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Vicente C. Gallo. Una aproximación a su vida pública (1890-1942) ELENA T. PIÑEIRO INTRODUCCIÓN La producción historiográfica que ha estudiado la trayectoria de la Unión Cívica Radical desde sus orígenes hasta los primeros años de la década de 1940 se ha ocupado escasamente de la figura de este político que integró las filas del radicalismo desde su creación en 1891 y fue uno de los fundadores –contando con tan sólo 17 años– de la UCR de la provincia de Tucumán. La mayoría de los trabajos existentes1 sólo ha tomado en cuenta su actuación en el Ministerio del Interior durante la presidencia de Alvear desde una perspectiva sumamente crítica y su participación en la escisión antipersonalista cuya fórmula presidencial –liderada por Leopoldo Melo– ocupara el segundo término en las elecciones de 1927. Trabajos más recientes, como el de Virginia Persello, han ampliado la información sobre la actuación de Vicente C. Gallo durante las presidencias de Yrigoyen y Alvear y las influencias con que contaba en algunas situacio nes provinciales en el marco de la faccionalización del partido y su posterior división. Persello rescata la actuación de Gallo en la reorganización del radicalismo al que se reintegró con reservas tras el golpe de 19302. El objeto de este trabajo es ampliar esas perspectivas para incluir aspec tos ignorados de su vida pública3. 1 En particular los de Félix Luna y Gabriel del Mazo, en los que influye la militancia. Otros, como el de David Rock, apenas lo mencionan. 2 VIRGINIA PERSELLO, El Partido Radical. Gobierno y oposición, 1916-1943, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2004. 3 Este artículo es fruto de la investigación realizada para mi tesis de doctorado. Debo manifestar mi agradecimiento a la hija menor del Dr. Vicente C. Gallo, doña María Angélica Gallo, y a su sobrino nieto, el Dr. Nicolás Gallo, quienes me facilitaron correspondencia y documentos privados con gran generosidad. 178 SUS PRIMEROS PASOS EN LA POLÍTICA Hijo de don Vicente Gallo y de doña Dolores Colombres, Vicente Carmelo nació en la ciudad de Tucumán el 3 de octubre de 1873. Por vía paterna su ascendencia se remontaba a D. Pedro León Gallo, firmante del acta de la Independencia y miembro de varios congresos de la Revolución, y por vía materna al general Celedonio Gutiérrez, gobernador de Tucumán durante varios períodos y firmante del Acuerdo de San Nicolás4. Como el mismo Vicente lo cuenta en “Recuerdos de juventud”, la vida política de Tucumán durante su primera infancia fue escenario de hondas divisiones entre federales y liberales, que en general no respondían a la verdad histórica. Ambas facciones tenían sus propios ámbitos de sociabili dad: el Club del Progreso, que agrupaba a los federales, y el Club Social, donde se reunían los liberales. Su bisabuelo materno, Ezequiel Colombres, fue anatematizado como mazorquero al igual que Ezequiel Padilla, quien estaba casado con una Colombres. En estos recuerdos escritos en 1933 decía Gallo refiriéndose a la políti ca tucumana: La política estaba en todas partes; era el tema de las conversaciones en las reuniones sociales, en las visitas familiares; el motivo de división entre los estudiantes en las escuelas y colegios, la causa de las incidencias sangrientas entre los obreros [...] el móvil más activo de las rivalidades entre profesiona les e industriales, era en suma la gran pasión en cuyas llamas ardían y se quemaban los intereses, las reputaciones individuales, los ideales, las espe ranzas y las ambiciones de toda una sociedad...5. Su infancia y adolescencia transcurrieron en una casa “de altos, am plia y espaciosa” situada en la entonces calle Belgrano. Fue su hogar centro de numerosas reuniones políticas animadas por su madre “[...] gen- til y amable, con un gran don de gente y un poder natural, contagioso de atracción y simpatía, atenta y obsequiosa con todos”. Su padre actuaba intermitentemente en política, pues se ocupaba de los intereses y negocios azucareros de la familia, tarea que en el futuro también asumiría su hijo. No obstante, éste acompañaba a su tío, don Napoleón Gallo, y a sus her 4 JORGE REINALDO VANOSSI, “Apuntes para una biografía del Dr. Vicente C. Gallo”, en anticipo de Anales, año XLII, n° 36, Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires, 1998 5 VICENTE C. GALLO, “Recuerdos de Juventud”, en De la vida cívica argentina, Buenos Aires, 1941, p. 10. 