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HISTORIA DEL FUTBOL URUGUAYO

Jueves 22 de Enero 1970

DIRECTOR Franklin Morales ASESOR DE LA DIRECCIÓN Eduardo Gutiérrez Cortinas AYUDANTE DE LA DIRECCIÓN Rafael Bayce DIAGRAMADO Horacio Anón

EDITOR Julio Bayce Editores Reunidos Cerro Largo 949 Tel. 8.03.16 .

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No liéty receta definida, única para perpetrarle como goleador. Aquí los caminos suelen ser distinto*. Pero por encima de estilo* y de época*, sobre su figura campea un inseparable álito que lo* hace milagroso* creadores de alegrías para colectividades entera*.

CARATULA PEDRO PETRONE RICARDO LOMBARDO

Sin presunción literaria y sólo con des. Recién entonces nos ubicaremos crear un estilo de convivencia. En el propósito de un repaso, abrimos el en aquellos días festivos, cuando to­ un clima pintoresco, familiar, huma­ cuaderno asignado a los goleadores. do se interrumpía para acumular los no, matizado también de inquietudes La misión consiste en aproximarnos primeros peldaños de la historia que y sobresaltos, como aquellos cuando a las grandes figuras, sentir el eco recordamos. se oía zumbar un taponazo, y el de su gloria y andar por caminos De ahí el encanto de las memo­ estallido de vidrios y gritos de ve­ radiantes de un proceso que no se rias, inefable modo de recorrer un cinos que reclamaban contra el detiene. Todos cuantos han dado bri­ itinerario, aun cuando la verdad y culpable del destrozo. ¿Seria acaso llo a nuestro fútbol no podrán ser ’a justicia aparece siempre en com­ un futuro goleador? ¿Qué exige la abarcados, sin embargo. A la vez, pañía del relator. calificación de “goleador” ? ¿Poten­ bien vale expresar que no seria po­ Los goleadores son los más fuer­ cia, codicia, ubicuidad, valentía, in­ sible acercarse a estas evocaciones, tes creadores de emociones, los que tuición? —quizás algunas muy trajinadas se asemejan a un gigante. ¡Qué po­ Sí, por supuesto, todo ello. Pero pero todas magistrales en la subli­ der tienen, capaces de alzar multi­ algo más: una técnica ejecutiva. midad del esfuerzo,— sin sentir un tudes! ¿Y cómo es que han logrado ¿Cuál entonces? ¿ La de José Pien­ mucho de melancolía. Aparecen esa dimensión? ¿Acaso fue posible dibene, la de Pedro Petrone, la de hombres que crearon inmensas ale­ madurarlo en sus correrías juveniles Atilio García? grías colectivas. A veces prolonga­ en las callejuelas y en los baldíos? Fueron distintas, y todas adqui­ das, otras hondas, algunas efímeras. Seguramente en esos primeros rieron magistral dimensión. Hemos Al volver en el tiempo hasta cabría días generaron modalidades y su­ citado tres estilos. Académico y su­ impregnar el ambiente de poesía, des­ gestivas vocaciones. Y esto era muy til, uno; de potencia y velocidad, el lizar estrofas que se confundan con natural en aquel pasado cuando el otro; de fuerza y tenacidad, ei el paso de días iniciales tan humil­ bullicio del fútbol había llegado a restante.

EL PRIMER GOLEADOR émulo para las juventudes futbolís­ Carlos B. Carlomagno atleta y ticas. Su atracción personal era in­ futbolista de aquella primera época, Desde los albores del siglo llegan mensa. Grande, fuerte, solemne en nos contó cierta vez: “Allá al tér­ los ecos de Juan Pena. Un atleta su porte. Dominaba su maciza y mino de la primera década del siglo, criollo de los primeros tiempos. Sal­ cimbrante estructura, una cabeza en un partido de Peñarol y Central, taba, corría, en Montevideo Cricket altiva, un rostro sereno, serio, im­ vi a Piendibene convertir un gol Club. Allí logró transformarse en perturbable. Imponía respeto. Su hermoso, deslumbrante, y sin em­ el adelantado del fútbol uruguayo. campaña es una sucesión de geniali­ bargo me pareció sencillo. Piendi ¡Cómo habrá descollado Juan Pena dades que integran un anecdotario. había llegado hasta los backs con entre los “ingleses locos”, que En sus 20 años de actividad, muchas la pelota dominada. Hizo un esquive cuando surge José Piendibene de veces interrumpida, que comenzó en para su izquierda. Casi se dejó ir forma tan resplandeciente, comien­ 1908, tenemos registrados 277 goles en su carrera. Como si erróneamente za a llamársele “Penita”! Pero Pien­ de Piendibene. de los cuales 28 fue­ cerrara el ángulo de tiro. Balmelli dibene no llega a ser un imitador, ron convertidos en partidos inter­ el arquero de Central, se volcó en­ sino por el contrario, un creador, nacionales, sólo compromisos ofi­ tonces, cubriendo más su valla. Pero un maestro. Su técnica constituye ciales o de cierta trascendencia. el remate que se aguardaba con la

