UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE FILOLOGÍA Departamento de Literatura Española,Sección de Filología Hispánica

TESIS DOCTORAL

El teatro de Cervantes

MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR PRESENTADA POR

William Stapp Moody

Madrid, 2015

© William Stapp Moody, 1981 DP

WLlTlam Stapp Moody ^ O

tcnse C E R w v . Z - o ^ MOO

E t. TEATRO DE CERVANTES

DepartamenCo de Literatura Espanola Secci«5n de Filologfa Hisp^nica Facultad de Filologfa Universidad Complutense de Madrid 1981 @ William Sl,app Moody Edita e imprime la Editorial de la Universidad Complutense de Madrid. Servicio de Reprograffa Noviciado, 3 Madrid-8 Madrid, 1981 Xerox 9200 XB 4 8 O Deposito Legal: M-8037-1981 nrmoDuccioN

Las comedias de Cervantes dejan a este lector inquiète, con la sen-

sacion de que algo no esta bien, ^ Dirla la verdad si afim ara qua al no ser

del gran Cervantes, no volveria a preocuparme de ell as mas alia de una pri­

mera leotura, eso es sin tomar en cuenta el que tenga el honor de ser el autor

de varias inovaciones teatrales. Pero es esta conciencia del rango del autor

que eleva la sensacion de inquietud al nivel de asombro. iComo es posible que

a gran Cervantes tropezase al proponerse escribir comedias? Si Aristoteles 2 acierta al declarar que el asombro es el comienzo de la ciencia, estamos

en buen camino. Hemos de proguntamos el porqué de esta aparente desavenen-

cia entire las partes constituyentes de las piezas individu ales.

Pero, ies légitima esta manera de procéder? Karl Vossler nos explica

que lo "dispar" era lo normal en el teatro de los siglos XVI y XVII.^ Lo milagrero y lo mundano, lo maravilloso y lo cotidiano, lo mltico y lo blblico,

todo se reunla y se posibilitaba bajo una capa de realismo crédulo.

1 Tengo que confesar que sufro del "desagiato" que Elisa Aragone Temi desaprueba en los extranjeros. Studio suUe Comedias de Lope de Vega (M essina-Plrenze; Casa E d itric e D'Anna, 1971), pâg. ü l.

2 Metaflsica. Libre I, Cap. II. También repite Ortega el mismo afrolsmo en La Rebelion de las Masas, "Sorprenderse, extranarse, es comenzar a entender. Ës el déporté y el lujo especlfico del intelectual," Obras Ccmpletas. 9 Vols. (Madrid; Revista de Occidents, 1962 V. IV), pâg. lli/j.

3 Lope de Vega y su Tiempo (M adrid: R evista de O ccidents, ipho). Gap. X III.

- s - -Il-

Nunoa a l a d isp arid ad abre la s puerfcas mi corto ingenio y hallalas contino de par en par la consonancia abiertas (Via.1e d e l Pamaso» 9 7 )'

EL discrete es concordancia que engendra la habilidad el necio disparidad ue no hace consonancia ?La E h treten id a, I, U96) Dame una voz al caso acomodada, una s u t i l y bien cortada pluma, no de aficion y de pasiôn Uevada, para que pueda referir, en suma, con purlslmo y nuevo sentimiento, con verdad cl ara y enterez a sma (Via1e, 93)

iC6mo pueda agradar un desatino, si no es que de propôsito se hace, mostrândole el donaire su canine? Que entonces la mentira satisface, Cuando verdad p arece, y e s ta e s c r ita con gracia, que al discrete y simple aplace (Viaie. 85).

Sierapre hay que mirar lo que escribe Cervantes con circunspecciôn, pero vereraos que estas palabras concuerden con lo que hace también. Evi- tando de memento el problems semântico,^ se nota una destacada preocupaciôn

de la ociosidad en ocho discursos (l6lL)del padre Pedro de Guwnén que tiende a mostramos un pueblo escéptico, por lo menos en ciertaa materias. "... que bondad podrâ tener su acciôn? Si la que représenta a la Virgen Santlsima nuestra Senora, y el que al caste , ambos no son muy castes, y se estân pidiendo zelo en el teatro, porque miran al otro y a la otraj y cuando la que figura a nuestra Senora, cuando responde al Angol, ' Como puede ser esto An gel s an to, que no conozco varôn, ' causa ris a y escamio en el auditorio, como ya se ha viato alguna vez, iqué devociôn puede esto causar?" El subrayado es ralo. Citado por Elisa Aragone, pâgs. 2li y 25*

7 De aqui en adulante todas las referencias a las obras de Cervantes serân a las Obras Complétas, ediciôn de Angel Valbuena Prat (Madrid; Aguilar, 19 /46), salvo en el caso de las comedias y en los especialraente notados.

8 A veces se siente tentado de dudar del sentido aceptado de la con­ cord ancia, la verosimilitud y sus sinônimos, pues, preceptistas y artistas. - 5- por la concordancia de las partes constituyentes^ de una obra artlstica, por tanto no se puede alegar una falta de sentido crltico en Cervantes.

Hay otro motive por el cual no funciona en el caso de Cervantes la explica- cion de un exagerado perspectivisme. Las incongruencias de sus comedias

aunque tecnicamente las mismas que las del teatro de sus contemporâneos, sus t an ci almente son distintas. Por ejemplo, tecnicamente el bobo o el gra-

cioso con sus antecedents s en Sempronio y Parmeno de La Celestina y llevado

a su cumbre con Lope, tiene su parentesco con Buitrago, Madrigal y Pedro de

ürdemalas. Sin embargo, los caractères graciosos de las comedias de Cervan­

tes tienen la peculiar eualidad de estar desligados de todo. No tienen due- no Caballero ni dueno ideolôgico. Los de Lope sirven para contrastar lo caballesco en sus duenos; el gracioso cervantino no esta ligado con nadie y

contrasta con todo y todos, siendo portador de todos los puntos de vistas

y représentante de ninguno. Esto lo veremos detail ad amen te en el anàlisis

de las comedias. Baste lo dicho de momentx) para motivar nuestra aseveracion de que no se puede descartar lo incongruente en las comedias de Cervantes

como fértil camino de investigaciôn alegando una falta de sentido crltico

que lo pem itiese. Ademâs lo "incongruente" en Cervantes no es lo mismo que

en otros comediSgrafos de la época. Es mas: la mi sma falta de fé en lo

teorizantes y practicantes todos hablan de ella cuando de hecho pareoen las obras de verosimilitud. Séria necesario un estudio mucho mâs vaste que la de Margaret Bates, "DiscreciéiV in tte Works of Cervantes (Washington, D.C.: The Catholic University of America fress, para aclarar el problema semântico ocasionado por la "disparidad" entre la teorla y la praxis. Pues se trata no solo de Cervantes sino de todos los del Siglo de Oro.

9 No puedo aceptar del todo la teorla de Américo Castro de que la coq- gruencia sea entre autor y pûblico, El Pensamiento de Cervantes (H^Jrld. 1925), pâg. w . ' - -6 -

incongnionte como eloment-o propio del universe artlstico,^^ ha de condicionar

su apariencia en las obras de Cervantes y prestarles un ambJente especial que,

a voces rebasa los limites de lo real, creando un ambiente que anticipa el

de los Suenos de Quevedo, y los Esperpentos de Valle Diclan, o los "Caiiri-

chos" de Goya.

10 Tengo l a im presion que l a f a l ta de congruencia en e l mundo c o ti­ diano también le desasosiega a Cervantes profundamente. CAPITUIX) I

CERVANTES Y LA PRECEPTIVA DRAMATICA

Si Ta a servir de algo un estudio de las ideas cervantinas sobre el teatro, no s6lo tiene que hacerse cotejSndolas con la preceptive dramâtica de toda la época renacentista tanto italiana c o t io espanola sino también con el teatro de Cervantes, eso es, la praxis. De poco servlrâ fabricarse formulitas en el aire para saber qu6 personaje cervantino hable por su autor,^ y aunque pudiera establecerse esto, menudo trabajo costarla no confundirse en el laberinto de opiniones contradictorias de cada uno. Hay que saber cuâles eran las ideas de los dramaturgos-teorizantes y las de los preceptistas teéricos. S6lo entonces podrâ verse la relacién entre éstas, las de Cer­ vantes y la teorla dram&tica que informa sus comedias.

Hay una clara trayectoria de la teorla dramâtica espanola de los siglos XVI y XVII que va de los preceptos establecidos "a priori," de los cuales habla que deducir los particulares, a las generalizaciones sacadas

"a posteriori," bas ad as en la experiencia, que no pretendlan ser reglas fijas.

Se marcha de la verdad basada en la "Autoridad" a la verdad emplrica. En realidad, este desarroUo acusa el mismo proceso que tenla lugar en la cul- tura en general y en las ciencias en particular durante el mismo perlodo.

G alileo ( 156L-I6L2 ) se metié en dificultades con sus colegas y la Inquisi- cién por querer efectuar una separacién entre la verdad segfin la "Autoridad" y la verdad deducida de los fenémenos objetivos. No es del todo casual que

1 Véase E. C. Riley, Teorla de la Novel a en Cervantes (Madrid: Taurus, 1971), pâg. 56.

-7 - -B- f4 )arezca la Invectiva a 3.as conedias que prohiblo Tralano y apologia por las nuestran (1622) nada mao que dloz anoo mas tarde rpie el Discorao Interno alle choae cho stanno on su I'acqua (l6l2). Si Galileo rooomendaîia que la verdad fisica se basara en la observacion y en oxiierimentos, no hacla menos

FVancisco de Barreda respecto de las comedias. "Ks el arte una obaervancia atenta de ejemplos graduados por la experiencia y deducidos a método y majes- tad de leycs."^ La teorla dramatic a, pues, acusa un paralelo inequlvoco con las preocupacionco filosoficas y cinntificas de la éj)oca.

La teorla dramatica se ha enfocado desde varias perspectivas. Don

Marceline Menéndez y Pelayo dividj.6 a los comentai'istas entre los precep- l istas clâsicos y los lopis bas. ^ I/î mismo hizo Joaqviîn de Entramtiasaiguas en su Guerra Literaria del siglo de oro como indica claramente el subtituLo,

Lope de Vega y lo s p re c e p tis ta s a i'is to té lic o s .^' Aunque u t i l e s ta d iv is io n , tiende a eu ajar la contionda en un pjinorama estâtico y oscurecer su relacién con las tendencies de la época. Mâs especlfico es el acercatiiento de Por que ras

Mayo y Sânchez Escribano, quienes sitûan a los cornent aristas sep^un su conoepto de la verdad que debe régir, la historica (particular) o la poética (universal).^

Sin embargo, es diflcil nenalar tal o cual preceptista como exclusivamente par- cial de la una u otra verdad por ser dinâmica la situaciôn no solo en euanto

2 Rh Preccptiva ib amâtica espanola de Federico Sânchez i^scribano y Alberto Porqueras Mayo (Madrid: Grados, 1 S'71 ), pâg. 191. De aiui en adelan­ te las referencias a la preceptiva espanola van a ser a este volunien menos en las oxcopciones indicodas.

3 M arceline Menéndez y Pelayo, H is to ria de la s id e as es té tic a s , 2 Cbras Ccmiplebas. V. I I (Madrid: C .S .I.C ., 1 • 20^^661

11 Sstudios sobre Tope de Vega (l'adidd: C.S.I.C., 1967), V. I y II.

5 "La Verdad Universal y la Teorla dramâtica en la Ldad de Oro," Ibmenaje a Wlllian L. Fichtcr (fLadrid: Castâlia, 1971), pâgs- 601-609- -9 - a la época sino también en eu an to a los individuos • Es cuestiôn, pues, de una trayectoria. Cada preceptista no es ni finicamente idealista ni empi- ricista. Cada uno "tiende" en una direcciôn u otra, pesan mâs los elementos idéalistes o empirtcistas. Por estos motives pensâmes intentar concentrer nuestra atencién en la dinâmica del desarrollo, viendo las ideas claves de la teorla dramâtica en unos cuantos autores.

Desde el ccmienzo de la crltica literaria el lector divisa el perfil de la preocupaciôn moral, la cual sirve de motor,para los comentarios que

justifie an o condenan la literature. Flatôn censura no solo a los males poetas, como lo hacen el Canônigo de Toledo y Pedro de Ürdemalas sino a todos, desterrândoles de su repûblica. Segûn el filôsofo ejercen una influ- encia pemiciosa, siendo mentiras la materia de su oficlo, pues su obra imita

a una imitaciôn de la idea divina. Al sabio Aristôteles, quien ideô la cas ilia de la teologla para que no complicara sus cavllaciones füosôficas, no se le iba a ocurrir en^aflar su anàlisis del drama atribuyéndole fines

morales positives ni negatives. No obstante, persiste esta orientaciôn

a través de la Antigüedai Clâsica y la Bdad Media. Horacio mezcla los fines

de ensenar y agradar.

"Poetae velunt aut prodesse aut delectarej aut simil dicere et jucunda et idonea vitae."

"Tulit omne punctum, qui miscuit ultile dulce, delectando pariterque mmendo lectorem"?

El medio ambiante que inspiraba estas palabras de Horacio era el mismo que enemistaba a la Iglesia con el teatro romano, pues los "ludi scenici" con su

6 %ras Complétas, ed. de Valbuena Pratt (Madrid: Credos, 19W), pâgs. 1357 y 576 respectivamente.

7 Ars P o e tic a. The Complete Works o f Horace (N. Y. ; McKay Co., c 1952 ), pâgs. U92 y h93 respectivamente. - 10- la sc lv o realism o h iciero n mucho p ara que gozara de Ignomi.ni.o no s 6].o a lo s

ojos de los cristdanos sino a los de los romanos mâs fe m a le s S e a como fUe- re, el Ars Poetica, porbavoz de esta actitud escrtç>ulosa, no se perdiô nunca del tcdo durante la Edad Media-^

Siendo vlctima de las invasiones barbaras, el teatro romano no persis-

tiô mâs alla del Siglo VI, a menos

que los "ioculatores," "jongleurs" y los trovadores continuasen las tradicio-

nes de los "mimi" durante la Edad Media, ya soldados al oflcio de "scop" o

"gleoman," que recitaban las proezas de los hâroes.^^ Pero a falta de teatro

"per se" se trasladô la censura eclesiâstica a los "gleomen."^^ Chambers

senala como motive de esta actitud la tendencia ascética de estiraar todo pasa-

tierapo secular como contrario a la vida religiosa-Es u til observar que en

esta postura se ve reflejado el cisma entre lo religioso y lo secular que

E. K. Chambers, The Medieval Sty;e, 2 Vols., impresion fotogrâflca hecha de l a prim era ed iciô n de i9Ô3 (Lorüicm: Muston Co., 1925), Vol. I .

9 "At no period from the Augustan Age to the Renaissance does the Ars Poetica seem to have been entirely lost," nos dice Elias Spingam, A Pds- tory of Literary Critlcitaii in the Renaissance, 2da ediciôn (New York : Columbia University Press, 1920), pag. 11.

10 Medieval. Stage. Capitules I y II.

11 Nos cuenta Chambers qrie lo s e c le s iâ s tie o s condenaban l a p resen o ia de los "glecsnen" en los estableclmientos religiosos, entre ellos el Venerable Beda y Alcuino de York. Ihe Medieval Stafie, pâgs. 31 y 32.

12 Medieval Stage, pâg. 33. "Ibere is tire ascetic tendency to regard even harmless forms of secular amusements as barely conç>atible with the religious life." -11- animaba la Bdad Media en todas las formas vitales e intelectuales. Era natural, pues, que volviera a concentrarse la censura en el nuevamente emer- gldo teatro renacentista, lo cual, segûn Hudson, sirviô de principal estlmulo en el desarrollo de la crltica dramâtica de Espana e Inglaterra-Lo c ie rto es que, al renacer la crltica dramâtica en Italia en el Siglo XVI, el fundamen- to moral es lo que justifiea y legitimiza el teatro.

La Poética del Estagirita estaba perdida durante la Edad Media. Pue traducida al latin en los siglos XIII y XIV y en 1^98 por Gregoria Valla, pero no se nota su efecto en la crltica dramâtica hasta la traducclôn latina

( 1536) de Gregorio de'Pazzi.^^ Mas se divisa en seguida que las ideas aris- totélicas se encuentran supeditadas a la funoién didâctica, la cual ha adap- tado a sus fines las ideas horacianas. Spingam hace patente que la base de crltica dramâtica renacentista es la Poética de Aristételes,lo cual es cierto, pero es una base que fÇ>oya ya otro edificio.

La Poética (1536) de Bernardino Daniello, a quien se le concede el

T3 Heiman Cleophus Hudson, "The Development of Dranatic Criticism in England and Spain during the Elizabethan Period and the Golden Age," Tesis doctoral (La Dhiversidad de Michigan, 1962), Cap. I.

l/( No sé hasta quê punto la insistencia de los preceptistas italianos en lo moral respondiese a una situaciôn Inversa tanto en el teatro como en la sociedad. Véase John Addington Symonds, Renaissance in , Italian Mterature. 2 vols. (I 88 I; rpsn. New York: Capricorn, Î96Ü), V. if, pâgs. I66-167: "S ociety was in d is so lu tio n and men liv e d fo r the moment, c a re le ss of consequences. The inmorality of the theatre was at once a sign and source of thj.s corruption. "

16 Springam. Literary Criticism, pâg. I 6

16 "Aristotle's definition of tragedy is the basis of tlie Renaissance theory of tragedy." Literary Criticism, pâg. 60 — 12— honor de ner el primer preceptista del Renacimiento,contrasta do manera reveladora con la obra del Estagirjta. Déclara que el ver a un hombre vir­ tuoso convertirse en un vicioso in jus to a través de la maD.a for tuna mâs bien choca que inspira misericordia y miedo. Al contrario, conclir/o, h.iy (pie mostrar el vicio y los viciosos cambiados por la fortuna on hombres virtuosos y justos.^® Daniello acusa un mal entendimiento de Aristfitelos ocasionado por enjuiciar la cuestiôn desde la êtica. Claro, no recomendô nunca su precep­

tor ilustre que se hundlese un hombre ejemplar; al contrario insiste en que se

évité este error aleg;oido el mismo motive que Daniello. Sôlo nota que el héroe no debe ser exclusivamente malo ni exclusivamente bueno, sino alguien que ha errad o .^9 as Î es que la conclusiôn de Daniello es una tergiversaciôn hacia la

interpretaciôn moral, pues no sôlo le parece injuste cpie un hombre esencialmente bueno se condene sino que cree que hay (pie redimir cristianamente a los vicio­

sos. Esta conclusiôn delata, ademâs del consejo de "prodesse" de Horacio, la moralidad cristiana tan recalcada por los humanistas destacados del primer

renacimien to.

Tt George Edwai'd Bateman Saintsbury, A H istory o f L ite ra ry C ritic ism and Taste from th e E a rlie s t Texts to th e Present Day, 3 v o ls . (New York; Dodd, Mead and Co., 1906-190Ü), V. II (1908), pâg. Ij2; "... the first author of one is generally taken to be Dgniello, whose Poâtica appeared in 153Ô; and I have not discovered an earlier claimant."

18 Bernardino D aniello, P oetics, European Theories o f the Drama, com- pilado por Barrett H. Clark (New Yoric: Crown liiblishers, c19/i7), p&g. 66.

19 Aristotle, Poetics, ed. de S. H. Butcher, en A ristotle's Tlieory of Poetry and Fine Art, î|tâ ediciôn (london: Macmillan & Co., 1920), C ^t. X lll., P&g. 46.

20 véase Marcel BataiHoa,Erasmo y Espana (México; fbndo de Gultura Economic a, 1966)para un tratado complete sobre el teraa. Particulamente - 13-

EL primer preceptista renacentista delata otro aspecto del mismo pun to de vista en su concepio de imitaciôn. Perifraseando a Aristôteles,^^ nos dice que el poeta no tiene que representar las cosas como acontecierdn sino como debieron suceder, de modo que le es permitido mezclar los hecho s con la ficciôn.22 Esta fundamental diferencia entre la poesla y la historia hace que la historia siga siendo historia aunque escrita en verso. Hasta aqul de acuerdo con Aristôteles por lo menos en cuanto a los detalles exte- riores, pero luego agrega que el poeta puede suplir lo que le parezca con tal que acuse semejanza con la verdad, al contrario del historiador quien tiene que escribir las cosas exactamente como ocurren. Subraya Spingam que con esta aseveraciôn delata Daniello que no entiende del todo el element© ideal aristotélico.^^ Efectivamente estas palabras parecen querer decir que el pre­ ceptista italiano estâ dispuesto a permitar que se canbie la verdad poética del acæcimiento hlstérico para lograr una similitud con lo cotidiano plausible.

Como ha puesto de manlfiesto S. E. Butcher,esto no es lo que quiere decir

sobre al teatro, véase Juan Luis Vives, Arte de Hablar, Obras Complétas, traducclôn y ediciôn de Lorenzo Riber (19^8 ), Vol. II, Libro III ae ^ te de Hablar. pégs. 793-79Ô. Dice Juan "... pues en los temas actuales andan repre- sentadas bajo un tenue disfraz las vlrtudes, los vicios, la polltica, el pueblo, los elementos, la Naturaleza y tratan de cosas ûtiles y précticos y adoctrinan a los espectadores que en ello torn an placer. Deben esto las ciudades al pudor hunano; débenlo a la reverend a que merece la religiôn cristiana, que tuvo su principle de Nuestro Senor Jesucristo, Maestro de toda la verdad y de toda santidad" (pég. 793 ).

21 Aristôteles. Poetics, ed. de Butcher, Cap. II, pâg. 36.

22 Spingam, Literary Criticism, pégs. 28-29.

23 Literary Grltician, pég. 29.

2)4 Aristotle's Theory, Capitules II y III. - 16-

IjOS teôricon minmoo no parocen dJ vlaai' osta escncial conbrax 1i c c l 6n y por

tanto viene a ser un escollo que nihguno escapa del todo. Tendremos ocaslôn

de ver este punto flaco con alguna detenciôn.

Defiende DanielD-o l a p o esla afirmgindo que no hay a r te ni mâs n o b le n i

mâs viejo. Contiene todas las cosas conocidas del hombre y también cosas

divinas, las cual es se describes con nCmeros musica3.es y exquisito adomo.

Ccano Horacio afirma que jnventaron los poetas las artes y por tanto desempena

la poesla una funcién civi].izadora. Siendo la instruccién tanto la funcién

del poeta cano la del filôsofo, aquél le eventaja a éste hacienclo agradables

las lecciones.^^ Ademâs del oficio de "piodesse" y "delectare," ejerce la poesla el retôrico de persuadir; hay que conmover al pûblico con las pasiones 27 representadas. Las très funciones de ensenaj', deleitar y persuadir estân

encaminadas a mejorarle al hombre moralmente.

La divisiôn tajante por la materia tratada que orduna Daniello entre

la tragedia y la comedla exagéra hadta la caricatura las diferencias que

anotô Aristô teles. La tragedia trata de la muerte de altos reyes y la ruina

de grandes inperios, la comedla de lo fam iliar y doméstico por no decir lo bajo y lo vil.^9 El criterio, pues, es el estado social do los caractères

o la magnitud de la entidad polltica.

"2S Spingam, Literary Criticism, pâg. 20.

27 Spingam, Literary Criticism, pâg. Ij 8 .

28 P o etics. I I , pâg. 11

29 Spingam, literary Criticism, pâg- 6 l -16-

Aristôtelos observé que la tragedia pretende representar a los hombres majo­

res de lo que son y la comedia lo contrario.Particulannente, el que la

figura trâgica fuese un hombre del todo virtuoso que pasa de la prosperidad

a la adversidad no nos despertai'la la misericordia y el miedo; sôlo nos cho-

carla. Tampoco puede ser la calda de un vicioso, pues, esto nos satisfaria el sentido moral, pero no despertarla ni miedo ni misericordia. Queda entre

los dos extremos el hombre cuya desgracia résulta no del vicio sino de algûn

error o debllidad. Importantlsiraa es la aseveraciôn aristotêlica de que la misericordia es suscitada por la desgracia no iierecida y el que acontezca a un hombre como nosotros mismos.^^ Ya que concluyô antes que ni protagonista

debe caer por algûn error, hay que interpretar lo "no merecida" como no pro- poroionada al error, o sea, que el castigo es exagerado. Asî lo ha explicado

A. C. Bradley. Claro que observa el Filôsofo que el hombre debe ser prôe- pero y renombrado y séria mejor que fuese de familia ilustre, pero también

salta a la vista ante todo su humanidad.

Es fâcil y afin lôgico que Daniello y sus sucesores se fijasen en lo extemo exagerSndolo, y excluyendo de sus conceptos la humanidad del prota­

gonista y la desgracia inmerecida, pues no concordaban éstas con la interpre-

taciôn m oral. Ademâs, lo s ejem plos de reyes y de casas ilu s tr e s que pone

Aristôteles se prèstan fâcilmente a la exageraciôn del aspecto del estado

30 Poetics, pâgs. 11-13.

31 Poetics, pâg. )i 6.

32 Shakespearean Tragedy (N. Y. ; MacmjUan, 19li9), pâg. 3 - 17- s o c i a l . 33 Hay que hacer hincapié en que el encarecimiento renacentista de estos detalles externes no sôlo responde a la perspective ética sino también a una tâcita concepciôn platônica de la verdad.

Es précise que aclaremos en que sentido es platônica su concepciôn porque incide en todas las categorlas dramâticas que tratamos. Lo es en pri­ mer lugar en t;mto que los preceptistas creen que existe "a priori" en la

Poética de Aristoteles un cuerpo de verdades (universaies) de las cuales se pueden deducir los partIculai es. La perfecciôn de los pai'ticulares (la pieza dramatica) dependerâ de la perfecciôn de su semejanza a las ideas ori­ ginales expuestas por Aristôteles. También afecta en su esencia su nociôn de la imitaciôn ideal. Spingam sostiene que la idea renacentista de la imitaciôn era i d e a l , 3ô y lo era en el sentido en que existia para el pre­ ceptista del Renacimiento la verdad moral y ética "a priori," que la acciôn, el carâcter y el pensamiento iban a psrticularizar. No es ideal segén el con- cepto aristotélico en que se intenta llegar a una idea verdadera de adonde tienden los a c t e s . 36

Nos ayuda a reducir la teorla dramatica a un todo coherente el considerar que Aristô teles traba,jaba a base de la Lnducciôn y sus seguido- res del primer renacimiento desde la teorla de su maestro, es decir, desde

33 En el capltulo XIII Aristoteles cita a Edipo y Tiestes como indi- viduos y los cjusos de Alcmeôn, Edifo, Orestes, Meleagro, Tiestes y Telefo (pâg. Ij7 ).

3h Literary Criticism, pâgs. 38-39.

36 Una excelente y escueta distinciôn entre estas dos ideas la cita don Marceline Menéndez Pelayo en su Historia de las ideas estèticas, 2, Obras Complétas, V. II, pâgs. 38-39- - 18 - un ideal que era a la vez la Autoridad. Es diflcil suprinir una leve son- risa al pensar que en su afân de emularle al PUôsofo los teôrico le trai- cionaban perfectamente.

El mismo deseo de trabajar desde una verdad establecida, abstracta y categorizada da el resultado de la separacién tajante de los gêneros, particularmente de la comedia y la tragedia. ExLstiendo la idea "comedia" y la idea "tragedia" por separado antes de descender al mundo fenomenal, séria una falsificacién de la verdad mezclarlas en alguna obra teatral. De modo que, parbiendo de las distinciones observadas por Aristôteles, Daniello y sus correllgionistas las multiplican y exageran para man tener muy a las cl aras la separaciôn entre los géneros. La insistencia en el comienzo prôspero y el fin triste de la tragedia y antitôticamente el comienzo confuso y el fin ale- gre de l à ccwiiedla responde a l mismo desiderâtura d escrim in ativ o .

Hemos de insistir en que la verdad platônica abstracta de que vamos i hablando no se Uamàba asl sino entre los neoplatônicos como Leôn Hebreo. |

Los preceptistas reservaban este apelativo para los sucesos de la historia.

EL que estos comentaristas razonasen como si existiese la verdad platônica î, y hablasen ccmo si sôlo existiese la verdad de los hechos créa grandes eon-

fusiones. Lo que pasa, a medida que se desarrolla el renacimiento, es que la "de facto" creencia en la verdad platônica va cediendo al creciente empuje de la declarada creencia en la verdad emplrica- *

Ibamos viendo en Daniello como sus conceptos morales y platônicos iban afectando su interpretaciôn de la Fbôtica del Estagirita- Se acercan '

Esclarlgero, Mintumo Castelvetro y Robertello a la teorla dramâtica de manera absolutamente anâloga a la de Daniello. Sin embargo, hay algunas diferencias importantes. — 1

Esclarlgero reliera la dura docbrlna moral-didâcbisa doolarando que hay que apreclar las comedias que nos hacen condenar los vicios que nos pre- senban ésbas, sobre todo si la vida de una mujer impura termina con su muer­ te. 3^ Recordando que Daniello querla redimir a los viciosos, se nota la misma fuente de inspiraciôn didâcbica, auaque ya mâs dura y menos compasiva la expresiôn. No es que el didacticismo no forme parte Integra de la teorla de Antonio Sebastiano, sino que es secundario al principio de lo "dulce."

Hace e l acostumbrado hcmienaje a Horacio declarando que e l propôsito eomûn de los poetas es el placer y la instrucciôn,pero estâ claro que cree que la ensenanza directe es âspera y que prefiere que tenga lugar indirectamente.

Cambia el ânfasis de la tripe funclôn oxpresada en "la deflniciôn de

Tulio"3® en que la comedla parece ser un reflejo Impersonal de lo circundanbe.

Para ôl, la poesla dramâtica tiene que ser un reflejo de lo gusboso y lo entretenido de asuntos pûblicos o privados.^^ Parece creer Minturno que si el poeta es bueno, y tiene que serlo por fuerza siendo sagrado su oficio, sàbrâ escoger lo que sea a la vez bueno, gusboso y entreteoido. La agniciôn

36 Poetices Libri Septan, en European Theories of the Drama por H. Barret Clark, ediciôn revisada iNe'w York: Croam Publishers, 19h7), P & g . 6 2 .

37 Ars Poetica. European Theories, pâgs. 56.

38 Asl lo denominan Porqueras Mayo y Sânchez Escribano al fanoso dic­ tum que Donato atribuyô a Cicnrôn. La comedia es "imago vitae, speculum consuetudinis, imago veritas," Preceptiva, pâgs. 21 y 22. Por motivo de brevedad asl la llamaremos nosotros de aqul en adelante.

39 Ars Poetica, European Theories, pâg. 59. —20—

también funciona indirectamente para ensenamos que es peligroso fiarse de la fortuna; ya no es cuestiôn de castigarle o redimirle al vicioso instru-

yéndonos directamente. Castelvetro déclara abiertamente su creencia en la

supremacia de la funciôn poética de deleitar.Sin embargo, para este crl­

tico, por lo menos parte del deleite consiste en ver el estado feliz de la

persona buena y el triste del malo.^^ De modo que aunque se va hacia una motivaciôn basada en el deleite, sienç>re existe latente la didâctica. Tsm- bién es de notar que esta trayectoria hacia una preponderancia de la funciôn

del placer indica un creciente acercamiento ençilrico. Es como si se dijera que vemos a hacer lo que funcione, lo que guste al pûblico, después nos pre-

guntamos quizâ "por qué" y buscaremos la idea a través de la inducciôn.

Hay varias raaneras de imitar. Iho puede imitar las cosas tal como

acontecen y esto suele llamarse "historia." En la historia sienpre hay

sucesos fuera de lo ordinario y si los suprimiésemos tendrlamos una historia

alterada de acuerdo con las leyes de probabilidad. tho puede alterar los

sucesos escogiendo, quitando, o inventando nuevos de modo que revelen el

significado de las cosas. También se pueden alterar o inventar aconteci- mientos de modo que atestiguen nuestro concepto de cômo deben ser.^^ Dân-

doles nombres de acuerdo con la manera de im itar, se llamarlan imitaciôn de

lo enç)lrico, lo emplrico plausible, lo ideal a posteriori, o lo ideal

nô "For Castelvetro, as in a lesser degree for Robertelli also, the end of poetry is delight and delight alone," dice Spingam, Literary Theory. pâg. 56.

hi Poetica d'Aristotele vulganizzata e esposata y Opere varie critiche en European Theories, pâg. 6 6 .

h2 También pudiera interpretarse cano la imitaciôn de obras de arte ya existentes. Asl es que uno podria imitar dichas obras de acuerdo con las cuatro maneras ya indieadas. - 21- a priori. Durante el renacimiento comumente se concebla la imj.tacion en términos de lo emjiirico, lo empirico plausible y lo ideal a priori. Lo verosim.il a veces se consideraba sinonimo de lo emplrico plausible, y tam­ bién como sinônlmo de lo ideal a priori, aunque parezca raro este ûltimo.^3

Lo ideal a priori no era nada mas que la concepciôn de las cosas como deben ser de acuerdo con la idea cristiana., lo cual naturalmente es lo mâs vei-o- slm il p ara un o ccid e n tal d e l s ig lo XVI.

Précisa hacer hincgpié en que la verdad para el renacentista sôlo consistla en la historia, lo emplrico.EL inconveniento de esta propen- siôn a tomar las cosas al pie de la letra estriba en que convierte los otros objectes de la imitaciôn en mentira, lo emplrico plausible, lo ideal a i>oste- riori, lo ideal a priori. La convenciôn era que se sufrla la mentira para ensenar y deleitar al pûblico. En el esp.lritu sensible, como el de Cervantes, tal contradicciôn iba a suscitar hondas preocupaciones y pénétrantes ironlas.

El preceptista, en general, parecla no darse cuenta de esta dicotomla.

La diferencia no resuelta, vista en los preceptistes del Renacimiento, entre la "verdad" (lo emplrico, la historia) y lo que se imita también lia creado su poquito de confusiôn enti'e los modemos. Spingem déclara a la vez que la verdad era sinônimo de la historia y que el concepto de la imitaciôn era ideal. Lo que explica luego como "imitaciôn ideal" es una combinaciôn

ÎÔ Hudson observa que el término "la verdad" del vocable veroslmll (semejante a la verdad) podla ser de dos tipos, la verdad moral y la psico- lô g lc a : "Dram. G rit, in Eng. and S p ain ," pâg. 27.

hh "... for to the Renaissance ... truth was regarded as coincident with fact; and nothing that was not actual fact, however subordinated to the laws of probal)ility and necessity, was ever called truth," J. E. Spingam, Literary Theory, pâg. h.6. -22- t\n la imit.-jciôn do lo arqilrico plausible, lo ideal a posteriori y lo

ideal a priori-

It w ill be seen from these discussions that the Renaissance always conceived of aesthetic im itation in this ideal sense. There are scarcely any traces of real­ ism, in anything like its modern sense, in the literary criticism of this period. Torquato Tasso does indeed say that art becomes most perfect as it approaches to nature; and Scaliger declares that the dramatic poet must beyond all things aim at reproducing the actual conditions of life. But it is the appearance of real­ ity, and not the mere actuality itself, that the crit- ifca are speaking of here. With the vast body of medie- aval literature before them, in which im possibi]ities, and the sense of reality is continually obscured, the critical w riters of the Renaissance were forced to lay particular stress on the element of probability, the element of close approach to the seeming real­ ities of life; but the imitation of things as they ought to be ... in other words, the imitation is id e a l.

Porcione discrepa de esta conclusiôn porque Spingam incluyô la imitaciôn

de lo ideal a posteriori.D esiente correctaaente a nuestro juicio, de

Herrick^? porque éste reduce la mimesis renacentista a la de lo ideal a

posteriori,^® pero llega Pbrcione a la conclusiôn, igualmente inadnisible.

E ------Spingam, Literary Criticism.pégs. 37 and 38 . Véase tsmbién B. Weinberg, A History of Literary Criticism in the Italian Ren^sance, 2 tomos (Chicago; University of Chicago Press, I 961 ), sobre todo la secciôn que trata de Robertello, T. I. , pégs. 388-399.

h6 Alban K. Forcions, Cervantea ArlstoÜe and the Persiles (Prince­ ton; Princeton ttiiversity Press, 1970/, pég.

)i7 Marvin T. Herrick, "The Fhsion of Horation and Aristotelian Cri­ tic is m , I63I-I 666," Illinois Studies in Language and Literature. XXXII (Urbana, 19 )46), pâg. 38 ^

hQ Fordone, C.A.P.. pégs. h^~h6. -23- de que la mimesis era una especie de reflejo emplrico de la realidad circun- dante. Exi-sten opiniones contrarias entre los criticos contemporéneos por­ que, como ya hemos indioado, el preceptista del renacimiento adnitla decla- r ad amen te l a h is to r ia (lo em plrico) como l a verdad. Los demés o b je c te s de la imitaciôn (lo emplrico plausible, lo ideal a posteriori y lo ideal a priori) no reciblan tal honor aunque se echa de ver que si se admitla de hecho y técitamente lo ideal a priori como la verdjid. Se hablaba de una manera y se actuaba de otra y es esto lo que confundo.

Esclarlgero, como Daniello, cree que la historia es la verdad y que si se canbia la historia anadiendo sucesos, "ficciones" o «piiténdolos, etc&- tera, que se créa la poesla.^9 Difieren en que Esclaidgero viendo el verso como una "ficciôn" (mentira), es de la opiniôn que la his ter i a escrita en verso viene a ser poesla. En esto desiente de Aristô teles, Mintumo,

Daniello, Castelveto y Robortello, pero su actitud sirve para mostrar el extrano a que se Uevaba la idea de que los sucesos histôricos constitulan la verdad, y al contrario. En otro contexto se ve el resultado directe de su fe en lo emplrico cuando asevera que el hacer caso omise de la verdad es odioso para todo hombre dando como ejemplo imposibilidades geogrfificas y temporales, o sea, que habla en favor de las unidades de tiempo y lugar. 6^

También quiere que siga el autor dramético lo emplrico plausible en el sen­ tido de que los sucesos se arreglen de manera que se parezoan a la verdad.61

69 Spingarn, Literary Theory, pâg. 37.

60 Clark, European Theories, pâg. 62.

61 Ibid., pâg. 62. ~ 2 h -

Custolvetro acepta la misma premisa de que la historia équivale a la verdad

al aseverar que la prosa es para hechos verdaderos, 62 pero niega que el ver­

so transforme la historia en poesla. Reveladora es la declaraciôn de este

autor de que la poesla no busea la verdad de la naturaleza, lo cual es el oficio de la ciencia,63 pues ésta delata el desarrollo por separado de una

verdad ciontlfica basada en la creaciôn de leyes oriundas de la observaciôn

de la naturaleza. Mas no se considéra digna de Imitar literariamente. Tan-

poco recomienda que se remede la historia. Hay que imitar lo probable y

necesario de las acciones del hombre a fin de deleitar. Lo probable y lo

necesario ademâs de querer decir lo emplrico plausible, senala lo ideal a

priori como indicanos cuando hicimos notar que una porciôn del deleite sus-

citado provenla de ver el estado feliz de la persona buena y el triste de

la mala. A la vez, précisa insistir en que el hacer del deleite el elemento primordial en el teatro se dificulta la preemimencia de un cuerpo preesta-

blecido de ideas sobre el drana y se abre la puerta a un creciente empiri-

ciano; se permite hacer lo que despierte el placer sea o no contra los

cânones aristotélicos. Bastante cerca estâ Robortelli de Castelvetro en

cuanto a qué objectes son légitimés para imitar, pero ademâs posibilita lo

maravilloso permitiendo que el poeta escriba de cosas que trascienden la naturaleza aplicândoles las leyes de la naturaleza. 6^

T 2------Spingam, Literary Theory, pâg. üh

63 I b id ., p â g . LL.

6L Spingam, pâg. 30. -26-

En fin, podemos conclni.r que la fo declarada en lo emplrico y la

tScita en lo ideal "a priori" iban paulatinamente convirti&ndose en una fe

tâcita en lo emplrico (hagamos lo que dé resultado) y una adhesién cada vez

mâs "pro forma" a lo ideal apriorlstico. El caballo troyano que permitla la

penetracién de lo pragmâtico era el principio del deleite que Iba haciândose

soberano. Se admitla lo maravilloso no por la lôgica poco convincente de

Robortelli sino porque fpistaba.

También menos tajantes se van haciendo las distinciones entre los

géneros. Castelvetro estâ dispuesto a que tenga la tragedia o la comedia

desenlaces tristes o alegres,^^ por otra parte las unidades se in^onen con

cada vez mâs r i g o r -66 (3omo indica Spingarn, Castelvetro llega a supedltar

la unidad de accién a las de tiempo y l u g a r . 67 La C nica en que A ristô te le s

habla insistido era la de acciôn. Creo que esta fidelidad a las unidades

responde mâs bien a una adliesiôn a las Imposiciones superficial men te flsicas

(emplricas) que a un deseo de permanecer fiel a Aristô tel es. Spingam me

confirma en esta nociôn haciendo notar que Castelvetro basaba su teorla poé­

tica en las exigencias de la escena.^®

55 Clark, European Theories, pâg, 66.

66 Spingam, Literary Criticism, pâg. 99.

67 Ibid., pâg. 99.

68 Literary Criticism, pâg. 98, "... Castelvetro's theory of the dra­ ma was based entirely upon the notion of stage representation. All the essen­ tials of dramatic literature are thus fixed by the exigencies of the st;ige. The stage is circumscribed space, and the play must be perfonned upon it within a period of time limited by the physical necessities of the spectators." - 26-

La resoluciôn de les géneros de la comedia y la tragedia y de las distinciones entre ella en un género nuevo no se encuentra en les precep- tistas aristotélicos, sino como es de esperar en un dramaturge, Giarmaria

Cecchi. En el prologo de su oomedia, La Romanesca (1$7Ü) se lee lo s ig u ie n te :

La farsa es una tercera especie entre la tragedia y la comedia. Goza de las libertades de las dos y se escapa de sus limitaciones, pues recibe dentro de sus amplias fronteras a grandes sonores y principes al contrario de la comedia, y como un hospital o venta acoge al mas vil y plebeyo del pueblo, a lo eual no ha condescendido nunca dona Tragedia. No esta restringido a ciertos mo­ tives, pues acepta todos les sujetos —graves, alegres, profanes y sagrados y rudos, tristes y suaves. No importan tiempo y lugar. La escena puede darse en la iglesia, plaza pûblica o dondequiera; y si no basta un dla pueden en^learse dos o très. En fin, iqué le importa a la farsa? En una palabra, esta seflora moder­ n s de l a escena es l a mas d iv e rtid a , l a mas co nvenim te, la mas hermosa aldeana que puede hallarse en nuestra tie rr a .5 9

Grec que este trozo muostra muy a las claras que las exlgencias prâcticas

arrasan toda nociôn preconcebida.

Espaiïa era destlnada a gozar de gran numéro de estes comediôgrafos-

teorizantes que no s 6lo hicieron una notable aportaclon a la critica dra- matlca sino que también hicieron que les teôrlcos les tomasen en cuenta o

adoptando y adaptando sus ideas o rechazândolas. Este proceso culmina en

Francisco de Barreda, un teôrico que acabô de ponerse de parte per completo del drana nacional.

Los COTiediografos teorizantes espanoles aportaron un cambio impor­

tante a la teorla dramâttlca. Como tuvlmos ocasion de ver, les preceptistas

italianos no otorgaron el tltulo de la "verdad" sino a los sucesos histôricos.

Citado p or John Addington Symonds en R enaissance. V. I I , pâg. I 6 3 . - 27-

Dende el "Prohemio" de la Propalladia (1$17) de Bartolomé Torres NaJiari-o

empieza a divis arse otra actitud distinta. Gomenzo nuesbro comedlografo-

preceptista citando todas las monedas viejas, resablos del clasicismo, y

las que eran corrientes en la baja Ed ad Media.^ Parecîa hacerlo para que

no se le acusara de ser ignorante en estas materias, porque a continuacion

pone de manifiesto de manera graciocisima que cree de poca cuenta toda esta

b a g a te la de clasicism o s: "Todo lo cua]. me parece mas la rg o de c o n ta r que

necesario de olr."^^ Su. propia definlciôn contiens sus famosas distinciones

de "comedia a noticla" ("cosa nota y vista en realidad de verdad") y "comedia

a fantasia" ("cosa fantastiga o fingida, que tenga color de verdad auncjue no

lo sea"). Si se echa un vistazo a las obras que da como ejemplos de la

comedia a noticia, Soldadesca y Tlnellaria, se da cuenta de qi.ie se traba

de "situaciones" divertidas y de caractères que no sàlen de los tipos siampre

citados dentro del decom. El argumento es minimoj es mas bien una situacion

que habria visto muchas veces Torres Naharro. En Soldadesca se esta for-

mando una canpania y el capitén encargado de ello solo quiere el stmulacro

de modo que se quede con las "pagas." Asi es que la situacion consiste en

que unos soldados espanoles quieren eng;inar a otros soldados o aspirantes a

soldados. Es un cuadro de la vida soldadesca espanola en Italia. Hay el

sold ado pobre, Guzman, e l c s p itâ n , Mendoza e l so to c a p itâ n , e l atam bor, un

par de bisonos que no saben italiano, un italiano que no sabe espanol y

un fraile que, alisténdose, vende sus hâbitos para comprarles bebida a sus

55 "Comedia, segiui los antiguos, es 'civ ilis privataeque forbunae, sine pericolo, vitae comprehensio,' a diferencia de tragedia, que es 'heroi- cae forbunae in adversis comprehensio.' Y segun Tulio es 'imitatio vitae, speculum consuetudinis, imago v eritatis.'" Precepbiva Dramatica. pag. 6 3 . De aqui en adelante vamos a emplear las siglas Pt)E para esta obra.

61 Ibid., pâg. 6 3 . -28- nuBvos "hermanos." Ahora b ie n , lo que h izo "Torres Naharro es u n iv e rs a liz a r las muchas bribonadas e individuos que habria visto repetidas veces en una situacion tipica y en tipos propios del concept© del decoro.^^ No es que copiase exactamente un solo suceso historico que ocurriese exactamente como

Soldadesca sino que abstrayo los muchos casos en lo tlpico y volviS a con- cretizarlo en la situaci 6n y los personajes de Soldadesca.

Bnenea, designada de Tbrres Naharro como ejemplo de la "comedia a fantasia," por estar inspirada en La Oelestina nos proporciona rara opor- tunidad de comprender muy especificamente su concept©. Los caractères tam­ bién respondent a las exigencies del decoro, per© son tipos ya establecidos en la mentalldad del pueblo por otro u otros. No es imposible que "en rea­ lidad de verdad" se diesen estos tipos, pero no es cosa de todos los dlas ver

a un Sempronio y mucho menos a su descendiente Boreas, ya muy exagerado y por

tant© pooo probable. El tipo ha evolucionado independiente de la realidad,

de acuerdo con la diversion (lo dulce) que el puéblo exige el toatro y su

"vorosiraUitud" depende de la aceptacion de la tradiciôn literaria en la men­

tal idad del pueblo. Como se sabe, este tipo de cri ado, tarambana y consejero

a la vez, fue objeto del desprecio de los detractores de la comedia nacional.

Ricardo de Turia le justificô alegando que evitaba multipliear personajes.

De todas formas, es un personaje que debe su forma final no a la realidad

limediata, sino al teatro, pero no por eso abandona las limitaciones del

decoro, pues es cobarde, socarrôn, tramposo, glotén, y a veces inteligente.

Z2------"dando a cada uno lo suyo ..." "Prohemio" de Propalladia. DDE, pâg. 6 2 .

63 A pologêtico de la s Cbmedias Espanolas. PDE, pâg. 179. -2 9 -

E1 que se meta clonde no se la llamado, donde no se le Llanarîa nunca en

realidad, a aconsejarle a su oenor, no le quita su conformIdad al decoro.

Sus actos respondent también a las necesidades que impone el principle de

la diversion igual al ai'gumento de este tipo de ccmedia, el cual es "per

se" una reestructuraclén artificiosa de los sucesos histérlcos.

Precisanente es el argumente, el otro factor importante, que distin­

gue la comedia a fantasia de la a noticia. Es fâcil que exista una situaciôn

"en realidad de verdad," la cual sirve muy bien para informer a una pieza

reducida. Por otra parte, no puede ejercer la misma funcién para una obra

de mSs extension a la vez que mantenga el interês del espoctador. Se nece-

sita una forma que no se dS en la natura].eza, la cual tiene que ser inven-

tada. Dicha forma se llama argumente y es de por si artificioso, "fantaa-

tigo," dos o très veces aiejado de la realidad y la comedia nacional espa­

nola, se va a caracterizar por adraitir lo fant&stico, lo inveroslmil, si se

quiere, con mâs facilldad en el argumento, y tenderâ a conservar el "decoro"

en los personajes. Tiene este esquema la ventaja de aplacar la sed de

"deleite" a la vez que œnserva lo didâc(,ico-moralEs tanbi.én, en el caso

de Terres Naharro, una concesiôn "tâcita" de realidad, o sea, de verdad, al

decoro, lo cual es una inovaciôn importantlsima, sobre todo al recordar el

dilema de los preceptistas italianos que se vieron obligados a ensenar

empleando mentiras, (lo empirico plausible, lo ideal a priori, lo ideal

aposteriori), reservando el término "verdad," y por tanta realidad, para

los sucesos histôricos.

^ ------Si no lo conserva en todos los casos, por lo menos el cornediôgrafo puede afirmar "convencionalmente" que lo conserva. - 30-

ttLcho se a de paso que e l argumento de Khenea es doble, pues e l secundario, que trata de los criados, reraeda el principal, reforzando ast la artificialidad ya notada. De igual importancia, tiene el efecto de hacer de la pieza un género mixte, ya que trata de lo alto y de lo bajo.

Torres Naharro se muestra pragmâtico también en euanto a las obser- vaciones que hace respect© de los otros aspectos del drama. No recomienda nûmero fijo de personajes como los aristotélicos. Se gula por la que fun­ done diciendo "que no deben ser tan pocas que parezca la justa sorda ni tantas que engendren confusién."^^ Sigue la tradiciôn recomendando cinco actes y el introito. No justifies esta prâctica teéricamente.

Juan de la Cueva es el que da el préximo paso en lo que Bartolomé de Torres Naharro diô por implicacién. Este comediégrafo-teorizante, partiendo de la "definicién de Tulio" equiparâ la "verdad" con los carac­ tères estereotipados y con los del decoro.

" De l a v id a humana es la comedia espejo, luz y gula, de la verdad pintura soberana; en ella se describe la osadla del mozo, la cautela de la anciana alcagëta, las burlas de ju^ares y sucesos de hombres populares."™

Très anos mâs tarde en la primera parte de las comedias y tragedies

( 15 8 8 termina vinculando el decoro con lo moral.

"Pues es la comedia una imitacién de la vida humana, espejo de las costumbres, retrato de la verdad en que se nos representan las cosas que debejnos huir con claros y évidentes ejetiqilos, po- deroso cualquiera deUos a confundir las cavilosas , intenciones de los que condenan este género de poesla."

"55------Propalladia, PDE. pég. 6/4

66 "El Viaje de Sannio," PDE. pég. 7h-

^Ibid, pâg. 76. -31-

î’or si acaso no qiiedarn suf Icientemnnte cl ara la identdf icaciôn para Juai

de l a Oneva de l a funciôn moral d el decoro, notâmes lo mucho que se escan - daliza de que Rstafanion vistiera ima mu.ier de hombre y como expresa su

satisfacciôn de que le castigaran dândole azotes.

"... y asî de aquella forma echado fuera de la ciiidad en publico destierro por inventor de cosa tan horronda en que se vio el decoro y la vergüenza con el castigo usar de su modestia."^"

Ha concedido al decoro el grado de verdad (realidad), y nos ha dado a enten- der que se ensena primoraJialmente con los estereotipos del decoro. El drji- matvu'go asî queda relativamente libre para estjaicturar los sucesos de

acuerdo con el ingenio que tenga para que gusto al pûblioo proporctonândole

sorpresas y manteniendo la suspension.

Es l a variedad do invenciôn v is ta en e l argument© que causa que

Juan de la Cueva, entre otros muchos, elogie lo ingenioso de la comedia

espanola:

Mas la invenciôn, la gracia y traza es propi a a la ingeniosa fabula de Espaha, no cual dicen los émulos impropi a.

Cenas y actos suple la maraha tan intricada y la soltura de ella inimitable de ninguna extraiia. '

Es la "furia" espanola, frase que nos recuerda la "côlera ospahola" de

Ricardo de Turia,lo '■pie exige argumentes novedosost

------Los cuatro libres de los inventores de las cosas, PD5, pag. 1 ÿ).

69 Ejemplar Poético, PDE, pâg. I 16. Ra l a misma obra o a lif ic a ia come­ dia antigua de "menos ini^eniosa" ( 1 ù5) y on Primera parte de las comedias y tragedies habla de "la variedad de cosas de tanto gusto," (pag. 77 ).

70 Apologêtico de las comedias espanolas, PDE, pag. 179. -3 2 -

"Entiêndase que entonces no mudaron cosa de aquella ancianidad primera en que los griegos la comedia usaron. 0 por se r mas tr a ta b le y menos fiera la gente de mas gusto y mejor trato de mâs sin c e rid a d que en n u e stra e ra . Que la fabula fuese sin ornato sin artificlo y corto de argumento, no la escucharon con desdÔn ingrate.'

En fin de cuentas dice que la naturaleza fiera del pueblo espanol exige

argumentes variados. Castelvetro ya habla afimado la obligacion del poeta de agradarle al pueblo.Juan de la Cueva da otro paso mâs en la explica- clôn sociolôgico de la comedia al Uegar a conclusiones générales acerca de la naturaleza del pueblo a la cual hay que confomarse.

El principle de "delectare" fundanenta su définiel5n de la ccsnedia:

Porque debes tener conocimiento que es la comedia im poema active, risueno y hecho para dar contente.73

Por otra parte, Juan de la Cueva ofrece un cuadro conpuesto de

su propia experiencla y conceptos aristotélicos que ha granjeado. La idea,

en su origen clâsica, de que hay que canbiar el drama segûn las condiciones

vlgentes empalma perfectamente con las tendencias empiric as que le enpu j aron

a identificar la naturaleza del pueblo espanol.

Esta mudanza fue de hombres prudentes aplicando a las nuevas condiciones _i nuevas cosas que son las convenientes.

Ti Ejemplar Poético, PDE, pâg. iWi.

72 Spingam, literary Criticism, pâg. 56.

73 Ejemplar Poético, PDE pâg. 1^7.

7h Ejenplar Poético, PDE, pâg. 115. daro, este concepto foniiarâ parte del ropertorio de todos los preceptistas que quieren legitimizar la como'iia nacional- A pesar de lo corriente de la idea, no debemos hacer c;iso omiso de que estâ fundada en ni rechazo de una preexlstento verdad conceptual establecida por la aiitoridad de Aristôteles-

Es por este motlvo que se sospecha que su miscelânea de nocloues aristotêlicas a veces no son mucho mâs qie adnmo para protngerlo de la acusaciôn de igno- rancia cuando no apoyan lo contrario de lo que aparentan. Obserra la tradi- cional distinciôn de que la tragedia es histôrica y la comedia fabulosa, 7^ lo cual dentro de la perspective que henos establecido, viene a (juerer decii' que en la tragedia se heroda lo esenclal del argumento mlentras uno pue»le inventarlo en ] a comedia- No va implicite en la diferenciaciôn de Juan de la Cueva la reservaciôn do la verdad para lo hisbôrico- También comparte ] a nocién general de que la tragedia es un calco de lo desagradable y la cimedi a lo es de lo agradable.

Es un retrato que nos va poniendo delante de los ojos los présentes maies de los mortales misérables , en héioes, re^res, principes notables. '

Iæl comedia es retrato del gi'acioso y risueno Democrito, y figura la tragedia de Herâclito lloroso.

Aunque en e l Vi.aie de 5;innio réserv a l a ieale% a p ara l a tra g e d ia , como puede observarse en 3a primera cita, evoluciona tanto durante los préorlmos veinte anos que en E.iemplar Poético (I 6 0 6 ) puede describir la realidad nxisbente llanamente antes de pas;ir a justificarla:

Ejerniilar Poetj.co, PDE, pâg. 1/i9, " la h is to r i a en qua se fund a l a tragedia, " y "I)ê f&bula procède la comedia... "

76 El VI aie do luirinio, PDE, pâgs. 7li-75.

77 Bjenq)Iar Poético, PDE, pâg. 1li7. - 3 h -

Que en cualquler popular comedia hay reyes, y entre los reyes el sayal grosero „g con la misma igualdad que entre los bueyes.

También de acuerdo con el uso se déclara en contra de la unidad de tiempo. 79

La teorîa de Juan de la Cueva, aunque aousa influencias aristotélicas y horacionas, es original en su continuacién de la justificacién de lo empi­ rico en el teatro nacional.

El comienzo de la "Carta al ilustrlsimo Marqués de Cuellar sobre la comedia" tiendo a provocar la reaccién de "deja vu." Pero al leerla con cuidado nos damos cuenta de que Andrés Rey de Artieda no se lim ita a repetir la defensa de la comedia basada en el argumento didéctico moral de Horacio y los neoarlstotélicos sino que ofrece en términos précises la ya notada solucién para conservar la funciôn de "prodesse" mientras se deleita:

Sepamos; la econ&nica, ino es ciencia? Pues la comedia, iqué otra cosa ensena? Oigsane y tenga un poco de paciencia. La gravedad que ha de tener la duena, la ley que ha de guardar firme y constante e l hombre que su f e y p a la b ra empenaj celo y amor d el padre v ig ila n te ; de los hljos el miedo y el respeto que han de guardar teniéndole delante; del que es galân el término discreto; la vergüenza y valor de una doncella cuando se ve en confusién y aprieto; el fin de una justîsima querella, la muerte arrebatada de un tirano que por su gusto todo lo atropella; esto ensena el discreto cortesano para que la virtud moral abrace y de lo p e rn ic io so alce l a mano. Y como a secas la verdad no aplace, es necesario que el poeta sabio „ con artificlo lo disponga y trace.

1 B ------PDE, pâg. Ili3.

79 I b id ., pâg. lWi.

80 FDE. pâg. llK). -35-

Despuês de emmnnrnr los dlstdntos tijjos p.ceptados por el decoro que por su sola presencla ensenrn, los identifies, con la verdad, ("y como a secas la verdad no place..."). Luego, "es necesario que el poeta sabio / con arti­ ficlo lo disponga y trace," o sea, que se enssirten "las verdades" de manera que gusten. El arte del argumento parece estfu* dlvorciacb de los requisites mâs rigurosos del decoix. daro, la tragedia senequista no se librô de la exigencia didâctica de la muerte del tirano, pero tarapoco cundiô esta forma teatral en Espana. Tuvo éxito la forma que se jactaba del argumento inge­ nioso, la comedia nacional. Redondea su idea Artieda, identifie ando la mentira con la "traza."

El que no fuere tal (poeta) no se entremeta en lo que es apurar moralidades, porque requiere babil idad perfecta para pintar conforme las edfides el vicie y la virtud que prédomina y enjerir las mentiras con verdades. Esto nos muestra al ojo la Celestina digo, el autor que supo darle el punto con tan suave espiritu y doctrina.

El decoro pues, goza del rango de la verdad y el artificlo, la mentira, la enlaza de manera Interesante. Creanos que el que dé La Celestina como ejenplo de esta têcnica tiendo a reforzar nuestra previa interpret acion del comnntario de Torres Naharro.

El companero de Cervantes on Lepanto se siente llamado a defender la comedia nueva porque el mlsmo rompe "precepWs" que él cree de Aristoteles.

Por ejomplo, en su clnico drama conservador, Los Amantes, cpie es tragedia, no hay reyes ni reinos, de modo que concluye;

Si la matoria dicen que no es alta, pues para hablar de principes y reyos, e l homlîre y re in o a Los Amantes f a l ta ,

------ffî------Ibid., pâg. 137. —36—

miren lo que ordonaron esas leyes, que sacar al teatro un Minotauro, fue mandamos tratar con semitnieyes,”^

Se salva de la critica poniendo los preceptos clâsicos en ridlculo, aunque no s6 a quê obra se refiera a menos que sea Hip6lito de Euripides. Nadie recomendô, que yo sepa, que se incluyese a Minotauros en el drama. Al con- tratio, Horacio proscribe esta clase de creaciôn.®^ Hay que sospechar que el venerable capitân estâ creando su propio concept© "cl&slco" para poder derribarlo, y que la Eplstola ad Fiscs le inspiré, pues critica la misma c la se de in verosim ilitud que cuando reprueba comediôgrafos contemporSneos por pintar imposibilidades flsico-geogrâficas baflândose «i el mlsmo pasaje de Horacio.

Oh, quSn al vivo nos compara Horacio a los suenos frenêtioos al enfermo lo que escribe en su triste cartapacio I Caleras vi una vez por el yermo y correr sels caballos por la pas^ de la Isla del Gozo hasta Palermo. ^

I© que nos llama la atenciôn es que aunque defiende convenientemente su obra contra los preceptos clâsicos y neoaristotélicos trayendo a colaciôn la justificaciôn relativa de que los tiempos cambian,®^ no vacila en emplear

------32------Pr6logo de los Amantes. PDE, pâg. 6 7 .

83 "Si Pictor velit jungere equinam cervicem humano capiti, et inducere varias plumas membris coU atis undique, ut millier formosa supeme déminât turpiter atrum pescem, teneatis risum, amici, Ad Plsos, Complete Works, pâg. I 169 .

8Ii D iseur00s, ... de Artemidoro, PDE. pâg. 1)|1.

85 Visto que un estado subo y rueda, o si por el contrario baja, sube, y que ep qn punto firme apenas queda. Per ello, y porque mil ejerplos tuve, siguiendo el uso, y plâtica espanola, de mi tragédie hacer dos parles tuve (Prftlogo de I 03 Amantes. -37- mâximas clâsicas para atacar lo que no le place. En concD.usiôn, parece no

guiarle a Rey de Artieda ni a cas! ningùn precept!sta espanol un concepto

^rioristico de la verdad. La Verdad de la AutoriLdad, mesios en terre no

estrictamente religioso, lo es cuando le convleve, o cuando es pdigroso

declararse contrario a ella. ,

Creemos que es por este empleo oportunista de la censura clâsica

que es difîcil entender précisemente lo que quiere decir con inverosimilitud.

No respondo a una infracciôn empirica oxacta, sino a la nocesidad pasajera

del crîtico de defender se u ofender. Es difîcil precis ar a què comedias se

refieren los que critican esta clase de Inverosimilitud fîsico-geogrâfica.

Los Amaites misno estâ plagado de implausIbilidades que responden a una fal­

ta de unidad orgânica. Es difîcil creer, por ejemplo, que amantes que se

colman de recriminaciones vayan a morlr de jsnor. Poco "decoroso" es que

Marcilla se esconda tras las cortinas del tâlamo, aunque no llega al extreme

de meterse bajo la csma como quiere un crîtico. De modo que el capitân Rey

de Artieda tràbaja desde un criterio empîrico de la verdad que concede rea­

lidad al decoro en los personajes, pero que es cspaz de permitir implausibi-

lidades en el ai’gumento por ser esta fabula o mentira. Asî es que la invero­

similitud se reduce a casos geogrâficos y temporales (falta de erudiciôn), y

a personajes construîdos fuera del decoro (falta de experioncia), tanto

literario como vital.

Al contrario de la idea del Mintumoj que declaraba la necesidad de

que e l p o eta fu ese buen iKvnbre, Rey de A rtied a defiende l a comedia a f i r -

mando que la vida inmoraJ. de los comedianf.es no menoscaba al sal.udable efecto

PDE, pâg. 66).

86 Spingam, literary Criticism, pâg. 53- —^o- moral de una pieza dramatica; "iQué importa a la comedia que sean malos,/ si

para recitar son los mejores?"®^ Esta es otra manüestacién de que no se

deja Uevar por la acostumbrada identificaciôn de la historia con la verdad.

Los comediSgrafos-teorizantes espanoles se caracterizan por su pra^^natismo. Claro, la doctrina neoaristotêlico-horaciano influye fuerte- mente en ellos, pero su empiricismo ejerce aén mâs ascendienfve sobre los pur amen te teôrlcos. Los teôrlcos prestan a los comediÔgrafos-teorizantes herranientas, éstos les prestan una perspective a aquellos. Esta situaciôn

résulta del poderoso teatro nacional del cual era difîcil hacerse caso omiso

al ponerse a fabrlcar una teorîa. Como indicanos al principio de esta secciôn,

este proceso es paulatino porque es en realidad una fase de la evoluciôn

intelectual europea que dejarâ a un lado las cavilaciones morales para ir

derecho a buscar la verdad en la naturaleza. Eh honor a la verdad debanos

damos cuenta de que es esto lo que hace en pequeho Andrés Rey de Artieda al

intentar poner hermèticanente en cuarentena la irmoralidad de la vida privada

de los comediantes. Se sépara la verdad moral de la ciencia, el argumento

del decoro, la fe de la obra, y la obra de la fe. Con este se désisté de

pretender ver las cosas, todas las cosas, como un todo concordante y concor-

dado.

EL primer teôrico que acusa una Clara influencia del pragmatisme de

los comediÔgrafos-teorizantes es Alfonso Luis de Carballo. Era "groq admi-

rador del ya triunfante teatro nacional."®® Son las admirabies "trazas" lo

que le parecen sobre todo dignas de alabanza.

57------Discursos de Artemidoro. PDE. pâg. I39.

88 Alberto Parqueras Mayo, "La teorla dramâtica de los siblos 16 y 17," pâg. 25. _ 39-

Si comprehender quisiéramos todo lo que a la comedia pertenece a su traza y orden, mucho hahia que decir, y serla nunca acabar el querer decii- los subtiles artifjcios y admirables trazas de las ccme- dias que en nuestra lengua se usan, especialmente las que en nuestro tiemj» hacen con tan divina traza, enriquecléndolas de todos los géneros de flores que en la poesla se pueden im ag:inar.”9

Ba tan corto pasaje repite "traza" tr»îs veces y lo que sigue nos aclara sin lugar a dudas que con "traza" quiere decir argument©.

Y porque de esta materia serâ mejor no decir nada que decir poco, solo diré lo que comân y generalmente debe tener la comedia, que son très partes principales en que se divide, las cuales llaman en grlego "prôtasis," "epltasis," y "catâstrofe," que son como en todas las cosas humanas la ascendencla, exlstencla y decidencia, porque la protasis es el principio y crecimient© de la comedia, en la cual se cnmienza a ir representando l a h is to r ia o fic c iô n , de modo q\ie vaya comenzando cosas y no acabando ningtin suceso, mâs antes ir enta- blândolos de tal modo que no se puedan fâcilmente coligir los no pens ados fines dellos.^

Se déclara a favor de très jomadas al final del pârrafo porque corres- ponden mejor a la divlslôn tripartita de prêtasis, epîtasis, y catâstrofe.

Estas son las mas propiclas para el en redo ("de modo que vaya comenzando

sucesos y no acabando ninguno..." ), y la "soltura de la fâbula" dénota el

fin inesperado. Con razên se ha fijado ol au tor de El Clsne de Apolo en el

argumento como element© sobresaliente de la comedia nacional.

Como ha notado Porqueras Mayo, ei mismo p asaje continue l a form ula-

ciên de la idea de la comedia como un género mixto. "Desdo el punto de

vista teérlco es muy imi©rtante (aunque todavîa no se expresa claramente),

la consideraciên de la comedia como un género englobado y ecléctico que se

Clsne de Apolo, PDE, pâg. 117.

90 Ibid., pâg. 117. -bo­ ni! tre de todos los géneros de flores de la poesîa. Por tant© se évita diplomatieament© el conflict© de dar prioridad a un género determinado.

Pero, el querer legitimizar otro género responde a un motivo especial en el caso de Luis Alonso de Carballo. Constituye, nada menos, un intento de salir del atolladero creado por querer ensenar con mentiras.

DBCTURA- Su propia materia, después de puestas ya en buen estilo, fueron las fabulas y ficciones semejantes a la verdad.

ZOILO- Y eso, ino era mentir?

LECTURA- Ya queda eso muy averiguado, mas ya ahora se hacen comedias de historias ciertas, as! profanas como divinas, y aûn de personas flsicas, que ans! las quiero llam ar . . . 92

Pebe notarse que en efecto mezcla los géneros tragicos y cémicos al admltir la "historia" a la comedia, pero que lo hace para defender la comedia con­ tra la acusacion de ser "mentira." Salta a la vista en primer lugar que esta solucién sélo salva de la mentira a las comedias fundadas en la historia, o sea, las menos. Por otra parte, représenta una concesiôn tâcita de verdad a la realidad ideal a posteriori, lo cual contrasta con la costumbre de los italianos para cpiienes, cono noté Spingam, solo gozaban del rango de la ver­ dad los sucesos empîricos. De haber ensanchado Carvallo este concepto ideal de la verrlad para incluir "las fâbulas, ficciones semej antes a la verdad" en vez de crear una division entre las historicas y las ficticias, habria creado una teorîa dramâtica capaz de concordar los mundos teôrico y pragmâ­ tico. Pero, por desgracia, su solucién queda a médias. Quedan injustifi- cadas las comedias hechas a base de ficciones.

T i "Thorla dramâtica. • ■ .** PDE. pâg. 25*

92 Oisne de Apolo. PDE. pâg. 1l6. -In -

Pues to que ha dencxninado el argumento cono velilculo (portador), de la verdad, por mucho que jmadieso el decoro al valor de la c

... alll como en un espejo, se echa de ver la ignorancia del nino, la crianza del muchacho, la vanidad del mozo, ]a avaricia del vlejo, la liviandad de la mujer, ol engaho de la ramera, la constancia de la Valero s a; al fin, es espejo de todas las costumbres, de todas las naciones y de todos los estados; es câtedra donde se leen todas cienciss, todas artes y todo lo necesario ans! para la persona particular c«no para toda la repûblica ... un cifra y mapa para vivir los pueblos y particulares sin peligro de vida ... 9u

Como puede verse por estas llneas, aunque no confiesa que ha desacreditado las comedias hechas con fabulas ficticias, trata de salvarias con el decoro

de los persona,ies, y con trazas torpemente morales que el nunca admitirla

como "ingeniosas." En fin, quiere enmendar su incipiente pero manca idea

de la verdad a posteriori jplicando "parte" do la solucién de los comodié-

grafos-teo riz an tes, Juan de la Cueva y Rey de Artieda.

93 Citado por Antonio Vllanova en "Preceptistas del Higlo 17," H isto ria Oener^ de las Literaturas H isp^cas, por Guillermo Dîaz P] aja, 6 v o ls ., BitroducciSn de Ramén Menéndez ti d a l, (B arcelona: E d ito ria l Bam a, 19l(B-1968), V. I I . pâg. 619 .

9h Ibid., pâg. 6 1 9 . -Ii2-

Bien [©demos iniciar nuestro breve cc»nentarlo sobre el Pinciano citando a don Marcelino.

Gloria fue del Tinciano haber puesto el dedo en la llaga, y sin reducir puerilmente el dogma aristoté- lico a las reglillas tScnicas de las Unidades, (no habla de la de lugar, y dedica solo dos llneas a la de tiempo), y otros palitroques de retorica como en el siglo 1? hicieron los franceses, haber herido de frente el problema capital del arte, explicando como habla de entenderse la imitacién, y qué verdad era la verdad p o 6 t i c a . 9 5

No se desmando el Pinciano en los pormenores de la teorla literaria porque entendla el concepto aristotélico de la imitacién ideal. Con razén, Menén- 96 dez Pelayo le califica de idealista. Con esto concuerda Vilanova, que después de concluir que el Pinciano aceptaba la doctrina de "ensenar delei- t a n d o , "97 pone de manifiesto que interpretaba la mimesis "en su sentido ideal y trascendente."9® En fin, evitaba el Pinciano la dificultad de reco- mender que se ensene empleando la mentira, inventando una nueva catégorie que se encontraba entre ella y los sucesos histéricos. No era ni pur a invenciôn ni date empirico y el Pinciano lo bautizô empleando el viejo tér­ mino "verosimilitud."

95 Ideas Estéticas. pâg. 239. 96 Ibid., pâg. 227.

97 A. Vilanova, "Preceptistas del Siglo 17," pâg. 605: "como puede verse, a pesar de su afirmacién de que el arte sélo considéra 1» qbra buena en si, el Pinciano no deja de aceptar la doctrina horaciana de'ensefiar deleitando, divulgada por Sclarlgero y profesada por el Tasso como mâximo ojqionente del ideario de la Contrarreforma. "

98 Ibid., pâg. 606. -I) 3-

"La foiTia de la poesîa es la imitaelon, y la imitacién es la verosimilitud. La materia son ambas philosophîas. El objeto no es la mentira, que serîa coincidir con la Sof.lstica, ni la historia, que séria former la materla al Historien; y no siendo Historia porque toca fabulas, ni mentira porque toca Historiés, tiene por objeto el veros1m.il que todo lo abraza- De aquî résulta eue es un Arte superior a la metaflsica, porque comprends mucho mas, y se extiende a lo que es y no

Asî es que ha resuelto de manera teorica ol problana^^ que los comediôgrafos- teorizsfites despacharon «npî rie am en te, pero lo ha lo grade de j ando de lado el emergen te teatro nacional. Es que simplemente no la corn en to, de modo que no sabemos precis.-vnente como hubiera aplioado su teorîa, ni cual era su opi­ nion de la "comedia. " Es obvie, slri embargo, que si cotejâramos las tramas de la escena de la época con el concepto pincianesco de la verosimilitud, o sea de lo ideal aposteriori, lo reflejarîan imj'ierfectanente.

Encima de ser ûnico en su entendimlento de la imitacién ideal ai'is- totelica, interesa el Pinciano por ser omnlvero, y pragmâtico al adnitir eclécticamente ideas y conceptos, aunque a veces sin integrarlas, a su teorîa.

Por ejemplo, Hugo senala como funcién de la trama el "galardonar" al bueno y " c a stig a r" a l malo p ara ensenar, y s in embargo Hugo nrlsmo, re p i tiendo

99 Citado en Menéndez Pelayo, Ideas Estéticas, pâg. 22$.

100 "... podemos asegurar que en el Pinciano, como en el Tasso, lo verosîmil es el concepto de la verdad poética basada en aqueilas cosas que no son ciertas pero que son posibles, y de las que sin halier sucedido puüieron acontecer," A. Vilanova, "Preceptistas del Siglo 17," pâg. 6l1. Aunque se le da la razôn en est©, se exigen pruebas mâs extensivas que las que da Vilanova. Hay materia contradictorla en este terreno.

101 "La costumbre que Aristoteles; que sea honesta, ioable y virtuosa, que es l a que debe ensenar e l p o eta, poniendo a l bueno gai ai "don, y, a l mal.o, castigo, como en la fâbula norata trâgica dijimos," Filosofîa Antigua Poé­ tica, PDE, pâg. 92. - ) i h - a Aristoteles, ya habla insistido en que fuese ni bueno ni malo.

"... que no sea quiere (Aristoteles) la persona mala ni buena, por la dicha razon, sino que sea de la con- dicién que por algCn especial y, ya que no sea caldo por error, a lo mengs cuanto a sus costumbres, no merezca 1a muerte."'

Sin duda se podrian aunar estas dos afirmaciones aparentemente contradic­ tories, pero al Pinciano las deja quietas, juxtgpuestas pero inarticuladas ccHi»o un matrimonio indiferente. Tal disposicion a aceptar una opinién corriente sin incorporarla teéricamente es, a nuestro juicio, indieativo del natural conciliador eitçilrico de nuestro preceptista. Semejantes juxtaposiclones de conceptos dislmiles hacen difîcil resistlr la tentacion de llevar a cabo el proceso de integracion. No puede de jarse de preguntar, por ejemplo, que relacion hay entre la "verdad" y la verosimilitud en su sistema. Senala tres maneras de "fabulas," cada una de las cuales participa de distintos grades de "verdad." Mientras las milesias o las caballerescas son pura ficcién, las "esopicas" representan una verdad basada en una ficciôn, o, inversamente, se construye la tragedia extrayendo mil ficciones de una v e r d a d . ^^3 En el caso de las fâbulas de Esopo, la ver­ dad parece consistir en observaciones psicologicas, y por extensiôn, mora­ les, empiricamente confimadas, lo cual no es nada mâs que otro aspecto del

"decoro." La verdad de que habla en la tragedia aparenta lo esencial. de la situaclôn abstraîdo de sus circumstancias histôricas, o sea, la imitaciôn ideal. Eso es, habria que concluir atribuyândole la categorîa de la verdad

102 Ibid., pâg. 8 3 .

103 Menéndez Pelayo, Ideas E s té tic a s , pâg. 228. “bé­ ai decoro, a la imitaciôn ideal y a la verosimilitud, confomândose esta perfectamente a su descripciôn de la verdad de la tragedia. Pero el con-

.junto de lo que dice el Pinciano no nos permite hacer esto. Por e.jemplo, al comentar la diferencia entre la historia y la poesîa concluye que las historian de Pedro el Cruel o de Mai'co Antonio y Cleopatra puestas en ver­ so no serlan tragedies sino representaclones de historias.Para E scla- rigero, el elemenbo ficticio del veiso hubiera bastado para convertir la historia en poesla. Al contrario, ol Pinciano exige una imitacién que, por lo v is to no q u iere d e c ir "reme

"Diferencia va de una a la otra; que la histérica narra- ciôn no le costé trabajo alguno al autor, y, como antes fue dicho, si fuera tragedia, habla de haber alambic ado su cerebro para narrar o escribir una cosa que siendo mentira, parescise verdad ... "^^5

Aunque la idea de imitacién ideal, y por tanto la verosimilitud pincianerica, se percibe claramente en este trozo, no la equipara con la verdad. De modo que a pesar de nueatros esfuerzos por aclarar el grado de realidad que con­ céda a la verosimilitud y al decoro quedamos decepcionados. No quiere

Alfonso Lôpez dejarse arrinconar, porque mientras queda sin especificar la

"verdad" sigue abierta su filosofia a lo que le parezca razon able incluir.

Aunque esquiva définir la "verdad," sa]ta a la vista que el término

"disparate" quiere decir para él todo lo que no participe de su p arien te mâs cercano, la verosimilitud. "... porque las ficciones, que no tienen imitacién de verosimilitud no son fâbulas sino disparates.Si se ex trae

lôb Filosophîa Antigua. PDE. pâg. 8 7 .

105 Ibid., pâg. 8 7 .

106 Menéndez Pelayo, Ideas E s té tic a s . pâg. 238. -b6- mal la esencia de los sucesos histôricos, o si se observan incorrectamente

o desde un angulo no sancionado, se sale con un disparate. Pero definicién

tan sencilla tiene su lado espinoso, pues la perspective canbia segfin la

idiosincracia de cada uno y lo que es disparate para el entendido no lo serS

quizâ para la plebe.

La actitud conclliadora del Pinciano se manifiesta a través de su

tratado entero. Aunque sigue apoyando la tradicién de la funcién didâctica,

censura a los autores de apôlogos por despreciar la forma para e n s e n a r . ^*^7

Su buen sentido rechaza las lecciones burdas recomendadas por los tenpranos

preceptistas cano Daniello y Esclarîgero en favor de la ensenanza indirecta.

Se aprende riendo segûn afirma Fadrique:

"iOué cosa raâs de r e i r que v e r a un mozo, desoUado de una rsmera, lamentarse que le ha chupado su ha­ cienda y su sâlud?"10o

Pasa por alto el que sea muy posible que el pûblico t cm ara tanto placer de la

situaciôn que perdiera del todo leccién tan suavemente presentada.'*^9 impe-

ra sobre la funciôn didâctica la de d e l e c t a r . ^ Estrechamente relacionada

107 Citado p or Menéndez Pelayo, Ideas E s té tic a s , pâg. 238.

108 Filosofia Antigua Poética. PDE. pâg. 99»

109 En fin, la lecciôn consiste en poner en ridiculo al mozo que se deja llevar de las pasiones y del vicio. Léase lo siguiente por ejemplo: "toda pasiôn grande que turba el ânimo..." Filosofia Antigua Pcética. PDE. pâg. 93.

110 Vilanova senala tres funciones sostenidas por el Pinciano: 1) al- terar y quietar las pasiones, 2) mejorar las costumbres, 3) dlvertimiento y entrenamiento; "Preceptistas del Siglo 17," pâgs. 60$-606. - b y - con las funciones de "delectare" y "[irodesse" estâ la de qnietar laa p.asin­ nés, pues tnmbién es una forma de instm ir. Era en realidad la principal ensenanza del estoicismo y no puede considerarse esto enteremonte casual cuando se pondéra el auge del senequismo, tanto filosôfico ccxno dramâtico, durante el renacimiento. Para el pinciano la poesla en general sirve para limpiar las pasiones del ânimo. Como senala Parqueras Mayo, da un paso im­ portante para dignificar la comedia al atribuirle especificamente la funciôn de cat arsis, aunque es d ifîcil ver como defîe funciôn ar^ De todos modos, que- da clarlsimo lo que dice en cuanto a la depuraciôn de pasiones en la tragedia.

En efecto parece explicar el funcionamient© de la catarsis, y trae a cola- cion el efecto de las ejecuciones, pues en los pueblos pequenos donde pasan con poca frecuencia, producen una reacciôn notable y en las ciudades casi ninguna.

Y como sea e l f in de l a tra g e d ia lim p iar o l ânimo de p asio ­ nes, hâcese mâs llmpio oon las acciones que tuvieion iiud fin y des as tr ado, que como dicho es con la frecuencia de ver ta ie s acciones, queda e l Jiombre ensenado a perder e l miedo y la demasiada compasiôn. Esto se ve claro en los condena- dos a muerte; que si alguno lo es en lui pueblo pecpieno, no us ado a ver o,iusticiar a hombres, al tiempo que le lie van por las cailes y el pregonero va publicando la causa de su muerte, los hombres se enteinecen, lloran los viejos, plarien las mujeres, y aim gimen los ninos viendo Irmenlaj' a sus madrés; mâs, si la tal justicia se ejecuta en una gran ciudad donde muchas veces se ejecuta la tal justicia, no hace mâs movimiento el ajusticiado ni ol pregonero en la gente que si no fuese cosa de momento. Y desto es la causa de la costumbre que la gente tiene de ver semejan­ tes cosas la cuâL les tiene ya ensenados a perder el miedo y la miser!cordia. ^'

111 Filosofia Antigua Poética. PDE, pâg. 8b. -Ii8-

E1 resultado de semej ante proceso inociilativo va a ser el honbre por encima do las cosas, Imperturbado e imperturbable, un Marco Aurello, el asceta acostumbrado al sufrimiento, en fin el estbico.^^^ Esta légica nos lleva a creer que insiste el Pinciano en lo horripilante de la tragedia porque piensa con los senequistas que mientras mâs impresionante la escena, mâs catârtica va a resultar, pues si el esiiectador ha presenciado lo que sobrepasa lo real, esto no va a ser capaz de afectarle. De dejar de explicar asî su predilec- ci6n por lo "espantoso y miserable," quedariamos con que no compagina dicha proclividad con el natural conciliador del primer preceptista espanol, que consistîa en atenuar las exageraciones neo-aristotêlicos y senequistas.

Aunque rlgido no se muestra el Pinciano, estâ claro que sostiene la tradicional separacién entre la tragedia y la comedia. Clasifica el

Anfitrlén de PIauto como "tragicomedia," pues no tiene "lo ridîculo que a una pura comedia conviens, y que faltan burlas muchas y palabras de donaire mucho en esas acciones por guardar el decoro, reyes y personas principales.

112 Herschel BaJ:er resume sucintamente la aportaciân del estoicismo a la moralidad cristiana citando a Cicorénj "True love is right reason in agreement with nature; it is of universal ^plication, unchanging and ever­ la s tin g ; i t sunmons to d uty by i t s commands, and a v e rts from wrongdoing by its prohibitions; it transcends senates and jurors; Rome and Athens, past and present. 'Che Eternal and unchanging law w ill be valid for all nations and aU times, and there be one master and ruler, that is God, over us all, for he is the author of this law, its promulgator, and its enforcing judge.' Thus did the characteristic Greek belief in an orderly cosmos become, in the hands of a Roman laivyer like Cicero, the keystone of Christian morality and jurisprudence for more than a thousand years." The Image of Man (N.T.: Harper ff. Row, c19b7), pâg. 73- Lo importante, claro, es que la pasiôn y el crimen son el resultado de no entender la ley divina, cuando en el drana se resuelve en el desastre final, sobreviene la trariquilldad t&ntp «n la escena como en el aima del espectador. -Ii9-

H los cuales es desccnvorilen te la plâtica que engendra rts a." ' He br

Por consiguiente, las difercncias de poemas dependen del género de imitaciôn, de la cosa imltada, y del modo de Imi­ tar diverse ... Por la cosa imitada, la imitaciôn de lo mejor es la Epica y la Trâgica, la imitaciôn de lo peor, Cômica . . .

También se manifiesta la diferencia en los fines, pues se le pemite un fin alegre a la tragedia, mâs la comedia no puede tenerla triste. Fh fin de cuentas se conforma el Pinciano a los neo-aristotélicos en insistir en la separacion aunque no estâ rigidamente expuesta.

En lo demâs vacila entre lo neo-aristotélico y lo que le parece buen sentido. No le parece mal el empleo de varies tipos de versos en la

tragedia segûn el uso moderne. ^^® Después de intentar justlflcar la

113 filosofia Antigua Poética, PDE, pâg. 99-

111 Filosofia Antigua Ibética, citado en Ideas Estétican de M. Menén­ dez Pelayo, pâgs. 226-227.

115 William Grupp, en su tesis doctoral, quiere que la referenda a Anfitriôn sea testimonio de una "tâcita aceptaciôn" del género de la tragi- comedia. Compârense las siguientes citas de Grupp referentes al Pinciano para ver la confusién que causa la tendencia pincianesca do aceptar opiniones contradictories sin aunarlas. "This tacit acceptance, or récognition, of tragicomedy as a type is in contrast to the attitude of Sufirez de Figueroa in El Pasalero. in which the author rejects absolutely any such genre as the tragicomedy," (pâg. 73). "... (El Pinciano) is unnecessarily insistent rpon a sharp division between tragedy and comedy, regarding each as n separate entity, each as its ovm division of poetry" (79), "Dramatic Theory and Criticism in Spain during the Sixteenth, Seventeenth and Eighteenth Centu­ ries," Tesis doctoral (Cnrnell University, 19b9). Clai'o, si existiese el género mezclado de tragedia y comedia, no habria una "sharp division." Grupp parece haber desenterrado estas opinio­ nes contradictorias para hacerles cuidadosamente caso omiso.

116 Filosofia Antigua Poética, PDE, pâg. 9h- -5o- mantencién de los cinco actor, "razonado" que es "animal perfecto," se desvîa

de lo que el sentido comûn reconoce como exagerado para concluir, "Cada uno

puede sentir como quisiese que la cosa es de no mucha e s e n c i a . " ^^7 M a s e x i­

gents es al restringir las salidas a la escena a una vez para cada personaje

en Cada acto, o sea cinco veces en total,dando como motivo, de acuerdo

con su carScter ecuSnime, que asî. no molesta ninguno con la frecuencia de las

s a lid a s . Ta citâm es l a fra s e de Menéndez Pelayo, "no h a b la de l a de lu g a r,

y dedica solo dos lîneas a la de tiempo, " ^ ^9 aunque don Marcelino paso por

encima o tra s nueve lîn e a s , mâs o menos.De todas formas quiere que la

accién cômica dure nada mâs tres dlas y la trâgica cinco, extendiendo asî

lo que en otros preceptistas era de sol a sol. Si muestran algo los limites

que pone nuestro preceptista al drama es elasticidad. Quiere permanecer

fiel a lo que sin lugar a dudas os cierto en la teorîa del Estagirita, pero

no quiere caer en las exageraciones de dictar contornos estrictos. A r*esar

de no estar dispuesto a exclu!r las lecciones de la experiencia, no armoniza

estas con su principio de imitaciôn ideal. Abarca su vista todo, pero sin

Uegar a concorder todo lo que acepta.

anâlisis del "Arte nuevo de hacer comedias" escapa a los confines

de este trabajo, ya que para llevarlo a cabo exigirîa un cotejo minucioso

l u filosofia Antigua Poética, PDE, pâgs. 95-96.

118 I b id ., pâg. 10b..

119 Menéndez Pelayo, Ideas E s té tic a s , PDE, pâg. 239. 120 filosofia Antigua ibética, PDE, pâg. 10b-105. flo la pifîcocl l.a con cl con,)\into de an obrn fir;anfitlco- Sin nna comparaci&n de e s ta tn d o le, quedamoa ohll%ados a c o n c ln ir con don M arceline cfue e l "a rte nuevo" es ambiguo^^^ o con Romera Navarro qua es una satira^^^. El estilo aforistico del "Arte Niievo" dificulta afin mas el saber con exactitud lo que quiere decir. Sin embargo, se desppende lo snficiente de la obra para con- cluir que queria que constar a que estaba enterado de la preceptiva antigna y que se afanaba del éxitn de su t^eatro basado en criterlos pragmàtlœs-

lope convienza anunciando que se propone escrlbir "un arte de comedia

.../ que al estllo del vul.go se reciba-"^^-'* Dedlca luego varias estrof as a resumir la corriente teoria neoaristotblica. Termina este acostumbrado resumen recomendando que se lea a Robortelo para noticias mas ampllas.

En lo pra^pnfitico oomparte muchas de las ideas j opiniones de los otros comedifigrafos teorizantes como Rey de Artiedo, Juan de la Cueva y

Ricardo Turia* Como es bien sabido supedita su teatro a los doseon del vulgo, o mejor dicho, a lo que guste al vu!go, anteponiendo asl el principio del d e le ite a todo. La c a r a c te r ls tic a mas exigente d el pueblo, ta n to p ara Lope

como para Juan de la Cueva y Ricardo de Turla, es su Impaciencia resumida en los términos la "naturaleza fiera" de Juan de la Cueva y la "colera espanola" de Ricardo de Turia.

