, Roma, 1º gennaio 1968, 4. 71 Una síntesis de toda la actividad de cooperación apostólica de Europa y América del Norte en favor de la Iglesia en América Latina en: Programas y progresos de la renovación católica en la América Latina. En: CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, Boletín Informativo, número 27 (Agosto 1959), 161-170. 84

1.1 La Obra de las diócesis vascongadas72

El primer diseño orgánico de ayuda a América Latina vino del Episcopado español. Este país, que salió de la guerra civil con un clero reducido en número, en la atmósfera de la generosidad creada por el sacrificio de tantos mártires, fue rápidamente alegrado con un espléndido florecer de vocaciones. Esto permitió a los Obispos españoles colaborar con particular solicitud en la solución del problema de la escasez de sacerdotes que padecía la Iglesia en Latinoamérica, un Continente en el que el desarrollo del catolicismo tanto debe a esa nación. Desde 1928 más de 35 sacerdotes del clero secular de Vitoria, en España, se habían declarado dispuestos a trabajar en una misión fuera de España pero continuando a pertenecer, sea como grupo sea individualmente, a la diócesis de origen. Pero debía pasar primero la tempestad de la revolución y la de la segunda guerra mundial, antes que esta idea pudiera realizarse. En 1946, al Obispo de Vitoria, Mons. Carmelo Ballester73, que indicaba un territorio en India como la meta de las aspiraciones de varios miembros de su clero, se le respondió que la Santa Sede prefería ver dirigido el celo misionero hacia América Latina. Fue el mismo Pío XII a sugerir el campo de trabajo en la provincia civil de Los Ríos en la República de Ecuador. Erigido el homónimo Vicariato Apostólico (15 de julio de 1948), fue confiado al Instituto Español de San Francisco Javier para las misiones extranjeras, con la condición que su Superior General se sirviera de los sacerdotes de la diócesis de Vitoria, los cuales, en octubre de ese mismo año, partieron para la nueva misión. El 2 de Noviembre de 1949 fueron erigidas las diócesis de San Sebastián y de Bilbao desmembrándolas del territorio de la diócesis de Vitoria, pero tal división ni entonces ni después tocó la unidad ni el carácter de la obra, que ya estaba solidamente lanzada y denominada Obra de las diócesis vascongadas. En 1954 un grupo de sacerdotes partió para el territorio de otra provincia civil en Ecuador, la de El Oro, constituido inmediatamente

72 Cfr. Verbale dell’dunanza per l’America Latina, 1º Aprile 1958. En: Arch. PCAL, IA, vol. 33, Adunanze I/X. 73 Carmelo Ballester y Nieto (1881-1949), Obispo de la diócesis de Vitoria del 10 de junio de 1943 al 9 de octubre de 1948.

85 en Prelatura nullius. Al principio trabajaron junto con el clero nacional, pero después, aumentando su número, asumieron la responsabilidad plena de la atención pastoral de una zona que comprendía varias parroquias. En 1958 tres parroquias de las diócesis de Portoviejo, fueron asignadas a la Obra, que desde 1951 había asumido la responsabilidad de una escuela en la ciudad de Guaranda, capital de la provincia de Bolívar. Mientras tanto tres sacerdotes, particularmente dotados para la predicación, trabajaban en las misiones populares y otro en la dirección espiritual del seminario de Ambato. A los 48 sacerdotes, que en 1958 trabajaban en Ecuador, se les unieron seis más a comienzos de 1960. También en Venezuela alrededor de 10 sacerdotes vascos asumieron todo el Vicariato del valle del Tuy.74

1.2. La Obra de Cooperación Sacerdotal Hispano - Americana (O.C.S.H.A.)

Pocas semanas después de la salida para Ecuador de los primeros sacerdotes de la diócesis de Vitoria, en España nació otro y más grandioso diseño para ayudar a resolver el problema de la escasez de clero en América Latina. En noviembre de 1948 la Conferencia de los Metropolitanos decidió constituir la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (O.C.S.H.A.), con el fin de cooperar con los prelados de América Latina en la solución de los problemas apostólicos que necesariamente crea la escasez de sacerdotes. La Obra se propuso como primera finalidad dar a América Latina sacerdotes seleccionados y preparados capaces de ayudar en la obra de renovación católica del Continente. En cumplimiento de este propósito la Obra organizó cursillos de preparación para los sacerdotes que manifestaban sus intenciones de ir a trabajar en América Latina. La acogida que esta propuesto tuvo por parte del clero español y el deseo de preparar adecuadamente los grupos de sacerdotes que se disponían para marchar a Latinoamérica, dio vida al Colegio Sacerdotal “Vasco de Quiroga”, inaugurado el 14 de julio de 1952, en el Parque Metropolitano junto a la Ciudad Universitaria en Madrid.

74 FIORELLO CAVALLI, Per la ripresa religiosa dell’America Latina. La collaborazione dell’Episcopato d’Europa. En: Civiltá Cattolica, 1960, IV, 379-393, quad. 2650. 86

Los Metropolitanos inicialmente delegaron la dirección de esta Obra al Arzobispo de Zaragoza, Mons. Rigoberto Doménech y Valls, pero ya en noviembre de 1953 y en vista de la amplitud de la acción que iba tomando la Obra, la Conferencia de Metropolitanos españoles acordó elevarla a la categoría de Comisión Episcopal integrada por el Arzobispo de Zaragoza como Presidente y los Obispos de Bilbao, Mons. Casimiro Morcillo González; de Calahorra y la Calzada, Mons. Abilio del Campo y Bárcenas; del Obispo auxiliar de Madrid-Alcalá, Mons. Juan Ricote. Para 1958, después de casi un decenio de vida, la OCSHA se presentaba con un programa bien preciso y con una estructura sólida y eficiente. En el Colegio Sacerdotal “Vasco de Quiroga” se continuaba impartiendo los cursos de preparación a los sacerdotes que estaban dispuestos para ir a trabajar en América Latina. La Obra formaba también seminaristas que deseaban ejercer el ministerio en alguna de las diócesis de América Latina y que se comprometían a trabajar allí por al menos diez años. Estos eran reunidos en las secciones hispanoamericanas de los seminarios menores de Zaragoza y de Santiago de Compostela y, en un número mayor, en el seminario teológico, abierto en Madrid en enero de 1954, que juntamente con el Colegio Sacerdotal constituía el centro de la O.C.S.H.A. Para una formación científica más calificada que, mediante los grados académicos, permitiera a los sacerdotes enviados trabajar en la enseñanza en los seminarios, en los colegios y en las universidades eclesiásticas latinoamericanas, la Obra proveía enviando a Roma a los más dotados intelectualmente. En España respondía a este fin el “Colegio Mayor de San Vicente” de la Pontificia Universidad de Salamanca, erigido en 1951 para estudiantes eclesiásticos latinoamericanos. Este Colegio en 1957 fue incorporado a la O.C.S.H.A., la cual tenía allí una parte de sus seminaristas y la otra parte en la Pontificia Universidad de Comillas. En 1959, después de los actos conmemorativos del decenio de vida de la O.C.S.H.A. se bendijo una casa, situada cerca de Madrid, destinada a acoger a los sacerdotes y a los colaboradores laicos que debían completar su formación o hacer los ejercicios espirituales. Apenas cumplido el curso de preparación, antes de partir, los sacerdotes pronunciaban la promesa de dedicarse por el tiempo pactado al apostolado en la diócesis que a cada uno se le asignaba, 87 quedando libre de renovar el acuerdo, previo entendimiento con el Ordinario de la diócesis de origen. Para 1969 los sacerdotes de la O.C.S.H.A. que trabajaban en América Latina eran más de 400. A diferencia de la Obra de las diócesis vascongadas, la OCSHA prefería que sus sacerdotes se unieran al clero latinoamericano, manteniendose en estrecha dependencia del Ordinario local, siguiendo los programas y las indicaciones de los organismos diocesanos.75

1.3 El “Collegium pro America Latina” di Lovaina76

El “Collegium pro America Latina” de Lovaina tiene un singular antecedente en el “Colegio para América del Norte” que, propuesto en 1852 y erigido en la misma ciudad cinco años más tarde, dio, hasta 1932, 230 sacerdotes alemanes, 137 belgas, 74 holandeses, 47 irlandeses, 29 polacos, 15 luxemburgueses, 11 franceses. Bélgica contribuyó entonces generosamente a dar los sacerdotes de los cuales tenía necesidad la joven comunidad católica de los Estados Unidos. En 1952, como exactamente un siglo antes a su predecesor en la sede de Malines, el Cardenal Josef-Ernest van Roey77 recibió la invitación para ayudar con clero a América Latina. El Cardenal Pizzardo, Prefecto de la Sagrada Congregación de los Seminarios, en carta del 5 de julio de 1952 escribía al Cardenal van Roey: “Me permito rogar a Vuestra Eminencia Reverendísima el querer someter a examen este grave problema que hace tanto reflexionar a esta Congregación y tanto hace temer por la responsabilidad delante de Dios”.78 El Cardenal van Roey había vivido desde 1902 hasta 1907 en el Colegio Norteamericano cuando enseñaba en la Universidad de Lovaina: “Conocía -escribe él- la historia de la fundación de este

75 FIORELLO CAVALLI, Per la ripresa religiosa dell’America Latina. La collaborazione dell’Episcopato d’Europa. En: La Civiltà Cattolica, 1960, IV, 379-393, quad. 2650; CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, Boletín Informativo, número 64-65 (Junio-Julio 1963), 242; Notiziario della Pontificia Commissione per l’America Latina, numero 1 (Aprile 1963), 8. Cfr. Actividades de la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana. En: CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, Boletín Informativo, número 27 (Agosto 1959), 170-172. 76 Cfr. Verbale dell’adunanza per l’America Latina, 1º Aprile 1958. En: Arch. PCAL, IA, vol. 33, Adunanze I/X. 77 Josef-Ernest Van Roey (1874-1961) Arzobispo de Malines desde 1926 hasta 1961. Cardenal desde 1927. 78 Cfr. Bulletin de l’Union missionarie du clergé de Bélgica (Octubre 1960), 239. El fascículo contiene una amplia documentación, ofrecida por el cardenal van Roey, sobre los orígenes del Colegio para América Latina (pp. 239-247). 88 seminario y los servicios que desde hace un siglo está prestando a la Iglesia en América del Norte, a la que ha dado centenares de excelentes sacerdotes. Me parecía que el mejor modo de prestar un servicio a América Latina fuese el erigir uno similar para esa”. De inmediato habló con los alumnos de su seminario mayor, a sus sacerdotes en las jornadas de retiro y a los Obispos de toda Bélgica en su reunión anual el 27-28 de julio de ese año.79 El Colegio fue abierto el 24 de septiembre del año siguiente. La formación que se proponía impartir a sus alumnos provenientes prevalentemente de Bélgica y de otros países europeos y latinoamericanos, seguía el modelo de la impartida por el Colegio de Madrid de la O.C.S.H.A. Las informaciones de los Ordinarios de las diócesis a las que pertenecían los seminaristas y sacerdotes y la práctica pastoral a través de la cual pasaban en el Colegio, permitía a los superiores ofrecer a los obispos latinoamericanos una garantía sobre la idoneidad física, intelectual y espiritual de cada uno en vista del futuro apostolado. Al inicio del año escolástico de 1960 el presidente del Colegio, canónigo F. van Steenberghen, hacía el siguiente balance: Un ampliamento del Colegio nos ha permitido acoger los 32 reclutas que el Sumo Sacerdote se ha dignado llamar a su servicio: 20 en filosofía (sin contar los dos candidatos de la diócesis de Namur que, en conformidad con los deseos de su obispo, harán la filofosía en Floreffe), 4 en teología, 8 sacerdotes. De los nuevos llegados 23 son belgas y 9 extranjeros. En total la comunidad de Lovaina cuenta, al inicio de este año, 94 miembros: 42 filósofos, 34 teólogos y 13 sacerdotes. Además, uno de nuestros sacerdotes contínua sus estudios en París, otro en Roma, un tercero en Ginevra y un cuarto pasará un cierto tiempo en una parroquia; otros dos se embarcarán dentro de poco. De estos cien miembros que el Colegio tiene ahora en Europa, no hay sino 10 latinoamericanos; los otros 90 son europeos, que se preparan para unirse a nuestros 53 sacerdotes ya a la obra en el nuevo mundo.80

79 Cfr. Bulletin de l’Union missionaire du clergé de Bélgica (Octubre 1960), 239-243. 80 Aux amis de l’Amerique Latine- Bulletin trimestriel d’information du Collège pour l’Amerique Latine (Nov. 1960), 123-124; FIORELLO CAVALLI, Per la ripresa religiosa dell’America Latina. La collaborazione dell’Episcopato d’Europa. En: La Civiltà Cattolica, 1960, IV, 379,393, quad. 2650; CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, Boletín Informativo, número 63 (Mayo 1963), 201. 89

1.4 Obras y programas de los otros Episcopados europeos

Además de los grandes esfuerzos del Episcopado Español y del Episcopado de Bélgica, en Europa se llevaron a cabo otros esfuerzos para dar sacerdotes a la Iglesia en América Latina. En Holanda se fundó un seminario menor para América Latina en la ciudad de Zenderen, cuyos alumnos, después de los estudios clásicos podían escoger entre el Colegio de Lovaina o una congregación religiosa que enviara sacerdotes a América Latina.81 En Colombia en 1953 el Arzobispo de Popayán, Mons. Diego Gómez Tamayo82, confió el vicariato foráneo de Rioblanco a un grupo de sacerdotes del clero secular pertenecientes a todas las diócesis suizas.83 El Episcopado alemán, en la reunión de la Conferencia Episcopal en Fulda en agosto de 1957, decidió el envío de sacerdotes diocesanos a Bolivia.84 Ya desde antes también ayudaba con subsidios económicos las dos prelaturas nullius de Caravalí y Tarma en Perú e incluyó el territorio de América Latina en el número de los que recibían los beneficios de la colecta Misereor. El Obispo de Essen, Mons. Franz Hengsbach85, fundó cinco becas de estudio en favor de seminaristas latinoamericanos para todo el período de teología y filosofía. Francia estaba dando desde hacía tiempo centenares de sacerdotes a las diócesis de la República de Haití. De Italia, como ya antes de la guerra, más de 200 sacerdotes diocesanos, además de los destinados a la atención pastoral de los emigrantes, habían partido para trabajar en América Latina, principalmente en Venezuela.86

81 Cfr. Aux amis de l’Amerique Latine, (Nov. 1950), 90. 82 Diego Gómez Tamayo (1891-1971). Obispo de Popayán de 1944 hasta 1964. 83 BECKAM S.M.B., Die katholischen Schweizermissionem in Vergangenheit und Gegenwart, in Studia Missionalia, IX, 1955-1956, n. 72, 169. 84 Aux amis de l’Amerique Latine, (Nov. 1957), 26. 85 Franz Hengsbach (1910-1991). Obispo de Essen desde 1957 hasta 1991. Cardenal desde 1988. 86 Cfr. FIORELLO CAVALLI, Per la ripresa religiosa dell’America Latina. La collaborazione dell’Episcopato d’Europa. En: La Civiltà Cattolica, 1960, IV, 379-393, quad. 2650. 90

1.5 Iniciativa del Episcopado de los Estados Unidos

Corresponde al Obispo de Louis, Mons. Elmer Ritter,87 el mérito de haber sido el primero en organizar el envío de un grupo de sacerdotes de su diócesis en América Latina para un servicio temporal. La iniciativa, dirigida en 1956 a Bolivia, estaba dando desde entonces óptimos resultados. También la Pía Sociedad de Santiago Apóstol nacida hacia 1958 en la arquidiócesis de Boston por mérito del Obispo de esta diócesis, Mons. Richard James Cushing,88 hacia 1961 habia mandado unos 20 sacerdotes diocesanos en algunas parroquias de Perú y Bolivia. La particular preparación que a estos sacerdotes se ofrecía era completada en Bolivia en el Instituto Misionero de Maryknoll, que tenía una larga experiencia de apostolado en América Latina. Bajo la guía de los sacerdotes de Mryknoll los sacerdotes de la Pía Sociedad se familiarizaban con las costumbres y las tradiciones de las gentes en medio de las cuales ejercerían la acción misionera, y aprendían el español. Estos se comprometían a trabajar en América Latino por al menos cinco años, con la libertad de poder después prolongar el tiempo de apostolado. Los sacerdotes que no perteneciendo a la diócesis de Boston querían unirse a la Pia Sociedad, debían obtener del propio Ordinario el permiso para ausentarse por cinco años, con la intención de ser enviados a América Latina. La Pía Sociedad, según su fundador, “es pensada para sacerdotes diocesanos, deseosos de permanecer tales, pero que se sienten animados a consagrar algunos años del ministerio a una actividad de índole misionera”. Otros obispos habían enviado miembros del propio clero en varios países latinoamericanos. Sacerdotes preparados y escogidos que partían sólo después de una sólida preparación y de un preciso acuerdo con la autoridad eclesiástica del territorio al cual iban destinados.89

87 Joseph Elmer Ritter (1896-1967). Arzobispo de Saint Louis desde 1946 hasta 1967. Cardenal desde 1961. 88 Richard James Cushing (1895-1970). Arzobispo de Boston desde 1944 hasta 1970. Cardenal desde 1958. 89 FIORELLO CAVALLI, Per la ripresa religiosa dell’America Latina. La collaborazione dell’Episcopato degli Stati Uniti e del Canadà. En: La Civiltà Cattolica, 1961, I, 483-499, quad. 2657. 91

1.6 La iniciativa del Episcopado canadiense90

Desde 1955, por sugerencia del Delegado Apostólico, Mons. Giovanni Panico91, el Obispo de Nicolet, Mons. Joseph Albertus Martin92, empezó con enviar a tres de sus sacerdotes seculares a la prelatura nullius de Pinheiro en Brasil, donde asumieron la atención pastoral de algunas parroquias. En la diócesis el clero y los fieles siguieron con entusiasmo esta iniciativa, sosteniéndola con aportes económicos que permitieron el rápido desarrollo de obras religiosas y sociales entre la población de la prelatura. No mucho tiempo después, bajo el nombre de Misioneros Nicolettanos de Maria, se constituyó una asociación de laicos, hombres y mujeres, que envió un grupo de sus miembros a América Latina. Poco tiempo después, también las comunidades religiosas canadienses comenzaron a enviar personal a América Latina, animados por el ejemplo de la diócesis de Nicolet y de su Obispo Mons. Martin.93 Para 1961 los sacerdotes eran 5, 15 las religiosas y 6 los colaboradores laicos. En noviembre de 1957 se desplazaron a otra zona de la misma prelatura de Pinheiro los primeros sacerdotes ofrecidos por la diócesis de St-Hyacinthe; ya para 1961 eran 5 los sacerdotes, 6 las religiosas y 4 los laicos que de esa diócesis trabajaban en el Brasil. En 1958 fue el turno de la diócesis de Sherbrooke, a cuya provincia eclesiástica pertenecen las dos diócesis anteriores; ya para 1961 esta diócesis contaba con 5 sacerdotes, 3 religiosas y 5 colaboradores laicos trabajando en la misma prelatura de Pinheiros. En octubre de 1960 2 sacerdotes de la arquidiócesis de Québec asumieron la atención pastoral de una parroquia en la periferia de Asunción del Paraguay y en diciembre del mismo año otros cuatro sacerdotes de la diócesis de Ottawa y uno de la diócesis de Mont-Laurier fueron encargados de un

90 Cfr. Verbale della Adunanza per l’America Latina, 1º Aprile 1958. En: Arch. PCAL, IA, vol. 33, Adunanze I/X; FIORELLO CAVALLI, Per la ripresa religiosa dell’America Latina. La collaborazione dell’Episcopato degli Stati Uniti e del Canada. En: La Civiltà Cattolica, 1961, I, 483-499, quad. 2657; CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, Boletín Informativo, número 43 (Mayo 1961), 146-147. 91 Giovanni Panico (1895-1962). Delegado Apostólico en Canadá desde 1953 hasta 1959. Obispo desde 1935, creado Cardenal en 1962. 92 Joseph Albertus Martin (1913-1990). Obispo de Nicolet desde 1950 hasta 1989. 93 Cfr. Arch. PCAL, I, America Latina, Commissione Pontificia, Nicolet-Pinheiro. Associazione di preti secolari per le Missioni del Sud-America; Arch. PCAL, I, America Latina, Commissione Pontificia, America Latina. escarsezza di Clero: Brasile: Iniziative per la provvista di clero; Nicolet-Pinheiro: Associazione di preti secolari per le Missioni del Sud-America; Malines: Colleggio per L’America Latina in Lovaino. 92 entero vicariato foráneo de la diócesis de Marília, en Brasil: 7 parroquias con 65.000 habitantes, por años asistidos sólo por un sacerdote capuchino. También la diócesis de London y de St. John se activaron para ayudar a la Iglesia en América Latina, así como la diócesis de St-Boniface que envió sacerdotes a trabajar en Bolivia.94

2. Los esfuerzos de la CAL en favor de la Iglesia en América Latina. Los Organismos de ayuda95

El “refuerzo orgánico” como “meta grandiosa” del esfuerzo en favor de la Iglesia en América Latina, solicitado por Juan XXIII en su discurso al CELAM y a la CAL a la conclusión de la tercera reunión del CELAM en 1958, constituyó la tarea fundamental de la CAL desde su creación.96 Era claro que este “refuerzo orgánico” podía venir sólo de afuera con el envío de sacerdotes, de religiosos, de religiosas y de colaboradores laicos de los que entonces la Iglesia en Latinoamérica tenía urgente necesidad. Por tanto la CAL fue generosa en su esfuerzo por estimular y dar su apoyo a todas las obras e iniciativas ya en acto con esta finalidad y, al mismo tiempo, se interesó para que nuevas fuentes se abrieran, de modo que se aumentara la ayuda ya en acto. En esta prospectiva se encuadran los esfuerzos de la CAL por un renovado empeño de los religiosos y de las religiosas en America Latina y sus esfuerzos por involucrar a los Episcopados europeos y

94 Cfr. L’Apostolat des Missionnaires de Marie Immaculée, Richelieu (Quebec). 95 Cfr. Notiziario della Pontificia Commissione per l’America Latina, número 1 (Aprile 1963), 3-15. 96 Cfr. Discorso di Sua Santità Giovanni XXIII ai Presuli partecipanti alla III Riunione del CELAM. Roma, 15-XI-1958. En: AAS, L [1958], 997-1005; El discurso fue también publicado en: Notiziario della Pontificia Commissione per l’America Latina, número 2, (Giugno 1963), 28-31. “Non è, a dir vero, che quello che abbiamo detto “programma a lungo termine” non esiga realizzazioni anche esse immediate. Ma queste sono dirette e viste, come in funzione d’un futuro che non può esser così prossimo; della meta grandiosa la quale, anche da lontano, dà senso e valore unitario alle differenti azioni che ad essa debbono condurre. Quale sia questa meta, è appena il caso dirlo: un tale organico rafforzamento, cioè, delle strutture basilari della vita ecclesiastica nelle vostre Nazioni, che permetta ad essa espandersi in tutta la sua benefica ricchezza a vantaggio dei vostri popoli, in tutti in campi ai quali la Chiesa ha il diritto e il dovere di estendere la propria opera: da quello più strettamente spirituale al settore della carità, dell’insegnamento, al retto ordinamento della vita sociale in conformità con la legge divina e dei veri interessi della collettività umana. Ciò significa, innanzitutto e fondamentalmente, raggiungere la sufficienza, anche numerica, delle forze apostoliche, in particolare dei Sacerdoti”. 93 norteamericanos en la importante obra de la defensa de la fe y del incremento de la religión en América Latina.

2.1 Las Comunidades Religiosas y el problema de la escasez de clero

Los Obispos latinoamericanos reunidos en Río de Janeiro habían manifestado público reconocimiento a la importante obra realizada por los Institutos y Congregaciones religiosas en la historia de la Iglesia en América Latina y, al mismo tiempo, habían lanzado un llamado para trabajar conjuntamente en la evangelización del continente. Los representantes del Episcopado de América Latina reunidos en Río de Janeiro del 25 de julio al 4 de agosto del presente año para estudiar los problemas de la Iglesia en América Latina, se complacen en presentar a VV. RR. un fraternal saludo y en expresarles a la vez su agradecimiento por la valiosa colaboración que, siempre y en todas partes, nos han prestado los miembros de sus beneméritas Comunidades. Al mismo tiempo se permiten exponerles el grave problema que confronta en este momento la América Latina, de la enorme escasez de clero. Problema que es fundamental para la solución de todos los demás y, por ello, urgente e inaplazable. Ciertamente, y así lo reconocemos, exige una intensificación en el fomento y formación de las vocaciones eclesiásticas, pero lo largo de su preparación nos lleva a buscar inmediatamente colaboradores tanto entre el clero secular como en las Comunidades religiosas de todo género. Bien conocido nos es con cuanto cariño han mirado siempre VV.RR a la Iglesia de América Latina y con cuanta generosidad y caridad han procurado enviar a sus religiosos a trabajar en ella, y es por eso que, nos permitimos acudir una vez más a rogarles encarecidamente un nuevo y mayor esfuerzo para ayudarnos a resolver la necesidad actual y esos sacrificios que no dudamos ha de suponerles un pronto y numeroso envío de religiosos serán bien compensados por la gloria que darán a Dios y el enorme beneficio que recibirán las almas. Confiando en que este angustioso clamor hallará eco en su corazón lleno de celo apostólico y agradeciéndoles anticipadamente la atención que de su bondad esperamos, nos encomendamos a sus oraciones y nos repetimos affmos. en Cristo.97 A partir de este “angustioso llamado” que los Obispos latinoamericanos dirigieron a las Comunidades religiosas, la CAL

97 Carta de la Conferencia a los Superiores Mayores de Comunidades Religiosas, Río de Janeiro, 4 de agosto de 1955. En: CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO (RÍO DE JANEIRO, 25 DE JULIO – 4 DE AGOSTO DE 1955, Conclusiones, pro manuscripto, Tipografía Políglota Vaticana, Roma 1956, 117-118. 94 inició la obra de animación entre ellos. Ya en la primera reunión de la CAL el 2 de mayo de 1958, se dispuso invitar a los Superiores Mayores de Institutos y Congregaciones Religiosas masculinas y femeninas residentes en Roma, para que escucharan la exposición de las necesidades más urgentes de América Latina. La Pontificia Comisión para América Latina promovió en Roma el 6 de junio de 1958 una reunión para los Superiores Generales98 y el 4 de julio otra para las Superioras Generales de las Congregaciones Religiosas residentes en Roma y las Superioras Romanas de los Institutos cuyas Superioras Generales residían fuera de la Urbe;99 en 1959 los reunió de nuevo el 22 y el 29 de mayo; por tercera vez el 26 y 27 de marzo de 1960. El Cardenal Mimmi y Mons. Samoré expusieron a los Superiores religiosos en dichas reuniones la situación de la Iglesia y la necesidad urgente de redoblar los esfuerzos para ayudar a la Iglesia en esas regiones. El Cardenal Mimmi y Mons. Antonio Samoré recordaron a los superiores y superioras religiosas la impresionante escasez de clero en los 20 países latinoamericanos y enumeraron los principales peligros a los cuales estaba expuesta la Iglesia en esas regiones: masonería, protestantismo, comunismo y laicismo. Particular atención fue prestada a las Comunidades religiosas femeninas, a cuyas Superioras Mayores les fue presentado el modo como las religiosas podrían ayudar en la evangelización de América Latina. Mons. Samoré, después de exponerles las necesidades espirituales de América Latina, se pregunta, cómo ayudan las religiosas a solucionar estos problemas? Y responde: Lo que se pide a las Religiosas para conservar, sostener y acrecentar la fe en América Latina: a. Clero. La insuficiencia numérica de sacerdotes es el problema más urgente. Las religiosas pueden contribuir a su solución con: la oración, los sacrificios, la acción sobre los niños y los padres de familia en favor de las vocaciones; la ayuda económica para las vocaciones pobres; la participación activa en las obras de la Pontificia Obra de las Vocaciones sacerdotales y religiosas [...].

98 Cfr. Verbale della Seconda Adunanza (I Straordinaria), 6 giugno 1958. En: Arch. PCAL, IA, vol. 33, Adunanze I/X. 99 Cfr. Verbale della Seconda Adunanza Straordinaria, 4 luglio 1958. En: Arch. PCAL, IA, vol. 33, Adunanze I/X. 95

b. Catequesis [...] actividades apostólicas para la formación de la conciencia profunda e integralmente cristiana: enseñanza en las escuelas; adecuada enseñanza de la religión en las escuelas dirigidas por las religiosas; colaboración con las iniciativas promovidas por las Oficinas de Catequesis. Necesidad de la presencia activa de la Iglesia para influir en el mundo económico-social de América Latina. Potenciar las obras sociales de la Iglesia de beneficencia y de asistencia: hospitales, clínicas, ambulatorios, asilos, ancianatos, centros de asistencia en los sectores populares. Escuelas de servicio social. Problema misionero. Los territorios misioneros de América Latina: analfabetismo y necesidad de asistencia sanitaria. Nuevas fundaciones. Encausando los proyectos de los Gobiernos y de Organismos Internacionales (UNESCO, OMS).100 Las Comunidades Religiosas, que ya habían hecho tanto por la Iglesia en América Latina, como lo reconoce la Conferencia de Río de Janeiro, aumentaron significativamente su ayuda en personal y en medios económicos.101 Significativa es la generosidad de las Comunidades femeninas que crearon becas para apoyar la formación de sacerdotes latinoamericanos en Roma y abrieron sus casas en Roma para acoger religiosas latinoamericanas para que perfeccionaran sus estudios en el instituto Regina Mundi. De la actividad de la CAL con las comunidades e institutos religiosas nació también la Confederación Latino Americana de Religiosos (CLAR). En la tercera reunión de la CAL se trató ya de la necesidad de un organismo latinoamericano de los Institutos de perfección. Monseñor Samoré expuso la utilidad que tendría la existencia de un organismo latinoamericano para los Religiosos y Religiosas, que fuese interprete de las posibilidades, de la disponibilidad y de los eventuales deseos de los Religiosos a nivel de toda Latinoamérica y que con suficiente autoridad se presentara al

100 Verbale della seconda adunanza (I Straordinaria), 6 giugno 1958. En: Arch. PCAL, IA, vol. 33, Adunanze I/X. 101 Juan XXIII en repetidas ocasiones exhortó a los religiosos y religiosas de Europa y América del Norte para que redoblaron sus esfuerzos en favor de la renovación del catolicismo en América Latina. Cfr. Juan XIII y Latinoamérica, pequeño folleto editado por la Confederación Argentina de Religiosos y que contiene: La alocución del Santo Padre a los Institutos de Perfección sobre los problemas religiosos de América Latina, 25 de marzo de 1960; Programas de apostolado de los religiosos y de las religiosas para la América Latina; Discurso del Santo Padre a la tercera reunión del Consejo Episcopal Latinoamericano, 15 de noviembre de 1958. En: Arch. PCAL, I, America Latina, Commissione Pontificia. 96

CELAM, para ofrecerle la colaboración de los religiosos y religiosas en la actividad pastoral. A este organismo, prosigue Mons. Samoré, la Pontificia Comisión podría pedir información sobre la consistencia de las fuerzas (Religiosos y Religiosas), sobre la distribución más racional y más eficiente de las mismas fuerzas. Si este mismo organismo viniera a la existencia en los próximos meses, podría ya presentarse en noviembre aquí en Roma en la reunión del CELAM y permitir al mismo Consejo Episcopal formular un programa más efectivo y realizable de las actividades a desarrollar en los próximos años. S. E. Mons. Confalonieri observa que este organismo no debería presentarse en plan de igualdad con el CELAM, que ya se interesa de los Religiosos. A lo que Mons. Samoré observa que es menos conveniente dar al Subsecretariado [se trata del segundo Sub-Secretariado del Secretariado General del CELAM] una autoridad que ya, por celo digno de alabar, tiende a asumirse y que no es bien vista por el Episcopado. Por tanto ve sí una dependencia del organismo Religiosos del CELAM, no del Subsecretariado. El Reverendísimo Larraona informa que la idea de un organismo latinoamericano para los Religiosos es tema de estudio desde hace tiempo, es más, se pensaba realizarlo mediante un congreso a convocarse en Lima. Aunque renunciando a este congreso, ya que la reunión de noviembre del CELAM en Roma lo hace menos necesario, el organismo puede ser creado. Él, de otra parte, no ve dificultad a la subordinación de dicho organismo al CELAM: naturalmente se está hablando de las actividades de los Religiosos en el apostolado externo para las cuales los Religiosos dependen de los Ordinarios locales; en propósito la Sagrada Congregación de los Religiosos ha dado claras y repetidas afirmaciones.102 A la conclusión de la tercerza reunión de la CAL el Cardenal Marcello Mimmi resumió la discusión en los siguientes puntos: - Es oportuno un organismo latinoamericano de los Estados de Perfección: será de ayuda a la Pontificia Comisión que le pedirá información y algunas veces incluso la ejecución de medidas establecidas; será indudablemente de ayuda al CELAM que no puede absolutamente prescindir de la obra de los religiosos. - La Sagrada Congregación de los Religiosos estudiará como llegar a la creación de este organismo, y establecerá también las líneas esenciales, sobretodo por lo que hace relación a la actividad interna, es decir, a la autoridad de dicho organismo sobre los Institutos religiosos.

102 Verbale della terza adunanza. 14 luglio 1958. En: Arch. PCAL, IA, vol. 33, Adunanze I/X. 97

- La Pontificia Comisión tomará de nuevo en examen el punto específico de las relaciones entre el CELAM y el organismo latinoamericano para los Estados de perfección, mediante un reglamento que prevea la conexión entre los dos entes en la fórmula canónica más exacta que salvaguarde, al mismo tiempo, la autoridad de la Jerarquía Episcopal y la libertad de que gozan a norma del derecho los Estados de perfección.103 En el desarrollo de las iniciativas surgidas al interno de las reuniones de la CAL, la Congregación de los Religiosos convocó a los representantes de las Conferencias de Superiores Mayores de los países latinoamericanos a una reunión en Roma, para los mismos días de noviembre en los que se tendría la tercera reunión anual del CELAM, para estudiar el argumento de las relaciones entre la Jerarquía y los Religiosos, entre CELAM y Religiosos en el campo del apostolado. También para hacer materia de estudio los vínculos que se deberían crear entre el CELAM y el nuevo organismo que se proyectaba para reunir los religiosos en América Latina. Como conclusión de dicha reunión nació la CLAR, órgano de comunión entre los religiosos de América Latina, su primera asamblea general se celebró en Lima del 9 al 12 de mayo de 1960, con la presencia del Padre Elio Gambari, sacerdote monfortiano, en representación de la Sagrada Congregación de Religiosos.104

2.2 La Conferencia Episcopal Interamericana de Washington (2-4 noviembre de 1959)105

Esta conferencia en la que los representantes del Episcopado de América Latina, de los Estados Unidos y de Canadá se reunieron en

103 Verbale della terza adunanza. 14 luglio 1958. En: Arch. PCAL, IA, vol. 33, Adunanze I/X. 104 Los Estatutos de la CLAR fueron aprobados en 1959 por la Sagrada Congregación de Religiosos. Cfr. Consejo Episcopal Latinoamericano, Boletín Informativo, número 27 (Agosto 1959), hoja suelta número 2. 105 Su Santidad Juan XXIII sostuvo decididamente la realización de esta Conferencia animando a los Episcopados interesados para que de allí salieron frutos de bien para la renovación católica de América Latina. Cfr. Documenti pontifici per l’incontro di Washington e gli sviluppi della collaborazione apostolica nell’America del Nord. En: Notiziario della Pontificia Commissione per l’America Latina, número 2 (Giugno 1963), 35-43. Son nueve documentos que estimularon y acompañaron en todas sus fases el desarrollo de la colaboración apostólica que el Episcopado y las familais religiosas de Norteamérica venían prestando a partir de la Reunión de Washington (2-5 de noviembre de 1959). Desde ese encuentro, al que participaron los representantes de la Jerarquía de toda América, se inició una colaboración estudiada y actuada de modo sistemático. De la gran esperanza manifestada en e primero de estos nueve documentos, fechado el 29 de octubre de 1959, se pasa a la constatación de los pasos que poco a poco se fueron dando y a la perspectiva de las metas que se deberían alcanzar en el futuro. 98

Washington del 2 al 4 de noviembre, constituyó un hecho sin precedentes en la vida de la Iglesia en América. Fue la primera vez que, sin la solemnidad de un Concilio, la jerarquía del entero continente se vió reunida. La reunión, sugerida por la urgencia de una más vigorosa y orgánica ayuda de parte de los dos países de América del Norte en favor de la Iglesia en América Latina, respondía a las solicitudes de solidaridad, que ya de tiempo atrás venían manifestándose siempre más vivas en todo el hemisferio. Pensada originalmente como una reunión entre los representantes del Episcopado del Brasil, Estados Unidos y Canadá, fue después ampliada a la jerarquía de toda América Latina. Por sugerencia de la CAL en la persona de monseñor Samoré se le delineó mejor la finalidad proponiendo la constitución de organismos que, más allá de una ayuda ocasional, consintieran la colaboración sistemática que exigía la solución de los graves problemas de la Iglesia en América Latina.106 Para la preparación de esta conferencia el Episcopado Estadounidense, constituyó, el 7 de abril de 1959, un comité de seis Obispos, presidido por el Cardenal Richard James Cushing, Arzobispo de Boston. La Administrative Board de la National Catholic Welfare Conference (N.C.W.C), es decir, el consejo ejecutivo de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, designó los miembros escogiendo entre quienes mejor conocían las condiciones religiosas de América Latina o eran beneméritos por su apostolado entre los fieles de lengua española dentro y fuera de los Estados Unidos.107 La idea de la reunión encontró buena acogida también de parte del Episcopado canadiense. La Conferencia Episcopal, reunida del 6 al 9 de octubre de 1959, delegó a los seis miembros de la Comisión Episcopal canado-latinoamericana, instituida en aquella ocasión y

106 Cfr. Arch. PCAL, I, America Latina, Commissione Pontificia, Brasile-Stati Uniti. Relazione tra le rispettive Gerarchie. Aquí se encuentra el documento “Proposta de encontro de representantes da Hierarquia do Brasil com representantes das Hierarquias dos U.S.A. e do Canadá”, que Mons. Helder Câmara, Secretario de la C.N.B.B., de visita en Roma, entregó al Cardenal Piazza y que éste último remitió a Mons. Tardini el 9 de octubre de 1957. 107 Además del Presidente Cardenal Cushing, el comité contaba entre sus miembros: al arzobispo de St. Louis, entonces cardenal Joseph Elmer Ritter; el arzobispo de San Antonio, Robert Emmet Lucey; el obispo de Sacramento, Josph Tomas McGucken; el obispo de Corpus Christi, Mariano Simón Garriga; Mons. James Henry Griffiths, uno de los obispos auxiliares de New York. 99 presidida por el Arzobispo de Ottawa, Mons. Marie-Joseph Lemieux.108 Por el Episcopado latinoamericano fueron designados para participar a la Conferencia el Presidente y los dos Vice-Presidentes del CELAM, Mons. Miguel Darío Miranda109, Arzobispo de Ciudad de México; Mons. Manuel Larraín Errázuriz110, Obispo de Talca y Mons. Helder Câmara111, Obispo auxiliar de Río de Janeiro y otros tres obispos.112 Su Santidad Juan XXIII, que había acompañado la fase preparatoria de la mencionada Conferencia, el 26 de octubre de 1959 escribió una carta al Cardenal Cushing y a los Obispos que estaban por reunirse en Washington, exhortándolos a trabajar por la renovación católica de América Latina. En la mencionada carta el Papa manifestaba: “Nutrimos la esperanza que de vuestro encuentro surgirán prácticas y útiles conclusiones, que encontrarán rápidamente la aprobación de los pastores por vosotros representados, y serán después generosa y profundamente actuadas”.113 Inaugurada solemnemente la mañana del 2 de noviembre en el Instituto de lingüística de la Universidad de Georgetown, la reunión fue presidida por el cardenal Cushing. Además de los Obispos representantes oficiales del Episcopado latinoamericano y norteamericano participaron: Mons. Antonio Samoré, en su condición de Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina; Mons. Egidio Vagnozzi114, Delegado Apostólico en los Estados Unidos;

108 Hacían parte de esta Comisión, además del Presidente, Mons. Marie-Joseph Lemieux, arzobispo de Ottawa, el arzobispo de Sherbrooke, George Cabana; el arzobispo-obispo de Gaspé, Paul Bernier; el obispo de London, John Christopher Cody; el obispo auxiliar de Toronto, Francis Valentine Allen; el obispo coadjutor de , Albert Sanschagrin. 109 Miguel Darío Miranda (1895-1986). Arzobispo de Ciudad de México desde 1956 hasta 1977. Creado cardenal en 1969. 110 Manuel Larraín Errázurriz (1900-1966). Obispo de Talca desde 1939 hasta 1966. 111 Helder Pessoa Câmara (1909-1999). Obispo desde 1952. Obispo Auxiliar de Río de Janeiro desde 1952 hasta 1964; desde entonces Arzobispo de Olinda y Recife, donde permaneció hasta 1985, cuando renunció por línite de edad. 112 El Arzobispo de Tucumán, Mons. Juan C. Aramburu; el Arzobispo de Medellín, Mons. Tulio Botero Salzar; el Obispo de Barra do Piraí, Mons. Agnelo Rossi. 113 Cfr. Documenti di Giovanni XXIII per l’incontro di Washington e gli sviluppi della collaborazione apostolica nell’America del Nord, Lettera al Cardinale Cushing e alla Gerrachia degli Stati Uniuti, del Canadà e dell’America Latina. 26.X.1959. En: Notiziario della Pontificia Commissione per l’America Latina, número 2 (Giugno 1963), 36. 114 Egidio Vagnozzi (1906-1980). Delegado Apostólico en los Estados Unidos desde 1958 hasta 1967. Cardenal desde 1967. 100

Mons. Sebastiano Baggio115, Delegado Apostólico en Canadá; Mons. Karl Joseph Alter116, Arzobispo de Cincinnati en cuanto Presidente de la Administrative Board de la N.C.W.C y el Secretario de este organismo, Mons. Paul Francis Tanner117. La Conferencia emanó una declaración final enviada el 5 de noviembre a todos los Obispos de los Estados Unidos y de Canadá, en la que se manifestaban las orientaciones de la conferencia en relación con la obra que se debería emprender en favor de la Iglesia en América Latina: aumento numérico del clero; un ulterior desarrollo de las actividades para la educación de la juventud, con particular atención a los estudiantes latinoamericanos en América del Norte; y una participación más amplia y organizada de los laicos en el campo del apostolado, sobretodo en el caritativo y social. 2.2.1 Sus frutos en Estados Unidos El 18 de noviembre el programa establecido en Washington obtuvo la unánime aprobación de los Obispos Estadounidenses reunidos en la Asamblea anual y el Comité constituido para la preparación de la Conferencia de Washington recibió el encargo de estudiar y ejecutar el programa cuyas líneas generales se habían trazado en la mencionada Conferencia. El 28 de abril de 1960 Mons. Paul Tanner, en una declaración a la prensa, después de haber recordado que la jerarquía de los Estados Unidos se unía con todo el corazón al movimiento de solidaridad deseado por la Santa Sede, anunció la constitución de una oficina para América Latina - Latin America Bureau (L.A.B.)-, que entraba como parte integrante en la National Catholic Welfare Conference (NCWC), bajo la guía de un Comité Episcopal (Episcopal Committee for Latin America), el mismo que había organizado la conferencia de Washington. El nuevo organismo, con sede en Washington, tuvo como presidente el Cardenal Cushing y como director el Sacerdote

115 (1913-1993). Delegado Apostólico en Canadá desde el 12 de marzo de 1959 hasta 1954. Cardenal desde 1969. 116 Karl Joseph Alter (1885-1977). Obispo de Cincinnati desde 1950 hasta 1969. 117 Paul Francis Tanner (1905-1994). En 1965 fue consagrado Obispo titular de Lamasba y en fue nombrado 1968 Obispo residencial de Saint Agustine (Florida), oficio que desempeñó hasta 1979. 101

Juan Considine m.m., experto conocedor de los problemas religiosos de América Latina.118 Desde junio de 1962 se crearon al interno del Episcopal Committee for Latin America cuatro subcomisiones: para las finanzas, para el reclutamiento de personal, para el movimiento de voluntarios laicos (PAVLA), para la cooperación interamericana entre loa obispos y los dirigentes laicos de América del Norte. La colaboración apostólica en los Estados Unidos se manifestó sobre todo con el envío de un significativo número de sacerdotes diocesanos a América Latina. Además de las iniciativas diocesanos merece un lugar importante en esta colaboración apostólica la Pious Society of St. James the Apostle, fundada por el Cardenal Cushing en 1958, que a pocos años de su fundación podía contar varios de sus miembros trabajando en Bolivia, Perú y Ecuador119 2.2.2 Sus frutos en Canadá En Canadá, como fruto de la Conferencia de Washington, se abrió una nueva fase en la colaboración con la Iglesia en América Latina. Juan XXIII escribió a todo el Episcopado canadiense el 23 de noviembre de 1959, recordando las conclusiones tomadas en la mencionada conferencia y animándolo a ponerlas en práctica cuanto antes.120 Los Obispos canadienses respondieron inmediatamente a la solicitud pontificia. El 13 de enero de 1960 enviaron una carta pastoral colectiva a todos los fieles católicos de Canadá. Este documento presentaba un plan de cooperación apostólica, que tiene como punto de partida la dimensión misionera del clero diocesano. En la mencionada carta pastoral los Obispos de Canadá escriben:

118 Cfr. FIORELLO CAVALLI, Programmi e progressi della ripresa cattolica nell’America Latina. En: La Civiltà Cattolica, 1959, II, 592-606, quad. 2616. 119 Cfr. Notiziario della Pontificia Commissione per l’America Latina, número 1 (Aprile 1963), 6-7. Para el 22 de febrero de 1959 el Cardenal Cushing celebró en la catedral de su diócesis la ceremonia de envío de los primeros 15 sacerdotes, quienes a comienzos de marzo se trasladaron a Bolivia para ultimar su preparación en vista del trabajo apostólico y en julio se dirigieron a sus campos de trabajo, la arquidiócesis de Cuzco y la diócesis de Abancay en el Perú y la arquidiócesis de Santa Cruz, en Bolivia. Cfr. FIORELLO CAVALLI, Programmi e progressi della ripresa cattolica nell’America Latina. En: La Civitltà Cattolica, 1959, II, 592-606, quad. 2616. 120 Cfr. Notiziario della Pontificia Commissione per l’America Latina, nùmero 2 (Giugno 1963), 38-39. 102

Solicitaremos sacerdotes de nuestras diócesis [...] para que se ofrezcan generosamente a ejercer el trabajo apostólico en América Latina, pero siempre considerando como su tarea esencial y función fundamental formar la juventud del lugar al sacerdocio y al apostolado laico. Sin renunciar ni a su condición de sacerdotes seculares, ni al título de incardinación, ellos, después de la preparación y el necesario período de adaptación, irán, al menos por un cierto tiempo, a ponerse a las órdenes de un obispo de allá, sobre la línea, por ejemplo, de los acuerdos ya tomados por los sacerdotes de la provincia eclesiástica de Sherbrooke, que cumplen un trabajo tanto fructuoso en Brasil.121 Los Obispos canadienses llamaron numerosos apóstoles laicos y en particular enfermeros, profesores, hombres activos en el campo social, dispuestos a trabajar en América Latina. Declararon abiertas las puertas de los seminarios, de las universidades y de los colegios católicos a los estudiantes latinoamericanos, practicando al mismo tiempo un provechoso intercambio de profesores y de alumnos con América Latina. Se ofreció igualmente acogida a los jóvenes latinoamericanos en los centros católicos de enseñanza media y universitaria y asistencia espiritual a todos los estudiantes latinoamericanos, incluso los que frecuentaran otras instituciones. Los Obispos llamaron toda la Iglesia canadiense a “acercarse siempre más con el pensamiento y con el corazón” a los hermanos de América Latina. Para actuar este programa el Episcopado canadiense instituyó los organismos necesarios. Desde diciembre de 1957 había surgido en el ámbito de la provincia civil de Québec una Comisión Episcopal para la Cooperación Apostólica Canado-Latinoamericana. Dos años después (9 de octubre de 1959) fue extendida a todo el país con el nombre de Comisión Episcopal Canadá-América Latina (C.E.C.A.L.). Perfeccionada su figura jurídica fue luego incorporada orgánicamente en la Conferencia de los Obispos Católicos de Canadá (CECC/CCCB).122 Esta comisión fue presidida por el Arzobispo de Ottawa, con dos Secretarios Generales, uno para el Canadá francés y otro para el Canadá inglés. La CECAL tuvo rápidamente a su servicio, como

121 Carta Pastoral del Episcopado Canadiense. 13 de enero de 1960. Citada por: FIORELLO CAVALLI, Per la ripresa religiosa dell’America Latina. La collaborazione dell’Episcopato degli Stati Uniti e del Canada. En: La Civiltà Cattolica, 1961, I, 483-499, quad. 2657. 122 Por sus iniciales según el francés o el inglés: Conference des évêques catholiques du Canada/Canadian Conference of Catholic . 103

órgano ejecutivo una Oficina Católica Canadiense para América Latina (O.C.C.A.L.), con sede en Ottawa ante el Secretariado General de la Conferencia Episcopal, con el encargo de mantener los contactos con la Pontificia Comisión para América Latina, con el Episcopado latinoamericano mediante el Secretario General del CELAM, con el análogo órgano de la jerarquía de los Estados Unidos, con los prelados, los superiores religiosos y con todas las personas y las instituciones interesadas en el programa de cooperación apostólica.

2.3 Animación y creación de organismos de ayuda en Europa

La CAL ayudó para que en Europa los esfuerzos ya existentes se organizaran en orden a un mejor aprovechamiento de las fuerzas católicas y, además, motivó el surgimiento de nuevas iniciativas. El Papa Juan XXIII dirigió a varios Episcopados cartas invitándolos a considerar apostólicamente la posibilidad que tuvieran para aumentar la ayuda que ya daban en favor de la Iglesia en América Latina. Al Episcopado español fue dirigida una carta pontificia el 17 de noviembre de 1962, a los Obispos de Italia el 24 de noviembre de 1962 solicitando la inmediata cooperación con América Latina, a los Obispos de Holanda el Pontífice se dirigió el 19 de diciembre de 1962 pidiendo una “preciosa ayuda” de sacerdotes, al Episcopado de Bélgica el 13 de enero de 1963, el 31 de enero de 1963 escribió a los Obispos canadienses animándolos a multiplicar sus esfuerzos en favor de la Iglesia en América Latina.123 En todos estos documentos la CAL es llamada a “indicar las necesidades más urgentes” y a asegurar “con oportunas directrices el provechoso desarrollo de la iniciativa”. Como respuesta a las exhortaciones pontificias y con el apoyo de la Pontificia Comisión se originó un movimiento de solidaridad con América Latina que dió vida, en diversos países, a organismos episcopales y a varias iniciativas en favor de la Iglesia latinoamericana.

123 Todos las cartas de Juan XXIII a los Episcopados de Alemania, Italia, Irlanda, Suiza, España, Holanda, Belgica se encuentran publicados en: Notiziario della Pontificia Commissione per l’America Latina, numero 2, (Giugno 1963), 45-58. En total son seis cartas al Episcopado alemán, dos cartas al Episcopado italiano, una al Episcopado irlandés, una al Episcopado francés, una al Episcopado suizo, una al Episcopado español, una al Episcopado holandés y una al Episcopado belga. 104

2.3.1 Belgica. Comisión Episcopal Belga para América Latina Su actividad se centraba principalmente en el Collegium pro America Latina, fundado en 1953, que recogía los jóvenes sacerdotes y seminaristas que realizaban sus estudios en la Universidad Católica de Lovaina y recibían una preparación específica al apostolado en América Latina en el Centro Latinoamericano, que apoyaba al Colegio en esta tarea.124 A finales de 1962 comenzó a funcionar un Secretariado para la cooperación de los laicos, que se propuso enviar laicos a América Latina para un compromiso apostólico al servicio directo de la Iglesia o en el desempeño de las comunes actividades profesionales, sobre todo al lado de los sacerdotes del Colegio ya presentes en muchas diócesis latinoamericanas. Ya para octubre de 1962 el Colegio contaba en América Latina 71 sacerdotes (57 belgas, 6 holandeses, 3 franceses y siete de otras nacionalidades); en Europa 15 sacerdotes estudiantes (10 belgas, 3 alemanes, 1 español, 1 holandés) y 84 seminaristas (68 belgas, 6 del Brasil, 3 franceses, 2 de Luxemburgo y 5 de otras nacionalidades). En total 86 sacerdotes y 84 seminaristas. Con motivo de la carta pontificia del 13 de enero de 1962, que exhortaba el Episcopado belga a aumentar la ayuda a la Iglesia en América Latina, los Obispos, reunidos en Conferencia el 16 de febrero de ese año acordaron dar una organización estructural a la colaboración con los Episcopados latinoamericanos. 2.3.2 España. Comisión Episcopal de Cooperación Sacerdotal Hispano-Americana125 El rápido crecimiento de la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispano-Americana originó la institución de una Comisión Episcopal

124 Cfr. Collegium pro America Latina. Situacion au 30 Avril 1954. Relación que presentó el Padre A. Sireu, responsable del Colegio al Cardenal van Roey, Arzobispo de Malines. En: Arch. PCAL, IA, America Latina, Commissione Pontificia, Belgio. Circa il Seminario per l’America Latina; Arch. PCAL, IA, America Latina, Commissione Pontificia, Collegio per l’America Latina in Lovanio; ABBÉ WERNER PROMPER, Le College pour l’Amerique Latine de l’université de Louvain. Ectrait du Bulletin de l’Union du Clergé, Bruxelles, octobre 1959. 125 Comisión Episcopal de la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispano Americana, Madrid. Es una folleto que contiene una síntesis histórica de la OCSHA y los reglamentos de la Obra. En: Arch. PCAL, IA, America Latina, Commissione Pontificia, Obra de Cooperación Sacerdotal (OCSHA). En esta misma carpeta se encuentra algunas comunicaciones entre la Comisión Episcopal de la OCSHA y la Obra de las diócesis vascongadas en orden a la unificación de esfuerzos para la cooperación misionera en favor de América Latina. 105 en 1953 que dirigiera la obra. Esta Comisión poco a poco extendió sus actividades a otros campos de colaboración apostólica en favor de los países latinoamericanos. La Comisión Episcopal tomó bajo su cuidado el Colegio Sacerdotal de la OCSHA, fundado en Madrid en 1952 para la preparación de los sacerdotes al futuro ministerio en América Latina; en 1954 instituyó el Seminario Teológico en Madrid, exclusivamente para los candidatos de la OCSHA. En 1957 incorporó a la OCSHA el Colegio Mayor de San Vicente de la Pontificia Universidad de Salamanca. La OCSHA, expresión de todo el Episcopado español, buscó la concientizacion de todos los católicos del país mediante la institución de la jornada nacional de las vocaciones para América Latina, que se celebraba el segundo domingo de febrero de cada año. Poco después la Iglesia en España comenzó a celebrar cada año una Jornada, prevista para el primer domingo de marzo en el calendario litúrgico, para recordar a los fieles las implicaciones evangelizadoras entre las Iglesias locales de España y de América Latina. Se conoce por el nombre del “Día de Hispanoamérica”. Se resalta con particular significación en este día la cooperación misionera de los miles de sacerdotes diocesanos que, acogiéndose al servicio de la OCSHA, han salido de España para trabajar como misioneros en otras comunidades cristianas más necesitadas. Al lado de la OCSHA se desarrolló la Obra de Cooperación Apostólica Seglar Hispanoamericana (OCASHA), con el fin de preparar y enviar cooperadores laicos a varios países latinoamericanos. Otro organismo de cooperación apostólica que surgió en España fue la Obra Católica de Asistencia Social a los Estudiantes Iberoamericanos (OCASEI), constituida a finales de 1961 para atender a la numerosa cantidad de estudiantes que de América Latina llegaban especialmente a Madrid. Todas estas obras dependían de la Comisión Episcopal de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana, que en 1966 fue reestructurada por la Conferencia Episcopal Española y pasó a ser la Comisión Episcopal de Cooperación Apostólica Diocesana con el Exterior (CECADE) con la tarea de promover y coordinar la ayuda en personal, eclesiástico y laico, a las Iglesias de las varias naciones del mundo. Para América Latina comprendía las siguientes obras: OCSHA, OCASHA, OCASEI y el Instituto de Adaptación Pastoral 106

Latino Americano (IAPLA), para la formación de los sacerdotes, religiosos y religiosas y laicos destinados a los países latinoamericanos. 2.3.3 Alemania. Misereor y Adveniat El Episcopado de Alemania occidental, acogiendo generosamente la invitación de la CAL, en la conferencia de Fulda del 29-31 de agosto de 1961 decidió una especial colecta en favor de las obras apostólicas de América Latina. Esta colecta se unía a la colecta Misereor, organizada desde 1958 en cuaresma para la lucha contra el hambre y las enfermedades en el mundo y con la cual se estaban apoyando ya algunas obras sociales en varios países de América Latina. Para lanzar la colecta y distribuir los fondos, en la reunión de Fulda de 1961 fue constituída una Bischöfliche Kommission für Lateinamerika, presidida por el Obispo de Essen, Mons. Franz Hengsbach y compuesta por otros tres miembros: el Obispo de Aquisgran, Mons. Johannes Pohlschneider126; el Obispo de Trier, Mons. Matthias Wehr127 y por el Obispo de Würzburg, Mons. Josef Stangl128. La nueva colecta, instituida con una carta pastoral colectiva en el adviento de 1962 y por esto denominada Adveniat, tuvo gran acogida entre los católicos alemanes. Los recursos que la colecta ha generado han sido destinados principalmente para los seminarios y seminaristas de América Latina y, en un primer período, para las instituciones que en Europa atendían a la formación de clero para ese Continente. En los años sucesivos los dineros de la colecta Adveniat se destinaron para el mantenimiento de los seminarios y el sostenimiento de los seminaristas de América Latina, para sostener las escuelas católicas, las obras catequísticas y para la formación de los colaboradores laicos, para la construcción de templos, casas parroquiales y para la adquisición de vehículos para la pastoral. Adveniat logró también constituir varias becas para sostener seminaristas de los seminarios mayores de América Latina durante todo el curso de los estudios filosóficos y teológicos.

126 Johannes Pohlschneider (1899-1981). Obispo de Aquisgrán (Aachen) desde 1954 hasta 1974. 127 Mattias Wehr (1892-1967). Obispo de Trier desde 1951 hasta 1966. 128 Josef Stangl (1907-1979). Obispo de Würzburg desde 1957 hasta 1979. 107

En Alemania también se instituyó la Zentralstelle für Entwicklungshilfe. Fundada en 1962, con estatutos propios aprobados por la Conferencia Episcopal alemana. Tenía por finalidad recoger, estudiar y coordinar las gestiones de entes eclesiásticos para la solicitud y para el empleo de los subsidios de parte del gobierno de la República Federal de Alemania en el campo de la salud, de la información, de la educación y de la formación profesional en los países en vía de desarrollo. El plan de distribución de las ayudas para el mantenimiento de los varios proyectos eran establecidos por los miembros del Centro y enviado a las competentes autoridades estatales para la concesión de las ayudas. 2.3.4 Francia. Comité Episcopal Francés de Ayuda a América Latina En respuesta a la carta pontificia del 25 de septiembre de 1961, el Episcopado francés procedió a constituir un comité para el estudio de las posibilidades de una colaboración en favor de la Iglesia en América Latina. En marzo de 1962 la Asamblea de los Cardenales y de los Arzobispos franceses decidió constituir un comité de ayuda, que se denominó Comité Épiscopal Français d’Aide à l’Amerique Latine. Su primer director fue Mons. Guy-Marie-Joseph Riobé129, coadjutor de Orleans y como miembros contaba Mons. Pierre Marie-Joseph Veuillot130, coadjutor de París; Mons. Jacques Ménager131, Obispo de Meaux; Mons. Julien Gouet132; Mons. Roger Etchégaray133; el Reverendo Padre Armand Le Bourgeois, Superior de los Eudistas; y el canónigo Fernand Boulard.

129 Guy-Marie-Joseph Riobé (1911-1978) Obispo desde 1961. Coadjutor de Orleans desde 1961 hasta 1963. Desde entonces obispo residencial de la misma diócesis hasta 1978. 130 Pierre Marie-Joseph Veuillot (1913-1968). Obispo desde 1959. Desde 1961 arzobispo coadjutor de París hasta 1966. En 1966 pasa por sucesión a ser arzobispo de París, cargo que desempeña hasta 1968. Creado cardenal en 1967. 131 Jacques-Eugène-Louis Ménager (1912-1998). Obispo desde 1955. Obispo de Meaux desde 1961 hasta 1973. 132 Victor-Julien-André Gouet (1910-1988). Nombrado en 1966 obispo auxiliar de París, cargo que desempeñó hasta 1982. 133 Roger Marie Élie Etchegaray (1922). El 29 de marzo de 1969 fue nombrado obispo auxiliar de París. El 22 de diciembre de 1970, arzobispo de Marseille. Creado cardenal el 30 de junio de 1979. El 8 de abril de 1984 fue nombrado presidente del Pontificio Consejo “Cor Unum” y del Pontificio Consejo Justicia y Paz, cargos que desempeñó hasta el 2 de diciembre de 1995 y 24 de junio de 1998 respectivamente. 108

Este comité sugirió después al Episcopado francés la idea de constituir un comité más amplio, con la intención de ayudar también otros territorios religiosamente necesitados. Nació así la Comisión Episcopal para las misiones en el exterior, de la cual el comité para América Latina pasó a ser una sección. La ayuda del Episcopado francés se orientó básicamente a la promoción de actividades que contribuyeran a la formación de los cuadros eclesiásticos y políticos locales: seminarios, universidades y movimientos de Acción Católica. Para 1962 Francia podía contar: 13 sacerdotes ya en misión en América Latina desde antes de la constitución del Comité, más 7 enviados posteriormente. Para marzo de 1963 se contaban 8 sacerdotes en Brasil, 5 en Chile, 5 en Perú, 2 en Venezuela. Para esa misma fecha estaba prevista la salida de otros 15 en el curso de 1963 y de 4 en 1964, con un total de 44.134 2.3.5 Italia. Comité Episcopal Italiano para América Latina Ya en el acta de la 22ª reunión de la CAL celebrada el 10 de junio de 1960 se proyectó interesar el Episcopado italiano en el gran movimiento de solidaridad en favor de la Iglesia latinoamericana. Se pensó en hacer gestiones ante el Obispo de Bérgamo y ante el Obispo de Ascoli-Piceno. En la 24ª reunión, el 19 de octubre del mismo año, se tuvo noticia de la respuesta negativa de la diócesis de Bérgamo y se comunicó la propuesta del Obispo de , Mons. Giuseppe Carraro135. Mons. Carraro presentó el proyecto de fundar un nuevo seminario en su diócesis, para formar sacerdotes para América Latina. Con cartas del 8 y del 19 de agosto sugería que se aprovechara de la construcción ya terminada para la educación y formación de un grupo de seminaristas italianos deseosos de ir a ejercer el ministerio en América Latina, prospectando la eventualidad que la Pontificia Comisión contribuyera para la construcción de un pabellón, para dedicarlo exclusivamente a un seminario para América Latina.136 Fue este el origen del Seminario para América Latina “Nuestra Señora de

134 Cfr. Notizaitio della Pontificia Commissione per l’America Latina, numero 1 (Aprile 1963), 10-11; Consejo Episcopal Latinoamericano, Boletín Informativo, número 66 (Agosto 1963), 286. 135 Giuseppe Carraro (1899-1980). Obispo desde 1952. Obispo de Verona desde 1958 hasta 1978. 136 Cfr. Seminario di Verona. En: Arch. PCAL, IVG, vol. 21-45. 109

Guadalupe”, que bajo la dirección de dos sacerdotes latinoamericanos se inauguró en octubre de 1961 con 18 alumnos de teología: tres de Verona, tres de Como, dos de Bobbio, dos de Vittorio , dos de Udine y uno respectivamente de Venecia, , Trento, Saluzzo, Bergamo y Recanati. El 29 de noviembre de 1962 fue solemnemente colocada la primera piedra del edificio que se proyectó con capacidad para hospedar a 150 seminaristas. La CAL estuvo siempre muy interesada en esta obra, la Sagrada Congregación de los Seminarios se preocupó del Instituto en lo relativo a la materia de su competencia y el Obispo de Verona fue el ferviente patrocinador de la obra. Los medios para la construcción provenían de los católicos alemanes y los recursos para el mantenimiento fueron ofrecidos por las Religiosas, sobre todo de Italia. Con el apoyo de la Congregación de los Religiosos, el 20 de enero de 1963 se envió una circular a las Superioras Generales de Italia solicitándoles la cooperación para el mantenimiento del nuevo seminario a la cual las Comunidades Religiosas respondieron con generosidad, lo que permitió el normal funcionamiento de la casa. En 1964 se inauguró el nuevo edificio construido con el apoyo de la CAL, para esta ocasión Pablo VI envió un radiomensaje, que transcribimos en su parte central: La iniciativa, promovida por la Santa Sede y emprendida por la Pontificia Comisión para América Latina en 1961 no sin algún temor y trepidación, ha encontrado amplia comprensión y cordial correspondencia. El Episcopado Italiano ha ofrecido jóvenes aspirantes al sacerdocio, prometentes esperanzas del mañana; la generosidad de la Diócesis de Verona ha puesto a disposición el terreno; y otros benefactores, entre los cuales especial mención merecen el Episcopado Alemán y el Señor Cardenal Arzobispo de Boston, han proveido a la construcción del edificio. El Seminario “Nuestra Señora de Guadalupe”, compuesto de amplios locales y con modernos equipos, puede ahora absolver su compromiso formativo y será, lo esperamos de corazón, cuna de generosos apóstoles y heraldos del Evangelio. Ese es también destinado a acoger, para breves Cursos de preparación intensiva, aquellos generosos sacerdotes que, dotados de los necesarios requisitos, se disponen a transferirse a América Latina para ejercer allí el apostolado. Sacerdotes sensibles a la llamada de Nuestro venerable predecesor Juan XXIII, el cual dirigiéndose al Cardenal Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, después de haber bendecido “la grandiosa y providente empresa del Seminario Nuestra Señora de Guadalupe”, afirmaba: “Es Nuestro deseo que sean atentamente consideradas también otras posibles formas de inmediata cooperación sacerdotal de concretarse con el envío de sacerdotes bien preparados”. 110

Ministerio comprometedor, que requiere generosidad, constancia, espíritu de sacrificio. Bien se dió cuenta de esto el Comité Episcopal Italiano para América Latina (C.E.I.A.L.), el cual esta escogiendo y cualificando las personas de enviarse en aquel Continente, mientras está en vía de actuación un programa de asistencia, principalmente espiritual, a los sacerdotes que ya están en el lugar. Admirando el continuo incremento de iniciativas y la obra incesante de estímulo, iluminación y coordinación que el Comité Episcopal Italiano para América Latina está desarrollando entre las parroquias, las asociaciones de apostolado de los laicos, los seminarios en favor de aquel Continente, no podemos no alegrarnos. La unión y la colaboración fraterna entre las Diócesis italianas y las de Latinoamérica –vista en la prospectiva del espíritu renovador del Concilio Ecuménico- constituirá para todos un valido enriquecimiento: llamará los sacerdotes a la consideración siempre más atenta de sus deberes de apostolado; hará los fieles siempre más conscientes de su pertenencia a la Iglesia universal, en la cual, superando los estrechos límites del espacio, se sientan comprometidos todos para uno y uno para todos, porque todos hijos del mismo Padre Celeste; los invitará a mayor generosidad para las necesidades urgentes de los hermanos, soportando unos el peso de los otros para el pleno cumplimiento de la ley de Cristo (cfr. Gal. 6,2). A tanto fervor de obras aseguramos Nuestra oración, para que este “sensus Ecclesiae” se consolide y se desarrolle, para que se afirme la deseada conciencia de solidaridad en la obra de la Redención: continúen las “ayudas tan encomiables y todavía necesarias de hombres y medios” (Su Santidad Pablo VI, Homilía en honor de los Mártires de Uganda, 18 de octubre de 1964), se extienda la acción santificadora de la Iglesia, y se actué el diseño de Dios para la salvación de tantas almas, hoy privadas de asistencia espiritual por la falta de obreros del Señor. Nuestra felicitación va en este momento al venerable Hermano Nuestro el Cardenal Carlo Confalonieri, que, en cuanto Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, sabe tan fructuosamente coordinar las iniciativas de los varios Países; va al celoso Pastor de la venerable Iglesia de San Zeno y Presidente del Comité Episcopal Italiano para América Latina, que con tanta inteligencia y dedicación dirige el movimiento italiano, y a los beneméritos Presules de las organizaciones similares de otras Naciones; Nuestro aplauso de animación va una vez más a Nuestros Hermanos del Episcopado Italiano, que ofrecen sus óptimos jóvenes a los Obispos Latinoamericanos para una causa tan santa; a los insignes Benefactores, y a cuantos han cooperado al cumplimiento de la nueva sede del Seminario; a los queridos Superiores y alumnos, a los Sacerdotes presentes al III Curso de Preparación.137

137 PAOLO VI, Radiomensaje al Seminario “Nuestra Señora de Guadalupe” en Verona, 8 de noviembre de 1964. 111

Otra iniciativa promovida por la Conferencia Episcopal Italiana fue la realización de un centro para el envío de sacerdotes a América Latina, una “Citadella Apostolica” que se debería instituir en Pozzuoli, particularmente intersado en este proyecto se mostró el Cardenal Alfonso Castaldo, Arzobispo de Nápoles.138 Como respuesta a la carta pontificia del 24 de noviembre de 1962, que Juan XXIII dirigió al cardenal Giuseppe Siri139, Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el 2 de diciembre de 1962 la CEI decidió constituir un Comité Episcopal para América Latina (CEIAL), presidido por Mons. Giuseppe Carraro, obispo de Verona. El CEIAL seguía, por medio del Secretario General, la preparación de los sacerdotes diocesanos y religiosos destinados a los países latinoamericanos y, por medio del comité de los laicos para América Latina, seguía la selección y el envío de laicos. Responsabilidad del CEIAL era también seguir las actividades del Seminario Italiano Nuestra Señora de Guadalupe (San Massimo – Verona). 2.3.6 Suiza. Representante de la Conferencia Episcopal Helvética para la ayuda a América Latina La Conferencia Episcopal de Suiza, en consideración a la presencia de un buen número de sacerdotes suizos en Colombia, en 1953 reconoció el Decanato por ellos constituido. Sucesivamente el Episcopado suizo destinó una parte de la colecta cuaresmal de 1962 (casi 300.000 francos suizos) para la construcción de la catedral de Reyes en Bolivia y para ayudar ocho seminarios latinoamericanos. Además, algunos cupos fueron ofrecidos a jóvenes latinoamericanos en un seminario suizo. En la asamblea plenaria de julio de 1967 la Conferencia Episcopal designó a Mons. Willy Fillinger como su delegado ante los organismos europeos de ayuda a la Iglesia en América Latina140.

En:http://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/speeches/1964/documents/hf_p- vi_spe_19641108_seminario-verona_it.html 138 Alfonso Castaldo (1890-1966). Obispo desde 1934. De 1950 a 1958 Arzobispo coadjutor de Nápoles. Arzobispo de Nápoles desde 1958 hasta 1966. Creado cardenal en 1958. 139 Giuseppe Siri (1906-1989). Obispo desde 1944. Desde 1944 hasta 1946, Obispo auxiliar de Genova. Desde 1946 hasta 1987, Arzobispo de Genova. Creado cardenal en 1953. 140 Cfr. FIORELLO CAVALLI, Per la ripresa religiosa dell’America Latina. La collaborazione dell’Episcopato d’Europa. En: La Civiltà Cattolica, 1960, IV, 379-393, quad. 2650. 112

2.3.7 Austria El Episcopado austriaco en la asamblea del 2-3 de abril de 1963 dedicó su atención al problema de la colaboración apostólica en favor de América Latina. De los fondos de la colecta Aktion Brüder in Not fue destinada una ayuda, entre otros, para el seminario de Salta en Argentina y para obras en Chile. 2.3.8 Irlanda De Irlanda salieron para Latinoamérica varios sacerdotes, los cuales se apoyaron en la Sociedad irlandés de San Columbano, que ya tenía allí algunas fundaciones. Los esfuerzos del Episcopado irlandés fueron animados por Juan XXIII, que el 14 de diciembre de 1960 escribió a todos los Obispos irlandeses una carta manifestando la necesidad de unir esfuerzos para apoyar la renovación católica de América Latina.141 2. 3.9. Malta La arquidiócesis de Malta, particularmente rica de clero, respondió también a la exhortación de la Santa Sede en favor de la Iglesia en América Latina. 2.3.10 Holanda. Campaña de Cuaresma del Episcopado Holandés (Bisschoppelijke Vastenactie Neerland). Holanda, especialmente después de la encíclica Fidei Donum demostró una generosidad extraordinaria en el ofrecer sacerdotes a otros países, para 1963 contaba casi mil en América Latina, sobre todo en Brasil. También el Episcopado holandés recibió la exhortación de Juan XXIII. En los años 1961-1962 una parte de la colecta para las misiones fue destinada a sostener las obras de la Iglesia en varios países latinoamericanos. La colecta cuaresmal, a partir de 1963, también fue parcialmente destinada a obras apostólicas allí; los fondos recogidos con esta campaña, lanzada por primera vez en 1961, estaban destinados a la lucha contra la ignorancia, el hambre y las enfermedades en los países en vía de desarrollo, con preferencia por las iniciativas encaminadas a remediar las causas de estos males. El

141 Cfr. Carta de S.S. Juan XXIII al Cardenal D’Alton y al Episcopado irlandés. 14 de diciembre de 1960. En: Notiziario della Pontificia Commissione per l’America Latina, numero 2 (Giugno 1963), 52-53. 113 plan de distribución de las ayudas fue establecido por la Conferencia Episcopal de Holanda, que creó un comité encargado de la Obra.

3. La CAL y el refuerzo orgánico de las estructuras fundamentales del catolicismo latinoamericano

Para la Pontificia Comisión para América Latina, como ya indicado también en las conclusiones de Río de Janeiro, era claro que en el desarrollo de las fuerzas internas estaba la solución fundamental y definitiva de los problemas religiosos de América Latina. Este desarrollo podía venir en gran medida con la llegada de sacerdotes, religiosos, religiosas y colaboradores laicos de otros países conscientes de hacer parte de una gran campaña vocacional y de mantener una viva campaña en favor de las vocaciones que llevaría, con el tiempo, a la solución definitiva de los graves problemas religiosos de América Latina. Pero era igualmente claro que el desarrollo de las fuerzas internas dependía también, en no poca medida, de los medios económicos, que jugaban su parte de importancia en la formación y en la multiplicación de los actores de la renovación católica del continente. Por esto la CAL no dudó en dirigirse a los Episcopados de América del Norte y de Europa para solicitarles ayuda financiera siempre más adecuada a la amplitud y gravedad de las necesidades. La positiva aceptación que esta iniciativa encontró obligó a pensar en el modo más apropiado de emplear los aportes económicos a disposición de tal forma que se asegurara el máximo de su rendimiento y, contemporáneamente, obligó a idear las estrategias necesarias para asegurar que los benefactores se comprometieran a mantener y a aumentar las ayudas en los años futuros. Para este doble fin, respetando plenamente la libertad de los donantes que preferían recibir ellos mismos las solicitudes, elegir las que consideraban debían y podían satisfacer y distribuir según el propio juicio las ofrendas, la CAL consideró un deber suyo poner a disposición de los donantes las informaciones que poseía y las indicaciones de los Dicasterios de la Curia Romana, teniendo presente las necesidades que más obstaculizaban el proceso de renovación del catolicismo latinoamericano. 114

En esta línea se inscriben las ayudas de los Episcopados europeos y norteamericanos ya mencionados. La solicitud de la CAL por sacar el máximo provecho de las ayudas económicas se hizo más patente en la parte que de las ayudas económicas ella disponía directamente: el fondo CAL.

3.1 El Fondo CAL

El Fondo-CAL, originalmente, fue un fondo de un millón de dólares del que, a partir de la reunión de Washington y por disposición de Juan XXIII ad quinquennium, la CAL dispuso para apoyar el sostenimiento y el desarrollo de las obras apostólicas en América Latina. Esta suma se obtenía: 5% de las colectas hechas en Estados Unidos para las Misiones y la Obra de la Santa Infancia; una contribución de la Catholic Near East Welfare Association - CNEWA; y 5% de la colecta para la Home . Durante los primeros tres años se añadió una contribución de los Obispos de Estados Unidos, que se comprometieron a dar ellos mismos cuanto era necesario para que esta suma llegara a un millón de dólares. La primera contribución para tal integración fue dada por el Cardenal Joseph Spellman142 que inmediatamente giró cien mil dólares, un acto de generosidad que se añadía a los muchos por él cumplidos en favor de América Latina. Después, dado que las cuatro cuotas fueron suficientes para formar el fondo de un millón de dólares, el aporte de los Obispos estadounidenses ya no se necesitó. Pasados los primeros cinco años, Pablo VI concedió la prorroga por otros cuatro años.143 Los criterios que en esta primera etapa de la CAL (1958-1968) se utilizaron para la distribución de los dineros del “Fondo CAL” fueron los siguientes: - eran tomadas en consideración solamente las solicitudes presentadas por las Conferencias Episcopales Nacionales. - la distribución se realizaba según criterios de justicia y de equidad, teniendo presente diócesis, clero, católicos, necesidades de cada país.

142 Joseph Spellman (1889-1967). Obispo desde 1932. Obispo auxiliar de Boston desde 1932 hasta 1939. Arzobispo de New York desde 1939 hasta 1967. Creado cardenal en 1946. 143 Sobre la constitución del l Fondo-CAL: Arch.PCAL, IB, Fondo CAl, vol. 1,2 y3. vol. IV: primo esercizio finanziario 1960-1961. Este fondo se fue poco a poco aumentando de modo que en pocos años ya la suma superaba el millón de dolares. Cfr. Arch.PCAL, Esercizio Finanziario, 1961-2007. 115

- las solicitudes debían ser presentadas a la CAL por las Conferencias Episcopales Nacionales cada año, a más tardar en octubre; la CAL las enviaba para un primer examen al CELAM, que tenía así modo de considerarlas en su reunión anual de noviembre; el CELAM manifestaba su opinión y enviaba su solicitud; a más tardar en marzo del año siguiente la CAL formulaba el plan de distribución y consultaba en propósito a quien de deber y competencia. Normalmente en mayo, a través de los Representantes Pontificios, comunicaba a las Conferencias Episcopales el plan definitivo, el cual entraba en vigor el 1º de julio. Luego, a través de los Representantes Pontificios, se hacían llegar las contribuciones establecidas. Las ayudas provenientes de Adveniat y de Misereor, de los Estados Unidos y de la Obra del Padre van Straaten (Kirche in Not)144 eran administradas directamente sin pasar por la CAL. En la distribución de las ayudas económicas la CAL procuró que prevaleciera siempre la consideración de los tres puntos fundamentales establecidos en la Conferencia de Río de Janeiro: clero y vocaciones; instrucción religiosa; acción social.