171 Fue el 13 de julio de 1926: Pief.dibene, inclinado, observa su obra ante la impotencia de Ricardo Zamora. zurda de Piendi demoraba. Se des­ zó a sortear adversarios con tal moria: “Habiamos interpretado que lizó aún, y de pronto, con el empeine acierto y claridad, que le fue posible en ese match se jugaba el prestigio de su pie derecho “cacheteó”. La llegar hasta la valla adversaria v del fútbol uruguayo. No podíamos pelota d.bujó en el aire casi un semi­ convertir. retacear esfuerzos ni descuidar deta­ círculo para caer en la red, cerca Pero, detengámonos en el gol sen­ lles. Estábamos frente a un adver­ del otro poste. Seguro que, esa 'arde, sacional de aquella tarde del 18 de sario fuerte y astuto. En una especie no fui el único que salió de la can­ julio de 1926, con el que quebró la de cónclave, de ésos que formába­ cha dispuesto a imitarlo. ¡Cuántas resistencia del famoso guardameta mos para conversar sobre nuestros veces lo ensayé! Cada vez. sin em­ del Deportivo Español. Hay que planes, llegó la conclusión que te- j J barro, me csuKaha más dificil el subrayar la incertidumbre creada niamos que actuar sin demoras, ju- I •nter.to. Llegué a pensar que hasta en el ambiente en aquel momento. gando la pelota de primera, para L * podía ser un arte propio del “maes­ El Deportivo había llegado al Plata, evitar el choque violento, con quie- l tro”. no sólo para exhibir la “furia espa­ nes poseían, como principal virtud, : Aquel gol convertido en el Parque ñola”, sino también reclamando una su fuerza física. Esto significó, en Central al “Divino” Zamora, sólo superioridad que entendían sólo ha- realidad, introducir una variante er. | podía lograrlo quien poseyó, entre . bía sido arrasada por la selección la modalidad muy arraigada. Al tér­ tantas habilidades, la de “cachetear" celeste en su gira por la península mino del primer tiempo seguíamos el balón, según la expresión popu­ hispánica, y en la misma Olimpíada lar de la época . con la perfección de 1924 Innegablemente poseían que lo hacía Esa forma de cambiar grandes jugadores. Es cierto tam­ rapiichosamente el giro de la pe­ bién que prevalecían con potencia lota. ha perdido sus cultores. Era un física extraordinaria. Aquellos goles ejercicio bien criollo, que al ser exhi­ convertidos por Petrone a Zamora, bido por un crack tan admirado en presencia del propio Rey Alfon­ romo Piendibene. hallaba buenos so XIII, habían dejado "sangre en imitadores en aquellas generaciones el ojo" a los fanáticos. En esa gira fútbol..ticas. La “cortada” era igual­ por el Plata buscaban la revancha. mente peculiar en los movimientos Y se sintieron felices en su primer del “maestro”. Otro de los términos partido aquí. Vencieron a Nacional, que anduvo en boga muchos años. 1 a 0. La noticia, como era lógico, El ingenio popular ponía nombres a provocó en España enorme entusias­ ¡as jugadas más características. Lue­ mo. Tenía las características de una go, la terminología comenzó a ser hazaña. El Deportivo, el mismísimo dictada por los técnicos. ¿Quiénes del “Divino” acababa de vencer en no conocían las famosas “cortadas” su propio reducto a los campeones de Piendi, los pases de “muleta”, el olímpicos. Se señalaba que Nacional remate de “cachetada” que hemos se había integrado por la casi tota­ - lado, la "jopeada”, el cabezazo en lidad de jugadores de la selección ", ■alomita", la “escoba” de Andra- uruguaya, aunque en realidad no fue de? El frentazo de Piendibene eia asi. Entre otros faltó también Pedro seco, incontenible. El dribbling, ele­ Petrone. En Montevideo trascendió gante. cadencioso Cuentan los abue­ la celebración española. Quedaba los, que en » n match en Bc’vedere aún *. ■» revancha con Peña rol. en 1912 frente a Nacional, tomó la • ,*'o de los actores de la jornada. pelota en puestos defensivos comen­ Peregrino Anselmo remueve su me­ cero a cero. Comprendíamos que cen, a ellos no les gusta, porque gué cerca de Piendibene. La devolu­ estábamos envueltos en una lucha quedan burlados y no pueden man­ ción de Suffioti no demoró. Con la dura, equilibrada y riesgosa. Volvi­ tener las posiciones defensivas". pelota en el aire sentí la imperativa mos al vestuario pensando que ten­ Hizo otras indicaciones más, ha­ voz de Piendi: "déjala”. Me detuve. dríamos que agotar los esfuerzos blando paternalmente, según su El se adueñó del balón con seguri­ para contener al rival. Se tornaba modalidad. Salimos a la cancha más dad. Siguió unos pasos más para muy difícil. Piendibene parecía me­ reconfortados. Pronto me di cuenta. quitar de acción al back Urquizú y ditar mientras descansaba en su Piendi tenía razón. Me pude ir bur­ realizó el movimiento clásico de banco. De pronto se puso de pie. lando adversarios. Una, dos, tres aquél que intenta liquidar la opor­ Dirigiéndose a los demás compañe­ veces, hasta llegar en posición de ti­ tunidad. resueltamente, con un re­ ros del equipo dijo: "de la manera rar, pero allí surgía Zamora, con mate de derecha para el lado má¿ claro y más a tiro. Zamora se lanzó que estamos jugando no les podemos su figura inmensa. Dejaba sensación de imbatible. A medida, que avan­ como una tromba, pero la pelota no ganar”. Aquellas palabras dichas poi llegó. Todavía dormía en los pies el "maestro" sonaron como una sen­ zaban los minutos el dominio de Peñarol fue acentuándose. En dos de Piendibene. Ahora sí, la conquis­ tencia. Comprendimos que era nece­ oportunidades observé cómo Zamora, ta estaba a su merced. La cacheteó saria una reconvención de planes. percatado del cambio de nuestra suave hacia el poste izquierdo. Tal Todos fijamos la atención en su pa­ modalidad, reclamaba a los defensas si fuera una fiera herida, dando labra. "Hay que volver a lo nues­ que se retrasaran. Por los 30 minu­ muestras de un singularísimo poder tro", dijo Piendi. “Es preciso hacer tos llegó el gol magistral. Logré la de reacción, aun sin reponerse, el sentir el m ejor dominio de la pelota. pelota, algo volcado en la izquierda. español voló, ahora hacia el otro Es nuestra principal virtud. Es la Un poco pasado el medio del campo. lado. ¡Cómo lo habrá hecho que forma de desorientarlos." Ensegui­ Esquivé un adversario, enseguida a alcanzó a tocar el balón, digamos, da buscó con la mirada a Suffioti otro, y luego de avanzar un trecho, de atrás! No hizo más que empujar­ y a mi. "Principalmente Uds. procu­ la crucé a la derecha, para Suffioti. lo hacia adentro. Qué instante elec­ ren ir al avance sacando rivales de Cuando éste recibió el pase, percibió trizante. Hubo emoción y escalofríos encima. Los esquives que Uds. ha- mi carrera hacia adentro, y así lie- en el público y en nosotros".

< • I • + F • 1 V. o

tancias y volver a encontrar la figu­ PEDRO PETRONE aquellas tertulias qpe iban exten­ diéndose. Estaba gestándose otra ra querida. Hasta que no surgió avasallante forma de impulso futbolístico, por­ Ese Sudamericano que evocamos, la figura de Pedro Petrone. el fút­ que así lo exigía la aparición de un también valió como consagración de bol uruguayo estaba centrado en artillero. Esbelta su figura juvenil, las virtudes de este ingenioso mu­ una sola modalidad en el esfuerzo ágil, pujante, de 69 kilos, tenía la chacho, valiente, lleno de luz, de atacante. Es decir, había evolucio­ velocidad de un "sprinter". En un vida, como un canto de optimismo. nado dentro de un estilo muy propio prodigioso salto, Petrone estuvo de El prolongado andar por las can­ y auténtico. Petrone provocó una pronto entre las estrellas del Cam­ chas, las grandes hazañas que al­ revolución espectacular y rotunda. peonato Sudamericano de 1923. Y canzó después, no hacen confundir Su decisión y agilidad para el rema­ en esa alegría comenzaron a reso­ ni olvidar en esos im­ te, la potencia de su tiro era una nar las campanas augúrales de pactos que tocaron hondo en su forma desconocida de simplificar las Colombes. sentimiento juvenil. "¿Sabe que en distancias. Pedro Cea recuerda aquel certa­ ese Continental de 1923, tuvo la Siete partidos en el viejo Char- men, siente el placer de dar su felicidad de convertir un gol a los ley fueron suficientes para consa­ visión de aquellos hermosos acon- brasileños que quedó para siempre grar en Petrone la admiración po­ teceres. en mi memoria? ¡Porque fue bonito, pular. Conmocionó el comentario "Fue enorme Perucho", dice "el che! Fue... fue una elaboración futbolístico. Eran de ver y de go­ empatador olímpico", en tanto sus delicada que salió de mis pies zar las animadas discusiones en ojos chispeantes, parecen otear dis- ¡Qué cosa estupenda es tener 19