121 Ideas Estétican, pfig. 297-

122 M. Romera Navarro, La Preceptiva dram âbica de Lope de 7ega (Madrid, 193^)j P&g. LS.

123 Arte Nuevo de hacer comecHas. Comedias, 2 vols. (Barcelona; Editorial Iberia, V. II, p&g. 39 §.

12Ü Juan de la Cueva, Exemplar nofitico y Ricardo de T uria, A(X)logfi- tlco de las comedias espanolas. PDE, pag. îijïj y 179 respectivamente- -S2-

lOh, cuantos de este tiempo se hacen cnices de ver que han de pasar anos en cosa que un dîa artificial tuvo de término ! ! Que afin no quisieron darle el matemfitico; t porque c o n sid e rando que l a cfilera \ de un espanol sentado no se templa ' si no le representan en dos horas ^ I hasta el final juicio desde el Génesis. ^ |

Si bien se mira la cosa, se nota que la solucifin de Lopepara satisfacerle j

al pfiblico se reduce primordialmente a la disposicifin del argumente, la cons- |

tantemente aludida "traza ingéniés a," cuyo primer requisite debe ser mante-

nerle suspense al espectador. Recomienda una estructura tripartita-

En el acto primero ponga el case, en el segwido enlace los sucesos, de suerte que hasta medio del tercerg apenas juzgue nadie en lo que para-

El reparte de la accifin en très secciones corresponde perfectamente a las con-

clusiones del Plnciano a pesar de que este seRala cuatro partes, (prfitasis,

epitasis, catâstasis, y catfistrofe), y cinco actes como esenciales.

... y haciendo comparacifin de las partes de la tragedia y de los actos, sera que el prfilogo es la prôtasis y el primer acto; y la epitasis y catâstasis, tercero y cuarto acto; y el éxodo y catâstrofe y el açto q u in to , una cosa misma o poco mas o m enos.^^'

Es cuestiôn de principle, medio y fin, los euaies tambi&n senala Aristfiteles

como estructura esencial al argumente . ^^8 En este sentido une puede compartir

T2^ Lope de Vega, Arte Nuevo, pfig. iiOO.

126 Arte Nuevo, pSg. 1:02.

127 Filosofia Antigua pofitica. pSg. 96. 126 Poetics, câp. VII, pag. 31. -^3- la conclusion do Dune mi Moi.r do quo la toorla cl&sica iafluyo on la praxis del siglo do oro.^^^ Bln embargo, careco el teatro del slglo do oro do la

intim a relaciO n en tre ar'fpimentn y car& ctor quo formaba p a rte e s e n c ia l do l a

teoria de AristOteles- Como ya di.jimos, en el drama del siglo de oro se le permitla al arguments desligarso do las estrictas normas do lo verosimll confina ando esta responsabilidad al decoro en los personajes. Por tanto,

la funcifin primordial del argumento no os soldar la acciSn on un todo org&ni-

co,^^^ sino mantener el in teres del I’fiblico por lo r^ido, lo inesperado y

lo comprehensive ("hasta el final juicio desde el Gfinesis") de los sunosos.

El lector habrS notado la semejanza entre lo que decimos y la cono-

cid a te o r ia de A.A. Parker,pero coincldimos con Al sfilo al sostener que

hay una descoyuntura entre el argumente y la flnalidad moral. Para nosotros,

en el grade en que siga vigente la finalidad didâctico-moral, va expresada

en el decoro, Parker dice que el argumente es distinto de su tern a, (lo que

quiere decir, su significado).Por ejnnplo, explica la contradicclAn

entre la trama comica de la primera parte del Caballero de Olmodo y lo tr&-

gico de la segiuida declarando que la justicia poAtica (lo moral) se malogrfi

129 Duncan Moir, "Spanish Dramatic Theory and Practio," Classical Drama and its Influence: Essays presented to H.D.F. Kitto, Edited by M. J, Anderson (New York: Barnes and Noble, 196$), P&g. 191-228.

130 Aristfiteles, Poetics, cap. VII.

131 The Approach to the Drama of the Golden Age (l/indcn: Tl\e Hispanic ft Luso-Brazilian Councils, 1957 ).

132 "Tlie action is what the incidents and tJie plot are in themselves; the thane is what the incidents mean," p&g. 6. Sh- porque hicieron mal al valerse de una alcahueta, y asî tienen que pagarlo.

Todo est/O viene a signi.fjcar que hay que desechar lo grueso del argumente y fijarse en un pormenor para encontrar la justificaciSn m o r a l . Rebasa esto los limites de la l 6 gica. Es cierto, sin embargo, que el argumente queda libre de la funciôn moral para desempenar la de interesar.

EL mismo precepto impera en las otras partes del drama. Preconiza el género mixto porque deleita mucho.

Lo trâgico y c 6mico mezclado, y Terencio con Séneca, aunque sea como otro Minotauro de Paslfae, harSn grave una parte, otra ridlcula; que aguesta variedad deleita mucho. Buen ejemplo nos da l a n a tu ra le z a , . . que por tal variedad tiene belleza. ^

Lope no cansa de recanendar la tragicomedia. TambiAn para evitar el aburrimiento en el espectador, cada acto no debe de constar de m&s de cuatro pliegos. ^^ Tampoco hace mal el dramaturge si salpica la pieza de equlvocos, porque tiene "gran lugar en el v u l g o " ^ 3 7 Rennert n o ta que habla Lope d e l

133 iHay una clave para encontrar entre todos los pormenores del argumente el que desvirtûe éste "correctamente?" Por lo visto, no la hay, puesto que el sistema parqueriana de anSlisis cambia con la pieza estudiada. En el case del Mâgico Prodlgioso de CalderAn, el argumente pas a a ser una metâfora que en el nivel enç)lrico es Imposible, (ibid., pâg. 23-2li). Se nota que ahora no se emplea un pormenor para Uegar al tema. Creemos que analiza correctamente el Mâgico IVodigioso, pero no es consecuente con lo que dice de El Caballero ?e GLmedo.

13l Arte Nuevo, p&g. 399.

13$ "Elijase el sujeto, y no se mire/ (perdonen los preceptos) si es de rey es," pSg. 399; "donde vemos que PJ.auto puso d io s e s," p&g. 399.

136 I b id ., p&g. )|03.

137 Ibid., pâg. h03. -$ < - oqulvoco al nncomi.ar "'ing.anar con l a vordad* " ^

El cngaîîar con la verdad ea con a rpie ha parocido bien, como lo usaba en todan sun comedias Miguel Sânchez, digno por la invenciSn de esta memoria.

Pero es posible que tamblAn so refiriera fiope al equlvoco de situacion puesto que emploa el resto de esta estrofa en indicar los inejores "caso;" y dado el hecho do que on las comedias de Miguel SSnchez, los equlvocos no se reducen al. len g u aje. Piense s i no en e l d is fra z de Plorencio en La Guard a

Cuidadosa o on el propues to casamiento del sal vaje Drusilo con la easadi

N isida en La Isl.a B arbara.

En fin, aunque es diflcil entresaoar una base ideolAgica del "Atbe

Nuevo," por lo menos es posible llegar a la conclusion de que su primera consideraciAn es deleitai-le al. pfiblico y que la herramienta principal p;ra lograr dicho fin es el ar (pmi en to. los casos de honra, los irai dores, y los leales slempre gustan al vulgo. Pero tamVilên el lenipial® es poderoso ali ado, sobre todo en los equlvocos y la variedad de versos.

Apoyo semeja n te , pero en tArminos mas te ô ric o s, p re s ta e l comediAgra- fo Ricardo de Turia al oampo pragmAtico. La ya citada frase suya, "porqie la cAlera espanola estfi mejor con la pintura que con la historia,"^^^ afun- ta hacia una teoria bas tante coherent* basada en su concepto d el pueblo ;spa-

Rol. Da Clara expreslAn al principio inductivo de la invenciAn de nueva: leyes dramAticas ajustfindose a la experiencia de lo que ha gustado al pGilioo.

on ------Hugo A. Rennert, IntroducciAn a su ediciAn, La Isla Barbara, ^ Guarda Cuidadosa de Miguel SAnchez (Boston: Cinn & Co., 1696), pAg. 399.

139 A rte Nuevo, pAg. 1,03.

lljO JosA Bergam.ln d e s a rro lla bellam ente e s ta fra se y la de Tope;Maigas y Capriotes (Espana en su J,aberinto). ( Madrid, 1 933 ). -$6-

"Supuesta esta verdad, pregunte que hazana sera mas dificultosa: la de aprender las réglas y leyes que amaron PIauto y Terencio, y una vez sabidas regir- se siempre por ellas en sus comedias, o la de seguir cada quince dlas nuevos términos y greceptos. *njes~ es infalible que la naturaleza espanola pide en las comedias lo que en los trajes, que son nuevos usos cada dla. Tanto, que el principe de los poetas c6mi- cos de nuestros tiempos, y afin de los pasados, el famoso, nunca b ien celebrado Lope de Vega, su ele, oyendo asl ccmedlas suyas como ajenas, advertir los pasos que hacen maravUla y granjean aplausos... ‘

Es a causa de su tendencia a inclulrlo todo, espacial, temporal y genérica- mente que se le ha dominado "monstruoso en invencifin."^^^ La comedia abarca

a todo desde el comienzo del mundo hasta el juicio final y a todos desde el

Infimo al mas ilustre. Tambiên encierran dentro de la misma pieza todos los

estados de anlmo que varlan del triste a alegre. ^ Es en fin de cuentas un

"género englobador" en palabras de Luis Alfonso de Carvallo. Ahora no se

exige que el mundo de los fenômenos se conforme a los univers aies, a los

idéales preconcebidos, apriorlsticos. Al contrario, las leyes se oonstru-

yen observando los fenômenos.

Ricardo de Turia critica el teatro antiguo por reflejar el gusto de

otros tiempos. Ademâs estas piezas dramaticas quedaban tan cortas que era

necesario agregar "prologos y argumentes," pues estos eran précisés para

"declarar la traza y marana délias, que sin esta ayuda de costa tan ayunos

de entenderlas se sallan como entraban."En conclusiôn, nuestro

lîH Apologético de las Cbmedias Espanolas, PDE, p&gs. 178-179.

1Ü2 Ibid., pag. 176.

i;,3 Ibid., pags. 178 - 179 .

liih Ibid., pag. 179 . -$7- comediografo-beoriznntfi valonciano articula enorgic-amente un concopto rola- tivista de la preceptiva dramatica juatificando asî el teatro nacional.

Parece que el teatro nacional y las ideas de comediografos-teorizantes como Ricardo de Turia estaban tan ublcuos que ni oscapan del todo de su gra- vitaciAn conservadores t?in impedemidos con Francisco de Caecales. Dàndose cuenta de que si exlstla la comedia y gozaba de un Axito extraordinario, se siente llamado a especular sobre la naturaleza del pueblo espanol.

Agora se me ha venido al pensamiento, no sé si muy a propôsito, como en Espana no se representan tragedias. iEs, por ventura, porque tratan de cosas tristes y sanos mâs inclinados a cosas alegres?

Semejante relatiTismo inciplente contrasta diametralmente con la idea céntrica de. su teoria de ;;ue las esencias, slendo esencias, no canbian con el ir y venir de individuos.

La verdad unn es ..., y la diferencia de tienços no lo muda... A una razon se atiene también la pintura y cualquier arte que imita; y si bien esta o aquella ha recibido alguna variedad, esa no ha conslstido en la l'iopia esencia, sino en la cualidad accidentai, o bien en el modo de im itar o bien en los ornamentos

Suena el lengua,ie de Caecales fuertemente el de la escolastica en general y particularmente ni de les realistas. Es lôgico, por consiguiente, que un género como la tragicomedia, que mezcla las esencias, reciba el oprobio de él.

Calif ica estas obras de "hermafroditos, unos monstruos de la poesla."^^'^ Se opone a esta clase de teatro porque mezcla el sentimiento trâgico con el

773------Tablas Poéticas, PDE, p&gs. 201-202.

^^'^Citado en M. Menéndez Pelayo, Ideas Estéticas, pag. 2üî.

IL7 Tàblas Poéticas, PDE, pag. 190. —$8— cômico. "Ninguna de esas fabulas tiene materia cômica, aunque mâs acabe en

alegrla."^^*® Aunque Gascales esta dispuesto a ceder al empuje de la realidad

emplrica lo suficiente para reoonocer que existen obras monstruosas y her- mafroditas, rechaza terminantanente el tém ino "tragicomedia" como una abo- minaciAn e inventa dos nuevos que evitan alusiôn a la odiosa mezcla.

Castalio: ... la comedia doble es aquella que lleva algunos principes y personas ilustres, justamente con las humildes, pero ha de tener sujeto cômico, y acon- tecimientos de donde se pueda sacar la risa y pasatiempo. Pierio : Uamémosles, pues tragedias dobles, ya que e l„ cuerno y toda la fabula para en fellcidàd.

La comedia doble, que mezcla personajes altos y bajos, sigue siendo esen-

cialmente cômica y por.tanto menos reprehensible para Gascales que la tra­

gedia doble, que con su fin contrario al cuerpo, mezcla lo trâgico con lo

cômico.^ E s como si Gascales quisiera conservar la pureza de los géneros

colocando lo que no conformaba bajo rubricas semantic amen te puras.^^^

Do acuerdo con la tradiciAn de la preceptiva renacentista, no mues-

tra Clara comprensiôn de la imitaciôn ideal. Nos da a entender a la vez que

la verdad consiste en la historia y que "si no pasô la cosa como debiera

pasar segûn el arte, eso que falta lo ha de suplir el poeta. Son dos

îTia Francisco Gascales, Tablas Poéticas, PDE, pâg. 196 .

1â9 Ibid., pâg. 197 .

1$0 También hay antecendente clâsico para la "comedia doble" en el Anfltrlôn de PI auto.

1$1 No oomenta Gascales, la otra posibilidad de tener un cuerpo cômico y un f i n trâ g ic o como en E l G a b a llero de Olmedo.

1$2 Tablas Poéticas. PDE, pâg. I 9 I4. las conclusioner. que so jmdieran sacar do la filtima aseveraoion. E3. poeba busca lo esencial en la historia para perfeccionarlo anadiendo o quitando detalles, o busca la situacion histories, que roll one los man requisites de su vision apriorîstica y luego quita y anade para que confome perfectamente a la situacion historien. No esta .claro cual quiere decir y no nos ayuda nada a adarar su sentido el que idcntifique lo empirico con la verdad.

Critica al Pinciano porque este se negô a concéder el nombre de poe- sîa a la historia que se traslad,ara Intacta a las tablas. Creîa Lôpez

Plndiano que este proceso no exlgxa imitaciôn en el sentido de la destilaciôn de lo esencial y la inveciôn de nuevos sucesos. Las claves para el Pinciano son, pues, la inducciAn de lo esencial y sobre esta base la invenciAn de los particulares. Para Gascales las claves son el reconocimiento de lo verosîmil en la historia o la crcaciAn de ello.

Por donde se eaganA el Pinciano, porque s i aquella acciAn que sucediA en la India tiene todas las partes que la finge el poeta segfin el verosîmil consta que no es h istoriad or en la imitaciAn de oUa, sino verdadero poeta. Y no se sabe que el historiador y el poeta son diferen- tîsijnos en escribir una misma cosa, porque el uno la escrilie narrando y el otro imitando... ; el poeta unas vecos lo finge todo y otras saca la acclAn principal de historia.y los episodios que los pone de su casa.

La finica diferencia en este asunto estriba en que Pinciano da la importancia clave a la invenciAn. En uno y otro caso quoda im p lic ite que la imit.aciAn es ideal aunque en el caso de Gascales bien pudiera ser aprjorîstica. En

153 I b id ., pAg. I 9 J1.

Tablas P o éticas, PDE, p&g. 19h. —60— conjunto, Francisco Gascales parcce decir que lo esencial es permanente, y duradero y que cuando se encuentra en la historia es poesla o si se intuye es poesla, y, contradictoriamente, que sAlo la historia es la verdad. iHo parece ridiculo que en efecto concluya que a veces la poesla es mentira y a veces verdad aunque en los dos casos se ha cgptado lo esencial?

Aunque parece diflcil, CristAbal SuArez de Figueroa, interpréta las

"réglas" aristotêlicas de manera afin mâs rigurosa- Lanza todas las crîticas de uso a la comedia nacional en HLaaa Universal de Todas Ciencias y Artes

( 161$) y en el Pasajero. Las tacha de no seguir las réglas, de carecer de verosimilutd, y a las comedias de s an to de mezclar lo profano con lo sagrado, lo verdadero y lo conico y en general de mezclar lo cômico y trâ g ic o . Son

de interés sus clasificaciones de "comedias de cuerpo" y las de "ingenio" o

de "capa y ospada," porque représenta una voluntad, aunque t&ctica, de tratar

la ccmedia nacional como un fenômeno sobre el cual se puede establecer gene-

raJizaciones, es decir, leyes. Pero, los tratados de Figueroa no pasan de

ser una toma de posiciôn con una base filosôfica minima.

Los comediôgrafos por fin encuentran entre los preceptistas exclusi-

vamente teAricos su mas seguro defensor y divulgador en Francisco de Barreda.

Este no sAlo los defiende sino que e:q>one intelectualmente su manera de pro­

céder empleando las mismas herramientas anallticas neoaristotêlicas.

Como observanos al iniciar nuestro comentario de la preceptiva dramâ-

tica, la posiciAn literai'ia de Francisco de Barreda es anâloga a la cientlfi- ca de Gal-ileo, pues los dos rechazan los conocimientos y las leyes impuestos por una autoridad en favor de i nducirlos basândose en la experiencia. No se ha expuesto este punto de vista mâs clara y sucintamente por ninguno. -6 l-

Es el arte una observjmcla atenta de ejemjilos graduados por la experiencia . ^ y reducidos a método y raajestad de leyes..* ' y desta atenciAn hicieron (los médicos), preceptos que, reducidos a mêlodos llamamod^,: ^ arte ... y echarase de ver cùânto puede^ ÿ mâs la experiencia que la agudeza ... 55

Racionaliza su apostasia diciendo que loS antiguos ténîen e,j«ip].os imperfec-

tos de modo que sacaron leyes InqierfectsS .L os elogioé del teatro anti­

guo se bas an en la envidln de la comedia nacional mâs bien qüe en una verda-

dera admiraciôn de lo antiguo.C om o nlcardo de TUria, èoricluy© qüe las ’

comedias de Terencio y Plauto tendrlan muy mala recepciôn en las tablas con- ^

tem porâneas.R echaza la comedia antigua por el mo^ivo pragmâtico de que

no funciona. ' '- t . //X

Una idea del arte como Imitaci&n de al go esencdàl, fijo y perdurable

estâ lejos de formar parte bâsica de loa bazonanlentoÈ de Éerreda. él contra- Idg 2$:. 4 : rio, la realidad fluctua con el tiempo. 7 :! : '.t, t

■ " . / i ÿ Afin no nos obllgarâ a su observhncla# porque es la ley de i!,!? ; la ley que se mude y borre con el tiempo» ES té, ' k buyo ‘ T ' imperio baja la cabeza todo el Universe, tiene msjestad de derrogar las leyes de los mâs poderosos principes, mâs ; sabios legisladores, porque con la velocldèd de un burso ; i

------■ ,!î jv W: .,' - In v e c tiv a a la s comedias que prohlblA Tra.1ano y Apologia por la s n u e stra sl PPÉ, pâgs. 1j&-217.

1$6 , Ibid., pâg. 217.

1$7 Ibid., pâg. 222.

1$8 Ibid., pâg. 22h.

159 Es importante notar que en el terreno de lo moral y del decoro hay una re a lid a d por lo v is to perdurable (jue no cambia con lo s tiem pos. Vâase la critica de Anfitri&n de la conducta afeminada de Aquiles. - 62-

descubre cada dla nuevas razones que persuaden lo contrario que las primeras

De Paso debe observarce que este perspectivisme tiene su paralelo en el cultive cervantino del punto de vista. FSi este sentido el drama refieja la sociedad y las circunstancias del memento. Asl justifies la mezcolanza de todos los géneros en la comedi a nacional, pues la comedia es pintura y ha de ser fiel a lo circundante.^^^ Es en esta encrucijada que se mezclan los niveles de lo pragmâtico y lo relative, y la mimesis fiel. A base de la idea de la pintura rechaza la unidad de tiempo.

Esto es decir que en un naipe no se puede retratar un gigantej puede re tr a ta r s e un escuadrén de e llo s . Segfin eso, quiên Impide que en dos horas de la representaciôn se pin ten largas historias .,. Pintor hubo que en un anillo retratô las once mil vlrgenes, fingiendo dos puertas de un templo, y que salîa por cada una délias una vlrgen, supliendo lo demâs con numerosa confus ién de frentes. Esto hace la poesla porque es pint m'a. Suple con relaciones lo que no puede mostrar a los ojos.

Lo esencial de la pintura es, pues, que relaciona las cosas mirSndolas todas desde una misma perspectiva.

Aunque lo moral es e l finico te rre n o a l que atrib u y e perm anaicia, e l principio de la relatividad también influye aqul.

Mas también es precepto suyo que lo que no fuera decente no saïga si no es en relacién. Esto han acertado los nuestros; todo aquello que puesto en el trato fuera flo- jo, o poco decente, cifranlo en relaciones.^"3

i6o Ib id ., P&g. 22$ 161 Ib id ., pSg. 218

162 Ib id ., pSg. 219.

163 I b id ., P&g. 219 -63— '

Por lo visto es la falta de perspective que causa qiie critique el Anfltrifin de Plauto, pues, "peca en el decoro porque introduce al inlid juste de los dioses en el mâs injuste vicio de los hombres, violnndo àjeno tâlamo,.

Asl identifies el decoro con la relaclAn corrects* ,KL hacer que tin plcaro hiciese tal cosa no viol aria esta idea*

Respaldado por la fluidez de este principio; Francisco Barreda puede seguir Insistiendo con sus antecesores en que la finalidad del teatro es la moralidad, a la vez que libra la comedia de la odioSa terea de defomar los argumentas con obvias y burdas lecciones moraleé.

La libertad antigua tampoco puede sflprovechar ahora, ni hay para que el teatro se haga tribunal y pfilpito, en el siglc que es tan dichoso en lo uno y Lo otro. Basta que aconseje como amigo sin que am en ace comb juez.^ ^ .

C ervantes a su vez se ocufia de l a te o r ia dram âticà én e l momento mâs de mâs tntensiva actividad en esta ârea. Tanto les firecèptistas bomo los comediAgrafos-teorizantes estân en su apogeo entre 1^80 y 1620. El heo- aristotelismo alcanza su mejor expresiÔn en el Pinciano en i$?6 y a la vez comienzan a revel arse influencias del pra^^atismo de les Liractic antes de la comedia. Se encuentra, pues, nuestro oomediâgrafo-teorizante en una' importnn- te encrucijada, hecho que se ve reflej ado en su teoria dranâtica.

Al intentar reducir a un ordon coherente el pensanciento dramâtico de

Cervantes se nos colocan de por medio dos grave dlflcultades. Primero, se

- m ------Ibid., pâg. 223.

165 Ibid., pâg. 223.

166 Ibid., pâg. 22$. - S li - contradice con alarmante frecuencia y segundo, suele expresarse, o hacer que sus personajes se expresen, equlvocamente, prâctica tan alabada por

I/7pe de Vega en l a obra de Miguel Sanchez.

Demasiado se ha escrito para aceptar la idea de don Marcelino de que sus ideas eran las mismas de sus contanporâneos.

Cervantes tenia doctrinos literariasj pero oso decir que estas doctrines, sobre nada nuevas, tampoco eran adquiri- das por esfuerzo propio, ni descendlan de propias obser- vaciones sobre sus libres sino que eran las mismas, exac- tamente las mismas, que ensenaban cualquier poêtica de entonces, la de Gascales, o la del Pinciano, asl como sus ideas platônicas eiqiuestas en la Galatea eran las mismas, exactamente las mismas, que constitulan el fonde com^ del misticismo y de la poesla erôtica de su tienpo.

Habiendo visto lo diferentes que son las doctrines de los preceptistas, se nos impone la pregunta, "iExactamente las mismas que las de qui.én?" Y afin mâs acuciante, "iCuâl de las doctrinas cervantinas aceptamos como la verda- dera?" Adolfo Bonilla y San Martin las suma para luego sacar un promedio.^^^

Amêrico Castro, mâs sabio a este respecte, se da cuenta de que la teoria literaria en un auter de la Indole de Cervantes no puede conside^arse en aislaciân de sus ideas vitales y acaba atribuyéndole un sistema literario expreso.^70 Riley, siguicndo el ejemplo de Castro, estudia el pensjjniento de Cervantes en conjunto, 11egando asl a conclusiones semejantes, pero para

------Î^T------A rte Nuevo. pâg. Ij03.

168 M. Ffenândez Pelajno, Ideas e s té tic a s , p â t. 26?.

169 "Las teorlas estéticas de Cervantes," Cervantes y su obra (Madrid: Francisco Beltran, 1916), pâg. 8I|.

170 Pensamiento. Caps. I y II. - 6 < -

sortear las opTniones vAlidas de 1 as no vSlidas entre los personajes pio- pone que "... cuando clorto nfimero de personajes sensatos, en distint.as obras,

adoptan una misma line a respecte a una determinada cuestiAn, podemos ptesumir

razonablemente que esta linea es la del autor."^^^ Es una formula para la

cual s6lo tiene la clave Riley, pues, no son "sensatos" nl Pedro de Urdma-

Ips ni Madrigal ni muchos otros de esta laya y sin embargo To quo dicen is de mucho peso. Forcions no vacila en aceptar los dictSmenes del canAnigo ie

Toledo como los de Ceivantes.C R .r o critico, refiriAndose al mismo d^Slogo

entre el cura y el canAnigo de Toledo del c,qpltulo XI,VIII de DQ I, se p*egun-

ta, "iCômo se le ha podido atribuj r esta sarta de necedades a Cervantes, que

siempre se mostrô critico muy fino tanto de los demas como de si mismo?'

Se le pudiera contester a Wardropper en el mismo plan diciendo, "por haler-

las escrito," y sin embargo apuntan sus palabras al problem a fundament a], el

cual es no saber cuando tomarle en serio a Cervantes.

Cuando nuestro aficionado de la preceptiva di'amatica se sien te de

humor travieso, que es casi lo mas del tiempo, repite o présenta lo que es

una verdad aceptada, hace como que va a probarla y termina presentando una

situaciAn que la desdice, o que la jxme en duda. Una variante de esta tlcnica

c o n siste en e l in te n te de desprobar una verdad aceptada y acabar comi'Tob'ui-

dola- Ejemplo de esta filtijna os el apaj'ente intento de desacreditar el

171 E. C. R iley , T eoria de l a novel a en Cervantes (Madri d : Taunis, 1971), pâg. $6.

172 "Tlie dialogue between Don Quijote and the Canon of Toledo is, as all critics have agreed, Cervantes' most complete and pi*ofound statement if a theory of literature," Alban K. Fordone, C.A.P., pâg. 91. Huelga deci^ que los criticos no estân de acuerdo en esto.

173 Rruce Wardropper, "Comedias," Suma Qervantina, editada por J. >. Avalle-Arce y E. 0. Riley (London: Tâmesis, 1971)', pSg. 1$6. -6 6 - rofrSn, "Quien necio es en su villa, necio es en Castilla," en "el Coloquio de los Perros." Berganza so acomoda con el atambor dando como motivo, a pesar del susodlcho refrSn, quo "el andar tierras y comunicar con diverses gentes hace a los hombres discretos." CipiAn piensa con Al citando la opi- niAn de sabio que se le tenta a m ises, pero termina diciendo,

y ast, alabo la intenciAn que tuviste de irte donde te llevasen (pâg. 1091, el subray ado es nuestro)

Ttiy bien pudiera haberse reducido a decir "con Al" en vez de "irte donde te llevasen," porque Berganza no tomA tal determinaciAn sino que decidiA acom- paflarle "aunque me llevasen a Flandes o a Italia," lug ares espectficos. Pero

Cervantes prefiere subrayar lo contradictorio, lo cual consiste en que Ber­ ganza habla como si dominara su destino al tomar la decisiAn de coufiarse al azar y ast confirma el refrSn, pues para pensar tan contradictoriamente hay que ser tonto. Procédé de manera anâloga con el poeta que compone su come­ dia en el granado del morisco. Orgulloso estA de haber terminado la primera jomada con que sale el Pspa con doce cardenales, todos vmstidos de morado, pues sucede la historia antes del "mutatatio caparum."^^^ Nada mâs seguro porque ha letdo "todo el ceremonial romano sAlo para acertar en estos ves- tidos." Por la rareza de estas noticias es mâs probable que el pfiblico rechace el detalle como inverosîmil, puesto que "todo el mundo" sabe que los cardenales so visten de rojo. Al au tor no le va ni le viene sino en la dificultad que tendrâ de encontrar los hâbitos morados, o sea, el aspecto pragmâtico. A pesar de lo verosîmil que sea a los ojos infomados del poeta.

T7T ~ ^ ------Américo Castro conenta el signifieado de este detalle extensiva- mente en una nota citando a Œ.emenctn y Amezua (Pensamiento, pâg. 26$ .) —6 7 - el pfiblico sale a la m i tad

Quedamos, pues en duda respecte al valor de la verosimilitud basada en la erudiciAn, porque en el piano de los emditos vale y en el del pfiblico y de los auteres otros factores son de importancia. Terminanos riéndonos del poeta pero sin la seguridad de que se haya equivocado del todo. iCuSl de los très tiene razon? iQué punto de vista es el mâs correcte? iDepende del individuo? Y, puesto que hay muchos y muy distintos entre si en esta vida, ihay que expresarse de modo que cada uno pueda interpretarlo a su manera?

Aunque esta conclusion no estâ explicita en el pasaje, persuade en favor de la conclusiAn de Amlrico Castro de que cuando Cervantes habla de armonla, se refiere a la armonla entre el autor y el auditorio.^?^ No séria nada sor- prendente esto, va que Rey de Artieda, Picardo de Turia, I«ope de Vega y

Francisco de Barreda hablan recomendaio que se conformase la comedia al pue­ blo. SAlo mâs comprehensiva la doctrina cervantina.

La escena de los tlteres y Don Quijote dramatize el reverso de la de

"El Coloquio de los Perros." Don Quijote critica el que el muchacho coloque campanas en las mezquitas.

—lEso, no! —dijo a esta sazon don Quijote—. En esto de 1rs caiapanas and a muy impropio Haese Pedro, porque entre moros no se us an campanas sino atabales, y un género de dul- zainas que parecon chirimlas; y esto de sonar c ami) anas sin duda que es un gran disparate (I)Q TI, xxvi, pâg. IIjTA).

773 Pensamiento, pâg. hO . - 6 8 -

Se defiende Haese Pedro dec] ar ando que hay mi], in v e ro sim ilitu d e s en la s p ie - zas teatrales y que sin embargo se llevan con aplausos y adrairacion. Se ve su defense vindicada en la conducta del que se opuso a la inverosimilitud, pues don Quijote queda tan convencido de las veras que se lanza a tomar parte en la acciAn.La ca.pacidad de la acciAn para convencer depends del punto de vista del espectador. Todo lo que hace don Quijote se predica de la caballeria. En el caso del poeta amigo de Berganza la inclusion de lo verosîmil no aseguro el exito, ni la exclusion de ello en el drama de los tlteres lo impidio. Hay que advertir que a pesar de que Cervantes parece haberse dado cuenta de esta verdad, y aûn haberla empleado, no escribe nada que nos diga que la apruebe.

En sus creacionos literarias Cervantes no se cansa de colocar escenas delanbe de los personajes y del lector para dramatizar las reacciones. Son una especie de teatro experimental. Como notamos, hace poco, le encanta ajustar las reacciones de modo que contradigan a la teoria expuesta en los renglones introductorios. El "caso"^^^ de los dos mancebos que cuentan los sucesos de su cautividad en el Persiles senalando las figuras pintadas en un lienzo conforma perfectamente a esta técnica. Como es bien sabido, el

Véase la bella explicacion de la creciente inmersiAn de don Quijote en la accion que nos da Ortega, Ifeditaciones del Quijote, Obras Complétas, 6ta. ediciAn, 9 vols. (Madrid: levista de Occidente, 19^3), V. T, pAgs 300-381. A. Fbrcione anade a esto que la actuacibn de don Quijote es una vindicaciAn de la libertad artistica para las leyes empiricas (C.A.P., pâg. 1$l).

177 Palabra que emplea Cervantes en la introducciAn de la escena (Los Traba.1os de P e rs ile s y Segismunda, p&g. 1800). - 6 9 -

Persiles pref.endo hacer verosîmil lo fantast.ico. Las palabras con quo comienza la escena prehenden "explicarnos" su mb todo y pnedon resiimirse de la siguiente manera-

1) Las perejpdnaciones traen di’/ersos acontecimienios y es diflcil saber donde anudarlos.

?) No todas la s acciones son bn en as p ara se r c on 1.ad as : a) Hay algunos que por grandes deb en callm'se. b) Hay otros que por bajas no deben decirso.

3) La historia permite pasar al sabor de la verdad muchas cosas pero la fabula exige que se guisen las cosas con verosimilitud.

A pesar de las intencionadas obfuscaciones,(iquè quiere decir "bajas?" &Quie­ re decir "de poca importancia," "groseras," "cotidi;inas?" Y al contrario, tquiere decir "grandes," "import,antes," "nobles" o "fantasticos?"), podemos concluir que quiere decii" que si la acciôn es ficciôn hay que mezclarla de tal modo con lo verosîmil que parezca verdadera, y al contrario, la historia presta a cualquiera cosa que se quiera incluir el aire de la verd.ad. Pero,

iquê bell.a'pierîaI En todo caso no debe inclui.rse en la historia lo que no sea hist&rico ("cualquier- cosa") y sin embargo parece recomendar este proceso

Î7Ü i'orcione conenta este episodio con .alguna extension razon,ando que représenta un ejemplo mâ.c do la proj-ension cervantina a dramatizar los proble- mas literai'ios a la manera de Ariosto, pues los estudiantes aiguen 1 os conse- jos de Tasso (el comenr.ar 'in médias res,' imitaciAn de lo maravilloso- v ero sîm il, e t c .) . Oonveiice e ste arguments, pero su in teip reb aciô n del comen­ tario que precede la dramatizacion la encontrames eragerada. No hay jxir piê establecer faisos siloeismos ni equivoc.aciones entre "historia" y "ffibul.-u" Parece seguro que el Persiles represents un intento de escribir una novela dentro de los limites de la verosimilitud neo-aristotêlica, pero no hay porpib sorprenderse de que Cervantes no tome dicho intento en serio en todo momen­ to. En todo Caso, no nos exqalicamos cAmo puede concluir que "la voz del cia- cismo sale victori.œa" (pAg. 10$), puesto que precisamente era esta dicotomîa entre la verosimilitud (la mentira) y la historia (la verdad) el problem a aristotélico que nunca se resolvio. Precisamente se hurla Cervantes de la dicotcsnîa misma y no de un solo têm ino de elJ a.

179 Este trozo comienza con las palabras, "Las peregrbtaciones — una verdadera armonla," pâg. IOOO-I 8 OI. -70- poco honesto socarronamente al decir que "es excelencia de la historia, que cualquier cosa que en ella se escriba, puede pasar al sabor de la verdad que trae consigo ..." No pai'a aqul nuestro esquivo preceptista sino que nos arroja en la cara el que él mismo, el autor de esta recomendaciôn, se niegue a adherirse a ella, pues dice a continuacién:

AprovcchSndose, pues de esta verdad, dlgo que el hermoso escuadron de los peregrinos, prosiguiendo su viaje, llegô a un lugar, no muy pequeno ni muy grande, de cuyo nombre no me acuerdo... (pâg. 18C1).^80

Siendo fantâstico el Persiles, debiô fundarse en pormenores que prestaran el sabor de lo_ histôrico^ (la verdad) pero hace a propôsito que su destinaciôn sea vaga e imprecise. Esto es ccano si dljera que esta novela es historia y por tanto no hay necesidad de cuidarse de la verosimilitud fijSndose en por­ menores, o al contrario, que, aunque es fâbula, ya les ensenaré que estos detalles anadidos en virtud de la verosimilitud no cuentan para nada. Viene a colmarle la paciencia al lector el que el alcalde les pille a los estudi an­

tes en la falsedad de su historia precisamente porque afîaden pormenores, como el nombre de la ciudad, para que se seme je sus mentiras a la verdad. Como nota el alcalde, su historia parece cierta "en lo general," pero falso "en lo particular." En este caso no es el poeta el experte para quien la verosimili­ tud consiste en detalles generalmente desconocidos como el de las cap as mora- das sino que es uno de los espectadores, el alcalde. Ahora bien, estos estu­ di antes alegan ser verdad lo que cuentan para que se les escuche y para que

ÎBÔ Estos pormenores son una de las cosas que convence a don Quijote de Ta veracidad de los libres de caballarlas- Los defiende asl, "ihablan de ser mentira, y mâs llevando tanta apariencia de verdad, pues nos cuentan el padre, la madré, Patria, los p arien tes, la edad, el lugar y las hazanas punto por punto. . . 7'* (DQ 1. CaP. L. pâp. n ô l ) . - 71 - puedan incluir lo fantA.stico^^^ "aT. sabor do la verdad." ÎK1 colmo do La ironîa consiste en que es un detalle f;mtâstico, en el sentido de lo entera- mente fortui te, el que el alcalde fuese. uno de los cautivos I Todo lo c ial quiere decir que lo que es verosîmil desde el punto de vis ta del alcalde pas a a ser fantâstico al introducirse en la historia que transcurre en este tapi- tu lo .

Bu realidad hay cuatro historias: la del alcalde, la de los mantebos, la de los cautivos contado por los mancebos y la englobador a que es el Capl- tulo X del tercer libre de Persiles y Segismunda. La .funciôn de todo esto viene a ser amoni.zar todas las historias, una especie de cnn flic to qie prel'e- rimos denorainar dlalActica y es esta dislActica misma la verdad. Si no fuera por el instrumento del lenguaje, un instrumento navegante, (pie nos fuerîa, a veces a empellones, a corregir nue s ta o nsnlx) individual, cada individuo lle- vado de su propio punto de vista se devariarîa en toda la extension de eate verbo. La obra cervantina, en lo general, responds a este principio creador.

Realmente son constantes las escerias en que se desdibujan los coitx»r~ nos entre lo real y lo imaginado debidn al punto de vista de los intoresidos.

En honor a la verdad toda la novela DQ traza el paulabino traslafto de lo fan­

tâstico de su sede en la imaginaciôn de don Quijote a las tablas de la e;cena, ya exteriorizado. Era necesario todo el complicado montaje de los duque: para que siguiera "jugando, " es decir, hacerse caso omiso de lo que diceii los sucesos y el lenguaje.Al fin ni slquiera puede convencer la escenificaciôn

ïïn Acuêrdese del capitân f|ue cortA un brazo a unos de los cautivo? para emplearlo como azote.

182 Arturo Serrano Plaza, Réalisme mâgico en Cervantes: "Don tjuijo-.e" visto desde "Torn Sevryer” y "el idiota" (Madrid: Credos, I 96 7 ). Serrano mi^a -72- de lo fantâstico aunque sea verosîmil. La melancolla venco lo fantastico- v e ro s lm il, de modo quo d e ja de c o n v e n c e r .

Las tres drsmatizaciones del problema que heraos visto representan dos

épocas distintas en la vida literaria de Cervantes. El Coloquio de los Perros

se fecha entre 1603 y La segunda parte del Quijote se terminâ en

161$ y el Persiles poco antes de la muerte de su autor el 23 de abril de 1616.

Es d e c ir que e n tre 1603, y I 6 I6 1ns teorîas del ingenio lego siguen mâs o menos constantes. No hay un canbio brutal del canpo neo-aristotélico al empi­

rico. Es cierto que parece ir refinando sus ideas durante estos anos. Sigue

discrepante de los dos extremos viendo la soluciôn en forma de una confronta-

ciAn dialActica, la cual créa rma tensiôn vital. Insistimos en esto porque hay los que han sugerido tal transformaciôn para explicar su interpretaciôn

de las opiniones del CanAnigo de Toledo como las de Cervantes. Si las ideas

neo-aristotAlicas del CanAnigo hubiesen representado el criterio de Cervan­

tes, habria que explicar las aparentes palinodias del RufiSn Dichoso

Don Quijote como el juego de la vida; "... el juego de la vida: que toda la vida es juego, y los juegos, juegos son" (pâg. 19 ).

183 Quizâ el mâs extraordinario ejemplo del poder del punto de vista para convencer y despertar visiones extrarreales es el Retablo de las lîaravi­ li as, pues todo un pueblo ve visiones, o finge verlas, "por la negra honrilla" como dice el Gobemado r^poe t a. Es otro indicio de la ironîa de Cervantes que el Oobemador-poeta confiese jgiarte no ver los fantasmas, en contraste con la declaraciA n de ChanfaLla de que lo s p o etas son gente crA dula. El momento mas cAmico, la chanza entre el furrier y los aldeanos, debe su intensa cctnicidad a los distintos puntos de vista, pues no estâ enterado el furrier de que el no ver las maravillas es indicio de sangre judla o de bastardîa.

181, Véase la ediciAn de Angel Valbuena Pratt, pâg. 1067. - 73 - y las dol "Prôlogo" do L.is Ocho Comedias conn indicative do un bnisco camhio de parecer, pero tcjnixico funciona esta explicaciôn sin postuJ ar otro cam- bio brusco al primer pa'-ocer neo-aristotélico y conservador en el Persiles, todo lo cual, como puede verse, pasa a ser descabellado y lo convierte al primer novelists moderno en una especie de energfimeno que mitiga sus bondas convicciones como el viento la direccion de la veld a-

EL dialogo entre el CanAnigo de Toledo y el cura de] lugar de ton

Quijote (DQ I, xlvii y vlviii) y la continuaciAn de semejante materia entre el CanAnigo y ton 'Quijote (x].ix) es el mâs extensive comentario estético de

Cervantes. Se divide en tres secciones. La Primera consiste en una diatriba basada en la estética neo-aristotélica contra las novelas de caballerî.as y

ÏÏ3------Véase a E. C. Riley, "Teoria Literaria," Suma, pâgs. 303-30!i. En realidad, Riley no parece estar seguro do lo que quiere decir. "En el Rufiân Dichoso se rechaza un precepto mantenldo par el cura. En el "PrAlogo" a las Comedias descubrimos una actitud mâs tolérante hacia el drama contemporâneo. Las interrogantes planteadas son las sigui entes: ison substanci almente repre­ sentatives del autor las opiniones expuestas en el Quijote (I, xlvii)? Si lo son, ic^mbiA o modified el autor es as opiniones? "Mi respuesta a ambas pre- FP-istas es afirm ativa." (el subray ado es mio, pâgs. 303-3Ôli ). îo que molesta es la falta de loglca, porque si afinna que las opiniones del cura y del CanA­ nigo son de Cervantes y que la de el Rufi&i Dichoso también lo es, si que ha csmbiado su opinion Cervantes y no hay "si restringido" (%ue valga. Al inten- tar explicarse luego, vue!ve a maltratar la lAgica- "Entonces, 7.crmbiA o modificA mâs tarde esos criterlos? Yo diria nuevamente que s?., sobre todo porque no creo que ni siquiera la ambivalencia cervantina pudiera abarcas a un mismo tiempo la burla que hace el cura de las comedias cuya acciôn puede pasar de un continente a otro entre acto y acto, y la exjJlicaciAn de 'Comedia" para hacer eso precisamente en el flgfiân Dichoso. Mi respuesta afirmativa ha de ser, sin embargo, matizada por dos razories. La primera, porque critic as de las comedias espanolas, mfis breves pero igual de severas que las de la pri­ mera parte del Quijote, se pueden encontrar en obras de Cervantes después de 160$. La segunda, porque la discusiAn entre el cura y el CanAnigo no es tan poco liberal como puede parecer" (30!|). Ahora bien, si hay crîticas igual de severas después de 160$, o no ha habido cambio, o ha habido varlos cambios entre los dos pareceres, lo cual, como indlcamos en el texto, ha.ce de Cervan­ tes un energfimeno. Por otra parte, si son mâs "libérales" de lo que parecen, no ha habido cambio s:i"o una aclaraclAn. Tampoco podemos estar seguros de lo que quieren decir las siguientes palabras. "Es este, como en otros aspectos, hay que establecer una clara diferencia con su teoria dramâtica. La distinta -71- la aegunda va dirigida contra la comedia nacional. El significado de la filti- ma secciAn no estâ clara. Consiste êsta en una discusiAn en que Don Quijote defiende las novel as de caballerîas inezclando unos persona.! es histAricos y otros ficticios. Esta defense causa asombro al CanAnigo.Sin embargo, tal mezcla de lo verdadero y lo ficticio es el proceso estético que se ha 187 venido recomendando desde AristAteles. Esclarîgero afin llegA a reservar el término de poesla para lo que tuviese elementos ficticios.^®® La suprema ir o n ia es que e l CanAnigo mismo acaba de recomendar una técn ica que ha r ia que la mentira se pareciese a la verdad.Al acordarnos de que Cervantes mismo

actitud respecto de la 'comedia,' que expresa en el Qiüjote, I, !|8, y en el 'PrAlogo' de sus Ocho Coedias y ocho entremeses (l6l$), no représenta, creo yo, una modificaciAn tan total como a primera vista parece, sino simplemente un reajuste de sus opiniones," Teoria, pâg. 30.

186 "Admirado quedA e l CanAnigo de o ir l a mezcla que Don Q uijote h a c ia de verdades y mentiras, y de ver la noticia que tenla de todas aquellas cosas . . . " ( 1362).

187 Lo que Aristoteles nos da a entehder per implicaciôn (Poetics, ed. de Butcher, Cap. IX), formula Horacio explicitamente. "... atque ita mentitur, s ic rem iscat f a ls a v e ris , ne medium d is c re p a t primo, ne imun medio" (E p lsto la ad P lsio n es, The Complete Works o f Horace, ed. c i t . , pâg. )i71.). De aqpil eh adelante viene a ser lugar comfin. Lo repiten Danielo (Spingam, pâg.s 28 y 2 9 ) y Esclarîgero (Spingam, 37), Andrés Rey de Artieda en su "Carta a l H us- trlsimo Marqués de Cuéllar ... ("porque requiere habilidad perfecta /.../ y enjerir las mentiras con verdades") y Luis Alfonso de Carvallo (Cisne de Apo- lo, PDE, pâg. 1l6).

188 Spingam, Literary Criticism, pâg. 28.

I89 "Y si a esto me respondiese que los que taies libres componen los escriben como cosas de mentira, y que ast no estân obligados a mirar en déliea- dezas ni verdades, responderla3.es I'D que tanto la mentira es mejor cuanto mâs parece verdadera, y tanto ast agrada cuanto tiene mâs de lo dudoso y posible..." (pâg. 13?h,a). Estas palabras, sea cual sea su origen inmediato, son de AristAteles. Véase el capttulo IX de la Poética- - 7$ - cnplea la técnica dc ap.arentar' un rnlato histArico a travée do su historiador

Clde Hamotft Boncngolj para que pasara "a), aabcr de la vcixîad" ,y quo luego se burla do su historiado*- taabién tachândolo de mentiroso,^^^ dobemos daJ’uos cuenta do quo la equivocaciAn no podrta sor mSs grande. Por tanto, sorta peligroso tomar demasiado on serio lo que dice ol CanAnigo.

Podrîa oponorse a este argumente el que Cervantes quisieso mofarse de su protagonists mostrando que su locura era tan extremada que no podia distinguer entre un sucnso histArlco y otro ficticio. Sin duda alguna, pero esto nada mâs sirve para intensificar la equivocaciAn. De mâs importancia es 3a cues- tiA n que se d iv is a en l a confusiA n do Don Q u ijo te : iCômo se sab e que un hecho que le llega de oldas (por medio del lengua) sea cierto o falso? La respues­ ta que se nos obliga a ofrecer es que depende de la fe que se tenga en el que cuenta, el historiador. Es mâs fâcil aparentar la realidad por modios visua- les que l'or el lenguaje. No lo ha dicho Horacio en la Epis tola ad Plsiones?

"Demissa per aurem irritan t animes seginus quam quae sunt subjecta fidelibus oculis..."^^^ Pero no todos podanos ser como que pudo verle al niho

J é su s y después cantar el "nunc dimitls."^^^ Nadie es capaz de haberlo visto todo ; en un momento dado bay que acept.ar como la verdad lo c[ue se le cuenta.

------Tpn------"Si a Asta se le puede poner sJ-guna objecciAn cerca de su vo-dad, no podrâ ser sino baber sido su auto" arâbigo, siendo muy piopio de ].os de aquella naciAn ser mentirosos..." (I>j, I, Lx, pâg. lit?,a).

191 Complote Works of Horace, pâgs. )|81 y )|82.

192 San Lucas, 11, irc. -76- o sea lo que se oye y para este se neceslta un acto de fe (si se me perdona el doble sentido en siglo tan repleto de autos de fe). Lo vis to esta directamen- te relacionado con lo emplrico, o sea, lo experimentado. De todas formas, queremos que conste que la manera que se llega a atribuir el termine de "ver- dad" a un hecho no es una cuestion carente de interés para Cervantes, y p or tanto la mezcla que hace Don Quijote de verdades y mentiras es algo mas que pura burla de los libres de caballerias. Tendremos ocasién de ver hasta don- de llegan estas preocupaciones. De memento acordamonos de que el drama difie- re de las otras fomas literarias en su elanento visual.

Establecido que la esencial ambigüedad cervantiva también abarca el comentario sobre el drama del Capitule XLVIII del Quijote, podemos pasar a exami.nar todos sus comentaries sobre la comedia. Salta a la vista que estes se arreglan bajo très clasificaciones. Una de estas incluye las ideas neo- aristotélicas, otra las del tipo pra^^natico de los comediografos-teorizantes y por fin hay un tipo de comentario ouya funciôn es poner en duda toda la teorla y praxis dramâticaa.

La perspective neo-aristot4lica que mira con malos ojos el triunfante teatro nacional puede verse en el Viaje del Pamaso, Pedro de Urdemales y el

Perslles (III, ii). La mayorîa de las crlticas senalan lo disparatado de la comedia nacional..

Adifs, teabros publicos, honrados por la Ignorancia que ensalzada veo en cien mil disparates recitados (Viaje, I, 69, a)

Por las rucias que peino, que me corro de ver que las comedias endlabladas por divinas se pongan en el corro. Ya a pesar de las limpias y atildadas del comico mejor de nuestra Hesperia, quieren ser conocidas y negadas. - 77-

Mas no ganaron mucho on e s ta ferig. porque es discreto el vu].go de la corte aunque le tor a la coraun miseria (Vlgje, VII, lO.'j, a y b)

Posibilitan los disparates la general ignorancia del pueblo y la falta de

"discretes," Como nota M. Bates, Cervantes establece entre "concordan-

cia" y "discrec:l6n" una equiparacion, o mejor dicho, la concordancia es el resultado de la discrecion y solo los discretes son capaces de reconocerla.

Tal preocupacion con la armonla, o sea, la unidad, es indicio de la actitud neo-aristotélica, pero en Cervantes viene a ser algo que supera el neo-

a ris to te lis m o . ^ ^ ’

Claro, el disparate nace de la falta de discrecion y se posibilita en la ignorancia. De ahl el origen de la idea en Cervantes de hacer que snfran

examen los dramaturges (DQ, Cap x lvili), los comedian tes (Pedro de Urdenialas.

Ill, pags. ?75) y los titireros ("El Licenciado Vidriera," pag. 9^9), pues para

ensenar y deleitar se necesita saber mucho y saber hacer mucho.

Y es que, pues claro se entiende que el recitar es oficio que a ensenar, en su ejercicio, y a deleltar solo atiende, y para esto es menester grandiîiima habllidad (Pedro, III, a)

193 Véase Margaret Bates, "Discrecion," pag. 33: "In critisizing poetry Cervantes ajjplies the criterion of fitness or harmony. He uses 'dis­ crecion' synonymously with 'perfeccion, * 'concordancia,' 'consonancia' and 'verisim ilitud.' " A continuacion cita lo siguiento de La Sntretenlda (l, pag. 372): "EH. discreto es concordancia/ que engendra la habllidad;/ cl necio, disparidad/ que no haze consonancia," Esta referenda y las slgulentos a las comedias de Cervantes seran a la edicion de Francisco Yhdurain, Obras Drzmaticas, Estudio preliminar y edicion de F. Yhdurain, Obras de Miguel de Cervantes Saavedra, V. II (Madrid; BAE (Atlas), 1962).

19lj Vease l a nota a n te rio r a 6 sta .

195 Américo Cas tax», Pensamienlu, pag. 55, "Los intentes de regulaclôn literaria que acabo de analizar no son sino un aspect© de la actitud racional que caracteriza el conjunto del pensar ceivantino." -7 8 - el tomar en serio esta doble meta, que entre los comediografos-teorizantes se habîa ido evolucionando hacia una preponderancia del deleite, suscita graves dificultades. iOuiere ensenar "moralmente" como era tradicional? iQuiere ensenar "esteticamente" haciendo caso omiso de cuestiones morales, creando asi una armonia? Lo ûnico que esta claro es que quiere tirarles piedras a los très grupos y creemos que todo lo demis estâ supeditado a esta finalidad.

Es de notar que nuestro comediôgrafo era capaz de expresar sentinientos absolutam ente c o n tra rio s . Tomas Rodaja, acto seguido de demandar examen p ara los titire ro s c o n motivo de su vagabunderla y el "tratar con indecencia

COS as divinas," se lanza a alabar a los canediantes y autores.

También sé decir de ellos que en el sudor de su cara ganan su pan con inllevable trabajo, tomando continuo de memoria, hechos perpétues gitanes, de lugar en lugar y de meson en venta desvelândose en contentar a otros, porque en el gusto ajeno consiste su bien propio. Tienen mas que su oficio no enganar a nadie, pues por momentos sacan su mercadurla a publica plaza, al juicio y a la vista de todos. El trabajo de los autores es increlble, y su cuidado extraordinario, y han de ganar mucho para que al caibo del ano no salgan tan ©npenados que les sea forzoso hacer pleitos de acreedores; y con todo esto, son necesarios en la repûblica, como lo son las florestas, las alamedas y las vistas de recreaciôn, y como lo son las cosas que honestamente recrean ("El Licenciado Vidriera," pag. 959)*

Como se recordari, era tlpico de los neo-aristotilicos condenar a los come­ dian tes con motivo de su falta de moralidad. Los comediografos-teorizantes, mas pragniticos, como Rey de Artieda, los defendlan. esta novela ejenç)lar ha hecho Cervantes que se trasladara esta defensa a la titireros, de modo que

Tomis Rodaja expresase las dos oplniones contradictorias. Viene a oolmar las opiniones contradictories sobre el tema el que Pedro de Urdemalas critique

196 Mereciô mucha atenciôn de Cervantes los titireros, lo eu al atestigua e l caso de Maese Pedro.

197 Tomés Rodaja es uno de los personajes cervantinos cuya funcién pare- ce ser expresar opiniones contr adic tori as. -79- los comedianbes por su ignoraJicia- Tor otra pai’te, los citados elogios do los autores se vi5n negados en la crltioa impllcita en la Adjunta del Viaje del Pamaso y la muy explicita de Don ''juijote- De modo que a p esar de nuestros intentes es punto menos que imposable aislar el pensamiento cervan- tino crltico del teatro nacional, para llogar a una base teSrica. No parece oponer una coherente teorla neo-aristotélica a la comedia nacional. Son ataques esporadioes que emplean armas ya ■'riejas.

EL discutido capitule xlviii del ’juljobe visto en conjunto con todos los comentarios do Cervantes sobre el teatro no es capaz de ccnvencernos de cpe exprese la I.eorla dram&tica de Cervantes. Que express un sentimlento de su autor, si. C(ue dénota una anoranza del oixien, impllcita en toda la teorla aristotelica, si.

Miremos mas detalladamente el tratamiento que da el Canon!go de Ible- do al tema del teatro. liOS inconvenientes que encuentra tanto en los libros de caballerlas oomo en la comedia nacional son esencialmento los mismos y pueden reducirse a vuio: ] a falta de unidad que résulta en disparates. Al comienzo de su arenga dice el Cari6nigo de los libros de caballerlas lo si- g u ie n te .

Y segun a ml me parece, este género de escritura y composi- ci&n cae debajo de aquel de las fâbnlas que llaman milesias, que son cuentos disparatados, que atienden solamente a delei­ tar, y no a ensenar: al contrario de lo que hacen las fabulas apologas, que dnleitan y ensenan juntamente. Y pues to que el principal intente do semejantes libros sea el deleitar, no sé yo cémo pueden consoguirle, yendo llenos de tantos y tan

"... tienen sus poetas paniagudos y les va bien con elles" (I11(,a). "Y no tienen la culpa, de esto los poetas que las componen, porque algunos hay de ellos que oonocen muy bien en lo que yerran, y saben extre- madamente ?,o que deben hacer, pero como las comedias se han hecho mercade- rla vendible, dicen, dicen verdad, que los représentantes no se las compra- rlan si no fuesen de aquel Jaez..." (DQ, I, Cap. XLVIII, pSg. 1357). -8 0 -

desaJorados disparates; que el deleite que en el aima se concibe ha de ser de la hennosura y concordancia que ve o contempla en las cosas que la vista o la imaginacl6n le ponen delante... (DQ, I, nlvii, pag. 1353).

Luego, a], hablar de las comedias:

Si êstas que ahora se usan, asî las imaginadas como las de historia, todas o las mas son conocidos disparates y cosas que no llevan pies ni cabezâ (DQ, I, x liii, p&g. 1355).

Hemos Subrayado distintas frases para que s al te a la vista qiis el criterio para juzgar a los dos géneros es el orden y la unidad ("la hennosura y la concordancia"), la falta de la cual produce disparates, o sea, cosas que "no llevan ni pies ni cabeza." En este concepto echan de verse resabios de la estêtioa platônica de su obra temprana. La Galatea, pero es elemento fun- danent®l y constante en la estêbica cervantina.

Las ccmedlas son disparatadas porque responden, y de manera empiric a,

"al comfuso juicio del desvanecido vulgo" (DQ. I, xlviii, p&g. 1355a), sin

supeditarse a un orden apriorîstico.

... porque habiendo de ser la comedia, segTui le parece a Tulio, espejo de la vida hwnana, ejençalo de las costumbres e Imogen de la verdad, las que ahora se representan son espejos de d is p a ra te s , ejemplos de necedades e im&genes de lasciva (DQ. T, xlviii, 1356a).

Las comedias terminan siendo también "lasclvas," acusacion que reçuerda los inoonvenien1.es morales de los primeros preceptistas renacentistas, pero al contrario de éstoc, la idea del Canénigo no se desarrolla para indicarros

la forma correcta de lograr el fin moral. Daniello confiaba la finalidad moral didéctice al argumente; Juan de la Cueva y otros al decoro. EL no

199 ------véase sobre todo el cuarto libro de esta obra. -81-

senalar soluciones concretas pone en duda la formalidad de sus Inbenciones

te é ric a s y nos refuerza la conclusién de que la temiinologîa neo-aristotélica es mas bien un arma contra el teatro nacional que una proposa c ie s b é tic a

formai en que cree Cervantes.

Los "disparates" a que se. oporie el Canénigo son los usuales entre la preceptiva consorvadora. Se queja de la violaciôn de la unidad del tiempo

("un nino en mantillas en la primera cscena del primer acto, y en la segunda

sal.ir ya hecho un hombre barb ado," 1356b), la del lugar ("la primera jomada

comenzé en Europa, la segunda en Asia, la tercera se acabo en Africa, y afm,

si fuera de cuatro jornadaa, la cuarta acababa en Amêrica, " 1356b ), mila-

gros falsos,anacronism os, y errores geogrâficos. En general, repre­

sentan toda la panoplia ofensiva de los neo-aristotélicos sin que vaya refor-

zada de una subyacente teorla draraâtica.

Asevera el Canon i go que ha,y piezas contençorâneas que guardan las

reglas. Cita las horripilantes tragedias senequistas de Leonardo Lupercio de Argensola. La ferocidad atropellada de la Alejandra es tan opuesta a la

îndole literaria de Cervantes que es dificil saber porque se cita a menos que

fueso de nixra desesperacién con la falta de obras que siguiesen el "arte."

200 Es curtoso notar que Cervantes nisnio hiso que la escena s al tara de Europa a America entre la prijnera y segunda jornada de El RufiSn Dicho so.

201 * lîucho mas amargo se mostro C risto b a l Suai’ez de Figueroa acerca de mezclar lo apocrifo con lo religioso. "El uso, antes abuso, admite en las comedias de sanbidad algunos opisodios de emores, menos honestos de lo que fuera razon —no sé de qné u til id ad sean, sino do estragar el ejemplo y de hacer adulteri.no y apécrlfo lo verdades" (El Pasajero, PDF, pfig, IpO).

202 Cei’V,antes tam[ioco pudo escapar de este "pecado" como atestiguan los pastores closions en tiempo de Carlomagno en El Laberlato de Amor. -32-

La Isabela avenbaja a su tragedia hermana con ser menos gratuitamente feroz

V con ser de tema religioso. Estando perdida, no sabenos nada de La Ellis, hecho que quizé no sea del todo lamentable. El Canonigo echa mano a la

Numancia como ejemplo, tragedia cervantina que poco tiene en comun con las de

Argensola. La Enaniga Favorable, del Canonigo Târrega, parece conformarse a la férmula neo-aristotélica de la tragedia que termina sin cumplirse las espeluznantes inbenciones de los personajes, al parecer, muy al pesar suyo.

Ofrece mucho mas in te ré s El Mercader Amante por e s ta r relacio n ad o tem âbica- mento con KL Curioso Impertinente, brindandonos, por tanto, una rara pene-

tracién en el nensamienbo estético cervantlno. Parece, pues, que el criterio

temâtico es elemento importante para nuestro comediôgrafo-teorizante, sobre

todo al considerar que El. Mercader Amante pertenece a la comedia nacional no

solo temâticamente sino también estructuralmente. Nb puede menos de llsmar- nos l a atenciôn su parecido con la s obras de -Juan Ruiz de Alarcôn como La

Verdad Sospechosa. Parece, pues, que las piezas dramaticas citadas por el

Canonigo para confirmer la validez de las "reglas" se dividen entre las

senequistas y las que nos revelan un interés temâtico, pero en todo caso,

precisamente por ser contradictories estas dos categories, no echan mucha luz sobre la estética, conservadora emitida por el Canônigo de Toledo.

En fin, ipodemos echar los pareceres del Canônigo de Toledo a Cervan­

tes? El afan del orden que hace que el Canônigo esgrima las perognilladas

neo-aristotéllcas es muy y constantemente de Cervantes, pero las crlticas particulates solo son unas herramlentas que encuentra a mano, ya preparadas.

No estân fundamentadas en una teorla literaria ni profunda ni comprehensive

ni constante. El religioso de Toledo ofrece un cômodo escondrijo, desde donfie Cervan beg pnede l.anzar giic dardos a los que con su éxi.tx) le han negado las tablas y que no le exige el desnrrollo de una teorla orgânlca, la ventaja de lo cual es que nadie puede llamarle a defenderla, porque las ideas son de

sus personajes que no del autor mismo. También hagamos hinnapié en que,

acto seguido de esta interpretaciôn férrea de la verosimilitud, hace todo lo

que puede para dosdlbujar Tas line as nomales entre êsta y lo fanbâstico.

îfe refiero a la convergaclôn entre DQ y Sancho sobre la naturaleza del encan- tam iento^' y la ya comenbada mezcla que hace DQ de la histaria y la ficcion.

Es de notar que el primer novelista espanol nunca escribiô nada ni remoba- menbe seme ja n te a la s tra g e d ia s de Argensola ni a l a d el Canônigo de Tfirrega,

lo cual resulbarla demaslado raro si ôstas encarnasen su esbética.

El "Prologo" a Las Ocho Comedias y Ocho Entremeses es importante por

lo que nos dice de la actuacién de su autor en el teatro. También lo es por­

que es por e s te documenbo que llegaJ^os a enbender e l motivo de su mala volun-

tad hacia la comedia, pues habla quedado a la zaga de los jôvenes dramatur­

ges de la generaciôn de Tiope. Es el caso de un anciano que se ve super ado

"injustamente" por los jôvenes, cuyo atribubo principal es la ignorancia,

pues la mitad de las cosa-s de Cervantes han quedado en el tint«ro a causa de

que la pobreza le ha forzado a ocuparse ganéndose el pan cotldiano. " ... y

en el poeta pobre la mi bad de sus divines partos y pensamienbos se los llevan los cnidados de busean el ordinario sustente" (Adjunta, p&g. 11]). Acordé- monos de que esto lo dijo Cervantes nismo niientras conversaba con Pancracio

203 Tecordandn que lo esenciai. do la conversaciôn . consist!a en un intente de detorminar hasta que punbo funcionaba lo empîrico en el mundo del encaPtamiento, résulta nas clara la relaclôn entre este diéJogo y la teorta clasisista del Canônigo- Sancho no querîa que rlgiese lo emplrico en abso­ lute, caso del Canônigo y todos los ueo-aristotélicos. de Roncevalles sdbre nl teatro. Igua]jnen1.e vole la pona fijarnos on que la pobreza y sus efectos es una verdadora obsesl&n de Cervantos. Obnfiesa en e l "PrôloRo" a Laa Ocho Com edias...

Tuve o tra s cosas en que ocuparme: de je l a pluma y la s come­ dias, y entrô luego el monstmo de la naturaleza, el gran Tope de Vega, y alzôse con la monarquîa cômica (pâg. 200).

Cuando puede dirigir la atenciôn al teatro, ya es tarde.

Algunos anos ha que volvt a mi antigua ociosidad, y ponsando que afin duraban los siglos donde corrîan mis alabanzas, volvt a componer algunas comedias; pero no hall# pôjaî'os en los nidos de antano; quiero decir que no hallê autor que me las pidiese ...("Prôlogo" a las Ocho COTiedj.as . . . . p&g. 200).

Pero traga la hiel oonviertiindola en su caracterlstica ironîa y afin alaba a

Tope exageradamente (quizô demasiado), puesto que aqui no puede esconderse detr&s del personaje del Canônigo. La tiiiidez moral de Cervantes no le per­ mits afrontar la Auboridad e sta b le c id a .E s de notar a esta altura que no ataca formai y abiertamente a. la comedia nueva en ninguna parte. Al con­ trario, cuando no puede eludir la responsabilidad de lo que dice, la alaba.

Gran parte del susodlcho "Prôlogo" consta de la historia del drama en

EspaPa, el cual tendremos ocasiôn de comen bar en nuestro anSlisis de Is come­ d ia s . De P a s o , es interesante notar que hay un paralelo estructural bastan- te estrecho entre este esquema y el que da Aristôtelms en su Poética.

Hace la revista de los dramaturges contemporôneos suyos a la ligera, ccmo cosa de rigor, de modo que sus proclividades no se encuenbrsn en esta breve resena, Imposibilitando as! una aclnraciôn de su teorla literaria. En gene­ ral, puede concluirse qiie el "Prôlogo" a las Ocho Comedias..., a pesar de los

"Soy medroso a lo que barrunto," (Viaje, ITT, pôg. 7ô),

205 Poetics, ed. de Butcher, IV, pôg. 19 et passim. -85- de Tone, no esté clarnmenbo en favor de la comedia nueva ni del drama conservador- Por obr.n par be, crenmon que da unoa indicioa do nn idingin- cracia eabôbjca on maberi a dramabiea y volveremos a trabar ôabos lungo.

Es ve rd aderamon be dramatico lo mucho que se asemeja el dialogo enbre la Comedia y la Curiosidad a las ideas empiricistas de los comedingrafos- b^eorizanbes que hemos vist.o. Como se sa.be, conbrasba diamebralmente con los concepbos sunerficialmenbe neo-?.risbobélicos del Canonigo. En honor a la verdad, EL Rufian Diohoso es el Anico lugar donde se déclara inequlvocamenfce en favor de la comedia nueva; sin embargo, por lo que hemos dicho y lo que diremos, no creemos que express la esbébica dm Cervantes. Revela la Comedia que el principle fundaneutnl es el uso ;

Los tirmpos mudan la s cosas y perfeccionan las artes

He dmiado parte dm ellos, y he también guardado parte, ^ porque lo quiere as! el uso (IT, pag. 211)'

Al contrario de los concepins universales libres de los efectos del tiempo,

tan amados dm los preceptistas como E. Suarez de Figueroa, se sapeditan éstos

a los camhios logrades a bravés de "una observancia atenta dm ejemplos gra­

de ados por la ejqieriencia" en palabras de Francisco de Barred a.

Unos de los motives que causa esta declaracion es la estnictura de

El Rufiân Dichoso. Los svcesos h is to rie n s de e s ta comedi.a piden l a d e c la ra -

oion de l a "Comedia" porque de o tr a fotma no hay manera de re p re se n ta r lo

"histôrico," o sea la historia de Fray Cristébal de la Cruz- Cervantes debio darse cuenta de la ironîa impllcita en esto, pues si se représenta de acuerdo

Para l a ed icio n , véase n o ta Nfim. 193. -86- con las "réglas," no piieden pasar de Espana a America en dos horas y s i lo cambia, viola la "verdnd" hisiôrica. El salir del paso exige la solnciôn de d e c la ra rse por lo que le e s ta demandando l a e x p erien cia.

CreemoG raie se da cuenta nuestro comediografo de que no solo esta discul.pando la viol ad a unidad de lugar sino también ligando a rtif ici almente las dos épocas y los dos caractères distintos de la vida del protagonista.

Ta re p ré se n te m il cosas no en relacion, como de antes sino en hecho, y as!., es fuerza que hajra de mudar de lugaresj como acontecen ellas en muy diferentes partes: disculpa del disparate (II, pâg. 211).

"En relacion" puede tener dos significados. La costumbre en el teatro clasi- cista exigia que un mensajero "relatara" sucesos ocurridos lejos, especial y

temporalmente, jaero necesarios al sentido del drama. Estando en antecendentes de la mania cervantina por la concordancia, también se sugiere cono inter- pretacién de "en relacién," "coherentemente relacionado." Y parece que Cer­ vantes tuvo algûn empeno en em plear l a fra s e "en re la c io n ." Mi rando e l verso, se da cuenta de que la proposiciôn "de" no es necesaria para el senti­ do y si lo es para impedir que hay a sinalefa entre la "o" de "como" y la "a" de "antes," lo cual reduciria el verso a siete stlabas.

"no en relacién, como (de) antes"

Ahora bien, podrla haberse conservado las ocho ollabas y el acento seciuida- rio en la cuarta sîlaba empleando otra frase menos anbigua como "sin rela- tarias como antes," o, "no contândolas como antes." Parece cierto, pues que empleo "en relacién" en preferencia a otra precisamente por su doble signifi- cado y para darnos a entender que se percata de la falta de relacion temâtica - 0 7 - e n tre o l Tiifi ân y el santo. T/) que anade la Comedia tienoe a ooiLfirnos en este juicio.

En el sobrenofibre de Lngo mudô en Oruz, y es bien se ll;vie fraj' Cristôbal de la Cruz desde este punto en adclan te. A Mêjico y a Sevilla he juntado en un in s ta n te , zurciendo con la primera ésta y la tercera parte."

Asî es que autor de El Rufian Dichoso tiene motives muy inmediatos por adop- tar la estética empiricista.

Quedamos convencidos de que va haciéndose claro que nuestro comedlô-

[j^afo no se decidiô nunca ni por la solucion neo-aristotélica ni por la empi- ricista sino que se quedé entre las dos anorando la concordancia de la pri­ mera y el éxrito de la segunda. Parece haberse dado cuenta de que primero la codifieacién del decoro y luego la separacién del argumento de éste del deco­ ro es un mécanisme que a veces résulta en grandes disparates. Es, en todo caso, una solucién esquizoide que permito al dramaturgo constnnr comedias que interesan sin comprometerse. Compuesta segûn esta fémula, la comedia no es un todo organise del tipo que recomendé Ari sté teles porque hay un divorcio crîtico entre el caracter y el argumente. Solo el dramaturgo ercep- cional como Inné de Vega pudo tejer con suficiente destreza para no neterse en dlficultad.es ("di sparal.es" ) y aén el Fénj x de los Genios se excedîa a veces. Al contempla^ lo primordial que es el desarrollo de ]os personajes en lo mejor de la obra cervantina, no dohe de ert.ranarnos rpie se opusiera tanto al hiato enl.e los personajes y el argumente. To primo''’d?.sl. en el drama nacional era el argunenl.o.En todo caso lo que le molesta e incita a

207 Véase A. A. P a rle r, The App?each. Cap. XI. -08- nuestro conedlégrafo es la falta de concordancia entre estes elénentos. Tan- poco ofrece solnciôn la formula neo-aristotélica como atestigua EL RufiSn

Dichoso.

iCual es la solnciôn cervantina?, enfonces. No es estrictamente esbética sino también vital.. Cervantes, cono todos los Membres del Renaci- miento tiene una fuerte dosis de creencia escolâstica medieval en la verdad universal a la cual se llega a priori. La funciôn de la filosofia medieval era eoqilicar racionalmente las revelaciones de la fe.^^^ Sin embargo no pue­ den menos de sentir los renacentistas la atracciôn del nuevo empiricismo que se vangloria de llegar a la "verdad" interpretando la experiencia con el intelecto humane. Cervantes no se decide ni en favor de lo medieval ni en favor de la soluciôn pragmat^ca sino que ve la verdad en la dimensiôn en que se confrontan los dos. Trata nuestro autor el problema en términos de la preceptiva literaria y en términos vitales, de modo que muchas veces desaparecen las delimitaciones entre las dos esferas.^®^

2Ô0 Herschel Baker da una brillante slntesis del problema empleando e l térm ino "v is in e r tie " de Henry Adjjns, The Image o f Man, en el c a p îtu lo xii. "Indeed, the principle of inertia is discernible even in those areas of P.enai ss.'ince thought which have traditionally been accounted most rebellious: those men v/ho revolted most noisily from the Scholastic tradition were rare­ ly revolutionary enough to demand a dislocation of the assumptions that had made scholasticism possible" (pLg. 20L). Terminada la tesis y en vîas de revisaria, me ha llegado a las manos el importante estudio de Henry Sullivan, T irso de ffolina and the Drama o f th e Counter Reformation (Amsterdam: F.di- ciones Rodopi, 1976). Me ha nlegrado sobremanera encontrar un trabajo que en su anàlisis de la êpoca tiende a apoyar mi tesis sobre el drama cervanti- no. Especîficnmente en cuanto a las nuevas ideas renacentistas frente a las viejas medievales, es el argumente de SiOJivan que la tensiôn entre ellas sirviô de motor para el drama de la Controrreforma (pôg. 13 y passim.).

209 En este sentido nuestro comediôgrafo era uno de los pocos de que habla H. DnJ^er. "As even a cursory sampling of sixteenth century antiecho- lastic opinion wi]1 show, it ocurred to few men that Aquinas, though clearly outmoded in his methodology, had been wrong in his assumption that man's proudest possesion was his capacity for knowledge," Image of Man, pâg. 207. -19- !Io hay n.icla '[uo il.nal,rn mejnr l a conTroiil.aciôn de lo s dor. cxtremor que "KL

Ourloso Tjnpertinoni.e." Repasomos eseuetrmente los poitnenores de esta novela. dialogada. Tanta es la amistad entre lotario y Anrelmo que se les conoce como "los dos amigos." Ansclmo decide cas arse con la bell a, virtues a dis­ crets Camila. Quiere a la vez que su mi s tad con lotario siga igual, pero lotario, mas s able, se da cuenta de q.ie Trecuentar la cas a de su amigo esté en contra de su honor. Ya porque la nisma sensatez do su amigo le despierte el recelo,^^*^ ya sea por algôn otro aliciente, se le oncienee el deseo de probar la virtud de su mu.jer y propore a lotario que él son el in s trumento. lo ta r io le opone, e n tre oti-os, e l ar-gumento de que ya tie n e "fama" (lo que se oye, cuestiôn de la fe como dijimos antes) de virtuosa y que por tanto no se le puede anadir mas renombre. Pero Anselme buse a la per.fecciôn en lo con­ crete, una combinacién que Lotario califica de imposible. "mira (;ue el que buGca lo imposible es juste que el bnposible se le niegue... " (Itj, Capl xxxiii,

1277). Dicho de otra manera Anselme pide que la realidad iiistôrica corres- ponda a un universal. Anselme paga con la vida el haber pedi(îo la imposibi- lidad de concretizar el universal de la virtud en el ser hum ano. Yc. sabemos

"lôgicamente" que los universai.es no existen en el espacio y tiempo, ya que si fuera asî, estarîan supeditados a la conti.ngencia y consiguientemente dejarîan de ser universales. Formulado en términos aristotélicos, se mira al individuo como una mas a sellada y cuantificada. .isî se echa de ver en segui- da lo absurdo del conato de encerrar dentro de los limites del individuo un universal, lo no cuatificable. La verdad no se encuentra ni en el extremo de

210 Dicha precaucién en sî misma es una forma de duda sobre la perfec- ci6n de las virtudes. -90- los universales ni en el del individuo ni en la cosa particular, sino en la tenue y contingente regiôn contigua de los dos. lo que coloca los dos extre­ mes en contacte es la historia, el movimiento de los sucesos. Visto en têr- minos de la preceptiva li teraria, parece concluirse de esta novela ejemplar que no résisté aislado el suceso histôrico ni lo que se dice del suceso, o sea, la "fama," la reputaciôn, el honor, etcêtera, sino que andan apoyandose mutuamente por el canino esbozado por la trayectoria de los acontecimientos.

La visiôn, es, pues, dinâmina, vital.

Puesto que estâmes en terrene de teorla dramatica, vale la pena

notarse que "EL Curioso Impertinente" es una de las pocas ve^daderas tragedias

espanolas del Siglo de Oro. Mo se forman en este cuenio rigides contornos morales que exigen el castigo de Anselme como los que recomendaron los prime­

ros preceptistas. Anselme es culpable de un "errer," en el sentido que le da al têrmino el Estagirlta en su Poética, que responds perfoctnmente a su

carâcter. Mo hay hiato entre carâcter y argumente. Ademâs compenetra la

historia el sentido de misterio que origina del castigo de un hombre que ha

tratado de reducir las cosas divinas, no entendidas ni susceptibles del anà­ lisis, al range humane.

Do Paso, por resaltar mas nuestra tesis, vale la pena hacer constatar

que don Quijote sufre la forma inversa de la locura anséimica. Anselme que-

rla que el individuo diera de si el conjunto de luiiversoies 11amado la vir­

tud; lo que intentaba don Quijote era imponer a si mismo ante todo, pero

también a los otros indlviduos y a la realidad, un conjunto de universales.

(Quizà sea rigor consign mismo uno de los motivos por el cual Cervantes le - 91 .- tratô con nâs compas:ion). to cierto es que don Q\û,jote en la primera vlc-

tima de su locura pnegl.o que no qit ir>re red\ic1r la realidad en torno a eapn- rimentos comprobadorns de ma i de aies; éatoa existen "a prio'd" al estilo escolàatico. Da poa- sent ado que la realidad va a responder confoime a sus prejuicios. Por otra parte Anselme insiste en que la eaqierioncia pmebe la existencia del uni vers.al en lo contre to, el vicie o la virtud, segfm el parecer de uno, de la emergente cul l.ura cientîfica. toiS primer;is victimas son los otros, los sujetos del emerimento. Dando un paso m as, don Quijote confia en encontrar 1 o pi'econccbido (lo oîdo o lo leldo, fe en io no visto) en su contomo mientras Anselme sôlo tiene dudas si respecto. En téiminos morales, don Quijote es el generoso y vinselmo el mezquinoj éste es el modemo, e] cientîfico aqu&l el hombre medieval de la fe.

F.n térmitios dramàticos Cerv.antes ve «que la ônlca Solnciôn que no fal­ sifies la realidad %r que, sin embargo consigne la concordancia a la ver, que no compromete demasiado el autor, es colocar los distintos puntos de vigta en contacte y dejsr que se va^'-an resolvi.f»ndo méritante el diâlogo, o sea, el lenguaje. Es la preponderancia de este método que lo motiva a Avollaneda a decir de sus novelas, "Conténteso con su Galatea y comedias en prosa; que eso son las mas do sus novelas..." De modo que la concordancia de puntos de vista que senala Américo Castro no se refiere s6lo a la relacién entre obra y pfiblico sino también entre porsona.ie y personaje. Cervantes estsba muy conciente de la funciôn del lenguaje de conciliar extremes.

Yo e a b le r to en m is Hovel, .as un c.amtoo por do la lengua c.astoll.ana puede mostrar con propiedad un desatino (Vi.aie, IV, pôg. 05a)

211 "Prôlogo del Fal.so Quijote. -92- tlii do;;.-»*. ' no con:; i;; l.o p-oci ;; amoni.o on rios oxtromos i n noxo quo lo s uno, scan os 1,0.0 nxtcono;; rn n to s do v is ta o lo ho»-’iioso y lo Too. Horac*o comlenza su ob ra. Ad Pi son, amonos* ;indo quo no so j un ton extremes.Poro al juntar extremos para preguntarse por qué es la verdadera esoncia del Renaclmiento, quo no de 1 a Contrarreforma. Claro, uno se pregunta por que con Intenciones de conciliacion. Cervantes croe que ha encontrado la forma mediante el lon- guaje y por extension al dialogo, el cu.al résulta en una ospocie do dialécti- ca v it a l.

Denasiado sabemos el concepto sobnetodo renacentista del drama como pintura, quo tiene su origen en Horac io como ya sen alamos. Ricardo de T'i-'ia noté refiriéndose espec.lficamente al pueblo espanol que la furia espanola exigî-S verlo todo. Nada de oldas. iDe que sirve la representacion dramâtica

si tiene que ser a base de fe? Creemos que observé muy bien R. de Turia, pues el elemento visual lo al>arca to,io y el entendimiento tiene que suminis-

trar los enlaces que f al. tan. Esto es la funciôn del lenguaje segûn Cervantes

y era precisamente lo que faltaba en general, en la comedia nacional. De los dos elementos, visual y audi torio, la comedia nacional tendîa a depend?- del

visual, empleando el lengua^je para dar nexos superficial es y creemos qn» es

a esto que se refiere Cervantes en los siguientes versos del Rufian Dichoso.

el pensamiento es ligero

En Toledo se hiso clérigo, y aquî en México Fue f r a i l e , r.donde el disc^n'so aliora nos trajo aquî por el .aire (IT, pâg. 372).

212 Este trozo ya se cité en la nota 83. - 93 -

De todcs fo-mr.s er, 1 a \'-eponderanci n dr To /irual s in n'’r.or> logr-idcis a t.i’avn:: dpi "logoc" qnp inntiva a nnnsl.r-r> co'nndiogj-arn a crihicar n l l.n.it.rn nacintuO .

Crenmos cjun es a es In que se r o fie e n cup.ndn d ic e In s ig n ie n ie ,

pero piensn dsj l es 3 la estcjni'a para qne se vea despgcio lo qne pasa aprtsa, y ^e disirnnla, o no se enbieade cn giido las representan (Adjunta, lllia)

Es del elemento vi sual que se mo Fa en el "Prologo" a sus Ocho Comedias y

Ocho Entrem eses cuando 71ns p r o m o t e una comedia.

... y que afivi erl.rj'' qutî 710 ti 07700 neceriades pate7»t'^s y des- cublertas, y que el verso es el mismo quo piden la 1 eo7iedias, que ha de se-, de les très estilos, el înfimo, y qi»? el Imguaje de los entremer;es es prnpio de las figuras que en ellos se into- ducen, y qiie para enmien'la de todo esto le ofrezeo una co7iod.i a q’’o es toy componî endo y la î nti tulo El Engano ~].os Ojos, que si no me engano, le ha de dar contente. Y con esto. Dies te dé salud y a ml. paciencia (pâgs. 201-202).

ItO (pie pi eus a enmendar es la f al. ta de necedades ofreciéndonos un espectaculo que pas a apris.n de modo que no se fi je uno en la juxtaposicion de ext,ret»ios no conciliados y aunqne era una perogrullada de la preceptiva hablai’ del estilo

Infijn o , e tc ê te r a , n o tese que e l c o lo c a r len g u a je c u l to en boca de un ca)n]->esino sera a una juxtaposicion de e:ct.renos.

Se creerîn que u t i a » 7tor que concede tanta importancia a evi t?j- el dis­ parate no nscribiese coried 7 as qi7e se han cal.ific.ado de disparatadas. iComo se e)q)lica? Una de las razones es q’e cl nesolver confli.ctos a tr.avés de la dialéctica, .aunque fu»)ciena en una novela cmno el 'Quijote, no es capaz de informar una pi es a dramatica, la cual neceslta la column a vertebral del .argti-

771 en to. La otra es que C'aïa^antes, .onsioso de éxitx), adapte -nal la formula de

Tope. Todo es I.0 no lo pode7ios ver sino en la praxls. CAPITULO II

EL EMEEQENTE PROBLEMA

En el teatro del siglo de oro nunca se vieron unldos en un todo homô- geno lo s elementos de carâcter y accién. PUede que este fenômeno se deba a dos faotores prinoipalea. EL primero es que lo grueso de la aeoiôn, el argu­ mente, se recibiô tarde, por via intelectual y humanista, y que el oaraoter o el deooro se transaiitiô popularmente. Este proceso tiene analogie en el paulatino desarrollo de la palabra romance por una parte y la repmitina apa-

riclôn del neologismo por otra. El otro factor principal que inpide que

los argumentes ol&sicos se adaptasen e inoorporasen como oolunna vertebral al

cuerpo del drama espanol popular era la oreciente ortodozia que iba imponién-

dcse en Espana desde nediados del sig^o 171.^

Como ya indicmnos en el primer capitule la crltioa parece un&nime en sefialar una oontinuaciôn popular del drama romane después de l a calda del

Saperio,^ aunque ya en una forma alterada y sin lugar especlficamente

1 Es oonveniente notar aqul que el excelente eetudlo de Alfredo Herme- negildo, Im TYagedla en el Renaclmlento Espanol (Barcelona* FLaneta, 1973), achaoa e l b!eobo de que iw se asim ilô l a tra g é lla d& sioa a l drama populaur al que los cristlanos viejos rechazasen las nuevas influencias humanistas estrechamente identifieadas con una olase humanista, e intelectual constitulda de gran poroiôn de owiversos (vftase pfigs. 17 y sigs.). Sin duda fue un factor contribuyente, pero no puede oonvenoerme de que la oposiciôn c ristia n o v ie jo - oonverso iapidiera por si sola la fusiôn ni d que los neoclasioos no se ocupa- ran de teraas naoionales. M&a bien se debe a que dichos ccaaediôgrafos, oomo 7iru&s y Argensola, nunca relacionaron las trmaas que recibieron con temas de interés humano de su propio tiempo y ambiente, y esto porqu# no se ftrevieron, o qulzé no se les oourriô, que los verdaderos problèmes quedaban soluoicnados por la dootrina de la Ijglesia. 2 Adolfo B onilla y San Martin, Las Bac antes o d el Origen del Teatro (Madrid, 1921); E.K. Chambers, The Medieval Stage, ^ v o ls. (Oxford,

-9U - -95r »

3 aK al ado para ta l funciôn. No s 6lo surainiatraron loa ofioialea dal Ihperio

"panera et circenaea" aino también "Iwdi soenici" para entretener j aplaoar al populacho. La panoplia do "ludi acerdoi" eonsistla en "mini," "panbonijti," "praestigiatores," "aoetabali," "funambtili," "grallatoroa," "aanniones" y

"acurraa." Los minos se ooupaban en representar farsas, laa cuales se tra- taban de caractères y costumbres.^ En un principio las farsas eran "inter- ludios" o "postludlos" o sea, entremeses, pero poco a poco iban ocnq>ando un lugar principal. Cono tema predilecto, el de la infidelidad oonyugal «pare- cia r^etidas veces con gran reaUsmo de las escenas e rôtie as. Al lado del

"archlnimus" desenqaenaban su papel de bufos "stupidi" y " p a ra siti." El te a ­ tro formai se disolviô con el triunfo definitive de los bérbaros, loa ouales lo odlaban. Sin embargo, siguieron los mimos haciendo para sobrevivir cual- quiera de las actividades ya mencionadas bajo el encabezmtiento de "ludi soenici.U evaron adalante el esplritu de la farsa oonvirtiéndose en "iocu- latores," "Jongleur" y "minstrels." Ademàs, sigue teorizando Chambers, spren- dieron a recitar, anadiendo détailes y truoos drsmâticos, las largas y anadas rpsn. London* Muston Co., 1925), V. I, Caps. I y I I ; Armando Cotarolo y Valledor, El Teatro de Cervantes (Madrid, 191$), Cap. I; Adolfo von Schaok, Historia de Ta ïdteratw a y de! Arte Draytloo en Espana, $ vols., traduoi- do por Ëduardo de kêler (Madrid, 1887 ), V. I, ôap. ï, pKg. 92; J. P. Wicker- shan Crawford, ^anlsh Drya B e fo re de 7ega. bihliografla suplementaria de Warren T. Mcdready (l^ j7 ; rpsn. Hdlade5.p5ïiaT Ohiversity o f Pennsylvania Press, 1967 ), pég. 8 .

