José María De Cossío Y Su Influencia En La Incorporación De La Temática Futbolística En La Poesía Española Del Siglo Xx
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UNIVERSIDAD DE CANTABRIA Departamento de Filología JOSÉ MARÍA DE COSSÍO Y SU INFLUENCIA EN LA INCORPORACIÓN DE LA TEMÁTICA FUTBOLÍSTICA EN LA POESÍA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX Raúl Gómez Samperio Directora: Dra. Lourdes Royano Gutiérrez Santander, 28 de enero de 2016 Índice Página 1. INTRODUCCIÓN 7 2. EL FÚTBOL DE COSSÍO 17 2.1. Manuel Bartolomé y el primer balón en Madrid 21 2.2. Francisco Cossío, pionero futbolístico en Cantabria 24 2.3. Héroes olímpicos 33 2.4. Santander, el compromiso con el fútbol 37 2.5. En las gradas de Madrid 47 2.6. El depor-espectáculo 60 2.7. La Liga europea 63 2.8. Los estamentos futbolísticos 68 2.9. El pregón del V Trofeo Carranza 78 3. LOS EQUIPOS 95 3.1. Un deporte de equipo 103 3.2. El Racing 105 3.3. Cossío, presidente del Racing 117 3.4. ¿Racing o Santander? 120 3.5. Los extranjeros y la ampliación de la Liga 123 3.6. Racing, Racing: ra, ra, ra 133 3.7. El F. C. Barcelona 135 3.8. El pregón de la inauguración del Camp Nou 147 3.9. La selección española 160 4 4. LOS JUGADORES 179 4.1. José Samitier, el gran amigo 193 4.2. Homenaje a Zamora y Samitier 203 4.3. Favores para José Castillo 211 4.4. El racinguista Ramón Santiuste 212 4.5. José Álvarez Loredo y el minuto de silencio 217 4.6. La vehemencia de Félix Ilardia 221 4.7. Alfredo Di Stéfano, la gran estrella 224 4.8. El último partido de Estanislao Basora 233 5. LOS POETAS 237 5.1. Lapi, Villalón, Buendía y Ros 247 5.2. José del Río (Pick), el periodista y poeta del mar 256 5.2.1. La rotulación de los clubes de fútbol 260 5.2.2. La camioneta del Tirabeque 263 5.2.3. El alavivo y el tambor de Huichilobos 267 5.2.4. El himno al fútbol 270 5.3. Gerardo Diego y su evocación infantil 274 5.3.1. El fútbol de los Arenales 280 5.3.2. El balón de fútbol 284 5.4. Miguel Hernández, la amistad en la tragedia 286 5.4.1. El Barbacha y la Repartiora 293 5.4.2. Elegía al guardameta 298 5.5. Rafael Alberti, invitado en Tudanca 302 5.5.1. La oda a Platko 307 5.5.2. Hacia la gran final 310 5.5.3. Las primeras críticas 330 5.5.4. La contraoda de Gabriel Celaya 335 6. CONCLUSIONES 342 5 7. BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES 350 7.1. Bibliografía general 350 7.2. Otras publicaciones 354 7.3. Textos de José María de Cossío 357 7.4. Epistolario 358 7.5. Otras referencias 362 6 I. Introducción Atravieso el silencio, quiebro los pizarrales de tu muerte, camino por su casa desolada y arribo nuevamente, fiel amigo, al rumor de tu sangre, donde tengo mi patria. (Rafael Morales) José María de Cossío y Martínez Fortún (1892-1977) continúa vigente como destacada figura de la cultura hispánica del siglo XX. Ensayista, crítico erudito, polígrafo incansable, mecenas y mentor de la poesía, editor refinado, humanista, excelente orador y recitador, amante de la conversación, de la tertulia y del trato con los demás, la mayor parte de las referencias biográficas coinciden en resaltar su carácter de animador y motor social. Cossío aprovechó esa fluidez para contagiar su entusiasmo entre un amplio listado de creadores literarios e intelectuales de su tiempo, participando activamente con un grupo de amigos en la organización de los trabajos, publicaciones y festejos en honor al poeta Luis de Góngora en 1927, año que daría nombre a una enriquecedora generación literaria, “desde el siglo XVI probablemente, la mejor generación de poetas que ha habido”, según manifestaría Cossío, que les alentó en el retorno al mundo de los clásicos, a los cancioneros y romanceros, alimentándoles con la innovadora temática taurina. A pesar del protagonismo de Cossío en los actos del centenario de Góngora, éste no acudió a Sevilla a la histórica reunión de diciembre de 1927 debido a una enfermedad de su tía Carlota que fue trasladada a Madrid, pero prueba afectiva de su vinculación con el 7 proyecto fue la postal que un grupo de siete poetas (Gerardo Diego, José Bergamín, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Jorge Guillén y José Bello) le remitirían con ironía una postal con estos versos escritos por Gerardo Diego: Agraviados por tu ausencia triunfadores de Sevilla, siete “enfants” ¡qué maravilla! te gritan ¡qué inconveniencia! ¡¡Gandul!! En esta quintilla. José María de Cossío nació y murió en Valladolid, donde cursó sus primeros estudios y la licenciatura de Derecho, doctorándose en Madrid en las aulas de Gumersindo Azcárate y Giner de los Ríos. También cursó estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca donde entre sus maestros contó con Miguel de Unamuno. Sin embargo su espíritu y su hacienda cultural se arraigaron