173 también vi venir al arquero como Oui, oui, respondió la amorosa fiera a interponerse. No alcanzó na­ señora. da. Es que conseguí guiarla para un Pero, un surcidito que no se vea. costado, y allá se fue la pelotita. insistió Perucho. serena hacia la red ¡Qué lindo! Como si Jo hubiera comprendido ¡Ganamos 2 a 1! ¿ Ud. me perdona'.' todo, Mme. Pain llevó aquellos pan­ Es un gol que no olvido. Si, hay talones repitiendo oui, oui, oui. otros importantes. Quiere que le Poco rato después comparecía una confiese ? siempre me parecieron sobrina que ayudaba en los queha­ más formidables los de Petrone. El ceres. que Perucho anotó a los paragua­ Monsieur P etroné.. monsieur yos en el Campeonato Sudamerica­ Petroné... iba diciendo mientras no de 1924 jugado en Montevideo sostenía con ambas manos los pan­ fue escalofriante. Hubo un foul allá talones. por medio de la cancha. No. un poco Dos enormes parches marrones mas acá; aigo asi como 30 ó 40 me­ asomaban en aquel trajecito gris, tros. lejisimo. Pero a Perucho "Je que allí terminó sus días. gustó”. Corrió a buscarla. Los de­ Si queremos rem em orar el espíri­ fensas intentaron hacer barrera, pe­ tu del goleador, bien se dem uestra ro el arquero Denis agitó los brazos con aquel disgusto que pescó en ei en ademán que se abrieran. Sus emocionante partido que jugamos compañeros fueron entonces a bus­ frente a Holanda en Colombes. Tu­ car posiciones. Dejaron clara la ve mucho de culpa. Resulta que el visión. Embaló Perucho y ¡pum! Petrone que había levantado todéu Ahora sí no se vio. La pelota estaba la.s redes de España, que realizó 1¿ en la red El arquero se golpeaba hazaña de vencer, por dos veces a la cintura con los puños. Los juga­ Zamora, con remates fulminantes: dores paraguayos miraron al cuida- que había totalizado 10 goles en valla. Todos se comprendieron sin aquella jira, que llevaba convertidos necesidad de usar palabras... cuatro gloriosos tantos en las Olim­ Perucho era grande hasta en su piadas, en este match con Holanda humildad Tengo presente un episo­ no lo había conseguido. Para él era dio que define su modestia. Claro casi una tragedia Estaba el score que con ese recuerdo hoy es posible empatado en un gol, cuando el todos sonrían Cuando fue a com­ árbitro sancionó con penal a los prarse su primer traje, yo le acom­ holandeses Perucho tomó la pelota pañé a lo de "Introzzi’*. Era gris para colocarla en el punto de la y costó 33 pesos Con casi un año ejecución Pero, yo se la quité de las de uso, lo llevó a Europa como manos, para que lo tirara Héctor principal prenda El trajinar poi Perucho quedó desalentado. Cuan­ toda España largos viaje* en ferro­ do todos festejábamos en los ves­ carril. que algunos se prolongaron tuarios. él lloraba su impotencia de hasta 22 ó 23 horas, sin que al fin esa tarde l^a de no vencer la valla no se hallara la forma de sentarse holandesa Salimos del Estadio, y en comodo. habla producido serios des­ tanto caminábamos la*- diez cuadras gastes en el pantalón de Perucho que distaban de la concentración, Ya en Argenteuil. percibió que era siguió viviendo la angustia de esa impostergable tentar una reparación tarde Pocos día después jugába­ Pecum ó a Madame Pain "Madame mos la final poniendo el pecho .» madame, desearía que me hiciera ur con el pecho el corazón para obte­ surcidito «qui esta gastado" ner el laurel olímpico en una carn­

al gran Boleador en Parts, en ocasión de la flira de Nacional pOr Europa en frente al seleccionado francés Frtrone Campeón Olímpico de Cu*«oo empegaba a recorrer su e»- ce pt. onai CK.10 cor la celeste con Kaoonai, er el fútbol europeo y, oe *ueita, con Nacional Oe! 33

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«M Pedro Petrone tras la Olimpiada do en Montevideo. En 1931, 32 y de 1924, y el Campeonato Sudame­ hasta 1933, actuando por Fiorenti- ricano que se jugó en Montevideo na, fue la gran sensación del fútbol a fines de ese año, participó en la italiano. Ese mismo año volvió a gira que Nacional realizó en 1925 por Nacional, donde siguió su campaña Europa, donde una lesión producida Un problema reglamentario plantea­ en su rodilla izquierda en un partido do por la entidad italiana, en 1934 en Barcelona, interrumpió su acti­ derivó en su retiro cuando aún no vidad. había cumplido 30 años. Petrone Fue la primera operación de me­ convirtió 36 goles en los seleccio­ niscos practicada en Montevideo. nados uruguayos y 2 actuando por Pareció plenamente recuperado en escuadra "azzurra". Sería extenso las Olimpiadas de Amsterdam, sien­ enumerar sus hazañas, cuando se do de las grandes figuras que con­ constituyó en el héroe de cada jor­ tribuyeron a esa nueva conquista, nada, convirtiendo cuatro y cinco go­ como también en la del Primer les. Su record lo registra en Italia: Campeonato del Mundo desarrolla­ en su debut anotó once goles.

La potencia física de Petrone en todo su esplendor: viste la camiseta del Florentina, sensación italiana con su aporte. El día que debutó marcó 11 goles.

