AÑO 92, No. 3-43 - JULIO-DICIEMBRE4 JULIO - DICIEMBRE 2001 2000 ISSN 0006-1727 RNPS 0383

1 Año 92/ Cuarta Época Julio-diciembre, 2001 Número 3-4 Ciudad de La Habana ISSN 0006-1727 RNPS 0383

Director anterior: Julio Le Riverend Brusone (1978-1993)

Director: Eliades Acosta Matos

Consejo de Redacción: Rafael Acosta de Arriba, Salvador Bueno Menéndez, Ana Cairo Ballester, Tomás Fernández Robaina, Josefina García Carranza, Zoila Lapique Becali, Enrique López Mesa, Fran- cisco Pérez Guzmán, Siomara Sánchez, Emilio Setién, Carmen Suárez León, Eduardo Torres Cuevas

Jefa de Redacción: Araceli García Carranza Edición: Marta Beatriz Armenteros Toledo Diseño e ilustraciones: Luis Garzón Masabó Ilustraciones: Fragmentos de obras de Carlos Enríquez

Composición electrónica: Marta Beatriz Armenteros T.

Canje: Revista de la Biblioteca Nacional José Martí Plaza de la Revolución Ciudad de La Habana

Fax: 81 6224 / 33 5938 Email: [email protected] En Internet puede localizarnos: www.lib.cult.cu

Primera época 1909-1912 Segunda época 1949-1958 Tercera época 1959-1993 Cuarta época 1999-

La Revista no se considera obligada a devolver originales no solicitados. Cada autor se responsabiliza con sus opiniones.

2 Índice General UMBRAL ELIADES ACOSTA MATOS Primer centenario 5 EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO [A. M. ELIGIO DE LA PUENTE] Acta de la colocación de la primera piedra del edificio de la Biblioteca Nacional 7 FRANCISCO DE PAULA CORONADO La Biblioteca Nacional: su historia y propósitos 9 RENÉE MÉNDEZ CAPOTE Recuerdos de la vieja Biblioteca 13 [TOMÁS F. PUYANS NÚÑEZ] Discurso 23 [MARÍA TERESA FREYRE DE ANDRADE] Resolución 26 [MANUEL PEDRO GONZÁLEZ] Manuel Pedro González y la Sala Martí: de un discurso inaugural 29 SALVADOR BUENO Directores de la Biblioteca Nacional de Cuba 34 MARUJA IGLESIAS TAULER Re-nacimiento de la Biblioteca Nacional: tiempos y tonos 39 GRAZIELLA POGOLOTTI La maravilla en los predios de Boloña 88 CINTIO VITIER El escritor y la Biblioteca 92 FRANCO SALAZAR Regla Peraza Sarausa: la estirpe 100 REGLA PERAZA Mis años felices en la Biblioteca 103 MERCEDES SANTOS MORAY El caballero de Boloña 105 MARÍA ELENA JUBRÍAS Primeros años del Departamento de Arte 108 ARACELI GARCÍA CARRANZA ¿Y cómo ha podido ser? 112

3 LUISA CAMPUZANO Juan Pérez de la Riva: confesiones de una secretaria 115 ZOILA LAPIQUE Imágenes de un tiempo no perdido 119 LUIS SUARDÍAZ En ocasión de un centenario 129 CARMEN SUÁREZ LEÓN Revistera de la Biblioteca: una forma de felicidad 134 FRANCISCO PÉREZ GUZMÁN Un guajiro en la Biblioteca Nacional 136 ANA CAIRO Tertulias en la Biblioteca 139 MARTA BEATRIZ ARMENTEROS De mis buenos recuerdos 142 CONCEPCIÓN JAÉN BASTÉ Hace diecisiete años... 145 LOS TRABAJOS Y LOS DÍAS OLGA VEGA Impresos del siglo XIX en los umbrales del XXI: control bibliográfico y custodia de un fondo de carácter patrimonial 149 RAFAEL ACOSTA DE ARRIBA Una enciclopedia de la cultura cubana 160 ALICIA SÁNCHEZ El patrimonio documental, difusión, protección y defensa 164 ELIADES ACOSTA MATOS Centenario de la Biblioteca Nacional José Martí, de Cuba: las lecciones de la historia 166 ARACELI GARCÍA CARRANZA Colecciones de grandes figuras de la cultura cubana: Alejo Carpentier y Lisandro Otero (Adquisición y bibliografía) 175 ROSA BÁEZ En familia y como hermanos 181 ROBERTO CASANUEVA La Biblioteca y el diseño de libros 183 VIGENCIAS ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR Cuarenta años después 186

4 UMBRAL

Primer centenario Eliades Acosta Matos Historiador y director de la Biblioteca Nacional José Martí

El 18 de octubre de 1901, mediante una enriqueceremos su obra, y que seguirá extraña Orden Militar del General teniendo Cuba en los trabajadores de la Leonardo Wood, interventor militar de Biblioteca Nacional motivo de satisfac- la isla de Cuba en representación del ción y orgullo. gobierno de Estados Unidos, se fijaba salario anual al doctor Domingo Han transcurrido cien años. Ni Cuba ni Figarola Caneda como director de la los cubanos somos los mismos de en- Biblioteca Nacional. El hecho en sí mis- tonces. Tampoco la Biblioteca Nacio- mo hubiese sido irrelevante, si no nal. Mirando a los jóvenes que constituyese la fecha aceptada como atraviezan nuestro umbral, a los padres la de fundación de nuestra institución que traen a sus hijos a iniciarse en el que arriba de esta forma, en este oc- mundo fascinante de la lectura, a los tubre del 2001, a su primer centenario. investigadores que tanta gloria traen al país, y a nuestros propios bibliotecarios, Signada desde su surgimiento por la tengo la certeza de que somos incom- sombra de una intervención foránea que parablemente mejores, como pueblo. ha planeado sobre la nación más de una vez en los cien años transcurridos, Y siento renovado orgullo por lo que la y también, por la aspiración irreductible Biblioteca Nacional José Martí ha apor- de los cubanos a la autodeterminación, tado y seguirá aportando a ello. la soberanía y la libertad que trae con- sigo la cultura, sigue siendo la Bibliote- ca Nacional reflejo y acicate, reservorio y orgullo de todas las generaciones. Y lo seguirá siendo en la medida que sea capaz de renovarse y andar por la mis- ma senda que nuestro pueblo.

No podríamos hoy abrazar a tantos que han hecho posible que lleguemos con honor a este aniversario. Pero pode- mos asegurarles que continuaremos y

5 EL ZAPATEADO

Fragmento de un grabado de Federico Mialhe, del siglo XIX, tomado de Álbum pintoresco de la isla de Cuba, plagiado por Bernardo May, per- teneciente a la colección de la Biblioteca Nacio- nal José Martí 6 EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO

Acta de la colocación de la primera piedra del edificio de la Biblioteca Nacional*

En la ciudad de San Cristóbal de La Dr. Ricardo Mestre y Llano, y José Habana, a los veinte y ocho días del Luciano Franco, Vocales, con objeto de mes de Enero del año del Señor de mil dar cumplimiento al acuerdo adoptado novecientos cincuenta y dos, nonagési- por dicha Corporación en junta celebra- mo noveno aniversario del nacimiento da el día catorce del corriente mes, de del Apóstol de las libertades cubanas, colocar en este día la primera piedra José Martí; siendo las cuatro de la tar- del edificio en que se alojará la Biblio- de, se constituyó en los terrenos situa- teca Nacional. dos en el barrio del Príncipe, antigua loma de Tadino o de los Catalanes, ad- Con la asistencia del Arquitecto Direc- quiridos con objeto de construir en los tor de las obras del expresado edificio, mismos el edificio en que se ha de ins- señor Evelio Govantes y Fuertes, se talar la Biblioteca Nacional “José procedió a situar en el lugar adecuado Martí”, la Junta de Patronos de dicha de las fundaciones del mismo, un can- Biblioteca Nacional formada por el Dr. to labrado de piedra dura que mide un Emeterio S. Santovenia y Echaide, Pre- metro de largo, por sesenta centímetros sidente; Aurelio Portuondo y Barceló, de ancho y sesenta centímetros de alto, Vice-Presidente; Dr. Tomás F. Puyans cuyo centro había sido parcialmente y Núñez, Tesorero; Ing. Mario Guiral vaciado, para colocar en su hueco una Moreno, Vice-Tesorero; Dr. Antonio caja metálica la cual se cerró después M. Eligio de la Puente y García Tejada, de depositar en ella la presente acta Secretario; Dr. Fernando Ortiz y original, un ejemplar de los periódicos Fernández, Vice-Secretario; y Sra. Lilia Alerta, El Avance Cubano y El Cri- Castro de Morales, Dr. Pablo Ruiz sol únicos publicados en La Habana, en Orozco, Dra. Inés Segura Bustamante, el día de hoy por ser Lunes; y mone-

* Este texto apareció publicado entre las páginas 25 y 27 del número dos de la Revista de la Biblioteca Nacional José Martí de abril-junio de 1952. [N. de la E.]

7 das de plata y nickel del cuño cubano, El Dr. Emeterio S. Santovenia y de los diferentes valores en circulación, Echaide, a nombre de la Junta de Pa- o sea una pieza de cada una de las si- tronos de la Biblioteca Nacional, leyó guientes denominaciones: un peso, cua- un breve discurso explicando el signifi- renta centavos, veinte centavos, diez cado y trascendencia del acto que se centavos, cinco centavos, dos centavos realizaba; el señor Burton W. Adkinson, y un centavo. Representante especial enviado por la Biblioteca del Congreso de Washington, La ceremonia se llevó a cabo en pre- leyó igualmente unas palabras de elo- sencia del señor Luis Casero, Ministro gio y estímulo dignamente para gloria de Obras Públicas, Representante del del hombre insigne cuyo nombre osten- Honorable Señor Presidente de la Re- ta, y beneficio de la humanidad; y el pública, Doctor Carlos Prío Socarrás; Representante del Señor Presidente de de los señores Ministros de su Gobier- la República, pronunció algunas pala- no; altas autoridades civiles y militares, bras ratificando el apoyo incondicional Cuerpo Diplomático extranjero, repre- del Gobierno de Cuba, a la fecunda ta- sentantes de todas las Corporaciones rea encomendada a esta Junta de Pa- Científicas y Literarias de la República; tronos de crear un centro organizado de la Banca, el Comercio, la Industria y científicamente para contribuir a la más la Agricultura; de las organizaciones sólida educación del pueblo de Cuba. obreras; de la Prensa escrita y radiada; y de Mr. Burton W. Adkinson, enviado Terminado el acto se extiende la pre- especial de la Biblioteca del Congreso sente por el Secretario que da fe, fir- de Washington a este acto; ante nume- mándola el Representante del roso concurso popular. Honorable Señor Presidente de la Re- pública, los miembros de la Junta de El Representante personal del Presi- Patronos presentes, autoridades, perso- dente de la República, el de la Junta de nalidades distinguidas y pueblo. [Siguen Patronos de la Biblioteca Nacional las firmas]. “José Martí”, y otras muchas persona- lidades distinguidas, depositaron a su turno, paletadas del mortero destinado a fijar y consolidar en la posición ade- A. M. Eligio de la Puente, cuada el canto referido y la pieza de pie- dra que cubre la oquedad hecha en el Secretario. mismo, después de guardado en ella el cofre mencionado.

8 Antes que el señor Quesada consiguie- La Biblioteca ra del valeroso jefe de los Rough Riders el loable acuerdo de crear la Bibliote- ca, habíanse hecho con ese mismo pro- Nacional: su pósito, después del cese de la soberanía española, tres gestiones que, a la pos- historia y tre no resultaron infructuosas del todo. Debióse la primera al ilustre bibliógra- propósitos* fo habanero licenciado Néstor Ponce de León, quien al encargarse del Ar- Francisco de Paula chivo General en 1899, obtuvo del Go- Coronado bierno la formal promesa de que en breve plazo fundaría la Biblioteca y el Primer director de la institución Museo Nacionales; pero la muerte in- esperada del licenciado Ponce de León y el súbito relevo del gobernador Correspondiendo a invitación gentil de Brooke, que era quien tenía contraído S. E. el señor Ministro de Educación, aquel compromiso, impidieron que ini- para que en la noche de hoy presente ciativa tan generosa alcanzara un éxi- en esta Primera Feria Nacional del Li- to inmediato. La segunda gestión fue bro un trabajo breve sobre la historia y del meritísimo historiógrafo doctor Vidal propósitos de nuestra Biblioteca Nacio- Morales y Morales, sucesor del licen- nal, como director que soy de esta ins- ciado Ponce de León en la jefatura del titución de cultura, cumplo gustoso Archivo; el doctor Morales recogió el encargo que tanto me honra. proyecto, que había quedado huérfano, lo hizo suyo, y laboró tenazmente por El general Leonardo Wood, siendo Go- realizarlo. Y la tercera y última gestión bernador militar de Cuba, fundó la Bi- corresponde al eminente médico doc- blioteca Nacional a instancias repetidas tor Diego Tamayo, que en 1901 desem- del señor Gonzalo de Quesada, el 18 de peñaba la cartera de Estado y octubre de 1901, y también por reco- Gobernación en el Gabinete del gene- mendación de este patriota insigne, ral Wood. Prestando, al fin, oídos a las nombró director del nuevo estableci- constantes recomendaciones del doctor miento al señor Domingo Figarola Morales, decidióse el doctor Tamayo a Caneda. actuar en el asunto, y puesto al habla con los esclarecidos polígrafos señores

* El autor de este artículo fue director de la Biblioteca Nacional desde 1920 hasta su muerte acaecida el 30 de noviembre de 1946. Muchos de los conceptos vertidos en estas páginas tienen hoy completa actualidad, sobre todo al hallarnos en una nueva fase de engrandecimiento de la institución con motivo de la construcción del nuevo edificio. Por ello hemos creído conveniente publicarlo. [Estas palabras inician el texto que apareció en el número dos, de febrero de 1950, desde la página siete hasta la doce. N. de la E.]

9 Enrique José Varona y Manuel del senador pinareño doctor Emeterio Sanguily, el primero de los cuales era S. Santovenia, se ha dotado a la Biblio- a la sazón Secretario de Instrucción teca de un patronato constituido por re- Pública, y el segundo del Instituto Pro- presentantes de nuestras principales vincial de La Habana, resolvió con ellos instituciones culturales y se ha estable- constituir una Junta Organizadora de la cido un impuesto de medio centavo por Biblioteca y Museo Nacionales de la cada saco de azúcar que se fabrique, Isla de Cuba. Como medida previa, que a fin de reunir fondos para construir el por los acontecimientos posteriores re- edificio definitivo de la Biblioteca. sultó la única adoptada, redactaron en inglés y en castellano una circular, que A consecuencia de sus achaques de distribuyeron profusamente dentro y salud el señor Figarola Caneda se reti- fuera del país, solicitando donaciones de ró con licencia, en 1918, de la dirección libros. Así las cosas interpúsose el se- de la Biblioteca Nacional, y le sustitu- ñor Gonzalo de Quesada, haciendo va- yó, interinamente, el bibliotecario señor ler su influencia con el general Wood Fernando Miranda, en los asuntos ad- para que este fundara en seguida la Bi- ministrativos, confiándose las labores blioteca y nombrase director de la mis- técnicas, en comisión, al señor Luis ma al señor Figarola Caneda, y cuando Marino Pérez, que era bibliotecario de sólo faltaban siete meses para que el la Cámara de Representantes. Jubila- mando de la isla fuera traspasado al do por fin el señor Figarola Caneda a presidente que eligieran los cubanos, y mediados de 1920, nombróme en pro- cuando estaba desenvolviéndose un plan piedad director, el mayor general Mario patrocinado por dos de los secretarios García Menocal, a la sazón Presidente del Despacho, el Gobernador Militar, por de la República, y por indicación de los medio de una orden verbal dada al se- señores Cosme de la Torriente, Rafael ñor Quesada, creó la Biblioteca y lo Montoro, Enrique José Varona y Ma- nombró director. nuel Sanguily.

Donde primero se estableció la Biblio- Mi primera labor fue componer una cla- teca fue en una nave anexa al Castillo sificación que nombré Racional, des- de la Fuerza, nave que desapareció ya, pués de consultar las que rigen en el y allí estuvo hasta julio de 1902, que fue Museo Británico, de Londres, en la trasladada a una parte de los altos de Nacional de París y en la Biblioteca del la antigua Maestranza de Artillería, por Congreso de Washington, y luego de la calle de Chacón, permaneciendo en examinar detenidamente las populares ese local hasta que en 1938, habiéndo- clasificaciones denominadas de Asun- se cedido la Maestranza a la Policía tos, debida al gran bibliotecónomo inglés Nacional para que en su solar constru- Mr. Brown, que está muy vulgarizada yese el edificio de la Primera Estación, en Inglaterra; la expansiva, de la que mudóse la Biblioteca al Cuartel de la es autor el eminente bibliotecónomo Fuerza, cedido a ese objeto por el en- norteamericano Mr. Cutter, y la deci- tonces coronel Batista, y donde actual- mal compuesta por el ingenioso Mr. mente se encuentra. Por una iniciativa Dewey, bastante usada en los Estados 10 Unidos. Con arreglo a mi clasificación la Maestranza de Artillería al Cuartel Racional, que tiene más de la del Con- de la Fuerza, porque esta mudanza se greso que de ninguna otra, fueron cla- hizo precipitadamente, hostigada por el sificados por materias, clases y entonces Jefe de Policía que lo que que- subclases todas las obras que constitu- ría era desalojar enseguida el lugar de yen los fondos de nuestra Biblioteca la Maestranza, llegando hasta comen- Nacional y colocadas en sus sitios res- zar el derribo de los techos cuando los pectivos por riguroso orden alfabético libros estaban todavía en los salones y de autores. echándolos en los carros, sin ningún cuidado como si fuesen ladrillos. Esta Una vez clasificada la Biblioteca, se mudanza acabó de desarticular la cla- acometió, con los pocos elementos dis- sificación, mezclando unas obras con ponibles, la catalogación de los libros, otras y regando las tarjetas del catálo- llegando a catalogarse las secciones de go. Fue realmente una catástrofe, per- Derecho, Medicina, Historia de Cuba y diéndose la labor de dos años y Literatura española, cubana, francesa e teniendo que empezarse de nuevo. inglesa. El trasiego de empleados, de- bido a los cambios políticos, interrum- Con el propósito de que reorganizara la pió varias veces la catalogación, hasta Biblioteca se nombró asesor técnico al que la paralizó por completo. señor José Antonio Ramos. La prime- ra labor de este asesor fue suprimir la Hacia 1929 antojóse alguien de las es- clasificación de la Biblioteca, sustitu- tanterías de la Bibliotcca Nacional, y yéndola por la llamada decimal, con las con objeto de llevárselas al Capitolio, modificaciones dichas de Bruselas y al- entonces en construcción, unos delega- gunas de cosecha propia; emprendien- dos de Obras Públicas vinieron a la Bi- do después la catalogación, con mucho blioteca, metieron la mayor parte de los más personal del que nunca tuvo la Bi- libros en cajas y se llevaron estos a una blioteca. nave del viejo Presidio, en la calle del Prado. Un incendio que allí se produjo Los propósitos de nuestra Biblioteca, destruyó 29 cajas que contenían libros como los de las otras nacionales, son: muy importantes, sobre todo de histo- Primero, reunir toda la producción im- ria de Francia. Este despojo de las es- presa del país, libros, folletos, opúsculos, tanterías de la Biblioteca, trastornó la revistas y periódicos; segundo, acumu- clasificación y ocasionó que muchas lar cuantos manuscritos cubanos pueda obras que no habían cabido en las ca- obtener, lo mismo científicos, que litera- jas estando sin estantes, quedaran rios, históricos que artísticos; formar la amontonadas en rincones de la Biblio- más rica colección posible de estampas, teca. Fue aquel despojo un desastre láminas, grabados, dibujos y fotografías; para el establecimiento. coleccionar todos los mapas y los pla- nos que le sea posible adquirir; y formar Pero, a pesar de todo, el daño recibido la mejor colección de medallas cubanas, entonces no fue tan grande como el que lo mismo conmemorativas que decora- causó la mudanza de la Biblioteca de tivas, militares que bautismales y comer-

11 ciales, para ofrecer así, al investigador brillantes tesis doctorales alumnos no- todos los elementos precisos para la tables de nuestra Universidad como las erudición, puesto que las Bibliotecas señoritas María Gómez Carbonell, Nacionales son principalmente para los Graciela Barinaga, Fany Azcuy, María eruditos, ya que constituyen el gran de- Teresa Piñera, María Josefa Beltrán y pósito de la producción intelectual de la el señor Humberto Valdivia. nación, su tesoro cultural. Para concluir diré que una de las for- Cumpliendo estos fines, la Biblioteca ha mas como la Biblioteca ha contribuido prestado verdaderos servicios a cuba- más a la cultura, ha sido suministrando nos que, hoy son notables figuras de las a los escritores las bibliografías de que letras, las ciencias, las artes y la vida habían menester y orientándolos en sus pública entre otros los señores Emeterio investigaciones con las luces del saber S. Santovenia, Emilio Roig de y de la experiencia, y de estos son tes- Leuchsenring, Jorge Mañach, Raimundo tigos de mayor excepción las personas Lazo, José Antonio Fernández de Cas- antes nombradas y otras muchas que tro, los hermanos Juan y Herminio sería prolijo enumerar, que con razón ha Portell Vilá, José Manuel Pérez Cabre- dicho celebrado escritor argentino que ra, Francisco González del Valle, Félix las bibliotecas son a maneras de univer- Lizaso, José María Chacón y Calvo, sidades libres, en las que los lectores son Emilio Ballagas, Ezequiel García los alumnos, el bibliotecario, el profesor Enseñat, Enrique Larrondo, etcétera. En y los libros, los repasadores o adjuntos. la Biblioteca compusieron también sus

12 lacionados principalmente con el mar. Recuerdos de la Porque es un niño que sueña con que algún día tengamos una flota poderosa, de barcos comerciales y pesqueros; que vieja no en balde su padre dice que Cuba es un país de costas y tiene un gran por- Biblioteca* venir en el mar. Y está la colección de Renée Méndez Capote las niñas, con las consabidas Bibliothèque Bleue, Bibliothèque Escritora y periodista Rose... y ediciones en inglés de obras maestras universales, adaptadas para niños. Además, guardada celosamente, la colección particular de la hermanita Tenemos que imaginar a una mucha- menor, de filosofía, metafísica, música y chita salida de las páginas de las Me- versos. Y a esto hay que añadir, que cor- morias de una cubanita que nació no cauterio contra la estrechez mental de con el siglo, entrando en el antiguo la época y valladar contra la cursilería, la edificio de la Maestranza de Artillería; gran biblioteca general que campea en la subiendo la ancha escalera, de caoba azotea, y a la que se sube por una esca- bellamente torneada, con el corazón lera de caracol, de buenas proporciones, palpitante porque iba a pasar un rato en está a la entera disposición de la mucha- un ambiente que la atraía de manera cha que va a buscar en la lectura, sin tra- muy especial. Es una niña acostumbra- bas de ninguna clase, el más preciado de da a los libros; en su casa hay varias los entretenimientos y la respuesta a in- colecciones que bien pudieran llamar- quietudes y curiosidades. se bibliotecas: la jurídica de su padre y su hermano mayor; la general, instalada en una alta pieza grande, con siete venta- nas y las paredes cubiertas has- ta el techo con estanterías de cedro, y en la que figuran obras maestras de la literatura univer- sal, libros de viajes y explora- ciones, enciclopedias, historia... La colección del hermano se- gundo, compuesta casi exclusi- vamente por libros de marinas mercantes y de guerra; geogra- fía; biografías de personajes re- Interiores de la Maestranza de Artillería

* Este trabajo apareció en el número 2 de mayo-agosto de 1981 desde la página 91 hasta la 103 de esta revista. [N. de la E.]

13 El año 1901 se inauguró la Biblioteca había una guagüita de mulas que salía Nacional, el mismo año en que me in- de la Plaza de Armas, frente al pala- auguraron a mí; e inauguración debe cio de los Capitanes Generales, reco- querer decir vivir en perpetua mutación rría las calles de La Habana Vieja y hacia adelante, si el que nace viene do- regresaba a su punto de partida. El co- tado de fuerza y voluntad de existir. chero era un cubano separatista que Naturalmente que yo no fui de niñita a tuvo en sus manos muchas vidas. Esa visitar la Biblioteca; es cuando la guagüita la tomaron a menudo Corona- cubanita se queda en el portal de B y do, Juan Gualberto, y mi padre del cual 15, viendo partir para siempre a su pri- se ultimaron en ese vehículo los prepa- mer enamorado, cuando empezó a ha- rativos para incorporarlo a las filas de cer visitas asiduas al viejo edificio Leoncio Vidal; el joven héroe que mu- colonial, que de no haber sido una víc- rió una de esas muertes en las que no tima más del batistato, hoy sería uno de se muere, cumpliendo la orden de to- los más valiosos monumentos de una mar el parque de Santa Clara, con la Habana, que no se ha desnaturalizado ciudad en poder de los españoles. totalmente gracias al triunfo sin par de los barbudos de la Sierra. Coronado, como bibliotecario era fan- tástico; decía que la polilla no era tan Yo conocí y traté al primer director que mala como creía la gente; tenía un sis- tuvo la Biblioteca Nacional, a Figarola tema propio de clasificación, muy par- Caneda, casado con francesa, pero mi ticular, que por desidia no aplicó, trato más íntimo fue posteriormente con felizmente, a los indefensos libros. Se Francisco de Paula Coronado, uno de llamaba él “sistema Coronado”, Siste- esos personajes que merecen estudio, ma Racional, y empeoraba con el sur- porque junto a una condición que po- gir de la inteligencia en el primate y dría en rigor llamarse cinismo, tenía una llegaba hasta los últimos descubrimien- fuerte personalidad, mucha inteligencia, tos científicos que en aquella época una vastísima cultura, trato exquisito y eran nuevos y hoy son antiquísimos. un conocimiento de la bibliografía cu- bana como no ha vuelto a tenerlo nin- De más está decir que Francisco de gún otro director de biblioteca. Era tan Paula me quería y nos permitía, a mi miope, que se pegaba los libros a la na- hermanita y a mí, andar por la Biblio- riz para poder ver las letras aun a tra- teca corno perros por su casa. Sara era vés de unos lentes increíblemente muy impertinente, y un día le preguntó: gruesos, y también era increíble todo lo –Doctor, ¿Por qué usted no fue a la que leía. Él no fue mambí, naturalmen- guerra? –Porque yo casi no veo Sarita. te, no fue a la Guerra del 95, pero cons- –Pues el “Ciego de los Pasitos” no veía piró con don Juan Gualberto Gómez e y se mantuvo en ello. Coronado no se intervino en muchas incorporaciones de molestó. cubanos a las filas insurrectas. Yo cogía los libros que me daba la Cuando se preparaba el levantamiento gana, de los propios almacenes, y me en armas para la “guerra necesaria”, iba a un balconcito de madera que

14 quedaba encima del mar, porque enton- riodistas tenían que vivir, como los po- ces el mar llegaba hasta los muros de pie- líticos, pero mucho más modestamen- dra de la Maestranza, y allí me sentaba te, de unos cuantos puestos en las a leer. El balconcito era peligrosísimo, se nóminas oficiales, y, los más descara- estaba cayendo de puro carcomido e dos del chantaje. Los honrados, escri- histórico, y María Villar Buceta, que tores y periodistas, podían alimentarse trabajaba con Coronado, se sentaba soñando con tiempos mejores. conmigo y nos enfrascábamos en lar- gas charlas, en las cuales mucho No doy datos concretos sobre la Biblio- aprendí con la más paciente y dulce de teca, en cualquiera de sus fases, por- las mentoras. que para eso están los historiadores y los investigadores nuevos, sacados del Había, junto al director, un grupito de limbo, o del nirvana, como quiera palomas mensajeras que andaban en- llamársele a la indiferencia guberna- tre los libros caprichosamente coloca- mental que padecieron las instituciones dos, y encontraban de milagro lo que reputicanas hasta el enorme primero pedían los lectores, que, afortunada o de enero de 1959. desgraciadamente, no eran muchos. Entre estas palomas había un palomo Pues así las cosas, un buen día, ya en verdaderamente notable y con un pleno poder militar, el perínclito amor a una institución a la que dedicó “Pimeo”, (yo soy un Pimeo, había di- toda su vida, y que merece un peren- cho Batista en uno de sus “colosales” ne recuerdo emocionado: Carlos discursos, lo que no le impedía tener Villanueva. Lo acompañaban excelentes apetito de gigante) se le ocurrió levan- compañeros; no cito nombres porque tar castillitos de cartón-piedra, para al- me dolería omitir, involuntariamente, bergar a las siniestras casas de tortura alguno. llamadas estaciones de policía; y pre- cisamente para una de estas, escogió Pues nuestra primera Biblioteca Nacio- el mismísimo lugar que ocupaba la nal iba tirando, en el vegetar en que es- Maestranza de Artillería. En cuanto taban sumidas todas las instituciones alumbró en su caletre de pimeo la bri- culturales de unos tiempos, en los cua- llante idea, mandó meter los 1ibros en les sacar una edición de quinientos cajones y trasladar la Biblioteca Nacio- ejemplares no era raro, y de mil se con- nal para los sótanos y bastiones del Cas- sideraba una edición masiva. Eran tillo de la Fuerza, y asestar la piqueta ejemplares de libros pagados por el au- demoledora a lo que hoy sería esplén- tor, que había que regalarle a los ami- dido monumento colonial restaurado y gos y comerse el resto, porque nadie conservado, como parte de las raíces compraba libros cubanos. Bien es ver- que los yanquis por poquito nos arran- dad que existían sus excepciones como can completamente junto con meternos créditos que votaba el Senado para im- los letreros en inglés, la ladronera (ofi- primir las obras de quien no había es- cial y privada) entronizada y ostentada, crito nada; pero eso era peccata el robo de las tierras e industrias, la de- minuta, en la política al uso. Los pe- pendencia política y económica, la

15 coca-cola, la mascadera de chicle y la de me escondía que no se me veía por mafia. ninguna parte y cuando le dije el tipo de trabajo que hacía, se cayó para (A lo mejor la mascadera de chicle fue atrás: ¡Qué barbaridad! Ve por Educa- lo que les desarrolló a los auténticos el ción. Y pasé a trabajar, en comisión, a apetito de “adquirir”...). la Biblioteca Nacional del Castillo, jun- to con las palomas mensajeras y el ele- Pues señor yo iba desenvolviendo mi mento flotante constituido por los agitada vida, tan llena de pequeños y botelleros, que iban y venían siguiendo grandes cambios: había abortado la los vaivenes de sus respectivas palan- “Revolución que se fue a bolina”, se cas, y en la compañía, los días de tor- había producido mi pase de vida menta, del amable fantasma de doña regalona de burguesa adinerada a la Isabel de Bobadilla, que la conseja po- vida dura de la trabajadora; había so- pular había trasladado a la ‘‘nueva for- brevivido al naufragio del Morro taleza”, sin ocuparse para nada de la Castle; había tenido lugar la huelga re- verdad histórica. volucionaría de marzo de 1935, y yo había conocido por dentro la cárcel de Entre estos elementos, tan típicos del mujeres; habían transcurrido dos años oleaje oficial de aquella época, merece y cuatro meses de vida precarísima en recordarse al hermano de un senador, compañía de mi segundo marido; fui que decía con un cinismo deliciosamen- madre... y gracias a uno de esos gol- te ingenuo, que él tenía cuatro mujeres, pes bajos que se asestaban nuestros pero eso sí, mujeres decentes y de ca- políticos, enganché de nuevo un traba- sas respetables. Y hasta gozamos la jo. Por circunstancias de íntimas amis- compañía de un célebre babalao, cuya tades familiares, tuve oportunidad de presencia alborotó a muchas de las mu- escoger “lo que quisiera”, y para no jeres, y el cual, al ver que yo no creía ensuciar mi expediente revolucionario, en su, a ratos, segura profesión, me tra- acepté un puesto de oficial clase 5ta. tó con muchísimo respeto. Y había tam- en el Fondo Especial de Obras Públi- bién una palomita torcaza, a quien su cas, y pasé a hacer las recaudaciones “protector” mandaba periódicamente a municipales de Las Villas y La Haba- México, a traer pieles finas, de contra- na. Sudé tinta china, los números no me bando, para que las vendiera y la cabían en las casillas del papel cuadri- pobrecita “se ayudara” y no pesara culado y yo, que odiaba la aritmética, más de la cuenta sobre el erario públi- tuve que sumar, restar, multiplicar y di- co. Me mantuve en comisión de servi- vidir a pura cabeza, porque no se usa- cio hasta que un jefe de 6ta. clase de ban, en las oficinas públicas, las la Dirección de Enseñanza Primaria re- máquinas de calcular. nunció a su puesto para ir a ocupar un aula en Cienfuegos. Era el último de los Hasta que un buen día, otros dos años jefes administrativos, con 125 pesos de después, me encontré una mañana en la sueldo, pero ya de nuevo en el Minis- calle al ministro de Educación, Aurelio terio que me correspondía. Fernández Concheso. Me preguntó dón-

16 Cuando me mandaron para la Bibliote- ñero de labor entrañable y enamorado ca encastillada, fue como un destierro perdido de su Josefina de Cepeda. benigno, porque todavía mi fama de “comecandela” no se había debilitado; De más está decir que era un bibliote- casi me da vergüenza confesar, a fuer cario chiflado; estaba escribiendo, y es- de sincera, que era una fama comple- cribió y publicó, un Manual de tamente inmerecida. biblioteconomía, con un sistema capri- choso, porque de biblioteconomía no sa- Me alegré de ir para la Biblioteca, bía nada. Pero lo habían nombrado pues mi innato amor por este tipo de asesor de la Biblioteca Nacional. Yo institución sí que no se había debilita- pasé a trabajar directamente con él, en do, y no me abandonó nunca. Cuando calidad de clasificadora general. fundamos el Lyceum en 1929, escogí ¿Puede imaginarse lo que es una cla- el cargo de vocal de biblioteca, con la sificadora general? Una barbaridad, cla- ilusión de crear una biblioteca circu- ro, pero yo era tan bárbara como lante en el Vedado; y cuando en 1933, Ramos y acepté entusiasmada la dis- a raíz de la caída de Machado, Grau paratada encomienda. La cantidad de me nombró directora de Bellas Artes, barbaridades que cometí, puede entre otros proyectos, aprobados todos suponerse; con decir que en cuanto y ninguno realizado, figuraba la instau- veía un diente o una muela clasificaba ración de salas populares de lectura, el bicho en mamíferos... en modestos locales asequibles al hom- bre de la calle, donde pudiera leer los El sistema de Ramos era una combi- periódicos y revistas y libros de fácil nación de Dewey y Ramos, y tenía re- lectura. miniscencias del de Bruselas y hasta del de la Biblioteca Médica de En aquella época turbulenta, todo se Yanquilandia. ¡Pero cómo trabajába- quedaba en el papel; Había que tener mos! Limpiábamos, sacudíamos, barría- la grandeza de Antonio Guiteras para mos, colocábamos en estantes de nacionalizar la Havana Light and pinotea los libros que sacábamos a su- Power Company. dor y lomo de los cajones, empeñados en que no se perdiera el acervo de la En la Biblioteca Nacional del castillo, Biblioteca, y la humedad del Castillo no me sucedió una de las cosas más cons- lo destruyera, y ensayábamos la ejecu- tructivas de mi carrera de funcionario ción de un catálogo por materias y otro público venido a menos: colaboré con por orden alfabético de títulos y autores. el tipo más notable, más inteligente, más original, más limpio de mente y más en- Nos pasaban cosas graciosísimas, por- tusiasta del trabajo, que he conocido en que Ramos era muy alegre y chistoso: mi ya tan larga vida. Una vez, un lector muy impertinente lle- gó a desesperar y atolondrar a la ban- Ese tipo fue José Antonio Ramos, co- dada de palomas mensajeras, que se munista de cuerpo entero, trabajador esforzaban por servir todos los libros incansable, escritor ilusionado, compa- pedidos –ya el número diario de lecto-

17 res empezaba a crecer considerable- al fin y al cabo decir “se alborotó el mente; ¿te acuerdas, entrañable y ju- cotarro” no era en lo absoluto llamar- venil Manolo Moreno Fraginals? les pájaros o cotorras como ellos adu- cían. Pues las palomas vienen a quejarse al asesor, de la impertinente exigencia del Cuando José Antonio Ramos concebía susodicho lector, primero con suave ba- una obra, novela o teatro, la concepción tir de alas, y después con revoloteo des- era muy buena. Se sumergía en un esperado; y Ramos sale para la sala de mundo maravilloso. Me decía entonces: lectura con violento batir de alas de ga- vilán, de la larga bata que usaba –un –Ni me hable, ni me hable. Estoy en mis viejo guardapolvo de la época en que momentos de “¡pobre Guillermito!”. Se se endosaba ese atuendo para andar en refería a Shaskespeare. Pero cuando la automóvil– y regresa para la oficina obra estaba terminada, él que era muy muy satisfecho. inteligente y crítico implacable de sí mis- mo, venía todo alicaído y me decía: –Ya lo puse en su lugar. Le dije: “Ói- game, amigo, ¿por qué no vuelve usted –Léala, hija; no me salió corno yo la para su lugar de origen?” concebí. Ahora estoy en la triste fase de “¿pobre José Antonio?”. –Y cuál es ese lugar, Ramos? ¿Qué gran hombre era Ramos, qué fir- –El c... de su madre, hija. meza en sus convicciones, qué fe inque- brantable en un porvenir que todavía Otra vez se vio enredado con un gru- sabía lejano? Tenía una buena bibliote- po de viejos veteranos de las guerras ca particular, y había dispuesto que a su de independencia, que querían batir- muerte se le entregara la Central de Tra- se con él en duelo al machete “hasta bajadores de Cuba. La última vez que el derramamiento de sangre”, porque lo vi fue un día muy triste, en que vino al referirse a ellos, que escenificaba a la Biblioteca con Josefina. Estaba en- no recuerdo qué protesta, había di- fermo y su visita fue una despedida; es- cho: –¡vaya, se alborotó el cotarro! toy segura de que él sabía que iba a morir. Yo seguí corto tiempo en la Bi- Yo intervine, con mi prestigio de hija de blioteca, vacía sin Ramos. general, y pude salvar a Ramos de la acometida de los viejos enfurecidos, En los años en que trabajé en la insti- convenciéndolos de que la intención de tución, Coronado era el director; se lle- Ramos no había sido despreciar a los vaba muy bien con el asesor, estaba mambises, sino usar inocentemente una resignado a que su sistema racional no frase muy castiza, para expresar su ad- se aplicara: aunque pensaba que el sis- miración por el alboroto que había ar- tema de Ramos era disparatado, nun- mado; y les recordé que el suegro de ca hizo la menor tentativa por defender Ramos había sido el coronel Cepeda, su propio sistema, y yo llegué a la con- cuya memoria el yerno respetaba, y que vicción de que él bien sabía que aque-

18 llo era un galimatías, y hasta llegué a deliciosa voz y la manera fina y sutil sospechar que lo hizo por diversión. con que mantenía una amistad amoro- sa tan romántica y tan bella. Yo gozaba de la confianza de Corona- do, a causa de nuestra vieja amistad, y Su dominio de la bibliografía cubana no un día memorable en el cual me dejó tenía paralelo, y conocía a fondo la es- poner un poco do orden en la montaña pañola, la francesa, la inglesa, la italia- de papeles que ocupaba su buró y atas- na... ¡Qué tipo más curioso! caba sus gavetas, me encontré cartas sin abrir desde hacía diez años, y giros En esa vieja Biblioteca Nacional atro- postales viejísimos que nunca habían sa- pellada, dejada de la mano de gobier- lido de sus sobres amarillos. Hice lo que nos venales, que no respetaban para pude por darle buenos consejos: –Doc- nada nuestras raíces culturales, pasé la tor Coronado, pélese y aféitese la bar- vergüenza más grande de tu vida. ba; cuando se decida a tumbarse esa maraña de pelos, va a coger catarro... Siempre que venían extranjeros que y córtese las uñas, y mande a lavar y hablaban francés, inglés o italiano, los remendar lo bata. Tenía en la solapa de compañeros de la sala de lectura me una bata que usaba, (sobre todo en su llamaban a mí para que atendiera en casa pero que a veces vino a dejarse principio la visita, que yo les pasaba a admirar en la Biblioteca) para andar Coronado y a Ramos si se trataba de entre el montón de libros de su propia alguien más importante que un simple biblioteca, que estaban por todas par- curiosos o turista. Pues una buena ma- tes: sobre sillas, estantes, suelo y hasta ñana se presenta un norteamericano trepando en montañas hasta el techo, muy sencillo y cordial. Era un experto una corbata negra de etiqueta, prendi- en arquitectura colonial hispanoameri- da con un imperdible de aquellos que cana. Traía un bellísimo libro editado se llamaban “de criandera” en el año por la Yale University Press, si mal no mil, y que estaba fijo allí para siempre, recuerdo, impreso en magnífico papel, a causa de la herrumbre; a la bata le con un tipo de letra preciosa y esplén- faltaba medio faldón por detrás y tenía didas fotografías voladas, a toda pági- un montón de desgarraduras, amén de na. Ya iba yo a avisarle a mis jefes, manchas de grasa, de café, de goma cuando el autor, insiste en enseñarme de pegar, y hasta colores de pintura de su obra. Traía todo un largo capítulo aceite. Él no se ofendía conmigo, y se- dedicado precisamente al edificio de la guía con su bata, su pelambrera y sus Maestranza de Artillería de La Haba- uñas increíblemente largas. Pero, ¡qué na. La escalera, las puertas, los clavos hombre tan culto, qué trato encantador, de bronce cincelados, los llamadores... qué don de gentes! Y cuando hablaba todo estaba fotografiado y detallado por teléfono con una mujer desconoci- minuciosamente. El hombre estaba da, que lo llamaba todas las tardes des- consternado, asombrado, con la since- de hacía años y a la que nunca conoció ra angustia de quien se considera que personalmente, había que oír aquella se ha perdido uno de los mejores mo-

19 numentos de arquitectura colonial his- se conociera parte de la triste verdad panoamericana. cubana.

–¿Pero, qué han hecho con ese edifi- Han pasado muchos años, y todavía me cio que merecía ser tratado como una duelen la escalera, las puertas, los joya; tan importante como el antiguo llamadores y los clavos de la antigua Convento de San Francisco? ¿Dónde Maestranza de Artillería. están las puertas, los clavos, los llamadores, de los más bellos que tenía Entre los personajes inolvidables de la vuestra vieja arquitectura? Lleno de ilu- vieja Biblioteca Nacional, se destaca- sión fui al lugar donde estaba ese mo- ba María Villar Buceta. numento, y me encuentro un espantoso castillo que parece de cartón; un ma- Unos ojos azules grandes, muy abier- marracho. Han echado abajo un teso- tos, con una chispita alegre en el fon- ro, para levantar en su lugar una cosa do, y una luz de sorprendente indigna. Dígame, por favor, en dónde penetración, iluminados por una inteli- están esas puertas, esos clavos, esos gencia profunda. Una boca muy fea, de llamadores... yo les dedico en mi libro dientes grandes y una encía rosada la importancia que merecen, y ahora más presente de lo necesario, pero una me encuentro que han desaparecido... boca siempre dispuesta a la risa cor- Yo tuve que tragar saliva antes de con- dial. Dos gruesas trenzas rubias, largas; testarle, pero tenía que decirle la ver- las trenzas que yo soñaba. Un cuerpo dad. Le dije que teníamos un salvaje al bien formado y esbelto, rematado por frente del país, que el gobierno se reía dos piernas perfectas, de las que ella, de los monumentos nacionales, y que muy femenina, callada e íntimamente se ese gobierno estaba protegido por su enorgullecía. país; que podía comprobarlo viendo la Una adolescente huraña al principio y Biblioteca Nacional metida en un local después de una sinceridad total y una absolutamente dañino para la conserva- bondad sin limites; capaz de darse con ción de los libros; y que las puertas, la toda su alma a la causa que amara y a escalera, los llamadores y los clavos, todo ser necesitado o desvalido; una debían estar adornando, en el mejor de capacidad de ternura infinita. Un carác- los casos, las fincas de algún personero ter altivo y digno, que rechazaba toda del régimen, o tirados por un depósito humillación; que odiaba la lástima de sí de cosas inservibles. misma y no admitía el anteponer nin- –¿Y qué hago yo ahora con mi libro? guna necesidad propia a la ajena. Una ¿Qué hago con el capítulo dedicado a entrega a los suyos completa: al padre la Maestranza? borroso y callado que se apoyaba en ella, al hermano estrafalario, a la her- Yo le pedí que dijera la verdad, que manita menor, al hermano talentoso. así contribuiría a que en su país, tan generoso con los malos gobiernos de Un temperamento totalmente tierno, esta menospreciada América Latina, guardado celosamente, porque María se

20 consideraba, en el fondo de su ser, la era demasiado turbulenta; la puso re- niña fea y escondía los justos reclamos celosa mi exceso de vitalidad, pero de sus sueños y sus legítimas ansias, cuando a través del trato penetramos debajo de un disfraz de indiferencia, de en las almas la una de la otra, llegamos mujer que no necesitaba el amor físi- a ser tres hermanas. Y yo sé que a co, porque tenía el amor sublime de una María mi exceso de vida le hacía bien, militancia que la absorbía. María hubie- como a mí el profundo torrente, que se sido una madraza, si no se hubiese corría debajo de sus aguas, tranquilas entregado totalmente a la lucha social en la superficie, pero capaz de horadar y política la roca. Yo la alegraba cuando ella, de- masiado altiva para aceptar la compa- María era total, en ella no había grie- sión, tenía alguna preocupación que tas ni debilidades, era en verdad la mu- empañaba el brillo de sus ojos; y ella jer fuerte, y sin embargo, nunca atemperaba mis ansias, desbordadas en menospreciaba ni mucho menos ofen- mi afán de apurar la vida. día al débil, no excusaba imperfeccio- nes, pero en el fondo de su alma buena Y María era alegre, a menudos íbamos sentía lástima por el que no sabía su- a almorzar sobre la hierba en pleno perar su debilidad, y estaba siempre dis- campo, ahí donde encontrábamos un puesta a prestarle su propia fuerza para espacio abierto en el que crecían flo- ayudarlo a redimirse. Nunca la oí con- res. Nos acompañaba mi tía Rita denar a nadie, con excepción del trai- Chaple, mujer mayor, pero alegre como dor; para este era implacable. una joven y un chofer que era hombre de toda confianza; comíamos toda cla- Aquella dulzura de María por los vie- se de golosinas, tomábamos té frío, y jos y los niños, por los gaticos abando- María se divertía corno una chiquilla en nados en los solares yermos; aquella vacaciones, corríamos, saltábamos y generosidad que no medía el sacrificio, hacíamos diabluras, como una vez que la hacían un ser excepcional. Yo nunca simulamos soltarle la vaca a un cam- me he visto frente a una bondad como pesino, que primero renegó de las la suya. María era una muchacha como habaneras y acabó comiendo con no- todas las muchachas, salvo que ella era sotras. María olvidaba por unas horas muy superior a todas las demás. la carga que sobre sus espaldas juve- niles había echado la muerte prematu- Nos conocimos casi niñas, vino a ope- ra de la madre. rarse de la garganta a la clínica Fortún- Souza, y Benigno Souza nos dijo a mi Andando la vida nos ligó a María y a mí hermana Sara y a mí, que venía a bus- una amistad fraternal inquebrantable. carnos porque tenía “una güajirita por- tentosa” y quería que nos conociéramos. Tardes inolvidables en la vieja Bibliote- Al principio, María y Sara ligaron inme- ca Nacional, entonces alojada en la an- diatamente, porque eran caracteres muy tigua Maestranza de Artillería, cuando afines y tenían las mismas cualidades; llegando el final de la tarde, íbamos a mí, de entrada me rechazó, porque yo Sara y yo a ver a María y darle lata a

21 Coronado, el cual nos dejaba pasar a y ambientes que hoy me permite es- los almacenes donde estaba trabajan- cribir tantas cosas. do nuestra amiga y nos sentábamos en el balconcito de madera carcomida que Llegábamos temprano, con un ramo de amenazaba caerse encima de los acan- rosas rojas para el maestro, que adora- tilados a orillas del mar, le llevábamos ba las flores y prefería las rosas rojas. a la amiga, hermana mayor, dudas, ig- Y durante dos o tres horas, al bondado- norancias, vacilaciones, y ella era en- so anciano le llovían preguntas, ansieda- tonces mentora que encauzaba des, ambiciones, ilusiones y sueños. Nos vocaciones, recomendaba lecturas y escuchaba con una paciencia sin límites resolvía problemas sentimentales, y y al despedirnos decía: abría caminos a un enfoque justo de la calidad política, y muchas veces nos –No dejen de volver la próxima sema- devolvía la paz, alterada por prematu- na, que ustedes traen un hálito de ju- ras ambiciones literarias. ventud que me refresca.

Muy a menudo íbamos a pasar la ma- Mi inolvidable María era una mujer muy ñana en casa de Enrique José Varona. femenina, repito que en ese aspecto era El querido viejo nos recibía en un rin- una muchacha igual a otra muchacha, concito amable de la sala familiar, y na- sólo que muy superior a todas las de- die nos molestaba. Los hijos de Varona más. Su último rasgo de femenina co- eran mayores que nosotras, la hija me- quetería, fue en una operación que duró nor era una muchacha alta, rubia, muy más de tres horas, se hizo recortar las bella, pero no le interesaba la amistad encías, y se convirtió en una vieja muy de tres muchachitas abrasadas por la bonita, porque lo único que la afeaba fiebre de saber, y, aunque muy gentil, era la boca. nunca fuimos amigas. Yo le dije: –Coquetería... eso es lo que María era ya una gran poetisa; Sara, te ha hecho soportar la operación. modestísima, era una precoz pensa- Y ella me replicó, ocultando la satis- dora profunda; y yo tenía ya sembra- facción que le producía verse bonita: da la semilla de una narradora de –Comprenderás que no lo hice por ser memorias. María escribía unanimismo bella, a mi edad... Lo hice porque te- y Sara se lo publicaría con fraternal nía que ponerme los dientes postizos, y devoción admirativa; y yo era ya la eso era imposible con aquella enorme rebelde que en un futuro rompería encía... y a mí me gusta mucho comer... con la clase en que había nacido y conocería la diversidad de situaciones

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22 Bocacio pasaba sus días bajo los fron- [Discurso]* dosos laureles de la Plaza de Armas, frente al Ayuntamiento, esperando que Tomás F. Puyans Núñez saliera para algún acto la Banda Mu- Tesorero de la Junta de Patronos de la nicipal, porque él tenía que seguirla a Biblioteca Nacional retaguardia con un carro de mano ates- tado de atriles, instrumentos, etcétera.

Cuando Bocacio tomaba la palabra en- Señores presidente y compañeros de la tre sus pintorescos corifeos, no dejaba Junta de Patronos de la Biblioteca Na- de repetir “Nosotros los músicos”. cional, Salvando desde luego las distancias no Señores bibliotecarios invitados, cometeré la osadía de parodiar a Bocacio, ni me vestiré, como el pavo Señora directora de la Biblioteca Na- de la fábula con el irisado plumaje del cional, pavo real, para decirles “nosotros los bi- bliotecarios”... Señores bibliotecarios cubanos, No les habla pues un bibliotecario, ni un Señoras y señores: técnico, ni siquiera un bibliófilo aficiona- do; aunque en mi lejana adolescencia Por mandato de nuestra Junta de Pa- solía “bouquiner”, o registrar con curio- tronos, que acato como un honor, me sidad, entre las famosas tarimas a ori- hallo en el delicado trance de dirigir- llas del Sena, en París, donde tantos me a este amable y benévolo conjun- tesoros, legítimos y falsos, han descu- to de amigos, compuesto en su inmensa bierto algunos coleccionistas y también mayoría de mujeres cubanas, que han turistas con tiempo suficiente para se- venido a esta casa a cumplir una deli- mejantes aventuras. cada y enaltecedora misión. Tampoco me atreveré a hablaros de li- Estoy entre bibliotecarios, y a fortiori, bros, porque llevamos varios días en esa debería acomodar mis palabras al me- actividad y hemos oído muchas cosas dio ambiente. Esta última circunstancia bellas y enseñanzas provechosas sobre trae a mi memoria la siguiente historia, lo que significa el libro en sus variados que alguna vez he referido: vivían en aspectos. Santiago de Cuba dos pobres de espí- ritu, nombrados Juan Tomás y Bocacio, Sólo he de referirme a lo que para este y muy conocidos de todo el pueblo; el modesto hombre de leyes por profesión,

* Discurso pronunciado por el doctor Tomás F. Puyans Núñez, tesorero de la Junta de Patronos de la Biblioteca Nacional, aceptando a nombre de esta última el donativo de la Asociación Cubana de Bibliotecarios, con ocasión de la inauguración de la Biblioteca Nacional José Martí, el día 24 de Febrero de 1958. [Este texto aparece como título en el número cuatro correspondiente a octubre- diciembre de 1957, desde la página 45 hasta la 50 de la Revista de la Biblioteca Nacional. N. de la E.]

23 pero campesino por vocación y destino, tal importancia que el mismo reviste, significa el gesto generoso, estimulante porque al culminar sus anhelos después y ejemplar de bibliotecarios, donando una de diecisiete años de pacientes e imper- valiosa colección de libros a la Junta de turbables esfuerzos, ha podido ver rea- Patronos de la Biblioteca Nacional, para lizado lo que nos parecía una utopía y testimoniarle sus parabienes con ocasión casi un imposible. Cuántas horas, días de la inauguración de este esplendoroso y meses de preocupación, de desespe- palacio, y para enriquecer su acervo en ranza, han agobiado a la Junta en esos forma objetiva y útil. años; pero la serenidad, la confianza y el tesón de Santovenia destruyeron todo Viniendo de una clase genuinamente pesimismo y nos contagiaron con su in- cubana, compuesta de una selecta y quebrantable seguridad en el éxito de refinada categoría profesional, el dona- la empresa. tivo, cualquiera que sea su valor intrín- seco, significa para mí, y seguramente Ese esfuerzo ingente es el que, a mi jui- para mis compañeros de la Junta, el re- cio, viene a reconocer y exaltar hoy la conocimiento espontáneo de esta juven- clase cubana de bibliotecarios, aquí con- tud estudiosa, henchida del más puro gregada como ante un altar, donde se anhelo de superación, y animada de un consagra el triunfo de la voluntad y del elevado concepto del sacrificio y de la decidido propósito de realizar una obra abnegación; juventud que forma una de tanto valor espiritual como la que aca- pléyade ansiosa de servir, de educar y bamos de inaugurar, y que entregare- de realzar el nivel de cultura de nues- mos dentro de breves horas al servicio tro pueblo por medio de la lectura. de nuestro pueblo, tan ansioso de su- peración y de progreso; y este acto es Viene también este grupo de cubanos ejemplar porque precisamente una va- inteligentes a demostrar con hechos liosa y dinámica representación de la positivos su satisfacción y regocijo clase bibliotecaria ha compartido con la frente al paso gigantesco de adelanto Junta de Patronos las horas de intran- y progreso que acaba de dar nuestra quilidad que hemos vivido, triunfando Junta de Patronos, gracias a la gene- ella como triunfó la Junta; me refiero rosa contribución de los sectores de la a Lilia Castro de Morales, la directora industria azucarera, colonos y hacenda- de la Biblioteca Nacional; cuyo ejem- dos, y a la cooperación del Gobierno, plo me complazco en destacar ante sus hábilmente coordinadas, gracias a la compañeros de profesión, con la espe- sabia y perseverante gestión de quien ranza de que sigan su misma trayecto- ha demostrado durante toda su vida su ria; y siendo el que habla un testigo de amor entrañable al libro y a la Biblio- mayor excepción, quiero aprovechar teca, mi querido compañero y viejo ami- esta oportunidad para reconocer la co- go doctor Emeterio S. Santovenia. operación eficaz del reducido grupo de modestos y esforzados empleados de Emotivo es este acto, y al propio tiem- buena voluntad, entre los que contamos po estimulante y ejemplar; y la Junta de bibliotecarias graduadas y próximas a Patronos ha de atribuirle la trascenden- graduarse, que, bajo la dirección de Lilia 24 Castro, realizaron el milagro de trasla- que importa es que los libros sirvan y dar para esta casa, instalar y organizar rindan su cometido; y para eso están los aquella complicada montaña de libros, bibliotecarios cubanos, que sabrán po- folletos y papeles que estaban acumu- ner al servicio de esta institución todo lados en el vetusto e inadecuado Cas- su saber, toda su inteligencia, toda su tillo de la Fuerza. capacidad, y también todo su espíritu de sacrificio, toda su devoción y abnega- Este acto nos animará de modo ex- ción, porque su profesión es algo más traordinario en la nueva y gloriosa eta- que un título que capacite para el tra- pa que tenemos que emprender desde bajo, es un apostolado que sólo pueden hoy; esa próxima jornada será quizás la cumplir los buenos y, entre los buenos, más difícil, la más larga y la que le dará los mejores. a esta obra su verdadera función edu- cadora, su verdadera función social, y Al agradecer en nombre de la Junta de su verdadero destino, que es el de ser- Patronos de la Biblioteca Nacional, el vir mejor a nuestro país. donativo de los bibliotecarios cubanos, séanos permitido elevar al cielo nues- De ahora en adelante, se requerirá toda tros más fervorosos votos por el auge la capacidad, toda la dedicación y en- del libro cubano, y de todos los países tusiasmo de los bibliotecarios, si es que cultos de la Tierra, por la unión y con- vamos a cumplir a plenitud la ingente fraternidad de todos los que aman, res- misión de dotar este bello recinto de los petan y enaltecen vuestra noble mejores libros, de los mejores equipos profesión; y que nuestros hijos y nietos, y principalmente de los mejores ele- al entrar en este recinto, donde se ate- mentos humanos para que esta institu- sora una parte del saber humano, lo ha- ción pueda señalar con certera visión gan con veneración y orgullo, recordando los derroteros de nuestra cultura. no solamente a los que pudieron mate- rializar un bello ideal, como esta Biblio- El edificio luce grande, espacioso, y al- teca, sino principalmente a los que gunos creerán con error que pasarán ostentaron esos nombres ilustres y glo- muchos lustros para que sus depósitos riosos, grabados para la posteridad en los de libros se vean plenamente nutridos; muros y columnas de esta Biblioteca, y pero nunca es demasiado grande una que tanto hicieron por la humanidad y casa de esta naturaleza, y llenarla de por Cuba. Muchas gracias. libros es quizás una labor material; lo

25 un amplio acopio de documentos rela- Resolución* cionados con los antecedentes históri- cos, artísticos y literarios de nuestra actual cultura. Y, al mismo tiempo, es- timulará la investigación, tan descuida- Cincuenta años de atraso, reflejo sin da por las nuevas generaciones duda de la organización económica, so- cubanas. cial y política del país hacen sentir hoy su peso sobre nuestras instituciones Ambas son tareas urgentes, inaplaza- culturales. Años de incuria determina- bles. Porque en el estudio y la interpre- ron la paulatina decadencia de la inves- tación de nuestro pasado se sentarán tigación, tarea indispensable para la las bases firmes y sólidas de nuestra formación y el mantenimiento de una conciencia nacional. conciencia nacional, pero al mismo tiempo –y esto tiene quizás mayores y Sin embargo, la Biblioteca Nacional ha más graves alcances– se resquebraja- querido contribuir a este momento crea- ron los instrumentos destinados a echar dor de nuestra historia asumiendo otra las bases de una educación sólida que responsabilidad y ha puesto al alcance pudiera extenderse a todas las clases de los niños y adultos libros y reproduc- sociales. ciones de arte, en un esfuerzo por ha- cer llegar la cultura a capas más amplias de la población, de acuerdo con la po- Todo ello se tradujo en la rápida deca- dencia de la instrucción pública que tan lítica del Gobierno Revolucionario y de altos niveles había alcanzado en los pri- acuerdo con esa tónica, el 3 de diciem- meros años de nuestra república; en la bre de 1959 se dictó la siguiente Reso- escasez de bibliotecas –verdadera pe- lución: nuria, pues faltaba en ellas el personal técnico–, no se adquirían libros y no Diciembre 13, 1959. existió jamás una política que tuviera en “Año de la Liberación” cuenta el crecimiento de la población y los nuevos intereses surgidos de la rea- lidad cambiante ni en la crisis progre- siva de las instituciones de alta cultura 1- POR CUANTO: es función de la Biblioteca Nacional “José Martí” reco- Corresponde a la Biblioteca Nacional, ger, conservar y organizar el patrimo- en esta etapa revolucionaria, una tarea nio cultural de la Nación con el fin de de importancia suma a la que ha dedi- ponerlo al servicio de los estudiosos e cado la nueva dirección sus mayores investigadores. cuidados: ofrecer a los investigadores

* Esta Resolución aparece en el número de enero-diciembre de 1959, de la página cuatro a la ocho de la Revista de la Biblioteca Nacional José Martí. [N. de la E.]

26 2- POR CUANTO: el folklore nacio- nal idóneo y reúne las condiciones re- nal, así como la música culta de los queridas para prestar, tanto el servicio compositores cubanos forma parte que es propio de la Biblioteca Nacio- principal de ese patrimonio cultural. nal como aquellos que incumben a una Biblioteca Pública moderna, a saber: 3- POR CUANTO: muchos documen- fomentar el amor por la lectura; faci- tos de gran importancia para nuestra his- litar al público en préstamo tanto libros toria se encuentran fuera de Cuba, ya como reproducciones de buenos cua- que algunos fueron sacados del país al dros, poner al alcance de sus visitan- terminar la dominación española, otros tes buenos discos, organizar cursillos se encuentran en el Archivo de Indias, y otras actividades tendientes a des- en el de Simancas, en el de los Estados pertar el interés por distintos temas, Unidos de Norteamérica, en Francia y facilitando bibliografías sobre los mis- en otros países más; otros se encuen- mos, confeccionar listas de libros so- tran en diversas bibliotecas extranjeras bre diversas materias para aquellos debido a la incuria de los gobiernos que que deseen ser aconsejados en sus lec- han regido la nación en épocas anterio- turas, ya sea de manera colectiva o de res, los que jamás se preocuparon de ad- manera individual, depositar en los dis- quirirlos cuando los particulares que los tintos centros de trabajo colecciones poseían los pusieron en venta. de libros debidamente seleccionados, ofreciendo charlas que inciten a leer- 4- POR CUANTO: hoy día es posible los, trabajar con los niños en el salón recuperar todos esos documentos orga- juvenil, ya que la niñez es la etapa más nizando debidamente su selección y re- propicia paro inculcar y arraigar el há- produciéndolos en microfilm. bito de leer, ofrecer en préstamo a los maestros, en ese mismo departamen- 5- POR CUANTO: Cuba es un país to las láminas que puedan serle útiles subdesarrollado en lo que respecta a su en e aula organización bibliotecaria. 8—POR CUANTO: la Biblioteca Na- 6- POR CUANTO: es un hecho com- cional José Martí al mismo tiempo que probado y admitido por las naciones realiza esa labor de Biblioteca Pública más cultas que sin la existencia de un puede servir de guía a otras bibliotecas buen servicio do Bibliotecas Públicas es del país que deseen ser auxiliadas en difícil mantener en el pueblo un alto ni- su labor, así como adiestrar a los biblio- vel de cultura, ya que estas Institucio- tecarios que trabajan fuera de La Ha- nes son llamadas a poner el libro al bana sin haber tenido la oportunidad de alcance de todos y llevar adelante una trabajar en sus distintos Departamen- campaña técnicamente planeada, para tos bajo la supervisión de personal téc- fomentar el hábito de la lectura, que al- nico: RESUELVO: Que la Biblioteca cance a la totalidad de la ciudadanía. Nacional José Martí trabaje de la si- guiente manera: Primero. Cumpliendo 7—POR CUANTO: la Biblioteca Na- a cabalidad su función de Biblioteca cional “José Martí’ cuenta con perso-

27 Nacional, para lo que recogerá, orga- Biblioteca Pública, tomando este térmi- nizará y pondrá a la disposición del pú- no en la acepción y alcance que le con- blico todo el tesoro bibliográfico y fiere la más moderna ciencia musical de la Nación, y llevará a cabo, bibliotecológica, y cumpliendo todo lo al mismo tiempo, una labor sistemática enunciado en los POR CUANTO Nos. de recuperación, por medio de 7 y 8 de esta Resolución. microfilms de todos los documentos his- tóricos de interés nacional que se en- Y para que quede constancia expido cuentran fuera del país, según se ha esta Resolución el día 13 de diciembre expuesto en el POR CUANTO N° 3 de 1959, año de la Liberación, víspera de esta Resolución. Segundo. Que en de la inauguración de todos estos servi- atención a lo expuesto en el POR cios que en este escrito se mencionan. CUANTO N° 6 de esta Resolución, la Biblioteca mantenga su personal idóneo La Habana, María T. Freyre de y la debida organización departamental Andrade de Velázquez. Directora. para llevar adelante las labores de una

Dpto. de Circulante

28 curso. Después de expresar reconoci- Manuel Pedro miento a cuantos contribuyeron a que esta sala fuera posible continuó diciendo:

González y la Habéis designado para decir unas fervorosas palabras en este acto Sala Martí: de que honra a Cuba, a un humilde martiólatra –el más humilde, pero no el menos devoto. Quien en este ins- un discurso tante tiene el alto honor de hablaros, * ni siquiera nació en Cuba, pero en inaugural Cuba transcurrió su adolescencia y su juventud, aquí recibió la muy par- ca preparación académica que po- Nos hemos congregado en este au- see y aquí echó raíces sentimentales gusto recinto para inaugurar el úni- que se mantienen vivas todavía. Por co monumento digno de Martí que aquellos años de 1910 a 1920 en que Cuba le ha erigido hasta ahora. Por- yo era estudiante en La Habana, que la verdad sea dicha: Martí ha prevalecía en esta capital una increí- sido muy poco afortunado con los ble esterilidad en los estudios tres monumentos que se le han de- martianos. El culto al héroe se re- dicado en las dos ciudades más im- ducía a pomposas alusiones en dis- portantes de Cuba. Ni el “pisapapel” cursos de políticos de muy escasa del Parque Central, como lo llama ejemplaridad y notas periodísticas Raúl Roa, ni la tumba o mausoleo en aniversarios de nacimiento y de Santiago de Cuba, ni la “raspa- muerte. Gonzalo de Quesada y dura” que afea esta plaza, guardan Aróstegui publicaba cada dos o tres armonía ninguna con el magno es- años un volumen con escritos del píritu, el genio y el refinamiento ar- Maestro que nadie leía ni se comen- tístico de aquel grande que no lo fue taban en la prensa. Él mismo se do- de España, pero sí de América y lió amargamente en algún prólogo de empieza a serlo del mundo. En cam- la indiferencia glacial con que el bio, este todavía modesto que hoy le ambiente premiaba su noble esfuer- consagramos, sí es digno de él. zo. Néstor Carbonell, que también soñó con hacer una edición de obras Con estas palabras inició Manuel Pedro completas, recibió idéntica recom- González, profesor de Literatura, escritor, pensa. Si la memoria no me traicio- martiano distinguido, el discurso de inau- na, el más tenaz propagador de guración de la Sala Martí, en la Bibliote- Martí por aquellas calendas creo ca Nacional, el 28 de enero del año en que era Arturo R. de Carricarte,

* Texto aparecido en la Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, número 1 de enero-abril de 1968 desde la página :93 hasta la 98. [N. de la E.]

