Días De Muertos En Michoacán & Ciudades Coloniales
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Días de Muertos en Michoacán & Ciudades Coloniales Itinerario del viaje (circuito) del 28 de octubre al 09 de noviembre, 2020 Miércoles, 28/10/2020 Llegada al aeropuerto de la Ciudad de México. Sus anfitriones, es decir, su guía conocedor y su chofer seguro, les dan la bienvenida a México, “un país, mil mundos”. Dependiendo de la hora del aterrizaje, podemos todavía ir a conocer algún sitio de interés en esta “ciudad de ciudades” o disfrutar de su amplia oferta gastronómica. El Centro Histórico se encuentra a sólo media hora del aeropuerto (si no hay mucho tráfico), y este día, el 28, es el primero de los Días de Muertos, el que está dedicado a los muertos por accidente (el 31 está dedicado a los niños y el día 1 a todos los demás difuntos); además, es día de San Judás Tadeo, uno de los santos más populares y más importantes para los fieles mexicanos. Jueves, 29/10/2020 Hoy conocemos el Centro Histórico de la Ciudad de México, Patrimonio Cultural de la Humanidad, que impresiona con conjuntos como el de la enorme plancha de la plaza central, el “Zócalo”, y sus alrededores: el Palacio Nacional, en el lado oriente, alberga los famosos murales de Diego Rivera que nos permiten incursionar a la agitada historia de México, desde tiempos prehispánicos hasta el siglo XX; la Catedral Metropolitana, en el norte, atesora obras de arte sacro, sobre todo, barroco y neoclásico. Casi directamente al lado de ese “templo mayor católico” ¡se encuentran las ruinas del recinto ceremonial mexica (azteca)! Otro sitio de interés que tenemos que conocer es el Palacio de Bellas Artes. En la tarde nos maravillamos de los artefactos de mexicas, toltecas, zapotecas, olmecas y mayas en el enorme Museo Nacional de Antropología. Podemos hablar sobre el culto a los muertos y las ideas del más allá de los pueblos prehispánicos de México. Durante todo el día, por doquier nos topamos con ofrendas creativas, decoraciones con flor de cempsúchil, la “flor de muertos”, y otras expresiones relacionadas con la celebración de los Días de Muertos; tal vez también se exponga una nueva edición de los artísticos “Mexicráneos” a lo largo del Paseo de la Reforma en estos días. Viernes, 30/10/2020 Cambio de región: en unas cuatro a cinco horas viajamos de la capital del país a Morelia, la capital del estado de Michoacán; en el camino pasamos por Toluca (capital del Estado de México) donde podemos hacer escala para visitar el famoso Cosmovitral: un tranquilizante jardín botánico dentro de un antiguo mercado cuyos ventanales se convirtieron en vitrales diseñados por el artista Leopoldo Flores; ¡hablamos de tres mil metros cuadrados de superficie de vitral! También sobre el camino a Morelia se encuentran los encantadores Pueblos Mágicos de El Oro y Tlalpujahua, el último conocido por su producción artesanal de esferas navideñas y el arte plumario (de raíz prehispánica) de la familia Olay. Atractivos paisajísticos en este viaje hacia el poniente son, entre otros, el Nevado de Toluca con sus 4,200 metros de altura y el lago de Cuitzeo, el segundo más grande de México. En la noche podemos ya conocer un poquito del centro histórico de Morelia, otra de las en total diez ciudades Patrimonio de la Humanidad con las que cuenta México (¡vamos a visitar seis en total de esa lista en este circuito!). Sábado, 31/10/2020 Tenemos todo el día para disfrutar de Morelia: de sus exquisitos edificios históricos y los amenos espacios más abiertos creados por las diferentes plazas; de las asombrosas artesanías provenientes de todo el estado de Michoacán y de los dulces tradicionales cuyas recetas surgieron antaño en los muchos conventos de monjas con los que contaba la ciudad; de tanta historia, especialmente en torno a la indepencia de México, y de mucha cultura. Sin duda se habrá organizado todo un programa de actividades y exposiciones relacionadas con los Días de Muertos. El paisaje urbano del centro de Morelia aún hoy en día tiene un aspecto bastante homogéneo, por la altura similar de casi todos los edificios y por el color de la piedra de las fachadas, una cantera entre rosa y color arena: eso hace que caminar por Morelia se siente un poco como un viaje al pasado. Domingo, 01/11/2020 ¡Éste es el gran día y viene la gran noche, la noche principal de Muertos! Nos “preparamos” con la visita del “pueblo de las Catrinas”, Capula, el que queda sobre el camino a Pátzcuaro (estaremos tal vez unas dos horas en total a bordo de la camioneta hoy, durante el día y en la noche). En Capula se lleva a cabo, todos los años en estas fechas, la Expo Feria Artesanal y Cultural de la Catrina, cuando las calles del pintoresco pueblo alfarero se inundan con la exposición y venta de las míticas Catrinas de barro (y también “de carne y hueso”, cuando