También en la memorable gira: fren­ te al "Genoa Club”, inmutable ante la amenaza de esa pierna que se descuelga sobre la suya.

paña gloriosa. El primer gol frente a Suiza lo logró Perucho con un remate imponente.” El único periodista que acompañó aquella empresa, Lorenzo Batlle Berrea, describió magistralmente aquel goL "Perucho salta; es el "juglar" de que hablan los críticos franceses. En el vacío su cuerpo de atleta esquiva el del rival con una contorsión in­ verosímil, que parece dolorosa. echando a un lado las caderas, el pecho fuerte para dejar al back detrás suyo, vencido. Sus piemazas 1 se van "clavando" en un nuevo es­ pacio libre, al término del cual está solo el arquero, que se agita saltan­ do. de una punta del gol a la otra, para desconcertar al que avanza, se agacha, se levanta, hace después como si fuera a su encuentro. Pe­ rucho no lo v e ... parece qqe no lo ve; se ensancha su pecho al respirar I una bocanada de aire azul. Ya está a 20 metros del arco... ahora a 15 No podemos gritar; quisiéramos te­ ner den ojos, que estos "dos" no I satisfacen nuestra ansided de ver Ha dado dos pasos más y la pierna izquierda castiga La pelota ¡Chas! Yo he creído perdbir el choque Una sombra redonda y borrosa se agita violentamente dentro de la red. como si quisiera desprenderla de los ganchos que la sujetan al suelo . . CAMPEONATO URUGUAYO heridos de consideración y muchos Pedro Young, el ,,Tigre”, la nueva contusos. El match consagró el DE 1933 imagen del artillero. Un chaná, alto, triunfo de Nacional por 2 a 0 con poderoso, avasallante, impulsaba la Al llegar a este capitulo del ma­ goles de Petrone e Ithurbide. La gran pelota a la manera petroniana. gistral proceso, nadie aceptaría se afluencia de público no decreció en Había llegado a Montevideo a fi­ dejara de exaltar a Juan Pedro los partidos siguientes. Cuando lle­ nes de 1931, a resolver un problem a Young en los perfiles de auténtica gó la nueva confrontación entre los de su ocupación en Mercedes en un grandeza, aunque hasta hoy duela ounteros Nacional y Peñarol, los dispensario del Ministro de Salud Pú­ y sorprenda la vigencia exigua de tricolores mantenían su baluarte in­ blica. Ello propició la oportunidad su gloria. Fue tan espectacular como victo en 10 encuentros. Eduardo para probar sus condiciones de sho- efímera. Debemos detenemos en García era el cuidavalla invencible. teador, en Central. Brindó allí una 1933, cuando el fútbol uruguayo Pero en el team de Peñarol ya bri­ demostración contundente. Esa mis­ aún está esbozando el ensayo de su llaba esplendorosa la figura de Juan ma tarde, don Alberto Caballero lo nuevo régimen profesional. La su­ cesión de aconteceres hizo imborra­ ble aquella temporada, apasionante, El "gol de la valija” : Braulio Castro la va a meter. Detrás del arco —en el dramática y también escandalosa, otro palo— la valija donde rebotó Junto a Kirchberg. tal vez como un reflejo de un ins­ tante de inseguridad y preocupa­ ciones que vivía el país. Pero la afición lo vivió intensa­ mente. La primera evidencia sin­ gularísima del Campeonato Urugua­ yo de intensísima emotividad a través de tres ruedas, la brindó la conjunción de estrellas reunidas poi Nacional en la alineación de Eduar­ do Gafcía, José Nasazzi y ; Arsemo Fernández, Ricar­ do Faccio y Marcelino Pérez; Juan Miguel Labraga. Pedro Duhari Pedro Pe troné, Enrique Fernández y Eduardo Ithurbide. El primer choque entre los dos favoritos del fútbol uruguayo creó tal ex- pecrativa, que la capacidad deJ Estadio Centenario se vio desbor- d ó da. La rotura de un improvisado peldaño produjo estrépito y cundió c alarma Muchos imaginaron un derrumbe de las graderías lanzán­ dose escaleras abajo El partido debió interrumpirse para atender llevó a la Asociación Uruguaya p a­ ra registrar pase al Central F. C. Le votaron un premio de dos pesos con cincuenta centésimos. Es de imaginar, que la situación que preo­ cupaba a Young no está resuelta. De Mercedes llegaron referencias a Peñarol. Deseaban que el “Tigre” siguiera vistiendo la casaca auri- negra, como en sus pagos. Tuvo otro contactos, y el goleador de Soriano volvió a la Asociación para renunciar a su transferencia a Cen­ tral, aprovechando el advenimiento del régimen profesional, e incorpo­ rarse en definitiva a Peñarol. Poco pudo m ostrar en 1932. Una lesión de tobillo lo mantuvo largo tiempo inactivo. Después, al lado de P ere­ grino Anselmo y Luis Mata, más adaptado al ritmo e intensidad de la competencia capitalina, comenzó a resplandecer. Su debut se recuer­ da en “el partido de la escoba de quince”. Los implacables cracks au- rinegros convirtieron 9 goles a la reserva y 6 al primero de Defen­ sor. ¡Vaya si percibimos hondo el goce de su parcialidad! Desde aquel día, en cada etapa aumentó vertiginosamente el pres­ tigio del cañonero, hasta que una tarde se encontraron frente a fren­ te, el invicto Eduardo García y el “Tigre” Juan Pedro Young. Un choque violento entre Arsenio F e r­ nández y Galileo Chañes, —que produce a éste la fractura de una pierna—, hizo subir la tensión al rojo vivo. Luego, también se lesio­ nó . Peñarol estaba en inferioridad numérica. La lucha se torna así dramática. Anselmo lle­ ga hasta cerca de la \ alia de G ar­ cía, pero se demora. Domingo le roba el balón y ic. entrega serena­ mente a Andreoio. J ste—avanza. Se JÉ . va perseguido por Young, que al fin Termina el partido donde quiebra el invicto a Eduardo García y todo el lo traba, lo despoja, arranca. El país mira hacia él. Un fotógrafo capta “ la pierna del gol”. Young pasó “Tigre” x tiene el camino abierto. en su sitio jugaba Luis Matoso, “ Feitizo”. Cuando se aproxima a Nasazzi, como un ciclón: al año siguiente lanza un derechazo infernal. Guía el impacto cerca del poste derecho hacerle entrega a Young de un es­ de la valla de Garcia. Como por que nunca el “Tigre”. Previo a esta jornada se anunciaron numerosos tuche lujosísimo. Pero también pa­ arte de magia, como si la hubieran ra provocar un suspenso, le invita­ escamoteado, la pelota no se ve. premios que, las casas comerciales se proponían entregar a quien cum­ ron f que se introdujera en una Se produce casi un suspenso. Pero jaula en la que rugían tres viejos ahora se percibe. Está dentro de pliera la hazaña de quebrar la valla invicta de Nacional. Entre ellos, un leones, para beber, en compañía del la valla aprisionada como atada a domador, una copa de champagne. uno de los soportes. “La dejó col­ reloj de oro, doble tapa, montado en 17 rubíes, marca Longines. Pero En presencia de esas fieras, el pul­ gada”. Los peñarolenses estallan. so del “Tigre” se alteró de tal García, que ya no es invicto se in­ pasó un día, dos, veinte, hasta que una tarde le visitaron quienes se forma, que derramó el contenido corpora. Nasazzi le grita, no la proponían cumplir con lo prometi­ de su copa. Pasó por aquella gro­ saques” . Un Comisario que estaba tesca exigencia y al fin, en privado, detrás, como piadosamente empuja do. “Teñímos interés de hacerle en­ trega del reloj en el Teatro Arti­ le entregaron el codiciado reloj. Al con la vaina de su espada la pelota, día siguiente en Pocitos, la curiosi­ que cae de aquella posición. Nacio­ gas”, le expresaron a Young. En esta sala languidecía la temporada dad de sus compañeros, se centró nal no desvaneció, sin embargo. El en el “reloj de Young”. En todos match termina empatado en dos go­ de una compañía circense. Pero aquella noche el teatro estaba de hubo sorpresa e indignación. Ni era les. Dos de Young para Peñarol y de oro, ni tenía doble tapa, ni es­ Petrone y Patesko para Nacional. bote a bote. Young es convocado a comparecer en el escenario. Por taba montado en 17 rubíes, ni era Pero en aquella tarde hubo un muchos minutos el público no cesó marca Longines. ¡Es un reloj ba­ triunfador aclamado hasta el paro­ rato! le insistían. El masajista, xismo. Juan Pedro Young. Era más de aplaudir cuando se procede a

