LIBRO II De Los JUEGOS OLÍMPICOS
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LIBRO II de los JUEGOS OLÍMPICOS 1896-2016 Ernesto Rodríguez III Libro II de los Juegos Olímpicos | 1896-2016 | Ernesto Rodríguez III Este libro se imprimió en junio de 2016 bajo el patrocionio de la Secretaría de Deporte de la Nación (Ministerio de Educación de la Nación). Para informar errores, ampliar datos o realizar consultas diversas: [email protected] (mail) @EPHECTO (Twitter) www.olimpicosargentinos.com.ar (web) Agradecimientos Pasan los libros, pero hay sentimientos que siguen inalterables. ¡Gracias a los que siguen creyendo en el trabajo febril, en la memoria y en la pasión! A Agus, Pancho y Juanita, mis incondicionales locos de la calle Gurruchaga, porque las mareas cambian, las estaciones pasan y mientras crecemos juntos cada día es una inigualable fiesta adrenalínica. A mi viejo, honesto Sub 90 que -como Galeano- Mendiga por un poco de buen fútbol y sigue emocionándose como un nene al ver miman a una pelota. A mi hermana Malvina, porque lo da todo, siempre, sin perder la sonrisa ni la galanura que la hacen única y a mi mamá, con la que nos segui- mos encontrando pese a la distancia astral. A los amigos que tratan de entenderme, me ofrecen su mano y su corazón y me siguen bancando. Sobre todo a Marcos Gonzaléz Cezer y el Chopo Boccalatte que me ayudaron a dar los primeros pasos y a Luis Mesones, Tato Moccagatta y Anahí Gorischnik por permitir que la cosa siga andando. A la memoria de maestros de vida y oficio como Eduardo Alperín y Carlos Losauro y a todos los compañeros que me hacen crecer con un consejo, un dato o simplemente poniendo la oreja. A todos los protagonistas y testigos que se hicieron un minuto para abrir su memoria y compartir su sabiduría con la convicción de dejar un legado. A los colegas más allá de las fronteras que también se hicieron eco de este proyecto que busca mantener viva la memoria. Y, como siempre y por sobre todas las cosas, a todos nuestros deportistas que se siguen dejando la piel por el solo premio de vestir la celeste y blanca. Bibliografía consultada Diarios Clarín; Crónica; La Nación, Olé; Página/12 Revistas El Gráfico Páginas web www.sports-reference.com; www.la84foundation.org, www.wikipedia.org Libros - Anuario Olé del Deporte Argentino 99 (Olé, Buenos Aires, 1999). - Breve historia del deporte argentino (Ezequiel Fernández Moores, El Ateneo, Buenos Aires, 2010). - Deporte Nacional. Dos siglos de historia (Ariel Scher, Guillermo Blanco y Jorge Búsico, Deportea, Buenos Aires, 2010). - Historia política del deporte argentino (Víctor Lupo, Corregidor, Buenos Aires, 2004). - Historias insólitas de los Juegos Olímpicos (Luciano Wernicke, Planeta, Buenos Aires, 2012). - Libro I! de los Juegos Odesur 1978-2010 (Ernesto Rodríguez III, Ediciones Al Arco, Buenos Aires, 2014). - Libro I de los Juegos Panamericanos 1951-2011 (Ernesto Rodríguez III, Ediciones Al Arco, Buenos Aires, 2011). - Libro I de los Juegos Olímpicos 1896-2012 (Ernesto Rodríguez III, Ediciones Al Arco, Buenos Aires, 2012). - Los Juegos Olímpicos y el deporte en Grecia (Fernando García Romero, AUSA, Sabadell, 1992). - The Complete Book of the Olympics (David Wallechinsky y Jaime Loucky, Aurum, 2008). Glosario 1R 1ª ronda / eliminado en 1ª ronda 2R 2ª ronda / eliminado en 2ª ronda 3R 3ª ronda / eliminado en 3ª ronda CF cuartos de final / eliminado en cuartos de final COA Comité Olímpico Argentino COI Comité Olímpico Internacional NC no clasificó NP no participó pese a integrar la delegación OF octavos de final / eliminado en octavos de final RE repechaje / eliminado en repechaje SF semifinal / eliminado en semifinal NOTA: Los resultados completos de los Juegos Olímpicos pueden consultarse en la página oficial del Comité Olímpico Internacional (www.olympic.org) o en el banco de datos www.sports-reference.com que ha sido tomado como referencia en esta obra en el caso de una disputa o falta de coincidencia en las referencias históricas entre varias fuentes. Libro II de los Juegos Olímpicos | 1896-2016 | 7 Capítulo 1 | Atenas 1896 >> Durante al menos 12 siglos, cada cuatro años (una olimpíada) los representantes de las ciu- dades estado griega (polis) se reunían en Olimpia para medir sus fuerzas en competencias depor- tivas, honrar a los dioses y mantener la unidad política y territorial de los helenos. Desde su prime- ra fecha registrada (776 AC) hasta su clausura (393 DC), los Juegos Olímpicos fueron la más im- portante competencia deportiva de la antigüedad. El primer intento de emularlos fue la Olimpíada de la República, un festival que se celebró por tres años en Francia, desde 1796, que incluía varias disciplinas practicadas por los griegos. En 1850, en la localidad inglesa de Much Wenlock, comenzaron a diputarse unos festivales de- portivos que, con interrupciones llegaron hasta nuestros días, el primero de varios certámenes si- milares en suelo británico. Y también los hubo en 1870 y 1875 en Atenas, cuando Evangelis