3.2 La ayuda económica para el aumento y la formación del clero

Para solucionar el grave problema de la escasez de clero fueron destinadas: 1) las ayudas en favor de las campañas y de las obras pontificias para las vocaciones sacerdotales y religiosas, y 2) las ayudas concedidas a los seminarios y a los seminaristas. Ambas con el doble fin de alcanzar un aumento numérico y una mejor formación de los futuros sacerdotes. Se proveyó así a la construcción, a la ampliación y a la reparación de los edificios de muchos seminarios latinoamericanos (con estas ayudas por ejemplo surgió en Recife (Brasil) un seminario mayor para 300 alumnos de 19 diócesis del territorio de la costa nort-oriental del país); a ayudar los alumnos de los seminarios mayores, incluidos los colegios Pío Latinoamericano y Pío Brasiliano de Roma con 300 becas en el bienio 1960-1962, que pasaron a 800 en 1962-1963, y que fueron aumentando de año en año. La primera colecta Adveniat puso a disposición de América Latina en 1962 cerca de 24 millones de marcos, destinados casi por entero a tal fin no sólo en Latinoamérica sino también en Europa al

144 En sus comienzos esta obra fue conocida por el nombre de su fundador, así aparece registrada en los primeros fondos que de ella se encuentran en el Archico de la Pontificia Comisión para América Latina. Cfr. Arch.PCAL, Opera del P. V. Straaten. 116 sostenimiento de las instituciones que proveían a formar clero para América Latina. Siempre en esta línea se deben anotar las becas ofrecidas en los seminarios de los Estados Unidos y de Canadá a un crecido número de jóvenes latinoamericanos; las becas ofrecidas por los Institutos religiosos femeninos de Roma y destinadas a sacerdotes latinoamericanos que perfeccionaban sus estudios en universidades romanas; y las becas del Instituto catequístico Lumen Vitae de Bruselas.145

3.3 La ayuda económica para la Instrucción religiosa

En el campo de la instrucción religiosa las ayudas económicas, empleadas en medida más reducida, permitieron la difusión a precios populares de textos bíblicos catequísticos, la organización de cursos intensivos para la formación de profesores de religión, la erección del Instituto Latinoamericano de Catequesis (ICLA) dependiente de la Universidad Católica de Santiago de Chile, iniciativa que se debe al Comité Latinoamericano de la Fe (CLAF). Igualmente se inscriben en esta línea las becas concedidas por el Episcopal Committee of the Confraternity of Christian Doctrine para los cursos organizados en San Antonio Texas y los numerosos cursos de preparación específica en catequesis para sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos realizados en varias naciones y ciudades de América Latina con la ayuda del mencionado Comité.146

3.4 La ayuda económica para la acción social

Las ayudas de la CAL permitieron sostener notablemente el desarrollo y el perfeccionamiento de los organismos a los cuales era confiada la acción social de la Iglesia, con particular atención por las estructuras de la Acción Católica, como el Secretariado Interamericano de Acción Católica (SIAC), la Confederación Interamericana de Acción Social (CIASC), la Juventud Obrera Católica (JOC). Para esto la CAL participó activamente en la

145 Cfr. CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, Boletín Informativo, número 66 (Agosto 1963), 292-292. 146 Cfr. CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO, Boletín Informativo, número 66 (Agosto 1963), 292. 117 promoción y apoyo de importantes congresos de dimensión latinoamericana. A modo de ejemplo podemos citar la atención prestada para formar dirigentes católicos al interno de los movimientos obreros (Bolivia, Chile, Brasil, El Salvador); el impulso dado a las fuerzas católicas en el campo de los medios de comunicación social. Considerable y digno de mención es el apoyo dado a la actividad radiofónica de las estaciones católicas de México, Honduras, Costa Rica, Panamá, República Dominicana, Haití y a las escuelas radiofónicas católicas de Colombia y Nicaragua. En el sector de la educación, merecen ser mencionadas las 40 becas de perfeccionamiento en universidades del exterior concedidas entre 1960 y 1961 a jóvenes profesores latinoamericanos; los subsidios a las universidades católicas (Universidad Iberoamericana, Universidad Femenina de Puebla, Universidad Católica de Managua) y a la pensión para eclesiásticos que frecuentaban la Universidad Católica de Bogotá; las becas para los estudiantes latinoamericanos en el exterior. En el campo de la prensa se apoyaron periódicos, revistas y agencias de información como Noticias CIC de Lima y asociaciones católicas. La CAL daba así una contribución significativa para solucionar el grave problema de la falta de un laicado católico preparado y capaz de influir en la sociedad y tan necesario en el momento en que escaseaba el clero. A modo de conclusión de este apartado citamos la parte conclusiva del informe que de la CAL dió Mons. Samoré en 1968: No a título de vanagloria, sino para animar y sostener el trabajo por realizar, se podría concluir la reseña hasta aquí hecha diciendo que desde cuando, por impulso de la Santa Sede, el “movimiento América Latina” se hizo realidad, múltiples y variadas han sido las ayudas ofrecidas por las diócesis europeas y norteamericanas en favor de las diócesis, parroquias e institutos de América Latina. No es exagerado afirmar que, desde cuando existe la P. Comisión para América Latina, un aporte de cerca cientoveinte mil millones de liras (Lit. 120. 000. 000. 000) ha llegado a la Iglesia en América Latina: escuelas, hospitales, dispensarios, lugares de culto, medios de comunicación social y obras varias. A este punto se impone una reflexión sobre la principal característica del movimiento de colaboración apostólica al cual la Santa Sede ha dado vida e impulso. Es oportuno subrayar el carácter esencialmente subsidiario que 118

caracteriza al movimiento; el problema es que éste sirva, en la mayor medida posible, a revigorizar y a multiplicar las energías con las cuales la Iglesia en América Latina un día proveerá suficientemente a sí misma (de resto no es extraño el caso en que ya hoy una u otra nación latinoamericana ayuda en otras partes de América Latina). La mencionada característica configura y debe configurar los esfuerzos de los Episcopados e Institutos Religiosos que intervienen enviando personal o con ayuda económica; solamente así unos y otros persiguen un objetivo en sí mismo justificable y posible de alcanzar. Ni uno ni otro pueden pensar en una función resolutiva mediante un proceso de sustitución. Otro aspecto del movimiento es que ese pone en evidencia el compromiso de la Iglesia Universal de sostener uno de sus sectores más particulares. Y esto con el aporte no sólo de los Institutos Religiosos, sino también de los Episcopados de otras naciones y continentes, y por consiguiente de sus diócesis en cuanto tal. El movimiento ha superado la fase de las ayudas esporádicas e individuales, para pasar a la de un apoyo orgánico y codificado. Se trata de una solidaridad que compromete Obispos, Sacerdotes, Religiosos, Religiosas y Laicos, llamados a una contribución económica o a un servicio personal sobre el territorio necesitado, en la línea del que prestan los Sacerdotes diocesanos. Y a propósito de Laicos, es bueno recordar que al menos dos Organismos nacionales se interesan de ellos sistemáticamente: en los Estados Unidos y en Italia el Movimiento Laici- CEIAL. Este sector es todavía susceptible de mejoramientos; de otra parte, conviene proceder con prudencia, siendo evidentes las dificultades y los peligros. Quiera el Señor que no esté lejos el día en que la iluminada visión del Papa Pío XII sea una feliz realidad y tenga cumplimiento su visión de sabor profético: “Reddet aliquando haec America Latina universae Christi Ecclesiae, cum exspectato felicissimo molimine usa fuerit magni numeri et ponderis viribus, quae quidem quodammodo videntur expetere sacerdotalem manum, ut in Dei honorem et cultum, in Christi Regni incrementum prosiliant”.147

147 PONTIFICIA COMISSIONE PER L’AMERICA LATINA, Organizzazione – Norme, Roma, 1º gennaio 1968, ff. 16-17. 119

Capítulo IX

Relaciones CAL – CELAM.

Las relaciones con el CELAM constituían un punto central en las actividades de la CAL. En efecto, las normas por las que se regía la Pontificia Comisión le indicaban como su principal finalidad el seguir las actividades del CELAM y tener contacto permanente con él, principalmente a través de su Secretario General. Así, pues, la CAL dedicó sus esfuerzos a apoyar las actividades del CELAM en procura de dar soluciones a las necesidades pastorales de la Iglesia en el Continente. Este mutuo esfuerzo lo podemos distinguir en dos modalidades: de una parte, el esfuerzo del CELAM y de la CAL para revitalizar las organizaciones católicas existentes en América Latina y generar nuevas iniciativas que permitieran la unión de las fuerzas católicas existentes para hacer más eficaz su acción; de otra parte, el apoyo prestado por la CAL al CELAM en la sensibilización de los católicos de Europa y de América del Norte hacia los problemas de la Iglesia en Latinoamérica. Sensibilización que se concretizó en la creación de Organismos de ayuda a la Iglesia del Continente.

1. La revitalización de las fuerzas católicas de América Latina

La CAL persuadida de la inmensa importancia que tenía para toda la Iglesia la renovación de la vida católica en América Latina, demostró desde el comienzo gran atención a la actividad y al servicio que en este sentido prestaba el CELAM. Por tanto se preocupó desde el principio para que el Consejo Episcopal Latinoamericano perfeccionara sus estructuras y para que su funcionamiento respondiese siempre mejor a los fines para los cuales había sido constituido. El CELAM era el fruto excelente de la primera Conferencia General del Episcopado y el principal Órgano de renovación y potenciamiento de las fuerzas católicas operantes en América Latina. La CAL, por esta razón, se manifestó siempre solícita por el buen éxito de las reuniones anuales del CELAM y por el preciso cumplimiento de sus Estatutos. Desde la tercera reunión del Consejo Episcopal, en 1958, la presencia de la CAL fue siempre importante en la preparación y 120 desarrollo de las reuniones y en la aprobación de los temas tratados y de las conclusiones a las que se llegaron. La tercera reunión del CELAM se celebró en Roma, por invitación explícita de la CAL y se desarrolló casi como una reunión mixta CAL-CELAM en las instalaciones del Colegio Pío Latinoamericano, cuyo centenario de fundación motivó su celebración en Roma. El Cardenal Mimmi presidió la quinta reunión en Buenos Aires en noviembre de 1960, como signo de la permanente solicitud de la Santa Sede por la Iglesia en Latinoamérica. Además de este acompañamiento en las reuniones la CAL mantuvo permanente contacto con el Secretariado General del CELAM para sostener los esfuerzos dirigidos a dar a las actividades católicas del continente, mediante una orgánica coordinación, la eficacia que el aislamiento y el fraccionamiento nunca hubiesen permitido. En este sentido la CAL dio su apoyo para la constitución de la Organización de Seminarios Latinoamericanos (OSLAM), de la Comisión Episcopal de la Fe, de las Caritas nacionales, de la Unión Latinoamericana de la Prensa Católica (ULAPC) en el seno de la Unión Internacional de la Prensa Católica (UIPC); del Secretariado Latinoamericano de la Asociación Internacional para la Radio y la Televisión (UNDA-RIO); del Secretariado Latinoamericano de la Oficina Católica Internacional del Cine, en Lima (OCIC); de los secretariados o secretarías de la educación de la Iglesia; de los centros informativos para los estudiantes, sobre todo en vista de la asistencia de cuantos se desplazaban al exterior a completar su formación académica; y sostuvo el proyecto de la constitución de la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR). Igualmente la CAL prestó atención a la promoción de congresos particularmente relacionados con los problemas religiosos de América Latina y favoreció los contactos del CELAM con muchas organizaciones, movimientos e iniciativas católicas latinoamericanas, interamericanas e internacionales en vista del mutuo conocimiento y de la colaboración.

2. La CAL y el CELAM por la ayuda de otras Naciones

El CELAM, nacido como órgano de contacto y de colaboración entre las Conferencias Episcopales de América Latina estaba de por sí 121 mismo facultado para ocuparse también de la coordinación de la colaboración que, ya desde años anteriores, estaba llegando de los Episcopados de otros países. En esto, más que respecto a la colaboración interna, la CAL y el CELAM se encontraron ocupados en una obra conjunta y complementaria: la CAL promoviendo el movimiento de solidaridad de Europa y de América del Norte; el CELAM organizando los frutos de la solidaridad eclesial, garantizando una orgánica distribución y un provechoso empleo de las ayudas obtenidas, ya fueran de personal o de medios económicos. De igual modo la CAL desde su fundación, procuró siempre apoyar al CELAM en su obra de contacto y colaboración. En la tercera reunión del CELAM (Roma, 10-16 de noviembre de 1958), la Comisión facilitó los contactos del CELAM con los representantes de la Radio Vaticana, de la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispano Americana, del Colegio pro América Latina de Lovaina, de las Organizaciones Internacionales Católicas, del Comité Romano de los Superiores Generales y con el P. Ghiozzo que deseaba poner a disposición del Episcopado latinoamericano el Instituto social de reciente fundación.148 De la mutua colaboración CAL – CELAM surgieron varias iniciativas de ayuda en medios económicos en personal, tales como: - La Conferencia de los Episcopado de Norteamérica y Latinoamérica en Washington. Del 2 al 5 de noviembre de 1959, con la participación de la CAL, los representantes de los Episcopados de América del Norte se reunieron con los representantes del CELAM para el estudio de un programa, que concluyera la fase de las ayudas esporádicas, por notables que fuesen, e inaugurara la fase de una colaboración sistemática. - En Europa el interés de la CAL y su intensa actividad fue congregando los esfuerzos que ya se hacían en favor de la Iglesia en América Latina y animó el surgimiento de las Comisiones Episcopales para América Latina en el seno de las Conferencias Episcopales de Europa, así como promovió la constitución de organismos permanentes de ayuda a la Iglesia en Latinoamérica. Al final de los

148 Cfr. Verbale della sesta adunanza. 12 Gennaio 1959. En: Arch. P. CAL, IA.33, Adunanze I/X. 122 primeros 10 años de la Comisión la lista de estos organismos de ayuda era abundante: En Bélgica surgió la Commission Episcopale Belge pour l’Amérique Latina, que ejercía su actividad misionera sobre todo a través del Collegium pro America Latina y el Comité pour la Cooperation des Laïcs. La sensibilzación entre el laicado católico lo desarrollaban mediante la publicación de Aux Amis de l’Amerique Latine – Bulletin trimestral d’information. En Canadá se constituyó la Commission Episcopale Canada- Amérique Latine (CECAL), que en 1967 se transformó en una de las tres subcomisiones de la Commission des Missions. Como órgano ejecutivo tenía el Office Catholique Canadien de l’Amérique Latine, que publicaba el Bulletin de informaciones. En Francia surgió el Comité Episcopale Français pour l’Amérique Latine (CEFAL) institudo por la Conferencia Episcopal Francesa como sección de la Commission Episcopale de Missions à l’extérieur. Dicho Comité tiene como órgano ejecutivo un Secretariado Nacional que publica trimestralmente una Lettre con información general sobre la actualidad misionera en América Latina.149 En Alemania se estableció en 1961 la Bischöfliche Aktion Adveniat, colecta realizada durante el tiempo de adviento. El plan de distribución de las ayudas era establecido por la Bischöfliche Kommission für Lateinamerika. Desde 1958 funcionaba la obra Bischöfliche Hilfswerk Misereor, instituida por el Episcopado alemán para la lucha contra el hambre, las enfermedades y la misreia en el mundo. Luego, en 1962 se formó la Zentralstelle für Entwicklungshilfe con el objetivo de recibir, estudiar y coordinar las peticiones de los entes eclesiásticos para obtener subsidios de parte del Gobierno de la República Federal de Alemania. Esta Central privilegió, particularmente, los proyectos relacionados con la salud, la información, la educación y la formación profesional, provenientes de los países en vía de desarrollo. En Italia fue instituido el Comitato Episcopale Italiano per l’America Latina (CEIAL). Por medio de su Secretariado General atendió a la preparación de los sacerdotes diocesanos destinados a

149 Para la historia y actividad del CEFAL se puede leer la Lettre du CEFAL n°67 de décembre 2006. 123

América Latina. El CEIAL siguió también las actividades del Seminario Latinoamericano Nuestra Señora de Guadalupe, erigido en la diócesis de Verona. El movimiento pro America Latina en Italia dió vida al Comitato dei Laici per L’America Latina. Para la sensibilización misionera del pueblo de Dios publicó periódicamente el Noticeial y la Rivista del Seminario. En Holanda surgió la Bisschoppelijke Vastenactie Neederland, campaña de cuaresma instituida por el Episcopado holandés lanzada por la primera vez en 1961. Los fondos eran destinados a la lucha contra la ignorancia, el hambre y las enfermedades en los países en vía de desarrollo. El plan de distribución de las ayudas lo establecía la Conferencia Episcopal Holandesa a través del Comité constituido para la realización de la campaña. En Estados Unidos, en 1959 se constituyó, en el seno de la Conferencia Episcopal el U.S. Bishops’ Committee for Latin America, que como órgano ejecutivo tenía el Latin America Bureau (LAB). El LAB sostuvo varias publicaciones con las cuales animó la solidaridad de la iglesia de los estados Unidos con la de América Latina, las más importantes fueron LAB Letters, New Notes, Latin America Calls, Personnel Bulletin. En España, con el apoyo de la CAL se fortaleció la obra que esta nación venía haciendo en favor de la Iglesia en América Latina. Funcionaba ya la Obra de las Diócesis Vascongadas y la OCSHA, que para 1958 habían ya enviado un buen número de sacerdotes a Latinoamérica. Con el desarrollo que estas obras tomaron, en 1966 la Conferencia Episcopal Española instituyó la Comisión Episcopal de Cooperación Apostólica Diocesana con el Exterior (CECADE). Esta comisión comprendía la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA), la Obra de Cooperación Apostólica Seglar Hispanoamericana OCASHA), la Obra Católica de Asistencia a Estudiantes Iberoamericanos (OCASEI) y el Instituto de Adaptación Pastoral Latino Americano (IAPLA). La Comisión sostuvo la publicación de las revista Mensaje e ICIA (Informaciones Católicas Iberoamericanas). En Suiza se constituyó la Representación de la Conferencia Episcopal Helvética para la ayuda a América Latina. Los Episcopados de Austria e Irlanda también dieron su aporte en el 124 movimiento de cooperación apostólica con la Iglesia en Latinoamérica. La Obra del Padre Werenfried van Straaten Kirche in Not (Ayuda a la Iglesia que Sufre), fundada en 1948 en Bélgica en favor de las víctimas de la persecución religiosa, por mediación de la CAL desde 1962 desarrolla programas en favor de la Iglesia en América Latina y desde 1958 publica el Boletín, una revista bimestral que se traduce a seis idiomas: holandés, alemán, español, inglés, francés e italiano. El Consejo Superior General de la Pontificia Obra de la Santa Infancia, por indicación de la CAL, comenzó a destinar ayudas extraordinarias para sostener proyectos de escuelas radiofónicas populares y obras de educación en América Latina.

Capítulo X

El Consejo General de la Pontificia Comisión para América Latina

A finales de 1962 durante la sesión conciliar se celebró una reunión con los Representantes del CELAM y con los Representantes de todos los Organismos nacionales que en América del Norte y en Europa se interesaban por la Iglesia en América Latina. Fue una ocasión importante para crear lazos de comunión entre los Episcopados de Europa, América del Norte y América Latina. Esta experiencia le sugirió a Mons. Antonio Samoré la idea de dar forma o estado jurídico a la coordinación de todos los Organismos que trabajaban en favor de la Iglesia en América Latina. El 21 de noviembre de 1963, Mons. Samoré propuso a la CAL: Se podría pedir al Santo Padre la constitución de un CONSEJO GENERAL, que se uniría a la Pontificia Comisión para América Latina. Podría estar compuesto, queriendo permanecer a nivel episcopal, - por la Presidencia del CELAM (Presidente y dos Vice-Presidentes), más tarde se podrá solicitar al CELAM mismo si desea aumentar la representación con la vinculación de otros Obispos nombrados por el Episcopado latinoamericano; - por los Presidentes -a nivel Episcopal, mejor no cardenalicio, de los Comités Episcopales nacionales hoy existentes en Estados Unidos, 125

Canadá, España, Francia, Italia, Alemania, y los que se habrán de constituir cuanto antes (algo ya existe) en Bélgica, Holanda e Irlanda. Los miembros de este Consejo General, un poco sobre el modelo de los Consejos Superiores de las PP.OO.MM, pero a nivel episcopal, serían convocados periódicamente (una o dos veces al años) para estudiar, decidir criterios de trabajo -sobre todo en cuanto a la distribución del clero que será posible enviar y a la asignación de ayudas económicas- y compartir experiencias. Sería convocado en Roma por la CAL con la cual se reuniría.150 El mismo día 21 de noviembre la propuesta de Mons. Samoré fue presentada al Cardenal Confalonieri, que la acogió positivamente y animó para que se procediera en la dirección indicada. El 22 la propuesta fue presentada por Mons. Samoré al Santo Padre. Entre el 22 y el 29 de noviembre Mons. Samoré intensificó su actividad para que el anuncio de la constitución del Consejo se diera en el marco de la visita de Pablo VI al Colegio Pío Latinoamericano. El 30 de noviembre, en la mañana, el Cardenal Confalonieri presentó al Papa la propuesta de la institución de un Consejo General de la CAL. Según el Cardenal Confalonieri, “Su Santidad se ha mostrado muy favorable a la institución del Consejo de la CAL, aunque si subsisten algunas incertidumbres que considera necesario superar, por tanto, si no ahora al menos más allá se podría esperar en la actuación”. La tarde del mismo sábado 30 de noviembre el Santo Padre visitó la nueva sede del Colegio Pío Latinoamericano, para inaugurarla. En el discurso pronunciado ante más de 300 obispos latinoamericanos presentes en Roma con ocasión del Concilio, Pablo VI anunció: Es Nuestra intención dar mayor resalto al interés que la catolicidad despliega por la Iglesia en vuestro Continente. Pensamos por tanto, que bien podría completarse la Pontificia Comisión para América Latina con un Consejo que reuna - coordinando el trabajo y las iniciativas- representantes del Episcopado Latinoamericano y representantes de los Organismos episcopales que en otras Naciones y en otros Continentes apoyan la vida católica entre vuestras poblaciones.151

150 Cfr. Proposta di istituzione del Consiglio Generale Episcopale per l'America Latina. 21 novembre 1963. En: Arch.PCAL, vol. 79, COGECAL. ISTITUZIONE. 151 PABLO VI, Alocución con ocasión de la inauguración de la nueva sede del Pontificio Colegio Pío Latino Americano. Roma, 30 de Noviembre de 1963. En: L’Osservatore Romano, del 4 de diciembre de 1963. Este párrafo fue escrito por Mons. Samoré e inserido el mismo 30 de noviembre en el texto del discurso del Santo Padre. Cfr. Arch.PCAL, vol. 79, COGECAL. ISTITUZIONE. 126

En la tarde del primero de diciembre Mons. Samoré tuvo un primer encuentro informal con los obispos que se preveía que harían parte del nuevo Organismo, es decir, los dos Vice-Presidentes del CELAM (Mons. Larraín, Presidente del CELAM había ya viajado a Chile) y los Presidentes de los Organismos Episcopales nacionales de ayuda a la Iglesia en América Latina (Canadá, Estados Unidos, España, Francia, Alemania e Italia). En esta reunión se leyó de nuevo el texto del discurso del Santo Padre y se discutió sobre la naturaleza y función del proyectado Consejo General. El 4 de marzo de 1964 Mons. Samoré presentó al Santo Padre un proyecto para la composición del COGECAL y un esquema-proyecto de los Estatutos- Reglamento del mismo Consejo. Según el proyecto de Samoré, aprobado por Pablo VI, el COGECAL quedaba integrado por el Presidente de la CAL, por los Presidentes de los Comités o Comisiones Episcopales de ayuda a América Latina o Representantes designados por los Episcopados de las naciones donde dichos Comités o Comisiones no hubieran sido aún constituidos pero que colaboraban activamente en favor de la Iglesia en Latinoamérica, por el Presidente y los dos Vice-Presidentes del CELAM y por el Tesorero y los Directores de los 10 Departamentos especializados del CELAM.152 Los proyectos, el de composición del COGECAL y el de Estatutos del COGECAL, fueron materia de estudio de la 37a reunión de la CAL celebrada el 13 de marzo de 1964. En dicha reunión se acordó: Debiendo responder a la finalidad de coordinar el trabajo y las iniciativas según un estudio completo de las necesidades y de la disponibilidad, el Consejo General será integrado por Prelados elegidos entre los Episcopados de América Latina, de Europa y de Norte América. La Pontificia Comisión se ocupará de promover las reuniones del Cosejo al menos una vez al año, favoreciendo, según la oportunidad, encuentros fuera de Roma. En el preparar la agenda tendrá presente las propuestas y las sugerencias de los interesados.153 El COGECAL se reunió en sesiones generales a partir de 1964, desde entonces y hasta la 1967 celebró tres sesiones generales.

152 Cfr. Composizione e progetto di regolamento-statuto del Consiglio Generale per l'America Latina. En: Arch.PCAL, vol. 79, COGECAL. ISTITUZIONE. 153 Verbale della trentesima sesta adunanza. 13 marzo 1964. En: Arch.PCAL, vol. 79, COGECAL. ISTITUZIONE. 127

1. Primera sesión. 9 y 23 de octubre y 19 de noviembre de 1964

Convocada y presidida por el Cardenal Carlo Confalonieri, se celebró en la Biblioteca de la Secretaría de Estado. El 9 de octubre a las 5 de la tarde, se reunieron: 1. Los Miembros de la CAL: S. E. Antonio Samoré, Vice-Presidente S.E. Francesco Carpino, Secretario, Oficial de la Sagrada Congregación Consistorial S. E. Mons. Pietro Parente, Asesor de la Suprema Sagrada Congregación del Santo Oficio. S. E. Pietro Palazzini, Secretario de la Sagrada Congregación del Concilio. S. E. Paolo Philippe, Secretario de la Sagrada Congregación de los Religiosos. S. E. , Secretario de la Sagrada Congregación de los Seminarios. Estaba ausente S. E. Pietro Sigismondi, Secretario de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide. 2. En Representación del Episcopado Latinoamericano: S.E. Manuel Larraín, Obispo de Talca, Presidente del CELAM. S.E. Helder Pessôa Câmara, Arzobispo de Olinda y Recife, Primer Vice- Presidente del CELAM. S. E. Tulio Botero Salazar, Arzobispo de Medellín, Tesorero del CELAM. Y los siguientes Presidentes de los “Departamentos de Servicio” del CELAM: S. E. José Armando Gutiérrez Granier (Bolivia). Departamento de Educación. S. E. Leonidas Proaño Villalba (Ecuador). Departamento de Pastoral. S. E. Felipe Santiago Benítez Avalos (Paraguay). Departamento de la Defensa de la Fe. S. E. José Antonio Dammert Bellido (Perú). Departamento de Seminarios. S. E. Eugênio de Araujo Sales (Brasil). Departamento de Acción Social. S.E. Miguel Darío Miranda Gómez (México). Departamento de Pastoral Universitaria. 3. En Representación de las Comisiones Episcopales pro América Latina en Europa y en Norteamérica: 128

S.E. Marie-Joseph Limieux, Arzobispo de Ottawa, Presidente de la CECAL. S.E. Casimiro Morcillo, Arzobispo de Madrid, Presidente de la OCSHA. S.E. James A. McNulty, Obispo de Búfalo, Vice-Presidente de la Comisión Episcopal para América Latina de la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos. S.E. Guy-Marie Riobé, Obispo de Orleans, CEFAL Francia. S.E. Giuseppe Carraro, Obispo de Verona, Presidente de la CEIAL. S.E. Petrus Joannes Antonius Moors, Obispo de Roermond, Holanda. S.E. Cornelius Lucey, Obispo de Cork-Ross, Irlanda. S.E. Mons. Emile De Smedt, Obispo de Bruges, Belgica, ausente por compromisos, fue representado por Mons. Jean-Baptiste Musty, Obispo auxiliar de Namur. S.E. Mons. Franz Hengsbach, Obispo de Essen, Alemania, igualmente ocupado, fue representado por su Vicario General, Mons. Joseph Krautscheidt. El Cardenal Carlo Confalonieri, Presidente de la CAL y del COGECAL, al inaugurar la primera sesión del COGECAL, subrayó la finalidad que el Santo Padre Pablo VI había indicado al Consejo General, esto es “trabajar para que la feliz cooperación apostólica, ya existente de tiempo atrás, entre los diversos continentes para con América Latina, se vuelva más eficaz y aun en su forma externa aparezca más fuerte y representativa”. La primera sesión trató principalmente los dos argumentos siguientes: 1) el envío de personal eclesiástico a América Latina, y 2) Estatuto – Reglamento del Consejo General de la Pontificia Comisión para América Latina. El primer argumento considerado bajo el título “Provisión de personal para la Iglesia en los Países de América Latina”, fue afrontado bajo los siguientes dos aspectos: aumento del envío y acertada distribución. Para obtener el aumento de personal, el COGECAL consideró oportuno: 1) promover e intensificar la coordinación de todos los organismos episcopales de los diversos países que ayudan y de los Superiores y Superioras Generales; 2) obtener una información orgánica de las necesidades que tiene América Latina; 3) consultar al Episcopado de las países latinoamericanos sobre la posibilidad o no del establecimiento de un servicio nacional, encargado de recibir las solicitudes de personal y de estudiarlas para satisfacerlas según el orden de prioridad. 129

Para lograr una distribución más equitativa el COGECAL vió la necesidad de estudiar el modo de fijar los criterios justos, objetivos y eficaces en relación con la distribución de personal. Para esto encargó a los Organismos Nacionales de Ayuda, la CLAR, el CELAM, la Unión de Superiores y de Superioras Generales la realización de los estudios necesarios para llegar a una justa distribución de las fuerzas apostólicas en todo el Continente. Pues era evidente que ante el problema de la escasez de clero en América Latina, era necesario responder por una parte aumentando el envío de personal apostólico y, por otra, distribuyéndolo mejor en el extenso campo de apostolado que es ese Continente. Se trató así de encontrar estrategias que permitieran aumentar el aporte de personal eclesiástico y religioso idóneo y bien preparado, para responder a las múltiples y apremiantes peticiones que llegaban del Episcopado latinoamericano. En relación con el reglamento, en la primera reunión se distribuyó un proyecto de reglamento que fue tema de discusión en la reunión del 23 de octubre y aprobado en la reunión del 19 de noviembre del mismo año. Así, el COGECAL comenzó a regirse según las siguientes disposiciones: 1. El Consejo General de la Comisión para América Latina es un Órgano constituído por la Santa Sede, con el fin de que el Episcopado Latinoamericano y las Comisiones Episcopales organizadas en otras naciones para la ayuda apostólica a este continente, se comuniquen entre sí y se intercambien pareceres. 2. El Consejo General mira principalmente a que las obras e iniciativas para promover la vida de la Iglesia en América Latina, se coordinen teniendo en cuenta la precedencia, la consideración de las necesidades expresadas por las diferentes diócesis de América Latina y la determinada capacidad de auxilios que suministran las Conferencias Nacionales de Obispos. 3. Al Consejo General pertenecen solamente señores Obispos. 4. Para formar el Consejo General, además de los miembros de la Comisión Pontificia para América Latina como es evidente, se llamarán también: a) De América Latina: la Presidencia, el Tesorero y los Presidentes de los Departamentos del Consejo Episcopal Latinoamericano, CELAM: b) De las Comisiones de ayuda: los Presidentes de las Comisiones Nacionales de Obispos para América Latina fundadas o que estén por fundarse en Europa y en América del Norte. 130

5. Por derecho propio es Presidente del Consejo General, el Presidente de la Comisión Pontificia para América Latina asistido por quien desempeña el cargo de Vice-Presidente. El Presidente del Consejo General tiene como funciones: preparar las reuniones, señalarles la fecha y presidirlas; dirigir las deliberaciones y, en nombre del Consejo, firmar las actas aprobadas por el mismo. 6. Si el Presidente del Consejo General y el que hace sus veces están ausentes de las reuniones, presidirá el Consejo el miembro más antiguo del Episcopado, según las normas del Derecho Canónico. 7. El Consejo General se reúne una o dos veces al año según lo exija la necesidad, en la sede que cada vez se elija para tal efecto y durante el tiempo requerido para los asuntos que deban tratarse. 8. Todos los miembros de la Comisión Pontificia para América Latina y los Consejeros con voto deliberativo asisten a las reuniones con igual derecho. El Presidente del Consejo General puede servirse de la ayuda o del consejo de otros, quienes, actuando como peritos, pueden ser invitados a participar en las reuniones para que expresen su opinión sobre asuntos especiales. 9. La sede del Consejo General es Roma, en la Secretaría de la Comisión Pontificia para América Latina. 10. Los asuntos sobre los cuales deba tratarse en las reuniones del Consejo General son preparados por la Secretaría de la Comisión Pontificia para América Latina teniendo en cuenta las cuestiones que los miembros oportunamente presenten. La lista de los temas para tratar se envía a los interesados con dos meses de anticipación, a no ser que motivos de urgencia indiquen otra cosa. Los miembros pueden, aún después de haber conocido el temario, proponer al Presidente otros asuntos. El Presidente, teniendo en cuenta la necesidad de estudiar debidamente los diversos asuntos tomará parecer al Consejo sobre si determinada cuestión deba tratarse inmediatamente. 11. En las reuniones del Consejo General se consideran aprobadas las cuestiones que obtengan la mayoría de votos, es decir, la mitad más uno. 12. Las actas de las reuniones, según las normas del Derecho Canónico, estarán al cuidado del miembro más joven del Episcopado quien por lo mismo, desempeñará el oficio de secretario. Se enviará copia de las actas a todos los miembros, aún a aquellos que no hayan asistido a las reuniones.154

154 Cfr. Generalis Consilii Commissionis de America Latina. Normae et agendi ratio. En: Notiziario della Pontificia Commissione per l’America Latina, número 4 (Febbraio 1965), 2-3. 131

2. Segunda sesión. 22 y 29 de octubre y 10 y 19 de noviembre de 1965155

Tuvo como argumento central de estudio el tema “Planificación y coordinación de la ayuda en personal a la Iglesia en América Latina”. La reflexión sobre la mejor distribución de las fuerzas apostólicas en América Latina llevó al estudio de los grandes problemas pastorales del Continente con el fin de adaptar a ellos cualquier plan de ayuda. Se concluyó que los grandes problemas pastorales generalmente se planteaban en una visión de conjunto que abarcaba regiones enteras, diócesis, países e incluso todo el Continente. Por tanto resultaba evidente que era importante coordinar las fuerzas para una acción pastoral conjunta cuyos centros fuesen: el Obispo cuando es a nivel diocesano, las Conferencias Episcopales cuando se tratara de problemas que cobijaban a todo un país y en el caso del Continente el CELAM. Desde esta perspectiva en esta sesión el COGECAL propuso como necesario, para mejorar la ayuda en personal que recibía América Latina: 1) planificar en función de una pastoral de conjunto, para responder a problemas que se extiendan a regiones, diócesis, países e incluso a todo el Continente. Coordinar las fuerzas para actuar una pastoral conjunta; 2) planificar con la integración de todas las fuerzas apostólicas: sacerdotes diocesanos, religiosos, religiosas y laicos; 3) planificar para la coordinación de todas las peticiones de auxilio: para una más adecuada planificación y mejor empleo de la ayuda ofrecida del exterior es necesario tener una visión completa de las necesidades, mediante la coordinación de las peticiones; 4) planificar según criterios que respondan a las necesidades más graves, pues éstas son tantas que resulta imposible poder atender a todas; 5) planificación y búsqueda de los medios de coordinación: coordinación de la información y de la propaganda, selección y preparación especializada del personal, además de una adecuada asistencia al personal enviado al exterior.156

155 Sobre la segunda sesión del COGECAL cfr. Arch.PCAL, America Latina, A) Brasile: Commissione per la Conferenza Episcopale dell’America Latina; B) America Latina: Consiglio Generale della CAL (COGECAL), Ia. e IIa. Session (1964-1965). 156 Cfr. Seconda sessione del Consiglio Generale della Pontificia Commissione per l’America Latina. Documento finale. En: Notiziario della Pontificia Commissione per l’America Latina, numero 7, marzo 1966. 132

Para estudiar bien y concretizar todo lo relacionado con la planificación y coordinación del personal apostólico para América Latina, el COGECAL, en esta segunda sesión, constituyó un Comité de estudio conformado por los representantes de los Organismos de ayuda en personal

3. Tercera sesión. 29 de noviembre y 1º de diciembre de 1966

En la sala de la Biblioteca de la Secretaría de Estado se celebró durante los días 29 de noviembre y 1º de diciembre la tercera sesión del COGECAL. El tema de esta tercera sesión fue la “Planificación y coordinación de las ayudas económicas a la Iglesia en América Latina”. Este tema se propuso como continuación de la reflexión iniciada en la sesión anterior, así a la planificación y coordinación del personal apostólico enviado en América Latina correspondía la planificación y coordinación de la ayuda económica que Europa y Norteamérica daban a la Iglesia en América Latina, esto mediante la coordinación de los Organismos que apoyaban con dinero la obra de la Iglesia en el Continente. Como fruto de sus reflexiones esta tercera sesión emanó algunas normas y directivas para la planificación y la coordinación de las ayudas económicas que tuvieron una gran influencia en la actividad de los Organismos de ayuda en los años siguientes. En cuanto tiene que ver con la coordinación se dispuso: 1) Las solicitudes para iniciativas u obras debían ser presentadas: por el CELAM, si eran de interés continental; por las Conferencias Episcopales, si eran de interés nacional; por las autoridades eclesiásticas respectivas, si eran de interés regional o diocesano; 2) Las solicitudes provenientes de parroquias o de organismos privados debían ser recomendados por el Obispo del lugar; 3) En el caso de los religiosos y religiosas serían normalmente presentadas: por la CLAR o por el CELAM, si eran de interés continental; por las Conferencias Nacionales de Superiores o Superioras Mayores a la Conferencia Episcopal respectiva si eran de interés nacional; por el Superior Mayor al Obispo diocesano si se trataba de iniciativas o de obras locales de un instituto religioso. En cuanto a la planificación el COGECAL determinó agunos criterios de prioridad para la satisfacción de las solicitudes: 1) Las iniciativas u obras que tiendan a la aplicación del Concilio; 2) 133

Iniciativas u obras de interés continental, nacional, regional o diocesano que tiendan a promover personal para los diversos campos del apostolado, a constituir experiencias piloto que puedan servir igualmente para otros o a favorecer planes de desarrollo de acuerdo con las exigencias pastorales; 3) Iniciativas u obras confiadas a personal, sea local sea enviado por los Organismos de ayuda, en zonas muy desfavorecidas o para misiones de gran importancia cuyo financiamiento no puede lograrse en el lugar. Para estudiar bien y concretizar la coordinación en la distribución de las ayudas económicas a la Iglesia en América Latina, el COGECAL, en su tercera reunión, dispuso que al Comité de estudio constituído durante la segunda sesión se vincularan los Organismos de ayuda económica y que el Comité estuviera compuesto por dos secciones: la sección de ayuda en personal y la sección de ayuda económica. Para 1966 los organismos e iniciativas de ayuda económica para la Iglesia en América Latina eran: Comisión Pontificia para América Latina a través del Fondo-CAL; Obra Pontificia de la Santa Infancia a través del Fondo Santa Infancia, en favor de las escuelas radiofónicas populares y de la educación elemental; Bischofliches Hilfswerk “Misereor”; Bischofliche Aktion “Adveniat”; Zentralstelle fur Entwickluhgshilfe (Centro de asistencia a los países en vía de desarrollo); Latin America Collection Fund, fondo instituido por los Obispos de los Estados Unidos con lo recaudado durante la semana de solidaridad con América Latina; Bisschoppelijke Vastenactie Nederland (Campaña Episcopal de Cuaresma en Holanda); L’Aide a L’Eglise en Détresse, obra del padre Werenfriend van Straaten.157

157 Sobre la tercera sesión del COGECAL cfr. Arch.PCAL, II, Terza Sessione del COGECAL, vol 1: Convocazione; vol.2: Celebrazione; vol. 3. Documento. 134

Capítulo XI

Breve perfil biográfico de los Presidentes de la CAL

1. Cardenal Marcello Mimmi

Marcello Mimmi nació en Poggio di Castel San Pietro, arquidiócesis de Bologna (Italia), el 18 de julio de 1882. Realizó sus estudios en el seminario de Bologna. Ordenado sacerdote el 23 de diciembre de 1905. Desde su ordenación hasta 1930, hizo parte del grupo de formadores del Seminario de su arquidiócecis. El 19 de noviembre de 1919 fue nombrado camarlengo privado de la Santa Sede, distinción reconfirmada el 3 de abril de 1922. del seminario regional de Romagna. El 30 de junio de 1930 fue elegido Obispo de Crema y consagrado el 25 de julio del mismo año, en la catedral metropolitana de Bologna por el Cardenal Giovanni Battista Nasalli Rocca di Corneliano, Arzobispo de Bologna. Obispos co-consagrantes fueron Mons. Ettore Lodi, Obispo titular de Messene y auxiliar de Bologna y Mons. Giovanni Franzini, Obispo de Carpi. El 31 de julio de 1933 fue promovido a la sede metropolitana de Bari. Nombrado asistente al trono pontificio el 6 de diciembre de 1936. El 30 de agosto de 1952 fue trasladado a la sede metropolitana de Napoli. Creado Cardenal presbítero en el consistorio del 12 de enero de 1953; el 15 del mismo mes recibió la birreta cardenalicia y el título de San Calixto. Participó como legado pontificio en el Concilio Plenario Regional de Salerno, en 1955; fue nombrado legado pontificio al 15º Congreso Eucarístico Nacional, celebrado en Lecce (Italia), en 1956. El 15 de diciembre de 1957 fue promovido al cargo de Secretario de la Sagrada Congregación Consistorial. Participó en el cónclave de 1958 que eligió a Su Santidad Pío XII. El nuevo Papa lo nombró legado pontificio del 16º Congreso Eucarístico Nacional, celebrado en Catania (Italia), en 1959. Es suya la idea de constituir una Comisión permanente para seguir de una manera más ordenada y unitaria todas las actividades en favor de la Iglesia latinoamericana, que la Conferencia de Río de Janeiro había puesto en movimiento. En la reunión por él programada para el 135

1º de abril de 1958 presentó la idea de proponer al Santo Padre la creación de una Pontificia Comisión para América Latina, que acompañara la actividad del CELAM y fuera el órgano específico de la Santa Sede en la intensa obra de revitalización del catolicismo en Latinoamerica. Aprobada la propuesta por parte del Papa Pío XII, el Cardenal Marcello Mimmi fue nombrado Presidente. Monseñor Domenico Tardini, Pro-Secretario de Estado para los Asuntos Extraordinarios, con carta del 22 de abril le comunicó la disposición pontificia: Su Santidad se ha dignado constituir una especial Comisión Pontificia para América Latina, que será presidida por el Emo. Señor Cardenal Secretario de la S. C. Consistorial y de la que harán parte, en representación de los correspondientes Sagrados Dicasterios, los Exc.mos Asesor de la mencionada Sagrada Congregación y los Secretarios de las SS. CC. del Concilio, de los Religiosos, “de Propaganda Fide”, de los AA. EE.SS. y de los Seminarios, también el Rvdmo. Padre Comisario de la Suprema S. Congregación del Santo Oficio.158 Desde entonces se vinculó estrechamente con la suerte del catolicismo en América Latina. Convocó e instaló la Comisión el 2 de mayo de 1958 y desde entonces presidió 25 reuniones, la última el 27 de enero de 1961. En noviembre de 1958, acompañó la celebración de la tercera reunión del CELAM, celebrada en Roma por iniciativa de la CAL, con ocasión del centenario del Colegio Pío Latinoamericano. En 1960 viajó a Buenos Aires para participar en la quinta reunión del CELAM y al primer Congreso Mariano Interamericano, celebrado en esa ciudad. Murió el 6 de marzo de 1961. Fue sepultado en la catedral de Sabina, diócesis de Sabina- Poggio-Mirteto, Magliano (Italia).159

2. Cardenal Carlo Confalonieri

Presidente de la CAL en dos ocasiones, la primera desde el 14 de marzo de 1961 hasta el 20 de septiembre de 1967; la segunda, desde el 9 de julio de 1969 hasta el 25 de febrero de 1973.

158 Carta de Mons. Domenico Tardini al Cardenal Marcello Mimmi. Vaticano, 22 de abril de 1958. 159 Marcello Mimmi e la svolta pastorale moderna della chiesa di Bari: 1933-1952, a cura di Salvatore Palese e Francesco Sportelli, Bari, 1995. 136

Carlo Gonfalonieri nació el 25 de julio de 1893 en Seveso, Arquidiócesis de Milán (Italia). Cuarto hijo de Giuseppe Confalonieri y de Maria Rusconi. Buatizado el día siguiente al de su nacimiento por Fray Ambrogio Sirtori. Recibió el sacramento de la confirmación el 13 de febrero de 1901 en la iglesia parroquial de Seveso y la primera comunión el 5 de mayo de 1904. Estudió en el seminario menor de Seveso de 1904 a 1909. En 1909 continuó en el seminario de donde permaneció hasta 1912, cuando pasó al Liceo Parini de Milán. Luego fue alumno del Pontificio Seminario de los Santos Ambrosio y Carlos (Collegio Lombardo) y de la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma. En 1913 obtuvo el bachillerato en teología. Con el inicio de la primera guerra mundial el joven clérigo fue llamado al servicio militar, donde estuvo desde 1914 hasta 1916. En medio de la conflagración mundial, el 2 de enero de 1916 recibió el subdiaconado en la capilla privada del arzobispado de Milán, de manos del Arzobispo . El 9 del mismo mes recibió el diaconado en la cripta que se encuentra debajo del altar principal de la catedral metropolitana de Milán. El 18 de marzo de 1916 fue ordenado sacerdote en la iglesia de San Pedro Mártir en Seveso, por el Cardenal Andrea Carlo Ferrari. Apenas ordenado sacerdote, volvió a ser llamado al servicio militar, por lo que pasó los primeros cuatro años de su ministerio sacerdotal, desde 1916 hasta 1919, como capellán militar. Terminada la guerra, en 1919 prestó sus servicios pastorales en la Arquidiócesis de Milán hasta 1921. En ese año el nuevo Arzobispo de Milán, Mons. Aquile Ratti, lo llamó a trabajar en la Curia Arzobispal como su secretario personal. Cuando el cónclave de 1922 eligió como nuevo Sumo Pontífice al Cardenal Arzobispo de Milán, Confalonieri continuó siendo su secretario personal. Durante todo el pontíficado de Pío XI fue la persona más cercana al Papa. Con la muerte de Pío XI, permaneció en Roma en los ambientes de la Curia Romana, hasta el 27 de marzo de 1941 cuando fue preconizado Obispo de Aquila (Italia). Fue consagrado Obispo el 4 de mayo del mismo año en la Capilla Sixtina, en el Vaticano, por el Papa Pío XII, con la asistencia de los Obispos co-consagrantes, Giuseppe Migone, Obispo titular de Nicomedia y Alfonso Camillo De Romanis, Obispo titular de Porfireone, Prelados de la Curia Romana. 137

En la sede episcopal de Aquila permaneció durante casi 10 años. El 25 de enero de 1950, Pío XII lo llamó de nuevo a Roma nombrándolo Secretario de la Sagrada Congregación para los Seminarios y las Universidades. Juan XIII, en su primer consistorio, lo creó Cardenal presbítero, el 15 de diciembre de 1958. El 14 de marzo de 1961, fue designado Secretario de la Sagrada Congregación Consistorial, Pro-Prefecto el 9 de febrero de 1966 y Prefecto desde el 1º de marzo de 1968 hasta el 26 de febrero de 1973. Por la disposición de Pío XII, según la cual Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina era el Secretario de la S. C. Consistorial, el Cardenal Confalonieri fue Presidente de la Comisión desde el 14 de marzo de 1961 hasta el 20 de septiembre de 1967, cuando fue nombrado Presidente el Cardenal Samoré. Volvió a ser Presidente después de la inserción de la Pontificia Comisión en la Congregación para los Obispos, el 9 de julio de 1969. Trabajó con empeño por la causa del catolicismo en América Latina. No obstante que su vida transcurrió prácticamente en Curia, primero en la de Milán y luego en Roma, con el breve paréntesis de sus casi 10 años de servicio episcopal en la Diócesis de Aquila, nutrió especial afecto por la Iglesia en América Latina, cuya suerte siguió con especial atención. El Cardenal Confalonieri, ejerció como Prefecto de la Sagrada Congregación para los Obispos y Presidente de la Pontiificia Comisión para América Latina, hasta el 25 de febrero de 1973, cuando a sus 79 años, el Papa aceptó su renuncia. El 12 de diciembre de 1977 fue designado Decano del Colegio Cardenalicio. Como Decano presidió los funerales de los Papas Pablo VI y Juan Pablo I en 1978 Falleció el viernes 1º de agosto de 1986, a los 93 años, en la Ciudad del Vaticano. Los funerales, presididos por el Papa Juan Pablo II, se celebraron el lunes 4 de agosto en la basílica de San Pedro. Fue luego trasladado a su natal Seveso y sus restos portales reposan en el cementerio local al lado de sus familiares.160

160 GAROFALO SALVATORE, Il Cardinale Carlo Confalonieri (1893-1986). Presentazione di Francesco Marchisano, Roma, 1993. 138 139

CUARTA PARTE

LA CAL ENTE AUTÓNOMO DE 1967 A 1969 140 141

Durante el período que va del 20 de septiembre de 1967 hasta el 9 de julio de 1969 la Pontifica Comisión para América Latina funcionó como ente autónomo, con el Cardenal Antonio Samoré como Presidente. En el consistorio del 26 de junio de 1967, el Papa Pablo VI creó Cardenal a Mons. Antonio Samoré y el 20 de septiembre del mismo año lo promovió de Secretario de la Sagrada Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios a Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, con la posibilidad de dedicar todo su tiempo y su ingenio al bien de la Iglesia en ese Continente.161 Hasta el 20 de septiembre de 1967 la CAL había funcionado bajo la presidencia del Cardenal Secretario de la Sagrada Congregación Consistorial y sus oficinas estaban ubicadas en la sede de la Sagrada Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, de la que Mons. Samoré era Secretario. El nombramiento del Cardenal Samoré como Presidente de la CAL, sin otro oficio anexo, dio efectivamente a la Comisión una existencia autónoma, aunque si es verdad que no existen documentos que manifiesten esta voluntad por parte de la Santa Sede. La Constitución Apostólica Regimini Ecclesiae Universae del 15 de agosto de 1967, con la que el Papa Pablo VI reformó la Curia Romana, no menciona la existencia de esta Pontificia Comisión. Esta existencia anómala de la CAL puso al Cardenal Samoré en la necesidad de estructurar la Pontificia Comisión para América Latina, de darle una fisonomía propia y de ubicarla en el orgánico de la Curia Romana. En esto estaba cuando el 1º de noviembre de 1968 recibió el nombramiento como Prefecto de la Sagrada Congregación para la Disciplina de los Sacramentos. Como Presidente de la CAL Mons. Samoré presidió la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y dos sesiones del Consejo General de la Pontificia Comisión para América Latina, COGECAL. El 9 de julio de 1969 cumplió las disposiciones pontificias de entregar la CAL a la Sagrada Congregación para los Obispos.

161 Carta del Cardenal Secretario de Estado al Cardenal Antonio Samoré. Vaticano, 20 de septiembre de 1967. En: Arch. PCAL, IA., Vol. 12, Samoré – Presidenza, 1. El Osservaore Romano del 24 de septiembre de 1967 publicó la noticia de este nombramiento. 142

Capítulo XII

La estructuración de la CAL

El nombramiento del Cardenal Samoré como Presidente de la CAL y el hecho de no haberle asignado otro encargo en el orgánico de la Curia Romana puso en evidencia algunos problemas no suficientemente resueltos: sede de la CAL, personal, dotación de material y fundamentalmente el aspecto relacionado con la finalidad, naturaleza y jurisdicción de este Organismo que quedaba desligado de la Sagrada Congregación para los Obispos. Hasta el nombramiento del Cardenal Antonio Samoré como Presidente de la CAL, este cargo había sido ejercido por el Cardenal Secretario de la Sagrada Congregación Consistorial.162 La nueva situación preocupaba en modo particular al Cardenal Samoré, que se encontraba, seguramente, feliz de presidir esta Pontificia Comisión de la que se podía considerar padre e inspirador, pero que no ocultaba su preocupación por el estado precario de la nueva situación. Por tanto, Samoré dedicó los primeros actos como Presidente a la organización de la parte logística de la CAL.

1. Composición de la CAL

El Cardenal Antonio Samoré, como primer acto de su presidencia escribió al Cardenal Amuleto Giovanni Cicognani, Secretario de Estado, para: Someter a la consideración de Su Santidad la recomposición de dicha Comisión. Instituida ésta con la finalidad de estudiar en manera unitaria los problemas de la vida católica en América Latina, favoreciendo la estrecha cooperación de los Sagrados Dicasterios de la Curia Romana interesados en su solución, ha contado entre sus miembros los Secretarios de las Sagradas Congregaciones de la Doctrina de la Fe, Consistorial,

162 La Congregación para los Obispos, se denominó Congregación Consistorial hasta la reforma de Pablo VI, en 1967. Era presidida por el Sumo Pontífice representado por un Cardenal Secretario, que ya al inicio de 1966 había asumido el título de Pro-Prefecto. Con la reforma de Pablo VI pasó a denominarse Sagrada Congregación para los Obispos, presida por un Cardenal Prefecto. Le reforma de Juan Pablo II en 1988, le simplificó el nombre en Congregación para los Obispos. Cfr. NICCOLÒ DEL RE, La Curia Romana, 143-144. 143

Concilio, Religiosos, de Propaganda Fide, Seminarios y Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios. Como los recientes eventos se han referido a casi todos los Prelados Miembros, agradezco a Vuestra Eminencia si quisiera impetrar del Santo Padre los siguientes nombramientos: Su Excelencia Mons. Paul Filippe, Secretario de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe. Su Excelencia Mons. Ernesto Civardi, Secretario de la Sagrada Congregación Consistorial. Su Excelencia Mons. Pietro Palazzini, Secretario de la Sagrada Congregación del Concilio. Su Excelencia Mons. Antonio Mauro, Secretario de la Sagrada Congregación de los Religiosos. Su Excelencia Mons. , Secretario de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide. Su Excelencia Mons. Giuseppe Schroffer, Secretario de la Sagrada Congregación de los Seminarios. Su Excelencia Mons. Agostino Casaroli, Secretario de la Sagrada Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios. La experiencia de los últimos años me sugiere pedir la presencia y nombramiento de Su Excelencia Mons. , Secretario de la Sagrada Congregación de los Sacramentos. Salvo mejor juicio no considero necesario, al menos por ahora, el nombramiento de un Vice-Presidente.163 Con carta del 2 de octubre del mismo año, el Cardenal Secretario de Estado respondió al Cardenal Samoré comunicando que el Papa había nombrado Miembros de la CAL a los Excelentísimos Monseñores: Ernesto Civardi, Secretario de la Sagrada Congregación Consistorial. Mons. Giacomo Violardo, Secretario de la Sagrada Congregación de los Sacramentos. Pietro Palazzini, Secretario de la Sagrada Congregación del Concilio. Mons. Antonio Mauro, Secretario de la Sagrada Congregación de los Religiosos. Giuseppe Schroffer, Secretario de la Sagrada Congregación de los Seminarios.

163 Carta del Cardenal Antonio Samoré, Presidente de la Pontificia Comisión para America Latina, al Cardenal Amleto Giovanni Cicognani, Secretario de Estrado. Vaticanoa 23 de septiembre de 1967. En: Arch. P. CAL, IA, Vol. 9, Organico CAL 67-68. 144

Agostino Casaroli, Secretario de la Sagrada Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios.164 El 4 de octubre el Cardenal Antonio Samoré notificó a todos los nuevos miembros, advirtiendo que “en el curso del presente mes, apenas los trabajos del Synodus Episcoporum y la conclusión de prácticas con los Prelados de América Latina presentes en Roma lo permitan, tendrá lugar una primera reunión de los Miembros de la C.A.L”.165 El 2 de mayo de 1968, Mons. Samoré entregó al Santo Padre una nota en la que presentaba la naturaleza y finalidad de la CAL y la importancia de contar entre sus miembros con representantes cualificados de los Dicasterios Romanos particularmente interesados en el desarrollo religioso de América Latina. Por tanto, se presentaba al Papa la respetuosa solicitud de ampliar la Comisión nombrado Miembros de la misma los siguientes Prelados: a) Mons. Secretario de la S. Congregación para la Doctrina de la Fe (hasta junio del año pasado hacía parte) b) Mons. Secretario de la S. C para la Evangelización de los Pueblos (igualmente miembro hasta junio del año pasado) c) Mons. Secretario de la P. Comisión para las Comunicaciones Sociales d) Mons. Secretario de la P. Comisión Iustitia et Pax e) El Secretario (eclesiástico o laico) del Consilium de Laicis166 Cuanto el Cardenal Samoré había solicitado el 2 de mayo le fue concedido y comunicado mediante carta del Secretario de Estado, el 7 del mismo mes. El orgánico de la CAL se aumentaba con el nombramiento de: S.E. Rev.ma Monseñor Paolo Philippe, Secretario de la S. Congregación para la Doctrina de la Fe S.E. Rev.ma Monseñor Sergio Pignedoli, Secretario de la S. Congregación para la Evangelización de los Pueblos

164 Carta del Cardenal Amleto Giovanni Cicognani, Secretario de Estrado, al Cardenal Antonio Samoré, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Vaticano, 2 de octubre de 1967. En: Arch. P. CAL, IA, vol. 9, Orgánico CAL 67-68. 165 Carta del Cardenal Antonio Samoré, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, a los nuevos miembros de la PCAL. 4 de octubre de 1967. En: Arch. PCAL, IA, vol. 9, Orgánico CAL 67-68. 166 Appunto presentato al S. Padre. 2.V.68. En: Arch. PCAL, IA, vol. 9, Organico CAL 67- 68. 145

El Illmo. y Revdmo. Mons. Albino Galletto, Secretario de la Pontificia Comisión para las Comunicaciones Sociales. El Illmo. y Revdmo. Mons. Achille Glorieux, Secretario del “Consilium de Laicis”. El Illmo. y Revdmo. Mons. Giuseppe Gremillion, Secretario de la Pontificia Comisión de Estudio “Iustitia et Pax”.167

2. Personal

El personal de la Pontificia Comisión para América Latina constituyó otra de las preocupaciones del nuevo Presidente. Mientras la CAL tuvo sus oficinas en la Sagrada Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, el trabajo lo hicieron los oficiales de dicha Congregación, principalmente Mons. Michele Buro. La nueva estructura y ubicación de la CAL hacía necesario pensar al personal que debía realizar el trabajo y que debía acompañar al Cardenal Samoré en la ejecución de los objetivos y tareas de la CAL. Con motivo de la entrada en vigor de la mencionada Constitución Apostólica Regimini Ecclesiae Universae, el 10 de enero de 1968, se comenzó a organizar el personal de la Curia Romana con la intención de no gravar demasiado sobre los fondos de la Santa Sede. Los Dicasterios y demás organismos de la Santa Sede, no deberían tener más personal que el estrictamente necesario. Inició así un diálogo epistolar entre el Cardenal Secretario de Estado Amleto Giovanni Cicognani y el Cardenal Antonio Samoré para buscar satisfacer las necesidades del Presidente de la CAL y al mismo tiempo observar el espíritu de austeridad que suscitaba la ejecución de la Regimini Ecclesiae Universae. El 15 de enero de 1968, el Cardenal Secretario de Estado escribía al Cardenal Antonio Samoré: En el marco de la reforma de la Curia Romana dispuesta por la Constitución “Regimini Ecclesiae”, ruego a Vuestra Eminencia Reverendísima querer cortésmente compilar la tabla orgánica del personal estable y adventicio (por horas) considerado necesario para el normal desarrollo del trabajo de oficina, según las propias competencias, con el fin de elaborar un reglamento válido para todos los órganos en los cuales se

167 Carta del Cardenal Amleto Giovanni Cicognani, Secretario de Estado, al Cardenal Antonio Samoré, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Vaticano, 7 de mayo de 1968. En: Arch. PCAL, IA, vol. 9. Organico CAL 67-68. 146

articula la Curia misma, con el respeto de las particularidades de cada uno de ellos. En la preparación de la mencionada tabla quiera Vuestra Eminencia tener presente los numerosos compromisos económicos que ya gravan la Santa Sede y la consiguiente necesidad que el personal sea estrictamente proporcionado a las reales exigencias del servicio, excluyendo cuestiones particulares, que podrán ser estudiadas a parte para una justa solución según los casos y salvadas siempre las disposiciones en vigor para asumir nuevos elementos como también para eventuales promociones.168 El 25 de enero el Cardenal Samoré respondió la nota del Secretario de Estado. Al componer la tabla del orgánico se proponía indicar las reales necesidades del servicio, pero dejaba claro que los nombramientos del personal podían hacerse gradualmente. En primer lugar el Cardenal Samoré presentó el estado de la CAL en el momento: El estado de hecho hoy es el siguiente: Trabaja conmigo el Ilmo. y Revdmo. Mons. Achille Lupi, en orgánico en el personal de la Santa sede. Presta servicio parcial, en Archivo, el Ilmo. y Revdmo. Mons. Angelo Di Pasquale, encargado del archivo en el Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia. La organización del archivo está a cargo del M. R. Padre Orazio Bonassi, Scalabriniano, remunerado por horas. Escritor: Com. Gian Mario Bresciani Alvarez. Ordenanza: Sr. Aldo Moretti. Me veo en la necesidad de recurrir, para ayuda, algunas veces al personal del Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia; y lo hago en pleno acuerdo con Mons. Casaroli, Secretario; la ayuda más importante me la da el Ilmo. y Revdmo. Mons. Michele Buro, que conoce perfectamente las prácticas antiguas y recientes de esta Comisión. Alguna esporádica ayuda, para traducciones, me veo en la necesidad de pedir a S. E. Mons. Giovanni Benelli, Sustituto de la Secretaría de Estado.169 Una vez que hubo expuesto el estado de la CAL en cuanto a personal, el Cardenal Samoré manifiestó que para que la Comisión pudiera desarrollar regularmente sus actividades, ajustándose al

168 Carta del Cardenal Amleto Giovanni Cicognani, Secreatrio de Estado, al Cardenal Antonio Samoré, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Vaticano, 15 de enero de 1968. En: Arch. PCAL, IA, vol. 9, Organico CAL 67-68. 169 Carta del Cardenal Antonio Samoré, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, al Cardenal Amleto Giovanni Cicognani, Secretario de Estado. Vaticano, 25 de enero de 1968. En: Arch. PCAL, IA, vol. 9, Organico CAL 67-68. 147 espíritu de sobriedad pedido por el Papa, se hacía necesario un número mayor de personal destinado a la Comisión. Por tanto, a modo de “desiderata”, pedía el siguiente personal: El Secretario. En verdad, desde la erección de la P. Comisión hasta junio de 1967 ha tenido el título de Secretario uno de los miembros de la misma Comisión, contemporáneamente Secretario de una de las Sagradas Congregaciones. Cualquiera que sea la actuación práctica en futuro, parecería oportuno proveer, en los cargos para el futuro, el puesto y el oficio de Secretario. El subsecretario, de oficio. Tres colaboradores eclesiásticos, con funciones de minutante o ayudantes de estudio, de oficio. Un Archivista, de oficio. Un Addetto al archivo, por horas, que pueda también prestar el servicio de secretaría al Presidente. Un Escritor, de oficio. Una Ordenanza, de oficio. Hago presente respetuosamente que para las traducciones, en caso que no se pueda recurrir más a la Secretaría de Estado, se deberá pedir la ayuda de los Religiosos, de retribuirse en razón del trabajo realizado; y que, especialmente para el Escritor y para el Ordenanza, se pone el problema de la sustitución en el período de las vacaciones estivas (para hablar de los casos ciertamente previsibles). Por último comunico que como existe en esta Comisión un sector administrativo [...], ya con fecha 8 de enero del año en curso he presentado al Presidente de la Pontificia Comisión para la Prefectura de los Asuntos Económicos de la Santa Sede una breve pero completa relación. Como Contador me ha ayudado el Com. Mario Patrizi, con una gran dedicación, de la cual, sin por esto quitarlo del cuadro del personal de la Secretaría de Estado, tendré necesidad en el futuro. A este punto, aunque me doy cuenta que voy mas allá de lo solicitado en la nota, a la que respondo, con todo respecto y sin el mínimo carácter de urgencia hago presente que cuando la Comisión para América Latina tendrá el personal antes indicado, el local donde ahora se encuentra resultará inadecuado. El actual, por ciertos aspectos verdaderamente bello, desafortunadamente no es funcional y sobre todo es insuficiente.170

170 Carta del Cardenal Antonio Samoré, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, al Cardenal Amleto Giovanni Cicognani, Secretario de Estado. Vaticano, 25 de enero de 1968. En: Arch. PCAL, IA, vol. 9, OrganicoCAL 67-68. 148

El mismo día 25 de enero de 1968, el Cardenal Secretario de Estado escribía al Cardenal Samoré: En el momento en el que están llevándose a la práctica las disposiciones de la reciente Constitución “Regimini Ecclesiae” sobre la reorganización de la Curia Romana, el Santo Padre considera oportuno llamar la atención de Vuestra Eminencia Reverendísima sobre algunas graves dificultades a las que la Santa Sede se deberá enfrentar, para superarlas se hace muy necesaria la generosa y benévola colaboración de todos los Prefectos de los Dicasterios Eclesiásticos. La mencionada reorganización, si comporta la supresión o unificación de algunas Oficinas, exige, sin embargo, la creación de nuevos organismos sea para hacer más ágil el funcionamiento de la Curia Romana, sea para dar práctica actuación a las normas sancionadas por el Concilio Vaticano II. Esto, naturalmente, incide fuertemente sobre el presupuesto de la Santa Sede, más cuando a estos nuevos egresos no corresponde, desafortunadamente, un aumento de entradas. Para no agravar ulteriormente este estado en el cual se encuentra la Santa Sede, ya sobrecargada de responsabilidades y compromisos, se impone con urgencia la necesidad de un esfuerzo común de parte de todos los responsables de los Dicasterios Eclesiásticos, para una reducción de los gastos. Su Santidad, por tanto, confía en el sentido de responsabilidad de Vuestra Eminencia, para que se eviten no solamente los gastos superfluos, sino que también sean controlados, siempre lo más posible, los gastos relacionados con el funcionamiento de ese S. Dicasterio y especialmente la asunción de nuevo personal.171 A las razones de orden económico que motivaban la nueva actitud del Santo Padre se añadía otro motivo, no menos importante: era necesario que la Curia Romana hiciera más luminoso el ejemplo de seriedad, de dedicación y de generoso servicio que estaba llamada a dar. El Cardenal Samoré, el 29 de enero, respondía asegurando al Cardenal Secretario de Estado que seguiría puntualmente las normas establecidas en la carta del 25 de enero. Añadía además: Por cuanto de mí depende procuraré no dar al Santo Padre motivos de preocupación de ningún orden y menos de orden financiero o económico.

171 Carta del Cardenal Secretario de Estado, Amleto Giovanni Cicognani al Cardenal Antonio Samoré, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Vaticano, 25 de Enero de 1968. En: Arch. PCAL, IA, vol. 9, OrganicoCAL 67-68. 149

De resto en estos primeros meses la Comisión para América Latina ha trabajado con personal muy reducido: de todos mis colaboradores puedo dar testimonio que trabajan con dedicación y sin descanso.172 El 21 de febrero el Papa aprobó que el orgánico de la Pontificia Comisión para América Latina fuera constituido por un secretario, un subsecretario, dos addetti, un archivista, un protocolista, un escritor y un subalterno. En total 8 personas.173 Durante la presidencia del Cardenal Antonio Samoré, la Pontificia Comisión contó con los servicios de Mons. Achille Lupi, desde el 18 de octubre de 1967, nombrado “Capo Ufficio” de la Comisión el 7 de junio de 1968; del Contador Com. Gian Mario Bresciani Alvarez, que desde el 17 de octubre de 1967 comenzó a trabajar directamente en las oficinas de la CAL, permaneciendo, sin embargo, en la nómina de la Secretaría de Estado. El Com. Bresciani ya desde los años anteriores colaboraba con la CAL; del R. P. Orazio Bonassi, religioso scalabriniano, que desde agosto de 1966 trabajaba en la Secretaría de Estado colaborando en las prácticas de la CAL, desde el 1º de abril de 1968 fue encargado exclusivamente del archivo de la Comisión hasta el 18 de octubre de 1968; del R. P. Giuseppe Carnevale, religioso claretiano, que desde el 7 de agosto de 1968 pasó de la Secretaría de Estado a la Pontificia Comisión para América Latina.174

3. Sede

Desde su institución, la CAL tuvo sus oficinas en la Sagrada Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, de la que Mons. Samoré era Secretario. Sin embargo, los nuevos cambios y la reorganización de la Curia que impulsaba la Constitución Apostólica Regimini Ecclesiae Universae exigían una sede distinta para la CAL. Durante los primeros meses de su Presidencia el Cardenal Samoré atendió en la Sala Bologna del Palacio Apostólico Vaticano y en las

172 Carta del Cardenal Antonio Samoré, Presidente de la Pontificia Comisión para America Latina, al Cardenal Amleto Giovanni Cicognani, Secretario de Estado. Vaticano, 29 de enero de 1968. En: Arch. PCAL, IA, vol. 9, Organico CAL 67-68. 173 Carta del Cardenal Secretario de Estado, Amleto Giovanni Cicognani, al Cardenal Antonio Samoré, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Vaticano, 29 de febrero de 1968. En: Arch. PCAL, IA, vol. 9, Organico CAL 67-68. 174 Cfr. Arch. PCAL, IA, vol. 9, Orgánico CAL 67-68. 150 oficinas adyacentes. Pero el continuo ir y venir de personalidades eclesiásticas y civiles que debían encontrar al Cardenal Presidente, en razón de su oficio, fue ya una de las primeras motivaciones para pensar en una reubicación más apropiada de las oficinas de la CAL. A esto hay que añadir la exigencia de ubicar el ya abundante archivo que en diez años se había creado y la necesidad de espacio para ubicar el personal que se consideraba necesario para desarrollar normalmente las actividades. El mismo Cardenal Samoré en la carta que ya hemos citado del 25 de enero de 1968 advertía que “cuando la Comisión tendrá el personal indicado el local actual será inadecuado”.175 Con carta del 19 de febrero de 1968 la Secretaría de Estado comunicaba a Mons. Samoré: El Santo Padre se ha complacido en aprobar la propuesta de asignar como sede para las oficinas de la Pontificia Comisión para América Latina, además de los locales actualmente destinados a los Abogados Consistoriales y a los Procuradores de los SS. PP. AA., una parte de aquellos ocupados hasta ahora por la Dataría Apostólica, ubicados en el Palazzo dei Propilei, del lado del Corridoio di Borgo. Se trata en total de 9 habitaciones, que en el plano anexo están indicadas con los números del 15 al 23. Deseo, además, asegurarle que la Administración de los Bienes de la Santa Sede ha sido invitada a tomar los relativos acuerdos con Vuestra Eminencia para la eventual modificación y las oportunas adaptaciones que fuese necesario hacer a los mencionados locales, con el fin de hacerlos aptos y funcionales para los fines a los que deben ser destinados.Vuestra Eminencia, además, como se ha acordado, pondrá a disposición de los Abogados Consistoriales y de los Procuradores de los SS.PP.AA. un local conveniente, en el cual ellos puedan organizar los respectivos archivos y tener sus eventuales reuniones.176 En marzo se verificó el traslado de las Oficinas de la CAL de la Sala Bologna a los nuevos locales en el Palazzo dei Propilei. Con carta del 29 del mismo mes, dirigida al Sustituto de la Secretaria de Estado, el Cardenal Samoré expresó sus sentimientos de gratitud al Santo Padre: En el momento de dejar la Sala Bologna y las habitaciones adyacentes para ocupar los locales destinados a la Pontificia Comisión para América Latina

175 Carta del Cardenal Antonio Samoré, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, al Cardenal Amleto Giovanni Cicognani, Secretario de Estado. Vaticano, 25 de enero de 1968. En: Arch. PCAL, IA, vol. 9, Organico CAL 67-68. 176 Carta del Sostituto de la Secretaria de Estrado, Mons. Giovanni Benelli, al Cardenal Antonio Samoré, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Vaticano, 19 de febrero de 1968. En: Arch. PCAL, IA, vol. 9, Organico CAL 67-68. 151

en el edificio de la Plaza Pío XII No. 3, quisiera rogarle a Su Excelencia Reverendísima que se haga intérprete de los sentimientos de profunda gratitud mía y de mis colaboradores al Santo Padre por habernos hospedado por algunos meses en el Palacio Apostólico. Ha sido un honor y lo hemos apreciado. También por el hecho de estar tan cerca, localmente, al Augusto Pontífice, nos hemos sentido animados en este primer período de actividad de esta Comisión, separada de otras Oficinas, a las que antes estaba unida. Naturalmente nos sentimos comprometidos a seguir adelante; no faltará nuestra buena voluntad. Confiamos en poder cumplir nuestro deber con espíritu de dedicación; confiamos también en la indulgencia del Augusto Pontífice e imploramos su bendición.177 El Cardenal Samoré, ya desde la nueva sede de la CAL, respondió la carta del 19 de marzo enviada por el Sustituto de la Secretaría de Estado haciendo las siguientes precisaciones: “Se trata en total de nueve habitaciones”, se lee en el mencionado oficio. Permita Vuestra Excelencia que haga la siguiente precisación: - una habitación debe ser puesta a disposición de los Abogados Consistoriales y de los Procuradores de los SS.PP.AA. - dos habitaciones son para el archivo (disposición obligatoria vista la distribución de los locales); con la advertencia que el archivo grande es pasillo para varios ambientes. - una habitación debe ser arreglada para espera de los visitantes (no se puede hacer esperar personas importantes en el no amplio corredor). - una habitación particularmente amplia debe ser acondicionada para sala de reuniones, ya que ésta Comisión trabaja fundamentalmente a base colegial, con una reunión al menos mensual de los Miembros que la componen y son Exc.mos Secretarios de Sagradas Congregaciones Romanas. Quedan así cuatro habitaciones para oficina: una para Monseñor Lupi, una para el Com. Bresciani, una para el suscrito el cual ha elegido la más grande para poder allí recibir a quienes deseen hablar (por tanto oficina y audiencias); momentáneamente queda libre una porque el personal es reducido y muy inferior al orgánico que el Santo Padre ha aprobado; si y

177 Carta del Cardenal Antonio Samoré, Presidente de la Pontificia Comisión para America Latina, a Mons. Giovanni Benelli, Sustituto de la Secretaría de Estado. Vaticano, 29 marzo 1968. En: Arch. PCAL, IA, vol. 9, Orgánico CAL 67-68. 152

cuando el orgánico sea al completo, las habitaciones no serán suficientes.178

4. Funcionamiento

La entrada en vigor del nuevo Reglamento General de la Curia Romana, la aprobación del orgánico y el traslado de las oficinas de la CAL a la nueva sede, pusieron en evidencia otros problemas que el Cardenal Antonio Samoré puso inmediatamente en conocimiento de la Secreatría de Estado. El 9 de marzo de 1968 escribió al Secretario de Estado exponiendo la situación de la Comisión. En la mencionada carta presentó los siguientes interrogantes: ¿Tendrá la Pontificia Comisión para América Latina puesto preciso ante la Administración del Patrimonio de la Santa Sede? Esto porque: La Comisión para América Latina, a pesar de tener, desde finales de septiembre de 1967, un funcionamiento aparte, no resulta que haya tenido posición completa ante la Administración de los Bienes de la Santa Sede. Sin hablar del Presidente, para quien no está en curso y no corre aún ningún efecto administrativo, el personal de la Comisión – del resto prácticamente reducido a la más simple expresión (un eclesiástico que rige la secretaria, un religioso encargado del archivo, un escritor y un ordenanza) – sólo en parte ha recibido la retribución a título de “Personal de la P. C. para América Latina”. El primer problema que se pone es el siguiente: con la entrada en vigor del Reglamento y del Orgánico tendrá la Pontificia Comisión para América Latina un puesto preciso y en sí completo ante la Administración del Patrimonio de la Santa Sede?179 Un segundo interrogante que el Cardenal Samoré planteaba tenía que ver con la disponibilidad de medios para desarrollar sus funciones. Escribía el Cardenal: Con el traslado a los nuevos locales la Comisión no gozará más del apoyo que le daba la Secretaría de Estado. Hasta ahora para la expedición se envía todo a la Secretaría de Estado; para artículos de cancillería se dirige al Economato de la misma Secretaría; para la encuadernación de las posiciones de archivo, para las traducciones o la reproducción de documentos, como para cualquier otra necesidad de orden práctico (compra de las estampillas necesarias, compra e impresión de papel de oficina) estaba vigente la autorización verbal de acudir a la Secretaría de

178 Carta del Cardenal Antonio Samoré, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, a Mons. Giovanni Benelli, Sustituto de la Secretaría de Estado. Roma, 1º aprile 1968. En: Arch. PCAL, IA, vol. 9, Orgánico CAL 67-68. 179 Anexo a la carta del Cardenal Samoré del 9 de marzo de 1968. En: Arch. PCAL, IA, vol. 9, Orgánico CAL 67-68 153

Estado. Dentro de poco no podrá ser más así. Y he aquí el segundo problema: la Administración del Patrimonio de la Santa Sede pondrá la Comisión para América Latina en grado de proveer en el futuro a [sus] necesidades.180 El último interrogante que planteaba el Cardenal Antonio Samoré estaba relacionado con el pago de horas extras cuando las exigencias de trabajo hacían necesario ir más allá del horario establecido. Ya en la nueva sede la situación de incomodidad prevista por el Cardenal Samoré se hizo presente y esto lo obligó a pedir la pronta solución de los inconvenientes que encontraba para el desarrollo de sus tareas. El 22 de abril escribió a Mons. Sergio Guerri, Secretario de la Administración del Patrimonio de la Santa Sede, solicitando respuesta a las cuestiones expuestas en la carta del 9 de marzo al Secretario de Estado, de la que anexaba la parte relativa a las necesidades económicas para el normal desarrollo de la actividad de la Pontificia Comisión.181 Para tranquilidad del Cardenal Presidente, la Secretaría de Estado, el 20 de abril, lo informó sobre cuanto se estaba haciendo para responder a sus solicitudes presentadas con la carta del 9 de marzo. Me dispongo, ahora, a comunicarle que la competente Administración, como consecuencia de la aprobación de los nuevos orgánicos, está proveyendo a la compilación de los relativos oficios para cada uno de los Dicasterios, con la certeza de que por eventuales retardos no deberá resultar algún daño al Personal, a los efectos administrativos, en cuanto que serán dispuestos oportunos pagos a partir del 1º de marzo de 1968. Deseo, además, asegurarle que para esa Comisión será adoptada la misma norma en vigor para todas las Oficinas de la Curia Romana con la asignación de un fondo para los gastos pequeños y será abastecida de material de cancillería y aseo a través de la Administración de los Bienes de la Santa Sede. La relación de los gastos con la relativa justificación deberá ser presentada mensualmente a la misma Administración, la cual proveerá al reembolso reconstituyendo el fondo inicial. Vuestra Eminencia hace también presente que como consecuencia del traslado de la Comisión a los nuevos locales de Plaza Pío XII han aumentado las exigencias de personal. En cuanto a esto le comunico que – además del Ilmo. y Revd.mo Mons. Achille Lupi, del Escritor Com. Mario

180 Anexo a la carta del Cardenal Samoré del 9 de marzo de 1968. En: Arch. PCAL, IA, vol. 9, Orgánico CAL 67-68. 181 Carta del Cardenal Samoré al Revdo. Mons. Sergio Guerri, Secretario de la Administración del Patrimonio de la Santa Sede. Roma, 22 de abril de 1968. En: Arch. PCAL, IA, vol. 9, Orgánico CAL 67-68. 154

Bresciani (“separado” aunque permaneciendo entre el personal de la Secretaría de Estado), y al Ordenanza Sr. Aldo Moretti - V. E. podrá servirse de la obra del P. Orazio Bonassi, que de ahora en adelante no hará más parte de esta Oficina y para el cual, por tanto, Vuestra Eminencia podrá enviar directamente a la Administración de los Bienes de la Santa Sede la indicación de las horas mensuales. [...] De otra parte, con la carta No. 765/CAL del 1º del corriente mes, Vuestra Eminencia ha hecho notar que el personal, momentáneamente es reducido y mucho inferior al Orgánico aprobado por el Santo Padre. Por tanto, en el momento que V. E. lo considere necesario y oportuno, con el fin de completar el orgánico puede señalar los nombres de otros eventuales colaboradores.182

5. Antonio Samoré. Prefecto de la Sagrada Congregación para la Disciplina de los Sacramentos

El 1º de noviembre de 1968 S.S. Pablo VI nombró al Cardenal Antonio Samoré Prefecto de la Congregación para la Disciplina de los Sacramentos y anunció la restructuración de la CAL. Con carta de ese día el Cardenal Secretario de Estado escribió al Cardenal Samoré, “le comunico que el Santo Padre se ha dignado nombrar a Vuestra Eminencia Reverendísima Prefecto de la Sagrada Congregación para la Disciplina de los Sacramentos”. En relación con la Pontificia Comisión para América Latina, el Cardenal Amleto Giovanni Cicognani le comunicaba las disposiciones de Pablo VI: Que Vuestra Eminencia continué por ahora en el cargo de Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, la cual, de otra parte, asumirá una diversa funcionalidad, adecuada a las actuales circunstancias. Esa, en efecto, será inserida en la Sagrada Congregación para los Obispos como Organismo específico para coordinar las relaciones entre la Santa Sede y el CELAM, y desarrollará su actividad según las necesidades o peticiones que serán presentadas por el CELAM mismo, o que serán eventualmente advertidas por graves necesidades que surjan, y podrá normalmente conseguir sus fines mediante reuniones ocasionales, análogamente a como se hace en otras Comisiones Pontificias. La inserción efectiva de la CAL en la mencionada Sagrada Congregación podrá ser llevada a cabo gradualmente dentro del presente “año curial”

182 Carta del Cardenal Secretario de Estado al Cardenal Samoré. Vaticano, 20 de abril de 1968. En: Arch. PCAL, IA, vol. 9, Orgánico CAL 67-68. 155

(Julio de 1969): en tal período, la Comisión en mención y el relativo Secretariado continuarán a desarrollar su actividad en los locales que actualmente ocupan.183 De la nueva disposición Samoré tomo nota disponiendo que el tiempo transcurrido desde el 1º de noviembre 1968 hasta julio de 1969, lo dedicaría a la preparación de la entrega de la CAL. En carta de respuesta al Secretario de Estado, asegura al Papa de la obediencia inmediata a sus disposiciones y aprovecha la ocasión para agradecer el haber sido invitado a hacer parte del séquito pontificio durante el viaje papal a Bogotá, lo que considera la coronación de una actividad de “diez y nueve años en favor de la Iglesia en América Latina: desde el día en que fui enviado allí como Nuncio Apostólico184 hasta la segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano”.185 El 6 de noviembre escribió al nuevo Presidente de la CAL, Cardenal Carlo Confalonieri, para manifestar su disposición a cumplir exactamente las disposiciones pontificias, añadía además: Pienso: Organizar el Archivo, que podría ser luego de útil consultación. Concluir las prácticas en curso, prestando atención de llevar a término definitivo las prácticas que no entrarían en la nueva funcionalidad. Evitar iniciativas, justamente para no disturbar la nueva funcionalidad. Preparar la descripción de las prácticas que seguramente continuarán su desarrollo, para facilitar una eventual consultación. Continuar teniendo perfectamente actualizada la contabilidad, en vista de la entrega a su momento.186 El 9 de junio la CAL celebró su 44ª reunión, la última del primer período (2 de mayo de 1958 – 9 de junio 1969). Fue presidida por el Cardenal Samoré, Presidente. El 9 de julio se dió la inserción definitiva de la CAL en la Congregación para los Obispos. En la carta con la que acompaña el acto de entrega de la CAL Samoré escribía:

183 Carta No. 126525 del Cardenal Secretario de Estado, Amleto Giovanni Cicognani al Cardenal Antonio Samoré. 1º de Noviembre de 1968. En: Arch. PCAL, IA, vol. 37, Nueva CAL, I. 184 30 de enero de 1950, en Colombia. 185 Carta del Cardenal Antonio Samoré al Cardenal Secretario de Estado. En: Arch. PCAL, IA, vol. 37, Nueva Cal, I. 186 Carta del Cardenal Antonio Samoré al Cardenal Carlo Confalonieri. Roma, 6 de Noviembre de 1968. En: Arch. PCAL, IA, vol. 37, Nueva CAL, I. 156

Considero oportuno agregar algunas pocas consideraciones: 1- desde noviembre 1968 esta Oficina ha tenido cuidado de no dar inicio a practicas nuevas, o sea, de no tomar iniciativas que habrian podido en algún modo comprometer la Comisión en su nueva estructura. 2- se ha tenido también cuidado de llevar a término todas las practicas iniciadas, aquellas, se entiende, que podían tener un desarrollo completo en el tiempo a disposición. 3- no hay problemas pendientes con el CELAM (Presidencia, Secretariado General, Departamentos). 4- igualmente tampoco hay problemas pendientes con los Organismos de ayuda. Tienen habitual curso algunas prácticas, que me permitiría llamar “rutinarias” con MISEREOR, con el CECAL (Boletín). El Illmo. y Revdmo. Mons. Buro está al corriente. 5- estos últimos meses han sido empleados en la ordenación del Archivo. Siento aquí el deber de dar testimonio de afectuosa gratitud a mis colaboradores, que se han prodigado -interpretando y secundando mis deseos- para organizar el archivo en un modo que osaría definir ejemplar. La mayor parte de los documentos ha sido encuadernada y el trabajo ha sido completamente seguido por las Religiosas Siervas del Sagrado Corazón: son poco menos de 900 volúmenes, cuya consultación será fácil y, sea concedido desearlo, quizá un día podría ser proficua. Sólo los documentos recientes, es más recientísimos, no se ha podido y no se ha considerado oportuno encuadernarlos. Pero también estos no ofrecen dificultad alguna de localización; algunas carpetas ponen en evidencia prácticas que deben ser tenidas presentes. 6- la administración es siempre cuidadosa. La contabilidad es siempre clara, actualizada y precisa: los resultados están en una específica carpeta. La entrega del material del local del archivo y de las llaves se hará a la persona que Vuestra Eminencia tendrá la bondad de indicar. Archivo viviente, en el sentido más pleno de la palabra, es el Ill.mo y Rev.dmo Mons. Buro, del que estoy muy contento que continúe, a la dependencia de Vuestra Eminencia, ocupándose de la Iglesia en América Latina. A él y a los otros que han colaborado me sea permitido dejar, con la presente, testimonio escrito de reconocimiento y de satisfacción.187 El mismo día escribió al Cardenal Jean-Marie Villot, Secretario de Estado de Su Santidad, informándolo de haber hecho entrega de la CAL al Cardenal Confalonieri.

