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BARFLY: EL CLUB DEL VICIO

Manuel Berman

En el arte cinematográfico surgen eder, de padres alemanes y curiosa­ actriz Faye Duanaway afirmó en la películas muy especiales que ya uno mente nacido en Teherán, esperaba noche del estreno que Barfly no es se imagina de antemano que genera­ pacientemente la oportunidad de po­ una película moralista, sino un filme rán polémica. Tiene que ver funda­ der filmar un guión original de Charles feliz. Nosotros diríamos que en esta mentalmente en estas discusiones el Bukowski; la ocasión por fin llegó en realización el alcohol es la esencia tema, la linea argumental, tal es el fe­ 1987. Schroeder previamente había que sirve de escalón para arañar la nómeno que ha suscitado el filme ya realizado un documental sobre la felicidad. Barfly, que en la totalidad de la narra­ figura literaria del escritor norteame­ Al deleitarse con Barfly, la novedad ción glorifica el alcoholismo. Asi pues ricano y dirigido entre otras produc­ a cuadro es el actor , en las numerosas secuencias de la ciones More, 1969; The Valley que nos ofrece un magnífico Henry también llamada Mariposa de Bar Maitresse y General Idi Amin, ambas Chinasky; sucio, golpeado y barbón (Barbet Schroeder, Estados Unidos, en 1976. proyecta una sexualidad violenta que 1987) contemplamos una vasta Barbet Schroeder tuvo que aguardar alterna dulcemente con la imagen de galería de borrachos encantadores, siete largos años para poder filmar niño buena gente. En Barfly, mucho, que en el delirio de esta noble y he­ Mariposa del Bar. Antes el realizador por no decir todo el éxito de esta roica actividad, se sienten felices y italiano Marco Ferrari llevó al cine otro película, se debe al trabajo de Rour­ orgullosos de su particular manera de argumento de titu­ ke. Otro de los méritos incues­ enfrentar la realidad, cuando todos lado Tales of Ordinary Madness. En tionables de Mariposa de Bar, es que ellos se miran frente a frente en el Barfly, junto con los excesos de la en Estados Unidos gustó enorme­ ambiente caldeado de su club del alegre familia de viciosos y prostitu­ mente, lo cual es muy raro, sobreto­ vicio. tas, el alcoholismo raramente sale do en una nación como la estaduni­ El director de Barfly, Barbet Schro­ bien librado, y a propósito de esto la dense, donde la cultura está enfocada