3 E. K. Chmnbers, Medieval Stage, Vol. I, C*p. I .

1* Von Schack nos informa que KLcoboni (H istoire dg Theatre I t ^ i e n , tomo I, pégs. 21 y siguientes) sustenté la opiniôn que la ^ccmnedlâ dell^ arte" proviene directanente del mimo romano y subraya la setnajanza entre el "centuculus" romane y si arlequin (Lit, y Arte Dranàtico, V. I, Cap. I, pag. 11b). -96- historias beroicafl de las tribus germ an as. Asl es que se unieron las dos trar- diciones, la alemana y la latina en el "scop" o "gleoman." Con el paso del perlodo oaôtico que siguiô a las invasiones bârbaras, no habla corte de con- seouencia que no tuviera su bufon, su "jongleur" y toda la caterva de acro­ bates cuyo oficio era aliviar el tedio de la vida feudal y conseguir que sus habitantes olvidosen un rato lo incémodo y corto de su ex istencia.

EL impulse dranâtico se diversificé durante el largo perlodo que U a- msmos la Bd ad Media, logrando exprès arse de varias mèneras. Los "bastaxl" rodaron las oortes y las villas con sus titeres. Las "chanson a danser" exl-

gian que el coro oontestase al Gantante. También se encontraba dlàlogo en los "contes," "dits," "fabliaux dialogué" y los "débats," los cuales se recitab an. Fsmoso ejenqplo del debate es e l in d u id o en e l Libro de Buen Amor entre Cuaresma y Carnaval. Los romances como el Conde de Flores que echan mano del recurso de la simulacion del diélogo por el can tan te son otra mani- festacion llrica y épica que raya en el drama. Su forma, a veces cuasi- dranética, fue sin duda uno de los motivos por el cual se recomendé a Juan de l a Cueva Los S iete Infantes de Lara como m ateria drm atizable. Tanpoco es enteramente casual que Lope de Vega decantera tanta balada temâtica y tex-

tualmente en sus comedias. EL Caballero de Olmedo con su melodla obsesio- nante ilustra a la perfeccién su técnica.^

5------Creo que l a unidad de l a comedia lopesca depends muchas veces del efeeto ag^utinador de su sentido llrico y esto muchas veces a pesar del argumente basado en la peripecia. Que yo sepa, nadie ha observado esto has­ ta Wiora, aunque Von S

SOS ejwplos. Los siguientes son de Von Schack.

EL old-spo Agothardo anatamiza en e l ano 836 a los hlstrlonos, mimos y juglares; Alcuino Albino reprueba la costumbre que observaban los prôceres de albergar en sus casas a tan frivolos vagabundos (epist. 107 ), y aim mas importante es un pârrafo de los capitulares de la îpoca posterior de los Carlovlnelos, en el cual 80 habla expresanente do loa aotores ("scenicis") (Von Schack, pâgs. II 6 y 117). Chambers también cita a Juan de Salisbury del Iblycraticna. Quorum adeo erro r in v a lu lt, u t a p ra e c la ris domibus non acreantur, etiam illi qui obscenis partibus corporis oculls osmium emn ingerunt turpitudinen, qugm erubescat videre vel cynicus. Quodque magis m irere, nec tune e iic iu n tu r, quando tumultuantes inferius crebo sonltu aerem foedant, et tuiplter inclusum turpius produnt” (l, 8 ).

A pesar de sus censuras del drama secular, la Iglesia parece haberse dado cuenta desde los primeros si^os de las posibilidades de los recursos dramâticos de la mûsica y del diâlogo para los rituales. Von Soliack busca el origen de los misterios y moralidades en las costumbres desarroUadas por la joven Iglesia. Primero observa el oarâcter drawâtico de los diâLogos del sacerdote y el pueblo y luego el de laa antlfonas y responses, en que el cantor entona el versiculo, al cual reponden por tumos dos coros can tando el salmo que luego repiten los feligreses (Von Schack, 102). Si estos rituales en que el hombre dialoga con su creador actual iz an la intervenciôn de Dios en la h is to ria co tidian a, podemos imaginamos la emocién que eauaara en lo s primitives cristianos la representacién de la mâxlma intervenciôn divina en la historia htnana, la Vida del Redentor y sus mementos cumbres, el Nacimiento, -9 8 - la Pasiôn y la Resurrecclôn. Los primeros textes espanoles, todavla primi- tivos, que celebran la Navidad y la Resuriecciôn son de los siglos II y III.^

De mâs peso oomo obra a r tls tic a es e l conocido Auto de lo s Reyes Magos. de mediados del siglo XII, o principles del XIII, que célébra la Bpifanla, probablemente en Toledo! Se presume perdida la escena de la adoraciôn de lo s Reyes.

Que a mediados del siglo XIII existla otra olase de fiesta dentro de la Iglesia no puede dudarse, pues en las Siete Partidas de Alfonso el Sabio se prohibée los "juegos de escamio" que, segûn Crawford y otros, parecen haber sido farsaS que ridlculizaban el culto entre otras cosas. EL lenguaje de las Siete Partidas y el del Concilio de Armndo (Ili73) recuerda el de la prohibiciôn del Obneilio de TruUano (692) contra las fiestas paganas, cita- do por Schack.

Por tanto, decretanos que sean abolidas entre los fieles las fiestas llanadas calendas, y las Usmadas Dota, y la que se célébra el dla primero de marzo. T reprobanos las danzas pûblicas de mujeres, causa de mucho d«Âo y perjuicio, y las de hombres o mujeres, que se celebran entre lo s griegos en alabanza de sus falsos dioses, antigua costumbre contraria a l a vida de lo s c ristia n o s; y mandanos que ninguna mujer se disfrace de hombre ni al contrario, ni que se pongan mâscaras cômicas, trâg icas o s a tlr ic a s , n i que aclemen a l abominable Baco al pisar la uva en los lagares ni al Uenar de vino los odres; ni, por ûltimo, oue arrastrados de su vana ignoran­ cia, dan furiosas carreras (pâgs. 12$ y 126). Uno no puede menos de pensar que inoorporaron demasiado bien las fiestas paganas a las oristianas, pues hay una correspondencia entre éstas y aquéUas:

------5------James P. Wickersham Crawford, Drama Before Lope, p&gs. 1 y 2 . QLta dos de la Pascua, de Silos del si^o H, uno de la misma fiesta y siglo de Huesca y otro de l a Navidad de Bieeca, é s te del sig lo XI o H I .

7 Crawford, I b id ., p&g. 1. -99- la Navidad y las Saturnales, San Esteban y las Juvenalns, San Juan Evangelista, las Calendas Januarjae, la Fiesta de los Ihocentes y las Natalis invicti

(Schack, t . 1 , c. II). Crawford nota que estos juegos eelebra)>an las fiestas de San Juan, San Esteban y los Inocontes pero, fiel a su acsotumbrada parquo- dad, no la s relacion a con la s paganas. A pesar de que l a f a lt a de documen­ tes nos pemite sefialar pocos ejençilog especlfioos de los autos en Espma y ninguno de los juegos de escamio, los que estudlan este asunto concluyen que seguia existiendo la farsa dentro y fuera de la I^esia y que ya iba apare- ciendo el auto por lo menos por el siglo Especialmente elocuente es la condusiôn de E. K. Cbmnbers;

The Ran an mimiis was e sse n tia lly a player o f farces; th a t and little else. It is of course open to any one to suppose that the mlmus went down in the seventh century playing farces, and that his like appeared in the fifteenth century playing farces, and th a t not a farce was played in between. But is i t not mere probable on the whole th a t, while occuqpying him self larg ely with other matters, he preserved at least the rudiments of the a r t of acting, and th at when his appointed time came, the despised and forgotten farce, under the stimulus of new condi­ tions, blossomed forth once more as a vital and effective form of lite r a tu r e (Chambers, p&g. 8 3 ).

Lo ra&s probable es que existiera algunas formas rudimentarlas de la farsa durante la Edad Media y que se conservaran or aim en te como lo s romances. Lue­ go, bajo la influencia del Renaclmlento, hombres como Juan del Encina empeza-

8 en a valerse de ellas. No creo exagerada en absolute la opiniôn del docto

Armando Cotarelo y Vail odor de que la farsa romana, que persistiô a travée

------5------Segûn revel an Emiliano ttLez Echari y José Maria Roca FTanquesa en su Historia de la M teratura Espafiola e Hlspanoewerloana. 2da edlciôn (Madrid: Àguiïar, 19è6), pégs. 27l, Marcellno ManÔndez Poln^ afirmaba la probable existencia de un teatro profane en la Edad Madia, pero no citan l a o b ra. -100- de los siglos ml margen de la sociedad, se relncoiporase al teatro espafiol en forma de tipos y temas.^ A la vez incoiporaron a estos prlmitivos ensayos dremâti- eos ciertos elementos populares que ya de muy antiguo tenîan car&cter teatral. Eran éstos unos juegos y farsas juglares- cas, cuya existencia aousan las leyes de Partida y que si bien en nuestra patrie no turieron la importancia que en Italia, donde dieron nacimiento a la "comedia dell'arte" y en Rrancia a un teatro completanente prof ano, las "sotties," "moralida­ des" y "sermones Jocosos," no puede negarse que aportaron a nuestra escena tipos y temas drsmétioos como el "bobo," y género burlesco, que aparece ya en al "Auto del repelén," de Juan del Encina (Cotarelo, p&g. 15). Igualmente, creo que el desarrollo del teatro espafîol puede estudiarse con provecho desde la perspective del intente de dar a los antiguos elementos burlesoos la forma estructural necesaria para convertirse en verdaderas obras te a tra le s .

Entre e l fragmente, e l Auto de lo s Reyes Magos y lo s préximos tex­ te s d el drama lité rg io o median por lo menos cien af!os. Por cierto existen rsmlnescencias de 61 en foima naurrativa, oomo el PLanto e duelo que fiao la Virgen de la Passion de su Fljo Jesu Christu de Gonzalo de Berceo y los

RLotados de la Paslén del libro de Buen Amor. pero el préxlmo texte litfirgi- co, segûn Valbuena P r a t,e s e l M isterio de ELche. fechado por e l mismo crltico al final del siglo HV o a principio s del IV. El que fuera retoc ado responderla a las alusiones de sucesos de fines del siglo IV. Représenta la

5------véase l a nota an terio r sobre Menéndez Palayo. Angel Valbuena Prat no sélo adscribe a Juan del Encina tipos y temas de los "juegos de escamio" sino que también los senala carno el origen de los pasos y entrmeses en su H isto ria del Teatro Espaflol (Barcelona: Noguer, 1956), pag. 12. 10 Hist, del Tea. Esp.. pégs. 1b y 15. —l o i — pasi 6n y la asuncl 6n de la Virgen- De fines del slglo IV es e l Auto del

Nacimlento de O&nez de Manricrue, oscrito para solaz de la s monjas de Calaba- zanos, entre la s cuales figuraba su hermana oomo madré asisten te- Tanto e l

Mlsterlo de Elche como este auto se caracterizan por la feverente sonclUe* y sinoeridad de l a emooi 6n religiose, cuslidad que se eeharli de ver en el

Trato de Argel de Miguel de Cervantes.

El mismo tono caractérisa la colecclÔn de el C 6dlce de Autos que incluye obras tan diverses como el Auto del Becado de AdSn y el de la Dansa de la Miierte. Aunque abundan los personajes alegôrieos «i esta oolecciôn, falta e] desarroUo idool 6 gieo que asociamos con las moralidades. Oomo todos los tempranos esfuerzos drem&ticos espanoles de Indole religiose, acusan una sen clllez que compagina mal con l a "m oralité" francesa. No podemos dejar el siglo IV sin mencién de La Celestina, obra clave en el desarroUo del teatro. Se vislumbra su argumente bésioo en una oomedia medieval en latin, Pamphilua de Amore cum commento fanlllari, y en l a Historia anorosa de don Melén y de dona ELvlra del Libre de Bnwi Jjaor. La Oelestina preste al teatro en cierne tipos y un argumente c«paz de varlarse en serlo o cémico segén las necesldades del dramaturge, pero no se émula le mejor de esta obra en la coraedia nacional, lo onal es, a mi Juloio, la actltud oritioa que pone en te la de ju lc io los val ores humanes y divines tanto del itodieovo oomo del Renaclmiento sin que se extienda au respuesta mis allé del misterio vital del sufrimiento y la muerte, al em en to primordial de la tragedia. En vez de aprovecharse de esta leccién, se empleô su arguraento variable y la yuxtqposl- ciôn de tipos do las esferas al ta y baja de la sociedad para evadirse de todo

TT A. Valbuena Prat, Hist, del Teat. Esp.. pl^s. 17 y sigs. -102- problema vital que no tuviese sancion general y ofioial. Parece referirse a esto Valbuena Arat cuando dice, *'T aoaso sea un drama mas precursor de Shakes­ peare que de Lope."^^ La Oelestina no guarda diferentes sinos para Celesti- na, Plrmeno y Senq)ronio que para Calixto y H elibea porque l a problematic a de la obra envuelve a todos. Los personajes de los dos pianos ban incurrido en la misma infraccién y acarrean e l mismo d estine a pesar de que la s motivacio- nes de Calixto y Melibea son sin lugar a dudas mas altas. Los personajes secundarios no son vanos eoos de sus duenos que den pie a salidas humorlsti- cas. Aunque é ste no sea e l lugar para desarroU ar e l tena, debemos subrayar aqul que una de las caraoterlsticas del Renacimiento fue el despertarse del sentido orltloo. La Poétlca de Aristételes confié el pgpel serio a los perso­ najes de alta estaoiôn y el cémico a los inferiores. No se solla tomar en serio a los de Infima estaoién menos en una que otra satira. Que yo sepa.

La Oelestina es una de las primeras obras en que se toma en serio a los mines, tan en serio que se le s puede im plicar en la misma problem atics que sus supe- riores. LLeva adelante esta trayeotoria Lazariiio de Toraes cuyo protagonls- ta proviens de un piano inferior de la sociedad y, a diferencia de sus suoeso- res picaresoos, su papel no se desplaza deoisavemente hacia lo cémico. Al contrario, Lazariiio de Tomes critica muy en serlo la distancla entre los valores proolamados y los revelados mis elocuentemente an la pr&ctica.

N1 la actitud crltica de La Oelestina ni la mis amarga del Lazariiio se llevé a la escena. Antes de mediados del siglo XVI el optimisme renaoentista

l 2 ------Ibid., pig. 2 6 . -103- vacila pocas voces. Olaro, hay una que obra crltica burlosca oomo las implici­

tes on la Soldadesca de Torres Naharro, pero no hay ninguna obra teatral que yo conozca que Hove adelante la actitud crltica. El tipo de tragedia hueca

que se echa de ver on las obras de Vimés y otros respondo al deseo de tener

el slmulacro de la tragedia, dejando a un lado la problanltica. Pbco vale pre- sentar en escena tipos con nombres estranbéticos que se odian, aman y matan

sin ton ni son. Si no se rolacionan las obras trâgicas con la vida tal como la von y conocon lo s conteaporSneos de cuàlquier época, no es posible que oon- mueva ni entretenga. Wha serie de horrorss no ensofla nada hasta que empieza

a preguntarse uno el por qui de ellos.

Parece <;ue en toda época son pocos los espaces de ver la relaClén entre

el caudal de conociraientos heredados y su propia época y existenoia. La mayo-

rla se acerca a su herencia cultural con actitud de exagerada veneracién oomo s i fuera un m isterio al cual uno no puede acercarse con e l racio cin io . Todo

intento de entender pasa a ser automâticsmente un sacrilegio, una reboliôn.

El entendimiento es diferido hasta un memento indeterrainado en que el adepte adquiera suficientes conociraientos. En este momento, segûn se Infiere, todo

se ilumina. Ta] es la actitud conformiste prédominante de las instituciones

de cuàlquier sociedad. Taies prevenciones impiden que la raayorla relaoione lo heredado con sus propias drounstancias vitales- La experiencia no es capaa

de modificar los conociraientos heredados. Esto es précisamente lo que pas 6

con imichos de le s corne nta rista s de teo rla l i t e r aria del Siglo de Oro. Ahora

bien, lo que caractérisa el drama del Siglo de Oro era el haberso desar roll ado una férmula que peomitla evadirse de la oc»nfrontacl 6n entre la "roslidad" y la —1 oh—

aceptada Interpretaclén de alla. Parte de esta soluclén consiste en que se aoepta oomo real la verosimHltud del costumbrlsmo. Dicho de otra nanera, los

tipos estereotipados del decoro se aceptan como refiejos verdaderos de la rea- lldfld sin regateos ni dimes ni diretes de ninguna clase. La otra parte es una "desrealizacién" del argumente j de sus personajes de primer piano. Qui-

zl sea por este motivo que se le ha caracterizado al teatro espanol del Siglo de Oro como carente de "caractères." De todas formas, las très grandes tenl-

tlcas, la rellgiosa, la popular y la literaria-idealista ooexisten sin inte-

grarse desde el renaclmiento del teatro en EspaRa. La historia del teatro podrla escribirse identificando los sucesivos intentos de integrarlos, o de

prescindlr de aquella integracién sin incurrir en la inrerosimilitud. A mène­

ra de ilustracién, vanos a exaninar brevemente unas obras de Juan de Encina

y 011 Vicente. Juan del Bioina reoogio los tradicionales motives religiosos y Joco-

sos en sus primeras éipLogas y en sus obras tardias intenté darles una forma mas desarrollada en que se acusaban influencias italianas. Sin duda el encon-

trarse en la frontera de los mundos religiose y seglar le ayudé a eprovecharse

de las tradidones litérgicas, populares y las nuevas influencias cllsioas.

Era mûsico, au tor drcnâtico y poet a. Disfruté de prebendas eclesiasticas habiendo recibido sélo érdenes menores. Era favorite de Padrique Alvarez de

Toledo, el Duque de Alba, y de dos papas, Alejandro VI y Leén X. Parece haber- se regooijado en el «mbiente seglar, refinado y sibarita del Vaticano renaoen­ t is ta . Terminé optando por l a vida re lig io se , ordenandose de sacerdote y haciendo una rcmerla a Jerusalên donde célébré su primera misa. EL proceso espiritual que indican estes sucesos biogrIfiCos casi Hega a ser una - 103-

tradiciôn entra loi dramaturges del Siglo de Oro; tradiclôn merotoria y hasta

aoonsejable con tal que se conoeda el tlenpo. Estes pormenores resaltan las

fherzas contrarias activas en la vida del dramaturge de Encina de San Silves-

tre ; l a Edad Media y e l Renacimiento, la I ^ e s i a y l a sociedad seg lar, lo

popular y lo cllsico. No creo neoesario subrayar el hecho de que estas fuer-

zas no se funden, pero es importante no olvidarlo y darse cuenta de que su

obra dramatics révéla una continua vacilacién entre extremes.

Después de marcharse a I ta lia , su obra m uestra la s hue lia s del Rena­

clmiento en su temitica clasiclsta y sus argimentos mis desari’ollados. Ibr lo

tanto, suelen dividirse sus obras en dos périodes que corresponden a la Ipoca

salmantina y a la italiana. De la primera se cuentan sus Iglogas de Navidad

y la Pasién. Estas en general acusan mas sentimiento y destacan el patetiamo

de la Paaiôn, el cual han sabido desaj'rollar muy bien los poetas peninsulares,

pues Lucas Fbrnindez H eva adelante la tra d id é n y nues tro comediégi’afo cora-

plutense no pierde oportunldad de valorse de 11 en Los Tratos y Los BaRos.

Sin embargo, la técnica drcmltioa de Juan de Ehclna es elenentallsima oomo demuestra el siguiente rosumen del argumente.

Representacién a la muy bendita pasién y muerte de nuestro precioso Redentort adonde se introducen DOS ERMITa So S, el uno viejo y e l otro mozo, razonandose como entre pivire y hijo, csnlno del Santo Sepuloro; y estando ya delante del monumento, alleg&se a razonar con e llo s una mujer Hamada Verônlca, a quieri Cris to, cuando le Hevaban a crucificar, dej6 laprimlda la figura de su glorioso rostro en un pano que ella le dié para se alinpiar del sudor y sangre que iba corriendo. Va eso mesmo introducido UN ANBEL cpie vino I contemplar en a l monumento. y le s tra jo consuelo y esperan- za de la santa l'esurrecclén. ^

t t Teatro Complète de Juan del Ehcina, Edieién de la Real Academia Espafiola (MacEri^, p&g. 29. - 106- e l padre, camino de l a sepultura le re fie re al h ijo —pues, a sl se nombran— l a Pasi6n de Cristo, o sea, que es narrada; no se represents. Dicha técnioa, elaro esti, tiene venerables anteeedentes en el pfilpito, en el mensajero del drama griego j las tragedies de Séneoa que se iban a prolongar sobre todo en las obras de Virués, Argensola, Tirrega y Cervaates. Pero, la técnica domi­ na toda esta é^oga) el Padre narra la Pasién y el Angel la Resurreccién. En fin, la obra consiste en el testlnonio del Padre, de Verénica y del Angel.

Sin la mésica y el movimiento que soil an aconpaRar taies produociones pierde gran parte de su encanto aunque hay versos oocmovedores. Cuando pensonos, ademas, en las emociones que las tenporadas de las grandes fiestas religiosas suelen sugerir en los fieles, es f&oil imaginâmes que el estado de animo vend a todas las prlnltivas técnlcas teatrales, sobre todo «i el anbLente festivo del palaoio ducal en pleno Renacimiento.

No necesita apoyo alguno la farsa Heoada el Auto del Repelén, cuya acoién y diàlogo nos Hevan preoipitados. Esenci aim ente repite el mismo viejo esquema en que el "arobimimus" se burlàba de los "stipidi." Aqd los "archiitl- mi" son los estudiantes que persiguen a los dos esmpesinos, Johan y Piemicurto, oon la intenoién de "repelarles." Escondiéndose, narran y oomenta lo que les ha sucedido hablando el dialecto sayagüés, el cual les caractérisa de bobos e intensifies la ocmicidad. Lo grueso de la accién es narrada en escena, pero a diferencia de la Eeloga HI, no se eiqplea a falta de otra técniCa sino por­ que la manera que tienen estos bobos de contar los sucesos révéla su oaracter y agudisa el efecto cémico. Asl nos enteramos de que Johan oree que la "oenola" consiste en saber burl arse de otros. Piemicurto, por otra parte, se pinta a si mismo ctsno valiente, aunque el mismo diélogo luego le révéla como oobarde. -107- Piem ioiirtc ; Yo to juro I San Doval Quo a i e llo s me r«)3o laran . Quo quiaaa que I'ec.jldaran Para si harW de ra.il»

Johan t I Vera que cuerpo do ml Con lo que st&s 'hi diciendol Pues, ipor quê venlaa cordondo Oiando en tra ste por a l l l ? ^

Se TO que nos relnios a ooata do los rûstioos o sea do su inocencla, de su oobardla, de su raledo, de su fanfarronerla y de su lenguaje. Eh fin, ellos son las vlctiraas cuya sltuaoiôn nos haoe roir. Como vereraos en ou lugar no es asl en el caso de los graciosos de Cervantes, pues son eUos los que se burl an de otros. Eh esta accién observaraos el Renacimiento (los estudiantes eultos, oon "cenola") b u rlarse de l a Edad Media (los ré stic o s inocentes). Sin endbargo, el aotlvo y la técnica son del todo populaires.

Las obras del période italiano muestran nueva inspiracién tanto en la actitud oomo en la forma. La Egloga de Gristino y Febea trata del pastor,

Cristino, qulen decide dejar la vida pastoril para decidarse a la rellgiosa.

EL dios, Am or, sintiéndose desdefiado manda a Fébe* a enamorarle. Logra su fin fécilmente y a los ruegos de Cristino, Cupido hiere de sus saetas a Febe* también. Valbuena Prat compara esta obra con el tena de "Las tentaoiones de

San Antonio" corriente de la pintura, pero tiens parentesco llterario con el Dialogo entre el Jmor y un Viejo como observé Crawford. I.as diferencias entre los argumentos de las dos obras revel an el avance que iba logrendo el

TU Teatro Üompleto. pâg. 233.

13 Hiat. del Tea. Esp.. pég. 32. 16 Drama Before Lope, peg. 11. Esta piececita es del Cancionero General. —100— Renocitmidnto. El Viejo rechaza^ amargado^el amor retirandose a tm paraje desiorto donde espera vivir tranqullo y libre de las vanas tentaoiones morta­ ise. Aparece el dios Amor y logra veneer la oposicion del Viejo, oonvencién- dole que vuelva a aceptar el amor. Luego, ESros muestra su despecho noflndose de los inûtiles pretensiones del Viejo y con gran satisfaccién le asegura que va a sufrir aûn màs. El desenlace exprès a claramente el mensaje de que no se puede esperar verdadera felicidad de lo mortal, el cual es contrario al de la obra renacentista de Ehcina donde triunfa él optlmiaao.

Que yo sepa, la EgLoga de PLaclda y Vitorlano es la primera obra de alguna exiensién, hecdia para representarse, que intenta combinar los elenentos populares con el ideario renacentista. Parece que Encina se iba dando cuenta de que el repertorio neo-clasicista ténia que soldarse una forma u otra con los mévHes y oostumbres de su propio pueblo, como una planta extranjera y exética tie n e que arraigarse en e l nuevo suelo antes de smpezar a dar fru to .

No digo que se lograse el transplante, pues el facil optimiamo parece tan aje- no a la Indole sincera y realista espanola que dificilmente lo aoogiera y sus- tentara. Se trata de un disgusto entre los amantes, ELacida y Vitoriano.

Este la deja a buscar consolaciôn en otra parte. Arrepentido de haberla aban- donado, Vitorlano parte a buscarla y la enouentra al lado de una fuente iBuerta de una punalada. Parodiando el "officium defunotomm, " ^ ^ reza una vigilia al lado del cuerpo de la anada. La parodia del oficio, que cabe dœtro de la tradicién de los "juegos de Escamio," créa un efecto faumoristico que tiende a arrasar con cuàlquier efecto serlo de la accién principal. Tbo no

17 Crawford, Drama Before Lope, pég. 27- -109- puede menos de penser en semej antes resultados ereados en las comedies de

Cervantes por personajes ccmo Tristan y situaciones como la de Lanberto y

Clara do La Gran Sultana. No parece sino que l a misma euforia, creada por el optimismo renacentista, haoe que el adepto se burle de su credo sin ser oapaz de tonarlo dal todo en serio. AQuiere Ehoina qua le tonmnos en serio cuando hace que Venus resu cite a P llcida? Creo que no. M&s bien da l a impre- si6n que se est! divirtiendo a costa de la mentalidad milagrera y del oxceci- vo optimiamo del Renacimiento.

Nota Crawford que la aparicién de les dioses cllsicos en escena tenla anteeedentes en el drema pas tor 11 italiano.^® Vale la penn anadir que ten- poco era ajeno el teatro romane como atestigua el Anfltrién de PI auto y Heg6 a ser literalmente un "deus ex machina" del drma prélopista, y aûn Cervantes no desdené hacer que Fltim a conjurara un denoni.o en Los Tratos de A rgel.

Retrocediendo en nuestro resumen de la trama, Vitorlano, cuando dejô l a casa de su amada, se d irig iô a l a de Fblgencia, siguiendo en esto e l con- sejo de su anigo, Supliclo, de que buscara consolacién en otra parte. Sobre-

8aie el realimmo del ambiante y de los personajes de esta escena y de la

siguiente entre Rxlgenoia y Eritea en contraste con el ideclismo renacentista de la reacién entre Fllcida y Vitoriano. Eh primer lugar s alta a la vista que tanto Vitoriano como Fblgencia fingen lo que no sienten. Estmos ante un mundo donde sélo rigen los motivos mis gruesos. Fblgencia es una de las jévenes amigas de Ekdtea, descend!ente irmedlata de Celestlna y mediata de la Trataoonventos de Juan Ruiz y de D«me Sirhiz- Después de ido Vitoriano, la conponedora de voluntades y virgos pasa por casa de Fblgencia canino de la de

ÎB------Ibid., pég. 27 . -110- o tra de sus "muchachas" Psbea, a ayudarla en e l p arte. Dada l a tn te n sira varledad de su vida emorosa, es mis que posible que e l hombre con qulen acaba de casarse no sea mis que padre postlzo. Fblgencia no le va en saga a Fbbea en la fidelidad de su culto a Bros.

Eritea % Si cuantos virgos he fecho Tantos tuviese duoados, Ns cabrlan hasta el tedho. Hago el virgo tan estrecho Que van bien descalabrados Mis de dos; Esto bien lo sablis vos.

Fblgencia: Ta lo si, por mis pecados.^^

Estos ancres exprès an codicia 7 lujuria sin atenuacién. Eritea da expresiln elarisima a la vena materialista celestinesca. Eritea * Vale mis tener anores Con estos taies que dan^ Que con peinado galln.

Aunque nuestra teroera da vos al signiTicado de sus aotos 7 los de sus jévenes c6nq>lices, antltesis del de los de Flloida y Vitoriano, no tira un puente sobre e l abismo que lo s sépara.Sélo la presencia de Vitoriano zurcé mecl- nicanente lo s dos mundos. Que 70 vea, la inclusién de estos personajes naci- dos y cri ados en el suelo cas tell ano no sirve un propésito positive, pues tiende a romper la unidad del ambiante ideal que desea establecer Encina.

Parece responder mis bien a una falta de fe en el miamo mundo ideal que inten­ ta establecer y el subsigoiente deseo de paliarlo con escenas y personajes veroslm iles, o sea que confoman e l emergen te decoro. EL yuxtapw er e sta s dos

------Î5------Teatro Completo. p ig . 289.

20 Ibid., pig. 29h

21 Debe notarse que Francisco Ruiz Ranén achaca la intercalacién de las escenas celestinescas al deseo del an tor de contraster la inocencia y la -111- realidades sin aimonizarlas acusa la fonnn de lo que se ha def ini do oomo dis­ parates.^^

Es por la notada tendencia a la parodia y la juxtaiaosicién de oontra- rios que no me parece tan irénico como a J. P. Wickershen Crawford el que se aoordase de Juan del Ehcina a los cien afios de su muerte principalmente por sus disparates.Cita Menindez Pelayo unos versos del Ja:lcio a.acado Por Juan del Encina de lo mas clerto de toda la astrologla. agregando al comentario de que son la primera parodia qpie conoce de las profecias astrolôgicas. Mas qulero, como siq>iere Declarer las profecias Que dicen que en nuestro dlas Sera lo que Dios qulsiere % Porque nadie dosespere, Hasta el aflo de quinientos vivirl qulen no muriere. Serl cierto lo que fuere, Por mis que ooj’ran lo s v ie n to s.'^

El mecanismo cémico es l a perogruHada, e l d e c ir lo que todo e l mundo sabe oomo si fuera una revelaoiôn, o ses, decir lo no esperado. El contraste est! entre lo que se espera y lo que se oye. EL nexo légico est! en él propésito

honestidad de lo pas tori], con la corrupcién de la ciudad (Historia dsl Teatro Bspafioli 2 vols. (Madrid: Alianza, 1966), Vol. I, pig. hO. ISb refériri a Aacîda y Vitoriano, que no son pas tores, o a los pas tores simples, Paseual y 011? Estes son tan ajfoos al mundo ideal de Pl&cida y Vitoriano como lo son Eritea, Fblgencia y Febea.

22 Margaret Bates, "Discreolén." pags. 33. VSase la nota nfrni. 193 del Cap. I para su observacién

23 Drma Before Lope, pig. 30. "It is the irony of fate that the founder of the Spanish dr ana, and the outstanding musical ccnposer of his tine should be known a hundred years later chiefly as the author of the first nomsense verses in Spain."

2h Antologla da Poetas Hrlcos oasteHanos (Madrid; C.S.IC., ’9hh), Vol. m , pSHsTÜr —112— cémico, pues igualmente insulsas son los pronésticos astrolégioos por ser tan } vagos que a pesar de lo que pase encaje con lo profetisado. Los "disparates" dan un paso mis en el mismo proceso suprimiendo el nexo légico que pudiera | près taries una justificacién mis alli del sin sentido. Anocho de madrugada. Ta después de medio d la , j 7 i venir en ronerla i ttia nube muy cargada, j T un broquel con una espada En figura de ermitano, _ Caballero en un escaRo...^?

Este tipo de verso se burla de la tendencia de la fantasia huntana a aceptar lo |

que se le présenta sin exmnen crîtico, o sea la yuxtcqposicién de opuestos no !

resu e lto s.

No es mis digna de creerse la resucitaoién de una cristiana por un dios

clisico que una serie de palabras sin sentido. Ninguna de las dos podrlan

reoomendarse al Juioio de un cristisno viejo ccmo nuestro saLnantino peregrine | que era capaz de describir la Pasién oon tanto patetisno. Bitre el mofarse, |

oon el debido respecte y oircumspeccién, de toda la panoplie de divinidades

clisicas que cabriolan por el escenario eristiano, y burlarse abiertenente de

la astrologla, hay, en realidad, poca diferencia. Por una parte nadie crela

en la agoteda mitologla cl&sica sino como slmbolo de la rescucitada fe en los poderes hmmanos y por o tra tampoco c re la e l hombre sensato, exanto de v ile s superstioiones, en la astrologie ni en profecias que dependlan de la oonjun-

cién de planetas. Las dos oosas son igualmente ridicules. ! Bi resumldas cuentas, Juan de la Cueva, ccmo todos los primitives corne- | diégrafos, se encontraba en la disyuntiva de compartir el nuevo optimisme

1 5 ------Ibid., pig. 260. -113- humaniste sin podor aceptar el consa^ado véhiculé de las dJvinidadea ol&sioas para expresario. Estas podlan aceptarse perfectanente dentro del «mbiente

Itrico de la poesla garcilesca, pero se fundlan mal con el cUma realista del escenario. KL probleroa consistla en encontrar nuevos personajes j e stru c - turas que exprès asen el resucitado humanismo dentro de la re alidad espafiola sin contraster ridicul«mente con ésta. Pero, este proceso mismo le enfreatarla al oomediégrafo con un problems mucho mis grave. ACémo compaginar la renaolda oonfianza en lo humano con la roalidad a veces cruel j déprimante y con el hombre perennemente lisiado con el pecado original? iCfimo refuglarse en una

Iglesia hondanente necesitada do refoimas? Dadas estas dlficultades el drama­ turge necesita la liber t ad de buscar, encontrar y exprès ar sus descubrlmientos o tiene que buscar otra via que évité la coivfix>ntaciôn con eHas. Caracteriza el teatro del Siglo de Oro el éxito de esta hltima empress.

EL ex«pninar l a obra de Juan del Encina tien e l a venta j a de cdloceu'nos al eje del desarroUo del teatro del Siglo de Oro donde podemos visulunbrar en cierne muchos de los problemas y sus tentativas solucicuies. De especial interbs para nuestra tesis, hemos destac ado lo mal que supo compaginar las très esferas de lo réligioso, lo clisico y la tradlcién literaria. castellans liter aria y popular.

Oil Vicente logra en algunas de sus obras la slntesis entre lo clisico y lo popular que se le escapé a Juan del Encina, sobre todo a través del pwder llr io o de sus versos. De im ltador de Juan del Ehcina y Lucas Fbrnindez, evoluciona hacia un estllo cada vez mis IJLrico, el cuaL presta unidad a sus ccnposiciones dranaticas. De las cuarenta y cuatro obras de Vicente nos vemos a ooupar de sélo dos, éstas de la segunda épwca, segûn las dos distingoidas p)or Valbuena P ra t: 1302-1310 y 1311-1336. —11h— El Auto de la Slblla Cagandra efeotûa una fellz unlén de varias ten- denolas. EL argianento es senclHo pero interesante. Salomén pretende la raano de Casandra, la ou al se niega por tener nuevas en su oapacidad de Sibila de la venidera encamacién del Salvador 7 por creerse la indicWa de ser la m^Lre virgen. Adem&s alega la fiera condicién de los galanes una vas vueltos maridos, resuoitsndo asl tem&tica y mé trie amente el motivo lîrico-tradicional de la nalmaridada*^^ Casendra: Dizei que me case yo: no qniero narido, no. Mk quiero bivLr segura •n esta sierra a mi soltura, que no e s ta r en ventura si casarë bien o no. Dizen que me case yo: no quiero marido, no.^'

LLegsn sus tlas, las très sibilas, Cimeria, Ibrisica y Eutea, quienes tanbi&n trataP de persuadirla en favor del matrimonio. Luego, se les juntun los très tlo s de Salomén, Is ala s. Moisis y AbrahSn, silbando y oantendo una cantiga, aire de inspiracién llrioa popular que trata de la esquiva oondlcién de una serrana. Isalas intenta mostrarle a Casandra lo tentas que son sus pretensio­ nes, advirtiindole que su presuncién es lo opuesto de la humlldad propia de la esoogida para ser la Virgen. Raresica pronostica la Pasién de Gris to e la al 83 el Juicio Final en que se «proveoha de la oportunldad de sefialar la codicia y falta de caridad de la Iglesia.

------55------José Manuel HLecua c i ta estos versos oomo ejengtlo de e s ta clase de canolén popular en la Ihtroduocién de la Antologla de la Roesla Espafiola: L lrio a de H po Tradlotonal, que préparé en cooperaoién oon b&maso Alonso (Madrid: (b'edos, 196U), pég. LXX. Es curiosa la persistencia de algunos motivos y versos populares como éste.

27 Obras JDraaétioas Cas te ll anas, Edicién y notas de Thomas R. Hart, Madrid: Espafia-Üal^, 1§^60, pAgs. U9 y 30, versos 200-207. Las otras refe- renclas a la obra de Vloente ser&n a esta edicién. ~i i3”

mas llagado, el Juizio promebido; y la verd^, despreeiada y no valida; cuando viersn que la vida es abatida del que aigue la bondad. Quando vieran que justicia estl en malicia, y la fe frla, enechada, y la iglesia sagrada c«f»tivi¥Ja de la tirana cobdicia; cuando vieren trab aj ar por Hevantar palacios denasiados, y los poquefios monguados, desoHados, no puede mucho ta r d a r. (versos 62h-U3, p&g. 63)

Se corren unas cor binas para revel ar el Naoiraiento y cuatro Angeles que cele- bran el acontectmionto cantando.^® De ooiofin acuerdo, todos, Incluso la sibila

Casandra, se ponen a alabar a la Virgen y al Meslas.

La fuslén que hieo Vicente de tan diverses eleraentos ni provooa la risa ni qui ta la unidad. Salcsnén es judîo, rfistico y pastor que galentea a una sibila, sacerdotlsa profetisa de jqx»lo. Las très tîaa también son sibi- las y de los tlos israelles Abrah&n es patriaroa del Antiguo Testsmento; Moi­ sis, legislador o Isal as, profeta. Tbdos hablan un espanol popular y llrico, repleto de las tradidones juglarescas de la Edad Media. Lo que hace que todos estos elenentos di verso s se compenetran y se fundan es él optimismo de inspiracién renacentista logrado por un poderoso lirismo. Se establece un ambiante eufôrico sin que se note tendencia de mofarse de él. Sentimos el imperio dél verso vicontino no sélo en las ocasiones puranumte llricas como

------55------Cervantes no se valié de esta técnica en Los Tratos pero si en Los Bafios donde hace que se corran unas cortinas para Mvëlar la agoni a de Francisco. "Cérrese vna oortina; descrébrese Prancisquito atado a vna coluna, en la forma que pueda mover a mis piedad" (III, pég. 173). -116- la oantlga en alabanza de la Virgen aino en las evooaclones de estados de

Animo como la Taoilacl6n de Salomén al declarar sus intenclones a Casandra.

I Casandra, Dios te raantenga, y yo venga tamblln muoho norabuenal Pues te veo tan serena, nuestra estrena ya por ml no se detenga; y pues ya que estoy aoA, bien ser& que dlga a qu6 soy renldo, y tanbo estoy de ti vsncido que creo que se haré (▼. 22-33, p&g. hh).

La Tacilacién de Salcmén constltuye una verdad flnamente observada y sentida,

y afin mejor artioulada. Las slbllas se pareoen m&s a espanoles que a entes olfisloos supema-

turalsB, pues asl hablan y asl aotfian. En fin, no son abstracclones como los

de Juan del Ebclna sino "caractères" que tienen sus r aloes en el suelo espa-

fiol. Asl logra unir Vicente la renacida herencia cl&sica con lo popular y sus propias tradidones liter arias.

Para los requisites de la escena, Vicente adapté un episodio de Priina-

le&n ( 1312) para crear Don Duardos. pequena obra maestra. Don Diardos Hega

a la 00rte oon la determinacién de vengar en Primaleén la muerte de Periquln,

tan lamentada por su dama, Q ridonia. Don Duardos se enamora de Fl&rida sélo

de varia, una vez en la cor te de su padre, el emperador. Se baten el h&roe y Primaleén hasta que Fl&rida los sépara por temor a que se maten dos Caba­ lleros tan esforzados. Don Duardos deja de combatir por quien se lo pide.

Dmmedlatemente en tra una de la s parejas m&s graoiosas de toda la lite r a tu r e mundiàl, e l oabàHero CamHote y su dana, Maimonda.^^ E sta, oomo aoota

55 &De l a palabra, "maimén," o sea "mono" y aqu&l del Arabe? V&ase e l Dicolonario del Dso de Maria MoHner p ara este étimo. -117- ail Viosnto, eg "la cujnbre de toda fealdad" y aquél un caballero aalvaje, que

a pesar de la verdad objetlva, es entusiasta de la hermosura que ve en ella hasta el pun to de insultar a Flérida. Alega que entre las dos no hay térraino do contparaoién, pues serla comparer una estrella con un pardal. In mis gra-

cioso es que Mainonda estA convenclda da la verdad de los tributes que le pagan su enamorado salvaje.

Maimonda: Todo lo o r es h a stlo en la perfeccién segura y manifesta: bien basta que en ser vos ralo se prueva ml hermosura bien corapuesta (v. 121- 126, p&g. 163).

Cmnllote: ..... Mas esso me da miraros que ver un vergel floride con mil rosas.

Maimonda: Ansl me dise el espejo, de essa propria manera de essos prados (v. l3h-39, p&g. 166).

EL colmo de lo ridicule est& en saber que es una mujer bien madura.

Canilote: Einj>ero, senor, ser& nniohacha de quarante afios, mas no menos (v. 229-31, p&g. 168 ).

Vista en su integridad, esta escena es una exagerada burla del habituai desa-

fio de los libres de oaballerla, la clave de la oual es el contraste entre la

realidad vista y sentida por los espectadoi*es con la Iroaginada y sentida por

Cmnllote y Maimonda. Sin embargo, no afecta negativanente el lirismo que éma­

na de la obra entera. ^

55 Eh esto sostengo una opinién que me coloca en la incémoda posici&n da estar en radical desacuerdo con D&maso Alonso, quien cree que la escena entre CamHote y Maimonda es una chocarrera farsa. "En buena parte cb las obras vicentina» de alguna conç>lejidad se retrasa e interrumpe la acdén por introducci6n de ima chocarrera farsa. Asi aqul por los amores de la feinima, dulcinosca Maimonda y el esforzado Camilote" ("La Poesla Dram&tica en la Traglcomedla de Don Duardos." ensayo prdLiminar de su ediciôn de Don Duardos —118—

E ste, aL co n tra rio , ré s u lta reaüLzaâo, puas es n atu ral que se b urle de lo feo que se da humos, j e l que no se burle en ningfin momento de lo que es legltemente bello j enxperior le fortaleoe al pûblioo en el encanto llrico del progresivo enanormniento de don Durardo y Flérida. Habiendo tornado la deci- sién de ganarla por sus m&ritos personales, nuestro doncel convenes al matri­ monio hortelano de que le acepten en el disfraz de su hijo. No debe perderse de vista el mfiltiple slmbolismo de la penetracién en el jardin de la amada, pues se sugiere el par also musulmfin y dentro de su recinto se man tiene el mfigloo encanto del mmor, a la vez idealizado y mudano. La siguiente esoena enoapta por su sutileza y simultfineanente empieza a esbozar la personalidad de fl& rida. Responds fl& rida a la s disculpas de l a madré adoptive de don Duardos, Costanzat

Costanza: No es dla de holgar, sino donde hay plazer* un hijo nos vlno ayer, que nos quité gran pesar.

Fl&rida t IBendlgaos Dios I iOtro hijo ten&is vos?

Oostanza: Veinte anos haza este mes. Fl&rida : Pues que vuesso hijo es, dezilde que vsnga a nos.

Oostanza: Viens ro to ; h asta manana no osar& pareoer. Fl&rida : EL hmabre queremos ver, que lo s pafios son de lan a (v. 6 ^3- 66, pAg. 181 ).

Como tendromon ocacibn de ver, Fl&rida no seguirà de acuerdo con esta oon- clusibn durante toda l a escena. Las damas de l a p rincesa se burlan de don

(Madrid: C. S. I . C ., 19Ü2), pAg. 1?). -119- Duardos desoar ad «mente a travée del doble sentido mas desvergonzadmente

r e a lis ta .

Aiiada > IBeindlga Dios el nlfiito, o6mo es bonito y despiertoIt ino lo veis? Amandrlat Basciuémosle un paxarito. Este ni vivo ni muerto, ipara qué es?

Artada t lEl ni aprovecharA para bestla d'atahonal

Amandriat iCon retran casI

Artada t IQu&n despaoio molerAl

Amandrl a: 10 espulgari l a mona por las ancasi (v. 678-679, pAg. 182)

Por fin, rompe a hablar don Biardos explioando su silenoio oomo el resultado del asombro oausado por la beHeza de FlArlda, eonparada oon la oual la de una serie de damas famosas son una mera sombra. FlArida, un tanto irritada por la desavenencia entre su habla y su ropa, le responds*

Deves hablar oomo v iste s o v e s tir oomo repondes (v. 7W4-)*3, pAg. 18U) Vioente drmaatiza diestramente la oonfïisién que la discrepanoia causa en el

aima de FlArida* FlArida t iOxalA tuviesen condes tu sentido Anda, v a is agasajar con tus padres y hermanos, por los cuales holgar A de tu amparar. D. Duardos: Beso vuessas a lta s manos d iv in a le s.

FlArida : Vete, oon la bendicién, a corner cebolla cruda, tu manjar (v. 730-38, pAg. 18U). -120-

Se V0 o la r amente que por una parte se sien te a tra ld a a don Duardos y por otra no le guata pensar que uno de la elase Inflma pueda agradarla. So desaboga tratando de herirle con su Inslstenda en la "cebolla cruda," comi- da ruda que subraya su bajo estado social. Eh esto esperanos haber explana- do la raatizaciÔn psioolégica de estos personajes, Identlficada antes por

DSmaso Alonso:

IQuA diferencia hay entre esta lenta matizaoiôn psieol6- gica y los Cambios bruscos e infundamentados del teatro de Lopel31

Basta lo dicho para hacer hincapiA en lo llrioo del drama vicentino, lo cual

▼a unido a lo realista a travAs de la psicologla de los personajes.

Itie a los efectos ya sefialados un fino slmbolismo que ayuda a sos- tener el alre de encanto.

ElArida : JuliAn, ve t& ahora y cAgerae una nanpana.

Don Duardos: Lo que yo digo: discordia querAis, sefiora. IOh, mi guerrera troyanal: Ipaz conmigo I La mançana que querAis, aunque vos l a m erecistes, vida mla, es d iscordia que traA is, con que ya me despedistes d'alegrla (v. 16?2-1683, pAg. 213). EL b ello romance can t ado da cima al aid>iente mlgico:

51------"La Poesla DremAtica en Don Duardos," pig. 26.

32 Ortega y Gasset identifie a un proceso ssÿsjante etj #1 Quljote quyo resultado es distinto. Presenciemos en 61 el proceso psicolAgioo de la crea- c i6n Apica mientras en los libres de caballerla vanos s61o el resultado del proceso. VAase sobre todo "la novena MeditaciÔn" de Las Msditacicnes del QuHotë. —121 — En ©1 mes ora do a b rll, de mayo antes un dla, cuando lir lo s y rosas muestran m&s su alegrla, en la noche mis serena que e l cie lo hazer podla, quando l a hermosa in fan ta ELèrida ya se partis, en la huerta de su padre a los Irboles deziat Quedaos adlAs, mis flo re s, mi g lo ria que ser so lla : voyme a tierraa estrangeras, pues ventura allé me gula. Si rai padre me buscare, que grande bien me querrla, digmn que amor me H eva, que no fue la culpa mla: ta l tema tomé comigo que me vencié su p o rfla . ITriste, no se adé vo, ni nadie me lo deslal (v. ipob- 2 0 l 3, p&gs. 223- 26)

Ba cuanto al desarroUo del drftna en general, se echa de ver que incorpora en las dos obras examlnadas tendencias que antes iban deuunidas.

Ahora Vicente dosarrolla el tono idealists sin titnbeos de ninguna clase, sin crear una dicotomla saparando de 61 popular y lo realista- El mismo temperamento que era capaz de fundir estos extremes en un todo veroslmil, tembièn lo era de ver cuando la realidad no llegaba a los idéales nnunclados como en el caso de la cr'ltica contra la Iglesia en el Auto de la Sjbila Ca­ sandra. El método empleado por Vicente para efectuar la slmbiosis, el H ris- mo, tiene sus Hmiitaciones, claro- Uha de éstas es que restringe el rango de temas. En el caso de Don Duardos prevalece el tono de exhaltacién ano- rosa y de enoanW, lo cual no da lugar al desarroUo de emociones contrndic- torias y m&s complioadas. Sin embargo, es una solucién hones ta y adecuada para el estado senciUo del desarroUo de este arte y, de gran lng>ortancla, -122- habri sugerido a Lope de Vega el recurao del lirismo como elanento unifiea- dor para sus creaoiones agitadas. EL poder evocador y librador del lirismo se ilustra a la perfecci 6n en El ViUano en su Rincôn donde la poderosa exhaltacién del esplritu virgiliano del campo une personajes de disttntos ranges sociales, que no son muy bien trazados, a pesar de un argumente extra­ vagante, lleno de coincidencias. Esta es una de las funciones fundanentales del vnrso en el drana: libra al dranaturgo de estructurar demasiado cuidado- samente la trama y el desarroUo de los personajes.

Vicente deja de e s c rib lr en 1336, hecho a que echa c ie r ta im portancia Diez Echarri por ser la fecha de la introducciôn dél Santo Oficio en Portu­ g a l.N o sA, ni es posible saber, hasta que punto la ya divisible sombra de la eminonte Contrarreforaa influyera, pero es cierto que ningûn otro come- diôgrfifo prélopista Heva adelante el proceso de fusién. M&s bien oomienza a desarroUarse claramente con Torres Naharro su ya oomentada solucién de dividlr las ccmedias entre las de "a fantasia" y las de "a noticia." A diferencia del Ehcina, Oil Vicente logra unir orginicanente varios mundos (el cl&sioo, el popular, el religioso) mediante la eualidad llrica de su obra y la fina natizacién psiooléglca de sus personajes arraig&ndolos en el suelo casteUano. No lo logra sin sacrificar un espectro dranâtico m&s anplio, pues se va reducido al cultive de un solo ambiante llrico sin poder ir danasiado lejos en la incorporacién de emociones e ideas contradic­ tories. Eh Don Duardos no hay un desajuste entre el argumente por un lado

1 3 ------Hiat, de la Lit., pâg. 282. -123- y por o tro lo s personajes y e l ambiante. La f&bula no se jjnpona inecSnioa- mente ni se re-ihaza su esencial dopondencia de la psicologla de los perso­ najes. Ta sefialé D&maso Alonso el lirismo, la matizaclén psiooléglca y el argunento no mecânico;

%ia t&cnica im perfecta, lle n a de encantos en su imper- fecciôn, muy distinto de la se^piridad de nuestros grandes genios teatrales, pero libre de aquella mecanizaclén de la intrlga, que ya esta en Lope y que nos estropea (en parte) e l gusto de creaciones tan portentosas cano La Vida es Suefio. Si: un arte dramâtico inicial, potencializado por una sensi- billdad poétlca tan delicada, tan llena de emoclôn y de jugo como no la hemos de encontrar despuès, que se djj\inde por todo el ànbito de la obra hasta llegar ].os ûltimos entresijos de la acciôn. Con otras palabras : Oil Vicente es imo de los mayores représentantes hispânlcos de la '.'poesla dramâtica" en el sentido riguroso de esta palabra.

Para nuestro proposito queremos seflalar que Lope de Vega y sus seguldores se vallan del lirismo sugerido por Oil Vicente para ayudar a prestar unidad. a una férmula que esenclalmente carecla dedlla. Esta formula consistla en personajes estereotipados (él decoro) mgnipulados artiflciabnente por la tra­ ma a fin de unir o aparentar unir las esferas réligiosa, popular y olésica.

Rechazando esta férmula, Cervantes, mediante la experiraentaolôn, intenteba descubrir una soluciôn que uniese diohas esferas a la vez quo no le metiese en dificultades con las Autoridades.

lU "La Poesla Dran&ticas en Don luardos." p&gs. 32-33. CAPITULO III

LOS TRATOS t CERVANTES Y LA AUTORIDAD

Muchas han senalado la natoraleza blogr&floa de toda la obra oervan- tlna en general y en particular la de las ooraedias.^ Por ella algunoa pare­ oen ver en Cervantes tin fotégrafo desprovisto de ra&quina que se preocupaba de docutentar los tipos y oostumbres de su época. Aunque no oonpartimes esta opinlén, es inportsotlslmo para nuestra tesis la estrecha vinculaoién entre vida y obra. En primer lugar cobra importancia porque es evidencia oonOreta que le coloca entre otros oomediégrafos teorizantes que creen que la expe- rienola debe modificar la pr&ctioa literaria y le aleja de los como Su&rez

Figueroa que creen que la "leyes” son iimutables. Aden&s muestra una volun- tad de relaoionar los temas literarios heredados con la experiencia personal y en esto Cervantes es finico en el drama* ^ Nadie, qœ yo sepa, se vale tan directanente de su experiencia vital como Cervantes. No toléra el hiato entre

------A. Cotarelo y VaHedor, Tea, de Cer. Su an&lisis de las comedlas de tema turquesco consiste en resumirlas y en sefialar correspondenoias auto- biogr&ficas e histéricas. Eduardo Julil Martinez, "Estudlo y Técnica de las Comedias de Cervantes," Revista de FU.ologîa Espanola. H X II (19W ), p&g. 363, nota que "la mayor parte de su labor dramiitioa es autobiogr&fioa." Jaime (Hiver Asln, "La ffllja de Agi Morato," Nfimero Especial del BRAE: H. Quarto Centenarlo del Naclmiento de Cervantes (l5W ), p&gs. 2L5-330. STiver Asln documenta minuclosamante la historioidad de Los Bancs y la de la novela intercalada en el Quljote, EL Cautlvc. lYancisco Tmdur&in, "Estudio Preli- m inar," Obras I^an&ticas (Madrid: BAE, A tlas), 19ô2, p&gs. x x il, observa que los personajes histérioos son los secundarios.

2 Am&rioo Castzp identifies el vivir personal oon el propio mundo de la obra de arte. "La ejemplaridad de las Novel as Oervantinas," NRFE, II (1916), P&g. 320.

—I2Ü- —123- el decoro y la trama sin que sea con un detennlnado proposito, oreyondo eeta practioa disparatada. Se sien te 11 am ado an su obra temprana a relapionar los elenentos literarios y enplrlcos tcmatlcawente. Abandons la estrlota orga- nlzacion tenltioa de la primera época, o por lo menos asl parece, pues to que solo sobreviven La Nnmancla y Los Tratos de Ai‘ge l. Bh la s comedlas tard ias se valdra de otros medics para acercar los extremos de lo imaglnado y lo aoa- ecido, con los onales logra cierta ilusion de rapides y ajetreo que se ha He- gadlo a identificar con el teatro de Lope. Sin embargo, estas téenicas son muy suyas y por desgracia el efecto no es tan feliz como el logrado por el

Fénix de los Ihgenios.

Los Tratos de Argel es el fruto m&s temprano de los clnco anos que pasô en el eantiverlo al m&s fino ironists que ha conocido Espana. Casi todos coinoiden en fechar la composiciôn de la comodia entre 1380 y 1581; por las referenoias histéricas.^ Lo cierto es que nuestro ccnedlôgrafo se encontraba de v u elta en Espana en e l otono de 1360, deseoso de tomar parte en la emergen te escena espanola. Los anos de la d&oada de 1380 son una impor­ tante encrucijada en el desarroUo del teatro. Surgen por esta Apoca los importantes corrales, el de la Cruz (1370) y el del Principe (1382), estable- cidos por las cofradias.^ De paso, debe no tarse la ironia de que estas

5------Excepcién a esto es Geoffrey Stagg quien fecha la comedia hacia 1377 . "The Date and Form of EL Trato de Argù," BuHetln of Hlspanio Stu- (ües. I H ( 1933), p a ^ . 181 - 192. Jeun Canaraggio. CervantAs Drematurget Ih Theatre a naître (Paris * PUF, 1977), p&g. 19, ha hecdio un ouadro muy ü tii que contrasta las fechas s en al ad as a las distintas comedias por Gota- reo VaHedor, Schevill y Bonilla, Buchanan, Astrana Marin, A. Agostini Bonelli y Eugenio Asenclo.

li Hugo Albert Rennert, The Spanish Stage ^ the Time of Lope de Vega (New Torkt The Hispanic Society of AlMrica, 1^5), Cap. II. Las oo^radias eran la de la Sagr?.da Pasién y la de Nuestra Sra. de la Soledad. —126— organlzaolones rellglosas hlclesen tanto para foraentar la oomedla ouando la

Iglesla Uevaba slglos oponléndoae al drama aecular, polltloa que segula eon olerta Intemltenola durante el Slglo de Oro. EL autor Itallano, On^ea, representaba en Madrid por estos anos su "oomedla dell'arte" oon bastante 6x1to> Pbr estos anos tamblén dsben a la luz sus esfuerzos drsmitlcos

Juan de la Cueva, 71ru6s, Luperolo Leonardo de Argensola, Rey de Artleda 7

0 asp f i r A guilar. Comenz 6 a "a alzarse con la monarqula cémlca" Lope de Vega en 1^85.

No obstante, en ou an to a la tematlca, Los Tratos de Argel dlflere Rucho de la s comedlas de sus coetaneos, aunque comparte muchos de lo s defeo- tos estructurales. Se rale Cervcntes de su propla experlencla en el cau- tlrerlo para el tema de la oomedla; no lo plde prestado nl a fuentes ol 6slcos nl a tradlclones hlstârlcas 7 liter arias de su propla tlerra. No es auto- blogrâfloa en el sentldo de presentamos personajes pslool 6gloan«mte profbn- dos, observados 7 estudlados. Maneja sus personajes a fin de mostrar los sufrlmlentos, efeotos 7 foroejeos creados en los cautlvos por la pérdlda de la llbertad, pero no llegan a cobrar rlda propla.

Los rerdaderos protagonlstas de Los Tratos de Argel son Espana 7 la fa oatolloa, las ou ales estan unldas en un solo oonoepto del oual mereoe predlcarse el sustantlro la Autorldad. El antagonists es todo lo morlsoo.

Aurello, Silvia, Saavedra, Leonardo, Francisco, Tzuf, Zahar a, Fatima 7 lo s otros personajes expresan 7 a s u tll 7 a torperoente estas dos grandes dlvLslo- nes. EL pun to de vista principal 7 dominante tlene que ser, pues, el de la

1 ------Ib id ., Cap. II. -127- Antoridad. Tanto es asî que aün lo s antagonlstas lo adoptan de vez en ouando reconooiendo tacitanente la superlorldad de la "ley espenola."^ Esta ase- veraolôn no quiere declr que no baya blfuroadones de punto de vlsta mas o menos eutlles; los bay y los estudlaremos oportunamente. El oonflleto, en la medlda que existe, estrlba en un desajuste de perspeotlvas entre moro y crlstiano y el résultante forcojeo dentro del aima de Aurelio, qulen opone una reslstencla orlstlana y justa a la nollcle mora.

Cervantes ba ooncebldc la comedla oomo una Intrlga dentro de un panorama escénloo de Argel, estructurandola medlante la altemaclôn de esoe- nas que adelantan la Intrlga oon otras que redondean el panorama reallsta.

A veces no nos da Indlolo alguno de que exista una relaol 6n entre lo s perso­ najes de una esoena y otra. Por ejanplo, los de la segunda, Saavedra, Leo­ nardo y Sebastian no estan relaclonados oon los de la Intrlga de manera algu- na. Nl slq u le ra sabemos s i lo s mlembron de lo s dos grtqws se oonocen.^ De las quince esoenns, ocbo tratan la Intrlga, sels lo que bemos Uamado el

s "Zabara, por ejanplo, al oontar a Silvia el naaifraglo de Aurelio: El robo, las rlquecas, los aautluos que los turcos ballaran en el seno de la tris te galera me ba oontado un obrlsltiano que alll pordl 6 l a dulce y anyia llbertad, para qultarla a qulen quiere rendlrso a su rendldo (II, pag. 590).

7 Eduardo Julia Martinez ba notado algo de esto al senalar la yuxta- posloiôn de esoenas sin especificar el contraste formado por dlcha yuxta- poslolon: "Por lo que se reflere al desarroUo escénloo, y sin e specific ar la évolue l 6n que pueda baber en nuestro autor, sen alamos l a yuxtsposlclon de esoenas, que sleepre slguen el mlsmo ortlen..." ("Tronica y Estudlo," pag. 353). 0 Es clerto que en la ouarta esoena de Jornada III Francisco sale al escenarlo preguntando a Aurelio por su heimanlco, pero sin nlnguna lnd lcacl6n de cono Hegaron a conooerse. Este es el ûnleo eon taebo entre los dos gntpos do personajes. —128— panorama r e a lls ta 7 la ûltlma Intenta atar los cabos suéltos saoando al escenarlo casl todos los caractères en sucesl 6n. Las exoepolones son Saave­ dra, Leonardo, Pedro, Sebastlân 7 Zahara. Aunque FTanolsqulto en tra a anunelar el baroo limosnero, quedanos lejos de saber el destlno de estos cuatro, Parece a lu d lr a esto Cervantes oon lo s versos fin a le s de Los Bancs da Argal»^ r aqul de este trato fin, que no le tle n e e l de Argel.

Tampoco babrla exlgldo gran esfuerzo sustltulr los personajes anënlmos

(Esclaves #1, #2, #3, y Une y Otro) por Saavedra, Pedro, Sebastian y Fran­ cisco cuando se arrodlUan para dar las gracias por la Uegada de los frailes de la Msrded. Por otra parte es natural que le preocupara poco a nuestro comedlografo el destlno especlflco de este o aquel personaje al los destlnaba a ser una especle de panorma reallsta vivo. Podenos alslar varlos grupos en^ezando por el de Aurelio, Sllvla,

Ibuf y Zabara, su mujer. Sllvla y Aurelio, aunque cas ados, no ban consmado su reladôn c6nyugue y se aman entranablenente, pero tamblén ama Tzuf a

S llv la y Zabara a AuuAAo, creando a s l una especle de qulasmo tip lco de l a novel a blzantlna.^^ Cervantes parece baberse ensmorado de esta fôimula llte - rarla, convenclonal en alto grade, pues la enpleô repetldas veces, qulza

9 Joaquln Casalduero cree que no se refleren estos versos a la ccmedla, Los Tratos de Argel; en primer lugar porque el tltulo va en plural y por otra parte "si lear e l singular para fin es m étrlcos. Cada oual tie n ­ dra su erlterlo para juzgar si dlo fin a Los Tratos. 10 Plense s i no en Teagenes y Carlcles de Hellodoro. T«ni)ién en una -129- por lo que tlene de oontraste limato de puntoe de vista. Abora bien, el oonfUcto eetrlba en que Aurelio no tlene llbertad, pero pudlera tenerla cedlendo a los refpilebros de Zahara. Asl quebr#ntarla su "ley" orlstlana y lo s cAnones del amor Ideal ren ao en tista. "En ml le y no se reolbe/ haoer lo qua me ordenas" (l, pag. 573). La transgreslôn séria muoho mas serla qua el simple adulterlo oon una musulmane, pues tras el ouerpo va el alma, toda al alma, el alma sentimental y rellgiosa. ^ ^ Cervantes ha fonnulado en una sltuacl6n la dootrlna de la Contrarreforma, la oual Saavedra e3q>resa en t&nainos teolëgloos cltando el Svangello, "Aquel que me negara ante los hoaubres,/ de ml ser& negado ante ml padre" (17, p&g. 6o6),y resumlendo las tree partes de la penettsiolai

oontrlol6n de ooraz6n la una, oonfesl6n de la booa la segunda, satlsfaocl6n de obras la torcora (17, p&g. 607)

La "oonfeslôn de la booa" y la "satlsfaoolén de obras" realisan conoreta- mente y exterlorlsan lo que se enouentra na«da m&s en potenolm Interlonnente.

Oon oonolslôn lopesoa, ne enouentra l a mlsma Idea resumlda ciasl en forma, de

"slogan" en booa del otro Saavedra de Los Cautlvos de Argelt porque era rauerta la fe . donde no hay obras, Basurto.

forma menos e s tllis a d a se empleàba en la t«mf)r«na no vela p a s to rll del Asia Manor, por ejemplo, Dafhis y doe de I/»igo.

11 Joaquln Casalduero ldentlflo6 el oonflloto b&sloo entre las leyes orlstlana y musulmane en "Los Tratos de ^ e l . " Comparative Literature, n (1950), p&gs. 31-6 3 . Este mlsmo ensayo ha vuolto a edi tarse oomo ap&n^oe de su Sentldo y Poma del Teatro de Cervantes.

12 Obras Drmi^tloas, nueva edlolôn de l a RAE (Madrid, 1917), v. 17, Jom ada 1111 , p&g: 2%). -130-

La sp lio ao l 6n de esta dootrlna quiere deolr que Aurelio trooaiia eu llbertad eeplrltual por otra mbulatorla, por asl deolrlo. Este Inollto protagonists nos muostra que esté bien oonsclente del aloanoe esplrltual de oeder al de­

aler ar, "SI el ouerpo esdavo esté, esté, libre el alma" (I, pag. 5h7 ). Se da ousnta de que la fe es algo Inoonoreto que tlene que apoyarse en lo oon- oreto y en su case particular es Silvia la manlfestaol 6n exterior de la per-

feool 6n de qulm depends, oomo atestlgua la oraol 6n subordlnada a la que aoar bmaos de oltar, "puesto que Silvia tlene parte en ella." No le es dado al ser humano la entrada al relno esplrltual slno a través de lo oonoreto. Ta hemos vlsto que lo Inoonoreto snele Uonarse de varias maneras, a saber* universal, vLrtud, fe, patrla. Lo o

al aloanoe de los dnoo sentldos oomo la ropa y el habla; adsn&s desempenan l a funol 6n de haoer sustanolales las oreenolas. Es a base de este oonoepto que Saavedra se pas a largo rato semoneando a Padro dloléndole que no puede negar su fe s 6lo con la booa. Por este mlsmo motive, asumen lugar tan impor­

tante la manera de vestlr de Juanloo, el corner "alcusous" y el tomar otro nootbre. 71sto en estos tAmdnos, el oonflloto en que se va envuelto Aurelio se desenvuelve de la slgulente manera. Por una parte, aferr&ndose a Sllvla (lo oonoreto) se mantlene firme en su fe y sigue gozando de la llbertad esplrltual, pero por otra se le oonoederA la llbertad ambulatorla amando a la bella Zahara (lo oonoreto). Este aoto le oolooarA en pellgro de contamlnarse de lo musulman. Zahara e s ta a l a mano ( la ooaslén) y no es nada despreolable oomo mujer. Estos très faotores se smontonan para haoerle sufrlr a Aurelio y empujarle al oamlno peomnlnoso. -131-

Hasfca aqul hay que admitlr que el conflicto es de un peso considera­

ble. El meollo Atloo-exlstencial del dUana enclerra una verdad fundamental

aunque sim plifies el alma hum ana dtmaslado. Lo Anloo llgeranente mojlgato

es la necesldad de rechazar tan bruscamente los ablertos roqulebros de Zaha­ ra. Esto se debe a que el qulasmo amoroso due Cervantes enoontraba a mano no es el Instruraento llterario adecuado para expresar el grave dilema reli­ giose. Precede de un género cuya fmlca final idad era dlstraer, lo oual oolo- oa al oomedlôgrafo en un dilema semajante al de los otros renacentistas, o sea, que si Iban a enplear formas liter arias desarroUadas por otra oultura era necesarlo adaptarlas para que respondlesen a los môvUss de la nueva olvillzaol6n, amalgama de sus orîgones olAsloos y erlstlanos. Ademés, oomo hemos observado en otra parte, las olrcunstanclas culturales fomentaron un hlato entre el argumente y el decoro en la ccmedla. La herencia de formas

d&slcas ya hochas agrava la tendenola al divorolo porque el artlsta se

slente obllgado a us arias a pesar de la dlfloultad de adaptarlas oon éxlto.

Eh efecto se ve el artlsta en la diflcil sltuaolôn de trlvlallaar lo here- dado o adaptarla Incompletamente. La indole srperflolal del argumente blzantino no le permits a Cervantes desarro llar el asunto sln contrastes demaslado ohocantes.

El raés ohocante de todos, oomo se habrA observado, es el que se créa al Intentar soldar lo rellgloso oon lo ideal convlrtlendo a la horolna en lo oonoreto que permltlrA que Aurelio mantenga su fe. La artlflo ialidad es patente, pues Silvia en su capaoldad de dama Ideal es una abstraocl6n que no

tlene nl sustanola ni personalldad alguna. Eh fin, es un intento que se malogra, pero que a la vez nos da a en tender que nuestro comodi6grafo estaba oonsclente del problems. -132-

Sé muy bien que el siglo veinte ha vlsto levantarse el fenômeno, muy difundldo ya, de una perspective crltlca que arguye que se aceptaban fuertes contrastes en el teatro del Slglo de Oro. Acordémonos del largo

trozo de Vossler que cltamos en el primer capitule. Entre otros que han aoeptado y dado su propla Interpretaclôn a esta Idea flguran Relchenberger,

Aragone, Morby, Meregalll y Casalduero. Creo razonable y v&lldo su punto de vlsta en el sentldo de que exlstla un fervor rellgloso y patriôtlco que p red lsp o n ia a l pueblo a seme ja n te s tem as. Es muy p o slb le que lo s que cora- parten este orlterlo me objetasen que se hublera aceptado la escrupulosldad poco reallsta de Aurelio sln reparo alguno. Puede ser, pero cuando se mira la revislôn que se hlzo de esta escena en Los Cautlvos de Argel, se nota que

se réparé mucho en esto, lo cual se ve en el largo desarroUo que dlo a las objecciônes de Aja a las negatlvas de Leonardoi

Aja t INI se usa quorer ni hay tal nombre?

Leonardo* Amor hay.

Aja : Ik qulén se tlaie?

Leonardo* Tlénese a alguna doneella para oasarse oon ella, que oon nuestra ley oonvlene.

Aja : iNunoa algén hcanbre se h allo qpie haya querldo a casada? AJamas ofendéls en nada al Dlos que esa ley os dl6?

Leonardo* Alguno habrA hadldo ailA.

Aja * iAlguno no mas, orlstlano? Mlraldo bien.

13------SI Lope de 7ega no esorlblé esta comedla, alguien remedo su estllo oon destreza. Ruth Kossoff tlene argumentos muy oonvineontes en favor de la patemidad de Lope: "Los Cautlvos de Argel, Comedla auténtloa de Lope de 7ega," Hanenaje a William A Flchter (Madrid: Cast alla, 1971), pags. 307-297. -133“

loonardos Esto es îlano.

Aja : Al rêvés se suona acé. Que allé ventanas tenéis, aqul no se usan ventanas; a&i l a s noches, s i q u e ré is, las raujeres visitéis; acâ no se ve mujer.

Leonardo* Esto todo viene a ser para que en mis nos tengfds; que esa licencia de allé es porque son tan leales, tan castas, tan principales; pero si se usara aca y esa llbertad os dieran, no hublera... Quiero callar. Dane licencia y lugar, que otros esclavos me esperan, que voy por lena.'d

Se objeta Aja a una desnusitada adhesién estrieta al séptimo raandaraiento, lo cual le abre canlno a Leonardo para justlflcarse y a la vez convoreerle

al auditorio de su slneeridad y fervor rellgloso. lAonardo no se aprovecha de esta oportunidad por no ser la defense necesarla en esta comedla en que

Interesa menos la intensldad del forcejeo esplrltual. Pero, hublera sido el

pidmer paso para hacer m&s convlncente la repuisa de Aurelio. El que Lope

viera esta debüidad y la corrlglera debe infundirnos cierta cautela al que-

rer afim ar que taies laps os de veroslmilitud eran générales entre los drama­

turges de fines del siglo dleciséis.

La naturaleza del argumento prestado tamblén recarga el conflicto oon

otra situaoién artificial que résulta de la propuesta de Tzuf a Aurelio que

requiebre a Silvia por él, prometiéndole como galardén su llbertad. daro,

tal acte serla el de un canalla y no hay manera de que uno se convenza de lo

t î ;------Cbras D ram étlcas. I , p&g. 227. —13li- eontrario. No hay, pues, an esto tentaoién alguna. En fin, el recargo es contraproduconte, porque contrasta por su artlficialidad con el conflicto central de Indole reallsta. Le fuerza al espectador a fijarse en la serie de supuestos sum amen te artificiosos sobre los cuales descansan no s6lo la intrlga prlmarla slno tamblén la secundaria. Estos son, a saber t 1 ) el que Tzuf no forzara a Zahara, 2) el que Aurelio se atrevlese a negar sus atenciones a Zahara sln oonsecuenclas serlas, 3) el que Tzuf y Zahara hublesen pedldo ayuda a dos esclaves suyos, li) el que Tzuf se hublese nega­ do a servir a su rey por atender a sus preocupaclones amorosas. Claro, estos supuestos son oonvenclones que el espectador esté dlspuesto a aceptar slempre y cuando el dramaturgo se lo permlta evltando la Intruslén de un panorama exceslvamente reallsta, el cual se ve repetldo temétlcamente an el conflicto del argumento principal. Esto lo ha vlsto y expresado suclnta- mente Rranolsco 'BidurSln:

... slmplemente, y no es poco; notemos que nuestro corae- dlégrafo quiere hacer y hace una f&bula verlsta, acaso demaslado préxlma a la realldad, sln la suflclente tras- mutaclén de los elementos mane j ados, aunque esté para eon- tradeclrlo, y a su lado el juegq de la Intrlga amorosa tan artlflolalmonte conceblda como la de Aurelio„ Zara, Tzuf y S llv la . ^

Este contraste entre los elementos Ineludlblemente reallstas y los artifi­ ciosos vlene a ser una huella caraoterlstlca del teatro de Cervantes y cn d segundo perlodo sufriré notables modlfloaclones.

tCémo sale Aurelio del atoUadero en que se halla? , Por clerto no se escapa de las consecuenclas de sus aoclones nl por sus proplos esfuerzos

13------"Estudlo Prellmlnar, " pég. IX m . -135-

ni por las puertaa de sentldo ûnlco de la muerte, oomfin paradero de los oan-

tlvDS demaslado rebeldes, slno por los aotos poco étlcos de Pedro, un per­

sonaje secundarlo. La moralidad flexible le parmi te a Pedro ganarse unos

"escudos" dolatando al renegado, Tzuf, oon la mlsma facllldod con que embauca

a un corapanero arrano&ndole dlnero por una bare a Inexistente. 15s ourloso

que Aurelio no se encuentre puesto en llbertad con su smada Sllvla por sus

proplos esfuerzos slno por el aoto moraimante sospeohoso de un hombre que es

su opuesto étlco y qulen funclona en capaclcbid de un "deue ex machina."

APor quS no se l e o c u rrlô a A urelio mlsmo d e la ta r a sus o ample ar e l

subterfuglo de flnglrse loco como Leonanlo y Harcela en Ljs Cautlvos do

Argel? La respuesta es, en realldad, bastante senclUa y va de acuerdo con

el principal problème estruotural de esta conedla. EL resolver su proplo

conflicto, de Indole moral y esplrltual, oon ardldes Intelectusles oanoela

por complète el valor del force jeo. Para que éste sea v&lldo, su soluolén

tlene que escapar a los confines de la Intellgenola apllcada.

Aunque e l argumente culm ina en que Has An Bajé lo s ooloca en l l b e r t d ,

flândose del honor ospanol, pr&ctloa que tlene tradlclones lite rarias e hls-

térlcas, el oonflloto principal llega a ;ru pim to culminante mucho antes con

el asedlo de Aurelio por la Ocaslén y la Necesldad, las figuras morales de

que habla Cervantes en el "Prélogo." No veo por qué Aurelio, una vez 3J.e-

vado por estas dos figuras, no cumpla su intenclén de rendlrse. No aduoe

en su ooloqulo climétloo nuevos argumentos ni se le révéla al péblloo nada

nuevo en el curso de la escena. Sélo se desplaza un estatio de Anlrao por otro. Este proeeso no resuelve nada définitlvanente y es, por oonslgulente,

Intrlnslcanente reversible. —136-

No s6lo sirve de panorama reallsta la accl6n secundaria slno que tamblén desarroUa el tema principal blfurcandolo en varlos personajes.

Por supuesto, Aurelio, qulen desempena la funcl6n de representar lo espanol, no jmede nl coder ante la tentacl6n nl convertlrse en mSrtlr. Estos dos desonlaces son osenclalmante tr&glcos. Se évita la tragedla a la vez que se da pleno desarroUo al tema dotando a otros personajes de los varlos destinos que eran de Aurelio en potencla.

Saavedra, a qulen cltamos antes, represents la pureza moral y es e l portavoz ldeol6glco de patrla e Iglesla. Se ha notado repetldas veces que

Ueva al segundo apellldo de Cervantes y que segûn la moda renaoentista, el autor, como los plntores, se ha retratado en segundo piano, Nada le pasa a este personaje; queda en un remanso libre de la accién para observer los actes de otros y volverles al estrecho camlno de la rectltud. No nos ente- ranos de su paradero al final de la comedla aunque se puede suponer que

Juan OU y Jorge de QLlvar le rescatasen tsmblén.

La aotltud que encama Saavedra es la tlplca de la primera êpooa en que venera la Autorldad (la Patrla y la Iglesla), y es la opuesta de la que paulatlnamente va dominando sus comedlas de la segunda época, de la cual es Pedro de Ordemalas la obra cumbre. Entre otros muchos oflclos, se asocia Pedro con los gltanos entre su carâcter y la vida libre de este pueblo que no rinde fldolldai nl al rey ni a la I^esia. En cuanto a la caraCtorlzacl6n que Cervantes quiere liipartlr a los gltanos, no deja lugar a dudaa, InformSndonos por booa del escuderoî

T esta gente Infruotuosa, slempre atenta a mil mallclas, doblada, astuta y manosa, nl a la Iglesla da prlmlolas. ni aï rey no le aube en cosa (l, pég. WjO). -137-

Eh fin, 03 indicatiro de la direcolén del desarroUo del arte dranétloo cor-

▼antino el que el protagoniste de la obra més Importante de la segunda épooa

sea el opuesto del protagoniste de Los Tratos y de su Alter ego, Saavedra.

A principios de la segunda jomada, Saavedra trata de haoerle ver

a Leonardo que haoe mal en amanoebarse oon su ama.

Leonardo* A mi p atro n a te n go ix»r amiga; trétame quai ne uesj huelgo y paseo; "cautino soi" el que qulsiere diga-

Saavedra* Triunfa, Leonardo, y goza ese trophée»; que, si por ser cautino le hermoseas, yo sé que es torpe, desgraolado y feo (l, p&g. 575).

Leonardo contrasta a propésito oon Aurelio, habiendo cedldo ante la tentaciôn

de granjearse una vida m&s mu elle en el eautlverlo- Ehplea esta técnlca

contrastiva repetldas veces en la ccmedla y corresponde a la tendenola de pensar y verslflcar en térmlnos de anténlmos y opuestos.^^ Es Leonardo qulen

anunola luego la formaolén del ejérclto durante el verano de 1500 por Felipe

II. Ccmo se sabe el rey los juntalia para la conquis ta de Portugal, pero sln duda se guardaba la esperanza entre los cautlvos de que fuese para llbrar

Argel.Inego, Saavedra supllca la Intervenolén de Fbllpe II en Argel alo-

gando lo f&oU que sérié la conqulsta. Es a esta oonyuntura que se Intercala en su ooloqulo el fragmente de la "Epie tola a Hateo Vazquez J " acerca de la

oual se han exprès ado oplnlones tan contradlctorlas oomo de toda la poeaia de

Cervantes.

------T5------Casalduero nota que la narraclén de Sebastl&n del martlrlo del sa- oerdote "esté construida a base de oposlclones, Argel-Espana, venganza-justl- cla, dolor-fe, muerte-vlda, suelo-clelo" ("Los Tratos de Argel." p&g. JjOI), pero no s 6 lo este monélogo slno toda la oomedla acusa esta eonstruccién.

17 SdliovUl y BonlUa llustran que este estado de énlmo era general cltando a Diego de Haedo, pues era el temor de los argellnos y la esperanzu de los cautlvos (Comedlas y Entremeses, V, p&g. 21b).

10 Cotarelo y Valledor, El Tea. Cer.« p&gs. 201-201 y A. Zamora Vicente, —138”

Sebastian, "nmchacho on abito de esclavo" sogén la acotaeiôn, sale

a la oscena iimedlatamente deapués a fin ae narrar el martirlo del sacerdote valenciano de la Cruz de Efentesa. Consta que los argellnos le dieron Inusta muerte por la justa condenaclon de un renegado morlsoo tagarlno por la Inqul-

slclo n .T ^ el (inlco proposlto de nuestro oomedlôgrafo es senalar este contras­

te. Al raârtir en cuestlon no le conoce el pûbllco, de modo que, aunque pre- dlspuesto, no puede sentir toda la Indlgnaclôn que merece el caso. Sébas­ tian, cuya funclôn no se extiende mas allâ de contar el caso, no volvera a aparecer. Conpârese esta presentaclôn con el martlrlo del cura, Félix,

tamblén de la Cruz de la Mentes a, de Los Cautlvos de Argel. Los espectadores lo oonocen como el anlgo y confidente del protagoniste, Leonardo. iNo fue

él, pues, qulen les bendljo el agua metlendo su crlolfljo en el vaso para que reslstlesen mejor las Importunldades de sus amos? Los argellnos se lo

arrebatan a sus correllgLonis tas durante la Procoslôn de Vlemes San to, ecstatlco al contempler su m artlrlo. En una escena posterior, llega Saave­ dra a contar el martlrlo de Félix e Irmediatamente después se corre una cor-

tina donde le vemos agonlzar. La escena es muy eflcaz porque vemos expirer vallontemente a un hombre pladoso y jus to a qulen tenemos la impreslôn de oonocer. Ihtenslfloa el ultraje el que los Infleles vonguen en este justo hombre de Dlos la muerte de un fratlclda morlsco cuyo transcurso de hortelano valenciano respetable, dueno crlstiano de tlerras, a un corso renegado hamos vlsto détailadamente. Eh fin, en un caso el comedlografo pone mucho culdado

"La Eplstola a Mateo Vâsquez," Miguel de Cervantes. Hommaje de Insula. I5b7-19b7 (Madrid: Insula, 19b7), pâgs. 109-193.

19 "tagarlno," segûn Cervantes, se reservaba entre los argellnos para los moios de Aragôn (Don Quljote. I, xll, pag. 1317). -139- en asegurar que el espectador conor.ca a los personajes y en el otro Cervan­ tes hace que un desconocldo narre en escena el slno de desconocldos.

Cabe pre gun tamos porque nuestro teôrlco raal.ogrô esta esoena. Puede que creyera que se adhJ.rlese a una practica sancionada por el cl aslclsmo, puesto que habla cierta reslstencla a mostrar los desenlaces sangrlentos, aunque un dr^aaturgo oomo 71 rués, que se preolàba de elaslco, no tenla Inoon- venlente alguno en derrsmar sangre en el escenarlo; al contrario, sus trage­ dies desbordan las muertes mas horrorosas imaginables. No obstante, el acercamos a la cuestlôn desde esta perspectlva soslaya la cuestlôn, porque es poslble lograr el efecto deseado sln que muera el personaje en vlsta de los espectadores. Por ejemplo, en la Isabela de luperolc lAcnardo de Argen- sola, al anciano consejero del rey, Audalla Intenta seduclr a Isabel, pro- metléndole la llbertad a canbio de su cooperaclôn. Ouando la doneella no se rinde a sus porflas, Audalla ordena quemar v i v o s a los amantes por des- pecho. Cuando e l re y , Alboacén, se e n te ra de la s aeclones de A udalla manda su ejecuclon y aunque ésta se narra en vez de dramatlzarso, tlene el efecto deseado, pues el espectador conoce a Audalla y ve su muerte como mereclda.

Estas conslderaclones nos posibllltan conoluir que es dlflcll atrlbulr la

Ineflcacla dramatica del martlrlo del cura del la Cruz de Montesa a la aver- sl6n cervantlna al créer escénlco,^^ puesto que el 6x1 to depende no de esto slno de orear un personaje cuya muerte aunque narrada nos conmueva.

------55------Eduardo Julia Mairtlnez en el cltado articule, "Estudlo y Técnlca de laus Comedlas de C ervantes," ha observado que e v lta b a e l sonsaclonallgno de Vlrués haclendo oaer los muertos dentro d ^ vestuarlo (pégs. 3b9-35l). Notable excepclôn a esta prâctlca es la agonla del muchacho Francisco de Los Bahos de Argel. —1 bO—

No solo el sacerdote slno tamblén muchos de los personajes secunda- rlos adolecen de Insuflclente desarroUo, de modo que no pas an de ser figuras de carton. Leonardo, amante de su duena (Jornada l) y Pedro, el que delatô a Tzuf y estafô a un companero muy bien pudleran ser el mlsmo personaje.

Esta vlsto que juntos forman en embrlôn el prototlpo del sacristan de Los

Banos y Madrigal de La Gran Sultana, y culmlnan en Pedro de Urdemalas.

Estân libres de las restrlcclones sobre el ccmportamlento que determlnan las acclones de Aurelio y Saavedra. No se slenten solldarlos del honor de su pais nl del de Dlos. Claro, no tlenen "honor vertical" como Aurelio nl parecen s e r muy se n s ib le s a l "horizontal.En realldad las distintas fuerzas en pugna en el aima de Aurelio se encaman en Saavedra (la honra) por un lado y en Leonardo y Pedro (el bénéficié personal) por otro; no tle­ nen mas razôn de ser que la de mostrar los efectos morales de ceder. SI la

Ocaslon y la Necesldad hublesen venoldo a Aurelio, se habrla convertldo en otro personaje como Leonardo y Pedro, pues, como observé el profesor Didurâln, la cfisls por la que pasa se parece a un lavabo cerebral, cuya funclén es preclsamente alterar para slaipre la personalldad de la vlctlma. Es por ser representatives de la honra colectlva que los actes y los slgnos exterlores como la ropa y la comlda asumen tanta Importancla.

Cervantes sigue multiplicande personajes, tratândolos como las abs- traoclones que son. De hàber refundldo la obra con cierta calma la podrla

Gustave Correa, "El Doble Aspecto de la Honra en el Teatro del Sl^o IVIl," Hispanic ^vlew. (1958), pags. 100-101. Define los dos tlpos de honra de la slgulente manera* "La honra vertical es, pues, 'honra Irina- nente,* la oual existe en vlrtud de naclmlento o de mérltos extraordlnarlos o fuera de lo comun en la persona, y que oéaslonatmente puede derlvarse de posiclones oflclales y estatales. ...Tal concepto de honra (la horizontal) puede ser deflnldo como 'fama' o 'reputaclén' y descansaba por entero en la oplnlén que los demâs tuvleran de la persona. La honra vertical actuaba —1b1 — haber mejorado mucho concentrando lo a pnpeles de muchos en pocos. Por exem­ ple, el tltulo "esolavo" se apllca a vailos personajes. En la primera esoe­ na de la Jomada III, salon Esolavo 1 y Esolavo 2. Aquél enpleza a cobrar 22 identidad cuando el Esolavo 2 le liana Per Alvarez. Por fin, apareotm otros tres esclavos (nûmetos 1, 2 y 3) que aparentemente no tlenen relaolôn alguna con los prlmeros Esclavos 1 y 2. Al lector y al espectador les con­ fonde tanto personaje anbnlmo, sobre todo cuando reolbon la mlsma nomenola- tura universallzadora. Salta a la vlsta que una Identidad personal es Do de menos, pues el autor se propone el fin de crear un panorama buDllcloao do sufrlmlento en el cautlverlo. Lo malo es que créa cierta Impersonalldad a la vez que dlfunde la concen traoién dramatlca.

Ta menclonamos de paso que esta comedla da gran énfasls a la facllldad con que se corrompen a los nines reducléndoles a la doctrlna de Mahora y a las praotlcas de Sodoraa.^^ En la segunda jomada tlene lugar la venta do los dos berraanos. Respondlendo el nlno mayor a la pregunta del morcafler, dice quo so liana Francisco. So nuevo amo Insiste en llsmarle Manl, a lo cual responds Francisco *

como factor dlferendador on el sentldo ascendente de status, al paso que la honra horizontal obrska con un sentldo de Igualamlento en la calidad de simbolo de coheslén sociaD.."

22 Segûn SchevUl y Bonilla, "Per" aparece como "Pedro" en la edlciôn de Sancha (Vol. 5, p&g. 2b9). Es curloso y qulza Indlcatlvo do una persona hlstériea el quo este nombre vuelva a aparecer en ^ Gallardo Espanol ouando Vbsanedlano lo asume p a ra onganar a don Juan ( i l l , pag. 3 ? ).

23 Schevlll y Bonilla, Comedlas y Ehtreweses, Vol. V., p&gs. 231-232. -1b2—

iP a ra qué es imidar e l nombre, si no e de mudar la fe? (II, pag. 585)

Esta es la primera mencion de una serie de particulares exterlores a que hay

que aferrarse para mantenerse Integro en la fe. Se reanuda la hlstorla a fines de la Jomada III cuando Francisco pregunta a Aurelio si ha vlsto a su

hermano, Juanlto. Debe menclonarse que aqul nos enter amos por primera vez del nombre del hermano menor y de que se conocen los herraanos y Aurelio.

