Aquiles Nazoa 100 Años En 13 Voces
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AQUILES NAZOA 100 AÑOS EN 13 VOCES COMPILADO POR: RICARDO ROMERO ROMERO EDICIONES MINCI Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información Final Bulevar Panteón, Torre Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información, parroquia Altagracia, Caracas-Venezuela. Teléfonos (0212) 8028314-8028315 Rif: G-20003090-9 Nicolás Maduro Moros Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Delcy Eloína Rodríguez Vicepresidenta de la República Bolivariana de Venezuela Jorge Rodríguez Vicepresidente Sectorial de Comunicación y Cultura (E) Luis Lira 1er. Viceministro de Comunicación e Información Pedro Ibáñez Viceministro de Planificación y Estrategía Comunicacional (E) Isbemar Jiménez Viceministra de Gestión Comunicacional Mardi Medina Viceministra de Soporte de Plataforma Comunicacional Kelvin Malavé Dirección General de Producción de Contenidos Saira Arias Dirección de Publicaciones Ilustraciones Lorena Almarza República Bolivariana de Venezuela Mayo, 2020 AQUILES NAZOA 100 AÑOS EN 13 VOCES COMPILADOR: RICARDO ROMERO ROMERO CONTENIDO 1. Aquiles, centenario de ternura y humor por Lorena Almarza 2. Aquiles mío por Libeslay Bermúdez 3. Humor y amor entre bares y el santoral por Alí Ramón Rojas Olaya 4. Aquiles y yo por Mecedes Franco 5. Memorias de un transeunte sonreido por Roberto Malaver 6. Aquiles, crónica de la identidad profunda por Laura Antillano 7. Aquiles Nazoa, mi madre y yo por Armando José Sequera 8. Aquiles como en casa: “Arte y parte” por Flora Ovalles Villegas 9. Una relectura afectiva del Credo de Aquiles por Miguel Antonio Guevara 10. Querido Aquiles por Mercedes Chacín 11. Aquiles el físico, Nazoa el espiritual por Luis Britto García 12. Ingenio y ternura en Aquiles Nazoa por Gabriel Jiménez Emán 13. Al pie de la letra… Aquiles Nazoa por Miyó Vestrini El hombre de lo sencillo, de los detalles, de la poesía simple para la sublime, el gran Aquiles Nazoa. El hombre de los poderes creadores del pueblo. Nicolás Maduro Moros (13/12/2019) 7 PREFACIO AQUILES NUESTRO Cuando nació Aquiles, ya estaba en su etapa final una pandemia. La Influenza A o mal llamada «gripe española» (se originó en Kansas, Estados Unidos) cobró la vida de millones de personas alrededor del planeta. Pero ese niño recién venido al mundo, sobrevivió a la que ha sido hasta ahora una de las mayores tragedias de la historia humana. Hace 100 años, cuando muchas almas se fueron, llegó el espíritu libre del «lancero». Y en medio de la Covid-19, este centenario no pasará debajo de la mesa. La vida y obra de Aquiles Nazoa transversaliza la venezolanidad, no solo por su aporte a la cultura, sino a la orientación y actual di- mensión política del país. Desde el preámbulo de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la presencia de su pensa- miento acompaña la nueva etapa de la Patria, en el ejercicio de sus “poderes creadores”, que permite al pueblo empoderado la facultad de sumarse a una democracia participativa y protagónica. Aquiles, desde su legado, nos muestra una visión de la nación y la sociedad que soñó, donde impera el amor, la solidaridad, la tole- rancia y la ternura. Las imágenes que evocan sus versos y relatos, donde las niñas y los niños son protagonistas, los animales parlan- tes que transforman lo mágico en real, sus crónicas sobre Caracas son pasión de actualidad y su humor poético nos llena de trepidante emoción para el goce y deleite de nuestra existencia. 8 Y somos muchos los venezolanos que creemos en los valores e ideales de aquel oriundo del Guarataro. Tenemos la firme convic- ción de cambiar el mundo con una sonrisa, una palabra, hasta un gesto, con las cosas más sencillas. Creemos que podemos volar con nuestro cuerpo hasta el infinito, desde los sueños de la infancia para cabalgar en la historia montados en un caballo bien bonito. Cree- mos que podemos silbar a las iguanas y cantar con los ruiseñores de Catuche. Ese credo amoroso, esa convicción ternurista del caraqueño físico y espiritual, ha convocado a hombres y mujeres, creyentes en el sor- tilegio de la música y en el arte como vías hacia el disfrute de la vida perdurable, a rendir homenaje al amigo que reinventó la amistad, al juglar que nos hizo creer en la poesía y en nosotros mismos, puesto que sabemos que alguien nos ama. Sabemos que Aquiles nos ama y lo amamos desde nuestras acciones y palabras. Por eso, Lorena Almarza nos perfila un Aquiles tan cercano como un abuelo que nos consiente las travesuras. Laura Antillano hace una crónica de un cronista del sentimiento. Armando José Sequera nos muestra el cariño de su madre a las cosas más sencillas del parro- quiano de San Juan. Luis Britto García rememora las querencias aquilerianas de la Caracas retratada desde sus ámbitos materiales y metafísicos, creyendo en el Nazoa de las sonrisas. Flora