177 El célebre "gol de ¡a Colgada”. Eduardo García va en el aire cuando la La ya está detenida entre la red y el cano que la sostiene. Se produjo un suspenso y por un instante la m ultitud dudó de lo que había ocurrido. El im- batible García caía ante un formidable disparo de Pedro Young pero ia pelota había “desaparecido”. “ No la sa­ qués”, le gritó Nasazzi a su arquero para evitarle la “humillación”.

aquel ex boxeador Daniel Arocha, poco existía acuerdo para la elec­ con tres tantos del “Manco” Cas­ llevó el reloj de vuelta, exigiendo ción del árbitro, de manera que tro. Braulio y Arremón anotaron una explicación. A Young le llega­ debió asumir la responsabilidad de para los aurinegros. El goleador de ron varias notas, pero nunca más la designación el Presidente de la aquel torneo fue José Pedro Young, se hizo del reloj de su sueño, que Asociación Dr. Raúl Jude. Aquella con 33 goles. Le siguieron en la le recordara su gran conquista. La tarde del 27 de mayo comparece tabla otros dos formidables caño­ anécdota puede ser un simbolismo para la tarea el juez de la Liga de su vida de futbolista. neros de la época, Antonio Cataldo Tranviaria Telésforo Rodríguez. de Defensor y Olí ver Icardi de Sud Al alcanzar el tercer match Na­ La lucha se planteó vibrante. Cuan­ América. cional lleva un punto de ventaja, do transcurrían 25 minutos del 2‘ pero Peñarol triunfa 2 a 0 con goles Al cerrar este capitulo señalemos tiempo, Bahía, el puntero de Peña- que posiblemente Young, aquel de Young y Anselmo, y pasa al rol lanza un remate muy sesgado. tope de la tabla cuando sólo le res­ campesino que llegó a Montevideo, La pelota parece salir afuera. Lle­ avizorando la posibilidad de su ta un compromiso con Sud América. ga Braulio Castro y convierte “el Se le considera campeón. Se pre­ triunfo, súbitamente se haya visto gol de la valija”. El árbitro Te­ ganado por las incitaciones del me­ paran los festejos. Young convier­ lésforo Pvodríguez indicó la sanción te un gol, en aquel match, que dio y así comenzó a perder el del gol. No fue fácil percibir que maravilloso impulso que lo hizo inol­ Aphesteguy anula por offside. Mu­ la pelota había golpeado en la va­ chos entendieron legítima la con­ vidable. Lo sustituyó en la tempo­ lija de Juan Kirchberg apostada rada inmediata Luis Matoso “Fei- questa, pero el Tribunal Arbitral, muy cerca de un parante. Rectifi­ que por entonces tenia facultades tizo”, que también estaba en Pe­ cando su rumbo se desvió para ñarol en 1933, pero que aún no para rectificar fallos de los jueces, adentro. Gran estupor y una reyer­ interpretó, según la fotografía qué había logrado destaque, alternando ta algo generalizada. Nasazzi y La- en la reserva. Sin embargo, pese a sirvió de elemento de juicio, que braga son expulsados y el partido algunos defensores de Sud Améri­ sus 34 años, y su larga campaña en se suspende. El 25 de agosto se rea­ los campos paulistas, con su opor­ ca quedaron parados en el instante liza el ‘ pico” de 20 minutos. No se que el árbitro hizo sonar su silba­ tunismo, su gran cabezazo y rem a­ modifica el seo re. Tampoco en dos te justo, también dejó en Peñarol to. Nacional y Peñarol quedaron alargues de 30 minutos. Habrá un iguales, con 46 puntos ganados, con su estela. Actuó hasta 1936, tenien­ nuevo encuentro el 2 de setiembre do el honor de integrar la selección un total de 74 goles convertidos otra vez 0 a /), hasta que allá por por Peñarol y 56 por Nacional El uruguaya en amistosos: contra una el 18 de noviembre de 1934, Na­ selección española en agosto de apasionante pleito final se traslada cional conquista la Copa Uruguaya a 1934 La inquietud aumentó Tam­ 1935 y contra los rosarínos en la de 1933, venciendo a Peñarol 3 a 2. misma época TUYA, HECTOR! GOLES OLIMPICOS Y MUNDIALES

Las conquistas de Pedro Schiaffino y Ghiggia, en los ron feliz a nuestro pueblo. Es Petrone, Héctor Scarone, Pedro torneos Olímpicos de 1924 y posible que la significación Cea, “Pepe” Vidal, que anotó 1928, y los Campeonatos Mun­ más emotiva de esos eslabones diales de 1930 y 1950, que hi­ el primer gol de Uruguay en un de una cadena de victorias cieron la grandeza del fútbol consagratorias, pueda conden­ torneo Olímpico, Romano, Et- uruguayo, deben tener en este sarse en el molde dorado de chegoyen, Urdinarán, ligueroa, repaso, el recuerdo vibrante y aquella expresión magistral de Héctor Castro, Campólo, Do­ su exaltación permanente. Cada “ rito” Borjas: rado, Iriarte, Anselmo, Ob­ uno importa un capítulo que dulio Varela, Vidal, Míguez, recoge las eclosiones que hicie­ j Tuya Héctor ! Gimo un predestinado. la llegada de Alberto Speneer coincidió con todo ¡ |¡o (|c rumbo: del fútbol de comarca se pasó al fútbol mundial. Allí frente al mundo. Speneer definió su figura de eximio goleador. Y cada técnico. |( jugador fútbol, soho en voz alta o secretamente en cualquier rincón del planeta, con tener un liberto Speneer con sus colores. Con tener al hoiiihr | importante. ______

os partidos "contra Boca’’ tuvieron siempre para Atilio un sabor especial. Había venido desde allí casi por una ®^urrenc,a Jovial de Atilio Narancio: cuando le presentaron una lista de desconocidos para que eligiera dijo. tin o . . . Atilio . . Por lo menos se llama Atilio. . . debe ser bueno!”

