Dichato, Nuestra Tierra
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Dichato, nuestra tierra Dichato, nuestra tierra Guillermo Andrade, Jorge Andrade, Miguel Barra, Eliana Bastías, Mario Bernal, Omar Cuevas, Tatiana Díaz, Paula Gatica, María González, Vitalia Parra, Juana Torres, María Torres Santiago de Chile: Ediciones SUR, 2011 Inscripción RPI: 207.265 ISBN: 978-956-208-095-8 Portada: Arpillera de Carolina Jara Recopilación de fotografías: Roberto Berrocal, Jaime Rivera Fotografías originales: Agencia EFE, Roberto Berrocal, Jaime Rivera, Diego Rodríguez Edición de textos: Paulina Matta V. Diseño de colección: Paula Rodríguez Diagramación: Diego Rodríguez Impresión: P Ediciones P www.publiprom.cl IMPRESO EN CHILE / PRINTED IN CHILE Contenido Reconocimientos 9 Capítulo Uno Poblar, vivir y recordar: para una historia de Dichato 13 Habitar en el territorio y en la memoria 13 La comunidad y el poder de habitar 15 Cómo se emprende la reconstrucción 17 El ejercicio de reconstruir la historia: memorias y olvidos 21 Capítulo Dos Trayectoria, memoria e identidad del pueblo de Dichato 27 Zona 0: Crónicas de anteriores terremotos y maremotos en la historia de Chile 27 Memoria remota: olvidos, registros, huellas 33 Crecimiento y desarrollo de Dichato, 1930–1960 42 Consolidación y cambios en la comunidad, 1960–1973 53 El golpe y la dictadura militar: transformaciones sociales, económicas y políticas, 1973–1989 60 Nuevo auge del turismo, 1990–2010 66 Capítulo Tres Dichato, nuestra tierra 75 Continuidades y transformaciones en la historia 75 El maremoto y los dichatinos 79 Epílogo: julio de 2011 85 Fuentes y referencias 90 Entrevistas 90 Bibliografía 90 Referencias de Internet 91 Dichato cuenta su historia a través de las arpilleras 93 Reconocimientos Este es un libro hecho a varias voces y manos. Queremos reconocer el aporte que han realizado distintas personas e instituciones para hacer realidad el deseo de contar la histo- ria y las historias que aquí recogemos, proyecto que surgió como propuesta de un grupo de mujeres damnificadas de Dichato. Participaron (en orden alfabético) las siguientes personas e instituciones: Entrevistados: Guillermo Andrade, Jorge Andrade, Miguel Barra, Eliana Bastías, Mario Bernal, Omar Cuevas, Paula Gatica, María González, Vitalia Parra, Juana Torres, María Torres. Participantes en Talleres de Memoria: Guillermo Andrade, Jorge Andrade, Miguel Barra, Eliana Bastías, Mario Bernal, Omar Cuevas, Tatiana Díaz, Fernando Espinoza, Guillermo Espinoza, Harkel Miranda, Flor Osses, Bernardo Reyes, Ricardo |Sellman, Juana Torres, Macarena Vergara. Pobladores gestores y colaboradores activos de la inicia- tiva: Miguel Barra y Tatiana Díaz. Realización de entrevistas y talleres: Susana Aravena, Ana María Cancino, Carlos Cortez, Cristián Espinoza, Jorge Lare- nas, Charlotte Mathivet, Ari Odgers, Claudio Pulgar, Nahuel Quiroga, Alejandra Sandoval, Ana Sugranyes. 9 Investigación y edición de textos: Susana Aravena, Nicolás Acevedo, Alejandra Sandoval, Camila Silva. Recopilación de fotografías: Roberto Berrocal, Jaime Rivera. Fotografías: Agencia EFE, Roberto Berrocal, Jaime Rivera, Diego Rodríguez. Organismos colaboradores: • Instituciones parte de la Red Observatorio de Vivienda y Ciudad: Habitat International Coalition (HIC), Instituto de la Vivienda (INVI), Universidad de Chile, SUR Corporación de Estudios Sociales y Educación. • Movimiento de Ocupantes e Inquilinos (MOI), Argentina. • Red Hábitat Popular Chile. • Secretaría Latinoamericana de Vivienda Popular (SELVIP). Susana Aravena y Alejandra Sandoval Editoras 10 Capítulo Uno 1 Poblar, vivir y recordar: para una historia de Dichato Se debe actuar de modo que la memoria colectiva sirva a la liberación, y no a la servidumbre de los hombres. Jacques Le Goff, El orden de la memoria. El tiempo de lo imaginario (1991 on Mario se zambulló en la ola, que supuestamente solo llegaría hasta el muro. Recuerda que, pasadas Dlas siete de la mañana, Carabineros intentó apaci- guar los nervios de la gente. Pero se equivocaron: la situación fue más grave. Don Mario no pudo seguir corriendo. Veo una nube negra que viene, y aguanté, agoté todos los medios a lo que me daban los pulmones, aguantando lo máxi- mo, pero cuando no pude más, me apreté la nariz y traté de respirar. (Mario Bernal) Los doctores no podían creer cómo pudo resistir. Don Mario tiene 74 años y es buzo mariscador. Nació en Viña del Mar, conoció a su esposa en Santiago, vivieron en Quintero, Tomé, San Vicente y llegaron a Dichato. Me gustó y le dije a la vieja que había una parte donde fuimos a sacar mariscos, que era bonito, bien parecido a Quintero. Le dije: “Vámonos para allá”. Vinimos y le gustó. Eso fue alrededor de 1967. Hasta que llegó el tsunami del 27 de febrero de 2010 y la ola lo zambulló. El terremo- to le cambió la vida y Dichato fue noticia en todo el país. Lamentablemente, no eran buenas nuevas. Habitar en el territorio y en la memoria ¿Cuándo y cómo aparecen las pequeñas comunidades en las páginas oficiales de la Historia? ¿En qué episodios las comunidades