EL NUEVO AMANECER DE EMMA: LA REPRESENTACIÓN DE LA MUJER EN EL INTENSO CALOR DE LA LUNA DE GIOCONDA BELLI

JONATHAN HERRERA ORTEGA

MAESTRÍA EN LITERATURA

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

2016

El nuevo amanecer de Emma 1

EL NUEVO AMANECER DE EMMA: LA REPRESENTACIÓN DE LA MUJER EN EL INTENSO CALOR DE LA LUNA DE GIOCONDA BELLI

TRABAJO DE GRADO PRESENTADO PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE

MAESTRÍA EN LITERATURA

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

2016

JONATHAN HERRERA ORTEGA

DIR: LINA XIMENA AGUIRRE PRADA El nuevo amanecer de Emma 2

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

RECTOR DE LA UNIVERSIDAD JORGE HUMBERTO PELÁEZ PIEDRAHITA, S.J.

VICERRECTORÍA ACADÉMICA LUIS DAVID PRIETO MARTÍNEZ

VICERRECTORÍA DEL MEDIO UNIVERSITARIO LUIS ALFONSO CASTELLANOS RAMÍREZ S.J.

DIRECTOR DEL DEPARTAMENTO DE LITERATURA CRISTO RAFAEL FIGUEROA SÁNCHEZ

DIRECTOR DE LA CARRERA DE LITERATURA JAIME ALEJANDRO RODRÍGUEZ RUIZ

DIRECTORA DEL TRABAJO DE GRADO LINA XIMENA AGUIRRE PRADA

El nuevo amanecer de Emma 5

AGRADECIMIENTOS

Son muchas las fuerzas que coinciden para llegar hasta este punto…

Primero, Dios, por mostrarme su mejor cara a lo largo de este posgrado…

A mi esposa Diana, por su amor incondicional y su tierna compañía que siempre me elevó el ánimo y el espíritu cuando fue necesario…

A mi hijo Gabriel, y a mi bebé Alisson, por saber ser parte de este sueño, por ellos todo se hace pequeño…

A mi familia, que siempre estuvo acompañándome y brindándome el aliento necesario para no desfallecer y salir adelante con cada proyecto de mi vida…

A mi Directora de Tesis, profesora Lina Ximena Aguirre, por su aguda visión sobre el análisis de la obra que escogí para mi trabajo, también por su infinita paciencia y espíritu de colaboración…

A David, Jhon y Fernando, por regalarme su tiempo en discusiones donde surgieron comentarios vitales para el análisis final y su trabajo como editores de este escrito…

A la Bogotá Humana, que comprendió una realidad indiscutible, el docente es el centro del debate intelectual de nuestra época.

El nuevo amanecer de Emma 6

Contenido

INTRODUCCIÓN ...... 8

CAPÍTULO I: LA FUERZA DEL EROTISMO EN LA LITERATURA DE GIOCONDA BELLI ...... 12

1.1. Gioconda Belli en la narrativa latinoamericana ...... 13

1.2. Breve mirada al erotismo dentro de la obra poética de Gioconda Belli ...... 25

1.3. El erotismo como estrategia narrativa ...... 32

CAPÍTULO II: MUJER Y MENOPAUSIA: UNA NUEVA ÉPOCA PARA LA SEXUALIDAD ...... 38

2.1. El lugar de la menopausia en el imaginario colectivo ...... 39

2.2. El lugar de la menopausia en el ciclo vital femenino de Emma ...... 48

2.3. Nuevos sentidos en torno a la menopausia ...... 57

CAPÍTULO III: EL MATRIMONIO ...... 71

3.1. El matrimonio y la tradición cultural ...... 73

3.2. Matrimonio y erotismo ...... 76

3.3. Concepción del matrimonio ...... 82

3.4. La vida matrimonial ...... 85

3.5. La transgresión en la vida matrimonial ...... 93

CAPÍTULO IV: LA MATERNIDAD ...... 111 El nuevo amanecer de Emma 7

4.1. La maternidad como construcción de la subjetividad...... 112

CONCLUSIONES ...... 133

BIBLIOGRAFÍA ...... 137

………

El nuevo amanecer de Emma 8

INTRODUCCIÓN

El presente análisis asume la figura de la mujer como una elaboración cultural producto de discursos patriarcales que la relegan de los espacios críticos de reflexión. Siguiendo el proyecto cultural de la teoría feminista, la mujer quiere negociar de nuevo el lugar que ocupa dentro del espacio social, su rol restringido para tener la posibilidad de movilizarse como un agente más activo dentro del desarrollo de la sociedad. Se han organizado una serie de dispositivos y de aparatos ideológicos y por medio de ellos quiere diseñarse un sistema impositivo frente a los asuntos femeninos, los cuales, se manifiestan en una marcada desigualdad en términos de oportunidades sociales. Se busca confinar la figura femenina al espacio simbólico y represivo del hogar; además, la mujer ideal para el correcto funcionamiento del sistema es una mujer sumisa, sigue las reglas, cumple las normas instauradas por el pensamiento patriarcal y no se sale de estas convenciones que se deben mantener y ser reproducidas con fidelidad.

Dentro del contexto latinoamericano, Gioconda Belli1 en su literatura propone una representación del sujeto femenino diferente a la que la tradición pugna por reproducir. La exploración de los temas femeninos ha sido una constante en la trayectoria literaria de esta escritora nicaragüense, tanto así que desde su obra poética hasta su más reciente producción novelística gira en torno a la mujer y sus intereses: su ideología, su compromiso político, su singularidad corporal, su inhibición frente a lo sexual, su sentimiento de emancipación y de libertad. Casi podría decirse que lo que significa ser mujer está representado en la obra literaria de Gioconda Belli.

Manteniendo un énfasis en el interés de Belli por la mujer, este estudio analiza la obra El intenso calor de la luna (2014), a partir de la figura de la mujer como un sujeto producto de una construcción social. Este trabajo se enfoca en tres dimensiones de la vida de Emma, protagonista de la novela, una mujer que atraviesa por una etapa de cambios en su vida desencadenados por la experiencia de la menopausia. Esta primera condición, la lleva a vivir una serie de cambios con relación al deber ser de una mujer menopáusica: ser vieja, infértil, incapaz de disfrutar de su

1 En el capítulo I de esta disertación, titulado “La fuerza del erotismo en la literatura de Gioconda Belli” se dará una información más detallada sobre la autora, su trayectoria y su lugar dentro de la literatura hispanoamericana. El nuevo amanecer de Emma 9

sexualidad. En este análisis se descubre un sentido diferente de la menopausia al que buscan imponer desde la tradición cultural, ya que la mujer puede vivir su sexualidad sin el temor de quedar en embarazo. Si la dominación ejercida sobre la mujer se da en términos de la sexualidad, será a través del mismo deseo sexual y su satisfacción como ocurre la liberación de la mujer de las restricciones socioculturales que se le impusieron desde la ideología del patriarcado. El matrimonio se convierte en la segunda dimensión de análisis para comprender cómo ocurre el desprendimiento de las restricciones que sujetan a la mujer con el régimen patriarcal. Cuando se dicha unión, se rompe también la mayor restricción que pesaba sobre ella: que un hombre controle su vida sexual. Finalmente, a través de la experiencia de la maternidad, este análisis busca comprender cuáles sentidos se atribuyen a la mujer cuando es madre y de qué manera contribuyen al ejercicio de dominación de lo femenino, ya que una mujer que se hace madre se relega a los recintos sagrados del hogar. Así, el presente análisis permite comprender la manera en que ocurre la liberación de la mujer frente a las restricciones que se le imponen desde el discurso hegemónico, siendo testigos de la experiencia de Emma, quien tiene la fuerza para cambiar su destino.

Inicialmente presento una contextualización de la vida y obra de la autora, así como algunas de las características de la literatura de Belli, donde se destaca el papel de la mujer, uno de los ejes centrales de su poética y de su narrativa. La obra de un escritor es un todo indivisible, por eso, es importante comprender cuál es el lugar de la obra dentro del proyecto literario que desarrolla Belli. Sin lugar a dudas, la mujer cumple un papel protagónico en esta tarea de desmontar los ejes que la sujetan al hombre para definir el rumbo de su vida. Sin embargo, Belli en su literatura invierte la relación sujeto/objeto en asuntos del erotismo. Dirige al hombre ahora la mirada del deseo. Subvierte el orden establecido al asumir lo erótico como la experiencia de descubrir el cuerpo femenino. Es en el marco de esta tensión inicial, la de dar libertad a la mujer para vivir sin restricción su vida sexual, donde se encuentra el eje central de análisis de la obra. Esta tensión, en igual medida, aparece en su narrativa con un carácter particular, donde el erotismo reivindica la lucha femenina por la libertad.

Para iniciar el análisis de la novela abordo la experiencia de la menopausia, como el factor principal que provoca los cambios por los cuales atraviesa la protagonista. Muestro cómo esta situación se relaciona con un imaginario de mujer que la sociedad le ha impuesto y que ella El nuevo amanecer de Emma 10

desmonta en un complejo proceso donde su mente abre campo a una idea diferente de lo que es la menopausia, comúnmente vista como el fin de la etapa reproductiva de la mujer, y lo que es peor, como la terminación de su vida sexual. Esta imposición de un significado restringido por la visión patriarcal hacia los ciclos femeninos, es un ejemplo de cómo los aparatos discursivos dentro del imaginario colectivo convirtieron la experiencia femenina de la menopausia en algo negativo e incómodo. Igual ocurre con la mujer en todo su ciclo: su primera menstruación, el periodo menstrual conocido popularmente como “la regla”, tanto el uno como el otro deben soportar el peso de interminables asociaciones culturales con relación a la sangre que emana de ella, y esa persecución no se termina ni siquiera cuando ya no es fértil.

En este capítulo desarrollo el análisis de los sucesos y las experiencias que hacen que la protagonista supere esta idea producto de asociaciones culturales elaboradas con relación a los ciclos vitales femeninos. Se detallan los aspectos que le hacen entender que es una mujer con o sin “la regla”, pues se descubre en la obra que puede disfrutar de su sexualidad sin el temor de sentir que ha perdido esa otra que colapsa al alcanzar la máxima sensación al hacer el amor. Se analiza este tránsito de un sentido cultural hegemónico hacia uno que ha sido descubierto a partir de los ejes centrales del propio cuerpo, más empírico y por lo tanto más sensitivo, donde la mujer aparece como un sujeto lleno de deseo que encuentra legítima su aspiración de extasiarse hasta la saciedad satisfaciendo su ímpetu sexual.

En un momento posterior, se propone analizar la experiencia del matrimonio buscando comprender la manera en que esta incide en la construcción de la subjetividad y en una nueva proyección de la mujer en su círculo vital. El matrimonio es una institución sociocultural que tuvo en su mayor esplendor unos componentes políticos importantísimos para la formalización de vínculos oficiales. La parte inicial del análisis permite comprender que estas restricciones en la actualidad se ejercen de una forma diferente ya que el matrimonio deja de darse por conveniencia económica, y entra a ser condicionado como una unión que debe mantenerse durante toda la vida y la pareja tiene que sufrir con esto.

Si bien lo anterior puede leerse como el mandato supremo que mantiene funcionales muchas de las instituciones sociales, la mujer debe romper con estas restricciones y liberarse de la carga de tener que llevar una relación sin amor, de estar atada a alguien por el compromiso El nuevo amanecer de Emma 11

adquirido sin tener en cuenta su presente, pues han cambiado sus sentimientos y ella ya no quiere estar más junto al hombre con el que se casó de por vida. Una de las razones de la separación se convierte en un eje de análisis dentro de este trabajo: la infidelidad. En el caso específico de la pareja protagonista, esta infidelidad es recíproca, por lo que es importante mirar qué ocurre en una relación donde ambas partes tiene una manifiesta insatisfacción. Asimismo, se llega a comprender por qué la infidelidad femenina es sobre valorada con relación a la masculina, que se tiende a minimizar, a dejar pasar como un desliz. Se plantea un análisis de cuáles son los sentidos socioculturales que se asocian a la infidelidad, para luego definir el sentido social del divorcio y su en una pareja que ha perdido el sentido del lazo por el cual se unió.

El último eje de análisis está asociado con la maternidad y con el significado cultural de ser madre. Se elabora con la intención de comprender de qué manera esta experiencia funciona como una construcción simbólica que hace que la mujer se relegue a lugares que definidos para ella con anterioridad por el patriarcado. Una de las conclusiones que propongo tiene que ver con la necesidad de revisar esta elaboración cultural de la maternidad para dirigirla a referentes nuevos desde los cuales se reivindique el hecho de ser madre como una categoría esencialmente femenina, otorgándole al mismo tiempo un lugar diferente a la mujer en las construcciones culturales. Finalmente, aparecen una breve reflexión sobre la forma como aparece representada la mujer dentro de la novela a partir de los ejes que se plantearon.

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CAPÍTULO I

LA FUERZA DEL EROTISMO EN LA LITERATURA DE GIOCONDA BELLI

Para comenzar mi análisis sobre la representación del sujeto femenino en la novela de Gioconda Belli, El intenso calor de la luna, pienso que es importante hablar de quién es esta escritora nicaragüense, así como de su amplia trayectoria. Valiéndome de las construcciones de críticos anteriores que veían en la obra de Belli un material muy preciado, desde el cual es posible realizar una completa lectura de complejos fenómenos culturales, relacionados con la discusión de género en Latinoamérica, así como de la posición de la mujer dentro de nuestra sociedad, se elabora un contexto particular donde tiene lugar la obra literaria de Belli.

En este primer capítulo, se buscan identificar algunas tendencias críticas que se han tejido alrededor de las publicaciones de Belli, dando cuenta de que el tema de la mujer es constante en los ejes de análisis que se derivan de la lectura de sus creaciones, para mostrar que la trayectoria literaria de Belli está dirigida por unos rasgos que me permiten hablar de una obra en su conjunto, compuesta por diversos títulos desde donde se derivan los conflictos fundamentales que experimentan sus personajes.

En un segundo momento, exploro de una manera breve el lugar que ocupa la escritura poética de Belli en la construcción de su imagen cultural Latinoamericana, donde la mujer tiene un reposicionamiento de su función dentro de la estructura social. La escritura poética en Belli le permite el descubrimiento de una necesidad más colectiva de cambiar el orden, de dirigirse hacia la utopía. De esta manera, Belli proyecta hacia la narrativa sus mayores esfuerzos creativos entregando una sólida y compacta visión de la mujer latinoamericana, así como de los cercos que rodean la experiencia femenina en nuestra sociedad. Trataré de dar cuenta de cuáles fueron las motivaciones que impulsaron tal transición para así comprender de qué manera la narrativa le permite a Belli aquello que en la poesía no lograba, dar cuenta de ciertos aspectos colectivos de la experiencia humana.

Para finalizar, intento mostrar cuáles son las posibilidades que se le abren a Belli con la decisión de narrar desde el erotismo, y cómo este recurso termina convirtiéndose en algo que la define como escritora, como mujer, y como sujeto. El erotismo se convierte en la estrategia El nuevo amanecer de Emma 13

narrativa de Belli desde la cual intentará dar un giro en la relación que determina a la mujer a seguir lo impuesto por la sociedad, por el sistema patriarcal. Esta búsqueda se hará constante tanto en su poesía, como en su producción novelística, razón por la cual el erotismo será otro de los ejes constantes que se hará presente en diversos puntos de esta discusión, pues Belli lo hace su fuerza narrativa.

1.1 Gioconda Belli en la narrativa latinoamericana

Gioconda Belli2 (n. 1948) es una escritora y poeta nicaragüense que ha consolidado su obra durante cuatro décadas. Su actividad literaria se remonta hasta su primera juventud, atraviesa toda su experiencia vital y alcanza con ella también una madurez que coincide con su inclinación hacia la novela. Así, parto de la idea de que la obra de la escritora es una sola; se manifiesta de forma específica en la aparición de una serie de títulos particulares pero a través de estos títulos puede entreverse la unidad, dada por una recurrencia en los temas y por el tratamiento aplicado a los mismos.

Es sencillo relacionar aspectos de la obra de un escritor con contextos particulares de su propia existencia. El surgimiento del FSLN3 es tan sólo uno de los ejemplos con los que puede decirse que el compromiso de un escritor no gira solamente con su literatura sino también va de la mano de sus ideas. En el caso particular de Belli, ella se filia al movimiento y comienza a impulsar desde el exilio sus ideas políticas. Su poesía da cuenta de ello y de alguna forma también su narrativa la cual ha sido una exploración constante de una serie de temas femeninos

2 Para una mayor precisión sobre las obras publicadas por Belli puede revisarse, tal como apunta Urzúa-Montoya en su estudio titulado “La retórica del placer cuerpo, magia, deseo y subjetividad en cinco novelas de Gioconda Belli”, la siguiente cronología: “Entre algunos de los libros de poesía publicados por Belli destacan: Sobre la grama (1974), Línea de fuego (1978), Truenos y arco iris (1982), Amor insurrecto (1984), De la costilla de Eva (1986), El ojo de la mujer (1990), Apogeo (1997), Mi íntima multitud (2003), Fuego soy apartado y espada puesta lejos (2006) y Escándalo de miel: Antología poética personal (2011). Sus novelas incluyen: La mujer habitada (1988), Sofía de los presagios (1990), Waslala: Memorial del futuro (1996), El pergamino de la seducción (2005), El infinito en la palma de la mano (2008) y El país de las mujeres (2010). Es también autora de la obra de cuentos para niños El taller de las mariposas (1992) y de un libro de memorias del periodo sandinista titulado, El país bajo mi piel (2001).” (Urzúa-Montoya 13) Finalmente, en el año 2014, Gioconda Belli publica la novela El intenso calor de la luna, novela en la cual la crítica aún no ha detenido su atención, probablemente por lo que es muy reciente. Esta novela, servirá como objeto de análisis durante este trabajo. 3 Frente Sandinista de Liberación Nacional. Véase a propósito los marcos contextuales de los estudios elaborados por Urzúa- Montoya (La retórica del placer...), Carrillo (El utopismo...), De Frenne (El juego de paralelismos...) y Cosme Montalvo (Representaciones...). El nuevo amanecer de Emma 14

que han hecho parte de la preocupación estética de la autora, como escritora y como mujer en América Latina.

Es así como centro la atención en la última novela publicada por Belli4, El intenso calor de la luna (2014). Una obra sobre la que la crítica de seguro mostrará interés en su análisis, y más si se tiene en cuenta que ya con anterioridad se han planteado discusiones alrededor del universo que aparece en su obra. Para dar un ejemplo, Carrillo concibe en su narrativa una unidad que gira en torno al utopismo y logra, según sus propias palabras, mostrar que existe una solidez en su obra narrativa, por lo menos en sus tres primeras novelas, La mujer habitada (1988), Sofía de los presagios (1990), y Waslala. Memorial del futuro (1996), dada por el utopismo:

Desde mi perspectiva, dichas novelas constituyen un corpus relativamente homogéneo como para inferir un centro temático. El análisis y el seguimiento detallado de las novelas me permitieron formular como tesis la existencia de un tema fundamentador de una poética. Dicho tema, concretizado en sus diversas manifestaciones y desarrollado como hilo conductor, estructura las tres obras, por lo tanto, a lo largo de este trabajo, y por medio de los análisis de cada uno de los niveles del pensamiento utópico, he comprobado que efectivamente, las tres primeras novelas de la autora, forman parte de una especie de trilogía y/o grupo compacto en lo concerniente a la temática utópica. (El utopismo... 123)

De esta manera puede apreciarse el valor simbólico de la obra de Belli. El utopismo pensado como una tarea irrealizable, una empresa imposible, que carece de un lugar fijo o definible. El sentido que Carrillo le da al utopismo, en un primer momento muy restringido, está ligado al comprometido propósito que tiene la autora con la revolución, con la firmeza en sus ideas políticas evidentes en su militancia dentro del partido FSLN, en tanto tarea política inacabable. Pero Carrillo muestra, en un segundo momento más amplio, que se trata de algo más metafísico. Habla de un utopismo desde el cual Belli invoca un aire político, no sólo por el

4 Además, la actividad literaria de Belli continúa, de acuerdo con lo planteado por De Frenne en su estudio titulado “El juego de paralelismos y contrastes en La mujer habitada de Gioconda Belli”, con sorpresivas publicaciones abarcando una variedad de géneros novelísticos. Belli misma lo afirma: “Parece que la gente siempre se sorprende con lo que hago. No soy tan predecible. Ni siquiera me había percatado que usualmente los novelistas se especializan en temas dentro de un género como, por ejemplo, la novela histórica. Yo he explorado una serie de caminos. (Krakusin 2007: 139)” (123).

El nuevo amanecer de Emma 15

dominio en el ejercicio del poder, sino porque mantiene la esperanza de estructurar de nuevo el ordenamiento social.

Ejemplo de esta condición es el argumento de la novela Waslala. Memorial del futuro (1996) ya que de acuerdo con Alice Poust, citada por Urzúa-Montoya, afirma que Belli pone en escena “En Waslala… «la doble búsqueda de la utopía y de la razón de ser en una tierra centroamericana problematizada y postergada por las naciones más poderosas del mundo»” (La retórica del placer... 68). Sin lugar a dudas, el significado cultural de la utopía está asociada, y más aún en América latina, a la superación de antagonismos históricos y de diferencias de modelo político. Pero la utopía se construye en Belli en la medida en que se sugiere una posibilidad de reordenamiento, una nueva distribución, de cambios más profundos en la estructura dentro del mismo seno de la visión hegemónica: el punto de una sociedad regida por principios patriarcales.

Desde esa perspectiva, Belli hace parte de una tradición cultural literaria en América Latina caracterizada por la búsqueda de una posibilidad de liberación de estos sistemas ideológicos de dominación. Para este fin, la obra narrativa de Belli inicia con un proceso cultural que abarca el fenómeno social de la reivindicación de lo femenino, sin abandonar necesariamente lo masculino, sino más bien tratando de encontrar el lugar específico de coexistencia para cada una de estas dos manifestaciones humanas. En Belli, la inclinación hacia los asuntos de la mujer no implica la negación de los del hombre, todo lo contrario, el eros surge del contacto entre uno y otro, contacto al que le es particular la confrontación de significados opuestos, donde la virilidad contradice y se contrapone a una fuerza esencialmente femenina. Estos dos rasgos construyen un marco desde el cual se va a edificar la narrativa de Belli, en lo que Urzúa-Montoya denomina una retórica del placer:

Belli se encuentra entre el grupo de escritoras que empieza a publicar a principios de los setenta y en cuya obra se advierte, como una característica definitoria, la descripción del deseo y del placer sexual de sus protagonistas. En su narrativa, los personajes femeninos El nuevo amanecer de Emma 16

principales son mujeres que retoman el poder de sus cuerpos y sin inhibiciones disfrutan de su sexualidad.5 (166)

Ahora, este disfrute y goce de la libertad sexual en Belli no se exacerba, no se sale de los límites de lo erótico, no se dirige hacia lo abyecto ni hacia lo violento, como ocurre por ejemplo, cuando se construye la escena de una violación. Se da en la propia naturaleza de los personajes, su búsqueda del deseo ocurre de una manera frecuente y se evidencia en las acciones de los personajes. La satisfacción del deseo sexual aparece como un espacio propicio desde el cual se crea un discurso con una estética particular que incluye la otredad de lo femenino dentro de la construcción del imaginario colectivo en el universo literario. Belli aspira a que sea dentro de todo el esquema de la sociedad patriarcal, porque cree en la utopía. A propósito de la reivindicación del escritura femenina, Luce Irigaray, plantea, en una de las entrevistas recogidas en el volumen Yo, Tú, Nosotras que “La privación del derecho a la palabra puede tener muchos sentidos y adoptar multitud de formas. Puede manifestarse como una prohibición consciente de excluir a alguien de las instituciones, de situarlo (la) fuera de la legalidad” (50). Belli, recupera el derecho a la palabra de la mujer y la reivindica en su literatura.

A través de la escritura Belli ha logrado ocupar un lugar dentro del espacio literario de América Latina, convirtiéndose en una de las voces literarias más autorizadas sobre aspectos relacionados con la mujer. Ha hablado desde el sentir de la mujer, desde lo que significa ser un sujeto femenino y ha buscado la manera de ir más allá de lo que el sistema patriarcal le ha permitido a las mujeres en general, y a las escritoras en particular. La literatura de Belli se incrusta en una reciente tendencia de narrar desde el lado femenino de la experiencia humana, muestra el mundo que ha resignificado la mujer para sí misma, y que ahora, a través de la literatura de algunas escritoras, se posiciona dentro del imaginario colectivo de los géneros en Latinoamérica.

Frente al tema del erotismo, Belli ha configurado una de las voces más estables de la actualidad literaria en América Latina; como se ha mostrado, acumula una trayectoria que incluye no solamente novelas sino también libros de poesía. Dentro de la manera de construir el erotismo su mirada es diferente a la mayoría de los escritores porque los rige un espíritu patriarcal. Belli

5 El subrayado es mío. El nuevo amanecer de Emma 17

hace la aprehensión de la fuerza de lo femenino y la proyecta hacia los escenarios del cuerpo masculino.

El cuerpo del hombre aparece dibujado-contado, narrado-vivido, desde la perspectiva del deseo. El cuerpo del hombre es deseado y va a ser objeto de un interés de tipo sexual, que posiciona a la mujer dentro de nuevos lugares desde los que se emancipa de la restricción cultural que gira en torno a los límites y al decoro en lo relativo a la sexualidad. Tomo como ejemplo, una escena de El pergamino de la seducción (2005) para apreciar cómo opera la concreción del deseo:

Me estremeció la sensación exquisita del primer acercamiento, la dureza suya contra el foso que llevaba a mi castillo interior, pero cuando mi instinto lo animaba a cruzar el umbral hacia los salones secretos, de pronto, todas las alarmas se encendieron y un dolor de sitios prohibidos, de puertas tercamente cerradas se interpuso. Susurré gimiendo que no alcanzaba, que no podía, pero Felipe o Manuel, no sé quién era, ni importaba ya, me clavó los brazos abiertos en las almohadas y sobre mis gritos y llanto empujó su sexo como si taladrara mis entrañas en busca de agua, y al fin sentí el desgarramiento y la penetración honda, su carne perdiéndose dentro de la mía, yo llorando de dolor y alivio, pensando ya pasó, ya estuvo, sintiendo que él había hecho lo que había que hacer, perdonándolo, llorando, y al fin sintiendo el ir y el venir y los dos gritando y él de pronto saliendo de mí, alzándose de rodillas entre mis piernas y dejando caer desde la altura el líquido caliente, espeso, sobre mi ombligo. (108)

Vale la pena analizar la manera cómo se concreta el deseo. En primer lugar, se puede llamar la atención en el tono que utiliza Belli para construir esta escena, es un tono muy íntimo, lleno de sugerencias, el deseo se concreta en el cuerpo, sí, pero nace en la consciencia, nace en la palabra que ansía ese cuerpo contrario al cual se enfrenta. Además, se edifica una arquitectura del eros, “el castillo interior”, “los salones secretos”. El cuerpo aparece como un templo, como un castillo, un sitio donde se pueden recorrer laberintos, con lugares ocultos, escondidos. El tratamiento es sofisticado, bajo la arquitectura del erotismo el cuerpo es un cuerpo virgen porque nace de nuevo con cada beso, con cada acceso, porque es una energía creadora la que se libera en la sucesión de movimientos, por eso, las sensaciones son tan profundas. La escena de la mujer El nuevo amanecer de Emma 18

recibiendo el líquido proveniente de la eyaculación del hombre, no se narra ya desde quien eyacula y experimenta placer, sino desde quien recibe la fuerza de la explosión de deseo. Construye una imagen donde relaciona el principio masculino de la eyaculación y el principio femenino de la vasija, del recipiente donde tiene lugar la creación del ser humano. Ya en su célebre poema Y Dios me hizo mujer (El ojo de la mujer), habló sobre “el taller de seres humanos” que cavara dios en su interior.

La obra de Belli, entonces, ya se ha dicho con anterioridad, fluctúa entre la construcción de un erotismo como forma de liberación de la mujer de los cercos que ha establecido la sociedad dominante. Es por medio de la exploración de la sexualidad femenina como Belli contribuye a la interminable tarea de equilibrar las fuerzas para las mujeres tanto como para los hombres, dentro de los roles que cada uno de ellos y ellas desempeñan en la sociedad. Una sociedad patriarcal que ha restringido a lo largo del proceso de conformación de nuestra cultura, los escenarios desde los cuales las mujeres pueden comenzar a contarse ellas mismas, ya que durante todo el tránsito de formación de esta estructura social prima el dominio patriarcal ejercido sobre la mujer, por ello, una literatura que hable sobre la mujer se convierte en subversiva y es transgresora.

La subversión en Belli nace desde sus orígenes como escritora, cuando era poeta. En sus inicios, la autora se inclina por la poesía como su vehículo primordial de exteriorización para su mundo interno, femenino, sugestivo. Al tiempo que comprende que el amor femenino en la literatura ha sido restringido a unos registros masculinos, Belli decide dirigir su atención poética al tema de la liberación política de las naciones de América Latina, entre ellas, su Fagua ficticia donde traspone las disputas históricas de esa Nicaragua que ella siente tan viva y tan importante para la constitución de sí misma.

Sólo hasta la publicación de La mujer habitada incursiona Belli en la novela pero nunca abandona la poesía. Prueba de ello son sus poemarios Fuego soy apartado y espada puesta lejos (2006), y En la avanzada juventud (2013)6, y prueba aún más contundente es que dentro de sus mismas novelas se encuentran novedosas construcciones poéticas, desde la configuración

6 Estas referencias bibliográficas corresponden al estudio hecho por De Frenne. El nuevo amanecer de Emma 19

misma del hombre y la mujer, hasta la forma cómo narra la mítica relación sexual, sin duda el acto que ha sostenido a la especie humana, como si se hiciera siempre nuevo bajo sus palabras.

En la literatura de Belli, los personajes aparecen movidos por dos fuerzas internas, el deseo sexual y el anhelo de libertad. Sin lugar a dudas, su novela más comentada La mujer habitada (1988)7 muestra esta condensación en dos historias paralelas que le permitieron a De Frenne mostrar el juego de paralelismos y contrastes que aparece en su novela, sólo para citar un ejemplo de los numerosos abordajes que giran alrededor de la novelística de Belli, pues en esta novela, entre otras, le facilitó a Urzúa-Montoya enunciar su idea de la retórica del placer.

Incluso, la obra literaria de Belli podría relacionarse con la teorización que realizó Héléne Cixous, citada por Kearns, sobre “una écriture fémenine que «seguiría los contornos del cuerpo femenino, que revelaría su deseo erótico suprimido por el patriarcado, y que dispersaría los significados en las secuencias narrativas.» (Méndez-Rodenas 43)” (Hacia una poética feminista... 6). Se puede decir entonces que la obra de Belli se ubica en uno de los planos más interesantes de la literatura latinoamericana, porque en su obra recoge los múltiples temas que afectan la construcción cultural de la mujer: la situación política, el amor, el erotismo, las rupturas de los ejes tradicionales en los cuales se consolida el patriarcado.

En su obra explora el mosaico de la singular experiencia humana, alternando su construcción en unos focos constantes que muestran la profundidad de la propuesta de la literatura femenina de Belli. En muchas de sus novelas aparece el tema de la lucha política por la que atraviesa su país natal, Nicaragua, ficticiamente representado por Faguas, como se ha mostrado con anterioridad. Entonces, sin dejar de lado el compromiso político, esta construcción de un ambiente histórico particular para sus personajes forma parte de la idea de mostrar una literatura consciente de su rol y de su papel en la historia de las acciones humanas, para contribuir así, en la medida en que se hace densa la elaboración de las situaciones y de los caracteres.

El afán de liberación que motiva a Belli ha llevado a dirigir su atención hacia la manera en que los hombres y las mujeres viven en contextos de lucha y de resistencia. Si bien en El pergamino de la seducción aparece una evasión del actual presente histórico, se encuentra la

7 Esta obra que ha sido objeto de estudio por parte de Urzúa- Montoya, De Frenne, Carrillo y Cosme Montalvo, entre otros. El nuevo amanecer de Emma 20

manifestación de los mismos temas en otras formas, pues de alguna manera la lucha de la Reina de Castilla, Juana, fue siempre una lucha por el amor y la libertad. Al igual que la novela sobre Eva, El infinito en la palma de la mano (2008), se muestra cómo fue la mujer, el impulso femenino, el que en verdad liberó a toda la humanidad de su condición de parte de la naturaleza y lo trasladó a una condición nueva donde los hombres y las mujeres determinarían los destinos del mundo.

En sus novelas las mujeres enfrentan un mundo que no ha sido pensado para ellas. Se puede tomar como ejemplo la historia que Belli recrea sobre Juana, la reina loca de España en El pergamino de la seducción. Ella es una mujer llena de deseo, desea el cuerpo de Felipe, el Hermoso, solamente para ella, no resiste saberlo infiel, insatisfecho, mucho menos compartido. Sin embargo, el orden imperante restringe que la mujer pueda ser sujeto de tan vehemente deseo. De acuerdo con Urzúa-Montoya8, quien propone que en esta novela en particular existe una reinterpretación de la historia a partir de la figura de la reina Juana de Castilla. Esta historia permite que el papel de la mujer sea revelado de una forma mucho más plural, facilitando entender el origen de ese discurso que mostró a Juana como una reina loca, con la intención política de restringir la forma en la cual ella podría o no ejercer el poder que le fue conferido.

En este mismo artículo, Urzúa- Montoya propone una lectura de la teoría feminista de la francesa Helene Cixous, y la utiliza para reinterpretar la figura femenina de la reina Juana de Castilla, con base en la idea de que fue una mujer que estuvo en la capacidad de romper el hermetismo de la sociedad patriarcal. Por lo tanto, considera que “Para hacer una re-escritura femenina de la historia de la reina Juana, Belli nos presenta un relato en el cual predomina el mundo de la mujer, lo femenino, su sexualidad y sensualidad, y lo hace a través de la inscripción del cuerpo de la mujer en el texto” (Una reinterpretación... 26). Es por medio de esta “inscripción del cuerpo de la mujer en el texto”, que Belli intenta vencer los dispositivos diseñados por la sociedad patriarcal que se ha erigido en un sistema de dominación política para restringir, a partir de lo sexual, el rol de la mujer en la sociedad y, por lo tanto, en la cultura.

8 En su artículo titulado: “Una reinterpretación femenina/feminista de la historia de ‘Juana la loca’ en El pergamino de la seducción de Gioconda Belli”, (2008), publicado en la revista Divergencias. Revista de estudios lingüísticos y literarios. Volumen 6 Número 1. 25 - 34. El nuevo amanecer de Emma 21

Dentro de la obra narrativa de Belli, las circunstancias históricas que atraviesan y la forma cómo se rebela la mujer ante ellas, por ejemplo, Juana La loca y la misma Eva, encuentran las dos en el cuerpo un eje particular donde se concreta su liberación. Entonces, es posible afirmar que la búsqueda de lo poético en Belli, se da a partir del tratamiento de los temas del cuerpo dentro de los ejes de su descubrimiento. Esta revelación opera en el nivel de las experiencias y las decisiones que toman las mujeres protagonistas de la trama. Ocurre igualmente en el tratamiento de los temas históricos y políticos, pues a través de estos se pone a las protagonistas en situaciones límite, extremas, donde tienen que decidir el lugar al que van a llevar su propia vida. Desde allí, Belli explora cuáles son las pasiones y las emociones que producen tales situaciones, así como las acciones que los sujetos toman frente a las mismas.

Así, las protagonistas de las novelas están en constante uso de su facultad de decidir y de actuar: decide Lavinia, protagonista de La mujer habitada, si entra o no a formar parte del movimiento insurgente y si acepta o no su lugar clave en la operación final. Itzá, coprotagonista de la misma novela, decide no dar más hijos al español, transgrediendo de esta forma el poder patriarcal de colonización ejercido sobre ella. Eva, figura de ficción que evoca el modelo mítico religioso que aparece en la novela El infinito en la palma de la mano, decide morder el higo (manzana, en la tradición popular) y darle a la humanidad la posibilidad de conocer, de no conformarse con un paraíso eterno. En la novelística de Belli no se abandona la poesía, ni la referencia al cuerpo junto con sus nuevas dimensiones. La mujer, como un sujeto en constante libertad de decidir su destino, construye una poética y una política femenina donde la corporalidad es una de las más fuerte bases.

Siguiendo lo propuesto por Kearns, en su estudio titulado Hacia una poética feminista latinoamericana: Ana María Rodas. Gioconda Belli y María Mercedes Carranza, es posible concebir que existe una poética femenina presente en la obra de diversas escritoras latinoamericanas, mostrando con esto la búsqueda de lo poético como afán cultural para una sociedad que piensa en su destino.9 Es así como en muchas ocasiones la literatura, la poesía más específicamente, se convierte en un instrumento de sublevación y de transgresión del orden

9 Además de Gioconda Belli, en su estudio Kearns habla sobre la poesía de María Mercedes Carranza (1945-2003) y Ana María Rodas (1937). Por otra parte, Aventín Fontana (Insurrecciones del verbo...) relaciona la poética de Belli junto con la de la costarricense Ana Istarú (1960). El nuevo amanecer de Emma 22

establecido. Hay una especial conexión que se puede determinar entre las crisis políticas y el nacimiento de nuevas voces poéticas. Todo proceso de segregación ha generado sus resistencias; basta pensar propiamente en los escritores del “boom” para quienes la coyuntura política en especial situaciones como las dictaduras en Argentina, Brasil o Chile resultó fundamental, pues permitió que la crítica centrara su atención en sus obras, al tiempo que originó la movilidad necesaria para que estos autores visitaran distintos países y divulgaran allí sus ideas y sus escritos.