Zap- pas -un filántropo rumano de origen griego- ofreció un fondo para organizar una competencia de- portiva en el estadio Panatinaico, restaurado a de las ruinas del escenario construido en el siglo IV antes de Cristo. El deporte se veía como una de las herramientas para la educación y uno de los seguidores del ideario "Mens sana in corpore sano" era el educador entrerriano José Mariano Ben- jamín Zubiaur, quien integró la delegación nacional que asistió a la Exposición Universal de París en 1889. En la capital francesa participó de encuentros culturales; uno de ellos fue el congreso so- bre la Propagación del Ejercicio Físico en la Educación, que tuvo a Pierre de Fredy -Barón de Cou- bertin- como secretario general. Algunos años más tarde, tras ser espectador de las competencias en Much Wenlock, Coubertin promovió la reinstauración de los Juegos Olímpicos en el Congreso de la Unión de Sociedades Francesas de Deportes del 23 de junio de 1894. A diferencia de lo que se realizaba hasta ese momento, buscaba una competencia abierta a diferentes nacionalidades y para sustentar la propuesta universal, junto con su compatriota Ernest Callot y el griego Demetrios Vikelas, sacaron a la luz la carpeta con los asistentes al congreso ocurrido un lustro antes. Así apa- reció Zubiaur entre los 13 miembros iniciales del Comité Olímpico Internacional (COI) ocupando un lugar nominal que mantendría hasta 1907, aunque sin asistir jamás a una reunión del COI. Los Juegos Olímpicos volvieron a la vida en la tierra original, luego de un paréntesis de 15 si- glos. Atenas albergó aquella edición inicial gracias a que George Averoff -un comerciante de ori- gen helénico que vivía en Alejandría- colaboró con un millón de dracmas para completar un pre- supuesto final de casi cuatro millones (unos 25 millones de dólares al valor actual). El 6 de abril de 1896, el estadio Panatinaico -en donde se reunieron 80.000 personas- fue la sede que recibió a 176 deportistas y de otras 11 naciones para competir en nueve deportes: atletismo, ciclismo, es- grima, gimnasia, lucha, natación, pesas, tenis y tiro. Remo y yachting estaban programados, pero no se disputaron por mal tiempo . Muchos de los 74 competidores foráneos estaban de vacacio- nes o por motivos laborales en Atenas cuando estos se celebraron. Y los que viajaron específica- mente debieron costearse sus gastos. Las rencillas políticas hicieron que no se cursaran invitacio- nes a los competidores de Turquía, país del que Grecia se había independizado 74 años antes tras cuatro siglos y medio de dominación otomana. Aunque en la mayoría de los registros se especifi- 8 ERNESTO RODRÍGUEZ III ca que hubo representantes de 14 naciones, no se ha podido comprobar que haya habido compe- tidores de Chile y Bulgaria (dos de los supuestos participantes). Es que en ese momento, la inscrip- ción era nominal y no se participaba bajo bandera. Así, la dupla ganadora en tenis estaba formada por un británico (John Pius Boland) y un alemán (Friedrich Traun). Ellos, como los otros 42 vence- dores, no recibieron una medalla de oro sino una de plata, una rama de laurel y un diploma; los subcampeones, una medalla de cobre, el laurel y el diploma. Los terceros aún no tuvieron premio. El primer olimpiónico (campeón olímpico) luego de Varastades (el futuro rey de Armenia que se coronara a fines del siglo IV y era el último vencedor registrado de la antigüedad) fue el estadou- nidense James Connolly, quien se impuso en el salto triple. Para poder entrar en la historia debió renunciar a su carrera universitaria en Harvard y soportar un caótico viaje en barco y tren en el que fue robado durante su paso por Italia. La excursión terminaría de la mejor manera, ya que también finalizaría segundo en salto en alto y tercero en salto en largo. Tras diez días de competencia, el héroe de esos juegos fue el fondista local Spyridon Louis en el maratón, una prueba supuestamente inspirada en la hazaña de Fidípides durante las Guerras Médicas, cuando habría unido el campo de batalla con Atenas para anunciar la victoria y caer muer- to por el agotamiento, relato épico que estudios más cercanos han descubierto más humano: Fi- dípides era un mensajero especializado en esas lides y no sólo no falleció tras la misión sino que habría unido varias veces grandes distancias entre las polis helénicas. Louis, un pastor, fue el ven- cedor en la competencia de 40 kilómetros inspirada en esa leyenda. Pero no sería el participante más exitoso de esos juegos: el gimnasta alemán Hermann Weingärtner ganó las pruebas de barra horizontal individual y por equipos y la de anillas por equipos; fue segundo en anillas y caballo con arzones y tercero en salto. También fue destacada la producción de su versátil compatriota Carl Schumann en tres deportes: en gimnasia ganó en salto e integró equipos ganadores en barras pa- ralelas y barra, ganó la prueba abierta de lucha grecorromana y perdió el tercer lugar de levanta- miento de pesas a dos manos en el desempate.