Francisco le observa a Aurelio que los regalos reducen a los nlKos a abrazar la religion de Mahoma. Luego, entra Juanloo "vestldo oomo turco blzarro."

A la vez que la ropa blzarra halaga la vanldad del nene tamblén représenta

otra cultura. Por eso, comenta Francisco, "Estos vestldos le han muer to"

(III, pag. 6 0 0 ). Insiste Juanlco en que le Uamen Soliman y se jacta de la ropa galana y de la comldà con que le regala su amo.

Juanlco: Ese es grande desuarlo. Mira este galén vestldo, que ml smo ne le a dado, y otro tengo de brocado, mas v lz a rro y mas p o lld o . Alcuzcuz cono sabroso, sorveta de azûcar vevo, y el corde, que es dulce, prueuo, y pllao, que es prouechoso. T en vano trabajaras de aplacarme con tu lloro; mas, si tû quleres ser moro, a fe que lo azertaras. Tbma mis consejos sanos, y veréste mejorado. A Dlos, porque es gran pecado hablar tanto con chrlstlanos.

Francisoo y Aurelio nos conqiletan el argumento.

Francisco: iAy desuentura Igual en todo el suelo? ZQué red tlene el demonlo aqul tendlda, oon que estorua el camlno de Ir al clelo? 10 tlem a edad I iQulen presto eres venclda, slendo en e s ta Sodoraa requestada y con falsos regalos combatlda! Aurelio: !0 qu&n bien la llrnosna es anpl.eada en rescatar muchachos, que en sus pechos no esté Is santa fe bien arraigadal 10, 3l de oy m&s en caridad deshechos se viesen los chrlstlanos corazones, y fuesen en el dar no tan esbrechos, para sacar de griUos y prlsiones al Chrisblano catluo, especlaimente, a los nlnos de flacas Intencionesl ^ En esta sancta obra ansi excel ente, que en ella sola estAn todas las obras que a cuerpo y alma tooan Junbamente. Al que rescatas, de perdido cobras, reduces a su patrla el peregrine, qultarle de cion mill y m&s zozobras; de hambre, que le aflige de contlnoj de la sed Insufrible, de consejos que procura cerrarle el buen camlno; de muchos y continos aparejos que aqul el demonlo tiende, con que toma a muchachos chrlstlanos y aun a vlejos. 10 secta fementlda de Mahcma, ancha, lasclba, poco escrupulosal ICon qué facUldad los simples domal (IIT, pag. 601).

El nombi-e, la ropa y la ccmlda anclan la voluntad del muchacho, ganada por

e l regaD-o, en Mahoma. E sta es una vordad que est& b ien obsorvada, pero no

le Interesa a nuestro autor como una verdad pslcoléglca y «nplrloa slno

como un dato m&s que apoya el tana de que la fe depende de los actes.

------27;------iEs procedimlento justo oomparar la Indlgaclén apasionada de estas palabras y de las de "La carba a Mateo Vâzquez" con la impertinente promesa de Pedro de Urdemalas de rescatar a dos erlstlanos con dos galllnas (III, p&g. ii66)? Puede que no, porque median unos trelnta anos entre Los Tratos y Pedro de Ifrdemalaa, y es probable que Cervantes no sintiera la sltuacién de los nlnos cautlvos tan apasionadnmente tras b.-intos anos de vlvlr. Sln embargo, si slguiera en pie la m&s minima parte de esta oora- paslén, la anargura, ocnsionada por la pérdlda de fe en la caiddad humana y delatada por las palabras de Pedi*o de Urdemalas, serla Impresionante. Es m&s: el argumento des ar roll ado en nuestra tesis de que la exterlorlzaelén de la fe en peqpenooes es cada vez menos Importante para la Ideologla corvantina, aunque nplloable a mayoros de edad, nunoa lo serla a nlnos, pues las Impre- slones de los primeros afîos de la nlRez forman al hombre, mlentras el car&c- ter del adulto dlfloilmente se cambia. ïh fin, no podemos descai'tar la Intenslonalldad de la ironla aduolda por la yuxtaposiclén de los dos tex­ tes a pesar de los anos y un camblo de aetltud fundamental.

25 Franco Meregalll noté que la reslstencla del muchacho a los regalos -lU b-

A1 contrario del oar&cter dogm&tloo de esta obra en general, as poslble vlsluabrar ascnos del futuro autor, amante del doble sentldo y flno observador de rasgos psloolégloos. EL doble sentldo y la psloologla personal esté Intimanente relaclonados ya que es el punto de vlsta peculiar a oada personaje lo que es capaz de prestar m&s de una Interpretaolén a una palabra o frase. Ba mas que poslble que fuese el equlvooo de sltuaclén y voeablo lo que le U#v6 a ëstlmar "las tracas artlflolosas del lleenolado da

Miguel S&nchez."^^ La Quarda Cbldadosa de Miguel Sinchez est& repleto de agudos dlalogos on que se vale muoho del doble sentldo. Bi Los Tratos de

Argel Oervantes plnta Indireotmnente los caractères mentlrosoa de Tzuf y

Zahara. Bar ejenplo, Zahara pregunta a su marldo si Silvia espera ser res- oatada y si es rloa, a lo oual responds, "De muy r lo a tle n e f«na" ( I I , p&g.

5 0 7 ). Se sabe que el renegado no tlene Inteclén alguna da de j aria, de modo que mi ente por Inferenola. Ouando se ha marchado su marldo, vuelve a haoer­ le las mlasas pregisihas Zahara a Sllvla.

Zaharai Orlstlana, dl; Lde dénde eres? ABres pobre, o eres rloa?

Obn volver sobre este terrono nos déclara Zahara que no ha oreldo la res­ puesta quo le dl6 su marldo. Es obvlo por esto que sœpecha a su marldo de lo mlsmo que esta tramando ella oon Aurelio. Lo mlemio motlva la pesqulsa

en Los Banos fue monos reallsta que el oaso de Juanlco ("De los Tratos de Argal a Los Banos de Argel," Bamenaje a Casalduero (Madrid* Oredos, 1972), p&g. b08.

26 "Prélogo de las Oc^ Comedlas y Ooho Bitromeses. Rennert oon- duye a rale de lo que dice' Lope de Vega en 13. Arte Nuevo de Hacer Oonedias que S&nohez fue el prlmero en Introduclr paralomentos de dotie sentldo con gran 6xlto (en la "Introduoolén" de su edlolén de La Isla B&rbai’a y La Qurarda Chldadosa (Boston* Ginn & Co., I 8 9 6 ), pag. x . -1 li5- de la identidad del jriado de Silvia. ED. car&cter sospeohoso e Interesado aqul revelado concuerda perfectamente oon la mujer quo h«nos conocido en el papal de intentar onérgicmente poner ouemoa a su marldo. Se nos com­ pléta el cuadro de su manera de ser poco fastldlosa cuando da su cons en tl- mlento t&olto a Tzuf a que slga sus Intonclones en cuanto a Silvia con tal que ella tonga la llbertad de haoer lo mlsmo con Aurelio. Esto es, en

rigor, lo que hace al sugerlrle a Tzuf .t o plan para que Has&n Bajâ no les quite a Aurelio y a Sllvla.

El reraedlo qie en esto se me ofreoe es advertir a Aurelio que no dlga al rey que es Caballero, slno un pobre soldado que Iba a Italia, y qie esta Sllvla os su mujer; y si esto el rey croyese, no querra por el tanto que costaron q u lt& rselo s: quo e l p re c lo es muy TObldo (III, 603).

Aun en este prlmerizo ensayo llterario en que lo principal dista muoho de ser el desarroUo de personajes profundos, se eoha de ver ol don cervantlno de dllenear rasgos pslcolégicos a travée del dlâlogo.

Las relaolones de los cuatro personajes principales dan lugar a numéro SOS equlvooos. Fljémonos, por ejemplo, en las respues t as que da

Aurelio a las peticlones de Tzuf.

Tr&ela a casa, seHor, luego y ton las rlendas al mledo; y tu ver&s si yo puedo, como a mis. manos y ruego amayno e l c a s to denuedo ( I I , pag. 581).

Asl tamblén so burla Sllvla de Zahara.

Deja, senora, el cargo a Slluia dello, que tfi verés lo que ml Industrie hace, por gusto tuyo y prouecho mlo (II, pég. 590).

Tamblén se enplea el doble sentldo cuando Sllvla so expresa en igmétlc amen te,

"Casada soy y donceUa" (II, p&g. 58?), y Aurelio no puede resistlr la —1 b6—

tentaclén de jugar con "hierros" "Qultando el cuerpo este hlerro,/caerS en otro mayor yerro,/ que el aima fatigue m&s (l, p&g. 572). Es edificante porque muestra que el mlsmo proeeso mental que da a luz un drama en que se descuellan opuestos del bien y del mal tamblén desmorona la base de tal oposlclén, ya que de sélo damos cuenta de que hay otro punto de vlsta que se cree Igualmente con razén, comlenza a despertarse en nuestra Intlmldad cierta slnpatla por el "otro."

En resumon, Los Tratos de Argel va encamdnado a patentlzar los sufrl- mlentos del cautlverlo a través de una trama llterarla, una tesis oontrarre- formista y un panorama reallsta sac ado de la experlencla personal. Los caractères secundarlos no pasan de ser entes mecSnlcos cuyo fin es hacer constar la tesis y el panorama. La tesis sostlene que la Iglesla y la

Patrla son superiores a lo musulmSn y que el cautlvo, para permanecor fiel a lo suyo no puede hacerlo Interlomente slno que tlene que aferrarse Inde- fectiblemente a los slgnos concrètes oomo la ropa, las oraclones, el cul to a la Virgen y en general proclamar por la boca su lealtad, pues la fe estâ muerta donde faltan o b r a s . E l nliîo de tlem a edad cao por no tener for­ mado el caracter- El preclo que se paga por la flrmeza es la tortura, el hambre y la muerte.

La trama artificial contrasta fuertemente con el panorama reallsta y de inperfecta expreslén a la tesis. Creo que se puede conjeturar que nuestro comediégrafo fue Influido por las pr&ctlcas 11terarias y dram&tlcas de su época aun cuando no venlan muy bien a su propéslto. Hemos notado la tendenola de aceptar la herencia cl&slca. Ademas la teorla y la pr&ctlca

^ ------Tendremos ocaslén de ver que esta rigida doctrlna se dlsuelve como atestlguan obras posteriores- Américo Castro y otros han demostrado la vena erasmlsta y m&s comprcnslva de 1 ^ obras de su madures, Tal camblo -1b7- drsm&tica espanola iba doanrroUanA} un sistema da expreslén en que se pre-

tendla ccmunicar la verdad a través del decoro y la dlverslén a través de la trama. Como es tîpioc de la juventud, Cervantes empleé la préotlca de sus coeténeos sln mirarla demaslado de cerca y en efecto lo servla mal en una comedla en que quiso conflar el tema, o sea, la verdai, no sélo al decoro slno tamblén al ai'gumento. la verdad para Cervantes a esta altura de su desaiToUo es algo mas que un adomo y un prétexte para distraer con otros asuntos. Es la razén de ser de toda la comedla, aunque para él es ante­ rior a la experiencla dînante esta primera época, lie garé a ser eii sus plezas més tardlas una dlvulgacién de la Interacolén de la oreencla y la experlen­ c la .

con referenda a las obras y la fe se ve llustrado a la perfeccién en la frase del Qul.jote que fue taehada por la fnqulslclén, la cual fue notada por Rodriguez Marin y vuelve a notar y comentar A. Castro (El I^nsfinlento de Celantes, las notas de las pégs. 263 y 3 I8 ; "Cervantes y la ihquislcién, " ttodem Fhilology. XXIII (1930), pég. b27). La frase en cuestlén: "Las obras de oarld^l que se hacen tibia y flojamente no tlenen mérite nl valen nada" (Don Quljote, II, c. 3 6 ). CAPITULO IV

LA NUEVA ESTETICA DE LOS BaRo S

Aunque bas ados en e l miatio asunto, Los T ratos de A rgel y Los Bafios de Argel difieren muoho entre si. Este se escribié muchos anos después cuando ya los recuerdos de su experlencla eran menos agudos, de modo que la

Intensldad de la paslén sentlda por nuestro comediégrafo ha dlsmlnuido nota- blemente.^ En Los Tratos esta paslén dlctaba que hides e lo poslble para que su tesis constatera en todos los nlveles de la obra. La vlslén estétlca y d ta l revel ad a por Los Banos he évolue lonado radicalmente, de modo que la fe absolute en la Autorldad y la veneradén de ella se ven amlnoradas. Estu- dlanos Los Banos Imedlatanente después de Los Tratos para poder apreclar su evoludén estétlca. Tamblén pens amos cotejar Los Banos con Los Cautlvos de

Argel de Lope para ver si es cierto que qulso 1mltar la técnlca dramatlca tlplca del Monstruo de la Naturaleza.

Al cotejar las tres plezas teatrales se ponen de relieve tres Impetus dlstlntos que Informan cada una. En Los Tratos es obvlo que le mueve al au­ tor el deseo de encamar una tesis. La principal Idea de Los Cautlvos es

La fecha y la secuencla de la comjxisidôn de "El Cautlvo," de El Q u ljo te , Los C autlvos de Lope y Los Bahos de Argfil son muy d lsp u tad as. Franco Meregaïli fecha estas obras asis "El Cautlvo," 1589-1590; Cau­ tlv o s de A rgel. 1599» Los -Banos de A rgel, unos anos antes de I6l> t"ï)e Los Traibs a Los Banos," pags. 395-b09;. El establecer una cronologla para estas obras lleva Implîclta la soluclôn de una problemétlca de cierta Inportancla. Cuando Cervantes escrlblô Los Banos, Aya habla salido a luz Los Cautlvos de Argel de Lope? SI la respuesta es positiva, quiere declr que quiso rlvalizar Cervantes con el usurp ador de su asunto, como asegura Meregalll. ASe escrlblé prlmero Los Banos o la novela de El Quljote? A dlferoncia de cas! todos diver Asln cree que "El Cautlvo" es posterior a Los Banos ("La hlja de Agi Morato," pag. 2fi7 ).

—11t8- — 1| j 9 ~ simplificar la aoclon y sujeiarla primordlalmente a la riTjjlidad entre los espaholes y todo lo extranjero, especlalmonte lo arabe, todo lo cual es en si una slmpllficaciôn. Contrasta con este fin, el de Los Banos que parece presenter la vida en toda su ccsnplejidad, repleta de contradicciones- Aunque hlzo el Principe de los No veils tas que funcionara genialmente esta Idea en la narrative, créa confusiones en la comedla. La unldad artlstica es pro­ funda pero mas dlflcll de perclblr. Cervantes ve la slmpllficaciôn de moti­ ves y trana c«no una tergiversaclôn de la verdad.

Ahora bien, a pesar de la Idea generalmente aceptada de que nuestro oomedlôgrafo segula la técnlca de Juan de la Cueva y otros contemporaneos suyos, veo que los molores de creaclôn y sus resultados son muy dlstlntos.

Schevlll y Bonllla han senalado sentejanzas entre la verslflcaolôn, el lengua- je y algunos coneeptos de tercero o cmarto piano pero es obvlo desde el pri­ mer momento que le s sépara algo esc e n c ià l que a fe c ta todo ].o demâs.^ Cer­ vantes confia en la experlencla personal para crear y Juan de la Cueva y otros en la materla literarla de segunda o tercera mano. Ademas, lo que sépara a Lope de Juan de la Cueva no es la técnlca "per se" slno el talento para hacer funolonar las que tenian a mano. La materla artlstica y la técnl­ ca para desarrollaria son como la materla prima de la vida; si le falta el esplrltu vital, pronto empleza a oler mal. La técnlca principal que oom- partlan era la separaolôn entre la trama y el decoro. Lope concentraba el argumento y soldaba los elementos desgregados medlante su poder llrlco, oon el cual lograba «ilstraer la atenclôn de dlcha clama. En fin, Cervantes

2 Comedlas y Ehtremeses, Vol. 7, pag. 17 y slgs. -150- dependla de la e^erlencia o mas bien de la dialectic a entre la experlencla y la poesla para genorar su teatro, técnlca que a lo menos no debla ter­ giverser la verdad, y Lope se apoyaba en su tremendo poder llrlco para sal- var las contradicciones y del argumento râpldo y concentrado cuya funclén era distraer. Cervantes no posela el poder llrlco suflclente nl para que se le escondleran las realldades nl para transflgurarias.

Al esquetematlzar y yuxtaponer las tres plezas se descuellan varias dlferenclas Importantes. -151-

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Lo que mas llama la atencl6n de las dos ccsnedlas de Cervantes es el dese-

qnllibrio del nùmero de escenas en cada Jornada. En el case de Los Tratos podrla atribulrse a que los manuscrltos nos han llegado en un deplorable e s t ado después de s e r bien manoseados. A Los Bafios no l e podemos concéder

tal excusa, habiendo Uegado a la imprenta median te su creador. Es curioso que a pesar de ser las escenas mucho mas numéros as en las Jornadas II y III

(I, 3j H, 7j in, 9), aumenta poco el numéro de versos (l, 898 ; I I , 90b;

III, 95b).^ Las escenas evolucionan, pues, de largulsiraas en el primer acto

a muy cortas en el bltlmo, lo cual nos orienta hacla el metodo de comosoclon y sus efectos. Hay un Intente de mantener Igual el nûmero de versos en cada

Jornada a la vez que el abarcar danaslada materia con un planeamlento insu- ficiente le fuerza a Incrementar el nbmero de escenas en las Jornadas II y

III, sobre todo en ésta en que se ve obligado a atar los muchos cabos sueltos.

Estadlstlca abn mas asombrooa es el promedlo del nûmero de versos por escena

en las très Jomadas:^ I, 300 versos por escena; II, 129 versos por escena;

III, 100 versos por escena, o sea que se ve cada vez mas apremlante la nece- sidad de integrar las numerosas intrlgas y los personajes. Aunque la escena

tlplca del tercer acto sôlo consta de la tercera parte de versos que la del primer acto (l, 299; H I, 100 ), se vio Cervantes obligado a anadlr clncuenta versos mas sobre los de la primera y la segunda (l, 898 ; II, 906j III, 95b) para llegar slqulera a este bajo promedlo. El efecto de tratar de Integrar tantos personajes y acciones dlstlntos es uno de ajetreo y confuslôn. Oian- do la atenclôn del publico se flja en un asunto principal, la resoluclon

------b------SchevUl y Bonllla, Conedlas y Ehtremeses, Vol. V, pâgs. 1 68 - 6 9 .

5 La escena es una division que no hlzo Cervantes ni tam))oco se en- cuentra en la ediclôn de la BAE. La division nuestra rospondo a lo que se ha podldo Identlficar como claros nûcleos de personajes y acciones. - 155“ r&plda y decisiva del conflicto embeloca y seduce, pero la pi’olijidad Irepide que bal ocurra en este caso. Puesto que la acciôn rapide, tras un comlenzo que no dejàba de fljar el interés, era tiplca de lepe, nos inciinamos a creer que Cervantes intentaba etnular los efectos conseguidos por lopo medlante otros nedios.^ Lope lograba sus resultados slmpliflcando la acciôn, eso es, redu- ciéndo el nûmero de personajes y excluyendo tranas secundarias que no refleja- sen la principal.? Cervantes procédé de forma contraria blfurcando en varies personajes los desenlacos particulares de uno. Luego, la sensaclôii de rapldez ocurre al intentar resolver todas las hebras argumentaies e integrar los per­ sonajes en las escenas finales.

La diferencla mâs sobresalienbe entre las très comeoias es la anadldura en Los Banos de la hlstorla del cautlvo. Es dlflcil saber ix>r que Cervantes agregara una segunda tr;ma principal. loglcsmente se puede ni^oner, entre otras muchas cosas, que crela que iba de acuerdo en la moda lopesoa que «lultl- pllcaba las peripeclas de la acciôn. Recordando lo mucho que cargaba la pri­ mera parte del Quljote de hlstorias ;w)enas al asunto principal y su gusto por la novela blzantlna, recargada do personajes e hlstorlafi artificial es y y mecânicamente entrecruzados, no es de extrahar que hlciera otro tan to con esta ccmiedia. Pero, lo clerto de esivo es que diluye no sôlc la trama original

------5------Rudolf SchevUl, The Dranatlc /irt of Lope de Vega together with "La Dama Boba," (1918; rpsn. N.f. : F^ssol & Russeï, ipôb), pag. 75. Schevlll hace notar la acciôn rÉçdda y los cotiilenzos eflcaces de lope (pags. 75-76). Creo que es Indicative de un proceso croatlvo radicalmente cistlnto el qie Shakespeare comenzase muy rapido y luego amalnase el paso de la acciôn (A. C. Rradly, Shakespearian Tr^edy, 2da. ediclôn (1905; rpsn- Ton don: Mac K illan & Co., 19b9), P&g. 76).

7 "Having conceived his formula with its dominating element of rapidity of action, the great si^ lic lty of almost every exposition Is normally modified as we move forward by the adfÜLtion of siibplot, secondary action or explanatory scenes, and when the audience possesses all the factors necessary to understand the study, Lope Is concerned merely with Its forward progress ..." (R, Schevill, Dranatic Art of Lope, pags. 75-76). ~1$6- slno ioda la comedia. Cervantes o no vlo este efecto o le inportaban mas otras cosas.

Como se ha notado,® Los Cautivos parece e s ta r mas ce rc a de Los T ratos que Los Banos. I/js Tratos se ven metamorfoseados en Los Banos medlante ana- dlduras, supreslones y camblos que incluyen desarrollos e Integraclones de personajes y escenas. De Importancla primordial es la anulacl6n en Los Banos y la tUsmlnuol6n en Los Cautivos de lo que era el conflicto principal de Los

Tratos, centrado prlnclpalmonte en Aurello. Lo suplanta la rlvalldad entre lo espanol y lo extranjero en Los Cautivos y los estratagemas de los cautivos para evadirse en Los Banos, aunque en realldad no Interesan sobremanera por ser el proceso de haberse ganado la llbertad casl casual.

Recordemos que uno de los grandes Inconvenlentes de Los Tratos consls- tîa en la introducclfin de muchos personajes secundarlos que no funclonaban en la capacldad de Individuos slno en la de plezas Inertes que el autor manlpu- laba para hacer constatar su tesls. Muchos de los camblos se efectûan para enmendar este abuse de la paclencla del pûbilco. Se agrega y dramatlza el atfique a la costa de Espana con que comlenzan las dos plezas mas tardîas no sôlo para cor régir la falta de acciôn de Los Tratos sino tamblên para desa- rrollar el personaje del renegado malo, Yzuf de Los Banos, y, Francisco-

Euquer de Los Cautivos. Cervantes se aprovocha de esta oportunldad de dar temprano comlenzo a la Intrlga de Fernando y Costanza vallôndose del episodic de Silvia de varia lecclôn de Pedro Mexîa,^ en que el marldo se arroja al

S Meregalll, "De Los Tratos a Los Banos." pôg. b09: "No cabe duda de que Los banos son vltalm en te nienos au tô n tlco s que Los tr a to s y e l cuento d el cautlvo." Eso os, se asemeaan "El Cautlvo" y Los Tratos en cuanto a su favor rellgloso y patrlôtico, aunque desde cl punto de vlsta tôcnlco son mas logra- dos Los Banos y "El C autlvo." 9 Dômaso Alonso, "Ifria fuenbe de Los Banos de Argel, " RFE. XVI (1927), pags. 275-282. -157-

agua tras su osposa. La escena ijiicial. de Los Banos es mucho môs ambioiofla que la de Los Cautivos. A1 gran Compluterse le interesaba introducir no s6lo al renegado reprehensible sino tambiôn a Caurell, al padre con sus dos hljos y, sobre todo, a Tristôn, el sacrist&n, el cual es un personaje en quien oe han reruelto los caractères de Pedro y Leonardo de Los Tratos.

Vuelvo a ajiarecer la fariilia esclava tanto en Los B;uios como en Los

Cautivos pero aquêl da un paso mas suprimlendo la figura de la madré, lo cual est& inspirado, por lo visto, en la creciente convenciôn de desterrar la madré de la escena. Cervantes modifica la, idea de los ninos esclaves aûn m&s martirizando a Francisco mlentras Lope, fiel a su nota de rivalidad, hace que

Luis, el hljo mayor, mate a Amlr mlentras êste azota a su papS»; Luego, Luis huye cou sus padres. No se entera del otro hermano ni en una ni en otra comedla.

Prcmeto ser fôrtll una espaculaciôn sobre los motives de Cervantes por m artirlzar a Francisqulto en uno de los episodlos m&s Invei'osimll.es y de peor gusto de la escena espanola. iPor (;ué deoldlS anadlr otro n&rtir adera&g de

Hazén? En realidad fue Lope quien sugl rj.ô el martirio del nino en Los Cau­ tivos cuando la madré, Luscinda, dice;

Al clelo un ângel despaoho. M&rtlr, Juan, habôls de ser (II, pag. 238).

Parece que Cervantes desarrollô la sugerencia no reallzada de Los Cautivos.

Pudlera haber emulado al Fénix de los Ingenlos y a si raismo volviondo a mar­ tirlzar a un cura en vez de al nlno, pero evldentanonte no (juerla seguir el pjemplo de Lope demaslado de eerCa,preflriendo hacer alarde de su orlglnalldad.

Adem&s, si rivalIzaba con Icpe, como creemos, es natural que oscoglera el caso mâs v is to so de un nlno m a rtlr. Aunque l a id e a de un m.ôrtlr tan joven es

Inveixjslmll, como nos muestra Cervantes mismo en Los Tratos, hay casos -158- histôricos y g 1 prosentar algo que era verdad sln parecerlo hubiera halagado la ironla cervantina.Sobresale en todos los ejemplos de ninos m&rtlres un patetismo que parece ser tlpico de la ôpoca, de modo que existe la posibilldad de que Cervantes se valiese de Ô1 simplemente porque sabla que iba a ser grato a la mentalidad de su pûbilco. Por fin, es obvlo que ha aprendldo del ejemplo de Los Cautivos, o de otra obra u obras, al descorrer la cortlna para revelar a l nlno agonlzante. En b rev e, ha u tlllz a d o tô o n lca y sugerencia de Lope ademûs de presontamos irônicamente un caso de naturaleza inveroslmll-hlstôrlca, 11e- no de patetismo para apaclguar al pûbilco. Esto contrasta con Los Tratos en que trataba el asunto mâs veroslmil de los mayores de edad que reslstlan has- ta el martirio y un nino que cedl6. La vlsiôn cervantlna de la realldad se ha hecho mucho mâs s u t l l y compllcada.

Los Cautivos tamblên conservan su parentesco mâs estrecho con Los Tra­ tos en que se desarroUa los personajes del cura y del renegado levantlno en vez de suprimîrseles. De igual manera, se aumenta el papel de Saavedra en

Los Cautivos y desaparece en Los Banos. Tampoco vuelven a aparecer Leonardo y Pedro mâs a ll â de Los T ratos.

Uno de los grandes descubrlmlentos del Teatro Renacentlsta, tanto en Ihglaterra como en Espana, fue que el personaje câmlco y la comlcldad en general tlenen su lugar dentro de la acciên séria* Fbe en este esplrltu que

TÔ Cotarelo se reflere a varies ninos cuyo martirio relaté Diego de Haedo. Menclona sobre todo a un muchacho Itallano que fue enganchado vivo en 1568 (El Tea, de Oerv.. pâg. 25o). Otro caso sobre s al. lente que sln duda conocla Cervantes se relata on el mlsmo volumon de donde sacê la hlstorla del Padre de la Cruz para El Ruflân Dlchoso. Me reflero verblgracla al eplsodlo entltulado, "De otro maravilloso suceso en el martyrlo do otro nlno llamado Chris têba]. que murlô a manos de su padre Idôlatra." Esta hlstorla eu en ta como el padre de Qirlstôbal, partidarlo de la antigua Idolâtrie, le apaleô y quemê en un paroxismo de enojo, vejado por haber sufrldo continuas prêdlcas de su hljo (Pray Agustin Dâvlla Padllla, Hlstorla de la P\mdacl6n y DLscurso -159-

Lope anadiô el personaje de Basurto, el cual dosarrolla el aspocto c6mico dm la rlvalldad espanol-extranjero, sobre todo el antisémitisme. Cervantes apa- rentemento le segundô en esto con Trlstân, pero dlfleren estos dos personajes mucho entre si. Ph realldad Trlst&n Ileva adel;mte y desarrolla lo

La mlsma Intulclôn segura que le permltlô al creador de Los Cautivos que vlese que la rlvalldad espanol-extranjero Iba a provocar notas acordes en los espectadores le llev6 a escoger la proceslôn de Semana Santa como fooo de las emoclones patrlôtlcas porque tlplflcalia lo espanol tanto secular cano rell­

gloso. SI es clerto como creemos que Cervantes habia visto los Cautivos antes de escrlblr Los Banos, podanos aseverar que desdenô el expedients de la pro- ceslôn en favor del de la comedla, tamblên sugerldo por Los Cautivos. no sêlo porque no queria coplarle servilmente slno tamblên por la actltud cervantlna hacia las proceslones.^^ Creo quo es slgnlflcatlvo que desarrollara mâs de una su g eren cia de Los C autivos y que no anadlese nada a Los Banos que no se

encontrase primero en Los Cautivos, exceptuando la historié del cautlvo. Pare­

ce indlcar que se vaJ.l6 de esta refurKllclon lopesca de Los Tratos. lo cujjl nos

de la Provincla de Syitiaro de Hêxlco (Mêxlco: Editorial Academia Llteratia, 19^), Caj). XXIII, pâgs. 69-7b. La primera ediclôn de esta obra es de 1596.

11 Es pertinente lo que nota A. Castro acerca de las proceslones reli- glosas: "No deja de ser aslmlsmo curioso que las veces que Bon Quljote h alla en su camino cortejos religlosos (entierro o rogatlvo) arremeta contra ellos, sln que Cervantes se detenga en reparus pladosos, mâs justifieados aqui que cuando sln motlvos prorrumpe en declamaclones de respecto a la Iglesi a« Pue­ de ser que esto nada tenga de particular; pero como la critlca de proceslo­ nes es grata a Erasmo, deben recordarse aquellas •proceslones, rogatlvas y disciplinas, pldlendo a Bios abriese las mams de su misericordia y les llo- vlese’ " (Pensamiento, pâg. 266). —160— coloca on una i>erspectiva muy propicla para observar los medios y môviles de la creaclôn dramatica de Cervantes. Nos muestra que le interesaban los can- bios que oorriglesen la falta de conbinuidad tanto en la acciôn como en los personajes.

Estudiando el siguiente esquana, salta a la vista que la revisiôn mâs radical es la representada por Los Bafios. Cervantes lo Juzgô conveniente suprimir siete personajes y sucesos mlentras sôlo dos desaparecen en Los

Cautivos. Reemplazô nuestro comediôgrafo a Leonardo y Pedro con Tristân, la venta de los cautivos con la distribuciôn delante del rey, los dos cautivos anônlmos (el que volvieron a coger y el del leôn, Per Alvarez) con el desore- jado y el de la balsa ridlcula mien tras no hay ningûn reemplazo en Los Cguti-

VDS. En las dos comedias se sintiô casi ig;ual necesidad de dar mâs desarro- llo a ciertos personajes e incidentes. -161-

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Utio de los mayores finlxjs que ha resultado de la comparaciôn de estas dos conedlas es haber visto que la mayorla de los camblos va encaminada a poner Los Banos a tono con la comedla lopesca. Esto se ve en el aumento de la acciôn desde la primera ajetreada escena, en la anadldura de una segunda intrlga, en la parcial supresiôn de los narradores en favor de la acciôn mlsma, y en la anadldura del espectâculo de la comedla y de la procesiôn de bodas. Tamblên do acuerdo con la moda reinante los cuatro actos se han reducldo a très y la figiira de la madré suprlmlda. Se nota un deseo de dar contlnuldad a los personajes y de entrotejerlos con las varias Intrlgas.

Estos camblos representan una admlslôn tâclta de parte del autor de que su técnlca anterior adolecla de defectos bestante graves.

iQuieren decir estas concoslones a la lopesca que la estétlca cer­ vantlna se ha vlrado en oti-a dirccclôn opuesta a la representada por Los

Tratos ? Contestamos que no, que estas concesiones en si son bastante super- f Ici aies. Slrven para prestar la aparlencia de modem Idad y para Impedir que el Interés de la acciôn disminuya a través de la comedla. Despué s de ver que Cervantes adopté casl todas las nuevas técnlcas de Los Cautivos, cobra mucho Interés su rechazo de una técnlca que era caracterlstlca de la comedla lopesca y fundamental para ella. Me reflero al conflicto o a la rlvalldad entre dos personajes o dos grupos de ellos. El pensar en los argumentos de las comedias mâs conocidas de Lope basta para convencemos de esto. Fuente- ovejuna enfrenta el pueblo con la tlranla. La Dama Boba. la boberia con el amor, El Castigo sln venganza, las fuerzas telurlcas y el Heber filia l, El

VlUano en su rlncôn, la fellcidad pastoral con las obllgaclones a] rey y asl en adelante. I.as finicas obras del Manco de Topanto en que ocurre esto -163- son La Nunancla y en mener grade en Los Tratos, pero como homos visto, el conflicto en esta obra es mâs bien un tema, que no es lo miisno. Memâa de desaparecer efectivamente el conflicto en Los Banos, tamblên desaparece el tema; ya no sostiene la doctrina contrarreformista de que la fe esta muer ta sln obras. Al contrario, parece obstlnado en su deseo de mostrarnos que muchas veces las cosas no son lo que paJ'ecen. La vision de su primera

época on que el mundo se dlvldla en opuosWs, el correcte sancionado por la

Autoridad y el otro, ha cedldo ante el reconocimiento de una realldad mâs compllcada en que las grandes slnç>llflcaciones no tlenen lugar. Ahora, la realidad, lo antes Irreduotiblemente real, se va desplazando conCdndiendose con fantasmas como la armada do nubes, una realidad inconcreta que sln embargo résulta en una mas;acre concretlslma. Por otra parte lo ineluctiblenente real como la procesiôn nupclal no tlene resultado alguno. La verdad y la e:q>erlencla, antes una, enpiezan a enfrentarse y mâs bien contradoclrse.

Antes, monolltlcsmente unidas, lldlaban contra la mentira y el mal,} ahora la union se ha desmoronado devolvlendo la individu alidad a cada luia.

Notâmes la nueva orlentaciôn en muchos personajes y situactones.

Hazên es el renegado que pide firm as a don Lope y a Vlvanco a fin de poder vol ver a su pals y a la vrirdadera rellglôn. Hazôn, como muchos, se ha rene­ gado por escapar de los sufrlmlentos del cilstl; 3no esclave, aunque se le pue­ de d iscu lp ai' por haber sldo nlno. Et a n â lls ls (jue hace Hazôn de su p ro p la sltuaclôn contrasta con e] que hlzo Saavedra de la contempiada renegaclôn de Pedro:

Hazén: como, he a muchos so co rrld o ; como, nlno, fu i opi'lmldo a ser turco; como voy en corso, pero que soy buen ctulstiano en lo escondldo (T, pâg. 12S1. —16)i-

Subrayo el (û.timo verso, porque déclara que lo qua so es puede dlferlr de lo que proolaman los actos de segundo o tercer orden. Mremos ahora las palabras de Saavedra:

Ï aquel que contricion dice que tiene, como algunos christianos renegades, que con la boca y con las obras niegan a Christo y a sus sanctos, no la liâmes aquella contricion, sino deseo de salir del pecado; y es tan fiojo, que re sp e c te s humanos lo detlenen de executar lo que razon le dice; y asl, con esta scanbra y aPariencia deste vano deseo, se les pasa vn ano y otro, y llega al fin la muerte a ponerle en perpetual seruidumbre por aquel mlsmo modo que é l pensaua alcanzar llbertad en esta vida (Los Tratos, TV, pâg. 607).

En fin, déclara que si los actos no pregonan los sentlmlentos de uno, éstos no son slno a p a rle n c ia , o se a fantasm as, térm lnos que errplea mucho en Los

Banos para indlcar sucesos que atraen graves consocuenclas. Pero, precisa- mentsÿson estos sentlmlentos lo que le Impulsa a atacar a Yzuf y a aceptar el martirio ecstâtlcamente. La dura, implacable fllosofla predlcada por

Saavedra se ha hecho comprenslva.

Vuelve a repetlrse esta idea al desenvolverse la acclon de los dos nlfios. Contesta Juanlco de la siguiente manera cuando su padre express constemaclôn de verles vestldos a la turquesca.

porque si nuestra Intention esta con firme aflcion puesta en Bios, caso es sabldo que no deshaze el vestldo lo que hace el corazôn (II, pâg. 1/i7).

Esta nueva orlentaciôn no puede ser mâs opuesta a la de Los Tratos. Tamblên dice Vlbanco con referenda a Zahara:

y mâs, si acaso se gana esta aima, en obras crlstlana aimque en moro cuerpo mora ( Î I , pâg. 1^1)• -165-

Estc comentario es aûn mâs grave dèsde la perspective, de la Oonti'arreforma porque trata irônxcamente la cuestiôn de la salvaoiôn por obras. Zahara es, pues, crlstlana en cuanto a obras y fe pero no ha sldo bautizada y parece mo­ ra. iSe lo puede callflcar de crlstlana "oficlaim en te"? La parodia se lleva al extreme cuando durante la comedla dentro de la comedla cornenta

Vlbanco que la mlislca ha sldo hereje porque los mûslcos eran de Caurall.

Creo que no puede haber duda acerca de las Intenoiones de Cervantes cuando se rairan todas estas manlfestaciones poco ortodoxas en conjunto.

El oonf]Icto de Ko s Tratos dégénéra en una multlpllcacién de puntos de vlsta en Los Banos. lil que tormentaba a Aurello no se destaca claïamente en Fernando. La escena en que pudlera haberse desarroUado se despllega como una serie de pim to s de vista cu;/o interés depende del equ.l’/DCo. Al entrar en escena, Fernando descubre a su promebida, Costanza, por qulen se ha arrojado a l mar. Eii e l mismo momento conoce a su ama, Hallma. Los comentario3 y plropos cjue Fernando dirige a Costanza los acepta Hallma cre- yéndolas dlrlgldas a ella. La mlsma mala Interpretacién le despierta los celos a Costanza. Estas desavenencias de puntos de vista son poco pro fund as, pues basta que se reclba la informaclôn correcta para rectlficai'se. No se acusan profundas y radicales diferenclas de parecor. Incluso se podrla sustitulr a los moro s con dsmas y Caballeros espanoles tl.picos de la escena contempor&nea sJn que se notase la diferencla. A pesar de que carece ol

------Î2------A. Castro relata que el problems, durante los slglos XVI y XVIII, era acuclante. No sôlo Erasmo se preocupaba de la salvaclon de grandes gen­ tiles como Sôcrates slno que era im problema tratado dentro de la Iglesla (DQ, II, Cap. VIII, pâg. 1â07) on que don Quljote consigna los gentiles al Inflerno (Pensam:lento. pâg. 26?). Castro juzga este comentario li’ônico: "Cervantes no pensaba en serio en la fatal condenaclôn de los genI lies, como no lo pensâban otros escrltores cootâneos, ni, sobre todo, la mlsma Iglesla, cuando ténia que enfrcnt;irse son el problima dogmâtlca y tnolôgic imento" (pâg. 273). —166— doble entender de profundldad, a veces cobra interés por ser tan extrava­ gante- Por ejempl.o, l.o doscava'lo de los oqulvocos parece despertar las sos- pechas de Halima, evidentemente perspicaz, porque pregunta a Fernando,

"iConocas tfi a esta cautiva?" (II, pag. 136). 5e intensifica este juego cuando Zahara lleva aparte a Costanza para hablar con ella, dejando juntos a A urello j Halima. 5e mezclan las dos conversaclones creando equivocos extravagantes y graciosos.^^ Uega a tal extremo la confusiôn que Zahara al principle sospecha que esta enamorada de un moro y al hacerle una pregunta para aclararlo, "61e causa un moro fatiga?", contesta Costanza, "No es slno mora" (II, pâg. 1/i)i)* Claro, se escandallza Zahara y se rie el pûbilco.

Este juego a que se ha reducldo la acciôn es entretenldo, pero le recuerda a imo de una zarzuela, normal on todo sus aspectos menos en la Intromlslôn de una que otra vlctlma sacrificial como Hazén o el nlno.

EL contraste de puntos de vlsta es mâs serio en la cuarta escena de

Jomada I en la cual vemos a Has an Bajâ, el rey de Argel, el Cad!, Carahoja,

Yzuf y Hazén. EL rey félicita a Caurall y a Yzuf por su actuaclén en el ata- que a la costa valenclana. Ahosa bien, desde la perspective, del rey son leales sûbdllcs y valientes soldados, pero para el pûbilco y para Hazén, que viene a ser portavoz de las emoclones de los espectadores, Caurall no es nada mâs que un pirata en«nlgo y Yzuf es el traidor y as eslno de su proplo pueblo. Asl es que lo que es motlvo de aprobaclén para unos lo es de oprobrlo

n ------La semejanza con la primera escena de Guard a Cuidadosa de Miguel Sânchez es asombrosa por el extravagante doble sentldo y, como ya hemos Indl- cado, qulzâ expllca la admlraciôn que expresa Cervantes por 11 en el Prélogo a las Ocho Comedl^ y Ocho Entreinesost "estlmanse las tracas artiflciosas en todo e^trâno de Miguel Sânchez" ((feras dramâtlcas, LXXXIV). Para una edlclén rnodema de La Guai’da Cuidadosa junto con La Isla Barbara, véase la de Rennert (Publications of the Ühlv. of Penn., Boston: Ginn and Co., 1896). Pero si tuvD motives j)or hablar bien de Miguel de Sânchez, tenia mâs para alabar a Lope, porque esta escena parece ser un caLco directe de la tercera escena de Jomada III de Los Cautivos de Argel (pâgs. 253-25â). -167- para otros. Sa In tarns Ifloan estas enoolones al oonfesar Xsnf qns «1 vïajo as su hamano y los dos ninos sus sobrlnos. Para Haxén no oata oanalla n4s gran­ ds y para al ray es un fiai sarrldor.

hpont&x)mante sa représenta el aspaotador la angastla deûL padre enmdo los argelinos tratan a sua dos hljos eoao "objatos" hososexnalas.

Kl angnstiado padre gxlta, "iCuitado I IQmé es lo que esoneho?" (I, p 6 g. 133).

El haoarles un l’égalé de lo s dos amohaobos d asrla A aaeasivo Intecrés del

Cadl y del Bajâ de los otros o«itlTos, sobre todo de Costtmia, a quien quia- ra Oanrall guardar para «1 ninao. De esta modo, Caurall, receloso, pregunta a Hasân Bajâ, "IVendrân todos los christianos?" (l, pâg, 133). Sln duda le alirla a Caurall olrle oontestar, "Ifcastra alguno y sea qulen fuere." No représenta la pi’esentacd.ôn de estas parspactiras un conflicto slno «âs bien una puesta an tenslôn de rarios puntos de vista indlTldaal.es, la cual an esta caso no nos interas an denasiado, porque L>s parsonajas «panas han oobrado la estatura de indirldnoo, al contrario de lo que suda oeurrir au las nova- las de nuestro «ntor. Ista clasa de sltuaclôn séria mâs âtU an la tlplca comedla nadona]. en que d argumen to se basa en una falta de infomaoiân o en una InfoxmacJ.ôn aqnivooada y cuya soluoiôn c m s is ta an que todo e l mundo dasoubra fortuitmnente la verdad de la sltuaclôn.

EL flujo y reflejo de estas perspectiras dan la ispraslôn de âlgo insustanolal. ÎHn embanp), estas dlstintas manaras de TSr las cosns, a veces no «parenl'jes, paad«n prodnoir grandes actos sln que sa tenga la obligaeién de mardLfastar la fe en mU pequeAeoes como la indumentaria, pro- olmaacionas y todas las iiinâsoulas aoolones que Uanan todos los dlas. El tomar agua a la cual sa lian Impartado cualidades milagrosos metiando en alla el cruclfljo de un cura bonaobôn y confidente de cabaUaros no basta —168—

para reform ar la voluntad de persererar en Gris t o . Por olerto la fe de

Haaén, sln alardes ni mmerosas nenndioias anteriores, le «aqmja âL eastigo

de Jkafy a su proplo martirio, y aân a pesar de toda una vida de aparienoias

contrarias. Beta manera de rer la fe es muy distinta de la de Los Tirâtes y

parece rechamar las fruslerlas intrasoendentales, fâsUmente utilisables por los bipôoritas que confunden el culte

la verdad. Esta idea la expresa nuestro comediôgrafo drmaâtiea pero indlreo-

tliante en los Banos. de modo que Impresiona sobremanera snoontrarla resumida

U sa, Uana y direotamente en la prosa de La OltaniHa. KL anciono gltano

le oAreoe Preciosa a indrâs con las siguientes palabras.

—E sta mwchacha, que es l a f lo r y l a nata de toda l a her- mosura de las gitanas que sabesM>s que viven en Espana, te la entregnos, ya por esposa, ya por smiga; que en esto pue- dïs hacer lo que fuere mas de tu gusto, porque la libre y «cacha r id a nuestra no e s ta su jc ta a melin d res n i a mûÆas cenionias (pag.

Séria difioil sncontrar ezpresiôn mâs exacta y suointa de una de las ideas

o&ntrloas de I

guna dase. EL sacristan es un personaje que no entretieoe flimemente punto de T iota alguno. Eh efecto rompe s i ritmo de l a escena que toma p arte y de toda la comedla en general. Es el eslabôn de la oadena que no se enlasa n i con e l p o ste rio r n i oon e l an terio r. Como personaje desssq>ena l a mlaaa funciôn que un vocsblo que desmiente e interrompe todo un verso. Como Tomâs de Avedono, Lope A sturiano, e l de "Daca l a oola," desdice e l «mbiente id e a l.

Parc es mâs que eso; es la disoontinuidad miema antes de que el aima y el cerebro hunanos le den contottioa.

Como se peroatarâ él lector oonooedor d» Los Cautivos de Lope, me reflero a Fdix, él cura. -169-

La s e rle d» fentimeoos ora® foimn «1 eontomo no ti«n« unld«cl a prim era vlota. Cobra forma j nnldad cuando el mar bnnano le observa la forma Inhe­ rent®, si la tlene o le ispone su propla forma que lleva adsntro. Cuando se observa a otro individuo eobra âste forma greoins a la vlsiôn propla de dloho Indlvldno que gula sus aotos. Puede gularle su proplo numen o una séria de valores heredados de la soeledad o Impuestos por ella* Ahora biso, Tristân eamo Pedro de Crdauslas no tlene forma esp«>aifloa. Es libre de adopter la fbzma o el punto de vlsta que le oonvenga. Le fasdnan a Cervantes los tipos eomo los gltanos j los ploaros preolomuente porque representan esta libartsd frente a las restrleolonee que fomaban pai-te de la soeledad en quo vlvla.

A Tristan no le isporta la honra hcrisontal en absoluto, lo eual ae destaoa desde la primera escena en que se ildleulisa a si mlmmo. Pooe de relieve su vil estado enaKtdo al dar la al a: ma, prod ma*

mejor meneo e l badajo que dessmbayno l a espada ( l, pâg. 118).

Reohasa toda dignidad exterior, dlspuesto n sufrir eualquier ultraje. Oan­ rall le manda, "ICisaina, perro, a la marinai” El saoristân, en ves de sno- jarse saea la oonoluslôn lôgloa, indifereni;® a las dedueolotv»a poeo lisonje- ras para si: "Ahora sâ quo ml madré fue pei*ra" (pâg. 119). Tristân vuelve a aparecer en la tercera escena durante la revista que el Bajâ j e l Cadl pas an a lo s cautivos. Aqnl se da aân mâs a lto re lie v e a la cnalidad princi­ pal de Trlstin, la cual consiste en evitar que se le obligae a dedarar sus verdaderas oreenoias. Doinrla la s preguntas d d Bajâ dando a propéslto otro sentldo a sus interrogaoiones. De modo que cuando la pregunta si es "papas," tâmlno «npleado por los turcos por "cura, " contesta aslt

* 0 soy papa, sino vn pobre saoristân que «penas tuvo una oapa (l, pâg. 1 3 li). -170-

Toda l a « n tre rls ta aubregra e s ta a a ra o ta rlstlo a de T ristân . Es d iffo U que

aprandan algo de âl, lo oual es ezaetmente lo que qalere. Las siguientes palabras de TLrstân, de lo que pareœ ser un aparté, amestran sus preooupa-

oiones al respeoto.

IMudbo este perro me aquezal : Guards el eiélo mi sentidol (l, pâg* 13li).

Termina el Cadl ooneinyendo que no pareoe espanol.

Men tus ofieios eonoierta; no fuâredes vos de BspaSa (pâg. 1 3 U)« C ontrasta no tablemen te este hombre oon l a Imagen del espaSol de Invenolble

esplritu que se nos ha presentado en palabra j obra en Los Tratos. Los Cau­

tivos y, aunque mnoho menos dsoidesunte, en algunas partes de esta obra.

Reyt INb sâ quâ raza es âsta dsstos perros cantiuos espanoles I IQuiân se huye? Espanol. &Quiân no cura de los hierros? Espanol. IQuiân fanrtando no destruya? SspsDol. IQuiân ouste otros mil hierros? Espanol. Que en su peebo él oielo influye un animo indoauihle, aselerado, al bien y al mal oontino aprerejado (Los Tratos. 17, pâg. 6 lO).

Bsyt Como eso, sabrân fingir. XQniân mejor sabe enganar? Espanol. XQuiân mâs fingir? Espanol. XQuiân ae levants? EspaBol. XQuiân no se espanta? Espanol. XQuiân se ve hoir? Espanol. XQuiân rtoo esolavo? Espanol. IQuién nos da muerte? Espanol. XQuiân es aaâs fu erte? Espanol, que sieapre es bravo. Deoid: Xquâ ha tenldo Espana que tanto os regooijâis? (Los Cautivos. pâg. 259).

Reyt Pues no te oanses, que es espanol, y no podrân tus man as, tus iras, tua eastigos, tus promesas, a haserle toroer de eu porpâsito. iQuâ laal eonoees oanalla tare a, perfiada, feros, fiera, arrogante, pertinas, indomable y atreuidal Antes que moro, le verâs sln vida (Los B«j 8 os. III, pâg. 171). -171- La Idea qw gula a T ristân es que a menos cpe so la obllgue a deoir que esto

o aqpxello son lo qua qoieren deoir sus palabras o sua aotos, o sean las apa- riensias, signe sisndo libre de oreer lo que quiera.

Kl Tlejo padre de los dos nlfios suplanta a Saavedra de Los Tratos en su ofioio de oonolenoin 7 predioador, pero ahora oon Tristân la sltuaeiân

es bien distinta. EL snoieno le aousa de 1;ener anoha la oonoianoia 7 de oooaer oame en los dlas vodados (II, pag. Ili3), a lo oual contesta Tristân*

IQuâ niflei*la 0 l Como aquello qne ne da ml mao ( I I , pag. 11*3).

Cuando el viejo le advierte que le harâ mal, responds el Saoristân, "IQuâ no hay aqnl teologlaa I" (II, pâg. Ikb). Estâ dioiendo darmaante oon sus tân- minos, "nifierlas" y "teoleglas," que estas oosas son de pooa sustanoia) en fin, son Tana «parieneia 7 tienen pooo que ver oon la fe sustentadora.

Tristân* Es so no, porquè en la fe soy de bronze (pâg. lItU). Sin embargo, Oarvantes hlzo que Saavedra argua eut ara de ta l awdo en Los Tratos que ara imposible separar las nifierlas (los ayunos ofloiales) de la fe. Saacvedra* XQuLeres uer s i le nlegas? Estâ atento. FÎngete ya ves tide a la turquesoa, y qi*e vas por la oalle, y que 70 Uego delante de los turoos, y te digo* "Sea loado Christo, amigo Radro. qw ^■•ftos es y gie manda l a I d e a i a w s ayunmm>s7 A esto, dime, Xquâ responderias? Sin duda, que aie dieses mil pufiadas, y dijeses que a Christo no oonooes, n i tie n e s oon tu Ig le sia ouenta alguxia, porque eres muy buen awro, y que te llaaaas no Pedro sino Aydar o Wahometo (17. plgT 'Sbl). Cbnsta aqui que la aetitud de Cervantes ha vlrado 180^. A diferencla de Leo­ nardo, de Los Tfatos. Tristân ha reohasado la oportunldad de maanoebarse oon moras. -172- Sacrlstânt XLaego no me han dado ya mâs de dos lo que qolzâ otro no lo deseohara? (pâg. IliU) La fe, pues, le mantlene leal en lo esenelsl sln que tenga que hacer alardes de e lla .

A diferencla de Tristân, él judlo da muoha Importancla a las frusle­

rlas de su rellglân. Qulsâ no sea neoesarlo senalar que el Erangello nos dice que Grlsto les obserraba repetldas veoes a sus ccmpabrlotas, sobre todo a los

farlseos, su demaslada preooqpaolân oon la letra en perjulclo del esplrltu.

Aeordlnonoa de que Saavedra sostenla que la letra por mlnûsoula que fusse no podta separarse del esplrltu, lo cual raya en confundir los dos j le acerca

a la postera del judlo, aunque se dlatlnguen olarmente en que la comedla no da IndLclo alguno de que el judlo se preootpase de nada mâs que la letra. Los ataques de Tristân al judlo todos van dlrigidos a hacerle vlolar su ley sln que lo oonslga. Oooilenza promu*ando hacerle U evar e l b a r r ll, y al judlo no le Importa humlUarse asl con tal de no tener que trabajar el sâbado.

Judlo: Dexa venga manana, que, aunque donlngo sea, te Hevar4 dozlentos (II, pâg. 1L6).

lAy, ay, miser© y t r is te I Por el Bios bendlto, que a l oy no fu era sâbado, que lo lleuara. IBuen chrlstlano, basta I (pâg. 1li6). Notemos que Andrâs, el espla de La Or an Sultana, senala précis mente la preo* cupaolân judalca oon la letra, la oual tiene su causa en una falta de fe.

^ ------Tina de las acusadones mâs fuertes contra las doctrlnas protestan­ tes de Lutero y Calvin era que hablan terglversado las palabras de San Pablo al aflmar que s 6lo se necesltaba la fe para salvarse (Romanos, sobre todo Cap. 17, V . 1Ü-16, y Cap. V, v. 1-2). -173- Andrâst 10 gante anlquUadal 10 infene o sugl a raza, y a qua nlserla os ha traydo Tueetro vapo esperar. vaeatra looura y Vuestra imoomparable pertlnaola* a qulen U aw ^ flrmeza y feé Imudable. (la bran i^taàa. I, pâg. SI anelano padre inleroeda por el judlo j a oonseouenela Tvlotân lo deja mar- eharse. En otra oeaslôn le roba la oasuela <{ue omitlene la oomlda que tlene preparada para el mlamo dla aagrado y le haoo reao atarlo . En fin , uno no puede menos de sospeohar que Cenrantes parodia en el judlo no al judlo eepe- olfiesmente sino al oristiano que se le asemeja denasiado an uunq)llar las menudencias de l a le tr a . Creemos que e l "antisém itism e" de Cervantes, de que tanto se ha hablado, no es lafts que un ardld para poder dlsimular su verdadero blanoo que es el atuendo de la Iglesla.Por oasualidad uno# pasojes de

Cervantes y Erasmo que o ita Amârioo Castro, yuxtaponiândolos nos relaoionan varios de los oonooptos que vmos viendo a la ves que indiean tener su origan en la obra del humaniste de Rotterdam.

La oonolusiôn de Castro es terminante : "Ifo veo, pues, base sino para aflrmar que por unas u otras rasones —antljudalsmo de espanol, opiniôn foraada en Argel, donde el judlo era un pobre ser, blanoo de la safia de los noros y orlstianos, eonoeslôn a la opiniôn oorriente— Cervantes «pareoe oomo lo que hoy Uamarlmnos antlsemita" (Pensamiento, pâg. 306). Marrast jusga al pùblioo oapas de enoontrar estas torturas graolosas bastante sevsrmentei "H fallait que les esprits fussent singullhrmmente prâgnârd'intoleranoe pour trouver la matière à plaisanterie" (Myial de Cervantw. dramaturge (Paris: L'Arche; Les Grandes ITamaturges, 19^7/, pâg. 69. —17Ü-

CEH7ANTES ERASMO

"No ancles, Sanoho, desoenldo "Despuôs de la v io to rla de y flo jo j que e l veetldo deaoom- Côsar, siendo preguntado Cieerôn puesto da Indlolos de ânlno des- cpie cômo habla errado en el eleglr masalado, si ya la desoonpostura las partes, le respondlô Cieerôn y flojedad no cae debajo do sooa- dioiendo cpie la eintura le habla rronerla, oomo as juzgô en la de enganado. Dando a en tender cpxe Julio César" (II, W; .RM, 7, 539) no pensaba cpie un hombre efemlnado habla de venoer. Porcpie CÔsar se "Cimencin cita a Haroobio cjae ceAla la ropa a la manera de blan- es la fuente de Erasmo en este doa y delioados hombres de adonde caso; pero creo que es mâs natu­ solia anonestar Sila a Pompeyo que ral pensar en el acoesible terto se guardaae de muohaoho mal oefii- de los Apotegaaa." do" (Apotegmas. Amberes, I5ü9, fo l. 172v).

"XNo has visto tô representor "Hipôoritas (- 'ennascarados') se alguna comedla adonde se intro- podrân Uaaar todos aquellos cpie no ducen reyes, emperadores y pon- son lo que parecen, bien como en las tlfioes, Caballeros, dosas y otros c<»edias cpie se representan, lo s que dlversos personajes? Iho hace el parecen reyes no son reyes, ni los ru flân , otro e l embustero , este e l que parecen obispos son oblspos, por­ mercoder, aquel el soldado ... y que las personas cpie debajo de aque- aoabada la oomedia ... quedan todos 11 as inslgnlas reéLes o pontifioiales los reoltantes iguales ... Pues se oubren son hombres vulgares o lo mesmo aconteoe en la comedla o bajosos, tornados de la s heoes del y tra to de este mundo, donde pueblo. Pues des ta misma manera aoa- nnos hacen los eiq>eradores, otros esoe muchas veoes en lo s reyes e p rin ­ los pontlfioes ..., pero en cipes qpie se tlenen por verdaderos ... Uegando a l f in , cpie es cuando Acabada la farsa de este mundo, muohos se aoaba la vida..., quedan igua­ cpie dejan acâ la mâsoara de las muss- les en la sepultura" (II, 12; R. tra s exterioros . . . no ser&n cono- M, 17, 2/47 ). "La idea y hasta e l oidos de Dios" (Coloctuios. en Origeoes movlmiento es tills tioo son anâlo- de l a Novela. 17, ^0^106). gos; pero Cervantes, 'hipÔorita- mente,' suprime el sentldo que Erasmo da a su oomparaoiôn."''

TT A. Castro, Pensaaiento, pâgs. 281-282. -175- Cono «nota A Castro, el sentldo del trozo es que los poderosos de la tierra tanto Seoul ares oomo eoles lâstioos a veoes no son lo que «parenhan. daro que

Cervantes no se sentie libre para enularle mâs abiertnente a Erasmo en plena

Contrarrefoma, pero era pïsible deoir lo mismo de los deheredadoa de la tie­ rra hasta hartarse y oonseguir asl el a^dauso de todo el mundo, incluso él de ellos contra quienes iba diiigldo solapadmnente. La ironie es penetrsnte.

Pero afin de mâs Isportanoia para nuestra tesis es la relaciôn que se estableoe entre las aparienoias y él teatro, porque la critlca va dirlisida tamblên con­ tra êl cuando créa ilusiones en vez de una lionda oo^'respondeDoia entre el car&oter y la acciôn.

En su oapaoidod de un personaje neutre que évita dcslararse, Tristân es libre para reflejar lo .pie le rodea a fin de parodiarlo. Obra asl al robarle al judlo a un hljo exLglêndole rescate, pues los turcos y argelinos hacen lo mismo oon los orlstianos per el mismo motivo, el cual se reduce a que su ley es distinta. El rey cuando respalda a Tristân, mandando al judlo que se lo psgue, nada mâs cunple un procedimiento normal entre ellos.Di su ofioio de espojo que refie j a sus cireunstancias, Tristan perteneoe a aque-

11a f mailla de personajes noiqpuesta de Basurto, Madrigal, Rmiro de Urdmalas y son en alto grado "speoulwi oonsuetudinis. " Fooo tie o e T ristân en oomfin oon Ba^nirto de Los Cautivos. Este es el esolavo de un judlo que le maltrata y Saavedra se pone de su lado cuando el judlo quiere darle palos. Aqui se vale de la rlvalldad entre espanol y judlo.

Basurto evolmna.

------Î5------Jalrae Ùliver As in asevera que Cervantes trata al ;rey de manera mâs ecuânime en Los Bancs que en El Cautlvo, haoléndole tratar oon justlcia a los cautivos. A mi Juicio, el rey es mâs bien rldloulo y représenta una parodia por la manera en que resuelve el rescate del Judlo. Parece mâs bien que un retrato ecuânime de E?r?.n Bajâ uno que se ha ajustado a las necesidades artis­ tic as de la comedla. Tease "La hlja de Agi Morato," pâg. 281 y slgs. -176-

No pong as en ml l a mano, Brahln, detenla y detente, que no es bien qne tan vU gente la ponga en ningûn orlstlaoo. IPor aquel Dios que tu agüelo puso en la oruz ... I (II, pag. 2k9)>

Lo seounda en este Saavedra.

No le habléls de osa menra, que es Basnrto hombre de bien y 08 ha de matar un d la ( II , p&g. 250 ).

Ta no es brome. KL orlstiano se eneueutra debajo del odiado judlo y maltrata- do por 61, de mènera que el p&blloo tiene que haber reaocionado igual que Saavedra. Eh el easo de Basurto todos sus ataques al judlo ban sido gratuites, enomninadoe a aproveofaar el antlsemltlaao de la 4poca para haoer relr. El

Talerse de esta rlralldad remeda el asunto principal de la comedla. Nb tlene otra fnnel6n mis alla de 6sta y en es to contrasta fuertemente con Tristan-

Aproveohandose d el espanollsmo de su pûbllco, e l autor de Los Cau- tlYoa logra estahlecer olerto «nblente patriots y bellcoso semejante al que un general proourarla lerantar antes de la bat ail a. EL Manoo de Lspanto Intenta algo mucho mis profundo que el estàblecimlento de un estado de ànimo o un anblente, sea pas toril, ploai'esoo o oaballereseo o reallsta. Pasada la dicada oohenta, no pareoe Interesarse ni por lo Ideal ni por lo real slno por es a reglin Intermedia donde se generan estos extreraos. Tlenen su aslento en la pslque humana y exlsten gradas a ella. 19 No pareoe ser capaz de mantener la rlralldad neoesarla, o sea, estableoer y mantener el prolongado ambiante de espanoll sno.

------î?------— Ortega en sus Msdtaolonee del Qullote es qulen orlglna la Idea de que es la clenela del Renaclmlento que Imposlbllita la exlstenola de la aven­ tura fuera de la pslque. Teoriza que la novola reallsta describe el proceso de cremol6n en vez de s6lo su produotO. Eh el oaso del Ooljote. el escenario donde tiens este proceso lugar es el oerebro de don (JiljotêT î’éa*a Ortega, lo Ideal 36 créa de la materla Inerte. Bodrla declrse que lo real, en el sentldo de una InterpretaOlôn negatlra de las clrcunstsnclas, tanblén se c ré a -177-

Por al mismo motlTo, tan to an su poesla suelta oomo an su dranatloa apareoan vocaKlos incongjuentas qua dasmoronan el estado llrloo- Para Cer­ vantes la verdad no consiste en estos pantos de vista pasajeros y tenues slno en l a reg l 6n dcnde se ere an y en la que se yuxtaponen y chocan.

EL exanlnar este aspeoto de su llrloa drcstitlca taL cono se manlflesta en Los Bancs nos pondra en oondlclones para apreclar major su z^acl 6n ocn los principales tenas que hemos vlsto liasta ahora y con la orientaol 6n estitlca de Cervantes a partir de la primera épooa. Suele comenzarse un oomentarlo sobre la poesla de Cervantes cltando los fanosos versos de su Yiaile del Par- nage. ib, que slenpre trabajo y mm desvelo por parecer cpxe ten go de poeta la g racia que no qulso derme e l d e lo (Cap. I, pîg. 67 ) De sente jante slgnlfloado son las palabras del llbrero que le dljo que se podla esperar mucho de su prosa pero del verso nada.^^ Rlvery nota, que el contex­ te en que se confies a sln g racia poéWjoa es jocoaerlo.^^ EL ndsnio c rltlo o no oomparte el orlterlo de algunos de que es mal poeta, concluyendo que Cervan­ tes oomprendla que no era ningûn Oarodlaso pero tonblin que se oontaba entre los mas séries y majores de su ipooa*^^ HLecua tcnblin ofrece una observaolôn

In tares ente al aflrmar que era gran aficionado de Oarcllaso y que servla de de la materla Inerte. Como aflm a el mlsmo Ortega cltando a PLaton, venos las cosas, o sea, que les donos jerarqula, gracias a los conoeptos (Hodltaclones. T. I., pâg. 358).

20 Prôlogo de la s Ooho Coaedlns ..., Cbras CosKPletag. p&g. 200.

21 Elias Riverr, "Vlaje del Pnmaso y Poeslas Sueltas," Suma Ceorvan- tlna. pag. 122. 22 Ibid., pig. 120. —178—

de puante entre el Renaolmlento (Herrera, Ft*ay Lois de Le 6n Fbllpe Çt) y el

Barrooo (lope, 06ngora, Felipe inolueo en Los Banos «pareoe el ver­ so, "Oh, dnloe prendas por ml mal halladas" (Egloga III), modlfloado en

"Prendan por ml bien halladas" (II, pig. Ili 6 ) con que aeoge el anclano a sus hljos.^^

Ho es tniestro prop 6slto deolarar sobre la oontrovvrsla de que si es o no es buen poeta, pero oreenos que séria bueno dlstlngulr entre su tionlca y prop 6slto. Sln duda alguna sabla verslfloar si bien desde el principle se notan unaa ouantas desavenenolas, rltmos y vocablos que desdloen el oon-

Junto. No es euostl 6n de encontrar unos cuantos versos y dedr que son unos de los majores de la lengua espanola. 25 Este aparté y a pesar d elà benéfloa

Inüuencda de Qarollaso, lo que onoontrmos en las oomedlas de la segonda ipoca prtnolplando por Los Banos son efecto s repetldamente malogrados.

En efeoto, al senalsr Rivers los modelos garoUaslanos en la terapra- na poesla oervantlna, yuxtapone dos versos del Soneto XXI de Oarcllaso con une de Cervantes. Serenlslma relna, en qulen se halla lo que Dlos pudo dar a se r htmano (Cervantes) Clarislmo marqués, en qulen derrsma el clelo ouanto bien eonoee él mundo (Oarcllaso, Soneto XXI).

------53------José Manuel HLecua, "Oarcllaso y Cervantes," Homenaje de Insula (19Ü7), pig. 1U2.

2h Ibid., pig. lUU. No lo nenolona HLecua pero Cervantes t«mbl 6n ample a su hallazgo antes en l a mlsma obra: Fernando: 10, por ml bien, prends haHadal Costanzat 10, por ml mal, bien perdldo! (II, pig. 1ü3).

25 Joseph M. daube, "La Poesla llrlo a de Cervantes," Homenale de Insula, pag. 120. —179” A ml julolo, de Igual Importanoia son los aspeotos qne dlfieren de la poesla

do Oarollaso. Me reflero prlmero el rltmo estacato y d@sequ:lllbrado de los

dos versos cervantlnos frente a la flnldea garoilaslana,^^ y, segtmdo, al

slgnlflcado claro y bello de Oarollaso y al ablguo de Cervantes. Kl verso,

"lo qne bios pudo dar a nn ser faunano," tanto tle n e de oonnotaclôn negatlva

que de positiva. De Igual manera ohocan los teroetos que resan asi:

De boy mis de je del Uanto la flereza el afllgida Espana, levantando con verde lauro ornada la oaboza.

Que mlontras fuera él Clelo raejorando del soberano rey la large vida, no es bien que se consuma lammtando ("Elegla, " Obras Oosrpletafl. pig. Uli).

D lflcll séria hallar otro sentlmlento tan antl-eleglaoaj no es que la oonso-

la o l 6n no tenga lugar en la elegla, pero si es demaslado eflcaz, no tlene

por qui haberse escrlto la elegla. Ko puedo nenoe de acoidame de la hln-

torla qne replte Miguel de ünanrano en El Sentlmlento Tragioo de la Ylda

en que uno le pregunta al enlutado por qui lamenta, pues, nada se le puede

haoer, a lo oual responds que lamenta précisamente por eso. brave, si

la pena por lo perdldo respondlese a la loglca, maldlta la falta que hlolara la poesla. Hemos observado, pues, en unos poeos versos rltmo Inadecuado,

doble sentldo pooo aproplado y la Intrusion de la l 6gloa. Enoontramos Incongruenolas sene.)antes desde la primera esoena de Los Banos. Antes de arrojares del penasoo, don Fernando da un dlsoiirsc algo largo que los slgulentes versos rematan.

De Arabia todo el oro, del Sur todas las perlas.

------25------Rivers observa que al lado de los largos y suaves périodes de Oarcllaso, loa de Cervantes enolerran frases abruptanente Incompletns ("Yla- je y Poeslas Suéltas," Suma Oervantlna, pag. 12b.) -180-

la pùrpura de Tiro mis preolosa, oon lib e r a l deooro ofiezoo, aanque el tenerlas 08 vaaga a parecer cÜJÎicultoea (I, pig. 122). iPor qui tlene que Uamamos la atenolin sobre la falta de lôgloa de su exar gerada oferta enpleando una oraolin oonoeslra, colno del prosaloo estllo

I6gloo7 SI nos quedara alguna duda respecto del por qui, s 6lo tendrlenos que adelantamos a EL Gallardo Espgnol para ver en una sltuaoÜn Idéntloa palabras s «me jantes. Reoordenos que es la dmaa qulen signe a su galan al oautlverlo.

Margarita* y si fUere esaLovo, qulero dar por il mil montes de oro. De que lo s h a lle no du de nadle; que el olelo al desseo del aflloto slempre aoude (II, pigs. 30-31)

De vuelta al diseur so de dan Fernando, notamos que tcnpooo halaga el oîdo su deserlpclin de la bodega del navlo.

D. Fer. * Ta a desoubrlr se enplesa la miqulna terrible que en llg e ro buelo l a carga de ml oleln Ueua en su vlentre tragador y horrible (pig. 122).

La oolocaol 6n del adjetlvo oon la oonjunclôn "y*' da la Idea que adenas de ser "tragador" la bodega es "horrible" ouando lo es preclsam«nte por haber tragado a su «nada esposa. EL efeoto de estos desUoes es destrulr el ambiante. Tal manera de procéder es mas b ien «gtroplado para su poesla de 27 reoonocldo fin joooso oomo la que precede al Qnijote o los sonetos entltulados, "Al Tftmulo del Rey Fbllpe H en Servllla" y "A la Ehtrada del

Dnque de Medina." Rotanos en estas formas unas remlnesoenolas de los dispara­ tes y parodias de Juan del Bnclna y OU Tleente. Es dudoso que estos

57------Pierre Leonl UUstan, "The Burlesque Forms which frame the Qul- jote," ^ales Cervantlnos. H (1961-62), page. 213-227. — 181 ~

"disparates" fueran a picpoaito en las primeras obras poStioaa de Cervantes.

Creeraos que esta tendencia era inriata a nuestro autor) hoy en dla dirlmos

"suboonsclente," pero en sus obras naduras esuna tionloa llterarla que enplea consolenteaaente. De todas formas, esta clase de Inoongruenola ooiurre fre- onentemente en la comedla oervantlna y va enoeminada, oreeraos nosotros, a desmoronar el anblente, nostrando asl lo faueeo de las oonvenolones de un dr ar­ ma naolonal que se habîa alejado demaslado de la experisncla direota para valerse exoeslvanente de la separaolôn entre la aool 6n y el deooro.

Las desooncer tantes notas discordes no s 6lo se observan en el reino de la palabra slno tambl&n en e l de la oonduota de los personajes. Si es olerto lo que nos dloe Ortega, que lo "real" consiste en olerta manera de aoaeoer las oosas y lo "Irreal" en lo Jbnprevlsto,la esoena es que salen loa oautlvos de f ie s ta al jard in de Agi Morato p a rtic ip a mucho de la Irre a lld a d .

Lo prlmero que nos coge por soipresa es ver delante de nuestros ojos un gru- po de o rlstla n o s de exours l 6n, entre ellos los dos nlnos del vlejo, al eatdlo de la no vela pas to ril, con sus Instrumentes musicales (no fuera mucho que hublesen sldo septponas). Salen Juanloo y Pranolsoo, que anal se han de llanar los hljos del vlejo; vlenen vestldos a la turquesoa de galanes; saldrâ con ellos la sefiora Catalina, vestida de garçon, y un o hristlano oomo oautlvc, Costanqa y don Fernando de oautlvo, y Julio de oautlvo, y traen las torsas (sio.)29 y vestldos da los garpones, y las gultarras y el rabel. Don Fernando ha de hazer sallda (II, pig. 1ü6).

5B------Meditaplones, pigs. 378-379.

29 "Tersa" qulere deolr "turbante" segun postula Carlos Fernande: OSmez (Yocabularlo de Cervantes, Madridt RAE, 1962). —182—

Ik qui tanta alegrla en el ambiante lûgubre del cantlverlo? tPor qui se entrometen dos personajes desoonoeldos, al parecer ejqtresanente para esta escena? Ms reflero a la "se3ora" Catalina, dlsfrazada de Tarin, y Julio. Oomo si esto fusera pooo, dinonos ouenta de que estas festlvldades ocurren en e l s&bado musulmin.

Ju lio t A lll podremos a solas danger, cantar y tafler, y hacer nuestras cabriolas: que e l mar no suele tener slenq>re àlteradas sus o las. Demos vado a la passlin, qg^to rn&s, que es la Intenolin csji que nos holguemos, y que los "vlem es" iûnemos honesta reoreaolôn (pâg. IL?)* Ceivmtes segursnente sabrla qpie los fléles de Islam ran a la nezqulta a olr su sermin los rlem es y que despuis suelen U erar su comlda al oampo, o si haee mal tlempo, festejarse en sus oasas.^^ iPor qui haoe que los orlstlanos se oonporten ocnno musulmanes ouando en este t r i s t e mablente e l lu to s é ria mâs deooroso? De aousrdo oon la tem&tloa de toda la obra y al contrario de la de Los Tratos. nos estâ mostrando que las menudsnolas son lo de menos en lo de la fe. Las aparlenolas superflolales enganan. No Importa que estos crls- tlanos oelebren el s&bado musulm&n oomo los mlanos musulmanes ni que los

------35------Cotarelo suglere la hlpitesls de que se trataba de Catalina Suârea Yerdeseoa, mujor del autor, Caspar de Porres, el del contrato de 1585 y de un poeta cantlro (El Tea, de Cer.. p&gs. 235 y 238). Es poslble en p arte que Incluyese esta esoena fw a dlarle la oportunldad de mostrar a travis de sus calsas oeRldas lo tome ado de sua plemas. Tal apelaclin a la ranldad de la raujer del emprosarlo no hab rla dafîado la s poslbU ldades de representarse l a oomedla. Yiase N. Bornera Nararro, "Las Dlsfrazadas de Yarin en la Qp^dla," Hlspanlo Review. H (193^:), pâgs. 269-286.

31 CGLlver Asln en el artloulo ya oltado documenta minuolosmente lo fiel que Cervantes plnta las costumbres musulmanas. —1 8 3 ~ nlfios ae via tan a la turquesca ni quo Trlatin ooma came en los dise vedados) no implden estas oosas quo sean Wen os orlstlanos. Tamblin explioa por qui on esta mlsma escena ocurre el triste j algnlflcatlvo encuentro del padre con sus hljos, pues en iate vmaos a la ve* lo triglco do su sltuaolin j lo frivol a que es la conducts de la inocenola. No hemos de descartar la poslbllldmd de que oon exagerar la dlstanola entre fe y obra, Cervantes parodie la oomedla naolonal al Igual que proclama una dootrlna rellglosa mis liberal. En fin, una de las Incongruenolas mis obvias de la ipoca era la estrlcta Interpre- taelin oatiUoa de la relaolin entre fe y obras, y la demaslada liberal entre el deooro y la aoolin de la comedla naolonal. Antes, lo mis probable es que nuestro comedligrafo suglerlese un promedlo entre Ion dos extremos.

T«d frlvola es el estado de inlmo de todos que don Fbmando sa slente libre para expresar pequenas vanldades, proguntando a Julio:

IQulin le dlxo que tenla yo Wena vos? (pig. 1L7). Estas puerlUdades festlvas entre los que es tin de exnursiin se entrai aa an y contrastan oon los graves asuntos de la separaclin, el henbre y la fe drama- tlaados en padre e hljos. En un memento dado Julio suglere que canton y

Jbabrosio, que es Catalina, pregunta, "iQtii dezla, que no os ol?" (pig. 1l|0), lo oual provDoa la slgulente pregunta y renpuesta. Don Fer,i iEs sordo? Julio I Yn pooo es ten len te de lo s oydos.

Ambroslo : iNo ay gente que no oyga? (pig. 11:8 )

Estando en plan de festlvldades pastorlles, la malhunorada y reallsta pre­ gunta de don Fernando choc a por su Incongruenola. as, si Cervantes

Incluyi este papel precisamente para agasajar a Catalina Snire* Verdeseoa, —1 Bil­ ls mujer de Qaspnr de Pbrres, el presentarla oomo sorda tendrla el efecto opouesto. Tras este suoeso, se canta un "romance" bien raro quo Jlmbroslo atrlbuye a Julio.

—A las orlUaa del mar, que eon au longua y sus aguas, ya manso, ya ayrado, U ega del perro Argel las murallas, con los ojos del desseo estan mirando a su patrla quatro mlseros cautlvos que del trabajo descansan; y al son del yr y voluer de las olas en la playa, con desmayados acentos esto Horan y esto oantan: I Quin Cara e (re )s de auer, o dulce Espanat

Tlene el olelo oonjurado oon nuestra suerte contraria nuestros ouerpos en oadenas, y en gran pellgro las almas. 10 si abrlessen ya los clelos sus oerradas oataratas, y en vez de agua, aqul lloulessen pez, reslna, azufre y brasas I 10 si se abrlesse la tierra, y escondlesse en sus entrenas tanto Datin y 7ir6n, tanto brum y tanta magal I Quin Cara eres da suer, o dulce EapaBa ! (pig. 11|8 ). El eplteto eallejero, "perro Argel," rompe el suave y mellfluo mnbiente pas-

toril con que enpleza este romance dando otro ejemplo de la caracteristlca oervantlna de In tro d u clr Incongruenolas. Parece que no qulere que nlnguna acolôn del romance se ponga del todo serla. Dlficilmente se encaja la aluslôn blblioa de "Datân" y "Vlrôn" oon el resto de la estrofa. Sln duda alguna se re fle re a l a rebellôn de Dathan y Ablram contra Moïses y Aar 6n en Rùmeros.

XVI. No es dlflcll que Ablran apareclera como Vlron, puesto que en la -185- Vülpata se lee "Ablron,"^^ y quién eabo en qué forma apareclera en la Impre- s i6n de ieta que manejara Cervantes. DathÉm y Ablrsn se rebelaron o

T se Juntaron ocmtra Moisis y Aarin, y les dljeron: Bâs- teos porque toda la congregaclôn, todos ellos son santos, y en medlo de ellos esté Jehova* ipor qui, pues, on le- vantéls vpsotros sobre la oongregaclin de Jehova (Nûmeroa. 171 , 3 ).3^ Dlos hlso que l a tie r r a tragase a Dathon y Ablrpm y que un fuego del olelo oonsumlera a sus dosolentcs olncuenta seguidoreii en oastlgo de su presunclôn.

Ahora bien, la pregunta que oabe haoemos es, in qulwi àlude Julio oon Dathin y Ablram? El romance en lo grueso lamenta l a cnutlvldad y «natenlza a lo s moros, pero no es lôgloo que se identlflcaee a los moros con estos rebeldes

Judlos ni oon sus sucesores orlstlanos de la Reforma que rechazaban él oon- cepto de otro Intermedlario fuera de Crlato. Pues, iouiles non los "Datén" y "Vlron" a qulenes se reflero? iSei'én una alutilôn Irônlca a sus ocwpaneros qulenes contravienon si no una ley especlfica si el espirltu de la ley fes- tejandose en e l sâbado musulman? No hay re spues ta segora poslble, p»iesto

55------"Eooe autem Core, f lllu s Isaar f i l l l l Caath f i l l 11 Levi, e t Dathan atque Abiron f l l l i i El lob, Hon quoque f lllu s fheleth de f lllu s Ruben, su rre- xerunt contera Moysen ...," (Numerl, XVI, Polyglot ten Bibel min Praktlsohro Hendgebryioh (B ielefeld und Leipzig: Verleg von Vélhagon uno ICLasing, 1875), pag 33 Viase The Ihten^reter's Bible. 12 vols. (N.T.: Abingdon-Cokesbury Press , 1952), 7.T,"p5ks. 5 5 ^ 5 5 1 :------

3li La Santa Blblia, Antigua verslôn de Cipriano de Valera, cotejada con divers as traAïoolones y revis ada con arreglo a Los Originales Hebreo y Qrlego (Madrid: Deposlto Central de la Sociedad Blblioa, 1915). -186- que las referenclas son demaslado vagas, pero no creemos que sea casual que l a rebellôn de Dathan y Ablram tenga lu g ar no sôlo porque ae Interpongan

Moisis y Aarôn en tre Dlos y e l pueblo slno que también porque exlgen al pueblo que tribute una adherenola cada vez mâs estrlcta a leyes y formularlos con sus oorrespondlentes sacrlflolos. Kl capitule de Nûmeroa anterior a este eplsodlo, se mato a pedradas a un hombre porque reeogla lena e l sâbado y tanto el llbro de Levltico como el de Nûmeroa tratan las obllgaclones de los judlos para oon Dlos y estlpulan las penalldades por faltar a ellas.

Por nuestra parte, tendenos a conclulr que no alude el autor a un gnqx> ni a un aoto espeolfloo; el haberse deolarado tap ablert«mente habrla acarrea- do oonseouenclas nmy graves. Pero, es obvlo que los actos de Dathân y Abl- râm van de acuerdo con la nueva aotltud oervantlna que reohaza una estrlcta intarpretaclôn de la ley.

KL rcmianoe que acabcnos de tratar tmnblin tlene una referenda a l exjceslvo nûmero de "brumos" y "magas." Puesto que sabenos que l a aotltud oervantlna hacla la superstlclôn mostraba huellas erasmlstas,^^ serla bueno observer lo que haoe el anclano al explrar su hljo.

Vlejo t Echa tu aima en ml booa, para ensarte la mlal lAy, que esp lra l (IH , pâg. I?*:). Apareoe re fe re n d a a l a mlsma costunbre, de obvlo orlgen p ag ano ,^ en El Ruflân Vludo segûn notô Hazahas y Rûa en su edlolôn de la s dos obras te a tra le s ru fla - nescas.

55------"No hay pues, ataques a creenolas fundamental es, pero si punzadas a la vida eoleslâstloa. a los rezos. a los santos. a los mllagros debldos a la superstldôn. a lo que es. en svm ë. en obra exenoialnente numana. Üictias ideas oristlanas no eran, segun los huraanlstas, divlno prlvllegio del cato- llclsmo, sino oonstrucolones de la humana razôn. Esa fue la huella de gras- mo en los mâs altos esplritus de Espana" (Pensamlento. pâg. 287).

36 "At Rome I t was the custom fo r the n earest kinsmen o f the dying -187-

Nota 168. îQiié no me hallar a yo a tu cabacera ouando d ie t# el e e p lrltu a los a ire s, para que lo aeogiera entre mis labios y en mi esténago llmpio lo envasaral

Hemos oldo asegurar qua afin oonservan esta oostumbre los gltanos. Bs lo (lue decimos recoger el postrer aliento de una persona.^'

Que un v il ruflân oomo Trmmpagos entre tenga taies superstioiones de orlgen pagano no lo enouentra raro nadle. Ademâs «il entremis tlene la obllgaelin de ser oomloo y nos «porta otro jaotivo por relmos a su oosta. Es otra eosa

Introduolr en la booa del ])adre una oreenelu psg ans en el momento mâs oon- movedor del «artlrlo de su hljo orlstiano, iPretende Oervantes oon esto una

Ironla o es nada mâs un denlla mâs o menos Inconsciente que responds a su mania por la hlstorlcldad?-^ iPuede ser que no vlese que las palabras del padre conpaginan mal con la sltuaol 6n? Oremnos que nuestro comedligrafo sabla nuy bien lo que se hacla; que por una parte tomaba en serio «1 m artlrlo del muohaoho y que a pesar de ello no pudo l'eslstlr la Ironla de Intercalar dloha superstlclôn, oonflado en que el vulgo Irroflexlvo no lo Iba a encontrar

man to Inhale his last bronth thereby ensuring the continuity of femlly life. In which the lives of Individual heads of fmidJLy are but suocesslve Incidents" (WlUlma R, H alliday, Qreok and Roman Folklore (N.T. : Cooper Squire, 1963), pâg. ! 0 ).

37 Joaquin Has an as Ilfia, Los Ruflgies de Ceivantes: El Ri^an PlohoBo y e l fhflân yiudo. B studlo preliralnar y notas de Joaquin Hazânas y Rûâ (Sevlïla* Mb. e Inq). de Izqulerdo y Cia, 1S>06), pâg. 253.

38 Cono es bien sal>ido a Cervantes le fascina lo hlstôrloo y es posl­ ble, aunque no probable, que vlera una sltunolôn seme jante en Argel. Aoor- démonos de su aootaolôn referente a Buytrago de H3. Q a lla rdo Bsprfol en que aflrma oon olerta nervlosa 1ns Is tend a habei vlsto los extraoidnarlos aotos de este personaje (II, pâg. 11). —l8B"* extraordlnarlo. Eh suma, que el pfiblloo vlera lo In aproplado de una vana oostumbre pagana en medlo de una esoena de alta rellgiosldad oristlana serla una punsada, pero el que se lo tragase todo sln murmurar eonstltuye dos bien dadas. Muestra que no solo esta oontsalnado el oui to de una que otra supers- t l o l 6n slno que la oapacldad crltlca de su pûblico estâ tan atrofiado que ni slqulera lo nota.

Las prooeslones nupclales en los paises del profeta eran como la de

Zahara, segûn observa Oliver Asln.^® No obstante, la esoena nos Impreslona como pooo reallsta precisamente porque tropezarios a cada paso oon lo Inespe- rado, oon lo oual e l oomediôgrafo d esafla desoar ad amente a loa que le Hamaran l a atenolôn sobre estos p a rtlo u la re s. Don Lope y Vlbanoo enou entran e l oor- tejo Inesperadowente y Ossorlo les Infoima que es de Zahara. Pero, âsta apareoe en una ventana ooglândoles a todos por sorpresa. Ahora bien, Zahara en nlnguna parte de la comedla expllca oômo logrô sustltuirse en el cortejo.

En medlo de lo que "pareoe" que va a ser una explicaolôn, le cortan Vlban- co y Lope.

55------"Cervantes sabe, y lo dloe olar«mente, que hay aspeotos fundamen- tales de la rellglôn crlstlana que son mero trasunto de la pagana dloe Amârloo Castro (Pensamlento. pâg. 279), pero despuês de oitar varies ejemplos (la Rotunda antes tenplo de todos los dloses, ahora de todos los santos; la fiesta de las Mondas en Talavera, antes en honor de Venus, ahora en el de la Vlrgen), su argumente se enoaralna a mostrar que Cervantes que- rla conqjaginar lo pagano con lo orlstiano, pero hay una dlferencia funda­ mental entra las costumbres paganas y sus Ideas rellglosas y filosôflcas mâs flnas. No hay forma ni ventaja alguna en Incorporar la costumbre de reooger el postrer allento al oristlanlsrao.

W Jalme (Hiver Asln, "La h ljo de Agi Morato," pâg. 200. -189-

Zahara: HI go . esta noche un sentlmlento* con que la bod a deahize. Oy me mandô aderepar para ai»rmo de Ueuaj* esta noche a ser esposa; vino y hallome Horosaj fuesse sin querane hablar y por toda la oiudad se suena que me desposo e s ta n<5oh0.

Vlbanoo : A-sl es verdad.

D. Lope: (E ste es oaso mlJLagroso ! No lo apuriis mas; oaCTad. Dame biis manos, senora, hasta

De modo que ni los espect.îdores ni don lope tlenen forma de saber qulân es la que va en andas. Cotarelo nos da la liq^reslân de que hay una escena en que Zahara solicita la cooperacl6n de Hallna y âsta se la otorga. "De aqul résulta que Alima se ofreica a sustltulr a Zara en las cereraonlas de la boda, mien tras Hega su amante a conduolrlo a Espana."^ Esta Inslnuaolân de Cotarelo no estâ fundarientada en nlnguna eonversaolân que tuvlesen las dos.