187 Carta del Cardenal Antonio Samoré al Cardenal Carlo Confalonieri. Roma, 9 de julio de 1969. En: Arch.PCAL, IA, vol. 37, Nueva CAL, I. 157

En la oficina de la CAL de la Sagrada Congregación para los Obispos continuó trabajando, en el desarrollo de las prácticas, monseñor Michele Buro, que pasó del Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia a la Congregación para los Obispos; colaboró también durante los primeros años el sacerdote Francisco Ramírez, sj. Desde 1974 el P. Giovanni Vergallo Montinari entró a colaborar con la secretaría de la CAL, al puesto del padre Francisco Jiménez.

Capítulo XIII

La Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano

1. Antecedentes

Desde 1958, en los Estatutos que el CELAM elaboró durante su tercera reunión, celebrada en Roma, se previó la posibilidad de nuevas Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano.188 Sin embargo, la idea de celebrar la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano nació en 1965, mientras estaba por clausurarse el Concilio Vaticano II.189 Mons. Manuel Larraín190, entonces Presidente del CELAM, sentía que había llegado el momento de reunir de nuevo el Episcopado latinoamericano para estudiar la

188 Cfr. Estatutos del CELAM, Capítulo I, artículo 2, numeral 4: “[son funciones del CELAM] Ocuparse de la preparación de Conferencias del Episcopado Latino Americano, cuando la Santa Sede decida convocarlas, y también de los demás problemas que ésta le confíe”: 189 Convocado por Su Santidad Juan XXIII se reunió desde el 11 de octubre de 1962 hasta el 8 de diciembre de 1965. 190 Manuel Larraín Errázuriz (1900 - 1966). Manuel Larraín Errázuriz nació en Santiago de Chile, en 1900. Siendo parte de una distinguida familia católica, ingresó al Colegio San Ignacio. Comenzó sus estudios superiores en la Escuela de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile y en 1922 ingresó al Seminario Mayor de Santiago, donde inició su camino al sacerdocio. Viajó a Roma, donde continuó su formación teológica y espiritual, fue ordenado sacerdote en 1927. En 1938, ya de vuelta en Chile, fue nombrado Obispo de la ciudad de Talca, cargo que ejerció hasta su trágica muerte en 1966. Fue Presidente del CELAM desde 1964 hasta el momento de su muerte. En un viaje de Talca a Santiago en 1966, Monseñor Larraín murió en un accidente automovilístico el 22 de junio. Su importante labor en la Iglesia chilena y latinoamericana, su herencia intelectual, así como también su ejemplo de entrega por la justicia y la prosperidad de los más desposeídos, hicieron que el gobierno decretara duelo nacional por tres días.

158 manera como la Iglesia en América Latina debía responder a las novedades que se le imponían desde los diversos campos: político, social, económico, cultural y religioso. La Primera Conferencia General que se realizó en Río de Janeiro en 1955 constituyó un momento importante en la historia de la Iglesia en América Latina y produjo incontables frutos de bien para la vida católica latinoamericana. Fue la ocasión, además, para una mayor colaboración de los Episcopados de esa parte del continente que se concretizó y se hizo perdurable en el CELAM, herencia preciosa de aquella primera Conferencia General. En el ambiente de renovación y de actualización que se respiraba en las sesiones del Concilio, Mons. Manuel Larraín veía que después de diez años de la celebración de la Conferencia de Río de Janeiro se habían agrabado problemas antiguos y habían surgido nuevas dificultades, se habían registrado extraordinarios e inesperados acontecimientos en los campos de la cultura, de la civilización de la técnica y de la política. Esto hacia necesario que los Obispos latinoamericanos se reunieran otra vez, con carácter oficial, para un hacer un balance general de la situación interna de la Iglesia, en este inquieto y esperanzador continente latinoamericano y para trazar las líneas maestras de la acción pastoral de la Iglesia ante la transformación permanente y rápida de América Latina. En la IX reunión del CELAM celebrada en Roma el 23 de septiembre de 1965 se proyectó aprovechar para la coordinación apostólica latinoamericana el XXXIX Congreso Eucarístico Internacional programado para 1968 en Bogotá y Monseñor Manuel Larraín manifestó que se podría pensar en la posibilidad de la reunión de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano.191 Esta iniciativa presentada por Mons. Larraín no se abandonó, a pesar de su muerte inesperada el 22 de junio de 1966. Por el contrario, las dos reuniones del CELAM, la de 1966 celebrada en Mar del Plata y la de 1967 que tuvo como sede la ciudad de Lima, fueron dedicadas al estudio y perfeccionamiento de la idea.

191 Cfr. Arch. P. CAL, 2CG, Segunda Conferencia General. Preparación. Convocación: parte segunda, vol. 2, Acta No. 1 de la IX Reunión, ff. 49-57 159

2. Convocación y preparación

El 2 de diciembre de 1966 Mons. Avelar Brandao Vilela, después de haber dialogado con la Pontificia Comisión para América Latina, llevó al conocimiento directo y personal de Paolo VI, durante la audiencia que concedió a la Presidencia del CELAM, el deseo del Episcopado latinoamericano de reunirse por segunda vez en asamblea general. Evocando ese momento Mons. Avelar Brandao Vilela escribe, “Pablo VI nos oyó con benevolencia”. En la carta de la Presidencia del CELAM a Pablo VI en diciembre de 1967, se lee: Vuestra Santidad demostró en aquella ocasión su complacencia ante nuestra solicitud como además por el tema general que sugerimos, que fue el de la aplicación del Concilio en América Latina. Nos dijo que estudiáramos la cuestión más a fondo, que consultáramos con Su Eminencia el Cardenal Samoré, entonces Vice-Presidente de la CAL y ahora Presidente de la misma y que nos informásemos más al respecto. Propusimos la posibilidad de que la representación del Episcopado Latinoamericano fuera no sólo jurídica, sino también pastoral, en el sentido de poder invitar especialmente a los Obispos Presidentes de las Comisiones Episcopales en sus respectivas Jerarquías, según los temas específicos que deberían tratarse en esta Segunda Conferencia General. Esta idea también fue del agrado de Vuestra Santidad.192 Después de conversar con Monseñor Samoré, el segundo Vice- Presidente del CELAM, Mons. Marcos G. McGrath c.s.c., a nombre de la Presidencia del CELAM, volvió a tratar de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano con el Papa Pablo VI, en la audiencia que le concedió en el mes de marzo de 1967. En esa ocasión el Papa sugirió la oportunidad de una consulta un poco más amplia y para dar cumplimiento a las indicaciones pontificias se aprovechó la ocasión de la reunión de un buen número de Obispos del CELAM, en el mes de mayo de 1967, en Bogotá. Luego, después de las reuniones de los Departamentos e Institutos del CELAM, en La Capilla, Colombia, el CELAM dirigió por escrito al Santo Padre una memoria con mayores informes sobre la necesidad de la Conferencia y, al mismo tiempo, solicitaba la aprobación oficial de la Santa Sede para ese proyecto. El deseo del CELAM era que la Conferencia se pudiera realizar en Bogotá en los días siguientes al XXXIX Congreso Eucarístico Internacional y como tema se proponía

192 Carta de la Presidencia del CELAM a Su Santidad Pablo VI. Bogotá, 9 de diciembre de 1967. En: Arch. P. CAL, 2CG. vol. I, II Conferenza. Convocazione, f. 73-74. 160

“La Iglesia en América Latina frente al Concilio”, con un esquema compuesto de tres partes: análisis de la realidad del continente, reflexión teológica, aplicación. 193 Esta carta fue analizada por la CAL y el 8 de junio de 1967 Mons. Samoré presentó al Papa los resultados del estudio. Pablo VI autorizó al Vice-Presidente de la CAL para que respondiera al Presidente del CELAM. En la carta de Mons. Samoré, que tiene la fecha del 20 de julio 1967, se manifiesta al CELAM la mente del Papa: que el CELAM dedique la próxima reunión a la preparación de la Conferencia y que escoja la sede, teniendo en cuenta que el Papa pensaba en Bogotá, Medellín o Cali como posibles sedes de la Conferencia. Para Mons. Samoré, Bogotá tenía la desventaja de la altura que podría afectar los trabajos de la Conferencia.194 Así, pues, a grandes líneas la idea de la celebración de una II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano era aprobada. En noviembre de 1967 en Lima, durante la reunión anual del CELAM, se llegó a la aprobación del tema central: “La Iglesia en la actual transformación de la América Latina, a la luz del Concilio Vaticano II” discutiéndose ya entonces los primeros proyectos de su desarrollo. En esa reunión todos los Delegados fueron informados de los pasos dados respecto a la Conferencia General y se trataron ampliamente todos los puntos, hasta llegar a conclusiones aceptadas por todos los presentes. Con carta del 9 de diciembre de 1967 la Presidencia del CELAM presentó al Santo Padre los resultados de esta reunión y manifestó su deseo de que la Conferencia fuera convocada oficialmente: En audiencia con Vuestra Santidad, el 2 de diciembre de 1966, pudimos presentar el anhelo largamente estudiado por los Obispos Delegados en la reunión del CELAM de que se tuviera, después del Congreso Eucarístico Internacional de Bogotá, la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano para poder estudiar la historia trazada desde la Primera Conferencia General, realizada en Río de Janeiro en 1955, con motivo del Congreso Eucarístico Internacional. [...]Esta Segunda Conferencia debería tomar también en consideración la aplicación, en conjunto, del Concilio en América Latina. Este deseo fue aprobado unánimemente por los Delegados

193 Cfr. Carta de Mons. Avelar Brandao Vilela, Presidente del CELAM a Su Santidad Paolo VI. Bogotá, 26 de mayo de 1967. En: Arch. P. CAL, 2CG. II Conferenza Generale. Convocazione, vol. 1. 194 Monseñor Antonio Samoré había sido Nuncio en Colombia y por esto tenía conocimiento directo de la ciudad. 161

de las Conferencias Nacionales que asistieron a la X Reunión del CELAM, celebrada en Mar del Plata, Argentina, en los últimos días del mes de octubre de 1966. Adjuntamos a esta nuestra carta un Documento que contiene todos los puntos que fueron resueltos en esta última Reunión de Lima.195 Esperamos que sean del agrado de Vuestra Santidad para poder recibir la Convocatoria oficial en la forma y en los términos que Vuestra Santidad disponga. Así podremos ponernos rápidamente a la ejecución y preparación de una reunión que será trascendental, en la línea ya trazada y cada vez más ardientemente anhelada por los Obispos de América Latina, de esta pastoral de conjunto a nivel continental, a la cual Vuestra Santidad nos ha exhortado en varias ocasiones.196 En enero de 1968 se realizó en Bogotá la primera reunión de estudios especialmente dedicada al examen más profundo del tema, con la participación de obispos y expertos en varias disciplinas. Nació así el llamado Documento Base Preliminar, estructurado en tres partes distintas y complementarias: visión integral de las realidades latinoamericanas, reflexión teológica sobre estas realidades y proyecciones pastorales para la acción de la Iglesia en nuestro continente. Inmediatamente, tal documento fue enviado a la Santa Sede y, tras adecuadas modificaciones, fue aprobado.197 En tanto, siempre en enero de 1968, el primer día del año el Papa tuvo conocimiento de la carta del CELAM y del anexo documento y pidió que se pidiera el juicio de la Congregación Consistorial y de la Primera Sesión de la Secretaria de Estado, el Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia. Mons. Samoré, que recibió la nota del Papa el 2 de enero, solicitó inmediatamente este parecer encareciendo una rápida respuesta, pues tenía toda la intención de poder responder a la

195 Este Documento está constituido por siete páginas para uso privado y con la advertencia de que se trata de un texto provisorio. En el se enuncia: 1) el objetivo: “Toma de conciencia de la realidad latinoamericana para orientar pastoralmente una acción más integrada de la Iglesia en América Latina, a la luz del Concilio”; 2) el temario: “La Iglesia en la actual transformación de América Latina a la luz del Concilio”, con una introducción y tres partes. Cfr. Arch. P. CAL. 2CG, vol. I, Convocatoria, f. 76-81. 196 Carta de la Presidencia del CELAM a Su Santidad Pablo VI. Bogotá, 9 de diciembre de 1967. En: Arch. P. CAL, 2CG. II Conferenza. Convocazione, vol. 1, f. 73 197 El 30 de enero la Presidencia del CELAM escribía a Mons. Samoré comunicándole la celebración en Bogotá de la reunión preparatoria de la Segunda Conferencia General. Se envió adjunto el Primer Proyecto del Documento Base para La II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. La Presidencia del CELAM que por esos días pasó de Bogotá a Roma trajo la carta y el material adjunto y comunicó de persona todo el material a la CAL, que el 15 de febrero lo envió a la Secretaría de Estado y a las Congregaciones más interesadas en el tema. Cfr. Arch. PCAL, 2CG, vol. 8, Documento Base. I. 162

Presidencia del CELAM y a los demás obispos que se reunirían a mediados de ese mismo mes en Bogotá. El 11 de enero de 1968 se sometió al Papa una memorandum con la síntesis del voto de la Congregación para los Obispos y del Consejo pro publicis Ecclesiae negotiis: 1) ha sido interrogada la Sagrada Congregación para los Obispos, la cual reconoce la oportunidad del Congreso Eucarístico Internacional para la celebración de la Segunda Conferencia; - piensa que el CELAM, en el trabajo de preparación a él confiado tendrá cuidado de mantenerse en estrecho contacto con los Organismos de la Santa Sede, que en dicha Conferencia estan interesados. - hace algunas objeciones sobre la elección de los Obispos “que el CELAM se reserva de invitar en razón de su especial competencia” y de los invitados especiales, para que no se oriente hacia una particular dirección que podría condicionar los resultados de la Conferencia”, como también de los Observadores, los cuales, bien dicho, “de por sí no deberían hablar. Esto, sin embargo, será difícil en cuanto a los Cardenales y Obispos, los cuales podrían eventualmente influir en el desarrollo de los trabajos”. - afirma: “en mérito a la Convocación, el juicio es propio del Santo Padre”. 2) Este Consejo “pro publicis Ecclesiae negotiis”, de parte suya, está de acuerdo con los puntos de vista de la Sagrada Congregación para los Obispos y comparte las objeciones sobre la mencionada categoría de invitados: objeciones ya expuestas en la nota del Cardenal Presidente de la CAL, el cual justamente sugería que en propósito se deberá hacer presente que “Santa Sede y CELAM se consultarán antes de invitar”: podría ser ésta la fórmula para evitar cualquier posible inconveniente. En el mismo memorandum antes mencionado se sometía al Papa la súplica de hacer conocer si entendía convocar la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en Medellín-Colombia, para los días inmediatamente sucesivos al Congreso Eucarístico Internacional que tendría lugar en Bogotá en agosto de 1968. Para el caso que S.S. Pablo VI decidiera convocar la mencionada Conferencia se proponía: Las relaciones entre la Santa Sede y el CELAM, en la fase de preparación y en vista inmediata de la celebración, podrían ser confiadas a la CAL la cual, además del “oficio de estudiar en manera unitaria los problemas fundamentales de la vida católica en América Latina, favoreciendo la estrecha cooperación de los Sacros Dicasterios de la Curia Romana interesados en su solución, sigue y sostiene también las actividades del CELAM” (cfr. Annuario Pontificio 1967, p. 1422). 163

Por tanto, en la carta de transmisión con la firma del Cardenal Secretario de Estado al Presidente de la CAL sería oportuno: 1) dar mandato a la misma de participar la augusta decisión a cuantos de derecho deberán participar a la Conferencia: a) Presidentes de las Conferencias Episcopales Nacionales de América Latina, invitando estas a elegir igualmente propios Delegados con el siguiente criterio proporcional: hasta 25 Obispos, 1 delegado hasta 50 Obispos, 2 delegados hasta 75 ” 4 ” más de 200 ” 8 “ b) Delegados y Sustitutos al CELAM y Presidentes de los Departamentos del CELAM. c) Representantes de la CLAR (Confederación Latinoamericana de Religiosos), que podrían ser la Presidencia con el Secretario General y los Consejeros de las 4 regiones (un total de 13 religiosos y religiosas, provenientes de 8 países: Chile, Brasil, Perú, Colombia, México, Santo Domingo, Ecuador y Bolivia). 2) Mandar pedir a la Presidencia del CELAM que proponga a la Santa Sede los nombres de las personas que desea invitar: - por especial competencia; - para ayudar en las varias materias; - y como Observadores. Con el fin de hacerles llegar, a juicio último de la Santa Sede, la formal invitación. 3) Hacer igualmente presente a la Presidencia del CELAM que haga conocer, antes de interesarlas, las personalidades a las cuales será confiado el desarrollo del tema en sus varias partes; mandar apenas posible el material de estudio que el CELAM mismo haya encargado de hacer llegar, con cierta anticipación, a los aprticipantes; concordar con la Santa Sede el reglamento interno. En tal modo, parece asegurado una útil intervención de la Santa Sede para la buena preparación y celebración de la Conferencia.198 Con esa documentación el Papa dispuso convocar oficialmente la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. El 20 de enero de 1968 el Cardenal Amleto Giovanni Cicognani, Secretario de Estado y Prefecto del Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia, escribía al Cardenal Samoré, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina:

198 El Santo Padre conoció este promemoria el 16 y al pié de página de su puño y letra escribió: “Sta bene. 16.I. 1968”. 164

El Santo Padre, acogiendo el deseo reiteradamente manifestado por el CELAM y tomada atenta visión de las informaciones recientemente enviadas por la Presidencia de dicho Organismo, después de haber escuchado el parecer del Consejo “pro Publicis Ecclesiae Negotiis” y de la Sagrada Congregación para los Obispos, teniendo en mira la ulterior consolidación de la vida católica en los Países de América Latina, ha decidido convocar la II CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, en la ciudad de Medellín (Colombia), para los días inmediatamente sucesivos a la celebración del XXXIX Congreso Eucarístico Internacional que se tendrá en Bogotá del 18 al 25 de agosto p.v. La Conferencia tendrá por objeto el siguiente tema: “LA IGLESIA EN LA ACTUAL TRANSFORMACIÓN DE AMERICA LATINA A LA LUZ DEL CONCILIO”. En la misma carta de convocación se daba al Cardenal Samoré, en su condición de Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, los siguientes encargos: Seguir y favorecer, de acuerdo sobre todo con los Dicasterios de la Curia Romana particularmente interesados, la preparación del evento que en la parte organizativa y técnica será responsabilidad del Consejo Episcopal Latinoamericano. Por venerado encargo de Su Santidad, tengo el honor de comuicar a Vuestra Eminencia las siguientes augustas directivas que Su Eminencia, en la manera que considerará más oportuna, querrá hacer conocer a quien de deber. I. Corresponde a Vuestra Eminencia hacer llegar, por mandato Summi Pontificis, la formal invitación a cuantos por derecho tomarán parte a la Conferencia General, es decir: 1) a los Presidentes de las Conferencias Episcopales Nacionales de América Latina, a los cuales notificará también que las respectivas Conferencias Episcopales tienen además facultad para elegir sus propios Representantes a dicha Conferencia General, según el siguiente criterio: hasta 25 Obispos, 1 Representante; de 26 hasta 50, 2 Representantes; de 51 hasta 75, 3 Representantes; de 76 hasta 100, 4 Representantes, y asi sucesivamente; 2) a la Presidencia del CELAM, a los Delegados, y respectivos Sustitutos de las Conferencias Episcopales Nacionales, a los Presidentes de los Departamentos y del Comité Económico del CELAM; 3) a los componentes de la “Junta Directiva de la Confederación Latino Americana de Religiosos” (CLAR). II. Vuestra Eminencia querrá hacer presente a la Presidencia del CELAM que puede proponer nombres de personalidades, eclesiásticas y del laicado católico militante, que considera dignas e idóneas, por su específica 165

competencia en las materias a tratar o por peculiarmente beneméritas en relación con la Iglesia en América Latina, de asistir a la Conferencia General como Invitados Especiales o simplemente como Observadores, sin “voz ni voto”. La Santa Sede se reservará de hacerles llegar la invitación, no sin tener informado el CELAM. Vuestra Eminencia queda igualmente autorizado para invitar a la Conferencia General a los Presidentes de los Organismos Episcopales Nacionales de Ayuda (en personal y económico) existentes en América del Norte y en Europa, miembros del COGECAL, dándole oportuna comunicación al CELAM. III. Vuestra Eminencia queda encargado de invitar a la Presidencia del CELAM paraa que concuerde con las Conferencias Episcopales Nacionales de América Latina la escogencia de los Obispos a los cuales confiar el estudio y la exposición de los varios puntos en los cuales se articulará el desarrollo del tema y a notificarlo previamente a la Santa Sede, para recibir el parecer definitivo. IV. El material de base, incluso aquel que con carácter provisorio se hará llegar a las Conferencias Episcopales Nacionales de América Latina para una mejor comprensión del tema y una mayor profundización de sus varios aspectos, será regularmente enviado a la Pontificia Comisión que cuidará de enviarlo a otros Dicasterios de la Curia Romana, cuando se vea la conveniencia o utilidad. V. La redacción definitiva del previsto “Reglamento Interno”199 para el funcionamiento de la Conferencia General será concordada con la S. Sede, la cual, por tanto, queda a la espera de conocer el texto que en tal sentido el CELAM se propone preparar.200 El Cardenal Samoré comunicó inmediatamente la noticia de la convocación oficial de la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Es del 20 de enero el telegrama con el que informaba a Mons. Avelar Brândao Vilela que el Papa había finalmente convocado oficialmente la Conferencia. El telegrama y la carta expedidos con este motivo fueron dirigidos a Bogotá, donde la Presidencia del CELAM con otros obispos del mismo Consejo

199 En la reunión de Bogotá se preparó un Reglamento que a finales de enero fue entregado por la Presidencia del CELAM al Cardenal Samoré, y éste lo pasó a la Secretaría de Estado el 21 de febrero de 1968. Cfr. Arch. P. CAL, 2CG, Vol. 12, Reglamento. 200 Oficio N. 394/68 del Cardenal A. G. Cicognani, Prefecto del Sacrum Consilium Pro Publicis Ecclesiae Negotiis y Secretario de Estado de Su Santidad al Cardenal Antonio Samoré, Presidente del a Pontificia Comisión para América Latina. Vaticano, 20 de Enero de 1968. En: Arch. PCAL, 2CG, Vol. 1, II Conferenza. Convocazione, ff. 83-84. 166

Episcopal y algunos expertos trabaja sobre el tema de la Conferencia.201 En 13 de mayo la Secretaria de Estado hizo conocer los nombres de los Presidentes de la Conferencia General: el Cardenal Antonio Samoré, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina; el Cardenal Juan Landázuri Ricketts, Arzobispo de Lima; y el Arzobispo de Teresina, Mons. Avelar Brândao Vilela, Presidente del CELAM.202 El 8 de mayo S.S. Pablo VI, en su discurso durante la audiencia del miercoles, anunció que viajaría a Bogotá para tomar parte al XXXIX Congreso Eucarístico Internacional y para inaugurar la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano.203 Los preparativos siguieron intensos. En junio de 1968, se verificó la segunda reunión preparatoria de obispos y peritos para la apreciación de las contribuciones recibidas, procedentes sobre todo de las Conferencias Episcopales Nacionales y de algunos Dicasterios de la Curia Romana, con lo que el texto primitivo se enrriqueció y se hizo más ordenado, vigoroso y pastoral. De ese encuentro, surgió el Documento Base204 para la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, como instrumento de trabajo para ser discutido en Medellín y para ser interpretado en las conferencias organizadas para esta reunión:1) Signos de los tiempos en la América Latia, hoy; 2) Interpretación cristiana de los signos de los tiempos de hoy; 3) Iglesia y promoción humana; 4) Evangelización y crecimiento en la fe; y 5) Iglesia visible y coordinación pastoral. La Presidencia del CELAM y de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano estuvieron en Roma a finales de julio de 1968, donde sostuvo las últimas reuniones preparatorias con la CAL el 29 y el 31 de julio y el 1º , 2 y 3 de agosto. En estas reuniones se ultimaron los detalles del viaje apostólico de Paolo VI, que constituía un evento histórico: era la primera visita de un Papa a América Latina.

201 Cfr. Telegrama y Carta del Cardenal Samoré a Mons. Avelar Brandao Vilela, Presidente del CELAM. Roma, 20 de enero de 1968. En: Arch. PCAL, 2CG, vol. 1, II Conferenza. Convocazione, ff. 95 y 100. 202 Nota de la Secretaría de Estado al Cardenal Samoré. Vaticano, 13 de mayo de 1968. En: Arch. PCAL, 2CG, vol. 1, II Conferenza. Convocazione, f. 84. 203 Cfr. Arch. PCAL, 2CG, Vol. 1, II Conferenza. Convocazione, f. 105. 204 Con carta del 19 de junio 1968 la Presidencia envió a la CAL el Documento Base para la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, articulado en tres partes: la realidad latinoamericana, reflexión teológica, proyecciones pastorales. Son 45 páginas a máquina. Cfr. Arch. P. CAL, 2CG, vol. 11, Documento Base. IV. 167

3. Desarrollo de la Conferencia

El jueves 22 de agosto de 1968, a las 10:20 de la mañana, Pablo VI besaba el suelo de América Latina en el aeropuerto El Dorado de la ciudad de Bogotá. Con el Papa viajaron también: su secretario particular, Mons. Pasquale Macchi y el organizador del viaje, Mons. Marcinkus; el Decano del Sacro Colegio, Cardenal Eugenio Tisserant; el Cardenal Antonio Samoré, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina; el Sustituto de la Secretaría de Estado, Mons. Giovanni Battista Benelli; Mons. Agostino Casaroli y el entonces encargado de la sección española de la Secretaría de Estado, más tarde nuncio en Bogotá y hoy Cardenal Eduardo Martínez Somalo. El sábado 24 de agosto, a las 10:30 el Santo Padre llegó a la plaza de Bolívar, entró en el palacio arzobispal y desde el balcón central saludó a la multitud. Luego, pasó a la catedral. Allí tuvo lugar uno de los actos más importantes del viaje apostólico, un acontecimiento que en parte lo había motivado: la inauguración de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Un testigo directo de este evento lo evoca así: En la nave central del templo catedralicio se han colocado los participantes: unos 250 obispos con los peritos y los demás componentes de la Conferencia. Están los tres presidentes nombrados por el Sumo Pontífice: el cardenal Juan Landázuri Ricketts, arzobispo primado de Lima; el cardenal Antonio Samoré, presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, y Mons. Avelar Brandão Vilela, arzobispo de Teresina y presidente del CELAM. El secretario general era el futuro cardenal Eduardo Pironio. Saludo del cardenal Landázuri y largo discurso del Papa, el decimocuarto, el más largo y tal vez el más importante en la serie de Bogotá. Se trata de una alocución que refleja de forma evidente la mentalidad eclesial del Papa Montini, un texto para la historia, que iluminó la asamblea de Medellín y dio a sus documentos el contorno justo y su auténtica proyección pastoral.205 En la tarde del mismo día Pablo VI salió de regreso para Roma y los participantes a la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano comenzaron a dirigirse hacia Medellín, donde en la

205 MONS. CIPRIANO CALDERON, La visita del Papa Pablo VI a Bogotá, relación presentada el 22 de agosto de 1988 en la Commemoración de los 30 años del primer viaje de un Romano Pontífice a América. 168 sede del Seminario Mayor de la Arquidiócesis se celebró la Conferencia, del lunes 26 de agosto al 6 de septiembre. En Medellín, en la tarde del 26 los tres Presidentes de la Conferencia tuvieron sus respectivos discursos inaugurales tomando primero la palabra el Cardenal Landázuri Ricketts, luego el Cardenal Samoré, quien dedicó su discurso a ilustrar las relaciones entre la CAL el CELAM y las Conferencias Episcopales Nacionales. Por último tomó la palabra el Arzobispo de Teresina, Mons. Avelar Brandâo Vilela, quien trazó una breve historia de los pasos dados desde el surgimiento de la idea hasta el momento de la apertura de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Las modalidades de la preparación y del desarrollo habían sido previstas por el “Reglamento”, en el cual estaba definida la naturaleza de la Conferencia en los siguientes términos: La Conferencia General del Episcopado Latinoamericano es convocada por el Sumo Pontífice con carácter extraordinario, para estudiar, con el aporte de los Presidentes y demás Representantes de las Conferencias Episcopales Nacionales de América Latina, del clero diocesano, de las familias religiosas y del laicado católico, el tema aprobado, con miras a elaborar orientaciones pastorales para la Iglesia en América Latina.206

3.1 Participantes

Tomaron parte todos los miembros del CELAM (Presidencia, Delegados de las Conferencias Episcopales Nacionales al CELAM y relativos sustitutos,207 Presidentes de los respectivos Departamentos y del Comité Económico), los Presidentes de las Conferencias Episcopales de América Latina, los miembros del Episcopado Latinoamericano elegidos por las respectivas Conferencias Nacionales en razón de uno por cada 25 obispos o fracción de 25, representantes de los religiosos a través de la Junta Directiva de la CLAR, una representación de sacerdotes diocesanos de América Latina y algunos exponentes del laicado católico, como invitados especiales los

206 SEGUNDA CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, Reglamento, art. 4. En: Arch.PCAL, 2CG, vol. 13, Regolamento, II, Preparazione. Regolamento: testo definitivo-Meccanica di lavoro (Parte seconda). 207 Cfr. Estatutos del CELAM Capítulo II, artículo 3º numerales 1 y 2: “1. El CELAM está integrado por los Delegados de las Conferencias Episcopales Nacionales de América Latina, a razón de un Delegado por cada una de ellas [...] 2. [...] Cada Conferencia elegirá así mismo un sustituto para el caso en que el Delegado llegue a faltar o a encontrarse impedido”. 169 representantes de los Organismos de Ayuda, Observadores y Expertos. En total cerca de 200 personas.

3.2 Los trabajos de la Conferencia

Durante el desarrollo de la Conferencia reinó “un espíritu de concorde colaboración, de celosa actividad y serena confianza” y a Conferencia concluida se podía hablar de una “atmósfera de general satisfacción por la cantidad de trabajo realizado y por el espíritu de cordialidad fraterna entre todos los participantes”.

3.3 Procedimiento

Al interno de la Conferencia se constituyeron 16 grupos de trabajo (Comisiones y Subcomisiones), a los cuales se debe la preparación de las conclusiones sometidas a la consideración y a la aprobación de la Asamblea en tres fases sucesivas. De cada argumento la primera redacción de los documentos conclusivos fue llevada a conocimiento de la Asamblea para un juicio de forma y de fondo, en la libre expresión de los varios puntos de vista; la segunda redacción fue sometida a regular votación con las tres fórmulas conciliares: placet, non placet, placet iuxta modum; la tercera redacción contenía ya las modificaciones pedidas y previamente aprobadas: y es el texto enviado a las competentes Congregaciones y Oficinas de la Santa Sede que, en general, lo encontraron digno de aprobación, indicando algún pequeño cambio en uno u otro punto.

3.4 El tema general de la conferencia

El tema general “La Iglesia en la actual transformación de América Latina a la luz del Concilio Ecuménico Vaticano II”, fue estudiado en tres grandes sectores: Promoción humana – Evangelización y crecimiento en la fe - La Iglesia visible y sus estructuras. A cada uno de ellos hace referencia o es el argumento de los puntos examinados por los grupos de estudio, es decir: Justicia, Paz, Familia y demografía, Educación, Juventud (promoción Humana) 170

Pastoral Popular (o de masas), Pastoral de las Elites, Catequesis, Liturgia (Evangelización y crecimiento en la fe) Formación del clero, Sacerdotes, Religiosos, Movimientos de laicos, Pobreza de la Iglesia, Pastoral de Conjunto, Medios de comunicación social (La Iglesia visible y sus estructuras). Antes de las actividades de los grupos de estudio, la Asamblea escuchó las relaciones previstas para las exposiciones del tema general. Estas fueron: - Los signos de los tiempos en América Latina, hoy (Por S. E. Mons. Marcos McGrath, Obispo de Santiago de Veraguas, Panamá; Segundo Vice-Presidente del CELAM) - Interpretación cristiana de los signos de los tiempos en América Latina, hoy (S. E. Mons. Eduardo F. Pironio, Secretario General de la Segunda Conferencia y Secretario General del Consejo Episcopal Latinoamericano, CELAM) - La Iglesia en América Latina y la Promoción Humana ( S. E. Mons. Eugenio de Araújo Sales, Administrador Apostólico de Salvador, Bahía (Brasil). Presidente del Departamento de Acción Social del CELAM) - La Evangelización en América Latina (S.E. Mons. Ruíz G., Obispo de San Cristobal de las Casas, Chiapas, México) - Pastoral de Masas y Pastoral de Elites (S. E. Mons. Luis Eduardo Henríquez, Obispo Auxiliar de Caracas. Presidente del Departamento de Seminarios del CELAM) - Unidad visible de la Iglesia y coordinación pastoral (S. E. Mons. Pablo Muñoz Vega, Arzobispo de Quito; Primer Vice-Presidente del CELAM) - Coordinación pastoral ( S.E. Mons. Leonidas E. Proaño, Obispo de Riobamba; Presidente del Departamento de Pastoral de Conjunto del CELAM)

4. Examen del documento final

El Cardenal Antonio Samoré en la relación que presentó a los Cardenales de Curia, llamó la atención sobre los siguientes puntos, 171 que a su parecer merecían un estudio más atento por parte de las Congregaciones de la Curia Romana interesadas por su argumento.

4.1 Las Comunidades de Base

Concebidas como pequeños grupos, en el ámbito parroquial, “que correspondan a la realidad de un grupo homogéneo y que tengan una dimensión tal que permita el trato personal fraterno entre sus miembros”. De ellas dice Mons. Samoré: De ellas se habla sobre todo en el capítulo “Pastoral de Conjunto” y son presentadas como “una renovación de estructuras pastorales”, y se les menciona también en otros capítulos (Catequésis, Formación del Clero, Justicia, Educación, Pastoral Popular, Liturgia), tanto de hacerlas aparecer, a los ojos de los primeros comentaristas de las conclusiones de Medellín, como “una de las líneas de fuerza de las conclusiones de la Conferencia General”, como soluciones para llegar “en una forma más viva, a un contacto más directo con el pueblo de Dios”, como punto de llegada para la institución a larga escala del Diaconado permanente. Se trata de un aspecto quizá nuevo, en las motivaciones teológicas, sociológicas, pastorales e incluso canónicas de la estructura parroquial; visto con favor por la Asamblea de Medellín que las hizo punto de partida para un eficaz trabajo pastoral, interesando a tal fin el CELAM a nivel continental como las Conferencias Episcopales a nivel nacional y cada uno de los Obispos, responsables en las respectivas diócesis.

4.2 Algunas ideas que no fueron aprobadas pero que circularon, defendidas por una minoría “bien organizada y agresiva”

1) La primera idea, la más grave a juicio del suscrito: aquella de la cual se continuará a hablar, tiene que ver con el sacerdocio a hombres casados. La enunciación más abierta había encontrado puesto en dos capítulos (Pastoral Popular, Liturgia), en conexión con las mencionadas Comunidades de Base, se afirmaba, sic et simpliciter: “La exigencia de esas comunidades fundadas en la Eucaristía demandará la multiplicación de pastores, sean ellos laicos consagrados u hombres casados que sean ordenados para servir a la comunidad o de diáconos o religiosos”. En la redacción definitiva del documento la idea cayó como consecuencia de la presentación de “modi” que pedían su supresión; pero reapareció, poco antes de la reunión de clausura, por una intervención del Exc.mo Mons. Pires, Arzobispo de Paraiba (Brasil), que pidió explicaciones por la omisión, atribuyéndola a una fuerte influencia del suscrito; insinuación que fue inmediatamente rechazada por el Presidente de turno, Em.mo 172

Landázuri, el cual, mientras la Asamblea rechazaba la introducción del concepto, invitaba a Mons. Pires y cuantos otros estuviesen con él de acuerdo a dirigirse directamente a la Santa Sede. [...] Del tema de los sacerdotes casados, para servir las comunidades de base, ha sido breve el paso al del sacerdocio pluriforme o del pluralismo de la vida sacerdotal: el sacerdote podría ser célibe o casado, docto o ignorante, por vocación-misión o por profesión; desempeñar su actividad “full time” o “part time”, ad tempus o a vita. Con las múltiples consecuencias que de esto pueden derivar. También estas ideas han encontrado defensores, no logrando sin embargo persuadir a la mayoría. [...] 2) Otra idea, no sanamente madurada en la mente de algunos participantes en Medellín y de algunas personas responsables en América Latina tiene que ver con la actitud de la Iglesia ante el fenómeno de la violencia y al problema de la revolución. También sobre este punto, estudiado por la comisión Paz y expuesto en el correspondiente capítulo del documento final, el examen comparativo de los tres esquemas sucesivamente presentados a la Asamblea deja ver una gradual mejoría en la redacción del texto que, solamente en la redacción definitiva, fue acogido con consenso casi unánime y dejó en todos la impresión de adhesión a las enseñanzas del Santo Padre y a las vivas preocupaciones de la Iglesia por la solución de los problemas sociales en América Latina. [...] 3) Por último, es apenas el caso citar que alguna desviación se notó también con relación a los Seminarios, Mayores sobre todo. De ellos, en un primer momento, prescindiendo de las instrucciones dadas en materia por la competente Sagrada Congregación para la Educación Católica, se afirmaba la reducción a pequeñas comunidades o grupos, fuera de los muros del Seminario, en ambientes – se decía- más apropiados a la vida del sacerdote mañana. La redacción última es mucho más equilibrada.208

5. La CAL en la preparación de Medellín

En su discurso inaugural Mons. Avelar Bradâo Vilela, refiriéndose a la parte tenida por la CAL en esa importante reunión escribe:

208 Svolgimento e conclusioni della Seconda Conferenza Generale dell'Episcopato Latinoamericano. Relazione tenuta da S. Em. Il Card. Samoré alla riunione dei Cardinali, in data 31 Ottobre 1968. En: Arch.PCAL, 2CG, vol. 29, Esame delle conclusioni (Parte seconda), II. 173

Es de justicia que señalemos, en este esfuerzo continuo de preparación de la Conferencia, el papel de suma importancia que tuvo la Pontificia Comisión para América Latina, a cuyo frente se encuentra Su Eminencia Reverendísima el Cardenal Antonio Samoré, que tantos servicios viene prestando, desde hace mucho, a la Iglesia en nuestras tierras. En lo que hemos dicho hasta ahora ha sido ya delineada en gran parte la participación de la Pontificia Comisión para América Latina en la preparación y desarrollo de la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, desde cuando en las sesiones finales del Concilio Vaticano II se empezó a proponer la idea. Sin embargo, esta última parte del capítulo queremos dedicarla a cuanto la CAL realizó en el año 1968 como preparación inmediata a la Conferencia. Durante 1968 la CAL tuvo seis reuniones para preparar y organizar dos acontecimientos importantes: la IV sesión de estudio del COGECAL y la Segunda Conferencia General del Episcopado. El estudio y el trabajo de preparación de este segundo evento fueron realizados en cuatro reuniones de la CAL y mediante una abundante correspondencia con el CELAM, las Conferencias Episcopales Nacionales de América Latina y los Representantes Pontificios en aquellas naciones.209 En la reunión del 11 de marzo de 1968 fue examinado el texto del proyecto de Reglamento de la Conferencia. Fueron tratadas las cuestiones relacionadas con la naturaleza y los miembros de derecho de la Conferencia, la preparación y el desarrollo y el método de trabajo de la Asamblea.210 En la reunión del 8 de abril fue examinado el primer proyecto del Documento de Base, teniendo presente las observaciones de las Sagradas Congregaciones para la Doctrina de la Fe, para los Obispos, para el Clero, para los Religiosos y los Institutos Seculares, para la Educación Católica; del Secretariado para la Unidad de los Cristianos y de la Pontificia Comisión para las Comunicaciones Sociales. Las consideraciones y las objeciones de los Dicasterios Romanos fueron

209 Testimonio elocuente de esta ferviente participación de la Pontificia Comisión para América Latina en la preparación y realización de la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano son los treinta fascículos que contienen toda la documentación relacionada con este evento. Cfr. Arch. P. CAL, 2CG, vol. 1-30, q.ue inician con la Convocación y terminan con el Documento Final. 210 Cfr. Arch. PCAL, 2CG, vol. 12, Reglamento, I. 174 después presentadas a la Presidencia del CELAM, para que sirviera a la redacción definitiva del Documento.211 La Segunda Conferencia General del Episcopado Latino Americano fue también objeto de consideración y de estudio en la reunión del 31 de mayo: el Eminentísimo Presidente, Cardenal Samoré, subrayó ante todo que la presencia del Santo Padre para inaugurar la Conferencia daría al evento una importancia excepcional; informó también sobre la Presidencia de la Conferencia. El Santo Padre había fijado una Presidencia compuesta de tres miembros, confiando la tarea de presidir al Em.mo Cardenal Juan Landazuri Ricketts, Arzobispo de Lima, al Em.mo Cardenal Antonio Samoré, Presidente de la CAL y al Excmo. Mons. Avelar Brandâo Vilela, Arzobispo de Teresina y Presidente del CELAM. Fueron también tratadas las cuestiones relacionadas con la participación a la Conferencia de los miembros del CELAM, de la CLAR y del COGECAL y examinadas las competencias del Secretario General de la Conferencia, que sería ayudado por un Secretario Especial, por un grupo de Auxiliares y por la Secretaría para las Relaciones Públicas.212 En la reunión del 5 de junio fue examinado el nuevo texto del Documento de Base, redactado con la ayuda de expertos y teniendo presente las objeciones hechas por los Dicasterios de la Curia Romana y por las Conferencias Episcopales Nacionales. Fue también tomado en consideración el proyecto de celebraciones litúrgicas presentado por el Instituto de Liturgia del CELAM. El desarrollo y los resultados de la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano fueron expuestos por el Cardenal Samoré a los miembros de la CAL en la reunión del 17 de octubre. Dicha Conferencia duró 11 días: un tiempo relativamente breve; sin embargo, el trabajo prefijado fue realizado totalmente. 16 Comisiones y Sub-Comisiones elaboraron igual número de documentos aprobados por la Conferencia General y reunidos en el Documento Final. Con el pasar del tiempo se fue consolidando la impresión que la Conferencia de Medellín constituyó un hecho de indiscutible valor, un evento que habría de contribuir ciertamente al desarrollo del catolicismo latino- americano.

211 Cfr. Arch. PCAL, 2CG, vol. 8, Documento Base. 212 Cfr. Arch. PCAL, 2CG, vol. 13, Reglamento. II. 175

En el informe de 1968 se lee, lo que seguramente es un juicio del Cardenal Samoré, Presidente de la CAL y por cuya disposición se redacta el informe: Se ha tratado de un trabajo serio, intenso, profundo, valiente, que se ha desarrollado en un atmósfera de fraterna colaboración, en el común deseo de encontrar los medios más eficaces y las vías más aptas para la renovación religiosa y social de América Latina. Esta búsqueda se ha orientado sobre las grandes líneas directivas dadas por el Augusto Pontífice en sus Magistrales Discursos y sobre las precisas indicaciones suyas sobre importantes problemas como la justicia, la paz, la familia. La Asamblea ha estado íntima y profundamente unida al Papa sobre todos los argumentos, y los documentos aprobados por la Conferencia se encuentran en consonancia con las enseñanzas del Concilio Ecuménico y con las indicaciones pontificias.213

Capítulo XIV

Actividad del COGECAL Durante el período que va desde el 20 de septiembre de 1967 hasta el 9 de julio de 1969, el Consejo General de la Pontificia Comisión para América Latina celebró dos sesiones generales. Aquí las estudiamos siguiendo la numeración continua que viene del período precedente en el que el COGECAL celebró las tres primeras sesiones.

1. Cuarta sesión. 12 – 15 de febrero de 1968214

Las reuniones se desarrollaron en la sala del “Sínodo de los Obispos” en el Palacio Apostólico Vaticano bajo la presidencia del Cardenal Antonio Samoré. Los temas principalmente tratados durante esta cuarta sesión del COGECAL fueron: 1) la formación y asistencia del personal apostólico destinado a América Latina; y 2) asistencia a los sacerdotes latinoamericanos estudiantes en el exterior.215

213 Infome preparado para el volúmen: “L’attività della Santa Sede nel 1968”. En: Arch. PCAl, IA, vol.8, Attività 68- Istruzioni. 214 Sobre la cuarta sesión del COGECAL cfr. Arch. PCAL, II, vol. 4, Quarta Sessione del COGECAL 1968, Preparación; vol. 5, Commitati; vol. 6, Convocazione; vol. 7, Riunione; vol. 8, Appendice. 215 Cfr. Rapporto preparato per il Volume “L’attività della Santa Sede nel 1968. En: Arch. PCAL, Attività 68 – Istruzioni. Véase igualmente: Notiziario della Pontificia Commissione per l’America Latina, numero 11, 1968. 176

Esta cuarta sesión fue precedida por dos días de trabajo (9-11 de febrero) del Comité de Estudio de los Organismos de ayuda económica y en personal, conformados en la segunda y en la tercera reunión del COGECAL. En las sesiones de estudio de este Comité, después de haber pensado a la organización y planificación de la ayuda en personal apostólico y en medios económicos, tomó fuerza la preocupación por la formación y la asistencia necesarias al personal destinado a trabajar en el campo apostólico de América Latina. Igualmente la formación y la asistencia espiritual de los sacerdotes latinoamericanos estudiantes en Europa y en Norte América se presentó como un argumento que atrajo fuertemente la atención del Comité de Estudio. Los resultados de sus jornadas de reflexión y análisis fueron luego presentadas y analizadas en la sesión general del COGECAL. El tema relativo a “la formación y asistencia del personal apostólico destinado a América Latina” fue estudiado a partir de tres puntos: a) problemas relacionados con el envío de personal; b) la preparación o formación de las personas que se envían; y c) la recepción y el apoyo que debe prestarse a estas personas durante el tiempo de su trabajo apostólico en América Latina. Analizando los problemas relacionados con el envío del personal se consideraron dos criterios de acción 1) medidas para extender e intensificar la cooperación del personal del exterior: invitar a los países europeos que aún no se han unido a la obra de ayuda a la Iglesia en América Latina y, en los países que ya están colaborando, intensificar la acción ante las diócesis para conseguir una más abundante cooperación y avanzar en los esfuerzos por una mayor coordinación de los Organismos Episcopales con las Conferencias de Religiosos y Movimientos de laicos; 2) medidas para mejorar progresivamente el rendimiento del personal: el CELAM y las Conferencias Episcopales deben estudiar los criterios para una justa distribución del personal apostólico que llega del exterior. El COGECAL se empeña a estudiar “el papel del sacerdote en la Iglesia de hoy” en América Latina, para poder responder mejor a las expectativas del sacerdote en contacto con realidades dramáticas de dolor e injusticia; y a estudiar el empleo en la actividad apostólica de misioneros no sacerdotes. Los Organismos Episcopales se comprometen a seguir con mayor atención las cualidades de los sacerdotes que se ofrecen para ir a América Latina, dando siempre 177 mayor atención al equilibrio, a la madurez, a la rectitud y a las motivaciones que sostienen su ofrecimiento; atenderán igualmente a la sólida formación espiritual y doctrinal de los que deben partir, sobre todo en lo relacionado con la contribución de la Iglesia al desarrollo e integración de los pueblos latinoamericanos y a la misión del sacerdote, del religioso, de la religiosa y de los laicos en esa tarea; estudiaran detenidamente el destino más adecuado para los misioneros, según la exigencia de las tareas pastorales. El segundo punto tenía que ver con “la preparación o formación de las personas que se envían a América Latina”. En cuanto a este argumento se planteó la necesidad de establecer una formación básica sobre la realidad latinoamericana, el estudio de los principales problemas doctrinales en América Latina y la formación en la capacidad del trabajo en común. Para dar esta formación básica era necesario que todos los Episcopados, las Conferencias de Religiosos y los movimientos laicales crearan nuevos espacios de formación básica para los futuros misioneros y que ésta se completara en el lugar de destinación antes de ocupar los puestos a los que habían sido destinados; esta formación básica sería completada con una formación especializada en los casos necesarios, es decir, cuando especiales encargos hicieran necesaria una formación particular del personal enviado. El tercer y último punto del primer tema era el relativo a la asistencia del personal apostólico durante su permanencia en América Latina. el COGECAl era consciente que el apoyo y asistencia que debía prestarse al personal apostólico enviado a América Latina apuntaba a facilitar una mayor integración en el país que los recibía y en los programas pastorales de las diócesis y a darles los medios necesarios para que pudieran rendir al máximo en sus tareas. En este aspecto se veía la importancia de la acogida y del acompañamiento por parte de los Obispos locales; la formación de equipos misioneros, que evitaran la soledad y el aislamiento; la atención espiritual a los misioneros; la continua actualización pastoral que estuviera a la par con las continuas transformaciones sociales y, por último, la aseguración de los medios económicos necesarios para desarrollar bien su tarea apostólica. El segundo gran tema de esta cuarta sesión fue la “asistencia a los sacerdotes latinoamericanos que estudian en el exterior”. El COGECAL constataba que cada vez eran más los sacerdotes que de 178

América Latina se desplazaban a Europa y Norte América para perfeccionar allí sus estudios eclesiásticos y poder así prestar un mejor servicio a la Iglesia en la solución de los problemas reales de América Latina. Sin embargo, era evidente que una vez llegados a Europa o a Norte América encontraban muchas dificultades a causa de las diferencias de mentalidad, de lengua, de cultura y de métodos pedagógicos. Por esto la Iglesia de Europa, de América del Norte y de América Latina se debía sentir cada vez más responsable de estos sacerdotes. América Latina escogiendo bien y preparado con cuidado a los candidatos y Europa y Norte América ofreciendo una asistencia adecuada y especial que contribuyera a hacer realmente provechoso el período de estudios y compensará los sacrificios económicos de quienes cubrían los gastos. El COGECAL quiso así inserir la experiencia de los estudios en Europa o Norteamérica en el más amplio esfuerzo de solución a los problemas de la Iglesia en América Latina, por esto estableció algunas líneas generales que deberían observarse: ningún eclesiástico debería salir a estudiar al exterior por propia iniciativa, su envío debe hacer parte del plan pastoral de las Iglesias que envían a las que compete también la selección de los candidatos, los estudiantes eclesiásticos deben partir de sus países con una clara seguridad económica, con documentos eclesiásticos en regla y con la certeza de hallar un alojamiento conveniente a su vocación. Por parte de la Iglesia en los países de destino el COGECAL consideraba oportuno que los Obispos y Superiores Religiosos ofrecieran acogida, sólida formación doctrinal, ayuda económica en caso de necesidades extraordinarias o imprevistas e inserción pastoral como condición indispensable para conservar el equilibrio de la vida sacerdotal. El COGECAL animaba así a una sólida colaboración entre los Episcopados y los Superiores Religiosos de América Latina, Europa y Norteamérica en la formación, asistencia espiritual y acompañamiento pastoral de los sacerdotes latinoamericanos estudiantes en le exterior. Si estos vivían su experiencia de estudio plenamente, una vez en sus lugares de origen contribuirían en la formación del clero de sus diócesis o comunidades religiosas y serían válidos animadores de la vida de la Iglesia en el Continente. 179

2. Quinta sesión. 18 – 21 de junio de 1969216

Fue la segunda y última celebrada en el breve lapso de la Presidencia del Cardenal Antonio Samoré, que ya para el tiempo de la celebración de la quinta sesión del COGECAL había recibido el nombramiento como Prefecto de la Congregación de la Disciplina de los Sacramentos y se disponía a entregar la CAL a la Congregación para los Obispos. Dos fueron los principales temas tratados: “El sacerdote del exterior en la Iglesia Latinoamericana” y “la nueva estructura de la Comisión para América Latina (CAL) y de su Consejo General (COGECAL)”. El tema principal se dividió en cuatro partes: 1. “Significado de la Cooperación Sacerdotal según el Concilio”, a cargo de S. E. Mons. , Arzobispo de Spoleto (Italia); 2. “Realidad actual de la ayuda Sacerdotal Diocesana y de los Institutos Religiosos”, esta segunda parte fue expuesta por dos relatores: Mons. Pablo Barrachina, Obispo de Alicante (España) y el P. , Superior General de la Compañía de Jesús; 3. “Cómo ve la Jerarquía Latinoamericana la ayuda Sacerdotal del Exterior”, esta relación fue presentada por Mons. Eduardo Pironio, Secretario General del CELAM; 4. “Cómo ven los Organismos Episcopales Nacionales de ayuda la Colaboración que han prestado”. Presentaron este tema Mons. De Smedt, Obispo de Bruges (Bélgica), que se refirió a la ayuda prestada por los Organismos europeos; Mons. Sanschagrin, Obispo de Saint-Hyacinthe (Canadá), que expuso lo concerniente al Canadá; y Mons. Coleman, Arzobispo de Miami, que expuso lo referente a los Estados Unidos. En conexión con el tema general se presentó una relación sobre “La ayuda en recursos especialmente para la formación y asistencia del Sacerdote del Exterior” a cargo de Mons. Hengsbach, Obispo de Essen y Presidente de la Adveniat Aktion del Episcopado Alemán. El COGECAL estudió con atención los diversos aspectos de la ayuda en personal a la Iglesia de América Latina reconociendo la válida ayuda que los sacerdotes extranjeros prestaban a la Iglesia en América Latina. Esta ayuda era reconocida importante por diversos motivos:

216 Sobre la quinta sesión del COGECAL cfr. Arch.PCAL, II, vol. 12, Quinta sessione del COGECAL 1969, Preparazione, I; vol. 13, Preparazione, II; vol. 14, Preparazione, III; vol. 15, Preparazione, IV, Parte I; vol. 16, Preparazione, IV, Parte II; vol. 17, Celebrazione, I; vol. 18, Celebrazione, II; vol. 19, Appendice; vol. 20, V Sessione-Conclusioni. 180

1. Por la misma presencia numérica de los sacerdotes enviados, la cual ha hecho posible la evangelización en zonas religiosamente marginadas, la implantación de la Iglesia, la creación y animación de comunidades parroquiales y de base, la formación de candidatos al sacerdocio y la atención de campos pastorales específicos. 2. Por el aporte especial para la renovación global de la Iglesia Latinoamericana ya en el campo de la reflexión teológica y pastoral, ya también en la renovación bíblica, litúrgica y catequética, enriqueciendo así la Iglesia local con el pensamiento y las experiencias de las Iglesias hermanas. 3. Por el ejemplo y acción de sacerdotes verdaderamente apostólicos, desprendidos y sacrificados, generosos y entregados, plenamente integrados en la comunidad local con un gran cariño por su pueblo. 4. Por la manifestación y exigencia de la comunidad universal, por el ejemplo de la colegialidad sacerdotal y por la práctica de la caridad entre las diócesis.217 Con el deseo de superar las deficiencias y para prestar una ayuda siempre más eficaz, el COGECAL recomendaba una vez más: una mejor selección del personal que se enviaba, una mayor formación integral que incluyera el aprendizaje de la lengua y la conciencia de las dificultades que se encontrarían, una integración plena en el presbiterio de la diócesis de destino, una sólida formación teológica, una fuerte espiritualidad sacerdotal y una sensibilidad cristiana frente a los problemas sociales de América Latina. El COGECAL hacía las mismas recomendaciones a los religiosos exhortándolos en particular a inserirse en la pastoral de conjunto en plena comunión con los Obispos. En cuanto tiene que ver con la nueva estructuración de la CAL y del COGECAL, los participantes a la quinta sesión estudiaron el primer proyecto de normas de la CAL que presentó el Cardenal Confalonieri e hizo llegar al Santo Padre una nota manifestando su deseo de que el Episcopado latinoamericano estuviera más representado en los dos organismos.218

217 Cfr. Documento final de la quinta sesión del COGECAL. En: Notiziario della Pontificia Commissione per l'America Latina, numero 12, Ottobre 1970. 218 Cfr. Quinta parte, Capítulo XVI. Nueva configuración de la CAL y del COGECAL. 181

Capítulo XV

Breve perfil biográfico del Presidente de la CAL: Cardenal Antonio Samoré

Antonio Samoré nació en Bardi (Italia) el 4 de diciembre de 1905, hijo de Gino Samoré y Giuseppina Bassini. El padre, originario de Brisighella, se estableció en Bardi, donde se desempeñó como empleado del anágrafe, con residencia en el castillo donde tenía su sede la alcaldía de Bardi. El 24 de junio de 1915 recibió la confirmación de manos del Obispo de Piacenza, Mons. Giovanni Maria Pellizzari. En octubre de 1916 entró en el seminario de Piacenza. Terminados los estudios en el seminario, en septiembre de 1921 pasó al Colegio Alberone, inaugurado en 1751 por el Cardenal Giulio Alberoni y confiado a la Congregación de la Misión o Padres de san Vicente de Paúl. De su formación con los vicentinos aprendió y nunca olvidó los tres puntos centrales de la enseñanza de San Vicente: conciencia misionera, formación del clero y atención a las varias formas de pobreza. Completados los estudios teológicos, el 10 de junio de 1928 fue ordenado sacerdote en la catedral de Piacenza por Mons. Menzani. Fue enviado a prestar su servicio pastoral en la parroquia de San Savino, como vicario parroquial. Junto con sus compromisos pastorales adelantó estudios de especialización en teología y obtuvo el doctorado el 29 de junio de 1929, discutiendo una tesis de carácter histórico dogmático sobre “El primado petrino en los años 452-453”. Cuando cumplió tres años de sacerdocio fue llamado por el padre Marina, Superior del Colegio Alberone, para que acompañara otro ex- alumno del Colegio, Mons. Antonio Arata, que había sido enviado en cualidad de Encargado de Negocios de la Santa Sede en Lituania y buscaba un colaborador. La Secretaría de Estado le había dado la indicación de procurarse él mismo un ayudante para su nueva destinación, por esto se había dirigido al padre Marina para pedirle consejo y la indicación de algún sacerdote que pudiera acompañarlo en su misión diplomática. El padre Marina presentó al Padre Antonio Samoré, que, con el permiso de su Obispo Mons. Menzani, entró en el servicio 182 diplomático de la Santa Sede, en septiembre de 1932. Lituania fue para Antonio Samoré el campo de trabajo por casi seis años. En 1938 obtuvo, en la universidad del Laterano, el doctorado en derecho canónico con la tesis “Concordatum inter Sanctam Sedem et Hispniam anni 1717”. Pasó después un breve período en la Nunciatura Apostólica en Berna como Encargado de Negocios. Fue luego llamado a Roma a trabajar en la Secretaría de Estado por deseo explícito de Mons. Domenico Tardini. En la Secretaría de Estado en los años 1938-1947 Mons. Samoré trabajó junto al Cardenal Eugenio Pacelli, Secretario de Estado de Pío XI y después Papa con el nombre de Pío XII. Trabajó igualmente con Giovanni Battista Montini, poco después Papa Pablo VI y con Domenico Tardini, más tarde Cardenal y Secretario de Estado. Fue con Mons. Domenico Tardini con quien Samoré entró en gran sintonía de trabajo, estima y amistad. El 30 de enero de 1950 fue nombrado Nuncio Apostólico en Colombia y elevado a la dignidad episcopal. Fue ordenado Obispo el 16 de abril de 1950 por el Cardenal Clemente Micara, con la asistencia de Mons. Filippo Bernardini y de Mons. Alberto Carinci. En Colombia estuvo tres años, tiempo que vivió con intensidad y que le permitió entrar en contacto con la vivacidad del catolicismo latinoamericano y tomarle el pulso a los peligros que amenazaban la Iglesia en toda América Latina. Mons. Domenico Tardini, promovido en 1952 a Pro-Secretario de Estado para los Asuntos Extraordinarios pidió y obtuvo el nombramiento de Mons. Samoré como Secretario de la Sagrada Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, nombramiento que se publicó el 7 de febrero de 1953. Durante 14 años ejerció este cargo sirviendo fielmente tres Pontífices, Pío XII, Juan XXIII y Pablo VI. Desde su llegada a la Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios inició una intensa actividad en favor de la Iglesia en América Latina. En una entrevista al diario chileno El Mercurio, recordando sus inicios como Secretario dice “cuando regresé [de Colombia] Monseñor Tardini me dijo: vienes de América Latina, a tu cargo, en la primera sección de la Secretaría de Estado, está toda Latinoamérica”.219 Con la colaboración del entonces minutante Agostino Casaroli el entusiasmo de Mons. Samoré fue dando vida a

219 Diario EL Mercurio, Santiago de Chile, 21 de noviembre de 1982. 183 un movimiento pro América Latina al interno de la Curia Romana que desembocó en la Conferencia de Río de Janeiro, prosiguió con la fundación del CELAM y de la Pontificia Comisión para América Latina. De esta Comisión Mons. Samoré fue primero Secretario (1958-1961), luego Vice-Presidente (1961-1967) y finalmente Presidente (1967-1969). En un escrito suyo de 1964, dice de sí mismo: El suscrito viene un poco clasificado en Roma, como “el hombre América Latina”. Y él lo considera un mérito o demérito. Mérito, seguramente, por haber sostenido una idea; demérito, por no haber servido bien o al menos siempre bien esta idea. Dominus scit. Diré solamente esto. Hasta 1950 no tuve ocasión de interesarme en América Latina. En enero de ese año fuí nombrado Nuncio Apostólico en Colombia, donde transcurrí casi tres años. Me enamoré de ella (sit venia verbo!). Cuando regresé S.E. Mons. Tardini, entonces Pro-Secretario de Estado para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, me dijo (y las palabras me resuenan todavía): “Tu vienes de Colombia, de un País de América Latina. Recuerda que desde este momento América Latina es tu carga”. Lo tomé como una orden; lo consideré una misión. Me dediqué a ella: bien o mal. La hice (espero no ser considerado impertinente) razón de mi vida. Cierto es que desde entonces el cargo de Secretario de la Sagrada Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios se volvió mucho más grave, aun más intenso por el desarrollo que fue tomando el trabajo para América Latina: preparación de la Conferencia de Río de Janeiro; asistencia al trabajo del CELAM, CAL.220 El 26 de junio de 1967 fue creado Cardenal y el 20 de septiembre del mismo año fue nombrado Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, como tal participó en la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín (Colombia) en 1968. Ya de regreso en Roma, el 1º de noviembre recibió la noticia de su nombramiento como Prefecto de la Sagrada Congregación de la Disciplina de los Sacramentos, cargo que ejerció hasta 1974. El 25 de enero de ese año fue trasladado al cargo de Archivista y Bibliotecario de la Santa Iglesia Romana. Murió el 3 de febrero de 1983, a los 77 años.

220 Cfr. Arch. PCAL, IA, vol. 37, Nuova CAL, I. 184 185

QUINTA PARTE

LA CAL A PARTIR DE LA REFORMA DE PABLO VI DE 1969 A 1988 186 187

La decisión de Pablo VI de inserir la Pontificia Comisión para América Latina en la Sagrada Congregación para los Obispos marca un nuevo momento en la historia de este organismo de la Curia Romana. El ambiente de renovación y de aggiornamento que inspiró el Concilio Vaticano II se dejó sentir en la Curia Romana en la reforma que Pablo VI sancionó con la publicación de la Constitución Apostólica Regimini Ecclesiae Universae, lo que provocó la creación de nuevos organismos, la desaparición de algunos y la reestructuración de otros. Con respecto a la CAL el Santo Padre dispuso que asumiera una nueva configuración en correspondencia con las cambiantes circunstancias de la Iglesia y de la sociedad en América Latina y en Europa. El Episcopado latinoamericano era cada vez más organizado y tomaba mayor conciencia de su misión y de su protagonismo en la renovación del catolicismo en el Continente, lo que exigía una presencia más activa en los organismos centrales de la Santa Sede que se ocupaban de la Iglesia en Latinoamérica. Así, pues, la nueva etapa de la historia de la CAL revela una reestructuración de la Comisión misma y de su Consejo General con mayor presencia del Episcopado de América Latina. Se evidencia, igualmente, una relevante presencia del CELAM y de los Obispos latinoamericanos en el estudio y búsqueda de soluciones de los problemas pastorales y doctrinales que se presentaban a la acción evangelizadora de la Iglesia. Es, en definitiva, un período en el cual los esfuerzos de la Iglesia en favor de la renovación católica del Continente comienzan a dar sus frutos. Sin embargo, como en toda obra grande, a los antiguos problemas se añadieron nuevas dificultades de tipo pastoral y doctrinal a los que la Santa Sede procuró dar oportunas soluciones.

Capitulo XVI

Nueva configuración de la CAL y del COGECAL

Una vez que fue inserida en la Congregación para los Obispos, la CAL asumió nueva estructura y nueva funcionalidad, como lo 188 indicaba ya la carta del Cardenal Secretario de Estado al Cardenal Antonio Samoré. El Cardenal Carlo Confalonieri, Prefecto de la Sagrada Congregación para los Obispos, volvió a ser Presidente de la CAL y como primer acto de su segundo mandato solicitó instrucciones al Cardenal Secretario de Estado sobre la nueva configuración y funcionalidad de esta Pontificia Comisión. El Cardenal Amleto Cicognani, Secretario de Estado, envió al Cardenal Confalonieri las instrucciones debidamente aprobadas por el Papa asegurando que por cuanto concernía al nombramiento de los Consultores de la citada Comisión, la Secretaría de Estado proveería a enviar las respectivas cartas de nombramiento, apenas fuera posible.

1. Nuevas normas de la CAL

El 16 de abril de 1969, con ocasión de la celebración de la quinta sesión del COGECAL, el Cardenal Confalonieri solicitó al Secretario de Estado instrucciones sobre la nueva configuración de la CAL. El Cardenal Secretario de Estado envió las instrucciones, debidamente aprobadas por el Papa, con nota del 19 de junio del mismo año.221 Así, pues, la tarde del 20 de junio, el Cardenal Carlo Confalonieri pudo presentar a la plenaria del COGECAL las instrucciones y dialogar sobre la nueva configuración de la CAL y del COGECAL. El 23 de junio de 1969, el Cardenal Antonio Samoré comunicó al Cardenal Confalonieri el deseo expresado por Mons. Averlar Brandão Vilela, durante la quinta sesión del COGECAL, que la Pontificia Comisión tuviera entre sus miembros algún latinoamericano, conforme al espíritu y a la praxis que se seguía en otros organismos de la Curia Romana, según la cual en los organismos centrales personas originarias del lugar, “representen las áreas a las cuales el organismo se interesa o se refiere”.222 Con la misma intención, el COGECAL escribió al Santo Padre una carta fechada el mismo día 23 de junio de 1969. En la mencionada carta el COGECAL solicitaba:

221 Cfr. Carta del Cardenal Villot, Secretario de Estado, al Cardenal Confalonieri, Prefecto de la Congregación para los Obispos. Vaticano, 19 de junio de 1969. En: Arch.PCAL, IA, vol. 39, Nuova CAL III, Norme. 222 Cfr. Carta del Cardenal Antonio Samoré al Cardenal Carlo Confalonieri. Roma, 23 de junio de 1969. En: Arch.PCAL, vol. 39, Nuova CAL III, Norme. 189

Que un cardenal latinoamericano forme parte de la CAL, como consejero, junto a los Cardenales Samoré y Baggio. Que un obispo del CELAM figure entre los Miembros de la CAL Que un eclesiástico muy buen conocedor de América Latina o latinoamericano, sea puesto al frente de la Secretaría de la CAL.223 El 28 de junio 1969 el Cardenal Confalonieri escribió al Secretario de Estado, en respuesta a la nota del 19 de junio, sometiendo a la aprobación pontificia las novedades surgidas en el diálogo con los miembros del COGECAL y solicitando que “una vez conocida la augusta disposición [...] sea transmitido a esta Congregación el texto definitivo de las Normas”.224 El 18 de agosto, la Secretaría de Estado envió a la Congregación para los Obispos el texto definitivo de las “Normas”.225 El Cardenal Villot comunicó, igualmente, que Pablo VI había designado al Cardenal Pablo Muñoz Vega, Arzobispo de Quito, como tercer Cardenal Consejero de la CAL. El texto disponía: I. Naturaleza y composición. 1. La Pontificia Comisión para América Latina (CAL) queda incluida en la Sagrada Congregación para los Obispos, de la cual viene a ser un Órgano específico para coordinar las relaciones entre la Santa Sede y el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). 2. El Presidente de la CAL será el Cardenal Prefecto de la Sagrada Congregación para los Obispos. Consejeros de la CAL serán los Señores Cardenales Antonio Samoré, Sebastiano Baggio y Pablo Muñoz Vega.226 3. Formarán parte de la CAL en calidad de Miembros: El Secretario del Consejo de los Asuntos públicos de la Iglesia,

223 Carta del COGECAL a S.S. Pablo VI. Roma, 23 de junio de 1969. En: Arch.PCAL, IA, vol. 39, Nuova CAL III, Norme. 224 Cfr. Carta del Cardenal Carlo Confalonieri, Prefecto de la Congregación para los Obispos, al Cardenal Jan Villot, Secretario de Estado. 28 de junio de 1969. En: Arch.PCAL, IA, vol. 39, Nuova CAL III, Norme. 225 Cfr. Carta de Mons. Giovanni Benelli, Sustituto de la Secretaría de Estado, al Cardenal Carlo Confalonieri, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Vaticano, 18 de agosto de 1969. En: Arch.PCAL, IA, vol. 39, Nuova CAL III, Norme. 226 El proyecto enviado por la Secretaría de Estado en el numeral 2 decía: “El Presidente de la CAL será el Emmo. Cardenal Prefecto de la Sagrada Congregación para los Obispos”. Durante las discusiones se sugirió que se añadiera “Él se servirá del valioso consejo de los Cardenales Antonio Samoré y Sebastiano Baggio”. Por solicitud del Episcopado Latinoamericano se añadió entre los Consejeros “un Cardenal Latinoamericano”. Cfr. Arch.PCAL, IA, vol. 39, Nuova CAL III, Norme. 190

El Secretario de la Sagrada Congregación para los Obispos, El Secretario de la Sagrada Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Un obispo propuesto por el CELAM.227 4. Formarán parte de la CAL en calidad de Consultores:228 El Sustituto de la Secretaría de Estado de Su Santidad, El Secretario de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, El Secretario de la Sagrada Congregación para la Disciplina de los Sacramentos, El Secretario de la Sagrada Congregación para el Clero, El Secretario de la Sagrada Congregación para los Religiosos y los Institutos Seculares, El Secretario de la Sagrada Congregación para la Educación Católica, El Presidente de la Pontificia Comisión para las Comunicaciones Sociales, El Vice-Presidente de la Pontifica Comisión “Justitia et Pax”, El Vice-Presidente del “Consilium de Laicis”, Tres obispos de América Latina.229 5. El trabajo de secretaría de la CAL será desempeñado por un sacerdote nombrado por la Santa Sede, además por un oficial y por un escritor, si fuese menester. 6. En cuanto al Consejo General de la CAL (COGECAL), sus mismos miembros serán invitados a expresar su parecer sobre la conveniencia de que la estrcutura y la función del COGECAL permanezcan como estan, según los Estatutos en vigor. II. Finalidad y actividad. 1. Mientras se deja al CELAM la iniciativa y la responsabilidad que, en fuerza de sus Estatutos, le competen para coordinar en un nivel superior las actividades de las Conferencias Episcopales Nacionales, la CAL

227 El proyecto original no consideraba la presencia de un Obispo latinoamericano. El primer obispo en prestar esta obra fue Mons. Eduardo Pironio, Secretario General del CELAM. 228 El proyecto original enumeraba entre los Consultores a los Cardenales Antonio Samoré y Sebastiano Baggio. Ya en los diálogos durante la quinta sesión del COGECAL se consideró oportuno que los dos mencionados Cardenales fueran Consejeros del Cardenal Presidente. Tampoco estaba en el proyecto original la presencia de los tres obispos latinoamericanos, que fueron introducidos después que el COGECAL hizo explícita solicitud. 229 Los tres primeros obispos latinoamericanos nombrados para este oficio fueron: Mons. Vicente Faustino Zaspe, Arzobispo de Santa Fe (Argentina); Rubén Isaza Restrepo, Coadjutor con derecho a sucesión y Administrador Apostólico de Cartagena (Colombia); y Román Arrieta Villalobos, Obispo de Tilarán (Costa Rica). 191

desarrollará su propia actividad conforme a las necesidades y solicitudes que le serán notificadas por el mismo CELAM o que serán advertidas por graves circunstancias que se presenten. 2. La finalidad principal de la CAL será, por tanto, estar servicialmente enterada de las actividades del CELAM y de los Organismos Episcopales Nacionales de ayuda a la Iglesia en América Latina. Por consiguiente el Secretario General del CELAM oportunamente informará la CAL: Sobre la labor llevada a cabo por el CELAM tanto en lo pastoral como en la parte organizativa; Sobre las iniciativas de alguna importancia que, directa o indirectamente, interesen a la Iglesia en el Continente Latinoamericano. Así mismo, los respectivos Secretariados de los Organismos Episcopales Nacionales de ayuda suministrarán informes a la CAL sobre la colaboración proporcionada en personal y en medios económicos a la Iglesia en América Latina; De parte de Europa: COPAL (Bélgica); CEFAL (Francia); CEIAL (Italia); CECADE-OCSHA (España); ADVENIAT y MISEREOR (Alemania); “AIDE A L’EGLISE EN DETRESSE” del R. P. Van Straaten; La Pontificia Obra de la Santa Infancia, etc; De parte de América del Norte: N.C.C.B. – LAB (USA) y OCCAL (Canadá) 3. Con espíritu de servicio para las Conferencias Episcopales y para cada uno de los Ordinarios, la CAL no dejará de prestar su colaboración en la regular tramitación de sus asuntos en la Curia Romana o con los Organismos Episcopales mencionados en el número precedente. 4. La CAL continuará encargándose de la distribución, según los criterios establecidos y que bien conocen el CELAM, las Conferencias Episcopales Nacionales Latinoamericanas y todos los Ordinarios, del millón de dólares que el Santo Padre ha autorizado para el trienio 1969-1972. 5. Las finalidades indicadas podrán lograrse normalmente mediante reuniones de la CAL de modo semejante al procedimiento de otras Comisiones Pontificas.230 El 27 de septiembre se publicaron los nuevos nombramientos: El Cardenal Carlo Confalonieri fue nombrado oficialmente Presidente de la CAL; los Cardenales Antonio Samoré, Sebastiano Baggio y Pablo Muñoz Vega, fueron nombrados Consejeros; Miembros fueron

230 Normas de la CAL, aprobadas por Paolo VI, y consignadas por la Secretaría de Estado el 18 de agosto de 1969. En: Notiziario della Pontificia Commissione per l’America Latina, numero 12, ottobre 1970, f. 10. 192 nombrados, a tenor de las normas, Agostino Casaroli, Ernesto Civardi, Sergio Pignedoli; y Consultores Giovanni Benelli, Paolo Philippe, Giuseppe Schrôffer, Martino O’Connor, Alberto Castelli, Giuseppe Caloria, Edoardo Heston. El 21 de octubre de 1969 se publicó el nombramiento de Mons. Eduardo Pironio como representante por América Latina. El 22 de abril de 1970 se nombraron los consultores latinoamericanos, nombramiento que recayó en: Vicente Faustino Zaspe, Arzobispo de Santa Fe (Argentina); Rubén Isaza Restrepo, Coadjutor con derecho a sucesión y Administrador Apostólico de Cartagena; y Román Arrieta Villalobos, Obispo de Tilarán (Ecuador). Ya organizada en su nueva etapa la CAL celebró la primera reunión (45ª de la serie), a la que asistieron, además de los Consejeros, Miembros y Consultores, Mons. Michele Buro y el Padre Francisco Jiménez sj, de la Secretaría de la CAL. El argumento central fue la presentación de las normas aprobadas por el Santo Padre y lo relativo a la preparación de la XII reunión del CELAM, donde serían estudiados los nuevos estatutos y reglamento del Consejo Episcopal Latinoamericano.

2. Nueva estructuración del COGECAL

Como se había previsto al momento de discutir las nuevas normas de la CAL, la discusión sobre las nuevas normas del COGECAL se dejó como argumento de la quinta reunión del Consejo General de la CAL. El COGECAL, reunido durante los días 18 al 21 de 1969, por falta de tiempo, no trató el argumento y se dejó el encargo a la CAL de preparar un texto teniendo en cuenta la experiencia de los últimos años y de las propuestas eventualmente presentadas. En cumplimiento de esta tarea, el 25 de julio de 1969 el Cardenal Carlo Confalonieri envió a la Presidencia del CELAM, a los Presidentes y Secretarios Generales de los Organismos Episcopales nacionales de ayuda, al Presidente de la Unión Internacional de Superiores Generales y al Presidente de la Unión Internacional de Superioras Generales un ejemplar de los Estatutos del COGECAL hasta entonces en vigor, en el cual figuraban cancelados algunos parágrafos o palabras que se sugería se debían omitir y subrayadas algunas modificaciones introducidas. Cada uno de los destinatarios quedaba invitado a notificar sugerencias y propuestas con el fin de mejorar el 193 funcionamiento del COGECAL y lograr con mayor eficacia los fines propios de este Organismo.231 El 17 de enero de 1970, después de haber recibido las sugerencias e indicaciones solicitadas, el Cardenal Confalonieri escribió nuevamente a los interesados enviando el nuevo texto de los Estatutos del COGECAL con la solicitud de revisarlo y de hacer llegar nuevas eventuales aclaraciones o modificaciones.232 El texto enviado el 17 de enero y las respectivas observaciones que hicieron llegar a la CAL fue objeto de la 46a reunión de la CAL celebrada el 19 de junio de 1970, donde se redactó un último texto unánimemente aceptado por todos los miembros de la Comisión y presentado el 20 del mismo mes al Santo Padre que lo aprobó.233 El texto definitivo dispone: I. Naturaleza y Finalidad. 1. El Consejo General de la Pontificia Comisión para América Latina (COGECAL) ha sido instituido por el Santo Padre Pablo VI el 30 de noviembre de 1963 con la intención de dar mayor relieve al interés de la Catolicidad por el Continente Latinoamericano. 2. Es un Organismo que integra la CAL con representantes del CELAM, de los Organismos Episcopales Nacionales “pro América Latina”, de las Federaciones Internacionales y de la Confederación Latinoamericana de las Familias Religiosas, en orden a una eficiente colaboración apostólica que favorezca la Iglesia en y para América Latina. 3. Su principal finalidad es el estudio en conjunto de temas y problemas de especial interés común, con miras a formular adecuadas soluciones y promover una conveniente coordinación en las actividades e iniciativas. II. Composición. 4. Miembros del Consejo General son: a) Los Componentes de la Pontificia Comisión para la América Latina; b) la Presidencia del CELAM c) Los Presidentes de los Organismos Episcopales Nacionales “pro América Latina” de Europa, Estados Unidos y Canadá;

231 Cfr. Carta del Cardenal Carlo Confalonieri del 25 de julio de 1969. En: Arch.PCAL, II, vol. 21, Norme 1970, COGECAL: Norme Statutarie (1970). 232 Cfr. Carta del Cardenal Carlo Confalonieri del 17 de enero de 1970. En: Arch.PCAL, II, vol. 21, Norme 1970, COGECAL: Norme Statutarie (1970). 233 Cfr. Adunanza de la CAL: richiesta di approvazione del Santo Padre al testo delle Norme e Regolamento del COGECAL. Ex audientia Ssmi. Diei 20 junii 1970. En: Arch.PCAL, II, vol. 21, Norme 1970, COGECAL: Norme Statutarie (1970). 194

d) Los Presidentes de las Uniones de Superiores y Superioras Generales, así como el Presidente de la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR). III. Presidencia y sus funciones. 5. Presidente del Consejo General es, por derecho, el Presidente de la misma Pontificia Comisión para la América Latina, que cuenta con un Vice-Presidente en el desempeño de sus funciones. 6. El Vice-Presidente es elegido por el Consejo: la primera vez al comenzar la sesión, las veces siguientes al finalizarla, pudiendo ser indefinidamente reelegido. 7. El Presidente del Consejo General cuida de que las sesiones se preparen debidamente, señala el día para su celebración, las preside y, en nombre del Consejo, juntamente con el Vice-Presidente y el Moderador, firma las Actas y Documentos aprobados por el mismo. IV. Comité de estudio. 8. Los Directores de los Secretariados de los Organismos Episcopales Nacionales “pro América Latina” así como los Secretarios de las Uniones Internacionales y de la Confederación Latinoamericana de las Familias Religiosas constituyen el Comité de estudio del COGECAL y participan por tanto en sus sesiones. 9. El Presidente del Consejo General, con el parecer del Vice-Presidente, tiene la facultad de recurrir a los servicios de otras personas, que pueden por lo tanto ser invitadas a participar en la sesión y tratar determinados argumentos. V. Sesiones del Consejo. 10. El Consejo General se reúne: a) Según lo requieran eventuales necesidades advertidas por uno u otro de los Organismos integrantes (cfr. Art. 2) o en atención a concretas indicaciones de alguno de sus miembros (cfr. Art. 4); b) En la sede que cada vez para ello se determine; c) Durante el tiempo que los asuntos a tratar lo exijan. 11. Todos y sólo los que forman parte del Consejo General (cfr. art. 4) participan con facultad de voto en las sesiones. 12. Si alguno de los Miembros del Consejo se ve impedido para participar en las sesiones, puede designar, previniendo de ello al Presidente del Consejo, un suplente, el cual solamente tendrá derecho a voto si posee expresa delegación para ello. 13. la Agenda de cada sesión: 195

a) Se determina teniendo en cuenta el posible desarrollo de los temas a tratar; b) Será preparada por la Secretaría de la CAL y por los Secretarios del Comité de Estudio del Consejo, que de común acuerdo y en estrecho contacto con el Secretariado General del CELAM procederán tanto a la selección de la necesaria documentación previa como a levantar el Acta de las reuniones de la sesión; c) Se enviará a los interesados dos meses antes de la celebración de la sesión con toda la oportuna documentación. 14. Los Miembros del Consejo, aun después de conocer la Agenda de la sesión, tiene facultad para proponer, también en el curso de la misma, otros temas al Presidente, quien, juntamente con el Consejo, no descuidará prestarles debida atención. 15. En la primera reunión se procederá a la elección del Moderador, siendo suficiente para ello la mayoría relativa. 16. Funciones del Moderador son: a) Determinar el desarrollo de los trabajos: b) Dirigir las discusiones; c) Proponer a la Asamblea las conclusiones que resultaren; d) Firmar, a tenor del artículo 7, las Actas y Documentos aprobados por el Consejo. 17. En la sesión del Consejo General quedan aprobadas aquellas conclusiones que obtengan la mayoría de votos, a saber: la mitad más uno. 18. Las Actas de las reuniones se enviarán a todos los Miembros del COGECAL.234

Capítulo XVII

Actividad de la CAL

En contraste con la conspicua composición de la CAL (3 Cardenales Consejeros, 4 Miembros y 12 Consultores) y del más amplio Consejo General que la integraba (Presidencia del CELAM, Presidentes de los Organismos Episcopales de ayuda, Presidentes de los Superiores Generales de los religiosos y de la CLAR), su orgánico era modesto:

234 Normas del COGECAL, aprobadas por el Santo Padre Pablo VI el 20 de junio de 1970. En: Notiziario della Pontificia Commissione per l’America Latina, numero 12, Ottobre 1970, f. 11. 196 además del Cardenal Presidente contaba apenas con dos colaboradores, Mons. Michele Buro y el sacerdote jesuita Francisco Jiménez. A pesar de esta escasez de personal la Comisión se esforzó por llevar adelante su trabajo administrativo que no era poco ni fácil: examen y evacuación de las numerosas peticiones de ayuda que le llegaban de América Latina; asignación y distribución de las cuotas previstas del Fondo-CAL para las Conferencias Episcopales y el CELAM; relación, mes por mes, de su propio parecer sobre las solicitudes de ayuda dirigidas desde América Latina a Misereor; intervención ante los organismos de ayuda para satisfacer las solicitudes de personal y de fondos que le llegaban directamente; participación en reuniones de estudio, entre otras actividades. Además de las actividades indicadas en las normas de 1969, la CAL quiso privilegiar también una dimensión específicamente pastoral, siguiendo con especial interés los problemas pastorales y doctrinales más graves del Continente. En cuanto al examen y a los esfuerzos por solucionar dichos problemas la CAL no podía sino secundar con modestia la obra de los Dicasterios de la Curia Romana competentes, cuales la Congregación para los Obispos, el Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia, la Congregación para la Evangelización de los Pueblos en todo lo relacionado con los territorios de misión, la Congregación para la Doctrina de la Fe, la Congregación para la Educación Católica, el Pontificio Consejo para los Laicos, las Pontificias Comisiones Iustitia et Pax y para las Comunicaciones Sociales, y ocasionalmente otras.