conquistan su derecho a decir qué ha pasado Gentileza Agencia EFE. en ellas, a nombrar las alegrías y las penas que han brotado 13 en el tiempo? Pareciera que la historia se suma a la larga lista de despojos y olvidos sobre los que se ha construido la vida de nuestro pueblo. Que nuestras memorias e historias se escriben con minúsculas frente a la Historia Nacional, pom- posa, citadina, lejana. Otras veces, se suma a esta sensación de despojo histórico el hecho de que las propias condiciones de vida en el territorio son modificadas radicalmente, sea por la naturaleza o por la acción humana. Y es entonces cuando la comunidad se pregunta por su historia, interrogante que se transforma en una búsqueda de huellas y marcas, de fuentes de información, de memorias guardadas. Es lo que ocurrió en Dichato después del maremoto de febrero. ¿Qué objetos y lugares constituían nuestra comu- nidad? ¿Sobre qué huellas tanto anduvimos que ya no las reconocíamos? Sin embargo, una vez que esas huellas ya no están, comprendemos lo importantes que eran. Entonces, ¿qué hacer cuando las marcas que generaciones hicieron sobre nuestro entorno han sido borroneadas y necesitamos encontrar el camino de vuelta a casa, como en la historia que nos contaban de niños?1 A partir del maremoto, además de enfrentar el violen- to despojo producido por la acción de la naturaleza, los habitantes de Dichato debieron plantearse fundamentales preguntas: quiénes somos, dónde hemos sido, quiénes queremos seguir siendo, cómo queremos reconstruir nuestro territorio. Son interrogantes sobre la identidad, que implican de alguna forma volver sobre los propios pasos y comenzar a retejer los lazos que fueron tejidos durante generaciones. Surgen desde un profundo reclamo por recuperar el protagonismo sobre la propia historia y, por lo tanto, sobre el destino del territorio que hemos habitado, que hemos poblado y transformado en el tiempo. Y es necesario planteárselas tanto para enfrentar las adversidades de la situación presente, como para hacerse cargo de la reconstrucción del futuro. 1 En el cuento Hansel y Gretel, dos niños fueron abandonados por su padre debido a la sequía que los aquejaba y que le impedía alimentarlos. A pesar de estar perdidos en el bosque, los hermanos volvieron a su hogar siguiendo el camino que Hansel marcó al dejar caer piedrecillas que indicaban el regreso a casa. En Hermanos Grimm, Hansel y Gretel (Buenos Aires: Colihue, 2007). Agencia EFE (Fragmento). Gentileza 14 En este escenario, en la reflexión instalada después del desastre, en medio del drama de la pérdida y de la incerti- dumbre sobre el futuro, es que surgió entre los pobladores de Dichato la propuesta de hacer el ejercicio de reconstruir su historia, colectivamente. Si volver a recorrer juntos la trayectoria del pueblo podía iluminar vías de acción para la reconstrucción, entonces resultaba más que nunca importan- te precaver que a la destrucción física de Dichato provocada por el tsunami, no se sumara su pérdida histórica. Gentileza Agencia EFE. La comunidad y el poder de habitar Indudablemente, el 27 de febrero de 2010 marcó un hito, un antes y un después, una zanja en la vida de los habitantes de Dichato. En lo concreto, las familias se disgregaron, dejaron sus casas, se sintieron inseguras y surgió la urgente necesi- dad de la solidaridad, de volver a vivir en comunidad, en campamentos, y recuperar la práctica de la ayuda mutua. Brotaron entonces algunas preguntas: ¿estaba perdida la capacidad de vivir en comunidad?, ¿podríamos hacer rena- cer la solidaridad de antaño? —Don Mario, ¿qué los unía en Dichato antes del terremoto? —La gente antes era más sana de pensamiento, de actuar, de todo eso. Ahora, qué es lo que hay, con todo esto que pasó: no hubo escarmiento. La gente está rencorosa, está ladrona, está envidiosa, peladora. Pero eso, ¿vino con el terremoto? ¿Lo trajo el mar, en su abrazo desgarrador? ¿No será que el terremoto dejó en evidencia una realidad que venía gestándose desde mucho antes? En Chile, como en otras partes del mundo, se comenta sobre la crisis de la comunidad y el avance del individualis- mo.2 Y este proceso se ha desarrollado a la par de la pérdida 2 Poco después de la catástrofe, el analista Raúl Sohr hablaba de un verdadero terremoto social. En comparación con Haití (que sufrió un movimiento grado 7 el 12 de enero de 2010), donde los saqueos fueron 15 del poder de habitar, esto es, la pérdida del derecho a participar y a ser protagonistas de las decisiones que inciden en nuestro hábitat. Porque el poder de habitar se construye y se ejerce colectivamente, el individualismo reinante nos hace cada día más impotentes frente a las transformaciones que ocurren en nuestros territorios. Vale decir, a la vez que hemos perdido capacidad para vivir colectiva y solidariamente, hemos ido perdiendo la capacidad de decidir cómo será el lugar donde vivimos o viviremos.3 Si queremos que el proceso de reconstrucción de Dichato tenga a sus habitantes como protagonistas, una operación necesaria es el ejercicio de reconstituir comunidad.