LA PINTURA DE JOAQUÍN SOROLLA, Por Alfredo Pastor Ugena
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LA PINTURA DE JOAQUÍN SOROLLA, por Alfredo Pastor Ugena AUTORRETRATO DE SOROLLA Joaquín Sorolla y Bastida, pintor español vinculado al Impresionismo, nace en Valencia en 1863, cuando el movimiento en Francia estaba en pleno apogeo. Sus pinturas por tanto son tardías, pero en ellas reúne las principales características impresionistas como el gusto por el aire libre, la búsqueda de lo momentáneo, de lo fugaz, la captación de los efectos de la luz, la ausencia del negro y de los contornos y las pinceladas pequeñas y sueltas. Entre sus temas preferidos hay que destacar su dedicación al paisaje levantino. Realiza continuas escapadas a Valencia, a Javea, para pintar escenas del mar relacionadas con la pesca y la vida de la playa, el baño, los juegos en la arena y los niños. Siempre hallamos la presencia humana. El gran protagonista es la luz, que hace vibrar los colores y marca el movimiento de las figuras. Fue un gran admirador de Velázquez, Ribera y El Greco. Sin embargo, fue un artista muy activo, que realizó también numerosos retratos de personalidades españolas y algunas obras de denuncia social bajo la influencia de su amigo Blasco Ibáñez . TRATA DE BLANCAS : El autor ha de adaptarse al realismo social, dominante en los certámenes de la época. Para ello, mantiene su temática costumbrista, siendo los títulos los que aportarán la denuncia social. Si hay un pintor que ha sabido captar la luz del Mediterráneo es, sin lugar a dudas, Joaquín Sorolla. Fue un especialista en reflejar en sus obras la luminosidad y la alegría del Levante español. Valencia, su ciudad natal, sería su lugar preferido de inspiración- como ya he indicado- y el lugar donde encontraría su temática favorita. Por eso los retiros del artista, a esta ciudad y su entorno, van a ser cruciales para su producción pictórica. Era habitual encontrarle por las playas captando en sus lienzos a sus gentes y su luz, esa luz dorada y brillante que tan bien ha sabido mostrar. NIÑOS EN LA PLAYA.: Tres niños aparecen tumbados en la playa, cerca de la orilla. Las expresiones de los rostros transmiten la atmósfera del Mediterráneo. Los cuerpos desnudos son una excusa para tratar la luz y la sombra. No utiliza el negro para las sombras, sino que emplea los malvas, blancos y marrones siguiendo las consideraciones impresionistas. PASEO A ORILLAS DEL MAR . En esta pintura, Sorolla recoge a su mujer y a su hija mayor paseando por la playa con una paleta brillante y vitalista. Capta la brisa del mar a través del movimiento de la indumentaria. Su popularidad se extendió por toda Europa, realizando exposiciones en París, Berlín, Colonia, Londres y finalmente en varias ciudades de Estados Unidos. FIESTA DEL PAN En Noviembre de 1911 firmó un encargo para la Hispanic Society de Nueva York para realizar catorce murales, de temática regional española, que decorarían las salas de la institución y que realizó entre 1.912 y 1.919. Sorolla se enfrenta a un proyecto mural de proporciones gigantescas. Para alcanzar este propósito v Hispanic Society de Nueva York iajó constantemente por todo el país buscando lo más peculiar de su indumentaria y sus costumbres. EL ENCIERRO En 1920 sufrirá un ataque de hemiplejía que lo deja invalido del lado izquierdo y tres años más tarde, en 1923, fallece en Cercedilla (Madrid). Por deseo de su viuda, Clotilde García del Castillo, la vivienda familiar y las colecciones que a ella pertenecieron fueron donadas al Estado Español para crear un museo en memoria de su marido que está situado actualmente en Madrid, en la calle de Martínez Campos. SOROLLA DESNUDO Pero el tema de sus cuadros no deja de ser una excusa para realizar un estudio de luz, una luz intensa. Sorolla emplea preferentemente los colores malva, blanco y marrón para conseguir los tonos de las sombras. Otra de las preocupaciones del pintor es el tratamiento y alcance de las expresiones de los rostros de los distintos personajes que llenan su pintura. CABALLO En estas obras se dejó los últimos años de su vida ya que al finalizar, sufrió un ataque de hemiplejía en su casa de Madrid- en junio de 1.920- falleciendo tres años después en su hotelito de Cercedilla, en la sierra de Guadarrama, (Madrid) sin apenas disfrutar del nombramiento como profesor de colorido y composición en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid (septiembre de 1919), ni de la inauguración de su obra maestra en Nueva York, tres años después de su muerte. EL BAÑO EDUARDO ROSALES, EL TESTAMENTO DE ISABEL LA CATÓLICA, por Alfredo Pastor Eduardo Rosales: Testamento de Isabel la Católica(1864). Museo del Prado.