1. Un renovado espíritu de servicio

El Cardenal Carlo Confalonieri, desde el momento mismo en que volvió a ser Presidente de la CAL, manifestó al CELAM y a todos los Organismos de ayuda a la Iglesia en América Latina el modo como la Comisión entendía prestar sus servicios a la Iglesia, ajustándose a las nuevas circunstancias y a la reciente reorganización. El envío del texto de las Normas de la CAL al CELAM, a los Organismos de ayuda, a los Presidentes de las Conferencias Episcopales y a los Presidentes de las Comisiones Episcopales de las Conferencias Episcopales de Europa y de Norteamérica le dio la 197 ocasión de manifestar a todos los interesados el nuevo espíritu que animaba a cuantos trabajaban en la Pontificia Comisión para América Latina.235 En la carta con la que acompañó el envío del mencionado texto, el Cardenal Confalonieri precisaba cómo la CAL deseaba relacionarse con cada uno de estos organismos.

1.1 Con el CELAM

En la carta dirigida a Mons. Avelar Brandao Vilela, Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano, escribía: Esta Comisión, llamada en particular a seguir las múltiples actividades del CELAM, está segura de ser periódicamente tenida al corriente, de modo que sea en grado de prestar - a la ocurrencia – toda la obra solicitada para el mayor progreso de la Iglesia en el amado Continente.236 1.2 Con el Secretariado General del CELAM

En la carta enviada a Mons. Eduardo Pironio, Secretario General, manifestaba: Llamada a seguir la actividad del CELAM, la CAL está segura que será oportunamente informada por Vuestra Excelencia, por escrito o de persona – con ocasión de sus visitas a Roma -, sobre el próvido trabajo en el cual el CELAM, por medio de sus “Servicios” y de sus “Departamentos” e “Institutos” está celosamente comprometido y sobre las iniciativas que interesan a la Iglesia en América Latina. La CAL, de parte suya, renueva el ofrecimiento de su constante completa disponibilidad a servicio del CELAM, para la feliz coordinación con todos los otros Dicasterios y Oficinas de la Curia Romana de cuyo servicio, por competencia o especial interés de los problemas en examen, llegara a tener necesidad.

1.3 Con los Organismos Episcopales

A los Presidentes de los Organismos Episcopales Nacionales de ayuda, en personal y en medios económicos, escribió: La CAL, a tenor de las Normas, será bien interesada y gustará conocer, de tiempo en tiempo, las actividades y la obra de ayuda que viene

235 Cfr. Arch.PCAL, IA, vol. 39, Nuova Cal III, Norme. 236 Cfr. Carta del Cardenal Carlo Confalonieri, Presidente de la CAL, a Mons. Abelar Brandao Vilela, Presidente del CELAM. Roma, 10 de octubre de 1969. En: Arch. PCAL, IA, vol. 39, Nuova CAL III, Norme, Invio di detto testo alla Presdiencia del CELAM. Con copia para el Vice-Presidente y el Secretario General. 198

celosamente desarrollando ese benemérito Organismo, en favor de la Iglesia en América Latina.237 1.4 Con las Conferencias Episcopales

A los Presidentes de las Conferencias Episcopales Nacionales de América Latina, el Cardenal Confalonieri escribía: Me complazco en renovar al Episcopado de esa Nación, por medio del autorizado conducto de Vuestra Excelencia, el ofrecimiento de los servicios que, cuando fuese menester, esta Comisión podrá útilmente proporcionar. La CAL, por su parte, agradecerá recibir todas las indicaciones y sugerencias para mejor cumplir su propia finalidad y actividad, con espíritu de humilde y filial colaboración a la apostólica y paternal solicitud del Santo Padre por la Iglesia en América Latina.238 1.5 Con los Representantes Pontificios

La CAL, en su deseo de servir mejor la causa de la Iglesia en América Latina solicitó a los Delegados y Nuncios Apostólicos en los países de América Latina, su obra de cooperación. A ellos el Cardenal Confalonieri escribió manifestando: La CAL tiene interés en conocer todas las noticias e informaciones sobre los trabajos de las Conferencias Episcopales en esa Nación y sobre la actividad de los Ordinarios, que pueden referirse a la puesta en práctica de las indicaciones pastorales del CELAM y de los respectivos Departamentos, de modo que se pueda tener una visión actualizada y completa.239

237 Cfr. Carta del Cardenal Carlo Confalonieri, Presidente de la CAL, a los Presidentes de los Organismos Episcopales de ayuda pro América Latina. Roma, 15 de octubre de 1969. En: Arch.PCAL, IA, vol. 39, Norme, Invio di detto testo ai Presidenti degli Organismi Episcopali di aiuto pro A.L. 238 Cfr. Carta del Cardenal Carlo Confalonieri, Presidente de la CAL, a los Presidentes de las Conferencias Episcopales Nacionales. Roma, 15 de Octubre de 1969. En: Arch.PCAL, IA, vol. 39, Nuova CAL III, Norme, Invio di detto testo ai Presidenti delle Conferenze Episcopali Nazionali di A.L. 239 Cfr. Carta del Cardenal Carlo Confalonieri, Presidente de la CAL, a los Representantes Pontificios en América Latina. Roma, 15 de octubre de 1969. En: Arch.PCAL, IA, vol. 39, Nuova CAL, Norme, Invio di detto testo ai Rappresentanti Pontifici in A.L. 199

2. La actividad de la CAL a tenor de las “Normas” de 1969.

El texto de las “Normas” aprobadas en 1969 imponían a la CAL tres tareas específicas: 1) el seguimiento a las actividades del CELAM y de los Organismos Episcopales Nacionales de ayuda a la Iglesia en América Latina, que es la finalidad principal; 2) prestar su colaboración a las Conferencias Episcopales en la regular tramitación de sus asuntos en la Curia Romana o con los Organismos de ayuda; y 3) la distribución Fondo-CAL.

2.1 El seguimiento de las actividades del CELAM y de los Organismos de ayuda

El texto de las normas no sólo establecía cuál era la tarea principal de la CAL, sino que indicaba también el modo como CAL llevaría a cabo su misión. 2.1.1 El seguimiento de las actividades del CELAM Debiendo seguir las actividades del CELAM, las normas disponían: Por consiguiente el Secretario General del CELAM oportunamente informará la CAL: Sobre la labor llevada a cabo por el CELAM tanto en lo pastoral como en la parte organizativa; Sobre las iniciativas de alguna importancia que, directa o indirectamente, interesen a la Iglesia en el Continente Latinoamericano. De los informes y relaciones de Mons. Buro, especialmente las destinadas al volumen anual Actividad de la Santa Sede, se puede constatar que la CAL desplegó una intensa actividad en favor de América Latina. Con el CELAM la relación fue constante y cordial, sobre todo, subraya Mons. Buro, durante el tiempo que Mons. Alfonso López Trujillo fue Secretario General (1972-1979) y Presidente (1979-1983). El CELAM envió regularmente los documentos de sus reuniones plenarias, regionales y de coordinación. Igualmente, en forma periódica hizo llegar las relaciones sobre la actividad de cada uno de los Departamentos e informó de persona a través de su Presidencia. Las ocasiones en las que el Presidente o el Secretario General estuvieron en Roma constituyeron momentos de “fructuosos 200 intercambios de ideas sobre los problemas y cuestiones de América Latina”.240 2.1.2 El seguimiento de las actividades de los Organismos de ayuda Las normas de 1969 disponían en este campo: Así mismo, los respectivos Secretariados de los Organismos Episcopales Nacionales de ayuda, suministrarán informes a la CAL sobre la colaboración proporcionada en personal y en medios económicos a la Iglesia en América Latina; De parte de Europa: COPAL (Bélgica); CEFAL (Francia); CEIAL (Italia); CECADE-OCSHA (España); ADVENIAT y MISEREOR (Alemania); “AIDE A L’EGLISE EN DETRESSE” del R. P. Van Straaten; La Pontificia Obra de la Santa Infancia, etc; De parte de América del Norte: N.C.C.B. – LAB (USA) y CECAL (Canadá) a) Canadá. Comisión Episcopal de Misiones- sección América Latina Mantuvo informada la CAL sobre la actividad realizada en favor de la Iglesia en Latinoamérica y sobre los proyectos pastorales apoyados por los Obispos canadienses en la región. b) Estados Unidos. Secretariado para Latino-América-NCCB Infirmó regularmente sobre el personal enviado en América Latina y sobre las ayudas concedidas a la Iglesia en ese Continente. c) Francia. Comité Episcopal Francés para América Latina Informó constantemente la CAL sobre sus actividades en favor de la Iglesia en Latinoamerica. d) Italia. Centro Eclesial Italiano para América Latina (CEIAL) El CEIAL Envió regularmente la relación de las actividades anuales para la sensibilización sobre los problemas eclesiales en América Latina, la preparación del personal destinado a esos países y la asistencia al personal in loco y del que regresaba a Italia. La Comisión cuidó siempre de hacer llegar oportunamente al CEIAL las solicitudes que le llegaban desde América Latina, sobre todo en cuanto al envío de sacerdotes y, especialmente de 1970 en adelante, siguió con

240 Pontificia Commissione per l'America Latina. Attività 1975. En Arc. PCAL, I-A, vol. 49/1, Adunanze CAL (54-57); Relazione in adunanza dei Capi Dicastero; Attività della Santa Sede (1976-1981). Texto preparado por Mons. Michele Buro el 22 de noviembre de 1975. 201 atención los cursos de preparación y actualización que se impartían en el CEIAL a los futuros misioneros en América Latina, favoreciendo la presencia de expertos latinoamericanos propuestos por el CELAM. La CAL mantuvo también relaciones con el Movimiento Laici/Ceial y en particular con su presidente Dr. Armando Oberti, por la responsabilidad que tenía en relación con la actividad del ASAL (Associazione per gli Studi e la documentazione dei problemi socio- religiosi dell’America Latina). e) España. Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias- Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA) Envió regularmente la relación de las actividades anuales y el fascículo con todos los datos de los sacerdotes enviados a América Latina. La Cal, igualmente, se hizo siempre presente con un mensaje y una oferta económica en el “Día de Hispanoamérica”. También la “Campaña contra el hambre en el mundo” (desde 1978 Manos Unidas), ha mantenido informada la CAL sobre las ayudas concedidas en el curso de cada año a obras e iniciativas eclesiales en América Latina. f) Acción Adveniat y Misereor Los dirigentes de estas dos instituciones transmitieron regularmente cada año la información sobre las ayudas dadas a América Latina. Misereor en particular mandó siempre la lista de las solicitudes que le llegaban desde Latinoamérica con la intención de recibir la opinión de la CAL sobre los proyectos más importantes o urgentes. En 1981 la CAL se unió a las celebraciones por los 20 años de Adveniat. Para la ocasión se convocaron todos los Presidentes de las Conferencias Episcopales de América Latina con el fin de evaluar los resultados obtenidos por Adveniat en sus primeros 20 años. EL Cardenal Presidente, en la carta de invitación solicitó a todos los Presidentes de Conferencias una relación sobre la actividad de Adveniat en el propio país y las exigencias que se prospectaban hacia el futuro. Adecuadamente preparada por la Conferencia Episcopal de Ecuador, la reunión se celebró en Betania del Colegio, no distante de Quito. Este encuentro permitió pasar en reseña las muchas obras e iniciativas realizadas con la generosa solidaridad de los católicos 202 alemanes y presentar indicaciones concretas para atender las necesidades emergentes en América Latina.241 g) Ayuda a la Iglesia que sufre (Kirche in Not) Mantuvo frecuentemente informada la CAL sobre las ayudas destinadas a proyectos en América Latina. Los organismos europeos de ayuda en personal mantuvieron reuniones anuales a los que participó la CAL en la persona del Presidente o de Mons. Buro. En estas reuniones cada organismo presentaba una relación sobre la actividad desarrollada o en curso. A la luz de las mencionadas relaciones se discutía sobre los problemas pastorales de América Latina (las Comunidades Eclesiales de Base, en 1975; la religiosidad popular, en 1976; la evangelización y la situación política en América Latina, en 1977; aspectos y finalidad de la Conferencia de Puebla, 1978, para citar sólo algunos). Cuando fue necesario, para evitar abusos e inconvenientes, la CAL recordó a los dirigentes de los Organismos de ayuda las conclusiones de la tercera sesión del COGECAL, sobre el curso que debían seguir las solicitudes de ayuda provenientes de América Latina, subrayando la directa responsabilidad del CELAM, de las Conferencias Episcopales y de la respectiva autoridad eclesiástica, según fueran solicitudes de carácter continental, nacional, regional o diocesano.

2.2 LA CAL al servicio de las Conferencias Episcopales

Las Normas disponían a la CAL con relación a las Conferencias Episcopales Nacionales de América Latina: Con espíritu de servicio para las Conferencias Episcopales y para cada uno de los Ordinarios, la CAL no dejará de prestar su colaboración en la regular tramitación de sus asuntos en la Curia Romana o con los Organismos Episcopales mencionados en el número precedente. Esta tarea fue igualmente realizada con dedicación. Es interesante la correspondencia de la CAL con miembros de algunas Conferencias Episcopales sobre el papel del CELAM en relación con el estudio de los problemas latinoamericanos y su adecuada solución. Además, la CAL envió con regularidad al inicio de cada año la cuota del Fondo-

241 Pontificia Commissione per l'America Latina. Attività 1981. En: Arch. PCAL, I-A, vol. 49/1, Adunanze CAL (54-57); Relazioni in Adunanze dei Capi Dicastero; Attività della CAL (1976-1981). 203

CAL, asignada a cada Conferencia Episcopal. Recibió también las actas de las reuniones plenarias o de los comités permanentes de las Conferencias Episcopales, sometiéndolas al estudio de la Congregación para los Obispos y, en los casos requeridos, enviándolas a las otras Congregaciones de la Curia Romana. La CAL se interesó igualmente en dar curso a las peticiones que las Conferencias Episcopales le hicieron llegar sobre argumentos de tipo pastoral.

2.3 El Fondo-CAL

La tercera finalidad que la “Normas” de 1969 dieron a la CAL fue la de distribuir el llamado “Fondo-CAL”. En este sentido la CAL observó siempre cuanto establecido en las normas mencionadas: La CAL continuará encargándose de la distribución, según los criterios establecidos y que bien conocen el CELAM, las Conferencias Episcopales Nacionales Latinoamericanas y todos los Ordinarios, del millón de dólares que el Santo Padre ha autorizado para el trienio 1969-1972. La abundante documentación conservada en el archivo de la Pontificia Comisión para América Latina bajo el título “Ejercicio Financiero”, evidencia la atención con la que la CAL cumplió esta disposición.

3. La preocupación específicamente pastoral de la CAL

La CAL siguió con atención los problemas pastorales y doctrinales más significativos que marcaron la vida de la Iglesia en América latina. Entre estos podemos señalar:

3.1 El movimiento “cristianos por el socialismo”

La CAL tomó en consideración el estudio de este problema pastoral y doctrinal, durante sus reuniones, principalmente desde 1974. Efectivamente, ya en la 51ª reunión de la CAL (4 de noviembre de 1974) el problema de los movimientos políticos de sacerdotes en América latina estuvo en el orden del día, pero en esa reunión fue tratado junto al problema de la teología de la liberación y por esto poco profundizado. 204

Será la siguiente reunión a ofrecer un panoráma más amplio del problema. La 52ª reunión de la CAL (5 de noviembre de 1975), tuvo como punto central en el orden del día el estudio del tema: “Movimientos sacerdotales politicos en América Latina: situación, peligros, propuestas de remedios”. Se estudió el documento del Encuentro Internacional de Cristianos por el Socialismo celebrado del 6-13 de abril de 1975 y se presentó la relación de Mons. Alfonso López Trujillo, Secretario General del CELAM. Mons. López Trujillo presentó el tema advirtiendo: Existen distintas tendencias. Hay movimientos de tendencias de izquierdas (más o menos definidas y radicalizadas) y los hay también de derecha, con parecidas características operativas. Hay, pues, una recíproca alimentación que no conduce a nada positivo y desgarra la comunidad cristiana. Las divergencias políticas penetran en el interior de la Iglesia y se tornan en causa de rupturas y tensiones. Me referiré específicamente a una de las tendencias que hoy cobra mayor fuerza e importancia: Cristianos para el socialismo.242 Después de presentar la situación de los movimientos existentes en América Latina, se detiene a analizar los riesgos que estos movimientos generan a nivel doctrinal y pastoral. Doctrinalmente. Todas las tentaciones y fallas de una de las corrientes de la Teología de la Liberación han desembocado en forma coherente y lógica en las tesis de Cristianos para el socialismo. El contenido es el mismo y los más importantes de sus autores son líderes de este movimiento. Resumiendo, son estos algunos de sus peligros: -El cristianismo queda subsumido y devorado por el primado de la política, tomado en clave clasista, según la inspiración del análisis marxista, con su dimensión esencial de lucha de clases. -Existe una secularización de la fe: va perdiendo su identidad. Como apunta el P. Congar, puede haber una amenaza contra la salud del estado de fe (UN Peuple Messianique, Ed. Du Cerf, 1975, p. 185). Hay una relectura radical de la Eclesiología. Se rechaza sistemáticamente el pasado de la Iglesia y se la acusa de aliada de los poderosos, pieza del sistema capitalista. Sus críticas son corrosivas. La Iglesia ha sido, en buena parte, una ideología (en el sentido marxista el concepto). Debe pasar de antirrevolucionaria a revolucionaria, si quiere tener alguna aceptación. Su verdadera unidad será la unidad proletaria. A partir del cambio de enfoque

242 Relación de Mons. Alfonso López Trujillio durante la 52a Reunión de la CAL. Roma, 5 de Noviembre de 1975. En: Arch.PCAL, I-A, vol. 49, LII Adunanza (5.XI.1975) Movimenti Sacerdotali politici in A.L. 205 del misterio eclesial se reorienta toda su misión de evangelización, la cual ha de llevar al compromiso revolucionario (socialismo marxista). Es típico al respecto el libro del P. Hugo Assman “Opresión-Liberación” y el reciente de Fernando Belo “Una lettura politica del Vangelo”, síntesis divulgativa de su libro “Lecture Matérialiste de L’Evangile de Marc”. -Practicamente todos los tratados teológicos y la impostación de las labores catequéticas quedan penetradas de estas orientaciones. La hermenéutica del Reino de Dios, concentrado a la transformación de las estructuras capitalistas, el viraje de la Cristología: Cristo políticamente comprometido, revolucionario. La escatología queda confinada a la historia, etc. Se puede decir que se va cayendo en una interpretación marxista del cristianismo. Hay una aceptación poco crítica del análisis marxista, cimentada en estas argumentaciones: a) Separabilidad de niveles en el análisis marxista: su nivel científico (racionalidad científica) y su filosofía (metafísica). Mientras el grupo PAX (Polonia) rechaza la filosofía marxista, y ninguno se atrevería a llamarse “cristiano-marxista” (sin entrar a analizar otras ambigüedades), esta tentación se va dando en algunos teóricos integrantes o cercanos a cristianos para el socialismo. En el documento de Lima se dice que los problemas metafísicos SE VAN ACLARANDO. Y hoy se argumenta corrientemente con el “cristianismo” de Roger Garaudy en “Parole D’Homme”, sin examinar lo que realmente representan sus tesis, muy lejanas del contenido e identidad cristianas. b) señalan el análisis marxista como el ‘único instrumento válido de lectura de la sociedad y de la historia y el único resorte capaz de transformar el mundo y superar la alienación. c) con la utopía de la sociedad sin clases reprochan la coexistencia de clases en la Iglesia y censuran una llamada a la reconciliación que no pase por la lucha de clases. d) la revolución es el verdadero “locus” fidei. Sólo encuentra la fe su auténtico sentido en la revolución. Es el terreno propicio de revitalización de la fe. Allí la virtud transformadora del Evangelio es capaz de superar los prejuicios burgueses. Pastoralmente. La experiencia nos ha mostrado suficientemente la tragedia que en la Iglesia han provocado estas tendencias. Numerosas vocaciones de sacerdotes, religiosos y religiosas, se han deshecho. Mentalizadas en estas líneas luego han chocado contra la realidad, o no han encontrado canales operativos (político-eclesiales), y han abandonado su vocación y, en casos, la misma fe. Con la penetración ideológica tan intensa a que son sometidos, corren la misma suerte que muchos jóvenes: terminan por mirar todo en forma tan distinta que nutren un curioso desprecio a la Iglesia. 206

El fenómeno se registra sobre todo hoy entre los religiosos. La literatura es abundante. De la legítima “opción por los pobres” se pasa a la “opción por el proletariado” y de ésta al socialismo marxista. Hecho el tránsito, el resto se puede prever. La confusión se manifiesta con enorme gravedad. Y más cuando el prestigio de algunos teólogos o la presencia o simpatía de algunos Obispos les parece como un nítido respaldo. Sería exagerado decir que está en curso una especie de herejía social? La palabra no gusta, pero no hay rasgos sinceramente de que algo muy similar está aconteciendo? Unido a un diálogo indispensable, ante un reto tan global, no se puede obrar aisladamente o descoordinadamente y no se puede llegar tarde. El tiempo empeorará los problemas y muchos cristianos confundidos y perplejos habrán desgarrado muchas comunidades cristianas y sucumbido ellos mismos.243 La exposición del Secretario General del CELAM, Mons. Alfonso López Trujillo, terminaba con la propuesta de posibles remedios para afrontar el problema en sus amplias dimensiones: Una acción coordinada tendría que situarse en dos planos: Doctrinal. Es necesario estudiar lo que teológicamente está en juego, con toda seriedad. La sesión que tendrá el año próximo la Comisión Teológica Pontificia, sobre Teología de la Liberación, será útil. Sin embargo, irán un poco rezagados sobre lo que HOY importa, a saber la síntesis de Cristianos por el socialismo. Es muy escasa la información que tienen. Es urgente la difusión de orientaciones clarificadoras, estudios, etc. sobre esta materia. Se requiere, tarde o temprano, la voz autorizada de la Santa Sede, con toda claridad. El tiempo agravará las cosas e impedirá oportunas intervenciones. Aquí la principal tarea es la de la INFORMACIÖN. Esta información debe llegar prudente y confidencialmente a todos los Episcopados. Subsiste la dificultad de la orientación de algunos. Pastoral. Ocupa el primer puesto la acción con los sacerdotes, religiosos y religiosas. ¿Qué podría hacerse? Desde el CELAM activaremos una serie de cursos con los Vicarios de Pastoral y con los responsables de la Pastoral Social. Se animará este trabajo en los Episcopados. Hay suficiente material en las conclusiones de los Sínodos para orientar a los Obispos. Pero hace falta más... Aspecto social. Se requiere todo un esfuerzo de profundización de la Doctrina Social de la Iglesia. Es sistemáticamente desacreditada por estos

243 Relación de Mons. Alfonso López Trujillio durante la 52a Reunión de la CAL. Roma, 5 de Noviembre de 1975. En: Arch.PCAL, I-A, vol. 49, LII Adunanza (5.XI.1975) Movimenti Sacerdotali politici in A.L. 207

grupos. Se requiere también su ACTUALIZACIÓN Y APLICACIÓN ENTRE NOSOTROS. Se evitarán reacciones de gentes generosas. Una adecuada acción por la justicia, una firme y evangélica presencia en favor de los pobres, un testimonio en pro de los Derechos Humanos, es indispensable. Se trabaja bastante sobre el particular. En una orientación definida, con gente de plena confianza, mucho podría ayudar Justicia y Paz, ante todo en la profundización en el Magisterio Social. El Secretariado para los No-Creyentes, que tiene a su cargo aspectos del diálogo también con los marxistas, estudios e investigaciones sobre la materia, puede dar valiosas colaboraciones. El problema es URGENTE. No se le puede tratar aisladamente. Se necesita una seria coordinación. No podría pensarse en un pequeño Comité que reflexionara prontamente y ofreciera sus conclusiones y eventuales recomendaciones, a quienes tienen en sus manos la alta responsabilidad pastoral y la capacidad de decisión? Esto podría ser útil a la Santa Sede y a los Episcopados.244 A la relación de Mons. López Trujillo siguió el diálogo entre los Consejeros y Miembros presentes. Todos los que intervinieron estuvieron de acuerdo en la necesidad de un documento clarificador emanado por la Santa Sede. La intervención de Mons. Benelli, sintetiza bien la conclusión del diálogo: Mons. Benelli: subraya la necesidad de una aclaración por parte del Magisterio eclesiástico a todos los niveles. Revela que por efecto de escritos, declaraciones, tomas de posición ambiguas o favorables a la “opción socialista” asumidas, en los últimos años, por teólogos, sacerdotes e incluso obispos, se ha difundido en las Iglesias particulares un clima de incertidumbre y de inseguridad. Algunos obispos, a pesar de ver claramente la necesidad de hablar no lo hacen por el temosr de ser criticados o incluso descalificados. Es por esto que es urgente una palabra clara y precisa de parte de la Santa Sede. Palabra que debería partir de una reflexión de fondo sobre el análisis marxista para llegar a la afirmación, en modo inequivocable, de la incompatibilidad no sólo teórica sino también práctica entre cristianismo y marxismo en todas sus formas.245 Las conclusiones de los debates, sometidas al Santo Padre, llevaron a la constitución de una comisión especial (compuesta por los

244 Relación de Mons. Alfonso López Trujillio durante la 52a Reunión de la CAL. Roma, 5 de Noviembre de 1975. En: Arch.PCAL, I-A, vol. 49, LII Adunanza (5.XI.1975) Movimenti Sacerdotali politici in A.L. 245 Cfr. Verbale della LII Adunanza. En: Arch.PCAL, I-A, vol. 49, LII Adunanza (5.XI.1975) Movimenti Sacerdotali politici in A.L. 208

Cardenales Secretario de Estado, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Prefecto de la Congregación para los Obispos, el Sustituto de la Secretaría de Estado, el Secretario del Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia y Mons. Pironio), encargada de estudiar el problema y proponer las medidas más eficacez para su solución. El trabajo de la comisión motivó el encargo que a fines de junio Pablo VI dió a la Congregación para la Doctrina de la Fe en el sentido de preparar un documento doctrinal sobre las tendencias, los equívocos y las desviaciones que se manifestaban en la Iglesia en este sector, sobre todo en relación con el análisis y la praxis marxista y su pretendida compatibilidad con la doctrina cristiana. El trabajo emprendido en 1975 en la reunión de la CAL concluirá con las dos instrucciones de la Congregación para la doctrina de la fe de 1984 y 1986: Libertatis nuntius y Libertatis conscientia.

3.2 Teología de la liberación

La CAL abordó en repetidas ocasiones el estudio de este tema. Las reuniones que siguieron a la celebración de Medellín reflejan el influjo siempre creciente de esta corriente de pensamiento en la vida de la Iglesia y la preocupación de los Episcopados. En América Latina, algunos sacerdotes venidos de Europa, a la vista de situaciones dramáticas de injusticia y de opresión, emprendieron una reflexión teológico-pastoral para iluminar desde la fe cristina el papel de la Iglesia ante las realidades de injusticia y opresión. La teología de la liberación fue la expresión más importante de una serie de estudios e investigaciones sobre la “teología de las realidades terrenas” nacidas del deseo de poner en acto el mandato conciliar consignado en el número cuatro de la Gaudium et Spes: “compete a la Iglesia escrutar a fondo los signos de los tiempos”. Esfuerzo que con frecuencia no estuvo ajeno a contaminaciones de matriz ni católica ni cristiana. Se llegó así a una errada interpretación de la Gaudium et Spes y de la encíclica Populorum Progressio, fundamentalmente, que condujo a la lectura del mensaje evangélico de liberación en clave revolucionaria, que provocó graves problemas a la Iglesia latinoamericana. Las palabras de Pablo VI en Bogotá durante el Congreso Eucarístico y en la inauguración de la Conferencia General del Episcopado no fueron suficientes para corregir las desviaciones. Tampoco el documento de 209

Medellín logró apaciguar los ánimos; en él el tema de la liberación aparece con frecuencia, entendido en el mismo sentido con el que aparecerá en la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntandi, del Papa Pablo VI. En la Evangelii Nuntiandi, Pablo VI expuso con claridad qué se entiende por evangelizar, cuál es el contenido de la evangelización qué medios deben emplearse para evangelizar, quiénes son los destinatarios de la evangelización, quienes son sus agentes qué espíritu debe presidirla246 En marzo de 1974 el Secretariado para los no Creyentes celebró una reunión plenaria sobre las relaciones entre cristianismo y marxismo y sobre la evangelización en el mundo contemporáneo, con especial atención al ateismo y la secularización. El documento conclusivo fue publicado por el CELAM, en su Boletín n. 97 de agosto de 1975. En 1976 la Comisión Teológica Internacional dió a conocer un documento titulado “Promoción humana y salvación cristiana”, presentado por Mons. Karl Lehmann. El documento considera la importancia que ha alcanzado, en la reflexión teológica, el problema de la relación entre promoción humana y salvación cristiana. La CAL siguió con atención este grave problema doctrinal. En primer lugar, ante la confusión y las graves equivocaciones que se crearon en la exposición o en la aplicación de la teología de las realidades temporales, la CAL animó al CELAM a hacerse presente, no sólo con estudios personales (como los de monseñor Pironio y monseñor López Trujillo), sino con una iniciativa conjunta. Fruto de esto fue la reunión de obispos y expertos en Bogotá sobre el tema “Liberación”, cuyas actas fueron después publicadas en el libro “Liberación: diálogos en el CELAM” en 1974; después se publicó “Conflicto social y compromiso cristiano en América Latina”, como fruto de la reunión celebrada en Lima en septiembre de 1975. Desde 1974 las reuniones de la CAL tendrán al orden del día la teología de la liberación, como uno de los graves problemas eclesiales de América Latina. El influjo del análisis marxista, la eclesiología subyacente, el influjo en las Comunidades Eclesiales de Base, la reducción del cristianismo a un movimiento inmanente, la interpretación de la persona y de la misión de Jesucristo como

246 SARANYANA Josep-Ignasi Cien años de teología latinoamericana (1899-1901), 130. 210 liberador político y revolucionario, la división entre Iglesia popular e Iglesia jerárquica, fueron entre otros los puntos que constituyeron tema de estudio de las reuniones de la CAL. Hasta la reunión de 1984, se encuentra al orden del día la teología de la liberación. Este tema va íntimamente unido al problema de los movimientos políticos de sacerdotes en América Latina, cuyo estudio suscitó llevó a la promulgación de los documentos Libertatis nuntius y Libertatis conscientia.

3.3 La ideología de la seguridad nacional

Por la conexión que tiene con la praxis de la liberación y por la incidencia en la vida práctica de la Iglesia, la CAL se interesó también de este argumento. Principalmente el P. Comblin, la presentaba como una nueva teoría del estado y de la sociedad que se separaba de la doctrina social de la Iglesia y que representaba una amenaza para la misma Iglesia en cuanto al ejercicio de su libertad. El tema había sido ya tema de las reuniones del CELAM en 1975 y 1976. El 27 de octubre de 1975, Mons. López Trujillo en la relación que presentó durante la 53ª reunión de la CAL tocó ya el tema que se presentaba como fuertemente unido al tema de la defensa de los derechos humanos. Para 1975 el tema era de gran actualidad, pues, con excepción de tres países, en América Latina predominaban gobiernos militares que se confesaban católicos. La doctrina de la seguridad nacional representaba una seria amenaza a los derechos humanos y en este campo surgían los conflictos de la Iglesia con los Estados. ¿Cuál debe ser el comportamiento de las Conferencias Episcopales? Así, el tema de la seguridad nacional aparecía como un problema con concretas incidencias pastorales por la actitud y la responsabilidad que la Iglesia debía asumir, en la fidelidad al ejercicio de su misión. Esto hacía que la ideología de la seguridad nacional mereciera una adecuada profundización. La CAL seguía y animaba estos esfuerzos del CELAM e igualmente se interesaba en el estudio de los documentos relacionados con la materia.247

247 Relación de Mons. Alfonso López Trujillo durante la 53a Reunión de la CAL. En: Arch.PCAL, I-A, vol. 49, LIII Adunanza (27.X. 76), Problemi ecclesiali di maggiore attualità in A.L. 211

3.4 La pastoral de los medios de comunicación social

La CAL, junto con la Pontificia Comisión para las Comunicaciones Sociales, promovió y organizó un encuentro sobre la pastoral de las comunicaciones sociales en América Latina con la participación del Secretario General del CELAM, Mons. Alfonso López Trujillo, que presentó e ilustró algunas sugerencias para la presencia de la Iglesia en este campo; participó también el Presidente del Departamento de Comunicaciones del CELAM, Mons. Darío Castrillón Hoyos, que en una documentada ponencia presentó los aspectos más importantes de las comunicaciones sociales en América Latina. El encuentro realizado en el Vaticano el 14 y 15 de marzo de 1977, presidido por el Cardenal Sebastiano Baggio, contó con al presencia del Sustituto de la Secretaría de Estado, Mons. Giovanni Benelli, los responsables de la Prensa y Radio Vaticana, de la Civiltà Cattolica y los representantes de Adveniat y Misereor. En el encuentro fueron aprobadas algunas recomendaciones que enfatizaban la importancia de responder adecuadamente al grave y delicado problema de los medios de comunicación social en América Latina; se reconoció como el uso de los medios de comunicación se hacía indispensable para que la Iglesia fuera cada vez más presente y activa en el anuncio del evangelio en el Continente.

3.5 Las relaciones entre los Ordinarios locales y los religiosos en América Latina

Los religiosos en América Latina han tenido un papel sobresaliente en la historia de la Iglesia, como lo reconoció ya la Iª Conferencia del Episcopado Latinoamericano. Sin embago, justamente a partir de Río de Janeiro comenzaron a vivirse algunas situaciones difíciles en las relaciones entre obispos y religiosos; esto coincide con el fortalecimiento de las instituciones que fueron surgiendo para organizar y potenciar las fuerzas católicas del Continente, especialmente CELAM y CLAR. Apareció en algunos momentos la tentación de poner al mismo nivel el organismo episcopal y el religioso, con el consiguiente riesgo de romper la unidad de la Iglesia y de desconocer el primado de la autoridad episcopal. El tema que venía siendo tratado por el CELAM 212 con el apoyo de la CAL y por la Congregación para los Religiosos, comenzó a tomar mayor fuerza a partir de 1970. Algunos miembros de la CLAR, abrazaron la línea extrema de la teología de la liberación y comenzaron a asumir actitudes de desconocimiento de la autoridad episcopal. El más grave, seguramente, fue la aparición de un magisterio paralelo. La CLAR, comenzó a publicar documentos y a tener encuentros con los fieles sin que antecediera el diálogo y la aprobación de los obispos. La CAL siguió con atención este delicado problema. En la relación del Cardenal Baggio en la reunión de la CAL del 4 de diciembre de 1974, dedicada a los problemas eclesiales en América Latina, aparece indicado el problema de las iniciativas de la CLAR. El Cardenal Baggio mencionó como hecho significativo que la CLAR, a pesar de carta que se le envió al Presidente el 3 de julio de 1974 en la que se le advirtió sobre la poca oportunidad de publicar el documento “Dimensión política de la vida religiosa – Perspectivas Latino Americanas”, publicó poco después el citado documento en la revista CHRISTUS año 39, No. 465 de agosto de 1974. El mismo Cardenal Baggio subrayó, además, que algunas Conferencias nacionales de Religiosos tendían a reclamar una independencia de las Conferencias Episcopales que revelaban una dificultad en las relaciones entre los Ordinarios locales y los religiosos.248 Como conclusión de esta reunión de la CAL se acordó crear una comisión CELAM-CLAR para evitar errores doctrinales. El mismo problema fue después tema de estudio de la Congregación para los Obispos y de la Congregación para los Religiosos e Institutos Seculares. En 1975 las dos Congregaciones citadas celebraron una plenaria mixta en la que analizaron los puntos centrales del problema: qué puesto ocupan los religiosos en la Iglesia universal y local; qué esperan los Obispos de los Religiosos; qué esperan los Religiosos de los Obispos; medios concretos para asegurar una ordenada y fecunda cooperación entre Obispos y Religiosos a nivel internacional, continental y nacional; medios concretos para asegurar una ordenada y fecunda cooperación entre Obispos y Religiosos a nivel diocesano y regional.

248 CARDENAL SEBASTIANO BAGGIO, Problemas eclesiales en América Latina en cuanto a la educación católica y a la vida religiosa. Relación presentada en la 52ª Reunión de la PCAL, Roma, 4 de diciembre de 1974. En: Arch. PCAL, I.A, vol. 49, LIII Adunanza 27.X.76, Movimenti sacerdotali politici in A.L. 213

En la 59ª reunión de la CAL (11 de enero de 1983), el Presidente del CELAM presentó la situación de los diálogos CELAM - CLAR: En lo referente a la CLAR hay razones para no dar mucho espacio al optimismo mientras no se incorpore en sus Estatutos y sobre todo en su espíritu una orientación doctrinal adecuada. Cuánto bien puede hacer una institución como ésta con una clara delimitación de sus campos de competencia, (todavía confusos), sobre todo frente a la unidad pastoral confiada a los Obispos y que es, sin duda, la cuestión central. Algunas de sus publicaciones, aun después de su última asamblea, dejan qué desear – y hay formas de comunión real que sería del caso exigir con la Santa Sede y los Obispos. Cada vez más, a Dios gracias, se afirma la inmensa mayoría de los religiosos, que quieren serlo de verdad. Se hubiera deseado obtener más fruto real de las Reuniones de junio de 1980 sobre América Central. Son los datos que tenemos de los episcopados y que aparecerán sin duda en el estudio sobre la vida de la Iglesia, punto eje en nuestras deliberaciones de la próxima asamblea.249 Efectivamente en la XIX asamblea del CELAM el problema fue de nuevo planteado. Como fruto de sus deliberaciones el CELAM escribió al Papa, el 8 de marzo de 1983, pidiendo la constitución de una comisión cardenalicia para estudiar el problema. El 17 de mayo el Cardenal Agostino Casaroli, Prefecto del Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia, escribió al Cardenal Baggio comunicándole la disposición pontificia de crear una comisión interdicasterial para estudiar el problema de las relaciones entre Obispos y Religiosos en América Latina. Dicha comisión estaba conformada por los Prefecto de las Congregaciones para los Obispos, para los Religiosos e Institutos seculares, para la Doctrina de la Fe, para la Educación Católica, para la Evangelización de los Pueblos, para el Clero. El Papa disponía que el Cardenal Baggio, en cuanto Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la CAL, fuera el relator durante la reunión de dicha comisión, citada para el 6 de julio del mismo año. La ponencia del Cardenal Sebastiano Baggio es interesante en cuanto a la síntesis que hace del problema:

249 MONSEÑOR ALFONSO LÓPEZ TRUJILLO, Problemas de mayor importancia en América Latina en vísperas de la asamblea del CELAM. Relación prsentada en la 59ª reunión de la PCAL. 11 de enero de 1983. En: Arch. PCAL. IA, vol. 49/1, Adunanze CAL (54-57), Attività della CAL (1976-1981). 214

En los años que siguieron al Concilio Vaticano II, la relación Obispos- Religiosos se fue haciendo cada vez más intensa y vital y, quizá por esto, más problemática. No han faltado, sin embargo, oportunas clarificaciones sea en las Conferencias Generales del Episcopado de Medellín y de Puebla, sea en las directivas de la Santa Sede y particularmente en el clásico documento “Mutuae Relationes”, publicado en común por las Sagradas Congregaciones para los Religiosos e Institutos seculares y para los Obispos el 14 de mayo de 1978, y de los organismos de unión en él preconizados. Tampoco se olvidan los numerosos encuentros mixtos que se han celebrado, en sede local o regional, entre los cuales el que se tuvo en Roma en junio de 1981 entre exponentes del Secretariado del Episcopado Centroamericano (SEDAC), del CELAM y Superiores Generales religiosos de América Central. Sin embargo, subsisten todavía dudas y conflictos. De parte de los obispos se denuncia y se lamenta la actividad contraproducente de algunos centros, órganos, grupos o iniciativas que que tiene por responsables a Religiosos, que se estarían asumiendo un rol pastoral autónomo y exorbitante, entrando en el terreno que de iure divino pertenece al magisterio auténtico de la Jerarquía y a la exclusiva responsabilidad pastoral de los Obispos, casi legitimando una contraposición dialéctica entre el carisma profético que sería propio de los religiosos y el gobierno que quedaría a los Obispos. Como tales centros operativos disponen de amplio acceso a los medios de comunicación social, que no raramente son de su propiedad, las publicaciones, las declaraciones, los comunicados, las actividades que patrocinan terminan por tener un amplio influjo con frecuencia determinante en la vida pastoral de la Iglesia en América Latina, con peligro para la unidad del magisterio e del ministerio eclesiástico. Es evidente el problema que tal contraste crea a la organización y a la realización de la deseada pastoral de conjunto.250 Un elemento importante en el camino de la unidad y de la comunión entre el Episcopado y los Religiosos en Latinoamérica lo constituían los estatutos de la CLAR, que estaba revisando para su aprobación la Congregación para los Religiosos e Institutos seculares. A ellos se refirió también el Cardenal Baggio: Un punto muy esperado por diversos episcopados latinoamericanos para una sustancial mejoría de las relaciones con los religiosos lo constituye la revisión de los estatutos de la CLAR. En la octava asamblea general de éste organismo ha sido aprobado un proyecto de nuevas normas, examinado por la competente Sagrada Congregación, la que a su vez lo ha sometido a varios otros dicasterios de la Santa Sede.

250 Cfr. Relación de Mons. Sebastiano Baggio durante la Reunión Interdicasterial del 6 de junio de 1983. En: Arch.PCAL, I-A, CAL, vol. 49bis, Reunión Interdicasterial de 1983. 215

También este problema fue propuesto a nuestra consideración por el Sumo Pontífice, el cual ha acogido la solicitud que le ha dirigido en este sentido la presidencia del CELAM en su asamblea general de Port-au-Prince en marzo pasado. La Pontificia Comisión para América Latina en vista del voto que se le pidió la Sagrada Congregación para los Religiosos e Institutos seculares sobre los nuevos estatutos de la CLAR, se dirigió a alguno de sus miembros y consultores más calificados, de los cuales recibió indicaciones de principio y otras de detalle sobre cada uno de los artículos. Estas últimas han sido oportunamente presentadas al dicasterio competente, mientras las primeras constituyen materia para la presente reunión. En efecto, se ha observado que la misma existencia de la CLAR no encontraría una justificación teológica y jurídica ni en cuanto dispone el Decreto Conciliar “Perfectae Caritatis” (n. 23), ni en lo que dice el can. 708 del nuevo CIC; Ni podría invocar en su favor el principio de signo e instrumento de colegialidad como en el caso del Consejo Episcopal Latinoamericano; Que no aparece claro en el art. 1 que define su naturaleza si esa sea una Confederación de Religiosos o de Conferencias Nacionales de Religiosos o de Conferencias Nacionales de Superiores Mayores de Religiosos distinciones de no poca importancia; Que no se ve a qué título esa asuma el deber pastoral de promover y animar el conjunto de la vida religiosa en América Latina (Art. 2,1).251 La Congregación para los Religiosos e Institutos seculares siguió estudiando el tema y el 8 de diciembre de 1984 aprobó los nuevos estatutos de la CLAR252. Sin embargo, los problemas no terminaron aquí. Vendrían después las dificultades suscitadas por la publicación del proyecto “Palabra - Vida” por parte de los religiosos que provocó un nuevo estudio por parte del CELAM y de la CAL.

3.6 Reunión de los Obispos y de los Superiores Religiosos de Centro América

El propósito de una reunión especial para estudiar los problemas pastorales y para buscar los medios más adecuados para intensificar el diálogo y la colaboración en beneficio de la evangelización y de la

251 Cfr. Relación de Mons. Sebastiano Baggio durante la Reunión Interdicasterial del 6 de junio de 1983. En: Arch.PCAL, I-A, CAL, vol. 49bis, Reunión Interdicasterial de 1983. 252 Cfr. CONGREGACIÓN PARA LOS RELIGIOSOS E INSTITUTOS SECULARES, Decreto aprobando los nuevos estatutos, Roma, 8 de diciembre de 1984. En: Arch. PCAL, CAL, I-.A, vol. 49bis, Richiesta ai RRPP informazione su rapporto vescovi-religiosi. 216 promoción humana integral en Centro América y Panamá fue presentado por el CELAM en el curso de la novena sesión del COGECAL (1980), y unánimemente aprobada. La convocación del encuentro fue enviada el 10 de abril con carta firmada por los Prefectos de la Congregación para los Obispos y de la Congregación para los Religiosos e Institutos seculares dirigida a los Presidentes de las Conferencias Episcopales de los países de la región y a los Superiores Generales de los Jesuitas, Franciscanos Menores, Salesianos, Dominicos y Maristas y a los respectivos Provinciales en Centroamérica. El programa preveía una minuciosa información sobre la situación general para individuar posibilidades y perspectivas de una más real y efectiva comunión y participación. La reunión tuvo lugar en el Vaticano los días 8-11 de junio y permitió una serie de recomendaciones sobre las relaciones entre la Conferencias Episcopales y las Conferencias de Religiosos, entre Obispos y Superiores Religiosos; sobre la formación del clero religioso y del laicado católico; sobre la opción preferencial por los pobres; sobre las universidades católicas; las vocaciones; y el análisis de la realidad. La reunión emanó un documento final de recomendaciones o conclusiones prácticas para mejorar las mutuas relaciones entre Obispos y Religiosos. Con carta del 28 de octubre el documento final fue enviado a cada uno de los participantes y a los Representantes Pontificios en América Central y Panamá, a los Obispos y a los Provinciales Religiosos de la región a través del Presidente del Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC) y por medio della Unión de Superiores Generales y de la Unión Internacional de Superioras Generales a los Superiores y Superioras Generales cuyas familias religiosas están presentes en la región.

Capítulo XVIII

Actividad del COGECAL

La CAL animó igualmente la actividad del COGECAL, convocándolo en seis ocasiones a sesiones generales. Fueron sesiones de estudio dedicadas, como ya en el período precedente, al análisis de 217 temas de particular importancia y de común interés para todos los miembros del Consejo General.

1. Sexta sesión. 27 – 29 de septiembre de 1971253

Del 27 al 29 de septiembre de 1971 se celebró la VI sesión del Consejo General de la Pontificia Comisión para América Latina, bajo la presidencia del Cardenal Carlo Confalonieri, con la asistencia de los Cardenales y Obispos miembros del mismo y con algunos expertos e invitados especiales. El tema principal de esta sexta sesión fue “la atención pastoral de los estudiantes latinoamericanos en el exterior”. Después de haber tratado el tema central, el COGECAL volvió a retomar la discusión de la sesión precedente relativa al “envío de personal apostólico a América Latina”, considerando los aspectos y problemas especiales. El tema central fue desarrollado en cuatro ponencias: 1) Mons. Ramón Pastor Bogarín Argaña, Obispo de San Juan Bautista de las Misiones (Paraguay) y Presidente del Departamento de Laicos del CELAM, presentó un “Informe sobre el punto de vista latinoamericano del problema”; 2) Mons. Humberto S. Madeiros, Arzobispo de Boston y Presidente del Comité de Obispos norteamericanos para América Latina, presentó “Los aspectos pastorales de la atención a los estudiantes latinoamericanos en Estados Unidos y Canadá”; 3) Mons. Josef E. Marie de Smedt, Obispo de Bruges y Representante del Episcopado belga en el COGECAL, presentó los “aspectos pastorales de la atención a estudiantes latinoamericanos en Europa”; y 4) Mons. Franz Hengsbach, Obispo de Essen y Presidente de Adveniat, presentó las “Necesidades económicas de la atención de los estudiantes latinoamericanos en Europa y Norteamérica”. La atención pastoral de los estudiantes latinoamericanos preocupaba la CAL desde su primeros días de existencia, pues se constataba que ellos de regreso a sus países podían ejercer una influencia decisiva en el proceso de transformación de América Latina. El COGECAL,

253 Sobre la sexta reunión del COGECAL cfr: Arch.PCAL, II, vol. 22: VI sessione COGECAL. Preliminari; vol. 23: VI sessione COGECAL. Preparazione I; vol. 24: VI sessione COGECAL. Preparazione II; vol. 25: VI sessione COGECAL. Convocazione; vol. 26: VI sessione. Celebrazione 1971; vol. 27: VI sessione. documenti/Verbali; vol. 28: VI sessione. Studio Conclusioni; vol. 29: VI sessione. Invio Documento finale. 218 acogiendo esta preocupación, consideró importante que a través de las Comisiones Episcopales pro América Latina y de los Organismos de ayuda, se promoviera una cuidadosa atención pastoral de la juventud latinoamericana que estudiaba en América del Norte y en Europa. Sugirió además la constitución del Servicio Estudiantes Latinoamericanos en Norte América (SELA) y del Servicio Europeo de Universitarios Latinoamericanos (SEUL). El día 29 Mons. Eduardo Pironio, Secretario General del CELAM, en reunión plenaria hizo una “Exposición sobre los aspectos y problemas especiales del envío de personal apostólico a América Latina”. El envío de personal apostólico comenzaba a suscitar algunas dificultades ya desde 1969, cuando muchos se preguntaban sobre su validez. Mons. Pironio vuelve a preguntar si ésta ayuda es válida y bajo cuáles condiciones, esto porque se constataban al menos tres problemas: a) Las Iglesias que envían (o los Organismos de ayuda). Ellas mismas van padeciendo aceleradamente la disminución de vocaciones sacerdotales y religiosas. Ya no encuentran tan fácil disponibilidad en los posibles candidatos. Entonces se cuestiona el sentido mismo de la ayuda. Surge la pregunta: seguimos enviando? No estamos favoreciendo la inactividad de la Iglesia Latinoamericana? Por qué América Latina no se autoabastece de ministros propios? b) El mismo personal enviado. Crece la sensación de inutilidad, de frustración, de fracaso. Se contagia la desilusión, se propaga el desencanto y el pesimismo. Se van quemando generosas aspiraciones apostólicas. Se va teniendo la impresión de que América Latina no necesita gente. Cual es aquí nuestra tarea nueva? No estamos haciendo aquí lo mismo que hubiéramos hecho en Europa, Estados Unidos o Canadá? El problema se plantea agudamente: para qué tarea específica hemos sido destinados aquí? c) La propia Iglesia Latinoamericana. Va descubriendo su fisonomía propia y su vocación original. Entiende que el personal apostólico que llega debe inscribirse esencialmente en esa línea. No tiene otro sentido su ayuda. Pero entonces se pregunta: ¿Es posible una inserción tan honda en la realidad latinoamericana y en el dinamismo propio de su Iglesia? ¿No hay el riesgo de paralizar su creatividad o hacer morir la riqueza de su cultura? ¿No estamos enterrando - por inconciencia o por miedo – nuestros talentos, perdiendo de vista la vocación irremplazable de nuestra Iglesia?254

254 Documento final de la sexta sesión. En: CELAM, Colaboración intereclesial. Documentos del COGECAL, 85-86 219

Mons. Pironio desarrolló su ponencia estructurándola en tres puntos: fisonomía propia de la Iglesia Latinoamericana (una Iglesia pascual); sentido teológico de la ayuda; algunos aspectos especiales. De gran importancia son los problemas concretos que la ayuda a América Latina produce y que Mons. Eduardo Pironio subraya claramente: a) El primer problema es no haber entendido todavía el sentido profundo de la ayuda. Tanto de una parte como de otra. Llamar simplemente personal apostólico o enviarlo sin saber fundamentalmente para qué. Sin haber hecho un esfuerzo serio por comprender a América Latina o descubrir la vocación de su Iglesia. No se viene a suplir sino a crear. [...] b) Otro problema es la falta de una verdadera pastoral de conjunto en las Iglesias locales que reciben. Surge enseguida la sensación de improvisación lamentable, de vacío, de cansancio inútil, de desubicación. No se debe enviar un sacerdote (o una religiosa o un laico) si no se sabe específicamente para qué. Tampoco se lo debe llamar si el presbiterio no está preparado para asumirlo e integrarlo. [...] c) Otro problema es la motivación exclusivamente social (y política) del ministerio sacerdotal y de la actividad apostólica en América Latina. Hay un conocimiento superficial de América Latina - y de la vocación original de su Iglesia-que genera un problema muy grave entre el personal apostólico que llega generosamente de afuera: una visión exclusivamente socioeconómica de la misión de la Iglesia, una exagerada urgencia de determinado compromiso político y una fácil apertura a la revolución y a la violencia. [...] La mayoría de las tensiones, en el interior de la Iglesia Latinoamericana, proviene de un desajuste en la sensibilidad frente a los problemas sociales y a los reclamos urgentes de la justicia. El problema sacerdotal está intrínsecamente relacionado entre nosotros con las aspiraciones legítimas de los hombres a su liberación. Una perfecta integración del personal apostólico en la vida de nuestros pueblos exige una participación evangélica en el dolor de los pobres y en sus justos reclamos. Pero sucede que no siempre es fácil precisar hasta dónde llegan las esenciales exigencias interiores del evangelio y señalar los límites entre lo verdaderamente religioso y lo puramente político. No siempre es claro percibir el sentido concreto de la liberación cristiana. De allí que surjan con frecuencia conflictos y peligros (evadirse cómodamente de lo temporal o convertirse en puro líder social). [...] d) Otro problema es el de la adaptación. No es simplemente un problema de aprendizaje de lenguas o asimilación de culturas. Por consiguiente 220

tampoco es simplemente problema de tiempo y de estudio. Fundamentalmente es problema de pobreza y conversión. Hay que venir a América Latina con ánimo de aprender y recibir. Con espiritualidad de cambio y de despojo; de sencillez en la donación, de austeridad y hambre de justicia. [...] Es toda una formación teológica - estructurada en ambientes muy distintos del contexto religioso latinoamericano - la que impide con frecuencia una integración más honda del personal apostólico en la Iglesia de América Latina. La que impide fundamentalmente descubrir el verdadero rostro de nuestra Iglesia. [...] e) Finalmente señalamos un problema que no es exclusivo del personal que viene de afuera, pero que él lo siente más aguda y dolorosamente: es la sensación de soledad. No sólo física (América Latina es el Continente de las tierras extendidas y las distancias inmensas), sino sobretodo espiritual.255

2. Séptima sesión. 2 -4 de octubre de 1973256

Fue la primera sesión del COGECAL presidida por el Cardenal Sebastiano Baggio, Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Tuvo como sede la ciudad de Madrid. En la sesión inaugural estuvo presente el Arzobispo de Madrid, Cardenal Vicente Enrique y Tarancón y el Nuncio Apostólico en España, Mons. . El tema central de esta sesión fue: “La responsabilidad eclesial frente al problema de la sustentación económica del clero adscrito a la pastoral diocesana en América Latina”. El tema fue profundizado con las ponencias de Mons. Eduardo Pironio, Presidente del CELAM, que presentó una “reflexión teológico-pastoral sobre la responsabilidad eclesial en la sustentación del clero”; Mons. Franz Hengsbach, Obispo de Essen y Presidente de Adveniat, reflexionó sobre la realidad latinoamericana, el arraigo teológico-jurídico de la obligación

255 Documento final de la sexta sesión. En: CELAM, Colaboración intereclesial. Documentos del COGECAL, 91-92 256 Sobre la séptima sesión del COGECAL cfr: Arch.PCAL. II, vol. 31, VII sessione. Preparazione I; vol. 32, VII sessione. Preparazione II; vol. 33, VII sessione. Preparazione III; vol. 34, VII sessione. Convocazione I; vol. 35, VII sessione. Convocazione II; vol. 35, VII sessione. Convocazione II; vol. 36, VII sessione. Celebrazione I; vol. 37, VII sessione. Celebrazione II. 221 del sostenimiento económico del clero, el desarrollo histórico, los diversos sistemas de sostenimiento y la participación de Adveniat; Mons. Ramón Arrieta Villalobos, Obispo de Tilarán y Presidente del Departamento de Ministerios-Vocaciones del CELAM, presentó la tercera ponencia sobre la problemática de la remuneración del clero en América Latina, modos de sustentación vigentes y su respectiva evaluación, proyecto de Caracas: su génesis y grandes líneas; los organismos del COGECAL y el plan Caracas. El tema de la sustentación del clero diocesano era un argumento que venía ocupando la atención de los Obispos y de la Santa Sede. Respondiendo al mandato del Concilio Vaticano II (PO, 20), este tema había sido tratado en la reunión plenaria de la Sagrada Congregación para el Clero (7 de marzo de 1973) y en la reunión convocada por el Departamento de Vocaciones y Ministerios del CELAM (Caracas, 25- 31 de agosto de 1973). Dentro de ese proceso de profundización y de estudio se situó la reflexión del COGECAL, que quiso así ofrecer a las Conferencias Episcopales de América Latina su contribución a la solución de esta dificultad. El COGECAL, teniendo presente la realidad latinoamericana comprobaba: la enorme variedad de situaciones en las cuales la Iglesia se desarrolla en América Latina hace difícil el conocimiento exacto de la situación económica de los sacerdotes; se comprueba la existencia de grandes diferencias entre unas naciones y otras, entre diócesis y aun entre parroquias de una misma circunscripción; está muy extendido, en todas partes, el sistema de aranceles, pero su defectuosa aplicación genera dificultades para ejercer el ministerio en campos no remunerados y es una continua tentación para fomentar exageradamente la práctica cultual; en el caso de sacerdotes ancianos o enfermos, el problema de la adecuada sustentación es particularmente difícil; los intentos por solucionar este problema han encontrado siempre obstáculos, recaudar dinero a través de una contribución que no sea el estipendio por un sacramento resultaba particularmente difícil. Ante la situación de dificultad de muchos sacerdotes y agentes de pastoral en América Latina, el COGECAL invitó a los Obispos diocesanos a promover la conciencia de los fieles para que, iluminados por la fe, contribuyeran al sostenimiento económico de los sacerdotes; igualmente invitó a la creación de fondos comunes y al 222 incremento de la solidaridad entre las parroquias de una misma diócesis y entre las diócesis. Ante los graves problemas de América Latina, el sostenimiento de los sacerdotes aparecía como algo fundamental, pues sólo en la medida en que fueran puestos en condiciones para desarrollar bien su ministerio, la vida de la Iglesia experimentaría la bondad de su acción. Además, era importante no desamparar a los sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos misioneros en medio de las graves condiciones pastorales y doctrinales del Continente.

3. Octava sesión. 20 – 22 de octubre de 1975257

El Consejo General de la Pontificia Comisión para América Latina celebró en Roma los días 20 al 22 de octubre de 1975, su octava sesión dedicada a estudiar el tema “Matrimonio y familia en América Latina”. Se presentaron tres relaciones en torno a las cuales se desarrolló el dialógo: “Enseñanza de la Iglesia sobre la familia y la mujer y conclusiones de los Congresos de Bucarest y de Ciudad de México”, “Situación de la pastoral familiar en América Latina” y “Prospectivas de la pastoral familiar en la pastoral de conjunto en América Latina”. Las conclusiones de la sesión fueron recogidas en un documento final y enviadas a las Conferencias Episcopales de América Latina, como punto de referencia para elaborar un plan de acción en el delicado sector de la pastoral familiar. En concreto se manifestó el deseo de que se creara en seno al CELAM una sección específica para la familia que contribuya a favorecer, animar, inspirar y coordinar a nivel continental las inicitivas y actividades manteniendo, además, estrecho contacto con los movimientos apostólicos que ya trabajaban en América Latina. El documento final hace en su numeral tres algunas recomendaciones pastorales de importancia capital para la Iglesia y la sociedad en América Latina: 1) dar especial valor a los cursos de preparación al matrimonio que, ayuden a los futuros esposos a descubrir la grandeza de su vocación, aseguren una auténtica

257 Sobre la octava sesión del COGECAL cfr. Arch.PCAL, II (COGECAL), VII sessione di studio: la pastoral familiar en América Latina (20-22 Ottobre 1975), 1. Preparazione; 2. Celebrazione; 3. Studio ed esame delle conclusioni o del documento finale; II (COGECAL), VIII sessione di studio, parte seconda. 1. Invio documento finale; 2. Spese; 3. Documenti vari sulla famiglia, la donna e il matrimonio; 4. Pubblicazione dei documenti finali delle prime otto sessioni. 223 espiritualidad matrimonial y hagan serena, responsable y lúcidamente opción de tanta importancia; 2) que se organicen cursos especializados sobre este tema para sacerdotes, de modo que puedan acompañar mejor las familias; 3) deben vigorizarse los movimientos especializados de apostolado familiar; 4) es necesario acentuar el esfuerzo de una profundización doctrinal, que tenga como criterio fundamental la Palabra de Dios; 5) dar atención especial a las familias “incompletas”; 6) interesar a los responsables del poder público para que se establezcan legislaciones sobre la familia que tutelen el hogar, fomenten la unidad y protejan las familias más pobres; 7) crearse centros de animación de la pastoral familiar, institutos de investigación sobre los diversos aspectos de la pastoral familiar; 8) aprovechar el servicio de las comunidades educativas católicas, para que cooperen en el apostolado de la formación de sus alumnos en orden a la responsabilidad con respecto a la familia; 9) en un plan global de pastoral familiar debe otorgarse la importancia que merecen los medios de comunicación social, empeñando en esto a quienes tienen responsabilidad o influencia en estos sectores; 10) el CELAM se preocupará por hacer efectiva la creación de una sección especial para la familia, que contribuya a fomentar, animar, inspirar y coordinar, a nivel continental, las distintas actividades en conexión con el Comité Pontificio para la Familia; 11) en la misma línea las Conferencias Episcopales erigirán una sección u oficina que atienda y siga los problemas de la familia.258

4. Novena sesión. 27- 29 de noviembre de 1980259

La novena sesión del COGECAL se celebró en Roma en la sede del Secretariado para la Unidad de los Cristianos, bajo la presidencia del Cardenal Sebastiano Baggio. La reunión tuvo como eje central la relación del Dr. Armando Oberti, sobre “El papel de la Iglesia en la preparación, envío y asistencia de los voluntarios laicos a América Latina”.

258 COGECAL, Octava sesión. Documento final,III, (libro 125-126). 259 Sobre la novena sesión del COGECAL cfr. Arch.PCAL, II (COGECAL), IX sessione (27-29.XI.1980), Preparazione, convocazione, invio documento Dr. Oberti sul papel de la Iglesia en la preparación de los laicos para América Latina; II COGECAL, IX sessione, Celebrazione, relazione CAL e CELAM, informes organismi di aiuto. Documento CELAM per il Centroamerica. (Sugenrencias europeas). Attuazione conclusioni. Messaggio agli organismi. Nuove norme pianificazione e coordinamento aiuti. 224

Se trató en esta sesión de corregir las desviaciones doctrinales que el movimiento de voluntarios laicos para América Latina, dirigido por el Dr. Oberti, estaba asumiendo, sobre todo en las publicaciones de ASAL. Comentando el informe del Dr. Oberti, Mons. Alfonso López Trujillo consideró que en él se ha avanzado sobre lo que en algunas publicaciones anteriores se decía; ahora se manifestaba mayor atención por la realidad de la Iglesia en América Latina, donde el voluntario debe inserirse con sentido eclesial. En las anteriores publicaciones, subraya Mons. López Trujillo, se utilizaba todo el elenco ideológico del P. Freire, teñido de una dialéctica marxista. Los conceptos de dominación-liberación tan usados antes ahora se presentaban más clarificados. Mons. Cabral Duarte, intervino, para expresar también sus reparos a lo que en las publicaciones de ASAL se dice sobre la “tarea revolucionaria personalista”, que se atribuye a los voluntarios para América Latina. Comentado el informe del Dr. Oberti sobre los voluntarios laicos, la sesión se dedicó a la lectura de los informes. Mons. Michele Buro leyó el informe de la CAL que fue comentado por el Cardenal Sebastiano Baggio; Mons. Quarracino, Presidente del CELAM, leyó el informe del CELAM; Mons. Sthele presentó el informe sobre la Koordinatios- sthele Fidei Donum y Mons. Schwarz el de Misereor. Por Bélgica el P. Van Schoote leyó el informe del COPAL; el P. Ortuño presentó el informe de la OCSHA; el P. Merel informó sobre la Comisión Episcopal Francia-América Latina (CEFAL); Mons. Laurin, de Canadá, informó sobre la Comisión Episcopal de Misiones y de sus actividades en favor de América Latina; Mons. Murphy leyó su informe sobre la actividad del Episcopado irlandés en favor de América Latina; Mons. Arzube presentó el informe sobre los misioneros laicos enviados a Africa, Asia y América Latina, cuya preparación se hace durante tres años una vez por semana. Informó igualmente sobre la sociedad de Santiago Apóstol, originaria de Bostón, que continuaba enviando sacerdotes. Por último informó sobre la colecta pro América Latina, que se hacía una vez al año y que recogía de uno a dos millones de dólares; Mons. Zwartkruis, informó sobre la actividad pro América Latina del Episcopado holandés; el P. Berlanda informó sobre la actividad del CEIAL; Mons. Salinas y el P. Looser informaron sobre las actividades del Episcopado suizo, señalando las dificultades para mantener la ayuda en personal, pues las vocaciones disminuían; la Señorita Willemsen, 225 por la ausencia del P. Van Straaten, expuso lo relativo a la obra “Ayuda a la Iglesia que sufre”. Sobre la CLAR informó el P. Perdia. El COGECAl concluyó su novena reunión aprobando una moción del CELAM solicitando una reunión especial para tratar el tema de la Iglesia en América Central y buscar formas operativas para una acción conjunta de apoyo como expresión de solidaridad en momentos trascendentales.

5. Décima sesión. 22 – 24 de septiembre de 1983260

El COGECAL celebró su décima sesión en la ciudad de Roma los días 22 al 24 de septiembre de 1983. Tema de reflexión de ésta sesión fue “La conveniencia de relanzar a nuestras Iglesias a la cooperación misionera. Abrir causes para una mejor coordinación a todos los niveles”. Punto de partida de esta reflexión lo constituyó la abundante corriente teológica que va desde la encíclica Fidei Donum hasta la instrucción de la Congregación para el Clero Postquam Apostoli. La sesión tuvo así en el orden del día dos momentos bien precisos: 1) La comunión entre las Iglesias. La actualidad de los estudios teológicos pastorales sobre el tema; y 2) Información sobre la situación actual de los intercambios entre las Iglesias de America Latina con las de Norte América y Europa y sobre las perspectivas para el futuro. Este segundo punto se trató bajo dos aspectos: 1) La Iglesia en América Latina cinco años después de Puebla: a) situación actual de los más importantes problemas planteados en Puebla. Cómo emplear adecuadamente la cooperación del exterior para hacer frente a esos problemas; b) la cooperación misionera de las Iglesias latinoamericanas entre sí y hacia el exterior; 2) La cooperación misionera de las Iglesias de Europa, Estados Unidos y Canadá hacia América Latina. Información sobre la situación actual. Problemas que se plantean.

260 Sobre la décima sesión del COGECAL cfr. Arch.PCAL, II COGECAL, X sessione; II COGECAL, X sessione, preparazione e celebrazione. 226

6. Décima primera sesión. 28 – 30 de abril de 1987261

Dos fueron los temas propuestos a la deliberación de la asamblea: 1) La información como fuente de comunicación y de comunión; y 2) La coordinación de proyectos para la preparación del V Centenario de la evangelización de América Latina. La asamblea tuvo como eje conductor las ponencias de Mons. Darío Castrillón Hoyos y de Mons. Emil Stehle. En cuanto al primer tema, el COGECAL venía ya desde hacía algunos años lamentando la ausencia de una correcta información a nivel eclesial. Las noticias sobre la Iglesia, sobre todo de América Latina, llegaban tarde y distorsionadas, además, la noticia de interés eclesial era insuficiente. Esto hacia urgente la realización de un trabajo conjunto para resolver este problema que afectaba la actividad evangelizadora de la Iglesia. La insuficiencia no era solamente cuantitativa sino también cualitativa, a causa de la distorsión y parcialización que con frecuencia sufren las noticias. La insuficiencia se manifestaba también en la carencia de personal profesional calificado y de medios de comunicación social accesibles a la Iglesia, capaces de presentar la noticia de interés eclesial de manera que fuera realmente actual, ágil y veraz. El COGECAL estableció algunos criterios para hacer que la noticia eclesial pudiera llegar a todos sin ser distorsionada: 1. Para conseguir que las noticias sobre la vida eclesial en América Latina tengan un carácter apropiado, es de mucha importancia que los hechos de la vida de la Iglesia se presenten como una noticia ágil y atractiva, que a la vez resalte la imagen evangélica de la Iglesia. 2. A la hora de transmitir cualquier noticia eclesial, se ha de tener especialmente en cuenta la sensibilidad de cada país.

261 Sobre la décimaprimera sesión del COGECAL cfr. Arch.PCAL, II COGECAL, XI sessione, preparazione I, Invio “Cuestionario” e risposte da: CRLAM - CLAR e U.I.S, Comm. Communicazioni Sociali, Consultore BOLIVIA, UNDA/AL- BELGIO -FRANCIA - TALIA - OLANDA - SPAGNA - STATI UNITI; II COGECAL, XI sessione, preparazione II, Miseror e Kirche in Not, ponenza Castrillón Stehle, redazione “sintesi” delle risposte ricevute; II COGECAL, XI sessione, Preparazione III. Celebrazione, Studio delle conclusioni. Invio ai participanti. Ai Presidenti Conf. Episcop. Ai Segretari Organismi per aggiornamento lista. Notizie al Segr. Gen. CELAM e a Mons. Garrigós. Comunicazione al Card. López, al Direttore di Liaisons LA, al Directtore di ACI-PRENSA. 227

3. En la selección de las noticias, dentro de la gran abundancia de las mismas, se han de transmitir preferentemente las que más fortalezcan la comunión. 4. La Iglesia tiene la gran responsabilidad de evangelizar el mundo de los medios de comunicación social, entablando un diálogo sincero y lleno de interés con los representantes de esos medios. 5. Es de suma importancia que la Iglesia conozca y utilice las nuevas tecnologías en el campo de la comunicación social. 6. La noticia que se transmita no debe restringirse estrictamente al campo de lo eclesial, sino que debe extenderse al acontecer social y cultural, en la medida en que afecta a la vida de la Iglesia. 7. Además de una información inmediata, se solicita al CELAM que busque los medios para ofrecer a los organismos episcopales europeos y de América del Norte una información que esclarezca el trasfondo del acontecer eclesial en América Latina. 8. Se ha de buscar la posibilidad de acompañar la noticia con la imagen visual. 9. No se puede pretender llegar directamente con la información a la gran masa; así pues ha de dirigirse a las personas e instituciones europeas y norteamericanas, las cuales asumirán la responsabilidad de difundirla adecuadamente. El COGECAL apoyó también la iniciativa de crear una red de organismos y medios de información y de intercambio de noticias entre ellos. Los países y organismos representados en el Consejo General fueron invitados a crear medios de información sobre las realidades de interés eclesial de América Latina. Al CELAM se le confió la tarea de animar las Conferencias Episcopales del Continente para que crearan una oficina de prensa que divulgara, por los canales ordinarios de información, las noticias de interés eclesial. Estas oficinas de prensa deberían informar con competencia profesional y rapidez, solicitando las ayudas técnicas y económicas necesarias. En cuanto a los proyectos para la celebración del V Centenario, que estaban todavía en una fase inicial, el COGECAL confío a la CAL la tarea de invitar a los Episcopados de América Latina, Estados Unidos, Canadá, España y Portugal y de otras naciones en algún modo interesadas, para un encuentro de intercambio de ideas con miras a una evaluación y a una coordinación de los actos preparatorios de la celebración de este acontecimiento. 228

La décima primera sesión del COGECAL fue también la última sesión de este Organismo. En junio de 1988 el Motu Proprio Decessores Nostri de Juan Pablo II unificó la CAL y el COGECAL en un único Organismo: la Pontificia Comisión para América Latina.

Capítulo XIX

Tercera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano262

1. Preparación

En las reuniones del CELAM fue tomando fuerza la idea de consultar a las Conferencias Episcopales sobre la posibilidad de proponer al Santo Padre Pablo VI la convocación de una nueva Conferencia general del Episcopado latinoamericano, a los 10 años de la II Conferencia general de Medellín. Hechas las correspondientes consultas, el 26 de abril de 1976, el CELAM presentó al Papa Pablo VI la propuesta de realizar la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, sugiriendo como tema la evangelización y la catequésis, como ocasión para asimilar los contenidos de la Evangelii nuntiandi y para estudiar su concreta aplicación en la realidad latinoamericana. El Cardenal Sebastiano Baggio, en su relación sobre la CAL durante la reunión interdicasterial del 15 de junio de 1976, comunicó a los Cardenales de la Curia Romana: Es apenas reciente la solicitud presentada al Santo Padre por el Presidente del CELAM, Cardenal Aloisio Lorscheider, para la convocación de una III Conferencia general de los obispos latinoamericanos. La idea ha sido bien acogida por la Presidencia y los representantes de los departamentos del CELAM en la reunión celebrada en Bogotá el 25 de febrero pasado: por la gran utilidad y conveniencia de examinar las transformaciones que han tenido lugar desde la Conferencia de Medellín (1968).

262 Signo de la importante participación de la CAL en la preparación y celebración de la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano son los 40 volúmenes del Archivo de la Pontificia Comisión para América Latina, que van desde el anuncio en Puerto Rico en 1976 hasta la publicación de las Conclusiones por parte del CELAM. Cfr. Arch.PCAL, III CG, Puebla, vol. 1- 40. 229

Hoy, a distancia de tiempo, se ve mejor la importancia de una tal Conferencia. La misma Conferencia de Medellín ha estimulado mucho la vitalidad de la Iglesia en América Latina, la creatividad pastoral más intensa y constante bajo el impulso de los obispos, la mayor sensibilización y acción ante las situaciones más angustiosas del pueblo y el admirable esfuerzo misionero como fraterna solidaridad con las regiones más necesitadas, aunque si no han faltado motivos de cierta preocupación por la indebida instrumentalización y las falsas interpretaciones derivadas de las conclusiones de aquella asamblea: riesgo de perder el genuino sentido de la evangelización, misión propia de la Iglesia; sesgada interpretación de la doctrina social de la Iglesia; escasa reflexión teológica sobre los errores modernos y un insuficiente apoyo de la religiosidad popular. [...] Por tanto, ante la celebración durante este decenio de los Sínodos de los Obispos, los cuales han dado soluciones a los problemas eclesiales aún pendientes y orientaciones pastorales; considerando el significativo número de nuevos obispos nombrados en América Latina (casi un tercio de todo aquel Episcopado); y con la intención de aclarar los puntos que aún pueden preocupar y comprometer el genuino y auténtico crecimiento de la Iglesia, se advierte la necesidad de un más vasto y representativo encuentro episcopal a nivel continental.263 En la 53ª reunión de la CAL (27 de octubre de 1976) se consideró el argumento de la posibilidad de dicha III Conferencia General. En esta reunión Mons. Alfonso López Trujillo, Secretario General del CELAM, recordó que “el CELAM ha ya hecho la solicitud al Santo Padre. Lo creemos de suma urgencia e importancia. El tema propuesto es la evangelización”. Pablo VI sugirió, visto el tema “evangelización y catequésis”, que la petición de la convocación, aceptada en línea de principio, fuera presentada una vez pasado el Sínodo sobre la catequesis, programado para octubre de 1977. Como la intención del CELAM era celebrar los 10 años de la Conferencia de Medellín, la III Conferencia se debía celebrar en 1978, por eso si se dejaba la convocatoria y la preparación de ésta para después de octubre de 1977 el tiempo sería poco y la preparación podía resultar insuficiente. Así, la conclusión a la que se llegó fue pedir al Papa la aprobación y convocación de la Conferencia lo más pronto posible, de modo que se pudiera preparar convenientemente.

