Luis Alberto Lacalle Herrera
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Luis Alberto Lacalle Herrera Uruguay, Presidente de la República Duración del mandato: 01 de Marzo de 1990 - de de Nacimiento: Montevideo, 13 de Julio de 1941 Partido político: PN Profesión : Abogado ResumenEl segundo quinquenio de la democracia uruguaya, de 1990 a 1995, estuvo presidido por Luis Alberto Lacalle Herrera, dirigente del Partido Nacional, o Blanco, y heredero de una de sus principales corrientes históricas, el Herrerismo, antaño acaudillada por su abuelo. Su ambicioso programa de reformas estructurales de carácter neoliberal afrontó la movilización de las fuerzas de la izquierda y se vio frenado por el referéndum de 1992, que anuló parte de la ley de privatizaciones. Durante su presidencia, Lacalle fue perdiendo el apoyo de las facciones del partido rival tradicional, el Colorado, y gobernó en minoría, mientras que de puertas a fuera fue uno de los artífices del MERCOSUR (1991). Tercero en las presidenciales de 1999, diez años después volvió a intentarlo frente al postulante oficialista del Frente Amplio, José Mujica, quien le derrotó en la segunda vuelta. http://www.cidob.org 1 of 8 Biografía 1. Trayectoria en el Partido Nacional 2. El quinquenio presidencial: un programa de reformas liberales impugnado 3. Nuevas apuestas presidenciales en 1999, 2004 y 2009 1. Trayectoria en el Partido Nacional Nieto por vía de la madre del caudillo nacionalista Luis Alberto de Herrera Quevedo (1873- 1959), e hijo de los señores Carlos Pedro Lacalle Núñez y María Hortensia de Herrera Uriarte, en 1964 completó sus estudios legales de la Facultad de Derecho y Ciencia Sociales de la Universidad de la República, en Montevideo, y desde 1961 se ejercitó como periodista en el diario Clarín. Militante desde los 17 años del partido de la familia, el Nacional (PN), o Blanco, en noviembre de 1971, presidiendo el Ejecutivo Jorge Pacheco Areco, del rival Partido Colorado (PC), y recién ingresado en la treintena de edad, el abogado de profesión fue elegido por primera vez para la Cámara de Representantes de la Asamblea General. En el seno del PN, que junto con el PC conformaba el binomio de fuerzas que venía pilotando la historia política del país desde prácticamente el inicio de la República Oriental en 1830, Lacalle heredó de su abuelo el liderazgo del Herrerismo, una de las facciones tradicionales y más marcadamente conservadoras del partido -que, en sí, ya se ubicaba en la derecha o en el centro-derecha del espectro político-, surgida en su momento como una reacción contra el proyecto reformista y liberal que personificó el batllismo, una destacada corriente del PC. Afirmándose en las bondades de la economía natural, en el derecho inviolable a la propiedad privada y en los beneficios del mercado, los blancos se identificaron con las formas de vida rurales de las élites criollas. Durante muchos años, y especialmente a partir de la década de los sesenta, la principal facción blanca fue la centrista Por la Patria, liderada hasta su muerte en 1988 por Wilson Ferreira Aldunate. A finales de 1973, al poco de hacerse las Fuerzas Armadas con el poder efectivo del país tras la fachada civilista pero inconstitucional del Gobierno colorado de Juan María Bordaberry Arocena, Lacalle, despojado de su escaño por la disolución del Parlamento, fue arrestado y permaneció dos semanas en prisión. Dio comienzo para él un azaroso período de doce años en el que alternó la práctica profesional legal, las participaciones periodísticas y la oposición semiclandestina a la dictadura militar, que le sometió a diversas persecuciones. En agosto de 1978 un remitente anónimo le regaló unas botellas de vino que resultaron contener un veneno letal: Lacalle, sospechando del envío, no probó el vino y se salvó así del fatal desenlace sufrido por la esposa de su compañero de partido Mario Heber Usher, miembro del triunvirato que dirigía clandestinamente el PN, el cual había recibido el mismo paquete. Hacia 1981, en la fase álgida de la dictadura que pasó a personalizar el general Gregorio Álvarez Armellino, Lacalle ejercía de columnista en los semanarios Correo de los Viernes y Opinar cuando puso en marcha el Consejo Nacional Herrerista, del que fue secretario general. El año anterior había hecho campaña por el no en el referéndum constitucional orquestado por los militares para legitimar el Gobierno de facto y cuyo fracaso celebraron tanto blancos como colorados. En 1982 el abogado pasó a ser miembro del Directorio del partido y en 1984, el año de las elecciones democráticas previas a la devolución del poder a los civiles, se desempeñó en la dirección del programa de radio Patria y Partido, como parte del proceso de reorganización y difusión de la corriente nacionalista herrerista. De cara a las presidenciales del 25 de noviembre de 1984, Lacalle sopesó la posibilidad de presentar su candidatura directa acogido a la llamada Ley de Lemas, vigente desde 1910, que permitía a los partidos mayoritarios registrar más de una candidatura (sublema), aunque luego, en el escrutinio, sólo se tenían en cuenta los votos totalizados por un partido o lema, de