En la literatura latinoamericana puede apreciarse una búsqueda continua de lo poético, tarea que no ha sido solamente de los poetas, pues los narradores han encontrado la manera de hacer poesía en pasajes de sus novelas o en sus propios cuentos; para que exista lo poético en América Latina, no siempre es necesaria la existencia del poema. Belli es consciente de ello y por eso su producción literaria da un giro de la poesía a la novela, si bien lo poético ha estado presente desde siempre y nunca la ha abandonado, comienza a proyectarse como una escritora de novelas y en su narrativa se hace cada vez más constante la presencia de temas femeninos. En alguno de sus testimonios llegará a decir incluso que la poesía es parte de ella misma pues ella escribe como una forma de liberación, de poder decir lo que piensa y hablar sobre los temas que más le gustan sin inhibiciones. Tal y como ella misma lo manifiesta “La poesía es un mundo muy intimista, muy personal, pero me interesaban procesos sociales y aspectos más colectivos con temas de mayor trascendencia. La novela significó el abordar aspectos muy centrales para mí” (Aventín Fontana 251). De esta forma se puede plantear en un sentido más directo la relación entre las formas de dominación y las narrativas de escritoras latinoamericanas que hacen del erotismo una presencia constante. Es a través del erotismo como en la literatura de América Latina es abordada, no sólo en la poesía, sino también en la narrativa, la transgresión de los límites impuestos por parte de la cultura hegemónica y dominante al recaer sobre los sistemas de expresión que hacían de la prosa oficial algo mucho más seco, plano, poco llamativo, sin variaciones.

Muchos escritores han mostrado en su literatura un erotismo emancipatorio, que les permite situarse como sujetos con una voz propia y definida dentro del arte latinoamericano. La literatura escrita por mujeres no es ajena a este llamado. El erotismo resignifica el tema del cuerpo y el tema del amor. Las restricciones del sistema patriarcal frente a las posibilidades de El nuevo amanecer de Emma 23

expresión de una mujer han sido muy fuertes sobre todo en América Latina, demarcando lo que es adecuado escribir por una mujer y lo que no le corresponde ya que debe conservar esta imagen que de ella ha definido el patriarcado.

Un ejemplo es precisamente la novela que nos ocupa El intenso calor de la luna, donde la vida de su protagonista ha entrado en un estado de suma pasividad, en un acoplamiento de todo aquello que la sociedad ha exigido en una mujer: ser una buena esposa, una madre abnegada, una mujer en el sentido más tradicional de la palabra. Como se verá a lo largo de este ensayo, el personaje rompe con todo lo anterior, manifestando la voluntad de ser un sujeto diferente y de liberarse de los cánones en los cuales la sociedad ha determinado que debe moverse una mujer.

El erotismo es una fuerza tan poderosa que durante mucho tiempo se ha restringido el acceso de las mujeres con la intención de ejercer una fuerte represión discursiva sobre la mujer a partir de la sexualidad femenina. Este grupo de autoras muestra que un escritor siempre entra de alguna forma, en cierto tipo de diálogo con los otros escritores que hacen parte de su tiempo. La literatura conecta y permite que haya comunicación entre un autor y otras voces cercanas; en América Latina sucede tal fenómeno, pues los escritores entran en contacto no sólo a partir de su literatura, sino que pueden establecerse entre ellos vínculos más estrechos de camaradería y amistad. En el caso que corresponde, Belli dialoga con otras escritoras, poetizas y autores de su época, escritoras como la chilena Isabel Allende, la mexicana Ángeles Mastreta, la española Rosa Montero, la chilena Marcela Serrano, la argentina Cristina Peri Rosi... (El utopismo... 22)10

Gioconda Belli es una de esas voces que se atreven a escribir sobre la mujer y sobre las formas en que logra transgredir los dictamenes de la sociedad patriarcal y las imposiciones que descansan en el interior de su subjetividad. La literatura escrita por mujeres en América Latina

10 Con relación al lugar de Gioconda Belli en el marco de la literatura nacional en su país, Urzúa-Montoya, precisa lo siguiente: “Aunque Belli nunca ha sido parte de ningún grupo literario oficial, su carrera concurrió con la de las poetas nicaragüenses Mariana Sansón (1918-2002), Ligia Guillén (1939), Vidaluz Meneses (1944), Ana Ilce (1945), Michele Najlis (1946), Daisy Zamora (1950), Rosario Murillo (1951) y Yolanda Blanco (1954). Tanto estas poetas como Belli provenían de la clase alta o media nicaragüense, pero al despertarse en ellas una consciencia política, se solidarizan con las mujeres de la clase obrera quienes ya llevaban mucho tiempo como activistas de la oposición de la dictadura de la familia Somoza. La educación privilegiada que obtuvieron gracias a su nivel social la pusieron al servicio del Frente Sandinista de Liberación Nacional.” (La retórica del placer... 13,14) El nuevo amanecer de Emma 24

también presenta por condicion el fenómeno que ha relegado la mayor parte de la literatura centroamericana a las sombras. De acuerdo con Aventín Fontana:

Al ser Centroamérica un territorio cuya producción literaria tiende a obtener menos atención por parte de la crítica al tiempo que las editoriales en esa zona tienen un sistema de distribución de ejemplares más rudimentario, la posibilidad de acceder a obras de autores y críticos de esta región es más complicada, lo que a su vez explica que haya menos trabajos de investigación sobre su literatura y sea más difícil encontrar un listado de títulos significativos para su estudio. (Insurrecciones del verbo... 25)

De acuerdo con Lucía Guerra, en el siglo XIX no se puede hablar de una tradición erótica en las obras escritas por mujeres debido a que la mujer era asociada con la pureza y la inocencia y su cuerpo estaba destinado a la procreación. Por lo tanto, se produce una literatura en la cual se omite el placer sexual de la mujer ya que esas limitaciones asignadas al “cuerpo de la mujer concebido como locus pasivo al placer […] también regían con respecto a su lenguaje y a los elementos que le estaba permitido representar en el texto literario” (La retórica del placer... 24). Esta tradición tardará en hacerse presente en Latinoamérica debido a los fuertes mecanismos de represión a la que fue sometida la mujer en la primera mitad del Siglo XX, no sólo en lo que a las publicaciones literarias, sino en todos los espacios culturales.

Sin duda alguna, la literatura escrita por mujeres durante la segunda mitad del Siglo XX es uno de esos momentos donde esta verdad comienza a subvertirse. Si la sexualidad ha sido el terreno que ha permitido la sumisión de la mujer por el hombre, debe ser desde ese mismo eje desde el que surja la fuerza necesaria con la cual esta realidad deba ser negociada de nuevo, deba ser pensada desde otros referentes, ya que los que se han ofrecido a las mujeres han limitado las posibilidades de expresión femeninas. La literatura de Gioconda Belli replantea la relación de la mujer con la polis letrada, con la cultura, con su papel dentro de la sociedad. Escritoras como ella exigen un nuevo lugar para la mujer, un lugar sin más restricciones que las señaladas por la literatura para ser comprendido, sin más imposiciones que las de la propia estética, que contribuya a la emancipación cultural. Conquistar esa misma independencia que se ha puesto tantas veces en tela de juicio dentro de los discursos, y pueda darse de una manera definitiva en los asuntos culturales, para mostrar una América Latina donde sus personajes sufren en igualdad El nuevo amanecer de Emma 25

de condiciones de las mismas nostalgias y de las mismas contradicciones. El erotismo, abordado a través de la literatura, le permite a la mujer renegociar su papel político dentro de la cultura y es allí donde Belli hace su aporte, ofreciéndole a la mujer un nuevo espacio de construcción de su propia subjetividad.

1.2 Breve mirada al erotismo dentro de la obra poética de Gioconda Belli

Ahora quiero detenerme un poco más en este aspecto para hablar sobre la obra poética de Belli, por lo cual, en este apartado, daré una mirada general a las sensaciones que producen sus poemas, y a un par de estudios que han hecho también de la obra poética de Belli, con la intención de rastrear la presencia del erotismo dentro de su obra, buscando analizar el matiz específico con el que una mujer da cuenta de lo que le produce el cuerpo del hombre. Cabe aclarar que su poesía no se limita a eso, es además, desde la resistencia, un material invaluable donde descansa el sentir del pueblo nicagarüense que ha logrado mostrarse a través de estas obras. Sus poemarios irrumpieron en la década de los 70’s, y tal como lo afirma Carrillo “Esta nueva figura, la mujer escritora, reclamó su derecho a tocar los temas que le había negado el patriarcado, como la sexualidad y la política” (El utopismo... 21). Estos son los temas que Belli recrea en su narrativa, aunque aparacen también subtemas o variaciones de los mismos; en su poesía se ve una clara intención de cantarse a sí misma y darse un lugar como mujer y como ser humano en un mundo dominado por los hombres. La propia Belli, según indica Carrillo, apunta en su biografía El país bajo mi piel. Memorias de amor y de guerra (2001)

Que una mujer celebrara su sexo no era común en 1970. Mi lenguaje subvertía el orden de las cosas. De objeto, la mujer pasaba a sujeto… La polémica no me detendría. Al contrario la reacción de lo más conservador de la sociedad me hizo percatarme de que, sin proponérmelo, había encontrado otra vía para la subversión (El utopismo... 25)

Existe una relación entre la literatura erótica y las ideas revolucionarias, por lo menos en la obra de Belli. En las obras críticas consultadas, se intuye que pudo ser debido a que sus actividades como militante del partido las que ocasionaron su exilio. Belli encontró en la poesía una nueva manera de subvertir, de atacar el orden establecido por el pensamiento patriarcal que había sido el pensamiento hegemónico. La poética de Belli es transgresora, tanto por sus temas, El nuevo amanecer de Emma 26

como por el tratamiento que le da a los mismos, sin dejar de decir el significado especial que tiene el hecho de que escriba lo que escribe desde su condición de mujer.

Con relación a su poética, vale la pena mencionar el trabajo que realizó Aventín Fontana (Insurrecciones del verbo...) donde logra relacionar la obra de la escritora nicaragüense con la de la poetisa costarricense, Ana Istarú. Allí mismo muestra la poética de Belli como el poder del erotismo cósmico, y logra dar cuenta de la forma en que Belli no sólo se apropia del mundo femenino sino que también se apropia de la historia política de la mujer en América Latina y, por medio de sus obras, logra dar cuenta del sincretismo de esta preocupación estética. Todo acto de escritura es un acto político en Belli, quien busca reasignar el lugar que le corresponde a la mujer en el destino de nuestras naciones. De igual forma, Kearns en su texto "Hacia una poética feminista latinoamericana: Ana María Rodas. Gioconda Belli y María Mercedes Carranza", le da un lugar a la poesía de Belli dentro de los márgenes del deseo y la representación de la identidad sexual femenina muy particulares, que permiten una lectura también política desde la expresión de la poesía revolucionaria dentro de su obra.

Trataré de encontrar las huellas de lo propuesto por Kearns en uno de sus poemas, aquél que Belli ha titulado “Recorriéndote”:

Quiero morder tu carne, salada y fuerte, empezar por tus brazos hermosos como ramas de ceibo, seguir por ese pecho con el que sueñan mis sueños ese pecho-cueva donde se esconde mi cabeza hurgando la ternura, ese pecho que suena a tambores y vida continuada. Quedarme allí un rato largo enredando mis manos en ese bosquecito de arbustos que te crece suave y negro bajo mi piel desnuda seguir después hacia tu ombligo El nuevo amanecer de Emma 27

hacia ese centro donde te empieza el cosquilleo, irte besando, mordiendo, hasta llegar allí a ese lugarcito -apretado y secreto- que se alegra ante mi presencia que se adelanta a recibirme y viene a mí en toda su dureza de macho enardecido. Bajar luego a tus piernas firmes como tus convicciones guerrilleras, esas piernas donde tu estatura se asienta con las que vienes a mí con las que me sostienes, las que enredas en la noche entre las mías blandas y femeninas. Besar tus pies, amor, que tanto tienen aún que recorrer sin mí y volver a escalarte hasta apretar tu boca con la mía, hasta llenarme toda de tu saliva y tu aliento hasta que entrés en mí con la fuerza de la marea y me invadas con tu ir y venir de mar furioso y quedemos los dos tendidos y sudados en la arena de las sábanas (Escándalo de miel... 73,74)

A partir de su escritura poética, Belli va a manifestar una situación de antagonismo con su entorno cultural y social. Va a rodear los espacios de lo femenino de nuevas pulsiones y estrategias, al hacer del erotismo una presencia constante que impacta su obra y le da a la mujer El nuevo amanecer de Emma 28

la autoridad para contar cuál ha sido su experiencia del placer. Si bien iba a abrirse campo por un mundo de lectores cada vez más acostumbrados a las trangresiones, sus sorpresas desafiaban a los que creían que era ya muy difícil hacer algo diferente. Su obra poética ofrece espacios desde los cuales se rompe la relación de poder que se ha ejercido sobre el sujeto femenino, permitiendo que este sujeto surja y llene de éxtasis su búsqueda del placer.

De acuerdo con Aventín Fontana, en la poesía de Belli “Eros se impone de esta manera a Tánatos, pero igualmente a Cronos, una piel que se convierte en amante incondicional de su Nicaragua natal. Su naturaleza, fuente de vida y locus en el que renace cotidianamente y descubre los misterios ancestrales” (Insurrecciones del verbo... 240). El cuerpo del hombre aparece ligado a la naturaleza, es un ceibo, sus brazos son como ramas, un hombre-árbol haciendo de su literatura una reconciliación con la naturaleza. El pecho va a estar poblado por ese “bosquecito de arbustos que crece”, hasta convertirse en el “pecho-cueva” que hace de morada, lugar de refugio, protección, roca simbólica, fuerza masculina.

Se descubren los misterios ancestrales cuando se llega allí “a ese lugarcito/-apretado y secreto-”, ancestral, porque es el mismo cuerpo que se ha perpetuado por milenios el que renace de nuevo cuando la mujer recorre la figura de un hombre. Belli siempre busca la manera de aludir, así sea una referencia mínima, a su compromiso político, pero hace que esta alusión sea siempre de manera natural o impulse con su fuerza el sentido de su construcción poética. Es así como esas piernas “firmes como tus convicciones guerrilleras”, plantean una idea a propósito de cómo debe ser el hombre que se una con ella dentro de su propia naturaleza, y en esta unión el hombre arremete sobre ella “con la fuerza de la marea /y me invadas con tu ir y venir/ de mar furioso” haciendo del hombre-naturaleza el depositario de sus deseos.

Para lograr derrocar la figura del sometimiento patriarcal dentro de las estructuras discursivas que se ejecutan en la sociedad, hace falta la convicción de que a través de una serie de procesos ideológicos se desmonte dicho pensamiento, y este proceso nace con la consideración de cuáles son los puntos más vulnerables que tienen la formas de manifestación no censuradas frente a la manera de ver el cuerpo, teniendo como resultado una mirada totalmente ajena a como las mujeres son representadas en su escritura. Las escritoras de la misma tendencia de Belli, buscaban comprender esta realidad de la mujer en nuestro continente, hablo de las escritoras que El nuevo amanecer de Emma 29

la antecedieron, de las escritoras que estuvieron merodeando los mismos linderos de Belli, pudieron dar con el tono exacto para exigir una libertad creativa y cultural de la mujer, que tuviera en el erotismo su principal bastón y fortaleza. Belli ha hecho del erotismo una huella digital de su espíritu poético, ha construido un lenguaje posicionado como detonante del orden establecido que había sido definido desde unos patrones patriarcales y que su literatura viene a subvertir.

De esta forma, la literatura de Belli, busca ser más que sólo un fenómeno estético. Busca darle un nuevo lugar a la mujer dentro de los escenarios culturales latinoamericanos, hacerla partícipe de los procesos de transformación social y de emancipación cultural que son fundamentales para diseñar una nueva ruta de navegación de la mujer en la sociedad. A partir de su poética primero, y de su narrativa después, Belli muestra el panorama cultural que enfrenta la mujer en la construcción social de su papel dentro de la literatura, el arte, la cultura y el sistema de poder. Belli es consciente que escribir sobre la mujer le va a permitir cambiar la concepción del espacio que ocupa el ser mujer dentro del escenario cultural latinoamericano.

De acuerdo con Kearns (Hacia una poética feminista...), la literatura femenina busca posicionarse como una manera diferente de entender y de vivir la sexualidad. Partiendo de este tratamiento de la sexualidad, Kearns logra demostrar que los escenarios sociales segregan la experiencia de la mujer frente a esta vivencia definitiva, ya que de alguna forma se ejerce un control y un dominio sobre la mujer controlando su deseo sexual, y sino su deseo, por lo menos la energía que cada una de ellas dirige hacia el erotismo. El territorio de lo erótico es el campo preferido de la mujer para erigir una figura con una dependencia cultural y política de las restricciones que ha enunciado el sistema patriarcal de dominación.

Subvertir este orden es la primera intención de Belli. Es así como en su literatura Belli no tiene sombras, sus líneas son directas, sus construcciones poéticas, tanto en verso como en prosa, están al alcance de la mayoría, sin que ello signifique que sean sencillas de digerir o que carezcan de calidad literaria. Apunta más bien esta sencillez a una idea de llegar a la mayoría de personas, a que más lectores la puedan entender por medio de su literatura, que se puede comenzar a revertir el fenómeno cultural del sometimiento de la mujer. Un lector de Belli espera no sólo que hable una mujer, sino que esa mujer comience a descubrir un universo nuevo que se puede El nuevo amanecer de Emma 30

entrever en su obra poética y en su manejo de la narrativa. Belli se inserta en la tradición de la ruptura, de la transgresión, de la subversión de ciertos valores patriarcales en los cuales está erigida nuestra sociedad, encarna una voz llena de erotismo, de sensualidad, de sexualidad femenina, de recreaciones poéticas alrededor de la unión del hombre y de la mujer. Claro que Belli va a cuestionar este ordenamiento y prefiere hablar de la mujer primero, de lo sensible que es su alma, de la manera cómo se adueña de su propio cuerpo y termina por insertarse entera cual es en el texto, en el poema, en la novela. Enuncia así, la posibilidad de un nuevo orden político diseñado por la sexualidad femenina.

Durante bastante tiempo la mujer ha estado atada al hombre en términos de ser sometida al deseo sexual de su marido o de su amante, no hay un espacio legítimo para que ella sea ella misma. La mujer enfrenta una serie de cohibiciones y de dispositivos de ordenamiento que la han convertido en un ama de casa. Los personajes femeninos de Belli se rebelan ante tal situación. No siguen el rumbo que ha definido para ellas el sistema patriarcal, luchan y se oponen. Los lectores de Belli, esperan esa resistencia, esa rebeldía que hace falta en el pueblo nicaragüense, centroamericano, por cambiar el horizonte desde el cual dirigen su destino.

Si bien el interés en la sexualidad femenina domina la obra poética de Belli, esta motivación va de la mano de su compromiso político. Es importante señalar que su poesía invita a cierta subversión, toca puntos sensibles, estimula la creación. Bajo el tratamiento del erotismo se muestra la cara más creativa de la escritora nicaragüense. Aun así, será un afán para ella trasladarse a otras formas de arte. Como ella misma lo confesara en una de sus entrevistas, “quiere decir con la novela, eso que siente ya no dice con la poesía”. Encuentra en la novela la posibilidad de contar de nuevo la historia de su patria, de las mujeres latinoamericanas, la historia de ella misma; una historia llena de sobresaltos, de vacíos, de profundas lagunas, donde se muestra a la mujer latinoamericana como un carácter insuficientemente explorado, cuyos valores y significados han sido opacados por el impulso dominante de la sociedad en la cual se desenvuelve. Si bien es una sociedad que se precia de participativa y democrática, puede llegar a ser una en sus enunciaciones y otra distinta en sus realizaciones.

El nuevo amanecer de Emma 31

Por lo menos así lo considera la teórica del feminismo, Luce Irigaray, en su obra Yo, Tú, Nosotras, cuando confiere un valor simbólico a la literatura en el plano de determinar un nuevo horizonte, una nueva ruta para las expresiones artísticas desde el interior de la subjetividad, y más si en estas manifestaciones aparece el aporte de las mujeres, en tanto sujetos que han padecido las imposiciones del sistema del patriarcado que rige nuestra sociedad.

La literatura está bien, pero ¿cómo conseguir que el mundo de los hombres gobierne poéticamente a los pueblos cuando se interesan sobre todo por el dinero y la lucha por el poder? ¿Y cómo administrar el mundo en cuanto que mujeres si no hemos definido nuestra identidad ni las reglas que conciernen a nuestras relaciones genealógicas, ni nuestro orden social, lingüístico y cultural? (52)

De acuerdo con el bosquejo de sociedad propuesto por Luce Irigaray en el pasaje anterior, se puede decir que el tratamiento de la sexualidad femenina le permite a Belli, como ya se ha mostrado, dirigirse a una liberación de los dominios y territorios ocupados única y exclusivamente por los hombres. Recuperando su derecho a sentir, la mujer recupera no sólo el poder sobre su sexualidad, sino la libertad de expresar lo que para ella significa el cuerpo, lo que significa el deseo, y lo que ocurre en un sujeto cuando quiere que otra persona lo toque, entrando así en la forma más pura de intersubjetividad. Construye, además, esa identidad que reclama Luce Irigaray para las mujeres. La subversión del orden establecido para la sexualidad femenina es una huella en la literatura de Belli. El desarrollo de esta temática le permite situarse en las fronteras de lo que es permitido decir por una mujer. Al ir más allá de estas fronteras, Belli le da a la mujer una liberación y una nueva consciencia sobre sí misma, sobre su propio cuerpo, sobre lo que puede llegar a sentir y sobre la manera en que puede comunicar esta nueva sensación a la que se aferra un ser humano cuando busca comprender el sentido de su existencia.

En definitiva, y siguiendo lo propuesto por Urzúa-Montoya, en Belli

(…) se aprecia que la expresión del deseo sexual de las protagonistas está íntimamente relacionada con el deseo de la construcción de una sociedad utópica en la que haya justicia para todos los grupos oprimidos y marginados. Esto se observa en el hecho de que por medio de la expresión del deseo sexual y de su erotismo, las mujeres protagonistas de sus obras desestabilizan la construcción de género establecida por la sociedad patriarcal El nuevo amanecer de Emma 32

así como ponen de relieve la tiranía y la corrupción que ha sido parte de la realidad centroamericana (o latinoamericana) para proporcionar la imagen de un mundo utópico que ha sido “re-creado” a partir de la inclusión de una nueva mujer en la sociedad (La retórica del placer... 175,176)

Se trata de incrustarse dentro de la tradición cultural latinoamericana, de transgredir la manera en que se permite a la mujer la construcción de su individualidad por fuera de los patrones que define el patriarcado. El aporte cultural de Belli consiste en presentar una mujer nueva, una mujer libre, una mujer que se apropia de su sexualidad, que explora su cuerpo fuera de las inhibiciones, fuera sobre todo de la relación de poder que la hacía únicamente satisfacer el deseo del hombre. Ahora la mujer se ocupa de sí misma, de sus propias sensaciones, de conocerse de nuevo cada vez que un hombre accede a su intimidad. Es a partir de la repolitización del papel del sujeto femenino como opera la búsqueda de la utopía en la literatura de Belli. La mujer anhela liberarse de aquello que le resulta opresivo, ha construido un espacio utópico desde el cual se da una sublevación de lo que se ha impuesto para ella: una coerción sobre su sexualidad. Es claro que la emancipación femenina encuentra en la sexualidad una piedra angular para distorsionar la imagen que de ella ha elaborado el patriarcado, y es a través de la literatura como se opone un frente de ataque cultural que busca reivindicar el lugar de la sexualidad de la mujer en las creaciones y manifestaciones culturales.

1.3. El erotismo como estrategia narrativa

En sus reflexiones sobre la feminidad, Luce Irigaray, propone una visión muy interesante de la relación que existe entre mujer, escritura y sexualidad, la cual puede considerarse para comprender la forma cómo la literatura refleja esta tensión. En respuesta al interrogante de si existe una relación entre su papel como mujer y su papel como escritora, Irigaray es contundente al afirmar:

Yo soy mujer. Escribo con lo que soy. ¿Por qué no habría de valer lo que escribo, como no sea por menosprecio del valor de las mujeres o por rechazo de una cultura en la que lo sexual represente una dimensión subjetiva u objetiva importante? ¿Cómo podría yo ser mujer por una parte y por otra escribir? Tal escisión o esquizofrenia entre la que es mujer y la que escribe, sólo puede existir para quien permanece en el automatismo verbal, o El nuevo amanecer de Emma 33

mimetiza un sentido ya establecido. Todo mi cuerpo es sexuado. Mi sexualidad no acaba en mi sexo o en el acto sexual (en sentido estricto). Pienso que los efectos de la represión y, sobre todo, de la incultura sexual -civil y religiosa- tienen aún tal pujanza que permiten expresiones tan curiosas como: «Soy mujer» y «No escribo como mujer». En tales declaraciones hay, también una alianza secreta con las culturas del entre-hombres.

En efecto, la escritura alfabética se encuentra ligada históricamente a la codificación civil y religiosa de los poderes patriarcales. No contribuir a sexuar la lengua y sus formas escritas significa perpetuar la pseudoneutralidad de las leyes y tradiciones que privilegian las genealogías masculinas y sus códigos lógicos (Yo, Tú, Nosotras... 51)

A partir de lo anterior, puede apreciarse la reflexión de Luce Irigaray frente a la escisión patriarcal del hombre/escritor, la cual separa en un ser humano el creador del sujeto que lo encarna. Para Irigaray, no existe esa distinción, esa frontera donde termina la mujer y empieza la escritora, Belli va a condensar también su experiencia humana femenina y la canaliza hacia los escenarios de su propia literatura. Si se piensa en la expresión de Luce Irigaray, “Todo mi cuerpo es sexuado. Mi sexualidad no acaba en mi sexo o en el acto sexual (en sentido estricto)” (Yo, Tú, Nosotras... 52), puede comprenderse que la sexualidad y el erotismo no están aislados de la experiencia de una mujer en tanto escritora, en tanto artista. Todo lo contrario. La obra literaria de una creadora está toda llena de sí misma, no hay espacio para distinguir donde empieza la Belli escritora y su diferencia con la Belli mujer que muestra un mundo cargado de nuevas sensaciones corporales.

El erotismo es uno de los temas explorados por la crítica en la literatura de Belli. Es interesante notar que en la evolución de las formas artísticas empleadas por ella, hablo de la transición entre su obra poética y su narrativa, la búsqueda de un lenguaje poético es una de las presencias más constantes. Razón por la que es posible entender que la literatura de la autora deja entrever los rasgos de una escritura que encuentra en lo erótico un lugar desde el cual construir una representación del ser humano, con una tendencia marcadamente femenina.

El erotismo, es entonces, asumido como una fuerza decisiva desde la cual Belli va a edificar su obra literaria. Es más, tan definitiva va a hacer la presencia del erotismo en la obra de Belli que Urzúa-Montoya, elabora el concepto de la retórica del placer, donde una de sus El nuevo amanecer de Emma 34

premisas habla sobre los aspectos relevantes con los cuales la autora entreteje su discurso narrativo con una mirada erótica sobre el cuerpo y sus sensaciones.11 Sin embargo, no es sólo de erotismo de lo que habla la obra de Belli. El tratamiento que ella le da a este fenómeno hace de su obra algo muy particular. Una obra donde el placer se posiciona como un eje articulador para los personajes en el mundo ficticio que construyó para ellos. A través de su cuerpo, de sus sensaciones, de la experiencia de lo erótico, de la manera tan sutil de instaurarse en el sujeto cuando sus emociones estallan, hacen que en la literatura de Belli, el erotismo se destaque y acapare la atención de buena parte de los estudios que se han realizado sobre ella.

Después de la breve mirada a uno de los poemas de Belli, me puedo sumar a Álvaro Urtecho, citado por Aventín Fontana, en su artículo El humanismo erótico de Gioconda Belli, para explicar que “el cuerpo femenino habla “desde sus fibras y aberturas, el cuerpo descubierto y redescubierto: la experiencia erótica como portadora de trascendencia cósmica y resonancia telúrica” (Insurrecciones del verbo... 243). De esta manera, puede notarse el sentido adquirido por la escritura poética de Belli, quien muestra a una mujer consciente del poder que despliega su deseo sexual, y aún más, su satisfacción. Este placer viene configurado en una serie de momentos. El contacto previo es fundamental en Belli, el acercamiento, el juego de los cuerpos, las miradas, el lugar dónde pasan los dedos; la metáfora del cuerpo que se recorre como un territorio siempre inacabado es, desde mi punto de vista, clave para entender de qué manera opera el erotismo dentro de su narrativa en general, y en la novela que me ocupa, en particular. Así es cómo el erotismo puede convertirse en una estrategia narrativa, es decir, en una tendencia dentro de la diégesis que permita la exploración del cuerpo, el desarrollo de una nueva sensibilidad. En cierto momento de su reflexión la propia Elena Grau-Lleveria, citada por Urzúa-Montoya,

(…) quien afirma que “. . . es erótica en tanto que es la representación, expresión y comunicación del placer y del deseo sexual”. A la vez, asevera que el erotismo de la escritora nicaragüense “va más allá” pues “erótico es todo aquello que le permite sentir la comunión, aunque sea momentánea, con ‘otros’ y es a la vez una forma de conocimiento y liberación subjetiva (La retórica del placer... 87)

11 El estudio además plantea que esta “retórica del placer” se encuentra en cinco novelas de la autora, lo que la lleva a concluir que de alguna forma su narrativa es una continua búsqueda relacionada con el erotismo. (Urzúa-Montoya) El nuevo amanecer de Emma 35

En definitiva, esta liberación de la carga subjetiva se da en las vivencias de los personajes con relación a lo erótico, en la medida en que se aproximan al encuentro corporal, se dibujan de nuevo sus patrones de comportamiento, permitiendo de esta forma un reconocimiento del cuerpo, para que sea explorado, fundido en otro cuerpo, con el que se armoniza y se sincretiza en una relación de compleja densidad, de un sentido nuevo, diferente a cualquiera que Emma haya vivido antes.

Ahora bien, llegado este punto, es necesario explicar la forma en que la narración erótica es utilizada para transgredir el orden patriarcal establecido. Se trata de un erotismo femenino, es decir, un erotismo en el cual el cuerpo de la mujer no es solamente objeto sino sujeto, con lo cual se invierte la relación sujeto-objeto autorizada por la cultura hegemónica y legitimada por la tradición, de conferir la carga erótica al cuerpo femenino. Asumir el cuerpo del hombre como algo susceptible de ser erotizado, es una verdadera subversión, ya que se transgrede la manera en que es asumida la experiencia de la sexualidad, muy ligada a lo erótico, pero no limitada a este aspecto. Si bien el erotismo y la sexualidad tienen un estrecho lazo, no deben ir de la mano siempre necesariamente. El erotismo es una construcción simbólica de un momento, la sexualidad es una experiencia más directa sobre el cuerpo. Belli trabaja sobre el erotismo haciendo de este un eje en la construcción de su obra narrativa, a partir de la cual comienza a operar una subversión del sistema patriarcal. Bajo la línea que propone Urzúa-Montoya, existe lo que ella llama una repolitización del sujeto femenino, en las construcciones narrativas y literarias de Belli.

(…) entiendo como erotismo femenino toda aquella expresión que metafórica y poéticamente muestra el deseo y el goce sexual de la mujer que celebra su cuerpo y se libera así de las normas de comportamiento sexual que han sido fijadas por el patriarcado. Esta definición de lo erótico es la que mejor caracteriza la prosa belliana… (La retórica del placer... 41)

Este pensamiento va en consonancia con los trabajos de Aventín Fontana y Carrillo Gracia, para quienes el hecho de que una mujer latinoamericana celebre su propio goce sexual, es un mecanismo de subversión contra el orden patriarcal al que ha sido sometida la mujer durante más de cuatrocientos años en Latinoamérica. La misma autora va a contar en una de sus El nuevo amanecer de Emma 36

entrevistas su propia idea acerca del erotismo en su obra “Para mí lo erótico es reconocerse como mujer, ese poder vital con lo natural, con la tierra. Esa reintegración es la lucha por concebirse como alma y cuerpo, sin separaciones. Integrar lo femenino y lo masculino” (Aventín Fontana 245). La unión de lo masculino y lo femenino implica la renegociación del lugar al que se ha relegado a la mujer dentro de las estructuras sociales y culturales. Desde esta perspectiva el hombre ejerce un dominio sobre la mujer traducido en correspondencia con su lugar durante la actividad sexual. Belli rompe con dichos órdenes. No limita a sus personajes en el cumplimiento de la ideología hegemónica, permite que haya para las mujeres una serie de transiciones frente a su construcción como sujetos. Surge entonces una necesidad de hacer que el deseo y el placer femenino sea el detonante final de un espíritu que había sido aprisionado: la inclinación femenina de la sexualidad humana.

En la representación literaria que hace Belli del mundo femenino, se manifiesta asimismo la tendencia de utilizar referentes simbólicos que operan dentro de las estructuras ideológicas encargadas de cuestionar y poner en evidencia los vacíos del sistema frente a la condición femenina. La mujer, en la literatura de Belli, exige la restauración de su original posición en la cultura junto al hombre, no por encima de él pero tampoco por debajo. Es así como las protagonistas de la novelística de Belli, apuntan a no limitarse al cumplimiento de lo presupuestado por el patriarcado, y es el erotismo la experiencia que permite que el lugar de la mujer sea pensado de nuevo y se haga sentir su propia voz, inaugurando una tradición nueva, donde la mujer puede contarse sin inhibiciones, ni restricciones ni temor, y mostrarse de una forma más genuina.

Por otra parte, en la narrativa de Belli el cuerpo masculino va a ser el territorio sobre el que descansa el deseo. Se crea una literatura proyectada hacia lo masculino, con condiciones singulares que vale la pena mencionar, ya que desde esta configuración el sujeto masculino deja de ser sujeto deseante y se convierte en objeto del deseo ejercido por la mujer. Con una autora que canta así su propia condición de mujer y que celebra su propio cuerpo y el de su compañero, es desde donde se da el desmoronamiento de su subjetividad, y el surgimiento de un sujeto con derecho a la vivencia de un erotismo sin censuras y, por lo tanto, de una sexualidad más libre. El nuevo amanecer de Emma 37

Es así como la obra de Belli tiene una dirección cultural que la proyecta como una literatura donde el erotismo cumple el objetivo de subvertir el sistema establecido para la mujer. Ha mostrado las formas de dominación a través de las cuales se quiere frenar con la búsqueda de un nuevo significado de lo que es ser mujer. Este camino conduce a la liberación de la sexualidad femenina de los terrenos en los que la ha postrado el patriarcado con el fin de poderla dominar y ejercer sobre ella el control que la cohíbe: reprimir su experiencia sexual.

El nuevo amanecer de Emma 38

CAPÍTULO II

MUJER Y MENOPAUSIA: UNA NUEVA ÉPOCA PARA LA SEXUALIDAD

Es común pensar que cuando una mujer llega a la menopausia12, ha llegado al final de su vida sexual. A partir de allí, no puede sino dirigirse hacia un precipicio, hacia el fin inexorable, hacia la muerte. Se asume que una mujer que ha llegado a esta etapa, es un sujeto cuyo aporte cultural ha terminado, no se puede esperar nada más productivo de ella, pues su ciclo fértil ha concluido. Es una mujer condenada a la desaparición, al olvido, al fracaso. Esta condición discursiva de la realidad femenina es una herencia cultural de siglos de visión patriarcal sobre lo que significa el ser mujer y sobre el significado social que tienen las distintas fases del ciclo vital femenino. Cada una de ellas está cargada de ideas controversiales y, prácticamente todas, están definidas por la menstruación: su aparición, su ciclo, su ausencia. Regios significados culturales se han construido en torno a este hecho, convirtiendo el tema de la sangre menstrual en un claro y vivo ejemplo del complejo proceso por el cual la cultura construye una serie de concepciones dentro del imaginario y transmite, a través de ellos, visiones particulares de los cuerpos y los sujetos.

A través del personaje de Emma, protagonista de la novela El intenso calor de la luna, Gioconda Belli propone una mirada distinta del sentido de la menopausia en la vida de una mujer. Según su perspectiva, este hecho ha de ser comprendido como una especie de llave que le permite a la mujer atravesar puertas, entrar en un mundo nuevo, encontrar una forma de demostrar que aún es sensible, y descubrir, a través de una serie de experiencias, una poderosa verdad: su feminidad no se ha perdido, sino que se encuentra una nueva etapa de su vida, en la mejor etapa, donde se puede proyectar hacia una época de mayor desarrollo personal ya que podrá tener el tiempo y el espacio que antes no tenía ya que los había resignado en pro de los demás. La menopausia es una etapa donde renace la sexualidad, donde la mujer puede ser más ella.

12 De acuerdo con la investigadora, Delfina Charlton Lewis, en su artículo Climaterio y menopausia: una mirada de género, estos conceptos pueden ser entendidos como “Climaterio es una etapa que se presenta durante la vida de todas las mujeres e inicia entre los 40 y los 50 años, precisamente con irregularidades menstruales. Es un proceso normal y natural. Menopausia es la culminación o cese de la menstruación” (108). El nuevo amanecer de Emma 39

En este apartado se busca comprender a partir del personaje de Emma, la forma en que la menopausia afecta la subjetividad de quien la vive. Más que un final o que un obstáculo, la novela sugiere que la menopausia consiste en un cambio de perspectiva, frente a los estándares culturales y a la experiencia vivida, con gran potencial de transformación. Emma es un sujeto femenino que frente a la sorpresa de la pérdida de su menstruación, comienza a sentir sobre sí misma el peso de las construcciones culturales alrededor de la menopausia. La novela exhibe dichas condiciones y permite ver que la transformación en la vida de Emma la lleva a construir una visión transgresora sobre estos imaginarios sociales. Esta visión se expresa, primero, en su forma de concebir la menopausia y, en un grado de desarrollo mayor, en las decisiones que toma en su manera de ser y de actuar.