263 Relación presentada por el Cardenal Sebastiano Baggio durante la reunión de Cardenales Prefectos de Dicasterio, junio de 1976. En: Arch. PCAL, I-A, vol. 49, LIII Adunanza (27.X.76), Propositi per una terza Conferenza Generale. 230

El Cardenal Baggio, en la audiencia del 30 de octubre de 1976, presentó al Santo Padre la intención del Episcopado latinoamericano y los deseos de que se dignara conceder la aprobación para que se pudiera comenzar a preparar adecuadamente y con tiempo.264 Pablo VI se quedó con la copia de la relación que le había presentado el Cardenal Baggio y prometió esperar el acta de la reunión de la CAL para tomar una decisión. El 13 de noviembre el Cardenal Baggio presentó al Papa el acta de la 53ª reunión de la CAL. En esta ocasión, el Cardenal subrayó nuevamente el tema de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano: El CELAM nutre el propósito de poderla celebrar al cumplirse el decenio de la Conferencia General de Medellín, es decir en 1978. Ante este proyecto los Eminentísimos Consejeros Bertoli y Pironio han hecho presente la urgencia del visto bueno de Vuestra Santidad para dar inicio con suficiente anticipación a una preparación adecuada. La correspondiente solicitud del Presidente del CELAM a Vuestra Santidad del 26 de abril de este año, ha sido objeto de correspondencia entre la CAL y el Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia, cuyo Cardenal Prefecto, con fecha del mes de julio de este año ponía de presente la oportunidad de que la solicitud presentada por el Cardenal Lorscheider, previa aprobación de la Asamblea plenaria del CELAM, no fuera presentada a la Santa Sede antes de la celebración del próximo sínodo. [...] Pregunto a Vuestra Santidad si, con ocasión de mi presencia en la XVI asamblea ordinaria del CELAM en Puerto Rico (30 Nov-5 Dic 1976), puedo comunicar en forma oral vuestra augusta probación al proyecto de la tercera Conferencia General e invitar el CELAM para que inicie la preparación teniendo sucesivamente informada la Santa Sede por medio de la CAL especialmente sobre el orden del día, la exacta y completa determinación de las ponencias, la propuesta de los relatores, la sede y los participantes en vista de la convocación oficial por parte de la Santa Sede.265

264 Cfr. Foglio per l’udienza concessa dal Papa al Cardinale Sebastiano Baggio. 30 ottobre 1976. En: Arch. PCAL, I-A, vol. 49, LIII Adunanza (27.X.76), Propositi di una Terza Conferenza Generale. 265 Cfr. Foglio per l’udienza concessa dal Papa al Cardinale Sebastiano Baggio. 30 ottobre 1976. En: Arch. PCAL, I-A, vol. 49, LIII Adunanza (27.X.76), Propositi di una Terza Conferenza Generale. 231

En nota manuscrita sobre el mismo texto presentado a Pablo VI durante esta audiencia, el Cardenal Baggio escribió: Me autoriza a hablar en Puerto Rico a los responsables del CELAM en el sentido propuesto. Sería preferible que la próxima III Conferencia General no sea en Medellín. El Santo Padre mandará la documentación al Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia.266 Con la positiva acogida del Papa, que fue transmitida por el Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, el CELAM procedió a estudiar el posible tema para presentar a la consideración del Papa. Progresivamente el Episcopado, que había vivido con tanto entusiasmo el Sínodo sobre la evangelización del año 1974, con su correspondiente exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi se orientó de modo que fuera la evangelización el tema central, para que la Iglesia asumiera a fondo esta misión prioritaria y esencial. . La III Conferencia fue preparada por el CELAM, como convenido en sus estatutos. La CAL, por su parte, dedicó sus esfuerzos del año 1977 a colaborar en la preparación de la mencionada Conferencia General manteniendo para tal fin correspondencia con los Dicasterios de la Curia Romana interesados directamente en el tema, especialmente con el Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia. El 25 de marzo de 1977 Pablo VI aprobó el tema de la Conferencia: “La Evangelización en el presente y en el futuro de América Latina” y sucesivamente se dio a conocer la sede y la fecha de la Conferencia, ésta sería celebrada en la ciudad de Puebla de los Ángeles (México) del 12 al 28 de octubre de 1978.267 El 27 de junio de 1977 la CAL transmitió a todos los Dicasterios de la Curia Romana representados en su orgánico una relación panorámica y detallada del estado de la preparación de la Conferencia, obra de Mons. Alfonso López Trujillo, Secretario General del CELAM.268 Los Dicasterios hicieron llegar a la CAL sus sugerencias y

266 Cfr. Foglio per l’udienza concessa dal Papa al Cardinale Sebastiano Baggio. 30 ottobre 1976. En: Arch. PCAL, I-A, vol. 49, LIII Adunanza (27.X.76), Propositi di una Terza Conferenza Generale. 267 Cfr. Arch.PCAL, III CG, vol. 2-1, Sede. 268 Relación presentada por Mons. Alfonso López Trujillo sobre la preparación de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Roma, 18 de junio de 1977. En: Arch. PCAL, vol. 49, LIII Adunanza (27.X.76), Propositi per una Terza Conferenza Generale; Arch.PCAL, III CG, vol. 1, l'annunzio in Puerto Rico nel dicembre 1976 e fasi iniziali. 232 observaciones sobre la Conferencia y sobre algunos temas que deberían ser tenidos en cuenta para ser discutidos en esa. La Comisión se apresuró a hacer llegar dichas observaciones y sugerencias al CELAM, para que fueran tenidas en cuenta a la hora de preparar el primer proyecto del documento de estudio, el cual debía ser enviado a la Santa Sede y a todas las Conferencias Episcopales nacionales de América Latina, para recibir ulteriores sugerencias en vista de la redacción del documento definitivo destinado a todos los participantes a la Conferencia. El 12 de diciembre de 1977 Pablo VI convocó oficialmente la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, decisión que fue comunicada por el Cardenal Jean-Marie Villot, Prefecto del Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia al Cardenal Sebastiano Baggio, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. La carta, que lleva la fecha del 12 de diciembre 1977, además de comunicar la voluntad de Pablo VI de convocar la Conferencia, nombra los Presidentes de la Conferencia, dispone quienes son los miembros de derecho e indica las disposiciones para la elección de los invitados y para la elección de los relatores, indica también la necesidad de un “reglamento interno” y la necesidad que el CELAM haga llegar a la Santa Sede todo el material utilizado en la preparación de la Conferencia. En la carta se lee: Como es bien conocido por Vuestra Eminencia Reverendísima, el Santo Padre, acogiendo el deseo expresado por el CELAM y teniendo en cuenta el bien de la Iglesia en los países de América Latina, ha decidido convocar la III Conferencia general del Episcopado latinoamericano, de celebrarse en la ciudad de Puebla (México) del 12 al 28 de octubre 1978. La Conferencia tendrá como tema: “La Evangelización en el presente y en el futuro de América Latina”. 269

269 Carta del Cardenal Prefecto del Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia, Jean- Maire Villot al Cardenal Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, Sebastiano Baggio. Vaticano, 12 de diciembre de 1977. En: Arch. PCAL, 3CG, vol. 2-1, Presidenza e Segretario Generale, Convocazione . La carta prosigue: “Por venerado encargo de Su Santidad, tengo ahora el honor de comunicar a Vuestra Eminencia las siguientes augustas directrices que V. E. en el modo que considere más oportuno, hará conocer a quien de deber. I. El Santo Padre designa para presidir, en Su nombre, la III Conferencia general Vuestra Eminencia, en su calidad de Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, el Eminentísimo Cardenal Juan Landázuri Ricketts, O.F.M., Arzobispo de Lima y el Eminentísimo Cardenal Aloisio Lorscheider, Arzobispo de Fortaleza y Presidente del CELAM. II. Vuestra Eminencia, en la recordada cualidad de Presidente de la CAL, deseará seguir y favorecer, de acuerdo sobre todo con los Dicasterios de la Curia Romana particularmente 233

En la audiencia del 14 de enero de 1978 el Cardenal Baggio expuso al Papa: En cuanto a la Presidencia de la Conferencia (para la que Vuestra Santidad se ha dignado designar los Eminentísimos Cardenales Juan Landázuri interesados, la preparación de la Conferencia de Puebla que en la parte organizativa y técnica estará al cuidado del Consejo Episcopal Latinoamericano. III. Corresponderá a Vuestra Eminencia hacer llegar “de mandato Summi Pontificis”, la formal invitación a cuantos de derecho deberán participar a la Conferencia general, es decir: 1) A los Presidentes de las Conferencias Episcopales de América Latina, a los cuales notificará, además, que las respectivas Conferencias tienen facultad de elegir los propios representantes a la Conferencia de Puebla, según el siguiente criterio proporcional: un obispo cada cinco; para las Conferencias que cuentan con más de cien miembros - en práctica para el Brasil- un obispo cada cinco por los primeros cien y uno cada diez después de cien. 2) A los Présules miembros de la Presidencia y a los Obispos Presidentes de los órganos directivos del CELAM Su Santidad se reserva el designar eventualmente otros miembros de “nomina Pontificia”. IV. Vuestra Eminencia deseará hacer presente a la Presidencia del CELAM que puede proponer nombres de personalidades eclesiásticas – particularmente representantes del clero diocesano y de los religiosos – y laicas, que fuesen consideradas idóneas, por su específica competencia en la materia de tratar o por peculiares méritos en relación con la Iglesia en América Latina, para asistir y para dar una útil contribución a la Conferencia General de Puebla. Todavía sería oportuno que su número fuese limitado, para dejar bien en evidencia que se trata de una Conferencia del Episcopado. Por cuanto tiene que ver con la posibilidad de conceder el derecho de voto a miembros no-obispos, no se vería nada en contrario – como de resto se hizo con ocasión de la II Conferencia – en concederlo a algún sacerdote y a algún religioso que sea revestido del carácter sacerdotal, quedando claro que su número deberá ser muy reducido. V. No se ve dificultad en que sean invitados a la Conferencia de Puebla: 1) todos los componentes de la Pontificia Comisión para América Latina; 2) los Presidentes de los Organismos Episcopales nacionales de ayuda a la Iglesia en América Latina; 3) Los Presidentes y los Secretarios generales de las Conferencias episcopales de los Estados Unidos de América y de Canadá; 4) Los Presidentes y los Secretarios generales del Symposium de los obispos de Europa, de Asia y de Africa. 5) Los Representantes Pontificios en América Latina, cuya participación en los trabajos de la Conferencia será luego oportunamente concordada con la Secretaría de Estado; 6) en cualidad de Observadores podrán ser invitados Representantes de las Confesiones Cristianas operantes en el Continente latinoamericano, bajo propuesta del CELAM y de acuerdo con el Secretariado para la Unión de los Cristianos. VI. Vuestra Eminencia queda encargado de invitar a su tiempo la Presidencia del CELAM para que concuerde con las Conferencias Episcopales la elección de los obispos a los cuales confiar el estudio y la exposición de los varios puntos en los cuales se articulará el desarrollo del tema. El nombre de los Presules escogidos deberá ser notificado a la Santa Sede para recibir la definitiva aprobación. VII. El material de base, incluido el que con carácter provisional será enviado a las Conferencias Episcopales para una mejor comprensión del tema y una mayor profundización de sus aspectos, será regularmente enviado a la CAL, que cuidará de enviarlo a otros Dicasterios de la Curia Romana, en el caso que debiera verse la conveniencia o utilidad. VIII. Será también útil pensar desde ya a la redacción de un “Reglamento interno” para el funcionamiento de la Conferencia General de concordarse con la Santa Sede, cuya primera escritura podría ser confiada a los órganos competentes del CELAM”. 234

Ricketts, Aloisio Lorscheider y a mi) sumisamente someto a Vuestra Consideración la oportunidad de sustituir al Cardenal Landázuri: considerando sus condiciones de salud, su cualidad de Vice-Presidente del CELAM del cual el Cardenal Lorscheider es Presidente, la condición de religiosos de los dos y que pertenecen a la misma Orden OFM. Me permito proponer el nombramiento de Monseñor Ernesto Corripio Ahumada, Arzobispo de Ciudad de México: por las dotes del Prelado y como reconocimiento a la nación que hospitará la Conferencia general (que como se prevee se inaugurará con una concelebración a los pies de la Virgen de Guadalupe.270 El Santo Padre, debido al estado de salud del Cardenal Landázuri, aprobó la propuesta del Cardenal Baggio y designó tercer presidente de la Conferencia a Mons. Ernesto Corripio Ahimada. Los nombramientos se completaron con la designación del Secretario General del CELAM, Mons. Alfonso López Trujillo, como Secretario General de la III Conferencia General del Episcopado. Conocida la convocación oficial el CELAM intensificó sus trabajos de preparación de la Conferencia y elaboró el Documento Base, teniendo en cuenta las sugerencias de los Episcopados. El 11 de enero de 1978 la CAL celebró su 54ª reunión dedicada al estudio de dicho Documento, que había sido enviado a todos los miembros de la Comisión el 2 de diciembre de 1977 con la clara indicación de leerlo, estudiarlo y hacer llegar por escrito las eventuales observaciones. La reunión, a la que tomaron parte todos los consultores, consejeros y miembros de la CAL, aprobó de manera general el Documento, dando algunas indicaciones para la redacción definitiva del Documento de Trabajo. Estas fueran enviadas al Secretario General del CELAM el 25 de abril siguiente.271 El 12 de enero de 1978, la CAL comunicó al Presidente del CELAM las indicaciones sobre los participantes a la Conferencia, sea los de derecho (Presidentes de las Conferencias Episcopales nacionales de América Latina, Presidencia, Secretario General y Presidentes de los organismos directivos del CELAM) como los invitados, y se le dieron las instrucciones para la elección de un determinado número de personalidades eclesiásticas del clero diocesano y religioso y de laicos

270 Foglio per l’Udiencia. Concessa dal Papa al Cardinale Sebastiano Baggio. Ex audientia Summi Pontificis, diei 14 Januarii 1978. En: Arch. PCAL, 3CG, Vol. 2-1, Presidenza e Segretario Generale. 271 Cfr. Verbale della LIV Adunanza della CAL. En: Arch.PCAL, I-A, vol. 49/1, Adunanze CAL (54-57). 235 de América Latina para ser propuestos a la Santa Sede. El mismo día se notificó a los Presidentes de las Conferencias Episcopales nacionales los criterios que las mismas deberían seguir para la elección de sus delegados a Puebla. En su progresivo y ordenado trabajo, la CAL participó la invitación a los presidentes de los Organismos Episcopales nacionales de ayuda a la Iglesia en América Latina existentes en Europa (Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Irlanda, Holanda, España, Suiza) y Norteamérica (Canadá y Estados Unidos); a los Presidentes y Secretarios de las Conferencias Episcopales de Canadá y de los Estados Unidos y a los Presidentes del Symposium de los Obispos de Europa, de Asia y de África; a la Presidencia y Secretariado General de la CLAR. A los Presidentes de las Conferencias Episcopales de América Latina se les indicaron los criterios que deberían seguir las respectivas confederaciones de religiosos para la presentación de los candidatos para el nombramiento de 16 representantes. Fueron invitados los Representantes Pontificios en Brasil, México, Argentina, Colombia y Cuba, y algunos otros Obispos. Se notificó la invitación a exponentes latinoamericanos con cargos directivos en los Dicasterios de la Curia Romana y a personalidades particularmente vinculadas a América Latina y a un grupo de Superiores y Superioras Generales, vista la colaboración que los religiosos prestan en la tarea de la Iglesia en América Latina. La CAL comunicó también la invitación a algunos Observadores no católicos, representantes de las Iglesias Ortodoxa, Anglicana, Luterana y Metodista y al Secretario del Congreso Hebraico Latinoamericano. Una vez obtenida la aprobación del Santo Padre para los sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos y expertos presentados por las Conferencias Episcopales y por el CELAM, la CAL lo notificó al Secretario General del CELAM con el encargo de hacerla conocer a los interesados.272 El 20 de marzo el Presidente y el Secretario General del CELAM se reunieron en Roma con el Presidente de la CAL para tratar en detalle lo relativo a la Conferencia: se comenzaron a delinear el programa

272 Cfr. Arch.PCAL, III CG, vol. 2-2, Invitati speciali: latinoamericani in Curia; Superiori e Madri Generali; Rappresentanti degli Organismi di aiuto; Prelati di nomina pontificia; lista invitati. 236 general, las celebraciones litúrgicas y las normas reglamentarias. El 25 y 26 de mayo se reunieron los tres Presidentes designados, el Secretario General y los Cardenales consejeros de la CAL, para estudiar el reglamento. Todos ellos fueron luego recibidos por el Santo Padre en audiencia, en el curso de la cual el Pontífice renovó todo su interés por la III Conferencia General. Para la redacción del Documento de Trabajo, en particular, el Cardenal Presidente de la CAL participó en los días 1-7 de agosto en la reunión de los dirigentes del CELAM en Bogotá. En el curso de esa reunión se procedió al examen definitivo del reglamento, que fue después sometido a la aprobación del Papa Juan Pablo I. Pues mientras avanzaba la preparación de la Conferencia murió el Papa Pablo VI, el 6 de agosto de 1978. El 26 del mismo mes fue elegido Juan Pablo I que confirmó la convocación y la fecha de la Conferencia, pero murió el 28 de septiembre. Muerto Juan Pablo I se celebró en Roma una reunión con la participación del Presidente y del Primer Vice-Presidente del CELAM para estudiar las decisiones que se deberían someter a la Congregación de Cardenales “Sede Vacante” y después al nuevo Papa. La primera Congregación del Colegio Cardenalicio optó por suspender por el momento la celebración de la Conferencia, que Juan Pablo II ratificó el 4 de noviembre y transfirió a los días 27 de enero a 12 de febrero de 1979, confirmando la Presidencia y el Secretario General. El último encuentro de los Presidentes y del Secretario General de la Conferencia de Puebla se tuvo en Roma los días 18 y 19 de diciembre, dedicado a una exposición sobre las normas, el programa general y las celebraciones litúrgicas, vista la nueva fecha fijada por el Santo Padre Juan Pablo II.273 El 20 del mismo mes la CAL celebró su 55ª reunión en la que Mons. Alfonso López Trujillo, Secretario General del CELAM, presentó, a la plenaria de la CAL, las normas, el programa general y la dinámica de trabajo de la Conferencia. La CAL mantuvo correspondencia permanente con el Consejo para los Asuntos públicos de la Iglesia para informarlo sobre las varias fases preparatorias de la Conferencia y el Cardenal Presidente en las reuniones semanales informó periódicamente al Santo Padre sobre la actuación de las directivas que había dado, sobre el ritmo de los trabajos y sobre la repercusión que estaba teniendo el evento en la

273 Cfr. Arch.PCAL, III CG, vol. 2-2, Reglamento, celebraciones litúrgicas, dinámica. 237 prensa internacional, con especial referencia a la acción de los grupos de disenso. De este modo se llegó a la celebración de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, solemnemente inaugurada por el Papa Juan Pablo II el 27 de enero de 1979 con la Misa celebrada en el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe.

2. Desarrollo de la Conferencia

La III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano se desarrolló en medio de las “complejas situaciones socio-políticas” del Continente; e, igualmente, en medio de la grave crisis religiosa que vivía la Iglesia allí como consecuencia de algunas tendencias de la teología de la liberación, de los movimientos políticos de sacerdotes como “cristianos por el socialismo” y, en definitiva, de la radical y sesgada interpretación de la Gaudium et Spes, de las Conclusiones de Medellín y de la Popolorum Progressio, que llevaban a privilegiar el compromiso político de la Iglesia en detrimento de su misión fundamental de evangelizar.

2.1 Ambiente que rodeó la Conferencia

El Cardenal Alfonso López Trujillo, entonces Secretario General de la Conferencia de Puebla, evocando la celebración de la III Conferencia General, recuerda las tensiones y contrastes que rodearon la preparación y celebración de la Conferencia: Algunos difundieron la idea de que se pretendía dar un paso atrás, sepultando la Conferencia de Medellín. Tal conjetura la lanzaron con especial vigor a ciertos medios de comunicación. Temían, sin duda, una reflexión profunda y una aclaración sobre las mencionadas interpretaciones que hacían de las conclusiones de Medellín, sobre todo de la conclusión sobre la paz y sobre conceptos como la pobreza, a la luz de los criterios que imponía el análisis marxista sobre la conflictualidad de la lucha de clases. Varios países experimentaban la praxis de movimientos, sobre todo de sacerdotes guiados acríticamente por esta ideología, que fue una tormenta: no se puede ocultar el desgarramiento y las laceraciones que causaban, el debilitamiento eclesial, la ausencia de una visión eclesial convergente. No pocas vocaciones, sacerdotales y religiosas, fueron esterilizadas, y la simpatía con la violencia guerrillera condujo a algunos a un tipo de 238

compromiso político que interpelaba dramáticamente algunas comodidades. No faltaba la generosidad y el dolor provocado por evidentes fenómenos de injusticia, pero la bruma se esparcía en el campo teológico y penetraba algunos ambientes como un mito de esperanzas mesiánicas. Se trataba del impacto de una forma reductora de teología de la liberación, sobre la cual la Evangelii Nuntiandi había dado criterios oportunos, que eran objeto de contestación y rechazo por no pocos. A logros innegables, a una dinámica pastoral renovada, se unía una posición ambigua, la creciente desconfianza sobre la doctrina social de la Iglesia, presentada como carente de profundidad y de un "pathos" revolucionario, que era catalogada como concesión a los poderosos. De esto eran bien conscientes los obispos; y las reuniones previas con Episcopados, en las cuatro zonas en que fueron distribuidos, ponían de relieve esta situación eclesial.274 En la homilía que pronunció durante la Misa de inauguración de la Conferencia, Juan Pablo II subrayó la importancia del evento eclesial y aludió a las causas de las tensiones, encuadrando todo en el más amplio espacio de la historia de la Iglesia y de su magisterio. Nos encontramos aquí en esta hora insólita y estupenda de la historia del mundo. Llegamos a este lugar, conscientes de hallarnos en un momento crucial. Con esta reunión de Obispos deseamos entroncar con la precedente Conferencia del Episcopado Latinoamericano que tuvo lugar hace diez años en Medellín, en coincidencia con el Congreso Eucarístico de Bogotá, y a la que participó el Papa Pablo VI, de imborrable memoria. Hemos venido aquí no tanto para volver a examinar, al cabo de 10 años, el mismo problema, cuanto para revisarlo en modo nuevo, en lugar nuevo y en nuevo momento histórico. Queremos tomar como punto de partida lo que se contiene en los documentos y resoluciones de aquella Conferencia. Y queremos a la vez, sobre la base de les experiencias de estos 10 años, del desarrollo del pensamiento y a luz de les experiencias de toda la Iglesia, dar un justo y necesario paso adelante. La Conferencia de Medellín tuvo lugar poco después de la clausura del Vaticano II, el Concilio de nuestro siglo, y ha tenido por objetivo recoger los planteamientos y contenidos esenciales del Concilio, para aplicarlos y hacerlos fuerza orientadora en la situación concreta de la Iglesia Latino- americana. Sin el Concilio no hubiera sido posible la reunión de Medellín, que quiso ser un impulso de renovación pastora!, un nuevo “ espíritu ” de cara al

274 Riflessioni del Cardinale Alfonso López Trujillo a 25 anni dalla III Conferenza Generale dell'Episcopato Latinoamericano a Puebla. Cfr. Arch.PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 2. Aniversario XXV de Puebla realizado en febrero del 2004. 239

futuro, en plena fidelidad eclesial en la interpretación de los signos de los tiempos en América Latina. La intencionalidad evangelizadora era bien clara y queda patente en los 16 temas afrontados, reunidos en torno a tres grandes áreas, mutuamente complementarias promoción humana, evangelización y crecimiento en la fe, Iglesia visible y sus estructuras. Con su opción por el hombre latino-americano visto en su integridad, con su amor preferencial pero no exclusivo por los pobres, con su aliento a una liberación integral de los hombres y de los pueblos, Medellín, la Iglesia allí presente, fue una llamada de esperanza hacia metas más cristianas y más humanas. Pero han pasado 10 años. Y se han hecho interpretaciones, a veces contradictorias, no siempre correctas, no siempre beneficiosas para la Iglesia. Por ello, la Iglesia busca los caminos que le permitan comprender más profundamente y cumplir con mayor empeño la misión recibida de Cristo Jesús.275

2.2 El discurso de S. S. Juan Pablo II

El 28 de enero, el Papa pronunció su discurso ante la Conferencia. Este discurso constiuyó el eje central de los trabajos de los obispos reunidos en Puebla. 2.2.1 Las tres convocaciones de la Conferencia En su discurso Juan Pablo II se refirió, en primer lugar, a la particular historia de la Conferencia: La Conferencia que ahora se abre, convocada por el venerado Pablo VI, confirmada por mi inolvidable predecesor Juan Pablo I y reconfirmada por mí como uno de los primeros actos de mi pontificado, se conecta con aquella, ya lejana, de Río de Janeiro, que tuvo como su fruto más notable el nacimiento del CELAM. Pero se conecta aún más estrechamente con la II Conferencia de Medellín, cuyo décimo aniversario conmemora. En estos diez años, ¡cuánto camino ha hecho la humanidad! y, con la humanidad y a su servicio, ¡cuánto camino ha hecho la Iglesia! Esta III Conferencia no puede desconocer esta realidad. Deberá, pues, tomar como punto de partida las conclusiones de Medellín, con todo lo que tienen de positivo, pero sin ignorar las incorrectas interpretaciones a veces hechas y que exigen sereno discernimiento, oportuna crítica y claras tomas de posición.276

275 JUAN PABLO II, Homilía pronuncia durante la misa de inauguración de la Conferencia de Puebla celebrada en el Santuario de la Virgen de Guadalupe, México, 27 de enero de 1979, n. 4. En: CELAM, Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, 270. 276 JUAN PABLO II, Discurso inaugural de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla, 28 de enero de 1979. En: CELAM, Conferencias Generales del 240

2.2.2 El tema de la Conferencia El tema fijado por Pablo VI y reconfirmado por Juan Pablo II, fue la evangelización, cuyos fundamentos había trazado en modo claro el Papa Pablo VI con la exhortación apostólica postsinodal Evangelii nuntiandi, a ella se refirió Juan Pablo II: Os servirá de guía en vuestros debates el Documento de Trabajo, preparado con tanto cuidado para que constituya siempre el punto de referencia. Pero tendréis también entre les manos la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi de Pablo VI. Con qué complacidos sentimientos el gran Pontífice aprobó como tema de la Conferencia: “El presente y el futuro de la evangelización en América Latina”! Lo pueden decir los que estuvieron cerca de él en los meses de preparación de la Asamblea. Ellos podrán dar testimonio también de la gratitud con la cual él supo que el telón de fondo de toda la Conferencia sería este texto, en el cual puso toda su alma de Pastor, en el ocaso de su vida. Ahora que él “cerró los ojos a la escena de este mundo” ese Documento se convierte en un testamento espiritual que la Conferencia habrá de escudriñar con amor y diligencia para hacer de él otro punto de referencia obligatoria y ver cómo ponerlo en práctica. Toda la Iglesia os está agradecida por el ejemplo que dais, por lo que hacéis, y que quizás otras Iglesias locales harán a su vez. El discurso de Juan Pablo II refleja perfectamente todo cuanto constituía motivo de preocupación para la Iglesia en América Latina respecto al tema de la evangelización y a la vida de la Iglesia en el Continente. Preocupaciones que el Papa con “ansias de Pastor y afecto de Padre” confío a la Conferencia. 2.2.3 El trípode de Puebla. Juan Pablo II, partiendo de la Evangelii nuntiandi, desarrolló su discurso sobre la triple dimensión de la verdad que los Obispos, en virtud de su misión, están llamados a comunicar: El evangelio que nos ha sido encomendado es también palabra de verdad. Una verdad que nos hace libres y que es la única que procura la paz del corazón: esto es lo que la gente va buscando cuando anunciamos la Buena Nueva. La verdad acerca de Dios, la verdad acerca del hombre y de su misterioso destino, la verdad acerca del mundo... El predicador del

Episcopado Latinoamericano, 247-248. El discurso fue publicado integralmente en: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 4 de febrero de 1979, p. 6. 241

evangelio será aquel que, aun a costa de renuncias y sacrificios, busca siempre la verdad que debe transmitir a los demás.277 a) Verdad sobre Jesucristo Los Obispos deben ser fundamentalmente maestros que comunican la verdad sobre Jesucristo, “esta se encuentra al centro de la evangelización y constituye su contenido esencial: ‘No hay evangelización verdadera mientras no se anuncie el nombre, la vida, les promesas, el Reino, el misterio de Jesús de Nazareth, Hijo de Dios”. “De una sólida cristología, advertía el Papa, tiene que venir la luz sobre tantos temas y cuestiones doctrinales y pastorales que os proponéis examinar en estos días”. Presentar auténticamente la verdad sobre Jesucristo evitaba los riesgos de una lectura sesgada o errónea de la persona de Jesucristo. A este respeto Juan Pablo II decía: Hemos pues de confesar a Cristo ante la historia y ante el mundo con convicción profunda, sentida, vivida, como lo confesó Pedro: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”. Esta es la Buena Noticia en un cierto sentido única: la Iglesia vive por ella y para ella, así como saca de ella todo lo que tiene para ofrecer a los hombres, sin distinción alguna de nación, cultura, raza, tiempo, edad o condición. Por eso “desde esa confesión (de Pedro), la historia de la Salvación sagrada y del Pueblo de Dios debía adquirir una nueva dimensión...” Este es el único Evangelio y “aunque nosotros o un ángel del cielo os anunciase otro evangelio distinto... sea anatema!”, como escribía con palabras bien claras el Apóstol. Ahora bien, corren hoy por muchas partes – el fenómeno no es nuevo – “relecturas” del Evangelio, resultado de especulaciones teóricas más bien de auténtica meditación de la palabra de Dios y de un verdadero compromiso evangélico. Ellas causan confusión al apartarse de los criterios centrales de la fe de la Iglesia y se cae en la temeridad de comunicarlas, a manera de catequesis, a les comunidades cristianas. En algunos caves o se silencia la divinidad de Cristo, o se incurre de hecho en formas de interpretación reñidas con la fe de la Iglesia. Cristo sería solamente un “profeta”, un anunciador del Reino y del amor de Dios, pero no el verdadero Hijo de Dios, ni sería por tanto el centro y el objeto del mismo mensaje evangélico.

277 PABLO VI, Evangelii nuntiandi, 78 citado por JUAN PABLO II, Discurso inaugural de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla, 28 de enero de 1979, n. 1,1. En: CELAM, Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, 249. 242

En otros caves se pretende mostrar a Jesús como comprometido políticamente, como un luchador contra la dominación romana y contra los poderes, e incluso implicado en la lucha de clases. Esta concepción de Cristo como político, revolucionario, como el subversivo de Nazareth, no se compagina con la catequesis de la Iglesia. Confundiendo el pretexto insidioso de los acusadores de Jesús con la actitud de Jesús mismo – bien diferente – se aduce como causa de su muerte el desenlace de un conflicto político y se calla la voluntad de entrega del Señor y aún la conciencia de su misión redentora. Los Evangelios muestran claramente cómo para Jesús era una tentación lo que alterare su misión de Servidor de Yahvé. No acepta la posición de quienes mezclaban las cosas de Dios con actitudes meramente políticas. Rechaza inequívocamente el recurso a la violencia. Abre su mensaje de conversión a todos, sin excluir a los mismos publicanos. La perspectiva de su misión es, mucho más profunda. Consiste en la salvación integral por un amor transformante, pacificador, de perdón y reconciliación. No cabe duda, por otra parte, que todo esto es muy exigente para la actitud del cristiano que quiere servir de verdad a los hermanos más pequeños, a los marginados; en una palabra, a todos los que reflejan en sus vidas el rostro doliente del Señor. Contra tales “relecturas” pues, y contra sus hipótesis, brillantes quizás, pero frágiles e inconsistentes, que de ellas derivan, “la evangelización en el presente y en el futuro de América Latina” no puede cesar de afirmar la fe de la Iglesia: Jesucristo, Verbo e Hijo de Dios, se hace hombre para acercarse el hombre y brindarle, por la fuerza de su misterio, la salvación, gran don de Dios.278 b) Verdad sobre la misión de la Iglesia Los Obispos, maestros de la verdad, están llamados a mostrar con claridad la misión de la Iglesia, han de comunicar la verdad sobre la Iglesia “Objeto del Credo que profesamos y campo imprescindible y fundamental de nuestra fidelidad. E1 Señor la instituyó como comunidad de vida, de caridad, de verdad y como cuerpo, “pléroma” y sacramento de Cristo en quien habita toda la plenitud de la divinidad”.279 Juan Pablo II tenía bien claro que “no hay garantía de una acción evangelizadora seria y vigorosa, sin una eclesiología bien cimentada” y, en aquella hora crucial de la Iglesia en América Latina, era

278 JUAN PABLO II, Discurso inaugural de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla, 28 de enero de 1979, n. 1.2-1.5. En: CELAM, Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, 250-252. 279 JUAN PABLO II, Discurso inaugural de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla, 28 de enero de 1979, n. 1,6. En: CELAM, Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, 253. 243 irrevocable la urgencia de recuperar la eclesiología conciliar para devolverle a la Iglesia su naturaleza y misión. Sólo de este modo se podía orientar todo el movimiento teológico y pastoral que desvirtuaba la Iglesia a causa de una eclesiología tantas veces contaminada por el análisis marxista. A propósito de esta problemática el Papa indica: En la amplia documentación, con la que habéis preparado esta Conferencia, particularmente en las aportaciones de numerosas Iglesias, se advierte a veces un cierto malestar respecto de la interpretación misma de la naturaleza y misión de la Iglesia. Se alude por ejemplo a la separación que algunos establecen entre Iglesia y Reino de Dios. Este, vaciado de su contenido total, es entendido en sentido más bien secularista: al Reino no se llegaría por la fe y la pertenencia a la Iglesia, sino por el mero cambio estructural y el compromiso socio-político. Donde hay un cierto tipo de compromiso y de praxis por la justicia, allí estaría ya presente el Reino. Se olvida de este modo que: “la Iglesia... recibe la misión de anunciar el Reino de Cristo y de Dios e instaurarlo en todos los pueblos y constituye en la tierra el germen y el principio de ese Reino”. En una de sus hermosas Catequesis, el Papa Juan Pablo I, hablando de la virtud de la esperanza, advertía: “es un error afirmar que la liberación política, económica y social coincide con la salvación en Jesucristo; que el "Regnum Dei" se identifica con el "Regnum hominis"”. Se genera en algunos una actitud de desconfianza hacia la Iglesia “institucional” u “oficial”, calificada como alienante, a la que se opondría otra Iglesia popular “que nace del pueblo” y se concreta en los pobres. Estas posiciones podrían tener grados diferentes, no siempre fáciles de precisar, de conocidos condicionamientos ideológicos. El Concilio ha hecho presente cuál es la naturaleza y misión de la Iglesia. Y como se contribuye a su unidad profunda y a su permanente construcción por parte de quienes tienen a su cargo los ministerios de la comunidad, y han de contar con la colaboración de todo el Pueblo de Dios. En efecto, “si el evangelio que proclamamos aparece desgarrado, por querellas doctrinales, polarizaciones ideológicas o por condenas recíprocas entre cristianos, al antojo de sus diferentes teorías sobre Cristo y sobre la Iglesia e incluso a causa de distintas concepciones de la sociedad y de les instituciones humanas, cómo pretender que aquellos a los que se dirige nuestra predicación no se muestren perturbados, desorientados, si no escandalizados?”.280

280 JUAN PABLO II, Discurso inaugural de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla, 28 de enero de 1979, n. 1.8. En: CELAM, Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, 255-256. 244

c) La verdad sobre el hombre La Iglesia posee en el Evangelio la verdad sobre el hombre, que debe comunicar con transparencia y valor. “La afirmación primordial de esta antropología es la del hombre como imagen de Dios, irreductible a una simple parcela de la naturaleza, o a un elemento anónimo de la ciudad humana”. En el ejercicio de su misión la Iglesia anuncia la vedrad sobre el hombre que brota de la verdad sobre Jesucristo, pues “el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo Encarnado”. Exponer con claridad la antropología que brota del Evangelio elimina los riesgos de reduccionismo al que llevaban las visiones antropológicas subyacentes en los movimientos animados por la ideología marxista y por la teología de la liberación de influjo marxista. Pues, advertía Juan Pablo II, “esta verdad completa sobre el ser humano constituye el fundamento de la enseñanza social de la Iglesia, así como es la base de la verdadera liberación. A la luz de esta verdad, no es el hombre un ser sometido a los procesos económicos o políticos, sino que esos procesos están ordenados al hombre y sometidos a él”.281 De este modo Juan Pablo II plantó el trípode de Puebla: cristología, eclesiología, antropología. Este discurso constituyó la línea guía de los trabajos de la Conferencia. El Cardenal Alfonso López Trujillo, recordando este momento escribe: La claridad, el vigor profético de su contenido fueron un rumbo y una pauta para las sesiones, del todo en coincidencia con la distribución del trabajo por comisiones y con una muy estudiada dinámica de trabajo. Se hizo frecuente entre los obispos hablar de los tres pilares, o "del trípode" que el Santo Padre desarrolló: la verdad sobre Cristo, sobre la Iglesia y sobre el hombre. Esto ponía de relieve lo central de una opción de fe radical y comprometida, en proyección evangelizadora, que debía ser -hay que repetirlo- fundamental. Primero subrayó de qué tipo de Conferencia se trataba: de pastores, no de políticos, sino de personas entregadas al cuidado pastoral de la comunidad. Este criterio central permitiría que el estudio de la realidad, con fenómenos preocupantes, se hiciera a la luz de la fe, con la explícita e inequívoca entrega al Señor y a su Iglesia, la Iglesia de Cristo, con toda la fuerza del genitivo. De esta manera se recordaba la más estrecha unidad entre un enfoque cristológico y eclesiológico, en la base de la concepción del hombre, con una genuina antropología cristiana, lo que arrojaba luz sobre graves ambigüedades y errores presentes. Como

281 JUAN PABLO II, Discurso inaugural de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla, 28 de enero de 1979, n. 1.9. En: CELAM, Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, 256-257. 245

pastores, era una Conferencia cuya responsabilidad competía a los obispos, convenientemente asesorados, pero no suplantados. Su misión y acción debía ser regida por el Evangelio y no sustituida por una "praxis" ideológica y política, bien diferente de la caridad pastoral; eran responsables de la grey, de la comunidad como tal. El enfoque iba mucho más allá de la discusión sobre la teología de la liberación, aunque la cuestión estuviera bien presente. Si de hecho preocupantes desviaciones habían terminado en una censurable visión eclesiológica, que dio luego cauce a una cristología equívoca, era necesaria la confesión auténtica del Señor, su pleno señorío. Debía estar bien presente el criterio de no distorsionar la verdad de Cristo, para entender la Iglesia como pueblo de Dios, en relación con el reino de Dios, aunque no del todo identificada con él, y no con una Iglesia popular.282 2.2.4 Los Obispos promotores y defensores de la dignidad A partir del “trípode” se entiende el papel de los obispos como "defensores y promotores de la dignidad"; pues en la reflexión sobre las relaciones e implicaciones existentes entre evangelización y promoción humana o liberación es donde se concretiza la reflexión sobre Cristo, sobre la Iglesia y sobre el hombre. Ante la realidad social de América Latina donde la dignidad humana es conculcada de muchas maneras, el Papa subrayaba: Esta dignidad es conculcada, a nivel individual, cuando no son debidamente tenidos en cuenta valores como la libertad, el derecho a profesar la religión, la integridad física y síquica, el derecho a los bienes esenciales, a la vida... Es conculcada, a nivel social y político, cuando el hombre no puede ejercer su derecho de participación o es sujeto a injustas e ilegítimas coerciones, o sometido a torturas físicas o síquicas, etc. No ignoro cuántos problemas se plantean hoy, en esta materia, en América Latina. Como Obispos no podéis desinteresaros de ellos. Sé que os proponéis llevar a cebo una seria reflexión sobre les relaciones e implicaciones existentes entre evangelización y promoción humana o liberación, considerando, en campo tan amplio e importante, lo específico de la presencia de la Iglesia. Aquí es donde encontramos, llevados a la práctica concretamente, los temas que hemos abordado al hablar de la verdad sobre Cristo, sobre la Iglesia y sobre el hombre. Si la Iglesia se hace presente en la defensa o en la promoción de la dignidad del hombre, lo hace en la línea de su misión, que aun siendo de carácter religioso y no social o político, no puede menos de considerar al

282 Riflessioni del Cardinale Alfonso López Trujillo a 25 anni dalla III Conferenza Generale dell'Episcopato Latinoamericano a Puebla. Cfr. Arch.PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 2. Aniversario XXV de Puebla realizado en febrero del 2004. 246

hombre en la integridad de su ser. El Señor delineó en la parábola del Buen Samaritano el modero de atención a todas les necesidades humanas, y declaró que en último término se identificará con los desheredados – enfermos, encarcelados, hambrientos, solitarios – a quienes se haya tendido la mano. La Iglesia ha aprendido en esta y otras páginas del Evangelio que su misión evangelizadora tiene como parte indispensable la acción por la justicia y les tareas de promoción del hombre y que entre evangelización y promoción humana hay lazos muy fuertes de orden antropológico, teológico y de caridad; de manera que “la evangelización no sería completa si no tuviera en cuenta la interpelación recíproca que en el curve de los tiempos se establece entre el Evangelio y la vida concreta personal y social del hombre”. 283 2.2.5 Otros temas del discurso Desde esta perspectiva, Juan Pablo II, toca en su discurso otros temas igualmente candentes en la hora histórica de Puebla: el rechazo a la violencia y a las ideologías para alcanzar la liberación del hombre; la cuestión de la propiedad privada y la doctrina social de la Iglesia; la paz y el desarrollo de los pueblos; derechos humanos. El Papa concluía sus reflexiones sobre estos argumentos expresando: La Iglesia siente el deber de anunciar la liberación de millones de seres humanos, el deber de ayudar a que se consolide esta liberación; pero siente también el deber correspondiente de proclamar la liberación en su sentido integral, profundo, como lo anunció y realizó Jesús. “Liberación de todo lo que oprime al hombre, pero que es, ante todo, salvación del pecado y del maligno, dentro de la alegría de conocer a Dios y de ser conocido por El”. Liberación hecha de reconciliación y perdón. Liberación que arranca de la realidad de ser hijos de Dios, a quien somos capaces de llamar ¡Abba, Padre!, y por la cual reconocemos en todo hombre a nuestro hermano, capaz de ser transformado en su corazón por la misericordia de Dios. Liberación que nos empuja, con la energía de la caridad, a la comunión, cuya cumbre y plenitud encontramos en el Señor. Liberación como superación de les diversas servidumbres e ídolos que el hombre se forja y como crecimiento del hombre nuevo. Liberación que dentro de la misión propia de la Iglesia no se reduzca a la simple y estrecha dimensión económica, política, social o cultural, que no se sacrifique a les exigencias de una estrategia cualquiera, de una praxis o de un éxito a corto plazo. Para salvaguardar la originalidad de la liberación cristiana a les energías que es capaz de desplegar, es necesario a toda costa, como lo pedía el Papa

283 JUAN PABLO II, Discurso inaugural de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla, 28 de enero de 1979, n. III,1-III,2. En: CELAM, Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, 259-260. 247

Pablo VI, evitar reduccionismos y ambigüedades: “La Iglesia perdería su significación más profunda. Su mensaje de liberación no tendría ninguna originalidad y se prestaría a ser acaparado y manipulado por los sistemas ideológicos y los partidos políticos”. Hay muchos signos que ayudan a discernir cuándo se trata de una liberación cristiana y cuándo, en cambio, se nutre más bien de ideologías que le sustraen la coherencia con una visión evangélica del hombre, de les cosas, de los acontecimientos. Son signos que derivan ya de los contenidos que anuncian o de les actitudes concretas que asumen los evangelizadores. Es preciso observar, a nivel de contenidos, cuál es la fidelidad a la Palabra de Dios, a la Tradición viva de la Iglesia, a su Magisterio. En cuanto a les actitudes, hay que ponderar cuál es su sentido de comunión con los Obispos, en primer lugar, y con los demás sectores del Pueblo de Dios; cuál es el aporte que se da a la construcción efectiva de la comunidad y cuál la forma de volcar con amor su solicitud hacia los pobres, los enfermos, los desposeídos, los desamparados, los agobiados y cómo descubriendo en ellos la imagen de Jesús “pobre y paciente se esfuerza en remediar sus necesidades y servir en ellos a Cristo”. No nos engañemos: los fieles humildes y sencillos, como por instinto evangélico, captan espontáneamente cuándo se sirve en la Iglesia al Evangelio y cuándo se lo vacía y asfixia con otros intereses.284 El Papa concluyó su discurso indicando tres tareas prioritarias para el futuro de la Iglesia en Latinoamérica: la familia, Las vocaciones sacerdotales y religiosas y la juventud. Se dio así inicio a los trabajos de la Conferencia.

2.3 La metodología de trabajo

La metodología de trabajo que se siguió nos lo revela la misma Presidencia de la Conferencia en la presentación del Documento de Puebla: Dada la amplitud del tema, rico y dinamizador, de la III Conferencia, se hacía necesario establecer prioridades y una adecuada articulación entre los diferentes puntos que han dado lugar a las 21 Comisiones de Trabajo, en torno a Núcleos o grandes unidades con los temas correspondientes. Este sistema de trabajo, complementado por aportes en plenarias y semiplenarias que aseguraban la mayor participación (de Obispos, Presbíteros, Diáconos, Religiosos, Religiosas, Laicos, Miembros invitados y Expertos), fue aprobado por unanimidad al inicio de nuestra Asamblea. El contenido de los Núcleos y los temas no pretende ser un tratado sistemático de teología dogmática o pastoral. Esto ha sido expresamente

284 JUAN PABLO II, Discurso inaugural de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla, 28 de enero de 1979, n. III,6-. En: CELAM, Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, 263-264. 248

descartado. Se ha buscado considerar aspectos de mayor incidencia en la Evangelización, ubicándonos en una definida perspectiva de pastores.285

2.4 El Documento final286

El 12 de febrero, después de 17 días de reflexión y oración, concluyó la Conferencia. El documento final, aprobado por 179 placet y 1 voto en blanco, está constituido por cinco partes: visión pastoral de la realidad latinoamericana; designio de Dios sobre la realidad de América Latina; la evangelización en la Iglesia de América Latina. Comunión y participación; Iglesia misionera al servicio de la evangelización en América Latina; y, por último, bajo el dinamismo del Espíritu: opciones pastorales. El 23 marzo 1979, día de la conmemoración de santo Toribio di Mogrovejo, el Santo Padre autorizó la publicación del Documento de Puebla. En la carta a los obispos diocesanos de América Latina, con la que comunicaba su autorización a la publicación del documento, Juan Pablo II escribió: Este Documento, fruto de asidua oración, de reflexión profunda y de intenso celo apostólico, ofrece —así os lo propusisteis— un denso conjunto de orientaciones pastorales y doctrinales, sobre cuestiones de suma importancia. Ha de servir, con sus válidos criterios, de luz y estímulo permanente para la evangelización en el presente y el futuro de América Latina. [...] La Iglesia de América Latina ha sido fortalecida en su vigorosa unidad, en su identidad propia, en la voluntad de responder a las necesidades y a los desafíos atentamente considerados a lo largo de vuestra asamblea. Representa, en verdad, un gran paso adelante en la misión esencial de la Iglesia, la de evangelizar. Vuestras experiencias, pautas, preocupaciones y anhelos, en la fidelidad al Señor, a su Iglesia y a la Sede de Pedro, deben convertirse en vida para las comunidades a las que servís.287

285 Presentación del Documento de Puebla. En: CELAM, Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, 280-282. 286 Cfr. Arch.PCAL, III CG, vol. 3, Celebrazione. Documento finale: revisione; Osservazioni di Mons. Javierre. Cambi sottoposti al Santo Padre. Comunicazione dei medesimi al Presidente del CELAM e al Secretario del Consiglio AA.PP. 287 JUAN PABLO II, Carta a los obispos diocesanos de América Latina, Vaticano, 23 de marzo de 1979. En: Arch.PCAL, III CG, vol. 3, Celebrazione. Lettera di approvazione del Papa. 249

La Pontificia Comisión para América Latina dedicó su 56ª reunión a reflexión sobre el post-Puebla, en la que intervino toda la Presidencia del CELAM. Mons. Alfonso López Trujillo, nuevo Presidente del CELAM dió una idea general de las repercusiones de Puebla en los pocos meses que habían pasado desde la clausura de la Conferencia (12 de febrero de 1979) hasta la fecha de la reunión de la CAL (19 de octubre de 1979) y del esfuerzo que las Conferencias Episcopales nacionales de América Latina estaban haciendo para aplicar las conclusiones de Puebla en la ejecución de sus propios proyectos pastorales.288

Capítulo XX

Breve perfil biográfico de los Presidentes y del Secretario de la CAL

En este período de la CAL (1969-1988) se destacan las figuras de los tres Cardenales Presidentes Carlo Confalonieri, Sebastiano Baggio y , a las que se une la figura de Mons. Michele Buro, verdadero archivo viviente de la CAL, como lo definió el Cardenal Samoré en 1969. Como ya en la segunda parte presentamos la figura del Cardenal Carlo Confalonieri, que presidió la CAL, en su segundo mandato desde 1969 hasta 1973, no lo haremos en este capítulo.

1. Cardenal Sebastiano Baggio

Sebastiano Baggio nació el 16 de mayo de 1913 en Rosà (Italia). El 21 de diciembre de 1935 fue ordenado sacerdote para la diócesis de (Italia). El 30 de junio de 1953 fue elegido Arzobispo titular de Efeso y el 1º de julio Nuncio Apostólico en Chile. Consagrado Obispo el 26 de julio de 1953, por el Cardenal Giovanni Adeodato Piazza. El 12 de marzo de 1959 fue trasladado a la Delegación Apostólica en Canadá y el 26 de mayo de 1964 a la Nunciatura Apostólica en Brasil.

288 Cfr. Verbale della 56a Adunanza. 25.V.1979. En: Arch.PCAL, I-A, vol. 49/1, Adunanze CAL (54-57). 250

Creado Cardenal el 28 de abril de 1969, en el tercer consistorio celebrado por el Santo Padre Pablo VI. El 23 de junio del mismo año fue nombrado Arzobispo de Cagliari (Italia), donde permaneció por casi cuatro años. El 26 de febrero de 1973, Pablo VI lo nombró Prefecto de la Sagrada Congregación para los Obispos y Presidente de la CAL, cargos en los que fue confirmado por Juan Pablo II el 28 de octubre de 1978. El 8 de abril de 1984 fue nombrado Presidente de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano, cargo en el que permaneció hasta el 31 de octubre de 1990, cuando presentó la renuncia. Como Presidente de la Pontifica Comisión para América Latina (del 26 de febrero de 1973 al 8 de abril de 1984), presidió la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano celebrada en Puebla de los Ángeles en 1979. Su experiencia como nuncio en Chile, Canadá y Brasil le permitió hacerse una idea suficiente de la realidad de la Iglesia en América Latina y de la eficaz colaboración de la Iglesia Nortemericana. Como Delegado Apostólico en Canadá participó en la preparación de la reunión de Washington en 1959, donde se echaron las bases de la cooperación eclesial organizada entre las Iglesias de América. Murió el 21 de marzo de 1993.

2. Cardenal Bernardin Gantin

Bernardin Gantin nació en Toffo (), el 18 de mayo de 1922. Cumplió sus estudios de teología y filosofía en el seminario de Ouidah y el 14 de febrero de 1951 fue ordenado sacerdote en Lomé por el Arzobispo de Cotonou, Louis Parisot, del que fue luego uno de los más estrechos colaboradores. A partir de 1953 continuó los estudios en Roma, en la Pontificia Universidad Urbaniana, donde estudio misionología y en la Pontificia Universidad Lateranense, donde se licenció en teología y derecho canónico. El 11 de junio de 1956 fue elegido Obispo Auxiliar de Cotonou y fue consagrado en Roma, en la capilla del Colegio de Propaganda Fide, el 3 de febrero de 1957. Obispo consagrante fue el Cardenal Eugène Tisserant. Cuando el 5 de enero de 1960 Mons. Parisot presentó la renuncia al cargo de Obispo diocesano, Mons. Gantin fue nombrado Arzobispo y 251

Metropolita de Cotonou. Presidente de la Conferencia Episcopal de Benin. Participó en algunas sesiones del Concilio Vaticano II y en la primera Asamblea del Sínodo de los Obispos celebrada en 1967. El 5 de marzo de 1971 fue nombrado Secretario Adjunto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, por lo que dejó el gobierno de su diócesis y regresó a Roma. En 1975 fue nombrado Vice-Presidente de la Pontificia Comisión Iustitia et Pax, del que fue nombrado Presidente el 15 de diciembre de 1976, y, contemporáneamente, fue nombrado Vice-Presidente del Pontificio Consejo Cor Unum, del que fue nombrado Presidente el 4 de septiembre de 1978. El 27 de junio de 1977 fue creado Cardenal por Su Santidad Pablo VI, en el mismo consistorio en el que fue creado Cardenal el Arzobispo de Münich y Freising (Alemania), S.E. Joseph Ratzinger. Participó en los dos cónclaves de 1978. El 8 de abril de 1984 fue nombrado Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, cargos que ejerció hasta el 25 de junio de 1998. El 5 de junio de 1993 fue elegido Decano del Colegio Cardenalicio, responsabilidad a la que renunció el 30 de noviembre del 2002, cuando por razones de salud decidió regresar a su natal Benin.

3. Mons. Michele Buro

Sacerdote originario de la diócesis de Capua. Nació en Casapulla (Caserta, Italia), el 27 de mayo de 1920. Ordenado sacerdote el 18 de diciembre de 1943. Tras estudiar teología, se doctoró en Roma en derecho canónico e ingresó en la Pontificia Academia Eclesiástica. Entró en el servicio diplomático de la Santa Sede el 1º de agosto de 1950 y ocupó sucesivamente los cargos de agregado, auditor y consejero en las Nunciaturas Apostólicas en Colombia y Argentina. En 1955 pasó a trabajar en la Sagrada Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, donde como colaborador de Monseñor Antonio Samoré trabajó en la Pontificia Comisión para América Latina desde su erección. Cuando en 1969 la CAL fue inserida en la Congregación para los Obispos, Mons. Buro dejó su oficina en la Secretaría de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios y pasó a trabajar en la oficina de la CAL, permaneciendo siempre en la nómina de la 252

Secretaría de Estado. El 18 de enero de 1972 fue nombrado encargado de la secretaría de la CAL en calidad de “capo-ufficio”. El 12 de agosto de 1981 fue nombrado Secretario de dicha Comisión. Fue también encargado de la Oficina para las relaciones con el personal de la Santa Sede. Sacerdote de grandes cualidades y mucha bondad, ejerció el ministerio pastoral como director espiritual de los jóvenes del colegio de San José de Roma - Instituto de Merode – encomendado a los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Por sus tareas en la Pontificia Comisión para América Latina, conoció a fondo la situación eclesial en todos los países del Continente, que visitó en diversas ocasiones tomando contacto con obispos y obras apostólicas. Participó en las Conferencias de Medellín y en la de Puebla, así como en la asamblea extraordinaria del 25º aniversario del CELAM celebrada en 1980 en Río de Janeiro con la presencia del Papa.289 Cuando la CAL fue reorganizada y potenciada por el Papa Juan Pablo II en 1988, Mons. Buro continuó colaborando como secretario hasta 1989. Murió el 22 de febrero del 2001.

289 L’Osservatore Romano, edición en español, 23. VIII. 1981. 253

SEXTA PARTE

LA CAL A PARTIR DEL MOTU PROPRIO DECESSORES NOSTRI DESDE 1988 254 255

El año 1988 es importante en la historia de la Pontificia Comisión para América Latina. En ese año el Santo Padre Juan Pablo II, con el Motu Proprio Decessores Nostri del 18 de junio y con la Constitución Apostólica Pastor Bonus del 28 de junio, reorganizó y potenció la CAL, dándole una ubicación en el orgánico de la Curia Romana y precisando más su naturaleza y finalidad. Estos dos actos pontificios son el punto de partida de una nueva etapa en la vida de este Organismo de la Curia Romana, cuya importancia era cada vez más evidente para la renovación y fortalecimiento del catolicismo latinoamericano. Después de 30 años de existencia, Su Santidad Juan Pablo II, consideró que había llegado el momento de reestructurar y potenciar la Comisión para América Latina de modo que fuera siempre en grado de responder a las expectativas que la Santa Sede había depositado en ella desde su constitución en 1958. El Santo Padre renovando y potenciando la CAL quiso dar un nuevo impulso a la obra evangelizadora de la Iglesia en América Latina y renovar el organismo de la Curia Romana especialmente llamado a animar la Nueva Evangelización del “Continente de la Esperanza”. En estos últimos 20 años la CAL ha tenido como Presidente los Eminentísimos Cardenales Bernardín Gantin (1984-1998), (1998-2000), (desde el año 2000). El Motu Proprio Decessores Nostri dispuso que el Presidente fuese ayudado por un Obispo Vice-Presidente, este cargo lo han ejercido: S.E. Cipriano Calderón (1988-2003), S. E. Luis Robles Díaz (2003-2007), S.E. José Octavio Ruiz Arenas (desde el 31 de mayo del 2007). 256

Capítulo XXI

El Motu Proprio Decessores nostri y la Constitución Apostólica Pastor Bonus

1. La reestructuración de la Pontificia Comisión para América Latina

Juan Pablo II, durante los 27 años de su pontificado, realizó 22 viajes apostólicos a América Latina, visitando 19 países. Desde su elección hasta la promulgación del Motu Proprio Decessores Nostri, visitó República Dominicana, México y Bahamas, en 1979; Brasil, en 1980; Argentina, en 1982; América Central, Bélice y Haití, en 1983; Santo Domingo y Puerto Rico, en 1984; Venezuela, Ecuador, Perú, Trinidad y Tobago, en 1985; Colombia, en 1986; Uruguay, Chile y Argentina, en 1987; Uruguay, Bolivia y Perú, en 1988. En su primer viaje, inauguró la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en Puebla de los Ángeles; y en 1988 en Lima, clausuró el V Congreso Eucarístico y Mariano de los países bolivarianos. En varias oportunidades, con ocasión de estos viajes se reunió con el CELAM: Río de Janeiro, 1980; Port-au-Prince, 1983; Santo Domingo, 1984; Bogotá, 1986. Además, recibió a todos los episcopados de América Latina en visita Ad Limina Apostolorum. Todo lo anterior le permitió entrar en contacto con la realidad católica de América Latina, “una grey que dentro de poco constituirá casi la mitad de los católicos de todo el mundo”.290 El constatar, de una parte, el fervor religioso del pueblo latinoamericano y la fuerte raigambre de la fe cristiana en la cultura de esos pueblos y, de otra parte, la evidente presencia de peligros antiguos y nuevos para la fe en esas tierras, movieron al Papa a dar nuevo vigor a la solicitud de la Santa Sede por la Iglesia peregrina en América Latina. Así, en el marco de la novena de años de preparación al V Centenario del inicio de la Evangelización del Nuevo Mundo, apenas pasados los dos años de encuentro con los obispos latinoamericanos en visita Ad Limina, y en vísperas de su viaje a Colombia (1-7 de

290 JUAN PABLO II, Discurso a la Asamblea del CELAM, Port-au-Prince (Haití), 9 de marzo de 1983. 257 julio de 1986), el Papa presidió una reunión de los cardenales responsables de los Dicasterios de la Curia Romana, para hablar explícitamente de la Pontificia Comisión para América Latina. Juan Pablo II, con el deseo de centrar cada vez más la atención y la solicitud de la Santa Sede por esos pueblos, y de prestar un apoyo siempre más eficaz a la tarea de nueva evangelización a la que había exhortado a la Iglesia en América Latina, quiso reorganizar y potenciar la Comisión para América Latina. Esta reunión se celebró el 12 de junio de 1986 en la sala de las Congregaciones del Palacio Apostólico Vaticano. La reunión preveía una relación del Cardenal Bernardin Gantín, Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina: naturaleza, actividad, prospectivas para una reestructuración de dicha Pontificia Comisión. La relación del Cardenal Gantin se articuló en 4 puntos: 1) Institución y naturaleza de la CAL y su composición; 2) Institución del COGECAL (Consejo General de la Pontificia Comisión para América Latina); 3) Actividad de la CAL y del COGECAL; y 4) Prospectivas para una reestructuración de la CAL. EL Cardenal Gantin subrayaba cómo las normas que han regulado la naturaleza y finalidad del CAL han sido siempre de carácter interno, solamente con la aprobación del Santo Padre, pero sin un documento pontificio, como por ejemplo un Motu Proprio. Hasta entonces ningún documento pontificio había mencionado esta Pontificia Comisión. La Constitución Apostólica Regimini Ecclesiae Universae, por la que Pablo VI reformó la Curia Romana en 1967, no menciona la CAL que existía ya desde 1958. Así, el Cardenal Gantin propuso que se le dieran nuevas normas a la mencionada Comisión y que tales normas tuviesen un carácter plenamente oficial, emanadas con un documento pontificio. A la exposición del Cardenal Gantin siguió la intervención de los eminentísimos Cardenales presentes. Todas las intervenciones reconocieron la importante labor desempeñada por la CAL en sus primeros treinta años y la necesidad de reforzar su estructura. Fruto de las sugerencias y propuestas hechas en aquella reunión es el Motu Proprio Decessores Nostri, promulgado por Juan Pablo II el 18 de junio de 1988, con el cual se reorganizó y potenció la Pontificia Comisión para América Latina. Diez días después fue promulgada la Constitución Apostólica Pastor Bonus, que disponía una reforma 258 general de la Curia Romana; este importante documento pontificio dedica dos artículos a la Pontificia Comisión para América Latina. A partir de este momento la CAL quedó plenamente incorporada en el cuadro de la Curia Romana.

2. La Pontificia Comisión para América Latina en el cuadro de la Curia Romana.291

2.1 El Motu Proprio Decessores Nostri en el cuadro de la Curia Romana

El Motu Proprio fue emanado 10 días antes de la promulgación de la Constitución Apostólica Pastor Bonus, que reformaba la Curia Romana. A decir de Mons. Giovanni Battista Re, Ya es importante y significativo que Juan Pablo II haya publicado una “Carta Apostólica” en forma de “Motu Proprio”, con el fin de reorganizar la Pontificia Comisión para América Latina, diez días antes de la promulgación de la Constitución Apostólica “Pastor Bonus” sobre la Curia Romana. Quiere decir que el Papa ha querido dar un relieve particular a esta Comisión, mostrando un especial afecto eclesial al “Continente de la esperanza”. Hay que agradecer mucho al Santo Padre este fino y delicado gesto de su Ministerio Apostólico. El Motu Proprio Decessores Nostri tiene una introducción y ocho artículos, que constituyen las normas por las cuales se regirá en adelante la Pontificia Comisión para América Latina. En la introducción se manifiesta en primer lugar cómo, movidos por la “cotidiana solicitud hacia todas las Iglesias”, los Pontífices han dedicado gran parte de sus afanes y han puesto su firme esperanza en la situación y destino de la Iglesia en América Latina. Testimonio de esta solicitud pastoral es la “especial Pontificia Comisión para América Latina”, constituida por Pío XII en 1958, a la que Paolo VI

291 El título de este numeral así como las líneas generales de su contenido estan tomadas de: GIOVANNI BATTISTA Re, La Pontificia Comisión para América Latina en el cuadro de la Curia Romana: estructura, finalidades y competencias de la misma según el motu proprio “Decessores nostri” y la Constitución Apostólica “Pastor Bonus” de Juan Pablo II (Indicaciones generales para la elaboración del reglamento). Esta es una ponencia que Mons. Giovanni Battista Re, Secretario de la Congregación para los Obispos y Miembro de la Pontificia Comisión para América Latina, presentó el lunes 4 de diciembre de 1989 en el marco de la Primera Reunión Plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina. El original en español en: Arch. PCAL, I Reunión Plenaria, Atti, I, 4-7. XII. 1989. 259 añadió en 1963 el Consejo General de la Pontificia Comisión para América Latina.292 Juan Pablo II pone de relieve cómo los dos Organismos han prestado un importante servicio a la Iglesia y es justamente la importancia de su misión lo que motiva una ulterior potenciación: Los frutos y saludables efectos producidos por ambos Organismos estrechamente ligados entre sí, así como la importante y tan laudable labor que han realizado, durante los años pasados, aconsejan vivamente ahora que se les potencie ulteriormente y se les dé una estructura más sólida y más articulada.293 Con esta motivación procede primero a declarar la unificación de los dos Organismos en uno solo que se llamará Pontificia Comisión para América Latina; y a reconfirmar cuanto ya establecido en 1970 en relación a su dependencia de la Congregación para los Obispos. Luego enumera las normas por las cuales se regirá la Comisión. 2.1.1 Su vinculación a la Congregación para los Obispos El Motu Proprio declara que “Esta Comisión está estrechamente vinculada a la Congregación para los Obispos”. Mons. Re, en la relación que presentó durante la primera Reunión Plenaria de la CAL, se pregunta, qué quieren decir los términos “estrechamente vinculada”? Y responde: El artículo III del Motu Proprio establece que el Presidente de esta Pontificia Comisión sea “ex ufficio” el Prefecto de la Congregación para los Obispos. Sin duda que ésto ya vincula de manera estrecha la Comisión al citado Dicasterio; por el hecho de que en la misma introducción se habla de “vinculación estrecha” –arcte connectitur- parece indicar que la vinculación no puede reducirse sólo a este hecho, sino que exige, además, que el contacto, la intercomunicación y la ayuda mutua entre ambos organismos sean intensos y constantes.294

292 Cfr. Juan Pablo II, Motu Proprio Decessores Nostris, parte introductoria. 293 Cfr. Juan Pablo II, Motu Proprio Decessores Nostris, parte introductoria. 294 Cfr. GIOVANNI BATTISTA Re, La Pontificia Comisión para América Latina en el cuadro de la Curia Romana: estructura, finalidades y competencias de la misma según el motu proprio “Decessores nostri” y la Constitución Apostólica “Pastor Bonus” de Juan Pablo II (Indicaciones generales para la elaboración del reglamento). Esta es una ponencia que Mons. Giovanni Battista Re, Secretario de la Congregación para los Obispos y Miembro de la Pontificia Comisión para América Latina, presentó el lunes 4 de diciembre de 1989 en el marco de la Primera Reunión Plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina. El original en español en: Arch. PCAL, I Reunión Plenaria, Atti, I, 4-7. XII. 1989. 260

2.1.2 Normas pontificias por las que se rige la Comisión El Motu Proprio Decessores Nostri consta de seis artículos que el documento llama “normas”, por las cuales se rige la Comisión. a) Artículo 1º. Tarea primordial de la Comisión El artículo primero o primera norma establece cuál es la tarea primordial de la CAL: “examinar de manera unitaria las cuestiones doctrinales y pastorales que conciernen a la vida y al desarrollo de la Iglesia en América Latina”. Se trata evidentemente de un encargo bien amplio y arduo, que el Papa asigna a esta Comisión y que sólo podrá realizar en sus reuniones plenarias, bien preparadas con la ayuda de peritos. De ahí la necesidad de que este Organismo cuente con algunos expertos, que pueden ser oficiales del mismo o colaboradores externos y cuyas funciones han de ser claramente determinadas en el Reglamento del que luego hablaremos. Del primer párrafo de este artículo se desprende que el Vicepresidente de la Comisión, bajo la dirección del Presidente, deberá estar en contacto frecuente con la Congregación para la Doctrina de la Fe, por lo que hace a los “problemas doctrinales” relacionados con América Latina, informándola de lo que se crea oportuno, prestándole los servicios que pida y recibiendo las orientaciones que juzgue conveniente dar dicho Dicasterio, único competente en el campo doctrinal. Es evidente por otro lado, que en este sector la Comisión no ha de hacer nada sin que lo sepa la Congregación para la Doctrina de la Fe, ni ha de tomar iniciativa alguna que ella no autorice (cf. Constitución Apostólica “Pastor Bonus”, art. 48). Teniendo ésto en cuenta, se ve la importancia que tiene el hecho de que el Cardenal Prefecto de la citada Congregación haya sido nombrado por el Santo Padre Consejero de la Comisión y el Secretario, Miembro. El estudio unitario de los “problemas pastorales” exige, a su vez, que la Comisión esté muy en contacto con los “dicasterios especialmente interesados” en los asuntos de América Latina, algunos de los cuales están representados en la Comisión por Consejeros o Miembros de la misma. Con informaciones, señalaciones y sugerencias oportunas a los diversos dicasterios del gobierno central de la Iglesia, así como con otras iniciativas y, en todo caso, atendiendo a cualquier servicio que sea requerido, la Comisión cumplirá la norma de “asistir y ayudar (adsistat et subveniat) a los organismos de la Curia Romana más interesados, por razón de su propia autoridad y competencia, en la solución de los problemas específicos (de América Latina)”. 261

Dice el último párrafo de este artículo I: “A través de su Presidente, la Comisión informa al Sumo Pontífice sobre cada uno de los asuntos, y le sugiere y propone las iniciativas o medidas de gobierno que considere convenientes u oportunas”. Teniendo presente que el Cardenal Presidente, en su calidad de Prefecto de la Congregación para los Obispos, tiene normalmente audiencia semanal con el Santo Padre, la Comisión puede cumplir fácilmente esta norma, cuya aplicación quedará naturalmente al juicio del mismo Cardenal Presidente. Lo que sí es claro es que se trata de una norma singular, importante y cargada de sus consecuencias, ya que de ella se desprende que la Comisión, “ex audiencia cum Sanctissimo”, puede, por lo que se refiere a los problemas de la Iglesia en América Latina, tomar “iniciativas y medidas de gobierno” . (Suum per Praesidentem certiorem facit Summum Pontificem singulis de causis, Eique res suadet et proponit, quae videntur suscipiendae aut ad regimen pertinere, quascumque congruas ipsa censuerit vel opportunas”).295 b) Artículo 2º. Labor de específica conexión La segunda norma o artículo II habla de la labor de “específica conexión” (munus coniunctionis) entre la Sede Apostólica y los diversos organismos supranacionales o nacionales “pro América Latina”, que la Comisión está llamada a prestar. a) Así, esta Comisión lleva las relaciones de la Santa Sede con el Consejo Epsicopal Latino Americano, sigue diligentemente sus tareas e iniciativas y se ocupa de examinar las resoluciones o propuestas formuladas por dicho Consejo en sus propias reuniones. Esto supone un contacto continuo entre la Presidencia de la Comisión y la Presidencia y el Secretariado General del CELAM, y que éste envíe con diligencia y prontitud a la Comisión las actas de todas sus sesiones, así como cualquier información que crea conveniente. b) Compete también a la Comisión para América Latina llevar las relaciones con los Organismos Episcopales Nacionales y con otras Instituciones de ayuda a América Latina. No resulta fácil concretar cómo se puede hacer esto, dada la independencia y sensibilidad de algunas de esas Instituciones. De ninguna manera se va a intentar controlar las ayudas

295 Cfr. GIOVANNI BATTISTA Re, La Pontificia Comisión para América Latina en el cuadro de la Curia Romana: estructura, finalidades y competencias de la misma según el motu proprio “Decessores nostri” y la Constitución Apostólica “Pastor Bonus” de Juan Pablo II (Indicaciones generales para la elaboración del reglamento). Esta es una ponencia que Mons. Giovanni Battista Re, Secretario de la Congregación para los Obispos y Miembro de la Pontificia Comisión para América Latina, presentó el lunes 4 de diciembre de 1989 en el marco de la Primera Reunión Plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina. El original en español en: Arch. PCAL, I Reunión Plenaria, Atti, I, 4-7. XII. 1989. 262

económicas que dan otros Organismos. Pero habrá que mantener un contacto a nivel de información, de sugerencias y consultas. c) De especial importancia y delicadeza [...] son las relaciones que la Comisión ha de tener con la Confederación Latino-Americana de Religiosos - CLAR- “especialmente por lo que se refiere a la inserción y participación de los religiosos en la Pastoral de la Iglesia en América Latina y por lo tanto, a las relaciones de dicha Confederación con los Obispos Diocesanos, con las Conferencias Episcopales y con el mismo CELAM”. Aquí está por medio la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Es claro que la Comisión, para aplicar esta norma, necesita que la CLAR y el citado Dicasterio le tengan informada, enviándole la documentación oportuna, y que el contacto con una y con otro sea continuo. Luego, la experiencia dirá lo que se puede ir haciendo. Ayudará sin duda el hecho de que el Secretario del Dicasterio, bajo cuya competencia están los religiosos y religiosas, sea siempre Miembro de la Comisión. Es claro, por otra parte, que ésta no ha de hacer nada en el citado campo, sin consultar al Dicasterio competente, procediendo siempre de acuerdo con él. d) La Comisión está llamada también a realizar una “específica conexión” entre la Sede Apostólica y las Instituciones Católicas Internacionales y otras Asociaciones y Movimientos que operan en América Latina. La experiencia irá diciendo cómo se puede aplicar esta norma, escuchando - como dice el Motu Proprio- el parecer del Consejo para los Laicos.296 c) Artículo 3º. Presidente de esta Pontificia Comisión El artículo tercero determina que el Cardenal Prefecto de la Congregación para los Obispos es “ex ufficio” el Presidente de la Comisión: Él es el responsable de la Comisión, lleva la alta dirección de la misma, convoca las reuniones y las preside. El ha de aprobar, además, las decisiones de mayor importancia firmando los relativos documentos. Para ayudarle, el Motu Proprio crea el cargo de un Obispo Vicepresidente, Prelado Superior, que viene a ser en realidad el ejecutivo, con funciones, además, de Secretario, pues el Motu Proprio no dice nada de este cargo. Es claro que el Vicepresidente debe ser el “motor” de la Pontificia Comisión: el que organiza y programa, en el sector de competencia de la Comisión; el

296 Cfr. GIOVANNI BATTISTA Re, La Pontificia Comisión para América Latina en el cuadro de la Curia Romana: estructura, finalidades y competencias de la misma según el motu proprio “Decessores nostri” y la Constitución Apostólica “Pastor Bonus” de Juan Pablo II (Indicaciones generales para la elaboración del reglamento). Esta es una ponencia que Mons. Giovanni Battista Re, Secretario de la Congregación para los Obispos y Miembro de la Pontificia Comisión para América Latina, presentó el lunes 4 de diciembre de 1989 en el marco de la Primera Reunión Plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina. El original en español en: Arch. PCAL, I Reunión Plenaria, Atti, I, 4-7. XII. 1989. 263

que implica e interesa a los Dicasterios de la Curia Romana en los problemas concernientes a la Iglesia en América Latina; el que sugiere y estimula. Este artículo III habla después de los Consejeros y reduce el ámbito en el cual pueden ser escogidos: la Curia Romana y el Episcopado de América Latina. No se consideran los Episcopados de otras naciones que tienen especial relación con dicho continente: el español, el alemán, el norteamericano, etc. Cuál es la función de los Cardenales u Obispos Consejeros?: el Motu Proprio sólo dice “asisten al Presidente y al Vicepresidente” (illis astant), evidentemente con el consejo, pues se les denomina Consejeros, es decir, forman una especie de Consejo de la Presidencia, y, por lo mismo, - como el Presidente y el Vicepresidente – son miembros “pleno iure” de la Comisión, con voz y voto, para todo. Así, pues, es claro que deben ser convocados a las Reuniones Plenarias de la Comisión y que colegial o individualmente pueden ser consultados sobre problemas que se plantean a la Presidencia y sobre las resoluciones que ella tome. Ellos mismos pueden dar sugerencias ahora de palabra, y en adelante con la praxis, sobre cuáles creen que pueden ser sus funciones específicas, teniendo presente que el Motu Proprio distingue claramente entre Consejeros y Miembros de la Comisión.297 d) Artículo 4º. Miembros de la Comisión Este artículo determina claramente quienes son los Miembros de la Comisión: los Secretarios de los Dicasterios de la Curia Romana especialmente interesados en la solución de los problemas doctrinales y pastorales de la Iglesia en América Latina; dos obispos, en representación del CELAM; tres obispos diocesanos de América Latina. e) Artículo 5º. Personal de la Comisión El artículo dispone que la Pontificia Comisión para América Latina, ha de tener sus Oficiales propios.

297 Cfr. GIOVANNI BATTISTA Re, La Pontificia Comisión para América Latina en el cuadro de la Curia Romana: estructura, finalidades y competencias de la misma según el motu proprio “Decessores nostri” y la Constitución Apostólica “Pastor Bonus” de Juan Pablo II (Indicaciones generales para la elaboración del reglamento). Esta es una ponencia que Mons. Giovanni Battista Re, Secretario de la Congregación para los Obispos y Miembro de la Pontificia Comisión para América Latina, presentó el lunes 4 de diciembre de 1989 en el marco de la Primera Reunión Plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina. El original en español en: Arch. PCAL, I Reunión Plenaria, Atti, I, 4-7. XII. 1989. 264

Es importante que el mismo Motu Proprio diga que la Comisión ha de contar con “oficiales propios”, “suos habet administros”. Ya se ve que, dada la función y competencia asignadas a la Comisión, para que pueda realizar bien sus tareas respondiendo a los deseos del Papa y a las expectativas de la Iglesia de América Latina, necesita oficiales bien preparados, escogidos, si es posible, entre sacerdotes, religiosos, religiosas o seglares latinoamericanos. Estos oficiales, como el Vicepresidente, han de ser expertos en cuesitones eclesiales referentes a Améria Latina, y han de disponer en las oficinas con un banco de datos sobre la Iglesia de dicho continente.298 f) Artículo 6º. Reuniones de la Comisión El artículo sexto dispone: “La Comisión para América Latina se reunirá generalmente cada tres meses para el examen de todas las cuestiones ordinarias y extraordinarias referentes a la función y competencia propias de la Comisión. Es una norma que indica la importancia y el relieve que el Legislador – el Romano Pontífice- ha otorgado a esta Comisión; pero por todas las circunstancias y el trabajo eclesial, que pesa sobre todos nosotros, así como por la lejanía de algunos, va a resultar difícil de cumplir dicha norma. Digamos, ante todo, que el “pleno” de la Comisión – como hemos insinuado antes – le forman tanto los Consejeros como los Miembros con el Presidente y el Vicepresidente. Digamos también que si hubiera que someter algún asunto a votación, todos tienen voto. Observemos que, dado el carácter de la Comisión, sus reuniones pueden ser consideradas de alguna manera como una de esas reuniones “interdicasteriales”, de que habla el artículo 21 de la Constitución Apostólica “Pastor Bonus”, con la particularidad de que están integradas por algunos obispos diocesanos. Es evidente que nuestras reuniones van a tratar de forma conjunta “asuntos que tocan la competencia de varios

298 Cfr. GIOVANNI BATTISTA Re, La Pontificia Comisión para América Latina en el cuadro de la Curia Romana: estructura, finalidades y competencias de la misma según el motu proprio “Decessores nostri” y la Constitución Apostólica “Pastor Bonus” de Juan Pablo II (Indicaciones generales para la elaboración del reglamento). Esta es una ponencia que Mons. Giovanni Battista Re, Secretario de la Congregación para los Obispos y Miembro de la Pontificia Comisión para América Latina, presentó el lunes 4 de diciembre de 1989 en el marco de la Primera Reunión Plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina. El original en español en: Arch. PCAL, I Reunión Plenaria, Atti, I, 4-7. XII. 1989. 265

Dicasterios... para confrontar diversos puntos de vista” (cfr. Pastor Bonus, art. 21, primer párrafo).299 Monseñor Giovanni Battista Re propone, en su relación, distinguir entre reuniones ordinarias y reuniones extraordinarias o plenarias, en equivalencia a las “cuestiones ordinarias y extraordinarias” de que habla el artículo en cuestión. - Reunión ordinaria. La reunión ordinaria sería de corta duración: una mañana o una tarde o, en casos especiales, una jornada. Se tratarán asuntos de trámite, de especial actualidad o de cierta urgencia, propuestos por la Presidencia o sugeridos por algunos de los Consejeros o Miembros. Se rogaría la asistencia a los Miembros residentes en Roma, pero se avisaría a todos sobre la celebración de la reunión, por si algún Consejero de Roma o fuera de Roma o algún Miembro residente fuera de la Urbe quiere asistir. Al señalar la fecha, se tendría en cuenta la presencia en Roma, por otros motivos, de algunos de los Consejeros o Miembros y, en todo caso se podría indicar a alguno que viniera expresamente, si se fuera a tratar determinado asunto en el que el indicado estuviera particularmente interesado o tuviera especial competencia sobre el mismo. Debería, sin embargo, tratarse de casos excepcionales. - Reunión extraordinaria o Plenaria. En la Reunión extraordinaria, es decir, Plenaria, se tratarían temas especiales, de particular envergadura y trascendencia, o asuntos importantes sobre las decisiones que hubiera que tomar para someterlas al Santo Padre. A ella deberían asistir, dentro de sus posibilidades o compromisos de trabajo, todos los Consejeros y Miembros. Las reuniones Plenarias serán presididas por el Cardenal Presidente de la Comisión o, en su ausencia, por el Cardenal más antiguo o Arzobispo más antiguo. El Presidente podrá, si lo cree oportuno, designar un Moderador de las sesiones. La dirección de las mismas la llevará el Vicepresidente con funciones de Secretario de la Asamblea y, en su ausencia, alguno de los Secretarios de Dicasterios Presentes. Con suficiente antelación a la fecha de la celebración de las reuniones, se enviará la Convocatoria, el programa con los temas a tratar y, para los

299 Cfr. GIOVANNI BATTISTA Re, La Pontificia Comisión para América Latina en el cuadro de la Curia Romana: estructura, finalidades y competencias de la misma según el motu proprio “Decessores nostri” y la Constitución Apostólica “Pastor Bonus” de Juan Pablo II (Indicaciones generales para la elaboración del reglamento). Esta es una ponencia que Mons. Giovanni Battista Re, Secretario de la Congregación para los Obispos y Miembro de la Pontificia Comisión para América Latina, presentó el lunes 4 de diciembre de 1989 en el marco de la Primera Reunión Plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina. El original en español en: Arch. PCAL, I Reunión Plenaria, Atti, I, 4-7. XII. 1989. 266

Consejeros o Miembros que residen fuera de Roma, las indicaciones sobre hospedaje y viajes, que correrán por cuenta de la Comisión.300 g) Artículo 7º. La Sesión General anual El artículo VII del Motu Proprio dispone la celebración, al menos una vez al año, de la Sesión General, a la cual, además de los miembros de la Comisión, serán invitados: el Presidente del CELAM; los Presidentes y los Secretarios de los Organismos Episcopales locales o nacionales para la ayuda a la Iglesia en América Latina y de otras Instituciones, a juicio de la Santa Sede; los Presidentes de la Unión de Superiores Generales, de la Unión Internacional de las Superioras Generales y de la Confederación Latinoamericana de Religiosos. Esta Asamblea general resulta muy importante, porque proporciona un contacto de la Comisión con todas las personas que ocupan los citados cargos, y permite tratar con más amplitud de horizonte y con más aportación de ideas, sugerencias y propuestas “cuestiones generales de mayor importancia”: “universales causae maiori cuiusdam momenti”. Esta Asamblea puede hacerse coincidir con la Reunión Extraordinaria de la Comisión, de que antes hemos hablado. El pleno de la Comisión podría reunirse el día antes de la “sessio generalis”, para formular interrogaciones o fijar las pautas para la misma; y, después, para examinar las conclusiones. De todas formas, la Asamblea tiene sólo carácter consultivo, en orden a ayudar a la Presidencia y al Consejo de la Comisión.301

300 Cfr. GIOVANNI BATTISTA Re, La Pontificia Comisión para América Latina en el cuadro de la Curia Romana: estructura, finalidades y competencias de la misma según el motu proprio “Decessores nostri” y la Constitución Apostólica “Pastor Bonus” de Juan Pablo II (Indicaciones generales para la elaboración del reglamento). Esta es una ponencia que Mons. Giovanni Battista Re, Secretario de la Congregación para los Obispos y Miembro de la Pontificia Comisión para América Latina, presentó el lunes 4 de diciembre de 1989 en el marco de la Primera Reunión Plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina. El original en español en: Arch. PCAL, I Reunión Plenaria, Atti, I, 4-7. XII. 1989. 301 Cfr. GIOVANNI BATTISTA Re, La Pontificia Comisión para América Latina en el cuadro de la Curia Romana: estructura, finalidades y competencias de la misma según el motu proprio “Decessores nostri” y la Constitución Apostólica “Pastor Bonus” de Juan Pablo II (Indicaciones generales para la elaboración del reglamento). Esta es una ponencia que Mons. Giovanni Battista Re, Secretario de la Congregación para los Obispos y Miembro de la Pontificia Comisión para América Latina, presentó el lunes 4 de diciembre de 1989 en el marco de la Primera Reunión Plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina. El original en español en: Arch. PCAL, I Reunión Plenaria, Atti, I, 4-7. XII. 1989. 267

h) Artículo 8º. El Reglamento de la Comisión El artículo octavo dispone que en un Reglamento, que se someterá a la aprobación del Papa, “se explicarán con precisión y se desarrollarán ampliamente las normas, según las cuales se regirá y funcionará esta Pontificia Comisión”. La Comisión, pues, ha de dar a sí misma un Reglamento que ha de ser aprobado por el Santo Padre, adquiriendo así fuerza de norma jurídica. [...] Este Reglamento, ante todo, ha de responder fielmente al contenido del Motu Proprio “Decessores Nostri” y a la Constitución Apostólica “Pastor Bonus” sobre la Curia Romana, explicando y concretando las normas contenidas en dichos documentos pontificios. El Reglamento de la Pontificia Comisión para América Latina deberá estar en plena sintonía con el Reglamento General de la Curia Romana, que se encuentra ya prácticamente terminado, pero que todavía no ha sido aprobado por los Superiores; quedan aún por resolver algunas cuestiones que afectan a todos: las relativas a los dependientes de la Santa Sede. Además de aplicar las normas generales, válidas para todos los Organismos de la Curia Romana, el Reglamento de nuestra Comisión, delineando la fisonomía de la misma, en armonía con lo establecido en el Motu Proprio “Decessores Nostri”, precisará el campo de acción peculiar de la Pontificia Comisión, especificando sus relaciones con los Dicasterios de la Curia Romana, con las Iglesias de América Latina, y con los Organismos que se ocupan de dicho continente. Igualmente se deberán indicar cómo han de prepararse las reuniones ordinarias y extraordinarias, que promueve esta Pontificia Comisión. También habrá de precisar las normas para la administración del Fondo y la distribución de ayudas.302 2.2 La Constitución Apostólica Pastor Bonus

La Constitución Apostólica Pastor Bonus, en los artículos 83 y 84 asume la parte dispositiva del Motu Proprio Decessores Nostri:

302 GIOVANNI BATTISTA Re, La Pontificia Comisión para América Latina en el cuadro de la Curia Romana: estructura, finalidades y competencias de la misma según el motu proprio “Decessores nostri” y la Constitución Apostólica “Pastor Bonus” de Juan Pablo II (Indicaciones generales para la elaboración del reglamento). Esta es una ponencia que Mons. Giovanni Battista Re, Secretario de la Congregación para los Obispos y Miembro de la Pontificia Comisión para América Latina, presentó el lunes 4 de diciembre de 1989 en el marco de la Primera Reunión Plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina. El original en español en: Arch. PCAL, I Reunión Plenaria, Atti, I, 4-7. XII. 1989. 268

Artículo 83 §1. Es función de la Comisión aconsejar y ayudar a las Iglesias particulares en América Latina: además, estudiar las cuestiones que se refieren a la vida y progreso de dichas Iglesias, especialmente estando a disposición, tanto de los dicasterios de la Curia interesados por razón de su competencia, como de las mismas Iglesias para resolver dichas cuestiones. §2. También le corresponde favorecer las relaciones entre las instituciones eclesiástica internacionales y nacionales, que trabajan en favor de las regiones de América Latina. y los dicasterios de la Curia Romana. Artículo 84 §1. El Presidente de la Comisión es el Prefecto de la Congregación para los Obispos, al que le ayuda un obispo vicepresidente. Les asisten como consejeros algunos obispos elegidos, tanto de la Curia Romana, como de las Iglesias de América Latina. §2. Los miembros de la Comisión se escogen tanto de los dicasterios de la Curia Romana, como del Consejo Episcopal Latino Americano, y también entre los obispos de las regiones de América Latina, así como de las instituciones de las que habla el Artículo anterior. §3. La Comisión tiene sus propios oficiales. El Papa Juan Pablo II comentando estos dos actos pontificios y su significado para la Iglesia en América Latina, dice: La Santa Sede ha querido renovar y potenciar este Organismo (la CAL), para conferirle una nueva fisonomía y subrayar así la especial solicitud pastoral del Sucesor de Pedro hacia esas Iglesias que, en el Continente de la esperanza, peregrinan llenas de confianza hacia “los cielos nuevos y las tierras nuevas” de las que habla la Biblia (Is 65,17; 2P 3,13; Ap 21,1) y que nosotros todos creemos divisar en el inminente tercer milenio del cristianismo.303

Capítulo XXII

La actividad de la CAL

El Motu Proprio Decessores Nostri, en su primer artículo precisó las competencias y funciones propias de la CAL. A ella ha sido confiada

303 Discurso del Santo Padre Juan Pablo II a la I Reunión Plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina, 7 de diciembre de 1989. En: Arch.PCAL, I Reunión Plenaria, Atti, 2. 269 como “tarea primordial examinar de manera unitaria las cuestiones doctrinales y pastorales que conciernen a la vida y al desarrollo de la Iglesia en América Latina; además, asistir y ayudar a los Dicasterios de la Curia Romana más interesados, por razón de su propia autoridad y competencia, en la solución de los problemas peculiares”.304

1. El estudio de las cuestiones doctrinales y pastorales

Ciertamente el Motu Proprio abrió a la Pontificia Comisión para América Latina un campo muy vasto y amplio. De aquí la dificultad de actuar esta específica y compleja tarea de “examinar de manera unitaria las cuestiones doctrinales y pastorales relativas a la vida y al desarrollo de la Iglesia en América Latina”. Sin embargo, durante estos últimos 20 años la CAL ha respondido al cumplimiento de esta tarea mediante la celebración de Reuniones Plenarias a las cuales participan los Consejeros y Miembros para examinar los temas prioritarios en la tarea evangelizadora del Continente. La CAL ha celebrado, desde 1988, las siguientes reuniones plenarias: I del 4-7 de diciembre de 1989; II, 10-14 de junio de 1991; III, 11-15 de octubre de 1993; IV, 19-23 de junio de 1995; V, 20-23 de marzo del 2001; VI, 24-27 de marzo del 2003; VII, 18-21 de enero del 2005; VIII, 17-20 de enero del 2007. Siempre en el cumplimiento de su “tarea primordial” la CAL ha promovido la celebración de dos simposios históricos de grandísima importancia. El primero, para conmemorar el V Centenario del inicio de la evangelización en América Latina y como prólogo a la IV Conferencia General del Episcopado; el segundo, para conmemorar los cien años del Concilio Plenario Latinoamericano.

