Rafael Barrett

A partir de ahora el combate será libre

Selección de textos y estudio preliminar de Santiago Alba Rico

Editorial Madreselva Barrett, Rafael A partir de ahora el combate será libre. - 1a ed. - Buenos Aires: Madreselva, 2008. 192 p.; 20x13 cm.

ISBN 978-987-23777-2-4

1. Historia Latinoamericana. 2. Anarquismo. I. Título CDD 980

A partir de ahora el combate será libre Rafael Barrett Selección de textos y estudio preliminar de Santiago Alba Rico

Fotografía de portada: Julián Muñoz Álvarez Agradecemos a Ana Clara Martínez Ramos y Pablo Mozuc por la portada. Diseño de interiores: Martín Azcurra

Editorial Madreselva (Buenos Aires), junio 2008 www.editorialmadreselva.com.ar [email protected]

Edición original de Ladinamo Libros (Madrid), 2003 www.ladinamo.org [email protected]

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Hecho el depósito que marca la ley 11.723 Impreso en Argentina Santiago Alba Rico Rafael Barrett, la sombra en llamas Rafael Barrett

4 A partir de ahora el combate será libre

Aceptamos mansamente una vida angosta entre la economía y la policía porque, por mucho que se estreche el cerco a nuestro alre- dedor, siempre hay un pequeño territorio en el que nos sentimos grandes y un círculo de malvados en el que nos sentimos buenos; y porque, incluso resignados a nuestra pequeñez y nuestra maldad, ni la economía ni la policía consiguen sofocar toda grandeza y toda virtud. Con una ingenuidad que confirma ya nuestra autonomía, creemos que, de las fuerzas que no podemos controlar, unas cons- piran contra los hombres y otras a favor de la humanidad y que, transversales o sigilosos, automatismos de justicia de muy lenta maduración gestionan entre los dientes la victoria; creemos que, como en los viejos cuentos de hadas, al final prevalecerá la razón, resplandecerá la verdad, recobrará el héroe su auténtica natura- leza, aunque no sea al cabo de diez páginas sino después de diez siglos: cada vez, por ejemplo, que vemos crucificar a Espartaco en la postrera escena de la película de Kubrick, nos queda la convic- ción, dos mil años más tarde, de que los esclavos en realidad triun- faron sobre los romanos. Lo mismo nos sucede a los aficionados a la literatura. A San Fran- cisco no lo fabricó la Iglesia; tampoco a Borges la junta militar argentina. Creemos que la historia de la literatura, desarmada e imprescindible, cultivada en los espacios dejados en barbecho por el poder, es más justa que la historia de las sociedades y que todo ocurre siempre ahí como en el famoso episodio de la vida de Dostoievski: hay siempre un amigo que lee a escondidas la novela que acaba de terminar el autor exhausto sobre la cama, un crítico honesto llamado de urgencia que reconoce la grandeza de la obra y un público naturalmente juicioso, no obstante los prejuicios de la época, que la demanda sin saberlo desde toda la eternidad. Cree- mos, aún más, que este espacio de autonomía auto(eu)regulada dispone automáticamente de los medios para imponer su justicia; que ahí nada –ni texto ni artífice queda a medias, interrumpido, oculto o virtual; que ese espacio consiste, siguiendo a Sartre, en una suma de puras actualidades simultáneas, sin residuos ni vectores

5 Rafael Barrett despuntados. Pero de nada vale creerlo; no es verdad. Hay un nú- mero finito, pero incontable, de mundos posibles tronchados a cada instante; y en muchos de ellos, como quería Fourier, hay autores más grandes, obras más largas, vidas más completas. No es que nunca hayan triunfado la razón, la verdad y la naturaleza en la historia; dos o tres veces ha ocurrido; el problema es que ese no era el final; y si todos los milenarismos (de Joaquín de