Para aproximarme a esta transgresión, exploro primero el sentido cultural de la menopausia, donde muestro de manera general las concepciones más fuertes alrededor de esta experiencia femenina para luego analizar los detalles de esta construcción social en la vida de la propia Emma, con la finalidad de determinar el nivel de impacto sobre su propia subjetividad y concluir con el ejercicio de dar evidencia de la nueva concepción de menopausia que la protagonista de la novela construye junto con sus efectos transformadores, ya que le permite, entre otras cosas, dar un nuevo impulso a su sexualidad.

2.1. El lugar de la menopausia en el imaginario colectivo.

Existe una fuerte tradición frente a la menopausia que la hace ver como una experiencia negativa en todo aspecto.13 Una de las ideas más arraigadas es que las mujeres que la experimentan se hacen irremediablemente viejas. Este asunto de la vejez es interesante de pensar en Emma. Ella creía que además del fin de su etapa reproductiva, la menopausia significaba también una pérdida de la juventud, realidad que la oprimía; llegaba a considerar que era alcanzar

13 Los doctores Couto y Napolés, en su artículo Aspectos sociopsicológicos del climaterio y la menopausia, hacen evidente el sentido negativo que suele tener esta experiencia: En cuanto a la percepción cultural y social, el proceso de la menopausia constituye, junto con la adolescencia, los dos hitos más significativos del desarrollo biológico de la vida de la mujer, dado que marcan el inicio y el fin de la función reproductiva; sin embargo, el tratamiento social es diferente, ya que mientras el segundo tiene la connotación de desarrollo y vitalidad, la menopausia, en el marco de la cultura occidental, lleva implícita la idea de envejecimiento y pérdida de la funcionalidad. (10)

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una caducidad en asuntos tan vitales como la sexualidad, la autoimagen, el círculo social… Pero no será hasta el final de la novela cuando ella emprenda el operativo de desengranaje de este fenómeno cultural que considera a la menopausia como el derrumbe de la experiencia vital; dicho fenómeno no es inmediato, es gradual, se va dando paso a paso en las experiencias y se evidencia en el aspecto sicológico del personaje, presente en la evolución del relato.

La menopausia no sólo es el fin de la menstruación y la edad reproductiva en una mujer sino que, en términos generales, se asume que una mujer menopáusica ya no es joven. Este concepto de pérdida de la juventud está estrechamente ligado con el de pérdida de la belleza. Belleza y juventud van de la mano en la cultura hegemónica cuyo sentido es vivenciado por la mujer, quien sólo siendo joven despierta la pasión sexual en otros sujetos. Estos valores, claramente heredados por una sociedad que legitima las necesidades afectivo-sexuales a través de una mirada masculina en extremo, deja ver la condición de desigualdad a la que se relega a una mujer en cada etapa de su ciclo vital, en especial esta.

La condiciones culturales que rodean la experiencia de la menopausia hacen que deba prestarse especial interés a las formas sutiles en las que se entretejen estos discursos, ya que de alguna manera están configurando una visión de lo femenino, están definiendo y delimitando la concepción de lo que significa ser mujer, y por lo tanto, reduciendo en el ideario colectivo el verdadero papel e impacto del rol del sujeto femenino en la sociedad. Una de las causas de esta situación en la vida de una mujer son las formas de pensamiento simbólico y colectivo, entretanto giran en el plano cultural para afectar lo que experimenta durante la menopausia, de esta manera los cambios corporales van adquiriendo sentidos culturales diferentes que rodean al cuerpo cuando aparecen ciertos cambios físicos.

En efecto, y siguiendo las ideas de Ana Freixas, sicóloga y conferencista de la Universidad de Córdoba, quien apunta sobre el tema una interesante reflexión sobre los valores culturales arraigados al hecho de envejecer:

Goethe afirmaba que envejecer es desaparecer progresivamente de la vista. Este tema de la invisibilidad de las personas a medida que avanzan en edad afecta a ambos sexos, ciertamente, aunque las mujeres desaparecen de la vista de la sociedad y del mercado sexual bastante antes que los hombres. Ello supone un doble estándar del envejecimiento, El nuevo amanecer de Emma 41

señalado por Susan Sontag, según el cual las mujeres soportan una doble afrenta: hacerse mayores y ser mujer; es decir, a las mujeres no se les reconoce más que un valor en la vida, el de ser mujer joven, mientras que a los hombres se les reconocen dos valores, el de ser hombre maduro y el de ser joven atractivo. La mujer sólo resulta visible y valorada en el mercado del amor, de la belleza, en su juventud; valorándose especialmente su capacidad reproductiva y fértil. Más adelante se reconoce únicamente en ella su capacidad de cuidado de otras personas, su entrega generosa, su capacidad de sacrificio y de estar en todo. En definitiva su capacidad para ser un ser-para-los-otros, sin identidad personal. Todo ello le priva, a medida que se hace mayor, de un reconocimiento indispensable que la sociedad, sin embargo, otorga a los hombres a todas las edades. (Nos envejecen... 164)

De acuerdo con lo planteado por Ana Freixas, podría decirse en un primer momento que las concepciones colectivas muestran a la mujer como un ser que al llegar a cierta edad, pierde toda su capacidad de adquirir una identidad propia, lo que dificulta su proyección en el escenario cultural. Para desarrollar este planteamiento, Freixas se apoya en el hecho de que la apreciación social de la mujer está limitada por la edad, mientras que en el hombre esta situación es más un beneficio, ya que su madurez es sinónimo de una atractiva sabiduría. En definitiva, una mujer solo es reconocida cuando es joven, pues los significados sociales suelen relacionar la juventud con la fertilidad y con la belleza.

Siguiendo la línea de pensamiento que propone Botello en su disertación, podría afirmarse que la vida de una mujer (desde su perspectiva, el ciclo vital femenino), está marcada por una serie de imaginarios colectivos, algunos de ellos muy cercanos al tabú que inciden a la hora de categorizar la forma cómo afecta el desarrollo de esta etapa en la vida de las mujeres. Sin lugar a dudas, existe una relación directa entre las etapas que forman el ciclo vital femenino y la fase reproductiva en una mujer

(…) es significativo que todos los acontecimientos importantes de la vida de las mujeres, relacionados o no con su salud, se identifican con fases concretas del ciclo fértil y con la salud reproductiva: menarquia, menstruación, embarazos, partos, menopausia… (Aproximación a las creencias... 77) El nuevo amanecer de Emma 42

Lo anterior produce que la etapa infértil de una mujer, etapa que aparece de manera definitiva ya en la fase posterior a la menopausia, marque el fin de su vida reproductiva, lo que trae implicaciones de tipo sexual ya que, como se ha mostrado con anterioridad, se asocian las ideas de fase reproductiva de una mujer con la posibilidad de disfrutar y de alcanzar el máximo goce dentro de su actividad sexual.

Es importante también indicar que no se pueden confundir estas fases de la edad reproductiva con las etapas de la vida de una mujer puesto que estas últimas son más amplias, más abarcadoras, más densas, pero en definitiva, sí existe una conexión en términos del imaginario colectivo entre las fases reproductivas, marcadas más específicamente por el inicio, el desarrollo y la finalización de la menstruación, con la identificación del ciclo vital femenino. De esta forma, y de acuerdo a la manera en que Ana Freixas, citada por Botello, cuando definen que son las “Tres , menarquia, maternidad y menopausia, (las que) definen los hitos del desarrollo femenino y otorgan a las mujeres una identidad fundamentalmente biológica en la que no se incluyen otros aspectos…” (Aproximación a las creencias... 79). De lo cual se puede determinar cómo el factor que atraviesa cada una de estas concepciones está asociado con la presencia de la menstruación en los ciclos regulares de la mujer.

A esta nueva condición o estado dentro de su ciclo vital, se asocian una serie de concepciones que acentúan el grado simbólico de segregación al que se ve sometida la mujer en esta época, una segregación discursiva que va colocando pequeños obstáculos dentro de los juegos culturales con los cuales la sociedad restringe el acceso para una mujer menopáusica; asuntos como la juventud y la sexualidad son vedados para una mujer después de cierta edad. En el mundo de los sentidos culturales, el mundo de la menopausia es uno de las más tristes y desafortunados. El ser menopáusica es ser vieja, es haber perdido la cualidad femenina de la belleza y la posibilidad del galanteo y el coqueteo en las interacciones sociales; ahora, en el mejor de los casos, solo puede inspirar ternura.

Por otro lado, buena parte de las ideas con fuertes significados sociales está asociada al hecho de que la menopausia puede traer consigo trastornos sicológicos ya que algunas mujeres, llevadas por estos juicios colectivos, se dejan invadir de miedos que hacen que su experiencia sobre este nuevo estado del cuerpo femenino, tenga momentos adversos. Incluso dichos temores, El nuevo amanecer de Emma 43

pueden hacer que la mujer experimente dramáticos cambios físicos, alterando de manera definitiva su temperamento e impactando en una forma desestabilizadora sobre su realidad femenina, ante todo, en el aspecto que se refiere a sentir la vejez como algo irremediable. Por supuesto que la menopausia trae cambios, modifica hábitos e impacta en el orden vital del sujeto que la experimenta. Igual que cualquier otro momento del ciclo vital femenino. Al igual que la adolescencia y la maternidad, la menopausia lleva una serie de cargas simbólicas parte de un valor cultural heredado por siglos de visión patriarcal sobre los procesos corporales femeninos. La menopausia va a significar para la visión patriarcal el fin de la juventud en una mujer, y de los valores que se asocian con ella: la belleza, la reproducción, la fertilidad, la humedad vaginal, etc.

Durante esta experiencia una mujer puede verse en situación de no saber qué ocurre con su cuerpo, ni cuáles son las condiciones que experimentará. En las fases asociadas a la menopausia, la mujer reordena sus funciones vitales, debido a unos cambios físicos que hacen que la mujer deba organizar la manera como maneja su propia vida. De acuerdo con Couto y Nápoles, quienes identificaron estos cambios físicos en un estudio con un grupo de mujeres climatéricas, se pueden evidenciar “[…] bochornos, sudoraciones, calambres, palpitaciones, dolor de cabeza, dolores musculares y articulares, incremento de peso, trastornos del sueño, sequedad vaginal, caída del vello axilar y púbico, ardor a la micción, incontinencia urinaria” (Aspectos sociopsicológicos... 3). Es importante precisar que cada momento de la vivencia de un sujeto trae consigo condiciones específicas. La menopausia también tiene sus manifestaciones corporales frente a las cuales, puede llegar a experimentarse cierta inestabilidad debido a los significados culturales que se tejen a su alrededor y que llenan de miedo a la mujer.

En segundo lugar, pueden asociarse estas sintomatologías a la somatización de algún tipo de presión sicológica por el significado cultural y social de la condición que está viviendo, lo cual provoca, como es lógico, una inestabilidad en algunas mujeres. Es decir, el cuerpo femenino se convierte en el territorio donde colapsan los sentidos sociales de la menopausia. Lo anterior muestra cómo los sentidos culturales de los cambios corporales resultan determinantes para construir el sentido de que cada mujer puede dar a la experiencia de su propia menopausia y el modo en que se enfrenta a los cambios que implica. La menopausia es considerada entonces, como una especie de estado último o final donde cae la mujer y del cual es imposible salir. Esta etapa es comprendida bajo los patrones más densos que el peso del patriarcado ha depositado El nuevo amanecer de Emma 44

sobre la mujer. Sin lugar a dudas, es su más dura prueba pues aparece una serie de cambios corporales, y con ellos la pregunta sobre lo que ocurrirá con su sexualidad. Así lo entiende Botello, desde la psicología, cuando en su estudio Aproximación a las creencias populares sobre los ciclos vitales femeninos desde la perspectiva de género explica que:

En el caso de las mujeres que están en la etapa en la que se produce el cambio, se descubren en muchas de ellas temor y ansiedad por los síntomas y las consecuencias de las que se habla, debido en parte a falta de información o a creencias erróneas […] que van a repercutir en las actitudes de las mujeres frente a este hecho fisiológico. (Botello Hermosa 98)

En definitiva, existe una repercusión real en las formas de entender y de vivir la menopausia. Estas formas pueden estar alteradas o no por los imaginarios colectivos que aparecen como construcciones culturales, donde se evidencia un manejo patriarcal a nivel discursivo, mostrando a una mujer menopáusica como una mujer disminuida, segregada al punto más cercano de la inutilidad y afectada en su proceso de autoconstrucción. Las concepciones que giran alrededor de la menopausia son el principal factor que determina el modo en que ésta se experimenta. En el imaginario colectivo se la ha asociado con un visible descenso del apetito y el interés sexual; siguiendo el estudio de Couto y Nápoles se tiene que “las mujeres en el climaterio atraviesan por una depresión, lo cual provoca que la mujer experimente sentimientos de desgano, irritabilidad e inestabilidad emocional, disminución del apetito sexual (libido) y nerviosismo” (Aspectos sociopsicológicos... 13). A partir de esta sintomatología se ha llegado a considerar que una mujer menopáusica es una mujer inestable, próxima al colapso. Una mujer menopáusica es catalogada como una mujer caótica, que ha comenzado a padecer una suerte de neurosis por la pérdida de la sexualidad, lo cual conlleva el hacerse vieja e inútil para la sociedad.

Si los sentidos culturales fueran distintos, esta etapa se viviría con alegría, con liviandad, se recibiría apoyo de los otros, y los problemas sicológicos seguramente serían más llevaderos, lo cual, a su vez, evitaría que se siguieran construyendo sentidos negativos. La mirada del sistema patriarcal acerca de la menopausia la muestra como una experiencia femenina lejos de ser comprendida, aunque sí es muy temida dentro del grueso grupo de las mujeres que aún no la ha vivido. Es así como, de acuerdo con Delfina Charlton Lewis, pueden asociarse una serie de El nuevo amanecer de Emma 45

(…) mitos, estereotipos y prejuicios construidos socialmente, entre los cuales se mencionan los siguientes: La vida sexual de las mujeres aparece con la menarquia y desaparece con la menopausia. La menopausia es una etapa negativa para las mujeres y generadora de múltiples dolencias. La menopausia es el fin de la plenitud femenina. La menopausia es una enfermedad que se cura con tratamiento médico. Las mujeres en la menopausia tienen sus órganos reproductivos atrofiados y esta es potencialmente letal para el cáncer. La menopausia es la culminación de la madurez emocional. Las mujeres en periodo de menopausia son eminentemente pasivas y afectivas, tanto en lo social, como en lo personal. Son viejitas poco interesantes, no atractivas, veteranas fósiles. Son viejas histéricas, deprimidas, desérticas y menopáusicas. (Climaterio... 110)

Como puede verse, los significados culturales que se asocian a la menopausia afectan los distintos espacios de la subjetividad femenina, e inciden en la manera en que una mujer ha de vivir esta experiencia. Tales mitos pueden generar en una mujer un impacto, un shock, una especie de trastorno en su comportamiento e incluso puede ir más allá, puede afectar su manera de ver el mundo y de explorar su afectividad. De acuerdo con Charlton Lewis (Climaterio... 111), una mujer mentalmente fuerte, económica y afectivamente estable, con éxito y reconocimiento en su mundo personal, con vigencia dentro del mundo laboral y profesional, es una mujer que tendrá mayores posibilidades de enfrentar esta etapa particular del ciclo vital femenino y podrá, asimismo, superar con mayores probabilidades de éxito las dificultades que trae este cambio físico.

Considerando la complejidad sicológica de la menopausia, es definitivo el papel que juega la pareja en este momento de la vida de una mujer. Si su pareja es estable, si tiene una buena comunicación con ella, si ambos continúan disfrutando de su actividad sexual, si la mujer puede sentirse deseada y hermosa, esta tiene un alto grado de posibilidades de salir fortalecida de la experiencia y proyectarse hacia el último tercio de su vida con mayores probabilidades de no llegar a sentirse desperdiciada.

En tercer lugar, siguiendo el estudio de los doctores Heredia y Lugones, puede verse de qué manera la menopausia es asociada con nociones patológicas considerándosele incluso como una enfermedad del aparato reproductivo, o en el mejor de los casos, como un periodo en el cual El nuevo amanecer de Emma 46

la mujer se ve expuesta y vulnerable a contraer enfermedades como el cáncer. Incluso con algunos términos que hablan del desbalance hormonal y de la pérdida de estrógenos. Los riesgos médicos, además, están asociados a la funcionalidad sexual y al placer. Siguiendo su trabajo, se tiene que

Las modificaciones en la respuesta sexual pueden resumirse así: disminución en la lubricación vaginal, la fase orgásmica dura menos, menor expansión de la vagina durante la excitación sexual, decrece la tensión muscular sobre todo en período de meseta, disminución de la secreción de estrógenos con la consiguiente disminución de la irrigación sanguínea y disminución de la fortaleza de la musculatura perineal. Ocurren, además, otros cambios no menos importantes, como son las transformaciones en la configuración corporal. Todo esto puede favorecer la pérdida del deseo sexual… (Principales manifestaciones clínicas... 23)

Al perder el cuerpo de la mujer su capacidad de reproducirse, es lógico y racional pensar que el cuerpo en dicha condición ya no es un cuerpo enteramente femenino. Los discursos que se elaboran alrededor de la fase reproductiva que llega a su fin con la menopausia, resaltan la pérdida de los valores de la sexualidad. Es así como se configura una visión sustentada de los riesgos y prevenciones a tener en cuenta durante esta etapa, donde puede convertirse en una experiencia que aún tenga mucho por enseñarle a una mujer como podrá verse más adelante.

En cuarto lugar, estas construcciones culturales se relacionan con la sexualidad. En efecto, hace parte de la creencia popular, y es una realidad biológica, que con la menarquia, la primera menstruación de la mujer, se comienza el periodo de la vida en que es apta para reproducir, de manera que ya puede ejercerse sobre ella el sofisticado mecanismo a través del cual se hace de la mujer un agente fundamental en el proceso de mantenimiento de la especie por medio de la reproducción. Al ser la menopausia un periodo donde cesa dicha capacidad fértil, se asocia al hecho de que la mujer ya no necesita de su sexualidad, pues el principal objetivo, el cual era el de reproducirse para mantener la especie, ya no se alcanza. Esto también deriva de la idea de que una mujer menopáusica produce en un nivel bajo de estrógenos, considerados como la hormona El nuevo amanecer de Emma 47

femenina, ante este desbalance hormonal sería posible afirmar14 que existe una relación entre su producción normal y el deseo de tener actividad sexual. En el evento de que la mujer tenga una pareja sexual estable, puede presentarse el caso de que este deseo no disminuya, sino que se conserve e incluso que aumente. Pero si la mujer no ha logrado trascender en su relación de pareja, y por el contrario, ésta termina, la afectación sicológica que experimente puede llegar a definir si continúa con su actividad sexual.

Como reflexión final, podría decirse que el sentido cultural de la menopausia está determinado como una construcción colectiva, evidencia de la manera en que se han construido las relaciones sociales para las mujeres. Entender a la mujer en los términos que ha elaborado la cultura acerca de la menopausia, referirnos a una mujer madura como una mujer de avanzada edad, muestra el tinte del discurso construido y dirigido hacia la mujer en su madurez y dejan ver el nivel de discriminación con relación a su edad y el modo en que se comprende a sí misma en relación con esa edad determinada. El peso de las asociaciones culturales tiene un impacto en la forma como la mujer vive esta experiencia, puede generarle a ella tanto conflicto interior y llegar a sentirse hasta tal punto disminuida, que puede creerse inservible, incapaz, y desarrollar una sensación de inutilidad. Los efectos colaterales de la menopausia abarcan no sólo los aspectos biológicos sino que interfieren también en su forma de ser y de estar en el mundo, ocasionando que la mujer replique estas alteraciones en comportamientos sociales que limitan su función cultural relegándola al de la mera reproductividad. Es importante comprender que estas asociaciones culturales en torno a la menopausia se reflejan en la vida de Emma, la protagonista de la novela de Belli, como se comienza a ver de aquí en adelante.

14 A propósito de esta hipótesis es posible mencionar los estudios de Couto Núñez y Napolés (Aspectos sociopsicológicos...) y de Heredia y Lugones (Principales manifestaciones clínicas...), quienes dan una mirada biomédica del asunto de la menopausia, incluso a sus conclusiones sobre las afecciones sicológicas, asimismo, explican la relación entre la pérdida de la capacidad para producir estrógenos y su relación con la disminución del deseo sexual. El nuevo amanecer de Emma 48

2.2. El lugar de la menopausia en el ciclo vital femenino de Emma.

La protagonista de la novela, objeto de análisis en este estudio, se llama Emma. Es una mujer de 48 años. Llama la atención la manera su entrada en la novela. Se da en el primer párrafo donde el eje de la narración gira en torno a los cambios inesperados que trae la vida. La sensación de falta de control sobre estas situaciones hacen que la mujer dirija su atención a otros temas que la preocupan, en los cuales el cambio sobresale como una constante, lo cual anuncia al lector las transformaciones que tendrá la vida de la protagonista. En el primer pasaje de la novela aparece Emma manejando su carro, y como si fuera el lente de una cámara de cine la perspectiva del narrador hace un zoom en sus manos: finas, delicadas, bien cuidadas y con sendos anillos en sus dedos, uno de matrimonio y otro de compromiso. Es el primer eslabón con el lector entra en la vida de Emma. Pero de manera casi inmediata, un par de líneas después, se encuentra el siguiente registro relacionado con su ciclo menstrual. Luego de construir una imagen de Emma como una mujer madura, que transmite cierta seguridad y cierta fortaleza se muestra también su mayor aflicción: “Desde hace cuatro días espera que le baje la regla y esta no llega. Emma es una mujer exacta, su regla suele llegar puntual a los treinta días del mes” (El intenso... 10). Por lo pronto, me interesa comprender qué ha sucedido en la vida de una mujer antes de llegar hasta este estado, para volver la mirada sobre Emma y ver la forma precisa en que la impacta el vivir la nueva experiencia de la menopausia.

La protagonista de la novela de Belli, por ejemplo, conoce perfectamente lo que ocurre en su cuerpo, pues en su juventud fue estudiante de medicina, aunque abandonó su carrera persuadida por su esposo y se dedicó a las labores domésticas en su hogar. A pesar de esto, Emma también piensa que de alguna manera la llegada de la menopausia, el entrar en esta etapa, traerá consigo un desgaste, la cambiará como mujer, no será la misma persona que era antes porque la regla era algo que la definía:

Pero quizá desde esa época cuando le dio por leer sobre «la condición femenina» advirtió el tono trágico que rodeaba la menopausia… tanto empeño pone la naturaleza en hacer fértil a la mujer que cuando la fertilidad se acaba una enorme mano masculina sale del cielo y la tira al basurero con la furia implacable del mismo personaje que echó a la pobre El nuevo amanecer de Emma 49

Eva del paraíso… Conservaba la esperanza de ver la mancha roja que la apartaría del precipicio de la vejez y la muerte. (Belli, El intenso... 70)

Esta forma de asociar la feminidad con la reproducción es una muestra de la manera cómo la mujer ha sido subordinada en la sociedad a un rol materno-reproductivo; se es mujer en la medida en que se cumple con ser madre, sólo durante el periodo fértil se es deseada sexualmente pues el varón ha de querer ver prolongada su estirpe. Cuando llega la menopausia como se ha dicho, este deseo cesa, ya no llega con relación a esta etapa de su vida. Emma piensa en ello con insistencia:

Este asunto de su regla es diferente. Conoce teóricamente que existe algo llamado menopausia, pero no quiere pensar que sea eso. Sin embargo su mente… la lleva por una senda oscura llena de señales de alerta, de grandes rótulos iluminados encendiéndose intermitentes que anuncian MENOPAUSIA, el fin de su feminidad. (El intenso... 12)

Emma no puede liberarse de tales prejuicios, por más que intente no es capaz de olvidar que su regla no ha llegado puntual como siempre llega, y no puede dejar de pensar en el asunto de que tiene 48 años. Ha escuchado a muchas de sus amigas que ya han pasado por la etapa de la menopausia, algunas se quejan más que otras, pero para ninguna de ellas ha sido una faceta inadvertida. Es evidente que existe un temor en Emma ante la inminencia de la menopausia. Pesan sobre ella las ideas que la hacen ver como el momento en que dejará de ser ella, como el punto final de su feminidad, y con ello, y tal vez lo que más le inquieta, el fin de su sexualidad. El miedo de Emma se manifiesta como una fuerte ansiedad, la cual se desborda en pensamientos sobre lo que será de ella:

Los calores amenazan su vida útil como hembra de la especie. Se imagina despojada de todos los signos de la feminidad, invisible, descartada y descartable. No concibe vivir sin su sexualidad, sin las señas de identidad que han sido su insignia, su bandera de navegación hasta ahora. (El intenso... 43)

El primer registro como “hembra de la especie” es una evidencia de la carga simbólica que existe entre el imaginario colectivo y las formas particulares de representación donde se construye un sujeto. Alrededor de Emma giran una serie de concepciones sobre la menopausia El nuevo amanecer de Emma 50

que la han determinado como mujer, que han influenciado en su construcción personal, que se han incrustado dentro de su manera particular de percibir y de comprender el mundo.

Estas sensaciones en su conjunto la han acercado a una especie de precipicio al cual se siente empujada por la realidad casi irremediable de que dejará de vivir su sexualidad, siendo esta idea nueva una condición, un nuevo estado que ella resiste explorar. A pesar de tener una cierta ventaja por su condición social, Emma no escapa de las construcciones culturales que ya he recorrido. La novela sugiere que dichas construcciones simbólicas, aparecen en uno y otro contexto sin importar la clase social; cada mujer experimenta la menopausia y tiene sus temores afianzados por los contenidos depositados en el imaginario colectivo que ella entra a experimentar.

Ahora bien, en la novela de Belli pueden verse al tiempo la validez y las limitaciones de las concepciones culturales sobre la menopausia que he venido elaborando en esta sección. Emma es una mujer que tiene miedo de lo que significa la palabra menopausia, pues cree que determina el fin de su feminidad. Está asustada, ha escuchado tantas cosas: teme hacerse vieja, teme la ausencia de su menstruación, esa cita con ella misma, esa exactitud, esa minuciosidad de su propio cuerpo que la tiene tan deslumbrada. Teme dejar de disfrutar su sexualidad. El imaginario colectivo atraviesa las diferencias sociales e incide de forma directa en el actuar de un sujeto, ya que su mentalidad e ideología van a determinar su forma de estar en el mundo

¿Te cambiaste el pijama? ¿Qué te pasó?... Él la miró suspicaz… notaría la frecuencia con que estaba yendo al baño en pos de la mancha roja que la devolviera a su rutina de mujer que desde los trece años ha reglado exactamente todos los meses…ni el meridiano de Greenwich era tan exacto como su regla. Que le falte por otra razón que no sea un embarazo es algo para lo que no está preparada. (El intenso... 69)

Dentro de los sentidos sociales, la menopausia es la pérdida de una serie de rasgos esencialmente femeninos, rasgos que han definido y han dado forma a lo que es una mujer en nuestra cultura. Estos rasgos también han moldeado a Emma y se han incrustado como parte de su identidad. Teme que su intimidad se vea afectada por esta condición que ahora hace parte de ella; teme que su esposo, Fernando, pueda tomar esta situación a favor suyo, siente una fuerte inseguridad producto no sólo de la experiencia de la menopausia, sino que también pueden El nuevo amanecer de Emma 51

entenderse a la luz de los significados sociales construidos para presentarla como una experiencia temible, la cual se debe asumir con cuidado para que alguien más no se aproveche de su abandono e indefensión. Emma no quiere dejar de lado su vida sexual porque ha sido para ella una de las vivencias más importantes, pero la cultura se ha encargado de mostrarle que con la menopausia su sexualidad no será la misma.

De igual manera que en la menarquia se habló de la transición de niña a mujer, la menstruación pasa a convertirse en un signo asociado a la fertilidad femenina, a la capacidad de procrear, de permitir la trascendencia del hombre, lo que eleva su atractivo. Al perder esta condición durante la menopausia, el principal temor de Emma tiene que ver con lo que pueda ocurrir con su sexualidad. Se ha definido como un sujeto cuya “carta de navegación” ha tenido que ver con lo sexual, al estar tan ligada a la menstruación, su primer manifestación de preocupación cuando se descubre a sí misma climatérica y muy próxima a la menopausia, gira entorno a que con el fin de su menstruación llega el fin de su etapa fértil, lo que en otras palabras equivale al fin de la posibilidad de sentir el goce sexual. Inicialmente, la menopausia significa para Emma, el periodo en el que ha finalizado su capacidad de disfrutar de su cuerpo y de las sensaciones que puede llegar a alcanzar. Llega justo en el momento en el que menos preparada está para ello, y la incomodidad de saberse una mujer incapaz de dar y recibir la satisfacción sexual, la va encerrando en sí misma, convirtiéndola en una mujer con profundas necesidades de entender y de sentir que su cuerpo aún puede alcanzar el máximo placer. Sin embargo, poco a poco, Emma va a ir comprendiendo que puede concebir una idea diferente de lo que es la menopausia, y esta concepción nueva afectará la manera en que vive esta etapa de su existencia.

Esa misma menstruación, que hace por lo menos cuatro días no le llega a Emma, hace que crea y piense en su feminidad: ya se esfumó, ha llegado a su fin lo que la hacía fundamentalmente mujer, esa esencia de lo femenino se ha perdido en ella para siempre. En definitiva, existe una fuerte tradición popular que varía de una región a otra, de una parte del mundo a otra, con relación a los valores asociados a la menstruación. Prácticamente que podría considerarse que la menstruación es en sí misma un hito de fuertes y arraigadas construcciones colectivas y socioculturales. Ideas que vienen incluso de la más remota antigüedad, si atendemos que Victoria Sau, citada por Botello en su estudio, entrega la siguiente información para llamar la atención frente a la anterioridad de estas concepciones: El nuevo amanecer de Emma 52

“Plinio, en su Historia Natural, ofrece una lista de creencias de los romanos con respecto al ciclo femenino: si pasan cerca de un recipiente de vino, aunque sea nuevo, se estropeará y se agriará; si tocan las espinas del campo morirán; los pastos y las flores al pasar junto a ella, se marchitarán; los frutos de los árboles bajo los cuales se sienten, caerán; empañarán los espejos en que se miren, así como una espada, un cuchillo o cualquier elemento afilado, los cuales se tornarán opacos en el acto; el hierro y el acero se oxidarán… En 1878, el British Medical Journal afirmaba que la carne se corrompe cuando la toca una mujer que tiene la regla.” (Aproximación a las creencias... 90)

Hay toda una construcción y elaboración metódica de un discurso que muestra la menstruación como lo femenino, aquello que es característico en una mujer, aquello que permite que una mujer sea una mujer. Discursos relacionados con la idea de la menstruación, de la naturaleza de la sangre que se menstrúa, llenan de metáforas y metonimias el mundo del ciclo fértil, una revisión básica a los nombres con los que la tradición cultural designa esta condición femenina “La regla, la roja, la bandera, la visita, la llegada, la tía, se me descalabró la niña”, muestran cómo las construcciones sobre los significados sociales que se le dan a las cosas que pasan en los ciclos vitales de una mujer tienen matices de segregación, funcionan como instrumentos de dominación, incluso, son forma de discriminación, utilizados para tratar a la mujer como algo diferente, como algo objetuado y no como un otro.

Algunas de estas ideas asociadas con la menstruación llegarán hasta nuestros días; otras, se depurarán y añadirán imaginaciones nuevas a las construcciones colectivas que alrededor de la menstruación realiza la cultura. Estas asociaciones, involucran de manera indistinta la luna, las mareas, los eclipses, la putrefacción de los comestibles, las afecciones a los recién nacidos. Pero una fuerte cantidad de dichas construcciones sociales están dirigidas a la actividad sexual, a las prohibiciones de sostener coitos durante los días que dure la regla, y frente a las transgresiones y rupturas que se aprecian si una mujer decide mantener relaciones sexuales en presencia de su periodo. Una parte del significado de esta carga colectiva parte de los mismos hombres, ya que algunos se resistirán a copular durante el ciclo menstrual, acentuando y dando más fuerza a esta tradición cultural, aunque otros lo podrán hacer sin impedimento, casi sin ningún problema. El nuevo amanecer de Emma 53

De estas construcciones sociales no se escapan ni siquiera las parejas sexuales de Emma. Mientras Fernando, su esposo, siente casi que una repulsión agresiva, en las orillas de lo abyecto, frente a la sangre femenina liberada con la regla y, por supuesto, no se atreve a acercarse a Emma mientras dure su periodo, Ernesto, su amante, va a sacar sin pudor el tampón que utilizó en la mañana, y del cual se siente orgullosa porque le deja ver a Ernesto que aún sangra (Belli, El intenso... 181). Hunde sus dedos y lo retira sin remordimiento, y luego, copula con ella, entrando en terrenos distintos a los que señala el imaginario colectivo. Este ideario es concretado por medio del punto de vista de los sujetos masculinos, mostrando con esto la manera diferente al entender la menstruación y el significado distinto que cada uno de ellos le da a sangre: mientras que Fernando no se acerca, Ernesto se baña en ella.

Rememora las sensaciones, su falta de vergüenza, la confianza en su propio cuerpo. Le dio placer que él la viera. No le importó su edad, ni pensó en eso hasta el final. Se sonroja recordando lo del tampón sanitario. ¡Qué diferente la reacción de Ernesto! Con qué naturalidad se lo tomó. No imaginó que hubiese hombres a quienes les fuera tan irrelevante. Sería la nueva generación. (El intenso... 188)

En efecto, una de las condiciones que más aflige a Emma durante la vivencia de esta nueva realidad íntima y social, es estar menopáusica, no tener la menstruación. Su ser femenino se descubre mayor, casi al borde de la negación absoluta de su feminidad. Entrar en el problema de la menstruación y su ausencia en la vida de Emma es entrar en el problema sobre la edad en la mujer que plantea la teórica Luce Irigaray. Esta asociación de la menopausia y vejez está marcada por una herencia de tradición cultural que se le debe al patriarcado. Se ha descargado en la mujer todo su peso conceptual. Esta densidad hace que a Emma le cueste tanto trabajo llegarse a desprender de esa tradición patriarcal con relación a su sexualidad

¿Qué edad tienes? Una pregunta temible en nuestras culturas donde la edad significa envejecimiento. Avanzar en edad es tener un año más. Es decir, dejando aparte los años del crecimiento, se trata siempre de envejecer, tanto por acumulación de años como por incremento de achaques y deterioro orgánico. (Yo, Tú, Nosotras... 109)

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El tema de la edad en la mujer es un riesgo cultural, riesgo en la medida en que una mujer con cierta edad verá cómo se cierran las puertas en algunos escenarios de interacción, afectando su manera particular de ver y entender el mundo. Es interesante hacer notar además que, mientras en el hombre se celebran los años cumplidos como signos inequívocos de su madurez, en la mujer esta representación se da en el sentido opuesto, es decir, una mujer se dirige inexorablemente hacia su vejez.

Esta preocupación aqueja a Emma. Sin duda, llegar a la menopausia en este momento de su vida era algo que no hacía parte de sus cuentas. Si bien tiene resuelta su situación financiera, si bien su esposo brinda una estabilidad que a Emma le permite vivir con cierta comodidad en medio de una sociedad latinoamericana cada vez más abierta frente a la condición de vida de las mujeres, aún Emma padece una suerte de herencia patriarcal que le ata a una relación monogámica que se ha extendido durante casi tres décadas. Esta es la Emma que se va a derrumbar y le dará paso a una mujer nueva, a lo que más adelante se verá, como una mujer otra.

Para comprender el escenario del que ha de surgir una nueva mujer liberada de esa serie de prescripciones sociales impuestas por el sistema, para poder proyectar mejor los matices de esta transformación, hay que entender, como lo propone Luce Irigaray, la relación de la edad con el paso del tiempo “Quiere esto decir que la vida de una mujer no puede reducirse a una serie de hechos o actos que se suman o se anulan. La vida de una mujer está marcada por una serie de acontecimientos irreversibles que definen las etapas de su edad” (Yo, Tú, Nosotras... 111). Más allá aún del fenómeno de la menopausia en sí, es posible entender que en Emma se dan una serie de transformaciones específicas dentro de su orden y proyección como sujeto femenino, por esto mismo, su ciclo vital, al llegar a esta etapa, es uno de los agentes de cambio que promueven el nacimiento de una nueva Emma, pero no el único.

Sin embargo, para ver el lugar que ocupa en la vida de Emma la menopausia no sólo como un hecho biológico sino como una experiencia cargada de contenidos culturales, basta con revisar el estudio del ginecólogo Seara, citado en el trabajo de Botello, quien identifica una referencia histórica en un hecho bíblico narrado en el Antiguo Testamento: “(…) Es de considerar que ambos dos, Abraham y Sara, eran de avanzada edad para tener hijos y a Sara le habían faltado ya las costumbres de las mujeres (Génesis, 18:11)” (Aproximación a las El nuevo amanecer de Emma 55

creencias... 92). Se puede apreciar entonces, la forma sutil en que se incrustan los imaginarios de la menopausia dentro del colectivo y la manera en que se reproducen en la vida de Emma, la llevan a vivir esta experiencia humana desde el punto de vista de lo catastrófico y casi apocalíptico. Esta experiencia implica también su propio colapso como sujeto femenino y su derivación en algo distinto, en algo asexuado. Si para Sara, el personaje bíblico, el faltarle las costumbres de las mujeres era un problema y un obstáculo, de seguro, lo era también para todas y cada una de las mujeres de la tierra.