1.1 Las reuniones Plenarias

Las reuniones plenarias de esta Pontificia Comisión han constituido momentos de profundización de los diversos problemas de índole doctrinal y pastoral, que en el momento de su celebración experimentaba la Iglesia en América Latina. Todas las reuniones plenarias hasta ahora celebradas han emanado unas “Proposiciones” finales, que sometidas al Santo Padre se han hecho llegar a los

304 Cfr. Juan Pablo II, Motu Proprio Decessores Nostri, art. 1. 270

Dicasterios de la Curia Romana, al CELAM y a todos los Organismos interesados en razón de su competencia. En esto radica la importancia de estas reuniones, que no son sólo momentos académicos sino auténticos momentos de reflexión pastoral, en los que los Consejeros y Miembros de la CAL ponen toda su capacidad intelectual y su experiencia pastoral al servicio de la vida católica en el Continente. 1.1.1 Primera Reunión Plenaria. 4-7 de diciembre de 1989305 La Pontificia Comisión para América Latina en su nueva etapa se reunió por primera vez, en Asamblea Plenaria, los días 4-7 de diciembre de 1989. Tema principal de esta primera reunión fue el estudio de “La estructura, finalidades y competencias de la Pontificia Comisión para América Latina a la luz del Motu Proprio Decessores Nostri y de la Constitución Apostólica Pastor Bonus”. El tema fue desarrollado por Mons. Giovanni Battista Re, Arzobispo Secretario de la Congregación para los Obispos, que presentó la ponencia “La Pontificia Comisión para América Latina en el cuadro de la Curia Romana”, cuyo contenido hemos presentado en el capítulo precedente. De esta ponencia y de la discusión sucesiva deberían salir las indicaciones para la eleboración del Reglamento particular de la Comisión, a tenor del artículo último del Motu Proprio. Estudiada la identidad de la Comisión se procedió a examinar atentamente la situación eclesial del momento en América Latina, para permitir a los Consejeros y Miembros una visión lo más clara y precisa posible de la vida de la Iglesia en el Continente. Punto de partida de este segundo tema fue la ponencia de Mons. Darío Castrillón Hoyos, Presidente del CELAM, que presentó una “Panorámica sobre las vicisitudes actuales de los pueblos latinoamericanos y la presencia de la Iglesia en los mismos”. A la relación de Mons. Castrillón siguieron las intervenciones de Mons. , Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe; Mons. , Secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica; Mons. José Saraiva Martins, Secretario de la

305 Sobre la primera reunión plenaria de la CAL cfr. Arch. PCAL, I Reunión Plenaria, Atti, I; I Reunión plenaria, Atti, II; I Reunión Plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina 4,5,6,-7 Dic 1989; I Reunión Plenaria, Copias 1-7; I Reunión Plenaria, Copias; I Reunión Plenaria, Varios. 271

Congregación para la Educación Católica; Mons. José Sánchez, Secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos; Mons. Serafim Fernándes de Araújo, Arzobispo de Bello Horizonte; Mons. Nicolás de Jesús López Rodríguez, Arzobispo de Santo Domingo; Mons. Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, Arzobispo de Tegucigalpa, Secretario General del CELAM; y Mons. Álvaro Leonel Ramazzini Imeri, Obispo de San Marcos (Guatemala). Mons. Alberto Bovone, Secretario para la Doctrina de la Fe, subrayó los problemas doctrinales de América Latina que más preocupaban a la Santa Sede y a los Episcopados del Continente: la teología de la liberación, el aspecto doctrinal del proyecto “Palabra-Vida” de la CLAR, los Centros Ecuménicos de los que emanan ideas que tienen no poca influencia en algunos sectores de la Iglesia, las ideologías en general. Mons. Vincenzo Fagiolo, Secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, intervino presentado una relación sobre “La situación actual de los religiosos y las religiosas” mostrando los diversos aspectos positivos y negativos. En particular se refirió a la situación de la CLAR, a las preocupaciones que este Organismo suscitaba, a la reciente intervención de la Santa Sede designando un nuevo Secretario General y una Secretaria General Adjunta y al contenido y difusión del dossier publicado en el número extraordinario del Boletín CLAR de octubre de 1989. Mons. José Saraiva Martins, Secretario de la Congregación para la Educación Católica, tocó el tema de “Los seminarios y vocaciones en América Latina”, subrayando la situación doctrinal y disciplinar de los centros de formación sacerdotal y el riesgo de ideologización de ciertos Institutos teológicos, que algunos obispos ya habían denunciado. Mons. Serafim Fernándes de Araújo, Arzobispo de Bello Horizonte, habló sobre “La situación de los laicos en América Latina y su aporte a la tarea evangelizadora”, con especial énfasis en la repercusión que en el continente estaba teniendo la Exhortación Apostólica Postsinodal Christifideles Laici, del 30 de diciembre de 1988. Mons. José Sánchez, Secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, presentó “La situación de los territorios de misión” dependientes de ese Dicasterio, con especial 272 atención a las cifras del aporte misionero que América Latina puede dar y da a otros Continentes. Mons. Nicolás de Jesús López Rodríguez, Arzobispo de Santo Domingo, presentó una ponencia de carácter histórico sobre “El V Centenario del inicio de la Evangelización en América Latina” que concluyó con la presentación de las orientaciones Pontificias para la celebración conmemorativa de este acontecimiento y de las actividades programadas por las Conferencias Episcopales con este motivo. Mons. Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, Arzobispo de Tegucigalpa y Secretario General del CELAM, intervino con una ponencia sobre “La IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano”, que se debería celebrar en Santo Domingo en coincidencia con los actos conmemorativos del V Centenario. Mons. Alvaro Leonel Ramazzini Imeri, Obispo de San Marcos (Guatemala), presentó una ponencia introductoria sobre el grave problema de “Las sectas”. Su agresividad, su difusión y su impacto en la vida de la comuniad católica era algo que preocupaba al Santo Padre. Ya en 1986, el Cardenal Johannes Gerardus Maria Willebrands, entonces Presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, refiriéndose a este argumento, hablaba del “pulular de la sectas en América Latina” y de la gravedad que significaba para la Iglesia el fenómeno de las sectas. Este pulular de las sectas había motivado ya un estudio sobre el fenómeno de las sectas especialmente en América, coordinado por el Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, el Secretariado para los no cristianos, el Secretariado para los no creyentes y la Pontificia Comisión para la Cultura. Este argumento ocupará la atención de la Santa Sede y del Episcopado Latinoamericano en los años siguientes. 273

1.1.2 Segunda Reunión Plenaria. 10 al 14 de junio 1991306 Bajo la dirección del Cardenal Bernardin Gantin, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, se reunió el pleno de dicha Comisión: Presidente, Vicepresidente, Consejeros y Miembros. En total 6 cardenales (sólo faltó el Cardenal Mario Revollo Bravo, por problemas de salud), 18 arzobispos, 9 obispos, 2 sacerdotes y un religioso. 18 provenientes de América Latina, 1 de España, 1 de Estados Unidos y 1 de Alemania; los otros eran de la Curia Romana. Los dos últimos días se unieron a la Asamblea algunos invitados, representantes de las Comisiones Episcopales Nacionales y de los Organismos de ayuda a la Iglesia en América Latina; se celebró así la Primera Sesión General de la que trata el Motu Proprio Decessores Nostri en su artículo séptimo. Con la primera sesión, la tarde del 10 de junio, se inauguraron los nuevos locales, modernos, que la Secretaría de Estado y la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica han puesto a disposición de la Comisión en el Palazzo San Paolo, en Via della Conciliazione n. 1. Los días 11-14 las sesiones se tuvieron en la Sala Vecchia del Sínodo de los Obispos, en el Palacio Apostólico Vaticano. Mons. Cipriano Calderón, Vicepresidente de la Comisión, presentó la Relación general en la que recordó el “objetivo central” indicado por el Papa para este renovado organismo de la Curia Romana: “promover y animar la Nueva Evangelización”. Se refirió, además, a la estructura y Reglamento de la Comisión, a sus nuevos locales y a la trayectoria seguida en el desarrollar las actividades más salientes realizadas desde cuando fue celebrada la primera Reunión Plenaria; hizó igualmente referencia a las prospectivas para el futuro y presentó el programa para la segunda Reunión Plenaria.

306 Sobre la segunda reunión plenaria de la CAL cfr. Arch.PCAL, II Reunión Plenaria, Preparación; II Reunión Plenaria, 13-14 de Junio de 1991, Convocatoria; II Reunión Plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina, 10-14 de junio de 1991. Atti; II Reunión Plenaria, Copias n. 1-3; II Reunión Plenaria, Copias, n. 12-23; II Reunión Plenaria, Varia; II Reunión Plenaria, Votación de las proposiciones (Copias); II Reunión Plenaria, Votación de las proposiciones (Copias para estudio); II Reunión Plenaria, Votación de las proposiciones, Originales; II Reunión Plenaria, Relación-Memoria; II Reunión Plenaria, Ponencias, subsidios, intervenciones. Actas; Varios, Conclusiones de la II Reunión Plenaria: discurso del Santo Padre alla II Reunión Plenaria, Carta del 12.Dic/90. Carta del 29 de Jun/91. Tema IV Conf. General. III Conf./Puebla. II Conf./Medellin. Simposio Intern/92; II Reunión Plenaria, Cartas y aportes posteriores. El post-asamblea. Material vario. 274

El primer tema fundamental tratado por la asamblea plenaria fue el del “V Centenario del comienzo de la Evangelización del Nuevo Mundo: Perspectivas, problemas y sentido de las celebraciones según las indicaciones del Santo Padre y de los Episcopados, en el contexto de América Latina y en el contexto de España y Portugal”. Las ponencias en relación con este tema estuvieron a cargo de Mons. Adolfo Suárez Rivera, Arzobispo de Monterrey y Presidente de la Conferencia Episcopal de México y de Mons. , Arzobispo de Sevilla y Presidente de la Comisión Episcopal Española para el V Centenario. El segundo tema tratado en esta Reunión Plenaria fue “La IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano”. Mons. Nicolás de Jesús López Rodríguez, Arzobispo de Santo Domingo y Presidente del CELAM presentó la ponencia “La labor preparatoria del CELAM: propuestas y programa para la celebración”, que constituyó un preciso informe de todo cuanto hasta el momento ese organismo había realizado en orden a la celebración de la Conferencia. A la ponencia de Mons. Nicolás de Jesús López Rodríguez siguió la ponencia presentada por el Cardenal Eduardo MartÍnez Somalo, sobre las “Competencias de la Santa Sede y orientaciones para el desarrollo de la Conferencia”. Tercer tema de la Plenaria fue “El problema de las sectas”, que ya enunciado en la primera Reunión Plenaria volvió a ocupar la atención de la CAL. Sobre este argumento tuvo una relación el Cardenal José Freire Falçao, Arzobispo de Brasilia. La Plenaria abordó como cuarto tema el de “La familia en América Latina”. El Cardenal Alfonso López Trujillo, Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, presentó una relación sobre la “Evangelización de la familia en América Latina”. Este tema apenas introducido en esta segunda Reunión Plenaria acompañará en los años sucesivos los trabajos de esta Pontificia Comisión. Como ya se dijo antes, los dos últimos días se tuvo la primera Sesión General de la Pontificia Comisión para América Latina. A la Sesión General intervinieron el Delegado Pontificio para la CLAR Mons. Héctor Julio López Hurtado, que presentó el tema: “Los religiosos y religiosas en el continente Latino Americano”; el Obispo Auxiliar de Bruxelles Mons. Jan De Bie, que ilustró a la Asamblea sobre la naturaleza y actividades de los Organismos de ayuda a la Iglesia en 275

América Latina con la ponencia: “Organismos episcopales Nacionales y Organismos Internacionales de ayuda eclesial en América Latina: presentación y actividades”. 1.1.3 Tercera Reunión Plenaria. 11 al 15 de octubre de 1993307 Celebrada en la Sala Bologna y en la Sala Vecchia del Sínodo, en el Palacio Apostólico Vaticano. Bajo la Presidencia del Cardenal Bernardin Gantín se reunieron, entre Consejeros y Miembros de la Comisión, 10 cardenales, 18 arzobispos, 6 obispos y 2 sacerdotes. De los 36 participantes 18 venían de América Latina, 1 de España, 1 de Estados Unidos, 1 de Alemania; los otros de la Curia Romana. En los dos últimos días participaron los representantes de las Comisiones Episcopales de Europa y de los Organismos para la ayuda eclesial a América Latina. Los dos eventos celebrados en 1992 marcaron el programa de esta tercera Reunión Plenaria: el V Centenario del inicio de la evangelización del Nuevo Mundo y la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Para hablar del V Centenario y de su significado en el camino de la Nueva Evangelización intervino el Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, Arzobispo de Santo Domingo y Presidente del CELAM, con la ponencia “El V Centenario del comienzo de la evangelización de América: coordenadas, problemas y frutos de su celebración. El CELAM”. El segundo argumento, el relativo a la IV Conferencia, constituyó realmente el tema central de la Asamblea. Mons. Antonio Moreno Casamitjana, Arzobispo de Concepción, presentó la ponencia: “La IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y sus Conclusiones: el Documento de Santo Domingo”. Otros temas de la Plenaria fueron: “La Iglesia en América Latina: estructuras y acción pastoral de cara a una nueva ‘estrategia evangelizadora’, según las orientaciones del Santo Padre y las líneas pastorales trazadas por la Conferencia de Santo Domingo”, ponencia presentada por Mons. Serafim Fernandes de Araújo, Arzobispo de

307 Sobre la tercera Reunión Plenaria de la Cal cfr. Arch.PCAL, III Reunión Plenaria, Varie; III Reunión Plenaria, Saluto Cardinale Gantin. Relazione Vice-Presidente. Saludo S. Padre; III Reunión Plenaria, 11-15 de octubre de 1993, Preparación; III Reunión Plenaria, Varia; III Reunión Plenaria, Ponencias; III Reunión Plenaria, Intervenciones; III Reunión Plenaria, Relación- Mmeoria; III Reunión Plenaria, Votación (Originales); III Reunión Plenaria, Hojas de votación; III Reunión Plenaria, Varia; III Reunión Plenaria y Sesión General, 11-15 de Octubre de 1993; III Reunión Plenaria, Material entregado en la cartera; 276

Bello Horizonte y Vice-Presidente de la Conferencia Episcopal del Brasil. Otro tema de reflexión fue el siempre más preocupante “Problema de las sectas”. De gran importancia fue la intervención del Cardenal Edward Idris Cassidy, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, que llamó la atención sobre las dimensiones que este problema asumía día a día en América Latina. La preocupación pastoral de la Iglesia por los pobres, los indígenas y los afroamericanos, fue abordada con la ponencia de Mons. Antonio González Zumárraga, Arzobispo de Quito, “El clamor de los pobres, de los indígenas y de los afroamericanos a la luz de las orientaciones del Papa y de las líneas pastorales de Santo Domingo”. Mons. Dieter Spelthahn, Director General de Adveniat, abordó el tema relativo a “Los evangelizadores y la ayuda eclesial a las Iglesias de América Latina”. En la mañana del 13 de octubre, el Cardenal Joseph Ratzinger, Consejero de la Comisión, presentó una ponencia sobre “El Catecismo de la Iglesia Católica en el marco de la Nueva Evangelización”, en la que aclaró el concepto de evangelización y catequesis en orden a la acción pastoral y puso de relieve la importancia del Catecismo de la Iglesia Católica en el proceso de Nueva Evangelización. 1.1.4 Cuarta Reunión Plenaria. 19 al 23 de junio de 1995308 Se llevó a cabo en la Sala Bologna del Palacio Apostólico Vaticano, los primeros tres días; y en la Sala Vecchia del Sínodo de los Obispos, los últimos dos días. Bajo la Presidencia del Cardenal Bernardin Gantín, se dieron cita 46 eclesiásticos, entre Consejeros y Miembros de la Comisión: 17 cardenales, 18 arzobispos, 7 obispos, 4 sacerdotes. De ellos 22 provenían de América Latina, 1 de España, 1 de los Estados Unidos y 1 de Alemania; los otros eran cardenales y prelados de la Curia Romana. En los dos últimos días participaron a la Sesión General algunos invitados, representantes de las Comisiones

308 Sobre la cuarta reunión plenaria de la CAL cfr. Arch.PCAL, IV Assemblea Plenaria. Sessione Generale, 19-23 de jumio de 1995; IV Reunión Plenaria y Sesión General, 19-13 de junio de 1995; IV R. Plenaria, Copias 1-4; IV Reunión Plenaria, Copias 5-7; IV R. Plenaria, Copias 8- 12; IV.R.PL. Proposiciones, Originali; IV Reunión Plenaria, 19-23 de junio 1995, Serie completa; IV R. PL. Discurso del Card. Gantin al Santo Padre. Discurso del Santo Padre. Invio del testo delle Proposizioni. Intervención Mons. Daily; IV Reunión Plenaria, Preparación. Convocatoria, Comunicaciones, Relaciones-Memoria I/II/III; Proposiciones, Copie. 277

Episcopales de Europa y delegados de los Organismos de ayuda a la Iglesia en América Latina. Tema central de la Asamblea constituyó la reflexión sobre “Los Evangelizadores: sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos”. La Carta Apostólica Tertio Millennio Adveniente constituyó el faro iluminante de las intervenciones con las cuales se quiso ahondar en el estudio del tema general propuesto. En la mencionada Carta Apostólica Su Santidad Juan Pablo II invitaba la Iglesia a “preparar el Jubileo del Año 2000 fijando nuestra atención en Jesucristo, Salvador y Evangelizador” (cfr. TMA, 40). Las sesiones de la Asamblea comenzaron con una reflexión teológica – pastoral sobre “Jesucristo Evangelizador”, pues una reflexión doctrinal y pastoral sobre la evangelización y sobre los evangelizadores sólo puede desarrollarse a partir del Misterio de Cristo, de su acción evangelizadora y mesiánica de Redentor del hombre. El tema fue desarrollado por el Arzobispo de Paraná, Mons. Estanislao Esteban Karlic. A la intervención de Mons. Karlic siguió la ponencia sobre “Los Evangelizadores del tercer milenio en América Latina”, presentada por el Cardenal Juan Sandoval Iñiguez, Arzobispo de Guadalajara, que se propuso con esta intervención delinear quienes y cómo han de ser los protagonistas de la Evangelización en el tercer milenio, cuáles son los desafíos que la Iglesia enfrentará en los albores del próximo siglo y cómo enfrentarlos. En su intervención, el Cardenal Sandoval describió algunos de los principales desafíos de la Iglesia en América Latina en el futuro inmediato: el creciente secularismo; el relativismo ético; el éxodo de las poblaciones hacia las ciudades; la expansión y agresividad de las sectas; el clamor de los pobres, de los indígenas y de los afroamericanos; la defensa de la vida; la promoción de la familia; la situación de los niños y el destino de los jóvenes. Con una tercera relación sobre “La misión ad gentes”, la Asamblea afrontó el apremiante argumento de la exigencia misionera de América Latina: un continente evangelizado que debe evangelizar, dar desde su pobreza misioneros y misioneras para la Iglesia universal. Trató el tema el Cardenal Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Josef Tomko, que inició su ponencia recordando las palabras de Puebla: “Finalmente ha llegado la hora para América Latina. La hora de intensificar los servicios mutuos 278 entre Iglesias particulares y de proyectarse más allá de sus propias fronteras, ‘ad gentes’. Es verdad que nosotros mismos necesitamos misioneros. Pero debemos dar desde nuestra pobreza” (DP, n. 368). De las dos temáticas generales se pasó después a reflexionar sobre cada uno de los protagonistas de la evangelización, los evangelizadores: sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos. El Prefecto de la Congregación para el Clero, Cardenal José Sánchez, presentó la ponencia relativa a los sacerdotes: el futuro de las vocaciones sacerdotales en América Latina, los seminarios, la distribución del clero, la formación permanente, entre otras cuestiones de vital importancia; El Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, Cardenal Eduardo Martínez Somalo, presentó “El papel de los religiosos en la tarea de la Nueva Evangelización de América Latina de cara al tercer milenio”, recordando la Carta Apostólica “Los Caminos del Evangelio”, que Juan Pablo II dirigió a los Religiosos y Religiosas de América Latina con motivo del V Centenario de la Evangelización del Nuevo Mundo. El Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, Cardenal Eduardo F. Pironio, trató el tema relativo a “El apostolado de los seglares”, como artífices de la evangelización en el tercer milenio, subrayando especialmente el protagonismo de los jóvenes. El Cardenal Alfonso López Trujillo, Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, presentó el tema “El papel de la familia en la Nueva Evangelización de América Latina de cara al tercer milenio del cristianismo”. En la perspectiva de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para América, el Cardenal Jan P. Schotte, Secretario General del Sínodo de los Obispos, informó a la Plenaria de la CAL sobre cuanto se estaba haciendo en vista de la celebración de esta importante Asamblea. Los días 22 y 23 la Reunión Plenaria de la CAL se transformó en Sesión General, a tenor del artículo VII del Motu Proprio Decessores Nostri, con la presencia de los Presidentes y Secretarios de los Organismos Episcopales locales y nacionales para la ayuda a las Iglesias de América Latina, los Presidentes de la Unión de Superiores Generales, de la Unión Internacional de las Superioras Generales y de la Confederación Latinoamericana de Religiosos. En el marco de la Sesión General, Mons. Oscar Rodríguez Maradiaga, Arzobispo de 279

Tegucigalpa y presidente del CELAM presentó la ponencia: “El 40º aniversario de la I Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Río de Janeiro (25 de julio al 4 de agosto de 1955)”. Mons. , Obispo de Cassano all’Ionio y Secretario de la Comisión Episcopal Italiana para la cooperación misionera entre las Iglesias, expuso el tema: “Solidaridad y cooperación eclesial en orden a la Nueva Evangelización de América Latina”. 1.1.5 Quinta Reunión Plenaria. 20 al 23 de marzo del 2001309 Desde 1995 no se celebraba la Reunión Plenaria de la CAL. En 1997 tuvo lugar la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para América. Así, ante este importante evento eclesial que tocaba directamente la Iglesia en América Latina, no se consideró oportuno organizar reuniones plenarias de esta Pontificia Comisión ni en el período preparatorio ni en el período inmediatamente posterior a la celebración de la Asamblea Sinodal, mientras se esperaba la Exhortación Apostólica Postsinodal. Este documento fue entregado por el Santo Padre a los Obispos de América el 22 de enero de 1999, en Ciudad de México. Pero la inminente apertura del año jubilar y con él la celebración de tantas peregrinaciones, reuniones y congresos desaconsejaron igualmente la convocación de una Reunión Plenaria durante esos dos años. Así, la quinta Reunión Plenaria fue celebrada del 20 al 23 de marzo del 2001. La Asamblea se reunió en la Sala Bologna del Palacio Apostólico Vaticano. El tema de la reunión fue: “Realidad, problemas, perspectivas o propuestas pastorales para la Nueva Evangelización, a la luz de la Exhortación Apostólica Ecclesia in America”. Se trató de un análisis de la situación eclesial de América Latina a la luz del citado documento y en la prospectiva trazada para toda la Iglesia en la Carta Apostólica Tertio Millennio ineunte. La Asamblea tuvo dos relaciones introductorias: la primera, del Cardenal Arzobispo de Santo Domingo, Nicolás de Jesús López Rodríguez, sobre “Los principales desafíos pastorales planteados por el Santo Padre en la Exhortación Apostólica Ecclesia in América”; la

309 Sobre la quinra reunión plenaria de la CAL cfr. Arch.PCAL, Reunión Plenaria Pontificia Comisión para América Latina. Marzo de 2001; Reunión Plenaria 20-23 marzo 2001, 7 Volúmenes. 280 segunda, del Cardenal Arzobispo de São Paulo, Claudio Hummes, sobre “A Igreja no Brasil perante a Ecclesia in America”. A las dos relaciones introductorias siguieron las intervenciones de los Consejeros y Miembros, a los cuales había sido asignado precedentemente un tema y una parte de la Exhortación Apostólica para su estudio y presentación. Esto permitió una rica profundización del documento, vista la experiencia pastoral y el rigor intelectual de quienes intervinieron: Cardenal Joseph Ratzinger: Jesucristo Evangelizador (cf. nn. 66-68) Cardenal Alfonso López Trujillo: Teología de la liberación (cf. nn. 58,67,73). Cardenal Miguel Obando y Bravo: El encuentro con Jesucristo vivo en el hoy de América (nn. 12-15). Cardenal Josef Tomko: La relación entre la Encíclica Redemptoris Missio y la Ecclesia in America (cf. n. 74). Cardenal Eduardo Martínez Somalo: Los religiosos y religiosas en América, con especial relación a la CLAR (cf. n. 43). Cardenal Jaime Ortega y Alamino: La deuda externa (cf. nn. 22,23,59) Cardenal Juan Sandoval Iñiguez: América Latina y la Exhortación Apostólica Postsinodal Ecclesia in America (cf. nn. 1-5). Cardenal Serafim Fernándes de Araújo: La evangelización de la cultura, los medios de comunicación social (cf. nn. 70-71). Cardenal : María primera evangelizadora de América (cf. nn. 11,70). Cardenal Antonio González Zumárraga: La evangelización de los indígenas y de los americanos de origen africano (cf. n. 64). Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa: La reconciliación y la esperanza (cf. nn. 32,75). Cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga: El desafío de las sectas (cf. n. 73). Cardenal Ignacio Velasco García: Los jóvenes: esperanza del futuro (cf. n. 47). 281

Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne: La doctrina social de la Iglesia (cf. nn. 54, 56) Cardenal : Elementos de comunión con las otras Iglesias y comunidades eclesiales (cf. n. 49). Cardenal Jean Pieter Schotte: La Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para América y la próxima Asamblea General Ordinaria (cf. nn. 6-7). Cardenal Estévez: El problema doctrinal en América Latina (cf. n. 53) Cardenal Darío Castrillón Hoyos: Los sacerdotes al servicio del Evangelio (cf. n. 39) Cardenal : Relaciones Ecclesiales entre Norteamerica y America Latina (cf. nn. 2, 5). S.E. Mons. : La solidaridad (cf. nn. 52, 55) S.E. Mons. Javier Lozano Barragán: La teología india (cf. n. 16). S.E. Mons. Julián Herranz Casado: Comunión entre las Iglesias particulares. El CELAM. (cf. n. 37). S.E. Mons. : La identidad cristiana de América (cf. n. 14). S.E. Mons. Jean-Louis Tauran: Iglesia y Estado en los países latinoamericanos (cf. n. 19). S.E. Mons. Girolamo Prigione: Conversión y santidad (cf. nn. 26- 31). S.E. Mons. : Los Obispos, promotores de comunión eclesial. Los Obispos eméritos (cf. nn. 33-36). S.E. Mons. Giuseppe Pitau: La Iglesia en el campo de la educación, evangelizar los centros educativos (cf. nn. 16, 71). S.E. Mons. Stanislaw Rylko: Los fieles laicos y la renovación de la Iglesia (cf. n. 44). S.E. Mons. Fitzgerald: Religiones no cristianas (cf. n. 51). S.E. Mons. Carlos Amigo Vallejo: La cooperación eclesial en América Latina (cf. n. 7). 282

S.E. Mons. Joaquim Zico: La inculturación de la evangelización (cf. nn. 16, 70). S.E. Mons. Fernando Sáenz Lacalle: La defensa de la vida y los derechos humanos (cf. nn. 19, 57, 63). S.E. Mons. Edmundo Abastoflor Montero: La pastoral vocacional, los seminarios (cf. n. 40). S.E. Mons. Nicolás Contugno Fanizzi: La dignidad de la mujer y los desafíos para la familia cristiana (cf. nn. 45-46). S.E. Mons. Hector Rubén Aguer: El fenómeno de la globalización (cf. 20, 55). S.E. Mons. José Dimas Cedeño Delgado: El amor preferencial por los pobres y marginados (cf. nn. 18, 58, 67). S.E. Mons. Serge Miot: Haití: una Iglesia en emergencia (cf. n. 52). S.E. Mons. Rodolfo Quezada Toruño: La piedad popular (cf. n. 16). S.E. Mons. Thomas V. Daily: Los inmigrantes de origen latinoamericano en Norteamérica (cf. n. 65). S.E. Mons. Robert Rivas: La parroquia (cf. n. 41). S.E. Mons. Franz Grave: La ayuda económica a las Iglesias locales de América Latina (cf. n. 7). La profundidad de las ponencias permitió un estudio de los graves problemas religiosos, sociales, económicos y políticos que agitaban la vida de los pueblos latinoamericanos y que no podían dejar indiferente a la Iglesia. De este modo la Pontificia Comisión para América Latina ayudaba a asimilar las enseñanzas pontificias contenidas en la Ecclesia in America y ofrecía a los Dicasterios de la Curia Romana, al CELAM, a las Conferencias Episcopales del Continente Americano y a las Comisiones Episcopales y Organismos eclesiales de ayuda a la Iglesia en Latinoamérica un valioso instrumento para la animación de la evangelización en el Continente. 283

1.1.6 Sexta Reunión Plenaria. 24-27 de marzo 2003310 La sexta Reunión Plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina se llevó a cabo en la Sala Bologna del Palacio Apostólico Vaticano. Tema central de la reunión fue: “La Nueva Evangelización en América Latina”. Los trabajos de la Asamblea tuvieron como texto guía el libro Discursos del Santo Padre Juan Pablo II a los obispos latinoamericanos en Visita ad Limina Apostolorum Petri et Pauli 2001-2003, que contiene los discursos pronunciados por Juan Pablo II a los obispos latinoamericanos desde el 3 de marzo 2001 (a los obispos de Panamá) hasta el 7 de febrero del 2003 (discurso a los obispos del Brasil de la región centro-ovest y nord I). La asamblea se propuso hacer un balance de los frutos de las Visitas Ad Limina Apostolorum realizadas en el curso de los años 2001 - 2003, y analizar la realidad eclesial del continente, con el fin de buscar el modo de aplicar más eficazmente las orientaciones pontificias contenidas en los discursos a los obispos. Monseñor Leonardo Sandri, Sustituto de la Secretaria de Estado de Su Santidad, presentó la relación introductoria titulada “Orientaciones del Santo Padre en los discursos a los Obispos Latinoamericanos durante las Visitas Ad Limina Apostolorum 2001-2003”. Mons. Sandri, subrayó en su ponencia como Juan Pablo II, en sus encuentros con los Obispos de América Latina, enfatizó algunos temas prioritarios en el proyecto de Nueva Evangelización: anuncio de Jesucristo; comunión eclesial; los sacerdotes; las personas consagradas; los seminarios; la pastoral vocacional; los fieles laicos; la familia; la misa dominical y centralidad del domingo; la evangelización del mundo de la cultura; la situación social de América Latina, entre otros. La ponencia de Mons. Leonardo Sandri guió después toda la reflexión de la Reunión Plenaria, pues los temas que centraron la atención de la Asamblea estuvieron en gran sintonía con las preocupaciones pontificias recordadas por el Sustituto de la Secretaría de Estado. Las vocaciones, los seminarios y centros de estudio, el grave problema de las sectas y los desafíos que se presentan hoy a la

310 Sobre la sexta reunión plenaria de la CAL cfr. Arch.PCAL, Reunión Plenaria, II, 24-27 de marzo 2003, 5 Volúmenes; Reunión Plenaria, Actas. Edición; Pontificia Comisión para América Latina, 2003, R. Plenaria. R. Sette. Sinodo. 284 actividad evangelizadora de la Iglesia, fueron los temas que principalmente ocuparon la atención de los Consejeros y Miembros de la Comisión. El tema general “La Nueva Evangelización en América Latina”, fue desarrollado con las ponencias que presentaron Mons. Jorge Enrique Jiménez Carvajal, Presidente del CELAM, “Los desafíos de la Nueva Evangelización en América Latina y el Caribe en el contexto de la globalización mundial. Reflexiones del CELAM 1999-2003”; Cardenal Lucas Ortega y Alamino, Arzobispo de San Cristobal de la Habana, “La Evangelización en América Latina”; Mons. Rodolfo Quezada Toruño, Arzobispo de Guatemala, “Los Evangelizadores”; Mons. Vicente Joaquim Zico, Arzobispo de Belen do Pará, “Situações e realidades pastorais”; Mons. Julián Herranz, Presidente del Pontificio Consejo para los textos legislativos, “Estructuras eclesiales: Conferencias Episcopales, CELAM, organismos diocesanos”; Mons. Hector Rubén Aguer, Arzobispo de La Plata, “El problema de las sectas en América Latina”. Este argumento había adquirido con el paso de los años gran importancia en las reflexiones de la CAL, tanto que mereció la celebración de una especial reunión promovida por esta Comisión.311 Efectivamente, como preparación a la sexta Reunión Plenaria, la CAL, en colaboración con el Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, el Pontificio Consejo para el Diálogo Inter-Religioso y el CELAM, promovió una reunión de estudio y de reflexión pastoral sobre el fenómeno de las sectas en el Continente.312 En esa se trató de analizar el grave problema de la expansión de las sectas en América Latina, con la finalidad de tomar iniciativas pastorales que ayudaran a resolver el problema y proponer coordenadas para una estrategia evangelizadora en grado de contrastar eficazmente la expansión de las sectas. La reunión se celebró en Roma los dias 14 y 15 de enero del 2003 y contó con la calificada presencia del Cardenal Giovanni Battista Re,

311 La Pontificia Comisión para América Latina estaba siguiendo continuamente el problema de las sectas en el Continente. Entre las iniciativas precedentes a la reunión del 2003 sobresale el Congreso sobre “La acción evangelizadora de la familia ante el desafío de las sectas”, organizado en colaboración con el Pontificio Consejo para la Familia y el CELAM, en Petrópolis (Brasil), en 1997. También en la Reunión Plenaria de la CAL en marzo del 2001, el Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga intervino con una ponencia sobre “El desafío de las sectas”. 312 Sobre la reunión de sobre las sectas cfr. Arch.PCAL, Reunión sobre las sectas en América Latina, 14-15 de enero de 2003. 285

Presidente de la CAL; de Mons. Cipriano Calderón, Vicepresidente de la CAL; del Cardenal , Presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos; del Arzobispo Michael Louis Fitzgerald, Presidente del Pontificio Consejo para el diálogo Inter-Religioso; del Arzobispo Pier Luigi Zelata, Secretario del Pontificio Consejo para el Diálogo Inter-religioso; del Obispo Jorge Enrique Jiménez Carvajal, Presidente del CELAM; y del Obispo , Secretario General del CELAM. A la reunión fueron invitados expertos en el tema, que presentaron en modo preciso la dimensión del problema en América Latina. Los invitados y los temas tratados por cada uno de ellos nos dan la idea de la seriedad con la que fue asumido este reto pastoral: Padre Francisco Sampedro Nieto c.m (Chile). Tema: “El concepto de secta y su clasificación”; Padre Carlos Mario Alzate o.p. (Colombia). Tema: “Tipología de las sectas y nuevos movimientos religiosos”. Padre Cipriani c.p. (Brasil). Tema: “Diversidad religiosa en Brasil: causas religiosas y sociales”. Dr. Giuseppe Ferrari (Italia). Tema: “La difusión de las sectas en América Latina”. Padre Juan Carlos Urrea Viera (Chile). Tema: “Qué desafíos nos presentan las sectas”. A la exposición de los expertos siguió la profundización del problema en clave pastoral con las ponencias de Mons. Michael Louis Fitzgerald, “Claves complementarias para responder al reto de las ‘Sectas’ en América Latina”; de Mons. Julio Cesar Terán Dutari, Obispo Auxiliar de Quito, “Las sectas en América Latina: aspectos pastorales del problema”; Mons. João Oneres Marchiori, Obispo de Lages (Brasil), “La tipología de las sectas en América Latina”; y de la Dra. Teresa Osório Gonçalves, Oficial del Pontificio Consejo para el Diálogo Inter-Religioso, “América Latina: Estadísticas religiosas y tendencias”. 1.1.7 Séptima Reunión Plenaria. 18 al 21 de enero del 2005 Se celebró en la Sala Bologna del Palacio Apostólico Vaticano. Tema del encuentro: “La misa dominical, centro de la vida cristiana en América Latina”. Guiados por este tema general se profundizaron las 286 enseñanzas pontificias sobre la Eucaristía y la misa dominical y se estudiaron los medios más oportunos para recuperar la centralidad del domingo en la vida de los católicos de América Latina. En el desarrollo del tema general se estructuró en tres momentos: 1) estudio del magisterio pontificio; 2) estudio de la realidad de América Latina en cuanto a la centralidad del domingo; y 3) propuestas pastorales para recuperar la centralidad del domingo y su dimensión de Dies Domini y Dies hominis. El Cardenal Joseph Ratzinger, presentó la ponencia “Enseñanzas Pontificias sobre la Eucaristía y la Misa Dominical”, con una profunda presentación de la Carta Apostólica Dies Domnini, de la Encíclica Ecclesia de Eucaristia y de la Instrucción de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos Redemptionis Sacramentum. Mons. Andrés Stanovnik, Obispo de Reconquista y Secretario General del CELAM, presentó una extensa y profunda relación sobre el “Panorama de la celebración del domingo en América Latina: análisis de la situación”. Como explica el mismo relator en la introducción, su intervención tiene “tres perspectivas: la participación de los fieles en la Misa dominical, la celebración dominical en comunidades sin sacerdote y el papel de los catequistas”. El tema de fondo que une los tres momentos “es la asistencia a la Misa dominical”. Mons, Stanovnik concluye su relación observando que “ha disminuido el número de católicos en América Latina, son menos los que se acercan a los sacramentos y pocos asisten a la Misa dominical”. El panorama presentado por el Secretario General del CELAM introdujo así el tercer momento, el de las estrategias. En primer lugar es urgente redescubrir el significado del domingo en la vida de la Iglesia y las profundas razones que sostienen el precepto de la Misa dominical, fue lo que se propuso el Cardenal Pedro Rubiano Sáenz con su ponencia “Significado e importancia de la observancia del precepto dominical”; el Cardenal Rodolfo Quezada Toruño, Arzobispo de Guatemala, presentó la dimensión comunitaria eclesial del día del Señor con la ponencia “El domingo: momento de encuentro con la comunidad y centro de la vida cristiana”. Sin lugar a dudas una de las causas de la pérdida de la centralidad del domingo está en la falta de preparación de la Misa por parte de los ministros del 287 altar y en el poco uso que se hace de los recursos pastorales. Estos puntos fueron tocados por los ponentes que completaron la exposición del tema general: Cardenal Norberto Rivera, “La preparación de la misa dominical”; Cardenal Jorge Mario Bergoglio, “La homilía dominical”; Cardenal Gerardo Majella Agnelo, “Recursos pastorales para la misa dominical”. La Reunión Plenaria concluyó con la intervención del Cardenal Francisco Javier Errázurriz, Arzobispo de Santiago de Chile y Presidente del CELAM, que presentó un “Informe sobre la preparación de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano”. 1.1.8 Octava Reunión Plenaria. 17 al 20 de enero del 2007 La octava reunión de la Pontificia Comisión para América Latina fue la primera celebrada bajo el pontificado de Su Santidad Benedicto XVI, Consejero de esta Pontificia Comisión desde su reestructuración en 1988, en cuanto Cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. “La familia y la educación cristiana en América Latina”, constituyó el tema general de la Asamblea. La octava Reunión Plenaria se puso así en la línea del V Encuentro Mundial de las Familias (Valencia, 1-9 de julio de 2006) y en la perspectiva de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano prevista para los días 13 al 31 de mayo del 2007. Se siguió en esta reunión el mismo esquema ya usado en la anterior: estudio de las enseñanzas pontificias sobre la familia, visión de la situación de la familia en América Latina y búsqueda de estrategias pastorales para consolidar la familia como célula fundamental de la sociedad y de la Iglesia. El Cardenal Alfonso López Trujillo, Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, recordó y profundizó las “Enseñanzas Pontificias sobre la familia”, con una profunda presentación de lo que llamó un “tríptico” de las enseñanzas pontificias sobre la familia y la vida: la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, la Carta a las Familias Gratissimam sane y la Encíclica Evangelium Vitae. Mons. José Luis Lacunza, Obispo de David y Presidente del Departamento Familia, Vida y Cultura del CELAM, presentó el “Panorama de la familia cristiana en América Latina. Análisis de la 288 situación”. Mons. Lacunza puso en evidencia la constante presencia del tema de la familia y de la vida en las preocupaciones pastorales de la Iglesia en América Latina. Desde Río de Janerio hasta Santo Domingo, los desafíos que debe afrontar la familia han constituido un punto fundamental en la pastoral de la Iglesia; el Documento de Participación para la V Conferencia refleja igualmente la centralidad de dichos temas en el quehacer de la Iglesia en América Latina, cuando a los antiguos desafíos se han añadido otros nuevos: difusión del aborto, del infanticidio y de la mentalidad contraceptiva; la inestabilidad de la institución familiar, apoyada incluso por algunos parlamentos; las campañas antinatalistas. Para hacer frente a estos desafíos nuevos y antiguos es necesario consolidar la familia como “Iglesia Doméstica”, “Santuario de la Vida”, y “Escuela de Comunión”. Este objetivo se siguió con la presentación de los temas tocados por los ponentes que siguieron a las dos relaciones precedentes: Cardenal . Tema: La familia cristiana transmite la fe: Cuando los padres enseñan a los hijos a rezar. Mons. Fernando Saens Lacalle, Arzobispo de San Salvador. Tema: La familia cristiana transmite la fe: Cuando introducen los hijos en la vida de la Iglesia. Cardenal Darío Castrillón Hoyos, Prefecto Emérito de la Congregación para el Clero. Tema: La familia cristiana transmite la fe: Cuando iluminan la vida cristiana con la luz de la fe mediante el catecismo de la Iglesia Católica, la lectura de la Sagrada Escritura, la Vida de los Santos. Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez. Tema: El testimonio de fe de los padres: importancia del ejemplo. Cardenal Claudio Hummes, Prefecto de la Congregación para el Clero. Tema: La educación cristiana como medio para la formación integral de la persona y para la construcción de un futuro con bases sólidas. Cardenal Jorge Mario Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires. Tema: Familia y parroquia. Cardenal Zenon Grocholewski, Prefecto de la Congregación para la Educación Católica. Tema: Familia y Escuela. 289

Mons. Jonás Guerrero Corona, Obispo Auxiliar de México. Tema: Movimientos eclesiales en favor de la familia. Cardenal Juan Sandoval Iñiguez, Arzobispo de Guadalajara. Tema: Familia cristiana, cuna de vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. La octava Reunión Plenaria se concluyó con la relación informativa del Cardenal Francisco Javier Errázurriz Ossa, Presidente del CELAM, sobre “La preparación de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano”.

1.2 Los Simposios históricos

Con ocasión de dos grandes acontecimientos históricos que tocaron directamente la historia de la Iglesia en América Latina, la Pontificia Comisión organizó dos simposios históricos de gran valor científico. Uno en 1992, con ocasión del V Centenario del inicio de la evangelización del Nuevo Mundo, y otro en 1999, para conmemorar el Centenario del Concilio Plenario Latinoamericano. 1.2.1 Simposio internacional sobre la Historia de la Evangelización de América Se celebró en la Ciudad del Vaticano del 11 al 14 de mayo de 1992, como respuesta a la invitación del Papa expresada en la Carta Apostólica Los caminos del Evangelio del 29 de junio 1991, cuando dice: “La conmemoración del V Centenario de la Evangelización del Nuevo Mundo es ocasión propicia para un estudio histórico riguroso, enjuiciamiento ecuánime y balance objetivo de aquella empresa singular, que ha de ser vista en la perspectiva de su tiempo y con una clara conciencia eclesial”. Así, pues, el Simposio tuvo como contexto y propicia ocasión la conmemoración de los 500 años del comienzo de la evangelización de América y la cercana celebración de la Cuarta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Con el apoyo del Pontificio Consejo para la Cultura y del Pontificio Consejo de Ciencias Históricas, la Pontificia Comisión para América Latina se propuso examinar con claridad, objetividad y rigor científico la trayectoria que siguió la primera evangelización de América, a partir del descubrimiento. 290

El simposio se estructuró en seis bloques temáticos: La implantación de la Iglesia: los evangelizadores; Las órdenes religiosas en la primera evangelización de América; Métodos y destinatarios de la evangelización; Evangelización y promoción humana; Evangelio, cultura e inculturación; Luces y sombras en la evangelización del Nuevo Mundo. A conclusión de las relaciones se tuvo la mesa redonda sobre “La primera evangelización de América: balance histórico”. La calidad académica de los historiadores que participaron al Simposio permitió que éste fuera una valiosa contribución al estudio de la historia de la Iglesia en Ibero América, la cual es poco considerada en los Manuales de Historia de la Iglesia.313 1.2.2 Simposio histórico sobre los últimos cien años de la evangelización en América Latina La celebración de los cien años del Concilio Plenario Latinoamericano, ofreció la ocasión para este segundo simposio histórico promovido por la CAL. El Concilio Plenario Latinoamericano fue convocado por León XIII y celebrado en Roma, del 28 de mayo al 9 de julio de 1899. El Simposio se celebró en la Ciudad del Vaticano del 21 al 25 de junio de 1999, con la presencia de prestigiosos historiadores de Europa y de América. Asistieron varios de los Consejeros y Miembros de la CAL, además de varios Obispos latinoamericanos y de la Curia Romana. Los trabajos incluyeron 3 conferencias y 9 ponencias sobre diversos argumentos históricos, y cerca de 50 comunicaciones, que constituyen un profundo estudio de la historia de la evangelización de América en los cien años transcurridos desde la celebración del Concilio Plenario Latinoamericano. La reconocida trayectoria académica y la experiencia pastoral de quienes intervinieron con sus ponencias y comunicaciones aseguró a este simposio un importante lugar entre los esfuerzos académicos por examinar con rigor científico la vida de la Iglesia en América Latina durante los últimos cien años.

313 PONTIFICIA COMMISSIO PRO AMERICA LATINA, Historia de la Evangelización de América, 891. 291

La CAL publicó las Actas de este simposio en un volumen al que se anexó en tomo separado las “Actas y Decretos del Concilio Plenario de la América Latina”, que fue presentado a los Dicasterios de la Curia Romana y a las Iglesias locales del Continente, como un valioso instrumento para el conocimiento de la historia eclesiástica de América Latina.314

2. La CAL y su función de conexión entre la Santa Sede y los Organismos Internacionales y nacionales para América Latina

En virtud del Motu Proprio Decessores Nostri, la CAL realiza una obra específica de conexión entre la Santa Sede y el CELAM, las Conferencias Episcopales de América Latina, las Comisiones Episcopales de Europa y de Norte América encargadas de apoyar la obra de la Iglesia en Latinoamérica y las Instituciones y Organismos de ayuda a la Iglesia en ese continente. Esta tarea, como ya lo indicaba Mons. Giovanni Battista Re, en su ponencia durante la primera Reunión Plenaria de la CAL, ha sido desarrollado con delicadeza y respetando la sensibilidad pastoral y espiritual que caracteriza cada Institución u Organismo. Con el CELAM la CAL ha mantenido relaciones constantes participando a través del Cardenal Presidente o del Obispo Vice- Presidente, en sus Asambleas Ordinarias y Extraordinarias. Además el CELAM ha enviado periódicamente la relación de sus actividades a la Comisión. De este modo la CAL sigue, acompaña y estimula la actividad de este Organismo, que en sus 50 años de vida ha prestado grandes servicios a la Iglesia en América Latina. La CAL también ha mantenido contacto constante con el Episcopado latinoamericano a través de las Conferencias Episcopales Nacionales así como con los Obispos singularmente, cuando ha habido ocasión. Las visitas Ad Limina han sido también un momento importante que la CAL ha aprovechado para encontrar los Obispos de América Latina. Expresión del interés por ayudar al Episcopado latinoamericano es el aporte que la CAL hace, a través del “Fondo CAL para la Nueva Evangelización”, al CELAM y a las Conferencias Episcopales para los

314 Cfr. PONTIFICIA COMMISSIO PRO AMERICA LATINA, Los últimos cien años de la evangelización en América. Centenario del Concilio Plenario de América Latina, libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 2000. 292 gastos de su funcionamiento y para la realización de los proyectos pastorales. Últimamente el contacto de la CAL con el Episcopado Latinoamericano se ha intensificado gracias a los viajes que por diversos motivos han cumplido el Presidente o el Vice-Presidente a las Naciones del Continente, que se han ido transformando en verdaderas expresiones de afecto colegial y de apoyo a las diócesis y a las obras de la Iglesia en América Latina. Con la CLAR mantiene igualmente contactos, recibiendo periódicamente el Boletín de la Confederación, encontrando la Presidencia de la misma cuando ésta visita la ciudad de Roma y mediante la correspondencia epistolar constante. En lo referente a los Organismos Episcopales Europeos de ayuda a la Iglesia en América Latina, la CAL ha participado a las reuniones que estos han programado para estudiar en manera conjunta el mejor modo de apoyar con medios económicos y personal la obra de la Iglesia en el Continente. Particular relación ha conservado con la Obra del Episcopado Alemán Adveniat y con la Asociación Kirche in Not, que periódicamente envían informaciones sobre las ayudas concedidas a América Latina.

3. La actividad ordinaria de la CAL

La CAL ha realizado una ingente labor cotidiana, que hemos dado en llamar actividad ordinaria. De este modo ha hecho presente la permanente solicitud de la Santa Sede hacia la Iglesia que peregrina en América Latina.

3.1 Encuentro con los Obispos Latinoamericanos

Múltiples han sido las ocasiones en las cuales la CAL para América Latina ha podido reunirse con los Obispos de América Latina. En estos últimos 20 años, se puede decir, que todos los Obispos del Continente han visitado la sede de esta Pontificia Comisión, ya individualmente ya en grupos con ocasión de la visita ad Limina Apostolorum. Desde 1990 hasta hoy todos los Episcopados de América Latina han celebrado la visita Ad Limina Apostolorum y en esa ocasión la CAL ha previsto siempre una reunión con ellos para 293 dialogar sobre la vida de sus diócesis y buscar soluciones a los problemas que más los afectan. Ya en 1990, los días 28 y 29 de septiembre, antes de la Asamblea General del Sínodo de los Obispos celebrada en el mes de octubre de 1990, la CAL celebró una reunión con los Obispos latinoamericanos delegados al Sínodo y durante todo el períoso de actividad de la Asamblea Sinodal, en la sede de la CAL funcionó una oficina al servicio de los mencionados obispos. En 1995 la CAL centró su actividad en la acogida de los Obispos latinoamericanos en visita Ad Limina Apostolorum: en febrero, el primer grupo de Obispos argentinos; en marzo, los obispos del Brasil de la región Sud I y de la región Est I y los obispos de Venezuela; en mayo, los Obispos del Brasil de la región Nort I; en junio, los Obispos del Brasil de la región Est II; en septiembre, los Obispos del Brasil de la región Nordest I y IV; en octubre los Obispos del Brasil de la region Nordest V, sud III y IV y Nord II; en noviembre, el segudo grupo de Obispos argentinos. En 1996, durante la visita Ad Limina de los Obispos de América Latina, la CAL dedicó su atención y su tiempo a la acogida y al diálogo con cada uno de los Presules; en enero, los Obispos del Brasil de la región Centro Ovest; en abril, los Obispos de Bolivia; desde finales de abril y hasta junio, distribuidos en cuatro grupos, los Obispos de Colombia; En 1999, el 9 de septiembre la CAL se reunió con los Obispos de Puerto Rico presentes en Roma para la visita Ad Limina Apostolorum, el 13 de diciembre tuvo un encuentro con los Obispos de República Dominicana llegados a Roma para la visita Ad Limina Apostolorum.315 En el 2001, con ocasión de la visita Ad Limina Apostolorum la CAL se reunió con los Obispos de Panamá, el 2 de marzo; el 3 de abril, el Episcopado de Paraguay; el 28 de mayo, los Obispos de Guatemala; el 7 de julio, los Obispos de Cuba; el 4 de septiembre, el Episcopado de Uruguay; el 13 de septiembre, los Obispos de Haiti; el 18 de septiembre, los Obispos de Nicaragua; el 20 de noviembre, el Episcopado de El Salvador; el 30 de noviembre, los Obispos de Costa Rica; y el 4 de diciembre, los Obispos de Honduras.316

315 Attività della Santa Sede, 1999, 863 316 Attività della Santa Sede, 2001, 788 294

En el 2002 la CAL tuvo ocasión de reunirse con los Obispos argentinos llegados a Roma en tres grupos para la visita Ad Limina, el 8 de febrero, el 5 de marzo y 13 de septiembre; con los Obispos de Bolivia, el 12 de abril; de las Antillas, el 10 de mayo; de Ecuador, el 14 de mayo; de Venezuela, el 3 de junio; de Perú, el 22 de junio; de Chile, el 2 de octubre; con los Obispos del Brasil, el 29 de agosto con la region Sud; el 6 de septiembre con la región Est 1; el 10 de septiembre, región Nord 1; el 17 de septiembre, con la región Ovest 1 y 2; el 27 de septiembre, con la región Nort Est 2; el 15 de octubre, con la región Nort Est, 5; el 22 de octubre, región Nort Est 1 y 4; el 9 de noviembre, con la región Est 2; el 22 de noviembre, con la región Sud 4 y 3; el 10 de diciembre, con la región Nort Est 3.317 En el 2003 la CAL encontró los Obispos del Brasil de la región Sud 1, el 18 de enero, presentes en Roma en el marco de la visita Ad Limina; el 29 del mismo mes encontró los Obispos de la región Centro Ovest y Nord 2 de la CNBB.318 En el 2004 los Obispos de Colombia realizaron la Visita ad Limina Apostolorum. El primer grupo, del 7 al 19 de junio, el 8 se reunió con la CAL; el segundo grupo, del 20 al 30 de septiembre, el 24 se reunió con la CAL.319 En el 2005 el Episcopado Méxicano cumplió la Visita ad Limina, la CAL aprovechó de ésya ocasión para reunirse con ellos los días 5, 12, 21 y 26 de septiembre.320

3.2 Reunión en Santo Domingo con los Representantes Pontificios en América Latina

En el mes de noviembre el Vice-Presidente, Mons. Cipriano Calderón, tomó parte en la reunión de los Representantes Pontificios en América Latina, celebrada en Santo Domingo, sobre el tema “Santa Sede y problemas de América Latina”. La reunión fue promovida y organizada por la Secretaría de Estado.321

317 Attività della Santa Sede, 2002, 770-771 318 Attività della Santa Sede, 2003, 755 319 Attività della Santa Sede, 2004, 694 320 Attività della Santa Sede, 2005, 736 321 Attività della Santa Sede, 1990, 1111 295

3.3 Reunión en Santo Domingo con los Presidentes de las Conferencias Episcopales

La Pontificia Comisión para América Latina, en colaboración con el Pontificio Consejo para la Familia, organizó en Santo Domingo, República Dominicana, los días 16 al 18 de junio de 1994, una reunión con todos los Presidentes de las Conferencias Episcopales de América Latina para tratar algunos temas relativos a la situación eclesial del Continente, el posible Sínodo de América y la familia, en coincidencia con la Conferencia de El Cairo, programada para el mes de septiembre siguiente. La reunión fue presidida por el Cardenal Bernardin Gantin, que presentó una relación sobre “El servicio pastoral de los Obispos y la pastoral familiar”. El Vice-Presidente de la Comisión, Mons. Cipriano Calderón, intervino con una relación sobre “Los desafíos de la Nueva Evangelización en América Latina”.322 También en el 2002, del 1º al 4 de septiembre, el Presidente y el Vice-Presidente de la CAL participaron en el Encuentro con los Presidentes de las Conferencias Episcopales de América Latina sobre la “Situación y las prospectivas de la familia y de la vida en América”, organizado por la CAL, el CELAM y por el Pontificio Consejo para la Familia.323

3.4 Viajes del Cardenal Presidente y del Obispo Vice-Presidente

Movidos por el deseo de hacerse siempre más presente y eficaz la solicitud pastoral del Santo Padre hacia la Iglesia en América Latina, la CAL ha venido concediendo siempre mayor importancia a los viajes a América Latina y a los países que apoyan con personal y económicamente la obra de la Iglesia en el Continente. Estos viajes se han ido transformando en verdaderos momentos de comunión, de diálogo y de animación pastoral. Así, al año siguiente de la reorganización de la CAL, del 21 al 27 de septiembre de 1989, el Presidente Cardenal Bernardin Gantin y el Vicepresidente Mons. Cipriano Calderón Polo, viajaron a Bogotá (Colombia), para la inauguración de la sede del CELAM. En el curso de ésta visita el Cardenal Gantin hizo pública la carta del Papa Juan

322 Attività della Santa Sede, 1994, 1117 323 Attività della Santa Sede, 2002, 771 296

Pablo II, en la que se anunciaba la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. En noviembre del mismo año el Cardenal Bernardin Gantin y Mons. Cipriano Calderón hicieron un viaje pastoral a lo largo del “camino de los evangelizadores”, en Extremadura (España) y participaron a las celebraciones del VIII Centenario de la Diócesis de Plasencia, Diócesis de origen de Mons. Cipriano Calderón. Del 6 al 13 de mayo de 1990, el Cardenal Bernardin Gantin acompañó al Santo Padre durante su viaje apostólico a México. Por el mismo motivo el Obispo Vice-Presidente viajó a México durante esos días. En el mes de octubre el Presidente y el Vicepresidente visitaron la sede del Centro Unitario para la Cooperación entre las Iglesias, en Verona. Este centro funciona en las instalaciones del antiguo Seminario Latinoamericano Nuestra Señora de Guadalupe, obra impulsada y sostenida por la CAL. En febrero de 1990 el Vicepresidente viajó a Bogotá para participar a la reunión del CELAM. En septiembre Mons. Calderón participó en la reunión de los Organismos Episcopales de Ayuda ala Iglesia en América Latina, que se celebró en Schöenstatt (Alemania). Los días 10 al 21 de octubre de 1991, el Cardenal Presidente acompañó al Santo Padre durante su viaje apostólico en Brasil. El Obispo Vice-Presidente, por el mismo motivo, viajó durante esos días a Brasil. Mons. Cipriano Calderón participó, además, en la XXIII Asamblea Ordinaria del CELAM, celebrada en Buenos Aires (Argentina), del 22 al 27 de abril; El Cardenal Bernardin Gantin y Mons. Cipriano Calderón visitaron oficialmente en mayo de 1992 el pabellón de la Santa Sede en la Exposición “Colombiade” de Génova (Italia) y en septiembre el pabellón de la Santa Sede en la Exposición Universal de Sevilla, éste último pabellón fue dedicado a la evangelización de América y en su realización tomó parte importante la CAL. Los días 22 al 27 de marzo de 1993, Mons. Cipriano Calderón participó en la XXIV Asamblea General Ordinaria del CELAM, celebrada en Caracas (Venezuela). El 4 y el 5 de mayo de 1993 el Cardenal Bernardin Gantin y Mons. Cipriano Calderón visitaron Santiago de Compostela (España), donde con ocasión del “Año Santo Jacobeo”, visitaron la exposición “Santiago y América”. En junio, en 297 el marco de las celebraciones del V Centenario de la evangelización del Nuevo Mundo, el Santo Padre visitó Huelva, La Rábida y otros lugares ligados a la vida de Cristóbal Colón y al descubrimiento de América; después el Papa pasó a Madrid, donde se reunió con la Conferencia Episcopal Española, Mons. Calderón acompañó al Santo Padre en Madrid. Durante el viaje de Juan Pablo II en Jamaica (9 al 11 de agosto de 1993) en México (11 y 12 de agosto de 1993) y en Denver (12 al 16 de agosto de 1993), Monseñor Cipriano Calderón estuvo presente durante las celebraciones del Santo Padre en Mérida y participó en el encuentro del Papa con las comunidades indígenas en el Santuario de Nuestra Señora de Izamal; el Cardenal Bernardin Gantin acompañó al Papa durante la última etapa del viaje, Denver, en los Estados Unidos. Durante el mes de diciembre el Presidente y el Vice-Presidente viajon al Brasil visitando Río de Janeiro, São Paulo y Campinas. En la ciudad de Campinas, el Cardenal Bernardin Gantin, en cuanto Enviado Especial del Santo Padre, presidió la solemne concelebración eucarística con la que el 12 de diciembre se inauguró el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, construido gracias al empeño y entusiasmo pastoral del Cardenal Agnelo Rossi. Del 26 al 31 de diciembre, el Cardenal Bernardin Gantin, Mons. Cipriano Calderón y los Oficiales de la Comisión, P. Víctor Ochoa y P. Juan de Dios Olvera, efectuaron una peregrinación a Tierra Santa como acto de fe con ocasión de las celebraciones del V Centenario y para ofrecer los frutos de estas celebraciones a Jesucristo, en Belén, Nazaret y Jerusalén.324 En 1994, el Cardenal Presidente viajó a Brasil para un curso para Obispos, organizado por la CNBB en Río de Janeiro los días 21 al 26 de febrero. En el mes de mayo, Mons. Cipriano Calderón asistió al “I Congreso Continental de Vocaciones”, celebrado en Itaici (Brasil). En el mes de julio el Cardenal Presidente y el Obispo Vice-Presidente visitaron Costa Rica, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. En estas naciones visitaron varias diócesis, presidieron varias celebraciones eucarísticas, se reunieron con el Episcopado, tuvieron encuentros con el clero, los religiosos y religiosas, con laicos comprometidos en la acción eclesial, visitaron los seminarios, las autoridads civiles. En

324 Attività della Santa Sede, 1993, 1184-1186 298 todas las ocasiones animaron la Iglesia en el proceso de Nueva Evangelización.325 En 1995, del 9 al 23 de febrero, el Vice-Presidente cumplió una visita en Colombia, donde participó en la inauguración de la reunión de coordinación del CELAM y en a reunión de los Obispos Presidentes de las Comisiones para el Clero, de América Latina. Participó a la toma de posesión del nuevo Arzobispo de Boogotá, Mons. Pedro Rubiano Sáenz y visitó las Diócesis de Tunja, Medellín, Apartadó, Sonsón-Rionegro, Cartagena, Ibagué, Espinal, Girardot y fue en peregrinación hasta Santa María la Antigua del Darién, donde ha sido construido un santuario para recordar la creación, en ese lugar, de la primera Diócesis en tierra firme del Continente americano. Del 27 al 30 de abril, Mons. Cipriano Calderón, viajó a México, donde participó a la reunión del CELAM, visitó la Conferencia Episcopal y visitó la Arquidiócesis de Morelia, donde encontró los seminaristas, el clero y las poblaciones indígenas. Del 1º al 6 de mayo, el Presidente de la Pontificia Comisión y el Vice-Presidente, participaron en la Asamblea Ordinaria del CELAM, celebrada en Ciudad de México. El Cardenal Bernardin Gantin presidió la solemne concelebración eucarística conmemorativa de los 40 años del CELAM. Del 1º al 16 de julio, el Presidente y el Vice-Presidente visitaron Colombia, Cuba y Venezuela. En Colombia visitaron las Diócesis de Tunja, Cali, Palmira y Cartagena; tuvieron reuniones con la Conferencia Episcopal y con el Secretariado General del CELAM. En Cartagena bendijeron las nuevas instalaciones del seminario interdiocesano. En Cuba visitaron la Diócesis de Cienfuegos, se reunieron con la Conferencia Episcopal y en la Sede de la Nunciatura Apostólica se reunieron con el Presidente de la República. En Venezuela, visitaron el Presidente de la República, visitaron las Diócesis de Maracay y Guanare, donde peregrinaron al Santuario de la Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela. Visitaron también la Diócesis de Coro, la primer Diócesis erigida en el país y finalmente en Caracas, el 14 de julio en la catedral asistieron en la toma de posesión del nuevo Arzobispo, Mons. Ignacio Antonio Velasco García. Del 16 al 24 de julio, Mons. Cipriano Calderón, acompañado por el sacerdote Javier Ferreira, Oficial de la Comisión, viajó a Brasil para participar en el V Congreso Misionero Latinoamericano, celebrado en Belo Horizonte, de allí pasó a México

325 Attività della Santa Sede, 1994, 1117-1118 299 donde encontró la Conferencia Episcopal y visitó las Diócesis de Taxco, Veracruz y Jalapa. En Ciudad de México, el 26 de julio, asistió a la toma de posesión del nuevo Arzobispo, Mons. Norberto Rivera Carrera. El 26 de agosto y hasta el 3 de septiembre estuvo nuevamente en Brasil, para participar al “Encuentro Latinoamericano sobre la Acción Evangelizadora de la Familia ante el desafío de las sectas”, celebrado en Petrópolis por iniciativa del Pontificio Consejo para la Familia.326 En 1996, a comienzos de febrero, el Vice-Presidente de la Comisión viajó a Guatemala, donde participó en la preparación inmediata de la visita del Santo Padre, que del 5 al 12 de febrero visitó Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Venezuela. Mons. Cipriano Calderón se desplazó después a Venezuela con el Santo Padre. El Cardenal Bernardin Gantin acompañó al Santo Padre durante todo el viaje a Centro América y Venezuela. Del 8 al 14 de julio, el Cardenal Presidente de la CAL, acompañado por Mons. Víctor Ochoa, Oficial de la CAL, viajó a Ecuador para reunirse con la Conferencia Episcopal y visitar las Diócesis de Quito, Ibarra, Tulcán, Esmeraldas y Portoviejo; de regreso de Ecuador, en la Nunciatura Apostólica de Bogotá, se reunió con algunos Obispos colombianos y con la Presidencia de la Conferencia Episcopal.327 En 1997, del 14 al 18 de junio, Mons. Cipriano Calderón participó en la reunión informal de los representantes de los Organismos nacionales que se celebró en Leuven (Bélgica). En julio y agosto, el Presidente y el Vice-Presidente visitaron el Paraguay, Perú, Ecuador, Colombia y en el mes de octubre el Brasil. En Paraguay, del 4 al 12 de julio, el Cardenal Presidente, acompañado por el Vice-Presidente, presidió la Santa Misa en el Santuario Nacional de Nuestra Señora de Caacupé, se reunió con el Episcopado y con los religiosos y religiosas del CONFEPAR, visitó la misión de Santa Teresita en el alto Paraguay encontrando los indígenas y la Diócesis de Encarnación. En Perú, del 12 al 22 de julio, el Presidente y el Vice-Presidente, veneraron las reliquias de Santo Toribio de Mongrovejo, de Santa Rosa de Lima y de San Martín de Porres y la tumba del difunto Cardenal Juan Landázuri Ricketts; visitaron también el Santuario del Señor de los Milagros y el Seminario de Santo Toribio de

326 Attività della Santa sede, 1995, 1054-1055 327 Attività della Santa sede, 1996, 1030 300

Mongrovejo; se reunieron con la Conferencia Episcopal y visitaron la sede del Ordinariato Militar, la Arquidiócesis de Arequipa y Trujillo y las Diócesis de Callao y Chimbote. El Cardenal Presidente viajó después a Colombia donde visitó la Arquidiócesis de Cartagena, la Arquidiócesis de Bogotá y la sede del CELAM. Del 22 de julio al 2 de agosto el Obispo Vice-Presidente visitó Ecuador, donde se reunió con la Conferencia Episcopal, visitó la diócesis de Ibarra y la diócesis de Tulcán. Del Ecuador pasó a Colombia, donde visitó la sede del CELAM. Con ocasión de la visita del Papa a Brasil (2-7 de octubre), el Cardenal Presidente y el Obispo Vice-Presidente viajaron al Brasil. El Obispo Vice-Presidente participó en la XXVI Asamblea Ordinaria del CELAM, celebrada en la abadía benedictina de Nuestra Señora de Monserrat del 29 de septiembre al 3 de octubre. Terminada la Asamblea del CELAM, el Presidente y el Vice-Presidente participaron al “II Encuentro Mundial de la Familia”, organizado por el Pontificio Consejo para la familia y que el Santo Padre clausuró el 5 de octubre.328 En 1998, el 18 de enero el Vice-Presidente de la CAL viajó a Cuba con ocasión del viaje apostólico del Santo Padre a esa nación. Antes de la llegada del Santo Padre, Mons. Cipriano Calderón se reunió con los Obispos cubanos y con la comisión preparatoria del viaje. El Cardenal Presidente viajó en el avión papal ya compañó al Santo Padre durante todo el viaje. Del 8 al 18 de marzo, el Vice-Presidente participó en un encuentro con la Conferencia Episcopal de Colombia sobre la pastoral de la paz, celebrado en la sede de la CEC. Del 4 al 16 de julio, Mons. Cipriano Calderón visitó Ciudad de México para participar al III Encuentro Internacional de Sacerdotes en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Del 17 al 27 de julio, el Vice- Presidente, de México pasó a los Estados Unidos visitando la diócesis de Washington, Arlington, Newar y New York para tratar el grave problema de la asistencia pastoral a los hispanos; visitó el Secretariado para América Latina de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, se entrevistó con el Subsecretario de Estado, el director de la Organización Panamericana de la Salud, el Vice-Presidente del Banco Mundial, el Vice-Presidente de la Cruz Roja Norteamericana, el Secretario General de la OEA y un grupo de parlamentarios de origen latinoamericano. Del 22 de agosto al 1º de septiembre, Mons.

328 Attività della Santa Sede, 1997, 861-862 301

Calderón, acompañado del Sustituto de la Secretaría de Estado, Mons. Giovanni Battista Re, visitó nuevamente Colombia para la conmemoración del trigésimo aniversario del histórico viaje de Pablo VI a Bogotá. En el curso de las celebraciones conmemorativas fue entregada una estatua de Pablo VI, obra del escultor Enrico Manfrini y regalo de Mons. Pasquale Macchi. Mons. Cipriano Calderón participó al Encuentro Continental de Jóvenes, celebrado en Santiago de Chile del 6 al 11 de octubre.329 En 1999, del 22 al 25 de enero, Mons. Cipriano Calderón viajó a México con ocasión del viaje apostólico del Santo Padre a Ciudad de México, donde firmó y presentó oficialmente la Exhortación Apostólica postsinodal Ecclesia in America. El Cardenal Lucas Moreira Neves, Presidente de la CAL, participó a la reunión interamericana de Obispos organizada por el CELAM y celebrada en La Habana del 4 al de febrero, para estudiar la Exhortación Apostólica Ecclesia in America y para analizar la situación de la Iglesia en Cuba a un año de la histórica visita del Santo Padre a esta nación. El Cardenal Presidente se reunió privadamente con el Presidente de Cuba, visitó el santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre y celebró la Santa Misa para el pueblo cubano en la catedral de La Habana. Del 10 al 14 de mayo, el Obispo Vice-Presidente de la CAL participó a la XXVII Asamblea Ordinaria del CELAM, celebrada en Quito. Del 12 al 17 de julio, el Obispo Vice-Presidente acompañó la peregrinación a Santiago de Compostela (España) de un grupo de 105 sacerdotes de la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA), presidida por el Arzobispo de Sevilla, Mons. Carlos Amigo Vallejo. Mons. Cipriano Calderón fue invitado a participar al “III Encuentro de Políticos y Legisladores de América”, que con el título de “Familia y vida a los 50 años de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre”, se celebró en Buenos Aires del 3 al 5 de agosto.330 En el 2000, del 24 de abril al 1º de mayo, Mons. Cipriano Calderón viajó a Porto Vermelho (Brasil), para participar a las celebraciones del V Centenario del inicio de la evangelización en esa nación. Durante su permanencia en Brasil, Mons. Cirpriano Calderón participó a la solemne concelebración eucarística presidida por el Cardenal Angelo

329 Attività della Santa Sede, 1998, 812-813 330 Attività della Santa Sede, 1999, 862-864 302

Sodano, Secretario de Estado y Enviado del Santo Padre para esta conmemoración; participó, igualmente a la sesión inaugural de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal del Brasil.331 En el 2001, el 14 de mayo, el Presidente de la CAL y el Vice- Presidente viajaron a Caracas (Venezuela) para participar en la XXVIII Asamblea Ordinaria del CELAM. El 16 del mismo mes el Cardenal Giovanni Battista Re viajó a la ciuad de Coro, para conmemorar los 500 años de la celebración de la primera misa en Venezuela. El 22 de julio, Mons. Cipriano Calderón viajó a Guatemala par asistir a la toma de posesión del nuevo Arzobispo de Managua, Mons. Rodolfo Quezada Toruño; visitó también las diócesis de Sololá-Chimaltenango y de Jalapa.332 En el 2002, del 2 al 4 de febrero, el Cardenal Giovanni Battista Re, Presidente de la CAL y Mons. Cipriano Calderón, Vice-Presidente, visitaron la sede de Adveniat en Essen (Alemania), con motivo de los 40 años de fundación de este Organismo de Ayuda a la Iglesia en América Latina. El 3 de febrero, el Cardenal Presidente, presidió la solemne celebración eucarística en la catedral de Essen, con la participación de la Comisión Episcopal para Adveniat y del personal que colabora en ésta benemérita obra del Episcopado Alemán. Durante los tres días de la visita se tuvieron reuniones con los Obispos miembros de la Comisión Episcopal para Adveniat y con los directivos de la institución para tratar cuestiones relativas a la situación de la Iglesia en Latinoamérica y a la necesidad de recursos para sostener la acción pastoral de los Obispos del Continente. Del 7 al 10 de abril, con ocasión de los 50 años de la Conferencia Episcopal del Brasil (CNBB), el Cardenal Giovanni Battista Re y Mons. Cipriano Calderón viajaron a esa nación para participar en la sesión inaugural de la Asamblea de la CNBB. Llegados a Brasilia visitaron al Presidente del Brasil y en la Nunciatura Apostólica se reunieron con todos los Cardenales del Brasil y la Presidencia de la CNBB. El 9 de abril visitaron la ciudad de Campinas donde está sepultado el Cardenal Agnelo Rossi en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe. De Campinas pasaron a Itaici donde se celebró la Asamblea de la CNBB, que inauguró el Cardenal Giovanni Battista Re. El 27 de julio, el Presidente y el Vice-Presidente de la CAL visitaron Guatemala para

331 Attività della Santa Sede, 2000, 816 332 Attività della Santa Sede, 2001, 788 303 asistir a las celebraciones de canonización del beato Hermano Pedro de San José de Betancur. El 29 asistieron a la bienvenida del Santo Padre y el 30 a la solemne celebración presidida por el Santo Padre. El 30 de julio, en el avión pontificio, partieron para México. En Ciudad de México participaron en la canonización del beato Juan Diego Cuauhtlatoatzin y a la beatificación de los mártires Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles, en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe.333 En el 2003, el 13 de abril el Presidente y el Vice-Presidente de la CAL participaron en la XXIX Asamblea Ordinaria del CELAM celebrada en Tuparenda, Paraguay. Del 3 al 4 de mayo, el Vice- Presidente de la CAL acompañó al Santo Padre durante su viaje apostólico a España334 En el 2004, del 12 al 16 de febrero, Mons. Luis Robles, Vice- Presidente de la CAL, viajó a México para participar en las celebraciones conmemorativas de los 25 años de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Puebla de los Ángeles. En el mes de agosto, del 26 al 30, el Cardenal Presidente visitó Panamá donde se reunió con la Conferencia Episcopal y con representantes del Gobierno. En octubre, del 10 al 17, el Presidente y el Vice-Presidente tomaron parte en el 48º Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Guadalajara (México).335 En el 2005, el 16 de mayo, el Presidente y el Vice-Presidente viajaron a Perú para participar en la XXX Asamblea Ordinaria del CELAM, que se celebró en Lima del 17 al 20 de dicho mes. En esta ocasión se celebraron los 50 años del CELAM y el año dedicado a Santo Toribio de Mongrovejo. El 17 y el 18 de diciembre, el Cardenal Giovanni Battista Re y Mons. Luis Robles viajaron a la ciudad de Essen para visitar la sede de Adveniat, con motivo del inicio de la campaña de adviento en favor de la Iglesia en América Latina336 En el 2006, el Presidente de la CAL, viajó a Colombia para conferir la consagración episcopal de Mons. Víctor Ochoa, hasta entonces Oficial de la CAL. En esta ocasión visitó la sede del CELAM en Bogotá y la sede del Instituto de Teología Pastoral para América

333 Attività della Santa Sede, 2002, 769-770 334 Attività della Santa Sede, 2003, 755 335 Attività della Santa Sede, 2004, 698-699 336 Attività della Santa Sede, 2005, 735-736 304

Latina (ITEPAL) y del Centro Bíblico Pastoral para América Latina (CEBIPAL) en Medellín.337 En el 2007, el recién nombrado Vice-Presidente, Mons. Octavio Ruiz Arenas, el 10 de julio viajó a Cuba donde tomó parte en la XXXI Asamblea Ordinaria del CELAM celebrada en La Habana. En el 2008, del 28 de febrero al 2 de marzo, Mons. Ruiz participó en el “II Congreso de Movimientos Eclesiales y Nuevas Comunidades en América Latina y el Caribe”, organizado por la Sección de Movimientos Eclesiales y Nuevas Comunidades del Departamento de Comunión Eclesial y Diálogo del CELAM.