Lo ûnico que nos dice que es Hallma es la aootaolôn que lntrod«M)e la esoena al "lector:"

Aqul. ha de salb' la boda de esta manera: Hallma oon el velo delante del rostro, en lugar de Zara: lleuanl a en vnas andas en ombros, oon môsloa y hachas encenUdas, gidtarras y vozes y grande regocljo, oantando los can- tares que darâ. Salen detrfis de todos Vluanco y don Lope, y entre loa moros de la mûolca va Ossorlo el oau­ tlv o . Como acal>an de p asar p reg u n ta don Lope a Osso­ rlo (III, pâg. 17ti):

TU Dh aoepolôn lôgfloa para él oonteocto no apareoe en nlnguno de loa dlcclonarlos principales (lihoiolopedla del Idlowa de Martin Alonso, Dloolo- narlo de Autorldades, eto.TI Los ejemplos que aduce Pbmândez Oôraez en eï ôltado Voojb^^io"3e Oerrantes sugleren que "sentlmlento" qulero deolr "expresiôn de senf ibnîento. "

h2 Cotarelo, Tea, «le Cerv., pâg. 2$1. -190-

Trtnpoco era poelble Identifloarle puesto que, oomo asevera don Lope, "por el velo que tray a/ no podimos reoonooerla" (I7li). No me explleo por qiii, pero los quo tratan las oomedlas de Oervantes pareoen querer pallar sltuar- clones oomo ista o haoer oaso omlso de ellas. ùOuâl habrla sido la sltua- ci$n de Hal-lna si las 6rdenes de ffaley Maluco no hublesen lnterrunç>ldo la boda? Se supone que habrla tenldo que de jar que se eonsuraase la boda en espera de que la reoonoolera en la osourldad, oaso no sln paralelo en la literature del Slglo de Oro, o haberse deolarado. Bita alternative sôlo habrla ganado unas ouantas ho ras para Zahara, y l& quâ oosta? De todas for­ mas las olrcunstanolas son graves a menos crue su soluciôn sea mer amente mecâ- nloa« eso es sln tomar en ouenta los oaraeteres de los personal es. SI se soluolona meoânlo amente oomo solia haoerse en el teatro del Slglo de Oro, como lo hlzo Lope por ejemplo en Los Cautlvos haolendo que los amantes se flnglesen looos, los detalles de la soluolôn estân de mâs. Oualquler ardld habrla servi do. Cervantes pone de manlflesto la artlflolalldad de taies soluoiones oon repetldas referenolas de los personajes de esta esoe­ na a lo mHagroso de esta sltuaolôn.

Vlbanoo t Qulen le haze pareoer en lugares dlferentes, nuy mâs que esto puede hazer. por guitar Inoonvenlentes ù bien que ha de suoedêr. (III, pâg. 176).

Don lope: lEste es un oaso mHagroso I (pâg. 177).

Don Lope: agues ta boda en figura (pâg. 178).

Vlbanoo : EL mlsterlo que oontlne ml buen suoeso asegura (pâg. 178).

Moro 1 I La fiesta cesse, y a su casa buelua la bella Zara, que Muley lo ordena, con prudencla admirable, des ta suerte (pâg. 178). —191 —

Moro 2 î Si esto pensaTia hazer, tpara qui qulso que el passeo de Zara se hlzlosse? iQuâ d lr â e l pumbloT Perisarâ s ln duda, que no qulere oasarse ya con ella.

Moro 1 : Riga lo que dlxera, âste es su gusto, y no ay slno oallar y obedeoelle; y «is, que Agtmorato gusta de ello (pâg. 178),

Vlbanoo % 10 Mos Imtenso I lOrandes son tus mlsterlom 1 T seguro puedes partir, pues ves qu&i fâoilaente esta fantasma y ocimbia se ha ^eshecho Tpâg. 178).

Las objecdones a lo Infundasientado de esta esoena se oontestan apelando a la fuerza aihltrarla o de Muley Maluco o del autor ("Qulen le haza apareeer/

en lugares dlferentes/ wtoy m&s que esto puede hazer/ por qultar Inoonvenlen­

tes" ), o por Un de Dlos ("10 Dlos Inmenso 1/ Grandes son tua mlsterlos I... ).

En fin, pareoe que Oervmtes nos eStâ dlclendo, "Fljense en lo Hôglco y

pooo reallsta de esta esoena; no me es neoesai'lo explloarla slno deolr slra-

plemente que asl es." Oreemos que estâ olaro que oon esta aotltud por una

parte se mofa de la aoojjôn no fundamentada y pwr otra deo3.ara que p>or lo

reallsta que parozoa una esoena por su oorres]x>ndenola oon los partloulares

exterlores observados (Iwcbas encenctldas, gultarras, vozes y gi ande regool-

jo, etc.), puede dejar de serlo; es mâs, no es neoesarlo que se produzca la

acolôn que promets (el casmiento de Zahara). Eh suma, va enotmlnada esta

esoena a mostrar lo rldîotilos que son los zuroldos meoânloos entre el deooro

y el argumente y lo Inûtiles que son los detalles reallstas en si. EL tra­

tar de supllr la verdad solpioando la aoolôn oon uno que otro détails oostura-

brlsta oomo oon una raoiôn de condlraento responde a la mima tôenloa que

esp>era sxqplirla oon tlpxis oonvenolonales (jôvenes taronbanas, vlejos sablos,

e t c . ) . - 193 -

Cuando vuelven C au rall y ïs u f de Espana oon lo s c a u tlv o s. As an Baxi no le s penult® besarle los pies.

Caurall: Dame tus pies, fuerte Azân, como ml re y j seRor.

Bax& : Mis plea por jam&s se dan a los labios do tal valor y a tan brauo capltln. Del suelo os alçad.

ïs u f : A ml darâs lo que a Caurall nlegas con Justa razôn.

Baxa : De entrgmbos mis brazos son. (I, pâg. 131).

Do manera s erne j ante se tratan los nuovos amos, Caurall y HaHma, y sus cau­ tlvos, Fernando y Costanza. Peio, ISahara reacciona de otra manera ouando al asomar al baloôn don Lope se me te a los altos llxicos y corteses.

Don Lope: 10 estreno de los estremos de anor, que las aimas domal ISalud de mi enfermedad, arrlmo de mi cayda, de ml ptislôn llbertad, de ml muerte alegre vida, crôdlto de ml verdad; archluo donde se enclerra toda la Paz de ml guerra, sol que alurobra mis sentidos, luz que a mlseros perdldos los enoaralna a su tierra; vesme aqul a tus pies postrado, mâs tu esclave y mâs rendldo que quando estaua aherrojado: por tl ganada y perdldo, preso y libre en vn estado; dame tu s p ie s sobrehuraanos ^1)U8 alexandras manos. âncle mis l^ lo s se pongan t

Zahara : Hb es bien que se desccnpongan con moras labios cristianos. Por mil senaies has vlsto oômo yo toda soy tuya. -192-

Tsmpoco dobemoB d o sp ro clar l a analogie ijue e x is te e n tr e e l deooro y las fruslerlas rellglosas. Bn el teatro so le oonfiaba a la superflolal

caraoterlaaclôn convenolonal la verdad llbrando asl el argumente para que

corrlera por donde mâs le oonvlnlese al delelte del pûblico. Algo semejante pasa en el torreno religiose cuando el devote oiuiq>le oon las manlfestacio- nes superflolales del culto en sefial de la fe, llbrando el osplrl.tu para manlfestarse en aotos afin mâs signifieatlvos en potencla pero no neoesarla- nente aoordes oon el espirltu del dogma prof es ado. A manera de Hustraclôn, del QoUote vlene a la memorla no sôlo el oaso de San Martin, el oual sa aparta del espirltu dândole al pordlosero la mltad de la oapa,^^^ slno las palabras referentes al rosarlo postlzo, ouj-a desaparlolôn de la segunda edl- ciô n de 1605 hlzo mereold*mente fmnosa Amôirloo Castro:

... fuô que rasgô una gran tira de las f aidas de la omlsa, que andaban oolgando, y dlôle once ftudos, el uno mâs go rdo que los dwnâs, y esto le slrviô de rosarlo el tlempo que alll estuvo, donde rezô un mlHÔn de Avemarlas. ^

Tmnblân se vale nuestro oomedlôgrafo del espirltu festlvo para 11a- mamos la atenolôn sobre la oonvenclôn de exagerada oortesla que relnaba en el teatro entre gente de olerto range a pesai* de su naolonalldad. Juza-

gando por las aparlenolas, Argel pareoe ser un lugar donde en un momento gastan exagerados ouraplimd entos oon uno y en el prôxlmo le empalan, de la mlsma manera que un "oaballero aventurero es una oosa que en dos palabras se ve apaleado y «nperador" como asevera Sanoho (l, xvl, p. 1171).

^ ------re n s a a ie n to , pâg,s. 26? y 310. W: Ibid., pâg. 26h. A. Castro cita una larga serle de ojenqilos de julolos oervantlnos cuya crtodoxla morece ponorse en tela de Julclo. -1911-

no por tl, slno por Christo, y assl, en fe de que eoy suya, estas carlcias reslstoj para otro tlenqx) las guards, que aora. que se acobarda el aima con mil temores, oopiadlmlentos y smorea mai iôs atiende y guràrda (XU, 5, pâg. 1?6).

En efeoto, le estâ reganando Zahara alegando que sus sentimientos no son apro-

plados por ser dirigldos de un orlstiano a una mora en aotltud suplloatorla

y por ser la sltuaolôn una de pellgro y sobresltos. Nuestra propla expe- rlenola le da la razôn y, despertada la aotltud crltioa, nos preguntamos por qué no puede apllcarse el mlsmo orlterlo a otros cumpUmlentos inapro- piados, por ejamplo los que pas an entre Caurall y su mujer y sus dos oautlvos.

HaHma : ZCÔmo te hall as, ohrlstlana?

Costanza; Bien, senora, que en ser tuya mucho ml v e n tu ra gana.

Caurall s He te dado ouenta desto, para que en ml gusto el resto eches de tu dlscreclôn.

D. Fer. : Mâs plde la obllgaoiôn, buen senor, en que me has puesto (II, pâgs. 137-138).

Es obvlo que la admlslôn de obllgaclones y la atrlbuolôn de dlsoreoiôn al

enenlgo pertenoœn al relno de la oonvenclôn. El oomedlôgrafo pareoe darse

ouenta de ello ouando don Lope, de vuelta oon la baroa, rechaza el Intente

de Vlbanoo de abrazarle dlclendo; "No hay lugar/ de ounpHmlentos agora" (III,

pâg. 183). A su vez, se ve reganado don Lope por el patrôn de la baroa

ouando en plena fuga qulere oolmar a Zahara de palabras amorosast "No es

tlempo de ounpHmlentos" (III, pâg. 183). Expulsândonos del terreno de la

oonvenclôn qulere el autor que nos fljemos en lo mal que oonouerdan sltua-

olôn y palabra. -195-

Eh oonjunto, ol estudlo de estas très obras revola un rechazo por parte de Cervantes de la prâctlca de solder deooro y argumonto sln que tengan una relaclôn orgânlca entre si- EL relaclonar superflclalmente oonvenclôn y realidad pareoe desagradarle sobremanera al principe de los novellstas no sôlo en el terreno de la comedla slno en el rellgloso también. îbe la genla- lldad de lijpe que le penidtlô ver que el otndno a segulr era el de reduclr el argunento a su esenola resaltando las rlvalldades en vez de ahondar en los oonfllctos, oosa que podria ser pellgrosa menos en el oaqto ortodoxo. Es precisamente el genlo llrloo de Lope que le peimlte dar a los elonentos dis­ pares unldad o la agparlencla de ella. El genlo oervantlno no era la poesla; al contrario, en parte oonslstla en ver las eoyunturns donde se artloulaban mal los entuslasmos sentimentales y las Irréductibles olrcunstanolas. Desde la perspeotlva oervantlna, pues, la oomed:la tu vu que parecerle un dl^arate oomo aflrma el Cenônlgo de Toledo, porque lograba ocultar las desavenenclas en vez de busoar la manera de resolverlas drematloonente. EL Canônlgo habla enpleando los téiminos y oonoeptos del dla que se enoontraban a mano, los cuales s en al an jsperf eo tamente él gran hlato entre acto y oarâoter. De

Importanola primordial, oreemos, es que tuvo lugar en Cervantes una paulatlna evoluclôn estétloa y vital que oourre a lo largo de la décade 80 que le oolo- oô de espaldas a su primera orlentaolôn oonfoimista. No queromos deolr oon esto que reohazase ni su patrla ni la Iglesla, pero sln lugar a dudas se revolvla dentro de él un deseo de varies conblados en algunos aspeotos. No obstante, Cervantes se vela artinconado sln poslbllldad de orear un drana oonseouente porque ni el gusto dramétloo relnante ni el «mblente oontrarre- formlsta se lo pem ltlan. La sallda que le quedaba era orear un drsma que se aseméjsba lo suflolente a la oomedla lopesoa para no ser reohazada a la “ 196— voz quo trataba de res altar la verdad median te contrastes. EL yuxtaponer opuestos e ir aoercandolos mediants el dialogo y la experienola es el método de conposiciôn que eopleô con tanto éxlto en Don Quijote. pero la intriga que era parte de este sistema mal le avLene a un teatro cuya unldad aparente depends de una accl6n râplda en que el rival y las rlvalldades famrecldos quedan olaramente perfllados. De heoho, la falta de un argumente de este tlpo junto oon la del factor aglutinante de la llrloa es fatal para el 6x1 to de la comedla. CAPITOLO V

EL QALIARDO ESP aRo L

LA FAMA CCMO ARBITRIO BE LA REALIDAD

Esta 6oniedia "novelesca" ha despertado las oplniones mâs oontra-

dictorlas. Cotarelo creo que es dlsparatada^ en contradiooiôn directe oon

Mâlnez,^ que opina que es la mejor obra de Cervantes. Casalduero la toma

en serio Intentando corauuicarle un llrlsmo "barrooo" que salvara las desa-

venenoias y que ensalzara el herolsmo espanol al estllo de Los TraWs de

Argel. ^ Marras t se Inollna a la opinion negative de que es un Intente pooo

fellz de una ooniedia novalesca.^ El mâs reclente editor de sus oomedlas ve

en EL Oallar do lÿtpanol una trnnslclôn entre la obra de tlpo documentai y las mâs novelese as de La Casa de los Gelos y El Laberlnto de Anor.^

Por dlsi>nratada que pareolese la conclusion de Mâinez, oreemos

tlene razôn en el sentldo de que la comedla estâ oonstrulda sin Interfe-

renclas oon el argumente y en que Cârvantes haoe exaotamente lo que se

------T------Cotalei'o, EL Tea, de Cer., pâgs. 259-296 y e sped aimante 268 : "La obra, en veixlad, es cans ada y prollja; los eplsodlos novelescos, Invero- simlles; las escenas hâcense Interminables, sin que sea poderoso a qultarle pesadez lo enmaranado y oomplejo de la fâbula."

2 Ibid., pâg. 268.

3 Sen, y For, del Tea.. pâgs. 31-55.

â Marrast, Cervantés, dramaturge, pâg. 61.

5 Ihdurâln, "Sstudlo Prelimlnar," pâg. HVI.

-197- —198— propone sln tlbubeos do nlnguna clase. Procura orear una obra en que hay un dlvorclo provisional entre el deooro y ol argumente, la aparlenola y la ver­ dad, la fe y el acto. Nos da claros Indlolos de su propôslto desde el eomlen- zo. En una obra de arte todo depends de la relaclôn entre estos elenentos.

Comlenza la obra en al aduar de Arlaxa donde oimos a ésta Inslstlr en que Allsrazel le tralga a don Fernando de Saavedra vivo, porque su fama do guerrero ha despertado en ella la ourlosldad por verle. Sera bueno que notâmes desde ol primer momento que no es que ame a don Fernando a pesar de todas las Interpretaclones al contrario que vlene esorlbléndose a traves de los «A)s. a* ningûn momento ni dloe ni da a en tender que le «ne. Su per­ versa curlosldad exige que él pobre de Allmuzel se lo tralga vivo cuando tendra suerte Allmuzol mlsmo en no perderse la vida. Le contesta burlona- mente Allmuzel.

Allmuzel: Haz ouenta que ya lo ves, puesto que dé en ayudalle todo el olelo.

Arlaxa : iPues qué esperas?

Arllmuzel» Espero a ver si te burlas (l, pâg. 2).

Ha dlcho ol moro que le traerla aunque todo el clelo le ayudara, como si lo neoesltara don Fernando si es clerto la mltad de lo que dloe la fana de él, o sea que se burla exagerando Allmuzel en espera de que Arlaxa retire su demanda. KL tlpo de humor que hace que don Fernando de Los Banos prometlera

"todo el oro de Arabia" y Margarita ofrezoa "mil montes de oro" se ha arro- gado una poslolôn céntrloa. La exageraclôn aumenta la explosion de rlsa que tlene que oourrir ouando contesta, "Espero a ver si te burlas." La Incre- dulldad de Allmuzel ante el caprloho de Arlaxa es reallsta por ccnqileto. -199-

Estâ exLgiendo Arlaxa que su moro actfio de acuerdo con su deseo j que haga casa omlso de las exigenclas del contomo. Nos demorenos eu este detalle al. resumlr al argumente para r es altar que desde el oomlenzo la obra mezola a propôsito la acciôn que es regida sôlo por el deseo sln limites y la que ocurre o puedo ocurrir en "realidad de verdad," la comblnaeiôn do las cuales a veces résulta graclosa y en todo caso des concert an te. De modo que creemos que, cuando Francisco Thduraln identifJ.cô esta obra oomo una de translclôn entre la documentai y la fantâstloa, puso el dedo en el neorrlo de la pro- bleraatica.

EL suicida y onamorado caballoro moro se dirige a retar a don Fer­ nando. De manera reallsta, don Alonso le nlega a don FVsmando permiso para salir a pelear aferrândose al deooro mllLtar.^ No pudlendo tolerar la mertna a su fana, don Fernando se pone de acuerdo con Ouzmân, el encargedo de llevar la negative, para que le dlga a Allmuzel que le espere dos dlas, pues plensa baijar por las murallas mlentras va de ronda. Le propone Ouzmân a Allmuzel lo encargado, pero también anade algo de su parte *

Si aquesto no te contenta, y quleres prouar la suerte con menos dafio y a fre n ta , tu brazo gallardo y fuerte con éste, que es flaco, tienta, y a tu mora lleruarâs, s i me vences, qulzâ mas que en lleuar a don Fernando (I, pâg. 8).

Es ra ro y qulzâ demaslado huraano quo un liombre que aeaba de aflrm arse v e rla - dero amigo de don Fernando ( " S l, porque soy verdadoro amigo," pâg. 6) no pueda resistlr la vanldad de una COTÇ>aranlôn odlosa. Nuestro comedjôgrafo

5------SchovlU y Bonilla encuentran precedents para este Incidente on el DlSlogo de l a Vedadera Hon ra M llita r de Oerônimo Ximênez de ü rre a (Comodias y Entremeses. T. VI, p â g s. 10l|-105). -200- ha vuelto a Intercalar una nota psioolôgicamente reallsta, aunque sl se etxamlnan los ûltimos très versos oltados no son del todo lôgicos.

Su rival, Nacor, el jerlfe, le convenoe a Allmuzel, apelando a sus raoelos, que no espere, bajo promesa de "antorlzarle" oon Arlaxa. Con una frulolôn descarada Nacor tralclona a Allmuzel, de modo que consta que aunque

Allmuzel acudlô a su obllgaoiôn era por cungillr y sln Snimo guerrero.

Naoort Hlzlste mal; yo bien, porque pensaua que a un cobarde aoonsejaua (l, pâg. 15).

Haoort Oonsejos de rellgloso presto los toma el oobarde (pâg. 17). iSerla muoho atrlbuirle a estas palabras un sentldo que desbordata los con­ fines de Islan? En estos momentos Hega don Fernando, hablendo sldo hecho

Oautlvo al acudir al desaflo. Pero, en vez de deolarar su Identidad renle- ga de Palabra nada mâs.

Fernando : Soy vn soldado que me he venldo a entregar a vuestra prisiôn de grado, por no podor tolerar ser vaHente y mal pagado (I, pâg. 16)

No hay que tomarle en serlo a don Fernando, pues por el "don" delante de su nombre nunca se ha vlsto obllgado a aceptar nada en oamblo de sus aotos vallen- tes. No tlene que preoouparnos de momento que su creador, aunque vallente, no se enoontrara en sltuaolÔn tan ventajosa. Hay que oreerle a don Fernando ouando dice a Arlaxa, "To de disparates vivo" (16), pues es disparate preclar- se de su fama a al vez que comete el acto mâs perjudlolal para eHa, o sea el de ranegar. Cervantes va trabajando hâbllmenta para separar los actos del oarâoter del personaje que los produce, de modo que tanto don Fernando oomo -201- cualqoisr otro perBonaJe puodfj actuar do la nanora mâs oxtravaganto sin quo ol pûblioo 30 niegue a oona

La sogunda jomada os una vertlgtoosa sorio do aotos quo por an rSpl- da 7 confcradletorla auoesiSn no pemifeirlan valorlzarlaa si turloaon lugar sobro las tablas. EL ospectador no tiens el tienç>o para fljarse en las desa- venenoias aunquo dart an nrnclw que pensar si las leyese. Como indioamos en el primer capitule (pag-93 )» ora a este tipo de efecto prestldigioador a que se referla oon las ya eitadas palabras d;Lrigldas a Panoraclo en la

Adjunta. "pero pienso darles a la estampa para que se vea despacio lo que pasa aprisa j se disimula, o no so antlende ouando las reprosentan.. (HU).

Se inicia la segunda escena de esta Jomada oon la llegada de Margarita a

Argel con su ayo, Vozmediano, en busca de don Fernando de quien as ha en»- morado "de oldas" ("Enamorada de oydas/ del oauallero que dl»a," III, pSg. UU). Tod avia disfrazada de hombre, aoompana a la expedioifin quo, gula- do por ol traidor Naoor, can sobre el aduar de Arlaxa* Nacor trata de esoa- bullirse con Arlaxa en los brazos, pero Buytrago le traspasa oon su eepada sin adraitirle su deolaraoi6n de "Amigo soy, senor," (lU ), xerslAn mis rea­ lists de, "No ay lugar/ de oumpllmientos ahora" (183) de Los Bafios. Se aceroa Allmuzel haciendo quo Buytrago suolte a Arlaxa y êsta se aproveoha de la oportunidad para esoapar con Margarita oomo protector. Abandonan el es- eenarlo peleando Buytrago y Alirouzel. Traban espadas Quamin y don Fernan­ do hasta que êste révéla el misterio de su extraordinaria fuerza idlntifi- candose. Satisfecho con la promesa de una e.xplicaciin futura de la conduota de su sraigo, se marcha Ousanin. Vuelven Buytrago y Allmuzel a la vista de todos continuando su contienda. Al grito de Alumuzel de, " IMuerbo soyj —202—

Ali me ayude I" acude don Fernando a batlrso con Buytrago. KL gran comedor de pecados huye deapuis de darle la razin a Robledo, quien habla acusado a don Ftemando de traidor delante de Ouznin. Aunque don Fernando le da su libertad a Margarita sin estar on antecedentes de su Identldad, ieta déclara su deseo de quedarse entre los moros. Nos sorprende la revelaclin de que

Allmuzel no s6lo no esti muer to sino sano y salvo. La jomada termina oon que Margarita se pone a oontarlos la historié verdadera de su perigrinaoiôn a Or in .

Las entradas y salidas se multiplican en la iltlm a jomada aunque no

"pasa" tanto oomo en la anterior. Ilegan los reyes de Cuco, Alabez y Argel para poner sitio a Mazalquivir, Oran y el fuerte entre los dos, San Miguel.^

Margarita termina la narraciin de los suoesos que dieron con ella en Oran, la oual no esti exenta de asomos de socarronerla.

Nacl en vn lugar frnnoso, de los majores de Espana, de padres que fueron ricoe y de antigua y noble casta; los cpiales, como prudentes. apenas mi edad temprana dl6 muestraa de entendimiento, cüando ma enolerrap.y gnardan en vn syito monasterio de la virgen Santa Clara: Ique soy muger s in ventura, que soy muger desdichadal (II, 5, pig* )

Siente el lector asomirsele a los labios una sonrisa, pues, iqiié le raueve a esta mujer a decir que es prudente (isensato?) enoerrar y guardar a la gente cuando da muestras de entendimiento aunque sea en un santo monasterio? Lo normal es encerrar a una persona en un manicomio cuando muestra una "falta"

------7------"Orin y Mazalquivir, como tan prôximos, pues el segundo puede con- siderarse como puerto del primero... y para enlazarlos se fortifici una loma intermedia con castiU o, llamado de San Miguel," (Cotarelo, El Tea, de Cer.. pag. 261). -203-

de entendimiento, eao es en o«nl todas partes del mundo en casi todas las

ipocas raonos en la U.S.S.R. donde hoy en dla suele ocurrir al revis. Séria

Uevar el paralelo hasta el oxtremo notar que hoy en dla el psiquiatra va

reemplazando a l sa cerd o te. Aunque M argarita se ex p resara raucho mas e x p ll-

citanente, no es probable que el espectador se fijara en su signifieado,

pues el interés estfi fijado en si va a lograr salir del eonvento. Muoren sus

padres y su hermano don Juan la deja olvidada) rechaza todos los pretendien-

tes por mantener Intacta la hacienda de sus padres. Por fin se présenta don

Fernando, el oual no toraa a taiana parte que le desaire don Juan y le deja mal herido. Es preoisamente a don Fernando a quien le recomienda Vozmediano

ccmo mari do de modo que se viste Margarita de hombre y huye del eonvento.

Mientras ponen sitio a los oristianos, don Juan llega al campamento

de cautivD. Gree que se vueive loco en viendo a su hennana y a don Fernando

vestidos de moros y acaba de confundirso al olrles negar su propia Identidad.

La aparioiôn de Vbzmediana es el oolmo para el pobre de don Juan. La reacciin

de iste difiore de la conveneional del teatro de la ipoca, el cual autori-

zaba las ooincidencias mis extravagantes sin c(ue nadie se asorabrara, ni mucho menos dudara de su eordura.

La aociôn cierra ripidamente con que don Fernando en un momento orl-

tico se vuelve contra sus rnnigos enemigos para revdndioarse a los ojos de los espanoles. Mata quiin sabe cuantos moros y hiere al rey Cuco y a Ali- muzel, y iste vuelve a despistamos gritando, "IMuerto me ha» moro fingido/

y ohristiano mal christiano I" pues, mis tarde vuelve a resuoitar. lîuyen

los moros con la llegada de la annada bajo don Francisco el Conde de Alacau-

dete. Para que Arlaxa tenga que cumplir su promesa de casarse con Allmuzel

al traerle vivo a don Fernando, iste se entrega a su enemigo smigo. -20U—

Margarita aoepta a don Fernando cono marido y don Juan da su permiso para quo se case su hemiana con il.

Con esta pieza Osrvantos se propone algo mucho mis sorlo de lo que indioai'la la naturaleza exagorada de estas peripocias. Creemos que hay que

Interpretar al pie de la letra los versos con quo Ouzmin cierra la obra.

Ouj-trago, no haya mis, quo llega el tiempo de dar fin a esta comedia, cuyo principal intento ha sido mezclar verdades con fabulosos intentes (IP . 9, p ig . 6 2 )

Pero, oon deoir "verdades" e "intentos" queda quizi "el rabo por desollar."

Aunque "verdad" en cuanto a teorla literaria se deja interpreter do varias manor as como sonalanos «n el primer capltulo, cons ta que on esta obra uno de los significados mis importantes viens a se'' "lo visto" o sea cosa "nota y vista en realldad de verdad." "Intento" puede y debe entenderse en sus dos acepciones de "propôsito" y "tentative." Oomo finalidad se propone el autor que ol espectador admita conclusiones y acciones fabulosas sin dudar de su verdad. Sogun la recepoion que la crltica ha dado a esta pieza logrô su p ro p o sito .

Veanos mas de oerca en qui consiste el proposito y que medios empleô el gran Manco do Lepanto para efectuarlo. Contrasta repetidamante lo visto y lo oldo en todas sus manlfestaciones. Arlaxa inicia y posibilita la acciôn porque Qropesa, el anciano cautivo, le cuenta las proezas de don Fernando y ella insiste en comprobar lo que sabe "de oldas" viéndolo.

Arlaxa: Las alabanças estranas que apllcaste a aquel Fernando contandome sus hazanas, se me fueron ostampando en medio de las entranas, y de alll nacii un deseo, no lascivo torpe o feo, aunque vano por curioso -20:?-

de vor a vn hombre famoso mas de lo s que slempre voo. Mas quo dlacreta curiosa • • • (I, pag. Ilj).

Qropesa: De tu fama valerosa que esta enamorada creo (I, 5, pag. 19).

Arlaxa : Christiana, de tu dolor Casi siento la mitad* (pie tal vea curiosidgd f a tlg a como e l amor, y a] que te enciende on la llama de auor con tantos estromos, como tû, le conocemos Holamente por la fama (lH , 1, pigs.

Qulere Arlaxa (pie los hechos correspondan a lo dicho, de modo que cuando

Alimuzol vuelve oon la nueva de (pie don Fernando no sali6 en sogfulda, por poco so desongana.

Arlaxa : No le quiarc, dexale cpie, pues a l a voz prim era no sali6 de la muralla Y empuni la espada fiera la fama que en él se halla no deue ser verdadera, y assl, ya no quiero velle; aunque, si puedes traelle sin tu dano, darme has gusto (I, 5, pag. 17).

Esta mora, como Anselmo, es curiosa lnç»ertinente, pues se empena en que la eorrespondencia entre la fama (lo oldo) y los sucesoa (lo visto) sea absolute cualeaquiera que sean las circunstnncias.^ Pero, la fama de virtuosa de

(pie gozaba Gamila se planteaba en un piano formai mientras la de don Fer­ nando es tan exagerada que cualquier intente de pedirle cuentas diflcllmente se toma en s e r io . Tampoco puede d e ja r de oausarnos o ie r ta g ra c ia e l (pie

------B------Es llamativo el nûmero de voces que se refiere a lo visto en los decretos del Concilie de Trento. Este heoho refleja las preocupaoiones de los oontrarrefonnlstas por refutar la dootrina protestante de la Justifica- ci6n por solo la fe, pues insistian en cpie la fe tuviese que manlfestarso en actes visibles. Lo (pie se quiere inferir es que hay un vlnoulo bastante - 206-

Arlaxa no arriesgue nada proplo alno la vida del que esta ensmorado de ella.

No tan oémioa ea la referenda de Zahara al martlrio de Hazan de Los Banoa de

Argel» Cuando Caurall le pregunta, "iOué tal le paraste a ver?" contesta ella, "Soy curiosa impertinente" (U, 1, pag. ILO), o sea que querla ver la fe (lo invisible) de Bazin hecha obra (lo visible) en su martirio. Cano senalavnos en nuestro conentario de Los Banos estas ideas se aplican tanto a la idoologla c o d k j a la estetica en las obras oervantinas.

KL gusto de la ferooidad es lo que da pabulo a la curiosidad de

Arlaxa oomo ella misma manifieata repetidas veces.

Arlaxa: To tengo un alma bizarra y varonil, de tal suerte que gusto del que desgarra y mas alia de la muerte tira atreuida la barra. Huilgome de ver a vn hombre de tal valor y tal nombre, que con los dientes taraze, con las manos despedaze, y oon los ojos asombre (I, 5, peg. 11»).

Arlaxa: iTiene brio?

D. P e r .: I tie n e fu e rz a .

Arlaxa: AEs galan?

D. P e r. : De buen seso .

Arlaxa: iRaxa y hiende?

D. Per.: Tronea y parte.

Arlaxa: AEs diestro?

D. Per. : Como otro Marte.

estrecho entre el teatro del Siglo de Oro, que Vossler califica de "visual" y la Iglesia oontrarreformista (Karl Vossler, Lope de Vega y su Tiempo. Cap. xvra). -207-

Arlaxa i AAtrouldo?

D. P e r.: Es un loon ( I , 5, pag. 10).

Arlaxa : Qusto yo de un arrogante que brauea, hiende y raxa (III, 3, pag. l7).

Arlaxa : El tantarân del atabal herido, el buUlclo de guerre y estruendo de grues a y dtSparada artiU erla es para ml suave melodla (III, 3, pag. I»7).

Asl es que le cae mal el comportaniento servll y sensato do Allmuzel.

Allmuzel: Dadle la mano, senora, a los pies de aqueste esclave, que con el aima os adora.

Arlaxa : iCimo en corazôn tan brauo tanta humildad^ senor, mora? Alpaos, no estes desse modo (l, 5» pag. iJj).

Aparté de estos rasgos bastante générales, no abonda en el oarâoter de Arlaxa para explicar sus acciones, ya que la profundidad de la obra no dériva de los personajes sino del efecto total.

Se créa la ilusiôn de ella contrastando lo que dicon dlstintos per- sonajes oon acciones que lo comprueban o lo ponen en entredicho. ED. caso mâs importante que ilustr^ esta finalidad es don Fernando, personaje central, que oodlcia desmesur ad «mente la fama- La suya esta en su punto mâs alto a p rin c ip lo s de l a coraedia de modo que es capar. de d e sp e rta r @1 amor en Marga­ rita y la curiosidad en Arlaxa. Don Fbmando esta consciente del alcance de su reputaciôn y al verse en el dilema de escoger entre el honor colectlvo y el personal opta por iste saltando las mur ail as para acudir al roto de

Alimuzel. Kl dilema es verdadero, del tipo en que se ve anbroUado de con­ tinue el hombre orguUoso: Adebe optar por el bien tangible y, en este caso, colectlvo, o su propia gloria? Las cirounstancias del roto, por otra parte

8«i artifioiosas. No es de lo mâs probable, a pesar de la historioidad de

Suero de Quinones, cpe ni un moro ni nadie saliese al campo al retar al -208- contrarlo sobre un asunto personal durante los preparatives para un sitio que se sabe va a ser encamizado. Menos lo es que lo haga para satisfaoer la curiosidad que tiene au dama por ver a otro hombre. Ahora bien, un reto artifioioso ocasiona un dilema realista, en lo oual se no tara una oorrespon- dencia oon la yuxtaposiciin de la trama artificiosa con la acciôn secundaria realista de Los Tratoa (véanse pags. 133-13U). Pero esta tendencia ya ha sufrido un notable csmbio. No sôlo es la expresiôn de los dos elementos mâs sutil sino que se integran en la misma situaciôn de modo que es diflcil que los séparé el lector denominado artificiosa y realista una acciôn o un perso­ naje especifioo. El resultado de esta pretidigitaciôn es que vamos perdien- do de vista las fronteras entre las dos regiones. Veraos un cambio de proposi­ to y una mejora de la tôcnica y el resultado es la antltesis del efectuado en Los 'Dratos.

La primera grieta en la muralla de la fama de don Fernando ocurre cuando no opone resistencia a que le Ueven preso. Hasta esta altura no. sabemos de él sino las generalidades con que los otros personajes le acleman y sin embargo, nosotros, como espeotadores, seguimos dispuestos a aceptar el que sea valiente y esforzado, tan fuertemente quedamos influidos de lo

que dicen otros. Sin duda se rie de nosotros Cervantes cuando pone las

siguientes palabras en boca de don Fernando con referenda a Margarita-

Quien se rindo a su enemigo, en si présenta testigo de que es cobarde (II, 6, pag. Lo).

Pues, ino hizo lo miarao e l que d ic e e s ta s p a la b ra s? En f i n , s i lo Juzgsmos

a don Fernando en el momento de entregarse a sus enemigos nada mâs por lo

que le vemos hacer en vez de lo que hemos oldo decir, nuestra opinion tiene

que ser la misma que entre tiene él de Margarita. -209-

A voces 09 poslbl© dlsculpar la conducta da una persona sabiendo lo qua le rauave a actuar. En el caso de Margarita, estando en antecedentes de que es mujer y que se hi*o raiembro de la expodloiôn a fin de que la Uevar an prèsa, no hay forma de que la juzguemos cobarde. Ella como Toodosia de Las

Dos Donoellas^ se da cuenta de que los aotos y los sufrlmientos de uno son una flinciôn de su propio punto de vista.

El que mis cuytas no siente, harâ de mi miedo alardej pero yo sé claramente que h izo mâs en s e r cobarde que no hiziera en ser valiente (II, 6 , pag. I 4O).

Por otra parte nunca nos enteranos de un motivo sufiolentwente fuerte para hacerle a don Fernando cambiar de partido aunque sea fingidspiente. El que da es muy interesante pero en su caso no hay particulares que la apoyoh.

Soy vn soldado que me he venldo a entregar a Tuestra prisiôn de grade, por no poder tolerar ser vailênEe y mal pagado (II, 2 , pâg. 16). lo he califIcado de Interesante porque sin refertrse en serio a don Fernando hay indioios de oierta forraalidad de intenciôn en adelantarlo. Oiando Arlaxa sale a la defensa de Margarita sugirlendo que qulzâ sea alla un valiente mal pagado tanbién, don Fernando objeta lo siguiente.

Fâcil oonocer se dexa que le aflixe otro cuydado; que sus anos, quai le muestra, no auran podido dar muestra, por ser pocos, de los heohos que, por ser mal satisfec)v 5s muestran voluntad siniestra (II, 6, pâg. bO).

La observaolôn de que el estar decepcionado résulta de los anos muestra que se le ha concedido alguna consideraciôn al asunto, lo cual no debe sorprendemos

9 "... porque el apasionado que cuenta sus desdichan a quien no las siente, bien es que oa’^aen en quien las escucha mâs sueno cpie lâstiraa" (pâgs. 1028 - 1029 ). -210- puesto que Cèrvantes también fue un valiente mal pagado. Rlndiô sue valientos sorvicios y aacrifioô una mano y cinoo anos de su vida por la patrla y no hay evidoncia de que se le reoonq^ensase en absolute. Mo hay indicios de desen- gano en la creaclôn literaria de su juventud. Pero mâs tarde tlenen su poqui- to de verdad las palabras oon las ouales Alonso F. de Avellaneda quiso insun- tar al valiente conç>lutense.

I pues Miguel de Cervantes es ya de viejo como el oastlUo de San Cervantes, y por los anos tan mal contentadizo ... (Prôlogo del Qul.lote, pâg. 12).

Sin embargo en ningûn momento hubiera pensado renegar Cervantes ni podemos tonar en serio esta queja como movil de la defecciôn de don Fernando, aunque por ser una queja basada en la verdad no pudo dejar de exprès aria. Don Fer­ nando se exprèsa de la siguiente manera.

Que no es morx> estâ en razôn: que no imida vn b ien nacido, por mâs que se vea ofendido, por otra su roligiôn (in, 1, pâg. 1»$). daro, el bien nacido ya tiene el honor de su clase que defender y el haber nacido dentro de esta clase constituye en si un galardôn. Mb era asl en el Caso de los desheredados que velan en la politic a del Dnperio Otomano la posibilidad de ganarse ^ o ria y hacienda. Como se sabe, trataban muy bien a los renegados reooropensando ricamente a los de mâs arrojo y capacidad gue- rrera. Sin ir mâs lejos tenemos dos ejemplos en los personajes de Azan Baxa

(Hasan BâSâ), veneciano de nacimiento y beylerbey de Argel y Uchall el

TÎ5 Ouatavo Oorrea hace de don Fernando "la personificaoiân de la fama misma en el piano individual," "El Cbncepto de la Fema en el Teatro de Cer­ vantes," Hispanic rteview, XXVn (19^9), pâg. 290. 11 Jaimo Oliver Asln, "La hija de Agi Morato," pâg. 201. -211-

Tifloso (THüy All, Farta x ),jo fo de la flota turoa. No parooe aobrananera plausible que nuestro oomediôgrafo no so fijase en quo el oneralgo prendaba al valeroso aunquo extranjero, mientras jra patria le dejé olvidado olnoo anos en Argel y, luego, toda una vida. ïï3 doclararse valiente malpagado don Fer­ nando no pasa, pues, de ser una excusa cômo aunque si apunta a una verdad subyacente. Este senalar y no seRalar un motivo por la conduota do don Fer­ nando intensifioa la Impresiôn de profundidad porque el comportamionto do la humanidad suele snr insondable. T como en el caso del sacristân lo permits decir oosas quo no se le admltirla a un personaje formal cuya conducta so sujetaso a norm as que delataran la idoologla do su sod edad (pig. 10?). En realidad nunca se nos aclara por qué se entrega don Fernando sin polmar oomo tanpooo se nos ex})lic6 oomo logrô Zahara sustituirse con Halim a on la prooe- si6n nupcial (pâg. 1?l).

los otros aotos do don Fernando apoyan su fama de valiente pero en muohos cases ponen en t e l a de ju ic io su fe c r is tia n a . Cuando A rlaxa suena proféticamente oon el ataque sobre su aduar don Fernando promets salvaria.

No te congoxes, senora, que si llegare la hora de verte en aqnesse aprieto, librarte te promote por el Dios que ml alma adora (II, pâg. 32).

Cervantes nos da a entender a través de Oroposa que quiere que nos fljemos en esta conclusiôn contradictoria.

0 esti don Fernando looo, o es ya de Christo enemigo. Pelear contra christianos promets ... (II, pig. 32).

l 2 Ibid., pâg. 331. -212-

De hecho llega a pelear contra oristianoa y durante la escaremuaa Buytrago saca la misma conolusiôn que Oropesa.

Aqul ay moros enoantados o ohrlstianos fementidos . . . ( I I , pâg. 3 6 ).

Sea a propôsito o por oasualidad, no mata a ningCin oristiano, pero parece tenor no s6lo el motivo de su anistad oon Alimuzol sino la intenoiôn en un momento dado.

Arlaxa : IAcude, Lozano, acude, que ban muerto a tu grande amigo I

D. Fer. : Vengarâle en su enemigo, aunque de intenciôn me mude. I Bo te retires; aguardal (II, 3, pâg- 36).

En fin, reestableoe nuestra fe en su valentla con aotos que nos hacen dudar de su fe .

Cuando durante el sitio se vuelve inopinadamente contra sus aliados moros, afirma su fe y demueatra su extr aordinari a valentla. Sin embargo con

el mismo acto traiolona au mnistad con Alimuzel.

A ll. t Poco puedo y poco valgo con este enemigo amigo. APor qui contra mi, Lozano, esgrimes el fuerte azero?

D. Fer: Porque soy christiano, y quiero mostrarte que soy ohristianoI (ill, pâg. 5â).

Para Alimuzel, pues, no es ni moro ni cristiano.

Esta interpretaciôn que hace Alimuzel del acto de don Fernando cons­ tituye la primera etsf>a del desarroUo de la fema. Es imqportante resaltar que hay varios tipos de fama en esta obra: interpretaciones de actes que noso­ tros como espeotadores hemos visto, interpretaciones de aotos que no hemos visto, y relaciones de actes no vlstos que se entremezclan oon Interpreta- oiones de los miamos. -213-

Lo quo hace don Fernando sobre las tablas despiorta las oplniones m&i contrarias entre los personajes. Qu.lzâ la conclusiôn mâs objet j va vlene de

Vozmediano, "... pero yo veo/ que ni moro nl christiano/ paiece" (II, Pag. 26).

Quanân oomo amigo de don Fernando estâ dispues to a esperar a ver en quo acabon los suoesos para juzgar sus acciones y pelea con Robledo en su defense. Buy­ trago croe con Robledo quo don Fernando es traidor.

10 Robledo verdadero y memorado, y quânta verdad dixisteI Sin razôn le desmentiste Guzmân atreuido y fuerte (II, pâg. 36).

Margarita niega quo pueda ser traidor.

Que no es p o sib le sea moro quien guardô tanto el decoro ._ dé christiano eauallero (II, pâg. 30)

Contrasta esta conclusiôn de Margarita con la de Arlaxa*

Partes, todas ôstas son, christiano, para adorarle, a ser moro (l, pâg. 18).

Ni don Martin (l, pâg. 39) n i e l Conde e s tâ n d isp u esto s a d is c u lp e r l a «pa­ rente traiciôn (III, pâg. 60). Todas estas interpretaciones del aoto de renegar difioren segûn el punto de vista de cada personaje.

La fana en su forma mâs pure no lo es hasta que se sépara de los actos que le dieron origen y se convierte en opiniôn pur a, generalmente aoeptada.

Tal es la fana de valiente de que goaa don Fernando. POrque séria muy can- sado oitar todos los versos en que aparece esta opiniôn general, hasten unos cuantos.

Arlaxa i Quiero ver la bizarria deste que oon miedo nombro, deste espanto, deste assombro de toda la Beruerla (l, pâg. 2). n Bien mirado, tamhiân Alimuzel guardô el decoro de cristiano Caba­ llero . -2111-

All. s Tu fana, que no se eierra en lim ites, ha Uegado a los oydos de Arlaxa (l, pâg. ii).

Mar. t LLanauase don Fernando de Saauedra, de insignes oostumbres y claro nombre, oomo su fana lo d ioe (lH , pâg. UU).

D. Fsco.t Harâse lo que pide don Fernando, que todo lo merece lo que dice dél la fana va publicando (ITT, pâg. 59)-

Las palabras de don Francisco subrayan la naturaleza de la fama general, que basta para perdonar lo particular.

Cuando Qropesa siente la neoesidad de apoyar su repeticiôn de la opi­ nion general oon la reoreaoiôn de particulares, ctmple el teroer paso de un proceso tripartite t 1 ) la observaolôn de los sucesos y la interpretaoiôn de

ellos, 2) la separaciôn de la opiniôn general de los suoesos que le dieron

origen, y 3) la relnvenoiôn de sucesos que se confoman a la opiniôn gene­

ral. Cuenta Qropesa que don Fernando, durante un as al to sobre una galera

turoa anf^ada, agarrô de una gâmena y tirô de ella tan fuerte que hizo que

enoallase en la arena ocno si fuese una gôndola. Luego, volviendo a la tie-

rra dlo un s alto al bajel y lo redujo âl solo (II, 1, pâgs. 23-21»). Con

haberse ore ado aoonteolmientos adeouados a la faaa de don Fernando podemos

apreciar lo exagerada que esta. Résulta que nosotros, oomo observadores,

nos vamos abriendo camino entre los très tipos de fama para formamos una

visiôn equilibrada de don Fernando, proceso que nos créa, bajo condiciones

idôneas, la ilusiôn de profundidad. No podemos ni queremos esquivar el que

sea posible que nuestra propia eooentrioidad cause que interpreteraos el

conjunto de su fama absolutanente normal para la ôpoca o absolutemente

m------No podemos negar que Casalduero toma en serio el herolsmo de don Fernando en todos sus aspectos. "Nb hay bravatas en su heroismo; la expresiôn -215- disparatado. EL'suspender las relaolonos dlrectas entre act/O 7 o arS cter internalando la faaa hace reoalcar nuestro equilibrio mental oon ol rssul- tado de que o intentâmes adrizarlo busoando una explioaciôn, declarsnos normal el ladeo diciendo que asl era el Barrooo o le denominamos disparatado.

Tbdo dependerla del punto de vista del orltloo si Cervantes no se raostrase a oada paso conoionte de lo que hace. Reoordemos que la nueva forma que dio en LosBanos al asunto de Los Tratos reoultô en gran parte de su oonsoienoia de que esta obra adoleola de la falta de u nid ad y continuidad (i»âg. 79).

Oomo personaje don Fernando résulta algo antlp&tioo prinolpalmente por su monomania de la fama que le lapide ser leal a mâs que a si mlsno.

EL mismo se confiesa variable segûn este prlnoipio»

Pregunto; Aen qué ha de parar e s te ml d issim u lar y este vostirme de moro? Ba que guardarô el doooro coin que mas me pueda hbnrar (H, pâg. 50).

Las clrcunstancias fluctuantes (la fortuna) piden que saorifique la patria, la amistad y su dana por la fsma. AD. oontarle a Oropesa su hulda de Orân oon- f ie s a que "oon e l tlempo me aoomodo" ( l , pâg. I 9 ), oomportamiento que la constanola hubiera exoluido. KL que Arlaxa se haya mostrado deseosa de verle le haLaga su extranrdlnaria vanidad, de manera que niega que amo a una dama.

Cuando Arlaxa le pregunta a "Juan Lozano" ai don Fernando tiene amor sub­ algue esta conversaciônt

Arlaxa : ATiene snor?

D. P e r.! Ta De dex6.

Arlaxa* ALuego tuuole?

D. P e r .: S i oreo.

de la âpooa (palabra y gesto) tan anplla, ampulosa, hiperbôlioa no debe ijipe- dlmos ver lo natural de eee heroffpio. Para ser espafiol del Barrooo la ânloa manera de ser era «er hâroe" (gep. y For, del Tea., pâg. 35). -216-

Arlaxa : ASerâ mudable?

D. Fer.: No es fuerpa que sea efcemo vn desseo (I, pâg. 17)-

Es que sî es mudable. No olvidemos tanpooo que prometiô llbrarla a Arlaxa de los espanoles sus corapatriotas, si atacasen el aduar (II, pâg. 32) y que al darle permise a Qujm&n de Uevarse el aduar es con dos salvedades.

D. Fer. : Dos prendas has de dexar, y carga, amigo, con todo quanto ay en este aduar (II, )», pâg. 3 5 ) *

Don Fernando parece estar lejos del anor ideal de que hizo tanto alarde Aure- lio de Los Tratos. Por cierto, no le aqueja a la flor y la nata de la gallar- dia espanola una fidelidad exagerada.

Al contrario del moro estereotipado, Allmuzel es el personaje mâs humano y simpâtloo de la obra. Permanece fiel a Arlaxa y se arriesga la vida por su antojo de querer ver a don Fernando. Aunque no es gran gueri'ero ccmo don Ebmando, tanpoco es cobarde. A pcsar de estar en antecedentes y respetar la fema "sin limites" de su eontrincante U%a a las mur ail as de

Orân a retarie. Sépara euidadosamente la causa de Mahoma de la amorosa que l e m otiva.

No me tr a e aqul Mahoma a au erig u ar en e l campo si su saeta es buena o mala, que âl tiene desso cuydado. Trâeme o tro dios mâs b rio so , que es tan soberuio y tan manso, qpie ya parece oordero, y ya leân irritado (l, pâg. I 4).

Les da a entender que se da cuenta de lo arduo de la aventura que emprende.

Pero; sea yo qpien fnere, b a s ta que me muostro arm ado ante estas soberuios muros, de tantos buenos guardado; que si no es sefial de loco* se ra in tiiclô de que he clado . palabra que he de cumplilla, o quedar muerto en e l csmpo ( l , pâg. h ). -217-

0 sea, que se aoerca a su raision de manera reaDlsta, bien consciente de lo disparatado de exponcrse a tanto riesgo. No se ve nada del Caballero lite - rario que se lanza a la empresa mâs tanerai'ia sin tituboos de ninguna clase.

Habiendo curaplido su palabra, se acoge a las excusas que Nacor le ofrece y vuelve donde Arlaxa sin esperar los dos dlas que habla semai ado don Fernan­ do. Por sus tituboos y fD.aquezas, pues, nos résulta imiy humano Allmuzel.

Es cierto, oomo insinuamos al reswdr la trana, que Allmuzel deaem- pena una funciôn côraica, la cual consiste en burl ar se de las exageraciones y convenciones caballerescas. Pero a la vez sostiene el espii'itu del côdigo caballesco mientras desdena la letra, durraiendo en vlsperas de su antioipada contienda con don Fernando en vez de desve].arse pensando en su dama a im i- taciôn del Donoel del Mar corao su congénère, don Quijote.

lias démosle al sueno agora; perdonadme, hermosa mora, si rplico sin tu licencia este alluio a la dolencia que en mi aima triste mora (l, p;igs. 6 y 7)»

En ol sueno va adquiriendo fuerpas la amorosa llama, porque en él se représentas visiones que me atormentan, obllgaclones que guarde, miedos que me hazen cobarde, y zelos que me alientan (I, pâg. 7).

No podemos soolayar la Ironia pretenüda por nuestro oomodiôgrafo. Alimuzel, siendo moro y desdenando las bravatas y convenciones del oaliâLlero, permanece fiel a lo esencial mientras don Fernando, flor y nata de la oaballerla cris­ tiana, en su frenétioa bâsqueda de la buena opiniôn, atropeDJLa el esplritu de su credo. KL ,decoro dramâtlco que ordena que el caballei’o cristiano ha de ser valiente y fiel a su patrla y a su dama, y que el moro ha de ser cobarde y traidor se ve socavado mientras se ha mantenldo la aparlencia de —218- el. No hands de flamos, pues, demaslado de los ojos; mas vale que veanos las oosas en relaciôn.

Se establece en la oomedla el calificatlvo genérloo de "rellgioso" para Nacor, el jerife.

Ali. s Si tu no hizieras alarde de tu ingenio oauUoso yo boluiera nunca o tarde.

Nacor: Consejos de religioso presto los toma el cobarde (l, pag. 17).

Puede ser, por exigir la qulntUla "religioso" para rimar con "cauiloso," que sea pur amen te casual que el sustantivo desborde los limites de Islàn. Sin embargo, vuelve a oolocârsele en esta catégorie ecuménica cuando don Martin comenta su perecimiento.

Su premio aura Nacor de sus cautelas cobrado, su adorada ingrats mora. lAmor, como o tro Marte nos desvelas, furia y rigor en tus entranas mora, hasta las religiosas aimas danas. y fundes en trayclones tus hazenasI (II, pâg. 38).

Cuando nos ponemos a examinar e l c a râ c te r d el j e r i f e , nos damos con que se asemeja ol del estereotipo del olârigo malo pintado por Erasmo. Es cobarde, traidor, lujurioso y pârfido. Con razones insidiosas convence a Alimuzel que no espere a don Fernando para poder huralUarle delante de Arlaxa. Las armas del religioso contra el guerrero son las tradicionales del ardid y del inte- lecto. No existe la certeza de que Cervantes quisiera que interprétasemos a Nacor a esta luz pero tampoco séria ajeno al tenprano teatro espanol y estaria de aouerdo oon las tendencias dramâticas cervantinas que vamos des- cubriendo.

T5 No hay lugar para comentar todo lo que lo merece ni quiero abusar de las notas con comentarios marginales. Sin embargo, debe notarse que estas palabras de Alimuzel son a la vez una queja y una expresiôn de gratitud. -219-

Buytrago ofreoe extraordlnario interés como personaje en primer lugar porque Ueva ad elan te el tipo visto en Madrigal en ol sentido de que refleja sus alrededores y es libre para decir oosas "curiosas" sin que nadie le haga objeoiones. En segundo lugar su creador présenta io que hace oomo

"cosa nota y vista en realidad de verdad" c

Entre a esta sa:;6n, vn soldado, con la espada sin bayna, oleada oon orillo, tiros de soga, finalmente muy mal parado. Trae una tab lilla con demanda de las animas de Furgatorio, y pide para ellas. T esto de ïxxlir P a ra las animas es quénto yerda)iero. que yo lô vl, y la razén por que pedla sê* dize adeiante u , pa]g 11 f.

No podemos estar seguros si el pronombre "lo" de " que lo vl" se refiere a

"quento" o a "pedir limostia" y una leotura casual de la aootaciôn da la Impre- siô n de que e l personaje mismo es lo que v io . Pero démonos cuenta de que los cuentos no se venj se ven sucesos y fenômonos. De modo que 16gio«mente sôlo pudo ver a una persona a quien llama Buytrago y el acto o los aotos de pedir limosna. El proceso de transform ar on cuento lo que vio exige que ol espectador puede relaoionnr los sucesos entre si, o sea, que los vea "en relaciôn." Oorre de la cuenta del autor presenter los sucesos de modo que se relacionen coherentemente entre si, pero el heoho es que, aunque promets una explioaciôn de Buytrago ("y la razôn por que pedla se dize adeiante"), se supone ordenando los actos y las palabras de modo que explique a], personaje y sus hechos Junto con su relaciôn con los otros personajes y suoesos, nunca nos explioa nada. Ahora empiezan a oobrar pleno sentido las pala)>ras de EL

Rufitn Dichoso que citamos antes (pâg. 8b), de modo que vale la pena volver ‘ a oitarlas para ver cômo se iluminan a la luz de lo que vmnos viendo. -220-

La Cerne dla: Ta represento mil eosas no en relaciôn como de antes sino en hecho, ...

Se nos obliga corao pûblico a tratar de exprlmirles el sentido a las oosas, eso es, a los actos a Buytrago, porque a menos que enoajen con los patrones esperados, no estâmes dispuestos a darles crédite. Sus actos son sin sentido como lo s de un lo co , "d isp a ra te s" c c n iio dice la Comedia en las palabras que siguen a las citadas:

y asl, es fuerza que haya de mudar de lugaresj ccmo acontecen ellas en muy d ife re n te s p a rte s: disculpa del disparate.

Por apartarse de lo razonable, don Juan desconfiaba de sus ojos al ver a su hermana, a don Fernando y Vozmediano. Eh esto estriba la esencial diferenoia entre "oîr" y "ver," pues lo que se oye, eso es, la palabra, tiene que estar en relaoién. Lo cierto es que, con ver pasar râpidanente en las tablas lo que hace Buytrago, nos va a pareoer el carâcter un eccéntrico cuyos actos y dichos no son consecuentes; eso es, a menos que me interpreten oomo un refiejo de sus alrededores.^^

Si nos paramos a mirar detenidamente las cosas de todos los dlas, sor­ prende como se vuelven extraordinarias. A raîz de esta realizaciôn, tene­ mos que darle la razén a Ortega y Oasset cuando afirma que lo inveroslmil es lo no esperado. Esto quiere decir que somos cap aces de acostumbramos a los

------Este personaje desespero a Cotarelo preoisamente por esta oualidad. " ... desaforado comedor de insaciable estomaço, es un bravucôn fachendoso, de poqulsima sal, gracioso sin gracia, cuyo unico registre consiste siempre de oaner, y que aûn en los moraentos de mayor peligro, puesto en la muralla, en vez de combatir se ocupa en trasegar mendmgos y tragos de mus to" (El Tea, de C e r.. pâg. 269-270) -221- disparates mâs grandes imaginables y, sin embargo, si los viôsemos yuxta- puestos de manera desnusltada, se revel aria todo lo raro de ellos. Buytrago es una e sp e c ie de "specuDura consuetudinis" en quien vemos la s nuevas yuxtapo- siciones. Pide para las Snimas del Purgatorio, lo cual no es nada nuevo, pero pide a la fuerza. 17

Buytrago! Veasse, en aquosta fuerca en Orân pedirse deste arte: y piden siempre con fuerça. Nadie muere aqul en el lecho; a almidones y almendradas, a pistos y purgas heoho; aqul se muere a estooadas y a balazos roto el pecho. Baxan la s aimas, fe ro z e s tan furibundas y atrozes que piden que acâ se pida para su pena aflixLda a cuohilladas y a vozes. Eh fin, las aimas de Orân, que tienen comedimiento, aunque en purgatorio estân, dizen que buelua en sustente la limosna que me dan. A la parte voy con ellas, remediando sus querellas a fuerpa de auemerlas y mis hambrientas porflas con lo que me dan para ellas (II, pâgs. 26-27)»

Este discurso puede reaolverse en la siguiente serie de razones:

1. Las aimas de Orân, habiendo muerto en la ferooidad del foroe- jeo, no tlenen paoiencia con los que no han tenido que esfor- zarse, o sea, los que gozan de una vida regaiada.

2. De ahl que Buytrago, a imitaoiôn de la ferooidad del forcejeo en Orân y a instancia de las aimas, pida a la fuerza.

3. Las miamas aimas piden que ariplee la limosna on oomida a truco de rezar avemarlas por ellas.

T7------"Biytrago les pide limosna, dona Margarita la niega. Episodio cônico por la manera de pedir do Buytrago, que apreraia en lugar de rogar. Este tema es muy eorriente en la literatura espanola hasta el punto de cons- t i t u i r un lu g a r comân li te r a r io " (C asalduero, El Tea» de C er., pâg. bl ). Lejos de ser un lugar comôn, me parece extraordinario. î.astima que no diese algunos ejemplos de esta perogrullada. -222-

Las situaciones analogas a la de Buytrago asombran por su alcanoei

1) lObservaitios que pedir a la fuerza es robarl 2) EL supuesto fundamental de la aotuaciôn de Buytrago es que los vivos pueden intervenir a favor de los muertos, punto disput ado do la Refoma y la Contrarrefoma, e idea cuyos

alcanoes supersticiosos satirizô Cervantes en Pedro de Urdemalas. 3) EL robo abaroa todas las graduaoiones entre el atraoo y la estafa inoluyendo la extorsiôn y el seouestro. b) No hace ni mâs ni menos que robar al Buldero de Lazarillo de Tonnes mediante la extorslôn y, malo gr ada ésta, median te la

estafa. 5) Ouando uno se pone a registrar mentalmonte la produooiôn oer- vantina, sorprende el nûmero de personajes que piden o intentan pedir a la

fuerza, que son, a saber: Pedro de Urdemalas, Roque Ouinart del Quijote,y

Tristin, el sacristan. La funciôn primordial de la I^esia en cuanto a la limosna era recogerla para repartirla entre los pobres y menesterosos. EL

eraplear las donaciones en lujos y excesos personales provooô la crltica de

Erasmo y la de la Reforma- EL Concilio de Trento no sôlo se ooupô de suprlmir las doctrinas herôtioas de las seotas protestantes sino también de corregir

algunos de los abusos contra los ouales iba dirigida la crltica de Lutero y otros reformadores. Es por esto cpie prohibiô expresamente el pedir limosna

apreraiando.

T para que muchas cosas en pocas se resuman, en primer lugar, en lo perteneoiente a la avariai a, se prohibirSn arreglos de remuneraciôn de cualquier clase que sean, oontratos y todo lo que se da a cambio de la celebracion de misas nuevas; tampoco se permiten las Inorportunas e impertinentes exigenoias, tii&s bien gué solicitudes, de limosna y o tr^ cos^ cte esta lay à que rayon éh siraonla„y que por cierto sabon al' 1^ 1^ 0hsslJ m i.-% V

------Atque ut multa paucis comprehendantur, in primis, quod ad avaritiam pertinet> oujusois generis mercedum conditiones, pacta, et quidquid pro missis novis celebrandis datur, necnon Importunas atque illiberales eleemosynarum exaotiones potius quara postulationes, aliaque hujusmodi, quae a siraoniaca -223-

Buytrago convierte la llmoena en sustente para satlsfacer su hambre desorblta- da. Como asevera él mlsmo, no haoe decir un solo responao (I, pag. 12) y se olvida do la roligiôn cuando tieno la barriga llena (II, pâg. 20). Eh suma, los actos do Buytrago oonstituyen una perversiôn del cristianismo ya qae depends de su propia fuerza en lugar de la caridad ajona y anplea la limosna en intemqporanoia en vez do privarse a si mismo en un acto de oaridad para con los otros. La analogla entre los aotos do Buytrago y los abusos de la Iglesia es a lo menos extraordinario y, creemos nosotros, intencional. Con esta ana­ logla se logran varies fines. Se ponen de relieve los contrastes entre lo dicho y lo hecho quo el individus coraûn no Irabiera observado y se hace a sano y salvo ya quo el comediôgi'afo pudiera alegar que Buytrago era un extravagan­ te a quien vio en realidad de verdad.

Hay quo corapartir la opiniôn de algunos do que Buytrago représenta el pueblo pero quizâ un pueblo menos conform iste de lo quo se c re e .^ ^ Norraalmon- te se pide la limosna desdo una perspective humllde que proclama la fratem i- dad do todos los hombres. Sin embargo, cuando Margarita se la niega dlciôndole

"hermano," reaooiona fuertemente.

labe vel corto a turpi quaestu non longe abnunt, annino prohibeant.

19 "El ser 'un gran comedor,' ol pedLr limosna, son rasgos que estân poniendo el valor del valiente Buytrago en un piano popular oon la brona final —un pajeoillo le gritas ' I Dace el alma, Buytrago, dace el alma I' — tenemos una escena en la que se aprehonde fuertanente el esptritu del periodo intemacional del Barroco en EspaÂa. La nobloza y el pueblo —don Martin de CÔrdoba, dona Isabel de Avellaneda, Buytrago— estrechamente unidos por la roligiôn, a la vez, como acciôn guorrera, y oomo devoolôn. El pueblo a su manera, do una manera elonental, sencllla y oandorosa, siente la religlôn y el herolsmo * la palabra (oraclôn, vida espiritual) y la acciôn. Tbnomos ol aima dol pueblo comprendida, acogida por la nobleza, que patemalmente la protege y la dirige" (Casalduero, El Tea, de Cer., pâg. 3b). - 22b-

Buytrago: I HermanoI IKLeue e l d iab lo e l p aren tesco y ol ladrôn que lo haU6 la vez primerai Descosa, peso al mundo ease grlguescoj deagarre essa olorosa faltrlquera- De aquestas pinturltas a lo fresco iqué se puede esperar? (u^ piga. 28-29).

Para Buytrago el tém lno "hermano" quiere decir una forma de robar y estos

"almldonados" y "perfumados" representan un grupo enemigo, pues ni sufren la pobreza nl la vlda m ilitar. Qulzâ fuera casual la tirria que le inspiran los

alfeKioados si no Insistlera en ella repetidas veces.

Buytrago: Siençre yo da aquesta guis a medro oon almldonados (II, pâg. 26).

Tanto desprecio le inspiran este tipo de persona que se atreve a decir algo

que no me explioo o6mo pudo haoor caso oraiso do ello el Santo Oficio.

Buytrago: X yo, que a lo de Marte mo aoomodo, y a lo do Dios es Christo doy por tierra con todo el bodegôn, si con floreos responden a mis gustos y desseos (H , pâg. 29).

La iSgica estâ cl ara; sufren Buytrago y sus ooitpafieros de armas privaciones, mubilaciones y la muerte; los galanes no sufren y si no so les obliga por lo menos a oontrlbulr a los soldados, entonces no hay justicia, y se desplaza la

ley do Cristo con todo el bodegôn (ide santos?) por la de Marte. Mucho mas

"curiosa" es esta asoveraciôn de Buytrago que la siguiente de Margarita por

la cual le regana Vbanediano.

Buytrago : Vbestras raercedes me den para las ânimas luego, que le s e s ta râ muy b ie n .

Margarita : Si eUas arden en mi fuego.

Vosanediano : P a ss ito , A nastasio, ten ; no digas alguna cosa malsonante, aunque curiosa (II, pâg. 26).

El estudio de este diâlogo sôlo puede Uevamos a la conclusiôn de que es curio­

so y malsonante lo que dice îlai’garita porque asevera que la limosna ayudarâ -225-

a las animas del purgatorio si nada mas sufren como ella ("que les estarâ muy bien/ si ellas arden en mi fuego" ). î!n fin, ell.a sufre como persona

viva, Buoeptible de ayuda mortal al contrario de los muertos. Parece negar la eficaoia de la intervenclôn de los vivos con ]os del purgatorio. A pesar do lo atrevido de esta conclusion, no es tan malsonante como "y a lo de 21 Dios es Christo doy por tierra."

La otra interpretaciôn que se ofrece de las palabras de Margarita es que "si sufren tanto como yo on las llsmas del amor, les hace falta auxUio," lo cual rebajarla la lJiqx>rtancia del Purgatorio reduciéndolo a termines huma- nos o a una supersticiôn. EL lenguaje e importe del "Deereto del Purgatorio"

del Concilie de Trento son verdaderamente asorabrosos por su coincidencia con los del pasaje cervantino que estanos comentando.

Puesto que la Iglesia Catolica, ensenada por el Esplritu Santo segun las Sagradas Escrituras y la antigua tradicion patristic a, ensenaba en santos concilies y hace poco en este concilio ectméni.co que hay un purgatorio y que las animas alll dotenidas son socorridas por los sufragios de los fle- les, sobre todo por el aoeptal)le saorificio del ai.tar, el santo concilio ordena a los obispos que se esfuercon por lo que la sana doctrine del Rirgatorio, ensenado por los padres de la Iglesia y santos conclUos, sea creido y man- tenido por los de Gristo, y por que sea predicado y onsehado por todas partes. De la inatrueciôn normal del vulgo deben exoluirse las dificultosas y sutiles cuestiones que no fomen- tan su edifioaciôn ni que en general aumentan su piedad. De igual manera, las cosas que no son ciertas y que se parecen a la mentira se prohibe que sean divulgadas y tratadas pûbli- canente. Pero las que parecen curiosas o superstioiosas o que saben al torpe lucro se prohlbirân como escgn^aîosas y ofensivas para los fieles. Cuidarân los obispos do que los sufragios de los fieles vives, eso es el saorificio de la misa, orzAiones, limosnas y otras obras piadosas que los fieles sueïen îïevar a oaSbo para los fieles difuntes, sean fiel y devotfjnente efeotuados segûn los Institutos eclosiâs- ticos, y que lo que se les debe de testamentos les rindan

------51------Es preoisamente lo curioso la posibilidad de interpreter esta frase dentro del giro, "Vivo a lo de Dios es Cristo," perfectjmente normal, oontras- tada con la de verla al pie de la letra. Nos invita a la inteipretaciôn lite­ ral la supresiôn de "vivo a." —226—

lo3 a^erdotes y mlnlstix>3 de la Iglesla y otroa que blonen la obligaolôn de prêatar el servlclo ostriota y devptamente. Ahora bien, las palabras "curioaas" de Margarita tienden a minar la doctrina del Fbrgatorio dando a entonder que las animas no son susceptibles de ayuda o

que las pen as que sufre ella se igualan a las del Rirgatorio. Otwio se sabe

7 como se ve por el oitado texte, la Oontrarreforma se esforzaba por volver a poner las bases de la doctrina del Purgatorio, tan asediada por les protes­

tantes. Por otra parte, el mismo documento demuestra que se preocupaba por corregir los abusos, como la simonla y las supers tic iones, que habian precipi-

tado no s6lo la reforma de elles sine la revisiôn de la doctrina que los habla posibilitado. Se notarâ, pues, que Buytrago, que no es sacerdote ni miniestro

de la Iglesia, se ha valide de la creenoia en la doctrina del Purgatorio, reba-

jando ésta al nivel de una mera superstlcion, para podir a la fuerza. En resu- men, Biytrago, como personaje, es una curlosidad observada, un looo, un extra­ vagante a quien por le tante se le permite decir y haoer oosas curiosas. Este, en fin, es su proposito.

55------Cura catholica eoclosia, Splritu Sancto edoota ex sacris litte ris et antiqua patrura traditione, in aacris conoiliis et novissime in hac oecumenica synode docuerit, purgatorium esse, animasque ibi detentas fideliura suffragiis, potissiraum vero aoceptablli altaris sacrificio juravi, praecipit sancta syno- dus episcopis, ut sanara de prugatorlo doctrinam a sanctis patribus et sacris conciliis traditam a Christi fidelibus credi, teneri, doceri et ubique prae- dicari diligenter studeant. Apud rudem vero plebera difficiliores ac subti- liores quaeetiones, quaeque ad aedifioationem non faciunt, et ex quibus plerum- que null.a sit pietatis accessio, a popularibus concionibus secludantur. In­ certa item vol quae specie falsi laborant evulgari ac tractari non pem ittant, Ea vero, quae ad curiostatera quamdam aut superstitionem speetaPt, vel turpe lucrum sapiunt, tamcpiam scandala et fideliura offendicula prohibeant. Curent autera eplscopi, ut fideliura vivorum suffragia, issarura scilicet saorificia, orationes, eleemosynae, aliaque pietatis opera, quae a fidelibus pro aliis fidelibus defunctis fieri consueverunt, secundum ecolesiae instituts pie et devote fiant, et quae pro illis ex testatorum fundationibus vel ailla rations debentur, no perfunctorie, sed a sacertotibus et eoclesiae rainistris et allls, qui hoc praestare tenentur, diligenter et accurate persolvantur (Sesslo XIV, "Deereturn de Purgatorio"). -227-

La aetitud de Buytrago haela los galanes replte el nobivo que dlo thian

Lozano por renegar. Es un vallente mal pagado que haoe el deber de los "elmi- donados."

Conde t Vsnos, que de enojarse Buytrago nos da aenal, y no quiero qpie lo esté.

Buytrago: Con acjuesso oomoro. INo fuera yo motllén o mooo de bodegon, y no soldadoI

Martarlta: iPor que?

Buytrago: To me entlendo, so galan; Vaya y guards su dlnero. lA Dios, mi senor QuzmSn (II, pag. 30)

Se queja de que le pagan no a raz6n de su valor ccmio soldado nlno cono los aan- ganos representados por el "motilén" y el mozo de bodegon. Notese (pie los tér- mlnos de conçiaraoiôn son un religloso y un criado de tabema. Vuelve a repetir la raiaaa idea on un ambients mas jocoso al terminar la comedia asevorando (jue renegaran s i no comen bien ( i l l , pag. $2).

Como henos aseverado, el que Cervantes deelarase habor visto un Buy­ trago es una forma de absolverse de la responsabilidad de los dichos y aobos del personaje, lo cual no rdega la posibilidad de cjue pensara en un modèle saoa- do de su propia experlencia. No he podido saber si existlan en Espana en el siglo XVI alguna costumbre como la que parsistla en Ihglaterra hasta muy entra- do el siglo XX. Me reflero al "comedor de peoados"^^ cuya funoién era asumir los pecados del difunto al devorar la comida y bebida preparada expecialmente para este proposito. IjOS que se dedicaban a esta profusion eran pobres que lo haoian de neoesidad. Se los eonsideraba Infâmes, parias, de quienes hula

23 La primera mencién de esta rara costumbre es de John Aubrey en Remaines of Oentilisme and Judaïsme, 1686- 1687 , pero l a re l acion mas eomple- ta w eila la hizo ëdwln Sidney Hartland en Hie Legend of Perseus, 3 vols. (London, 1096), vol. Ill, pâgs. 277-333. Para una bibliografla al dla, véase -228-

todo el mundo. Creo quo se puede ver en segulda los multiples puntos de con­

tact# de esta costumbre con las creencias paganas y con las de Buytrago. La

Idea subyaoente es que los vivos pueden comunicar con los muertoa y de ahl afec-

tar SUL sltuacl6n. En las culturas pilmitivas uno de los fines mas importantes del sacrificio de seres faumanos era que Uevaran un mensaje al mundo del mas

allK.^^ Taabién ha sldo la costumbre desde antes de la historia escrita no

solo en los palses mediterraneos sino en toda Europa la comida funeral en que 26 se réserva comida para el difunto. Sigue siendo la costumbre entre los

québécois de origen francés colocar un plato para los difuntos femiliares mas

inmedlafcos en vlsperas del dla de los muertos. En fin, parece posible que

Buytrago encuentre su origen en un crédulo représentante del pueblo que mani­

festera la mlsma rara combinaciôn de creenoias folklôricas. Pero, su proce-

denoia no anula su funoion dentro de la cornedla; antes lo posibilita.^^

l a C fo rd 2k John Guthbert Lawson, Modem Greek Folklore & Ancient Greek Religion: A Study in Survivals (Cambridge* The Cambridge lAiiv. ïVess, iplo), pâg. 3^1 y sigs. La miama ftoci6n de unir lo terrestre y lo etemo anima la Santa comu- ni6n (B. Angus, "Rie R eligious Quests o f th e Oreco-Roman World (N.T. : C harles Scribner's & Sons, 1929), p ^ . 2^9 y sigs. 26 J.C. Lawson, Modem Greek Folklore, pag. 633 y TAlliam R. Halliday, Creek & Roman fblklore. New York; Cooper Square, 19&3, pag.

26 Hauricio Molho observa, oorrectanente croemos nosotros, que el escri- tor «nplea la mat^eria folkl6rica para sus propios fines. "El escritor culto recoge historietas, proverbios o cuentos con arreglo a cierta finalidad, quo es la suya, operando en la tradicion popular una seleccibn significativa. Ejem- plar es el oaso del Anônimo de 166L que para componer la Vida de Lazaiillo de Tonnes no reûne las historietas al azar de los temas, sino que 1 as elige y orienta hacia su propésito, que no es ni puede ser el de la creaciôn popular. La primera tarea del investigador sera, pues, el anâlisis de los criterios de selecoiôn" (Cervantes: Ralces Folkléricas (Madrid: Credos, 1976), pâgs. Wi y t6). -229-

Ilania la atenol6n el nfenero de veoos que loa personajee se rofleren a lo que desafla las leyes do la experlencia como "imposible" o como "disparate," sln6nlmo quo pres ta a "iniposiblo" el matia de tonto o extravagante.^^ En pocas palabras, lo inposible es lo "no explicado," pero mas especlfioamente y de nés importanoia para la tooria dram&tica, es lo no expllcado en têiiainos de la naturaloza humana. Harcela da olara expresiôn a esta idea al querer explicar por quê La Entre ten ida no terminé en oasamlento.

To quedare en ml entereza, no proouiando imposlbles, sirio cases oonae^blea a nuestra nabura!leza (lll. pag. h19).

La hermana de don Antonio se refiere a la entereza de su car&cter, pues desde el primer memento no pudo aguantar ni a Cardenio ni a su verdadero primo y no piensa contrarier nuestra idea de su car&cter virando 180° en la filtlma escena de la éltlma jornada. No es asl en II Gallardo Espanol en que lo visi-o, los actos exteriores culminan en la confusion casi total del hermano de Margarita, don Juan. Te a don Fernando y a su hermana vestidos a lo moro y no puede creer sus ojos porque no se le présenta ninguna expllcaclén:

Don Juan: Pero no, no creo nada; us es posas desuariada far orédito a lo que veo (III, pag. 6o). Don Fer. : Entre sospecha y anWjos y en gran confusién metido, va luon lleno de enojos pues le esWrua este vestido no dar crédite a sus ojos. îfo se puede peiouadir que yo pudiesse venir a se r moro y renegar, y assl, se dexa llouar de lo quise fingir.

^ ------"Puedes de ml prometerte/ imposlbles sobrehumanos" (l, pâg. 2)j "que aoabarâ con valor/ el Imposible mayor" (f, plg. 2jj "yo promet! hazello,/ -230-

Sii confesién e s té U an a, y m&3 lo esbaré si mira y si conooe a su hermana; que entonces no aur& m e n tira que no ténga por vma (lîT. pâg. 60).

Don Juan: lY quieran que des to dude I Por ser grande la distanola que ay de ml hermana a ser raora, imagine que en ml mora gran oantidad de ingnorancia. EstraHo es el deuaneo oon quien vongo a contender, pues no me dexa creer lo que con los ojos veo (III, p&g. 63)-

Don Juan busca, desesperado. y, uno sospecha, socarronamente una explicaclén a lo que v e.

Arlaxa : ITuya ml hermana! iEst&s loco? Mîralo bien.

D. Juan ; Ta l a m lro.

Arlaxa : iQué dlzes, pues?

D. Juan : Que me adnlro, y en el Juycio me apoco. &Por d lch a, haze Mahoma ralllg ro s?

Az&n I Mil a montones.

D. Juan t IJ haza transfomaoiones?

A rlaxa : Quando l a voluntad le toma.

D. Juan ! iJ suele mudar tal vez en mora alEHUia Christiana?

Arlaxa * Si.

D. Juan : Pues aquesta es ml hermana, y la tuya estâ en Xerez.

porque el que esté enamorado,/ los mis arduos Imposlbles/ facilita y haze llano" (III, pag. W:); "lleguS a Or&n. facilitando/ qualquier dudoso imposible" (ill, p&g. til); "que busca oon ceguedad/ en la prisién libertad/ y a jo Imposible s a l id a!" (U , p&g. UO). C ervantes mlsmo da como ejen p lo do un Im posible e l poder borrar do su propia experlencia habor psadilclpado on la batalla de Lepanto y anu- lar la manquedad résultante ("Prélogo," Don Quljote, II, p&g. 1377)). -231 —

A rlaxa t IRoama, Roama, vent

Con vn corvaoho pj'ooura sacnrl© de la intonoién una ciorta dlsoreolôn que da Indlclos de looura (III, p&gs. .62 y 63).

Al Intenter explioarae la sltuaclén, recuire a mlllgros efectuados i>or Mahoma, explioacién tan extravagante deade el panto de vlata oristlano que no explloa nada. Luego ooncluye, en efeoto, que es tan légico, y a 6n m&a, pensar que

Mahoma haya tranafomado en criatiana a la hemana de Arlaxa, en mora a la suya y les haya interoanbiado su local geogr&fico como pensar que lo que tlene del an­ te no sea su hermana. EL enojo de Arlaxa orlglna de que don Juan le ha devuelto la burla Intentando agrlotar el edificlo psicolégioo de ella. Tairpoco puede uno dejar de pensar en los milagros cristianos falsos menclonados por el Canéni- go de Toledo en que se trata de explicar lo no entendido Uaméndole mllagro.^®

Es la téonica tan usada de Cervantes de criticar en extraaijeros lo que no puede criticar directamenbe en su proplo «mbienbe. La crisis en don Juan que causa que atribuya las oirounstandas a un mllagro porque no tienen oxpllcaeién légica se agrava con la aparicién de Tomediano.

Don Juan t Si aqueste no es Vozmediano, ooncluyo que estoy looo.

Vbzraediano! Es infinite vuestra necedad pensada. Pedro Aluarez es mi nombre: ved si os sueye enganado.

Don Juan ; El seso tengo turbado; no ay cosa que no me assombre. Que si este no es Toamediano, y no es Margarita aquéUa, y el que causé mi querella no es el otro mal ohristiano, tanpoco soy yo don Juan, sino algén hombre encantado ( I I I , p&g. 67).

------55------"Qué de milagros falsos fingen en ellas... " (DQ, I, Cap. Ii 8 , p4g. 1366). -232-

Tanta aperlenoia fortulta, qua sin embargo no es lo que aparenta, bas ta para destruir la base desde la cual enjuiola el mundo visual. No podemos soslayar la analogla quo hace esta situacién con tantas tranas de la comedia naclonal en que muchos no son quienes pareoen, principalmente porque sus actos traicio- nan su oar&oter, y en que hay tanta oolncidencia fortulta en un lugar dado, arreÿlado "meefinioaraente" para resolver el ocmplicado nudo argumentai.

La preocupacién con lo visto frente a lo oldo tarablén se manifiesta en alusiones al pareoer de los personajes. Cuando Ouzm&n so présenta a All- muzel, éste, oreyendo que es don Fernando, nota que su buen pareoer no llega a su fama.

Allmuzel: Miréndolo estoy y veo qu&n proplo es de la muger tener estraBo deseo. Cosas hay en ti que ver, no que adnirar.

Don Fernando, yo confieso que tu buen talle y buen brio llega y se auentaja al ralo, pero no es muy grande exeeso; s i no es por e l gran nombre que entre la morisma tienes de se r en armas hombreT ninguna cosa contlenés que enamore n i que asombre; y no sé por quê Arlaxa tanto se angustia y trabaja por verte, y viuo, que es mâs (I, pâgs. 7 y 8 ).

Mas, la verdad no es otra, pues no tiene "buen talle" don Fernando a pesar de todas las férmulas liter ari as idealistas de la época, qw incluse ençîleé nues- tro comediégrafo repetidas veoes ("hermoso sobre todo encarocimiento," EL Per- s i le s . I, i , p&g. I 66l), Don Fernando estâ muy consciente de su fisonomla hasta el punto de que se esfuerza porque sus proezas suplen esta falta. Dice a Margarita: -233-

D. Fer. * Mas dime: iqiiién te jusegura que después de auerlo visto quede en tu pecho bien quisto? Quen engendra amor l a herm osura, y s i 6l carece délia. como Imagine y ami oiieo. faltando oausâ, el desseo faltarâ, faltando en ella (lll, pâg. L 6 ).

Con estas palabras busoa y recibe de Margari ta la afimacién de que seguirân amândole por la "verdad" que le ha entrado por los oldos a pesar de lo que le revelan los ojos. Por su aspeoto flsico, se echa de ver oierta Ironla en el tltulo de esta comodia, pues el adjetivo "gallardo" s 6lo puede gp]icarsele en su segunda acepcién de "valiente:" la de "bizarro" no le describe.

Aunque es gallardo don Fernando, no tlene buen parecido, lo oual con- tradico todos los cânoneo idealistas de o&mo "deben" acaeoer las cosas. Es esta clase de contradicciôn que lleva a los personajes a volver a bautizar las cosas Juntando adjetivos y sustantivos cuyos significados se oponen.

Buytrago: Aquî. ay moros encantndos o Cliristianos fementidos. que ha llegado a mis oyrios, 29 creo, el nombre de lozano (II, pâgs.36-36).

Alimuzel : Poco puodo y poco val go con este anlgo enemigo (lH , pâg. 6t)>

Alimuzel : IMuorto me h a, moro f t i ^ d o y clü’istiano maT oKristlatîÔ!

D. Juan : iC6mo podrS dexarte, tiermana o mora? (III, pâg. 60).

Sirven estos oximorones u oximorenes implicados para indicar que se han Jun- tado dos conoeptos antagônicos. No hay por qui un adjetivo como "gallardo" tenga que indicar s 6lo lo bueno. iP o r qu 6 no fiay adjetivo que rprlera decir

"valiente y feo?" Si uno bautiza la realidad de acuerdo con sus cai'acterls- tioas, se Juntan opuestos. Las palabras de don Juan manifestaban una aversifin

55------So notarâ en el pseudOnimo de don Fernando, IjOzano, los significados anâlogos a los del adjetivo "gallardo" (de parecido bueno y vigoroso por ser Jovwn). lo que no estâ cl;iro os por que reacciona Buytrago como si conociese el psouc'onimo. -23h~ a combinar opuestos. Para el, "hemana" y "mora" todavia se excluyen como se ve por la oonjunol6n dlsyuntlva; es por es to que estâ a punto de volverse loco. Este proceso tlene hondao ralces en el genio complu tense y remonta a las primeras poesias en que se le ve la credilaciôn por combinar antlpodas. Si per- functorio y hasta inconsciente durante su juventud, maneja con esmero este pro­ ceso durmte su madurez.

En conclusi6n, el argumento de EL Gallardo Espanol no présenta las con- fusiones de Los Banos, aunque lleva adelante las mismas preocupaciones filosô- floas y ostéticas. Se vale do un recurao bastante comûn en el teatro del Si­ glo de Oroj la creaciôn de una complicaoiôn cuya soluciôn no estriba en la interacciôn de carâcter de acciôn sino en una adecuada explicaclôn de lo que es la situaciôn verdadera. Nomalmente la complicaoiôn toma la forma de una iden- tidad errônea o de motives del personaje principal que en un principio nos parecen malos pero al final se nos revelan como bueno s. A esta fôrmula de intriga nuestro oomediôgrafo le da un camblo ds direcciôn importante, el cual consiste en dejar de explicarnos cuâles fueron los motivos de Fernando en tcmar el partido de los moros aunque si se soluciona las oonsecuencias de su aoto mecânlcanente. El argumento senciUo posibilita que corra la oomedia

U sa y llanamente a su fin sin los furibundos arabescos que nos présenté la intriga doble de Los Banos» Sin duda, la mayor sencillez le haoe téonlcamente superior a Los Banos. Este se ve reflejado en las jomadas mâs iguales y mejor e q u ilib ra d a s . Gada una cons ta de m il v erso s mâs o menosj I-10?8j I I - 1036;

III-IOOO,^^ y aunque se nos descrubre la misma tendencia a incrementar el nômero de escenas en la ôltima jornada, no es tan exagerada como en Los Bahos :

30 Sohevill y Bonilla, Comedias y Entremeses, V. I, pârrafo C del apén- dioe.

31 Eh cuanto a los versos, ooncluyen Schovill y BoniUa, "EL Gallardo - 236-

1-6 esconas; U-9 escenas; III-9 esoenas, esc ea, entre el momento on que un personaje o mas sale de escenarlo y en el que todos lo abandonan, hay numuro-

sas entradas y salidas.^^ Parece résulta»’ de una convicoiôn de que un perso­ naje no debe ester en escena si no participa en el coloqulo, pero a la vez

responde a una falta de un sistema fijo; on parte va creando sobre la marcha y no révisa lo hecho. Si la creaciôn dramatica cervantina hubiera sido mâs sistemâtiea y reflexiva en cuanto a la forma, creo que habria e vit ado este defeoto. De igual modo no sistematiza el «npleo de las estrofas para un fin determinado, aunque EL Gallardo Espanol coincide en mâs lugares con la coa-

tumbre lopesca que sus otras comedias.Ci'eemos que todo esto apunta a un oon- cepto de composiciôn en que los fines vitales y filosôficos se anteponen a los

té c n ic o s.

Espanol responde mejor al uso de Lope de Vega y de sus contftnporânoss del sigIô~Tv’II; de los dgnâs no se puede inferir una régla o costumbre detemina- da" (Ibid., pâg. I 6 3 ).

32 Ibid., pâg. 163.

33 Sohevill y Bonill a incluyen el nûmero excesivo do entradas y salidas entre los dofoctos de la obra (ibid., pâg. I 0 6 ). CAPITDLO VI

LA ORAN SULTANA: UNA INVHÏOSIMILITUD CONTROLADA

Los principales crltieos del teatro cervantino se muestran mâs dis­ cordes que nunoa en sus Juicios sobre La Or an Sultuans. En un extremo esou- chmnos los exagerados paneglricos de Cbtarelo y en otro las severas censuras de Sohevill y Bonilla. ^ Valbuena IVat adelanta los julclos mâs equilibrados y, a mi entender, mâs certeros de esta obra. Para él no llega a ser bufa la come- dia, como crelan Sohevill y Bonilla, ni se da enteramente en serio.^ Creemos que la eitraordinaria divorgencia oritica se debe al désignai efeoto logrado por Cervantes al oontinuar en esta oomedia su costumbre de experimentar con distintas combinaoiones de carâcter, argumento y demâs elementos corrientes del drama naoional.

Bien mirado, el argumento de esta obra se reduce a los azares de très nûcleos de personajes. En el nûoleo principal, el Sultfin y la Sultana,^ dona

Catalina do Ovideo, ocupan el lugar principal con Rustân y Haml, eunucos y el padre de dona Catalina como adlâteres. Haml denuncia a Rustân el Sultan el

1------Cotarelo, El Tea, de Per., pâg. 299 y sigs.; Schevill y Bonilla, Come­ dias y Entremeses, VI, pâg. y sigs.