Entonces aparece una Emma que vive al mismo tiempo muchas cosas relacionadas con los miedos que trae la experiencia de la menopausia: primero, la hace sentirse y verse como una mujer más vieja. En un segundo momento, ha perdido su belleza, al perder también su juventud. Por último, ha perdido o está por perder su capacidad de goce sexual. Sin lugar a dudas, el hecho de que haya un imaginario colectivo atado a la idea de la fase reproductiva en una mujer y se equipare con el ser sexualmente atractiva, pretendida, es una idea casi que genéticamente instalada dentro de los aparatos de la cultura. Es así como Luce Irigaray permite pensar en la menopausia desde unos referentes muy particulares

Finalmente, la menopausia marca otra etapa en el devenir del cuerpo y el espíritu femeninos, etapa que se carxacteriza por un equilibrio hormonal distinto, por otra relación con lo cósmico y lo social. Lo que normalmente se considera el fin de la vida de una mujer… (Yo, Tú, Nosotras... 111)

Como lo he discutido antes, la mujer pareciera ser vista como mujer solamente hasta la menopausia. Hasta un año después de la última regla si se quiere ser un poco más estrictos. La construcción cultural que pesa sobre Emma, es decir, siglos y siglos de pensamiento no femenino, han hecho que las distintas etapas del ciclo evolutivo de las mujeres estén rodeadas de eufemismos, de sofismas, incluso de arcaísmos. Es así como la mujer va a estar enjaulada dentro de las rejas de su propia capacidad reproductiva.

La menopausia, entonces, al ser comprendida culturalmente como el fin de la menstruación significa para la mayoría de la mujeres que no la han experimentado, el fin de su experiencia sexual. Esta realidad se va a manifestar con mucha fuerza en la vida de Emma, quien veía en el sexo una especie de identidad, una especie de personalidad, que la ha llevado incluso a El nuevo amanecer de Emma 56

considerarse como “Emma, la eléctrica” (Belli, El intenso... 11). Esa misma mujer que llegaba al final de su ciclo cargada de voltaje, y para quien la regla era la explosión de un sinfín de emociones depositadas en las regiones más enigmáticas de su mente; quien a través de su cuerpo podía acceder a zonas reservadas para el hombre, puede perder también en esta nueva etapa, toda posibilidad de encontrar placer en el acto sexual.

Luce Irigaray considera que “Quizás fue la complejidad de este devenir espiritual lo que entrañó una reducción abusiva de la identidad femenina a la función reproductora del individuo, de la especie y de la sociedad” (Yo, Tú, Nosotras... 111). Eso mismo es lo que siente Emma, cuando se deja llevar por la idea de que su sexualidad ha terminado y su feminidad se ha desvanecido, ya no será más una mujer en todo el sentido de la palabra, eso que la hacía mujer ya no la acompaña, ya no forma parte de su cotidianidad, ni de sus experiencias. Extraña su regla, extraña ser la misma que era antes, incluso un par de noches se despierta ansiosa para revisar sus sábanas y encontrar en ellas la prueba definitiva de que aún no es del todo vieja, de que aún puede sangrar.

Para finalizar este apartado, es necesario decir que la menopausia no llega en el momento más oportuno para Emma, porque se junta con una serie de condiciones que en su vida han cambiado. El hecho de tener una pareja por más de dos décadas, sin duda la cuestiona: ser dependiente de un hombre, estar atada y no poder deprenderse de él. Conocer otro hombre, otra perspectiva, otro punto de vista, por ejemplo, frente al significado de su sangre menstrual, le muestra a Emma que más allá de su hogar existe un mundo inexplorado de sensibilidad. Por otro lado, su cuerpo ha cambiado, sin lugar a dudas que descubre ahora que ya no es esa misma mujer que era, que gozaba con libertad de sus poderes sexuales. Justo en este momento le sucede lo de la menopausia, llega con sus miedos, con sus giros, sus cambios físicos, sus calores, permitiendo que surja una nueva Emma de entre las cenizas de una mujer que había sido pero que ya no era.

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2.3. Nuevos sentidos en torno a la menopausia.

Ante la consideración de que Emma ha llegado al fin de su feminidad, ella va a constatar, poco a poco, de que en realidad no es así, ser menopáusica no es el fin de nada, es más, su sexualidad cobra un segundo aire. Dan cuenta de esto algunas manifestaciones de Emma en diversos momentos de la novela donde explicita que su deseo sexual cobra un nuevo aire, de tan incendiarios que se volvieron sus sentidos al momento de tener una relación sexual. Estos impulsos se manifiestan primero con Fernando; después, con Ernesto, según testimonio de Emma, se exacerban. A continuación, una breve escena, “Ella cierra los ojos y participa de su arranque carnal y desvergonzado, gimiendo y moviendo caderas, mostrándose entera sin pudor… Ella también colapsa. Se asombra de su propio cuerpo. Jamás había logrado un clímax tan rápido” (Belli, El intenso... 133). Ella puede comenzar a vivir una serie de experiencias que antes no vivía por los mismos temores que la sociedad ha implantado en el constructo cultural de lo que significa ser mujer. En palabras de Luce Irigaray, equivaldría a decir que “Avanzar en edad puede ayudarnos a franquear etapas que nos dejen más libres para velar por la realización de nuestra identidad” (Yo, Tú, Nosotras... 113). En busca de esa identidad es que Emma acudirá, en primera medida a través de la doctora Piñeiro, su ginecóloga, la mujer que la había asesorado durante sus dos embarazos. Antes de hablar con ella, puede dejarse evidencia de una Emma llena de miedos, de dudas, no sabe si puede o no referirse con tranquilidad a un tema que ella considera muy privado, que se ha convertido para ella casi que en un tabú. Basta echar un vistazo a lo que piensa Emma tan pronto ingresa al consultorio de la doctora:

En el consultorio de la Dra. Piñeiro, la ginecóloga de Emma, hay tres mujeres esperando en la antesala… ¿Cuántos años tendrían las mayores? ¿Hacían aún el amor? Difícil imaginarlo. Observa los zapatos de la de pelo gris. ¿Cómo podía esperar que su marido le hiciese el amor? (Belli, El intenso... 86)

Puede apreciarse que la Emma que llega al consultorio de la ginecóloga es una Emma llena de dudas, de miedos, pero sobre todo una mujer a la que ataca una preocupación fundamental con relación a la menopausia. Además de los calores y del nivel de hormonas que había necesariamente que equilibrar, ella estaría dispuesta a soportar todo esto con altura, todo, menos a perder el legítimo derecho de gozar de su sexualidad. Ese es su mayor temor: no quiere El nuevo amanecer de Emma 58

seguir sin sentir deseo ni placer sexual, tampoco ser frígida. No quiere aparecer seca cuando alguien tuviera deseos de hacer el amor con ella, si es que ese deseo, como piensa una y otra vez, se manifiesta en alguien más que no sea Fernando, en este caso, la sensación está dirigida hacia Ernesto, su amante.

En este marco de definición de lo femenino puede también entenderse la medida en que la sexualidad ha sido el principal mecanismo sobre el que descansa la forma de dominación que se ejerce en la mujer. Podría decirse que ese poder lo ejerce su otro, el hombre, pero es fácil entender que la sociedad patriarcal es mixta en su composición, pero patriarcal en sus formas. En la sexualidad un sujeto se encuentra consigo mismo y puede construir su identidad, de acuerdo con Luce Irigaray, “La sexualidad femenina no responde a la misma economía. Es más parecida al devenir, más ligada, al tiempo del universo” (Yo, Tú, Nosotras... 111). La sexualidad femenina es diferente, se manifiesta de una manera particular. Según Irigaray, está en sincronía con la energía del universo, por lo tanto no se encasilla, no es racional, no se puede predecir en una mujer la aparición del deseo. La sexualidad femenina se hace una vivencia única en cada mujer, en cada sujeto se da de una forma irrepetible pero trascendente.

En ese mismo sentido, se busca comprender que la experiencia de la sexualidad durante la menopausia puede estar afectada por la imagen o el significado que se tiene de ella. Hasta tal punto la mujer puede verse perturbada por las ideas que ha escuchado sobre su disfunción sexual, que se siente proclive a ella. Estas ideas no tienen en cuenta la evolución de un sujeto, si bien la menopausia restringe ciertas cualidades físicas, también potencia en ella otros rasgos de su naturaleza:

Se plantea que los síntomas más frecuentes en la etapa climatérica son de origen psicológico y aunque esto no genera un problema de salud mental grave, puede disminuir la satisfacción personal e influir en las relaciones interpersonales, familiares, de pareja, sexuales y laborales. (Couto Núñez 115)

La mentalidad debe permanecer fuerte en una mujer mientras esté viviendo esta etapa. Su idea sobre la sexualidad definirá sus posibilidades de mantenerse activa en esta dimensión de su vida. El imaginario colectivo es el factor determinante, ya que incide dentro de la experiencia que lleva a considerar la menopausia como el fin de la sexualidad femenina. Asume que la El nuevo amanecer de Emma 59

menopausia trae consigo una serie de desórdenes en el comportamiento biológico del sujeto que podría afectar su manera de vivir esta experiencia. Más allá de la ya mencionada sudoración nocturna, lo que más afecta a Emma es esa posible disminución del deseo sexual, ya que el hacer parte de una cultura no pensada ni por la mujer ni para ella, hace que la menopausia sea una de las experiencias más complejas que deba afrontar en su vida. La intención principal de este apartado es mostrar una visión diferente sobre dicha experiencia en el escenario cultural, tal como lo propone el equipo de trabajo compuesto por los doctores Couto y Nápoles en su reflexión, en la parte donde elaboran su conclusión

La menopausia no es una enfermedad, simplemente es un evento significativo encuadrado en una etapa de la vida, influenciada por los contextos sociales y culturales; sin embargo, la representación mental que se tiene de esta y la valoración, ya sea positiva o negativa, depende del contexto social. (Couto Núñez 8)

De lo anterior resulta que el contexto es el factor determinante a la hora de comprender lo que le ocurre al sujeto femenino cuando vive la menopausia. Influye en la manera como se determina el rol de la mujer y en el marco de las experiencias que trae consigo pertenecer a lo que dentro de la novela se denomina “el club del abanico”, poniendo en evidencia este calificativo, que en verdad sí existe una segregación social dirigida a la mujer que atraviesa esta etapa de su ciclo vital.

El proceso de desmitificación de los valores culturales que tiene la menopausia en el interior de Emma, es un proceso lento, pero que puede tomarse como referente dentro de los estudios de perspectiva de género, porque permiten visibilizar todos los rasgos discursivos que se entretejen como forma de supresión de la categoría de lo femenino, tan fundamental para pensar asuntos relacionados con la otredad, la alteridad, y la posibilidad ética y política de hablar de un nosotros, como máxima categoría de la interdiscursividad.

La menopausia —Emma tardará un poco en comprender esto— aparece proyectada desde nuevos ejes. Siguiendo a Charlton, es una faceta donde

Generalmente en su vida adulta una mujer se dedica a criar una familia o desarrollar una carrera, o atender los quehaceres del hogar y cuidar a las y los enfermos. Es decir, vive El nuevo amanecer de Emma 60

para otros. Ahora es el momento de pensar más en ella misma, porque ha llegado el periodo más interesante y promisorio de su vida, en el que su experiencia y su sabiduría deben ser aprovechadas. Además, es la dueña absoluta de su cuerpo, debe gozar plenamente de su sentir, su actuar, escuchar los sonidos de su cuerpo y la sabiduría acumulada. (Climaterio... 106)

La menopausia aparece como el periodo de mayor libertad en la mujer, puede vivir de manera natural su propia sexualidad sin el temor de tener que esperar el cese de su ciclo para poder copular. Durante toda su vida la mujer estuvo dedicada a los demás, dirigida al cuidado de su familia, pero a esta edad, a la edad que tiene Emma, en ciertos contextos muy particulares, la mujer puede dedicarse al cuidado de sí misma, a cuidar de su propia imagen, a darse gusto, a hacer cosas que antes no hacía. La menopausia ha liberado a la mujer del temor de vivir su sexualidad limitada por el miedo y el fantasma del embarazo, y la proyecta hacia escenarios nuevos, hacia concepciones distintas sobre lo que en realidad significa y representa seguir haciendo el amor después de la última menstruación.

Es importante decir que el significado de la menopausia cambia de una mujer a otra, quienes no la han vivido le temen, y quienes ya la vivieron, se dieron cuenta de que lo disfrutaron. La mujer cuando ha experimentado y ha superado esta etapa, se coloca ya en un estado absoluto de gozo y de descubrimiento de su propio cuerpo, lo cual ocurre después de la fase de transición o cambio. Sobre este hecho reflexiona Luce Irigaray, cuando menciona que

Sufrir el paso del tiempo como un envejecimiento lleva a olvidar la ventaja de nacer mujer, ventaja que nos exige sin duda una elaboración espiritual compleja, múltiple. En efecto, la espiritualidad de una jovencita no es la de una adolescente, ni la de una amante, ni la de una madre, ni la de una mujer de cuarenta y cinco años o más. (Yo, Tú, Nosotras... 111)

Si se atiende el aporte anterior con base en la discusión que se ha venido elaborando, puede decirse que para una mujer la menopausia es el momento de aprovechar las ventajas de tener menos responsabilidades, de no tener ya que ocuparse de los hijos, de no pensar tanto en los demás y dedicarse más bien a pensarse a sí misma; ya no se es una niña, ya no se es una señorita, ya no se es una mujer embarazada, y vaya si ha cambiado su experiencia como madre. En el caso El nuevo amanecer de Emma 61

de Emma, desde que su hijo menor se fue, sintió el vacío tremendo de la ausencia y de la soledad. Una mujer como Emma, puede entrar a pensar más en su propia realización como persona. Al haber dejado atrás todas sus demás facetas biológicas, al no ser ya lo que era antes, puede aprovechar lo que ha sido y disfrutar de la experiencia acumulada a través de sus ya casi cinco décadas.

Así, la mujer se proyecta a nuevas coordenadas. En la época de la madurez alcanza también una profundidad en su manera de pensar, de ser y de sentir el mundo. Ha conocido una serie de rasgos fundamentales del universo que la rodea y puede presentarse con un nuevo rostro en esta nueva etapa de su vida. De igual forma, lo comprende Charlton cuando concluye:

Hay una sabiduría acumulada, estamos enamoradas de la vida, sabemos lo que queremos, podemos disfrutar las relaciones sexuales sin temor a un embarazo, permitirnos estilos de vida menos convencionales, más saludables y gozosos, con menos temor por la experiencia acumulada; es la etapa de crecimiento intelectual, laboral y de desarrollo espiritual con una gran capacidad de cambio; es decir, es el periodo apropiado para ser protagonista de su propia vida. Es necesario resaltar y recordar estas características. (Climaterio... 109)

Esta es precisamente la nueva forma de pensar la menopausia, como un momento de cambio, de ruptura de los convencionalismos y de las formas tradicionales de sumisión y de dominio sobre lo femenino. No solamente se trata del hecho de hacer el amor tantas veces como lo hace un hombre, no se trata de masculinizar el cuerpo femenino, se trata de darle rienda suelta al principal mecanismo de dominación y de segregación aplicado sobre la mujer: su sexualidad y la prohibición de explorar el cuerpo más allá de lo permitido. Los espacios en los cuales se construye la sexualidad en una mujer son más restringidos que los que un hombre experimenta. Sin embargo, la sexualidad después del fin de la menstruación es una sexualidad que va rompiendo esos límites que han sido impuestos, es una sexualidad transgresora, rompe con lo estipulado y tiene la única intención de dedicarse a sentir placer; la mujer no volverá a pensar en complacer a alguien más, sólo existe por el puro placer de existir. Está en su mejor época.

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La mujer se muestra más libre, más dispuesta a iniciar proyectos, a asumir las riendas de su propia vida, más segura de que puede disfrutar de las ventajas de no pensar en la menstruación, en la fecundidad, en la reproducción. La sexualidad aparece con un nuevo tinte, cada mujer es más ella misma, puede darse el lujo de entrar una y otra vez en el cosmos que antes y con mucha dificultad alcanzaba. Botello propone asumir estos nuevos ejes tomando como base el hecho de que

La mayoría de mujeres la han vivido como algo natural, fisiológico, sin darle importancia en la mayoría de las ocasiones, muy plácidamente. Incluso, algunas que la han pasado reflejan que la menopausia es la «mejor época de su vida» porque ya no tiene la carga de la menstruación ni de embarazos no deseados. (Aproximación a las creencias... 310)

Es perder el temor, es ya no sentir miedo al hacer el amor, es estar totalmente segura de lo que impulsa la vida de la mujer durante esta etapa, hace que algunas mujeres, entre ellas Emma, por supuesto, consideren que la menopausia es lo mejor que le ha pasado en sus vidas. La liberación permite que una serie de cargas simbólicas aligeren su peso cultural, y así no recaer tan fuerte sobre la mujer, cuya principal virtud social fue que se considerara el principal agente por el cual se lograba mantener la especie.

Por otro lado, la menopausia ha permitido la resignificación, no sólo de los procesos biológicos de esta experiencia, sino también de los imaginarios colectivos y los significados sociales que rodean a la mujer durante este periodo de su ciclo vital. Su sentido cultural es definido por una serie de miedos y de temores que limitan la vivencia de la mujer durante esta etapa, como se evidencia en la reacción de una mujer joven, con lo cual se explica lo que puede llegar a significar para ella esta experiencia. Esta forma de poder, la del propio conocimiento de sus posibilidades como sujeto, no ha sido democratizada en la medida en la que se respaldan los derechos de los hombres. Ana Freixas propone que existen dos marcos de interpretación para la menopausia dentro de los estudios culturales:

Por un lado están los planteamientos biomédicos que la conceptualizan como un déficit hormonal que debe ser tratado para evitar el cúmulo de pérdidas y deterioro que conlleva, y por otro se encuentran las teorías feministas que la entienden como un proceso natural y esperable en la vida de las mujeres, que supone pérdidas y también ganancias de la misma El nuevo amanecer de Emma 63

índole que el resto de transiciones evolutivas a lo largo del ciclo vital. (Nuestra menopausia. Una versión no oficial 29)

Una doble mirada sobre una misma realidad. Complejos eventos son los que marcan el curso de la vida de las mujeres y de los hombres. Esta transición evolutiva hacia una nueva manera de estar ha provocado en Emma una serie de transiciones en su vida, entre ellas, la menopausia debe ser comprendida en el marco del discurso que gira alrededor de los asuntos femeninos y que se cierne sobre Emma cayendo como un espiral. Las elaboraciones colectivas del valor de una mujer durante la menopausia las vive en carne propia Emma pues Fernando, su propio esposo va a tratarla como si fuera la peor época de su vida o quizá el padecimiento de una grave enfermedad.

Son tres los momentos que me llaman la atención fuertemente donde puede notarse con más precisión la manera en que estos aspectos relacionados con la menopausia forman parte del mundo en el que se mueve Emma, de la forma en la que piensa y de las decisiones que toma con relación a este tema, que ha llegado a impactar su vida en este momento determinado. El primero de ellos, como se mencionó con anterioridad, tiene lugar en la conversación que Emma sostiene con Jeanina Piñeiro, su ginecóloga. Ella va a ser la persona que comience a desmitificar esas ideas que trae y tiene Emma sobre su menopausia. Como mujer instruida, Emma ya ha comenzado a indagar sobre lo que es, cuáles son los síntomas, buscando comprender un poco lo que ocurre con su cuerpo. Como parte de ese impulso pide una cita con ella y en cierto momento del examen se detienen a conversar, Jeanina piensa:

De un tiempo a esta parte no cesa de asombrarse de la ignorancia que rodea este ciclo de la vida de las mujeres. Tantos libros sobre sexualidad, sobre los años fértiles, los embarazos, los hijos y, en cambio, sobre la menopausia apenas unos cuantos y todos ellos más o menos sombríos… Cuando en su vida hacen la aparición los retrasos, el fin de las reglas y el cuerpo se adapta a una existencia donde los órganos reproductivos pasan a ocupar un segundo plano, lo que debía ser simplemente una transición física a otra etapa más autónoma, más de ellas mismas, se convierte en un periodo tumultuoso, pleno de inseguridades y angustias. (Belli, El intenso... 93,94) El nuevo amanecer de Emma 64

Jeanina Piñeiro, la ginecóloga de Emma, representa esa nueva mirada que debe darle la mujer a la vivencia de su ciclo vital. De acuerdo con ella, y en consonancia con lo expuesto anteriormente, la menopausia no debe provocar temor, todo lo contrario, es la mejor etapa en la época de una mujer. Coincide además en que es la época cuando puede dedicarse a sí misma, cuando puede pensar en satisfacerse y no satisfacer sólo al otro, es decir, dar un giro en el placer sexual y dirigir la atención hacia su propia sensibilidad. Por supuesto, está el asunto de los calores y de los otros síntomas por el asunto del equilibrio hormonal, pero la doctora tiene una salida ágil para todo, ella misma confiesa su experiencia “Luego le conté a mi madre. Comprate un abanico, me dijo, ya entraste al Club del abanico. Y eso hice” (El intenso... 91). Para ella todo tiene una solución, no hay que amargarse la existencia porque la menstruación no llega, total, es una molestia menos. Hay que pensar también que la menstruación trajo sus dolores, sus incomodidades, sus alteraciones del ánimo. Además, algo importante, es que la doctora Jeanina Piñeiro cree que la mujer se libera justo de su capacidad reproductiva cuando tiene por delante casi treinta años de expectativa de vida, es decir, se prepara para lo mejor de su ciclo vital.

Emma es una mujer llena de todo el significado cultural en su concepción alrededor de la menopausia. Piensa en su sexualidad, esa misma que la hizo aparecer al principio de la novela como “Emma, la eléctrica”, una mujer llena de voltaje, sobrecargada de energía, y se libera de ella en pequeñas explosiones, en pequeñas sacudidas que la estremecen y la hacen sentir viva:

— Pero la sexualidad….. — No la has perdido. No la perderás nunca —Jeanina sonríe maliciosa—. Esta es una época fantástica. Plenos poderes sin riesgo de embarazo. La sexualidad tiene un segundo impulso. Para mí es la mejor época de la mujer. Masters and Johnson estudiaron una mujer multiorgásmica. ¿Sabes qué edad tenía? Setenta años.

Y más adelante:

Pensalo, Emma. No has perdido nada, nada absolutamente. Ya tuviste tus hijos. El ciclo de la fertilidad ya no es necesario, la regla tampoco. Es tu tiempo ahora. Y el poder que desarrollaste en todos estos años practicando el amor hacia afuera está intacto y maduro; es una capacidad extraordinaria que te afinó como un magnífico El nuevo amanecer de Emma 65

instrumento para que ahora vos hagás música por el puro placer de oírla, ¿me explico? (El intenso... 98,99)

Es la doctora Piñeiro quien configura la primera serie de eslabones y de indicios para que Emma pueda ir dejando atrás los miedos y dirigirse de una forma segura, con más armas, persuadida por varios de sus argumentos, aunque todavía temerosa, hacia lo que su ginecóloga llama “La Gran Época de la Menopausia”. Es ella quien le sugiere la dieta, es ella quien le recomienda hacer ejercicio, le recomienda pensarse de una nueva forma, de una manera diferente. La hizo creer que la Menopausia en realidad es su oportunidad más linda de ser ella misma, de dejar de pensar en los demás, de dejar atrás ser la cuidadora de niños y de maridos. Sin duda que sus opiniones serán relevantes para Emma, la harán trastabillar, tambalearse, comprenderse desde nuevos referentes.

En un segundo momento, Emma conversa con sus amigas. Piensa primero en la serie de prejuicios que ronda un encuentro de este tipo: un grupo de mujeres, se conocen desde siempre, se miran de reojo y se descubren lo que llevan por dentro, lo que les está pasando, lo que cada una de ellas de formas iguales y diferentes está conociendo a su modo. No acaba de llegar la protagonista de la historia cuando les dice: “— ¿Y por qué me dan esos consejos? —pregunta Emma sonriendo—. ¿Se me nota la menopausia en la cara?” (El intenso... 152). Se puede pensar en la manera tan nítida en que la menopausia ha golpeado la vida de Emma, creando esta especie de pequeña sicosis, de pequeño delirium tremens. Podría decirse que Emma ve la menopausia en todas las partes, en las mañanas cuando se mira al espejo, cuando va conduciendo, se le aparece hasta por las noches y perturba sus sueños, esos calores, esas sacudidas del cuerpo justo en la mitad de cuando ella está durmiendo.

Pero el rasgo singular que tiene este pasaje en la novela es el aspecto colectivo de la menopausia, a través del cual se pone en evidencia una de las tesis que plantea Botello en su disertación y que se convierte en una idea recurrente en algunas discusiones que involucran el asunto de la menopausia, es diferente seguir menstruando a haber vivido ya esta experiencia. En ese sentido, las mujeres que no la han experimentado son quienes muestran temor, desinformación, cierta credulidad; entre tanto, las mujeres que han vivido la experiencia de la menopausia piensan todo lo contrario, algunas afirman que es lo mejor que les pudo haber pasado El nuevo amanecer de Emma 66

en la vida, se sienten libres, más seguras, ya no tendrán que pensar en el embarazo ni en las toallas higiénicas, “—El Club del Abanico, lo llama mi ginecóloga” (153). De esta manera, se pueden controvertir los imaginarios de la menopausia a partir de los discursos que se dicen sobre ella, de la experiencia de quien ha conocido, vivido y superado estas aflicciones. “—Y de tener con quién —dice Sara—. Porque esa idea del fin de la sexualidad es una falsedad. Al contrario, es cuando más caliente se pone uno” (154). Además de decir que el imaginario colectivo se expresa de forma concreta en esta intervención de Sara, puede notarse también el interés que despierta en todas ellas, en toda mujer, en todo sujeto, su relación con la sexualidad. En efecto, la menopausia es el fin de una etapa en la vida de una mujer, pero también significa el nacimiento de unas nuevas formas de construcción individual.

Finalmente, la última escena de la novela es bastante significativa. Emma está dispuesta a terminar con su matrimonio, ha decidido separarse de Fernando porque ya no desea vivir más con él. Decir que Ernesto fue la razón de esta decisión es decir que salir a la calle fue el motivo de que me robaran. Ernesto es una circunstancia más en un mundo en ebullición que era la vida de la propia Emma, una mujer que no había terminado de descubrir todas las posibilidades de ser ella. Se encuentra de frente con sus hijos, se sientan a la mesa, Fernando también ha llegado y les comunican su decisión. Los hijos reaccionan de una manera muy emotiva, cuestionan, preguntan, miran para todos lados, y entonces queda clara la explicación: “—Tu mamá está menopáusica — dice Fernando de quien la hija hereda el sarcasmo— y decidió que quiere vivir el resto de su vida de otra forma” (306). No podía ser de otro modo, ante la decisión de Emma, ante la impotencia de poder hacer que las cosas sean diferentes, Fernando decide tratar de herir a Emma donde cree él que más le duele, en su condición de haberse hecho vieja, de ya no ser fértil, de aproximarse a su vejez, desde su perspectiva, el nuevo estado significará algo desafortunado para ella pues ha amado su juventud y su belleza, le da pánico inspirar ternura así que prefiere inspirar pasión. “La menopausia, ni es una enfermedad, ni provoca que uno se descase. Todas las mujeres pasamos por eso. No es causal de separación o de divorcio que yo sepa” (307). Dice Emma, buscando la forma de hacer comprender a sus hijos que su decisión de divorciarse va mucho más allá que su estado actual, involucra sus sentimientos, sus emociones, Fernando ya no es el protagonista de sus explosiones y el matrimonio se ha convertido en algo casi que detestado. El nuevo amanecer de Emma 67

La situación es dificultosa como lo son en el fondo todas las separaciones. El hecho de dejarse, de no decirse ya ciertas cosas, de tratarse de un modo diferente, de alejarse de ese otro que de tan cercano parecía ya idéntico, igualado, homogeneizado por la fuerza de la costumbre, no deja de ser por lo menos incómodo. El ser menopáusica ha impactado en su forma de entender el mundo y de querer imprimir una huella propia en esta aldea viviente cuyo vértigo no se detiene. Se pone a la defensiva, es agresiva pero aún debe comprender que “…El marido acaba de poner en su contra siglos de prejuicios. Se le ocurre que si no cae en la provocación, puede salir airosa del paso” (307). Es un juego de ajedrez esta situación que está viviendo Emma. Se ha convertido en una guerra simbólica, una tensión que crece con cada mirada, la lucha entre la mujer y el hombre, entre el pueblo y su opresor; definitivamente, él no deja de ponerle trampas, pero Emma se resiste a caer en el juego de tiranías y ofensas que probablemente les lleve a revelarle a sus hijos que cada uno de ellos tenía un amante en el mejor de los casos diez años menor.

Ella quiere explicarse, explicarles, darles a entender que la relación entre sus padres terminó, que ya ellos no necesitan que sigan juntos, que pueden seguir amando a sus padres, ellos siempre estarán allí, hasta que se los permita quien todo lo permite. Emma sigue mencionando puntos de su nueva condición, hasta la misma doctora Piñeiro se pondría a escucharla atentamente hablar sobre la menopausia como algo muy diferente a lo que la sociedad le dice lo mismo de siempre, como el fin de lo femenino y su consecuencia total: una inestabilidad, y ella se defiende con claridad; que sea Emma quien deje ver el sentido en su vida de esta etapa:

La menopausia es quizá lo mejor que me ha pasado en la vida. Hay mujeres que viven la vida entera cerrando los ojos. Yo no los cerraré más. No me doblegaré. No lo haré por ustedes. No lo haré por mí misma. Algún día me lo agradecerán. (309)

De esta manera surge la ruptura y el distanciamiento de Emma hacia considerar esta etapa en su vida como el fin, ¿cuál fin? Ella no lo considera así, es un nuevo comienzo, un dejar atrás, un desprenderse de formas anquilosadas de pensar, y actuar de acuerdo y coherentemente con unos dispositivos nuevos de pensamiento. Ella rompe con esa sumisión que implica vivir como una mujer mayor, vivir resignada a lo que tiene y que no puede conocer nada más. Está dispuesta a no dejarse llevar por el impulso de la estabilidad, a desquebrajar esas uniones a ideas absolutas El nuevo amanecer de Emma 68

que no representan mucho ya para ella y su forma de pensar. Se hará una mujer libre, y para ello se desprenderá de todo lo que la ataba, coartaba o limitaba.

Esta transición es una transición simbólica, busca expresarse en términos de lo que significaba para Emma atarse, sujetarse a algo, Emma se desprende de todo aquello que la hacía ser el sujeto que era. Este cambio se da en la medida en que existe una nueva concepción, una nueva manera de entender la menopausia, de entenderse a sí misma y lo que le está ocurriendo a ella. Su cuerpo, de igual forma, también se libera, también exige disposiciones nuevas, al igual que nuevos comportamientos y conductas. Como consecuencia de la decisión de permitirse estos cambios, se exige que haya también un reordenamiento en la relación que se tiene con los otros seres, con los otros sujetos, con las personas que la acompañan en este viaje.

La decisión de separarse parte primero de Emma misma. Es ella quien inicialmente tiene que confrontarse y aceptar, con todo lo que ello implica, que su realidad ya no la satisface. Luego, se la comunica a su amante, quien aparece neutro en el discurso y diplomático en sus declaraciones, pero quien ya ha tomado partido hace rato por la nueva Emma. Después, la conoce Fernando, quien también ha traicionado el matrimonio, la unión, la institución; es quien peor reacciona. Finalmente, sus hijos se enteran de que ellos han tomado la decisión de separarse, lo que sin duda los sorprende, pero ya adultos de alguna manera pueden superar el duelo más fácil.

Pero todas estas personas al enterarse, creyeron que la menopausia era la principal responsable de la decisión de Emma. La misma Emma sentirá que la menopausia y la liberación de la maternidad será una oportunidad de darle un giro a su mundo, de transformar su propia realidad, de cambiar su estilo de vida, y en este cambio, en esta explosión, se afectan las vidas de las demás personas, de otros seres que la rodean. Emma piensa ya en su vida propia, durante veintiocho años ha pensado en los demás, a partir de ahora pensará en ella. Se antepondrá a todos, será libre, en la medida en que el sistema te permite serlo, cambiará su estado de confort y se dirigirá a un precipicio, del impacto ha de surgir algo nuevo. No se imagina con Ernesto pero su ternura la conmueve. Como gesto final de su desprendimiento toma sus tampones y toallas higiénicas y las incinera:

— Vení, Nora, ayúdame a levantar esa maceta. El nuevo amanecer de Emma 69

Mueven la maceta y Emma toma el plato de cerámica y sobre esa superficie va colocando los tampones que saca de sus envoltorios, las compresas, los papeles, las cajas. Luego, raspa uno, dos, tres fósforos y va encendiendo aquí y allá el nuevo montículo. Titubeante primero, el algodón empieza a arder cada vez más intenso, las compresas llameantes se curvan sobre sí mismas, los tampones arden, prenden fuego los hilos, los plásticos aislantes; se incineran las memorias de periodos y placentas. La hoguera crece roja y flamea sobre las baldosas. (314)

En este momento Emma decide prender fuego no sólo a unos tampones, a unas compresas, o a un paquete de toallas higiénicas, está quemando toda una tradición cultural, está ardiendo toda una serie de mecanismos de dominación, de discursos sobre el cuerpo de la mujer, de ideologías alrededor del ciclo femenino de la menstruación hacían que, al mismo tiempo, de las mujeres menopáusicas unos sujetos casi que inservibles, limitados, ya no pertenecientes a aquello que los convertía en tales; unos sujetos en declive, en caída hacia el inexorable fin, sin nada más que aportar. Está ardiendo todo un pensamiento, todo un sistema simbólico lleno de convenciones caducas y obsoletas, que ha sido una de las razones que Emma tiene en cuenta para generar unos cambios en su vida que la conducirán a vivir un nuevo amanecer como persona, como ser humano.

Una de las conclusiones que se pueden determinar a partir de la experiencia de Emma, está asociada a lo que ha descubierto de su propia experiencia: la realidad de la menopausia es diferente de como la pintaba la sociedad, en las escuelas, de cómo la contaban las abuelas. La menopausia puede adquirir sentidos que la hagan más favorable para la mujer. Los sentidos que rodean el mundo de la menopausia inciden en la vida de la mujer que atraviesa por esta etapa, paulatinamente, la menopausia puede asociarse con el momento de la vida en el cual la mujer puede dedicarse a ella misma, a preocuparse y pensar primero en ella, contrario a lo que había hecho por más de veintiséis años. En la actualidad, en un mundo contemporáneo cada vez más asfixiante, existen menos espacios donde una mujer pueda respirar. Durante la menopausia puede encontrarse ese tiempo. El tiempo de la etapa reproductora ha finalizado y la mujer puede explorar una etapa nueva de su ser. No se busca que cada mujer espere hasta esta etapa para hacer lo que en realidad quiere. Se trata de proponer que cada etapa del ciclo vital en una mujer no puede vivirse ni experimentarse a partir de los referentes populares y colectivos, porque estos El nuevo amanecer de Emma 70

son instrumentos utilizados en contra de la posibilidad de que se libere con relación a la experiencia única de su sexualidad.

Es así como durante la etapa fértil de la mujer, la principal inhibición para darle rienda suelta a las experiencias sexuales tuvo que ver con el temor de quedar en embarazo, después de la menopausia este dispositivo cultural se desmonta, se desarticula y deja de operar. Belli, a través de esta forma de representar a Emma y su experiencia permite pensar en las posibilidades reales de una mujer en todas las épocas de su existencia. Es más, señala un camino desde el cual la mujer pueda actuar de una manera diferente a cómo se lo imponen desde la tradición cultural, más directamente aún con la experiencia de la sexualidad, factor que hará que la protagonista de la novela se dirija a nuevos escenarios de su construcción individual. Finalmente, permiten entender que el deseo sexual y su satisfacción es uno de los agentes más fuertes que tiene la mujer en tanto sujeto, sin duda, en la liberación de esta energía se sostiene la construcción de la subjetividad, no existe nada en la propia condición del ser mujer que le impida gozar de la experiencia de su sexualidad y la menopausia es un obstáculo menos.

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CAPÍTULO III

EL MATRIMONIO Y SU SENTIDO CULTURAL EN LA NOVELA DE BELLI

En la sección anterior, cuando se habló sobre la aparición de Emma en la novela, se mencionaron dos detalles. El primero de ellos era que sobre los dedos de su mano derecha posaban dos sendos anillos, uno de compromiso, y su argolla de matrimonio. Ha llegado el momento de hablar de Emma en tanto mujer casada, comprometida con alguien, en este caso con Fernando, su esposo. Por el valor cultural del matrimonio, el estar casada define formas de ser y de actuar que van a verse también cuestionadas y transformadas a partir del cambio que experimenta Emma en su cuerpo. En términos culturales, estar casada ha significado pertenecer a alguien y es común aceptar que ese alguien ejerce una relación de dominación sobre la mujer, lo cual se manifiesta, por ejemplo, en el que ella se quede en casa y él salga al trabajo para proveer económicamente al hogar. Esta dominación se traslada a otros escenarios de la relación como las responsabilidades en el ámbito doméstico, donde generalmente el hombre se desentiende diciendo que esos son “asuntos de mujer”. Incluso la concreción del deseo sexual muestra a un hombre queriendo saciar su hambre y a una mujer que no tiene más opción que entregarse a él.