183 < » *

Esta vez ei centro terminó en las manos de Máspoli. Nadie hizo más goles que él en la larga historia del fútbol Pero sobre todo impresiona su registro ante Peñarol: supera tan lejos a quienes le siguen que parece irre a l. ■*

ATILIO GARCIA rigentes de Boca alcanzaron esa nó­ alcance. Seguiremos probando. Es Saltamos a través de los años. El mina a Atilio Narancio, cuan- posible venga, uno de estos días, un profesionalismo avanza, acentúa do éste 1í visitó gestionando el pa- muchacho que me recomendaron.” otra mentalidad Difieren las gene­ se del centro forward Providente, En tanto en Buenos Aires Sichero raciones futbolísticas con las cuya incorporación anhelaba Nacio­ se dio a la tarea de convencer a décadas que hemos dejado atrá nal. Frente al fracaso de ese intento, Atilio García. En las primeras ten­ Vamos al encuentro de Atilio Gar­ “padre de la victoria” comenzó tativas fracasó. cía Su estrella se enciende en 1938. a leer la nómina de transferen­ “No conozco Montevideo, es me­ antes no tenia relieve. Si acaso el cias con pausa, risueñamente. Nin­ jor que me vuelva a Junín”. hecho de pertenecer a Boca Juniors guno de aquellos nombres le era Pero pensá que podés aprove­ le daba alguna importancia. A esta familiar, “...Atilio... Atilio G ar­ char para pasar unos días en las entidad había llegado luego de tres cía .. Bueno, por lo menos aquí playas que te van a gustar. Total, años de actuación en Platense, co­ hay uno que se llama Atilio. Debe no perdés nada. menzando en Tercera División ser bueno...” A ese muchacho quie­ Afirma Atilio que este deseo lo Para emprender su aventurado via­ ro recomendarle, le respondió Si- animó. El 15 de enero de 1938 se je a Buenos Aires, estrenó sus pri­ chero, dirigente de Boca. Es empe­ levantó temprano y con una peque­ meros pantalones largos. Aquellas ñoso y guapo, insistió. ña valija enfiló con prudente len­ calladas ilusiones de Platense, pa­ Don Atilio Narancio valoró la titud hacia Dársena Sur, para em­ recían ahogarse cada mañana, vién­ colaboración del dirigente amigo. barcar rumbo a Colonia. Algunas dose desplazado en “la Bombonera”. De regreso a Nacional, le dijo al horas después, el ómnibus llegaba Tenia pronto el regreso a sus lares presidente Dr. Raúl Blengio Salvo. a Montevideo trasladando los pasa­ de Junín Figuraba en extensa lista "No hemos tenido suerte El pase jeros uno por uno al lugar de resi­ de jugadores transferibles Los di­ de Providente no está a nuestro dencia. como se hacia por entonces. "A Ud. lo dejamos para lo últi­ Esa misma noche, desde luego mo, porque nos viene “de camino", que sin ninguna clase de anuncios, le dijo el chofer. Pasadas las 11, de Atilio García apareció en la can­ aquel sábado caluroso, descendió cha del Estadio Centenario vistien­ en el Parque Central Atilio García. do la casaca de Nacional para ju­ Preguntó por el Dr. Atilio Naran- gar su primer partido. Previamen­ cio. Solo esiaba el cantinero, el te habían pedido la reserva de un 'gallego’’ Iglesias. Lo atendió de pasaje para la mañana siguiente. Asi puro gaucho, y le acompañó a una inicia su campaña quién habría de pequeña pensión. “Si éste es juga­ marcar una época y detentar records dor me hago cura", dijo al primero inigualados en el fútbol uruguayo. que halló. Cpn sus esperanzados 22 años, sor-

Espléndida foto del esplender de Atilio García. La pelota viene en el aire y parece suspendido hasta que llegue a su frente para su inexorable destino: el fondo de la red.

La estampa del gran jugador en la década del cuarenta.