2 "Prôlogo," La Oran Sultana. Cbras Complétas (Madrid: Credos, 19Ü9), pâg. 396.

3 Bi efecto, nos confirma Cotarelo que existia un sultân, Amurates IH o mâs bien, Murad, quien reinô veinte anos (1676-1696). Supone que le sirvio a Cervantes de modelo y que, segun su costumbre, mezclô elementos realistas oon artificiosos. En este caso le confiriô a Murad los atractivos flsicos de otro

- 236- -237-

que hsya ocultado a la bella esclava, Catalina. Rustân se disculpa alegando

que hasta haoe très dlas segula tan onfermiza Catalina que no ténia atracbivo

alguno. Tanto Mani como Rustân encarecen su belleza al Sultan incitândole asl

a snenazarles con la muerte si no llega la realidad a los exi.remos pintados por

ellos. En efecto, les condena a morir porque sus descripolones no la hicieron

dlosa, anoareciendo su belleza aûn mâs, pana que no se lleva a cabo, pero. que,

sin embargo, sirve para caracterizarle al Sultân como energfimeno. Se déclara perdidamente enamorado el Sultân con palabras que reouerdan las exageraciones

de Calixto al enemorarse de Melibea. I>a quiero oono légitima esposa, pasando por encima el hecho de que el matrimonio es un sacramento segûn la Iglesia

Catélioa. Catalina insiste en permanecer oristiana y pide très dlas para decidirso. Eh la segunda jornada vemos los titubeos de Catalina y sus foroojeos

espirituales y psicolôgicos, los euaies son convincentes. La tercera træ la

siqjerflua complicacion de los celos de parte de dona Catalina porque intenta

volver el Sultan a sus oosturabres pollganas.

EL segundo nûcleo de personajes lo integran Madrigal, el bufôn, el

Cadi y Andréa. Pero la acciôn en que se ven envueltos es nada mâs una serie do hurlas iniciadas por Madrigal. Itoberto, Salec, Zayda (Clara) y Zelinda (Lan- berto) form an el tercer ginipo de caractères. Roberto persigue a su ahijado,

Lanberto, el cual ha desaparecido tras el robo de su amada, Clara. Sàlec pro­ mets ayudar a Roberto a encontrarle. Por su extraordinaria belleza, acaba en

el serrallo Clara y por fin Lamberto tambiôn, pero disfrazado de raujer. En un

arrebato reâlista caracterlstico de nuestro autor, déclara Laaberto, "ya te he visto y te ho gozado" (II, pâg. 266), y lo que es mâs, la ha dejado prenada.

sultân mâs tardlo (El Tea, de Cer., pâg. 300 y sigs.). Cotarelo identifica a Catalina con una veiecianà a quien era extroordinarianente aficionado el Sultân. -238-

El Sultân, cuando decide "variar" en la teroera jomada, escoge a Zelinda (Lan- berto) / pronto doscubro au verdadera naturaleza. Lamberto alega cpie a peti- ci6n suya Mahoma le ha convertido en varén. EL Sultan termina creyéndole y le hace Baxa de Rodas tras reunirle con Clara.

Este ragpido bosquejo sirve para mostramos por una parte lo poco sus- tancioso del argumento, pero de mâs Importancia nos révéla la técnica «mpleada por Cervantes en esta oomedia* El Sultân difiere poco de la larga serie de enamorados que iban caracterlzando la escena desde después de Calixto. Como, ellos, convierte a su amada en diosa; ademâs, déclara que debe estar a la mano dereoha de Alâ dando leyos (l, pâg. 263) y la identifica con el Hazador. Como ellos, su amor es un repwtino arrebato ooaslonada de haberla visto una sola vezj la vio nada mâs, a diferencia de Margarita que se enanoré de don Fernando

"de oldas." KL repentino enanoraniento visual es una obvia parodia de la mane- ra de enanorarse del tradicional amante de escena, la cual, sea dicho de paso, es de asoendencia platénica. Como ellos insiste en que todo el mundo adore a su amada tanbién y como eUos déclara que su voluntad estâ sujeta a ella (l, pâg. 26â). Ahora bien, lo ûnico que le distingue de los otros an adores dranâ- ticos es que es rnushlmân,turco y sultân, lo cual no estâ de acuerdo oon el decoro dranâtico de aquel entonces en que los moros suelen ser crueles forzado­ res de las mujeres. KL amante espanol cristiano era una creaciôn literaria y por tanto enteramente convencional. Tampoco hay discrepancia entre el amante cristiano y el turco en cuanto al tipo de herejia de que sufren. No adoptan otra religiôn estal)lecida sino inventan su propia oon la amada como diosa. El

Sultân no da indioio alguno de querer hacerse cristiano, lo cual es importante en el contexte del cautiverio en que habia tantes renegades reales, ya que anula toda posibilidad de que se tratara en serio el tema de la apostasla. -239-

De todar formas, con lervanhar el amante estereotipado de su proplo amblente y oolocarle en otro contomo, logra Cei-vantes poner de relieve lo ridlculo de su e onducta. Es el mismo proceso que enpleô en Los Banos vâliéndose del Judlo, el cual servla de nedlo para censurar la excesiva preocupaciôn con fruslerias en general* Creemos que es un tribu to a la sutUeza de Cervantes que a 6n en

él sllgo veinte sigue desplstândonos con esta técnica, pues crlticos como Sche­ v i l l y BoniUa censuran la inverosimllitud del Sultân muy en serio. No les desesperaba un hereje cristiano, el cual les hubiera parecido lo mâs corrîente, sino procisanente un musulman hereje.^ No hemos de sorprendemos, pues, dada la probabllidad de que su aut#r le crease con este fin, en justa venganza de los muchos y exagerados descendientes del Mslibeano, Calixto.

Par de lo curas del 9ultân, qne no podemos tomar en serio, tiene lugar el force jeo e spiritual de dona Catalina que replte el de Aurelio de Los Tratos, pero cuyos actos, razonamientos y conoluslones se asemejan a los de Los Banos»

Se exprès a su dilema sencUl ameute. EL Sultân cjniere casarse con ella a la vea que estâ dispuesto a dejaria seguir siendo cristiana. Rustân acude a ayudarla con consejos, y de paso notomos que no es ni "lacayo retérico" ni "paje conse- jero"^ ni la contrafigura femenina de estos dos sino eunuco rotérico y conseje- ro, una figura que estâ entre el acostumbrado cri.ado consejero del gallaj*do de

n "CcHno Gran Turco, este personaje parece un tipo de 6;«era bufa, porque nunca dice nada que vâlga la pena de escucharse. No da mues tras de jota de poli­ tical jura por el dios ciego (II, 33); conooe las perlas del sur, el oro de Ara­ bia, la p(ürpura de Tiro... ni mâs ni ramios que cualquier humardsta, enterado de los clâsicos... Pero un Gran Turco, que lleva en peso por el ©scenario a la Gran Turquesca, es tortas y pan pintado junto a un monarca otcwiano que después de soiprendorse, con harta razén, de que haya 'cristiana en su serrallo;' alaba a la Virgen Maria (II, 17â) y prohibe f;eminantemonte que se nombre a Mahoma delante de la cristiana (II, I6 I) con otras horejlas, admirables por novelesoas" (S c h e v ill y B o n illa , Comedias , Vol. VI, pâg. 8 6 ).

6 Estas son las palabras del Canénigo, "Y iqué maysr (disparate) que pintamos un viojo valient#, un mozo cobarde, un lacayo retérico, un paje eon- sejero, un rey ganai?ân y una princes a fi-egona?" (D^ I , Cap. XLVIII, pâg. 1366). ~2hO ~ la oonoclla naclonal y la criada consejera do la dama. La ironla quo doriva do este réajusté experimental de papeles es patente. De vuelta a nuestro recono- cimionto dél drama, el primer impulse de dona Catalina es negarse, pero Rus­ tân le présenta con razonamientos que no es capaz de refutar.

R ustân: no estâ el pecado en el hecho, si en la voluntad no estâ: condênanos la intencion o nos salua en quanto hazemos (U, pâg. 261).

Flentraa en Los Tratos reinâba la inperativa sencilla y terminante de que las obras y los dichos tienen que m^inifestarse âbsolutamente on la fe y por tanto en la voluntad de uno, las palabras de Rustân conplican el asunto trayendo a colacion el concept© del libre albedrioj nadie la fuerza, en fin, a dejar la fe de Grioto y mqj'^ a propôsito se hace mucho alarde de que se le pemite man- tener su nombre, su indûment ari a, y todas las manifestaciones exteriores de su origen cidstiano-espanol. ihcluso se célébra una fiesta con balles espano- les en el serrallo. Taiiibién, antes de de jars a convoncer de lo contrario, se cree Catalina con la obligaclén de hacerse mârtir por no casarse, para lo cual también tiene respuesta Rustân:

Ser mârtir se ha de causar por mâs a lto fandgmento, que es por perder la vida por confesion de la fe (II, pâg. 261).

En fin, no es justificado martirizarse por motivos menores; tiene que ser por confesar la fe cristiana. Debe notarse que esta doctrina represents un gran desarroUo sobre la severa interpretaciôn de la rolaciôn entre fe y obras de

Los Tratos» En general, sin embargo, se muestra mâs ortodoxo que la de Los

Banos, en que vimos una intoncional obfuscaciôn de las lineas divisoras entre voluntad, acte, obra y aparlencia. Por tanto, si suponemos un desarrollo -2Ü1-

ideolégico cada vez inenos ortodoxo y mas liberal en la obra drunâtica oer-

vanttna, como parece indicar la relaciôn entre Los Tratos y Los Banos. cuya

secuencia de composiciôn sabcnos, tenemos cpie juzgar La Gran Sultana coaio ante­

rior a Los Banos» .

Este orden estarla de acuerdo con la secuencia dada por Cotarelo que

supone Los Bafios una refu n d iciô n de Los Tratos hecha en l 6 lli y fecha La Or an

Sultana en 1601.^ Schevill y Bonilla, en oposiciôn a todos, prefleren asignar

Los Bafios a la primera época, aunque coinoiden con Cotarelo en la fecha de La

Gran Sultana situândola después de 1600.^ Astrana Marin retrocede la fecha de 8 9 Los Banos a 1607-I 608 y sugiere I 608 para La Gran Sultana, focha que parece

lôgica si se toma en serio, a pesar de Schevill y BoniUa, la referenda al

afio 1600 (II, pâg. 282 ) como el del comienzo del cautiverio de Catalina y

se anaden los siete aBos que se indican en la obra como transcurridos desde

este importante suce (l, pâg. 2L6)« La hipôtesis de MeregalJLi también

------5------El Tea, de Oer. , p âg s. 238 y 301.

7 Comedias y Bitremeses, VI, pâgs. 73 y 99. 8 Luis Astrana Marin, Vida heroica, VI, pâg. 237.

9 Ibid., V, pâgs. L63, h^k, y y VI, pâg. 2J|2.

10 Schevill y BoniUa achaean la menolôn del aBo I 6OO a las exigenoias de la versifieaoiôn (Comedias y Batreraeses, VI, pâg. 92).

11 Se toman en cuenta los seis anos que estxnro al ouidado de Mmml, segûn é s te mismo ( l , pâg. 2U6 ), y el tienpo transcurrido desde su csisanlento con el S u ltân . -2Ü2- setiala fecha taitila para Loa Banos Podemcs esquetanatizar eata maraBa a s l.

La Oran Sultana;

Cotarelo: I 6OI Schovill y Bonilla; después de I 6OO Astrana Marin: I60O.

Los Bafios»

Cotarelo: I 616 Astrana Marin: 1607-1608 Meregalli: ^60^-^6^$

En resumen, nuestra idea de un desarrollo de ideas en la direcciôn indicada quoda oonfimada por la dataoién hecha por Cotarelo, Astrana Marin, Meregalli, y Sohevill y BoniUa.

Lmposihle es establecer la relacién cronolégioa de EL QaUardo Espafiol con respecte a sus hermanas de tema morisco, salvo, naturalmente en el caso de

Los Tratos, porque no trata la relacién entre fe y obra de manera séria. Como

30 recordarâ él Manco oonq>lic6 la relaciôn entre eUas, y entre el decoio y el acto, intercalando los varios tipo s de fama. Por otra parte, la madura sutUe­ za de las ideas de El QaUardo Espafiol nos llevarla a creerla posterior a La

Gran Sultana, pero por desgracia no existe la certeza de que haya secuencia tem­ poral entre el trato teérico y novelesoo que dio el tema de esta obra y el mâs serio de Los Banos y La Gran Sultana. Hay, creo yo, una creciente tendencia a la abstraccién y a la experimentacién después del éxito del Quijote. acompana- da en la pros a con un certero instinto para lo que va a funcionar. Se ejcmpli- fica la tendencia en "EL Obloqdo de los Perros" y "EL Licenciado Vidriera-"

12 "De Los Tratos a Los B anos." p&g. h02; "Los Bafios de A rgel. ' algunos afios* antes do I 61V, acaso hacia 1007-1608 como sugiere Astrana." -2Ü3-

Tal generalizaciôn, atn embargo, tendrla que af 11 arse mucho mâs con adiclona-

les datos y estudios antes de ser suficientemonte precise para establecer cronolo-

g la s .

Es raro que la comicldad del Sultfin y el ambiente jocoserio que erean

sus locuras detracten poco a la veroslmilitud de la situaciôn grave de dona

Catalina. La juxtaposlclôn de lo artiflcioso y lo verista no tlene resultados

estéticos desastrozos como en el caso de Los Tratos. Seguimos creyendo en

dona Catalina como personaje a pesar del tltere convencional con quien compar­

ts el escenario. No hay un ai'gumento llterario, altanente artiflcioso que cons-

trinja al autor y nos invite a fijarnos en incongruencias como el de Los Tratos.

En vez de abrumamos con una sorie de monôlogos que dan voz al tana como Aure-

lio, Catalina revel a su caiacter a traves de sinoeras y humildes peticiones al

Cielo do ayuda.

Catalina: Bien podra ofrecerme el mundo quantos tesoros encierra la tieri'a y el mar profundo; podrfi bien hazerme guerra 6 el conti ai'io sin segundo con ima y otra legion de su infernal esquadrôn; pero no podrfin, Dios mlo, como ;*o do vos confio, 10 mudar mi buena intenciôn. En mi tiem a edad perdi, DLos mlo, la libortad, que afin aponas conocîj truxome aqui la bel dad, 16 Sefior, quo pusiste on ml; si ella ha de sor instrumente de perderme, yo consiento, peticiôn Christiana y cuorda, que mi b e lle z a se p ie rd a 20 por milagro en un mornentoj

n ------Cotarelo not# el carâcter amono y convincente de Catalina (pag. 309), aunque el que todos los personajes de esta obra le piurezcan asl no nos fortalece la f3 bn la discreciôn del juicio sobre Catalina. ~ 2 lih ~

esta rosada color que tengo, segûn se muestra en mi espejo adulador, marchltala con tu diestra; buelueme fea, Senor; que no ea bien que lieue palma de la hennosura del alma la del cuerpo (I, pâg. 2h6). daro, estas quinti l l as delatan las aoostumbradas desavenencias de versificaciôn y sentido como el ritmo fluctuante y desagradable en los dos prlmeros versos de la segunda quintilla (6-7). También nos deja un poco inquietos su "peticiôn

Christiana y ouerda" de que RLos le quite la belleza "por milagro en un memento. "

Aunque sea por las exLgencias de la rima ("cuerda" con "piodra" ), la posposiciôn explicativa de los adjetivos "cristiana" y "cuerda" nos inquiéta, ya que nos diri­ ge la atenciôn a la cordura, o falta de ella, que tlene la peticiôn en vez de damos a entender que la peticiôn cristiana es sinônlma de la sensatez. Bien mirado, poco tienen que ver los milagros con lo cuerdo, pues to que les falta una razôn natural. Para colmo de esto, stplica un milagro repentino y por tanto aparatoso, lo cual se compagina mal con el invariable y aburrido pragmatisme de la sensatez. Y, cuando se nos revuelve en el cerebro los otros "cuasi" milagros de Madrigal, las pr ornes as del Sultân de hacer milagros (I, pâg. 266), la asevera- ciôn de Rustân de que el medico judlo, en un acto que puede denominarse milagro, le habia devuelto la belleza hacia très dlas, y el "milagro" de Mahoma en conver- tirla a Zelinda en varôn, nos parece oontraproducente para la eficacia del pasa- je.^^ Este es otro ejenplo de la tendencia de nuestro poeta a malograr los efeo-

tos pretendidos de sus versos. Sin embargo, no pesan tanto estas exoentrlcidades

Tanbién asevera el Sultans "haras que mis ojos vean/ el grande poder de Bios/ o do la Naturaleza/ a ^ien Al a diô j>oder/ para que pudiesse hazer/mila- gros en su belleza" (il, pâg. 26b). -2b6~ que destruyan nuestra ijiipresiôn de sincera y humdlde piodad de parte de Catalina.

Esta queda confirmada ocn estrofas que aventajan a estas»

lA ti me bueluo, gran Sefior, que alçaste, a Costa de tu sangre y de tu vida, la misera de Adân prrimer cayda, y, adonde él. nos perdio;^ . tû nos cobras te j a ti. Pastor bendito, que buseaste de las clen ouejuelas la perdlda, y, hallândola del lobo perseguida, sobre tus ombros santos te la echaate; a ti me bueluo en mi aficiôn amarga, y a ti tooa, Senor, el darme ayuda, que soy conlera de tu aprisco absente, y temo que a carrera eorta o lérga, cuando a mi dano tu fauor no acuda, me ha de aloancar esta infernal sorpientel (I, pâg. 266)

l Virgen, que el sol mâs bella; Madré de Bios, que es toda tu alabanca; d e l mar d e l mundo es tr el l a, por quien el aima alcanca a ver de sus borrascas la bonançal En mi aflicciôn te inuoco; aduierte, lo gran Senoral, que me anego, pues ya en las sirtes toco del dosualido y ciego teraor, a quien el aima ansiosa entrego. La voluntad, que es ml a y la puedo guard ar, éssa os ofrezco, santlssima Maria; mirad que desfallezco; dadme, Senora, el bien que no merezco. (II, pâg. 271-272)

Los dos cuartetos del soneto establecen los principlos del pecado original y de

la salvaciôn de Cris to ademâs del afân redentor de salvar la ovejuela perdlda.

Bi los dos torcetos se compara dona Catalina con una cordera fuora de su gprisco

y da expresiôn a la idea de que acabarâ de perderso sin su ayuda (eso es, sin

la gracia divina). La primera de las liras coteja a la Virgen Maria con una

estreUa cuya luz nos posibilita ver la bonanza de la salvaciôn de Cristo, la

segunda invoca su ayuda sin la cual se va a perder, y en la ûltima le ofrece su

voluntad y le pide el bien que no mereoe (la gracia divina). Nuestro oomediôgrafo -2b6- ha dado bella j sincera expresiôn a estos sentlmientos rellglosos sin titubeos

de ninguna clase, confirmando asl nuestra confianza en Catalina como personaje.

EL mismo soneto que acabanos de ver nos ofrece otra faoeta de la perso- nalidad de la heroine que la vuelve mas humana y por tanto mas simpatlca y vero-

slmil. Dice ella, "a ti me buelvo on mi aficlôn amarga." Por las palabras y

acclones de ella nos vamos dando cuenta de que no le oae del todo mal la idea de ser sultana y sin duda se refiere a esto con "afioiôn amarga." Fljlmonos

también en las slguientes palabras.

Sultanat iDar a una tu esclaua quieres de tu esposa la excelencia? Mlralo bien, porque temo que has de arrepentlrte presto (H, pâg. 262).

Delatan una conciencia bien clara, y todo menos desdenosa, de la ponq>a y grati-

deza que le espera como Sultana. Para aoabar con su resistenoia se agrega el

temor al deseo de grandeza y a las razones persuasivas de Rustân.

Dio el tenor oon mi buen recelo en tierra. 10 pequena edadI iCon quanta faoilldad te rinde qualquier receloI (II, 26b).

Después de casada, al enterarse de la resucitada concupiscencia de su senor,

aûn muestra celos y donde hay celos hay «nor como no cans a de decimos Cer­

vantes mlsmo. Bn resumm, la rendiciôn de Catalina responde a una intricada

^ ------Lo quo si no esta claro es lo que Cervantes quiere quo concluyamos del todo. iDeteminanos quo se le ooncediô la gracia pedida, haciéndola ver que no pecaba puesto que la voluntad no participaba? 0, ^debetnos creer que Dios quiso extenderle sôlo la gracia "suficiente" y no la "oficaz? 0, ipuede ser que segûn el "congrulsmo" de Suârez, la gracia era suficiente pero no ade­ cuada a las circunstanoias? Confieso que hace tiempo empecé a sospeohar que Cervantes esoribia estando enterado de las cuestiones religiosas mâs palpitan­ tes del dla. De una forma o de otra, las ideas de teôlogos como Bânez, Moli­ na y Suârez habian oorapenetrado el ambiante de la época. -2U7- psicologia como las accionos do cualqulor persona mientras el ambiente que le rodea es jocosarlo. Losi otros personajes tienen su propia mariera de enfren- tarse y acomodarse a la misma realidad.

Muchas voces el acto de dar expresiôn a lo que juzgamos ser irreal e inveroslmi] tlende ion puente entre ello y el mundo de lo real. Dona Catalina da pie a este proceso al protestor el dlsparatado deseo de Amur ate s.

Christiana soy, y de suerte, que de la fe que professo no me ha de mudar excesso de promesas ni aûn de muerte. Y mira que no es cordura que entre los tuyos sé Rable de vn caso que, por notohle, se ha de Juzgar por locura. iDônde, sefior, se aura visto que a s s ls ta n dos en vn lecho, que el uno tenga en el pecho a Mahoma, el otro a Christo? (I, 26b)

Sacando a la plaza lo disparatado de las intenciones del Oran Turco, estas palabras confieren a la situaciôn una realidad que de otro modo no hubiera tenido. La técnica, que es constante en la obra cervantina, surte efoctos sutiles y varies. Maml on la primera alocuclôn de la tercera jornada en refiriéndose al padie de Catalina como el "suegro" del Sultân nos hace ver que la situaciôn tiene ima existencia "de facto" a la voz que saca a primer piano la distancia que sépara al condenado musulman turco del anciano cristiano mora- lizante que vis te sobriamento do negro, s©gû»i nos informa la acctaciôn. 13. aplicarle el término de "suegro" no sôlo desliza la situaciôn dentro del rei- no de la realidad sJno que tanbién la distancia y objetlvlza de modo que no la miramos como algo que no nos puede afectar.

El 3 an to Varôn acusa a su hija de hal)er escogido segûn su propia voluntad. -2b8-

Padres no puedo darme a entender sino que has venido a sor lo que eres por culpas tuyas, quiero dezir, por tu gusto;

iQué ataduras o qué lazos fueron para ti crueles? De tu propia voluntad te has rendido, conuencida desta licenciosa vida, desta ponça y majestad (IH , 276)

Catalina le haoe. ver que resis tir mâs hubiera nocesitado que en efeoto se matas e a si misma- Este argumento despierta el asentiraient# en el ancimo y aûn le impulsa a exomarla-

Esta gran verdad se ha visto, donde no puede dudarse: que mâs pec6 en ahorcarse Judas, que en vender a Cristo (III, 277) il# inspira la ironla esta alusion a la traiciôn de Judas? No hay forma de saberlo, puesto que el padre es un tipo estereotipado. Es un anciano que se comporta segûn los dictâmenes del decoro. Es grave, sentencioso y sin el arro- jo tlpioo de los jôvenes. Su funciôn dentro de esta obra parece sor la de un instigador de justificaciones mâs conçletas de las acciones de su hija. Ademâs sirve para aviver artificialmente el escaso interês del argumento agregando otros incidentes que peligran la tranquilidad de la Sultana y el buen suceso de sus dlfioultades. Sslta a la vista su parentesco con el padre de lo nifios de Los Banos y Saavedra de Los Tratos. aunque, como en Los Bafios, su estricta interpretaciôn de la ley no pravalées.

En brave, Catalina es un remanso de quietud y sentido comûn que pres- ta cierta veroslmilitud al torbellino de locuras que la rodea. Sus reacoiones cautelosas, medidas y psioolôgicamente reslistas nos fuerzan a creer que lo que le haoe comportarse asl debe tomarse en serio, por lo monoa en parte. -2b9-

Merece mirarao la oomedia desde la perspectiva do las aocionos de oada grupo do personajes, o sea, segûn se acomoda oada uno al jocoserio ambiente de la corte turquesca. EL sentido de realidad comunlcada a oualquior aittoiente artlstico depends de la complicada madeja de relaciones de los personajes y esta verdad so manifiesta sobre todo en las obras cervantinas. Se echa de ver en esto la experimentaciûn de Cervantes con la técnica drsm&tica.

La situaciôn de Zelinda (Lamberto) y Zayda (Clara) es una verlan te de la prototipioa de las novel as bizantinaa y asl reverberan en ella la de Aure- lio y Silvia de Los Tratos, y la de don Fernando y Margarita de EL QaUardo

Espanol. Tienen en comûn el que el gai an y su dama estén en el poder del ene- migo y los dos o uno de los dos es deseado de sus amos. Cervantes no cansa de e^erimentar con esta fôrmula variândola del perfecto qulasmo de su primera comedia de cautivos. Normalmaiite el g al an sigue a su dama, la cual le ha sido raptada.^^ Tnl es ml caso de Los Banos. Se varia este esquema en El

Gallardo Espanol dmdo el papel de perseguidor a Margarita, la cual se dis- fraza de hombre. Ck»no se recordarâ,también es querido de su ana el gallardo espanol, pero mantiene sécréta su identldnd. Figura como constante en todas las variantes el disimulo do algûn aspecto de la identidad do los amantes. Por ejanplo, los amos no estân enterados de la relaciôn amorosa de los oautivos en ninguna de las cniatro comedian. La Gran Sultana, el genio experimental o irônico cervantino le lleva a dar un paso mâs en hacer que Lamberto se intro- duzca en el serrallo disfrazado de mujer. Da cima a su ironla cuando el Sultân

------Tô------Vemos las dos variantes también en ^ Laberinto de Amor. pues Anas- tasio, disfrazado cio labrador, so présenta en ^ovara para estar al lado de Rosarairaj Julla y Ibrcia diefrazadas de pas tores persiguon a Hanfredo y Anas- tasio respectivanent#. Lo (que es mâs, Cervantes hace que Anastasio y su oria- do comenten esta transposiciôn: -260“ le escoge enti*e todas las bell.as esclavas de su harên dejando caer a sus pies el panuelo.^^ La técnica consiste en exagerar un argumento artificioso que la convencién iba haciondo aceptar como reallsta-

Es obvio que ha abandonado todo intente de hacer que esta clase de fébula llevo un importe serio. La pareja adeoua sus reacoiones a los peligros y tonterlas de la oorte. Las acclones de estos dos cobran excepolonal interés frente a las del Sultân. En cuanto a la persona y acclones de éste, existe cierto réalisme en potencia en la forma de castigos y sentencias de muerte que amenez a repartir a cada paso. Con eUos el realiano existe efeotlvamente en algunas de sus palabras y acclones. Tanto en el caso del Sul.tân como en el de

Lamberto y Q ara la inspiraciôn de sus acclones proviene de tradlclones lite - rarias idealistas. Sin embargo, Lamberto y Clara no muestran el habituai aoato de los amantes novelescos.

Zelinda: Ta te he visto y te he gozado

Zayda : lïo prefiada, y tu varôn y en este serrallo? Mira adonde pone la mira nuestra cierta perdlciôn (II, 266). '

Anastasio: iPues de qué te maravuiUas? Dit ino puede acontecer, sin admiraoiôn que arombre, que vna muger busqué a vn hombre,

Comolio t Si puede; y es tan agible lo que dizes, que se ve que, en las possibles, no sé otra cosa més possible (II, pâg. 319)*

17 Cotarelo, citando de la Historia del imperlo otomano de Sapiencia, nos pone en conocimiento de que ésta fue costumbre entre los sultanes (El Tea, de Cer.. pâg. 3bl). -2Çl~

No veo como Cotarolo que enta escona sea "no muy llmpia,"^^ pero al goza de un reallBnc que era mas tlpico de les entremeaes. EL realisano no no reduce a lo sexual sino que tanblèn se entlende a toda su sifcuacl6n vlbnl-

Zeltnda: • • • pero estad, Clara, aduertlda que hemos de m orlr de su e rte , que nos g-angee la muerte nueua y perdurable vida, Quiei'o decir que mwanos christianos en todo caso.

Zayda : De la vida no hago oaso como a tal muerte oorrmos (II, 266).

Zayda ha a en al ado corterj»nente que el incoxivoniento de pasar a otra vida mâs perdurable es que media una muerte bastantci des agr ad able. la intei'protaclôn m aterlallsta de la vida se Intensifies, eon la vuelta del Sult&n a la mâs ancha del serrallo. Ouando eseoge a Lfinberto para ocanpartlr el leoho real oon êl, Clara exclana, "ITengo embldla, y soy mujer I" (III, 288). No bnporta en quê sentido se t-oma esta frase, contrasta oon lo serlo de la situaclôn.

Tengo em bldla: 1 ) I^e envidlo que su bUen p areo er aparenteraonte exceda al mlo.

2) Le envidlo su suerte de Ir con el Su-ltân.

y soy mujer : 1) Como mujer debo serle mâs atractiva al sultân.

2) podrla serle fitll al SultSn en ml capacldad de mujer.

------TB------Ibid, "Luego de este slguen en la eomedla unas esoonas no muy lîjn- plas, y que hoy resultan bastante cnidas, con frases harto naturallstas, aho- ra malsonantes, pero que entonces eran ordlnarias, afin tratSndose de escrlto- res tan pulcros y ccanedldos ctmio Cervantes." Tan ordlnarias eran que no se encuentran semejantes en ninguna de sus otras nueve ocmedlas y que Ontarelo mlsmo se slente llamado a cornent arlo s como al go excepclonal. Esta os la manera normal de pollar lo inquiétante en las obras de Cervantes: decir que era nor­ mal para aquel entonces. -252-

Sigue su nionôlogo de doble sentido.

10 mi dulze amor primero I iAdSnde vas? iOulân te U e u a a la mâs estrana prueua que hlzo amante verdadero? Esta triste despedida bien claro me da a entender que, por tu sobra, ha de ser rai falta mâs conooida.

Se puede interpretar "primero" de dos maneras:

1 ) Antes de que fuera del Sultan, o

2) Espéra otros amores en el futuro.

"Sobre" y "falta" denotan la aoostumbrada técnica contrastlva de Cervantes.

Ademâs "sobra" se refiere al hocho de que sobre un honbre en este juego y al atributo masculine. Tampoco debe perderse el doble sentido s al ado de "falta."

Al ir juntando estes detalles naturalistes del comportaniento de Lanberto y

C lara, nos vranos dando cu en ta de que no oorresponden al. e s te rio tip o de le s amantes idéales. Igualmente realista era la cobardla de Lamberto al abandonar a Clara y su conducts dudosa al dejarse oautivar. Dista mucho del Caballero indefectiblemente gallardo y caste que persigue a su dama, Igualmente cas ta, que se mantiene Intacta frente a toda clase de asaltos sobre su virginldad.

Ahora bien, iqué pretende Cervantes con estas variantes del prototipo?

Contestamos que ospera lograr varias cosas. Mantengamos presents que a tra- vâs de sus obras se express su descontento con la falta de verosimilitud de la comedia nacional. EL tratamionto que da a este nâcleo de personajes repre­ sents una extensiôn irânica de la misma critic a. A la vez es un alarde de su oapaoidad de corannioar verosimilitud a personajes y acciones que de otra for­ ma parecerian extravagantes e inoonseouentes. Tira de los pies del argumente artifioioso introduciendo un diâlogo oxageradamonts realista. Esta clase de -2 5 )-

"realismo" contrasta con el psicol 6gico otorgado a Catalina. Fii los dos

cases, los dlferentes tipos de realismo no 36I 0 contrastan con lo artlficloso

sino qne a la vez lo matizan tanto que si no estanos dispuestos a acoptarlo

del todo tanpoco nos inclinâmes a rechazarlo. Creo que queda nanifiosta la

Indole experiments], de la obra cervantina. 0 sea, que vanos vlendo c&no varia los elemenlos y a qu 6 fin. Como ya queda dlclio, el motor de este jmpiil-

30 a la exper]jnen 1;acl6n es el deseo de decir lo que cree ser verdad sin Incu- rrir en lo prohibido.

Tarabiên es importante en la finalidad experimental la manera en que se orienta les nftcleos de personajes Trente a lo jocoserio de la corte. Ccmo

vimos, Catalina se acomoda a elles meÆ. ante reajustes psicolâgicos, alterando

su propia interpretaciôn de la re alidad. L.-snbcrto y Clara lo hacen con truoos,

ya sea el disfraz, ya sea el atribuir la masculinidad de Lamberto a un milagro

de Mahoma, técnica cons agr ad a por la comedia nacional. Penscmos on el fin-

girse locos de los piotagonlstas de Los Cautivos. Pero notcmos también

que estes trucos son un mecanimo para sosl;iyar la obligaciôn artîstica do

establecer una estiecha relaciôn entre el decoro y la fabula como lo fuel el empleo que se dio 0. la fama en El Gallardo Lspanol»

Madrigal es parient e muy cercano de Pedro (El Trato de Ar^el ), de

Tristan y Buytrago adsmaa de ser antepasado muy directo de Pedro de ürdmalas.

Tione en comûn con 6ste el cambiar de papelos y de oficios, o sea el de mudar

de identidad cuando lo conviene. Apareciendo ante nosotros por primera vez

ain ofioio senalado, se hace suceslvamente ontrenador de elefantes e interpre-

todor de pâjaros, s astre, mfisico y temlria imaginândose comediante que récita la historié de Catalina. En fin, es uno de aquellos personajes tan amados de

Cervantes a qnien mâs le importa su libertad sin identidad ni honor que âstos

sin aquâlla. Las variacionoa visibles de su identidad funcionan como un disfraz -254- en movlmiento que Implde que se vea su verdadero oarâcter y que haya un en- frentaniento entre este y las fuerzas antagônicas de la capital turca.

Se nos présenta Madrigal, por primera vez en oompania de Andrea, el espia. Vieae de echar un gran pedazo de tocino a la caauela de unos judlos»

Como Tristan de Los Banos, se divierte torturando a los descendientes de la diaspora. Se nos informa a través de Andres que el motive de Madrigal es el mlsmo que e l de T ristfin.

Andréa: *0 gente aniquiladaf 0 infâme o suzia raza, y a qué miseria os ha traydo vuestro vano osperar, vuestra locura y vuestra incomparable pertinencia, a quien llamaya firmeza y fe inmudable, contra toda verdad y buen discurso (l, 249).

Aqul vue].ve a tratarse la falta de fe de los judlos, Uanando su espera del

Moslas "pertinacj a," como la adherencia a su ley. No se desarrolla aqul la relaciôn entre la fe y la ley como en Los Banos. Se deja esbozar nada mâs, de modo que la perseouoiôn de Madrigal tiene un carâoter aparentemonte mâs antisemltico y raya en lo gratuito.

S in embargo, se le da un tratsm ien to mucho mâs araplio a l d e sa rro llo del tema en la persona de Madrigal que en la de Tristân. Ooncluimos, por la conversaoiôn entre André y 6l, que ha rechazado en otra ocaslôn la oportuni- dad de evadirse "poniendo por escusa que os tenla/ anor rendida el aima, y que una alâraue,/ oon nueuo oautiverio y nueuas leyes,/ os la tenla encadenada y presa" (I, pâg. 250).

^ ------Jaime Oliver Asln cree que se referla a ima persona historica, Andrea Oaspar Corso, amigo de Abd al-Malik. Ayudô a muchos librarse del oautiverio ("La hija de Agi Morato," pâg. 277). -255-

Madrigal: Verdadj y aun tengo e] yugo al cuello, todavia ostoy cautiuo, todavia la fuorza ixiderosa de amor tie n e a u je to mi alu e d rio .

M adrigal: Son la s ley es del gusto poderosas sobreraodo.

Andrea : Tha resoluciôn gallarda puede roitperlas.

Madrigal: Ta lo creo; mas no es tioigx) de ponerme a los brazos oon sus fuerzas.

Andrea : iNo soys espanol?

Madrigal: iPor qu6? APor esto7 Pues, por las onze mil de raalla juro, y por el alto, dulze, ominipotente desseo que se encieira bajo el opo de quatro aowiodados porcionistas, que he de romper por montes de di amantes y por dificultades indezibles, y he de lleuar mi libertad en peso sobre los propios hombros de mi gusto, y entrar triunfando en Nâpoles la bella oon dos o très galeras levantadas por ml industrie y valor, y Dlos delante, y, dando a la Anunciada los dos baroos, quedaré con el vno rico y prôspero, y no ponerme ahora a andar por trena, cargado de temor y de miseria.

Andrea : IEspanol soys, sin dudal

Andrea : AAura quien q u ie ra l lb ertad huyendo 7 ( I , p ig s . 250- 251).

De este diâlogo se saoan en limpio varias conolusiones: 1) las "leyes" del gusto son todopoderosas, 2) la imaginaeibn extravagante, tlpiomnonte espanola

("lEspefiol soys, sin dudal"), se propone Imposibles ("y entrar triunfando en -256-

Nlpoles la belD.a/ oon dos o très galeras leuantadas/ por mi indus tri a y valor, y Dios delante"), 3) la libertad no depende s6lo de lo exterior. Tristan no se conqprometla con lo rousulmin desateniendo a los dlas de ayuno y seme jantes inqperativas de segunda categorîa. De igual manera Madrigal no se enreda ineitrioablemente ananoebândose con una "alâiaue," incluse ouando ha optado por quedarse en Oonstantinopla por no separarse de ella* Al contrario, vemos a conienzos de la segunda jomada que su cristianisnio,como el de dofîa Catalina, queda intacto. Le han cogido las autoridades "in frag anti" oon su "alâraue" y segân lo aoostumbrado^® le van a arrojar al mar con una piedra al cuello si no se reniega y se oasa oon ella. Es un memento orltico en que no puede sos- layar la relooiân directe entre acto, y creenoia. Responds asl.

Todo es muerte, y todo es pena; ninguna cosa hallo buena en casarme ni en viuir. Ocano la ley no dexara en la quai pienso saluame, la vida, con el cas arme, aunque es muerte dilataraj pero cas aime y ser mono son dos muertes, de tal suerte, que atado oorro a la muerte, y suelto ml ley adoro (II, pâg. 256).

Bi f in , p re fie re l a muerte d e l oueipo a l a e te m a d el aima. Notemos que e ste dilema es el de Catalina pero llevado un paso mâs. realidad los dos oompar- ten sltuaciones anâlogas hasta esta bifuroaoiôn en que no s6lo se le quiere obligar a Madrigal a casarse sino tanbiân a reohazar su fe. Recordemos que la piedra angular del argument© que permitla a Catalina casarse era que no tenla que dasdedirse d el c ristia n ism o .

------25------Ootarolo observa que este oastigo fue el senalado para tal ofensa (Tea, de Car.. 321) -257- Ns obstante, Madrigal so vale de un tnioo pars borlarse d# la muert*.

Greases que es mas que eosual que, rsehasando toda m anlfestaolân ex te rio r, toda rm slerla ds su propia religlAn para adherlrse s 6 lo a lo ssosDolal, Madrigal eohs mano ds un truoo que depende de las superstloioœs del Cadi j que âstas se relaoionen dlreotameote oon sus feohorlas s inaoralidades. Para colmo note- mos que el Cadi es un religiono, dato oon que Introdnoe Oerrantes seta esoe- na.^^ Qoe no se nos olvide tmpooo quo tmbi&n lo fue Naoor, eJ. jerifo de

KL Gallardo Bnxfiol» No pareoe sino que imeetro ecmediSgrafo tiene tlrria a la sqperstioi 6 n, sobre to

Tuelta a nnestro esomtinio de su estafa del Cadi, para la maroha de la muerte eeb(ndole la ouriosidad.

Madrigal: . . . Mas JO a t qua d esta vea no be de morir, seSor bueno.

Cadi : iO&Bo, s i jo te eondeno, y soy stqprsBO juea? Da las sentanoias qua cloy no ay apelaci 6 n alguna.

Madrigal: Oon todo, da mi fortune aunque mala, alegre estoy. La p ie d ra tendré ya puns ta al ouello, y has de penser qua no me pienso anogar. T desto harft buena {luesta. T porqim no ast4s suspanso, has da sallr astos dos fuera; dirita da la manera qua ha da ser, sa afin jo pienso.

Cadi t Tdos, y dezalde atado, qua qtcLaro r e r da 1 # suerte ofimo aaoapa da la muerte a qnitn e s ta oondenndo ( 2 5 6 - 5 7 ).

51------Mos Ip dloe la aeotaoifin oon qua se oomiansa la esoena. "... sale oon alios el grrn* o#dl, qua as el jues obispo de los turoos" (II, 1, 256). -258—

T«bo0 dranatlsado en este dlfilogo la tenalfin que solia orear la ooaeâla naolo- nal en el pâblleo por la ssllda dodosa de los suoesos. T no se oreàba al aaar sino mqy eomsoienteswnte como mnestra èl prsoepto de Lope de Vega.

BigaSe sismpre el gnsto, donde vea que se deja entender alguna oosa de way lejos de «qaéllo que promets.

(Haro, eosK» hemos se&olado antes en el oaso de Leaberto y Clara por ejamplo, estes Imposibles suelaa resolverse medlante truoos oook> el que efeotûa Madri­ gal. Kste le dise que de un antepasado suyo, Apolonio Tlaneo,^^ le too 6 re o lb ir la oisnoia de entender el leoguaje de los pâjaros y que aqualla misma mafiana oasdno dsl peeado un ruissfior le hâbia dioho.

Dlle al jüex de tu causa, que han deoretado los oielos que muera de aqul a seis dlas, y que baxe al estlgio relno de tus grandes deaafUeros que a dos moros y vna viuda que ha mnohos a&>s ha hsoho y si hisiere la sali, laaaando e l ouerpo primero oon t a l ague —y dix» a l ogua, que y» désir te no quiero— tendri salud en el aima, tendrâ salud en al ouerpo (257). Aparté de esta maravUla promets ensaëarle a hablar a un elefante en dies aAos.

Claro, como todo estafador se ha ralido Madrigal de oonooimientos oerteros de las flaquesas de su vlotima en particular y de la hoaunidad en general, provo- cando la siguiente rsaseifin inganua.

g Arte nuevo ds haoer eomedias.

23 Qbn pooo o ningfin fundsaento Ootarelo identifica este personaje oon e l benediotino, Fr. Badro Ponoe de Le 6 n, "inventor del arte de haoer hablar a los mudoe" (Tea, de Car.. 324). -259-

Gadlt En llbertad te boelno. Pero una oova me tiene confuse, am).go j perplezot que no s4 quel rluda sea, ni quales moros sem estos a qnisn he de hazer la enmiendat los moros de mi ofendldos, y Tludas pasan de oiento ( 2 5 6 ). Ha reapondido el Cadi de aouerdo oon quien esi un molheehor y un exqperstloioso, algo oerrado de moUera.

Madrigal, pues, deseaqpena m ultiples fm eio n est 1) riduoulim ar lo mnsul- mân, 2) ridioulisar los vioios dsntro de su propia sooiedad, 3) Usvar un paso mâs la desligaeiân del oarâoter del aoto. Is obvia la burla que haoe el autor del CaAL oaao musulmân, pero tanbiân interpretmdo el târstino "religioso" genâ- riosnente y recordendo los pomenores de Los BaKos en que pusimos de relieve este prooeso, nos dmaos cuenta de que se repite la burla aqul. Ibr fin, los aotos de Madrigal no reflejan el honbre interior hasta qua no hay otro rsmedio.

Aun e s ta minima relao iën de oarâoter oon aoto desapareoe tanto en T ristan oono so Pedro de Urdemalas, lo cual viens en apoyo de nuestra creenoia de que La

Qrm Sultana antececW a estas dos obras.

Ihora bien, lismos de preguntamos si Madrigal représenta un âxito oono personaje, eso es, si es veroslmll. Debemos darnos cuenta en primer lugar de qua es la oontrafigura del protagonista tipioo da los libres de caballerla y del gallardo de la caaedia nacional. Comparte oon ellos la oapaoidad de salir de situaoiones imposibles milagrosmeente. La diferenoia estriba en que Madri­ gal u tilisa inteligentemente sus oonooimientos de la oonduota humana, permane- oiendo sieepre dentro de los limites de lx> humano mientras el gallardo y el Caballero andante muohas voces violan dibhos limites o por lo menos en el caso del gallardo se valen de soluolones purmasnte mec&nloas. Los dealgnios do

Madrigal se limiten a mantener lo esenoial de su propia integrldad y sobrevivir. -260-

Inver#mente, el trooo oon qae ae salva Lcnberto, Aqufi tiens que ver oon la n atu raleza humana nL oon nada?^^ Depende nida e ta de l a buena voluntad o ds la imdbeoilided del Qrm Tttroo. For estos eotlvos Madrigal j sus seme jantes repreeentan un eoqperimento dlohoso dantro de lo que oabe, advirtiendo sienpre qua su âxito queda oirounsorito por el fin delimitado drmaâtioo de tal perso­ naje, el oual oonsiste en estableoer un ambients festivo.^^ Con esta olase de personaje s 6 lo pueden tratarse las grandes ouestlones palpitantes indireota- mente, de fbnaa bninorlstioa, porque se ha ore ado una desfase entre âl y el ver- dadero intento de sus aoolones. Mo obstsntes, si bien pierds la oapaoidad de responder direotsmente a los importantes problemas vitales, por lo menos puede tratarlos sin que nadis le pida ouentas al an tor.

En resuaidas ouentas, Madrigal y sus oongâneres représentant una soln- o l 6 n del probleeia del hiato entre el deooro y la fâbula. De Pedro y Leonardo de EL Prato a travâs ds Buytrago, Madrigal y Tristân y oulainando en Pedro de

TArdsmalas presenoiaeos la paulatina evoluoifin de un personaje que al prinoipio estâ anolado en sus odrounatanoias vitales, pero que pooo a pooo se desllza de estas trabas para convertiras en un tipo zumbën ouya funeiân es poner de relie­ ve o la falta de una relaoiân direota entre oarâoter y aoto oono un fallo de tâonioa drmâtioa de la oomedla naolonal, o de mostrar la relael 6 n esoondida entre eUos, oritiomdo asl las MLpooreslas de su âpooa. Asl pone de relieve las hipooreslas y superstiolones dsl Oadl y por extensiân las de oualquier religioso. ABubiera sido afin remotsmente posible ridiculiser a un raligioso

25 Ootarelo se vio obligado a tratar de probar que era oomfin oreenoia en aquel sntonoea que taies omabios se registrabon a oada rato (Tea, de Oer.» pâg. 342).

25 Oreo que ooierta Walter Starkle ouando déclara en la introduooifin de su traduooifin de Padro de Qrdemalas que esta obra se assneja a la fiesta de la noobe de San Juan y a The Ifl-dammer N ight's Dregs de William Shakespeare —26i —

espaSol malo, oon» ]jo fue el donlnloano que tralolon 6 a Cervantes, Juan HLanoo

de Pas? Si que era posible liablar bl«n de los busnos oono lo hlso nuestro

coiaedlfigrafo de los Trlnltarlos j tamblân del Padre de la Crus. Dleha priotloa

de nlrar nada mâs lo bueno, sobre todo ouando le falta el esplrltu llrloo para

subirlo de n iv a l, se Ilo n a m ojigaterla ouando es v o lu n taria 7 ouando impuesta

desde afuera reoato o quizâ prudanoia. De nuovo iusistlmos an la Imposibilidod de una dsstruoolfin de la aotitud Irrevsrente despuâs del Cbnoillo de Trento

aunqus si oourriS una supresiSn de ella. Cierto que no se psznltla la espre- siân de sentimientos oomo el siguiente.

yo os prometo quel soldado mâs pobreto de otumtos podâis hallar es oy a Dios mâs aoepto que el flayre mâs regular. Ta sabâis que dondequiera que est&is, entre buestras relijiones nunoa vimos ni varâis ^ sino smbidia y questiones.

Lo raro do que anteceda esta dase de orltloa dentro de la tradioi&n dramâtioa

a la Oontrarrefoxna y que desaparesoa despuâs exoede los limites de la oasua- lidad. La tâonioa droaâtioa oervantina evoluoiona haoia un sistama que le par- mite amjuieiar las ouestionss vitales sin inourrir an la oensure. Oada nfioleo de personajes se orienta a lo joooserio de la oorte de

oouerdo oon su propia y distinta fâxmula. Catalina reaooiona on lenguaje y

aoto de forma r e a lis ta tooiando oompLetoaente cm se rio l a anenana d el podsr r e a l.

(Mflht Spyiah Flays, Translated with an Xntroduotlon by Walter Starkie (New Tox^t RamAsa douse, 1964). Antes toabiân habla notado Astrana Marin qua la aooiân en las doa oomedias se desenvuelve en varios lugares (Vida hciroioa. T. VI, pâg. 290).

26 Bartolonâ de Torres Naharro, Soldadesoa. Tres Oomedicya, pâg. 89 . -262-

Lamberto y Clara raaponden a a lio "an joooserio" oomblnando ds manera v a r tl- glnosa aotos y lenguaje realistas con truoos meofinloos. Madrigal no pareoe tamer el podsr repressntado por el Cadi en nlngfin moaanto, aunque se vale de la oportunldad de poner de nanLflesto sn ser verdadero. EL mlamo, sin embargo, toma a rlsa las oirounstanoias joooserlas oonfiado en su oapaoidad de librarse de oualquier pero anse utilisando tretas basadas en sus oonooimientos de la naturaleza humana. Se entreteje, pues, en el lenguaje y la oonduota de oada nûoleo elaaentos realistas que no sôlo apoyan nuestra oonfianza en ellos oomo dignos de tonarse en serlo, eso es, oomo veroslmlles, sino tambiân tlnen el ambiante joooserio da la oorte oon oierta verosimilitud aunque sea dâbil.

Mirsndo lo que Uevmaom dioho sobre la obra en su totalidad, podemos identifloar vaxrias tâonioas agolioadas a esta pieza que infnnden toda la dranâ- tioa œrvantina. La primera y mâs importante por su smplia aplioaoifin sena-

Imoos oon la dsnonioaoifin de "transposieiSn." Se deja ver en la transposioifin del papel del gallardo al turoo, en la oonversifin del "laoayo ret&rioo" y del

"paje eonsejero" en eunuoo oonsejero y r«t 6rioo, en las nuevas y distintas oombinaoiones de realimmo en oada personaje, en la variante del original argu­ mente de la novela bisantina, y en la asignaolfin del disfraz al bcabre en vez de a la mujer. Omm antes en Los Banos. en la présenta oomedia observâmes la tâonioa de oonferlr verosimilitud a algo nombrsndolo. Tmabiân ha sido una constante en su ooaiedia el haoer reaooionar ante la mima realidad a distintos personajes o a distintos nfioleos de personajes oada uno a su manera. Creemos que esta tendenoia corresponde a la aparente neoesidad oervantina de adrar el mismo asunto deeds varios puntos de vista. Este muâtedo se refleja indlreotmen- te en la constante queja de los orltioos del eocoesivo nfimero de personajes. Sin —263—

mbargo, au anpleo an esta obra as maoho nâa flno 7 sa haoo eon Intanolonas may dis tintas da las da los Tt'atos. annqaa a asta foma ds aearoarsa a on pro- blaaa posda dabarse la tandaooia a vaoiar al asoanarln da paraonajaa antra 27 asoana 7 asosoa, tan aolasto para SohaviU 7 Bonilla. Faraoa natural qua rorlos nfiolaos da psrsonajaa qua s 6lo tiansn an aoofin al ambiants principal no catablamoan ralaoions# nada mâs "pro fom a,” manque deeds «1 panto ds vista prâotloo el resultado de su ajenaol&i as poiM grato. Se ve an la trmaa una creoiante tandsooia bacia formas mâs abiartas, too ahiertas qua pmreoen los suoesos arbitrarios a veeas, pero no oreamos qua sea asl, qua dapcnden cada vea mâs da la Imposibilidad da establecer una estrecha rdaoifin antra el deco­ ro 7 e l argm ento tanto por e l estado de l a oemedia nacional ccmao por e l ambian­ te da l a Sspofia de F elipe I I I .

27 Oomedi as y ttitramesee, VI, pâg. 101. CAJPITOLO VU

EL RUFIAN DICHOSOi EL DECORO CONnORHiDO

—Cogido le tengo —d ijo Senobo— . Luego la feaa del qoe resuoita moertoe, da vleta a loe oiegoa, enderesa oojoe J da eelud a loe enfenaos, j delante de eue eepuLturae arden lingparae, j estân Uenae eue oaplUas de gente# devotee que de rodU laa doran au# re liq u ia e , major fmaa eerâ, para âate y para el otro slglo, que la que dejaran ouantoa emperadorea geutilee y oaballeroe andante# ha hobido en e l mundo.

—Quiero d ecir —d ijo Sancho— que noe damoa a ser santoc* y aloanaaremos mâs brevenaote l a buena fmaa que pretendenos • • • (Don Quijote. II, Cap. IVIII, pâg. 1407). Se ha dlfundldo aapliamente la fm a de El Rufiân Diohoao oomo obra oons- tatadora del fervor religioso de Cervantes.^ Aunque no oabe duda de que nuesto ooaradlâgrafo ara un hombrc profundmaente religloso, tipioo de su siglo si se quiere, no ara, oomo hemos as everado entes, totalmente carente de sentido ortioo.

De modo que si querl» proponerle a Pray GrJstfibal de la Crus oomo ejemplar dig- no de la eemlaoifia de todos, sorprende lo pooo siapâtloo que nos résulta este bâroe y santo. Oomo eo todas las obras dramâtioas cervmotinas, la trmaa se suboz*dina a otros faotores de mâs importancia para nuestro oamedl 6 grafo. Se tr a t a de la oonversiân del rufiân, Gristâbal de Logo, un joven de bajo estado, oriado del

1 Vâase la prâxlma nota.

-264- -265“

Inqalsldor, T«Uo de SendoTol, en \si sen to de le Igleele. la Oamedle noe regime 1 » eetmoturm esouetamente an tree jomedee*

TO* de eu vide libre, otr* de eu vide greue, otra de eu sent* muerte J de eue milagro’S grande# (II, pâg. 212).

Cbooa J enfada al lector la aparente falta de relacifin directe entre eu vida lib r e J la grave; en auma, es lo que mâ« resta al gusto que uno reoibe de la obra. Kste s alto desoonoertante es el problems fundmaental de toda la eomedla

Y la manera de reasoionar ante &1 determine Id perspective orltloa.^ Pueden delatarse dos perspeotivas orltioas en general* 1) la qua el aba tanto la j&oara oomo la vide religiose j 2 ) la rpie ve el valor de la obra prlnoipal- mente en la primera Jornada rufianesma. Den IVanoisoo Ihdurfiln ha notado que la primera Jornada oousa mâs invenoifin j diverge mâs de la fbente y aunque la vida hmqpesca oontrasta oon la s ai ta, ve la unidad de la pies a en el oarâoter del rufiân dlohoso, oon lo oual estâmes de aouerdo.^ EL finioo orltloo que yo

------5------*!... lo prefaoo vale mâs le s agr ad o ... Asl O ristâbal de Lugo, mlam- tras es rufiân, o sea en toda la primera Jornada, vale, artlstioasiente, mucho mas que en la Jornada segunda y tereera, en que es un de

"Estudio Preliminar," Obras dramâtioas# pâgs. XXXII-XXHII. - 266-

8 «pa, qa» prefler# las Jornadas H y H I sobre la primera es Bnxoe Wardropper.^

De todas formas, oreo que es patente que el problème de la unld«d de la pissa, o falta de ella, es oentrsl para entender las ideas dramâtioas y religiosas que infunden la obra.

La fuente para la vida de Cristfibal de Logo es sin lugar a dndas la

Hlstoria de la fnndscifin y discurso de la provinoia de Santiago de Mâadco en la Ordao de ftodioedoree de Fr. Agustin Dâvila PadiHa.^ Es muy afortunado e

n------Beflriândose a los que ven mâs mârito en la primera Jornada, " ... la represeotaelfin de la vida espiritual no tiens para ellos el enomto de la sooa- rrooerla mflmnesoa" ("Ocswdias," Swa Oer*mitlna. pâg. 159).

5 Ootarelo oonsigna que Araneiseo Rodrigue* Marin primero y luego Joa­ quin Mas «Bas y Bfia se hablan fijado en que el original era èl santo dosilnloano euya v id a a ra bien conooida en S evilla por l a âpooa. Toabiân Hasafias y Rfia sugirifi oomo fbente la oorta biografla de Fr. Juan LSpes, obispo de Mmâpoli (p. Tea, de Par., pâg. 350). Afimde Ootarelo mismo, "pero lo que s i creo es que Cessantes tuvo a la vista la vida de nuestro Juste esorlta por el maestro Agustin Dâvila y PadlHa en su Historié ds la Proviaela de Sgntisso de Mtooo. isprcsa en 1596, y no la relaoi&n obispo îie Honfipoil, que nô vio lus hasta P ano de 1615, èl mise» afio d* publioarse las Ooho oomedigs y oobo entrâmes es" (P. T s a . ^ Oer.. pâg. 351). Le secundan en este Sohevill y Bonilla sin daAc crâddLto a Ootarelo (Comsdiaa y totrsmesea. 71, pâg. 124). Rsoiantamente, Jean Oanavaggio ha présentai) oonvinoMtes arguaentos para mostrar que Oervan- tes se vsliâ de otrg fUantc, un manual de piedad, obra del agnstino Fr. Anto­ nio de San Român, Oonsuclo ^ Psnitentca o Mesa R'snca de Spirituals* Manières. Salmaanca, 1583 y Sevilla. 1586 fCcrvsntce Drmiatuiitc. psgs. 46-53). Entre las coinoideneias notadas por Oanavaggio entre la versi&n biogrâfioa de San Român y la cervantina, las mâs significatives, a mi entender, son el Jurer haoerse salteador y su coanrcrsiân subsignisote, su aaqpleo de la Jeringoosa y la menclân de sus orlgaoes hnmdJdes (Oanavaggio, pâgs. 48 y 49). Para nuestra tesis son afin mâs importantes los episodios deEl Rufiân Dlchoeo que n i se encuentran an San Raaiân ni en Dâvila, que son, a sabert la pendencia de Oüs- tâbal oon Qanohoso, las riSas oon los corohetes, la oferta de servieio de Lagartlja, el suceso de la dmaa enmaorada, la s slide nootuma y el as alto al pastelero, la vuelta matinal a casa de Sandoval, el anouentro oon la prosti­ tute Antonia, la liberaoifin de Carrasoosa, y el estudlante Qilberto (Oana­ vaggio* pâg. 49). -267-

iiqporttfite par* al anâllsls da esta obra al quo la dlllgenola de Ootarelo j

Valledor desoubrlera el laodalo ample ado por Oerraintes, pues revala que maestro

oommdl 6grafo oaabl 6 unos partloulares de eztraordinaido Interâs 7 se adblrlâ

fleibaente a otros, lo oual nos pem lte tod agar outl ha sido au orlterlo artls-

tlo o .

EL oasAlo mâs Hamatlvo 7 mâs Importante, e l oual not 6 por primera vas Oasaldaero,^ es que el Oristfibal de Lugo de Dâvila era mujeriego durante

su vida ruflanasoa 7 el de Oervmtes distaba muoho de serlo. Rasa al terto

da I&vtia aslt

Era lâstima ver al pobra estudlante oon s 6lo ad. nombre; las obras ersn, juego. valentlas, atrevlniantos, y todo anoiinado a pratansl&n da mujeres. ------

. . . .oeupâbase an libertades de moso enmaorado.^ El Rufiân Dlohoso slgue siendo valentfin en la oommdla, pero la flnalidad a qua

iba dirigida toda la valsntla, "todo encmtinado a pretansifin ds mujeres," se ha stprlmido del todo, towando muohlslmo ouidado Cervantes mi ponerlo da r e lie ­ ve. Fljâmonos an ello_ biant Oervmites ha supximldo dal todo el motive 7 l a

■Bay qua in d ioar, s in embargo, qua D âvila haoa refeien o ia e l oarâoter mujeriego ds Lugo (dos oitas an Ootarelo, pâgs. 3527 378) 7 Cervantes no la sigue, probablewente por ramones astâtioas de la âpooa" (San, y For..nota #1, pâg. 112). Ee ourloso que Ootarelo aseverase que tanto la W storla oomo la oomedla l e oaraoteriaaban oomo "deemaorado" ouando oit& lo oon traiio del texte de lAvila dos veoest "La historia7 l a oomedia l e pin tan a Logo dasasto- rado oual otro lioenoiado Tldriera" (Kl Tea, de Par.. pag. 371). Astrana Marin se limita a noter, "Esta insistenoia oëi histariador an presenter a Logo Qosto 'mooo enamorsdo* . . . no e s reoaloedo por C ervantes..." (Vida haroloa. T. V., pâg. 448), o que Cervantes "lo soalaya" (pâg. 453).

7 Tt , Agustin D ânu Padilla, ttlatorig ds la fundsoifin y disom y da la provinoia da Santiago da Mâjdoo da la Orden de Predioadores. 3ra ed loloa. œToSr, fat^' ÀÎÜea'a De mSn interls podrla sar el tratmalento aoordado a este aspeoto de su oarâoter por San Român (vâase la nota de la pâgina anterior). No he podido ver èl manual dal agnstino, San Român 7 por tanto no puedo deolr si lo pinte oomo deemaorado, aunque pareoe que no, porque un paurtioular tan importante lo habrla notado el metiouloso Csnavaggio. —268 — flnalidad de los aotos ruflanesoos de su protagonista, lo oual #s omublar el eje alrededor del oual glra todo. Cuando la desoonoold*j bella oasada de alta ouna se le ofreoe, no s6lo se nlega sino que es tan pooo oabaHero qus pone oara m y desagradable.^

Omtat APara quâ arrugas l a frente J alqaa las cejas? AQu6 es esto?

Logot Al admlraol6n me ha puss to tu desseo ispertlnsnte. Pudleras, ya qu* queries satlsfazer tu mal gusto, busoar vn sugeto al justo de tus grandes bimarrlas; pudleras, oono entre peras, esooger en la eluded quien dlera a tu voluntad satisfaoclân oon mis varasj y asal tuuiera (s) disoulpa oon la altesa del empleo tmaW, que en ml baania te oulpa. To soy vn pobre oriado de TO Inqulsldor, oual sabes, de eaudal, que esta sin 11 sues, entre libros abreulado; viuo a lo de Dios es Christo, sin estreohar el desseo, 7 sismpre traygo el raldeo oomo saosbudhe lis to; oofipome en bazas oosas, 7 en todas soy tan terrible, que è l aoudir no es p o ssib le a las que son aaorosas; a lo menos a la s a l t as, oomo an la s qua t l ssAalas; qua Son de oueruo mis alas (I, pâg. 193). idsmâs de su desoortesla en general, se le nota a Lugo una aotltud oensorla.

Haia al deseo de la dmaa "Impertinente" y "mal naoido" y en efeoto le aousa de la perversi&n, oaraotezistioa de algunas mujeres, de regooljarse dândose a algnlen de estado mâs bajo. Difloilmente podrla ser mâs fuerte el redhaso

5 Este episodio de la dmaa oasada no se encuentra ni en Dâvila ni en San Român (Canaraggio, pâg. 49). —269” ouando po drla haberla dasvlado aoh&odola flo ra e para amortiguar al Imp aoto qua

Iba a omuar an al mor proplo da alia. Sa va qua Logo no ha suftrldo la mor- tlfloaoi&n da una rqnilaa, posa au aotltud no muastra oondolanola alguna. Al contrario, no ragiatra ooepaalfin ni por laa flaquatas da la earn# ni por las da la sanaibllidad, pero al una daameourada praooopaoifin oon atu bajo eatado, an e s te oaso an oomparaoifin oon e l a lto da e l la . De bedho, Lugo, se comporta no s&lo a diferenoia de la "historia," muy digna de fa sagfin quifin fue su autor, sino muy an contraste oon los naturalas Impulses da la jurantud. Es ourloso, por ser indioatlvo da la importanoia qua Onrvantes daba al asunto, qua al prior dominioono ooaentase la cas tided dal jovan fTalla ournxdo ta l astado daba sar nonaal antra los raligiososi

... y tan honesto, qua edhdra a quien la vas an la adad florida (II, pâg. 215). La friaided del jovan bravuofin, oomo la del santo, eapanta. Los quilatas da su oaridad no peean gran oosa an su oomportaaianto haoia esta dmaa.

Eos dio a entender por sus palabras, "que al aoudir no as pesalJULa/ a las que son amorosos;/ a lo menos a las al tas," que no reohaaarla a una menos fus te, pero no se muestra mâs aaoroso oon Antonia, una jovan "de la vida"^ que mada perdidaaente enaoorada de âl.^^ As fin, al desoubrirla an Oasa de su padrino. Logo le dice fiermaante, sin siquiera guardarle el deaoro que a la dasaonooidat

9 Hsoho oonfixmado por lo que d ise Antonia misma a Tello da Smidovslt "a quien Haman 'padre' oy dis/ las de nuestra profesiân," (l, pâg. 206) y por las palabras del esttuliante. Rsralta, oon referanoia a Antoniai "Estas sefioras del trato" (l, pâg. 2 0 9 ).

10 Ootarelo not 6 que Logo raobaafi a estas dos mujeres, pero ne le Umifi la ateneifin al que su despreelo de Antonia desvlrtuase la excusa que dio a la oasada de la divurganoia de eatado (El Tsf. de Par., pâga. 372-373). Tmbiân hay otros hsohos, any importmtes, que éomlrman que el eelibato de Lugo ara oonpleto. Estos los verenos oportunaaante. -270- Logo} Denonlo, Aquiân to ha traydo aqnl? AFbr qaâ me peraiguaa, al nlngfia frnto eonslgaes de tu intento mal naoido? (I, pâga. 204-205).

ABb que Logo 0 6 IO lea guarda antipatla haoia Antonie 7 l a desoonooida o ae eztiende su mala voluntad a l a mujer an general? For lo awnoa, podamos eontes- tar que adra a la mujer determinadmaente enamorada, de oierta agresividad, ooao una oalmaidad poor que "un rayo del oielo, " una tozmenta en alta mar, un terre- moto, una fiera indlgnada o el vulgo insolente 7 lib r e , segfin atsstiguan sus prop laa palabras.

Lugo* Oomo de rayo del eielo, ooao en e l mar de tozmenta, oomo de Imporuiso afrenta, 7 terrmmoto del suelo; oomo da fiera indlgnada, del vulgo insolente 7 lib re pediri a O&os que me libre de auger detezminada (I, pâg. 1 9 6 ).

At fin, Logo no s 6 lo no es mujeriego en la ooaiedia oervantina aino que delate una verdadera antipatla haoia eHas.

Si sus propios aotos 7 palabras Indio an su oelibato,^^ lo oonflzman las palabras inequlvooas de Antonia dirlgidas al Inquisidor*

Antonia* Enëjass ain ras 6 n vuesa mereed; que, an mi alma, que e l manoebo es de manera, que puedo lleuar do quiera entre mil honestos palma. Verdad ea que âl es traulesso, matante, aouohillador; pero, en oosas dal «or, por vn 1«& le oonfiesso (I, pâg. 202).

Mâs tarde, hahlando oon el estudlante, Peralta, Antonia estableoe una z^la- e l6 n direota entre la boabrla da Lugo 7 su oomportmaiento haoia las mujeres.

n ------Lugo miamo le asegura al aucrido de la dmaa que su pretendiente puta­ tive (il mismo) morirâ antes do ofenderle* "la aquel que pudo poneros/ an 0 0 7 - dado estâ de suerte,/ que llegarâ al de la muerte,/ 7 no al punto de ofende- roos" (I, pâg. 209 ) . Estos sentimientos srn tlpioos de nuestro hâroe. -2 7 1 - Antonlai AHonbre? SI âl lo faora, fuera deeoanso ml anau stia flo ra . Mae no tiene mas dal nombre, oom igo, a lo menos (I, pâg. 208).

Con eetoB versos Antonia da expreslfin a la tradlolonal equlparaoifin del oompor-

timdsnto del bomibre frente a las mujeres oon la hanibrla o falta de alla. Su

oondlusl&n en ouanto a Logo es dura . 7 muy olara, aunque no sâ si juste porque

inteirvlene en alla su proplo resentimlento de la repuisa. lo que si estâ «Ha­

ro es que por una parte tlene una verdadera paslfin por la refriega en que eorre

el riego de peoar suitando un prfijlmo 7 par otra no da Indiolo alguno de paslSn

n alguaoil, a l oontarle las feohorlas de su abljado a Tello de Sando­ val, nos desoubre por primera vea un detalle importante de sus relaolones oon

las mujeres. Dloe el alguaoil, "es soSor de lo guis ado" (l, pâg. 197). "Lo

guis ado" es l a manoébla segfin don Juaqui Hasinas 7 R&a.^^ fis ourloso que nues­

tro rufiân oonflrme su ofioio de oorredor al pomenorlsar sus orlmenes a su proteotop.

Lugo t e l ten er en l a dehesa dos vaoas, 7 a veoes tres, pero sin el interâs que en el trato se professa (l, pâg. 2 0 3 ).

Pareoe que Cervantes no querla que perdiisesus este detalle porque vuelve a

d eso rib irle a s l l a Comedia a oondenaos del segunto aoto.^^ Comedia* pero que no se enfrasoasse en adaitir de perdidas el trato y gananoia infâme (II, pâg. 212).

12 Los Rufianes, nota jfÇ 8 , pâg. 212.

13 Aunque es difloll aseversrlo oon entera seguridad, sin haber vis to la obra misma, pareoe por el renglfin oitado por Canavaggio del Oonsuelo de S«m Rooiân que lügo re

SfcLti duda alguna, Griat&bal quarla dar la impr#al 6 n da no daadaKer al trato da laa atujaraa a la va* quo no quarla qua nadla la craysse tan ril ooao para oom- p a r tir aua gmnanolaa* EL guardar doa o tra a vaoaa an l a dahasa fom aba parte

Integra de la I'uflanasoa* Tanto era asl qua el sustentive "rufiân" era sin 6 - nimo da aloahnete. Es obvLo qua tenpooo deseaba Cervantes qua biolâseaos oaso omlso de este details. B»ro, iquâ raro qus un honbre qus tnviess inoonvenlen- tes personaLes (Amorales?) en «d trato de las mujeres fomentase la prostltu- oifin aunque no reoibiese gananela alguna de allai SlgnlfLca que le es mâs importante au propia fmaa de bravuofin, que^hablondo objetivamente, oualquier reparo moral. Estâ dispuesto a que exista esta olase de vida siempre y ouando

âl no tenga que intervenir en alla ni personal ni flslo«mente peroibiendo ganan- oias a&onetarias y mmatozdas. Bn fin, Ipara âl es moralmente admislble y per- sonalmente abominable I

Ahora bien, puede que no haya nada que mereaoa la pena oomentarse en el oelibato de Lugo, aunque viens a ser una verdadera tirria haoia las mujeres en general; podrla ser nada mâs por "rasones estâtlcas de le âpooa, " ^ ^ ouales- quimra qpe fuesen, o, muoho mâs lâgioo, por mantener una parte de su ser inoon- tmainada. Pero antes de dedarar en favor de una u otra idea, vemaos si la

ed. de 1586, 458r. oitado por Canavaggio, Qervantâs Dramaturge, pâg. 8 3 , nota 1 0 3 ). Pareoe probable por la indole de estas palabras que San Bcaaân suglrl 6 a Cervantes el tema Iqpanario. Oon la eerteza de que la biografla de San Rooiân oonstatâ el reohaao de parte del hâroe de este trato, oobra afin mâs slg- nifioado èl que Cervantes insistiese en que Lugo si las tenla a su nombre pero sin peroibir gananoia ni en espeoie ni en dlnero. Es isposible saber por la linea indireota del tratado de Canavaggio si San Român pintaba a Cristfibal oomo desamorado; pareoe que no. Lo olerto es que los suoesos de la dasia oasada y ds Antonia no los oontiane la erfinioa biogrâfioa del agustino (Cana­ vaggio, pâg. 4 9 ).

14 J. Casaldnero, Sen, y For., nota ifl, pâg. 112.

15 Franolsoo Ihdurâin, "Estudio Areliminar," Obras Drasiâtlcas, pâg. IU 7 . -273- aaexnalldad de Lugo se oom%)#glna oon el resto de sn oer&oter. De aonento, beste seRmlar qtte uno de los puntos oentralos de los determlnlstas preoursores de Intero era la equlpareoifin del peoado original oon la oonoupiseennia, y que Lutero bas 6 toda su dootrina en su oreenoia de que el honbre, de oame y bueso, no podia resistir sus tentaolones.

La primera esoena de la oomedla se oouçpa exalusiTamonte de revelarnos en aoto y palabra si oarâoter de Cristfibal de Lugo. Se abre oon haberse heoho la s paoes Lugo y otro ru fiâ n , Oanohoso. Este re se n tla è l que Lugo, siendo rufiân "de primer tonsure,quiaiera «ngpinarse sobre â l, pero Logo oosMnta que no es oustiân ni del tiamqpo pas ado en la vida ruflanesoa ni de la edad sino de obras.

Logos Ms sores, pooo a pooo. Ib soy moço y maqo, y tengo blgado y bofes para dar en el trato de la hjsq>a quinao (o) al mes pintado de su esonela, en la quai no reoibe el grado alguno de valeroso, por suer gran timspo que oura en las entradas y salidas, sino por la s hamânas que (ha) ya heoho. ANo tienen ya sabido que ha oofrades de lus, y otros de sangre (I, pâg. 188).

------ÎS------Alberto Donet, La mpsoflm de la Llbertad en les Controversies Teo- l&gloas del Slelo 171 y Frimera M.tad del X7U (Barcelona, 1932). Cap. 11. sorare todo las pigs. 3 '-W.

17 Ibid., pâgs. 46-67. 18 Oomentaremos luego l a ouriosa adoptassifin de târminos relig io so s a la vida reflanesoa.

19 "En las oofradlas sevillanas habla oofrades 'de lus y de sangre' cpe asistlan en las prooesiones, los unos oon cirios enoendldos, oon luoes, los otros desnudos de ointura arrlba y oon el rostro oubierto, disoiplinândose y haoiândose s altar la sangre de la espalda; asl Lugo pretendia ser oofrada de sangre de l a haag>a, o, lo mie es lo mlsmo, bravo, v aliente" (J. Basrflas y Rfia, Los Rufianes. nota #6 , pâg. 190). -274-

Cuando l a pandanola a s tâ por raanudarae, a sta vsz antra Qanohoso j LoblUo,

Hsga al alguaoil oon sus oorchstss. La oonversaolfin que subsigne pone de

relieve que Logo interrisne en rspetidas pendenoias oon otros valantones del

haspa J quo e l algnaoil no le o astiga por n sp e o to a Cristfibal nismo sino por Tello de Sandoval. Alguaoil I EL senor Sandoual tlene la oulpa.

Corohete 1 t T manda l a oiudad, 7 no ay ju s tio ia que le ose tooar por su respsto.

Lugo t El senor algnazll haga su ofioio y dâxese de ouentos y preSnbulos (I, pâg. I 8 9 ).

Se ve por la respuesta de Logo que lo que le irrita es que s span y deolaren los

ofioiales que no le prenden por respeto a Tallo de Sandoval. Es to lo sabe muy bien el alguaoil y por bezizle a Logo insiste en ello.

Alguaoil t IQuân mejor pareoiera e l seAor Lugo en su oolegio que en la barbaoana, e l lib ro en mano, y no e l broquel en o in ta l

Lugo t Créa el so alguasll que no le quadra ni esquina el predloar; dexs esse ofioio a quien le tooa, y vaya y pique a prisa.

Alguaoil I Sin pioar nos yremos, y agryl^aLo a su geo* que, a f e de hijôdalgo, que yo se en qué pararâ este negoelo

Esta tensién entre el deseo ds Logo de ser respetado por su propia ouenta y la

insistenoia del alguaoil de que le respetan nada mâs por su amo oulmlna en un soliloqulo muy expresivo del ser de Gristébali^®

20 Le Inpresiono muoho a Oasalduero la vshmenola de esta expresion de «mbioién y sobezbia, pero por lo vis to no le pi^ooupô el prooeso evo- lutlvo o revoluoionario que tuvo que haber habido entre el rufiân soberbio y el santo hwdlde, siempre que dioho oanbio tuviese lugar. "Todo el problmaa deL aotor reside en haoer Hegar a oada uno de los espeotadores y a todos juntos ese 'brmao' de mabioifin insaoiable" (J. Oasalduero, Seo. y For., pâg. 106). -275“

One s 6 lo me respeten por ml «mo, y no por ml, no «é esta m arauilla; mas yo haré que saiga de ml vn brmmo que passe da lo s muros de SeulU a. Cuelgue ml padre de su p u erta e l rmao, despoje ds su Jugo a HançanlHa, oonténtese en su homllde y baxo oflolo, que yo seré fmmoso en ml exerololo (l, pâg. 1 0 9 - 1 9 0 ).

Todos sus aotos de v a le n tia , pues, no se enommlnan a pretensiân de mujeres oomo los del verdadero, hlstârloo Crus sino a la de renombre.

Si por una parte Lugo se muestra pasivo y deslnteresmdo haoia las mujeres, su despreelo se vuelve muy aotlvo ouando dirige la serenata contra la rmera jerezana (l, pâg. 190). Las prosbitutas eran la oara femenina de la ruflanesoa. La Tma" que se ganaban era absolutanente anâloga a la del rufiân oon la diferenoia de que nunoa podrla partlolpar de "gloria" alguna.

Mantras hay en la hombrla y valentia del rufiân algo que admirer, la reputa- oiSn de la meretilz s 6 lo puede ser mâs vil mientras mâs sonada. Ahora bien, los versos oorrentlos oon que omitan las hazanas de la jeresana se aiofan de ella en târminos guerreros y religiosos de modo que s al te a la vista su mala fama. Logo inoita a sus o-mqpaneros a oantar oon las slguientes palabras*

Toquen, qus esta es la oasa, y al seguro que presto llegue el brano a los oydM de la n ln fa, que he dioho, xaresana, ouya vida y milagro s en mi le n p ta viene oif'rada en verso oorrmitlo. A la xâoara toquen, pues oomienço (l, pâg. 190).

21 Reouârdess tmabiân que aun el pastelero sale oon la determinaoiân de terminer a porrasos las maenazas de Lugo y sus oompinohes hasta que da indioio de oonooerlo oon la s palabras, " I Ouerpo de ml I AEs Q rlatâual e l de Tello?" (I, pâg. 201).

22 Si pensamos en el enojo de Arlaja oon la sugerenoia de don Juan de que tuviese una hermana en "Zerez" (KL Oallardo Ehpanol. III, pâg. 53), y nos fljanos en el oontexto en que se eaplea "xerezana" en estos versos, oomensa- mos a sospeohar que "xerezana" tuvlera el slgnifloado de "prostitute" en ger- mania. -276-

Nôteae e l ▼ereo eubreymdo oon que deolsra que vnn a oantar au "Tlda j mllagroe*» oomo al fuese una a an ta. De oaai ignal interna en «1 lenguaje de eate parla- mento ea la aamejanaa entre al oit ado ■on 6 logo en que Luge noa r e re l 6 au paai 6 n por aer honrado j reoonooido por aue propioa "niritoa." Coaparanoa loa doet

Que a6 lo me reapeten por mi mao que preato Uegua al bramo y no por ml, no s 6 eata m aravU lai a loa oydoa ■aa ya bax4'que aalga de ml un brmao de la ninfa, que he diobo, que paaae de loa muroa de S e v illa . xereaana, loa reraoa oorrentloa aaq*lean tAimlnoa guerreroa que l a ocaq>aran iap lloltm tan - te oon un m iliter

"Eaondha, la que veniate de la xaresana tierra a baser a SeulUa guerra en oueroa, oomo valiente; la que Uaaa an parlante al gran Mtraaamollnj la que ae preola de rujn, oomo otraa de generoaaa; la que tlene quatre ooaaa, 7 aun quatre mil, que awi malaa; la que pasaea aln alas loa ajrea en noohe oaoura; la que tiane a gran ventura aer miga de vn laoayo la que tiane vn papagayo que aiempre la Umaa putaf la que en vieja j an astuta da quinao a Oeleatinai la que, oomo golondrina, muda tie rra a j aasoneaj la que a pares, y aun a nonea, ha ganado lo que tiane; la que no ee deaaulene por pooo que ae le dij la que au palabra y fe que diease, Jamis guard 6 ; la que en darae a al evnedl 6 a laa godenaa mis franoas) la que eoha por elnoo blanc aa las babas y al çadaslUo" (l, p&g. IpB). ^ Oreamoa que eata eapeole de geata joooaa en que ae oantan las proezas de la xaresana pone muy daro el heoho de que la rais de la aotltud de Ingo haola las -277- arajeres se enouentrs en su deapreelo por au naturaleaa blanda, por aer dwda a agradar loa aantldos. Kate natural d4bU ea el opuesto del eatoloo Ideal

rellgloso y m iliter y el que entre tlene diobo ideal podrla deapreelar el oar&oter que se rlnde a eus neœaldadea blol6gloaa y eentimentales, eao ea, ai feltara a eate naturel eatoioo la rirtud de la oarided. Oomo ae a#be la mujer représenta tradiolonalmante no s6lo la ouelidad a que bemoa aludldo aino tm blfe, y sobre todo, la oarided y la oompaal6n. Tenmaoa ocaK> almbolo por exoelenola de eato la Virgen Maria, oujo naturel oaritatlvo y ocmpeaivo ofreoe otro omdno edemla del de loa rlgorea de la ley. Ta veremoa ai al ear&oter de Fr. Orlatébal de la Crus aube ooabinar la diaoiplina oon la oari- dmd, o aea, al el despreolo que alente por la debilided puede atemiarae para que puoda mirer laa de otroa oon ojoa oompaaiTos. Gcmolulmoa nueatro ooaeota- rio sobre la aotltud de Lugo haola la rmeera jereaana asererendo que au deapre- oio haola alla eatriba en que la faaa que tlene no se debe a la abnegaeiôn, ni a la diaoiplina ni al valor aino a la debilided de la oame. EL ve eata debilided oomo repreaantativa de la mujer en general.

Cuando dejan la oaaa de la "xereaana," algo oorridoa porque ae melo- grS la tortura planeada para alla, topan oon un oiego a quien da Ingo au dltl- mo real a eondloi6n de que reee dieoiaiete oraoionea por Isa almaa del pnrga- torlo. Sue ooepaneroa haoen amobo alarde de que no le queda para vins,

M&aioo 1* IVlve Roque, que tienea oondiol6n extraordinarial Muohaa vesea te ha via to dar limoana al tiaqpo que la Idngua se nos pega al paladar, y sln dexar aiqulera p ara ooeqprar vn poluo de Caçalla ( l , pftg. 200). Aieato que hmoa Ido viendo el natural aaoeta de Logo, no tiens que extrar ftamos que se prlvaae de vlno oon que regular el euexpo, pero al ea inusitada la oaridad y ooepasién que muestra para laa animas del purgatorio. Haata el “278“ monento la oanpaal6n no lo ha norldo a nlngfin aoto oarltatlvo para oon aus oom- pafieros j oonooldoa do oama 7 fausso*^^ A1 oo ntrarlo, ha ao atraio una f a lta da oompr#nal6n total da laa flaquaaas da la oama qua muaran al indlvlduo a paoar> iC6no aa poalhLa qua la a aLaaa dal purgatorio, qua son abstraoolonas dssoonoeidas sin ousrpo. Is iiqmlsasan a un aoto oaritarivo ouando los ssrss

Tiros da earns 7 husso no lo lograron? La raspussta so anousntra an la dootrina oat 6lioa qua raoonooa al aoto da oaridad oomo tal a pasar del mo tiro. Logo no tarda an explloamoa el suyoi

Ingo t Las (mimas ne H enan ouanto tango; mas yo tango «qparança que ^g 6n d ia lo tianen de boluer ciento por uno.

M6s. 2 t lA la larga lo toaasl

Ingo t I a lo oorto; qua al bien baser jan&s le falta premio (I, p&g. 200).

Para Lugo, pues, su aoto oaritatiro as una especie de inrersién que tarde o tam- prano le Ta a rendir grandes intereses. Visto en tArminos de una inversi 6n, oonomsrda e l aoto oon e l oarSmter f rlo de Lugo; adem&s le peradta ouaqplir l a ohligaoifn de la oarided sin eatahLeoer Intimas relaoiones huaanas, las ouales pareoen saarle desagrdables. Bh fin, la suya es una "oaridad" adlitar basada an e l oamje 7 no en e l maor 7 la ocmpresi 6n. No perdmnos de r i s t a que la

Oaridad es an un prlnolpio asior a Dios, 7 de ahi, al pr 6jlmo, 7 que el aoto

"oeritatiTO" de Ingo no puede Hmaarse tal segûn esta pxdnitira deflnioi6n. KL oonoedar ralor a todos los aotos oaritatiros a peser de su motiro es el resultado de la toma de posioi 6n trldentina que exigla que la fe humane 7 l a 15 Aunque no élabora su ooa&entario, A. Castro no toea este episodio al pie de la letra. "No hay modo de tomar en serlo el enoargo que da Gris- t6bêl de Logo a un oiego en KL rufl&n diohoeo" (Fbnaawianto, p&g. 268 ).

2li Ryan John, "Charity end Charitable Aots," The Oatholio annrulopedia ( 1913) , P&g. 593. -279- graola dlrtna se manlfestasen en obrms. Esta premlsa, Uerwla a sn extreno

l&gLoo, pexwlte qpe el aoto oaritatiro, an res de Inspirarse en el anor de

Dios J por oonslgoiente del hombre, pneda procéder de mo tiros entag&nioos, o sea qw si se apoya la toeis de que la obra oarltatira es la mmnifeatacl 6n de la oaridad, tmbi&n bay que apoyar la tesis inrersa de que la obra en apa-

rieneia oeritatira tiene que haberse Inspirado an la oaridad. Sa suma, las eosas son absolutamente lo que pareoen. La ouesti 6n oentral para el estudio dsl oar&oter del rufl&n heoho aanto es que si su oonrarsi 6n al final de la primera jom ada r a aoompanada de un oambio de oar&oter, o s i s 6lo se omabia e l eeoenario de la lidia de las o ail es de Serllla y Toledo a Ion pasillos del marnasterio. La miama ouestiAn es oentral para nuestra teorla sobre las ideas drma&tioas oerrntinas, porque heaws oonjeturado que una de las faltas mas grmodes que b allab a nuestro antor e ra l a de una re la o i 6n org&nioa entre el argumsnto y el deooro, y paralelaaente, entre aoto y oar&oter.

Antes de peser adelante en nuestro an&lisis del oer&oter y oonrersi 6n de G rist6bal de Lugo, séria bueoo no baoer oaso omiso del pai'aLelo entre la preoonpaoi 6n de (ste oon las &nlmas del purgatorio y la de Bnytrago.^^ Este personaje, tmo desegredahle para Ootsrelo, tmmbi&n mira la Umosna designada para las &nlsuui no en t&rminos del meor sino oook> algo debido, oomo una ouenta que debe pagarse. No olrideaos que reobas 6 oon rebeewnoia el apelatlro de ”hemano"qne le dirigié Margarita, pues la fratemidad del hcambre en Dios es la rerdadara base de la oaridad. Los dos mlran la oosa oomo m iliteras, en que puede entrer la riolenoia, y otaao ooaieroiantes, que quieren rer saldmtos sus libres de oontàbilidad. A partir de este punto difieren muoho entre si

1 5 ------V&anse las p&ginas ZiPydgs. de esta tesis. —280— lo 8 d08 permonmjea. El oar&oter frlo y ambloloso de Lugo le Hera a mmon- tonar sua Inveraiones oarltatlrae para eu propla gp.orla y salraoi 6n nlentras

Buytrago, "engulla" la limoena, aatlafaolendo su Inagotahle sed y hambre a fin dé regalar el ouerpo. Lugo Inrlerte sus gananolas mlentras Buytrago gasta las suyas en segulda. En uno y otro oaso, hay que pregnntarse, —&Qu& ralor tendrlan las aoolones del oiego y de Buytrago si &stos no son ndnlstros de la Iglesia, aunque se dljesen puntualmente, oomo promote el oiego, o tarde o mmca oomo Buytrago?

Pueato que tratanos paralelos entre KL Gallardo Espafiol y KL Rufl&n

DlchosOi bueno serla notar quo Antonia y la dana desoonooida se sien ten atra-

Idas a Logo por su ralemtla. Este heoho es espeoialnsnte patente en él oaso de la segundat Damai Vuestra rara ralentis y ruestro despejo han heoho tanta inpresl 6n en ni peoho, que pienso en ros noohe y dla (l, p&g. 193). Atribuimos cierta signlfioancia a este heoho porque es un tema a que da otro tratam iento en El. QaHardo Kspafiol. Reoordemos que tambi&n don Fernando bus- oaba y se ganaba l a fsma, l a oual enamor 6 a Arlaxa y Margarita. Sobre todo importa subrayar la natur alésa paraléla de los mo tores que inpuLsan a los dos hcanbres, que son igualesi el deseo desmesurado de la faraa, el oual se oom- bina en el oaso de don Fernando oon un oar&oter inoonstante y en el de Lugo oon un oar&oter frlo y oaloulador. Desoubierto a &ste e l {mioo oamino que le est& abierto a la fsma, lo signe Isqplaoablemente.