Sin duda, si la menopausia ocupa un lugar importante en la vida de Emma, por lo menos en el instante de su vida en que el lector de la historia se encuentra con ella, otro capítulo importante para poder comprenderla a ella como sujeto tiene que ver con su matrimonio. Su experiencia ha sido bastante particular. Se casó virgen según la costumbre y sólo ha conocido a Fernando en toda su historia sexual. Como se mencionó en su momento, la sexualidad significa para Emma su carta de navegación y perderla, la llena de angustia y temor. Si solamente ha hecho el amor con Fernando —aunque se debe aclarar que esta relación con la sexualidad no se limitaba al coito con Fernando. Emma conocía y ponía en práctica otras experiencias— eso significa que la sexualidad con su pareja en un principio sentó las bases para que la relación se prolongara durante tanto tiempo: veintiséis años. En todo este periodo, Emma soportó el peso de ser un ama de casa; se confortaba con ello, la entretenían los quehaceres, las obligaciones, se entregó por completo dedicada a sus hijos, a educarlos de la mejor manera, dedicarles el tiempo necesario a ellos y a su esposo, por lo que se negó a sí misma y se dio por completo al cuidado de su matrimonio y de su hogar. El nuevo amanecer de Emma 72

Sin embargo, la novela muestra que, pasado todo este tiempo, Emma comienza a tomar consciencia de la situación, no la había imaginado, el estado de su vida actual no es igual a como ella se proyectaba cuando era joven. Esta invasión en la consciencia de Emma puede mostrarse en algunas divagaciones que realiza el narrador sobre aspectos de la vida de Emma, tales como “si se hubiera permitido hacer esto no sería aquello”, o “qué hubiera pasado si…” Un ejemplo concreto de la manera en que Emma comienza a tomar consciencia del estado de cosas en su vida y a procurar querer darles un cambio, puede apreciarse en el siguiente pasaje:

Su casa, desde que Leonardo, su hijo menor se fue a la universidad. Se le cae encima de silenciosa. Ha pensado comprarse un par de loras que hagan ruido, pájaros. Nunca pensó que la maternidad caducara, quedarse de pronto vacía y sin un propósito claro para seguir levantándose, vistiéndose. (Belli, El intenso... 55)

Aquello que hacía soportable su existencia enclaustrada en el hogar se había ido, ya no estaba. Sus hijos habían crecido. Elena y Leonardo ya no la necesitan tanto, ya vive cada uno su propia vida y sólo van a casa de vez en cuando y en plan de visita.

Ante esta nueva condición, Emma comienza a cuestionar los sentidos del matrimonio, por lo que este análisis busca entender cuáles son los patrones que rigen su nueva visión, distinta siempre a la le quieren imponer. El primer cuestionamiento ocurre cuando comienza a encontrar una serie de defectos en su esposo que antes no veía, lo percibe ausente, rígido, nada sorpresivo. Después, comienza a plantearse fuertes interrogantes frente al por qué mantener la relación, cómo y qué es lo que ha permitido una unión tan prolongada y descubre que es principalmente por la convención social impuesta, su relación se ha mantenido por el compromiso contraído. Descubre el matrimonio como una institución sociocultural que restringe la libertad sexual de los sujetos.

Luego, el análisis continúa en busca de ese nuevo estado del que el afán de cambio se convierte en un eje anunciador para comprender lo que ocurrirá con Emma. Cansada de esta situación, asfixiada por los cercos de la vida matrimonial que la encierran como a un ave dentro de una jaula, Emma decide liberarse de estas cadenas y empieza por vivir de una manera diferente su sexualidad: decide cambiar de pareja. Pero esa decisión la toma cuando aún está vigente su unión matrimonial, es decir, Emma rompe y deja en tela de juicio uno de los votos más fuertes que se adquieren con el compromiso matrimonial: el de la fidelidad. Emma se entrega a El nuevo amanecer de Emma 73

otro hombre, se enamora de alguien más, decide dirigir su atención y su tiempo a Ernesto, el sujeto que ella atropelló. Emma le es infiel a Fernando y lo disfruta, encuentra placer en eso.

Finalmente, después de comprender los sentidos asociados a la vida matrimonial y ante la inutilidad de mantener una relación simplemente por apariencias, Emma decide actuar y separarse de Fernando y, con él, de todo aquello que la asfixiaba y la limitaba. Ahora se proyecta hacia los territorios de una nueva construcción de sí misma y de su subjetividad. Estos aspectos se exploran con la intención de analizar cómo por medio de la separación de Emma, se rompe también con las estructuras del sistema patriarcal, que determinan la unión matrimonial como sagrada. Emma no acepta tales condiciones y se emancipa de ellas, dando paso a esa mujer otra, de la que teoriza en su trabajo la escritora Luce Irigaray.

3.1. El matrimonio desde la tradición cultural.

La tradición cultural ha incrustado al matrimonio como una de las formas más relevantes en los procesos de segregación de los cuales ha sido objeto la mujer. Tal segregación, ha hecho de la mujer casi que un producto con el que se puede comerciar, y que se puede presentar para ser exhibido en sociedad. Es parte de esta tradición en Nicaragua, y en varios países latinoamericanos, la de presentar a las jovencitas que se suelen considerar como “casaderas” en un acto social. En la novela donde se cuenta la historia de Emma, se hace una breve alusión este asunto, pero Belli ya había mostrado todo el ritual cultural en La mujer habitada (1988). Me parece pertinente utilizar esta imagen de la mujer como una señorita bailando de la mano de las más celebrados caballeros, incluso reconstruirlo con cierto detalle, porque veo en este tipo de prácticas sociales la legitimación de los discursos patriarcales que hacen que una mujer esté destinada a pertenecer a un hombre.

Del closet iban saliendo los vestidos de fiesta. Recordó la cara gozosa de su madre mientras, viajando por Europa, la preparaba para el "regreso a Faguas y la presentación en sociedad", con incursiones en almacenes españoles, ingleses, italianos. Para Lavinia, recién graduada de arquitecta…El salón resplandecía con el brillo de las enormes lámparas de cristal, adornadas con guirnaldas de flores, que derramaban su luz sobre aquella agrupación multicolor de vestidos de noche, escotes y joyas, que se movía en oleadas de un lado al otro, esperando el inicio oficial del baile…El salón se abría sobre El nuevo amanecer de Emma 74

una terraza al lado de una inmensa piscina de aguas celestes iluminada por reflectores acuáticos, sobre la cual se había construido un puente para el paso de las debutantes…

—Buenas noches, queridos socios —tronaron los altoparlantes ocasionando la movilización general hacia las mesas. El murmullo general de excitación ante el inicio del espectáculo, fue bajando hasta crear el silencio necesario para las palabras del presidente, quien en tono de solemne regocijo continuaba:

—"Como todos los años en la querida tradición de nuestro club, nos hemos dado cita hoy en el baile anual, para dar un cálido recibimiento a las bellas y distinguidas señoritas, hijas de nuestros honorables socios, que hoy serán presentadas en sociedad...

El discurso ensalzó las cualidades de las damitas, cuyos nombres junto a los de sus respectivos padres, fueron leídos con aplausos.

"Ahora las nombrará una a una" se dijo Lavinia, recordando cuando ella fue una de las nombradas: la espera en el tocador de señoras, en lo alto de la escalera, a que anunciaran su nombre, para bajar, mientras la orquesta tocaba La vida en rosa. (Belli, La mujer habitada 99)

Una escena como esta aparece evocada en El intenso calor de la luna (2014), a pesar de que no se desarrolla con la misma precisión pues simplemente se enuncia. Como explicaba con anterioridad, se trata de una tradición muy fuerte, arraigada en los genes culturales de cierta sociedad del pueblo nicaragüense. En la presentación en público por la que pasan las mujeres jóvenes, las familias esperan que cada una de las debutantes sea solicitada por caballeros solteros que esperan conocer una esposa. Emma recuerda su presentación con cierta nostalgia, más bien recuerda cómo era ella y cuál era la idea que tenía del matrimonio al momento de casarse. Para las jóvenes de esta parte de la sociedad nicaragüense el matrimonio aparecía como una forma de libertad. Casarse era salir de su hogar para tener el propio. No imaginaban que detrás del altar estaba toda una institución rígida en sus formas para compeler en la mujer su deseo de salir a hacer su vida por fuera del hogar. La presentación de señoritas surge como un mecanismo tradicional para darle validez a la premisa cultural de que la función principal de una mujer, por bonita y talentosa que pueda ser, es casarse y ser la madre de sus hijos. El nuevo amanecer de Emma 75

En el caso particular de Emma, va a ocurrir de una manera más o menos similar. Esto aparece referenciado en la novela, justo cuando después del impacto por haber atropellado a Ernesto, al llegar por fin a su casa y decide recostarse (Belli, El intenso... 34). Allí comienza a recordar que después de su baile de presentación, es entregada a Fernando como su esposa. Evoca los tiempos en que podía dormir abrazada a él, ahora simplemente no puede, se acalora. Recuerda que Fernando fue el primer hombre con quien hizo el amor, justo la noche de bodas, ella respetó el mandato de la tradición de entregarse virgen. Todavía tiene presente la sensación de saber que él sólo quería verla desnuda, sin nada de romanticismo antes de acostarse juntos, era como empezar a pertenecerle, a ser de su propiedad.

Emma se casa convencida de que era lo mejor que le podía pasar en la vida y de que llegaría por fin el momento de ser libre. Poco a poco se fue dando cuenta de cómo las cosas no serían de esta manera, el matrimonio restringe sus espacios como mujer, a pesar de entregarse a cuidar a otros y amarlos, ese amor exige que su esposo y sus hijos demanden una gran atención. Con el tiempo, esto la distanció del cumplimiento de sus intereses personales, entre los cuales figuraba estudiar medicina, y terminar siendo una profesional, una mujer independiente. No le faltaba nada, pero ella no podría conformarse siendo ama de casa. “Si hubiese seguido la carrera sería una médico estupenda pero él la convenció de no seguir. Vinieron los hijos. La absorbieron. Fue egoísta” (Belli, El intenso... 257). De cierto modo, ella se ha convertido en algo que no quiso ser; le ha permitido al sistema hegemónico apoderarse de su interioridad, hasta convertirla en ese ser dócil que, según Lucía Guerra, termina siendo toda mujer dentro de los regímenes del patriarcado, lo cual ocurre porque el sistema dominante se impone al haber instituido que la mujer

(...) como ser puro e inocente, debe restringir toda actividad sexual a la procreación biológica que le permitirá realizar la sublime labor de la maternidad y, en su rol de ‘ángel del hogar’, debe proveer al hombre un apoyo espiritual que alivie sus trascendentales labores en el ámbito de la cultura. (Invasión...)

Más adelante me detendré a explicar esta figura del “ángel del hogar”. Por el momento basta con decir que el matrimonio es dibujado como un vínculo que une a los sujetos, donde todo opera para favorecer al hombre, quien sí puede salir de casa, mientras que la mujer se relega a El nuevo amanecer de Emma 76

ella limitando sus posibilidades de impactar en la cultura. Sin lugar a dudas, el interés cultural está vinculado al hecho de garantizarle al hombre la posibilidad de que sus hijos puedan administrar y manejar el capital acumulado durante su vida, mientras la mujer es un agente que favorece el surgimiento del hombre destinado a brillar en sociedad en tanto ella se dedica a ser “el ángel del hogar”. Se sabe por la novela que la propia Emma no ve con buenos ojos “la sana costumbre” de Fernando de no dejar semana sin hacer el amor; pero el sexo no era el problema, sino más bien era su concepción sobre el cuerpo. Emma pensaba que “…quizás por ser cirujano, Fernando tenía una manera clínica de aproximarse al cuerpo” (Belli, El intenso... 38). Esa misma perspectiva le hacía pensar a Fernando que tenía algún dominio sobre ella. Estaba tan seguro de que ella le pertenecía que nunca puso en duda que Emma encontraba con él una plenitud sexual y que nunca se atrevería a explorar con alguien diferente, pues este sentimiento de pertenencia del hombre con relación a la mujer anula cualquier advertencia de infidelidad.

Es posible determinar que la institución del matrimonio es una de las más fuertes construcciones sociales que giran en torno a la vida de los sujetos, con lo que afectan de manera directa la búsqueda y el alcance de su felicidad. El matrimonio se convierte en una práctica tradicional en nuestra cultura. Su papel dentro de la sociedad es fundamental en la cohesión de las estructuras básicas de la sociedad: la pareja y la familia. La mujer ha sido encerrada en el cumplimiento de un rol único y definido que tiene en el matrimonio uno de los ejes primordiales para que ella sea quien se confine en el hogar y cuide de los hijos. En esencia, es este destino en parte el que busca cuestionar Belli a través de su ficción, para señalar que la mujer no tiene por qué estar limitada a un único rol dentro de los espacios de la sociedad.

3.2 Matrimonio y erotismo

La sexualidad y el erotismo en el matrimonio son dos experiencias que se van a enlazar para darle a la unión matrimonial un carácter de práctica reguladora de lo social. La tradición cultural dicta que ambas experiencias solo deben ocurrir con relación a una sola persona, en el caso de la mujer, con quien se esté casada. Buscar tener relaciones sexuales con alguien diferente de su esposo o esposa es una transgresión a los valores culturales que ha construido la sociedad patriarcal. Bataille muestra el sentido que se establece sobre la relación entre erotismo y El nuevo amanecer de Emma 77

matrimonio; según su criterio, el matrimonio es un agente que anula el erotismo, muestra un algo así como si matrimonio y erotismo pugnaran el uno con el otro, casi sin poder coexistir

Se suele considerar al matrimonio como algo que tiene poco que ver con el erotismo. Hablamos de erotismo siempre que un ser humano se conduce de una manera claramente opuesta a los comportamientos y juicios habituales. El erotismo deja entrever el reverso de una fachada cuya apariencia correcta nunca es desmentida; en ese reverso se revelan sentimientos, partes del cuerpo y maneras de ser que comúnmente nos dan vergüenza. Insistamos en ello: este aspecto, que parece extraño al matrimonio, nunca dejó de notarse en él. Para empezar, el matrimonio es el marco de la sexualidad lícita. «No cometerás adulterio» quiere decir: no gozarás carnalmente fuera del matrimonio. (El erotismo 82)

Como lo afirma Bataille, por su naturaleza transgresora, erotismo y matrimonio se entienden como totalmente separados, de lo cual es posible concluir que una relación sin erotismo puede traer profundos cambios en la subjetividad de los conyugues. El erotismo es una condición innata en el ser humano, intentar restringirlo y mantenerlo controlado, es algo que muestra cómo el matrimonio comienza a ser un estamento socialmente instituido que se encarga de legitimar el placer sexual, y al hacerlo, expulsa de sus dominios al erotismo. También permite que se mantenga la estructura social, consolida a la familia como la base orgánica del sistema social patriarcal que somete a la mujer al cumplimiento de un único rol social previamente establecido, de cuyos parámetros es sumamente complicado poderse evadir.

De esta manera el matrimonio es una imposición diseñada por el hombre, apoyada en la religión, para hacer de una simple experiencia humana todo un juego de moldes, de estructuras cerradas, de puertas herméticamente aseguradas. Y es que mientras se limita la acción sexual solamente con una persona, cada parte de la unión busca la manera de acelerar sus propias experiencias. También es importante tener presente el matrimonio como un rol político desprendido de la intención de acumular capital y de salvaguardarlo, al tiempo que convierte a la mujer en una esclava de la voluntad del hombre.

De hecho, desde hace siglos, en Occidente, el matrimonio es una institución que encadena a la mujer a un deber ser universal para el devenir del espíritu del hombre en comunidad, El nuevo amanecer de Emma 78

y que lo encadena a una regresión a lo natural para garantizar, por otra parte, el servicio del Estado. (Irigaray, Amo a ti... 41)

Además de representar la unión o el vínculo entre dos personas, es también una de las instituciones que facilita que el sistema patriarcal exista. La imagen de un matrimonio establece una serie de comportamientos para cada uno de sus componentes, el hombre regula las normas, asume el liderazgo de la manutención económica y garantiza la trascendencia de su sangre con el mantenimiento de su apellido y con el legado de su herencia. La mujer debe relegarse al hogar, al cuidado del esposo, a la crianza de los hijos, a depender económicamente del hombre y a pertenecer por completo a él, su cuerpo, sus afectos, su deseo sexual.

El sistema patriarcal instituido con el matrimonio y preservado con el hogar permite que este se convierta en un espacio de cruce de subjetividades. Se enfrenta la subjetividad de una esposa generalmente insatisfecha porque no puede dedicarse a sus propios intereses, probablemente no alcance un mayor placer sexual ya que el erotismo, como se vio con Bataille, necesita de las rupturas, de las transgresiones, y huye de las rutinas. La sexualidad en el matrimonio se convierte en algo predecible, mecánico, y el ritual del erotismo que busca el placer sexual da paso al ritual de las repeticiones y de los caminos conocidos. Aparece también la subjetividad del hombre quien ve en su matrimonio una cadena que lo hace convertirse en aquello que el mismo sistema patriarcal quiere que se convierta, en el guardián, en el benefactor y proveedor del hogar y resigna también su experiencia sexual a un solo camino, lo que hace que su figura sea proclive a caer en la infidelidad.

Aunque más adelante será objeto de análisis, se debe mencionar acá que en una estructura hegemónica, hermética, como lo es el matrimonio en nuestra sociedad, los hijos son también elementos clave del juego establecido. Su felicidad, dice la tradición, dependerá de que la unión de padre y madre se mantenga, es decir, los hijos se convierten también en un instrumento a través del cual se le dice a la mujer que debe permanecer atada a su familia y mantener su vínculo matrimonial.

Un número importante de los aspectos anteriormente señalados van a verse manifestados en la novela de Belli. La ausencia del erotismo en su matrimonio ha hecho que todos los días sean iguales y que relación con Fernando no tenga matices ni sobresaltos, tampoco cambios o El nuevo amanecer de Emma 79

giros. Se conocen tanto que les cuesta llegar a sorprenderse. Sabe cuál va a ser su expresión al hacer el amor, cuál es su forma de pensar frente a ciertas situaciones, como el accidente por ejemplo. Esta pareja siente el peso de la unión, ha consumido a los dos:

Veintiséis años han estado juntos Emma y Fernando. Se han hecho adultos uno al lado del otro. De tanto verse han dejado de notar que cambian. En esta etapa empiezan lentamente a percatarse de que la vida tiene un fin y a preguntarse si les satisfacen los días iguales con que hasta ahora han llenado la existencia. Piensan que han sido felices. (Belli, El intenso... 194)

Es importante recordar que Emma sólo ha sido pareja sexual de Fernando, se ha atado a él, le pertenece de alguna manera, es su esposa. Se ha convertido en el esposo-padre que además de compartir la experiencia sexual, también vigila, reprime, cohíbe, es así cuando, en busca de despertar de nuevo esa sexualidad, Emma decide entregarse a los experimentos sexuales. Justo al estar a las puertas de que un tercero hiciera parte del juego, a Fernando le pareció demasiado riesgoso y desistió de ello, a pesar de que tal vez Emma se hubiera atrevido. “— A vos te gustaría verme haciendo el amor con otro hombre, ¿verdad? Te encanta cómo se me quedan mirando” (El intenso... 45). Esto puede entenderse atendiendo la reflexión de Luce Irigaray cuando en su libro Amo a ti. Bosquejo de una historia de la felicidad, define de qué manera se erige la sociedad patriarcal, en la cual el acto sexual busca el placer masculino, el orgasmo a través de la eyaculación, relegando a un segundo plano la experiencia femenina del clímax sexual

Así, la organización social que conocemos desde hace siglos es patriarcal. Corresponde a una civilización construida por el hombre, a una sociedad del “entre hombres”, siendo la mujer el bien de cada uno y de todos: bien natural, bien doméstico.

Esta sociedad exluye el “entre mujeres”, las separa unas de otras y por tanto no conoce una cultura femenina. En ella, únicamente existe la educación para la maternidad. (68)

Este punto de la educación para el matrimonio es fundamental para comprender la forma en que el sistema patriarcal dispone una serie de dispositivos para enmarcar a la mujer dentro de los patrones establecidos. El sistema ideológico me parece que demuestra con mucha precisión cuál es el papel que quiere la sociedad para la mujer, donde se forma una mujer ideal, llena de El nuevo amanecer de Emma 80

valores, fuerte en los aspectos domésticos que se convierte en un sujeto ejemplar y llena con su luz el hogar. Pero para lograr esta construcción, la educación juega un papel central ya que es el lugar desde el cual se define el rol que debe desempeñar la mujer en la sociedad.

Para Peinado y Anta, quienes disertan sobre el asunto en un artículo titulado “Educar para el matrimonio en femenino: modelos y prácticas en la literatura de posguerra”, esta relación que se establece entre la sociedad y el deber ser va a definir el rol que cumple la mujer no sólo en su práctica social sino que incluso afecta también el mundo de sus afectos

Estabilidad versus autoridad, la que ejerce el jefe de familia sobre las mujeres y los hijos, a través de dos principios: la mujer obedece a su marido a cambio de protección, una especie de “vasallaje de los afectos”, y minoría de edad o incapacitación del colectivo femenino, que las convierte en ciudadanas de segunda, sin plena potestad para ejercer sus derechos y deberes. (Peinado Rodríguez 37)

Puede observarse cómo a partir de su misma educación la mujer está destinada a convertirse en un objeto sobre el cual el hombre ejerce un dominio patriarcal y va confiriendo un espacio simbólico al que relega a la mujer a ser una simple arista siempre sometida a la voluntad de su esposo que sería algo así como su dueño, llegando a decidir, incluso sobre su propia vida, cuestiones tan relevantes como el número de hijos que debe tener, si debe trabajar o no, y los momentos en los cuales dedicarse a la sexualidad. El hombre aspira a convertirse en una especie de dominador sobre la mujer para mostrar así ante los demás cuál es la verdadera dimensión de su poder, este poder, por naturaleza y definición, siempre va a verse ejercido sobre la mujer, el hombre quiere dominar y muchas mujeres se rebelan ante esta actitud y se reubican en un espacio diferente.

Este escenario golpea a Emma, siente un desgaste en su vida matrimonial, lo que alguna vez fuera un sueño se ha convertido para ella poco a poco en una especie de sopor del cual le resulta imprescindible despertar, liberarse. De acuerdo con la novela, en un momento “Emma corta el pollo con fruición en pequeños trozos, incapaz, por más que se lo propone, de fingir que nada ha cambiado, de continuar el engaño (la suma de engaños, piensa) que es su matrimonio” (Belli, El intenso... 261). Esta serie de engaños podría enumerarse de forma muy general de la siguiente manera: un engaño afectivo, pues no es el mismo amor el que llega a sentirse por El nuevo amanecer de Emma 81

alguien después de tanto tiempo. Un engaño social, en el sentido de que el matrimonio se mantiene en buena medida por la imagen que se proyecta ante el círculo social, familia, amigos, conocidos. Y un engaño sexual, pues es una creencia popular que en ocasiones una mujer llega a fingir su máximo placer y que esta experiencia sólo es común en un grupo minoritario de mujeres. Emma entra en estas prácticas de fingir el orgasmo, esta situación se recrea en la novela

Como si en vez de besar pezones, ombligo y piernas, él estuviera accionando los controles de una consola de músico. Fue para no defraudarlo y para ayudarlo a que se olvidara de su preocupación que ella empezó a desarrollar sus dotes de actriz. En el fondo, sin embargo, Emma capataba la mirada clínica de Fernando a la hora de hacer el amor. Y sufría porque, a pesar de ser tan metódico, él no lograba provocarle un orgasmo más que cada muerte de obispo. (Belli, El intenso... 39)

Como muchas mujeres, Emma siente que es preciso engañar a Fernando en cuanto a sus sensaciones para no destruir su ego ni su virilidad. Se trata de que Fernando no era ya el hombre con la capacidad de hacer explotar a Emma hasta su clímax más alto. Hay muchas razones para explicar esta situación, una de ellas es la forma de concebir el cuerpo por parte de Fernando: clínico, mecánico, con ojo de cirujano. Emma siente que la vida sexual con Fernando es cada vez más normalizada y menos transgresora; ya Bataille advierte sobre la ausencia en el matrimonio de la fuerza de esta transgresión.

Recogiendo lo anterior, es posible señalar que la sexualidad y el erotismo se ven anulados denro del vínculo matrimonial. El erotismo exige de la transgresión y esta no se da dentro del matrimonio, casi como que el erotismo necesitara de la ruptura del vínculo matrimonial donde la transgresión hace que el deseo sexual se satisfaga con una pareja diferente a la de la unión marital. Poco a poco va descubriendo que el matrimonio es una falsedad, que se mantiene por una convención social, se legitima este lazo en la práctica pero en la subjetividad cada quien tiene un universo al cual dedicar atención. No es detalle menor que tanto Emma como Fernando den un nuevo impulso a su sexualidad cuando mantienen una relación extramatrimonial; ambos cayeron en el sopor, en lo mismo de siempre, ambos perdieron la fantasía y ahora la encuentran por fuera de su hogar. El nuevo amanecer de Emma 82

Por lo tanto, la relación que se da entre el erotismo y el matrimonio es bastante compleja. El matrimonio implica un ordenamiento de lo sexual, en torno a con quién se construye la vida sexual, en qué condiciones y cómo se regula su ritmo. Estos sutiles mecanismos alejan al erotismo que exige de las violencias, de las rupturas, de los desencuentros, de los imprevistos. El erotismo es la ruptura de todo ordenamiento sexual, de toda forma homogeneizadora de la experiencia íntima, definitiva a su vez para la construcción de la subjetividad de un ser humano. Consciente de esto, la estructura del sistema del patriarcado ha cercado a la mujer en los límites de su hogar y ha normalizado sus experiencias de tal manera que sólo bajo el matrimonio es socialmente aceptada su sexualidad. La protagonista de la novela vive una sexualidad sin erotismo, lo que la lleva a planterase la posibilidad de dar un giro ccon relación a lo que el matrimonio significa en su vida.

3.3 Concepción del matrimonio

El temor que tiene Emma sobre todo este asunto del matrimonio, es convertirse en una mujer sumisa ante la voluntad de alguien más, el haber perdido la capacidad de tomar decisiones propias y de mantenerse en ellas. Este temor gira entonces en el asunto que Luce Irigaray explica cuando muestra la forma en que el amor de la mujer ha sido confinado al hogar para mantener neutralizada su fuerza en los escenarios culturales donde puede llegarse a desenvolver con solvencia, es decir, se mantiene ubicada allí donde más le conviene al hombre, donde más favorable le resulta para el cumplimiento de sus propios intereses

En otras palabras, el amor de la mujer es definido como deber familiar y civil. Ella (la mujer) no tiene derecho al amor singular ni al amor por ella misma. Por tanto, no puede amar, sino estar sometida al amor y a la reproducción. Debe ser sacrificada y sacrificarse en esta tarea… (Amo a ti... 68)

A lo largo de la novela se ve cómo la idea del matrimonio que tiene Emma comienza a debilitarse, a tambalearse frente a la seguridad que implica preservarlo; ella lo siente desgastado, por haber seguido allí durante tanto tiempo. La sexualidad reducida a las explosiones emocionales del esposo, y el mismo tabú de Fernando frente al hecho de mantener relaciones sexuales durante la menstruación. Esta situación expone a Emma a sentirse dominada y esa El nuevo amanecer de Emma 83

sensación, en pro de su equilibrio emocional debe ser replanteada, renegociada; es por ello, que Emma va a comenzar a pensar la posibilidad de darle un giro a su vida y procura un cambio.

Dos situaciones dentro de la narrativa de la novela dan cuenta del deseo que siente Emma por desprenderse de su matrimonio, un pilar de su identidad. El siguiente fragmento es la primera evidencia de ese deseo, donde aparece la imagen de Ernesto, deteriorado, desgastado por el peso de lo cotidiano

Emma observa de soslayo al marido. Él está sin camisa, en calzoncillos… el pelo gris despeinado, descalzo, el maletín de médico sobre la cama… Ese hombre, esa imagen existe en altorrelieve en su vida…¿Qué reprocharle que sea verdaderamente importante?¿Su constancia, su falta de sorpresas, su apego a las rutinas estables de la vida?¿Su manía de protegerla como si ella fuera desválida?¿Tiene la culpa él del afán de ella por probar lo nuevo, o es eso un problema de la institución, del matrimonio, de esa obligación adquirida de convivir y de quererse cotidianamente? (Belli, El intenso... 203)

Emma comienza a percibir a Fernando de una manera diferente, comienza a fijarse en los perqueños detalles sobre los que descansa su cotidianidad, los mismos que ahora le resultan asfixiantes. Esa imagen de Fernando en la parte más desalentadora de la intimidad, conducen a Emma a cuestionarse su mundo, su manera de vivir. Él es un cirujano y a ella comienza incluso a molestarle la manera tan metódica cómo él llega a ver su cuerpo, siente que la taxa, que la analiza, que la busca comprender como uno más de sus pacientes, pero ella ya está harta de eso, harta de que la proteja, de que la cuide, de que la subestime como si ella fuera incapaz de tomar las riendas de su propia vida y construirse en una mujer nueva, en una mujer otra como la entiende Luce Irigaray, que revertiera lo que la sociedad le ha establecido como único curso posible en su experiencia humana.

Pero el punto que resulta definitivo en lo anterior tiene que ver con el hecho de que Emma ve el matrimonio como una obligación, como una imposición, y basta decir que una mujer como ella que, según se ha visto, anhela la libertad y busca en la sexualidad una manera de desinhibirse, de soltarse un poco, una mujer así, al verse restringida, cohibida, rechaza de forma natural la condición que la limita y busca oponerse, cambiar su modo de vida. Es claro que Emma ha comprendido, a través de la experiencia, que el matrimonio es una institución que encasilla a El nuevo amanecer de Emma 84

las personas en una especie de construcciones que sólo resultan importantes para mantener y salvaguardar una estructura social donde la mujer es relegada a cumplir un rol que en el caso de ella particularmente, no tiene nada que ver con lo que es ni con lo que quiere empezar a vivir.

El segundo momento donde se reitera el deseo de dejar su matrimonio sorprende a Emma tratando de frenar lo que ella siente como peligro de epidemia, una malaria con varios contagiados se ha propagado en los últimos días por Managua y Emma insiste en dar aviso a sanidad. Para atender una paciente, baja hasta la farmacia donde trabaja Margarita, la amiga de Ernesto. De seguro lo que estaba viviendo la cuestionó porque en medio de esa situación ella llega a pensar “¡Qué error el suyo de interrumpir sus estudios para casarse con Fernando! Cuando se es joven no se piensa en el tiempo, en que los hijos crecerán, se irán y se abrirá el vacío” (El intenso... 237). Emma siente que el hecho de casarse limitó su desarrollo como mujer y como ser humano, impidiéndole entregarse a su pasión por la medicina y por la vocación de ayudar a los demás. Por otro lado, resignó su opcción de ser una mujer independiente con relación no sólo a lo económico sino también frente a la imagen que de ella tiene su círculo social.

De esta manera, el matrimonio cumple un papel decisivo dentro de la novela en la construcción de la subjetividad de la protagonista, ya que condiciona su situación emocional y afectiva, la hace limitarse al escenario social que le corresponde, atándola durante mucho tiempo, llevándola por las sendas de lo correcto, de lo establecido, haciendo de ella ese “ángel del hogar” que plantea, como lo mencioné antes, Lucía Guerra. Una mujer perfecta para los intereses del patriarcado, una mujer cuya dulzura y feminidad se desenvuelve primordialemente en el espacio del hogar. Y no podría ser de otra manera, al entender de la mano de la propia Lucía Guerra la propuesta de Engels sobre el peso histórico y el denso universo de los intereses que giran en torno a conservar el sistema tal cual como lo conocemos y favorecer a quienes les resulta conveniente. Dice Guerra:

La familia monogámica, en el pensamiento de Engels, es la forma celular de la práctica de una opresión masculina fundamentada en el principio de propiedad, esta estructura familiar es también una unidad económica, por medio de la cual los bienes se acumulan y se transmiten para el interés individual y privado; por lo tanto, la primera oposición de clases se da en el antagonismo hombre-mujer, que dentro de la institución del matrimonio El nuevo amanecer de Emma 85

y el núcleo familiar funciona como protomodelo de las otras relaciones de poder que han sido establecidas en la sociedad capitalista. (La mujer fragmentada... 145)

Es así como existe un tejido social construido para hacer que la subjetividad de la mujer se condicione a los intereses del hombre, y de esta manera esté atada o sujeta a la voluntad del esposo que puede disfrutar de las prebendas y los privilegios sociales que a ella tanto se le restringen. Una manera sin duda en la que se puede romper con esta serie de mecanismos que han mostrado duras imposiciones hacia la mujer pueden estar orientadas a la finalización y ruptura del matrimonio, ya que si puede asumirse como una especie de condicionamiento, de encarcelamiento del ser, este sujeto sólo evolucionará y cambiará el sentido de su existencia si rompe con aquello que lo limita, que lo cohíbe y que no le permite desarrollar su individualidad.

Al concluir esta sección, es determinante analizar el cambio como un agente constante en esta etapa de la vida de Emma. La estabilidad relativa de su matrimonio ha ocasionado que ella revise si quiere mantenerse en la misma condición a la que se ha sometido en los últimos decenios. Se ha entregado por completo. Ha sido esa mujer ideal para el patriarcado, ha sido ese “ángel del hogar”. Si hay algo que considere importante aclarar es que la protagonista de la novela decide darle un cambio a su vida conscientemente, esta transición ocurre primero en su mente y luego se materializa, se concreta en su vida cotidiana. Para comprender la complejidad de las decisiones que toma Emma es necesario revisar cuáles eran las circunstancias que definían su vida matrimonial y así buscar el origen de ese vuelco que le da Emma a su relación marital.

3.4. La vida matrimonial.

Es importante recordar un poco las palabras de Bataille cuando se refería al matrimonio como una institución que se considera ajena a los escenarios del erotismo ya que, según lo propone este autor, el erotismo surge de una violencia de lo sagrado. El matrimonio es sagrado dentro de nuestra sociedad. Se diría que el erotismo se da por fuera del lazo matrimonial, o cuando dicho lazo se rompe o se viola. El matrimonio, entendido como institución, busca la manera de normalizar la práctica sexual en la pareja, limitarla al acto de procrear, para formalizar un poco la obscenidad de los amantes que comparten su sensibilidad, es decir, apagar esa obscenidad. Bataille dice que el matrimonio es un enemigo frontal del erotismo. El nuevo amanecer de Emma 86

Foucault, por su parte, propone pensar también algo en la misma línea y en un sentido similar a lo que propone pensar Bataille. El matrimonio, entendido desde la monogamia es una imposición que se ha constituido en una de las figuras más decisivas para el mantenimiento de la estructura social que celebra los alcances del hombre y es despectiva con el aporte de la mujer. Esta disociación histórica se elabora al alejar la mujer del plano protagónico dentro de nuestra cultura, ya que pierde la libertad de explorar mucho más sus potencialidades. El matrimonio homogeneiza y con ello destroza el sexo al reducirlo a una experiencia condenada a repetirse con una sola persona millones de veces. Según Foucault,

(…) todo el mundo reconocerá aquí el modelo del comportamiento sexual decente. La monogamia, la fidelidad y la procreación figuran como las principales o quizá las únicas justificaciones del acto sexual -un acto que, en sus condiciones, permanece intrínsecamente impuro-… Constatamos (…) una evolución hacia la construcción de la célula familiar, la verdadera monogamia, la fidelidad entre gente casada y un empobrecimiento de los actos sexuales. (Estética... 230)

El punto de contacto entre las apuestas teóricas de Foucault y Bataille está dado por el empobrecimiento de las prácticas sexuales que postula Foucault, y la total renuncia al erotismo que impone el matrimonio con sus estructuras rígidas y herméticas, identificadas por Bataille, frente a las elecciones sexuales que resultan fundamentales para que el desarrollo de la subjetividad sea absolutamente libre. El matrimonio no permite la transgresión más que cuando alguna experiencia de los sujetos que forman la pareja desestabiliza la relación. Se basa en la monogamia y en la fidelidad para garantizar un ordenamiento social de la reproducción de la especie. El matrimonio se constituye entonces, en una institución que resulta molesta e incómoda para todos aquellos que busquen imprimir huellas del erotismo a su vida sexual.

Una de las circunstancias que va a definir el destino del matrimonio en la vida de Emma, es su longevidad: veintiséis años de casada la han sumido en una especie de sopor, pero no se dará cuenta de tal situación hasta que conozca que puede haber alguien más que despierte en ella eso que su esposo ya no le despierta, esa energía secreta de liberar por medio de su cuerpo tantas emociones acumuladas, tanta energía que la sobrecarga. Una relación de tan larga data ya no puede aspirar al romance de lo nuevo, al peligro de lo desconocido, al tabú de lo no permitido. El nuevo amanecer de Emma 87

Una pareja que ha llevado un matrimonio después de tanto tiempo puede considerar que todos sus días son iguales, que no existen variaciones ni nada diferente en sus días repetitivos y circulares.