29 pero la suya era una voce clamantis Martí es, nemine discrepante, creo, in deserto. Yo mismo llevaba varios el espíritu más puro, generoso y ge- años en Cuba y apenas tenía noticias nial que América –Norte y Sur– ha de él. Recuerdo que mientras traba- producido. Como afirmó hace años jaba en una bodega en San Antonio el gran crítico español Federico de de los Baños, cayó en mis manos una Onís, es también el escritor de nues- insignificante biografía novelada de tra lengua que más ha crecido en los Martí publicada anónimamente. Mu- últimos setenta años, y previó que chos años después Pancho Corona- seguiría creciendo. La profecía se do, siendo director de esta Biblioteca, está cumpliendo al pie de la letra. me aclaró que el autor de la consa- Igual crecimiento podemos augurar bida biografía novelada era el a esta “Sala” que hoy inauguramos. tradicionista Álvaro de la Iglesia. La Antes de inmolarse en Dos Ríos ya lectura de aquel humilde libro –lo pri- se había convertido en el pensador mero que de o sobre Martí leí– tor- y prosista más leído y acatado del ció el rumbo a mi destino, porque continente americano. (Los dos úni- despertó en mí la vocación de cultu- cos países del ámbito hispano en ra. Con setenta y cinco pesos que que no se leía ni se le conocía eran había logrado ahorrar, decidí venir a precisamente Cuba y España). Fue estudiar a La Habana. De no haber también el renovador del arte de es- tropezado a tiempo con Martí, es pro- cribir, prosa y verso, en nuestra len- bable que hubiera seguido trabajan- gua. Porque a despecho de lo que do en el giro de abarrotes, habría algunos insisten en negar, Martí fue permanecido analfabeto, me habría el auténtico innovador e iniciador hecho bodeguero y acaso habría lle- del Modernismo americano, pues se gado a ser rico. Este primer contac- anticipó a Rubén Darío en el empe- to con Martí me reveló la verdad ño novador en más de seis años. El evangélica que no sólo de pan vive mismo portalira nicaragüense le el hombre. Desde entonces –y hace debe mucho más de lo que nunca de esto más de medio siglo– su som- admitió públicamente. Sin embargo, bra bienhechora no me ha desampa- la devoción de Darío por Martí era rado nunca ni su memoria ha dejado fervorosa y se acrecentó con los de endulzar y confortar mis desdi- años. La influencia del ínclito cuba- chas y tristezas. Perdonen ustedes no es la única que permanece en la esta reminiscencia personal. La anéc- obra de Rubén Darío hasta su muer- dota carece de trascendencia, pero te. En los últimos años, el prestigio es reveladora del milagroso influjo y la gloria del Apóstol han traspa- que el contacto con el espíritu de sado las fronteras continentales para Martí puede ejercer sobre las almas convertirse en figura universal, lo ganosas de superación. Estoy segu- cual demuestra la universalidad de ro de no haber sido el único en quien su pensamiento. Prueba de ello es Martí ha operado este tipo de con- el crecido número de antologías y versión o revelación de un destino estudios críticos de tamaño mayor más alto y noble. que en múltiples lenguas y países se 30 han publicado en torno a su ideario, martiana no tenga resonancia prác- su verso y su prosa única. ticamente ninguna en la patria de Martí? ¿Qué significa o qué miste- Ustedes me excusarán si traigo a rio esconde este silencio injusto? ¿Es cuento aquí otro elocuente caso re- displicencia? ¿Es ignorancia? ¿Es ciente de catequización o conversión desgano, desidia o apatía ante una martiana de máxima ejemplaridad. obra tremendamente erudita, comple- Es, junto al caso de Gabriela Mistral, ja, barroca y de no fácil lectura? Por- la prueba más eminente de la valía que lo indiscutible es que en torno a y capacidad de seducción y proseli- ella prevalece una “conjura de silen- tismo que encierran el espíritu y el cio” que lo mismo pudiera significar pensamiento martianos. El año pasa- una actitud peyorativa que hostil, ina- do se publicó en La Habana el estu- petencia mental para digerir un libro dio más erudito, apasionado, denso, cultísimo y hasta culterano y apasionante y extenso que la perso- a ratos poco entretenido, que indife- nalidad de Martí ha inspirado hasta rencia irresponsable, frivolidad o des- ahora. Refiérome al Martí revolu- preocupación. Porque lo cierto es que cionario, del gran ensayista argen- ni siquiera se ha negado ni atacado tino Ezequiel Martínez Estrada. Sólo por sus muchos errores y defectos. conocemos el primero y el tercer to- En tanto, engendros anémicos, sin mos de esta obra, porque el segun- valor artístico ni originalidad valede- do permanece inédito. Es un estudio ra son profusamente aplaudidos por de proporciones gigantescas, arreba- cofrades y amigos de los autores, tado, frenético, ditirámbico siempre, Martí revolucionario no provoca complejísimo y de ardua lectura a ra- comentario ninguno, ni siquiera para tos. Este heroico esfuerzo consumió atacarlo y destruirlo. Tal recepción las últimas energías del autor y pre- implica injusticia imperdonable. cipitó su muerte. Sin embargo, he notado que esta magna obra ha te- Al analizar las circunstancias en que nido un eco poco menos que nulo en Martínez Estrada escribió este libro pós- Cuba. Sólo tengo noticias de dos re- tumo, el profesor González explica: señas: una de Federico Álvarez en La Gaceta de Cuba y otra del poe- [...] fui amigo de Martínez Estrada ta Ángel I. Augier en Casa de las y testigo del fervor con que traba- Américas. Esto revela increíble indi- jaba a pesar de lo precaria que era ferencia y hasta ingratitud por parte ya su salud, y me duele la indiferen- de los martistas. ¿Cómo es posible cia con que Cuba ha recibido esta que el más famoso ensayista que en obra monumental. No me arredra el América había dedicara íntegros los adjetivo y menos los comentarios cuatro últimos años de su gloriosa peyorativos que he escuchado de la- vida, trabajando de doce a catorce bios cubanos. A despecho de erro- horas diarias para escribir este mo- res y fallas, que conozco porque he numental estudio caracterológico y leído con suma atención ambos to- que la aparición de esta Summa mos, no titubeo en proclamarla mo- 31 numental. Ya sé que los especialis- apatía oficiales. ¿Cómo pretender o tas y los hombres de saber acadé- esperar que de tal incuria salieran ini- mico no verán en este libro más que ciativas como esta Sala? Y no obs- los lunares que lo afean y no sus tante es una gran pérdida la que se luminosidades, sus intuiciones genia- ha sufrido por no haberla fundado a les y sus grandezas; pero con todas tiempo. ¡Cuánto libro o folleto publi- sus deficiencias y errores, ¿cuántos cados en Cuba o en otros países hoy de nosotros somos capaces de es- incontrables en el mercado que no cribir un libro del calibre de este y, encontrarán albergue en este fiel re- sobre todo, cuántos tenemos el fer- cinto! ¡Cuántos estudios de calidad vor y la capacidad de sacrificio de- que no enriquecerán esta colección! mostrados por el genial argentino? Pero no debemos cejar en el empe- ño. Si en el mercado de libros no es Volviendo a su tema central, hace es- posible obtenerlos ya, estoy seguro de tos señalamientos y pronósticos: que en las bibliotecas y archivos pri- vados se encuentran muchos de es- Esta Sala a cuya apertura asisti- tos libros y folletos que nunca mos, debió haberse creado hace llegaron a la Biblioteca Nacional. Hay cincuenta años, pero de la desidia que realizar una campaña intensa y de aquellos gobiernos mediatizados persuadir a quienes posean estos te- y corrompidos no podía esperarse soros de que, si como Martí dijo el iniciativas de esta índole. La Biblio- lugar de un hombre está allí donde teca Nacional fue símbolo perfec- pueda ser más útil, el lugar donde un to de la Cuba que la Revolución libro puede rendir máxima utilidad es canceló. Era una institución ambulan- la biblioteca pública. En La Habana, te, sin hogar propio ni dirección pos- igual que en las otras principales ciu- tal segura. Unas veces se albergaba dades de Cuba, hay centenares de bi- en la Maestranza, otras iba a parar bliotecas privadas que seguramente a los sótanos de la antigua cárcel, contienen libros y folletos de o sobre donde valiosísimas colecciones de pe- Martí inexistentes en las librerías. riódicos y revistas fueron destruidas Creo que una campaña publicitaria por una inundación; y por algún tiem- apelando al patriotismo de estos bi- po fue huésped de la fortaleza mili- bliófilos produciría óptimos resultados. tar de la Plaza de Armas. En realidad En esta campaña debe utilizarse la era una desvalida huérfana, sin pro- radio, la televisión y la prensa. En tección, ni hogar, ni valedores. En una esta debiera insertarse un anuncio época se formó el grupo protector lla- permanente, en primera plana a ser mado “Amigos de la Biblioteca Na- posible, solicitando la donación a esta cional”, al cual me cupo el honor de Sala, o por lo menos la venta, de todo

pertenecer, compuesto por el capitán lo que la Sala no tenga. Esto es fac- Llaverías, Emilito Roig, el beneméri- tible y no erogaría costo ninguno Es to Francisco González del Valle, et- cuestión de movilizar el interés cul- cétera. Todas nuestras gestiones se tural y el patriotismo de los dueños estrellaron contra la indiferencia y la de estos tesoros. 32 La biblioteca que hoy se inaugura es Martí publique un boletín anual conte- absolutamente única en el mundo y niendo, entre otras cosas, la bibliografía honrará y servirá a Cuba durante martiana activa y pasiva aparecida du- las generaciones venideras, porque rante el año; una selección de artículos cuantos martiófilos vengan a inves- publicados durante el período en lenguas tigar en ella, trabajarán para Cuba extranjeras, una sección bibliográfica de sin siquiera percatarse de ello. Martí carácter crítico que informe al lector ex- es nuestro gran valor universal, aca- tranjero sobre ciertos estudios, cualquie- so el único de este rango que Amé- ra sea su carácter –tesis académicas, rica ha producido, y el interés por él libros, folletos y artículos de alta cali- crecerá con el tiempo en muchos dad–; una sección que incluya nombre países. No hace mucho vinieron a y dirección de los más significados es- Cuba dos eminentes mujeres –una tudiosos de Martí en todas partes. rusa y la otra alemana– a comple- tar sus investigaciones sobre Martí Huelga añadir que el boletín debe para terminar sus respectivas tesis gestionar el envío a la Sala Martí de doctorales a él dedicadas. Otra mu- todo lo que sobre el Apóstol se pu- jer de talla intelectual, profesora blique en todas partes, así como las agregada de la Sorbona, trabaja des- ediciones que de él se hagan. Los de hace años en su tesis doctoral agregados culturales de las embaja- también sobre el estilo martiano. En das acreditadas en La Habana pue- los Estados Unidos se han escrito ya den ser auxiliares muy eficaces en unas ocho o diez tesis doctorales este empeño. sobre el Apóstol que cuentan entre los estudios más prolijos, especializa- Al concluir, Manuel Pedro González dos y agotadores que sobre él se ha- evoca a la “figura hispana que mayo- yan escrito y se escribirán muchas res afinidades idiosincrásicas mentales más porque Martí interesa enorme- y morales tiene con Martí”, Miguel de mente a la gente joven allí. Pláceme Cervantes Saavedra. “Estos dos dejar constancia aquí de dos eminen- máximos espíritus de nuestra lengua tes martistas que han salido de mi se disputan la preferencia del mío”, cátedra y son ya no sólo martiólogos dice antes de citar las palabras finales entusiastas, sino especialistas muy de un ensayo de Jean Cassou sobre peritos: los profesores Isis de Cervantes. Galindo e Ivan A. Schulman. Sus Esta, más conversación que conferen- respectivas tesis hay que colocarlas cia, franca, directa y emotiva, fue aco- entre los estudios de estilística gida con simpatía por el público martiana de mayor significación has- asistente, que la aplaudió en el Salón de ta el presente escritos. Actos de la Biblioteca Nacional José Luego el distinguido disertante se detie- Martí. ne en lo que llamó “aspectos ‘programáticos’, organizativos y hasta prosaicos”: la necesidad de que la Sala 33 disponía el establecimiento no permitía Directores de la la compra de libros, aunque hubo va- liosos donativos como el ofrecido por el ilustre bibliógrafo Néstor Ponce de Biblioteca León y también por el conde de Lagunilla. Cuando advino la república, Nacional de la Secretaría de Instrucción Pública fue instalada en la llamada Maestranza de Artillería donde se concedió a la Biblio- Cuba teca la mitad del primer piso. Salvador Bueno Ensayista y profesor de la Universidad de La Habana

Dentro de la política de los gobiernos españoles hacia su principal colonia an- tillana, nunca estuvo la fundación de una gran biblioteca en su capital. Al ocurrir la ocupación militar norteame- ricana en 1898, que se extendió “oficial- mente” hasta el 20 de mayo de 1902, los patriotas cubanos iniciaron a poco gestiones para lograr la creación de la Biblioteca Nacional. Ninguna atención prestó el primer gobernador militar, ge- neral Brooke. El segundo, general Leonard Wood, fue más accesible. Gonzalo de Quesada y Aróstegui enca- bezó las iniciativas. Por fin, el 18 de octubre de 1901 fue firmado el decreto, Nacido en la ciudad de San Cristóbal por supuesto en inglés, que nombraba a de la Habana, el 17 de enero de 1852, Domingo Figarola Caneda, director de la Domingo Figarola Caneda disponía de recién constituida institución. una hoja de servicios como patriota e in- telectual intachable. Viose obligado a La primera decisión del director fue emigrar por sus ideales independentistas. donar unas tres mil piezas, la mayoría Por la causa de la liberación publicó en con temas cubanos. Durante los prime- París el periódico La República Cuba- ros años entregó parte de su salario, na en español y en francés. Al regre- $125.00 mensuales, a la compra de li- sar a la patria, tras desaparecer la bros y revistas para la flamante insti- dominación española, fue designado tución. El exiguo presupuesto de que delegado oficial de Cuba en el Congre-

34 so Internacional de Bibliografía y de Luis Alfonso y más tarde, las “Memo- Bibliotecarios, celebrado en París, en rias inéditas de la Avellaneda” con ano- 1900. Sus estudios de biblioteconomía taciones, etcétera. Editó las bibliografías los incrementó en Londres. de Ramón Meza, de Luz y Caballero y de Enrique Piñeyro. Uno de sus apor- Cuando pasó por New York, conoció a tes de mayor calidad y de paciente in- José Martí quien, en un ejemplar de su vestigación fue su Diccionario traducción de la novela Ramona de cubano de seudónimos (1922). A su Helen Hunt Jackson, escribió: “Para cargo estuvieron los tres primeros to- Domingo Figarola Caneda, que tiene su mos del Cantón epistolario de Domin- fuerza en el corazón”. Con este aval, go del Monte, empresa que acometió la debemos justipreciar la vasta obra rea- Academia de la Historia y que en total lizada por el director de nuestra Biblio- fueron siete volúmenes. teca Nacional. Relevancia conquista don Domingo con las compilaciones bi- Después de su fallecimiento, ocurrido bliográficas que realizó durante su fe- el 14 de marzo de 1926, su viuda, Emilie cunda trayectoria vital. Debemos Boxhorrn, de origen polaco, dio a la im- subrayar, lo que no es nada superfluo, prenta en París su amplia investigación su absoluta honestidad. No se benefi- sobre María de las Mercedes Santa ció con las obras que poseía la institu- Cruz y Montalvo, la reconocida escri- ción que dirigía. Su biblioteca personal tora habanera, condesa de Merlin, y de no disponía de ningún libro que no se Gertrudis Gómez de Avellaneda. No encontrase en la Biblioteca Nacional. debo olvidar la mención de Plácido (poeta cubano) (1922) que ofreció una Recordaba Emilio Roig de muy variada información sobre la vida Leuchsenring, que le decía: “Mira [...] y obra de Gabriel de la Concepción ¿Ves todas esas cajas?, pues contienen Váldes, donde hace algunas precisiones fichas sobre el asunto de que tú quie- sobre la biografía del bardo que publi- res escribir. Las pongo a tu disposición có Pedro José Guiteras en 1874. si no eres una mariposa”. Él llamaba “mariposa” a los que sólo libaban unas Frente a la situación aflictiva de una ins- cuantas gotas, saltando de tema en titución que tenía sobrado prestigio, el tema, sin profundizar en ninguno, –y patriota e historiador Enrique Collazo agrega– “así me calificó a mí cuando declaraba: en los comienzos de mi carrera perio- dística le pedía algún dato insignifican- La Biblioteca Nacional, por su sig- te para artículo de ocasión”. nificación debía ser una institución que debiera contar con el apoyo del Fundó la Revista de la Biblioteca Na- gobierno para su desarrollo. Veo cional (1909-1912), que podía publicar que, por el contrario, no es ya siquie- gracias a la imprenta que donó doña ra ni esta enmienda que se propo- Pilar Arazoza de Morales. Allí dio a ne, ya que lo que se trata es matarla, conocer, entre otros materiales valiosos, en vez de ayudar al desarrollo de la cartas de Domingo del Monte a José Biblioteca, se trata de acortar cada

35 presupuesto y así los recursos que se dan para que eso pueda tener desarrollo. Una Biblioteca Pública es un centro de instrucción en el que cual el gobierno debe poner empeño en su desarrollo, aquí suce- de lo contrario [...]. –continuaba– Si se quiere matar la Biblioteca, mátese de una vez, pero no se la haga morir de inanición, quitándole fibra a fibra y pelo a pelo, lo único que puede tener para poder vivir.

Con las palabras del bravo patriota de- seo resumir las muchas opiniones ad- versas a las condiciones que pesaban sobre un establecimiento que represen- de allí incorporarse a las fuerzas del taba la cultura nacional. Ejército Libertador. Su ancestro mambí la impulsó a un firme quehacer patrió- Cincuenta y ocho años después de la tico, pero igualmente a la necesidad de fundación de la Biblioteca Nacional forjarse como una excelente profesio- ocurrió la victoria de la Revolución Cu- nal. Requirió salir de su patria tras el bana. Antes de 1959, era deplorable el asesinato de sus tíos Gonzalo, Leopoldo estado de las bibliotecas públicas del y Guillermo por los esbirros de la dic- país. Acababa de instalarse la Biblio- tadura machadista. Llevó a cabo en teca Nacional en un edificio enorme e París una intensa campaña contra la ti- imponente después de haber estado en ranía que asolaba al país, organizando las décadas precedentes situada en el el Comité de Jóvenes Revolucionarios Castillo de la Fuerza, cercano al mar. Cubanos que publicó El terror en Existían 175 bibliotecas públicas en el Cuba atrayendo el apoyo de prestigio- país, pero en este número se incluían las sas personalidades e instituciones. de universidades, centros culturales y sociedades de recreo. Las bibliotecas La vuelta a Cuba produjo pronto el re- municipales eran deficientes, salvo las de greso a Europa donde obtuvo el título La Habana, Marianao y Matanzas. de profesora de francés y el diploma de técnica bibliotecaria, en la Universidad Para ocupar la dirección del importan- de París. Ya de nuevo en La Habana te establecimiento fue designada por el publica en el Boletín Bibliotecario que Gobierno Revolucionario la doctora de ningún modo consideraba la bibliote- María Teresa Freyre de Andrade: de- ca como un mero lugar para guardar li- bía emprender la institución nuevas ta- bros. Intervino en la Asamblea Nacional reas. Nació en 1896, en San Agustín de de Bibliotecas (1938) de la que brotó la la Florida adonde se trasladó su padre, Asociación Bibliotecaria Cubana la cual Fernando Freyre de Andrade, para des- promovió la Escuela de Servicio de

36 Bibliotecas, en la que asumió la asig- aportes sobre las bibliotecas escolares natura de Referencia. Formó parte del universitarias e infantiles. Ponía espe- claustro de profesores de los cursos de cial énfasis en el trabajo que se debía Técnica Bibliotecaria en la Escuela de hacer con relación a los niños. Verano de la Universidad de La Ha- bana. Fue cofundadora de la Escuela Sólo en 1942 fue inaugurada la prime- de Bibliotecarios de la propia institu- ra biblioteca pública de estante abierto ción. patrocinada por la sociedad cultural fe- menina Lyceum. La doctora Freyre de Utilizó la sección “Bibliotecas” que la Andrade fue designada su directora. Y Asociación Bibliotecaria Cubana publi- en ese mismo año intervino en el Pri- caba en el periódico El Mundo, llama- mer Congreso Internacional de do por entonces El Nuevo Mundo, Archiveros, Bibliotecarios y Conserva- para difundir valiosos artículos sobre dores de Museos del Caribe que se rea- aspectos relacionados con su especia- lizó en la capital cubana. En la lidad. Además en otros periódicos y re- Universidad de La Habana no sólo se vistas dio a conocer más artículos sobre desempeñaba como profesora, sino que los mismos temas. Ofreció por radio, en dirigió el Departamento de Hemerote- 1940, una exposición sobre “El panora- ca de nuestro más alto centro docen- ma bibliotecario nacional”. Preparó un te. Ya se la reconocía en el extranjero, folleto donde recogía los más diversos la UNESCO la contrató como bibliote- aspectos de la profesión: El servicio caria consultante por lo que pudo via- de bibliografía y referencia y la ad- jar a diversos países y adquirir más quisición de libros en una bibliote- experiencias y conocimientos que, como ca, esclareciendo cuestiones poco siempre, transmitía ampliamente entre conocidas por entonces. María Villar sus colegas nacionales. Buceta, poetisa y bibliotecaria recono- cida ya, comentó: “Tan largo de título Debo destacar que fue cofundadora de como nutrido de ciencia”. Hasta en la Asociación Nacional de Profesiona- aquella sociedad prerrevolucionaria, les de Bibliotecas que vendría a ser en planteó que los trabajadores debían 1955 el Colegio Nacional de Bibliote- recibir los beneficios del servicio bi- carios Universitarios. Órgano oficial de bliotecario en su artículo “El sindicato ambas corporaciones era Cuba como punto de partida para las biblio- Bibliotecológica en cuyas páginas tecas populares”. fueron incluidos diferentes textos de una personalidad tan relevante no sólo Siempre manifestaba su preocupación en el campo de sus estudios específi- por la carencia o escasez de los servi- cos. No era, de ninguna manera, una cios bibliotecarios. Así ofrecía confe- intelectual encerrada en su torre, sino rencias, charlas, seminarios destinados que se preocupaba por los problemas a superar aquella situación denigrante nacionales, por lo que se opuso a los para la cultura cubana. En las Memo- gobiernos de Grau San Martín y Prío rias o Informes de las Jornadas Biblio- Socarrás. Como consecuencia, después gráficas Cubanas se encuentran sus del cuartelazo de Fulgencio Batista en

37 marzo de 1952 se colocó abiertamente quehaceres relacionados con la Cam- contra la nueva tiranía y tuvo que tras- paña Nacional por la Lectura: se visi- ladarse al extranjero. taron centros docentes, talleres y fábricas y algunos Comité de Defensa Con la victoria revolucionaria del primero de la Revolución que presentaban las de enero de 1959 comienza una etapa mejores posibilidades de realizar una la- de transformación en todos los ámbitos bor fructífera en este sentido. de la nación. La doctora María Teresa Freyre de Andrade fue designada direc- Dadas las condiciones que afrontaba la tora de la institución que apenas se ha- nación, la Biblioteca Nacional José bía trasladado a un hermoso edificio de Martí debió asumir, y ha tenido que con- grandes dimensiones, pero que estaba servar ese carácter de biblioteca públi- vacío y sin orientaciones precisas. ca. Resulta indudable que tales caracteres se han debido obviar y re- Tantos cambios radicales en la capital solver de la mejor forma posible. Por del país no debían quedar reducidos al una parte, las Salas de Colección Cu- perímetro capitalino. Fue creada la Red bana impulsa indagaciones de variado Nacional de Bibliotecas Públicas. Con perfil; la Revista niveles que hasta en- frecuencia realizó visitas a muchas de tonces no había disfrutado. Ciertos dichas instituciones. Recuerdo haberla acontecimientos de nuestra ya larga acompañado a Cienfuegos y a Trinidad historia han provocado ediciones de va- y resulta inolvidable recordar su movi- riado cariz, como fue el bicentenario de lidad y su afán de servicio. Era fre- la toma de La Habana por los cuente observar en muchas librerías ingleses.Subrayamos la importancia del habaneras cómo se agrupaban monto- Salón de Actos. Ha habido allí ciclos de nes de libros destinados no sólo a las conferencias, audiciones musicales y bibliotecas existentes, sino también a las actos públicos de tanta trascendencia nuevas que surgían por doquier. como las reuniones durante tres días de los más altos dirigentes de la Revolución, La Biblioteca Nacional José Martí se encabezados por Fidel Castro Ruz, du- llenaba con nuevos departamentos y rante 1961, que culminaron con el céle- secciones, como la Sala Técnica y el bre texto: Palabras a los intelectuales. Catálogo Colectivo de revistas. Nos lle- naba de alborozo contemplar las conti- Preparar personal técnicamente condu- nuas visitas al Departamento jo a la fundación de la Escuela de Ca- Circulante, las investigaciones de varia- pacitación Bibliotecaria que se das características que se iniciaron. transformó más tarde en la Escuela de Con razón nuestro Comandante en Jefe Técnicos Bibliotecarios. De ella egresó declaraba: “No le decimos al pueblo el personal requerido con una base no cree, le decimos lee”. No se pasaban sólo técnica, sino humanística. por alto otras actividades y funciones. La Bibliografía Nacional fue iniciada De su sabiduría y comprensión emergió con todas las atenciones que resultaban el sendero que ha seguido la trayecto- imprescindibles. El año 1964 abrió los ria de la Biblioteca Nacional José Martí.

38 Re-nacimiento de la Biblioteca Nacional José Martí: tiempos y tonos

Maruja Iglesias Tauler Exsubdirectora de la Biblioteca Nacional José Martí

Por supuesto, la marca mayor fue el triunfo de la Revolución y las albricias de sus prime- ros años. En ella va mi cari- ño y respeto a la Biblioteca Nacional José Martí, su deve- nir entre avatares y gozos en su re-nacer.

Cuando el licenciado Eliades Acosta me llamó para con- versar de esos primeros años, llegó a insinuarme que trata- Doctoras Maruja Iglesias Tauler (a la ra de escribir, yo quedé sor- derecha) y María Teresa Freyre de prendida, pero debo confesar Andrade que siempre fui –y de ahí mi Para bien o por adversidades, suceden horror– una escritora frustra- naturalmente acontecimientos que mar- da. Estudié letras y filosofía con la única can el curso de una vida, y yo no soy e increíble pretensión de escribir; tenía la única que está llena de marcas, que fuerte vocación, pero también era fuer- no son del caso comentar. Sin embar- te la atmósfera de la rutina, y las pro- go, les será fácil descubrir algunas si pias fantasías, sin voluntad de llevar algo leen la especie de ajiaco –dicho con el al blanco y negro. Problemas familia- mayor respeto a uno de nuestros pla- res –inclusive de carácter económico– tos más criollos– de unas y otras, pero pasmaban mis deseos y pesaba también sin el estrecho orden del tiempo y mu- mucho la imperante situación político- cho menos al tono particular que tienen social. Un día, cuando tenía cada uno de sus incidentes. inmovilizada la voluntad, llegó la hora de venir a la Universidad de La Haba-

39 na y empecé a vivir en participación Entonces se me ocurrió buscar papeles constante de todo lo que no tenía antes; propios de mi antigua oficina y aparecie- al acabar con los sueños fantasiosos, ron actas e informes que realmente tam- empecé a participar activamente en el poco recordaba; y que esclarecían propio seno del Alma Mater. detalles. La búsqueda continuó y en otra carpeta encontré otros. Ya la intención Allí estuve presente en los seminarios primera se convirtió en obsesión y enton- de algunas asignaturas con el propósi- ces comencé a llamar a las compañeras to de combatir mi terror escénico; y sin que estaban en la Biblioteca cuando yo perder las asambleas donde Alfredo llegué a ella como Caridad Lara, Juana Guevara ya hacía gala de su convin- Hernández y Blanca Patallo más Raúl cente dialéctica. Carballea, y después a María Álvarez que había trabajado directamente conmi- En la actual situación, de pronto me vi go al igual que Adelina López Llerandi, ante un compromiso con la historia y ambas me aclararon y completaron de- la posibilidad de reintegrar a su justo talles de otros compañeros y compañe- valor el papel de la Biblioteca Nacio- ras que inclusive no recordaba, así como nal en el seno de una Revolución triun- también lo hizo Emilio Setién. También fante, pero bajo la condición de que no me ayudó Regla Peraza tanto como Ma- fuera de carácter histórico solamente; ría Elena Jubrías, María Teresa Linares tampoco quería una crónica con sus y Zoila Lapique, sin descontar algunos contrastes y llena de elogios; ni tam- consejos de Graziella Pogolotti y de Car- poco un anecdotario y mucho menos los Lechuga. La verdad que los momen- un simple inventario. Cuando mis tos críticos o álgidos los tenía tan claros amistades me preguntaban qué estaba como los viví. Todo ello me dio la opor- haciendo, les respondía que no lo sa- tunidad de analizar esos determinados bía y era verdad –aún no había des- momentos críticos y del medio siglo que cubierto lo del ajiaco criollo. Ahora me acaba de cerrar, media centuria que tam- encuentro que lo tengo y no niego que bién me ha llevado a pensar en la próxi- me preocupa su acogida... de todas ma, porque pertenezco a tres de ellas por formas, recordar, tuve que hacerlo y lo que heredé, lo que me contagiaron y frecuentemente los recuerdos venían lo que ya vivo en el preñado siglo XXI. solos, pero necesitaba constatar lo que me venía a la mente. Entonces empe- El día primero de enero de 1959, a las cé a llamar a mis gentes de aquella diez y treinta antes meridiano, una bri- época, sobre todo después que gada del Movimiento 26-7 ocupó la Bi- Tomasito Fernández Robaina vino a ha- blioteca Nacional José Martí e impedía cerme algunas preguntas para comple- la entrada hacía las oficinas de su di- tar el estudio histórico que él realizaba. rección y a la de los directivos de la Quedé abrumada porque él traía infor- Junta de Patronos. mación que yo desconocía y otras que Días después, exactamente el 16, la com- yo recordaba fielmente, y la lejanía de pañera Thelvia Marín, de parte del minis- los hechos la habían transformado. tro de Educación, el entonces joven

40 abogado, Armando Hart Dávalos, me primer “personaje” que hacía entrada plantea por teléfono que si yo estaba dis- en la Biblioteca Nacional en su puesta a ser la delegada del doctor Hart novísima etapa. ante la Biblioteca Nacional. Susto y au- dacia se conjugaron y respondí que iría a Es de recordar que cuando el ministro verlo, y no recuerdo si fui enseguida o al Armando Hart y Haydée Santamaría la otro día, pero mi designación como dele- visitaron en esos días, sentí que estaban gada tiene fecha 16 de enero. En mi pri- en “La tumba del faraón” por la suntuo- mera entrevista con el Ministro estaba sidad del edificio y la inesperada y com- presente Haydée Santamaría. Un acta de pleja responsabilidad aceptada: auditoría, la toma de la Biblioteca Nacional del día cuenta bancaria, trabajadores sin cobrar 19, recoge la firma de los miembros de enero y se acercaba febrero en iguales la Brigada vinculada al M 26-7, así como condiciones; en tanto el edificio me era del soldado rebelde –custodio del edificio. frío y solemne, a pesar de sus vitrales, Firmaron a su vez dos bibliotecarias uni- sus luces y el brilloso recubrimiento de versitarias vinculadas a la Asociación de sus mármoles. Profesionales Bibliotecarios que coopera- ba con la “Resistencia Cívica”, el aboga- La precariedad del movimiento humano do asesor y la delegada. no apagaba del todo el ruido del tránsi- to. Fuera de sus columnas de entrada se En la prisa, el nombramiento como de- sentía el bullicio de otros organismos, o legada se había hecho directamente a de nuestras calles, a pesar de que la la Biblioteca Nacional lo que exigía una Avenida de Boyeros era vía hacia el ae- ley para anular la Junta de Patronos de ropuerto. Sin embargo, en la oficina de la Biblioteca Nacional José Martí, dan- la dirección había un pequeño equipo do lugar a que el Banco de los Colo- afiebrado en su quehacer. nos congelara la cuenta: cuando la delegada fue a sacar la cantidad de di- El abogado Manuel Iribarre fue solici- nero necesaria para pagar la plantilla tado al recién estrenado Ministerio de que, aparte de la que correspondía al Recuperación de Bienes Malversados; Ministerio de Educación, tenía la Jun- nos acompañaba como perito un con- ta, sólo podía extraerla su tesorero, el tador público de la firma “Manrara y señor Tomás Puyans, esta se percató Pérez Daple”, y una secretaria volun- de la realidad. taria. Con ellos se hizo el proyecto de ley que llevé al Ministro. Él aseguró Del soldado rebelde, ahora custodio pro- proponerla enseguida; corrían los días visional, Santana quien firmó el acta, 19 o 20 de febrero. habría que decir algo ahora, porque re- presentó en su momento al hombre del En racimos salían publicadas diaria- pueblo, listo por sus picardías, que se mente en la prensa todas las leyes y de- despidió unos meses después y no vol- cretos del Gobierno Revolucionario. vimos a verlo. El solo hecho de llamar Nuestra ley tenía que salir el día 21 y a la Biblioteca “La tumba del faraón” temprano supe lo contrario. Otra com- sorprendió a todos convirtiéndose en el pañera (María) que trabajaba en la Ofi-

4141 cina Presidencial me facilitó la entrada do. El impuesto de medio centavo por a Palacio. Sus salones eran un hervi- cada saco de azúcar de 325 libras, dejó dero, pero de inmediato vi que Fidel ve- dividendos, inclusive después de termi- nía hacia mí y al reconocerme me dijo: nado el edificio. Hasta ese momento el “Quiero hablar contigo, ya sé, la ley no impuesto no se había cancelado, sin em- salió, necesitamos a Hart”, y en una bargo no hubo preocupación por adqui- vuelta lo vio y Hart llegó a nosotros. rir libros, aunque en verdad no Fidel le pidió que trajera el proyecto y encontramos dilapidación, la cual reina- señalándome algunos párrafos me ex- ba en los gobiernos a lo largo y ancho plica los que había rectificado, con su de la isla de Cuba, donde un alto propia letra; y lo que más me impresio- porciento de los presupuestos eran mal- nó fue cuando me alertó que “no era versados en “perchas”, “botellas” y las necesario zaherir a las personas de la “preferencias políticas” que eran más Junta de Patronos nombrándolas...”. importantes que cualquier obra a reali- zar. Dos días antes habíamos terminado el pro- yecto de ley sobre la Biblioteca Nacional La entrega del edificio terminado, en que no salió porque faltaba el nombramien- los peores momentos de la sangrienta to de la dirección de la Biblioteca. Para mí tiranía de Fulgencio Batista a 58 años ese hecho fue inolvidable. de la tercera guerra independentista que convocó José Martí, quien procla- Del final de ese encuentro con el Co- mara en 1891 “con todos y para el bien mandante, recuerdo: de todos” llegó hasta Fidel Castro Ruz. A su vez, a poco más de otro medio si- –¿Tú crees que María Teresa acepte glo la Junta de Patronos de la Bibliote- irse de embajadora para Italia? ca Nacional no pudo por menos que honrar también al Apóstol y Maestro al –Ella me dijo hace dos días a su regre- poner su nombre a la institución impres- so del exilio que no saldría de Cuba por cindible para todo país que se precie a ahora ni en mucho tiempo por nada del sí mismo, en su frontispicio y en ella mundo, y para la Biblioteca Nacional quedó para siempre imborrable, el nom- José Martí, su aval es cultura y expe- bre de José Martí. riencia, ella fue mi profesora. Todo mezclado: en uno de los primeros –Entonces, tu serás la subdirectora. días, Santana en el curso de una inter- minable jornada en la oficina –sin al- Por supuesto, al día siguiente, la pren- muerzo posible– nos trajo sandwich y sa publicó la ley de disolución de la Jun- cerveza. Estábamos reunidos con el ta de Patronos y las designaciones de abogado Iribarri, el auditor, revisando ambas por decreto. papeles, la secretaria tecleando el pro- En la cuenta bancaria no apareció mal- yecto de ley, y, en esos momentos nos versación y se recomendó en el infor- acompañaba el soldado Santana. En un me una auditoría a fondo. Uno de los respiro mientras deglutíamos la sucu- patronos eran colono y el otro hacenda- lenta merienda aproveché para pregun-

42 tarle qué había pasado la noche ante- gamos atragantados por las desespera- rior fuera de la Biblioteca en lo que él das mordeduras al sandwich. había intervenido y yo desconocía por qué él estaba involucrado. A este soldado improvisado que entró en La Habana siguiendo a la caravana Con gran naturalidad respondió de in- tras el ejército rebelde que seguía al mediato “que sí había intervenido”, en- Comandante Fidel Castro desde Santia- tonces le pedí información y sin ningún go de Cuba, y que en cada tramo de titubeo dijo: “No había nadie que aten- carretera se sumaba más pueblo, tuve diera el tránsito y lo hice”. Estaba or- que perdonarlo. Ya él me había expre- gulloso de ello, pero añadió que “dando sado que en su guardia día y noche, en- vueltas al edificio de la Biblioteca ha- cerrado en aquel edificio, durmiendo a bía notado que un carro estaba ratos en los bancos del vestíbulo, se parqueado en la mayor oscuridad en aburría mucho. En la noche –horas de una esquina de la parte de atrás próxi- mayor silencio– a él no le gustaba oír mo a la zona de parqueo, donde él vis- los más imperceptibles sonidos... “con lumbró un hombre dentro y al extraña musiquita”. Sonaban los tic, tac acercarse, diose cuenta que también de los relojes de las Salas de lectura; había una joven y, señores, hay que lu- también las grandes cortinas char por la moral pública (sin respirar venecianas; oía “el airecito que las mo- repetía) no se podían tolerar las vía” y a él eso, “le parecían cosas de inmoralidades, ahora las cosas serán espíritus... además se aburría muchísi- distintas” y sacó de su camisa un pa- mo”. Así me conmovió y le llevé para pel doblado que abrió y nos dijo: “Hice su compañía mi pequeño radio. un acta para el juzgado...”. Interrum- pido por mi asombro le expresé que su La estación de policía más cercana que responsabilidad nada tenía que ver en nos lo había situado, no tenía cómo en- absoluto con el tránsito y tampoco que viar otro para rotar jornadas. estuviera fuera de la Biblioteca, pero él volvió a tomar la palabra y muy orgu- Santana se incorporó a trabajar en la lloso de sí mismo leyó: “En la ciudad de Biblioteca porque nos llegó una infor- La Habana a los tantos días... el ciu- mación: un compañero que estaba tra- dadano tal y la señorita tal... vecina bajando en la cancillería vino de...”. El lenguaje era realmente de un expresamente a decirme que a la ofi- acta del acusador en un juzgado correc- cina del Ministro de Estado, Roberto cional y seguía, seguía leyendo hasta Agramonte, había llegado la antigua di- volver al atentado a la moral pública. rectora de la Biblioteca Nacional, Ya en voz más firme le pregunté: “¿qué acompañada nada menos que de Fer- tiene usted que ver con eso... su res- nando Ortiz, miembro de la Junta de ponsabilidad es la Biblioteca...”. “No, se- Patronos, con la intención de presionar ñora, usted no entiende, para algo sirve o para que influenciara en que la se- la linterna” y vuelve con la lectura y ter- ñora Lilia Castro no fuera removida de mina ...“tenían el cuerpo del delito al su cargo. Al día siguiente se presentó aire...”. Y, por supuesto, casi nos aho- una compañera trabajadora de la Biblio- 43 teca muy seria y bien informada, Ma- Él supo y anunció también su grande- ría Victoria Bru, especialista de restau- za, pero no se equivocó sobre el llamado ración, quien me traía un nuevo de la “fruta madura”. Él fue compedio mensaje: otro miembro de la misma Jun- histórico del siglo XIX y da continuidad, ta, el señor Tomás Puyans, trataba de sin dejar de analizar a fondo, a Félix amedrentar diciendo que los rebeldes Varela y José de la Luz y Caballero. amigos a quien había apoyado “vendrían Estos hombres ofrecen las primicias de a sacar de allí, a la delegada del Mi- la conciencia nacional a tres siglos de nistro”, por eso fui a la estación cer- colonización que emergía del mismo cana donde resolvieron enviar a ese corazón de la metrópoli y la esclavitud, “rebelde”. frente a las generaciones nacidas en Cuba, criollos blancos, criollos negros y De esa forma, entre dicharachos como mulatos. Él se adelantó a los grandes los que aquí se exponen, el custodio y parciales admiradores de los Estados preservó a su manera la integridad de Unidos de América deslumbrados por la Biblioteca –a tiempo completo– hasta el adelanto de la democracia america- reincorporarse uno de los custodios que na, aunque su grandeza fuera apocada tenía antes el edificio. primero por México. A fines de siglo en Cuba con su amañada “Joint A esta fecha pienso que el joven rebel- Resolution”, la intervención en la gue- de de aquellos primeros días de 1959 y rra cubana contra España, la “Enmien- conocedor de “los faraones” –sin duda da Platt” (el derecho a intervenir cuando con aguda inteligencia–, haya seguido allí se entendiera pertinente) y “los tra- estudios como tantos y dejado atrás “las tados de reciprocidad” (antecesores de moralinas inquisidoras” que en el siglo la globalización actual), que condiciona- XIX aún rezumaba la metrópoli, se con- ron la República y la convierte en una tagiaba a las excolonias y se hereda- manejable “neocolonia”, es decir ban en “la república” de la mitad del mediatizada y corrompida, que así lo fue siglo XX. por los espurios manejos de los partidos políticos que subían y bajaban de los su- Sin lugar a dudas, Martí el intelectual cesivos gobiernos, mientras se contem- y por excelencia Maestro y Apóstol, en plaba cómo las riquezas de Cuba se la lucha por la libertad de nuestro país, evaporaban en sus trajines, en tanto no seguiría vivo en la Biblioteca Nacional, dejó de haber hambre, opresión y muer- y en el país. Mucho había sembrado en tos en números estadísticos escandalo- su corta vida, fue el primero en alertar sos: en épocas de tiranías, como las de a toda Cuba, a toda América y al mun- Gerardo Machado, ocho años, y la de do lo que también era ya, el signo del Fulgencio Batista en tres etapas que du- poder imperial. Este, desde 1808 irra- raron diecisiete años, en medio de toda diaba su expansiva e incontrolable am- la corrupción. bición y nadie mejor que José Martí dio el alerta en los años que convocaba y La nueva situación abría los caminos a daba inicio a “la última guerra” inusitadas oportunidades; el pueblo en independentista de Cuba (1895-1898). general: trabajadores, profesionales, in- 44 telectuales, patriotas y revolucionarios vitrinas del vestíbulo en lo que se hizo o de ambas facetas a las vez, tenía experta Elena Giraldez hasta el infarto abiertas las expectativas previsoras; de 1989, después de una trabajosa ex- como nunca antes se dio tanto a las bi- posición, para gran consternación de bliotecarias y bibliotecarios de oficio todo el personal. De ahí se pasó a que como a las bibliotecas. todo el movimiento cultural de la insti- tución se anunciara. Ni la ansiedad ni la responsabilidad im- pidieron que soñara en esos momentos Por otra parte se asumía la responsa- que la Biblioteca sería abierta a las co- bilidad de la bibliografía nacional bajo rrientes contemporáneas de acuerdo a un sistema hasta ese momento fraccio- su ser y su quehacer, que procedía de nado en etapas, y entre etapas y eta- su propio nombre: José Martí, quien pas los tiempos vacíos, llamábamos igual que sus antecesores y sucesores años huecos. están adheridos en pensamientos y ac- ción a las corrientes filosóficas y tec- Tendríamos investigadores para escar- nológicas de la contemporaneidad. Por bar y dar a conocer los fondos de todo tanto, en mitad del siglo XX el hacer de- aquello que diera lugar en beneficio de bía ser el de ese siglo en función del nuestra historiografía. La Revista de la siguiente. Biblioteca Nacional José Martí se regularía y no iban a faltar otras edi- Ahora se podía abrogar leyes y hacer ciones de la institución como conse- proyectos para las leyes sustitutas. Para cuencia natural de las investigaciones. mí, ahora delegada de un ministro, sin Junto a bibliografías activas y pasivas conocer el lenguaje jurídico e interve- de nuestros escritores aparecía un bo- nir en él, era si vamos a ver, una ex- letín y los manuales técnicos para el travagancia que sólo pude resolver con uso de las pequeñas bibliotecas, sin des- un abogado “a pie de obra”. Eso sí, contar las narraciones y adaptaciones ahora con la energía necesaria que re- de textos destinadas a los pequeños quería esta noble institución, la Biblio- con la debida orientación metodológica teca Nacional José Martí. Y para para las otras bibliotecas. Esta última suerte de Cuba el fervor hervía desde labor estaba directamente a cargo de la punta de Maisí hasta el cabo de San la directora y del poeta Eliseo Diego, Antonio –extremos de la isla. cuya conversación –terminada cual- quier reunión– es aún de muy grato re- Presente en la Biblioteca desde el 24 cuerdo. de febrero, la doctora María Teresa Freyre de Andrade empezó la incorpo- Conciertos, conferencias y exposicio- ración de personal especializado. Ella nes de libros o lo que fuere, se suce- entró con la idea fija de que no sólo dían porque para algo se tenía un buen íbamos a ser Biblioteca Nacional, sino Salón de actos y una buena sala y ves- que la promoción debía ser constante tíbulo que podría usarse para exposicio- y bien estructurada, y se empezó por nes variadas. La realidad posterior a la exposición de los libros nuevos en las estos propósitos demostró el aserto.

45 Algunas bibliotecarias de experiencia, lúmenes o documentos en aquellas par- tenían trabajos de media sesión y mu- tes en que no había orden alguno. Esta cho menor salario. También otros que- habilidad le valió el agradecimiento de daron sin empleo. Hubo casos que no pocos y destacados intelectuales e solamente venían a visitar y saludarnos investigadores. Él mantenía al día el li- y se iban aceptando la proposición; así bro de registro cronológico de publica- fueron Graziella Pogolotti, Juan Pérez ciones periódicas y su orden en la de la Riva y Renée Méndez Capote, estantería. quien en otro momento de su vida ha- bía trabajado en la Biblioteca cuando Una de las primeras medidas orgánicas, estaba ubicada en el Castillo de la en la Hemeroteca fue la introducción Fuerza. de un kárdex que permitía un orden más racional desde la misma entrada de María Teresa, por supuesto, prefería de los materiales, lo que no afectó en lo sus alumnas a las más brillantes, y en- absoluto la labor de Villanueva a quien tre los otros profesionales los que se para ese tiempo ya se tenía como an- hacían valer por sus lecturas e inquie- ciano. Su labor callada y efectiva en la tudes culturales. localización de materiales –en esto competía con él Rosina Carone– fue El personal anterior en la institución cotidiana y conocida desde larga época –salvo excepción– se mantuvo en un atrás, tanto así, que hace poco supe por 98%. Entre ellos, especializados, se Lilia Esteban, viuda de Alejo Carpentier, mantuvieron Carlos Villanueva –por ex- cómo cuando el escritor comenzaba su periencia– e Hilda Miranda, técnica jo- primer libro La música en Cuba, y ven y eficiente. En la catalogación y buscaba artículos de revistas cubanas, clasificación también laboraban las téc- documentos y partituras musicales, nicas Caridad Lara y Juana Hernández, Villanueva lo ayudó a encontrar en ca- que como Hilda, sólo salieron de la Bi- jas y cajas, papeles y papeles lo que a blioteca cuando se jubilaron, al igual él le interesaba. que los demás compañeros, inclusive el propio Carlos Villanueva fallecido el 22 Pero, al referirme a Villanueva debo de abril de 1982. Se había jubilado el retrotraerme a un asunto que le era co- 31 de octubre de 1969 después de 66 lateral a María Teresa y al ahora viejo años de labor, y que en la vieja planti- y nuevo jefe de Hemeroteca. lla figuraba como subdirector, pero a la verdad, antes allí disponía de todo, la Cuando aún estaba como delegada del Junta de Patronos. ministro Hart, me sorprendió una llama- da telefónica de un profesor de la Uni- A mí me tocó sustituir en el cargo a versidad que respetaba mucho. Villanueva que se mantuvo como jefe Paradójicamente él fue quien en sus del Departamento de Hemeroteca con clases nos dio a conocer las garras de su mismo salario. Tantos años tenía en la expansiva potencia imperialista veci- el organismo, que era capaz de encon- na... Para mi asombro, desde que se trar –por su experiencia–lugares y vo- fue de Cuba y hasta su muerte se man-

46 tuvo expresando sus ideas llenas de un no recuerdo cuál página, firmada por extremismo insano, ridículo y estriden- Herminio Portell Vilá que informaba la te por la radio Swan, enemiga de la caída y muerte de Villanueva desde la Revolución Cubana. azotea de la Biblioteca Nacional debido a los maltratos que le daban en la insti- El caso es que me llamó por teléfono y tución. Pero, por supuesto, Villanueva me pidió que hiciera todo lo posible para estaba inocente en su puesto de traba- que no nombraran a María Teresa jo. ¡Qué caso!, el mismo profesor que Freyre como directora, con lo que me me había pedido que impidiera la desig- desconcertó, demostrándome que su an- nación en la dirección de la Biblioteca, tagonismo hacia ella era absurdo, por- a María Teresa. que no era comunista, eso sí de lejos le venía la estirpe de cubana y patriota y Precisamente por esos días nos llaman algo más que burguesa en su quehacer, de información y nos dicen que el día al punto de tener que exiliarse cuando anterior habían firmado el libro de en- Machado y cuando Batista. trada, cincuenta usuarios, y bajamos a ver las firmas. Para gran sorpresa uno de ellos había firmado como Miguel de Cervantes y Saavedra, broma que por supuesto no tomamos a mal y más bien nos divirtió.

En 1960 ya “los servicios prestados –se- gún información de Emilio Setién– sextuplicaron los mejores índices de todo el período anterior[...]”.

Durante las reuniones de la dirección se sugerían temas a desarrollar, así como actividades de todo tipo como exposiciones, conciertos, conferencias o cursillos. La rutina, sin proponérnos- lo, estaba erradicada del todo y siem- pre por medio de libros, y entre contrastes, el trabajo interno. Ese esti- Carlos Villanueva en 1981 lo de trabajo –obra al fin humana– con impaciencia de hacer lo que nunca en Pero hay algo más importante: días y 58 años se había hecho, contrastaba días después, mientras María Teresa con lo que por obra y gracia de la desi- estaba instalada ante su mesa de tra- dia oficial, no había llevado al país a un bajo y no puedo recordar con quién más desarrollo equilibrado, porque se frente a ella, entra alguien y nos dice dilapidaban fortunas en indigno que en la última revista Bohemia, ha- peculado. bía salido una pequeña nota perdida en

47 María Teresa asumía el enfrentamien- papel de la Biblioteca Nacional José to a la lucha contra el burocratismo Martí. como una racionalización, y esta pala- bra venía de la razón, y su razón era, La doctora María Teresa Freyre de en vez de ajustar la plantilla, aumentar- Andrade, falleció en La Habana en la, debido a los documentos acumula- 1975, y hasta la llegada de los peores dos en los fondos de la Biblioteca, que días de sus antiguos padecimientos, se no se habían atendido nunca en forma mantuvo –jubilada– en condición de extensiva, pues no tenía el personal profesora consagrada, sin dejar de pro- adecuado, ni existía voluntad oficial de mover y orientar los servicios de cen- presupuesto para ello. Ese cúmulo del tros de información de la industria en pasado llegó a cuantía mayor al reci- desarrollo junto a la compañera Regla birse unas cuantasdocenas de camiones Peraza que bajo su dirección en la Bi- cargados de libros recuperados que, por blioteca era la jefa del Departamento abandono, dejaban atrás los que se iban de Información Científico-Técnica; y del país a cuenta de la solución que es- así va mi tributo y reconocimiento a la peraban de la reacción y del gobierno tenacidad de ambas que no pueden ol- norteamericano. vidarse, como tampoco olvido cuando la directora decía: “la locomotora mar- La masa de obras sin registro ni catá- cha aprisa, pero yo me subo aunque logo aumentó en proporción sea para mí el último carro...”. geométrica. Para su tratamiento, el solo reconocimiento entre lo realmente va- No todo era “miel sobre hojuelas”, las lioso era irrealizable por las tareas que contradicciones no faltaron con respec- la institución se había impuesto porque to a algunas tácticas y manifestaciones tampoco era justo atenderlo más que lo de intolerancia o tolerancia excesiva de que correspondía a la contemporanei- otras. Apresuramiento en algunos tra- dad. Para la directora una de sus ideas bajos que requerían tiempo de madura- fijas era aumentar el personal aunque ción y me abstengo de la señalización hubiera que entrenarlo y así solucionar de las partes porque el tiempo se ha ese problema de una vez y por todas, encargado de irlos rectificando. ¿Cuál pero las causas de las medidas que se tiempo fue o ha sido de acerto absolu- le oponían quizás tenían propuestas a to? Ninguno, porque la contradicción es más largas luces para acometer el ím- constante y humana. En un río bañán- probo empeño, pero no se lo quisieron donos –como dice Heráclito desde la explicar. De todas formas nadie puede Grecia Antigua–, el agua que no se es- negar que esa etapa fue emblemática por tanca no puede medirla el propio tiem- la puerta abierta que facilitó la Revolu- po... tiempo y río hacen el cauce en ción. Actualmente, –al margen de me- medida siempre infinita y siempre que- didas radicales y hasta traumatizantes en remos el agua clara. momentos coyunturales– la diversifica- ción de justas y adelantadas especiali- María Teresa a veces se llenaba de im- dades como las nuevas tecnologías, han paciencia –se sabía fuera de la gene- condicionado un perfil más estricto al ración actuante– pero en ella 48 predominaba el espíritu creador en la Para 1962, la profesión a la que se había consagra- Biblioteca do inclusive magistralmente. A veces, Nacional ya se revertía en terquedad cuando surgía tenía más cré- lo inesperado, o una idea que no cua- dito y valores jaba, entonces recordaba la siguiente conquistados estrofa: a puro trabajo de todos. Ese Las penas que a mí me matan año era el se- son tantas que se atropellan senta aniver- se agolpan unas con otras sario de y por eso no me matan... Nicolás Un día, un grupo de su equipo le rega- Guillén; al saberlo nos propusimos cele- ló una pequeña bandeja de plata que brarlo en la Biblioteca. Recordar de quién tenía grabada la estrofa de la canción fue la iniciativa, no puedo, solamente sé de Sindo Garay que tanto le gustaba, y que desde mi oficina, en frecuente con- para su solaz, la colocó enfrente de ella tacto con Ángel Augier, se planteó el pro- –parte central del escritorio– y pienso yecto: primero, la exposición de libros que pudo ser lo único que se llevó. editados en Cuba y en el extranjero, que eran muchos más en distintos idiomas; segundo, hacer un catálogo con su foto y nota de presentación; tercero, la aper- Poco antes de mediados de 1959, lla- tura del acto. man por teléfono de Información a la directora para decirle que el “bachiller Cuando se enteró del plan, Nicolás pi- Guillén” deseaba hablar con ella –inevi- dió algo más, quiso que allí estuvieran table desconocimiento del asistente. El expuestos los regalos que le habían he- poeta venía a saludar a la nueva direc- cho en los distintos países visitados... y ción de la Biblioteca Nacional y de- eran muchos... No dejo de suponer, que searle los mayores éxitos posibles. aquí, en su país, eran muy pocos los re- Buen rato de humor nos proporcionó; conocimientos, mientras fuera sí se los sin dudas fue de su parte una muy ama- ofrecían. Por supuesto, su deseo era el ble atención. nuestro y se cumplió el compromiso.

En esa oficina conocí a la mayoría de En verdad, la exposición –en la sala ha- los escritores e intelectuales cubanos y bilitada ya para eso– ahora, “El reino no cubanos que empezaron a descubrir de este mundo”, fue muy colorida; era de lo que éramos capaces de introdu- como una muestra extraordinaria por su cir en una biblioteca en medio de una variedad, donde aparecía el lugar de Revolución cuando había comenzado la cada donante, sobre todo la riqueza y enemistad del “vecino poderoso”... original artesanía de América Latina. Lo mismo había cerámicas en distintas formas, como telas y pinturas “primiti- vas”, figuras humanas en yeso pintadas

49 y hasta animalitos en todos esos mate- nal de la Reforma Agraria (INRA). La riales o fibras. En el vestíbulo, las vi- conocía desde los tiempos del inicio del drieras empotradas y las mesas con Partido Pueblo Cubano (Ortodoxo). En cristal, guardaban su obra hasta ese una de esas ocasiones no me di cuen- momento conocida. ta que detrás de mí pisaba mis talones el Comandante Ernesto –Che– En su agradecimiento, el generoso fue Guevara, que entró también en el as- él, porque en el sencillo catálogo que se censor. Yo, por supuesto –sin tribuna hizo al efecto, escribió el mensaje: por delante– no era tímida y no tardé en saludarlo. Con todo respeto le dije Estuve aquí con Augier que me dio cuánto apreciaríamos una visita suya a ánimo. la Biblioteca Nacional José Martí, cu- yas transformaciones empezaban a Maruja: Pensé que de 2 a 3 de la notarse. Llegué inclusive a referirme tarde había menos público que en especialmente, al Departamento Juve- el resto del día, y así vine a las 2. nil... y con su “humor argentino” me Al fin pude ver la exposición a mi preguntó: “¿Tienen ahí muchos gusto, pues el día de la inaugura- monitos...? ción fue imposible, y menos en los días que vinieron luego, por las nor- Monitos se les decía en la provincia de mas que todos conocemos. ¡Cómo Oriente a los famosos “muñequitos” y le agradezco todo, pues sé el inte- le contesté que “monitos” no había, rés que usted se ha tomado en que sí había muchos libros infantiles y esto! Y a Ma. Teresa y René para jóvenes, y que asistían muchos lec- [Freyre de Andrade y Méndez Ca- tores... Y salió rápido del ascensor ha- pote], sin cuyo concurso no se ha- ciendo una señal de despedida. bría llegado a tanto. Solo que –sin falsa modestia ni verdadera hipo- No creía en absoluto que recordara mi cresía– todo me parece demasia- invitación, cuando el día 5 de febrero do. ¿Y cuando yo me muera? de 1964, María Teresa Freyre recibe una llamada telefónica de la oficina del Mi cariñoso saludo y la amistad muy Che Guevara anunciando que él podía sincera de Guillén. ir esa tarde a visitar la Biblioteca, si ello era oportuno. María Teresa y su Hab más cercano entorno, verdaderamente todos, nos alborotamos. Nov. 6/62 Una de las más queridas iniciativas de A: Maruja Iglesias María Teresa fue el Catálogo Colecti- vo que luego se llamó Departamento Metódico, y eso fue lo que el Che mar- Varias veces visité a Conchita có como su primer interés en la visita. Fernández –secretaria del Comandan- te Fidel Castro– en el Instituto Nacio-

50 Las primicias del Catálogo Colectivo Comandante estos detalles, llegó a de- fue una reunión en la Biblioteca para cirle como excusa, que ellas mismas ha- analizar el lenguaje que requerían los bían tenido que improvisar el archivo catálogos en ciencias y en humanida- “primitivo y rústico” que le enseñaban, des, así como las directivas que podían porque no habían logrado conseguir otro emprenderse en las investigaciones en más decente, a lo que rápidamente el función del desarrollo del país. Che contestó a media risa: “¿Nos está haciendo una crítica velada...?”. De los invitados recordamos a Raúl Cepero Bonilla, Salvador Vilaseca y El recorrido con María Teresa por Julio Le Riverend, más otros cuyos otros departamentos llegó hasta Selec- nombres no recuerdo, planteándose el ción y Adquisición, cuyas oficinas co- papel que habría de regir el Catálogo lindaban con la dirección de la Colectivo y su metodología en la cons- Biblioteca. En la primera estaba tante información que requerían los Graziella Pogolotti ante un escritorio lle- centros interesados en el país. no de catálogos de editoriales, el perió- dico del día, algunos libros y files y se Por una visita mía a Regla Peraza, lo- le ocurrió a ella decirle como excusa, gré más precisión del inicio y desarrollo lo revuelto que estaba todo, el Che no del referido servicio. También me nom- quedó callado: “Eso quiere decir que bró a dos profesionales que visitaban usted trabaja...”. mucho el Departamento: el ingeniero Francisco Betancourt, del Centro de In- Se había dado cuenta además de que vestigación y Desarrollo de la Caña de todo el personal estaba en expectativa Azúcar (ICIDCA) y el arquitecto Julio por su visita... Casal, del Ministerio de la Construcción. Los contactos con el Centro Universi- Y Regla me confirmó que al despedir- tario Julio Antonio Echeverría (CUJAE), se del Departamento Metódico se re- la biblioteca del Ministerio de Industria firió a que seguiría de cerca la y Edith Escalante, su directora, y otros evolución del trabajo que realizaban. profesionales de ese ministerio eran constantes. Los centros respectivos intercambiaban con el Catálogo Colec- tivo la información que les llegaba, y esta Se había trabajado mucho para la inau- se sumaba al catálogo central de la Bi- guración de nuevos departamentos en blioteca Nacional. Las visitas eran mu- la Biblioteca Nacional. Todo relucía y tuas y se llegaron a visitar con ese se distribuyeron arecas y malangas por mismo fin las universidades de Santiago las partes que lo merecían. María Te- de Cuba y Las Villas. Todos entre sí te- resa lo supervisó todo muy temprano y nían de ese modo las altas y las bajas ella misma intentaba mover de aquí o de la información y sus documentos o de acullá una planta por otra o buscar publicaciones, libros y sobre todo de re- el lugar mejor. vistas, así como de los servicios de fo- tocopia. Regla, al explicarle al

51 De momento, la llaman por teléfono de En un apartamento de estudiantes uni- la Presidencia: el presidente Dorticós versitarios de la calle L esquina a 25, le dice que si ella consideraba posible en el Vedado, conocí a Fidel Castro. Yo, que él fuera a la inauguración anun- provinciana oriental, como una rezaga- ciada. Por supuesto, ella le respondió da pero pretenciosa muchacha, usaba que su voluntad era muy bien acogi- turbante para diferenciarme de las jo- da, pues él nos atendía cuando había vencitas seguramente más adiestradas. que consultar algo delicado, ya que aún Empezaba, tardíamente, mi primer año la institución todavía era autónoma. en nada menos que Filosofía y Letras.