prende su impulso, su visión de gol. que busca empecinada, ahincada­ mente. Atilio ya está en su carrera de triunfos. Con dos goles, rubricó la faena de esa noche frente a Cha­ carita Juniors, el que cayó vencido por 3 a 2. Los dirigentes de Nacio­ nal le rodearon. Le llevaron a la sede, en tanto alguien recomendaba cancelar su pasaje. Le entregaron $ 100 para los primeros gastos. En aquel año Atilio actúa en 41 parti­ dos y obtiene 52 goles. En realidad, para ver su volumen, no es necesa­ rio memorizar. Los records impre­ sionantes que su trayectoria ha re­ gistrado bastarían para revelar la proyección. Definen sus condiciones físicas excepcionales, calidad, ente­ reza y adhesión inalterable. A tra­ vés de 12 años, hasta 1950. vistió la blusa de Nacional en 435 parti­ dos. Con Atilio García no hay pausa para las defensas adversarias. Va­ liente, decidido, se guia por la sen­ da más corta para llegar al gol, destinada a los virtuosos. Aunque el gol inolvidable a Boca Juniors no es un gran dominador de la gistró el 19 de noviembre de 1950, en 1939, en un esfuerzo poderoso frente a Bella Vista, al que vencí'*; pelota, tiene habilidad para defen­ realizado casi en el limite de la por­ derla poderosamente. Es ambidies­ ron 3 a 0, con dos goles de Orlandi fía. El empate en 2 tantos parecía y uno suyo. En 1951 pasó a Liver­ tro. pero sus arremetidas por la entonces inalterable. Boca se había izquierda dejan sensación de más pool. Allí jugó en dos temporadas, retrasado. Quería aguantar a todo aunque espaciadamente. Convirtió 8 seguridad. De cabeza aplica pode­ trance. De pronto ensayó un con- rosos impactos. Una tarde frente a goles. Atilio pareció un predestinado Pero volvió Nacional. del gol: venció el arco de todos los Sud América, convirtió los cuatro Tiki Hernández entregó la pelota goles que dieron el triunfo a su equipos del ambiente contra los que a Atilio. Pareció detenerse, el cami­ ha jugado, incluyendo a Nacional equipo con incontenibles cabezazos. no estaba poblado de adversarios. La Entre los rasgos de excepción, po­ El 7 de junio de 1952, en una jor­ deiensa resultaba invulnerable. Se nada que se definió Nacional 6 Li­ seía. como decimos, su fortaleza. ‘Oleó a la derecha, esquivó a uno. Tal vez llegaría a ser controlado por verpool 1, fue autor del único tanto luego vino Suárez, también io eludió del equipo liverpolense. Pero lo muy más agilidad, pero jamás por más pero va a estrellarse con Angeletti. fuerza y coraje. Surgía como un curioso se originó en el match Cerro- Ha \uelto Suárez, entre ambos lo Liverpool jugado en el Parque Sa- gigante, indomable. Con tales atri­ araban. Atilio la pelea, la defiende, butos llegó a ser paradigma más roldi. Desde luego, fue casual. Se lo golpean. Se va, quedan los dos retrasó para hacer barrera cuando claro, personero más alto, intérpre­ boquenses en el suelo. Ahora viene te más acabado de la entereza que Matías González ejecutó un foul. El \ alussi, trata de derribarlo, lo toma remate del jugador de Cerro dio en ha caracterizado el jugador de estas de la camisa, de un brazo. Igual latitudes en las arduas luchas. De un pie de Atilio y se proyectó hacia sigue Atilio, como un alud, aumenta la red de Liverpool. La crónica manera que su presencia en la se­ su fuerza y su velocidad. Con otro lección uruguaya, vistiendo los co- registró: "gol en contra de Atilio movimiento sobrepasa al zaguero G arcía”. ‘ •res celestes, pese a su origen Ibáñez, grande y fuerte como él. y pa’eció lo más natural. Integró Aunque sin propósito estadístico, queda de frente a Estrada, no dán­ sino con el ánimo de ofrecer una nuestra representación en el Cam­ dole tiempo con un impacto que se idea de su constan*' batallar, con­ peonato Sudamericano de 1945. estrella en la red. Por varios minu­ jugando en todos los partidos. Es tos el público celebra delirante. Los signemos los goles de Atilio García, decir, ante . Colombia. Pe­ jugadores de Boca no se conforma­ jugando por Nacional, ante los dis­ rú, y Argentina. Igualmente ban. Reclamaban con cierta "origi­ tintos adversarios: frente a equipo.-, en cinco encuentros apurados en nalidad' al árbitro. Exigen que anule argentinos anotó 51; a Liverpool 50: 1943. 1944 y 1947 ante la selección el gol porque —ellos, lo de Boca—, a Central 39; a Wanderers 38; a argentina, en matches propiciados habían cometido reiterados foul con- Defensor 35; a Peñarol 34 (record por los Circuios de Cronistas De­ tre el magistral goleador. absoluto); a Sud América 31; a R a­ portivos del Rio de la Plata. Es de los goles que Atilio García cing 25; a Bella Vista 25; a River En la trayectoria de Atilio hay tiene el recuerdo más vivo. Su es­ Píate 18; a equipos chilenos 12; a jornadas memorables que corres­ cueta referencia "del gol a Boca" la Cerro (tres temporadas) 9; a Danu­ ponde revivir. Por ejemplo aquel adorrq con una sonrisa. Al pedirle bio (dos temporadas) 7; a equipos magistral y dramático esfuerzo en que iu describiera, Atilio nos m ira... peruanos 5 y a teams brasileños 3. ’ a Plata, frente a Estudiantes, el vuelve a sonreír y dice: “la llevé a Tras el pasaje por Liverpool, Ati­ 1S de febrero de 1938. Dio a su prepo". Esa es toda su explicación. bo desplegó su actividad en Misiones equipo un triunfo sensacional por Como si en '-rara una filosofía. La de Paysandú, entidad que se hallaba 2 a 1. Conquistó los dos goles tri­ llevó a core'e en peligro de descender, lo que salvó colores Nada podia detenerlo. Ni El goleador Atilio García conquis­ con goles del gran delantero. Cerró una tremenda oposición que se tomó tó para Nacional 464 goler Su últi­ su campaña en 1954 en el Racing hostil, agresiva. ma actuación en este equipo la re­ Club dp Montevideo

Infatfbie, se aproxima al gol por el camino más corto. JUAN EDUARDO HOHBERG No sólo Atilio García fue —aun­ de emoción el ámbito futbolístico rada de 1948 y prolongó su campana que en otra dimensión— el goleador del país, conquistando dos goles hasta 1960. de origen argentino que alcanzó gran fi« .te a Hungría. La vibración pro­ Ese año viajó a Lisboa llamado preponderancia en el fútbol urugua­ ducida por aquella formidable per­ por Sporting, pero se negó a ser yo. Antes de llegar a los cracks. formance, levantaron en vilo a la probado en prácticas previas a su contemporáneos, —llamem os así a afición que por un momento se hizo contratación y regresó a Montevideo. quienes aún están haciendo la his­ a la idea que “otra vez los urugua­ El avión en que lo hacía debió reali­ toria—, percibimos el rumbo estelar yos obtendrían la copa de oro”. zar un aterrizaje forzoso, del que de Juan Eduardo Hohberg. Otro Lástima que la prolongación para escapó ileso Viajó entonces a Co­ cordobés, como Sebastán Guzmán. resolver aquel’? porfía que había lombia. defendiendo al Cúcuta, pri­ el centro forward que lució en Pe- quedado empatada, halló maltrecha mero como jugador y después como ñarol allá por 1938. la escuadra celeste, porque si no esos Director Técnico, siendo la primera Con la canaca aurinegra Hohberg goles de Hohberg, se hubieran cons­ vez que asumió tal fu: *:ón. Prolongó conquistó 277 goles. Desplegó un ci­ tituido en otras joyas de una corona. su actividad hasta 1967, jugando clo prolongado y brillante. Fue Hohberg se había incorporado a -como Atilio Garúa, otra coinci­ admirable su labor en 1949, cuando Peñarol en la interrumpida tempo­ dencia— en Racing de xMontevideo. conquistó 35 goles, y en 1950, 24. en 1951. ctn 23, en 1952 con 41, y en 1953 oon 38. Fue un definidor a Juan Eduardo Hohberg encabeza la vuelta al túnel el 9 de o ctu b re 1949, pesar de poseer características de al no presentarse Nacional para jugar el segundo tiempo a raíz de discre- un jugador casi completo, hábil, in­ pancias con el arbitraje. teligente. Su poderoso remate fue el complemento de dos múltiples face­ tas. Su primera presentación en nuestro medio la registró vistiendo los colores de Rosario Central, donde habia ingresado en 1946, luego de I su comienzo en Central Córdoba. En ese partido realizado en el Estadio Centenario el 6 de setiembre de 1947, el equipo rosarino venció a Nacional 4 a 2. convirtiendo Hohberg dos goles para los visitantes. Cuando pasó a Peñarol alcanzó relevancia en poco tiempo y hasta tuvo el ho­ nor de integrar el combinado uru­ guayo, de excelente actuación en el Campeonato Mundial de Suiza en 1954. y en los partidos previos. En i aquella competencia Hohberg llenó Gol ae Hohberg a Nacional: desde que apareció en Rosario Central pareció predestinado a vencer su valla. Aníbal Paz cae, Luis Alberto Cruz se resigna, medio estadio estalla. El —cumplida su o b ra — se da vuelta buscando el abrazo de sus compañeros.