Las buenas obras de Lugo, antes de su oonrersi 6n, eonsisten en pagar oraoiones por los muertos, resar unos psalmos penitencialos y el rosario.

Dloe &1 mlmnot Lugoi den&s reso algûn tim po los psalmos penltenoiaLes; y, aunqiie, peoo de ordlnario. —281—

pienso, y silo sort ansl, dar busna quanta de rai por la s de aqusste ro sario ( I , p&g. 20U).

El luquisidor hace hinospi& en que taies "obras" no le Usrar&n al deloi

T elloi Dime, simple* Ij tû no vas que dessa tu plata y oobre, es dar en Umosna al pobre del pueroo h u rtado lo s pies? Hazes a Dios m il ofensas, ocoK) dises, de ordlnario, Ijf oon rezar vn rosario, sln m&s, yr al oielo pians as? (I, p&g. 20U).

1 eontinuaei 6n, T bU o de Sandoval plantea un leitmotiv que se maniflesta repe- tidas veces en la obra, no s 6lo an la sustanoia sino en la simbologla.

Telle* lArmado en oasa?&Por su erte, tienes en alla enemigos? Si tendr&s, quai son testlgos los mlnistros de la muerte que pemden de tu pretlna, y en ellos has oonflmado que el moço desomnlnado ccno tû , h asia atr&s omuina. IBlen ir& a la *ieua Bspasia oargado de ti, mallno; bien a baser este caadno tu Ingenio y virtud se ananaI SI, en lugar de libres, Ueuas estas joyas que veo a(^, por oierto das de tl gr«ndes e tngeniosas prueuas. IBien respomde la esparança en que engenado he viuido al ouydado que he tenido de tu estudio y tu oriançal IBien me pages, bien procuras que tu huadlde naoimlento en ti oobre nueuo asiento, menos brios y ventures t a* valde ser& aulsarte, por exeeq>lo 8 que te den que nunoa se auienen bien A rlst6 teles y Marte.^

1 5 Aunque 6sta es la oomblnaoi 6n que representaba la OonqpaHla de Jesûs. -282-

7 qua asti en los arenaeles de la disoreoi 6n major que no guardan vn tenor la s B&aulafl y brogueles» Ekpera, que qulero dar te vn testlgo de quien ares, e l es que hazen la s mugeres olguna fe en esta parte. Salld, senora y hablad a Tuestro du.ro di«mante, vallente, pero mfi&n (I, p&g. 20b).

Ta lo ha dlcbo Sandoval* e l n a tu ra l de lugo ha esoogldo e l cemlno de la guerra para ganarse f«na, pero has ta el memento las "obras" en el osmpo rellgloso s 6lo oonstltuyen una parte minima de sus aotividades. Notenos que ooteja Arlst 6-

teles, slmbolo de la oienoia e inspiraoién filos 6fio a mayor de Santo Tcnas,

oon Marte, e l dios de l a guerra. "Sûraulas" y "broqueles" se yuxtaponen por

el mlsmo motivo y su padrino termina oaraoterizandole de "duro diamante" a

im ltaol 6n de Antonia. Las oorrespondencias entre la teminologla guerrero- ruflanesoa despiertan la atencl 6n por su freouencia, sobre todo en la pri­ mera jom ada. Reoordemos que Oanchoso se re fie re a Lugo oomo "rufo de primer

tonsura" (p&g. 187). Luego, aflima Lugo que "ay cofrades/ de luz y otros de sangre" (188), los ouales seBala Hazanas y R&a oomo saoados de las oostumbrea y

teminologla religlosas. Lugo deja a su preceptor repentinmnente a salvar a un "padre" de las g erras del alguaoil, palabra que entiende el Ihquisidor en

su sentido rellgloso hasta que Antonla le explioa que quiere deoir "padre de la mancebia" (p&g. 206). Para explloar su manera de vivir a la dama desoono­ oida, Ingo, dloe, "vluo a lo de DLos es Ghrlsto" (p&g. 193), frase tacnbi&n de la j&oara, que quiere deoir que se oonporta a base de su valentla.^® Esta

27 T&ase nota f19 de este Cep. Dsbemos ansdlr que Lugo quiere deoir que ha mostrado y esti dlspuesto a mostrar mu valentla y su dereoho a perte- neoer a la j&oara oon obras en vea de pur as palabras y fanfarroneria. 28 J. Hazafias y Rüa, Los Rufianes, nota ?2, p&g. 211» "V ivir a lo de Dios es Christo es vivir a lo vallente..." Es curioso que esta expresi 6n -283—

ae rie de vooabLoe j expxeeiones son bomunes a la Ig le sia 7 a la j&oara, 7 nor- malmente tlenan oomo t&mLno de ooanparaol 6n lo m ill tar.

Poes, el frlo, despladado y orguHoso oar&oter de Cristobal de Logo le empuja a la vida ruflmesoa donde busoa la gloria. Rranoisoo Rodrigues

Marin le oaraoterisfi oorreotaaente de "desalmado."^^ Por evltar la proliji- dad no nos hesios denorado saoando m&s ejamplos, aunque podrlan o ita rse varios ooBU) su évidente falta de afeoto para sus ooaxpaKeros, espeoialnente para Lagar-

tija. Taspooo muestra oon palabra o aoto oarlüo alguno para su protestor,

Tello da Sandoval. Su natural aso&tioo tampooo maniflesta alegrla alguna ante la oena oeletinesoa anunolada por Lagartija} se liaalta a eloglar el poder de desoripoiën de su ooaqpanero (I, p&g. 1P1)» Greeaaos que el oar&oter de Grls- t 6bal de Lugo, el rufl&n, queda sin lugar a dndns estableoldo. Lai ouestl 6n a

oontestar es si la dran&tioa oonversl 6n de este joven, de rufo a religioso,

va aoonpafiada de un oaaabio de oar&oter. Bn f in , is e oonvierte an un hoatbre

oarltativo ouyas obras ocnstatan su naturalesa interior?, o, teigne siendo el mismo desalmado, hahlendo oanbiado su oaapo de batalla rufianesoo por el reli­ gioso dcmde puede ganarse oon sus obras "piadosns" la gloria y reepeeto que se' le esoapàba antes? tTi 6 en el respeoto que todo el mundo guardabm al Liqui-

sidor el omdno a seguir?

equipare al vivir a base de la oonviool 6n de que Crlsto es Dios oon vivir a lo rufianesoo.

29 Citado por Cotarelo, m Tea, de Car., p&g. 362. Las palabras de Rodrigue# Marin, de las ouales sSlo oi&a Cotarelo el adjetivo "deealmado," Talen la pena tran so rib irse enteras* "Ri dobo pasar en sH enoio lo s fmaosos iKMbres de C ristébal de Lugo, estudiante desaLmado y bravuoân, a quiao e l iaaortal Obrvmtes hLeo protagoniste de su oomedia, KL Bi^&n Dioboso. y que U eg 6 a edifioar a la gante oon sus ejestplarlslmas virtudea, dês&e que en M&xioo, por lo s «nos l5b7, toai 6 el habito en la orden de predioadores, Umt&n- dose Rr. Orist 6bal de la Cru#..." (El Loavsa de "El Celoso Ertraamôo»" Estudio Hlstérioo-LLterario (Sevilla, 1901), p 6g. ÏU3. —2Gb—

Para rospondor a eata pregunta, lo Indloado es exspiijnar la converslén

ralsma antes de pasar a anallzar su vida s an ta. Decide que va a Jugar oon 011-

berto, estudiante a quien aoostumbraba perder. Mens a apostar sus sûmulas,

lo ûnioo que le queda, y si las pierde, haoerse salteador. Estas oirounstan-

oiaS ore an una problem&tioa que en vista de lo que Uevanos diobo, se nos per-

flla de rond6n. En primer lugar, el haoerse salteador séria nada m&s una inten-

siüoaoi&a en dlreooiôn de lo guerroro, lo oual le ofrecerla la oportunidad

de ganarse la (^oria en la medida que la desea; séria dedloarse a la j&oara

de Heno en vez de quedarse en sus "mooedades." Aderaas, ya al Ihquisidor

estableoiS olaramante el ralor de las sbmulas oomo slmbolo de la vida réli-

giosa yuxtaponi&ndolas oon el broquel. I*a gloria no puede oonquistarse a médias; la altem ativa queda 61 ar amen te dibujadat ser santo, o ser salteador.

Lagartija lo express muy a las olar as cuando, después de que Lugo ha ganado

la partida a Qilberto y se encuentra de rodillas rezando, le dicet

0 8& rufi&n, o 3& santo (I, p&g. 210).

La forma en que Oérvantes oamblé .este episodio de la orônioa de D&vila tambi&n

nos indioa que quiso que esta esoena sirviera oomo un Rubicon entre dos formas 10 de rida. Muy bien pudiera liaber dicho, "Aies jacta est." La hlstoria ofi-

oial de Davila no constata tal oaabio repentino oomo veremos on la siguiente

c ita * IlegS a tan to au perdici6n, que se puao a jugar un dla un libre que le habla quedado de su primer ejeroioio y él mismo contaba que hablan sido las Suiatialas, de So to, y estaba deter- minado en perdiéndolas en ooko reelos, perder tan de ver as el

30 Sogân notado por Canavaggio, el manual de San RomSn si détails la convorsién oomo repentlna y oonocanitante oon el rechazo de la via de saltea­ dor (Cervantes D ranaturge. p&g. b 1 ). —28^—

respeoto a Dloe y a l nrando, que querla trooar 1* Q u ad rilla de rufianee por una de ladixxnes, oon quien ténia heoho trato. Oan6 entonoes oatorce o quinoe reales y deepidiô el prop 6- a ito de ladrén, aunque no Isa obras de moao perdido, U e v i- bale la mala oostumbre, d&bale egpuelas la edad y ooupabase en libertades de mozo enanorado.’^

7mos por la oita que Cervantes oonservé la jugada de las sémulas y aRadlé la

oonversiôn repentlna, pues e l verdadero santo seghla ooup&ndose "en lib e rtad e s de nozo enemorado." La gira que le ha dado Cervantes tiene la ventaja de que

es mejor téonioa drm&tica.. IQué oosa mas impresionante que ver a un peoador ganado para Dios, repentinaiente en esoena, oomo San Pablo, ogmino de Dmmasoo I

Tsmbiln desde la perspeotiva dren&tioa no hay forma de mostrar un desarroHo espiritual paulatino que tuviera lugar a lo largo de meses y altos. Pues, nues­ tro dramaturgo ha reorganlzado el suoeso para que se oonfome a las neoesida- des de la esoena y para que se ponga de relieve que Lugo esooge en este mcmen- 12 to entre dos tipos de gloria. Vale la pena detenemos brevenente en dos inoidentes importantes que

«pareoen tan to en la orônioa oomo en la oomedia; me reflero al desafio a Dios que oonstituye la deoisiôn de haoerse salteador si pierde, y, el resultado, aparentenwnte providenoial, de ganar a Qilberto, a quien solia perder. Sugie- ren el reto y la oontestaoiôn divina una rioa ten&tioa que no penseaos desarro- H a r plan «mente h a sta que tratenos l a oonversiôn de doSa Ana de Trevifto. B&ste- nos observer ahora que e l desafio a Dios no lo es en e l sentido de un hambre ouya sed espiritual pide una seSal, oomo Slmeôn. Lo es en el sentido de deola- rar que va a ganarse la gloria siendo santo o salteador, y si Dios lo quiere

31 Citado por Cotarelo, Tea, de Cor., p&gs. 377-378.

32 Canavaggio ha interpretado la oonversiôn oomo un aoto de libre albedrio frente a la vlstosidad de la intervenoiôn divins que solia darse en la oomedia nusva (Cervantes Dranaturge. p&g. 52). Es to es muoho m&s lègioo que -286- para si, tendr& que deolararse en el resultado de la partida, y si tal inter- pretamos el trlunfo de Lugo sobre Qilberto, séria una oontestaoiôn divina pre- dioada de la oienoia media de contingentes. De otra foma, s 6lo sé ria un gol- pe de suerte o un fen&aano fls io o pretem inado desde toda la etem idad . No hay duda alguna de que Cristôbal tiene un oonooimlento oertero del bien y del mal que representan las dos vlasj por lo tanto, el reto no puede interpre- tarse oomo una petiol&n a Dloe de mostrarle el oanino del bien y del mal, y, de mnoha m&s importsnoia, el libre albedrio de este joven no se enouentra atasoado en la ooneiçiisoenoia, esolavo del denonio por ella oomo don Qil de

Mira de Amssoua. Tanpooo contempla oonflarse a la vida bandolera por ester desesperado de la olenenoia divina oomo los oaracteres oalderonianos de la

Devooiôn de la Cru». Ibr oierto, no le falta oonfianaa en el valor de sus pro- pias obras y en la gracia divina oomo fus el oaso de la oreaoiôn de Tir so,

Paulo. Con que, no fus una duda o debilided de la voluntad que hiolera a (histébal de Lugo tenter a Dios sino un prooeso de esooger entre dos formas de ganarse renombre.

Antes del monôlogo que in io ia l a trcnsfom aoiôn de Lugo, L agartija pone de manlfiesto objetivmaente la naturaleza de la situaoiôn de su onigoi

Lugo* IQu 6 gentil renanso tienes I ANo vas oue dar& la s dos, y te esta esperando toda (via) l a ohtrinola hampesoa? Yen, que l a tard e hase fre so a y a lo s tragos aoomoda. AQuando te esté esperando tu s andgos oon m&s gusto, andas, quai si fueras juste, "Ave MaHas" tragando? 0 s& rufl&n, o se santo; mira lo que m&s te agrada. Voyme, porque ya me enfada tanta "Qloria" y "Patria" tanto (l, p&g. 210).

la intsrpretaoiôn tomista de la personalidad de Gruz dada por Krauss (Cervantes* Lsben und Wèrk, p&gs. 77-80). Canavaggio no da indioio de conooer l a in te rp re - tflBlgn d ÿ KTafll&s. -207-

Lagartlja ve que laa obras pequéRas de au conpanero pareoen las de un "Jua- to" mlentras las grandes que le octpan "de ordlnario" (l, p&g. 20b) son les de un rufi&n. Esta es la oontradlooiôn que la oonduota de Qristôbal, Tksta objetlvmente, se nos présenta.

EL non&Iogo de C ristôbal que subsigue tra z a l a n atu raleza de l a o riels e s p iritu a l por l a que pas a. Lugo* Solo quedo, y qulero entrer en ouentns oonnlgo a solas, aunque lo Impidan las olas, donde temo naufragar. Yo hize Toto, si oy perdla, de yrme a se r saltead ori claro y manlfiesto error de vna oiega fantasia. Looura y atruimiento fus el poor que se pensô, puesto que nunoa obligé mal vu to a su oumplimiento. Pero Adexaré por esto de aner lieoho vna maldad, adonde ml voluntad eohô de oodioia el resto? Mo, por oierto. Mas, pues, s& que oontrario oon oontrardo se oura muy de ordlnario, oontrario veto haré y assl, le hago de ser religioso. Ea, SeBor; veys aquî a este salteador de oontrario pareoer. Virgen,

Psalmos de Daiild benditos, ouyos mlsterlos son tantos, que sobroceden a quantos renglones tenéys escritos; vuestros conoeptos ne anlmen, que he aduertldo vezes tantas, a que yo ponga mis plantas donde e l aima no lastlm en; no en lo s montes salteando oon mal ohristianos deooro, sino en los clanstros y el coro desnudas, y yo rezando. lEa, demonlos; por mil modes a todos os dessaflo, y en mi Dios bueno oonflo que 08 he de venoer a todos I (I, p&gs. 210-211) Pueden resumirse sus razones de la siguiente manera.

I. Quiere entrer en ouentas oonsigo mlsmo si las tentaoiones (olas) 80 lo pemiten.

II. El voto que hiao fue un error, el fruto de "una ciega’fantasla," la oual, henos diobo, oonsistîa en imaginarse ooronado de gloria por sus aotos de salteador.

m . La oodioia que le hizo "eohar el resto" fbe una maldad. Lo que él dice, enqpleando el témlno tahuresoo, "ecliar el resto," noso- tros hemos califioado de un reto a Dios. Pero él asigna a este aoto el motiro de oodioia. Quiere que entendanos "oodioia de dinero," aunque tal interpretacién de su mévil no esté de aouerdo oon nuestros oonoolmientos de su oar&oter, revelados por pala­ bra y aoto. Al oontrario, siempre se ha mostrado indlferente ante el luoro. M&s bien fue oodioia de renombre. IV. "Contrario de oontrario se oura muy de ordlnario." Este es un curioso y desouldado afroîsmo ouya base légtoa o religiosa se me eecapa. M&s bien tiene su origan en la siqiersticién y la medi- oina folkiérica. Aplloado a la situaoién de Lugo, inapropiada- mente oreemos nosotros, quiere deoir que piensa enmendar l a maldad extraordinarla oon un bien igual de extraordinario, o sea, hacer- se religioso. Piensa ir del polo negatiro de salteador al de religioso. No oreemos que el orguHo espiritual que va impll- oito en el deseo de extrenos doba escapar a nuestra atenoion. daro, oomo hemos as ever ado el térmlno comftn de salteador y santo es la ^oria. V. Pide ayuda a

1. La %rgen 2. Su &ngel de guarda. -289-

3. Las animas del purgatorio, como si demand ara el pago de un empréstito. b. Los psalmos, que sus oonoeptos l e pongan en e l cûLaustro. EL eje ali'odedor de que gira su caraoter nunoa han sido los oonoeptos sino los aotos.

Esta petioiôn de auxllio puede interpretarse oomo un aoto de humildad çuesto que de reoonoodmiento formai a su dependenoia de algo mas allé de si mismo, pero pide ayuda para su deter- minaoiôn de haoerse religioso y lo que nunoa le ha faltado ha sido la voluntad de Uerar a oabo sus deoisiones.

VI. Reta a todos los domonios. Es lôgioo que termine ponlendo las oosas en un püano guerrero, aunque no nos hace oonfiar demasiado en un oaabio in te r io r del honibre.

Reoapitulando, e l auto -anS lisis que repi'esenta e l susodioho monôlogo m&s bien parooe una evasiva, puesto que no oonfiesa el verdadero môvll de sus aotos, el oual ha sido el orguHo espiritual ouya manlfestmoiôn principal ha sido la bûsqueda de la gloria. La verdadera humildad habria consistido en confesar su verdadero peoado y pedir que Dios le conoediese la gracia de la caridad. Esta es su falta principal para la oual neoesita el auxllio de Dios.

La oonoupisoenoia, la oual séria el principal estorbo para dedioarse a la vida aso&tioa del religioso, nunoa le ha tentado, de modo que el pedirle ayuda a

Dios preois«mente para su füerza prinoipal es un aoto gratuite. KL auto-an&- lisis correcte le habrla heoho pedir preois«mente aquéllo que le faltabai el amor de l a cam e por medlo del oual podrla en trer en su aima l a conpasiôn y la oaridad; luego si tendrla necesidad de la gracia divina para seguir sin des- viaoiones el osmlno del asoeta.

Gasi al final de esta esoena, el oomediôgrafo intercala una aootaoiôn ouriosat Entrese, y suensn a este instante las ohirimlas; deso&brase una gloria, o por lo menos un éngel, que en oassando la mdsioa, digs (l, pag. 211). -290-

Preoismoente, lo curioso es la agregaoiôn de "o por lo menos un &ngel." Pue­ de que Oerrantes lo anadiese por si acaso no exLstiesen los medios para monter

"una gloria" en el memento de ponerse en escena, o, puede que quisiese decir que s i l a cotnrersiôn de e s ta aima no mereola toda una ^ o r i a , por lo menos mereola un angel. Bi todo oaso, la Arase pareoe sobremanera alirupta, puesto que podrla haber dicho* "descûbrase una glosia, y si no se puede, por lo menos un tn g e l." VesRios si podonos indentIflcar un omnbio en el caraoter de Fr. Cristô- b al de l a Oruz, e l relig io so dominioo. Si podentos detecto r una motmnorfoeis espiritual que delate oaridad, entonoes,nuestro an&lisis de su crisis espirital habrâ sido equlvocado. Pero si vemos que sigue siendo el mismo hombre orgu- lloso, lidiando en h&bitos de religioso, sigue que nue stras conclusiones han sido correctas.

Segûn la cronloa de D&vila, el lioenciado, Tello de Sandoval, no vino al monasterio dominioo a despedirse del santo Fr. Gristôbal. Cotarelo noté que Cervantes habla efeotuado este csmbio en la hlstoria original* . Viene el lioenciado Téllo a despedirse de los buenos padres de Santo Domingo y de su antiguo cri ado. Aqul Cervantes alterô en parte la verdad de la hlstoria, para dar mayor inter&s a la oomedia. ES oierto que Gristôbal, heoho ya saoerdote, aoomq)af !6 a Nueva EspafSa a l v isitad o r; pero tmabién lo es que no abandonô su servloio un punto, y ctuodo aquél se restituyô a su patria, vi&ndose solo en tierra extrana, fue a Hamar a las puertas del oonvento.’’ A medida que se va desplegando la esoena, se nos va aloarando por qu& Cer­ vantes la agregô. Coroienza con que el prior le describe a ToHo la vida

Santa de su antiguo disolpulo.

33 EL Tea, de Oer«. p&g. 380. —291 —

Prior* EL «8 vn &ngel en l a tie r r a , o ie rto , y vine entre noeotroe de manera, oomo en la a aoledadee del d eaierto i no deemaya n i a flo ja en l a oarrera del oielo, adonde, por llegar ra&s presto, oorre deanndo y pobre, a la ligera hunHde oobre modo, y tan honesto, que admira a quien le vee en la edad florida tan reoatado ^ tan oompuesto. En efecto, senor, él haze vida de quien puede eaperar muerte diohosa y gloria que no pueda ser medida- Su oraoiôn es contjma y feruorosa, su ayuno inimitable, y su obedienola presta, senoilla, humilde y hazendosa. Resuoitado ha en la penitenoia de los antiguos padres, que en Bgjrpto en ella acrisolaron la oonoienoia (l, pag. 215).

Es un hambre que vive a so la s, sin tra to oon sus oomgpaneros, que c a stig a l a oame. Reoordando que Aie el asoetlano de los antiguos anaooretas egipolos eorabinado oon l a organizaoiôn so cial romano lo que dio origen a la vida mon&stioa, nos daremos cuenta de que F. Crlstôbal de la Crus représenta el lado austero; efeotim ente vive alslado y exoede a sus hemanos en vee de agregarse a la vida conunitaria. Eh esto difiare del antiguo Cristôbal de

Lugo s 6lo en la medida de ou alslMalento y en là intensidad de su negaoiôn de la oarne. No es que estos oelos penitencialos no representen una tradioiôn dentro de la Iglesia; sélo henos de pensar en los exoesos de un sin nûmero de santos, owno San Anselomo por ejemplo, para oimvenoemos, pero lo que deja de oonvenoar en el oaso de Fr. Cristôbal es que no vemos que deaentone oon su vieja aspereza. EL premio que le espera por los ri gores que se ixpone no es s6lo l a g lo ria sino "la g lo ria que no pueda ser medida." CLaro, "gloria" puede interpretarse oomo bienaventuranza divina, o, renombre. Afiade el buen prior que es humilde, o por lo menos, que "su obodiencia/ es presta, senoilla, faimdlde y haoendosa " Si pudiéramos ing>utarle l a humildad, s i e s ta rla metmaor- fpsiado del rufi&n que conoolmnos de l a primera jom ada. -292-

A diforencla de au antiguo criado, Tello do Sandoval el paaa soledadi

Tello* aieluome a Eapana, y en el aima Heuo tan grande soledad de su persona, que qulero exagerarla, y no me atreuo ( l, p&g. 215) n. contraste entre las maneras de ser y de sentir de los dos religiosos no puede ser oasual, puesto que el disourso del Ihquisidor sigue al del prior.

Si fuesen oorreepondidos el afeoto y la soledad que slente Tello de Sandoval por Fr. Oristôbal, se patentez aria en la entrevista entre ellos que sigue.

Entra el buen fraile con un saludo apropiado, "Deo gracias," y sus prôximas palabras van dlrigidas solanente a au antiguo protector* R". Cristôbal* Sijqpllcote me perdones, senor, s i no he andado bien, f al tando a la cortesia que a tu presenoîa deula.

TeHo» Padre fray Chrlstéual mlo, esto toca en desuarlo, porque toca en demasla, yo soy e l que he de postraime a sus pies.

F r. Christôual* PPr e l ofioio que tengo, puedo esousarme de aner dado pooo indioio de cort&s en no humlHarme, y mas a quien deuo tanto, que, a d ezir el qu&nto, fuera pooo. Tello * To confiesso que quedo deudor en esc.

Prior* Rien quadra cortés y santo.

Senoillamente, Fr. Oristôbal de la Gruz no se arrodilla del ante del lioonoia- do, y pide perdôn por la falta de oortesla, pues su ofioio no se lo pemite. En primer lugar, tal aooiôn no quedarla en la mera oortesla sino que séria un indioio del desborde del aima de oarino y gratitud, que debiera sentir haola el horabre que le dio oosa, oomida, instrucolén y afeoto paternel. "Oortesla" en el sentido que el buen fraile eraplea la palabra quiere decir una fôrmula falta del motor del afeoto, y por tanto indice un deseo de no subordinarse. - 2 9 } - daro, laa aoutaLea olrcunstanclafl renies no permitlrlan tal himlllaoiôn, ya quo Fr. Grlstôbal le exoede en ouanto a la estlmaolôn en que el mundo les tiene. Si agregonos a este heoho el que la espina estlamlante del rufi&n era precis«nente el respeoto que se le tenla a su preceptor y no a él, podemos damos ouenta del grado de humildad sentida por nuestro ruflén refomado. La humildad antes notada por el prior es mas bien adhesién a la Régla de Santo

Domingo, lo oual puede compararse a la obediencia de un sold ado a los regla- mentos militares,que no represents humildad alguna. La obediencia de Fr.

Qristébal a la régla no tiene nada que ver oon un nuevo estado esjdritual, puesto que sigue tan orguHoso y arabicioeo oomo antes. Hay que preguntarso qué quiere deoir el prior oon, "Bien quadra cortés y santo." AAlaba las pala­ bras corteses de Oruz o le regana por no haberse huraiHado?

Tello de Sandoval comienza su despedida avls&ndole a Chus que parte para Espana al dla siguiente y se le ofreoe para lo que mandase. Fr. Cris té- bal évita contestarle direotanente, haoiendo oomo si no oyese la oferta, y le espera buen viaje prometiéndole sus "pobres oraoiones," ya que "en rezio ti«ig>o te pone s/ a nauegar" (H, pag. 2 l6 ). Que no puede gplazarse responde Tello, pero sigue insiatiendo el santo dominioo:

Fr. Christévali Ni el vraoSn te persiga ni toques en la derrota Bermuda, n i en la F lorida, de mil cuorpos ondcida, adonde, oontra natura, es el cuerpo sepultura viua del ouerpo sin vida. A C&dlz, oomo desseas, Hegues sano, y en San Lûoar desembarques tus pressas, y, en virtudes heoho un Füoar, presto en S eu illa te veas, donde a mi pafjr® diras lo que quîsieras, y harts por él lo que mereoiere (II, pég. 216). -29 b—

Las pal abras del hijo del tabemero destacan todos los pellgros del viaJe: el huraoan, e l vararse on Bermuda o l a F lorida. Este es oomo e l amigo que antes de una intervenoién quirûrgica le detalla a uno todos los peligros inherentes

a la operaciôn. Visto en témlnos psioolégioos, el que Gruz aoeptase la ofer­ ta de ibllo de Sandoval delatarla una necesidad de parte de él a la vez cpie crearîa una deuda a "Dallo; el contratar gratuitamente una deuda le sienta muy mal a su orguH o. Al co n trario , Gruz convierte a Tello en deudor reoordandole los horrores del viaje y prcanetiéndole sus "pobres" aunque, olaro, especialmen- te efioaces oraoiones oomo remedio.

Gruz no se para en barras en su as al to psioolôgico. Lrsinûa que al buen padre tiens preomqraoionos demasiado seglares oon las ya citadas palabras,

"... y en San Lûcar/ desembarques tus pressas,/ y, en virtudes heoho un Pécar,/

..." "Presea" oano indioa la Enoiolopedla del Idioma de Martin Alonso se enqileaba ocmunmente en el siglo XVI en el sentido de alhaja o joya. Delatan el mismo sentido otros ejenplos oervantinos reoogidos por Garlos Feréadez

Gémez.^^^ Aliora bien, un padre de l a Igp.esia no debe preoouparse por los b ie - nes mateidales ni muoho menos por la acumulacién de riquezas. Ademas, "Fûoar" oomo genaralraente se sàbe, era slnénirao de la riqueza material mlentras una virtud es un bien espiritual» No tendrla nada de particular el emplear un nombre que denomina gran oantidad de bienes material es para indicar una abun- danoia de bienes espiiituales si no siguiera en este oaso direotmnente a la insinuaoién de una preociçraoién por los bienes del mundo. Esta espeoie de

3II Voo^ularlo de Cervantes 1 "Pressai 'No la aula de auer octpado tan pooo peso oomo aquel las pressas' (Rinoonete, IV, 6 9 ).

'A vso de los Indios, que sepultan oon ellos sus mas rioas preseas' (Oitani- 11a, IV, 22). -295- guerra pslcoléglca no es ni oaballeresoa ni oortée, ni, lo que es m&s, oari-

tativa. Hay motivo sobrado para pensar que la transiciôn a la vida religiosa

no va aoonpanada de igual metamorfosls espiritual.

Si cabe en la imaginaoién, la soberbia de Pr. Gristébal no le permits

ser mas generoso oon su propio padre; antes menos. No tiene para él nlngûn mensaje ni tampooo pide que Tello de Sandoval intercéda por él ni espiritual ni materlalmente sino que haga "por él lo que mereoiere." KL subjuntivo

indioa que Gruz no tiene idea de lo que pudiera mereoer, si merece algo su

padre. Al fin y al oàbo es tabemero y reouerdo vivo de sus bajos oHgenes.

No olvidemos que el Infimo estado de su padre era uno de sus principales

estlmulos. Ademas, en tienpos de Cervantes, tabemero o ventero era casi

sinénlmo de rufi&n, oomo por ejei^lo el primero oon quien tqpé don Quljote,

y ruflan era la primera orientaoién de Lugo. No oreemos que el que Tello de

Sandoval le recordara en la primera jomada sus bajos orlgenes tuviera pooo

que ver con su repentino viraje hacia la vida religiosa. Ni Lugo ni Cmz, pues, eran susceptibles del tipo de afeoto que les sirviera de entrada a la

salvaoién oomo fue el oaso de Birico, el de KL Condenado por Dssoonfimdo.

el oual dejé a su padre, por el maor que le tenla, que le oonvenolese de que

se arreplntiese. Hasta la oaridad neoesita una senilla para fructifiear.

'Hegando que fue Roque pregunté a Sanoho Pane a s i le aulan uuelto y restituydo las alhajas y pressas que los suyoe del ruzio' (Quijets, II, III, 232 v . y 233

' Lo noté y conté punto por punto, sus galas y pressas' (Quljote, I, II, 305 v.®

35 lEden me pagas, bien procuras que tu htmiilde nacimiento en t i oobre nuevo asiento, menos b rio s y ven tu res I ( I , p&g. 20ü). r-29S —

El pa{)el que haoe Fr. Antonio, antes, Lagartija, en esta esoena con­

trasta a propésito con el del Padre Cruz y Amoiona oomo oontrapunto. Se

entromete en la conversaoiôn rogandole a Tello de Sandoval que selude a la

"Salmorona." Es obvio que el cartno que Fr. Antonio sien te por ésta y los

dme&s ooopaneros de la jaoara procédé de la lealtad, una de sus cuàlidades m&s admirables, aunque, claro, el reouerdo de aquellos tiempos del coipas le es grato por el contraste oon la actual mon&stioa. La miana lealtad haoia las reaooiones afectivas del corazén se manifestari mas tarde cuando se dedloa

a ouidar a su amigo leproso, Fr. Gristébal. Se defiende Fr. Antonio ante la

ir a del p rio r remedando e l anterior elogio que hlso éste de l a co rtesia,

diolendo, "...que poder ser oortesanos/ los frayles, es oosa clara," y "...

que no merece/ castlgo por ser cortés" (II, p&g. 21?). La yuxtaposlcién de los dos «mpleos del vooablo, "cortés," nos hace fijar la atenoién en la dife-

renoia entre sus signliloados. Aplicado al caraoter, aociones y palabras de Cru* quiere deoir la minima y Aria manifestocién de férmulas corteses para haoer el papel de piadoso. "Cortés" significa para Fr. Antonio una sincere

expresién de afeoto aunque sea para malos companeros. Las palabras de Fr.

Antonio ponon de relieve que ni siquiera existe un natural afeoto filial que impulsera a Cmg a reaooionar espont&nemente cortés.

La dea|)edida se remata oon abrazos entre el prior. Cru* y Tello de Sandoval y las palabras de éste delatan lo flojo del abrazo de Cruzt

Tello» Mi amwr, padre Oruz, le obliga a que apriete mas los braços, y veisme que me entemezco (II, pag. 217).

De nuevo, las palabras oarinosas del v isitador no evooan a Oruz una oorrespon-

denoia sino el mismo "quite" de antes, oomo si estuviese esgrlmiendo al estilo de su vida rufianesoa» -297- Fr. CharlBtéuali Dios te gula, ssAor mlo, quo a su protecolôn te ofreaoo.

Tello I Que me dart yo oonflo, por VOS, m&s bien que merezoo ( I I , pig. 217)

Cma signe frlo hasta el final, esper&ndole nada m&s la proteocién de Dios.

Loa tratmientos snpleados a lo largo de esta entrevista spoymn nues­ tro an&lisis y refuerzan nuestra conoluoién de que Cervantes quiso retratar a Cru* preoismente ocmo le henos revelWo. En la entrevista de la primera jomada que Qristébal tiens oon el Ihquisidor, évita, al pareoer otiidadosanenè, oualquier tratamiento, puesto su estado inferior le habrla exlgido el trata­ miento respetuoso de "vuesa meroed" para su padrastro; no enplea ni "vos," ni

"té," ni "vuesa meroed." Durante la entrevista que aoabamns de ver. Ft. Qris­ tébal tutea a su antiguo ano en reoonoolmiento de la superioridad que le ha conferido su fana de santo. Tello, por otra parte, le trata de "vuesa mer­ oed" a lo largo de su oonversaoién, nalvo al final ouando en su penfiltimo y éltimo parlazento mezcla el tratamiento de "vuesa meroed" con el de "vos," pero no llega a tutearle a su antiguo disolpulo. Interpretmos lo de "vos" oomo un éltlmo intente de entemeoer a su ahljado oon el tratamiento mas 36 Intimo de "vos."

Si faltara, podrlamos seguir ilustrando, medim te el analisis de muohaa esoenas de las Jomadas H y III, que oontlnûa constante en el oar&oter de Gruz el orguHo y el desmesurado deseo de f«aa que guiaba las aooiones de

------3S------El enpleo de "vos" estaba en un estado de transioién durante los siglos XVI y XVH. Oomo se sabe, durante la Edad Media "vos" se empleaba oomo tratmoiento de respeto entre marldo y mujer, y raierabros de la aristooraoia, mlentras "tû" se reservaba para personas de estado inferior. Es dlfloH saber hasta qué punto se sentla una disttnoién entre "vos" y "tû" durante la ûltima déoada d el sig lo XVI, pero oreemos que e l oontexto de e s ta e n tre v ista dénota que Cervantes destinaba al empleo de "vos" una posioién entre la formalidad de "vuesa meroed" y la intimidad de "tû." Es oierto que en las oomedlas del siglo XVH se iba smpleando "tû" y "vos" Indlferentemento. Para una buena exposioién del problems, véase Charles E. Kany, American Spanish Syntax. 2da edioién (I 95I; rpsn. Chicago» Dhiv. o f Chicago P ress, Î 9 6 7 /, pKgs. 58-é1. -298-

C ristébal de Lugo. Si la oaridad adqulrida consiste en un csmbio de la osen-

oia de la persona, que luego se ve refiejado en obras, tal no es el oaso de

nuestro santo dominioo. Sigue siendo el mismo m ilitante, que, oomo Ignaoio de Loyala, ha canbiado un canpo de batalla por otro. R6 es nada oasual que el personaje, Pr. Antonio-Lagartija sea a la vez una creaciôn cervantina injer-

ta en la crénica original y un contraste en au modo de ser con su mentor. Pr.

Antonio recuorda oon carino sus dlas rufianescos: los andgos, las ccmidas, los nalpes, laa aventuras, etc., pero, irénicamente, es su apego a], mundo sensible y su capaoidad para enoarinarse oon seres de oame y hueso que produoen sus obras de oaridad, hechas oon verdadera humildad. Me refiero al leal amor a

Lugo que primero hizo que le siguiera a la vida religiosa donde le eran nega- doB todos los placeres de los sentidos y luego que le atendiera oon carino desde el momento en que se convlrtiô en leproso hasta su muerte gloriosa.

Sin embargo, Pr. Antonio recibe reganos y castigos del prior y de Gruz por evooar su vida seglar hablando de ella o con ima partida de naipes con una baraja incoarqjleta. Pr. Qristébal hasta promets expiai’ estos pecados hacien- do penitenoia por Pr. Antonio.

Pr. Cliriatéuali mas yo haré penitenoia de tu rasgada conciencia (I, p&g. 21b).

Aunque e ra posible, segûn la teologla de la Iglesia, que una persona hiciese penitenoia por otra, esta oferta gratuite de parte de Gruz del ata un monstruo-

80 orguHo espiritual. Esta manera de aotuar y pensar préfigura el milagro que ocurre con dona Ana de Trevino.

L a s obras santns de Pr. Qristébal eonsisten en disciplinarse, ayunar, rezar oonstantemente y pelear triunfantemente con uno y otro demonlo. La gran hazana que Heva a cabo es la conversién de una peoadora, dona Ana Trevino, -299- la oual eata a punto de morlr. Eete episodio sigue iimedlatanente a la despe­ dida de Tello de Sandoval. Nos Hama la atenoién desde el primer momento por­ que es el primer episodio de la oomedia que se encuentra enoabezada por una

aootocién que atestigua que es "verdad de la hlstoria." Por varies motives vale la pena mirar este oonentario marginal m&s de oeroa.

Es curioso que tal aseveracién no nparezoa en la primera jomada aun­ que gran parte de ella también era "verdad de la hlstoria."Por otra parte se encuentra esta declaraoién en una u otra forma oinoo veoes en las jomadas que t r a t s i la vida s an ta de Oruz, y, m&s e specif ioamen te , cuando se tr a t a de

algfin mil agio vlstoso ocmo la aparienoia de las "nlflas lasolvas" o la del demonlo, Saquiel, en forma de oso. Dotallemos estas aootaoiones oit&ndolas y notenos eus drounstancias : I. Introduce el episodio de dona Ana de Trevino.

"Sale una dama Hamada dona Ana IVeulKo, un n&dioo y dos oriados. Todo esto es verdad de la hlstoria" (II, p&g. 218).

H. Introduce la tentacién de las nié as lascives.

A. "Suenan desde lexDS gultarias y sonajas, y bomerle de rego zijo. Todo esto desta m&scara y v isién fue verdad, que assl lo cuenta la hlstoria del santo" (II, p&g. 220).

37 Am&rioo Castro Aie el primero en noter que estas reservaoiones se referlan solamente a las seoolones mllagrosas (Pens«dento. p&g. 258). Wemer Kraoss précisa aûn m&s la observaoién de Castro: "Jedeanal, wenn edn WUnder sich begibt, beruft sleh Cervantes guf die Quelle, als nolle er sîoh selbst von jeder Verantwortung entlasten. Der spanische lite rarhlstor^er Am&rioo Castro sieht darin den persolicben Vbrbehalt des Diohters gegenuber seinem S to ff und den ch ristllo h en Winder uborhaupt (Miguel de Cervantes» Leben und Werk (Berlin, 1966), page. 72-73, pero oonoluye Krauss que las reservaoiones se deblan a que tantes oomedlas utilizàban milagro s falsos segûn afiimaba el cura del (W jo te (Leben und Werk, p&g. 73). Astrana Marin, oomo otros antes y despu&s, opina que Cervantes tenla oiertas reservaoiones aoeroa de los mila- gros y que se habla arrinoonado con las palabias de Pero Pérez* "... oarga la fe y respons abHidad de los aoonteoimlentos dramatizados sobre los honbros del hlstoriador, en una serie de suoesivas aootaoiones, a fin de que no se le tenga por inventor de milagros, ni de oosas apécrifas o mal ententidas. Sus esoenas se bas an en documentes hlstérlcos. T si no, ahl est& el cronista, que no le dejar& mentir... Era our arse en salud, por lo que habla puesto en labios del oura Pero Pérez..." (Vida Heroioa. V, p&g. 339-bbO). -300-

B. "Entran a este instante seis oon m&soaras, vestidos oomo ninfaa lasciumente, y los que han de oantar y taner, oon mSsoara» de demonios vestidos a lo antiguo, y has an danpa. Tbdo esto fue assl, que no es visién stpuesta, «pécrifa ni men tiros a" (II, pig. 220). I I I . Introduce a Saquiel, e l deroonio, en forma de oso.

A. "Entranse todos, y salen dos demonios» e l vno oon fig u ra de oso, y el otro oomo quisieren. Esta visién fue verdadera, que ansl se cuenta en su historia" (HI, p&g. 229).

B. "Buelue a entrer Saquiel vestido de os so. Todo fue ansl" ( H I, p&g. 232).

ASignifioa algo la aparente necesidad de ju ra r que es verdad ouando se tr a ta de oosas sanbas?^® Al ponderar e s ta pregunta, lo primero que impulsa a uno es proponer la oonooida preooupaoién cervantina por la verosimilitud oomo motivacién. Asl reaooionaron SohevlH y BonlHa cuando declararon que, dada

------30------Céda orltioo ha interpretado los alegatos de verdad a su manera. HazaSas y Rûa los ve oomo indioios de la fuente histérioa de CServantes (Los Rqfimies. p&g. 81). SohevUl y Bonilla dicen lo siguiente» "En ouanto a los otros aotos... puesto que oareoen de originalidad y de arte, y el an tor se oree obligado a reourrir a oada instante al alegato de las fuentes que utilisa, insistiendo en que 'asl se ouenta en su historia' (Oomediaa T Bitremesea. p&g. 12b). La aseveracién que aoabamos de o ita r no es logioa, iTÛesto ÿ ie, sien

1« faltft do orlgliuilidod 7 orto, so vio obli^ado « prooodor bajo palabra do honor.^ Poro on aoororaolSn no 00 l6giea porquo las aootaolonoo no funolo- nan ocno parto do la oonodla si no os para gnlar ol dirootori oarooon do podor para haoor los mdlagros m&s Toroslnllos para ol pfiblieo. Hay nn solo porsonajo a qnian Oorrantos oonJPla pa].abras somoj antes a las do las aootaolones t

Xioolfert ... 7 agora qnioro qne vn mfifin so asionto on los rloos osoanos do la (p^orla, 7 quo su Tida 7 mnorto nos la onento alta, fmosa 7 Tordadera historia (in , pfig. 230).

Si la finalidad oorrantlna fnora prostar n&s Tsraoidad a los snoosos do la oomodla, tonemaos l a InproslSn do quo podrla habor osoogldo oon m&s oixLdado a sn portaroB omtro los porsonajos, puss Lnolfor no sobrosalo per su f«aa do

Toras. l6glo«monto, puos, ni las aootaolonos ni ol tostlnonlo Inooforino pnoden dooanpoRar la foncdSn do prostar n&s verosJsiilitud a los milagros. El habor doseartado, oon ostos raaonasiientos, el notivo artlstloo no qcdero dooir quo la s aootaolonos no delaten quo Osrrantes estaba oonsoionto do quo algo no os tab a bien oon los suoosos nilagrosos. Do hooho, donotan oierto norviosismo do parto del ocaiedi6grafo, ol oual puodo origlnar do la oualidad populaohsra do los nüagros 7 la dudosa espiritualIdad do Fr. Qrist6bal do la Qrus, ooso sagaaaksnto noté el dltlno editor do las oomediast Par otra parto, la ospirltuaLidad del rufiin, ahora Fray Orist&bal do la Ckrus, no os muy oonvlnoento. Los adlagros 7 iparioiones nos ' parooon on si os no os popnlaohoros, 7 la oimulaoi6n do aotos horoioos. 7 virtuosos dol conrortido no nos oonvenoon.^

39 V$aao l a nota an terio r. ho FVanoisoo IhdurSiin, "Estudio P relim inar," pfig. XH 7 . -302-

Ed ofsoto, nos atrmremg a poner de relieve que los aotos heroioos no conven-

oen porque rerelan el aismo orguUo espiritual que motivaban los aotos del

ruflan. Por ejenplo, io&mo es dietinto el car&cter que rechaza a las ninfas lasoivas del que reohaz 6 a la desconocida y a Antonia? su vi.da le ha pre- sentado tentacl 6n algnna la mujer, 7 no nos olvldenos de que el que sea mis 6- gino no représenta una senoilla alteracién de la cronioa de Davila sino una franoa contradiooiôn de ella. La misma frialdad que le gui aba antes siguo vigeote. Oosa semejante courre oon e l oso, pues, idesde ouando le ha faltado

a este bombre v alentla? Sequiel 7 los otros demonios que idearon estas ten- tactiones deben de ser sobreaanera lerdos por ataoar al santo en sus oonocidos puntos fu e rte s. Cualquier demonio que mereciera o l nombre le habrla asaltado por su lado vulnerable, el oual es preoisanente su orguUo. iQulAn sabe si oon resistir estas tentaoiones oon Sxito 7 luego pregonarlo no ha caldo PV.

C rist6bal en una tr#q)a?, pues, el querer que se sepa su resistencia "heroioa" delate exaotanente eso, el orguUo. Siendo 6ste ml prop 6sito de los demonios, quiza no peoan tanto de tontos. Recordmnos, aunque sea suprimiendo una son- rlsa nalioiosa, que estas visiones son verdaderas, segfin insisten las acota- oiones, pero no nos habrlamos enterado de alias si el orguUo no hubiese rnnpu- dado at buen fraUe a publioarlas, 7 la s juzgamos verdaderas precis amenta por­ que las ouenta un fraUe santo.No estsmoe tan convencidos, por otra parte, de que l a vision de don Q uijote de l a Cueva de Montesinos fu era "verdadera.”

Si el deseo oervantino fuera revelar el orguUo de Cruz en vez de sus milagros.

in------La primera visiôn tanbiin la vio 7 oy 6 Fr. Antonio, pero en la oorae- dia se insiste muoho en la locuaoidad de êste hasta el punto de que, tras haber visto a las nlnfas lasoivas déclara, "Todos me tienen por looo/ en aqueste nonasterio" (II, p 6g. 222). Aunque Fr. Antonio se pusiera a declarar lo que ha visto, no hay quien le torn ara en serio s in una comprobaoiôn. Ta versmos olaranente las ganas de Fr. Cristôbal de que se sepan sus hazanas. -303- tendrla sacho motiva por eatar nervloso j poner tanta aoot«oi 6n p roteo tora que le eervirian muy bien si le oogieaen oon las manos en la mas a; pues, oomo en el caso de Buytrago, tiene la miana defens a* lo ha visto un testlgo fldedigno y es verdad de la historia. Tal defens a oonvenceria a un censor de ponsr su

"nihil obstat” oon tal que no se hubiese fljado en que las alteraoiones heohas por Oervmtea en la or 6nloa de D&vila iban enoguinadas a p«?ner de relieve su aversion a las mujeres y su desorbitada mabioi

La salvaci6n de doRa Ana es la haxaRa religiosa m&s isyortante que reaUxa el padre Qrus. Th m6dloo anunoia a esta data que esta a punto de norlr y le reooedenda que se oonfiese. No sabenos exaoteaente ouales han side BUS peoados, pero se Insinta por el di&logo que ha peoado de exoesiva- mente meorosa: DKa. Ana* Pues a mi no me pareoe que estoy tan mala. AQu 6 es esto? ^O&oo me anunoia tan presto la imierte?

M6dloo t El pulso me ofrece, los ojos y la oolor, esta verdad a la olara. Dna. Ana* En lo s ojos de mi oara suele mirarse el nnor. MSdioo * Vbessa mezeed se oonfiesse, y quWense «parte bu rlas (II, p&g. 218).

DoRa Ana no quiere ni oreerle ni oonfesarse. Mas tarde un "oiudadano" Uega al oonvento a pedir auxUio en la empresa. El prior manda a Fr. Gristôbal.

Mientras tanto un ol 6rlgo, a quien no hemos oonooido antes, intenta reduoirla a la penitenoia. El principal estorbo es que dona Ana no puede imaginarse una mlserioordia sufioienteawnte grande ("I No ay miserioordia alguna/ que me valga en suelo o oielol," pig. 222) oomo para perdonarle sus peoados sin mas nl -30)4” mas. EL clérlgo arguye que la ndaerioordla divina es infini ta:

Clérigo t Toda la verdad del oielo a tu mentira répugna. En Bios no ay minoridad de poder, y, si la huulera, su menor parte pudlera ourar l a mayor maldad. Es Dios vn bien infinite, y, a respecte de quien es, quanto Imaginas y ves, Tiene a ser punto finito (II, p6g. 222).

Pero la dma sigue implacable en su l 6 gioa:

DKa. Ana: Los atzdbutos de Dios son iguales; no os entiendo, ni de entenderos pretende. Hataisme, y oansaisos vos. IBien fuera que Dios aora, sin mis nl mas, perdonara a tan grande peoadoral No haze oosa mal heoha. y a s sl. no ha de hazer aquesta (p&g. 222).

La tionioa disoursiva de la peoadora aventaja a la del olirigo; se defiende rasonandb que Dios tiene varios atributos, los ouales tlenen que ser iguales, manque infinitos. Por oonsigulente, ai es inflnitamente misericordioso, tam- b i 6n es juste sin medida. Oon perdonarla oometeria una injustioia, faltando asl a la perfeool 6n. Le opone e l o lirig o que Dios murl 6 para salvar a la hiananidad y que a lla s 6lo ha de poner la esperanza de su parte; la mayor o fens a es desesperarse. Es slgnlfioativo que el olirigo de je fuera de su argumente que ù que murlera Cristo, el hijo de Dios, sin ouLpa fue lo que posibilitaba el perdSn de los seres hunanos, porque con esto habrla subrayado que fue la oaridad divina ("INo ay mlserioordia alguna/ que me valga en suelo o oielo I") y no la humana (en suelo) la que ha salvado en potencia a la humanidad. Es oomo si los versos, "no ay mlserioordia alguna/ que me valga en suelo o oielo," nos aoonsejasen oierto ouidado al atribuir mis efioaoia a la oaridad humana que a la divina. A esta altura del drmna interviene Fr. Cristobal en la -3 0 ^ - ooirrersiin. DoRa Ana le salnda oon, "AQu 6 me qnerils, padre, vos,/ que tan hlnohado os Uegils?" (II, p 6g. 223). Por lo visto, algfin gesto, el andar, la forma de hablar, eto. ha oausado que dona Ana se flje en la altanerla del buen padre. La mlsma aotltud résulta en que se acerca a su tarea divina oomo a una pelea.

Fr. Q hrist6ual: Dixit tnsipiens in oorde sud : non e s t Deus. Vbestra humlldad, seRor, sea servida de enoomendarme a Dios, que qulero mostrame suoessor en su pelea (II, p 6g. 223). ai realidmd Orus plantea todo su argumente en têminos guerreros; afin la oita blblica (Sal. lUil y 53*1) représenta la agresividad del insulto. Es esenoial que reproduzoamos todo lo demis de la esoena para que puede apreoiarse tanto la sustancla lingülstioa oomo la esoenoia raoional.

D0a. Ana : La ju s tio ia de Dios me tiene a raya; no me ha de perdonar, por ser tan jus to; a l malo l a ju s tio ia le desmaya; no habita la esperanoa en el injuste peoho del peoador, ni es bien que habite. FV.Gristfibal t Tal error de tu peAo QLos le quite. En la hora que la muerte a la pobre vida aloança, se ha de asir de la esperanpa e l aima que en éHo aduierte; que, en tfirmino tan estrenho y de tan fuerte rigor, no es possible que el temor sea a l aima de proueoho. El esperar y el temer en la vida han de andar juntos; pero en la muerte otros puntos han de guardar y tener. El que, en el palenque pues to, terne a su con trario , ysrra, y e s ta e l que animoso d e r r a a la vitoria dispuesto. En el oampo estiis, seRora; la guerra seri esta tarde; mirad que no os aoobarde e l enemlgo en ta l hora. -306-

Dna. Ana* Sin annas, Ao 6no he de e n tra r en el trance rlguroso, siendo e l co n trario manoso 7 dnro de contraster?

Fr. C rlst6balt Conflad en el padrino 7 en el Jues, que es ni QLos.

DKa. Ana: Pareoe que d ais lo s dos en vn misao desatino. Dexadne, que, en oonolusl 6n, tengo el alma de manera, que no qulero, aunque Idos quiera, gosar de Indulto y perdôn. I Ay, qiw se me arranca el alma I IDesesperada me muecro (

F t . Orist&bal x Demonio, en lesfis espero que no has de Ueuar la palma deste empresa. 10 Virgen pural iC6mo vuestro auxilio tarda? I Angel bueno de su guarda, red quo e l malo se apressural Padre mio, no désista de la oracifin, reze mis, que es arma que a Satanis le venoe en qualquier eonquista.

Fr. Antonio* Cuerpo ayuno y desuelado fiollmente se «mpereza, y, mis que reza, bosteza, indeuoto y desmayado.

D5a. Ana* IQui tan sin obras se h a lle mi aimai

Fr. C*rist 6bal* Si fee reoobras, To bari que te sobren obras.

DKa. Ana* AHillanse, a dioha, en la oalle? I las(s) que he heoho hasta aqul, ihan sido sino de muerte?

A*. C rist 6bàl* Escuoha vn pooo, y aduierte lo que aora d ir i.

DKa. Ana* Di.

F r. C rist6bal* Th religiose que ha estado gran timqio en su religiin, y con limpio ooracin siempre su régla ha guardado, haziendo tal penitenoia, que mil vezes el prior -307- lo manda fciemple e l rig o r en vlrtud de l a obedienola; y 61, oon ayunos oontinuos, con oracién y humlldad, busoa de rigurldad los mis asperos oaminosi e(l) duro suelo es su orna, sus l&grimas, su beuida, y sazona su oomlda de Dios l a smorosa Uama} vn canto apllca a su peoho oon golpes, de tal manera, que, aunque de dlmuante fu era, le tuuiera ya desheoho; por huyr del torpe violo de la oame y su regalo, su oamis a. aunque est6 malo, es de vn aspero silioioj descalço sienpre los pies, de toda malioia ageno, amando a Dios por ser bueno, sin mirar otro interis.

Dfia. Ana: iQu6 quleres desso in f e r ir , padre?

Fr. OrlstSbal: Que dlgils, seRora, si este tal podrâ, en la hora angustiada del moiir, tenet* alguna esperanpa de saluarne.

Dfia. Ana: iPor qui no? IQxali tuuiera yo la menor p arte que aloanpa de taies obras tal padre I Pero no tengo n i aun vna que en esta angustia importuna a mis esperanpas quadre.

Fr. Crlstôbnl: To os dari todas las ml as, y tomarê el graue cargo de las vuestras a mi cargo.

Dfia. Ana: Padre, dime: M esuarlas? iCSmo se puede hazer esso? Fr. Cristibnl: Si te quieros confesser, lo s montes puede allanar do Oaridad el excesso. Pon tfi ol arrepentimiento -308-

de tu p arte, y veras luego o&no en tus obras me entrego, y tû en aquellos que ouento.

Dfia. Ana: ADônde est&n las fladores que asseguren e l oonclerto?

Fr. Cristôbal: To estoy bien seguro y oierto que nadie los dio mejores, ni tan grandes, ni tan buenos, ni tan rioos, ni tan llanos, puosto que son soberanos, y de inmens a altez a U enos.

Dna. Ana: Lk quiin me dais?

Fr. Gristôbal: A la pur a, saorosanta, rioa y bella, que fue Madre y fue donzeUa, orisol de nuestra ventura. A Christo cruzifioado os doy por fiador tmnbién; diyosle nine en Bal6n, perdido y despuis hallado.

DKa. Ana: Los fladores me oontentanj los testigos, iquién serin?

Ft . Crlstfibal: Quantos en e l o ielo est&n y en sus esoanos se sientan.

Dfia. Ana* El oontrato reforid, porque yo quede enterada de la meroed senalada que me haziis.

Fr. Ciistôbal: Glelos. old. To, fra y C hristoual de l a Cruz, indigno rellgioso, y professe en la sagrada orden del patriarca fellolssimo Domingo santo, en esta forma digoi Que al aima de dona Ana de Treulno que estâ presents, doy de buena gana todas la s buenas obras que yo he heoho en oaridad y en gracia desde el punto que dexi la carrera de la muerte y entré en la de la vida; doyle todos mis ayunos, mis lagrlmas y açotes, y el mérité santlsslmo de quantas misses he dicho, y assimismo doyle mis oraciones tédas y desseos. -309- que han tenldo a ml Dios siempre por blanooj y, en oontracam})io, tomo sus peoados, por inomes que sean, y ne obligo de dar la ouenta dellas en el alto y efcemo trib u n a l de Dios etem o, y pagar los aloanoes y las penas que mareoieren sus peoados todos. Mas es la condiciin deste conoierto, que e lla primero de su p a rte ponga la confessi6n y el arrepentimiento.

Fr. Antonio : ICaso jam&s oydo es is te , padre I

Cliiigoi I oaridad J«nis Imaginada.

Fr. Cristôbâls I para quo me orea y se assegure, le doy por fladores a la Virgen santlssima Marla y a su HiJo, y a las onze mil vlrgenes benditas, que son mis valoderafl y abogadasj y a la tierra y al oielo hago testigos, y a todos los p'esentes que me escuohan. Moradores del oielo, no se os passe esta ooaslin, pues que podiys en ella mostrar la oaridad vuestra eneendida; pedid al gran Pastor de los rebafios del oielo y de la tierra que no dexe que lieue Satanis esta ouejuela, que il alraagré con su preolosa sangre. iSenora, no aceptâys este conoierto?

DRa. Ana: Si aoepto, padre, y pido arrepentida confossl6n, que me nuero.

ClSrlgo: IObras son istas, gran Senor, de los tuyasI Fi*. Antonio: Bueno queda e l padre Cruz aora, heoho a r is ta el aima, seoa y sola oomo esp&rragoI Parêoeme que buelue al Siout e ra t. y que dexa el Bi'euiarlo, y se aooreoda oon el barcelonés y la de ganohos. Siempre fue liberal, o malo, o bueno.

Dfia. Ana: Padre, no me dilate este remedio; oyga la s oulpas que a su cargo quedan, que, s i no le dearaayan por ser tantas, yo m oriri segura y oonfiada que he de aloançar perd6n de todas ellas. -3 1 0 - Pr. Criobôbalî Padre, raya al oonuento, y di esta iraeua a nuestro padre, y ruiguele que baga general oraolén, dando las gracias a Dios deste suoesso BLllagroso, en tanto que a esta nuena penltente oygo de oonfessi6n(H,p6gs.22f*-227)

Los argmentos de dona Ana puedan resnmlrse de la slguente manera*

1) Iho de los atribnts de Dios es que es jnsto.

2) Siendo jnsto, no puede perdonar sus peoados.

3 ) TAio de los atributos del peoador es que es injuste.

I4) EL injuste nl puede ni debe tener esperanza.

5) No tiene armas(eao es, obras buenas), de modo que esté desesperada.

EL padre Cruz intenta oontrarrestar los argumentes de la peoadora trasando un paralelo entre la sitnaoién del peoador moribundo y la del gladiador que entra en la arena. Rsproduoimos sus ideas a oontinuacién en forma de bosquejo.

1 ) EL esperar y temer andan juntos en la vida.

2 ) En él tranoe de la muerte ha de existir otro arreglot él miedo y la esperanza se separan, quedandoae s 6lo la esperanza.^

3 ) Compara el tranoe de la muerte con una pelea; en los dos oasos, el que terne pierde la vida, y el que espera l a gana.

la Aunque soy el prlmero en oonfesar que no prueba nada, résulta - m - 9a analogla gnerrera no pooda tanai* por as alto las mar alias disourslvaa

da esta mojer rebelde. Si pretendlissnos nirar los argamentos dal

olirigo, dona Ana 7 el padre Orus en tinainos de la eontrorersia entre los toBiistas 7 nolinistas, serla dlfioll aslgnar una u otra postura a un protagonista espeoifloo.

Habiendo fallado su l 6gioa para oonvenoerla. Crus oorta el nudo gor- dlano ofreelindole sus propias busnas obras a trueque de los peoados de la daaui, a eondiol 6n de que se oonfiese primero. EL que Ana aoepte la oferta da

Crus es muy ourioso por lo que revela de su psioblogla y por las Inplioaoiones teoligieas. En fin, su mentalidad le pend.te oreer en lo oonoreto de las obras obooanie que Worola, de gL Laberlnto de Amor, asevere que en el mal s 6lo hay que esperar y no temer*

Porque en el mal es oordura no tamer, sino esperar(H,p 6g . 322).

Si integrmeos las dedaraoionas da las dos oomedias, oonoluiwos que hay que vivir esperando y teadaudo, eso es, tandendo oometer aotos males, pero una ves que la vnluntad se aferra a haoer el aoto malo, hay que darlo por beoho de antaawno y prosegnir s 6lo esperendo. Lo mimao reocadenda Crus en el tranoe de la muerte, puesto que la maldad ya est& heoha (los peoados), silo queda el esperar en la graoia de Dios. Toda persona qua ha partieipado en los déportés, y que en general se ha dado a la vida activa en vas de a la oonteaqplativa, se peroata en seguida de la honda verdad psiooligLoa de este oonsejo. Crus y POnda, ista oomo otras mujeres oervantinas son oaraotares que aotfian oon atrrojo, de modo que la sentenoia esta en eonsonaïuda oon su ser. Pero, Crus eleva la miiima al piano metaflsioo sin alter ar o aftnar los tirminos. "Esperar" en el piano emplrioo no quiere deolr "esperar en la bondad de Dios" sino "esperar que se efeotîe la maldad oontssqplada." ARso Cervantes que Crus rasonase tan burdmaente a propisito? Nos sentimos tantados a oonoluir que si, ya que las dos presentaeiones de esta idea, dispersas en dis tintas oomedias, indloan que nuestro insigne alealno habla eavilado sobre el asunto. Habiindolo pens ado oon alguna detenoiin, no es ligioo oplnar que æ abase por adelantaô* en serio esta mixlma en el piano m taflsioo. -312- de Cruz j dal n&rito de ellas a la vez que no 1« deja poner su fe en la tnflnlta mlserioordia divina. En honor a la verdad, représenta que tiene mis eonfianza en e l hombre que en Dios. Puesto que me f a lt a la perspectiva divina, DO puedo deotr ouil serla la aotltud de Dios haoia una peoadora que pone mis fe en una de sus oriaturas que en EL, pero no me atreverla a asegurar su salvaoiin. Aunqne se me esoapan, deben de régir olroun- stanoias extraordlnarias, puesto que se salva la dama.

AQui direaws de la propiedad de lo que ha heoho Oruz? Ai resumidas palabras, dénota todo el orguUo aeostuabredo. Las palabras oon que haoe la oferta nos revelan que oree que le sobran obras para salvarse("51 fee reoobras,/ yo hari que te sobren obras"). Ta efeotuada la oonvarsiin, manda a Antonio a que anueie e l mdlagro*

Fr. GSbrlstiualt Padre, vaya al oonvento, y di esta nueua a nuestro padre, y ruiguele que haga general oraoiin, dando gracias a Dios deste sueeso milagraso(II,pig.227). Sn fe en la abundaneia de sus propios mirltos, su denoeiinaoiàn de "milagroso" para el sueeso, y su deseo de que se sepa generalmente reealoan la soberbia de sisopre. Creenos que es obvio que Cervantes no le pinti asl por oasualidad. Para poder valorar los quilates de la oaridad del buen padre, bsmos de aprebendnr elar«mente que nunoa ha tenldo oompaaiin algnna para l a mujer. Reeordmeos sus redhazos v io len tes d el «aor proferldo por la dama desoonooida y Antonia. APor qui, s i no se ha aousado oambio alguno de su oarioter, iba a tener mis eompasiin para dona Ana? Su aoto "earitattvo* ne se inspira en la oaridad sino sn el deseo de gp.oria. Adsois, el oanje de su obras buenas por las malas de Ana de Trevifio no slgnifloa pirdida alguna en el balance divine, oomo atestigua el demonio - 3 1 3 - V lslalt

Vlslélt No si qui ta rasponda; silo rso que no poede nlnguno d# nosotros alabarse que ha visto en el infiemo algfin oaritativo (IH , pig .229 )

Ann el deeaonio se peroata de que el haoer bien no aearrea un oastlgo etemo.

Aunque es difloil preoisar la dlare del prooeso de eqodparaolones, esti daro que a esniblo de sus propias buenas obras, el padre Crus ha reoibido sobre si los peoados de Ana en forma de la lepra.

Cüudadanoi En vos eonteiqplo, padre Crus, j leo la paoieneia de , y su presenoia en vuestro rostro deslustrado vao* Por la ageoa malioia la inooenoia vuestra salli, j pago tan de oontado, quel lo muestra el rigor de esta dolenoia* Cblig&steos oy. y au^s pagado o y ( m ,p ig . 228 )

Lo que no esti daro es por qui es neoesarla esta ddenoia si sus buenas obras "sobresen" para pagar la s f a ite s de l a ouenta de dofia Ana. Ba un lado de la eonaolfin tenonos las buenas obras de Crus, la oontrioifin de dona Ana, y la lepra, y en d otro los peoados de esta dmna; por lo tanto, las jobras de Crus no s 6lo no soooeden a los peoados sino que ni siquiera llegsn a ellos. Sostienen un diilogo interesante sobre este punto los demonios S aq n id y V is id , enemlgos espeoiales de Oruz:

S aq n id t AQuiin lo duda? ASabes qui veo, V ieiel, amigo? Que no es equlualente aquesta lepra que padeoe este frayle, a los tomentos que passera dona Ana en la otra vida. Tisid: ANo aduiertes que dla pusso de su parte grande arrepentimiento 7 Saquid: fii un instante nos q u ita de la s manos DLos a l aima que se arrepiente y sus peoados Hora; -3111-

quanto y raia, que êsta estaua emiquezlda con las gracias c’al frayle hi de bellaoo(lII,pSg.229).

Se saoa en llrqpio de esta conversacién la misma equiparaoién que

apuntamos arriba, de modo que es évidente que Cruz ha calculado mal el valor de sus obras. Si os oierto que oonstituyen una espeoie de divisa divina, han sufrido una devaloraoiôn.

Cruz aoepta la lepra sin poner en tola de juicio la justioia del oielo. Lo finioo que le molesta es que haya quedado infitil para obrar.

Pr. Christôualî InGtil frayle soy^, peoador hombre, puosto que aomyana vn buen desseo, mas no dan los desseos tal renombre(lll,pâg.228).

Terne que no pueda seguir aotuando por ganar renœibre, lo eual concuerda perfeotamente con su oarâoter ta l oomo se ha distinguido hasta el momento, pues los dolores fisioos le son de sogunda o teroera importanoia. Mas le queda abierto otro oamino a la gloria oomo indioa el siguiente oomentario de V is ie l.

Saquiel* Mas deste generoso, a lo que entiendes, iqué serâ dil, agora que esté seoo e infitil para oosa desta vida?

V is ie lt AAquesso Ignoras? iNb sabes(que) conooen sus frayles su virtud y su talento, su ingenio y su bondad, partes bestantes para que le enoomionden su gouierno? (lII,pSg.229)

Protesta muoho Cruz alegando su estado invfilido y, oomo slaïqpre, su humilde ascendenola:

Fr. Christôual: ANo saben estos benditos c6mo soy simple y grosser©, y hijo de vn tabemero, y padre de mil delitos?

Tienpo te queda; dila, amigo, porque pueda esoaparme deste miedo que tengo de ser prelado. -315-

cargo para ml indeoento» quo ia qui serS sufioienfce honbre quo esté tan Hagado y

Amigo fray Antonio, di a los padres ml vida, de quien fuyste buen testigoj diles mis insolencias y reoreos, la inmensidad desoubre de mis culpas, la baxeza.les di de ml linage, diles que soy de vn tabemero hijo, porque les haga todo aguesto junto raudar de pareoer (IH , pag. 235) «

Sin embargo, acaba aceptando el cargo de prior y por fin el de provincial

(pSg. 236). Despuis de muerto, segfin una larga tradioiin hagiogr&fioa, U3 se le vuelvo sano el ouerpo corrompido y despide un d o r celestial*

Adanas de l a gfLoria ce le s tia l, aloanza e l padre Cruz l a reverenoia del virrey, quien ayudaba a Hevarle en hombros a su sepultura; tal honor no era poca oosa para quien nunoa podrla haber subido en la vida seglar ni sigulera hasta el rango de virrey.

Algunos ciiticos, extasiados, han alabado la oaridad manifestada p o r Cruz a l d ar sus buenas obras por los peoados de dona Ana. Esouohemos algunas de las califioacionea de Gotareloi

" . . . el m&s sublime rasgo de oaridad" (pfig.36o),

"Sean cualesquiera los defeotos de pomenor que afean EL Rnfi&n Diotoso, salvar&se siençire, ante los ojos de la Sana critica, por el nervlo y brio de la idea y por la grandeza de lo que alll pasa"( 306).

"... un glgantesoo pens «miento . . ."( 38 I).

"la m&s grande obra de oaridad humana do que dentro de la fe oat6lica, puede haber notioia"(382).

O Recordemos lo mucho quo escandilizaba a todo e l mundo e l tufo quo «mpez6 a despodir ol ouerj’O, apenas muerto, del padre Sosima de Los Heim anos Karamozof. - 316 -

"Aque se dlrâ de aquel que, movido solemonte de la oaridad cristiana, compromete muy de veras su salvaciôn etem a"(383 ).

"Rasgo tan sublime de abnegacién excede a lo que puede imaginarse, y asl no se halla repetido en otras obras l i t e r a r i a s , a lo menos que yo se p a "( 383 ) . ^

Opina de manera semejante Casalduero:

El lector modemo no debe olvidar que este oaso jam&s oldo de oaridad jam&s Imaginada no es otra oosa que el sublime acto de amor de la redencién de la humanidad, posible s6lp ,al tomar sobre si voluntariamente el peoado del hombre/''’

Pero no solo no origina de im sentimiento oaritativo sino que tampooo es muy catôlico el acto. El otro bi6grafo del padre Cruz, Juan Lôpez, el obispo de Kon6poli, peroibiô olaramente que dentro de la fe catôlioa el oanje de Cruz no era posible:

Moraua Dios en aquel frayle, y de otro que de su diuino esplritu no podia salir el oonsejo que en aquel punto se le ofreoio para ganar vna aima. Itiy difierente se juzgara su resolvicion, y ningûn parecer fuera en su fauor; pero oomo la verdadera oaridad, todo lo créé, todo lo espera, todo lo sufre, oomo hijo de san Pablo puso a este bendito padre en todo el estremo a que puede Hegar, dandose asi mismo, por ganar vn aima perdida- Propusole algunas cosas, que siendo en alabeuiça propia pudieran tenerse por sospecliosaa, si no las asegurara la gran virkud deî bendito padre. y parecer medio muy aproposito de la conuersion de vna muger que estaua a punto de morir, y morir desesperada; pero el exemple déclaré quan justifieado fué lo que se hizo, pues auiendole dioho entre otras cosas. 'Si os confessaredes, yo tomo a mi cargo satisfazer por vuestras culpas; que si bien nadie puede dar sus

El Tea, de Cer.; las citas se encuentran en las paginas indlcadas entre paréntosis.

Sen, y For., p&g. 122. No sé si el saorilegio de comparer a Cristo y su inooenoia con un hombre séria na^'or o menor desde la perspec­ tive de un lector moderne. - 317 -

mereolnilontcg a obro, oomo nl las satlsfaolones paasadna. porque siruj.eron a quien las hlzo, o enfcraron eii el tesoro de la Iglesia, pero la satisfacién por virtud de las obras pena3.es que vno haze, las puede dar a otro, y haré penitenoia dellas. To os asseguro que si os confessays de veras, que a la hora do vuestra muerte temeys a las onze mil Virgines a vuestra cabeoera. '

Esta es una apologia que intenta poner el saorificio de Cruz sobre bases teolégicas mas sélidas. Prlmero, nota la impropiodad de los elogios de si mismo tanto inçdicitos oomo explicitos en tal oferta, pero juzga buenos los notivos de Cruz por su historia de gran virtud; notemos, sin embargo, que Cervantes ha puesto mucho ouidado en mostrarnoa su falta de la virtud de compasién. Luego nos flja la atenol6n en que el oanje de su buenas obras por las mal.as de ella no se permltia teolégloamente, y lo logra atribuyendo a Cruz, oon ciorta licencia poêtica, el siguiente argumente.

îladie puede dar sus mereciraientos(obras pasadas de m&rito)^? ni sus satisfaociones(cumplimeinto de penitenoias) porque, 1) entraron en el tesoro de la Iglesia o, 2) son intransferibles, de modo que su oferta consiste en haoer penitenoia por ella, lo oual si se permite segfm el dogma.

Efeotivamente, Juan Lopez ha cambiado la sustancia de la oferta tal oomo la dlvulgaron Davila y Cervantes para «%ue sea teolégicamente légitima.

Juan Lépez se fijé en lo que se le habia escapade a Davila y a los otros oomentaristas desde aquel entonces: el oreerse suficientemente meretorio para servir de perdén de otro dériva de una mala dootrina inspirada

Juan Lépez, H isto ria de l a Orden de Santo Domingo de su Ordon de Predloadores(Valladolid: Francisco HornSndez de Crodoba, 16Î^), Cap. 29. La historia de Fr. Cristébal de la Cruz se encuentra en la cuarta parte. Caps. 27 al 30 inclusive y Joaquin de Hazanas y Rûa la tiene recopilada entera en su obra, Los Ruflanes de Cervantes, p&gs. 6 h~ 81. La presents cita se encuentra en ïa pagina 71 de la recopilaciôn.

)i7 Davila Padilla, por otra parte, dice, "La dichonisima mujer goz6 de los merecJjnientos del santo . • ."(Historia de la fundacién, r>fig.)il6) - 310 - en el orgullo. Ahora bien, no creemos que nuestro comodiégrafo pasara por alto la naturaleza ilegitiina del canje propuesto por el buen padre.

Antes, se dio cuenta de ella, cambiando otros detalles del car&cter de

Cruz para quo se reforzase el orgullo que le empujo a este acto vanldoso.

Siendo êste el caso, bastante motive tuvo nuestro poeta para esiar nervloso.

La doctrina a que se recurre el obispo de Monépoli como a;x)logia para Citiz permite que una persona haga la penitenoia impuesta a otra y la l6gica es la misma que posibilita la eficacia de las oraciones y penitenoias para las almas del purgatorio. Si nos acordamos de Bu;/trago, de Pedro de

Urdemalas, no ;x)demos menos de p a ra r m ientes en que tampoco e ra l a a c titu d cervantina hacia este mécanisme unlvoca. No s6 si se ha fljado on ello, pero los azotes que Sancho debla darse para el desencantamlento de Dulclnea es proceso oxactamente an&loga a la de disoiplinarse por las animas del purgatorio. El natural panchesco acusaba todo monos una aptitud para el ascetismo, de modo que oponla una tenaz resistencia a ello. Tampoco hay que olvidarse de que el hechlzo de Dulcinea se révélé en una vislén de don Quijote, una fuente non santa. lA quién o a quiénes deberoos la s visiones revelatorias de qué aimas habltan el purgatorio?

Haoe no mucho tien p o , un c ritio o alemân propuso una in te r p r e tacién del caso dona Ana que no nos atrevemos a soslayar, porque include directamente en los problemas que vamos tratando. Hemos de citarle ampliamente:

Das spirituelle Leben bat seine eigenen Gesetze. Nachdem die Soele befreit wurde, blelben die SÜnden als objektive Tatsache bestehen; sie mûssen irgendwie untergebracht war­ den. lAimoglich kann Qott ihre Sunden dem bereitwilligen Lastentrager aufbürden. Indessen hatte sich dlesor gerade vermessen, als ohristlicher Athlet die Bel astungsprobe auf sich zu nehmen, und auch ein liebender Gott )

augenfalllg werden, die dae Gesicht des Heiligen bedockt. Naoh seinem se lig e n Ablcben versckw indet das Geschvmr mit einem Schlage. So wollten es der Stoff und die Innere Konsequenz der geistigen Prozesse, wie sie gerade die Legende auszeiohnet. Cervantes is t mit den Mittoln seiner Kunst so vreit gegangen, als die Schwingungen des menschlichen Kraftefeldes reiohen. Was daniber geht, wirkt 'befremdlich' und w ill nicht anders wirken, es gehort in den Bereich des ŒLaubens.^^

Oruz ha pranetido tomar los pec ados sobre si mismo, pero Dios no puede perm itir que haga esto, aunque Krauss no da un motive por esta imposibilidad.

A la vez, Dios no puede perdonarle la consecuencia de su ser(eso es, el haberse ccoprometido), por tanto, los pecados, que no se han cancel ado, se convierten en lepra. Si anadlmos un paso raâs al ai'gunento de Krauss, concluimos que la enfermedad represents la penitenoia de los peoados impuesta por Dios, lo cual es esencialmente la misma ezplicacién propuesta por Juan Lépez. Podrlamos aceptar esta ingeniosa ejplicaoién si el texto cervantino diera algfin indicio de que asl quisiera el poeta que se inter- pretara. Pero nada hay raâs lejos de los heohos. En primer lugar queda bien patente en el texto que la oferta de Cruz era CsJtibiar sus buenas obras por las malas de ella. Asl tambiên se interpréta la enfermedad en la comedia, o sea, oomo la forma visible de por lo menos algunos de los pecados de l a d«jna;

Ciudadanot hizo con ella vn cambio, de tal suerte que cambié su desgracia en gran ventura

la quai, como se viesse enriquocida con la dâdiva santa que el bendito padre le dio sin ta s s a y sin me<üda

quando en aquella misma feliz hora se vio el padre Cruz oubierto el rostro de lepra, adondo e l asco mismo m o ra (lII,p fig s.227-220).

T Womer K rauss, Lebon und Work, p a g .79» -320-

Ho hay ni en el texto do Dâvila ni en el de Cervantes el mas ligero intento de darnos a ontender qne no tuviera lugar un oanje.

Krauss no se para en barras ; atribuye a Cervantes, Hevado por las "necesidades interiores de su materia," la perspective molinista.

Welcher Art ist die theologische Quintessenz dieses Stuckes? Cervantes wurde schon durch seine Quelle in eine Richtung gedrangt, die in Spanien soit oinigen Jahren eine theologische Kampffront darstoU te. Die augustin- ischen Dominikaner vertraten, darin den Protestanben und den sp ateren Ja n se n iste n in F rankreioh nahekoramend, d ie Auffassung, dass das Heil nur durch die besondere Qnaden- tat Qottes, die Erweckung zum Glauben, gesichert werden konne. Ihre Gegner, die Jesuiten, sahen schon im Geschenk der W illensfreiheit die Begnadung aller Monschen, die keiner besonderen Bemuhung und Parteiergreifung des Sohopfers mehr bedurften. Dcsninikanisoh war zweifellos die QueHe von Cervantes. Der Hold der Heiligenkomodie is t zum Heile berufen. Die Werkgerechtigkeit, die die Jesuiten in Anspruch nehnen, hatte auch die Seele der Dona Ana nicht rotten konnen, wenn Cristébal nicht ihre Siinden auf sich genommen und dgmit den Weg zum Glauben in ihr freigemacht hatte.'*9

Vearaos en resumen el an&lisis que le ha Hevado a esta conclusl6n :

1) Los dominicos tomaban la posicién de que s6lo se lograba la redenoiôn por la gracia de Dios, a travês de la oual uno se desportaba a la fe.

2) Los jesuitas velan en el Hbre albedrlo gracia sufi- ciente para la salvaciôn.^O

3) La fuente cervantina era dominie ana y el hêroe responde a la Hamada divina (la gracia) a la vida religiosa.

Il) La dootrina de la justificacién por obras no permitiô que dona Ana creyese hasta que FV- Crj.stébal. prometio sobre si sus pecados.

En resolucién, la oferta de Cruz fue un ardid para reducirla a la fe.

g Ibid.,p&gs.79-00. 50 De h echo esto describe inadecuarinnonte la {lostura moHnista. De haber sido asl, habrlan morecido el calificativo de "polagianistas" con el oual les donomJjiaban gozosos los dominicos. -321-

OrgSnicamente, este argvmento tien© un fallo muy grande. Se contradice al soatener que segulan los pecados cono una realidad ob- jetlva("bleiben die SÜnden als objective Tatsache bestehen") si segfin los dominicos(mejor dicho, bafiesianlstas ) se lograba la redencién desper- tândose a la fe por medio de la gracia. Adem&s, si la oosa fuera asl, eso es, que se lograba la redenciôn despertSndose a la fe, no habrla sido necesario mandarle la enfermedad a Cruz como una manifestaciôn material de los pecados. Inconvenient© afin mayor del argumento es que toda la vida de Cruz ha consistido on obrar. Tampoco ayuda a aclarar el problema ol que haya slmplificado demasiado las postures tomista y molinista.

No creemos que el tratar de interpreter la comedia en términos molinistas y banesianos sea muy productive. Necesitarla y supondi'la que trazaramos ouidadosamente los lim ites entre las dos interpotaoiones teolôgicas y que las relacionâramos con los c&nones de la Iglesia sobre la gracia, el pocado y la penitenoia. Luego, tendrlamos (pie convertir estos sistemas coherontes(y la coherencia dopenderla de nuestros esfuerzos y nuestra interpretacién) en personajes y situaciones. Es que las permu- tacionos y combinaciones serîan infinltas. Ahora bien, por otra parte no podemos negar cpie hay una relacién b&sioa entre la personalidad orguHosa del rufiân diohoso y los problem as del libre albeàrlo y la graoia, pues el gran filé lo g o Rjmén Menéndez P id al puso esto de re lie v e a l id e n tif ie a r la s variantes sobre las ouales descansa otra ccanedia famosa del siglo de oro,

El Condenado por Desoonfiado. ^

"El Condenado por Desconflado," Estudios Litorarios(B.A.: Espasa-Calpe Coleccién Austral., 19)j6 ),p&gs.9-Î15. -322-

Menéndez P idal tr a z a e l origen j desarroHo de la historia que sirvié de fuente para la oomedia y termina concluyendo que el propésito de Tirso era dobles poltico y teolôgioo. Su idea era ilustrar la doctrina mollnsita del libre eibedrlo, pues Ehrico, por su propia voluntad, se arrepintilo en el fil time memento salv&ndose. A la vez ilustra la hmlldad y la esperanza de Enrico en la bondad de Dios, o sea, la gracia divina.

Lo que nos interesa a nosotros no es la interpret acién molinista de la obra, pues es Igualmente faotible ver la tesis tomista en ella,^^ sino el paradigma anocdético que vanos tanto en los antecedentes histéricos rocopilados por el llustre filélogo cctno en la comedia misma. EL paradigna que vemos es el siguiente, Vn hombre piadosa que se ha i'^c’icado a la vida ascética con entero êxito recibe noticias de un hombre humilde ouyo galardén serâ igual al suyo. EL que el anacoreta repare en un hombre homilde y virtuoso que lo es sin saberlo, haoe que el santo tome conoiencia de su propio orgullo, lo cual lo humilia y lo salva. La variante introducida por Tirso era que el asceta(Paulo) no se dio cuenta de su orgullo y por tanto se condenô. Existen, pues, dos posibilidades para el hombre que se dedica con êxito a conqulstar su naturaleza fîsicas o darse cuenta del peligro

En esto 1-fenendez Pidal difiere de Dur an y Revilla, quienes habîan interpretado la obra oomo una ofensiva contra el protesbantismo. ■fenSndez P id al ve mâs b ien una defensa del lib r e alb ed rlo c o n tra l a predestinaclén tomista(Estudlos literarioo,pâg.60). Dospuês el padre fray Martin de Ortfizar expusoTTo que viene a ser la teorla opuesta, o sea, que Tirso dramatizaba la versién de Francisco Zumel de las ideas t omistas; âste veia en el querer y no poder arrepentirse, que vemos en PauLo, una manifestacién de la gracia suficiente, y en el querer arrepentirse ju n to con e l aoto, l a g ra c ia o fic a z , que vemos en E nrico. Dona HLanca de Los Rios resume cuidadosamente es tos argumentes (Tirso de MoLina, Obras Dramâtloas Complétas (Madrid ; Aguilar, 1?62 ), Vol. H , pâgs • l^il-hhd ).

53 vêase la nota anterior. -323- del orgullo 0 condenarse por él.^^' Precis amen te era el orgullo que aoochaba

al santo de tipo militante cuyo prototlpo Menéndez Pidal vio en los tenqjranos

anacorebas de Egipto:

En los desiertos de Egipto la l.ucha por la virtud y por el vencimlento de las pervers as pasiones tenia ai.go del estruendo de la batalla. . . . Eh suma, la virtud reinaba alii no mans a y paolfica sino violenta y guerrera, exponiendo a sus soldados al orgullo de la victoria. ' AQué tentacién podia danar aquellos santos, que venclan las mâs brutales y pj^antes, sino la nâs sutil y cau- telosa del orgullo?-’^

El lector ya habrâ visto la correspondenoia entre el emitafîo y FV.

Cristébal de Cruz. La diferencia entre ellos estriba en que Cruz ni se da cuenta de su orgullo ni se oondena; este desenlace contradice el pai'adigma. El toque genial de Tirso, segfin Menéndez Pidal era hacer que

Paulo no se percatase de su orgullo y que se condenase:

Al agregarle su desenlace diferente, al prolonger la malsana curiosidad del emitano en desconfianza, en rebeldia inquiéta y en desesperacién final, di6 al asunto \ma fuerza terriblaiienbe trâgioa, y le hizo Capaz de recibir en si profundidades teologioas convertidas por maravilosa manera en elementos poeticos. Paulo no se humilia como el bralimân, como el rabi, como el eimitano tradiclonal.^G

^ ------Constituye una variante tan importante que raetsmorfosea la anécdoba por complet© el caso del anacoreta que créé que ha dominado la naturaleza del todo cuando en realidad no es asi. El fallo le es revelado por el ejemplo de un hombre que esté rodeado de bienes materiales. Pienso ahora en el caso del ennltano que se chasqueô al enterarso de que el Papa Gregorio iba a compartir la ^o ria con él cuando no habia compartido su pobreza. El Senor regané al ermitano ; " ' For qué osas oomparar tu pobreza a las riquezas de Gregoria, si tienes té mSs apego a la finica oosa que posées, a esa gata, cuyo lomo acaricias todo el dia, que Gregorio a todo el esplendor de su p.^ado' "(Estudios Literarios.pég.37).

55 Es tudlos L itorarios, pfiga. 3li-35, 56 Estudios Lite rarlos, pég-W!. -32k-

Puesto que Cruz no ae dio cuenta de su orgullo nl se humilié, iquiso

Cervantes que se salvage un injuste? Bastante fâoil habria sido efectuar un Cambio, por pequeno que fuese, en l a h isto ria de Davila que delatase una conoiencia de su peoado. Por otra parte, ya que la fuente era una historia "verdadera," oonsagrada, de un santo particular, Cervantes no pudo depararle el mismo sino que sufrié Paulo. Siendo Imposible condenarle, el poeta disi>onla da dos posibilidades: efectuar unas pequenas alteraoiones para que Cruz se aperoibiese de su orgullo y se humillase, o, acontuar solapadanente su car&cter orguHoso, a la vez que de j ara Intacta su sal- vaclén visible. EL que nuestro genial ccmplutense optara por la filtima altem ativa quiere decir quo querla que echâranos de ver, o que por lo menos, sintleseoaos que la salvaoién de Cruz era injusta.

daro esté que los caractères de Paulo y Cristébal no coinciden perfeotamente, poixpie, aunque orgullosos los dos, éste era confiado y aqu&L desoonfiado, pero les dos representan el hcmibre cuyo libre albedrlo hà triunfado sobre las tnolinaciones concupiscentes y afactivas, y en este sentldo refie j an perfeotamente la postura molinista. Cono se sabe, Ixds de Molina Ideé su sistema como antldota contra las ideas tomistas y protestantes. Lutero habla aseverado que el pecado original, que él identiflcaba oon la conctqilsoencla, habla destruido él libre albedrlo del hombre, de modo que opiedé vlotima de su pasiones y deseos cam aies. Asl es que e l hombre en vez de depender de s i mismo, dependla de l a voluntad divina para su salvaoién. En suma, e l hombre era predestinado a salvar se o condenarse desde toda la etemidad. Estâ daro que ni Cruz ni Paulo

^7 lAi excelente estudio de las controversiao y su origen es la citada obra de Alberto Donet, La Fllosofla de I& Libert ad en Las Controversias TeolégiOas del Siglo XVI ^ Frimera Mltod del XVII~ Su unico inconvoniente es que sea bastante especializada. -325- son vlcfclmas de la predestinacién. Ni le s erapujan la s oiioonstanoias ni

su propia naturaleza flsica. Sus respeotivos esplrltus les gui an a dada

paso y rigen la came. Porqpie dominan su propio destlno, puede deolr se

que representan el libre albedrlo molinista. Si es oierto que Cervantes

querla hacer de Cru» un ejeaqjlo de los malos efeotos del oonoepto molinista,

y no estâmes convencidos de esto, ésta es la finioa manera en que vanos

reflejada direotanente la controversia entre los tomistas y los molinistas

en la comedia.