(Madrid) Junto a la cama encontramos podemos identificar junto a la Reina, a doña Juana, al Rey Católico, al notario Gaspar de Gricio, al contador López de Cárraga, al cardenal Cisneros y al fondo a los marqueses de Moya. Eduardo Rosales (1836-1873) Fue un pintor romántico del siglo XIX español que cultivó l pintura histórica, siendo su obra más conocida la que comentamos; y que supuso el punto de arranque del nuevo realismo en la pintura decimonónica. EDUARDO ROSALES PINTADO POR FEDERICO MADRAZO Durante el Eclecticismo[1] se recuperaron los temas nacionales más característicos, en un intento de reafirmar la personalidad cultural de España, puesto que, al menos en pintura, la decadencia acosaba por todos los rincones. Este cuadro que comentamos se considera la obra cumbre-o al menos una de las más importantes- de la pintura de historia española. En él se muestra a la reina Isabel I en el momento de dictar su testamento el 12 de octubre de 1504, en el castillo de Medina del Campo, donde fallecerá víctima , al parecer de un cáncer de útero, el 26 de noviembre de ese mismo año. La pintura habla por sí sola, pues se trata de una obra madura, de una composición estática cuyo centro es la Reina. Rosales piensa esta obra situando muy bien a las imágenes de las personas y las cosas que les rodean, armonizándose perfectamente las figuras, la luz, el color. Los personajes, situados guardando una cierta simetría- en la línea del más puro clasicismo- hacen que el cuadro nos produzca una imagen de serena grandeza, destacando la expresión meditativa de cada uno de ellos Se trata de rostros que reflejan sus sentimientos interiores ante las palabras de la Reina. Podemos observar un conjunto de armonía y sobriedad que requiere el momento del Testamento de la más grande reina de España, de cuya iluminada y bella figura parten todos los valores cromáticos de la composición. Cada una de las figuras ocupa su puesto aparentemente casual pero que demuestra el laborioso trabajo que realizó Rosales. Las expresiones de estos personajes nos muestran unos rostros que reflejan sus sentimientos y las reacciones que provocan las palabras de la Reina, especialmente en su esposo Fernando, en quien se mezclan el abatimiento por la pérdida del ser querido y la responsabilidad del político. El perfil de Cisneros, recortado ante el cortinaje, nos ofrece su carácter astuto y sagaz, como buen estadista que fue, mientras que los rasgos de fidelidad y afecto se manifiestan en los marqueses de Moya, cuyos rostros quedan difuminados por el aire velazqueño que envuelve la estancia. En la armonía de la escena vemos, pues, a una reina moribunda, tendida en una cama cubierta por un elegante dosel rematado con el escudo de Castilla. Doña Isabel reposa su cabeza sobre dos gruesos almohadones, cubriéndose con un velo transparente sujeto al pecho por la venera y la cruz de la Orden de Santiago. Se trata de una pintura de creación melancólica, dulce y reposada, donde el dolor no expresado inunda la escena Está presente también un cierto detallismo que podemos observar, por ejemplo, al fondo, donde junto a los marqueses se adivina un reloj que marca los últimos instantes de la vida de Isabel I de Castilla.. .La reina Isabel la Católica, pintada por Rosales Rosales realiza un tratamiento dela luz, realmente sobresaliente creando una atmósfera densa y recargada, característica del lugar cerrado que acoge a un moribundo, siguiendo así a Velázquez que para Rosales era el mejor creador realista. Esta pintura supuso el redescubrimiento, por parte de los artistas españoles decimonónicos, del Barroco y de sus grandes figuras como Murillo o Zurbarán. La composición está estructurada por dos aspas en profundidad, culminando con las figuras de los marqueses y la esquina oscura de la estancia. Los planos paralelos donde se ubican los personajes también otorgan profundidad a la escena mientras que el ritmo vertical está subrayado por las líneas del mobiliario, resultando un entramado geométrico de gran dificultad pero aparente simpleza. Uno de los aspectos más sugerentes del lienzo posiblemente sea la maestría en la construcción de los pesados ropajes y la lencería del lecho real. Destacan las calidades táctiles de cada una de las telas, especialmente la indumentaria del joven cortesano, que la luz resalta, compuesta por un gabán de terciopelo brocado con ancho cuello en piel, mangas de raso y medias de seda, ejecutado con una pincelada rápida e imprecisa que aporta la más exquisita calidad y detallismo. CASTILLO DE LA MOTA EN MEDINA DEL CAMPO (VALLADOLID) El testamento de Isabel I de Castilla fue escrito en Medina del Campo el 12 de Octubre de 1504 (la reina murió en Valladolid el 26 de noviembre de 1504). El texto, escrito en pergamino, consta de nueve páginas escritas en su anverso y reverso, y hace constar sus últimas voluntades, reflejando su personalidad y religiosidad profunda, así como una personal concepción política y religiosa sobre la España que le tocó gobernar. El rey Fernando dijo estas palabras a la muerte de la Reina: «su muerte es, para mí, el mayor trabajo que en esta vida me pudiera venir» y e dolor de ella y lo que perdí yo y perdieron estos reinos me atraviesa las entrañas».