desfilan Catrinas y Catrines vivos con laboriosos maquillaje y disfraces). La Catrina es esa fina dama cuyo “único pequeño defecto” es que está muerta y descarnada; esa figura emblemática de los Días de los Muertos fue creada hace más de cien años por José Guadalupe Posada. Paramos también en Tzintzuntzan, ya situado en la orilla del lago de Pátzcuaro, para visitar, por un lado, el sitio arqueológico, estas pirámides de forma peculiar, llamadas “yácatas”, de la cultura purépecha o tarasca, con una hermosa vista al lago; por otro lado, nos damos una vuelta al ex monasterio franciscano de Tzintzuntzan del siglo XVI, hoy el Centro Cultural y un museo que nos da la oportunidad de contemplar murales antiguos y la única pila bautismal de inmersión registrada en México. Luego llegamos al Pueblo Mágico, verdaderamente bello, de Pátzcuaro. En un paseo por sus plazas y calles conocemos el mercado en la Plaza Gertrudis Bocanegra – palpitante de vida –, la enorme Basílica de Nuestra Señora de la Salud, el Templo del Sagrario con los llamativos arcos que delimitan su atrio y la curiosa Casa de los Once Patios, entre otras joyas. Después de la cena y un rato para descansar un poquito – entre más tarde nos vayamos, mejor (porque entre más tarde, menos otra gente) –, nos lanzamos al Muelle General de Pátzcuaro para embarcarnos hacia Janitzio: el pequeño cementerio de la isla en el lago es uno de los pocos lugares en México donde los lugareños conservan la tradición del “velar”, es decir, de quedarse en las tumbas de sus difuntos, decoradas con mucha atención al detalle sobre todo con flores y velas, durante toda la noche para esperar la llegada de las almas para convivir con ellas y comer juntos los alimentos traídos para ese propósito. Con el debido respeto y recato, podemos ser testigos de esta bella tradición que tiene sus raíces en la cosmovisión y cultos prehispánicos. Lunes, 02/11/2020 Desayunamos y empezamos el día “una horita” más tarde hoy …, y quien quiera puede seguir dormitando un rato más a bordo de la cómoda camioneta mientras nos desplazamos a Uruapan – centro del cultivo del aguacate (la palta) – y Angahuan, un pueblo de población indígena (purépecha) y punto de partida para llegar, caminando o cabalgando por el bosque, a esa romántica ruina de la iglesia de San Juan Parangaricútiro cuyos campanarios se elevan de la colada volcánica que dejó entre 1943 y 1952 el Paricutín, el volcán más joven de México, el que podemos divisar en el horizonte desde la “ex iglesia” del pueblo que tuvo que ser trasladado cuando la lava se empezó a acercar. Después de esta experiencia de la (siempre) imponente naturaleza y las huellas de su explosiva fuerza, regresamos a Pátzcuaro (duración total del viaje en camioneta hoy: cerca de cuatro horas). En el camino (de ida o de vuelta) podemos pasar a algún cementerio para observar también algunas de las tradiciones “diurnas” de estas fechas. El 2 de noviembre mucha gente visita a sus difuntos queridos en los cementerios, todos bellamente adornados, sobre todo con las flores amarillas de cempasúchil y las moradas llamadas “terciopelo” o “flor de (cresta de) gallo”. Martes, 03/11/2020 Cambio de región: El viaje a Guanajuato, rumbo al norte, es de unas tres horas. Cruzamos, sí: cruzamos, el lago de Cuitzeo – la carretera pasa sobre un largo puente por la parte poniente del lago (aquí) poco profundo – y grandes extensiones de zonas agrícolas e industriales las que caracterizan esta parte de El Bajío; pasamos también por el Cerro del Cubilete desde donde nos bendice el monumental Cristo Rey: “consuelo de los que sufren, adoración de la gente”, como lo llama la canción “Caminos de Guanajuato”. Finalmente llegamos a la ciudad de Guanajuato, para muchos una de las más encantadoras de todas las ciudades coloniales de México: colorida, pintoresca, disparatada; construida en un barranco sobre un río, este hecho le ha dado su peculiar urbanismo: Guanajuato no tiene una sola calle que forme línea recta, todas son avenidas sinuosas llenas de cuestas y de túneles, excavados en origen para evitar las inundaciones, ahora vialidades: un tipo de “metro” sin trenes, para autos … Antigua ciudad minera que vivió grandes bonanzas, tiene un rico conjunto artístico, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1988. Nos adentramos en el alegre labirinto de sus calles y callejones – incluido el Callejón del Beso”, cuyo ancho en un punto se reduce a menos de un metro – y en vista de importantes monumentos históricos aprendemos sobre eventos que fueron cruciales para el desarrollo de, primero, la Nueva España y, luego, la nación mexicana. Guanajuato, San Miguel de Allende y Querétaro se encuentran sobre el Camino Real de la Plata y pertenecen a lo que se ha llamado la “Ruta de la Independencia” por los importantes sucesos históricos de los años 1810.