3.5 Reunión con los embajadores de los países latinoamericanos e Iberoamericanos

La CAL en sus últimos 20 años de existencia ha mostrado atención especial hacia los representantes diplomáticos de los países de América Latina acreditados ante la Santa Sede, esto se nota en las varias reuniones que ha celebrado con ellos en la sede de la Comisión. De los informes preparados para el volumen Attività della Santa Sede, resulta que con los embajadores la CAL se ha reunido el 1º de octubre de 1992, con los embajadores latinoamericanos;338 el 25 de febrero de 1993, con los embajadores de Iberoamérica, con el objetivo de presentarles y entregarles las Conclusiones de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano;339 El 5 de diciembre del 2000, con los embajadores latinoamericanos, en esta ocasión se les entregó el libro “Historia de la Evangelización en América”, que contiene las actas del simposio histórico celebrado en 1999 con ocasión del centenario del Concilio Plenario Latinoamericano;340 El 11 de octubre del 2002, con los embajadores de los países latinoamericanos, de España, de Portugal y de Filipinas, para la presentación y la entrega de la “Declaración de Santo Domingo sobre la familia y la vida”, documento conclusivo del Encuentro con los Presidentes de las Conferencias Episcopales de América Latina sobre la “Situación y las prospectivas de la familia y de la vida en América”, celebrado en Santo Domingo en septiembre

337 Attività della Santa Sede, 2006, 638 338 Attività della Santa Sede, 1992, 1019 339 Attività della Santa Sede, 1993, 1184 340 Attività della Santa Sede, 2000, 817 305 de ese mismo año. Al encuentro participaron también el Presidente y el Secretario del Pontificio Consejo para la Familia, el Secretario para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado y el Presidente del CELAM.341

4. Publicaciones y obra de difusión del magisterio pontificio

La Pontificia Comisión ha asumido también como parte de su misión la difusión en América Latina de las enseñanzas y orientaciones del Santo Padre. Esta tarea la desarrolla a través de publicaciones de alto valor pastoral. Entre estas señalamos:

4.1 Publicaciones

Historia de la Evangelización de América. Trayectoria, identidad y esperanza de un Continente, Actas del Simposio Internacional sobre la Historia de la Evangelización de América, Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 1992. Los últimos cien años de la Evangelización en América Latina. Centenario del Concilio Plenario de América Latina, Actas del Simposio Histórico, Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 1999. Actas y Decretos del Concilio Plenario, edición facsímil de la edición oficial bilingüe latino - español de 1906. Editada para conmemorar el centenario del Concilio Plenario Latinoamericano. Pablo VI Profeta de la evangelización: testimonios de Obispos Latinoamericanos, Editorial Edibesa, Madrid 2003. Para celebrar los 25 años de la muerte del Papa Pablo VI.

4.2 Difusión del Magisterio pontificio

Alocuciones Dominicales del Papa, 1992. V Centenario de la Evangelización de América, Tipografía Políglota Vaticana, Ciudad del Vaticano 1993. Contiene las 25 alocuciones que el Papa dedicó, durante la hora del Angelus los domingos del año 1992, a hablar sobre la evangelización del Continente.

341 Attività della Santa Sede, 2002, 774. 306

Documentos del Santo Padre Juan Pablo II, 1ª Ed. Enero de 1994, 2ª Ed. Octubre de 1994, Tipografía Políglota Vaticana. Este volumen contiene una serie de documentos del Santo Padre relativos al Nuevo Mundo y a la Nueva Evangelización de América. Discursos del Santo Padre Juan Pablo II a los obispos latinoamericanos en Visita ad Limina Apostolorum Petri et Pauli 2001-2003. Contiene los discursos del 3 de marzo 2001 (a los obispos de Panamá) hasta el 7 de febrero del 2003 (discurso a los obispos del Brasil de la región centro-ovest y nord I).

4.3 Publicación de las Actas de las sesiones generales

Igualmente la CAL ha previsto la publicación de las Actas de las Reuniones Plenarias, a partir de la celebrada en el 2001: Iglesia en América al encuentro con Jesucristo vivo, Actas de la Reunión Plenaria del 2001, Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 2001. Nueva Evangelización en América Latina, Actas de la Reunión Plenaria del 2003, Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 2003. La Misa dominical centro de la vida cristiana en América Latina, Actas de la Reunión Plenaria del 2005, Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 2005. La familia y la educación cristiana en América Latina, Actas de la Reunión Plenaria del 2007, Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 2007. 307

Capítulo XXIII

La Iglesia en América Latina y el gran Jubileo de la Encarnación

1. La Iglesia en América Latina en camino hacia el año 2000

Juan Pablo II vivió su pontificado en tensión hacia el Gran Jubileo del año 2000. El mismo Santo Padre, en la Carta Apostólica Tertio Millennio Adveniente, lo expresa claramente cuando escribe: El pontificado actual, desde el primer documento, habla explícitamente del Gran Jubileo, invitando a vivir el período de espera como «un nuevo adviento». Sobre este tema he vuelto después muchas otras veces, deteniéndome ampliamente en la Encíclica Dominum et vivificantem. De hecho, la preparación del Año 2000 es casi una de sus claves hermenéutica. Ciertamente no se quiere inducir a un nuevo milenarismo, como se hizo por parte de algunos al final del primer milenio; sino que se pretende suscitar una particular sensibilidad a todo lo que el Espíritu dice a la Iglesia y a las Iglesias (cf. Ap 2, 7ss.), así como a los individuos por medio de los carismas al servicio de toda la comunidad. Se pretende subrayar aquello que el Espíritu sugiere a las distintas comunidades, desde las más pequeñas, como la familia, a las más grandes, como las naciones y las organizaciones internacionales, sin olvidar las culturas, las civilizaciones y las sanas tradiciones. La humanidad, a pesar de las apariencias, sigue esperando la revelación de los hijos de Dios y vive de esta esperanza, como se sufren los dolores del parto, según la imagen utilizada con tanta fuerza por san Pablo en la Carta a los Romanos (cf. 8, 19-22).342 Efectivamente ya en su primera Encíclica Redemptor homonis, del 4 de marzo de 1979, puso su pontificado y con él todo la Iglesia en la perspectiva del tercer milenio del cristianismo. El REDENTOR DEL HOMBRE, Jesucristo, es el centro del cosmos y de la historia. A Él se vuelven mi pensamiento y mi corazón en esta hora solemne que está viviendo la Iglesia y la entera familia humana contemporánea. En efecto, este tiempo en el que, después del amado Predecesor Juan Pablo I, Dios me ha confiado por misterioso designio el servicio universal vinculado con la Cátedra de San Pedro en Roma, está ya muy cercano al año dos mil. Es difícil decir en estos momentos lo que ese año indicará en el cuadrante de la historia humana y cómo será para cada

342 JUAN PABLO II, Carta Apostólica Tertio Millennio Adveniente, n. 23. 308

uno de los pueblos, naciones, países y continentes, por más que ya desde ahora se trate de prever algunos acontecimientos. Para la Iglesia, para el Pueblo de Dios que se ha extendido —aunque de manera desigual— hasta los más lejanos confines de la tierra, aquel año será el año de un gran Jubileo. Nos estamos acercando ya a tal fecha que —aun respetando todas las correcciones debidas a la exactitud cronológica— nos hará recordar y renovar de manera particular la conciencia de la verdad-clave de la fe, expresada por San Juan al principio de su evangelio: «Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros»,y en otro pasaje: «Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna». También nosotros estamos, en cierto modo, en el tiempo de un nuevo Adviento, que es tiempo de espera: «Muchas veces y en muchas maneras habló Dios en otro tiempo a nuestros padres por ministerio de los profetas; últimamente, en estos días, nos habló por su Hijo...», por medio del Hijo- Verbo, que se hizo hombre y nació de la Virgen María. En este acto redentor, la historia del hombre ha alcanzado su cumbre en el designio de amor de Dios. Dios ha entrado en la historia de la humanidad y en cuanto hombre se ha convertido en sujeto suyo, uno de los millones y millones, y al mismo tiempo Único. A través de la Encarnación, Dios ha dado a la vida humana la dimensión que quería dar al hombre desde sus comienzos y la ha dado de manera definitiva —de modo peculiar a él solo, según su eterno amor y su misericordia, con toda la libertad divina— y a la vez con una magnificencia que, frente al pecado original y a toda la historia de los pecados de la humanidad, frente a los errores del entendimiento, de la voluntad y del corazón humano, nos permite repetir con estupor las palabras de la Sagrada Liturgia: «¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!».343 La tensión espiritual hacia el Gran Jubileo del año 2000, que el Papa imprimió a su actividad pastoral, fue generosamente acogida por la Iglesia en América Latina. El Papa evangelizador, ya desde los albores de su pontificado contemplaba lo que escribió después en su Carta Encíclica Redemptoris Missio, del 7 de diciembre de 1990: La misión de Cristo Redentor, confiada a la Iglesia, está aún lejos de cumplirse. A finales del segundo milenio después de su venida, una mirada global a la humanidad demuestra que esta misión se halla todavía en los comienzos y que debemos comprometernos con todas nuestras energías en su servicio. Es el Espíritu Santo quien impulsa a anunciar las grandes obras de Dios: « Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe: Y ¡ay de mi si no predicara el Evangelio! » (1 Cor 9, 16).

343 JUAN PABLO II, Carta Encíclica Redemptor hominis, 4 de marzo de 1979, 1 309

En nombre de toda la Iglesia, siento imperioso el deber de repetir este grito de san Pablo. Desde el comienzo de mi pontificado he tomado la decisión de viajar hasta los últimos confines de la tierra para poner de manifiesto la solicitud misionera; y precisamente el contacto directo con los pueblos que desconocen a Cristo me ha convencido aún más de la urgencia de tal actividad a la cual dedico la presente Encíclica.344 La contemplación y meditación de esta realidad lo llevó a proponer a toda la Iglesia el programa de una Nueva Evangelización. Propuesta que lanzó en 1983 en tierra americana, cuando durante su gira apostólica por América Central y Haití inauguró en Port-au-Prince la XIX asamblea general del CELAM. El hecho providencial de encontrarse en Haití, la isla del Caribe “a cuya parte oriental llegó Cristóbal Colón hace casi medio milenio, descubriendo el Nuevo Mundo, al que vino a la vez la luz del Evangelio”, le ofreció la ocasión para hablar del V Centenario de la evangelización de América y en esa prospectiva invitar a la Iglesia a una Nueva Evangelización: La conmemoración del medio milenio de evangelización tendrá su significación plena si es un compromiso vuestro como obispos, junto con vuestro presbiterio y fieles; compromiso, no de re-evangelización, pero sí de una evangelización nueva. Nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión. A este propósito permitidme que os entregue, sintetizados en breves palabras, los aspectos que me parecen presupuestos fundamentales para la nueva evangelización. El primero se refiere a los ministros ordenados. Al terminar su medio milenio de existencia y a las puertas del tercer milenio cristiano, la Iglesia en América Latina necesitará tener una vitalidad, que será imposible si no cuenta con sacerdotes numerosos y bien preparados. Suscitar nuevas vocaciones y prepararlas convenientemente, en los aspectos espiritual, doctrinal y pastoral es, en un obispo, un gesto profético. Es como adelantar el futuro de la Iglesia. Os encomiendo, pues, esa tarea que costará desvelos y penas, pero traerá también alegría y esperanza. El segundo aspecto mira a los laicos. No solamente la carencia de sacerdotes, sino también y sobre todo la autocomprensión de la Iglesia en América Latina, a la luz del Vaticano II y de Puebla, hablan con fuerza sobre el lugar de los laicos en la Iglesia y en la sociedad. El aproximarse del 500 aniversario de vuestra evangelización debe encontrar a los obispos, juntamente con sus Iglesias, empeñados en formar un número creciente de laicos, prontos a colaborar eficazmente en la obra evangelizadora.

344 JUAN PABLO II, Redemptorsi missio, 1. 310

Una luz que podrá orientar la nueva evangelización –y es el tercer aspecto– deberá ser la del documento de Puebla, consagrado a ese tema, en cuanto impregnado de la enseñanza del Vaticano II y coherente con el Evangelio. En este sentido es necesario que se difunda y eventualmente se recupere la integridad del mensaje de Puebla, sin interpretaciones deformadas, sin reduccionismos deformantes ni indebidas aplicaciones de unas partes y eclipse de otras. Que estos próximos años que os acercan a hechos tan significativos, os encuentren, queridos hermanos, llenos de confianza en un nuevo esfuerzo evangelizador. 345 Este anuncio lo recuerda el Papa en su Exhortación Apostólica Ecclesia in America cuando expresa que fue su deseo de que tema de fondo de las asambleas sinodales para cada uno de los Contientes fuera el tema de la Nueva Evangelización. Por lo que en el caso de la Asamblea Especial para América del Sínodo de los Obispos “esta preocupación era más obvia ya que yo mismo había formulado el primer programa de una nueva evangelización en suelo americano”.346 Durante su viaje apostólico a República Dominicana en 1984, al inaugurar la novena de años en preparación al V Centenario del inicio de la evangelización, el Papa propuso con renovado vigor su programa de Nueva Evangelización. En aquella ocasión Juan Pablo II indicaba: El próximo centenario del descubrimiento y de la primera evangelización nos convoca pues a una nueva evangelización de América Latina, que despliegue con más vigor —como la de los orígenes —un potencial de santidad, un gran impulso misionero, una vasta creatividad catequética, una manifestación fecunda de colegialidad y comunión, un combate evangélico de dignificación del hombre, para generar, desde el seno de América Latina, un gran futuro de esperanza.347 Es en esta línea de nueva evangelización en la que se inscriben los dos eventos con los cuales la Iglesia en América Latina se preparó para vivir el Gran Jubileo del Año 2000: la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y la Asamblea Especial para América del Sínodo de los Obispos.

345 JUAN PABLO II, Discurso a la XIX asamblea general del CELAM, Port-au-Prince, 9 de marzo de 1983. 346 JUAN PABLO II, Ecclesia in America, 6 347 JUAN PABLO II, Homilía durante la celebración de la Palabra en el estadio Olímpico de Santo Domingo, Santo Domingo, 12 de octubre de 1984. 311

1.1 La Cuarta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano

Juan Pablo II en Haití en 1983 y en Santo Domingo en 1984 exhortó a la Iglesia latinoamericana a celebrar en modo especial el V Centenario del inicio de la Evangelización. En Haití, en su discurso al CELAM decía a los Obispos: Como latinoamericanos, habréis de celebrar esa fecha con una seria reflexión sobre los caminos históricos del Subcontinente, pero también con alegría y orgullo. Como cristianos y católicos es justo recordarla con una mirada hacia estos 500 años de trabajo para anunciar el Evangelio y edificar la Iglesia en estas tierras. Mirada de gratitud a Dios, por la vocación cristiana y católica de América Latina, y a cuantos fueron instrumentos vivos y activos de la evangelización. Mirada de fidelidad a vuestro pasado de fe. Mirada hacia los desafíos del presente y a los esfuerzos que se realizan. Mirada hacia el futuro, para ver cómo consolidar la obra iniciada.348 Desde entonces en seno al CELAM comenzó a pensarse sobre el mejor modo de celebrar este acontecimiento. Ya durante la Asamblea del CELAM en Port-au-Prince (Haití), se consideró que la celebración del V Centenario era una coyuntura histórica ideal para una posible Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Surgió así la idea de pedir al Papa la convocación de la IV Conferencia General349. Esta sería una ocasión propicia para evaluar las aplicaciones de Medellín y de Puebla, cuyos vigésimo y décimo aniversarios estaban por celebrarse. La futura Conferencia daría, igualmente, la ocasión a la Iglesia en América Latina para ponerse activamente en camino hacia el jubileo del año 2000, acogiendo la invitación del Papa de promover una “evangelización nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión”. En la XX Asamblea del CELAM celebrada en San José de Costa Rica en 1985 se trató del proyecto con los Presidentes de las Conferencias Episcopales y volvió a ser tema de reflexión en la XXI

348 JUAN PABLO II, Discurso a la XIX Asamblea del CELAM, Port-au-Prince, 9 de marzo de 1983. 349 Ya en 1982 la Conferencia del Epsicopado Dominicano había expresado la intención de celebrar en1992 la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Cfr. Carta de Mons. Hugo E. Polanco, Arzobispo-Obispo de Nuestra Señora de la Altagracia y Presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano, al Cardenal Sebastiano Baggio, Prefecto de la Congregación para los Obispos. Santo Domingo, 22 de abril de 1982. En: Arch.PCAL, Santo Domingo, Preparación, II. 312 asamblea celebrada en Ypacarai (Paraguay) en 1987 donde salió finalmente la sugerencia formal. Con las reflexiones de las reuniones de 1983, 1985 y 1987, la Presidencia del CELAM, en abril de 1987, presentó verbalmente al Santo Padre la sugerencia en el sentido de celebrar una Conferencia General del Episcopado Latinoamericano como centro de las celebraciones del V Centenario. El Santo Padre acogió con entusiasmo la idea y dio las primeras indicaciones en orden a la futura posible Conferencia. En mayo de 1987 el CELAM se dirigió por escrito a la Santa Sede presentando el proyecto de la IV Conferencia y sugiriendo la convocatoria de la misma.350 La respuesta afirmativa se produjo en el mes de julio, cuando el Cardenal Gantin contestó diciendo que el Santo Padre aceptaba el plan y pedía que se sugiriera el tema y el lugar de celebración.351 1.1.1 Preparación de la Conferencia a) Por parte del CELAM352 Con la respuesta positiva del Santo Padre comunicada verbalmente en la audiencia de abril y por escrito en la carta del Cardenal Bernardin Gantin en julio del mismo año, comenzó propiamente el proceso formal de preparación de la IV Conferencia, lo cual exigió la programación de diversas actividades que quedaron incorporadas en el Plan Global del CELAM para la gestión 1987-1991. El Plan Global asumió el proceso de preparación de la IV Conferencia General, que quedó consignado en el programa 2 que tenía por objetivo preciso preparar la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano a realizarse en Santo Domingo en 1992. En el mismo programa se indicaron las siguientes metas: realizar una consulta sobre la temática y metodología de la IV Conferencia; efectuar ocho reuniones regionales para la preparación de la misma,

350 Cfr. Carta del CELAM al Santo Padre Juan Pablo II. Bogotá, 13 de mayo de 1987. En: Arch.PCAL, Santo Domingo, Preparación, II. 351 Cfr. Carta del Cardenal Bernardin Gantin, Prefecto de la Congregación para los Obispos, a Mons. Eduardo Martínez Somalo, Sustituto de la Secretaría de Estado. Roma, 1 de julio de 1987. En: Arch.PCAL, Santo Domingo, Preparación, II. 352 Cfr. Preparación de la IV Conferencia General del Episcopado Latinnoamericano. Relación de Mons. Guillermo Melguizo Yepes, Secretario Adjunto de la IV Conferencia General. Bogotá, julio 15 de 1989. En: Arch.PCAL, Santo Domingo, Preparación, II. 313 hacer una evaluación de Medellín y Puebla; ejecutar la primera fase de preparación de la Conferencia, consistente en la elaboración de un Documento de Consulta” y un “Documento de Trabajo”; evaluar los subsidios teológicos, pastorales y técnicos para la realización de la IV Conferencia; celebrar los veinte años de la Conferencia de Medellín y los diez años de la Conferencia de Puebla. Reuniones Episcopales de Consulta Reunión de Secretarios Generales de las Conferencias Episcopales. En la reunión de Secretarios Generales de Conferencias Episcopales de América Latina, realizada en Bogotá, en abril de 1988, se hizo una primera y todavía informal consulta sobre la temática de la IV Conferencia. Reuniones de Coordinación y Generales de Coordinación. Asi mismo se consultó ampliamente a los obispos participantes en las reuniones de Coordinación y Generales de Coordinación del CELAM, realizada en Bogotá en 1988 y en 1989 y en la Asamblea Ordinaria de Willemstad, Curaçao, en marzo de 1989. Reuniones regionales episcopales de Consulta. Entre mayo de 1988 y marzo de 1989 se realizó una primera ronda de reuniones regionales episcopales de consulta, con la participación de los obispos representantes de las Conferencias Episcopales de todo el continente. La secuencia fue la siguiente: En Lima, Perú, del 15 al 18 de mayo de 1988, con 22 participantes de los países así llamados bolivarianos; En Buenos Aires, Argentina, el 23 y el 24 de julio de 1988, con 24 participantes del así llamado “Cono sur”; En Guadalajara, México, el 18 de noviembre de 1988, con los Obispos mexicanos durante la asamblea general de la Conferencia Episcopal de ese país; En Santa Tecla, El Salvador, el 22 de noviembre de 1988, con 42 participantes de Centroamérica integrados en el Secretariado Episcopal de América Central-SEDAC; En Willemstad, Curaçao, del 2 al 5 de marzo de 1989, con 22 participantes de los países del Caribe. En cada una de estas reuniones se celebró un encuentro de la Presidencia del CELAM con los Presidentes y Delegados de las Conferencias Episcopales, los directivos y miembros de las Comisiones Episcopales del CELAM, a fin de realizar una primera consulta sobre la temática de la IV Conferencia y la metodología de su preparación y celebración. 314

El metodo seguido en dicha consulta fue el estudio personal y por países de la problemática social y eclesial tanto a nivel continental como regional y nacional; además se hizo un estudio personal y por países de las expectativas que despertaba la IV Conferencia y otros grandes puntos de reflexión; finalmente fueron recogidas las sugerencias en orden a su preparación y celebración. Dos grandes temas fueron propuestos en esas reuniones: Nueva evangelización y Nueva cultura, que serían recogidos luego de un largo debate en la formulación sugerida por los participantes en la reunión general de coordinación de febrero de 1990 a la que siguió inmediatamente después la XXII Asamblea Extraordinaria que discutió de manera prolija el mismo argumento: Una nueva evangelización para una nueva cultura. Elaboración del Documento de Consulta. Para la elaboración del importante instrumento llamado Documento de Consulta, en diciembre de 1988 el CELAM creó una Comisión Central y tres Comisiones especiales: una de Historia, una de Análisis de la Realidad y una de Reflexión Teológico – Pastoral. El equipo de reflexión del CELAM realizó varias reuniones regionales a fin de preparar sus aportes en ámbitos como cristología y eclesiología. A su vez las comisiones de historia y de análisis de la realidad elaboraron sendos documentos llamados Instrumentos de recolección de aportes, para suscitar la participación de diversos sectores de la Iglesia. El documento histórico estaba pensado en el contexto del Quinto Centenario de la Evangelización de América Latina y se orientaba a generar un análisis del proceso evangelizador del Continente, desde la primera hasta la nueva evangelización. Por otra parte el documento de análisis de la realidad titulado Primera aproximación a la realidad del continente latinoamericano, ofrecía una visión sobre el contexto social y eclesial de América Latina. Tanto el documento de historia como el de análisis de la realidad fueron estudiados en las reuniones regionales de Secretarios Generales de las Conferencias Episcopales, así como en las reuniones regionales de expertos laicos, en los Secretariados de los Episcopados del continente y en los Departamentos especializados del CELAM. 315

Reuniones de Secretariados Generales El proceso de consulta supuso la realización de cuatro reuniones regionales de Secretarios Generales de las Conferencias Episcopales del Continente. Estas se efectuaron de la siguiente manera: en la ciudad de México, del 24 al 28 de abril de 1989, con participante de México, Centroamérica y Panamá. En Buenos Aires, del 2 al 5 de mayo de 1989, con participantes del Cono Sur, incluido Brasil. En La Habana, del 23 al 25 de mayo de 1989 con participantes del Caribe. Finalmente en Quito, del 27 al 29 de junio de 1989, con participación de los países bolivarianos Reuniones de expertos laicos Con el fin de estudiar los documentos ya mencionados de historia y análisis de la realidad, tanto desde el enfoque político, como económico y social, se organizaron y realizaron cinco reuniones regionales con expertos laicos, de la siguiente manera: en la ciudad de México, los días 17 y 18 de junio de 1989, con participantes de ese país. En Guatemala los días 24 y 25 de junio de 1989, con participantes de Centroamérica. En Santo Domingo los días 8 y 9 de julio de 1989, con participantes del Caribe. En Quito, los días 15 y 16 de julio de 1989, con participantes de los países bolivarianos. Y en Santiago de Chile, los días 15 y 16 de julio de 1989, con participantes del Cono Sur. Consulta a los Departamentos del CELAM Cada uno de los departamentos especializados del CELAM, desde su propio campo pastoral, estudio los documentos mencionados y presentó sus aportes de acuerdo a su campo de competencia. Todos los aportes fueron posteriormente incorporados a la primera redacción del Documento de Consulta. Consulta a nivel de Secretariados de Episcopados Por su parte, los Secretarios Generales de las Conferencias Episcopales del continente, luego de sus reuniones generales ya mencionadas, llevaron a sus respectivos países los documentos de historia y de análisis de la realidad, para ser estudiados por los expertos y asesores de las Conferencias Episcopales respectivas. Los aportes producidos en este proceso fueron luego incorporados a la primera redacción del Documento de Consulta. 316

Primera redacción del Documento de Consulta Del 14 al 19 de agosto de 1989 se realizó en Bogotá una reunión conjunta de los miembros de las diversas comisiones formadas para la elaboración del Documento de Consulta, así como otros expertos y miembros del Equipo de Reflexión del CELAM. De esta reunión surgió la Primera Redacción del Documento de Consulta, que inmediatamente fue objeto de estudio por parte de grupos de obispos en una nueva ronda de reuniones regionales. Segunda ronda de reuniones regionales de obispos Durante el año 1989 se realizaron cuatro reuniones regionales de Obispos con el fin de estudiar la Primera redacción del Documento de Consulta. Las reuniones para cada una de las cuatro regiones se realizaron en Brasilia, del 9 al 13 de octubre; en Santo Domingo, del 23 al 27 de octubre; en Guatemala, del 13 al 17 de noviembre; y en Bogotá, del 20 al 24 de noviembre. Seminario sobre cultura y evangelización Entre el 30 de octubre y el 4 de noviembre se realizó en Bogotá un Seminario de expertos latinoamericanos acerca del tema “Cultura y Nueva Evangelización”. Objetivo de dicho evento fue preparar un Instrumento de trabajo que pudiera ser utilizado por la Iglesia en América Latina, para unificar los conceptos relativos a la “cultura” y profundizar las características y alcances de la Nueva Evangelización. Segunda redacción del Documento de Consulta Del 4 al 7 de diciembre DE 1989 se realizó en la sede del CELAM en Bogotá, una reunión semejante a la de agosto con los miembros de las diversas comisiones y otros expertos y miembros del Equipo de Reflexión del CELAM para elaborar la Segunda y Definitiva Redacción del Documento de Consulta, basándose en los aportes y sugerencias obtenidas en las cuatro reuniones regionales de Obispos efectuadas en octubre y noviembre de 1989. Este definitivo Documento de Consulta fue presentado a los Presidentes de las 22 Conferencias Episcopales durante la XXII Asamblea extraordinaria del CELAM, celebrada en Bogotá los días 8 y 9 de febrero de 1990. Reunión a la que participó el Vice-Presidente de la CAL, S. E. Mons. Cipriano Calderón. 317

Este Documento de Consulta que se llamó Instrumento Preparatorio – Elementos para una reflexión pastoral en preparación de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Una Nueva Evangelización para una Nueva cultura, tenía carácter relativo y transitorio. Su finalidad era servir de instrumento de preparación, motivar otras investigaciones y estudios de la realidad social y eclesial de cada nación, provocar reflexiones teológico-pastorales en la línea de la Nueva Evangelización frente a la cultura de la modernidad. Estudio del Documento de Consulta Con el Documento de Consulta se realizó durante todo el año 1990 un intenso trabajo de reflexión y recolección de aportes en las Conferencias Episcopales de todo el Continente, en las diócesis, en los movimientos apostólicos, en los seminarios, en las universidades católicas, etc. Dichos aportes fueron enviados al CELAM a finales de ese año. Así, pues, todo el año 1990 fue un intenso año de consulta y de reflexión a través de todo el tejido social de América Latina. El estudio del Documento de Consulta fue tema de la XXIII asamblea ordinaria del CELAM, celebrada los días 22 al 27 de abril de 1991 en Buenos Aires, Argentina. Reunion en la que también tomó parte S. E. Mons. Cipriano Calderón. Documento de Trabajo Con los aportes obtenidos durante el año 1990, se elaboró un Instrumento llamado Documento de Trabajo, que fue enviado por el CELAM a las Conferencias Episcopales de todo el Continente, para su estudio. Los aportes que se hicieron al Documento de Trabajo fueron recogidos por la Conferencias Episcopales durante los primeros meses de 1992 y entregados a los respectivos Delegados a la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Este Documento de Trabajo tenía como marco doctrinal la Nueva Evangelización y el nuevo humanismo frente a la crisis cultural a la luz del magisterio del Papa Juan Pablo II, del Concilio Vaticano II (Gaudium et Spes), de la Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi y del Sínodo de los Obispos de 1985. El hilo conductor era la evangelización de la cultura y más ampliamente la inculturación del evangelio. Se partía de la crisis de la modernidad para entender este fenómeno de la historia y reflexionar sobre la responsabilidad de la Iglesia en el mismo. En síntesis, frente a 318 la historia y a la realidad social y eclesial de América Latina, la Iglesia marcaba su línea de evangelización en continuidad con el proceso eclesial del Vaticano II, de Medellín y de Puebla, acompañado por el rico magisterio de Juan Pablo II. b) Por parte de la Pontificia Comisión para América Latina353 El proceso de preparación de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano inició cuando la CAL vivía los últimos años de su tercer período histórico (1969-1988). Ya desde entonces la Comisión seguía con atención el proceso iniciado por el CELAM. A partir de 1988, la CAL, reestructurada y potenciada por Juan Pablo II, continuó con mayor vigor su tarea de acompañamiento del proceso de preparación que estaba llevando adelante el CELAM. La preparación de la Conferencia correspondía por estatutos al CELAM, pero la CAL, como órgano de la Santa Sede para América Latina, prestó su invaluable obra de acompañamiento y animación. A través del Cardenal Presidente y del Obispo Vice-Presidente la CAL se hizo presente durante todos los momentos de preparación de la Conferencia que incluía el programa del CELAM. Ya del 21 al 27 de septiembre de 1989 el Cardenal Bernardin Gantin y S. E. Mons. Cipriano Calderón estuvieron en Bogotá para la inauguración de la nueva sede del CELAM. Durante la reunión que sostuvieron con los Obispos del CELAM, el Cardenal Bernardin Gantin hizo pública la carta que el Santo Padre Juan Pablo II le había dirigido el 14 de septiembre de ese año. En aquella ocasión el Santo Padre, recordando la proximidad del V Centenario, escribía: Por eso, entre las celebraciones conmemorativas de este V Centenario, deseo que tenga lugar, como un acontecimiento fundamental, la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en la ciudad de Santo Domingo, para poner así de relieve el papel que esa arquidiócesis tuvo en el inicio de la evangelización del continente recién descubierto. En su momento, yo mismo convocaré la Conferencia que ya se está preparando. En continuidad con las Conferencias de Río de Janeiro (1955), de Medellín (1968) y de Puebla (1979), y en sintonía con las enseñanzas y

353 Signo del importante papel de la CAL en la preparación y celebración de la IV Confrencia General del Episcopado Latinoamericano son los 66 volúmenes del Archivo de la Pontificia Comisión para América Latina que van desde el estudio de la súplica del CELAM al Santo Padre en 1987 hasta la publicación de las Conclusiones. En el archivo falta el volúmen 14. cfr. Arch.PCAL, IV Conferenza. Santo Domingo. 319

orientaciones que esta Sede Apostólica ha venido dando a los Episcopados y a todos los pueblos de Latinoamérica, la atención de la Asamblea de 1992 se centrará en la «Nueva Evangelización», proyectada principalmente sobre la presencia de la Iglesia en las diversas culturas de este Continente. Para esa Nueva Evangelización he convocado a todas las Iglesias que están en América Latina, teniendo presente el reto que nos ofrece el V Centenario de la evangelización y el tercer milenio del cristianismo, hacia el que caminamos llenos de fe y amor a Cristo, Redentor del mundo y Señor de la Historia.354 Durante los días 4 al 7 de diciembre de 1989 la CAL celebró su primera reunión plenaria, en la que se habló sobre la IV Conferencia, dedicando especial atención al estado de su preparación. Para seguir el intenso trabajo del CELAM en la preparación de la IV Conferencia el Santo Padre constituyó en la Curia Romana un “Grupo permanente” compuesto por los Cardenales Bernardin Gantin y Eduardo Martínez Somalo; por los Excelentísimos Mons. Alberto Bovone, Justin Francis Rigali, Jan P. Schotte y Cipriano Calderón y por Mons. Iván Marín López.355 Este grupo realizó diversos encuentros durante el año 1990, el primero de estos encuentros se realizó el 7 de abril de 1990, en la sede de la Congregación para los Obispos y afrontó el estudio de la carta que, con fecha 9 de marzo de 1990 Mons. Darío Castrillón Hoyos, Presidente del CELAM y Mons. Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, Secretario General, habían escrito al Papa solicitando la convocación oficial de la IV Conferencia. Examinando atentamente el asunto, todos los componentes del Grupo manifestaron unánimemente el parecer de que convenía acceder a la súplica del CELAM, pues, la convocatoria oficial daba mayor firmeza a los trabajos de preparación.356 El Santo Padre en la audiencia concedida al Cardenal Gantin el 10 de diciembre de 1990 aprobó el tema en estos términos: Nueva Evangelización, Promoción Humana, Cultura Cristiana. Jesucristo

354 Cfr. Carta del Santo Padre Juan Pablo II al Señor Cardenal Bernardin Gantin, Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Vaticano, 14 de Septiembre de 1989. En: Arch.PCAL, Santo Domingo, Preparación, II. 355 Cfr. Carta de Mons. Giovanni Battista Re, Sustituto de la Secretaría de Estado, a Mons. Cipriano Calderón, Vice-Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Vaticano, 19 de enero de 1990. En: Arch.PCAL, IV Conferencia. Santo Domingo, vol. 41. 356 Cfr. Acta de la Reunión del “Grupo permanente” de la Curia Romana encargado de seguir la preparación de la Conferencia. En: Arch.PCAL, Santo Domingo, Preparación, II. En la misma reunión se estudio el tema de la IV Confrencia propuesto por el CELAM: “Una nueva evangelización para una Nueva Cultura”, acompañado del subtítulo “Cristo y su Evangelio en el hoy de América Latina”. 320 ayer, hoy y siempre (cfr. Heb 13,8). El tema fue hecho público el 12 de diciembre de 1990, mediante el siguiente comunicado emitido por la CAL: El Santo Padre ha fijado el tema de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano que se celebrará en Santo Domingo en 1992, con motivo del V Centenario del inicio de la Evangelización del Nuevo Mundo. El tema es el siguiente: “Nueva Evangelización, Promoción Humana, Cultura Cristiana”. La enunciación del tema está acompañada por el siguiente lema: “Jesucristo ayer, hoy y siempre (cfr. Hebr. 13,8).357 Durante el año 1991 la Pontificia Comisión dedicó sus esfuerzos a la preparación del V Centenario del inicio de la Evangelización del Nuevo Mundo centrando su atención en la preparación de la IV Conferencia General, evento central de las celebraciones. En la audiencia que Juan Pablo II concedió al Presidente y al Vice- Presidente de la CAL, el 26 de junio de 1991, manifestó su voluntad de convocar la IV Conferencia y fijó incluso algunos puntos relativos a la organización y al desarrollo de la misma. Así, mediante la carta escrita “de mandato Summi Pontificis” a los Presidentes de las Conferencias Episcopales de América Latina y al Presidente del CELAM, el Cardenal Bernardin Gantin, Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, comunicó la voluntad del Santo Padre, especificando: Que eran convocados a la Conferencia para participar en la misma con voz y voto: 1) todos los Cardenales de América Latina; 2) Los tres Presidentes y el Secretario General de la Conferencia, que el Santo Padre nombrará; 3) Los miembros de la Presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano-CELAM; 4) Los Presidentes de las Conferencias Episcopales de América Latina; 5) Los Presidentes de los Departamentos y los Responsables de las Secciones del CELAM; 6) Los Obispos o los equiparados a ellos, según el derecho, Delegados de las respectivas Conferencias Episcopales de América Latina y elegidos por las mismas según los siguientes criterios de carácter proporcional: las Conferencias Episcopales que cuenten hasta cien miembros elegirán uno cada cinco; las que superen los cien, elegirán uno por cada cinco de los primeros cien miembros y uno por cada diez de los restantes. Serán elegidos también los Sustitutos, para suplir a los Delegados en caso de necesidad; 7) Otros Obispos de América Latina nombrados por el Sumo Pontífice; 8) El Presidente y el Vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina y los Consejeros y Miembros de la misma que designe Su Santidad entre los que no participarán en la Conferencia por no estar comprendidos

357 Attività della Santa Sede, 1990, 1112. 321

en los números precedentes; 9) Otros Prelados de la Curia Romana que el Papa nombre; 10) El Secretario General del Sínodo de los Obispos. El Santo Padre estableció también que fueran convocados a participar en la Conferencia, según las modalidades que estableciera el Reglamento, considerando que se trata de una Conferencia de Obispos: 1) 22 sacerdotes seculares, 4 diáconos permanentes, 16 religiosos y religiosas y 16 laicos, designados por Su Santidad entre los que presenten las Conferencias Episcopales de América Latina; 2) Algunos Superiores Mayores designados por Su Santidad; 3) El Delegado Pontificio para la Confederación Latinoamericana de Religiosos – CLAR -, el Presidente, los Vicepresidentes y el Secretario General de la misma. El Santo Padre ha establecido también que sean invitados a la Conferencia: 1) 4 Representantes Pontificios en América Latina, designados por la Secretaría de Estado de Su Santidad; 2) El Presidente y el Secretario General de las Conferencias Episcopales de los Estados Unidos, Canadá, España, Portugal y Filipinas; 3) Los Obispos Presidentes o los Obispos Secretarios Generales del Consilium Conferentiarum Europae, del Symposium de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar y de la Federación de las Conferencias Episcopales de Asia; 4) Algunos representantes de los Organismos eclesiales nacionales de ayuda a América Latina. Podrán asistir también algunos observadores de otras Iglesias o Comunidades eclesiales. Además, la Santa Sede designará algunos peritos entre presbíteros, religiosos, religiosas y laicos propuestos por las Conferencias Episcopales y por el CELAM.358 Recibida la noticia de la convocación oficial de la IV Conferencia, el CELAM en sintonía con la CAL continuó la preparación de la Asamblea de Santo Domingo difundiendo el Documento de Consulta para la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, que había sido entregado a los Presidentes de las Conferencias Episcopales durante la XXIII Asamblea Ordinaria del CELAM, celebrada en Buenos Aires, Argentina, del 22 al 27 de abril. Contemporáneamente en estrecho contacto con el Arzobispo de Santo Domingo, la CAL se ocupó de los aspectos logísticos y prácticos relativos a la preparación de la Conferencia. Del 10 al 14 de junio de 1991 se celebró la segunda Reunión Plenaria de la CAL, que dedicó parte de su tiempo al estudio de la IV

358 Cfr. Carta del Cardenal Berbardin Gantin, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, a los Presidentes de kas Conferencias Episcopales de América Latina. 29 de junio de 1991. En: Arch.PCAL, Santo Domingo, Preparación, II. 322

Conferencia. En aquella ocasión durante la audiencia pontificia concedida a la Plenaria de la CAL el Papa anunció su intención de inaugurar personalmente la Conferencia el 12 de octubre de 1992 en Santo Domingo.359 El 3 de febrero de 1992 se celebró en Vaticano una reunión conjunta de la CAL con el “Grupo permanente” de la Curia Romana designado por el Santo Padre para seguir la preparación de la IV Conferencia y con la Presidencia del CELAM. En esta reunión se trataron varios temas tales como la preparación del Instrumento de Trabajo, la financiación de la IV Conferencia y la redacción del Reglamento de la misma.360 La Pontificia Comisión se ocupó de preparar el reglamento de la Conferencia, que fue aprobado por el Papa y enviado a todos los que participarían en la Conferencia. El reglamento fue después completado con la dinámica de trabajo o metodología que elaboró y publicó el CELAM. El Santo Padre nombró Presidentes de la IV Conferencia el Cardenal , Secretario de Estado; Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, Arzobispo de Santo Domingo y Presidente del CELAM y el Arzobispo de Belo Horizonte (Brasil), Serafim Fernández de Araujo. Al mismo tiempo nombró Secretarios Generales S. E. Mons. , Obispo titular de Novapietra, Obispo Auxiliar de Brasilia y Secretario General del CELAM y S. E. Mons. Jorge Arturo Mejía Estévez, Obispo de Rancagua (Chile).361 Los días 11 al 14 de mayo de 1992 la CAL celebró el simposio histórico sobre la Historia de la Evangelización de América. Trayectoria, identidad y esperanza de un Continente, verdadero prólogo de la IV Conferencia y valioso aporte científico a la nueva evangelización. El 29 de junio de 1992, bajo la dirección del Secretario de Estado, Cardenal Angelo Sodano, se celebró en el Vaticano una reunión de los

359 Attività della Santa Sede, 1991, 1207. 360 Cfr. Reunión conjunta. 3 de febrero de 1992. En: Arch.PCAL, Santo Domingo, Preparación, II. 361 Cfr. Carta del Cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado, al Cardenal Bernardin Gantin, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Vaticano, 18 de mayo de 1992. En: Arch.PCAL, Santo Domingo, Preparación, II. 323

Presidentes y Secretarios Generales de la Conferencia con la Presidencia de la Pontificia Comisión para América Latina. El Obispo Vice-Presidente concedió el 1º de octubre una Conferencia de Prensa, en la Sala de Prensa de la Santa Sede, para la presentación de la Conferencia de Santo Domingo a los periodistas acreditados ante el Vaticano. El 2 de octubre, se tuvo en la Oficina del Cardenal Secretario de Estado una reunión de los Cardenales y Obispos de la Curia Romana, miembros de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano 1.1.2 Desarrollo de la Conferencia Finalmente, después de la intensa y precisa preparación realizada por el CELAM y la CAL, se llegó al día de inauguración de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. La Conferencia fue inaugurada el 12 de octubre de 1992 por el Santo Padre Juan Pablo II a las 6 de la tarde. Estaban presentes los 354 participantes, de los cuales 307 eran miembros, 24 invitados (sacerdotes, religiosos, religiosas, diáconos, laicos). a) El discurso inaugural de Juan Pablo II El Santo Padre pronunció un importante discurso que iluminó después todo el camino de la Asamblea. Ante todo el Papa exhortó a los Obispos a fijar su mirada y su corazón en Jesucristo, “el mismo ayer, hoy y siempre. El Principio y el Fin, el Alfa y la Omega, el primero y más grande evangelizador”. Como expresión de su paterna solicitud por la Iglesia peregrina en América Latina, recordó a la IV Conferencia General su tarea fundamental: Esta Conferencia se reúne para celebrar a Jesucristo, para dar gracias a Dios por su presencia en estas tierras de América, donde hace ahora 500 años comenzó a difundirse el mensaje de la salvación; se reúne para celebrar la implantación de la Iglesia, que durante estos cinco siglos tan abundantes frutos de santidad y amor ha dado en el Nuevo Mundo. Jesucristo es la Verdad eterna que se manifestó en la plenitud de los tiempos. Y precisamente, para transmitir la Buena Nueva a todos los pueblos, fundó su Iglesia con la misión específica de evangelizar: «Id por todo el mundo y proclamad el evangelio a toda creatura». Se puede decir que en estas palabras está contenida la proclama solemne de la evangelización. Así, pues, desde el día en que los Apóstoles recibieron el Espíritu Santo, la Iglesia inició la gran tarea de la evangelización. San 324

Pablo lo expresa en una frase lapidaria y emblemática: «Evangelizare Iesum Christum», «anunciar a Jesucristo». Esto es lo que han hecho los discípulos del Señor, en todos los tiempos y en todas las latitudes del mundo. […] La presente Conferencia General se reúne para perfilar las líneas maestras de una acción evangelizadora que ponga a Cristo en el corazón y en los labios de todos los latinoamericanos. Esta es nuestra tarea: hacer que la verdad sobre Cristo y la verdad sobre el hombre penetren aún más profundamente en todos los estratos de la sociedad y la transformen. En sus deliberaciones y conclusiones, esta Conferencia ha de saber conjugar los tres elementos doctrinales y pastorales, que constituyen como las tres coordenadas de la nueva evangelización: Cristología, Eclesiología y Antropología. Contando con una profunda y sólida Cristología, basados en una sana antropología y con una clara y recta visión eclesiológica, hay que afrontar los retos que se plantean hoy a la acción evangelizadora de la Iglesia en América.362 A continuación compartió sus reflexiones siguiendo la pauta del enunciado de la Conferencia: nueva evangelización, promoción humana, cultura cristiana. Lo hacía con la intención, explicaba el mismo Santo Padre, de “presentar algunas prioridades doctrinales y pastorales desde la perspectiva de la nueva evangelización”. Nueva evangelización En relación con este aspecto al Santo Padre le interesaba hacer comprender la expresión misma de “nueva evangelización”. No se trataba de un nuevo evangelio: La novedad no afecta al contenido del mensaje evangélico, que es inmutable, pues Cristo es «el mismo ayer, hoy y siempre». Por esto, el evangelio ha de ser predicado en plena fidelidad y pureza, tal como ha sido custodiado y transmitido por la Tradición de la Iglesia. Evangelizar es anunciar a una persona, que es Cristo. En efecto, «no hay evangelización verdadera, mientras no se anuncie el nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el reino, el misterio de Jesús de Nazaret, Hijo de Dios». Por eso, las cristologías reductivas, de las que en diversas ocasiones he señalado sus desviaciones, no pueden aceptarse como instrumentos de la nueva evangelización. Al evangelizar, la unidad de la fe de la Iglesia tiene que resplandecer no sólo en el magisterio auténtico de los Obispos, sino

362 JUAN PABLO II, Discurso inaugural de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Santo Domingo, 12 de octubre de 1992. En: CELAM, Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano. Rio de Janeiro. Medellín. Puebla. Santo Domingo, Bogotá 1994. 325

también en el servicio a la verdad por parte de los pastores de almas, de los teólogos, de los catequistas y de todos los que están comprometidos en la proclamación y predicación de la fe. En esta perspectiva el Santo Padre llamó la atención sobre los riesgos siempre presentes, sobre todo en el esfuerzo de reflexión teológica, en el campo de la catequesis y de la interpretación de la Escritura. En la teología: No podemos por menos de constatar que existen posiciones inaceptables sobre lo que es la verdad, la libertad, la conciencia. Se llega incluso a justificar el disenso con el recurso «al pluralismo teológico, llevado a veces hasta un relativismo que pone en peligro la integridad de la fe». No faltan quienes piensan que «los documentos del Magisterio no serían sino el reflejo de una teología opinable»; y «surge así una especie de "magisterio paralelo" de los teólogos, en oposición y rivalidad con el Magisterio auténtico». Por otra parte, no podemos soslayar el hecho de que las «actitudes de oposición sistemática a la Iglesia, que llegan incluso a constituirse en grupos organizados», la contestación y la discordia, al igual que «acarrean graves inconvenientes a la comunión de la Iglesia», son también un obstáculo para la evangelización. La confesión de fe « Jesucristo ayer, hoy y siempre » de la Carta a los Hebreos —que es como el telón de fondo del tema de esta IV Conferencia— nos lleva a recordar las palabras del versículo siguiente: «No os dejéis seducir por doctrinas varias y extrañas». Vosotros, amados Pastores, tenéis que velar sobre todo por la fe de la gente sencilla que, de lo contrario, se vería desorientada y confundida. En la catequesis: Todos los evangelizadores han de prestar también una atención especial a la catequesis. Al comienzo de mi Pontificado quise dar nuevo impulso a esta labor pastoral mediante la Exhortación Apostólica Catechesi tradendae y recientemente he aprobado el Catecismo de la Iglesia Católica, que presento como el mejor don que la Iglesia puede hacer a sus Obispos y a todo el Pueblo de Dios. Se trata de un valioso instrumento para la nueva evangelización, donde se compendia toda la doctrina que la Iglesia ha de enseñar. En la interpretación bíblica: Confío asimismo que el movimiento bíblico continúe desplegando su benéfica labor en América Latina y que las Sagradas Escrituras nutran cada vez más la vida de los fieles, para lo cual se hace imprescindible que los agentes de pastoral profundicen incansablemente en la Palabra de Dios, viviéndola y transmitiéndola a los demás con fidelidad, es decir, «teniendo 326

muy en cuenta la unidad de toda la Escritura, la Tradición viva de toda la Iglesia y la analogía de la fe». En la liturgia: Igualmente, el movimiento litúrgico ha de dar renovado impulso a la vivencia íntima de los misterios de nuestra fe, llevando al encuentro con Cristo Resucitado en la liturgia de la Iglesia. Es en la celebración de la Palabra y de los Sacramentos, pero sobre todo en la Eucaristía, culmen y fuente de la vida de la Iglesia y de toda la evangelización, donde se realiza nuestro encuentro salvífico con Cristo, al que nos unimos místicamente formando su Iglesia. Por ello os exhorto a dar un nuevo impulso a la celebración digna, viva y participada de las asambleas litúrgicas, con ese profundo sentido de la fe y de la contemplación de los misterios de la salvación, tan arraigado en vuestros pueblos. El estilo de la nueva evangelización Ya en 1983, durante su discurso al CELAM, en Port-au-Prince, el Papa había indicado el estilo de la nueva evangelización a la que convocaba toda la Iglesia: nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión. Nueva en su ardor: Una evangelización nueva en su ardor supone una fe sólida, una caridad pastoral intensa y una recia fidelidad que, bajo la acción del Espíritu, generen una mística, un incontenible entusiasmo en la tarea de anunciar el Evangelio. En lenguaje neotestamentario es la «parresía» que inflama el corazón del apóstol. Esta «parresía» ha de ser también el sello de vuestro apostolado en América. Nada puede haceros callar, pues sois heraldos de la verdad. La verdad de Cristo ha de iluminar las mentes y los corazones con la activa, incansable y pública proclamación de los valores cristianos. Nueva en sus métodos y en su expresión: Por otra parte, los nuevos tiempos exigen que el mensaje cristiano llegue al hombre de hoy mediante nuevos métodos de apostolado, y que sea expresado en lenguaje y formas accesibles al hombre latinoamericano, necesitado de Cristo y sediento del Evangelio: ¿Cómo hacer accesible, penetrante, válida y profunda la respuesta al hombre de hoy, sin alterar o modificar en nada el contenido del mensaje evangélico?, ¿cómo llegar al corazón de la cultura que queremos evangelizar?, ¿cómo hablar de Dios en un mundo en el que está presente un proceso creciente de secularización? Promoción humana Para la Iglesia la promoción humana es la consecuencia lógica de la evangelización. Refiriéndose a este punto, que en América Latina ha suscitado tantos dolores a la Iglesia, el Santo Padre subrayó la 327 profunda unidad lógica entre anuncio del evangelio y promoción humana. Ante las dificultades de orden económico, político, cultural y social de América Latina, si la Iglesia deseaba prestar un servicio eficaz a la causa de la liberación del hombre debía ser fiel al evangelio para ser fiel al hombre. La preocupación por lo social «forma parte de la misión evangelizadora de la Iglesia» y es también «parte esencial del mensaje cristiano, ya que esta doctrina expone sus consecuencias directas en la vida de la sociedad y encuadra incluso el trabajo cotidiano y las luchas por la justicia en el testimonio de Cristo Salvador ». Como afirma el Concilio Vaticano II en la Constitución pastoral Gaudium et spes, el problema de la promoción humana no se puede considerar al margen de la relación del hombre con Dios. En efecto, contraponer la promoción auténticamente humana y el proyecto de Dios sobre la humanidad es una grave distorsión, fruto de una cierta mentalidad de inspiración secularista. La genuina promoción humana ha de respetar siempre la verdad sobre Dios y la verdad sobre el hombre, los derechos de Dios y los derechos del hombre. A partir de esta referencia a la cuestión social el Papa toca dos conceptos de Medellín y de Puebla, cuya errónea interpretación había distorsionado la acción social de la Iglesia: Opción por los pobres: En continuidad con las Conferencias de Medellín y Puebla, la Iglesia reafirma la opción preferencial en favor de los pobres. Una opción no exclusiva ni excluyente, pues el mensaje de la salvación está destinado a todos. «Una opción, además, basada esencialmente en la Palabra de Dios y no en criterios aportados por ciencias humanas o ideologías contrapuestas, que con frecuencia reducen a los pobres a categorías sociopolíticas económicas abstractas. Pero una opción firme e irrevocable». Teología de la liberación: La genuina praxis de liberación ha de estar siempre inspirada por la doctrina de la Iglesia según se expone en las dos Instrucciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que han de ser tenidas en cuenta cuando se aborda el tema de las teologías de la liberación. Por otra parte, la Iglesia no puede en modo alguno dejarse arrebatar por ninguna ideología o corriente política la bandera de la justicia, lo cual es una de las primeras exigencias del Evangelio y, a la vez, fruto de la venida del Reino de Dios. […] No existe auténtica promoción humana, verdadera liberación, ni opción preferencial por los pobres, si no se parte de los fundamentos mismos de la 328

dignidad de la persona y del ambiente en que tiene que desarrollarse, según el proyecto del Creador. Por eso entre los temas y opciones que requieren toda la atención de la Iglesia no puedo dejar de recordar el de la familia y el de la vida: dos realidades que van estrechamente unidas, pues la « familia es como el santuario de la vida ». En efecto, « el futuro de la humanidad se fragua en la familia; por consiguiente, es indispensable y urgente que todo hombre de buena voluntad se esfuerce por salvar y promover los valores y exigencias de la familia ». Cultura cristiana El evangelio no se identifica con ninguna cultura en particular, las inspira, las transforma desde el interno, las enriquece. En relación con este argumento el Papa subrayó que la evangelización de las culturas representa la forma más profunda y global de evangelizar a una sociedad, pues mediante ella el mensaje de Cristo penetra en las conciencias de las personas y se proyecta en el «ethos» de un pueblo, en sus actitudes vitales, en sus instituciones y en todas las estructuras. Este proceso de evangelización de las culturas exige a la Iglesia: Un esfuerzo y un tacto especial para inculturar el mensaje de Jesús, de tal manera que los valores cristianos puedan transformar los diversos núcleos culturales, purificándolos, si fuera necesario, y haciendo posible el afianzamiento de una cultura cristiana que renueve, amplíe y unifique los valores históricos pasados y presentes, para responder así en modo adecuado a los desafíos de nuestro tiempo. […] «La evangelización de la cultura es un esfuerzo por comprender las mentalidades y las actitudes del mundo actual e iluminarlas desde el Evangelio. Es la voluntad de llegar a todos los niveles de la vida humana para hacerla más digna». Pero este esfuerzo de comprensión e iluminación debe estar siempre acompañado del anuncio de la Buena Nueva, de tal manera que la penetración del Evangelio en las culturas no sea una simple adaptación externa, sino un « proceso profundo y global que abarque tanto el mensaje cristiano, como la reflexión y la praxis de la Iglesia», respetando siempre las características y la integridad de la fe. El Papa concluye su discurso lanzando una mirada esperanzadora hacia el futuro. Los desafíos que se presentan a la Iglesia en América Latina no le impiden fijar sus ojos en Jescristo y desde El y con EL lanzarse confiada hacia la nueva era bajo el signo de la esperanza. La exhortación final sintetiza su fe y su esperanza en el destino de América Latina: «Lo que te ha dicho el Señor se cumplirá». ¡Sé fiel a tu bautismo, reaviva en este Centenario la inmensa gracia recibida, vuelve tu corazón y tu 329

mirada al centro, al origen, a Aquel que es fundamento de toda dicha, plenitud de todo! ¡Ábrete a Cristo, acoge el Espíritu, para que en todas tus comunidades tenga lugar un nuevo Pentecostés! Y surgirá de ti una humanidad nueva, dichosa; y experimentarás de nuevo el brazo poderoso del Señor, y «lo que te ha dicho el Señor se cumplirá». Lo que te ha dicho, América, es su amor por ti, es su amor por tus hombres, por tus familias, por tus pueblos. Y ese amor se cumplirá en ti, y te hallarás de nuevo a ti misma, hallarás tu rostro, «te proclamarán bienaventurada todas las generaciones». b) Los trabajos de la Conferencia Durante el desarrollo de los trabajos la Conferencia organizó 30 comisiones de reflexión doctrinal y de análisis de la realidad eclesial, más las comisiones centrales de coordinación y de redacción. Se presentaron cuatro relaciones generales que desarrollaron el tema de la Conferencia: Jesucristo ayer, hoy y siempre, a cargo de S. E. Mons. Estanislao Esteban Karlic, Arzobispo de Paraná (Argentina); sobre La Nueva Evangelización, a cargo del Cardenal Lucas Moreira Neves; sobre la Promoción Humana, a cargo del P José Luís Alemán, sj. Decano de la Facultad de Ciencias y Economía de la Pontificia Universidad Católica “Madre y Maestra” de Santo Domingo; y sobre La cultura cristiana, a cargo del Dr. Juan de Dios Vial Correa, Rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile. c) Documento final El intenso trabajo de las comisiones y de las reuniones plenarias de la Asamblea, en las cuales se dio un amplio diálogo, tuvo como resultado la elaboración de un documento final, Conclusiones, que fue aprobado prácticamente a unanimidad. El documento del título Nueva Evangelización, Promoción Humana, Cultura Cristiana. Jesucristo ayer, hoy y siempre, tiene tres partes: I. Jesucristo, Evangelio del Padre; II. Jesucristo evangelizador viviente en su Iglesia; III. Jesucristo, vida y esperanza de América Latina. El documento, asi como fue aprobado por la Asamblea, se entregó al Santo Padre. Su Santidad autorizó su publicación mediante carta dirigida a los Obispos diocesanos de América Latina con fecha 10 de noviembre de 1992. En dicha carta Juan Pablo II manifiesta su esperanza que el Documento de Santo Domingo pueda orientar la acción pastoral en las Iglesias particulares del Continente, para un renovado compromiso de Nueva Evangelización, Promoción Humana y Cultura Cristiana. El Santo Padre hacía notar, además, que dichas 330

Conclusiones deberán ser analizadas a la luz del magisterio de la Iglesia universal y debían ser actuadas en fidelidad a la disciplina canónica vigente. El Secretario de Estado, Cardenal Angelo Sodano, manifestó al Cardenal Bernardin Gantin, con oficio del 12 de noviembre de 1992, que el Santo Padre autorizaba que el mencionado documento fuese transmitido a los Obispos diocesanos de América Latina. La CAL transmitió al Presidente del CELAM la carta del Papa y el documento encargándolo de ponerlo en conocimiento de los Presidentes de las Conferencias Episcopales de América Latina y de disponer su publicación. 1.2 La Asamblea Especial para América del Sínodo de los Obispos363 Esta Asamblea Sinodal se coloca en el camino de la Iglesia latinoamericana entre “el recuerdo de la reciente celebración de los quinientos años de la llegada del mensaje evangélico a América, esto es, del momento en que Cristo llamó a América a la fe, y el cercano Jubileo con que la Iglesia celebrará los 2000 años de la Encarnación del Hijo de Dios” dos ocasiones privilegiadas para meditar el don de la fe, dar una mirada al pasado y proyectarse con renovado entusiasmo hacia el futuro. En cuanto al nombre mismo de la Asamblea del Sínodo es importante subrayar la clara intención de unidad y comunión que el Papa quiso transmitir al Continente. En efecto: Se habla de Asamblea Especial para América y no de una Asamblea Panamericana o Intercontinental, no se pretende ignorar las evidentes diferencias culturales, sociales e históricas que caracterizan a América del Norte, América Central, América del Sur y el Caribe. Sin embargo, dado que la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos intenta tratar los problemas comunes a las partes mencionadas, se ha optado por hacer referencia a América como una única realidad geográfica, especificando en cada caso, cuando el contexto lo requiere, las respectivas diferencias.364 Ya en el proceso de preparación se había puesto el problema de cómo llamar esta Asamblea Especial del Sínodo: Sínodo Pan - Americano = expresión tal vez demasiado política (?) Sínodo para las Américas = ¿Qué quiere decir entonces sobre el Caribe?

363 Cfr. GARCÍA Javier, Historia del Sínodo de América, México 1999. 364 CARDENAL , Secretario General del Sínodo de los Obispos, Presentación de los Lineamenta de la Asamblea Especial para América del Sínodo de los Obispos, Ciudad del Vaticano 1996. 331

Asamblea para el Continente Americano = existe un sólo continente, dos o tres continentes? Asamblea para América = Esta es la denominación que el Santo Padre ha adoptado, porque engloba todas las zonas geográficas y todas las acepciones políticas. Además, incluye todas las iglesias particulares del Norte, Centro, Sur y Caribe.365 1.2.1 Historia de la iniciativa Fue precisamente en el contexto de los quinientos años del inicio de la evangelización de América Latina, que Juan Pablo II lanzó la propuesta de realizar un encuentro de representantes de los episcopados de toda América. El 12 de octubre de 1992, en el discurso de inauguración de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano manifestó: En esta misma línea de solicitud pastoral por las categorías sociales más desprotegidas, esta Conferencia General podría valorar la oportunidad de que, en un futuro no lejano, pueda celebrarse un Encuentro de representantes de los Episcopados de todo el Continente americano, — que podría tener también carácter sinodal— en orden a incrementar la cooperación entre las diversas Iglesias particulares en los distintos campos de la acción pastoral y en el que, dentro del marco de la nueva evangelización y como expresión de comunión episcopal, se afronten también los problemas relativos a la justicia y la solidaridad entre todas las Naciones de América. La Iglesia, ya a las puertas del tercer milenio cristiano y en unos tiempos en que han caído muchas barreras y fronteras ideológicas, siente como un deber ineludible unir espiritualmente aún más a todos los pueblos que forman este gran Continente y, a la vez, desde la misión religiosa que le es propia, impulsar un espíritu solidario entre todos ellos, que permita, en modo particular, encontrar vías de solución a las dramáticas situaciones de amplios sectores de población que aspiran a un legítimo progreso integral y a condiciones de vida más justas y dignas.366 Este preciso momento histórico lo recuerda el Santo Padre en la Exhortación Apostólica Ecclesia in America: Precisamente el mismo día en que se cumplían los quinientos años del comienzo de la evangelización de América, el 12 de octubre de 1992, con el deseo de abrir nuevos horizontes y dar renovado impulso a la evangelización, en la alocución con la que inauguré los trabajos de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Santo Domingo,

365 CARDENAL JAN PIETER SCHOTTE, Secretario General del Sínodo de los Obispos, La Asamblea Especial para América del Sínodo de los Obispos. En: Arch. PCAL, IV Reunión Plenaria de la PCAL, Ciudad del Vaticano, 19 al 23 de junio de 1995. 366 JUAN PABLO II, Discurso inaugural de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Santo Domingo, 12 de octubre de 1992. En: AAS 85 (1993) 820-821. 332

hice la propuesta de un encuentro sinodal « en orden a incrementar la cooperación entre las diversas Iglesias particulares» para afrontar juntas, dentro del marco de la nueva evangelización y como expresión de comunión episcopal, « los problemas relativos a la justicia y la solidaridad entre todas las Naciones de América ». La acogida positiva que los Episcopados de América dieron a esta propuesta, me permitió anunciar en la Carta apostólica Tertio millennio adveniente el propósito de convocar una asamblea sinodal «sobre la problemática de la nueva evangelización en las dos partes del mismo Continente, tan diversas entre sí por su origen y su historia, y sobre la cuestión de la justicia y de las relaciones económicas internacionales, considerando la enorme desigualdad entre el Norte y el Sur ». Entonces se iniciaron los trabajos preparatorios propiamente dichos, hasta llegar a la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para América, celebrada en el Vaticano del 16 de noviembre al 12 de diciembre de 1997.367 Como ya lo indica el texto apenas citado, los episcopados de América Latina acogieron con entusiasmo la idea, que en la mente del Papa era ya la de una Asamblea especial del Sínodo de los Obispos. El CELAM en su XXIV asamblea ordinaria, celebrada en Caracas, en marzo de 1993, inició el diálogo sobre la mencionada idea de Juan Pablo II y al final emanó la propuesta siguiente: Que el CELAM procure, en contacto con la Santa Sede, hacer las consultas previas a las Conferencias Episcopales sobre la preparación de una Conferencia Panamericana, secundando la propuesta del Santo Padre. La XXIII Reunión Interamericana de Obispos, celebrada en junio de 1993 en Toronto (Canadá) trató ampliamente sobre el tema e insistió en la necesidad de iniciar la consulta oficial a las Conferencias Episcopales de América Latina. Seguidamente la Presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano, en cumplimiento de la propuesta de las dos Asambleas anteriormente citadas, envió una carta, el 28 de julio de 1993, a los Presidentes de las Conferencias Episcopales de América Latina, en la que se pedían opiniones y sugerencias sobre el posible “Encuentro” de representantes de los Episcopados de todo el Continente americano. De las 22 Conferencias que conforman el Consejo Episcopal se recibieron 16 respuestas (febrero de 1994). En ellas se exponían las razones en pro de este “encuentro” de carácter sinodal y se señalaban algunas dificultades para su realización.

367 JUAN PABLO II, Ecclesia in America, n. 2. 333

La III Reunión Plenaria de la CAL (11-15 Octubre de 1993) debatió ampliamente la idea propuesta por el Santo Padre en el discurso inaugural de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, relativa a la eventual Asamblea sinodal de toda América. Como fruto del diálogo, unánimemente se aprobó la conveniencia de celebrar una Asamblea especial del Sínodo de los Obispos en Roma.368 Como lo recuerda el Papa en el número 2 de la Exhortación Apostólica Ecclesia in America, en la Carta Apostólica Tertio Millennio Adveniente anunció la celebración de un sínodo para América. En el número 38 de la mencionada Carta Apostólica se lee: Una exigencia posterior señalada por los Cardenales y los Obispos es la de los Sínodos de carácter continental, en la línea de los ya celebrados para Europa y Africa. La última Conferencia General del Episcopado Latinoamericano ha acogido, en sintonía con el Episcopado norteamericano, la propuesta de un Sínodo panamericano sobre la problemática de la nueva evangelización en las dos partes del mismo continente, tan diversas entre sí por su origen y su historia, y sobre la cuestión de la justicia y de las relaciones económicas internacionales, considerando la enorme desigualdad entre el Norte y el Sur.369 El 12 de junio de 1995 el Papa nombró el Consejo presinodal de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos para la Asamblea Especial para América, encargado de ayudar al Secretario General del Sínodo de los Obispos en la preparación de la Asamblea. Dicho Consejo pre-sinodal estaba compuesto en su mayoría por Obispos de América. 1.2.2 Preparación La preparación de las Asambleas Sinodales es competencia del Sínodo de los Obispos, por esto la Secretaría General inmediatamente comenzó el proceso de preparación para esta asamblea sinodal especial enviando una carta de consulta a todos los interesados en el Continente americano, es decir a las Conferencias Episcopales y a los Arzobispos sui iuris de las Iglesias Orientales, así como también a la Curia Romana y a la Unión de Superiores Generales, con el objeto de definir un tema de relevancia contemporánea, de interés universal y de carácter urgente para ser tratado en esta asamblea sinodal especial.

368 Cfr. MONS. CIPRIANO CALDERON, Relación-Memoria de la III reunión plenaria de la CAL, VI. En: 369 JUAN PABLO II, Tertio Millennio Adveniente, 10 de noviembre de 1994, 38. 334

Los resultados de esta consulta, ulteriormente analizados y discutidos por el Consejo pre-Sinodal de la Asamblea Especial para América, así como una serie de recomendaciones elaboradas por el mismo consejo, fueron luego remitidos al Santo Padre. Tomando en consideración las propuestas del Consejo, el Santo Padre eligió el siguiente tema para esta Asamblea Especial: Encuentro con Jesucristo vivo, camino para la conversión, la comunión y la solidaridad en América. La formulación del tema intenta responder al contexto de las circunstancias de la Iglesia en América y al mismo tiempo abarcar la realidad que afecta a tanta gente y tantas culturas del Continente americano. Iluminando el rol central de Jesucristo vivo, como camino de conversión, de comunión y de solidaridad, la Iglesia en América se preparará mejor a celebrar el Gran Jubileo del Año 2000 y cumplirá más eficazmente la nueva evangelización llevando a todos habitantes del Continente el mensaje de salvación. Para presentar en modo general este tema sinodal, la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, en cooperación con los miembros del mismo Consejo pre-Sinodal y teólogos del Continente americano, ha elaborado los Lineamenta, el primero de una serie de documentos en relación con la Asamblea Especial para América. Como su mismo nombre lo sugiere, este documento ofrece un primer esbozo sobre el tema. El único propósito de la elaboración de este texto es suministrar una base común de reflexión, así como también generar sugerencias y observaciones.370 Los Lineamenta, enviados a los Obispos de América para ser estudiados obtuvieron la misma buena acogida que había suscitado la idea de la celebración de la Asamblea Sinodal. El cuestionario que los acompañaba fue contestado por 23 de las 24 Conferencias Episcopales de América. Con las respuestas de las Conferencias Episcopales y de las otras partes interesadas, a las cuales por derecho competía responder, el Consejo pre-sinodal y la Secretaría General con la ayuda de expertos procedieron luego a la redacción del Documento de Trabajo, que fue objeto de la cuarta y quinta reuniones del Consejo pre-sinodal, celebradas en Roma respectivamente del 6 al 8 de mayo y del 2 al 4 de julio de 1997. En la primera de estas reuniones se estudió un proyecto

370 CARDENAL JAN PIETER SCHOTTE, Secreatrio General del Sínodo de los Obispos, Presentación de los Lineamenta de la Asamblea Especial para América del Sínodo de los Obispos, Ciudad del Vaticano, 1996. 335 inicial del texto, que contenía una síntesis de las respuestas divididas según los grandes temas sugeridos por el cuestionario. La segunda reunión fue dedicada al estudio de un segundo proyecto, en el cual se habían integrado en un único texto las diversas partes del primer proyecto y las observaciones presentadas oportunamente por los Miembros del Consejo pre-sinodal. El Instrumentum laboris, presentado en los cuatro idiomas oficiales definidos para la Asamblea Especial (español, inglés, portugués y francés), conservaba, en sus grandes líneas, el esquema desarrollado por el Documento de Preparación, el cual, a su vez, seguía los aspectos propuestos por el tema de la asamblea sinodal: Encuentro con Jesucristo vivo - camino de conversión - camino de comunión - camino de solidaridad. De este modo, el Documento de Trabajo quedaba compuesto por una introducción, cuatro partes y una breve conclusión. En la introducción se centra la atención sobre el tema sinodal y sobre las tres características fundamentales que definen la identidad religiosa de América: la común raíz cristiana, la vitalidad de una Iglesia joven y el pluralismo cultural. En la primera parte, bajo el título "El Encuentro con Jesucristo vivo", se desarrollan los grandes principios que aseguran el anuncio de la verdad completa sobre el misterio de Cristo, así como también el tema de la relación entre Evangelio y cultura (las características dominantes de la cultura contemporánea, las culturas indígenas y afroamericanas, las culturas de los pueblos inmigrantes, la piedad popular, la educación y los medios de comunicación social). En la segunda parte, se desarrolla el tema de la conversión a Jesucristo y se plantean los aspectos positivos y negativos de la realidad eclesial y del mundo en el contexto americano. La tercera parte, desarrolla el tema de la comunión en Jesucristo como presupuesto y como finalidad de la evangelización, y además introduce en la temática de la eclesiología de la comunión en el Concilio Vaticano II, para luego exponer las dificultades para la comunión intraeclesial y la situación de la Iglesia Católica en el contexto religioso del Continente (relaciones ecuménicas, diálogo interreligioso y el problema de las sectas y otros movimientos religiosos). En la cuarta parte, se enfrenta el tema de la solidaridad, llamando la atención sobre la conciencia solidaria de la Iglesia en América y sobre el uso que Ella hace de la Doctrina Social para responder a los grandes desafíos de la sociedad contemporánea en el Continente (la pobreza, la deuda externa y la cultura de muerte, entre otros). El documento se cierra con una breve conclusión, en la cual se retoman las coordenadas del tema sinodal en relación a la nueva evangelización en los umbrales del tercer milenio, invocando la protección de la Virgen María, Nuestra Señora de Guadalupe, para 336

anunciar a Jesucristo vivo, camino de conversión, comunión y solidaridad en el Continente.371 1.2.3 Celebración de la Asamblea y la Exhortación Apostólica Postsinodal Ya con el Instrumento Laboris se llegó a la inauguración de la Asamblea Especial para América. El 16 de noviembre de 1997 fue inaugurada en la Ciudad del Vaticano con la solemne celebración eucarística presidida por Su Santidad Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro. Concluida la Asamblea Sinodal el fruto del diálogo y de la reflexión de los Padres Sinodales fue entregado al Santo Padre, que en enero de 1999 promulgó la Exhortación Apostólica Postsinodal Ecclesia in America. Juan Pablo II, en un gesto más de su solicitud por América quiso firmar la mencionada Exhortación y entregarla a los Episcopados de América en el Santuario Mariano de Nuestra Señora de Guadalupe, en México, el 22 de enero de 1999. El 23 de enero celebró en el mismo Santuario la misa conclusiva del Sínodo para América, colocando a los pies de la Virgen Mestiza del Tepeyac los frutos de la Asamblea Sinodal. La Exhortación Apostólica Postsinodal está estructura en una introducción, seis capítulos y la conclusión. Los Capítulos desarrollan el tema de la Asamblea Especial para América: capítulo I: El encuentro con Jesucristo vivo; capítulo II: El encuentro con Jesucristo en el hoy de América; capítulo III: Camino de conversión; capítulo IV: Camino para la comunión; capítulo V: Camino para la solidaridad; capítulo VI: la misión de la Iglesia en América: la Nueva Evangelización. 1.2.4 La Pontificia Comisión para América Latina y la Asamblea Especial para América del Sínodo de los Obispos. En el informe de la actividad de la Pontificia Comisión para América Latina durante el año 1997, en relación con la Asamblea Especial para América del Sínodo de los Obispos se sintetiza así el papel que en este evento eclesial tuvo la CAL:

371 Cardenal Jan Pieter Schotte, Secretario General del Sínodo de los Obispos, Presentación del Instrumento Laboris de la Asamblea Especial para América del Sínodo de los Obispos, Ciudad del Vaticano 1997. 337

La Pontificia Comisión para América Latina en su primer momento, en el ámbito de su propia competencia, sostuvo esta iniciativa lanzada por la primera vez por el Santo Padre en el discurso inaugural de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Santo Domingo, en octubre de 1992 y hecha explícita en la Carta Apostólica Tertio Millennio Adveniente. La Comisión participó activamente en la preparación del Sínodo. Tanto el Presidente como el Vice-Presidente, por nombramiento pontificio, como algunos de los Consejeros y Miembros, formaron parte del Consejo Pre- sinodal de la Secretaría del Sínodo de los Obispos para la Asamblea Especial para América. Además, durante toda la fase preparatoria del Sínodo, hubo una constante comunicación entre la Comisión y la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, como también con un numeroso grupo de Obispos latinoamericanos. El 28 de enero de 1997, los Consejeros y Miembros presentes en Roma se reunieron para estudiar los Lineamenta preparados con ocasión de la Asamblea Sinodal. Fue elaborada una síntesis que se presentó luego a la Secretaría General del Sínodo de los Obispos. Participaron como miembros de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para América, el Cardenal Presidente de la Comisión, como Miembro ex officio; el Obispo Vice Presidente, como Miembro ex nomina pontificia y casi todos los Consejeros y Miembros de la Comisión, por diversos motivos. Durante la realización de la Asamblea Sinodal, en colaboración con el Consejo Episcopal Latinoamericano, en las oficinas de la Comisión se estableció una secretaría al servicio de los Padres Sinodales latinoamericanos, que trabajó intensamente.372

2. La Iglesia en América Latina ante el nuevo milenio que se abre: la Quinta Conferencia General del Episcopado Latino- americano

Con la frescura que imprimió a la Iglesia la celebración del Gran Jubileo del año 2000, el Papa Juan Pablo II convocó a la Iglesia a proyectarse con entusiasmo hacia el futuro, a remar mar adentro en el mar de la historia para adentrarse en el nuevo milenio que se abre, duc in altum! En la Carta Apostólica Tertio Millennio Ineunte exhortaba a toda la Iglesia: Queridos hermanos y hermanas, es necesario pensar en el futuro que nos espera. Tantas veces, durante estos meses, hemos mirado hacia el nuevo

372 Attività della Santa Sede, 1997, 860-861. 338

milenio que se abre, viviendo el Jubileo no sólo como memoria del pasado, sino como profecía del futuro. Es preciso ahora aprovechar el tesoro de gracia recibida, traduciéndola en fervientes propósitos y en líneas de acción concretas. Es una tarea a la cual deseo invitar a todas las Iglesias locales. En cada una de ellas, congregada en torno al propio Obispo, en la escucha de la Palabra, en la comunión fraterna y en la « fracción del pan » (cf. Hch 2,42), está « verdaderamente presente y actúa la Iglesia de Cristo, una, santa, católica y apostólica ».1 Es especialmente en la realidad concreta de cada Iglesia donde el misterio del único Pueblo de Dios asume aquella especial configuración que lo hace adecuado a todos los contextos y culturas. 373 Esta exhortación del Juan Pablo II fue acogida con fervor por el Episcopado latinoamericano, que para responder a los deseos del Papa comenzó a pensar en una V Conferencia del Episcopado Latinoamericano como la mejor ocasión para asimilar las enseñanzas del Santo Padre en la Exhortación Apostólica Ecclesia in America, la riqueza de espiritualidad que había dejado el Gran Jubileo y proyectar así, con renovado entusiasmo, la Iglesia del Continente hacia el tercer milenio que llega.

2.1 Génesis de la idea y su maduración

La idea surgió durante la XXVIII asamblea ordinaria del CELAM, celebrada en Caracas (Venezuela) en el mes de mayo del 2001. En aquella ocasión, mientras se discutía de la celebración de los 50 años del CELAM, el Presidente de la Conferencia Episcopal de Honduras, Cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga, intervino diciendo que cabía pedirle al Santo Padre la convocación de una nueva Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. La propuesta fue acogida con entusiasmo por los participantes que dieron su voto favorable, sólo dos se abstuvieron. Asì, pues, el 12 de octubre del 2001 la Presidencia del CELAM escribió al Santo Padre pidiendo que “tuviera a bien” aprobar la idea de una V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, de modo que fuera posible iniciar su preparación remota.374 El 30 de noviembre del 2001 el CELAM recibió la primera respuesta por parte de la Santa Sede. Mediante carta de esa fecha, la CAL comunicaba:

373 JUAN PABLO II, Tertio Millennio Ineunte, 3 374 Cfr. Carta de la Presidencia del CELAM al Santo Padre. Roma, 12 de Octubre del 2001. En: Arch.PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 1. Pasos iniciales. 339

El Santo Padre ha visto con atención el asunto, como lo han hecho también la Secretaría de Estado de Su Santidad y la Presidencia de esta Pontificia Comisión para América Latina. La propuesta ha sido considerada favorablemente, pero no resulta fácil poder dar ahora una respuesta relativa a una iniciativa que ha de realizarse dentro de 5 años. Siendo difícil asumir actualmente un compromiso real para el 2005, parece conveniente que el Consejo de Presidencia del CELAM siga profundizando la cuestión y presente el problema de nuevo después de un año.375 El 21 de marzo del 2003 la Presidencia del CELAM volvió a escribir al Santo Padre renovando la petición hecha en el 2001. En esta segunda carta el CELAM afirma: Durante el tiempo transcurrido desde entonces hemos consultado, en diferentes instancias de la IglesialLatinoamericana y hemos constatado no sólo la general aceptación, sino también la conveniente oportunidad de su celebración. El parecer es pues, de entusiasmo y esperanza para dar un nuevo impulso a la pastoral del Continente. En cuanto a los temas aparece con mayor insistencia y consenso responder al llamado de la NMI, 3 “para pensar en el futuro que nos espera”, (analizar el fervor y recuperar un nuevo impulso para el compromiso espiritual y pastoral y propiciar así el encarnarse de la Iglesia en el tiempo y en el espacio.376 La Presidencia del CELAM deseaba poder transmitir la decisión del Santo Padre a los Obispos reunidos en la XXIX Asamblea Ordinaria, en mayo del 2003. En esa Asamblea del CELAM el Cardenal Giovanni Battista Re propuso reflexionar sobre el tema de la V Conferencia General, sobre su fecha de celebración y sobre el lugar más adecuado, propuso además que no se celebrara en octubre o noviembre del 2005 para no coincidir con la Asamblea del Sínodo de los Obispos sino que se trasladara para unos meses después y que como lugar de celebración se considerara la posibilidad de la Ciudad de Roma. La Asamblea no trató toda la temática relativa a la V Conferencia, pero manifestó el deseo de que la Conferencia fuera celebrada en América Latina, mas deseando contar con la presencia del Papa se expresó también la disponibilidad de que fuera celebrada en Roma.