Por ejemplo, se tiene a Fernando quien, como ya lo he mencionado, llama una “sana costumbre” al hecho de hacer el amor al menos una vez por semana, sin entender que el cuerpo de Emma necesitaba una mayor fuerza, atención y sensibilidad que la que él le puede dar. El siguiente pasaje de la novela, en el que el narrador aprecia la postura de Fernando frente al cuerpo de Emma, da luz sobre este asunto: “Cuando se aventuraba al sexo oral no atinaba a percatarse de cuán delicado era el clítoris femenino…como si el solo hecho de atreverse a llegar hasta ese nivel de intimidad bastara para que ella explotara de placer” (Belli, El intenso... 39). El pasaje anterior es una muestra interesante de la diferencia de sensibilidades entre Emma y Fernando, ella necesitaba más que el mero contacto, necesitaba un trato con mayor delicadeza, de una forma tan sutil a la que Fernando no podía acceder por la concepción que tenía sobre el cuerpo femenino como depositario de su placer, dejando entrever una visión falocéntrica donde sólo el hombre puede experimentar el orgasmo durante el acto sexual y la mujer es un instrumento que se presta para esta vivencia. De acuerdo con Foucault, el matrimonio y la monogamia son dispositivos que hacen que se pierda la fuerza de la sexualidad y el poder del erotismo prácticamente se deshaga. La “sana costumbre” convierte al acto sexual en una obligación. Fernando no es consciente de que así estaba dejando el germen del fin de su relación. El acto sexual es una condición del matrimonio que puede ser relocalizada, de acuerdo con lo que propone Fernández Jiménez en su estudio titulado Ciclos vitales en las relaciones de pareja, a propósito de los ciclos por los cuales atraviesa una pareja durante su relación

Sobre la relación del matrimonio con el acto sexual, prodúcese una complicación formal muy singular. Si bien no es posible una definición positiva del matrimonio, dada la heterogeneidad de sus formas, en cambio puede afirmarse que existe una relación entre el hombre y la mujer que no es matrimonio: la relación puramente sexual. El matrimonio, sea lo que fuere, es siempre y en todas partes algo más que el comercio sexual. Por muy divergentes que sean las direcciones en que el matrimonio trasciende el comercio sexual, puede decirse que ese trascender de lo sexual es lo que constituye el matrimonio. Sociológicamente, ésta es una estructura casi única. (Ciclos vitales... 46) El nuevo amanecer de Emma 88

De acuerdo con lo anterior es posible comprender que un matrimonio se teje por fuera de la base inherente del comercio sexual. Esto es lo que trata Fernández Jiménez, quien llama “el trascender de lo sexual” a ese vínculo que sostiene la unión matrimonial. Sin embargo, al afectarse el aspecto sexual del vínculo en la pareja, fallan todos los demás componentes que conforman la estabilidad. Sólo basta mirar cómo fue el primer encuentro sexual entre los personajes de Fernando y Emma, justo en su noche de bodas, sin besos, sin caricias, sin el ritual previo. Emma comprende su relación a partir de sus propias concepciones de vida: Fernando y ella, son dos personas que pueden estar juntas pero no eternamente. Ahora, es importante decir que esta situación aparece en la novela a través del recurso de la analepsis. Es una reconstrucción del pasado, la Emma que vivió en carne y hueso ese instante está muy lejos de la Emma que ahora la recuerda, que ahora la evoca, a la que le resulta desilusionante la manera cómo se dieron las cosas. Puedo detenerme un momento en el pasaje que narra cuando ellos dos están juntos por primera vez:

Él en cambio se puso nervioso mientras terminaba el champán y en cierto momento se levantó, apagó todas las luces, la tomó de la mano y le dijo que no se preocupara por ponerse el camisón especial para la ocasión porque de todas formas él no haría otra cosa sino quitárselo, pues si algo deseaba era verla desnuda. Ella, que se había imaginado saliendo del baño, toda inocente, enfundada en su camisón de seda con breteles de tiritas, y que él le besaría los hombros desnudándola poco a poco, desempacando el esplendor de sus pechos redondos de pezones pálidos, superó la desilusión de su prisa diciéndose que tal apuro pintaba bien y revelaba en él un espíritu aventurero. (Belli, El intenso... 35,36)

Puede observarse cómo la actitud de Fernando va en contravía de las expectativas de Emma. Tenía una idea tan diferente de su primera relación sexual que lo que estaba viviendo simplemente la consternaba. En la novela aparece se muestra que Fernando no era ese hombre lento y delicado que ella había imaginado impulsada por su espíritu romántico, sino todo lo contrario, un hombre que representaba el vértigo, la inmediatez, la irrupción viril en aquellos “recintos sagrados”, la penetración, pues era aquél al que sólo le importaba estar viviendo el momento, sin saber que el tránsito para llegar allí, el camino, era lo que intrigaba a Emma. Ella se soñaba en los brazos de un arquitecto del cuerpo, al lado de alguien que le permitiera a su naturaleza surgir cada vez y que fuera nueva para él siempre que la tuviera, pero estaba al lado de El nuevo amanecer de Emma 89

un médico que utilizaba sus dedos como un escalpelo con el que abría las puertas de la interioridad femenina, para examinarla, para mirarla como un fenómeno médico.

No deja de ser menos interesante, aunque no me detendré demasiado en este punto durante el análisis, que al casarse Emma es una mujer virgen y que siente los miedos de toda mujer cuando va a vivir su primera experiencia sexual. El sistema patriarcal ha dado un valor muy particular a la virginidad femenina y durante muchos años se exigía a la mujer tal estado para llamársela virtuosa y digna. Aunque el peso cultural sobre la virginidad se ha hecho un poco menos exigente, aún hoy en día se asocian a la virginidad ciertos sentidos relacionados con la pureza, con la decencia, y con algún goce sexual que para muchos hombres sólo en el primer coito se puede llegar a experimentar.

Es de esperarse que durante una relación de pareja que se ha mantenido durante más de dos décadas, como es el caso de la relación que sostiene Emma, las emociones y los sentimientos hayan atravesado por una serie de ciclos, como lo muestra Fernández Jiménez en su estudio, durante los cuales la pareja va tomando decisiones con base en el momento y el presente de su relación sobre si continúa unida o si decide separarse. Como lo expuse en su momento, Emma se casa como lo hace toda mujer, enamorada de la misma idea del amor eterno, del amor incondicional, del amor verdadero. Este impulso se extiende durante la fase de enamoramiento. Con el paso del tiempo, para reavivar ese fervor de los primeros meses, la pareja decide implementar ciertos experimentos sexuales. Utilizaron variaciones como el sexo gourmet, la posibilidad de incluir a un tercero llegó a vislumbrarse en su momento. Pero fue el mismo miedo de perder la capacidad de amarse así sin más, sólo porque sí, lo que hizo que ninguno de los dos se decidiera a realizar alguna de sus fantasías sexuales. Emma se conoció a sí misma, aprendió a descubrir un profundo placer sin la necesidad del hombre, comenzó a permitirse descubrir sensaciones hasta ese momento desconocidas. Comenzó a utilizar vibradores y fue comprendiendo que podía alcanzar el orgasmo en ausencia de su pareja. En este punto se comienza a percibir una decadencia de erotismo entre la pareja, tal como lo considera Bataille en sus apreciaciones sobre el matrimonio:

El nuevo amanecer de Emma 90

Lo más grave es que el hábito suele apagar la intensidad y que matrimonio implica costumbre. Hay un notable acuerdo entre, de un lado, la inocencia y la ausencia de peligro que presentaba la repetición del acto sexual (sólo se prestaba atención al primer contacto) y, de otro lado, la ausencia de valor, en lo referente al placer, que se solía conferir a esa repetición. (Bataille 84)

Ese primer contacto que está lleno de significado para un hombre y para una mujer, ya lo había vivido Fernando y, según lo sugiere el texto, fue el primero en muchas cosas sobre el cuerpo de Emma. Pero la intensidad del inicio ahora se apaga lento en su matrimonio por fuerza de la rutina. En el matrimonio el acto sexual se hace repetitivo, se hace costumbre, y la costumbre, como lo dice Bataille, es contraria con el erotismo. En el matrimonio no suele haber erotismo entre los integrantes de la pareja, lo que hace que la relación comience a mostrar sus vacíos y sus carencias. Poco a poco se ve cómo en Emma va diluyéndose ese deseo por Fernando, hasta prácticamente desaparecer.

Fernando, el médico responsable, el marido correcto, se sorprende mientras se entrega a sus oficios, añorando la tarde. Analiza sus emociones. Piensa que tal vez tras tantos años su matrimonio navega en la familiaridad, es un barco que flota a la deriva en el ancho mar, el rumbo marcado solamente por los asuntos prácticos, la empresa de criar a los hijos, de sobrevivir en una sociedad que exige la permanencia de la pareja. (Belli, El intenso... 197)

Fernando toma consciencia también de lo que está ocurriendo en su matrimonio, del impacto generado por el grave momento que atraviesa la relación con Emma. Él sufre al enterarse de la dolorosa verdad de tener un matrimonio en el que se manifiesta esta única realidad: la de desvanecerse, la de desmoronarse, la de aparentar un amor por el hecho de exhibirlo en sociedad sin darle paso a cosas nuevas y diferentes en su vida ni en la de Emma. Él también es consciente de que una relación de tantos años se mantiene no por amor sino por un vínculo diferente, un vínculo social, establecido para los demás, para conservar lo que considera la base de la misma sociedad: la familia. Es por esto que el dominio ejercido sobre la mujer va a influir en los cimientos mismos con los cuales se soportan las estructuras más densas al determinar que su rol El nuevo amanecer de Emma 91

fundamental dentro de la unión matrimonial, es dar trascendencia al nombre de su esposo por medio de la reproducción que opera sólo cuando ella puede tener un hijo.

Para finalizar este apartado, voy a concluir con un pasaje de la novela, donde la narradora reflexiona sobre estos mismos conceptos y otros diferentes a los que he escogido en este análisis, con la intención de extendernos y decir cuáles son los ejes permanentes sobre los que se construye la subjetividad femenina en la novela. Esta parte de la reflexión invoca una serie de rasgos en diferentes niveles: sexual, afectivo, y el nexo del matrimonio con la pérdida del erotismo en la pareja. Es común por ejemplo, dentro del matrimonio en ese parentesco que se construye, construir una especie de camaradería, una especie de hermandad, que conducirá a la extinción de lo sexual, crisis por la que atraviesan casi todas las parejas longevas. El sentimiento de afecto puede llegar a confundirse con el amor. En una relación de pareja de tantos años es muy probable que varias veces haya rondado por las mentes la idea de la separación, y esos vínculos de dependencia han podido ser confundidos con amor. Frente al tema del erotismo, hay que ubicarlo dentro de lo sexual. Sin embargo, el sentido de lo sexual muchas veces es reducido al mero coito, de tal forma que una relación de pareja puede tener una sexualidad activa y su experiencia carecer de la presencia del erotismo. Emma comienza a vivir el erotismo desde la autocomplacencia y se reconoce como una mujer infinita en términos de su sensibilidad. En el siguiente pasaje se hace énfasis en los aspectos ya enunciados. Decidí no recortarlo porque considero que muestra una síntesis de lo que ya venía discutiendo

Se aceptan tantas definiciones del amor, las garras de la soledad pueden parecer tan afiladas que en ese monasterio de a dos que es la interioridad de un matrimonio, aún la pasiva indiferencia se hace pasar por afecto. La relación llega a parecerse al incesto. El vínculo de tiempo sustituye al vínculo de sangre. Día a día se practica la benevolente tolerancia. La humana pareja labra escaleras de incendio, túneles para escape aunque nunca los use. Al cabo de los años ¿quién no ha pensado en dejar a la esposa o al marido? ¿No es acaso la resistencia más que el amor lo que se celebra cuando se llega a los grandes aniversarios? Y sin embargo, la inercia es mayor que el impulso de desafiar la institución. Tan rotundo es el cerco de las convenciones y costumbres, tan enormes los cómplices de engaño: la Iglesia, el Estado, las leyes, los hijos, los amigos; que la pareja mal avenida sólo puede aspirar a agrandar la jaula que ocupa en el zoológico de parejas El nuevo amanecer de Emma 92

felices. A más grande el terreno, menos chance de pisarse los callos entre ambos. Así que subsisten los que a menudo deben separarse, viajar, darse su espacio. Los enclaustrados sufren, se flagelan de noche. La privacidad de los baños es santuario y celda sacrosanta de las parejas. Allí se llora, allí se masturban los esposos; allí cada quien murmura sus gritos. (Belli, El intenso... 269)

Es importante dar cuenta de los posibles sentidos que se le atribuyen al erotismo dentro del matrimonio, donde es un instrumento que permite se ejerza una represión de lo femenino, expresada en términos de una dominación en el aspecto económico, en primera medida, pues Fernando es quien asegura la manutención del hogar; en un segundo momento, fue relacionado con la práctica social, en la medida en que Emma responde con unas exigencias de lo que significa estar casada con alguien. Por último, esta forma de represión fue asociada con la sexualidad, en tanto, Emma y Fernando tienen un vínculo sexual pero se ejerce una relación vertical entre ellos dos, en la medida en que Emma siente que hay una ausencia del erotismo en su matrimonio. Estas circunstancias terminan trayendo consigo un colapso del sujeto que siente el peso cultural de lo que es sostener un hogar, sacrificando en su lugar sus propios intereses personales.

En conclusión, el matrimonio es una institución que la sociedad ha utilizado como forma de ejercer dominio y poder sobre la mujer a través de mecanismos de dominación que buscan oprimir, restringir, hasta recluir a la mujer en un recipiente, en una vasija que llamamos familia, de la cual es indebido siquiera intentar salir. La pérdida del erotismo a lo largo del vínculo matrimonial de la pareja, recrudece esta situación y esta insatisfacción natural de no poder conocer nada en el terreno de la sexualidad. La ausencia de vértigo sexual hace que el matrimonio influya en la estabilidad de un sujeto, pues al volverse consciente de la crisis de placer por la que ingresa, al mantener sin un sentido individual la unión, lo induce a cambiar una realidad insatisfactoria, y para esto, busca la manera de transgredir su sagrado voto con la intención única de recuperar su libertad sexual.

Es así como la novela de Belli permite a sus lectores enfrentarse con escenarios sociales que van en contra de una mujer. En su literatura se percibe un deseo de debatir estas construcciones culturales para dar la posibilidad de pensar el papel de la mujer, y para ello, crea El nuevo amanecer de Emma 93

situaciones donde existe una liberación de los esquemas tradicionales y herméticos que eliminan la posibilidad de que pueda desarrollarse como sujeto más allá de lo que ha sido establecido para ella. Desde esta perspectiva, la literatura de Belli adquiere una singular trascendencia, porque reivindica la sensibilidad femenina, como una faceta de la experiencia humana aún más compleja de la que puede experimentar el mismo hombre.

3.5. La transgresión en la vida matrimonial.

Sobre el matrimonio recae una serie de prescripciones sociales que convierten el vínculo de una pareja en algo sagrado y legitimado que indica, entre otras cosas, que la exploración sexual de cada uno de los miembros de la pareja ha cesado, no se continuará buscando una pareja sexual porque ya se ha encontrado, y ese sujeto es con quien se ha formalizado la relación. Toda exploración de tipo sexual por fuera del matrimonio se entiende prohibida. Pero en este mismo sentido el matrimonio erige en la muralla de su autoconservación la manera cómo surge de nuevo la fuerza del eros. Según Georges Bataille en su libro El erotismo—y es esta una de las consignas más fuertes del autor frente a la transgresión— “No existe prohibición que no pueda ser transgredida” (46). Y de esta generalidad no puede excluirse el matrimonio. Tener el compromiso de mantener el vínculo matrimonial es una prohibición en sí misma. Si se toma un sentido literal de la consigna de Bataille, el matrimonio como institución puede ser también transgredido, lo que obliga a tratar de explicar cómo ocurre este fenómeno en una relación de pareja y cuáles son las consecuencias que derivan para los protagonistas que hayan actuado de la manera en que actuaron.

La fidelidad es uno de los votos del matrimonio que más peso cultural tiene. Se asume que una persona que mantiene un vínculo matrimonial debe ser fiel. Cuando el adulterio ocurre, lo que existe en realidad es la ruptura del voto de la fidelidad, lo que puede ocasionar en algunas relaciones que el vínculo matrimonial desaparezca, pues se entiende que se adscribe un sentimiento de pertenencia de un sujeto con el otro, y que al entregar su cuerpo a un tercero esta adscripción resulta innecesaria. Sin embargo, un matrimonio puede superar la crisis que provoca una infidelidad cuando el otro la descubre. Es por ello que el segundo momento en el que identifico una transgresión tiene que ver con la decisión final que toma Emma: la de poner fin a su vínculo matrimonial. En la novela, entonces, la transgresión se da en dos sentidos: la El nuevo amanecer de Emma 94

infidelidad y el divorcio. En primer lugar, la infidelidad constituye una transgresión en tanto es la ruptura de una prohibición que detiene el impulso de la sexualidad en el sujeto.

Sin embargo, es importante primero detenerse un momento en el hecho de la infidelidad para enmarcarla dentro de los referentes conceptuales que guían la discusión; para ello parto de la manera como Bataille explica el surgimiento de la transgresión

«La prohibición está ahí para ser violada». Esta proposición no es, como parecería, una forma de desafío, sino el correcto enunciado de una relación inevitable entre emociones de sentido contrario. Bajo el impacto de la emoción negativa, debemos obedecer la prohibición. La violamos si la emoción es positiva. (El erotismo 47)

La transgresión surge en el ser humano al seguir los efectos de una emoción. Pero Bataille advierte: obedecer es negativo, dejar de ser sumiso es lo positivo. En el caso de la infidelidad se tendría que lo positivo se relaciona con la infidelidad propiamente dicha, mientras que lo negativo es no cometer el adulterio. En otras palabras, transgredir es un forma positiva en la que se dan las emociones en el hombre, es un consentimiento, es aceptar que se quiere hacer algo, parece estar más de acuerdo con su naturaleza. En cambio, son más las explicaciones que hay que dar, los rodeos retóricos que enunciar para mantener la idea de la monogamia. Hay que negar: no sentir, no explorar, no conocer, para mantener la fidelidad y el compromiso eterno adquirido con el matrimonio. Según Bataille:

La sociedad humana no es solamente el mundo del trabajo. Esa sociedad la componen simultáneamente —o sucesivamente— el mundo profano y el mundo sagrado, que son sus dos formas complementarias. El mundo profano es el de las prohibiciones. El mundo sagrado se abre a unas transgresiones limitadas. (Bataille 48)

Sobre este último punto, quisiera mencionar que la infidelidad pertenece al mundo de lo profano, porque es la ley más severa la que se impone sobre ella restringiéndola, no habría ninguna posibilidad de sostener el compromiso matrimonial sin condenar la infidelidad, sin prohibirla, ya que no se legitimaría la unión sexual como sagrada al no ser con una única persona; tampoco sería posible establecer con total seguridad la filiación de los hijos, porque siempre existiría una sospecha sobre el verdadero progenitor, aunque en el presente podría solucionarse El nuevo amanecer de Emma 95

esta duda con métodos científicos, pero no en todos los círculos sociales se accede con facilidad a estos instrumentos. También sucedería que el número de hijos engendrados con diferentes mujeres sería mayor, lo que dificultaría el trámite de legación de bienes. La infidelidad desorganizaría las estructuras del sistema patriarcal, es por ello que pertenece al mundo de las más severas restricciones, pues interrumpe el fluido tránsito cultural en algunos asuntos que resultan indispensables para el funcionamiento de la sociedad.

La transgresión final, su separación de Fernando que pondrá un punto definitivo en la vida de Emma con relación a lo que significaba el matrimonio para ella, también es la escena con la que concluye la novela, hablo de la separación, de la decisión que toma de divorciarse de su esposo. Sin embargo, con el fin de la novela surge un nuevo horizonte de análisis, pues resulta interesante pensar qué vendrá ahora en la vida de Emma, qué ocurrirá con ella ahora que se ha independizado. Y es que una mujer que decide liberarse de su unión matrimonial sin duda sentirá caer sobre ella el peso de todas las miradas, de su propio círculo social, familiar, íntimo, tal y como lo apuntan León y Venegas, citados por De frenne, en su estudio sobre la novela de Belli, La mujer habitada (1988), cuando afirman que

(…) es mal visto por la sociedad que una mujer se independice, pues en el momento que no requiera de un hombre para su sobrevivencia, empezará a recibir calificativos tales como: marimacho, prostituta o loca; ya que una mujer juiciosa no comete la osadía de violar las reglas impuestas por el patriarcado y porque la sociedad la condiciona a vivir permanentemente supeditada. (El juego de paralelismos... 65)

Con base en lo anterior, es posible en este punto dar cuenta de dos fenómenos visibles en la subjetividad de la protagonista de la novela. Primero, de alguna forma estas búsquedas con relación a la representación de lo femenino se hacen constantes en la novelística de Belli, quien busca situar a la mujer en un nuevo lugar dentro del sistema cultural que ha privilegiado los asuntos del hombre por encima de los femeninos. Prueba de ello es la conclusión de De Frenne que surge a partir de una novela anterior, la primera publicada por la autora, hace una veintena de años y que se puede recuperar para el presente análisis. En un segundo momento, se puede apreciar lo que enfrenta Emma al tomar la decisión de separarse de su esposo, al independizar su vida de la del hombre que la ha acompañado por tanto tiempo. Es decir, cuáles son las El nuevo amanecer de Emma 96

consecuencias de una transgresión como la infidelidad en la vida de una mujer casada. Del lazo económico no siente mucho apego y se desprende de él sin mayor remordimiento. Del lazo afectivo, las acciones recientes de Fernando lo han desdibujado y ya no es ese hombre perfecto, buen marido, mejor amante que era antes, sino que ha cambiado su imagen. Del lazo sexual, si bien al principio la menopausia lo hizo buscarlo para regocijarse de nuevo en sus brazos, es eso principalmente lo que la ha separado de él, y finalmente, una de las razones más fuertes por las que se ha divorciado. Vale decir que Emma no renuncia a una cárcel para entrar en otra, no sale de un compromiso para involucrarse en uno nuevo, Ernesto, su amante, es alguien transitorio, alguien que llegó a su vida para echarle una mano en un momento determinado y, como lo muestra la novela, con el paso del tiempo dejará de ser realidad para convertirse sólo en un recuerdo.

Una mujer que se libera de las conexiones establecidas con el matrimonio y con las otras prescripciones sociales que la convierten en un sujeto sometido a la voluntad de otro, es una mujer que se proyecta hacia la sociedad de una manera diferente; marca un camino para que las mujeres puedan vivir por fuera de los cercos que han sido diseñados para ellas; se propone a sí misma como un modelo que pueda ser imitado, que pueda ser ejecutado por otras mujeres que como ella sientan el agobio generado por la sumisión y el sometimiento que trae consigo ser mujer y ser mujer en esta sociedad, y ser mujer menopáusica y divorciada.

Lo anterior puede entenderse mejor si se conecta esta serie de ideas con la propuesta que tiene Luce Irigaray para la mujer. De acuerdo con ella, nacer mujer implica una serie de condiciones que debe enfrentar el sujeto femenino en pos de adquirir cierto reconocimiento como tal. Para esta teórica

(…) haber nacido mujer exige una cultura particular a ese sexo y a ese género que es importante que la mujer realice sin renunciar a su identidad natural. Ella no debe someterse a un modelo de identidad impuesto por quien quiera: ni sus padres, ni su amante, ni sus hijos, ni el Estado, ni la religión, ni la cultura en general. (Amo a ti... 47)

Dicho reconocimiento se da en la medida en que la mujer se constituya como tal y adquiera una identidad. Luce Irigaray es enfática al señalar que esta identidad no puede ser impuesta, no puede venir de ningún agente externo, y dentro del proceso en que se construye la El nuevo amanecer de Emma 97

identidad femenina son relevantes todos los estamentos por ella mencionados: la pareja, los hijos, el matrimonio, la cultura en general. Una identidad forjada desde estas prescripciones se vería seriamente limitada en su proyecto de realización personal. En definitiva, un sentimiento de frustración invade a una mujer cuando da vuelta para mirar atrás hacia su vida y se da cuenta de que dejó de hacer muchas cosas por satisfacer a su pareja, a sus hijos, resignando incluso sus posibilidades de realización profesional. Luce Irigaray le exige a la mujer que se libere de estas cadenas que la conducen sólo por los caminos que más le convienen al sistema patriarcal y cree unos rumbos nuevos desde los cuales pueda llamarse identidad a su construcción personal.

Una forma en que una mujer puede lograr romper con los lazos que la atan al sistema patriarcal, tiene lugar sin duda en experiencias como la de Emma, quien se ha agotado del matrimonio. Las cosas que allí ocurren ya no la sorprenden, este asunto del accidente hace que empiece a prestarle atención a Ernesto, a pasar mucho tiempo con él, y de repente se encuentra ante la realidad de que lo desea, de que quiere estar con él, le gustan sus halagos, sus maneras, su forma de ser. Voy a mirar un momento cómo se da ese acercamiento para fijar un poco ese ir y venir, entre Emma y Ernesto: “Su fascinación por Ernesto es platónica según su propia definición. Los roces cuando preparan el café o ella le ayuda a mover las sillas o lavar las tazas le quedan marcados en la piel como zonas febriles que ella no intenta sanar” (Belli, El intenso... 137). En este proceso existe un derrumbamiento del ser, los principios, los valores, el compromiso matrimonial, la fidelidad, los debates entre si detenerse o dejarse llevar. Estas experiencias la llevan a cambiar su relación con el sentido cultural del matrimonio. Siente que el suyo es propio de una relación innecesaria, desgastada, que no tiene ningún futuro, ya no tiene mayores motivos para quedarse, lo ve casi como una obligación, como un deber, como una convención social. En algún par de veces dentro de la novela se muestran conversaciones entre Emma y Diana, una de sus amigas, donde Emma deja entrever que estaría dispuesta a tener una aventura con Ernesto. Diana la previene, le dice que pone muchas cosas en juego, pero Emma desatiende el consejo y se lanza de frente hacia el abismo con los brazos y los ojos abiertos.

Esta situación, más lo ya expuesto, logra madurar en la consciencia de Emma la idea de engañar a Fernando. Ya el matrimonio le parece algo obsoleto, y sólo se lamenta de haberse casado y no permitirse conocer muchas más cosas que ahora le parecen importantes y necesarias. Emma primero se convence a sí misma de lo que va a hacer y luego simplemente comienza a El nuevo amanecer de Emma 98

hacerlo. La infidelidad necesita su tiempo, no se es infiel de un día para otro, no por lo menos en este contexto, pues dicha transgresión es tan fuerte que incluso Emma necesita entender lo que le ocurre con su esposo, para esto se justifica a sí misma lo que hace, lo siente de alguna manera necesario, para ella que nunca lo ha hecho, sin duda alguna es una nueva experiencia, ella quiere vivirla y se arriesga.

Tal vez lo más dramático en términos de romper el vínculo matrimonial es lo que sigue después del colapso. Una vez Emma se ha entregado a Ernesto, ha visto la manera tan diferente como él trata ciertos asuntos en esencia femeninos que le resultan tan repulsivos a Fernando, pero sobre todo, y ante la descarga de voltaje que experimenta cuando está con él, es que quiere que estos encuentros se repitan. No le basta con el hecho de haber tenido encuentros sexuales con otro hombre diferente a su esposo sino que en verdad desea con fervor que esta nueva experiencia vuelva a darse. Si algo se repite con la suficiente frecuencia puede resultar placentero. Con esto, es evidente que la transgresión no opera solamente a nivel del vínculo corporal sino que Emma comienza a comprometer algo mucho más fuerte que sólo su cuerpo, como si con este no bastara, Emma comienza a comprometer sus sentimientos. En menos de lo que ella se imagina se enamora de Ernesto y decide quitar el velo de sus ojos y de los de Fernando, poniéndose en evidencia ambos uno frente al otro.

Todo esto hunde al sujeto en emociones negativas donde se reprime no sólo su deseo sexual sino una serie de condiciones personales y no le va a ser dado revelarlas porque se supone es un sujeto con un compromiso que debe respetar y mantener. Entonces, la infidelidad puede entenderse como la liberación de toda esa carga acumulada por la serie de prohibiciones tejidas alrededor del sujeto, dicha liberación permite la reorganización de los sentidos del cuerpo, el reordenamiento de sus espacios, vivir ese primer contacto del que se hablaba anteriormente y que tan fundamental resulta para entender la fuerza del erotismo presente en buena parte en las novelas de Belli. En alguna oportunidad la propia Belli, citada por Aventín Fontana, explica cómo ella asume el erotismo dentro de su narrativa, pues es evidente que la búsqueda de Emma gira alrededor del juego previo al encuentro y no a la mera cópula.

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¿Qué es el erotismo, con el que se me clasifica y caracteriza, sino la carnalidad de la palabra que hurga en la vida su origen y que transmuta la privacidad de los amantes en espacio de encuentro con los otros y en espejo donde la creación se contempla a sí misma? (Insurrecciones del verbo... 243)

Es la propia Belli la que plantea esta visión alrededor del erotismo en su literatura, que le ha dado a la mujer una voz dentro de la discusión cultural sobre lo femenino. Es constante que los personajes femeninos en las obras de Belli se proyecten como sujetos insatisfechos cuyos deseos están lejos de realizarse; son sujetos de deseo que, en definitiva, al no encontrar la posibilidad de realizar sus ambiciones más profundas, muchas de estas ambiciones pasan por lo sexual, sumergen al sujeto en el terreno de la sumisión y la obediencia, razón por la cual ella misma sitúa en el acto sexual la violencia sutil por la que llega a concretarse este deseo a través del erotismo, entendido como agresión de lo sagrado. En el caso de Belli el erotismo también es creación. Indica nacimiento, origen, todo el cosmos surge de allí, por eso explora el ritual de encuentro donde, en sus propias palabras, “la creación se contempla a sí misma”. En Belli el erotismo es transgresión, pues le permite poner en duda algunos de los cimientos de la estructura del sistema patriarcal.

Sería válido afirmar que durante la experiencia de la infidelidad, los sentidos del cuerpo se reorganizan, son más sensibles, el contacto con el otro cuerpo amplía la percepción de lo nuevo, de lo diferente. En el ejercicio de su libertad sexual, el sujeto ha encontrado placer haciendo algo prohibido por el juramento que hizo, por el compromiso que decidió aceptar de estar con una sola persona nada más. Un sujeto que se encuentra en el estado de gozo tras la infidelidad, es un sujeto que se ha liberado de sus cadenas de opresión y que, por lo tanto, se desprende de todo aquello que lo ha mantenido en el cerco de lo que es permitido

Emma se deja besar. Siente que querría beberse la saliva de él, lo besa con hambre y el beso la va recorriendo toda; es un beso que toca sus pulmones, su estómago, su vientre, el sexo, las piernas, cada uno de los dedos de sus pies, un beso que viaja a vela por su sangre, que le confunde el cerebro, que le zumba en los oídos y que convierte su lengua en un diccionario de palabras mudas que ella va deletreando con cada aspiración sin saber El nuevo amanecer de Emma 100

qué dicen, pero sabiendo que están diciendo cosas, que el beso tiene su idioma propio y que él y ella se están hablando lo que jamás podrán conversar.

Pasa mucho o poco tiempo. Ella siente en su bajo vientre el sexo duro de él apretándose contra su falda. Súbitamente, como si alguien encendiera la luz, abre los ojos. Ve el rostro de él sobre ella con los ojos cerrados. Se suelta. Le pone las manos sobre el pecho, palmas abiertas. Lo separa con suavidad, pero con firmeza. (Belli, El intenso... 143)

Vale la pena detenerme un poco para apreciar el tratamiento por parte de Belli a la situación erótica. No sólo se da el encuentro entre dos cuerpos, sino que se encuentran dos sensibilidades, sin lugar a dudas esta condición eleva el significado del momento que está ocurriendo entre los dos personajes. A partir de esta escena, la cual funciona como bisagra en la novela, Ernesto se convierte en el amante de Emma. Ella creía nunca iba a ser capaz de ser infiel, pero esta situación rompe con su condición de mujer ideal para el sistema patriarcal, de mujer que refrena sus instintos y sigue lo que la sociedad le impone a una señora casada. Aquello que Emma rompe, es eso mismo que la detiene en el momento en que se separa de Ernesto. Es importante pensar en la manera cómo Belli no necesita del coito para cargar este momento de significado sexual. Es un pasaje lleno de deseo, un pasaje que permite que el lector se adentre en la interioridad de los personajes por medio de sus deseos. Son dos cuerpos que desean amarse, que se quieren tocar, explorar mutuamente, besar hasta el último rincón, llevar y arrastrar hasta lo más profundo uno del otro como si ambos fueran olas y marea.

El primer contacto físico dentro de la transgresión que implica esta infidelidad, se da con un beso que viaja por ella, la recorre, su cuello, su estómago, su sexo, sus piernas. Es un beso sinestésico, es decir, se siente en diferentes partes del cuerpo al mismo tiempo. No sabe si es una sensación nueva la que la recorre, algo que hacía mucho tiempo no sentía es lo que se agita en su interior cuando Ernesto está cerca. Este viaje de la sensibilidad permite definir la construcción de la subjetividad femenina a partir de un rasgo particular, relacionado con la sexualidad. Con base en la satisfacción de su apetito sexual, ella deriva un reordenamiento en las demás esferas de su vida, en Emma la sexualidad desempeña la tarea de reflejar los más profundos abismos de la interioridad de un sujeto. El nuevo amanecer de Emma 101

Es importante profundizar en este pasaje, pues en el primer encuentro entre Emma y Ernesto, los dos se funden en un beso que estimula distintas zonas de su cuerpo. Justo en ese momento ella decide detener a Ernesto. Unos momentos después, cuando ella ya se ha ido “Ernesto se sienta un rato en la mecedora junto a la puerta del fondo. Golpea el brazo de la silla rítmicamente con la mano. Va al baño, empuña el pene y termina con la imaginación lo que quedó inconcluso” (El intenso... 144). Llama la atención la manera en que ocurre tal liberación, si se tiene en cuenta que Emma también se desprende de ese Otro, en su caso masculino, dedicándose a explorar su propia sensibilidad. La construcción de la situación con el acercamiento, le permite a la autora desplegar la fuerza narrativa y combinarla con el impulso de la poesía. Es por medio de la autoestimulación como se entra en la interioridad masculina, es posible conocer hasta las escenas que pasan por la mente de Ernesto mientras se desahoga de la tensión que había acumulado al estar tan cerca del laberinto secreto de Emma.

Es posible concluir que la escena de autoestimulación de Ernesto, es una escena erótica, ya que se transgrede la privacidad y se hace de la masturbación un instante onírico, un instante donde la imaginación puede inducir reacciones corporales. Si en la vida real, si en lo que acaba de pasar no logró vivir lo que tanto deseaba, el erotismo, le permite ese espacio de encuentro del que habla Belli, dentro de sí mismo, en su propia interioridad. Puede llegar a vivir todo aquello que deseaba sin ninguna restricción, puede conocer el cuerpo de Emma, sentirlo, aprovechar su soledad para reunirse con ella en el único lugar en el que no le puede decir que se detenga.

Por otro lado, teniendo como base esta nueva situación que se teje entre Emma y Ernesto, una de las libertades que una mujer pierde con el matrimonio por estar comprometida, es la libertad de estar con alguien más. Esta libertad ahora resulta fundamental para Emma porque quiere ejercerla, se encuentra en la encrucijada entre privarse de entregar su cuerpo a quien ella desea, o hacer uso de su facultad de ser una mujer diferente a las del resto del sistema. Sin importar lo que puedan pensar los demás, vive la experiencia de ser infiel y se regocija en ello, encuentra placer, se aproxima a la apuesta que hace Foucault cuando habla sobre el sentido de la sexualidad

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En lo que a mí respecta, pienso que deberíamos comprender la sexualidad en otro sentido: el mundo considera que la sexualidad constituye el secreto de la vida cultural creadora. Y es más bien un proceso que se inscribe en nuestra necesidad actual de crear una nueva vida cultural al amparo de nuestras elecciones sexuales. (Foucault 418)

Es evidente que uno de los valores que mayor significado produce al relacionarse con la sexualidad es el de la posibilidad de elegir. La elección sobre con cuál persona se va a compartir la vida sexual es una de los bienes culturales más preciados de occidente. Sin lugar a dudas la decisión de estar con alguien más, hace del matrimonio un espacio claramente restringido por la imposición social de conservar una única elección sexual, anulando a todas las demás. A partir de su decisión Emma encontrará nuevos caminos y rumbos muy diferentes para su vida; sin lugar a dudas que decidir ser infiel, decidir empezar una relación con alguien diferente a tu pareja y más si se es casada, tarde o temprano trae serias consecuencias, unas consecuencias que debe asumir Emma, hacerles frente, tendrá que mirar cuál es la manera indicada de actuar sin llegar a mostrar fragilidad. Emma parece ser consciente de que el único compromiso que ella tiene es con ella misma, con su feminidad, con su condición de mujer, no está ligada sino a sus propias convicciones, a esas que abandonó una vez pero a las que ahora regresa para aferrarse con más fuerza y para erigir desde allí su propio ser.

Después de descubrir su realidad matrimonial, de poner en evidencia los desaciertos que significó su relación con Fernando, Emma toma la decisión de serle infiel. Se ha aprovechado de la situación que se le presentó con Ernesto. Durante la convalecencia, se acercaron demasiado, el ritual de su encuentro ha sido lento. Pero ella siente que el momento de no frenar, termina por llegar: es ella la que lleva a Ernesto a una residencia, es ella la que entra sin que nadie la invite al cuarto donde se aman a escondidas los amantes. Ahora bien, en su condición de mujer casada Emma ha tomado la decisión de serle infiel a su esposo buscando conocer a partir de una nueva experiencia lo que puede llegar a sentir ella como mujer. De alguna manera, en una relación de pareja existen tanto conexiones como diferencias, estas diferencias crean vacíos que cada sujeto de la relación maneja de manera distinta. Los vacíos acumulados en la interioridad de Emma la arrojaron a los brazos de otro hombre, no en busca de otro hombre, porque no es que Fernando no fuera hombre, todo lo contrario, Fernando era tan sólo un hombre incapaz de pensar en ella; entonces, Emma es infiel no porque esté buscando un hombre que la satisfaga sino porque se está El nuevo amanecer de Emma 103

buscando a ella misma, y en esta búsqueda de sí misma se descubre como una mujer nueva, una mujer que nació de nuevo a partir de un conjunto de cosas que se juntaron en determinado momento en su vida y explotaron para dirigirla hacia nuevas fases de su sensibilidad y de su ser.