La campaña de promoción que se hizo La anfitriona era la señora Lolita, que por la prensa fue muy efectiva y estu- a su vez tenía tres hijas. Poco duramos vo dirigida por Marta Vesa. Cada día en aquel apartamento porque el edifi- de una semana salía uno de los siete de- cio habría de demolerse; tan moderno partamentos novedosos: Colección Cu- entonces, como el que continúa frente bana, Referencia en las salas, a la esquina de L y 25, actual Habana departamentos de Arte y de Música; en Libre. Los jóvenes eran, uno aspirante el sótano, el de Juvenil y el Circulante a dentista, otro a químico y otro a la abo- de Adultos, y Extensión Bibliotecaria gacía: Fidel. Dos de las hijas eran as- para los obreros. pirantes, una al doctorado de Filosofía y Letras como yo, y la otra de Esto- Ahora pienso que ni a la dirección de matología. Cada uno andaba por su lado la Biblioteca, ni a Marta Vesa, de chis- y tenía sus propias amistades. El am- pa siempre encendida, se nos ocurrió biente era agradable y la comida bue- hacer una invitación... aparte de la con- na, pero tuvimos que mudarnos. vocatoria pública. Siempre ignoré y me pregunté cómo la El caso fue tremendo, porque casi se “dueña” de casa logró que la mudada caen las columnas de la entrada en el fuera para un apartamento –de lujo– edificio, como la directora pronosticaba mucho mejor con terraza grande, dos que le gustaría que pasara por el acoso cuartos más, con tres baños y mucha del público en busca de su Biblioteca, amplitud en general en un edificio de antes que no tener lectores. Sin exage- tres pisos en la calle 21 entre L y M. rar, alrededor de las cuatro de la tarde, A nuestro lado vivía una norteamerica- cuando llega el presidente Dorticós ha- na cargante y exclusiva que le moles- bía entre doscientas y trescientas per- taba que yo subiera a la azotea a la sonas esperando e iban abriendo espacio sombra del tanque de agua cuando re- cuando lo reconocieron. cibía una visita, o sencillamente leía o estudiaba allí. Llevaba un pequeño ba- Esa tarde tampoco la olvido, porque una lancín donde alguna que otra vez al parte de aquel público siguió al Presidente moverme molestaba a la yanqui. Uno con todo respeto, y la otra observó cui- de los vecinos de la planta baja, era dadosamente todo lo que se veía según nada menos que un politiquero de la avanzaba la multitud a pasos cortos. época de quien no recuerdo su nombre,

52 a pesar de que era famoso en los chan- ñana?”. (27 de noviembre en la recor- chullos políticos, y que, en aquel mo- dación a los estudiantes ejecutados un mento, era nada menos que ministro. día como ese en 1871). De verdad que me molestó, porque yo estaba robando Allí había jovencitas y jóvenes. La co- tiempo al sueño y era tarde y sólo hice mida fue de mal en peor porque hacerla el gesto afirmativo con la cabeza. En de calidad no hacía negocio. Más fa- realidad yo lo tomaba desde mi petu- miliarizadas las unas con los otros, en lancia como pretenciosa adulta. horas de descanso, llegamos a tener un pequeñísimo grupo musical: “el dentis- Empezó y terminó su discurso de unos ta”, usaba una silla de “renacimiento quince minutos y me dijo “¿Qué te pa- español” de cuero duro y tenso como rece? Tremenda arenga contra el régi- tambor; el “científico” tocaba la guita- men político”. Y con un gesto más rra y realmente se podía oír; yo tocaba petulante aún, le contesté: “Bien... pero las claves tan desafinaba como canta- lo dijiste desde aquí –y me señalé la ba, y lo disfrutaba. Fidel nunca nos oyó, cabeza–, lo tienes que decir: de aquí”, aunque había hecho más relación con –y me toqué el pecho. Antes, de esta la hija mayor de la “dueña” y conmi- escena hubo otra que lo superó todo. go. Convivía con los demás jóvenes, Estábamos ante los exámenes de fin de pero no eran sus amigos. curso; nosotras estudiábamos en el co- medor y Fidel entra con un paquete que Antes de llegar los exámenes y las va- sujetaba bajo su brazo doblado y pega- caciones en algún momento le dijimos do al cuerpo: “Aquí llevo 17 libras de que, como no estudiaba, iba a perder el economía política”, y le reímos la ocu- primer año y él se rió. Un día se nos rrencia. Esa tarde estábamos en la mis- apareció con un libro grueso y de tapa ma posición y él volvió a pasar y salió azul, y dijo: “Miren, ábranlo y elijan unas triunfante al decir. “Muchachas, ya me páginas...”. Lo abrimos y lo tomó en sus aprendí dos y media libras de economía manos por las páginas que nosotros se- política...”. Y la aprobó. ñalamos porque estaban cerradas y el librote era nada menos que un texto En el cuarto año de mi especialización, de derecho administrativo o algo así... yo estudié, la economía política y la sus- y leyó para sí unos dos o tres minutos pendí. No estaba preparada para el y lo devolvió. Entonces comenzó a de- examen oral, y mucho menos en esa círnoslo tal y como lo podría estar le- asignatura, y guardaré para otra oca- yendo en voz alta, mientras nosotras, sión lo que era un examen oral con el con el libro abierto, constatábamos lo profesor, doctor Guillermo Portela. que él leía. Después lo recogió y se fue riéndose de nosotras. Fidel se mudó de casa, se casó y estu- vo de viaje. A su regreso pasó por la En ese mismo año, estoy una noche Escuela de Derecho donde ya yo tenía muy tarde leyendo sola en el comedor mi “plaza” de bibliotecaria por cincuen- cuando se me acerca y me dice: ta pesos mensuales, porque no era plan- “¿Quieres oírme lo que voy a decir ma- tilla. Un día se apareció en esa

53 biblioteca y nos trajo a su mujer y a su Cuando me vio, desaparecidos los con hijo Fidelito de unos siete u ocho me- él antes reunidos, bajó de la tarima don- ses, que estaba hermosísimo. Reinició de estaba y nos dimos un abrazo. No sus rápidos estudios de las asignaturas hablamos mucho y no volvimos a ver- pendientes en tiempo récord. Los libros nos hasta días después en el Palacio que no se podían prestar se los facili- Presidencial. taba María Teresa González del Valle, la empleada de Derecho. Otro día vino Junto a María Teresa Freyre de a verme y tantear si yo podía contribuir Andrade y a otros compañeros de la al trabajo político del Partido Ortodoxo. Biblioteca Nacional recorrimos en más Él aspiraba a representante junto a de una ocasión las primeras marchas Leonardo Fernández Sánchez, que iba convocadas por el Jefe de la Revolu- como senador; yo estaba ya compro- ción, y recuerdo muy bien nuestro paso metida con mi profesor de filosofía, en unión de un pueblo abigarrado y en- doctor Jorge Mañach, que aspiraba tusiasta, por el Malecón. No recuerdo también a senador. Así lo dije a Fidel. si una de estas marchas fue la de oc- Él había terminado sus doctorados (si tubre de 1959, cuando en noche cerra- no recuerdo mal en Derecho y en Cien- da suenan unas bombas, y como cias Sociales), en el menor de los tiem- respuesta a esos elementos contrarre- pos y con magníficas calificaciones. volucionarios el Comandante Fidel crea, Dejé de verlo y llegó el segundo o ter- desde su Tribuna del Palacio Presiden- cer cuartelazo–como yo lo llamo– de cial, las milicias de los trabajadores. Al Batista el 10 de marzo de 1952. Algu- otro día, muy temprano, antes de cum- na que otra vez lo vi de lejos en la sede plir con el inicio del trabajo, fuimos jun- del Partido Ortodoxo, sin que hubiera tas a comprarnos el uniforme. otro encuentro hasta el triunfo de la Revolución. En esa época, yo vivía en el edificio Alaska frente al actual Instituto Cuba- Días después, antes de ser nombrada no de Radio y Televisión (ICRT), en delegada del compañero Ministro de 23 y M, y me colaba en casi todas las Educación, acudí a saludarlo al Hotel audiciones de entrevistas al Comandan- Habana Libre donde había tenido una te con alguna amiga; y un día, muy es- reunión con los Rotarios o Leones. Yo pecial por cierto, fui con la doctora estaba convaleciente de una gripe de Freyre. En esa ocasión fue en un pe- cuarenta grados después de dos días queño estudio de la calle N o P, casi –día y noche– con un frío escalofrian- esquina 23. Allí había, un poco apre- te, sin abrigo, que había pasado en una tadas en sillas endebles de tijeras, de de las comandancias de la Revolución ochenta a cien personas. Nosotras triunfante en el Palacio de los Depor- estábamos sentadas más o menos en tes, donde hoy está el Instituto Nacio- la mitad de la salita. Fidel no me nal de Deporte, Educación Física y acuerdo si responde o habla con los Recreación (INDER). Allí se vigilaba periodistas, y de pronto, en el silencio también a los esbirros que se apresa- de aquel público expectante se siente ron y estaban sujetos a juicio. que alguien, como un “miura”, arrasa 54 lo que encuentra en el pasillo estre- los de la Biblioteca...”. Al mismo tiempo cho; yo estaba un poco más allá de la lo interrumpe un periodista que le nom- hilera y casi me saca de la silla. Dos bra un problema álgido de la coyuntu- de los guardias personales van cami- ra internacional. Baja los papeles y nando detrás y casi llega hasta el pe- continúa refiriéndose al asunto del pe- queño escenario donde lo acorralan e riodista. Por supuesto, yo me sentí muy intentan sacarlo por el pasillo del otro defraudada.... ¿qué más puedo decir? lado. Los asistentes vociferan, mien- tras de la tarima se dice “¡Calma! Al fin, un día de junio de 1961, él vino a ¡calma! Está controlado”. la Biblioteca. Y aunque específicamente no fue para visitar la institución, la Las mujeres se encaraman en las sillas subdirectora esperó la oportunidad o se empinan para darle en la cabeza para actuar... y esta se presentó. Allí con el tacón del zapato, otras lo inten- expresó uno de sus discursos de más tan con carterazos. Él bufa, jadea y repercusión en el mundo de la suda... yo también me encaramo en la intelectualidad. Lo dijo en la Sala-tea- silla y grito: “¡No lo provoquen más! tro de la Biblioteca Nacional José ¡no caigamos en la provocación!”. Y Martí. Había reunido a los intelectua- muy cerca de mí, por el otro pasillo más les por el resultado de un conflicto en- estrecho aún pegado a la pared, lo van tre cineastas y nada menos que la sacando hasta llevárselo a su casa. Él libertad de expresión. El salón estaba es el marqués de Logendio, embajador repleto y todos hablaron. Me di cuen- de España, con antecedentes de agre- ta que salía a refrescarse después de sividad que rompen el protocolo diplo- oír pacientemente casi toda la historia mático. El “miura”, en base a una de Grecia entre otras cosas y llegué opinión que a nadie podía provocar por hasta él: “¿No te parece que es hora sabida y manida, intentaba cortar la li- de que visites la Biblioteca...? Al fin bre expresión del Comandante. la vio. Eso me costó que a María Te- resa se le desatara el celo, pero yo no De pasada, tuvimos algunos encuentros podía perder aquella oportunidad, ni sin ocasión de establecer conversación. ese momento. Nunca supo acerca de nuestra expe- riencia de la noche del marqués. Le dimos la vuelta a todo el edificio; em- pezamos por el Departamento Juvenil y Yo veía a Conchita Fernández de cuan- terminamos en el Departamento de Co- do en cuando y un día uno de los in- lección Cubana y enfrente el Departa- formes sobre el trabajo de la Biblioteca mento de Arte. Inclusive llamé a María resultó tan elocuente y positivo que se Elena Jubrías, la jefa, para que le habla- me ocurrió hacérselo llegar mediante ra de su modus operandi, y él se quedó ella. Esa noche él estaba en la Televi- mirando desde el mostrador la exposición sión y lo vi desde la casa. Él habla y muy variada de las reproducciones de la habla de muchos resultados alentado- vanguardia de pintura europea y expre- res y de momento enarbola unos pape- só cuánto sentía que no le hubieran en- les blancos y dice “Aquí tengo también señado la apreciación de las artes.

55 De aquellas Palabras a los intelec- tra cultura y su desarrollo, fueron re- tuales se desprendió la firmeza de la cordados por el poeta Roberto ley que garantizaba el funcionamiento Fernández Retamar, a quien le tocó im- de la Imprenta Nacional; la adquisición partir la conferencia magistral en esa de libros y los materiales que han pre- actividad. ocupado a los escritores y artistas; la reintegración de la Orquesta Sinfónica; Cuando Fidel se despedía, se me ocu- se refirió al Ballet de Cuba y al Con- rrió hacerle una petición, pues aspirá- junto de Danza Moderna; antes de lle- bamos a que la Biblioteca Nacional gar a la industria del cine, dedica dos tuviera la oportunidad de disponer de párrafos a la institución: bibliotecas viajeras para poder llevar li- bros a los campos cercanos, y aprisa La Biblioteca Nacional por su par- le dije: “Necesitamos cuatro chasis de te está desarrollando una política en camiones para adaptarlos como biblio- favor de la cultura, empeñada en tecas viajeras; tenemos los diseños para despertar el interés del pueblo por adaptarlas y dónde se puede hacer la música, por la pintura. Ha cons- ¿qué tu crees?”. tituido un Departamento de pintura con el objeto de dar a conocer las Llamó a su ayudante y le dijo que nos obras al pueblo. Un Departamento mandaran cuatro camiones, y vinieron de música, un Departamento juve- tres que ya no fueron para las proxi- nil, una sección, también, para niños. midades de La Habana, sino para el plan nuevo que en 1962 empezó a lle- Nosotros, poco antes de pasar a var bibliotecas al campo de Cuba. este Salón, estuvimos visitando el Cienfuegos, Trinidad (donde todavía Departamento de la Biblioteca Na- había bandidos), y Camagüey fueron las cional, para niños; vimos el número primeras, que perduraron años después, de niños que ya están asociados, el hasta que hubo menos recursos para trabajo que se está allí desarrollan- mantenerlas, sustituirlas y aumentarlas. do y los adelantos que ha logrado la Biblioteca Nacional constituyen un motivo para que el Gobierno le fa- cilite los recursos que necesite para En marzo de 1959 se firmó en la Sie- seguir desarrollando esa labor. rra Maestra la Ley de Reforma Agra- ria y, por supuesto, enseguida se De ahí regresamos a la reunión. incrementó la campaña contra Cuba que se unía a la iniciada con el pretex- Al fin los tres días aquellos, 16, 23, y to del ajusticiamiento de los esbirros, 30 de junio de 1961 fueron asesinos y torturadores que no habían rememorados cuarenta años después alcanzado los aviones del 31 de diciem- en el mismo lugar. El acierto de aque- bre de 1958 a las doce de la noche, lla reunión y la importancia de las Pa- como les pasó a los americanos que labras a los intelectuales, que salieron de Viet Nam agarrados a los garantizaban el norte y camino de nues- helicópteros al terminar la guerra. Por

56 ello se quedaban en Cuba “sus tierras”, que José Martí era el autor intelectual la productiva explotación de las tierras del asalto a los cuarteles Moncada de que habían comprado barato, aprove- Santiago de Cuba y el de Bayamo; allí chando una hipoteca, robado y expro- plantea la plataforma política y social piado a porque sí, con la guardia rural, de la Revolución. Después de cinco y explotado y denigrado por el despojo años de opresión, represión, a los campesinos pobres del país. La clandestinaje se logra la independencia presión del norte, logró ablandar algu- sin interventores ni padrinos. nos de los elementos del gobierno pro- visional porque según el decir del pueblo Sin lugar a dudas los más explotados “habían querido Revolución, pero no habían sido los campesinos cubanos que tanta”. ahora acompañados de sus atuendos más emblemáticos: el sombrero alón de Es verdad que algunos norteamericanos yarey con banderita cubana al frente, y sus empresas fueron afectados, pero pañuelo rojo al cuello y el machete a la Ley también traía la compensación su cintura colgado –igual que los correspondiente que ellos negaron con mambises de las otras guerras y no tal de no reconocer la independencia y para responder a la orden del “degüe- derecho que traía la Revolución. llo” sino “al chasquido” agradecido de los machetes. Para agradecer esa Ley, cien mil cam- pesinos llegaron a La Habana para el 26 El recibimiento a ellos fue universal en de julio. La Reforma Agraria, traída y toda la ciudad de La Habana; fueron llevada sin serlo en las promesas de la atendidos en casas de familia, hoteles, politiquería de una república mediatizada organismos centrales, escuelas, inclusi- que llegó a estar programada en la pla- ve las religiosas, los sindicatos y tam- taforma de la Constitución de 1900 y bién en la Biblioteca Nacional donde su sólo salía a relucir –como se dice aho- sindicato acogió a unos treinta. Habría ra– de una plataforma “virtual”... que reconocer además que el Diario de la Marina albergó cincuenta, toda- Por supuesto, la Sierra Maestra de la vía no habían tomado el camino de entonces provincia oriental era el sím- Villadiego. bolo de la rebeldía en el espíritu independentista de los treinta años de Pero hubo algo más. El monumento a guerra en los últimos meses del siglo XIX José Martí, aún no se había estrenado y de las luchas y muertes por el asesi- y algún elemento impedía la concentra- nato de campesinos y otros que no lo ción en la entonces llamada Plaza Cí- eran en la primera mitad del siglo XX. vica después Plaza de la Revolución. El De la Sierra Maestra y sus alrededo- espacio de los jardines y la Avenida de res, salió lo que comenzó en 1956 con las Misiones frente al Palacio Presiden- el desembarco del Granma: la guerra. cial no tenía el suficiente terreno para Anteriormente, en 1953, en su la millonada que se esperaba, porque autodefensa, conocida como La histo- de todas las provincias llegarían a La ria me absolverá, Fidel Castro señaló Habana en trenes, en ómnibus y camio-

57 nes, a pie o en carreta los del interior bajo. Allí fue necesario reforzar los de La Habana, y el comandante Camilo señalamientos para el paso de uno en Cienfuegos entraría con toda una ca- uno a sus asientos portátiles, en el lí- ballería montada... únase a eso el pue- mite correspondiente a la zona que, blo de la capital. arquitectónicamente, era más débil y había que proteger. Algo más ocurría La mayoría de ellos –a pesar de que con aquella improvisada tribuna. En la nuestro país es un archipiélago y la isla azotea que pertenecía a las grandes sa- grande es larga y estrecha, el campo las de lectura –tercer piso (quinto en la cubano está lejano de las costas– nun- estructura de la torre y sus almace- ca habían visto el mar y costaba tra- nes)– empezaron a aterrizar helicópte- bajo sacarlos del Malecón habanero. ros para llevar algunos invitados a la que vamos a llamar la presidencia del acto; En la tribuna improvisada estaban los no puedo precisar cuántas veces se principales héroes de nuestra odisea que produjo. Desde allí se podía pasar a los ahora eran el gobierno provisional de los almacenes y a la presidencia. Así lle- invictos en la guerra; y entre ellos el pre- garon algunos participantes e invitados, sidente de la Reforma Agraria y promo- pero no recuerdo por dónde lo hicieron tor de la Campaña de Alfabetización en el expresidente de México, Lázaro Cár- 1961 tanto en las ciudades como en el denas, y su hijo Cuahtémoc. A Fidel lo llano y las montañas. vimos llegar por el ascensor interior de los almacenes. Recuerdo también al co- La concentración en la Plaza llegó a mandante Juan Almeida, pues yo que- desbordar por completo sus límites en dé junto a él en las filas intermedias. El abigarrada y aguerrida actitud de los comandante Almeida cada vez que se hombres del campo junto a un pueblo acercaba un helicóptero se ponía las decidido a no torcer la esperanza. manos en la cabeza y llegó a decirme que esos ruidos le aumentaban mucho En esos momentos había una compli- su dolor de cabeza. Quise ayudarlo y me cada situación política que puso en cri- dijo que no se podía hacer nada. Para sis al gobierno, y en el inusitado cualquiera de nosotros, los que venían de escenario de aquella plaza se disolvió. la guerra eran verdaderos héroes dignos El presidente provisional Manuel de todo respeto y verlo sufrir me alar- Urrutia no estaba presente. mó mucho. Ese día supe que aún tenía Pronto supe, “in situ”, cómo era aque- una bala, a consecuencia de uno de los lla “tribuna” para la presidencia en el combates, que no le pudieron extraer en primer año de la conmemoración del aquellos momentos y, a siete meses del Asalto al Cuartel Moncada después triunfo de la Revolución, pienso que no del triunfo de la Revolución: una ba- había tenido tiempo de resolver su gran randa rústica de tablones se había ins- problema, lo que me valió para respetar talado alrededor de la cúpula vitral y más su coraje. luminaria del vestíbulo de la Bibliote- ca que daba a su entrada en el piso

58 A aquel acontecimiento le he tenido mandó a que los campesinos y el pue- siempre una especial remembranza y blo de la capital hicieran cantar a sus no lo olvidaré nunca. Allí se anunció la machetes, aplausos, voces... todos jun- salida del presidente Urrutia y el nom- tos en concierto ? ¿Quién ha po- bramiento de Osvaldo Dorticós Torra- dido en cuarenta y dos años callarlos? do como presidente, quien había sido Entonces fueron, de seis millones, más hasta ese momento el hombre encar- de un millón. Ahora, de más de once gado de la nueva legislación. Por otra millones ¿cuántos más? parte al salir del conflicto el Comandan- te, doctor Fidel Castro Ruz, asumía el cargo de Primer Ministro como res- puesta a aquel torrente de pueblo, car- Tengo vivas algunas referencias del go que hasta ese momento había campo. En la primera juventud tuve la correspondido a Miró Cardona. Y, oportunidad de hacer algunas giras como si lo oyera ahora mismo recuer- campestres. Recorrí a caballo, por pla- do vivamente el tronar como de verda- cer, algunos cañaverales. Fui feliz en dera percusión metálica, los chasquidos esos momentos; me sentía fuerte por la producidos entre cien mil machetes, y fuerza de la bestia. Bastante incons- las voces de un pueblo entero que re- ciente todavía, sólo estuve a la puerta petía: Fidel, Fidel... de miserables bohíos. Uno de los hijos del encargado de la finca era enjuto, feo, sin dientes y sucio. No tenía más de cuarenta años. La guajira era joven y linda. Para mi asombro, ante tal pa- reja, alguien despreciativamente me dijo: “ahí no hay besos, se juntan como bestias...”.

Durante años se acumularon la sole- dad, explotación y pobreza en el cam- po, principalmente, pero cuando llegó el vuelco social, en cada rincón –poco a poco– se pudo hacer justicia. Despier- ta, para la mayoría, la conciencia de sus derechos. De esa forma, se dio tajo abajo como Parece que en el campo aislado cues- a las yerbas malas, a la miseria de los ta más. Pero, para otros, el paisaje campesinos, “al vara en tierra”, a los deja de ser regocijo propio o natura- despojos de la guardia rural, de una vez leza muerta y en esos momentos se y para siempre. Mejor plebiscito o son- mira hacia el futuro y se piensa en lo deo político ¿hubo igual en nuestra his- primero: la escuela. toria? ¿A quién se le puede ocurrir pensar que desde la azotea de la Biblio- teca Nacional alguien diera la orden, o 59 La Biblioteca Nacional José Martí apa- se a aquel páramo pobre, aquellas quin- drinaba dos escuelas. Una en Matanzas, ce familias todas de la misma sangre? otra entre un lomerío de Pinar del Río. A esta última fui. Probablemente por ser El padre moría de tuberculosis en un un lugar aislado, se llamaba El Cayo; hospital. Alguna vez vino a la casa y quince casas perdidas unas de la vista había dejado un nuevo hijo. de otras, entre las lomas, pocos árboles, yerba pobre y cascajo por tierra. Única En poco tiempo comprendí como nunca cosecha y principal alimento, la misma antes que allí no podía haber nuevo yuca que amasaban nuestros indios. aliento de vida real si aquellas gentes se aferraban a la tierra propia, pero Un grupo de unos treinta trabajadores, pobre y no renunciaban en ella a su po- visitó a una sola familia, la que vivía breza. Tiempo era para ello, pues en ese cerca del bohío-escuela. Llevábamos momento lo importante era ayudar a la lápices, libretas y algunos textos, ade- escuela, alertar al maestro, hospitalizar más dulces para los niños, también re- a la niña. Todo se pudo hacer. Había que tratos de algún patriota, sin faltar la despertar aquellas mentes. Lo primero desconocida bandera cubana. la escuela. Ya nos íbamos. Había que hacer esfuerzos para despedirse y de Horas duró la búsqueda de aquel pun- repente no hubo voces y miramos a lo to perdido. Faltaban algunos de los que lejos. Atardecía sin que se percibiera allí debían recibirnos. ¿Cómo anunciar movimiento alguno, ni un ave o bestia bajo en ese lugar una visita, una reunión con aquel cielo claro, infinito. Nunca antes gente de la capital? había sentido tanto el silencio.

Presente sí, el verde amarillento de aquel Me laceró el silencio y la incomunicación suelo veteado del blancuzco cascajo; los de tanto tiempo en aquellas gentes al pa- árboles tan aislados, el riachuelo raquíti- recer muertas, y que aún no se daban co muy abajo. Aquellos niños tristes, su- cuenta que entre los relámpagos y true- cios, espantados, de cabellos duros como nos vendrían a sacarlos de su casi tum- de perro lanudo que nunca peinan. Eran ba, de su perenne sueño las nuevas leyes. ocho, diez, no recuerdo; pero sí recuerdo la niña de catorce años también sucia; de En otra ocasión fuimos a la cooperativa piernas torcidas (herencia tuberculosa) y de la provincia de Matanzas donde se la madre, extenuada de partos y de an- apadrinaba la otra escuela. Más acce- dar entre lomas. A un lado del bohío, so- sible, relativamente cercana a esa ciu- bre tablas unidas para arrastrar con dad. Se había construido un poblado sogas muy gastadas, estaba el único re- nuevo y los campesinos invitaron a que cipiente de agua: un tronco ahuecado de se conocieran sus casas nuevas. Uno de palma barrigona que debía subirse lleno ellos le dijo al chofer del ómnibus de agua por la ladera de la loma, desde “alitraga”, y como el chofer no sabía a el riachuelo, allá abajo. Vida absurda que se refería, fue invitado a entrar al ¿cómo podrían ser limpios? / ¿cómo po- baño: entonces el campesino le demos- dían vivir de yuca? / ¿Por qué resignar- tró cómo se descargaba el inodoro.1

60 Las amenazas del enemigo no cesaban para los niños de Cuba, a quienes ya les cuando se realizaron los bombardeos a faltaba la atención debida a causa de la los aeropuertos de San Antonio de los pérdida del mercado cercano al país y Baños (La Habana) y Santiago de las medidas impuestas para impedir todo Cuba, que fueron adelantos de mayo- su comercio exterior. res intenciones que no tardaron más de dos días en hacerse realidad: la inva- El doctor Pujols al ver a su hijo preso sión de mercenarios por Playa Girón. por invasor al amparo de Estados Uni- Como es natural, absolutamente todos dos, quiso que lo liberaran mientras se nos sentimos involucrados, inclusive la hacía efectivo el intercambio –de las Biblioteca Nacional José Martí, donde compotas por mercenarios–, y bien lo se establecieron entre veinte y treinta pagó, pero también quiso ver sus libros soldados del Ejército Rebelde con su que sabía estaban en la Biblioteca Na- propio mando, quienes convivieron con cional. “Muy bien acompañado” llegó nosotros durante esos días. Salvo aque- a esta sede, subió en sus ascensores llos que tenían problemas familiares se- hasta el piso donde estaban; recorrió rios, muchos de nosotros nos quedamos “su” estantería y se dio cuenta de que acuartelados. En la azotea, en constan- estaban limpios y cuidados, los reco- te vigilia, se emplazaron ametralladoras. noció, aunque no en el orden que te- Recibimos clases de arme y desarme, nían en su biblioteca. No había dado y las guardias eran de día y noche hasta tiempo. el 19 de abril cuando se alcanzó el triunfo total

Mas, para abundar en lo mismo me voy Sin Olimpo al que reclamar... el fuego a referir a algo de lo que no he habla- también pudo hacer trizas “de tinta” a do... Después de la derrota de Playa nuestra Biblioteca Nacional. Peligro Girón, fueron apresados más de mil in- mayor lo sufrió en su corta estancia en vasores mercenarios del gobierno del la cárcel de Prado en 1938, donde los presidente Kennedy. Entre ellos venía libros estaban en cajas unas sobre otras, un hijo del politiquero de “grandes vue- porque los estantes se habían llevado al los”, y vicepresidente del gobierno de Capitolio en 1929. En aquel mismo año Carlos Prío Socarrás que sufrió direc- la volvieron a trasladar al edificio de la tamente el cuartelazo último de Maestranza de la Artillería donde ha- Fulgencio Batista en 1952, el abogado bía sobrevivido en su primera etapa. y culto Alonso Pujols. Como se sabe, el Allí estuvo hasta la ocasión que el go- Comandante Fidel Castro decidió que, en bierno “civil” de Fulgencio Batista de- vez de gastar comida para la preserva- cidiera derrumbarla para construir una ción de aquella mezcla de politiqueros, estación de policía. Así que nuestra muy algunos pastores, “cocineros”, querida institución no conoció más te- “burguesitos” y esbirros –menos estos chumbre que tres unidades de carác- últimos que fueron juzgados, sanciona- ter militar de la metrópoli española, dos y ejecutados aquí– estos fueran porque volvía de nuevo al Castillo de la cambiados por compotas y medicinas Fuerza que, mar y bahía por medio, 61 queda frente a El Morro para bien iden- Antuña, regresara de la llamada que ha- tificar a La Habana. bía recibido del presidente Osvaldo Dorticós. A su regreso, la confirmación Pero el caso fue que la Biblioteca es- fue escueta y precisa: el momento era tuvo justo a punto de perder por com- crítico, grave, a pesar que existían cier- pleto la colección matriz por el fuego tos encuentros al respecto para discutir cuando estuvo en el presidio, pérdida un peligro de ataque (y no recuerdo si que pudo haber sido total, aunque no a se dijo nuclear) que podía ser inminen- la misma escala –sobre todo en fama– te; la armada yanqui rodeaba nuestras de la de Alejandría. La nuestra tenía costas y estaba a la vista: la amenaza buenos libros, aunque Cuba en la his- era el bloqueo total por el momento. toria era –para Europa– de cuatro y medio siglos nada más, pero era de El patrimonio nacional había que salvar- verdad gran parte de nuestra historia, lo. En nuestro caso teníamos que salvar y no puede dejar de decirse que con- por lo menos los libros más valiosos, y taba sólo con una cuarta parte en ca- llevarlos al lugar más seguro posible... tálogo, y ¿cómo no acordarse entonces Parte de esa misma noche y desde muy de las otras tres cuartas partes que temprano, la directora y a su lado todo además, tampoco contaban con la gra- el que pudo de Colección Cubana y de cia de Dios? Sin esa “gracia”, en oc- Mantenimiento prepararon el amarre de tubre de 1962 casi alcanzamos el los libros que se seleccionaron en gran- holocausto por causa de la crisis de los des o pequeños grupos y se guardaron misiles soviéticos desatada por esa pre- en el interior del equipo de fumigación sencia, que era a su vez barrera para situado en el sótano. detener a los vecinos norteamericanos en sus ataques, viejas agresiones y Para darme idea de cuántos libros pu- amenazas a la integridad de la nación. dimos preservar, fui en estos días que En consecuencia, el Consejo Nacional escribo, al lugar donde estaba empotra- de Cultura (CNC) cita a una reunión en do el nombrado equipo de fumigación su sede a todas las direcciones que cu- y contando por el alto y ancho de don- bren su área tarde en la noche. de estaba el equipo, más la capacidad de una zorra, llegué a la conclusión de La dirección de la Biblioteca Nacional que pudimos ¡resguardar! de quinientos estaba a su vez reunida en su sede con a ochocientos libros apretados que se un grupo de soldados rebeldes seleccio- pudieron seleccionar, porque más no nados para recibir un entrenamiento ele- cabían... Me pregunto, ¿dónde cabría la mental para manejar las pequeñas prensa, dónde las obras que no habían bibliotecas de sus respectivas unidades, tenido tiempo de más valer con más y se da el caso que, cuando ellos reci- años? Todo pudo haberse perdido y tres ben su llamado urgente para regresar a cuartas partes todavía sin el catálogo su punto de partida, María Teresa y yo indicador para que en el futuro se pu- recibimos la citación del Consejo. Allí diera rehacer un fondo igual o seme- nos situaron en el patio del edificio a es- jante. perar a que la presidenta, Vicentina

62 Sin embargo, llega la noticia de “los cin- 5- Retirada de la Base Naval de co puntos” con los cuales el Comandan- Guantánamo y devolución del territorio te Fidel Castro responde al acuerdo ocupado por Estados Unidos. tomado entre la URSS y Estados Uni- dos de modo que “la paz” fuera justa y En uno de esos tres días, Juan Pérez honorable para Cuba, lo que a mí me re- de la Riva me trae a la oficina un pro- cordó la Protesta de Baraguá de 1878 fesor de Grenoble para que le explica- y al Mayor General Antonio Maceo: Se- ra nuestros planes. Al parecer se guiremos luchando y así ha sido; no he- conocían de cuando Juan fue profesor mos dejado de cumplir con lo que de geografía en esa misma universidad actualmente se añade: la demanda justa francesa. El hombre estaba muy pre- de los daños a vidas, y daños y perjui- ocupado por todos los cubanos. En per- cios a la economía del país. “Yo quiero fecto español expresaba su terror, con que la Ley primera de nuestra repúbli- su mente puesta en el poderío de Es- ca sea el culto de los cubanos a la dig- tados Unidos. No entendía que hubie- nidad plena del hombre”, es la idea que ra hombres armados en todas partes, llega a ser el signo de nuestra Constitu- inclusive en las puertas del Hotel ción, proclamada en 1976, la cual con- Riviera donde se hospedaba. tiene las reformas aprobadas por la Asamblea Nacional del Poder Popular Por más que traté de llevarlo a nues- durante el onceno período ordinario de tra historia y explicarle las medidas to- sesiones de la Tercera Legislatura ce- madas ahora, y lo que nos significaba lebrado los días 10, 11 y 12 de julio de la Revolución, el pobre hombre no en- 1992. Este pueblo está compuesto por tendía nada. Le llamaba la atención el hombres que se niegan a perder su dig- que, al parecer, no dábamos importan- nidad y se comportan a su vez en eter- cia a lo que podría pasar, a causa de na lucha desde antes que Martí lo nuestras demostraciones... hasta llegar reafirmara. al momento que le dije:

Y Fidel Castro le da continuidad con La situación aún es oscura, no se los cinco puntos: sabe todavía como terminará, pero todo el mundo ha ido a su trabajo. 1- Cese del bloqueo económico y de Las armas están controladas tanto todas las medidas de presión comercial por los soldados del ejército como y económica contra Cuba. por las milicias, la cual tiene su dis- ciplina y organización de los man- 2- Cese de actividades subversivas. dos. Hay armas por todas partes, pero también hay tranquilidad en to- 3- Cese de ataques piratas. das partes y eso no era inconscien- cia. Hay la confianza absoluta en 4- Cese de las violaciones de nuestro nuestros dirigentes. Fíjese en el pro- espacio aéreo y naval. pio ambiente de la Biblioteca Nacio- nal. Su público es el de todos los días, ningún empleado ha faltado tal

63 como ha pasado en las escuelas, el pide la guerra y que en tiempo de paz comercio y todos los centros labo- nos tomase bajo su protección”. rales –y con tal que se riera le riposté– yo también estoy armada... y le saqué un enorme revólver 45 que Muchos eran los frentes que tenían ne- tenía en el escritorio, de uno de los vie- cesidad de renovarse y ofrecerles es- jos custodios del edificio que ya se ha- tabilidad y el más crítico era el de bía jubilado. No dudo que estuviera con clasificación y catalogación. Para tomar mi uniforme de miliciana, todos estába- una decisión se invitó a una reunión al mos así. doctor Alfredo Aguayo y a su ayudan- te Carmen Rovira, profesores de la Por supuesto, terminamos la conversa- materia. Al fin nos decidimos por el Sis- ción tomando una taza de café y regre- tema Dewey que tenían ellos en la Bi- só a su hotel como vino, a pie por la blioteca Central de la Universidad. Avenida de Paseo para que viera me- jor todo lo que sucedía a su alrededor. Los catálogos heredados eran una mez- cla del decimal europeo alterado por Ricardo de Aungerville (Ricardo de modificaciones y adaptaciones distintas. Bury, 1345)2 en referencia a la no sal- Carecían de un epigrafiario adecuado y vación de los libros se pregunta: se dio el caso de encontrar algunos epí- “¿Quién no se estremece de horror grafes estrafalarios. En un muestreo que ante un holocausto tan funesto como empecé yo misma a hacer no se me ol- el de la Biblioteca de Alejandría en el vida el que encontré como “Arqueolo- que se ofreció tinta en lugar de san- gía criminal” y el libro se refería a Jack gre? Uno de los Ptolomeos la creó; los el destripador, el asesino de época pa- bibliotecarios eran los más cultos; sus sada que ya en 1959 estaba olvidado. catálogos, al parecer, los que condu- cían al ‘canon alejandrino’. ¿Acaso no Muy interesante fue cuando en un se salvaron todos?”. Así me pregun- muestreo del catálogo provisional que to, porque las transcripciones que se se inventó por nosotras mismas, apare- hacen en ediciones Aguilar suelen ser ció otro fenómeno. Hechas deprisa las deficientes. Según Bury, allí conserva- tarjetas en la idea de poner en catálogo ban la memoria de la humanidad y se- provisional lo más pronto posible las nue- ñala desde Adam el hombre, y la vas adquisiciones, saltó a mi vista que relación sobrepasa como perdidas “las Baudelaire y sus Flores del mal estaban leyendas de la más remota antigüe- ubicados bajo Botánica, y, por supuesto, dad”, “los destinos del cielo”, “la reli- las flores se sentían muy mal; este he- gión de los egipcios”, “la vetusta cho mucho después se atribuyó a la Atenas”, las observaciones de los subdirectora, quien precisamente había caldeos, “los antídotos de Esculapios”, alertado sobre el peligro de la prisa. “Apolo y sus oráculos” y termina con lo que “pueda hacerse valer en el fu- turo”. Si el dios del Olimpo... “no im-

64 De todo puede pasar en una bibliote- Desde Extensión Bibliotecaria, unidad ca. En esos momentos ya se necesitó que se ocupaba de la atención a las pe- más atención a los servicios de limpie- queñas bibliotecas obreras en unas cuan- za y un día, a poco de haberse incor- tas industrias, me comunican que de una porado a su nuevo oficio, aparece en de ellas nos preguntaban de quién era la oficina de la subdirectora el hombre la frase “Nada humano me es ajeno”. grandulón, maduro y semianalfabeto Ese pequeño equipo trabajaba en mi que no tenía más que su nobleza y vo- oficina y era atendido por la luntad increíbles, en su celo por la hi- subdirección– y a María Álvarez, una giene de los almacenes más todo joven ayudante– se le orientó que si aquello que se le solicitara. Un día, lle- bien Terencio era el autor, podía gó alterado y muy asustado. Y al ofrecérsele la frase completa. preguntársele “¿Qué pasa Zayas?”..., contestó: “Israel se ha puesto loco, loco, A las salas se les había dotado de todo loco, está buscando entre los estantes tipo de obras de consultas y referencias ‘fantasmas’ y hasta grita de un lado al y el que tomó el recado –abogado de ofi- otro... ¿dónde están los fantasmas...?”. cio y estudios–, se situó en esa unidad por la cantidad de obras jurídicas que te- Israel que fue un bibliotecario destaca- nían los fondos, incrementados con las do en su cargo en Salas y Referencia, bibliotecas recuperadas de los grandes hacía uso de la quizás universal jerga bufetes cerrados por abandono, y de del profesional en busca de los cartones las decenas de abogados que fueron o tablillas que representaban a los libros saliendo del país al acabárseles sus ne- prestados. gocios, le respondió a la joven: “María, esa frase es de Kuchilán...”.3 De otros dos compañeros de Manteni- miento tengo también gratos recuerdos, Insultada, la subdirectora llamó a Israel y son dos de los veteranos del edificio, y advirtió que dijera a su subalterno que personas atentas y cumplidoras: Flores no estaba autorizado a responder abso- y el conocido “abuelo”, cuyo nieto toda- lutamente nada, sin consultar las obras vía trabaja en la institución. que tenía para ello, y que su dedicación o trabajo se reduciría sólo a estudiar y En el Departamento de Referencias analizar las obras jurídicas y que por se respondía muy bien a las consul- favor pensara (investigara) en sus res- tas de los usuarios en sala, o inclusi- puestas antes de decirlas por las tras- ve los que con frecuencia hacía cendencia que tenía las que se ofrecían cualquier entidad administrativa que a nombre de la Biblioteca Nacional... quería ampliar un concepto, un hecho o dónde encontrar más amplia informa- ción. El jefe tenía que informar men- sualmente con una estadística a la Un aumento en el servicio vino a tener- dirección las consultas evacuadas y los lo muy pronto la Hemeroteca, porque temas de estas. la prensa era muy requerida en bús- queda de informaciones de la pasada

65 década con la que se podía clasificar a La primera exposición gráfica se puso determinados oportunistas o esbirros de en el vestíbulo de la Hemeroteca sobre la tiranía, sus secuaces y sus padrinos. la Prensa Clandestina 1953-1958 que más o menos se completó con présta- En esa etapa, a un año rasante de inau- mos de combatientes y después queda- gurado el edificio, la dirección de la Bi- ron en los fondos de la Biblioteca. A blioteca Nacional tenía un solo file de esa, le sucedió la de Antonio Núñez adquisición donde aparecía una cuenta Jiménez con ampliación de fotos del única, que si mi memoria no falla, alcan- trabajo de su equipo de Arqueología. zaba la cifra de ciento cincuenta pesos por la compra de una enciclopedia... Manuel Moreno Fraginals propuso una exposición de fotos dedicadas a la aten- Sin embargo, en poco tiempo “la tumba ción que el Comandante Fidel Castro faraónica” comenzaba a tener hálito de daba a la enseñanza. El texto principal vida y atmósfera adecuada, habían co- era el pensamiento de José Martí, que menzado las transformaciones adminis- aparecía en una foto del Comandante trativas que empezaron por cambiar la hablando con un niño: “Hombres reco- boleta de préstamo de libros, la cual te- gerá quien siembre escuelas”. nía aspectos seguramente desconocidos por Fernando Ortiz: el lector tenía que Nunca más las vidrieras empotradas, anotar su “color de la piel”, lo que no te- las grandes mesas con tapa de cris- nía que ver con el servicio público y, tal, los espacios del primer piso entre nada, con la antropología. el vestíbulo, las salas de lectura y el salón de “Azúcar, café y tabaco” (ac- tualmente “El reino de este mundo”) dejaron de ser una muy apropiada sala Desde la primera mitad del año 59 las de exposición, y esos espacios siem- exposiciones de libros en la Biblioteca pre tuvieron algo que decir. se sucedían constantemente: libros nue- vos, de autores destacados, de países Elio Dutras –brasileño residente en según su procedencia, que en muchas Cuba– propone a la Biblioteca una ex- ocasiones llegaron por donaciones, que posición de grandes fotos de su país don- lo mismo podían ser de Francia, como de se reflejaran monumentos y tomas de de la URSS, Bulgaria o Hungría; de es- distintas ciudades importantes; se trata- critores cubanos las hubo, de Nicolás ba de una iniciativa que bajo la dirección Guillén, Alejo Carpentier y Marcelo de Joao Goulart tendría carácter Pogolotti, las cuales se acompañaban itinerante por América Latina y que em- del catálogo correspondiente y la biblio- pezaría en La Habana. Se aceptó, por grafía activa y pasiva. De esa manera supuesto, y quien ofició en su inaugura- se trataban muchas más, pero tampo- ción fue el embajador de Brasil en Cuba. co queremos caer en un inventario completo. René Portocarrero en agosto de 1960 nos trajo “El Sueño”, poemas y dibujos salidos de su angustia ante las primicias

66 de la segunda guerra mundial (al térmi- Sin llegar a espacios atiborrados, en no de la guerra millones y millones de este edificio siempre hay algo que ver. muertos) y quería exponerlos al término El Departamento de Arte se esmera- de la nuestra (unos 20 000 para un pe- ba en la promoción de las artes. Pres- queño país de unos seis millones). A “El taba buenas reproducciones, las nuevas Sueño” añadió una colección de sus di- adquisiciones de libros y diapositivas. A bujos que cubrió la sala y resultó un las reproducciones se añadía la expo- magnífico evento. El cuaderno de sus sición de libros afines al nombre, épo- poemas se editó y distribuyó a los parti- ca y estilo, y se situaban al alcance del cipantes de la apertura, y aún guardo la interesado. Estos servicios para las ar- nota que dejó al finalizar la inauguración: tes plásticas llegaron a extenderse a “Por el tiempo que nos conocimos...”, charlas y comentarios que algunas es- cuyas palabras dicen mucho por lo que cuelas, centros de trabajo y grupos de valieron esos tiempos... la Federación de Mujeres Cubanas y de los Comité de Defensa de la Revo- Se continuó con Samuel Feijóo y Er- lución solicitaban in situ. nesto González Puig, ambos con acua- relas. Al segundo le robaron del Salón Otras exposiciones fueron también las de uno de los cuadros y cuando lo supo Rosgart y Morales y la de los originales quedó encantado y dijo que por lo me- de afiches del Instituto Cubano de Arte nos “a uno le había gustado su pintu- e Industria Cinematográfico (ICAIC) y ra... ”. Feijóo, no conforme con la las de marquillas de tabaco. primera, trae también otra, en este caso, de los pintores populares de La Villas. En una ocasión al ya disponer de una colección importante de muy buenas Tampoco es de olvidar la de Marcelo reproducciones de los grandes pintores Pogolotti con algunos dibujos de carác- europeos principalmente, la exposición ter político, y de su obra literaria acom- cubrió todos los espacios posibles de pañada de la bibliografía. los tres pisos.

Los problemas del país han sido de todo De alguna manera nos dimos cuenta tipo y entre ellos hubo gran falta de ju- que algo faltaba y se decidió dedicar guetes y sobre todo de muñecas. Supi- parte del presupuesto a traer obras de mos que Josefina Barreto de Curí podía pintores cubanos, entonces más bara- ofrecer un cursillo para hacer muñecas tos que cualquier diccionario enciclopé- de trapo, nos acordamos de la foto de dico para ni hablar de una gran Korda de aquella niña campesina cuya enciclopedia, y ya teníamos todas las pobreza se veía en su triste mirada, posibles por los menos en español, in- mientras en sus brazos apretaba tierna- glés y francés. De ese modo también mente como muñeca un pedazo de ma- se enriquecía el patrimonio de la Biblio- dera, y se decidió que el cursillo se teca Nacional que sólo tenía cuatro re- diera, y resultó un éxito. Las mejores tratos al óleo de los directores más fueron expuestas en el vestíbulo de las importantes antecesores, y un gran oficinas del tercer piso. óleo, copia de los grabados de la anti-

67 gua Habana en la Sala de Reuniones Hubo bastantes personajes ocurrentes de la Junta de Patronos. Al mismo en la Biblioteca y la principal no dejó tiempo se beneficiaba a los pintores que de serlo la propia directora, a quien la estaban vivos y en el pináculo de su subdirectora llegó a decir que debíamos arte, y que apenas podían vender su tener una especie de tornillito que “ce- obra, la cual era y sigue siendo muy rrara” su sentido del pensar para que buena. Amelia Peláez, Cundo descansara mejor; pues cuando iba a Bermúdez, Mariano Rodríguez, Eduar- almorzar, reposaba y dormía no más de do Abela y Servando Cabrera fueron diez minutos y regresaba con una nue- privilegiados. va iniciativa. Pero María Lastayo casi le ganó... Años después, el director Julio Le Riverend entendió que estarían me- Jefa del Departamento de Selección, jor guardados en el Museo de Bellas Adquisición y Canje de libros, no pudo Artes. desde un momento X, tener recursos ni vueltas que dar al presupuesto de las Pero ahora, la subdirectora que algu- importaciones en la medida que más nas veces relata y otras veces es casi férreo era el bloqueo de Estados Uni- protagonista cuando el trabajo es ha- dos contra este país. De momento, nos cer de cicerona. Enviados por la Aca- llegamos a ver sin libros extranjeros en demia de Ciencias y el Instituto de librería ni como adquirirlos, salvo en los Historia, un joven que quizás aún es- países socialistas de Europa, en la tudiaba historia, se me presentó como URSS, y España –desde donde se hu- acompañante de dos historiadores de bieran podido adquirir a precios la República Democrática Alemana. insostenibles–; a lo que puede añadir- Después de haberle dado algunas ex- se la burocracia del Instituto del Libro... plicaciones los llevé por todas partes, terminamos junto al Departamento de En 1959 un equipo del departamento se Arte, y de momento, Morales se lan- introducía en las librerías, buscaban has- zó a intervenir señalando una repro- ta en los “contra fondos” y selecciona- ducción de la vanguardia europea: ban lo que groso modo se sabía que no “No me explico, cómo en una institu- se tenía en los viejos catálogos, ni en ción oficial, se exhibe un cuadro como los fondos sin catálogo. Sencillamente este”. Y sin acalorarme –he ahí la in- en años y décadas nunca pudo haber tolerancia por desconocimiento y falta un surtido equilibrado del mismo modo de educación–, digo: “Mira joven, yo que no había presupuesto para adqui- no entiendo nada de la teoría de la rirlos. Pero también a medida que esa relatividad, pero la respeto y mucho”. extorsionadora y deshumanizada medi- El alemán de mayor edad, me coge da –el bloqueo– apretaba, el canje, por la mano y dice: “Señora, ojalá mu- vía de un correo dificilísimo para obte- chos funcionarios de nuestro país pen- ner algo a partir de los sesenta, se fue saran como ustedes”. perfeccionando no tan rápido como bas- tante seguro para la Biblioteca.

68 Primero se sintió la gestión de Regina ción del Tercer Mundo muy importan- Trobo, bibliotecaria con alguna expe- tes como la correspondiente a los por- riencia y graduada de Filosofía y Le- menores de la lengua swahili. tras –y Graziella Pogolotti a su lado– que en 1967 pasó a dirigir la biblioteca El catálogo de sus catálogos de edito- de Marianao “Enrique José Varona”, y riales extranjeras lo venían a ver usua- después María Lastayo –abogada y rios de otros organismos interesados también graduada de Letras– quien la por obras que tenían que adquirir de sustituyó en el cargo y ya tenía expe- cualquier manera. Descontado su inte- riencia de trabajo en el departamento. rés por las inquietudes de carácter in- telectual, no dejaba de lado nada que Para María, el intercambio llegó a ser el significara algo nuevo para el desarro- medio principal para adquirir, y lo mismo llo del país. lo hacía con las bibliotecas más famosas del mundo como con las universidades e Su celo por lo universal, llevado como institutos superiores, editoras y hasta libre- ella lo llevaba, le trajo incomprensión y rías. Ella ofrecía sus listados de libros y dificultades, mucho antes de su falleci- publicaciones cubanas; lo editado por la miento inesperado, el 24 de enero de propia Biblioteca y pedía lo que viniera 1998, mientras trabajaba en el centro bien a la institución para ese momento o de información del Teatro Nacional con para el futuro, y hasta llegó a pedir para la misma entrega. Ella tampoco podía centros de información y bibliotecas de controlar sus incompatibilidades, porque otros organismos. las hacía sentir con todo el peso de una autosuficiencia menos real que lo se De esa forma la institución burló el blo- creía ella misma. Su alma era de ge- queo. No hubo biblioteca importante nerosidad extrema con el débil cuando norteamericana, pública, del congreso o lo veía noble; si no era así su indiferen- de universidad que se negara al inter- cia también se hacía sentir. cambio. Ellos más que los europeos le contestaban. Sus ofertas en modestas Humor tenía, aunque no podía cantar ni listas eran bien recibidas en cualquier bailar por lo imposible que le era el tono país. Llegó a escribir a continentes le- a pesar de lo mucho que le gustaba la janos. Escribió a Etiopía pidiendo la bio- música. Era de gran divertimento por grafía de Haile Selassie; y también la sus salidas espontáneas, lo que llevaba de Joseph Mobuto (Zaire), o Francois a los trabajos voluntarios en el campo Duvalier (Haití). Ellos aceptaban las y recuerdo una de ellas. revistas y ediciones de la propia Biblio- teca; los libros recién editados en Cuba, La subdirectora también fue a esas es- sobre todo de escritores cubanos, los capadas y refrescantes tareas, como cuales pedían mucho. una recogida de caña o limpieza de yer- bas, aunque la espalda doliera. Así tem- Por supuesto, para ella el patrimonio era plamos un poco más el cuerpo y el alma sagrado e intocable, sin embargo, llegó con las “mataduras” de los huesos. a la obtención de elementos o informa-

69 Siempre me gustó el campo y su pai- “No simpatizo con esas cosas del cam- saje, pero respetaba y me horrorizaba po... me quedé en mi casa”, y luego el trabajo del campesino. confesó no haberse divertido nada en el fin de semana... a lo que el Siendo aún una niña, mi madre, que escarceo subió, mientras otra arenga- gustaba mucho de la música y la poe- ba: se acabó, es hora de trabajar. sía, me consiguió una guitarra, porque había vendido su piano, instrumento que Cuando la crisis del agua se hizo agu- desde niña quise estudiar. Ella me en- da María pregonaba que el personal de señó los acompañamientos más senci- la Biblioteca era de “ángeles ceráficos” llos y cantábamos juntas una décima porque no necesitaban el agua pues campesina: “carecían de los órganos idóneos...”. Levántate Baldomera A tomar café sabroso

Hecha con agua de pozo El almacén de libros de los siglos XVIII Arrimado a la candela... y XIX con que se inició la Biblioteca Na- Puede que sea tonto y simple, pero se cional en 1901, nutrieron los fondos or- me ocurrió entonar esta otra –en tono ganizados que dieron lugar a un también desbalanceado– en pleno cam- sinnúmero de investigaciones en lo que po de caña: a partir del 14 de diciembre de 1961 se llamó Colección Cubana, cuyos trabajos A María le gustó han sido publicados por la institución. del gusto le fue al canto y casi el campo enmudece Allí mismo Juan Pérez de la Riva, ade- de lo mal que lo cantó; más de su trabajo en la Revista de la Pero a partir de ahí, Biblioteca Nacional José Martí, fue Y en honor a María, la brigada el ponente y redactor de un valioso pró- llamóse Baldomera... logo que hizo al cuaderno de los gra- Si señores, así se llamó. bados de la Flota inglesa en la bahía de Un domingo no fui al campo. Al día La Habana, al cumplirse el bicentena- siguiente, en el Salón de reuniones, rio de la toma de La Habana por los provisionalmente oficina de unas ingleses. A la par de otras publicacio- cuantas bibliotecarias, hubo un nes se consagró al buceo en busca de escarceo inusual; mi oficina colindaba mapas y creó y desarrolló la mapoteca con él y supe su causa: una de las más que probablemente no hay otra igual en jovencitas, inexperta y sin malicia oyó el país. cuando contaban el desentono de Ma- ría y las risas que provocaba, y esa Cintio Vitier y Fina García Marruz die- risa en ese momento de lunes tempra- ron brillo a las primeras investigaciones no, al coger más fuerza logró que la literarias en la Biblioteca Nacional, y jovencita expresara con un suspiro su prueba de ello son sus obras sobre ausencia al trabajo voluntario, y dijo: Mozart ensayando su Requiem, Temas martianos, y tantas otras que proyec-

70 taron, desarrollaron y publicaron mien- quienes sólo se les recuerda cada año; tras trabajaron en ella hasta 1977. Ignacio Villa, Bola de Nieve (1911- 1971). Hay libros sobre ellos o que sólo se refieren a ellos con comentarios sin suficiente análisis. Los fondos de la Biblioteca Nacional José Martí, también tenían algunas par- Compositores muy destacados y pro- tituras que nunca se habían dado a co- líficos, fueron Ignacio Cervantes nocer del mundo de las artes. El (1847-1905) y sobre todo Ernesto cubano siempre tuvo un gusto especial Lecuona (1895-1963). A escala ma- por la música; se le pega el ritmo y sue- yor pertenecen al siglo XX Alejandro le gustarle el baile y el guateque, sin ser García Caturla (1906-1940) y Amadeo ajeno al folklore nacional y sus compo- Roldán (1900-1939), a quien le supe- nentes humanos y sonoros. En ningún ra Harold Gramatges (1918), Premio momento de la historia de Cuba dejó de Iberoamericano de Música Tomás haber conjuntos y orquestas populares Luis de Victoria, 1996, y Leo Brower ni ritos religiosos. (1939), afamado guitarrista, director sinfónico y compositor a quien se le No han faltado creadores, buenos intér- vio alguna vez en aquellos tiempos, pretes y compositores de fama interna- muy joven de visita en la Biblioteca cional a las canciones y boleros, al son Nacional. cubano y a la rumba. Tres violinistas importantes hubo: José White (1836- Esos antecedentes y sin apoyo oficial, 1918), muy conocido en la Corte de los dieron lugar a que la nueva directora de Braganza de Brasil,;Claudio Brindis de la Biblioteca pensara que era hora de Salas (1800-1872) y Claudio José Do- crear un grupo o equipo de musicólogos mingo Brindis de Salas, el Paganini de que se pusieran a investigar y promo- ébano (1852-1911), también mestizos, ver lo que también era un esencial com- que supieron de la miseria a pesar de ponente de nuestra identidad. De sus habilidades, a consecuencia del ra- inmediato convocó a concurso la plaza cismo y de la sublevación de negros a de jefe del Departamento de Música; principios de la República de injustas Argeliers León lo gana por su expe- implicaciones. diente, y en poco tiempo integra su equipo de trabajo. La música popular aún está rezagada en cuanto a su estudio, aunque tuvo en Por supuesto, la obra de don Fernando el siglo XX brillantes compositores e in- Ortiz había sentado una sólida base. Ale- terpretes como Eduardo Sánchez de jo Carpentier en 1946, publica La músi- Fuentes (1874-1944), Manuel Corona ca en Cuba en la editorial Trópico del (1880-1950), Sindo Garay (1867-1968), Fondo Cultura Económica de México. A Moisés Simons (1889-1945), Eliseo favor del nuevo departamento estaban Grenet (1909-1988), Miguel Matamoros esos estudios musicológicos y, en ese (1894-1971); Rita Montaner (1900- momento, se podía incrementar la inves- 1958) y Benny Moré (1919-1963), a tigación en los diversos géneros y espe-

71 cialidades salidas de distintas raíces. Argeliers dirigió el primer concierto en Institucionalmente sólo existía el Museo la Biblioteca Nacional en primera au- Antropológico Montané en la Universi- dición de las Rítmicas de Amadeo dad de La Habana, dedicado a los atri- Roldán, a treinta y dos años de su crea- butos e instrumentos musicales para los ción. Le siguió el septeto Típico Haba- ritos afrocubanos. No había ni museo de nero, al cual él mismo reagrupó e hizo música, ni instituto de alto nivel de es- el análisis de su trayectoria en la pre- tudios, ni un Consejo Nacional, aunque sentación. Le siguió la orquesta de sí habían existido algunos conservato- Félix González, el conjunto de Claves rios, sobre todo particulares, principal- y Guaguancó, así como el Conjunto mente en La Habana. de Cámara. El pedagogo alemán Kurt Phalen ofreció un cursillo a maestros En las ciudades más importantes siem- de música sobre la educación musi- pre hubo profesores particulares de pia- cal del niño a invitación del departa- no y alguno de guitarra. El primer mento. instrumento constituía, sobre todo, una virtud más para una muchacha joven. La promoción a los conciertos, cursillo El violín y los instrumentos de viento o historia de la música que se ofrecían eran casi por completo llevados por la se hacía oportunamente. En algunas tradición familiar. ocasiones un vehículo con altavoz tam- bién anunciaba en la zona las activida- Como ayudantes, Argeliers trajo a un des que se efectuarían, y el público músico joven, Gonzalo Roméu, y a un respondía a sala llena. musicólogo en ciernes, Antonio Acero, que pasó al Ejército Nacional poco des- Las investigaciones dieron lugar a va- pués. María Teresa Linares siempre fue riadas ediciones modestas o más mo- su ayuda principal. Zoila Lapique, muy destas, pero muy bien documentadas. entendida en la música y a quien yo le Entre las publicaciones estuvo la Re- decía “la bibliotecaria erudita” por la vista de música; la serie de folletos rapidez con que encontraba el más es- de música yoruba, batu, abakuá, gua- condido enigma histórico, le fue pro- jira, condoneros, y rumbas, más una puesta por la directora que bien la guía para informar, las peculiaridades conocía por haber sido su alumna. locales de la música en las distintas regiones del país. El Catálogo de En realidad el departamento se convir- canciones cubanas, del siglo XIX, tió en esos momentos en el centro para coedición con el Consejo Nacional de los intercambios importantes y necesa- Cultura con referencias a las comen- rios de los músicos. Ellos ofrecían ade- tadas en el Papel Periódico de la más de algún concierto, su experiencia, Havana entre 1791 y 1793 y la Ha- lo que antes tenían que agradecer al bana Artística en 1800. En 1964 sale club privado Lyceum Lawn Tennis. A Música folklórica cubana también partir de esta nueva situación y atmós- de Argeliers León. Zoila Lapique ya fera creadora, si algo sonó en la Biblio- por el año 1979 publicó en la edito- teca fue la música y su diversidad.

72 rial Letras Cubanas La música colo- la motivación constante a los que se nial cubana salida de su experiencia consagran a su trabajo. en la Biblioteca. Se realizaron las grabaciones de danzas y danzonetes De igual manera puede decirse que lo a partir de las partituras originales de mismo pasó en el Departamento de la Biblioteca, y un disco del Depar- Arte; en este caso se presentaron al- tamento de Juvenil. ternativas de trabajo ampliadas en mu- seos y galerías en todo el país; se crea Por otra parte, la Sala de Servicio al el Instituto Superior de Arte (ISA) y Público no sólo presta libros y publica- las Escuelas de Instructores de Arte, y ciones, también facilita audífonos, para por lo tanto nuevas plazas para profe- disfrutar o estudiar el disco solicitado. sores de esa especialidad en las escue- las nuevas y en la Facultad de Artes y Usualmente nos topábamos con Juan Letras de la Universidad de La Haba- Blanco, con sus primeras experi- na, adonde se integran María Elena mentaciones de la música electroacústica, Jubrías, Luz Merino y Oscar Morriña. o con algún otro miembro de la pléyade Al mismo tiempo se encarecía –sin su- de folkloristas, compositores, intérpretes ficientes divisas– el costo de los libros o ambas cosas que entraban o salían de arte, las publicaciones y las repro- del departamento, o realizaban colabo- ducciones. No obstante, a los principa- raciones en las actividades del Salón de les centros de estudio pasó la semilla acto; muchos de ellos también ensaya- de un buen trabajo por la cultura. Aun- ban en dicho salón. Así pasaba con que no sólo el Departamento de Arte Carlos Fariñas, Jesús Ortega, Edgardo de la Biblioteca Nacional dio su aporte Martín, Rolo Rodríguez, Lid Juárez, en este aspecto, pues no puede obviar- José Bidot, Alberto Marín, Miguel se a la cátedra de la Escuela de Filo- Barnet y Rogelio Martínez Furé. sofía y Letras, verdadera matriz de los destacados profesores Luis de Soto y Con avatares y todo lo demás, si la cul- la muy estimada y querida Rosario tura tuvo tropiezos, salió del Novoa. subjetivismo y subió su nivel y exigen- cia. Ante las nuevas alternativas se crea la dirección de Etnología en la Academia de Ciencias y Argeliers En las mismas dos oficinas de la León pasa a su dirección. A Zoila subdirección trabajaban la secretaria y Lapique se la traslada al Departamen- el equipo de Extensión Bibliotecaria, to de Colección Cubana donde también compuesto por unas cuatro biblioteca- es eficiente y hace falta. Surgen los rias, alguna técnica y se prestaba aten- cambios de dirección, y se agudiza la ción a las pequeñas bibliotecas obreras debilidad en algunos departamentos. Sin y a su responsable voluntario. embargo, se había rendido un buen ejemplo de trabajo creador porque exis- Muy difícil era conseguir una buena tía la voluntad de entendimiento junto a colección para entretener y a la vez su- perar, por lo menos en historia a traba-

73 jadores cuyo nivel educacional no so- En este homenaje a la Biblioteca Na- brepasaban el tercer grado de prima- cional José Martí por su primer cente- ria, pero que tenían sus cursos de nario –que bien se lo merece después superación y querían leer. Una vez nos de tantas vicisitudes–, deseo referirme encontramos que en una venta de libros a la perduración de algunas expresio- editados en México por el Fondo de nes de la ética profesional indispensa- Cultura Económica, una fábrica de 600 ble que he podido apreciar. No siempre obreros había comprado por su cuenta el tiempo que pasa se hace tan distinto la Utopía, de Tomas Moro, a Adam al precedente por mucho que hayan Smith y a David Ricardo... Nosotros, por cambiado el hombre, su ambiente y sus supuesto, tratábamos de completarle sus instrumentos de trabajo. Si en este ho- propios libros con pequeñas dotes de li- menaje se ha hecho alusión a los fun- bros en préstamo que se podían cambiar dadores de la institución con sus cuando ellos lo estimaran oportuno. Al- avatares, no es menos que en ello va guna obra apropiada se les comentaba, también el reconocimiento a las perso- a veces, con algún escritor que conmi- nas que desde los oficios más humildes go se decidió a ir, y en los comentarios y servicios de mantenimiento también finales uno de esos obreros estaba han sido leales a su cuidado; conocí a consternado porque no entendía cómo algunos de ellos que aún respeto; deja- personas de buen vivir podían tener con- ron un hijo o un nieto que heredaron su ductas no aceptadas por la sociedad. condición de incondicional respeto a su tarea, y cuando no eran verdaderos he- El caso es que una noche nos invitan a rederos, contagiaban al nuevo trabaja- una gran asamblea que se desarrolla- dor. Como en toda realidad del hombre ba en La Lisa y allí fui con la intención a cualquier nivel puede surgir el o la que de hablar del papel de la lectura per- sólo le interesa el provecho propio y por sonal, fue algo muy breve y sin preten- mucho daño que hagan, y lo han hecho, sión alguna. Al terminar, un hombre de los que se apegan, los que se encariñan unos cuarenta años decide preguntar- y consagran a un trabajo por lo que sea, me, para mi absoluta consternación, que son más; yo, no esperaba tanto como cómo habían permitido publicar el libro Nicolás Guillén en el mensaje que nos Paradiso, de José Lezama Lima por dejó. En las salas, en Referencia, en inmoral. Respirar lo hice dos veces Información al llegar. En los almacenes para contestar que por qué aferrarse a cuando fui a ver el espacio de la tribu- determinadas páginas solamente y no na improvisada del 26 de julio y los se fijaban en las que trataban de la fa- campesinos, en la oficina de la biblio- milia y sus comidas, las relaciones fa- grafía y todo lo que ha tenido que ver miliares y las de amistad, sus comidas con este trabajo, he sentido la mejor y su entorno. Con mis pobres palabras atención y el deseo de cumplir con su se acabó la asamblea. servicio, que no creo sea sólo para mí, porque sería una gracia a una mujer de ochenta y un años que hacía mucho

74 tiempo que no tocaba la pluma más que dían ofrecer al público debido a su de- para hacer alguna carta. terioro. Todas las premoniciones que habíamos hecho en los años sesenta Por cierto, poco antes del período es- eran pálidas en cuanto al referido de- pecial –del que estamos despegándonos terioro, pero este también se veía en los más aprisa de lo que en un momento muebles. Grandes y pequeños, todo or- se pensó– y desprendida de toda obli- ganismo de esta naturaleza necesita el gación laboral, me dirigí al Consejo de presupuesto que pueda cubrir constan- Estado por medio del ministro de Cul- temente el desgaste de libros que hay tura, Armando Hart, para recordar a las que renovar, sin descontar las noveda- autoridades más altas del Gobierno los des que cubran el nivel correspondien- requerimientos de climatización para te; equipos e insumos más el los Fondos de la Biblioteca Nacional y mantenimiento higiénico de su entorno, fueron bien acogidos. Pero el proyecto dentro y fuera de su edificio, sin des- y ajuste necesario no se pudieron rea- contar, por supuesto, el personal capa- lizar debido al acoso del norte, con gue- citado para su trabajo interno y el rra bacteriológica inclusive, pues llegó servicio al público, porque si los fondos el período especial entre apagón y apa- son sangre y corazón, el bibliotecario es gón y restricciones sin cuento, ¡¿qué el oxígeno que le impulsa y como de- podía hacerse, sino esperar a salir de cía Ortega y Gasset, los filtra. esa coyuntura y terrible que cayó de sorpresa?!