179 manos Delfín y Santiago, y respondía en el orden nacional al general Roca y a Bernardo de Irigoyen6. De esas reuniones participaba silenciosamente el niño que, andando el tiempo, se convertiría en figura política, y en ese ambiente formó su carác ter. Dos lecciones le dejaron las circunstancias en las que se desarrollaron su infancia y adolescencia: que las pasiones y enconos de la política son los peores enemigos del juicio recto y del equilibrio espiritual en las luchas democráticas y que “la discreción es, en política, no sólo una virtud esencial, sino una eficaz fuerza en la lucha y una seguridad de éxito en las grandes contiendas”7. Vicente C. Gallo actuó por primera vez en política cuando contaba con sólo 13 años, en ocasión de producirse en Tucumán una revolución liderada por los juaristas. La provincia estaba gobernada en ese momento por Juan Posse, pertene ciente a una familia de tradición liberal pero que por sus vinculaciones y amistad se había insertado en las filas federales. Sus ministros eran el Dr. Ignacio Colombres y el Dr. Pereyra, abogado respetado por todos por su independencia respecto de las pasiones políticas locales. Esa solución políti ca había sido posible por la intervención del Gral. Roca y del Dr. Delfín Gallo, tío del joven Vicente, tras la renuncia del gobernador don Santiago Gallo para calmar a la oposición que consideraba que su mandato era de dos años y no de tres, como establecía la reforma de la Constitución Provincial. El triunfo de Juárez Celman en las elecciones nacionales reinició una lucha violenta contra el gobierno provincial que culminó con el estallido revolucionario8. Su padre, previendo el desenlace9 y considerando que por su corta edad podía realizar todas las averiguaciones necesarias, le encargó que redactara una crónica de los sucesos y se la enviara a su tío Delfín Gallo, quien ocupaba una banca de diputado en el Congreso Nacional. Las cartas se leyeron en la sesión del 18 de junio de 1887 y fueron incorporadas al Diario de Sesiones10. 6 Ídem, ibídem, pp. 13-15. 7 Ídem, ibídem, p.16. 8 GALLO, “Recuerdos…”, en op. cit., pp. 18-22. 9 Ídem, ibídem. Lo imprevisto de la revolución encontró a las autoridades desprevenidas. Era obvio que el Cabildo debía capitular, y tanto su padre como los amigos del gobierno fueron detenidos y sus domicilios requisados. 10 Ver “Un niño periodista en 1887”, en diario La Tarde, jueves 1 de agosto de 1985, p. 2. 180 El precoz cronista había comenzado sus estudios primarios en la Acade mia de Primeras Letras de Santo Domingo, ingresando posteriormente a la Escuela Normal y al Colegio Nacional de Tucumán. Tras finalizar el bachillerato en 1891, viajó a Buenos Aires para ingre sar a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales al año siguiente. En 1897 se graduó con medalla de oro de su curso y con medalla de oro de la Facultad por su tesis sobre “Juicio político”. Se había incorporado a las filas opositoras al gobierno en 1890, afilián dose a la Unión Cívica primero y luego al radicalismo de Alem, que expre saba sus ideales de defensa de la democracia y las instituciones. Un año más tarde, cursando el último año de sus estudios secundarios, fundó y dirigió el semanario El Cívico y colaboró en El Orden. Fue uno de los organizadores principales del “Comité de la Juventud Radical” en su provincia, ámbito político desde donde los jóvenes se preparaban para secundar la Unión Cívi ca en un comienzo y la Unión Cívica Radical tras el cisma producido por la política acuerdista del gobierno. En Buenos Aires militó en el Comité de la Juventud Principista Radical y en el Comité del Socorro. Admirador de Alem, a quien había conocido en Tucumán, Gallo actuó permanente e incesantemente en el partido y se vin culó tanto en la Capital como en las provincias con sus hombres más presti giosos, y en particular con Hipólito Irigoyen, a quien recordaba como figura central en la organización de la UCR de la provincia de Buenos Aires, cuya eficacia se tradujo en la revolución de 1893. Lo recordaba así: Un núcleo de respetables caballeros y de hombres jóvenes tomó a su cargo la tarea de organizar la UCR en la provincia bajo la Presidencia activa, enérgica e inteligente del Dr. Hipólito Yrigoyen. [...] La labor fue amplia, ruda, de sacrificios, pero de triunfos y de intensas satisfacciones patrióticas y tan eficaz que en la madrugada del 20 de Julio de 1893 la provincia entera [...] estaba en armas y vencedora contra un régimen oprobioso en una de esas explosiones formidables, avasalladoras, de indignación, de protesta, de altos anhelos y de reacciones fecundas que son la gloria de los pueblos libres...11. Cinco años después renunció al cargo de secretario privado del goberna dor electo por Buenos Aires, Bernardo de Irigoyen, para seguir a la fracción intransigente opuesta a la “política de las paralelas” formulada para impedir el ascenso de Roca a una segunda presidencia y adherir a la política de abstención revolucionaria. 11 Papeles personales. Manuscrito sin título, en ARCHIVO VICENTE C. GALLO. 181 La participación en política no le impidió dedicarse tempranamente a la docencia universitaria. En 1899 se incorporó al cuerpo de profesores de la Facultad de Derecho de Buenos Aires como profesor suplente de la cátedra de Derecho Administrativo.