En esta búsqueda de sí misma a través de la transgresión sexual, Emma se encuentra consigo misma como una mujer llena de una energía que no había conocido hasta entonces. El único compromiso que mantiene Emma es con ella, por esto también es posible comprender que durante el encuentro corporal Emma se desentienda del hombre y se dedique a su propio placer, a su propia sensibilidad. Desde esta perspectiva, es posible plantear una aproximación a la interpretación de Lucía Guerra, quien aborda algunos de los postulados de Irigaray para mostrar que la mujer que se libera con su manera de actuar:

Subvierte la estructura binaria falocéntrica que supone a la sexualidad como actividad de intercambio entre lo femenino y lo masculino, Irigaray elimina al omnipotente Sujeto masculino agente para explorar el placer sexual femenino en la autonomía de su propio cuerpo. A partir de lo concreto anatómico, afirma que los labios vaginales que se rozan y acarician constantemente en una dualidad no divisible, producen en la mujer un placer dentro de sí misma que no ha sido representado ni teorizado por los discursos falogocéntricos que han intentado definir y modelizar a la sexualidad femenina. (La mujer fragmentada... 159)

Asimismo, Emma quiere entender lo que pasa con su cuerpo ahora que ha decidido conocer otro cuerpo, otra forma de amar. Como quedó claro en su momento, estas tensiones, como las generadas por la menopausia, han despertado en Emma un inusitado furor evidente en su deseo sexual. Emma es una mujer llena de voltaje, ha surgido en ella la posibilidad de acceder a nuevas sensaciones, de no limitarse a los estatutos de un matrimonio que ya no comprende, en la que no se siente cómoda. Tanto así que al amar a su esposo, su mente divaga y llega hasta donde ese otro al que se quiere entregar. Su deseo por su amante se ha elevado, y su condición de mujer madura hacen que él sea casi un niño en sus brazos; él mismo se lo dirá con una metáfora que a mí me parece muy precisa, donde refleja el desbalance de fuerzas entre ellos dos, explicado por el frenesí del deseo sexual El nuevo amanecer de Emma 104

— ¿Querés que te confiese algo? —dice él—. Nunca he estado con una mujer como vos. Sos diferente. ¿Cómo te lo explico? A ver: he nadado en piscinas, pero vos sos como el mar: honda, llena de peces, de criaturas fosforescentes, cardúmenes de peces de colores. Creo que ni vos te das cuenta de lo que tenés adentro. (Belli, El intenso... 185)

La protagonista de la novela se ha encontrado en esta experiencia de ser infiel un hombre que le ha devuelto de algún modo la sensibilidad frente a la sexualidad que había desaparecido por completo de su matrimonio. Es un momento importante para Emma, porque va a iniciar una relación extramatrimonial que ella siente la libera de la condición de mujer sumisa y abnegada que tanto le molesta y que la había enclaustrado en un ordenamiento al que ahora quiere resistir. Emma no siente remordimiento ni culpa porque se confiesa a sí misma que hace bastante tiempo estaba buscando vivir algo así.

No tendría razones para sentir culpa pues una de las sorpresas que depara la novela es descubrir que también Fernando va a romper su voto matrimonial y le es infiel a Emma, justamente con Margarita, una chica amiga de Ernesto y que hasta antes de aparecer Emma en su vida, era una amiga muy especial para él. A propósito de esta situación, la propia Belli dirá en alguna conferencia que ella tampoco se imaginaba qué podría pasar si se armara un cuadrilátero amoroso, y finalmente, eso fue lo que ocurrió. Fernando ante la ausencia de Emma comenzó a llenar ese vacío a través de la relación con Margarita, la casi segura próxima novia de Ernesto; empieza a conquistarla, a hacerle detalles, la visita seguido, al principio con excusas académicas, pero más tarde, se fueron compenetrando de tal manera, que Belli construye una escena entre ellos dos, donde Fernando también comete adulterio y yace con una mujer que no es su esposa

Pide permiso para darle un beso. Margarita sonríe ante su formalidad, sucumbe ante el recato que jamás imaginó posible en un hombre. El beso los sumerge en la luz plateada, en el canto de cientos de grillos y el vuelo de insectos y lechuzas. Dentro del vehículo, él baja la palanca que recuesta el asiento y torpe por las circunstancias pero encendido por el calor del instinto, percibe atento los ángulos dulces del cuerpo de ella y a medio vestir ambos, acalorados por la humedad que sube como un vaho desde el gran ojo líquido hacen el amor como colegiales ardorosos y desesperados. (El intenso... 198) El nuevo amanecer de Emma 105

En cierto momento, en la novela se explica que si bien había sido un buen esposo, no era del todo fiel. Tuvo aventuras ocasionales, a diferencia de Emma para quien toda a aquella experiencia era desconocida por completo. Engañar a Emma no era una constante pero sí se había vuelto repetitivo, tal vez, por eso era que le comenzaba a gustar aún más Margarita, su amante. Sin embargo, el hecho de encontrar el placer extramatrimonial se explica por el desgaste al que llega una relación de pareja después de cierto tiempo, y también por la falta de imaginación de los sujetos que la conforman, que no se deciden a animar su relación y darle vida, sino que buscan por fuera de su hogar lo que deberían procurar encontrar dentro de él, esto es el placer, las fantasías; el matrimonio es el ordenamiento instituido de la sexualidad y en cierto sentido las parejas contribuyen con ello.

De alguna manera la infidelidad proyecta sus sentidos sobre dos ejes, una esfera íntima, en la cual se involucran aspectos como la incidencia de la infidelidad en su actual relación de pareja, en su matrimonio, en su vida sexual filiada a un hombre que la había hecho suya, ante ella, ante Dios, ante los demás. Y, por otra parte, un sentido cultural socialmente legitimado que marca el destino de una mujer que se divorcia y se separa. La figura del abandono de hogar está más regulada para los hombres en nuestro contexto social, se diría que es hasta casi normal que un hombre de cierta edad decida dejar su hogar para retozar en brazos de una mujer generalmente más joven. Para la mujer no es igual, no tiene el mismo privilegio y si lo hace es tildada por sus allegados y tratada como una cualquiera.

Uno de los temores que tiene que vencer Emma, pero que a la vez se convierte en una pieza clave para que pueda decidirse definitivamente a vivir un romance con un hombre diferente a su esposo, es el prejuicio social que se cierne sobre una mujer. Mientras que un hombre vive una aventura que afianza su virilidad ante su círculo social, ya que no se contenta con ser infiel sino que exhibe su infidelidad como un trofeo, como algo que afianza su ego, una mujer no puede darse ese gusto. Si es infiel, debe aceptar que sobre ella recaiga una serie de prejuicios morales, que llegan incluso hasta las agresiones físicas, el ejercicio de la violencia. Es distinto el tratamiento que se da en términos culturales a la infidelidad, mientras que en un hombre casi se celebra como un triunfo, una victoria, en una mujer no deja de ser nunca algo deleznable que la empobrece, la cubre y la llena de ignominia. El nuevo amanecer de Emma 106

Esto puede deberse en cierta medida a los discursos falocéntricos que rodean la sociedad y estructuran sus sistemas de pensamiento, convirtiendo al falo como el protagonista principal del acto sexual, como si toda la biología humana estuviera diseñada de tal manera que sirviera al falo del hombre, como si el coito se organizara a partir de la penetración como momento central para otorgarle a él el privilegio de sentir placer sexual. Puede deberse también en cierto sentido a que cuando un hombre penetra a una mujer la marca, por virtud de su falo, y al ser infiel, la mujer rechaza esa impronta que el hombre impuso sobre ella. De esta realidad es consciente Emma quien cada vez se convence más de la necesidad de dejar su matrimonio, de dejar atrás su vida doméstica para vivir nuevas experiencias.

La novela ofrece una escena que resulta adecuada para referirnos al estado de la vida de pareja de Emma. Una noche, después de que tanto Emma como Fernando estuvieron compartiendo la intimidad con sus respectivos amantes, llegan a casa y se encuentran. Conversan como dos viejos amigos que se conocen a la perfección, sin embargo, cada uno esconde algo que siente que el otro ignora y que cuida como algo precioso. Durante la infidelidad, hay un tránsito de la figura de lo sagrado, deja de ser el matrimonio, el cónyugue, el compromiso y se convierte ahora en el amante, todo lo que ocurre con él o con ella es mágico, es diferente, es más encantador. Con esa premisa se encuentra cada uno de los esposos, comparte un momento el final del día, Emma le cuenta sus preocupaciones sobre la menopausia, él le dice con cariño de amigo que visite a su ginecóloga y “se duermen juntos, abrazados” (Belli, El intenso... 205).

La imagen anterior me parece capital dentro de esta discusión porque considero que es el último momento donde se manifiesta algún afecto en la relación entre Emma y Fernando. A partir de aquí, las cosas cambiarán radicalmente. El gesto de dormir abrazados es una expresión de cariño, tal vez de un profundo agradecimiento. Es capital para Emma porque allí se da cuenta de que sus sentimientos hacia Fernando cambiaron irreversiblemente, descubre que ya no lo ama, se extinguió en ella esa pasión y ese ardor que sentía cuando lo veía, tal vez hace mucho dejó de sentirlo y se conformaba a sí misma con la idea de que seguía sintiendo algo por él cuando ya no era cierto.

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Dejaré claridad de lo que se ha encontrado en esta sección. Primero, el sentido cultural del matrimonio oprime a la pareja y le arrebata el erotismo a la relación. Segundo, la infidelidad es un recurso de última hora para que los esposos recuperen el erotismo en su vida sexual. Tercero, ante esta situación de infidelidad mutua, la pareja está condenada.

Esto conducirá, finalmente, a explorar la última transgresión que opera en la vida de Emma: su separación. Tan sólo diez páginas más adelante de la escena que acabo de recrear se encuentra lo que ocurre también al final de un día en el que coinciden en su cuarto, en su habitación, el lugar de la casa que era su santuario, entonces “El matrimonio intercambia el beso leve de buenas noches de viejos amigos y luego cada quien se atrinchera en su lado de la cama y viaja al mundo secreto e individual de sus propias consideraciones” (El intenso... 215). Ya no hay regreso ni una segunda oportunidad para ese cuerpo que formaban Emma y Fernando. Cada uno tiene su propio mundo mágico y ha desconectado al otro de esa realidad supersubjetiva que tiene cada uno. Llamo supersubjetiva a la realidad de una pareja cuando estando así juntos, el vínculo quebrado, roto, desaparecido, uno superpone al otro sus intereses, sus deseos, sus realizaciones con otros cuerpos. Emma y Fernando componen una realidad supersubjetiva doble, porque ambos han hecho lo mismo el uno con el otro. Han llegado al punto irreversible en que ni siquiera el amor puede restaurar los daños y la pareja se encamina hacia el abismo del divorcio, de la terminación oficial de su relación.

Por estas razones, Emma decide terminar con su matrimonio. Algo había hablado con Ernesto pero es Fernando el primero en conocer su decisión, el mismo día que descubre su infidelidad. Ella tampoco oculta que ha sido infiel, se basa en ello para explicarle a Fernando que a los dos les faltan cosas y lo mejor es separarse. Fernando, herido en su ego, explota e insulta a Emma. Ella le dice que no es una cualquiera porque al fin y al cabo no cobró, lo hizo por placer, porque quiso hacerlo (El intenso... 267). El matrimonio no tiene salvación. En un momento anterior se vio cómo incluso Fernando le echa la culpa a la menopausia por la separación, ahora, debería incluir la infidelidad dentro de los motivos. La verdad es que tanto menopausia, infidelidad, matrimonio, todo sumerge a Emma en una serie de conflictos de los cuales no saldrá intacta, sin lugar a dudas, impactan en su subjetividad. Será este contexto de crisis el que permitirá se posicione como una mujer nueva. Trayendo a Luce Irigaray con el pretexto de comprender el sentido cultural de los cambios en la vida de una mujer que se convierte en esa El nuevo amanecer de Emma 108

mujer otra, que decide sobre su propia vida y asume la consecuencia de las cosas que eligió. Así es como la subjetividad de Emma ha sido forjada desde la situación límite de enfrentarse a su propia vida y hacer lo necesario para cambiar su realidad.

Sin embargo, si el encuentro con Ernesto fue una colisión de su subjetividad con otra, no menos subjetiva y egocéntrica resulta la separación de una pareja. Un divorcio no es sencillo, no es tan fácil como terminar con una novia, dejar de ver un amigo, ignorar una llamada telefónica. Hay otro, otro que ha sido adherido durante mucho tiempo en un proceso lento, y separarse de ese otro trae sus consecuencias. La novela no permite explorar qué ocurre con Emma después de su separación porque finaliza luego de que les comunica la decisión a sus hijos. Con la compañía de Fernando pero sin su consentimiento, Emma trata de explicar que se divorcian porque sienten que como pareja no pueden crecer más, y unas pocas sensaciones después de esto, finaliza la historia de Emma.

La decisión de separarse, pasa a ser la última transgresión de la que se es testigo en la vida de Emma, una mujer que decidió romper en diferentes sentidos muchos órdenes de los establecidos por el patriarcado alrededor de la mujer queriendo limitar lo femenino a lo prescrito. Divorciarse de su pareja, emanciparse y tener una independencia emocional, afectiva, económica y sexual, se ha convertido en la prioridad para Emma, ella no tiene las obligaciones de antes, por las que sentía era importante conservar su hogar y el estilo de vida que llevaba, pero eso era antes, la menopausia fue como una campana de alerta, como un llamado de atención de la naturaleza, trajo consigo cambios en su vida que hicieron que se comportara diferente, ante la posibilidad de envejecer un deseo frenético por la juventud inundó su espíritu, sacó sus sueños y ambiciones del sepulcro, revivió su sensibilidad y despertó una Emma erótica que era imposible que percibiera antes sin toda su vasta experiencia acumulada. Menos aún habría alcanzado estas nuevas dimensiones sin haber hecho uso de su mayor nuevo privilegio, decidir libremente con quién quiere tener una relación. Las restricciones sexuales se regulan en la sociedad a través de los compromisos, y entre estos, el del matrimonio es sin duda el más severo y el más estricto. Pero Emma se desprende de cualquier restricción y para poder estar con el hombre con el que desea hacer el amor, toma la decisión de divorciarse rompiendo con todos los esquemas de dominación y de sumisión que había instaurado el sistema patriarcal por medio de esta institución que se proclama sagrada y que funciona también bajo el marco de la legalidad. El nuevo amanecer de Emma 109

Con el único deseo de poder vivir con libertad su nueva y desconocida capacidad sexual, es que Emma va a poner en tela de juicio el orden que tiene su vida y va a comenzar a cuestionar, a poner en duda por qué su matrimonio se ha mantenido por tanto tiempo, y la razón la descubre por fuera de ella misma, no son sus sentimientos, es la convención social lo que hace que siga casada, no el amor. Decide ser infiel a su esposo y con esto rompe el halo sagrado que recubre la vida matrimonial, Emma le regala su cuerpo a otra persona y Fernando no se queda atrás. Ante la doble infidelidad el matrimonio se condena, y la sentencia se ejecuta: Emma se libera de su vínculo matrimonial y rompe con esta parte de la herencia cultural que el patriarcado le ha heredado.

La literatura de Gioconda Belli se caracteriza por una búsqueda constante de situaciones donde pueda manifestarse un cambio en las condiciones donde se desenvuelve la mujer. Se ha interesado por mostrar un camino a las mujeres que quieran cuestionar o reflexionar sobre la forma cómo cada una ha construido su identidad, camino donde se ven expuestas a los mecanismos que ha instaurado el sistema patriarcal para su control y su sumisión. La literatura de Belli no sólo es erótica, como en su momento se vio que llegaban a calificarla, también es emancipatoria, invita a la sublevación no sólo de la experiencia femenina, sino también de la experiencia humana, es una literatura que incita a la transgresión, que muestra que los valores culturales deben ser revisados permanentemente, y más aún si se piensa que no están diseñados para que las mujeres puedan encontrar un espacio desde el cual resultar provechosas para el sistema que las ha condicionado, salvo el único que escritoras como Belli tratan de explorar, el de las rupturas, los choques, el camino de la transgresión.

Por lo tanto, un aspecto que se puede determinar como conclusión frente a la obra literaria de Belli, es que esta se instala en el centro del debate sobre el nuevo lugar que debe ocupar la mujer dentro del campo cultural, y para ello, propone que una mujer debe vencer estas serias restricciones patriarcales que la han colocado como un sujeto sumiso y dependiente de la voluntad del hombre, sin la posibilidad de darle un giro a su destino. Los ejes de ruptura en la vida de Emma le permitieron conocer y dar cuenta de una manera diferente de explorar la feminidad. Con relación al matrimonio específicamente, caracteres cargados de tanta decisión de emanciparse, hacen ver que las instituciones se regulan y se mantienen en la medida en que los sujetos las perpetúen, las mantengan y las desarrollen. El matrimonio es uno de esos esquemas El nuevo amanecer de Emma 110

sociales que se imponen a las mujeres para marcar las facetas de su comportamiento y limitar sus posibilidades de que puedan forjarse por fuera de estas fronteras culturales. La literatura de Belli se aproxima a la reflexión de cuáles de estos sentidos deben de revisarse nuevamente para que bien se mantengan, o bien las prácticas sociales comiencen a legitimar valores diferentes.

Es así como en la novela El intenso calor de la luna el sentido social del matrimonio cambia para Emma de una manera definitiva, tanto, que la hace convertirse en una mujer nueva que, contrario a lo que demandan las estructuras sociales, enfrenta su vida de forma que transgrede una de sus principales convenciones, ser una mujer casada. El impacto de circunstancias como la infidelidad mutua que ocurre en los personajes de la novela, es el detonante de la explosión que dará fin a su matrimonio, y de manera simbólica, a los cercos de la imposición que se ejercían sobre ella. Emma es una mujer que se libera de todo aquello que la molesta, que la reprime, que la incomoda. Forja así una manera de entender que ser mujer no significa limitarse a ser una buena esposa y traer al mundo lindos hijos para criarlos y tener un hogar feliz, ser mujer significa también ruptura, caos, independencia, eso es lo que va a experimentar Emma y eso es una de las mejores cosas que puede encontrarse en esta novela de Belli.

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CAPÍTULO IV

SIGNIFICADOS Y EXPERIENCIAS DE LA MATERNIDAD EN LA VIDA DE EMMA

En esta parte final del análisis que he elaborado para explorar los ejes de transformación de la vida de Emma, voy a centrar la atención sobre su experiencia como madre, tratando de indagar cómo se ha constituido esta condición en ella y cuál es el lugar que ocupa dentro del perfil de mujer que trata de construir Emma, una mujer otra, fuera de los lineamientos que propone el sistema patriarcal. Entendiendo de esta forma que uno de los sentidos más arraigados dentro de la concepción de la subjetividad femenina está asociado con la maternidad, tanto así, que se ha relegado a la mujer, desde algunos postulados, a cumplir única y necesariamente esta tarea, ya que de ella depende, en parte, mantener y multiplicar la cultura, para así conservar el statu quo hegemónico en la sociedad. Para ello, se indaga primero cuál fue el condicionamiento que se impuso en la experiencia de la maternidad en Emma, antes de que sucedieran en ella esa serie de cambios, llevándola a reconstruir su papel como mujer en la sociedad.

Se puede establecer, de igual manera, una conexión muy fuerte entre el matrimonio, propósito de reflexión del capítulo anterior, y el fenómeno cultural de la maternidad, ya que ésta encuentra en aquél una forma de cohesión social, es decir, le corresponde a la pareja legítimamente constituida la tarea de la reproducción de la especie y con esta, la legación de bienes, que es una de las ideas con las cuales surge el matrimonio dentro de nuestra cultura. Así, una mujer casada, deberá convertirse en madre y estas dos funciones, la de esposa y madre, las debe desempeñar en la tranquilidad del hogar cuya manutención debe suministrar el hombre. Esta idea se relaciona con lo que Lucía Guerra encontrará en sus diferentes estudios sobre la mujer que se convierte en el “ángel del hogar”. A la mujer, se le asignan los valores no sólo con relación a la reproducción de la especie, sino que se le confía su cuidado y su protección, la mujer debe preservar y resguardar el hogar del hombre para, de esta manera, dignificarlo. Desde este punto de vista se tendría en la maternidad uno de esos mecanismos a través de los cuales se busca confinar a una mujer en los muros de su familia y de su hogar, omitiendo sus deseos particulares y reduciendo su rol en la sociedad.

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Retornando a la novela, se puede ver cómo Emma, tras los cambios vividos, se hace consciente de que la vivencia de su maternidad necesita dar un giro; ya no puede ser la excusa perfecta para conservar su matrimonio, pues como se observó, el matrimonio es uno de esos lazos de los cuales se libera Emma en su intención de constituirse como una mujer otra. Si bien su relación de pareja con su esposo se termina, su relación con sus hijos no y, desde luego, sufrirá el impacto de la separación. La lucha de Emma es ahora por un espacio de comprensión donde no se le juzgue, donde se le entienda. Sus hijos deben adaptarse a este cambio; implica que de algún modo cambie también la visión que tienen de ella. Lo que me interesa, sin embargo, no es cómo la perciben los demás sino cómo se proyecta Emma y qué tanto control tiene sobre los aspectos que están cambiando en su vida y, en particular en este capítulo, de qué forma la maternidad hace parte de este proceso que hace de ella una mujer otra.

4.1. La maternidad como escenario de construcción de la subjetividad

El siguiente aspecto que pretendo analizar después del colapso del fin del matrimonio de Emma, tiene que ver con el temor ante la inminencia de informarles la decisión a sus hijos. En la vida de Emma, este cambio, se da a la par de un cambio también en su idea sobre ser madre. Dan cuenta de este hecho, distintos momentos representados en la novela donde la maternidad se deja ver desde una sucesión entre las concepciones que definían su manera de ser madre y ser mujer. Emma es consciente de estos cambios. La experiencia de ser madre no significó para ella solo el sentirse inundada de otro ser, sino también saber que alguien depende de ella total y absolutamente, incluso después de salir de su cuerpo. De esta situación da cuenta el siguiente pasaje de la novela:

Elena tiene veintidós años (…) ahora que ya tiene su propio departamento, disfruta esos momentos cuando llega a la casa sin anunciarse y la encuentra sola. Se siente segura allí, como si regresara a la infancia donde otros eran responsables por ella. (…) La madre la llama casi a diario desde que el hermano, Leonardo, se fue a la universidad. Las primeras semanas lloraba al teléfono, y ella llegaba los domingos para alegrarla. (El intenso... 73)

Se evidencia que el vínculo que une a Emma con su hija, Elena, ha superado incluso su emancipación definitiva al irse del hogar. En la nueva condición solitaria de su casa, cuando la maternidad ha caducado, el vínculo con sus hijos se construye a partir de nuevos referentes. El El nuevo amanecer de Emma 113

narrador se ubica en el punto de vista de Elena para dar cuenta de la soledad de Emma cuando los hijos ya no son los mismos niños que ella educó con abnegación. A pesar de este cambio, la maternidad se manifiesta desde ese sentimiento de ausencia que queda luego de que los hijos ya han partido. Lo anterior deja comprender que la maternidad hace parte de la construcción de la idea de mujer otra a la cual se dirige Emma, donde la relación madre-hijo se afianza con el tiempo y más tarde llega a estrecharse cuando las experiencias igualan al hijo con el adulto. Entonces, un punto importante de esta relación en la vida de la protagonista, será el choque de dar cuenta de estos cambios en su vida, a sus propios hijos.

En el caso de Emma, la idea de la maternidad inicial es radicalmente opuesta a lo que significa para ella ser madre luego del cambio. En un principio Emma dedicó toda su energía, su tiempo y su esfuerzo en sacar adelante a sus hijos y educarlos de la mejor manera. Se dedicó a complacer a Fernando quien era el único que tenía libertad de trabajar en la casa y abastecerla en materia económica, incluso las necesidades y los caprichos de Emma, lo que le hizo pensar que tenía algún tipo de poder sobre ella. Emma fue sumisa. Resignó también sus aspiraciones de ser una profesional en el campo de la medicina con tal de darle el espacio necesario en su vida al mantenimiento del hogar y la familia. Emma era el eje central sobre el que giraban todos los demás. Era el “ángel del hogar”. Para comprender la relación entre esta concepción y la imagen que sobre la maternidad tiene Emma, voy a revisar de una manera muy rápida qué entiende por tal concepción Espino-, en su trabajo titulado Resistencia al matrimonio desde la novela de las novelistas españolas del periodo de la restauración: la mujer nueva vs. El ángel del hogar, para luego dar cuenta de por qué Emma correspondería con tal categoría:

El término “ángel del hogar” se usaba en las arenas social y literaria del siglo XIX para hacer referencia a una mujer cristiana y casada, que cuidaba de su familia y su hogar. Este ángel se quedaba en casa y tenía una vida doméstica. En la literatura de esta época, los escritores masculinos apoyaban este modelo nuevo de mujer doméstica enfocándose en temas de la vida doméstica en sus novelas. Presentaban de esta forma un orden de vida en donde las mujeres eran controladas en términos de comportamiento, educación y movimiento. (Espino-bravo 10) El nuevo amanecer de Emma 114

Ser una mujer casada define a Emma dentro de la novela, y es el primer criterio que la aproxima a esta figura del “ángel del hogar”. Una mujer casada tiene la obligación de dedicarse casi en exclusiva a su familia y al mantenimiento del hogar, destino que vive la protagonista de la novela, quien durante los veintiséis años que lleva de matrimonio sólo ha pensado en los demás, y parte de esa generalización se la debe a sus hijos. Vivir una vida doméstica hace que la mujer continúe y reproduzca el legado que ha elegido para ella la sociedad patriarcal. Con la intención de minimizar la naturaleza femenina en las esferas sociales, se le relegaba al hogar confinándola en un recinto sagrado y diseñando los dispositivos necesarios para que permaneciera allí.

Teniendo en cuenta capítulos anteriores, es posible identificar la forma en que esta figura del “ángel del hogar” se posiciona como hegemónica y se convierte en un modelo discursivo legitimado en la práctica social. En otras palabras, el círculo social al que pertenece Emma, una clase media alta por lo que se percibe en la novela, ha afianzado esta figura al hacer que muchas de las mujeres se proyecten hacia tal fin incluso a pesar de que esa no sea su intención, como en el caso de Emma quien nunca se imaginó confinada a la celda doméstica del hogar, pero que sin embargo, termina imponiéndose como su realidad.

Se puede elaborar una imagen de la mujer sometida a la voluntad de una visión patriarcal que la utiliza como un instrumento de reproducción de la especie. Podría decirse que es educada para reproducir, asimismo, los valores que resultan determinantes en el desequilibrio de la estructura social, manifiesto en la falta de equidad dentro del sistema con relación a la mujer. Si se contrasta un poco el caso de Emma y el de Fernando, se tiene una mujer dedicada a su hogar, cuidadora de hijos, dependiente en términos del dinero; por el otro lado, está Fernando, un cirujano de cincuenta años, reconocido en su trabajo, con la libertad de asistir a congresos de cirugía y de medicina por fuera de su país natal. Si se mira esto con detenimiento, se hace evidente un desequilibrio en la fuerza social y en las oportunidades que tiene un hombre con relación a una mujer. La maternidad en algunas ocasiones funciona como un instrumento más por medio del cual se ejerce esta dominación. De acuerdo con Luce Irigaray, es clara la manera en que este sentido contribuye a la sumisión cultural que experimenta la mujer:

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El amor, pues, no es posible por parte de la mujer, como lo escribe Hegel, por ser trabajo de lo universal, en el sentido de que debe amar al hombre y al niño sin amar a este hombre y a este niño singulares. Debe amar al hombre y al niño como “genéricos” de la especie humana dominada por el género masculino. Debe amarlos como aquellos que pueden realizar el infinito del género humano, inconscientemente asimilado a lo masculino, al desprecio del género de ella, y de su relación con el infinito. En otras palabras, el amor de la mujer es definido como deber familiar y civil. Ella no tiene derecho al amor singular ni al amor por ella misma. Por tanto, no puede amar, sino estar sometida al hogar y a la reproducción. Debe ser sacrificada y sacrificarse en esta tarea. (Amo a ti... 38,39)

La posibilidad de amar se niega a la mujer por los parámetros que ha instituido el sistema patriarcal; el amor sólo puede darse dentro de la relación filial que establece con los miembros de su núcleo familiar. Al verse cohibida de su posibilidad de amar la mujer ve disminuida aún más su posibilidad de sentir plenitud consigo misma. Reducir el valor de la mujer a los espacios familiares y civiles es quitarle la oportunidad de que rompa o transgreda estos límites sin los cuales no funcionaría igual el aparato cultural que ha elevado el patriarcado. Emma va a renunciar a estas ataduras, para ella la maternidad no va ser lo que los demás digan, ella vivirá una experiencia nueva, los cambios en su vida así se lo exigen. Luce Irigaray sirve de ayuda para explicar el sentido cultural que adquiere la maternidad al hablar de los gestos de constitución y de interpretación que coexisten y tienen lugar en una mujer cuando se desliga de la identidad cultural que ha construido el hombre:

El segundo modelo de identidad, modelo impuesto a las mujeres puede parecer más individual y caprichoso pero obedece a una racionalidad de la que no puede abstenerse la sociedad actual. Valorizada por la sociedad en cuanto madre, nutricia y ama de casa (la colectividad necesita niños como mano de obra económica, como defensores de la nación y reproductores de la sociedad, además del hecho de que la célula familiar es la unidad más rentable para el Estado…) (Amo a ti... 72)

Con esto se puede dejar en evidencia cuáles son los fines para procurar mantener a la mujer incrustada en esta figura del “ángel del hogar”, de ama de casa sumisa, resignada a su condición. Estos fines están asociados a la conveniencia civil de garantizar que haya alguien a El nuevo amanecer de Emma 116

cargo del hogar mientras el hombre sostiene la economía, además de que esta economía se reproduce en la proliferación de la mano de obra que tiene a la mujer como su principal fuente. Liberarse de estos cercos no es sencillo. Si bien pudo hacerlo con relación al rigor cultural ejercido en una mujer que atraviesa la menopausia, y lo hizo luego, al divorciarse, y tener como amante a un hombre diez años más joven que ella; ahora se enfrenta a los cercos impuestos por su condición de madre, la cual impacta en la intimidad. Con respecto a este término Peter Sloterdijk, en su trabajo filosófico, sobre de la forma cómo se construyen las relaciones humanas, afirma lo siguiente:

Intimidad: bajo esta palabra-guía maltratada, y dado que no se dispone de ninguna mejor, menos prostituida, en los análisis que siguen intentaremos acercarnos a los secretos del cambio humano de lugar, que siempre comienza como cambio hacia dentro (para hacerse ostensible como cambio hacia fuera). Quizá sea útil, por lo que respecta a la provocación de la idea, acercarnos a la relación más inusitada con la expresión más desteñida. Sería precipitado abordar aquí la expresión de Heidegger de que ser-ahí significa «mantenerse dentro de la nada», ya que aún no hemos llegado al punto de poder decir con renovada claridad lo que significa ser ahí, mantenerse, nada, y sobre todo dentro. (Esferas I 88,89)

La dirección del cambio que ocurre en Emma es un cambio de dentro hacia afuera. En coherencia con lo propuesto por Sloterdijk, “el cambio de lugar” es un cambio que opera primero en su interioridad, en su intimidad y que luego se exterioriza hasta impactar su esfera más próxima, su familia. En otras palabras, las nuevas experiencias definen y moldean la subjetividad de Emma. En realidad, ninguno de los sujetos forma una subjetividad en sí misma, sino que las subejtividades se alternan, se complementan, los seres humanos construimos relaciones subjetivas en la medida en que nos relacionamos. Dentro de estas, la relación que existe entre la madre y el hijo es una de la más significativas, ha sido uno de los eslabones más importantes para la contrucción de la mujer otra en la que se convertirá Emma, y la que permite explorar brevemente lo que se puede entender por “dentro”.

Sin lugar a dudas, la relación entre madre e hijo puede asumirse como ese permanecer y mantenerse dentro de la nada; la madre es, se mantiene a pesar de los cambios y de las transiciones que ocurren dentro de la vida de la mujer, en este caso, en la vida de una mujer como El nuevo amanecer de Emma 117

Emma, en diferentes niveles: el de su sexualidad, su separación, su nuevo concepto de la misma maternidad. Dentro de este camino y estas transformaciones que le permiten proyectarse hacia una vida diferente, la única relación que se mantendrá, así sufra cambios, será la de su maternidad. Esta es una de esas categorías en la existencia de una mujer que permanece con rotunda constancia. Aunque es evidente que hay variaciones, modificaciones entre lo que significa ser una madre gestante y una madre con la edad y la experiencia de Emma, más allá de asuntos individuales y de rasgos particulares, ser madre parte necesariamente de una cuestión cultural, es una elaboración humana, le corresponde a la mujer experimentar y sentir esa presencia en su propio cuerpo que la hace ser una y dos al mismo tiempo.

La maternidad permite la preservación de valores humanos como la protección, la seguridad, la confianza. La vivencia de ser madre, sin duda, es una de las más trascendentales porque le atribuye al sujeto aspectos importantes para su evolución. Pero, ¿qué quiere en verdad Emma que aprendan sus hijos de ella, separándose de su padre y entregándose a los amoríos con otro hombre?¿Espera ella acaso que sus hijos tengan la misma actitud en un futuro y dejen sus hogares? Siento que el mensaje de Emma, se comunica con otro punto, es un mensaje que parte desde dentro de ella, que la muestra como mujer, no le pide a nadie que actúe como ella, cada quien debe actuar como es. Emma decidió de una forma consciente darle unos giros a su vida y la relación con sus hijos debe soportar estos cambios.

Al igual que la novela no permite ver qué hay allí después de la separación de Emma, tampoco va a permitir responder de forma explícita esta pregunta: ¿qué pensarán los hijos del matrimonio, Elena y Leonardo, sobre la infidelidad mutua de sus padres con Margarita y Ernesto? Sobre todo este último; ya se analizó cómo la infidelidad de un hombre es más aceptada que la de la mujer dentro de los imaginarios colectivos. Es más transgresora la infidelidad femenina, está más asociada con una emancipación frente a la condición de propiedad, de pertenencia, de ser parte de alguien. La infidelidad femenina es una muestra rotunda de que tal pertenencia no existe y que tal posesión de un sujeto por parte del otro sólo lleva a la sublevación de la parte condicionada. Sin embargo, esta visión entraría en contraposición de la de sus hijos, quienes estarían más inclinados a considerar la infidelidad como algo nocivo que destruye las relaciones de pareja y los hogares. La confrontación de estos dos puntos de vista ocurren en un plano metanarrativo de la novela pues dentro del relato de Belli esta supuesta escena no se da, se El nuevo amanecer de Emma 118

intuye, pero no se narra, así que el crítico presume cuál es la posible dirección de las discusión si se llevara tal encuentro.

Desde este punto de vista, y entendiendo que a partir de la construcción de un nuevo sentido ante todo cultural de su experiencia como madre, la posición de Emma con relación a la maternidad, implica también un desprendimiento de la estructura del sistema patriarcal. Emma se zafa de tal conexión y le da paso a una nueva, desde la cual atribuye a la maternidad sentidos diferentes de los que asigna la sociedad, convirtiendo su experiencia de madre en una con nuevos valores, para mantener con firmeza las decisiones que ha tomado y no permitir a otros ser más importantes en su vida que ella misma. De esta manera, Emma reivindica parte de su lucha por acercarse a ser la mujer que ella quiere ser.

A propósito, Julia Kristeva conceptualiza estas nuevas posibles dimensiones del sentido de ser madre, más cerca de una figura femenina en la que se reconoce un contacto íntimo cultural, ya que la maternidad resulta fundamental para desarticular desde adentro los discursos patriarcales. Es por esta razón tal vez por la cual propone que

(…) si bien de una mujer no se puede decir lo que es (so pena de abolir su diferencia), tal vez no ocurra lo mismo con la madre, dado que ésta es la única función del “otro sexo” a la que podemos atribuir, con absoluta seguridad, una existencia… vivimos en una civilización en la que la representación consagrada (religiosa o laica) de la femineidad es absorbida por la maternidad”. (Kristeva 209)

Siguiendo con esta línea de pensamiento, que considera a la maternidad como una experiencia femenina que debe ser resignificada, se establece para la mujer, una intención de renegociar su espacio cultural dentro del sistema social. El sometimiento de la mujer se da en tres sentidos: su capacidad de reproducción, ser el “ángel del hogar” de un respetado caballero, y cuidar sin falta de sus hijos. He mostrado la manera cómo Emma encara estos prejuicios y los rompe. Primero se válida de nuevo como mujer a pesar de no estar en su etapa reproductiva. Segundo, se libera de su hogar, de su esposo, libera su sexualidad, y con esto, da paso a una mujer nueva que es capaz de destruir las convenciones y abrirse paso entre caminos diseñados sólo para el hombre. Finalmente, le atribuye un sentido nuevo desde el cual puede vivir su maternidad sin que esta interrumpa sus otros procesos vitales, como su sexualidad, sus afectos, El nuevo amanecer de Emma 119

sus emociones. Era necesario para ella dejar de resignarse a este rol de la madre ligada a su esposo, abnegada con sus hijos, para ir comprendiendo que ser madre es una experiencia que ha sido explorada de diferentes maneras en la cultura, y la tradicional, la hegemónica, no tiene por qué necesariamente ser la suya.

De acuerdo con Saona, quien reflexiona sobre este propósito y socializa sus estudios en su artículo titulado Maternidad y paranoia en el estado autoritario: leyendo Eltit desde Schreber15, estas asociaciones están relacionadas con lo que ocurre dentro de una mujer cuando es habitada por otro, por esa subjetividad doble que se teje en su interior cuando alberga la vida de otro ser humano, nunca las fronteras de dónde empieza el uno y dónde termina el otro fueron tan difusas; a propósito del hecho de albergar otro cuerpo dentro de sí, Saona menciona

Los textos materializan la forma como el embarazo y la maternidad activan la fantasía de ser habitado por otro, de tener al otro dentro. Un cuerpo que puede ser penetrado y preñado por otro se nos presenta como extremadamente susceptible a la noción de que la sociedad impone ciertas políticas sobre los cuerpos de los ciudadanos. (Saona)

Sin duda alguna, es este hábitat compartido dentro del mismo receptáculo, el que hace que se confieran sentidos casi que mágicos, sino por lo menos, trascendentales, asociados a la experiencia femenina de la maternidad. La mujer durante la gestación presenta un vínculo psíquico, físico y emocional, manifestado en un contacto íntimo en su primera fase de desarrollo, para luego ser interpolado en un sentido cultural que extiende la experiencia de la maternidad más allá del parto. Pero lo que más llama la atención del aporte del estudio de Saona, tiene que ver con el giro político que se da a esta experiencia, de modo que a través del legado cultural que se asigna a la madre, se ejerce un control social y se garantiza que la estructura diseñada se mantenga y favorezca los intereses individuales y colectivos del hombre, para que se antepongan a los de la mujer.