Por el año de 1950 cuando hacía el cur- Y basado en todo esto, quiero destacar so de especialización en bibliotecología, el papel del Departamento Juvenil y del la doctora Freyre de Andrade reco- poeta Eliseo Diego, laureado con el pre- mendó como una de las lecturas la Mi- mio Juan Rulfo, cuya labor realizaba allí sión del bibliotecario, de José Ortega y muy a gusto. Gasset donde este decía que no sólo el libro había traído al mundo su desarro- El periódico La Jornada de México llo, sino también que el bibliotecario era publica una entrevista –entre otras mu- el filtro entre el libro y el lector en la chas a Eliseo Diego– cuando recibe ese biblioteca. Y nada hace sentirse mejor premio y la primera pregunta que le que el deber cumplido con el servicio hace la periodista Ana María González que nos toque sobre todo cuando lo he- es “¿Cómo se le ha tratado en mos elegido –el de la Biblioteca desde Cuba”...? Según Eliseo había entrado cualquier lugar que se ocupe en ella, o a trabajar durante los primeros años de el de cualquier otro servicio. la Revolución en la Biblioteca Nacio- nal José Martí, y hace y reitera su elo- Un día, cuando realizaba una coopera- gio a la directora, María Teresa Freyre ción con el Instituto de Historia de la de Andrade, y continúa expresando Revolución, tuve que venir a la Biblio- cómo en el Departamento Juvenil sin- teca y fui atendida hasta el punto de tió una felicidad muy grande, porque allí prestarme periódicos que ya no se po- recordó lo feliz que había sido en su in-

75 fancia por los libros que sus padres po- “burrito verde” –artesanía mexicana dían regalarle y que los niños pobres de de fibra– que posaban sobre el estan- Cuba nunca pudieron tener, pues el di- te que agrupaba un buen diccionario y nero sólo rendía para comprar el ali- las obras de consulta especializadas; mento... Critica las traducciones las plantas, una aquí y otra allá; los ni- españolas de los clásicos y afirma ños o jovencitos viendo una cosa o la cómo le dio por incentivar la edición de otra, haciendo sus tareas de la escue- libros para niños. En ese departamen- la o leyendo algo, mientras otro bus- to adaptaba los cuentos para su narra- caba un libro y, una bibliotecaria ción y contribuyó a formar narradores atenta, enseñaba y observaba a otro de junto a la compañera María del Car- los visitantes a usar el catálogo. Real- men Garsini. Junto a María Teresa, allí mente era estimulante observarlo... se editó un manual sobre la literatura infantil. También se refiere a una ob- El trabajo interno se prodigaba entre las servación que él hace sobre la prensa obras nuevas y la atención a las que se en México: “Es justo hacer notar aquí, podían arreglar: se usaban mucho y sobre las acusaciones tan severas que pronto había que sustituirlas. se decían en las Naciones Unidas con- tra Cuba y que no eran verdaderas Las narraciones, agrupaban a los niños como que la Revolución cubana había sentados en el suelo, y sin escenogra- abolido las editoriales, pero mal podía fía alguna, sólo se sentía la voz de la abolir algo que no existía... las editoria- narradora, y se realizaban, no recuer- les cubanas las creó la Revolución...”. do bien, si dos o tres días a la semana. El espacio del coro para las prácticas y conciertos era el Salón de actos de la Biblioteca, que también contribuía a incrementar la disciplina de los integran- tes del coro y de los asistentes. Se lle- gó a grabar un disco, pues Carmen Valdés era genial por la forma, rigor y conocimiento que les transmitía sin grandes esfuerzos. En algunas ocasio- nes especiales sus conciertos llegaron a llevarse a algunas escuelas. El Departamento Juvenil llegó a ser ejemplar y sus servicios se extendieron Otros muchachos, entre siete y diez desde 1962 a cada una de las bibliote- años, tirados al suelo del vestíbulo del cas públicas que se iban creando o for- departamento, aprendían a usar colores taleciendo en las otras provincias. Su y pinceles y en el papel que se podía salón llegó a ser muy acogedor por la encontrar, pintaban bajo el estímulo que presencia de alguna buena reproduc- les ofrecía Ulises Cruz –fechas patrió- ción de pintura, el mapa de Cuba, y un ticas, un huracán, etcétera– y llegaron mapa mundi esférico al lado del a ganar algún premio internacional. En estos momentos, él dirige el Centro de

76 Estudios José de la Luz y Caballero, que te”; como se ve, puesto a saltos del de- cubre distintos círculos de estudio para liciosos prólogo de Eliseo. niños y jóvenes, cuyos padres también asisten, porque además hay una biblio- El Departamento Juvenil tuvo su mo- teca. El ámbito es uno de los palacios mento crítico. Alguien empezó a pen- restaurados en La Habana Vieja. sar y presionar que no era propio para una Biblioteca Nacional, y además su La Juvenil de la Biblioteca Nacional espacio podría ocuparlo una emisora también desarrolló otro instrumento de vinculada al Departamento de Referen- ayuda a los maestros de primaria para cia que pudiera ser tribuna de los inte- estimular algunas clases: “el archivo lectuales extranjeros que nos visitaban, vertical”, que lo hizo y atendió otra bi- y además desde ella se podían respon- bliotecaria de experiencia, Mercedes der consultas. Por supuesto, hubo opo- Meneses, para quien no había revista sición y, discutido el asunto decidióse duplicada y vieja que desechara sin sa- hacer un muestreo de los asistentes al car la lámina que mucho podía comple- Departamento para saber cuántos y de tar cualquier clase en el aula. Muy qué zonas eran. Todos los servicios te- cercanas al interés de la propia direc- nían su estadístico, así que sólo hubo tora, María Teresa, eran todas estas que contar. El resultado fue tan elo- actividades que en sí dirigía otra biblio- cuente, que la iniciativa se frustró. tecaria consagrada y de experiencia como Audry Mancebo. Desde 1961 a 1967 el Departamento fue “piloto”, pues a él llegaba personal Sin dejar de lado su poesía, Eliseo edi- desde las bibliotecas públicas de provin- tó una obra curiosa y elocuente saca- cias y municipios para su entrenamien- da de los Fondos propios de la Biblioteca, to, así como de los estudiantes de la que no era su poesía pero está llena de Escuela de Técnicos Medios, también ella. Ese libro, Muestrario del mundo fundada por la Biblioteca Nacional José o libro de las maravillas, es un home- Martí. El entrenamiento comprendía las naje a don José Severino Boloña, famo- narraciones, las artes y la atención di- so impresor del siglo XIX que en gráfica recta a los más pequeños lectores e in- y décimas sobre sucesos “memorables” clusive a los más grandes. que según Eliseo quizás provenían del “Patíbulario adorno de sus patillas ade- lantadas en parentesco con “su bestiario” para la edificación del mie- Extensión Bibliotecaria dio atención a do... y esa baraja cruel de sus esque- tantas pequeñas unidades, como asien- las mortuorias? “...registro de sus tos tiene el salón de actos que se llenó entrañas para uso y regalo del sueño... de obreros responsables de pequeñísi- mientras simula relatar la historia de la mas bibliotecas en industrias y otros imprenta...” y, cuando llega al sumario centros de trabajo; la intención era Muestrario de La Habana, yo cito uno ofrecerles una información general de de sus asuntos “Apoteosis del papalo- nuestros servicios, intenciones y dificul- tades, así como conocer las de ellos.

77 Las palabras finales las dijo la directo- más de cien mil habitantes, e impor- ra, María Teresa, sobre el tema de la tante y rica región, a pesar de los po- importancia de la lectura y el papel que bres menesterosos que en ese tiempo desempaña la Biblioteca en su comu- pedían limosna de casa en casa y de nidad. Terminado el acto se les ofreció “café en café”. En el ayuntamiento de un modesto bufet junto a un gracioso esa ciudad, donde un alcalde auténti- búho de papel, símbolo del boletín de la co, García Benítez, crea una escuela Biblioteca Nacional, como recordación nocturna para trabajadores, conocí la del acto. biblioteca: unos doscientos libros esta- ban apretujados en un estante cerra- En el campo de la cultura y sobre todo do con puertas de cristal, y oxidada cuando se pasó de la Dirección de Cul- cerradura, que no tenía a nadie que se tura al Consejo Nacional, las plenarias ocupara de ella. fueron asambleas generales celebradas en las provincias y ello sirvió para son- Unos años después, por ser fundado- dear su situación en el país. Lo que se ra y ejecutiva del Colegio Nacional de sabía era pobre y había que calibrarlo Bibliotecarios Universitarios en los en sus necesidades perentorias. años cincuenta, sabía que al triunfo de la Revolución, no había más de cin- Dentro del sector de las bibliotecas, la cuenta bibliotecarios profesionales en Nacional, autónoma en los primeros dos el país. Dos o tres de ellos estaban si- años, pasó del Ministerio de Educación tuados en Santiago de Cuba como al CNC bajo la presidencia de la doc- Aida Quevedo, y en Matanzas, tora Vicentina Antuña, respetándosele Guillermina Harvest. Técnicos había su especificidad. algunos en La Habana salidos de cur- sos ofrecidos en la Sociedad Econó- Desde los primeros momentos, la Biblio- mica de Amigos del País que llegó a teca Nacional había tomado el camino tener su revista. Los demás empleados del humanismo en función de la cultura, en las bibliotecas eran estacionarios, al- y así llevar por delante la educación y gunos con la vocación siempre en cier- sensibilidad humana, o sea, el servicio nes y otros de plantilla; su estabilidad del hombre al hombre: elementos que era irregular por lo nada estable que deben ir juntos y lo más parejo posible. resultaba una plantilla de cualquier de- pendencia del Estado, donde se podía En la década de la dictadura, cumplien- quitar y poner trabajadores según los do al parecer con la Constitución del cambios de liberales y conservadores cuarenta, se hicieron intentos para si- en su vicisitudinario andar y la búsque- tuar bibliotecas en cada municipio, aun- da de votos electorales. que con precarios recursos. Sin embargo –por excepción– quizás fun- Si la Biblioteca Nacional tuvo que te- cionó realmente alguna, pero la expe- ner una ley de impuesto para su edifi- riencia y curiosidad me llevó al análisis cio, imaginémonos qué significaba una de lo que conocí directamente en el biblioteca pública de entonces. entonces municipio de Holguín, con

78 Sólo dos de las seis provincias las te- Actualmente, quizás cueste mucho más nían: Santiago de Cuba por su benefac- la restauración del ejemplar muy usa- tor Emilio Barcardí, patriota que se do que sustituirlo. No obstante, los clá- propuso que la ciudad tuviera primero sicos de siempre, aunque haya que el Museo, que después llevó su nom- adquirirlos a precios muy altos, son in- bre para en él recoger la memoria de dispensables al igual que las novedades las guerras de independencia, y después editoriales. Al mismo tiempo ya esta- la Biblioteca Elvira Cape; la otra biblio- mos más conscientes de que no hay bi- teca, la de Matanzas, fue también de blioteca si no hay sede y personal origen patriarcal: la Guiteras; esta últi- idóneo. Pienso, inclusive, que quizás fui- ma con edificio moderno, la primera en mos más aprisa de la cuenta en esa uno neoclásico cuyo sótano sombrío época: lanzar al país una red de biblio- –entrada de coches– dio cobija a la de tecas y a la vez fomentar la escuela de Santiago. técnicos medios, en tanto el acoso per- manente de nuestros enemigos pesaba En la ciudad de Santa Clara, al pare- sobre todo en lo que requiriera divisas cer existía una pequeñísima colección y más divisas... Podrán fomentarse en reducida a un rincón del Palacio de Go- relativo tiempo, pero el costo de su man- bierno Provincial. En Pinar del Río no tenimiento y desarrollo es muy alto había y en Camagüey si la hubo no nos cuando la estrategia del país tiene sus la enseñaron. Las había en las socie- áreas preferenciales y hay que com- dades de recreo, en logias masónicas prender que la realidad nos impone en y centros teosóficos muy privados. Sólo cada etapa más altos los costos de los la del Centro Gallego de La Habana y libros. Impulsar, y crear una biblioteca la del Lyceum Lawn Tennis Club del y un buen servicio depende de cómo se Vedado ofrecían servicios para adultos desarrolla este que empieza por el bi- y para niños. Ignoro si los de Santiago bliotecario, le sigue la novedad editorial de Cuba y Camagüey –también de mu- y su promoción para que no decaiga el jeres profesionales de la mediana bur- incremento de sus lectores. guesía– prestaban iguales servicios. En aquellos efervescentes tiempos se Martí, el inspirador de nuestra Revolu- realizó el aspecto fundacional que em- ción, se refirió en alguna ocasión a la pezó como una verdadera campaña de necesidad de satisfacer los placeres in- conquista de los edificios indispensables, telectuales, mientras que Fidel Castro en función de la biblioteca pública en el planteó: “No vamos a decir cree, vamos país. Se consiguió al máximo la expec- a decir lee...”. Por eso, todos a uno es- tativa para las capitales de cada provin- tuvimos de acuerdo en llevar la lectura cia y se llegó prematuramente –me al pueblo y, ahora, a 42 años se vuelve cuestiono ahora– a los municipios, an- con mucha más fuerza y razón para in- tes de crear la conexión y dependencia crementar los esfuerzos de un pueblo de los últimos a las primeras y, que lue- más instruido, con el reinicio de una ver- go todas dependan del apoyo al poder dadera campaña por el libro junto al popular local, el cual sólo en algunas ciu- hombre y al niño más la computadora. dades tenía un poco más de recursos. 79 Los viajes a provincia se hicieron sis- leccionaran un personal para pasar el temáticos cuando se traspasó, correc- curso de capacitación en la Biblioteca tamente, a la Biblioteca Nacional José Nacional. Las bibliotecas tipo A ten- Martí la responsabilidad de su atención, drían servicio de consulta y referencia, y también lo que se llamó Organización así como colecciones de libros y publi- Nacional de Bibliotecas Populares del caciones para leer en la sala y otra para MINED (ONBAP). Años después di- préstamo a domicilio, la sala para niños chos viajes no pudieron continuar. estaría aparte; se realizaría también el análisis de la prensa y de libros que allí Marta Vesa, todavía por la vía del se editaran, y se confeccionaría la bi- MINED, es quien ubica, habilita y orga- bliografía retrospectiva. Tendrían ade- niza la de Cienfuegos, “Roberto más libros de arte y reproducciones, así García”; en presencia de la subdirectora como una sala para reuniones y comen- se inaugura en 1961 y ha sido nombra- tarios de libros; para ello podrían tomar da como su directora Olga Hernández, la idea de lo que se hacía en el Depar- que por su eficiencia fue luego directo- tamento de Circulante de la Biblioteca ra provincial cuando se funda la de Tri- Nacional cuando se presentaba el libro nidad. Estas dos bibliotecas tuvieron de algún escritor, o cuando un escritor también el privilegio de contar con las o crítico podía comentar una obra recién bibliotecas viajeras y su eficacia pudo editada; de todo eso se pondrían notas ser constatada por la doctora Graziella de anuncio en la prensa local y en el Pogolotti que vivió personalmente la mural de la institución para que los usua- experiencia: los campesinos y sus niños rios se enteraran de las actividades cul- esperaban en fila el día de su llegada turales de la ciudad. para devolver los libros y quedar con otros, hasta el próximo viaje. En el Departamento de Circulante de la Biblioteca Nacional esas actividades En ese mismo año 1961, el Consejo se hacían informalmente con un am- Nacional de Cultura convoca en biente de conversatorio en la antesala, Camagüey a una Plenaria donde se donde se reunían los asistentes, si eran plantean las distintas vertientes del tra- quince se hacía y si eran diez igualmen- bajo para el desarrollo de la cultura en te. Por allí pasaron, entre los que re- el país. Allí la subdirectora de la Biblio- cuerdo, Salvador Bueno, a la salida de teca Nacional se refiere al Plan de la la última edición de Cecilia Valdés; Red de Bibliotecas para el país: clase Eliseo Diego comentando Hijo de A, B, y C según las posibilidades de hombre, de Augusto Roa Bastos; cada territorio y sobre todo del edificio Onelio Jorge Cardoso y Félix Pita que pudieran ofrecer las autoridades Rodríguez con sus cuentos respectivos; locales, a las que pondrían el nombre Jaime Sarusky y su primera novela. que determinaran. Para ello se darían Las bibliotecarias de este Departamen- facilidades de materiales, muebles y, to también ofrecían comentarios sobre por supuesto, apoyo para la adaptación las novedades. En alguna ocasión se del inmueble si se quería. También se pudo ofrecer café. les explicó que era necesario que se-

80 La Circulante, como la llamábamos, po- de secundaria básica, sino con el equi- seía una colección abierta bien compues- valente a la enseñanza media superior. ta de todo los géneros literarios e históricos. Allí se ofrecía y se ofrece un Los planes de estudio, por supuesto, magnífico servicio. El lector podía esco- los revisaba la propia María Teresa, ger directamente en el estante, su gé- inclusive el último que atendió ya no nero preferido, así como a través del estaba en la Biblioteca Nacional. La catálogo o ayudado por las bibliotecarias, primera directora de la Escuela fue muy bien preparadas para la atención y Adelina López Llerandi, cuyo origen conocedoras de la colección a disposi- era de maestra normalista y que había ción tanto como en qué momento esta- sido alumna de la propia directora, que ría a la disposición una obra prestada mucho la distinguía. La subdirectora, porque sería devuelta en tal día. Por otra con quien ella trabajaba en Extensión parte tenían la virtud de la complacen- Bibliotecaria fue la que la propuso y cia cuando el usuario necesitaba una fue de mucho acierto debido al nivel ayuda para el trabajo que hacía. Inclu- que Adelina le infundió a la Escuela. En sive se dio más de un caso en que a al- secuencia lógica, al cabo de unos veinte gunos lectores autodidactos, con ideas de años pasó a otra bibliotecaria de con- escribir, mucha inteligencia y disposición, diciones semejantes al jubilarse los fortalecían en la ortografía y la gra- Adelina. El orgullo de ellas es que un mática. Mucho contribuyeron a ello Ele- número considerable de sus alumnos ha na Giraldez y Rebeca Fuentes. llegado a tener importantes cargos en centros de información, lo que la Puede decirse que al mismo tiempo que subdirectora pudo constatar cuando se iniciaba el trabajo con la red de bi- celebraron un aniversario en que fue bliotecas del país, cuando ya se está invitada a un cierre de curso o aniver- preparando la colección destinada a una sario especial de la Escuela que han biblioteca pública, se tenía algún perso- querido llamar con mucha razón María nal que venía de la provincia y se ca- Teresa Freyre de Andrade. pacitaba pasando por todos los servicios que ofrecía la Nacional, así muy poco A esta altura de los reconocimientos en a poco se fue preparando algún perso- el primer centenario de la Biblioteca nal cuando se decide fomentar la Es- Nacional José Martí me parece que cuela. Esta, que primero fue de también hemos de referirnos al perso- capacitación, llegó a ser la de técnicos nal de la institución que contribuyó en medios que hoy en día ha graduado a todas las etapas, inclusive en la de la unos cuantos cientos de jóvenes –en alfabetización, que sin tanto nivel edu- una época estaba prohibido a los varo- cacional, si lo hubo fue a partir de ter- nes por decirse que hacían falta en el cer y cuarto grado, alcanzaron el sexto campo– y cuyo título permitió el pase trabajando aquí; uno de estos Raúl para pasar a la licenciatura de Informá- Carballea, llegó a tener el nivel de Téc- tica mezclada con la Bibliotecología, nico Medio y ocupó la jefatura de los cuando el alumno no entraba con nivel almacenes. Muchos fueron los que pa- saron a la Escuela; y las que más se

81 lucieron en esa etapa como profesoras la enseñanza de estos idiomas al per- fueron Primitiva Rodríguez y María sonal profesional. Luisa Gil que luego pasó a la Escuela. Así pues la docencia fue parte de la No en todas partes nos recibieron de actividad interna y de extramuros y igual manera. En extramuros se apre- creo justo destacar sus nombres en el ciaba alguna dificultad en la compren- año que se festeja el centenario primero sión del plan que se llevaba desde la de la Biblioteca Nacional José Martí. capital al conjugarlo con el que tenían allí y para el cual ellos requerían una María Álvarez, una de mis ayudantes solución particular. No era igual cuan- en aquella etapa, que pasó el cursillo de do nos invitaban a una unidad militar tres meses, el cual daba los conocimien- que cuando se llega a un pueblo a pro- tos indispensables para trabajar en bi- poner un plan. bliotecas –capacitación–, y que después alcanzó el título de técnico En varias ocasiones acompañé a la doc- medio, me ha ofrecido todos los nom- tora Freyre. Algunas veces los solda- bres de los profesores: dos llegaron a la Biblioteca en servicio como en Girón y la crisis de octubre, y María Luisa Gil: Administradora en otras la invitación también era de ellos –sus unidades– porque la más alta Juana Zurbarán: Historia jerarquía quería que los soldados se ins- truyeran. Bella García Marruz: Letras Un día llamaron de la fortaleza de la María Luisa Antuña: Letras Cabaña para que la directora ofrecie- ra una charla y allá fuimos en el jeep Israel Echevarría: Referencia que nos vino a buscar y ella, por su- puesto, se refirió al papel que la lectu- Primitiva Rodríguez: Referencia ra significaba para todos. Salvador Bueno: Literatura En Pinar del Río –no hubo discurso– Juana Hernández: Catalogación las autoridades fueron acogedoras y al final de la conversación, después de to- Caridad Lara: Catalogación das las explicaciones necesarias, se consiguió el edificio del mejor club de Aida Quevedo: Bibliotecología la ciudad, que siguió funcionando como tal, porque corrían las mesas, sillas y Blanca Rosa Sánchez: Organización de estantes para celebrar reuniones y has- bibliotecas ta fiestas, lo que era difícil controlar. En Isla de Pinos se consiguió con el Francisco Calle: Composición apoyo del comandante William Gálvez una casa, ni pequeña ni grande, para A su vez, la Biblioteca contactó a pro- la biblioteca de Nueva Gerona. En su fesores de inglés, francés y ruso para buena y gentil acogida el comandante

82 nos invitó a un almuerzo que le ofre- de Holguín. De Las Tunas también cía al doctor Salvador Allende cuan- supe que las autoridades aceptaban el do aspiraba a ser presidente de Chile. plan, pero que lo decidirían más ade- En alguna ocasión supe que la biblio- lante. Los clubs sociales, por sus es- teca había sufrido avatares por fenó- pacios y grandes salones –estaba menos meteorológicos, entre otras bien claro que no se podía pensar en cosas. nuevos proyectos arquitectónicos– eran los más apropiados para su ade- Después de obtener el edificio o casa, cuación. Pero el caso era que las or- el sustento de libros y sus fichas de ca- ganizaciones de masas aspiraban a tálogo más la preparación del personal ellos por la misma razón, pues se quedaba a cargo de la Biblioteca Nacio- prestaban para conmemoraciones pa- nal José Martí, mientras que el presu- trióticas, la recreación, baile y reunio- puesto lo ponía el CNC; posteriormente nes. En esos lugares enarbolé el las bibliotecas pasaron al Poder Popu- lema que me acompañó a los otros lar en cuanto al mantenimiento e lugares que visité como Camagüey y insumos, sin que existieran las conexio- Sancti Spíritus, acompañada por nes naturales entre la provincia, sus Blanca Rosa Sánchez, quien era real- municipios y sus bibliotecas lo suficien- mente experta en la distribución de temente fortalecidas. los espacios.

Al hacer estas notas en rememoración A la subdirectora se le oía decir con me doy cuenta que aquella subdirectora gran firmeza que la biblioteca estaría llegó a tener una oratoria estratégica de a al servicio de adultos, jóvenes y ni- la que antes no se había dado cuenta, ños, esto es, de todo el pueblo con sus y las casualidades la ayudaban. Cuan- mujeres y sus trabajadores; quienes do al faltar la casa para la Escuela se podrían llevar el libro a su casa, y que enteró que en el Vedado, en Calle 11 y además contribuiría con su servicio al 4 había una de las residencias de Julio desarrollo de la cultura. En ella se po- Lobo cerrada, y que quien respondía drían celebrar reuniones de otros sec- por ella era Xiomara Lancis, directora tores, siempre y cuando se pidiera administrativa del Ministerio de Rela- autorización. ciones Exteriores (MINREX), ya que este organismo había tenido allí su pri- Solamente Guantánamo en aquel mo- mera escuela para cuadros jóvenes. mento fue reacio a enseñar un edificio Fue a verla rauda y veloz y de allí sa- con distintas justificaciones, sin dejar de lió con las llaves. hacer sentir que ellos esperaban a la directora María Teresa Freyre de Después fui a la provincia de Orien- Andrade. De pie, sin dar lugar a sen- te y en recorrido de una semana con tarse, la conversación con Rita Díaz y sede en mi propia casa (en Holguín), Ramón Nuño se dio por terminado el visité Santiago de Cuba, Bayamo y encuentro. Por lo tanto, la subdirectora Manzanillo y por supuesto como en tuvo que volver al transporte que le ha- todas partes visité a las autoridades bía prestado el representante del CNC,

83 Miguel Ángel Botalín, para regresar a de sus propias autoridades. Cuando se Santiago de Cuba. El empeño de ellos empezó a escribir este trabajo, la –y de los arquitectos– era una nueva subdirectora, buscando papeles de ese construcción, porque no había otra opción tiempo, dio con unas palabras propias, por el deplorable estado de los edificios, escritas a máquina con correcciones inclusive se refirieron a que allí había su- de su propia letra a lápiz que fueron ficientes materiales de construcción. las de inauguración de la biblioteca Martí de la ciudad de Santa Clara. En Bayamo, Efraín Montoya apoyó la propuesta para rescatar el edificio que Ella casi sufre un shock, porque no las tenía grabado y bien destacado al frente recuerda. En primer lugar excusa la y que por sí solo se imponía, 1868; fe- ausencia de la doctora María Teresa cha del Grito de Yara, cuando Carlos Freyre de Andrade en aquella inaugu- Manuel de Céspedes dio la libertad a ración, cuyo proyecto impulsó directa- sus esclavos y comienza la gran Gue- mente, pero en la misma fecha había rra de los Diez Años por la independen- sido designada para participar en una cia de Cuba ¿Cómo pues desecharla? reunión de la UNESCO en México. Ni muy grande y nada chico, aquel edi- Las palabras terminan hablando de ficio así marcado pero utilizado como Martí y su amplísima cultura por las almacén se convirtió en su destino. En constantes lecturas que le permitieron Manzanillo también visitamos y nos re- ser el vocero de todo lo nuevo que sur- unimos con distintas autoridades, Nor- gía en el mundo, y de la presencia de ma Villiers nos atendió junto a Roque V. I. Lenin en todas las bibliotecas im- González, de las Organizaciones Revo- portantes en su exilio. Y al final siendo lucionarias Integradas (ORI) y Reinaldo estas mis palabras, sigo sin recordarlas. Somoza, de la Junta de Coordinación, Ejecución e Inspección (JUCEI). Las Los que me atendieron en Holguín, fue- Tunas también se hizo eco del compro- ron Víctor González, de las ORI y miso para fundar su biblioteca y contri- Adenis Sarmiento, de la JUCEI. Allí no buir a su adaptación y equipamiento, me fue difícil el entendimiento y hasta pero en ese momento no podían toda- se llegó al cómo equipar de mobiliario y vía pensar en el inmueble. equipos al antiguo Liceo para convertir- lo en biblioteca B con todo lo necesario Santa Clara resultó un caso especial; para su funcionamiento. Su nombre tam- su biblioteca no fue ni de las primeras bién lo pusieron ellos “Alex Urquiola”. ni de las últimas de aquella etapa en nacer como era debido. María Teresa Así mismo ocurrió en Camagüey don- se empeñó en ser ella la que fuera a de en otra fecha, Luis Suardíaz y Joa- discutir el problema del edificio con las quín Torres representaban al CNC. autoridades de la ciudad. Como en to- Ellos nos citaron a Blanca Rosa y a mí das partes, existían las conocidas aspi- para el día siguiente después de la Ple- raciones respecto al Palacio Provincial, naria. Muy temprano llegamos a sus pero no tuvo problemas y lo consiguió oficinas radicadas en la aristocrática con todas las prerrogativas y el apoyo Sociedad de los Terratenientes. Cuan-

84 do llegaron, ya nosotros habíamos re- No creo que pasaran más de unas se- corrido todo el edificio. La intención manas cuando Alejo llegó a la direc- que tenían era mostrarnos algunas co- ción de la Biblioteca Nacional a sas a disposición de la biblioteca, y ape- saludar a María Teresa –en mi pre- nas llegaron les expresamos que no sencia–. Él, expresaba el gozo de su había que ver ningún otro emplazamien- regreso y se congratuló con la opor- to porque ya lo habíamos visto todo. tunidad de María Teresa para echar a Blanca Rosa –muy expresiva y gozo- andar planes no soñados para una ins- sa como siempre de la disposición de titución como lo era la Biblioteca Na- espacios–, tomó la palabra y apenas me cional que renacía. dejaba hablar, dando una explicación certera sobre dónde iba esto y aquello: Bien se sabe lo grata y expresiva que era el trabajo interno y los servicios, fon- la conversación del ya destacado escri- dos y salas; referencia y biblioteca in- tor cubano. Esa visita, no fue la única. fantil y hasta creo que allí mismo se le preguntó como la llamarían, ahora sólo A mediados del año se apareció en mi sé que ha sido una de las mejores y su oficina, vociferando como solía hacer, nombre es “Julio Antonio Mella”. moviendo de arriba-abajo los brazos: “Chica, no encuentro el libro de De la subdirectora también había que Mañach sobre Martí. Debe estar pre- decir que cuando tenía el compromiso sente en la colección para el Festival de decir unas palabras, para no fallar del Libro Latinoamericano dedicado a y salirse del tema, llevaba escrito sus Cuba. Sólo me falta ese para comple- decires. Pero a veces sí le daba bien tar la Colección ¿Cómo pudiera encon- a la discusión en las reuniones, dándo- trarlo? La Biblioteca no lo tiene. Te se cuenta además que en general en prometo la primera edición cubana...”. las ciudades y pueblos de provincia Y yo lo tenía, así que le riposté que no existe una especie de reserva con la se agitara más que le traería el mío. “injerencia” de la capital. Los planes nacionales como la red de bibliotecas, El primer lanzamiento se hizo en el Sa- me di cuenta que en algunos lugares lón de Reuniones de la Biblioteca que había que plantearlos como sugeren- nosotros aún no habíamos usado. Era cias, y a veces las reticencias venían el Primer Festival del Libro Cubano con de los lugares más olvidados y no por la Revolución en el poder. Las fotos de el pueblo en general, sino por perso- ese día recogen la solemnidad de los nas en particular... rostros, tanto de Carpentier y José An- tonio Portuondo como de la directora y subdirectora que recibían la donación.

Para abril del Año de la Liberación es- A posteriori, en 1966, otra vez Alejo taban reinstalados en Cuba, proceden- estaba más que nunca presente en la tes de Venezuela después de catorce Biblioteca. Frisaba sus 62 años y 45 de años de residir en ese país, Alejo y Lilia trabajo intelectual cuando había tenido Carpentier. un rotundo éxito editorial por El siglo de

85 las luces, y la dirección de la institución bién vivió, recogió los decires de nuestro acordó hacer una bibliografía activa y pueblo ya mestizo en su cultura. pasiva de su obra a nuestro alcance. Otro decir guardo, para un punto final Él aportó toda la documentación que le de mi memoria sobre la Biblioteca Na- valió el acondicionamiento y atmósfe- cional José Martí y del hombre que ra del desarrollo de su obra, que en ex- siempre aprecié como nuestro escritor posición, resultó ser del mayor interés mayor. Al verlo en el hogar junto a Lilia, al público. Graziella Pogolotti escribió la en la oficina de Caracas, en Cuba, en introducción al catálogo y a la bibliogra- su casa de París y en su oficina de la fía con bisturí por pluma, y no por bre- Embajada cubana como Ministro Con- ve, dejó de ser un análisis acucioso de sejero, donde con gran celo de consa- la esencia de su obra en general, hasta grado diplomático cumplió en algunos ese momento. Recopilada en aquella momentos la máxima autoridad y res- ocasión por Marina Atía esa obra siguió ponsabilidad cuando le tocó hacerlo, incrementándose tanto como su biblio- bien comprendí, su entrega completa... grafía pasiva. Ediciones y reediciones se sucedieron en todas las lenguas uni- versales, lo que da lugar a una de las bibliografías más amplias de autor, que Este último período, el llamado período en seguimiento constante se actualiza especial ha afectado a todo el país y a por Araceli García Carranza, la respon- algunos frentes más que a otros. Faltó sable de la bibliografía nacional. la luz eléctrica con apagones diurnos y nocturnos; hubo que reducir horarios; el Alejo sabía que sus papeles son patri- transporte se hizo imposible para los tra- monio; por eso, sin alarde alguno, hizo bajadores de todas partes; el correo y la entrega de su mayor tesoro en va- la correspondencia con la Biblioteca se rias etapas hasta terminar la entrega afectó más; la falta de colaboración cuando ya lo habían elegido primer Pre- externa impidió las operaciones mer- mio Cervantes de Cuba y primer Pre- cantiles y no mercantiles y en ello iban mio Cervantes de América Latina, en los libros de nueva edición sobre Cuba reconocimiento a lo que representaba y extranjeros en general, por lo que dis- para él la Biblioteca Nacional de Cuba. minuyeron al máximo las librerías, la prensa y las revistas, mientras que las Ese gesto reafirma algo de su mayor divisas también disminuían, y las urgen- interés, pues así hace gala de su más cias y prioridades eran muchas. Todo auténtica realidad: su cubanía. fue peor de momento por la caída de los países de Europa del este y la pro- El campo de una parte, “la ciudad de las pia Unión Soviética, y en resumen no columnas” –La Habana– de otra, le de- hubo cómo adquirir equipos e insumos jaron de la España vetusta, la picaresca faltantes, lo que en aquel momento em- –que nunca fue vetusta– y el Cervantes pezaba a hacerse realidad. mismo; y del parque, cuyos bordes tam-

86 Sin embargo, también puede decirse que periencia de servicio y control de libros y si no había bombillos, la Biblioteca no publicaciones según llegaban a la institu- cerró del todo, aunque su horario se res- ción, cuando ya había bibliotecas impor- tringió. La clasificación y catalogación tantes en el mundo. continuó, a pesar que el personal de ex- periencia se jubiló en la medida de lo po- Nuestra Biblioteca Nacional y las de sible. El servicio en las salas se provincias y municipios, a esta altura, demoraba mucho. Hubo un estancamien- requieren mayor presupuesto y acceso to real y general entre tres y cinco años. a insumos, acorde con el adelanto y de- La recuperación empezó; lenta y sin dar sarrollo en Cuba de las escuelas y el marcha atrás se hace sentir también en nivel de instrucción alcanzado. la Biblioteca Nacional José Martí. Anteriormente sólo a nivel personal, los Sin embargo, hemos de confirmar que integrantes de la clase media profesio- es mucho más difícil la recuperación nal, podían tener todos los libros a mano que la creación, cuando se pierden al- en su casa. Ahora ni a los millonarios les gunas conexiones indispensables. Apar- caben en sus distintos palacios, porque te, es hora también de revisar los las opciones son también millonarias tan- métodos de trabajo cuando además es to de libros importantes, como de publi- época de adelantos tecnológicos que caciones seriadas, hasta el grado, de que enriquecen las posibilidades infinitas la computadora se hace también indis- para la actividad informática. No es el pensable. Por todo ello entiendo que en tiempo de Martí. Tampoco el de cua- el centenario de la Biblioteca Nacional renta y dos años atrás. José Martí, y dada la supervivencia del organismo, llegó la hora de hacer valer También es hora de reconocer con más sus necesidades materiales. Ya mar- quilates a la profesión del bibliotecario; chan... pero hay que apurarlas. el que quiera puede hacerse además informático o viceversa. El resultado de su trabajo es tan indispensable como el del médico. Estos profesionales son tan Notas indispensables al lado de los científicos, 1 Sejourné, Laurette. Testimonio. La mujer cubana investigadores, como al lado de los hu- en el quehacer de la historia. México : Siglo XXI, manistas en general, aunque ni el mé- 1980. p. 227. dico ni el bibliotecario ofrecen Contiene discursos de los primeros años del dividendos materiales, su trabajo, en un Comandante Fidel Castro y múltiples caso salvar vidas y en el otro la histo- testimonios. ria y la actualidad de las ciencias, las 2 Aungerville, Ricardo de (Ricardo de Bury 1345). técnicas y las artes. Filobiblion. Madrid, Aguilar, [194 ] “Crisol” pág. 131-133. Esta profesión, en Cuba, no tiene más que 3 Kuchilán era el seudónimo de un periodista unos sesenta años de vida. Recordemos popular del periódico Prensa Libre y esa frase que teníamos muy pocos profesionales y era su “excerta”. unos menos, “los estacionarios”, con ex-

87 mar, severa, el silencio necesario. Lue- La maravilla en go, en los meses que siguieron al golpe de estado de Batista, compartimos la redacción de un periodiquillo clandesti- los predios de no, de breve circulación, nombrado El cubano libre. Supe después de su re- Boloña novado exilio –el otro había sido en la Graziella Pogolotti época de Machado– cuando entre tan- tas víctimas, cayeron sus tíos, los her- Ensayista, profesora de la Universidad de La manos Freyre de Andrade. Ahora, Habana y vicepresidenta de la UNEAC pensaba, habían transcurrido cerca de siete años desde nuestro último encuen- tro.

A la memoria de Regina Trobo Para mi sorpresa, María Teresa me re- cibió efusivamente. Sin preámbulos, me Era una mañana de marzo del cin- ofreció trabajo. Confundida, le dije que cuenta y nueve. Decidí pasar por la no era bibliotecaria. No importa, res- Biblioteca Nacional para testimoniar pondió tajante y añadió una frase que mi felicitación a Maruja Iglesias, re- escuchaba por primera vez y le escu- cién nombrada subdirectora. Al ver- charía repetir a través del tiempo con me, me preguntó si quería saludar una frecuencia casi obsesiva: tú lees. también a María Teresa Freyre de Una biblioteca es, ante todo, un centro Andrade, que se estrenaba al frente de cultura. Insegura, yo seguía vacilan- de la institución. Vacilé. Apenas la co- do. Podemos probar durante tres me- nocía y pensé que ella no recordaba ses, añadió. En pocos minutos, todo nuestros escasos encuentros. En mis estaba arreglado. A la mañana siguien- días de estudiante, cuando el parloteo te, a partir de las ocho, yo empezaría rompía los límites de lo permisible, la mis funciones como asesora del Depar- había visto asomarse a la puerta de la tamento de Selección y Adquisición de hemeroteca universitaria para recla- libros. En un abrir y cerrar de ojos, casi

De izquierda a derecha: María Teresa Freyre de Andrade, Juan Pérez de la Riva, María Teresa Linares, Argeliers León, Israel Echevarría, Sara Fidelzait, Dolores Rovirosa, María Iglesia, Tauler. 88 por azar, se iniciaba para mí un inten- Poco a poco se fue articulando el pe- so aprendizaje. Descubrí la inmensa culiar equipo intelectual al que corres- alegría alentada por el trabajo creador pondería participar en el diseño cultural forjado en la cohesión de un equipo de la institución. No recuerdo ya con heterogéneo, unido por propósitos co- precisión las fechas y las circunstan- munes. Mi admiración por María Te- cias, quizás tan azarosas como las mías, resa no ha dejado de acrecentarse. Al que determinaron la llegada de cada verla tan frágil, comprendí el poder uno. Cintio Vitier y Fina García Marruz multiplicador de la pasión. Sólo ella se entregaron a la exploración del si- puede remover montañas. Maruja Igle- glo XIX. Eliseo Diego orientó el modo de sias me comentó en alguna oportuni- acercar a los niños a la afición por la dad que, cuando el primer hombre lectura. Preparó personalmente el es- pisara la luna, detrás llegaría María pacio en semipenumbra para las na- Teresa para instalar una biblioteca. Su rradoras entrenadas por él. Allí en una padre, el general Freyre de Andrade, atmósfera propicia, la imaginación de los a quien veneraba, había contribuido a pequeños, sin reconocer trabas ni fron- fundar patria. En el amanecer de la teras, se desataría a plenitud. Para or- Revolución, a ella le tocaría fundar bi- ganizar el Departamento de Música, una bliotecas. convocatoria pública invitaba a formu- lar proyectos. El más interesante resultó La impaciencia suele acompañar a la ser el de Argeliers León. Junto a Ma- pasión. De salud precaria, inmersa en ría Teresa Linares, promovió audiciones una época en la que la historia parecía musicales, publicó partituras y una re- andar a golpe tendido, María Teresa vista especializada. María Elena Jubrías quería inundar de libros y de vida aquel tuvo a su cargo libros, reproducciones edificio marmóreo, erigido como un de arte y diapositivas, todo ello comple- mausoleo destinado a honrar una cul- mentado con la sistematización de cur- tura petrificada. En las librerías de la sos y conferencias sobre historia del ciudad encontré almacenes abarrota- arte. Zoila Lapique se sumergía en el dos con obras que nadie había estado estudio minucioso de fuentes documen- en condiciones de comprar. Así empe- tales, sin renunciar por ello a su gusto zamos a cubrir inmensos vacíos exis- por la música y, en particular, por la ópe- tentes en nuestros fondos bibliográficos. ra italiana. Mientras preparaba sus Mientras tanto, arrumbados en la estan- Memorias de una cubanita que na- tería de la Biblioteca aparecían docu- ció con el siglo, Renée Méndez Ca- mentos valiosos. Cada hallazgo era una pote intervenía en casi todo. Polígrafo, sorpresa. Cada sorpresa ofrecía el re- dueño de un saber que parecía abarcar- galo de una íntima celebración. Y yo no lo casi todo, Juan Pérez de la Riva pro- dejaba de evocar el viejo Castillo de la seguía sus indagaciones históricas y Fuerza, donde José Antonio Ramos demográficas, atendía la revista y res- padeció la angustia infinita de su impo- cataba hermosos mapas antiguos. Cas- tencia, carente de patrocinio en su in- carrabias aferrado a su sempiterna pipa, tento desesperado por preservar el en diálogo íntimo con María Teresa de- patrimonio de la nación. jaba caer alguna ácida observación. Ya 89 a solas, ella se limitaba a acotar: “la Bi- definían proyectos. Oxigenada, la san- blioteca lo necesita y mi deber es es- gre parecía estallar en las venas. cucharlo”. Formada profesionalmente en Francia, Heterogéneo por origen, edad y hasta donde pudo conocer las grandes colec- por vínculos con tradiciones intelectua- ciones patrimoniales, María Teresa les e ideológicas diferentes, el grupo lo- Freyre de Andrade estudió también el gró singular coherencia y organicidad trabajo de las bibliotecas públicas nor- en la articulación y puesta en práctica teamericanas. Conjugó esas experien- de las estrategias requeridas para la cias con una concepción lúcida de las proyección cultural de la institución. necesidades culturales y sociales de un Compartíamos una vocación de servi- país subdesarrollado en el que se esta- cio y aspirábamos a contribuir, con los ba llevando a cabo un dinámico proce- medios a nuestro alcance, a la confi- so de transformación. El impulso guración del sueño, siempre posterga- renovador de la Revolución y la quie- do, de una república justa y soberana. bra de las estructuras establecidas im- Pero, la capacidad desplegada por Ma- plicaban, en términos reales, el acceso ría Teresa en el empeño de aglutinar a derechos hasta entonces calculados voluntades desempeñó un papel deci- y, entre ellos, la posibilidad de adueñarse sivo. Supo establecer el equilibrio de zonas del saber, siempre vedadas exacto entre el talento particular de para las grandes mayorías. Un público cada uno y el diseño de una platafor- nuevo, ansioso por aprender, empeza- ma hacia la que convergían los esfuer- ba a llenar el salón de conferencias. zos individuales. Trabajar dejaba de ser Algo más tarde, campesinos recién un deber para convertirse en una fies- alfabetizados acudirían, de la mano de ta. En cada éxito individual reconocía- sus hijos, a solicitar libros de las biblio- mos, intangible, una parte de nuestra tecas viajeras. obra. Disciplina y libertad coexistían en plena armonía. Atenta a este contexto, María Teresa elaboró una concepción original del tra- Como un general en campaña, de bajo que habría de corresponderle a una cuando en cuando, María Teresa hacía Biblioteca Nacional. Constituye, a mi sonar una clarinada. Una convocatoria entender, un modelo para cualquier país urgente nos reunía, en círculo apreta- en vías de desarrollo. Era indispensa- do, en su despacho. “Estamos en cri- ble, en primera instancia, defender, res- sis”, afirmaba tajante. Cada cual se catar y preservar los bienes apresuraba a explicar lo que se venía patrimoniales. Por desidia o por irres- haciendo, lo previsto para las próximas ponsable venta al mejor postor, mucho semanas, los planes en ejecución. “Es se nos había ido entre las manos, tal y cierto”, afirmaba. Y añadía: “pero es- como seguía ocurriendo en muchas zo- tamos demasiado satisfechos. Nos va- nas del tercer mundo. Así lo comenta- mos quedando dormidos y el que se ba entonces, en sus frecuentes visitas, duerme, muere”. Con ese estímulo, Ángel Rama quien había visto, desde la empezaban a multiplicarse las ideas. Se Nacional de Montevideo, escapar mu-

90 chos tesoros bibliográficos de su país. seño de las futuras bibliotecas. Pero el El Departamento de Colección Cuba- momento reclamaba también la rápida na se dedicó a una intensa labor de sal- incorporación de los avances de la cien- vaguarda y de búsqueda para recuperar cia y la técnica a las necesidades del cre- lo perdido en tiempos de abandono. cimiento económico. María Teresa se propuso abrir un nuevo departamento Esa obra esencial se unió a un progra- destinado a ofrecer información actua- ma de acción, típico de una biblioteca lizada a los especialistas vinculados a la pública moderna, dirigido a sembrar há- investigación en las áreas emergentes de bitos de lectura y a fomentar el interés la producción. La indispensable solicitud por la música y las artes plásticas. de un aumento de personal técnico de- dicado a esos fines coincidió con una eta- A todo ello se añadía que la Nacional pa caracterizada por las medidas se convertía en matriz generadora de dirigidas a frenar el aumento de la bu- una red extendida paulatinamente a lo rocracia estatal. Le pedí un tiempo de largo de la isla. La centralización ga- espera. Insistió en su propósito. Releva- rantizaba, en aquellas circunstancias, el da del cargo, recogió en pocas horas sus aprovechamiento óptimo de la escasa escasos papeles y salió sola, en silencio. fuerza de trabajo disponible. Según el modelo establecido, en cada capital de Un breve ensayo de Fina García provincia, una biblioteca cumplía, a ese Marruz contrapone las personalidades nivel, la doble función, a la vez patri- de Gracián y Martí. En el primero, afir- monial y socializadora. ma, dominaba la cautela; en el segun- do, la pasión. María Teresa Freyre de Como si pensara que el tiempo se le Andrade era de estirpe martiana. Indo- estaba acabando, la impaciencia la de- blegable, siempre fiel al destino de su voraba. Un mapa de Cuba tenía seña- país, prosiguió su tarea de servicio lados los puntos de la geografía donde como profesora de la Universidad de se proyectaban zonas de desarrollo agrí- La Habana. cola e industrial. A las necesidades de cada una de ellas se acomodaría el di-

91 quien logró convertirla, con sus múlti- El escritor y la ples y concertados departamentos, en una biblioteca coral o polifónica, no obs- Biblioteca* tante su impecable silencio. Durante los quince años que, en com- pañía de mi esposa, trabajé como inves- Cintio Vitier tigador literario, y después también como responsable de la Sala Martí en Investigador martiano, poeta y ensayista el entonces flamante edificio alzado frente a la Plaza de la Revolución, pude acercarme íntimamente a dos realida- des de las que tenía muy vagas refe- La patria de bibliófilos tan ilustres como rencias: cómo es una biblioteca pública Antonio Bachiller y Morales, de quien por dentro y cuáles son las caracterís- José Martí dijera que es “el autor que ticas de la profesión bibliotecaria. más materiales ha allegado acaso para la historia y poesía futuras de un pue- El trato con los libros, incluso como ob- blo”,1 o Carlos M. Trelles, “considera- jetos atractivos antes de ser legibles, do con razón –apunta Ambrosio Fornet me resultaba familiar desde la infancia, en su precioso estudio El libro en pues la casa en que me crié en Matan- Cuba– uno de los grandes bibliógrafos zas era una escuela, como la bibliote- de la humanidad”,2 se enorgullece y ca personal de un maestro de la cultura alegra de recibirlos a ustedes, servido- cubana. En efecto, mi padre, Medardo res mundiales de la lectura que Vitier,5 desde la perenne modestia de dignifica, enriquece y hermana a los sus recursos económicos, había acumu- hombres. lado una escogida colección de libros preferiblemente cubanos e hispanoame- Por eso lo que se refiere a la praxis ricanos, con no pocos clásicos españo- específicamente bibliotecaria, también les y de lengua inglesa, muchos de ellos podemos los cubanos mostrar un hon- procedentes de la legendaria colección roso expediente, desde la fundación de del bibliógrafo José Augusto Escoto,6 la Biblioteca de la Sociedad Económica esposo de la inolvidable memorialista de Amigos del País en 1793 hasta nues- matancera Dolores María Ximeno.7 tros días, con figuras de relevantes mé- ritos, como las de Domingo Figarola Intuitivamente empecé a distinguir, en Caneda,3 primer director de nuestra Bi- aquellos mis primeros años de cuader- blioteca Nacional, y María Teresa Freyre nos escolares y convivencia oscura y de Andrade,4 refundadora de esa insti- diaria con los volúmenes de mi padre, tución desde el triunfo revolucionario, que al estar en sus manos, entrar por

* Este trabajo apareció publicado en el Booklet Cero de la 60ª Conferencia General de IFLA, celebrada en La Habana del 21 al 27 de agosto de 1994. pp. 5-9. [N. de la E.]

92 sus ojos y viajar por su alma, ya no eran eran alineamientos de académica pas- iguales a los que, aunque con idéntica ta española, sino estantes atestados por apariencia, quedaban solos y como de- una hibridez tan indescifrable como fa- solados o expectantes en las vidrieras bulosa. y los mostradores de la Casa Merca- do, la librería principal de Matanzas; No me eran desconocidas ya, por otra ni debían ser tampoco iguales a como parte, las emociones como iniciáticas habían sido en las manos del amigo de las primeras visitas de estudiante y coleccionista y anticuario, cuyas con- de estudioso a la Biblioteca de la coli- versaciones con Lola María –la de na universitaria, donde tuve que extrac- Aquellos tiempos...–, en las mecedo- tar horribles mamotretos de las Cortes ras de la Biblioteca Municipal según españolas; a la Municipal, dirigida por contaba mi padre, le hacían pensar que un valioso e infatigable bibliógrafo, todas las figuras, mayores o menores, Fermín Peraza Sarausa;11 y a la más de la cultura cubana, eran para ellos venerable de todas, la de la Sociedad como parientes de su familia personal. Económica de Amigos del País, ya plantada en el espacio abierto de Car- Iba descubriendo así los distintos modos los III con cierto aire griego, donde en de ser y actuar del libro, de los libros que parte compuse, desflorando ejemplares ya en nuestra casa de La Habana esta- dedicados e intensos, mis Cincuenta blecerían diálogos nocturnos entre la bi- años de poesía cubana (1952). Era el blioteca pensadora, en los bajos, de mi encuentro extraño y de pronto entraña- padre, y las estanterías poéticas de mi ble con los libros de nadie, los que sa- esposa y mías, mezcladas pero no idén- bemos que nunca serán nuestros, los ticas, con sabores tenaces de sus ca- que uno lee como despidiéndose, y que sas de origen, en los altos. tiene que devolver a un silencio que desconocemos. Incluso creo recordar Otras bibliotecas privadas me impresio- una visita, ya no sé si real o soñada, a naron, como la Enrique José Varona8 una sala de lectura con ventanales ma- cuando, presidida por una estatuilla de rinos, y allí relampagueaba, pletórica y la Victoria de Samotracia, fue traslada- sarcástica, la amarga cubanía de otro da al Ateneo de La Habana para can- fiero defensor de nuestros libros: José doroso orgullo de su presidente, José Antonio Ramos.12 María Chacón y Calvo,9 curtido por so- les de playas y serranías a la vez que Pero entrar a trabajar en 1962 en las doblegado por infolios e incunables; y la celdillas llamadas cubículos de la Biblio- de José Lezama Lima10 en su casa-gru- teca Nacional José Martí bajo la direc- ta de Trocadero 162, cuyas columnillas ción de María Teresa Freyre de salomónicas parecían invitar a una sa- Andrade, tener acceso a sus misterio- biduría otra, como si allí pudieran es- sos almacenes levemente recorridos por tar reducidas alquímicamente las los pasitos de Carlos Villanueva,13 duen- inmensas bibliotecas de los egipcios y de tutelar de todos los bibliotecarios los monjes medievales, pero lo que uno habaneros, con la compañía de un sú- veía, contrastando con la de Varona, no bito y maravilloso grupo de amigos,

93 más bien amigos que se sumaban a los gunas de formación científica, en apa- que ya la fortuna nos había regalado, sionados investigadores “internos”. Bas- como Eliseo Diego,14 Octavio Smith,15 ten como ejemplos el trabajo de equipo Cleva Solís,16 y Roberto Friol,17 fue realizado sobre nuestro primer periódi- como salir de la habitación de estu- co, El Papel Periódico de la diante solitario de cualquier instrumen- Havana,18 o los estudios individuales to y entrar a formar parte, según ya llevados a cabo por Fina García lo dijimos, de un conjunto polifónico, Marruz19 sobre Domingo del Monte, que en realidad era el hogar soñado de por Octavio Smith sobre Santiago Pita, lo que Juan Ramón Jiménez llamara el por Roberto Friol sobre Cirilo Villaverde “trabajo gustoso”. y Juan Francisco Manzano, o la crítica en el siglo XIX cubano por quien les ha- Investigadores, poetas, referencistas, vi- bla,20 además de la inspirada dirección gilantes de sala, catalogadoras, usuarios que tuvo en manos de Eliseo Diego el cotidianos de todas las edades, departamento de literatura para niños. contadoras de cuentos para los niños, Otros ejemplos mayores nos ofrecían responsables de almacén, obreros de cotidianamente –y no podemos aquí ser mantenimiento, bibliógrafos, colaborado- exhaustivos– Juan Pérez de la Riva,21 res de la revista, empleados de Heme- sabio escrutador del pasado colonial, y roteca, de Información, de Humanida- Renée Méndez Capote,22 desenfadada des, Ciencia y Técnica, Arte y Músi- y encantadora memorialista de la ca, Publicaciones, Selección, Canje y seudorrepública. Distribución, Taller de Encuadernación, todos aprendimos juntos en aquellos Lo que he querido sugerir con estas rá- años que una biblioteca pública no es pidas evocaciones es que el escritor un depósito de libros sino un concierto doblado en investigador, integrado a un admirable de vocaciones silenciosas, trabajo bibliotecario común, constituye una especie de religión laica, y un or- una especie de creador distinto que se ganismo reproductor de cultura viva e enriquece con posibilidades inesperadas irradiante para la comunidad. Al poner- y puede rendir nuevos servicios a la se en contacto el escritor –no como comunidad intelectual. usuario externo, sino como partícipe in- terno del quehacer bibliotecario– con Por otra parte, a mi esposa y a mí nos fondos que en nuestro caso eran los de tocó la suerte de fundar, el 28 de ene- la entonces llamada Colección Cubana, ro de 1968, la Sala Martí, que prestaba surgen proyectos creativos que en la un servicio especializado a investigado- soledad de la propia Biblioteca no se res y estudiantes, de la que fue órgano hubieran propiciado. Esos fondos, que el Anuario martiano, publicación infor- ya dejaban de ser “de nadie”, empeza- mativa y crítica que, según palabras del ban a actuar imaginativamente en el profesor Manuel Pedro González,23 excitante tránsito del escritor al inves- “serviría como punto de enlace y fuente tigador. Así, mi esposa y yo, como nues- entre todos los martianos del mundo y tros amigos mencionados, nos principales bibliotecas universitarias y convertimos rápidamente, saltando la- públicas”. Para ello contamos, además 94 de la colaboración de estudiosos cuba- el dragón invisible de lo inapresable que nos y extranjeros, con un trabajo biblio- esos mismos libros, cifrados en su infi- gráfico sistemático que comenzó nitud como Libro de las mutaciones o Celestino Blanch Blanco,24 y continuó de las metamorfosis, persiguen ince- hasta nuestros días en el Anuario del santemente desde el más remoto origen Centro de Estudios Martianos, nues- de la escritura humana. tra prestigiosa bibliógrafa, alma de la hoy llamada Sala Cubana, y más tar- Entrar en la Biblioteca, pues, viene a de del Departamento de Bibliografía decirnos Lezama, no es entrar en un Cubana, Araceli García Carranza.25 edificio, sino en una persecución, en De no haber sido trabajadores de la una cacería sin fin que atraviesa los si- Biblioteca Nacional, no hubiéramos glos, pero es también entrar –utilizan- podido realizar este proyecto, que ha do un término refuncionalizado por llegado a significar un aporte serio y Ernest Robert Curtius– en un tesaurus constante al estudio nacional e inter- visible de lo invisible, palpable de lo im- nacional de José Martí. palpable. Monumento a una final sa- biduría que no sabemos dónde está, que Inspirado en sus estudios de la simultáneamente es una ignorancia pe- milenaria cultura china, José Lezama trificada, irónicamente monumentalizada, Lima opinó en una conferencia memo- y también única flecha –la de la utopía rable, titulada “La biblioteca como dra- de una gnosis integral o cultura defi- gón” y leída en la Biblioteca Nacional nitiva– que unos llaman todavía pro- en 1965, que “toda biblioteca es la mo- greso, y otros apocalipsis de todas las rada del dragón invisible”, a la vez que creencias, y otros la eterna futuridad “se apoya sobre la tortuga de espal- de lo desconocido, como gustéis. dar legible”.26 La Biblioteca, en suma, aunque parez- No nos asustemos demasiado. La tor- ca el lugar más quieto del mundo, en tuga aludida por Lezama es la legenda- las almas ejecutantes de sus servidores riamente nombrada Pei-hei, cuyo y usuarios, se mueve siempre hacia el espaldar interpretado por los sabios dio este, hacia donde sale el sol, como el lugar al llamado Libro de las mutacio- dragón inapresable del doctor Kunt-tse. nes o de las metamorfosis, especie de Y cuando digo “almas ejecutantes” explicación simbólica y omnicompren- vuelvo a mi primera impresión de la Bi- siva de la realidad universal, mientras blioteca como polifonía, “aquellas” el dragón en cuestión es el emblema de misteriosas servidoras que conocen los lo inapresable perseguido por el biblio- códigos secretos de las escrituras, que tecario de los príncipes, el doctor Kung- oyen al visitante en consulta tse (551-479 a.C). Lo que Lezama con penumbrosa como de confesionario o estas evocaciones nos recuerda es que de oráculo, que lo guían por laberintos la inmovilidad de la Biblioteca edifica- de las que sólo ellos, o “ellas” más da en medio de la ciudad, comparable bien, tienen la clave, que caminan por a la tortuga legible como Libro, es me- los corredores eternos de la Bibliote- ramente aparencial, porque en ella mora ca de Alejandría, que entregan son-

95 riendo el tesoro que ansía el príncipe, íntima y públicamente para que esa jus- quiero decir, el niño, el anciano, el obre- ticia exista y rija también en la Tierra, ro, el científico, el campesino, el estudian- es el deber de todos los hombres de te. Quiero decir, el único príncipe nuestro, buena voluntad. La justicia es belleza. el pueblo. Y más aún, que están dispues- La belleza es siempre creación. Fijas o tas a ser misioneros y misioneras capa- ambulantes, enormes o modestas, va- ces de curar a mudos y ciegos allí donde loradas siempre como el legendario dra- el texto, ese milagro humano, no haya po- gón hacia el este, hacia la región del dido entrar todavía en la carne de los des- nacimiento de la luz, las bibliotecas son poseídos, a los cuales pertenece como la templos de la creación humana, la que estrella a la noche. nos pertenece a todos.