46 al logro y al éxito y que al mismo tiem­ po teme tanto al fracaso; sin embar­ BUKOVSKY: go, contra los momios de la siquis, Barfly gustó a nuestros vecinos. Dio resultado la fórmula alrededor de una DOLOR Y DESEO botella de los personajes angelinos: Chinaski y Wanda Wilcox. En la filmación contemplamos un Quizá uno de los elementos centrales que atraen de la zoológico de personalidades que en obra de Bukowsky es el planteamiento directo, desenfada­ distinos niveles superan el concepto do, primitivo, de dos limites: el dolor y el deseo. La voz de lo hermosamente animal. En este narrativa bukowskiana nace más acá de cualquier argu­ zoológico, o club de la marginación mentación profesional, ética e incluso amorosa. Se trata voluntaria —todos bebedores acti­ de un discurrir alcoholizado y sexual entre dos fronteras vos—, el licor funciona como aditivo como paredes que lo rebotan de una a otra: la oficina de vital, especie indispensable que elimi­ correos y el hipódromo, las calles trabajadas y el bar; la ca­ na las horas amargas del día. El bar ma y el escritorio. En su obra nos habla una voluntad suje­ se transforma en un inmenso mar de ta y desplantada a un tiempo, manifiesto de la coerción so­ hombres y mujeres aislados, que he- cial que es de dos tipos: Intima y pública. Los problemas rótcamente beben en exceso, al gra­ de sus personajes (Henry Chinaski, Bukowsky) son do de tener que transformarse en se­ síntomas de un mismo padecimiento: en lo Intimo la moral res inmortales. Mickey Rourke apare­ vecinal y familiar, en lo público la salvación de la libertad ce a cuadro casi como un desafio en contra el avance de los rusos. Vistos asi sus temas podría­ su veloz trayectoria en el cine norte­ mos establecer que es una obra esquemática, repetitiva, americano, desde la lejana cinta El incluso monocorde (el yo privilegiado). Sin embargo su Resino de Hollywood, transitando extremidad temática, su radicalismo en las técnicas de la por La Ley de la Calle, Corazón Satá­ confesión, su desgana por el concepto y la fórmula meta­ nico, hasta la recién 9 Semanas y fórica, hacen de sus libros impresionantes divertimentos, Media. Rourke desconcierta a sus altas comedias donde ese cuerpo reventado —el suyo— seguidores que lo recuerdan como el resume el cuerpo estirado de todos entre el deseo y el tra­ esbelto empleado de Walls Street, bajo que en su tensión absoluta sólo es posible liberar en que en 9 Semanas y Media, compra­ la soledad del alcohol, un buen polvo, la lectura y la música ba y vendía dinero. Ahora todo se ha radiada (Stravinsky, Beelhoven, Malher). esfumado, no existen en Barfly lujo­ Ciertamente Bukowsky no plantea nada nuevo, ya sas decoraciones, la mugre es la at­ otros lo han dicho en prosa (Lawrence, Miller), lo que pasa mósfera central del mundo bukows- es que nadie como él lo había planteado con tanta inde­ kiano. cencia, descubierto en simples anécdotas donde el len­ guaje encierra un símbolo en fragmentos. Porque Bukows­ Escribir sin paz ky al perseguir el deseo no lo hace movido por ninguna ilu­ sión mística o artística o moral, sino como un movimiento Filmar un guión original de Charles natural, primigenio que le ha permitido representar con in­ Bukowski era el gran desafío para quietante lirismo el deseo de los pervertidos y los locos. Barbet Schroeder y razones sobra­ De si mismo, el autor ha creado una "leyenda Bukowsky”: ron a ambos personajes para forzar al que le es útil para ironizar sobre lo que le parece el impac­ máximo a Mickey Rourke y transformar­ to de su escritura. lo adecuadamente en el individuo Porque su voluntad por la confesión pública, esta for­ Henry Chinaski, escritor marginado ma milleriana puesta al día por él, hace del dolor que signi­ voluntariamente, donde la escritura fica la frustración, la soledad, el aislamiento, la pobreza y la se erige como el oficio que jamás se muerte, un telón de fondo. Sentidos que no quieren el pa­ logra en la paz. La atmósfera ideal es pel principal, que lo ocupa una alegre voz que es el cuerpo el desorden, el vicio, la vagancia y la reventándose en el alcohol y el sexo, la fuerza del deseo calle. Chinaski repudia al mundo del ahogando la miseria y la depresión. Las apariciones de las dinero y la comodidad. Le parece un mujeres en su obra son por eso orgiásticas, completamen­ universo aburrido, él pretende ser co­ te gozosas, fuerza instalada en la transgresión de la ley mo las plantas que crecen hacia arri­ moral no como victimas o cuerpos de sacrificio sino como ba. le desagradan las raíces. Chinaski moradores de un espacio donde el deseo está mandando va contra la dirección del viento. Su al cuerpo y triunfando sobre el dolor. (Lorenzo León) cosmos anhelado es la marginación