pronto en las montañas de Cantabria, junto al descenso del río Nansa, más concretamente en lo alto de la aldea de Tudanca, donde se encuentra su Casona. Cossío acudiría allí desde su niñez llevado por las visitas veraniegas de su abuela, y aunque Valladolid, Santander y Madrid fueron las ciudades que más asentaron la inquieta y viajera vida de Cossío, fue la estancia en Tudanca la que siempre permaneció en sus vivencias, y exceptuando los años de la Guerra Civil que vivió en Madrid, siempre se mantuvo fiel al reposo de su Casona donde residió algunos meses de todos los años de su vida y que consideró como su hogar. En Tudanca descansan sus restos mortales por expreso deseo suyo. Construida a mediados del siglo XVIII La Casona ofrece los rasgos característicos de la arquitectura de los indianos cántabros con su ermita, torre y dos plantas sobre nueve arcos. Se levantó por iniciativa de Pascual 8 Fernández de Linares y Gómez de la Cotera, de familia humilde que al regresar rico de Perú casó con una sobrina del general Gregorio de la Cuesta. Este militar, antepasado de D. José María, llegó a ser virrey de Perú y participó en la batalla de Talavera que derrotó al ejército invasor durante la Guerra de la Independencia. La casa solariega de los Cuesta se encontraba en La Lastra, pero como el indiano no dejó sucesión, los Cuesta se trasladaron a la Casona de Tudanca que se convirtió de esta manera en casa solar. Tan valiosa como la procedencia hidalga de la Casona fue la huella literaria que José María de Pereda dejó para ambientar su novela Peñas arriba, donde Tudanca y su antecedente familiar, Francisco de la Cuesta y Cossío, se ven representados en Tablanca y en el patriarcado de D. Celso desde su Casona. Cossío, consciente del valioso patrimonio familiar que había heredado, dedicó gran parte de su vida a conservarlo y engrandecerlo. Su vocación de bibliófilo surgiría en sus años juveniles en contacto con la Biblioteca Menéndez Pelayo, de la que fue director interino de 1930 a 1931. Es lógico pensar que el ejemplo de D. Marcelino, otro gran bibliófilo, orientara a Cossío a reunir en La Casona un tesoro bibliográfico que se depositaría en la confianza de las instituciones públicas. Y de la misma manera que D. Marcelino donó su biblioteca al Ayuntamiento de Santander, Cossío cedió su casa montañesa del siglo XVIII y todo su contenido a la entonces Diputación Provincial de Santander. La biblioteca consta de 25.000 volúmenes aproximadamente. Rafael Gómez de Tudanca la ha recorrido deteniéndose en los elementos de consulta y referencia, los vocabularios, el libro religioso, los clásicos grecolatinos, los refraneros, los bestiarios de la literatura, las obras de teatro, los libros de viajes, los de historia, la música, la biblioteca portuguesa, la taurina y la hemeroteca, junto con dos apartados más que se resaltan especialmente: la literatura y el Cancionero. Como “glotón de la 9 poesía ibérica”1 la biblioteca de Cossío descansa en la literatura, destacando las obras de autores de la Generación del 98 y sobre todo de la del 27, que con el conjunto de los manuscritos autógrafos y epistolarios convierten a Tudanca en uno de los más ricos fondos de esta generación literaria. Y como extraordinaria joya de la biblioteca se encuentra el Cancionero, colección de 3.000 manuscritos poéticos de sus respectivos autores recopilados entre los años 1940 y 1977 que Cossío atesoró para recordar a sus amigos poetas y dejar testimonio de su tiempo y de su afición más vehemente. Rafael Gómez señala que no será fácil encontrar en España una biblioteca con impresos y manuscritos de tantas primeras ediciones, revistas y autógrafos de los escritores del grupo del 27, calificando la vivienda de Cossío como “reserva nacional y epicentro de la poesía española”. Las mejoras y las obras realizadas en la Casona para la conservación de este patrimonio cultural, y el reconocimiento y valor que va adquiriendo su contenido para la importancia de la literatura española del siglo XX, convierten al lugar en uno de los símbolos más importantes de la intelectualidad hispánica. Como hemos señalado, Cossío dirigió la Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander y fue también director del Boletín de la Biblioteca, miembro de la Junta de Gobierno de la Sociedad Menéndez Pelayo y director de los Cursos para Extranjeros que se impartían en la capital cántabra. Fundador y director de La Revista de Santander (1930), también fue miembro fundador de la Junta Directiva de la revista Cruz y Raya (1933). En 1947 fue elegido miembro de número de la Real Academia Española, y en 1963 presidente del Ateneo de Madrid. Durante su vida la variedad de asociaciones a las que perteneció confirman su dinamismo, diversidad y vocación cultural.