Estoy hablando, amigos, si me excusáis “Un libro –escribió José Martí–, aun- memorias que quisieran despertar las que sea de mente ajena, parece como vuestras y metáforas que nos iluminan cosa nacida de uno mismo, y se siente la vida, de los valores, objetivos y res- uno como mejorado y agrandado con ponsabilidades de la profesión bibliote- cada libro nuevo”.27 La novedad, por caria e informática, y de su papel en el supuesto, no depende del libro solo, sino contexto social y económico contempo- de la recepción personal de quien lo re- ráneo. No pierdo de vista que el tema cibe. A ustedes, servidores y servido- central de esta Conferencia es “Biblio- ras de la escritura humana, corresponde teca y desarrollo social”, y que el la delicada tarea de trabajar diariamen- Preseminario de Matanzas, donde em- te con esa siempre imprevisible relación pezaron mis diálogos con el mundo de del lector y su texto, el que la necesi- los libros, se ha ocupado del más con- dad, el azar o el destino en cada caso movedor y útil de los proyectos de le deparan. Pero todo texto útil forma IFLA: el de las “Bibliotecas para la al- parte del destino de los hombres, que fabetización en comunidades geográfi- inventaron la escritura y todas las tec- cas y socialmente aisladas”. nologías posteriores, no para ser escla- vos de propios inventos, sino creadores, Hablar diferentes idiomas y tener que es decir, poetas de su propia libertad. ser traducidas nuestras palabras, me pa- rece que también justifica el recurrir al Contribuir a la poesía, a esa libertad, a ámbito de las vivencias, que siempre esa justicia, sin salir de los silenciosos actúan como vasos comunicantes, y al menesteres de vuestra abnegada profe- lenguaje de las imágenes, que son el sión, es el mayor honor que les deseo Pentecostés de la poesía. Mi convicción desde nuestra común aspiración a una más profunda es que la poesía, la cada vez más invencible fraternidad. poiesis, la creación, debe llegar a ser el centro de la sociedad planetaria, Notas como ya es, de hecho, el centro del 1 universo en que vivimos. Basta con- Martí, José. Obras completas. t. 5, p. 149. templar el cielo estrellado para conven- El mayor aporte de Antonio Bachiller y Morales cernos de que la justicia existe. Trabajar (1812-1889) a la bibliografía cubana figura en

96 sus Apuntes para la historia de las letras y de la Varona, maestro de juventudes (1937), Las ideas instrucción pública en la isla de Cuba (1861), en en Cuba (1938) y Martí, estudio integral (1954). cuyo tercer tomo apareció el “Catálogo de libros 6 José Augusto Escoto (1864-1935). En 1900 y folletos publicados en Cuba desde la sucedió a Carlos M. Trelles como director de la introducción de la imprenta hasta 1840”, con un Biblioteca Pública de Matanzas. En esta ciudad total de 1 020 títulos. publicó su Revista histórica, crítica y bibliográfica 2 Fornet, Ambrosio. El libro en Cuba. La Habana de la literatura cubana (1916) . : Editorial Letras Cubanas, p. 17. 7 Dolores María Ximeno y Cruz (1866-1934). Dentro de la gigantesca labor bibliográfica de Autora de Aquellos tiempos... Memorias de Lola Carlos M. Trelles (1866-1951), se destacan su María, publicado con prólogo de Fernando Ortiz Ensayo de una bibliografía cubana de los siglos en dos tomos (1928-1930). XVII y XVIII (1907), Bibliografía cubana del siglo 8 Enrique José Varona (1849-1933). Filósofo, XIX (1911-1915) en ocho volúmenes, y conferencista y crítico. Una de las figuras cimeras Bibliografía cubana del siglo XX ( 1916-1917), de la cultura cubana, con vasta bibliografía activa en dos volúmenes. y pasiva. 3 Domingo Figarola-Caneda (1852-1826). Fue 9 José María Chacón y Calvo (1892-1969). delegado de Cuba en el Congreso Internacional Humanista, filólogo y crítico de gran relieve. de Bibliografía y en el de Bibliotecarios, Como director de Cultura (1934-1944) de la celebrado en París en 1900. En Londres amplió Secretaría de Educación, creó la Revista Cubana sus estudios de biblioteconomía. En 1901 ocupó y la colección Cuadernos de Cultura. Fue la dirección de la recién creada Biblioteca presidente de la Academia Cubana de la Lengua Nacional, cuya revista fundó y dirigió de 1909 y del Ateneo de La Habana . a 1912. Se destacó por sus compilaciones bibliográficas, así como por la divulgación de 10 José Lezama Lima (1910-1966). Poeta, nuestras figuras literarias. ensayista y novelista. Fundador, con José Rodríguez Feo, de la revista Orígenes (1944- 4 María Teresa Freyre de Andrade (1896-1975). 1956). Una de las figuras capitales de la literatura Doctora en Ciencias Sociales y Derecho Público cubana contemporánea. de la Universidad de La Habana. Participa activamente contra la dictadura de Gerardo 11 Fermín Peraza Sarausa (1907-1969). Entre Machado. Crea en París el Comité de Jóvenes otras muchas, a él se debe la Bibliografía martiana Revolucionarios Cubanos. Cursa estudios publicada en 1954. Dirigió la Biblioteca bibliotecológicos en la Universidad de la Sorbona. Municipal de La Habana desde 1933 hasta 1959. Funda la Asociación Bibliotecaria Cubana y es 12 José Antonio Ramos (1885-1946). profesora de la Escuela de Servicios de Dramaturgo, novelista y crítico. Hizo estudios Bibliotecas, auspiciada por esta Asociación. de técnica bibliotecaria en la Universidad de Trabaja en la Biblioteca General de la Universidad Pennsylvania. Atendió la dirección de la Biblioteca de La Habana. Imparte clases de Técnica Nacional (1938-1946), para lo cual tradujo y Bibliotecaria (Escuela de Verano) en dicha adaptó las tablas de clasificación Dewey, que Universidad, donde figura desde su creación en fueron aceptadas por el I Congreso Internacional el claustro de profesores de su Escuela de de Archiveros, Bibliotecarios y Conservadores Bibliotecarios. Lucha contra la dictadura de de Museos del Caribe, celebrado en La Habana Fulgencio Batista y por ello vuelve al exilio. Al en 1942. Ese mismo año aparecieron sus Cartillas triunfo de la Revolución cubana, regresa a su patria del aprendiz de bibliotecario, en tres tomos. y reorganiza la Biblioteca Nacional José Martí. Crea la Red Nacional de Bibliotecas Públicas. 13 Carlos Villanueva Llamas (m. 1982). Fiel Funda la Escuela de Capacitación Bibliotecaria custodio de los primeros fondos de la Biblioteca (1962), hoy Escuela de Técnicos de Bibliotecas. Nacional de Cuba, donde inicia sus labores el 17 Fue directora de la Biblioteca Nacional desde de julio de 1903. Su historia laboral es parte de la 1959 hasta febrero de 1967. historia de la Biblioteca. Ocupa cargos de vigilante, estacionario, encargado de materiales y 5 Medardo Vitier (1886-1960). Educador y bibliotecario a partir de 1925. Transmite ensayista. Entre sus obras principales se destacan 97 ejemplarmente su pasión bibliotecaria a las inéditos, aunque de ellos se han publicado generaciones que le sucedieron hasta que, vencido capítulos en revistas. Juntos publicamos por la edad, se retira, después de 66 años de Estudios críticos (1964), Temas martianos (1969) labor, el 31 de octubre de 1969. Fue director de la y Flor oculta de poesía cubana (1978).También, Biblioteca Nacional desde 1946 hasta 1948. como trabajo en equipo con Roberto Friol, Celestino Blanch y Feliciana Menocal, la 14 Eliseo Diego (1920-1994). Poeta, narrador y Biblioteca Nacional, nos editó Bibliografía de la ensayista. Miembro del grupo Orígenes. De 1962 poesía cubana en el siglo XIX (1965). Recibió el a 1970 dirigió el Departamento de Literatura y Premio Nacional de Literatura en 1990. Narraciones Infantiles de la Biblioteca Nacional José Martí. Editados por este Departamento, 20 La crítica literaria y estética en el siglo XIX aparecieron sus ensayos “Los cuentos y la cubano / Prólogo y selección de Cintio Vitier. La imaginación infantil” y “Los hermanos Grimm y Habana : Biblioteca Nacional José Martí, 1968- los esplendores de la imaginación popular” 1974, 3 t. (1966). Obtuvo el Premio Nacional de Literatura 21 Juan Pérez de la Riva (m. 1976). Demógrafo e (1988) y el Premio Juan Rulfo (México, 1933). historiador cubano. Publicó, entre otros títulos, 15 Octavio Smith (1921-1987). Poeta, El barracón y otros ensayos, valiosa dramaturgo, narrador y crítico. Miembro del contribución metodológica y analítica a la grupo Orígenes. Fruto de su trabajo como investigación de las ciencias sociales. Asesoró investigador literario en la Biblioteca Nacional, la dirección de la Biblioteca Nacional José Martí es su estudio sobre el primer dramaturgo cubano: en el período 1959-1967, y dirigió la revista de Para una vida de Santiago Pita (1978). esta institución desde 1964 hasta su muerte. 16 Cleva Solís (1926-). Poetisa. Cursó estudios 22 Renée Méndez Capote (1901-1989). Escritora de bibliotecología en la Sociedad Económica de y periodista especializada en literatura para Amigos del País y en la Universidad de La Habana. jóvenes. Durante los años que trabajó en Trabajó en los Departamentos de Selección de la Biblioteca Nacional, tradujo del inglés Libros, Metódico, Ciencia y Técnica y Bibliografía Documentos inéditos sobre la toma de la Habana Cubana, de la Biblioteca Nacional. A ella se debe por los ingleses en 1762, con introducción, notas la catalogación del archivo de Dulce María Loynaz, y cartografía por Juan Pérez de la Riva y Premio Miguel de Cervantes (1992), así como su bibliografía por Juana Zurbarán, a la vez que bibliografía activa y pasiva. escribía sus Memorias de una cubanita que nació con el siglo (1963), que ha merecido varias 17 Roberto Friol (1928-). Poeta y crítico. Como ediciones. investigador literario de la Biblioteca Nacional, se dedicó principalmente a estudiar la novelística 23 Manuel Pedro González (1893-1974). cubana del siglo XIX –especialmente a Cirilo Profesor en la Universidad de Los Ángeles. Villaverde– y la vida y obra del poeta esclavo Juan Crítico especializado en el estudio de la obra Francisco Manzano, sobre el cual publicó en 1977 literaria de José Martí. Con Ángel Rama y Carlos Suite para Juan Francisco Manzano. También Pellicer, propuso en el Congreso por el compiló y prologó Narraciones (1990) de Tristán Centenario de Rubén Darío (Varadero, de Jesús Medina. noviembre de 1967), la creación de la Sala Martí en la Biblioteca Nacional. Las palabras que se 18 La literatura en el Papel Periódico de la citan a continuación forman parte de las que Havana, 1790-1805 / Textos introductorios de pronunció al inaugurarse dicha sala el 28 de enero Cintio Vitier, Fina García Marruz y Roberto de 1968. Friol. La Habana : Editorial Letras Cubanas, 1990. 24 Celestino Blanch Blanco. Bibliotecario de la En este trabajo, realizado en la Biblioteca Sala Martí de la Biblioteca Nacional y de la Fragua Nacional durante los años 1962 y 1963, Martiana. Publicó la Bibliografía martiana 1954- colaboraron también Celestino Blanch y Teresita 1964 y fue colaborador del Anuario Martiano. Batista. 25 Araceli García-Carranza. Bibliógrafa de la 19 Fina García Marruz (1923-). Poetisa, ensayista Biblioteca Nacional José Martí, institución en la y crítica. Integrante del grupo Orígenes. Sus que trabaja desde 1962. Ha publicado Estudios Delmontinos (1965) permanecen 98 repertorios bibliográficos y otras investigaciones epígrafe “Bibliografía”, en el Diccionario de la sobre la especialidad. Entre otras bibliografías, Literatura Cubana. La Habana : Instituto de ha compilado la obra de grandes figuras de la Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias historia y la cultura cubana: José Martí, Alejo de Cuba. Letras Cubana, 1980. t. 1, pp. 118-124. Carpentier, José Lezama Lima, Carlos Rafael 26 Lezama Lima, José. “Las eras imaginarias: la Rodríguez, Fernando Ortiz, Cintio Vitier, y otros; biblioteca como dragón”. En su: La cantidad es actualmente jefa del Departamento de hechizada. La Habana : UNEAC, 1970. p. 140. Bibliografía Cubana. Para tener una idea cabal del trabajo bibliográfico realizado en Cuba desde los 27 Martí, José. Obras completas, t. 16, p. 420. orígenes de nuestra cultura hasta 1975, véase el

Sala de lectura de la Biblioteca Nacional José Martí

99 una maravillosa facilidad para el apren- Regla Peraza dizaje y la enseñanza de lenguas aje- nas a la propia, valerosa y digna, amante de su patria cubana y dolorida Sarausa: la de su destino. estirpe En su más reciente visita me relató los sucesos que llevaron a su padre a la Franco Salazar muerte. Son cosas lastimosas y expre- Investigador y doctor en medicina sivas de las grandezas y miserias que han enturbiado nuestra historia en for- ma alternativa durante casi dos siglos.

Hija del General de la Guerra de Inde- Ese día, temprano en la mañana escu- pendencia, Francisco Peraza Delgado. ché su voz, que es una delicada com- Con semejante ascendencia, no nece- binación de fortaleza de carácter y sitamos encomios. Viuda del doctor nobleza personal. Se sentía muy mal y Víctor Llanos, médico excelente y ca- quería verme con premura. Ella, como ballero sin tacha. A sus ochenta y seis muchas personas, pertenece al grupo años trabaja de la mañana a la noche de quienes obtienen consuelo y alivio en enseñando idiomas: inglés, alemán, fran- una conversación, más que de los cés, italiano, y es el tronco familiar de fármacos, de los que abusamos sin ad- varias personas. vertir que el primer medicamento de la historia es la palabra. Durante años trabajó en nuestra Biblio- teca Nacional, en la que dejó Después de examinarla, nos sentamos, imborrables y pertenece a una estirpe ella frente a mí y comenzaron a fluir de cubanos de tal estatura moral e in- tristes y conmovedores recuerdos de telectual que admite muy pocas com- su vida. Del más desgraciado de todos, paraciones. Alguien tenía el deber de parte importante de nuestra historia, ob- rendirle tributo. Su hermano Fermín fue tuve detalles esclarecedores, que arro- un bibliógrafo notable, continuador de la jaron luz sobre hechos que tuvieron lugar tradición de Bachiller Morales y Trelles en agosto del año 1931, sangrientos, Govín. como casi siempre en nuestros avatares.

La conocí hace muchos años, junto a A principios de 1925, el general otra cubana ilustre, la doctora María Gerardo Machado Morales inició la Teresa Freyre de Andrade, entonces campaña presidencial para llegar a la directora del máximo centro cultural y primera magistratura de la nación. Le muy respetada en nuestros medios in- había precedido el doctor Alfredo Zayas telectuales. Alfonso, gobernante venal pero extraor- dinariamente celoso de los derechos y Inquieta, extrovertida y muy expresiva, virtudes de una sociedad civil y demo- honesta hasta el sacrificio, dotada de crática, a extremos que durante su man-

100 dato no se derramó una gota de san- se comprometieron muchos altos ex- gre cubana. Buscando apoyo a su oficiales del Ejército Libertador. candidatura el general Machado se aproximó al general Peraza y le pidió Ni los Veteranos ni el Partido Nacio- que lo acompañara durante la campa- nalista dirigido por el coronel Mendieta ña electoral; este accedió con una tuvieron éxito; el periódico de dicho Par- condición: “te ayudaré a ser Presiden- tido fue clausurado una semana des- te, pero te retiraré mi apoyo y lucharé pués de su primera tirada. Fracasados contra ti si te apartas del camino correc- los intentos por derrocar a Machado to”. Ellos fueron amigos y compañeros por vías pacíficas, el camino quedaba durante la lucha por la independencia, abierto a la insurrección. El General pero el general Peraza se reservaba el Peraza asumió la responsabilidad de tal derecho de criticarlo y le advertía que propósito en la provincia pinareña. nunca sería un incondicional. Sorprendido en Hoyo de Majagual, fue El general Machado ganó las eleccio- ametrallado junto al estudiante Chacho nes y gobernó ejemplarmente durante Hidalgo. Estaba sentado en su hama- cuatro años (1925-1929), pero, venci- ca cuando llegaron las tropas del ejér- do su mandato, dejándose llevar por los cito regular al mando de un oficial consejos interesados y la lisonja de sus recién graduado, hijo de otro oficial de más allegados colaboradores, extendió mayor graduación, que se había com- su mandato mediante una prórroga de prometido en el alzamiento. poderes. Traicionando ese compromiso, las fuer- Como es lógico, la oposición inició de zas militares fueron guiadas por el mis- inmediato la lucha contra la reelección mo práctico que había conducido al y por desalojarlo del poder. Uno de los general Peraza hasta el sitio en que instrumentos utilizados para esos fines cayó mortalmente herido. Su vida ter- fue la creación del Partido Unión Na- minó a los 76 años. cionalista bajo la jefatura del coronel Carlos Mendieta; otro, el llamado Con- Había cometido el error de situar como sejo de Veteranos, institución que agru- centinela a un amigo noble y patriota, paba a los viejos combatientes por la pero sin experiencia militar, quien se independencia y estaba liderada por durmió en su posta, y también fue ase- hombres notables, que habían obtenido sinado. El cainismo que tanto daño nos alta graduación en el ejército mambí y ha hecho, casi siempre indulgentemente gozaban de gran prestigio. soslayado por nuestros historiadores, hizo que los jefes militares comprome- El general Peraza honró las palabras tidos en el alzamiento, lejos de unirse a que había dirigido al entonces aspiran- él marcharon en su contra y lo asesi- te presidencial general Machado y fue naran. de los primeros en participar en la or- ganización de un movimiento de oposi- Las pertenencias del General Peraza, ción al gobierno establecido en el que un anillo, su revólver, la camisa y una

101 faja con hebilla de plata le fueron arre- Regla Peraza Sarausa, con sus 18 años batadas al cadáver y entregadas como de edad, le respondió al militar “Si us- trofeo de guerra al entonces goberna- ted no me autoriza a recoger y ente- dor de Pinar del Río. rrar a mi padre, yo llegaré hasta el cerco militar, me bajaré del automóvil Cuando llegó a La Habana la noticia de y caminaré hasta donde está papá. Si la muerte del general Peraza, el gene- me tiran, que lo hagan, pero me llevo a ral Herrera, jefe del Estado Mayor del papá o muero en el intento”. Ejército, pasó aviso a Reglita, entonces una jovencita de 18 años de edad, quien El brigadier Lores debió mirarla con haciendo gala de la entereza y la dig- respeto y admiración, porque de segui- nidad que orlan su vida y enaltecieron das le entregó la deseada autorización la de su asesinado padre trató de tras- y Reglita llegó hasta el cadáver del ge- ladarse al lugar de los hechos en Los neral Peraza, su padre. Palacios con la finalidad de reclamar el cadáver paterno. Dejo a nuestros historiadores la tarea de divulgar la figura honesta y valiente Ese noble objetivo no pudo lograrse por- del General Peraza. que las fuerzas militares habían sitiado la ciudad de La Habana impidiendo la A mí, me enorgullece el privilegio de ser entrada y la salida de ella a quien no amigo y médico de su hija doña Regla poseyera un permiso o salvoconducto Peraza, quien honra la memoria de su firmado por el jefe de la guarnición padre con su propia vida escribiendo habanera, brigadier Lores. una hermosa página de cubanía y tra- bajo honesto, más allá de lo que per- Rechazado su primer intento, con la miten su edad y su maltrecha salud. celeridad y energía que caracteriza sus actos, Reglita acudió al Castillo de la Así son los hijos de la Cuba que añoro. Fuerza, que fue entonces la sede de di- Puede tratarse de un error de aprecia- cha autoridad militar y solicitó una en- ción de mi parte, pero sería un noble trevista, que se le concedió de error porque la talla humana de Regla inmediato. Después de escucharla, el Peraza Sarausa y de su valeroso padre brigadier Lores le respondió que ella justifican con creces mi evaluación de era una niña y no podía autorizarle se- nuestro pasado. mejante empeño.

102 Entonces, él fue uno del fundadores del Mis años felices Partido Unión Nacionalista (1927), don- de se reunieron profesionales y vetera- en la nos contrarios a la dictadura. Después del asesinato de mi padre en Biblioteca* agosto de 1931, Chibás mantuvo rela- Regla Peraza ciones con mi familia. Bibliotecaria Cuando creó el Partido Ortodoxo, me vino a buscar. Mi marido, médico, el doctor Víctor Manuel Llanos Buides, me llevaba a los mítines. Tuve el ho- Llegué a la Biblioteca Nacional, por- nor de firmar la solicitud de inscripción que la doctora María Teresa Freyre de al Tribunal Supremo Electoral del Par- Andrade, al ser nombrada directora, tido Ortodoxo, con Eduardo Chibás por me pidió que la ayudara. Yo no sabía ser la secretaria de actas de su Comi- de bibliotecas, antes había trabajado té Organizador . como secretaria del médico e historia- dor Benigno Souza. Chibás también era amigo de María Teresa y la enroló para el Partido. Un En mi familia sí había una persona que día me llevó a conocerla. Nos dijo que amaba mucho esa profesión. Me refie- necesitaba que una de las dos se con- ro a mi hermano, Fermín Peraza, quien virtiera en aspirante para las elecciones. dedicó su vida a formar bibliotecarios y Yo le dije que María Teresa sería la a desarrollar los estudios bibliográficos. candidata y yo la ayudante.

¿Cómo conocí a María Teresa? Mu- Después de la muerte de Chibás, las chos años antes, cuando Eduardo dos nos fuimos del Partido Ortodoxo; Chibás estaba organizando el Partido pero, conservamos la amistad. del Pueblo Cubano (Ortodoxo) en 1947. Al triunfo de la Revolución, trabajé con Eddy Chibás visitaba mi casa (en la Pastorita Nuñez en el Instituto Nacio- calle Industria 41) desde los tiempos de nal de Ahorro y Viviendas (INAV). la lucha contra Machado. Mi padre, el Pastorita pertenecía a los fundadores general Francisco Peraza, que peleó en del Partido Ortodoxo. las tres guerras de independencia, se oponía a la reelección de Machado. María Teresa me pidió que fuera la ad- ministradora de la Biblioteca. Al poco

∗ El viernes 10 de marzo me fui a casa de Regla para conversar. Ella hablaba y yo escu- chaba. Esta es una versión de sus palabras. Ana Cairo.

103 tiempo, ella, que había estudiado en Pa- materiales, por la vía del préstamo rís y tenía muy buenas ideas, me dijo interbibliotecario, se situaban para que que en los países desarrollados existían las personas que habían solicitado los los departamentos para buscar infor- servicios fueran las primeras en reci- mación sobre ciencia y técnica. birlos. Me hice bibliotecaria en estos afanes. Aprendí de todo. Me gustan los Yo no sabía; pero decidí aprender. Con idiomas y tengo facilidades. En el co- un pequeño grupo comenzamos a es- legio de María Luisa Dolz dominé el in- tablecer relaciones con instituciones, glés; en la Alianza Francesa terminé el como la Universidad de La Habana, o francés. En la escuela Abraham el Centro Nacional de Investigaciones Lincoln, estudié ruso, alemán, italiano y Científicas, o con ministerios, como el chino. ¡Sí, chino! Mi marido y yo fui- de Industrias. Nosotros le preguntába- mos a una excursión a China y él se mos a los especialistas (recuerdo al doc- pudo convencer de que yo sí sabía chi- tor José Altshuler, entonces vicerrector no. Tengo fotografías con Chou en Hai de la Universidad de La Habana) qué y Mao Tse Tung. libros comprar, qué tipo de bibliografía necesitaban, qué revistas adquirir. Por supuesto, saber idiomas me facili- tó mis labores en Ciencia y Técnica. María Teresa había conseguido que la María Teresa, también, había impulsa- Biblioteca tuviera un buen financiamiento do la creación de centros de documen- para comprar libros. Nos esmerábamos tación en organismos y empresas. Yo en servir los encargos. Recuerdo que la ayudé hasta su muerte en esa labor. con el Ministerio de Industrias estable- Cuando ella fue forzada a dejar la Bi- cimos magníficas relaciones. Todavía me blioteca, se dedicó por entero a seguir acuerdo de la visita de Ernesto Che preparando trabajadores (que quisieran Guevara a la Biblioteca. Acompañado aprender) para esos centros. Ella se de María Teresa la recorrió completa; murió creo que de tristeza al dejar la yo le expliqué sobre los servicios del De- Biblioteca. partamento de Ciencia y Técnica, del cual era la jefa. Se mostró muy compla- Cuando me jubilé, me fui a colaborar cido y sé que se comunicaba frecuen- en el centro de documentación del plan temente con ella. porcino. Desde hace años y hasta hoy, enseño el inglés a amigos y vecinos del María Teresa creó los departamentos en barrio. Atiendo alumnos todos los días. la Biblioteca. El de Ciencia y Técnica Me siento útil y acompañada. era nuevo en todo el país. Todos apren- dimos muchísimo y estábamos obligados Desde que me jubilé, no he regresado a mantener y desarrollar los vínculos con a la Biblioteca; pero siempre recuerdo todo tipo de instituciones. los años felices en que allí trabajé. He sido invitada a los actos del centenario A través de la red de bibliotecas se nos de la Biblioteca. Ya decidí que allí es- encargaban bibliografías, pedidos de li- taré para recordar. bros y revistas. Cuando llegaban los

104 cuantos acudíamos a la biblioteca juve- El caballero de nil, sólo armados con nuestra adoles- cencia, mientras María Teresa Freyre de Andrade conducía la barca, tocada Boloña por la gracia de su inteligencia. Mercedes Santos Pero ahora, no lo veo en el último pelda- Moray ño de la estructura del edificio de la José Investigadora titular, escritora y periodista Martí, sino que me lo vuelvo a encontrar, con la breve sonrisa en la comisura de sus labios, y el gesto amistoso de sus ma- nos, en uno de aquellos cubículos cuajados de mis- terio de Colección Cubana y donde nos recibía doña Teresita Proenza con sus preciosas tarjetas, y adon- de llegamos, imberbes e inéditos, a fines de los se- senta, mis compañeros y yo, con nuestros ripios, temblorosos, angustiados, pero igualmente deseosos de que el poeta nos escu- chara.

Fue Raúl Fernández Eliseo Diego quien me llevó hasta Tenía la respiración entrecortada. Al- Eliseo, como lo hizo con su tocayo, el guien me había dicho que las maneci- otro Raúl de esta memoria, Hernández llas de su reloj latían al compás de sus Novás, siempre tímido y taciturno, pero pulsaciones. Era asmático, hablaba con pletórico de metáforas e imágenes, dificultad, como si le costara mucho tra- hasta que arribó, minutos después, a bajo hilvanar las palabras. Fumaba en aquel despacho convertido en singular pipa, creo que la mordía con cierto gra- cenáculo, Ramón Cabrera Salort, con do de sensualidad, aunque en verdad a sus poemas y sus ilusiones, como una mí me parecía un duende, entre aquel tromba marina, y otros días se suma- bosque de libros donde se le perdía la ron Emilio de Armas, Aramís Quinte- barba y sentíamos cómo nos decía sus ro y Humberto Castro, el grupo que versos. entonces formábamos, sin saberlo y sin proponérnoslo estudiantes de se- Era un mago para muchos de nosotros, gundo y primer años de la Escuela de desde la hora del cuento, espacio don- Letras y Artes, que pretendíamos ser de nos sembró el amor por la lectura a escritores, y entonces también cono- 105 cimos a Cintio, y gozamos de su cali- extensión, de toda la cultura cubana, dez, y vimos por primera vez a esa lu- cuando el teatro era un ser vivo y múl- minosa mujer que es Fina, hermosa tiple, el cine crecía a pesar del subde- desde su sencillez y su talento. sarrollo de la novela de Desnoes, con el aliento poético de las tres Lucía y se Antes, los veíamos a todos esos poetas, rompía el fuego, gracias a la primera como astros de otra galaxia a la que nun- carga al machete y, en la literatura, a ca podríamos acceder mientras escuchá- pesar de las pugnas y los ismos, había bamos, con la diligente complicidad de espacio para todos, y se experimenta- Ferrer, en el Departamento de Música, ba y se escribía sin temores. los discos con los que Schumann nos lle- naba de sus fantasías, y Chopin de No sabíamos que, a la vuelta de la es- polonesas, mazurkas y estudios, y el sor- quina, tanto el Anuario Martiano do nos abría el infinito con sus nueve sin- como la Sala Martí dejarían de ser el fonías, para atraparnos y hacerse dueño espacio creativo de aquellos hombres de nuestra espiritualidad, como si vivié- y mujeres de Orígenes, y hablo en plu- ramos en su época y fuéramos sus co- ral de las féminas, porque no quiero etáneos, ya en Bonn o en Viena. que el silencio continúe cubriendo la memoria de Cleva Solís, igualmente Pero regresemos a las maravillas del dueña de esta Biblioteca a la que en- caballero de Boloña, libro que entonces tregó su existencia. Pero no voy a re- corría de mano en mano, y que nos sor- cordar las sombras ni los grises prendía tanto como lo hizo la lectura de lunares de los setenta. su Calzada, y después los esplendores más oscuros e irradiantes que haya te- Quiero retornar a aquellas mañanas nido la poesía cubana. cálidas del 68 y del 69, fuera otoño, in- vierno o primavera, cuando Eliseo se Eliseo era un hombre paciente y gene- nos abría como un pozo sin fondo, para roso, dador de su tiempo a nuestra ju- que vertiéramos en él todo cuanto na- ventud. Y oía, con una mansedumbre cía de nuestros corazones, con la es- que hoy me asombra, (y que sólo encon- critura incierta del aprendizaje, porque tré, además, en Camila Henríquez de nosotros nadie parecía ni, todavía, Ureña y en Félix Pita Rodríguez) aque- calzábamos espuelas de plata ni llas pretenciosas estrofas en verso libre nuestro verbo tenía mérito alguno. Y o aquellos inciertos sonetos, donde se las anécdotas brotaban de sus labios, confundían los acentos, y el ritmo se per- y aparecía Bella, su mujer y los al- día aunque nuestra voluntad de ser poe- muerzos de Bauta, y el padre Ángel tas intentara atrapar el corpus de la Gaztelu y Gastón Baquero y Lorenzo lírica, envalentonados con nuestra García Vega y Octavio Smith y, como autosuficiente insuficiencia, como hubie- era lógico, José Lezama Lima y escu- ra gustado escucharnos decir a Mirta chábamos la risa traviesa del poeta Aguirre, y a Vicentina Antuña. entre las volutas de humo y el ahogo Estábamos en los dorados sesenta de y con nosotros volvía a vivir su propia la Biblioteca Nacional José Martí y, por juventud. 106 Muchas veces volví, después, a Eliseo como un caballero de gótico florido y Diego, y lo entrevisté en varias opor- hacía sentir a los muchachos como si tunidades, incluso en los últimos tiem- fuesen pares de Carlomagno, émulos pos de su estancia terrestre, y cada vez de la espada de Roldán, y a nosotras, que llegaba hasta su hogar me lo nos acogía como si fuéramos doncellas reencontraba con esa misma encarna- dignas del amor de Dante y de dura humana que siempre le conocimos, Petrarca. incluso cuando ganó el Juan Rulfo y cuando, en un aparte de sincera nos- Algunos de mis amigos se han ido como talgia, me habló de su madre quien fun- él y han emprendido, con exceso de im- dó las escuelas nocturnas para enseñar paciencia al remontar los cuarenta, ese inglés en Cuba, y pasábamos de los mi- viaje de donde no se regresa, aunque yo les de dólares del premio a su jubilación creo que el alma es inmortal y que de ciento noventa y dos pesos, de la- Eliseo me observa y me escucha, con borioso editor de la UNEAC. benevolencia, hacer este recuento ínti- mo, en el que la memoria no me traicio- Entonces, con más años y más vida na, porque se nutre del amor. acumulada, seguía siendo aquel duende de Boloña que nos recibía en los salones de la Biblioteca Nacional, Caricaturas de (Rapi) Diego

107 nombres, situaciones de todo tipo en ese Primeros años desorden de los estímulos variados. Las madrugadas de guardia en el portal, a veces sola en la inmensidad de la no- del che en la Plaza de la Revolución; el tra- siego por el vestíbulo cuando creamos Departamento la sala de exposiciones; las memorables Palabras a los intelectuales. Al en- de Arte trar en el elevador noté cambios en el linóleo del piso –ya no era gris claro, María Elena Jubrías ya no estaba desgastado en una esqui- Investigadora y profesora de arte de la na; en la satisfacción de compartir el Universidad de La Habana secreto del segundo piso, que no apa- rece en el control, marqué el tercero, escenario más evidente de mi paso por la Biblioteca Nacional. Atrás quedaban Hay lugares de imprescindible mención las oficinas de la doctora Freyre y cuando la memoria pasa revista al tiem- Maruja Iglesias y el Departamento de po vivido. Podrá ser el barrio de la ni- Selección, para siempre identificado con ñez, la playa que frecuentábamos hace Regina. Y no sigo dando nombres, son ya muchos años o esa “escalinata”, tantos los compañeros de esos precio- metáfora de cultura, que no necesita sos años sesenta que en la medida de apellido. La Biblioteca, que tampoco re- mi avance por el pasillo, tomaban cuer- quiere mayor identificación para mí, es po y voz en Colección Cubana, Cata- uno de esos lugares privilegiados en el logación, Arte y Música y tantos otros recuerdo, no por los años trabajados al departamentos y pisos, rehabitando los frente del Departamento de Arte –sólo rincones de ese enorme edificio que en seis– sino por la intensidad de una ex- aquel entonces conocía tan bien. periencia formadora en aquellos días de cambios trascendentes. A derecha e izquierda los cubículos conminaban a pensar en los investiga- Pensaba en eso, sentada en la Sala de dores y asesores. Con sabia visión, Arte, cuando, casualmente, solicitaron María Teresa dio acogida a un grupo mi contribución al aniversario de la ins- de intelectuales de gran significación titución con unas cuartillas que para el desarrollo del centro y nos per- rememoraran aquellos primeros años mitió el contacto con ese aspecto de la del Departamento. cultura que no recogen los libros. Me refiero al ambiente, a ese diálogo coti- El día era propicio para la evocación. diano surgido en cualquier momento del Hacía tiempo que no visitaba la Biblio- día que deja huellas profundas, como teca y el impacto con el pasado fue cuando Eliseo me llamó para enseñar- considerable. Las imágenes son pode- me el catálogo de Boloña y leerme al- rosas. En el recorrido del portal al ter- gunos de los poemas inspirados por sus cer piso se iban precisando escenas, viñetas. Cómo olvidar a Pérez de la 108 Riva, el sabio amigo de María Tere- Como muchos de los usuarios del De- sa; a su otra amiga, Renée, la Méndez partamento eran profesores o instruc- Capote, que nos hacía reír o llorar con tores de artes plásticas, creamos anécdotas de la otra historia, esa teji- paralelamente la colección de da por quienes la han vivido; a Cintio, diapositivas, que tuvo gran demanda de Fina, Cleva y, rodeado de informantes inmediato. Técnicamente ideamos un y discípulos, hoy día destacados sistema de catalogación y clasificación etnólogos, a Argeliers. Esas personas que, por lo visto, constituyó un aporte excelentes, con quienes tuvimos el pri- ya que aún funciona. vilegio de compartir el café cotidiano, eran de imprescindible mención para Importantes fueron, asimismo, las colec- conocer el espacio donde los jóvenes ciones de reproducciones en forma de trabajadores anónimos crecimos cuadros y láminas de pequeño formato, profesionalmente. todos montados adecuadamente. Los primeros, destinados a llevar el arte a las Ya en Arte extrañé los paneles con las viviendas y centros de trabajo; las lámi- reproducciones, el cuadro de González nas, para apoyar la labor del profesor Puig, la figurilla Art Nouveau de la be- que no contaba con proyector en el aula. lla joven a quien bautizamos como “la dulce Ofelia” y extrañé a mis compa- Pronto se colmó la sala de estudian- ñeros, excelente grupo, mayoritariamente tes, profesionales de la cultura y per- de jóvenes como yo sin ninguna o poca sonas que venían a llevarse cuadros, experiencia, mas con una dedicación y aunque poco sabían de arte. El esfuer- un entusiasmo difíciles de igualar. Su zo se dirigió entonces a convertir el trabajo queda recogido en datos que Departamento en centro cultural me- avalan esfuerzos, logros, pero estos diante las actividades, desplegando di- suelen ser fríos; permítanme el relato versas estrategias. Comenzamos con evocador de vivencias. la tradicional conferencia a cargo de personalidades. No dio grandes resul- Decir Biblioteca es decir libros. En po- tados, en parte por dificultades de cos años reunimos una notable colec- tiempo de los especialistas y, funda- ción mediante compras al extranjero y mentalmente, por falta de hábito del por el gran aporte de las bibliotecas pueblo no conocedor que queríamos “recuperadas”, donde había de todo. atraer. Probamos con cursos de divul- Fueron muchas horas entre el polvo re- gación que ofrecían certificados de visando libros, anaquel tras anaquel de asistencia y la respuesta fue inmedia- los doce pisos de la torre, y poniéndo- ta. La gran demanda obligó a duplicar los a circular lo antes posible con una las frecuencias en el mismo día, una clasificación provisional que se iría por la tarde y otra por la noche. In- perfeccionando posteriormente. Lo im- ventamos también los “Jueves de portante era dar el servicio en la Na- arte”. Todos los jueves el público sa- cional y en los departamentos de arte bía que alguien le hablaría en la Bi- que fueron creándose a lo largo de blioteca sobre disímiles aspectos de la toda la isla. plástica, organizados por períodos,

109 grandes figuras, géneros, culturas, et- Lucila Fernández e Ileana Sanz, actual- cétera. mente destacados profesores de nivel universitario, se estrenaron en la docen- Esta labor sistémica fue conformando cia en el salón de actos de la Bibliote- un público que pudo ya recibir ciclos de ca Nacional. conferencias a cargo de especialistas como las de Sergio Benvenuto sobre el Las exposiciones no podían faltar. entonces novísimo libro de Hauser, His- Acondicionamos la sala del vestíbulo toria social de la literatura y el arte; y la inauguramos con una muestra de o las de Nuevas tendencias de la ar- dibujos de Portocarrero, apoyada por quitectura latinoamericana por Rober- una visita dirigida y la publicación de to Segre; Introducción a la crítica de El sueño. Entre las exposiciones más arte por Graziella Pogolotti; Documen- destacadas recuerdo las de: pinturas tales cubanos comentados por sus di- de González Puig, acuarelas de Feijóo, rectores; otras sobre escenografía; dibujos de los pintores populares de apreciación de la gráfica, evolución de Las Villas, dibujos de Venturelli, tintas la moda, historia y técnica del graba- de Manuel Vidal, arte op de Rostgaard do, etcétera.Ofrecimos cursillos de y Morales, dibujos de Pogolotti, graba- apreciación a solicitud de centros y dos de Lam, carteles del ICAIC con depencias de ministerios (Ballet de sus originales, marquillas de tabaco, Cuba, Guiñol Nacional, MINFAR, grabados y dibujos europeos de la co- MINED). E intentamos también una lección de Julio Lobo, grabados colo- labor más dirigida a sectores específi- niales cubanos. La mayoría de figuras cos de la plástica; así convinimos con o temas exhibidos en La Habana por la Litográfica de La Habana un cursi- primera vez. llo de gráfica impartido por el diseñador Ayala. No faltaron charlas en centros En las vidrieras del sótano montamos en de trabajo auspiciados por los sindica- una ocasión una muestra de piezas vin- tos o la FMC. Hasta creamos grupos culadas a las religiones afrocubanas (fa- de aficionados a la pintura con cilitadas por Argeliers) que causó un Portocarrero como maestro, y a la fo- gran impacto entre creyentes y no cre- tografía con Mayito como colaborador. yentes. El tercer piso lo dedicamos a pequeñas exposiciones con las repro- La juventud nos permitía ser arriesga- ducciones organizadas de acuerdo con dos. Los cursos, “Jueves de Arte” y un tema, que luego llevábamos, a peti- demás actividades de divulgación eran ción, a los centros de trabajo. impartidos por los compañeros más ca- pacitados del Departamento, aunque ja- De ahí surgió la necesidad de llenar con más hubieran dado una charla. obras originales el vacío de las Participar se convirtió en compromiso. inexistentes reproducciones de arte cuba- Algunos no se atrevieron y otros sólo no. Contactamos con los artistas más re- dieron una sola charla por no poder su- presentativos y coleccionistas para que perar el miedo escénico, mas algunos nos vendieran cuadros a un precio ase- como Luz Merino, Oscar Morriña, quible y logramos una pequeña colección

110 de obras de Víctor Manuel, Amelia, Guillén y de libros editados en el año; Mariano, Cundo, Servando, González publicaciones y documentos en las vitri- Puig, Acosta León, Mijares. En definiti- nas del vestíbulo con motivo de conme- va, por el riesgo del traslado y custodia, moraciones y la gran exposición de la optamos por darle otra función igualmen- colección de reproducciones para prés- te importante: la ambienta- ción de las tamos, que llenó los tres pisos, son otras paredes de la Biblioteca, donde perma- vertientes menores del trabajo desplega- necieron colgadas hasta que, por el valor do por Arte hasta 1966. que adquirieron con el tiempo, se decidió su incorporación a los fondos del Museo Este tono entre apologético y nostálgi- Nacional. Hoy, esa preciosa Mujer con co que puede pecar de inmodesto me- pajarera de Mariano, que le compra- rece una aclaración. No son pocos los mos a la viuda de Guy Pérez Cisneros que suelen acercárseme para elogiar en sólo cincuenta pesos por estar muy aquel momento comparándolo con pe- deteriorada, puede admirarse en la sec- ríodos posteriores. Siempre respondo ción dedicada al pintor. con consideraciones sobre la importan- cia del contexto en que tuvo lugar ese La atención a los departamentos de arte momento catalogable de esplendoroso. de las provincias, ayudando a montarlos, Afortunadamente vivíamos la etapa de proveyéndolos de libros y diapositivas, una revolución casi virgen. El cambio capacitando compañeros, dando confe- movía a las gentes a superarse ante la rencias cuando los recorríamos; la co- posibilidad de un futuro mejor. Román- lección de carteles; la facticia de ticamente, con la honestidad como ban- artículos sobre arquitectura cubana; el dera, se creía que el presupuesto podía “archivo vertical”, que ponía a disposi- ser generoso con la cultura y dispusi- ción del público catálogos y fichas de mos de recursos que posteriormente artistas cubanos; pequeñas publicaciones decrecieron, entre ellos una plantilla pro- de divulgación con la biografía y la bi- medio de diez personas. Sucedía, ade- bliografía existente sobre las figuras mo- más, que eran pocos los centros tivo de charlas; la colección de culturales, las galerías, los museos, lo diapositivas grandes sobre arquitectura cual permitió que la Biblioteca se des- doméstica de La Habana colonial, alen- tacara en una función que hoy descansa tada por la idea de conservar las imá- en un centenar de centros especializa- genes y los datos (recogidos en fichas) dos; o sea, había muy poca competen- de un patrimonio que se estaba perdien- cia. Esta historia no habría sido igual de do; un concurso de ilustraciones para no haber ocurrido en los inolvidables cuentos infantiles; la publicación a gran años del surgimiento de nuestra Revo- formato de un dibujo de Servando Ca- lución. El único mérito del Departamen- brera; el trabajo en colaboración con to fue saber responder a esa coyuntura otros departamentos, como las exposi- histórica. ciones bibliográficas y catálogos de

111 Un día de enero de 1962, una compa- ¿Y cómo ha ñera de estudios, en el elevador de la Escuela de Filosofía y Letras, le decía al doctor Fernando Portuondo del Pra- podido ser? do que me recomendara para ser acep- Araceli García tada en la Biblioteca Nacional como Carranza bibliotecaria. El doctor Portuondo se negó alegando que los buenos se reco- Bibliógrafa y jefa del Dpto. de Bibliografía miendan solos. Yo había sido una alum- Cubana de la Biblioteca Nacional José Martí na estudiosa y disciplinada, y en esos días me examinaba por última vez.

Rompiendo, no sé ni como, con mi timi- En los primeros años de la década del dez de siempre, fui a la Biblioteca y pedí cincuenta visitaba, llevada de la mano ver a la doctora María Teresa Freyre de de mi padre, la Biblioteca Nacional, si- Andrade, ella me recibió, no recuerdo tuada en aquel entonces en el Castillo exactamente el diálogo, pero me acep- de la Fuerza. Su atmósfera húmeda, tó. A los dos o tres días, el 1º de febre- con olor a polvo, aireada un tanto por ro de 1962, empecé a trabajar en la la brisa del mar, me atrapó para siem- Biblioteca. Unos años después, la doc- pre, sin saberlo. Por esos años, también tora Freyre quedaría satisfecha con mi en compañía de mi padre, vi alzarse, Índice de la Revista Bimestre Cuba- poco a poco, dentro de un tupido an- na, y en 1970 me felicitaría por la damiaje los dieciséis pisos del edificio Biobliografía de don Fernando Ortiz. que ocupa hoy nuestra centenaria ins- titución. Recuerdo a mi padre señalán- A partir de 1962 busqué autoridades en dome, premonitoriamente, aquel edificio el Departamento de Catalogación y Cla- que ya se empinaba para atesorar e sificación, y pronto haría analíticas en impulsar nuestra inmensa cultura cuba- el Departamento Colección Cubana, el na. Y esa visión también quedó en mi cual llegué a dirigir a instancias de subconsciente, sin imaginar que iba a Sidroc Ramos, quien siempre confió en trabajar en la Biblioteca Nacional du- mí, y quien me llevaría de la mano al rante cuarenta años ¿o más? universo de la investigación bibliográfi- ca, cuando al morir don Fernando Ortiz me pidiera que en menos de tres me- ses compilara su obra.

En Colección Cubana trabajé cerca de grandes e ilustres de la literatura y la historia cubanas y paradójicamente fui jefa de alguno de ellos: Cintio Vitier, Eliseo Diego, Fina García Marruz, Renée Méndez Capote, Roberto Friol, Octavio Smith, Zoila Lapique, Juan

112 Pérez de la Riva, y conocí a decenas de José Martí, y año tras año saldrían de historiadores, investigadores, crea- los Anuarios y después los Anuarios del dores, especialistas y profesores univer- Centro de Estudios Martianos con las sitarios cubanos y extranjeros. Ese año correspondientes bibliografías, hasta la también conocí a mi compañero de fecha 28 compilaciones, o lo que es lo siempre, mi cómplice Julio Domínguez, mismo 28 años de bibliografía martiana, quien también trabajaba en ese Depar- tratando siempre de que la última su- tamento. Luego, entre otras tareas pere a la anterior. compilé para los historiadores la Biblio- grafía de la Guerra de Independen- En los años ochenta la doctora Marta cia la cual se consulta frecuentemente Terry me haría ocupar la jefatura del en la Sala Cubana. Departamento de Bibliografía Cubana, nuevo desarrollo del Departamento de En 1972 publiqué la Biobibliografía Investigaciones Bibliográficas, nomen- del doctor Ramiro Guerra, mi prime- clatura que vuelve a usarse en estos ra colaboración en la Revista de la Bi- tiempos por así exigirlo el trabajo crea- blioteca Nacional José Martí, en la dor, y en los años 90 continuaría en la cual, según Juan Pérez de la Riva, “no jefatura de ese Departamento y asumi- publicaba cualquiera” y lo logré des- ría la jefatura de redacción de la Re- pués de diez años. Por estos años ini- vista de la Biblioteca Nacional bajo cié la compilación de la obra de José el mandato del más joven de sus direc- Lezama Lima, retomada en los 90 y tores, el historiador y ensayista Eliades ahora recién publicada. Acosta Matos, y en medio de investi- gaciones y servicios la satisfacción de Entre índices analíticos, investigaciones una fuerte vocación posiblemente indi- bibliográficas, servicios y tareas de di- cada por la mano de mi padre cuando rección transcurrieron los años siguien- me señalaba los andamios que atrapa- tes sin olvidar el montaje de exposiciones ban el esqueleto de futuro edificio de que a veces lográbamos Elena Giraldez, la Biblioteca Nacional. mi hermana Josefina, Zoila Lapique y yo como por arte de magia. Y siempre esa agradable realización que se siente cuando se logra un reper- La Sala Martí había sido inaugurada en torio o se utiliza (porque es y será útil) 1968 por el profesor Manuel Pedro o cuando se satisface una demanda. En González exactamente “un domingo de especial cuando servimos a jóvenes y mucha luz”, frase que exportó de la presentimos sus talentos y los vemos obra de Fina García Marruz, quien hizo crecer hasta convertirse en historiado- de las visitas dirigidas a la Sala, un ver- res, críticos, escritores o periodistas. dadero magisterio, un evangelio vivo. Así han transcurrido los años y como Años después, en 1977, la Sala en una cinta cinematográfica recuerdo devendría Centro de Estudios algunas figuras relacionadas con la in- Martianos. Ya desde 1968 Cintio Vitier vestigación bibliográfica: la de Cintio me había pedido que fuese la bibliógrafa Vitier, creciendo siempre como creador

113 e intelectual y dando fe constante de Fernández Retamar y de Lisandro Ote- “ese sol del mundo moral”; la de Alejo ro, las cuales promoverían las Carpentier, quien llegaba cada verano compilaciones de ambos, y hace poco acompañado de Lilia y sabía apreciar tiempo la compilación de la obra de el significado de la bibliografía como Eusebio Leal precedida en el tiempo instrumento de presente, pasado y fu- por la de Emilio Roig de Leuchsenring, turo, así como su utilización dentro de historiadores de la Ciudad de la Haba- la novela, dando fe de ello el uso de los na; más recientemente aún vamos con- títulos de ciertos asientos bibliográficos formando el cuerpo bibliográfico como recurso intertextual en La con- correspondiente a la obra del poeta y sagración de la primavera; la de Car- ensayista Luis Suardíaz; y siempre el los Rafael Rodríguez, siempre sonriente servicio y la satisfacción de la deman- y amable, cuando nos revisaba a mi da, así como la identificación con cada hermana Josefina y a mí los datos con figura y su obra. Y siempre ese exa- los que nos pretendimos acercar a su men diario que con abnegación y mo- intensa trayectoria vital; y unos años an- destia sufrimos los bibliotecarios tes recuerdo a la familia de Ramiro Gue- acribillados a preguntas, casi ocho ho- rra agradeciéndome su biobliografía; y ras diarias, tratando de buscar espacio unos años después alguien agradecería y tiempo para pensar, leer, escribir... ¿Y la de Elías Entralgo, la de María Villar cómo es posible que hayan pasado cua- Buceta, la de Loló de la Torriente, y renta años transcurridos en una de las tantas otras ... y más tarde los donati- más rigurosas universidades: la Biblio- vos de las colecciones de Roberto teca Nacional José Martí de Cuba?

114 Juan Pérez de la Riva: confesiones de una secretaria Luisa Campuzano Profesora y vicepresidenta de la Cátedra Alejo Carpentier de la Universidad de La Habana

Recuerdo claramente, como algo ines- sino porque pese a que me habían ad- perado, que tenía tanto de sorpresa vertido que la directora de la Nacional como de desagravio, la tarde en que era muy exigente en cuanto al atuendo Sarah Fidelzait, directora de la bibliote- de sus empleados, no había tenido tiem- ca de la Escuela de Letras, me mandó po de ir hasta la Víbora para cambiar- a buscar para decirme que Juan, su me, y estaba convencida de que por esa marido, quería verme, porque necesita- razón, por “mi torpe aliño indumentario”, ba con urgencia una secretaria de re- no me habían admitido en el que por dacción para la Revista de la entonces era el más alto, vital y activo Biblioteca Nacional, que le sirviera centro de cultura del país. Así que también de auxiliar de investigación. cuando Sarah me habló, se me abrie- Un año antes, y enfundada en una ver- ron los cielos. sión libre de uniforme de milicias –es decir, pantalones verde olivo pero sabe Sin embargo, Colección Cubana –el rei- Dios qué blusa, y posiblemente no de Juan–, no era precisamente el lu- mocasines, que no botas–, me había en- gar soñado para alguien tan pedante trevistado, en medio de una moviliza- como la muy joven Campuzano, que ción de las que entonces irrumpían estudiaba tercer año de Clásicas y sólo constantemente en nuestras vidas –y leía literaturas europeas contemporá- que para los universitarios significaban neas. Su Biblioteca ideal, el espacio días y noches de entrenamiento y guar- donde había aspirado a trabajar, no te- dias–, con María Teresa Freyre de nía nada que ver con papeles viejos, y Andrade, porque quería trabajar en la menos con Cuba. Pero era la Bibliote- Biblioteca. Pero ella no me había acep- ca, era una revista y, sobre todo, no era tado. Y si me referí antes a la ropa no aquel sitio espantoso donde estaba tra- es porque tenga ese tipo de memoria, bajando entonces y del cual ni ella ni yo queremos acordarnos. 115 Todo intento por describir mis primeros atender en perfecto francés –como tiempos con Juan, por decir clara y or- María Teresa y Graziella, que eran el denadamente quién era, qué hacía, club de París de la Biblioteca– a las vi- siempre resulta frustrado. Trataré en sitas que se sucedían a diario, dirigir la esta ocasión de ser menos emotiva. Así revista o preparar la edición, por ejem- pues, me alejo de mí misma y digo que plo, de importantes libros sobre la toma Juan Pérez de la Riva, hijo de una de de La Habana por los ingleses –cuyo las familias más encumbradas de la bur- bicentenario se conmemoró por enton- guesía cubana, nacido y educado en ces–, y ser al mismo tiempo colabo- Europa, había estudiado ingeniería en rador del Instituto de Geografía de la Grenoble; pero también por estudios, Academia de Ciencias y profesor de curiosidad y vocación llegaría a ser la Universidad de La Habana. Pero a geógrafo, demógrafo, historiador, biblió- primera vista y a primer oído era, so- filo, o mejor dicho, para ahorrar pala- bre todo, exigente, extravagante, feo, bras, erudito y polígrafo, en la línea de descuidado, muy crítico y muy Saco y Ortiz. Marxista y casado con refunfuñón. una judía francesa y comunista, tras escapar con ella de un campo de con- Lo recuerdo en pleno desplazamiento centración, se había alejado tan por el elegante y marmóreo gran hall drásticamente de su clase que había del tercer piso, arrastrando los pies, en- decidido instalarse y trabajar entre vuelto en el guardapolvo verde billar monteros y peones en una posesión fa- que usaba para ir de pesca al piso ca- miliar de la Sierra del Rosario. Des- torce –el mayor depósito de bibliotecas pués del triunfo de la Revolución y recuperadas– en busca de libros valio- antes de la Reforma Agraria, entregó sos –guardapolvo que, además, resal- esas tierras, y vino con su hijo y su taba el color de sus ojos más bien mujer para su apartamento de El Ve- saltones–, con su calva reluciente y sus dado, ocasión que aprovechó María inmensos bigotes impregnados de nico- Teresa para llevarlo a trabajar con ella tina, hablando con dos o tres estudian- a la Biblioteca. tes o amigos, mientras hurgaba con una uña larguísima y sucísima en la cazo- El “mito Juan” se construyó, me ima- leta de su pipa. gino, en poquísimo tiempo, porque cuan- do yo llegué, a principios del 64, ya Durante semanas mis nuevas compa- estaba plenamente desarrollado. Por ñeras me miraban con una mezcla de una parte, Juan era no sólo la persona curiosidad y lástima que yo no podía capaz de identificar los más variados entender, porque, desde que lo conocí, documentos, impresos o manuscritos, Juan me había parecido fascinante. No que poco a poco se iban extrayendo de bien lo veía llegar, abandonaba mi tra- las bibliotecas recuperadas, sino también bajo o mis conversaciones con Juana mapas, grabados, publicaciones seriadas, Zurbarán, Cortés, Friol o Blanch, y co- libros raros, encuadernaciones valiosas. rría del amplio salón del ventanal norte Igualmente podía ayudar en la cataloga- donde estaban nuestras mesas, a su no ción y clasificación de libros de ciencias, menos mítica “perrera”, el diminuto y 116 gélido cubículo de Colección Cubana rio catalán llegaba al summum, hacía donde apenas cabía, en medio de todos dos o tres comentarios de la mayor eru- los libros que iba acumulando para las dición o de la más rastrera simplicidad, distintas investigaciones en que estaba y se levantaba invitándolo tácitamente simultáneamente enfrascado. Yo me a salir. Pero también recuerdo los días sentaba frente a él en un asiento esqui- en que Juan llegaba arrastrando los pies nado entre su atiborrado buró y un es- más que de costumbre, con la mirada tridente aparato de aire acondicionado, baja: eran los días de sus grandes de- y le contaba qué había hecho o qué pa- presiones, que a veces lo condujeron saba con la imprenta, qué colaborador demasiado lejos. no había entregado, mientras Juan abría su viejísima y casi infantil maleta de A fines de 1966, cuando llevaba poco cuero y sacaba los papeles que estaba menos de tres años trabajando en la escribiendo –y que movía diariamente Nacional, una disposición igualitarista de su casa a la Biblioteca– y, antes de –aunque supuestamente bien intencio- darme algo para mecanografiar o las nada– del Ministro de Educación, me más disímiles instrucciones, se dedicaba obligó a optar entre esta plaza y mi fla- con una presilla o cualquier otro admi- mante puesto de instructora graduada nículo que considerara apropiado, a una en la Escuela de Letras. Quizá porque limpieza en profundidad de su pipa, que Vicentina Antuña había llegado antes a de inmediato rellenaba con tabaco mi vida y porque entonces creía –¡oh, guardado en una bolsita siempre mani- inocencia dorada de la primera juven- pulada con muchísimo cuidado, pero tud!– que el saber y la vida estaban en que dejaba caer pequeñas porciones de la Universidad, me fui –literalmente llo- su contenido sobre libros y papeles. A rando– de la Biblioteca. Pero antes le mí me gustaba demorarme, porque así dejé a Juan, sobre su mesa –a riesgo daba tiempo a que entrara alguno de sus de que la traspapelara–, una carta en visitantes, para poder disfrutar de sus que le agradecía todo lo que me había hazañas. Si se trataba de Ríos, que le dado, que era nada más y nada menos traía algún mapa nuevo, Juan desenvai- que unos nuevos ojos con que mirar el naba su lupa y nos daba una clase de mundo. Veinte años después dediqué a cartografía, o de entelado y conserva- su memoria mi primer libro sobre Cuba. ción. Si era Eliseo –también de guar- Con los años había descubierto que dapolvo, pero más o menos blanco–, Colección Cubana había sido mi otra li- con un hermoso libro recuperado, pues cenciatura y que Juan era también mi era una disertación sobre el origen de gran maestro. las marcas de agua o la economía del medio tafilete. Pero lo bueno era cuan- Con él no sólo aprendí la asignatura do llegaba Moreno, siempre estentóreo, Cuba –que no estaba incluida en el cu- a contar lo que acababa de descubrir, rrículo de Clásicas–, sino que me hice o a husmear en lo que allí se estaba co- consciente y definitivamente cubana, cinando, porque entonces Juan empe- algo para lo que hay que tener mucho zaba a recoger papeles, a tapar más o valor. Empecé a recorrer a punta de lá- menos los libros, y sólo cuando el deli- piz el verdadero y múltiple entramado 117 de nuestro fundante siglo XIX, más que Después he tenido la oportunidad de en sus grandezas, en sus iniquidades y trabajar con personas excepcionales en angustias, allí donde Juan escarbaba y lugares excepcionales –como la Casa escarbaba en su afán por desvelar el de las Américas–, de dirigir revistas, de pasado que conformó esa sociedad pasarme semanas, meses, en algunas asentada en la arrogancia y la domina- de las mejores bibliotecas nacionales, ción política, económica y cultural de públicas o universitarias del mundo. una raza y una clase a las que había Pero hoy, cuando soy más vieja que lo sabido renunciar muy temprano. Viví que era Juan cuando lo conocí, y pue- entonces los heredianos “horrores del do hacer una valoración sosegada y jus- mundo moral” no como antítesis litera- ta de mi pasado, estoy segura de que ria, sino como revelación cotidiana, en la experiencia de trabajar con él, de re- el trabajo de revisión de las galeras de cibir de sus manos, a mis veinte años, su monumental estudio sobre Tacón y toda una revista, de estar cerca de su tiempo; en aquellas memorables in- aquella constelación intelectual reunida vestigaciones de demografía histórica, por María Teresa en la Nacional, de sobre la trata de esclavos y de culíes; crecer junto a mis queridas colegas y en los sucesivos capítulos de su “histo- amigas de Colección Cubana, ha sido ria de la gente sin historia” –en que co- el fermento de lo mejor de mi vida in- laboraba su tan querido Pedro telectual y ciudadana. Deschamps Chapeaux–; en los textos traducidos y anotados de los viajeros.