EXTENSION 47 voluntaria, el club del vicio. Henry Chinaski en varias secuen­ DON JUAN Y PESSOA cias se apodera de la imagen de Marión Brando en El Ultimo Tango en París, (Bertolucci, 1971) también del incrédulo vagabundo que encarna \yer gn sueños para Don Juan es el arte de ensonar. Ver Nick Nolte, en Un Loco anda suelto las cosas en sueños’ y superponer 'lo que sueño ál sueño en Beverly Hills, (Paul Mazursky, que veo’ es para Pessoa interseccíonar la realidad ‘ya des­ 1986) antojándose la tesis que Mi- pojada de la materia con una inmaterialidad absoluta’. key Rourke comienza a transformar­ Para Don Juan el que ve y penetra la pared de niebla se en un comodín de la pantalla, bus­ transcurre de esta 'segunda atención’ a la tercera, antece­ cando la estatura actoral de consa­ dente inmediato de ‘la libertad’ que es el escape de la con­ grados como Nicholson, Brando o De ciencia de las fauces del Aguila que se alimenta de todas Niro. las conciencias que mueren. El brujo que domina la ‘tercera atención’ realiza viajes El actor, durante la temporada de ínterespaciales, galácticos. Pessoa, como dominante del filmación de Barfly, fue opcionado por los productores bajo contrato, a arte de ensoñar ha adquirido ‘la habilidad de seguir varias consumir grandes dosis de whisky, y ideas al mismo tiempo, observar las cosas y al mismo tiem­ forzar drásticamente la creación del po soñar asuntos muy diferentes, estar al mismo tiempo delirante Henry Chinaski, el escritor soñando un ocaso real sobre el Tajo real y una mañana so­ ocasional, que sólo borracho se con­ ñada en un Pacifico interior’. centraba a escribir, inspirado en ef El ver en Don Juan hace aparecer a la gente como viaje etílico. huevos luminosos. Pessoa sorprendentemente ve ‘pasar En el filme, está a la por la calle mucha gente y simultáneamente (siente) medida de Chinaski, engarza un círcu­ dentro las almas de todos’. lo perfecto ante la botella de licor, ‘Para el sueño nadie ha nacido’ dice Pessoa, solamen­ más que nada por su concepción si­ te (Don Juan) aquellos a los que les es revalada ‘la regla' milar de la vida, el abandono volun­ que es la existencia de un mundo aparte, real como el tario. nuestro pero de aprehensión excepcional que se logra Wanda Wilcox es capaz de todo, con ‘el ver’ pues solo asi se puede ‘saber’. El que ve es un pero su esencia es irse con el prime­ hombre de conocimiento y un hombre de conocimiento es ro que le invite una copa, es esta su el único que puede penetrar la esencialidad del mundo. ¡deologia medular, su valor primordial (Leonardo Da Jandra). dentro de la sociedad. Sin embargo, La acción y el sueño, en Pessoa, pueden superponer­ Barbet Schroeder muestra a una Fa­ se al tonal y al nahual de Don Juan. ‘El tonal como razón or- ye Dunaway aparentemente sin hue­ .dena y construye sin creación; el nahual como voluntad llas del tiempo, mostrando la silueta crea y da poder sin conocimiento' (Da Jandra). Estas sec­ que aún desgarra hermosamente su ciones del ser o ‘mundos’ tienen en Pessoa su contradip- medio siglo, coloreando imágenes ción: ‘Tengo que escoger lo que detesto —o el sueño, al encantadoras con sus largas piernas que odia mi inteligencia, o la acción, a la que repugna mi blancas, sostenidas por fuertes sensibilidad; o la acción, para la que no he nacido, o el muslos de gran anchura. La Dunaway sueño, para el que nadie ha nacido’. lo sabe en la vida real, y en el filme Para ser soñador—dice— ‘me faltó el dinero (pues) las crece esta ambientación, donde Chi­ grandes melancolías, las tristezas llenas de tedio no naski confiesa su gusto por las pier­ pueden existir sino en un ambiente de comodidad y sobrio nas largas y fuertes. lujo’. El alcohólico marginado voluntaria­ Recordemos que en Don Juan, él y los demás brujos mente no puede permanecer fuera siempre aparecen como hombres y mujeres que tienen re­ del bar. El barman le protege su figu­ suelta su vida práctica, nunca hay referencias concretas a ra heroica, afirmando que él es el pri­ trabajos o penurias. mero en llegar al bar y el último que lo Por eso en Pessoa sus sueños ‘son pobres, como el abandona. Allí en el desfile de los paisaje de carros y cajones (...) sueños que consigo extra­ hombres del alcohol —los mismos er de entre las ruedas y las tablas’. que nosotros contemplamos cuando Y para finalizar una frase del poeta portugués que jun­ estamos igualmente frente a ellos en to con Don Juan define la esencialidad: ‘Solo lo que soña­ el interior de nuestra cantina favori­ mos es lo que verdaderamente somos’. (Lorenzo León). ta— ni siquiera miran hacia nosotros,

48 EXTENSION y allí están con su piel de manzana y aliento de bebé, inmersos en el uni­ verso infinito de los héroes de la borrachera mientras los oportunistas del bar disfrutan del diálogo picante, de la aparición de un nuevo amor o quizás lamentando el viaje sin regreso de un miembro del club del vicio que nos abandonó, o ya dq pjano nego­ ciando las últimas copas de la noche porque el bolsillo tronó, o bien reci­ biendo consejos del hombre de atrás de la barra, y también, ¡por qué no! de la presencia inmaculada de una Diosa en apuros, que con gesto vio­ lento agota la copa que le invitan, allá muy sola en la esquina de la barra, masticando duramente la soledad. El alcohol: la narración de Mariposa de Bar avanza y el universo de Char­ les Bukowski se desliza alegremente, siempre apoyado en el trabajo foto­ gráfico de Robby Muller, quien con­ tribuye a transmitir espléndidamente la belleza de la suciedad y la mugre, mientras en distintos ángulos del am­ biente la cámara consigue encuadrar alegremente rostros. de Dioses y Diosas en apuros, todos ellos ingre­ dientes insustituibles del gran club del vicio.

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