15 Este trabajo de Saona se trae a colación con la intención de recuperar su propuesta sobre la maternidad, ya que se establecen conexiones entre la representación de la madre que opera en la novela de Eltit Los vigilantes (1994), y ciertos rasgos de la representación elaborada por Belli en su novela. El nuevo amanecer de Emma 120

Partiendo de la lectura hecha por Julia Kristeva sobre la maternidad, se puede poner en evidencia una política contra lo femenino, que restringe y limita el escenario de desenvolvimiento de la mujer dentro de la cultura y que, según la tesis que sostiene en su reflexión, está regulado desde la maternidad. En este mismo sentido, según su hipótesis, es la maternidad la que brinda la posibilidad de construir un discurso desde el cual pueda acercarse a la disidencia, a la emancipación de los ejes y de las improntas del patriarcado.

En “Une nouveau type d’intellectuel: le dissident” Julia Kristeva sugiere que las mujeres en general, pero sobre todo las madres, tienen acceso a una posición privilegiada de disidencia. El tipo de disidencia del que habla Kristeva cuestiona los sistemas de seguridad de la sociedad tales como la familia, la nación, el Estado, el partido y sus formas de discurso. Según Kristeva, la madre accede a una forma normalizada de psicosis durante el embarazo, ya que éste constituye una escisión del yo, una puesta a prueba de sus límites. (Saona)

En primer lugar, Saona piensa en la manera en que para Julia Kristeva ser madre es característico de la mujer, constituye en una zona desde la cual puede desligarse de los lazos que la unen al orden patriarcal. Según se vio, la mujer experimenta durante el embarazo una invasión de otro sujeto, alguien la ocupa por dentro, haciendo parte de ella, derrumbando los conceptos que limitan la individualidad. Ante este radicalismo de la singularidad, la mujer se opone porque es plural. Al ser la mujer la responsable principal de la reproducción de la especie, controla y lleva en su cuerpo el peso de darle un futuro a la humanidad. Esto la hace poseedora de un tremendo poder. “Tanto por su sexualidad como por la relación que mantiene con su hijo y tal vez con otros, la madre constituye la mayor amenaza al orden fálico” (Saona). La experiencia de la maternidad en la mujer plantea cuestionamientos fuertes con relación a principios tan básicos del sistema patriarcal como el individualismo y la subjetividad, el alcance de nuestras percepciones, e incluso el mismo sentido del cuerpo. Negarse a ella significaría desestabilizar el orden patriarcal, dejar de perpetuar la descendencia del hombre y de legitimar su trascendencia ante la sociedad por medio de un reconocimiento legal. El nuevo amanecer de Emma 121

Julia Kristeva en su ensayo Stabat Mater, cuyo título original traduciría más o menos algo así como Herejía de amor16, asume el símbolo de la Virgen María, que ha tenido una influencia decisiva en los procesos de construcción de identidad femenina de la mujer en occidente, como una de las elaboraciones simbólicas con mayor impacto en la constitución de la identidad femenina, en especial, debido a su asociación con la maternidad. Como lo menciona la propia Julia Kristeva "dado que ésta es la única función del 'otro sexo' a la que podemos atribuir, con absoluta seguridad, una existencia" (Historias de amor 216). Entonces, va a situar el surgimiento de una neurosis ante la experiencia de llegar a los límites de la subjetividad por ser el receptáculo de otro, y de varios otros, si se piensa en que sobre la mujer descansa el mantenimiento del hogar. Además, como una derivación de su análisis, se encuentra en los discursos que giran alrededor de lo materno unos puntos de disidencia cuyo alcance derivaría en el descubrimiento de profundas represiones sociales. Al ser la mujer conferida a una existencia singular, y al experimentar durante este periodo una intrusión en su propia subjetividad, la mujer es conducida a un estado de psicosis desde el cual puede comenzar a fragmentar los cimientos de la sociedad patriarcal.

Esta es la segunda asociación que es pertinente conectar con la experiencia singular de Emma, pues ella también va a sentir el peso del único rol válido que ha sido conferido a la mujer: el hogar. La reproducción se convierte en la faceta crucial para la mujer dentro de la sociedad. Ahora se puede situar en Emma un desarrollo de su posición como “ángel del hogar”, ubicándola ahora como mujer que rompe con el imperativo social de tener que reproducirse. En efecto, en Emma comienzan a elaborarse estas asociaciones en la medida en que comprende que traer hijos al mundo no es su única misión

— Si te digo que cada mujer no se posee a sí misma plenamente hasta que su cuerpo renuncia a ser la prolongación de otro cuerpo, y que es por eso que la vida dispone que vivamos más años ¿no te parece que hay sabiduría en eso? Es como si la naturaleza estuviera consciente de que no nos pertenecemos en la época de la fertilidad y nos diera el tiempo para alcanzar la plenitud. (Belli, El intenso... 93,94)

16 El título original del artículo publicado por Kristeva es Hérethique de l'amour. Puede traducirse como Herejía de amor, o Hereje amor. Sin embargo, el texto va a ser conocido y popularizado como Stabat Mater, en trabajos académicos y en recopilaciones de trabajos de la autora. El nuevo amanecer de Emma 122

En conclusión, Emma pasa de ser, en un primer momento, el “ángel del hogar”, esa mujer sumisa dedicada a su familia, sin espacio para ella misma, para convertirse, posteriormente, en una mujer que rompe con una visión hegemónica de lo que significa en términos culturales ser madre. Si bien no falla al imperativo social de que toda mujer es apta para (y de alguna manera también debe) reproducirse, en el caso de Emma, ella no tiene hijos sólo por cumplir una prescripción social. Al ser consciente de que hace parte de su condición, la resignifica y le da un nuevo valor dentro de su subjetividad. Dirigiéndose así a la construcción de una idea de ser madre opuesta que entra en conflicto con la idea tradicional, Emma quiere ser madre sin renunciar a lo que es ella misma. La relación con sus hijos deja de ser paliativa y se convierte en una relación más adulta, a esta altura ellos han dejado de depender de ella.

El sentimiento que aterra a Emma, que la coloca contra un muro de significados patriarcales y lleva al límite su sistema de valores, aquello que se le exige debe superar frente a la decisión de vivir de una nueva manera su maternidad, nace cuando imagina lo que pueden llegar a pensar sus hijos por su separación de Fernando, y más aún, lo que puedan llegar a decir cuando descubran su infidelidad. Sin embargo, como se mostró oportunamente, ningún temor va a frenar a Emma en ese derrumbamiento de lo que era, pues ella entra en un proceso por el cual va dándole paso a una mujer nueva, a una mujer otra en términos de Luce Irigaray, y para lograrlo, se hace indispensable que elabore una nueva concepción de la maternidad y de su lugar dentro de la subjetividad que resurge en medio de este proceso.

De alguna manera, este sentimiento que aparece en Emma consiste también en el derrumbamiento de una razón adherida al sentido de conservar el matrimonio: los hijos. Si bien durante el principio de la relación matrimonial los hijos se convierten en un eje de la convivencia, no es menos cierto que ahora, en el momento en el que ocurre la separación, Elena y Leonardo no son niños indefensos, han crecido, se han formado, se han ido de la casa a vivir experiencias propias, y ya no dinamizan el hogar con su presencia. Su experiencia de la maternidad ha cambiado, así como varias de las cosas que giran alrededor de ella. Es en la mitad de esta inestabilidad desde donde Emma podría labrar con sus hijos una construcción para mostrar esa nueva imagen de ella como madre más cerca de lo que Lucía Guerra explica es un espacio simbólico El nuevo amanecer de Emma 123

La gestación y crecimiento de un embrión aún informe se produce en la esfera de lo innombrable, donde las palabras resultan demasiado abstractas para lo que Kristeva designa como “bullicio subterráneo de segundos que se pliegan en espacios inimaginables”... Y el cuerpo materno, como espacio de lo semiótico, desestabiliza los estratos de lo simbólico. El constante movimiento, en una proliferación de células y fluidos, pone en jaque las metáforas del Ser y del Logos… (Mujer y escritura... 55)

Situar el momento de la gestación por fuera del lenguaje dota a la experiencia de la maternidad de un sentido inaprehensible, ya que ocurre por fuera de toda posibilidad racional de representación. Con la misma paradoja presente en un agujero negro, no se permite saber qué ocurre más allá de cierto punto, de cierto límite donde se ocupan los territorios ya por fuera del lenguaje. No existe nada más subversivo que aquello que no entra en los códigos desde los cuales se ejerce la dominación. Así ocurre con la maternidad, específicamente, en el proceso de la gestación es donde la mujer experimenta cómo otro ser, al hacer parte de ella, ese otro, diferente e inconfundible tanto como lo es ella misma, la inunda en su interioridad.

Esta transposición de subjetividades revela en la mujer una disposición hacia la otredad que la convierte en agente de subversión del sistema hegemónico basado en el pensamiento patriarcal, netamente individualista y egocéntrico. La mujer experimenta la intersubjetividad pura desde su experiencia de la maternidad. En el vientre construye un lazo que se mantiene durante toda su vida. Emma termina su matrimonio pero nunca se resigna a dejar de ser madre; teme cómo puedan reaccionar sus hijos y lo que puedan llegar a pensar, pero aun así no duda en actuar de la manera en que actúa, sin detenerse a considerar siquiera en hacerlo diferente, porque tiene la convicción de que podrá mostrarles a sus hijos que ser madre no sólo significa estar atada al hogar, sino que ella puede serlo sin olvidarse de sí misma como mujer, como sujeto de deseo, quien se satisface con pequeñas cosas, tal vez cosas insignificantes, pero por las que valdría la pena poder hacer lo necesario si quiere ser feliz viviendo separada de las prescripciones impuestas por la sociedad.

Durante la gestación, la mujer crea una conexión con el otro que la habita, llega a identificar sus emociones, sus necesidades, las cosas que le transmiten satisfacción y también las que le molestan. Incluso se atribuyen diversos sentidos culturales, con significados variables, El nuevo amanecer de Emma 124

múltiples, algunos resultan arcaicos frente a la experiencia del amamantamiento. Es importante señalar de nuevo que la conexión madre-hijo se extiende por fuera del útero, y que el lazo con la figura de la madre no se rompe nunca del todo. En el caso de Emma es bien particular, porque ella va a temer a la ruptura del lazo materno en el momento de informar a sus hijos sobre su separación, a la cual se enfrentará sabiendo que su hija es lo bastante suspicaz para descubrirla

El carro de Elena está aparcado en la rampa del garaje. Su hija. Ella llegaba preparada para ver a Fernando sin inmutarse, pero su hija Elena, que es tan perceptiva, ¿qué pensaría de su madre si lo supiera? En un instante. Emma se transforma, pasa de la felicidad íntima de ejercer su libre albedrío a la noción de que su vida no es solamente suya para hacer con ella lo que le venga en gana. Su hija está en la casa, su hija la mirará con ojos que espera que ella se mantenga sólida, inmutable… (Belli, El intenso... 188)

La conexión de Emma con Elena es tan fuerte, la conoce tanto, que incluso puede llegar a leer sus emociones. Aparece claro el último condicionamiento por vencer, relacionado con lo que puedan pensar sus hijos. No se trata de un encuentro normal, ella acaba de hacer el amor con su amante, con un hombre diferente al padre de su hija, y siente que trae su olor pues se le ha impregnado por toda la piel y la persigue la idea de qué pensaría ella si lo supiera. El sentido que ahora Emma atribuye a su maternidad la hace reivindicar su condición de mujer, y así ninguna esfera de su vida le niega la posibilidad que se negó durante todo este tiempo, la de satisfacer sus más básicos placeres. La conexión entre una madre y un hijo supera los planos de las otras conexiones que establece una mujer. De acuerdo con Peter Sloterdijk:

La relación entre sujetos humanos que se reparten un campo de proximidad hay que describirla como una relación entre receptáculos inquietos, estresados, que se limitan y contienen mutuamente. ¿Cómo imaginar esa bizarra relación? En el espacio físico no es posible que una cosa que está en un receptáculo contenga a la vez su receptáculo. Del mismo modo es impensable que un cuerpo en un receptáculo pudiera imaginarse a la vez como algo excluido precisamente de ese receptáculo. (Esferas I 86)

Entonces, la maternidad hace entrar en crisis las leyes del espacio físico. Una madre es un receptáculo que contiene a otro sujeto que se ha constituido a partir de emociones primitivas, profundas y duraderas. De igual manera, esta relación no excluye al cuerpo, ni excluye al hijo de El nuevo amanecer de Emma 125

la madre, sólo se dibuja de una manera diferente la conexión que ocurre cuando un cuerpo está dentro de otro cuerpo. Esta interioridad no cesa, nunca finaliza, Emma siempre va a tener a Elena y a Leonardo dentro de sí, unidos por los lazos de la intersubjetividad. Los ha llevado dentro, los ha sentido, fue la autora de sus emociones y esta conexión se mantiene a pesar de las transiciones y cambios que tiene la vida.

Si se piensa un momento en la manera cómo Lucía Guerra se refiere a esta construcción simbólica de la maternidad, puede observarse un matiz cercano a la nueva exigencia que se teje alrededor de Emma, a esa nueva manera de entenderse como madre de la cual debe ser partícipe, una idea diferente a la que ha sido culturalmente impuesta y convenientemente validada de acuerdo con los intereses de la línea hegemónica de pensamiento patriarcal. Este diálogo se puede establecer sobre todo cuando se afirma, a propósito del sentido de la experiencia materna, su condición de hacerse único en la mujer. Dice Guerra:

En sus dimensiones éticas, la maternidad otorga a la mujer una responsabilidad que se extiende más allá del parto, pese a que en nuestro orden simbólico dominante, la protección de los hijos se atribuye en mayor medida a la figura del padre… centrarse en la economía de la placenta y elaborar discursos a partir de ella implica trascender y modificar, de manera radical, tanto la dinámica de las relaciones humanas como la definición de los principios éticos. (La mujer fragmentada... 168)

Al ser la maternidad una conexión establecida entre una madre y sus hijos, se llena de significados diversos, es una suma de corazonadas, de compañías mutuas y de afectos. Llegan a anticiparse, a presentirse bastante bien, sin embargo, nunca terminan de conocerse por completo. Emma exigirá una libertad para sí misma, una libertad que aspira sus hijos también tengan, reclamará para sí el derecho de ser feliz por el tiempo que le queda, y esa felicidad será posible si termina su matrimonio. Esa ruptura no puede significar debilitamiento en la relación con sus hijos; es obvio que provocará cambios tal decisión, pero lo cierto de todo es que por encima del divorcio Emma será la madre y Fernando será el padre de los dos muchachos.

Basada en estas ideas Emma va a tomar finalmente la decisión de decirles a sus hijos que ella y Fernando van a ter.minar con su matrimonio. Emma ha decidido contarle a su familia y crea la oportunidad, una tarde organiza una reunión familiar. Ya ha vencido a Fernando con el El nuevo amanecer de Emma 126

asunto de Margarita, le ha pedido el divorcio, él ha aceptado, con lo que tendría que irse de la casa. Siente que puede explicar a sus hijos qué ocurrió, pero al mismo tiempo debe ser firme en la manera cómo va comunicar esa decisión. Emma finalmente les cuenta “— Los queremos mucho —dice Emma—. No tiene nada que ver con ustedes pero su papá y yo nos vamos a separar. Eso es lo que queríamos decirles…” (El intenso... 306). Una vez dichas las cosas, una vez comunicada la decisión, una vez lanzada la piedra en el estanque, hay que ver la reacción en el agua, hasta dónde llegan las ondas, se deben enfrentar las consecuencias de los actos, y terminar un matrimonio es uno de ellos. Ha llegado para Emma el momento en que deba encarar eso a lo que ella le teme por sobre todas las cosas, lo que sus hijos puedan pensar de ella “— Ustedes están locos… dice Leonardo… ¿Cómo se van a separar?” (El intenso... 306). La reacción de los hijos es de total incredulidad, sin embargo, se debe señalar que en tanto Leonardo explota con la noticia, Elena, quien se muestra profundamente afectada, trata de tomarlo con más calma. Ellos no pueden aceptar que su hogar fuera a desaparecer. Lo que eran ellos como familia se extinguiría. La reacción de Fernando insinuando lo de la menopausia, y la respuesta de Emma, ya se ha analizado desde otra óptica, sin embargo, aún falta esa otra parte que da a conocer Emma, no es sólo por sus cambios biológicos que hace lo que hace, tiene que ver con algo que ella quiere enseñarles a sus hijos, a no resignarse, a no conformarse con su vida, sino no es la que querían vivir tienen el poder de cambiar las cosas y así ser un poco más felices.

— No estoy alterada —repite—. Lo que siento no tiene nada que ver con las fases del cuerpo o de la luna. Es sencillo: con el paso de los años hay amores que se marchitan. El mío se marchitó. ¿Cuántos años me quedan por vivir? ¿Treinta, cuarenta? Los que sean, los quiero vivir bien, quiero ser feliz, no seguir viviendo en una situación que sólo sobrevive por la inercia de la costumbre. ¿Cuántas veces les he predicado que busquen la felicidad, que no se resignen que no se conformen con ser menos de que pueden ser? (El intenso... 307,308)

De esta manera Emma crea una nueva imagen alrededor de la maternidad, se hace una mujer otra. Existen una serie de indicadores que dan cuenta de este fenómeno de transición y de construcción nueva que opera en Emma. El primero de ellos se da cuando se rompe con la idea de que para ser madre hay que estar casada. En efecto, Emma muestra que incluso una mujer que es divorciada puede experimentar sin restricciones facetas amables de su maternidad. Esta El nuevo amanecer de Emma 127

experiencia, tan definitiva para la mujer, no se enclaustra en los territorios del hogar, sino que puede darse por fuera de éste, permitiendo a la mujer espacios diferentes de interacción cultural. En un segundo momento, muestra con su propia experiencia que puede ser madre y experimentar esa dualidad veinte años después del parto. La maternidad no se reduce a la gestación, si bien ese momento tiene sensaciones únicas, es una experiencia que define al sujeto femenino durante toda su vida, porque la relación con los hijos altera los ejes desde los cuales se construye la subjetividad. Y finalmente, les muestra a sus hijos la manera de actuar si algún día llegan a sentirse encarcelados, a sentir que la vida que llevan no es la que ellos querían vivir o no era la que soñaban. Liberarse, esa es su última enseñanza.

Como lo propone Peter Sloterdijk, los sujetos siempre son eslabones perdidos en una cadena infinita de subjetividades que se encuentran, se anticipan, se chocan y se liberan de sus propias conexiones. Una familia no es algo distinto, las subjetividades de los hombres y las mujeres que forman el hogar son partícipes de procesos y de dinámicas que afectan la manera cómo se relacionan entre sí. Sin embargo, a pesar de poder identificar un ego que piensa, siempre existe una predisposición a entrar en contacto con otro sujeto, construyendo un espacio intersubjetivo. Así lo propone Sloterdijk:

Los individuos, los llamados indivisibles, son sujetos sólo en tanto participan de una subjetividad dividida y repartida. Si se quisiera llevar el asunto hasta el extremo y hacer revivir además intuiciones platónicas en formulaciones actuales, podría decirse: todo sujeto es el resto inquieto de un par cuya mitad substraída no cesa de requerir a la que ha quedado. (Esferas I 87)

No es desacertado afirmar que esa dualidad en uno de sus posibles sentidos, de acuerdo con Sloterdijk, se haya concretada en la relación de la madre con sus hijos. Si bien Emma se separa, contarles la decisión de su divorcio, trae como consecuencia que las cosas no vuelvan a ser iguales entre ellos; dos registros muy breves nos pueden servir para mostrar esta realidad inconfundible en la cual hay un cambio en la experiencia de la maternidad. El primero de estos registros, ocurre cuando Elena muestra su reacción ante la noticia del divorcio de sus padres “— Siempre se pierde, mamá —dice Elena, mirándola fijo—. Lo que eran ustedes dos se perderá” (Belli, El intenso... 310). Se toma consciencia de la nueva realidad: el hogar se terminó, a pesar El nuevo amanecer de Emma 128

de que los hijos estarán bien y “no les faltará nada”, la unidad que formaban, eso que eran todos ellos juntos, no existirá más. Con el matrimonio no sólo muere la relación de pareja, sino que también mueren cosas que la pareja había instaurado en otros seres, los hijos eran cómplices de la unión y ahora deberán mirar a sus padres de otra manera y actuar diferente con cada uno de ellos. Se cierran algunos espacios y se abren otros nuevos para que puedan compartir y aprender de ellos de un modo diferente a como venían aprendiendo, si bien la relación entre la madre y los hijos cambiará por el impacto de la separación, dicha relación, se dirigirá a otros ejes desde donde sus hijos verán una Emma mucho más acorde con eso que ella misma quiere ser.

El segundo registro, proviene de la propia Emma, en una reflexión cercana al monólogo interior. Es interesante llamar la atención sobre cómo el narrador de la novela se permite intrusiones hasta en los mismos pensamientos de los personajes, llegando a dar cuenta de los más profundo de su interioridad. Sin duda, la novela tiene desde su narración, un hálito de intimidad, diera la sensación de estar dentro de la vida de alguien, es así como se puede saber lo que piensa la propia Emma sobre esta realidad, nada cómoda, que está viviendo: “Será así hasta que ambos se enteren de la existencia de Ernesto y Margarita. Y eso también pasará. Dejará secuelas, sin duda. Emma se percata de que aquélla será quizás la última vez que la familia exista” (El intenso... 311). La historia no se cierra, todo lo contrario, se abre a un infinito de posibilidades. Una de estas se da al pensar en que sus hijos se enteren de la infidelidad mutua de sus padres con personas mucho más jóvenes. Eso hace que la vida de la novela se prolongue. Al terminar en el punto en el que termina, la novela se abre ante las posibilidades y las sugerencias de lo qué pasa con Emma luego de que su familia, como ella la conocía, también termina en este punto de su vida. Algunos momentos no volverán, otros serán más duros de olvidar pero sin lugar a dudas, tendrá que permanecer firme, algunas veces incluso podrá dudar, pero la decisión ya está tomada y a pesar del malestar y del dolor no dará marcha atrás

Por evitarles el sufrimiento, continuaría soportando la vida monótona de un matrimonio desgastado por el uso, se sacrificaría en el altar del amor en el que se consumen las mujeres que se niegan a sí mismas; una hoguera siempre ardiendo alimentada de sueños postergados, de resignación y miedo. Pero sus hijos ya eran un hombre y una mujer enteros, fuertes, capaces de asimilarlo. No la perderían. Tampoco al padre… (El intenso... 310) El nuevo amanecer de Emma 129

Emma mantiene con firmeza la postura de mujer que ha adoptado. Sabe que su vida de aquí en adelante dependerá de que lo haga de esta forma, pues es a sus hijos a quien ella les habla, y debe transmitirles la seguridad de que no es una decisión apresurada ni provocada por la variación de sus hormonas, sino que es la decisión consciente de una mujer inteligente que ha decidido darle un cambio a su vida. No la detiene el dolor que puedan sentir sus hijos porque los conoce, los sabe fuertes y sin duda pueden superar esta situación, dejará secuelas sin dudas, pero terminarán por entender. Sin embargo, debe asumir cierta firmeza que puede confundirse con frialdad, y no es que a Emma no le duela su divorcio, su separación, el fin de su hogar, sólo es que comprende que debe dejarlo atrás si quiere vivir experiencias nuevas que la hagan una mujer otra, liberada, actuando por fuera de los límites que el sistema patriarcal ha impuesto para ella. En palabras de Lucía Guerra esa mujer otra se constituye partiendo de la maternidad como agente de cambio

La figura de la madre, a pesar de los filtros patriarcales, es, por lo menos, algo —a diferencia de ese espacio vacío que corresponde a otro inimaginable e irrepresentable por su heterogeneidad y fluidez, cualidades que no caben dentro de los parámetros falogocéntricos. En contraposición al imaginario masculino, Irigaray postula una mujer otra que no puede ser reducida a formas ni metáforas. Una mujer otra, más allá de toda medida y de todo sistema teórico que, con sus labios que se tocan constantemente, transgrede las nociones de unidad en una contigüidad que es también el contrasello de otros esquemas tales como la individualidad, la jerarquización y el derecho de propiedad. (Mujer y escritura... 65)

Entonces se tiene en Emma a una mujer otra, en el pleno esplendor de sus facultades sexuales, dispuesta y apta para hacer de su sexualidad un caudal con el que puede liberar sus más ocultas emociones; una mujer que no obedece, que no es sumisa a un hombre, que puede desprenderse de lo que la ata a una insoportable situación de infelicidad, va a buscar la manera de soltarse de estos lazos y dirigirse hacia experiencias nuevas. Por último, Emma no le pertenece a nadie, mucho menos a un hombre, se pertenece a ella misma, el único compromiso que tiene es con ella, a partir de este momento, se antepondrá a los demás, y lo más importante en este punto, nunca dejará de ser madre, pues esta condición, no sólo hace que su subjetividad inunde y El nuevo amanecer de Emma 130

trascienda haciendo parte crucial en la de otro ser, sino que trasciende en sí misma distintos escenarios en su vida, acompañándola y haciendo parte de eso que la hace ser ella misma.

La mujer otra en que se convierte Emma luego de superar estas profundas transformaciones, es una mujer dispuesta a encarar su futuro con la firmeza de cambiar en el presente. En palabras de Luce Irigaray, “Cada mujer, pues, será para ella misma la mujer en devenir, modelo para sí en cuanto mujer y para el hombre que necesita, como él la necesita a ella para garantizar el pasaje de la naturaleza a la cultura” (Amo a ti... 47). Al desprenderse de la concepción tradicional de la maternidad, surge la elaboración de una manera diferente de entender esta condición de la mujer, basada en la posibilidad de replantear la relación con sus hijos, en su desprendimiento del hogar, en la constitución de un hogar en sí misma, y como núcleo fundamental, en la reactivación de su vida sexual, tanto ha sido así que la ha llevado a descubrimientos de su propia interioridad a los que creía ya no era posible acceder.

Es también en relación con la maternidad como de Emma va a ir surgiendo una mujer nueva, una mujer otra, que rechaza las imposiciones del patriarcado para erigir unas propias. Le permite a la mujer traducir los alcances de la experiencia humana en términos culturales, en su vientre tiene lugar el complejo fenómeno de la multisubjetividad, pues ocurre la coexistencia de mínimo dos subjetividades, a partir de la transposición de las emociones que edifican y construyen al sujeto. Cumpliendo de esta forma con un papel cultural que en occidente viene arraigado al sentimiento mariano; parte de su relevancia se da en el quehacer materno donde nace la necesidad de conservar los valores, dando lugar a la configuración del espacio simbólico de la experiencia humana. Al ser consciente de esta forma de poder, la mujer se sitúa como el agente detonante del sistema que ha organizado un orden perjudicial para la condición de lo femenino, que opera limitándolo, haciendo de las experiencias femeninas, únicas y trascendentales, espacios de aversión, de repulsión y de crisis por ser incomprensibles para el hombre, ya que se escapan de las vivencias que la naturaleza le permitió.

Estas condiciones hacen de la mujer un sujeto atado a una serie de roles específicos que limitan todas sus posibilidades de resignificar el sentido cultural de su papel en la sociedad. La mujer que aparece representada en la novela, por lo menos en el aspecto específico de su maternidad, no ata necesariamente la idea de ser madre con la de vivir en el mismo hogar. Nunca El nuevo amanecer de Emma 131

dejará de ser la creadora de sus hijos y eso hace de la maternidad una experiencia única, sin comparación, sin igual. A pesar de la restricción cultural que opera tan fuerte desde el lazo familiar a partir de esta construcción cultural, utilizándose incluso como un instrumento de manipulación; a pesar de la fuerza del voto sagrado de respetar la familia y el hogar por sobre todo, Emma deja a su familia y se muestra como una mujer dueña de sí misma que decide cambiar, mejorar su vida y afronta las consecuencias de estos cambios. Ni siquiera sus hijos frenan ese proceso en Emma de convertirse en una mujer otra. Es de esta manera en que la maternidad deja de ser un obstáculo y se asume ahora como algo que impulsa y da razones para el cambio, haciendo de esta experiencia una puerta, por la cual, Emma libera condiciones de su feminidad, se reafirma como mujer y se acerca a ser un poco más ella misma.

Es así como la maternidad se reconfigura y alcanza nuevos sentido culturales, dándole a la mujer la posibilidad de construir su vida desde otros ángulos en los cuales se configura una subjetividad nueva, una mujer que rompe con lo prestablecido que se aleja de los presupuestos sociales y se dirige a una edificación de su propia imagen de una manera diferente a la del orden imperante, ampliando las posibilidades de los sentidos de la palabra mujer, mujer madura y, por supuesto, de la palabra madre. Para finalizar, se puede dar una rápida mirada a las ideas que formarán parte del estudio que realizara Glavic Maurer bajo el título de La operación materna en Jacques Derridá: problemas y posibilidades para una deconstrucción de lo femenino. Donde uno de los puntos que llama la atención tiene que ver con los sentidos que se le dan a la figura materna

Sabemos ya que este “dato biológico” puede ser diversamente interpretado, y que una mujer puede entenderse de muchas maneras, que el deseo femenino sobre la maternidad no es sólo uno, y que probablemente vivimos una época que ha problematizado la maternidad más que ninguna otra. (Glavic Maurer 73)

Hay un vínculo con la intención de Glavic de hablar sobre distintas experiencias culturales que juntas encarnan nuevas posibilidades para el sentido de lo que significa ser madre. El sentimiento que se teje en esta relación, la emoción de una madre o de un hijo, son instrumentos cargados de un fuerte rigor cultural, evidencia de los dispositivos que se tejen alrededor de la experiencia de una mujer. La maternidad adquiere sentidos muy diversos. Es El nuevo amanecer de Emma 132

interesante observar igualmente que esta experiencia se da únicamente en el cuerpo de la mujer, dotándola de una fuerza que nunca poseerá el hombre, pero que sin embargo intenta regular. Uno de estos mecanismos de control tiene que ver con el deber que recae en la mujer de reproducir a la especie, y no sólo reproducirla, sino formarla, educarla, sacarla adelante, resignando incluso las aspiraciones y los sueños.

El nuevo amanecer de Emma 133

CONCLUSIONES

La representación de la mujer dentro de la literatura de Gioconda Belli se realiza bajo una fuerza permanente que es el erotismo como pudo mostrarse en los estudios críticos que se citaron al respecto. Dicha dimensión del erotismo permite que haya una manera de representar a la mujer frente a su deseo sexual, deseo restringido por demás, durante muchos años y de muchas formas, algunas de ellas son más permanente que otras; existen y fueron diseñadas para que la mujer permaneciera cumpliendo una serie de roles que le fueron asignados y que resultan definitivos para el funcionamiento de ciertos dispositivos patriarcales que la someten y le niegan la fuerza para salir de esta condición.

Uno de estos dispositivos está asociado con los ciclos vitales de la mujer. A pesar de que la protagonista de la novela atraviesa uno de estos ciclos, se pudo concluir que las construcciones culturales rodean todo el ciclo vital femenino donde la menstruación, su aparición, “la regla”, y finalmente, su ausencia definitiva, permitían que el sistema patriarcal otorgara ciertos valores a la mujer de acuerdo con el ciclo vital por el cual atraviesa. El que le corresponde a la menopausia es sin lugar a dudas una de las construcciones más neurálgicas; llena de matices negativos, es vista en la mujer tradicionalmente como el fin de la sexualidad. Emma va a descubrir todo lo contrario. Su menopausia la libera del temor de quedar embarazada y puede tener relaciones sexuales sin pensar en planificar porque ya no le preocupa el embarazo. Además de esto, no sabe si es por los calores o por la variación hormonal, pero experimenta súbitos descontroles, explosiones de éxtasis que antes tardaba en sentir, ahora aparecen cada vez más frecuentes, en verdad que la menopausia fue lo mejor que le pudo pasar como mujer.

La menopausia va a ser la puerta de entrada al mundo de un personaje como Emma, aterrada por el temor implantado por la sociedad de tener que resignar su vida sexual, cuando se siente aun una mujer que tiene mucho que dar en ese sentido. La menopausia le va a permitir a Emma romper con estos imaginarios sociales y desprenderse de una parte del peso cultural que tiene que ver con el hecho de ser mujer y de ser una mujer madura, que ya no menstrúa. A través de sus experiencias y de las cosas que vive, Emma va a darle cabida a un nuevo concepto de mujer durante la menopausia, no como el fin sino como el comienzo de una nueva etapa en la El nuevo amanecer de Emma 134

vida que la lleva a vivir de una forma más libre su sexualidad. Se puede concluir que la menopausia se presenta como una situación límite donde Emma comprende nuevas funciones vitales de su cuerpo, pero ante todo comprende que sigue siendo mujer, que el ser mujer significa más que sólo menstruar, tener un periodo, o dar a luz un hijo, el hecho de la feminidad no está atado a nada específico, es una consciencia que se da en el interior del sujeto, es una construcción de la interioridad la que hace que Emma siga siendo una mujer a pesar de que ya no llegue a visitarla “la regla”.

Se puede concluir, de igual forma, con referencia al análisis que se planteó sobre el sentido cultural del matrimonio, una relación desproporcional entre el matrimonio y el erotismo, donde la institución rígida y patriarcal del matrimonio, genera una dinámica cotidiana vital desfavorable para que el erotismo sea la fuerza permanente en una pareja que lleva tanto tiempo amándose solamente ellos. El erotismo necesita de la transgresión, esto es, de la ruptura, del choque, del cambio. El matrimonio es sinónimo de estabilidad, de armonía, de quietud. La fuerza del erotismo necesita un escenario más caótico, más inestable para que pueda surgir en toda su dimensión y tenga aún cosas que decirle al cuerpo, hablarle en un lenguaje íntimo, descubriendo sensaciones que no se podrían ya descubrir dentro del matrimonio por ese exceso de sexualidad homogénea que se vive en la relación marital.

Para transgredir esta realidad en la que se ha visto acomodada Emma por el sistema patriarcal que se ha cernido sobre ella, se concluye en su momento que iban a existir dos mecanismos: la infidelidad y el divorcio. Al igual que se pudo considerar en las construcciones anteriores sobre la menopausia y el matrimonio, se puede concluir que existen unas elaboraciones derivadas del matrimonio que tienen que ver con la fidelidad en la medida en que un matrimonio es una unión sagrada donde se da por hecho que el único vínculo que tendrá una mujer será con su esposo y viceversa. Tanto Emma como Fernando rompen con el voto de la fidelidad, pero me he centrado más en lo que significa para Emma, ya que una mujer experimenta un prejuicio social cuando es infiel que el hombre no vivencia, debido a que la infidelidad masculina está socialmente más aceptada, incluso permitida, que la femenina, por lo que esta se hace más transgresora y subversiva. El nuevo amanecer de Emma 135

En esta misma línea de pensamiento se puede concluir que el divorcio es un mecanismo de las parejas que desean romper sus votos matrimoniales porque sienten que estos son un obstáculo para alcanzar la verdadera felicidad que está con otros seres diferentes a las parejas iniciales con las que formalizaron el hogar. El divorcio es, entonces, la transgresión final que experimenta Emma y con la cual decide separarse y dar fin a su unión matrimonial que la había condicionado como mujer y supeditado su aporte cultural a cumplir el rol socialmente establecido por la sociedad, la de ser casada y de procrear hijos.

Finalmente, la construcción que se elaboró sobre la maternidad me permite concluir que la relación entre madre e hijo es una de las más complejas relaciones humanas. Su análisis se ha revestido únicamente por los patrones patriarcales de reflexión, por lo que también existe una mirada negativa sobre lo que significa ser madre. De la mano de la teoría feminista de Luce Irigaray y de Julia Kristeva, se pudo comprender que la figura de la madre, si bien es una compleja elaboración sociocultural con raíces religiosas, también permite destruir uno de los pilares con los cuales se sustenta la racionalidad patriarcal y tiene que ver con el carácter individual de la subjetividad. Una madre es “ser dos” en palabras de Irigaray. Una madre experimenta una multisubjetividad debido a que es un receptáculo que contiene toda la sensibilidad de otro sujeto en formación, pero que puede dejarse ver tan sensible como ella.

El último descubrimiento que me proporcionó pensar en la experiencia que tuvo Emma durante la novela, está relacionado con el hecho de la permanencia del ser madre dentro de la vida de una mujer, ya que si bien ella renuncia a los complejos que le impiden vivir a plenitud esta etapa de su ciclo vital, si bien es infiel y se desprende del matrimonio para vivir con mayor libertad su vida sexual, Emma nunca deja de ser madre, está conexión atraviesa todos los órdenes de su vida como mujer y la hacen transformar su concepción de lo que es ser una madre hacia una dirección nueva con la cual dará surgimiento a una nueva mujer. Una vez ha roto los esquemas de la menopausia, el matrimonio y la fidelidad, y ha replanteado su experiencia de la maternidad, se dirige a constituirse como una mujer otra, una mujer que está por fuera de los regímenes patriarcales, se ha emancipado de ellos, y se ha constituido como un sujeto con la capacidad de tomar sus propias decisiones, asumir las consecuencias y proyectar una imagen nueva que va en contra de la visión tradicional de lo que significa ser mujer y que en su momento se planteó como un “ángel del hogar”. La experiencia que vive Emma y que se narra a lo largo de la novela la El nuevo amanecer de Emma 136

lleva a comprender una nueva manera de manifestar su subjetividad y su manera de ser, convirtiéndose en una mujer que enseña y muestra, tal y como lo hizo con sus hijos, cuál es la manera adecuada de actuar de acuerdo con los deseos más profundos que alguien pueda tener con relación a su sexualidad.

Se vio entonces de qué forma el erotismo es una fuerza vital que atraviesa la experiencia de Emma en cada uno de los ejes frente a los cuales está dirigida su reconfiguración en esa mujer otra de la que habla Luce Irigaray, y que sirve como constructo teórico para entender un poco más lo que ocurre en una mujer cuando experimenta esta serie de transiciones y de adaptaciones que le dan rienda suelta a la manera como se representa al sujeto femenino dentro de la novela.

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