118 procedíamos de otra biblioteca y tenía- Imágenes de un mos estudios especializados. No era la primera vez que entraba en tiempo no ese despacho, ni que hablaba con la doc- tora María Teresa Freyre de Andrade, perdido una mujer que era casi una leyenda en el mundo de la bibliotecología. Yo era su Zoila Lapique alumna en la Universidad de la asigna- Investigadora de la música y tura Bibliografía de Referencia y en mu- de la cultura cubanas chas ocasiones ayudaba a María Teresa con el numeroso alumnado que invadía los predios universitarios des- pués de varios años de permanecer No sé si podré poner en blanco y ne- cerrados. Una larga mesa centraba el gro las ideas, los recuerdos que se agol- amplio salón detrás de la cual se sen- pan en mi mente. Cuánto tiempo ha taba esa pequeña, delgada y frágil mu- pasado, cuántos sucesos acaecidos, jer que se caracterizaba por su cuántos amigos y compañeros en el dia- tenacidad, cultura vastísima, y en oca- rio bregar han muerto y no estarán pre- siones ríspido carácter que desarma- sentes como yo en este Primer ba a cualquiera que no la conociera Centenario de la Biblioteca Nacional de profundamente. En una mesa a su Cuba. Por supuesto, no se asuste ami- lado, estaba la subdirectora, doctora go lector, porque a pesar de mi pasión Maruja Iglesias Tauler, alta y esbelta por la historia, yo no les contaré los ava- con sus ojos profundamente azules y tares de esta venerada institución en su su cabello prematuramente canoso. siglo de vida. Sólo me limitaré a narrar- les mi paso por ella durante mis casi Un binomio perfecto para dirigir esa cuarenta años de trabajo. institución, pues entre ambas se com- pensaban. Maruja había sido alumna Era fresca la mañana del primero de oc- de María Teresa y la respetaba plena- tubre de 1959 cuando fui citada al des- mente. La entrevista con María Tere- pacho de la directora de la Biblioteca sa –como yo usualmente la llamaba Nacional. En la antesala esperaban otras cuando me refería a ella–, entonces fue personas que aspiraban entrar en ese cordial. Porque aún no he dicho que en organismo. Los recuerdos vuelven a mi los primeros meses del 59 yo había memoria después de tanto tiempo: pero concurrido a ese despacho llamada en- aún los veo jóvenes, expectantes y ani- tonces por Maruja Iglesias. Yo la ha- mosos, con los que después compartiría bía conocido antes de la Revolución en largos años de trabajo. Así están Juanita una casa clandestina y allí nos presen- Mont, Emilio Setién –quien llegó a ser taron. Desde entonces hemos mante- mi jefe–, Gloria Pascual, Audry Mance- nido una amistad nacida en los tiempos bo. Algunos pasaron una prueba de in- difíciles y peligrosos de la tiranía. greso, otros como Audry y yo no, pues

119 Pero volvamos a la escabrosa primera general que había acudido en masa. entrevista. María Teresa estaba expec- Este fenómeno de la masividad en el tante con mi persona, pues yo proce- centro nos fue común a partir de en- día de la Escuela Cubana de tonces, llenándose cuanto curso, con- Bibliotecarios antes de entrar a la Uni- cierto, conferencia, clases etcétera que versidad donde finalmente sería su se convocara por la institución. alumna. Tengo que confesar que me porté un tanto malcria- da e impaciente y terminamos la conversación sin llegar a una determinación sobre un posible trabajo en la Biblioteca Nacio- nal. Para esta segunda ocasión iba avalada por mi trabajo en el aula con María Teresa. Pero sí me llena de orgullo decir que empecé desde abajo con un contrato por tres meses que po- dría prorrogarse por parte de la institución si lo consideraban sa- tisfactorio. Y como ambas directoras El recién creado Departamento de Mú- sabían de mi pasión y gusto por la mú- sica estaría a partir del 15 de diciem- sica, entré de calle a trabajar al Depar- bre bajo la dirección del profesor, tamento de Música, entonces acéfalo, compositor e investigador Argeliers a clasificar literatura musical y discos. León, después de una selección riguro- Otras personas de experiencia –Blan- sa hecha por la dirección de su expe- ca Rosa Sánchez, Rosita Abella y diente entre otros aspirantes. María Blanca Bahamonde– me ayudaron con Teresa me llamó a su despacho y tuvo gran gentileza tratando siempre de en- la gentileza de comunicármelo y que señarme cómo realizaba ese trabajo to- esperara para conocerlo. Así, conocí al talmente nuevo para mí. Así me doctor Argeliers León, personalidad de pusieron en las manos el manual de la la cultura cubana con el que trabajé va- A/L.A. para clasificar todo material rios años y con el cual aprendí mucho, musical; todavía lo conservo. A las po- por sus orientaciones, sus conversacio- cas semanas fuimos informadas que el nes, sus planes y por los numerosos in- día 14 de diciembre abrirían sus puer- formantes folklóricos que a diario tas al público nuevos departamentos: venían a verlo a su oficina, así como Música, Arte, Juvenil y Circulante. Re- otras personalidades del mundo musi- cuerdo que llegué tarde a la inaugura- cal. Y como tras de la soga viene el ción pues había estado “echando hasta caldero, también llegó su esposa y com- el final” por tratar de tener todo listo. pañera en sus investigaciones y traba- Había una muchedumbre y me costó jos, la musicológa María Teresa trabajo abrirme paso entre los funcio- Linares, entonces primera directora del narios de otros organismos y público en Conjunto Folklórico. Con ellos estable- 120 cí una relación de trabajo y afecto ba- bana y otros trabajos que ha hecho muy sados en un respeto mutuo que se con- valiosos. Para la bibliografía cubana, solidó con el tiempo y mantuvimos Zoila Lapique ha hecho aportes muy cuando ya no trabajamos juntos. buenos [...]”.2 En honor a la verdad yo Argeliers, con el apoyo de la dirección, empecé estos estudios sobre la música supo transformar el adusto Salón de cubana estimulada por Argeliers, con su actos en una activa sala de conciertos aprobación y con la dirección. Estudié y de todo tipo de música. Allí se ofreció trabajé mucho. Después me salieron un concierto de música abakúa memo- alas propias. En el Departamento de rable donde los asistentes pudieron se- Música laboré con ahínco ayudada por guir la letra de los cantos impresos en unas jóvenes entusiastas: Sissy Sierra y un hermoso programa adornado con fir- Nancy López. Después entró como es- mas abakúas y enjundiosas notas escri- pecialista José María Bidot, persona de tas por Argeliers, autor de además del la que guardo gratísimos recuerdos por diseño. Otra noche memorable fue el su capacidad de trabajo, sus conocimien- estreno de dos rítimicas de Amadeo tos, bondad y don de gentes. En estos Roldán, dirigida por Argeliers. El desbor- primeros años entró a trabajar Lucio dante entusiasmo de este unido a la pa- Solís, persona muy trabajadora y de gran sión de la dirección por crear una refinamiento, y como sabía de música y Biblioteca ágil, viva que fuera más allá de discos por su colección y vocación de las paredes físicas del edificio, no te- personal, entró a clasificar estos, y par- nía limite. Se creó una revista especia- te de la Colección de Ópera de García lizada además de la que publicaba la Montes. Su hija Teresita trabajaba con institución desde 1909. En la revista María Lastayo. Recuerdo en su diaria Música publiqué mi primer trabajo de labor a dos jóvenes que indizaban las investigación relativo a la música cuba- noticias de música en el Papel Perió- na: “El Filarmónico Mensual, perió- dico de La Havana: Antonio Acero y dico habanero de 1812”.1 Recuerdo Gonzalito Roméu, miembro este de una que una tarde me citaron al despacho familia de estirpe musical que desde de María Teresa. Allí estaba Argeliers Antonio María, “El mago de las teclas”, para felicitarme por el trabajo y me pi- siempre han dado gloria a Cuba. dieron que no abandonara la investiga- Gonzalito no se quedó atrás. A Argeliers ción musical, consejo que seguí al pie lo sustituyó Carlos Fariñas quien orga- de la letra. Argeliers muy posterior- nizó conciertos de música culta con re- mente, en una entrevista expresa su sonante éxito de público sin olvidar a opinión sobre la necesidad de hacer tra- Alberto Muguercia, investigador de mú- bajos sobre la bibliografía musical cu- sica popular y organizador de ciclos de bana y dice sobre mi persona: “Yo autores y obras, quien también llenaba mismo hice trabajos, bueno, estaba de público nuestro Salón de actos. A Zoila Lapique, pero no fue por estímu- Muguercia lo enseñé a hacer sus prime- lo mío porque por sus propios intereses ras fichas, de ello se sentía orgulloso. ella empezó a trabajar todos esos as- pectos [...] y publicó ese libro [...] Este Todos me ayudaron en mis labores del libro sobre la música en la prensa cu- Departamento cuando asumí la 121 subdirección técnica. Con los colegas señoreaba Primitiva Rodríguez, una de los otros departamentos tuvimos es- exmaestra, pequeña regordeta, de ros- trechas y excelentes relaciones pero, tro afable, que siempre estaba corrien- muy especialmente trabajamos codo do, buscando y consultando alguna con codo con el de Arte bajo la direc- información para sus numeroso usua- ción de mi “prima” la doctora María rios, ella junto con Marina Atía, y des- Elena Jubrías. Nos llamábamos así por pués con Azucena López y Yuya nuestras familias gallegas. En el semi- Castillo tenían la atención directa a los nario del tercer piso celebrábamos los lectores en el primer piso. Jueves de Arte, donde se escuchaba música y se hablaba de arte y de mú- Por razones diversas y complejas aje- sica ante un publico asiduo cada sema- nas a mi voluntad, María Teresa con na. También en este lugar se Argeliers decidieron que yo pasara a un ofrecieron cursos, clases, conferen- nuevo departamento creado posterior- cias... Recuerdo de Arte a la diligen- mente a los inaugurados en diciembre te Nellys Arrate, dulce y suave que de 1959, me refiero a Colección Cuba- hacía lo indecible por dar buen servi- na. Hoy debo confesar que fue una de- cio y cuando ella no podía no vacilaba cisión sabia. María Teresa estimó que en pedirnos ayuda a mí o a Guillermo en este lugar yo sería más útil dado mis Sánchez. Este entró en la Biblioteca por- conocimientos de la bibliografía cuba- que yo hablé con el director, Sidroc Ra- na de los siglos XVII al XIX, adquiridos mos, sobre el Diccionario de artistas cuando yo estudié y trabajé en esos plásticos que Guillermo compilaba des- fondos durante dos años en la Biblio- de hacía tiempo y Ramos pensó, tal teca de la SEAP. En Colección Cuba- como resultó, que sería una valiosa ad- na se habían concentrado los fondos quisición. Siempre colaboramos juntos y cubanos y extranjeros relativos a Cuba nos ayudamos con la referencia de Arte. más valiosos, además de los catorce También Blanca Emilia Rodríguez ayu- incunables que heredamos de la colec- daba con la referencia por sus conoci- ción de Néstor Ponce de León, erudito mientos. Culta, suave y dulce, gustaba cubano, yerno del padre de la bibliogra- de las óperas wagnerianas y conocer fía cubana, el polígrafo Antonio Bachilles sobre su pueblo fundado por su familia y Morales. Ellos dos juntos con Vidal los Martínez Fortún. Marta Garcíarena, Morales y Morales y Carlos Manuel Julita, la secretaria servicial, Elba siem- Trelles y Govín, eran mis personajes más pre temerosa de no dar el servicio ade- admirados por sus trabajos. cuado. Pero aún no he dicho que a mí me decían “la referencista estrella” y Yo venía en ellos el summun de todo que me consultaban de la Sala de Lec- conocimiento bibliográfico cubano. tura y del recién creado Departamento Todo esto contribuyó a que no me sin- de Colección Cubana. Mi rival más cer- tiera defraudada en el nuevo trabajo cano en esta especialidad era Israel donde podía dedicarme más a la inves- Echevarría, autotitulado “Sol de soles tigación, bichito que desde hacía tiem- de la referencia”, quien trabajaba en la po me seguía aguijoneando. En este Sala de Lectura donde también nuevo lugar estaban Amalia Rodríguez 122 y Aleida Placencia, como jefas e in- critora Renée Méndez Capote, quien vestigadora, y Juana Zurbarán nos dejó una importante obra testimo- Pelayo– quien procedía de la Oficina nial, Memorias de una cubanita que de Emilia Roig. De allí yo la conocía y nació con el siglo. Con ella compartí me había ayudado con una investiga- lazos de afecto y mutua simpatía que ción sobre la litografía en Cuba desde perduraron hasta su muerte. También antes de la Revolución. Lamentable- trabajaba como traductora Sarah, su mente enfermó y tuvo que retirarse has- hermana, y como Renée, poseedora de ta su prematura muerte. Ernesto de los una vasta cultura. Cuando Renée cum- Ríos trabajaba en la Mapoteca, dirigi- plió ochenta años fui invitada a su cum- da por Juan Pérez de la Riva; en la ac- pleaños que le festejó Cultura de Plaza. tualidad la joven especialista Nancy Con ella compartí esa simpática tarde. Machado recoge la experiencia ante- rior y desarrolla la tarea del presente y Con Juan en la revista trabajó un den- del futuro. Juan, culto y erudito, tenía tista que era además un excelente tra- una cabeza calva con unos largos bi- ductor del inglés y del francés, el doctor gotes, nariz ganchuda y una eterna pipa Aurelio Cortés, servicial y amigo, sabía en los labios. Era un conversador y co- siempre tender la mano a todos los que nocedor de quien también mucho lo necesitaban con su trabajo. Como aprendí a valorar libros y documentos secretaria trabajaron Siomara Sánchez según su época, conocer encuaderna- y Luisa Campuzano, esta antes de sal- ciones, grabados y que ningún material tar a la Universidad como profesora de se debía tirar, pues todo servía para Latín con la Magister Vicentina buscar información. Así, se me amplió Antuña, un encanto de profesora y per- mi horizonte como referencista, profe- sona. Yo trabajé por momentos en el sión y servicio que nunca abandoné y Consejo de Redacción, donde aparece alterné con la investigación. Juan era actualmente mi nombre. asesor de la dirección y después de Renée Méndez Capote, y director de la En el Departamento de Colección Cu- Revista de la Biblioteca. Todavía hoy bana compartimos horas de trabajo jun- me llena de orgullo cuando me llaman to con Eudoxia Lage, vieja empleada de a mi casa de la propia Biblioteca o un la institución conocedora de los fondos viejo usuario. Siempre trato de solucio- hasta por su formato. Con ella revisa- nar hoy día con Olguita Vega, quien en- ba cuidadosamente los anaqueles para tró mucho después al Departamento ver y saber el alcance de cada obra. procedente de Circulante, realmente Así podía estudiarlos y dar un mejor donde ella podía desarrollarse a pleni- servicio a mis lectores. Pero, sobre todo tud era en Colección Cubana. Además, cuando no tenía público revisaba pági- tenía interés por aprender. na a página la prensa seriada y la fi- chaba, así, a pesar de no encontrarme La Revista de la Biblioteca, que salía en Música saqué cuanta información cada mes desde 1909, se hizo desde había sobre música en la prensa de los 1959 en un cubículo del tercer piso, al siglos XVIII y XIX. De esa forma encon- lado de mi oficina. Allí laboraba la es- tré el establecimiento de la primera im- 123 prenta litográfica en Cuba dedicada a lo devolvió con un simple comentario la música en la temprana fecha de 1822 “me gustaría hacerle el prólogo”. Y cum- en La Habana y no en Santiago de plió con rapidez su palabra. Es un texto Cuba como se creía. Noticia que di a pleno de poesía y mucho agradezco a conocer junto con Juana y Guillermo en Eliseo –como yo lo llamaba– que a pe- la Revista de la Biblioteca Nacional sar de ser yo una joven y desconocida a instancias del director Sidroc Ramos, investigadora, no vaciló en dedicarle es- escritor a pesar de no ser bibliotecario, tas páginas tan bellas hechas expresa- y poeta quien supo valorar el legado mente para mi libro, hoy casi una dejado por María Teresa Freyre y bus- realidad editorial gracias a la Editorial có mejorar el servicio al público, conti- Boloña de la Oficina del Historiador nuó la edición de la Bibliografía Eusebio Leal, quien se preocupa por es- cubana, la Revista de la Biblioteca tos libros que tienen carácter patrimonial. Nacional y otras publicaciones donde se dio cabida a trabajos de los emplea- En un cubículo donde trabajó antes dos, además de otros colaboradores. Juan Pérez de la Riva, trabajaba silen- Recuerdo a todos los compañeros so- ciosamente, el abogado y notario bre todo a aquellos que me ayudaban Octavio Smith, otro de los poetas de en mis investigaciones y me suministra- Orígenes, “el niño Octavio”, como yo ban notas principalmente, Roberto Friol lo llamaba y a su vez él me decía “La y después, Patricio Bosh. Roberto Friol, niña Zoila”. Era un alma cándida y bue- poeta e investigador, fue llevado por na incapaz de hacer daño. Revisaba y Cintio y Fina Vitier. Al principio era her- rehacía los trabajos de investigación mético y alejado, ¡tanta era su timidez! una y otra vez y siempre insatisfecho, Pero poco a poco cobró confianza con volvía a redactarlos hasta que se los nosotros y me suministró no pocas no- sacaban de las manos. tas de la prensa referente a la música. Roberto ha hecho aportes a la literatu- Todas las tardes, camino al periódico ra cubana, por lo que recibió el Premio donde trabajaba como revisor de esti- Nacional de Literatura por su obra. lo, visitaba a Octavio, Agustín Pí, tam- bién miembro y amigo del grupo de Mucho se habla del grupo de poetas Lezama en Orígenes. En la oficina con- que se nuclearon alrededor de Lezama versábamos de libros y de música mien- Lima y su revista Orígenes. María tras se tomaba el café del abuelo Pablo. Teresa Freyre llevó a todos a trabajar Al faltar, Octavio siempre me visitaba de a la Biblioteca. Así entró como ase- pasada, admiraba mucho a mi hermano sor en Juvenil, Eliseo Diego, y en Se- Tomás con quien laboraba. lección y Canje su esposa Bella García Marruz, la hermana de Fina. Eliseo se Cintio Vitier y Fina García Marruz, am- interesaba por los libros ilustrados con bos poetas, ensayistas y fervorosos grabados y subía a los pisos para se- martianos formaban y son aún un sóli- leccionarlos por lo que un día osé mos- do matrimonio. Inicialmente se ocupa- trar a este dulce y erudito hombre mi ron de la Sala Martí y además, como libro sobre la litografía en Cuba. Me trabajaban como hormiguitas escribían 124 sobre literatura cubana. En la Sala, la re- sión de prensa seriada, principal fuen- ferencia la ofrecía otra ferviente te de mis investigaciones junto con los martiana, Teresa Proenza. La mecanó- documentos. grafa de la Sala era otra hormiguita la siempre complaciente Elenita Cabeiro, Después de Sala Cubana la dirección fulminada al llegar un día a la Bibliote- creó el Departamento de Ciencia y ca por un derrame cerebral. Miguelina Técnica con la dirección recta e incan- Ponte trabajaba el catálogo de la pren- sable de una trabajadora, Regla Peraza, sa seriada, escritora de cuentos y poe- mujer de interés enorme por aprender sías, también es amante de los gatos por idiomas y tener comunicación con pu- lo que intercambiábamos gustos afines. blicaciones de diversos países en esas Martica García Hernández y la otra esferas. Allí laboraban Elena Giraldez, Marta, la Dulzaidez, entusiastas con sus María Teresa Trueba, María del Car- trabajos, y la Elena Graupera, quien ac- men Droop y Conchita Jaén, tan meti- tualmente ofrece un cúmulo de experien- culosa en su trabajo, hoy realizada con cias a la (su) Bibliografía Cubana y la computación. recuerdo disfrutaba los esfuerzos míos y de Lázaro Jas al tratar de cantar ópe- En otros departamentos como Heme- ras en las guardias obreras. roteca trabajaban juntos el matrimonio amigo de Yago Bertot y Dania Condis, En Colección Cubana trabajaba inter- hoy ella es especialista en Normas y él namente María Luisa Antuña, con ella en computación. También allí estaba un tuve lazos de trabajo y afinidad gatuna trabajador e investigador incansable, al igual que con su sobrina Rosarito, Tomás Fernández Robaina, amigo con quien con Audry Mancebo, directora de quien siempre discutía los problemas la Biblioteca Juvenil, y otros especialis- más complejos. tas hicieron una bonita labor con los ni- ños y adolescentes. Y en Catalogación estaba de jefa mi amiga y compañera de estudios, Celia En Sala Cubana trabajaban dos herma- López Capestany, persona muy cumpli- nas con las que establecí gran afinidad: dora y amante de los gatos junto con su las García Carranza, Josefina y Araceli. Larry. ¿Cómo olvidar a la animosa Aida Con ambas trabajé la referencia, pero Quevedo, Lesbia Orta, la Varona y Sara Josefina se decidió por los grados –una Sánchez? Amigas y compañeras. de mis especialidades– y la referencia sobre Martí. Araceli trabajaba la Biblio- Del Departamento de Selección y Can- grafía cubana, otra de mis debilidades je no puedo dejar de mencionar a Ma- desde que era estudiante. Y yo, por mis ría Lastayo, trabajadora incansable que investigaciones, caí de lleno en un De- hizo de la Biblioteca su casa. Y María partamento creado para investigar la Elena Covas, con sus chistes y cuen- historia y la cultura cubanas, aunque no tos que sacaba de cualquier cosa. abandoné las referencias especializadas del Departamento, además de continuar Y de los directores quiero expresar que trabajando en el Departamento la revi- me ligaba una vieja amistad con Marta

125 Terry, “la terrícola”, aunque no pocas También participaban en esas amables veces discrepé de su trabajo. Ella sus- discusiones históricas el historiador Jor- tituyó al doctor Julio Le Riverend, ami- ge Ibarra y Olga Cabrera, exalumna de go de mi hermana Rosa y al que yo mi hermana Rosa especializada en el conocía desde niña. Cuántas veces me movimiento obrero. Enrique López invitaba con un afable “ ‘vamos doña’, Mesa, “el gordo”, todas las tardes pa- ¿no se anima a subir conmigo a los pi- saba por la Sala. El arquitecto Enrique sos?”. Ese era mi mayor orgullo, pues Fernández Figueroa venía a trabajar su yo mandaba a sacar libros de los altos tema sobre el desarrollo del territorio anaqueles por el formato y el aspecto. cubano auxiliado por Elena Giradez, Pocas veces fallaba, casi siempre se quien se quedaba horas extras para capturaba alguna obra buena. ello. A veces, concurría mi hermana Rosa, metodóloga de historia a quien En la Sala de lectura de Colección Cu- aprovechábamos para revisar docu- bana todas las tardes se reunía un gru- mentos, pues sabía de paleografía. Era po grande de profesores e asiduo Rogelio Martínez Furé con sus investigadores, quienes consultaban investigaciones africanistas, amigo que nuestros fondos y materiales, y a la me revisaba diariamente lo que yo es- hora del café se intercambiaban opinio- cribía sobre música cubana. nes, se indagaba sobre el trabajo de otros y los proyectos, y, en muchos ca- ¡Cuántos libros vimos nacer y termi- sos, en momentos de apuro se ayuda- narse en la Sala! Libros que son clá- ban. Así recuerdo al doctor Luis Felipe sicos por sus aportes a la historiografía Le Roy, historiador de la Universidad y cultura cubanas. Allí, enviados por de La Habana y a su ayudante Hiram sus profesores de la Escuela de His- Dupotey, Manuel Moreno Fraginals, his- toria concurrían alumnos y egresados toriador del azúcar en Cuba con su para hacer sus tesis. Muchos de ellos obra El ingenio, libro investigado en son reputados historiadores: Panchito, nuestra Biblioteca y en el Archivo Na- quien estudió como trabajador en el cional de Cuba y donde yo tuve el pri- curso nocturno, Doria González, Mer- vilegio de colaborar junto al amigo cedes García, Rolando Misas, Poey, Virgilio Perera, arquitecto e investiga- Hernández Balaguer (hijo de Pablo), el dor. Recuerdo al autor de las biogra- hijo de Jorge Ibarra. También acudían fías-documentadas sobre los generales los profesores encabezados por Hor- de la independencia, Abelardo Padrón, tensia Pichardo, así recuerdo a María a Panchito Pérez Guzmán, a quien con- del Carmen Barcia, Oscar Zanetti, Car- sidero mi hijo intelectual y afectivo, pues men Almodóvar, Alejandro García, se formó en esas tertulias ayudado por Berta Álvarez. Venían investigadores nosotros, muy especialmente, por el Le de otros organismos como Fe Iglesias, Roy y por mí y después por Elena Gloria García, Mildred de la Torre, Giraldez y la anciana profesora Liliam Vizcaíno, Ana Cairo y Carlos Gracielita Sánchez, quien le daba cla- del Toro, amigos e investigadores de ses casi diariamente. la cultura cubana y del movimiento obrero respectivamente ... Acudían 126 desde un reputado especialista en tea- También sería imperdonable que no ha- tro como Rine Leal, quien hizo su Sel- blara del historiador de la ciudad, el doc- va oscura en esta Sala, o un joven que tor Eusebio Leal Spengler, a quien me entonces se iniciaba en la historia del unen lazos de afecto y respeto por su ballet en Cuba, Francisco Rey, autor de labor en el rescate de La Habana Vie- un hermoso libro. O Alicia García ja. A veces no podía acudir y llamaba Santana, enviada por el historiador de por teléfono para confirmar o pedir una Trinidad, el amigo Bécquer, hoy con referencia. No pocas veces se le pidie- una obra sobre arquitectura doméstica ron conferencias y charlas en nuestro y coautora junto conmigo de un hermo- centro y siempre acudió. Al igual debo so libro escrito también por María Lui- mencionar a otra lúcida anciana, mi pro- sa Lobo sobre La Habana. Y creo fesora, la doctora Rosario Novoa quien debo parar, pues sería interminable la lis- iba a nuestra Sala o al Departamento ta de los autores y sus obras. Pero, an- de Arte. tes, debo hacer menciones especiales de los historiadores locales: el doctor Los que me conocen bien o durante los Cué, residente en Santiago de Cuba, años de trabajo quizás piensen que me quien me llamaba para avisar su visita he olvidado de las hermanas Giraldez, y para que se le tuviera listo el mate- Hilda y Elena, y de las García rial; mi inolvidable amigo, Gustavo Sed, Carranza, Araceli y Josefina, aunque a de Camagüey, muerto recientemente; estas ya las he mencionado. ¿Qué pue- Raúl Ruiz y Juan Francisco González, do decir y que no me falten las pala- de Matanzas. bras? Ellas son mis hermanas, mis amigas y mis compañeras de trabajo Como referencista e investigadora asistí con las que compartí largas horas de a una personalidad de la historia y la entusiasmo por un proyecto, o el mon- enseñanza, la doctora Hortensia taje de una exposición o una conferen- Pichardo, quien fuera además mi inol- cia o viaje. Sobre todo, compartí más vidable profesora en la carrera de his- con Elena, Araceli y con Hilda. A esta toria. Colaboradora de su esposo, el la conocí primero en los años cincuen- doctor Fernando Portuondo, autor de ta junto con mi hermana Rosa. Des- uno de los mejores libros de texto so- pués a Elena. bre la historia de Cuba. Cuando este falleció la doctora se dedicó a trabajar Araceli, Ara para mí desde los inicios de incansablemente con sus alumnos en el los años sesenta, era y es desde enton- Archivo y en la Biblioteca. A su casa, ces mi confidente al igual que Elena cerca de la Biblioteca, acudí muchas Giraldez. Ellas dos me controlaban para tardes para tener el privilegio de inter- que yo no me desbocara anta la falta de cambiar con ella, oír sus nuevas pes- interés y la ignorancia, sobre todo, en la quisas sobre las fundaciones de las gente joven y graduada de alguna espe- primeras villas y que dio a conocer en cialidad. Hoy, Ara es una experta biblió- nuestra Revista. Siempre la recordaré grafa especialista en los más importantes plena de entusiasmo a pesar de su autores cubanos y con ella compartimos avanzada edad el jurado de las categorías de investiga- . 127 ción en Cultura. Elena nos abandonó público y eso que entonces no se habla- sorpresivamente en 1989, dejando deso- ba de la masividad en la cultura pero era lados a todos, familiares y amigos con un hecho, ocurría. su muerte inesperada. Debo confesar que escribir estas viven- A Colección Cubana entró a trabajar cias me han estremecido ya lo expre- una persona muy especial por su per- sé cuando comencé a narrarlas, pero sonalidad, cultura y afán de ayudar a creo que he tratado de recoger en ellas los demás. Con Martica Haya, pues algo de la extraordinaria labor educati- ese es su nombre, me ligan lazos de va que tuvo la Biblioteca Nacional en afectos y de cariño, afición a los ga- todos los años, casi cuarenta en que fui tos y a las óperas. Con ella y con Ele- su humilde trabajadora. Pero, temo na Giraldez organizamos unos como casi siempre sucede, que he in- memorables ciclos de videos tomados currido en involuntarias e inevitables en las grandes casas de ópera del mun- omisiones, por lo que me siento culpa- do. Para estos contamos con el espe- ble de ellas. Si tú, amable lector no ves cialista José Vázquez Millares, quien escrito tu nombre cuando lo busques, gentilmente nos apoyó, y los videos espero me disculpes. originales que nos enviaba mi amiga admiradora del género, María Luisa Lobo. La video-casetera nos la envió nuestro Gonzalo Escalante, en memo- Notas ria de su hermano Luis, trompetista de 1 Natalio Galán compositor y musicólogo cubano la Sinfónica de La Habana hasta su (1917-1985) Cuando lo conocí en 1960 supo de muerte. Gonzalo también nos enviaba mis investigaciones sobre ese periódico. ¿Cuál las mejores puestas del Metropolitan no sería mi sorpresa? Cuando me expresó Natalio: Opera de New York. Ante el éxito de “ese periódico yo lo tengo y te lo voy a regalar, lo, estudias y después lo dejas en la Biblioteca” los ciclos que se llenaban de gente jo- Y así se hizo. ven, incluso con óperas wagnerianas, 2 un activo y eficiente subdirector nos Me refiero al trabajo de Marina Rodríguez López, investigadora titular del CIDMUD consiguió un video-beam. Esto fue ma- titulado: Argeliers León: la musicología en Cuba, ravilloso, teníamos que poner en los pa- donde Argeliers me cita en la p. 33. sillos silla,s pues cada vez venía más

128 Desde los siglos anteriores los En ocasión de principeños pugnaban por formar sus propios fondos y estimulaban el prés- tamo entre amigos. Nuestra generación un centenario no fue una excepción. Como nuestra Luis Suardíaz hacienda no era nada excepcional, acudíamos a las escasas ferias, a los Periodista, poeta y escritor remates, a las librerías de libros usados y poníamos en práctica un constante intercambio.

Casi sin darnos cuenta hemos llegado Es justo decir que siempre hubo biblio- al centenario de la Biblioteca Nacional tecarios que intentaban suplir las defi- José Martí. Apenas ayer me tocó co- ciencias del sistema. Más de una ordinar los actos por el 75 aniversario. generación recuerda con agradecimien- Eso fue en 1976 por eso solíamos de- to a Fefa, entonces una joven de sie- cir: el 75 es en el 76. Las reflexiones nes ligeramente plateadas que nos que entonces propició esa efeméride y orientaba entre el desorden de la biblio- las peripecias propias del trabajo coti- teca del Museo Ignacio Agramonte, y diano en el centro y en la Red, así como otras y otros trabajadores de la infor- en el sistema bibliotecario del país, pue- mación que se comportaban como mi- den hallarse en algunos artículos publi- sioneros anónimos. cados en la prensa de la década del setenta, señaladamente en: “Una gra- La pequeña biblioteca del Lyceum, si- duación histórica”, en el número de tuada casi enfrente del museo, en la enero-abril de 1975 de la Revista de la avenida de los Mártires, ofrecía tenta- Biblioteca Nacional; en “Cada paso doras novedades. Allí encontramos a nuestro es un paso firme hacia el futu- Sartre, Lagervkist, Huidobro y su ro”, y también en: “75 años de la Bi- Altazor, el Ulises de Joyce, Kafka, blioteca Nacional”, título de una amplia Camus. Debo mencionar la pequeña entrevista del periodista y escritor Jai- oficina de información (y por supuesto me Sarusky que originalmente apareció difusión de su política) de los Estados en el número 68 de la revista Bohemia, Unidos. Como me recordaba hace del 24 de diciembre de 1976. poco Gilberto Mediavilla, nos atendía una amable especialista, ganada por la Mi primera visita al majestuoso edificio filosofía del imperio, con la cual discu- de la Nacional se produjo a fines de tíamos de la invasión a Guatemala, el 1959, cuando aún no conocía a María pragmatismo y otros temas, sin que la Teresa Freyre. Más, el destino de las sangre llegara al Hatibonico, pero eso bibliotecas nunca me fue ajeno. Como no nos impedía acceder a Mart Twain, otros aspirantes a escritores de nues- Henry James, Steinbeck, Dos Passos, tras olvidadas provincias, en Camagüey Pound, y aun a los nuevos cuentistas y sufríamos la ausencia de bibliotecas or- ensayistas. Allí encontré un cuento de ganizadas, modernas, bien equipadas. Truman Capote, Niños en día de cum-

129 pleaños, cuyo escalofriante final nun- provincia en vísperas de un festival y ca olvidé. con instructores de arte que debían par- tir para zonas apartadas del territorio, En la colección de libros guardados bajo cuando me informaron que un grupo de llave en la Logia Ignacio Agramonte de dirigentes políticos de la ciudad querían los Caballeros de la Luz, descubrí un verme en unión de un visitante.... tomo de ensayos de Engels, uno de los cuales examinaba y comentaba la segun- El visitante era nada menos que el co- da epístola de San Pablo a los Corintios mandante Ernesto Che Guevara. Du- y subrayara su defensa de la voluntad rante un rato hablamos de proyectos comunal. También un tomo con los poe- culturales y de otros asuntos. Elogió las mas de Rainer María Rilke. Yo tenía en- condiciones del local donde nos halla- tonces 18 años y esos dos libros, de mos –el antiguo Liceo, intervenido ha- manera diversa, influyeron en mi trayec- cia pocos meses y que había sido una toria futura: el concepto de la poesía y sociedad de ganaderos y terratenientes el papel del hombre en la sociedad. bien ajenos a la cultura– y criticó la ten- dencia del país de convertir a las ins- En 1961, en mi carácter de coordina- talaciones de sociedades burguesas dor provincial de cultura, participé en intervenidas en oficinas, pues de ese reuniones de trabajo con María Teresa modo impedíamos que le pueblo las dis- Freyre Pensaba y sigo pensando que frutara, también se extrañó de la oscu- fue un acierto designarla al frente de ridad que reinaba en las noches sin que la Nacional. Era una mujer toda pasión, hubiese una crisis energética y me pre- enérgica, a veces irónica, nada compla- guntó qué destino le daríamos al Liceo ciente, justa. Sabía donde poner el én- que en su criterio sería un local exce- fasis y logró iniciar la organización de lente para instalar la biblioteca provin- los fondos de aquel reluciente y casi cial. Le respondí que existía el proyecto vacío edificio sólo visitado por unos 35 de levantar un edificio para esos fines usuarios que se atrevían a cruzar el y me dijo que él, desde luego, también umbral. Poco después se trazaron los lo conocía, pero que no había recursos planes para los centros rectores de y materiales y fue así que ese mismo cada provincia y llegamos a conocer las día decidimos buscar otro local para la atractivas maquetas de los edificios que sede del organismo cultural y dos años albergarían todos los servicios de las lla- después pudimos inaugurar la bibliote- madas bibliotecas tipo A. ca provincial Julio Antonio Mella que ha sido remozada recientemente. Ese fue un año llameante: el de Girón, el de la campaña de alfabetización, el Esa anécdota es una prueba más de la de sabotajes, bandas armadas en el sensibilidad del Che, de su concepto de Escambray y otros puntos del país, rup- la cultura como algo integral y al ser- tura con los imperialistas, tensiones de vicio de las mayorías. todo tipo. En la tarde del 10 de octu- bre, celebrábamos la fecha patria con Los que ahora tienen 40 o 45 años y un intercambio con los músicos de la han sido formados por la Revolución, no

130 pudieron vivir ese momento. Todo era que pueden ser ahora consultados por apasionante y no excento de contra- los lectores e investigadores. dicciones. Familias acaudaladas aun- que no siempre cultas sí poseedoras En esos años no pensaba que pronto de libros valiosos, abandonaban el país, tendría que desempeñarme como direc- ocultaban o trasegaban dinero y joyas, tor de la Nacional y la Red, pero no me pero abandonaban los volúmenes ate- eran ajenos sus propósitos y sus dificul- sorados de generación en generación. tades. En el número tres de la Nueva Desde la dirección de bibliotecas se Revista Cubana de 1959, había leído orientaba recuperar esos títulos y do- un fragmento dramático de las memo- cumentos que pasarían a engrosar el rias de José Antonio Ramos, en esas patrimonio nacional, pero en no pocas páginas nuestro ilustre autor, en su ca- ocasiones, bien intencionados e ignaros rácter de asesor de la Nacional, se la- ciudadanos, víctimas del sistema que mentaba del caos que reinaba en el padecimos hasta 1958, quemaban o centro y de la falta de recursos, de la destruían ejemplares valiosos porque indiferencia oficial, de la incomprensión. estaban escritos en inglés o por des- Luchaba por convertir el Centro en una conocer a sus autores. Contra eso gran enciclopedia viva y también, son también había que luchar. sus palabras, por brindarle a la juven- tud pobre y rebelde de la patria la opor- A partir de 1963, cuando fui designado tunidad de estudiar y leer por su cuenta director general de literatura editoriales en las bibliotecas públicas. Sufría por no y publicaciones del Consejo Nacional lograr ese empeño. de Cultura, mi colaboración con la Bi- blioteca Nacional y la Red se hizo más Entre los logros de los sesenta, uno de estrecha. Auspiciamos los Círculos de los más relevantes fue la graduación de lectura, las tertulias, semilla de los ta- más de doscientos trabajadores de la lleres literarios para los cuales editamos Nacional y de toda la Red de Biblio- decenas de folletos en coordinación tecas Escuelas y la Escuela de Técni- con los estudiantes de letras de la Uni- cos Bibliotecarios y poco después, versidad de La Habana, garantizamos conseguir que treinta jóvenes gradua- que cientos de ejemplares de todos dos de la Escuela, y no dos como se nuestros títulos fueron enviados a la proponía, ingresaran en la Universidad Nacional y de allí a toda la Red. de La Habana para completar su for- mación. Ese fue un paso decisivo. Uno de los ciclos más fructíferos que propició la Nacional – y que debemos Otra tarea, lograda parcialmente, fue retomar– fue El autor y su obra, lo salvar los fondos, propiciar la que hizo posible que literatos estable- tecnificación de la información, clamar cidos que ya no están entre nosotros, por la climatización, extender los ser- contaran sus experiencias ante un pú- vicios, mantener las publicaciones, en blico numeroso y participativo. Casa especial la Revista fundada en 1909, y comparecencia se recogía en la Revis- poner al día la edición de la bibliogra- ta de la Biblioteca Nacional de modo fía cubana, después de liquidar los lla-

131 mados años huecos del período repu- tadísticas de la década del veinte pasa- blicano, vincular cada vez más los ser- do siglo, cuando se clasificaban a los vicios a las artes y las ciencias, a la vida usuarios según el color de la piel y el de la nación. sexo, podemos conocer que apenas el 20 % eran negros o mestizos y sólo Entonces también se libraba una cam- el 0, 3 % eran mujeres de la raza ne- paña para que cada título impreso en el gra. En todo caso, las mujeres que hoy país llegara a la Nacional, para eliminar dominan los principales puestos de tra- las mutilaciones de obras de consulta y bajo en nuestras bibliotecas y hacen uso la sustracción de ejemplares valiosos. de sus servicios de modo mayoritario, Pero no podíamos prever que la circuns- únicamente constituían el 10 % de los tancia de la crisis económica del perío- beneficiarios de los escasos servicios. do especial y la llegada al país de inescrupulosos coleccionistas y merca- Entre los hechos más lamentables figu- deres, estimularía en todo el territorio, y ra la amenaza del jefe de la policía, especialmente las más significativas bi- Eleuterio Pedraza, de apoderarse de la bliotecas y centros de documentación, antigua Maestranza de Artillería, sede el robo de libros y documentos, una vie- en ese momento de la Biblioteca Na- ja práctica de los imperios y sus servi- cional, y echar los libros al mar. dores a lo largo de la historia de la Pedroza se enfrentó al activo grupo de humanidad . la Sociedad de Amigos de la Bibliote- ca –entre los que figuraba ya Nicolás Seguir la historia de la Biblioteca Na- Guillén– encabezado por el infatigable cional desde su creación en 1901 es en Emilio Roig de Leuchsenring, y los ame- cierta medida seguir las peripecias de nazó con la cárcel. De modo que la his- la república sometida. Aquellos 3 151 toria es larga y aleccionadora. volúmenes donados por su primer di- rector, el persistente Domingo Figarola Pero si nos quedamos en el pasado, co- Caneda, no podían competir ni en can- rremos el riesgo de convertirnos en es- tidad ni en importancia con los más de tatuas –de piedra o de sal, da lo 41 mil volúmenes atesorados por la no- mismo– lo importante es hacer de este table biblioteca de la Sociedad Econó- aniversario, no sólo un recuento sino un mico Amigos del País, fundada en 1973 punto de partida para nuevos empeños. (y que ha continuado creciendo y brin- Pienso que todos los que de algún modo dando servicios a nuestros investigado- estamos comprometidos con el desarro- res y especialista y al público en llo cultural del país, debemos unir nues- general). Ni siquiera con algunas biblio- tros esfuerzos por dotar a la Nacional tecas privadas. Pero fue un punto de de los instrumentos necesarios a la al- partida. tura de este siglo altamente tecnificado.

Un dato harto elocuente de la orfandad Todavía hoy no todos los materiales im- de los lectores más explotados, y de la presos llegan a la Nacional y menos aún marca de fuego de la discriminación a las capitales de provincia y munici- racial, es que según las deficientes es- pios. Lejos de erradicarse los malos

132 hábitos de maltratar, mutilar y sustraer No puede negarse el desarrollo alcan- materiales de los centros bibliotecarios zado, pero sería muy peligroso ignorar esta situación se ha hecho más crítica. las dificultades viejas y nuevas cuya Y la permanencia de trabajadores de solución no puede se responsabilidad la información experimentados no se única de los dirigentes y trabajadores logra en la proporción requerida, por- del sistema bibliotecario, sino de la na- que con sus conocimientos pueden ac- ción que es su razón de ser. ceder a plazas mejor remuneradas aunque no brindan servicio al público.

Dpto. de Fondos bibliográficos

133 ca agradeceré para siempre ese modo Revistera de la sencillo y afable que tuvo de dirigirme dejándome las manos libres para de- cidir y armar los números, única ma- Biblioteca: una nera de convertirme en una profesional de la edición. Y agradez- forma de la co, en la imprenta a Ferrer, el hombre temible que siempre encontraba erro- felicidad res en las artes finales, y se sonreía irónicamente de nuestra suficiencia de Carmen Suárez León pichones intelectuales, pero siempre Investigadora del Centro de Estudios nos ayudaba a resolver el entuerto con Martianos generosa tenacidad.

A pesar del título universitario que me acreditaba como filóloga y especialista ¡Cómo me gustaba ser editora de la en literatura, solo la Revista y la Biblio- Revista de la Biblioteca Nacional teca Nacional me enseñaron a valorar José Martí! Me gustaban las mañani- la inmensidad de todo lo que ignoraba, tas con café, con muchos libros y re- otorgándome así algún indicio de la úni- vistas en el buró y con las seductoras ca sabiduría posible: el conocimiento de visitas a la imprenta, con sus linotipos, mis límites. sus chivaletes y sus prensas. Veneré –dije venerar, sí, me encanta decirlo so- Colaboré en números antológicos, como bre todo ahora que está tan de moda aquellos dos dedicados a realizar un la irreverencia–, veneré desde el primer balance de la historiografía cubana, o día la colección de aquella decana de como el número dedicado a los manus- las revistas especializadas cubanas, critos inéditos de José Lezama Lima, aprendí a admirar las virtudes de cada donde trabajé con la tierna asesoría de una de sus épocas, y fue ella mi ven- Cintio Vitier. Editaba, hacía la correc- tana especial para descubrir el siglo XIX ción, y hasta diseñaba cuando no ha- cubano, y tuve dos guías amorosas bía quién lo hiciera siguiendo los para conocer las espirales de aquella patrones que conocíamos de memoria. especie de humilde prontuario del pa- Escogía viñetas y citas y temblaba con raíso de la cultura cubana: Josefina cada errata, mientras el fotógrafo Fran- García Carranza, de cuyas manos re- cisco, noble amigo, luchaba por hacer cibí el trabajo de edición de la revista, fotos precisas con imprecisos y y Araceli García Carranza, cuyo apa- desvaídos originales. sionado magisterio bibliotecario irradió anchamente su experiencia sobre mí, Era en verdad un trabajo de equipo, por- hasta hoy. que en ella publicaban todos los miem- bros de aquella tropa de investigadores Al doctor Julio Le Riverend, director un tanto sabios y un tanto locos que di- entonces de la revista y de la Bibliote- rigía el pintoresco y querido Ramón de

134 Armas, que ya no está entre nosotros: sa Proenza, aquella señora elegante y Zoila Lapique Becali, el poeta Roberto que todo lo sabía de Martí como si no Friol, Patricio Bosch, Alberto lo supiera, que es la forma más hermo- Muguercia, Luis Ángel Argüelles, sa de saber. Descansa ahora en su tie- Walterio Carbonell y el benjamín, José rra mexicana. Antonio García Molina. De todos aprendí y con todos sufrí los rigores de Si yo pudiera inventarme publicaciones mi desdichada profesión de editora, que y pagarlas –porque estas con las que ya se sabe que siempre se trata de sueño son bien caras–, proyectaría una “palos porque bogas y palos porque no colección para dar a la luz los manus- bogas”. critos inéditos que atesora la Biblioteca y otra para hacer ediciones facsimilares Aprendí también junto a otros de las revistas del siglo XIX. Me entris- revisteros, ilustres ya por entonces, ha- tece pensar que El Recreo o La Moda ciendo deleitosas y “sonantes” tertulias Semanal del Bello Sexo, de Domingo –como los plátanos del poeta José Ma- del Monte, o La Habana Elegante, de ría Heredia–, en la Sala Cubana de la Enrique Hernández Miyares, serán Biblioteca Nacional, donde se hallaba la abolidas por el tiempo sin que podamos redacción de la Revista y donde los in- reproducirlas. En fin, sólo es un sueño vestigadores y revisterod intercam- deslumbrante. biaban, no siempre en decimonónicas “pláticas sabrosas”, sino que de vez en Quise y quiero a tanta gente en la Bi- cuando se dirigían fuertes apóstrofes a blioteca, que no puedo hablar de todos, cuenta de aquello de que si me publican pero hablando de la revista ya lo hago o no me publican. En casos así siempre en cierto modo. La Revista de la Bi- me podía acoger a la sagaz experiencia blioteca Nacional José Martí, a los de Bernardo Callejas, hoy ausente y cien años de la institución que repre- entonces editor de la revista Universi- senta es ya un monumento en sí mis- dad de La Habana y a la no menos ma, uno de los más preciosos experimentada ciencia de Enrique patrimonios de la cultura nacional cu- López, editor de la revista Santiago. bana. Edité unos veintidós números más Ellos formaron parte de aquellas tardes o menos entre 1983 y 1988 y eso me deliciosas a veces y otras borrascosas enorgullece, lo hice lo mejor que pude. de la Biblioteca, en las que tampoco faltó Allí quedaron hermosos años de mi vida la Ana Cairo querida, y sus alumnos de –mi hija nació en 1985–, de allí salí con la Facultad de Artes y Letras. una riqueza interior imposible de adquirir en otra parte con tanto placer. Ser edi- ¿Y los bibliógráfos? Investigadores tora de la Revista de la Biblioteca también, no poco aprendí junto Nacional José Martí para mí fue un a Tomasito Fernández Robaina, Elena modo de ser feliz. ¡Gracias a todos, los Giraldez, Juanita Mont y Elena que están todavía y los que ya se fue- Graupera, por citar a los más cerca- ron! ¡Gracias a los que me permiten nos colaboradores de la Revista. Y se decirlo ahora! ¡Gracias! me va el cariño de pronto hacia Tere-

135 personas influyentes ni cartas Un guajiro en la institucionales que me avalaran. Me acompañaban la ignorancia cultural y la audacia del joven que afrontaba un Biblioteca autorreto: escribir la historia de Güira Nacional de Melena, mi pueblo natal. A la vista de un pueblerino, la Bibliote- Francisco Pérez ca, casi a un lustro de su instalación en Guzmán la nueva sede de la Plaza de la Revo- Investigador histórico lución, impactaba por sus vitrales, már- moles, iluminación, mobiliario y decoración. El piso brillaba y las pare- des pintadas con colores armónicos en La reconocida bibliotecaria y bibliógra- correspondencia a la naturaleza de la fa Araceli García Carranza y la presti- institución. También era agradable la giosa intelectual Ana Cairo, conscientes cortesía de sus empleados, el silencio de mis vínculos con la Biblioteca Nacio- reinante en las Salas de lectura y, so- nal José Martí que abarcan más de 35 bre todo, la alta profesionalidad de sus años, me han solicitado unas cuantas bibliotecarios. No recuerdo un no pre- cuartillas con motivo del centenario de cipitado antes de terminar la solicitud de esta institución. un libro, revista y periódico. Y sí re- cuerdo el interés por solucionar dificul- La invitación ha devenido en un verda- tades que rebasaban sus obligaciones dero via crucis de memoria y emocio- de bibliotecarios. El ambiente era esti- nes impregnadas de nostalgia. Pero de mulante y alentador. Se respiraba cul- este caudal voy a extraer algunas aris- tura por todas partes. tas que dimensionan la contribución de la Biblioteca Nacional José Martí en la En mi primera visita tuve la fortuna de formación y desarrollo de la intelec- conocer a Zoila Lapique Becali. Con tualidad cubana. Claro está que partiré esa generosidad y sabiduría que la ca- de mi experiencia, pero mi caso no es racterizan me tendió una mano que se excepcional, pues otros, como el afa- alarga hasta hoy día. mado escritor Reinaldo Arenas y To- Por aquellos años Colección Cubana más Fernández Robaina, autor de (Sala Cubana hoy) era un centro de Confesiones de dos mujeres públicas, cita de intelectuales sólidos, los que es- experimentaron situaciones muy simila- taban en proceso de formación y los res en su trayectoria de formación pro- que ni tan siquiera aspiraban a serlo. En fesional. ese grupo me ubicaba. Un día del año 1965 o de 1966, llegué a De forma espontánea se formaban ver- la Biblioteca Nacional con mis grados de daderas tertulias que se extendían has- sargento de las Fuerzas Armadas Re- ta la cafetería. Se abordaban temas volucionarias, sin recomendaciones de 136 historiográficos, las polémicas actuales, músicos y a todos los que acudían a comentarios de libros, investigaciones ella, trabajaba en investigaciones acer- históricas en curso, chismes, por qué no. ca de la música en la etapa colonial, la litografía en Cuba, entre otros temas En estas tertulias informales vesperti- novedosos. Aquí también fuimos testi- nas, Manuel Moreno Fraginals leyó gos del proceso de gestación de obras muchísimas páginas de El Ingenio que biográficas de Abelardo Padrón Valdés construía día a día. Y también perma- como la de los generales José Maceo, necíamos atentos sobre las visicitudes Flor Crombet y Guillermo Moncada, editoriales para su publicación. Hecho sólo por citar algunas. que la Editorial de Ciencias Sociales materializó en 1978. Sin hiperbolización podemos afirmar que el inventario de nombres que par- Por su parte, Luis Felipe Le Roy y ticipan con cierta frecuencia en estos Gálvez –ilustrado y olvidado historia- contactos –influían en nuestra forma- dor– nos argumentaba acerca de su hi- ción cultural– en Colección Cubana lle- pótesis sobre los ocho estudiantes de naría unas cuantas cuartillas. A manera medicina fusilados en 1871 por el co- de ilustración mencionemos a la siem- lonialismo español, acuciosa investiga- pre bien recordada bibliotecaria Elena ción que culminó en un libro que tiene Giraldez, Juan Pérez de la Riva, Pedro en su haber posiblemente un récord ne- Dechamps Chapeaux, Jorge Ibarra gativo tipográfico, pues el propio autor Cuesta, César García del Pino, Araceli le halló más de cien erratas. No sé si García Carranza, Carlos del Toro, Olga esta marca ha sido superada, de todos Cabrera, Enrique Fernández, Carlos modos como se dice en béisbol es un Fariñas (el compositor), Alberto buen average. Muguercia (el hombre del son y la Má Teodora), Rodolfo Sarracino, Enrique Hiram Dupotey Fideaux no cesaba de López Mesa, Siomara Sánchez (secre- insistir sobre la trascendencia del Dia- taria de la Revista de la Biblioteca rio del soldado, de Fermín Valdés Nacional), Ramón de Armas y Virgilio Domínguez y la necesidad de su publi- Perera. cación. Hoy este Diario... se ha con- vertido en una rareza bibliográfica, pues La Biblioteca Nacional me facilitó la no llegó a publicarse el quinto y último oportunidad de conocer y sostener ins- tomo y muchos ejemplares de los cua- tructivas conversaciones con Cintio tro anteriores se convirtieron en pulpa Vitier, Fina García Marruz y Octavio de papel por decisión de un inquisidor Smith del grupo Orígenes. José burócrata. Zacarías Tallet me relató vivencias como escritor y anécdotas no sólo de Guillermo Sánchez comentaba cómo se su vida intelectual y de su libro La se- enriquecía su investigación acerca de los milla estéril, sino también sus relacio- artistas plásticos, fotógrafos... Zoila nes con Rubén Martínez Villena, Pablo Lapique, enfebrecida, además de ayudar de la Torriente Brau, Raúl Roa y mu- a historiadores, escritores, cineastas, chos más de la generación del 30.

137 En Colección Cubana se gestó mi in- quedo con la frustración de no exten- vestigación histórica sobre la guerra de derme en algo así como personajes cé- la independencia en La Habana y la lebres de la Biblioteca Nacional. Sin muerte de Antonio Maceo en el com- pretender competir con Escriba y Lea bate de San Pedro el 7 de diciembre de incursionaríamos desde el enigmático 1896. Libro que recibió la solidaridad de Isac René con sus enormes patillas y Elena Giraldez, Luis Felipe Le Roy y obsesionado con escribir, escribir sin Zoila Lapique al financiar los gastos saber que el pintoresco José Peñalver mecanográficos. estaba enfrascado en su historia del cir- co en Cuba, hasta el ensayista Walterio Sería un pecado imperdonable y una ac- Carbonell que aún da peculiar vida a la titud desagradecida si no hago referen- Biblioteca Nacional. cia a la Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, que, dirigida por Al cumplir cien años la Biblioteca Na- Juan Pérez de la Riva, alcanzara presti- cional José Martí con profundos cam- gio nacional e internacional. Reputación bios, preserva su función tradicional de que continuó con Julio Le Riverend y, contribuir a la vieja formación y desa- actualmente en su nueva época, comien- rrollo de la intelectualidad cubana. Nue- za a ubicarse en lugar de vanguardia de vas generaciones de bibliotecarios hacen la cultura cubana. Pues en esta revista vigente este legado en condiciones muy recibí mi primera desilusión con un no diferentes. Pues hoy llegan a sus Salas de Pérez de la Riva cuando pretendí pu- de lectura profesionales con oficio, pero blicar un deficiente artículo sobre el al- que requieren del conocimiento impres- zamiento de Mario García Menocal en cindible de los bibliotecrios. 1931 y su repercusión en el suroeste ha- banero. Pero fue en esta revista donde Si algo tuviera que pedir a los bibliote- publiqué mis primeros artículos especia- carios cubanos actuales, a propósito de lizados por decisión de Pérez de la Riva. este centenario de la Biblioteca Nacio- nal José Martí, consistiría en que borren Sin dudas me quedan tantas cosas por la palabra abominable e inexacta de decir, pero la cuota de cuartillas que me usuario que ha sustituido a lectores, in- asignaron me limitan. No obstante, me vestigadores, estudiantes...

138 Los estudiantes de los años 60-70 ne- Tertulias en la cesariamente desarrollaban múltiples habilidades, porque había pocos libros. Biblioteca Grupos completos debían leer las mis- mas obras en un mínimo de tiempo. Se Ana Cairo utilizó la modalidad de “cooperativas” donde se hacía un inventario preciso de Ensayista y profesora de la Universidad de La Habana ejemplares en cada biblioteca pública, y se organizaba una cola estricta de tur- nos para leer. En ocasiones, para tex- tos de consulta adicionales, se dividían los En octubre de 1967, matriculé en la materiales a fichar y se intercambiaban; Escuela de Letras y Arte de la Uni- también se macanografiaban, conferen- versidad de La Habana. Entonces se cias (prestadas por los profesores) y se vivía sin calendarios docentes rutina- recirculaban dentro del grupo. rios. Por ejemplo el curso 1969-1970, comenzó en noviembre; se dio un mes Todos los alumnos trabajaban cuatro de clases y se partió para la gran za- horas diarias (de lunes a viernes) en fra, o el trabajo social y se regresó en prácticas profesionales y en la sesión mayo; se reanudó en junio el curso y contraria, o recibían clases o prepara- se transitó casi sin vacaciones por los ban materiales para las asignaturas, sin dos semestres. contar el tiempo que se destinaba a re- uniones y a otras “tiñosas” (en argot En el curso 1971-1972, el profesor Ro- estudiantil). berto Fernández Retamar inauguró con mi grupo una asignatura monográfica so- Como yo realizaba una práctica profe- bre José Martí. La bibliografía esencial la sional en la Casa de las Américas por constituían las Obras completas (veinti- las mañanas, solía utilizar su biblioteca siete tomos). Además, cada alumno ten- por las tardes, para de esa manera ga- dría que consultar otros tipos de libros para nar tiempo. elaborar un trabajo investigativo. En los Las obligaciones de lectura del encuentros, él entregaba una lista de lec- monográfico sobre José Martí, me lleva- turas (siempre bastante extensa), por lo ron a conformar una tercera sesión (la que resultó necesario prorrogar la dura- tade-noche) en la Sala Cubana de la Bi- ción de la asignatura a dos semestres, blioteca Nacional, donde estaban en un para cumplir los objetivos cualitativos. estante pequeño –en acceso libre– las Por la cercanía a la escuela de Letras, Obras completas y una amplia gama de las ventajas del horario (de lunes a sá- publicaciones y libros afines. Además, a bados de ocho de la mañana a once de pocos metros de la misma, se encontra- la noche, y los domingos en la sesión ba la Sala Martí, donde Cintio Vitier, Fina matutina), la Biblioteca Nacional era García Marruz y Teresa Proenza, labo- muy visitada por nosotros. raban con un entusiasmo permanente en ayuda de cualquier visitante.

139 En la Sala Cubana, descubrí una di- tir de alguna noticia; se oían datos eru- mensión de la vida cultural inimagina- ditos a propósito de una pregunta; sur- ble en mis experiencias previas. gía un consejo inesperado; o se veían, Después de las cuatro de la tarde, co- o leían, cuartillas de un libro en proce- menzaba el arribo de especialistas. El so de escritura. profesor Luis Felipe Le Roy (1910- 1978) –historiador de la Universidad de Mientras fui estudiante universitaria, me La Habana– llegaba acompañado de limité a observar aquellos intercambios Hiram Dupotey; Juan Jiménez mágicos (verdadero regalo de un “cie- Pastrana (1903-1987) saludaba con lo” para los intelectuales). Se acepta- mucha cordialidad; Pedro Deschamps ba a los jóvenes, a los desconocidos; te Chapeaux (1913-199?) sonreía y habla- atendían con generosidad. No obstan- ba en voz baja; Emilio Godínez (1940- te –con timidez– permanecía mirando 198?) seguía buscando textos de de lejos. Ramón Emeterio Betances, sin dejar de conversar; Juan Pérez de la Riva A partir de enero de 1973, cuando ya (1913-1976) abandonaba su “perrera” trabajaba como investigadora y profe- (o cubículo) y se sentaba en las mesas. sora en la Universidad de La Habana, Francisco Pérez Guzmán venía de la comencé a acercarme. Juan Pérez de redacción de Verde Olivo; Carlos del la Riva se encargó de presentarme, Toro (1936-2000) se escapaba del pe- porque los dos laborábamos en el gru- riódico Granma; Enrique López des- po de Estudios Cubanos y nuestro jefe cansaba de los disgustos autorales en era Ramón de Armas (1939-1977), los textos para la revista Santiago; quien tiempo después se trasladó a la Olga Cabrera traía a Isabelita Ibarra de Biblioteca y ya era otro contertulio. pocos años, la niña jugaba mientras ella También descubrí que en el Archivo leía; Zoila Lapique servía de ejemplar Nacional, el profesor José Luciano anfitriona; Manuel Moreno Fraginals Franco (1891-1989) animaba otra ter- (1920-2001) podía aparecer con noti- tulia desde su mesa habitual (la cual cias ya ficcionalizadas; Rafael Cepeda siempre tenía un retrato de Lenin). –siempre bondadoso– facilitaba un ma- Además compartí con investigadores nuscrito insospechado. que se nucleaban en la tertulia diverti- En los cursos de Literatura Cubana me da, que presidía José Antonio habían explicado que las tertulias eran Portuondo (1911-1996), en el Instituto una modalidad de trabajo intelectual de de Literatura y Lingüística. gran importancia; siempre se ilustraba A veces, se estructuraba en los asientos con la de Domingo del Monte (1803- de la galería que bordea la biblioteca de 1853), a finales de la década de 1830. la Sociedad Económica de Amigos del Pero, yo no había participado en ningu- País, o en el despacho de Portuondo. na. Los contertulios –nunca habituales– podían traer los temas más disímiles; se En las tertulias, he aprendido tanto que comentaba la actualidad diaria; se or- las considero verdaderos postgrados. ganizaba una ronda de opiniones, a par- 140 Por otra parte, me convencí que en es- zaban experiencias intergeneracionales tos diálogos informales y polifónicos se y se enriquecían gestos de colaboración practica una generosidad colectiva, una altruista. solidaridad intelectual admirable. Zoila Lapique, Francisco Pérez En la Escuela de Letras, se sabía que Guzmán, Enrique López, Rafael los profesores (personalidades de esti- Cepeda, Enrique Fernández, entre los muy disímiles) tenían el hábito de ser otros, pudieran testimoniar sobre los muy generosos y solidarios ayudando a gratos recuerdos de las tertulias en la los alumnos y a los graduados. Se vi- Biblioteca. vía con una noción de familia. Esta modalidad de diálogo intelectual En las tertulias de la Biblioteca, del Ar- no debería perecer. Quizás hay que in- chivo y del Instituto de Literatura, enten- sistir más en que las tertulias, cuya efi- dí la pervivencia de una similar noción ciencia y fecundidad ha sido de fraternidad. Comprobé que se trata- demostrada por más de ciento setenta ba de una tradición cultural; por lo ge- años en la cultura cubana, deben ser neral, ya se ha renunciado a la idea de estimuladas. formar discípulos; más bien se ha aspi- rado a inculcar el afecto de amigos, o En la Biblioteca, en el Archivo, en las colegas, la sinceridad y el respeto. facultades de la Universidad, podrían ampliarse los pequeños espacios para En el diálogo cordial –a veces apasio- que las tertulias se incrementen como nado y hasta algo ruidoso– se armoni- un beneficio y placer colectivos.

141 rante mis estudios universitarios encon- De mis buenos tré los textos que necesitaba. Ya en marzo de 1981 comencé mi vida recuerdos laboral en esta institución, al principio Marta B. Armenteros como ayudante de Fernando Guerrero, encargado de la promoción, pero ese Editora de la Revista de la Biblioteca Nacional trabajo, encerrada en una pequeña ofi- José Martí cina y recogiendo recados, me hacía sentir mal. Al comentárselo a Isora, esta me dijo que en el Departamento de Información para la Cultura y el Comencé a trabajar como insertada en Arte había plazas vacantes. El jefe era 1977, mientras estudiaba Filología en la Rubén Suárez con quien tuve muy bue- Universidad de La Habana, en la Bi- nas relaciones de trabajo. Logré entrar blioteca Nacional José Martí. El primer en el Departamento, el cual fue para día me pusieron en la Sala General, mí una gran escuela, y donde tuve la prestando servicios al público. No sé si suerte de que me enseñara la labor que por mi carácter tímido o mi tempera- allí se hacía Martha Haya, Martica, una mento, pero no pude soportar esa labor, de las personas más maravillosas que y hablé con la doctora Marina Atía, he conocido. Allí se confeccionaban fi- jefa del Departamento para que me chas bibliográficas, factográficas y re- cambiara, y así lo hizo. Por suerte, pasé súmenes de artículos de publicaciones a trabajar en la sección dedicada a los seriadas sobre arte y literatura de Cuba documentos de Naciones Unidas, en el y el mundo, y ello me ayudó a ampliar piso once, digo por suerte, porque la mi horizonte cultural. encargada de realizar esa labor era Isora Rodríguez, hoy una de mis mejo- Información para la Cultura fue el ini- res amigas y jefa del Departamento de ciador en la Biblioteca de la Adquisición. automatización del trabajo que se pro- ducía. Esta labor comenzó a realizarla A pesar de sentirme bien trabajando allí, Concepción Jaén, Conchita, con quien le tenía miedo al elevador y a los ruidos trabajé mucho, y a quien debo mis pri- que se sentían, sobre todo de noche. meros conocimientos sobre las bases de Gracias a ese miedo comenzó mi amis- datos y los procesadores de textos y tad con un trabajador intachable: Ángel que continúa dicha actividad en el De- Masó, desgraciadamente ya fallecido. partamento de Automatización. Tanto El trabajo como insertada fue mi primer Conchita como Martha Haya se con- acercamiento a la Biblioteca Nacional, virtieron en verdaderas amigas mías. pues nunca antes la había visitado, ya El Departamento era sui géneris den- que desde niña utilizaba los servicios de tro de la Biblioteca: en él casi todos los la biblioteca pública ubicada en el par- que trabajábamos éramos graduados de que Santos Suárez, biblioteca que por lengua extranjera, arte o literatura, sólo abandono se destruyó, y en la que du- 142 Junto al diseñador Luis Garzón en el Dpto. de Ediciones dos, Conchita y Elisa Brutau, eran de gra revitalizar la Revista, la cual con su Información Científico-Técnica y altas y bajas, ha salido con un nuevo Bibliotecología, y posteriormente Mar- formato y nuevos bríos. La publicación garita León cuando asumió la jefatura. es atendida y apoyada por la Allí existieron “personajes” recordados subdirectora de Promoción y Desarro- por los trabajadores más antiguos, como llo, Marcia Medina, quien pone sus María Caridad García, Masha; Mayda energías al servicio de que salga con la Abreu (ya fallecida); Hugo Recio; Ma- mejor calidad posible. ría Antonia Wong, la China; y otros que recuerdo con cariño, pues hicieron que Trabajar en la Revista en su nueva épo- ese período sea inolvidable . ca con Araceli García Carranza como jefa de redacción, ha sido una experien- Por problemas internos y externos, el cia maravillosa, pues ella, un personaje Departamento es desintegrado en 1991, dentro de las investigaciones bibliográ- entonces paso un período en el Depar- ficas, es un ser lleno de dulzura, com- tamento de Investigaciones, y poste- prensión y conocimientos que emana a riormente, ese mismo año, a la todos. En esta etapa ha sido insustitui- redacción de la Revista de la Biblio- ble el apoyo recibido por Ana Cairo, la teca Nacional, cuyo jefe de redacción profesora de la Facultad de Letras a era Rafael Acosta de Arriba, un gran quien casi todos los alumnos tenían mie- luchador porque la Revista se mantu- do, en la búsqueda de buenos textos viera y no desapareciera como sucedió para ser publicados. durante varios años. Desde que empecé a laborar en el De- En 1997 comienza una nueva dirección partamento de Ediciones he tenido va- en la Biblioteca con Eliades Acosta rios jefes, y trabajar con Rafael Acosta, Matos, quien entre otros objetivos, lo- Magaly Silva, José Antonio García y

143 Eddy Rodríguez ha constituido un pla- como el libro del concurso Leer a cer para mí, y también hacerlo con las Martí, y la Revista misma, no hubieran mecacopistas Célida (la Ñeñe), María podido publicarse. Luisa, Sonia y Rosario Gutiérrez, quie- nes realizaban un trabajo excelente y No quisiera terminar estas palabras sin muy profesional. recordar a algunos de los que me han permitido sentirme unas veces bien y En el Departamento tuve el honor de otras mal en la institución, pero a quie- trabajar con el editor Esteban Llorach nes quiero y recuerdo con cariño y que en los dos primeros libros del Concur- hicieron y hacen que la Biblioteca con- so Leer a Martí. Llorach, quisquilloso tinúe siendo un valuarte de la cultura cu- como buen editor, siempre me ha pres- bana: Elena Giraldez, Cleva Solís, tado gran ayuda y me ha enseñado al- Obdulia Castillo (Yuya), Alberto gunas de sus experiencias, lo que Muguercia, Roberto Friol, Walterio siempre le agradeceré. Carbonell, quien sigue siendo un perso- naje dentro de la institución, Israel Actualmente agradezco mucho las en- Echevarría, Zoila Lapique, Tomás señanzas y el apoyo recibido por Luis Fernández Robaina, Emilio Setién, Juan Garzón, diseñador y especialista Miriam Martínez, Elena Graupera, To- del complejo de galerías “El reino de más Fernández Robaina, Gloria Jovel (la este mundo”, sin cuya ayuda muchos salvadoreña), Máximo Díaz, Miguel Ga- de los trabajos que se han asumido rrido (Miguelito) y tantos otros a quie- nes les doy las gracias.

144 El comienzo de la automatización en Hace diecisiete la Biblioteca Nacional se remonta, pues, a la llegada en 1984 de una pe- queña computadora con su impresora, años... marca NEC PC-8001 mkII, de 8 bits, Concepción Jaén Basté bajo sistema operativo CP/M 80. Por no disponer de disco duro se estudió Analsista del Dpto. de Automatización en cuál proceso bibliotecológico utili- zarse que no requiriera de mucha me- moria. Se decidió entonces comenzar la nueva actividad automatizando la Diecisiete años hace que la Biblioteca edición de un producto informativo bi- Nacional dio sus primeros pasos en la ac- bliográfico: el boletín bibliográfico del tividad de automatización. Diecisiete años Departamento de Información para la de duro esfuerzo para mí, con alegrías, Cultura, que brindaba información so- con tristezas, con angustias, con éxitos, bre la cultura y el arte requerida por conociendo a mucha gente que me ayu- dirigentes, investigadores y creadores. daron, y a otras tantas a las que ayudé. A la aplicación, programada en el len- Al mirar hacia atrás me parece que ha guaje de gestión DBASE II, se le de- sido un soplo el tiempo transcurrido en nominó BOLCULT. Los programas estas diecisiete primaveras. elaborados para la obtención del cuer- Laboraba en el Departamento de Infor- po bibliográfico y sus diferentes índi- mación para la Cultura y el Arte cuan- ces fue realizado por el licenciado do un día en la primavera del año 1984 Eberto Castillo del entonces Centro de se me preguntó si me agradaría iniciar Informática Aplicada a la Gestión la actividad de automatización en la ins- (CINAG-CEPES) de la Universidad titución. No vacilé en responder afir- de La Habana, el que recuerdo con mativamente. mucho cariño y de quien aprendí en cada sesión conjunta de trabajo siem- Aceptar ese compromiso conllevó a pre- pre algo nuevo. pararme con mayor rigor en los conoci- mientos preliminares sobre computación Desde el inicio fui designada a asumir que había adquirido durante la licencia- el control de la calidad del trabajo que tura en Información Científico-Técnica se ejecutaba en cuanto a la presenta- y Bibliotecología concluida en 1979. Un ción correcta desde el punto de vista postdrado sobre Sistemas Automatizados técnico de la información especializa- de ICT con una duración de dos años, da que se ponía al servicio de los impartido en el Instituto de Información usuarios, así como en la asesoría y en- Científico-Técnica (IDICT), dio inicio en trenamiento a mis compañeros en el septiembre de ese año 1984, a mi su- Sistema Operativo y diferentes pro- peración en la nueva actividad que asu- gramas que podían correr en la NEC mía el centro. Concluido este, muchos de ocho bits, la que ya comenzaba a cursos más se sucedieron. ser desplazada por computadoras de dieciséis bits. 145 No quiero dejar de resaltar el entusias- de la edición automatizada de los bole- mo que tenía por aquel entonces el co- tines (año 1990), porque el diseño de lectivo que laboraba en el ya nuevas bases de datos se incrementaba mencionado Departamento, comenzan- velozmente y no me era posible asumir do por la compañera que lo dirigía, Mar- tantas tareas. Pero, en contraste con garita León, y el resto de mis Marta Beatriz había otras compañeras compañeras. Nos sentíamos orgullosos que eran un “dolor” entrenarlas, tenían, de ser el Departamento “pionero” en la entre otras cosas, miedo a romper el automatización de la Biblioteca, activi- teclado, entre ellas, una compañera muy dad esta que ya estaba en casi todas “sui generis”, María Caridad García, las instituciones de información, pero más conocida por Masha. Fue una eta- que aún no había llegado a la Bibliote- pa muy especial para el Departamento ca Nacional. de Información para la Cultura, una etapa de éxitos, de alegría.