manera que el sublema más votado del lema ganador se llevaba la Presidencia. Sin embargo, al constatar que las preferencias populares se decantaban por la facción blanca mayoritaria, Por la Patria, aceptó no presentarse y respaldar al postulante de aquella, Alberto Sáenz de Zumarán http://www.cidob.org 2 of 8 ?quien sustituía a su veterano jefe de filas, Ferreira Aldunate, preso del Gobierno-, conformándose con candidatear a la Cámara de Senadores. Lo que sucedió después fue que el candidato colorado Julio María Sanguinetti Coirolo ganó las presidenciales y que Lacalle se hizo con el escaño de senador. A lo largo de la legislatura, el parlamentario participó en las comisiones de Hacienda, Transportes y Obras Públicas, Partidos Políticos e Informática y Prospectiva de la Cámara alta. En 1987 fue elegido vicepresidente de la misma. En julio de 1988 el senador inscribió su candidatura para las elecciones presidenciales del 26 de noviembre de 1989, personificando uno de los tres sublemas blancos. Junto con Lacalle se subieron al proscenio electoral el wilsonista Sáenz de Zumarán y Carlos Julio Pereyra, conductor del Movimiento Nacional de Rocha (MNR); ellos representaban respectivamente las alas centrista e izquierdista del partido, mientras que Lacalle era claramente la opción de la derecha liberal. Al sumar el voto blanco el 38,9% de las papeletas y obtener él individualmente el 22,6%, Lacalle se adjudicó la victoria sobre sus inmediatos rivales, Jorge Luis Batlle Ibáñez, por el PC, cuyos planteamientos liberal conservadores no diferían mucho de los suyos, y el general retirado Líber Seregni Mosquera, por el izquierdista Frente Amplio (FA). En la liza individual de candidaturas, el herrerista fue también el sublema más votado. 2. El quinquenio presidencial: un programa de reformas liberales impugnado El 1 de marzo de 1990 Lacalle tomó posesión de la Presidencia con un mandato de cinco años en sustitución de Sanguinetti, convirtiéndose en el segundo presidente blanco del siglo (exclusión hecha del Consejo Nacional de Gobierno vigente entre 1952 y 1967, órgano ejecutivo colegiado en el que a partir de 1959 el PN gozó de mayoría, aportando ocho presidentes con mandatos restringidos a un año) luego de Aparicio Méndez Manfredini, titular en el período 1976-1981 (aunque éste se trató de un presidente de paja, impuesto por los militares y carente de legitimidad constitucional y electoral). Era también el cuarto presidente blanco desde la fundación del partido en 1836, ya que hasta entonces la política nacional había estado dominada por los colorados. La Vicepresidencia pasó a ser desempeñada por Gonzalo Aguirre Ramírez, cabeza de la facción blanca Renovación y Victoria. Los 39 escaños obtenidos por el PN en la Cámara de Representantes de 99 miembros constituían una mayoría simple que el Ejecutivo entrante tendría que subsanar. Para tal fin, Lacalle negoció una denominada Coincidencia Nacional con las facciones del PC, que entró en el Gabinete con cuatro ministerios (los de Industria, Energía y Minería, Salud Pública, Turismo, y Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente). Al punto, las principales agrupaciones de la izquierda, el Frente Amplio y el Nuevo Espacio, acusaron a blancos y colorados de pretender institucionalizar el bipartidismo en Uruguay constituyéndose en un bloque cerrado. Apodado Cuqui, Lacalle irradiaba un reformismo modernizador de inspiración estadounidense; de hecho, se confesaba admirador del sistema político norteamericano y en particular del Partido Demócrata. La prensa del momento le adjudicó un perfil kennedyano, también en un sentido anatómico, aunque su jovialidad y sus rasgos corporales ?abundante pelo ondulado y entrecano, quijada poderosa, mentón saliente- recordaban más los de Ted Kennedy que los de su hermano John. Los planteamientos neoliberales de Lacalle se concretaron en un amplio programa de reformas pro mercado, con un drástico saneamiento financiero, la desburocratización y reducción de aparato del Estado, la abolición de monopolios y la apertura de grandes empresas públicas al capital privado, que el presidente consideraba perentorio para la puesta al día de las estructuras productivas y la mejora de la competitividad comercial del país. Estas ambiciosas iniciativas no tardaron en abrir fisuras en la Coincidencia Nacional, donde las posturas abarcaban un amplio abanico ideológico, además de concitar una fuerte contestación sindical y social. Además, el dirigente heredó una coyuntura económica complicada, con la producción virtualmente http://www.cidob.org 3 of 8 estancada desde 1988, la inflación creciendo por encima del 100% anual y el desempleo superando el 9%. La primera gran reforma presentada por el Gobierno, cinco días después de asumir, fue un proyecto de ley de Ajuste Fiscal que aumentaba el impuesto sobre las rentas laborales, el IVA y los impuestos que gravaban las actividades industriales, comerciales y agropecuarias; además, creaba un impuesto de transmisiones patrimoniales. La impopular medida, que erosionó sensiblemente el poder adquisitivo de las familias trabajadoras, fue rápidamente aprobada por el Legislativo.