375 Carta del Cardenal Giovanni Battista Re, Presidente de la CAL, a Mons. Jorge Enrique Jiménez Carvajal, Presidente del CELAM. Vaticano, 30 de noviembre de 2001. En: Arch.PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 1. Pasos iniciales. 376 Carta de la Presidencia del CELAM al Santo Padre. Bogotá, 21 de marzo de 2003. En: Arch.PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 1. Pasos iniciales. 340

Finalmente la Asamblea, constatando la favorable acogida que el Santo Padre daba a la petición, decidió renovar unánimemente la solicitud de la V Conferencia. El CELAM inició desde entonces una preparación más intensa recibiendo observaciones de parte de los Cardenales de la Santa Sede y de colaboradores del Santo Padre y de tantos otros interesados en razón de su oficio en la celebración de la V Conferencia. Al CELAM llegaron observaciones de diverso tipo: las primeras recogían las experiencias difíciles de la Conferencia de Santo Domingo, las segundas señalaban los inconvenientes de elaborar en la misma Conferencia un documento conclusivo y por último las que indicaban que no era conveniente tratar un tema demasiado denso.

2.2 La reunión de Puebla, febrero del 2004

La Presidencia del CELAM, el 17 de octubre del año 2003, informó del estado de la cuestión a todos los Presidentes de las Conferencias Episcopales y a los Cardenales latinoamericanos que participaron en la celebración del 25º aniversario del pontificado del Santo Padre. La información que allí se comunicó preparó el encuentro de Puebla de los Ángeles, los días 12 y 13 de febrero del 2004, programado para esbozar la preparación de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano. Este encuentro precedió la jornada académica del 14 de febrero con la que se celebraron los 25 años de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y de la primera peregrinación del Santo Padre a Santo Domingo y a México. El encuentro de Puebla, a la cual asistieron casi todos los Presidentes de las Conferencias Episcopales, fue un primer paso en el largo camino de preparación. Aún no se sabía cuál sería la modalidad de la Asamblea, pero la Santa Sede apoyaba su trabajo preparatorio. Durante estos dos días, los representantes de las Conferencias Episcopales de América Latina reflexionaron sobre la magnitud de los cambios ocurridos recientemente en nuestros pueblos y en la Iglesia de nuestro continente. Los impresionó la extensa lista de transformaciones profundas que se habían producido y que seguían modelando y desafiando la acción pastoral de la Iglesia. Los Obispos reunidos en Puebla consideraron también atentamente todas las objeciones que se habían presentado en relación con la 341

Conferencia general. Sobre las objeciones los Obispos presentes fueron del parecer: 1) que el número de participantes podía reducirse a un máximo de 200 miembros; 2) que era posible tomar decisiones durante la asamblea, que fuesen la base para elaborar posteriormente un documento final; y 3) concentrar el temario en una materia específica. Los Obispos consideraron también la posibilidad de no concluir la V Conferencia con un documento, sino de programar una Gran Misión Continental. Se examinó igualmente la fecha prevista para la V Conferencia y se pensó que podía ser celebrada en septiembre del 2006. Sobre la fecha se tuvo siempre presente la celebración del Sínodo de los Obispos del 2005 y la relativa Exhortación Apostólica Postsinodal, de todos modos la intención del CELAM era poder celebrar la Conferencia antes de mayo del 2007, cuando se elegiría la nueva presidencia del CELAM.377

2.3 Desafíos y signos de esperanzas que motivaron la V Conferencia

Los Obispos reunidos en Puebla en febrero del 2004 examinaron las razones por las cuales era conveniente celebrar la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. En modo particular las dos ponencias presentadas por Monseñor Jorge Enrique Jiménez Carvajal y por el Cardenal Cláudio Hummes, los convencieron que eran tantos los desafíos que la Iglesia en Latinoamérica debía afrontar al inicio del tercer milenio, que se hacía siempre más necesario que los Obispos del Continente se reunieran en Conferencia General para buscar juntos las estrategias pastorales adecuadas para transmitir con fidelidad el evangelio en la cambiante cultura latinoamericana. Monseñor Jorge Jiménez Carvajal trazó el itinerario histórico de las Conferencias anteriores, desde Río de Janeiro hasta Santo Domingo, cada una celebrada en un momento particularmente importante en el camino evangelizador de la Iglesia en América Latina. La Conferencia del Cardenal Claudio Hummes sobre la nueva situación que afronta la Iglesia en el Subcontinente, mostró los profundos cambios religiosos, políticos económicos y culturales a los que se debe enfrentar la

377 Sobre esta reunión de Puebla cfr. Arch.PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 2. Aniversario XXV de Puebla realizado en febrero del 2004, 2) Aniversario de Puebla y la V Conferencia, c) Carta Card. Errázurriz al Card. Re donde le informa sobre los puntos tratados en Puebla con relación a la V Conferencia. 10 de Marzo del 2004. 342

Iglesia. Era claro que a la Iglesia en América Latina el tiempo actual presenta grandes desafíos pero también extraordinarios signos de esperanza. Entre los desafíos que debe afrontar la Iglesia, el Cardenal Hummes evidenciaba principalmente el descenso del número de los católicos; el desconcierto ante el pluralismo religioso; la agresividad contra la Iglesia; la pérdida de credibilidad de la Iglesia a causa de los graves escándalos, con razón o sin razón, suscitados; la globalización asimétrica de los valores; la secularización; el desconocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia; la inestabilidad política y la corrupción; la pobreza y el desempleo; la educación de la juventud según modelos que la alejan de la Iglesia; y el débil proceso de integración latinoamericana. En medio a estos desafíos brillan con fuerza los signos de esperanza, entre los que el Cardenal Hummes señala la fe en Dios; la religiosidad popular; el amor a la Santísima Virgen; la devoción al Santo Padre; el significativo número de laicos comprometidos; el fuerte proceso de Nueva Evangelización que anima a los fieles al encuentro con Jesucristo vivo; los esfuerzos educativo de la Iglesia Ante este panorama, los Obispos se afianzaron en su convicción de sugerir al Papa la convocación de la Conferencia General. Los Obispos percibieron que Latinoamérica y el Caribe necesitaban un impulso nuevo, sabio y vigoroso, si querían mantener y profundizar el sustrato católico de su cultura. A la luz de los desafíos y las esperanzas de la Iglesia en América Latina, en el encuentro de Puebla se examinaron los temas que habían sido propuestos como el tema central e integrador de la V Conferencia, como fruto de las reflexiones se coincidió en centrar todas las reflexiones, las oraciones y los trabajos de la V Conferencia en el mismo tema: Discípulos de Jesucristo en la Iglesia Católica para la Nueva Evangelización en el tercer milenio.

2.4 El carácter canónico de la Conferencia General

Un interrogante que tocaba más profundamente la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano estaba relacionado con su identidad según las normas canónicas vigentes. Este interrogante lo 343 planteó claramente el Cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado de Su Santidad, en carta enviada al CELAM: Hay que reflexionar sobre si todavía es oportuno o no el recurso a la fórmula de las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, tal como se hicieron en el pasado. Como es sabido, este tipo de reuniones son una fórmula preter-canónica no prevista por la actual legislación eclesiástica. A esto, hay que añadir la reflexión sobre si no es más conveniente recurrir a algunos de los recursos canónicos existentes, como podía ser una Asamblea general del CELAM o una Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos.378 En relación con este problema apenas expuesto, el Cardenal Errázurriz, de acuerdo con el Cardenal Secretario de Estado, promovió una consulta entre los Presidentes de las Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe y los Cardenales latinoamericanos.379 De los 24 Cardenales respondieron 23 y de los 22 Presidentes de Conferencias Episcopales que componen el CELAM, respondieron 21. El resultado de la consulta fue favorable a que la Asamblea prevista fuese una Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. De la consulta resultó también que los Obispos consultados deseaban que fuera celebrada no antes de noviembre 2006 y no después de febrero 2007, con el deseo de tener listas las conclusiones para mayo del 2007, cuando se instalaría la nueva Presidencia del CELAM.

2.5 La audiencia pontificia del 27 de mayo 2004

En mayo del 2004, su Santidad Juan Pablo II quiso encontrar al Presidente y al Secretario General del CELAM para conocer más de cerca la historia de la iniciativa y lo que se había realizado desde la Asamblea del CELAM en el 2001. El Cardenal Francisco Javier Errázurriz Ossa, Presidente del CELAM, a propósito de esta audencia escribe: Fuimos invitados a almorzar con él el día jueves recién pasado. Compartían la mesa con el Santo Padre, junto a sus dos secretarios personales, Mons. Leonardo Sandri, Sustituto de la Secretaría de Estado, y

378 Carta del Cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado, al Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, Presidente del CELAM. Vaticano, 20 de abril de 2004. En: Arch.PCAL, V Conferencia, I. Preparación, 3. Abril-Diciembre de 2004. 379 Cfr. Carta del Cardenal Francisco Javier Errázuris Ossa, Presidente del CELAM, a los Presidentes de las Conferencias Episcopales de Latinoamérica y el Caribe. Santiago, 21 de abril de 2004. En: Arch.PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 3. Abril-Diciembre de 2004. 344

nosotros dos, en representación del CELAM. La comida sería un almuerzo de trabajo. Le relatamos al Santo Padre toda la historia de esta iniciativa, comenzando con la proposición del Cardenal Oscar Andrés Rodríguez en la Asamblea de Caracas, en mayo del 2001, hasta la consulta reciente. [...] El Santo Padre había recibido la documentación que le había sido preparada para la audiencia y conocía la materia. Cuando llegamos a la pregunta clave, que estaba sometida a la resolución del Santo Padre - si el encuentro sería una Va Conferencia General del Episcopado Latinoamericano o una Asamblea especial del Sínodo de los Obispos - consideró las respuestas a la consulta reciente y no se hizo esperar su decisión favorable a una Va. Conferencia General. La comunicó con estas palabras: “Mantenete la vostra forma!”. [...] Con el Santo Padre hablamos también de la fecha de la celebración. En atención a todas las circunstancias y a las opiniones que ustedes enviaron, la celebración será, Dios mediante, en enero o febrero del año 2007.380 El Cardenal Errázurriz dejó en las manos del Santo Padre una carta en la que solicitaba la aprobación de la V Conferencia. Escribía el Cardenal Errázuriz “Con nuestros trabajos preparatorios no podemos seguir adelante, mientras Vuestra Santidad no tenga a bien manifestarnos si aprueba la celebración de una V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y defina la fecha aproximada de su eventual realización”.381 Con fecha 31 de mayo de 2004 el Cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado, escribía al Cardenal Giovanni Battista Re, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina: El Santo Padre, a la luz de cuanto el Cardenal Presidente del CELAM le ha expuesto, con su carta del pasado día 27 de mayo, ha aceptado la petición de convocar una Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, disponiendo además que tenga lugar en Roma en el mes de febrero del año 2007.382

380 Carta del Cardenal Francisco Javier Errázuris Ossa, Presidente del CELAM, a los Presidentes de las Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe. Santiago, 31 de mayo de 2004. En: Arch.PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 3. Abril-Diciembre 2004. 381 Cfr. Carta del Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, Presidente del CELAM, al Santo Padre. Roma, 27 de mayo de 2004. En: Arch.PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 3. Abril- Diciembre de 2004. 382 Carta del Cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado, al Cardenal Giovanni Battista Re, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Vaticano, 31 de mayo de 2004. En: Arch.PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 3. Abril-Diciembre de 2004. 345

2.6 Consulta a las Conferencias Episcopales de América Latina

Durante el 2004 y hasta abril del 2005, se hicieron las consultas necesarias a las Conferencias Episcopales, siguiendo la metodología ya empleada en las anteriores ocasiones a través de las reuniones episcopales regionales. Las reflexiones tenidas durante estas reuniones confirmaron el deseo de que el tema que se presentara al Papa versara sobre la identidad, la formación y la comunión de los discípulos de Jesucristo, como también su envío misionero y su misión como constructores de la comunión en la Iglesia y en la sociedad. El tema desde el principio apareció centrado en el ser Discípulos de Jesucristo. Con los aportes de las Conferencias se preparo el tema que fue propuesto al Papa para su aprobación

2.7 La aprobación del tema por parte del Papa

El CELAM deseaba que el Santo Padre pudiera entregarle el tema como él lo aprobara a comienzos de mayo. Pues así, con ocasión de la asamblea del CELAM, en Lima a partir del dia 17 de mayo del 2005, se podía comunicar a todas las Conferencias Episcopales de América Latina. Por eso apenas se pudo recoger de todas las Conferencias Episcopales las proposiciones, el CELAM propuso al Santo Padre el siguiente temario: “Por el encuentro con Jesucristo, discípulos y misioneros en la comunión de la Iglesia Católica, al inicio del tercer milenio, para que nuestros pueblos tengan vida”. El 28 de abril, pocos días después de la elección, el Santo Padre Benedicto XVI recibió en audiencia a la Presidencia del CELAM para tratar asuntos relacionados con la V Conferencia.383 El CELAM solicitó esa audiencia para dejar en manos del Santo Padre el tema, la fecha, el lugar y la convocación de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, que había sido ya aprobada por el Santo Padre Juan Pablo II y por él prevista para febrero del 2007.384

383 Cfr. L'america Latina sull'agenda del Papa. En: Avvenire, Venerdì 29 aprile 2005, 3. 384 Cfr. Carta de la Presidencia del CELAM al Santo Padre Benedicto XVI. Roma, 27 de abril de 2005. En: Arch.PCAL, V Confrencia, I-Preparación, 4. Marzo-Junio de 2005. 346

Ya en esa ocasión Su Santidad se mostró plenamente de acuerdo con la celebración de la misma, manifestando su deseo de aprobar el tema antes de la Asamblea del CELAM programada para mayo del 2005 en Lima. Sin embargo, la cantidad de asuntos a los cuales el Santo Padre debió atender durante los primeros meses de su pontificado le impidieron proceder rápidamente y dar la respuesta al CELAM en el tiempo deseado. El 7 de julio del 2005, durante la audiencia concedida al Presidente del CELAM, le entregó el tema definitivo de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, que el Cardenal Errázuriz comunicó a los Presidentes de las Conferencias Episcopales: El día 7 de este mes, en la audiencia que tuve con el Santo Padre en el Vaticano, me comunicó el tema que aprobaba para la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano: Discípulos y misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos en Él tengan vida. - “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6) – De esta manera el Santo Padre acogió las conclusiones acerca de la formulación del temario que aprotaron las 22 Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe que componen nuestro Consejo Episcopal, y las de nuestra Asamblea Ordinaria, celebrada en Lima.385 El Santo Padre enriqueció la enunciación del tema, pues suya es la expresión “en Él” y la cita evangélica.386

2.8 Documento de Participación ( o Consulta)

Una vez aprobado el tema por parte del Santo Padre, se iniciaron las actividades para la elaboración del Documento de Participación (o Consulta). Con la ayuda de algunos expertos, la Comisión Central Preparatoria de la V Conferencia se dedicó a la tarea de preparar el Documento que presentara el tema y suscitara la participación de las Comunidades en todas las diócesis del Continente.387 El Documento llamado justamente de Participación fue publicado en septiembre del

385 Carta del Cardenal Francisco Javier Errázurriz Ossa, Presidente del CELAM, a los Presidentes de las Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe. Santiago, 11 de julio de 2005. En: Arch.PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 5. Julio-Diciembre del 2005. 386 Cfr. CARDENAL FRANCISCO JAVIER ERRÁZURRIZ OSSA, Nota de presentación del Documento de Participación. Santiago, 8 de septiembre de 2005. 387 Con fecha del 3 de septiembre la CAL hizo llegar al CELAM algunas notas sobre el “Documento de participación”. Cfr. Arch.PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 5. Julio-Diciembre del 2005. 347

2005. Inmediatamente se hizo llegar a las Conferencias Episcopales para iniciar el período de estudio y participación. A partir de noviembre del 2005 se empezaron a recibir en la sede del CELAM los aportes de las Conferencias Episcopales. Durante el mes de diciembre fueron clasificadas, según los diversos temas. Respondieron 21 de las 22 Conferencias Episcopales. Sus respuestas sumaron 1.421 páginas. En los Estados Unidos de América se trabajó con el Documento de participación en 50 diócesis. También ellas enviaron el fruto de sus reflexiones

2.9 El Documento de síntesis

Así fue llamado el Documento preparatorio final, y no “Documento de Trabajo”, porque este último término se ha prestado a interpretaciones erróneas, como si fuera el esbozo del documento conclusivo. Con todo el material recibido, durante el mes de enero del 2007 un grupo de obispos y de teólogos trabajó en la sede del CELAM resumiendo los aportes recibidos y escribiendo el Documento de Síntesis. Este instrumento se entregó a todos los convocados a la Conferencia para que tuvieran el tiempo de prepararse en vista de una mejor participación en la Conferencia.

2.10 Lugar y fecha de celebración

El 14 de octubre del 2005, en el marco del Sínodo de los Obispos sobre la Eucaristía, Su Santidad Benedicto XVI recibió en audiencia los Cardenales Pedro Rubiano, Cláudio Hummes, Jorge Mario Bergoglio y Javier Errázurriz Ossa. El Santo Padre quería convenir sobre el lugar y la fecha de celebración de la V Conferencia. Para los Obispos latinoamericanos la presencia del nuevo Papa en América Latina era de suma importancia. La experiencia de los numerosos viajes de Juan Pablo II en el Continente demostraban cómo la presencia del sucesor de Pedro lograba despertar la fe de tantos que vivían alejados de la Iglesia y animar a los que se esforzaban por vivir en la fidelidad al evangelio y a la Iglesia. Además, su voz de Padre y Pastor de la Iglesia llegaría más directamente al corazón de los fieles. A estas razones pastorales los Cardenales añadieron una razón simbólica importante, era oportuno demostrar prácticamente la diferencia entre una Conferencia General del Episcopado y una Asamblea del Sínodo de los Obispos. En el caso de la Conferencia 348

General del Episcopado Latinoamericano, la iniciativa surgía en el seno mismo de los Obispos de América Latina, la primera proposición del tema era obra de los mismos obispos, el documento final es una expresión del magisterio del episcopado en comunión con el Santo Padre que autoriza su publicación. Con todas estas motivaciones, los Cardenales manifestaron su parecer en el sentido de que era conveniente que la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano se celebrara en el lugar de América Latina que el Santo Padre tuviera a bien establecer; y que el Episcopado y el pueblo latinoamericano anhelaban contar con la presencia de Pedro, que confirma en la fe a sus hermanos. Después de escuchar las proposiciones el Santo Padre decidió: “será junto al Santuario mariano de Aparecida. Dios que me ha dado este encargo, me dará las fuerzas para cumplirlo”. Como fecha aprobó que tuviera lugar desde el 13 al 31 de mayo del año 2007.388 El mismo día 14 de octubre, en la tarde, la Oficina de Prensa del CELAM emanó el siguiente comunicado de Prensa: EL viernes 14 de octubre, el Santo Padre Benedicto XVI recibió en audiencia al Presidente del CELAM, Cardenal Francisco Javier Errázuriz, en compañía de los Cardenales Pedro Rubiano de Colombia, Claudio Hummes de Brasil y Jorge Mario Bergoglio de Argentina. El Santo Padre deseaba informarse del avance del trabajo preparatorio de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Con gusto le fue entregado el primer ejemplar impreso del Documento de Participación. Después de escuchar con mucho interés los motivos que llevaron a los Presidentes de las Conferencias Episcopales a desear que la V Conferencia General fuera celebrada en Latinoamérica, con la gracia que alienta su ministerio de Pastor de la Iglesia Universal, manifestó a los cardenales presentes que le parecía bien celebrar la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe junto al Santuario Mariano de Aparecida en Brasil, e inaugurar allí la gran Asamblea durante el mes de mayo del año 2007. Recordamos que el tema de esta V Conferencia General fue entregado en julio pasado por el mismo Papa Benedicto XVI: “Discípulos y misioneros

388 Cfr. Carta de agradecimiento del Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, Presidente del CELAM, al Santo Padre. Ciudad del Vaticano, 14 de octubre de 2005; Carta del Cardenal Francisco Javier Errázuris Ossa, Presidente del CELAM, al Cardenal Giovanni Battista Re, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Ciudad del Vaticano, 15 de octubre de 2005. En: Arch.PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 5. Julio-Diciembre del 2005. 349

de Jesucristo para que nuestros pueblos en El tengan vida. Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14,6)”.3892.11 La convocación oficial

El día 20 de abril del 2006, el Cardenal Giovanni Battista Re comunicó al Presidente del CELAM, Cardenal Francisco Javier Errázurriz Ossa, que el Santo Padre convocaba oficialmente para los días 13 al 31 de mayo del año 2007 la Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Aquí el texto de la carta de convocación: Vaticano, 20 Abril de 2006 Prot. N. 645/03 Eminencia Reverendísima: El Santo Padre Benedicto XVI, acogiendo el deseo manifestado por el CELAM y teniendo en cuenta el bien de la Iglesia en los Países de América Latina ha convocado formalmente para los días del 13 al 31 de mayo del año 2007 la Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, cuya sede será la ciudad de Aparecida en Brasil. El tema de la Conferencia será: “Discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan vida” (“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”, Jn. 14,6). Por encargo de Su Santidad le comunico también que el Sumo Pontífice ha aprobado el adjunto Reglamento (anexo), que deberá seguirse para la preparación, designación de participantes y el desarrollo de dicha Quinta Conferencia. Ruego, por tanto, a Vuestra Eminencia que informe a las Conferencias Episcopales sobre la convocación del Santo Padre, pidiéndoles que procedan a la elección de sus representantes y oportunamente notifiquen el resultado de dichas elecciones a la Pontificia Comisión para América Latina. Así mismo, tenga a bien solicitar a las Conferencias Episcopales que presenten, de acuerdo con las disposiciones del Reglamento, las personas que pudieren participar como invitados u observadores en la Quinta Conferencia. Me es grato participarle que el Santo Padre agradece de corazón la labor de preparación de la Quinta Conferencia que ha ya realizado el CELAM y las Conferencias Episcopales, extendiendo también su gratitud a quienes colaboran en dicha preparación. Invocando la intercesión de María Madre de la Iglesia para el feliz éxito de este importante acontecimiento eclesial, el Santo Padre envía su especial bendición apostólica.390

389 Oficina de Prensa del Consejo Episcopal Latinoamericano, Boletin del 14 de octubre de 2006. 350

El 12 de diciembre, día de Nuestra Señora de Guadalupe, a las 12 del mediodía de Roma, se hizo público el nombramiento de los tres Presidentes, del Secretario General y del Secretario Adjunto de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. El comunicado de prensa emanado por la Sala de Prensa de la Santa Sede y publicado en L’Osservatore Romano es el siguiente: El Santo Padre, acogiendo el deseo expresado por el CELAM, ha convocado la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, que tendrá lugar en Aparecida (Brasil) del 13 al 31 de mayo del 2007 y que tendrá como tema: "Discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan vida" ("Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida", Jn 14,6). El Papa ha nombrado Presidentes de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano: - al Eminentísimo Cardenal Giovanni Battista Re, Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina; - al Eminentísimo Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, Arzobispo de Santiago de Chile y Presidente del CELAM; - al Eminentísimo Cardenal Geraldo Majella Agnelo, Arzobispo de San Salvador de Bahía y Presidente de la Conferencia Episcopal Brasileña. El Santo Padre también ha nombrado Secretario General de la mencionada Conferencia General a S.E. Mons. Andrés Stanovnik, O.F.M. Cap., Obispo de Reconquista y Secretario General del CELAM; y Secretario Adjunto a S.E. Mons. , Obispo Auxiliar de Sao Paulo Y Secretario General de la Conferencia Episcopal de Brasil.391 2.12 Celebración. Discurso inaugural de S. S. Benedicto XVI

La V Conferencia del Episcopado Latinoamericano fue inaugurada por el Santo Padre Benedicto XVI la tarde del 13 de mayo del 2007, con un discurso que trazó las líneas fundamentales de la Conferencia misma. En su discurso el Papa agradece a Dios por el don de la fe que ha animado a los pueblos de América Latina durante más de cinco siglos; subraya la continuidad de la V Conferencia con las Conferencias precedentes celebradas en Río de Janerio (1955), Medellín (1968), Puebla de los Ángeles (1979) y Santo Domingo

390 Cfr. Carta del Cardenal Giovanni Battista Re, Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, al Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, Presidente del CELAM. Vaticano, 20 de abril de 2006. En: Arch.PCAL, I-Preparación, 6. Marzo-Junio del 2006. 391 L'Osservatore Romano, 12 de Octubre de 2006. 351

(1992), reconociendo que desde la última Conferencia muchas cosas han cambiado y nuevos desafíos se presentan a la acción evangelizadora de la Iglesia. El Papa indicó los principales desafíos y signos de esperanza que brillan en el horizonte de la Iglesia latinoamerica y que constituirían materia de reflexión de la V Conferencia, en el tentativo de ayudar a los fieles a vivir en fidelidad al Evangelio en el hoy de América Latina. 2.12.1 Desafíos y signos de esperanza a) Desafíos El resurgir de las religiones precolombinas, que, viendo la Iglesia como parte del proceso de colonización y de opresión, pretenden separarse de Cristo y de la Iglesia; el fenómeno de la globalización; formas de gobierno autoritarias o inspiradas en ideologías que se pensaban ya superadas; aumento de la pobreza; debilitamiento de la vida cristiana y de su influjo en la sociedad; debilitamiento del sentido de pertenencia a la Iglesia; el secularismo; el hedonismo; el indiferentismo religioso; el proselitismo de numerosas sectas, de religiones animistas y de nuevas expresiones seudorreligiosas. b) Signos de esperanza La evolución hacia la democracia, que se nota en casi todos los países del Continente; la madurez de las comunidades eclesiales; la juventud de la Iglesia latinoamericana; la presencia de nuevos movimientos eclesiales y de nuevos institutos de vida consagrada; la rica y profunda religiosidad popular; la profunda devoción a la Virgen María; la devoción a los santos; el amor al Papa y a los demás Pastores. 2.12.2 Discípulos y misioneros El Santo Padre pasó luego a iluminar con su palabra de Supremo Pastor de la Iglesia, cada uno de los puntos a los que hacía mención el tema central de la Conferencia: Discípulos y Misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan vida. Desarrollando la primera parte, Discípulos y misioneros, el Santo Padre recordó la vocación bautismal de los fieles a ser discípulos y misioneros de Jesucristo. La Iglesia tiene la gran tarea de custodiar y alimentar la fe del Pueblo de Dios, y recordar también a los fieles de este Continente que, en virtud de su bautismo, están llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo. 352

Esto conlleva seguirlo, vivir en intimidad con Él, imitar su ejemplo y dar testimonio. Todo bautizado recibe de Cristo, como los Apóstoles, el mandato de la misión: “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará” (Mc 16,15). Pues ser discípulos y misioneros de Jesucristo y buscar la vida “en Él” supone estar profundamente enraizados en Él. 2.12.3 “Para que en Él tengan vida” Los pueblos de América Latina y del Caribe han de ser llevados al encuentro con Jesucristo para que en Él tengan vida. El anhelo profundo de plenitud de vida humana y cristiana es, sobre todo, anhelo de “la plenitud de vida que Cristo nos ha traído: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10). Con esta vida divina se desarrolla también en plenitud la existencia humana, en su dimensión personal, familiar, social y cultural. Este encuentro con Cristo vivo que dona la plenitud de la vida se da en modo particular en la Eucaristía. De aquí la necesidad de dar prioridad pastoral a la valorización de la Misa dominical. Cada domingo y cada Eucaristía es un encuentro personal con Cristo. Al escuchar la Palabra divina, el corazón arde porque es Él quien la explica y proclama. Cuando en la Eucaristía se parte el pan, es a Él a quien se recibe personalmente. La Eucaristía es el alimento indispensable para la vida del discípulo y misionero de Cristo. Del encuentro con Jesucristo vivo surgen luego las estructuras justas de la sociedad que permitirán un orden social justo. Las estructuras justas son, como he dicho, una condición indispensable para una sociedad justa, pero no nacen ni funcionan sin un consenso moral de la sociedad sobre los valores fundamentales y sobre la necesidad de vivir estos valores con las necesarias renuncias, incluso contra el interés personal. Donde Dios está ausente – el Dios del rostro humano de Jesucristo – estos valores no se muestran con toda su fuerza, ni se produce un consenso sobre ellos. No quiero decir que los no creyentes no puedan vivir una moralidad elevada y ejemplar; digo solamente que una sociedad en la que Dios está ausente no encuentra el consenso necesario sobre los valores morales y la fuerza para vivir según la pauta de estos valores, aun contra los propios intereses. Ser auténticos discípulos y misioneros de Jesucristo para que los pueblos de América Latina y el Caribe en Él tengan vida, es el mejor servicio que la Iglesia presta en el propósito de afrontar y solucionar los graves problemas sociales y políticos 353

2.12.4 Otros campos prioritarios Concluyendo su discurso el Santo Padre continúa diciendo: “para llevar a cabo la renovación de la Iglesia a vosotros confiada en estas tierras, quisiera fijar la atención con vosotros sobre algunos campos que considero prioritarios en esta nueva etapa”. E indica así: a) La familia La familia, “patrimonio de la humanidad”, constituye uno de los tesoros más importantes de los pueblos latinoamericanos. b) Los sacerdotes Los primeros promotores del discipulado y de la misión son aquellos que fueron llamados “para estar con Jesús y ser enviados a predicar» (cf. Mc 3,14), o sea, los sacerdotes. c) Religiosos, religiosas y consagrados En un mundo que tantas veces busca, sobre todo, el bienestar, la riqueza y el placer como finalidad de la vida, y que exalta la libertad prescindiendo de la verdad del hombre creado por Dios, vosotros dais testimonio de que existe otra forma de vivir con sentido; recordad a vuestros hermanos y hermanas que el Reino de Dios ha llegado; que la justicia y la verdad son posibles si nos abrimos a la presencia amorosa de Dios nuestro Padre, de Cristo nuestro Señor, del Espíritu Santo nuestro Consolador. d) Los laicos Todos los hombres y mujeres bautizados deben tomar conciencia de que fueron configurados con Cristo Sacerdote, Profeta y Pastor, a través del sacerdocio común del Pueblo de Dios. Deben sentirse corresponsales en la construcción de la sociedad según los criterios del Evangelio, con entusiasmo y audacia, en comunión con sus Pastores. e) Los Jóvenes y la pastoral vocacional En América Latina la mayoría de la población está formada por jóvenes. A este respecto debemos recordarles que su vocación es ser amigos de Cristo, discípulos, centinelas de la mañana. Iluminados con la palabra del Santo Padre la Conferencia inició sus actividades. Fueron días de intensa oración, reflexión y estudio. El 29 de mayo los miembros de la Conferencia enviaron su mensaje final a los pueblos de América Latina y del Caribe donde se convoca a todos 354 los fieles del Continente a realizar con entusiasmo la Gran Misión Continental, como un nuevo Pentecostés para la Iglesia en Latinoamérica. En el Santuario de Nuestra Señora Aparecida, el 31 de mayo el Cardenal Javier Errazurriz Ossa celebró la eucaristía conclusiva. El Documento final fue dejado en manos de la Presidencia de la V Conferencia General para ser presentado al Santo Padre, en orden a su futura publicación.

2.13 El Documento final

El lunes 11 de junio, los tres presidentes de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe fueron recibidos por el Papa Benedicto XVI en audiencia privada en donde consignaron el Documento de Conclusiones de la recién finalizada Conferencia General, documento que lleva el nombre de Aparecida. Los Cardenales Francisco Javier Errázuriz, Giovanni Battista Re y Geraldo Magella Agnelo, se reunieron con el Santo Padre para presentarle el fruto de los 18 días de trabajo concretados en el Documento de Aparecida y compartir con el Santo Padre las bondades del ambiente en que se realizó la conferencia, no sólo por el ambiente físico del Santuario, sino por el clima de comunión y de presencia del Espíritu Santo que todos los asistentes experimentaron. El Documento de Aparecida, presentado al Papa, tiene tres grandes partes que siguen el método de reflexión teológico-pastoral “ver, juzgar y actuar”. Propone mirar la realidad con ojos iluminados por la fe y un corazón lleno de amor, proclama con alegría el Evangelio de Jesucristo para iluminar la meta y el camino de la vida humana, y busca, mediante un discernimiento comunitario abierto al soplo del Espíritu Santo, líneas comunes de una acción realmente misionera, que ponga a todo el Pueblo de Dios en un estado permanente de misión. Ese esquema tripartito está hilvanado por un hilo conductor en torno a la vida, en especial la Vida en Cristo, y está recorrido transversalmente por las palabras de Jesús, el Buen Pastor: “Yo he venido para que las ovejas tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10). El 29 de junio del 2007, el Papa Benedicto XVI con carta dirigida a los obispos de América Latina y el Caribe, autorizó la publicación del Documento de Aparecida. 355

Al mismo tiempo que expreso mi reconocimiento por el amor a Cristo y a la Iglesia, y por el espíritu de comunión que ha caracterizado dicha Conferencia General, autorizo la publicación del Documento Conclusivo, pidiendo al Señor que, en comunión con la Santa Sede y con el debido respeto por la responsabilidad de cada Obispo en su propia Iglesia particular, sea luz y aliento para una fecunda labor pastoral y evangelizadora en los años venideros. En este Documento hay numerosas y oportunas indicaciones pastorales, motivadas con ricas reflexiones a la luz de la fe y del contexto social actual. Entre otras, he leido con particular aprecio las palabras que exhortan a dar prioridad a la Eucaristía y a la santificación del Día del Señor en los programas pastorales (cf. nn. 251-252), así como las que expresan el anhelo de reforzar la formación cristiana de los fieles en general y de los agentes de pastoral en particular. En este sentido, ha sido para mí motivo de alegría conocer el deseo de realizar una "Misión Continental" que las Conferencias Episcopales y cada diócesis están llamadas a estudiar y llevar a cabo, convocando para ello a todas las fuerzas vivas, de modo que caminando desde Cristo se busque su rostro (cf. Novo millennio ineunte, 29).392 2.14. La CAL y la Va Conferencia General

Ya en cuanto hemos dicho hasta aquí aparece evidente la importante participación que tuvo la CAL en el proceso de preparación de la V Conferencia General. En este último numeral queremos resaltar en modo particular el interés que la CAL, a través del Cardenal Presidente y del Obispo Vice-Presidente, dedicó a la preparación de la Conferencia y está dedicando al post-Aparecida. a) En el proceso de preparación La CAL tuvo una importante participación durante todo el proceso de preparación de la V Conferencia General desde el momento mismo en que el CELAM consideró la posibilidad de su realización hasta el día de su inauguración el 13 de mayo en Aparecida. - Apoyo a la iniciativa del CELAM A partir del momento en que surgió la idea de celebrar la Va Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, el Cardenal Giovanni Battista Re y S.E. Mons. Cipriano Calderón hasta el 2003 y

392 Benedicto XVI, Carta de S. S. Benedicto XVI a los Hermanos en el Episcopado de América Latina y el Caribe, Vaticano, 29 de junio de 1007. En: CELAM, Documento de Aparecida. 356

S.E. Mons. Luis Robles hasta el 2007, acompañaron constantemente el camino de la Conferencia. A la propuesta del CELAM presentada al Santo Padre el 12 de octubre del 2001,393 el Cardenal Re escribió al CELAM, en nombre del Santo Padre, animando al Episcopado latinoamericano con la noticia que la propuesta del CELAM “había sido acogida favorablemente”.394 En el 2003 la CAL acompañó el trabajo del CELAM, que en colaboración con todas las Confrencias Episcopales de América Latina trabajaba en la preparación de la Va Conferencia. En ese año, como previsto en la carta del 2001, el CELAM presentó nuevamente al Santo Padre la solicitud de la celebración de dicha Conferencia General. La documentación presentada por el CELAM fue estudiada por la CAL por parte de su Vice-Presidente, Mons. Cipriano Calderón, quien presentó al Cardenal Secretario de Estado, Angelo Sodano, una relación detallada sobre cuanto había adelantado el CELAM desde el 2001. Mons. Calderón anexaba a su relación algunas consideraciones respecto a la oportunidad de celebrar una V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, teniendo presente la gran movilización de personal que implicaba su realización, el larguísimo trabajo de preparación y los inmensos gastos económicos.395

393 Cfr. Arch.PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 1. Pasos iniciales, 1) Propuesta del CELAM al Santo Padre realización de la V Conferencia. 12 de Octubre de 2001. 394 Cfr. Arch.PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 1. Pasos iniciales, 4) Carta del Card. Re al Presidente del CELAM, comunicando que la propuesta ha sido considerada favorablemente, pero en el 2003 se tomará la decisión. 30 de noviembre de 2001. 395 Cfr. Arch.PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 1. Pasos iniciales, 6) Carta de Mons. Cipriano Calderón al Card. Sodano con informe de la eventual V Conferencia. 11 de abril de 2003. En el Informe, Mons. Cipriano Calderón escribía: “Consideraciones. Según la praxis, seguida en la realización de las anteriores Conferencias, es el Santo Padre quien: - Decide sobre la oportunidad de realizar la Asamblea (Aprobación); - Anuncia la Conferencia; - Convoca la Conferencia; - Señala el tema y sus contenidos; - Establece la estructura y un “Reglamento”, dada la particular condición canónica de dicha Asamblea, sobre la cual no hay ninguna referencia en la legislación eclesiástica; - Fija el lugar de la celebración; - Hace los nombramientos para la Conferencia (Presidentes, Participantes por designación Pontificia: escogidos entre los Cardenales, Obispos, párrocos, religiosos y religiosas y los peritos); - Establece el número de participantes por elección y aprueba el elenco de los elegidos por cada Conferencia Episcopal. (En la anterior Conferencia los Miembros fueron unos 250 en total a los que hay que añadir los peritos y ayudantes). Se trata pues de una gran movilización eclesial. Todo el iter preparatorio comporta un gran trabajo, larguísimo, dada la necesidad de realizar en Roma varias etapas del proceso de la Conferencia: - Consulta a las Conferencias Episcopales sobre el tema; - Consulta a los Emmos. Señores Cardenales Latinoamericanos y a los Nuncios sobre las propuestas presentadas; - Solicitud de parecer a diversos Dicasterios de la Curia Romana; - Elaboración de un primer documento “Lineamenta”; - Consultas y reflexiones de las 357

El 4 de octubre del 2003 fue nombrado Vice-Presidente de la CAL Mons. Luis Robles, Arzobispo mexicano hasta entonces Nuncio Apostólico en Cuba. Mons. Robles acompañó desde entonces el proceso de preparación de la Conferencia que el CELAM venía adelantando. Por parte de la CAL tomó parte en la reunión de Puebla celebrada en febrero del 2004 para celebrar los 25 años de la Tercera Conferencia General y como ocasión para reflexionar sobre la V Conferencia. Por invitación de Mons. Leonardo Sandri, Sustituto de la Secretaría de Estado, Mons. Robles preparó una reseña de lo acontecido en Puebla en la perspectiva de la V Conferencia; este artículo revela el decidido apoyo de Mons. Robles y de la CAL al proyecto de la Conferencia como respuesta a los graves desafíos que la acción pastoral encuentra en América Latina y que fueron seriamente analizados en la reunión de Puebla.396 A partir de la reunión de Puebla la Presidencia del CELAM y la CAL mantuvieron una nutrida comunicación epistolar en la que la CAL manifestaba su apoyo en todo lo relativo a la preparación de ese gran evento eclesial.397 Mons. Robles, de regreso de Puebla, además de preparar la relación solicitada por el Sustituto de la Secretaría de Estado, estudió la documentación producida durante la reunión de Puebla y que el

Conferencias Episcopales; - Redacción de un Documento de Trabajo, base para la reflexión de los Obispos; - Consulta de los Dicasterios de la Curia Romana sobre los aportes o indicaciones relativos al tema y que, en cierta manera, desean presentar a la Conferencia; - Después de la Conferencia, la Santa Sede examina los textos aprobados por la Asamblea y decide sobre su valor. Todo el trabajo de preparación de las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano (Medellín, Puebla, Santo Domingo) se ha realizado por medio de la Pontificia Comisión para América Latina, que ha dirigido las tareas organizativas (arriba indicadas). Al CELAM le corresponde por estatutos la preparación logística y material de la misma [Cf. Estatutos del CELAM, Art. 4 &7]. Los gastos totales de la Conferencia son inmensos. Para la Conferencia de Santo Domingo, el dinero empeñado ascendió a más de USA $ 1.500.000 La Pontificia Comisión para América Latina entregó al CELAM 300.000 dólares, pero además, cubrió numerosas facturas y gastos laterales. De forma que el aporte de la Comisión fue de más de USA $ 500.000. Incluido el déficit de USA $ 170.000 que el CELAM dejó en Santo Domingo y que abonó la Comisión”. 396 El artículo fue publicado en la edición española del Osservatore Romano el 12 de marzo del 2004. 397 Cfr. Arch.PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 3. Comuicación Abril-Diciembre de 1004; 4. Comuicación marzo-junio de 2005; 5. Comunicación julio-diciembre del 2005; 6. Comunicación marzo-junio del 2006; 7. Comunicación julio-diciembre del 2006; 8. Comuicación febrero-abril del 2007. 358

Presidente del CELAM hizo llegar al Presidente de la CAL, Cardenal Re.398 - La CAL y la forma canónica de la V Conferencia General En el debate que se dio durante el proceso de preparación sobre el carácter canónico de la reunión episcopal que el CELAM solicitaba, la CAL tuvo también una importante actuación en la decisión pontificia de “conservar la forma” de Conferencia General. Pues, aunque si se había dado la luz verde para preparar la Asamblea que solicitaba el CELAM, no era claro si sería una V Conferencia General, una Asamblea Extraordinaria del CELAM o una Asamblea Especial para América Latina y el Caribe del Sínodo de los Obispos.399 De la consulta, promovida por la Secretaría de Estado, a los Cardenales latinoamericanos y a los Presidentes de las Conferencias Episcopales del Continente resultó claro que el Episcopado latinoamericano valoraba la forma de Conferencia General, como venía celebrándose ya desde 1955. En este proceso de consulta y de estudio de las conclusiones el CELAM encontró en la CAL un válido apoyo, que se concretizó luego en la decisión del Santo Padre en el sentido de que la reunión fuera una V Conferencia del Episcopado Latinoamericano. - La CAL y la fecha de la V Conferencia General La CAL, a través del Cardenal Re y de S.E. Mons. Cipriano Calderón, en un primer momento, y de S. E. Mons. Luis Robles, posteriormente, intervino también en cuanto tuvo que ver con la fecha de celebración de la V Conferencia. En el 2001 el CELAM pensó la mencionada Conferencia como momento central de la celebración de sus 50 años en el 2005, pero ya allí la CAL sugirió que se pensara para los primeros meses del 2006, para no coincidir con la celebración de la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre la Eucaristía, ya en programa para el 2005. Luego, deseando recoger los frutos de dicha Asamblea del Sínodo, la CAL sugirió esperar la promulgación de la Exhortación Apostólica post-sinodal, de modo que la V Conferencia

398 Cfr. Arch.PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 2. Aniversario XXV de Puebla realizado en febrero del 2004, 3) El CELAM y la V Conferencia, b) Razones por las cuales desde la perspectiva del CELAM conviene se realice una V Conferencia, enviada al Card. Re por el Presidente del CELAM, ahora con comentarios de Mons. Robles. 05 de abril de 2004. 399 Cfr. Arch.PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 3. Comunicación abril-diciembre de 2004. 359 fuera enriquecida con los frutos del Sínodo. El Santo Padre, de acuerdo con el CELAM, dispuso que la Conferencia se celebrara en febrero del 2007, después de la promulgación de la Exhortación Apostólica y antes de la Asamblea Ordinaria del CELAM, en programa para mayo del 2007. Con la muerte de S.S. Juan Pablo Il, el 2 de abril de 2005, y con la elección de S.S. Benedicto XVI, el 19 de abril sucesivo, la fecha de celebración tuvo que ser necesariamente cambiada, para dar tiempo al nuevo Papa de organizar su programa y evacuar los compromisos que el inicio del ministerio petrino implica. Así, la Asamblea se celebró finalmente en mayo del 2007. - La CAL y la sede de la V Conferencia General En cuanto tiene que ver con el lugar de la celebración, el CELAM deseaba celebrar la V Conferencia en América Latina y contar con la presencia del Santo Padre al menos en la sesión inaugural. La CAL, sin embargo, sugirió desde el principio la oportunidad de celebrar la V Conferencia en Roma, teniendo presente sobre todo la salud del Papa Juan Pablo II, para quien un viaje a América Latina resultaría supremamente fatigoso. En la XIX Asamblea Ordinaria del CELAM celebrada en Tuparendá, Paraguay, se buscó un sitio adecuado en Latinoamérica para celebrar allí la V Conferencia, si el Santo Padre no tomaba la decisión de celebrarla en Roma. Se optó entonces por el ofrecimiento de la Conferencia Episcopal de Ecuador que ponía a disposición un lugar cercano a Quito apto como albergue y como lugar de trabajo para todos los miembros de dicha Conferencia, con la sobriedad que la misma exigía. Después de la Asamblea de Tuparendá, la Presidencia del CELAM sostuvo varias reuniones en Roma con los Cardenales Latinoamericanos y con algunos Prefectos de los Dicasterios de la Curia Romana y en estas reuniones se fue viendo que la decisión aprobada en Paraguay tenía el gran inconveniente de la altura. Con seguridad muchos de los miembros de la mencionada Conferencia, sobre todo por la edad, tendrían dificultad con la altura de Quito. También se hizo notar que en Quito se temían manifestaciones de grupos indigenistas con ocasión de una Conferencia General, debido a la presencia de tantos Obispos, Arzobispos y Cardenales, y del mismo Santo Padre, que constituía una ocasión propicia para quienes quieren así aparecer en la pantalla mundial. 360

En el 2004 el Cardenal Secretario de Estado comunicó a la presidencia del CELAM que el Santo Padre Juan Pablo II había decidido que la V Conferencia General tendría lugar en Roma. Con la elección del Papa Benedicto XVI, el deseo del CELAM de poder celebrar la Conferencia en tierra latinoamericana y de contar con la presencia del Papa, volvió a aparecer. Así, con la intención de contar con una alternativa a la ciudad de Roma y visto que Quito no despertaba mucho entusiasmo entre los que participarían en la Conferencia, el CELAM buscó otra alternativa en Latinoamérica. Durante la XXX Asamblea Ordinaria del CELAM celebrada en Lima los obispos ecuatorianos presentaron la opción de Guayaquil, sin embargo durante dicha Asamblea del CELAM aparecieron otras posibles sedes para la V Conferencia, Chile y Argentina. Se optó entonces por presentarle al Papa los siguientes lugares en este orden: Argentina (cerca de Buenos Aires o de Córdoba), Santiago y Guayaquil. A favor de la presentación de Argentina y Chile como primeras opciones por delante de Guayaquil pesó el hecho de que las Conferencias anteriores habían tenido lugar en cuatro de las cinco regiones geográficas en las que está dividido el CELAM, faltaba solo el Cono Sur de habla castellana.400 Sin embargo, después el Santo Padre Benedicto XVI, cuando tomó la decisión de que la Conferencia se realizara en América Latina, dispuso que la Conferencia se celebraría en Aparecida y con la confianza puesta en Dios haría el viaje a Brasil para inaugurarla. La CAL se interesó igualmente en la elaboración y aprobación del Reglamento,401 en la redacción del Documento de Participación,402 en la elaboración de la lista de las personas participantes en la V Conferencia403 y en el financiamiento de la misma.404

400 Cfr. Arch. PCAL, V Conferencia, I-Preparación, 4. Correspondencia Marzo-Junio 2005. 401 Cfr. Arch.PCAL, V Conferencia, I- Preparación, 9. Reglamento. 402 Cfr. Arch.PCAL, V Conferencia, I- Preparación, 10. Documento de Participación. 403 Cfr. Arch.PCAL, V Conferencia, I- Preparación, 11. Proceso de elaboración de listas personas participantes en la V Conferencia; 12. Notificación de invitación a los participantes de la V Conferencia; 13. Fichas de inscripción. 404 Cfr. Arch.PCAL, V Conferencia, I- Preparación, 14. Financiamiento. 361

b) En el post-Aparecida Una vez concluida la Conferencia la CAL se interesó en el seguimiento de la redacción definitiva del Documento conclusivo,405 en el proceso de aprobación del mismo por parte de la Santa Sede406 y en su divulgación La CAL ha seguido igualmente las reacciones que el estudio del Documento ha ido suscitando en los ambientes eclesiales de América Latina, sobre todo en cuanto tiene que ver con las Comunidades Eclesiales de Base407 y con las reacciones suscitadas por los cambios efecutados al Documento conclusivo.408 Sigue igualmente con interés la acogida que en la sociedad civil ha ido teniendo las voz del Episcopado latinoamericano sobre temas como la justicia social, la dignidad humana, la solidaridad, la justicia internacional, los migrantes, los enfermos, los adictos dependientes, los detenidos en cárceles, el matrimonio y la familia, los niños, los adolescentes y los jóvenes, los ancianos, la dignidad y participación de la mujer en la vida de los pueblos, la cultura de la vida, el cuidado del medio ambiente, la educación como bien público, la integración de los indígenas y de los afroamericanos en la sociedad latinoamericana, entre otros. Con el fin de estudiar el Documento de Aparecida La CAL ha promovido encuentros con los Embajadores de los países latinoamericanos ante la Santa Sede,409 con los Responsables de los Dicasterios de la Curia Romana410 y con los Rectores de los Colegios latinoamericanos e Internacionales con sede en Roma.411

405 Cfr. Arch.PCAL, V Conferencia, III- Después de Aparecida, 1) La 3a y 4 redacciones: la última fue enviada al Santo Padre para su aprobación. 406 Cfr. Arch.PCAL, V Conferencia, III- Después de Aparecida, 2) Proceso de aprobación del Documento conclusivo, carta de aprobación, modificaciones. 407 Cfr. Arch.PCAL, V Conferencia, III- Después de Aparecida, 4) Comunidades Eclesiales de Base (C.E.B.) y otros retoques. 408 Cfr. Arch. PCAL, V Conferencia, III- Después de Aparecida, 5) Reacciones a los cambios efectuados al Documento conclusivo. 409 Reunión celebrada el 9 de noviembre del 2007. Cfr. Arch.PCAL, V Conferencia, III- Después de Aparecida, 9) Actividades programadas por la CAL para el estudio del Documento conclusivo. 410 La reunión se llevó a cabo el 15 de noviembre del 2007. Cfr. Arch.PCAL, V- Conferencia, 9) Actividades programadas para el estudio del Documento conclusivo. 411 La reunión se celebró el 30 de noviembre del 2007. Cfr. Arch.PCAL, V Conferencia, 9) Actividades programadas para el estudio del Documento conclusivo. 362

En las actividades programadas por la CAL para el estudio del Documento reviste gran importancia el libro que sobre la V Conferencia ha preparado la Comisión en colaboración con algunos miembros del Episcopado latinoamericano y de los Dicasterios de la Curia Romana. Será un instrumento útil para profundizar en el análisis de las Conclusiones de Aparecida de modo que la V Conferencia sea “una ocasión propicia para repensar la pastoral de tal modo que se refuerce la transmisión de la Fe en América Latina”.

Capítulo XXIV

Breve perfil biográfico de los Presidentes y Vice-Presidentes de la CAL

1. Cardenales Presidentes

Durante los últimos veinte años han presidido la Pontificia Comisión para América Latina los Eminentísimos Señores Cardenales Bernardin Gantin, Lucas Moreira Neves y Giovanni Battista Re. De Su Eminencia el Cardenal Bernardin Gantin, ya hemos presentado su perfil biográfico en la parte precedente, por tanto omitiremos hacerlo en esta.

1.1 Em.mo Sr. Cardenal Moreira Neves

Lucas Moreira Neves nació el 16 de septiembre de 1925 en São João del Rei (Brasil). El 7 de marzo de 1945 hizo su profesión solemne en la Orden de Predicadores y el 9 de julio de 1950 fue ordenado sacerdote. El 9 de junio de 1967 fue nombrado Obispo auxiliar de Sao Paolo y el 24 de agosto fue consagrado por el Cardenal Agnelo Rossi. El 7 de marzo de 1974 fue nombrado Vice Presidente del Pontificio Consejo de Laicos y el 15 de octubre 1979 Secretario de la Congregación para los Obispos. El 9 de julio de 1987 fue elegido Arzobispo de Sao Salvador da Bahía, regresando así a su natal Brasil. El 28 de junio de 1988 fue creado Cardenal por Su Santidad Juan Pablo II. El 25 de junio de 1998 fue nombrado Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la CAL, cargos en los 363 que permaneció hasta el 16 de septiembre del 2000, cuando cumplió exactamente 75 años. Murió el 8 de septiembre del 2002. Ha sido, hasta ahora, el único latinoamericano Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.

1.2 Em.mo Sr. Cardenal Giovanni Battista Re

Giovanni Battista Re nació el 30 de enero de 1934 en Borno, Italia. Ordenado sacerdote a los 23 años de edad, el 3 de marzo de 1957, para la diócesis de Brescia en Italia. El 9 de octubre de 1987 fue nombrado Arzobispo de Forum Novum y Secretario de la Congregación para los Obispos. Recibió la consagración episcopal el 7 de noviembre de 1987, de manos de Su Santidad Juan Pablo II. El 12 de diciembre de 1989 fue nombrado Oficial de la Secretaría de Estado, cargo en el que permaneció hasta el 16 de septiembre del 2000, cuando fue nombrado Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. El 21 de febrero del 2001 fue elevado a la dignidad cardenalicia. Su Santidad Benedicto XVI lo confirmó Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la CAL, el 21 de abril del 2005.

2. Obispos Vice-Presidentes

Tres Excelentísimos Señores Obispos han ocupado el cargo de Vice- Presidente de la CAL, desde que éste fue instituido por el Papa Juan Pablo II en el Motu Proprio Decessores Nostri.

2.1 S. E. R. Cipriano Calderón

Cipriano Calderón Polo nació el 1º de diciembre de 1927 en Plasencia, España. El 19 de marzo de 1953 fue ordenado sacerdote para la diócesis de Plasencia. Miembro de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos. Trabajó en Roma como periodista y profesor en el Pontificio Colegio Español. Desde 1968 fue nombrado responsable de la edición en lengua española del Osservatore Romano. El 3 de diciembre de 1988, fue elegido Obispo titular de Thagora y Vice-Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, fue consagrado Obispo el 6 de enero de 1989 por Su Santidad Juan Pablo II. 364

Se desempeñó como Vice-Presidente de la CAL hasta el 4 de octubre del 2003.

2.2 S. E. R. Luis Robles

Luís Robles Díaz nació el 6 de marzo de 1938 en El Grullo, México. El 14 de abril de 1963 fue ordenado sacerdote para la diócesis de Autlán. El 16 de febrero de 1985 fue nombrado Arzobispo titular de Stephaniacum y Nuncio Apostólico en Sudán. Fue consagrado Obispo el 9 de abril de 1985 por el Cardenal Ernesto Corripio y Ahumada. El 13 de marzo de 1990 fue designado Pro-Nuncio Apostólico en Uganda y el 6 de marzo de 1999 fue trasladado a Cuba como Nuncio Apostólico. El 4 de octubre del 2003 fue designado Vice-Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, cargo que desempeñó hasta el 7 de abril del 2007, día de su fallecimiento.

2.3 S. E. R. Octavio Ruiz Arenas

Octavio Ruiz Arenas nació el 21 de diciembre de 1944 en Bogotá, Colombia. Ordenado sacerdote del clero de la Arquidiócesis de Bogotá, el 29 de noviembre de 1969. Durante 11 años prestó sus servicios como Oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El 8 de marzo de 1996 fue nombrado Obispo titular de Troina y Obispo auxiliar de Bogotá. Recibió la ordenación episcopal el 13 de abril de 1996 por imposición de manos del Cardenal Pedro Rubiano Sáenz. El 16 de julio del 2002 fue nombrado Obispo de Villavicencio y el 3 de julio del 2004, al ser elevada la diócesis de Villavicencio a Arquidiócesis Metropolitana, fue nombrado por S.S. Juan Pablo II primer Arzobispo Metropolitano de dicha sede. Recibió el palio arzobispal de manos del papa Benedicto XVI el 29 de junio de 2005. El 31 de mayo del 2007, durante la sesión de clausura de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano realizada en Aparecida (Brasil), S.S. Benedicto XVI lo nombró Vice-Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.

3. Los Oficiales de la CAL

Desde su restructuración en 1988 la CAL ha tenido los siguientes oficiales: 365

En 1991 la CAL asumió como Oficiales: al P. Víctor Manuel Ochoa Cadavid, del clero de la Arquidiócesis de Medellín; al P. Juan de Dios Olvera Delgadillo, del clero de la Arquidiócesis de México; a la Hermana Rosa Idalia Mejía Molina, religiosa de El Salvador y perteneciente a la Congregación de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción; y a la señora Lina Tentori Montalvo, italiana, quien hacía ya parte del orgánico de la CAL desde 1986, como escritora. En 1995 el P. Juan de Dios Olvera Delgadillo regresó a la Arquidiócesis de México y en su lugar fue asumido el P. Jair Ferreira Pena, de la Diócesis de São João da Boa Vista, Brasil. En 1997 terminó su servicio como Oficial el P. Jair Ferreira Pena y regresó a la actividad pastoral en su diócesis. En su lugar fue asumido el P. Luis Ferroggiaro Dentone, sacerdote diocesano de la Arquidiócesis de Lima y miembro de la Sociedad de Vida Apostólica Sodalitium Christianae Vitae. El P. Ferroggiaro prestó sus servicios durante siete años, hasta el 2004. Lo sustituyó el P. José Ignacio Tola Claux, sacerdote peruano miembro de la misma Sociedad de Vida Apostólica. El 4 de enero del 2006, Mons. Víctor Ochoa Cadavid fue nombrado Obispo auxiliar de Medellín, Colombia. Recibió la consagración episcopal el 1º de abril de manos de Su Eminencia el Cardenal Giovanni Battista Re. En su lugar fue asumido el Padre Humberto González Franco, del clero de la Arquidiócesis de Manizales, Colombia. A la Hermana Rosa Idalia la sustituyó la Hermana Minerva Serna, de la misma congregación de Hermanas Franciscanas dela Inmaculada Concepción, en septiembre de 2002. 366 367

APÉNDICE 368 369

Nota autógrafa de Mons. Samoré sobre la última página del acta de la primera reunión de la CAL. ARCH. PCAL, IA. 33, Adunanza I/X 370 371

372 373

374 375

376 377

Carta de Mons. Domenico Tardini al Cardenal Marcello Mimmi. Arch. PCAL, IA, CONSTITUZIONE DELLA PONTIFICIA COMISIONE PER L’AMERICA LATINA. 378 379

./.

Carta de S.S. Pablo VI al Cardenal Antonio Samoré. Vaticano, 12 de julio de 1969. Arch.PCAL, IA, vol. 38, Nuova CAL II, Annuncio. 380

381

382 383

BIBLIOGRAFÌA

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- PONTIFICIA COMMISSIO PRO AMERICA LATINA, Los últimos cien años de la evangelización en América Latina. Centenario del Concilio Plenario de América Latina, Librería Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 2000. - PONTIFIIA COMMISSIO PRO AMERICA LATINA, Iglesia en América al encuentro de Jesucristo vivo, Librería Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 2001. - PONTIFIIA COMMISSIO PRO AMERICA LATINA, Nueva evangelización en América Latina, Librería Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano, 2003. - PONTIFIIA COMMISSIO PRO AMERICA LATINA, La misa dominical centro de la vida Cristiana en América Latina, Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 2005. - PONTIFIIA COMMISSIO PRO AMERICA LATINA, Actas. La familia y la educación cristiana en América Latina, Librería Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 2007. - RESTREPO Javier Darío, CELAM, 40 años sirviendo e Integrando. Datos para una historia, Colección Autores 10. Bogotá 1995. - Rossi Agnelo, Il Collegio Cardinalizio, Librería Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 1990. - SARANYANA Joseph-Ignasi, Cien años de teología en América Latina (1899-2001), Colección Quinta Conferencia. Historia, Bogotá 2005. - SCARAFONI Paolo-GONZÁLEZ Fidel, Guadalupe. Evangelización e historia de América, Librería Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 2004. 385

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ...... 5 PRIMERA PARTE...... 9 SITUACIÓN SOCIO-RELIGIOSA DE AMÉRICA LATINA DURANTE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX...... 9 CAPÍTULO I...... 12 AMÉRICA LATINA UN CONTINENTE EN CONTINUA EVOLUCIÓN ...... 12 1. EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA...... 12 2. EVOLUCIÓN TÉCNICA ...... 13 3. EVOLUCIÓN SOCIAL...... 14 4. EVOLUCIÓN RELIGIOSA...... 14 CAPÍTULO II...... 15 SITUACIÓN RELIGIOSA...... 15 1. ACTIVIDAD DE LAS SECTAS PROTESTANTES ...... 15 1.1 El informe de Ligutti y Morino...... 15 1.2. La ponencia de Monseñor Rossi en 1958...... 17 1.2.1 Infiltración protestante en América Latina:...... 17 1.2.2 Población protestante en América Latina: ...... 17 1.2.3 El Congreso de Madras ...... 18 1.2.4 Justificaciones protestantes para la evangelización de América Latina...... 19 1.2.5 Estrategia de la campaña protestante...... 19 2. LA REAPARICIÓN DEL CULTO PAGANO Y DEL ESPIRITISMO...... 21 3. EL INFLUJO DE LA MASONERÍA...... 21 CAPÍTULO III ...... 22 LA FUERTE PENETRACIÓN DEL COMUNISMO...... 22 1. PANORÁMICA DEL COMUNISMO PARA 1959...... 23 1.1 Argentina...... 24 1.2 Bolivia...... 24 1.3 Brasil...... 24 1.4 Chile...... 25 1.5 Colombia...... 25 1.6 Costa Rica...... 25 1.7 Cuba...... 25 1.8 Ecuador...... 26 1.9 El Salvador...... 26 1.10 Guatemala...... 26 1.11 Haití...... 26 1.12 Honduras...... 26 1.13 México...... 27 1.14 Nicaragua...... 27 1.15 Panamá ...... 27 1.16 Paraguay...... 27 1.17 Perú...... 28 1.18 República Dominicana ...... 28 1.19 Uruguay...... 28 1.20 Venezuela ...... 28 386

2. LA ESTRATEGIA DE LA EXPANSIÓN COMUNISTA ...... 29 2.1 La propaganda marxista...... 29 2.2 La Oficina regional de la F.S.M (Federación Sindical Mundial)...... 29 2.3 La prensa...... 29 2.4 Radio Praga ...... 29 2.5 Centros Culturales...... 29 2.6 La Universidad de la Amistad...... 30 CAPÍTULO IV ...... 30 LOS PUNTOS DÉBILES DEL CATOLICISMO LATINOAMERICANO ...... 30 1. ESCASEZ DE CLERO...... 31 2. FALTA DE VOCACIONES ...... 32 3. INSUFICIENTE PREPARACIÓN DEL LAICADO CATÓLICO...... 32 4. FALTA DE UNA ADECUADA COORDINACIÓN Y ORGANIZACIÓN PASTORAL...... 33 SEGUNDA PARTE...... 35 LA SOLICITUD DE LA SANTA SEDE POR LA IGLESIA EN AMÉRICA LATINA ...... 35 CAPÍTULO V...... 41 LA PRIMERA CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO: RÍO DE JANEIRO, 1955 ...... 41 1. PRECEDENTES ...... 41 2. CONFORMACIÓN DE LA COMISIÓN CENTRAL ...... 43 3. LA CARTA APOSTÓLICA AD ECCLESIAM CHRISTI DE S. S. PÍO XII CON MOTIVO DE LA CONFERENCIA...... 49 3.1 La escasez de clero...... 49 3.2 Colaboración de eclesiásticos procedentes de otros países...... 51 3.3 Los Auxiliares del clero ...... 51 3.4 Necesidad de una cordial y ordenada colaboración...... 51 3.5 Las asechanzas de los astutos enemigos...... 52 3.6 Atención en el campo social...... 52 3.7 Llamado a la colaboración...... 52 4. DESARROLLO DE LA CONFERENCIA ...... 53 5. EL DOCUMENTO FINAL ...... 55 6. LA CONFERENCIA DE RÍO DE JANEIRO Y LA SOLUCIÓN DEL PROBLEMA DE LA ESCASEZ DE CLERO ....56 6.1 Solución a largo plazo...... 56 6.2 Solución inmediata ...... 57 7. LA CONFERENCIA DE RÍO DE JANIERO Y LA RESPONSABILIDAD DEL CRISTIANO EN LA VIDA CÍVICO-POLÍTICA...... 58 CAPÍTULO VI ...... 59 EL CONSEJO EPISCOPAL LATINO-AMERICANO. CELAM ...... 59 1. PRECEDENTES ...... 59 2. EL PROYECTO DE LA CONFERENCIA DE RÍO DE JANIERO ...... 61 3. LA APROBACIÓN PONTIFICIA...... 62 4. PRIMERA REUNIÓN ...... 64 5. EL SECRETARIADO GENERAL DEL CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO...... 66 6. EL CELAM Y LA COORDINACIÓN DE LAS FUERZAS CATÓLICAS DE AMÉRICA LATINA...... 67 7. EL CELAM Y LA COORDINACIÓN DE LAS FUERZAS CATÓLICAS EXTERNAS ...... 68 7.1 Con los Episcopados de Estados Unidos, Canadá, España y Portugal...... 68 7.2 Con las organizaciones católicas internacionales...... 68 CAPÍTULO VII...... 70 LA PONTIFÍCIA COMISIÓN PARA AMÉRICA LATINA...... 70 387

1. LA NECESIDAD DE UN ORGANISMO PERMANENTE PARA AMÉRICA LATINA ...... 70 1.1. La reunión del 1º de abril de 1958 ...... 72 1.2 El Cardenal Marcello Mimmi y la idea de la Pontificia Comisión para América Latina...... 74 2. LA DECISIÓN PONTIFICIA...... 75 3. INSTALACIÓN Y PRIMERA REUNIÓN DE LA PONTIFICIA COMISIÓN PARA AMÉRICA LATINA...... 76 TERCERA PARTE...... 79 LOS PRIMEROS AÑOS DE LA CAL DE 1958 A 1967 ...... 79 CAPÍTULO VIII...... 82 LA ACTIVIDAD DE LA PONTIFICIA COMISIÓN PARA AMÉRICA LATINA...... 82 1. ESFUERZOS CUMPLIDOS ANTES DE LA CREACIÓN DE LA CAL...... 83 1.1 La Obra de las diócesis vascongadas...... 84 1.2. La Obra de Cooperación Sacerdotal Hispano - Americana (O.C.S.H.A.)...... 85 1.3 El “Collegium pro America Latina” di Lovaina...... 87 1.4 Obras y programas de los otros Episcopados europeos...... 89 1.5 Iniciativa del Episcopado de los Estados Unidos...... 90 1.6 La iniciativa del Episcopado canadiense ...... 91 2. LOS ESFUERZOS DE LA CAL EN FAVOR DE LA IGLESIA EN AMÉRICA LATINA. LOS ORGANISMOS DE AYUDA...... 92 2.1 Las Comunidades Religiosas y el problema de la escasez de clero...... 93 2.2 La Conferencia Episcopal Interamericana de Washington (2-4 noviembre de 1959)...... 97 2.2.1 Sus frutos en Estados Unidos...... 100 2.2.2 Sus frutos en Canadá...... 101 2.3 Animación y creación de organismos de ayuda en Europa...... 103 2.3.1 Belgica. Comisión Episcopal Belga para América Latina...... 104 2.3.2 España. Comisión Episcopal de Cooperación Sacerdotal Hispano-Americana ...... 104 2.3.3 Alemania. Misereor y Adveniat ...... 106 2.3.4 Francia. Comité Episcopal Francés de Ayuda a América Latina...... 107 2.3.5 Italia. Comité Episcopal Italiano para América Latina ...... 108 2.3.6 Suiza. Representante de la Conferencia Episcopal Helvética para la ayuda a América Latina ...... 111 2.3.7 Austria...... 112 2.3.8 Irlanda...... 112 2. 3.9. Malta...... 112 2.3.10 Holanda. Campaña de Cuaresma del Episcopado Holandés (Bisschoppelijke Vastenactie Neerland)...... 112 3. LA CAL Y EL REFUERZO ORGÁNICO DE LAS ESTRUCTURAS FUNDAMENTALES DEL CATOLICISMO LATINOAMERICANO ...... 113 3.1 El Fondo CAL...... 114 3.2 La ayuda económica para el aumento y la formación del clero...... 115 3.3 La ayuda económica para la Instrucción religiosa...... 116 3.4 La ayuda económica para la acción social ...... 116 CAPÍTULO IX ...... 119 RELACIONES CAL – CELAM...... 119 1. LA REVITALIZACIÓN DE LAS FUERZAS CATÓLICAS DE AMÉRICA LATINA ...... 119 2. LA CAL Y EL CELAM POR LA AYUDA DE OTRAS NACIONES ...... 120 CAPÍTULO X...... 124 EL CONSEJO GENERAL DE LA PONTIFICIA COMISIÓN PARA AMÉRICA LATINA.....124 1. PRIMERA SESIÓN. 9 Y 23 DE OCTUBRE Y 19 DE NOVIEMBRE DE 1964...... 127 2. SEGUNDA SESIÓN. 22 Y 29 DE OCTUBRE Y 10 Y 19 DE NOVIEMBRE DE 1965...... 131 3. TERCERA SESIÓN. 29 DE NOVIEMBRE Y 1º DE DICIEMBRE DE 1966...... 132 CAPÍTULO XI ...... 134 388

BREVE PERFIL BIOGRÁFICO DE LOS PRESIDENTES DE LA CAL ...... 134 1. CARDENAL MARCELLO MIMMI ...... 134 2. CARDENAL CARLO CONFALONIERI...... 135 CUARTA PARTE...... 139 LA CAL ENTE AUTÓNOMO DE 1967 A 1969 ...... 139 CAPÍTULO XII...... 142 LA ESTRUCTURACIÓN DE LA CAL ...... 142 1. COMPOSICIÓN DE LA CAL...... 142 2. PERSONAL...... 145 3. SEDE ...... 149 4. FUNCIONAMIENTO...... 152 5. ANTONIO SAMORÉ. PREFECTO DE LA SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS...... 154 CAPÍTULO XIII...... 157 LA SEGUNDA CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO ...157 1. ANTECEDENTES...... 157 2. CONVOCACIÓN Y PREPARACIÓN ...... 159 3. DESARROLLO DE LA CONFERENCIA ...... 167 3.1 Participantes...... 168 3.2 Los trabajos de la Conferencia...... 169 3.3 Procedimiento ...... 169 3.4 El tema general de la conferencia...... 169 4. EXAMEN DEL DOCUMENTO FINAL...... 170 4.1 Las Comunidades de Base...... 171 4.2 Algunas ideas que no fueron aprobadas pero que circularon, defendidas por una minoría “bien organizada y agresiva”...... 171 5. LA CAL EN LA PREPARACIÓN DE MEDELLÍN...... 172 CAPÍTULO XIV...... 175 1. CUARTA SESIÓN. 12 – 15 DE FEBRERO DE 1968 ...... 175 2. QUINTA SESIÓN. 18 – 21 DE JUNIO DE 1969 ...... 179 CAPÍTULO XV...... 181 BREVE PERFIL BIOGRÁFICO DEL PRESIDENTE DE LA CAL: CARDENAL ANTONIO SAMORÉ ...... 181 QUINTA PARTE...... 185 LA CAL A PARTIR DE LA REFORMA DE PABLO VI DE 1969 A 1988 ...... 185 CAPITULO XVI...... 187 NUEVA CONFIGURACIÓN DE LA CAL Y DEL COGECAL...... 187 1. NUEVAS NORMAS DE LA CAL...... 188 2. NUEVA ESTRUCTURACIÓN DEL COGECAL...... 192 CAPÍTULO XVII ...... 195 ACTIVIDAD DE LA CAL ...... 195 1. UN RENOVADO ESPÍRITU DE SERVICIO...... 196 1.1 Con el CELAM...... 197 1.2 Con el Secretariado General del CELAM...... 197 1.3 Con los Organismos Episcopales...... 197 389

1.4 Con las Conferencias Episcopales...... 198 1.5 Con los Representantes Pontificios...... 198 2. LA ACTIVIDAD DE LA CAL A TENOR DE LAS “NORMAS” DE 1969...... 199 2.1 El seguimiento de las actividades del CELAM y de los Organismos de ayuda...... 199 2.1.1 El seguimiento de las actividades del CELAM ...... 199 2.1.2 El seguimiento de las actividades de los Organismos de ayuda...... 200 a) Canadá. Comisión Episcopal de Misiones- sección América Latina...... 200 b) Estados Unidos. Secretariado para Latino-América-NCCB ...... 200 c) Francia. Comité Episcopal Francés para América Latina...... 200 d) Italia. Centro Eclesial Italiano para América Latina (CEIAL) ...... 200 e) España. Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias- Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA) ...... 201 f) Acción Adveniat y Misereor...... 201 g) Ayuda a la Iglesia que sufre (Kirche in Not)...... 202 2.2 LA CAL al servicio de las Conferencias Episcopales...... 202 2.3 El Fondo-CAL...... 203 3. LA PREOCUPACIÓN ESPECÍFICAMENTE PASTORAL DE LA CAL...... 203 3.1 El movimiento “cristianos por el socialismo”...... 203 3.2 Teología de la liberación...... 208 3.3 La ideología de la seguridad nacional...... 210 3.4 La pastoral de los medios de comunicación social...... 211 3.5 Las relaciones entre los Ordinarios locales y los religiosos en América Latina...... 211 3.6 Reunión de los Obispos y de los Superiores Religiosos de Centro América...... 215 CAPÍTULO XVIII...... 216 ACTIVIDAD DEL COGECAL...... 216 1. SEXTA SESIÓN. 27 – 29 DE SEPTIEMBRE DE 1971 ...... 217 2. SÉPTIMA SESIÓN. 2 -4 DE OCTUBRE DE 1973...... 220 3. OCTAVA SESIÓN. 20 – 22 DE OCTUBRE DE 1975...... 222 4. NOVENA SESIÓN. 27- 29 DE NOVIEMBRE DE 1980...... 223 5. DÉCIMA SESIÓN. 22 – 24 DE SEPTIEMBRE DE 1983...... 225 6. DÉCIMA PRIMERA SESIÓN. 28 – 30 DE ABRIL DE 1987...... 226 CAPÍTULO XIX...... 228 TERCERA CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO...... 228 1. PREPARACIÓN ...... 228 2. DESARROLLO DE LA CONFERENCIA ...... 237 2.1 Ambiente que rodeó la Conferencia...... 237 2.2 El discurso de S. S. Juan Pablo II...... 239 2.2.1 Las tres convocaciones de la Conferencia...... 239 2.2.2 El tema de la Conferencia...... 240 2.2.3 El trípode de Puebla...... 240 a) Verdad sobre Jesucristo ...... 241 b) Verdad sobre la misión de la Iglesia ...... 242 c) La verdad sobre el hombre ...... 244 2.2.4 Los Obispos promotores y defensores de la dignidad...... 245 2.2.5 Otros temas del discurso...... 246 2.3 La metodología de trabajo...... 247 2.4 El Documento final...... 248 CAPÍTULO XX...... 249 BREVE PERFIL BIOGRÁFICO DE LOS PRESIDENTES Y DEL SECRETARIO DE LA CAL ...... 249 1. CARDENAL SEBASTIANO BAGGIO...... 249 2. CARDENAL BERNARDIN GANTIN...... 250 3. MONS. MICHELE BURO ...... 251 390

SEXTA PARTE ...... 253 LA CAL A PARTIR DEL MOTU PROPRIO DECESSORES NOSTRI DESDE 1988...... 253 CAPÍTULO XXI...... 256 EL MOTU PROPRIO DECESSORES NOSTRI Y LA CONSTITUCIÓN APOSTÓLICA PASTOR BONUS...... 256 1. LA REESTRUCTURACIÓN DE LA PONTIFICIA COMISIÓN PARA AMÉRICA LATINA...... 256 2. LA PONTIFICIA COMISIÓN PARA AMÉRICA LATINA EN EL CUADRO DE LA CURIA ROMANA...... 258 2.1 El Motu Proprio Decessores Nostri en el cuadro de la Curia Romana...... 258 2.1.1 Su vinculación a la Congregación para los Obispos ...... 259 2.1.2 Normas pontificias por las que se rige la Comisión...... 260 a) Artículo 1º. Tarea primordial de la Comisión...... 260 b) Artículo 2º. Labor de específica conexión...... 261 c) Artículo 3º. Presidente de esta Pontificia Comisión...... 262 d) Artículo 4º. Miembros de la Comisión...... 263 e) Artículo 5º. Personal de la Comisión ...... 263 f) Artículo 6º. Reuniones de la Comisión...... 264 g) Artículo 7º. La Sesión General anual...... 266 h) Artículo 8º. El Reglamento de la Comisión...... 267 2.2 La Constitución Apostólica Pastor Bonus...... 267 CAPÍTULO XXII ...... 268 LA ACTIVIDAD DE LA CAL ...... 268 1. EL ESTUDIO DE LAS CUESTIONES DOCTRINALES Y PASTORALES...... 269 1.1 Las reuniones Plenarias...... 269 1.1.1 Primera Reunión Plenaria. 4-7 de diciembre de 1989...... 270 1.1.2 Segunda Reunión Plenaria. 10 al 14 de junio 1991 ...... 273 1.1.3 Tercera Reunión Plenaria. 11 al 15 de octubre de 1993...... 275 1.1.4 Cuarta Reunión Plenaria. 19 al 23 de junio de 1995...... 276 1.1.5 Quinta Reunión Plenaria. 20 al 23 de marzo del 2001...... 279 1.1.6 Sexta Reunión Plenaria. 24-27 de marzo 2003...... 283 1.1.7 Séptima Reunión Plenaria. 18 al 21 de enero del 2005...... 285 1.1.8 Octava Reunión Plenaria. 17 al 20 de enero del 2007...... 287 1.2 Los Simposios históricos...... 289 1.2.1 Simposio internacional sobre la Historia de la Evangelización de América...... 289 1.2.2 Simposio histórico sobre los últimos cien años de la evangelización en América Latina..... 290 2. LA CAL Y SU FUNCIÓN DE CONEXIÓN ENTRE LA SANTA SEDE Y LOS ORGANISMOS INTERNACIONALES Y NACIONALES PARA AMÉRICA LATINA...... 291 3. LA ACTIVIDAD ORDINARIA DE LA CAL...... 292 3.1 Encuentro con los Obispos Latinoamericanos...... 292 3.2 Reunión en Santo Domingo con los Representantes Pontificios en América Latina...... 294 3.3 Reunión en Santo Domingo con los Presidentes de las Conferencias Episcopales...... 295 3.4 Viajes del Cardenal Presidente y del Obispo Vice-Presidente...... 295 3.5 Reunión con los embajadores de los países latinoamericanos e Iberoamericanos...... 304 4. PUBLICACIONES Y OBRA DE DIFUSIÓN DEL MAGISTERIO PONTIFICIO...... 305 4.1 Publicaciones ...... 305 4.2 Difusión del Magisterio pontificio...... 305 4.3 Publicación de las Actas de las sesiones generales...... 306 CAPÍTULO XXIII...... 307 LA IGLESIA EN AMÉRICA LATINA Y EL GRAN JUBILEO DE LA ENCARNACIÓN...... 307 1. LA IGLESIA EN AMÉRICA LATINA EN CAMINO HACIA EL AÑO 2000...... 307 1.1 La Cuarta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano...... 311 1.1.1 Preparación de la Conferencia ...... 312 a) Por parte del CELAM ...... 312 b) Por parte de la Pontificia Comisión para América Latina...... 318 391

1.1.2 Desarrollo de la Conferencia...... 323 a) El discurso inaugural de Juan Pablo II ...... 323 b) Los trabajos de la Conferencia ...... 329 c) Documento final...... 329 1.2.1 Historia de la iniciativa...... 331 1.2.2 Preparación...... 333 1.2.3 Celebración de la Asamblea y la Exhortación Apostólica Postsinodal ...... 336 1.2.4 La Pontificia Comisión para América Latina y la Asamblea Especial para América del Sínodo de los Obispos...... 336 2. LA IGLESIA EN AMÉRICA LATINA ANTE EL NUEVO MILENIO QUE SE ABRE: LA QUINTA CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINO-AMERICANO...... 337 2.1 Génesis de la idea y su maduración...... 338 2.2 La reunión de Puebla, febrero del 2004...... 340 2.3 Desafíos y signos de esperanzas que motivaron la V Conferencia...... 341 2.4 El carácter canónico de la Conferencia General...... 342 2.5 La audiencia pontificia del 27 de mayo 2004...... 343 2.6 Consulta a las Conferencias Episcopales de América Latina...... 345 2.7 La aprobación del tema por parte del Papa...... 345 2.8 Documento de Participación ( o Consulta)...... 346 2.9 El Documento de síntesis...... 347 2.10 Lugar y fecha de celebración...... 347 2.11 La convocación oficial...... 349 2.12 Celebración. Discurso inaugural de S. S. Benedicto XVI ...... 350 2.12.1 Desafíos y signos de esperanza ...... 351 a) Desafíos ...... 351 b) Signos de esperanza...... 351 2.12.2 Discípulos y misioneros...... 351 2.12.3 “Para que en Él tengan vida” ...... 352 2.12.4 Otros campos prioritarios...... 353 a) La familia...... 353 b) Los sacerdotes...... 353 c) Religiosos, religiosas y consagrados...... 353 d) Los laicos...... 353 e) Los Jóvenes y la pastoral vocacional ...... 353 2.13 El Documento final...... 354 2.14. La CAL y la Va Conferencia General...... 355 a) En el proceso de preparación...... 355 b) En el post-Aparecida ...... 361 CAPÍTULO XXIV...... 362 BREVE PERFIL BIOGRÁFICO DE LOS PRESIDENTES Y VICE-PRESIDENTES DE LA CAL ...... 362 1. CARDENALES PRESIDENTES...... 362 1.1 Em.mo Sr. Cardenal Moreira Neves...... 362 1.2 Em.mo Sr. Cardenal Giovanni Battista Re...... 363 2. OBISPOS VICE-PRESIDENTES ...... 363 2.1 S. E. R. Cipriano Calderón ...... 363 2.2 S. E. R. Luis Robles...... 364 2.3 S. E. R. Octavio Ruiz Arenas...... 364 3. LOS OFICIALES DE LA CAL ...... 364 APÉNDICE ...... 367 BIBLIOGRAFÌA ...... 383 ÍNDICE...... 385 392

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