Comenzaron a llenarse los primeros registros de BOLCULT con la temá- tica de Literatura, y así poco a poco se fueron imprimiendo boletines con 150 registros. Por carecer de disco duro se almacenaron un gran número de diskettes. En ellos solo podían en- trar 600 registros, lo que daba por re- sultado la salida de cuatro boletines. Este fue el inicio de la primera base de datos bibliográfica de la Biblioteca Nacional, compartimentada en diskettes de 5¼. Inicialmente en cin- co temáticas: Literatura, Artes Plásti- cas, Música, Teatro y Danza, y Problemas Generales de la Cultura. Posteriormente se incorporaron Bibliotecología e Información Científi- ca, y Edición y Comercio del Libro. La primera de mis compañeras que en- trené en la computadora lo fue la El trabajo ininterrumpido de la base “benjamina” del colectivo, Silvia Ibáñez. compartimentada deCultura y Arte en- Después, poco a poco fueron pasando grosó su número de diskettes. Se con- el resto del colectivo por el cubículo del tabilizaban más de 13 000 registros tercer piso donde se encontraba la almacenados. Era necesaria ya la ad- computadora. Algunas aprendían rapi- quisición de un equipo con disco duro, dísimo, recuerdo a Marta Beatriz que permitiese un almacenamiento di- Armenteros, la que por su capacidad ferente al que se tenía. habían escogido para dejarla al frente 146 A finales de 1988 llega por fin una CULTA1 y está diseñada usando las computadora IBM PC/ AT (marca etiquetas del formato MEKOF-1, pri- LTEL) con sistema operativo MS-DOS. mer formato de intercambio emplea- Una nueva tarea tuvo que acometerse: do en la Biblioteca dado el el traspaso de los registros almacena- compromiso que la institución tenía en dos en una NEC mkII (S.O. CP/M 80) participar en la formación de una base para una IBM PC (S.O. MS-DOS). de datos colectiva del sistema SAI- Para ello contacté (mayo del 1989) con INTERINFORMKULTURA, forma- el Centro de Computación del Minis- do por países del CAME, cuya sede terio de Relaciones Exteriores lo era la Biblioteca Lenin, de Moscú. (MINREX), que poseía el programa En este formato fueron diseñadas, convertidor que se necesitaba. además de CULTA1, otras tres bases: BOLET que continuaba los trabajos de Posteriormente, con los nuevos datos los boletines de cultura y arte con ar- solicité trabajar con una IBM PC mo- tículos de publicaciones seriadas cuba- delo XT en la Universidad de La Ha- nas; REFER, la cual almacena bana, para lograr el pase intermedio de artículos de publicaciones seriadas ex- la base de datos que sería introducida tranjeras; y CUBA, que recogía los a nuestro equipo. artículos publicados sobre Cuba en el extranjero. Otro cambio sustancial al que conllevó el nuevo equipo lo fue la nueva estruc- En la actualidad dos de estas bases se tura del Boletín Bibliográfico que con- han unificado bajo el nombre de PSAN templaba además de los artículos de (analíticas de publicaciones seriadas) y publicaciones seriadas, la inserción del se ha mantenido aparte la de Cuba, re- tipo de documento conocido como ana- nombrada ahora como CUBAEX, to- líticas de libros. Para ello Eberto Cas- das pertenecientes al Departamento de tillo confeccionó otro programa, pero Publicaciones Seriadas. esta vez en DBASE III. La totalidad de las bases de datos que Poco tiempo después el nombrado Sis- se crearon en la Biblioteca entre 1989 tema Gestor de Bases de datos Micro- y 1997 fueron diseñadas siguiendo un for- ISIS apareció ante nosotros. Un total mato local o propio, utilizando por su- de 17 766 registros ya tenía la base de puesto el ISIS. Un total de más de datos de Cultura y Arte. Nos dimos a setenta, según las especificaciones del la tarea de estudiar bien el ISIS para Departamento que las solicitaba, y acu- poder exportar los registros de mulan información valiosísima almace- DBASE III a ese sistema. Después nada en la institución, entre ellas hay que de logrado esto, se continuó un tiem- destacar las bases que recopilan la Bi- po más actualizando esa primera base, bliografía Cubana tanto la del siglo XIX, pudiéramos decir “antológica”, la que como la de los años 1992-1993; 1994- llegó a un total de 18 306 registros, y 1996 ; y 1997 del siglo XX, también la de ahí se quedó. Ella aparece en la Red la Bibliografía Mínima Cubana, de de la Biblioteca bajo el nombre de Araceli García Carranza, que dio lugar

147 en 1997 al primer CD Rom de la Biblio- intercambio bibliográfico UNIMARC teca: Cultura cubana: una aproxima- en el diseño de nuevas bases de datos. ción bibliográfica, y muchas otras de Este se conoció durante la 60 Confe- personalidades importantes como la de rencia de la Federación Internacional Ernesto Guevara, Félix Varela, Fernan- de Asociaciones Bibliotecarias do Ortiz, José Raúl Capablanca, Manuel (IFLA’94), que se celebró en La Ha- Cofiño... No puede dejarse de destacar bana, y fue interés de la institución su el tipo de base terminológica EPIGR, estudio y adecuación. que sigue actualizándose y contiene los encabezamientos de materias (epígrafes) Ya la nueva estructura ha sido diseña- utilizados en la institución. Así también da y se denomina BMAR. De ella se son importantes la base de la colección desprenderán nuevas bases. Comienza Raventós, la correspondencia de José una nueva etapa donde el camino ya se Lezama Lima, la cartografía cubana del ha trillado y el relevo está asegurado. siglo XIX, etcétera. Otras diecisiete primaveras sucederán a las que acabo de vivir... A partir del año 1999, un salto cualita- tivo se está dando en la Biblioteca Na- Gracias a todos por la ayuda brindada. cional: la aplicación del formato de

Dpto. de Automatización

148 LOS TRABAJOS Y LOS DÍAS

Impresos del siglo XIX en los umbrales del XXI: control bibliográfico y custodia de un fondo de carácter patrimonial Olga Vega García Investigadora de la Biblioteca Nacional José Martí

ha sido abordado con frecuencia en la bibliografía disponible a escala interna- cional, a pesar de que se trata de un siglo en el cual se manifiestan de for- ma paralela los productos de la impren- ta manual y los de la mecánica. Como etapa de transición presenta contradic- ciones que se reflejan con mayor agu- deza en la medida que transcurre el tiempo y motivan que haya que tomar urgentes medidas en lo que respecta al tratamiento diferenciado de las produc- ciones de ese período, a pesar de no te- ner una gran antigüedad, pero sí en Tomado de: Histoire naturelle des espéces ocasiones un alto valor bibliográfico y novelles de singes, de Johann Baptist von comercial. Spix, de 1823 La Biblioteca Nacional José Martí du- El tema de la labor a realizar con las rante la última década se dedicó a la colecciones conformadas por ejempla- investigación de las colecciones corres- res impresos en el siglo XIX no siempre pondientes a obras publicadas entre los

149 siglos XV-XVIII, dentro de la temática de na: una aproximación bibliográfica, sus Fondos raros y valiosos, por tratarse editado por la Biblioteca Nacional José de las más antiguas, no obstante, se es- Martí,2 el cual permitió acumular expe- tudiaron también otras de períodos pos- riencias que sirvieron de punto de par- teriores y se hizo énfasis en perfeccionar tida para trazar una serie de pautas a su control bibliográfico y su caracteri- seguir en lo que respecta a la digita- zación partiendo del hecho de que el lización de títulos cubanos de los siglos estudio de estas colecciones coadyuvan XVIII-XX, y, en lo que respecta al período al descubrimiento de la singularidad de l801-1900 (que es de hecho el objeto de uno u otro tipo de libro hecho en una este artículo) ofrece una síntesis de los etapa determinada del desarrollo de la títulos más importantes producidos en la imprenta. isla, acompañados de imágenes de sus portadas, ilustraciones relevantes, o cual- Un ejemplo de esta labor es el trabajo quier otro elemento de interés. de diploma defendido en 1997 por la estudiante del Departamento de Ahora, con la llegada de un nuevo si- Bibliotecología y Ciencia de la Informa- glo se hace imprescindible profundizar ción, Ania Alfonso Alderete, titulado en las características de estos libros Colección especial de libros del si- con vistas a poder identificar cuáles son glo XIX atesorados en la Biblioteca las joyas bibliográficas que se destacan Nacional José Martí,1 el cual se com- dentro de una colección de por sí volu- plementa con la labor llevada a cabo minosa, y a priorizar las medidas a to- por el Departamento de Bibliografía mar para la salvaguarda de tan valioso Cubana tendiente a la actualización de patrimonio cubano. la Bibliografía cubana del siglo XIX de Carlos Manuel Trelles y Govín, va- Características generales de los im- liéndose igualmente de estudiantes de presos del siglo XIX que se ponen de la carrera antes mencionada, median- manifiesto en el estudio realizado te la cual se logró llevar a cabo el con- trol bibliográfico de lo publicado en El siglo XIX se caracterizó por conlle- gran parte de las décadas de ese siglo, var profundas transformaciones técni- consultando para ello no solamente los cas en el arte de la producción de fondos de la Biblioteca Nacional José libros, sustituyéndose los métodos Martí, sino de otras que se prestigian artesanales empleados hasta entonces por contar con ricas colecciones de im- por sistemas mecanizados: se inventa- presos cubanos: la de la Sociedad Eco- ron las máquinas de componer: linoti- nómica de Amigos del País (Instituto de po y monotipo; se perfeccionaron las Literatura y Lingüística) y la Rubén prensas; se utilizó la litografía para ilus- Martínez Villena, de la Universidad de trar los libros, lo que unido a la fotogra- La Habana. fía permitió aumentar la calidad de las ilustraciones; se empleó la pulpa de Este trabajo se complementa también madera en el proceso de fabricación del con la primera parte del repertorio con- papel y se logró la casi completa me- tenido en el CD-Rom Cultura Cuba-

150 canización del mismo; incluido el pro- En lo que respecta al papel, la sustitu- ceso de encuadernación. ción del papel de trapo por el de ma- dera permitió una mayor disponibilidad Por otra parte, los estilos imperantes en de materia prima coadyuvando a un el arte de la época se reflejaron en las abaratamiento de su costo. Sin embar- páginas de los volúmenes: neoclasi- go esta se hizo menos resistente y dis- cismo, romanticismo, realismo y art minuyó por tanto su calidad, tendiendo nouveau, puesto que no es posible des- a degradarse con más facilidad, lo que vincular el libro de su entorno. En lo que hizo disminuir el tiempo de permanen- respecta a la ilustración, texto e ima- cia de los documentos en buen estado gen no se integraron tanto como en épo- de conservación. cas anteriores, sino que se deslindaron las profesiones de tipógrafo y grabador. Todas estas características se ponen de Renació la xilografía, obteniéndose manifiesto tanto en los libros cubanos resultados más novedosos; además, como en los extranjeros. junto con el grabado en cobre se uti- lizó el grabado en acero. La litogra- Ingreso de impresos del siglo XIX al fía, por su parte, permitió al artista fondo de la institución dibujar directamente sus imágenes, ayu- dó en la evolución de cubiertas artísti- La Biblioteca Nacional José Martí se cas de los volúmenes a la rústica. funda con el siglo XIX, por decreto del Luego la fotografía contribuyó a la gobierno interventor norteamericano y reproducción de las ilustraciones y los sobre la base de los fondos donados por primeros procesos fotográficos permitie- su primer director, Domingo Figarola ron obtener una copia más exacta de Caneda. Empobrecida durante los pri- la realidad, a la vez que el uso de los meros cincuenta años de su historia, ya medios tonos. a partir de 1959 comienza a enriquecer su llamado Fondo antiguo con coleccio- En cuanto a la encuadernación se pro- nes compradas, donadas o recupera- dujeron cambios debido a los nuevos das. No todos los documentos procedimientos mecánicos que se co- pudieron procesarse en aquel entonces, menzaron a emplear, a la variedad de concentrándose en depósitos de donde materiales utilizados y a las tendencias fueron extrayéndose en la medida que del arte, que dieron lugar a una varie- se contaba con personal capaz dad de estilos en las mismas. Un in- de catalogarlos y clasificarlos, ya que terés por la encuadernación antigua la llegada de la producción nacional, provocó que se hicieran copias de pro- que comenzaba a incrementarse, había ducciones de épocas anteriores. En las de priorizarse para llevar a cabo la com- últimas décadas apareció un nuevo pilación de la Bibliografía Cubana. Por tipo, la parlante, que daba a cono- otra parte, el desarrollo del país reque- cer el contenido del libro a través de ría de un urgente procesamiento de los imágenes en las tapas y ya a finales documentos científicos que con muchas del siglo proliferó el uso de las dificultades se obtenían en medio del sobrecubiertas. bloqueo a que estaba sometida Cuba.

151 La recepción de nuevas colecciones autores ni tienen a su disposición provenientes de personalidades de la metodologías en castellano que ayuden cultura cubana, obtenidas por donación a conformar este tipo de colecciones. o por compra a los familiares, continuó Los especialistas deben interiorizar que engrosando ese fondo, de donde hoy a la hora de incorporar libros del siglo pueden extraerse ejemplares muy va- XIX a un acervo han de tener en cuen- liosos en medio de muchos otros que no ta además de la importancia del autor lo son tanto. o el tema otros aspectos como la anti- güedad del ejemplar, el número de la En el caso de los documentos cubanos edición y de la tirada, si se trata de un siempre resulta más sencillo sentar las ejemplar único, numerado o fuera de pautas de una política de formación de comercio, si ostenta la firma de su ilus- colecciones que ayude a la selección de trador, editor, autor, o cualquier otra libros del siglo que se estudia. Para la personalidad relevante, la fama del im- Biblioteca Nacional todos los impresos presor, la calidad excepcional o rareza cubanos del XIX resultan relevantes, así del material escriptóreo, características como también los de autores cubanos particulares de su formato y de su ti- producidos en el extranjero. Igualmen- pografía, presencia de ilustraciones va- te se atesoran los que tratan sobre el liosas, de anotaciones escritas por país y sus naturales. En lo que respec- personajes célebres, encuadernación y ta a las bibliotecas públicas provincia- procedencia. les del país, tampoco existen dudas acerca de los impresos cubanos del si- Un rasgo muy particular es la existen- glo decimonono que deben ser ateso- cia de los llamados por Buonocore8 li- rados en las Salas de Fondos raros y bros truffés, que no son más que valiosos de dichas instituciones.3 No aquellos volúmenes a los que se les in- ocurre lo mismo cuando se trata de li- sertan en sus guardas o páginas manus- bros extranjeros, cuyo volumen en los critos, fotografías originales, grabados, depósitos es considerable y no siempre otros impresos como folletos o volan- el personal está consciente de los tes, recortes de época, muchos de ellos parámetros a tener en cuenta para es- más valiosos por lo general que el tablecer la rareza bibliográfica de un ejemplar que sirve de soporte. En la volumen en específico. mayoría de los casos, cuando los biblio- tecarios se enfrentan a ellos por primera En el trabajo de diploma de Ania Al- vez no saben qué hacer, por lo que se fonso se profundizó en los aspectos a limitan a catalogarlos sin consignar los considerar cuando se necesitaba con- anexos que acrecientan su rareza. formar una colección de impresos ex- Ejemplos notables son los dos ejempla- tranjeros producidos en el período res del Diccionario biográfico de 1801-1900, ya que si bien existen algu- Francisco Calcagno publicado en New nos estudios teóricos sobre el tema de York entre 1878-1886, uno pertenecien- Ezcurdia,4 Breillat,5 Pinheiro,6 Brun,7 te a Vidal Morales y Morales y otro a entre otros, los bibliotecarios cubanos Carlos Manuel Trelles y Govín, en el no siempre conocen las obras de esos cual se mezclan recortes, fotos y ma- 152 nuscritos que los convierten en piezas una gran cantidad de obras de consul- únicas de gran valor. Otro ejemplo es ta la información sobre autoridades, epí- el volumen de Carta de un america- grafes de materia, historia de una no al español sobre su número XIX de determinada edición, fechas o cualquier José Servando Teresa de Mier (Lon- otro dato que deba consignarse en los dres, 1811), que incluye apuntes ma- campos que componen los registros. No nuscritos y un retrato calcado en papel debe olvidarse que un libro antiguo o uno de China, que también fue propiedad moderno que se considere dentro de la de Vidal Morales y Morales. categoría de los raros y valiosos no puede procesarse de manera simplifica- Igualmente se desconocen los factores da, ni puede obviarse la acuciosa inves- que disminuyen el valor de un libro, ta- tigación que ha de formar parte de la les como faltantes, márgenes muy cor- descripción bibliográfica. Además del tados, deterioro del ejemplar debido a la sinnúmero de repertorios de consultas incidencia de agentes físicos, químicos tradicionales, en la actualidad se cuenta o biológicos, entre otros. En líneas ge- con la rica información en formato nerales no existe una preocupación por electrónico que está disponible median- cotejar varios ejemplares de una misma te la consulta en Internet, que ayudaría obra y mucho menos de reflejar las de- grandemente a solucionar los tradiciona- ficiencias detectadas en el registro bi- les problemas de desactualización de bliográfico. obras de referencia que hasta el momen- to han venido confrontando los bibliote- Como productos de la imprenta manual, carios cubanos, pero para ello es ejemplares de un mismo título no siem- necesario un adiestramiento en el uso de pre son exactamente iguales, aun cuan- las nuevas tecnologías y sobre todo un do aparentemente estén completos. Es equipamiento idóneo para poder navegar imprescindible, por tanto, controlar to- con una determinada rapidez. dos los que hayan llegado hasta nues- tros días para poder seleccionar el más A nivel internacional, como parte de la completo, que será el que deberá ser labor desarrollada para la confección digitalizado y servirá de base para ha- de las ISBD se han delimitado además cer una edición facsimilar si su valor lo de las ISBD(M) dedicadas a la descrip- amerita. En ocasiones esa elección se ción bibliográfica de los libros y folletos, dificulta dada la riqueza de la informa- tomadas como base para la redacción ción que se le ha insertado al original. de la norma cubana empleada para la catalogación de ese tipo de documento, Control bibliografico de ejemplares unas ISBD(A) destinadas a los impre- del siglo XIX sos antiguos, pero como la frontera en- tre el libro producido en la etapa de la Como se ha comprobado en la Biblio- imprenta manual y la de la imprenta me- teca Nacional José Martí a lo largo de cánica es tan imprecisa, se ha decidido un decenio de trabajo de investigación tener en cuenta estas últimas cuando de en el campo de los libros raros y valio- ejemplares de una gran rareza se trata, sos, resulta imprescindible localizar en con vistas a reflejar con el ma- 153 yor nivel de minuciosidad aspectos que Como ejemplos de volúmenes muy va- deben ser destacados en los registros. liosos se cuentan: El empleo del formato UNIMARC a la hora de conformar las hojas de trabajo · Un volumen traducido al inglés, The garantiza ampliar los puntos de acceso Island of Cuba, del barón Alejandro de y enriquecer las posibilidades de bús- Humboldt , el cual cobra excepcional queda de la información, pero hace aún valor por tener anotaciones manuscritas más complejo el procesamiento de es- de su autor referidas a omisiones y mo- tas obras. dificaciones hechas por Thrasher duran- te su traducción, y luego otra inscripción Acceso a colecciones de libros va- de don Fernando Ortiz, propietario del li- liosos del siglo XIX bro, acreditando que los apuntes manus- critos son auténticos. La llegada del nuevo milenio ha hecho renacer una serie de problemas que se · Lecciones elementales de la histo- mantenían latentes durante el siglo XX ria general de los animales, de 1834, vinculados con las colecciones de li- de Georges Cuvier, anotadas por bros raros y valiosos, uno de los más Tranquilino Sandalio de Noda (1808- importantes es el acceso a ejemplares 1859), el cual es considerado por que por su contenido o por su valor Calcagno como “una de las inteligen- material resultan muy cotizados, y que cias más fecundas que ha producido por su escasez en el mercado son nuestro país”, y por su labor científica prácticamente irrecuperables y cada resulta una figura de primera línea den- día lo serán más. Los curadores de tro del siglo XIX cubano. Los dos libri- colecciones de este tipo de documen- llos resultan muy curiosos porque hasta to deben resolver en los distintos paí- en los cantos tienen notas manuscritas, ses la contradicción que se presenta resultando de interés para cualquier es- entre la necesidad de custodiar celo- pecialista en la materia. samente los ejemplares y la exigencia de los usuarios de acceder a ellos para Si bien durante décadas en la Biblio- su consulta. La adopción de medidas teca Nacional José Martí estaba abierto tendientes a solucionarlas no siempre el acceso a las colecciones de carác- satisfacen a unos y otros, puesto que ter patrimonial, limitándose en casos ambos, desde sus puntos de vista, tie- excepcionales a la presentación de car- nen la razón. Los primeros son los res- tas donde se hacía constar el carácter ponsables de garantizar su de la investigación que se llevaba a preservación y por lo tanto de tomar cabo, en los últimos años ha tenido que todas las medidas tendientes a lograr- restringirse cada vez más la manipula- lo, los segundos necesitan leer los tex- ción de originales considerados valiosos tos contenidos en los impresos y para por determinada característica, material ello exigirán por todos los medios a su o de contenido. El abuso indiscrimina- alcance que se les permita esto, aun do fue agravando el estado de conser- a costa del deterioro progresivo de los vación de éstas, a lo que se añadió la originales. influencia de factores físicos, químicos

154 y biológicos que motivaron que muchos cir que el usuario ha de saber que el ejemplares no puedan ya ser ni legibles documento se le entrega a él y no a ni salvados. Por ello, a partir de sep- una tercera persona. tiembre de 1999 se inició un proceso de inscripción de usuarios que trajo Otro aspecto que se trata es el concer- como consecuencia la definición de ca- niente a la manipulación de los libros o tegorías: investigadores, profesionales y publicaciones periódicas, enumerándo- estudiantes (de nivel medio y superior). se una serie de recomendaciones sobre Se estableció además como categoría la base de las que se hacen en otras especial la del usuario honorario desti- instituciones similares. Se precisa que nada a personalidades cubanas o ex- en el caso de documentos sueltos que tranjeras que se han ganado esa se encuentren conservados en sobres distinción por la vinculación que durante o cajuelas, debe cuidarse de que man- años han mantenido con la institución. tengan la ordenación establecida, evitan- do que se mezclen los pertenecientes a Otra medida adoptada fue la elabora- diferentes colecciones. Se enumeran ción de un reglamento para la consulta igualmente las sustancias u objetos pro- de los documentos especiales, esto es, hibidos en el área de consulta de los de los libros raros y valiosos, los ma- documentos valiosos. nuscritos, las fotografías originales, los grabados, los materiales cartográficos Como detalle de sumo interés se deter- valiosos, las partituras manuscritas o mina no autorizar el acceso a los docu- cualquier otro que por su valor o rare- mentos especiales con otros fines za bibliográfica merezca ser consulta- diferentes a los de estudio, quedando do con un mayor cuidado para prohibida la reproducción de los mismos garantizar una mejor conservación. en cualquier soporte sin la autorización Aunque no se va a explicar al detalle expresa del director de la institución, en dicho reglamento se pasarán a comen- el marco de la Ley de Derecho de Au- tar algunos de los aspectos más impor- tor. En el caso de que éste autorice al- tantes que contiene. gún tipo de reproducción, la misma estará sujeta a una tarifa y un contrato espe- En primer lugar, se especifica la for- cial. Cualquier infracción del reglamen- ma de acceder a los documentos me- to conlleva la suspensión del servicio. En diante la presentación de una carta los casos en que esta perjudique la inte- aval en la cual se precise el tipo de gridad del documento, la dirección se re- material que necesita consultar, el serva el derecho de tomar las medidas tiempo de duración de la investigación pertinentes, amparada en la legislación que ha de realizar, y el tema general vigente en la República de Cuba. que va a desarrollar. Además se re- gula el traslado de los documentos a Como un último aspecto a tratar sobre otras áreas, prohibiéndose, salvo que el tema se presentan una serie de con- lo autorice el bibliotecario por una ra- sideraciones válidas no solamente para zón particular. El préstamo siempre va el personal de una biblioteca nacional, a ser intransferible, lo que quiere de- sino para cualquier especialista que ten-

155 ga a su cargo una colección de docu- lamente mediante la compra o canje de mentos raros y valiosos en los que se in- ejemplares raros y valiosos; en ocasio- cluyan impresos del período 1801-1900, nes entre los fondos sin procesar de una tanto en Cuba como en otros países. institución o en su mismo fondo gene- ral, existen volúmenes que por su im- Los especialistas han de continuar pro- portancia merecen recibir una atención fundizando en el concepto de libro raro, diferenciada. valioso o curioso partiendo del hecho de que la carga subjetiva que conlleva Debe continuar de forma permanente su alcance motiva que lo que puede te- el perfeccionamiento de los reglamen- ner valor para un país resulte insignifi- tos, tanto los dirigidos a los usuarios cante para otro. Esto se debe a que como los de uso interno para el perso- como patrimonio nacional el libro pro- nal en los que se indiquen procedimien- ducido en un determinado país adquie- tos y limitaciones para la adecuada re una relevancia que hace aumentar manipulación de los volúmenes, dándo- su demanda y por tanto su precio en el los a conocer a otros especialistas como mercado en el marco de las fronteras una manera de ir logrando un consen- del mismo, o en el extranjero, según el so a nivel nacional que contribuya cada caso. vez más a su uniformidad, lo que evita en mayor medida el rechazo por parte Hay volúmenes que indiscutiblemente de los usuarios y a veces por los pro- resultan muy preciosos, tal es el caso pios bibliotecarios. de Los ingenios, de Justo Germán Can- tero, el cual en cualquier lugar del mun- En países de clima tropical las condicio- do atrae la atención de libreros, nes desfavorables que agudizan el de- bibliotecarios o estudiosos por su cali- terioro de las piezas influyen de forma dad tipográfica y la belleza de su ma- decisiva en el número de ejemplares terial ilustrativo. A diferencia de él, un existentes y sobre todo en su estado de folleto aparentemente insignificante conservación. A eso se añade la caren- puede encerrar sorpresas, como por cia de recursos para hacer frente a otros ejemplo el titulado Habitantes en la factores que hacen peligrar la supervi- Luna, de sir John Herschel, impreso en vencia de muchos libros, aunque algunos Cádiz, en 1836. Antonio Palau y Dulcet, de los ejemplares que componen la en su Manual del librero hispano- muestra de impresos extranjeros del si- americano9 no consigna esa edición, y glo XIX se encuentren en excelente es- además resulta muy curioso su graba- tado de conservación por estar hechos do plegable de extraterrestres, cons- con papel de cuba, en los casos en los trucciones y animales habitantes del que se ha empleado papel de madera no satélite de la Tierra., representados tal es así, observándose un soporte muy de- y como lo concibió un ilustrador de gradado que requiere un tratamiento ul- aquella época. terior a corto plazo.

Siempre debe tenerse en cuenta que Por lo general las encuadernaciones una colección especial se forma no so- originales se han perdido por descono-

156 cimiento de los bibliotecarios o de los novelles de singes, de Johann Baptist encuadernadores del valor que puede von Spix, de 1823, ilustrado con bellí- tener el conservar, al menos de forma simos grabados de monos, murciéla- fragmentaria, lomos, tapas o hasta cu- gos y cráneos de diversos animales), biertas en rústica originales de libros dentro de una media general que tie- y folletos del siglo XIX. Resulta imper- ne un formato normal, lo que implica donable sustituir unas tapas ilustradas que haya que tomar medidas especia- con imágenes vinculadas al contenido les al intercalarlos en la estantería, pues de las obras que reflejan toda una épo- el primero pudiera extraviarse por su ca y un estilo propio, por otras, limpias, extrema pequeñez y el segundo des- resistentes, pero sin ningún valor borda del tamaño establecido para una bibliológico. estantería normal, lo que motiva que haya que dedicarle un lugar especial, Se ha comprobado que dentro de la co- colocando en el lugar que le corres- lección de impresos del siglo XIX una se- ponde una señalización especial. rie de libros se han conservado de forma excelente en cajuelas de cartón, En el caso de los libros raros y valio- mientras que otros que no contaban con sos se ha de tener un cuidado extremo ellas, presentan las tapas deterioradas a la hora de trasladar de un depósito a por el roce y afectadas por otros agen- otro los ejemplares, al prestarlos para tes. Esto demuestra la necesidad de exposiciones o para reproducirlos, disponer de suficientes estuches o puesto que una incorrecta manipulación cajuelas, de ser posible confeccionados puede deteriorarlos aún más. Uno de con cartulina o cartón libre de ácido, los ejemplares más raros detectados es para ayudar a preservar mejor los vo- Beautiful seaweeds publicado en 1888 lúmenes. en Paisley, del cual ya se había hecho una edición ante- rior en l877, con 55 copias de pequeño tamaño que in- cluían cada una 35 ilustraciones. De esta edición no fue posible hacer más que un número li- mitado de ejempla- res, ya que En la colección del siglo XIX de libros contenían unas 40 especies de algas se- extranjeros se detectaron algunos li- leccionadas especialmente, a partir de su bros muy pequeños, por ejemplo, una estado de conservación y buen desarro- Llavecita del paraíso que mide seis llo. Cada especie se acompaña de su centímetros en contraposición con descripción , apareciendo al final instruc- otros excepcionalmente grandes ciones para montarlas y una lista com- (Histoire naturelle des espéces pleta de algas marinas británicas. 157 En este caso, si el volúmen se deterio- el usuario acceda a ellas y no a las rara, el restaurador tendría que darle un obras patrimoniales. tratamiento particular al libro, ya que habría que tratar el papel y además a Los estudiantes de la especialidad, tanto las propias algas. Es por ello, el espe- los de técnico medio como los univer- cial cuidado que ha de dedicarse a al- sitarios han de conocer la forma de gunas de estas piezas. identificar y procesar un libro raro y valioso que por una razón u otra se en- En todo momento se hace preciso va- cuentre entremezclado con otros que lorarlos desde el punto de vista econó- no lo son. Esto es aplicable al personal mico para trazar pautas a la hora de de las bibliotecas: selectores, cataloga- llevar a cabo labores vinculadas con dores, referencistas, los cuales deben ellos: encuadernación, restauración, ser capaces de sintetizar los rasgos más digitalización, ediciones facsimilares, significativos en las notas de las des- entre otras. No siempre se ha llevado cripciones bibliográficas. Se precisa, por a cabo un trabajo de conservación ade- tanto, seguir profundizando sobre el cuado en el caso de una obra excep- tema y en particular desarrollar entre- cionalmente valiosa, y por el contrario namiento o cursos de posgrado que los se ha dedicado una atención especial a adiestren en estos aspectos que resul- un volúmen de poca importancia que tan de vital importancia a la hora de to- puede ser fácilmente sustituído. mar decisiones, tanto más que esos conocimientos no aparecen contenidos Debe priorizarse la digitalización u otras en los programas de estudio de formas de reproducción de impresos pregrado de la carrera. cubanos y extranjeros que por su valor patrimonial o rareza bibliográfica así lo En conclusión, las expectativas de téc- ameriten. Al hacerlo debe sentarse la nicas fabulosas que permitan el resca- pauta del objetivo de la reproducción, con te de lo ya perdido: ejemplares vistas a obtener un producto estética- mutilados, calcinados, hacen que mu- mente bello, pero a veces mixtificado, o chos bibliotecarios guarden los libros, una reproducción exacta del original. folletos o publicaciones periódicas muy deteriorados, esperando tiempos mejo- Muchas veces los usuarios solicitan re- res, sin tener conciencia que cada año producciones de un determinado graba- que transcurra el daño es irreversible. do, de una imagen de su interés. Otros, más previsores aún, se han vol- Indudablemente, el tocororo que apare- cado en el control bibliográfico a nivel ce en la Historia física, política y na- analítico para tratar al menos de con- tural de la Isla de Cuba de Ramón servar el contenido del original si en de La Sagra es tan impresionantemente caso extremo se perdiera éste. bello que resulta insustituíble, pero deben sentarse las bases para que el grabado La climatización de los depósitos de las original se conserve ante todo en con- bibliotecas, empresa a que está volcada diciones ideales. Es inevitable reali- la Biblioteca Nacional, si bien constitu- zar buenas reproducciones para que ye un logro, no en todos los casos solu-

158 ciona las lagunas que inevitablemente se Notas van a producir en algunos fondos en los decenios que se avecinan. Igualmente 1 Alfonso Alderete, Ania. Colección especial de libros del siglo XIX atesorados en la ocurre con la permanencia de la infor- Biblioteca Nacional José Martí / Ania Alfonso mación contenida en microformas y for- Alderete ; Tutora Olga Vega García . — 1997. mato electrónico. Junto a una política — l vol. (s.p). tendiente a la preservación de los origi- 2 Biblioteca Nacional Jose Marti. Cultura nales se ha de seguir paso a paso el com- Cubana : una aproximación bibliográfica. — La portamiento del estado de conservación Habana : Cronodata, 1998. — 1 disco compacto de las copias que se realicen para evi- : col., son. tar el tener que enfrentarse al hecho de 3 Vega Garcia, Olga. Formación de colecciones de contar con reproducciones que cuando impresos de carácter patrimonial en las bibliotecas vayan a consultarse estén ya deteriora- públicas cubanas. Bibliotecas (La Habana) (1-2):4- 12; en.-dic. 1996. [i.e. abril de 1998]. das. Además no se puede olvidar que las 4 microfotografías e imágenes digitales Ezcurdia y Vertiz, Manuel de. Las Colecciones especiales. / Manuel de Ezcurdia y Vertiz, salvan el contenido pero no la forma. Margarita Maass Moreno. — México : SEP, Dirección General de Bibliotecas, 1987. — 113 En ningún momento los curadores pue- p. ; 21 cm. — (Temas de Bibliotecología ; 5) den confiarse, aun en el caso de que 5 Breillat, Pierre. La Seccion de obras raras y cuenten con las condiciones óptimas de valiosas en las bibliotecas. Boletín de la Unesco almacenamiento y con recursos ilimita- para las Bibliotecas (Paris) Parte 1 : 19 (4):178- dos de todo tipo. La responsabilidad de 200 ; jul.-ag. 1965. Parte 2 : 19 (5):259-272; sept.- velar por el tesoro que está en sus ma- oct. 1965. nos es demasiado grande como para 6 Pinheiro, Ana Virginia Teixeira da Paz. Que è correr el riesgo de perder originales de libro raro? : unametodologia para o establecimiento de criterios de rariedade un valor inconmensurable. bibliografica. — Rio de Janeiro : Presenca Edicoes ; Brasilia : INL , 1989. — 71 p. Originales que pasaron por las manos de 7 Brun, Robert. La Constitution des reserves et Domingo Figarola Caneda, de Francis- les criteres qui peuvent servir a selectionner les co de Paula Coronado o de otros biblio- ouvrages preciex. LIBRI (Copenhagen) 4 (3):241- tecarios cubanos a lo largo de estos cien 247; 1954. años merecen perpetuarse junto con los 8 Buonocore, Domingo. Diccionario de que enriquezcan progresivamente los Bibliotecología : términos relativos a la depósitos constituyendo un tesoro que bibliología, bibliografiafía, bibliofilia, a la llegada del 2101 dé a conocer a las biblioteconomía, archivología, documentología, tipografía y materiales afines. — 2ª ed. — Buenos futuras generaciones un patrimonio de Aires : Marymar , 1976. — 465 p. — (Coleccion alcance nacional e internacional, pero Bibliotecología). para ello es imprescindible contar con un 9 Palau y Dulcet, Antonio. Manual del librero relevo cada vez más profesional, que hispanoamericano. — 2ª ed. corr. y aum. — Barcelona sobre la base de las experiencias acu- : Anticuaria de Palau, 1956. — 1022 p. : il. muladas, sea capaz de dedicar todo su amor y sus esfuerzos a dar a conocer la incalculable riqueza que se encierran dentro de las paredes de la institución.

159 ca que determinó una gran depresión Una de la industria del libro, en ese mismo período han surgido y resurgido nume- enciclopedia rosas revistas culturales, como nunca antes en la centuria. de la cultura Muchas son las virtudes de la Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, la más antigua de las publicacio- cubana nes especializadas del país (con el per- miso de los colegas de la Revista de la Universidad de La Habana). Rafael Acosta de Arriba Entre esas virtudes que hace trascen- Investigador histórico y presidente del Consejo Nacional de las Artes Plásticas dente una publicación periódica una de las más importantes es, sin duda algu- na, su permanencia en el tiempo. Si esta permanencia alcanza virtualmente la En distintos momentos, contextos y centuria se puede decir con todo dere- desde diferentes ángulos de análisis, cho que se trata de una particular lon- algunos de los más eminentes críticos gevidad. literarios de nuestra lengua, Octavio Paz, Roberto No haré con estas palabras la his- Fernández Retamar y Emir toria y el recuento que ya Rodríguez Monegal, entre en la “Introducción otros, han coincidido en al Índice de la re- afirmar que la historia vista de 1909- de la literatura moder- 1969” hiciera de na coincide con la de forma insuperable uno las publicaciones pe- de sus directores y que, riódicas. posteriormente, cada cin- co años, en cada actualiza- Es decir, las revis- ción de dicho Índice... ha tas han jugado, y realizado de forma acuciosa juegan, un papel y cumplida, la bibliógrafa de determinante en la revista, Araceli García el estudio del movi- Carranza. Tampoco repetiré elo- miento de las ideas, del pulso gios que de manera muy sentida a la creación literaria y de la crítica, escribieron en el número del por supuesto, concebida también la crí- ochenta aniversario de la publicación tica como creación y como pensamien- hombres y mujeres muy vinculadas a to. En el caso de Cuba es sumamente su existencia como Graziella Pogolotti, curioso cómo en un final de década Hortensia Pichardo, Salvador Bueno, signado por una severa crisis económi- Argeliers León, Francisco Pérez 160 Guzmán y Luis Suardíaz. De igual for- hace para quedarse en la cultura de sus ma, no caeré en la tentación de citar pueblos: la tradición. las firmas más prestigiosas que han honrado la publicación en sus nueve Y las tradiciones, como la savia de las décadas de vida, pues ¿quién puede dis- naciones, son destino; su función es cutir que en la nómina de la Revista única e irremplazable en la personali- está lo que más vale y brilla de nues- dad de un pueblo, es ser. Más explíci- tra intelectualidad a lo largo del presente to, en el pensamiento cubano, en su siglo? historia literaria, la Revista ya es tra- dición, es un saber pergeñado por es- Por otra parte, ningún tema del amplio tilos, temperamentos, épocas, cambios espectro cultural cubano y universal ha políticos y sociales, tendencias artísti- quedado fuera de las páginas de la Re- cas y rupturas de toda índole en nues- vista. Acaso algunos han sido menos tra cultura; es conocimiento clásico, es abordados que otros pero siempre, en historia. el peor de los casos, entrevistos. Sus secciones, crónicas y reseñas, han com- Las tradiciones son búsquedas febriles pendiado el acontecer cultural na- que los pueblos hacen de sus propias cional e internacional, y huellas, de su ser mismo, una perse- por supuesto, el cución consciente e inexorable de de la pro- su sino. A su vez, en arte, las pia institu- obras persistentes se convierten ción. en algo inasible pero imposible de desdeñar: en tiempo. Más bien intentare ano- En el panorama del pensa- tar algunas miento cubano actual, sea ideas, garabatear filosófico, antropológico, un puñado de re- culturológico, historiográ- flexiones, en un fico, poético o político, momento de re- son muy necesarias las cuento tan especial publicaciones periódi- como el cumpleaños cas que exhiban la de secularidad de la Bi- evolución y movimiento blioteca Nacional José de ese pensamiento, su espíritu y Martí. hondura crítica, sus fuentes y afluen- tes culturales y su madurez. La Revista de la Biblioteca Nacional José Martí se adentra en una zona pro- En el mundo globalizado de la recta funda en la que, por lo general, cuando finisecular los pulsos y enfrentamientos se incursiona, sean obras artísticas, co- de las ideas son esenciales para cono- rrientes de ideas, costumbres u otra ma- cer por dónde se mueven procesos que nifestación humana y social y social, lo en otras áreas, mercantiles, ¿más- mediáticos?, tecnológicos y de poder

161 político, se enrumban hacia un ce a la búsqueda y conquista de nue- hegemonismo de unos pocos sobre la vos lectores, de nuevos colaboradores, mayoría de la humanidad. Las ideas son de ganar, en fin, una nueva dimensión pues, solitarios rayos de luz en la den- intelectual. Vista longitudinalmente, no sa penumbra que ha significado el gran admite discusión que es una publicación mito de Occidente: la idea del Progre- de primer orden en la familia de revis- so. En otras palabras, se desplazan las tas cubanas y esto, vale subrayarlo, no batallas de las ideas y, en estas discu- es poca cosa, pues nuestro país se ha siones y polémicas, las revistas de pen- caracterizado desde el pasado siglo por samiento tienen que actualizarse para gestar publicaciones periódicas de ex- no perecer entre urdimbres de telas de celente factura. araña y mugres teóricos. Vista en el momento actual, la publica- Esta publicación ha tenido un signo dis- ción está en una encrucijada que pue- tintivo, el saber. En sus distintas épo- de resultar decisiva para su presente cas (o series) ha sabido –en unas más más inmediato: o se transforma o duer- que otras– ofrecer un panorama de la me de vejez y bostezos. cultura nacional fragmentado en el tiempo. Siempre con una tendencia a Hace más de treinta años cuando hurgar en el pasado, una suerte de vo- Juan Pérez de la Riva en rico recuen- cación por ese tiempo que con frecuen- to celebraba las seis décadas de su cia resulta el más impredecible de existencia de la publicación, afirma- todos. Y es que, como ya se ha dicho, ba: “La Revista ha llegado a su sexa- el pasado es función del futuro y esa gésimo aniversario, más joven, vivaz, voluntad de ir hacia las raíces de la pu- más prolífica que nunca; pero nece- blicación debe ir acompañada, para no sita cambiar [...] la historia de la Re- perderse en las raicillas, en el examen vista refleja en su propio cristal la crítico del presente. evolución de la superestructura cuba- na del siglo XX”. La publicación ya no es la misma de la primera década del siglo pasado. Ha Es aquí donde está la clave del recla- cambiado porque han cambiado su en- mo que hago un tercio de siglo después torno, la cultura cubana –su blanco por del realizado por Pérez de la Riva: es excelencia– y también sus protagonis- necesario cambiar ahora, en el 2001. tas, los escritores, pensadores y artis- Es necesario, pues, que la Revista no tas. El mismo hecho del abrupto cambio muera, que siga existiendo no sólo social y político de enero de 1959, pro- como publicación insignia de la Biblio- vocó en la publicación una metamorfo- teca Nacional de Cuba, sino como pu- sis fácilmente apreciable en su blicación de pensamiento que debe itinerario. Hoy se impone producir un recoger en sus páginas lo mejor de las nuevo cambio. indagaciones, búsquedas y compila- ciones de nuestros especialistas e inte- Pienso que este debe estar dado por la lectuales. No se puede permitir que necesidad de que la publicación se lan- muera porque ella posee su propia luz

162 y memoria, porque ella es tradición y En fin, la Revista puede y debe ganar testimonio, presencia y razón. un nuevo espacio intelectual y con ello nuevos colaboradores y nuevos lectores. La Revista debe ganar en modernidad sin perder su carácter de publicación Fue Araceli García Carranza la que especializada y docta. Puede y debe acuñó la frase de “enciclopedia de la seguir ilustrándose con viñetas y gra- cultura cubana” y, en efecto, eso es la bados de los libros raros y valiosos que Revista en su extensión, una suma de atesora la institución, puede y debe se- saber erudito, un caleidoscopio del guir publicando bibliografías y reperto- quehacer cultural del país en el pre- rios elaborados por sus especialistas sente siglo. como forma principal de valorar el que- hacer de la Biblioteca Nacional y de dar Estoy convencido de la voluntad del a conocer sus valiosos fondos docu- actual director de la Biblioteca, Eliades mentales, puede y debe mantener su Acosta Matos, de darle un nuevo im- estilo austero y sobrio tanto en la for- pulso a la publicación. Gracias a ese ma como en el contenido, pero lo que tesón han salido los últimos tres núme- debe cambiar y ganar no está en esos ros después de un largo vacío impues- atributos sino en su audacia, en su va- to por la crisis económica iniciada en lor crítico y polémico como expresión los noventa. Se hizo renacer a la Re- del pensamiento cubano en un momento vista de forma modesta, en cuanto a su tan delicado como el que vivimos. factura y presentación, pero con el mé- rito esencial de que sobreviviera. El riesgo es parte esencial de nuestra historia por lo tanto debe caracterizar a Ahora corresponde insuflarle vitalidad su pensamiento en un minuto en que se en sus contenidos, gestar una nueva transita por el filo de una navaja. época, modernizarla, que sea vehículo Riesgoso fue en su momento el pensa- del talento indiscutible que en materia miento de Varela, Céspedes, Martí y de pensamiento, vitalidad intelectual, Mella; en su momento también el de existe en nuestro país y en la propia Carpentier, Lezama y Guillén. Esencial- Biblioteca Nacional José Martí. mente cubana en su tronco, sus ramas se han nutrido de la mejor de la literatu- Que esta nueva Revista sea el mejor ra universal, tal como quería Martí que regalo que a sí misma se otorgue la ins- fuesen nuestras repúblicas americanas. titución en su centenario.

163 Con los autores, músicos, pintores, ar- El tistas, científicos, etcétera se lleva a cabo una intensa labor de promoción para que depositen sus obras y de esta patrimonio forma garantizar que las colecciones más relevantes se atesoren en la Biblio- documental: teca, ya que como centro depositario, organizador y divulgador del patrimonio bibliográfico del país, es la encargada difusión, de desarrollar la colección cubana, en forma exhaustiva, para que refleje fiel- protección y mente el desarrollo científico-técnico y cultural del país. defensa Por diferentes vías se adquieren libros, Alicia Sánchez folletos, catálogos de exposiciones, pro- gramas de espectáculos, publicaciones seriadas, planos, mapas, guías turísticas, obras musicales impresas, materiales Toda nación desea conservar los testi- gráficos, fonogramas, CD Roms, publi- monios escritos de su historia, de su li- caciones en Braille y otros portadores teratura y de su desarrollo cultural, en del conocimiento. el sentido más amplio, ya que estos do- cumentos transmiten de generación en generación el sentimiento de su unidad, de su creación y de su identidad.

La Oficina de Patrimonio Bibliográfico fue creada en el año 1998, entre las nuevas proyecciones de la Biblioteca Nacional José Martí, con el propósito de asegurar la protección y fomento de la cultura nacional, garantizar la peren- nidad de la herencia cultural y servir de custodio de los documentos de la cul- Primer impreso cubano conocido (1723) tura cubana.

Garantiza con su labor que todas las edi- Es necesario que los escritores y artis- toriales, instituciones y otras entidades tas cubanos se sensibilicen con esta la- nacionales, provinciales y locales envíen bor y contribuyan permanentemente al a la institución todas las publicaciones e enriquecimiento del patrimonio cultural impresos cubanos para garantizar el ate- con el envío de sus publicaciones a la soramiento del patrimonio bibliográfico Biblioteca Nacional. de la nación.

164 Se ha instituido un homenaje a los au- La Biblioteca tiene conciencia de que tores que sean distinguidos con los Pre- es depositaria de este patrimonio en mios Nacionales de Literatura y de nuestro país y de la responsabilidad que Ciencias Sociales, y se divulgan sus tiene de enriquecerlo por lo que solici- obras a través de exposiciones en el ta la cooperación de nuestros autores complejo de galerías El reino de este y de las instituciones culturales, en es- mundo. pecial de la Unión de Escritores y Ar- tistas de Cuba, la Brigada Hermanos Con una correcta valorización especia- Saíz, y otras, para que contribuyan a su lizada la Oficina de Patrimonio Biblio- enriquecimiento y al cumplimiento de su gráfico, asegura que no salga del país papel principal como memoria viva de ningún impreso que pueda afectar el la cultura cubana y de lo más represen- completamiento del Patrimonio Nacio- tativo de la cultura universal. nal y facilita que los decomisos por el incumplimiento de las disposiciones vi- gentes engrocen los fondos de la insti- tución.

165 Centenario de la Biblioteca Nacional José Martí, de Cuba: las lecciones de la historia* Eliades Acosta Matos Historiador y director de la Biblioteca Nacional José Martí

Uno de los más tristemente célebres Gobernador de Popayán, en la Nueva capitanes generales españoles que go- Granada, lo que significaba un pueblo bernaron con mano de hierro a la isla decidido a ser libre. de Cuba durante los 406 años y dos meses que duró el dominio colonial, lo Tacón fue uno de los militares derrota- fue, sin dudas, don Miguel Tacón y dos por el empuje de las huestes de Rosiques, lúcido y eficiente servidor de Bolívar. La imposibilidad de someter por la corona, especialmente en lo relacio- las armas a los patriotas americanos lo nado con cortar de raíz las ansias llevó a concluir que el único camino po- libertarias de la naciente nación cubana. sible para prolongar el dominio en la re- gión pasaba por la necesidad de ahogar El mandato de Tacón se extendió en- en la cuna cualquier intento para tre 1834 y 1838 y coincide con él la apli- vertebrar un pensamiento y una cultu- cación por España del régimen de las ra propios. Con especial lucidez y ol- facultades omnímodas en su levantisca fato represivo entendía Tacón que del colonia, o lo que es lo mismo, el tramo autorreconocimiento como nación, al más oscuro de la larga noche que fue inicio de las luchas por la emancipación, la opresión colonial; la negación de to- mediaba muy poco. “Ya lo dicen las das las libertades posibles; la aniqui- Sagradas Escrituras: –debió de pensar lación de los más tenues gérmenes de su Excelencia, el Capitán General– pri- cultura o pensamiento propio. No por mero fue el Verbo...”. casualidad había experimentado en su persona este leal servidor de la coro- La alineación de Tacón al lado de los na, durante su anterior mandato como sectores culturales más retrógrados y

* Palabras pronunciadas el 27 de mayo en la inauguración de la XXX Reunión Anual de la Asociación de Bibliotecas Universitarias, de Investigaciones e Institucionales del Caribe (ACURIL), celebrada en La Habana.

166 reaccionarios de La Habana de enton- capaz de producir, desde sí mismo, un ces lo llevó a apoyar, de buen grado y pensamiento original y distintivo no hay con júbilo, la prohibición de que se crea- fuerza humana capaz de mantenerlo se una Academia Cubana de Literatu- bajo el yugo, ni medida, por coercitiva ra. La lucha pública generada alrededor que sea, que pueda vetar su acceso a de este tema, nada literario por cierto, la libertad y la autodeterminación. No ha de decirse en honor a Tacón, pro- es casual en la historia de la humani- vocó una orden de destierro de por vida dad que, ante la rotunda evidencia de contra José Antonio Saco, no sólo uno estas verdades ancestrales, todo poder de los más profundos pensadores cu- dominante asentado sobre la injusticia, banos del siglo XIX, sino uno de los po- haya intentado aplicar políticas cos que pudo haber ayudado a crear un discriminatorias sobre la educación y la pensamiento nacionalista conservador cultura para perpetuarse. contrapuesto al aún incipiente pensa- miento independentista cubano. En este Si en la creación, el arte y la literatura caso, como suele ocurrir, la obcecación tiene la nación su reducto resistente e intransigencia desde el poder absolu- contra toda dominación foránea, cues- to y el hegemonismo, sólo condujeron ta trabajo entender la historia del sur- al desastre. Precisamente con este tér- gimiento de la Biblioteca Nacional de mino se asoció, en 1898, el fin del do- Cuba, suceso del cual conmemorare- minio colonial español sobre sus últimas mos su centenario el próximo 18 de oc- colonias en América y Asia. tubre. Las circunstancias que rodearon este hecho merecen ser recordadas. Si bien no pudo impedir Tacón el as- censo de los ideales independentistas En 1898, tras treinta años de lucha casi de los cubanos, dejó para la posteridad ininterrumpida contra España, los cuba- una de las más exactas definiciones nos se encontraban a punto de quebrar posibles del alma de los pueblos ame- la resistencia colonial. La metrópoli, ricanos, y muy especialmente del nues- desgastada por una guerra no sólo rui- tro: “Que los naturales de América nosa, sino también impopular y caren- tienen, por lo general, una propensión te de justificación moral, se hallaba a irresistible, puede decirse innata e un paso del colapso final. Lo que no era inusuada en la masa misma de la san- más que una cuestión de tiempo, sufrió gre, a sacudirse la dependencia de un cambio radical al entrar en escena nuestro gobierno, es una verdad de la un nuevo actor: con la extraña explo- que nadie ha dudado sinceramente”.1 sión del crucero acorazado Maine en la bahía habanera, el 15 de febrero de El ascenso del ideal nacional, en el caso ese año, a las 9 y 40 de la noche, y con cubano, evidencia que el desarrollo del la pérdida de 266 vidas de marinos nor- arte, la literatura, las ciencias, y toda teamericanos, el gobierno de William forma del saber, son antecedentes in- McKinley decretaba la guerra a Espa- mediatos de la independencia; formas ña, no sin antes declarar a la opinión preparatorias para el ejercicio de la so- pública internacional, y en primer lugar, beranía y el autogobierno. A un pueblo de su propio país, que “[...] el pueblo

167 de Cuba es, y por derecho ha de ser, plían los sueños del pueblo cubano, sino libre e independiente [...]”. En estos que comenzaba un período de incerti- términos exactos recogió la Resolución dumbre y angustias ante el futuro, y Conjunta del Congreso de los Estados muy especialmente, ante la propia su- Unidos, fechada el 19 de abril de ese pervivencia de la nación y la identidad año, y refrendada con la firma del Pre- cultural de los cubanos. sidente esa misma madrugada la con- ducta a seguir ante la isla rebelde, cuya La labor de desmantelamiento de la epopeya tantas simpatías levantaba en- cubanía, en aras de facilitar la labor de tre el pueblo norteamericano. americanización progresiva de la socie- dad y las costumbres del país encon- El 25 de abril de 1898 comenzaba una traron obstáculos mucho mayores que guerra corta, de apenas tres meses de los esperados. El sueño de los duración, pero cuya larga sombra no ha anexionistas nacionales y foráneos, a dejado de proyectarse desde entonces pesar de que todas las instituciones de sobre la relación que une a los países la vida social se hallaban en manos de involucrados. En ella pelearon juntos, militares extranjeros, no se veía cerca- codo con codo, cubanos y norteameri- no. De nada valió llevar a grandes con- canos, derramando su sangre por lo tingentes de maestros cubanos a pasar que era, según se repetía incansable- cursos de verano en Harvard, ni excluir mente, por la prensa de la época, una de la vida pública a todos los patriotas guerra justa. Y en rigor lo era, sólo que que se negaban a dar su concurso al para los que tomaban las decisiones fi- entreguismo. La visita fugaz de José nales en este asunto; para los defenso- Ignacio Rodríguez a Cuba, en funcio- res de la expansión imperial a cualquier nes de proselitismo para su ideal precio, aquel conflicto no significó más anexionista, y su estrepitoso fracaso, que un medio lícito para apropiarse de despreciado e ignorado por la opinión Cuba, Filipinas y Puerto Rico. pública nacional, constituyeron una prue- ba más de que la inmensa mayoría del La Guerra Hispano-Cubano-America- pueblo seguía aferrado al ideal na concluyó con la ocupación militar de independentista, como a una frágil tabla Cuba por tiempo indefinido. El Ejército de salvación en medio de la borrasca. Libertador cubano, a cuyo esfuerzo se debió gran parte del éxito de la cam- Tras las tropas de ocupación norteame- paña contra España, no sólo fue impe- ricanas llegó un verdadero ejército de dido de entrar a las ciudades que había aventureros y negociantes, mucho más contribuido a tomar, sino que fue temible y mortífero que el otro, decidi- desmovilizado sin haber culminado la do a lucrar a cualquier precio con las labor redentora a la que lo había con- riquezas nacionales. La paulatina vocado el pensamiento martiano, y el marginación de los cubanos de todas las genio militar de Gómez y Maceo. El 1 esferas de la vida social se reflejó tam- de enero de 1899 fue definitivamente bién en la vida cultural; baste decir que arriada la bandera española en Cuba; los programas de estudio de las escue- al izarse la norteamericana no se cum- las fueron reformados de acuerdo al

168 patrón norteamericano. Se estableció el cultural de la nación cubana y la estudio obligatorio del inglés y de la his- anexión que se cernía sobre la isla. La toria de los Estados Unidos, antes que idea de crear instituciones nacionales, el de la historia universal o de Cuba. encargadas de la custodia y promoción Repitiendo procedimientos que los cu- de la herencia histórica y cultural del banos creyeron desterrados para siem- pueblo cubano, adquiría, de esta ma- pre al concluir el dominio colonial nera, un significado tan valioso y pa- español, las autoridades del Gobierno de triótico, como lo había sido cargar al ocupación no sólo clausuraron y cen- machete contra las huestes enemigas suraron periódicos que se oponían a sus durante los largos años de la lucha por intereses, como ocurrió con el periódi- la independencia. co El Reconcentrado de Ricardo Arnautó, por la Orden Civil del 1 de En medio de este panorama amenaza- agosto de 1899, firmada por el Ayudan- dor para nuestras esencias nacionales, te general H. L. Scott, sino que decre- y muy especialmente para la perdura- taron el arresto de todos sus periodistas bilidad de nuestra cultura, Gonzalo de “[...] por ofender a las autoridades es- Quesada y Aróstegui, el discípulo que- tablecidas en la ciudad y a las mejores rido de Martí y su albacea literario, personas de La Habana”, forma deli- quien se había desempeñado como re- cada para definir a quienes se oponían presentante de Cuba en Armas ante el al ideal patriótico. Gobierno de Washington, y como buen conocedor de la forma de pensar y ac- En medio de tales circunstancias, en tuar de los políticos y militares norte- 1901, un grupo de intelectuales patrió- americanos, logró una promesa verbal ticos, muchos de ellos colaboradores del Gobernador Militar de ese país en cercanos de José Martí y que en su Cuba, encaminada a crear la tan anhe- mayoría había regresado del exilio en lada Biblioteca Nacional. En esto debe los Estados Unidos, fundaron la Junta verse un servicio a la patria de una Organizadora de la Biblioteca y Mu- magnitud similar a todos los que Gon- seo Nacionales de la isla de Cuba. En- zalo de Quesada rindió como secreta- tre estos precursores se encontraban rio del Partido Revolucionario Cubano Diego Tamayo, Vidal Morales, Julio en los tiempos gloriosos en que Martí Ponce de León, José Dolores Poyo, era su delegado. Néstor Carbonell, Manuel Sanguily y Enrique José Varona. Los esfuerzos El general y doctor en Medicina, por de dicha Junta no lograron la movili- la Universidad de Harvard, Leonard zación de la opinión pública nacional Wood era en aquel momento el go- alrededor de un tema de candente im- bernador militar de los Estados Uni- portancia como era este, pero senta- dos en Cuba. Ex médico personal del ron el precedente de que los más presidente McKinley, y en conse- esclarecidos patriotas y pensadores cuencia, muy vinculado a los círculos cubanos del momento se encontraban de poder que habían desatado la gue- ocupados en el estudio de medidas rra, era Wood un hombre ilustrado, lo concretas que impidiesen la absorción cual lo hacía especialmente peligro- 169 so por su decidida defensa a la Junto a los inversionistas foráneos arri- anexión de la Isla por los Estados bó también una gama de representan- Unidos. A pesar de haber estado en- tes de las más variadas iglesias tre los desembarcados por Daiquirí, al norteamericanas, deseosos no sólo de oriente del país, en la primera oleada salvar almas, sino también de asegurar- del Quinto Cuerpo, bajo la protección se un espacio en una isla ubicada a 180 de las tropas mambisas, Wood no sim- kilómetros de la costa de los Estados patizaba para nada con los cubanos, a Unidos, y que había estado cerrada du- quienes consideraba un pueblo degra- rante siglos a otras iglesias diferentes dado e incapaz de autogobernarse. No a la Católica. Los misioneros que arri- fue casual que la tropa puesta a su baban a Cuba por entonces, venían im- mando en aquella conflagración haya buidos, en su mayoría, por el deseo de sido la de los Rough Riders, una es- contribuir a lo que un humorista norte- pecie de legión extranjera formada por americano de entonces llamó, irónica- vaqueros, indios, estudiantes de las mente, “la asimilación benévola”, o lo principales universidades norteameri- que es lo mismo, la transmisión de va- canas y aristócratas, y cuyo segundo lores y actitudes que marchasen en la al mando era, nada menos que misma dirección que los deseos de los Theodore Roosevelt. círculos anexionistas estadounidenses.

La política seguida por los goberna- A pesar de tantas influencias dispersivas dores militares norteamericanos en y lesivas a la identidad cultural del pue- Cuba, con algunas excepciones, ha- blo cubano, la resistencia a esta invasión bía sido la de esperar pacientemente de terciopelo, enmascarada frecuente- a que estuviesen creadas las condi- mente en obras de saneamiento y crea- ciones para realizar el traspaso del ción de infraestructuras que se pagaban país a la jurisdicción de los Estados con las rentas de las aduanas cubanas, Unidos. La existencia de sentimien- fue enconada. Cuando en el propio año tos mayoritarios entre la población de 1899 el periodista norteamericano cubana contrarios a la anexión; la José de Olivares escribió un texto para presencia de miles de patriotas que el libro Nuestras isla y sus pueblos vis- habían peleado contra España, y que tos por la cámara y la pluma (N. D. en consecuencia, se hallaban prepa- Publishing Co,1899) tuvo que reconocer, rados para combatir; la existencia de con amargo acento, que “[...] los turis- grandes cantidades de armas ocultas, tas norteamericanos que llegan a Cuba que no se entregaron cuando ocurrió perciben que la isla no ha sido el licenciamiento del Ejército Liberta- americanizada como ellos creían. La dor, y el inicio de la guerra entre los gran masa de los habitantes hablan es- Estados Unidos y los patriotas pañol, y esto es un obstáculo para los vi- filipinos, en febrero de 1899, fueron sitantes que llegan de los Estados algunos de los factores que se con- Unidos”. jugaron para aconsejar a las nuevas autoridades de ocupación que debían En este contexto de reñida lucha entre obrar con prudencia y cautela. los planes para el logro de la anexión 170 voluntaria de Cuba a los Estados Uni- había condenado a morir de inanición dos, y la resistencia patriótica de los al nacer, al negarle los auxilios más ele- cubanos a tales planes, nace la Biblio- mentales. Lo importante, lo que debió teca Nacional de Cuba, signada desde de llenar de emoción y entusiasmo a los entonces por la firme decisión del pue- cubanos de entonces, y muy especial- blo cubano a perpetuarse como lo que mente a quienes estaban conscientes de es, una nación viva y tenaz, celosa de que la lucha por la identidad y la sobe- su libertad, independencia e identidad ranía pasaba por el terreno de la cultu- cultural; abierta al mundo y a la cultu- ra, las ideas, y la preservación de la ra universal con la misma vehemencia memoria histórica y el patrimonio bi- con que se halla y se mantendrá cerra- bliográfico de la nación, habían logra- da a todo intento por conquistarla o do una importante victoria con la anularla. creación de aquella biblioteca.