EL problema principal, quizâ, de toda la hagiografla es que

vemos el santo en ouestién en forma acabada sin poder formamos una

idea del forcejeo e spiritual e intelectual que le ha form ado. La vida de

San Agustln es una notable excepcién a este estado de las cosas, principal- mente por su autobiografla espiritual. Las Oonfesiones, que traza sus dudas y delata los pecados que ha podido identificar.^® Digo, "ha podido identi- ficar, " porque el aima humana es una vasta oseuridad de la oual sale a luz de vez en ouando lo s méviles raâs impensados. Pvecistfnente por l a naturaleza

insondable del aima humana no hay nlngtina Victoria definitive mientras dure

la vida de un individuo. Ahora bien, la tarea del esoritor no consiste en

présentâmes los milagros aoabados sino en convenoemos de la verdad de la historia. EL ver la oosa no es suficiente; hay que verla en relacién con

^ ------Peter Brown, Agustine of Hippo (Berkeley & Los Angeles: The Hiiv. of Calif. Press,1967),pâg. 159 * "Early Christians, however, had been over­ shadowed by death: when they wrote o f themselves, martrydom, the im­ pending climax of their lives, had caused their past to pale into insig­ nificance. The biographer of S. , for instance, could pass over the first forty years of his hero'a life, and concentrate on merely the last four years before his matrydom: this, his 'new' life after baptism was considered his true life and the only one that might interest Christian readers of the third century. By the time of Agustine, the Church had settled down in Roman society. The Christian's worst enemies could no longer be placed outside him: they were inside, his sins and his doubts; and the climax of a man's life would not be martrydom, but conversion from the perils of his own past." “326- l a n atoraleza humana, o major <31 oho, en re la o l 6n oon l a del personaje. Esto

#8 lo que quler© deoir Cecnrante* oon "disourso" o "en relaoiôn" (lll,p&ga .211

7 212), porqoe el disourso enlaza j eoqplica lae ooeas representadaa "en heobo." Efeotlvmente, los lazos entre la Tlda aeÿLar j la rellgloaa de

Crus son pur mente exterloies. Ik) se nos pone al tanto de la oonrersiôn; la yemos j la aoeptmos o la reohasmos segùn nuestra lnolinaol 6n. Audaz- mente, Cervantes baoe que la Curlosldad j l a Comedia nos 11 amen la atenol 6n sobre este heobo alegando que el uso lo permite. No henos podldo rer el prooeso de ombio que oonrriese dentro de Lugo preoismente porque no oourrl 6 . Con ombiar el esoenario de Sevilla a MSx Loo , de la oaUe al monasterio, j oon oanjear e l tr a je oon broquel 7 espada oolgados de la eln- tura por el hfiblto dominloo oon olngulo ha ore ado la ilusi 6n de una trans- fonmaol 6n esplrltual. Fero, en uno 7 otro oaso, todo ha oanbiado sin om­ biar nada esenoial* Se ban saoado a primer piano el argumente, el movlmiento

7 los heobos sin que influTsra el oar 60ter en ellos. Enpleando esta ttonioa de la separaoi 6n entre oar&oter 7 ffibula, ha podido mostramos que ralgan lo que ralgan los ndlagros 7 la rida santa de Fra7 C rist6b al de l a Cruz, no fustron motirados por la oaridad. Nos tooa a oada uno deoidir lo que rale una obra buena heoha sin oaridad. Cervantes no ha proporoionado una leooi 6n gr&fioa sobre los peligros 7 las ventajas de separar el oar&oter 7 la aeel6n, e l deooro 7 la f&bula, la oaridad 7 l a obra. Respaldado por el anilisis de la oonedia, estâmes en posloién arentajada para arapliar miestro ooaentario Inioial sobre el di&logo sostenido en tre l a Oosiedla 7 la Curiosidad.^^ Prlmero, reoapitulemos

3 9 Véanse las pSginas 82 -81 *. -3 2 7 - la lnteipratsol 6n qua hloimoa da t l . Notmos qua a l acm ntarlo ia l a

Oomadia dalataba un asonbroso paraoldo a las Ideas da los oomadjL&grmfbs taorlcantas, sobra todo on al fafaele dal prineiplo dél usa, j qta era al Anloo lugar on qua sa daelaraba inaqulroamanta a favor da 1 « eoMdla nuara. Igualmsnta, ravalaba qua la natnralasa da la natarla azlgla un eaablo absOpto da lugar, tlonpo j oar&etar, j qua, por aata mo tiro la ULstorla no sa daba "an ralani 6n a pasar da qua las daolaraolonas haehaa per la Curlosldad 7 l a Coaadia, eonolulmos qua no oralmaoa qua raprasantasan la astitlaa aarrantina.^

Podriaoaos rasnalr lo s argoaantes da l a Oomadla an foxma da un sU o g isn o i

1 ) La acmadia nuara tlona la obligael 6n 7 l a oostusibra da roprasantar las eosas eomo oeurriaron.

2) KL aWblo da lugar, tlompo 7 ear&star an Is falstorla da 0ms turiaron lugar asl on raaltdad.

3 ) Luago, a l aasiadl 6 grafo tiana l a obllgaolAn da rspra- samtar la blstorla oomo oaurrl 6 .

Eb un prlnedplo, la primera prsmisa asaroa da la oomadla as aibsolutnaonta fslsai los eauadl 6grafos no sa iiqpnslaron limitas ni ta 6rioos uL pragat» tioos an ouanta a la sltaraoién da su materia, aunqua si alagaron qua no dablan dajar qua las Itmitaaionaa (urtLdadas ) aso&aioas da tiaapo 7 lugar sa liararan a la oomadla, dando oomo motiro qua tales llsdtaoiooas harla qua turiasen qua prasoindir da muohaa bL storias qua suosdiaron sn lugares

------go ------Las palabras oan qua oonaluTS l a Curlosldad no denots qua aoapte las afimaolonas heabas por la Oomadla slno qua ra a raserrar am opinion hasta qua sopa. qué resnltado ra a prodnolrse an la obra: "Aunqu* no lo qnado an to d o ,/ qnado sa tlsfeo h a an p a r ta ,/ mKlgaj por e sto q n laro,/ sin rapllearte, esouaharte"(n,p(g. 2 1 2 ). -3 2 8 -

7 tlampos diver90s; adem&a ol pensmianto, aiando ligaro, no lo embmrgmba.

IHUnoa ca Uaitaron a llavar la hiatoria a la aaoana Intacta Los

oanadi 6 grafo 8 taoriaantaa nunoa pratandiaron aata argnmantaoiAn ooau> linitaolSn aino oomo libaraelSn. Via bien la oonadia aa dafinla oomo una masola da lo hist 6 rioo j lo f lo tie io . Bn f in , la Comadia ta rg ira ra a la

ta o rla 7 la pr&otiea da loa oomadiégrafoa taoriaantaa.

Abora bien, annqua no lo daolara aanoUla 7 Uanmnente l a Oomadla, lo qua aa ra ponlendo da manifesto a lo largo da CL Roflan Djoboso. eomo

Immos rlsto, as qua lo qua svpastaaante la lapida al an tor oaabiar los snoasos Irmadiatmaata Tisiblas no as la est&tioa draa&tioa nuara aino la natnralasa sagrada ds la blstorla. Sstos traalados rapentlnos da lugar

7 da tiespo no aTudan para nada nueetro antendimianto da l a r ld a dal rufl&n dlebeaoj antes lo anublan, porque no podamos baoamos cargo da los omablos Intarlores responsables da su oonrersl 6 n aspirltusl. A paaar da

adharlrse hlp 6 orltsaante aipormanoras sxperficlalas, noastro genio

sooarr 6 n no ttnro Ineonrsnlonte alguno an al tarer partionlaras, rlslblas agio

BwdlatssMota, qua ranuaran an sus oimlantos el slgnltloado da la rida dal ruflln didboso pratendldo por D&rila. KL adharlrse a los partionlaras obrLos da la rlda da Orlst&bal do logo ni sirra la praeeptira modama ml nuastro antandlmlamto da su oonrarslén rallglosa. M&s bien posibilita qua Oerrantas ponga da rallara al orguUo da Crus a la res qua se exsuae da la rasponsabUldsd da alio. & fin, la ooswdia nos Uaaa la atenoi£n sobra al rasultado da ao^tar a ojos oerrados al hiato antra ear&eter 7

------g ------Ytanse lae p&glnas 37 - 6 2 , sobra todo al ooaentario sobra BL Art# Httsro da haoar Ocmadlas an las piglnas$l-^^. -3 2 9 -

•oto tanto an la aafara drmiltlea domo an la rallglosa. Tal tdato panmlta qua aaaptamos ocaM> a an to a un boadxra qua tiana un dafaeto grarlalmo. CAPITDLO V in

FEERO DE DRDEKALAS: COKBRE DRANItXCA

Padro da Tfrdwulas rapraaanta la eulalnaotSn da la axparlmantaolSa drai&tloa da Garvantaa j ha aareeldo oasi unlraraal aprobaol^n.^ Oran parta da la energla orltioa aa ha dadloade a raatraar aua foantaa fol)cL 6 - rloaa aim aaoar a lus m&a qua rarlaa nonolonas qua la aatahlaoan eomo una aapaala da anboataro arrm ta, reoordado no per la faroaldad da ana bnrlaa aino por au inganio.^ Laa manolonaa nla laportantaa aa anouantran an La ilaoaada da Juan dal Enolna, CL Pago Honroso» KL VlaJa da Thrquia 7 a l

Vooabulaxlo da Bafranaa da Oorraas.^ Dos obraa auoadan a la aarrantlna

OU7 0 8 antoraa poadan habarla tanido an ouanta* la norala, U 3otH Qordobta,

Padre da UrdwaaLae da ilonao OarAnimo Salaa da Barbadillo 7 la oonadia,

Bsdro da Qfdamala s da P tras Montalb&n.^ Dantro da l a obra aarran tlna.

OotaralO| Taa» da Oarr. ,ptg«389i Saharlll 7 Bonilla, Oonadiaa % Entranagae. T.VI,pagTTa&j Aa^mia M ai^, Vida Harolaa, T. VI, pSga. 290-j0 2 .

2 Ootaralo, Tea» da Carr..piga.391 7 alga.; Sobarlll 7 B onilla, Oona^aa 7 te tr^ a a a , T.VI,3îga.l37 lb7| Aatrana Marin, %da Heroic a. p$g75]S57 motartoja.dbraa D rw atîoaa.p&g.XLV.

3 Para raforonalas axaotaa, réaaa Thdurain, Cbyaa Dranitlofu». laa notas an l a p&g» XLV. S A a rlll 7 Bonilla dan un largo 7 bastanta owaplato don- pandio da nanelonas.

h S c h a rlll 7 B onilla, OoaadiaS i Bitmmegas. T.VX,pag.lU3-

- 330- - 3 3 1 -

Padro da EMamal ms hm aida aoaparado aon In KLaaelfa da loa Alaalda# da

Di*WW> T 1& Daada msatro aofbqaa da la taorla drm&tiaa, no aa la anaajanma da Padro eon al aariatar fbUcl6rloo qaa noa lim a la atanolAa aino an

daaarroUo a travée da la aonadla aarvmtlna. No areaaoa qua aaa eaanal

qua la arelnal6n da aata paraonaja aorra para j a oon otra arolnelSn IdaolS-

gLea 7 a a tm e tn ra l. EL prim ar Padro qua Timoa an Log Tratoa taaqpoeo aa

adaerlbla a nlngnna 107; nlu aapaeiflomanta raehasaba la antorldad

rapraaantada por al Eatado 7 la Iglaala, ananeablndosa aon una mara. Oomo amahaa ban aaftalado, Padro da Wdmalaa raahasa toda Idantldad flja haata

optar por al oflelo «070 natnralasa aa la Idantldad flnetnantai al dal

faraam ta. Los TiratoB proponlan nn eorafUato Tordadaro, blan qua aa

tradaioné al final, alontraa Pedro da ürdamslaa nl alqolara aenaa nn argunanto»

EL Padro da Los Testas. Tria tin do NoUorldo, %7tr#go 7 Madrigal arm

pareonajaa aaonmdarlos nlentraa an dasaaodlanta ha nanrpado al Ingar

prlnalpal da la aomadla. Ea Inportmta aaSalar qua todoa astos pareonajaa rapraaantan nna aapaala da graeioeo euTa prlnalpal an all dad as avitar

ravalar nn aariotar aspaalfioo. Sa aolman an Padro da Thdmaalaa, al enal

so jaeta da habar aide o podar ear tnflnldad da pareonajaa, aa daolr,

nadla. la daagparlal&n del "oar&eter* del protagonLeta eelnolda oon la sqprael6n dal argmamto. Han dasaparaeldo loa doe témlnea dal prlnelpal protlama qua aqua j aba la ecaaedla naeional* el hlato antra el argmanto 7 al daaoro. Denda no hs7 nn oaraotar qua dafandar, aso aa, nna Idantldad

" 3 ------Sobra todo Aatrama Marin, Tlda Heivlea. T.TL,pag .292 7 ?. Itadnr&ln, (k rss jDrejfcUsia,p

Pedro peorteneoe al nundo del rnilto j de l a fa n ta sia donde lo qae se

desea se logra. Asl es qae es slgnlfloatlro qae ocnlenee la obra en rlsperas de la Noohe de San Joan, noche aSglea por exoelenola. Esta fiesta H era oomo Idea e&ntrlea la renoraolén, slendo la del solstlelo rem al en qae todo roelre a sn pleotltod, tomando naera fonaa, prooeso qae smula Pedro oon- tln o m ente. Las donoellas ocno B enlta se ponen a l a eaouoha oon on pie en ana "rasla" de agaa fria 7 el eabello al atre, eon la segorldad do qae el primer nombre qae olgan va a ser el de sa faturo marldo(l,pag.Ii3^)«

Se prenden hogoeras 7 los muoharohos ballan toda la noohe, aoel6n slnbSlloa del etemo retomo de la areaol6n. La letra de la eanol6n de los nésloos da este slgnlfleado a la noohe.

M&sloost Noohe de San Jaan, el gran PTeoorsor, qae tooo la nano mas qae de re lo z , pass sn dedo sento tanblén eefial6 qae nos mostr6 el dia Que no anocheol 6 (l.pag.l* 37 ). El motor de dleha reoovael6n es desconooldo 7 por tanto magleo. Es el mlsno estimulo de las plantas, el *psr*«*iento de los animales 7 del hcmbre. Asi es qae la ipLOsa de los mûsloos es a la vem altamente lirloa 7 delleadmente erétieaL Mfisloost maéstratenos e l ara, sea on t l e l albo tal, qae perlas Uoeva sobre Oada flor(I,pag.!* 37 );

3 ------n>id.,p&g.xux. - 3 3 3 - la ameién da dmaenta raoalea la Idea do plena reneraelént

"A la paerta paeetoe de ale maoree, eeplnas j qarpas se bmlnea flores* EL fresne esoabroso 7 robnata enslna, poestos a la paerta do T ine ml rid a , veran qae oe bueloan, si aoaso los mlra, so mates sabeas de sacoros o lo res, 7 espjnas 7 earpas se bœlaen floires; do, pcaie l a v is ta o l a tie m a p lan ta la Tsroa marefalta verde se lenanta; los ompos alegra, reg o slja a l alma eneaora a sienaos, rinde a seBores, 7 espinas 7 ysrpas se baelnen flores."(l,pag. 1*38)• Pedro de Hrdenalas se Id e n tifle a eon la s eoaJLldades m&gieas de l a Noohe de

San Joan. M&s qae personaje es ana faersa miigloa de l a v ld a mjmsa, ana espeole de dlos dlasleo, on pooo al estUo de Pan, eoym fanelén es oasablar

7 fcmsntar el eastlo.^ Asl es qae ooelsnaa faelUtando el oassnlento de damenela 7 deeente, 7 de Passa al 7 Banlta. Pbnoiona ooaao on instnsaento para lograr los deseoa de otros.

Antes de pasar adolante, bsmos de hoeer hlnsaplé an o tra fomelAn qqe Pedro deeenpena. Slmbollaa una foeraa sd.tlea 007a eelebrael6n debe ser para sxqierstleLSn para erlstlanos. Psro, no es ssi en esta eoaiedla, porqoe.

? "Ifedeamante on e l admirable romanee donde ouenta su asenderada vlda, Padro se sostlene eomo protagoniste . . ."(F. Itadurldn, (&ras Dyanafioaa.ptg.IlTIl). Es imposante la faite de personalldad i&eotlfleable en Pedro para la estruetora de la obra. - 3314- oono ym h m o a Indloado, todo es poro juego. Lo ûnioo qae tlene este fiesta

de erlstlano es el nombre, San Jaan. Bor tanto, AqnA Instrumente mas

apto que Pedro, représentante de suqwrstlelonea paganas, para burlarse

de la 8ugpersltlel6n oris tiana?

La acel6n puede resmalrse an pooas palabras. Pedro logra el

desposorlo de GLemenela j Clemente, Paseaal j Benlta, eeipleando sn genlo.

Es a la ves erlado 7 oonsejero del Ignorante pero almpatloo Martin Crespo,

alealde de Junqolllos. Como oonsejero del aloalde, da sentenolas a raoes

brillantes 7 en otras ooaslone* deUberedamcjnte dlsparatadas. A Inslsteausla

de Maldonado, el sonde de los gltanos, se haoe ono de ellos. Lo atraetlvo

de l a vide de lo s gltanos es p reo lsamante sn eosqxLeta llb e rta d , p o slb lU tad a

por sn negaolbn do toda antorldad. Es enrloso qae no sea slno ono de los pooos personajes qae represent an nna manlflesta adhesion a la Iglesla qolen preolsa la Hataralesa fandeaantal del gltano 7 sn vlda. Ha reflero al i esendero de l a vlnda Marina S&nshes. Esenderot T esta gente infmtnosa, slempre atanta a mil mallelas, doblada, as tu t a 7 manosai, pl a la Iglesla da primlolas, nl al rev no la snbe en ooaa. A iâ somora da kerreros vs an afoohos desafaeros, 7 , oon perd 6 n sea mentado, no a7 segoro asno an e l prado de los gltanos quatreros (I, p&g. ). Maldonado ofreoe la bella gitanlUa, Bello a, a Pedro, pero 6s ta se oree naolda para prlneeea 7 Pedro no ta rd a en ver que no es para s i . Ifo debamos pasar

por alto varias oolnoldenolas entre BsUoa 7 Pedro. Los dos son nlnos

espésltos, los dos se snenan lo qae no son 7 los dos termdnan slendo lo que -3 3 5 - qql«r«n, aamqaa Pedro "de borles" j Bailee "de Taras".^ Pedre deflende las Uoalones de Bellea:

Dfecala, qae may Men haae, 7 no la eetlmee en nenos por essot qae a ml me plase qae son soberolos barrenos SOS maqiilnas s# a 7 traoe. Ib tmeblin, qae $07 vn leno, prinelpo 7 papa me soeno, enperador 7 monorea, 7 eon ml fantasia abarea de todo el mando a ser dne2o(lI,paff.lji|7).

Hamla el final, Pedro resnne 7 eontrasta sos doe sltaaelonesi

Fmaosa Tsabel, qae 7a fayste Bellea pr 5mero| Pedro, e l feeoso embostecro, qqe postrado a tus pies esta, ten heehe a baser desaarlos, qae, para eebrar renombre, e l Pedro de VWe, sn nombre, ya es Rleol&s de los Rlos.^ Olgo qqe tle n es delsnte a tn Pedro ewooldo, de gltano, oonaertldo, en vn fmaoso fare ante, para serolrte an mlus obras qae poedes Imaginar, si no le qoleres faltar eon lo maobo en que a o tro s sobras.

------B------Seme j antes espresiones eontras tires son predlleetas de Oerrentes para sefialar la tenue relael6n entre la rerdad 7 la aparleaelat "porque entre el sue&o 7 adLs euytas/ nunea el reposo hlso tregoas,/ nl de Tsras nl de bnrlas*(I|bigjyBto>II,3J43)l "ydos a bnsoar rerdedes,/ 7 no oe sortie de mis bnrlan"TLabeirinto. II. 3Û3 Ji "DezAme m rlejo ml p e ^ ,/ hidalgo 7 de Inteneitn bnena,/ eon el anal am aoonsejssse/ an mis buries 7 mis rer as S q^.,IH ,U 3 )| "A7 suertes de mil maneras,/ que, entre donayres 7 burl as,/ hasen senores de borlas,/ scam senores da reras (Pedro, H I, 1*71 ).

KL esgleo d el moebre de Ifleollua de lo s Rios prlmero eomo e l siego qqe le "ednei", 7 ahera aomo su muera idantldad, eonfunde. Gone sabemos por Ftres Pastor (gMTOS Dates.p6s. 1 1 8 ). era antor 7 fere an te. Qolxt sea eon sa qulntaeeeamia 3ê ingeadoso e imaglnatlvo, eomo siego 7 fere ante, que se idemtiflqqe Pedro. Vtase Ootaralo, Tea, ds OwT.,pigs. 8 7 ,9 3 7 klü-W.5; Astrana Marin, Vlda Heroisa. T.VI. QapCIIdTIp(g.T 9. -3 3 6 - Tq preetmsl6n j l a a ia ham Hagado a oooolualônt la mla a6lo an floeitn, la tnya aomo daola. k jr anartaa da mil manaraa, qua, antra donajras j bnrlaa, hasan aanoraa da borlaa, eomo aanoraa da raraa. To, fareante, sort ray qoando l a aya an l a eomadia, J t6, oyanta, ya eraa madia rayna por valor y lay. En bnrlaa podrt a a m lrta , haaaxma meroad da varaa, al traa las man ma ligaraa del Ttilgo no qqlaras y rta j an dl qnal, al algnno hnuo o ya hmdlda an rloa altaaa, slampra qoada la bazaaa da aqnel prineiplo qua tnno(III,pig.U 7 l)> Da gltano, Padro inlala la estafa da la vinda^^y participa an al ball# da loa gltanoa. Aynda a Balloa a atraar la atanal&n dal ray snmlnlatrandola adomos. Onando pallgran loa gltanoa por loa oaloa da la ralna, ranlaga an Idantldad da gltano para hmsarao aatndlanta o saorlatan. Despots da es- tafor a on labrador ds sue dos gallinas, voelve a la aorta aoaw fare ante, haeho an sn murro papal la mlsma esanela de la transformaeltn. Miantras tamto, on anelano eaballero, Marealo, ha revelado la rardadera Idantldad de Ballea oomo sobrlna da la ralna, inooporandose asl la anagnorisis, elamento eosemtado por Aria tt teles a Inf alible de la H teratura Ideallsta, sobre todo da la norala pastorll haltniea y la norala blaantlna. Termina la aomadla oon qua todoa antr«n a ver la oomadla prometlda por Pedro.

Hbastro breve resoean nos suglere de por si una observasltn principal.

Salta a la vista que se enonantran eosldos varios nivales de la soeledad ------jjj------Pareee oorreota la soposloitn de Casaldooro de que se trastom t la eeouanola de las esoonas y que la estafa de la viuda debe eoaqxLetarse cotes de que Pedro de je de ser gltano (Casaldoero, San, y fbr. del TOa» .ptgs. 179 -1 8 0 ), -3 3 7 - j T«rlo8 tipos do Hteratura. Eh realldad, son prinoips 3»ente dos* «1 bajo

7 el alto, el realists y el Idealists.^ Eh Martin Orespo y sus regldores DOS eneontrmaos oon el nrando entrmaesll do la KLoooltn do los 1,10aides do

Dfganao. Oon deeente y Pasonal oon la H teratura folkUSrioa y pastorll,

eon la brave antoblografla da Padro, la plearesoa, y oon los royes y Balloa, la novela Ideallsta. Jean Oonavagglo postula quo lae msteaorfosls da Pedro poslM lltcn la aosoolaosa de tmto alaeamto dlspar sin mlograr la m ldad.^

La demos la ras6n on esto, pero qmsramos Inslstlr an qqe no as senoUlmsente un dispositive smolnlelo slno qae responds ml motor do toda la obra. Padro es a la vas représentante y fomantador dal mundo del deseo logrado. Tenoe las olrounstanolas ihhlbitorlas para los otros personajes y tstos no revelan un oar&eter, una Idantldad o una oonolaoola dal blan y del mal qqe prohlblera la rsallsooltn da bus sAolos. Estln al margen del blan y dal mal. BaHoa, por ejamplo, no tlene Inoonvenlamte en tratar da adelmitar

BUS mablelones vaHtndosa de sus proplos atrmotives y la lujurla del rey.

Es alla qolen perslgue al rey, saHando a su anouentro y estableolando una oomparaol&o en tre e l olervo berldo y e l eoraatn traspassdo por l a H eaba del maor(l,plig.lili8). Es ella qulan se preoeupa por la preeanola de la relna oomo obst&eulo para sus deslgnles.

Bellea* 1 Viens la reyna eon &l?(l,p&g.!* 50 )

n ------Desde al panto de vista estttloo, desanoaja al mundo plaqresoo oon al do la oomadla, porque an ves del ralno del deseo logrado, rapresanta e l del deseo fru strad o . Est& blan qua Cervantes no tn s ls tie r s damasimio en lo pleareseo.

}2 , „ Cervantes ttrnmtnrge. pig.126. -3 3 8 -

Sin par arse en barras, intenta lograr sa meta desearadmante, a sabiendas de qqe a l ray tle n e mqjer. Ibia vez lograda sa mmblelén de alto estado,

DO ▼uel're a mostrar Interés por el rey, nl, sea dloho Inoldantalmante, se sooerda de los qqe la erlaron, los gltanos; antes los despreola.^^ El rey, despots de oonooer a BsHoa por prim era vas, oomenta*

Rey* T son espanto. IVaaosI IHal aya qqlen tlene qolen sas gustos le detlme I

SHerlo* Por la reyna dljte aqaesto(II,p 6g.l|li 9).

Ho hay santldo dsl bien y del mal de parte del rey que le estorbe satlsfar oer sus deseos slno m impedlmento exterior y ^qultn sabe si al fin no

Tsnee este obet&eule tmsbltnT^ Slstan aniobo estes dos de eonpartlr al dllsaui de Los Tratos. sa qae para Anrello el satlsfeser sus gusto habrla slgnlfleado tralolonar la Iglesla, èl stado y su proplo oarister. SI esarépuLos no les obstaouHsan el emaino de sus deseos, tmpooo les dstlenen Identldades espeelfloas. Careoen ds eontomos Identlfloahles de oar&oter y personalldad, de modo que no hay acotlvo dlsœ m lble por al oual pudLeran o asurse o odiarse. Ooa*o todas las aetlrldades insplradas en la Noohe de San Juan, el qqe se deseen ra m&s aU t de oar&oter para fundarse en las misterlosas fnentes de la naturalésa Indlferenolada. El mlsmo prlnoiplo anima las relamlones entre deiaante y dsoMnela, y Pasoual y Bsnlta. desM uela ee muestra ensodga de (HssMate y luego por un efeoto desoonooldo se amopla a los deseos de 61. Benlta pareoe dlspuesta a oasarse oon qolen

------J5------Astrana Marin, Vida Heroiea. T.VI,p 6g . 300.

lU 3b ld .,p 6g . 300* "Ds donde no ran mal fundadas las esperanzas que SHsorlo de a l rey." - 3 3 9 - faere eon tàL do nohbrarse Roqpio. No tlenon d latln tiv o a qno faribioran faroreeldo, o blan dasfaroreoldo, unl£n oon ana roapootlvoa sagaLoa.

Dietan nnobo do Maroela do La Btatroteaalda. qnlen, do aouardo oon an bion dileooado oarfcetar, roohaza a Cardenlo j a don Silvaatro a poaar do la# exlganoiaa do la ftbola. Eh fin, la trayaetorla aaporimontal da Oorvanto# lo ha Uevado a reaolvar el oaenolal hlato ontro earSotor j ftbola snpri—Indo lea dos. Ha snatltnido el oar&etor oon el deseo 7 ha eonrertldo la aooltn an nna fmoi&i del mleno. No hay argnnento; s6lo hay deseos logrodos medlante la intervemol6n do nn personaje legendarlo qqe no tlene eontomos espeelfleoe. Les personajes son hljos do ans deseos La solneiSn do sig»rlmlr el argumente y èl oar&oter en Podro do

Ifrdooalas d lfle re do la s o tras quo bsmos v is to . Out do ans t&onloas ha side ponor on jnago es toe dos olenwntos, ponlendo do relieve sus desajusteo. Asl 08 qae el argumente de a PufiAm Dlohoao nos mnestra la trayeetoria qno

H ev a a urn mfl&n a ser santo sin qae haya xm omablo oor respondiente do oar&oter. Q. ggggjgdo BBpsBo I nos revela nn hoadxre onyos aotos oontrastan oon an fmaa, o sea, ooyo oar&oter oonooldo deeentona oon el verdsdero. Maroela ao niega a tralolonar sn proplo oar&oter para dar fells ttm lne a ÎA Batrenida.^^

15------Por lo v isto , e ste tema preooupaba a Cervantes. Reoordomos qqe on 5 L Yiaie del Panfisq représenta la Vanag^orla en forma de nna glganta y la desorlbe oomo hlja del Deseo y de la Pmna( 7 I, 99)* T vimos a l resnltado do l a vanaglorla en b&sqœda de la fama de parte dél gsHardo espcAol. 1 6 Oowp todlooeos antes (p&g.229), %pqolo da elara ezpresi6n a esta Ideal *To qqedar# en ml enterese,/ no proOarâàlo iaqposibles,/sino oasos oonoenlbles/a naestra natorslesa" (HI,p&g.fa 9 )* -3f*0-

Hsmos Tlsto oon detenlnlento eo los Ingmres oorrespondlontes los proonrsores do Pedro de Ib-denalas. No oonpairte todas las oaraoteristloas de

SOS antepasados, pero es elerto qae se ve on elaro j ereelente refinmalsato que Ta de los bordes truoos de Pedro de Los Tratos (delata a Zahara e Tbuf por dlnero y enbanoa a otro erlstlano oon on bareo Inaxlstente) a le s In - genlosos de Pedro de Ifrdemalas. Boytrago oon su pedir apremlando tiens pooo de agudo mientras TristSn lo es moebo m&s a peser de sus tortures de loa judios. Madrigal aousa èl parentesoo m&s estreoho eon Pedro por su In- gsnlo. ieordinonos de su imaginative burla del Cadl, veli&ndose de los vleios y sqperstieiones de êste personaje. Pero, Pedro es s in dada alguna la representaoitn mis alta del ingenio y nuestro oomeditgrafo no pierde oportunldad de subrayezlo:

Clemente* De tu ingenio. Pedro, aeigo, y naestra «sistad se puede fier mis de lo que digo(I,plg.It 2l ) . Alcalde* . . . te tengo por prudente mis que a vn cura y a vn doetor(l,p|g. 1*25).

Redondo* lo Pedro de Vrde, montaBls feaoso I que assl lo muestra y el ingenio (I,plg. 1*28).

T asl a travée de toda la oomedia. EL sustantivo "ourlosidad" viene a ser sintnimo de "ingenio" en esta piesa. Asl es que se oaLifioa la vida de los gltanos de euiiosa eono la de los farsantes.

Maldonado* Mira, Pedro* zxueatra vida es ouelta, libre, ourlosa. (I.p6g.l*32).

Pedro* la podré ser patriaroa, pontfiee y estudiante, asq>erador y monaroa* que el oficlo de farsante todos estados abaroaj y, aunque es vida trabajosa, es, en efeoto, our^sa. pues, ouriosas trata. y nunea q^en la mal trata le darl ncxabre de ooiosa(III,plg.l* 6 9). Kstl oI.sro qae ■ourloso" por extensltn qolere deolr "peregrine", poeo

osoaL 7, nataraLaente, no ortodoxo, slendo ortodozn lo aceptsdo, lo qae

eareee de novedad. Caando trataeios CL OaTlardo Espafiol 7 la eaestl6n del pnrgatorio, hieimos hlnecpit en esta aespoi6n de la palabra, adnelendo al

texte del Gonsilio de Trente (Sesslo, XXIII, Cep. IX) en que se identlfieaba lo no ortodoxD oon lo Qarioso(pSg. 227 ). De Igoal mènera, Pedro de TKrdemalas se jaota de saber oraolones enrlosast

Pedro t S t l a de saibsBones, la de oorar la terieia y resolver Icmpsrones, la de tenq>lar la eodleia en eoaros ooratones; et, en efeto, vna que sana el «prieto de las internas passiones, y otras d^ oqrioaldad(II.plg.tUiii). Cobra la palabra el mismo signifloado ouando la eaplea para aoonsejar a dem ente aoeroa de l a major mènera de requebrar a (XLeneneia.

Pedro* Dlle oon lengna oarlosa eosas de qae no &lsgoste, y ten por oierta vna eosa* que no ay moger qae no mis te de oyrse Umaar bs(nBosaVl,plg>l423). EL vooablo tmabién sogiere lo desoonooido y misterloso, desoripoi6n que le sienta porfeotmsente al talento ereador. A esta al tarai, no esté de m&s ob­ server que hay xma identifioaoitn entre Pedro de Drdeoalas y su eroador por la enalidad de ingenlosidad qqe oonparten. A lo largo de sus eeoritos, Cer­ vantes se preoia de sa ImagLnaoién. Ba fin, no es oosa f&oll hinehar nn perro("Prélogo",DQ n ,p lg s.l 377 - 1378 ).^^

------1 7 ------Bastan nnos ejenplos eoneretos* " . . . y el deseo de algnnos que qqerrlan saber que rostro y talle tiens quien se atreve a salir eon tantes toveneiones en la plasa del mundo a los ojos de las sentes ("Préloeo". Novslas E3ew)larea.plg .83 7 J t "... y éstas son mis propi as, no Imitadas ni gtôrteaas* ad ingraSo las engendré y las parié mi pluma . . ."(Ibld.,pSg. 83 B); "To soy aqoal que en la inveneién exoede/a mnobos, y al que faite en esta parte,/es faerea que ara faoa faite qaede( 71 a3e .Cap.IV.pég» 85 ). -3Ü 2-

May "curiosa" as la barla qua haoa Pedro de la oreenela de la riuda en èl pnrgatorio. Consigne llaosna estaffindola y se la exige al labrador a la fnersa bajo pretexto de rescatar a dos esolavos de Argel oon dos gallinas.

3ean las aimas del pnrgatorio o los esolavos de Argel, el prinoiplo es el mlsMot el reseate mediante dinero o bienes. Lo mismo hioieron Triet&n y

ftjytrago. Como Biytrago, Pedro enplea lo ganado en satisfaoer sus propios eapriohos. Qasta por lo menos parte del dinero de la viuda en adomar a

Belioa y piensa guisar las galllnaa y ooopartirlas eon los farsantes que le snxlliaron. No puede meoos de Haaamos la atenoién que de los dos "res- eates," Pedro efeotfta uno oon relativa faoilidad. Sonsaoa a la anoiana mis de dosoientos dneados Taliindose de una dootrina, que segfin la mènera de en- tenderla ella, es superstieién. Por otra parte, para obtener dos gallinas

a fin de aliviar el sufrtmiento de dos vivos, tlene que arranolreelas a la fnersa. Eh ninguno de los dos oasos se exhibe oaridad alguna. La viuda, foBiosa por su avarioia, no su e lta su dinero por oaridad slno por in te r ls , pues oree que oon resoatar a sus parlantes va a asegurarse su lugar en el olelo. Pedro dloe elarmente que "oon s6lo esta obra piensa/ yrse al olelo de rondén" (l,p|g.lU*l). Pareoe que se Intercalé la esoena en que Marina S&n- ches niega limosna a los gitanos a propésito para mostrar su avarioia e In- terés, los ouales despiertan en Fèdro las ganas de embauoarla. Coato puede observarse en èl slguiente troso, la desorlpoién que ofreoe Pedro va en- oamlnada a enoareoer los sufrlmientos infernales, los ouales, sea dloho de peso, esperan a la avara si no aproveoba esta oportunidad de abrir la mano.

PedroJ Vioente de Verrooal, tu marido, oon setenta escudos de principal ha de rematar la ouenta en mil bienes de ou mal. -3Ü 3- Pedro Benito, tu h ijo , saLdrl de aqnel eeoondrijo oon qnarenta j aeya no mas, J eon esto le darts vn sin ygual regosijo. Tu b ija Sanoha Redonda plde que a sn volxmtad tu larga mano responda* que es soga la oaridad para aquella oueua bonda. Cinouenta y dos maarilloa pide, redondos, sesillos, o ya veynte y seys doblados, oon que ser&n quebrantados de sus prisiones los erlllos. Martin y Qniteria estk, tus sobrinos, en vn poso, padeoimndo estreoho a fin , y desde a ll! oon soH oio aaargas boses te dan. Dies doblones de a dos oaras piden que o fresca en la s aras de la deuooién diulna, pues que los tlene Marina entre sus oosas mts oaras. Sanoho Manjén, tu buen tlo , padeee en vna laguna muoha sed y muebo frlo , y eon liantes te Uqportuna que des a su mal desulo. Solos oatorse dneados pide, pero bien eontados y en p la ta de ouno nueuo, y yo a lle u a rlo s me atreuo sobre mis ombres oansados.

Viuda* tV istes a l l t , por ventura, seKor, a mi hem ana Sanoha?

Pedro* Vila eta vna sepultura oubierta oon vna plancha de bronze, que es oosa dura, y, al pasearle por enolma, dixD* "Si es que te 1 estima el dolor que aqui te Uora, té , que vas a l mundo agora, a mi l^eniana y a ni prima dirts que en su voluntad esta el salir destas nleblas a la Inmensa olaridad* -3U1*-

qae es lus de «qaestss tinleblss le enoendlda osrldmd. Que apenaa ssbra mi hermana mi pena, qoando e sté U ana a darme trey n ta flo rin e s, por poner ella sua fines en se r euerda, 7 no de la n a." Infinitos otroa ri, tus pariantes 7 oriados, que se emoomiendan a t i , qoales ay de a dos duoados, qulles de a marauedij y s ite d é s ir, en suma, qae, redutidos eon pluma y oon tinta a buena ouenta, a dosientos y oineuenta esondos H ega l a suma. Nb te açores, que esse saoo que te di a guardar prlmero, si es que bien la ouenta saoo, me lo dio un bodegonero, grande im itador de Caoo, no mts de porque a su h ija , que en tre resooldo de bo m ija yaze en las bondas oauemas, en sus delioadas piemas el fuego menos la aflija.

Ea, pues, muger gigante, moger fu erte, muger buena; nada se os ponga del ante p ara no a liu ia r l a pena de toda anima penante. Deseeobad de la garganta esse nudo que os qnebranta, y desid oon vos serenai "Har6 sefior, quanto ordsna tu vos sonorosa y sonta." Que en entregando lo s motos en estas grosser as manos, oon gOBoe altos y sxstos, sus fuegos mis inhueanos verts oonuertir en humos(III,pige.!* 59-6 0 ). La deeeripoi&o de Pedro, lejos de despertar loe sentimientos mis nobles y deeintereeados, reoueMan los horroree infernales del medioevo tan eele- -3 ^ 5 - brades por loa plntoros flManeos Breughel y el Borneo. Eh vee de la euare y aenaa pereuæién de Crlsto, el ouadro erooado aatenama. Todoa loe detaUes de la burla de Padro van dLrlgldos a poner do relieve la ingenue auperetieién do Marina Sinohei. Quisl el ponaenor ml* aatlrleo ea que eUa oree que un alna del purgatorio ee preeentarla en tierra en forma taoaana oomo omieario de los oondenados purgatoriales.

Caal. igualmsnte Irénioo os la aslgnasién de importes espeolfloos para el roseate de oada uno. L k qniin ee page el dinero? ill diahLo? ii Dios?

IA la Iglesla por misas y oreeiones? IQuitn o quilnes fljaron el importe?

La imgenuidad y el miedo oabargan penser en estas euestlones, pero si pftULleo al relrse de la burla se rie teabiln de estes supoestos.

Padro por su parte no se oontenta oon qnitarle sus onartos a la pobre peoadora aino que para oolmar la medida reoalea las debilidades do ella que posibilitan el time. Itasiste an su oapaeidad para efeotnar milagros.

Quarenta milagros tango oon que voy y oon quo v«ngo(lI,p&g.liii 5 ). Como puede leerse en los versos que oitmmte mites, promote eon gran desoaro enrarle la avarleia(lI,plg.Uiili). Para agraviar por partlda doble, sees a la plasa el efeoto iapreoiso quo vqp a lograr los importes preeisos. Padro t SLsieron que vno tomasse, de gran prodenoia y eonsejo, para que lo efeetuase, euerpo de vn hour ado v le jo , y assl al mundo se mostrasse, y dLlranle vna imstrueeiém y vna larga relaeÜm de lo que tiene de haser para que pneda toner 0 ya aliuio o yu pard 6n(lI,ptg.W( 5 )« Asi ee que Marina Slnohes ra a pager oatoroe dneados por su tio, Sanoho

Mamj&i, quisn "padeoe sm una laguna/ mueha sed y muoho frlo" (II,pig.é 59). -3 li6 -

sln ##b*r al aqael dinero le saearl del pnrgatorio o nada nia diagatnoirl

ana snfrladantos. La burla de la efieaeia del dinero para efeotnar la

lib e rao lé n da la a almas del pnrgatorio tambl&n pone on ta la de jn lo io lo s

otros tradiolonales remedios onando las enunera Pedro.

Pedro* & laa eosas semejantes es bien gastar dineros gnardados de tie^pos antes; J los ajnnos diseiplinantes, todo so ha do aasotorar s&Lo por poder saoar a vn alma do sn passién, J Henarla a la regi&n donde no mora el pesar(H,plg.Wi6).

La desfoohes del protagonista pasa de tlxvdno enmmdo reoomianda a Marina

que digat

Bari sefior, quanto ordena tn VOS sonora 7 santa(H,plg.i* 6 0 ).

Bugieren estas palabras nna tlenlaa bipnétioa 7 reonerdan al onadro que

hiso Lasarillo de TOzsws de sn m o , al oiego.^^ Ibese la qua fuese la opinion oervantina sobre la dootrina oflelml del pnrgatorio, no puede oaber

doda qua no estimaba las erldulas exagereeiones ds alla.

Era preais*s*amte nn personaje eono Pedro de Qrdemalas, el anal oareoe

de identidad espeolfloa, que pandtla a Oerrantas la ezpresién da dioha desastimaeién. Esta, si proferida por un protestante, more, erasadsta oonfesado o nn soldado o asorltor malpagado por sus sarrLeios a la patria, habrla aoarreado la oemsnra ofioial. Pues, tmibiln me pareoe sobremanera atrevldo quo diga Pedro "quo las iras do los reyss/ passan tirminos y leyos,/

------IB------"Be tone bajo, repos ado y mny sonsble, haola resonar la iglesia donde rosaba"(Lasarillo de Tomes. Tratado I). -3 li7 - otm o «0 9n fn ersa flU9>raaa"(lII,plg.U 58 ). S5ji duda, el Pedro legmidarle foe el hallasffo qno perwLtla a noestro oonedlSgj’afo dar oiaa al tlpo qae iba do- earroHaado a lo larg o do iras oomodlae. Gnnaeoe qae a l se aoopta e s ta to o rla del OBploo eerrantlno do sus foentes, haoe manos apraadamte la santlda nooo- sldad da hallar verslones espeolflees da la leyanda do Padro da Tfrdsmalas.

Padro oempart# eon Trlstln, Boytrago y Madrigal otras earaoterlstiaas qae nos importa saRalar. Bingano do estas ereaelones posee un oonjnnto do

Talores que les den nn ecnttomo identifia able, fii mayor o manor grade, aareeen da fozma. Oomo ee aoordarl, al énioo qua soAre la mala snerte do anoontrarse an nna sitoasiAn quo le haoe identiflear sus oreeoeias y apo^ yarlas ea Madrigal. Sin embargo, logra aeoabuHirse emplaamdo sn inganio.

Madrigal, oomo snaesor do Pedro, pasa por una eerie da ofieiost entraoador da alefantes, intarpretador do pljaros, s astre, mésioo y al fin, oomo Pedro, dedLara su intanaién de haoerse fareante. Pedro, oomo los otros, ao tiane honra. Ouando le tooa deftrader su idantldad eomo gltano, deoide hoir, explieando a Maldonado* Ann no me has bien eonoeidoj pues antitrade, Maldonado, que ha de se r hombre honrado reeatado, y no atreuidoj y es prudtmoia preusnlr e l p ellgro. Queda an p a s (II,i 4 g.!i 57 ), Estas earaeterlstleas hæan de esta fratemidad de personajes la oontre- figura del protagonista gal&n de la oomedia de oapa y espeda. Es obvio que esta piesa trata de mmtera direeta o oasi dtreeta mnobos de lo s problemas drem itieos que aeabamos de ver drmmatisados. La esoena m&s graoiosa de la obra es una parodia del afin del pâblioo de lo nuero, ouslidad que seftelaron oomodiégrafos teo risan tes oomo RLeardo de Turia y -3Ü 8-

Juum del Bholna. Me reflero e la proyeotada dansa de loa "doneeles" que

Pedro reoomlenda a Martin Crespo* Pedro le oonrenee de que sea preferlM e a la usual de donoellas por ser Ista oosa oansada. No ee sasual que se

Insista eu el adjetivo "noevo” hasta la saeiedod*

M artin Orespo* Dixo que e l H euar donsellas era vna oosa oanssda y que el rey no gusta délias por ser dansa amy usada y estar tan heoha a vellasi mas que por nusuos nluelas Heuase vna de doneeles(lI,pag.W* 2 ).

Martin Crespo* TooSndoles Pingarrén, mostrarin bien su destrèsa a ooapis de oualquier eon y alabarin la agudesa de nuestra nneua InvenoiAn Martin Croapo* Toeodo, a lo que imagine, sefior, de la «mbidia estaye. Pues en verdad que henos de yr eon veinte y quatre donseles oomo aquUlos, sln mentir, porque inuenoiones nooelos. o adeiran, o hasen reyr(ll,plg.l|i*3).

Sanoho* Aoalda, tu gusto has, porque verts por la pmeua que esta danpa por ser nueua. dart al rey muoho solas | ï ï , iptg. ). Advirtmaos que unos de los sigraestos de la oonedia naeional ara que lo novedoso y rariado pndiera prevaleoer sobre las eonooidas earaoterlatioas homanas (el mismo que fundmuntaba el hiato entre #1 deooro y el argumente) y que es prooie **aente este sqpuesto que près ta graoia a la dansa de los

"doneeles"* La enalidad erétioa del balle era una de las oaraoteristioas que lo reeomendaba. Sélo henos de parar mien tes en la sarabande y otros balles esoandalosos del dia para oonflnurlo.^^ Doblamente graoioso es

1 9 Rennert, The Spanish Stage. Cap. IV. -3)49- penaar que un balle de honbree pudlera agrmlar al lujurioao rey. Eh este eplaodlo, oomo en otraa ooasiones, ee ve drematlsado por Oerrantas m problcma de naturaleaa llterarla.^

Teablên henos de rer a lus del eontezto la petlelén de que Los farsantes sufran exmen antes de entrer an el pramlo. Pedro enuaeralas eualidades neoesarLaa para ser oonedlante*

Si todo aqneUo que oabe en m general fars ante; al todos los reqolsltoa qpe TU fars ante ha de tener para serlo, que han de ser tan raros oomo infini tos. De gran ««noria, prlmero; segundo, de suelta lengua; y que no padesoa mangua de galas es lo teroero. Buen telle no le perdono, si es que ha de haser los galanes; no afeotado en ademanes, ni ha de reoitar eon tooo. Oon desouydo ouydadoso, grane anelano, jouen preste, enamorado oompuesto, oon ra b ia s i e s ti seloso. Ha de r e s ita r de modo, oon ta n ta indus tr i a y eordura, que se buelua en la figura que hase de todo en todo. k los versos ha de dar j ralor oon su langue experte, y a l a fib u la que es muerta ha de haser resuoitar. Ha de saoar oon espanto las llgrimas de la rise, y haser qqe rueluan oon (p )risa otra vos al triste Hanto. Ha de haser que aqœl semblante que 11 mostrare, todo oysnte le m ^tre, y serl exnélente si hase aqueato el reoitante (III,)lg. 1*69 ).

------gg------Tmebiln dioe uno de lo s m&sioos que su oanoién aoeroa d e là ealda de HMlea agradsrl por ser no«Ta(lII,li 71 ), pero aflade tembiln que "lo oonti otra oosa,/ fu#r# de lo que e# 4uleo y graue,/ que désir lo que se labe." él es oierta la sugerenoia dë IVanèlsoo 'Stdorlin de que fus el romatelllo dio lugar a la esoena, la eanolén sélo es nueva dentro del «eqüeo qie le ha dado OerTanWe((bres Preeltiyas^plg. ILVII). -3 5 0 - PUeden rammilrse snolntmMote loa reqolsltos exLgldos por Podro. Eta genaral, ham do sort 1) raroa, lnfinltos(louiiosos 7 ), j partloularmante, 2) gran aaoraria, 3) lengna sualta, 1|) buena Indunentarla, 5) buen pareeer, 6) aln ofeetaolAn en edanSn j babla, 7) saber guardar el deooro, 8) pathos,

9) saber (SOHonioar el debldo sentldo da los versos, y 1 0 ) saber re su o ita r la fibula M uerta.^ Estas ouaLLdades son las alsnaa que neeeslta el embustero.

IRo las emaaera Pedro en una InvoooolAn preoedente al tlno de Marina SinohesT

Hoaoria, no desfallezoas, nl por algén aoidente sllenoio a la lengua ofresoas j an tes, oon nodo prudente, ya me alegras, ya entristexoas, en los semblantes me Brada que en questa viuda me aorediten, hasta tanto que le dejen oon espanto oontenta, pero desnada(lll,p&g.li58).

Hamos notado antes0>lge.78-79) qua las ideas oon que Introduoe su petieién de exeaen son neo-aristotllioast rque a enseBar, en su exeroioio,/ y a de- leytar s6lo atiende"(Boraoio ) y "que tanto es bueno el ofieio/ quanto es el fin a que auiq>ira"(III,p&g.li 72 ). H fin a que aspira es a enseBar y a delei- tar. Axes to quo las oualidades del embustero y del fare ante han de ser los BtLamos, Itmabiln han da ser igualea los fines? Si es asl, es obvio en qui sentido dsleita la estafa da la viuda, pero, le&ao ensefla? Ossaos oontestar msererando que nos anssRa poniendo de relieve la avarioia y la superstieiSm. M&s aocaotsaente, permite ver o&ao la doeti-ina del purgatorio, degenerada an sxqxnrstioién an Marina SCnehoB, pezmite que è l egolmao se d is -

------5T------Eh sus adhonioiones oontra la exageraolAn y para la adeouaoién da palabra y gesto a la situaoién, astos requisites xreouerdan los oonsejos que Hmalet dio a los farsantes (III, So. 2 ). - 3 5 1 -

fraos da earldad. Ea fin, nos onsans algo fondwwntal da la natoralasa

hoaana an tss da dafrandarla da aouardo oon las sadgaaoias da ima f&bnla artlflalosa.

In todo oaso, para Intarpratar asta patl«L6n da axsaan para farsantas

al pi# da la latra sodLga nna vnlnntad da ingsnnidad. Adas ta da las raaanaa qua hamos opnasto a tal intarpretaoilSn, arista al haabo da qna Padro daba an no0TO ofloio da aoawdianta no a habar «probado nn axaaan slno a an atpllea da sa r ad sltldo. Eso as, a manos qna aa jnaqoa su asarosa rld a ooao npran- d isa ja 7 l a f a ll s a stafa da l a anolana oono aacaasn.

la nu7 d lfiail aooiblnar la naturalasa hmmana aon la aoal6n da modo qua aa aosflsmantan 7 aa Uaran adelanta. Ih la aosiadla sa aompUea ml aaunto parqua tlana qua pasar par al madia dal ocmadlanta, al anal poada targlamrsar al pratsndldo afaeto* Shslcaq>anra, par madia da Hsmlat, aommnlaa sssMjnta Idaa da la funol6n dal drama. 01 thara ba plsTsrs, that I hara saan pla7, —and baard othars pralsa, and that h l|^7, —w t to spaak It profanal7, that nalthsr haring tha aeoant o f C hristian, pagan, nor man, hara so s tru tte d and ballovad, that I had thought soma of natura's joumayman had mada man, and not mada than w all, ths7 Imitatad bnanlt7 so ahoadnabtrA m lat.III.So.ll)

0 aaa, as la ImltaolSn da la hnianldad, 7 as la accaotltud 7 flimra do la mlmmsis mlsma qua anasfla. Ho tla n a nada qua rmr eon l a imposlal6n a r t l f l - elosa da eastlgos 7 galardonas, eoaio la mnarta da una ad&Itara, a to# tara. KL Idantlfiear aon Oarrantas toda la bagatala qua habla Ido msarraando asta

afrolmse sarla absurdo. EL problena astitleo oarrantlno ara slmqpra a6mo onsaHar 7 dalaltar sin tralelonar lo asoanelalmanta tawuno, 7 asto dantro dal nriblsnta eontrarrafomlsta 7 los oonflnas da la aomsdla nuara. -3 5 2 - La Altima aaoana da Padro da Urdaaalaa rafina » ossl todos loa parsona- jaa 7 por oierto ha7 rapresantantes da todos loa rangos sodaLest Padro al Vagabnndo, lo s raTas, lo s gltanos Maldonado a In#8, 7 Martin Craapo* Eh un

Intanto da praatar major unldad a la aoel6n ooneantrando aqol mis paraona- jaa, sin qua la trasa saa oonfusa, al aloalda informa a Padro da dananta 7 dananoia, da Pasaual 7 Banita.

Martin Ora spot dastanta 7 damenola as tin mo7 buenos, sin nlngfin mal, 7 B snita oon Paseual garrida rlda sa dan (III, pig. 1(73 )• SI so qolsiara idmitifiear a Oarrantas aon la praoaptira ultaoonsarradora, silo non asta asoana podrla dasbaratar tal Idaa. Aqul aa mazolan adreda los ginaros, 7 qolsi da mis Iqportanela, la raalasa no sa reprasanta ocmo aJaao>lar. Isabal as una ingrata, la raina oriminalmanta aalosa 7 al r#7 no silo as lujurloso sino qua mlanta dasoaradmtanta. Tras dar axpraslin a l a Tsrgüansa qna sla n ts da a s ta r anamorado da una gitana, eon Indlgnaeiin la da a antaodar a la ralna qua la eonelanoia da su rango no la pam itlria tal bajaaat

Qua tlambla da m a gitana m ro7, I qui gran poqaedadl(lI,ptg.J(55)* nl yo, si miriys an alio, B07 da sangra tan liulana, qua a tan humllda gitana Inalina al altluo euallo(lII,pig.W !t). Lo qua sobresala aqnl no as al ro7 astaraotlpado sino al rs7 oono sar htaaano, aunqna a Tsees denaslado aai. Eh to<&) oaso, daba notarsa qua ml ray no daja da sar al hijo da sus dasaos para eonmirtirsa an un tlo bonaohin 7 dasln- tarasado al antararsa dal parantasoo oon Baliea. Carrantas, da aouardo oon lo qua hsmos ido rlaodo a la largo da asta trabajo, as ansmigo impardinlbla “ 3 5 3 - da tra io lo n a r l a faunanldad da eada paraonaja p ara qua aa oonfozma a m aataraotlpo o a las axlganoias da un argtiaanto artlfloloao, aao as, paaada l a p rln ara (poaa* Raaordmaoa lo mal qna sa eoapaglnaron a l mundo llts r a r lo j a l ra alls ta da Los 'Bratos j montras timoslo oon la mararlllosa sintasls da Padro da Thdsmalm» Ta asAalamos al prlnelplo da asta aapltnlo algunos da los maeanlaao qua lo poslUlltaron, pero tmiblin sa daba a qns no rs la

Tardad oomo antarlor a la acxparlanola. CAPITOLO IX

GONOLCBIONES

Ed laa «caedlas que hmoa rlsto, la praxla dran&tloa earrantlna aaraaa un dasarroU o an Buehos anpaetos p aralelo al da l a ta o rla dram&tlea

ranaoamtiata. Esta Iba dal pensandanto "a priori" «1 "a posteriori",

did pur manta tairleo al pragmitleo, 7 da la Vardad basada an la Autorldad

a la qua sa bas aba en el eaqplrlclsmo.^ En asta sentldo, Los BaSos da Argel

sous an una trsnslelin sobre Los Tratos Tsrdadermsnta aparatosa. La Anto-

rldad da la I^asla 7 da la Patrla informaba esta obra dal todo mlentras an

aquilla sa nos rarelaba una aotltud eongpranslTa 7 una rislin mis eonpllsada

da la Malidad. Es una rlslin qua sa nos anq>lla 7 profundlza an Gallardo

Espafiol 7 L& Qrajn Sultana. Sin embargo, an euanto a la soluolin partleular qua caraaterlsaba

la ooaMcUa naolonal, nuastro oonedLigrafo andaba harto dlsoonfoma. No

eansaba da arltloarla anbosoado an sue parsonajas o a traris da altuaolonas oraadas oon l a In tan alin da ponerla an rld le u lo . Paro, tempoao praeonlzaba

al pansaadonto aprlorlstleo, puaato qua vela olarananta qua funelonaba la

oomadla aspafiola. Asi as qua tanto la larga aranga dal Caninlgo da Toledo oono al dlSlogo antra la Conadla 7 la Curlosldad da 5 Ruflin Dlchoso raprasantan una dranatlaaslin da taorlas lltararlas opuastas, sagin su

oostunbra. SI haj una earaotarlstloa astllistloa qua podeaos llamar

1 Dloa Manfrsdo an El Labarlnto da Amor, "qua son saguras rardadas/ las qua la axparlanola «pura"(lll,ptg.350).

-3 5 U - - 3 5 5 - oerTtfttlna es la de orear sltoaolonès sn que ss Uustra o se pone a pnsba lo que se so stlsn e te ir lo a o Id e a listlo m e n te . Kl gran hiroe de Lepanio

su fre, hablando U te ra rla n e n te , de l a mlsma anfermedsd que Anselmo de

Curioso IkpertlnsDte. pues se sien te Uaaado a poner las eosas a proebi,

eomblnando lo s élemantos oonstituyentes de una s ltu a s lin 7 rolrlsndo a oombtnarlos hasiendo asl una espeole de teatro e 3q>erimental(V#anse la pfig.66 7 la seoelin sobre la transposlelin de Ig Qrsn 9ultaoa)« Eh to 4o oaso, no oreenos que las opinlones opuostas que se «oouentran saüpleadis

a traris de sus obras Indlquen rlrajes rspentlnos 7 ooaqxLetos de pareocr.

Respcmdeo mis bien a très oosast l) el que sea tlploo de Cervantes la experimentaolin, 2) el que no esturlera de aouerdo nl oon la soluolin espsfiola ni oon la neo-arlstot&Uoa 7 3) la fundmaental timides moral (e Cervantes.

A pesar de oonportarse raUentoBente en batallas 7 en sltuaolimss pellgrosas oono su oantlrldad en Argel, la prudencla le Ueraiba a éviter las oonfrontaolones ideoligloas 7 personales. Aunque pareee seguro qui disputaba oon Lope de Vega,^ no saoaba esta rs7erta a la pi as a. Al ooitrarlo, Cervantes no ataoaba a Lope de nombre en nlnguna bbra que sopmaos sln Lugar a dndas saliera de su pluma. Hubiera sido nuobo que un dosoonooido en

visse Juan Eugenlo Hartsenbusoh, "Cervantes 7 Lope de Vesa et l 60$," Revota EgpsBola. 1(1862 h pige. 169-166. El mlsno artlo u lo se publioo jiosm ista:!^ en toerioat Cri^oa Rlapai»atterlcana.I.nim.l6 (I2 de aeptlembre de l866j.pig3.5-6. fej. tlp b dé là w ^ stia Espanola e: mis faell de leer. Ttnbien, José Maria Asensio 7 Tole&», "Desavenenoit entre Miguel de Cervantes 7 Lope de Tega, "Cervantes j sus Cbras (Barodonai F. Selx,1902),ptgs.267-291 7 Joaquin de Entrmbmaguas.^ÇM Üuis^a L i^arla dsl S l^o de Qro en Eetudlos sobre Lope de V'ega(Madrldi d.S.I.U.^lÿôŸ), Vols. I 7 TT. -3 5 6 - terreno drsnitleo se pusiera a disontir oon el gran Lope de Vega eobre o6 mo 86 eeorlbe oomedlas. Caondo aflm a nuestro poeta de ^ Vlaje del

Pamaao que es medroeo a lo que b am m ta , hay que or eerie (II, pag. 76).

La mlma timldea mae bien debe denonlnarae prodencia en ouanto a pro- bleaae de emrergadura naolonal o rellgioea. Aunqae sea ooinoidenoia, es tlpico de la nanera eervanfcina de procéder el que se reflrlese a Lope de Vega oonu> Monstruo de la Naturaleza en el "Frôlogo" de las Ooho Comediaa

Z Oofao Entremeses ( "entré Inego el monstruo de la naturaleza, el gran Lope de Vega, y alzSse oon la monarqala o&mloa, "pag.200) a la vez que emplease el mismo eplteto para oaraoterizar la envldla en el Vlaje del Pamaso

("La Ehvidla, monstruo de la naturaleza," VHI,pag.l 0 7 ). iQuerla equlparar a Lope oon la envldla? El que esorlblera el Vlaje pooo antes del dlobo pr6logo,^ nos Indloa que Cervantes ldentlHo6 el eplteto prlmero oon la en­ v ld la 7 luego oon Lope. Adenas la s feohas de oomposlol6n estan demaslado pr6xtaas para que Cervantes so olvldara de su primera «plleaol6n. Eh fin, no oreenos que Cervantes qulalese arrlesgarse peleando oon Lope pAblloaaente, pero era eapaz de indlreotas pâblloas 7 de saoar la s vie j as monedas de l a orltlea neo-arlstotélloa para arrojarlas ocntra il a soslayo. Resumanos brevemente lo que heaios dioho sobre la preoeptlva re- naoentlsta, Itallana 7 espanola. Desde el primer aonento se destaoaba el deseo de juatlfloar el drtna dA^dole un fin moral, o sea, no s6lo habla que dsleltar slno tonblén enseHar. Rùnoa se perdleron de vis ta las

3 M A. Buobanan, "Hie Works of Cervantes and Their D a^s of Composi­ tio n, La e n tre ioxz 7 L y ucno uomeoia % . . . se punjjLoaron en xo seguro por el oonteni'do él prôlogo se escrlbiô el mlsmo ano. -3 5 7 - palaibraa de Horacio, "TuUit came punotin, qol Biscuit utile duloe,/ deleotando pariterque monondo leotorem"(véaae pig.?), los primeros pre- ceptistas oomo Daniello 7 Esolarlgero entendieron lauy al pie de la letra el oonato de ensenar de modo que reoomendaban aplloadones direotlalnas de la noralidad judeo-orlstlana oomo la reforna de un rioloso en esoena o la muerte de una perdida. Ahora bien, tal Interpretæiôn Ueva ijiçllelta la idea de que la verdad exlnte a priori 7 que los sueesos deben arre^ara» a fin de que la ilustren. Esta vision de la mimesis dista muoho de la pze- oonizada por Aris to teles en ouyo sistema se llmltàba lo ideal segûn se manlfestaba a posteriori.^ Complioa el asunto el que los renaoentistas s6lo concediesen expllcitrmente la categorla de "verdad" a los suoesos h istô ric o s aunque se oomportasen oomo s i s 6 lo existiese la aprioristioa

Pero, para ensenar y deleitar, es necesario el a rre ^ artifioial de les sueesos oeurrldos, de modo que el poeta aotiba ensenando oon mentiras.

Adenas, el reduoir la vida a una serie de lecoiones morales, burdas por su senoiU ez, no iba a d e le ita rle a nadie. Tmnbién l a oostumbre medieval le pensar en témdnos de una verdad aprioristioa Uevaba a los preoeptistm a interpretar la Poétioa de Aristételes severamente oomo si fuera el Evan^io. eonvirtiendo en leyes inmutables lo que habian sido s 6lo observadones basadas en e l drmua olasioo.

La severa interpretaoiôn de la R>#tica de Aidst6 teles senalabe al oonediSgrafo de prinoipios del siglo XVI un omnlno tan estreoho que no ara posible que inoluyese el fin de deleitar ni tampoeo las tradioiones popdares

%------Butcher, A ristotle's Theory.pngs.I86 7 275 . -3 5 8 ” medlerales de le ferae. De forme prmgmétloe, loa eomedlégrefoe-preoi^tlatee

espaSoles boeoeron 7 hellaron sslide del etoHmdero oonflrlendo ml deooro le fnnol6n de enaeSer 7 e l e flüm le l a de en tretener. Tmablén te n la e s ta

edlaelén la vmtaja de owoemtrar en un lugar la verdad hlet&rlea 7 la moral. En efeeto no oeurrl# ezaotmnente asl, pues los tlpos evoluolonaban llte r a r d weente de modo que muohas vsoes no representaban n i l a verdad moral ni la hiat&rioa. Este sistema resdlvla, por lo memos eonvenelonalmente,

e l IneonvacdLente de earssAar oon m entiras, pero ereaba a l a vas un d iv orieio entre el earieter 7 la aoeiAn. Ho era necesario que influTeran reoipro- emeente loa sueesos de la ftbula 7 los oaraotares de los personajes. La aoei&n ne era neeesaria en el sentldo de que résultera de un oentro

"orgtnloo" de causa 7 efeeto. Al contrario, se podla deeatar el nudo

oorbtndolo al eotUo alejandhino, lo eual quiere declr que se le imponlan

sdusilones meotnleas sln dejar que se resolviese el asunto de suyo. Se

ereaba asi la faite de cooeordanoia, los disparates de que tmitas veoes msnlfestabs su irritaeiSn Miguel de Cervantes.

La forma general en que se ouajàba la eomedia nadenil aousaba la gracve deeventaja, o ventaja segfin su punto de vis ta, de pezmltir que erLstlesen paraleleeante las esferas mis idéalistes 7 las mis materialistas sln un Intente mis que superficial de resolverlos. Se ensusntran llustraoién

7 eaplicsBifa perfestas de esta dlcotesda en la oitada seoeifin de Vosalar en que San Bbnobono de Santo 7 S astre. de Tlrso, aube «1 delo Uevendo en darecha la crus 7 en la Isquierda las tireras(p&g.3 ). Asl es que se re- dbia la hsrenoia oltsiea, la medieval tanto idealista oomo popular, 7 la rellgiosa, 7 se yuxtaposian sln un esfUerso serio para resolverlos oritioa- - 3 5 9 - ment#. Lope de Tege, Juan de la Cuera 7 Rleardo de Turla aehaoaban eeti a la "furla" o "eélera" espanola que dess aba verlo todo en dos boras

(ptg.51), lo eual aim duda alguna ea oierto, pero taebitn ae debla a la ftrmula m&s o manos lepeaea de la eomedia naolonal qua respondla a una

Toluntad da æeptar las eosas tal eomo ae presentabem sin sujeterlas a un eserutlnio qua podiera rerelar perapeotlTes inaoeptables en plena

Contrarreforma. He dioho rdluntad porque la nael 6n espanola, ineluso los poetas, no qaerla otra eosa. Nedle qoerla burger desaveneneias

ine&eodas eoaio lo hieieron lo s teaqiranos eoewdl 6grafos 7 el autor an&mixo de T^amTMne de Tomes. Creemoa qua, a falta de una unidad orgtaiea qut residlera an la oorrespondenoia entre oar to ter 7 aeel 6n, fue un toque genial do Lope reeonooer que am parte ee podla suplir la unidad eon el meblemte llr le o del vereo.

Al eomtrerio de la tendenoia naoionel, desde la que se supone la primera oonedia eerrantina, Los Bratos do Argel. se nota una voluntal do ver las oosas "on releoién" en lo que se ha denoadmdo la organiseoiéi

tee& tloa de l a ohra. Nuestro eoaaedl 6grafo quiao que todos los elaaiantoi de la obra manlfestasen inf alible, oasi matanitiemaente, que la fe s 6lo ea fe euando ee présenta en aotos u otras fomaa visibles. Tmabltn a

dlfereneia da la manera da prooeder da la eomedia an general, intent#

intégrer dlreotmmente sus experianeias personales al taeui eontreirefoimsta.^

5------la eeroa de terminer esta tesia, lleg# a mis manos la obra do Jean Oanavaggio, Gervntes Drmeaturge 7 soineidimos an algunas de - 3 6 0 -

En *#to, eomo en muohos otros «speetos de su obra, se va una voluntad de entendar la reaUdad eomo un todo, aunqaa sn al oaso de Los Tratos axlgla la exagerada slmpllfloaol6n de alla.

nuestras eonelualones. Las mts Importantes son la naturaleza eaperl- iwntal del teatro oerrantlno j al eafuerzo por tnoorporar 7 oontrastar lo histêrleo oon lo fant&stloo. Tmabi&n oonoluya Oanavaggio que él insigne alealno suprimla la frontera entre la eomedia a fantasia 7 la oomodla a notieia la vas que busoaba una vorosimilitud dentro del es- plritu de la Pottlca de Aristételes, pero siempro oonfonae oon la eomedia nueva(ptg.l93j. bisorepaaios de su prooodimiento raoional, porque hay que définir lo que es o era el "esplrltu" de la Poétioa» Ahl esté el problana 7 he intentado resolverlo trazando él desarroUo de la preoep- tiva 7 praetioa drmaétiea, mientras Oanavaggio, partiendo de la afmaada oonverSamlSn entre el oura 7 el oan 6nigo(DQ,I 0ép.XLVIIl), estableoe una dlootomla entre la solueién de Torres Naharro (éomadias a notieia 7 ooaMdias a fantasia) 7 la preoeptiva aiistotélioa. La prsadsa de Cana- vaggio es que e l oura id en tifiq u e la s ooaMdias de h is to rié 7 la s de fantasia oomo disparates 7 la preoeptiva aristotéliea. junto eon las oomedias que prodoee, oon la verosimilitud (ptgs. 35- 36). Eh primer lugar, s6lo dioo el oura que tanto las de historié oomo las de fantasia son oonoeidos disparates * " 'Si éstas que ahora se usan, asl las imaginadas ooa&o las de historié, todas o las més son oonoeidos disparates • • ” (p#g»1355)* No dlee que al eonoapto de Torres Naharro sea disparatado. Eh segundo lugar, oomo hmnos mostrado, los ejamplos que de a l oura oomo atmihres d el "arte" peoan de todo manos de veroalmdlee. No nos qneda ninguna eomedia eervantina que aausase tal "verosimilitud." Nb estmaos de aouerdo son un proeeao de razonaaiiento que identifique toda la preoeptiva prsApétioa oon las ideas de un »6lo hoabre, las euales ni siquiera estudia Oanavaggio ocmparindolas son las oomedias a que dieron lugar o que in ton tan ezplioar. Tampoeo podemos apoyar el pro- eedimlemto de suponer que existiese una preoeptiva aristoteliea mono- lltiea que asusase al eoneepto estagirita de la mimesis ideal. Como hamos podido observer, la oosa no era tan seneiUa. Por tanto, el estableoer una diootcmla entre dos preoeptivas que no existiesen en tal fozma 7 pasar a baser una teoxia de la preoeptiva eervantina sobre alla es awtodol6gioaswnte defeotuoso, aunque juzgmaos oorreotas las oondusionea. “ 3 6 3 ,-

OoBo indloamos, el intente de adapter «1 argoaento literarlo, tlploo d# la novela bisaa:itlna, a sub fines teaUltleos no sale bien.

Esoogl# aqoella f&bnla qols& por qnerer prestar a sn eomedia la nota rSpida J ligera tan predlleota del pûblleo espafiol, qnls& por sn po- teneialidad para el doble sentldo. Contrasta de manera eontraprodu- oente la trmaa fant&stiea oon la natnrsleaa tmi&tlea de la obra j eon el panorama reallsta. Lus exLgenoias argnmentales j las toa&tleas no permlten quo laa eireonstanelas j el oar&oter de Anrello oooperen para lograr el fin natural, el eual hnbiera sido la mnerte de &1 7 de sn maada Silvia. Tlene qoe sobrevirir 7 triimfar para qne se oonsiga el ensal««d.ento de lo espafiol. SI intente de lograr un todo org&nloo a travée do na tana deoldido do anteauno os desMnado al fhaoaso.

Pasada la primera épooa las Ideas oervantimas sobre la reaUdg omabian radioalmente. Ahora se aseroa a la oomposleién de una ooaiedia no eon la Idea de imprindrle nna visién aprioristioa sine oon el intwo do mostrarnos quo las oosas son algo m&s oompUoolas de lo qne pareoen a primera vista. Sa Los Bafios este lo vîmes eopresado en él reehaso 4 la verdad basada en la Antoridad. Sin amlMrgo, sign# flel dorante to& l a V ida a l impulse qoe le Uev6 a oomponer Las Tratos a base de on tana, o sea, la neoesidad de ver las oosas "an relaolén," eoam* un todo org&deo, No 08 noeaaario fljarse mneho an la obra eervantina para qoedarse impm- sionaalo da so eons tante preoorq>aoi6n oon la ooneordaneia, la armonla. —362— stoétera.^ Ahora bien, "disparate" es sa apelativo eonstante para la oonedia naolonal j aun en los oasos en que se expresa en favor de ella, no le dioe "armonioso" ni le desoribe oon ningfln otro adjetivo sin6niJto.

La Conedia dioe a su interrogadora. La Coriosid«d, nada més, "Ta represento mil oosas,/ no en relaolén. oono de antes,/ slno en heobo . . ."(El Rofltn

Dichoso. II.p&g .211 ). o sea que no asevera haber vlsto la armonla y oonoor- danela de la oomedia naoional, qoltada la vmda a los ojos, sino que estâ dispoesto a darse onenta del fen&aeno de nna eomedia que se empeBa en présenter los enoeos a los ojos del espeotador sln que el drmaaturgo se haya dado la nolestla de armonisarlas en un todo org&nioo bsoho a base de oausa 7 efeoto.^ Greemos que nuestro fino ironista se referla preoismiente a la oaraoterlstloa de la oonwdia de presentarlo todo a los ojos del es­ peotador sln relaoionarlo ouando, después de denomlnar sus propias ooho oomedias "rasaonables" j s in "neoedades (disparates) patentes y desoubiertas", ofreoe ooe» "enaienda de todo es to" una que se entitula 5 EngaHo a lo s Ojos.^ A nuestro entendar, oon este tltulo proponla burlarse de esta olase de obra y que no ténia intenoiSn alguna de redaotarla. Bmaos propuesto la idea de que la falta de oonoordanola se debia a la oostumbre de separar las

g - Margaret Bates, "Dlsereol 6n .p tg . 33.

7 Esta es la observaoién de Astrana Marin oon resoeoto a ^ 5âSâ de los Otios* "Tmapooo el Sr. Mentndes y Pelayo tlene rason. Mo lTe(^ a oomprender que W Casa ^ 3ns Celos es una ocsMdla de magia, donde todo resldie en l a vlstÔsldUiA d5 l espwtseulo. en los trajes, truoos, mtsioas y trmaoyas y no en la exneien^a die los versos, trabason, justifleaoién de las esœnas nl en trades y s slides de los personajes" (Vida Heroloa.TII.ptg. 237 ). 8 "Prélogo" de 1m Oeho CcsMdlaa z Ooho Entremeses, Obras Drmattleaa. edieién de F. Tadurtln,pag.TRTv. -3 6 > fonolones d# ensefiar 7 da dalaltar an al daooro 7 la traaa raspaetlTmacBca.

Esta proeadlmianto también sa raoonaodaba a los ooaiodlégrafos porqna la aotltud orltloa Iba haolindose oada vas manos poslbla an BspaSa. Pans mas qua Osrvantas raahas# la fwndmaantal dlseordla da asta slstama 7 qua su propla obra drm&tlaa r^nrasanta la bdsquada da un arraglo qua la parmHtasa prasantar un todo armonlsado sin qua paraolara a primara vista dlsoenfana al aon la oomadla naoional nl aon la Autorldad. La bfisqnoda toma la fona da un oonstanta réajusta do los alemantos aonstltuyentes dal dr saa, o sea de la experlmentafldén. Sln embargo, puadan varse desde eu primera oommda unos prlnalplos 7 téenleas emblrénloas qua sa «plloan eonstantemente an las bbras da la segunda topooa.

En Los Banos. El Qflilardo Espafiol 7 ^ Oran Sultana intenta entretenerooe adentras aonfronta la vardad po#M.oa del deseo 7 la prosaba da la historia an una espeole da dialiotiea oonstanta. Esta as su métod drmsâtieo eon el ouaL aspecra evltar la radloal terglvarsaalén da la raaldad qua amuseba el sistema do la omaedia naolonal. Cervantes no podia logrr eu fin resolviendo el oartoter 7 la aeelfa dlraotmaenta. aoaio hlso por ejemplo an la novela, "EL Curioso Bapartinente," puas nl al rainante gudo drsaitloo del pueblo espafiol nl la aotltud an ganarel lo habria permltiô. Los rasultados da oenfTontar la verdad poétioa 7 la blstfirloa varlan do ooBwdla an eomedia. Los Bafios ponen an rad ic al duda l a e s tr ie ta rela o ib entre la gparieneia 7 la verdad, ^ OaUardo Espafiol revela qua la vardd no as n i In qne pregona la fana n i lo que se va sino una maalgasia que nm aslta ser enjuleiado, 7 ^ Qram Sultana araestra un dlfleil equiUbrlo artietlo entre lo fantéstioo 7 lo reàlista. —36 L - Loa prinoipios 7 téonioas para lograr la oposiei#n dinfaioa, sa osbosmn an Los Tratos para dosarroU arse planananta on la s oomedias snoesiras. Bi general, desde Los Tratos vemos un reohaso de la riralidad, téenina tan obrlo en Los OantAfos de Lope. Eta vas de l a araaoién de opuestos que isgtliea este prooaso, hay un aoaromsianto dialéatio de eontrarios.

La llnea dirisora entra un taéroa naoional 7 un traidor, entra un rufiin

7 un santo es bastante tenue. Eta general, insiste eonstantemente en que las eosas no son exaotaauota lo que paraeen, algo que se va elarmnante euando % rala en ^ Leberlnto de Amer pnsde raferirsa a "la vardad de ni mentira" (ll,p&g.357). Représenta esta forma de aoaabinar palabras un intento de bantisar las eosas de msuerdo aon le que paraeen, proeeso sobre todo notaMLa an R OaUardo KspsBol. Ha7 una oraelente meseolansa de lo varoslmil, la fmitasle 7 la exparleneia que anenentra su forma estétieamente mis per- faota an Pedro de Ifrdemalss. De aouerdo oon estes eriterios, la ffibula en las oomedias oervantinas as eada vas manos isqwrtante.

Si la vardad sagCn la Autorldad area grandes opoeleiones, teabi&n fcaesnta la fozmaoién de aotos rltuales oon que al indivlduo maniflesta su adhasl&n a alla. En Los Tratos sa insiste muoho en la importanoia en­ tra estes aotos de sagunda importanela 7 el valor de la fe que reprasentan, paro pasada asta époea, oomlenaa a manlfestarse una orltioa, aunque embosaada, de estas Aruslarlas que tan fleilmente degenaran en superstiolén 7 beaterîa. La eraaoién dsl grasloso eervantlno, tan lajos de la fUneién ritual del lopeseo, rasponde dlraoteaente a la neeasidad orltioa. Madrigal, mis que ningdn otro peraonaje de este tlpo, mnestra que es posible mantener Integra su fa sln qna la apeys en eada momenta al ritual de palabra 7 moto. Asl es que, llagado el moaanto aritleo, no renegë. Buytrago, eomo onriosldad -3 6 5 - dbearrada "en realldad de verdml," pùede pedlr apremlando j engolUr Iw genanelw , enmlando a s l abnsos e e le s lis tie o s , j si hay oposlelén, sa oreador pneds alegar que el personaje es histérieo* De Igoal manera, Ptdro de Thdemalas, oomo personaje legendarlo y sin identidad espeolfica, pne

S0SK» en Soldadesea qoe el "soldado m&s pobreto/ de qaantos podlis haUar^ es 07 a Dios m&s aoepto/ quel flayrs m&s regular" (Jornada H i).

Otra tieniea qoe henos visto empleada por Oervantes as el dejar de iwelnir sorees msofinieos a prop6sito eomo an el oaso de la prooeslén nopial de Loe Bafios o la prommtida 7 nnnoa Uegada explioaolén del oompoirtanieito de don Ihmando, el gallardo espfiol. E 3. sqpzimir a prop&sito soldadoras del argiaaento haee mm m&s patente la falta de explioaoiones segfin la natoralesa homana de los personajes. Tlene esoaso valor eordinarlo todq ksdiante én argmaanto qoe niega la oontintddad personal de los earaoterm, eoimo el eaanpintero qpe eambia las formas naturales de la madera para soa propios fines. Ooando miostro poeta drss&tioo oembina detallee emplrioos oon b- posiMlldadee, nos obliga a valorar las aoeiones da los personajes. Pre> oismasnte tiens este efeeto el qoe don Fernando de loa Bafios 7 Margarita de P. Oallardo Bspnfiol prometan montones da oro qoe no poseen 7 Qropesa - 3 6 6 -

Jjitante apoyar la repotaolén da Famando mediant* un euento que le aslgna

Itaersafl flalcas sobrefannanas.

Oervantes mqilea repetldas veoes y de meneras varladas la téonloa que hamos denooinado "tran spo slol 6n", a f a l t a de o tro nombre. Reoordemos lo rld lo u lo que sale e l sult&n a l desenpefiar e l pgpel del «mante tlp lo o de la novel a sentimental. La fan&tioa adhesién del judlo a sus leyes, eajv fariseismo pndlera ser el del beato orlstiano. De Indole m&s graoiosa era la inversi&n de la prtotloa liter aria de haoer que la dama se disfrazase de hcaabra. Pepel m&s rldloulo no pndiera desempefiar Lanberto al ser Uaaado al sult&n o la oasoabelada de los donoeles dansantes de Pedro de Hrdenalas.

' De aouerdo oon nuestros an&lisls de las oomedias, quisilramos sugerir el siguiente esqueraa, viendo su dran&tioa desde la perspeotiva de l a re la c i6n entre el oar&oter y la aooién.

PRIMER FERfePO

Caracterizado por su adhesiôn a la Autorldad, o sea, la versi 6n ofloial de la realidad.

La Ntm ncia P oar&oter es primordial; la ecoi&i aélo maniflesta la heroioidad naolonal.

lOB B r g to s

Aqnl, a pesar de que me pregona la vsrsi 6n of loi al de la realidad, eaipieza a desartionlarae la unidad por las «portaoiones heterogenias de la literature, la Autorldad y la experlenoia. La experiencia ocnienza a modlfloar la visién aeeptada de la realidad, aunqae la obra termina de aouerdo oon el deseo y no de aouerdo oon la ex- perlenoia.

SEGUNDO FERÎCDO

Caracterizado por el desmoronmniento de la visi 6n of loi al de la realidad. -367- I . CCMEDTJS DE CADTIVERIO

Tratan directaiaent© el hlato entre el oaraeter y la aeol 6n oon sus reeultadoe.

Loe Bafios

El Q&Llardo Espafiol

I4 Gran Sultana

n . OOMEDIAS DE RELAClfHJ DIRECTA ENTRE EL DECCRO T LA ACCi6n

P R qfltn mdhoBo

La E ntretenlda Eta las doe oomedlas se van los caractères de loa protagonistes refie j ados dlreotamente en la aool 6n. La dlfereneia estribsen que La Entre^nlda tezndna de aouerdo oon el oar&cter de Hanela mienTras B. Dletoso oonoluya oon Cristébal heobo un santo del oielo en radloal des aouerdo eon su soberbia.

m . CCMEDIAS SIN RELACI&N DIRECIA ENTRE DECCRO T ACCIÙN; LAS NC7EIESCAS

La Casa da los Celos P Labezinto de Amor Exageran aspeotos da la ocmedla nadonal*

IV. CdffiDIA QUE RESmVE EL HIATO ENTRE gL DECCRO T LA î I bOLA STPRI- M3END0 ÊSTA EN TODA LA CGMEDIA T AQDEL EN P FROTAGCNISTA

l^bdro de Urdeaialas

Résulta en la fells unién de lo fant&stloo y lo realista, de la literatura y la experlenoia.

TRAIECTORIA GENERAL

' Se va del oar&oter puro de L^ Nomanola a la aoel6n pura de Pedro de TWemalas. Debajo de todas estas oomedias yace el problema fundaaental de peimaneoer f i e l a l a naturaleza humana. Dmma Boba de Lope de Vega depends para su feliz desenlaoe del svpuesto de que se pueda slterar fundr- nantal y f&oilmente la nature] ez a hunana. Es to oourre efeotivonente en 1: - 3 6 8 - ooniedla, & fin de que termine oon maor y oasaniento. Loa personajes oemblan sus aflolones oon una fao llid ad asonbrosa. FLgurando en Ehtretenldi^ senejantes dlsfraoes y oonfusiones, podrla haber termlnado fellzmente oon e l oaBfltnianto de Maroéla, y son de don Antonio, nediante memos raéltas a fe o tira s 7 argtmentales, pero eomo henos oltado antes, dioe Maroela:

Ib quedaré en mi entereza, no proourando imposibles, slno oasos oonuenibles a nuestra naturaleza(in,p&g. 1(19) Aun «n g , Laberinto de Amor. que debe su esenoia oomo oomedia al equivooo y a oonfusiones, a travée de disfræes e identidades intenoionalraente en- I cubiertas del pfiblioo, el autor no tergiversa los oarao tares de sus pereonaf jes. Annqp&e termina oon oasaniento, Manfredo 7 Anastaslo aceptsn las esposas que el sino les ha deparado nuy a reganadlentes. P duque de

Rosena se dirige a la qpe pronto va a ser su esposa: Manfredo I Leuanta, pues ya el oielo tus desseos assegura, gradM a tu henosurp y a mi slempre hcorado gelo. Tu In d u stria y e l eielo han heoho que les setmos espososj éllos son lanoes foroosos; no ay slno haoerles buen peobo. Quien se pudiera quexar de Roammira, era yo: (m,p&g.358)

Dioho m&s Hanamente, Manfredo ha deolarado que asl y todo no se habria oontentado oon la que le ha eabido en suerte si no fuera por su hermosura

("graoias a tu hermosura") y, de ser menos honrado("y a rai slempre honrado zelo"), podrla haberla gozado antes s in la neoesidad de oasarse oon ella. M&s breve y aun menos oabàllero, anade el otro deoepoionado, tmnbién fina­ l i s t s pero tmnbién oon premio de eonsolacién. -3 6 9 -

Anastasloi Que pæleoia j bmrajar(lH,p&g. 398 ).

Tacite, el estudiante que viene a deseopmar la funei6n de conentariata peregrine, no deja lugar a dadas de que él fin de la oomedia ea dlaparaWa.

T&dto: Oy d el etmpo de Agr«mante he vis to la oonfhaiân, 7 la pas de Otaniano he vlsto en espacio breue. IN6 ay oamlno que «mor prueue, dificll, que no sea Hano t(lH,pag. 358 )

Estas, son lo maori, en fin, tus disparates y hasanasj y «qui aeaban las marafias tuyas, que no tisnan fin(r.CI,p&g.359)» Galifioa el fin de disparatado porque nediante extravagantes estratagemm ha abus ado de la s n atu rales inelinaelones de Anastaslo y Manfredo p ara darle téndno "félia." i'' Al suaa, subyacen las oomedias varies prinoipios eroadores que, por efeotos de brevedad y «laridad, resodmos a oontlnuaoiém.

1) Ub reohaso del hiato entre deooro y argunento.

2) tb reohaso del oonflloto stperfloial. a) Sustituido en «Igunos oasos por una diversifioacién de d estin e s.

3) %b reohaso dsl argumente que depsndla para su efioacia de ma falta de Informaoién. li) âralaoi6n de la rapides de aceién de la eomedia naoional. 5 ) Expeximentaeién.

6) La Inoorporadén de la experiencia personal, la literatura } la faistoria. 7 ) La oonoretisaoiôn de teorlas y oreenoias en situaoionee drmé» tio a s. 8) Ui aeerommiento tematioo a l drena. La eomedia para Cervantes, eomo la novéla, tenla la obligæién de enjuiohr -3 7 0 - e Integrar la realidad de aouerdo oon loa prinoipios de la natoralesa hmaana. Stn doda algona, las oondioiones de la Contrarreforma y de la oomedia noeva le forsaba a bunoar fozmas que a veoes no daban buenos rasultados desde e l punto de v is ta e s té tio o . Sin ead>argo, v lsta s desde esta perspeotiva, dis tan muoho de ser disparatadas y Pedro de Ihrdsmalas es un logro felioislmo. Bioluso me pareoe que, de tener en euanta loe propésitos de Cervantes, un buen director podrla escenifiearlas oon éxlto. b ib lid su f I a

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hitrodocci 6n ...... 2

Capltuloe

I. Cervantes 7 la preoeptlva draoi& tiea ...... 7

H . E3. emergen te problème ...... '5

m . Los Tratos t Cervantes 7 la aatorldad ...... 15

IV. La nuera e s té tlo a de Los Bsfios ...... IB

V. Espsfiolt La ftfss OOHO srbitrio de la reaUdad . . 17

71. La Or an S nltanat Une iirverosln iU tad controlada ...... 26

VU. BL Ruflfin Diohoso* el deooro oonfimado ...... 2*5

VIU. Pedro de Urdemalas t ouabre drés&tioa ...... 30

n . Conolusiones ...... 35

BmiDCBlAFÎA ...... 31

-3 8 7