^i*if.flstone en el Estadio Nacional de Santiago. Su formidable potencia física resalta en la fotografía ,'ptar de derecha la pelota. Hizo 277 goles con la camiseta amarilla y negra. SPENCER: EL DEL GOL actividad, de modo que pueden al­ fia dado el deporte ecuatoriano. Su IMPORTANTE canzar otros peldaños para su desta­ presencia en nuestro medio le per­ que. Tal el caso de Alberto Spencer: mitió contribuir al brillo de nuestro Quienes se incluyen en las men­ diez años de actuación er Peñarol fútbol, alcanzando las cumbres mas ciones que siguen -^S pencer y Luis muestran elocuentemente sus reali­ altas con el equipo de Peñarol, a Artime— mantienen su ritmo de zaciones. Es el mejor futbolista que través de los codiciados títulos con-

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muestra la perfecta mezcla de habilidad, astucia e intuición que hay en Spencer. Deja atrás * un que de todos modos le persigue. Ya en plena área trae la pelota a su izquierda y desequilibra al ar<^ e™’ son dos los perseguidores pero su espléndida zancada lanzado en carrera los deja atrás a ellos y on el arco a su disposición golpea suavemente de izquierda. Gol de Peñarol. Gol de Spencer.

169 tinentales e intercontinentaJes. Ad­ quirió notoriedad en el conjunto de Emelec y en el Campeonato Suda­ mericano realizado en Guayaquil en 1959. A los 14 goles que había con- crtido en Emelec. sumó 1 en la selección de su país. Pasó a Peñarol en marzo de 1960. permitiéndole la Asociación Uruguaya actuar en la final de la Copa Uruguaya entre Nacional y Peñarol. siendo el héroe con la conquista de dos goles, para iniciar de esa forma una etapa glo­ riosa de la entidad aurinegra. Hasta el momento de esta reseña, tenemos registrados 297 goles de Spencer. Pero más que la fría mención numérica de sus goles, lo que ha distinguido nítidamente a Alberto Spencer ha sido que ha hecho “el gol importante”. Es el goleador no sólo de la de América sino también de la Copa Intercontinental. En 1966, cuando Peñarol consiguió por segunda vez el titulo de Campeón del Mundo, hizo los dos ge les aurinegros frente a Real Madrid en Montevideo y el primero en Chamartín. Frente a Santos, ha conquistado tantos goles como Pelé frente a Peñarol

En el aíre después de golpear la pelota. ASajo, frente al Real en las finales por la Copa Mundial Inter- clubes del 66, donde hizo tres de los cuatro goles de Peñarol. 2

FOTO TES1ON

Luis Artime, de agosto a diciembre, obligó a repasar viejas estadísticas, la de aquellos artos de Voung, de Atilio García. Antes de terminar la primera rueda del Campeonato Uruguayo habla acumulado más goles que quienes encabezaron la tabla al final del torneo de 1968. ¿Comienza entonces el imperio de otro goleador? EL PROXIMO JUEVES APARECE HISTORIA DEL CLUB ATLETICO PEÑAROL

ULISES BADANG

Escribir una historia del Club Atlético Peñarol es algo así como tratar de asir el aire. Es tan enorme el bagaje de victorias, es tan cuantioso el caudal de su vitalidad “eterna co­ mo el tiempo” que decisiones difíciles precede en cada frase, conscientes de que las páginas disponibles no dan cabida a todo su inmenso pasado ni a todo su glorioso presente. Ulises Bedano ha repasado los días vividos desde 1891, extrayendo de aquel año o de este otro, los rasgos que definen la gran historia. Lámina: el Peñarol de 1970.

PLAN DE LA COLECCION EL NACIONAL DEL 40. i LOS ALBORES DEL FÚTBOL Raúl Blengio Brito. URUGUAYO. LA COPA URUGUAYA. Franklin Morales. Eduardo Gutiérrez Cortinas. LOS CAUDILLOS. EL FÚTBOL DEL INTERIOR. Carlos Soto. Juan Carlos Fernández Arbeno;Z. EL FÚTBOL DEL 12. LA EVOLUCIÓN DE LAS TACTICAS. César L. Gallardo. Rafael Bayce. HISTORIA DEL CLUB NACIONAL PEÑAROL CAMPEÓN DEL MUNDO. DE FOOTBALL. Sergio Decaux. URUGUAYOS Y ARGENTINOS. LOS EMIGRANTES. Eduardo Gutiérrez Cortinas. Carlos Lorenzo. HISTORIA DE LOS CLASICOS LA GARRA CELESTE. Eduardo Gutiérrez Cortinas. Alberto Silvio Montaño. 1924: COLOMBES LOS ARQUEROS. Carlos Manini Ríos. César L. Gallardo. 8 GOLES Y GOLEADORES. 25 EL MUNDO DEL FÚTBOL. Ricardo Lombardo. EL CUADRO IDEAL DE TODOS LOS PEÑAROL. 26 Ulises Bedano. TIEMPOS. LA COPA DEL MUNDO. 10 LOS NEGROS EN EL FÚTBOL 27 URUGUAYO. 28 MÉXICO 70. Eduardo Gutiérrez Cortinas.

11 LOS MAESTROS. LA EDITORIAL PODRÁ MODIFICAR ESTOS TITULOS César L. Gallardo. O SU ORDEN. 12 1928: AMSTERDAM. Julio Bayce. EL MUNDIAL DEL 30. Carlos Martínez Moreno. EL RÉGIMEN PROFESIONAL. TODOS LOS JUEVES Carlos Loedel. 1 CAPITULO DEL FUTBOL MAS GLORIOSO MARACANA CON 1 LAM INA CENTRAL EN COLORES Hilo J. LOS CAMPEONATOS SUDAMERICANOS. Carlos Loedel.