El 18 de octubre de 1901, mediante Or- Y si la creación de la Biblioteca Na- den Militar del Gobernador Leonard cional fue una batalla importante gana- Wood, publicada el 30 de octubre de da por los que esperaban y trabajaban ese mismo año en la Gaceta de La por ver a Cuba definitivamente libre y Habana, es nombrado como director soberana, la designación de Figarola de la Biblioteca Nacional de Cuba, con Caneda como su primer director garan- un sueldo anual de $1 800 pesos (a ra- tizó la derrota definitiva de los planes zón de $150 pesos mensuales, que era que encarnaba Leonard Wood. Nacido el salario de un traductor norteameri- en Cuba, en 1852, año de gran agita- cano de entonces) el gran patriota y bi- ción política en la lucha contra la me- bliógrafo cubano Domingo Figarola trópoli, sintió desde muy joven Caneda, de quien escribió José Martí, simpatías por la causa de la indepen- al dedicarle un ejemplar de su traduc- dencia, siendo, como fue, alumno de ción de la novela Ramona “[...] para aquellos magníficos colegios cubanos al Domingo Figarola, que tiene su fuerza estilo de “El Salvador”de Luz y Caba- en el corazón”. llero o el de Mendive, teniendo, como tuvo, entre sus compañeros de aula a Realmente poco importaba, comparado Varona. Fue uno de los estudiantes de con lo que estaba en juego, el salario medicina sobrevivientes a la masacre escaso, ni la falta de local y libros, pues donde murieron fusilados por las auto- no se contemplaban tales gastos en la ridades españolas ocho de sus condis- Orden de Wood. Tampoco que se des- cípulos, el 27 de noviembre de 1871, y tinara salario para contratar el perso- a los que el joven Martí llamó, en uno nal requerido para esta tarea. Poco de sus más dramáticos versos “[...] ca- importaba que el señor gobernador mi- dáveres amados los que un día, ensue- litar, con tales “olvidos”, estuviese de- ño fuisteis de la Patria mía [...]”. mostrando el escaso interés y ninguna Dedicado al periodismo, primero en La simpatía por una labor de carácter cul- Habana y luego en París, mantuvo tural como aquella, ni que esperase el siempre su talento al servicio de los in- fracaso de aquella empresa, a la que tereses cubanos, y se destacó por ejer- 171 cer una labor constante de defensa y frustración y desorientación. La labor promoción del ideario independentista patriótica que desarrolló desde su es- desde el exilio. Encarnaba el espíritu de pacio reducido e inadecuado, desde sus aquellos cubanos de claras luces y co- carencias de fondos y atención, desde razones encendidos por la libertad, que su magisterio callado, merece ser me- regresaron del exilio más cultos y más jor reconocida por el pueblo cubano. cubanos que cuando se vieron obliga- Como se demuestra con su ejemplo, dos a partir. también desde el silencio de las biblio- tecas se levantan los pueblos, tanto o La Biblioteca Nacional fue ubicada, más que desde el estruendo de los cam- inicialmente, en un reducido espacio de pos de batalla. Imagino el rostro feliz 225 metros cuadrados, en el Castillo de este precursor cada mañana, acari- de la Fuerza, antigua fortaleza españo- ciando los tomos que guardaban la la, de muros gruesos y ambiente húme- grandeza de la patria y demostraban do, muy apropiado para acabar con los todas las virtudes requeridas para ser pocos libros con que inició sus fondos. libre y feliz del pueblo cubano. Lo ima- Y aun estos primeros tres mil volúme- gino colocando sobre los estantes pre- nes, debemos decirlo, fueron donados carios de su Biblioteca, a manera de por el mismo Figarola Caneda de su bi- señalización del campo de batalla, una blioteca personal. Secundado por su pequeña bandera cubana. esposa, la señora Emilia Boxhorn, y por su fiel compañero Carlos Villanueva, La historia posterior de la Biblioteca realizó Figarola Caneda una labor fun- Nacional de Cuba es la historia redu- dadora que aún asombra, propiciando cida de la nación cubana. Sufrió olvi- que el pueblo cubano donase libros y dos e injusticias, como nuestro pueblo, otros materiales para su Biblioteca Na- en manos de gobiernos republicanos cional, como mismo había donado fon- pendientes al mandato extranjero. Es- dos destinados a comprar balas y rifles tuvo errante, de sitio en sitio, viendo para el Ejército mambí, apenas unos perderse sus colecciones por falta de años antes. Fundó y dirigió, desde 1909, presupuestos y por el hacinamiento de la Revista de la Biblioteca Nacional, sus colecciones. Mientras se construían utilizando para ello una imprenta dona- lujosas mansiones y casinos, no había da por una cubana (Pilar Arazoza de fondos para que los cubanos dispusie- Muller). sen de bibliotecas dignas de su larga tra- dición cultural, de un pueblo que había No puedo dejar de imaginar el rostro dado de sí a creadores de la talla de feliz de Figarola Caneda al abrir cada Martí, Carpentier o, Nicolás Guillén o mañana su Biblioteca a los cubanos es- Lezama Lima, o de científicos como tudiosos, a los niños y jóvenes que bus- Finlay o Poey. Pero al igual que la na- caban inspiración y orientación en las ción cubana, la historia de la Bibliote- páginas gloriosas de nuestra historia, en ca Nacional es una historia de luchas los manuscritos de Saco, Del Monte, incesantes por la justicia, la cultura y la Heredia, Manzano, la Avellaneda, y razón; por resistir los momentos oscuros tantos otros, en momentos de desaliento, de su devenir, y por la instauración de 172 un orden como aquel que pedía Martí tria en todos los terrenos del arte, la para la futura república, una república ciencia, la literatura y el deporte, por con todos y por el bien de todos. sólo citar algunos campos de la activi- dad humana, han sido lectores asiduos Cuando triunfa la Revolución, en ene- y han logrado renombre en sus espe- ro de 1959, la Biblioteca Nacional dis- cialidades respectivas, gracias también ponía de un nuevo edificio, construido a los servicios de nuestra institución. con dinero del pueblo cubano, y que Muy importantes escritores y artistas había sido inaugurado en 1957, en me- del país han trabajado, por períodos más dio de una feroz tiranía, como fue la de o menos prolongados en sus predios. Fulgencio Batista, causante de la muer- No pocas obras cardinales de la cultu- te de más de veinte mil jóvenes. En sus ra cubana se han gestado a partir del inmensos depósitos no había, práctica- estudio de nuestras valiosas coleccio- mente, libros; se sabía que los bibliote- nes. Desde entonces, liberada la patria carios que brindaban servicios de las injusticias, eliminado el analfabe- recordaban con alegría días en los que tismo, y desatada entre nuestros ciuda- habían podido servir a cinco usuarios en danos una auténtica avidez por adquirir aquel majestuoso edificio de 18 pisos. cada día mayores conocimientos uni- No era de extrañar en una población versales, ha asumido, con plena liber- que tenía entonces índices de analfabe- tad y derecho, la Biblioteca Nacional, tismo de alrededor de un 30 %; que vi- el espacio que siempre debió tener en vía agobiada por la subsistencia el panorama nacional. mientras los más ricos dilapidaban en lujos innecesarios la riqueza nacional, y En tiempos como los que corren, don- no existía la industria nacional del libro, de la banalidad, la frivolidad y el anal- pero sí las de la prostitución y el cri- fabetismo crecen, aun en los países men organizado, y el Malecón habane- más ricos de la Tierra; en que el racis- ro empezaba a llenarse de hoteles y mo, la violencia y la xenofobia invaden casinos de la mafia, administrados per- a las naciones reputadas cultas del pla- sonalmente por Meyer Lansky. Al igual neta; en que millones de niños mueren que al país, se necesitaba llenar de con- cada día por enfermedades evitables o tenido a aquel cascarón dorado que era curables; en que el mercado del libro y el bello edificio de la Biblioteca Nacio- las nuevas tecnologías de la información nal, y ponerlo realmente al servicio de se tornan más inaccesibles cada día todo el pueblo. para las naciones del Tercer Mundo, que constituyen dos tercios de la huma- Durante estos años de Revolución la nidad; en que el mercado ejerce la más Biblioteca Nacional, bautizada a pro- férrea de las censuras jamás vista, al puesta del sabio cubano don Fernando desterrar como a géneros no rentables Ortiz con el honroso nombre de José a la poesía, el ensayo y el teatro, ge- Martí, ha acompañado a nuestro pue- nerando un peligroso empobrecimiento blo en todos sus momentos de alegría, de la capacidad crítica de los lectores; y también de tristezas. Miles de cuba- en que el patrimonio bibliográfico y do- nos que hoy son orgullo de nuestra pa- cumental de una buena parte de los 173 pueblos más pobres de la Tierra corre la solidaridad y la colaboración con los el riesgo de perderse para siempre, pueblos de la región que luchan por la mientras los países ricos gastan miles integración cultural y económica, como de millones de dólares anualmente en eslabón inconcluso en la lucha por la perfumes y golosinas para perros; en independencia y la soberanía; contra que la globalización invade los espacios todas las exclusiones y abusos que ven- culturales de las naciones e impone gan de cualesquiera de los poderes paradigmas y formas de pensamiento hegemónicos existentes, y muy único, de dudosa autenticidad y perdu- destacadamente, de los que tengan lu- rabilidad, como recetas estandarizadas gar en el terreno de la cultura y la in- para todos los problemas, instituciones formación. Para participar en estas como la Biblioteca Nacional de Cuba nuevas jornadas redentoras, hasta el si- pueden y deben prestar un servicio a lencio de las bibliotecas se hará escu- la humanidad similar al que esta pres- char como un grito renovado de libertad tó, en los momentos más oscuros e in- y unidad para los pueblos de la región. ciertos de principios del siglo pasado, a la propia nación cubana. Si algo demuestra el recuento histórico que hemos hecho hoy de los primeros En lo tocante a nuestra propia realidad, cien años de vida de la Biblioteca Na- y a los desafíos de la nación cubana cional de Cuba, es que sólo perdura el hacia el porvenir, sólo nos resta decir poder de quien sirve a su pueblo, y que que la Biblioteca Nacional José Martí nadie es débil ni está aislado si trabaja seguirá acompañando a nuestro pueblo para una causa justa y noble. Nadie en su larga marcha por el logro de toda hubiese dicho a aquellos fundadores, la justicia; en su empeño por defender casi visionarios y soñadores, que hace su derecho a construir el tipo y modelo ya cien años supieron oponer el valla- de sociedad que considere más ade- dar infranqueable de las ideas y el pa- cuado a las necesidades nuestro desa- triotismo, de la cultura y el saber, al rrollo y las pautas de nuestra historia; torrente desbordado de la expansión en la defensa, sin compromisos ni con- imperial, que más de 370 delegados de cesiones, de nuestra identidad nacional, más de veinte países iban a tener para de nuestro patrimonio bibliográfico, y de ellos un minuto de recordación y home- la herencia de lo mejor de la creación naje en este día. Hoy nadie recuerda a humana acumulado durante siglos de sus oponentes. Memorable lección para fecunda labor y enormes sacrificios; en los tiempos que corren.

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174 Colecciones de grandes figuras de la cultura cubana: Alejo Carpentier y Lisandro Otero (Adquisición y bibliografía)

Araceli García-Carranza Bibliógrafa y jefa del Dpto. de Bibliografía Cubana de la Biblioteca Nacional José Martí

Por ser Cuba la isla facilitan su acceso. Estas mayor del Caribe, compilaciones tienen una sus colecciones tam- estrecha relación con la bién caribeñas pue- adquisición de coleccio- den ayudar a nes. En ocasiones reper- académicos, investi- torios bibliográficos gadores y estudio- basados en los fondos de sos en general, a la Biblioteca han promovi- conocer mejor nues- do el donativo de colec- tra cultura que es ciones, y en otros casos el también parte de donativo de estas ha pro- una cultura de esa movido la creación de re- mágica región que pertorios bibliográficos. se conoce como El Caribe. Entre otras colecciones la adquisición de la papele- La Biblioteca Na- ría de don Fernando Ortiz cional José Martí atesora colecciones a fines de la década del sesenta, pro- de figuras relevantes de la cultura cu- mueve la creación de un primer reper- bana las cuales han promovido torio bibliográfico publicado en 1970, y que compilaciones bibliográficas, o sea, la a fines de los ochenta se actualiza con un creación de repertorios de consultas que repertorio bibliográfico suplementario.

175 Por otra parte en los años setenta y en plares de revistas, impresos, programas los ochenta las compilaciones bibliográ- y recortes confeccioné un catálogo dic- ficas de Alejo Carpentier y de José cionario, y de esta papelería describí y Lezama Lima, respectivamente, pro- analicé los documentos publicados, los mueven en ambos casos, una labor bi- cuales incorporé al repertorio bibliográ- bliográfica muy especializada partiendo fico. La descripción, análisis y localiza- de los repertorios primeros. A fines de ción, mediante la recortería, de los ochenta y principios de los noventa artículos y crónicas en la prensa cuba- Lisandro Otero y Roberto Fernández na y extranjera aparece incluida en el Retamar donan sus colecciones perso- repertorio bibliográfico primero el cual nales y estos donativos dan lugar a sus llegó a contener más de 4 000 asientos respectivas biobibliografías. bibliográficos. Y en 1984 la Editorial Letras Cubanas publica la Biobiblio- Pero, por supuesto, no me es imposi- grafía de Alejo Carpentier, de esta ble referirme a todas las colecciones de autora. grandes figuras de la cultura cubana que atesora la Biblioteca, cuyas adqui- El esquema biográfico cronológico que siciones tienen una estrecha relación con constituye la primera parte de esta obra la bibliografía, por ello sólo me referiré no incorpora solamente datos biográfi- a dos grandes figuras sobre las cuales cos y bibliográficos, sino reflexiones he realizado investigaciones bibliográfi- autobiográficas dispersas en artículos, cas: Alejo Carpentier y Lisandro Otero. entrevistas y conferencias. La obra Ambos creadores, de distintas genera- contiene 4 937 asientos bibliográficos ciones, ejercieron el periodismo, y pos- subdivididos en bibliografía activa o pri- teriormente escribieron novelas cimeras maria, y en bibliografía pasiva, crítica de la narrativa cubana del siglo xx. o secundaria. La bibliografía activa in- cluye libros y folletos (en español y Alejo Carpentier dona su papelería en otros idiomas); colaboraciones y prólo- 1973. Hasta esta fecha la Biblioteca gos en libros, folletos y catálogos; co- sólo poseía el control bibliográfico de laboraciones en publicaciones seriadas sus libros y folletos, en español y otros cubanas y extranjeras; y más de la mi- idiomas, y apenas un centenar de sus tad de sus crónicas publicadas en El colaboraciones en la prensa periódica Nacional, periódico de Caracas. Sec- cubana y extranjera. En un breve es- ciones que se enriquecieron espléndida- tudio titulado “De la colección Alejo mente con la adquisición de la Carpentier Valmont: un inmenso y cre- Colección Carpentier, muy especial- ciente donativo”1 me refiero a esta pa- mente sus colaboraciones en El Nacio- pelería contentiva de documentos nal, exactamente 1 849 crónicas de las publicados y no publicados, así como a casi 2 000 que publicara en el diario su voluminosa recortería, los originales caraqueño desde 1945 hasta 1961. Le- de sus grandes novelas, sus ensayos, tra y Solfa es su sección en este diario sus cuentos y algunos poemas. Con los en la cual reseña innumerables obras li- documentos no publicados, (manuscri- terarias de gran significación, los inven- tos y mecanuscritos), fotografías, ejem- tos de la época, y la historiografía de 176 la música y el arte en el siglo XX. Esta plemento ha sido publicado por la Re- reconstrucción bibliográfica delimita vista de la Biblioteca Nacional en su una etapa significativa del periodismo de último número de 1999. Siempre par- Carpentier, al agrupar innumerables tiendo de esta Colección que donó y crónicas portadoras de la simiente de enriqueció en vida el propio Carpentier, la gran novela latinoamericana, y de y que después de su muerte enriquece elementos definitorios de su obra pos- y completa su viuda, la señora Lilia Es- terior. En este caso la labor del biblió- teban de Carpentier. grafo no se ha ceñido solamente a la descripción y el análisis, sino a la valo- Y de toda esta inmensa bibliografía sur- ración y al rescate de una información gida, en gran medida, de una espléndida dispersa y no localizada hasta entonces, Colección surgieron otras experiencias ya que ninguna biblioteca cubana po- bibliográficas más complejas. seía la colección de El Nacional co- rrespondiente al período 1945-1961. Se trata de bibliografías complementa- Además, la compilación de las colabo- rias tales como la “Bibliografía de El 2 raciones de nuestro primer narrador en siglo de las luces,” . trabajo que pre- la prensa de su época trazan el itinera- senta un estudio previo con los antece- rio de su labor como periodista, tarea que dentes históricos y bibliográficos de El Carpentier calificara de insustituible es- siglo... así como la reconstrucción de cuela de conocimientos y gran experien- la bibliografía que utilizara Carpentier cia humana enriquecedora de su obra para escribir esta extraordinaria nove- novelística. De manera que parte de la. Otra experiencia bibliográfica surgi- esta compilación da a conocer a nues- da de la compilación primera lo es la 3 tro primer narrador como periodista, fun- “Bibliografía de Los pasos perdidos”, ción que desempeñó a la altura de su la cual posee también un estudio pre- obra como novelista, independientemente vio que destaca fundamentalmente las que la identificación con la Colección per- crónicas escritas antes de la novela, o mitió la localización de sus primeras cró- paralelas a ella, y contiene elementos nicas cubanas publicadas, en las ya que Carpentier incorpora a esta prodi- lejanas décadas del veinte y el treinta, giosa obra. La bibliografía complemen- en diarios habaneros como La Discu- taria no relaciona obras consultadas por sión, El País, y otros. Por tanto el pe- el autor, sino crónicas propias con ele- riodismo de Carpentier, casi desconocido mentos contentivos de la gran novela por especialistas e investigadores, a pe- latinoamericana, muy relacionadas con sar de su trascendencia, y del paralelis- la creación de Los pasos..., además mo que guarda con su obra novelística, de las bibliografías activa y pasiva co- se reconstruye y recupera en el reper- rrespondientes. torio bibliográfico a partir del donativo de Otra experiencia bibliográfica surgida del su inmensa Colección. estudio y el análisis de esta Colección lo Cinco años después, exactamente en fue “Apuntes bibliográficos de una eta- 1989, publiqué el suplemento que actua- pa precursora en los años jóvenes de 4 liza cuerpo primero y un segundo su- Alejo Carpentier”. Con estos apuntes 177 reconstruyo la obra carpenteriana de las vimiento dentro de la obra de décadas del veinte y del treinta cuando Carpentier. Al final vuelve a su semilla Carpentier se iniciaba en el periodismo, al publicarse ese cuento influido por el y demuestro con una amplia base docu- surrealismo. Y también en el número mental cómo estos años fueron precur- cuatro de diciembre de 1999, en la Re- sores de su obra posterior y de la vista de la Biblioteca Nacional José reivindicación de la cultura afrocubana. Martí aparece “Itinerario editorial de la Nuestro narrador mayor fue uno de los obra de Alejo Carpentier”,7 experien- primeros cubanos que incorporan el rit- cia un tanto resumidora de todas las mo de la música cubana a la poesía y a anteriores surgidas de la memoria bi- la prosa, y además propuso desde 1926 bliográfica primera. el conocimiento de la cultura negra por ser esta elemento constitutivo de nues- Por último la Colección Alejo Carpentier tra identidad, lo cual prueba esa etapa me ha hecho aproximarme a la biblio- joven de Carpentier, como precursor grafía consultada y utilizada por nues- dentro de su inmensa creación. tro primer narrador para lograr su novelística y su obra periodística, con En otro trabajo titulado “La Bibliogra- vista a promover los estudios de fía de Alejo Carpentier como punto intertextualidad que merece la obra de de partida de nuevos repertorios com- ese gigante de las letras que fue y es plementarios”,5 hago un recuento de los Alejo Carpentier. Porque Carpentier repertorios bibliográficos surgidos de la utiliza una inmensa bibliografía, asimila compilación principal hasta la fecha, materiales ajenos y acude a distintos para demostrar que la reconstrucción procedimientos de adaptación-reduc- bibliográfica complementaria confirma ción, ampliación, desmembramiento, el valor de la bibliografía como investi- redistribución, combinación, contradic- gación, y como instrumento de consul- ción, cambio de intención y de tono, ta imprescindible a los especialistas, que procedimientos que podrían reducirse a pretenden desentrañar la información uno fundamental, tal como expresa la que precisan, hasta llegar al deslinde norteamericana Speratti-Piñero en su estricto y riguroso de donde brotó lo li- obra Los pasos hallados en el reino terario. de este mundo: “alteración constante y libérrima, aunque nunca gratuita e in- Otras experiencias complementarias a justificada”. Este último y extenso tra- la bibliografía mayor lo fue “La van- bajo lo publiqué en la revista guardia en la obra de Alejo Bibliotecas (La Habana, 1991). Carpentier”6 en la cual relaciono todo lo escrito por él sobre la vanguardia La otra colección a que quiero referir- desde que este movimiento surge has- me es la de Lisandro Otero. En este ta 1989 en que aparece un cuento caso, el donativo de esta papelería pro- surrealista en La Gaceta de Cuba (di- movió la compilación de su Biobiblio- ciembre) escrito por Carpentier a prin- grafía. Las posibilidades de información cipios de la década del veinte. En esta que ofrecía esta papelería respecto a la bibliografía se sigue el paso a este mo- vida y la obra de Otero, en especial su

178 extensa labor periodística, innegable el reverso, y otros indicios que permi- precedente de su obra novelística, y en tieran el completamiento de datos). muchos casos paralela a su cuentística, justifica plenamente la compilación de Las distintas etapas que determinaron un repertorio mayor que se acercara a el desarrollo de esta tarea se la exhaustividad ya que tenía como an- interrelacionaron hasta lograr una rica tecedente la Cronología y bibliogra- trayectoria vital y un cuerpo bibliográ- fía de...8 compilada por el colega fico de unos 2 000 asientos. La nece- Tomás Fernández Robaina (publicada saria recuperación de datos y la por la Biblioteca de Ayacucho, de Ca- descripción de textos exigió la organi- racas, en 1993). La brevedad de esta zación de esta Colección por tipos de cronología y el carácter selectivo de documentos, en activa y pasiva, y en esta bibliografía, sin lugar a dudas, res- orden cronológico. pondieron a los requerimientos de tan prestigiosa Colección dirigida por José El orden cronológico por décadas en los Ramón Medina. También la “Biblio- años ochenta requirió una mayor pre- grafía de La situación”,9 del mismo cisión teniendo en cuenta que la publi- bibliógrafo, publicada por la Revista cación de las novelas más exitosas de de Literatura Cubana, obviamente Otero generaron una considerable bi- más específica, y un tanto más ex- bliografía crítica. La organización de haustiva al referirse a una sola nove- esta Colección se hizo paralela a la la de Otero, resulta otro valioso compilación bibliográfica. En este caso antecedente. De manera que se hacía no se confeccionó un catálogo diccio- necesario un repertorio que definiera nario por carecer esta Colección de las peculiaridades de la trayectoria vi- originales y otros documentos no tal de Otero, así como la descripción incluibles en el cuerpo bibliográfico. En analítica de su obra, en especial de pe- la compilación se describen y analizan riodística. Su Colección, integrada al todos los documentos que contiene la igual que la de Carpentier, por recor- Colección y el cuerpo del repertorio tes, mecanuscritos, manuscritos, y presenta un sistema de su obra activa otros documentos, requirió de una cui- por tipos de documentos, y para la bi- dadosa lectura para recuperar los da- bliografía pasiva otro sistema que tie- tos necesarios, y descubrir, analizar y ne en cuenta la valoración crítica de su clasificar los distintos textos. Con los obra (Novelas y Cuentos, Periodismo, datos biográficos y algunos bibliográ- Obras Teatrales, y otras valoraciones y fico-críticos reconstruí en detalles la datos diversos) en orden cronológico. trayectoria vital, y con los textos pre- Una indización auxiliar permite la recu- viamente localizados y procesados peración de materias específicas y da- creé el sistema o cuerpo bibliográfico. tos más precisos. (En muchos casos por no poseer los Por tanto existe una identificación con recortes los datos necesarios fue pre- la organización de la Colección y el ciso tener en cuenta los tipos de letras, cuerpo bibliográfico, ya que en ambos títulos de secciones fijas, anuncios en casos la gran división de sus sistemas

179 es en activa y pasiva, y en ambos ca- creación literaria. Otros estudios litera- sos se utiliza el orden cronológico, lo rios podrían comprobar cómo el ejerci- cual facilita la recuperación de la in- cio del periodismo influiría o devendría formación, no sólo en la bibliografía en una obra novelística. En Latinoa- como tal, sino también en el domicilio mérica no podrá ser ajena a esta inves- donde esté ubicado cada documento. tigación la obra del Premio Nobel O sea, el repertorio bibliográfico pre- Gabriel García Márquez. senta un análisis considerable de la in- formación y su organización interna se reitera en la ubicación de la Colección en su domicilio, y viceversa. Notas

1 Y aunque la Colección Carpentier en- Revista de la Biblioteca Nacional José Martí (La Habana) 75(2):37-39; mayo-ag. 1984. riqueció el trabajo bibliográfico basado en los fondos de la Biblioteca Nacio- Incluye carta de Carpentier al señor Howard B. Gotlieb, director de Special Collections, Boston nal José Martí, y el donativo de la Co- University. lección Otero promovió la investigación 2 bibliográfica, en ambos casos de una Ibídem, 73(1-2): 235-255; en-ag. 1982. inmensa tarea periodística, surgen es- 3 Ibídem. 74(1):133-156; en.-abr. 1983. tos prosistas reales, con decoro estéti- 4 Ibídem 76(2):73-91; mayo-ag. 1985. co y fluida imaginación, y se conjuga la 5 Ibídem 80(2):239-245; mayo-ag. 1989. creación del periodista y del novelista. 6 Ibídem 84(1):147-166; en-jun. 1993. Ambos repertorios bibliográficos resul- tan puntos de partida de otras investi- 7 Ibídem 84(1):167-177; en.-jun. 1993. gaciones literarias e históricas en torno 8 En: Otero, Lisandro. Pasión de Urbino... — a la gran novela cubana y latinoameri- [Caracas: Talleres de Arauco Ediciones, C. A., cana, y en especial a la historia del pe- 1993]. — pp. 331-351. — (Biblioteca Ayacucho) riodismo cubano y su incidencia en la 9 Revista de Literatura Cubana (La Habana) 7 (12):[105]-116; en.-jun. 1989.

180 En familia y como hermanos Rosa Báez Bibliógrafa y jefa de redacción y editora de La Polilla

Un famoso slogan televisivo me sirve de título para pre- sentarles un peque- ño boletín, hermano menor de esta im- portante revista, que quiere venir hoy a hablarles de su labor, tal vez senci- Los últimos avances tecnológicos, las lla y efímera, pero no por ello realiza- más importantes noticias de figuras li- da con menos amor, dedicación y terarias cubanas y extranjeras, los si- apasionamiento. tios web que pueden resultar útiles a nuestros compañeros, son algunos de La Polilla, que tuvo su semilla origi- los temas que reflejamos en La Po- nal en un pequeñísimo boletín del De- lilla, que también se convierte en he- partamento Juvenil, allá por los años rramienta de trabajo cuando publica setenta, no es más que unas cuantas las series sobre UNIMARC o sobre hojas realizadas con mucho amor por el uso del correo electrónico, o ad- un grupo de trabajadores de esta Bi- vierte sobre lo blioteca Nacional, las cuales intentan dañino de los llevar a nuestros compañeros informa- spam, versión ciones del ámbito bibliotecario, cultu- moderna de aque- ral y artístico. llas cursis cadenas de corresponden- Desde sus páginas, toda la Red Na- cia de los años cional de Bibliotecas Públicas ha es- cincuenta... tablecido lazos de intercambios: a través de la sección “Desde las Pro- También han vincias” conocemos la labor de nues- pasado por sus tros colegas y a la vez, ellos conocen páginas re- de nuestros esfuerzos “En la cuerdos y vi- BNJM”. vencias de la 181 fundación de las diferentes bibliotecas José Martí, sino de amigos del mundo cubanas; de figuras señeras como entero que han resultado nuestros so- Villita o la doctora Olinta Ariosa; sen- lidarios colaboradores, así como de ni- tidos homenajes a trabajadores que ños, jubilados, usuarios y de todo aquel como Ángel Masó forman parte indi- que ama la Biblioteca... y la poesía, soluble de la historia de la Biblioteca. que es, a fin de cuentas, una misma cosa. Los jóvenes tienen su espacio en “Abriendo puertas”, y para los hijos de La Polilla aquella que como bien dije- los trabajadores “La Polillita” trae siem- ra nuestro director “llegó para quedar- pre un alegre mensaje educativo. se”, se une a quienes, con su diaria labor, con su esfuerzo, con su tenaci- Y por último, como divertimentos, dad, hacen a nuestra institución la cartelera cultural de la institu- un poquito mejor cada día y se ción, la página del humor, algu- dan un gran abrazo por este cen- nas reflexiones sobre el amor, tenario, que no es más que el pri- la amistad, la voluntad y por mero... Ya se verán, en los último un espacio para la siguientes, de nuevo creación artística: unidas la Revista de “Dando taller”, el la Biblioteca Nacio- cual nos ha traído y nal José Martí y La Poli- trae obras no sólo de lla, ¿no lo creen ustedes así? los trabajadores de la Biblioteca Nacional

182182 de nuestra cultura, y trabajé incluso con La Biblioteca y algunos de ellos. Más que el diseñador de sus libros en ocasiones era conside- rado un amigo, así conocí a Julio Le el diseño de Riverend, Juan Pérez de la Riva, Zoila Lapique, Guillermo Sánchez, Moreno libros Fraginals, Salvador Morales, Ibarra, Le Roy, Pastrana, Olga Cabrera, Panchito Roberto Casanueva Pérez, Juan Marinello, Hortensia Diseñador gráfico e ilustrador Pichardo, entre otros muchos.

Durante mi trayectoria como diseñador enfrenté libros de diversas temáticas, Sean mis primeras palabras para agra- pues trabajar en una editorial como decer a la dirección de la Biblioteca Na- Ciencias Sociales así lo exigía. A pe- cional, y a los compañeros que en ella sar de eso siempre me resultaron atra- trabajan, por permitirme expresar en esta yentes dos temáticas: la historia y las publicación algunas de mis experiencias culturas precolombinas. Trabajar en li- como artista gráfico, así como mis con- bros de historia convierten al diseñador sideraciones sobre el vínculo entre el di- en un investigador más de la materia. seño del libro y esa institución. Hay que buscar información que inclu- ye todo un trabajo de recopilación de Durante más de veinticinco años asistí documentos, imágenes de una época asiduamente a la Biblioteca Nacional específica, en algunos casos, rehacer José Martí, convirtiéndome no en un grabados o fotos de próceres legenda- consultor habitual, sino rios, esto, desde lue- en alguien que perte- go, conlleva a una necía a ella. En la Bi- labor importante en blioteca he buscado y el campo creativo, encontrado los ele- utilizando técnicas de mentos necesarios las artes plásticas para la realización de como plumilla, mis proyectos. He rea- tempera, acuarela, ilu- lizado exposiciones minación de graba- personales del conjun- dos, etcétera. to de mi obra gráfica e impartido conferen- Es inimaginable el cias sobre el diseño del valor y la ayuda que libro. representa para un diseñador tener a su Los años dedicados a disposición los datos mi trabajo me permi- necesarios para rea- tieron conocer a dis- lizar un trabajo serio tintas personalidades y profesional, es ahí

183 firmas de los pintores como Durero o donde la Biblioteca entra a jugar un im- la propia firma de los escribanos en los portante papel. Además de proporcio- documentos, que llegan a ser logotipos nar el contacto con la gráfica de otras caligráficos– este aspecto no se mencio- culturas y países, tanto de épocas pa- naba en su obra. La sugerencia llevó a sadas como de la actualidad, y de am- incluir un acápite sobre el tema. Quiero pliar la información puede sugerir destacar que en este trabajo las cinco nuevas ideas, al evocar o combinar las actas de Cristóbal Colón fueron realiza- experiencias anteriores con las más das a mano con tipos góticos de caja, modernas, interpretando el espíritu de una labor de tal envergadura que, por una época o de una obra en específi- primera vez, se le dio crédito al cajista. co, de este modo, se complementa el conocimiento sobre un autor o movi- Otro caso fue el de La moneda en miento artístico y podemos decodificar Cuba de Pulido, bellísimo proyecto que mejor sus mensajes. Esta experiencia, aun terminado, nunca llegó a publicarse. es decir, la forma en que el conocimien- En él se hacía un recuento histórico del to hacía notar mi pequeñez intelectual, uso de la moneda en nuestro país, sin me obligaba a entregarme cada vez embargo no mencionaba la ya existente más a navegar a través de la investi- Casa de la Moneda donde se confeccio- gación, contemplando cientos de imá- naban medallas y condecoraciones, así genes y documentos que ejercían sobre como toda la moneda fraccionaria en mí una fascinación indescriptible. Al fi- circulación en la Cuba actual. Al comu- nal, cuando el proyecto iba tomando nicárselo al autor nos dimos a la tarea forma, aparecían aspectos insospecha- de hacer una investigación al respecto, dos en el acercamiento primario al finalmente se incluyó un último capítulo tema, impulsados, claro está, por el tra- al libro con textos e ilustraciones que le bajo de búsqueda realizado. daban un final actualizado. Hay anécdotas que ejemplifican esta relación entre el diseñador y la obra, Con Ezequiel Vieta, en el proceso de di- existen actitudes que se asumen a la seño de su obra Pailock, ocurrió algo hora de enfrentar un trabajo, una es interesante, después de entrevistarme pasiva o neutral y otra más activa y con el editor del libro, el ya fallecido participativa, pertenezco al segundo compañero Tajes, y tras analizar el ma- grupo –guardando, por supuesto, la dis- nuscrito original, me reuní con el autor tancia y el respeto que debemos al au- y le manifesté que –dedicado a Frank tor–, donde una sugerencia es válida si Kafka como “entrañable amigo”– era con ella se enriquece el proyecto que una obra kafkiana y como tal iba a es todo libro. diseñarla, Vieta se sintió complacido con la idea y el resultado definitivo fue acep- Trabajaba en el libro Los escribanos tado con mucho agrado por todos. cubanos de César García del Pino cuando me percaté de que, pese a la No puedo dejar de contar una anécdo- estrecha relación que guarda la caligra- ta acerca del libro que más premios na- fía con el origen del logotipo –véase las cionales e internacionales me ha 184 proporcionado a lo largo de mi carre- te nos atraen, aunque sean impercep- ra, me refiero a El ingenio de Manuel tibles, al deleite de la lectura. Moreno Fraginals. En un inicio el pro- yecto se concibió para un solo tomo y No son muchas las oportunidades de en él volqué toda mi creatividad, des- hacer bellos libros, a veces sólo se que- pués resultó que debía diseñar dos to- da en el proyecto o en las maquetas, mos más, era un reto lograr una unidad algo que pudo ser y no fue por impon- coherente y lógica para los tres tomos. derables que no vale la pena explicar, Tras varios meses de trabajo pero aun en estos casos, siempre la emplanado –que en aquel entonces era idea que impulsa es el desafío a reali- un acto totalmente manual— en mi zar la mejor obra de la vida, desafío que casa e inmerso en el sopor del trabajo, acompaña hasta el final. que se hacía cada vez más extenso, le dije a Fraginals: Para un diseñador como yo, creado en las imprentas de tipo móvil, reconozco –Este trabajo me tiene hasta el último el avance que significan las nuevas tec- pelo –a lo que el autor respondió: nologías, la computación aplicada al di- seño de esta especialidad, entre otras – A mí también. muchas, pero estas sólo significan un instrumento más, como lo fueron en su Nos echamos a reír y continuamos el época el grabado en piedra, la fotogra- quehacer con alegría. fía, el color, el linotipo. Es el hombre quien guarda los tesoros del conoci- El crear libros es también una invita- miento y quien sabe utilizarlos. A pe- ción, con el mismo espíritu de un inves- sar de todos los avances, el libro seguirá tigador, a buscar, penetrar y descubrir existiendo, como no han dejado de exis- el universo que lo rodea: el origen de tir el teatro, el cine, la radio, la televi- la lengua, la transformación de los sig- sión, el ballet y las bibliotecas. Estas nos en el lenguaje actual, el origen del últimas no son sólo un lugar para la lec- papel, desde el pergamino y el papiro, tura o la búsqueda de documentos, sino el tipo móvil, la imprenta, la encuader- que su alcance es mayor, es donde con- nación, y todo el legado de la civiliza- fluyen las manifestaciones culturales de ción y su transformación hasta la todas las comunidades, pueblos y na- actualidad. Es muy interesante el cono- ciones del mundo. cimiento de los diversos códigos que se utilizaron y se utilizan para definir el Gracias una vez más a la Biblioteca proceso de realización final de un li- Nacional por la posibilidad de exponer bro: cubierta, color, texto, páginas. Es mis criterios, justo en la conmemoración el diseño un espacio para crear men- de tan señalada fecha, honor que creo sajes paralelos al texto, con reglas y no merecer. códigos diferentes, pero que igualmen-

185 VIGENCIAS

habla en su discurso “de los artistas y Cuarenta años de los escritores”, o de “los artistas y * los escritores cubanos”, añadiendo más después adelante un distingo entre “todos los escritores y artistas revolucionarios, o Roberto Fernández [...] todos los escritores y artistas que Retamar comprenden y justifican a la Revolu- Ensayista, poeta y presidente de la Casa de las ción”, y “los escritores y artistas que sin Américas ser contrarrevolucionarios no se sien- ten tampoco revolucionarios”. Y si al- guna vez menciona a “un artista o intelectual”, o a “un artista o intelectual mercenario, [...] un artista o intelectual La invitación del compañero Abel para deshonesto”, no parece que en estos leer hoy estas líneas, al mismo tiempo casos se trate de sinónimos: la disyun- me ha honrado y perturbado, y supon- tiva apunta más bien al señalamiento de go que ambas cosas se entienden con quienes desempeñan tareas afines, pero facilidad. Lo menos que puedo decir es no idénticas. Y refiriéndose a sí mismo, que, aunque me enorgullece la solicitud, dirá con modestia: “[...] nosotros, que no me resulta fácil hablar aquí cuaren- hemos tenido una participación impor- ta años después de haberlo hecho el tante en esos acontecimientos [los pro- compañero Fidel, cuando, luego de tres pios de la gestión revolucionaria], no días de reuniones entre miembros del nos creemos teóricos de las revolucio- Gobierno Revolucionario y un grupo de nes ni intelectuales de las revoluciones”. escritores y artistas, él pronunció el fun- Sin embargo, para Gramsci los dirigen- damental discurso suyo que sería publi- tes políticos son también sin duda in- cado con el título Palabras a los telectuales, por supuesto de un tipo intelectuales: si bien, como sabemos, particular, criterio que comparto, como dichas Palabras no se referían a los in- tantos otros del gran revolucionario ita- telectuales en su conjunto (de cuya na- liano. turaleza y diversidad nos enseñaría tanto Antonio Gramsci), sino a esa zona Una de las primeras cosas que se me de los intelectuales formada por escri- ocurrieron al comenzar a esbozar es- tores y artistas. Reiteradamente Fidel tas líneas fue que en aquellas tres re-

* Leído en la Biblioteca Nacional José Martí, La Habana, el 30 de junio de 2001.

186 uniones de junio de 1961, memorables dejábamos en su cuna para venir a las para los que tuvimos el privilegio de par- reuniones) tenían apenas unos meses ticipar en ellas, no hubiera podido es- entonces, y muchas y muchos nacerían tar presente nuestro ministro de después. No en balde nos separan ocho Cultura, pues (quizá por desdicha) no lustros del acontecimiento que hemos había allí niños ni niñas de diez u once venido a conmemorar. Y como no tie- años, que es la edad que a la sazón te- ne demasiado sentido que me dirija a nía Abel. Otro tanto puede decirse de los sobrevivientes, ya más bien escasos, quienes también nacieron, como él, en de quienes estuvimos en la Biblioteca el nutrido 1950. Por ejemplo, el presi- Nacional aquel junio de 1961 y hemos dente de la UNEAC, Carlos Martí; el formado nuestro criterio, hablaré sobre de la Asociación de Escritores, Fran- todo para los más, aquellos que saben cisco López Sacha; el de la de Artis- de los acontecimientos por versiones, a tas Plásticos, José Villa, sin el cual John menudo harto diversas, que les han lle- Lennon no tendría su estatua gado. meditabunda en un visitado parque de El Vedado; el del ICAIC, Omar El discurso de clausura de Fidel ha sido González; mi compañero de aventuras leído con frecuencia, y sin duda segui- en la revista Casa de las Américas, rá siéndolo. También ha sido objeto de Luis Toledo Sande; otros artistas y es- numerosos comentarios, de algunos de critores de la jerarquía de Roberto los cuales me valdré. E incluso se lo ha Fabelo y Senel Paz. Añádase que en citado sin habérselo leído, o alterando las cuatro décadas y pico que median sus líneas, o desgajándolas del conjun- entre las vísperas de los cuarenta y los to, con las intenciones por lo general comienzos de los ochenta del pasado aviesas que se supondrá. Para apre- siglo nació la gran mayoría de quienes ciarlo debidamente, no sólo es impres- son hoy escritores y artistas cubanos cindible remitirse a él con fidelidad, sino (incluyendo desde luego a los actua- que es útil recordar los contextos en les miembros de la Asociación Herma- que se produjo: contextos que no son nos Saíz), y a ellos, a causa de su siempre círculos concéntricos, y a me- edad, no les fue dable ir a las reunio- nudo se mezclan entre sí. nes de junio de 1961. Con raras ex- cepciones, como la de quien acaso fue En primer lugar, el discurso fue prece- el más joven de los asistentes, Miguel dido por un número grande de interven- Barnet, quien no obstante tendría que ciones de escritores y artistas. Tales esperar aún dos años para publicar su intervenciones, improvisadas como lo poemario inicial. Digamos, para no fa- sería el discurso de Fidel, no se han pu- tigar con nombres, desde gentes como blicado aún (ni siquiera sé si existen Eduardo Heras León, Nancy Morejón grabaciones o transcripciones suyas), y o Silvio Rodríguez, hasta gentes como los asistentes que quedamos conserva- Kcho, Elsa Mora o Rolando Sarabia. mos recuerdos cada vez más desvaídos No pocos y pocas (como me consta di- de ellas, sin excluir las propias: al me- rectamente en un caso que ustedes adi- nos, esa es mi experiencia. Sin embar- vinarán, pues su madre y yo la go, Fidel las comenta a cada rato en sus 187 Palabras, que probablemente ganarían bién, ya aludida, de miembros del Go- de conocerse con precisión a quiénes bierno Revolucionario. Pero estas úl- o a qué se refieren en cada caso. Al timas reuniones iban a tener lugar de evocar treinta años después tales ex- todas maneras, tarde o temprano. Era periencias, Graziella Pogolotti dijo con algo previsible, y Fidel lo aclaró sin vivacidad: ambages al decir: “[...] esta discusión [la de junio de l961] –que quizás el in- Hoy, sentada aquí, de este lado, no cidente a que se ha hecho referencia puedo dejar de recordar aquellos aquí reiteradamente contribuyó a ace- días intensos, en que pasábamos lerar–, ya estaba en la mente del Go- juntos las horas, en este mismo lo- bierno”. cal, en un agitado y controversial desorden, donde se dijeron cosas Abultar aquel incidente, como a menu- profundas, cosas brillantes, cosas do se ha hecho casi siempre con mala que no lo eran tanto, como ocurre sangre, no es apropiado. Pero tampo- siempre cuando muchos hablan. co lo es pretender esfumarlo. Lo justo Recuerdo que entrábamos y salía- es hacer mención de él, y tratar de dar- mos, que conversábamos por los le una explicación. Contamos en este pasillos, que nos veíamos allá aba- sentido con un testimonio excepcional: jo, en el sótano y en la cafetería, el de uno de los protagonistas de la vida donde proseguían el diálogo y el cultural en la Cuba revolucionaria, debate. Alfredo Guevara, presidente del ICAIC al ocurrir dicho incidente, quien En segundo lugar, lo que en lo inmedia- ha asumido su responsabilidad, y apor- to provocó aquellas reuniones fue el tado sus razones, en entrevista publica- hecho, sobredimensionado, de haberse da en La Gaceta de Cuba en impedido la exhibición de un documen- diciembre de 1992. En aquella ocasión, tal. Yo no me encontraba entonces en el entrevistador le planteó: el país, sino en la hoy inexistente Re- pública Democrática Alemana, adonde En un clima de intensos debates había ido para asistir a un congreso de ideológicos, la realización del docu- escritores. Era la primera vez que visi- mental PM en 1961 desató una po- taba un país llamado socialista de Eu- lémica que desembocó en su ropa, y ello despertaría en mí prohibición por parte de la Comisión inquietudes en las que no voy a dete- de Estudio y Clasificación de Pelí- nerme ahora. Me limito a decir que culas, considerándola “nociva a los durante mi ausencia se celebró en la intereses del pueblo y su revolu- Casa de las Américas una reunión de ción”. A la distancia de treinta años, escritores y artistas para abordar la ¿cuál es su punto de vista sobre cuestión del documental. Tal reunión, aquella decisión? que sólo conozco de oídas, resultó un preludio de las que ocurrirían algún Aunque la respuesta de Alfredo fue tiempo después en la Biblioteca Na- muy extensa, y por descontado polémi- cional, esta vez con la presencia tam-

188 ca, es útil recordarla en su totalidad. naba, para ellos no pasaba de ser un Hela aquí: trastorno bananero que perturbaba sus vidas; para otros era la culmi- De aquel instante quedan la noticia nación potencial de la independen- lejana y confusa, las interpretacio- cia nacional. nes diversas, lo que han dicho al- gunos protagonistas, y nuestro Reduces el tema a PM. Tengo las silencio. de perder ante el audaz periodista. Prohibir es prohibir; y prohibimos. PM no es PM. PM es Lunes de No entraré en los detalles pero sí Revolución, es Carlos Franqui, es diré que el film quedó en manos de una época convulsa y de extremas sus autores, y que cuando salieron contradicciones en que participaban pudieron llevárselo. Lo que no es- múltiples fuerzas. No creo que PM tábamos dispuestos, y era un dere- merecía tanto revuelo, y la reacción cho, era a ser cómplices de su del naciente ICAIC fue muy mati- exhibición en medio de la moviliza- zada. De acuerdo con el texto de su ción revolucionaria. A ellos parece pregunta quedamos reducidos a una que les sucede lo que a nosotros simple, calculada y también gradua- con El Mégano, prefieren cultivar da prohibición. Pero convendría re- el mito y dejar la obra en la oscuri- cordar que en esos días se esperaba dad. Fue el ICAIC quien la presen- ya el ataque armado y que por to- tó recientemente en el Centro das partes se emplazaban ametra- Georges Pompidou, en París, en un lladoras y antiaéreas. Que el pueblo panorama “casi” exhaustivo del cine todo se movilizaba para repeler la producido en Cuba. agresión y que el espíritu guerrille- ro y de combate estaba en su más Si ahora, en las condiciones actua- alto grado de exaltación. No soy aje- les, me tocara aprobar o prohibir no al mundo que recoge PM. Titón, PM, simplemente dejaría que siguie- Guillermo Cabrera Infante y yo, con ra su curso porque aunque las cir- Olga Andreu y alguna que otra vez cunstancias no nos son favorables, con Billo Olivares, estuvimos en El no vivimos un instante de tensión y Chori, un cabaretucho de la playa exaltación; y tampoco yo lo vivo de que impregna con su experiencia el aquella manera. Pero si combatien- hilo conductor del documental; los te revolucionario volviéramos –y bajos fondos, la embriaguez (y la eso ya sabes que no es posible– mariguana), la música quejumbrosa treinta años atrás, no vacilaría segu- que acompaña al alcohol y el aban- ramente en enfrentarme a los que dono de sí mismo. comenzaron a usar todos los medios de comunicación para servir a su Pero la revolución abrió un abismo objetivo, el de Franqui en la época: en aquel grupo de amigos; unos que- impedir el socialismo. Acaso PM no daron indiferentes ante la conmoción sería la chispa, pero una chispa ha- transformadora que se desencade- bría; y treinta años después alguien,

189 ahora, preguntaría no qué estaba su- si bien no es este el momento de dilu- cediendo contextualmente en el país, cidar la cuestión, hay que decir que, a sino [si] la chispa era o no apagable pesar de oportunismos políticos y con este u otro método. mezquindades de varia índole, no todo lo publicado en el periódico ni en su su- Aquel grupo, persecutor de Alejo plemento era desdeñable. Sin duda hubo Carpentier y Alicia Alonso, de valores positivos en uno y otro que el Lezama Lima y de todo el Grupo tiempo, ese autor por excelencia de an- Orígenes, no salió triunfador. Por tologías de que habló Borges, se está eso es catalogado factualmente encargando de poner en su sitio. Parte como “la víctima”, pero no estamos, de la propia obra literaria de Cabrera amigo entrevistador, revisando una Infante tiene méritos, aunque él sea un historia de ángeles. Sé que estas resentido calumniador de oficio y bene- palabras pueden ser sospechosas de ficio. En todo caso, importa subrayar pasión. Pero en estos días me di- que las reuniones de junio de 1961 y el vierto leyendo el Herald [...] de discurso de Fidel, cuyo cuadragésimo Miami. En sus páginas el periodista aniversario celebramos, estuvieron le- ya de aquellos tiempos Agustín jos de agotarse en la querella en torno Tamargo, y tras él otros exiliados a PM: querella ciertamente de raíz po- nada revolucionarios, recuerdan a lítica, como ha explicado Alfredo. Carlos Franqui y Guillermo Cabrera Infante su historia de persecutores Y político, en el más amplio sentido de intolerantes; y no callan casi nada. Le este término, fue el contexto mayor en haré llegar copia de esta polémica. que estuvieron situados aquellos acon- Tal vez le resulte más creíble que tecimientos. Pues ese contexto era la mis palabras. Y lo digo porque las Revolución Cubana que había llegado suyas reflejan cuando menos poca al poder, tras combates heroicos, en información. Las inquisiciones son enero de 1959. Quizá hoy para muchos muchas. Pero sólo quedan como ta- sea difícil comprender en plenitud el cli- les las que producen víctimas. De ma de esperanza, fervor y lucha que aquellos victimados sálveme Dios. entonces se vivía, aunque es bien co- nocido el conjunto de hechos históricos El periódico Revolución, dirigido por desencadenados a raíz de aquella fe- Carlos Franqui, era órgano del Movi- cha. Baste recordar que en abril de miento 26 Julio; y Lunes de Revolu- 1961 había sido derrotada en sesenta y ción, dirigido por Guillermo Cabrera seis horas la invasión enviada por el im- Infante, su suplemento cultural. En con- perialismo estadounidense; y que la vís- secuencia, no podían aparecer como pera de iniciarse dicha invasión Fidel más oficiales. Con posterioridad a las había proclamado el carácter socialis- reuniones de 1961, tanto Franqui como ta asumido por nuestra Revolución. Cabrera Infante, consecuentes con la Además, ese año 1961 se estaba lle- conducta denunciada, abandonaron el vando a cabo la extraordinaria campa- país y se desenmascararon como ña que erradicaría el analfabetismo de contrarrevolucionarios viscerales. Pero,

190 nuestro país, e iba a constituir una rea- habían dañado, en este campo, a los lización cultural de primera magnitud. otros países que se decían tales, si- guiendo el mal ejemplo soviético. Sin embargo, para numerosos escrito- res y artistas de izquierda, no sólo en Resulta más que comprensible la reac- Cuba sino en todo el mundo, un fan- ción de Fidel ante preocupaciones ex- tasma lo recorría: el de esa monstruo- presadas por varios de los asistentes a sa deformación encarnada en el las reuniones. Como figura principal de realismo socialista, que causara incal- una revolución que había mostrado una culables daños en países que se decían y otra vez su originalidad, su indepen- socialistas y aun más allá de ellos. No dencia, su autoctonía, la sorpresa de me gusta patear a un mulo muerto, ni Fidel ante dichas preocupaciones era dejo de reconocer virtudes en el país bien explicable. Pero al menos algunas nacido de la gran Revolución de Oc- de ellas no dejaban de tener razón de tubre de 1917, ni de agradecer la ayu- existir, desde una perspectiva que toma- da material que prestó a nuestra ra en cuenta numerosas experiencias Revolución sobre todo en sus difíciles de otros países. Cuatro años después momentos iniciales. El haber contribui- de 1961, en “El socialismo y el hombre do decisivamente a la derrota del en Cuba”, el Che iba a escribir: nazifascismo, menos de veinte años antes de 1961, fue sin duda una de las Se busca entonces la simplificación, virtudes mayores de la Unión Soviéti- lo que entiende todo el mundo, que ca. Pero los graves errores políticos, es lo que entienden los funcionarios. las arbitrariedades y las deformacio- Se anula la auténtica investigación nes intelectuales que acabarían por dar artística y se reduce el problema de al traste con aquel grandioso experi- la cultura general a una apropiación mento ofrecían a los escritores y ar- del presente socialista y del pasado tistas un rostro particularmente muerto (por tanto, no peligroso). Así cercano en el realismo socialista, del nace el realismo socialista sobre las que se ha dicho que tenía, entre otros, bases del arte del siglo pasado. dos defectos ostensibles: no ser rea- lista y no ser socialista. Su fantasma Pero el arte realista del siglo XIX tam- es el que explica la reacción de tan- bién es de clase, más puramente ca- tos ante el fenómeno sin duda menor pitalista, quizás, que este arte de PM. Declarada socialista nuestra decadente del siglo XX, donde se trans- Revolución, lo que no podía sino llenar parenta la angustia del hombre ena- de júbilo a cuantos desde la más tem- jenado. El capitalismo en cultura ha prana edad nos considerábamos socia- dado todo de sí y no queda de él sino listas, así fuera por la libre, no el anuncio de un cadáver malolien- parecían enteramente desencaminadas te; en arte, su decadencia de hoy. ciertas inquietudes ante el hecho de Pero ¿por qué pretender buscar en que la más joven de las revoluciones las formas congeladas del realismo de ese carácter en el planeta pudiera socialista la única receta válida? No incurrir en errores similares a los que se puede oponer al realismo socialista 191 “la libertad”, porque esta no existe país una suma muy grande de liber- todavía, ni existirá hasta el comple- tades; que la Revolución no puede to desarrollo de la sociedad nueva; ser por esencia enemiga de las li- pero no se pretenda condenar a to- bertades; que si la preocupación de das las formas de arte posteriores alguno es que la Revolución vaya a la primera mitad del siglo XIX des- a asfixiar su espíritu creador, [...] de el trono pontificio del realismo a esa preocupación es innecesaria, ultranza, pues se caería en un error [...] esa preocupación no tiene ra- proudhoniano de retorno al pasado, zón de ser. poniéndole camisa de fuerza a la expresión artística del hombre que Como carece de sentido, no obstante la nace y se construye hoy. tentación grande de hacerlo, que con- tinúe citando textualmente de aquellas En sus Palabras de 1961 Fidel afron- Palabras, me limitaré a las líneas que tó la cuestión candente que ya le ha- en cierto modo resumen lo esencial del bían planteado (dijo) visitantes como texto: Jean Paul Sartre y C. Wright Mills, al decir: “El problema que aquí se ha es- [...] dentro de la Revolución, todo; tado discutiendo y vamos a abordar, es contra la Revolución, nada. Contra el problema de la libertad de los escri- la Revolución nada, porque la Re- tores y artistas para expresarse”. Y volución tiene también sus derechos más adelante: y el primer derecho de la Revolu- ción es el derecho a existir, y fren- Se habló aquí de la libertad formal. te al derecho de la Revolución de Todo el mundo estuvo de acuerdo en ser y de existir, nadie, por cuanto la que se respete la libertad formal. Revolución comprende los intereses Creo que no hay duda acerca de del pueblo, por cuanto la Revolución este problema. significa los intereses de la nación entera, nadie puede alegar con ra- La cuestión se hace más sutil y se zón un derecho contra ella. convierte verdaderamente en el punto esencial de la discusión cuan- Creo que esto es bien claro. ¿Cuáles do se trata de la libertad de conte- son los derechos de los escritores y de nido. Es el punto más sutil porque los artistas revolucionarios o no revo- es el que está expuesto a las más lucionarios? Dentro de la Revolución, diversas interpretaciones. El punto todo; contra la Revolución, ningún de- más polémico de esta cuestión es si recho. debe haber o no una absoluta liber- tad de contenido en la expresión ar- Naturalmente que estos juicios, como tística. [...] casi cualesquiera otros, son susceptibles de más de una interpretación, y así ha Permítanme decirles en primer lugar ocurrido en este caso. Me cuento en- que la Revolución defiende la liber- tre aquellos para quienes “dentro de la tad; que la Revolución ha traído al Revolución”, lejos de ser un llamado a

192 la obsecuencia, incluye la crítica, des- fin de abreviar estas líneas (pues los de perspectivas revolucionarias, de los cuarenta años de la UNEAC merecen que se estimen conflictos o errores en trabajo aparte), transcribiré, como mero que hemos incurrido. Es algo que ejemplo, en su orden de aparición, la lis- ejemplifican filmes de nuestro admira- ta de autores que colaboraron en el pri- ble cineasta de ficción Tomás mer número de Unión: Carpentier, Gutiérrez Alea como Memorias del Navarro Luna, Labrador Ruiz, Lezama subdesarrollo, La muerte de un bu- Lima, Piñera, Fayad, Nivaria Tejera, rócrata o Fresa y chocolate. Por Marinello, Martínez Estrada, Augier, cierto, no está de más recordar que Ardévol, Portocarrero, Feijoo, este artista rebelde secundó en su in- Baragaño, Díaz Martínez, Lisandro, tervención de junio de 1961 la medida Rodríguez Feo, Rine, Loló de la tomada por el ICAIC en cuanto a PM. Torriente, Graziella. También había unos versos míos. Y como “Documen- Una de las primeras consecuencias de to”, la “Segunda Declaración de La las reuniones de junio de 1961 y del Habana”. discurso de Fidel fue el cese de la pu- blicación de Lunes de Revolución y Fechada en París el 21 de septiembre la convocatoria a un amplio y movido de 1967 (es decir, cuando aún no se congreso que se celebró en agosto de vislumbraban la desaparición del llama- ese año, y de donde nacería la Unión do campo socialista europeo y la de Escritores y Artistas de Cuba implosión de la Unión Soviética), recibí (UNEAC). A su frente se encontró una carta que era testimonio elocuente desde el primer momento Nicolás de la enorme trascendencia de aquel Guillén, junto a un Secretariado de es- texto de Fidel. La carta era del firme critores y artistas cuyo promedio de comunista y amigo de los países socia- edad era bajo. Entre sus integrantes, listas que fue Juan Marinello, quien me Lisandro Otero y José A. Baragaño te- escribió allí: “He creído siempre que el nían veintinueve años; yo, treinta y discurso del compañero Fidel en 1961, uno. Las Palabras a los intelectua- dirigido a los intelectuales, tiene un re- les iban a ser la línea rectora de la fla- lieve capital: nos salvó de caer en los fe- mante institución, es decir, el sentido roces dirigentismos que ensombrecieron de unidad, la amplitud de criterios es- en otras latitudes la tarea creadora”. Si téticos, el rechazo a todo dogmatismo así opinaba una criatura como o sectarismo, el carácter multige- Marinello, se comprende fácilmente lo neracional. Pronto empezó a dar for- que el discurso implicó para muchísimas ma a sus publicaciones periódicas, que otras personas, para el destino de la verían la luz al año siguiente: La Ga- vida cultural de la Cuba revolucionaria. ceta de Cuba y la revista Unión. En ambas desempeñaría papel capital Pero aquel mismo 1967 nuestra realidad Guillén, acompañado en La Gaceta histórica comenzó a variar, y no para sobre todo por Lisandro; y en Unión bien. En octubre de ese año fue asesi- por Alejo Carpentier y por mí, a quie- nado el Che, y con tal asesinato, que nes se uniría José Rodríguez Feo. A hizo posponer de nuevo hermosos y au- 193 daces proyectos de hacer avanzar la nos permite volver a encontrar la ruta Revolución de nuestra América, se correcta. clausuraron nuestros años sesenta. He- chos posteriores, como el malhadado Aludiendo a esta época ingrata, escri- “caso Padilla”, el incumplimiento de la bió en 1991 Armando Hart, a quien se zafra de los diez millones, no obstante le había encomendado en 1976 crear y el esfuerzo realizado, o ciertas conse- dirigir el Ministerio de Cultura: cuencias del Congreso de Educación y Cultura de 1971, pusieron al país en si- Es cierto que ha habido reveses, al- tuación difícil: todo ello unido a un ais- gunos dolorosos y bastante amargos, lamiento recrudecido. El ingreso de pero ninguno de ellos estratégico ni Cuba en el CAME, en 1972, no contri- con el peso necesario como para nu- buyó a mejorar las cosas. Nos había- blar la obra de la Revolución en la mos sentido orgullosos de merecer la cultura. Hemos dicho, una y mil ve- observación de Mariátegui según la ces, que lo mejor, más depurado y de cual el socialismo no podía ser en Amé- más alto nivel intelectual del país per- rica calco y copia, sino creación heroi- maneció fiel a Palabras a los inte- ca. Pero aunque no faltaron, como no lectuales y se mantiene al servicio de lo han hecho nunca, creaciones heroi- la Revolución Cubana. cas de nuestro pueblo, asomaron su Cinco años más tarde, en 1996, añadi- oreja el calco y la copia. Aludiendo al ría Hart: ambiente cultural de la época, Ambrosio Fornet acuñaría más tarde la expresión Cuando se creó el Ministerio de Cul- “Quinquenio gris”. Es bizantino discu- tura, en diciembre de 1976, entendí tir sobre si fue sólo un quinquenio o si que se me había situado en esta res- fue más o menos gris. Lo cierto es que ponsabilidad para aplicar los princi- algunos peligros que se daban por con- pios enunciados por Fidel en jurados amenazaron entonces con em- Palabras a los intelectuales y para pobrecer nuestra vida cultural, si bien desterrar radicalmente las debilida- no se llegara nunca al ejercicio de uno des y los errores que habían surgido de esos “feroces dirigentismos” a que en la instrumentación de esa política. aludió Marinello. Pero se dio entrada a Consideré que sólo era posible hacer prejuicios absurdos, escritores y artis- más efectiva mi gestión promovien- tas valiosos fueron marginados, la me- do la identidad nacional cubana, que diocridad encontró terreno abonado y se se había articulado en nuestro siglo debilitó en parte el impulso creador. No con el pensamiento socialista. Apre- temo evocar las dificultades o las equi- cié que para este empeño era nece- vocaciones de la Revolución, porque el sario emplear, en el campo sutil y proceso del aprendizaje, y hasta el del delicado del arte y de la cultura, los crecimiento, implican lo que se ha lla- estilos políticos de Martí y Fidel. mado ensayo y error. Y además, por- que sólo el ejercicio franco y valiente Armando, un histórico de la Revolución de la autocrítica (no el regodeo, que Cubana, tras realizar una encomiable puede ser interesado, en las mataduras) 194 tarea al frente del Ministerio, y hacer más altas producciones; un país que en posible la extinción del “Quinquenio circunstancias muy adversas, de recru- gris”, ha sido continuado por uno de decimiento del bloqueo, ha conservado, aquellos niños que tenían diez u once fortalecido y multiplicado sus institucio- años cuando Fidel pronunciara su dis- nes culturales; un país que perdió el curso orientador. Me refiero, natural- apoyo material de naciones europeas mente, a Abel Prieto. Si he destacado que se decían socialistas, pero a la vez desde el primer momento la cuestión de está liberado de la sombra que las es- su edad, que es también, más o menos, trecheces espirituales de tales naciones la de muchísimos de nuestros escrito- echaban sobre él, a nombre de una de- res y artistas, de nuestros dirigentes en formación teratológica del marxismo; el área cultural, es porque veo en ello un país libre, independiente y soberano una señal llena de esperanza. Al con- que piensa con su cabeza y siente con cluir sus Palabras, Fidel se refirió “a las su corazón, no obstante estar rodeado generaciones futuras que serán, al fin y de vergonzosos ejemplos de “pensa- al cabo, las encargadas de decir la últi- miento único”, cinismo, corrupción y ma palabra”. Mientras exista la huma- desaliento. Es natural, es útil que los nidad, se sucederán las generaciones nuevos critiquen. “Los pueblos han de como las hojas de los árboles, según el vivir criticándose”, decía Martí, “porque viejo poema, y en consecuencia volverá la crítica es la salud; pero, –añadía el a decirse la última palabra. Pero para Maestro–, con un solo pecho y una sola quienes un día inolvidable escuchamos mente”. Y es imprescindible que sean de labios de Fidel aquel discurso, nues- fieles a otro consejo, también del pro- tras generaciones futuras inmediatas son grama radical, hermoso y vigente que las que llevan hoy la voz cantante: lo que es “Nuestra América”: “Crear, es la en modo alguno supone desconocer la palabra de pase de esta generación”. valía de los mayores, como lo muestra, por ejemplo, el caso de Compay Segun- Se nos pregunta con frecuencia cómo do y sus muchachones. será nuestro futuro. Pero el futuro no empieza con un hachazo, como tampo- A pesar de realidades muy duras, de co lo hace el alba, según experimenta- descalabros, de tristezas, las promocio- mos quienes hemos contemplado el nes recientes tienen ante sí un país con glorioso espectáculo del amanecer en más posibilidades que las que nos fue- medio del mar; ni la primavera, que “ha ron deparadas: un país alfabetizado, venido”, escribió Antonio Machado, y donde se ha puesto el énfasis en la cul- “nadie sabe cómo ha sido”. Hay que tura al punto de decir Fidel que es lo ser muy poco perspicaz para no repa- primero que hay que salvar, y que está rar en que nuestro futuro ya ha comen- siendo difundida cuantiosamente en sus zado, cuarenta años después.

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