Ovalles Villegas como artista del cuento nos relata que el muñequero vivía y sigue viviendo en la fantasía de su hogar. Miguel Antonio Guevara analiza la subversión transformadora del credo poderoso de Nazoa en clave filosófica y sociológica. Mercedes Cha- cín con una carta mística le habla al cultor caraqueño con el afecto de un hermano mayor. Roberto Malaver hace remembranza de la felici- dad que produce el recuerdo de las imágenes del sonreído transeúnte. En un bar de Caracas, Alí Rojas Olaya degustó un fantástico en- cuentro con el humorista del Guarataro, donde ambos comieron y bebieron al son del Gardeliano. Mercedes Franco nos enseña que un poeta siempre será un noble niño aunque tenga 100 años. La femini- 9 dad poética de Libeslay Bermúdez conjugó sentidas prosas que son versos del alma. Culminando con un fragmento del guión, del programa radial Al pie de la letra, de la poeta Miyó Vestrini, del 30 de septiembre de 1985,cedido por La Colección de libros Raros, Manuscritos y Archivos docu- mentales de la Biblioteca Nacional de Venezuela. Así que, a pesar de la cuarentena, celebramos este centenario, al estilo caraqueño, entonamos al lancero, esta famosa melodía (Con la licencia de Luis Cruz y el canto del ruiseñor Emilio Arvelo): Ay que día tan precioso, es el día de tu vida Todo lleno de alegría, en la edad primaveral Tus más íntimos amigos, este día te acompañan Te saludan y desean, un mundo de felicidad Nosotros por nuestra parte te deseamos Lleno de luz este día, todo lleno de alegría En esta fecha natal Y que estos astros dorados brillen su luz para ti A Picasso rogamos Tu centenario feliz ¡Feliz Cumpleaños Aquiles nuestro! Ricardo Romero 10 AQUILES, CENTENARIO DE TERNURA Y HUMOR LORENA ALMARZA Caricaturista, ilustradora y productora audiovisual. Escribe sobre cine y medios audiovisuales en la revista Encuadre. Presidenta fundadora de la Fundación Villa del Cine (2006-2009). Como caricaturista el Premio Nacional de Periodismo Aníbal Nazoa (2016), y en ilustración recibió el Premio Nacional Simón Bolívar (2015). Entre sus publicaciones destacan: Heroínas (2013), Amor y Revolución (2015). 11 AQUILES, CENTENARIO DE TERNURA Y HUMOR Lorena Almarza EN GUACHIRONGO LO CONOCÍ Yo conocí a Aquiles en Guachirongo, por entonces una vieja casa ubicada en la calle 46, desde la cual, Wilmer Peraza poeta y promotor cultural, impulsaba el sueño de un centro cultural. Como homenaje, la casa llevaba el nombre de un personaje popular de un cuento de Salvador Garmendia, “que vivió entre las nubes de los crepúsculos”. En su patio agreste, donde se disfrutaba de peña poética y musi- cal, y cuyos detalles se encuentran resguardados en los pliegues de mi memoria, había un rinconcito modesto con libros, sillitas destartala- das y unas gaveras, que de llevar refrescos, se convirtieron en asiento de soñadoras y soñadores a ojos abiertos No sé por qué, pero al tratar de recordarlo con precisión, veo telas de colores que cuelgan y bailan con el viento. Quizás esto lo haya sumado mi encanto por ese lugar, pues fue allí donde escuché los primeros poemas de Aquiles. Pasó también en aquella temporada en mi pueblo, y quienes co- nocen a los guaros de entonces, que por todos lados se celebraba la palabra, para ser más exacta, la echadera de cuento. Y entonces, ya con El Caimán de Sanare metido en el corazón, en las voces de cuenteras y cuenteros llegó la prosa y la poesía del Ruiseñor de Ca- tuche. Entre muchas fábulas y otras “jocoserías”, “El Credo” y “La Historia de un caballo que era bien bonito”. Sin pensarlo, se me agrandó el corazón. Unos pocos libros usados que conseguí en los libreros del Edificio Nacional y otros prestados, me permitieron adentrarme en la ter- nura del poeta, en el humor y la picaresca de su prosa, en la crítica 12 Aquiles Nazoa precisa pero sin excesos; y en una ciudad que no conocía – Caracas - pero cuyas historias y personajes, a ratos se me asemejaban a mi cotidianidad. Aquiles amaba a Caracas y yo a mi tierra crepuscular de gente sencilla y pueblerina. Creo que fue justo en ese amor por lo nuestro, donde nos encontramos. Pocos años después, gracias a la Cinemateca Nacional y al ci- neclubismo, vi la adaptación cinematográfica que Leopoldo Ponte, desde la ULA había hecho de “La historia de un caballo que era bien bonito”. Recuerdo que la crítica en una revista especializada de cine adjetivó a la producción como kisch. Sin embargo, para mí fue, es y será perfecta, pues además, aquella poesía en movimiento tenía to- ques de psicodelia y evocaba a “Yellow Submarine” de The Beatles. EL AMOR FUE DEFINITIVO No sé cómo lo hizo, pero Leopoldo miró a ese caballo, a ese pue- blo y a esa banda de músicos desde mis ojos. ¿O será que ambos mirábamos a través de los ojos del caballo? LO AFIRMATIVO VENEZOLANO EN AQUILES Con humor y amor, Aquiles nos contó Caracas y enalteció siem- pre la idiosincrasia de nuestro pueblo.